MOVILIDAD Y FLEXIBILIDAD Método práctico de estiramientos Dr. Andreas Klee Dr. Klaus Wiemann Título original: Beweglichkeit/Dehnfähigkeit Copyright de la edición original: © 2005 by Verlag Karl Hofman, 73614 Schorndorf Traducción: Gemma Perramón Diseño cubierta: David Carretero © 2010, Andreas Klee Klaus Wiemann Editorial Paidotribo E-mail: paidotribo@paidotribo.com Primera edición: ISBN: 978-84-9910-061-6 ISBN EPUB: 978-84-9910-925-1 Fotocomposición: Editor Service, S.L. ÍNDICE Capítulo 1 Movilidad y flexibilidad 1.1 Términos, formas y denominaciones 1.2 Importancia de la movilidad y de la flexibilidad para la motricidad en la vida cotidiana y en las actividades deportivas 1.3 Movilidad y flexibilidad durante el desarrollo y a una edad avanzada Capítulo 2 Bases biológicas de la movilidad y de los efectos del estiramiento 2.1 Factores de la movilidad articular Tipos de articulaciones y grados de libertad Formas de limitación articular Amplitud de movimiento en las articulaciones grandes 2.2 Fuentes de la capacidad de estiramiento muscular Estructura del músculo y capacidad de estiramiento Influencia del sistema nervioso sobre la capacidad de estiramiento Conclusiones respecto a las bases biológicas de la movilidad y a la capacidad de estiramiento 2.3 Valores de referencia de la flexibilidad 2.4 Efectos generales de los estiramientos Efectos sobre la capacidad de estiramiento y sobre la capacidad de carga de estiramiento Efectos sobre la tensión muscular en reposo y sobre la capacidad de relajación Efectos sobre la longitud y la fuerza musculares Efectos del entrenamiento de la fuerza sobre las características de estiramiento del músculo Estiramiento permanente Profilaxis ante posibles lesiones y evitación de las agujetas Resumen de las características generales sobre los efectos de los estiramientos Capítulo 3 Métodos de estiramiento muscular 3.1 Desarrollo de los diferentes métodos de estiramiento 3.2 Definición de los métodos de estiramiento 3.3 Modalidades de los diferentes métodos de estiramiento y del estiramiento en general 3.4 Sobre la efectividad de los métodos de estiramiento Capítulo 4 Planificación del programa de estiramientos 4.1 Planificación de los ejercicios de estiramiento 4.2 Catálogo de ejercicios de estiramiento en imágenes 4.3 ¿Se debe tener cuidado con los ejercicios de estiramiento “no funcionales”? 4.4 Componentes de carga del estiramiento 4.5 Elección de los métodos de estiramiento, modalidades y componentes de carga Capítulo 5 Ejemplos de programas de estiramiento 5.1 Programa de estiramiento para calentar 5.2 Programa de estiramiento para relajar 5.3 Programas de estiramiento para mejorar la movilidad a largo plazo 5.4 Estirar en el trabajo 5.5 Estirar durante la marcha 5.6 Estirar en la tercera edad 5.7 Creación de un programa de estiramientos individualizado Capítulo 6 Estirar en la escuela 6.1 Educación de la movilidad en edad escolar temprana 6.2 Entrenamiento de la movilidad en la educación secundaria 6.3 Enseñanza de los conocimientos sobre el entrenamiento de la movilidad en el bachillerato. Comparación de los diferentes métodos de estiramiento Unidad didáctica 1: experimentación de un programa de estiramiento para la práctica del fútbol Unidad didáctica 2: comprobación del efecto del calentamiento Unidad didáctica 3: comprobación del efecto del estiramiento dinámico Unidad didáctica 4: comprobación del efecto del estiramiento CR Unidad didáctica 5: enseñanza de las normas para valorar la movilidad y para analizar la propia creación de programas de estiramiento .. Capítulo 7 Problemas de la movilidad especial en el ejemplo de la gimnasia con aparatos Bibliografía Sobre los autores Capítulo 1 Movilidad y flexibilidad 1.1 Términos, formas y denominaciones 1.2 Importancia de la movilidad y de la flexibilidad para la motricidad en la vida cotidiana y en las actividades deportivas 1.3 Movilidad y flexibilidad durante el desarrollo y a una edad avanzada 1.1 Términos, formas y denominaciones Movilidad: capacidad de aprovechar la amplitud de oscilación máxima de nuestras articulaciones La movilidad es (según Weineck, 1994), conjuntamente con la fuerza, la resistencia y la velocidad, uno de los componentes de la condición física más importantes para el rendimiento o (según Martin, 1979) una de las características motrices básicas. Cuando utilizamos el término movilidad, nos referimos a la capacidad de aprovechar la amplitud de oscilación máxima de nuestras articulaciones durante la ejecución de los movimientos en la práctica motora diaria y deportiva. Podemos encontrar dos interpretaciones del término movilidad, una definición “restringida” y una definición “amplia”: Flexibilidad: movilidad en el sentido más restringido a) La movilidad en el sentido más estricto del término es entendida como la capacidad de ejecutar los movimientos del cuerpo y de los miembros con la amplitud permitida por las estructuras anatómicas pasivas del aparato locomotor más la capacidad de estiramiento de la musculatura, que se incluye dentro de las estructuras activas del aparato locomotor (Bös y Mechling, 1980, 1983; Meinel y Schnabel, 1998). De esta forma queda claro que la movilidad viene condicionada por un componente constitucional y por un componente condicional . También se usan como sinónimos de la movilidad en este sentido estricto los términos flexibilidad (p. ej., Fetz, 1972; Hollmann, 1980; Kunath y Thiessm 1962; Röthig, 1983) o movilidad articular (Grosser, 1977), y flexibilidad (p. ej., Harre, 1975) o elasticidad (Zaciorskij, 1972). b) La movilidad en un sentido más amplio considera además un componente de coordinación determinante, y engloba, además de la movilidad articular , otros factores como la capacidad de reacción motora y la capacidad de adaptación psicomotriz. Esta utilización del término movilidad –en el sentido de agilidad o de habilidad– lo encontramos especialmente en Fetz (1972) y en Meinel y Schnabel (1998), y significa la capacidad de agotar la amplitud articular determinada anatómicamente y marcada por la condición física durante los movimientos, y hacerlo de forma hábil, dirigida y con una finalidad. Movilidad: generalespecial activaestática pasivadinámica No debemos olvidar que el agotamiento de las amplitudes articulares en las actividades de la vida cotidiana y en la vida deportiva también requiere la implicación de actividades de coordinación. El término movilidad debe ser mantenido y no debe ser sustituido por el término movilidad articular, puesto que, tal como apuntan Bös y Mechling (1983), la utilización del término movilidad articular puede llevarnos a pensar que solamente los elementos pasivos del aparato locomotor (huesos, estructuras articulares, cápsula articular y ligamentos) son los que determinan esta capacidad y no los elementos activos del aparato locomotor (músculos y tendones). En la práctica del entrenamiento y en tratamiento muscular se diferencia además entre: a) movilidad general y especial, b) activa y pasiva, y c) dinámica y estática. La movilidad general se refiere a los sistemas articulares más importantes, como las articulaciones del hombro, de la cadera y de la columna vertebral, siempre que éstas se encuentren a un nivel suficientemente desarrollado (Weineck, 1994). Dado que la movilidad general varía en función del nivel de exigencia del deportista, aficionado o profesional, esta movilidad solamente puede utilizarse como una vara de medida relativa (Martin, 1979). Bajo el término movilidad especial designamos la movilidad fuera de lo normal de determinadas articulaciones, en función de las exigencias específicas de una práctica deportiva determinada (Weineck, 1994). Podemos tomar el ejemplo de la carrera de vallas, para la que el deportista requiere una importante amplitud de flexión de la pierna delantera y una marcada amplitud de abducción de la pierna de impulso. El gimnasta de alto rendimiento también necesita una movilidad especial en los hombros para poder dar vueltas en la barra. Con el término movilidad activa designamos la parte del recorrido de la amplitud articular que el deportista agota mediante la contracción de los músculos que atraviesan esa articulación, de forma que se produce también un estiramiento forzado de los antagonistas. Podemos estirar, por ejemplo, los músculos flexores de los dedos de la mano mediante la contracción de los músculos extensores de la mano y de los dedos, de modo que doblamos la mano en dirección dorsal. La movilidad activa es, como es natural, menor que la movilidad pasiva, en la que la amplitud articular de una articulación se ve ampliada por la aplicación de fuerzas externas (compañero, fuerza de la gravedad, inercia, fuerza centrífuga) (fig. 1). Si efectuamos un sobreestiramiento de los músculos flexores de los dedos ayudándonos con la otra mano, aunque la persona que está efectuando el estiramiento está activa, podeblar de movilidad pasiva de la articulación de la muñeca estirada, puesto que la fuerza elongadora no solamente proviene de los antagonistas de los músculos que estiramos. El término movilidad estática designa la capacidad de poder mantener una articulación en una posición extrema durante varios segundos o minutos. En contraposición a ésta tenemos la movilidad dinámica, que hace referencia a la amplitud de o de una articulación alcanzada mediante movimientos de impulso (fig. 1). Normalmente, las diferentes formas de movimiento aparecen combinadas (fig. 1). Formas de movilidad mixtas Podemos encontrar ejemplos de diferentes formas de movilidad mixtas activas-estáticas (fig. 1a) en varias posiciones de equilibrio en la gimnasia por aparatos y en la gimnasia rítmica, así como en la posición de sujeción de la jabalina durante la fase de impulso. La movilidad estática-activa está marcada por la dificultad a la que se ve sometido el músculo de llevar a cabo su actividad en un estado de estiramiento extremo, por lo que solamente puede desarrollar una fuerza limitada para mantener esa posición o progresar más. Ésta es la razón por la que la movilidad pasiva-estática suele ser de más grados (fig. 1c), como en el ejemplo del estiramiento de los músculos flexores de los dedos anteriormente mencionado. Figura 1. Ejemplos de diferentes formas de movilidad. a) Movilidad estáticaactiva durante un ejercicio de estiramiento. b) Movilidad dinámica-activa en un salto con las piernas abiertas. c) Movilidad estática-pasiva durante un ejercicio de estiramiento. d) Movilidad pasiva-dinámica en un balanceo con las piernas abiertas. En la forma mixta activa-dinámica (fig 1b), el movimiento del segmento articular se produce gracias a la acción del mismo músculo que para la forma estática-activa, con la diferencia de que en este caso hay otro factor pasivo que ayuda a alcanzar la posición de máxima amplitud articular: la fuerza de inercia del segmento corporal movido. Esto tiene como consecuencia un efecto más marcado de la movilidad en la forma dinámica-activa, respecto a la forma estáticaactiva. La mayor amplitud articular en grados se alcanza en las formas de movimiento mixtas pasivas-dinámicas, como, por ejemplo, en la flexión de la cadera efectuada en el movimiento de balanceo con las piernas abiertas en la barra fija, marcado por el efecto de la fuerza centrífuga y la fuerza de la gravedad (fig. 1d). Factores de la movilidad habitual El grado de movilidad de cada individuo depende tanto de factores constitucionales como de la condición de éste en un momento determinado. Los factores constitucionales, los que vienen marcados por las características corporales individuales, especialmente por la estructura ósea de las superficies articulares y de las estructuras periarticulares, determinan los márgenes de la movilidad individual cuando la condición física del individuo es óptima. Este estado se denominará movilidad fisiológica óptima. Los límites de esta movilidad pueden ser superados bajo determinadas condiciones, normalmente no fisiológicas, anormales o patológicas (“hipermovilidad”), por ejemplo, en el caso de un sobreestiramiento ligamentario desencadenado por una lesión o por un entrenamiento no fisiológico extremo (como en el caso de los “artistas contorsionistas”). En esta obra no hablaremos de la hipermovilidad, puesto que este tema habitualmente es competencia médica. Normalmente, la amplitud de movilidad de cada individuo en particular suele estar situada algo por debajo del límite de la movilidad fisiológica óptima. Este estado se denomina movilidad habitual y viene determinada principalmente por la capacidad de estiramiento muscular, pero también por: ■los hábitos de vida cotidianos y la rutina laboral; ■factores de condición del individuo tales como el estado de entrenamiento, la masa muscular o el tejido graso y conjuntivo presentes; ■la temperatura ambiental y la temperatura muscular y corporal, factores individuales como la edad, el sexo, la situación hormonal y el estado de salud general; ■la hora del día y el biorritmo; ■el estado psíquico de la persona, situaciones de estrés, de relajación. Aproximación de la movilidad habitual a la movilidad óptima Capacidad de estiramiento: flexibilidad elástica del músculo relajado En los próximos capítulos también se estudia bajo qué condiciones y con qué métodos podemos aproximar los valores de la movilidad habitual o cotidiana a los de la movilidad fisiológica óptima. Tal como hemos expuesto hasta el momento, la capacidad de estiramiento muscular es un factor decisivo para la movilidad óptima. Entendemos por capacidad de estiramiento del músculo la condición de la musculatura inactiva y relajada de ceder ante las fuerzas elongadoras externas. Ésta comprende también la condición del músculo de recuperar la longitud original una vez que deja de aplicarse la fuerza elongadora (ver pág. 18). Cuando en los próximos capítulos hablemos de capacidad de estiramiento de forma simplificada, debemos pensar exclusivamente en la capacidad de estiramiento muscular. El aumento fisiológicamente dudoso de la elasticidad ligamentaria queda excluido de este concepto. 1.2 Importancia de la movilidad y de la flexibilidad para la motricidad en la vida cotidiana y en las actividades deportivas En el mundo tecnológico en el que vivimos actualmente, especialmente desde el inicio de la “era electrónica” hace unos 20 años, el mundo del trabajo se ha tecnificado y automatizado de tal forma que, para la realización de las actividades laborales cotidianas, raramente se requieren, salvo en pocos casos excepcionales, las capacidades corporales del trabajador, su movilidad o su flexibilidad. Lo mismo ocurre con las actividades motrices cotidianas que realizamos durante nuestro tiempo libre. Movilidad en la motricidad del deporte Sin embargo, debemos tener en cuenta que, siempre que una articulación o un sistema articular no alcanzan su amplitud articular máxima durante un largo período de tiempo, y por lo tanto tampoco estiran la musculatura que los atraviesa en su longitud máxima, se produce una adaptación de la arquitectura del aparato locomotor pasivo, el organismo se adapta a esta “función mínima” y pierde movilidad y capacidad de estiramiento. La degeneración estructural provocada por la falta de uso no se limita a la musculatura, sino que también afecta el tejido conectivo y de sostén que está situado en las zonas articulares, incluidas la cápsula articular y las superficies articulares. Aunque las exigencias corporales del mundo actual sean mínimas, continuamos teniendo buenas razones para mantener la movilidad corporal a un nivel adecuado: 1. Deberíamos mantener la capacidad de poder llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana que requieren un mínimo de movilidad y de flexibilidad (vestirse, mantener los cuidados corporales, realizar los trabajos domésticos y del jardín, etc.). 2. En algunas situaciones de la vida cotidiana podemos requerir una capacidad de reacción rápida y hábil, que nos permita superar determinados obstáculos o evitar situaciones de peligro. Esto será más fácil si nuestro cuerpo mantiene una amplitud articular amplia y es capaz de utilizarla de forma rápida y dirigida. 3. Tan sólo el hecho de ser conscientes de tener una buena capacidad de rendimiento corporal ya nos ayuda a mejorar nuestra calidad de vida (fit fo fun!) . La sensación de buena forma física también mejora con una buena movilidad, sobre todo si no sentimos rigidez y tensión cada vez que queremos realizar un movimiento de extensión, de rotación o de estiramiento que difiera un poco de los movimientos habituales. 4. La pérdida de movilidad por desuso puede observarse muy fácilmente en casos de lesiones que obligan a mantener una posición de reposo prolongada en la que solamente pueden realizarse movimientos articulares reducidos, o incluso en aquellas en las que las articulaciones son completamente inmovilizadas mediante yesos o vendajes. En estos casos ya se puede observar una pérdida de movilidad importante a los 10-14 días de inmovilización. Las medidas compensatorias dirigidas, adoptadas en forma de ejercicios de movilización y de estiramiento, persiguen la finalidad de evitar o de recuperar estas limitaciones; el establecimiento de un estiramiento mínimo regular puede contribuir a mantener la capacidad funcional del cuerpo en relación con la capacidad de estiramiento y de movilidad. Movilidad en la práctica deportiva En la práctica deportiva, la movilidad y la flexibilidad tienen una importancia significativa. En este caso, la movilidad articular es condición elemental para poder ejecutar los movimientos correctamente (Harre, 1975). Si disponemos de una mayor movilidad, mejoran a su vez la fluidez, la armonía y la expresión del movimiento (Weineck, 1994). El déficit de movilidad, por otro lado, puede dificultar el aprendizaje de determinadas habilidades motrices o de determinadas técnicas deportivas. Este déficit puede provocar también la aparición de lesiones y dificultar el desarrollo de una buena condición física. Figura 2. Ejemplos de movilidad general en la práctica del balonmano, que requiere un gran recorrido de aceleración (a) y una agilidad en las reacciones (b). Cuatro aspectos cuantitativos para obtener una buena movilidad Además del requerimiento de estas características motrices más bien cualitativas, existen como mínimo cuatro aspectos esencialmente cuantitativos que fundamentan la necesidad de un buena movilidad general y de flexibilidad para la práctica deportiva: 1. Siempre que, durante el desarrollo de una habilidad deportiva motora, se quiera alcanzar una velocidad final de una masa (el cuerpo, una parte del cuerpo, un aparato deportivo) mediante la acción muscular, es condición indispensable que la fuerza muscular existente pueda actuar sobre una masa de superficie lo más grande posible (o como mínimo tan larga como óptima) provocando una aceleración, como, por ejemplo, en los movimientos de impulso que agotan la máxima amplitud articular ( fig. 2a ). 2. Los movimientos de impulso amplio, normalmente en la movilidad dinámica-activa, se efectúan por la contracción de los músculos correspondientes, mientras que se produce el estiramiento forzado de los antagonistas correspondientes. Si éstos disponen de una buena capacidad de estiramiento, los agonistas requerirán menos esfuerzo para la ejecución de los movimientos de impulsión, factor beneficioso para la capacidad de rendimiento general. 3. Los deportes de juego exigen una agilidad y una rapidez de reacción especiales al deportista. Cuanto más capaz sea un deportista de agotar la amplitud articular potencialmente posible en función de la arquitectura de sus articulaciones y de llegar a esa amplitud sin encontrar gran resistencia por parte de los músculos implicados, de forma rápida y dirigida, tanto más efectivamente podrá comportarse ante la aparición de situaciones inesperadas ( fig. 2b ). 4. Al igual que ocurre en las actividades motoras cotidianas, una buena movilidad y el mantenimiento de una buena amplitud articular y de una buena capacidad de reacción contribuirán enormemente a la evitación de situaciones de peligro o de lesiones. Una buena movilidad no es incompatible ni con una buena estabilidad articular ni con la fuerza muscular La importancia de disponer de una movilidad especial, sobre todo en la práctica del deporte de competición, viene dada por la necesidad de poder alcanzar posiciones articulares extremas, es decir, de agotar dinámicamente las amplitudes articulares, llegando a conseguir un rendimiento al límite de las posibilidades. Si la movilidad especial queda limitada al agotamiento de la capacidad de estiramiento muscular, no se deben temer ni la reducción de la estabilidad articular ni la pérdida de fuerza muscular, puesto que el tratamiento de un músculo con un entrenamiento de estiramiento no provoca la pérdida a largo plazo ni de la capacidad de tensión pasiva ni de la fuerza de contracción (ver apartado 2.4). No existe una opinión unánime respecto al desarrollo de la movilidad en la infancia y en la adolescencia 1.3 Movilidad y flexibilidad durante el desarrollo y a una edad avanzada Las teorías existentes, dentro del ámbito especializado, sobre los cambios de la movilidad durante el desarrollo que se produce desde la infancia hasta la edad adulta son variadas; se pueden distinguir básicamente dos opiniones diferenciadas. Un grupo defiende que la movilidad articular mantiene una estrecha relación con la fuerza muscular y que, a medida que se desarrolla la fuerza muscular, disminuye la movilidad articular (Ölschläger y Wittekopf, 1976; Möckelmann y Schmidt, 1981; Rost, 1989; Weineck, 1994). De acuerdo con esta idea, la movilidad sería la única forma de solicitación motora que alcanza su punto culminante durante la infancia y que a partir de ese momento experimentaría un deterioro continuo a menos que se educase. Esto vendría determinado por el escaso desarrollo de la musculatura en la edad escolar, de forma que, a partir de esa fase del desarrollo, la movilidad se vería reducida a medida que avanzara el desarrollo muscular. Estas afirmaciones deben ser comprendidas desde un punto de vista del desarrollo fisiológico y sin resumirlas con la simplificación de que un músculo fuerte impide que pueda existir una buena movilidad, puesto que, durante el desarrollo desde la edad infantil hasta la edad adulta, el aumento de la masa muscular que podemos observar se explica por los cambios hormonales que tienen lugar durante la pubertad, y ésta también se plantea como una causa para la disminución de la movilidad provocada por los cambios producidos a nivel esquelético y de rigidez del tejido conectivo. En el niño, las diáfisis óseas son más blandas que en el adulto, las uniones epifisarias todavía no están completamente osificadas, y las prominencias articulares todavía no están tan marcadas como en el adulto (Rauber y Kopsch, 1987). Ésta es la razón por la que, durante la osificación de las diáfisis óseas y de las uniones epifisarias que tiene lugar durante el desarrollo, y debido a la formación de las prominencias articulares y a la rigidez que adquiere el tejido conectivo, se espera una disminución de la movilidad. En contraposición a esta opinión, hay otros autores que manifiestan opiniones opuestas (Meinel y Schnabel, 1998; Jeschke, 1979; Fetz, 1982). Según ellos, la capacidad de flexión de la cadera mejora hasta los 17 ó 18 años de edad, después de haberse mantenido constante desde los 7 hasta los 12 años. Las razones que justifican las diferencias de valoración del desarrollo de la movilidad en la edad infantil y en la adolescencia podrían residir en el hecho de que todas las afirmaciones he-chas se refieren a diferentes aspectos del problema de la movilidad, es decir, que pueden referirse a la movilidad general o a la capacidad de estiramiento muscular, o, de forma específica, a la capacidad de flexión de la cadera. Otra posible razón puede ser la utilización, para determinar la movilidad, de diferentes métodos de exploración, cuyos hallazgos no han sido siempre comparables. La educación regular de la movilidad durante la infancia es muy aconsejable Sí que parece unánime la opinión de que uno de los factores esenciales responsables de la disminución de la movilidad durante el desarrollo desde la infancia hasta la edad adulta es la falta o la insuficiencia de solicitaciones o la falta de educación de la movilidad. Por lo tanto, parece tener mucho sentido la estimulación regular de la movilidad durante la infancia y la adolescencia, sobre todo teniendo en cuenta que no se puede afirmar que los déficits de movilidad que se hayan podido formar durante años por falta de solicitación puedan recuperarse más tarde, es decir, en la edad adulta, intensificando la práctica. Es importante entrenar la movilidad durante la tercera edad Para la edad adulta, especialmente para las personas mayores, es válida la afirmación: la movilidad disminuye con la edad de forma continua, especialmente si no se utilizan los radios de acción de las articulaciones. Las causas son, por un lado, la disminución de las cargas corporales aplicadas y un aumento de la comodidad, y, por otro lado, la aparición de procesos propios del envejecimiento como la disminución del contenido de agua de los tejidos y la disminución de la elastina, una estructura proteica elástica contenida en los espacios intercelulares del tejido conectivo y de sostén, así como el aumento del colágeno del tejido conectivo (Ullrich y Gollhofer, 1994). A esto podemos añadir los procesos de desgaste y de degeneración de las articulaciones, que limitan de forma cada vez más importante la posibilidad de agotar la amplitud articular (Meinel y Schnabel, 1998). En personas mayores que han entrenado correctamente su capacidad de estiramiento podemos observar una movilidad extraordinaria. Por lo tanto, parece justificada la afirmación de que la importancia del entrenamiento de la movilidad aumenta con la edad, para prevenir el déficit de movilidad e incluso el anquilosamiento de las articulaciones (ver apartado 5.6). Sin embargo, debemos tener en cuenta que, ante la existencia de fenómenos patológicos (p. ej., artrosis) es aconsejable contar con el asesoramiento de un médico o de un fisioterapeuta. Capítulo 2 Bases biológicas de la movilidad y de los efectos del estiramiento 2.1 Factores de la movilidad articular Tipos de articulaciones y grados de libertad Formas de limitación articular Amplitud de movimiento en las articulaciones grandes 2.2 Fuentes de la capacidad de estiramiento muscular Estructura del músculo y capacidad de estiramiento Influencia del sistema nervioso sobre la capacidad de estiramiento Conclusiones respecto a las bases biológicas de la movilidad y a la capacidad de estiramiento 2.3 Valores de referencia de la flexibilidad 2.4 Efectos generales de los estiramientos Efectos sobre la capacidad de estiramiento y sobre la capacidad de carga de estiramiento Efectos sobre la tensión muscular en reposo y sobre la capacidad de relajación Efectos sobre la longitud y la fuerza musculares Efectos del entrenamiento de la fuerza sobre las características de estiramiento del músculo Estiramiento permanente Profilaxis ante posibles lesiones y evitación de las agujetas Resumen de las características generales sobre los efectos de los estiramientos 2.1 Factores de la movilidad articular La movilidad, es decir, la extensión de la amplitud del movimiento de una articulación, depende en primer lugar de factores que están directamente relacionados con el aparato locomotor activo y pasivo (fig. 3). En el aparato locomotor pasivo, estos factores son esencialmente las estructuras de las superficies articulares que forman las articulaciones, la cápsula articular con el aparato ligamentario y su elasticidad (muy reducida) y flexibilidad, así como la limitación de movimientos causada por la masa que se encuentra situada alrededor de la articulación. El factor decisivo de las estructuras activas del aparato locomotor es la flexibilidad de los músculos que atraviesan la articulación, la capacidad de estiramiento del músculo y de tolerar cargas de estiramiento, así como la capacidad de relajación muscular (ver apartado 2.3). Figura 3. Factores de la movilidad directamente relacionados con el aparato locomotor. Los factores más significativos están destacados en colores, y los factores influenciables mediante el entrenamiento están destacados en negrita. En la figura 3 se exponen los factores más importantes de la movilidad relacionados con las estructuras pasivas y activas del aparato locomotor. Dentro del marco del aparato locomotor pasivo, la arquitectura de las articulaciones adquiere un papel especialmente importante. La forma de los componentes articulares, la disposición de las estructuras ligamentarias que los unen y el entorno óseo de la articulación determinan la dirección del movimiento y la amplitud de movimiento, respectivamente. Según la forma que presentan estas estructuras, distinguimos diferentes tipos de articulaciones. Tipos de articulaciones y grados de libertad Componentes de la articulación Las articulaciones “verdaderas”, las diartrosis (en esta obra nos referiremos únicamente a éstas), están formadas como mínimo por dos cuerpos articulares, separados entre ellos por una hendidura articular. Las superficies de los cuerpos articulares que entran en contacto durante los movimientos están recubiertas por cartílago, que, conjuntamente con el líquido sinovial, garantiza el deslizamiento de las superficies articulares sin que se produzca rozamiento. La totalidad de la articulación está envuelta por la cápsula articular, cuya capa más interna produce el líquido sinovial, y cuya capa más externa es responsable de la estabilidad de la articulación y con este fin forma muchas veces ligamentos articulares. Criterios de la movilidad articular: grados de libertad de una articulación La movilidad (mejor dicho, la libertad de movimiento) de una articulación depende en primer término del tipo de articulación al que pertenezca. Como unidad para medir la movilidad de una articulación tomamos los grados de libertad, que se corresponden con el número de ejes de la articulación. Los tipos de articulaciones más importantes que distinguiremos aquí son las articulaciones trocleares o en bisagra, las articulaciones cóni-cas, las articulaciones ovoides o sellares, las articulaciones elipsoideas, las esferoideas, las articulaciones planas y las articulaciones condíleas (fig. 4). Figura 4. Tipos de articulaciones y grados de libertad: a) Articulación en bisagra. b) Articulación cónica. c) Articulación sellar. d) Articulación elipsoidea. e) Articulación esferoidea. f) Articulación plana. g) Articulación condílea. Articulación del codo, un eje de movimiento = un grado de libertad: flexión y extensión La articulación en bisagra (fig. 4a) posee, como articulación de un solo eje, dos grados de libertad potenciales, puesto que, además de los movimientos de ida y vuelta alrededor del eje cilíndrico, también puede deslizarse en la dirección del cilindro; pero en el organismo humano, esta segunda posibilidad de movimientos está limitada por los ligamentos laterales y por las guías en forma de cilindro de las superficies articulares. En este caso hablamos de una articulación en bisagra, que, como en el caso de la articulación entre el húmero y el cúbito, solamente permite la flexión y la extensión. Articulación radiocubital: rotación interna y externa del antebrazo La articulación cónica (fig. 4b) gira alrededor de un eje. El deslizamiento en dirección al eje de la articulación está impedido por estructuras adicionales como el ligamento anular situado alrededor de la cabeza de la articulación, como en la articulación radiocubital. Articulación de la muñeca: flexión y extensión, desviación hacia el pulgar y hacia el meñique Las articulaciones con dos grados de libertad poseen un mayor grado de movilidad, como, por ejemplo, la articulación sellar (fig. 4c) y la articulación elipsoidea (fig. 4d). Una articulación sellar típica es la articulación del pulgar, que permite realizar movimientos en dos planos perpendiculares y movimientos circulares de la porción libre del miembro. Un ejemplo de articulación elipsoidea típica puede estar representado, de acuerdo con su estructura y su función, por la articulación de la muñeca. Esta articulación permite, además de la flexión y de la extensión, los movimientos de desviación de la mano en dirección al pulgar y en dirección al meñique, de forma que también podamos realizar movimientos circulares de la mano. Articulación del hombro y de la cadera: articulaciones esferoideas Las articulaciones que poseen un mayor grado de libertad son las articulaciones esferoideas (fig. 4e), que también giran alrededor de un tercer eje, como puede verse en la articulación del hombro con el movimiento de flexión y extensión, de abducción y de aducción y de rotación del brazo alrededor de su eje longitudinal. Muchas articulaciones planas en la columna vertebral Las articulaciones planas (fig. 4f ) también tienen tres grados de libertad. Permiten la rotación alrededor de un eje perpendicular a la superficie articular y el deslizamiento en el plano de las superficies articulares. Normalmente, la amplitud de movimiento de las articulaciones planas está muy limitado por un aparato ligamentario tenso. En la columna vertebral encontramos ejemplos de articulaciones planas. Articulación de la rodilla: una articulación condílea Para representar la totalidad de las articulaciones, también debemos hablar de las articulaciones condíleas (fig. 4g), cuya representación en el cuerpo humano está a cargo de la articulación de la rodilla. Normalmente, funciona como una articulación (de un solo eje) en bisagra (fig. 4a). Pero en esta articulación se suman dos grados de libertad adicionales cuando la articulación se sitúa en una posición de ligera flexión, en la que los ligamentos laterales de la articulación quedan en una posición de relajación, y la rodilla puede efectuar así una pequeña rotación alrededor del eje de la pierna, y cuando la articulación queda situada en una posición de mucha flexión y es posible el movimiento de deslizamiento rodado hacia posterior. Funcio-nalmente, hablamos también de una articulación en bisagra transportable. Formas de limitación articular Limitación ósea, limitación por masa, limitación muscular, limitación ligamentaria Los grados de libertad de una articulación determinan sus posibilidades de movimiento, pero no la amplitud en la que estas posibilidades pueden ser utilizadas o agotadas. La amplitud de movimiento depende de las estructuras que rodean la articulación, de las que le proporcionan estabilidad, protección y guía, pero que limitan forzosamente también su amplitud de movimiento (limitación articular). Hablaremos de una limitación ósea cuando, durante la realización de un movimiento, una prominencia ósea de uno de los componentes articulares choca contra el segundo elemento articular e impide así que continúe el movimiento en esta articulación. Una limitación ósea típica es la del movimiento de extensión del codo. Cuando el olécranon choca contra la parte posterior del húmero en la fosa cubital, es imposible continuar con el movimiento de extensión (fig. 5a). Hablaremos de una limitación por masa cuando ocurra que, durante la realización de un movimiento, éste se vea limitado por una masa de partes blandas. Un ejemplo lo encontramos en el tope de la flexión del codo, cuando la cara anterior del antebrazo choca con la masa muscular de la cara anterior del brazo (fig. 5b). De esta forma, la movilidad de algunas articulaciones puede disminuir a causa del aumento del tejido conectivo o del tejido graso, o debido al aumento de la masa muscular. La limitación muscular no es igual que la limitación por masa Aunque la masa corporal que provoca una limitación articular suele estar formada por músculos, solamente hablaremos de limitación muscular cuando los músculos detengan el movimiento estando en una posición de tensión pasiva (tensión en reposo, ver apartado 2.2). Esto solamente suele ocurrir en músculos pluriarticulares, que atraviesan más de una articulación. Los músculos flexores de los dedos, por ejemplo, atraviesan la articulación de la muñeca, las articulaciones metacarpofalángicas y las articulaciones interfalángicas. Si sobreextendemos todas estas articulaciones en dirección al dorso de la mano, el movimiento se verá progresivamente frenado por la tensión de los músculos flexores de los dedos, lo que puede reconocerse ligeramente en la sensación de tensión creciente que se experimenta en los músculos flexores del antebrazo (fig. 5c). Un ejemplo “clásico” de limitación muscular es la resistencia de los músculos de la cara posterior del muslo (músculos isquiotibiales) al intentar flexionar la cadera con la pierna extendida. Figura 5. Limitaciones articulares: a) Limitación ósea. b) Limitación por masa. c) Limitación muscular. d) Limitación ligamentaria (Wiemann, 1993). Normalmente, la limitación articular también viene determinada por la cápsula articular o por los ligamentos que en ella se originan. La función esencial de los ligamentos es la de estabilizar las articulaciones y guiarlas en la ejecución de los movimientos. En muchos casos, los ligamentos también impiden que se sobrepase un ángulo articular determinado. Un ejemplo típico de esta limitación ligamentaria lo ofrece la articulación de la rodilla, cuyo movimiento de extensión está limitado por la tensión de los ligamentos laterales y del ligamento cruzado anterior (fig. 5d). Todas estas limitaciones actúan sobre la articulación de forma no aislada, sino complementaria. En la extensión del codo (fig. 5a), por ejemplo, una vez que ya se ha llegado al tope óseo, los ligamentos laterales también impiden que continúe la extensión o que se produzca un desplazamiento de las superficies articulares en otro sentido. Pero dado que en este caso la limitación ósea domina el mecanismo limitador, hablaremos igualmente de limitación ósea. Algo similar ocurre con otros mecanismos limitadores. Amplitud de movimiento en las articulaciones grandes En el movimiento del brazo en relación con el tronco participan tres articulaciones En conjunto, la movilidad del aparato locomotor humano o de cada uno de sus segmentos es posible gracias a la actuación conjunta de diversas articulaciones. Este fenómeno queda expuesto de forma clara en el ejemplo de la libertad de movimientos del brazo en relación con el tronco. Si queremos levantar el brazo lateralmente, este movimiento de separación (abducción) involucra en primer lugar la articulación del hombro, formada por la cabeza del húmero y la cavidad cotiloidea de la escápula, que forman una articulación esferoidea (fig. 6). Sin embargo, el movimiento de elevación del brazo mediante la articulación del hombro exclusivamente sólo es posible hasta los 90º, debido a la limitación ósea que existe entre el húmero y el techo del acetábulo. La continuación del movimiento de elevación del brazo solamente es posible con la ayuda de la articulación interna de la clavícula, formada entre la clavícula y el esternón, y la de la articulación externa de la clavícula, formada entre la clavícula y el acromion (fig. 6a), gracias a la elevación del extremo externo de la clavícula y a la rotación externa del ángulo inferior de la escápula hacia fuera (fig. 6b). Este mecanismo permite una elevación adicional de unos 60º, hasta que el movimiento en las dos articulaciones claviculares se ve limitado por los ligamentos (ver también tabla 1). Hay que tener en cuenta que cada uno de los movimientos articulares durante el movimiento del brazo no se realiza aisladamente, sino de forma continua. De este modo, a partir de unos 20º-30º de separación del brazo, la escápula ya acompaña el movimiento. De forma similar, la clavícula se levanta ya antes de que se produzca la limitación ósea entre el húmero y el acetábulo. La flexión del brazo (fig. 6c) también es posible gracias a los movimientos de la articulación del hombro y en las dos articulaciones de la clavícula, aunque en este caso ésta también rota alrededor de su eje longitudinal. El tercer grado de libertad de la articulación interna de la clavícula es útil para los movimientos del brazo en un plano horizontal (fig. 6d). En todas las indicaciones de ángulos de movimiento debemos tener siempre presente que se trata de valores aproximados o resultado de la media de la población, que no tienen una validez representativa y de los que podemos encontrar grandes variaciones individuales. Por lo tanto, los valores de ángulos de movilidad y de limitaciones de las grandes articulaciones que les proporcionamos en la tabla 1 solamente deben considerarse como valores orientativos. Figura 6. a) Posibilidades de movimiento del brazo en relación con el tronco. b) Movimiento en un plano frontal. c) Movimiento en un plano sagital. d) Movimiento en el plano horizontal. Estiramiento muscular: es la única posibilidad para mejorar la movilidad Los casos de limitación articular y de amplitud de movimiento proporcionados en los ejemplos anteriores dejan claro que la limitación de la movilidad muchas veces es inevitable, como en el caso de la limitación por masa, o tiene una significación fisiológica, como, por ejemplo, en el caso de las limitaciones óseas o ligamentarias. En estos casos, mejorar la movilidad mediante el entrenamiento es, bien imposible, como en el caso de la limitación ósea o de la limitación por masa, bien desaconsejable fisiológicamente, como en el caso de las limitaciones ligamentarias, para no correr el riesgo de perder estabilidad articular. Solamente la limitación muscular nos ofrece una posibilidad de mejorar la movilidad, actuando sobre la capacidad de estiramiento del músculo mediante la aplicación de medidas de entrenamiento, pero tan sólo podremos llegar hasta donde nos permitan los demás mecanismos de limitación. Tabla 1. Ángulo de movimiento y limitación de la movilidad en las articulaciones del hombre. Hu) Limitación ósea. Ma) Limitación por masa. Li) Limitación ligamentaria. Mu) Limitación muscular. ●) Limitación dominante. ❍) Limitación secundaria (ángulo de movimiento según Rauber y Kopsch, 1987) 2.2 Fuentes de la capacidad de estiramiento muscular Estructura del músculo y capacidad de estiramiento Los músculos son órganos sometidos a grandes cargas mecánicas. Estas cargas actúan sobre el músculo tanto durante el estiramiento como durante la contracción como fuerzas de tracción y en la dirección longitudinal del músculo. Esto justifica que el componente esencial del músculo sean fibrillas y filamentos, es decir, moléculas de proteína resistentes a la tracción y en disposición de cadena, previstas de forma general en el sistema biológico para recibir fuerzas de tracción. Estas fibras atraviesan el músculo esencialmente en dirección longitudinal (figs. 7 y 8). El conjunto del músculo esquelético está envuelto por una vaina de tejido conjuntivo, la fascia muscular, que separa el músculo de las estructuras de su alrededor (fig. 7). Además, el músculo está atravesado, en dirección longitudinal, por cientos de haces fibrosos situados uno junto al otro (haces secundarios), que están compuestos a su vez por cientos de haces primarios. Los haces primarios y los haces secundarios están envueltos respectivamente por vainas de tejido conectivo (epimisio y perimisio). Estas vainas conjuntivas permiten el deslizamiento de los haces fibrosos entre ellos durante la contracción o durante la relajación, disminuyendo así el rozamiento e impidiendo que se produzca una pérdida de fuerza. Los haces primarios, por su parte, también están atravesados por las fibras musculares en dirección longitudinal. Fibra muscular: unidad estructural funcional autónoma mínima del músculo Tal como ocurre con todos los tejidos, en el músculo también la célula es la unidad estructural autónoma más pequeña, y, debido a su forma (10-90 μm de grosor y hasta 15 cm de longitud), se denomina fibra muscular en el músculo estriado. Durante el desarrollo, se forma por la fusión de células musculares situadas consecutivamente, formando un sincitio. Todas las fibras musculares están, como todas las células, envueltas por una membrana, la membrana de las fibras musculares. El conjunto de la fibra muscular está rodeada exteriormente por una bolsa de fibrillas dispuestas en forma de tejido conectivo laxo reticular (fibras de colágeno), el sarcolema (fig. 8a). Durante el estiramiento de las fibras en dirección longitudinal, las fibrillas de tejido conectivo se tensan. Durante el acortamiento, se destensan. En el extremo de la fibra muscular, las fibrillas de colágeno de las vainas fibrosas se continúan con las fibras de colágeno del tendón (fig. 8a), que forma la unión del músculo con el esqueleto. Además del plasma celular (sarcoplasma), del retículo sarcoplasmático, de los núcleos celulares marginales y de las mitocondrias responsables del aporte energético, las fibras musculares poseen también miofibrillas dispuestas en sentido longitudinal por el conjunto de la fibra muscular. Estas miofibrillas están formadas por cadenas de sarcómeras consecutivas, las “cámaras de fuerza” de las miofibrillas (fig. 8a). Por su parte, las sarcómeras contienen los filamentos de miosina gruesos, de 1,6 μm de longitud, y los filamentos de actina finos, de 1,3 μm de longitud. Éstos forman el sistema de la actomiosina. Las sarcómeras están separadas por los discos Z, a los que se encuentran adosados los filamentos de actina, que se dirigen desde aquí hacia el interior, hacia el centro de las sarcómeras. Aquí se encuentra localizada la línea M, en la que los filamentos de miosina se acoplan entre ellos por su parte media. Las terminaciones libres de los filamentos de miosina señalan en dirección a los discos Z y se superponen con los filamentos de actina en número variable. Fibrillas y filamentos: elementos estructurales importantes del músculo Cuando el músculo se contrae para producir fuerza (se acorta), tienen lugar una serie de procesos activos consumidores de energía en todas las sarcómeras que conducen a la formación de “puentes cruzados” de fibras musculares, casi simultáneamente entre los filamentos de miosina y los de actina (fig. 8b). En este proceso, las cabezas de la miosina, que se originan del cuerpo longitudinal de los filamentos de miosina formando 6 filas de 17 cabezas con cuellos de miosina muy elásticos, se adhieren al filamento de actina y tiran de él con un movimiento de inclinación de unos 7 nm en dirección a la línea M. A continuación, se sueltan y vuelven a adherirse de nuevo, hasta que, después de unos 50-200 ciclos de contracción–relajación, los filamentos de miosina chocan en los discos Z: el músculo se ha acortado al máximo. Figura 7. Visión de conjunto de la estructura del músculo y de la fibra muscular (Wiemann, 1993). Unión entre las fibras musculares y los tendones La transmisión de la fuerza producida de las sarcómeras al tendón, y de ahí al aparato locomotor pasivo, tiene lugar en los extremos de las fibras musculares, que forman divertículos digitiformes en los espacios intermedios entre las fibrillas tendinosas. Los discos Z finales de las cadenas de sarcómeras contienen filamentos de actina que alcanzan hasta la membrana de la fibra. En la membrana fibrosa se encuentran almacenadas las moléculas proteicas fibrosas (microfibrillas reticulares, Krstic, 1978; filamentos de la membrana transductora, Tidball, 1991; Fabricio, Pons, Robert, Hugon, BonetKerrache y Mornet, 1994; Vigoreaux, 1994; fig. 8a), que están acopladas con los filamentos de actina en el interior de la fibra muscular y con las fibrillas de la vaina fibrosa o del tendón en el exterior de la fibra muscular, formando de este modo un circuito de fuerzas entre el tendón y las fibras musculares. Figura 8. Estructura fibrilar de la fibra muscular (a) (modificado según Krstic, 1978; Maruyama et al., 1984; Street, 1983; Fabricio et al., 1994; Vigoreaux, 1994), acortamiento de media sarcómera por la formación de puentes cruzados (b) y relajación de media sarcómera mediante las fuerzas elásticas de la titina (c). Si se produce la contracción del antagonista del músculo que se ha contraído, este último se verá sometido a un estiramiento debido a su fuerza, de forma que los filamentos de actina y de miosina se separan de nuevo. De este funcionamiento podemos deducir que, en un sistema articular, cualquier músculo necesita como mínimo un antagonista, puesto que un músculo es capaz de contraerse por sí mismo, pero no es capaz de elongarse (estirarse) de nuevo sin la ayuda de una fuerza externa. ¿De dónde proceden las fuerzas de retorno elásticas del músculo? Los filamentos de tinina unen el disco Z con los filamentos de miosina y la línea M Los filamentos de tinina proporcionan las fuerzas de retorno elásticas al músculo estirado Pero un músculo también puede acortarse pasivamente, es decir, sin consumo energético, gracias únicamente a la acción de las fuerzas elásticas de retorno (desestiramiento), pasando del estado de estiramiento a la longitud de reposo. Al principio, se consideró que la fuente de la tensión elástica del músculo eran las diversas vainas de las fibras y de los haces musculares (p. ej., en Schmidt y Thews, 1977). Más tarde se pudo demostrar (p. ej., Magid y Law, 1985) que en fibras musculares de las que se habían extirpado las vainas fibrosas se producían exactamente las mismas tensiones elásticas que en aquellas fibras musculares que estaban intactas. De esta comprobación se sacó la conclusión de que la fuente de las tensiones elásticas del músculo se encontraba en las mismas miofibrillas. No fue hasta finales de los años 1970 y principios de los años 1980 cuando diversos grupos de investigadores (especialmente Street, 1983; Maruyama, Sawada y Kimura, 1984; Wang, 1984) describieron la presencia de moléculas gigantes elásticas dentro de las sarcómeras. Estas moléculas se extienden desde los discos Z hasta la línea M y se adhieren a las terminaciones libres de los filamentos de miosina. Dichas moléculas se denominaron filamentos de tinina (también “conectina”, fig. 8c). En el segmento que va desde los discos Z hasta la terminación libre del filamento de miosina, poseen un segmento muy elástico (la región PEVK) que se considera actualmente como la fuente de la tensión elástica del músculo pasivo, mientras que a las vainas fibrosas solamente se les atribuye una cierta participación en la resistencia elástica en una longitud de estiramiento extrema. Si un músculo se estira, su fuerza de estiramiento es transmitida hacia los dos extremos del músculo a través de los tendones, de las fibrillas tendinosas y de los filamentos transmembranosos, hacia los filamentos de actina terminales que se encuentran en el interior de la fibra muscular. Con este procedimiento, las miofibrillas, y con ellas cada una de las sarcómeras, se ven sometidas a una tracción longitudinal. Los filamentos de actina y de miosina se deslizan entre ellos, de forma que los filamentos de miosina se alejan progresivamente de los discos Z. De este modo, se estira el segmento elástico de los filamentos de titina (fig. 8c) desarrollando una tensión elástica. Si la fuerza elongadora desaparece, actúa la tensión elástica de los filamentos de titina estirando los filamentos de miosina de nuevo en dirección al disco Z, lo que tiene como consecuencia el acortamiento de las sarcómeras (desestiramiento), que provoca a su vez el acortamiento de las miofibrillas, de las fibras musculares y del conjunto del músculo. Por lo tanto, se puede considerar que la función fisiológica principal de los filamentos de titina es la de permitir al músculo estirado inactivo recuperar su longitud de reposo o longitud estándar sin que se produzca consumo de energía. También debemos tener en cuenta que la capacidad de estiramiento de las fibras musculares depende en gran medida de la elasticidad de los filamentos de titina y de sus fuerzas de retorno elásticas. Si tenemos en cuenta que los músculos con un gran diámetro transversal fisiológico poseen forzosamente un mayor número de filamentos de titina de disposición paralela, podemos pensar que éstos serán capaces de desarrollar fuerzas de retorno elásticas más importantes. Su resistencia al estiramiento será forzosamente mayor a la de aquellos músculos más “finos”. Elasticidad del tendón Los tendones de los músculos también forman parte de las estructuras elásticas. Dichos tendones están formados por haces de fibras conectivas de colágeno (fibrillas) de disposición paralela o, como ocurre en algunas fascias, de disposición reticular en cizalla (Tittel, 1990). Las fibras tendinosas, en sí mismas, se consideran como completamente inelásticas. Pero, puesto que en estado de descarga muestran una disposición ondulada y que en la posición de carga estas ondas se aplanan, se puede esperar un mínimo de elasticidad del tendón. Esta elasticidad representa un porcentaje muy pequeño de la longitud del tendón (Tittel, 1990). Por lo tanto, podemos prescindir de la contribución del tendón a la movilidad y a la capacidad de estiramiento. También se atribuye cierta elasticidad a los discos Z y a los filamentos de actina, pero, puesto que su contribución a la capacidad de estiramiento del músculo no es bien conocida, no la tendremos en cuenta de ahora en adelante. Influencia del sistema nervioso sobre la capacidad de estiramiento Además de las condiciones mecánicas de las articulaciones y de las características de los tejidos musculares, el sistema nervioso también puede tener una influencia sobre la movilidad y la capacidad de estiramiento. Esta influencia puede ser de naturaleza voluntaria, involuntaria o refleja. Los responsables de esta acción son la inervación sensitiva y la inervación motora que recibe el músculo del sistema nervioso central (SNC). Cada uno de los músculos de nuestro cuerpo recibe órdenes motoras (fig. 9) a través de centenares de neuronas (motoneuronas α) que están localizadas en la médula espinal, al mismo tiempo que una motoneurona inerva centenares de fibras musculares. Motoneurona + nervio motor + fibras musculares = unidad motora La unidad funcional de una motoneurona, las fibras nerviosas que en ella se originan y las fibras musculares inervadas por estas fibras nerviosas constituyen la unidad motora. Todas las fibras musculares de una unidad motora se contraen con la misma intensidad, la que ha marcado la motoneurona. De este modo, la intensidad de la contracción de un músculo puede ser regulada, por un lado, por el número de unidades motoras reclutadas por el SNC, y, por otro lado, por el grado de activación de una motoneurona. La motoneurona es la encargada de dar las órdenes que se transmiten a las fibras musculares, con la información procedente de los centros motores del cerebro y con los impulsos excitadores e inhibidores procedentes de las distintas vías nerviosas motoras y sensitivas (fig. 9). Las fibras nerviosas de un músculo que se originan en las motoneuronas (neuritas) pueden juntarse formando un único nervio periférico que se dirige hacia el músculo, como ocurre, por ejemplo, con el músculo deltoides, o pueden distribuirse por diversos nervios, como, por ejemplo, en el caso del músculo recto del abdomen. Estas dos posibilidades no alteran en absoluto las posibilidades funcionales del nervio y del músculo. Figura 9. Representación esquemática simplificada (representación de un bloque sináptico) de las sinapsis neuronales de una unidad motora; izquierda: centros de la médula espinal; derecha: agonista, reducido a una fibra muscular y a solamente una fibra del huso muscular; α: motoneurona alfa con fibra nerviosas motora; γ: motoneurona gamma con fibras nerviosas motoras hacia el huso muscular. azul: impulsos sensitivos (aferentes) procedentes del agonista; punteado: otros impulsos. Los husos musculares miden la longitud (el grado de estiramiento), y los órganos tendinosos de Golgi miden la tensión del músculo Por otro lado, el sistema nervioso recibe información sobre el estado de las fibras musculares y del músculo, concretamente sobre el grado de elongación de las fibras y sus variaciones y sobre la tensión del tendón. El grado de estiramiento de las fibras musculares es medido por los husos musculares, órganos pequeños, de pocos milímetros de longitud y formados por unas pocas fibras del huso, que están sujetos a las vainas fibrosas de las fibras musculares. Cada una de las fibras del huso está formada por dos polos contráctiles y una parte media no contráctil. Esta última parte contiene receptores de estiramiento (receptores Ia o II), de los que se originan fibras nerviosas sensitivas (aferentes), que transmiten la información relativa al estiramiento. Informan tanto a la motoneurona localizada en la médula espinal como a los centros sensitivos situados en el cerebro sobre el estado de estiramiento del músculo. La tensión del tendón es percibida por los órganos tendinosos de Golgi, y la información es transmitida a través de las sinapsis por las células excitadoras o inhibidoras hacia las motoneuronas y hacia los centros sensitivos del SNC. El comportamiento de la motoneurona se verá influido por estas sinapsis neuronales y por otros impulsos (órdenes motoras procedentes de los centros motores del SNC y diversos impulsos procedentes de receptores cutáneos, articulares, del tejido conectivo y dolorosos). Los siguientes mecanismos sinápticos pueden influir en la capacidad de estiramiento del músculo (Keidel, 1985; Schmidt, Thews y Lang, 2000): La longitud del músculo (grado de estiramiento) se regula mediante los reflejos de estiramiento Reflejo de estiramiento monosináptico (reflejo de la excitación autógena, reflejo propioceptivo). Si un músculo es estirado por el efecto de una fuerza externa, se produce forzosamente el estiramiento de los husos musculares y de sus partes sensitivas medias. A medida que aumenta la velocidad de estiramiento y/o a medida que crece la amplitud del estiramiento, los receptores de estiramiento descargan, envían series de impulsos a través de las fibras Ia o II hacia la médula espinal (fig. 9) y provocan la descarga de las motoneuronas α del músculo estirado, lo que produce la contracción de dicho músculo. De este modo, se produce un control reflejo del estiramiento: el músculo posee un sistema de control de la longitud. Para que el músculo tenga la posibilidad de adoptar diferentes longitudes o de controlarlas, el estado de estiramiento de la parte media de las fibras del huso (y con él su “sensibilidad”) puede ser modificado mediante la contracción de los polos del huso. Esto se produce bajo las órdenes de la motoneurona γ (fig. 9), y tiene como consecuencia el desencadenamiento del reflejo de estiramiento y con él el acortamiento del músculo hasta una nueva longitud momentánea: “servomecanismo”. Durante la realización de los movimientos corporales, los músculos están inervados por las motoneuronas α y las motoneuronas γ (α-γ coactivación). Reflejo de inhibición recíproca (reflejo de la inhibición antagonista). Para colaborar con el sistema de control de la longitud, las aferencias del huso del agonista influyen también sobre el antagonista, a través de una neurona sináptica inhibidora en la médula espinal (fig. 9). Esto significa la inhibición o la debilitación de la contracción del antagonista cuando el agonista debe contraerse de forma refleja para controlar su longitud, de forma que éste puede reaccionar correctamente al estiramiento sin verse limitado. Los reflejos de tensión forman una protección ante la posible sobrecarga en músculos y en tendones Reflejo de inhibición autógena (reflejo de tensión). De forma similar a la regulación de la longitud, también se puede regular la tensión muscular. Para hacerlo se necesita una neurona inhibidora en la médula espinal (fig. 9), que inhiba la motoneurona α. En el momento en que aumenta la tensión muscular, el órgano tendinoso de Golgi envía la información a través de las fibras Ia para que se produzca la inhibición, que debilitará o suprimirá completamente la actividad del músculo correspondiente. Esto tiene como consecuencia la disminución de la tensión, y por lo tanto se obtiene la protección del músculo y del tendón de tensiones de contracción y de estiramiento demasiado importantes. Reflejo de excitación recíproca (reflejo de la excitación antagonista). El control de la tensión del agonista también es regulado mediante una sinapsis con el antagonista. Las aferencias Ib transmiten impulsos de conducción para la motoneurona α del antagonista a través de una neurona sináptica excitadora (fig. 9), impulsos que pueden provocar la contracción del antagonista. Esto provoca una reducción adicional de la tensión del agonista, puesto que la actividad del antagonista contribuye a la eliminación de una tensión de estiramiento que actúa externamente. Reflejo flexor. Mediante la estimulación de los receptores cutáneos y dolorosos se puede producir una activación refleja de la musculatura flexora del cuerpo y de los miembros, que tiene por finalidad el alejamiento del segmento corporal afectado de la fuente del impulso (Schmidt et al., 2000). Se puede observar frecuentemente una inhibición adicional de los antagonistas (de los extensores), que tiene por finalidad no evitar la reacción de evasión. El dolor de estiramiento también es un desencadenante del reflejo flexor. Inhibición antagonista ascendente. Siempre que un músculo o un grupo de músculos reciben una orden de contracción de los centros motores del SNC, se produce normalmente una reducción o completa anulación de la actividad de los respectivos antagonistas a través de las sinapsis inhibidoras (fig. 9). De este modo, los agonistas pueden estirar el antagonista sin problemas. Esto puede darse tanto en la realización de movimientos voluntarios como en los movimientos involuntarios (Keidel, 1985). En la valoración de estos mecanismos neuronales respecto a la capacidad de estiramiento, debemos diferenciar la movilidad que tiene lugar durante las actividades de la vida cotidiana de las de la práctica deportiva, y la amplitud de movimientos que pretendemos alcanzar durante la realización de los ejercicios de estiramiento. Los reflejos y las contracciones involuntarias aumentan la resistencia al estiramiento Durante la realización de los movimientos de la vida cotidiana, los reflejos nos proporcionan, además de la constante regulación de la longitud y de la tensión, la protección del aparato locomotor ante posibles tensiones de estiramiento perjudiciales o ante la posibilidad de sobreestiramientos articulares. Cuanto más entrenada esté una persona, antes “saltarán” los reflejos que garantizan la protección. El resultado será la limitación de los movimientos de la vida cotidiana de poca amplitud articular. Cuanto más intensivamente habitúe una persona sus músculos y sus articulaciones a grandes tensiones de estiramiento y a grandes amplitudes articulares, más seguras y dirigidas” serán las reacciones reflejas respecto a los movimientos y más amplio será el ámbito de acción motora. El frenado o limitación involuntaria de los movimientos articulares debe ser considerado desde el mismo punto de vista. La persona poco entrenada evita – normalmente de forma inconsciente– las acciones corporales que requieren gran amplitud articular, para evitar el dolor de estiramiento. Esto tiene como consecuencia la instauración de una movilidad general muy limitada. La persona entrenada no solamente ha adaptado estructuralmente sus músculos, sus articulaciones y su tejido conectivo a las tensiones de estiramiento, sino que también ha “equipado” su sistema nervioso con las informaciones necesarias sobre las posibles amplitudes del aparato locomotor, de forma que éstas pueden ser realizadas o agotadas durante la realización de las actividades cotidianas o la práctica deportiva. ¿Cómo influyen los reflejos de estiramiento sobre la movilidad? Respecto a la realización de los ejercicios de estiramiento, debemos considerar si el estiramiento de un músculo se alcanza activamente, es decir, únicamente a través de la contracción del antagonista, o pasivamente, con la ayuda de fuerzas externas (ver apartado 1.1). Especialmente durante el transcurso de un estiramiento activo estático, la amplitud de movimiento depende del comportamiento del músculo estirado, para el que compiten la tendencia a reaccionar al estiramiento y al dolor de estiramiento con reflejos de estiramiento monosinápticos, con reflejos flexores y con reacciones de defensa, con las influencias “relajantes” de la inhibición ascendente de los antagonistas. Si el procedimiento de estiramiento se efectúa de forma rápida y brusca y/o la persona que está estirando es muy sensible o miedosa, los reflejos de estiramiento y flexor y las reacciones de defensa del músculo estirado se activarán, de forma que el antagonista, que ya no puede liberar grandes fuerzas dada la posición articular en que se encuentra, no podrá alcanzar la amplitud articular deseada. Cuanto más tranquilo y lento sea el estiramiento y cuanto más intensa sea la contracción del antagonista, más rápidamente se instalará la inhibición ascendente en el músculo estirado y mayores serán las amplitudes de movimiento alcanzadas. La relajación psíquica también debe ser tenida en cuenta (Glück, Schwarz, Braun, Maxeiner y Wydra, 202; ver también apartado 3.3). El mecanismo de funcionamiento expuesto adquiere poca relevancia cuando hablamos del estiramiento pasivo, puesto que en este caso la amplitud articular primaria viene determinada por las fuerzas elongadoras externas. Puesto que en el entrenamiento de estiramiento se efectúan estiramientos principalmente pasivos, y la contracción de los antagonistas normalmente sólo se utiliza como un refuerzo, y que, por otro lado, el efecto del entrenamiento depende de las amplitudes de estiramiento alcanzadas, podemos suponer que el éxito obtenido en el entrenamiento es independiente de las reacciones reflejas involuntarias del músculo estirado. Las investigaciones competentes parecen constatar esta suposición (p. ej., Huton, 1994; Ostering, Robertson, Tropel y Hansel, 1990; ver también apartados 2.4 y 3.4). Conclusiones respecto a las bases biológicas de la movilidad y a la capacidad de estiramiento El conocimiento de la arquitectura de las estructuras pasivas del aparato locomotor y del músculo y de la inervación muscular nos permite extraer las conclusiones y diferencias individuales siguientes: ■La existencia de marcadas protuberancias y apófisis articulares hace disminuir la amplitud articular. ■En este sentido observamos que las mujeres son más móviles que los hombres y las personas jóvenes más que las mayores. ■Los músculos con mayor diámetro transversal producen fuerzas de retorno elásticas mayores. ■Por lo tanto, los músculos entrenados presentan una resistencia de estiramiento mayor que los músculos no entrenados. ■Las sinapsis neuromusculares pueden tanto estimular como impedir la movilidad. ■La actividad física regular y el agotamiento frecuente del recorrido articular (habituación) impiden la inhibición involuntaria de movimientos articulares más amplios. 2.3 Valores de referencia de la flexibilidad La amplitud articular es la medida estándar para la movilidad Para poder valorar la movilidad de un deportista necesitamos criterios que nos proporcionen la información sobre cómo es la movilidad de este deportista en comparación con otro o en relación con el valor normativo. El valor normativo es la amplitud articular, es decir, la amplitud máxima que alcanza una articulación determinada para una magnitud de estiramiento determinada. La amplitud articular es fácil de determinar observando el ángulo articular alcanzado (fig. 10) o midiéndolo ayudándonos con materiales simples (fig. 11a). Por ejemplo, podemos decir que una persona estirada de espaldas que es capaz de levantar activamente la pierna extendida hasta la vertical goza de una buena movilidad activa (fig. 10, izquierda). Si otra persona realiza el mismo test (straight leg raise test, SLRT) y solamente es capaz de alcanzar la misma posición con la ayuda de un compañero, podremos decir que su movilidad pasiva es media (fig. 10, derecha). Figura 10. Ejemplo de una movilidad activa buena (izquierda) y una movilidad pasiva media (derecha). La capacidad de estiramiento no nos permite sacar conclusiones inmediatas sobre la longitud del músculo Puesto que el valor alcanzado en el test SLRT solamente está supeditado a la inhibición muscular, esta valoración será de hecho la valoración de la capacidad de estiramiento de la musculatura isquiotibial. Desgraciadamente, en diferentes fuentes bibliográficas encontramos afirmaciones que van más allá de la valoración de la capacidad de estiramiento. Por ejemplo, se sacan conclusiones de este test sobre la longitud de los músculos testados, aunque sea imposible obtener información fiable sobre la longitud muscular a partir de una prueba de estiramiento. Este fenómeno puede observarse claramente en el ejemplo de dos gomas con la misma longitud y diferente elasticidad (flexibilidad): una goma blanda y elástica puede extenderse mucho más que una goma de la misma longitud que sea dura y poco elástica. Además, se hacen valoraciones injustificadas sobre el estado de acortamiento, de tensión o incluso de desequilibrio muscular. Este tipo de conclusiones falsas nos conducen también a realizar afirmaciones falsas sobre los efectos del entrenamiento de estiramiento; se afirma, por ejemplo, que una persona que llegue a alcanzar una amplitud articular mayor tras el entrenamiento de estiramiento tiene ahora músculos más largos o menos tensos que antes del entrenamiento. Definición de las características musculares y de los valores de referencia Para evitar este tipo de malentendidos, desde el principio debemos delimitar los diferentes estados musculares y sus características, y definir los valores de referencia de la capacidad de estiramiento. Para hacerlo solamente nos basaremos en criterios que pueden cumplirse en el músculo de un organismo humano vivo. Si nos referimos de forma excepcional a posibles resultados obtenidos con experimentación animal o a pruebas con músculos aislados o fibras musculares, lo haremos constar explícitamente. Si variamos el ángulo articular en una articulación con los músculos inactivos y relajados y en posición media, los músculos situados en una cara de la articulación se verán sometidos forzosamente a un “estiramiento longitudinal”, mientras que en el otro lado los antagonistas, debido a su característica elástica, se verán sometidos a un “acortamiento”. Esta modificación en el estado del músculo es solamente una situación momentánea que queda eliminada al volver a adoptar la posición media. Para ser exactos deberíamos decir que un músculo ha sido “estirado” cuando ha sido elongado longitudinalmente, y que ha sido “desestirado” cuando un músculo se ha acortado debido a su elasticidad pasiva. Si la modificación del ángulo articular se hace por la acción de la fuerza muscular, el músculo activo se contrae. En este caso, este músculo estará forzosamente en un estado de desestiramiento, mientras que su antagonista pasivo se encuentra en un estado de estiramiento. Si queremos modificar este estado, el antagonista (estirado) debe contraerse y el agonista debe relajarse. Los términos estirado y desestirado nos sirven para designar el estado actual de la longitud del músculo, mientras que los términos contraídorelajado describen el estado de actividad del músculo. Figura 11. Métodos para la determinación de los parámetros de estiramiento. a) Colocación de un goniómetro de mano para la determinación de la amplitud articular. b) Mecanismo experimental para la determinación de la amplitud articular, de la tensión de estiramiento y de la actividad muscular. A: goniómetro. F: receptor de la fuerza. E: electrodos de superficie (Wiemann, 1994). La tensión en reposo como signo característico de la resistencia elástica del músculo pasivo Cuando un músculo es estirado, ofrece resistencia al estiramiento, aun cuando esté completamente inactivo, es decir, aun cuando no sea estimulado por el sistema nervioso para desarrollar una tensión de contracción. Esta tensión del músculo en reposo se denomina tensión en reposo (tono en reposo, tensión pasiva) o, puesto que es una tensión que aparece durante la realización de un estiramiento, también se denomina tensión de estiramiento en reposo. Esta tensión muestra las fuerzas de retorno elásticas del músculo estirado, y aumenta a medida que aumenta el estiramiento, pero no de forma lineal, sino “exponencial”, es decir, su crecimiento es mucho más rápido cuanto más avanzado esté el estiramiento. En el cuerpo humano, incluso en la posición de máximo acercamiento del origen y de la inserción, los músculos mantienen cierta tensión pasiva, para no quedar “colgando” por el efecto de la fuerza de la gravedad. En nuestras actividades cotidianas y deportivas normalmente no sentimos esta tensión pasiva. Solamente cuando colocamos una articulación muy alejada de su posición media podemos sentir esta tensión pasiva de algunos músculos en forma de una sensación de tirantez o de arrancamiento. Cuando un compañero efectúa un estiramiento pasivo (fig. 10), también podrá sentir un aumento de la resistencia muscular al final del estiramiento. La tensión en reposo no aumenta de forma lineal, sino exponencial El comportamiento de tensión-estiramiento exacto del músculo representado en forma de curva de estiramiento y reposo (fig. 12) debe ser determinado con la ayuda de complejos mecanismos experimentales (fig. 11b). En el diagrama de la figura 12 se muestra un parámetro de estiramiento del músculo en la abscisa (normalmente, el ángulo articular recorrido durante el estiramiento). En la ordenada se muestra la tensión de estiramiento producida por el músculo para alcanzar el grado de estiramiento. De la curva de tensión en reposo-estiramiento podemos obtener los siguientes valores de referencia (fig. 12): 1. Capacidad de estiramiento. 2. Capacidad de carga de estiramiento. 3. Tensión de estiramiento (submáxima). Otros valores de referencia característicos de la movilidad y de las condiciones de longitud del músculo son: 4. La capacidad de relajación. 5. La longitud muscular. La capacidad de estiramiento de un músculo se obtiene de la condición de ceder a las fuerzas elongadoras y modificar así la amplitud articular (fig. 12). La capacidad de estiramiento es el único valor que puede determinarse de forma exacta sin la ayuda de complejos elementos técnicos (determinando la amplitud articular) (figs. 10 y 11). ¿Qué tensión de estiramiento tolera un músculo? La capacidad de carga de estiramiento de un músculo o de una persona se obtiene conociendo la fuerza elongadora o de la tensión de estiramiento respectiva máxima que la persona puede soportar durante el estiramiento (fig. 12). Figura 12. Curvas de tensión en reposo-estiramiento del mismo músculo en tres personas diferentes. Gran tensión de reposo en el músculo entrenado La tensión en reposo (tensión pasiva, tensión de estiramiento en reposo, tensión de estiramiento submáxima, fig. 12) se corresponde con la resistencia del músculo pasivo, no contraído en la amplitud de estiramiento submáxima, contra el efecto elongador. Para poderla determinar se requiere la utilización de aparatos de medición de los impulsos que recibe el músculo (EMG) (fig. 11b) que garanticen que el músculo permanece efectivamente inactivo durante el estiramiento. En la figura 12 podemos reconocer que exactamente el mismo músculo puede manifestar tensiones de estiramiento submáximas en diferentes personas. Respecto a la tensión en reposo (tono en reposo), podemos diferenciar entre músculos de tono alto y músculos de tono bajo. La tensión de estiramiento de un músculo aumenta especialmente en la medida en que se incrementan los filamentos elásticos de disposición paralela (titina, ver pág. 27). Por lo tanto, los músculos entrenados con un diámetro transversal fisiológico mayor demuestran valores de tensión en reposo mayores que los músculos no entrenados. La capacidad de relajación (más exactamente la “capacidad de relajación del estiramiento”) designa un músculo (o una persona) en lo que respecta a su condición de no oponerse a un estiramiento mediante contracciones involuntarias o reflejas. Estas contracciones deben ser comprobadas con aparatos de medición de los impulsos musculares (fig. 11). Las contracciones reflejas pueden aparecer, por ejemplo, al realizar un estiramiento de forma muy rápida, de manera que los receptores del estiramiento de los husos musculares activan el reflejo de estiramiento monosináptico (ver pág. 33). La contracción desencadenada de esta forma puede impedir que se alcance el estiramiento previsto o que sea necesaria la aplicación de una fuerza elongadora mayor. Lo mismo ocurre cuando una persona tensa el músculo de forma involuntaria por el miedo que tiene de que el estiramiento sea doloroso, evitando que el músculo pueda estirarse más. La capacidad de relajación es así más bien un signo característico de la persona que del propio músculo, y tiene influencia en la tensión de estiramiento medida externamente, especialmente en los últimos grados del recorrido de estiramiento. La longitud muscular es un valor de referencia funcional Longitud muscular. Un músculo con poca capacidad de estiramiento se clasifica como “corto” o “acortado”. Puede que ésta sea una buena denominación en lenguaje coloquial, pero, desde un punto de vista fisiológico, la utilización de los términos capacidad de estiramiento y longitud muscular como términos sinónimos no siempre es justa. Constituirán casos excepcionales las modificaciones patológicas de las propiedades de la musculatura. Algo parecido ocurre siempre que se designa un músculo con un tono alto como músculo acortado. Tampoco es imprescindible que esto sea equivalente en un músculo sano. Externa-mente, no podemos determinar si el mismo músculo tiene longitudes diferentes en dos personas determinadas, puesto que la longitud muscular es un parámetro funcional que hace referencia a la capacidad de la liberación de fuerza. Figura 13. Curva de fuerza-longitud de un músculo con una longitud funcional pequeña (negro) y del mismo músculo de otra persona con una longitud funcional mayor (azul). Longitud óptima: grado de estiramiento en el que el músculo produce el máximo de fuerza La longitud de un músculo viene determinada por la posición del ángulo articular en el que el músculo es capaz de producir el máximo de fuerza, es decir, en el que los filamentos de actina y de miosina se superponen de forma óptima. Este estado de longitud (o estado de estiramiento) se denomina longitud óptima (fig. 13). No describe ni la distancia actual relativa o absoluta desde el origen hasta la inserción, ni la longitud de las fibras o de los tendones musculares, sino su longitud funcional. Si el músculo de una persona alcanza el máximo desarrollo de fuerza en una posición articular determinada, en la que la distancia entre el origen y la inserción es más corta que la distancia del mismo músculo en otra persona, podremos decir que este músculo es “corto”, puesto que posee una “longitud funcional” menor, mientras que el músculo que alcanza el máximo desarrollo de la fuerza, siendo el valor de la distancia origen-inserción mayor, será un músculo valorado como “largo” (fig. 13). La longitud (longitud funcional) de un músculo en el organismo vivo no puede ser determinada con pruebas de estiramiento, sino que debe ser medida con instrumentos de medición experimental adaptadas a esta finalidad (fig. 14). Figura 14. Banco de pruebas para la determinación de la longitud muscular de los músculos isquiotibiales mediante el registro de la fuerza voluntaria isométrica máxima en diferentes posiciones articulares (Wiemann, 1994). Longitud muscular en función del tipo de solicitaciones cotidianas La longitud funcional de un músculo depende del tramo del ángulo articular (sector de trabajo) en el que el músculo realiza la mayor parte de sus actividades o trabajo cotidiano. Es decir, el músculo adapta su longitud a las exigencias para poder llevar a cabo su trabajo de forma óptima y económica. Si las exigencias principales del músculo a largo plazo se desplazan hacia otro tramo del recorrido articular, podemos pensar que se producirán cambios en su longitud funcional, puesto que éste se acortará o se elongará. Esto puede ocurrir bien sea por la modificación del número de sarcómeras en serie, es decir, por la modificación de la longitud de las fibras, o bien/y por las modificaciones de la longitud de los componentes serielásticos (especialmente del tendón). Esta conclusión ha sido extraída de informes sobre experimentos realizados con animales (entre otros, Antonio y Gonyea, 1993; Goldspink, 1994) y con personas, mediante observaciones en el ámbito del entrenamiento de la fuerza (p. ej., Tsunoda, Ohagan, Sale y MacDougall, 1993). Determinación de la magnitud de la tensión de estiramiento Si la longitud funcional del músculo a largo plazo varía, también variará evidentemente la tensión en reposo de este músculo. En un ángulo articular de referencia predeterminado y debido a la menor superposición de los filamentos (ver pág. 63), un músculo más corto poseerá forzosamente un grado de estiramiento superior al de un músculo largo y, por lo tanto, una mayor tensión en reposo. En la figura 15 se representa esquemáticamente el efecto conjunto de las tres magnitudes fisiológicas que determinan la tensión en reposo: -la longitud funcional, -el diámetro fisiológico y -la actividad refleja/involuntaria. Ya hemos expuesto al principio la significación de estos valores de referencia respecto a las actividades de la vida cotidiana y deportivas (ver apartado 1.2). En el siguiente capítulo ex-pondremos la capacidad de carga de estiramiento y sus efectos sobre la capacidad de estiramiento (ver apartado 2.4). 2.4 Efectos generales de los estiramientos Se atribuyen numerosos efectos a la realización regular de ejercicios de estiramiento. Además de la mejora de la movilidad y de la capacidad de estiramiento, se espera que se produzca un descenso de la tensión muscular, un aumento de la longitud muscular o la eliminación del acortamiento muscular y, unido a ello, la eliminación de desequilibrios musculares, además de la prevención de lesiones musculares y un aumento de la capacidad de rendimiento del músculo. De todos estos efectos, solamente podemos comprobar mediante observación visual y sin la ayuda de instrumentos específicos la mejora de la movilidad y de la capacidad de estiramiento mediante la observación del aumento de la amplitud articular (ver apartado 2.3). Pero la disminución de la tensión muscular o la eliminación de las tensiones musculares no pueden ser valoradas objetivamente sin los aparatos de medición adecuados, puesto que, si al realizar la valoración confiamos en las sensaciones subjetivas, probablemente cometeremos errores, a menos que el único objetivo perseguido con los ejercicios de estiramiento sea el de querer alcanzar una sensación de relajación muscular. Nos encontramos con una dificultad similar al intentar establecer una relación entre los ejercicios de estiramiento y las lesiones musculares. En todo caso, podemos extraer conclusiones de estudios realizados sobre las medidas de estiramiento y las agujetas. Figura 15. Factores determinantes de la tensión de estiramiento medible externamente en un ángulo articular predeterminado. Azul: ejemplo de las coordenadas de la tensión de estiramiento de un músculo de longitud media y gran diámetro fisiológico cuando realiza una actividad involuntaria media. Tabla 2. Definiciones de las características de longitud, estiramiento y función del músculo La figura 16 expone los efectos del estiramiento sobre los valores de referencia musculares desde un punto de vista biológico. Solamente se han reproducido tres casos a modo de ejemplo, el aumento simultáneo de la amplitud de movimientos y de la capacidad de carga de estiramiento sin modificaciones de la tensión en reposo (fig. 16a), la disminución de la tensión de estiramiento en reposo (fig. 16b) y el aumento de la longitud muscular (fig. 16c). Además de estos ejemplos, también debemos tener en cuenta que se superponen diferentes efectos del entrenamiento de estiramiento, pudiendo observar, por ejemplo, la disminución de la tensión en reposo junto con el aumento adicional de la amplitud articular, entre otros. Figura 16. Modificaciones hipotéticas de las características de estiramiento en músculos. a) Aumento de la amplitud de movimiento y de la tensión de estiramiento máxima soportada. b) Reducción de la tensión de estiramiento en reposo. c) Aumento de la longitud muscular (modificado según Wiemann, 1994). Si queremos describir los efectos de los ejercicios de estiramiento sobre las características de estiramiento del músculo, debemos diferenciar tanto las medidas de entrenamiento como los efectos de estiramiento en relación con el tiempo. En cuanto a las medidas de estiramiento, parece tener sentido distinguir cuatro modos de proceder diferentes (Wiemann, 1994): Estiramiento singular, breve y largo 1. Estiramientos aislados de un músculo hasta alcanzar aquella posición articular en la que la tensión de estiramiento sea justo la soportable (“estiramientos singulares”). 2. Programas de ejercicios de estiramiento de 10-20 minutos de duración para un músculo o un grupo muscular, tal como se realizan normalmente en una unidad de entrenamiento o en un programa de calentamiento (“estiramiento breve”) . 3. Programas de estiramiento breves practicados de forma regular en el transcurso de diversas semanas (diariamente o como mínimo cada 3 días) ( “ estiramiento largo”) . 4. Fijación permanente de un músculo, durante horas o días, en una posición de estiramiento (“estiramiento permanente”) . Por razones evidentes, este estiramiento permanente no se puede practicar en el entrenamiento. Puesto que esta forma de estiramiento se produce automáticamente en posiciones de inmovilización prolongadas a causa de yesos o vendajes tras haber sufrido una lesión, los efectos musculares asociados a este estiramiento permanente, solamente probados de forma sistemática en la experimentación animal, tienen una aplicación práctica de cara al entrenamiento. Efecto hipotético del estiramiento De forma similar podemos distinguir como mínimo tres categorías entre los efectos del entrenamiento de estiramiento (ver también Wydra, Glück y Roemer, 1999). Para mejor claridad en la clasificación de las medidas de estiramiento adoptadas, utilizaremos una terminología distinta a la usada por los autores (Wydra et al.,): Efectos agudos, que se pueden constatar después de efectuar uno o algunos ejercicios de estiramiento, que aparecen de forma espontánea y obligatoria, pero que también desaparecen al cabo de unos minutos, en casos excepcionales al cabo de como máximo una hora, y que pueden ser considerados como un efecto del calentamiento. Efectos del estiramiento de larga duración Efectos a corto plazo, que adoptando las medidas de entrenamiento adecuadas, pueden perdurar durante varias horas o durante uno o dos días y que pueden ser considerados como efectos de habituación. Efectos a largo plazo, que son el resultado de un programa de entrenamiento dirigido y que se mantienen durante semanas o meses y cuyas bases pueden ser adaptaciones al entrenamiento en forma de procesos de crecimiento. La agrupación de los ejercicios se ha realizado de forma natural basándose en sus efectos comunes. En general, de los estiramientos realizados una sola vez solamente esperamos efectos perdurables a muy corto plazo. Del programa de estiramiento breve para la preparación de una unidad de entrenamiento o de una competición esperamos que los efectos duren como mínimo lo que dura la unidad de entrenamiento, mientras que los programas de estiramiento a largo plazo cumplen con el objetivo de alcanzar efectos perdurables a largo plazo. Los efectos agudos que se manifiestan tras llevar a cabo una sesión de estiramientos aislada lo hacen evidentemente después de la realización de cada ejercicio de estiramiento, y por lo tanto aparecen siempre inmediatamente después de finalizar una unidad de entrenamiento, aunque ésta forme parte de un programa de entrenamiento a corto o a largo plazo. Por lo tanto, éstos también deben ser tenidos en cuenta en el momento de valorar los efectos a largo plazo. En concordancia, Wiemann (1991) no analizó el efecto a largo plazo de un entrenamiento de estiramiento a largo plazo hasta varios días después de haber terminado el período de entrenamiento, es decir, cuando se considera que los efectos agudos y a corto plazo de la última unidad de entrenamiento ya han desaparecido. Efectos sobre la capacidad de estiramiento y sobre la capacidad de carga de estiramiento En la tabla 3 se representan los efectos de los estiramientos que han sido probados hasta la actualidad de forma segura en diversos experimentos. Las indicaciones en tanto por ciento de los efectos producidos por los estiramientos sólo son parcialmente aproximados, puesto que en algunas investigaciones se han dado diferencias en la técnica de estiramiento utilizada, en el método de investigación aplicado o en las personas participantes en el experimento. Por este motivo, en la tabla 3 se representan, destacados en color, los resultados que se han alcanzado bajo condiciones idénticas. En todos los resultados obtenidos en diversas investigaciones se obtiene un resultado común: el estiramiento aumenta la amplitud articular. Esto es válido para estiramientos aislados, pero también, y de forma especial, para programas de estiramiento a corto plazo y para el estiramiento a largo plazo de varias semanas de duración. Este efecto permanece desde varios minutos hasta una hora. Tras llevar a cabo un programa de estiramiento a largo plazo, permanecen incluso durante semanas o meses y, por lo tanto, debemos calcular la diferencia entre los efectos a corto y a largo plazo. La capacidad de carga de estiramiento aumenta del mismo modo, de forma que casi podemos concluir que el aumento de la amplitud articular está justificada por el aumento de la capacidad de carga de estiramiento, es decir, que se debe al aumento de la tolerancia respecto a las tensiones de estiramiento máximas. Esta relación puede verse expuesta en el diagrama publicado por Wiemann (1994) sobre los efectos de los programas de estiramiento breves (fig. 17). Por lo tanto, podemos estar seguros de que el estiramiento en cualquier forma y frecuencia aumenta la capacidad de estiramiento del músculo y, en consecuencia, la movilidad corporal general. Efectos sobre la tensión muscular en reposo y sobre la capacidad de relajación Cuando hablamos de los efectos agudos sobre la tensión muscular en reposo, debemos diferenciar entre dos momentos de la medición de la tensión. Por un lado, podemos determinar la tensión de estiramiento inmediatamente después de alcanzar la amplitud articular máxima, durante el retorno de la articulación a la posición de salida, de forma que podamos observar el desarrollo de la tensión de estiramiento en una curva de estiramiento ascendente y una curva de desestiramiento descendente (bucle de histéresis, fig. 18a). Por otro lado, comparamos la tensión por estiramiento solamente en el tramo ascendente de dos o más procedimientos ejecutados uno directamente después del otro (fig. 18b). Puesto que el primer caso tiene poca relevancia para la práctica del estiramiento en las actividades deportivas y de salud y solamente desempeña un papel importante en las investigaciones científicas, la dejaremos de lado de ahora en adelante. Tabla 3. Efectos agudos, a corto y a largo plazo de diferentes estiramientos respecto a parámetros musculares. ➶: aumento. ➴: disminución. ↔ sin cambio. M: solamente probado en mujeres. H: solamente probado en hombres. sr: sin relevancia. ?: no hay investigaciones al respecto. Azul: hallazgos que se han obtenido bajo condiciones idénticas Disminución de la tensión en reposo mediante el estiramiento, solamente un efecto del calentamiento Al ejecutar el segundo estiramiento, después de haber hecho ya un primero, podemos constatar que la tensión de estiramiento en reposo ya está algo disminuida (fig. 18b). Si continuamos con más ejercicios de estiramiento, constatamos que esta tensión continúa disminuyendo, pero observamos que aproximadamente a partir del quinto ejercicio se mantiene constante. Este efecto, que produce una disminución media de la tensión en reposo de entre el 10% y el 20% como máximo (tabla 3), puede ser atribuido a la reacción viscoelástica del tejido muscular, que será considerado como un efecto del calentamiento. Este efecto se reduce a la mitad al cabo de 15 min (Klee y Wiemann, 2002) y se extingue completamente al cabo de 60 min (Magnuson, Simonsen, Aagard y Kjaer, 1996). Figura 17. Desarrollo de la tensión en reposo durante el estiramiento (efectos breves) de los músculos isquiotibiales en hombres 15 min antes (círculos incompletos) y después (puntos negros) de ejecutar un programa estático (izquierdo) y un programa de estiramiento balístico (derecho) de 15 min de duración. ROM: amplitud articular. Tmáx: tensión de estiramiento máxima soportada. T70: tensión de estiramiento en reposo con un ángulo de flexión de cadera de 70° (Wiemann, 1994). Los hallazgos obtenidos tras la realización de un entrenamiento de estiramiento breve en la bibliografía científica están en desacuerdo. Puede que éstos varíen en función de si se ha esperado o no a que cedan los efectos agudos entre el momento del entrenamiento de estiramiento y la medición de la tensión en reposo efectuada. Parece ser que, como mínimo en los casos en los que se efectuó la medición tras una pausa de más de 15 min o en aquellos casos en los que los sujetos del experimento debían realizar tareas físicas adicionales durante el período transcurrido entre el entrenamiento de estiramiento y el procedimiento de medición, ya no se detectaba una disminución de la tensión en reposo (como mínimo no en cifras estadísticamente significativas) (fig. 17). Lo mismo ocurría con los efectos a largo plazo tras la realización de un programa de estiramiento largo. Si se dejan transcurrir diversos días entre el momento de realizar la última unidad de entrenamiento y el momento de la medición para que cedan los efectos agudos y a corto plazo, ya no se observa la disminución en los valores de tensión en reposo. Ésta puede verse incluso aumentada según cuál sea la intensidad del entrenamiento de estiramiento (Klee, 1995; Wiemann, 1994). Esto se explica por el hecho de que la carga de estiramiento a la que se han visto sometidas las estructuras pasivas ha provocado una hipertrofia del músculo, lo que queda corroborado adicionalmente por un aumento de la fuerza de contracción (Wiemann, 1994). Figura 18. a) Curva de estiramiento-desestiramiento, formando un bucle de histéresis (modificado según Klee y Wiemann, 2000). b) Curva de tensión en reposo-estiramiento (valor medio de 43 personas) de los músculos isquiotibiales tras un primer ejercicio de estiramiento (círculos incompletos) y tras un segundo estiramiento (puntos negros). Rombos negros: disminución significativa de la tensión en reposo (modificado según Wiemann, 1994). El estiramiento no puede disminuir la tensión en reposo del músculo a largo plazo De forma resumida podemos constatar que, de forma aguda, el estiramiento nos permite reducir la tensión en reposo del músculo durante unos minutos, puesto que se reduce la resistencia viscoelástica del tejido muscular. Ésta puede ser, conjuntamente con el aumento de la capacidad de carga de estiramiento y la movilidad, una de las causas que justifican que nos sintamos más “ágiles” después de realizar un estiramiento. Pero no podemos esperar alcanzar una reducción permanente de la tensión muscular mediante el estiramiento. Las razones que justifican este hecho están muy claras: la resistencia elástica que el músculo ejerce contra el estiramiento está producida esencialmente por los filamentos de titina (ver apartado 2.2 y fig. 8). La función principal de estos filamentos es la de desestirar el músculo estirado, pero inactivo (las sarcómeras estiradas), para que éste recupere su longitud estándar sin que se produzca consumo energético. Para que esta tarea pueda cumplirse, es necesario que las fuerzas de retorno elásticas de la titina no disminuyan por los efectos de actuaciones externas. Por lo tanto, sabemos de antemano que el entrenamiento regular de estiramiento no nos permitirá alcanzar una reducción perdurable de la tensión en reposo del músculo. El estiramiento no es el medio adecuado para eliminar los desequilibrios musculares Esta afirmación también tiene consecuencias para el tratamiento de los desequilibrios musculares. Mientras que antes se suponía que se podía compensar un desequilibrio muscular como, por ejemplo, el que causa una anteversión de la pelvis, y llegar a corregirla hasta conseguir eliminar la lordosis con la realización de ejercicios de estiramiento de los músculos flexores de cadera, actualmente sabemos que estos ejercicios no nos ayudarán a obtener el efecto deseado, que es la reducción de la tensión en reposo de dichos flexores. En este caso es mucho más prometedor intentar un entrenamiento de fortalecimiento de los músculos extensores de cadera, y alcanzar un aumento de la tensión en reposo de estos músculos, que nos permitirá conseguir así un éxito mayor por la creación de un momento de giro con efecto de enderezamiento de la pelvis (ver pág. 62; Wiemann y Klee, 1999; Wiemann, Klee y Stratmann, 1998). Esta afirmación, como todas las que se exponen en este libro, es válida para el músculo sano, no para el músculo que ha sufrido o sufre modificaciones patológicas. La relación existente entre la capacidad de relajación y la amplitud articular continúa siendo poco clara La resistencia al estiramiento del músculo inactivo voluntario no solamente es ejercida por la tensión elástica del tejido, sino también –aunque en menor medida– por la capacidad del músculo o de la persona que realiza el estiramiento, de no contraer el músculo de forma involuntaria o refleja, es decir, de la capacidad de relajación muscular. Hasta el momento, mediante los estudios electromiográficos, no se ha podido probar una relación clara entre la capacidad de relajación y la amplitud de movimiento. A pesar de que en algunos grupos experimentales se haya podido constatar un aumento de la capacidad de relajación (disminución de las actividades involuntarias) tras la realización de estiramientos breves o largos de forma regular (Wiemann, 1991, 1994), los hallazgos continúan siendo más discordantes de lo que se podría esperar si la mejora de la capacidad de relajación a través del estiramiento regular fuera cierta. Efectos sobre la longitud y la fuerza musculares La longitud muscular no varía mediante el estiramiento Tal como hemos descrito en el apartado 2.3, el valor de referencia de la longitud muscular (longitud ideal del músculo) nos proporciona información sobre si un músculo alcanza su desarrollo máximo de fuerza teniendo su origen y su inserción separados a gran distancia (músculo largo) o bien si lo hace siendo la longitud origen-inserción mucho menor (músculo corto). Las variaciones de longitud de un músculo presuponen la existencia de procedimientos de crecimiento en los que el tendón y/o las fibras musculares reestructuran su longitud. Por lo tanto, las variaciones de longitud de un músculo como consecuencia del estiramiento solamente pueden esperarse como un efecto a largo plazo. Pero en un experimento sobre el efecto del estiramiento a largo plazo (10 semanas con un programa de estiramientos de 15 min de duración tres veces a la semana) de los músculos isquiotibiales no se pudo diagnosticar modificación alguna de la longitud muscular (Wiemann, 1994). Incluso en deportistas de alta competición que llevan a cabo un entrenamiento de estiramiento de la musculatura isquiotibial muy intensivo casi a diario y que se caracterizan por alcanzar una capacidad de flexión de la cadera extrema, no se demuestra un aumento de la longitud muscular respecto a estudiantes de educación física (Wiemann y Leisnerm, 1996). Por lo tanto, parece evidente que la longitud muscular no se ve influida por los ejercicios de estiramiento, sino que viene determinada por la necesidad que tienen los músculos de ejecutar diariamente sus tareas motoras de forma óptima, es decir, con el mínimo consumo energético. Puesto que la musculatura isquiotibial participa diariamente en actividades como caminar, correr, subir escaleras, etc., su longitud se adaptará de forma que estas actividades puedan ser llevadas a cabo con una superposición óptima de los filamentos. Disminución a corto plazo de los valores de fuerza mediante el estiramiento El entrenamiento de estiramiento representa una carga para la musculatura, especialmente para las estructuras fibrilares que están situadas en el interior de la fibra muscular (ver apartado 2.2), puesto que éstas se ven sometidas a tensiones de estiramiento. Por lo tanto, no es de extrañar que el estiramiento intensivo produzca una disminución aguda y a corto plazo de la elasticidad (Hennig y Podzieny, 1994) y de la fuerza máxima (Kokkonen, Nelson y Cornwell, 1998). Wienmeyer (2002) valoró siete experimentos sobre el efecto a corto plazo del estiramiento estático respecto a la capacidad de rendimiento, y sacó la conclusión de que los estiramientos podrían provocar una disminución del rendimiento en la fuerza máxima de hasta el 8% y en pruebas de salto del 2-5% y mayor. No se produce disminución a largo plazo de los valores de fuerza mediante el estiramiento Sin embargo, dado que inmediatamente después del entrenamiento de la fuerza también se produce una clara reducción de todos los valores de fuerza por un breve período de tiempo, parece lógico esperar obtener un efecto de fatiga de una duración igualmente breve que la del entrenamiento de estiramiento, que cargue la estructura filamentosa de las fibras musculares (especialmente, los discos D) de una forma parecida a como lo hace el entrenamiento de la fuerza. Por lo tanto, no debemos temer una pérdida general de la fuerza provocada por el estiramiento o una correlación entre la movilidad y la fuerza, sino que los estudios realizados sobre estiramientos de larga duración, en los que se realizaron las pruebas de fuerza después de dejar pasar los efectos a corto plazo, demuestran que no se producen pérdidas de la fuerza máxima. Incluso se probó un aumento de la fuerza máxima en algunos participantes, especialmente en las mujeres (Wiemann, 1991, 1992). Ésta es la prueba de que el entrenamiento de estiramiento también puede representar un estímulo para el desarrollo de la musculatura. Efectos del entrenamiento de la fuerza sobre las características de estiramiento del músculo El entrenamiento de la fuerza aumenta la tensión en reposo a largo plazo y puede modificar la longitud muscular, pero no hace disminuir la capacidad de estiramiento El entrenamiento de la fuerza conduce normalmente, a largo plazo, a una hipertrofia del músculo entrenado. Se produce un proceso de crecimiento que acaba produciendo un aumento del diámetro de cada una de las fibras musculares y con él un aumento del diámetro total del músculo, de forma que, en el interior de las fibras musculares, aumenta el número de filamentos de actina y de miosina de disposición paralela. Puesto que cada filamento de miosina está asociado a un número fijo de filamentos de titina, pero es la suma de los filamentos de titina paralelos la que determina la tensión en reposo, cuando se produce una hipertrofia, a largo plazo también se produce forzosamente un aumento de la tensión en reposo (Wiemann, 1992). Wiemann (1992, pág. 57) solamente reproduce la tensión de estiramiento máxima soportada, pero, puesto que en los grupos de entrenamiento correspondientes no se produce variación de la amplitud de movimiento, el aumento de la tensión de estiramiento máxima debe ir acompañado también del aumento de la tensión de estiramiento submáxima, tal como se puede ver observando la figura 16b. La opinión extendida de que el entrenamiento de la fuerza provoca el “acortamiento” (incapacidad de estiramiento) muscular no está confirmada por las investigaciones de Wiemann (1992), puesto que en los grupos de entrenamiento de la fuerza, la amplitud de movimiento se mantiene constante. El entrenamiento de la fuerza, por lo tanto, no reduce necesariamente la movilidad, excluido el hecho de la posible limitación por masa que pueda darse por el desarrollo de grandes perímetros musculares (ver apartado 2.1, fig. 5). Al respecto, también parece carecer de fundamento el temor a alcanzar un efecto antagonista entre la fuerza y la movilidad. En contraposición, la longitud funcional del músculo parece verse influida por el ángulo articular en el que se efectúa la carga principal del entrenamiento de la fuerza (Wiemann, 1992). En este caso es incluso posible que las personas que entrenan su fuerza alcancen una mayor longitud funcional muscular que la de sujetos no entrenados (Tsunoda et al., 1993). Por lo tanto, el entrenamiento de la fuerza en determinadas condiciones parece ser, en contraposición al entrenamiento de estiramiento, un medio efectivo para influir en la longitud muscular. Estirar no aumenta la longitud muscular A corto plazo, inmediatamente después de realizar un entrenamiento de la fuerza, tanto la tensión muscular en reposo como la capacidad de estiramiento y la capacidad de carga de estiramiento permanecen iguales (Wiemann y Hahn, 1997). Pero si el entrenamiento de la fuerza se realiza de forma tan intensiva que aparecen agujetas al cabo de 1 ó 2 días de entrenamiento, ocurrirá que en este período tanto la capacidad de estiramiento como la capacidad de carga de estiramiento se verán muy reducidas debido al dolor por agujetas (Wiemann y Fischer, 1997). Sin embargo, la tensión en reposo no sufrirá cambios significativos. Estiramiento permanente Los hallazgos obtenidos en investigaciones sobre el efecto del estiramiento permanente para los valores de la capacidad de estiramiento aquí referidos corresponden a experimentos realizados con animales. Aun así son aplicables al ámbito de la capacidad de estiramiento de los humanos. La inmovilización de una pierna o de un brazo causada por una lesión obliga a mantener una posición de reposo durante varios días o semanas, lo que significa una estiramiento constante para un grupo de músculos y – forzosamente– un desestiramiento constante para sus antagonistas. Si sabemos cómo reacciona un músculo a un tratamiento de este tipo, podremos adoptar las medidas correctas para recuperar la capacidad de rendimiento del músculo afectado una vez finalizado el tratamiento. El estiramiento constante elonga las fibras musculares Si colocamos un músculo en posición de estiramiento constante en un animal de experimentación podemos observar una elongación de las fibras musculares al cabo de unos pocos días de hasta el 15%, la longitud funcional aumenta de forma insignificante (Williams y Goldspink, 1978) y el músculo aumenta hasta un 45% su diámetro transversal (Holly, Barnet, Ashmore, Taylor y Mole, 1980). La capacidad de estiramiento del músculo permanece igual, y la tensión en reposo no varía (Tabary, Tabary, Tardieu, Tardieu y Goldspink, 1972). Pero, para el músculo que estaba inmovilizado en posición de desestiramiento, la situación es muy diferente. En este caso, la longitud de las fibras musculares y la longitud muscular funcional se reducen en un 20%, la fuerza de contracción disminuye en más del 50%, la capacidad de estiramiento se reduce a la mitad o más y la tensión en reposo aumenta considerablemente (Williams y Goldspink, 1978). Algo parecido debemos esperar en el hombre cuando se le inmoviliza algún miembro mediante vendaje o yeso para facilitar su curación. Al extrapolar los hallazgos obtenidos con animales a los humanos debemos tener en cuenta que en los experimentos con animales se han utilizado animales sanos que supuestamente han intentado voluntariamente y de forma constante contraer su musculatura en el intento de vencer la resistencia del vendaje o del peso que mantenía el estiramiento, para conseguir llevar el miembro de nuevo a la posición habitual. Este aspecto deja de existir en el hombre, puesto que éste pone en marcha todos sus esfuerzos para no cargar el miembro afectado. Por lo tanto, los efectos del estiramiento constante serán mucho más moderados. De los efectos descritos podemos deducir que los problemas son principalmente para los músculos que se encuentran en posición de desestiramiento. Por lo tanto, una vez finalizada la inmovilización será necesario realizar un entrenamiento de estiramiento dirigido para mejorar la flexibilidad, y sobre todo un entrenamiento de la fuerza en posición de estiramiento, para conseguir recuperar la longitud original de las fibras y la longitud funcional, y para disminuir la tensión en reposo. Profilaxis ante posibles lesiones y evitación de las agujetas Profilaxis ante posibles lesiones mediante el estiramiento: un aspecto dudoso En dos experimentos de un investigador australiano (Herbert y Gabriel, 2002) se dividieron 2.630 reclutas en dos grupos. Mientras que el primer grupo de 1.284 sujetos estiraba los músculos de sus piernas durante 2-4 minutos antes de iniciar el entrenamiento físico, las 1.346 personas de control restantes no realizaban ejercicios de estiramiento. En el transcurso de 11 semanas y 40 unidades de entrenamiento, se presentaron 181 lesiones en la pierna en el grupo que estiraba y 200 en el grupo de control. Esto significa que en el grupo de control, que no estiraba, los 1.346 x 40 unidades de entrenamiento representan un 0,0037% de casos lesionados, mientras que en el grupo de 1.284 x 40 unidades de entrenamiento “solamente” representa el 0,0035% de los casos. Esta diferencia es tan poco significativa que no se puede atribuir un efecto profiláctico al entrenamiento con estiramiento. Tras realizar una valoración resumida del experimento que acabamos de exponer y de otras investigaciones experimentales, Wiemeyer (2002) llega a la conclusión de que el efecto preventivo ante la aparición de lesiones a corto y a largo plazo supuestamente atribuido a los estiramientos es cuestionable. ¿Qué tipo de lesiones pueden evitarse con un entrenamiento de estiramiento? Todo tipo de lesiones.... Ante la pregunta de si un entrenamiento de estiramiento puede ayudarnos a evitar lesiones, debemos plantearnos ante todo la pregunta de ¿qué tipo de lesiones estamos considerando? O bien consideramos (como Herbert y Gabriel) todo tipo de lesiones óseas, articulares, musculares, ligamentarias, tendinosas y de las bolsas sinoviales que aparecen en la práctica deportiva, en cuyo caso se cree que la mejora general de la movilidad tiene como consecuencia un comportamiento motor más hábil y por lo tanto una reducción del riesgo de lesionarse (ver apartado 1.2), o bien nos dedicamos a investigar si el estiramiento realizado de forma dirigida ejerce un efecto de protección a corto y a largo plazo especialmente sobre el músculo estirado. ... o solamente las lesiones musculares En este caso muchas investigaciones carecen de sentido Un filtro decisivo en el momento de valorar esta cuestión es plantearse cuáles son las lesiones que creemos que podrían evitarse gracias a la práctica del entrenamiento de estiramiento. Si creemos que esto es posible esencialmente para las lesiones musculares y menos para otro tipo de lesiones, quedan sin sentido gran cantidad de investigaciones, entre ellas aquellas que habían recibido gran aceptación tanto en publicaciones científicas como en publicaciones no científicas. De este modo, solamente 35 de las 381 lesiones del experimento de Herbert y Gabriel fueron desgarros musculares, de las cuales 14 eran del grupo de estiramientos y 21 del grupo de control. Desafortunadamente, esta diferencia no es estadísticamente significativa. De todos modos, es demasiado pronto para afirmar que el estiramiento no tiene influencia alguna en la prevención de lesiones, a menos que señalemos de forma específica que cuando hablamos de lesiones nos referimos a lesiones óseas, articulares, ligamentarias y de las bolsas sinoviales, y no a lesiones musculares. Faltan sobre todo investigaciones sobre el efecto del estiramiento de larga duración como prevención ante posibles lesiones, que podrían ser aplicadas a los procesos de crecimiento. Podemos obtener una respuesta a esta cuestión, como mínimo sobre el efecto a corto plazo del estiramiento como una posibilidad de prevención de lesiones, observando los ejercicios de estiramiento como prevención de las agujetas. Wiemeyer (2002) plantea seis experimentos en los que se investigó si se podía evitar la aparición de agujetas mediante el estiramiento antes o después de las cargas de fuerzas. En parte no se pudo comprobar relación alguna y en parte se observó un aumento de las agujetas musculares. De este modo, Wiemann y Kamphöfner (1995) realizaron un experimento con 24 mujeres, realizando un entrenamiento de la fuerza excéntrico (5 series de 30 repeticiones) para el cuádriceps de ambas piernas. En las pausas entre series se llevó a cabo un estiramiento estático de 3 min de duración del cuádriceps de solamente una pierna. La sensación subjetiva media de agujetas en la pierna estirada era un 25% mayor. Según un experimento de Smith, Brunetz, Chenier, McCammon, Houmard, Franklin e Israel (1993) se pueden desencadenar agujetas musculares con el estiramiento, simplemente. No se evitan las agujetas musculares con el estiramiento Estos resultados confirman los resultados obtenidos sobre las causas que provocan agujetas, puesto que actualmente ya se sabe que las agujetas son causadas por microlesiones dentro de las fibras musculares, producidas sobre todo al realizar un trabajo muscular excéntrico (entrenamiento de la fuerza, saltos, descensos de montaña). Puesto que las tensiones de estiramiento que se forman en los discos Z durante el entrenamiento del estiramiento son parecidas a las que aparecen en la contracción voluntaria isométrica máxima, se pueden provocar microtraumatismos similares a los que se producen por el entrenamiento de la fuerza mediante el estiramiento intensivo. Por lo tanto, se puede concluir que: el estiramiento realizado dentro del marco de programas de calentamiento provoca más la aparición de agujetas y puede que de lesiones musculares de lo que las evita. Resumen de las características generales sobre los efectos de los estiramientos Estirar es el único medio para mantener y mejorar la movilidad Todas las investigaciones científicas realizadas hasta la actualidad han demostrado claramente la importancia de los ejercicios de estiramiento para mejorar la movilidad general y la capacidad de estiramiento muscular en especial. Pero se sabe que el aumento de la capacidad de estiramiento en primer término no se explica por la disminución de la tensión muscular o por el aumento de la longitud muscular, sino mediante el aumento de la capacidad de carga de estiramiento. Es decir, con el estiramiento mejora la capacidad de soportar mayores cargas de estiramiento. El aumento de la sensación de bienestar obtenida mediante el estiramiento y la sensación de tener un músculo relajado o de relajación general puede ser atribuida, por un lado, a la pequeña disminución aguda de la tensión muscular que se produce inmediatamente después del estiramiento, y por otro lado, al aumento de la tolerancia a las cargas de estiramiento. En principio, cuando hablamos del efecto de los estiramientos, debemos distinguir entre efectos a corto y a largo plazo, que en algunos de los valores de referencia o parámetros musculares pueden llegar a ser incluso contradictorios, como ocurre especialmente en el ejemplo del estiramiento sobre la fuerza de contracción (ver tabla 3). En el apartado 3.4 exponemos cuáles son los métodos de estiramiento que se pueden utilizar para obtener los efectos deseados de la forma más ventajosa. Capítulo 3 Métodos de estiramiento muscular 3.1 Desarrollo de los diferentes métodos de estiramiento 3.2 Definición de los métodos de estiramiento 3.3 Modalidades de los diferentes métodos de estiramiento y del estiramiento en general 3.4 Sobre la efectividad de los métodos de estiramiento 3.1 Desarrollo de los diferentes métodos de estiramiento En los últimos 25 años, el ámbito del “entrenamiento del estiramiento y métodos de estiramiento” ha experimentado un cambio en sus contenidos básicos además de una importante expansión cuantitativa. Hasta aproximadamente el año 1980 en la bibliografía especializada se recomendaban básicamente dos métodos, el estiramiento estático, en el que se adopta la posición de estiramiento lentamente y se mantiene a continuación durante diversos segundos, y el estiramiento dinámico, un estiramiento con pequeños impulsos, frecuentemente denominado “gimnasia de rebotes”. Durante el desarrollo del “movimiento de stretching”, el tema del estiramiento se desarrolló de forma espectacular gracias a la constante propagación de nuevos métodos, unidos a una gran cantidad de términos nuevos (normalmente ingleses), aunque en muchos casos se utilizan diversos términos para designar métodos iguales. Crítica del estiramiento dinámico: desencadenamiento del reflejo de estiramiento y riesgo de lesiones En un movimiento desencadenado primero en América por Anderson (1980) y más tarde en los países de habla alemana por Sölveborn (1983), Knebel (1985) y Spring, Kunx, Röthlin, Schneider y Tritschler (1986), se criticaba esencialmente el estiramiento dinámico. El argumento principal contra este método de estiramiento estaba basado en la suposición de que, debido al estiramiento rápido del músculo, se desencadenaba el reflejo de estiramiento monosináptico (ver también apartado 2.2). Esta reacción comportaría, por un lado, la contracción del músculo que debía ser estirado, impidiendo de esta forma que el estiramiento fuera efectivo. Y por otro lado, la contracción desencadenada por el reflejo de estiramiento podría ser causa de posibles lesiones. Para evitar que se produjera cualquiera de estos fenómenos, se debía estirar el músculo sólo estáticamente. Las tesis sobre la efectividad de los métodos de FNP fueron aceptadas con gran euforia .... Simultáneamente a las críticas del estiramiento dinámico, Sölveborn, Knebel y Spring et al. dieron a conocer nuevos métodos de estiramiento, los métodos de la facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP o PNF). Este método hace referencia a la facilitación de una serie de procesos neuromusculares desencadenada a través de los receptores de la “sensibilidad profunda”. Los métodos de FNP descritos exactamente en el apartado 3.2 fueron concebidos en un principio para el tratamiento de parálisis mediante la facilitación del movimiento (Knott y Voss, 1968), y el estiramiento no era un elemento importante. No fue hasta más tarde cuando se empezó a creer en la aplicación de las técnicas de FNP como un método de estiramiento (Holt, Travis y Okita, 1970; Tanigawa, 1972), lo que acabó siendo un homenaje ampliamente aceptado al estiramiento estático y a los métodos de FNP, mientras que el estiramiento dinámico también fue rechazado unánimemente y despreciado como “gimnasia desgarradora” (Sölveborn, 1983, pág. 13). ... pero no podían demostrarse científicamente Pero ya en 1980, Moore y Hutton planteaban en las obras inglesas el cuestionamiento de los métodos de FNP, puesto que los supuestos efectos de la facilitación neuromuscular no eran suficientemente estables. Además, los análisis fundamentados de la literatura científica y las investigaciones empíricas no podían confirmar las virtudes de los métodos de FNP, sino que más bien restaban peso a los argumentos contra el estiramiento dinámico (en la literatura alemana especialmente Hoster, 1987; Wiemann, 1991; Wydra, Bös y Karisch, 1991). También se dieron a conocer resultados de investigaciones que documentaban la reducción de los valores de fuerza y de elasticidad a corto plazo como consecuencia del estiramiento estático (Hennig y Podzielny, 1994; Güllich, 1996; Wiemeyer, 2002) y que no solamente cuestionaban el efecto preventivo de lesiones mediante el estiramiento estático (Wiemeyer, 2002), sino que incluso dejaban entrever que éste podía fomentar los desgarros musculares –cuando se realizaba inmediatamente antes de actividades de fuerza (Wiemann y Kamphöfner, 1995). Justo conocer estos hallazgos, rápidamente se alzan voces para, pasando de un extremo a otro, satanizar ahora el estiramiento estático con fanatismo, e incluso cuestionar todo tipo de estiramiento, evocando visiones terroríficas de músculos desgarrados por estiramientos estáticos. Pero este tipo de posicionamientos no aportan nada. Lo que es realmente útil es considerar de forma reflexiva la aplicación práctica de los hallazgos obtenidos hasta el momento y continuar estirando donde sea necesario para mantener y mejorar la movilidad y la capacidad de estiramiento, siempre que se haga correctamente, e ir con cuidado cuando se trate de la preparación a corto plazo de actividades de fuerza y de elasticidad. Los fanáticos misioneros satanizan ahora el estiramiento estático Para la rehabilitación de los estiramientos dinámicos se exponen los siguientes argumentos a favor: Crítica del estiramiento dinámico poco fundamentada El estiramiento dinámico puede ser más efectivo que el estiramiento estático ■Ni mediante el entrenamiento estático ni mediante los métodos de FNP se consiguen reducir los reflejos de estiramiento en comparación con el estiramiento dinámico. ■Llevando a cabo el estiramiento dinámico a una velocidad de estiramiento moderada y con movimientos de impulso también moderados, las lesiones se presentan con la misma baja frecuencia que en las demás técnicas de estiramiento. ■El estiramiento dinámico proporciona un estímulo de fortalecimiento para los antagonistas que tiene como consecuencia un aumento de la temperatura muscular provocada por el efecto circulatorio estimulante y un aumento del efecto de calentamiento general. ■En la preparación para la aplicación de cargas dinámicas, como, por ejemplo, la carrera de vallas, el estiramiento dinámico está mucho más próximo al ejercicio meta. ■Los métodos de FNP requieren una dedicación importante de tiempo. ■En algunos ejercicios, el estiramiento debe ser efectuado dinámicamente y con impulso, puesto que si se realiza estáticamente, no se llega a producir suficiente fuerza para llevar a cabo un estiramiento intensivo. ■El estiramiento dinámico puede llegar a ser, en determinadas condiciones, incluso más efectivo para el aumento de la amplitud de movimiento que el estiramiento estático. ■En la preparación directa de la elasticidad, el estiramiento estático tiene un efecto reductor del rendimiento, el dinámico no lo tiene (como mínimo según Begert y Hillebrecht, 2003). 3.2 Definición de los métodos de estiramiento De los numerosos métodos aconsejados en los últimos 20 años para el estiramiento muscular (ver apartado 3.1) podemos extraer esencialmente cinco métodos diferentes que se han instaurado en la práctica general del estiramiento y del stretching. Los métodos de estiramiento “clásicos” (Horster, 1987, pág. 1.524) son: Los cinco métodos de estiramiento más importantes El estiramiento dinámico (ED) se caracteriza por llegar a la posición de estiramiento con un movimiento rápido, soltarla inmediatamente y realizar a continuación pequeños impulsos repetitivos de menor amplitud (estiramiento intermitente). Puesto que este movimiento imita el movimiento de un muelle o de una báscula, también puede denominarse movimiento rítmico, oscilante o balístico. Un ejemplo puede ser el estiramiento de los músculos posteriores del muslo (músculos isquiotibiales). Éstos pueden estirarse, por ejemplo, en posición arrodillada sobre una pierna con la “pierna de estiramiento” extendida delante del cuerpo, y realizando un movimiento de rebote de flexión y extensión con el tronco lo más erguido posible (fig. 19 [1]). En el estiramiento estático (EE, también SE, stretching estático) se llega a la posición de estiramiento mediante un movimiento lento, y esta posición se mantiene durante un rato (varios segundos o minutos) (fig. 19 [2]). Los métodos de FNP mencionados en el apartado 3.1 ya contienen un estiramiento dinámico del músculo meta, por lo tanto pueden ser considerados como una variante del estiramiento estático. El estiramiento CA (contracción del antagonista) se diferencia del EE únicamente por el hecho de que, durante el estiramiento del antagonista, se realiza una contracción máxima del músculo meta que ayuda a progresar en la posición de estiramiento. En el estiramiento de la musculatura isquiotibial se deben contraer los músculos flexores de la cadera, especialmente el músculo recto femoral. Puesto que esta posición es difícil de alcanzar en posición arrodillada sobre una pierna, se adopta normalmente otra posición, en decúbito supino o sobre la espalda (fig. 19 [3]). Mediante la contracción isométrica de los antagonistas se desencadena una inhibición recíproca ascendente del músculo meta (ver también pág. 36), que impide que se produzca una contracción involuntaria o refleja de éste que limitaría el estiramiento. Figura 19. Los cinco métodos de estiramiento más importantes en el ejemplo del estiramiento de los músculos isquiotibiales. El estiramiento CR (contracción-relajación, también denominado estiramiento de contracción-relajación) empieza –ya antes de iniciar el propio procedimiento de estiramiento– con una contracción isométrica máxima del músculo meta. Después, normalmente tras dejar transcurrir una pequeña pausa de relajación, se efectúa un estiramiento estático del músculo meta. En el ejemplo de la figura 19 (4), la persona que realiza el estiramiento tiene colocada su pierna flexionada encima del hombro de un compañero e intenta empujar la pierna hacia abajo efectuando una fuerza máxima con los músculos isquiotibiales, para efectuar posteriormente el estiramiento de esta misma musculatura. Con esta secuencia de ejercicios se pretende provocar un efecto inhibidor de los husos tendinosos en el reflejo de estiramiento (inhibición autógena, ver pág. 36) del músculo meta, de forma que éste no oponga resistencia por vía refleja al estiramiento. El estiramiento CR-CA (fig. 19 [5]) es una combinación entre el estiramiento CR y el estiramiento CA, de la que se espera obtener un efecto conjunto de los mecanismos de inhibición autógena y de inhibición recíproca ascendente. 3.3 Modalidades de los diferentes métodos de estiramiento y del estiramiento en general Nuevas posibilidades en la práctica de los métodos de estiramiento y del estiramiento De las definiciones de los métodos de estiramiento podemos deducir que existen diversas modalidades de realización. Podemos ver además que los diferentes métodos contienen diversos elementos para la preparación y/o realización del estiramiento. Las modalidades de ejecución que podemos ver en la figura 19 (Klee, 2003) son: ■Estiramiento dinámico. ■Estiramiento estático. Como medidas adicionales podemos mencionar: ■Contracción preparatoria del músculo meta. ■Fase de relajación entre la contracción preparatoria y el estiramiento. Aparte de esto, se pueden describir otras modalidades en lo que respecta a la producción de la tensión de estiramiento necesaria, puesto que ésta puede ser desarrollada por la contracción del antagonista o por la acción de fuerzas “externas”. Por esto, distinguimos entre más modalidades de estiramiento: ■Estiramiento activo (contracción del antagonista). ■Estiramiento pasivo. La contracción del antagonista también puede utilizarse como medida colaboradora con el estiramiento pasivo, de forma que las modalidades de estiramiento pasivo y estiramiento activo se unan formando un nuevo módulo: ■Contracción del antagonista que acompaña al estiramiento. Contracción del agonista, contracción del antagonista y relajación como modalidades del estiramiento La contracción del antagonista puede ser aplicada como una modalidad de preparación adicional para el estiramiento, aunque es poco aplicada en la práctica y sus efectos no están demostrados: ■Contracción preparatoria del antagonista. En contraposición, la utilidad de la última modalidad de estiramiento, la relajación como elemento potenciador de la efectividad del estiramiento, es fácilmente comprensible: ■Relajación que acompaña al estiramiento. En la tabla 4 se han resumido las modalidades de estiramiento expuestas. Algunas de estas modalidades todavía deben ser expuestas y razonadas: Tabla 4. Modalidades de estiramiento AModalidades facultativas de los métodos de estiramiento BModalidades alterna IContracción del músculo meta preparatoria del estiramiento VI Estiramiento dinám II Contracción del antagonista preparatoria del estiramiento VII Estiramiento estát III Contracción del antagonista (solamente en IX) que acompaña al estiramiento VIII Estiramiento activ IV Relajación preparatoria del estiramiento IX Estiramiento pasiv VRelajación que acompaña al estiramiento Relajación: a) relajación del músculo después de la contracción, b) relajación mental de la persona que estira Respecto a la modalidad de la relajación (modalidades IV y V), el término relajación hace referencia, por un lado, a la relajación del músculo después de una contracción, como por ejemplo en el estiramiento CR, pero también puede hacer referencia a la relajación física y mental total inducida conscientemente en la persona que realiza el estiramiento. Mientras que el primer tipo de relajación se produce forzosamente en el período de transición entre la contracción del músculo meta y el estiramiento, el segundo tipo de relajación representa una medida de preparación al estiramiento (modalidad IV) o de acompañamiento del estiramiento (modalidad V), que crea las condiciones para mejorar el resultado del estiramiento (ver, p. ej., Alter, 1996). El efecto de estas medidas de relajación es atribuido por Sölveborn (1983) a una disminución del tono muscular debido a procedimientos nerviosos centrales que tienen por efecto la disminución de la resistencia ofrecida por la musculatura al estiramiento. Al respecto, se pudo demostrar en un experimento (Glück et al., 2002) que las personas sometidas experimentalmente a estrés alcanzaban amplitudes articulares menores, en grandes tensiones de estiramiento, que las de las personas de control (normales, no tratadas) y que las de las personas relajadas experimentalmente. En consecuencia, deberíamos intentar relajarnos conscientemente en el momento de realizar ejercicios de estiramiento, o dicho de otra manera, realizar los ejercicios de estiramiento en un entorno relajado. Por lo tanto, la modalidad V adquiere una característica casi obligatoria. Podemos esperar obtener un efecto positivo de una fase de relajación preparatoria del estiramiento de diversos segundos de duración (modalidad IV) sobre el resultado del estiramiento. Modalidades de estiramiento dinámico y estiramiento estático (tabla 4, modalidades VI y VII). La forma de ejecución de estas modalidades de estiramiento ha sido suficientemente explicada en su definición (ver apartado 3.2). Pero también es posible combinar formas mixtas estáticas y dinámicas, intentando, por ejemplo, efectuar primero un estiramiento previo estático y, tras mantener el estiramiento durante unos segundos, progresar en la posición de estiramiento aumentando progresivamente la amplitud de la posición de estiramiento. También puede llevarse a cabo la forma mixta de “rebote y posición fija”, intentando alcanzar una posición de mayor estiramiento a partir de pequeños movimientos de rebote, y mantenerla finalmente durante unos segundos. Estiramiento activo: con la contracción de los antagonistas Modalidades de estiramiento activo y estiramiento pasivo (tabla 4, modalidades VIII y IX). Si igualamos los términos “estiramiento activo” y “contracción del antagonista”, queda claro que el estiramiento activo por excelencia solamente se da cuando la tensión de estiramiento necesaria para el proceso de estiramiento del músculo meta procede únicamente de la contracción de los antagonistas del músculo meta. Debemos tener en cuenta que, cuando el antagonista se encuentra en una posición de desestiramiento, solamente puede desarrollar fuerzas de contracción limitadas para el estiramiento del músculo meta. Por lo tanto, para alcanzar una posición de estiramiento suficiente, deberemos utilizar también otras fuerzas elongadoras. De este modo, podemos aumentar, por ejemplo, la fuerza de estiramiento durante el estiramiento de los músculos isquiotibiales mediante la contracción de los antagonistas (fig. 19 [3]), agarrando el muslo con las manos y llevando la pierna extendida en dirección al pecho con la ayuda de las manos, o pidiendo a un compañero que nos aproxime un poco más la pierna para progresar en el estiramiento. En este caso, el proceso de estiramiento adquiere más características del estiramiento pasivo. El estiramiento pasivo tiene lugar siempre que la tensión de estiramiento no se produzca mayoritariamente por la contracción de los antagonistas. Para llegar a crear una fuerza elongadora suficiente se pueden utilizar otros músculos de la persona que estira (p. ej., figs. 50, 52 y 55 del catálogo de ejercicios del apartado 4.2). También es muy útil aprovechar la fuerza de la gravedad del cuerpo o de algunos segmentos corporales (p. ej., figs. 33 a 36, figs. 53, 64, 80 y fig. 97) y especialmente la ayuda de un compañero (p. ej., fig. 42, figs. 45 a 48 y figs. 75 a 77). Estiramiento pasivo: no proviene esencialmente de la contracción de los antagonistas En el estiramiento dinámico es difícil distinguir entre estiramiento activo y estiramiento pasivo, puesto que durante la realización de un rebote simultáneamente a la contracción de los antagonistas, que mueven la articulación, también interviene la fuerza impulsiva (fuerza de inercia del segmento corporal movido) como “fuerza externa” en el aumento de la posición de estiramiento. 3.4 Sobre la efectividad de los métodos de estiramiento Respecto a la práctica del estiramiento se plantea la cuestión de cuál de los cinco métodos expuestos es más efectivo para mejorar la movilidad y flexibilidad físicas a corto y/o a largo plazo. Respecto a este tema existen numerosas obras de bibliografía especializada en las que se exponen resultados de experimentos sobre el estiramiento y sobre el problema de encontrar el método de estiramiento más efectivo. Pero los resultados obtenidos son muy variados. En este sentido y a modo de ejemplo, los resultados de dos investigaciones realizadas sobre el estiramiento CR para la mejora a largo plazo de la amplitud de movimiento probaron que esta modalidad de estiramiento era más efectiva que el estiramiento dinámico (p. ej., en Sady, Wortmann y Blande, 1982, Tallin, Ekblom, Grahn y Nordenborg, 1985), y en otra investigación no se detectó diferencia alguna (p. ej., Schönthaler y Ott, 1994), mientras que en otro experimento el estiramiento dinámico se mostraba superior en efectividad (Wyda et al., 1991). Cuatro ámbitos de investigación sobre la efectividad del estiramiento Para obtener una visión general sobre el tema, Klee (2003) realizó una valoración de 28 investigaciones empíricas para intentar averiguar si era posible establecer un rango entre los métodos de estiramiento basándose en su efectividad demostrada. Para establecer este orden, se dividieron las investigaciones en cuatro grupos, en función de si los sujetos del experimento habían practicado un estiramiento a corto o a largo plazo o de si se había examinado la amplitud de movimiento activa o la pasiva. Los resultados de estas comparaciones se han expuesto en la tabla 5 ordenadamente y basándose la efectividad de los cinco métodos de estiramiento utilizados en estos cuatro grupos experimentales. La tabla 5 muestra además tres resúmenes de todos los hallazgos. El estiramiento CR-CA ha demostrado ser el más efectivo Los resultados demuestran que el método CR-CA se sitúa en primera posición en el rango de valoración en casi todos los aspectos (en el peor de los casos queda situado en segundo lugar), es decir, que supera a los demás métodos en lo que respecta al aumento de la amplitud de movimiento (AM). También podemos ver que el estiramiento estático queda situado en casi todos los aspectos en quinta posición (en el mejor de los resultados queda situado en cuarta posición), es decir, que de todos los métodos es el que demuestra menor efectividad. El estiramiento dinámico queda situado en segunda o tercera posición, lo que significa que, dejando de lado el método CR-CA, puede competir con los métodos de FNP respecto a su efectividad, y que supera al estiramiento estático. Las razones que explican la superioridad general de los métodos de FNP son difíciles de comprender. Como ya hemos dicho, es posible que los efectos neuropsicológicos que se atribuyen a los métodos de FNP y que supuestamente contribuyen enormemente a la efectividad de este método no puedan ser probados experimentalmente. Una posible explicación sería la influencia psíquica beneficiosa que este método ejerce en la persona que estira, es decir, supuestamente, la persona que estira se sentiría mejor porque puede controlar bien por sí misma el estiramiento, y por lo tanto permite un estiramiento más importante (Osterning, Robertson, Tropel y Hansen, 1987). Se cree además que, gracias a la concentración requerida para la tarea adicional que se propone (contracción del antagonista), las personas dejan de fijar su atención en las sensaciones desagradables del músculo meta y por lo tanto permiten que se alcancen tensiones de estiramiento más importantes (Moore y Hutton, 1980). Tabla 5. Rango de efectividad de los cinco métodos de estiramiento. ADM: amplitud de movimiento. No existe un razonamiento claro que explique la superioridad de los métodos de FNP Sea como sea, para la práctica del estiramiento podemos aconsejar que, siempre que se lleve a cabo un estiramiento estático en lugar de un estiramiento dinámico, tal como ocurre para el estiramiento de determinados grupos musculares (ver apartado 4.5) y/o por la existencia de determinadas condiciones que lo aconsejan, deberían efectuarse también ejercicios adicionales basados en los métodos de FNP, una contracción del músculo meta preparatoria del estiramiento (estiramiento CR) y/o una contracción de los antagonistas que acompañan al estiramiento (estiramiento CA, estiramiento CR-CA) o una relajación que acompañe al estiramiento. Capítulo 4 Planificación del programa de estiramientos 4.1 Planificación de los ejercicios de estiramiento 4.2 Catálogo de ejercicios de estiramiento en imágenes 4.3 ¿Se debe tener cuidado con los ejercicios de estiramiento “no funcionales”? 4.4 Componentes de carga del estiramiento 4.5 Elección de los métodos de estiramiento, modalidades y componentes de carga 4.1 Planificación de los ejercicios de estiramiento Estirar los músculos aisladamente siempre que sea posible El objetivo del estiramiento funcional es estirar un músculo que atraviese una articulación o un sistema articular lo más aisladamente posible y siempre que sea posible, con el fin de favorecer al máximo el efecto del estiramiento sobre ese músculo, sin que éste se vea perjudicado o afectado por la resistencia ejercida por otros músculos. Para componer correctamente el estiramiento de un músculo concreto, es necesario conocer exactamente los puntos de origen e inserción de dicho músculo en el esqueleto y el recorrido de este músculo durante el acortamiento activo (contracción). Con este fin, en la figura 21 hemos representado los músculos y grupos musculares más importantes del cuerpo humano, y en la tabla 6, las acciones que produce su contracción. Las figuras 20 y 23 muestran además el origen, la inserción y la extensión de algunos músculos pluriarticulares del brazo y de la pierna. Figura 20. Representación semiesquemática del origen y la inserción de algunos músculos del hombro y del brazo (brazo derecho visto desde la parte interna). Leyendas en la tabla 6. Figura 21. Visión de conjunto de la musculatura humana. Leyendas en la tabla 6, pág. 92. Explicaremos la organización de un ejercicio de estiramiento a partir del ejemplo siguiente: la movilidad en la articulación del hombro está limitada por la tensión en reposo de diversos músculos, por ejemplo, entre otros, por la del músculo bíceps braquial, cuyas dos cabezas tienen su origen en la escápula y cuyo tendón se inserta en el radio (fig. 22). Debido a su recorrido, la contracción del bíceps (acortamiento activo de la distancia origen-inserción, distancia O-I) produce: Ejemplo de creación de un ejercicio de estiramiento para el bíceps 1. La rotación externa del radio alrededor de su eje longitudinal. 2. La flexión de la articulación del codo. 3. La flexión del brazo en la articulación del hombro ( fig. 22 , núms. 1, 2 y 3). Para poder estirar el bíceps de forma efectiva, las articulaciones implicadas deben colocarse en una posición contraria a las funciones que hemos nombrado: a) colocaremos el brazo en rotación interna, b) el codo en extensión y c) el hombro con el brazo extendido (hacia atrás) ( fig. 22 , letras a, b y c). Figura 22. Acción del bíceps braquial (núms. del 1 al 3) y ejercicios de estiramiento resultantes (letras a-c). Se ha representado únicamente la cabeza larga del bíceps. La posición resultante (fig. 22) coloca el músculo a una distancia O-I máxima y, por lo tanto, en posición de máximo estiramiento para el bíceps, sin que los demás músculos del hombro queden situados comparativamente en una situación de estiramiento extremo, que podría reducir el efecto de estiramiento del bíceps. Diversas formas de estiramiento para el bíceps y para el pectoral En el ejercicio de estiramiento para el músculo bíceps representado en la figura 22 (y en la fig. 53) también se estiran el músculo pectoral y la porción anterior del músculo deltoides. Puesto que el pectoral se origina en la parte anterior de la caja torácica y se inserta en la cara externa del húmero (figs. 20 y 21), se puede estirar más si colocamos el brazo en la misma posición pero en rotación externa máxima (fig. 39). Ejemplo de creación de un ejercicio de estiramiento para el músculo recto femoral Igual que para el músculo bíceps braquial, podemos crear un ejercicio de estiramiento para el músculo recto femoral (tabla 6, figs. 21 y 23). Puesto que el músculo recto femoral flexiona la cadera y extiende la rodilla cuando se contrae (tabla 6), lo podremos estirar colocando la pierna con la cadera en extensión y la rodilla en flexión (fig. 60). Dado que este músculo tiene un brazo de palanca mayor (distancia desde el eje de la articulación) en la articulación de la cadera que en la articulación de la rodilla, la extensión de la cadera provocará un estiramiento mayor que la flexión de la rodilla. Por lo tanto, este músculo no debería ser estirado conjuntamente con las tres cabezas restantes del cuádriceps, que son uniarticulares (fig. 23, tabla 6), puesto que la posición de estiramiento máxima de estas cabezas (p. ej., en las figs. 62 y 63) sólo conllevará simultáneamente el estiramiento del músculo recto femoral si la cadera se encuentra suficientemente extendida. Figura 23. Representación semiesquemática del origen e inserción de algunos músculos de la pierna derecha (vistos desde fuera). Leyendas en la tabla 6. Diferentes ejercicios de estiramiento para músculos con un origen muy amplio El tríceps sural, en la pierna, también tiene una parte biarticular (los gemelos) y una parte uniarticular (el sóleo). Mientras que los primeros se estiran efectuando simultáneamente la extensión de la rodilla y la elevación (extensión) del pie (fig. 119), el músculo sóleo podrá continuar estirándose flexionando la rodilla, y por lo tanto desestirando los músculos gemelos (fig. 120). Algunos músculos poseen un origen tan amplio (y por lo tanto cumplen también diversas funciones) que si escogemos una posición articular determinada, no es posible estirar todas las porciones del músculo con la misma intensidad. Esto es válido especialmente para el músculo deltoides, para la musculatura pectoral, la musculatura glútea y los músculos aductores de la pierna. Por lo tanto, para estirar la musculatura glútea (músculos glúteo mayor y abductores) elegimos ejercicios con diferentes ángulos articulares de la cadera y diferentes grados de rotación de la pierna (figs. 66 a 72), y para la musculatura pectoral, ejercicios con el brazo flexionado (figs. 41 a 43), con el brazo abierto hacia fuera (figs. 39 y 40), o con el brazo hacia atrás (figs. 46 y 47). Durante la realización de estos ejercicios debemos tener en cuenta que al levantar el brazo también estiramos el músculo dorsal ancho. Los aductores se estiran como mínimo en la posición de extensión de la cadera (figs. 81 y 82) y en la posición de flexión de la cadera (p. ej., figs. 74 y 80). Mientras que las diversas porciones del músculo deltoides se estiran forzosamente con el estiramiento del músculo dorsal ancho (fig. 35), del músculo trapecio (figs. 50 y 52) o del músculo pectoral (figs. 45 y 46). Tabla 6. Músculos del cuerpo humano con las acciones que provoca su contracción, clasificados según aspectos del estiramiento. Las indicaciones de dirección hacen referencia a movimientos efectuados en posición de pie. Los números de la primera casilla hacen referencia a la fig. 21. Ant.: antagonista No Músculo Músculos del cuello 1 2a M. esternocleidomastoideo y otros ms. laterales M. trapecio, porción descendente Músculos anteriores del hombro y pectorales 3a 3b 4 7 M. deltoides, haz anterior M. deltoides, haz lateral M. pectoral mayor M. serrato anterior Músculos posteriores del hombro y del dorso 2 3c 5 M. trapecio con una porción 2a descendente y una porción 2b transversa y ascendente M Músculos extensores de la columna vertebral 6 M. erector de la columna y ms. extensores cortos y largos de la columna vertebral Músculos de la pared abdominal anterior y lateral 89 M. recto del abdomen M. oblicuo externo del abdomen y otros ms. de la pared abdomina Músculos flexores del brazo y de la mano 10 11 M. bíceps braquial M. braquial 12 13 M. braquiorradial M. flexor de la mano y de los dedos Músculos extensores del brazo y de la mano 14 15 M. tríceps braquial, 14a cabeza larga, 14b cabeza externa, 14c cabeza interna Ms. exten Músculos extensores de la cadera 16 17 18 M. glúteo medio M. glúteo mayor Musculatura isquiotibial: 18 a M. bíceps femoral, 18 b M Músculos flexores de la cadera 19 20 21 22a M. psoasilíaco M. tensor de la fascia lata con 20a fascia lata M. sartorio M. recto femora Aductores 23 Ms. aductores Extensores de la rodilla 22 M. cuádriceps femoral, 22a M. recto femoral, 22b M. vasto medial y vasto intermedio, 22 Flexores de la rodilla 19 21 24 Musculatura isquiotibial M. sartorio M. gastrocnemio con (26) tendón de Aquiles Flexores del pie y de los dedos del pie 24 25 26 27 Ms. gemelos M. sóleo con tendón de Aquiles Ms. flexores largos del pie y los dedos Extensores (“elevadores”) del pie y de los dedos del pie 28 29 M. tibial anterior M. extensores largos del pie y de los dedos del pie La tabla 6 tiene por objetivo, conjuntamente con las figuras 20, 21 y 23, ayudar al lector a ser capaz de crear ejercicios de estiramiento para todos los segmentos corporales y músculos más importantes del cuerpo humano. Para hacerlo, y tal como muestran los ejemplos expuestos, primero se debe tener clara cuál es la función de cada músculo (tabla 6, segunda casilla), es decir, hay que saber cuál es el movimiento que hace un músculo cuando se contrae y en qué posición queda situado el segmento corporal afectado. El movimiento de estiramiento que buscaremos será exactamente el movimiento contrario. Los conocimientos de la función muscular durante la contracción nos permiten saber cuál será la contracción preparatoria del estiramiento correcta en el momento de realizar la planifica-ción de un programa de estiramiento CR. La tabla 6 nos puede ayudar a identificar el grupo muscular antagonista del músculo que queremos estirar y, por lo tanto, el que produce el movimiento de estiramiento (en el estiramiento activo). Este grupo muscular será también el que se deberá tensar en el estiramiento CA. 4.2 Catálogo de ejercicios de estiramiento en imágenes En las figuras 24 a 126 se presentan 103 ejercicios. Puesto que algunos de los ejercicios se parecen (p. ej., figs. 98 y 99, figs. 102 y 103), algunos son más bien ejercicios de calentamiento general (fig. 28), de relajación (fig. 38) o de movilización (figs. 26 y 29), y otros son ejercicios de contracción preparatorios de la contracción (fig. 73), así el número de ejercicios de estiramiento “verdaderos” queda reducido a unos 80 aproximadamente. En el apartado 4.3 nos referiremos al problema de los ejercicios no funcionales. En los ejercicios expuestos en dicho capítulo hay algunos ejercicios que pueden ser funcionales siempre que se lleven a cabo correctamente, que el estado de salud de la persona que los practica sea bueno y que se tenga una intención de entrenamiento clara. En estas condiciones no tenemos nada en contra, por ejemplo, del ejercicio de dibujar círculos con el brazo (fig. 133). Y viceversa, entre los ejercicios de las figuras 24 a la 126, hay algunos que pueden ser no funcionales si se ejecutan sin tener un objetivo de entrenamiento, si existen problemas ortopédicos o si se realizan incorrectamente. Estos ejercicios van acompañados de un texto con indicaciones (ver también, p. ej., fig. 124). 103 ejercicios, clasificados por regiones anatómicas según el principio “de arriba abajo” Los 103 ejercicios que presentamos a continuación están ordenados por regiones anatómicas, siguiendo el principio “de arriba abajo” (desde la columna cervical hasta los pies). Hemos intentado clasificar aquellos ejercicios en los que se estiran diversos músculos dentro de la categoría del músculo estirado “primariamente”, aunque ésta sea una consideración evaluable desde diferentes puntos de vista. De este modo también se podrían clasificar las figuras 100 y 103 dentro de los ejercicios de aductores. 1. Figuras 24 a 33: ejercicios para la movilización de la columna vertebral y para el estiramiento de los músculos del cuello y del tronco. 2. Figuras 34 a 38 : ejercicios para el estiramiento del músculo dorsal ancho y para la flexibilización de la columna vertebral. 3. Figuras 39 a 48 : ejercicios para el estiramiento de los músculos pectorales. 4. Figuras 49 a 53 : ejercicios para el estiramiento de los músculos del hombro, del tríceps y del bíceps. 5. Figuras 54 a 57 : ejercicios para el estiramiento de los músculos del antebrazo. 6. Figuras 58 a 64 : ejercicios para el estiramiento de los flexores de cadera y del cuádriceps. 7. Figuras 65 a 69 : ejercicios para el estiramiento de los músculos abductores. 8. Figuras 70 a 72 : ejercicios para el estiramiento del músculo glúteo mayor. 9. Figuras 74 a 84 : ejercicios para el estiramiento de los músculos aductores. 10. Las figuras 85 a 111 muestran ejercicios para el estiramiento de los músculos posteriores del muslo. Estos ejercicios pueden clasificarse en base a tres criterios: 10.1 Figuras 85 a 97 : a) ejercicios en sedestación y estirado sobre la espalda, y b) ejercicios para hacer el espagat. 10.2 Figuras 98 a 103 : ejercicios con las piernas separadas o en cuclillas. 10.3 Figuras 104 a 111 : ejercicios en bipedestación. 11. Figuras 112 a 126 : ejercicios para el estiramiento de los músculos de la pierna y del pie. Tensión de estiramiento (ver también dibujos) El catálogo está organizado de tal forma que se muestra un dibujo con los músculos (pintados en azul) que se estiran en el apartado que se muestra a continuación. Este dibujo informa sobre la región corporal en la que debería sentirse la tensión de estiramiento durante la ejecución del ejercicio. Si no se siente tensión de estiramiento alguna, normalmente es suficiente con realizar una pequeña variación durante la realización del ejercicio (ver también, p. ej., la fig. 58). Músculos del cuello Figura 24. Flexionar la cabeza hasta que la barbilla toque el pecho y sienta la tensión de estiramiento en la nuca. ¡no debe realizar el ejercicio si siente dolor en la columna cervical! Figura 25. Extender la cabeza. Figura 26. Hacer girar la cabeza lentamente desde el hombro izquierdo hacia el hombro derecho y rodar de nuevo volviendo a la posición inicial. ¡No se debe rodar en la parte de atrás, solamente en la parte anterior!. En el apartado 5.6, fig. 153, ejercicio 1, se muestra otra posibilidad de estiramiento para la musculatura lateral del cuello. Otro ejercicio posible es mirar hacia atrás por encima del hombro izquierdo y derecho, alternativamente. Músculos del tronco Figura 27. Inclinar el cuerpo hacia la derecha al mismo tiempo que desplazamos la cadera hacia la izquierda. Ayudamos a potenciar el estiramiento de los músculos laterales del tronco y del músculo dorsal ancho tirando del brazo izquierdo con el brazo derecho. Figura 28. En posición de pie y andando de puntillas, intentar levantar los brazos lo más alto posible alternativamente con el brazo derecho y con el brazo izquierdo (“coger manzanas”). Figura 29. Colocar los muslos en ángulo recto. Apoyar las piernas flexionadas a un lado de la cadera durante 2-3 segundos, de forma que sintamos el estiramiento en los músculos abdominales oblicuos. Si no apoyamos las piernas, realizamos más bien un ejercicio de fortalecimiento. Figura 30. Echar la cabeza hacia atrás y bajar la barriga, imitando la forma del dorso de un caballo Figura 31. Flexionar la cabeza entrándola en dirección al pecho al tiempo que flexionamos toda la columna, imitando el movimiento del gato cuando se estira, de forma que sintamos el estiramiento global de la columna vertebral y especialmente de la musculatura existente entre las escápulas. Figura 32. Colocar la cabeza entre las rodillas y agarrar nuestros pies con las manos. ”Nos enco-gemos”. Figura 33. Colocar el tronco encima de los muslos o entre ellos y dejar caer la cabeza y los brazos. Músculo dorsal ancho Figura 34. Apoyar los pies con las piernas separadas en una de las barras inferiores de las espalderas al tiempo que con los brazos agarramos una de las barras superiores colocando las manos separadas a la anchura de los hombros (los pulgares señalan hacia dentro). Dejar caer el cuerpo hacia atrás y hacia abajo hasta que sintamos el estiramiento en la zona del músculo dorsal ancho y en la musculatura de la parte posterior de los muslos. Figura 35. Subirse a la espaldera, sujetar la última o penúltima barra de la espaldera con los brazos extendidos y separados a la anchura de los hombros y permanecer “colgados” lo más relajadamente posible. Figura 36. Con un brazo nos agarramos a la espaldera de forma que el pulgar quede mirando hacia fuera. A continuación, quedamos colgados al tiempo que desplazamos la cadera hacia fuera hasta sentir la tensión de estiramiento en el músculo dorsal ancho. Flexibilización de la columna vertebral Figura 37. El compañero agarra al practicante por los pies y le sacude las piernas extendidas efectuando una tracción rítmica suave hacia arriba. Figura 38. El compañero sacude suavemente las piernas del practicante levantándolas rítmica y suavemente. Durante este movimiento deberíamos permanecer colgados relajadamente y relajar también conscientemente la musculatura de la espalda. Músculos pectorales Figura 39. El codo debe quedar situado por encima de la articulación del hombro. El pulgar señala hacia delante. El estiramiento se efectúa con la rotación del cuerpo. Este ejercicio estira también el músculo serrato anterior. Figura 40. Efectuar pequeños movimientos de rebote con los brazos manteniendo los codos ligeramente flexionados hacia atrás, las palmas de las manos miran hacia abajo. En el tercer impulso levantamos algo más los brazos efectuando una rotación externa, de forma que las palmas de las manos miran ahora hacia delante (corto- corto- largo). Figura 41. Agarrar la barra con las manos un poco más separadas que la anchura de los hombros y dirigir el pecho hacia el suelo. Figura 42. Colocar nuestras manos encima de los hombros del compañero y empujarlos suavemente hacia el suelo. Figura 43. Colocados en posición de rodillas, extender los brazos apoyándolos sobre la colchoneta. Empujar con el pecho hacia el suelo al tiempo que intentamos avanzar con los dedos hacia delante, como si camináramos con ellos. Figura 44. Agarrar una toalla con las manos, delante del cuerpo, separándolas a una buena distancia, y con los brazos extendidos, pasar la toalla de la parte anterior a la parte posterior del cuerpo y volvemos. Disminuir progresivamente la distancia entre las manos. Este ejercicio no es adecuado para personas con problemas de hombros y solamente debería realizarse de forma forzada cuando la persona lo requiera para la actividad deportiva que practica (p. ej., nadar crol o mariposa). Figura 45. Un compañero empuja con la parte externa de su rodilla contra la columna vertebral del practicante. El compañero agarra los brazos por los codos y los tracciona hacia atrás. Las palmas de las manos del practicante deben mirar hacia arriba (ver también el apartado 4.3). Figura 46. El compañero tracciona los brazos del practicante hacia atrás agarrándolos por la muñeca. Este ejercicio también puede llevarse a cabo sin compañero, caminando con los dedos avanzando hacia atrás. Figura 47. El compañero agarra los brazos del practicante por los codos igual que en el ejercicio 45 y los tracciona hacia atrás. En personas muy flexibles, se pueden llegar a cruzar los brazos. Figura 48. Como en el ejercicio 46, el compañero agarra los brazos del practicante por los codos y esta vez los tracciona hacia arriba, por detrás del cuerpo del practicante. Músculos del hombro, tríceps y bíceps Figura 49. Si es posible, agarrar los dedos de las dos manos entre ellos en el espacio entre las escápulas y traccionar el brazo superior hacia abajo con el brazo inferior (1, estiramiento del tríceps y del músculo dorsal ancho) y después traccionar el brazo inferior hacia arriba con el brazo superior (2, estiramiento del haz anterior del deltoides). Si no es posible, este ejercicio también puede realizarse con una toalla. Figura 50. Flexionar al máximo el brazo y traccionar de él en dirección hacia el lado contrario con la mano del otro lado. En este ejercicio se estiran el tríceps y el músculo dorsal ancho. Figura 51. Colocar el brazo detrás del cuerpo y empujarlo hacia el lado contrario ayudándonos con la presión de la mano contraria (estiramiento del músculo deltoides y de la porción descendente del músculo trapecio). Si inclinamos la cabeza, estiramos también la musculatura lateral de la nuca. Figura 52. Abarcar la cara dorsal del codo y empujarla hacia el hombro contrario (estiramiento de los músculos posteriores del hombro). Figura 53. Colocarse de espaldas a la pared y apoyarse en la pared con los brazos levantados y extendidos. Realizamos el estiramiento mediante la flexión de rodilla. Este ejercicio estira principalmente el bíceps, por la extensión de los brazos y por la colocación de las manos (los pulgares señalan hacia delante). También puede ser efectuado con un solo brazo. Músculos del antebrazo Figura 54. De rodillas, apoyados en el suelo con los brazos extendidos y las manos colocadas de forma que los pulgares miren hacia fuera y los dedos hacia dentro, desplazar suavemente el cuerpo hacia atrás hasta sentir la tensión de estiramiento en la cara interna de los antebrazos. Figura 55. Efectuar una sobreextensión de los dedos y la articulación de la muñeca, estirando las puntas de los dedos hacia atrás con la ayuda de la mano contraria. Figura 56. Entrecruzar los dedos, girar las palmas de la mano hacia delante y extender los brazos. Figura 57. Extender al máximo el brazo por la articulación del codo (1), los dedos y la muñeca en máxima flexión (2), el antebrazo rotado al máximo hacia dentro (3). Si no sentimos la suficiente tensión de estiramiento en la cara externa y superior del antebrazo, podemos aumentar el movimiento con la otra mano. Flexores de cadera Figura 58. Colocar un pie apoyado sobre una caja. Realizar el estiramiento desplazando la cadera hacia delante. Si no sentimos la tensión de estiramiento en la zona de la ingle, debemos modificar la posición del pie trasero (girándolo hacia dentro o hacia fuera, colocándolo más hacia delante o más hacia atrás) o variando la altura de la caja de apoyo. Figura 59. De rodillas con una pierna delante del cuerpo y la otra estirada detrás. Empujar con la cadera hacia delante. Si no sentimos la tensión de estiramiento en la zona de la ingle, debemos avanzar un poco más la pierna delantera. Flexores de cadera, especialmente el músculo recto femoral Figura 60. Como en la figura 59. Puesto que en este ejercicio de estiramiento se añade la flexión de la rodilla a la extensión de la cadera, el estiramiento es esencialmente del músculo recto femoral. Figura 61. Estirar la parte anterior del muslo en posición de lado (ver también el texto de la fig. 62). Figura 62. En los ejercicios de las figuras 61 a 63, flexionar al máximo la rodilla (1), extender la cadera (2) y se debe intentar enderezar la pelvis (3). Este ejercicio puede hacerse de forma dinámica si además saltamos sobre la pierna de apoyo. Figura 63. A diferencia del ejercicio de la figura 62, en este ejercicio se empuja la pierna con la mano contralateral. La sensación de estiramiento se concentra en consecuencia en la región externa del muslo. Extensores uniarticulares de la rodilla Figura 64. Nos agarramos a una barra de las espaldera y bajamos hasta la posición de cuclillas. Puesto que en este ejercicio la cadera está flexionada, se estiran las tres porciones uniarticulares del cuádriceps femoral, el grupo de los vastos, pero no la cuarta cabeza, el músculo recto femoral. Este ejercicio también puede realizarse sin la espaldera, colocándonos de puntillas y apoyándonos con las manos por delante de los pies, al tiempo que desplazamos el peso hacia delante (ver también apartado 5.6, ejercicio 14). Abductores Figura 65. En los ejercicios de estiramiento de los abductores se debe flexionar la cadera al máximo (1), empujar el muslo hacia dentro (2) y en rotación externa (3). Esta rotación se efectúa acercando la pierna hacia el cuerpo (figs. 65, 66 y 67). Figura 66. Se trata del mismo ejercicio planteado en la figura 65, pero ahora lo hacemos estirados boca arriba, dejando la otra articulación de la cadera extendida. Figura 67. Colocar el pie izquierdo sobre la rodilla derecha, abarcar el muslo derecho con ambas manos y empujarlo hacia el cuerpo. Figura 68. Colocar el pie izquierdo al lado de la rodilla derecha (1). Con el codo derecho empujar la rodilla flexionada hacia la derecha (2) al tiempo que rotamos el tronco lo más hacia la izquierda posible (3). Figura 69. Colocar la rodilla izquierda al lado de la cadera derecha y empujarla en dirección al suelo con el brazo derecho (1). Durante este estiramiento, el brazo y el hombro izquierdos permanecen en contacto con el suelo (2). Mirar hacia la izquierda. En este ejercicio y en el ejercicio de la figura 68 se estiran también los músculos oblicuos del abdomen debido a la torsión del tronco. Músculo glúteo mayor Figura 70. Colocar el pie sobre una caja o una silla y bajar el cuerpo entre las piernas (este ejercicio estira también los aductores). Figura 71. Estirados sobre la espalda, empujar la rodilla flexionada hacia el pecho. En este ejercicio el estiramiento será más intenso si empujamos la rodilla hacia un lado, fuera del cuerpo. Figura 72. Estirados sobre la espalda, llevar ambas rodillas hacia el pecho. En este caso el estiramiento también será más intenso si empujamos las rodillas hacia el lado del cuerpo. Aductores, mayoritariamente con la cadera flexionada Figura 73. Colocar el antebrazo entre las rodillas y ejercer presión con las rodillas hacia dentro. Esta contracción isométrica puede realizarse como preparación del estiramiento de los aductores si se entrena siguiendo el método del estiramiento CR. Figura 74. Sentados y con el cuerpo erguido, es decir, los músculos inferiores de la espalda deben estar tensos. Flexionar las rodillas de forma que las plantas de los pies se toquen. Este ejercicio puede efectuarse primero dinámicamente (haciendo rebotes con las piernas). Y para finalizar empujar las rodillas hacia fuera con ambas manos. Figura 75. Igual que en la figura 74, pero ahora el compañero empuja con sus brazos extendidos sobre nuestras rodillas y descarga su peso progresivamente. Figura 76. Como en la figura 75, pero ahora estirados sobre la espalda. Figura 77. Como en la figura 76, pero ahora con las piernas extendidas. Figura 78. Sentados y con el tronco erguido, separar las piernas y deslizarse lo más cerca posible de las espalderas. Traccionando con las manos nos acercamos a las espalderas y aumentamos el estiramiento. Los pies deben tener espacio para deslizarse hacia fuera. Este ejercicio también se puede hacer en pareja (ver también la fig. 101). Figura 79. Consiste en apoyarse con las manos sobre las rodillas y separar al máximo las piernas extendidas (1), a continuación enderezarse progresivamente (2) (cuando el tronco está erguido, desplazamos la cadera hacia delante). Al cabo de unos 5-10 segundos, flexionar de nuevo la cadera y aumentar la distancia entre los pies y enderezarse de nuevo. También podemos llevar a cabo este ejercicio en calcetines, pero si la superficie del piso es lisa, deberíamos tener un punto de apoyo en el suelo, o apoyarnos en una caja (fig. 80) o una silla. Figura 80. Consiste en apoyarse con los antebrazos sobre una caja y separar al máximo los pies con las piernas extendidas. Aumentar la distancia entre los pies progresivamente. La ventaja de este ejercicio es que, manteniendo las caderas flexionadas, es posible mantener esta posición durante mucho rato. Este ejercicio también se puede realizar en calcetines sobre un suelo liso. Aductores, mayoritariamente con la cadera extendida Figura 81. A partir de la posición con las piernas separadas, flexionar una rodilla y apoyar las dos manos sobre la rodilla flexionada. Para aumentar el estiramiento, podemos desplazar esta rodilla. Figura 82. Colocados cerca de la espaldera, apoyar un pie en una de las barras, lo más alto posible. A continuación, empujar con la cadera en dirección hacia la pared (1) a medida que desplazamos el pie cada vez más hacia fuera (2). Figura 83. Apoyados sobre los codos y sobre las rodillas, separar éstas tanto como podamos. La distancia entre las rodillas debe ir aumentando (1). El estiramiento es cada vez más importante a medida que empujamos las caderas hacia atrás (2). Figura 84. Tumbados sobre una colchoneta con las piernas separadas al máximo y a la vez descender el tronco. Tirando con las manos del borde de la colchoneta aumentamos el estiramiento. La cara interna del pie debe permanecer encima de la colchoneta y se puede aumentar la intensidad del estiramiento traccionando más las manos en el borde de la colchoneta (ver también la fig. 100). Ejercicios de estiramiento de la musculatura posterior del muslo 1 A. Ejercicios en sedestación y estirados Figura 85. Estirados boca arriba, nos apoyamos sobre los talones y sobre los codos. Esta contracción isométrica puede ser un ejercicio preparatorio del estiramiento de la musculatura posterior del muslo, si se entrena según el método de estiramiento CR. Figura 86. Sentados con las piernas extendidas, flexionar el tronco hacia delante. En este ejercicio y en los que siguen se debería tener en cuenta que la espalda debe mantenerse extendida, es decir, los músculos inferiores de la espalda deben mantenerse en tensión. Servirá de ayuda mantener la mirada hacia arriba y adelante. Para aumentar el estiramiento podemos agarrar la pierna o los pies y traccionar para llegar más adelante. Figura 87. Como en la figura 86, pero ahora el compañero nos empuja en la parte inferior de la espalda (el compañero no debe empujar en la parte superior de la espalda, puesto que esto provoca un encorvamiento importante de la columna vertebral. Figura 88. Partiendo de la posición de flexión de 90°en la cadera y en la rodilla, con la pierna encima del hombro de un compañero, empujar con el talón sobre el hombro de éste. Esta contracción isométrica se puede utilizar como preparación al estiramiento de los músculos de la parte posterior del muslo, si se trabaja siguiendo el método del estiramiento CR. Figura 89. El compañero empuja la pierna extendida del practicante en dirección a la parte superior del tronco. Para hacerlo nos agarra la pierna por encima de la articulación del tobillo. La pierna contraria queda fijada al suelo con el peso del compañero que se sitúa encima. Figura 90. Se intenta acercar la pierna extendida hacia la parte superior del cuerpo utilizando exclusivamente la fuerza de los músculos flexores de cadera. Esta contracción isométrica puede ser realizada paralelamente al estiramiento de la musculatura isquiotibial (p. ej., en los ejercicios que exponemos a continuación), si se entrena siguiendo el método de estiramiento CA. Figura 91. Agarrar la pierna extendida por encima del tobillo y acercarla al cuerpo. Figura 92. De forma parecida el ejercicio 90. El practicante que está en el suelo intenta flexionar la cadera venciendo la resistencia que ofrece el compañero (1) (éste le agarra el pie oponiendo resistencia [2]). Al intentar realizar este movimiento se contraen los flexores de cadera y especialmente el músculo recto femoral (que flexiona la cadera y extiende la rodilla). Se trata de una contracción de los antagonistas previa al estiramiento. Figura 93. Abarcar la pierna con las dos manos agarrando el muslo, cerca de la rodilla e intentar acercarla al cuerpo (1), a continuación extender la rodilla utilizando la fuerza del músculo recto femoral (2). Este ejercicio es otra variante del estiramiento CA. Figura 94. Colocarse de rodillas con una pierna extendida delante del cuerpo. Descendiendo con el tronco en posición erguida se aumenta la intensidad del estiramiento. 1B. Ejercicio para hacer el espagat Figuras 95 y 96. Si se realiza el ejercicio de la figura 94 en calcetines y sobre un suelo deslizante podemos deslizar lentamente la pierna extendida hacia delante. En este caso, podemos colocar la rodilla de la pierna posterior encima de una colchoneta. En este ejercicio y en otros ejercicios de la musculatura isquiotibial, se produce también un estiramiento de los flexores de cadera (figs. 89 y 104, figs. 105 y 111). Figura 97. Se puede aumentar el estiramiento si el cuerpo baja más entre las dos colchonetas. 2. Ejercicio para hacer el espagat en sedestación con las piernas separadas Figura 98. Una pierna extendida y la otra pierna flexionada y doblada hacia dentro. A continuación flexionar el tronco dirigiéndolo hacia la pierna extendida. En este y en los cinco ejercicios siguientes, deberíamos tener en cuenta que el tronco debe permanecer en todo momento en extensión, es decir, los músculos de la parte inferior de la espalda permanecen tensos (mirada hacia arriba). Figura 99. Como en la figura 98, pero la pierna flexionada está girada ahora hacia atrás. El estiramiento también puede intensificarse traccionando con las manos en el pie o en la pierna extendida (como en la fig. 98). Comparar con los problemas de la posición en sedestación de los corredores de vallas, del apartado 4.3. Este ejercicio no es adecuado para personas con dolencias de rodilla, y solamente debería forzarse cuando la práctica deportiva lo requiera (carreras de vallas). Figura 100. Este ejercicio se parece mucho al ejercicio de la figura 84, pero mientras que en aquél las caras internas de los pies descansaban sobre la colchoneta y se aumentaba la separación de las piernas mediante la tracción en la colchoneta, en este caso son los talones los que deben permanecer apoyados sobre la colchoneta, y debemos progresar en la flexión de cadera. El estiramiento también puede intensificarse mediante la tracción de las manos en los pies o en las piernas. Figura 101. Los dos compañeros se sientan con las piernas separadas y los pies cara a cara. Traccionar los brazos alternativamente y al tiempo flexionar el tronco hacia delante. Si se pretende esencialmente flexionar la cadera, como en el caso de la foto que mostramos, estirar principalmente la musculatura isquiotibial. Si se pretende aumentar esencialmente la separación de las piernas manteniendo el tronco erguido sin flexionar la cadera (fig. 78), estirar principalmente los aductores. Figura 102. Con las piernas separadas, inclinar el cuerpo hacia la pierna. Figura 103. Como en la figura 102, pero ahora el cuerpo se dirige con el pecho hacia la pierna, efectuando una flexión lateral. El estiramiento también se puede intensificar traccionando con las manos en el pie o en la pierna (como en la fig. 102). 3. Músculos isquiotibiales en bipedestación Figura 104. Apoyar las manos sobre una caja y levantar una pierna extendida. El compañero debe aumentar el estiramiento empujando la rodilla y no la pierna. Figura 105. Apoyar las manos en el suelo y levantar una pierna extendida de forma que quede apoyada en la pared. Figura 106. Colocar los pies separados en la posición de dar un paso y flexionar el tronco. El estiramiento será más intenso si aumentamos la distancia de separación entre los pies. En este ejercicio y en los siguientes debemos tener cuidado de mantener siempre la espalda recta. También aquí puede servirnos de ayuda dirigir la mirada hacia arriba, como puede verse en la figura 109. Figura 107. Colocarse con el cuerpo pegado a la pared y flexionar el tronco. Se puede aumentar el estiramiento traccionando con las manos agarradas a las piernas. Este ejercicio también puede realizarse sin pared, pero la posición será menos segura. Figura 108.En posición de bipedestación intentar alcanzar con la mano contraria impulsando la pierna extendida. Este ejercicio es muy adecuado como preparación para ejercicios balísticos. Se deberían aumentar tanto la velocidad como la amplitud del movimiento lentamente. Es decir, colocar las manos cada vez un poco más alto y levantar la pierna cada vez un poco más rápido. Figura 109. Colocar el talón sobre una superficie de apoyo más alta. A continuación, flexionar el tronco manteniendo la espalda recta. Figura 110. Cada compañero sujeta la pierna extendida del otro con su mano del lado contrario. Este ejercicio requiere cierta concentración, puesto que la posición es bastante inestable, pero es motivante por el hecho de realizarse en parejas. Figura 111. Un compañero agarra la pierna extendida del otro y la eleva hacia el tronco. Todo el cuerpo, desde la cabeza y la espalda hasta la pierna apoyada, debería permanecer pegado a la pared. Es decir, mantenerse en posición de pie extendida. Musculatura de la pierna y flexores de los dedos Figura 112. Colocar los pies cruzados de lado y flexionar el tronco. En este ejercicio también debemos tener en cuenta que la espalda se mantenga recta. Traccionando con las manos en las piernas se puede aumentar la intensidad del estiramiento. Este ejercicio también se puede realizar de forma dinámica y/o apoyándose en la pared (ver también la fig. 107). Figura 113. Apoyar las manos en el suelo, aproximadamente a una distancia de 1 m de los pies y extender las piernas. Deslizar las manos en dirección a los pies, hasta sentir la sensación de estiramiento en la pantorrilla. Flexionar alternativamente las piernas. Figura 114. Mover el pie y los dedos de la pierna que se encuentra extendida y flexionada en la cadera a 90° en dirección a la tibia. La tensión de estiramiento debería ser sentida en toda la pantorrilla (esta contracción isométrica puede efectuarse paralelamente a todos los ejercicios de estiramiento de la musculatura de la pantorrilla (figs. 115 y 116) si se entrena siguiendo el método de estiramiento CA. Figura 115. Como en la figura 114, pero aumentando el estiramiento mediante la tracción efectuada con una toalla. Figura 116. Con una mano, el compañero fija la pierna levantada del practicante, mientras coloca la otra mano en la parte anterior de la planta del pie y en los dedos al tiempo que empuja el pie y los dedos hacia abajo (flecha). Para la tensión de estiramiento ver figura 144. La persona que estira puede apoyar activamente el estiramiento. Figura 117. Contraer los músculos de la pantorrilla de las dos piernas (o de una pierna), si el ejercicio de la figura 118 se efectúa según el método de CR. Figura 118. Estirar las dos piernas en las espalderas. El estiramiento con una sola pierna intensifica el estiramiento. (Para la tensión de estiramiento ver fig. 114.) Figura 119. Empujar con el talón de la pierna que queremos estirar contra el suelo, desplazar la rodilla de la otra pierna en dirección a la pared. Para la tensión de estiramiento ver figura 114. En este ejercicio, la rodilla, a diferencia de los ejercicios que siguen, está en extensión. Puesto que los músculos gemelos, a diferencia del músculo sóleo, son biarticulares, y por lo tanto también atraviesan la articulación de la rodilla, se verán sometidos a mayor estiramiento en todos aquellos ejercicios realizados con la rodilla extendida (ver apartado 4.1). Figura 120. Flexionar progresivamente la rodilla de la pierna que queremos estirar sin levantar el talón del suelo. Puesto que mantenemos la rodilla flexionada, en este ejercicio el efecto de estiramiento es mayor para el músculo sóleo que para los músculos gemelos. Figura 121. Colocar los dedos apoyados sobre la última barra de las espalderas, empujar con la parte anterior del pie en dirección al suelo y a la vez acercar la rodilla en dirección a la pared, sin separar el talón del suelo; estiramiento especialmente de los flexores de los dedos. Figura 122. Agarrar con la mano derecha los dedos del pie derecho por debajo y llevarlos en dirección a la tibia. Músculos tibial anterior y extensores de los dedos del pie Figura 123. Agarrar el tobillo derecho con la mano derecha, y los dedos del pie con la mano izquierda, al tiempo que los desplazamos en dirección a la cadera izquierda. Se debe sentir la tensión de estiramiento en la cara anterior de la pierna, al lado de la tibia. Si se siente sensación de tirantez en la cara externa del tobillo, por debajo del maléolo, se debe interrumpir el estiramiento. Figs. 124. En posición de sedestación sobre los talones, desplazar progresivamente el peso hacia atrás, sobre los talones, al tiempo que se levantan ligeramente las rodillas. Este ejercicio y los de las figuras 125 y 126 deberían forzarse solamente si la práctica deportiva lo requiere (p. ej., en la natación, en el ballet). (Para la tensión de estiramiento ver fig. 123.) Figura 125. El compañero coloca las manos sobre la parte inferior del empeine del practicante y empuja los pies y los dedos hacia abajo. (Sobre la tensión de estiramiento ver fig. 123.) Figura 126. El compañero coloca las manos sobre la parte inferior del empeine del practicante y empuja los pies y los dedos en dirección a los glúteos. (Sobre tensión de estiramiento ver fig. 123.) 4.3 ¿Se debe tener cuidado con los ejercicios de estiramiento “no funcionales”? “Estiramiento no funcional” significa cargas inadecuadas para las articulaciones y para los ligamentos Balancín sobre la barriga, círculos con la cabeza, leñador, círculos con los brazos Juntamente con la aparición de los métodos de stretching (ver apartado 3.1) también surgió la discusión sobre la “funcionalidad” de los ejercicios de estiramiento, calificando de “no funcionales” aquellas posiciones de estiramiento y posturas que representaban una carga especial para las articulaciones y los ligamentos. La crítica estaba centrada especialmente en las cargas a las que se sometía la columna al realizar extensiones y flexiones extremas. Se temía provocar lesiones de la región lumbar, especialmente en posiciones hiperlordotizantes con impulsos (ver también Knebel, 1985, pág. 189 y ss.; Beigel, Gruner y Gehrke, 1993). Entre otros, se designaron como no funcionales los ejercicios siguientes: ■Hacer círculos con la cabeza para movilizar la columna cervical. ■Doblar el cuerpo colocando las piernas detrás de la cabeza ( fig. 130 ). ■Movimiento de flexión del tronco con impulso, en bipedestación o en sedestación, ejercicio del leñador ( fig. 131 ). ■Balancín sobre la barriga, puente y otras sobreextensiones de la columna vertebral (figs. 135 a 142 ). ■Sedestación imitando el salto de vallas ( fig. 128 ). ■Movimiento de impulso circular con los brazos ( fig. 133 ). Si consideramos estos ejercicios de forma general, podremos constatar que se trata mayoritariamente de “ejercicios de estiramiento muscular” efectuados en articulaciones y en sistemas articulares y en planos de movimiento en los que no hay músculos que estirar. Formulado de forma más exacta, si un movimiento articular no está limitado por la tensión de estiramiento muscular pura, sino que está limitado primariamente por otros mecanismos de inhibición, no tiene sentido plantearse este movimiento articular como si se tratara de un estiramiento muscular. Si el movimiento articular propuesto está limitado por una estructura ligamentaria, se correrá el riesgo de provocar su sobreestiramiento, lo que perjudicaría la sensibilidad de esta articulación. Esto ocurre, por ejemplo, en todos los movimientos que se efectúan con una extensión demasiado importante de la columna vertebral. La libertad de movimientos de los brazos en relación con el tronco también se ve limitada, además de la inhibición muscular. Y en último término, cuando se ha agotado la capacidad de estiramiento muscular por las estructuras óseas o ligamentarias de las articulaciones implicadas (articulación del hombro, articulaciones interna y externa de la clavícula), de forma que los ejercicios de estiramiento solamente pueden ser efectivos hasta que se llega a estos límites. En la posición de sedestación que imita el salto de vallas (fig. 128), el punto crítico reside en la articulación de la rodilla flexionada y doblada hacia atrás, en la que el ligamento lateral interno se ve sometido a importantes fuerzas de cizallamiento. Pero el hecho de saber si un ejercicio de estiramiento puede ser definido como no funcional depende de: 1. La forma en que se lleva a cabo el ejercicio. 2. La intensidad del estiramiento. 3. El estado del organismo que estira. Figura 127. Ejemplo: el “balancín en pareja” no funcional se transforma en un ejercicio de suspensión funcional. El “balancín en pareja” puede ser funcional Respecto al punto 1, el famoso “balancín en pareja” puede modificarse fácilmente, pasando de ser una hiperextensión no funcional de la columna vertebral (fig. 127a) a ser un ejercicio en pareja muy útil para el estiramiento de los músculos del hombro (músculo dorsal ancho, pectoral mayor) y de los músculos de la pared abdominal anterior, si el ayudante coloca al compañero sobre sus escápulas (fig. 127b) y lo levanta al extender sus piernas – llegando a formar exclusivamente una pequeña giba en la zona de los hombros para que el compañero no resbale (fig. 127c). Adecuación de la sedestación en la posición de saltar vallas En la posición de sedestación que imita el salto de vallas (fig. 128a) se pueden reducir los efectos de las fuerzas de cizallamiento sobre la rodilla si el practicante establece diferentes niveles (fig. 128b y c). Si se quiere utilizar esta posición para alcanzar una movilidad específica determinada en la carrera de vallas, se pueden estructurar los niveles de forma que permitan cumplir las exigencias deportivas. En el momento de saltar la valla, el talón de la pierna posterior queda situado por debajo de la rodilla, de manera que la pierna forma una diagonal descendente hasta unos 5-8 cm. Ésta es la posición de salto ideal, además de representar una posición de descarga para la rodilla. Figura 128. Sedestación que imita el movimiento de saltar vallas atenuando las fuerzas de cizallamiento que actúan sobre la rodilla. Figura 129. Ejercicios en pareja de estiramiento del pectoral mayor y del bíceps. a) Forma no funcional. b) “Palanca óptima” para descargar la articulación del hombro. c) Rotación externa del brazo para mejorar el estiramiento del pectoral. Estiramiento pasivo del pectoral con “un brazo de palanca óptimo” El ejercicio de parejas de la figura 129a pretende estirar el pectoral mayor y el bíceps braquial, pero en esta configuración hay dos aspectos criticables. Por un lado, la rodilla del compañero en la espalda del practicante puede ser desagradable, aspecto que puede evitarse colocando la cara externa de la rodilla pegada a la espalda (fig. 129b), y por otro lado, la presa del compañero en la articulación de la muñeca forma un brazo de palanca muy largo que conlleva un riesgo de sobreestiramiento del codo. Esto último puede evitarse realizando la presa más próxima al codo. La presa debería realizarse a suficiente distancia del codo para que pudiera cumplirse el objetivo fijado (articulación del codo suficientemente extendida para permitir el suficiente estiramiento del músculo bíceps braquial). El estiramiento funcional no debe ser suave, pero sí indoloro Respecto al punto 2, cuanto más intensivo sea un estiramiento, mayor será la fuerza necesaria para superar la resistencia pasiva del músculo estirado, y por lo tanto mayor será el riesgo de sobrecargar o lesionar el mismo músculo o las estructuras articulares implicadas, como la cápsula articular y los ligamentos. Por este motivo, se debería adaptar la intensidad del estiramiento a las circunstancias y condiciones del practicante. En este sentido, debemos considerar las clases de intensidad de carga, definidas en el apartado 4.4, durante el estiramiento. La aparición de dolor supone normalmente el inicio de una lesión. Esto es válido tanto para el músculo que estamos estirando, cuando la sensación de tensión de estiramiento pasa a ser un dolor de estiramiento, como en caso de que las tensiones y el dolor no aparezcan en el músculo estirado sino en la articulación afectada y/o en segmentos corporales próximos. Respecto al punto 3, la funcionalidad de un ejercicio de estiramiento no es un criterio absoluto, sino que depende sobre todo de la constitución, del estado de salud y de la condición del aparato locomotor... El hecho de que un ejercicio sea funcional o no lo sea no depende del ejercicio, sino sobre todo de las características, capacidades y habilidades de la persona que lo lleva a cabo y de las solicitaciones a las que esta persona deba responder en las actividades de su vida cotidiana, profesional o deportiva (Wydra, 2000, pág. 131). En este sentido, podemos observar que las posturas y movimientos que algunos niños adoptan de forma espontánea, como por ejemplo la “rana” representada en la figura 132, son muy poco funcionales para el aparato locomotor del adulto. En ejercicios de movilidad especiales para deportistas de alto rendimiento, como, por ejemplo, el estiramiento en sedestación que imita el salto de vallas (fig. 128) o el puente (fig. 142), que además pueden exigir una constitución especial, el aparato locomotor de una persona no entrenada se vería completamente desbordado, y algunos ejercicios de estiramiento muy fáciles de realizar para deportistas aficionados pueden ser muy poco funcionales para una persona mayor o para alguien que se encuentra en proceso de rehabilitación. Principios básicos para evitar el estiramiento no funcional De forma resumida, la preocupación por los ejercicios de estiramiento no funcionales queda minimizada si tenemos en cuenta los siguientes principios básicos en el momento de elegir, estructurar y realizar ejercicios de estiramiento: ■Controlar primero si se puede sentir la tensión de estiramiento en el músculo meta. ■No trabajar a una intensidad de estiramiento supermáxima (ver apartado 4.4), puesto que ¡la aparición de dolor ya es un signo amenazador de lesión! ■En aquellos ejercicios de estiramiento en los que aparecen tensiones o incluso dolor en otras regiones corporales diferentes del músculo meta, se debe reducir la intensidad o incluso interrumpir el ejercicio. ■Elegir solamente aquellos movimientos articulares cuya amplitud pueda ser limitada, totalmente o en parte, por las estructuras musculares (y no primariamente por las estructuras ligamentarias) (ver antes). ■Aplicar “brazos de palanca óptimos” para neutralizar las fuerzas pasivas en aquellas articulaciones que quedan situadas entre el punto de inserción de la fuerza y el músculo que queremos estirar ( fig. 129 ). ■Elegir ejercicios de estiramiento del repertorio de movimientos naturales (especialmente de los niños). Si los niños hacen volteretas al revés y flexionan el tronco con las piernas abiertas de forma espontánea, no puede ser que estos movimientos no sean funcionales. Como mínimo no para los niños (ver apartado 6.1 ). ■Al realizar estiramientos pasivos con ayudantes se debe tener en cuenta que hay que hablar con el ayudante. Éste debe saber que al mínimo indicio de dolor debe interrumpir inmediatamente el ejercicio o como mínimo dejar de progresar en el estiramiento. ■Respecto a la aplicación de los ejercicios de estiramiento en los diferentes grupos (niños, adultos, personas mayores, deportistas aficionados o deportistas de competición), es necesario adaptar la intensidad y el método de estiramiento. ■Debemos valorar la obtención de una mayor movilidad respecto a las posibles lesiones que pueden aparecer por un sobreestiramiento ligamentario. Una buena extensión (“descenso”) de la punta del pie puede ser un requerimiento imprescindible para la actividad de una gimnasta o de una bailarina (o incluso para una persona que lleve zapatos de tacón muy alto), pero para un deportista normal no parece que valga la pena arriesgar la inestabilidad de los ligamentos del tobillo (peligro de torcedura) para obtener una mejor capacidad de estiramiento del músculo tibial anterior, puesto que la resistencia al estiramiento de los músculos flexores del pie no es demasiado fuerte, y durante el estiramiento se pueden alcanzar rápidamente ángulos articulares que sobrecarguen los ligamentos del pie. Esta relación aprovechamiento-riesgos es especialmente importante para los deportistas de competición, cuando se trata de alcanzar una movilidad especial en la región de los hombros y en la columna vertebral (ver capítulo 7 ). Valorar la relación entre el aprovechamiento y los riesgos Las estructuras pasivas del aparato locomotor también necesitan estímulos de carga para desarrollarse correctamente Finalmente, también debemos tener en cuenta que las estructuras pasivas del aparato locomotor necesitan, asimismo, recibir cargas fisiológicamente adecuadas (Rauber y Kopsch, 1987, pág. 18) para poder adaptarse funcionalmente (hipertrofia por actividad), es decir, las cargas bien dosificadas no pueden lesionar los ligamentos, sino que evitarán la atrofia por inactividad. A continuación, se muestran imágenes de algunos ejercicios de estiramiento (figs. 130 a 142), que han sido calificados de no funcionales en las publicaciones correspondientes (Knebel, 1985, pág. 189 y ss.; Beigel et al., 1993). Entre ellos encontramos algunos ejercicios que, realizados correctamente, gozando de un estado de salud óptimo y teniendo un objetivo de entrenamiento, no deberían representar un riesgo para el aparato locomotor (ver comentarios en cada imagen). Figura 130. “Arado”. En la posición del arado se podría producir especialmente una sobrecarga de la columna cervical; por lo tanto, este ejercicio no es aconsejable en personas con problemas cervicales. Figura 131.“Leñador”, izquierda: impulso; derecha: balanceo. La intensidad de este ejercicio puede ser regulada con la velocidad del movimiento. Si el balanceo de este ejercicio es suave, no puede existir peligro para el aparato locomotor del deportista sano; si aparecen molestias en la región de la columna lumbar no debería realizarse. Figura 132. “Rana”. Debido a las importantes fuerzas de cizallamiento que se producen en la región de las rodillas, este ejercicio es calificado como no funcional. Figura 133. “Movimiento circular de los brazos”. Desde nuestro punto de vista, este ejercicio, calificado normalmente de no funcional, no es criticable si se realiza con poca intensidad y lentamente. Se puede realizar moviendo los brazos hacia delante y hacia atrás. Empezar dibujando círculos pequeños y aumentar su tamaño lentamente. Figura 134. Llevar el brazo derecho por detrás del cuerpo hasta tocar el talón izquierdo y viceversa. Las diferencias en la extensión de la columna vertebral en la zona lumbar (hiperlordosis) se puede suavizar normalmente mediante la contracción de la musculatura abdominal. Figura 135. “Movimiento circular del tronco”. Este movimiento circular solamente debería realizarse de forma lenta y controlada y sin acentuar demasiado la flexión de la columna. Figura 136. Esta forma de estiramiento de la musculatura abdominal en las espalderas debería reservarse para deportistas profesionales (gimnastas). Figura 137. Este ejercicio bilateral de estiramiento de los flexores de cadera en posición boca abajo esconde un peligro de sobreestiramiento de la columna lumbar por acción del compañero. Para estirar los flexores de cadera también se pueden realizar los ejercicios de las figuras 58 a 60. Figura 138. “Cobra”. Estiramiento de la musculatura abdominal en posición boca abajo que conlleva el riesgo de sobreextender la columna lumbar. Figura 139. Estiramiento de la musculatura abdominal y pectoral en posición boca abajo con la ayuda de un compañero. Para el estiramiento de los músculos pectorales existen numerosos ejercicios en los que se puede evitar la hiperlordosis (figs. 39 a 43). Figura 140. “Golondrina”. En estos tres últimos ejercicios se produce una hiperlordosis lumbar extrema; solamente deberían practicarse si la disciplina deportiva practicada lo requiere (gimnastas). Figura 141. “Langosta”, un ejercicio de flexibilidad como preparación de formas de rendimiento especiales en la gimnasia rítmica y con aparatos. Figura 142. “Arco” o “puente”, un ejercicio de flexibilidad como preparación de formas de rendimiento especiales para la gimnasia rítmica y con aparatos. 4.4 Componentes de carga del estiramiento Para el estiramiento debemos tener en cuenta los siguientes componentes de carga: 1. Intensidad del estímulo de estiramiento. 2. Duración del estímulo (duración de la carga). 3. Frecuencia de presentación del estímulo. 4. Frecuencia del estímulo (magnitud del estímulo, frecuencia de la carga). 5. Densidad del estímulo (densidad de la carga). 6. Frecuencia de entrenamiento o de práctica de los ejercicios. Las características y definiciones de los componentes de carga se encuentran resumidos en la tabla 7. Intensidad del estímulo: ¿cuánto debemos estirar el músculo? El componente más importante del estiramiento es la intensidad del estímulo, es decir, la fuerza con la que un músculo es estirado. Ésta debería determinarse objetivamente midiendo la dimensión de la fuerza elongadora (p. ej., mediante el momento de giro elongador, igual a la resistencia elástica del músculo contra el efecto elongador), tal como se ha representado en las figuras 11 y 12 del apartado 2.3, pero la intensidad de estímulo: ■No se puede determinar durante el entrenamiento con métodos de medición en todos los estiramientos. ■Varía mucho de un músculo a otro. ■Varía mucho entre las personas que soportan la misma carga. ■Puede variar tras la realización de unos pocos ejercicios de estiramiento. Tiene sentido fijar magnitudes relativamente grandes. Como criterio debemos tener siempre presente la sensación de tensión percibida por la persona que estira, sabiendo que la per-cepción subjetiva no solamente muestra grandes diferencias entre los individuos, sino que puede presentar enormes oscilaciones en una misma persona en función de la hora del día y del estado de ánimo en que se encuentre. El punto de salida para cuantificar la intensidad del estímulo es la sensación de tensión percibida en el músculo estirado que puede ser mantenida durante diversos segundos (hasta 10 s), sin llegar a sentir dolor: intensidad de estímulo máxima. Ésta será la intensidad de estiramiento aplicada normalmente en la práctica deportiva y también la aconsejada por razones fisiológicas. El estímulo de estiramiento que supere esta intensidad y llegue a ser doloroso se denomina intensidad supramáxima, y debería ser evitado en los estiramientos de la práctica deportiva, debido al riesgo de lesión que conlleva. Se definen como estiramientos submáximos aquellos en los que la sensación de tensión puede ser bien soportada durante muchos segundos y minutos, mientras que la intensidad de estiramiento en la que se percibe una sensación de tensión inicial en el músculo meta se denomina intensidad mínima. Esta última tiene su máxima aplicación en el ámbito terapéutico y de rehabilitación. Tabla 7. Componentes de carga del estiramiento Componentes 1. Intensidad del estímulo (en forma de sensación de tirantez en el músculo meta) 2. Duración del estímulo 3. Frecuencia de presentación del estímulo (velocidad angular relativa desde la posición hasta la posició 4. Frecuencia del estímulo (magnitud de la carga) 5. Densidad del estímulo 6. Frecuencia de entrenamiento- ejercicios Duración del estímulo: ¿cuánto tiempo debemos mantener la posición de estiramiento? ¿Cuántos rebotes debemos hacer? La duración del estímulo puede determinarse por el tiempo que necesitan los elementos viscoelásticos del músculo para adaptarse al estímulo de estiramiento. Si llevamos un músculo a una posición de estiramiento y lo fijamos, la tensión de estiramiento cede primero rápidamente y después cada vez más lentamente. Trascurridos unos 10 s esta disminución de tensión es cada vez menor (Taylor, Dlaton, Seaber y Garrett, 1990; Magnuson, Simonsen, Aargaard, Gleim, McHugh y Kjaer, 1995), lo que nos da motivo para fijar la duración del estímulo en el entrenamiento de estiramiento estático en unos 10-15 s. Esto se corresponde con lo que se ha hecho normalmente hasta ahora con los estiramientos. Las fases de estiramiento más largas no parecen tener grandes efectos respecto a la ampliación de la amplitud del movimiento (Borms, Roy, Van Santens y Haentjens, 1987; Madding, Wong, Hallum y Medeiros, 1987). En el estiramiento dinámico, para el que faltan experimentos similares, solamente podemos aconsejar, deduciéndolo por analogía, una duración de estiramiento de 10-16 rebotes. Frecuencia de presentación del estímulo: ¿a qué velocidad debemos estirar? La frecuencia de presentación del estímulo describe la velocidad con la que la intensidad del estímulo alcanza el valor deseado. Se puede reconocer en la velocidad angular que adquiere el miembro o la parte del cuerpo afectado cuando se desplaza de la posición neutra hasta la posición de estiramiento final. Puesto que en este caso tampoco se pueden aplicar instrumentos de medición, y la velocidad de estiramiento también varía con la longitud y la masa del segmento corporal movido, así como con la resistencia elástica del músculo estirado, solamente se pueden establecer algunos tipos subjetivos (tabla 7). En el estiramiento dinámico, la frecuencia de estímulo adquiere un significado relevante. Normalmente, las oscilaciones y los rebotes se realizan a la frecuencia que permiten o que provocan las características biomecánicas del segmento corporal movido (masa o momento de inercia, módulo de elasticidad, amplitud), es decir, los segmentos corporales largos y pesados oscilan a una frecuencia menor; si existe un movimiento muscular más rápido, la frecuencia es mayor, y cuando las amplitudes son muy grandes, la frecuencia también se reduce. Este balanceo económico que responde al comportamiento de oscilación natural debe ser denominado oscilación de rebote. En contraposición, los movimientos oscilantes del estiramiento dinámico también pueden realizarse de forma retrasada, llevando primero lentamente el segmento corporal movido hacia la posición de estiramiento, retrasando también el movimiento de retorno y llevándolo de nuevo hasta la posición de estiramiento: estiramiento guiado intermitente. Esto se aconseja cuando el estiramiento dinámico debe ser realizado con mucha precaución, por ejemplo en terapias, en procesos de rehabilitación precoz y en la práctica deportiva en edades avanzadas. En una tercera variación del estiramiento dinámico, las oscilaciones pueden hacerse de forma acelerada (estiramiento acelerado o balístico), de forma que se parezcan a un movimiento de bombeo. En esta tercera variante también es posible acelerar bien los movimientos de ida mediante acciones balísticas de los antagonistas (p. ej., para intensificar el efecto de la fuerza de la gravedad elongadora) o los movimientos de vuelta (movimientos de retorno) con acciones balísticas explosivas del músculo meta. En el primer caso comparte características con el estiramiento CA, el último caso puede denominarse estiramiento de choque de retorno (o estiramiento por rebotes). Puesto que en este caso el músculo meta debe efectuar una contracción partiendo de una posición de estiramiento, esta forma de estiramiento podría ser un medio para combatir el acortamiento muscular. Magnitud del estímulo: ¿cuántas veces se debe repetir el estiramiento? La magnitud de la carga (magnitud del estímulo, frecuencia del estímulo) puede aumentar si repetimos un estiramiento otra vez o diversas veces después de una pausa. La pregunta es, ¿qué número de repeticiones es el aconsejable? y ¿cuál debe ser la densidad de las repeticiones para obtener un efecto óptimo? Puesto que todavía no existen suficientes hallazgos obtenidos experimentalmente sobre este tema, nos basamos en las observaciones obtenidas: la tensión de estiramiento submáxima durante la ejecución de estiramientos estáticos seguidos ya no disminuye a partir del cuarto estiramiento (Wiemann, 1994), y tras la realización de más de 4-5 repeticiones la amplitud de movimiento solamente aumenta de forma reducida (Glück, Schwarz, Hoffmann y Wydra, 2002), para delimitar la frecuencia de carga de un músculo en el entrenamiento del estiramiento a un máximo de 4 repeticiones. Densidad de los estímulos: ¿cuánto duran las pausas entre las repeticiones? Puesto que transcurridos 3 minutos después del estiramiento ya se ha perdido casi el 20% de la tensión de estiramiento submáxima reducida por el estiramiento (Klee, 2003), las pausas entre repeticiones deberían ser más cortas para garantizar una densidad de estímulos adecuada. Se aconsejan pausas de 10 a 30 s de duración. Frecuencia de entrenamiento: ¿cuántas veces tengo que entrenar a la semana? La frecuencia de entrenamiento aconsejada para lograr un efecto prolongado en la capacidad de estiramiento es –según el objetivo planteado– de un estiramiento diario o como mínimo 3 veces a la semana, mientras que el entrenamiento de solamente una vez a la semana parece ser mucho menos efectivo (Tallin et al., 1985). 4.5 Elección de los métodos de estiramiento, modalidades y componentes de carga Aunque en principio todos los métodos de estiramiento son aplicables a cualquier músculo y en cualquier situación, en la práctica deportiva la elección de uno de los diferentes métodos de estiramiento y sus modalidades depende de diferentes condiciones generales. Entre ellas: 1. Músculo o grupo de músculos meta del estiramiento. 2. Condiciones ambientales y material. 3. Condiciones de organización. 4. Objetivos de entrenamiento. Respecto al primer punto, inicialmente se determina el tipo de método de estiramiento en función de la situación particular del músculo que pretendemos estirar. El estiramiento activo-dinámico (tabla 4, pág. 84, modalidades VI y VII) solamente puede aplicarse efectivamente en músculos que tienen antagonistas potentes (p. ej., en el caso del estiramiento realizado de forma intermitente en el ejercicio de la fig. 40 o en el caso del estiramiento rítmico o incluso balístico) de modo que la masa del segmento corporal movido por el músculo meta y sus antagonistas sea comparativamente más grande que la tensión en reposo del músculo meta (fig. 108). Solamente cuando se dan estas condiciones, bajo las cuales el estiramiento activo-dinámico adopta progresivamente características del estiramiento dinámico-pasivo, es posible aplicar suficiente “fuerza de inercia” para obtener la tensión de estiramiento suficiente. Los músculos extensores de rodilla y los músculos del brazo tampoco se pueden estirar suficientemente de forma activa. Por lo tanto, aquí deben utilizarse fuerzas externas para producir el estímulo de estiramiento deseado, como ocurre con el estiramiento pasivo-dinámico (modalidades VI y IX) o con el estiramiento pasivoestático (modalidades VII y IX) de estos músculos (p. ej., figs. 50, 53 y 64). La fuerza de los antagonistas determina también la aplicación del estiramiento estático-activo (modalidad III). Puesto que en este caso falta además la fuerza de inercia del segmento corporal movido, el antagonista debe poder ser capaz de producir suficiente fuerza estando en estado de desestiramiento para estirar el músculo meta (fig. 114). Si no es así, deberemos utilizar ayudas pasivas adicionales, de forma que el estiramiento estático-activo se transforma en estiramiento CA (modalidades V, VII y IX). En este caso, la contracción de los antagonistas ya no tiene la función principal de estirar el músculo meta, sino que tiene la función de impedir la contracción recíproca a través de la inhibición recíproca ascendente (ver pág. 33). La aplicación del estiramiento CR (modalidades I, IV y VII) implica que el músculo meta pueda ser colocado, antes del estiramiento, en una posición en la que pueda efectuar una contracción isométrica máxima (fig. 88), puesto que si la contracción preparatoria para el estiramiento del músculo meta debe provocar los efectos neuronales que se le atribuyen (mediante la excitación de los órganos tendinosos de Golgi, por desencadenamiento de los reflejos de inhibición autógena), debe producir también una tensión de contracción lo más alta posible. Parece ser irrelevante el hecho de que esta contracción se alcance en un estado de estiramiento (Tidow, 1997) o con una superposición óptima de los filamentos. Sin embargo, los ejercicios de este tipo son difíciles de organizar para algunos grupos musculares (p. ej., para la musculatura del tronco, para los músculos extensores largos del tronco y para los músculos abdominales, pero también para el músculo glúteo mayor y para la musculatura de la pantorrilla). Determinar los métodos de estiramiento según las posibilidades del músculo que queremos estirar El estiramiento pasivo requiere muchas veces la ayuda de compañeros o de material Respecto al punto 2, siempre que tengamos intención de efectuar un estiramiento pasivo o que nos veamos obligados a realizarlo por la reducida fuerza de contracción del antagonista desestirado, tendremos normalmente tres posibilidades a nuestra disposición: a) La persona que estira acompaña o intensifica el estiramiento cogiendo por ejemplo la extremidad (figs. 50 , 60 , 65 ó 100 ). b) Tenemos un ayudante a nuestra disposición que nos ayuda a aplicar la fuerza elongadora (figs. 75 , 89 y 126 ). c) Podemos efectuar el estiramiento con la intensidad deseada gracias a la acción conjunta de resistencias externas (paredes, aparatos de gimnasia, espalderas, etc.) y el peso del cuerpo o de un segmento corporal (figs. 36 , 39 , 53 ó 54 ). Si no disponemos ni de un ayudante ni de material, se reducen los posibles ejercicios de estiramiento y en consecuencia también los métodos de estiramiento, de forma que frecuentemente sólo nos queda la posibilidad de garantizar una intensidad de estímulo adecuada con ayuda del estiramiento dinámico . Se necesita mucho tiempo para el estiramiento CR y el estiramiento CR-CA Respecto al punto 3, los métodos de estiramiento CR y de estiramiento CR–CA requieren mucho más tiempo (y normalmente también más aparatos y ayudantes), respecto al punto 2, que el estiramiento estático, y especialmente que el estiramiento dinámico. Por lo tanto, siempre que el tiempo del que disponemos sea poco, optaremos por el estiramiento dinámico. Los objetivos de entrenamiento determinan la aplicación de los métodos de estiramiento Respecto al punto 4, los objetivos de entrenamiento tienen una importancia decisiva para la elección de los métodos de estiramiento. De los diferentes objetivos planteados para la aplicación del estiramiento en las actividades cotidianas para mejorar la forma física o para el entrenamiento de competición, destacamos los siguientes objetivos generales: a) Mejora de la forma física general y de la sensación de bienestar. b) Aplicación del estiramiento dentro del calentamiento preparador para la actividad deportiva. c) Aumento a corto plazo de la movilidad. d) Mejora, a largo plazo y orientada al entrenamiento, de la amplitud articular. e) Aplicación del estiramiento para el mantenimiento y/o recuperación de la movilidad durante el desarrollo evolutivo o en una edad avanzada. Para la mejora de la forma física y de la sensación de bienestar, todos los métodos de estiramiento son adecuados, siempre que se cumplan las condiciones antes mencionadas y que la intensidad de estiramiento se mantenga en la zona submáxima o más baja (ver apartado 4.4). Parece ser que aquí contribuye a la relajación física general la aplicación del estiramiento CR, acentuando la fase de relajación (relajación, modalidad IV). Además, la práctica de una relajación que acompañe al estiramiento (modalidad V) puede ayudar a hacer realidad los objetivos marcados para el ejercicio. Los métodos de estiramiento estático reducen el efecto de calentamiento Puesto que el programa de calentamiento sirve para preparar el cuerpo para la actividad deportiva inminente, provocando, entre otros fenómenos, la vascularización de los músculos implicados y la disminución de la resistencia de estiramiento viscoelástica del músculo, la utilización de los métodos de estiramiento estáticos es desaconsejable, puesto que el estiramiento estático perjudica la vascularización del músculo y sería por lo tanto contraproducente para el calentamiento. Podemos utilizar, en cambio, las formas de estiramiento dinámico, de las que podemos esperar más bien un efecto potenciador de la vascularización muscular. Pero deberíamos tener en cuenta que la intensidad de estiramiento debe mantenerse en la zona submáxima (ver apartado 4.4), puesto que el estiramiento máximo (también estiramiento dinámico máximo) tiene el riesgo de provocar sobrecarga en las estructuras elásticas mediante el estiramiento del músculo. Si la actividad deportiva que se realiza requiere la aplicación de fuerzas máximas, la carga previa de las estructuras elásticas mediante el estiramiento podría ser causa de lesiones durante las contracciones máximas que le siguen. Además, se ha demostrado que especialmente el estiramiento máximo estático influencia negativamente el rendimiento de fuerza explosiva que se realiza a continuación (ver cap. 2.4.3), algo que también puede sospecharse del estiramiento dinámico con intensidad máxima (aunque en este último todavía no se ha podido comprobar experimentalmente, ver Begert & Hillebrecht, 2003). Respecto al aumento a corto plazo de la capacidad de estiramiento, hay que tener en cuenta la influencia sobre el rendimiento de fuerza que le sigue Se persigue un aumento a corto plazo de la capacidad de estiramiento cuando se debe llevar a cabo un rendimiento o actividad motora deportiva que requiere una movilidad especial y general. Los estiramientos deben integrarse bien en el programa de calentamiento o bien ser realizados directamente a continuación. Las dificultades que se presentan son: a) Por un lado, conseguir aplicar un estiramiento de suficiente intensidad para que nos permita alcanzar la gran flexibilidad requerida en la actividad que debemos realizar y mantenerla durante un largo período (más de 90 min, Möller, Ekstrand, Öberg y Gillquist, 1983). b) Por otro lado, no cargar demasiado las estructuras pasivas elásticas del músculo (ver antes). Además debemos tener en cuenta que el tiempo requerido no debe ser mucho, para evitar la disminución de los efectos del calentamiento durante ese tiempo. Estas condiciones deberían poderse cumplir más fácilmente con el estiramiento dinámico, con una intensidad dosificada desde submáxima hasta máxima. Por lo tanto, esta forma de estiramiento se prioriza sobre otros métodos que requieren más tiempo. Después de llevar a cabo un entrenamiento de estiramiento especial, el músculo necesita un tiempo para regenerarse El objetivo del aumento de la movilidad especial y general a largo plazo se intenta alcanzar bien en unidades de entrenamiento separadas o bien al final del entrenamiento de condición, de coordinación y de destreza. En este sentido, el entrenamiento de estiramiento no se distingue del entrenamiento de la fuerza. Ahora debemos aplicar todas las formas de métodos de entrenamiento con intensidades máximas, especialmente el entrenamiento CA y el entrenamiento CR–CA, es decir, aquellos métodos que han demostrado ser los más efectivos para este objetivo de entrenamiento (ver apartado 3.4). Puesto que este entrenamiento no está supeditado normalmente a un límite de tiempo, podemos permitirnos realizar pausas de relajación generosas (modalidades IV y V). Respecto a la duración del estímulo, son suficientes las fases de estiramiento de 10 a 15 s, puesto que las pausas de estiramiento más largas no proporcionan más efectividad (Borms et al., 1987). En cuanto a la densidad de estiramiento, es válido lo que hemos mencionado antes. Respecto a la frecuencia de entrenamiento, es de suponer que el aumento de la amplitud de movimiento alcanzado llevando a cabo un entrenamiento diario es claramente superior al que se obtiene trabajando con frecuencias de entrenamiento menores (Tallin et al., 1985). En caso de entrenar con intensidades de estímulos muy altas, debemos tener en cuenta que, igual que ocurre para el entrenamiento de la fuerza, entre el entrenamiento de estiramiento y la próxima unidad de entrenamiento o hasta la próxima competición, el músculo o las estructuras elásticas pasivas del músculo necesitan suficiente tiempo (varios días) para regenerarse. Algo parecido ocurre con el último de los objetivos mencionados anteriormente. En las unidades de ejercicios para la recuperación de la movilidad general a largo plazo y su conservación o para la disminución o reducción de la pérdida de movilidad propia de la edad, se pueden aplicar todos los métodos de estiramiento. Parecen tener un valor especial los métodos CR y CA, por la solicitación muscular que requieren. Sin embargo, la intensidad del estiramiento debe ser determinada individualmente. Capítulo 5 Ejemplos de programas de estiramiento 5.1 Programa de estiramiento para calentar 5.2 Programa de estiramiento para relajar 5.3 Programas de estiramiento para mejorar la movilidad a largo plazo 5.4 Estirar en el trabajo 5.5 Estirar durante la marcha 5.6 Estirar en la tercera edad 5.7 Creación de un programa de estiramientos individualizado Ocho programas de estiramiento: -calentamiento -relajación -entrenamiento a largo plazo En las figuras 143 a 150 se presentan ocho programas de estiramiento para diferentes ámbitos de aplicación y diferentes objetivos de entrenamiento. ■Figuras 143 a 145: programas de estiramiento para calentar y para mejorar a corto plazo la movilidad. ■Figura 146: programa de estiramiento para la relajación después de practicar deporte. ■Figuras 147 a 150: programas de estiramiento amplios para mejorar la movilidad a largo plazo. 5.1 Programa de estiramiento para calentar Preparación para una disciplina de: -carrera -carrera y lanzamiento Antes de empezar con este programa se debería leer otra vez el apartado 4.5, especialmente la segunda parte (págs. 148 y 149). En el programa de estiramiento como preparación para una actividad de carrera, el punto esencial del entrenamiento serán los músculos de las caderas y de las piernas (fig. 143). Para éstos no se requiere material ni un compañero, solamente se necesita una barra para agarrarse o para apoyarse y algún objeto sobre el que colocar los pies. Evitamos expresamente los ejercicios que deben realizarse en el suelo, puesto que al practicar deporte al aire libre uno no quiere o no puede sentarse o tenderse. Se trata pues de un programa fácil de realizar en cualquier parte. En el programa de preparación para una disciplina de carrera y de lanzamiento seguimos los mismos criterios, aparte de que aquí tenemos en cuenta más ejercicios para la cintura escapular y para los brazos (fig. 144). Ejercicios posteriores a la práctica deportiva para la columna vertebral (flexibilización de los discos intervertebrales) Mientras que los dos primeros programas contienen solamente de 8 a 10 ejercicios, el programa de estiramiento para la preparación de una disciplina de carrera o de lanzamiento contiene 15 ejercicios (fig. 145). Si calculamos unos 20 segundos por ejercicio y por cada lado del cuerpo, nos damos cuenta de que el primer programa dura exactamente 4 minutos y 40 segundos, el segundo 5 minutos y el programa más amplio 8 minutos. En este programa hay un ejercicio en el que se deben colocar como mínimo las rodillas o las manos en el suelo. En los tres programas de preparación de una disciplina deportiva, la mayoría de ejercicios se realizan de forma dinámica. Las ventajas de los ejercicios dinámicos ya fueron expuestas en el apartado del calentamiento, en la página 73 figura 121. La intensidad del estímulo debería permanecer en la zona submáxima. 5.2 Programa de estiramiento para relajar En el programa de estiramiento y de relajación después de la práctica deportiva (fig. 146), el punto esencial reside en los ejercicios para la columna vertebral (duración: unos 7 minutos). El objetivo de los cinco primeros ejercicios es la flexibilización de la columna vertebral. Durante la práctica deportiva se produce un encogimiento de la columna vertebral como consecuencia de la pérdida de líquidos de los discos intervertebrales, que es consecuencia a su vez del aumento de presión. Permanecer en una posición de descarga puede acelerar la absorción de líquidos de los discos intervertebrales. En los dos ejercicios en pareja esto se consigue mediante la tracción y las sacudidas rítmicas de las piernas (ver también Klee, 2002, págs. 32-34). En los demás ejercicios, la movilización de la columna vertebral también desempeña un papel esencial. Además de los efectos fisiológicos que se pretende alcanzar con los ejercicios de este programa, éstos también contribuyen a la relajación subjetiva y al bienestar general. Estos ejercicios pueden ser completados a demanda con otros ejercicios de estiramiento, pero deberían llevarse a cabo de forma estática y con una intensidad de estímulo submáxima. 5.3 Programas de estiramiento para mejorar la movilidad a largo plazo Programas de estiramiento amplios para la mejora a largo plazo: -Intensidad de estímulo máxima -Ejercicios según los métodos de FNP -Ejercicios según el método del estiramiento dinámico Los programas de estiramiento amplios para mejorar la movilidad a largo plazo contienen también algunos ejercicios que deben realizarse en el suelo, puesto que este programa se lleva a cabo supuestamente en instalaciones deportivas (fig. 147). Si partimos de un intervalo de ejercicios un poco más largo de 30 segundos y si los dos compañeros ejecutan todo el programa, vemos que el primer programa dura 13 minutos, y que el que contiene también los ejercicios en pareja dura 17 minutos (fig. 148), el programa de mejora de la movilidad de la articulación de la cadera, 12 minutos y 30 segundos (fig. 149) y el de mejora de la movilidad de la articulación del hombro, 12 minutos (fig. 150). Si lo repetimos diversas veces, el tiempo aumenta en consecuencia. En estos programas se aconseja una intensidad de estímulo máxima para el deportista experimentado, de acuerdo con los objetivos de entrenamiento planteados (ver también apartado 4.5). En los dos últimos programas hay cuatro o dos ejercicios en los que se entrena según el método de FNP, que han demostrado ser muy efectivos en los experimentos empíricos realizados. Se aconseja realizar algunos de los ejercicios de forma dinámica, puesto que ésta ha demostrado ser más efectiva que la estática (ver también tabla 5). En estos casos se aconseja el método “rebotes y mantener” (R/M). Figura 143. Programa de estiramiento como preparación para una disciplina de carrera. Figura 144. Programa de estiramiento como preparación para una disciplina de carrera y de lanzamiento. Figura 145. Programa de estiramiento amplio como preparación para una disciplina de carrera o de lanzamiento. Figura 146. Programa de estiramiento y de relajación después de la práctica deportiva. Figura 147. Amplio programa de estiramiento para mejorar la movilidad a largo plazo. Figura 148. Programa de estiramiento amplio para mejorar la movilidad a largo plazo, ejercicios en pareja. Figura 149. Programa de estiramiento amplio para mejorar la movilidad de la articulación de la cadera a largo plazo. Figura 150. Ejercicio de estiramiento amplio para mejorar la movilidad de la articulación del hombro a largo plazo. 5.4 Estirar en el trabajo Si trabaja sentado, necesita estirar regularmente La sociedad moderna en que vivimos se caracteriza por actividades cada vez más sedentarias. Si su actividad laboral implica moverse de forma natural estando de pie o andando, los ejercicios de estiramiento no tendrán mucho sentido. Sin embargo, cuando se efectúan todo tipo de trabajos en sedestación, los músculos flexores de los brazos y de la mano, los músculos anteriores del hombro y la musculatura flexora del tronco y de la cadera están obligados a permanecer durante mucho rato en una posición de desestiramiento (acortamiento) y/o a actuar en estas posiciones. Como consecuencia se corre el riesgo de que estos músculos pierdan su capacidad de estiramiento y reduzcan su longitud funcional (ver apartado 2.3). Y por lo tanto, aquí tiene mucho sentido estirar de vez en cuando la musculatura afectada, con la finalidad de mantener su flexibilidad. Además, los ejercicios de gimnasia cuyo recorrido solicite activamente los músculos afectados en situación de estiramiento contrarrestan la disminución de la longitud funcional. También se pueden acoplar los ejercicios de gimnasia con los de estiramiento, especialmente mediante el estiramiento dinámico, en forma de estiramientos con rebote (ver apartado 4.4). Las dificultades que encontramos para estirar en el trabajo son: a) las condiciones ambientales (normalmente, no tenemos un ayudante, ni material para realizar los ejercicios), b) el vestuario es inadecuado (no es ropa deportiva) y c) tenemos poco tiempo. Los primeros cuatro ejercicios de la figura 151 forman un programa mínimo para realizar en el trabajo, que puede ser completado con un quinto o un sexto ejercicio de estiramiento. El programa está limitado al estiramiento de los músculos que están sometidos a la posición de acortamiento por la posición en sedestación. Como métodos de estiramiento solamente elegiremos aquellos métodos estáticos y dinámicos que requieren poco tiempo y en los que la fase de carga estática puede finalizar con ligeros rebotes. Éstos deberían realizarse, siempre que sea posible, acompañados de pequeñas contracciones balísticas del músculo estirado para que los facilite. La intensidad de estímulo debería ser submáxima, y máxima al final de la duración de la carga, teniendo siempre presente que en el músculo meta se debe notar una sensación de tensión clara, pero sin sentir dolor ni en la columna vertebral ni en las articulaciones implicadas. En cuanto a la frecuencia de la práctica de ejercicios, aconsejamos realizar interrupciones frecuentes durante los largos períodos de trabajo para ejecutar alternativamente diferentes ejercicios del programa mínimo. Figura 151. Programa mínimo de estiramiento en el trabajo. E: realización del ejercicio. ME: musculatura estirada; las cifras entre paréntesis corresponden a los músculos presentados en la figura 21 y en la tabla 6. M: método de estiramiento. I: intensidad de estiramiento. D: duración de la carga. F: frecuencia de la carga. 5.5 Estirar durante la marcha Estiramiento dinámico a ritmo de marcha El ritmo natural de la marcha es un instrumento ideal para marcar la frecuencia del estiramiento dinámico. Podemos introducir fases de estiramiento en la marcha. Este estiramiento específico se realiza durante el desplazamiento, de modo que la frecuencia del paso permanece casi invariable. Los ejercicios de estiramiento representados en la figura 152 pueden ejecutarse alternativamente a cada lado (es decir, izquierda-derecha-izquierda...) o en la misma frecuencia, primero diversas veces en un lado y después en el otro. En ambos casos, se debe elegir un ritmo de marcha diferente, manteniendo la frecuencia del paso constante. Si se realiza, por ejemplo, el ejercicio de estiramiento 1 (rotación de la cabeza) tal como muestra la figura 152, es decir, volviendo la cabeza primero únicamente a ese lado, el ritmo del ejercicio será cada dos pasos. Si en cambio queremos realizar el ejercicio alternando ambos lados, deberemos adoptar un ritmo cada tres pasos, puesto que la rotación de la cabeza en cada paso nos obligaría a disminuir la frecuencia del paso y crearía inseguridad en la marcha. La intensidad de los ejercicios de estiramiento se determina basándose en la condición del practicante y su edad, teniendo en cuenta que los caminantes poco experimentados y las personas mayores deben mantenerse en la zona más bien submáxima. Es aconsejable además empezar con un estiramiento submáximo y aumentar progresivamente la intensidad hasta alcanzar el número de repeticiones propuestas. Es evidente que durante la marcha también se pueden realizar otros ejercicios de estiramiento de este libro, por ejemplo, los ejercicios de las figuras 50 a 52 o figuras 56 y 57. La frecuencia del paso debe permanecer constante. En las pausas durante la marcha se pueden realizar ejercicios de estiramiento en bipedestación, como, por ejemplo, los ejercicios de las figuras 27, 79 y 81, figuras 106 y 108, y si el entorno natural nos lo permite, los ejercicios de las figuras 39, 41, 53, 58, 62 y figuras 119 y 120. Figura 152. Programa de estiramientos mínimo para estirar durante la marcha. Abreviaturas y cifras como en la figura 151. 5.6 Estirar en la tercera edad Reducir la rigidez adquirida progresivamente por la edad mediante el estiramiento Los estiramientos son especialmente importantes en personas mayores, puesto que a esa edad se produce una disminución de la elasticidad del tejido, las articulaciones se vuelven rígidas y la persona se mueve de forma más prudente o no puede moverse (ver apartado 1.3). Para la estructuración de los ejercicios de un programa de estiramiento debemos considerar: -la disminución de la capacidad de coordinación, -la disminución del equilibrio, y -el aumento de la rigidez articular y de las afectaciones artróticas. Éstos son los motivos que justifican que el programa de estiramientos que proponemos a continuación se lleve a cabo en sedestación, de modo que el practicante pueda agarrarse al asiento o al respaldo de la silla, según el ejercicio propuesto. Los métodos de estiramiento propuestos (fig. 153, indicados en el apartado M) se realizarán de forma mayoritariamente pasiva-estática o activadinámica, según el músculo estirado (ME) y/o según el segmento corporal movido. Ocasionalmente, se aconseja efectuar rebotes de forma progresiva en el transcurso de un estiramiento estático. La intensidad (I) aconsejada es el estiramiento de mínimo a submáximo (solamente en casos excepcionales también se realizará un estiramiento máximo), con un aumento continuado y prudente. Si durante la realización del ejercicio (E) aparece dolor en la columna vertebral o en las articulaciones implicadas en lugar de la sensación de tensión en el músculo meta, se deberá disminuir la intensidad del ejercicio o interrumpirlo completamente. Puesto que las personas de este grupo de edad suelen disponer de tiempo y de calma, se puede alcanzar una gran efectividad a nivel fisiológico mediante el entrenamiento de poca intensidad, pero con un programa amplio, aumentando el número de repeticiones y llevando a cabo los ejercicios diariamente. Figura 153. Programa de estiramiento para personas de edad avanzada. Abreviaturas y cifras como en la figura 151. 5.7 Creación de un programa de estiramientos individualizado Con los programas de estiramiento expuestos en las figuras 143150, quedan en principio cubiertos los objetivos de entrenamiento más importantes. Pero también es posible que algún lector no quiera hacerse suyos estos programas por el motivo que sea. Puede que sean demasiados ejercicios o demasiado pocos, o que se ofrezcan ejercicios en el suelo y la actividad en el exterior, o que los ejercicios propuestos requieran cierto material (espalderas, colchonetas, cajas) de las que no se dispone, o que a nuestro profesor no le guste uno de los ejercicios. En el libro se presentan 103 ejercicios, pero en el CD hay unas 148 fotos. En las fotos adicionales encontramos: ■Una representación más dinámica de los ejercicios ■Más ejercicios de contracción ■Un total de 24 ejercicios dinámicos que en el libro están representados de forma estática (todos llevan un “1” adicional: 19.1, 37.1, 39.1, 42.1, 43.1, 50.1, 55.1, 56.1, 57.1, 59.1, 61.1, 66.1, 69.1, 74.1, 79.1, 80.1, 81.1, 84.1, 86.1, 91.1, 96.1, 97.1, 104.1). Los ejercicios dinámicos se diferencian de los estáticos por la flecha que indica la dirección del movimiento, del rebote. ■Un total de 12 ejercicios en los que se representa la contracción que se realiza antes del estiramiento en el método de CR (todos llevan el número “2” añadido: 16.2, 17.2, 23.2, 40.2, 42.2, 59.2, 62.2, 74.2, 93.2, 96.2, 100.2, 110.2). La representación de las contracciones se diferencia de los ejercicios de estiramiento porque la flecha señala en sentido contrario. ■Tres ejercicios que han sido tomados del catálogo de ejercicios “no funcionales” (los ejercicios 1, 2 y 5). Ampliar el banco de ejercicios con ejercicios de recolección propia (algunas fotos, recursos encontrados en Internet) Además, se puede ampliar el banco de ejercicios de estiramiento con algunos ejercicios propios, por ejemplo, ejercicios que hayamos podido fotografiar con la cámara digital, que podamos bajar de Internet o que hayamos visto en algún libro. Capítulo 6 Estirar en la escuela 6.1 Educación de la movilidad en edad escolar temprana 6.2 Entrenamiento de la movilidad en la educación secundaria 6.3 Enseñanza de los conocimientos sobre el entrenamiento de la movilidad en el bachillerato. Comparación de los diferentes métodos de estiramiento Unidad didáctica 1: experimentación de un programa de estiramiento para la práctica del fútbol Unidad didáctica 2: comprobación del efecto del calentamiento Unidad didáctica 3: comprobación de los efectos del estiramiento dinámico Unidad didáctica 4: comprobación del efecto del estiramiento CR Unidad didáctica 5: enseñanza de las normas para valorar la movilidad y para analizar la propia creación de programas de estiramiento 6.1 Educación de la movilidad en edad escolar temprana Los ejercicios de estiramiento durante la etapa de la enseñanza primaria contribuyen esencialmente al mantenimiento y a la mejora de la movilidad general (ver apartado 1.1). En los métodos de entrenamiento todavía no existen pautas para el mantenimiento y la mejora de la movilidad a largo plazo en los niños, como es el caso en los ámbitos de la fuerza, la velocidad y la resistencia. Las bases metódicas establecidas, como, por ejemplo, las de Weineck (1994, págs. 527-528), parecen más consejos que conocimientos empíricamente comprobados, especialmente si se aplican a lo que concierne al estiramiento para niños. Lo único que parece seguro es que la realización de ejercicios de estiramiento separados y esporádicos tiene un efecto a corto plazo, pero no afecta el mantenimiento y la mejora de la movilidad a largo plazo. Por lo tanto, si se quiere que el entrenamiento de la movilidad tenga un efecto a largo plazo, también y especialmente en los niños, debería hacerse de forma regular, y siempre que sea posible varias veces a la semana. Consideración de las condiciones físicas y motrices en los niños El tipo de ejercicios de estiramiento de una unidad de entrenamiento realizados en la edad infantil debería elegirse teniendo en cuenta las condiciones físicas y motrices de esta fase del desarrollo. En el ámbito orgánico, esto se concreta en: ■La poca solidificación de huesos, tendones, ligamentos y cápsula articular, y con ello, ■la inestabilidad relativa del aparato locomotor y de sostén. En el ámbito psicomotor se debe tener en cuenta: ■La necesidad de juego del niño. ■La marcada necesidad de movimiento. ■Las fluctuaciones de su capacidad de concentración. Los consejos en relación con la elección de las características, modalidades y normas de carga para los estiramientos en niños son: 1. Trabajar con una intensidad de baja a media. 2. Trabajar con una duración de corta a media. 3. Realizar un reducido número de repeticiones, y, en cambio, frecuentemente adoptar la posición del ejercicio. 4. Priorizar el estiramiento activo sobre el pasivo. 5. Priorizar el estiramiento dinámico antes que el estático. 6. Realizar ejercicios de estiramiento complejos en lugar de estiramientos musculares aislados. 7. Elegir la forma de los ejercicios basándose en los movimientos naturales del niño. Los niños deberían poder regular ellos mismos la intensidad de estiramiento Respecto a los puntos 1 y 2, para no sobrepasar la capacidad de carga de los niños con la intensidad aplicada en los ejercicios de estiramiento, parece lógico permitir a los niños que tengan la posibilidad de determinar por sí mismos la intensidad del estiramiento, de poder eliminar la carga de estiramiento si es necesario y de poder interrumpir el ejercicio, siempre que éste pase a ser desagradable o doloroso para ellos. Un caso de evitación de la carga de estiramiento lo podría constituir, por ejemplo, el aumento de la flexión de rodilla en los ejercicios de flexión de tronco (figs. 156 y 157b). Sin embargo, para poder mantener la intensidad de estiramiento suficientemente alta, el niño debe estar motivado por la tarea planteada, para esforzarse (p. ej., pasar la pelota a una distancia determinada, fig. 157). Para evitar las sobrecargas, en esta edad los ejercicios por parejas, en los que la pareja es quien realiza el estiramiento pasivo, son más bien desaconsejables, puesto que para el niño es difícil valorar el grado de carga que debe realizar, y puesto que los compañeros suelen ser niños del mismo grupo de edad, faltan sencillamente la visión y la prudencia necesarias. Variar frecuentemente las condiciones de los ejercicios Respecto al punto 3, si el ejercicio se realiza en forma de relevo (fig. 158), el número de repeticiones puede venir marcado por el número de niños por relevo. Una variación la constituye, por ejemplo, el pase lateral de la pelota de la figura 157a y en la figura 158 el pase de la pelota por encima de la cabeza. Puede variar también el material utilizado, por ejemplo, en la figura 156 b se podrían pasar saquitos de judías de un alumno a otro, o en la figura 155b se podría utilizar un pequeño pañuelo cuadrado. Figura 154. Estiramiento de la musculatura del hombro en posición colgada. a) Colgados de una escalera. b) Pasar de la posición colgada con las manos giradas hacia delante a la posición colgada con las manos hacia atrás. Figura 155. Entrenamiento de la movilidad del hombro con oscilaciones de los brazos. a) Con cintas cortas. b) Ejercicio por parejas. Priorizar el estiramiento activo en los niños Respecto al punto 4, los ejercicios de movilidad activos tienen mucha importancia en la edad escolar porque en ellos, además del estímulo de estiramiento que recibe el músculo meta, también se produce simultáneamente una solicitación de fuerza del antagonista, que puede representar un estímulo de fortalecimiento, por ejemplo en la flexión activa de las figuras 156a, 157b y 158. Es cierto que los ejercicios de estiramiento activo tienen la desventaja de ofrecer un estímulo de estiramiento reducido (ver cap. 4.4), por este motivo no podemos prescindir, en la escuela primaria, de los ejercicios de movilidad pasiva. Las fuerzas de estiramiento pasivo utilizadas serán el peso del propio cuerpo (figs. 154), de los diferentes segmentos corporales (fig. 156b y 157a) o posibles objetos o materiales sujetados con las manos, de diferentes pesos y siempre adaptados al carácter del ejercicio y a las características de los niños. Estiramiento dinámico antes que estiramiento estático Respecto al punto 5, el estiramiento dinámico (fig. 155) de intensidad leve a media se adapta a las necesidades de movimiento de los niños mejor que el estiramiento estático. Pero las formas de transición, como el pase de objetos representado en las figuras 156 a 158, reúnen las ventajas de las dos modalidades de estiramiento, el dinámico y el estático, en un mismo ejercicio. A estas variantes es posible que algún alumno añada el impulso, cuando vea que no alcanza la meta del ejercicio pasando la pelota lentamente. Figura 156. Aprendizaje de la movilidad del tronco y de la flexibilidad de la cadera. a) Hacer girar la pelota alrededor de las piernas extendidas y por detrás de la espalda. b) Tocar con la pelota en el suelo, por delante y por detrás del cuerpo. Figura 157. Ejercicio en parejas para el entrenamiento de la flexibilidad de la cadera (a y b) y para la movilidad del tronco (a). Ejercicios de estiramiento complejos para estimular la movilidad general Respecto al punto 6, todos los ejercicios para el entrenamiento de la movilidad y de la flexibilidad propuestos en las imágenes son ejercicios complejos, que solicitan simultáneamente grandes segmentos corporales y diversos grupos musculares. Pero no constituyen un bloque cerrado, sino que pueden ser ampliados con los ejercicios de estiramientos propuestos en las imágenes de las figuras 24 a 126, siempre que se adapten las formas a las características de los niños. Los ejercicios que ofrecen esta posibilidad son: figuras 27 a 34, figuras 43, 74, 81, 90, 100, 108 y 113. Respecto al punto 7, si recogemos las formas de estiramiento presentes en los movimientos efectuados de forma espontánea por los niños durante sus juegos cotidianos, normalmente no cabe plantearse la cuestión de la funcionalidad. Esto es válido especialmente si consideramos los consejos dados en los puntos 1 y 2. Figura 158. Entrenamiento de la flexibilidad de la cadera y de la movilidad del tronco en forma de relevo. 6.2 Entrenamiento de la movilidad en la educación secundaria Para enseñar debemos considerar el estado de desarrollo del adolescente La educación secundaria (Sekundarstufe I*) comprende seis niveles de clases durante los cuales los alumnos se desarrollan de forma básica. En consecuencia, no es posible formular un concepto de aplicación general y aislado para la aplicación de los objetivos de aprendizaje en el entrenamiento de la movilidad durante esa etapa. Mientras que para las clases de 5º hasta 7º (1º de ESO) todavía sirven algunas de las afirmaciones expuestas en el apartado 6.1, en cuanto a las consideraciones para los jóvenes de las clases de 8º hasta 10º (3º a 5º de ESO), son más válidas las efectuadas para los alumnos de bachillerato, puesto que éstos son cada vez más conscientes e independientes a la hora de aprender, y los objetivos de aprendizaje cognitivo son también más importantes. Por lo tanto, las líneas de orientación para el entrenamiento de la movilidad en esta etapa divergen de los consejos dados para los niños en edad escolar. En esta etapa, el entrenamiento está caracterizado por: 1. Un aumento de la intensidad. 2. Un aumento de la duración. 3. La introducción del estiramiento pasivo. 4. La introducción del estiramiento estático. 5. La introducción de los estiramientos musculares aislados. 6. La introducción de ejercicios en parejas. En los ejercicios por parejas se deben dar pautas que deberán ser seguidas La introducción de ejercicios en parejas es especialmente interesante en esta edad, por ser especialmente motivadores (fig. 148). Hay que destacar que debemos atribuir mucha importancia al hecho de que los alumnos aprendan a informar a su compañero sobre la intensidad del estímulo que deben aplicar y que este compañero siga las indicaciones dadas. Para aprender no deben proponerse ejercicios que puedan albergar posibles riesgos de lesión (figs. 47 y 48), sino más bien ejercicios como los de las figuras 42 y 87. También son muy adecuados aquellos ejercicios en los que el ayudante mantiene el contacto visual con el compañero, y por lo tanto es muy fácil que se comuniquen (figs. 75, 89 y 101). Aumento de la intensidad y de la duración, introducción del estiramiento pasivo, 5-10 ejercicios en 4-7 minutos La introducción de los ejercicios en pareja va acompañada del aumento de la intensidad y la duración y de la introducción del estiramiento pasivo y estático. Respecto a la intensidad, aconsejamos permanecer en la zona submáxima, y en cuanto a la duración de la carga, aconsejamos un límite máximo de 10 s por razones de motivación. El número de ejercicios de estiramiento integrados en el programa de calentamiento, en la gimnasia de fortalecimiento o en el circuito de entrenamiento, debe ser de entre 5 y 10, y el tiempo entre 4 y 7 minutos (figs. 143 y 144). Los programas de estiramiento largos solamente están justificados cuando el propósito “estirar” sea el objetivo principal de la unidad didáctica. Completar los ejercicios de estiramiento complejos con estiramientos musculares aislados Además de esto y como ya habíamos mencionado para los niños en edad escolar, aconsejamos integrar ejercicios de estiramiento complejo, que pueden ser completados progresivamente con estiramientos musculares aislados. Los ejercicios de estiramiento complejos son aquellos que implican grandes segmentos corporales y diversos grupos musculares simultáneamente. Por ejemplo, en el ejercicio de la figura 79 se estiran los músculos isquiotibiales, los aductores y las pantorrillas. Si intentáramos sustituir los objetivos de este ejercicio de estiramiento complejo por estiramientos musculares aislados, tendríamos que realizar tres ejercicios distintos (p. ej., figs. 91, 82 y 119). Se pueden ver otros ejemplos de ejercicios de estiramiento complejos en las figuras 34, 86 y 101, figuras 107 a 113). Conocer muchos ejercicios Con la introducción de los ejercicios en pareja y de ejercicios de estiramiento aislados se persigue alcanzar otro objetivo del entrenamiento de la movilidad en los alumnos de secundaria: conocer muchos ejercicios. Normalmente, los alumnos conocen un número de ejercicios de estiramiento muy reducido. Si les preguntamos, vemos que siempre nos nombran los 5-10 ejercicios típicos. Una posibilidad de ampliar estos ejercicios a disposición de los alumnos es colgando carteles de información en los tablones informativos. También se pueden realizar conjuntamente todos los ejercicios de este libro. Poco a poco, se pueden ir proponiendo los ejercicios del catálogo para una región determinada en una clase de gimnasia y organizar por ejemplo una lista de resultados en la que los alumnos puedan escoger los tres “mejores” ejercicios. A continuación, podemos proponer dos actividades diferentes, con las que se podrá profundizar más en los conocimientos. La primera consiste en la demostración de un ejercicio por parte del profesor y a continuación los alumnos deben determinar cuáles son los grupos musculares estirados. La segunda posibilidad es que el profesor elija un grupo muscular y un alumno deba demostrar cómo organizar un ejercicio de estiramiento para este músculo delante de sus compañeros. Los alumnos son cada vez más independientes Crear programas de estiramiento individualizados La segunda actividad representa un primer paso para el aumento de la independencia de los alumnos. El primer paso podría consistir en la creación de programas de calentamiento con ejercicios de estiramiento en clase o en casa por grupos (figs. 170 a 172) y mostrarlos después a todo el grupo. Puede tratarse de un calentamiento general o de la creación de programas para diferentes tipos de deportes (criterios: análisis del deporte practicado y de las cargas a las que éste somete, condiciones en las que se ejerce, posibilidad real de realización, comparación con actividades de bachillerato). Si los alumnos elaboran los programas de calentamiento en casa, pueden aprovechar las facilidades que ofrece Internet, puesto que allí encontrarán un gran número de imágenes con ejercicios de estiramiento. Otra posibilidad consiste en utilizar el CD adjunto en una de las clases teóricas que se puede realizar en la clase de informática o en casa. Conocer los cinco métodos de estiramiento existentes Además de conocer un gran número de ejercicios, uno de los objetivos del entrenamiento para el movimiento con los alumnos de secundaria es enseñar los cinco métodos de estiramiento existentes a los alumnos. Para hacerlo, una posibilidad es, de forma similar a lo que se propone para el entrenamiento de la resistencia, trabajar en un proyecto y de forma interdisciplinaria con la asignatura de biología, puesto que en ésta se estudian las bases de la anatomía. Un punto importante en la enseñanza del entrenamiento de la movilidad es conocer los posibles errores que se pueden cometer. Los alumnos deben ser conscientes del problema de la intensidad del estímulo y de que la intensidad de estímulo supramáxima puede ser perjudicial. Enseñar los posibles errores: ■intensidad de estímulo supramáxima ■velocidad de movimiento máxima ■ejercicios no funcionales Deberíamos enseñar a los alumnos que pueden estirar de nuevo con rebotes, pero poniendo mucho cuidado en realizar rebotes con mucha sensibilidad. Según nuestra opinión, es posible realizar de forma dinámica los ejercicios de las figuras 40, 58, 74, 79, 86, 101 y 107 y el de la figura 112. En todos ellos también se puede optar por la combinación entre los métodos de estiramiento dinámicos y los estáticos (“rebotes y mantener”). Desaconsejamos completamente, salvo una única excepción (fig. 108), la velocidad de movimiento máxima. También se debería enseñar el problema de los ejercicios no funcionales (figs. 130 a 142). El hecho de apostar por un tratamiento diferenciado de esta cuestión (ver también apartado 4.3) hace que sea más complicada de tratar. Poner el sello de “no funcional” a un ejercicio es más fácil que preguntarnos: “¿quién hace un ejercicio y con qué objetivo? En el catálogo de ejercicios hay uno que nosotros consideramos totalmente y de forma incuestionable no funcional (fig. 132) como mínimo para niños y para adultos. Este ejemplo es muy adecuado para empezar a abordar esta problemática. En los ejercicios que empiezan con una hiperlordosis, debemos plantearnos la cuestión de si esta forma de movilidad es necesaria para la disciplina deportiva practicada. Puesto que estos ejercicios normalmente ya provocan una sensación desagradable en la parte inferior de la espalda, se pueden utilizar para tratar el tema (p. ej., fig. 136, ver también apartado 6.3). Si se ofrece la asignatura de deporte como una asignatura optativa (3º y 4º de ESO), o si la clase demuestra tener mucho interés por el deporte, se puede pensar en continuar con la serie de unidades didácticas presentadas como continuación para el bachillerato o en llevar a la práctica únicamente algunas de las piezas clave de esta serie. Podríamos hacer, por ejemplo, el test de flexibilidad del tronco y a partir de aquí comprobar los efectos del calentamiento. 6.3 Enseñanza de los conocimientos sobre el entrenamiento de la movilidad en el bachillerato. Comparación de los diferentes métodos de estiramiento Actualmente, la crítica del estiramiento dinámico todavía está muy extendida En la actualidad, 10 años después de que Hoster en 1994 hablara del renacimiento del estiramiento activo-dinámico convencional, en la escuela todavía nos encontramos con la creencia y los argumentos que abogan en contra del estiramiento dinámico, ya sea porque los alumnos lo expresan cuando se les demuestra o propone un estiramiento o porque los compañeros profesores objetan respecto a la actividad. Por lo tanto, a continuación hacemos una propuesta para tratar este tema en forma de una serie de cinco unidades didácticas. La idea básica de esta serie de ejercicios consiste en permitir que los alumnos y alumnas experimenten con los métodos de entrenamiento de estiramiento, así como sus efectos, en el sentido de experimentar la relación entre la teoría y la práctica y descubrir una forma de orientar la cuestión. El núcleo de esta serie de clases está formado por las unidades didácticas (UD) 2-4, la primera UD es una introducción, y en la quinta UD se pretende estimular la autonomía de los alumnos. El tiempo que requieren las cinco UD es de unos 45 minutos. Las UD 2-4, en las que se lleva a cabo la comparación experimental de los métodos de estiramiento, tienen una estructura similar: 1º, test previo; 2º, programa de entrenamiento, y 3º test posterior. Los test previo y posterior consisten en una flexión de tronco, con la que se comprueba el efecto de tres programas de entrenamiento: UD 2-4: comparación experimental de los métodos de estiramiento ■En la segunda UD se realiza un calentamiento general (sin ejercicios de estiramiento). ■En la tercera UD se lleva a cabo un calentamiento general y un programa basado en el método del estiramiento dinámico. ■En la cuarta UD se lleva a cabo un calentamiento general y un estiramiento CR. Unidad didáctica 1: experimentación de un programa de estiramiento para la práctica del fútbol A la pregunta impulsiva: ¿qué tipo de ejercicios de estiramiento deberíamos realizar como preparación de un partido de fútbol?, los alumnos describen y muestran diversos ejercicios. Si mencionan muchos músculos que no son específicos del fútbol, el profesor cuestionará críticamente a los alumnos. Los alumnos se darán cuenta de que antes de elegir los ejercicios deben realizar un análisis de las cargas deportivas específicas que se producen en la disciplina tratada. Para facilitar una visión general del asunto se identifican los músculos implicados conjuntamente con los alumnos y se dibujan en colores. Igual que ocurrirá con las unidades didácticas siguientes, en este caso también se aconseja disponer de un proyector, puesto que éste permite focalizar mejor la atención de los alumnos y alumnas. De forma alternativa también se pueden repartir fotocopias en hojas. Análisis de la disciplina deportiva y de las cargas específicas que ésta recibe Finalmente, se lleva a cabo el programa, que consta de 10 ejercicios y que ha sido creado para la práctica del fútbol (comp. fig. 159). Mientras se está realizando el programa proyectamos su imagen para que los alumnos la tengan presente. Después de finalizar los ejercicios planteamos dos preguntas a los alumnos: 1. ¿Se siente el ejercicio en los grupos musculares que se indican en la imagen? 2. ¿Se siente el ejercicio exclusivamente en esos grupos musculares o también en otras zonas? Criterios: 1. Efectividad 2. Funcionalidad Mientras que con la primera pregunta se analiza el criterio de la efectividad, la segunda cuestión está basada en la funcionalidad. En el programa de estiramiento para la disciplina deportiva del fútbol hay diversos ejercicios que no cumplen con estos criterios. Los ejercicios 3, 6, 8 y 10 parecen cuestionables en cuanto a su efectividad, y los ejercicios 3 y 6, en cuanto a su funcionalidad (riesgo de hiperlordotización). Normalmente, son los mismos alumnos los que sienten exactamente los efectos, aunque aquí también puede haber diferencias individuales, es decir, con el ejercicio 3 se siente una sensación desagradable en la zona baja de la espalda y en cambio casi no se nota en la zona abdominal, por lo tanto este ejercicio debería ser eliminado. El ejercicio 6, en cambio, puede ser sustituido por un ejercicio en posición de pie con una sola pierna. Al intentar buscar alternativas juntos, los alumnos y alumnas se dan cuenta de que no pueden aceptar un programa de estiramientos sin considerarlo de forma crítica. 3. Economía (ahorro de tiempo) Otro criterio que debe ser tenido en cuenta en el momento de valorar un programa de estiramiento es la economía, es decir, la cuestión de si podemos juntar dos ejercicios en uno y ahorrar así un poco de tiempo. Por ejemplo, éste es el caso de los ejercicios 5, 6, 8 y 10. Mientras que los ejercicios 5 y 6 pueden ser sustituidos por los ejercicios con una sola pierna ya descritos (fig. 62, en posición de puntillas), los ejercicios 8 y 10 pueden juntarse en el ejercicio de la “espalda de gato” (fig. 31). Los alumnos también suelen llegar solos a estas conclusiones. Figura 159. Programa de estiramiento para la práctica del fútbol según Sölveborn, 1983, págs. 84 y 85. 4. Condiciones de realización (pista de ceniza, lluvia) Un último criterio viene dado por la cuestión de analizar si el programa propuesto puede ser llevado a cabo en cualquier parte. Los alumnos también se darán cuenta de que según dónde tenga lugar la actividad deportiva (pista de ceniza) o según las condiciones climáticas (lluvia) será difícil poder realizar ejercicios en el suelo (2, 5-8). Después de reflexionar llegamos a las conclusiones siguientes en la transparencia que contiene el programa de ejercicios completo: ■Tachamos el ejercicio 3. ■Subrayamos en rojo las zonas neurálgicas de la parte inferior de la espalda en los ejercicios 3 y 6. ■Marcamos algunos ejercicios con un signo de interrogación y la palabra “efectividad”. ■Marcamos los ejercicios 5 y 6 y los ejercicios 8 y 10 con un círculo común con la palabra “economía” y la indicación de un ejercicio alternativo. De este modo, todas las observaciones quedan una vez más representadas en una sola hoja. Por otro lado, esta hoja puede ser fotocopiada y distribuida entre los alumnos, a quienes puede servir de hoja de consulta. Unidad didáctica 2: comprobación del efecto del calentamiento 1. Test previo (2 x, flexibilidad del tronco, sin calentar) 2. Calentamiento 3. Test posterior Al inicio de la segunda UD enseñamos a los alumnos la prueba para medir la flexibilidad del tronco, en la que se mide la flexibilidad de los músculos extensores de tronco, de los músculos isquiotibiales y de la musculatura de la pantorrilla (fig. 160). Para realizar esta prueba solamente necesitamos un banco de gimnasia sobre el que podemos colocar, por ejemplo, una pared magnética (con una barra de medición). Es una prueba que puede hacerse rápidamente (aprox. 20 -30 s por alumno). Es importante que los alumnos lleguen a la posición de estiramiento final lentamente, sin movimientos bruscos. Después de haber designado a un alumno para que lea los resultados, a otro para que los anote en la hoja de datos (ver también fig. 161) y a un tercero para que calcule el valor medio (para estas funciones se pueden emplear alumnos que no participan activamente en la clase), podemos empezar con el test previo. Pero antes todavía preguntaremos si los alumnos efectivamente no han calentado. Ya se debería haber informado a los alumnos de la necesidad de no haber calentado en el final de la primera UD, es decir, esta vez no deberían jugar y correr como hacen normalmente al empezar la clase. Para poder demostrar la exactitud de la medición, todos los alumnos realizarán el test dos veces.Normalmente, los valores coinciden ampliamente (fiabilidad ≥0,95). Se puede colocar la tabla de medición en el banco, de forma que el punto que coincide con la superficie de apoyo sea el valor cero, los valores que se encuentran por encima de la superficie de apoyo sean negativos, y los que se encuentran por debajo, positivos. Figura 160. Medición de la flexibilidad del tronco. Carrera (sin ejercicios de estiramiento) El calentamiento que se realiza a continuación debería estructurarse exactamente igual en las tres UD, de la 2 a la 4, sin ejercicios de estiramiento, solamente ejercicios de carrera de una duración de unos 7 minutos. En el test posterior se realiza únicamente una medición. La mediana de los alumnos mejora 2-3 cm, teniendo en cuenta que las variaciones individuales pueden ser más importantes; en pocos casos los alumnos consiguen valores algo peores. Como resultado general de esta UD se puede constatar que la movilidad mejora gracias al calentamiento general sin realizar ejercicios de estiramiento. Los alumnos comprueban los cuatro métodos de estiramiento Estiramiento dinámico “con cuidado” Para acabar, familiarizamos a los alumnos con los cuatro métodos de estiramiento (fig. 19). Primero enseñamos el estiramiento dinámico, enseñando ejercicios de oscilaciones con poca velocidad y poco impulso. Deberíamos evitar realizar movimientos muy rápidos con mucho impulso, puesto que podrían provocar lesiones. De la forma que hemos descrito,“con cuidado”, queda excluido el riesgo de lesiones. En el estiramiento estático se llega a la posición final con un movimiento lento y se mantiene durante 20 segundos. En el estiramiento CR se efectúa una contracción isométrica de la musculatura isquiotibial antes de la fase de estiramiento, empujando con el talón contra el suelo durante unos 5 segundos. En el estiramiento CA se contraen los antagonistas de la musculatura isquiotibial –el músculo recto femoral– durante la fase de estiramiento. Unidad didáctica 3: comprobación del efecto del estiramiento dinámico Igual que en la 2ª unidad, se inicia la sesión con la realización de un test previo sin que los alumnos hayan calentado, al que seguirá un calentamiento (ejercicios de carrera suave durante 7 min aproximadamente, igual que en la 2ª unidad). Mientras se están realizando los estiramientos, éstos son proyectados en una pared, de forma que los alumnos/as puedan estudiar en todo momento la secuencia y la correcta realización de los ejercicios (comp. fig. 162). Al principio se enseñan una vez los cinco ejercicios de estiramiento. En los ejercicios 1 y 5, el compañero procura encontrar la medida correcta. Los movimientos demasiado forzados o demasiado suaves no serán efectivos. Se debería indicar a los alumnos que se expresen en el transcurso del ejercicio; es decir, el alumno que realiza el estiramiento debe indicar a su compañero cómo siente la fuerza de su movimiento. Primero los dos miembros de la pareja ejecutan el ejercicio 1, a continuación los ejercicios 2 al 4 simultáneamente y por último el ejercicio 5 uno después del otro. A continuación se re-pite este procedimiento una vez. Dando 30 segundos para cada pierna, el programa tiene una duración total de 14 minutos. Figura 161. Tabla fotocopiable como hoja de datos (hoja de resultados). Figura 162. El programa “estiramiento dinámico”. Figura 163. Programa de “estiramiento CR”. 1. Test previo (1 x, sin calentar) 2. Calentamiento 3. Estiramiento CR 4. Test posterior El test posterior se efectúa inmediatamente después del programa de estiramiento. Normalmente, el valor medio de las diferencias se sitúa entre 1 y 2 cm por encima del valor obtenido antes del calentamiento, aunque no queda excluida la posibilidad de que los valores sean idénticos. Unidad didáctica 4: comprobación del efecto del estiramiento CR El principio de la cuarta UD es idéntico al de la tercera (primer test previo sin haber calentado, y después calentar: ejercicios de carrera de unos 7 min de duración). Después se enseñan los cinco ejercicios de estiramiento (fig. 163). En los cinco ejercicios de estiramiento se realiza previamente la contracción isométrica representada en la imagen izquierda. Así, por ejemplo, en el primer ejercicio, se empuja el talón contra el hombro del compañero durante 5 segundos, manteniendo la rodilla flexionada a 90º. Inmediatamente después efectuamos un estiramiento estático de la pierna, es decir, la llevamos extendida hacia atrás y la fijamos durante 20 segundos en la posición final. Mientras se lleva a cabo el programa de estiramiento, un alumno de los que no participan activamente en la clase de gimnasia debería calcular los valores medios de los alumnos que han participado en las tres pruebas. Para este fin, en la hoja de datos se ha reservado un segundo campo “suma, participantes, valor medio”. El test posterior se realiza inmediatamente a continuación del programa de estiramiento. Para completar los valores medios de los alumnos que han participado en esta prueba, aquí también calculamos de nuevo los valores medios para aquellos alumnos que han participado en las tres pruebas. Solamente podremos llevar a cabo una comparación correcta si disponemos de todos estos datos. Si se quieren calcular los datos tranquilamente en casa, se puede dejar la discusión-conclusión final para la próxima clase. Así podremos copiar las hojas y distribuirlas entre los alumnos conjuntamente con las hojas de trabajo para los alumnos. Normalmente los resultados de los dos programas de estiramiento no se distinguen (los dos + 4 cm) y en los dos casos son superiores al calentamiento (+2) Según los resultados obtenidos, tenemos diversas posibilidades. Es de esperar que los programas de estiramiento presenten mejoras, y también resultados superiores a los de calentamiento y diferenciados entre ellos. Los resultados se analizarán, exponiendo la conclusión de que los dos métodos de estiramiento y sus efectos son idénticos y que, por lo tanto, el método de estiramiento dinámico no demuestra tener las desventajas que se le atribuyen. Aclaración de los resultados muy diferentes: tolerancia a las cargas de estiramiento Si los resultados de las tres pruebas se diferencian muy poco entre sí o si los resultados contradicen las expectativas esperadas por otros motivos, deberemos remitirnos a las investigaciones originales de Wiemann (ver también la fig. 164). Éste había podido constatar que la flexibilidad de la musculatura isquiotibial había mejorado en 4,0º mediante el calentamiento, en 8,4º mediante el estiramiento dinámico y en 7,8º en el estiramiento estático. En este caso, las mejoras en los dos métodos de estiramiento se obtienen principalmente por el aumento de la tolerancia a las cargas de estiramiento, reconocible por un aumento en la fuerza de tracción. Puesto que en la medición de la flexibilidad del tronco la fuerza de tracción no aumenta ilimitadamente (los alumnos flexionan el tronco y el estiramiento se produce únicamente por el peso del cuerpo), puede ocurrir que las mejoras obtenidas a través de los programas “estiramiento dinámico” y “estiramiento CR” en la flexibilidad de los alumnos del experimento sean, bajo determinadas circunstancias, menos notables que las obtenidas en la investigación original. En la discusión que se establezca al finalizar se pueden plantear las cuestiones siguientes: 1. ¿Cuál es el método de estiramiento que subjetivamente ha gustado más a los alumnos? 2. ¿Cómo podríamos optimizar el experimento? Medición en sedestación con las piernas extendidas Respecto al punto 2, también se podría efectuar la medición en posición de sedestación con las piernas extendidas (ver también la fig. 165), puesto que en el test de flexión de tronco pueden producirse errores de medición por la flexión de las rodillas y/o por la flexión del tobillo, aunque la última puede provocar que el banco se vuelque. Si nos decidimos por el test de flexión de tronco deberíamos colocar un soporte a la altura de las rodillas y algún dispositivo que impida que el banco se vuelque (fig. 160). Figura 164. Resultados de la investigación realizada por Wiemann (1994) También podríamos intentar considerar la tolerancia a las cargas de estiramiento colocando a los alumnos en la posición de sedestación y agarrando una barra con las manos que será traccionada para realizar el estiramiento. Estas dos modificaciones no han sido probadas hasta la actualidad, pero se podría llevar a cabo ya durante el experimento presentado. Figura 165. Medición en posición de sedestación con las piernas extendidas. Otras pruebas de movilidad Además de este test, existen otras posibilidades para medir la flexibilidad (ver también Wolf, 1994). Se puede medir, por ejemplo, la flexibilidad de la musculatura isquiotibial como en el experimento de Wiemann con la prueba de la flexión de cadera, aunque en esta prueba se pueden presentar problemas por la existencia de los movimientos de compensación (desviación de la pelvis, flexión de las rodillas). De forma parecida al ejercicio de estiramiento de la figura 126, se puede medir la flexibilidad del músculo recto femoral, o como en el ejercicio de la figura 44 (círculos con los brazos), se puede medir la movilidad de las articulaciones de los hombros. También ha demostrado su eficacia la prueba muscular funcional de Janda para los músculos flexores de la cadera (fig. 166), pues con ella se puede ver muy bien el efecto de la tensión de reposo de los músculos flexores de cadera sobre la posición de la pelvis y de la columna vertebral, y por lo tanto, el efecto de los músculos sobre la postura. Sin embargo, esta prueba no es adecuada para la medición de los efectos del entrenamiento, puesto que es demasiado inexacta. Figura 166. Prueba muscular funcional según Janda para los músculos flexores de cadera; izquierda: buena flexibilidad; derecha: poca flexibilidad. En esta prueba, la persona está estirada sobre una mesa o camilla, boca arriba, de forma que el muslo cuelgue libremente. Desde esta posición de salida se flexiona una pierna por la rodilla y por la cadera, y se lleva hacia el tronco. Si el muslo de la pierna que testamos queda situado horizontalmente (la rodilla a la altura de la articulación de la cadera), éste es, según Janda, un signo de que la flexibilidad es normal. Que la articulación de la rodilla quede situada por encima de la horizontal significa que la flexibilidad está reducida. Otros experimentos para demostrar el efecto del estiramiento... La prueba de flexión de tronco o la medición en la posición de sedestación con las piernas extendidas no solamente pueden utilizarse tal como se ha representado en el experimento, para demostrar los efectos agudos del estiramiento, sino que también nos permitirían comprobar los efectos de un entrenamiento de estiramiento de varias semanas, aunque, si así fuera, la prueba o test posterior debería realizarse varios días después del último entrenamiento. ... sobre el rendimiento en saltos verticales De forma general, algunos de los experimentos científicos sobre el efecto del estiramiento pueden hacerse fácilmente en clase. Se podrían comparar por ejemplo los efectos del calentamiento y los del estiramiento estático intensivo sobre el salto vertical (Hennig y Podzielny, 1994), o los efectos del estiramiento sobre la producción de agujetas (Wiemann y Kamphöfner, 1995). ... sobre la aparición de las agujetas Uno de los puntos principales de las clases de estiramiento podría consistir en la investigación de los alumnos sobre cómo se estira y si se estira en clubes, en carreras organizadas o en estudios de fitness. En los gimnasios encontramos frecuentemente aparatos para realizar estiramientos, ofrecidos por la empresa Dr. Wolf (figs. 167 y 168). El “Stretch-Boy” permite realizar 20 ejercicios de estiramiento; el aparato “Tri-Stretch” permite estirar los músculos isquiotibiales y los flexores de cadera. En el aparato “Tri-Stretch” se puede realizar, por un lado, un entrenamiento muy controlado a través de una escala inte-grada en el aparato, que, por otro lado, nos permite documentar los avances realizados en el entrenamiento. Las ventajas de estos aparatos son que el estiramiento se integra dentro del entrenamiento y de esta forma no se “olvida”. Los alumnos podrían investigar, por ejemplo, con qué frecuencia o intensidad se utilizan estos aparatos. El “Stretch-boy” y el aparato “Tri-Stretch” Figura 167. Estiramiento de la musculatura isquiotibial, de los músculos flexores de la cadera (izquierda), de los músculos pectorales y de los músculos abductores (derecha) en el “Stretch-Boy” de la empresa Dr. Wolf. Figura 168. El estiramiento de la musculatura isquiotibial y de los músculos flexores de la cadera en el aparato “Tri-Stretch” de la empresa Dr. Wolf. Mediante un sistema articulado y un soporte para los pies guiado por una rueda, el usuario se desliza cómodamente y de forma controlada hacia la posición de estiramiento. Unidad didáctica 5: enseñanza de las normas para valorar la movilidad y para analizar la propia creación de programas de estiramiento La movilidad no debería desarrollarse de forma máxima, sino óptima Las mediciones de la movilidad también sirven para establecer normas o indicaciones para la práctica del entrenamiento. Reconociendo las necesidades de cada disciplina en cuanto a la movilidad, debemos explicar al alumno que ésta no debe desarrollarse al máximo, sino de forma óptima, puesto que una articulación hipermóvil ya no puede ser estabilizada (ver también apartado 1.1). Mientras que ante una hipomovilidad deberíamos estirar de forma intensiva, si tenemos una hipermovilidad se desaconsejan los ejercicios de estiramiento forzado. Para discutir la cuestión de los riesgos de la hipermovilidad podemos mostrar fotos de movilidad máxima extrema (ver también p. ej., fig. 169), que se encuentran en muchos libros. Muchas veces los alumnos preguntan si esto es saludable. Figura 169. Dos ejemplos de movilidad máxima. Riesgos de la hipermovilidad A continuación, se exponen las indicaciones de la tabla 8 y se discuten. Los primeros valores corresponden a la valoración de la movilidad de acuerdo con la máxima “cuanto más, mejor” y por lo tanto son inadecuados como vara de medida (riesgo de hipermovilidad). Las segundas indicaciones, en cambio, ofrecen una buena orientación, basadas en mediciones (ver también Weineck), en las que el procedimiento estadístico “valor medio ±2 desviaciones estándar” fija los valores normales. Tomando estos valores de referencia –orientados hacia el rendimiento (maximización de la flexibilidad)–, se respetan los principios básicos de una educación física saludable. Tabla 8. Valoración de la flexibilidad del tronco (izquierda: variado, según Bös, 1987, cit. en KuMi, 1993); derecha: Weineck, 1994, pág. 520) Los alumnos crean programas de estiramiento específicos para una disciplina determinada En una parte principal de esta UD, los alumnos forman grupos de trabajo y eligen diez ejercicios de 19 ejercicios de estiramiento (ver también figs. 170 a 172) y crean con ellos un programa de estiramientos específico para una disciplina determinada (p. ej., bádminton, carrera de vallas, lanzamiento de jabalina). En la presentación del trabajo hecho en grupo se explica el análisis realizado de la disciplina deportiva utilizando la figura 21, y finalmente se prueban conjuntamente los ejercicios elegidos. El objetivo de este trabajo autónomo es el de llegar a experimentar la especificidad de este tipo de programas, que ya se habían trabajado en la UD1, de modo que ahora se profundice en ellos y se apliquen. El siguiente paso sería comparar estos programas con los programas básicos de Sölveborn. Otra posibilidad consiste en realizar una lámina con los programas elaborados en casa. Para finalizar esta serie de clases, se pueden fotocopiar los materiales utilizados, de forma que los alumnos puedan tener todos los objetivos a la vista. Figura 170. Diecinueve ejercicios de estiramiento (1). Figura 171. Diecinueve ejercicios de estiramiento (2). Figura 172. Diecinueve ejercicios de estiramiento (3). *Nota de la traductora. Sekundarstufe I: en Alemania esta etapa de escolarización es equivalente a los dos últimos cursos de primaria y los cuatro cursos de ESO. En esta obra la designaremos como secundaria. Capítulo 7 Problemas de la movilidad especial en el ejemplo de la gimnasia con aparatos Los rendimientos extraordinarios que se llegan a alcanzar en la gimnasia con aparatos dependen de la movilidad especial en diversas partes del cuerpo. A esto concierne: (1) una flexibilidad de la articulación de la cadera activa y pasiva extrema (ver fig. 1d, apartado 1.1); (2) una libertad de movimientos de los brazos en relación con el tronco muy superior a la media (fig. 173a y b), y especialmente en la gimnasia con aparatos en las mujeres, (3) la hiperlordosis de la columna lumbar y una capacidad de separación de las piernas (4) en dirección lateral (5) y frontal (fig. 173c). Figura 173. Ejemplos de movilidad especial en la gimnasia con aparatos. a: “vueltas” en la articulación del codo. b: rotación del tronco alrededor del brazo de apoyo fijo. c: hiperlordosis de la columna vertebral y capacidad de separación de las piernas. Para poder aclarar la cuestión de en qué medida se puede influir en estos rendimientos de movilidad especiales mediante el entrenamiento del estiramiento, debemos considerar los grados de libertad de las articulaciones afectadas y los tipos de limitaciones articulares (ver apartado 2.1 y tabla 1). Respecto al punto 1, la flexibilidad de la cadera con las rodillas extendidas depende exclusivamente de la flexibilidad de la musculatura extensora de la cadera, especialmente de los músculos isquiotibiales. Esto permite alcanzar valores de flexibilidad muy altos mediante el entrenamiento de estiramiento intensivo. Incluso cuando, debido a la flexibilidad extrema de los músculos isquiotibiales, las piernas extendidas chocan contra el pecho (limitación por masa), los gimnastas artísticos bien entrenados todavía son capaces de flexionar más la cadera, llevando las piernas separadas al lado del tronco (fig. 174a). Esta capacidad de estiramiento no parece conllevar pérdidas funcionales en sí misma, aunque es una forma de hiperflexibilidad manifiesta. Figura 174. Ejemplo (a) de una flexibilidad extrema de los músculos isquiotibiales y (b) de la hiperlordotización de la columna vertebral en la gimnasia sobre la barra (Wiemann M, 1993). Por lo tanto en estos casos, y con la intención de conseguir la flexibilidad necesaria para poder llevar a cabo los ejercicios gimnásticos requeridos, se pueden aplicar todos los métodos de estiramiento efectivos con intensidad máxima (incluso supramáxima por poco tiempo) utilizando las ayudas adecuadas (fig. 175). Figura 175. Ejemplo de un ejercicio de estiramiento para aumentar la flexibilidad especial de los músculos isquiotibiales . Esto no es válido para la movilidad de los brazos en relación con el tronco (2). Ésta viene determinada por la flexibilidad de la articulación del hombro y de las articulaciones claviculares externa e interna y por limitaciones por la flexibilidad de la musculatura del hombro. Especialmente, el movimiento de los brazos desde la posición de delante del cuerpo hacia atrás, pasando por encima de la cabeza, que debe realizarse con un punto de agarre fijo en las barras de niveles y en la barra fija (fig. 173a), está limitado por las estructuras óseas, la masa muscular y los ligamentos. En cuanto a estas limitaciones, en los “deportistas medios”, además de otros factores limitadores de la movilidad, la curvatura de la clavícula es la responsable de un 45% de ellas (Wiemann y Giesbert, 1978), lo que significa que las personas con una clavícula con más curvatura en “s” alcanzan valores articulares peores que las personas con clavículas menos curvadas. La magnitud de la influencia de esta característica física en el rendimiento de los gimnastas pudo ser demostrada en esta investigación por el hecho de que incluso la persona, de entre los 41 participantes en la investigación, que presentaba la clavícula más curvada todavía presentaba una curvatura menor que la del valor medio de las 79 personas no gimnastas del grupo de control. De lo que podemos sacar la conclusión de que los deportistas con una clavícula que presenta una curvatura media (o más marcada) raramente pueden llegar a niveles de competición altos en gimnasia con aparatos. Los ejercicios de estiramiento, por lo tanto, solamente podrán reducir los déficits de movilidad de la articulación del hombro hasta el límite establecido por las limitaciones óseas, ligamentarias y de masa. Si así no se llega a alcanzar los valores de movilidad necesarios para el deporte de alto rendimiento, solamente queda conformarse con rendimientos menores o cambiar de deporte, puesto que continuar realizando más ejercicios de estiramiento sería una pérdida de tiempo y podría provocar lesiones en la articulación del hombro. Hiperlordosis, ¿puede ser saludable? La capacidad de extensión (de hecho sobreextensión) de la columna vertebral (3) viene determinada menos por la limitación muscular que por la limitación impuesta por el complejo aparato ligamentario, y, especialmente en los hombres, por la limitación ósea. Entre las gimnastas femeninas se pueden observar, especialmente en muchos casos en los que se practica el estiramiento durante años, valores de flexibilidad en la columna vertebral que son muy dudosos desde el punto de vista de la salud (fig. 174b). En estos casos, el entrenador y el deportista deben ponderar los beneficios y los riesgos. Limitación ósea de la abducción de las piernas, sobre todo en la gimnasia Para la abducción de las piernas (4) rige lo mismo que para la movilidad de los hombros. Especialmente en algunos gimnastas masculinos, los límites son rápidamente alcanzados por las estructuras óseas. Mientras que el gimnasta de competición no puede prescindir de una movilidad de los hombros extraordinaria, la abducción extrema de las piernas no tiene tanta relevancia para el rendimiento. No es así para la gimnasia femenina, pues en este caso, el espagat es uno de los ejercicios generales, aunque también se ve favorecido por la constitución femenina. Los ejercicios que estimulan la capacidad de abducción o el estiramiento de los músculos aductores pueden verse en los ejercicios de estiramiento (ver apartado 4.2). La separación anterior y posterior de las piernas (5) viene determinada por la capacidad de estiramiento de los músculos isquiotibiales de una pierna y de los músculos flexores de la cadera de la otra pierna (fig. 173c). Ambas deberían ser entrenables, pues la influencia de la limitación ligamentaria de la cadera al separar la pierna hacia atrás (extensión de la cadera) puede ser compensada en parte por la rotación externa del muslo. La práctica de entrenamiento en los aparatos enseña que la flexibilidad necesaria para alcanzar un rendimiento de este tipo solamente se consigue si se realizan los ejercicios de estiramiento con intensidades de carga y volúmenes de entrenamiento muy altos. Muchas veces este entrenamiento empieza ya en la edad escolar temprana, y los niños entrenan diariamente (p. ej., mientras miran la televisión). En otras disciplinas deportivas cuyo rendimiento depende de una movilidad especial también se planteará una problemática de este tipo, como, por ejemplo, en la natación (movilidad de la articulación del hombro), en la carrera de vallas (flexibilidad de la cadera y capacidad de abducción de las piernas) y lanzamiento de jabalina (movilidad de la articulación del hombro), en la gimnasia rítmica (movilidad extrema de la columna vertebral, articulaciones del hombro y de la cadera), entre otras. Igual que ocurre con la gimnasia con aparatos, desde un punto de vista fisiológico debemos aconsejar no actuar en contra de una constitución predeterminada, especialmente en la zona de los hombros y de la columna vertebral, queriendo forzar los grados de movilidad necesarios (ver también apartado 4.3). En los años 1980 se atribuían múltiples efectos al entrenamiento con estiramientos, que más tarde no pudieron ser demostrados científicamente, de forma que algunas personas se preguntan si realmente es conveniente realizar algún ejercicio. Pero nos olvidamos que hay efectos del estiramiento que pueden ser probados. BIBLIOGRAFÍA Alter, M.J. (1996). Science of Flexibility. Champaign, M.: Human Kinetics Publishers. Anderson, B. (1980). Stretching. Bolinas, CA: Shelter. Antonio, J. y Gonyea, W. J. (1993). Role of muscle fiber hypertrophy and hyperplasia in intermittently stretched avian muscle. J. Appl. Physol., 74, 1893-1899. Begert, B. y Hillebrecht, M (2003). Einfluss unterschiedlicher Dehntechniken auf die reaktive Leistungsfähigkeit. Spectrum, 15 (1), 6-25. Beigel, K., Gruner, S. y Gehrke, T. (1993). Gymnastik falsch und richtig. Hamburg: Rowohlt. Borms, J., Roy, P. Van, Santens, J-P. y Haentjens, A. (1987). 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Algunas de las obras (Wiemann, Klee, Wydra) pueden ser consultadas en las siguientes págs. en Internet. http://www2.uniwuppertal.de/FB3/sport/bewegungslehre/wiemann/ag r_wiem.htm http://www.uni-saarland.de/fak5/sportpaed/ SOBRE LOS AUTORES El Dr. Andreas Klee se dedica a la enseñanza universitaria desde 1996. En 1993 realizó su tesis doctoral en la Universidad de Wuppertal sobre el tema “Postura, equilibrio muscular y entrenamiento” y en 2003 publicó su habilitación, para ganar la cátedra universitaria, titulada “Métodos y efectos del entrenamiento de estiramiento”. Entre diversas obras suyas en este ámbito se encuentran publicaciones sobre la enseñanza en el bachillerato, sobre el entrenamiento de la fuerza y el entrenamiento en circuito. Ofrece cursos teóricos y prácticos sobre estos temas en la Universidad de Wuppertal desde el curso académico 1993/1994. El Prof. Dr. Klaus Wiemann ha sido catedrático de Ciencias del Deporte, especializado en cinemática, en la Universidad de Wuppertal hasta el momento de su jubilación. Los aspectos que más estudió tanto para la enseñanza como para la investigación fueron la anatomía funcional de los movimientos deportivos, las bases biomecánicas, sobre todo de la gimnasia con aparatos, y el análisis del movimiento dinámico. Sus últimos proyectos de investigación estaban basados en las condiciones físicas, de coordinación y fisiológicas del entrenamiento para la carrera de esprint, y en los efectos de las diferentes cargas de entrenamiento sobre las características del estiramiento y de la longitud del músculo.