Las empresas podrían conseguir lo que necesitan de una manera más eficaz si tuvieran en cuenta los factores relevantes de las negociaciones. Aunque cada situación es distinta, se busca que ambas partes ganen, para que cada una se lleve lo que quería. Las personas por miedo a negociar conseguimos menos de lo que podríamos haber obtenido. En cualquier tipo de negociación es muy importante llegar con “los deberes hechos”, es decir estudiar o tener clara cuál es tu posición, qué ofreces/quieres y qué estas dispuesto a sacrificar para obtener tu objetivo. Por eso, es importante: 1. Conocer el sector de actividad y saber si está en recesión, estancado o se encuentra en pleno crecimiento económico. 2. Estudiar los datos de facturación de la empresa. Saber si tiene una buena posición en el mercado y si sus cifras están creciendo con el paso de los años. 3. Estudiar a la competencia y los sueldos que se están dando en otras compañías del sector por puestos similares al ofertado. 4. La persona también tiene que ser consciente de lo que está ofreciendo a la empresa, si tiene un perfil difícil de encontrar entre los candidatos actuales. Esto puede dar un margen amplio de negociación, pues seguramente estén más dispuestos a ceder sabiendo que no van a tener muchas más oportunidades de encontrar un candidato así. 5. El entrevistado debe ir con las ideas claras sobre cuánto estaría dispuesto a aceptar por el puesto, cuáles son las condiciones mínimas que le harían coger el empleo y luchar por ellas. Tampoco hay que ser intransigente porque la empresa también tiene un límite tras el que no estará dispuesta a negociar. 6. Tampoco debemos tener miedo a realizar preguntas, aunque nos puedan parecer incómodas. Hemos de saber, por ejemplo, si la cifra que ofrecen es bruta o neta, cuál es el número de pagas.