Uploaded by Daniel Valsecchi

Un viaje a la cuidad de los cesares (the Wandering City)

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Un viaje a la cuidad de los Césares (The Wandering City)
Daniel H. Valsecchi
Una leyenda que se puede hacer realidad. Volar en un dirigible. En Buenos Aires Casimiro compró
un globo de plástico, que no servía para nada. Se enganchaba con los cables, volaba para cualquier
lado y al final se rompió.
Pensó en usar la teoría de la relatividad de Einstein. Casimiro inventó su propia ecuación:
R (u) + Q.2 = R (u)Q.Q.!! es increíble la forma en la cual pueden aparecer fenómenos a primera
vista, entre sí desconectados. Más gracias a la lectura comprensiva de las claves interpretativas del
fenómeno argentino se hacen palpables. No es el caso de una fórmula matemática que posee en sí la
solución de todos los algoritmos del decurso de la historia viva de la Argentina. Estamos, al
contrario, frente a un hecho mítico-fundacional «no cuantificable», pero que brinda la pauta para
comprender.
Estimo que la palabra adecuada es «improvisación», saltar de un punto a otro del libreto de la vida
(dictada por los grupos dominantes) y construir el propio texto. Comedia que en rigor de verdad es
drama. Observando la fotografía, se comprende el significado por la lectura analógica – figuram
implere. El fracaso éxito de muchos proyectos de vida individuales, la imposibilidad de estructurar
un proyecto político y la habilidad para mostrar un proyecto colectivo y la habilidad para mostrar un
proyecto coherente que no es tal pero que se auto-define como tal. Allí, en el modelo
Messerschmitt, la escena congelada de la década de los ‘60, anuncia el paulatino desenvolvimiento
de los proyectos paralelos. En el país serio que quiso ser y la república detrás de las bambalinas, en
las cuales basta apagar la luz y cerrar la puerta y luego… vacaciones en Mar del Plata. Este texto
parece desprovisto de sentido y realmente no tiene mucho. Los que gobiernan la Argentina de hoy
tampoco. Y encima cobran un sueldo y disponen del monopolio de la fuerza.
Casimiro estuvo leyendo la teoría de la relatividad de Einstein. Buscó un punto de referencia en la
Plaza de Mayo y no encontró nada. Otro punto de referencia fue la Plaza San Martín. Vió a dos
travestis. Un hombre los estaba garchando de onda.
El tema del terraplén y el tren en la teoría de la relatividad. En un vagón vacío, vió a un mestizo
vestido con una campera. Y una piba de 15 años le dijo: keep calm y chupame bien la grieta.
Casimiro pensó en las cuatro dimensiones: x, z, y (espacio). Leyendo llegó a la fórmula: E = mc²
esto es, la energía es la multiplicación de la masa por la velocidad de la luz (300.000 km/seg). Física
nuclear. Este camino no es el adecuado para realizar un viaje.
Pensó en la máquina del tiempo… ciencia ficción.
Cansado, Casimiro se fue a dormir y tuvo un sueño: comarca maravillosa, llena de encantos mil. Un
rió, balandras navegando, en una de ellas mujeres desnudas. Tetas grandes y pezones turgentes. En
las orillas, mesas llena de manjares, vino, pollo, ensaladas. Mujeres sonriendo y cocinando.
Bosques tupidos. Casimiro vió a muchas ninfas corriendo. Vió también unicornios. Vió también a
una mujer tan hermosa y le dijo: vos naciste en la Arcadia. La bacanalia, y muchas mujeres bailaban
el candombe. Y otras la lambada. Sol en el cielo, volaban muchos lobos aeroestáticos. Casimiro se
despertó y vió a una rata comiendo un pedazo de pan que estaba en la mesa de luz. Espantó a la rata
y exclamó: ¡comarca maravillosa, la puta madre que te parió!
¿Cómo llegar a la ciudad de los césares?
Casimiro alquiló un globo aeroestático y llegó a la Ciudad de los Césares. El país de los Patagones.
A lo lejos un palacio majestuoso. Camimando llegó, no había ningún palacio. Fue sólo un
espejismo. Había un lago. Nadaban sirenas. ¿en un lago? Casimiro recordó el fragmento de la
Odisea. Ulises se hizo atar al mástil para poder escuchar su canto. La sirenas que chapoteaban en el
lago, eran rubias de ojos celestes, sonrientes, con buenos culos y buenas tetas. Cuando vieron a
Casimiro, se rieron y se sumergieron en el lago.
Llegó la noche. Cerca había una cabaña. Golpeó la puerta y una india tetona abrió. Tuvo lugar un
largo idilio como en el cuento de Guy de Maupassant. Pasaron la noche juntos. Al día siguiente,
infló el globo aerostático y se elevó hacia las alturas. Se desató una tormenta y el globo volaba sin
poder ser controlado. Se calmó la tormenta y desde la barquilla Casimiro vió una llanura y un
castillo.
El globo descendía lentamente. Cuando aterrizó, fue caminando hasta llegar a él. Había hadas
sonrientes, una de ellas no era hada sino una mujer rubia con ojos azules, con una hermosa sonrisa.
Llevaba sólo una pollera blanca. En la corte había ocho cortesanas. Una de ellas estaba embarazada.
El rey y la reina se fueron de viaje. Tuvo lugar un lindo cocktail erótico. La cortesana embarazada
se comportó como una cachonda. Una de las cortesanas le regaló a Casimiro un abrigo y un mapa.
Otra vez el globo aeroestático volaba en dirección al océano. Llegó a una isla desierta. No tan
desierta. Había lindas indígenas. Una de ellas recibió a Casimiro, sonriente y con las piernas
abiertas. Tuvo lugar otro cocktail. Casimiro estuvo dos días en la isla.
El globo aeroestático se elevó hacia el cielo rumbo hacia la ciudad de los césares. Tras diez horas de
vuelo, descendió al pie de una montaña. En la cima, un palacio de cristal. Un invernadero. Las
plantas estaban en estado de descomposición. El globo aerostático remontó vuelo. El viento llevó al
dirigible hacia tierras desconocidas que no estaban en el mapa.
Desde las alturas Casimiro vió animales corriendo, plantas, árboles… descendió nuevamente. Y un
camino largo. Ya en la superficie de la tierra, Casimiro comenzó a caminar. Lejos había una
construcción. ¿la ciudad de los césares? No. Un haren – el destape y el relajo total. Hacía mucho
calor. Casimiro hizo una pregunta: ¿dónde estoy? Nadie le respondió. Todas la mujeres eran de poco
hablar y de mucho hacer.
Remontó de nuevo vuelo y vió un bosque. Descendió y vió una choza. La mujer que allí vivía le
dijo: hace mucho que estoy sola: necesito que alguien me ventile el coño. Pasaron la noche juntos.
Al día siguiente: ¡a volar se ha dicho! Se desató una terrible tormenta. Rayos y truenos. El globo fue
«tragado» por una corriente de viento tan fuerte como un ciclón. Tuvo lugar un salto en el tiempo y
en el espacio. 1916 – Alemania. Vió de lejos al Kaiser Wilhelm II. Casimiro sabía que Wilhelm
cuando era bebe tuvo un problema serio con el brazo izquierdo. Una hipotrofia leve pero visible.
Casimiro también sabía que el Kaiser dijo lo siguiente: si fuese capitán de un U-Boot, no atacaría
con torpedos a un barco civil. ¡tarde piaste, Wilhelm!
Dicho sea de paso, la guerra justa no es más que un supositorio para introducir en el orificio anal
para facilitar la defecación. La guerra de trincheras: barro, letrinas, ratas, esqueletos, cadáveres en
estado de descomposición avanzado.
La gran guerra (que terminaría con todas las guerras) fue una pesadilla. Campos arrasados, árboles
quemados, caballos muertos, colas de soldados víctimas del gas fosgeno, el brazo derecho en el
hombro de otro soldado, los ojos vendados. En la película Sin Novedad en el Frente Occidental, se
muestra no sólo la atrocidad sino asimismo lo absurdo – la guerra de trincheras – el pozo es húmedo
y el soldado escucha el zumbido de la balas enemigas. La artillería y los globos cautivos.
Casimiro subió al globo. Se desató una tormenta espantosa, los rayos llenaron el cielo y la vuelta al
siglo XXI. El viento lo llevó hacia el este. Togliatii, una ciudad rusa. Quizás allí está la ciudad de lo
césares. Le dijeron que sola mujer argentina vive allí. Casimiro pensó: lo que daría para garcharla,
si la encuentro. Togliatti tiene 700.000 habitantes. Como buscar una aguja en un pajar. Un rusa le
dijo a Casimiro: con las mujeres de tu país no vas a tener problemas.
Casimiro fue a parar al Japón. Ahí están las geishas, bien maquilladas, luciendo su kimono.
También están las oiran, cortesanas de alto rango. Dicen que la geishas aceitan una reunión social.
O quizás aceiten el forro para facilitar la penetración.
El viaje siguió hacia el este. El globo caía lentamente hacia el mar. Cerca había un barco. Un
miembro de la tripulación lo rescató. Desembarcaron en Veracruz. A la memoria de Casimiro vino
Silvia. Morena, flor de culo, no le gustaba el forro. Le gustaba que la garcharan como un perra.
Perdió el contacto con ella. Se quedó algunos días. ¿dónde están los burdeles? Una buena forma de
contagiarse la sífilis o el SIDA. Son más peligrosos que una bomba nuclear.
Casimiro siguió buscando la ciudad de los césares. Quizás sea una ciudad oculta como la Atlántida.
Al final se dió cuenta de que la búsqueda no tenía sentido. Decidió construir una casa para aislarse
del mundo. Una especie de Nautilus – tener una biblioteca con las 59 novelas de Julio Verne,
incluyendo la Extraordinaria Aventura de La misión Barsac y París en el siglo XX.
En las paredes ojos de buey. Una pecera gigante como en el Moulin Rouge, lo mejor de París. La
bohemia y las bailarinas, hermosas, esbeltas, atletas formidables para hacer acrobacias y caer en el
piso con las piernas abiertas de par en par, sin lastimarse el coño. En la pecera peces y figuras de
buzos del sumergible.
Todas las maquetas, de todas la invenciones de Julio Verne. Las paredes llena de cuadros – las
ilustraciones de todas las novelas. Colgado en el techo el globo de la novela cinco semanas en
globo. Maquetas del Columbiad Rodman. Un periscopio para ver lo que pasa en la calle. Cuando
era chico, Casimiro – sin periscopio – vió a una mujer rubia con pantalones y las tetas al aire. En
otro edifcio, una piba tetona desnuda. Y en otro edificio, ya adulto, en la terraza de otro edificio,
Casimiro vió a una piba hermosa acostada con una bikini que dejaba ver su culo. Tomando sol
escribía a máquina. Una buena secretaria para relizar el sueño del pibe.
Y tener a una sirena y a una ninfa como concubinas – para la sirena una segunda pecera.
La sirena tiene que aprender a cocinar, a bordar, a limpiar con la cola la casa. No puede hacer
compras. Las tiene que hacer Casimiro o la ninfa vestida.
Encontrar seres mitológicos en la calle es imposible. Vivir con una o dos amantes es posible.
Y si el marido tiene como esposa a una prostituta que está para todo, es tan depravado como ella.
Y quizás le pregunte: ¿cuanto trajiste?
En todo el mundo hay prostitutas con marido y tienen hijos o hijas. Y seguramente las hijas van a
seguir el camino de la madre – patinando por las calles en busca de clientes. Un buen negocio.
Muchas «trabajan» en la calle embarazadas.
¿Vocación? O no saben hacer otra cosa más que vender el cuerpo bien corrompido.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado
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