Uploaded by Alexia Garcia

Marco teórico ansiedad

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Marco teórico
I.- Trastorno de ansiedad en adolecentes
La etapa de la adolescencia es considerada en la actualidad como una época de
transición y de grandes trasformaciones en el individuo a nivel biológico
cognoscitivo y social. Esta una etapa del ciclo vital, que por presentar estas
características de grandes trasformaciones predispone al individuo a ciertos
riesgos y disfunciones. Según Oren, Provet y Jhones, citados por Sadín, los
adolescentes muestran un nivel más alto de probabilidad de presentar una
sicopatología que los niños.
Roberts, a través de sus investigaciones durante
cuatro décadas encontró que la tasa de prevalencia de enfermedades mentales en
los niños era del 8%, en preadolescentes era del 12% y en adolescentes era del
15%. Según estos datos se puede afirmar que la adolescencia es una etapa en la
que el sujeto es más susceptible de desarrollar una problemática en el ámbito
psicológico y por este motivo es que el presente artículo tiene una orientación
dirigida principalmente a este tipo de población.
Los trastornos de ansiedad aunque no han sido muy estudiados en adolescentes
cobran mucha importancia, puesto que es común que se dé el desarrollo de esta
problemática en esta etapa del ciclo vital. Dickey, plantea a través de sus
investigaciones que el trastorno de ansiedad generalizada se presenta
gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o
adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta. Es más común en
las mujeres que en los hombres y con frecuencia se puede observar en algún otro
familiar de la persona afectada.
De los trastornos de ansiedad que más investigación empírica se ha recopilado en
adolescentes es la ansiedad social, principalmente la ansiedad ante la evaluación
y el trastorno de pánico. Según Borkovec, muchos de los individuos que presentan
ansiedad social han descrito que esta comenzó cuando ellos se encontraban en la
adolescencia.
Se tiene en cuenta principalmente el trastorno de ansiedad en los adolescentes,
algo importante ya que en esta etapa se presentan ciertas preocupaciones en
cuanto a aspectos de la vida cotidiana que aportan considerablemente a que se
desarrolle un trastorno de ansiedad generalizada. Según Dickey , los adolescentes
experimentan ansiedad en sus vidas en aspectos tales como el colegio, el grupo
de pares, mudanzas o la pérdida de algún familiar y estas condiciones pueden
propiciar la aparición de reacciones de ansiedad o de un desorden de ansiedad.
II.-Etiología
Para poder comprender en su totalidad esta problemática es necesario establecer
en qué consisten los trastornos de ansiedad y que significa realmente ansiedad, a
diferencia del temor, la angustia y el miedo, ya que en muchas ocasiones se
suelen confundir estos términos. La palabra angustia proviene del latín ángor que
hace referencia a la sensación de angustia y estrechez, es muy común que él
termino angustia y ansiedad sean usados con un mismo fin al referirse a la
sensación de opresión experimentada hacia una situación estresante o con
características de incapacidad de control sobre ella, aunque hay que aclarar que
existen variaciones dependiendo de la cultura, la lengua y la literatura profesional
que se consulte; por ejemplo en lengua castellana ansiedad y angustia hacen
referencia a sensaciones distintas sin embargo en alemán no existe diferencia
alguna, siendo el término “Ángor “ el que agrupa los dos conceptos.
Sin embargo las diferencias entre estos dos términos van más allá de lo
meramente semántico: El diccionario de Molier define la angustia como la
intranquilidad, con padecimiento intenso por la presencia de un peligro o amenaza
de desgracia, mientras que ansiedad es considerada como la preocupación o
impaciencia por algo que va a ocurrir. Es decir los diferencia respecto al momento
en el tiempo del evento o situación activante.
Actualmente se considera que estos dos conceptos van separados pero hacen
parte de una misma clase de fenómeno, es decir que comparten características
nucleares, respecto a su sintomatología y forma de experimentación. Para el
psiquiatra Rojas,
se podría en cierto sentido hacer una clasificación de estos
fenómenos en cuanto a su grado de intensidad, en donde el
miedo estaría en
primer lugar seguido de la ansiedad y la angustia. La diferencia es que el miedo es
considerado como un temor especifico ante algo externo al individuo, que puede
estar representando algún tipo de peligro para él, este peligro o estimulo externo
es algo real y que se puede identificar con facilidad y está presente.
El miedo es un temor ante algo, un estímulo especifico que proviene de afuera del
individuo y que en cierto sentido es percibido como algo realmente peligroso que
pone en riesgo la vida de la persona. Es así como el sujeto reacciona ante este
estímulo con el fin de defenderse, ya sea evitándolo, escapando o tratando de
superar la intranquilidad que este le produce.
Es importante señalar que el miedo tiene propiedades evolutivas y adaptativas. Es
decir, el miedo ha existido desde siempre en el hombre y de hecho en los
animales también se encuentra, como un mecanismo de defensa ante algún
peligro que se presente en el medio y la reacción que se produce ante este es
mas de tipo emocional e instintivo, el miedo es cambiante en los individuos es
decir, este se ha desarrollado a través de las edades. Los miedos a lo largo de la
vida y dependiendo de la etapa en la que el sujeto se encuentre, sufren ciertas
trasformaciones y lo que en determinado momento puede representar un miedo,
en otro puede no tener la misma relevancia en el mismo sujeto. Angelino, a través
de sus investigaciones pudo clasificar los miedos más comunes entre los niños y
los adolescentes en 10 categorías (seguridad, colegio, apariencia personal,
fenómenos
naturales,
económicos-políticos,
salud,
animales,
relaciones
personales, conducta, personal y sobrenaturales); esto a su vez ha cambiado y en
un estudio que realizo Miller, posteriormente, encontró que los miedos en esta
misma población, adolescentes y niños, hacían referencia principalmente a daño
físico, a peligros naturales y sobrenaturales y sociales–interpersonales.
El miedo por tanto es una reacción a algo percibido como peligroso y la atribución
que cada persona le da depende en gran medida de la etapa de desarrollo en la
que se encuentre, por las características de la personalidad y por el contexto en el
que este se encuentra inmerso.
Después de haber comprendido el concepto de miedo, es más fácil comprender la
ansiedad y su diferencia con relación a este, la ansiedad es un temor ante algo no
especificado, difuso e inconcreto que en el trastorno de ansiedad generalizada
(TAG), no se debe a algún estimulo exterior presente es decir, no tiene un objeto
determinado; lo que busca el individuo es defenderse ante algo peligroso, pero la
situación no es tan sencilla, ya que es difícil escapar de algo que no está
plenamente identificado, reconocido o que eventualmente no ha pasado, los
individuos ansiosos por consiguiente están constantemente anticipando lo peor
para situaciones futuras; creando así un estado de incertidumbre y de activación
neurofisiológica que pone a funcionar mecanismos de control de la vigilancia
(corticales y subcorticales). El encontrarse hipervigilante como mecanismo de
defensa produce a su vez un desequilibrio fisiológico. Hay que destacar acá que si
la ansiedad no es excesiva y no dura largos periodos de tiempo en los que no es
necesaria, es adaptativa al igual que el miedo.
La ansiedad es considerada por muchos autores como una respuesta que
involucra aspectos fisiológicos, conductuales, cognoscitivos y asertivos, que
producen una activación en el individuo ante una amenaza no especificada. Esta
amenaza puede ser producida a su vez por desencadenantes internos que
corresponden a ideas, recuerdos, fantasías, etc. y/o a desencadenantes externos.
Por este motivo también es donde radica la dificultad para predecir cuándo se va a
presentar la ansiedad. Este tipo de reacciones como la ansiedad y el miedo son
filogenéticamente antiguas e involucran reflejos y reacciones de protección. Pero
en la ansiedad juega también un papel muy importante las experiencias pasadas y
la elaboración de la información que cada individuo percibe.
De todos los trastornos de ansiedad, la etiología menor conocida es la del TAG ya
que este trastorno de ansiedad ha sido considerado erróneamente como residual.
Se puede decir que gracias a Barlow y Duran el TAG ha cobrado importancia y se
cree que su origen se da a partir de la aprensión ansiosa y la sensación de
incontrolabilidad.
III.-Los inicios de la ansiedad en la historia
A menudo se ha escrito que la historia de los trastornos de ansiedad es reciente y
que apenas se conocía como un trastorno antes del siglo XIX, sin embargo, puede
que no sea del todo cierto que la ansiedad sea una construcción relativamente
reciente. Los trastornos del estado de ánimo (sobre todo con la que se denominó
en su momento melancolía, hoy característica de los trastornos depresivos),
pueden tener raíces históricas que se remontan a la antigüedad clásica.
Hay indicios de que la ansiedad fue identificada claramente como un efecto
negativo distinto y como un trastorno separado por los filósofos y médicos
grecorromanos. Ya Hipócrates (460 a. C.-370 a. C.) y sus discípulos dejaron una
colección de textos médicos denominados el Corpus Hipocrático en donde se
recoge la fobia de un hombre llamado Nicanor, el cual, al acudir a fiestas
nocturnas, cuando escuchaba a la flautista “se alzaban masas de terrores. Dijo
que apenas podía soportarlo cuando era de noche, pero si lo escuchaba durante
el día no se veía afectado. Tales síntomas persistieron durante un largo período
de tiempo”.
En los escritos filosóficos estoicos latinos, como los tratados de Cicerón y Séneca,
figuran muchos puntos de vista modernos sobre las características clínicas e
incluso tratamiento cognitivo de la ansiedad.
En las Disputas de Tusculan, la serie de cinco libros escritos por Cicerón (106 a.C43 a.C), escribió que la aflicción (molestia), la preocupación (sollicitudo) y la
ansiedad (angor) se denominan trastornos (aegritudo), debido a la analogía entre
una mente con problemas y un cuerpo enfermo. Además, ofrece una descripción
clínica de los diversos efectos anormales: el angor (ansiedad) se caracteriza
clínicamente como un trastorno “constrictor” u opresivo (premens); mientras que la
molestia (aflicción) se describe como permanente, y sollicitudo (preocupación)
cum cogitatione (como rumiante). Con esta diferencia es posible que Cicerón
hiciese una primitiva distinción (que posteriormente se atribuiría a los trabajos de
Cattell y Schleier) entre dos maneras diferentes de manifestarse lo que hoy
entendemos como ansiedad: una ansiedad estado, que denomina los momentos
puntuales e intensos en los que se experimenta este tipo de emoción; y una
ansiedad rasgo, que hace referencia a la propensión de cada persona a vivir con
ansiedad, de forma más estable.
IV.- La ansiedad en la historia
Observando las diferencias de funcionamientos, en la filosofía y medicina antigua
se desarrolló una clasificación que denominaron. La teoría de los cuatro humores
que, en esencia, afirmaba que el cuerpo humano está compuesto de cuatro
sustancias básicas, llamadas humores (líquidos), cuyo equilibrio indicaba el estado
de salud de la persona. Así, todas las enfermedades y discapacidades resultarían
de un exceso o un déficit de alguno de estos cuatro humores, siendo la manía una
de estas enfermedades.
Esta clasificación, tan primitiva con respecto a lo que ahora conocemos, fue la
más común para explicar el funcionamiento del cuerpo humano entre los médicos
europeos del momento hasta la llegada de la medicina moderna a mediados del
siglo XIX. Así, el término de manía aún se manejaba en 1801 cuando Pinel la
caracterizaba en su obra Tratado de la alienación mental o la manía como “una
perturbación de todas las facultades, es la locura propiamente dicha”. En aquellos
principios de siglo, la manía o «delirio general» era una categoría que agrupaba
los estados agudos, excitatorios, eventualmente febriles, incluidos los estados de
confusión tóxica o infecciosa por aquel entonces frecuentes.
V.-Desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad
Aun así, la primera edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales publicado en 1952 por la Asociación de Psiquiatría Americana, el DSM-I,
conservaba la influencia del psicoanálisis y dedica un capítulo a los “trastornos
psiconeuróticos”. Definiendo como característica principal de éstos “la ansiedad
que
puede
percibirse
directamente
o
ser
controlada
inconsciente
y
automáticamente empleando diversos mecanismos psicológicos de defensa”.
Aparecen descritas seis categorías entre las que se encontraban la “reacción
ansiosa”, la “reacción fóbica” y la reacción obsesiva-compulsiva, convirtiéndose
prácticamente en un grupo de trastornos de ansiedad.
A partir de 1962, el psiquiatra americano Donald Klein observó que, entre las
personas con agorafobia los medicamentos psicotrópicos producían acciones
diferentes: Los sedantes eran eficaces en la ansiedad leve permanente, pero no
actuaban sobre las crisis de angustia, y lo contrario se cumplía con ciertos
antidepresivos. De ahí concluyó que las dos variedades de ansiedad eran de
naturaleza diferente, por lo que a partir de ese momento se diferenciaría ansiedad
(anxiety) caracterizada por la presencia continua de una espera ansiosa,
denominada hoy “trastorno de ansiedad generalizada”, de lo que terminó
designando Klein como “crisis de pánico” (síntoma que en su momento Freud
llamó crisis de angustia) que se definía por la aparición, con cierta frecuencia, de
crisis de pánico, el “trastorno de pánico” hoy aceptado.
En 1968 aparece el DSM-II, la segunda versión del Manual diagnóstico,
caracterizando las neurosis de ansiedad como una preocupación ansiosa
exagerada que llega hasta el pánico y va acompañada a menudo por síntomas
somáticos. Recogiendo la distinción de conceptos que fueron elaborando
anteriormente Freud y Klein, reflejaba que la neurosis de ansiedad (al contrario
que la neurosis fóbica) puede producirse en cualquier circunstancia y no está
limitada a situaciones u objetos específicos.
A finales de los años sesenta, se empieza a concebir la ansiedad como un término
que se refiere a un patrón de conducta caracterizado por sentimientos subjetivos
de tensión y activación fisiológica, y que se da como respuesta a estímulos
internos (pensamientos) y externos (ambientales). Se va perfilando, por tanto,
como
un
constructo
multidimensional
compuesto
por
tres
componentes
(comportamientos, pensamientos y síntomas fisiológicos), los cuales interactúan
entre sí.
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