PLANIFICACION ECOTURÍSTICA Y CAPACIDAD DE CARGA

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PLANIFICACION ECOTURÍSTICA Y CAPACIDAD DE CARGA
Por
Mitzi
Acevedo
Ejzman,
M.Sc.
División Paisaje y Turismo Sustentable, AMBAR S.A. Chile.
Turismo
Ecológico
Resumen
El significativo auge de la actividad turística y su segmentación, ha generado preocupación en el
ámbito conservacionista, por el crecimiento considerable del turismo que se desarrolla en lugares
naturales. Ante el impacto evidente que produce el turismo tradicional de masas, surge una nueva
propuesta, "el Ecoturismo", concepto que no es adecuadamente entendido siendo ampliamente
usado como una estrategia de mercadeo por su prefijo "eco".
Se identifica la necesidad de clarificar el concepto, con un análisis de sus definiciones mas citadas,
de sus requisitos, de sus objetivos, de sus actores y expectativas. Se revisan los elementos
necesarios para desarrollar una estrategia regional y local, poniendo énfasis en el adecuado diseño
del producto ecoturístico. Se discute acerca de la necesidad de trabajar sobre la certificación de
sustentabilidad turística en los proyectos que involucran áreas silvestres protegidas o por proteger,
públicas o privadas. Se expone uno de los instrumentos que permiten tomar decisiones de manejo:
El concepto de Capacidad de Carga.
El reto es lograr realmente contribuir con la conservación de la biodiversidad, mantener las
tradiciones culturales, contribuir con las actividades de desarrollo de la comunidad local y aumentar
la sensibilidad en el visitante respecto del tema para lograr el tan deseado desarrollo sustentable.
Introducción
La actividad turística es una de las actividades productivas que ha tenido un significativo desarrollo
en los últimos años y una alta participación dentro de la economía mundial (Brandon, 1996;
Ceballos Lascouráin, 1996 y OMT, 1997). Su tasa de crecimiento bordea el 7% anual a nivel
mundial, genera alrededor de 130 millones de empleos y demanda una significativa cantidad de
insumos para satisfacer adecuadamente los servicios que ofrece. Aún cuando se registra en las
cuentas nacionales de un país como un servicio que pertenece al sector terciario de la economía,
puede ser considerado como un producto, por cuanto es tratado como un conjunto de bienes y
servicios que se ofrecen en el mercado y cuya exportación opera a través de la importación de
consumidores, cuya motivación es el país destino y sus atractivos.
Una especialización sin precedentes de la actividad ha llevado a la marcada segmentación que hoy
caracteriza a los mercados turísticos nacionales e internacionales. Al respecto es el segmento
Turismo de naturaleza el que en las últimas décadas ha alcanzado la mayor tasa de crecimiento
dentro del rubro, aproximándose a un 30 % anual (Fillión 1996, Whelam, 1991).y con un impacto
económico que se sitúa en el entorno del US$1 trillón (García, 1995).
Acorde con la preocupación manifestada por el informe Brundtland en 1987 y el programa MAB UNESCO (1997), se debe planificar y desarrollar la actividad turística, particularmente de este
segmento, velando por las relaciones que el turismo de naturaleza tiene con el medio ambiente. En
este contexto el producto turístico de naturaleza, basado principalmente en la oferta de los
recursos naturales con que cuenta un área determinada, depende en un alto porcentaje, de la
calidad y cantidad de los mismos, por lo que es de vital importancia mantener una armoniosa
interacción entre el desarrollo de la actividad y el medio que le rodea.
El Ecoturismo
El concepto de Ecoturismo, surge entonces como una respuesta o reacción ante el inminente
crecimiento del rubro, que implica un desplazamiento masivo de visitantes (y todos los servicios y
actividades que éstos demandan) hacia un medio frágil, para el cual no es clara la consecuencia
de su impacto.
El ecoturismo ha tenido diferentes definiciones en el transcurso del breve período en el que se le
conoce como tal (1983 a la fecha), esto ha provocado confusión y por ello la aplicación del término
es usada ampliamente y a conveniencia de los usuarios.
Solo un factor es común en todas las acepciones: el uso de los recursos naturales como el
atractivo turístico central. Aún cuando pueden estar incluidas expresiones culturales (presentes o
pasadas), el prefijo eco establece que, incluso éstas han de estar insertas en ambientes naturales
poco
alterados.
Sin embargo, resulta cada vez más necesario aproximarse a una versión menos ambigua y más
operativa del concepto, toda vez que el objetivo central del ecoturismo tiene connotaciones
importantes para el desarrollo sustentable imperativo de nuestro planeta.
Entre los aspectos más destacados y valorados del ecoturismo están :
· El contribuir directa e indirectamente a la conservación de la biodiversidad, por lo que su práctica
en áreas protegidas esta siendo cada vez más difundida, y
· El contribuir a mejorar la calidad de vida de las comunidades aledañas a los sitios en que se
practica.
Es un estilo de ofrecer y practicar turismo cuya premisa básica es que el disfrute de las
generaciones futuras no se vea afectado negativamente por los visitantes de hoy día (CeballosLascuráin, 1996).
Esto lamentablemente no siempre es así, debido a que el ecoturismo no se desarrolla ni practica
como tal, por lo que es fundamental trabajar sobre ciertas precisiones del concepto y elaborar
propuestas para una operación idónea.
Antecedentes y Precisiones Acerca del Concepto de Ecoturismo
El turismo de naturaleza incluye todo turismo dependiente del uso de recursos naturales en un
estado poco alterado: paisajes, cuerpos de agua, vegetación y vida silvestre, incluye actividades
que van desde caminatas, aventura, observación de especies entre otras, las que desarrolladas
como turismo tradicional de masas y sin control, puede conllevar a la degradación de muchas
áreas de gran valor para el futuro, generando pérdidas de la diversidad biológica y cultural
(Lascuráin, op cit), base del atractivo turístico del segmento.
Teniendo en cuenta estos elementos y la vertiginosa demanda de este segmento, es necesario
establecer una aproximación ambientalmente responsable de este tipo de turismo e identificar los
elementos que hacen la diferencia.
Así, bajo los lineamientos de un turismo sustentable surge, como una categoría específica del
turismo de naturaleza el ECOTURISMO.
Entre las definiciones de ecoturismo existente. Tres son probablemente las más citadas y utilizadas
en la actualidad, por la claridad de sus sentencias: la del Programa de Ecoturismo de la UICN que
lo define como "un viaje ambientalmente responsable y la visitación hacia áreas relativamente poco
alteradas con el fin de disfrutar y apreciar la naturaleza para promover sus recursos, teniendo
visitas de bajo impacto y promoviendo beneficios socioeconómicos que involucren a las
poblaciones locales" (Ceballos-Lascuráin, 1996); la de la Sociedad Mundial de Ecoturismo que
establece una definición similar : "el ecoturismo es un viaje responsable hacia áreas naturales para
conservar el ambiente y mejorar el bienestar de la gente local" (Western,1993 en Budowski,1995),
y la del Congreso de Ecoturismo desarrollado en Belice en 1992 en que se definió el concepto
como "Turismo dedicado al disfrute de la naturaleza de forma activa, con el objetivo de conocer e
interpretar los valores naturales y culturales existentes, en estrecha interacción e integración de las
comunidades locales y con un mínimo impacto para los recursos; sobre la base de apoyar los
esfuerzos dedicados a la preservación y manejo de áreas naturales donde se desarrolla, o de
aquellas prioritarias para el mantenimiento de la biodiversidad" (en Villa, 1992).
En estas definiciones, es posible identificar en qué consiste el ecoturismo, a través de sus objetivos
explícitos e implícitos y la consecuencia esperada de su operación... elementos que vale la pena
destacar como los ejes centrales para su planificación y ejecución.
1.-Se trata de un viaje o tipo de turismo responsable o más aún ambientalmente responsable hacia
áreas naturales.
2.-Su objetivo (fuera del implícito de disfrute) es contribuir a conservar el ambiente, comprendiendo
éste los aspectos físicos, la biodiversidad y las manifestaciones culturales.
3.-Su consecuencia esperada es la de generar beneficios al ambiente, a las personas o
comunidades de las áreas involucradas o de su entorno inmediato, así como al turista.
Surgen de estos elementos actores y acciones que evidentemente demandan planificación
rigurosa de la actividad, límites, normativas y responsabilidades en la operación ecoturística. El
concepto de ecoturismo no permite la calificación de bien hecho o mal hecho ... si no cumple con
esos elementos no es ecoturismo.
Los actores involucrados en una estrategia de ecoturismo local u operación ecoturística son:
Los administradores o responsables del área donde se sitúa el (o los) atractivo(s). El gobierno local
y/o representantes de las comunidades de la zona o aledaña a dicha área, los touroperadores,
como principales canales de distribución y por supuesto los visitantes (ambos constituyen el
mercado meta que se requiere atraer) .
Estrategias regionales y locales para el Ecoturismo
El plan estratégico deberá idealmente ser elaborado con la participación de los tres primeros
estamentos, los que desarrollarán sus planes operativos específicos dentro del contexto
previamente establecido.
El punto de partida se sitúa en el lugar donde físicamente se ubica el área que cuenta con el
atractivo, la administración de ésta planificará de acuerdo a sus características el uso del sitio bajo
un criterio de sustentabilidad ambiental, económica y de satisfacción para el visitante.
Para ello se considerarán estudios de base que permitan establecer los sitios apropiados para la
visitación, su intensidad de uso (capacidad de carga), las medidas de manejo necesarias para
atender ese número de visitantes, el número mínimo de visitantes que le permita financiar los
costos y generar las utilidades deseadas y los elementos que le garanticen la satisfacción y
seguridad del visitante en términos de potenciar el valor de sus atractivos, la promoción de su
conservación y la recreación.
Los resultados de estas investigaciones de base serán contrastados y complementados con
quienes se verán directamente impactados por esta visitación, estas son las comunidades insertas
o aledañas al área que concentra los atractivos. Esto implica identificar el grado de interés, y la
capacidad que la comunidad tiene de recibir a dichos visitantes, en términos de:
a) la infraestructura con que cuenta (caminos de acceso, electricidad, agua potable, evacuación de
desechos,
comunicaciones,
seguridad,
atención
de
salud,
etc);
b)
de
la
planta
turística
(hospedaje,
alimentación);
y
c) de otras actividades que contribuyan a diversificar el producto turístico y mejorar sus ingresos
(fiestas tradicionales, venta de productos típicos, guiado hacia otros atractivos, etc.).
Todo esto demanda un análisis de costo/beneficio que permitirá corregir el rango de visitación
ambiental y económicamente permisible previamente calculado para el área en cuestión. Ahora,
con el componente social incorporado se cuenta con una capacidad de carga integral, gravitante
para que el desarrollo de la actividad no impacte negativamente los valores socioculturales de los
habitantes, que no podemos olvidar han vivido por siempre en la zona.
Es importante tener en cuenta que el turismo es una actividad compleja, dinámica y altamente
dependiente de la presencia de visitantes. Es aquí donde el tercer y cuarto estamento tiene una
importancia fundamental: se puede tener una magnífica oferta, con el mejor atractivo, la mejor
planificación para el manejo de visitantes, con todas las consideraciones ambientales y sociales,
pero si no se cuenta con los visitantes (la demanda), no hay turismo.
Producto ecoturístico
La diferencia entre turismo tradicional y ecoturismo se puede resumir en este gravitante concepto
de teoría turística : el Producto Turístico, en el diseño del producto ecoturístico éste es sutilmente
diferente, por cuanto aporta un valor agregado a su materia prima (el atractivo natural o cultural) en
el contexto ambiental y sociocultural. El visitante consciente de la problemática de sustentabilidad
del planeta lo valorará y disfrutará en su cabal dimensión, el visitante ajeno a dicha problemática se
sorprenderá al sentirse involucrado con su contribución al desarrollo sustentable del área visitada.
El país en su contexto global ganará en términos de ingreso de divisas, conservación de su
biodiversidad, mantenimiento de su acervo cultural, mejoramiento de la calidad de vida de sus
habitantes y gozará del prestigio y promoción que otorga un visitante satisfecho.
El producto ecoturístico se debe mercadear como tal, destacando el atractivo, sus servicios y sus
valores, como propuesta que pone énfasis en la conservación del ambiente y en los beneficios que
genera a los habitantes locales.
La participación mancomunada de administradores o dueños de áreas con valor natural y/o
cultural, de los habitantes locales y de los operadores de turismo, dispuestos a promover dichos
valores, es fundamental para el logro de esta actividad de disfrute y aprendizaje enmarcada en el
tan deseado desarrollo sustentable.
Ecoturismo y certificación
Quizás uno de los problemas más importantes que se presenta para el país y para los operadores
de ecoturismo es el que los diferentes productos turísticos que se ofrecen y venden como
ecoturismo no responden a la expectativa del concepto, generándose una distorsión y deformación
del mismo. Al no existir un organismo regulador de la actividad turística en Chile y no tener claridad
respecto del concepto, la situación puede ser más grave de lo que parece, tanto por el negativo
impacto que el pseudoecoturismo genera sobre los recursos naturales y las culturas destino, como
por la "estafa" que a los ecoturistas, visitantes provenientes de diferentes países del mundo, se les
ocasiona.
Esta preocupación demanda como alternativa de solución el generar un mecanismo a través del
cual sea posible certificar que un producto ecoturístico cumple éticamente con lo que de él se
espera para llamarlo como tal.
Es de primera necesidad la constitución de un organismo o entidad reguladora que pueda certificar
la sustentabilidad turística de una propuesta, operación, planta o producto ecoturístico. En este
sentido algunos países han constituído Sociedades Nacionales de Ecoturismo, filiales de la
Sociedad Mundial de Ecoturismo, las que compuestas por empresarios operadores, académicos,
autoridades del sector público e interesados en el tema, establecen códigos de ética, evalúan,
certifican y producen guías en las que se destacan aquellos operadores y planta ecoturística que
cumplen con los elementos básicos del ecoturismo.
Capacidad de Carga
La atención y recepción de visitantes constituye un aspecto creciente e importante en el manejo de
áreas naturales: recreación, educación e investigación constan entre los objetivos de varias
categorías de manejo.
El administrador de un área natural, además de cumplir con la misión de proteger la diversidad
ecosistémica y biológica de un área también brinda servicios en el contexto turístico, éstos pueden
ser directos o indirectos. Entre los primeros se cuenta la entrega de información e insumos para el
bienestar, satisfacción y seguridad del visitante y entre los segundo se encuentra la gran gama de
actividades de manejo (facilidades para la interpretación, control de impactos sobre los recursos
atractivos, manejo de los visitantes para minimizar impactos sociales, etc.) que la administración de
un área debe realizar para que el ecoturista con requerimientos muy variados y específicos
experimente una adecuada calidad de su experiencia turística.
Es evidente que el aprovechamiento turístico recreacional de un área debe garantizar
sostenibilidad en el uso de los recursos, los que constituyen valiosos atractivos naturales y/o
culturales y que, estando bajo un régimen de protección, deben otorgar satisfacción al largo plazo
para los visitantes. Las áreas ceben ser manejadas de forma que los impactos negativos sean los
mínimos posibles. De allí el interés por identificar la máxima intensidad de uso permisible a la
capacidad de carga de un área constituya una preocupación declarada desde hace ya varias
décadas.
El Origen del Concepto de Capacidad de Carga
El concepto aplicado de Capacidad de Carga tiene su origen en la cría de ganado y manejo de
recursos renovables. A menudo se aplica para estimar e indicar un nivel permitido de explotación,
esto significa una aproximación en términos cuantitativos de la explotación potencial de un cierto
sistema, sin que esto cause deterioro de tal sistema, dentro de un marco de referencia establecido
por un objetivo previamente fijado. (Reck, 1992).
Se define comúnmente como el nivel máximo de uso que un área puede sostener, fijado por
factores naturales de resistencia del medio ambiente, tales como alimento, refugio, o agua (Moore,
1987, Stankey, MC. Cool y Stokes, 1991). Pasando ese punto clave, no solo se minimizan futuros
incrementos en la población dependiente (árboles, ganado, peces, etc.) sino que el mismo recurso
(suelo, pasto, agua, etc.) comienza a deteriorarse.
El concepto más docto de Capacidad de Carga surge entonces en un contexto ecológico, a nivel
de dinámica poblacional y establece la capacidad de un sistema de soportar un población de un
tamaño determinado, en base a la disponibilidad de recursos tales como: espacio, nutrientes, luz
alimentos, refugio, etc. (nicho ecológico). Esto implica que dicha población pueda satisfacer sus
necesidades vitales de alimentación, reproducción, dispersión con un nivel de competencia inter e
intraespecífica tal, que la pérdida de biomasa por muertes o emigración iguale a la suma de
incremento poblacional, dado por los nacimientos, crecimiento individual e inmigración (Reck,
1992). La base científica de este concepto está dada por que el tipo de crecimiento poblacional de
una especie describe una función semilogarítmica (sigmoidea, ver fig.1), en la cual se identifica
claramente un periodo de crecimiento lento en la fase inicial, seguida de un crecimiento
exponencial, cuya tasa de crecimiento va decreciendo en función de la disponibilidad de recursos,
hasta llegar a un nivel de crecimiento cero, donde se estabiliza el tamaño poblacional, regulado por
la capacidad de carga (k) del ecosistema, el número en el cual se estabiliza el tamaño poblacional independiente del tiempo- corresponde a un Nk que expresa la capacidad de carga del sistema. En
condiciones de recursos limitados, ésta es la función que describe el crecimiento poblacional de
cualquier especie, por lo que este concepto fue de gran ayuda para en agricultura y ganadería, ya
que su aplicación práctica para definir densidad de los cultivos, el número de ganado pastando y el
tiempo de cosecha apropiado, constituyó significativamente a optimizar el rendimiento de estas
actividades productivas.
El concepto de Capacidad de Carga se empieza a usar en la literatura, Dasmannn (1984)
resumiendo las formas más importantes en las que es usado el término presenta tres definiciones:
· El número de animales de una especie dada que un hábitat soporta, determinado por la
observación durante un período de años.
- El límite superior de una población, arriba del cual el crecimiento no puede incrementarse por no
ser sostenido, y
· El número de animales que un hábitat puede mantener en una condición saludable y vigorosa.
El concepto se fue ampliando en su uso y se establece que la Capacidad de Carga esta
determinada en primer lugar por los objetivos de uso de la tierra. Así por ejemplo cuando la
conservación de la naturaleza , es el primer objetivo y las funciones reproductivas, de protección y
de regulación se deben mantener, la explotación esta limitada: las consideraciones son muy
diferentes si se trata de un bosque recreativo o un bosque productor de madera. Así considerando
el marco de referencia, establecido por el objetivo, la Capacidad de Carga es afectada por una
serie de variables de acuerdo con el área evaluada (Mensik et al, 1991).
Summer en 1942 (citado por Frazier, 1990) define Capacidad de Carga como "el máximo grado de
uso recreativo que un sitio silvestre puede recibir en forma consistente con la conservación a largo
plazo". Esta es la base para el término moderno del manejo recreativo en áreas silvestres. El
concepto fue adoptado como una guía para las decisiones en el manejo de la recreación en
general y en el manejo de las áreas silvestres en particular.
Se inicia la argumentación respecto de los valores humanos buscados por la recreación. Wagar en
1964 definió la capacidad de carga como el nivel de uso recreativo que se puede mantener,
mientras al mismo tiempo se proporciona una recreación de calidad. Implícito en esta definición así
como en otras escritas en este tiempo está el reconocimiento de al menos dos componentes de
Capacidad de Carga: un ambiente de calidad y una experiencia recreativa de calidad. Esta
característica del concepto de Capacidad de Carga Turística, que la hace diferente al concepto
general de capacidad de carga, aún cuando es un poco controvertido y de no fácil medición, es el
que se ha adoptado con éxito a situaciones de áreas protegidas que permiten el uso público. En
estas circunstancias no solo interesa la respuesta de los parámetros biológicos del sitio de uso
turístico sino que también es de gran valor la calidad de la experiencia recreativa que tenga el
visitante ( Moore, 1987 y Cifuentes, 1990), ya que el uso no solo podría impactar los recursos
físico/ biológico del área tales como suelo y vegetación, sino también el carácter la experiencia
recreativa.
A mediados de la década del 60 los investigadores comenzaron a explotar las motivaciones, las
percepciones, las satisfacciones y la disposición de los visitantes. La atención en estas
investigaciones se dio al descubrimiento de las variables que contribuirían a que los visitantes
tuvieran experiencias satisfactorias, la variable a medir estaba asociada a la medida en que la
gente se sentía feliz o infeliz, satisfecha o insatisfecha con la experiencia recreativa. (Priddle, Clark
y Douglas, 1973, citado en Rodríguez, 1992).
Según los autores citados las investigaciones centraron su atención en la necesidad de entender la
capacidad de carga en función también del comportamiento de los individuos en determinados
ambientes, especialmente el número máximo de usuarios que se podían acomodar en un sitio
particular logrando una experiencia satisfactoria.
Estas interpretaciones, aunque varían, indican que la investigación sobre capacidad de carga
busca establecer umbrales ecológicos y de conducta, más allá de los cuales el ambiente físico se
deteriora y el disfrute por parte del usuario disminuye. Consecuentemente con estas interrogantes
se requiere investigación pura para determinar las relaciones y los procesos que gobiernan los
cambios en el ambiente natural, así como también los procesos por medio de los cuales los
individuos desean percibir la "silvestridad" del ambiente que les rodea.
La Capacidad de Carga es un concepto cuya definición y aplicación ha variado mucho des de que
se usó por primera vez referido a la carga animal por unidad de área que causa el menor impacto
sobre el ambiente. Por su dinamismo ha venido ampliándose su uso y hoy día se le relaciona con
gran parte de los recursos naturales renovables disponibles para el hombre.
Capacidad de Carga Turística
Posteriormente en le década del 70, el concepto se utiliza para expresar carga ambiental y aún
cuando no fue de gran éxito entre políticos y administradores, por su fría objetividad y complejidad
numérica (Maldonado, 1992) el concepto fue adoptado y referido hacia ámbito turístico
recreacional y socioeconómico.
Dunkel en 1984 analizando la progresión en el número de turistas que llegaron a las islas Vírgenes
y Bahamas, posterior a la segunda guerra mundial, llega a curvas semilogarítmicas como las que
describe una población biológica alcanzando la capacidad de carga del ecosistema (figura 1),
concluye Dunkel que aún cuando no es directamente comparable, con está técnica de manejo
quizás lo más importante sea el intento de establecer límites superiores (k) a los volúmenes de
turistas.
La relación de este concepto con la sustentabilidad la establece Sadler, 1988 (en Maldonado,
1992), al plantear que la idea de capacidad de carga proporciona un marco de referencia que
subraya la importancia de mantener un nivel e integración de desarrollo que sea ambiental y
culturalmente sustentable.
En este contexto la aplicación del concepto al Manejo de Áreas Silvestres, cuyos objetivos
involucran la recreación, abre una serie de oportunidades para la planificación y desarrollo de
nuevas opciones de manejo dentro de las mismas.
Al respecto la Capacidad de Carga Turística según Carr (1982) está definida como el nivel óptimo
de visitantes para el cual un área silvestre es diseñada y desarrollada, para lograr el nivel óptimo
debe tomarse en cuenta dos criterios básicos:
· Preservar áreas naturales representativas y
· Ofrecer oportunidades para experiencia especiales de recreación al aire libre
Para Hendee (1990) el manejo de áreas silvestres protegidas es muy complejo e involucra el
establecimiento de trece principios básicos, dentro de los cuales el determinar la Capacidad de
Carga es necesaria para prevenir cambios violentos en la naturaleza. CC (el uso que un área
puede tolerar sin cambios irreversibles).
Aplicando a áreas silvestres el concepto de capacidad de carga turística posee dos importantes
parámetros. Físico- biológico y social psicológico. La dimensión social - psicológica se refiere a los
niveles de uso y a las concentraciones humanas que u área puede acomodar en la "soledad y
silvestridad" de modo que la calidad de la experiencia no sea disminuida.
Muchos estudios documentan sobre la soledad (la privacía de las personas respecto de otros
grupos, particularmente de grupos grandes y de otros usuarios del sitio de campamento) como el
más importante atributo de la experiencia en un área silvestre (Stankey et al, 1990).
Ya que alguien debe decidir que combinación de necesidades y deseos son apropiados Wagar
concluye que "las decisiones finales para limitar el uso recreacional debe ser de una naturaleza
administrativa". Burden y Randerson 1972 (en Rodríguez, 1992) subrayaron que la cantidad de uso
que un área puede recibir si deteriorarse ambientalmente depende de los objetivos de manejo
declarados para el área, así como también el grado de "naturaleza" (estado natural de manejo que
se quisiera mantener en el área) deseado. Dependiendo de los objetivos de manejo un área podría
tener una serie de capacidades establecida para ello: un bajo nivel de uso recreativo que podría
preservar una especie sensible en peligro o rara un nivel más alto que podría preservar un grado
aceptable de propagación de una especie terrestre y uno más alto que podría preservar la
cobertura natural de pastos naturales completa y aún más alta en la que la cobertura natural de
pastos es dependiente de fertilización artificial, siembra y riego.
Holder (1988) destaca que el concepto involucra dos ámbitos fundamentales: aquel que afecta
directamente a los recursos, tanto por impacto producido a los ecosistemas (que es el recurso
ecoturístico en sí), como al bienestar de los propios turistas.
Maldonado (1992) refuerza esta idea citando a Muller que plantea que es vital distinguir dos
interpretaciones: en una, la capacidad de carga se refiere a la densidad óptima de turistas para el
beneficio de su disfrute; la otra en términos de impacto ambiental, en la que dicha Capacidad de
Carga se refiere a cierto nivel de actividad turística por sobre el cual ocurrirá deterioro físico de los
recursos, daño a los hábitats naturales, o la destrucción de algunas especias. Una tercera
interpretación es agregada por Clark (1990) y es la capacidad de carga social.
En 1992 Cifuentes publica un procedimiento metodológico, que aglutina las experiencias de varios
años en el tema (Parque Nacional Galápagos, Ecuador y Reserva Biológica Carara, Costa Rica
entre otros). Su metodología aporta elementos de gran valor, toda vez que considera, en dos
propuestas fundamentales la realidad Latinoamericana del Manejo de Áreas Protegidas: Primero
que el procedimiento a aplicar sea comprensible, sencillo y útil para determinar la capacidad de
carga del área protegida en estudio y segundo propone tres niveles de capacidad de carga, uno de
los cuales considera la capacidad de manejo del área de estudio. Posteriormente, Cayot et al
(1996), utilizando la metodología de Cifuentes realizan la determinación de la capacidad de carga
turística en los lugares de sitios de visita del Parque Nacional Galápagos, en un trabajo de gran
envergadura que analiza 52 sitios de visita y que aporta además el concepto de selección y
monitoreo de indicadores de impacto que permitan reevaluar las estimaciones de Capacidad de
Carga en forma periódica.
"INTENSIDAD DE USO TURÍSTICO EN ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS"
Presentación Y Enfoque Del Proceso
La metodología que se presenta en este estudio, fue diseñada por el Equipo Consultor tomando
como referencia las tres primeras metodologías expuestas relacionadas con la Intensidad de Uso
Turístico en Áreas Silvestres Protegidas: Límite Aceptable de Cambio (LAC - Stankey et al, 1985),
Manejo del Impacto de los Visitantes (VIM - Graefe et al, 1990) y Determinación de la Capacidad
de Carga Turística (Cifuentes, 1992). Este sistema propone el desarrollo de una metodología que
en el corto plazo sea capaz de describir, evaluar y comparar las condiciones de distintos Sitios de
Visita de las Zonas de Uso Público de una Unidad, para a través de éste análisis, establecer si la
intensidad de uso turístico de un área, medida a través de sus efectos, es coherente con los
objetivos de protección de sus recursos y su uso sustentable de servicio público.
Cuando se considera pertinente, porque los requerimientos administrativos lo establecen, la
metodología permite dentro de su esquema global y modular ir en la búsqueda de un valor
específico de Capacidad de Carga Real y Efectiva para un sitio. Este paso se considera, no como
una fase obligatoria o terminal, sino como una alternativa de complemento a lo que se ha
detectado como la principal debilidad del manejo de uso público para las áreas protegidas chilenas:
el proceso de planificación y control de la visitación a los ecosistemas representativos que
resguarda y protege el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE). Por ello se
propone trabajar la Capacidad de Carga Turística como una estimación, a la hora de proyectar un
sitio de visita dentro de una Unidad y como una determinación si el manejo de un sitio de visita
existente lo demanda.
La metodología se aplica vía un Sistema de Monitoreo Ambiental que permite determinar impactos
y aplicar medidas de manejo y mitigación interactivas a la unidad de SNASPE, bajo un sistema
estandarizado que contempla tres niveles o escalas de acción: Macro, la Unidad SNASPE como un
todo, Meso, la Zona de Uso Público (ZUP) como la zona objetivo y, Micro, los sitios de visita como
la unidad mínima de análisis y acción.
Esta metodología cumple los siguientes requerimientos:
1. Tiene la capacidad de homogeneizar un proceso de análisis, mitigación, manejo y monitoreo
para todas las unidades del SNASPE.
2. Identifica potenciales y reales problemas en sitios de visita para aplicar medidas de mitigación y
manejo, vía un sistema estandarizado de monitoreo permanente
3. Da la posibilidad de construir la base para un desarrollo sustentable de la ZUP basado en un
fortalecimiento del uso de informática, bases de datos de los principales elementos biogeográficos
e infraestructura de la ZUP.
4. Limita la aplicación de capacidad de carga y los costos relacionados, sólo a los sitios de visita
problemáticos que han sido identificados previamente vía monitoreo.
5. Presta utilidad tanto para el diseño de la Zona de uso Público de un área y el análisis de los
sitios de visita proyectados por la administración, como para trabajar aquellas zonas donde la
infraestructura ya existe.
6. Su base metodológica puede ser aplicada a cualquier Área Protegida del SNASPE.
7. Sus costos de implementación son razonables, por cuanto utiliza elementos existentes como
base de trabajo y está diseñada para requerir el mínimo posible de especialistas para su
aplicación.
La Metodología se desarrolla en seis etapas (figuras 1.1 y 1.2), las que se presentan bajo el
concepto de modularidad, es decir la mayoría de ellas por sí sola ofrece un producto de utilidad
para cada Unidad y constituye una base a la que se puede incorporar información para generar
otros productos (SIG para SNASPE, una EIA etc.). En su conjunto las etapas permiten evaluar los
impactos que provocan las diferentes intensidades de uso turístico en un área, más por los efectos
de la visitación que por el número de visitantes, siendo posible a la vez, cuando sea necesario,
determinar la capacidad de carga de un sitio en particular.
A través de un Sistema de Monitoreo Ambiental esta metodología se comporta como un proceso
interactivo, por cuanto sus resultados retroalimentan la base de datos de cada unidad y permite el
control de las medidas de manejo implementadas.
La metodología para determinar la Intensidad de Uso Turístico al interior de un ASP, corresponde a
un proceso interactivo de análisis y acción, calificado como un "Sistema de Monitoreo Ambiental",
cuyos resultados retroalimentan la base de datos del ASP y permiten tomar y controlar las medidas
de manejo necesarias, para minimizar los efectos negativos de la visitación turística.
Esta metodología cuenta con seis etapas, que se exponen a continuación:
Etapas para determinar la Intensidad de Uso Turístico en un ASP
ETAPA 1 Caracterización diagnóstica de la ZUP del área silvestre protegida
ETAPA 2 Determinación de las clases de oferta turístico ambiental (COTA) al interior de la zona de
uso
público.
ETAPA 3 Caracterización de la oferta recreativa existente y/o proyectada: · Sitios de visita·
Estimación
de
carga,
indicadores
de
impacto
y
estándares
ETAPA 4 Evaluación del estado de situación de cada sitio de visita:· Identificación de impactos
ETAPA 5 Definición de estrategia de manejo, herramientas e implementación · Acciones de manejo
y/o
mitigación
de
los
impactos.
ETAPA 6 Plan de monitoreo: · seguimiento de las acciones de manejo
Conclusiones
· El Ecoturismo puede constituirse en un potente instrumento para la conservación de la
biodiversidad y como un eje de desarrollo para las comunidades locales aledañas o insertas en las
zonas de atractivo turístico SI y SI este cumple con sus requisitos basico:
o
Ser
Rigurosamente
o
Ser
no
o Desarrollar a través de estrategias definidas los beneficios esperados del rubro.
planificado
masivo
· En la planificación eco turística, se distinguen como relevantes al menos los siguientes
elementos:
o
Identificación
de
actores
relevantes
o
Reconocimiento
territorial
y
sociocultural
o Estimación de la capacidad del territorio para el desarrollo de la actividad
De las cuatro metodologías, la de Capacidad de Carga Turística, de Cifuentes, y los procesos VIM
y LAC son seleccionados como base para el desarrollo de la cuarta metodología que permite
enfrentar la intensidad de uso en las áreas silvestre
· Se considera importante ofrecer como producto de la metodología una identificación de las zonas
y sus sitios de visita, así como los factores críticos de las unidades del sistema, que permita:
identificar los objetivos de uso apropiados para planificar una gestión sustentable del territorio, en
términos de dimensionar los riesgos ecológico patrimoniales y la planta e infraestructura a
desarrollar en el tiempo considerando la sustentabilidad del territorio. Se propone mejorar la
percepción de la componente social.
· Se propone incorporar en el proceso administrativo de las zonas, los procesos de planificación del
manejo de impacto de visitantes, a través de identificar impactos, adecuados indicadores de los
mismos y condiciones deseadas o estándares, que permitan un monitoreo sistemático.
· Para ello en la tarea de complementar ambas propuestas (determinación de la Capacidad de
Carga con identificación, evaluación y monitoreo de los impactos del visitante) se rescatan los
pasos del 1 al 6 de VIM y LAC para efectos de desarrollar una fase inicial de la metodología,
producto de la cual se identificaría la necesidad de realizar una determinación de la Capacidad de
carga turística de aquellos sitios de visita que presenten el requerimiento o aquellos
administradores que requieren el respaldo cuántico para la toma de decisiones administrativas de
manejo.
GUIDELINES
IMPACTS
FOR
MONITORING
AND
DETECTING
VISITOR
Ecology In Action (EIA) is the technical bulletin of Sustainable Ecosystems Institute (SEI)
Mission
Statement
SEI works to sustain ecosystems and the people who depend on them. We focus on areas of
current or potential conflict and bring about cooperative solutions.
SEI acknowledges the help and support of Oregon Sea Grant, California Sea Grant, the
Bureau Of Land Management, Carl Halvorson, and Betsy Abbott, in the research and
publication of this bulletin.
GUIDELINES FOR MONITORING AND DETECTING VISITOR IMPACT
1 Set overall goals, and assemble team.
2. Gather baseline information identify plant and animal species present, including rare or
threatened species identify potential indicator species identify key species and ecological
interactions identify main habitat types identify other areas e.g. historical sites define
concerns e.g. trampling, diver impacts etc.
3. Refine ecological goals, using baseline information.
4. Design the monitoring program. Monitoring will include: visitor numbers and activities,
key species, sensitive species, indicator species, habitat area. Include volunteer, visitor, and
community monitoring programs in addition to staff activities.
5. Set up monitoring sites in control and impacted areas (include representatives of main
habitats).
6. Decide how data will be analyzed and interpreted.
7. Set thresholds for action.
8. Develop action plans to respond to impacts. Publicize these plans, and make visitors
aware of them.
9. Continually evaluate monitoring and action plans to ensure that they meet the ecological
goals.
SEI visitor monitoring and detection guidelines 1994. ©
GUIDELINES FOR MONITORING AND DETECTING VISITOR IMPACTS
Deborah. M. Brosnan, John Elliott, Timothy Grubba, and Ingri Quon. Sustainable
Ecosystems Institute, 0605 SW Taylors Ferry Road, Portland Oregon 97219 USA. ©
SUMMARY
Visitor impact is a major cause of concern in many parks and reserves. To preserve healthy
ecosystems we need to be able to identify the nature and extent of visitor impact.
Scientifically based monitoring and detection plans can form part of a management strategy
that conserves fragile ecosystems, and allows for human recreation. This paper presents
general guidelines for designing a monitoring plan. Main steps in developing a monitoring
plan are: Set overall goals and establish a team to help develop a strategy; Gather
information on key biological and ecological processes; Refine ecological goals; Design a
monitoring plan; Set up areas to monitor in impacted and non-impacted (control) areas;
Decide how data will be analyzed and interpreted; Set thresholds for action; Develop action
plans to respond to impacts; Continually evaluate and update monitoring and management
strategies. It is also important to include all users (especially traditional users), local
community and business representatives, and conservation groups in any strategy. We
recommend that monitoring plans be well publicized. This is so that the reasons for any
required actions are clear, and are consequently more likely to be supported. Visitors and
volunteers should be involved in monitoring programs. The final section of this paper is a
series of replies to frequently asked questions.
INTRODUCTION
Human impact on natural ecosystems is seen as an increasing problem worldwide (e.g. US
National Park Service 1992). How can we maintain healthy ecosystems and allow for
recreational, educational and traditional use? At one time designating reserves or parks was
seen as a way to protect unique ecosystems. Ironically, overuse is now destroying the very
resource that reserves were set-up to protect. Closing-off vast areas of the natural
environment is rarely a viable option. Neither is it altogether desirable. It is important that
humans appreciate and respect nature; this can only be learned in a natural setting. How
then can we balance the needs of a fragile environment and human needs? One approach is
to re-evaluate the concept of a reserve or park. In the past, once a reserve had been
designated, it was assumed that nature could take care of the biology. We now know that
this is mistaken. Inadvertent human impact can often cause habitat destruction and species
loss. A more enlightened approach is to monitor human impact in reserves, and to develop
ecological goals, and actions plans. This general concept has many names, including
determining carrying capacity, and limits of acceptable change. Whatever it is called, the
basic message is the same: Ecosystems need monitoring and protection.
What do we monitor? How can we detect human impact, and distinguish it from natural
variability in species abundance? SEI is often asked these questions by reserve managers,
and others interested groups. This paper answers these questions by providing information
on how to monitor and detect human impacts in natural ecosystems. This report is a
practical guide to the key points of monitoring and detecting visitor impacts. The details
will vary somewhat, depending on the type of park and ecosystem (e.g. marine or
terrestrial). This paper is not a management plan, but it is designed to be incorporated into
an overall management plan for parks, reserves, or any frequently-visited natural area.
Who should monitor? Anyone involved in managing a natural resource. This includes
biologists and managers of parks and reserves. Anyone with responsibility in areas of
ecotourism, including tour operators, and hotel owners who frequently bring visitors to the
same areas. Local conservation groups or communities with an interest in protecting their
resources. Ideally a monitoring program should be set up before opening a park or reserve
to public use. However, even if a reserve has been operational for sometime, if there is no
monitoring plan, then one should be developed and implemented.
GENERAL GUIDELINES
Set overall goals and establish a team.
One of the first steps should be to set overall goals for the park or reserve. For instance,
sustainability, and naturalness will be goals of most parks. Other goals might include, an
ability of the ecosystem to recover to natural-like conditions; maintaining or increasing
numbers of sensitive or threatened species; increasing the amount of key habitats. At this
stage it is also important to identify the main concerns. Depending on the type of park these
could
include
human
trampling,
diving,
boat
use
etc.
Once the overall goals have been determined, then set up a team to help implement these
goals through a monitoring plan. This team should consist of, at minimum, managers who
are responsible for the park or reserve, scientists (and other experts as required, e.g. cultural
anthropologist), representatives from local conservation groups, and the community,
representatives from businesses that use the resource (e.g. ecotour operators, hotel owners,
dive operators, cruise ship industry). Particular attention should be given to the special
needs of traditional users of reserves. The needs of these groups must be integrated into the
overall monitoring and management goals. Local naturalists, and traditional users often
have a wealth of information on historical changes, and natural history of species. This
information can enhance the overall monitoring plan. Their knowledge should not be
ignored. The important point is that all groups should feel that they have responsibility for
the natural area.
Gather baseline information
This step is crucial to the monitoring plan. It is vital to understand the types of species and
habitats that are included in the park/reserve. It is important to determine as far as possible
if there are any key species or processes. This is the area where biologists and other experts
are essential to good design. The following paragraphs include details of important
biological and ecological processes to consider.
Biological Information and Ecological Processes
Keystone (Key) species:
In many ecosystems there are keystone species (or key species), these are species that
literally hold the ecosystem together by their interactions with other species. Without them
the ecosystem would be very different. One example of a keystone species is the Sea Otter
(e.g. Duggins 1980). Sea Otters feed on shellfish (abalone and sea-urchins). In turn
shellfish eat seaweeds, particularly kelp. When sea otters are present, they keep shellfish in
low numbers. Kelp grows and forms extensive kelp beds. Kelp beds are nursery grounds for
many fish. They also provide a habitat for many invertebrates. In short they increase
diversity in an area. When sea-otters are absent, shellfish increase in numbers. Kelp
declines and the ecosystem consists of crustose corraline algae and urchins (urchin
barrens). Key species are not always the large, obvious species in ecosystems. For example,
fungi are key species in many forest ecosystems. Because of the great effect that key
species have on ecosystems, it is important to try and identify any that are present in the
ecosystem. If they are present, then particular attention must be given to monitoring these
species. However, not all ecosystems have keystone species; instead many species interact
to maintain diversity (e.g. Menge et al 1986).
Indicator Species
Are there species which are likely to be more susceptible to human impact. These species
are ideal candidates to monitor for human impact (See Box 1). Indicator species have
already been widely used to monitor impacts and ecosystem health.
Strong interactions:
In ecosystems some species have strong effects on each other. For example, some plants
will not germinate unless another plant has first modified the soil (e.g. sand dune plants).
Young and small corals often need sponges to hold them together until they have
established themselves (Wulff and Buss 1979). Partners in such strong interactions are
good indicators of ecosystem health. It is also important to maintain the partnerships
between these species in balance.
Sensitive Species:
Some species are rare, and some are more prone to human disturbance. Sea turtles breed on
many beaches in Caribbean Islands. It is important not to disturb nests or egg-laying
females. Nesting birds (e.g. tems) may need special attention during their breeding season.
Some of these sensitive species will be in the park seasonally (e.g. migrating birds). Such
species will need to be identified and will need to be monitored and protected. Choice food
species (e.g. shellfish) should also be carefully monitored.
Reproductive patterns, dispersal abilities:
Information on reproductive patterns and dispersal abilities of species is valuable. This will
allow you to predict which species are likely to be able to recover from disturbances
(natural and human induced).
Natural Disturbances:
It is important to have some understanding of the patterns of natural disturbances. For
instance, are hurricanes common in the area? Are fires likely to occur? Are certain species
more susceptible to damage from natural disturbances (e.g. large trees are more likely to be
blown-over; similarly, finely branching corals are easily fragmented during hurricanes).
This information will help in identifying habitats and species of concern, and areas to
monitor.
Case
study
I.-
Indicator
Species
On the west coast of the United States, marine rocky shores are frequently used for recreation and education.
Increased human use of these areas can be correlated with reductions in habitat and species. The shore at
Yaquina Head Outstanding Natural Area in Oregon USA, was once considered one of the most biologically
rich areas, and was consequently much visited by schools and colleges as well as tourists. This trend has
continued. More than 400,000 users visit the shore annually, and often over 700 people can be on the shore at
one time. (Note that visitors can only visit the shore during low tide and so this concentrates the effect.) The
shore is managed by the Bureau of Land Management (BLM). BLM was concerned with the biological state
of the shore, a concern echoed by many others. In 1992 a study was set up (Brosnan and Crumrine 1992) to
investigate the effects of human impact, primarily trampling, on the shore. The study was set up in
conjunction with studies in nearby pristine" areas. A human exclusion zone was set-up for six months, and
changes in species composition and abundance monitored. Results of the study showed that the shore at
Yaquina Head was lower in diversity compared to nearby "pristine areas". In addition key components of the
ecosystem were missing- These included mussels (shellfish), and the large foliose seaweed species. Instead
the area was dominated by low-growing seaweed "turf". When humans were excluded, many of the large
foliose seaweeds returned, and diversity increased. However, mussels did not recruit; they will need many
years to recover. Experimental studies in pristine areas showed that large foliose seaweeds and mussels are
highly susceptible to trampling (Brosnan and Crumrine 1994). Mussels provide a habitat for over 300
associated species, and so the loss of mussels severely affects diversity and ecosystem health. Foliose
seaweeds provide food and habitat for many other species, which are also lost. Similar impacts occur on
shores in parts of Southern California (Elliott, Quon, and Brosnan; Zedier 1976).
Mussels, foliose algae and algal turf are all potentially useful indicator species (see Brosnan 1993 for details
on monitoring using the indicator species concept). In areas where trampling has little effect, mussels and
foliose algae will thrive. However, when trampling is intense, diversity will be lower, mussels and foliose
species are absent, and algal turf is the main species present. In these areas, an ecosystem dominated by algal
turf is not a healthy ecosystem. Personnel with little biological background can be trained to monitor changes
in these three types of indicator species. This technique can form the basis of a monitoring strategy.
Monitoring and protection strategies are being used, and continually refined at Yaquina head. The staff (led
by S. Gobat, BLM) continues to use results of scientific and cultural research to develop innovative
management and conservation strategies.
Habitat Types
It is important to identify the main types of habitats, and how extensive each one is. It is
also important to know how the habitat is distributed. For instance 30% of a park area may
be sand dune. This could be one extensive dune area, or a collection of many separated
smaller dunes. The distribution pattern will be important when you come to set ecological
goals and monitoring criteria.
Refine Ecological Goals
Once you have established a base of biological information, ecological goals can be
refined. Summarize available knowledge: By this time information should be available on:
Number
and
distribution
of
different
habitats.
Important
species
and
interactions.
Likelihood
of
natural
Current visitor rates and activities.
disturbances
(e.g.
fires,
hurricanes).
However it is also most important to recognize what is not known. What are the limits to
your knowledge, are there species, habitats, or key interactions which are poorly
understood? You will not have all the information on the ecology of your park. The aim of
the monitoring plan is to use the best information available (and it is important to spend
time gathering and evaluating this). This will give you a firm basis for minimizing human
impact. However, monitoring also teaches us more about how ecosystems function, and
which
are
the
key
processes.
It
is
a
learning
experience.
At this point it may be appropriate to consider the types of activities in the park (based on
potential environmental impacts). It may be useful to make decisions, or set new guidelines
on issues, such as which activities will be allowed, where and when activities will be
allowed, which areas will be open, and which will be off limits (seasonally or long term) to
the
public.
Ecological goals are set, knowing that humans will have some impact on the ecosystem.
For key species and habitats, biologists and the team will need to determine how much
change is within biological limits of the system for recovery. For instance, some species are
highly susceptible to foot-traffic, or diver impact. If these species are common over a wide
area, then it may be decided that a reduction in abundance is acceptable in a particular area
(open to public use), but other areas are then designated off-limits in order to maintain the
species, and ensure that it can recolonize. At this stage goals should be quantitative and
specific. For instance, clearly define the range of abundances that are "cause for concern"
for each species or habitat.
The Monitoring Program
The basic biological information, and types of use allowed in the park will form the
framework of the monitoring plan. Key points to include in the plan are:
a. Monitor impacted (open to public use) and control areas (off limits). Control areas need
to be large enough that they will not be affected by impacts elsewhere. Sometimes this can
be difficult, for example feeding wildlife can impact all areas of the park by changing the
behavior and numbers of animals. Ensure an adequate number of controls for each area, at
least two are recommended (see Underwood, 1994).
b. Pay particular attention to key species, sensitive species and rare species
c. Include representative of all important habitats in control and impacted sites
d. Monitor the probable causes of impacts. For instance, fishing effort, numbers of visitors
etc. It is important to be able to correlate changes in human activity with impacts on the
biology. e. Set up a monitoring program that is based on sound sampling techniques, and
that is consistent.
Sessile (attached) species such as plants, and corals are often monitored by "quadrat
sampling" Quadrats consist of defined areas that are monitored consistently over time. The
size of the quadrat will vary depending on the ecosystem. For instance, in marine rocky
shore studies, quadrats often measure 0.5m by O.5m. These are either permanently marked
areas, or random areas within study sites (e.g. within control or impacted plots (see Brosnan
and Crumrine 1994)). In studies on reef-fish, quadrats are often larger and can be at least
5m x 5m. They are often permanently positioned (i.e. the exact same area within a study
site is continually monitored). At each sampling period, data are collected from many
quadrats within control and impacted sites. Numbers of individuals in the quadrat, or
percent cover occupied by a species are ways in which abundance is estimated. For mobile
species (e.g. fish, deer, or starfish,) counting numbers in quadrats is one method. Transects
are another commonly used method (See Box 2). For some species it may be important to
note size, age, Juveniles or adults), and gender. This will provide additional information on
species health. If a species is thriving, then it should also be reproducing and there will be
juveniles and adults present. However, if individuals are in poor health or stressed, then
reproduction often fails. Because adults remain in the population for some time, you may
not record a decline until it is too late (e.g. the decline of the marbled murrelet in the U.S.).
The number of quadrats used in the monitoring program will depend on the habitat and size
of the quadrat (1 0-20 are frequently used). Monitoring may need to be done seasonally, or
even monthly. This will be determined by the types of species present, whether the
ecosystem is degraded and recovery is in progress (more frequently), or whether the
ecosystem is relatively stable (less frequent monitoring). Photographic and video records
are always valuable, and should be encouraged as monitoring tools.
NEED FOR SCIENTIFICALLY SOUND MONITORING
The main goal of a monitoring program is to detect changes that result from human
activities. This is not an easy task. It is natural for species abundance and composition to
vary greatly (both temporally and spatially). The challenge for managers of parks and
reserves is to recognize how much of the variation is due to human impact and how much is
natural. Because the extent of natural variability in biological systems is so great, it is
important to use sound scientific sampling procedures in any monitoring program. A well
designed program will allow for greater confidence in the results and interpretations. This is
vital, because without it, it will be difficult to justify unpopular management decisions, or
to defend against legal challenges to management policies. Decisions based on inadequate
data have often resulted in conflicts among different interest groups. In
Case
study
2:
the
British
Butterfly
Monitoring
Scheme
British naturalists were concerned, that previously abundant butterflies seemed less common. However, noone had solid evidence for any decline, or could point to any particular cause. In the early 1970's, a small
team of scientists developed a simple butterfly monitoring technique that is now in place at over 60 reserves
in Britain. Monitoring is carried out by volunteer naturalists and reserve managers. The technique is simple.
After first learning to identify butterfly species, volunteer observers walk a fixed transect route at a scheduled
frequency. They record the numbers of butterflies seen on the various parts of the transect. A transect is a
fixed route or direction. (The length varies depending on the study and ecosystem). In the butterfly
monitoring program, observers walk their transacts at fixed times and in sunny weather (i.e. summer in
Britain), as this is when butterflies are active. This makes for a consistently gathered data set. As a result
trends
are
more
easily
observed
and
explained
These results are used at two levels. At a national level, trends in the abundance of species over several
years confirm a widespread decline in butterflies. Many of these declines have been closely related to habitat
loss, and chemical use. For instance, many farmers have removed hedgerows (important butterfly habitats),
and intensified pesticide use. Several butterfly species crashed in response. Results of the monitoring program
have also been used to guide recovery and management techniques in parks and reserves. For example, in
woodland reserves, changes in the mowing of paths have dramatically increased butterfly numbers. The
British Butterfly Monitoring Scheme continues as a major success, and a welcome collaboration of scientists
and volunteers. It is now being extended to other European countries. (S. P. Courtney).
When designing a program the following factors should be considered: (For reviews and
suggestions on statistical design and analysis for detecting human impacts see, Osenberg et
al
1994;
Underwood
1994;
and
Thrush
et
al
1994).
Controls and impact areas. Ensure that controls are adequate, i.e. that they are comparable
to impacted sites, and that there are sufficient control sites. Good controls help to eliminate
alternative
explanations
of
changes
in
abundance.
Statistical rigor: Is there enough replication (among all habitats and species) to detect
changes, and to relate these changes to anthropogenic factors? Have important factors been
identified
and
isolated?
Spatial and temporal considerations. Ensure that studies are carried out over sufficiently
large spatial scales. Be able to recognize changes at a local level (individual sampling
areas), and larger scale (e.g. entire habitat area or park). Initially, it will be difficult to
interpret temporal trends in abundances, because many patterns will only become obvious
with time. Ensure that monitoring programs are set up for long-term studies
It is important to explain the need for consistent monitoring techniques to individuals who
will carry out a monitoring program (staff and/or volunteers). Unless data are consistently
and objectively collected, there will be little confidence in the results. Even more
frustrating, if data are collected inconsistently (e.g. different techniques used, different
species "lumped together” as a group), the data can often be useless. This is because it can
be impossible to compare the data sets over time, and between control and impacted areas.
When many individuals are involved in collecting information, this issue is often cause for
concern. Managers should be aware of the dangers of inconsistency and take action to
avoid it (e.g. training workshops).
HOW WILL THE DATA BE ANALYZED AND INTERPRETED?
Before starting to monitor, have a clear plan on how the data will be used and interpreted.
This includes decisions such as, whether data will be entered on a computer data base, and
if so which one (Are there programs already in use that it possible to tie into?). How will
the data be entered? (rows and columns). These types of decisions often get overlooked
because they seem simple. However, it can be very difficult to extract needed information
from monitoring programs, when data have been poorly collected and compiled.
Have a clear plan (preferable written) outlining how the data will be analyzed. What
information will be compared? For instance, the monitoring plan might include a
comparison on changes in abundance of sensitive butterfly fish between impacted and
control areas every six months (for many years). Set up a database to make this comparison
easy, and set it up to update information every six months. Interpretation of this comparison
will depend on correlating it with changes in visitor use. Therefore it is important to collect
data on numbers of divers, or boat activities, and to enter it in a database in a way that it can
be combined with information butterfly fish.
Set thresholds for action
Success and sustainability are not easy. How can we define successful management? We
need to define success in biological terms. If good background information has been used
to set up a monitoring program, then defining success and points of concern will be easier.
One way to define a healthy ecosystem is by species composition and abundance, presence
of key interactions, and habitat persistence. Changes are a way of life, in ecological
systems. But it is important to distinguish between natural changes, and effects of human
impact, and to understand how these two types of changes interact to affect ecosystem
health. Use historical records and biological information to set initial thresholds for action.
For example, it may be natural for some species to show seasonal fluctuations in numbers,
and these may tend to fall within certain limits. If numbers start to drop below natural
limits, then this is probably cause for concern, and often indicates that some remedial action
is
necessary.
For each habitat, keystone species, or sensitive species (as applicable), set a threshold
level for action. Thresholds may include, a certain percent loss in cover of key coral, or tree
species; reproductive failure of fish or bird species. Thresholds can be more effective if set
conservatively. It is often the case that habitats have been much reduced (e.g. development)
and this can limit a species ability to recover. Under these conditions, it may be prudent to
set the threshold level within natural lower limits of abundance.
Develop Action Plans
Anticipate a worst case scenario. What will you do if bird reproduction fails continually, or
if certain corals are disappearing at an alarming rate? Action Plans will need to include the
possibility of declaring popular areas off limits for some time.
Publicize monitoring and action plans.
Keep people informed of your action plan. Let them know that you are caring for the
ecosystem and that they need to expect closures if necessary. Keep a summary of your
action plan available.
Continued evaluation and refinement of monitoring and detection plans
Base the monitoring and detection plans on the best available information and science.
However, by monitoring we continually gain new information, and insights into the
biological dynamics of parks or reserves. Plans should be evaluated regularly, on the basis
of new information, to determine if they are still meeting the goals. For example, should
certain species receive added attention? Have keystone species or sensitive species been
identified? As more information accumulates, patterns, goals, and action plans can become
more clearly defined. In addition, be prepared to revise your monitoring and detection plans
as improved scientific techniques and methodologies become available.
ROLE OF EXPERTS AND VOLUNTEERS
Defining success and healthy ecosystems is critical. Trained ecologists and are most
valuable here. It is easy to identify "habitat loss" or "reduction in species" as undesirable
effects and causes for concern. But how much loss is too much? Where do we set the
limits? Trained ecologists can use their expertise to set quantitative guidelines, that are
based on the biology and ecology of the ecosystems concerned. For instance, the sea palm
depends on regular wave-generated disturbances that extend over an area of l000 cm2
(Paine 1979). Smaller disturbances can drive it locally extinct. Developments that alter the
pattern of wave action may result in species loss. Therefore we can use this information to
quantify the amount of change (or level of dynamics in the system) that is too much, or not
enough. Removal of starfish results in dominance by mussels, and the loss of plants and
sessile invertebrates through competitive exclusion (Paine 1980). Competitive exclusion is
a natural ecological process but it rarely occurs because starfish are present. Collecting
these species will cause serious ecological imbalance and can drive many species extinct.
Identifying and solving these problems in a quantitative way is the area to use the talents of
biologists. They can help to define thresholds for action and success. A sound scientific
basis to a monitoring and detecting plan will make it more likely to succeed.
However, successful implementation of a monitoring and detection plan does not depend
only on trained biologists. It is vital to include local naturalists, interested citizens and local
groups in monitoring and detection. Many of these individuals have a local knowledge of
the ecosystem that can contribute much to successful monitoring. It is preferable to use
experts to help design a plan, and then to train staff and interested groups in monitoring
techniques. Hold workshops and training sessions to explain the need for monitoring, and
what is being monitored. Present a clear picture of the scientific rationale. Explain the need
to be objective, and consistent, and the consequences of not following these guidelines.
Include practical training in techniques of monitoring. Use a variety of different techniques
(video, photographic, censuses of plant and animal numbers etc.) so that people with
different talents and interests can become involved. Partnerships between science and
concerned groups can have remarkable consequences for monitoring and conserving
biodiversity. Make all groups part of the solution.
QUESTIONS AND ANSWERS
How can I distinguish between natural changes and human impact? This is the reason for
setting up controls in your monitoring program. Controls are set up in visitor-free areas. If
your monitoring shows that particular species are declining in visited areas, but not in
control areas, then you have a good indication that visitor impact is the cause of the decline.
This is why it is so important to have comparable monitoring sites in control and impacted
areas. By contrast, if you find that species are doing poorly in all areas (control and impact)
then the cause is likely to be something else. If could be some other form of human impact
(e.g. pollution), or natural variability in the ecosystem e.g. an El Nino year, leading to poor
reproduction
or
growth.
Can volunteers really collect valuable scientific data? If volunteers are properly trained to
collect data from monitoring sites, then volunteers can do an excellent job in collecting
scientific data. The key is to provide good training. It is important that volunteers
understand the scientific method behind monitoring, and the need for consistency and
objectivity in collecting data. Well trained volunteers are often vital to research and
monitoring programs. The Christmas Bird count in the US, and bird counts and butterfly
monitoring in Europe, are carried out by volunteers (See Box 2). These are some of the best
records that we have of bird and butterfly numbers. Results from these surveys have been
instrumental in highlighting declines and changes in species numbers (e.g. current decline
in
Neotropical
migrant
birds
in
parts
of
the
US).
Our reserve has been suffering from overuse for a long time and is looking pretty bad, is it
worth monitoring? Definitely yes, even if things are pretty bad, setting up a monitoring
program is worthwhile for many reasons. First, monitoring will tell you if the situation is
getting worse, or whether things seem to have stabilized.. Secondly if visitor numbers are
increasing, monitoring will show you the effects of increasing use on the area. Thirdly if
you decide to reduce the number of visitors to the reserve, monitoring will let you know if
and how the ecosystem is recovering. Fourthly the information will be useful for
developing a long term management plan for the reserve. And of course having hard
evidence to show the effects of overuse always helps when unpopular management
decisions
need
to
be
made.
Humans always impact natural areas. Are you telling us that we need to close everything?
No. Humans do impact the natural world as do many other species. However, our numbers
are larger, and our impact is usually greater. It is necessary to maintain some pristine areas.
These serve as control areas. They are also our safety net. Often pristine areas are the
source of new colonists or individuals for degraded areas. It is also important that humans
recognize their ties to biological diversity. (After all we are a part of that diversity.) We will
always want to enjoy nature. So it is important that we have access. But we do need to
ensure that we don't love nature to death. This may mean limiting numbers of visitors over
a time period (for example, by using a reservation system, similar to that used by many
campgrounds, or hotels). It may mean designating part of a reserve as off-limits. This does
not mean that everything is closed. Sound management strategies need not overly interfere
with our enjoyment of nature. They can ensure that the natural world is sustained for all to
enjoy.
What about education, does that help? Education is vital and should be an integral part of
any management plan. Visitors should be encouraged to behave in ways that conserve the
natural resource. This is best achieved by explaining how certain behaviors harm the
resource, and how others protect it. Educating visitors should start before they reach the
park or reserve. Information can be provided in hotels, cruise ships, campgrounds,
restaurants, and by tour operators. The more types of media in use the better; written
pamphlets, attractive signs, videos, table games, guided tours are all goods ways to get a
conservation message across. Use as many of these as you can. Encourage visitors to
become a part of the conservation team. This can be done by letting them record the
numbers of butterflies, bird, corals, butterfly fish etc. that they see on a hike/ tour/ dive.
This information can be turned into the park office when they are finished. Have
information
posted
on
the
results
of
these
informal
surveys.
If we close-off the most degraded areas of our park, can we predict how long it will take
for complete recovery, and do we know that it will return to what it was before? Biological
variation is a fact of life. No-one can predict exactly how fast recovery will take place, or
exactly which species will return. Biologists can predict in general terms which species are
likely to come back first, and whether some species need other species present before they
can colonize (information in key biological/ecological interactions will help here).
However, although recovery often follows a predictable sequence in many ecosystems, the
length of time for recovery can vary quite a lot (from months to years for some
ecosystems). Dispersal of spores and larvae, nutrients, water currents, wind and weather
patterns can all affect the rate of recovery. Even if many of the species return some of them
may -not be as abundant as they were before degradation; others may be more common. It
may be possible to return to a healthy and functioning ecosystem, but it is unlikely that it
will be exactly as it was before.
ACKNOWLEDGMENTS
We thank S. P. Courtney, and B. Haas for advice and assistance. Discussions, and visits
with Steve Gobatt (BLM), Howard Overtone (Cabrillo National Monument), Caroline
Rogers (VI National Park) helped to shape our ideas, but we accept full responsibility for
the contents. We acknowledge the support of Oregon Sea Grant and California Sea Grant.
REFERENCES AND ADDITIONAL READINGS
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National Park Service
Appendix D A Comparison of five visitor
management frameworks
1
As noted in Section 6.3.1, several visitor management frameworks have been developed. This
appendix gives further information on the following:





Limits of Acceptable Change (LAC)
Visitor Impact Management (VIM)
Visitor Experience and Resource Protection (VERP)
Visitor Activity Management Process (VAMP)
The Recreation Opportunity Spectrum (ROS)
Limits of Acceptable Change (LAC – see also Table 6.3)
Developed by researchers working for the U.S. Forest Service in response to concerns about the
management of recreation impacts. The process identifies appropriate and acceptable resource
and social conditions and the actions needed to protect or achieve those conditions.
Steps of the process: A nine-step process, normally illustrated as a circle of steps:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Identify area concerns and issues.
Define and describe opportunity classes (based on the concept of ROS).
Select indicators of resource and social conditions.
Inventory existing resource and social conditions.
Specify standards for resource and social indicators for each opportunity class.
Identify alternative opportunity class allocations.
Identify management actions for each alternative.
Evaluate and select preferred alternatives.
Implement actions and monitor conditions.
Applications best suited for: The process is a good vehicle for deciding the most appropriate and
acceptable resource and social conditions in wilderness areas. It has been applied to wild and
scenic rivers, historic sites and tourism development areas.
Relationships: The process incorporates opportunity classes based on concepts of ROS and a
means of analysis and synthesis. It is built into the USNPS VERP framework.
Strengths: The final product is a strategic and tactical plan for the area based on defined limits of
acceptable change for each opportunity class, with indicators of change that can be used to monitor
ecological and social conditions.
Weaknesses: The process focuses on issues and concerns that guide subsequent data collection
and analysis. Strategic and tactical direction may not be provided on management topics where
there are no current issues or concerns.
Process for Visitor Impact Management (VIM)
Developed by researchers working for the USNPS and Conservation Association, and for use by
the USNPS. The process addresses three basic issues relating to impact: problem conditions;
potential causal factors; and potential management strategies.
Steps of the process:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Conduct pre-assessment database review.
Review management objectives.
Select key indicators.
Select standards for key impact indicators.
Compare standards and existing conditions.
Identify probable causes of impacts.
Identify management strategies.
Implement.
Standards are established for each indicator based on the management objectives that specify
acceptable limits or appropriate levels for the impact.
Applications best suited for: This is a flexible process parallel to LAC that can be applied in a
wide variety of settings. It employs a similar methodology to assess and identify existing impacts
and particularly the causes.
Relationships: Like LAC, this process has been incorporated into the VERP system (see below).
Strengths: Process provides for a balanced use of scientific and judgmental considerations. It
places heavy emphasis on understanding causal factors to identify management strategies. The
process also provides a classification of management strategies and a matrix for evaluating them.
Weaknesses: The process does not make use of ROS, although it could. It is written to address
current conditions of impact, rather than to assess potential impacts.
Visitor Experience Resource Protection (VERP)
Created by the USNPS. It is a new process dealing with carrying capacity in terms of the quality of
the resources and the quality of the visitor experience. It contains a prescription for desired future
resource and social conditions, defining what levels of use are appropriate, where, when and why.
Steps of the process:
1. Assemble an interdisciplinary project team.
2. Develop a public involvement strategy.
3. Develop statements of park purpose, significance and primary interpretive themes; identify
planning mandates and constraints.
4. Analyse park resources and existing visitor use.
5. Describe a potential range of visitor experiences and resource conditions (potential
prescriptive zones).
6. Allocate the potential zones to specific locations within the park (prescriptive management
zoning).
7. Select indicators and specify standards for each zone; develop a monitoring plan.
8. Monitor resource and social indicators.
9. Take management actions.
Factors, indicators and standards: The following factors are considered in the planning
process:


park purpose statements
statements of park significance





primary interpretation themes
resource values, constraints and sensitivities
visitor experience opportunities
resource attributes for visitor use
management zones
Resource and social indicators, as well as associated standards, were developed for each zone at
Arches National Park, where the process was first tested.
Applications best suited for: The VERP framework was conceived and designed to be part of the
USNPS's general management planning process. This analytical, iterative process attempts to bring
both management planning and operational planning together as one exercise. The emphasis is on
strategic decisions pertaining to carrying capacity based on quality resource values and quality
visitor experiences. The product is a series of prescriptive management zones defining desired
future conditions with indicators and standards.
Relationships: This process refers specifically to both LAC and VIM. No mention is made of ROS
or VAMP. VERP parallels the basic processes of VAMP and ROS, and is seen as a component of
LAC (see Table 6.3).
Strengths: Like VAMP, VERP is a thought process that draws on the talents of a team and is
guided by policy and the park purpose statement. It guides resource analysis through the use of
statements of significance and sensitivity, and visitor opportunity analysis is guided by statements
defining important elements of the visitor experience. Zoning is the focus for management.
Weaknesses: Additional work is required to pilot the approach in different environments.
“Experience” is not defined and the indicators for it are absent beyond the examples for Arches
National Park. The will and ability to monitor sufficiently to provide information to guide
management actions must also be tested.
Management Process for Visitor Activities (VAMP)
Created by Parks Canada as a companion process to the Natural Resources Management Process
within the Parks Canada Management Planning System. The process provides guidance for
planning and management of new parks, developing parks and established parks.
Steps of the process: The process uses a model based on a hierarchy of decisions within the
management programme. Management plan decisions relate to the selection and creation of
opportunities for visitors to experience the park's heritage settings through appropriate educational
and recreational activities. Decisions about managing and delivering support services for each
activity are reflected in the service plan. The basic principles of VAMP are within three Parks
Canada documents:



Guiding Principles and Operational Policies;
Management Planning Manual; and
Visitor Activity Concept Manual.
General steps of the management plan process are:
1. Produce a project terms of reference.
2. Confirm existing park purpose and objectives statements.
3. Organize a database describing park ecosystems and settings, potential visitor educational
and recreational opportunities, existing visitor activities and services, and the regional
context.
4. Analyse the existing situation to identify heritage themes, resource capability and suitability,
appropriate visitor activities, the park's role in the region and the role of the private sector.
5. Produce alternative visitor activity concepts for these settings, experiences to be supported,
visitor market segments, levels of service guidelines, and roles of the region and the private
sector.
6. Create a park management plan, including the park's purpose and role, management
objectives and guidelines, regional relationships, and the role of the private sector.
7. Implementation – set priorities for park conservation and park service planning.
Factors, indicators and standards:Factors that are considered in developing indicators and
standards include:












visitor activity profiles
kind
quantity, diversity, location
experiences/benefits sought
support services and facilities required at all stages of trip cycle
stakeholder profiles
interpretation theme presentation
resource values, constraints and sensitivities
existing legislation, policy, management direction, plans
current offer of services and facilities at all stages of trip cycle
regional activity/service offer
satisfaction with service offer
Applications best suited for: The detailed process is specific to the planning programme of Parks
Canada and is paralleled by the Natural Resources Management Process. The basic VAMP
concept incorporates the principles of ROS. The framework will benefit from and can easily
incorporate the principles of VIM, LAC and VERP. The focus is assessment of opportunity, while the
more precise impact question is left to the Natural Resources Management Process.
Relationships: The overall process provides a comprehensive framework for the creation and
management of opportunities for visitors within the Parks Canada Management Planning Program.
Strengths: Comprehensive decision-making process based on a hierarchy. It benefits from the
structured thinking required to analyse both opportunity and impact. It combines social science
principles with those of marketing to focus on visitor opportunities.
Weaknesses: Although well-developed at the service planning level, VAMP does not yet have the
clout it should have at the management planning level, mainly because the “opportunities for
experience” definition has not been built into management plans or into the zoning.
Recreation Opportunity Spectrum (ROS)
Developed by researchers working for the U.S. Forest Service and Bureau of Land Management in
response to concerns about growing recreational demands and increasing conflict over use of
scarce resources, and a series of legislative directives that called for an integrated and
comprehensive approach to natural resource planning. The process comprises six land classes to
aid in understanding physical, biological, social and managerial relationships, and to set parameters
and guidelines for management of recreation opportunities.
Steps of the process:
1. Inventory and map the three perspectives that affect the experience of the visitor, namely
the physical, social and managerial components.
2. Complete analysis:
a) identify setting inconsistencies;
b) define recreation opportunity classes;
c) integrate with forest management activities; and
d) identify conflicts and recommend mitigation.
3.
4.
5.
6.
Schedule.
Design.
Execute projects.
Monitor.
The end product is a definition of the opportunity for experience expected in each setting (six land
classes—primitive to urban), the indicators of the experience, and the parameters and guidelines
for management.
Factors, indicators and standards: Seven setting indicators have been identified. They represent
aspects of recreation settings that facilitate a range of experiences that can be influenced by
managers:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Access
Remoteness
Visual characteristics
Site management
Visitor management
Social encounters
Visitor impacts
Criteria have been developed by the U.S. Forest Service for each of the indicators and for each of
the six land classes; for example, distance guidelines, remoteness, user density in terms of capacity
and frequency of contact, and degree of managerial oversight required.
Applications best suited for: This process can be employed in almost all landscape planning
exercises. However, the nature of the spectrum, the indicators and their criteria depend on the
purpose of the area, the mandate of the organization and the responsibilities of management.
Relationships: This management matrix approach has been incorporated into the LAC system
(see above and Table 6.3), and can be used with VIM (see above). It has been recognised within
VAMP (ditto), but is hindered by the current use of zoning in Parks Canada.
Strengths: It is a practical process with principles that force managers to rationalise management
from three perspectives:



protection of the resource;
opportunities for public use; and
the organization's ability to meet preset conditions.
It links supply with demand and can be readily integrated with other processes. It ensures that a
range of recreation opportunities are provided to the public.
Weaknesses: The recreation opportunity spectrum, its setting indicators and their criteria must be
accepted in total by managers before any options or decisions can be made. Disagreement will
affect the rest of the planning programme. ROS maps need to be related to the physical and
biophysical characteristics of each area.
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