Conbinacion saludable Si combinamos nuestra fuente de proteína escogida -aconsejable a la plancha o al horno- con algún tipo de verdura, como lechuga, tomate, calabacín, coliflor o espinacas; y con un postre saludable- que no sea un producto azucarado o refinado- conseguirás cuidarte y no aportar calorías innecesarias. Un ejemplo de menú perfecto sería salmón a la plancha -que cuenta con antioxidantes- acompañado de una ensalada de hoja verde y de un yogurt desnatado, una cena rica que contribuirá a mejorar tus objetivos saludables. Comer es importante, pero hidratarnos correctamente también. A la hora de cenar debemos beber agua -la bebida que más toxinas elimina-, agua con limón, infusiones (té verde o infusiones de hinojo, por ejemplo), o zumos naturales. Por supuesto, antes de dormir es imprescindible olvidarnos de bebidas alcohólicas, con cafeína o azucarados, ya que dificultarán el descanso y, por tanto, la quema de grasas. La cantidad también importa Las dietas suelen conllevar efectos negativos que en ocasiones no sabemos (o no podemos) controlar. No comer nada (o muy poco) durante todo el día puede provocar que por la noche no resistamos la tentación y arrasemos la nevera. Por ello, es importante mantener una alimentación progresiva a lo largo del día y respetar las cinco comidas diarias recomendadas para que nuestro metabolismo siga activo y nuestra dieta funcione. Lo que sí hay que tener en cuenta es que la alimentación debe ser progresiva, es decir, ingerir más cantidad de alimentos (o de calorías) en las primeras horas del día y menos en las últimas. La cena debe suponer aproximadamente, según los expertos, sobre el 30% del total de aporte calórico diario.