PLANIFICACION ECOTURÍSTICA Y CAPACIDAD DE CARGA Por Mitzi Acevedo Ejzman, M.Sc. División Paisaje y Turismo Sustentable, AMBAR S.A. Chile. Turismo Ecológico Resumen El significativo auge de la actividad turística y su segmentación, ha generado preocupación en el ámbito conservacionista, por el crecimiento considerable del turismo que se desarrolla en lugares naturales. Ante el impacto evidente que produce el turismo tradicional de masas, surge una nueva propuesta, "el Ecoturismo", concepto que no es adecuadamente entendido siendo ampliamente usado como una estrategia de mercadeo por su prefijo "eco". Se identifica la necesidad de clarificar el concepto, con un análisis de sus definiciones mas citadas, de sus requisitos, de sus objetivos, de sus actores y expectativas. Se revisan los elementos necesarios para desarrollar una estrategia regional y local, poniendo énfasis en el adecuado diseño del producto ecoturístico. Se discute acerca de la necesidad de trabajar sobre la certificación de sustentabilidad turística en los proyectos que involucran áreas silvestres protegidas o por proteger, públicas o privadas. Se expone uno de los instrumentos que permiten tomar decisiones de manejo: El concepto de Capacidad de Carga. El reto es lograr realmente contribuir con la conservación de la biodiversidad, mantener las tradiciones culturales, contribuir con las actividades de desarrollo de la comunidad local y aumentar la sensibilidad en el visitante respecto del tema para lograr el tan deseado desarrollo sustentable. Introducción La actividad turística es una de las actividades productivas que ha tenido un significativo desarrollo en los últimos años y una alta participación dentro de la economía mundial (Brandon, 1996; Ceballos Lascouráin, 1996 y OMT, 1997). Su tasa de crecimiento bordea el 7% anual a nivel mundial, genera alrededor de 130 millones de empleos y demanda una significativa cantidad de insumos para satisfacer adecuadamente los servicios que ofrece. Aún cuando se registra en las cuentas nacionales de un país como un servicio que pertenece al sector terciario de la economía, puede ser considerado como un producto, por cuanto es tratado como un conjunto de bienes y servicios que se ofrecen en el mercado y cuya exportación opera a través de la importación de consumidores, cuya motivación es el país destino y sus atractivos. Una especialización sin precedentes de la actividad ha llevado a la marcada segmentación que hoy caracteriza a los mercados turísticos nacionales e internacionales. Al respecto es el segmento Turismo de naturaleza el que en las últimas décadas ha alcanzado la mayor tasa de crecimiento dentro del rubro, aproximándose a un 30 % anual (Fillión 1996, Whelam, 1991).y con un impacto económico que se sitúa en el entorno del US$1 trillón (García, 1995). Acorde con la preocupación manifestada por el informe Brundtland en 1987 y el programa MAB UNESCO (1997), se debe planificar y desarrollar la actividad turística, particularmente de este segmento, velando por las relaciones que el turismo de naturaleza tiene con el medio ambiente. En este contexto el producto turístico de naturaleza, basado principalmente en la oferta de los recursos naturales con que cuenta un área determinada, depende en un alto porcentaje, de la calidad y cantidad de los mismos, por lo que es de vital importancia mantener una armoniosa interacción entre el desarrollo de la actividad y el medio que le rodea. El Ecoturismo El concepto de Ecoturismo, surge entonces como una respuesta o reacción ante el inminente crecimiento del rubro, que implica un desplazamiento masivo de visitantes (y todos los servicios y actividades que éstos demandan) hacia un medio frágil, para el cual no es clara la consecuencia de su impacto. El ecoturismo ha tenido diferentes definiciones en el transcurso del breve período en el que se le conoce como tal (1983 a la fecha), esto ha provocado confusión y por ello la aplicación del término es usada ampliamente y a conveniencia de los usuarios. Solo un factor es común en todas las acepciones: el uso de los recursos naturales como el atractivo turístico central. Aún cuando pueden estar incluidas expresiones culturales (presentes o pasadas), el prefijo eco establece que, incluso éstas han de estar insertas en ambientes naturales poco alterados. Sin embargo, resulta cada vez más necesario aproximarse a una versión menos ambigua y más operativa del concepto, toda vez que el objetivo central del ecoturismo tiene connotaciones importantes para el desarrollo sustentable imperativo de nuestro planeta. Entre los aspectos más destacados y valorados del ecoturismo están : · El contribuir directa e indirectamente a la conservación de la biodiversidad, por lo que su práctica en áreas protegidas esta siendo cada vez más difundida, y · El contribuir a mejorar la calidad de vida de las comunidades aledañas a los sitios en que se practica. Es un estilo de ofrecer y practicar turismo cuya premisa básica es que el disfrute de las generaciones futuras no se vea afectado negativamente por los visitantes de hoy día (CeballosLascuráin, 1996). Esto lamentablemente no siempre es así, debido a que el ecoturismo no se desarrolla ni practica como tal, por lo que es fundamental trabajar sobre ciertas precisiones del concepto y elaborar propuestas para una operación idónea. Antecedentes y Precisiones Acerca del Concepto de Ecoturismo El turismo de naturaleza incluye todo turismo dependiente del uso de recursos naturales en un estado poco alterado: paisajes, cuerpos de agua, vegetación y vida silvestre, incluye actividades que van desde caminatas, aventura, observación de especies entre otras, las que desarrolladas como turismo tradicional de masas y sin control, puede conllevar a la degradación de muchas áreas de gran valor para el futuro, generando pérdidas de la diversidad biológica y cultural (Lascuráin, op cit), base del atractivo turístico del segmento. Teniendo en cuenta estos elementos y la vertiginosa demanda de este segmento, es necesario establecer una aproximación ambientalmente responsable de este tipo de turismo e identificar los elementos que hacen la diferencia. Así, bajo los lineamientos de un turismo sustentable surge, como una categoría específica del turismo de naturaleza el ECOTURISMO. Entre las definiciones de ecoturismo existente. Tres son probablemente las más citadas y utilizadas en la actualidad, por la claridad de sus sentencias: la del Programa de Ecoturismo de la UICN que lo define como "un viaje ambientalmente responsable y la visitación hacia áreas relativamente poco alteradas con el fin de disfrutar y apreciar la naturaleza para promover sus recursos, teniendo visitas de bajo impacto y promoviendo beneficios socioeconómicos que involucren a las poblaciones locales" (Ceballos-Lascuráin, 1996); la de la Sociedad Mundial de Ecoturismo que establece una definición similar : "el ecoturismo es un viaje responsable hacia áreas naturales para conservar el ambiente y mejorar el bienestar de la gente local" (Western,1993 en Budowski,1995), y la del Congreso de Ecoturismo desarrollado en Belice en 1992 en que se definió el concepto como "Turismo dedicado al disfrute de la naturaleza de forma activa, con el objetivo de conocer e interpretar los valores naturales y culturales existentes, en estrecha interacción e integración de las comunidades locales y con un mínimo impacto para los recursos; sobre la base de apoyar los esfuerzos dedicados a la preservación y manejo de áreas naturales donde se desarrolla, o de aquellas prioritarias para el mantenimiento de la biodiversidad" (en Villa, 1992). En estas definiciones, es posible identificar en qué consiste el ecoturismo, a través de sus objetivos explícitos e implícitos y la consecuencia esperada de su operación... elementos que vale la pena destacar como los ejes centrales para su planificación y ejecución. 1.-Se trata de un viaje o tipo de turismo responsable o más aún ambientalmente responsable hacia áreas naturales. 2.-Su objetivo (fuera del implícito de disfrute) es contribuir a conservar el ambiente, comprendiendo éste los aspectos físicos, la biodiversidad y las manifestaciones culturales. 3.-Su consecuencia esperada es la de generar beneficios al ambiente, a las personas o comunidades de las áreas involucradas o de su entorno inmediato, así como al turista. Surgen de estos elementos actores y acciones que evidentemente demandan planificación rigurosa de la actividad, límites, normativas y responsabilidades en la operación ecoturística. El concepto de ecoturismo no permite la calificación de bien hecho o mal hecho ... si no cumple con esos elementos no es ecoturismo. Los actores involucrados en una estrategia de ecoturismo local u operación ecoturística son: Los administradores o responsables del área donde se sitúa el (o los) atractivo(s). El gobierno local y/o representantes de las comunidades de la zona o aledaña a dicha área, los touroperadores, como principales canales de distribución y por supuesto los visitantes (ambos constituyen el mercado meta que se requiere atraer) . Estrategias regionales y locales para el Ecoturismo El plan estratégico deberá idealmente ser elaborado con la participación de los tres primeros estamentos, los que desarrollarán sus planes operativos específicos dentro del contexto previamente establecido. El punto de partida se sitúa en el lugar donde físicamente se ubica el área que cuenta con el atractivo, la administración de ésta planificará de acuerdo a sus características el uso del sitio bajo un criterio de sustentabilidad ambiental, económica y de satisfacción para el visitante. Para ello se considerarán estudios de base que permitan establecer los sitios apropiados para la visitación, su intensidad de uso (capacidad de carga), las medidas de manejo necesarias para atender ese número de visitantes, el número mínimo de visitantes que le permita financiar los costos y generar las utilidades deseadas y los elementos que le garanticen la satisfacción y seguridad del visitante en términos de potenciar el valor de sus atractivos, la promoción de su conservación y la recreación. Los resultados de estas investigaciones de base serán contrastados y complementados con quienes se verán directamente impactados por esta visitación, estas son las comunidades insertas o aledañas al área que concentra los atractivos. Esto implica identificar el grado de interés, y la capacidad que la comunidad tiene de recibir a dichos visitantes, en términos de: a) la infraestructura con que cuenta (caminos de acceso, electricidad, agua potable, evacuación de desechos, comunicaciones, seguridad, atención de salud, etc); b) de la planta turística (hospedaje, alimentación); y c) de otras actividades que contribuyan a diversificar el producto turístico y mejorar sus ingresos (fiestas tradicionales, venta de productos típicos, guiado hacia otros atractivos, etc.). Todo esto demanda un análisis de costo/beneficio que permitirá corregir el rango de visitación ambiental y económicamente permisible previamente calculado para el área en cuestión. Ahora, con el componente social incorporado se cuenta con una capacidad de carga integral, gravitante para que el desarrollo de la actividad no impacte negativamente los valores socioculturales de los habitantes, que no podemos olvidar han vivido por siempre en la zona. Es importante tener en cuenta que el turismo es una actividad compleja, dinámica y altamente dependiente de la presencia de visitantes. Es aquí donde el tercer y cuarto estamento tiene una importancia fundamental: se puede tener una magnífica oferta, con el mejor atractivo, la mejor planificación para el manejo de visitantes, con todas las consideraciones ambientales y sociales, pero si no se cuenta con los visitantes (la demanda), no hay turismo. Producto ecoturístico La diferencia entre turismo tradicional y ecoturismo se puede resumir en este gravitante concepto de teoría turística : el Producto Turístico, en el diseño del producto ecoturístico éste es sutilmente diferente, por cuanto aporta un valor agregado a su materia prima (el atractivo natural o cultural) en el contexto ambiental y sociocultural. El visitante consciente de la problemática de sustentabilidad del planeta lo valorará y disfrutará en su cabal dimensión, el visitante ajeno a dicha problemática se sorprenderá al sentirse involucrado con su contribución al desarrollo sustentable del área visitada. El país en su contexto global ganará en términos de ingreso de divisas, conservación de su biodiversidad, mantenimiento de su acervo cultural, mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes y gozará del prestigio y promoción que otorga un visitante satisfecho. El producto ecoturístico se debe mercadear como tal, destacando el atractivo, sus servicios y sus valores, como propuesta que pone énfasis en la conservación del ambiente y en los beneficios que genera a los habitantes locales. La participación mancomunada de administradores o dueños de áreas con valor natural y/o cultural, de los habitantes locales y de los operadores de turismo, dispuestos a promover dichos valores, es fundamental para el logro de esta actividad de disfrute y aprendizaje enmarcada en el tan deseado desarrollo sustentable. Ecoturismo y certificación Quizás uno de los problemas más importantes que se presenta para el país y para los operadores de ecoturismo es el que los diferentes productos turísticos que se ofrecen y venden como ecoturismo no responden a la expectativa del concepto, generándose una distorsión y deformación del mismo. Al no existir un organismo regulador de la actividad turística en Chile y no tener claridad respecto del concepto, la situación puede ser más grave de lo que parece, tanto por el negativo impacto que el pseudoecoturismo genera sobre los recursos naturales y las culturas destino, como por la "estafa" que a los ecoturistas, visitantes provenientes de diferentes países del mundo, se les ocasiona. Esta preocupación demanda como alternativa de solución el generar un mecanismo a través del cual sea posible certificar que un producto ecoturístico cumple éticamente con lo que de él se espera para llamarlo como tal. Es de primera necesidad la constitución de un organismo o entidad reguladora que pueda certificar la sustentabilidad turística de una propuesta, operación, planta o producto ecoturístico. En este sentido algunos países han constituído Sociedades Nacionales de Ecoturismo, filiales de la Sociedad Mundial de Ecoturismo, las que compuestas por empresarios operadores, académicos, autoridades del sector público e interesados en el tema, establecen códigos de ética, evalúan, certifican y producen guías en las que se destacan aquellos operadores y planta ecoturística que cumplen con los elementos básicos del ecoturismo. Capacidad de Carga La atención y recepción de visitantes constituye un aspecto creciente e importante en el manejo de áreas naturales: recreación, educación e investigación constan entre los objetivos de varias categorías de manejo. El administrador de un área natural, además de cumplir con la misión de proteger la diversidad ecosistémica y biológica de un área también brinda servicios en el contexto turístico, éstos pueden ser directos o indirectos. Entre los primeros se cuenta la entrega de información e insumos para el bienestar, satisfacción y seguridad del visitante y entre los segundo se encuentra la gran gama de actividades de manejo (facilidades para la interpretación, control de impactos sobre los recursos atractivos, manejo de los visitantes para minimizar impactos sociales, etc.) que la administración de un área debe realizar para que el ecoturista con requerimientos muy variados y específicos experimente una adecuada calidad de su experiencia turística. Es evidente que el aprovechamiento turístico recreacional de un área debe garantizar sostenibilidad en el uso de los recursos, los que constituyen valiosos atractivos naturales y/o culturales y que, estando bajo un régimen de protección, deben otorgar satisfacción al largo plazo para los visitantes. Las áreas ceben ser manejadas de forma que los impactos negativos sean los mínimos posibles. De allí el interés por identificar la máxima intensidad de uso permisible a la capacidad de carga de un área constituya una preocupación declarada desde hace ya varias décadas. El Origen del Concepto de Capacidad de Carga El concepto aplicado de Capacidad de Carga tiene su origen en la cría de ganado y manejo de recursos renovables. A menudo se aplica para estimar e indicar un nivel permitido de explotación, esto significa una aproximación en términos cuantitativos de la explotación potencial de un cierto sistema, sin que esto cause deterioro de tal sistema, dentro de un marco de referencia establecido por un objetivo previamente fijado. (Reck, 1992). Se define comúnmente como el nivel máximo de uso que un área puede sostener, fijado por factores naturales de resistencia del medio ambiente, tales como alimento, refugio, o agua (Moore, 1987, Stankey, MC. Cool y Stokes, 1991). Pasando ese punto clave, no solo se minimizan futuros incrementos en la población dependiente (árboles, ganado, peces, etc.) sino que el mismo recurso (suelo, pasto, agua, etc.) comienza a deteriorarse. El concepto más docto de Capacidad de Carga surge entonces en un contexto ecológico, a nivel de dinámica poblacional y establece la capacidad de un sistema de soportar un población de un tamaño determinado, en base a la disponibilidad de recursos tales como: espacio, nutrientes, luz alimentos, refugio, etc. (nicho ecológico). Esto implica que dicha población pueda satisfacer sus necesidades vitales de alimentación, reproducción, dispersión con un nivel de competencia inter e intraespecífica tal, que la pérdida de biomasa por muertes o emigración iguale a la suma de incremento poblacional, dado por los nacimientos, crecimiento individual e inmigración (Reck, 1992). La base científica de este concepto está dada por que el tipo de crecimiento poblacional de una especie describe una función semilogarítmica (sigmoidea, ver fig.1), en la cual se identifica claramente un periodo de crecimiento lento en la fase inicial, seguida de un crecimiento exponencial, cuya tasa de crecimiento va decreciendo en función de la disponibilidad de recursos, hasta llegar a un nivel de crecimiento cero, donde se estabiliza el tamaño poblacional, regulado por la capacidad de carga (k) del ecosistema, el número en el cual se estabiliza el tamaño poblacional independiente del tiempo- corresponde a un Nk que expresa la capacidad de carga del sistema. En condiciones de recursos limitados, ésta es la función que describe el crecimiento poblacional de cualquier especie, por lo que este concepto fue de gran ayuda para en agricultura y ganadería, ya que su aplicación práctica para definir densidad de los cultivos, el número de ganado pastando y el tiempo de cosecha apropiado, constituyó significativamente a optimizar el rendimiento de estas actividades productivas. El concepto de Capacidad de Carga se empieza a usar en la literatura, Dasmannn (1984) resumiendo las formas más importantes en las que es usado el término presenta tres definiciones: · El número de animales de una especie dada que un hábitat soporta, determinado por la observación durante un período de años. - El límite superior de una población, arriba del cual el crecimiento no puede incrementarse por no ser sostenido, y · El número de animales que un hábitat puede mantener en una condición saludable y vigorosa. El concepto se fue ampliando en su uso y se establece que la Capacidad de Carga esta determinada en primer lugar por los objetivos de uso de la tierra. Así por ejemplo cuando la conservación de la naturaleza , es el primer objetivo y las funciones reproductivas, de protección y de regulación se deben mantener, la explotación esta limitada: las consideraciones son muy diferentes si se trata de un bosque recreativo o un bosque productor de madera. Así considerando el marco de referencia, establecido por el objetivo, la Capacidad de Carga es afectada por una serie de variables de acuerdo con el área evaluada (Mensik et al, 1991). Summer en 1942 (citado por Frazier, 1990) define Capacidad de Carga como "el máximo grado de uso recreativo que un sitio silvestre puede recibir en forma consistente con la conservación a largo plazo". Esta es la base para el término moderno del manejo recreativo en áreas silvestres. El concepto fue adoptado como una guía para las decisiones en el manejo de la recreación en general y en el manejo de las áreas silvestres en particular. Se inicia la argumentación respecto de los valores humanos buscados por la recreación. Wagar en 1964 definió la capacidad de carga como el nivel de uso recreativo que se puede mantener, mientras al mismo tiempo se proporciona una recreación de calidad. Implícito en esta definición así como en otras escritas en este tiempo está el reconocimiento de al menos dos componentes de Capacidad de Carga: un ambiente de calidad y una experiencia recreativa de calidad. Esta característica del concepto de Capacidad de Carga Turística, que la hace diferente al concepto general de capacidad de carga, aún cuando es un poco controvertido y de no fácil medición, es el que se ha adoptado con éxito a situaciones de áreas protegidas que permiten el uso público. En estas circunstancias no solo interesa la respuesta de los parámetros biológicos del sitio de uso turístico sino que también es de gran valor la calidad de la experiencia recreativa que tenga el visitante ( Moore, 1987 y Cifuentes, 1990), ya que el uso no solo podría impactar los recursos físico/ biológico del área tales como suelo y vegetación, sino también el carácter la experiencia recreativa. A mediados de la década del 60 los investigadores comenzaron a explotar las motivaciones, las percepciones, las satisfacciones y la disposición de los visitantes. La atención en estas investigaciones se dio al descubrimiento de las variables que contribuirían a que los visitantes tuvieran experiencias satisfactorias, la variable a medir estaba asociada a la medida en que la gente se sentía feliz o infeliz, satisfecha o insatisfecha con la experiencia recreativa. (Priddle, Clark y Douglas, 1973, citado en Rodríguez, 1992). Según los autores citados las investigaciones centraron su atención en la necesidad de entender la capacidad de carga en función también del comportamiento de los individuos en determinados ambientes, especialmente el número máximo de usuarios que se podían acomodar en un sitio particular logrando una experiencia satisfactoria. Estas interpretaciones, aunque varían, indican que la investigación sobre capacidad de carga busca establecer umbrales ecológicos y de conducta, más allá de los cuales el ambiente físico se deteriora y el disfrute por parte del usuario disminuye. Consecuentemente con estas interrogantes se requiere investigación pura para determinar las relaciones y los procesos que gobiernan los cambios en el ambiente natural, así como también los procesos por medio de los cuales los individuos desean percibir la "silvestridad" del ambiente que les rodea. La Capacidad de Carga es un concepto cuya definición y aplicación ha variado mucho des de que se usó por primera vez referido a la carga animal por unidad de área que causa el menor impacto sobre el ambiente. Por su dinamismo ha venido ampliándose su uso y hoy día se le relaciona con gran parte de los recursos naturales renovables disponibles para el hombre. Capacidad de Carga Turística Posteriormente en le década del 70, el concepto se utiliza para expresar carga ambiental y aún cuando no fue de gran éxito entre políticos y administradores, por su fría objetividad y complejidad numérica (Maldonado, 1992) el concepto fue adoptado y referido hacia ámbito turístico recreacional y socioeconómico. Dunkel en 1984 analizando la progresión en el número de turistas que llegaron a las islas Vírgenes y Bahamas, posterior a la segunda guerra mundial, llega a curvas semilogarítmicas como las que describe una población biológica alcanzando la capacidad de carga del ecosistema (figura 1), concluye Dunkel que aún cuando no es directamente comparable, con está técnica de manejo quizás lo más importante sea el intento de establecer límites superiores (k) a los volúmenes de turistas. La relación de este concepto con la sustentabilidad la establece Sadler, 1988 (en Maldonado, 1992), al plantear que la idea de capacidad de carga proporciona un marco de referencia que subraya la importancia de mantener un nivel e integración de desarrollo que sea ambiental y culturalmente sustentable. En este contexto la aplicación del concepto al Manejo de Áreas Silvestres, cuyos objetivos involucran la recreación, abre una serie de oportunidades para la planificación y desarrollo de nuevas opciones de manejo dentro de las mismas. Al respecto la Capacidad de Carga Turística según Carr (1982) está definida como el nivel óptimo de visitantes para el cual un área silvestre es diseñada y desarrollada, para lograr el nivel óptimo debe tomarse en cuenta dos criterios básicos: · Preservar áreas naturales representativas y · Ofrecer oportunidades para experiencia especiales de recreación al aire libre Para Hendee (1990) el manejo de áreas silvestres protegidas es muy complejo e involucra el establecimiento de trece principios básicos, dentro de los cuales el determinar la Capacidad de Carga es necesaria para prevenir cambios violentos en la naturaleza. CC (el uso que un área puede tolerar sin cambios irreversibles). Aplicando a áreas silvestres el concepto de capacidad de carga turística posee dos importantes parámetros. Físico- biológico y social psicológico. La dimensión social - psicológica se refiere a los niveles de uso y a las concentraciones humanas que u área puede acomodar en la "soledad y silvestridad" de modo que la calidad de la experiencia no sea disminuida. Muchos estudios documentan sobre la soledad (la privacía de las personas respecto de otros grupos, particularmente de grupos grandes y de otros usuarios del sitio de campamento) como el más importante atributo de la experiencia en un área silvestre (Stankey et al, 1990). Ya que alguien debe decidir que combinación de necesidades y deseos son apropiados Wagar concluye que "las decisiones finales para limitar el uso recreacional debe ser de una naturaleza administrativa". Burden y Randerson 1972 (en Rodríguez, 1992) subrayaron que la cantidad de uso que un área puede recibir si deteriorarse ambientalmente depende de los objetivos de manejo declarados para el área, así como también el grado de "naturaleza" (estado natural de manejo que se quisiera mantener en el área) deseado. Dependiendo de los objetivos de manejo un área podría tener una serie de capacidades establecida para ello: un bajo nivel de uso recreativo que podría preservar una especie sensible en peligro o rara un nivel más alto que podría preservar un grado aceptable de propagación de una especie terrestre y uno más alto que podría preservar la cobertura natural de pastos naturales completa y aún más alta en la que la cobertura natural de pastos es dependiente de fertilización artificial, siembra y riego. Holder (1988) destaca que el concepto involucra dos ámbitos fundamentales: aquel que afecta directamente a los recursos, tanto por impacto producido a los ecosistemas (que es el recurso ecoturístico en sí), como al bienestar de los propios turistas. Maldonado (1992) refuerza esta idea citando a Muller que plantea que es vital distinguir dos interpretaciones: en una, la capacidad de carga se refiere a la densidad óptima de turistas para el beneficio de su disfrute; la otra en términos de impacto ambiental, en la que dicha Capacidad de Carga se refiere a cierto nivel de actividad turística por sobre el cual ocurrirá deterioro físico de los recursos, daño a los hábitats naturales, o la destrucción de algunas especias. Una tercera interpretación es agregada por Clark (1990) y es la capacidad de carga social. En 1992 Cifuentes publica un procedimiento metodológico, que aglutina las experiencias de varios años en el tema (Parque Nacional Galápagos, Ecuador y Reserva Biológica Carara, Costa Rica entre otros). Su metodología aporta elementos de gran valor, toda vez que considera, en dos propuestas fundamentales la realidad Latinoamericana del Manejo de Áreas Protegidas: Primero que el procedimiento a aplicar sea comprensible, sencillo y útil para determinar la capacidad de carga del área protegida en estudio y segundo propone tres niveles de capacidad de carga, uno de los cuales considera la capacidad de manejo del área de estudio. Posteriormente, Cayot et al (1996), utilizando la metodología de Cifuentes realizan la determinación de la capacidad de carga turística en los lugares de sitios de visita del Parque Nacional Galápagos, en un trabajo de gran envergadura que analiza 52 sitios de visita y que aporta además el concepto de selección y monitoreo de indicadores de impacto que permitan reevaluar las estimaciones de Capacidad de Carga en forma periódica. "INTENSIDAD DE USO TURÍSTICO EN ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS" Presentación Y Enfoque Del Proceso La metodología que se presenta en este estudio, fue diseñada por el Equipo Consultor tomando como referencia las tres primeras metodologías expuestas relacionadas con la Intensidad de Uso Turístico en Áreas Silvestres Protegidas: Límite Aceptable de Cambio (LAC - Stankey et al, 1985), Manejo del Impacto de los Visitantes (VIM - Graefe et al, 1990) y Determinación de la Capacidad de Carga Turística (Cifuentes, 1992). Este sistema propone el desarrollo de una metodología que en el corto plazo sea capaz de describir, evaluar y comparar las condiciones de distintos Sitios de Visita de las Zonas de Uso Público de una Unidad, para a través de éste análisis, establecer si la intensidad de uso turístico de un área, medida a través de sus efectos, es coherente con los objetivos de protección de sus recursos y su uso sustentable de servicio público. Cuando se considera pertinente, porque los requerimientos administrativos lo establecen, la metodología permite dentro de su esquema global y modular ir en la búsqueda de un valor específico de Capacidad de Carga Real y Efectiva para un sitio. Este paso se considera, no como una fase obligatoria o terminal, sino como una alternativa de complemento a lo que se ha detectado como la principal debilidad del manejo de uso público para las áreas protegidas chilenas: el proceso de planificación y control de la visitación a los ecosistemas representativos que resguarda y protege el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE). Por ello se propone trabajar la Capacidad de Carga Turística como una estimación, a la hora de proyectar un sitio de visita dentro de una Unidad y como una determinación si el manejo de un sitio de visita existente lo demanda. La metodología se aplica vía un Sistema de Monitoreo Ambiental que permite determinar impactos y aplicar medidas de manejo y mitigación interactivas a la unidad de SNASPE, bajo un sistema estandarizado que contempla tres niveles o escalas de acción: Macro, la Unidad SNASPE como un todo, Meso, la Zona de Uso Público (ZUP) como la zona objetivo y, Micro, los sitios de visita como la unidad mínima de análisis y acción. Esta metodología cumple los siguientes requerimientos: 1. Tiene la capacidad de homogeneizar un proceso de análisis, mitigación, manejo y monitoreo para todas las unidades del SNASPE. 2. Identifica potenciales y reales problemas en sitios de visita para aplicar medidas de mitigación y manejo, vía un sistema estandarizado de monitoreo permanente 3. Da la posibilidad de construir la base para un desarrollo sustentable de la ZUP basado en un fortalecimiento del uso de informática, bases de datos de los principales elementos biogeográficos e infraestructura de la ZUP. 4. Limita la aplicación de capacidad de carga y los costos relacionados, sólo a los sitios de visita problemáticos que han sido identificados previamente vía monitoreo. 5. Presta utilidad tanto para el diseño de la Zona de uso Público de un área y el análisis de los sitios de visita proyectados por la administración, como para trabajar aquellas zonas donde la infraestructura ya existe. 6. Su base metodológica puede ser aplicada a cualquier Área Protegida del SNASPE. 7. Sus costos de implementación son razonables, por cuanto utiliza elementos existentes como base de trabajo y está diseñada para requerir el mínimo posible de especialistas para su aplicación. La Metodología se desarrolla en seis etapas (figuras 1.1 y 1.2), las que se presentan bajo el concepto de modularidad, es decir la mayoría de ellas por sí sola ofrece un producto de utilidad para cada Unidad y constituye una base a la que se puede incorporar información para generar otros productos (SIG para SNASPE, una EIA etc.). En su conjunto las etapas permiten evaluar los impactos que provocan las diferentes intensidades de uso turístico en un área, más por los efectos de la visitación que por el número de visitantes, siendo posible a la vez, cuando sea necesario, determinar la capacidad de carga de un sitio en particular. A través de un Sistema de Monitoreo Ambiental esta metodología se comporta como un proceso interactivo, por cuanto sus resultados retroalimentan la base de datos de cada unidad y permite el control de las medidas de manejo implementadas. La metodología para determinar la Intensidad de Uso Turístico al interior de un ASP, corresponde a un proceso interactivo de análisis y acción, calificado como un "Sistema de Monitoreo Ambiental", cuyos resultados retroalimentan la base de datos del ASP y permiten tomar y controlar las medidas de manejo necesarias, para minimizar los efectos negativos de la visitación turística. Esta metodología cuenta con seis etapas, que se exponen a continuación: Etapas para determinar la Intensidad de Uso Turístico en un ASP ETAPA 1 Caracterización diagnóstica de la ZUP del área silvestre protegida ETAPA 2 Determinación de las clases de oferta turístico ambiental (COTA) al interior de la zona de uso público. ETAPA 3 Caracterización de la oferta recreativa existente y/o proyectada: · Sitios de visita· Estimación de carga, indicadores de impacto y estándares ETAPA 4 Evaluación del estado de situación de cada sitio de visita:· Identificación de impactos ETAPA 5 Definición de estrategia de manejo, herramientas e implementación · Acciones de manejo y/o mitigación de los impactos. ETAPA 6 Plan de monitoreo: · seguimiento de las acciones de manejo Conclusiones · El Ecoturismo puede constituirse en un potente instrumento para la conservación de la biodiversidad y como un eje de desarrollo para las comunidades locales aledañas o insertas en las zonas de atractivo turístico SI y SI este cumple con sus requisitos basico: o Ser Rigurosamente o Ser no o Desarrollar a través de estrategias definidas los beneficios esperados del rubro. planificado masivo · En la planificación eco turística, se distinguen como relevantes al menos los siguientes elementos: o Identificación de actores relevantes o Reconocimiento territorial y sociocultural o Estimación de la capacidad del territorio para el desarrollo de la actividad De las cuatro metodologías, la de Capacidad de Carga Turística, de Cifuentes, y los procesos VIM y LAC son seleccionados como base para el desarrollo de la cuarta metodología que permite enfrentar la intensidad de uso en las áreas silvestre · Se considera importante ofrecer como producto de la metodología una identificación de las zonas y sus sitios de visita, así como los factores críticos de las unidades del sistema, que permita: identificar los objetivos de uso apropiados para planificar una gestión sustentable del territorio, en términos de dimensionar los riesgos ecológico patrimoniales y la planta e infraestructura a desarrollar en el tiempo considerando la sustentabilidad del territorio. Se propone mejorar la percepción de la componente social. · Se propone incorporar en el proceso administrativo de las zonas, los procesos de planificación del manejo de impacto de visitantes, a través de identificar impactos, adecuados indicadores de los mismos y condiciones deseadas o estándares, que permitan un monitoreo sistemático. · Para ello en la tarea de complementar ambas propuestas (determinación de la Capacidad de Carga con identificación, evaluación y monitoreo de los impactos del visitante) se rescatan los pasos del 1 al 6 de VIM y LAC para efectos de desarrollar una fase inicial de la metodología, producto de la cual se identificaría la necesidad de realizar una determinación de la Capacidad de carga turística de aquellos sitios de visita que presenten el requerimiento o aquellos administradores que requieren el respaldo cuántico para la toma de decisiones administrativas de manejo. GUIDELINES IMPACTS FOR MONITORING AND DETECTING VISITOR Ecology In Action (EIA) is the technical bulletin of Sustainable Ecosystems Institute (SEI) Mission Statement SEI works to sustain ecosystems and the people who depend on them. We focus on areas of current or potential conflict and bring about cooperative solutions. SEI acknowledges the help and support of Oregon Sea Grant, California Sea Grant, the Bureau Of Land Management, Carl Halvorson, and Betsy Abbott, in the research and publication of this bulletin. GUIDELINES FOR MONITORING AND DETECTING VISITOR IMPACT 1 Set overall goals, and assemble team. 2. Gather baseline information identify plant and animal species present, including rare or threatened species identify potential indicator species identify key species and ecological interactions identify main habitat types identify other areas e.g. historical sites define concerns e.g. trampling, diver impacts etc. 3. Refine ecological goals, using baseline information. 4. Design the monitoring program. Monitoring will include: visitor numbers and activities, key species, sensitive species, indicator species, habitat area. Include volunteer, visitor, and community monitoring programs in addition to staff activities. 5. Set up monitoring sites in control and impacted areas (include representatives of main habitats). 6. Decide how data will be analyzed and interpreted. 7. Set thresholds for action. 8. Develop action plans to respond to impacts. Publicize these plans, and make visitors aware of them. 9. Continually evaluate monitoring and action plans to ensure that they meet the ecological goals. SEI visitor monitoring and detection guidelines 1994. © GUIDELINES FOR MONITORING AND DETECTING VISITOR IMPACTS Deborah. M. Brosnan, John Elliott, Timothy Grubba, and Ingri Quon. Sustainable Ecosystems Institute, 0605 SW Taylors Ferry Road, Portland Oregon 97219 USA. © SUMMARY Visitor impact is a major cause of concern in many parks and reserves. To preserve healthy ecosystems we need to be able to identify the nature and extent of visitor impact. Scientifically based monitoring and detection plans can form part of a management strategy that conserves fragile ecosystems, and allows for human recreation. This paper presents general guidelines for designing a monitoring plan. Main steps in developing a monitoring plan are: Set overall goals and establish a team to help develop a strategy; Gather information on key biological and ecological processes; Refine ecological goals; Design a monitoring plan; Set up areas to monitor in impacted and non-impacted (control) areas; Decide how data will be analyzed and interpreted; Set thresholds for action; Develop action plans to respond to impacts; Continually evaluate and update monitoring and management strategies. It is also important to include all users (especially traditional users), local community and business representatives, and conservation groups in any strategy. We recommend that monitoring plans be well publicized. This is so that the reasons for any required actions are clear, and are consequently more likely to be supported. Visitors and volunteers should be involved in monitoring programs. The final section of this paper is a series of replies to frequently asked questions. INTRODUCTION Human impact on natural ecosystems is seen as an increasing problem worldwide (e.g. US National Park Service 1992). How can we maintain healthy ecosystems and allow for recreational, educational and traditional use? At one time designating reserves or parks was seen as a way to protect unique ecosystems. Ironically, overuse is now destroying the very resource that reserves were set-up to protect. Closing-off vast areas of the natural environment is rarely a viable option. Neither is it altogether desirable. It is important that humans appreciate and respect nature; this can only be learned in a natural setting. How then can we balance the needs of a fragile environment and human needs? One approach is to re-evaluate the concept of a reserve or park. In the past, once a reserve had been designated, it was assumed that nature could take care of the biology. We now know that this is mistaken. Inadvertent human impact can often cause habitat destruction and species loss. A more enlightened approach is to monitor human impact in reserves, and to develop ecological goals, and actions plans. This general concept has many names, including determining carrying capacity, and limits of acceptable change. Whatever it is called, the basic message is the same: Ecosystems need monitoring and protection. What do we monitor? How can we detect human impact, and distinguish it from natural variability in species abundance? SEI is often asked these questions by reserve managers, and others interested groups. This paper answers these questions by providing information on how to monitor and detect human impacts in natural ecosystems. This report is a practical guide to the key points of monitoring and detecting visitor impacts. The details will vary somewhat, depending on the type of park and ecosystem (e.g. marine or terrestrial). This paper is not a management plan, but it is designed to be incorporated into an overall management plan for parks, reserves, or any frequently-visited natural area. Who should monitor? Anyone involved in managing a natural resource. This includes biologists and managers of parks and reserves. Anyone with responsibility in areas of ecotourism, including tour operators, and hotel owners who frequently bring visitors to the same areas. Local conservation groups or communities with an interest in protecting their resources. Ideally a monitoring program should be set up before opening a park or reserve to public use. However, even if a reserve has been operational for sometime, if there is no monitoring plan, then one should be developed and implemented. GENERAL GUIDELINES Set overall goals and establish a team. One of the first steps should be to set overall goals for the park or reserve. For instance, sustainability, and naturalness will be goals of most parks. Other goals might include, an ability of the ecosystem to recover to natural-like conditions; maintaining or increasing numbers of sensitive or threatened species; increasing the amount of key habitats. At this stage it is also important to identify the main concerns. Depending on the type of park these could include human trampling, diving, boat use etc. Once the overall goals have been determined, then set up a team to help implement these goals through a monitoring plan. This team should consist of, at minimum, managers who are responsible for the park or reserve, scientists (and other experts as required, e.g. cultural anthropologist), representatives from local conservation groups, and the community, representatives from businesses that use the resource (e.g. ecotour operators, hotel owners, dive operators, cruise ship industry). Particular attention should be given to the special needs of traditional users of reserves. The needs of these groups must be integrated into the overall monitoring and management goals. Local naturalists, and traditional users often have a wealth of information on historical changes, and natural history of species. This information can enhance the overall monitoring plan. Their knowledge should not be ignored. The important point is that all groups should feel that they have responsibility for the natural area. Gather baseline information This step is crucial to the monitoring plan. It is vital to understand the types of species and habitats that are included in the park/reserve. It is important to determine as far as possible if there are any key species or processes. This is the area where biologists and other experts are essential to good design. The following paragraphs include details of important biological and ecological processes to consider. Biological Information and Ecological Processes Keystone (Key) species: In many ecosystems there are keystone species (or key species), these are species that literally hold the ecosystem together by their interactions with other species. Without them the ecosystem would be very different. One example of a keystone species is the Sea Otter (e.g. Duggins 1980). Sea Otters feed on shellfish (abalone and sea-urchins). In turn shellfish eat seaweeds, particularly kelp. When sea otters are present, they keep shellfish in low numbers. Kelp grows and forms extensive kelp beds. Kelp beds are nursery grounds for many fish. They also provide a habitat for many invertebrates. In short they increase diversity in an area. When sea-otters are absent, shellfish increase in numbers. Kelp declines and the ecosystem consists of crustose corraline algae and urchins (urchin barrens). Key species are not always the large, obvious species in ecosystems. For example, fungi are key species in many forest ecosystems. Because of the great effect that key species have on ecosystems, it is important to try and identify any that are present in the ecosystem. If they are present, then particular attention must be given to monitoring these species. However, not all ecosystems have keystone species; instead many species interact to maintain diversity (e.g. Menge et al 1986). Indicator Species Are there species which are likely to be more susceptible to human impact. These species are ideal candidates to monitor for human impact (See Box 1). Indicator species have already been widely used to monitor impacts and ecosystem health. Strong interactions: In ecosystems some species have strong effects on each other. For example, some plants will not germinate unless another plant has first modified the soil (e.g. sand dune plants). Young and small corals often need sponges to hold them together until they have established themselves (Wulff and Buss 1979). Partners in such strong interactions are good indicators of ecosystem health. It is also important to maintain the partnerships between these species in balance. Sensitive Species: Some species are rare, and some are more prone to human disturbance. Sea turtles breed on many beaches in Caribbean Islands. It is important not to disturb nests or egg-laying females. Nesting birds (e.g. tems) may need special attention during their breeding season. Some of these sensitive species will be in the park seasonally (e.g. migrating birds). Such species will need to be identified and will need to be monitored and protected. Choice food species (e.g. shellfish) should also be carefully monitored. Reproductive patterns, dispersal abilities: Information on reproductive patterns and dispersal abilities of species is valuable. This will allow you to predict which species are likely to be able to recover from disturbances (natural and human induced). Natural Disturbances: It is important to have some understanding of the patterns of natural disturbances. For instance, are hurricanes common in the area? Are fires likely to occur? Are certain species more susceptible to damage from natural disturbances (e.g. large trees are more likely to be blown-over; similarly, finely branching corals are easily fragmented during hurricanes). This information will help in identifying habitats and species of concern, and areas to monitor. Case study I.- Indicator Species On the west coast of the United States, marine rocky shores are frequently used for recreation and education. Increased human use of these areas can be correlated with reductions in habitat and species. The shore at Yaquina Head Outstanding Natural Area in Oregon USA, was once considered one of the most biologically rich areas, and was consequently much visited by schools and colleges as well as tourists. This trend has continued. More than 400,000 users visit the shore annually, and often over 700 people can be on the shore at one time. (Note that visitors can only visit the shore during low tide and so this concentrates the effect.) The shore is managed by the Bureau of Land Management (BLM). BLM was concerned with the biological state of the shore, a concern echoed by many others. In 1992 a study was set up (Brosnan and Crumrine 1992) to investigate the effects of human impact, primarily trampling, on the shore. The study was set up in conjunction with studies in nearby pristine" areas. A human exclusion zone was set-up for six months, and changes in species composition and abundance monitored. Results of the study showed that the shore at Yaquina Head was lower in diversity compared to nearby "pristine areas". In addition key components of the ecosystem were missing- These included mussels (shellfish), and the large foliose seaweed species. Instead the area was dominated by low-growing seaweed "turf". When humans were excluded, many of the large foliose seaweeds returned, and diversity increased. However, mussels did not recruit; they will need many years to recover. Experimental studies in pristine areas showed that large foliose seaweeds and mussels are highly susceptible to trampling (Brosnan and Crumrine 1994). Mussels provide a habitat for over 300 associated species, and so the loss of mussels severely affects diversity and ecosystem health. Foliose seaweeds provide food and habitat for many other species, which are also lost. Similar impacts occur on shores in parts of Southern California (Elliott, Quon, and Brosnan; Zedier 1976). Mussels, foliose algae and algal turf are all potentially useful indicator species (see Brosnan 1993 for details on monitoring using the indicator species concept). In areas where trampling has little effect, mussels and foliose algae will thrive. However, when trampling is intense, diversity will be lower, mussels and foliose species are absent, and algal turf is the main species present. In these areas, an ecosystem dominated by algal turf is not a healthy ecosystem. Personnel with little biological background can be trained to monitor changes in these three types of indicator species. This technique can form the basis of a monitoring strategy. Monitoring and protection strategies are being used, and continually refined at Yaquina head. The staff (led by S. Gobat, BLM) continues to use results of scientific and cultural research to develop innovative management and conservation strategies. Habitat Types It is important to identify the main types of habitats, and how extensive each one is. It is also important to know how the habitat is distributed. For instance 30% of a park area may be sand dune. This could be one extensive dune area, or a collection of many separated smaller dunes. The distribution pattern will be important when you come to set ecological goals and monitoring criteria. Refine Ecological Goals Once you have established a base of biological information, ecological goals can be refined. Summarize available knowledge: By this time information should be available on: Number and distribution of different habitats. Important species and interactions. Likelihood of natural Current visitor rates and activities. disturbances (e.g. fires, hurricanes). However it is also most important to recognize what is not known. What are the limits to your knowledge, are there species, habitats, or key interactions which are poorly understood? You will not have all the information on the ecology of your park. The aim of the monitoring plan is to use the best information available (and it is important to spend time gathering and evaluating this). This will give you a firm basis for minimizing human impact. However, monitoring also teaches us more about how ecosystems function, and which are the key processes. It is a learning experience. At this point it may be appropriate to consider the types of activities in the park (based on potential environmental impacts). It may be useful to make decisions, or set new guidelines on issues, such as which activities will be allowed, where and when activities will be allowed, which areas will be open, and which will be off limits (seasonally or long term) to the public. Ecological goals are set, knowing that humans will have some impact on the ecosystem. For key species and habitats, biologists and the team will need to determine how much change is within biological limits of the system for recovery. For instance, some species are highly susceptible to foot-traffic, or diver impact. If these species are common over a wide area, then it may be decided that a reduction in abundance is acceptable in a particular area (open to public use), but other areas are then designated off-limits in order to maintain the species, and ensure that it can recolonize. At this stage goals should be quantitative and specific. For instance, clearly define the range of abundances that are "cause for concern" for each species or habitat. The Monitoring Program The basic biological information, and types of use allowed in the park will form the framework of the monitoring plan. Key points to include in the plan are: a. Monitor impacted (open to public use) and control areas (off limits). Control areas need to be large enough that they will not be affected by impacts elsewhere. Sometimes this can be difficult, for example feeding wildlife can impact all areas of the park by changing the behavior and numbers of animals. Ensure an adequate number of controls for each area, at least two are recommended (see Underwood, 1994). b. Pay particular attention to key species, sensitive species and rare species c. Include representative of all important habitats in control and impacted sites d. Monitor the probable causes of impacts. For instance, fishing effort, numbers of visitors etc. It is important to be able to correlate changes in human activity with impacts on the biology. e. Set up a monitoring program that is based on sound sampling techniques, and that is consistent. Sessile (attached) species such as plants, and corals are often monitored by "quadrat sampling" Quadrats consist of defined areas that are monitored consistently over time. The size of the quadrat will vary depending on the ecosystem. For instance, in marine rocky shore studies, quadrats often measure 0.5m by O.5m. These are either permanently marked areas, or random areas within study sites (e.g. within control or impacted plots (see Brosnan and Crumrine 1994)). In studies on reef-fish, quadrats are often larger and can be at least 5m x 5m. They are often permanently positioned (i.e. the exact same area within a study site is continually monitored). At each sampling period, data are collected from many quadrats within control and impacted sites. Numbers of individuals in the quadrat, or percent cover occupied by a species are ways in which abundance is estimated. For mobile species (e.g. fish, deer, or starfish,) counting numbers in quadrats is one method. Transects are another commonly used method (See Box 2). For some species it may be important to note size, age, Juveniles or adults), and gender. This will provide additional information on species health. If a species is thriving, then it should also be reproducing and there will be juveniles and adults present. However, if individuals are in poor health or stressed, then reproduction often fails. Because adults remain in the population for some time, you may not record a decline until it is too late (e.g. the decline of the marbled murrelet in the U.S.). The number of quadrats used in the monitoring program will depend on the habitat and size of the quadrat (1 0-20 are frequently used). Monitoring may need to be done seasonally, or even monthly. This will be determined by the types of species present, whether the ecosystem is degraded and recovery is in progress (more frequently), or whether the ecosystem is relatively stable (less frequent monitoring). Photographic and video records are always valuable, and should be encouraged as monitoring tools. NEED FOR SCIENTIFICALLY SOUND MONITORING The main goal of a monitoring program is to detect changes that result from human activities. This is not an easy task. It is natural for species abundance and composition to vary greatly (both temporally and spatially). The challenge for managers of parks and reserves is to recognize how much of the variation is due to human impact and how much is natural. Because the extent of natural variability in biological systems is so great, it is important to use sound scientific sampling procedures in any monitoring program. A well designed program will allow for greater confidence in the results and interpretations. This is vital, because without it, it will be difficult to justify unpopular management decisions, or to defend against legal challenges to management policies. Decisions based on inadequate data have often resulted in conflicts among different interest groups. In Case study 2: the British Butterfly Monitoring Scheme British naturalists were concerned, that previously abundant butterflies seemed less common. However, noone had solid evidence for any decline, or could point to any particular cause. In the early 1970's, a small team of scientists developed a simple butterfly monitoring technique that is now in place at over 60 reserves in Britain. Monitoring is carried out by volunteer naturalists and reserve managers. The technique is simple. After first learning to identify butterfly species, volunteer observers walk a fixed transect route at a scheduled frequency. They record the numbers of butterflies seen on the various parts of the transect. A transect is a fixed route or direction. (The length varies depending on the study and ecosystem). In the butterfly monitoring program, observers walk their transacts at fixed times and in sunny weather (i.e. summer in Britain), as this is when butterflies are active. This makes for a consistently gathered data set. As a result trends are more easily observed and explained These results are used at two levels. At a national level, trends in the abundance of species over several years confirm a widespread decline in butterflies. Many of these declines have been closely related to habitat loss, and chemical use. For instance, many farmers have removed hedgerows (important butterfly habitats), and intensified pesticide use. Several butterfly species crashed in response. Results of the monitoring program have also been used to guide recovery and management techniques in parks and reserves. For example, in woodland reserves, changes in the mowing of paths have dramatically increased butterfly numbers. The British Butterfly Monitoring Scheme continues as a major success, and a welcome collaboration of scientists and volunteers. It is now being extended to other European countries. (S. P. Courtney). When designing a program the following factors should be considered: (For reviews and suggestions on statistical design and analysis for detecting human impacts see, Osenberg et al 1994; Underwood 1994; and Thrush et al 1994). Controls and impact areas. Ensure that controls are adequate, i.e. that they are comparable to impacted sites, and that there are sufficient control sites. Good controls help to eliminate alternative explanations of changes in abundance. Statistical rigor: Is there enough replication (among all habitats and species) to detect changes, and to relate these changes to anthropogenic factors? Have important factors been identified and isolated? Spatial and temporal considerations. Ensure that studies are carried out over sufficiently large spatial scales. Be able to recognize changes at a local level (individual sampling areas), and larger scale (e.g. entire habitat area or park). Initially, it will be difficult to interpret temporal trends in abundances, because many patterns will only become obvious with time. Ensure that monitoring programs are set up for long-term studies It is important to explain the need for consistent monitoring techniques to individuals who will carry out a monitoring program (staff and/or volunteers). Unless data are consistently and objectively collected, there will be little confidence in the results. Even more frustrating, if data are collected inconsistently (e.g. different techniques used, different species "lumped together” as a group), the data can often be useless. This is because it can be impossible to compare the data sets over time, and between control and impacted areas. When many individuals are involved in collecting information, this issue is often cause for concern. Managers should be aware of the dangers of inconsistency and take action to avoid it (e.g. training workshops). HOW WILL THE DATA BE ANALYZED AND INTERPRETED? Before starting to monitor, have a clear plan on how the data will be used and interpreted. This includes decisions such as, whether data will be entered on a computer data base, and if so which one (Are there programs already in use that it possible to tie into?). How will the data be entered? (rows and columns). These types of decisions often get overlooked because they seem simple. However, it can be very difficult to extract needed information from monitoring programs, when data have been poorly collected and compiled. Have a clear plan (preferable written) outlining how the data will be analyzed. What information will be compared? For instance, the monitoring plan might include a comparison on changes in abundance of sensitive butterfly fish between impacted and control areas every six months (for many years). Set up a database to make this comparison easy, and set it up to update information every six months. Interpretation of this comparison will depend on correlating it with changes in visitor use. Therefore it is important to collect data on numbers of divers, or boat activities, and to enter it in a database in a way that it can be combined with information butterfly fish. Set thresholds for action Success and sustainability are not easy. How can we define successful management? We need to define success in biological terms. If good background information has been used to set up a monitoring program, then defining success and points of concern will be easier. One way to define a healthy ecosystem is by species composition and abundance, presence of key interactions, and habitat persistence. Changes are a way of life, in ecological systems. But it is important to distinguish between natural changes, and effects of human impact, and to understand how these two types of changes interact to affect ecosystem health. Use historical records and biological information to set initial thresholds for action. For example, it may be natural for some species to show seasonal fluctuations in numbers, and these may tend to fall within certain limits. If numbers start to drop below natural limits, then this is probably cause for concern, and often indicates that some remedial action is necessary. For each habitat, keystone species, or sensitive species (as applicable), set a threshold level for action. Thresholds may include, a certain percent loss in cover of key coral, or tree species; reproductive failure of fish or bird species. Thresholds can be more effective if set conservatively. It is often the case that habitats have been much reduced (e.g. development) and this can limit a species ability to recover. Under these conditions, it may be prudent to set the threshold level within natural lower limits of abundance. Develop Action Plans Anticipate a worst case scenario. What will you do if bird reproduction fails continually, or if certain corals are disappearing at an alarming rate? Action Plans will need to include the possibility of declaring popular areas off limits for some time. Publicize monitoring and action plans. Keep people informed of your action plan. Let them know that you are caring for the ecosystem and that they need to expect closures if necessary. Keep a summary of your action plan available. Continued evaluation and refinement of monitoring and detection plans Base the monitoring and detection plans on the best available information and science. However, by monitoring we continually gain new information, and insights into the biological dynamics of parks or reserves. Plans should be evaluated regularly, on the basis of new information, to determine if they are still meeting the goals. For example, should certain species receive added attention? Have keystone species or sensitive species been identified? As more information accumulates, patterns, goals, and action plans can become more clearly defined. In addition, be prepared to revise your monitoring and detection plans as improved scientific techniques and methodologies become available. ROLE OF EXPERTS AND VOLUNTEERS Defining success and healthy ecosystems is critical. Trained ecologists and are most valuable here. It is easy to identify "habitat loss" or "reduction in species" as undesirable effects and causes for concern. But how much loss is too much? Where do we set the limits? Trained ecologists can use their expertise to set quantitative guidelines, that are based on the biology and ecology of the ecosystems concerned. For instance, the sea palm depends on regular wave-generated disturbances that extend over an area of l000 cm2 (Paine 1979). Smaller disturbances can drive it locally extinct. Developments that alter the pattern of wave action may result in species loss. Therefore we can use this information to quantify the amount of change (or level of dynamics in the system) that is too much, or not enough. Removal of starfish results in dominance by mussels, and the loss of plants and sessile invertebrates through competitive exclusion (Paine 1980). Competitive exclusion is a natural ecological process but it rarely occurs because starfish are present. Collecting these species will cause serious ecological imbalance and can drive many species extinct. Identifying and solving these problems in a quantitative way is the area to use the talents of biologists. They can help to define thresholds for action and success. A sound scientific basis to a monitoring and detecting plan will make it more likely to succeed. However, successful implementation of a monitoring and detection plan does not depend only on trained biologists. It is vital to include local naturalists, interested citizens and local groups in monitoring and detection. Many of these individuals have a local knowledge of the ecosystem that can contribute much to successful monitoring. It is preferable to use experts to help design a plan, and then to train staff and interested groups in monitoring techniques. Hold workshops and training sessions to explain the need for monitoring, and what is being monitored. Present a clear picture of the scientific rationale. Explain the need to be objective, and consistent, and the consequences of not following these guidelines. Include practical training in techniques of monitoring. Use a variety of different techniques (video, photographic, censuses of plant and animal numbers etc.) so that people with different talents and interests can become involved. Partnerships between science and concerned groups can have remarkable consequences for monitoring and conserving biodiversity. Make all groups part of the solution. QUESTIONS AND ANSWERS How can I distinguish between natural changes and human impact? This is the reason for setting up controls in your monitoring program. Controls are set up in visitor-free areas. If your monitoring shows that particular species are declining in visited areas, but not in control areas, then you have a good indication that visitor impact is the cause of the decline. This is why it is so important to have comparable monitoring sites in control and impacted areas. By contrast, if you find that species are doing poorly in all areas (control and impact) then the cause is likely to be something else. If could be some other form of human impact (e.g. pollution), or natural variability in the ecosystem e.g. an El Nino year, leading to poor reproduction or growth. Can volunteers really collect valuable scientific data? If volunteers are properly trained to collect data from monitoring sites, then volunteers can do an excellent job in collecting scientific data. The key is to provide good training. It is important that volunteers understand the scientific method behind monitoring, and the need for consistency and objectivity in collecting data. Well trained volunteers are often vital to research and monitoring programs. The Christmas Bird count in the US, and bird counts and butterfly monitoring in Europe, are carried out by volunteers (See Box 2). These are some of the best records that we have of bird and butterfly numbers. Results from these surveys have been instrumental in highlighting declines and changes in species numbers (e.g. current decline in Neotropical migrant birds in parts of the US). Our reserve has been suffering from overuse for a long time and is looking pretty bad, is it worth monitoring? Definitely yes, even if things are pretty bad, setting up a monitoring program is worthwhile for many reasons. First, monitoring will tell you if the situation is getting worse, or whether things seem to have stabilized.. Secondly if visitor numbers are increasing, monitoring will show you the effects of increasing use on the area. Thirdly if you decide to reduce the number of visitors to the reserve, monitoring will let you know if and how the ecosystem is recovering. Fourthly the information will be useful for developing a long term management plan for the reserve. And of course having hard evidence to show the effects of overuse always helps when unpopular management decisions need to be made. Humans always impact natural areas. Are you telling us that we need to close everything? No. Humans do impact the natural world as do many other species. However, our numbers are larger, and our impact is usually greater. It is necessary to maintain some pristine areas. These serve as control areas. They are also our safety net. Often pristine areas are the source of new colonists or individuals for degraded areas. It is also important that humans recognize their ties to biological diversity. (After all we are a part of that diversity.) We will always want to enjoy nature. So it is important that we have access. But we do need to ensure that we don't love nature to death. This may mean limiting numbers of visitors over a time period (for example, by using a reservation system, similar to that used by many campgrounds, or hotels). It may mean designating part of a reserve as off-limits. This does not mean that everything is closed. Sound management strategies need not overly interfere with our enjoyment of nature. They can ensure that the natural world is sustained for all to enjoy. What about education, does that help? Education is vital and should be an integral part of any management plan. Visitors should be encouraged to behave in ways that conserve the natural resource. This is best achieved by explaining how certain behaviors harm the resource, and how others protect it. Educating visitors should start before they reach the park or reserve. Information can be provided in hotels, cruise ships, campgrounds, restaurants, and by tour operators. The more types of media in use the better; written pamphlets, attractive signs, videos, table games, guided tours are all goods ways to get a conservation message across. Use as many of these as you can. Encourage visitors to become a part of the conservation team. This can be done by letting them record the numbers of butterflies, bird, corals, butterfly fish etc. that they see on a hike/ tour/ dive. This information can be turned into the park office when they are finished. Have information posted on the results of these informal surveys. If we close-off the most degraded areas of our park, can we predict how long it will take for complete recovery, and do we know that it will return to what it was before? Biological variation is a fact of life. No-one can predict exactly how fast recovery will take place, or exactly which species will return. Biologists can predict in general terms which species are likely to come back first, and whether some species need other species present before they can colonize (information in key biological/ecological interactions will help here). However, although recovery often follows a predictable sequence in many ecosystems, the length of time for recovery can vary quite a lot (from months to years for some ecosystems). Dispersal of spores and larvae, nutrients, water currents, wind and weather patterns can all affect the rate of recovery. Even if many of the species return some of them may -not be as abundant as they were before degradation; others may be more common. It may be possible to return to a healthy and functioning ecosystem, but it is unlikely that it will be exactly as it was before. ACKNOWLEDGMENTS We thank S. P. Courtney, and B. Haas for advice and assistance. Discussions, and visits with Steve Gobatt (BLM), Howard Overtone (Cabrillo National Monument), Caroline Rogers (VI National Park) helped to shape our ideas, but we accept full responsibility for the contents. We acknowledge the support of Oregon Sea Grant and California Sea Grant. REFERENCES AND ADDITIONAL READINGS Boo, E. 1991. Making Ecotourism sustainable: recommendations for planning, development and management. pp. 87-199. In Nature Tourism T. Whelan editor. Island Press. Brosnan, D. M. 1993. Human impact on marine communities: monitoring and management strategies. Recent Advances in Marine Science and Technology 1993 pp. 333-341. Brosnan, D. M. and L.L. Crumrine 1992 Human impact and a management plan for Yaquina Head Outstanding Natural Area. Report to Bureau of Land Management, Department of Interior, USA - 1994 Human impact on marine Communities Journal of Experimental Marine Biology and Ecology 177, 79-97. Duggins, D. 0. 1980 Kelp beds and sea otters: An experimental approach. Ecology 62, 447-453. Lucas, R. C. 1982. Recreation regulations-when are they needed? Journal of Forestry 80,148-151. Menge, B. A.. J. Lubchenco, L. Askenas, and F. Ramsey. 1986. Experimental separation of effects of consumers on sessile prey in the low zone of a rocky shore in the Bay of Panama: direct and indirect consequences of food web complexity. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology 1 00, pp. 225-269. Osenberg, C. W., R. J. Schmitt, S. J. Holbrook, K. E. Abu-Saba, and A. R. Flegal. 1994. Detection of environmental impacts: natural variability. Ecological Applications 4, 16-30. Paine, R. T. 1979. Disaster, catastrophe and local persistence of the sea palm Postelsia palmaeformis. Science 205,685-687. Paine, R. T. 1980. Food webs: linkage, interaction strength and community infrastructure. Journal of Animal Ecology 49,667-685. Parsons, D. J. S. McLeod. 1980. 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This appendix gives further information on the following: Limits of Acceptable Change (LAC) Visitor Impact Management (VIM) Visitor Experience and Resource Protection (VERP) Visitor Activity Management Process (VAMP) The Recreation Opportunity Spectrum (ROS) Limits of Acceptable Change (LAC – see also Table 6.3) Developed by researchers working for the U.S. Forest Service in response to concerns about the management of recreation impacts. The process identifies appropriate and acceptable resource and social conditions and the actions needed to protect or achieve those conditions. Steps of the process: A nine-step process, normally illustrated as a circle of steps: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Identify area concerns and issues. Define and describe opportunity classes (based on the concept of ROS). Select indicators of resource and social conditions. Inventory existing resource and social conditions. Specify standards for resource and social indicators for each opportunity class. Identify alternative opportunity class allocations. Identify management actions for each alternative. Evaluate and select preferred alternatives. Implement actions and monitor conditions. Applications best suited for: The process is a good vehicle for deciding the most appropriate and acceptable resource and social conditions in wilderness areas. It has been applied to wild and scenic rivers, historic sites and tourism development areas. Relationships: The process incorporates opportunity classes based on concepts of ROS and a means of analysis and synthesis. It is built into the USNPS VERP framework. Strengths: The final product is a strategic and tactical plan for the area based on defined limits of acceptable change for each opportunity class, with indicators of change that can be used to monitor ecological and social conditions. Weaknesses: The process focuses on issues and concerns that guide subsequent data collection and analysis. Strategic and tactical direction may not be provided on management topics where there are no current issues or concerns. Process for Visitor Impact Management (VIM) Developed by researchers working for the USNPS and Conservation Association, and for use by the USNPS. The process addresses three basic issues relating to impact: problem conditions; potential causal factors; and potential management strategies. Steps of the process: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Conduct pre-assessment database review. Review management objectives. Select key indicators. Select standards for key impact indicators. Compare standards and existing conditions. Identify probable causes of impacts. Identify management strategies. Implement. Standards are established for each indicator based on the management objectives that specify acceptable limits or appropriate levels for the impact. Applications best suited for: This is a flexible process parallel to LAC that can be applied in a wide variety of settings. It employs a similar methodology to assess and identify existing impacts and particularly the causes. Relationships: Like LAC, this process has been incorporated into the VERP system (see below). Strengths: Process provides for a balanced use of scientific and judgmental considerations. It places heavy emphasis on understanding causal factors to identify management strategies. The process also provides a classification of management strategies and a matrix for evaluating them. Weaknesses: The process does not make use of ROS, although it could. It is written to address current conditions of impact, rather than to assess potential impacts. Visitor Experience Resource Protection (VERP) Created by the USNPS. It is a new process dealing with carrying capacity in terms of the quality of the resources and the quality of the visitor experience. It contains a prescription for desired future resource and social conditions, defining what levels of use are appropriate, where, when and why. Steps of the process: 1. Assemble an interdisciplinary project team. 2. Develop a public involvement strategy. 3. Develop statements of park purpose, significance and primary interpretive themes; identify planning mandates and constraints. 4. Analyse park resources and existing visitor use. 5. Describe a potential range of visitor experiences and resource conditions (potential prescriptive zones). 6. Allocate the potential zones to specific locations within the park (prescriptive management zoning). 7. Select indicators and specify standards for each zone; develop a monitoring plan. 8. Monitor resource and social indicators. 9. Take management actions. Factors, indicators and standards: The following factors are considered in the planning process: park purpose statements statements of park significance primary interpretation themes resource values, constraints and sensitivities visitor experience opportunities resource attributes for visitor use management zones Resource and social indicators, as well as associated standards, were developed for each zone at Arches National Park, where the process was first tested. Applications best suited for: The VERP framework was conceived and designed to be part of the USNPS's general management planning process. This analytical, iterative process attempts to bring both management planning and operational planning together as one exercise. The emphasis is on strategic decisions pertaining to carrying capacity based on quality resource values and quality visitor experiences. The product is a series of prescriptive management zones defining desired future conditions with indicators and standards. Relationships: This process refers specifically to both LAC and VIM. No mention is made of ROS or VAMP. VERP parallels the basic processes of VAMP and ROS, and is seen as a component of LAC (see Table 6.3). Strengths: Like VAMP, VERP is a thought process that draws on the talents of a team and is guided by policy and the park purpose statement. It guides resource analysis through the use of statements of significance and sensitivity, and visitor opportunity analysis is guided by statements defining important elements of the visitor experience. Zoning is the focus for management. Weaknesses: Additional work is required to pilot the approach in different environments. “Experience” is not defined and the indicators for it are absent beyond the examples for Arches National Park. The will and ability to monitor sufficiently to provide information to guide management actions must also be tested. Management Process for Visitor Activities (VAMP) Created by Parks Canada as a companion process to the Natural Resources Management Process within the Parks Canada Management Planning System. The process provides guidance for planning and management of new parks, developing parks and established parks. Steps of the process: The process uses a model based on a hierarchy of decisions within the management programme. Management plan decisions relate to the selection and creation of opportunities for visitors to experience the park's heritage settings through appropriate educational and recreational activities. Decisions about managing and delivering support services for each activity are reflected in the service plan. The basic principles of VAMP are within three Parks Canada documents: Guiding Principles and Operational Policies; Management Planning Manual; and Visitor Activity Concept Manual. General steps of the management plan process are: 1. Produce a project terms of reference. 2. Confirm existing park purpose and objectives statements. 3. Organize a database describing park ecosystems and settings, potential visitor educational and recreational opportunities, existing visitor activities and services, and the regional context. 4. Analyse the existing situation to identify heritage themes, resource capability and suitability, appropriate visitor activities, the park's role in the region and the role of the private sector. 5. Produce alternative visitor activity concepts for these settings, experiences to be supported, visitor market segments, levels of service guidelines, and roles of the region and the private sector. 6. Create a park management plan, including the park's purpose and role, management objectives and guidelines, regional relationships, and the role of the private sector. 7. Implementation – set priorities for park conservation and park service planning. Factors, indicators and standards:Factors that are considered in developing indicators and standards include: visitor activity profiles kind quantity, diversity, location experiences/benefits sought support services and facilities required at all stages of trip cycle stakeholder profiles interpretation theme presentation resource values, constraints and sensitivities existing legislation, policy, management direction, plans current offer of services and facilities at all stages of trip cycle regional activity/service offer satisfaction with service offer Applications best suited for: The detailed process is specific to the planning programme of Parks Canada and is paralleled by the Natural Resources Management Process. The basic VAMP concept incorporates the principles of ROS. The framework will benefit from and can easily incorporate the principles of VIM, LAC and VERP. The focus is assessment of opportunity, while the more precise impact question is left to the Natural Resources Management Process. Relationships: The overall process provides a comprehensive framework for the creation and management of opportunities for visitors within the Parks Canada Management Planning Program. Strengths: Comprehensive decision-making process based on a hierarchy. It benefits from the structured thinking required to analyse both opportunity and impact. It combines social science principles with those of marketing to focus on visitor opportunities. Weaknesses: Although well-developed at the service planning level, VAMP does not yet have the clout it should have at the management planning level, mainly because the “opportunities for experience” definition has not been built into management plans or into the zoning. Recreation Opportunity Spectrum (ROS) Developed by researchers working for the U.S. Forest Service and Bureau of Land Management in response to concerns about growing recreational demands and increasing conflict over use of scarce resources, and a series of legislative directives that called for an integrated and comprehensive approach to natural resource planning. The process comprises six land classes to aid in understanding physical, biological, social and managerial relationships, and to set parameters and guidelines for management of recreation opportunities. Steps of the process: 1. Inventory and map the three perspectives that affect the experience of the visitor, namely the physical, social and managerial components. 2. Complete analysis: a) identify setting inconsistencies; b) define recreation opportunity classes; c) integrate with forest management activities; and d) identify conflicts and recommend mitigation. 3. 4. 5. 6. Schedule. Design. Execute projects. Monitor. The end product is a definition of the opportunity for experience expected in each setting (six land classes—primitive to urban), the indicators of the experience, and the parameters and guidelines for management. Factors, indicators and standards: Seven setting indicators have been identified. They represent aspects of recreation settings that facilitate a range of experiences that can be influenced by managers: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Access Remoteness Visual characteristics Site management Visitor management Social encounters Visitor impacts Criteria have been developed by the U.S. Forest Service for each of the indicators and for each of the six land classes; for example, distance guidelines, remoteness, user density in terms of capacity and frequency of contact, and degree of managerial oversight required. Applications best suited for: This process can be employed in almost all landscape planning exercises. However, the nature of the spectrum, the indicators and their criteria depend on the purpose of the area, the mandate of the organization and the responsibilities of management. Relationships: This management matrix approach has been incorporated into the LAC system (see above and Table 6.3), and can be used with VIM (see above). It has been recognised within VAMP (ditto), but is hindered by the current use of zoning in Parks Canada. Strengths: It is a practical process with principles that force managers to rationalise management from three perspectives: protection of the resource; opportunities for public use; and the organization's ability to meet preset conditions. It links supply with demand and can be readily integrated with other processes. It ensures that a range of recreation opportunities are provided to the public. Weaknesses: The recreation opportunity spectrum, its setting indicators and their criteria must be accepted in total by managers before any options or decisions can be made. Disagreement will affect the rest of the planning programme. ROS maps need to be related to the physical and biophysical characteristics of each area.