Uploaded by SANTIAGO NAHUEL LUCERO

Monogatari Vol-07

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Contraportada
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Contenido
Capítulo Cómodo: Tigre Tsubasa
001
Aunque la historia de Hanekawa Tsubasa es mi historia, no es una que pueda contar. Eso es
porque ni siquiera puedo definir hasta qué punto soy yo. Creo que hubo una vez un gran autor
que dijo que le costaba creer que era él mismo hasta la punta de los dedos de los pies
extendidos, pero yo ni siquiera necesito extender las piernas. No es seguro que mi propio
corazón sea el mío.
¿Soy yo?
¿Qué soy yo?
¿Quién soy yo?
¿Quién—es yo?
¿Qué—es yo?
Por ejemplo, ¿podríamos decir realmente que yo soy estos pensamientos que tan
estrechamente consideran este sinsentido? Tal vez podríamos decir eso, si sólo vamos a
decirlo. No son más que sentimientos, pensamientos y quizá incluso recuerdos, pero
podríamos decir que no son más que conocimiento acumulado. Si decimos que yo soy mis
experiencias, ¿significa eso que también podemos decir que un humano con exactamente las
mismas experiencias que yo sería realmente yo?
¿Que podría haber un yo distinto a mí que siguiera siendo yo?
En ese caso, si fuera diferente a mí, ¿dejaría de ser yo? ¿Qué pensar al respecto, cómo sentirse?
Para empezar, el nombre de Hanekawa Tsubasa ya es inestable.
Mi apellido ha cambiado varias veces.
Así que no puedo buscar mi identidad en mi nombre, ni siquiera un poco. Entiendo a un nivel
bastante profundo la idea de que los nombres no son más que significantes. Incluso podríamos
decir que lo entiendo a nivel corporal.
Para enfrentarse a una excentricidad, nada es más importante que conocer su nombre—o al
menos, se supone que ese es el primer paso del proceso. Así que tal vez el hecho de que nunca
haya reconocido mi nombre como propio haya sido una de las principales razones por las que
no me he enfrentado a mí misma.
En ese caso, tengo que empezar por saber mi nombre.
Necesito conocer a Hanekawa Tsubasa como yo misma.
Entonces quizá pueda definirme por primera vez.
Por supuesto, cuando pienso en que lo más probable es que Araragi-kun no se preocupe por
este tipo de ideas, mi estancamiento autoimpuesto parece tonto y absurdo. Puede convertirse
en un vampiro, perder su humanidad y ser arrastrado al otro mundo por un montón de
diferentes excentricidades, pero siempre sigue siendo Araragi Koyomi, con su yo
inquebrantable, su ego inquebrantable, y me siento avergonzada cuando pienso en ello.
Tal vez no se dé cuenta.
Está claro para cualquiera que esté a su alrededor, tan claro como el día, que siempre sigue
siendo él mismo sin importar el lugar o el momento, pero tal vez no se da cuenta.
No tiene que darse cuenta.
Araragi Koyomi puede ser Araragi Koyomi en confianza.
Probablemente por eso siempre puede contar su propia historia.
Por eso lo quiero.
Hanekawa Tsubasa ama a Araragi Koyomi.
Al final, cualquier yo del que pueda hablar tendría que empezar por ahí. Curiosamente, eso es
lo único seguro en mí. Como cuando estoy estudiando sola en un pupitre de la biblioteca y de
repente decido escribir el nombre “Araragi Tsubasa” en la esquina de mis apuntes y no puedo
evitar sonreír.
Eso es todo lo que necesita mi relato.
De los sesenta relatos sobre las aventuras de Sherlock Holmes, el famoso detective creado por
Sir Arthur Conan Doyle, sólo existen dos cortos narrados no por su ayudante, el Dr. Watson,
sino por el propio Sherlock Holmes. Se trata de obras controvertidas entre los sherlockianos,
incluso tratadas como apócrifas en ocasiones, pero en una de ellas, “La aventura del soldado
escaldado”, el Sr. Holmes comienza con estas palabras:
“Las ideas de mi amigo Watson, aunque limitadas, son sumamente pertinaz. Durante mucho
tiempo me ha preocupado por escribir una experiencia propia. Tal vez he invitado a esta
persecución, ya que a menudo he tenido ocasión de señalarle lo superficiales que son sus
propios relatos y de acusarle de complacer el gusto popular en lugar de limitarse rígidamente
a los hechos y las cifras. Él ha replicado: ‘¡Pruébelo usted mismo, Holmes!’, y me veo obligado
a admitir que, habiendo tomado la pluma en mis manos, empiezo a darme cuenta de que el
asunto debe ser presentado de tal manera que pueda interesar al lector.”
Como a la mayoría, me fascinaron las habilidades casi sobrehumanas de Sherlock Holmes al
leer sus hazañas, y por eso me sorprendió que diera voz a esos “verdaderos sentimientos” de
forma abrupta.
Para ser sincera, me decepcionó.
¿Por qué este hombre, que había hecho una exhibición extraordinaria tras otra, decide ahora
decir algo tan humano? Me sentí traicionada.
Pero ahora lo entiendo. Entiendo su humanidad, que ya no podía soportar la brecha entre él
como el “superhombre” del que hablaba el Dr. Watson, y él como él mismo.
Sus sentimientos de querer excusarse.
En definitiva, esas dos historias se sitúan como el resultado de que el ayudante de un reputado
detective le contesté: “¡Entonces por qué no lo escribes tú mismo!” Permítanme decir aquí
desde el principio que este cuento es lo mismo para mí.
Un cuento para que sepas que, al contrario de lo que dice Araragi-kun de mí como una especie
de santa histórica o madre sagrada, no soy más que un ser humano.
Para que sepas que soy un gato, y que soy un tigre.
Y que soy una persona. Una historia de traición hecha para defraudar a todos.
No creo que sea capaz de contarlo bien, como puede hacerlo Araragi-kun, pero me gustaría
tocar de oído e intentar hacerlo lo mejor posible. Imagino que es la forma en que cualquiera
hablaría de su propia vida.
Ahora.
Ha llegado el momento de despertar de esta pesadilla.
002
Se rumorea que Araragi-kun es despertado obedientemente cada mañana por sus hermanas
pequeñas Karen-chan y Tsukihi-chan. Que sus esfuerzos son incansables, independientemente
de si es un día de la semana, un fin de semana o un día festivo. A él parece molestarle bastante,
pero desde mi punto de vista, a mí sólo me parecen hermanos cercanos.
En realidad, sólo estoy celosa.
Sinceramente, de verdad.
Cuántos hermanos mayores existen en este mundo tan queridos que se despiertan todas y cada
una de las mañanas? Pero más que nada—puede que no sea el propio Araragi-kun el que me
dé envidia aquí, sino Karen-chan y Tsukihi-chan, que consiguen ver su cara dormida cada día.
De verdad, me da bastante celos.
Sinceramente, de verdad.
Entonces, ¿cómo me levanto yo, Hanekawa Tsubasa, cada mañana? Al igual que Araragi-kun
con sus hermanas, Roomba me despierta cada mañana. Por supuesto, Roomba no es el gato de
la familia Hanekawa, ni el excéntrico nombre de la hermana pequeña: Roomba Hanekawa. Es,
simplemente, la aspiradora automática fabricada por iRobot, la Roomba 577 si la llamamos
por su número de modelo.
Esta aspiradora de alto rendimiento, programada para entrar en acción automáticamente a las
seis de la mañana, se encuentra y choca contra mi cabeza, despertándome.
Un comienzo refrescante.
Aun así, Roomba genera un buen ruido mientras limpia, como todas las aspiradoras, así que
realmente estoy despierta para cuando se arrastra por el pasillo hacia mí—y sin embargo
mantengo los ojos cerrados, esperando que llegue ese klonk, sin levantarme hasta que me
golpean la cabeza, quizás porque anhelo esa sensación de que alguien me despierte, esa
sensación de ser despertado.
Como si fuera la Bella Durmiente, por decirlo poéticamente.
Pues no—nada de la situación podría ser poético cuando es una aspiradora la que me despierta.
La Bella Durmiente. ¿De verdad acabo de decir eso de mí?
Yo no debo ser más que una molestia desde la perspectiva de Roomba, una persona dormida
que bloquea el pasillo que está limpiando.
Así es, duermo en el pasillo.
Duermo en un futón en el pasillo del segundo piso de una casa.
Solía pensar que era normal y totalmente natural, pero aparentemente no lo es. Desde que, sin
saberlo, hablé de esto y perdí una amistad, me he propuesto no hablar del asunto demasiado
abiertamente.
Aun así, no deseo especialmente mi propia cama, no después de todo este tiempo.
Se ha convertido en algo natural.
No quiero cambiar lo que es natural.
Nunca se me ocurrió la idea infantil de querer mi propia habitación, y ya sabes, hablé de esto
con mi compañera de clase, la señorita Senjougahara-san, después de que nos hiciéramos
amigas, porque sentí que estaría bien decírselo.
“Oye, eso no es nada.” Respondió ella. “Mi casa ni siquiera tiene un pasillo.”
Tal vez le parezca un problema del primer mundo a Senjougahara-san, que vive con su padre
en un apartamento de una sola habitación, y yo no lo vi como un problema en primer lugar.
No.
Tal vez me equivoque.
Haciendo una conjetura, quizás no quiero que esta casa se convierta en “mi lugar”. Como lo
contrario de cómo un animal marca su territorio—quizá quiero distanciarme de esta casa.
Ni siquiera un rastro.
No querer dejar nada en esta casa.
Tal vez sea eso.
… Dejemos a un lado por qué tengo que hacer conjeturas sobre mi propio corazón y mente, o
por qué sólo puedo decir “quizás” y “tal vez”.
“Bueno, sea como sea, no va a importar dentro de unos meses, así que debería intentar no
pensar demasiado.” Me digo mientras doblo mi futón.
No me cuesta mucho levantarme por la mañana.
De hecho, no entiendo muy bien lo que se siente el estar “todavía dormido” después de
despertarse.
Que mi conciencia esté encendida o apagada es, en mi caso, probablemente más claro de lo
necesario.
Si te sientes con sueño, entonces sólo duerme.
Eso es lo que acabo pensando.
“Debe ser ahí donde no coincido con los demás. Araragi-kun me dice todo el tiempo cosas
como: ‘Lo que a ti te parece natural poder hacer es nada menos que un milagro para mí—’
pero lo de ‘milagro’ es ir demasiado lejos, ¿no?” Sigo hablando para mis adentros.
No lo hago cuando estoy fuera, pero no puedo evitar hablar conmigo misma cuando estoy en
casa. Porque si no lo hago, siento que me olvidaría de cómo hablar.
Creo que eso es un problema.
También creo que es una cuestión de que naturalmente empiezo a sonreír cuando pienso en
Araragi-kun mientras hablo conmigo.
Coloco mi futón en el armario y voy al baño a lavarme la cara.
Entonces, me puse mis lentes de contacto.
Cuando usaba gafas, me aterrorizaba tanto la idea de colocar las lentes directamente en los
globos oculares que ni siquiera quería considerar la idea, y cuando empecé a usarlas, de hecho
me aterrorizaba tanto que prácticamente mantuve los ojos cerrados durante toda la prueba (es
una forma de hablar), pero ahora que me he acostumbrado, no hay ningún problema.
Podemos acostumbrarnos a todo.
De hecho, al quitarme un peso de encima de la nariz y las orejas, es más cómodo.
Sin embargo, cuando pienso en mi futuro a partir del año que viene, ya sea con lentes de
contacto o con gafas, me veré obstaculizada en cierto modo. Últimamente me he preguntado
si debería ser valiente y pasar por la operación LASIK mientras sea estudiante.
Después de ponerme presentable, me dirijo al comedor.
Allí, alguien que debería llamarse mi padre y alguien que debería llamarse mi madre están,
como siempre, desayunando por separado en la misma mesa.
Ni siquiera me miran al entrar.
Yo tampoco los miro.
Que algo entre en tu campo de visión no significa que hayas mirado. Los ojos del corazón
siempre pueden ser desviados. Puede ser difícil ver con el corazón, pero es fácil no hacerlo.
El único sonido que resuena en el comedor es la voz del presentador de televisión que informa
de las principales noticias del día.
¿Por qué?
El presentador de las noticias, seguramente en una televisión lejana, se siente más cerca de mí
que estas dos personas en la misma habitación.
Lo digo en serio.
Hasta el punto de querer saludarle con un “buenos días”.
Hablando de eso, ¿cuántos años hacía que no pronunciaba las palabras “buenos días” en esta
casa? Intenté buscar en mis recuerdos, pero no encontré nada. Sí recuerdo haberle dado los
buenos días a Roomba cinco veces (como ya he dicho, no sólo murmurando en sueños, sino
con claridad. Hay algo extrañamente vivo en la forma en que se mueve esa limpiadora
automática), pero en serio no pude recordar ni una sola vez que se lo dijera a las personas que
deberían llamarse mi padre y mi madre.
Ni siquiera una vez.
Huh.
Eso es sorprendente.
Una vez le dije a Araragi-kun algo así como: “Creo que, por mi parte, he intentado cumplir
con mis padres a medias.” Pero parece que esas palabras no eran verdaderas. Por otra parte,
no es que todo lo que sale de mi boca sea una mentira.
Estoy hecha de mentiras.
Una existencia alejada de la verdad—así soy yo, Hanekawa Tsubasa.
Incluso mi apellido es una farsa.
Cierro la puerta sin hacer ruido y me dirijo a la cocina, no a la mesa. A preparar el desayuno,
sí, pero eso no quiere decir que no me apetezca retrasar, todo lo posible, el momento en que
tenga que acercarme a la mesa donde se sentaron esos dos.
Sé que la resistencia es inútil, o mejor dicho, vacía.
Permítame ese grado de resistencia, aun así.
No es exactamente un coup d’etat.
La cocina de los Hanekawa, a la que personalmente prefiero no llamar la de mi casa, tiene
muchos utensilios de cocina. Tiene tres tablas de cortar y tres cuchillos de cocina. También
tiene tres cacerolas de leche y tres sartenes. Es decir, hay tres de todo. Si quieres saber qué
significa esto, entonces sí, los tres que vivimos en la casa usamos cada uno nuestro propio
juego de utensilios de cocina.
Esta es otra anécdota cuyo relato me hizo perder una amistad.
Tengo demasiadas anécdotas de este tipo para contarlas, como que cada uno se prepara su
propio baño y luego vacía la bañera para que la vuelvan a llenar, o que lavamos la ropa por
separado, pero es curioso.
No encuentro nada de esto extraño, y por muchas amistades que pierda, no siento que la casa
Hanekawa deba adoptar las costumbres de otros hogares.
Como salimos de casa más o menos a la misma hora, nuestros horarios de desayuno
“coinciden”, pero es como encontrar asiento en la misma mesa de una cafetería, no hay
conversación, y ninguno de nosotros hace el desayuno para los otros dos mientras estamos
preparando el nuestro.
Selecciono mis utensilios de cocina personales y comienzo mi tarea doméstica.
Pero no hago un desayuno elaborado como esa elección de palabras podrían sugerir.
Sirvo la única ración de arroz que he cocinado, preparo la sopa de miso, la tortilla enrollada,
el pescado a la parrilla y la ensalada (me dicen que es demasiado, pero yo soy de las que
prefieren los desayunos abundantes), y lo llevo a la mesa en tres viajes. Luego hago un último
viaje de ida y vuelta para servirme un té. No habría necesidad de hacer cuatro viajes y medio
si alguien me ayudara, pero por supuesto, nadie en esta casa lo hace. Ni siquiera Roomba
ayuda tanto.
Me siento pensando en lo bueno que sería que Araragi-kun estuviera cerca para ayudarme.
“Gracias por esta comida.” Digo juntando las manos y tomando los palillos.
Nunca he oído a los otros dos pronunciar esas palabras; sin embargo, aunque no digo “buenos
días” o “buenas noches”, rara vez dejo de mostrar mi agradecimiento antes y después de una
comida.
Especialmente después de las vacaciones de primavera. Ni siquiera una vez desde entonces.
Al fin y al cabo, las palabras son para las plantas y los animales que se convertirán en mi carne
y mi sangre, una vez vivos antes de convertirse en alimento.
Vidas asesinadas por mí, de todas las criaturas.
Gracias. Lo acepto humildemente.
003
Terminé de desayunar, me cambié el pijama por el uniforme del colegio y salí inmediatamente
de casa. Tengo entendido que Araragi-kun tarda unas ochenta páginas en salir de su casa, pero
eso es todo lo que necesito. Parece claro que ésta es la diferencia entre tener una familia que
no te deja salir de tu habitación y no tenerla.
De todos modos, hoy era el comienzo de un nuevo semestre en la escuela.
Fue un alivio saberlo.
Sentí, desde el fondo de mi corazón, que me habían salvado.
Sentía que debía mi vida a cada nuevo semestre que llegaba.
Los días libres son días para pasear—pero incluso así, sólo se puede pasear un poco. Incluso
podría avergonzar a un delincuente. Aunque actuar como tutor privado de Araragi-kun para
los exámenes de la universidad fue, en cierto sentido, algo que hice para mejorar sus notas,
también debió ser una excusa práctica para no volver a mi casa.
Por eso volver a tener clases—fue un alivio.
Dejo escapar un suspiro de alivio.
Entonces, no importaba. Caminando por ahí, siendo un tutor de casa.
Ir a la escuela.
En cualquier caso, al final siempre tendría que volver a esa casa, y nada podría deprimirme
más—y sí.
El acto que describo es estrictamente “volver” a esa casa y no “volver a casa”.
Tytyl y Mytyl se dan cuenta al final de que el pájaro azul de la felicidad estaba en casa todo el
tiempo, pero ¿dónde debe ir alguien sin hogar a buscarlo?
¿Quizás está buscando lo que no debe?
¿Debería buscar, no un pájaro azul, sino, por ejemplo, un gato blanco?
De todos modos, si me permites decir algo un poco negativo—aunque el pájaro azul de la
felicidad esté en tu propia casa, eso no significa que una bestia de la infelicidad no esté al
acecho.
Mientras caminaba meditando tales pensamientos—vaya, creo que he visto a una niña con
coletas, sí, es cierto es cierto he visto a una niña con coletas.
“Vaya, vaya. ¡¿No es Hanekawa-san?!”
La niña —Hachikuji Mayoi— se dio la vuelta y se acercó a mí con un trote encantador. Cada
movimiento que hacía era demasiado adorable. Me pregunté hasta qué punto era consciente
de que su ternura volvía loco a Araragi-kun.
“Parece que las clases se reanudan hoy, Hanekawa-san.”
“Sí, así es.”
“Aplicarse a los estudios es realmente una carga extraordinaria. Puede que sólo sea un
estudiante de primaria, pero yo también me paso los días superando una prueba tras otra.
Incluso se podría llamar a la aplastante cantidad de trabajo de curso que afronté durante las
vacaciones de verano su propia clase de historia militar.”
“Huh…” Observando que la lengua de la chica nunca parecía sufrir ningún desliz excepto
cuando hablaba con Araragi-kun, la comprometí. “¿Y qué haces ahora, Mayoi-chan?”
“Buscando a Araragi-san.” Dijo.
Vaya, vaya.
Ahora me tocaba a mí usar la línea.
Podía entender que Araragi-kun vagara en busca de Mayoi-chan, pero lo contrario era
realmente raro.
No, ¿había ocurrido algo similar antes? Quería decir que Shinobu-chan había desaparecido
entonces—¿podría haber vuelto a ocurrir algo así?
“Oh, no.” Negó Mayoi-chan, captando mi preocupación infundada por mi expresión. “No es
que haya ocurrido nada grave. Es sólo que olvidé una cosita en casa de Araragi-san, y esperaba
que me la devolviera.”
“¿Olvidaste algo?”
“Sólo mira.”
Mayoi-chan me presentó su espalda.
No pude encontrar nada que mirar allí, aparte de una bonita espalda, pero cuando lo pensé un
poco más, el hecho de que no hubiera nada allí era lo extraño. Lo encantador de Mayoi-chan
era la gran mochila que llevaba sin importar dónde o cuándo.
Esa mochila estaba ausente.
¿Qué pasa?
“Um, espera. Mayoi-chan, ¿acabas de decir que has olvidado algo en casa de Araragi-kun?”
“Así es. Ayer me arrastro allí.” Se quejó Mayoi, de espaldas a mí. “Y por descuido olvidé mi
mochila entonces.”
“¿Te arrastro?”
“Me arrastrado a la fuerza.”
“Estás haciendo que suene aún más criminal…”
Decidí no seguir con el asunto. Si volvía a preguntar, podría decir que la habían asaltado. Sea
como fuere, Mayoi-chan parecía haber olvidado su mochila en casa de Araragi-kun.
Qué atrevimiento olvidar tal cosa.
“En ese caso, ¿por qué no vas a casa de Araragi-kun?”
Sus coordenadas estaban mal.
¿Por qué estaba aquí?
“Por supuesto, empecé por visitar la casa del mencionado. Pero parecía que ya se había
marchado, y su bicicleta no se veía por ninguna parte.”
“¿Hm? ¿Araragi-kun se va a la escuela tan temprano?” Aunque sí, queriendo salir de casa lo
antes posible, aunque Araragi-kun quisiera, sus hermanas no le dejarían ir tan fácilmente. Se
podría decir que está en un leve y constante estado de arresto domiciliario, así que si salió de
casa temprano, debe haber tenido algo muy importante que hacer antes de ir a la escuela… “O
debe haber estado terminando de hacer algo muy importante y no ha vuelto a casa desde
anoche.”
No es que se haya ido antes.
Tal vez aún no había llegado a casa.
“Ah, nunca se me ocurrió esa idea. Debería haber sabido que podía contar con usted para una
impresionante hazaña de inferencia. Sí, es una posibilidad. Tal vez un caso intratable surgió
después de que de alguna manera me las arreglé para huir de la casa de Araragi-san.”
“Sí.” Decidí ignorar el tenso, ya bastante intratable de alguna manera me las arreglé para
huir. Insistir sobre ello se sentía como si pudiera iluminar un montón de hechos lamentables.
“Pero sea como sea, parece poco probable que Araragi-san haya ido directamente a la escuela
a estas horas, y por eso estoy aquí, buscándolo valientemente al azar.”
“Buscar gente no es tu fuerte, Mayoi-chan, ¿verdad?” ¿Qué tipo de enfoque al azar estaba
tomando? ¿Realmente esperaba encontrarlo de esa manera? No era sólo un tiro en la oscuridad,
ella no sabía hacia dónde estaba apuntando.
“Bueno, bueno, pero es exactamente lo que me llevó a usted, Hanekawa-san. Mis habilidades
de rastreo no son nada del otro mundo.”
“Qué visión de futuro…”
“Sea como fuere, no sé si podrías considerarte afortunada por haberme encontrado hoy.”
“¿Hm? ¿Por qué? La gente de mi círculo dice que cualquiera que te vea tiene garantizado que
algo bueno le ocurrirá ese día. Se habla de ti como un objeto de la suerte.”
“Por favor, deja de inventar extrañas leyendas sobre mí…”
Mi fuente, por supuesto, era Araragi-kun.
Nadie puede superarlo cuando se trata de difundir rumores falsos.
Tiene lo necesario para ser un buen contador de historias de fantasmas.
“Bien, si veo a Araragi-kun en la escuela, le diré que lo estabas buscando.”
“Muchas gracias.” Dijo Mayoi-chan, inclinando cortésmente su cabecita, antes de volver por
donde había venido en su trote todavía encantador.
Obviamente, Mayoi-chan no mantiene largas conversaciones conmigo como lo hace con
Araragi-kun. Le envidio por poder hablar a la misma altura de los ojos con niñas tan lindas
como Mayoi-chan, y sí, supongo que envidio a Mayoi-chan por poder charlar sin parar con
Araragi-kun.
Araragi-kun parece encontrarlo completamente natural.
Para mí, es mucho más un milagro que cualquier cosa que haga.
Estoy celosa.
“¡En fin! ¡Volvamos a vernos pronto, Hanekawa-san!”
Mayoi-chan tuvo la amabilidad de volverse a dar la vuelta y agitar la mano desde la distancia.
Le devolví el saludo.
“¡Sí! ¡Nos vemos luego!”
“¡Lo que está a punto de suceder conmigo y Araragi-kun es una historia para el próximo
volumen!”
“No seas tan burda con tus presagios.”
Eso ni siquiera era una presagio, era sólo un anuncio de un programa.
Siguiendo los pasos de Araragi-kun, al menos conseguí meter una ocurrencia al final.
004
Conoce una excentricidad y serás atraído por las excentricidades—eso dicen.
Aparentemente.
Ya sea que se refieran a atraer, juntar, sacar o incluso descuartizar, las posibilidades parecen
estar estrechamente relacionadas si se piensa realmente en ello, lo que hace que todo sea un
lío caótico—pero según Oshino-san, las personas que se han “encontrado” con una
excentricidad, aunque sea una vez, tienen más probabilidades de volver a encontrarse con una
durante el resto de sus vidas.
Dijo que no había ninguna razón para ello, pero creo que se puede asignar una. Una razón
realista, nada misteriosa o inexplicable.
Por supuesto, podría tratarse de mi mala costumbre de atribuir una razón a todo.
Sin embargo, básicamente es una cuestión de memoria y cognición.
Todo el mundo ha tenido la experiencia de aprender una nueva palabra o frase y de repente
encontrarse con ella en todas partes.
Por ejemplo, cuando me enteré de la existencia de la palabra “esquirla”, ya sea que leyese un
periódico o una novela como si veía la televisión o una película parecía que inevitablemente
me topaba con esa palabra.
No son sólo las palabras. El mismo fenómeno se produce también con la música y los nombres.
Si lo sabes, lo reconoces.
Cuanto más lo conozcas, más lo sabrás.
El conocimiento es igual a la cognición, a la memoria.
Es sólo lo que sabes.
En otras palabras, se ha formado en tu cabeza un circuito para reconocer “eso”, y de entre el
torrente de información que fluye hacia ti cada día, eres capaz de recoger lo que antes
ignorabas.
Las excentricidades están por todas partes.
Las excentricidades sólo están ahí.
Es simplemente una cuestión de si te das cuenta o no.
Por eso la primera vez es tan importante.
La primera vez es la más importante.
Para Araragi-kun, era un demonio.
Para Senjougahara-san, era un cangrejo.
Para Mayoi-chan, era un caracol.
Para Sengoku-chan, era una serpiente.
Para Kanbaru-san, era un mono.
Para Karen-chan, era una abeja.
Y para mí—fue un gato.
Ahora, si te preguntas por qué he empezado a hablar de esto de repente, es porque había una
delante de mí en ese momento.
¿Una qué?
Una—excentricidad.
“Ack…”
Normalmente, al encontrar una excentricidad, la gente debe pensar: los fantasmas no deben
existir en este mundo, los yokai no deben existir en este mundo, lo que estoy viendo no puede
ser una excentricidad.
Deben hacerlo.
Pero en ese momento no pensaba más que en todo lo contrario.
Deseaba con todo mi corazón que “eso” fuera una excentricidad frente a mí.
Después de todo—¿un tigre?
Era un tigre.
Un tigre, merodeando delante de mí.
Rayas amarillas y negras.
La imagen misma de un tigre.
Ocurrió poco después de que viera a Mayoi-chan alejarse—doblé la esquina y allí estaba el
tigre. No, ni siquiera el hecho de expresarlo de esa manera da una sensación de realidad, no
tiene el sabor de un suceso real.
Como no lo tiene, tenía que ser irreal.
Tenía que ser una excentricidad.
En realidad, iba a ser un problema si no se trataba de una excentricidad, fueran cuales fueran
los hechos del asunto—me situé a menos de cuatro metros de él. Casi podía llegar a tocar sus
rayas. Si el tigre era real y no una excentricidad, digamos que se había escapado de un
zoológico, mi vida estaba seguramente acabada.
Estaba tan cerca que ni siquiera podía correr.
Me comerían.
Aceptada humildemente en su estómago.
Estaría pasando el testigo en la carrera de la vida.
Por cierto, dicen que cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la
magia, pero cualquier excentricidad excesiva también es indistinguible de la realidad.
Su olor singularmente asilvestrado, su presencia incluso majestuosa, todo era tan intenso que
carente de realidad, parecía sin embargo la realidad misma; pero estaba bien, el querido
presentador de televisión no había dicho una palabra sobre un tigre escapado de su zoo.
<… Nn.>
El tigre—gruñó.
No le importó soltar un afectado <¡Roar!> como hacen los depredadores en el manga.
Entonces, al detenerse, el tigre me miró fijamente.
Oh, no.
Nuestros ojos se habían encontrado.
Tanto si el tigre era real como si se trataba de una excentricidad—vernos a los ojos era una
mala idea.
Con un tigre de verdad, por supuesto, eso era motivo suficiente para ser atacado—y si era una
excentricidad, que me reconociera era una mala noticia, casi tan mala, no, incluso peor que
qué yo lo reconociera.
Al instante desvié la mirada.
Puse al tigre fuera de mi campo visual.
Aunque esto no provocó que el tigre se moviera, de nuevo, al mismo tiempo, yo tampoco podía
moverme de mi sitio—sea animal o excentricidad, mi reacción ante ello acabó siendo tibia.
Si quería huir, y debía hacerlo—¿por qué no huía?
Estaría a salvo si sólo corriera.
¿Por qué no hacerlo?
Yo.
“……”
¿Cuánto tiempo estuve allí de pie?
La gente suele describir estas situaciones como si tardaran horas, o lo contrario, como si
ocurrieran en un instante, pero para ser sincera, no tuve espacio para pensar en ello en absoluto.
Tengo una mente sorprendentemente estrecha.
Capaz de no estar ni estar, lo que me hace parecer mí misma una excentricidad—y luego, por
fin.
<Hm. Blanca.>
Así—habló el tigre.
Excentricidad confirmada.
<Blanca—y de una manera tan transparente.> Dijo (sin añadir un <¡Grrr!> ni nada, por
supuesto)—antes de empezar a balancear sus cuatro patas paradas hacia delante sin más y
pasar a rastras, torpemente, junto a mí.
Como alguien que nunca había visto de cerca a la criatura que llamamos tigre, no tenía ningún
sentido de la perspectiva para este sujeto que se encontraba a cuatro metros por delante, pero
en cuanto pasó a mi lado, me impresionó que la posición que ocupaba su torso fuese más alta
que mi cabeza, era demasiado enorme, una vez más, para ser real.
Probablemente no debería haberme dado la vuelta.
Si pasaba junto a mí, debía dejarlo pasar—había decidido apartar sus ojos de mí, así que ¿por
qué seguirlo con los míos?
Pero yo.
Blanca.
Blanca—y de una manera tan transparente.
Ensimismada por las palabras que el tigre me había dicho, irreflexivamente, sin cuidado—.
Me di la vuelta.
Qué tontería más grande.
Apenas había aprendido las lecciones del primer semestre, incluida la Semana Dorada. ¿Ahora
cómo iba a criticar cualquier cosa que dijera Araragi-kun sobre algo?
No, cuando se trata de mí.
Soy mucho peor que Araragi-kun.
“… Oh.”
Pero, afortunadamente.
¿O tal vez no? Es difícil decirlo.
Bueno, por supuesto, claramente no lo era.
Pero.
No había nada cuando me di la vuelta—olvídate del tigre, no había ni siquiera un gato.
Sólo una calle sencilla.
El mismo camino a la escuela de siempre.
“Oh, cielos.”
Lo dije no porque el tigre hubiera desaparecido, sino por haber mirado el reloj de mi muñeca
izquierda.
Ocho y media.
Parecía que iba a llegar tarde por primera vez en mi vida.
005
“Tienes que escuchar esto, Senjougahara-san. Hoy me he encontrado con un tigre de camino
a la escuela.”
“Ahora si lo hiciste. Entonces, Hanekawa-san, ¿estoy obligada a escuchar los detalles de esta
historia? Cuando se dice ‘Tienes que escuchar esto’, ¿no es sólo una introducción, sino una
petición sincera?”
Mientras caminábamos en pequeños grupos de vuelta a nuestras aulas después de la ceremonia
de inicio de curso, me acerqué a Senjougahara-san, que estaba en mi clase.
Luego le conté mi mañana.
Sin embargo, con una expresión de ligera molestia, me ha tratado con una reacción
abiertamente molesta.
Sin embargo, en lugar de apartarme del todo, me instó diciéndome: “¿Qué?”
Se había cortado el cabello que antes le llegaba hasta la cadera en algún momento de las
vacaciones de verano antes de ir directamente a casa de sus abuelos por parte de su padre, así
que no estaba segura de Araragi-kun, pero una Senjougahara-san de cabello corto era una
visión nueva para mí.
Siempre tuvo unos rasgos muy cuidados, y cualquier peinado, corto o largo, le quedaba
perfecto, pero el recorte borró cualquier rastro del aire de “princesa enclaustrada” que la
rodeaba durante nuestro primer semestre. Esto suscitó una discreta controversia entre el resto
de nuestros compañeros (posiblemente más que cuando me corté el cabello), pero en mi
opinión, “princesa enclaustrada” es casi un insulto para una chica de instituto, así que esto fue
bueno.
“¿Acabas de decir un tigre, Hanekawa-san? ¿No un gato?”
“Sí. No un gato, sino un tigre.”
“¿No es un gato con rayas de tigre?”
“No. Un tigre a rayas.”
“¿No fue una cebra con rayas de tigre?”
“Creo que sería una cebra rayada normal, pero no, no lo era.”
“¿No piensas que a más gente le gustaría nacer bajo el signo de libra si se llamara cebra?”
“No lo sé.”
Hmm, asintió.
“Por aquí.” Tomó mi mano.
Me llevó a un lado.
Parecía que quería separarse del grupo, ya que quedaba un poco de tiempo antes de que
empezara la clase—y, efectivamente, era algo de lo que dudaba en hablar delante de los demás
en nuestra clase.
Fuimos detrás del gimnasio.
Estas palabras tienen un cierto aire de temor, pero los alrededores del gimnasio han sido objeto
de una gestión lo más escrupulosa posible desde el paso del equipo de baloncesto femenino el
año anterior; la zona, de hecho, se siente sana y abierta.
Como el tiempo también era bueno, la situación era óptima para que las chicas hablaran de
romance, pero íbamos a hacer florecer una historia de fantasmas.
Tal vez debería decir “marchitar” una historia.
“Has visto un tigre… Hanekawa-san, ¿no es algo que deba preocupar mucho?”
“Creo que sí. Oh, pero no, no era un tigre de la vida real. Probablemente era una excentricidad.
Habló.”
“¿Cuál es la diferencia? Eso no cambia nada. Incluso un tigre de carne y hueso es
prácticamente una excentricidad para un japonés.”
“Ah.”
Ella tenía razón.
Su forma de ver el mundo era tan audaz como siempre.
Una audacia realista.
“Si alguien me dijera que los pandas son monstruos, me lo creería.” Dijo.
“Hmm, no estoy segura de eso.”
“¿Y las jirafas? Esas muy bien son rokurokubi.”
“Los zoológicos deben parecerte casas encantadas, Senjougahara-san.”
Eso puede ser cierto, asintió.
Qué franca.
“Aun así, Hanekawa-san, qué cosa tan inesperada te encontraste—o tal vez debería decir que
es eres tan sorprendente como siempre. ¿Un tigre? ¿Un tigre? ¡Un tigre! Es que, ¿cómo puedes
ser más elegante que eso? Un cangrejo. Un caracol. Un mono. ¿Qué era para Karen-san?
Cierto, una abeja. Toma esa alineación, y luego vas y le agregas nada menos que un tigre. Es
como si todos hubiéramos estado en una carrera a pie, cada uno de nosotros cuidando de no
sobresalir para poder cruzar todos juntos la línea de meta, una competición amistosa y llana,
¿y luego vas y haces esto? ¿Cómo puede alguien ser tan insensible? Esto podría ser incluso
más genial que el demonio de Araragi-kun.”
“Siempre tienes una forma tan única de ver las cosas…”
“¿Te ha hecho algo?”
“No, no hizo nada—o al menos, no creo que lo hiciera. Es difícil saber sobre este tipo de cosas
por uno mismo, por eso quería preguntarte. Hay algo extraño en mí ahora mismo?”
“Hmm. Bueno, que te ausentes de la escuela es una cosa, pero no es propio de ti llegar tarde.
Aunque no es eso lo que quieres decir, ¿verdad?”
“No.”
“Con permiso.”
Acercando su cara, recorrió mi piel. Como si fuera a lamerla. Como si estuviera
inspeccionando mi piel, mis globos oculares, mi nariz, mis cejas, mis labios, cada parte
individual. Cuando acabó con mi cara, me tomó la mano y me examinó las uñas y los vasos
del dorso de la mano.
“¿Qué está haciendo, Senjougahara-san?”
“Comprobando si hay algo inusual.”
“¿De verdad?”
“Al menos, eso es lo que hacía al principio.”
“Entonces, ¿qué es lo que estás haciendo ahora?”
“Complaciendo mis ojos.”
La sacudí.
Tan fuerte como pude.
“¡Ah!” Exclamó, mirándome con una expresión muy decepcionada—pero, bueno, seguro que
lo decía en broma.
Quizá te sorprenda oír esto, pero a Senjougahara-san le encanta bromear.
… Espero que sea una broma.
Especialmente porque Araragi-kun me habló recientemente de las preferencias de Kanbarusan.
“Entonces.” Pregunté. “¿Qué te parece?”
“Estás bien. Tu piel seguirá así de tersa durante al menos otra década.”
“No me refería a eso.”
“No hay nada que pueda ver—no es que te hayan salido orejas de tigre o algo así.”
“Orejas de tigre…”
No era un comentario que pudiera tomar en broma como alguien a quien le habían salido orejas
de gato en el pasado, y precisamente porque la analogía era realista, dejé escapar una risa
exagerada mientras me daba un repaso a la cabeza.
Estaba bien.
No había brotado nada.
“Pero.” Recordó Senjougahara-san. “No es que vaya a ocurrir algo inusual en cuanto te
encuentres con una excentricidad—considerando el desfase temporal, aun no podemos
relajarnos.”
“Bien.”
“No podemos descartar la posibilidad de que mañana despiertes como un bicho.”
“Creo que es un salto demasiado grande.”
Necesitaba relacionarlo con los tigres de alguna manera.
Incluso si ella amaba a Kafka.
“Para estas cosas.” Aconsejó. “Creo que deberías hablar con Araragi-kun en lugar de conmigo.
Es cierto que me encontré con una excentricidad, aquel cangrejo—y me causó mucho
sufrimiento, pero eso no significa que esté equipada con los métodos o los conocimientos para
tratar a otras personas.”
“Mm. Mmm. Sí, pero…”
Ella tenía razón.
Encontrarse con una excentricidad no significa que tengas experiencia.
De hecho, cuanto más veterano es uno, más se aleja de la trayectoria profesional.
Discutir esto con Senjougahara-san sólo sirvió para molestarla. Incluso podría acabar
reabriendo viejas heridas.
“Pero parece que Araragi-kun se está tomando el día libre.” Dije.
“¿Qué?” Senjougahara-san inclinó el cuello con desconcierto. “¿No estaba alineado allí en la
ceremonia de inicio de curso? Que su ausencia pase desapercibida dice aún más sobre lo
ignorable que es que su presencia pase desapercibida.”
Jejeje, se rió.
Un escalofrío me recorrió.
A veces se filtra el poso de lo que Araragi-kun llama su “época de lengua ácida”.
Por otra parte, el veneno se había eliminado durante las vacaciones de verano, y ahora también,
había hablado de una manera que dejaba claro que sólo estaba bromeando.
Los humanos son capaces de cambiar.
Podría decirse que es la prueba viviente de ello.
“Bueno, dice que ya no tiene que preocuparse demasiado por su historial de asistencia, pero
me pregunto qué ha pasado con mi querido.”
“No le llames así.” La reprendí. Era un cambio demasiado grande. ¿Cómo íbamos a aceptarla
como el mismo personaje? “Hablando de eso, en realidad, también me encontré con Mayoi-
chan esta mañana antes de toparme con el tigre. A juzgar por lo que ha dicho, parece que—
está tramando algo.”
“¿Tramando algo?” Senjougahara-san sacudió la cabeza con lo que parecía resignación.
Aunque un poco exagerada, la reacción expresaba con precisión lo horrorizada que estaba.
“Lo mismo de siempre, supongo.”
“Podría ser. Sólo puede concentrarse en lo que tiene delante.”
“¿Intentaste llamarlo? ¿O enviarle un correo electrónico o algo así?”
“Ummm, algo me detuvo.”
No quería molestarlo cuando obviamente estaba trabajando. Se lo habría planteado
directamente si estuviera en la escuela, por supuesto, pero no estaba segura de ir tan lejos como
para llamarlo o enviarle un mensaje de texto.
Fue menos por discreción que por preocupación por su seguridad.
“Bien.” Asintió Senjougahara-san. “Creo que estaría bien que fueras un poco más descarada.”
“¿Descarada?”
“¿O tal vez debería decir sin vergüenza? Nunca se molestará por una petición tuya, no importa
en qué situación se encuentre. Lo sabes, ¿no?”
“No estoy segura.” El comentario de Senjougahara-san me pareció confuso. “Tal vez no.”
“¿O es por consideración a mí?”
“Oh, no. Por supuesto que no.”
“Siempre y cuando no lo sea.”
Esta vez, dejó escapar un suspiro.
Un profundo suspiro.
“Bueno.” Dijo. “No es que vaya a pasar algo, así que no deberíamos ponernos demasiado
nerviosas; estar preocupadas sin saber todo el panorama es una pérdida de tiempo. Eso sólo
nos convertiría en una yandere patológica. Aun así, ya que este tigre podría atacar a alguien
más que a ti, ¿no crees que debemos hablar con Araragi-kun? Ya sea un tigre o un león, no es
que ninguna de nosotras sea capaz de luchar contra una excentricidad. ¿No eres como yo,
conocedora, pero inexperta y sólo equipada con sabiduría de segunda mano?”
“Claro, pero…”
Su elección de palabras estaba adquiriendo una cierta insinuación.
Era difícil saber si lo hacía a propósito.
Estoy segura de que Araragi-kun se habría dado cuenta y habría respondido con el comentario
perfecto.
Me falta esa habilidad.
“Habría que ser como Araragi-kun y tener un vampiro como mascota en su sombra para luchar
contra una excentricidad—bueno, Kanbaru parece que podría ser capaz de hacerlo si le
apetece, pero no deberíamos pedirle a esa chica nada descabellado.”
“Sí.” Acepté.
Había oído hablar de ello, vagamente.
El vendaje de su brazo izquierdo, supuse.
Eso no era una cuestión de discreción, era peligroso—como cuestión práctica. Aunque el
problema de excentricidad de Kanbaru-san se había resuelto, era como si viviera con una
bomba atada a ella.
O tal vez se podría decir que ella misma era la bomba.
Pero si al conceder eso, ¿no era lo mismo para Araragi-kun? ¿Podría ser por eso que no era
capaz de llamarlo?
Parecía que sí.
Pero yo sabía—que no era por eso.
Al final, fue exactamente como dijo Senjougahara-san.
No fui capaz de ser descarada con Araragi-kun.
La razón estaba muy clara, sin duda—.
“Hanekawa-san, ¿le has pedido a Araragi-kun que te salve?”
“¿Qué?”
La repentina pregunta me hizo volver a la realidad.
Me ha sorprendido.
“¿Eh? ¿Salvar? No sé. No parece el tipo de palabra que usarías en una conversación normal…
Probablemente no.”
“De acuerdo. Yo tampoco.” Dijo Senjougahara-san, mirando al cielo. “Probablemente nos
salvaría antes de que lo dijéramos—y lo haría recitando alguna cita falsa como ‘la gente va y
se salva por sí misma’.”
No era una cita falsa, era una real que había escuchado antes. Oshino-san repetía
constantemente esa frase.
“No fue sólo el cangrejo.” Continuó. “Estuvo aquel episodio con Kanbaru, con Kaiki, ha
habido un montón de veces que me ha salvado, tanto a la vista como desde las sombras. Pero
siento que el hecho de que nos salve sin que digamos nada no significa que no tengamos que
decir nada.”
“¿Hm? ¿Qué?”
“Tal vez, bueno, creo que podrías estar esperando que te salve antes de decir algo.”
“… Ah.”
Hmm.
¿Eso es lo que parece?
Pero ahora que lo decía, la triste realidad era que no podía negarlo rotundamente.
No pude hacer mi acercamiento—¿y sólo esperaba que la otra parte se acercara a mí?
Ese yo—bueno, ese yo existía.
Había un yo oscuro dentro de mí.
Y al estar dentro de mí, estaba más cerca de mí que nadie.
“Creo que deberías confiar en él. Siempre espera que lo hagas. Si hubieras podido durante la
Semana Dorada—.”
Comenzó a decir—pero se detuvo a mitad de la frase.
Tal vez sintió que había ido demasiado lejos, aunque no lo había dicho todo.
Pero en lugar de disculparse, se limitó a actuar de forma incómoda—ni habría sabido cómo
responder si hubiera pedido perdón.
No había ninguna razón para que lo hiciera.
“¿Por qué no volvemos a clase?” Dije.
Esto no fue particularmente un intento de sacarla de apuros. Según mi reloj, ya era hora de
regresar. Hasta el punto de que teníamos que subir corriendo las escaleras.
“Vamos.” Asintió Senjougahara-san. “No te estoy presionando ni nada por el estilo, pero no
deberías tratar de manejar tus problemas tú sola. Todavía tiendes a hacerlo—si no estás
dispuesta a molestar a Araragi-kun, entonces hazme participar, aunque no pueda hacer mucho.
Bueno, supongo que al menos podría morir contigo.”
Senjougahara-san lanzó despreocupadamente esas escandalosas palabras y comenzó a caminar
hacia el edificio de la escuela. Aunque haya sido rehabilitada, esa parte de ella que podríamos
llamar su fuerza arrolladora seguía viva y coleando.
Claro que sí.
No era tanto rehabilitarse como ponerse más bella, para ser franca.
Especialmente en presencia de Araragi-kun.
Pero como Araragi-kun sólo la conoce tal y como es en su presencia, puede que le lleve un
poco más de tiempo darse cuenta de ello.
Como si fuera a decírselo.
Y así sucesivamente.
Luego, juntas, volvimos a nuestra clase—temía que nos hubiéramos perdido el comienzo de
la clase, pero no fue así.
Bueno.
Nuestra profesora, Hoshina-sensei, ya estaba allí.
Eso normalmente significaba que ya había empezado—pero todos los de la clase, nuestra
profesora incluida, estaban pegados a la ventana que daba al campo de atletismo. No había ni
una sola persona sentada, así que no se parecía que la clase hubiese empezado.
¿Qué estaba pasando?
¿Qué podrían estar viendo?
“Ah.” Murmuró Senjougahara-san a mi lado.
Es un poco más alta que yo, así que se dio cuenta antes que yo—para ser exactos, se quitó los
zapatos y se subió a una silla en cuanto supo que todo el mundo estaba mirando algo. En contra
de las apariencias, podía ser sorprendentemente proactiva.
Al no tener el valor que tenía, me limité a pasar entre mis compañeros de clase, me acerqué a
una de las ventanas y miré por ella.
Inmediatamente vi lo que todo el mundo estaba mirando.
“… Un incendio.”
Mi mente estaba en blanco, en una nebulosa.
Rara vez hablaba conmigo misma fuera de casa—y sin embargo ahí estaba, hablando conmigo
misma.
Contemplando las rugientes llamas, tan poderosas que parecía que su sonido podría
alcanzarnos a pesar de parecer una mota desde donde estábamos, muy lejos—terminé
hablando sola.
“Mi casa está en llamas.”
Esa casa—había terminado llamándola mía.
006
Había dos cosas que no sabía.
En primer lugar, no sabía que la casa en la que vivía era visible desde la ventana del aula donde
pasaba los días estudiando. Había tenido la oportunidad de pararme junto a la ventana y
contemplar el exterior.
¿Por qué no me había dado cuenta?
¿Por qué no era visible?
Supongo que tenía que serlo, y simplemente nunca lo reconocí conscientemente—en otras
palabras, según la lógica inversa de “conoce una excentricidad y serás atraído por las
excentricidades”.
Debo haber estado apartando esa casa de mi conciencia.
Y la otra cosa que no sabía era la inesperada conmoción que sentiría si esa casa se quemaba—
me dejó sin palabras.
Fue suficiente para dejar mi mente en blanco.
Fue un shock para mi sistema.
Araragi-kun parece equivocarse en este punto, pero no soy del todo madura—albergo el
mismo tipo de impulsos destructivos que los demás. Depositó un nivel excesivo de confianza
en mi carácter incluso después de la pesadilla que fue la Semana Dorada—o no, tal vez sólo
pretendía pasar por alto las cosas—pero yo había deseado una y otra vez que esa asquerosa
casa desapareciera.
Pero nunca pensé que realmente lo haría.
Y nunca pensé que sentiría una sensación de pérdida tan fuerte.
No es que me haya encariñado con ese sitio.
Ni siquiera sentí que hubiera pensado en ella como mi casa—dejé escapar palabras en ese
sentido, pero debió de ser un fallo momentáneo.
Pero el hecho inamovible era que me sentía lo suficientemente impactada como para tener ese
momento.
¿Fue algo bueno?
Me sentí lo suficientemente impactada.
Sí, eso era un hecho.
¿O fue algo malo?
Probablemente se podría tomar de cualquier manera, pero de cualquier manera, era demasiado
tarde.
Ya no estaba.
Ese hogar donde había pasado quince años de mi vida.
Se perdió para siempre.
Pregunté a mi profesora si podía salir antes a pesar de haber llegado tarde, y por supuesto
recibí inmediatamente el permiso. No soy Kanbaru-san, pero volví corriendo a la casa, y
aunque la zona estaba rodeada de camiones de bomberos y curiosos, ya se había apagado.
Apagado.
Y no quedó nada.
Aunque el fuego no se había extendido a ninguna casa vecina, la residencia de los Hanekawa
estaba lo que se dice arrasada, sin que quedara una sola columna.
Extremadamente beneficioso a la hora de hacer una reclamación al seguro de incendios, ese
estatus fue quizás una gracia salvadora. Aunque suene vulgar, es de suma importancia.
Oh, espera. No, no.
De suma importancia, naturalmente, son las vidas humanas—pero no había necesidad de
preocuparse por eso. Había estado en la escuela, y no había casi ninguna posibilidad de que
los “otros dos”, que deberían llamarse mis padres, volvieran a la casa tan temprano.
Ninguno de los tres habitantes—lo consideraba un hogar.
Era un lugar, no un hogar.
Pero Roomba debe haber ardido, lloré la muerte de la aspiradora automática que me
despertaba incansablemente cada mañana.
Recibió más luto que la casa.
Además de Roomba, muchas otras cosas, o mejor dicho, todo había ardido en llamas, pero yo
era un simple estudiante de secundaria sin posesiones destacables. Eso no iba a ser un
problema para mí.
Si insistes, perder toda mi ropa fue una complicación.
En realidad, podría haber sido lo mismo para las personas que deberían llamarse mi padre y
mi madre—ninguno de los dos podría haber guardado nada importante en la casa.
Deben haber guardado cualquier cosa de valor en el trabajo.
Así fue como lo vi.
Esa casa.
No era un lugar para guardar nada de valor.
Se ensuciaría.
En cualquier caso, esto sólo significaba que estaba lleno de cosas que no conocía—sólo te das
cuenta de algunas cosas después de que una casa se queme.
Nunca he conocido al hombre en persona, pero ¿era ésta una de esas lecciones para llevar a
casa de las que le gusta hablar al fraude, Kaiki Deishu-san?
No estaba segura.
No lo sabía.
Pero lo supiera o no—esto significaba definitivamente que me ponían en la calle.
Tenía lugares a los que ir sin ninguna razón en particular en los días libres porque no soportaba
estar en casa, pero qué suerte había tenido de tener un lugar donde poder acostarme—de
cualquier manera, los Hanekawa terminaron teniendo su primera discusión familiar en un
tiempo como resultado de este incidente.
¿Un debate?
Bueno, incluso yo puedo imaginar que las familias normales no llamarían a eso una discusión.
No fue nada parecido a una reunión familiar.
Fue un intercambio de opiniones.
No hubo interacción social.
Una casa que se incendiaba naturalmente requería un montón de procedimientos diferentes y
complicados—ni siquiera sabíamos aún la causa del incendio. Era aterrador, incluso había
sospechas de incendio provocado—así que iba a ser un problema a largo plazo, no algo que
pudiera manejar yo, alguien que todavía es demasiado joven. Lo que discutimos aquel día fue
nuestro problema más acuciante. Es decir, dónde íbamos a dormir esa noche.
Sin parientes cercanos en los que los Hanekawa pudieran confiar, no había mucho espacio
para el debate. Acabamos reservando el hotel más cercano—pero incluso eso nos supuso un
problema.
Podría decirse que es el mayor problema, o tal vez el único problema.
Hacía mucho tiempo que no dormíamos en la misma habitación.
Estaba yo, por supuesto, que dormía en el pasillo, pero incluso el matrimonio dormía en
habitaciones diferentes. No podíamos conseguir dos o tres habitaciones en un hotel cuando
eso sólo encarecería la situación—.
“Estoy bien. Conseguiré que una amiga me deje quedarme con su familia por un tiempo.”
Antes de que la discusión pudiera profundizar demasiado, dije eso.
Lo proclamé.
“Papá, mamá, esta es una gran oportunidad para que ustedes dos pasen un tiempo a solas como
marido y mujer.”
No lo decía como excusa, realmente me sentía así, y sabía que eso era parte de lo que me hacía
tan temible e inhumana—había aprendido durante la Semana Dorada que era uno de mis
defectos.
No quería ir a la cama en la misma habitación que esos dos.
Esos sentimientos personales estaban sin duda ahí, pero los dejaba muy, muy de lado—y era
muy poco natural.
Lo sabía.
Ver el fuego como una gran oportunidad no me hizo precisamente humana.
Araragi-kun y Oshino-san me lo habían enseñado.
Una lección.
Aquí estaba, sin haberlo puesto en práctica—pero no podía dejar de pensar que esos dos
podrían volver a ser como debían ser.
Fui capaz de pensarlo.
A saber, que ésta podría ser la última oportunidad para esos dos, que planeaban divorciarse en
cuanto yo dejara de ser menor de edad.
Me lo imaginaba.
Reconstruir la casa llevaría varios meses si se tiene en cuenta todo, y si pasaban unas semanas
juntos y solos por primera vez en quince años antes de encontrar un lugar para alquilar—
entonces quizá podría pasar algo.
Así lo pensé.
Yo era capaz de pensar así.
Quería pensar que sí.
Los dos se pusieron de acuerdo enseguida.
Ni siquiera intentaron detenerme cuando les comuniqué mi intención de quedarme en casa de
una amiga. De hecho, se alegraron visiblemente de que yo misma lo hubiera sugerido.
Bueno, por supuesto que sí.
Era más fácil para ellos dos estar solos que para nosotros tres. El fuego podría haber sido una
cosa razonablemente bienvenida para ellos, también, en el sentido de que les permitió
ahuyentar una fuente de molestia en sus vidas.
Estaban encantados.
Y me alegré de que estuvieran encantados, así que tenía que estar bastante loca.
007
Sin embargo, me puso en una situación difícil.
Bueno, lo era desde el principio, pero la mayor dificultad ahora era el hecho de que no tenía
ninguna amiga que me permitiera quedarme con ella durante un tiempo.
Tengo amigos.
No diría que muchos, porque mi personalidad es un poco problemática, pero siento que tengo
el tipo de relaciones amistosas en la escuela que tendría cualquier estudiante promedio.
En ese sentido, a Araragi-kun le gusta hablar de los pocos amigos que tiene, casi presumiendo
más que recriminándose, pero esa es la única afirmación que hace de la que daré fe.
No está mintiendo. No es una exageración, no tiene amigos.
En realidad, se comportaba para no hacer amigos, durante mucho tiempo—según él, bajaría
su intensidad como humano, o algo así.
Él realmente creía y decía eso.
Aunque parece haber abandonado esa filosofía, sigue en plena rehabilitación, y nunca le he
visto hablar con otro chico de nuestra clase.
De hecho, nunca le he visto hablar con nadie más que conmigo y con Senjougahara-san.
Me pregunto si sabe que, al igual que Senjougahara-san era la “princesa enclaustrada”, a él le
siguen llamando el “silencio inamovible”.
Así que comparado con él, tengo amigos.
La gente es amiga mía.
Pero si lo pienso bien, nunca me he quedado a dormir en casa de un amiga.
Tengo cero experiencia con las llamadas pijamadas—hmm.
Ahora que lo pienso, ¿por qué?
Detestaba tanto pasar tiempo en la casa, pero tampoco nunca me “escapé” auténticamente—.
Araragi-kun diría que es porque soy una estudiante modelo, y probablemente no se equivoque,
pero quizá la opinión de Senjougahara-san sea la correcta.
En otras palabras:
¿Le has pedido alguna vez que te salve?
No sólo a Araragi-kun.
Apuesto a que no puedo buscar la ayuda de nadie más que de mí misma—no quiero confiar
nada decisivo a los demás.
No quiero soltar el tablero de reparto.
Quiero definir mi vida por mí misma.
Y así—me convertí en un gato.
Una excentricidad.
Me convertí en mí.
“Bueno, debería estar bien. Tengo una pista, afortunadamente.”
Diciendo esto, ni siquiera hablando conmigo misma, sino para darme valor, empecé a caminar,
mi mochila escolar era lo único que llevaba. Era el comienzo de un nuevo semestre, nuestra
ceremonia de inicio de curso, así que sólo llevaba mis lápices y cuadernos dentro de ella, nada
más. Pero ahora era mi única posesión.
El hecho de que una sola bolsa sea la suma total de mis pertenencias me hizo parecerme a
Anne Shirley cuando aparece por primera vez—disfruté un poco de mi apuro, de forma
bastante inapropiada, así que, después de todo, supongo que no soy del todo firme y seria—y
en cuanto a mi pista, debe ser obvia.
Las ruinas de esa escuela abandonada.
Al parecer, se llamaba Escuela de Preparación Eikow cuando todavía estaba en
funcionamiento.
El lugar donde Oshino-san y Shinobu-kun habían vivido durante unos tres meses—y Araragikun también vivió allí durante las vacaciones de primavera. Así que por muy arruinado que
pareciera, tenía que contar con un mínimo de instalaciones que una persona necesitaba para
pasar la noche.
Esa fue mi lectura al respecto.
Un piso adecuado y un techo sobre mi cabeza no se daban por sentados.
Aunque estaba lejos a pie, quise ahorrar dinero, teniendo en cuenta lo que me esperaba, y no
utilicé el autobús.
Oshino-san solía tener una barrera alrededor del lugar que lo hacía más difícil de alcanzar de
lo que se pensaba, pero ya la habían quitado.
Sólo había que seguir el camino.
Y llegarías allí.
Evidentemente, no había electricidad en el edificio, así que tuve que preparar un lugar para
dormir mientras todavía había luz.
¿No pusieron Oshino-san y Araragi-kun escritorios y sillas juntos para crear camas?
En ese caso, yo seguiría su ejemplo.
Atravesé la verja, entré en las ruinas y empecé a subir las escaleras hasta el cuarto piso—lo
elegí porque Araragi-kun me había dicho que Oshino-san residía allí con frecuencia.
En otras palabras, imaginé que el cuarto piso era el lugar de estas ruinas donde más fácil era
vivir, dadas las pautas de vida del anterior habitante—pero esto fue una corazonada que se
encontró con un fallo.
O tal vez estaba más cerca de una decepción total.
La primera aula en la que entré, en la cuarta planta, tenía un agujero en el techo.
La siguiente aula tenía una abertura en el suelo.
Ni siquiera un piso adecuado o un techo sobre mi cabeza…
En cuanto a la última aula en cuestión, estaba tan desordenada que parecía que se había soltado
un animal salvaje dentro—casi como si Araragi-kun y Mayoi-chan hubieran tenido una de sus
fiestas salvajes o algo así.
Sentí una pizca de arrepentimiento. Quizá me había precipitado demasiado.
Estaba segura de que el lugar no era tan sombrío…
Aunque ya tenía en mente este lugar cuando declaré mi intención de quedarme en casa de una
amiga, en realidad era un entorno más duro de lo que había imaginado.
Forzando una sonrisa y haciendo todo lo posible por sentirme emocionada, bajé al tercer
piso—donde la primera aula en la que entré tenía agujeros tanto en el techo como en el suelo.
El agujero del techo parecía estar conectado con el que había visto en el aula del cuarto piso—
wow, en serio, ¿qué ha pasado aquí? A juzgar por el color del borde, los daños debían ser
bastante recientes… Si resulta que el suelo se derrumbó de forma natural, la protección
antisísmica del edificio dejaba mucho que desear.
Mi corazón latía con fuerza mientras me aventuraba a seguir adelante hasta que, por fin, llegué
a un aula cuyo techo, suelo y paredes estaban en buen estado.
Aun no podía permitirme sentirme aliviada y fui directamente a crear una cama. Aunque me
recordaba un poco a un campamento de Boy Scouts, obviamente nunca he sido Boy Scout.
Lo que sé es sólo lo que sé.
No es experiencia.
Senjougahara-san también tenía razón en eso.
Es como si estuviera acumulando conocimientos, y acumulando sinsentidos justo al lado.
En efecto, improvisar una cama atando algunos escritorios disponibles no era más que eso,
pero no era fácil. En primer lugar, no tenía cuerdas para atarlos. Acabé teniendo que abandonar
las ruinas para comprar en la tienda más cercana.
“Bien, todo hecho. La cama de Oshino-san usaba un escritorio más que esta, pero no soy tan
alta como él. Este tamaño servirá.”
Aun así, hacer algo con tus propias manos es divertido.
La cama terminada parecía una obra bastante impresionante—incapaz de contenerme, me
acosté, todavía con el uniforme escolar.
“Ack.”
Esto no era bueno.
Mis altas expectativas se tradujeron en un enorme daño psicológico.
Esto realmente no era bueno.
Me sentí muy deprimida.
Era lo mismo que dormir en el suelo.
Era áspero y lleno de baches.
Al considerar necesario realizar un experimento de control, probé a extenderme en el suelo.
Después de todo, no parecía haber mucha diferencia.
En realidad, las secciones conectadas del escritorio-cama casi lo convierten en el más difícil
de dormir de los dos.
Qué hombre tan aterrador era Oshino-san.
Probablemente podría dormir en una cama de clavos.
Al preguntarme qué habían hecho Araragi-kun y Shinobu-chan, recordé que Shinobu-chan era
de hecho un vampiro y que Araragi-kun también lo había sido durante su estancia aquí. No
iban a ser puntos de comparación útiles.
Los vampiros pueden pasar un buen día de descanso dentro de un pequeño y estrecho ataúd,
así que no tenía ni idea de lo que suponía dormir para ellos.
“Ropa de cama. Necesito ropa de cama…”
Murmurando, volví a salir de las ruinas.
Llevaba mi cartera, y en ella estaba mi tarjeta de débito—así que no es que no pudiera ir de
compras.
No era tan complicado porque necesitaba todo tipo de cosas, y no sólo cuerdas de plástico—
pero como alguien que incluso tenía que recortar los gastos de autobús en este momento, no
podía permitirme un futón caliente. Tenía que encontrar algún tipo de sustituto.
Recordé haber leído en algún libro que los periódicos, las revistas y las cajas de cartón eran
formas muy económicas de mantenerse caliente. Probablemente podría conseguir cajas de
cartón gratis en unos grandes almacenes.
Teniendo en cuenta la cantidad de cosas que necesitaba comprar, tendría que tomar el autobús
de vuelta, pero tenía que resignarme en ese aspecto. No hay que escatimar en lo esencial.
No dejes que la pobreza frene el ingenio.
Qué frase tan bonita.
Sin embargo, precisamente por eso, me dirigí allí.
Caminé lentamente.
Un paso a la vez, como si aplastara la tierra con mis pies.
Mis necesidades absolutas eran comida que se conservara y agua. Decidí utilizar cajas de
cartón como colchón y periódicos, no revistas, como mantas. Con las revistas, tendría que
arrancar las páginas, algo que temía no poder hacer. Me parecía mal destruir el material de
lectura, aunque fuera una revista. Con los periódicos, sus páginas ya estaban separadas.
Luego vino la ropa.
No podía dormir con el uniforme—aunque Araragi-kun empezaba a sospechar que no tenía ni
un solo conjunto de ropa informal, por supuesto que no era cierto.
Aquellos dos nunca se habían comportado como padres para mí, pero eso no quiere decir que
hayan descuidado completamente a su hija.
Hicieron lo mínimo.
Como si estuvieran cumpliendo una obligación.
Así que al menos me compraron ropa—sólo que no quería ponérmela mucho.
Y de todos modos, esos conjuntos ardieron en llamas.
Al ser ese el caso, es el fin.
Se siente como un reinicio.
Sí—y aunque era del todo inapropiado, no podía negar que una parte de mí se sentía refrescada.
Desde luego, si algo era ilusorio, era esa frescura.
¿Reinicio? No—no se había producido ningún reinicio.
¿Qué otra cosa era mi situación actual sino una evacuación de emergencia?
El hecho de que haya desaparecido no significa que nunca haya ocurrido.
Haciendo mi ronda por el emporio general de los grandes almacenes, vi que la ropa era
sorprendentemente cara. Tendría que tomar un tren, pero tal vez necesitaba ir a Uniqlo… o
eso empezaba a pensar cuando me fijé en la tienda de cien yenes de al lado.
Eso me dio una idea, y cuando me acerqué, encontré lo que necesitaba. No iban a vender
pijamas (bueno, sudaderas y pantalones de chándal tipo pijama) por sólo cien yenes, pero me
alegré al ver que sí vendían ropa interior. Me compré las dos cosas enseguida y terminé de
comprar.
Mientras pensaba en estupideces como que realmente no podía mostrarle a Araragi-kun la ropa
interior que había comprado en una tienda de cien yenes, subí al autobús para el viaje de vuelta
como estaba previsto, y regresé a la escuela de preparación.
Oshino-san no desprendía ninguna sensación de cotidianidad, pero era un humano, no un
vampiro, y cuando me di cuenta de que debía de llevar tres meses luchando y peleando así,
me invadió una extraña oleada de admiración.
De vuelta al aula del tercer piso, empecé a reforzar mi cama. Utilicé un cúter para cortar el
cartón y luego envolví dos capas alrededor del escritorio con cinta de embalar. Al fin y al cabo,
sigue siendo una caja de cartón, se podría pensar, pero esto supuso una diferencia abrumadora
en cuanto a comodidad. Envolví una capa más de cartón en la parte superior sólo para estar
segura, completando mi ropa de cama.
Todo esto me había dejado bastante cansada, así que decidí comer.
No tenía más que alimentos en conserva, lo que significaba que no necesitaba cocinar.
Por supuesto, no lo he olvidado.
“Gracias por la comida.” Dije.
Si nos remontamos lo suficiente, hubo que sacrificar algún tipo de vida para crear incluso
alimentos conservados. Y así, gracias por la comida.
No, aunque no contuviera ningún bocado de vida, la comida se convertiría en mi carne y mi
sangre, así que la aceptaría con gratitud.
La vida es preciosa.
Aunque no esté viva.
Aun así, me iba a cansar de tan insípida comida en algún momento, así que quizá tuviera que
comprar pronto un quemador de gas y una olla. Aunque mi morada era sólo temporal hasta
que esos dos pudieran encontrar un alquiler, ellos también estaban ocupados, así que podría
acabar viviendo aquí durante bastante tiempo.
“Puedo utilizar los aseos y las duchas de la escuela… Y en el peor de los casos, incluso puedo
cargar mi teléfono allí. Debería poder estudiar en una sala de lectura o en la biblioteca. De qué
más tengo que preocuparme…”
Planteé todos los posibles problemas y los examiné, elaborando rápidamente un plan para
resolverlos.
Comenzó a sentirse menos como una preocupación por los días venideros y la elaboración de
medidas y más como una reafirmación a mí misma de que la maldita casa que se quemó no
me afectaba en absoluto.
Era como si estuviera haciendo las cosas dentro de mí.
Como si estuviera resolviendo las contradicciones.
Era muy yo.
Volví a dar las gracias después de terminar mi comida.
El verano seguía siendo fuerte, por lo que el sol debería haberse puesto tarde, pero se había
vuelto completamente negro sin que me diera cuenta. Me puse el pijama que había comprado
en la tienda de cien yenes, cambiándome también la ropa interior, y me fui a dormir a mi
flamante cama.
Yo no diría que es cómoda.
Sin embargo, extrañamente, puede que haya dormido más profundamente que en el pasillo.
009
¿Eh?
¿No nos hemos saltado un número en los capítulos?
¿Estoy imaginando cosas?
Como sea, está bien.
Las ruinas parecían un lugar donde Roomba podría haber brillado de verdad, pero
lamentablemente se quemó con el resto de todo lo que había en la casa, lo que significaba que
ya no podía confiar en él para despertarme por la mañana. Aun así, supuse que podría
despertarme a la misma hora de siempre.
Los humanos tienen algo llamado ritmo circadiano.
Este biorritmo está arraigado en nuestro cuerpo y no flaquea fácilmente.
No sólo eso, era alguien que no sabía lo que significaba estar aún dormido—o eso creía hasta
que la realidad se entrometió.
No es que me haya quedado dormida.
De hecho, me he despertado antes de lo previsto—y no me he despertado de forma natural,
me han despertado.
Pero no debía haber nadie que lo hiciera ahora que Roomba se había ido—.
“¡Hanekawa-san!”
Me sacaron de la cama.
¿Estar aún dormido implica que imágenes increíbles se sumerjan en tu vista? Pensé
perezosamente mientras esperaba que mi entendimiento se pusiera al día con mi percepción—
mirando a Senjougahara-san, que estaba justo delante de mí con sus manos sujetando mi
franela.
Pensé con pereza.
Ella gritó: “¡¿Estás bien?! ¡¿Estás viva?!”
“¿Eh? ¿Hm? ¿Buenos días?”
Aun incapaz de entender la situación, yo—hice algo que no había hecho durante mucho
tiempo—le di a alguien los buenos días.
Incluso estaba desconcertada.
Al fin y al cabo, a la normalmente fría y tranquila Senjougahara-san se le caían las lágrimas
por su rostro enrojecido mientras me miraba fijamente.
“¡¿Estás bien?!” Me preguntaba una y otra vez.
Sin saber aún por qué estaba tan preocupada, asentí, abrumada.
“S-Sí.”
“…… Nkk.” Como respuesta, por fin Senjougahara-san me soltó la franela, se mordió el labio,
pareció contener un estallido de lágrimas y entonces—. “¡Idiota!” Me dio una bofetada en la
cara.
Me desperté.
Y se fue con una bofetada.
Probablemente podría haberla esquivado si lo hubiera intentado, pero su aspecto era tan feroz
que me limité a aceptar el golpe.
No, probablemente no podría esquivar.
El calor me recorrió la mejilla.
“¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota!”
No contenta con golpearme una vez, Senjougahara-san lo hizo una y otra vez: su postura de
abofetear se fue deteriorando hasta que me golpeó en el pecho como si fuera un niño con una
rabieta.
No me dolió en absoluto.
Pero me dolió mucho.
“¡E-Eres una chica! ¡Valiéndose por su cuenta! ¡¿Y t-te quedas en un lugar como este?! ¡¿Y
si te pasara algo?!”
“… Lo siento.” Me disculpé.
Bueno, debería decir que me hicieron disculparme—aunque, después de todo, no pensé que
habría ninguna razón para pensar en lo que había hecho, o en otras palabras, mi pequeña
experiencia como Boy Scout y el sentimiento de que estaba experimentado algo bastante
interesante.
Aun así.
Estaba segura de que había hecho que Senjougahara-san, sí, esa Senjougahara-san, estuviera
terriblemente preocupada—.
Y de manera inapropiada, eso me hizo sentir un poco de alegría.
Estaba feliz.
“Uh-uh. No te voy a perdonar. Nunca te perdonaré.” Dijo, envolviéndose, aferrándose,
acurrucándose en mí y abrazándome.
No iba a dejarme ir nunca más.
“No te voy a perdonar. Nunca te perdonaré, ni siquiera si te disculpas.”
“Bien… ya lo entendí. Lo he entendido. Lo siento, lo siento.”
Aun así, reiteré mis disculpas.
Rodeé con mis brazos a Senjougahara-san y le devolví el abrazo.
Y seguí disculpándome.
Al final, tardó una media hora en dejar de llorar, lo que nos llevó a la hora en que normalmente
me despertaba.
010
“Te he llamado constantemente desde anoche, ¿sabes?” Dijo entonces Senjougahara-san, que
había vuelto a convertirse en su bella e indiferente persona. Era increíble la rapidez con la que
podía cambiar. Sin embargo, no estaba del todo bien, ya que no podía hacer nada con sus ojos
rojos e hinchados.
Mientras tanto, aparentemente mi cabello de recién levantada era horrible, probablemente
debido a mi cama (ella me llamaba Súper Saiyayin Hanekawa), así que en términos de lo
calmadas que parecíamos, las dos debíamos estar más o menos al mismo nivel.
Sin embargo, no podía dejar de asombrarme por la normalidad con la que se comportaba, como
si todos los berridos que había dado hasta hace un minuto hubieran sido sólo para aparentar.
Simplemente lo encontré adorable.
Tan adorable que casi no me importa mi cabello de recién levantada.
Me dijo: “No podía ni imaginar lo que se sentiría si tu casa se incendiara… Pensé que no
querrías hablar con nadie, y consideré no llamarte, pero estaba demasiado preocupada. Decidí:
‘Como sea, llámala’, pero nunca contestaste.”
“Oh. Lo siento. Tenía el teléfono apagado.” Dije. “Pensé que debía tratar de conservar todo lo
que pudiese en vista del estilo de vida de supervivencia que voy a llevar.”
No había utilizado mi teléfono como despertador en parte por mi fe en mi ritmo circadiano,
pero también tenía otra razón más pragmática. No había ninguna garantía de que pudiera
utilizar una toma de corriente en la escuela (estoy segura de que mis profesores me dejarían si
se lo explicara, pero en general, los teléfonos están prohibidos en mi escuela).
“Hay que ver, siempre eres tan estricta con las reglas… Sólo usa cualquier enchufe al azar que
encuentres, no hace falta que lo pidas.” Me sonsacó Senjougahara-san.
“Pero eso sería robar electricidad.”
“Acabé corriendo por toda la ciudad gracias a esa sinceridad tuya. Hablé con varias personas
para llegar a la información de que probablemente te estabas quedando en casa de una amiga—
pero nadie de la clase dijo que te quedaras con ellos.”
“¿C-Con cuánta gente has hablado?”
“Con todas las que conozco.”
“……”
Comparada con sus días de no sólo timidez sino de paranoia total, cómo había crecido. Pero
también significaba que toda la clase sabía que había desaparecido…
Hay que ver.
“En realidad, debería disculparme, Hanekawa-san. También fui a conocer a sus padres.”
“¿Qué?”
Me sorprendió.
En otras palabras, ¿había visitado el hotel donde se alojaban esos dos?
Parecía posible averiguar dónde estaban si se tenía la suficiente paciencia… No es que
estuvieran escondidos, y tendrían que haber informado a lugares como la oficina de correos.
Aunque probablemente Senjougahara-san fue al hotel segura de que yo también—de que
también estaría allí.
“Oh. Conociste a mi padre… y a mi madre.”
“¿Realmente necesitas llamar a gente como ellos tu ‘padre’ y ‘madre’?” Senjougahara-san
preguntó sin rodeos.
De forma más contundente.
Parecía disgustada.
Su expresión no solía decir nada sobre su mentalidad, pero últimamente sus sentimientos
empezaban a manifestarse.
Ya sea por alegría o por pena.
O la ira.
… Parecía que había tenido una gran reunión con esa gente.
Si al menos se esforzaran un poco más en mantener las apariencias—también habían estado
horribles con Oshino-san durante la Semana Dorada—pero, de nuevo, quizá no tenía derecho
a pensar así cuando no se me ocurría ninguna respuesta adecuada.
Sencillamente no fui capaz de imaginármelo.
“Parece que están pasando muchas cosas. Pero no quiero entrometerme.”
A diferencia de Araragi-kum, ella apenas sabía nada de mi situación doméstica, de los
deformes y desarmónicos Hanekawas, pero sin interés en profundizar más, nos puso en marcha
de nuevo.
Una hazaña impresionante.
Incluso sentí admiración por ella.
“Después di vueltas por todas partes, hasta esta mañana, cuando por fin pensé en este lugar.
Bueno, no, lo había pensado desde el principio, pero no quería creer que una joven eligiera
pasar la noche en estas ruinas… Pensé que nunca, que nunca lo harías, y lo dejé para el final.”
“Hm. ¿Hmm? Espera, ¿no me digas que estuviste despierta toda la noche, Senjougahara-san?”
“Supongo que aunque no te lo dijera, lo sabrías, Hanekawa-san. Ni pestañee. Cuando
atraviesas la noche te das cuenta lo larga que es.”
Por eso lloré cuando te encontré—me puse muy nerviosa, explicó.
Qué linda excusa.
Aunque más que atravesar la noche, se trasnocho.
“También es muy peligroso que una joven ande por las calles tan tarde.” Repliqué.
“No tengo nada que decir en mi defensa.”
No soy de los que reflexionan sobre las consecuencias, añadió.
Vestida con un traje muy informal, vaqueros y camiseta, estaba empapada de sudor. No había
estado deambulando todo este tiempo, sino corriendo como si fuera Kanbaru-san.
“Gracias.” Expresé mi gratitud tan brevemente y sin dramatismo como pude antes de
levantarme de la cama.
No me dolía el cuerpo.
No me considero especialmente talentosa, aunque Araragi-kun insiste en que lo soy, pero
parece que tengo un don para hacer camas.
Tal vez debería convertirme en una experta artesana de camas para dormir.
¿Es necesario un aprendizaje en Alemania o en los alrededores?
“Está bien.” Dijo Senjougahara-san. “Fue mi propia decisión—y por lo que parece, perdí el
tiempo metiendo las narices en tus asuntos.”
“Eso no es cierto. Por fin me he dado cuenta de lo peligroso que era esto ahora que me lo has
contado. Dicen que el fuego vuelve loca a la gente, y parece que el incendio de la casa también
me puso muy nerviosa.”
“¿Tú crees? Espero que sea eso—pero haces cosas terriblemente peligrosas incluso cuando no
estás alterada.”
“¿Yo?”
“Como seducir a Araragi-kun.”
“Guh.”
Guh, en efecto.
No sabía cómo rebatir su argumento.
Así que no lo hice, aunque nunca lo seduje.
La teoría de que yo le había hecho ser como era se había afianzado sorprendentemente en el
mundo.
“Realmente era genial… cuando se mezcló conmigo por primera vez.” Reflexionó
Senjougahara-san. “Aunque ahora apenas queda rastro de eso.”
“¿Eso es… mi culpa?”
“Bueno, también estaba ese tigre—me preocupé en exceso, es cierto. Lo siento, tal vez no
hacía falta alterarse tanto. Ahora por qué no nos ponemos en marcha.”
“¿Ponernos en marcha? ¿A dónde? ¿A la escuela?”
“A mi casa.” Respondió como si estuviera declarando lo obvio. “Y declaro de antemano que
si intentas resistirte, te meteré una grapadora en la boca y te golpearé en el cuello. ¿Eso es lo
que va a costar traerte conmigo?”
“……”
Cuando ella había hecho exactamente eso a Araragi-kun en el pasado, no había manera de que
la desafiara.
011
Aunque ella me lo había dicho, los apartamentos Tamikura, donde vivía Senjougahara-san,
eran un espectáculo terrible. Nada menos que decrépitos, era suficiente para hacerte pensar
que eran anteriores a la guerra.
Pero aunque Araragi-kun hizo una vez un comentario malintencionado sobre que estaba más
preocupado por su protección contra los terremotos que por la de la escuela de preparación
abandonada (su forma de mostrar preocupación por Senjougahara-san, en mi opinión), la
estructura se sintió inesperadamente robusta cuando subí las escaleras.
Quizá los edificios antiguos sean más fiables en ese sentido que los prefabricados que se ven
hoy en día.
Además, sus características de seguridad estaban a otro nivel.
Incluso había una cerradura en la puerta del apartamento.
Ahora que estaba en una casa, me daba cuenta de lo inseguras que eran esas ruinas.
“Mi padre no volverá hoy por el trabajo. Deberías quedarte a dormir esta noche.”
“¿Qué… en serio?”
“Verás, um… mis padre no estará en casa esta noche.”
“¿Por qué lo replanteas como si fuera una comedia romántica?”
Senjougahara-san tenía un sutil sentido del humor tanto antes como después de su
rehabilitación.
Habitación 201.
Me quité los zapatos y entré.
Decía la verdad. No había pasillos.
Era una pequeña y ordenada habitación de 30 metros cuadrados: una estantería y un cajón para
la ropa constituían la mayor parte del mobiliario. Probablemente se esforzaba por no tener
demasiadas cosas, dado el tamaño del lugar, pero, para empezar, Senjougahara-san nunca
pareció ser alguien con muchas posesiones. Probablemente su padre era igual.
“La verdad es que antes vivía en una mansión—te dejaría prestada toda una habitación en
aquellos tiempos, pero por desgracia, Ojou-sama, por ahora esto es todo lo que puedo
ofrecerle.”
“¿Podrías dejar de decirlo como si fueras Lupin?”
“¿Qué pensarías si te dijera que fui a todas las tiendas que encontré y me gasté un total de
noventa mil yenes en una lotería de juguetes de Lupin porque tenía que tener un modelo de su
automóvil?”
“Creo que tienes una suerte terrible.” Me senté y miré alrededor de la habitación. “Sabes, esto
es algo tranquilizador.”
“¿De verdad? Araragi-kun siempre parece incómodo.”
“¿Qué clase de chico se queda tranquilo en casa de una chica? Pero creo que me gusta esto.”
Vocalizaba mis pensamientos no filtrados tal y como me venían. “Es como mi propia casa.”
“Huh.”
La expresión de Senjougahara-san decía que no me entendía.
Probablemente no lo hizo.
Por supuesto que no. Ni siquiera yo lo hice.
Había soltado las palabras.
Como si estuviera hablando conmigo misma.
De todos modos, ¿qué significa mi propia casa? Sí, la residencia Hanekawa que se quemó
había sido una casa en la que había vivido durante quince años, lo que la convertía por
definición, o por argumentación lógica si así lo deseábamos, en “mi propia casa”; era “mi
casa” tal y como había pronunciado al verla arder hasta los cimientos.
Pero.
¿Por qué este lugar, la Habitación 201 de los apartamentos Tamikura, me hacía sentir más
relajada que aquel pasillo?
¿Por qué me tranquilizó?
“A mí, por lo menos, no me parece ‘mi propia casa’. No ha pasado tanto tiempo desde que nos
mudamos aquí.” Dijo Senjougahara-san. “Pero supongo que en lo que respecta a mi último
hogar, ya no existe.”
“……”
Así es.
La casa en la que vivía, a la que nadie habría objetado llamar mansión, famosa en su barrio,
era ahora un solar vacío.
No, ni siquiera llegaba a eso.
Era—¿parte de la calle?
No estaba segura.
Aunque había sido desde la distancia, pude ver bien cómo se quemaba mi casa—me pregunté
qué se sentía al no estar informado de la extinción de tu anterior hogar.
No lo sabía.
Otra cosa que no sabía.
No lo sabía—así que dejé de pensar en ello.
Sí.
No me iba a importar.
No me iba a importar sentirme a gusto.
“Deberías tomarte el día libre de la escuela.” Aconsejó Senjougahara-san, quitándose la
camiseta empapada de sudor.
Sabía que las dos éramos chicas, pero ella era bastante despreocupada a la hora de desnudarse.
Tanto que la admiraba.
“Yo también me tomaré el día libre.” Dijo.
“¿Qué?”
“Tengo sueño. Como era de esperar.” Cuando miré más de cerca sus ojos noté que estaban
desenfocados. “Ahora mismo, dormiría donde sea. Incluso en un futón.”
“……”
Qué manera de decirlo.
“Apenas puedo mover las piernas. Sé que solía estar en el equipo de atletismo, pero ha pasado
mucho tiempo desde entonces. ¿Y tú, Hanekawa-san? Parece que tenías una cama bien hecha,
pero es imposible que hayas dormido bien en ese lugar.”
“¿Hm? Bueno, supongo que puedes tener razón.”
“Además, tienes un horrible peinado de recién levantada.”
“¿Podrías no hablar de eso?” Nerviosa, me giré en su dirección. “Sólo es el segundo día de
nuestro segundo semestre, así que deberíamos ir—.”
“Sería mucho más extraño que una chica a la que se le quemó la casa fuera al día siguiente a
la escuela radiante y alegre como si no hubiera pasado nada. Ahí es donde podrías ser un poco
menos ingenua.” Me dijo con severidad, tras quitarse los vaqueros y dirigirse a mí en ropa
interior.
Parecía no estar dispuesta a retroceder.
A pesar de estar en ropa interior, no podía parecer más valiente.
O menos sexual.
“Ni siquiera piensas ir a la universidad, ¿verdad? Así que no tienes que preocuparte por tu
historial de asistencia ni por las cartas de recomendación.”
“Bueno, eso es cierto…”
Pero las reglas.
Quería seguir las reglas.
Eran las reglas.
“Tómate el día libre. Si insistes en ir a la escuela, primero tendrás que vencerme.” Advirtió,
adoptando una pose de kung fu.
Una excelente postura, y totalmente sin sentido, de mantis religiosa.
“Shakiiiin.”
“¿Podrías por favor no darte efectos de sonido? Bien, de acuerdo. Haré lo que dices por hoy.
Y para ser honesta, sería un buen descanso. Me alegro de que me obligues a hacerlo.”
“Eso espero. Ser una entrometida no es mi fuerte.”
Parecía avergonzada, pero en realidad, su forma de ser entrometida era muy propia de ella.
Oh, pero, pero, Senjougahara-san, ¿qué hay de ti? ¿Está bien que también te tomes el día
libre?”
“¿Yo? Bueno, estoy planeando entrar en la universidad como candidata a una beca. La
asistencia es una cosa, pero en cuanto a mis calificaciones—hmm, cierto.”
Fingiendo que dudaba por un breve momento, sacó su teléfono móvil. Cuando empecé a
preguntarme a dónde llamaba, se pellizcó la nariz y empezó a hablar con voz ronca.
“Koff, koff, oh, ¿Hoshina-sensei? Soy Senjoug… koff… Senjougahara. Parece que he
contraído un caso de gripe fuera de temporada… Podría ser una nueva cepa. Koff, ¿qué dice,
fiebre? ¿Tengo fiebre? Sí, está un poco por encima de los 40 grados Celsius. Se acaba de
romper mi aire acondicionado. Estoy bastante segura de que podría señalarme como la causa
de la ola de calor de este año. Puedo nadar en mi sudor ahora mismo. Me duele tanto el cuerpo
que parece que podría explotar… Sé que probablemente le contagiare esto a toda la clase, pero
quería preguntar si todavía puedo ir a la escuela hoy. ¿No? Ya veo. Lo entiendo, es una pena.
Realmente quería asistir a su lección. Que tenga un buen día.”
Al terminar la llamada, tenía una mirada inocente.
“Ya estoy bien.”
No, eso no fue del todo bueno. “¿Gripe? ¿Por qué te esfuerzas en decir semejante mentira?
¿Qué hay de malo en decir simplemente que tienes un resfriado?”
“Cuanto más grande sea la mentira, menos probable será que te pillen. No te preocupes, mi
médico de cabecera de toda la vida puede falsificar una nota por mí.”
“Lo dudo mucho.”
¿Qué clase de médico pone en peligro su carrera médica para ayudar a una chica de instituto
a saltarse un día de clases?
A pesar de lo buena mentirosa que era Senjougahara-san, era horrible diciendo mentiras.
“Y de todas formas, ¿no te vas a poner ya algo de ropa?” Le pedí. “Me sentiré incómoda si
siguieras de pie en ropa interior.”
“¿Qué? Pero pensaba ducharme en un segundo.”
“Ah, ya veo.”
“¿También te quisieras duchar?”
“Ah, sí. Si no te importa.”
Ahora que lo mencionaba, sentía todo mi cuerpo como si estuviera cubierto de polvo. Debía
de haber sudado un buen rato mientras dormía, y la ropa interior que había comprado en la
tienda de cien yenes parecía estar en bastante mal estado. Para empezar, la talla estaba un poco
mal.
“Pero por favor, ve primero, por supuesto.” Dije.
“¿Por qué actúas tan reservada? Entremos juntas.”
Mi petición fue respondida con una propuesta.
Junto con una gran sonrisa en su cara.
Una sonrisa tan brillante como el sol que ni siquiera Araragi-kun pudo haber visto antes.
“No hay nada de qué avergonzarse.” Sostuvo. “Las dos somos chicas.”
“No, espera un segundo. No, no, espera mucho más que eso. Tengo un mal presentimiento
sobre esto.”
“Oh, vamos. No estoy planeando nada turbio. ¿O estás diciendo que no confías en tu amiga,
Hanekawa-san?”
“Puede que no confíe en una amiga que use esa línea en esta situación…”
“No te hagas una idea equivocada. No soy como Kanbaru.” Dijo, su expresión se volvió seria.
“Sólo quiero verte desnuda y no pretendo hacer nada más.”
“……”
Senjougahara-san estaba empezando a adquirir nuevos rasgos de carácter.
Aunque ya había oído hablar de las preferencias de Kanbaru-san, empezaba a pensar que su
relación en la escuela media como el Dúo Valhalla podría no haber sido tan unilateral como
me habían hecho creer.
“Por favor, Hanekawa-san. Por favor, dúchate conmigo.” Me suplicó, juntando las palmas de
las manos.
Sus nuevos rasgos de carácter eran tan vanguardistas. ¿Alguien iba a ser capaz de seguir su
ritmo?
“¡Sé que tú y yo, como equipo, podemos derrotar a Sengoku-chan!”
“¿No se supone que según la historia aún no sabes nada de ella…?”
Ahí estaba. Una meta-observación.
Teníamos que tener cuidado.
Tanto como el que quizás debería tenerle a Senjougahara-san.
“Bueno, está bien.” Cedí. “Las dos somos chicas, claro, y no me opongo especialmente a ello.”
“Oh. No esperaba que te subieras a bordo.”
Senjougahara-san volvió a ser la de siempre.
Realmente no tenía ni idea de lo sería que estaba siendo.
Con ella todo es tan ambiguo.
“Sé que fui yo quien hizo la oferta, pero siempre pensé en ti como alguien que nunca cruzaría
ciertas líneas, incluso con un amigo.”
“Jaja, ¿‘ciertas líneas’? ¿Como no dejar entrar a nadie en tu habitación o no salir con nadie
fuera de la escuela?”
“Sí.”
“Bueno, no lo niego.”
Yo tenía ese lado.
Tal vez se podría describir como el hecho de pisotear la vida de otra persona, pero odiar que
los demás traten de entrometerse en la mía—esa parecía ser una descripción perfecta de mi
relación con Araragi-kun.
Y por eso las cosas salieron como salieron.
“Pero.” Recordé. “¿Cómo me haría ver si trato de distanciarme de una chica que llora y me
golpea?”
“Guh.”
Senjougahara-san se sonrojó.
Hizo un mohín con los labios, casi como si estuviera enfadada.
Ya era maravillosa cuando no mostraba ninguna emoción, pero era aún más maravillosa ahora
que mostraba toda la gama de ellas. Hasta el punto de que quería ser yo quien le pidiera que
nos ducháramos juntas, ¿o tal vez eso sea ir demasiado lejos?
“Oh.”
En ese momento, su teléfono móvil, aún en la mano, sonó. Pensé que era nuestra profesora
llamándola, habiéndose dado cuenta de lo poco natural que había sido la excusa, pero no
parecía ser el caso. Para empezar, era un mensaje de texto.
Pregunté: “¿De quién es?”
“Araragi-kun. Hmm. A juzgar por lo que dice, probablemente también lo envió a tu teléfono.”
“¿Eh?”
“¿Por qué no lo compruebas? Usa la toma de corriente de allí. No te preocupes, no te facturaré
la electricidad.”
“Si tratas de no parecer tacaña, lo último fue contraproducente…”
Como me sugirió, saqué el teléfono del bolso y lo encendí. En lugar de esperar a que llegara
un mensaje, comprobé manualmente si había alguno nuevo.
Nuevos mensajes—957.
“Oh.” Dijo Senjougahara-san. “Obvia todos los que te envié. Es que estaba muy preocupada.”
“¡¿Novecientos cincuenta y seis en una noche?!”
Casi todos los mensajes anteriores de mi bandeja de entrada se habían saturado y habían
desaparecido de la memoria del teléfono.
¿Fue mi culpa?
¿No debería exigir una disculpa?
Pensando así, me apresuré a comprobar el mensaje más reciente—y efectivamente, el
remitente era Araragi-kun.
“No volver por un tiempo. No te preocupes.”
Sin asunto, sin firma—para ser sinceros, era completamente escueto. Y no sólo eso, sino que
parecía estar tan presionado por el tiempo que no pudo teclear correctamente la palabra
“volveré” ni corregir la ortografía. Era un mensaje tenso que hacía pensar que lo había escrito
bajo presión.
“Aunque era de esperar, está tramando algo de nuevo—y esta vez parece algo bastante serio.”
Dijo Senjougahara-san con un suspiro, que parecía haber recibido exactamente el mismo
mensaje. Parecía consternada, incluso. “No conozco los detalles de las vacaciones de
primavera, pero a juzgar por el texto, ¿podría ser esto tan grave como entonces, o peor?”
“¿Tú también lo crees?”
“Sí. Pero supongo que ha crecido en el sentido de que nos ha enviado este mensaje… Antes
era muy cegato como para hacerlo.”
“Tienes razón.”
Podría tener que ver—con Mayoi-chan?
Claro, ella sólo buscaba a Araragi-kun para recuperar su mochila olvidada, así que podría no
tener nada que ver con lo que él estaba involucrado ahora, pero—.
Por alguna razón tuve esa sensación.
Y estaba segura de ello.
“No hubo suerte. He intentado llamarle, pero no consigo contactar.” Senjougahara-san, que
había empezado a llamarle antes de que yo me diera cuenta (estaba demasiado despreocupada),
cerró el teléfono, sin parecer especialmente decepcionada, y lo colocó en su soporte de carga.
“Después de todo, es un chico. Supongo que no tengo que preocuparme… demasiado por él.
Cuando vuelva, le obligaré a oírme presumir de cómo nos duchamos juntas.”
“Eso no parece una forma efectiva de acosarlo.”
“Puedo contarle que las cuervas de tu cuerpo son así y así, y continúan…”
“Por favor, deja de gesticular.”
Era indecente, o mejor dicho, erótico.
“En cualquier caso.” Comentó. “Parece que vamos a tener que encargarnos nosotras mismas
de este tigre.”
“¿Este tigre?”
El tigre—que había visto de camino a la escuela.
El tigre gigante.
El tigre que habla.
Ahora que lo mencionaba, había dicho que el incidente era lo que la había hecho preocuparse
excesivamente por mí—.
“Pero ese tigre—.”
“¿Hm?” Interrumpió Senjougahara-san. “Yo suponía que el tigre había causado el incendio,
pero… ¿no es así? ¿Sabes qué lo causó?”
“No, todavía no lo saben—.” Podría haber sido un incendio provocado, me había dicho un
bombero—el tigre, el tigre como causa—. “Así que no lo sabemos.”
“Ya veo. Entonces tal vez estaba sacando conclusiones precipitadas. Siendo un antiguo
miembro del equipo de atletismo.”
“Eso apenas merecía decirlo con una mirada elegante.”
“Muy bien, Hanekawa-san. ¿Por qué no vamos a tomar esa ducha? Incluso tomaremos la de
Araragi-kun por él.”
“Mantengamos a Araragi-kun fuera de esto.”
“Voy a ver bien tu cuerpo desnudo, lo suficiente para mí y para él.”
“¿Podrías, como mucho, conseguir lo suficiente para ti?”
“Bien.” Aceptó de inmediato.
Por otra parte, cualquier resistencia habría sido problemática.
“De hecho.” Concedió. “Ahora que lo pienso realmente, las chicas desnudas o en ropa interior
ya no le excitan.”
“¿Eso es cierto?”
“Sí. Está en una nueva etapa después de todas sus experiencias en los últimos meses. Ahora
dice que sólo ver a una chica con falda lo excita.”
“Una mirada contra la que ninguna chica puede protegerse.”
“Dice que la tela que se balancea con el viento es casi demasiado para él.”
“Ni siquiera necesita ver debajo de ella…”
Realmente estaba en un nivel diferente.
O más bien…
Sí…
“Bien, entremos y divirtámonos lavando el pecho de la otra.”
“¿No quieres decir espalda?”
“¿Hankeawa-san?”
Había empezado a quitarme la ropa, preocupada por si la conversación se alargaba más,
cuando Senjougahara-san me hizo una pregunta de forma abrupta, con una expresión entre
risueña y seria.
“¿Aún amas a Araragi-kun?”
“Sí. Todavía lo hago.”
Respondí inmediatamente.
012
Creo que es un buen momento para hablar un poco de Araragi-kun.
Para hablar de Araragi Koyomi.
Araragi Koyomi, el novio de Senjougahara-san y mi amigo.
En realidad sabía de él desde antes de las vacaciones de primavera—no lo sé todo, pero sí
sabía de él.
Él mismo no se da cuenta, pero es toda una celebridad en el Instituto Naoetsu.
Podría decirse que destacó.
Siendo honesta, como un pulgar dolorido.
Le encanta tratarme como una celebridad, pero podríamos ir de la mano en ese sentido.
Aunque es más correcto decir que es temido.
Sí, la gente le tiene miedo.
Al igual que yo odiaba que me trataran como a un estudiante modelo, él odia que le traten
como a un delincuente, pero de verdad, si te saltas las clases cuando te apetece, no te tomas
las clases y los exámenes en serio—o ni siquiera asistes o los haces—, entonces no seré la
única que empiece a pensar en él de esa manera.
Cuando le pregunté, después de hacernos amigos, por los detalles de lo que hacía cuando
faltaba a clase y no se preocupaba por las clases y los exámenes, es decir, cuando indagué
casualmente en el asunto, todo sonaba casi igual a lo que ocurría durante las vacaciones de
primavera y la Semana Dorada.
En definitiva, no era como si convertirse en vampiro durante las vacaciones de primavera o
involucrarse con las excentricidades hubiera transformado su vida; en el fondo, todo el tiempo
eso había sido Araragi Koyomi.
Mientras su rostro se torna amargo y comienza a refunfuñar cada vez que surgen las
actividades de Karen-chan y Tsukihi-chan como las Fire Sisters, lo que están haciendo,
igualmente, no es más que un refrito de los días de escuela media de Araragi-kun.
No, según sus hermanas, la época de Araragi-kun en la escuela media fue mucho más precaria.
Actividades extracurriculares que apenas rozaban la línea de la legalidad—así que no, decir
que luchaba en el lado opuesto de la ley no sería una exageración demasiado grande. Más allá
de estar sorprendida, me impresiona el hecho de que haya conseguido llegar vivo a la
secundaria.
Por supuesto, aunque puede que haga lo mismo en la secundaria que en la escuela media,
parece que hay una gran diferencia en su motivación.
Se niega rotundamente a hablar de ello, incluso más que de las vacaciones de primavera, y
ninguno de sus amigos actuales, yo incluida, conoce los detalles, pero parece haber
experimentado algún punto de inflexión psicológico alrededor de la época en que era un
estudiante de primer año de secundaria.
Se podía decir que fue la razón por la cual ‘se convirtió en un fracaso’, como el diría.
… Estoy haciendo que parezca una gran cosa, pero tal vez no pudo seguir el ritmo académico,
y eso es todo lo que fue. No hay ninguna regla que diga que los cambios en la mentalidad de
una persona tienen que ser el resultado de algún incidente enorme.
Y en cualquier caso, cambie o no, Araragi-kun es Araragi-kun.
Sigue siendo él, aunque haya cambiado completamente respecto a la persona genial que era
cuando nos conocimos.
No importa cuánto cambie, es Araragi Koyomi.
Así que estos no son más que recuerdos de sus días de escuela media, cuando su disposición
era más de alta tensión, superior, de sangre caliente—memorias que Araragi-kun, él mismo,
ha olvidado. En ese sentido, podría ser un acontecimiento muy normal llamado asentamiento
una vez que se comienza la escuela secundaria.
Normal.
Mundano.
Este evento suyo.
O.
Vacaciones de primavera. Y también la Semana Dorada.
Y tal vez todo lo que pasó con Senjougahara-san, con Hachikuji-chan, con Kanbaru-san, con
Sengoku-chan y también con Karen-chan, no era comparable con todo lo que vivió en la
escuela media.
En cuanto al día de hoy, por alguna razón volvía a estar en movimiento.
En algún momento, me enamoré de él—pero hablaré de cuándo ocurrió eso un poco más
adelante.
014
¿…?
¿Nos hemos saltado otro capítulo?
¿Qué está pasando aquí?
No podíamos saltarnos el 13 sólo porque es un número de mala suerte. Una vez, Araragi-kun
se quejó de que, si bien tenía cierto sentido saltarse el 13, quien primero pensó en saltarse el 4
en partes de Asia porque suena como la palabra para “muerte” tuvo que haber sido
increíblemente influyente para difundir un juego de palabras tan lejos (esa perspectiva es muy
suya), pero no es que necesitemos saltarnos el 13 solo porque tenga cierto sentido.
¿¿¿???
Bueno, no me supone ningún inconveniente en particular, así que seguiré adelante—me
levanté después del mediodía.
Nadie me despertó.
Senjougahara-san había tenido razón. Incapaz de dormir bien en aquellas ruinas, después de
todo, había caído en un profundo sueño que eliminó limpiamente el sordo cansancio enredado
en algún lugar de mi cuerpo.
Sin embargo, me sorprendió un poco encontrar la cara dormida de Senjougahara-san frente a
mí cuando me desperté.
No, no un poco. Estaba muy sorprendida.
Sólo puedo describirlo como una fiesta para los ojos.
Qué cara más bonita, tiene—algo, una belleza con los ojos cerrados que ofrece un sabor
diferente a cuando está despierta.
El rostro dormido de Senjougahara-san, en particular, estaba tan bien formado que casi parecía
hecho a mano. Tan suave como si estuviera hecho de porcelana, también tenía una innegable
sensualidad que sólo la naturaleza ofrecía. El corazón se me aceleró antes de darme cuenta.
Thump, thump, thump.
Ya no estaba cansada, y de todas formas no podía quedarme medio dormida con la presión
arterial disparada en cuanto me despertaba.
¿Así que Araragi-kun estaba acaparando su cara de dormir estos días?
Me sonrojé a mí misma por mi propio pensamiento de temática adulta.
Me sentí como una idiota.
En realidad, era obviamente una idiota.
… No, tal vez no.
Ni siquiera Araragi-kun podía acaparar aún su cara mientras dormía—porque vivía con su
padre.
Su padre.
Había visto más que nadie la cara de su hija dormida.
Y la vigiló.
“… Oh.”
Senjougahara-san abrió los ojos de repente.
Parecía que no se despertaba sino que volvía a la vida.
Como si tal vez se le hubiera accionado el interruptor.
Arrancó.
Por lo visto, tampoco era de las que se quedan muy “quietas”—aunque se presentaba como
hipotensa.
En realidad, se dice que no hay una relación causal entre la presión arterial baja, alta y el
despertarse.
En todo caso, ¿tiene más que ver con el bajo nivel de azúcar en la sangre?
“Buenos días, Hanekawa-san.”
“Buenos días, Senjougahara-san.”
“Aunque dudo que sea el momento del día para usar esa expresión.”
“Tienes razón. Esta no es la hora para ello.”
“¿Qué hora es?”
“Um.” Giré el cuello para comprobar de nuevo el reloj que había encima de la cómoda. “La
una y media.”
“¿AM? ¿PM?”
“PM, por supuesto.”
¿Cuánto tiempo cree que ha dormido?
Es hora de un flashback—después de eso.
Después de eso, las dos nos duchamos—era la primera vez que lo hacía con otra persona, así
que les haré saber que se vivieron muchos momentos embarazosos y torpes.
De ahí que Senjougahara-san tomara la iniciativa por completo y acabara lavándome por
completo. Tenía los movimientos de una veterana y manos que rebosaban de práctica.
¡Estaba acostumbrada a coquetear con otras chicas!
O esa es la impresión que tengo.
Sin embargo, no pude soportarlo en silencio y le devolví el favor.
Allí estábamos, en la ducha no muy grande, literalmente desnudas, y no sé exactamente cómo
decirlo, pero siento que hemos cruzado alguna línea.
Yo, que siempre pongo límites, crucé una línea.
Podría llamarse un punto de inflexión.
Al menos, quizá ya no había razón para actuar con demasiada reserva ante Senjougahara-san.
Aunque me había obligado a acompañarla, la verdad es que seguía siendo reticente a quedarme
en casa de otra persona.
Ahora podía pensar: sería una molestia para ella sólo por un día.
Pude hacerlo.
Sinceramente, lo sentí así.
Durante mucho tiempo, no había hecho una cosa tan sencilla.
¿Qué entendemos por “honesto”?
¿Qué queremos decir con “sentir”?
No había fin cuando se pensaba demasiado en ello.
Ahora que lo pienso, Senjougahara-san también era alguien que había construido muros firmes
en su corazón.
En la época en que se llamaba la “princesa enclaustrada”, nunca me habría dejado quedarme
a dormir o ducharme con ella, y mucho menos pasar toda la noche recorriendo la ciudad en mi
busca.
Teniendo en cuenta el peso de todo lo que había superado en los últimos meses, me sentí
patética por tener tantas experiencias, pero no haber superado nada.
Sí.
No he superado—ni una sola cosa.
Ni siquiera después de la conmoción de la Semana Dorada, ni siquiera después de ese día antes
del Festival Cultural.
No he crecido.
No he cambiado.
Por eso, pensé, estoy tan celosa de Senjougahara-san—y la quiero tanto, tanto que no me
atrevo a odiarla.
Sinceramente, lo sentí así.
Después de retozar en la ducha durante unos treinta minutos (no había nadie que nos
detuviera), salimos al baño, renovadas.
Nos limpiamos mutuamente el cuerpo y nos pusimos la ropa interior.
“Puedo entender que tengas reservas a la hora de ponerte la ropa interior, pero ¿podrías al
menos tomar prestada una de mis pijamas?” Rogó Senjougahara-san. “Tiraré esas sudaderas
que me temo que has comprado en alguna tienda de descuentos. Pareces haberlas sacado de
las tumbas de algún templo al azar.”
“¿Eh? ¿No te gustan?”
“Son horribles.” Senjougahara-san sacudió la cabeza, parecía molesta por su cabello mojado.
También fue un comentario contundente. “Esa ropa no se hizo pensando en ningún usuario
humano… y es exclusivamente para maniquíes. O quizá debería llamarlos maquetas creadas
para probar las perchas.”
“……”
¿Iba a ir tan lejos?
Al no haber espejos en la abandonada escuela de preparación, nunca pude comprobar cómo
me veía en ellas, pero… ¿lloraba Senjougahara-san cuando me despertaba del sueño en mi
cama hecha a mano por lo que llevaba puesto?
Hmm.
Bueno, hay que ver.
“¿De verdad?” Pregunté. “¿Me puedes prestar tu pijama?”
“Adelante. Estoy bien surtida en cuanto a ropa.”
“Entonces creo que lo haré.”
En cuanto a la ropa interior, había sacado lo que había comprado en la tienda de cien yenes.
Pasé los brazos por las mangas del pijama que Senjougahara-san fue a buscar al tocador.
Era una sensación extraña, llevar la ropa de otra persona—a pesar de estar vestida, me sentía
increíblemente liberada.
Como si hubiera permitido algo.
Senjougahara-san era alta, lo que significaba que usaba ropa de mayor tamaño que la mía, por
lo que le resultaba innecesariamente holgada.
“Y sin embargo, se ve apretado alrededor de tu pecho.” Señaló. “Es maravilloso, nunca me
decepcionas.”
“Um, no se siente apretado…”
Se sentían normales para un pijama.
¿Y, en primer lugar, cuándo la había ilusionado?
Esperé a que se pusiera el pijama y nos turnamos para secarnos el cabello mutuamente. No
tardamos mucho en hacerlo, ya que las dos habíamos llevado el cabello bastante largo durante
el primer semestre, pero ahora lo llevábamos corto.
Pronto se secaron.
Me sentí un poco insatisfecha por el hecho.
“Oye, Hanekawa-san, te has dejado crecer el cabello desde que te lo cortaste después del
Festival Cultural, ¿no es así?”
“¿Hm? Oh, supongo. Puede que aún no haya ido a la peluquería.”
“¿Vas a llevarlo largo otra vez?”
“Huh—. No estoy segura. Sólo me di cuenta una vez que era corto, pero el cabello largo en
realidad puede tomar menos trabajo para mantenerse en algunos aspectos—¿no crees?”
“Hmm. Quizás no esté del todo en desacuerdo.”
“¿Verdad que sí?”
“Como evitar tener una peinado raro al recién levantarse.”
“Bien…” Ella realmente presionaba en el asunto. “Así que tal vez debería dejarlo crecer de
nuevo, teniendo en cuenta lo que voy a hacer después de la graduación—¿sabes?”
“Ah. Después de la graduación.” Senjougahara-san repitió mis palabras como dando a
entender algo. “Para ser sincera, no lo sé. Desde luego, no creo que necesites una educación
universitaria, pero la universidad no es sólo un lugar para estudiar. A mi modo de ver, viajar
por el mundo e ir a la universidad son como la misma cosa.”
“……”
El tema había surgido muchas veces antes, pero la razón por la que ella me gustaba tanto era
que estaba dispuesta a decir este tipo de cosas en voz alta.
Así es, no voy a ir a la universidad.
Por eso no tenía que preocuparme por mi registro de asistencia ni por mis calificaciones.
Tengo la intención de pasar dos años más o menos viajando por el mundo después de
graduarme, y mis planes para ello están casi terminados. Por supuesto, son bastante hechos
sobre la marcha, ya que programar cada pequeña cosa me haría sentir como si estuviera en un
paquete turístico o algo así.
En este momento, las únicas personas que conocen mis deseos de posgraduación son Araragikun y Senjougahara-san.
Araragi-kun, siendo la persona que es, no intentó detenerme.
Senjougahara-san, siendo la persona que es, se opuso suavemente de forma inequívoca.
“Y sólo me siento más en contra dado lo descuidada que debes ser para quedarte en esas ruinas
como si no hubiera nada malo en ello. Incluso se podría decir que mi posición se ha
endurecido. No todos los países del mundo son tan seguros como Japón, ¿verdad? Si algo
terrible sucede, será demasiado tarde, ¿de acuerdo? Deberías actuar bajo el supuesto de que
todos los chicos del mundo están detrás de esa piel tuya.”
“¿Específicamente mi piel?”
“Imaginar que se quema mientras caminas por el trópico es suficiente para desesperarme.”
Dijo, con una cara que delataba realmente la desesperación. ¿Cuánto le importaba mi piel?
“Tal vez sería mejor que te pusiera un collar y te encerrara en una jaula…”
“Senjougahara-san, Senjougahara-san, estás tratando de hacerme algo horrible aquí, en un país
tan seguro como Japón.”
“¿No crees que estás siendo rebelde?” Preguntó ella, ignorando mi réplica. Me recordó la queja
de Araragi-kun de que ella ignoraba sus ocurrencias todo el tiempo. Tal vez lo suyo no era una
rutina donde se hacia la graciosa, sino que simplemente era graciosa. “Aunque no sé si es hacia
Araragi-kun, o hacia Oshino-san, o hacia mí—o quizá hacia alguien más, como esos padres
tuyos.”
“……”
Me hizo callar durante un minuto.
Me hizo pensar.
Tal vez tenía razón—no.
“No estoy siendo rebelde. No decidiría un camino sólo para ser rebelde.”
“Ya veo. Espero que no.”
“Sólo quiero compensar lo que me falta, eso es todo—oh, ya sé cómo lo llamarías hoy en día.
Un viaje de autodescubrimiento.”
“Autodescubrimiento.”
“Aunque ya conocí a mi ‘yo’ durante la Semana Dorada—así que quizá sería más exacto decir
que voy a emprender un nuevo viaje de autocreación.”
“Hm. Bueno, dudo que pueda anular cualquier resolución tuya firmemente jurada de todos
modos. Si estoy siendo rebelde respecto a tu idea, entonces tu eres toda una revolucionaria.
Pero.” Dijo ella.
De forma silenciosa.
“Si empiezas a sentir que no quieres, no tienes que hacerlo. Incluso puedes devolverte a la
mitad del viaje. No nos parecerá vergonzoso. Sí, nosotros. En el fondo, Araragi-kun también
debe querer detenerte.”
“¿Debe?”
“Por él fuera te colocase un muro de acero para detenerse. Juró.
Pero me preguntaba.
Todavía no estaba muy segura de lo que sentía Araragi-kun por mí—pero en cualquier caso,
esa fue la clase de charla de chicas sobre temas no muy de chicas que tuvimos mientras
terminábamos de secarnos el cabello mutuamente.
Senjougahara-san procedió a sacar un juego de futón del armario.
“Hay otro par, el de mi padre, pero no sé si hacer que una chica de instituto duerma en ropa
de cama que un hombre de mediana edad que pasa de los cuarenta está usando siempre. De
acuerdo, supongo que no hay forma de evitarlo. Hanekawa-san, durmamos juntos en el mío.”
“……”
No tardamos en llegar a esa conclusión.
“¡Está bien, está bien, está bien! No te preocupes. ¡No te haré nada! ¡Sólo dormiremos en el
mismo futón! No te pondré un dedo encima.”
Estaba logrando una hazaña impresionante, perdiendo mi confianza al enfatizar lo confiable
que era.
“¡No te usaré como almohada de abrazos, Hanekawa-san!”
“Siento que estoy aprendiendo por qué eres capaz de salir con Araragi-kun.”
La posibilidad de que no fuera yo, sino Senjougahara-san, la que lo había puesto así, también
asomaba rápidamente.
Y cuando lo pensé realmente, recordé que ya estaba bastante mal cuando nos conocimos
durante las vacaciones de primavera.
De acuerdo, no fue mi culpa.
“Está bien, claro, claro. No hace falta que digas todo eso, ni siquiera estaba preocupada.”
“¿De verdad? Gracias.” Expresó Senjougahara-san su gratitud por alguna razón. De hecho,
ese gesto la hizo parecer una chica muy sospechosa. “Por favor, sigue adelante y usa mi
almohada. Yo usaré la de mi padre.”
“¿Hm? Espera. Cierto, ¿dormir en el futón de tu padre no sería otra opción?” Aunque fueran
familia, o precisamente por serlo, las chicas de tierna edad empezaban a sentir repulsión por
sus papás—lo que tomé como la lógica de no usar su futón, pero si ella estaba dispuesta a usar
su almohada, quizá no fuera eso.
“¿Qué? No podría dormir contigo si usara el de mi padre.”
“Ya veo.”
Un punto muy lógico. Difícil de rebatir.
“Además.” Dijo. “En realidad soy una niña de papá, así que estaría demasiado excitada para
dormir si utilizara su futón.”
“Estás siendo demasiado abierta con esto, Senjougahara-san.”
Qué familia.
Por otra parte—no era en absoluto el tipo de ocurrencia que se me permitía hacer como alguien
que no tenía la primera idea de todo ese concepto.
“Bueno.” Respondió Senjougahara-san. “Cada hogar tiene sus propias relaciones familiares—
y está claro que hay algo anormal en Araragi-kun y sus hermanas.”
“¡Sí, anormal!” Asentí sin aliento sin quererlo.
No me andaré con rodeos. Su dinámica de hermanos es peligrosa.
En constante batalla con la ética, últimamente ha obtenido una serie de victorias aplastantes.
El equilibrio de esa guerra está en extremo peligro.
“Apenas las conocí el otro día.” Comentó Senjougahara-san. “Pero comparado con el nivel de
respeto que Karen-san y Tsukihi-san profesan a su hermano… lo que yo siento por mi padre
cuenta fácilmente como algo común.”
“Hmm.”
Aunque no se puede negar que ofrecía un ejemplo aún peor para normalizarse, no sigamos con
el tema.
Simplemente no está en mi seguir con ello, cuando nunca me convertí en una familia con esos
dos después de vivir en la misma casa con ellos y pasar quince años bajo el mismo techo.
Incluso la casa—ya no estaba.
¿Cómo se puede ser una familia—sin un lugar al que llamar hogar?
“Bueno, por qué no nos vamos a la cama, Cubrecama-san—er, Hanekawa-san.”
“¿Quién dice accidentalmente ‘cubrecama’ en lugar de ‘Hanekawa’?”
‘Cubrecama (羽毛布団)’ y ‘Hanekawa (羽川)’ tenían cuatro sílabas y sonaban de forma
relativamente parecida, pero eso era todo. Por no hablar de las intenciones que pudiera estar
albergando. Tenía que ser intencionado, pero incluso con su rostro ahora expresivo, era difícil
saber lo sería que estaba siendo.
En ese momento eran las ocho de la mañana.
Todavía podíamos llegar al colegio si corríamos hacia allí, pero notificando mansamente a mi
profesora que faltaría a clase—.
Me fui a la cama con Senjougahara-san.
“Buenas noches.”
“Buenas noches.”
También esas palabras.
Hacía tanto tiempo que no las decía que me parecía la primera vez. Puede que le des los buenos
días a una Roomba, pero no le darías las buenas noches.
015
Fin del flashback.
“La una y media de la tarde… Parece que hemos dormido mucho. ¿También acabas de
despertarte, Hanekawa-san?”
“Sí, más o menos.”
“Ah. Nunca imaginé que me despertaría en el mismo futón que tú.”
“¿Podrías no decir cosas que suenan como si fueran conversaciones de almohada?”
“Soy una persona tan nerviosa que no puedo dormir muy profundamente, pero parece que me
han dejado inconsciente. ¿Podría haber sido la almohada?”
“Cuando dices eso, ¿estás hablando de la almohada de tu padre? ¿O estás hablando de la
almohada para abrazar?” Pregunté, aunque ninguna de las dos cosas sería apropiada.
Por otra parte, no estaba en condiciones de hablar. Yo misma dormí tan profundamente que
no tuve ningún sueño. No sé si fue gracias a la almohada de Senjougahara-san, o al futón, o al
abrazo…
No, para.
Realmente no hubo ningún abrazo.
“Pues muy bien. ¿No tienes hambre? Estaba pensando en hacernos el desayuno—no, el
almuerzo.” Ofreció Senjougahara-san.
“Oh, eso suena bien. Me encantaría comer contigo.”
“¿Hay algo que no puedas comer?”
“No.”
“De acuerdo.” Dijo ella, arrastrándose fuera de la cama hacia el baño. Su plan debía ser lavarse
la cara para despertarse del todo antes de empuñar el cuchillo.
Al volver, se dirigió directamente a la cocina.
Por supuesto, aunque lo llame cocina, se trataba de una única habitación de cien metros
cuadrados, así que estábamos básicamente en el mismo espacio.
“Hmm, hmm, hmm…”
Senjougahara-san tarareó mientras se ponía el delantal.
Parecía emocionada por alguna razón.
¿Tal vez le gustaba cocinar?
Recordé que Araragi-kun se quejaba de que era difícil conseguir que ella le cocinara algo, pero
también me di cuenta de que últimamente no había oído nada al respecto. ¿Significaba que por
fin había saboreado una comida casera preparada por su amante?
“¿Hanekawa-san?”
“¿Sí?”
“¿Te excitaría si de repente me desnudara hasta quedar sólo con este delantal?”
“Me harías molestar.”
Ya veo, asintió, sacando los ingredientes de la nevera.
Parecía que no tendría que molestarme. Me sentí aliviada, porque no sabía cómo hacerlo.
“Por cierto, Hanekawa-san, ¿sabías que ‘brote de soja’ utiliza los mismos kanjis que moe? Los
encuentro deliciosos desde que lo aprendí.”
“Bueno, creo que me siguen sabiendo igual…”
“En ese caso…” Senjougahara-san se dio la vuelta con una mirada elegante—la punta de su
cuchillo apuntó hacia mí. “Tal vez llamar a un niño ‘brote de frijol’, ¿no resulta ser todo un
halago?”
“Brote de frijol…”
Para ser honesta, no fue una observación muy divertida o inteligente, pero ella tenía un cuchillo
apuntando hacia mí. Tuve que elegir bien mi reacción.
Aunque las cuchillas le sentaban muy bien, tenía que admitirlo.
“¿Qué tipo de arroz prefieres koshihikari o sasanishiki?” Continuó.
“¿Así que ya has decidido que vamos a comer arroz y no algo como pan?”
“Por supuesto que sí. Te estoy preparando un verdadero banquete. Y puede que en nuestro
idioma el nombre general de las comidas incluyan la palabra arroz, pero yo no me opondría a
que se comenzasen a utilizar términos como pan de mañana, pan de medio día, o pan de
noche.”
“Sí, eso suena genial…”
Aunque siempre se puede decir desayuno, almuerzo y cena como una persona normal.
Parecía haber muchos agujeros en la lógica de Senjougahara-san.
“Hmm, tienes razón en eso.” Admitió. “Es un agujero lógico que haga que parezca que solo
un tipo especifico de pan solo pueda comerse en una hora particular.”
“No, aquí hay agujeros más grandes que eso. De todos modos, ¿realmente tienen arroz tanto
koshihikari o sasanishiki?”
“Quizás sí, quizás no. Tenemos una marca misteriosa de arroz.”
“Así que misteriosa…”
“Bueno, en la palabra ‘misterio’ viene incluida en los kanjis de ‘arroz’, ¿cierto?”
“Eso no tiene nada que ver.”
“Después de probarlo tuve la necesidad de cocinarlo, fue en ese momento que me enteré que
por cada taza de arroz son dos de agua.”
“Te has enterado de esa pieza de sabiduría milenaria unos quince años tarde.”
Sí, uno creería que esas cosas vienen incluidas en nuestro cerebro al nacer.
“No te preocupes, mi padre es muy exigente cuando se trata del arroz. Incluso tenemos nuestra
propia arrocera. Esta cosa es cara, sabes. ¿No se ve fuera de lugar en esta cocina?”
“Hmm.”
Tenía toda la razón. Si se me permite, parecía más cara que cualquiera de los muebles del
lugar.
No teníamos nada parecido en nuestra casa, la que había era una antigüedad que ni siquiera
podría comparársele, así que secretamente empecé a hacerme ilusiones en quizás luego obtener
una.
“Hanekawa-san, ¿cocinas a menudo?”
“Sí, lo hago.”
No sabía hasta qué punto quería entrar en el tema porque dar una respuesta demasiado directa
siempre hacía que la gente se asustara por la situación de la familia Hanekawa. Pero ella estaba
cuidando de mí, así que me parecía justo darle al menos algunos detalles. Por no hablar de que
había conocido a los dos que deberían llamarse mis padres. No tenía sentido tratar de guardar
las apariencias. Incluso le había contado lo de dormir en el pasillo—.
No.
No se trataba de que las cosas “sólo parecieran correctas” o no tuvieran “sentido”.
Simplemente quería decírselo.
No quería ocultar mucho a alguien que se había preocupado tanto por mí.
“Todo lo que comí, lo hice para mí.”
“Oh. También hubo un tiempo en mi vida que hice eso. Mi madre y yo no estábamos en buenos
términos.”
“… Se divorciaron, ¿verdad? Tus padres, digo.”
“Sí. No la he visto desde entonces—pero me pregunto dónde estará esa mujer ahora, y qué
estará haciendo. Sólo espero que sea feliz.” A pesar de sus palabras, su tono no sonaba
especialmente preocupado—su cuchillo siguió cortando verduras todo el tiempo. No sé si eso
era natural o antinatural. “En serio, hay muchas cosas que pasan en cualquier hogar.”
“Sí, tienes razón.”
Apago la hornilla donde estaba la olla justo cuando la arrocera nos hizo saber que nuestro
arroz estaba listo, y comenzó a emplatar nuestra comida. Probablemente tenía esta rutina
calculada.
Aunque le pregunté si había algo que pudiera hacer para ayudar, se negó hasta el final,
insistiendo en que la dejara manejar todo. No le gustaba que la gente se interpusiera en su
ritmo. Pronto, la mesa baja del comedor se llenó de platos; al menos la ayudé a llevar la vajilla.
“Gracias por esta comida.”
“Gracias por esta comida.”
Arroz, sopa de miso, verduras con pollo y té para beber.
Me alegré un poco, por la razón que fuera, de que hubiera hecho una comida casera tan básica
en lugar de algo demasiado elegante. Sin embargo, explicar ese sentimiento me llevaría
bastante trabajo, así que decidí no transmitírselo.
Comimos.
“Oh, esto es bueno.”
“¿De verdad? ¿Lo es?” Parecía sorprendida. “Araragi-kun no parecía muy contento. Para ser
honesta, estaba preparado para recibir críticas de tu parte.”
“Criticas…”
Y espera, Araragi-kun no parecía muy feliz…
Hmm.
Tenía que trabajar en ser mejor material de novio.
Aunque la comida no fuera de su gusto, al menos debía fingir que la disfrutaba.
Aunque era muy propio de él no hacerlo.
“Bueno, creo que sabe bien.” Dije. “A fin de cuentas, el sabor es algo personal.”
“Así que en otras palabras, tú y yo tenemos gustos similares. En la comida y en los hombres.”
Escupo mi té.
Fue una horrible muestra de modales por mi parte.
“Senjougahara-san… a veces eres demasiado abierta—.”
“Bueno, no, he pensado que si realmente queremos ser sinceras la una con la otra, lo mejor
sería seguir adelante y hablar de esto contigo.”
“Parece que un movimiento equivocado podría abrir una brecha entre nosotras, pero bueno…”
Nunca se echó atrás ante un desafío, ¿verdad?
Por otra parte, también me alegré de que ella abordara el tema—porque a mí me resultaba
difícil abordarlo, aunque lo intentara.
“Así que, Senjougahara-san, ¿qué tal si lo exponemos y decimos lo que cada una de nosotras
ama de Araragi-kun?”
“No, creo no deberíamos hablar de eso, en caso de que esta conversación se filtre de alguna
manera. Se pondría engreído a más no poder.”
“Ya veo…”
Era muy severa cuando se trataba de su novio.
Parecía que no era ni zanahoria ni palo.
“Entonces, ¿de qué deberíamos hablar?” Pregunté.
“Bueno, ¿por qué no nos decimos lo que odiamos de Araragi-kun?”
“¡Suena bien!”
Las tres horas siguientes fueron un torbellino de nuestros sentimientos más sinceros.
Me permití emocionarme por hablar mal de alguien…
016
“Sé que ya es bastante tarde para empezar a prepararse para la cena, pero ¿por qué no hablamos
del futuro?” Senjougahara-san cortó nuestra conversación con el tipo de pesar en su voz que
se esperaría de alguien que anuncia que la fiesta ha terminado.
Ambas nos sentimos rejuvenecidas por alguna razón. Que cosas. ¿Qué era exactamente este
sentimiento de solidaridad?
“¿Qué quieres decir con el futuro?”
“Tu futuro. Bien, te quedarás en mi casa esta noche. ¿Qué harás a partir de mañana? ¿Tienes
alguna pista?”
“Bueno, yo—.”
Si dijera: “Supongo que volveré a esa escuela de preparación abandonada.” Aunque fuera en
broma, probablemente me abofetearía. De hecho, incluso podría verla dándome una patada.
“—Yo no.”
“Ya veo.” Asintió solemnemente con la cabeza. Parecía tan seria, que me costaba creer que
hace unos momentos había estado criticando con todo su cuerpo y alma las malvadas acciones
de su novio. Claro, ahora era expresiva, pero casi tenía dos caras. “A decir verdad, me gustaría
que siguieras aquí después de mañana… Me gustaría tenerte bajo mi control.”
“¿Tu control?”
“Bajo mi vigilancia.”
“No estoy segura de que esa corrección haya ayudado mucho…”
Se sentía como si fuera lo mismo.
Sin embargo, debe haber sido la verdad. Intentaba decir que estaba preocupada por mí.
“Pero puedes ver por ti misma lo estrecha que es mi casa—y no voy a pedirte que te vayas a
dormir, te despiertes y te cambies de ropa en la misma habitación que mi padre cuando vuelva
mañana.”
“Sí, eso es un poco…”
Definitivamente me hizo reflexionar.
Además, probablemente sería una molestia bastante grande como padre tener a la compañera
de clase de tu hija quedándose a dormir en la misma habitación.
“Quiero decir, ¿qué haría yo si mi padre se enamorara de ti?”
“¿Eso es lo que te preocupa?”
“Puede llegar el día en que tenga que llamarte mamá.”
“No. Ese día no llegará.”
“¿Perdón? ¿Estás diciendo que mi padre no es lo suficientemente bueno para ti?”
Me miró con notable seriedad.
Qué rasgo de carácter tan molesto.
Parecía que no mentía sobre ser una niña de papá.
Hm.
Cuando consideré eso, o incluso si no lo hacía, no iba a poder quedarme en su casa por mucho
más tiempo.
Entonces, ¿qué hacer?
“Sin embargo, creo que podría soportarlo durante un día o dos.” Dijo Senjougahara-san.
“Podríamos hacer que se quedara fuera mientras te cambias o algo así.”
“No hay manera de que pueda pedirle al padre de alguien que haga eso, ¿sabes…?”
¿En qué clase de huésped me convertiría eso?
“Por cierto, Hanekawa-san, ¿cuál es tu lectura de lo que sucederá a continuación con la familia
Hanekawa?”
“Esa gente.” Empecé.
Ya no tenía que obligarme a llamarlos “padre” y “madre” delante de Senjougahara-san, así
que elegí deliberadamente el término “esa gente”.
“Esas personas no podrán vivir siempre en un hotel, así que buscarán pronto un lugar para
alquilar. Tiene que ser la opción más barata. Van a recibir el pago del seguro de incendios, así
que supongo que viviremos en ese lugar alquilado mientras usan el dinero para comprar una
casa o reconstruir la que se quemó.”
“Reconstruir la casa, ¿eh? Me pregunto qué se necesita para eso.”
“Si es del mismo tamaño que la anterior, probablemente sea de unos treinta millones de yenes.”
“Oh, no. Estaba hablando de tiempo, no de dinero.”
“Oh.”
Qué error tan vergonzoso.
Había ido directamente a la cantidad.
“Hmm. Depende de cómo lo hagan, pero si se tiene en cuenta todo el papeleo, ¿tal vez medio
año?”
“Medio año…”
En otras palabras, dijo Senjougahara-san.
“Para entonces te habrás graduado del instituto y te irás a viajar por el mundo.”
“—Supongo que sí.”
No estaría lista—a tiempo.
No, no sabía qué debía estar listo a tiempo o no para qué aquí. La casa en la que había vivido
durante quince años se quemó hasta los cimientos ahora—sería una casa diferente,
reconstruida.
Todo se había perdido.
Eso fue todo.
No había que hacerlo a tiempo o no—simplemente era el momento equivocado para hacer
algo con ello.
“Bueno, olvidemos lo de dentro de seis meses. Tendrás un lugar donde quedarte si se apresuran
a encontrar un lugar para alquilar, ¿verdad?”
“Sí, un pasillo.”
“¿Un pasillo? Oh, claro.” Reaccionó, aparentemente habiendo olvidado lo que le había dicho.
Aunque esa fue la única reacción. “Bueno, pasan muchas cosas—en todas las casas.”
“Sí. En todas las casas.”
“Eso significa…” Extendiendo el brazo para tomar su teléfono de la estación de carga,
Senjougahara-san abrió su calendario. “Que necesitarás un lugar donde quedarte hasta que se
resuelva ese alquiler—¿también se incendiaron tus libros de texto y cuadernos?”
“Fueron consumidos por las llamas.” Asentí. “Lo único que se salvó fue lo que lleve a la
escuela ese día, mis útiles de escritura y mi cartera. Pero creo que nuestros profesores me
prestarán un libro de texto si lo pido.”
“Ya veo. Así que tampoco tengo que preocuparme por eso.”
Mientras decía esto, Senjougahara-san manejaba su teléfono móvil con una mano—no pude
ver lo que hacía desde mi ángulo, pero no parecía estar usando la agenda a juzgar por la rapidez
con la que pulsaba sus teclas.
¿Estaba escribiendo un correo electrónico?
“Hanekawa-san. Acabo de tener una buena idea, ¿te gustaría escucharla?”
“¿Una buena idea?”
“Podrías incluso llamarlo un esquema. Llámame Hitagi la Tramposa. Una colaboración que
abarca toda la serie y con la que los lectores sólo podrían soñar.”
“……” A mí me parece más un elemento reciclado que un evento colaborativo.
“Así que debería pasar una semana como mucho hasta que tus padres encuentren un lugar para
alquilar—y si eso es todo, creo que podría hacer algo.”
“Hmm.”
Para ser honesta, esta idea, esquema, o lo que sea, no se sentía particularmente atractivo—en
el peor de los casos, sólo tenía que ir al hotel donde se alojaban esos dos. En otras palabras, se
trataba de ser egoísta, no de algo que mereciera que Senjougahara-san se preocupara y
reflexionara.
Así que no era la idea en sí.
Más bien, el hecho de que se le ocurriera una me hizo tan feliz que dije:
“Me gustaría escucharla. ¿Podrías decírmela, por favor?”
“Oh, no estoy tan segura. ¿Debería o no debería?”
“……”
En el transcurso de su rehabilitación, la personalidad de Senjougahara-san, que antes era
discreta, se había vuelto un poco odiosa.
017
Después de eso, las dos cenamos (para su referencia, comimos pan. La cocina no sólo tenía
una arrocera, sino también una panificadora muy bonita. Aparentemente, el acompañamiento
del arroz solía ser pan) antes de volver a ducharnos juntas y lavarnos mutuamente. A partir de
ahí, Senjougahara Hitagi y Hanekawa Tsubasa se fueron a la cama antes de que el reloj diera
las diez, en parte para fomentar nuestra valentía para el día siguiente.
Y ahora me tocó a mí despertar-nyah.
Con “mi” me refiero, por supuesto, a la nueva excentricidad basada en el Gato Afligido que
fue nombrada “Black Hanekawa” por ese imbécil de la camisa hawaiana-nyah.
Saco las sábanas sin hacer ruido (a diferencia de las aspiradoras, los gatos son especialistas en
moverse en silencio), y luego—.
“¡Mmh, nyaaaahhh~!”
Estiré las patas.
Creo que esto nyoh hace falta decirlo, pero la razón por la que hemos estado saltando capítulos
cuando mi ama, Hanekwa Tsubasa, se va a dormir, es que he estado apareciendo así-nyah. Soy
una excentricidad, así que no es algo con lo que esté familiarizada-nyah, pero según los
conocimientos de mi ama, el sueño es importante para descansar nyoh sólo el cuerpo, sino
también la psique—. Nyoh pienso mucho en nyada, y nyoh tengo nyada parecido a una psique,
así que realmente nyoh tiene mucho sentido para mí, pero parece que pensar puede ser una
carga bastante grande-nyah.
Y por eso los humanos tienen que pasar el treinta y tres por ciento de su tiempo durmiendo,
un tercio de su vida-nyah.
Todo el mundo duerme.
Hasta mi ama duerme-nyah.
Pero ya ves, con todo lo que pasó, lo que se llamaría un sueño “nyormal” nyoh es suficiente
descanso para ama. Nyoh sé cuánto de esto se da cuenta mi ama—nyoh, en realidad, hasta una
existencia idiota como yo se dio cuenta de esto. Pero es que mi ama está tan embotada hacia
su propio dolor que nyoh se da cuenta del increíble golpe que se le propinó a su psique, es
decir, a su corazón, cuando se quemó la casa en la que vivió durante quince años-nyah.
Por eso salí.
Black Hanekawa, ahora presente para una tercera aparición-nyah.
Aparecí durante la Semana Dorada, luego durante el Festival Cultura (¿qué es eso?), y ahora
durante esta situación, haciendo que sean tres apariciones-nyah.
Por supuesto, se podría decir que el yo que se presentó durante la Semana Dorada, el yo que
se presentó antes del festival cultural y el yo actual son casos diferentes— o como los humanos
dirían, diferentes personas-nyah.
¿O diferentes gatos-nyah?
Por supuesto, cada cambio en el patrón de una Black Hanekawa le parecería tan minúsculo a
un humano que nyoh habría nyecesidad de identificar a cada una—al igual que yo nyoh puedo
distinguir a los humanos.
En otras palabras, si fueras a usar un artículo para hablar de mí, sería “un”, no “el/la”. ¿Quizás
sería más fácil de entender si dijera que nyoh hay una forma plural para “Black Hanekawa”?
Si un humano viera tres Yeti, no diría “Yeti A”, “Yeti B” y “Yeti C”. Nyoh, simplemente los
llamarían a todos “Yeti”.
Así que a mí me pasa lo mismo. Nyoh Black Hanekawa C, y nyoh Black Hanekawa Tercera—
solo Black Hanekawa.
Es un placer conocerte.
“Nyah~, nyah~, nyah~.” Dije mientras iba al baño.
Eché un vistazo al espejo.
Mi cabello se había vuelto blanco brillante.
Las orejas me habían crecido de la cabeza.
Tenía los ojos penetrantes de un gato.
Nunca tuve un espejo ni nada que me lo recordara cuando me desperté en la escuela de
preparación abandonada-nyah, y de todos modos estaba muy ocupada averiguando mi
situación (en caso de que te lo preguntes, incluso como alguien personalmente devota de mi
ama, nyoh hacía falta un espejo para pensar que había algo raro en su gusto por las sudaderas).
Y cuando me “desperté” esta mañana, tenía demasiado sueño para hacer nada-nyah. Soy
nyocturno, así que mi cerebro no funciona tan bien cuando sale el sol-nyah.
Así que fue la primera vez que me vi en un espejo.
“Hmm. Las orejas son encantadoras de una forma totalmente nueva ahora que tengo el cabello
corto-nyah.” Comprobé lo importante mientras me lavaba la cara.
Se que los humanos dicen que va a llover si ves a un gato lavarse la cara, pero esto no tenía
nada que ver con el tiempo-nyah.
Salí del baño y tomé la llave que estaba encima de la cómoda-nyah. Creo que nyoh hace falta
decir que era la llave de la habitación.
Ese pequeño y molesto humano al que llamaban Araragi Koyomi parece haber pensado que
era tan idiota que ni siquiera podía usar una llave-nyah. ¡Déjame en paz! Al menos puedo usar
una llave. Nyoh subestimes a las excentricidades basadas en humanos-nyah.
Me escabullo—para nyoh despertar a Senjougahara Hitagi, esa mujer que parece ser amiga de
mi ama, y abro la puerta en silencio antes de cerrarla con el mismo silencio-nyah.
Bueno, digo amiga, pero creo que también se suponía que era la enemiga de mi ama-nyah.
Parecía una tontería moverse con tanto cuidado cuando pensaba en eso, pero iba a hacer lo que
mi ama quería-nyah.
Porque mi ama, al menos, nunca se resintió de esta mujer-nyah.
Ni una vez.
Nyah.
Nyoh llevaba zapatos.
Es tan difícil de merodear con ellos puestos.
¿Por qué ibas a llevar algo que te impidiera usar los dedos-nyah?
“Nyah~, nyah~, nyah~, nyah~.”
Bien, estoy segura de que algunos de ustedes están preocupados de que mi ama no este
descanso en absoluto si estoy deambulando mientras duerme-nyah.
Gracias por su preocupación.
Pero nyoh hay que preocuparse.
Todo está bien.
Porque, como diría yo, equilibro el estado mental de mi ama—si acaso, la psique de mi ama
se alivia por el mero hecho de que yo salga-nyah. La fatiga física nyoh es un problema, porque
soy una excentricidad. Incluso cuando estoy en un cuerpo humano, me muevo usando un
conjunto de reglas diferentes a las de un humano. Así que el cuerpo de mi ama debería estar
aún más descansado que si sólo estuviera durmiendo-nyah.
De verdad, piénsalo.
No importa lo buena que sea mi ama, nadie puede descansar bien y despertarse sin dolor
después de dormir en cajas de cartón envueltas en un escritorio, eso nyoh es una cama, es un
generador de peinados de recién levantado-nyah. Y aunque dormir en el mismo futón con una
amiga que lloraría por ti es mejor sin comparación, aunque sería conmovedor si consiguieras
una buena noche de sueño de esa manera, nyormalmente no duermes tan bien cuando usas una
almohada y ropa de cama desconocidas-nyah.
Pero nyoh, durmió profundamente y tuvo un descanso agradable y saludable. Nyoh es por
presumir, pero fue porque salí de este modo.
Soy una encarnación del estrés de mi ama, es decir, un símbolo de su fatiga-nyah. El hecho de
que me suelten así es suficiente para que mi ama esté tranquila-nyah.
Así que tal vez nyoh pueda atribuirme todo el mérito, pero al menos puedes decir que es en
parte gracias a mí que mi ama no sabe lo que significa estar “todavía dormido”-nyah.
Estoy segura de que fue una coincidencia, pero cualquier pequeño y sucio humano que me
comparó con una pesadilla hizo un punto de vista agudo—porque soy como el sueño mismo
para mi ama-nyah.
Un sueño.
Claro que anduve por ahí drenando la energía de todos los humanos a los que pude echar mano
durante la Semana Dorada porque nyoh podía hacer lo suficiente para relajar mi mente—pero
nyoh necesitas preocuparte-nyah.
Esta vez nyoh pensaba hacer nada tan escandaloso-nyah.
De todos modos, no tendría sentido.
Para decirlo como aquel molesto humano, sólo aparezco así como un efecto secundario de una
excentricidad, como, algo así como un eco—al fin y al cabo sólo un fenómeno-nyah.
Como El Niño. ¿O La Niña?
Básicamente nyoh hay nada que pueda hacer.
Puedo evitar que sus pesadillas la aterroricen saliendo así.
Al menos puedo hacer eso-nyah.
Es todo lo que puedo hacer para cuidar la salud mental de mi ama—es decir, soy tan buena
como nada.
Pero bueno, “toda excentricidad tiene su razón de ser”, según ese imbécil de camisa
hawaiana—así que aunque no pueda hacer nada, creo que tiene sentido que esté aquí así, como
un eco, como una simple ilusión-nyah.
No puedo hacer las cosas que nyoh puedo hacer.
Así que sólo tengo que hacer las cosas que puedo-nyah.
Todo lo que puedo.
… Hmph.
Ahora que lo digo, este yo y el anterior eran realmente casos diferentes—nyoh albergaba
sentimiento alguno de querer forzar las cosas, de querer resolverlas con violencia-nyah.
Si se me permite decirlo, ahora era más suave.
Sin embargo, supongo que es nyormal que un gato sea suave.
Nyoh, tal vez nyoh.
Tal vez fue mi ama quien se hizo más suave
Podemos hablar todo el día de los humanos y de las excentricidades, pero al fin y al cabo, mi
ama y yo somos una misma cosa-nyah. Así que si ella se suaviza, nyoh también-nyah.
No necesito esperar a que sea invierno-nyah.
Ni siquiera necesito dormir bajo un kotatsu.
Se que mi ama tiene dudas sobre la rehabilitación de esa mujer, Senjougahara Hitagi, así como
también es excesivamente sentimental sobre la rehabilitación de ese molesto y pequeño
humano Araragi Koyomi (incluso se burla del hecho y lo llama un programa de rehabilitación),
pero creo que mi ama también ha sido bastante rehabilitada en comparación con cómo era
hace mucho tiempo-nyah.
¿Rehabilitada, o tal vez reestructurada?
Puedo observar a mi ama desde dentro de su corazón, desde su mente interior—así que siento
que se de lo que estoy hablando-nyah.
Su situación familiar era su situación familiar, después de todo.
Sería un milagro que nunca se descarrilara-nyah.
Convertirse en una estudiante modelo como forma de salirse del camino es muy propio de mi
ama—pero dejó de actuar demasiado como tal desde que se cortó el cabello y se quitó las
gafas-nyah.
Tengo la seguridad de que mucha gente piensa muchas cosas al respecto, pero si me preguntan
a mí, diría que es nada menos que genial-nyah.
En eso estoy de acuerdo con Senjougahara Hitagi.
Tengo la seguridad de que yo también desapareceré algún día-nyah.
Me desvaneceré en la nada.
Esto fue una transición—para que mi ama pueda convertirse plenamente en quien es.
Yo, soy como una fantasía adolescente-nyah.
A más tardar, cuando vuelva de viajar por el mundo.
Seguro que se habrá olvidado de mí y me habrá dejado atrás, como el amigo imaginario que
cualquiera sueña cuando es pequeño-nyah.
Mentiría si dijera que eso nyoh me entristece, pero era mi papel desde el principio. Nyoh
pienso desafiarlo.
Hay despedidas igual que hay encuentros-nyah.
Lo mismo ocurre con las excentricidades.
Así que sólo tengo que hacer las cosas que puedo—.
“¿Nyah, nyah, nyah—aquí?”
En lugar de bajar las escaleras, salté al tejado de los Apartamentos Tamikura y miré a mi
alrededor, a trescientos sesenta grados.
“Nyoh—¿tal vez aquí?”
Así que.
Si tienes curiosidad por saber por qué me escabullí del futón y salí de la habitación—si quieres
saber qué quería hacer si nyoh es drenar la energía de alguien, desde luego nyoh era para ir a
dar un paseo por la noche ni nada por el estilo-nyah.
Se que debería haber ido directamente a “trabajar” así cuando salí en las ruinas y cuando salí
por la mañana-nyah, pero tenía que hacer las preparaciones goro-goro, ¿ok?
Ahora.
“Mm. ¿Mmh? Ahí está.”
No mucho después, encontré mi objetivo—y volé hacia este a través del aire sin hacer ruido.
Los gatos pueden volar-nyah.
Ok, sé que se supone que eso lo hace son los pájaros.
Pero Black Hanekawa puede saltar montañas—sin embargo, teniendo cuidado de no hacer
ruido-nyah, esta vez no iba a saltar tan alto.
Y si realmente tratara de saltar, destruiría el apartamento debajo de mí-nyah.
Aun así, todavía podía para saltar unos quinientos metros. Estaba lo suficientemente lejos
como para nyoh tener que callar más, así que aterricé con un golpe, lo suficientemente fuerte
como para hacer pensar que mis pies podrían quedarse atascados en el asfalto-nyah.
Esta calle estaba perfectamente oscura-nyah. Ni un solo automóvil pasó por la noche.
Y frente a mí.
Allí había un tigre.
018
<Gato Afligido… No, no eres un Gato Afligido. Pero tampoco eres nada más. Explícate. ¿Qué
eres?>
El tigre —demasiado grande para ser un tigre de verdad, tan enorme que te desvía de la
perspectiva— inclinó la cabeza hacia mí, confundido, mientras decía esto.
Un tigre ladeando la cabeza en señal de confusión era un espectáculo bastante raro.
Quería sacarle una foto y publicarla en mi blog-nyah.
“Gato Afligido se acerca bastante—aunque nyoh del todo si entramos en detalle, o si vamos a
los fundamentos, pero bueno, nyoh estás muy equivocado.” Respondí con la mayor sonrisa
que pude hacer para mostrar mis intenciones amistosas, pero—.
<¿Es así? Me parece que eres algo totalmente diferente.>
El tigre entornó los ojos y ni siquiera sonrió.
Hrmm.
Sé que no hay que juzgar las excentricidad por las apariencias, pero mi primera impresión fue
que nyoh nos íbamos a llevar bien.
<—La excentricidad que conozco como el Gato Afligido es leve, una con tan poca presencia
que bien podría no estar ahí. Pero tú—.>
“Bueno—nyoh puedo argumentar contra ello.”
No hay nada que pueda decir ahí.
Los Gatos Afligidos tienen tan poca presencia que sería mejor llamarlos fabulas olvidables en
lugar de excentricidades—y aunque no fuera el caso-nyah, tengo la sensación de que en la
visión de esta cosa, la mayoría de las excentricidades bien podrían no estar allí.
Porque como supongo que sabes, los tigres son bestias sagradas.
“Todos tenemos muchas cosas que hacer. Incluso alguien como yo-nyah.”
<Ya veo.> Asintió el tigre.
Parece desinteresado.
Como si nyoh pudiera importarle una excentricidad como yo.
<Bueno, realmente no me importas.>
Lo decía de verdad.
Eso sí que fue molesto-nyah.
<Pero debo preguntar qué es lo que quieres de mí. Soy un tigre. Tú, como una excentricidad
afín, debes saber lo que significa bloquear mi camino.>
“¿Excentricidad afín?”
Ahora me toca a mí inclinar la cabeza-nyah.
Este y yo debemos venir de lugares completamente diferentes—nyoh, tal vez eso nyoh es lo
que quería decir.
Somos tan afines como los animales, así de sencillo-nyah.
Gatos y tigres—es lo que debió significar-nyah. Ahora lo entiendo.
“Bueno.” Dije. “Por supuesto que nyoh—pero nyoh estoy aquí para bloquearte el camino ni
nada por el estilo-nyah. Ni una pizca. Nyoh soy muy inteligente, pero al menos se a que
tenerme-nyah.”
<Por supuesto que es el caso—pero no estoy tan seguro de que realmente sepas a qué
atenerte.> Dijo el tigre. Qué mala educación.
Sin embargo, para ser una excentricidad que ni siquiera era humana sí que le gustaba hablarnyah.
Eso me hizo preocuparme más.
<Así que, entonces. ¿Por qué estás ahí?>
“Bueno, sólo estoy aquí para anunciar algo—nyoh me importa ni un poco para qué has venido
a este pueblo o por qué sigues aquí. Sigue adelante y haz lo que necesites hacer. Tampoco me
interesa un ápice lo que realmente eres-nyah. Porque así son las excentricidades. Pero—.”
Dije.
Tal vez nyoh estaba haciendo un anuncio.
Ahora que lo pienso, debería haberlo llamado declaración de guerra-nyah.
“—Si haces algo más para dañar a mi ama—te mataré.”
<… Ya veo.>
El tigre asimiló mis palabras.
Y entonces—asintió en silencio, como si lo hubiera entendido.
Como si lo estuviera masticando.
Como si estuviera masticando—un trozo de carne entre los dientes.
Asintió con la cabeza.
<Creí haberte visto antes en algún sitio… Así que tú eres esa chica. Esa chica—ha sido poseída
por ti.>
“Nyoh, no diría que esta poseída—eso tal vez si fuera un Gato Afligido nyormal. Pero yo soy,
como ella-nyah.” Le expliqué amablemente al tigre que por fin se acordaba de mí, o mejor
dicho, de mi ama. Nyoh es algo que puedas entender sin una explicación—incluso aquel
especialista de camisa hawaiana no lo entendía del todo.
Nyoh puede entender la verdad de una excentricidad.
“Estaría más cerca de llamarlo asimilación, o nyoh, unificación. Yo soy mi ama, y mi amo soy
yo—la personalidad de mi ama es la dominante, por supuesto, pero en realidad podría tener
más control sobre nuestras acciones. Porque soy el núcleo fundamental y primitivo de la psique
de mi ama-nyah.”
<Hm. No me importa.>
Fue y lo volvió a decir.
Nyoh es que quisiera particularmente que esta cosa me gustara, pero sería bueno que tuviera
un poco más de interés en mí.
<Entonces eres, una excentricidad que asiste a un humano. No creas que eres—notable. Pero
entonces deberías saberlo mejor que cualquier otra excentricidad. Los rasgos de una
excentricidad no pueden ser suprimidos. El problema está en quien ve, no en lo visto.>
“……”
<Soy un tigre, y esta ama tuyo me vio—eso es todo lo que importa.>
Al decir esto, el tigre—me miró con dureza.
En ese mismo instante, salté.
Nyoh oh, pensé—como si estuviéramos a punto de entrar en una pelea.
Este tigre era terriblemente violento—y tremendamente simplista—.
Y así salté.
Volé.
Nyoh un paso atrás, mucho más que eso. Despegué con todo lo que tenía—como si realmente
quisiera remontar el vuelo, volar sobre una montaña.
Pero.
Una vez que caí al suelo en algún lugar de las afueras de la ciudad después de más de cinco
minutos de aire, nyoh tengo ni idea de cómo llegó primero, pero delante de mí—.
Allí había un tigre.
<Fútil.>
“……”
<Todo es fútil. Soy un tigre—y esa mujer me ha visto. Sólo eso es esencial, y sólo eso tiene
importancia. Soy un tigre—y ya he empezado.>
Si acaso lo mío pudiese considerarse una, no muy buena, declaración de guerra-nyah.
Las palabras del tigre eran un ultimátum.
019
“¿Podrías limpiarte los pies antes de entrar?”
Cuando volví al apartamento me esperaba Senjougahara Hitagi, con una toalla húmeda en la
mano.
Pensé en abrir la puerta sin alertar a nadie de mi presencia y, por supuesto, sin hacer ruido,
pero parecía que la mujer ya se había levantado.
“Me resulta fácil despertarme por la mañana. Es porque soy bastante sensible. ¿No te lo dije?”
“Bueno, nyoh a mí.”
“Tú eres Hanekawa-san, ¿no?"
Toma, Senjougahara Hitagi me tendió la toalla húmeda como si fuera algo nyormal.
Simplemente la tomé.
Me limpié los pies, tal y como me dijo. Nyoh estaba prestando mucha atención, pero me
pareció lógico cuando vi que la toalla se volvía negra. Debía de estar muy sucia-nyah.
“Supongo que es la primera vez que me encuentro contigo… Black Hanekawa, ¿verdad?”
“Claro, y eso es bastante bueno-nyah.”
“Ya veo.” Dijo ella, extendiendo con nitidez su otra mano vacía.
“¿…? ¿Qué pretendes-nyah?”
“Oh, sólo pensé en darnos la mano porque nos estamos conociendo formalmente.”
“¿Nyoh escuchas una palabra de lo que te dicen-nyah?” Era desesperante, y por ello la eduqué.
“Mi rasgo especial como Gato Afligido es mi drenaje de energía siempre activo-nyah. Tócame
y te chuparé la vitalidad—nyoh le doy la mano a nadie.”
“Drenaje de energía. Sí, lo he oído.” Declaró Senjougahara Hitagi con toda claridad. “Pero no
es como si la absorbieras toda en un solo momento, ¿verdad? Al menos debería poder estrechar
tu mano.”
“……”
Empecé a decir algo—pero decidí nyoh hacerlo.
Nyoh parecía que decir nada fuera a cambiar las cosas con ella-nyah.
Así que tomé su mano en silencio—pero sólo durante un breve maullido.
“Ugh—.” Gimió lo que duro ese único maullido—y eso fue todo.
Una lasitud suficiente como para hacer que mucha gente se desmaye debería haber asaltado
todo su cuerpo, pero ella ni siquiera mostró ningún signo de angustia-nyah. Es cierto que mi
drenaje de energía nyoh era suficiente para hacer que alguien se desmayara después de un solo
toque, pero la mayoría de la gente nyoh podría soportarlo—y aun así le termine dando la mano.
Supongo que mi plan había fracasado.
Aun así, y aunque estoy segura de que estos eran los sentimientos de mi ama—una parte de
mí fue, nyaturalmente.
Nyaturalmente.
Nyaturalmente, esta mujer.
“……”
Bueno.
Pues claro, mi ama—y también yo.
Nyoh es que ninguna de nosotras quisiera verla sufriendo.
Pero algo en esa reacción que acababa de hacer me desgarró el corazón-nyah.
“Encantada de conocerte. Y, por favor, cuídala.” Continuó como si incluso lo hiciera con una
sonrisa. “Por favor, cuida de Hanekawa-san.”
020
……
¿Cómo ha sucedido eso?
Esta vez nos hemos saltado tres capítulos a la vez.
¿Qué pasó mientras dormía?
Todo está bien, ¿verdad?
No pasó nada raro, ¿cierto?
“Buenos días, Hanekawa-san.” Dijo Senjougahara-san, sentada frente a mí mientras yo estaba
demasiado confundida incluso para empezar a removerme en el futón.
¿Eh?
Algo en su expresión parecía despistado, en completo contraste con el día anterior—no, quizá
no despistada o somnolienta, era como si estuviera simplemente agotada—.
Pero, ¿en qué condiciones se encontraba para estar cansada nada más despertarse?
No es como si pudiera tener su energía drenada por un Gato Afligido.
“Te has levantado temprano, Hanekawa-san… Sólo son las seis.”
“Sí.”
Hoy sí que había confiado en mi ritmo circadiano—aunque podría haberme acostado un poco
más tarde porque la casa de Senjougahara-san estaba más cerca del instituto Naoetsu que la
mía.
Pero no es que levantarse temprano haya perjudicado a nadie.
“Bueno, tú también estás despierta, Senjougahara-san.”
“Salgo a correr un poco por las mañanas.” Dijo, levantándose lentamente. “No es fácil para
mí mantener esta figura, ya sabes… Tengo el tipo de cuerpo que convierte cualquier cosa que
coma directamente en carne.”
“Directamente en carne…”
¿Era esa su manera indirecta de decir que engordaba fácilmente?
Por otra parte, una vez tuvo algunas circunstancias especiales relacionadas con su peso, así
que tal vez era especialmente quisquillosa a la hora de manejarlo. Sin embargo, no es que fuera
una modelo y, en mi humilde opinión, tendría más encanto si fuera un poco más gruesa.
¿Era realmente necesario que sus brazos y piernas fueran tan delgados?
Al mirarlos, me asusté de que pudieran romperse.
“Estoy celosa de ti, Hanekawa-san. Tienes el tipo de cuerpo que convierte lo que comes
directamente en pecho…”
“Directamente en pecho…”
¿Qué clase de cuerpo era ese?
Escucha, para mí tampoco es precisamente fácil.
Es difícil ser una chica.
Después de lavarse la cara, Senjougahara-san se puso unos pantalones cortos y una camiseta
y empezó a estirar para correr.
Vaya…
Era flexible.
Estaba dudando de mis propios ojos.
Su cuerpo se había movido de forma verdaderamente fluida, como si fuera una excelente
animación en 3D.
Fue increíble. Como si fuera un molusco.
“Lo siento. ¿Puedo intentar tocarte?” Le pedí.
“¿Hm? ¿Te refieres a mi pecho derecho? ¿O al izquierdo?”
“No, me refiero a tu espalda…”
“¿Mi omóplato derecho? ¿O el izquierdo?”
“No tengo el tipo de fetiche ultra específico del que hablas…”
Fue muy rápida.
Esa era una habilidad que no tenía.
Caminé detrás de ella mientras pensaba esto y la empujé desde atrás mientras ella hacía un
split perfecto.
Su torso estaba ahora apoyado en el suelo.
Resistencia cero, fricción cero.
Como si no hubiera habido necesidad de empujar en absoluto.
“¿Por qué tu cuerpo es tan flexible? ¿Deberían las articulaciones tener tanta libertad de
movimiento? En realidad, ni siquiera sé si tus articulaciones están conectadas…”
“El estiramiento puede ser adictivo… Y lo digo de forma masoquista.”
“¿Realmente necesitabas añadir esa aclaración?”
“No me canso de sentir que todo lo que hay dentro de mi cuerpo cruje y se esfuerza.”
“Sin embargo, no parece que te esfuerces mucho.”
“Ya no hay tensión. Ahora estirar es tan aburrido.”
Era aburrido para ella…
Es cierto, sólo te vuelves más flexible cuanto más te estiras.
Los frutos de su entrenamiento durante su estancia en el equipo de atletismo—o tal vez las
huellas del mismo.
“Hanekawa-san, ¿te gustaría correr conmigo?”
“No, pero haré el desayuno mientras tanto. Podemos comer juntas cuando vuelvas.”
“¿No te gusta correr?”
“No es eso.”
En todo caso, soy alguien a quien le gusta el ejercicio.
Incluso tengo la pequeña costumbre de correr por las mañanas, aunque no lo hago todos los
días.
Es que me imaginaba que la escena después de volver sería otra ducha con Senjougahara-san,
y pensé que no necesitaríamos otra escena con tanto fanservice.
Sería indecente, y en más de un sentido.
“En realidad.” Sugerí. “¿Por qué no te tomas también un descanso de correr hoy? Me parece
que estás cansada.”
“Cuando me siento cansada lo que más me apetece es correr.”
“Después de todo, supongo que eres una deportista.”
Un antiguo miembro del equipo de atletismo. Su espíritu también se había templado.
No me pareció que mereciera la pena intentar detenerla, así que después de ayudarla con sus
estiramientos (aunque al final no hice nada que pudiera llamarse “ayuda”), la despedí y me fui
a la cocina.
021
“Mgh.”
Senjougahara-san puso una cara indescriptible en cuanto se llevó a la boca un pepino de su
ensalada.
Pensé que estaría mal manipular demasiado la cocina de otra persona, así que había preparado
un desayuno muy sencillo. Las sobras de pan del día anterior con leche caliente. Una simple
ensalada y un huevo frito sobre el tocino. Sin embargo, cuando lo puse en la mesa, ella
comentó lo bien que estaba.
Todo iba bien mientras engullía su leche, pero su comportamiento cambió cuando se llevó el
primer bocado de ensalada a la boca.
Como si se hubiera pulsado un interruptor.
“¿Puedo hacerte una pregunta, Hanekawa-san?”
“¿Qué es?”
“Oh, no, espera. Primero déjame estar segura de que esta increíble situación realmente está
sucediendo.”
Siguió llenando sus mejillas con más ensalada. Siguió adelante, comiendo en silencio sus
huevos y su pan.
La expresión grave se mantuvo en su rostro todo el tiempo.
No soy una persona lenta para entender. Podía saber más o menos lo que estaba pensando,
basándome en su reacción, pero… ¿hmm?
¿Había metido la pata en algo?
Me puse a pensar, y luego di mi propio y temeroso bocado a la comida que había preparado—
nada parecía especialmente extraño. Al menos, no parecía que hubiera hecho algo como
quemar los huevos o echar detergente en la comida.
Entonces, ¿qué podía molestarla tanto?
“Hmm.” Dijo sugestivamente, notando que ahora era yo la que tenía sospechas en los ojos.
“Uh, Senjougahara-san—.”
“Hanekawa-san. ¿Sabes lo que es el aderezo?”
“¿Eh?” La pregunta me pilló por sorpresa. “Bueno, por supuesto que sé lo que es. Lo que la
gente pone a veces en las ensaladas.”
“Ya veo, ya veo.” Ella asintió profundamente y con comprensión. “Hay tres facciones que
compiten en Japón cuando se trata de huevos fritos. Los que les ponen salsa Worcestershire,
los que les ponen salsa de soja y los que les ponen sal y pimienta. ¿Cuál es tu postura al
respecto?”
“Oh, ya he oído hablar de esa gente. Sí, aparentemente algunas personas ponen cosas en los
huevos fritos.”
“Sí, sí.” Volvió a asentir como si estuviera realizando un experimento y estuviera satisfecha
con los resultados. “¿Te has fijado en la mantequilla y en la mermelada de la nevera?”
“Las he visto, a fin de cuentas… ayer me las hiciste notar. Oh, oops—¿quieres usarlas?”
“Hm.”
Pero en lugar de levantarse para tomar la mantequilla o cualquier otra cosa de la nevera,
arrancó otro trozo de pan, se lo metió en la boca y masticó en silencio.
En silencio.
“Tengo algunas preguntas más.”
“Por favor, adelante.”
“Se trata de su estilo de vida culinario.”
“¿Mi estilo de vida culinario? Creo que mis hábitos alimenticios son muy ordinarios, pero
adelante, pregunta.”
“¿Cuánta salsa de soja usas en el sushi?”
“Ninguna.”
“¿Cuántas veces mojas tu tempura en la salsa?”
“Ninguna.”
“¿Cucharadas de azúcar en tu yogur?”
“Cero.”
“¿Qué escribes en tus comidas con ketchup?”
“No lo hago.”
“¿Alguna salsa en tu okonomiyaki?”
“La verdad no.”
“¿Salas tus bolas de arroz?”
“Prefiero el arroz solo.”
“¿Qué tipo de jarabe te gusta en el hielo raspado?”
“No le pongo ninguno.”
“¿Cuántos terrones de azúcar le pones a tu café?”
“Yo tomo mí café negro, gracias.”
Bien, dijo ella, terminando sus preguntas.
Me sentí como si acabara de pasar por una especie de test psicológico, pero ahora entendía lo
que la estaba molestando tanto.
“Oh, lo entiendo, lo entiendo. Lo siento, Senjougahara-san, eres una de esas personas que
ponen aderezo en sus ensaladas. Y por eso ponías una cara tan rara.”
“No, es que no sabía que había una facción sin aderezos. Y es la primera vez que veo un huevo
frito sin más, y también es la primera vez que me sirven sólo un trozo de pan. ¿Eres, digamos,
alguien que rechaza la idea de aderezar la comida? ¿Quizás quieres saborear los ingredientes
tal y como son?”
“¿Huh?”
Tardé un momento en entender lo que decía, y luego me demoré unos cuantos más en pensarlo
antes de responder: “Ah, no.”
“No es así en absoluto. Creo que la ensalada sabe igual de bien con aderezo, y puedo comer
huevos fritos aunque lleven salsa Worcestershire, salsa de soja o sal y pimienta, y me encanta
la pizza igual con o sin piña.”
“No estamos hablando de los ingredientes de las pizzas.” Respondió ella.
Estaba tan feliz.
El hacer una broma no había sido en vano.
“Pero, ¿la comida no sabe bien aunque no tenga ningún sabor?” Pregunté.
“Y ahí lo tenemos. El cierre.”
“¿Qué? Pero todo lo que he dicho es que la comida es la misma tenga o no sabor.”
“Por eso dicen que la mejor manera de sacarle un secreto a alguien es preguntarle cómo le ha
ido el día.”
Aunque supongo que lo único que hice fue preguntarte directamente, añadió, dejando los
palillos.
Sin embargo, no había renunciado a su comida. Era muy propio de ella haber limpiado su
plato.
“Gracias por la comida.” Se aseguró de decir, antes de continuar. “Retiro cada palabra que dije
sobre que las dos tenemos gustos similares.”
Han sido anuladas.
“Eres como lo opuesto a un comensal quisquilloso, ¿no? Pero tampoco es que no tengas
disgustos.”
“Lo siento, todavía no entiendo lo que estás tratando de decir.”
“El sabor de la comida casera, ¿eh?” Ignoró mi pregunta, como si estuviera perdida en sus
pensamientos. “Pero no, no es así. Tal vez seas alguien que acepta el sabor de cualquier cosa…
Puede que sea una exageración, pero sólo te importa que la comida te proporcione nutrición.
No, tal vez la nutrición ni siquiera importa mientras hayas llenado tu estómago…”
“No lo hagas sonar como si fuera un guerrero o algo así.”
“En ese caso, tu sentido del gusto es sólo una carga. Si no estás disfrutando del sabor de los
ingredientes—¿entonces, al final, no te molestan los detalles triviales? Si lo pienso bien, estar
obsesionado con la forma en que se condimenta algo podría ser un lujo.”
Aun así, te las arreglaste para destrozar lo que yo creía que era el sentido común, dijo,
mirándome fijamente mientras mis porciones se sentaban en mi plato. “Pero sabes… no estoy
tan segura de vivir así. No es sólo la forma de tratar la comida. Tú, bueno—.”
Parece estar eligiendo sus palabras con cuidado.
Eso era raro.
“—aceptas todo lo que te llega, ¿no?” Dijo usando las mismas palabras que antes. “Es
importante tener cosas que amas, pero ¿no es igual de importante tener cosas que odias? Pero
tú lo aceptas todo. Y me pregunto si eso es lo que haces conmigo, y también con Araragi-kun.”
“¿Eh?”
¿Nuestra conversación cambió de tema?
¿Nuestra conversación se ha desviado?
¿Nuestra conversación acaba de convertirse en algo más grande?
No—no lo había hecho.
Estábamos en el mismo tema y no habíamos descarrilado
La escala de nuestra conversación también fue la misma.
Estábamos hablando de cómo vivía mi vida.
El estilo de vida de Hanekawa Tsubasa.
“No es que tengamos gustos similares, simplemente mis gustos están subsumidos por los
tuyos—no, quizá no debería llamar a lo que tienes gustos, Hanekawa-san. Probablemente sea
mejor que no lo haga. Al fin y al cabo, si te gusta todo lo que hay, es como si todo fuera igual
para ti.”
“……”
“¿Hanekawa-san?” Preguntó, todavía mirándome a los ojos.
Y fue solo un poco.
Pero algo en su tono sonaba plano—como solía hacerlo.
“¿Realmente amas a Araragi-kun?”
Y luego otra pregunta.
“¿Aún puedes decir, ahora, que amas a Araragi-kun?”
022
Senjougahara-san y yo teníamos la intención de asistir a la escuela ese día, pero justo antes de
irnos, nos dimos cuenta de que no podría hacerlo durante toda una semana gracias a la mentira
innecesariamente grande que había dicho el día anterior, a saber, que tenía gripe.
“Así que esto es a lo que se refieren cuando dicen que el tiro te sale por la culata.” Se lamentó,
pero me pareció más cómico que eso, como si hubiera intentado disparar una escopeta de feria
que resulto tener munición verdadera. “Ahora tengo que quedarme aquí en casa como una niña
buena durante toda una semana… No puedo creerlo. Me han castigado cuando no he hecho
nada malo.”
Por muy divertido que me pareciera este giro de los acontecimientos, parecía una situación
grave para nuestra autora, que ahora se llevaba las manos a la cabeza. Por supuesto, mentir
cuenta absolutamente como hacer algo malo, así que esto podría clasificarse con seguridad
como que cosecho lo que sembró.
O tal vez que termino cayendo en la trampa que ella misma armo.
“Mi padre se va a enfadar tanto conmigo…”
“……”
Ella, una chica en su último año de instituto, parecía tener miedo de que su padre se enfadara
con ella.
Fue muy bonito.
“Pero parece que Araragi-kun tampoco podrá venir a la escuela durante un tiempo, así que tal
vez funcione bien.” Le recordé, no especialmente para reconfortarla, sino a modo de un poco
de sarcasmo.
“Tienes razón.” Respondió ella, poniendo rápidamente las manos a los lados.
Qué pareja de tortolitos.
Así que fui a la escuela sola, donde me esperaba un torbellino de preguntas, aunque me lo
esperaba. Tenían una inclinación un poco curiosa y embobada, pero eso no podía evitarse. Me
alegraba que mis compañeros se preocuparan por mí.
Las clases habían comenzado para mí.
Mientras hojeaba los libros de texto que me había prestado Senjougahara-san, que me los había
prestado diciendo: “No es que pueda usarlos durante una semana”, pensé en otra cosa que me
había dicho esa mañana.
“Siempre he pensado que el mundo debe parecer tan anodino para gente tan inteligente como
tú, que como entiendes tanto, nada es emocionante ni excitante. Pero puede que sólo tuviera
razón a medias en eso y que me equivocara en la otra mitad. Nunca hubo ninguna garantía de
que tú y yo interpretáramos lo que significa ser soso de la misma manera. Sí, mi propia premisa
era defectuosa.”
No me imaginaba que alguien pudiera estar bien con el tedio, e incluso con la soluciones
inmediatas—dijo Senjougahara-san.
¿Cómo no voy a dar una respuesta de pánico a eso?
“No, nunca he pensado que el mundo sea soso. Y no me gusta lo tedioso, y creo que las
soluciones inmediatas son malas.”
“Me pregunto. Algo me hace sospechar que sólo lo dices—o más bien sólo lo piensas.” No
aceptó mi defensa. “En realidad, hace tiempo que me lo pregunto. Cuál es la diferencia entre
tú y Araragi-kun—ambos están dispuestos a hacer cualquier cosa por el bien de los demás,
incluso poniéndose en riesgo, pero desde mi punto de vista, los dos parecen completamente
diferentes—ni siquiera tienen semejanza alguna. En pocas palabras, Araragi-kun parece falso,
mientras que tú pareces la auténtica. Me hizo preguntarme por qué, sobre todo porque su
comportamiento es el mismo—pero creo que ahora lo entiendo después de comer esta comida
que has preparado.”
“¿Qué quieres decir con qué crees que entiendes…?”
“Por supuesto, afirmar que comprendo el temperamento de alguien porque he comido su
comida hace que suene como si estuviera en un manga de cocina que no será nombrado.” Dijo.
“Suena como si estuviera en Oishinbo.”
“¿Por qué arrepentirte y dar el título que acabas de censurar?”
“Tú y Araragi-kun entienden el peligro de formas diferentes. Por ejemplo, si hay un gato
atropellado en medio de la calle—darle un entierro adecuado es probablemente lo correcto.
Creo que tú lo harías, y aunque él se quejaría por ello, es posible que Araragi-kun también lo
haga al final.”
“……”
“Y creo que la diferencia aquí es que entre gemidos y quejidos—la razón por la que tanta gente
ignoraría un gato muerto atropellado en medio de la calle, pasando de largo como si no lo
vieran en absoluto, es que es ‘peligroso’ enterrarlo. Es extremadamente arriesgado en nuestra
sociedad que la gente que te rodea sepa que eres una persona ‘buena’ o ‘virtuosa’—se vuelve
extremadamente probable que la gente empiece a aprovecharse de ti.”
En algún momento, los niños empiezan a actuar mal intencionadamente porque creen que es
“vergonzoso” hacer el bien, pero en realidad no es porque les dé vergüenza. Es porque esa
bondad no es más que un punto débil, un lastre en medio de “la malicia” que hay en el
mundo—pensó en voz alta Senjougahara-san.
Continuó exponiendo su singular teoría.
“Araragi-kun probablemente sabe que es más seguro actuar mal—sabe el riesgo que corre al
ser una ‘buena persona’. Una y otra vez ha actuado como un defensor de la justicia sabiendo
que existe la posibilidad de que muera en el proceso, o al menos de quedar en camino a ello.
Cuando estaba en la escuela media, y ahora que está en la secundaria, también. Esa es la razón
por la que ha terminado por tener un bajo rendimiento académico, pero creo que siempre
entendió el riesgo que podría correr. Lo hace a pesar de que lo sabe. bueno, dudo que su
comprensión de la situación le permitiera predecir su propia muerte y renacimiento durante
las vacaciones de primavera, por supuesto.”
“Vacaciones de primavera…”
Esa vez—se arrepintió.
Definitivamente, se arrepintió de sus acciones entonces—pero.
Definitivamente, se enfrentó a esos remordimientos.
No había duda, y Senjougahara-san tenía toda la razón.
Yo, por el contrario.
“Tú, en cambio, no entiendes nada de eso—no, no es eso. Incluso tú debes ser consciente de
esos riesgos. Pero no crees que sean algo que deba preocuparte—debe ser eso. No te
arrepientes de nada. Es como si la maldad y las soluciones inmediatas no te parecieran
desalentadoras. No, en realidad, lo aceptas. Todo esto suena como si estuviera describiendo lo
increíble que eres, pero no es así en absoluto. Hasta hoy te tenía un respeto increíble—pero es
como si esos sentimientos se desvanecieran en el aire.”
De hecho, la sensación que me dio Senjougahara-san mientras hablaba—fue que no me estaba
alabando en absoluto.
No fue un gran elogio en lo más mínimo.
En todo caso—estaba enfadada.
Igual que cuando me descubrió durmiendo en esas ruinas ayer por la mañana—o posiblemente
más enfadada.
“Me duele mucho que hayas dicho que mi comida sabía bien si es lo que sientes. Araragi-kun
no mostró ningún signo de disfrutarla, pero tú eres aún peor.”
“Senjougahara-san…”
“Por ejemplo, ¿qué te parece mi forma de vivir?” Con esa pregunta, extendió los brazos para
presentar la habitación 201 de los apartamentos Tamikura. “Mi tambaleante hogar
monoparental, mi apartamento de una sola habitación de ciento y pico de metros cuadrados,
sin bañera, pero salvada tan afortunadamente por mi ducha que a veces no tiene agua caliente,
mi cocina verdaderamente escasa con un solo quemador de gas, mi disyuntor que se dispara
si usas un secador de pelo mientras funciona la lavadora—¿qué piensas de mi estilo de vida?”
“¿Qué pienso de ello?”
“No piensas nada en ello, ¿verdad? No te compadeces de mi forma de vivir ni te retraes de
ella, ¿verdad? Y estoy segura de que eso es algo maravilloso. Si estuviéramos en una novela
o en un manga o algo así, eso sí—o si estuviéramos hablando de grandes personajes históricos,
sí, sería increíble. Incluso podría encontrarme conmovida. Pero, Hanekawa-san, tú eres un ser
humano de verdad, ¿no?” Me dijo.
Aunque su tono seguía siendo plano—parecía estar conteniéndose con todo lo que tenía para
que no se le escapara y se volviera brusco.
“Al fin y al cabo, hasta yo creo que esta forma de vivir es la peor, y se trata de mí. No creo,
como un iluminado, que esta sea una vida mucho más humana que la de la mansión donde
vivía antes del divorcio de mis padres. No hay manera de que pueda hacerlo. No creo ni por
un segundo que haya algo más humano en vivir en la pobreza. De hecho, estoy de acuerdo con
el dicho—la pobreza embota el ingenio. Mi padre se está esforzando al máximo para pagar
nuestras deudas y sacarnos de esta vida. Está trabajando tan frenéticamente que no me
sorprendería que su salud fallara cualquier día—y todo es porque sabemos lo peligroso que es
para nosotros seguir viviendo así.”
Pero tú no sientes ese tipo de peligro, dijo.
“Te das cuenta de que el peligro está ahí, pero no sientes ni una pizca de él. Por eso eres capaz
de pasar una noche entera en esas ruinas.”
“Cuando lo pones así…”
Estaba acorralada.
No podría replicar aunque quisiera.
“Creo que es que eres demasiado blanca—demasiado pura e inocente. No debes entender lo
desalmado que es decirle a la gente tonta que está bien ser tonta, lo cruel que es decirle a la
gente descuidada que está bien ser descuidada—y ni siquiera intentas entender por qué ver
defectos y llamarlos virtudes es pura malicia. No tienes ni idea de lo irreversiblemente dañino
que es afirmar algo que es negativo. No se puede aceptar todo. Si lo hicieras, nadie se
molestaría en seguir intentándolo. Perderían las ganas de mejorar—pero tú no tienes el menor
reparo en la tontería o el descuido. Siempre corres directamente a hacer lo correcto sabiendo
que la gente va a tratar de aprovecharse de ti porque no le das importancia al hecho, y tratas
de actuar éticamente aunque sabes que eso te hace sobresalir como un pulgar dolorido. ¿Qué
puede ser más aterrador que eso? Me impresiona que hayas conseguido vivir tu vida en el filo
de la navaja y seguir gozando de buena salud, lo reconozco. Así que en conclusión, no eres
una buena persona, no eres una santa, no eres una madre santa—simplemente eres torpe
cuando se trata de la oscuridad. Eso sólo te hace… un fracaso como criatura.”
Un fracaso.
Era la primera vez que alguien me llamaba así, y fue un poco deprimente escucharlo.
Ahí cortamos la conversación porque ya era casi la hora de ir a la escuela, pero sus palabras
siguieron dando vueltas en mi cabeza mientras iba de camino y también durante toda la clase.
No eres una buena persona, sólo eres torpe cuando se trata de la oscuridad.
Sólo eres tope cuando se trata de la oscuridad.
Un fracaso, un fracaso, un fracaso, un fracaso—en otras palabras.
Blanca.
Demasiado blanca.
Pura e inocente.
Transparentemente—blanca.
“……”
Pero ahora que estaba en clase y me distraía con los garabatos en los márgenes de los libros
de texto de Senjougahara-san, no podía negar la sensación de que esas palabras eran un poco
inútiles.
Había dibujos de Full Metal Alchemist en todas las páginas.
También eran ridículamente buenos.
¿Y se supone que esta chica se estaba preparando para la universidad?
023
Probablemente Senjougahara-san se sintió frustrada.
Acabé por no entender ni la mitad de lo que había dicho ni lo que quería decir, pero aun así
esa fue la impresión que me llevé.
Realmente fue sólo una impresión.
No era nada más.
Llegó el almuerzo, y salí del aula y me dirigí a la cafetería—suelo empacar mi propio
almuerzo, pero no iba a usar la cocina de otra persona para eso.
No, probablemente no me apetecería hacer la comida en ninguna cocina, ni siquiera en la de
mi propia casa, después de que Senjougahara-san me dijera todas esas cosas.
Mi propia casa.
También yo habría hecho comida sabrosa si realmente tuviera una—o eso me preguntaba.
Cuando.
“… Oh.”
Vi una figura conocida frente a mí después de haber caminado un poco por los pasillos—era
Kanbaru Suruga.
Iba caminando de allí a aquí, en dirección contraria a la mía (realmente parecía una persona
alegre, sólo por su forma de caminar. Incluso desde donde estaba podía ver que estaba
tarareando algún tipo de melodía), y se fijó en mí al mismo tiempo.
“¡Ohh!” Exclamó más fuerte de lo que cabría esperar en un pasillo, y luego se precipitó a mi
lado más rápido de lo que cabría esperar en un pasillo.
Se movía tan rápido que era como si se hubiera teletransportado.
Un momento después llegaron dos borlas de cabello.
“Bueno, ¡mira quién es! Ha pasado un tiempo, ¡me alegro de ver que te va bien!”
“… Sí.”
Estaba muy emocionada.
Esto era algo más que ser optimista.
Sólo pude asentir, sin saber cómo reaccionar.
A juzgar por su comportamiento, la noticia del incendio de la residencia Hanekawa todavía no
le había llegado. Por otra parte, dada su personalidad, existía la posibilidad de que pudiera
estar así de emocionada aunque lo hubiera hecho.
Buenos modales, cero consideración.
Esa era su personalidad.
“En realidad iba a ir a ver a mi querida Senjougahara-senpai.” Dijo, con buenos modales y
cero consideración. “Pero, ¿está en su clase ahora mismo?”
“Umm.”
No es de extrañar.
No hace falta decirlo.
Por lo menos, no había pensado que al abalanzarse sobre mí de la forma en que lo hizo
significara que tenía algún tipo de asunto urgente conmigo—en general, sólo se interesaba por
Senjougahara-san.
Hasta el punto de que solicitó el ingreso en nuestra escuela, el Instituto Naoetsu, para seguir a
Senjougahara-san hasta aquí.
Araragi-kun parecía haber ampliado de algún modo sus espantosamente estrechos horizontes,
pero—.
Bueno.
Envidiaba lo directa que podía ser.
¿O tal vez debería decir de mente única?
Al menos, dudaba que Senjougahara-san la mirara y se sintiera frustrada.
Era fuerte.
Fiable—esa sería la impresión.
Kanbaru Suruga-san, estudiante de segundo año en el Instituto Naoetsu.
La kouhai de Senjougahara-san desde la escuela media (lo que significa que también fue al
mismo colegio que yo, pero nunca la conocí entonces. Sólo había escuchado historias sobre
ella), las dos juntas son llamados el Dúo Valhalla.
El Dúo Valhalla, a partir del carácter para “dios” en Kanbaru, los caracteres para “campo de
batalla” en Senjougahara, y el carácter para “campo” en los nombres de ambas, que podría
leerse tanto “baru” como “hara”. Más tarde me enteré de que, al parecer, fue la propia
Kanbaru-san la que ideó el apodo. Aunque me pareció un nombre genial, hubo algo triste
cuando me enteré de que el título fue autoasignado.
Además, es la estudiante más conocida de todo el Instituto Naoetsu. En un instituto privado
que no presta ninguna atención a los deportes ni a las actividades de los clubes, ha llevado a
su equipo de baloncesto femenino al torneo nacional. Es una superestrella impresionante
(aunque nunca lo admitirían, el profesorado parece un poco molesto, como en: ¿acaso ignora
de forma activa la atmosfera del lugar?)
Por supuesto, como se podía ver por el vendaje que rodeaba su brazo izquierdo, se había
retirado antes de tiempo.
Un mono.
Quiero decir que—para Kanbaru-san, era un mono.
Pero aun así, creo.
Mientras que ella había lucido un corte de cabello corto y aniñado de atleta cuando estaba en
activo, la chica que tenía delante tenía el cabello casi tan largo como el mío, aunque no lo
trenzaba.
Dejando de lado el hecho de que su cabello crecía a una velocidad sobrenatural—Kanbarusan.
Se podría decir que parecía una niña.
Ahora se veía linda.
Y lo que la llevó a hacer eso—como con la forma en que Senjougahara-san estaba ahora—
debió ser Araragi-kun.
Ampliar los horizontes, ¿eh?
“Se va a tomar el día libre de la escuela… Está enferma de gripe.”
Me había convertido en una parte de su mentira.
Pero ¿qué otra cosa podía hacer?
Si miramos hacia atrás las circunstancias, ella había mentido por mi bien—tenía que
asegurarme de que nuestras historias eran correctas. Aunque estuviera bien contarlo a
Kanbaru-san, me parecía alguien con los labios sueltos.
Era tan sincera que parecía que lo que no debía decir podía salir de su boca en cualquier
momento. Y tampoco pude ver que se sintiera mal después.
Ni siquiera intentaba defenderse porque no veía que nadie se ofendiera.
“Ah, gripe.” Dijo ella, ligeramente sorprendida. “Eso es como si el diablo tuviera una
insolación.”
“……”
Era una forma horrible de hablar de su “amada” senpai, un excelente ejemplo de cómo mostrar
buenos modales y cero consideración—de hecho, de cómo ser “educadamente grosera”, como
dijo Araragi-kun. Sin embargo, probablemente sólo estaba utilizando una frase que había oído
en algún sitio, y dudaba que se hubiera parado a pensar en su significado.
Seguro que Araragi-kun interrumpiría la conversación con una ocurrencia para corregirla, pero
yo no era tan cercana a ella. Lo único que podía hacer era responder con el silencio y una vaga
sonrisa.
Sonreí.
“… Espera, tal vez eso signifique algo más.”
Ella lo había entendido.
Eso me hizo sinceramente feliz.
Hmm. Todavía tenía que admitir que era difícil saber a qué atenerse con la gente que era amiga
de los amigos (ya sea a través de Senjougahara-san o de Araragi-kun).
Sin embargo, una gran parte de ello era que estaba tratando con Kanbaru-san.
“Hmm, ya veo. Así que no está aquí. ¿Qué debo hacer?”
Estaba segura de que se daría la vuelta y volvería a su clase en cuanto supiera que
Senjougahara-san estaba ausente, pero en lugar de eso se quedó allí con los brazos cruzados
como si estuviera realmente perdida. La cafetería se iba a llenar de comensales de nuestra
escuela si no me daba prisa, pero no podía dejarla en ese estado.
“¿Tenías algo que necesitabas decirle? Estaré encantada de escuchar si puedo ser de ayuda.”
“Hmm.” Ella pensó por un breve momento. “Bueno, supongo que tú sirves.”
Ahora sólo estaba siendo grosera.
Ni siquiera trato de ser educada.
Pensé que debía advertirle de esto, pero me dijo: “Es que acabo de recibir un mensaje de mi
querido Araragi-senpai”, y me hizo callar empujando la pantalla de su teléfono delante de mi
cara.
No se nos permitía usar los teléfonos en el recinto escolar, se suponía que debían estar
apagados mientras se estaba en la escuela, las palabras “acabo de recibir un mensaje”
implicaban que ella recibió su correo electrónico durante la clase—todas estas fueron más
palabras que encontré suprimidas.
Por el mensaje que estaba viendo.
—Ven sola al aula del segundo piso esta noche a las 9, necesito solo preguntarte algo.
“¿Qué crees que significa esto?” Preguntó Kanbaru-san.
“¿Qué más podría significar?”
Un mensaje tan corto no dejaba lugar a la interpretación—ni siquiera parecía posible que
estuviera en algún tipo de código. Sí, el texto era un poco descuidado (el “solo” estaba mal
colocado), pero eso sólo significaba que tenía prisa—.
“Significa que Araragi-kun tiene una pregunta para ti, y que quiere que vayas sola al aula del
segundo piso esta noche a las nueve de la noche, ¿no?”
“Así que mi corazonada era correcta. Hrm.” Gruñó. Se puso seria. “Supongo que—¿tampoco
está hoy en la escuela?”
“Sí.” Asentí. Era muy aguda en aspectos inesperados, o más bien, tenía la extraña habilidad
de captar la esencia de una conversación, y no había que subestimarla. “En su caso, no es que
tenga gripe, pero… no ha venido al colegio desde que empezó el nuevo curso.”
Había preguntado a nuestro profesora para asegurarme, pero parecía que tampoco había
asistido el día anterior. Senjougahara-san, Araragi-kun y yo habíamos faltado a la escuela el
mismo día, lo que aparentemente desató un montón de especulaciones infundadas.
Especulaciones infundadas… ojalá dejaran de hacerlo.
En verdad no es algo a lo que hay que prestarle atención.
Hrm, Kanbaru-san volvió a gruñir.
“Sé que es mi senpai, pero a veces no sé qué hacer con él. ¿El aula del segundo piso? Eso es
demasiado vago para ser un punto de encuentro. ¿Cuántos edificios cree que tiene el Instituto
Naoetsu?”
“Bueno, no creo que se refiera a nuestra escuela. Tiene que ser esa escuela de preparación
abandonada, ¿no?”
“Oh, ya veo.” Aceptó como si acabara de darse cuenta.
Era despistada de forma inesperada.
“Pero si es así, ¿por qué no me llama? Intenté llamarle varias veces hace un momento, pero
no contestó.
“……”
Kanbaru-san había hecho estas llamadas en la escuela, y mi silencio aquí era, por supuesto, no
para regañarla por eso. Era porque esta nueva información me hacía absolutamente imposible
imaginar el tipo de situación en la que se encontraba Araragi-kun.
Pensé que tenía algo que ver con Mayoi-chan, pero… ¿por qué iba a convocar a Kanbaru-san?
No era propio de él…
No tenía sentido.
“Así que… ¡me está invitando a una cita! Y no debe contestar el teléfono porque tiene
preparada alguna sorpresa.”
“Um.” Objeté. “¿La forma en que está escrito no lo hace sonar más serio?”
Una sorpresa… ¿Qué tan feliz era ella? Y tampoco estaba bromeando.
¡Sólo hablar con ella era agotador!
“Bien, de acuerdo, ahora lo entiendo.” Dijo ella. “Tenía un libro que quería leer esta noche,
pero si me invita a salir, sólo puedo hacer una cosa: responder a su llamada, ¡contra viento y
marea!”
“Contra viento y marea…”
Sólo quería leer un libro, ¿no?
Lo exageraba todo, y sus frases de antaño la hacían parecer más bromista cuanto más seria se
ponía. Salía perdiendo gracias a esa peculiaridad.
Tal vez no la hiciera frustrante, pero su seriedad era realmente preocupante.
“Uh, Kanbaru-san…”
“¿Hm? ¿Qué es?”
“Uhm…” Pensé en qué decir, pero al final no encontré las palabras adecuadas y me conformé
con nada más que: “Ten cuidado.”
Y.
“Saluda a Araragi-kun de mi parte.”
“Muy bien. Gracias por todo.”
“No, en absoluto… De nada.”
“Cuando me enteré de que tu casa se había incendiado, pensé que te sentirías mal, ¡pero me
alegro de que no sea así! Esa es la senpai que conozco.”
“Oh.”
Así que realmente lo sabía.
¿Ella lo sabía, y así fue como se acercó a mí? En serio…
No.
Pero aun así, no me sentía mal…
“¡Que la fortuna te acompañe en el campo de batalla!”
Levantando una mano, Kanbaru-san volvió por donde había venido.
No corriendo, sino caminando.
Pensaba advertirla si volvía a correr por los pasillos, pero no es que siempre corriera a todas
partes.
Ella era molesta y aleatoria.
“……”
Ahora que Kanbaru-san se había marchado, necesitaba apresurarse hacia la cafetería—en parte
para recuperar el tiempo perdido, si es que realmente lo hacía—pero era incapaz de avanzar
un paso.
No—porque su última frase aún resonaba en mi interior.
En cambio, lo que se apoderó de mi mente fue la situación actual de Araragi-kun.
Tenía que estar en algún tipo de problema—eso ya era un hecho definitivo. Pero quería que
Kanbaru-san fuera a verle, lo que probablemente significaba que lo que “tenía que
preguntarle” era necesario para salir de la crisis.
Sólo que no parecía que estuviera simplemente buscando ayuda.
Se sintió mucho, mucho más serio.
“……”
Por eso me pareció un error.
Araragi-kun le había mandado un mensaje por alguna necesidad y estaba solicitando su ayuda
en lugar de la mía—así que insistir en ese hecho era un error.
Pero me preguntaba.
Aunque entender esto perfectamente y estar satisfecha era lo que Senjougahara-san encontraba
tan “frustrante” en mí—todavía no me sentaba bien que me llamaran pura y blanca por ello.
Envidié a Kanbaru-san por recibir ese mensaje de Araragi-kun.
También estaba enfadada.
Araragi-kun no me había mandado ningún mensaje—y por ello estaba enfadada con él.
024
Me dirigí a casa mientras me asaltaba una poderosa sensación de odio a mí misma.
Consideré la posibilidad de preguntarle a Kanbaru-san si podía ir con ella, pero si el mensaje
de Araragi-kun decía “sola”, me pareció mejor que no lo hiciera—lo entendí así.
Lo que sí me hacía dudar era si debía o no contarle esto a Senjougahara-san. La forma honesta
de verlo era que debía hacerlo, siendo Araragi-kun su novio, pero sabía que la preocuparía
absolutamente—y por su parte, se enfadaría sin reservas con él.
Llegué a los Apartamentos Tamikura aún sin poder llegar a una conclusión—.
“Oh, bienvenida, Hanekawa-san. Has tardado un poco.”
“Sí, fui al supermercado a comprar ingredientes para reemplazar lo que usé esta mañana…
¿hm?”
Entonces, al abrir la puerta, me di cuenta de que había otro individuo en la habitación, además
de Senjougahara-san.
Un hombre con el cabello largo y algunas canas peinado cuidadosamente hacia atrás.
Tenía un aspecto llamativo con su traje, y tan serio como podía serlo—para usar una frase un
poco antigua, era como un guerrero corporativo.
Su aspecto sugería profesiones como la de abogado o burócrata, pero yo sabía que no era así.
Lo había escuchado de Senjougahara-san.
Que su padre trabaja como consultor en una empresa extranjera—.
“Encantado de conocerte.” Me saludó primero. Estaba sentado en la mesa baja pero se levantó
para mí e inclinó la cabeza. “Soy el padre de Hitagi.”
“Ah… Um.”
Estaba perdida.
Ahora que esto ocurría, me di cuenta de que había dicho que su padre volvía hoy a casa. Sólo
que no pensé que regresaría a una hora tan temprana.
Por algo trabaja en una empresa extranjera, como se nota que no se deja atar por el tiempo,
pensé, extrañamente impresionada.
“Soy Hanekawa Tsubasa. Me disculpo, ayer me quedé toda la noche.”
“Mm-hm.” Asintió el padre de Senjougahara-san.
Y luego volvió a quedarse en silencio—parecía reservado.
Me pareció el tipo de hombre que se quedó muy callado mientras yo estaba en la entrada, con
los zapatos aún puestos, cuando miró hacia mí.
Diciendo: “Voy a hacer un poco de té.” Se dirigió a la cocina.
Luego de eso, puso una tetera en el quemador de gas.
Sus palabras, junto con sus acciones, me liberaron de los nervios en un instante, y al menos
pude quitarme los zapatos.
Una pausa.
Me senté junto a Senjougahara-san, asegurándome de mantener a su padre en mi línea de
visión.
“Lo siento, Hanekawa-san. Parece que se ha ocupado de su trabajo antes de lo previsto, y por
eso también ha vuelto antes de lo esperado.” Susurró.
“Oh, no. No es un problema ni nada.” Le susurré. Después de todo, fui yo quien irrumpió en
su apartamento. “Pero en ese caso, podrías haberme enviado un mensaje o haberme llamado
para avisarme.”
“Bueno, tenía curiosidad por ver si te sorprendía.”
“……”
Sí, lo estaba. Por supuesto que sí.
Cuando empecé a preguntarme si a Araragi-kun le esperaban este tipo de sorpresas a diario,
su vida empezó a parecer un montón de problemas a pesar de su apariencia soleada.
“Tienes un padre muy genial.” Dije.
Y no como una adulación.
Ahora tenía un poco más de sentido. Dejando a un lado la seriedad con la que lo dijo, podía
entender por qué Senjougahara-san se autodenominaba niña de papá: vivir con un padre así
seguramente haría que todos los chicos de tu clase parecieran niños.
Tenía sentimientos encontrados al respecto, pero era impresionante que Araragi-kun
consiguiera ganarse su ojo entrenado.
A menudo se oye decir que las mujeres se enamoran de un hombre que se parece a su padre,
pero en ese sentido, la persona que estaba preparando las hojas de té en ese momento no se
parecía en nada a Araragi-kun. Olvídate de que sean diferentes tipos de personas, casi parecían
estar hechos de diferente material.
Araragi-kun podría jugar a ser frío y tranquilo, incluso podría llamarse el “silencio inmóvil”,
pero la verdad es que más bien le gusta hablar—casi se podría decir que es el polo opuesto al
padre de Senjougahara-san, un individuo realmente reservado.
Y—aunque es una forma increíblemente tautológica de decirlo—aunque el padre de
Senjougahara-san era realmente genial, había algo muy paternal en él, como si fuera más
genial como padre que como hombre.
Y lo que eso indica—.
… Oops.
¿Por qué estoy tratando de analizar al padre de mi amiga?
Pensé que ya había dejado de hacer ese tipo de cosas.
Sí.
Parece que a mí, más que a nadie, me sacudió un poco la aparición de un “papá” de la nada.
No es que nada de mí sea tan especial como para justificar el “más que nadie”.
Una chica normal y corriente—puede que no lo sea, pero incluso así.
Para empezar, no había nada que temer—no es que tuviera ninguna imagen mental de lo que
es un “padre” o “papá”.
Puede que conozca a una persona que debería llamarse mi padre.
Pero lo que no conocía—era una persona a la que debería llamar mi padre.
Simplemente, no lo conocía.
“¿Ha ocurrido algo interesante en la escuela?” Preguntó Senjougahara-san, pasando a una línea
de conversación habitual, como si quisiera concluir el tema de la presencia de su padre.
Sin duda, podría aprender de la audacia que mostraba en momentos como éste.
“¿Qué quieres decir con eso?”
“¿Estaba Araragi-kun allí?”
Así que eso es lo que quería preguntar.
Dudé por un momento, pero me pareció mal ocultarlo. Decidí contarle lo que había pasado en
la escuela.
“¿Le envió un mensaje a Kanbaru?”
“Sí. Parece que necesita su ayuda con lo que sea que lo mantiene ocupado en este momento…
Pero fue tan breve que no pudimos averiguar por qué la llamaba…”
“Qué insoportablemente desagradable.”
Sus palabras, sorprendentemente directas, se reflejan en su expresión.
Decir que fue “directa” era en realidad un eufemismo. Estaba furiosa.
Es más, estaba enfadada con Kanbaru-san, no con Araragi-kun.
Su ira apuntaba a su kouhai, no a su novio.
Inmediatamente me encontré con que me arrepentía de habérselo dicho.
¿Iba a crear una ruptura entre el Dúo Valhalla?
“¿Esa mujer consiguió que Araragi-kun me ignorara y buscara su ayuda en su lugar? Qué debo
hacer con ella? Empezando por sus órganos—.”
“Senjougahara-san, has vuelto a ser tu yo pre-rehabilitado.”
“Uh oh.” Notó ella, tirando de sus propias mejillas hasta que su cara formó una sonrisa.
Era una sonrisa tan forzada que dolía mirarla…
“Estoy segura de que hay una razón—por la que ha sucedido eso—.” Dije. “Sobre todo porque
quiere preguntarle algo. Y a diferencia de nosotras dos, todavía le queda una excentricidad en
el brazo izquierdo.”
“Supongo que sí.”
La pata de mono.
Senjougahara-san continuó: “Entonces, ¿podría significar que no es Kanbaru lo que necesita—
sino su brazo izquierdo?”
“Es sólo una suposición, por supuesto.” Dudaba de que fuera tan sencillo, pero a grandes
rasgos, parecía probable.
“Entonces, si lo que busca es la capacidad de lucha de Kanbaru—¿significa eso que habrá aún
más escenas de lucha más adelante?”
“Es difícil de decir. Pero en cuanto al combate, Araragi-kun tiene ahora a Shinobu-chan—así
que dudo que busque necesariamente más gente que le ayude en una pelea.”
Todo esto se basaba en conjeturas.
Senjougahara-san y yo no sabíamos en qué situación se encontraba Araragi-kun. Podríamos
hablar todo el día y nunca llegar a una conclusión.
“Entonces, Hanekawa-san. ¿Qué vas a hacer?”
“¿Qué voy a hacer?”
“¿Vas a ir a su punto de encuentro? ¿O no? Cualquiera que sea la situación, podrás encontrarte
con él allí, ¿no?”
“… Lo he considerado, pero no creo que lo haga. Siento que sólo le estorbaría si lo hiciera—
.”
“Oh.” Asintió ante mi respuesta. “Entonces yo tampoco iré.”
“¿De verdad?”
Había asumido que ella insistiría en ir y estaba preparada para una acalorada discusión, pero
en lugar de eso me encontré en shock, o tal vez me tropecé, metafóricamente hablando.
Me preguntaba qué podía hacer para detener a una decidida Senjougahara-san que insistía en
imponerse.
“Tomaré su falta de correspondencia como prueba de que lo está haciendo bien—no parece
que esté tratando de ocultar nada como lo hizo con el mono de Kanbaru.” Dijo. “En todo caso,
está siendo bastante sincero. Tiene que saber que cualquier mensaje que envíe a Kanbaru va a
llegar a nosotras.”
Eso era cierto.
Pero aun así.
“¿No vas a ir?” Pregunté como si fuera una confirmación.
“Yo no.” Respondió ella. “Siento lo mismo que tú. Podría ir, pero lo único que haría sería
estorbarle—y además me parece que hay otras cosas que podría hacer.”
No tenía ni idea de lo que debía significar su sugerente añadido—pero así estaban las cosas.
Su falta de correspondencia era la prueba de que le iba bien.
Una señal de confianza.
Sí, iba a aceptar esa cómoda interpretación—.
“Pero parece que Araragi-kun y Kanbaru no son los únicos con excentricidades persistentes
en sus cuerpos.”
“¿Qué? ¿Hay alguien más?” Ladeé la cabeza ante su comentario. “El demonio de Araragi-kun
y el mono de Kanbaru-san son las únicas excentricidades que nos quedan, ¿no?”
“Precisamente-nyah.” Respondió ella, haciendo por alguna razón la muletilla que se esperaría
de un gato si este comenzara a hablar.
Quise presionarla, pero en ese momento el padre de Senjougahara-san trajo té y dulces para
tres, y nuestra conversación susurrada se interrumpió.
No, probablemente habría estado en ese punto incluso si hubiera tardado un poco más en hacer
el té.
Lo digo porque en ese momento llamaron a la puerta de la habitación 201 de los Apartamentos
Tamikura—no tenía interfono, por si te lo preguntabas.
“Oh. Parece que están aquí.” Dijo Senjougahara-san, levantándose, así que debía estar
esperando a los invitados.
Ya sea que esperase o no a los invitados, estaba en guardia, sin siquiera una idea en cuanto a
quién podría estar de visita. Pero cuando abrió la puerta y vi quién estaba allí, lo entendí todo.
Incluyendo la naturaleza del “plan” que había mencionado el día anterior.
No necesitaba ninguna explicación.
Y no necesitaba ninguna presentación.
Fuera de la puerta estaban las hermanas pequeñas de Araragi-kun, Araragi Karen y Araragi
Tsukihi. Las Fire Sisters.
025
Al parecer, hubo una conversación que fue así.
“Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí. Pero si es Karen-san. Qué sorpresa, encontrarte en
un lugar como este.”
“Oh wow, mira eso. ¡Pero si eres tú, Senjougahara-san! Qué casualidad, encontrarte así delante
de mi casa.”
“Sí, es casi como si hubiera usado la función GPS de mi teléfono para averiguar tu ruta exacta
de vuelta del colegio y estuviera esperando aquí para emboscarte, jeje.”
“Ajaja. Bueno, puede que algunas personas sean lo suficientemente estúpidas como para tener
esa impresión errónea. El mundo está lleno de idiotas, después de todo. Es una pena que haya
tan pocas personas inteligentes como yo por ahí. Espera, ¿pero qué pasa con la escuela,
Senjougahara-san?”
“¿Escuela? ¿Qué es eso?”
“Er, supongo que está bien si no lo sabes…”
“No, sólo estoy bromeando. Por supuesto que lo sé. Sólo era una broma al estilo Gahara. Me
tomé el día libre debido a circunstancias algo inevitables. Hoy tu escuela media tiene clases
hasta el mediodía, ¿verdad, Karen-san?”
“Sí, pero has llegado en mal momento. Estoy segura de que querías ver a Nii-chan mientras
estabas aquí, pero en realidad ahora mismo está fuera—se fue a algún sitio en cuanto empezó
el nuevo curso. Supongo que este es su viaje de autodescubrimiento, segunda parte.
Probablemente será capaz de disparar un Kamehameha para cuando vuelva.”
“Los viajes de autodescubrimiento no consisten en ese tipo de entrenamiento… no, no
importa.”
“Incluso podría ser capaz de pilotar un Eva.”
“No creo que Araragi-kun tenga el talento… Oh, pero se me acaba de ocurrir algo. Ya sabes,
completamente de la nada. ¿Oíste que la casa de Hanekawa-san se incendió?”
“¿Qué?”
“Oh, lo siento. Ha sido una pregunta estúpida. ¿Cómo es posible que Araragi Karen, la
ejecutora de esas dos defensoras de la justicia, las Fire Sisters, ella que por sí sola mantiene la
paz en esta ciudad, no sepa de un incidente de esa magnitud?”
“¿Hm? Oh, sí, por supuesto. Lo sé todo sobre eso, cosas muy duras. Pensaba hacerle una
visita.”
“No resultó herida, afortunadamente, porque ocurrió mientras estaba en la escuela. Pero su
casa se incendió y no tiene dónde quedarse esta noche.”
“¿Eh? ¿En serio?”
“¿No lo sabías?”
“Bueno, lo sabía. Estaba pensando en sacar ese mismo tema. ¿Por qué tuviste que adelantarte
y decirlo primero?”
“Lo siento, ¿vale? Pero es realmente extraño, ¿no? Pensar que una buena chica como
Hanekawa-san no tiene una cama en el mundo en la que pueda dormir tranquila. Se siente
como la cosa más injusta imaginable. Como si la justicia realmente existiera en este mundo,
¿qué hace no ayudándola?”
“……”
“Así que, como esa supuesta justicia hueca no va a hacer nada por ella, me voy a tomar el día
libre de la escuela buscando un lugar donde pueda dormir. Ah, hablando de eso, ¿has ido hoy
a la escuela como si fuera cualquier otro día? ¿Te has divertido? ¿Mientras Hanekawa-san
estaba en problemas?”
“……”
“Uy, perdón, perdón. No tiene sentido decírtelo, ¿verdad? Después de todo, sólo eres la
hermana pequeña de Araragi Koyomi, nada más que una estudiante de escuela media. Estaría
esperando demasiado de ti si empezara a tratarte como a él. Tu Nii-chan es tu Nii-chan, y tú,
Karen-san, eres tú.”
“¡……!”
“Esto sí que es un mal momento. Si sólo Araragi-kun estuviera por aquí. Sé que nunca
abandonaría a Hanekawa-san. Las Fire Sisters (lol), por otro lado.”
“¡¿(lol)?!”
“Lo siento mucho, sólo debo ser una molestia hablando contigo aquí cuando no puedes hacer
nada sin ese Nii-chan que tanto quieres. No pretendía preocuparte, no cuando, a diferencia de
Hanekawa-san, estás disfrutando de tu vida. Ya es suficiente con que esté en apuros. Llevamos
un buen rato aquí hablando, así que creo que ya es hora de que me vaya. Después de todo,
ahora comprendo que la justicia es como un lecho para Hanekawa-san—no se puede encontrar
en este mundo, no hay, no existe.”
“¡Espera un segundo!”
“¿Hm? ¿Pasa algo?”
“Existe una cama para Hanekawa-san… ¡también justicia!”
……
Así, guiando hábilmente a Karen-chan, Senjougahara-san llevó a cabo lo que llamó su plan—
bueno, describirlo como “hábil” quizá no sea lo correcto.
Fue más bien como ver a un pájaro volar directamente hacia una ventana. Supongo que si
realmente quieres, puedes llamar a esto un plan ya que ella fue por Karen-chan y no por
Tsukihi-chan, la estratega.
Así que con eso.
Había llegado a la residencia Araragi.
A su sala de estar…
“Siéntete como en casa, Tsubasa-san.”
“¡Mm-hmm! Trátala como si fuera tu propia casa. Como la tuya propia, Hanekawa-san.”
Con esas palabras, Karen-chan y Tsukihi-chan me sirvieron un poco de té.
Mientras la hermana mayor sacaba con destreza el té de cebada frío de la nevera, la menor
recogía vasos del armario. Se habían repartido estas tareas sin ni siquiera una reunión previa.
Estaba viendo de primera mano lo bien que trabajaban en equipo las Fire Sisters (lol)... perdón,
las Fire Sisters.
Se comunicaban en silencio.
Mi propia casa, ¿eh?
En realidad no era la primera vez que entraba en esta casa—ya había entrado varias veces.
Después de todo, trabajaba como tutora de Araragi-kun en su casa (aunque le daba clases en
la biblioteca, no aquí), y me había quedado hasta altas horas de la noche en el pasado, como
la vez que Karen-chan se desmayó con fiebre.
Pero en esta ocasión fue un poco diferente. Era la primera vez (a estas alturas) que me invitaban
a la casa como “invitada”.
Me puso extrañamente nerviosa. O quizás sea mejor decir que me hizo sentir extrañamente
incómoda.
“……”
Araragi Karen-chan y Araragi Tsukihi-chan.
Las hermanitas de Araragi.
Cuanto más las miraba, más se parecían a él.
Incluso se podría decir que eran su viva imagen.
Sé que es una forma extraña de describirlos, pero eran como trillizos que no tenían la misma
edad.
Por supuesto, sus personalidades, o más bien sus rasgos de carácter, eran muy diferentes—
Karen-chan era una chica obsesionada con las artes marciales y muy bella, y aunque había
algo de calma en Tsukihi-chan, se notaba que tenía un núcleo firme.
Me sorprendió que ambas hubieran cambiado sus peinados desde la última vez que nos
vimos… Karen-chan se había cortado su característica cola de caballo para hacerse un peinado
bob (su flequillo era liso, como el mío y el de Senjougahara-san en el pasado), mientras que
Tsukihi-chan llevaba una gruesa trenza enrollada en el cuello como si fuera una bufanda (¿no
tenía calor? Era verano).
“Sabes, Tsubasa-san, estas siendo demasiado helada.” Dijo Karen-chan, sentándose en el sofá
con sólo su propio vaso de té de cebada en la mano.
Debe haber querido decir “reservada”.
“Deberías haber venido directamente a mí si no tenías un lugar donde dormir. En realidad
estaba esperando que dijeras algo. Pero pensé que podría ser difícil para ti, y por eso fui a
hacerte la propuesta por mi cuenta.”
Todavía no se había dado cuenta de que había sido manipulada por Senjougahara-san. Incluso
la mentira de que sabía que la residencia Hanekawa se había incendiado—parecía creerla más
que nadie. Me habría preocupado por su futuro si no estuviera tan preocupada por el peligroso
aquí y ahora de nuestra chica de escuela media.
“Mm-hm. Tú lo propusiste, Karen-chan. ¡Todo por tu cuenta!” Dijo Tsukihi-chan, trayendo
consigo tazas para ella y para mí. La chica que se sentaba sonriente junto a Karen-chan parecía
haber tomado la decisión consciente de seguir el plan de Senjougahara-san.
Sí.
La más joven tenía el corazón bastante negro.
Por cierto, Karen-chan estaba en su tercer año de escuela media, mientras que Tsukihi-chan
estaba en el segundo. Cuando vi a las dos sentadas allí con la misma ropa (uniformes de la
Segunda Escuela Media Tsuganoki), realmente parecían gemelas (hay una diferencia de altura
entre las dos, así que no lo parecen cuando están de pie).
“Estaba pensando. Entonces, el té de cebada es un té hecho de cebada, ¿no?” Karen-chan
estalló sobre un tema al azar. “¿Significa eso que puede convertirse en cerveza si se esfuerza
mucho?”
Tenía una increíble sensación de cercanía con los demás.
No se trata de una conversación que hayas tenido con alguien cinco minutos después de
invitarle a tu casa.
Me gustaría que empezara por calmar mis nervios.
Le dije: “Ambas bebidas empiezan como cebada, pero supongo que la diferencia es que se
tuesta para el té de cebada y se fermenta para la cerveza. Así que, bueno, es eso.”
Aunque no sabía lo de “esforzarse mucho”, se podría decir que eran como parientes en el
mundo de las bebidas. Mi intención era decir que eran completamente diferentes, pero tenía
que admitir que su pregunta abordaba la verdad del asunto.
“Huh. No es de extrañar que me excite cuando bebo té de cebada.”
Su conclusión, en cambio, fue decepcionante.
Karen-chan se zampó una taza entera de té de cebada de un trago—de manera muy jovial.
En realidad… Al inspeccionarlas más de cerca, estas tazas parecían realmente elegantes.
¿Eran de cristal de Baccarat?
Eran lo suficientemente elegantes como para que casi se sintiera grosero llamarlas tazas.
Es más, a juzgar por la forma en que Karen-chan y Tsukihi-chan las usaron, probablemente
no sabían lo que costaban…
¿Era la familia Araragi, de hecho, acomodada?
“En fin, Hanekawa-san.” Dijo Tsukihi-chan, lanzando una mirada de soslayo a Karen-chan.
Me dio la sensación de que, al ser la hermana pequeña de Karen-chan, se había acostumbrado
a sus costumbres salvajes. “Si no tienes un lugar donde quedarte, eres bienvenida en nuestra
casa todo el tiempo que quieras. Convenientemente, ahora mismo Onii-chan no está en casa.
Así que usa su habitación.”
“La habitación de—Araragi-kun.”
“Sí. Tiene una de esas camas que rebotan sin sentido, una verdadera tontería.”
Esto era algo—que yo sabía.
También era lo que podría llamarse el quid del plan de Senjougahara-san.
No pude evitar sentirme más que un poco culpable de que se aprovechara de la seriedad juvenil
de Tsukihi-chan y Karen-chan y de su sentido de la justicia como las Fire Sisters—pero
tampoco podía seguir siendo tan respetuosa o ceremoniosa, no cuando su favor provenía de
un lugar de benevolencia.
Senjougahara-san debió llamarlo “plan” porque también había previsto mi propia reacción a
la situación. Probablemente por eso no me lo dijo.
Así que no tenía que haberlo sabido.
Dejó que la villanía cayera sobre sus propios hombros, por así decirlo.
Era un completo misterio para mí en qué estado mental había que estar para meter a otra mujer
(no a cualquiera, sino a mí) en la casa de tu novio para pasar la noche, pero quizá su vieja vena
auto castigadora seguía viva y en buen estado.
Ella soportó el dolor.
Lo había hecho por mí.
El sentimiento anterior de Karen-chan volvió a hacer que me doliera el corazón cuando
consideré eso.
Yo era helada—reservada.
Deberías haber venido directamente a mí si no tenías un lugar donde dormir.
Realmente estaba esperando que dijeras algo.
Al igual que cuando pasé la noche en casa de Senjougahara-san, nunca busqué ayuda para
mí—y esto parecía ser un problema totalmente diferente de lo que a Oshino-san le gustaba
decir sobre “las personas se salvan a sí mismas”.
Sí.
Probablemente—dejé de preocuparme por mí.
Ni siquiera intentaba salvarme a mí misma.
Recordé lo que Senjougahara-san me había dicho antes por la mañana.
Acepté la insensibilidad.
Torpe cuando se trata de la oscuridad.
Un fracaso como criatura.
“¿Tsubasa-san? ¿Qué pasa, por qué estás tan espantada? Tu cara parece tan estúpida.”
“……”
Karen no se anduvo con rodeos al hablar.
¿Mi cara parecía tan estúpida?
“Después de todo, ¿estas conmocionada por el incendio de tu casa? El único otro caso que
conozco es lo que ocurrió con la casa de Nagasawa-kun en Chibi Maruko.”
“Oh, no. Estoy bien.” Dije. Me encontré diciendo que estaba bien—aunque no había forma de
estarlo. “Pero sí, creo que aceptaré tu amabilísima oferta de quedarme—hasta que Araragikun vuelva.”
No sabía cuándo sería eso, pero probablemente tardaría lo mismo que tardarían las personas
que deberían llamarse mi padre y mi madre en encontrar una casa de alquiler.
Sin la menor idea de cuando ocurriría alguna de estas dos cosas o de si alguna ocurriría primero
que la otra, no tenía sentido pensar demasiado en ello.
“Muchas gracias.”
“¡No hay problema!”
“De nada.”
Esto nos llevó a darnos la mano.
También éramos tres, lo que hizo que pareciera que estábamos en un grupo.
¿Estábamos a punto de empezar a jugar al voleibol o qué?
No sabía qué había dicho la Senjougahara-san sobre la situación doméstica de los Hanekawa
(en realidad, no sabía nada de la situación doméstica de los Hanekawa), pero agradecía
sinceramente que ninguno de ellas preguntara por ello.
“¡Tengamos una fiesta de pijamadas, Tsubasa-san!”
“Creo que voy a pasar.”
“¡Podemos jugar a ser luchadores profesionales!”
“Creo que me negaré.”
“Vamos, siempre he querido tener una hermana mayor ya que soy la mayor de la familia.
¿Puedo llamarte Onee-chan mientras te quedas?”
Karen-chan decía cosas que la hacían sonar un poco como Sengoku-chan. Tsukihi-chan la
miraba con una sonrisa—la imagen hacía difícil estar seguro de cuál de las dos era la hermana
mayor.
Fue entonces cuando me di cuenta.
Bueno, creo que no me di cuenta de nada. Lo había sabido desde el principio.
“Bien, si voy a estar molestando aquí por un tiempo, voy a tener que saludar a sus padres.”
Nunca había conocido propiamente a su padre o a su madre durante mis anteriores visitas a la
residencia de los Araragi, en parte porque los tres hermanos lo querían así—pero aunque las
hermanas podían darme todo el permiso que quisieran para quedarme a dormir, no tendría más
remedio que irme si sus padres decían que no.
Hmm. ¿Cómo iría esto?
Ante una chica de instituto que se pasea por la ciudad de cama en cama como una especie de
refugiada de net-cafés, ¿el criterio de cualquier adulto sensato no sería simplemente regañarla
y convencerla de que vuelva al lado de sus padres?
“No creo que tengas que preocuparte por eso.” Dijo Tsukihi-chan. “Estas son las personas a
las que nosotras y nuestro hermano mayor llamamos mamá y papá. Creo que eso te da una
idea de sus personalidades.”
“Bueno… Aun así—.”
“Ambos tienen un sentido de la justicia de sangre caliente. No van a mirar a alguien con
problemas y decirle que se vaya.”
Por alguna razón, Tsukihi-chan rebosaba de confianza.
Ahora que lo pensaba, no tenía ni idea de qué clase de personas eran los padres de Araragikun. Supongo que eso es obvio, ya que nunca los conocí, pero también era en gran parte porque
a Araragi-kun no le gustaba hablar del tema—no le di importancia, ya que es un
comportamiento natural de un chico de secundaria ser reservado con respecto a sus padres,
pero… parecía especialmente torpe con ellos.
Pero, ¿su sentido de la justicia?
¿Un sentido de la justicia de sangre caliente?
Algo en ello sonaba poco natural.
“Oye, ¿Karen-chan? ¿Tsukihi-chan? Me gustaría preguntarles algo—dijeron que sus dos
padres trabajan, ¿verdad?”
“Sí.”
Asintieron al unísono.
“Creo que hoy volverán sobre las seis.”
“¿Qué es exactamente lo que hacen?”
Las dos respondieron al unísono.
“Son oficiales de policía.”
……
No me extraña que Araragi-kun haya sido tan reservado al respecto, pensé. Y también:
debemos estar viviendo el fin de los tiempos.
026
Hubo, por supuesto, algunos problemas.
Aunque los adultos de la familia Araragi habían sido valorados por sus hijas como poseedores
de un sentido de la justicia de sangre caliente, también poseían el tipo de buen sentido que
tienen los adultos (y los agentes de policía), por lo que tenían que estarse haciendo preguntas.
Aun así, me permitieron quedarme mucho más rápido de lo que imaginaba que harían, aunque
a regañadientes, diciendo: “Supongo que tenemos que hacerlo si esa es tu situación.”
Las desesperadas súplicas de Karen-chan y Tsukihi-chan también fueron un factor—pero esto
sí que les hizo parecer los padres de Araragi-kun.
Supongo que la manzana no cae lejos del árbol.
Por cierto, aunque el hecho de que los miembros de una familia se parezcan entre sí tiene que
ver, por supuesto, con los genes, parece que los ciclos de vida similares también desempeñan
un papel importante. Si uno vive bajo el mismo techo, lleva el mismo ritmo de vida y se
alimenta con la misma dieta que otra persona, los materiales que intervienen en la creación de
sus cuerpos son los mismos. Tiene sentido, pues, que el resultado final de esos materiales sea
también similar.
Por el contrario, si los miembros de la familia llevan un ritmo de vida diferente y se alimentan
de forma distinta, como hacen los Hanekawa, no se parecerán entre sí.
Se podría decir que las familias con apariencias y personalidades similares tienen cierto grado
de unidad—y en ese sentido, la familia Araragi era una familia sana.
Cenando con ellos, y observando, no pude evitar pensar: Con que así es como luce una
conversación familiar.
Me pareció refrescante y me uní a ella—aunque me sentí un poco indecisa cuando la madre
de Araragi-kun me preguntó cada cosa que se le ocurría sobre su único hijo.
Después llegó la hora del baño.
Me di cuenta de que habían pasado tres días desde mi última vez en una bañera.
Tal vez sea alguna regla para este volumen porque terminé metiéndome junto a Karen-chan y
Tsukihi-chan—¡se me hizo bastante estrecho!
“Nunca te das aires, ¿verdad, Tsubasa-san?”
Lo que sigue es nuestra conversación en esa bañera.
Las tres estábamos apiñadas como en un experimento en el que se intenta meter al mayor
número de personas posible en una cabina telefónica. En otras palabras, fue en medio de la
falta de espacio para los codos que Karen-chan dijo: “No sé, tal vez sólo lo pienso porque soy
estúpida, pero al hablar con los chicos inteligentes de la escuela, termino preguntándome todo
el tiempo si son realmente tan inteligentes. Utilizan palabras extrañamente duras y citan cosas
que no me interesan. Pero a pesar de que tú eres inteligente, nos hablas de tú a tú, y eso me
hace muy feliz.”
“Sí.” Dijo Tsukihi-chan. Se había deshecho la trenza en el baño, y su cabello era bastante
largo. Parecía crecer a un ritmo aún más rápido que el de Kanbaru-san—como si fuera un
monstruo o algo así. “En realidad, así parece ser. La gente que es verdaderamente inteligente…
o ni siquiera eso, la gente que llamarías ‘de primera’, ya sea en deportes o lo que sea, puede
ser sorprendentemente normal cuando hablas con ellos. No es que exuden auras o algo así.
Quizá eso signifique que no necesitan disfrazarse porque son genuinos.”
“……”
Aunque me sentí un poco incómoda al ser elogiada de esta manera, y aunque Tsukihi-chan
tenía razón sobre lo sorprendentemente normal que puede ser la gente “de primera”, pensé que
mi caso era diferente.
No era normal.
Y—tampoco fui inteligente.
Dudaba que hubiera alguien más vanidoso y engalanado que yo—lo sabía de sobra desde la
Semana Dorada y la víspera del Festival Cultural.
Lo suficiente como para hartarme.
Lo suficiente como para odiarlo.
“Muchas veces me pregunto qué aspecto tiene el mundo para una persona inteligente.” Dice
Karen-chan. “Me pregunto si miramos las mismas cosas y simplemente las vemos de forma
diferente. Yo sólo veo un montón de números cuando miro a Pi, pero quizá Einstein veía algún
tipo de orden hermoso.”
“Me pregunto.” Respondí vagamente.
Era una pregunta difícil de responder en uno u otro sentido.
Había algunos genios con el tipo de sensibilidad que les permite mirar a Pi o a la proporción
áurea o lo que sea y encontrar algún tipo de valor o significado en su belleza matemáticamente
funcional—pero no creía que fuera un requisito previo para ser inteligente.
Tenía que haber gente inteligente que viera a Pi como nada más que un montón de números.
Y probablemente también lo contrario.
No era más que una cuestión de diferencias individuales, y no una especie de requisito.
Dudo que la diferencia entre la forma en que Karen-chan y Einstein veían el mundo fuera tan
diferente de cómo lo veían Karen-chan y Tsukihi-chan.
“Creo que si tomas una novela con una narración en primera persona y la cuentas desde otro
punto de vista, tendrías un libro completamente diferente.” Intenté explicar. “Como si un caso
contado por el Dr. Watson y un caso contado por el propio Holmes se sintieran muy diferentes
el uno del otro.”
Ahora que lo menciono, había historias cortas en los archivos de casos de Sherlock Holmes
contadas desde una perspectiva omnisciente.
Pero te equivocarías si llamaras a esos mundos objetivamente correctos.
No hay garantía de que Dios no meta la pata.
Por ejemplo.
Tomemos la creación descuidada del hombre.
… Pero ahora que estaba pegada a la belleza tonificada y firme de Karen, junto con el cuerpo
contrastadamente lindo e infantil de Tsukihi-chan, me hizo pensar: “Araragi-kun siempre se
junta con hermanitas como éstas”—y no pude evitar comprender su excéntrico
comportamiento hasta cierto punto.
O algo así.
Salimos del baño.
Me había quedado sin la ropa interior de la tienda de cien yenes y me estaba preparando para
tener que aguantarme y tener que volver a ponerme el mismo par, pero Karen-chan me prestó
un par de bragas nuevas.
Incluso me prestó un pijama.
Después de haber disfrutado de toda su hospitalidad hasta el momento, habría sido extraño
rechazarla, así que simplemente acepté ambas cosas.
“¿Hm? Espera, ¿esta no es una pijama de hombre?”
“¿Hmm? Oh, eso es de Nii-chan.”
Gurk.
Me puse el pijama de Araragi-kun…
Me miré en el espejo.
¿Por qué sentía que acababa de cometer un gran error?
Pero quitármelo ahora sólo me haría parecer aún más extrañamente consciente de ello, así
que—no, es sólo una excusa.
Ahora que me lo había puesto, me sentía reacia a quitármelo. Así que me limité a decir, con
normalidad. “¿Eh, lo son? Me queda bastante bien.” Lo que ni siquiera sonó como si estuviera
ocultando mi vergüenza, y comencé a cepillarme los dientes antes de acostarme.
No había manera de que le dijera a Senjougahara-san sobre esto…
Luego de eso, dejé que las dos hermanas me llevaran a la habitación de Araragi-kun.
Cuando lo pensé (o sin necesidad de hacerlo realmente), había invadido la casa de Araragikun totalmente sin su permiso, había tomado prestado su pijama y estaba a punto de tomar
prestada su cama—no sería una exageración llamarme una especie de rufián que acaba de
hacer lo que le vino en gana.
Dudo que imaginara que el permiso de su familia y su novia pudiera llevar a todo esto.
Tal vez tenía que enviarle un mensaje, pero también dudé en hacerlo ya que no tenía ni idea
de sus circunstancias actuales.
¡Hey, ahora mismo estoy usando tu pijama!
Incluso si enviara ese texto y él pudiera recibirlo, podría arruinar lo que seguramente era una
situación muy grave en la que se encontraba.
Además, cuando miré el reloj (me había dado cuenta cuando había estado en la habitación de
Araragi-kun antes, pero por alguna razón tiene cuatro. Aunque no es una persona tan
puntual…), ya eran más de las nueve. Seguramente en estos momentos se estaba encontrando
con Kanbaru-san, y eso sería un poco, ya sabes—bueno.
Me hizo dudar.
“Bien, Tsubasa-san, buenas noches. Eres libre de hacer lo que quieras con lo que haya en esta
habitación.”
“Buenas noches, Hanekawa-san. Te veré de nuevo mañana.”
Las hermanas de Araragi-kun me dejaron con esas palabras y me quedé sola en su habitación.
No sabía qué hacer.
No es que haya nada que hacer más que dormir.
Podía intentar estudiar durante el día, pero sólo tenía mis libros de texto—y hasta esos eran de
Senjougahara-san.
Mientras pensaba en cómo podría ir a la biblioteca mañana y tomar prestados algunos
materiales de estudio, mis ojos comenzaron a vagar por la estantería de Araragi-kun.
Es hora de comprobarlo.
Aunque Karen-chan había dicho que podía “hacer lo que quisiera” con esta habitación, era de
Araragi-kun, así que no podía realmente. Pero me pareció bien examinar los libros que había
en su estantería.
La alineación había cambiado bastante desde la última vez que estuve aquí—me había dicho
que nunca tiraba los libros, así que tenía que ser una de esas personas que abastecían su
estantería con títulos sin leer, guardando los leídos en un armario.
Me sorprendió la cantidad de novelas que había.
Me imaginaba que no leía más que mangas por su forma de hablar y actuar.
Tomé una novela extranjera de la estantería al azar, me senté en su silla, frente a su escritorio,
y leí durante una hora. Por supuesto, la sensación de Araragi-kun que me produjo el escritorio
y la silla hizo imposible que ninguna de las frases se abriera paso en mi cabeza.
Eran un poco más de las once cuando apagué las luces y me acosté en la cama.
Incluso entonces, pensar en que llevaba puesto el pijama de Araragi-kun, en que estaba metida
en la cama de Araragi-kun y en que mi cabeza estaba apoyada en la almohada de Araragi-kun
me hizo imposible quedarme dormida. Las manecillas de sus relojes debían estar apuntando
hacia arriba para cuando yo lo hiciera.
Difícilmente podría criticar a Araragi-kun.
Pensar en todo eso me resultaba lascivo.
027
Un poco después de la medianoche, mi ama finalmente se fue a dormir, así que era hora de
que yo hiciera mi aparición-nyah.
Tengo que admitir que, durante la Semana Dorada, nunca me habría imaginado que me
despertaría en la habitación de ese pequeño y molesto humano-nyah.
Los caprichos del destino hacen que un hombre conozca a extraños compañeros de cama, y
ahora yo estaba en la cama de un extraño-nyah.
¿Qué se supone que hiciese yo con mi ama-nyah?
Nyoh tenía ni idea de cuáles eran las intenciones de Senjougahara Hitagi cuando preparó todo
esto, y quizá me equivoqué con ella, pero termino frustrándome-nyah.
Nyoh es que hubiera nada que pudiera hacer al respecto.
Al final, no soy nada más que mi ama. Nyoh puedo ir más allá de ella—y ese pensamiento me
hace sentir impotente-nyah.
“Muy bien-nyah…”
Me levanté de la cama y me puse a cuatro patas, luego estiré la espalda—tal y como hace un
gato—y luego me hablé a mí misma como para asegurarme.
“Sin embargo, nyoh lo sé. Si estoy aquí fuera de este modo, tiene que significar que mi ama
está volviendo a sentir algún tipo de estrés… pero nyoh puedo ni siquiera adivinar lo que es
nyah. Había ido y lo había achacado a que su casa se había quemado, pero parece que podría
ser algo más que el fuego si sigo apareciendo-nyah—.”
Así me ha parecido esta vez.
Yo era básicamente mi ama durante la Semana Dorada-nyah, y estaba tan estrechamente
conectada a mi ama antes del Festival Cultural que se podría decir que era como una
personalidad espejo—pero esta vez mi personalidad parecía haberse desprendido
completamente y divorciado de la suya-nyah.
¿Estaba desarrollando independencia como una excentricidad ahora después de todas estas
apariciones-nyah? No soy inteligente, así que nyoh lo sé, y estoy segura de que ese imbécil de
camisa hawaiana lo interpretaría de otra manera goro-goro.
“Pero las cosas realmente son más convenientes cada vez que aparezco—aparecer sólo
mientras mi ama está dormida realmente me da más espacio para respirar-nyah. Todos estaban
haciendo todo lo posible para que volviera a esconderme las dos últimas veces. Nyajajaja,
incluso recibieron ayuda de esa vampiresita-nyah.”
“¿A quién llamáis vampiresita?”
“¡¿Nyah?!”
Hablaba conmigo misma, pero recibí una respuesta.
Nyoh supe cuando, pero cuando miré a mi alrededor—espera, ¿nyoh supe cuándo? Pues estaba
sentada allí en la habitación, nyoh, encima de la habitación, en el techo, con las manos
alrededor de las rodillas como si siempre hubiera estado allí, desde antes del amanecer de los
tiempos.
Una joven rubia.
Allí estaba Oshino Shinobu-nyah.
La última vez que la vi llevaba un casco con gafas, pero parecía que se lo había quitado-nyah.
Además.
La última vez que la vi estaba inexpresiva-nyah, y también durante la Semana Dorada. Pero
ahora, nyoh sé exactamente cómo explicarlo, pero tenía una sonrisa espantosa mientras me
miraba-nyah.
Nyoh sé, puede que ahora sonría, pero por alguna razón parecía más linda cuando nyoh tenía
expresión-nyah.
“Hmph.” Resopló la vampiresa con seguridad.
Se estaba burlando de mí, ¿no?
Cierto, era natural que se sintiera confiada ya que habíamos luchado dos veces y yo había
perdido las dos—como Black Hanekawa, como Gato Afligido, o como excentricidad, yo era
tan buena como nada comparada con ella, nyoh podía hacerle sombra.
“Ha pasado bastante tiempo, gato—no tengo ni idea de por qué estáis aquí en la habitación de
mi amo y señor, pero supongo que sólo un patán exigiría a una excentricidad que explicase su
aparición.”
No es que yo sea ese mocoso de camisa hawaiana, añadió la vampiresa.
Hmm.
Pensaba preguntarle qué hacía aquí, pero ahora me di cuenta de que ella se preguntaría lo
mismo sobre mí-nyah.
“Espera, espera un segundo-nyah. ¿No estabas atrapado en la sombra de ese pequeño y
molesto humano-nyah?”
Ese debería haber sido el caso-nyah.
Según los recuerdos de mi ama-nyah.
Así que no tenía sentido que la vampiresa estuviera aquí a nyoh ser que ese pequeño humano
también estuviera por aquí—pero no estaba agarrado al techo ni nada parecido-nyah.
Nyoh ocurría nada que diera miedo.
“Sí, es cierto—pero se ha producido una pequeña irregularidad.” Divulgó la vampiresa, aún
sentada en el techo. “En estos momentos, el emparejamiento, el vínculo, entre mi señor y yo—
en otras palabras, entre Oshino Shinobu y Araragi Koyomi—se ha roto.”
“¿Roto?”
¿Nyah? Incliné la cabeza.
Nyoh lo entendí.
“En otras palabras, hemos vuelto al estado que existía antes de que desapareciera el mocoso
de la camisa hawaiana—no, es incluso peor que aquellos días. Porque ni siquiera sé dónde
está mi amo y señor, ni el estado en que se encuentra. Sinceramente…” Dijo antes de mirarme,
sorbio por la nariz, y concluir con: “Decíroslo no me haría ningún bien.”
Se estaba rindiendo ante mí-nyah.
Sin embargo, es probable que haya sido la acción correcta-nyah.
Nyoh puedo entender ningún diálogo que dure más de tres líneas-nyah.
Pero en cualquier caso, parece que ese pequeño humano sí que estaba en problemas—. Quiero
decir, que le cortaran el ¿nyemparejamiento?, a esa vampiresa lo convertía en una situación
bastante grave, ¿nyoh?
También estaba el mono-nyah.
¿Qué pudo haberle pasado-nyah?
Nyoh soy el tipo de excentricidad que se preocupa por los demás (en todo caso, lo odio), pero
eso nyoh aplica con mi ama, esto la preocuparía—así que en ese sentido, se podría decir que
fue un buen momento que ella hubiera aparecido mientras yo estaba fuera, es decir, mientras
mi ama dormía-nyah.
“Había pensado que tal vez mi amo y señor había regresado a su hogar, pero ahora veo que
esa era una esperanza fugaz. Es más, os encuentro aquí en su lugar. Es como si hubiera perdido
el bosque y encontrado los árboles.”
“……”
Incluso yo sabía que ella estaba usando mal esa expresión-nyah.
Pero entendí lo que quería decir.
De nuevo, no era propio de mí, pero decidí que la dejaría estar-nyah.
No por el uso de la expresión, sino sobre su humano.
“Tu amo y señor debería haber estado en esa escuela abandonada a las nueve de la nochenyah. Tenía una cita con la chica mono.”
“¿Una cita? Pero por qué reunirse con el mono ahora—ah, ya veo. Efectivamente, es un plan
inteligente para los estándares de mi amo y señor. No era tanto la excentricidad como el linaje
de esa chica en lo que estaba pensando.”
“¿Su linaje-nyah?”
“No importa—pero es una información magnífica. Ahora mi viaje no ha sido en vano.
Permitidme alabaros. Tuve pensamientos de chupar vuestra sangre para calmarme, pero me
abstendré de tanto, como muestra de gratitud.”
Nyoh podía creerlo. ¿Realmente estaba pensando en hacer eso-nyah?
Eso estuvo cerca.
“¿O acaso prefieres que os chupe la sangre como forma de agradecimiento? Sois el estrés de
esa mujer, así que chuparte le traería algo de alivio—o así debería ser.”
“Hm. Nyoh gracias, creo que pasaré.”
Sin embargo, ahora que lo menciona, tenía razón-nyah. Las dos últimas veces, mi ama se
“salvó” gracias a que ella me chupara la sangre, pero esta vez las cosas fueron un poco
diferentes-nyah.
¿Qué era diferente en mí en comparación con antes-nyah?
Probablemente tenía una misión clara—nyoh el tipo de razón que hay detrás de cada
excentricidad, pero si una misión inusual. Por supuesto, nyoh se exactamente cuál era.
Pero apuesto a que tenía una-nyah.
“Hmm. Ya veo. Sois afín a una nueva raza de excentricidad, y por tanto hay cosas sobre vos
que tanto yo como ese mocoso de camisa hawaiana desconocemos—sería un error por mi parte
tomar decisiones descuidadas sobre tales asuntos. Se podría incluso comparar vuestras
apariciones anteriores y la actual con Terminator y Terminator 2.”
“Ese es un ejemplo fácil de conseguir para mí-nyah, pero ¿en serio debería una vampiresa
usarlo?”
Era alarmantemente convencional.
¿Acaso ese pequeño y molesto humano se las enseñó?
“Por supuesto, en cualquier caso, chupar vuestra sangre sólo sería una especie de tratamiento
paliativo, nada más que una medida provisional. No es un método que deba repetirse
demasiadas veces.”
“Así es-nyah.” Acepté.
Sé mejor que nadie lo inútiles que eran los “tratamientos paliativos” o las soluciones mediante
la fuerza bruta-nyah.
Además—nyoh lo podía olvidar.
Puede que esté haciendo grandes apariciones, pero a fin de cuentas-nyah, sólo era el reverso
de la personalidad de mi ama. Nyoh debería ser grandilocuente.
Nyecesitaba pasar desapercibida.
Nyecesitaba escabullirme.
“El anverso, el reverso… A fin de cuentas son dos caras de la misma moneda. Tal vez sea una
exageración, pero al menos parece ser reversible. Mientras que mi amo y señor se destaca por
hacer girar sus ruedas, o tal vez por ir en círculos, debo decir que tengo una impresión similar
de vos.”
“¿Hm?”
“Bueno, esto puede parecerte una anécdota común, ya que seguramente está en el banco de
datos de vuestra ama, pero es un recuerdo significativo de mis quinientos años de vida, así que
sentaos y escuchad. Una anécdota sobre el emperador Napoleón: parece que sólo dormía tres
horas al día.”
“Oh.”
Ella tenía razón-nyah. Eso era parte del conocimiento de mi ama.
En realidad, estaba muy bien. ¿Anécdota común? Incluso ese pequeño humano ignorante
podría haberlo escuchado-nyah.
Por supuesto-nyah, parecía absurdo llamarlo recuerdo.
“¿Y qué pasa con eso? ¿Tiene algo que ver con que yo esté despierta mientras mi ama está
dormida-nyah?”
“No, no tengo intención de relacionarlo con eso. Limitaos a escuchar.”
“Está bien-nyah, te escucho.”
“Mientras tanto, este emperador era famoso por su afición a los baños. Dicen que se bañaba
durante más de seis horas cada día. Para compararlo con una figura contemporánea, piensa en
Shizuka-chan.”
“……”
Primero fue Terminator, y ahora Doraemon-nyah…
Tenía que hacer algo con sus conocimientos desiguales-nyah.
“Se están diciendo muchas cosas estos días sobre el tema, pero quizás, al final, hasta Shizukachan sea censurada… Aunque prácticamente ya lo es. En ese sentido, el buen tema del final
de Perman ahora parece muy arriesgado. Pensar que Per-ko está ahí sentada con las bragas al
aire… De hecho, esas palabras ‘ahora parece’ sugieren que incluso antes de que se promulgue
ninguna normativa, mires donde mires, la autocensura debe estar instaurándose. Qué triste
estado de las cosas.”
“Odio reventar tu burbuja mientras hablas de esto como si fuera un problema ajeno-nyah, pero
si se promulga alguna normativa-nyah, tú vas a ser la primera en ser censurado.”
Con el debido respeto, nyoh debería preocuparse por el difunto creador de Doraemon y
Perman.
“En efecto. Oh, nos hemos desviado del tema.”
“Sí. Si eso es por lo que me has callado para decir-nyah, esto definitivamente se va a cortar
del manuscrito al momento de editarlo.”
Pero en ese caso, todavía nyoh tenía ni idea de lo que esta vampiresa estaba tratando de
decirme-nyah.
¿¿¿Nyah??? Nyah.
Lo poco que dormía aquel emperador y que el tiempo que se bañase fuese famoso—
seguramente esto era más que la típica anécdota.
“Y. Cuando me enteré de esas dos cosas, se me ocurrió una idea.” Afirmó la vampiresa.
Con voz dramática.
“¡En ese caso debe haber estado durmiendo en el baño!”
“……”
Oh.
Eso tenía sentido. Eso es lo que obtienes si conectas sus dos anécdotas—dejando de lado la
verdad del asunto (según el conocimiento de mi ama, atendía los asuntos del gobierno mientras
estaba en el baño), era una forma de verlo.
“Así que hay situaciones en las que somos capaces de tomar dos idiosincrasias que, en cierto
sentido, podrían llamarse anormales y conectarlas en nuestra mente para llegar a una
conclusión totalmente sensata. Tal vez podríamos decir que, del mismo modo que un negativo
multiplicado por otro negativo da lugar a un positivo, cruzar un misterio con otro crea un
resultado estable y adecuado. En otras palabras, lo que intento transmitir aquí es que asuntos
que pueden parecer no relacionados pueden, en contra de lo que se espera, estar conectados—
no tiene sentido separar dos lados relacionados, el reverso y el anverso, al considerarlos. Puede
que tú seas, en efecto, Black Hanekawa, una personalidad desprendida de Hanekawa
Tsubasa—pero no hay diferencias claras entre vosotras dos.”
O eso creo, dijo la vampiresa—y soltó una risa espantosa.
“A fin de cuentas excentricidades y humanos se parecen a mis ojos.”
“… Ya veo.”
Ahora que la escuché decir eso.
Sentí como si me hubieran quitado un pequeño peso de encima—y que me habían puesto una
tonelada de ladrillos en el corazón-nyah.
Mi ama y yo—¿la misma persona?
Lo sabía, lo reconocía, incluso yo lo decía—pero ahora que me lo decía ella.
“En ese caso, nyoh debo dejar que me chupes la sangre-nyah.”
“Supongo que no. Sí, la extinción natural es de hecho el mejor curso de acción. Desde el punto
de vista de un especialista, por supuesto, pero también desde el punto de vista de una
excentricidad.”
“¿Entonces, vampiresa-nyah?” Pregunté, habiendo pensado en algo—sus comentarios me lo
habían hecho pensar. “Si quieres agradecerme, ¿crees que podrías responder a una pregunta
que tengo-nyah?”
“¿Hm? Bueno, eso estaría muy bien para mí—pero por favor, te pido que seáis rápida. Debo
apresurarme a ir al lado de mi amo y señor. Si esta reunión iba a tener lugar a las nueve, puede
que él no esté en el mismo lugar—si me demoro, esta vez ese desdichado tonto se hará matar.”
Podría haber actuado despreocupadamente, pero parecía que también estaba en apuros-nyah.
Así que, tal y como me pidió, le pregunté a bocajarro-nyah.
“¿En nuestras filas tenemos una excentricidad tigre?”
“¿Un tigre?”
“Sí, un tigre—.”
Un tigre.
Mamífero perteneciente al grupo Carnivora Felidae.
“—Ahora mismo está vagando por esta ciudad.”
“Hay innumerables excentricidades tigre. Un número importante que yo misma conozco, y si
añadieras los conocimientos de ese mocoso de camisa hawaiana—.”
La cuenta superaría fácilmente los cincuenta, me informó la vampiresa.
Nyah.
Eso sí que era un problema.
Ni siquiera podía entender un número como cincuenta.
“Bueno, por mi parte, tengo el conocimiento de mi ama—pero nyoh es suficiente para
precisarlo. Nyoh es una excentricidad terrible, pero nyoh tengo ni idea de lo que realmente esnyah—.”
“En efecto, nombrar una cosa es fijar su identidad, ya sea yo, Oshino Shinobu, o vos, Black
Hanekawa. No conocer el nombre de una cosa, y por tanto no ver su verdadera forma, la hace
terriblemente aterradora, así es como funciona. Uno que no es nadie es más aterrador que
cualquiera. Los temores de una sociedad anónima no son nada nuevo. ¿Tenéis alguna pista
aparte de que es un tigre?”
“Era un tigre enorme-nyah.”
“Los tigres son, en general, enormes. Ahora bien, si fuera un tigre pequeño.”
“Hmm. Fue súper rápido-nyah. Llegó a donde iba antes que yo.”
“Los tigres son, en general, rápidos. Ahora bien, si fuera un tigre inmóvil.”
“Hmm. Y habla-nyah.”
“¿Habla?”
Eso hizo reaccionar a la vampiresa.
Y de forma bastante abiertamente-nyah.
“Una excentricidad que adopta la forma de un animal y, sin embargo, habla—eso es, podría
decir, bastante poco común. Pero me da la impresión de que oír eso ha oscurecido aún más su
identidad.” Dijo la vampiresa, poniéndose de pie.
Aunque eso suena mal porque sus pies estaban en el techo-nyah.
Sujetó hábilmente el dobladillo de su vestido entre los muslos para mantenerlo en su sitionyah—¿podríamos llamar a eso primor?
Por otro lado, su cabello rubio estaba al revés-nyah.
“Es imposible que no haya notado una excentricidad desconocida merodeando por esta
ciudad.”
“¿Hm?”
Ahora que lo dijo, me di cuenta de que tenía razón.
Una pequeña sardina como yo podía hacer lo que quisiera, pero era imposible que este rey de
las excentricidades, de la no-vida, nyoh hubiera detectado una excentricidad tan poderosa
como esa arrastrándose-nyah.
Una vampiresa de sangre caliente, de sangre fría, de sangre de acero.
Después de todo-nyah, para ellas las excentricidades son meros alimentos.
“Pero eso nyoh es algo a lo que debas prestar atención ahora, ¿verdad? Nyoh sé exactamente
qué está pasando, pero ese pequeño y molesto humano está en problemas, y tu emparejamiento
ha sido roto-nyah, y—.”
“No, precisamente por eso. Cómo iba a dejar escapar una excentricidad en mi situación—sería
un rayo de luz. Um, entonces, ¿habéis visto a ese tigre?”
“Así es.”
Nyoh, nyoh exactamente.
Lo he visto-nyah, pero antes de eso—.
“Mi ama lo vio. Así que yo también lo vi-nyah.”
“Lo que significaría—que quizá es ahí donde debemos centrarnos. Es decir, una excentricidad
sólo visible para vosotras dos—un tigre sólo visible para vosotras dos.”
“……”
“Es una posibilidad. Siento no poder ser de ayuda.”
Pensaré en otra forma de mostrar mi gratitud, prometió la vampiresa, caminando
tranquilamente por el techo para poder salir de la habitación por la ventana. Debía de dirigirse
a esa escuela de preparación abandonada.
… Hmph, pensé.
Nyoh había ninguna razón para mostrar más amabilidad con ella ya que ni siquiera me reveló
la identidad de esta excentricidad-nyah, pero—era cierto que le había hecho perder el tiempo.
También podría devolvérselo-nyah.
Nyoh lo hacía por ese pequeño humano.
“Hey, vampiresa.”
“¿Qué pasa, gato?”
“Déjame llevarte allí. Podría llegar a esas ruinas de un salto-nyah.”
“……”
“Nyoh tienes que ser cautelosa. Apuesto a que ahora mismo nyoh puedes volar—, o saltar tan
alto que parezca que estás volando. Nyoh es un gran problema para mí. Pero te ahorraría treinta
minutos-nyah.”
“… Hmph.”
La vampiresa—pareció indecisa (o en realidad, como si nyoh quisiera) durante un momento,
pero luego saltó del techo al suelo, o en realidad a la cama. Tenía unos muelles bastante
potentes-nyah, así que acabó rebotando hacia arriba y dando un inútil revolcón en el aire,
aunque tengo que admitir que me impresionó su limpio aterrizaje-nyah.
“Entonces, ¿serías tan amable?”
Había temido que hubiera una ligera, nyoh, una alta posibilidad de que está orgullosa
vampiresa rechazara mi propuesta, pero prácticamente se decidió en el acto-nyah.
Así de grave era la situación.
Sí.
Ahora que lo pienso—aunque no lo hizo sonar como algo importante, que su emparejamiento
con ese pequeño y molesto humano se cortara nyoh sólo era malo, sino que podía ser
catastrófico-nyah.
Después de todo, eso significaba que había perdido su inmortalidad, ¿nyoh?
Por otro lado, como la vampiresa había estado sentada y de pie en el techo, podría haber
recuperado parte de su vampirismo—pero era una muy mala noticia si él se veía privado de su
inmortalidad-nyah.
Sólo pudo sobrevivir tanto tiempo gracias a ella-nyah.
Ahora-nyah, sin embargo.
“Por supuesto que sí.” Asentí. “Pero sólo lo hago—porque eso es lo que quiere mi ama. Nyoh
quiere interponerse en el camino de ese pequeño humano cuando esté en apuros-nyah.”
“Ah, bueno, puede que no sea propio de ella, pero es sabio. Es cierto que tuvo alguna que otra
experiencia desagradable durante las vacaciones de primavera, en las que sus actos
precipitados y santurrones sólo sirvieron para sumir a mi amo y señor en un sufrimiento cada
vez mayor.”
“Mmgh…”
Yo también tenía esos recuerdos-nyah.
Entonces nyoh existía como lo hago ahora, pero—tenía esos recuerdos.
Si me preguntan, hay más que eso en sus actos-nyah, pero la vampiresa tenía razón en la mayor
parte.
“Es inútil discutir si la lección ha sido aprendida. En ese caso, muy bien. Eso sería de gran
ayuda por sí mismo.”
“¡Ok-nyah!”
Recogí a la vampiresa.
Justo en mis brazos, como si acabáramos de casarnos-nyah.
Mi drenaje de energía se activó desde el momento en que toqué a la vampiresa, pero ella nyoh
pareció darse cuenta.
Eso es lo que yo llamo “nervios de acero”.
Abrí la cerradura de la ventana y me subí al marco. Iba descalza, como siempre, pero podía
limpiarme al volver. También tuve suerte—la habitación tenía pañuelos húmedos que el
pequeño humano parecía utilizar para limpiar (seguro que le gustaba limpiar-nyah).
Hablando de eso, ahora que me fijaba—¿cómo entró la vampiresa en esta habitación-nyah?
Aunque la idea se me ocurrió, no tenía sentido hacer ese tipo de preguntas sobre una
excentricidad. Así que, sin pensarlo, me lancé.
Volé-nyah.
Hacia la Escuela de Preparación Eikow—pero.
La vampiresa y yo nyoh pudimos dirigirnos hacia el edificio—bueno, pudimos dirigirnos a su
ubicación.
Después de todo, había fijado mi rumbo-nyah, apuntado a él y saltado.
Pero.
Pero—nyoh pudimos llegar allí.
Porque en el lugar donde aterrizamos, y llegamos, faltaba el edificio que debería estar allínyah, la escuela de preparación abandonada.
Lo que había eran cenizas-nyah.
Las ruinas de la escuela de preparación abandonada, refugio de Araragi Koyomi y Oshino
Shinobu, hogar de Oshino Meme durante meses, un lugar lleno de recuerdos para mi ama, para
Senjougahara Hitagi, para Kanbaru Suruga, para Sengoku Nadeko—habían sido incineradasnyah.
052
¡¿Qué ha pasado?!
¡¿052?!
¡Han pasado demasiados capítulos en una sola noche!
No sé las otras veces, pero ésta no puedo ignorarla.
¡No, no, no! ¡No voy a pasar esto por alto!
¡¿Qué demonios ha pasado mientras dormía?!
¡¿Qué clase de grandes aventuras han tenido lugar para que nos saltemos veinticinco
capítulos?!
¡No se acaba de contar toda una novela!
“……”
Ya te haces una idea.
Dejando a un lado los meta-comentarios tontos—realmente no pude evitar sentir que algo no
cuadraba ahora que habíamos llegado tan lejos.
La cama en esas ruinas, supongo que podría entenderlo.
Bastante apegada mi manualidad hecha con tanto esfuerzo, había podido dormir bien, pues
mis sentimientos ayudaban a compensar cualquiera de sus deficiencias. Al menos, una parte
de mí lo sentía así, y también que el buen sueño que había tenido en casa de Senjougahara-san
se debía a una reacción a las condiciones adversas del día anterior, cuando había acampado en
un edificio abandonado.
Los dos casos pueden parecer contradictorios, pero ambos pueden tener sentido si se piensan
juntos.
Como esas dos anécdotas sobre Napoleón.
Dejemos también a un lado la cuestión de cuándo se me ocurrieron los episodios imperiales
(no me pareció una idea de las mías), y preguntemos…
¿Dormí bien en la cama de Araragi-kun?
¿Yo?
Me había despertado sintiéndome completamente renovada.
¿Y también emocionalmente tranquila?
¿Cómo puede ser eso—?
No sé si debo decirlo, pero me puse nerviosa desde el momento en que me metí bajo sus
sábanas—si tuviera que decirlo en términos descarados, estaba tan exaltada que no estaba en
condiciones de dormir.
Era como si hubiera experimentado en carne propia lo que decía Senjougahara-san sobre no
poder dormir usando la ropa de cama de su padre, y en ese sentido las sábanas de Araragi-kun
no podían ser más incómodas—por no hablar de que también tenía su pijama puesto.
Fue como sentir a Araragi-kun con todo mi cuerpo.
Si hubiera dormido bien en esa situación, bien podría decir que no valgo como mujer.
No poder pegar ojo sería ir demasiado lejos, pero debería haber sido superficial.
Y, sin embargo, me sentí revitalizada.
Qué mañana tan estimulante.
Era claramente—anormal.
Era claramente fuera de lugar, claramente una alteración.
Una excentricidad.
“… Hmm.”
Me levanté lentamente y examiné mi cuerpo—tendría que haber dejado marcas si me había
pasado algo.
Tal vez fue mi imaginación.
Pero tenía que haber una prueba—algo que me permitiera saber si mis nervios eran más duros
de lo que imaginaba, o si no lo eran.
Tenía que quedar algo atrás.
Y lo encontré enseguida.
En primer lugar, estaba el pijama que me había prestado Araragi-kun—aparte de los sudores
nocturnos con los que lo había empapado, noté que tenía un ligero olor a suciedad.
Si “olor a suciedad” es demasiado vago, tal vez debería decir un olor a exterior.
“¿Salí mientras dormía?”
¿Como un sonámbulo?
Me senté con las piernas cruzadas mientras murmuraba para mis adentros y me incliné como
si estuviera estirando antes de correr para luego revisar mis pies—principalmente las plantas
de los mismos.
Pero allí no había nada.
Talla de zapato 38, es decir, mi pie mide 24 centímetros.
Estaba muy limpio.
“Pero.” Dije, mis ojos se posaron en la caja de pañuelos húmedos que había encima de la mesa
de estudio de Araragi-kun (o así la llamo yo, pero estoy segura de que no fue hasta hace muy
poco que empezó a utilizarse con ese fin).
Tenía razón. No estaba en el mismo lugar que ayer.
Por alrededor de tres décimas de centímetro.
Me levanté de la cama y miré dentro de la papelera que había junto al escritorio. Tal y como
esperaba, había varias toallitas usadas—y estaban manchadas de suciedad y gravilla.
Eso significaría, pensé mientras miraba mis manos.
Al igual que las plantas de mis pies, mis manos también estaban limpias—pero no las uñas.
Había un poco de suciedad en ellas.
Una forma de decoración bastante robusta.
“He oído hablar de atrapar a un criminal gracias a la arenilla de sus uñas, pero… esto no es
una broma.”
Murmurando, luego miré hacia la ventana.
Nada decía que debiera haber salido por la ventana—pero cuando consideré la Semana
Dorada, era difícil imaginar que me hubiera molestado en salir al pasillo, bajar las escaleras y
abrir la puerta principal para marcharme. La ventana era la salida más cercana y la ruta racional
a elegir—y aunque fue un golpe de suerte, mi predicción dio en el blanco. La cerradura
corredera de la ventana se había quedado sin cerrar.
Por supuesto, me había asegurado de que todo estaba cerrado antes de ir a la cama anoche.
Ese grado de precaución era inevitable después de que Senjougahara-san se enfadara tanto
conmigo—y sin embargo.
En otras palabras, alguien había abierto la cerradura de esta ventana mientras yo dormía, y
como yo era la única persona en esta habitación, ese alguien tenía que ser yo.
“No sé si criminal, pero sí me siento como un culpable que es atrapado por un gran detective.”
Por supuesto, los culpables de las novelas de detectives no dejarían tantas pruebas—¿qué gran
detective se animaría a trabajar en un caso así? Se lo echarían al por mayor a los hombres y
mujeres de Scotland Yard—pero de nuevo.
Un caso con un Bakeneko como culpable podría ser apto para un buen detective a la antigua
usanza—o eso pensaba.
Entonces, como para dar el golpe final, volví a la cama y tomé la almohada.
La almohada de Araragi-kun—puede que lo fuera, pero ahora mismo eso no importaba.
Si hubiera pasado aunque sea un momento tumbada en la cama mientras estaba en ese estado—
.
“… Ahí está. Nuestra prueba concluyente.”
Recogí un solo cabello de la almohada.
Hombre o mujer, el cabello de cualquier ser humano se reemplaza constantemente. Es normal
que algunos mechones se caigan de la cabeza mientras se duerme, eso es natural, pero la
pregunta era por qué este cabello era blanco.
Cabello blanco.
No—¿tal vez debería llamarlo pelaje blanco?
Porque se parecía menos a un cabello humano y más a un vello corporal de un animal—.
“Oh… así que está sucediendo de nuevo. Me estoy convirtiendo en el Gato Afligido… en
Black Hanekawa.”
No quería creerlo—ni siquiera pensarlo, pero no tenía sentido huir de la realidad cuando la
situación era tan cierta.
No iba a seguir negando los hechos hasta que las orejas de gato crecieran realmente de mi
cabeza como lo hicieron el día anterior al Festival Cultural—o eso pensé antes de tener mis
dudas y comprobar el espejo que había encima del escritorio.
Estaba bien, no habían brotado.
Todavía no.
Pero, y me doy cuenta de que esto es una digresión completamente ajena, se me ocurrió que
Araragi-kun podría ser un poco narcisista si tuviera un espejo encima de su escritorio en todo
momento.
Qué chico más raro.
Bien, como sea.
“Pero cuando doy un paso atrás y lo pienso todo—no son sólo las orejas de gato. Parece que
hay muchas diferencias con respecto a la última vez, y a la anterior. No había ningún dolor de
cabeza que señalara lo que iba a pasar, y teniendo en cuenta cómo he podido volver a la
normalidad sin Araragi-kun…”
Cualquier cosa más allá de eso iba a ser pura conjetura, pero probablemente me había “Black
Hanekawaificado” cuando pasé la noche en la escuela en ruinas, y cuando me quedé a dormir
en casa de Senjougahara-san, eso también es—pura conjetura, pero estaba casi segura de que
tenía razón.
Lo digo porque por fin se explica por qué me sentí tan renovada.
Sin embargo—había vuelto a la normalidad.
Había vuelto a ser yo.
“¿Podría eso significar que me he acostumbrado a convertirme en Black Hanekawa? ¿Igual
que Araragi-kun es capaz de hacer buen uso de su inmortalidad?”
Inmortalidad…
Era extraño. También esa palabra parecía chocar con algo en alguna parte de mi cerebro—
hmm, ¿pero qué?
Ahora, en serio—¿qué ha pasado mientras dormía?
Algo debe haber pasado.
Algo muy significativo…
“Por supuesto, tengo una idea de por qué me volví a convertir en Black Hanekawa…”
El incendio de la casa.
No podía ser otra cosa.
Black Hanekawa es una manifestación de mi estrés—una personalidad del revés que carga con
sentimientos que son demasiado para mí.
“Seguramente no se va a volver a desquiciar para aliviar mi estrés… En ese caso quedarían
marcas más evidentes.”
Pero también se sentía como un deseo.
En cualquier caso, tener un espacio en blanco en mis recuerdos era desconcertante.
“Hay que ver… Me pregunto si Black Hanekawa también batirá este estrés de inmediato por
mí.” Dije en broma mientras empezaba a cambiarme de ropa.
Si no tenía sentido huir de la realidad, entonces me enfrentaba a otra verdad inamovible:
aunque había descubierto que me estaba convirtiendo en Black Hanekawa, no había nada que
pudiera hacer al respecto, y tenía que ir a la escuela.
Necesitaba hablar con Araragi-kun o con Oshino-san al respecto, pero tampoco los tenía cerca.
Podría volver a ausentarme y decir que se debe al agotamiento psicológico de aquella casa que
se quemó—se me ocurrió la idea, pero me resultaba difícil hacerlo ahora que me daba cuenta
de que estaba descargando el agotamiento en alguien que no era yo.
Y, para ser completamente sincera, también quería preguntarle a Kanbaru-san si había podido
reunirse con Araragi-kun ayer y si estaba bien—no conocía su número de teléfono ni su
dirección de correo electrónico, así que el contacto directo era la única opción.
“Supongo que hay otra forma, que es hablar con Senjougahara-san… pero es tan avispada que
podría pillar la pista de que me he estado convirtiendo en Black Hanekawa.”
No.
Era ella de la que estábamos hablando. Tal vez ella ya había captado esa pista.
Me parece recordar que ella sugirió lo mismo…
Entonces.
Justo cuando terminé de ponerme el uniforme del colegio.
“Hanekawa-saaan.”
La voz de Tsukihi-chan llegó desde el otro lado de la puerta y me hizo saltar.
Oh, no.
¿Estaba hablando demasiado alto en casa de otra persona?
¿Me ha oído?
Afortunadamente, ese no parecía ser el caso.
“Oye, ¿estás despierta? Si no lo estás, despierta, ¿vale? Es hora de comer, ¿vale?” Continuó
Tsukihi. “La familia Araragi tiene una regla en la que siempre desayunamos juntos.”
“¡Gracias, entendido!” Respondí. “No te preocupes, estoy despierta. Ahora mismo voy.”
“Okaaay.” Dijo la bonita voz, y oí el sonido de unos pasos que iban en dirección contraria por
el pasillo.
Oh.
¿Me sentí defraudada?
Araragi-kun describió a sus hermanas “despertándolo de la cama” cada mañana como una gran
molestia, pero ¿qué podría ser molesto en este adorable despertar?
De verdad. No debería verlo así.
Por la forma en que lo describió, podía dar a la gente una impresión equivocada, como si
prácticamente lo hubieran atacado mientras dormía con una palanca.
Pensando esto, echando una última mirada al espejo, y con mis lentillas en la mano, con la
intención de pasar por el baño antes de dirigirme a la sala, salí de la habitación de Araragikun.
Nyah.
053
Una regla para comer siempre juntos.
Por lo que pude ver, Araragi-kun rompía constantemente esta regla, pero ahora no era el
momento de preguntar sobre eso.
Probablemente no querría oírlo de mí, y yo tampoco quería decirlo, pero a Araragi-kun parecía
costarle mantener una distancia cómoda con su familia—que obviamente incluía a Karen-chan
y a Tsukihi-chan, pero también a su padre y a su madre.
Por otra parte, el matiz parecía cambiar un poco cuando tenía en cuenta que sus dos padres
eran policías.
Y así, a esta madre suya.
Dije “Ya me voy” en la entrada antes de salir—Karen-chan y Tsukihi-chan se habían ido una
media hora antes ya que su instituto estaba más lejos—y puse la mano en el pomo de la puerta
cuando ella me llamó.
“Hanekawa-chan.”
A mí.
“No sé cuál es tu situación familiar, y no pienso preguntártelo por el momento, pero por favor,
no pienses que es normal estar lejos de tus padres y salir de nuestra casa con un ‘ya me voy’.
Eso es lo único que no quiero que pienses.”
“……”
“Aunque podemos acogerte, no es que podamos incorporarte a nuestra familia. Por mucho que
Karen y Tsukihi te adoren como a una hermana mayor. Oh, no quiero que te hagas una idea
equivocada—no estoy diciendo que seas una molestia. Karen y Tsukihi están encantadas de
que estés aquí—y eres amiga de Koyomi, así que queremos tratarte lo mejor posible. Y he
oído que tú eres la responsable de su nueva motivación para estudiar.”
“No…”
En absoluto, respondí.
¿Cómo lo explico? La madre de Araragi-kun—me hizo acordarme de su hijo, pero sentí que
sus ojos pertenecían a una persona que había llegado a algún tipo de iluminación.
Como si viera las cosas por lo que son.
Sentí que entendía por qué a Araragi-kun no le gustaba tratar con su madre, incluso si le
quitabas el hecho de que era una oficial de policía.
“Lo siento. Parece que le he preocupado innecesariamente—pero realmente no hay nada que
merezca la pena mencionar sobre mi situación familiar. No sé, supongo que se podría decir
que no estamos en los mejores términos…” O que estábamos en malos términos. O que
estábamos mal. “… Eso es todo.”
“Sabes que el hecho de que los padres se lleven mal con sus hijos es un tipo de maltrato en sí
mismo. Entonces, la madre de Araragi-kun dijo. “Tienes que pedir ayuda si alguna vez tienes
problemas. Puede ser un organismo público, o puedes pedirle a Koyomi. Puede ser
sorprendentemente fiable.”
“Sí…”
Lo sabía.
Sabía muy bien lo fiable que era Araragi-kun.
Siempre lo había sabido—y sin embargo.
Me esforcé por no confiar en él.
No pude confiar en él.
“Una familia no es algo que necesites tener, pero debe ser una familia feliz si existe. Eso es lo
que pienso. Como madre.
“Como—madre.”
“Hanekawa-chan. Está bien que la gente se adelante y huya de las cosas malas, pero el simple
hecho de mirar hacia otro lado no cuenta como huir. Nadie en el exterior puede echarte una
mano mientras consientas que las cosas sean así—por lo que quizá podrías empezar por
‘hablar’ de ello.”
La madre de Araragi-kun me despidió con esas palabras—un “cuídate” bastante largo en
respuesta a mi “ya me voy”.
Hay que ver.
Las madres son realmente fuertes—esa fue mi muda impresión.
Me sentí totalmente poseída.
Pero no fue la peor sensación.
… Una madre, ¿eh?
Esa era otra cosa—que no conocía hasta ahora.
Me preguntaba qué había estado haciendo todo este tiempo.
No sólo por la noche—también durante las tardes y las mañanas.
“¿Sólo mirar hacia otro lado no cuenta cómo correr? Esas son palabras de peso.”
Me invadió la admiración.
Eso estaba más cerca de algo que Oshino-san podría decir, en lugar de Araragi-kun.
Y así, masticando las palabras, me dirigí a la escuela—pero en el camino, terminé cara a cara
con algo de lo que deseaba poder efectivamente “apartar la mirada”.
No, de verdad. Quería dar la vuelta en el acto y volver por donde había venido.
Un chico de ojos y cabellos dorados se acercó a mi camino: su físico le hacía parecer de mi
edad, pero describir su cara como “joven” sería quedarse corto. Su cara de niño, con sus claros
signos de inmadurez, le hacía parecer un estudiante de escuela media.
Pero para un chico de escuela media—la mirada de sus ojos dorados, fijos hacia adelante en
lo que enfocaba, no podía ser peor.
Por supuesto—a diferencia de las vacaciones de primavera.
No tenía una gigantesca cruz de plata apoyada en la espalda, lo que puede haber suavizado su
imagen.
“… Um.”
Realmente estaba pensando en cambiar de rumbo, pero él se fijó en mí un momento antes de
que pudiera tomar esa decisión.
Mm. Hm.
Sus ojos dorados con esa mirada terrible me captaron.
Mis ojos se encontraron con los suyos.
De frente.
“Oh, ohh, tú—oh, cómo era que te llamabas—eres esa chica que casi se deja masacrar por mí
el otro día. Kejejeje—que hilarante.”
Él.
El medio-vampiro y cazador de vampiros—Episode-san me señaló, pareciendo realmente
divertido mientras hablaba.
“Hola…” Bajé la cabeza. “Hace tiempo que no le veo… Episode-san.”
Él no parecía muy preocupado por este encuentro—pero a mí me resultaba de lo más
incómodo, y eso se notaba en mis palabras.
Pero tenía sentido.
Tal y como había dicho, el otro día—durante las vacaciones de primavera—casi me hago
masacrar por él.
No, no sería exagerado decir que realmente me terminó matando—después de todo, hizo volar
más de la mitad de los órganos de mi torso.
Originalmente había llegado a esta ciudad persiguiendo a Shinobu-chan, una vampiresa
legendaria. Luego, para derrotarla, acabó teniendo que luchar contra Araragi-kun, su siervo—
y fue entonces cuando tuvo lugar mi dolorosa experiencia.
Fue culpa mía por meter las narices en un duelo entre dos tipos, pero aun así, ¿no se sintió mal
del todo?
“He oído que después se fue directamente a su país de origen… ¿Por qué ha vuelto a esta
ciudad, Episode-san?” Pregunté tímidamente.
Lo hice preguntándome si había venido para volver a intentar “derrotar” a Araragi-kun y
Shinobu-chan—él podría ser la fuente del problema en el que parecía estar Araragi-kun.
Como especialista en la materia, Oshino-san habría resuelto todo aquello con maestría—pero
no era omnipotente. Tal vez Araragi-kun y Shinobu-chan habían sido expuestos por algún
descuido—pero el medio vampiro (le parecía bien estar al sol, así que podía ponerse a trabajar
a primera hora de la mañana) sólo sonrió con una sonrisa malvada ante mi pregunta.
“Que hilarante.” Dijo. “¿Qué haces, llamándome Episodie-san—? No tengo edad suficiente
para que nadie se dirija a mí con tal honorifico, y ¿por qué querría alguien ser educado
conmigo?”
“¿Qué?”
Pero era un vampiro, por muy ‘medio’ que fuera… ¿No significaba eso que tenía una vida
bastante larga?
“Que hilarante—tener una larga vida no significa necesariamente que sea viejo. Se supone que
esto es un secreto, pero te lo diré por si acaso. Eres mucho mayor que yo—¿ahora mismo, en
este mismo día? Tengo seis años.”
“¡¿Seis?!”
No pude ocultar mi sorpresa.
Tal vez esa era la reacción que Episode-san… err, Episode-kun quería, ya que parecía
encantado.
“El mes que viene es mi cumpleaños, así que entonces tendré siete años—pero mi progenitor
del lado vampiro de mi familia parece haber sido una excentricidad de maduración rápida, y
yo muestro algunos rastros de eso.”
“……”
“Hey, no juzgues a la gente por sus apariencias—no es que yo sea un humano, claro.”
Episode-kun puso fin al tema, dejándome sin posibilidad de averiguar la verdad de nada de lo
que había dicho.
Parecía posible que se estuviera burlando de mí.
Sin embargo, si iba a hablar de juzgar a los demás por las apariencias, había algo que quería
que explicara, incluso más que su edad: era una mañana de agosto muy calurosa, así que ¿por
qué llevaba el mismo uniforme escolar blanco tradicional que había llevado durante las
vacaciones de primavera?
Tal vez no sintió calor porque era un medio vampiro.
Así que…
No era un estudiante de escuela media ni de secundaria, e incluso en términos de edad de un
estudiante de primaria era incluso más joven que Shinobu-chan y Mayoi-chan…
Olvídate de Episode-kun, incluso podrías llamarlo Episode-chan. No tenía cara de niño; de
hecho, parecía viejo para su edad.
No podía negar la sensación de que era un poco tarde para conocer este tipo de historia oculta.
Hablando de una juventud inexistente.
“Y además, ¿no tienes esa cruz contigo?”
“¿Hm? Oh. Claro que no. Destacaría si anduviera por ahí con esa cosa, duh.”
Huh.
Así que al menos era consciente de ese tipo de cosas.
“… ¿Vas a responder a mi pregunta de por qué has vuelto a esta ciudad?”
“¿Qué? Vaya, realmente quieres saber, ¿no? Bueno, te debo una, y me encantaría contártelo.”
Dijo Episode-kun.
Al menos parecía pensar en casi matarme como una especie de deuda.
Me sentí un poco aliviada.
“Pero yo mismo aún no sé por qué he venido a esta ciudad. Me han llamado aquí de la nada y
acabo de llegar esta mañana en un autobús nocturno—.”
“Autobús nocturno…”
Qué extrañamente proletario.
¿O era una especie de turista?
“¿Y qué quieres decir con que fuiste llamado?”
“La gente me llama a lugares. En su mayor parte, soy un cazador de vampiros independiente.
No soy como Dramaturgy y Guillotine Cutter. Soy un mercenario. Hago lo que quiero y trabajo
para cualquiera mientras el dinero sea bueno.”
“¿Así que aceptas los trabajos sin ni siquiera escuchar lo que son?”
“Bueno, me pagaron por adelantado. Y tenía mis razones para aceptar este. Aunque a quién le
importa el trabajo. Ponme en él y mataré a cualquiera con tanta fuerza que ni siquiera habrá
secuelas con las que lidiar.”
“… Entonces, ¿hay alguna posibilidad de que aceptes un trabajo de exterminio de tigres?”
“¿Exterminio de tigres?” Preguntó Episode con una simple cara de desconcierto. “Umm…
Bueno, soy un cazador especializado en vampiros. Los tigres son un poco… ¿Qué, el Shogun
hizo una petición ridícula o algo así?”
“El Shogun…”
¿Por qué conocía el viejo cuento sobre el monje zen Ikkyu Sojun?
¿El anime sobre él, aprobado por el Ministerio de Educación, fue un éxito internacional?
Hmm.
Acabé sin respuesta a mi pregunta (sí quería sacarle una respuesta, pero no podía hacer nada
si él no lo sabía), pero me sorprendió la normalidad de nuestra conversación.
Tenía muchas otras ideas más grandes sobre Episode-kun en mi cabeza, a pesar de que sólo
habíamos tenido contacto el uno con el otro como mucho unos minutos durante las vacaciones
de primavera con todo lo que hubo entre él y Araragi-kun—pero así era si llegabas a conocerlo
mientras salía el sol, ¿eh?
Era casi como dice el refrán, detrás de cada fantasma hay una lengua de plata.
Era un chico tan normal que era casi una decepción.
Aunque definitivamente no parecía tener seis o siete años, me pareció absolutamente que
estaba hablando con un niño más joven ahora que estábamos aquí, en el lado de la calle.
El uniforme escolar blanco no era más que su idea acomplejada de la moda—.
“Pero tú sabes. ¿Hanekawa Tsubasa, no?”
Sin embargo.
Algo casi idéntico a la impresión que me dio—él también la tuvo.
“En comparación con la última vez que nos vimos—te has vuelto muy normal.”
“… ¿Qué?”
Lo dijo directamente y sin adornos, así que las palabras resonaron con fuerza en mi corazón.
“Me refiero a que ahora mismo—tengo la vista de un vampiro pero no pude saber quién eras
por un segundo. Y no, no me refiero a cómo te has cortado el cabello o a que no llevas gafas.
Es algo más esencial—esa, ¿cómo lo llamarías, presencia abrumadora que sentí provenir de ti
la última vez? Se ha ido limpiamente. Casi como si se hubiera desprendido de ti, sin dejar
rastro—.”
“……”
Entendí lo que intentaba decir.
No era algo que entendiera hasta que él lo dijo—pero la yo que Episode-kun conocía era la yo
de las vacaciones de primavera.
Yo antes de que Black Hanekawa naciera dentro de mí—yo antes de que tomara todo lo negro
de mí y lo soltara como una excentricidad.
Por lo cual—no.
Pero espera un segundo.
Decir que era normal, o que había perdido cualquier presencia, era casi como—.
Me hizo pensar en lo que Karen-chan dijo el día anterior en el baño.
Nunca te das aires, Tsubasa-san—pero.
No es que no me dé aires, es que ahora no podría darme aires—por supuesto que no habría
manera de darme aires después de haber tomado mi individualidad y haberla soltado—.
No, no.
Eso no estaba bien. Eso fue aún menos correcto.
Esta línea de pensamiento—probablemente no terminó bien.
Probablemente—alguna verdad que no quería contemplar—estaba más allá—.
“Oh.”
Lo que para mí fue una afirmación chocante, para Episode-kun no fue más que un pensamiento
que se le ocurrió expresar. Ya parecía desinteresado en el tema mientras divisaba algo a mi
espalda.
Usando su autoproclamada vista de vampiro.
Había visto a alguien detrás de mí.
“Es ella, allí mismo—es quien me citó aquí sin siquiera decir por qué. Empecé a hacer
preguntas, y parece que era senpai de ese imbécil de camisa hawaiana, Oshino Meme, en la
universidad—por eso tuve que aceptar este trabajo, significaba que esto tenía algún tipo de
conexión conmigo—.”
Y—me di la vuelta.
054
Se presentó como Gaen Izuko.
Una joven dama cuyas grandes ropas parecían bastante desenfadadas en su pequeño cuerpo—
pero claro, aunque la llamo “joven dama”, esto fue justo después de que yo fuera
completamente incapaz de averiguar la edad de Episode-kun, así que no tenía mucha confianza
en mi capacidad para adivinar edades. Le creería si me dijera que era veinteañera, pero si
realmente era mayor que Oshino-san, debía tener más de treinta años como mínimo. Sin
embargo, para ser sincera, también podría verla en la adolescencia.
En realidad, aunque lo digo después de todas esas especulaciones, ella se veía de una manera
que hacía que pareciera un poco inútil tratar de precisar su edad—algo en ella parecía
distinguirse. De la misma manera que es grosero y sin sentido mirar una obra de arte magistral
y empezar a pensar inmediatamente en el año y la edad de su producción, su origen o quién es
su creador, ella cerró esas preguntas.
En ese sentido, su vestimenta informal le quedaba muy bien—una persona normal con ropa
de talla XL en un físico de talla S corría el riesgo de dar la impresión de ser sólo desaliñada,
pero para ser sinceros, se veía refinada.
Llevaba una gorra de béisbol inclinada hacia un lado y sus zapatillas, que debían de tener
tacones, pero parecían haberse modificado para no llevarlos, no le parecían ver impropia ni
poco elegante. Todo encajaba perfectamente en su marca de moda.
“Hey, Sode—tardabas mucho en aparecer en nuestro punto de encuentro, así que decidí venir
a buscarte. Pero ahora que estoy aquí, ¿parece que estabas en medio de conquistar a una chica?
Perdona si me he interpuesto en tu camino.”
Ese fue su saludo.
Habló con una sonrisa amable.
Había algo extraño en su forma de hablar, como si estuviera comentando sus acciones.
Parecía que estaba usando su sonrisa para encubrir esa rareza.
“¿Hmm? Vaya, vaya, pero si esta joven es…”
Y entonces me miró.
“Hanekawa… Tsubasa-san—¿es así?”
“Oh, sí—.”
Al escuchar mi nombre antes de darlo—me confundí.
En parte, ya estaba asombrada porque Episode-kun dijo que era la senpai de Oshino-san—
pero aunque hubiera oído hablar de mí por Episode-kun o por Oshino-san, a menos que
también tuviera esa “vista de vampiro”, era imposible que me reconociera como Hanekawa
Tsubasa con el cabello corto.
“—Sí, ¿esa soy yo?”
“Bueno, qué sorpresa. Me alegro de haber decidido actuar por capricho y venir aquí porque
eso significó poder conocerte, Tsubasa-chan. Probablemente Meme no te lo haya dicho, pero
yo era su senpai en la universidad, y me llamo Gaen Izuko. Solía llamarme Gaen-senpai. Hay
muchas situaciones en mi vida en las que la gente me llama así.”
Así fue como se expresó.
Realmente hablaba de una manera extraña.
Y fue una extraña autopresentación.
“Por favor, no llame a esto conquistar, Gaen-san—sólo me encontré con una cara conocida, y
los dos estuvimos recordando cosas, eso es todo.” Se quejó Episode-kun (aunque me
sorprendió oírle decir ‘eso es todo’ sobre nuestra conversación), a lo que Gaen-san respondió:
“Bueno, eso no hace ninguna diferencia.”
Realmente no parecía importarle.
“Así que si has terminado con tus reminiscencias o lo que sea, por qué no nos vamos—el
tiempo se agota y vamos a contrarreloj. Probablemente Yotsugi también vendrá, pero no
podemos quedarnos esperando a que eso ocurra.”
“¿Yotsugi? ¿Quién es?”
“Eso no importa, no a ti, Sode. Pero hay algunas personas para las que eso no es cierto, y por
ejemplo, no es cierto para mí. Bueno, a decir verdad, me gustaría que Meme o Deishu
estuvieran aquí. Pero los dos son unos vagabundos. Por cierto, no quiero que Yotsugi esté
aquí, en absoluto.”
“Realmente sólo eres capaz de pensar en ti misma cuando hablas, ¿eh? Es como si asumieras
que tu interlocutor sabe todo lo que tú sabes.”
Episode-kun ni siquiera trató de ocultar que estaba horrorizado, pero sin prestar atención a
esto, Gaen-san me habló.
“Hey, Tsubasa-chan.” Dijo ella. Su discurso era demasiado libre. “Sé que normalmente no
debería meterme en esta conversación entre tú y Sode, y tal vez ir a una máquina expendedora
y comprarles dos refrescos como la adulta presente, pero las circunstancias son como las acabo
de describir. Lo siento, pero me llevo a Sode conmigo.”
“Oh… Entendido.”
A mí me pareció bien.
De hecho, suspiraría de alivio si se lo llevara y se marchara—me seguía dando miedo a pesar
de todo (en realidad había perdido todos mis recuerdos sobre la vez que estuvo a punto de
matarme, pero mi cuerpo debía seguir recordando. El estómago se me revolvía), y necesitaba
completar mi viaje y llegar a la escuela.
Que me invitasen a un refresco sólo complicaría las cosas.
“Así que tampoco puedo ayudarte con este problema del tigre que tienes. Averigua cómo
ocuparte de él por tu cuenta, ¿de acuerdo?”
“¿Qué?”
¿Mi problema del—tigre?
Espera… ¿Cómo lo sabía?
¿Podría haberme oído mencionarlo de pasada a Episode-kun? No, eso parecía poco natural
dada la distancia.
Comparado con acertar mi nombre, esto era casi otra dimensión—de anti naturalidad.
No es que me haya leído la mente.
No había pensado en el tema ni una sola vez mientras hablaba con ella.
“¿Hm? ¿Por qué esa expresión extraña? No puedes estar tan sorprendida sólo porque sabía lo
del tigre. No hay nada que no sepa.”
“No hay nada—que no sepas.”
“Sí.” Dijo. “Lo sé todo.”
Llena de confianza.
Como si realmente lo supiera todo—.
Como si tuviera una comprensión sobre toda la historia.
“De todos modos, es probable que acabes enfrentándote al tigre en algún momento de hoy o
mañana. Estás a punto de nombrar a esta excentricidad sin par y todopoderosa Kako, el Tigre
Tirano, pero nadie va a poder ayudarte con ello. Nadie va a salvarte. Porque este problema es
tuyo. No es mi problema, y por supuesto no es el problema del chico del que estás enamorada.”
“Qué—.”
¿Qué estás diciendo? Empecé a decir antes de perder las palabras.
¿El chico del que estoy enamorada?
“Estoy hablando de Araragi Koyomi. No me digas que no lo sabes.” Dijo Gaen-san como si
fuera lo más natural, como si fuera de sentido común—como si fuera algo conocido por todos
los humanos que no fueran yo.
Y de hecho—.
“No sabes nada, Tsubasa-chan, ¿verdad?” Acusó, como si se burlara de mí, como si me
despreciara.
Como si se compadeciera de mí—como si simpatizase conmigo.
Como si estuviera mirando a un pobre niño.
Así que ella dijo.
“Ni siquiera sabes que no sabes nada. No la sabiduría de ser simple, sino la simplicidad de ser
simple—eres gruesa e ingenua. Ajaja, ‘gruesa e ingenua’ suena un poco pícaro, como si
hablara de lo rellenita que estás. Como persona delgada, estoy bastante celosa.”
“……”
“Entonces, tal vez estés mejor sin la sabiduría de ser simple—¿recuerdas cómo el
espantapájaros descerebrado siempre se lamentaba del hecho insoportable de su estupidez?”
“Qué…” Dije.
Me tiembla la voz.
No sabía por qué me temblaba la voz.
Incluso cuando me enfrenté a Episode-kun durante las vacaciones de primavera—mi voz, mi
cuerpo nunca tembló tanto.
“¿Qué—sabes de mí?”
“Lo sé todo. Y es por eso.”
Lo sé todo, repitió Gaen-san.
Una y otra vez.
Como si lo hubiera repetido una y otra vez en el pasado.
Como “buenos días” o “buenas noches” o “gracias” o “de nada”.
Lo repitió.
Y lo repitió.
Luego, lo volvió a repetir.
“Incluso sé que no sabes nada. Pero eso no es nada de lo que avergonzarse ya que ningún
humano en este mundo sabe nada. La gente trata de arreglárselas sin saber en la vida. No eres
una excepción, no eres especial.”
“No soy una excepción—no soy especial.”
“Te hace feliz escuchar eso, ¿verdad?” Dijo Gaen-san, todavía como si se burlara de mí. “Lo
sé.”
“……”
“Y por supuesto, también sé muy bien que las ruinas de esa escuela de preparación
abandonada, un lugar que debería tener un lugar en todos sus corazones, incluido el de Meme,
se quemaron anoche… Oh, ¿ese es otro dato que aún no sabes? Mi linda Tsubasa-chan que no
sabe nada.”
055
Kanbaru-san estaba ausente.
Habiendo entrado corriendo en clase justo antes del timbre de comienzo de clases (esto es, por
supuesto, una forma de hablar. Yo nunca corría por los pasillos. Me moví como si estuviera
en una competencia de marcha atlética, lo cual era algo sospechoso—bueno, nada menos que
sospechoso), sólo visité el aula de segundo año de Kanbaru-san durante nuestro descanso
después de la primera hora.
“Oh, es Hanekawa-san”. “¿Hanekawa-senpai?” “Lo es, es realmente ella”. “Kanbaru-san
siempre está hablando con ella”. “Es Hanekawa-san, es compañera de clase de Senjougaharasan”. “No, deberíamos llamarla la salvadora de Araragi-senpai”.
… Por alguna razón, era extraordinariamente famosa en esa aula.
Quise esconder la cara y salir corriendo, pero me mantuve firme y pregunté por Kanbarusan—y recibí la mencionada respuesta.
No se había puesto en contacto con nadie, ni con su profesor, ni con sus amigos de la clase (y
aunque sea obvio cuando lo piensas, me alivió que tuviera amigos entre sus compañeros).
“Es una chica increíblemente seria, así que es muy raro que tenga una ausencia injustificada.
Todos estamos preocupados por ella.”
“……”
Aunque sabía que se trataba de un caso en el que la misma persona tenía diferentes
reputaciones en diferentes comunidades, parecía haber una brecha especialmente pronunciada
en la forma en que Kanbaru-san aparecía ante nuestros ojos y los de sus compañeros.
No.
Tal vez sea así como debe ser.
Las personas como yo—que parecían iguales a todos, como un calco, eran las extrañas.
No era de esperar.
No era normal.
Alguien a quien todos veían como un estudiante modelo—sería anormal.
“¿Sabes algo, Hanekawa-san?” Me preguntaron.
Sólo pude responder: “No. Lo siento, no sé nada.”
Las palabras debieron sonar frías, y la chica con la que hablaba me dirigió la mirada más
dudosa que pudo. Avergonzada, salí del aula como si estuviera huyendo.
Después de esa experiencia, no pude concentrarme en ninguna de mis clases a partir de la
segunda hora, y quiero dar mis más sinceras disculpas a todos los profesores que se tomaron
la molestia de dirigirlas—pero, ¿cómo no iba a preocuparme?
Como era de esperar, Araragi-kun también se había tomado el día libre. ¿Qué pudo haber
pasado anoche?
No, si te soy sincera, tampoco pude concentrarme en mi clase del primer periodo—no pude
calmarme después de escuchar a Gaen-san que la Escuela de Preparación Eikow había ardido
hasta los cimientos.
No sólo tenía un lugar en el corazón de todos nosotros, sino que era el lugar donde Araragikun y Kanbaru-san iban a encontrarse. ¿Y se incendió?
Por supuesto, había buscado la noticia en Internet con mi teléfono móvil después de separarme
de Gaen-san y Episode-kun y descubrí que no mentía.
Incluso había una imagen adjunta a la noticia.
Vi la foto de un sencillo edificio de hormigón que se había convertido, literalmente, en un
patético montón de escombros—el lugar de mi corazón en el que habían pasado tantas cosas.
Se había levantado y desaparecido de este mundo.
Me preguntaba qué pensaría Senjougahara-san cuando se enterara, y al mismo tiempo me
asaltó un sentimiento indescriptible de la fugacidad de la vida, pero también comprendí que
no era momento para sentimentalismos.
Anoche—en serio, ¿qué pudo haber pasado?
¿Estaban bien Araragi-kun y Kanbaru-san?
Estaba tan preocupada que, tanto en clase como en el descanso, no pude estarme quieta.
Aun así—el hecho de que pudiera seguir tomando clases durante todo el día y no salir antes
de tiempo debía significar que alguna parte de mí estaba segura de que los dos estaban a salvo.
En algún lugar dentro de mí había una yo que tenía la certeza de que el fuego no les había
hecho ningún daño.
Al principio pensé que estos sentimientos eran de confianza.
Que se trataba de Araragi-kun y Kanbaru-san, por lo que no tenía que preocuparme. Que creía
que esos dos podían salir de cualquier situación, por muy grave que fuera.
Pero no me costó mucho darme cuenta de que eso estaba mal.
No podía estar tranquila con Araragi-kun en ese sentido en absoluto. Era un chico que se
aferraba precariamente a la vida, que bien podía morir en cualquier momento, alguien cuyas
tendencias eran más de autocastigo que de abnegación. Mi familiaridad con él era lo que hacía
más difícil para mí creer que estaba bien en esta situación.
Y en cuanto a Kanbaru-san, ella y yo no éramos, por desgracia, lo suficientemente cercanas
como para que pudiera decidirme a creer que estaba a salvo (tal vez incluso me veía como un
enemigo dada mi relación con Senjougahara-san).
Entonces, ¿por qué estaba segura de que los dos estaban a salvo—o al menos de que no les
había hecho daño el fuego?
“Es porque lo sé.” Murmuré.
Estaba volviendo de la escuela.
No, no podía llamarlo volver de la escuela—porque no iba a volver directamente a la
residencia de los Araragi y, en cambio, pensaba dar un rodeo.
“Sí, lo sé—que el incendio no tuvo nada que ver con Araragi-kun ni con Kanbaru-san.”
Lo sabía.
Puede que no lo sepa.
Pero una yo que no era yo lo sabía.
Probablemente anoche, cuando me convertí en Black Hanekawa—lo vi y lo supe. Sabía que
ellos dos estaban a salvo. Sabía que Araragi-kun y Kanbaru-san debían de haberse encontrado
y trasladado a otro lugar—sabía que ellos y el fuego eran, en su mayoría, problemas separados.
Así que como dijo Gaen-san.
Este caso—era mío.
“Para empezar, estos incendios se deben a—mí.”
La residencia de los Hanekawa se había quemado hace apenas tres días.
Y las ruinas de la Escuela de Preparación Eikow se incendiaron hace un día.
En tres cortos días—dos edificios con los que estaba profundamente involucrada habían ardido
hasta los cimientos.
Tiene que haber algo malo en ti si no consideras que las dos cosas están conectadas.
Además, ambos incidentes ocurrieron justo después de que viera al tigre—¿cómo no te va a
importar eso?
No sabían qué había provocado el incendio de la casa Hanekawa, y por lo que decían los
artículos de noticias online, tampoco se conocía la causa del incendio de la escuela de
preparación abandonada. Dado que no parecía haber nada que causase un incendio,
sospecharon, por supuesto, de un incendio provocado, pero—.
“Incendio provocado…”
La peor de las posibilidades se me pasó por la cabeza.
Yo, como Black Hanekawa, soy la culpable. En otras palabras, es posible que yo sea el
pirómano.
Cuando recordé la escandalosa juerga que Black Hanekawa había perpetrado durante la
Semana Dorada, me pareció un escenario muy real. Y de hecho, no podía negar haber pensado
una y otra vez respecto a la residencia Hanekawa, espero que desaparezca sin más—y en
cierto modo, mi deseo se había hecho realidad.
Así que se puede decir que es una gran posibilidad.
Pero esto parecía un error.
No quiere decir que la cadena de acontecimientos no haya podido ocurrir—pero sí que era lo
peor que podía pasar.
No sabía cómo expresarlo, pero sentía que me esperaba una conclusión aún peor al final de
este cuento. Una conclusión de la que estaba apartando los ojos—tenía su boca abierta de par
en par y me esperaba sin piedad.
Sí, la verdad.
La verdad incómoda—me estaba esperando.
El camino hacia ella fue el que yo recorrí.
“Si quiero volver atrás—ahora es probablemente el momento.”
Ahora.
Si mantuviera los ojos cerrados un poco más—si mirara hacia otro lado.
Si pudiera aguantar hasta mañana, era poco probable que tuviera que enfrentarme a la verdad.
Como siempre.
Podría seguir siendo la Hanekawa Tsubasa que siempre había sido.
Todavía Hanekawa Tsubasa, la mejor amiga de Araragi-kun—todavía yo.
Podría seguir siendo yo.
Nada tenía que cambiar.
“… Pero.”
Pero.
Pero, pero.
Esta vez no sabía contra qué luchaba Araragi-kun.
Sin embargo, sabía que tenía que estar luchando contra algo—junto con Mayoi-chan o tal vez
Kanbaru-san, probablemente también con ayuda de Shinobu-chan, y como siempre con su
vida en juego.
Así que yo también lucharía.
Si no iba a contar como huida, tampoco iba a mirar hacia otro lado.
Esta vez iba a enfrentarme a—mí.
A mi corazón que había soltado.
Tenía la sensación de que esto—era un cuento de ese tipo.
“Sí… el tigre.”
Ese día, el día en que comenzó el nuevo semestre.
Lo vi de camino al colegio—un tigre gigantesco.
“Todo esto empezó cuando vi por primera vez a ese tigre.”
Esa fue la sensación que tuve.
No estaba segura.
Pero me di cuenta de que era eso.
Lo sabía.
“El Tigre Tirano… ¿Es así como lo llamó Gaen-san?”
Si tuviera que abordarlo, por ahí empezaría.
Llegué a la biblioteca.
056
Me doy cuenta de que estoy presumiendo de mi propia ciudad cuando digo esto, pero tenemos
una biblioteca extremadamente extensa. Presume de tener una colección importante a pesar de
su tamaño, y aunque no sé si se debe a una tendencia antigua o a los gustos de los
bibliotecarios, sus estantes se centran en títulos fanáticamente especializados más que en
bestsellers.
En cierto modo, parece un museo.
Como nota al margen, cuando Oshino-san todavía estaba aquí, venía a esta biblioteca varias
veces a pedir libros en préstamo a petición suya (no podía hacerse un carné ya que no era
residente).
Su único defecto notable es que cierra los domingos, pero yo he ido a esta biblioteca desde
que era una niña. Nunca he asistido a una escuela de idiomas ni he recibido clases de nada,
pero se puede decir que todas las cosas que he necesitado en la vida las he aprendido aquí.
Todas las cosas que mis padres nunca me enseñaron.
Las aprendí aquí en esta biblioteca.
Por mí misma.
Últimamente, la he utilizaba mucho como lugar de estudio con Araragi-kun, pero incluso
cuando le tocaba a Senjougahara-san ser su tutora, acababa visitándola sola. A decir verdad, a
los quince años ya había leído la mayoría de los libros de la colección, pero me gustaba el aire
del edificio, su atmósfera, y me encontraba viniendo aquí incluso cuando no lo necesitaba.
Era un lugar perfecto para estudiar.
Aunque no fuera mi casa, al menos era un lugar donde me sentía a gusto.
Pero claro, hoy no había venido “cuando no lo necesitaba”—estaba a punto de investigar.
“Hola, Tsubasa-chan. Bienvenida.”
“Hola.”
Saludé a un empleado conocido antes de recoger unos cinco volúmenes que ya tenía en mente
y sentarme en un asiento del lado de la ventana que era prácticamente mi lugar reservado.
La plena digitalización de las colecciones que parece estar teniendo lugar en todo el mundo
no se estaba llevando a cabo aquí, lo que significaba que mi única opción era hacer mi penoso
camino libro por libro. Aunque ya los había leído todos, no es que mi memoria sea perfecta.
Es más, no podía confiar en ella en este tema.
Porque todo lo que es inconveniente para mí, puedo cortarlo.
Soy capaz de hacerlo.
Por decirlo así, la madre de Araragi-kun es capaz de apartar la vista de lo que quiera.
Incluso había olvidado todo lo ocurrido en la Semana Dorada, y aún no podía recordarlo
perfectamente—no, no quería recordarlo.
Estaba forzando mis dolorosos recuerdos y mi desgarrador estrés en otra persona.
Los estaba forzando—en Black Hanekawa.
Por lo que mis recuerdos, mis conocimientos e incluso mis pensamientos no me servían de
nada—si aún quería hacer algo, si quería luchar y agitarme para intentar hacer algo, iba a tener
que repasar y revisar todo así.
Línea por línea, palabra por palabra.
Sin apartar la vista.
Iba a tener que leer como si buscara grabar a fuego las palabras en mis ojos.
“… Hrmm.”
Pero mientras insistía hasta la hora de cierre—no había ningún libro que mencionara alguna
excentricidad o criatura sobrenatural que pudiera ser el Tigre Tirano, no sólo en esos cinco
primeros libros, sino en los quince tomos en profundidad sobre el tema que acabé escarbando.
Incluso tuve cuidado de buscar alguna criatura con un nombre similar, pensando que tal vez
había escuchado mal—quizá fuera el Tigre Pirético, por ejemplo, lo que podría tener sentido
dado que se manifestaba a través de los incendios—pero eso fue otro golpe y un fallo (sí
encontré una excentricidad llamada “Tigre de Agua”, pero era una especie de kappa, así que
no debía tener relación).
Hm.
Puede que mis intenciones fueran buenas, pero los resultados dejaron mucho que desear.
Pensaba que a estas alturas de la historia podría empezar a desgranar datos y citas como si
fuera Oshino-san, pero… las cosas no siempre van tan bien.
¿O realmente había algo sobre el tigre que terminé de pasar por alto? La posibilidad de que
estuviera en esos libros, pero que yo hubiera mirado hacia otro lado, sin querer saberlo─.
“No podría confiar en nada si empezara a decir eso.”
No.
No podía confiar en nada desde el principio mientras fuera yo. La cuestión era qué hacer ante
esa situación, qué podía intentar hacer.
Si no pudiera confiar en nada, debería haber alguna forma de utilizar esa falta de fiabilidad en
mi beneficio.
Si la biblioteca no tuviera nada tendría que utilizar Internet para mi investigación, pero,
sinceramente, no estaba muy interesada en adoptar ese enfoque. Aunque Internet es un medio
increíble para conocer lo que ocurre en el momento, está demasiado lleno de información
errónea cuando se trata de buscar datos del pasado.
Francamente, es una mala elección cuando se trata del lore de una excentricidad.
Sin embargo, existía la posibilidad de que al menos me proporcionara una pista. No podía
permitirme el lujo de tener una tonta antipatía hacia la información electrónica, ya que no tenía
otra opción—y era un enfoque, un método que no estaba al alcance de Oshino-san, con su
incapacidad para entender la tecnología.
Mi teléfono estaba apagado porque estaba en la biblioteca, pero empezaría a buscar una vez
que saliera.
Una vez que me decidí, empecé a colocar cada uno de los libros que había recogido en su lugar
original. No sabía hasta qué punto mi memoria era precisa, pero parecía recordar al menos
dónde iba cada libro de la biblioteca, así que fue un trabajo fácil.
“¿Hoy estás sola, Tsubasa-chan?”
Pero mientras lo hacía, me llamó un empleado diferente al que me recibió. Éste me había visto
con Araragi-kun varias veces, lo que explicaba la pregunta. Parecía que algunos pensaban que
Araragi-kun y yo éramos pareja, y como él no mostraba signos de darse cuenta de ello, no me
esforcé en corregirlos.
“Sí, hoy estoy sola.”
Seguía viniendo sola a la biblioteca con bastante frecuencia, como ya he mencionado, pero
quizá no llamaba la atención (para esta persona) durante esos momentos.
“Hm. La biblioteca está a punto de cerrar, ¿has terminado con tu investigación?”
“Justo estoy en eso.”
Me quedé sin nada, pero terminé de leer lo que pude.
“Parece pesado.” Dijo el empleado, echando un vistazo a la pila de libros que estaba
reordenando. “Me pregunto si ese peso será completamente ajeno a la gente una vez que los
libros electrónicos se conviertan en la norma. No, en realidad, las bibliotecas no tendrán mucha
utilidad cuando eso ocurra.”
“Bueno, es difícil de decir. Creo que estará bien mientras los libros electrónicos sean poco más
que fotos digitales. Este peso es parte de lo que hace que un libro sea un libro… Los libros no
son planos, tienen volumen. Los coleccionistas de figuras no empezaron a decir que estaban
bien únicamente con las fotos sólo porque las cámaras digitales comenzaron a estar en alza.
Un libro no es un libro sin un lomo.”
Digitalizar un libro—era la manera equivocada de pensar en ello.
Los libros y los libros electrónicos deben ser vistos como cosas diferentes, como un libro y un
video—no un cambio, no una evolución, sino una nueva raza.
“Eso espero.” Aparentemente desinteresado en mantener cualquier tipo de discusión profunda
con una chica de instituto, el empleado dejó escapar una pequeña risa, miró los títulos de los
libros que tenía en la mano y preguntó perplejo: “¿Te interesan los fantasmas?”
Para ser justos, ninguno de los libros era del tipo en el que normalmente se adentraría una
chica en la flor de su juventud, así que supuse que podía entender el desconcierto. Los
empleados más veteranos conocían mis gustos (como lectora voraz), pero este era todavía
nuevo.
“Sí, un poco—es para las tareas del colegio.”
En realidad, no iba a explicar toda la situación y opté por una respuesta vaga y que sonaba
bien para empapelar las cosas.
“En ese caso, tenemos un libro así en la sección de Nuevas Lecturas. ¿Lo has mirado?”
“No—todavía no.” Ahora que lo pensaba, no había comprobado sus nuevas adquisiciones.
“Dudo que quede tiempo para leerlo ahora, pero siempre puedes pedirlo prestado.”
“Sí, creo que lo haré.”
No me hice ilusiones.
Sería un giro demasiado conveniente para que este último y olvidado libro contuviera la
información que necesitaba sobre una excentricidad—pero, ¿qué tenía que perder?
Seguí la sugerencia del empleado y tomé prestado el libro antes de salir de la biblioteca.
“¿Hm? Espera un segundo. Una nueva lectura…”
Nueva lectura—nueva raza.
Un pensamiento se me ocurrió de repente mientras colocaba el libro en mi bolso—no, sería
extraño decir que se me ocurrió a mí.
Después de todo, Gaen-san me lo había dicho desde el principio.
Una excentricidad que iba a nombrar.
“Si hice toda esta investigación y no pude dar ni siquiera con una pista… Si ese tigre, como
Black Hanekawa, es una nueva especie de excentricidad—.”
057
Una vez que tuve un punto de partida, el resto encajó.
Eran literalmente palabras clave, y darse cuenta de ello eliminaba cualquier necesidad de un
despliegue llamativo de referencias y citas.
De hecho, debería haber pensado en ello tan pronto como Gaen-san había pronunciado esas
palabras.
Sí, no hacía falta ir a la biblioteca, porque se trataba de un refrán que se encuentra en el libro
de texto de lengua de cualquier alumno de escuela media japonés—una frase hecha que
cualquier japonés ha escuchado al menos una vez.
“La tiranía es más feroz que cualquier tigre.”
Un pasaje del capítulo Tangong del Libro de los Ritos.
Aunque no sea necesario, permítanme relatar la historia a modo de reseña.
Hubo una vez una mujer cuyo suegro y marido fueron devorados por un malvado tigre
devorador de hombres, y más tarde incluso se comió a su hijo. Entonces, le preguntaron, ¿por
qué no abandonas este lugar habitado por un tigre devorador de hombres? Su respuesta: “No
importa qué bestias feroces vivan aquí, es mejor que vivir en una nación dirigida por tiranos”—
tiranía en este caso significa un gobierno centrado en nada más que fuertes impuestos,
conscripción, y similares.
Así que si Gaen-san tiene razón y voy a llamar a este tigre el Tigre Tirano—el refrán tendría
que ser el origen de su nombre. Digo esto porque cuando aprendí las palabras por primera vez
en la escuela primaria, sentí que una parte de mí no podía estar de acuerdo. Tenía la fuerte
sensación de que no era cierto.
Cualquier gobierno tenía que ser mejor que un tigre devorador de hombres—eso es lo que
pensaba.
No era porque fuera una niña que no entendía los matices del texto. Que se comieran a su
suegro y a su marido era una cosa, pero el problema que me planteaba la historia era la
mentalidad de una mujer, una madre, que imponía esa filosofía incluso a su hijo. Me resultaba
completamente desconcertante.
Por supuesto, ahora que sabía que había formas de gobierno viciosas que eran peores que los
tigres, no podía afirmar que no la entendía en absoluto—pero en algún lugar de mi interior,
seguía siendo difícil de tragar.
“Mi teoría es que esto significa que el Tigre Tirano no es sólo una abreviatura de ‘La tiranía
es más feroz que cualquier tigre’, sino más bien, ‘un tigre que no es al menos mejor que la
tiranía’, o un tigre que trasciende a los tigres. ¿Qué opinas?” Pregunté.
Al otro lado del teléfono, Senjougahara-san escuchó mi hipótesis, se detuvo un poco y no
estuvo de acuerdo.
“No me lo creo.” Ante mi argumento, ella discrepó rotundamente. “Una parte de mí siente que
te está guiando. Esta persona, Gaen—por lo que parece, no le pusiste nombre a esta cosa,
claramente fue ella.”
“Sí. Supongo que es cierto.”
Me resultó difícil explicar esa parte.
Las palabras se quedaban cortas para describir el temperamento de esa mujer que se hacía
llamar la senpai de Oshino-san, Gaen Izuko—y de hecho, incluso después de verla, conocerla
y hablar con ella directamente, no sentía que la entendiera realmente.
No me extraña que no pueda describirla.
Pero no parecía haber ninguna razón evidente para que me guiara—por ejemplo, como hizo
Senjougahara-san cuando manipuló a las Fire Sisters.
Gaen-san se limitó a alejarme—diciendo que no tenía nada que ver conmigo.
“No lo sabes, ¿verdad? Podría haber estado mintiendo. Podría haber tenido alguna razón
indescriptible.” Argumentó Senjougahara-san.
“Razón indescriptible…”
“Y por cierto, esa mujer es probablemente algo de Kanbaru.”
“¿Qué?” No esperaba que saliera ese nombre.
“Quiero decir que el apellido de soltera de su madre era Gaen. Recuerdo haberlo oído cuando
estaba en la escuela media—Kanbaru misma dijo que su nombre solía ser Gaen Suruga. Por
cierto, su madre se llamaba Tooe. No podemos saberlo con certeza hasta que le preguntemos
a ella, pero esto se antoja demasiado llamativo como para que no estén relacionadas, o como
para que sea una coincidencia, o como para que ella sea sólo un pariente lejano.”
“Sí…” Suruga, Tooe e Izu—los tres eran nombres de antiguas provincias japonesas. Sería más
extraño no sospechar que estaban relacionados de alguna manera. El apellido tampoco parecía
tan común. En otras palabras…
“Kanbaru dijo que recibió esa Pata de Mono de su madre—así que esta persona Gaen me
parece sospechosa, personalmente.”
“Sí—y no diría lo contrario, por supuesto.”
Lo decía en serio.
No porque fuera capaz de dar órdenes a Episode-kun, ni por todas las cosas que acertó sobre
mí.
—Lo sé todo.
Era esa línea.
Esa frase—me ha llegado al corazón.
Como una espina.
Como una estaca.
“¿No es ‘Gaen’ una antigua palabra para referirse a un bombero? En ese caso, probablemente
puedas culparla del incendio de tu casa y del de la escuela de preparación abandonada. Ya
sabes, como si fuera lo contrario.”
“No, no.”
¿Como si fuera lo contrario?
Ese no era el camino que queríamos seguir.
“Hablando de eso, Senjougahara-san. ¿Pudiste contactar con Kanbaru-san?”
Ella no supo que la escuela de preparación se había quemado hasta que se lo dije, pero tenía
que estar preocupada por el bienestar de su querida kouhai. Tenía todo el tiempo del mundo
mientras estaba de baja por la gripe, así que me la imaginaba intentando llamar.
“Sí.” Confirmó ella, como era de esperar. Era una auténtica mujer de acción. “Pero no ha
contestado—y ha ido a su buzón de voz, lo que me hace pensar que o bien su teléfono está
apagado o está en algún lugar sin cobertura. Y por supuesto, no he sabido nada de ella—los
chicos como esos dos son los que crecen y se convierten en universitarios que ni siquiera van
a casa durante las vacaciones de Año Nuevo.”
“Bueno, no van a tener que crecer mucho más antes de eso.”
Qué predicción más cruda y vívida.
Sin embargo, ¿realmente iban a dejar su casa?
Especialmente Araragi-kun—sentí que sus hermanitas no lo iban a dejar. Podía verlas
encarcelándolo como en Misery si decía que iba a vivir en los dormitorios de la universidad
que escogiese.
“Aun así, Hanekawa-san, no creo que vaya a ocurrir nada demasiado terrible si Kanbaru y
Araragi-kun pudieron encontrarse… Pero también parece probable que la razón de Gaen-san
para venir a nuestra ciudad tenga algo que ver con Kanbaru. En otras palabras, Araragi-kun y
ese chico medio vampiro podrían encontrarse de nuevo, y volver a luchar…”
¿Qué está haciendo Araragi-kun? Suspiró Senjougahara-san.
Hm. Me costó encontrar la manera de consolarla.
Yo, por supuesto, tenía mis propios pensamientos sobre esos dos, pero ella parecía estar en
una situación más difícil, dadas sus relaciones.
“Bueno, está bien.” Dijo sin embargo, queriendo soportar el hecho y tragándose las muchas
cosas que seguramente quería decir. Su capacidad de sufrir estas cosas era increíble,
rivalizando incluso con su capacidad de actuar. Tal vez era porque había pasado más de dos
años viviendo con una excentricidad. “Odio rendirme, pero se me da bien esperar—así que,
como mujer adulta, voy a hacer lo más maduro y esperar a que vuelva.”
“Whoa…”
“Porque puedo desquitarme con él una vez que lo haga.”
“¿Wuh?”
¿Tal vez no era tan madura después de todo?
Parecía que una vez que Araragi-kun y Kanbaru-san consiguieran salir de la crisis en la que
se encontraban, les esperaría otra más.
“Pero dejemos eso de lado y centrémonos en este problema. Volviendo a lo que estábamos
hablando.” Retomó Senjougahara-san. “Puede que ellos estén en una situación difícil, pero
nosotras también lo estamos—el Tigre Tirano, ¿no? Por si acaso, digamos que hacemos lo
más valiente y decidimos creer a esta Gaen-san.” Su sentido de la cautela, evidente por el
enfático ‘pero dejemos eso de lado’, debía estar respaldado por su experiencia de haber sido
engañada por cinco estafadores. Y hablando de ellos, Kaiki Deishu, uno de esos estafadores,
era también uno de los kouhais de Gaen-san, al igual que Oshino-san. “Personalmente, yo
asociaría ‘Tigre Tirano’ con la historia. Ya sabes, como el pasado.”
“¿El pasado?”
“Sí—más que si se trata del ‘Tigre Pirético’, escrito con el carácter de ‘fuego’, ¿no? Y también
se puede relacionar con la idea de un trauma del pasado.”
“Trauma…” Traducido al japonés, sonaba como un juego de palabras entre tora (tigre) y uma
(caballo).
“Oh, vaya. Supongo que eso ha sonado como otro juego de palabras.”
Típico, dijo en tono avergonzado.
Me pareció que normalmente no se avergonzaba de hacer ese tipo de bromas, que incluso las
amaba con todo su ser. Pero parecía que no quería que asumiera que lo hacía apropósito.
Entendí lo que trataba de decir.
La historia—y la tiranía.
“No podemos quedarnos sentadas riéndonos de ello.” Declaró Senjougahara-san de forma
excesivamente seria, aunque nadie se reía. “Dejemos de lado su nombre por ahora, y también
dejemos de lado la cuestión de si es o no una nueva raza. ¿No representa esta excentricidad
una amenaza bastante real? Lo que quiero decir es que sus objetivos no apuntan hacia dentro
como mi cangrejo o el caracol de Mayoi, sino hacia fuera, como la mano izquierda de
Kanbaru—.”
“¿Eh? ¿Qué quieres decir?”
“¿Qué quiero decir? ¿Cómo es posible que no lo veas?”
Senjougahara-san sonaba exasperada, pero realmente no lo vi.
¿Qué estaba diciendo?
Sólo la había llamado para sondear a una tercera persona sobre mi nombre para esto que me
enseñó Gaen-san (sé que la estructura es un poco enredada), el Tigre Tirano—y su reacción
fue bastante negativa, lo que en realidad me ayudó a calmarme.
“Vamos, Hanekawa-san. Hubo incendios en serie en tu casa y luego en la escuela de
preparación abandonada, ¿de acuerdo?”
“Sí, es cierto. Aunque, por desgracia, de momento no tengo ninguna prueba que lo relacione
con mi encuentro con el tigre—.”
“No importa si están relacionados o no. Lo único que importa es que además del factor de
tamaño macro, de largo plazo, que tienen en común, que es que eran lugares que conoces muy
bien, hay un factor de tamaño muy micro, de muy corto plazo, que también comparten, ¿sí?”
“¿Eh?”
Ella había dicho tanto—pero yo seguía sin entenderlo.
No, probablemente sí.
Yo sólo estaba—mirando hacia otro lado.
“Así que te refieres al hecho de que se incendiaron justo después de ver al tigre en cada uno
de esos días—.”
“No es eso, es—.” Interrumpió Senjougahara-san. Parecía que le costaba decirlo—debía de
querer que yo leyera entre líneas y me diera cuenta—pero salió a decirlo: “El hecho de que
dos lugares en los que acababas de dormir se hayan incendiado de forma consecutiva.”
“¡……!”
“En otras palabras, a menos que hagamos algo, ¿no van a arder trágicamente mi apartamento
y la casa de Araragi-kun en algún momento de esta noche?”
Lo había dicho con frialdad, pero tenía razón.
No había amenaza más realista—que ésta.
058
Había llamado a Senjougahara-san mientras estaba sentada en un banco del parque—en
realidad era el mismo parque donde Araragi-kun conoció a Mayoi-chan.
Este pensamiento también me hizo comprender que fue donde él y Senjougahara-san
decidieron convertirse en novios, lo que le dio un lugar aún más importante en sus corazones
que el edificio escolar abandonado.
Para mí, por supuesto, no era más que un parque normal y corriente cerca de donde vivía, y
no sentía ningún apego especial. Formaba parte de la ruta que siempre había seguido en mis
paseos, pero no tenía un significado especialmente profundo como punto de origen de mi
llamada. Pensando en ir a ver los restos de la residencia de Hanekawa incendiada, me dirigí a
este lugar desde la biblioteca, pero llena de temor al acercarme, decidí llamar primero a
Senjougahara-san.
Puede que fuera más una forma de apartar la vista que de tener miedo, pero a estas alturas
empezaba a perder toda idea de lo que significaba apartar la vista de las cosas.
No me asusté.
Pero estaba preocupada.
Efectivamente, Senjougahara-san me había señalado algo que no esperaba escuchar—pero
incluso eso, como ella dijo, me pareció algo que debería haber notado sin necesidad de que
me lo dijeran.
Ver la residencia de Hanekawa como “un lugar donde acababa de dormir” requería un poco
de salto imaginativo (la obviedad de dormir en la casa de uno hace que sea bastante difícil
definirlo como tal), pero al menos debería haber pensado en la escuela de preparación
abandonada como “un lugar donde había pasado la noche de anoche”.
Se quemó porque pasé la noche allí—aunque no podía creer tal cosa, un día después y podría
haber muerto. Ese miedo, debí sentirlo.
Pero ni siquiera me había acercado, y no parecía tanto una falta de imaginación como—.
Mirar hacia otro lado.
Dar la espalda a la realidad.
Tal vez era eso.
Probablemente eso fue todo.
Es cierto que no podía estar de acuerdo sin más con el punto de Senjougahara-san—no era una
conclusión a la que se pudiera llegar, y simplemente no había suficientes datos.
No se puede sacar una conclusión lógica basada en una muestra de dos casos.
Al mismo tiempo, eso no significaba que pudiera esperar una tercera y cuarta muestra.
Tras mi llamada con Senjougahara-san, me volví a preparar y me dirigí a los restos
carbonizados de mi casa—pero donde esperaba algo, no vi nada.
Una vez más.
Había tan poco que era impresionante.
Ahora no había ni un solo espectador, era un campo chamuscado que parecía haber estado así
durante los últimos quince años. No había cinta policial ni vallas que lo acordonaran como la
escena de un crimen: era lo que se llamaría un terreno vacío.
No había nada—no sentía nada.
Me costaba creer fácilmente incluso esta sensación de no sentir nada—pero no era como si
hubiera vivido en la parcela, había vivido en una casa. Pensaba que al menos podía creer a
medias la sensación.
Sí, en efecto.
Aquí no había nada.
“……”
Me quedé allí sólo un minuto, ya que podía llamar la atención si me quedaba quieta demasiado
tiempo, y me fui rápidamente.
“Dos lugares en los que dormiste se quemaron de forma consecutiva—en otras palabras, a
menos que hagamos algo, ¿no van a arder trágicamente mi apartamento y la casa de Araragikun en algún momento de esta noche?”
El miedo de Senjougahara-san me pareció exagerado incluso después de haber visto el campo
quemado, pero me hizo recordar un caso relevante: la historia de Oshichi la tendera.
Oshichi se enamoró de un hombre al que vio durante un gran incendio, y para reencontrarse
con él, prendió su propio fuego, usando su casa—una idea espantosa que hiela la espina dorsal
en lugar de calentar el corazón. Sin embargo, su pasión parece ser igual a la del amor romántico
ordinario.
Oshichi nació en hinoe-uma, el año del caballo de fuego, y se dice que las mujeres nacidas
bajo ese signo del zodiaco son testarudas, lo cual no es ninguna excentricidad, sino sólo
superstición, o mejor dicho, mero prejuicio.
Porque todos por igual tienen esos sentimientos.
Es una fortuna que podría aplicarse a cualquiera.
Pero—en este caso, el término hinoe-uma parecía tener un significado especial.
Bueno, sabía que no tenía sentido.
Uma.
Caballo.
Senjougahara-san se avergonzó de que “trauma” sonara como un juego de palabras, pero los
juegos de palabras parecían constituir la mitad de la base de muchos cuentos sobre una
excentricidad. Desde luego, era cierto para el hinoe-uma, del que contaban que los caballos se
volvían locos cuando veían fuego.
Tigre y caballo, tora y uma—trauma.
Heridas psíquicas.
“Se me ocurren muchas posibilidades—aún no he llegado a una conclusión.”
Sin embargo, sentí que había una en el horizonte.
La cuestión era si podría afrontarla—aunque fuera una exageración, por ejemplo, la sugerencia
de que el apartamento de Senjougahara-san y la casa de Araragi-kun pudieran arder era
suficiente para inquietarme.
Sí.
Ya era hora de que resolviera esto.
Este cuento sobre incendios—este cuento sobre mí.
“… Um, perdonen la intromisión.”
La casa de Araragi-kun estaba lo suficientemente lejos de los (restos de la) residencia
Hanekawa como para poder tomar un autobús, pero acabé volviendo a pie en lugar de utilizar
el transporte público.
Pude entrar sin usar el intercomunicador porque me habían dado una llave de repuesto (qué
confianza tienen), pero aun así me sentí nerviosa. Podían decirme que me sintiera como en
casa, pero no podía hacerlo.
No entendía muy bien que querían decir—¿sentirme como en casa?
No sabía lo que era estar en casa.
Así es.
No lo sabía a nivel personal.
Por supuesto, no debería volver a la casa de Araragi-kun si todos los lugares en los que dormía
iban a arder en llamas, pero entonces, también era demasiado tarde ahora que había pasado
una noche allí, en cuyo caso no había problema en volver— había establecido una extraña
clase de lógica para mí.
… Aun así.
Mi corazón era tan pobre que necesitaba una razón lógica sólo para volver a mi cama a pasar
la noche—y eso me daba un poco de ganas de morir.
“Bienvenida, Tsubasa-chan. Llegas tarde, ¿a dónde has ido?”
Karen-chan salió de la sala para saludarme mientras me quitaba los zapatos. Me había dado la
bienvenida, pero no podía anunciar que estaba en casa.
“Estuve un rato en un parque de la zona. Sólo pasaba por allí.”
“Hm.”
“¿Han oído algo de Araragi-kun?”
“No, no lo hemos hecho. ¿Qué tan pródigo cree mi hermano que puede ser? Le voy a dar una
patada en el culo cuando vuelva. Tan fuerte como pueda.” Amenazó Karen-chan,
mostrándome una patada real.
Una doble patada de salto demasiado bonita.
Aunque consiguiera llegar a casa sano y salvo después de resolver el caso en el que se
encontraba, Araragi-kun se enfrentaría a algún que otro apuro.
No, no debería hablar de ello como si fuera un problema ajeno. No.
Me dieron muchas ganas de resolver mi propio problema—para también poder regañarlo a él.
Quería ser un predicamento para que volviera.
“Como sea, deja de hacerle caso a ese olvidable hermano mío. Te estaba esperando, Tsubasachan. Incluso se podría decir que estaba al límite esperándote. ¿O tal vez que estaba en
ascuas?”
“No hay mucha diferencia entre esas dos frases.”
“Tsukihi-chan también está en casa, así que vamos a jugar una partida o algo así. Ya tenemos
las cartas preparadas en la mesa del salón.”
“¿Cartas?”
Así que no se refería a un videojuego.
Me sorprendió un poco.
“Oh, lo siento, Karen-chan. Hay algo en lo que quería pensar en la habitación de Araragikun—.”
“¡Vamos, está bien!”
Cuando intenté rechazar la invitación de Karen-chan, me tomó del brazo y empezó a llevarme
al salón.
“P-Pero en verdad—.”
“Dicen que es mejor que la gente no piense en las cosas, ya sabes.”
“¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de lógica es esa?!”
“Lógica, ¿en serio? Esas cosas hacen que te duela la cabeza. Sé que dicen que el hombre es
una caña pensante, pero ¿quién decidió que es malo ser una caña irreflexiva?”
“¡Qué opinión tan atrevida!”
Pero, ¿no era una caña irreflexiva una simple caña?
¡¿Estaba bien con ser una simple caña?!
“Vamos, date prisa. Será mejor que no creas que puedes oponerme resistencia.”
“H-Hey. Bien, bien, sólo déjame quitarme esto, ¡necesito quitarme los zapatos! Lo haré, ¿de
acuerdo? Jugaré a las cartas contigo.”
“¡Hurra!”
Karen-chan levantó los dos brazos.
Era una chica tan inocente.
Realmente no tenía tiempo para estar disfrutando de los juegos de cartas cuando tenía algo que
no sólo quería, sino que necesitaba pensar—así que por muy contundente que fuera su
invitación, quizás debería haberla rechazado diciendo que no tenía tiempo.
Pero no lo hice porque también sabía muy bien lo inútil que era pensar en esto a solas—no
para estar de acuerdo con la opinión de Karen-chan sobre que no hay nada malo en una caña
irreflexiva, por supuesto.
No quería ser una simple caña.
Sin embargo—estaba igual de poco dispuesta a ser un yo pensante o un yo irreflexivo.
Podría pensar.
Podía pensar y pensar, y no importaba lo que llegara a comprender, si esa comprensión me
resultaba incómoda, simplemente miraba hacia otro lado, lo sacaba de mi mente, lo olvidaba,
y tal vez, en última instancia, era incapaz de pensar en ello.
Así que podría decirse que lo que Senjougahara-san había hecho por mí antes—captando pistas
en el contexto de un intercambio, un diálogo—era la forma inteligente.
Aunque mi mejor juicio me decía que no debía involucrar a Karen-chan y Tsukihi-chan,
estudiantes de escuela media, en esto, ya me estaba entrometiendo en sus vidas. Ponerme
excesivamente ceremoniosa con ellas sólo sería contraproducente—y, sobre todo, ¿quién
mejor para hablar del fuego que estas chicas?
Después de todo, eran las Fire Sisters de la Segunda Escuela Media Tsuganoki. Un dúo cuyos
nombres contienen el carácter de fuego.
059
“¿Fuego? ¿En qué pienso cuando oigo esa palabra? ¿No es evidente? En el corazón ardiente
que reside en mi pecho.” Respondió Karen-chan a mi pregunta con una mirada un tanto
apresurada. La seguridad en su voz me hizo pensar que ya la había respondido muchas veces.
Fue más rápida de lo que podría haber imaginado.
Fue como si ella hubiera respondido antes de que yo preguntara.
“Así que la versión corta sería la pasión.” Dijo.
“Huh…”
Había oído que íbamos a jugar a las cartas y esperaba que fuera al póquer, o al blackjack, o a
los sietes, o a algún otro juego por el estilo, pero para mi sorpresa, Tsukihi-chan propuso que
todas construyéramos nuestro propio castillo de naipes.
Las reglas eran que compartiríamos diez mazos y que ganaría quien construyera el castillo
más alto más rápidamente.
Lo siento, pero eso no es divertido.
Era como jugar con bloques de construcción, sólo que sin la mayor parte de la creatividad.
Por lo menos, no parecía algo para hacer en grupo… pero tal vez eso es lo que se llama una
brecha generacional hablando.
Sin embargo, era un momento y un lugar designados para que las tres jugáramos a las cartas.
No podía llamar por teléfono, y construía triángulos con las cartas mientras les hacía a las
hermanas preguntas disfrazadas de charla.
“En ese caso, ¿en qué piensas cuando oyes la palabra ‘llamas’?”
“Pasión ardiente que es aún más caliente.” Declaró Karen-chan. Ella realmente estaba segura
de esto. “Justicia. Para decirlo en una palabra, justicia.”
“Hmm. Ya veo.” Asentí vagamente con la cabeza, sin saber si era un contraste. Al menos, no
era una definición con la que pudiera estar de acuerdo dado mi actual estado mental.
“Entonces, ¿es por eso que ustedes dos se llaman las Fire Sisters?”
“¡Eso es!” Afirmó Karen. “¡Las Fire Sisters, o lo que es lo mismo, las hermanas de la justicia!”
“Si somos precisas en esto, ella está completamente equivocada.”
La afirmación de Karen-chan fue negada alegremente por Tsukihi-chan, que se sentó a su lado.
Lo negó con una sonrisa.
Qué despiadada.
“Nos llamamos las Fire Sisters porque ambas tenemos el carácter de ‘fuego’ en nuestros
nombres, eso es todo. Sin embargo, me siento mal por lo simple que es la razón. La gente nos
llama así desde que estábamos en la escuela primaria. Incluso antes de que empezáramos a
actuar en nombre de la justicia.”
“¿En serio?” Preguntó Karen-chan, inclinando la cabeza.
Su memoria parecía estar nublada.
Sabía que probablemente era así, pero suponía que era mejor que si se hubieran llamado como
el Dúo Valhalla.
“Por cierto, personalmente asocio palabras como ‘fuego’ y ‘llamas’ con el amor romántico.”
Dijo Tsukihi-chan.
“Amor.”
Sí, es cierto.
De hecho, la historia de Oshichi la tendera también hacía referencia al amor romántico, aunque
se desviaba un poco del tema—y también era habitual hablar del “amor ardiente” de alguien.
………
Entonces me distrajo de ese pensamiento lo increíblemente rápido que Tsukihi-chan estaba
construyendo su castillo de naipes. Era excepcional cuando se trataba de tareas que requerían
precisión.
Parecía que poseía unos poderes de concentración casualmente magníficos.
En realidad, había estado jugando sola a este juego de asociación de palabras basado en el
fuego durante todo el camino de vuelta al parque—pero mi meditación no había arrojado
ningún resultado importante o relevante.
Sólo daba con palabras que parecían no dar en el clavo, como “rojo”, “calor” o “civilización”.
Una sola persona sólo es capaz de idear tantos patrones, una falta de imaginación—no podía
ser por una razón tan genérica que me quedara con las manos vacías.
Probablemente estaba pensando de una forma que evitaba intencionadamente la palabra que
resultaría decisiva.
Mis pensamientos procedían de una manera que evitaba cualquier insinuación.
Así que en lugar de seguir deliberando por mi cuenta, había pasado a buscar una respuesta
mientras jugaba con Karen-chan y Tsukihi-chan, pero—.
“Amor romántico, ¿eh?”
Efectivamente, eso era algo que mi mente no habría asociado con el “fuego”—ni siquiera
mientras pensaba en la historia de Oshichi—, pero al igual que con la “justicia”, no estaba
dando en el clavo.
De alguna manera se sintió—fuera de lugar.
Tsukihi-chan me hizo un lindo gesto con la cabeza. “M-hm. Puede que no lo sepas, pero las
Fire Sisters no sólo actuamos en nombre de la justicia. También damos consejos románticos.”
“¿Lo hacen?”
Eso era, en efecto, algo que escuchaba por primera vez.
Araragi-kun siempre hacía hincapié en que eran “defensoras de la justicia”, así que había
asumido que ése era su principal campo de actividad. Ahora que lo pensaba, eran algo así
como las caras de nuestra escuela media femenina local (lo cual es realmente una hazaña
impresionante), y en realidad parecía tener más sentido que ese fuera su foco de atención.
“M-hm. Incluso le hemos dado consejos a Onii-chan sobre su vida amorosa.”
“¿Qué? ¿A Araragi-kun?”
Vaya, llego a eso.
Araragi-kun les pidió consejos románticos a sus hermanas pequeñas…
Eso fue espeluznante.
“Sí, supongo que sí. ¿Fue alrededor de mayo?” Dijo Karen-chan, buscando en sus recuerdos.
“Quiero decir que nos preguntó algo ingenuo como qué significaba estar enamorado.”
“Huh… Entonces, ¿supongo que eso significa que acudió a ustedes dos para pedir consejo
sobre Senjougahara-san?”
Dejando de lado la fiabilidad de la memoria de Karen-chan, eso es lo que tuvo que ser si fue
en mayo.
Esos dos decidieron salir el Día de la Madre en el parque que acababa de visitar—aunque, en
ese momento, había pensado erróneamente que salían desde antes.
… ¿Hm?
¿Qué era esa sensación tan poco natural?
Como si hubiera olvidado algo—o más bien, una sensación fácil, como si mis pensamientos
se hubieran apagado a la fuerza y hubiera saltado directamente a la conclusión más
conveniente que pudiera encontrar.
¿Había—vuelto a mirar hacia otro lado?
“Hmm, me pregunto. Fue hace tiempo, y he olvidado de qué estaba hablando. Ni siquiera
recuerdo lo que le dijimos.” Dijo Tsukihi-chan secamente.
Pero su tono también hizo que pareciera que estaba pasando por alto algo.
De hecho, a diferencia de Karen-chan, Tsukihi-chan parecía de algún modo desconfiar de mi
línea de interrogación—o estar desconcertada por ella.
Como si no pudiera conseguir una lectura.
Eso tenía sentido, por supuesto—si alguien que se había quedado sin hogar tras el incendio de
una casa empezaba a preguntar por lo que asociabas con la palabra “fuego”, no hacía falta ser
el estratega para encontrarlo poco natural.
“La ira también parece una palabra para ‘fuego’, pero eso conecta con lo que Karen-chan dijo
sobre la justicia. Para ella, la justicia es ira.”
“¡Eso es!” Karen-chan declaró con entusiasmo.
Con tanto ímpetu que su castillo de naipes se derrumbó (aunque sólo estaba hasta un segundo
piso).
Hablando de tirar tu progreso por el desagüe.
“En otras palabras, ¡la ira es igual a las llamas, y las llamas son igual a la justicia!”
“Supongo que en cualquier caso, se podría decir que Karen-chan y yo estamos pensando en
emociones acaloradas.”
“Emociones acaloradas…”
Hmm.
Por otra parte, frases como “justicia congelada” y “fríos sentimientos de romance” casi se
sentían como si estuvieras hablando de una máquina de coser en una mesa de operaciones, así
que las palabras de Tsukihi-chan tenían al menos más sentido que las de Karen-chan—.
Pero, ¿había en mí alguna “emoción acalorada”?
Caliente… ardiente… calor… no.
De alguna manera se sintió fuera de lugar.
“En realidad, espera, Tsukihi-chan. ¿Qué quieres decir? Si algo es igual a la justicia, son las
emociones acaloradas.” Se aferró Karen-chan al comentario de su hermana.
La hermana mayor parecía tener el mayor apego de las dos a la justicia—entendí que era
Tsukihi-chan, la hermana menor, la que normalmente se apasionaba más por su trabajo, pero
a mí me parecía que se limitaba a seguir lo que hacía Karen-chan.
Sin embargo, era un acuerdo fácil de entender, la hermana mayor influyendo en su hermana
pequeña—pero al no tener hermanos, también me resultaba difícil entender esa relación fácil
de entender.
“Mm, sí, tienes razón.” Y posiblemente por esta razón, Tsukihi-chan secundó a su hermana
antes de continuar: “Aun así, Karen-chan, tus sentimientos por Mizudori-kun no son justicia,
pero siguen siendo acalorados, ¿no?”
“Hmm. Supongo. Lo siento, me equivoqué.”
Karen-chan se disculpó.
Qué anormalmente sencillo.
Era tan amable que podía entender la preocupación de Araragi-kun—por supuesto que alguien
como ella se dejase engañar a voluntad por alguien como Kaiki-san.
Espera, ¿pero quién era Mizudori-kun?
“El novio de Karen-chan.” Respondió Tsukihi-chan abiertamente cuando le pregunté. “Por
cierto, mi novio se llama Rosokuzawa-kun.”
“¿Eh? ¿Qué? ¿Las dos tienen novio?” Bueno, eso era algo que escuchaba por primera vez.
Estaba genuinamente sorprendida. “Araragi-kun nunca me lo dijo.”
“Oh, sí. Eso es porque le gusta actuar como si no existieran.” Dijo Karen-chan.
Ah. Conciso y fácil de entender.
Demasiado fácil, de hecho.
Si querías decir que era algo que Araragi-kun haría, lo era—porque al fin y al cabo, adoraba a
sus hermanitas.
Podía sentirlo en cada palabra que decía sobre ellas, y también estaba su rabia explosiva
cuando Kaiki-san engañó a Karen-chan.
De verdad, qué hermano mayor tan loable.
“Así que, por curiosidad. ¿Cómo son ellos?”
Aunque no parecía que indagar en el tema fuera a ayudarme con mi problema actual, pregunté
de todos modos, simplemente interesada en los novios de las Fire Sisters.
Pero luego vinieron sus respuestas.
“Ese tipo es como Nii-chan.”
“Alguien parecido a Onii-chan.”
Me arrepiento de haber preguntado.
Estas hermanas…
Sin embargo, si lo que decían era cierto, tal vez no podía culpar a Araragi-kun por querer fingir
que no existían—le atormentaría su odio hacia la gente que era como él.
Lo mismo debía ocurrir con su escasa visión de las actividades de las Fire Sisters, e incluso
podría llamarse odio a sí mismo.
Sí.
Luchó mientras estaba perdido, mientras sentía arrepentimiento.
“No sé qué hacer con él.” Karen-chan sacudió la cabeza como si realmente no supiera qué
hacer. “Quiero conseguir su sello de aprobación de alguna manera, pero ni siquiera quiere
conocer a Mizudori-kun o Rosokuzawa-kun. Puede ser tan lamentable cuando se trata de ese
tipo de cosas.”
“Tienes razón. Pero luego tiene el descaro de presentarnos a Senjougahara-san. ¡El descaro!”
“Ajaja. Pero es bonito.” Me sentí mal, pero Karen-chan y Tsukihi-chan, sentadas allí con cara
de legítima preocupación, eran un poco divertidas. Incluso me olvidé de la situación en la que
me encontraba y me reí. “A fin de cuentas, es que Araragi-kun siente que le han quitado a sus
dos lindas hermanitas, y eso le hace envidiar a esos chicos, ¿no? Como si ardiera por dentro,
de celos—.”
Gulp.
Mis propias palabras—me hicieron tragar saliva en estado de shock.
Ardiendo—¿de celos?
¿Ardiendo?
Envidia.
Ah, sí.
Esa era otra—otra palabra clave tan claramente relacionada con el fuego que debería haber
sido una de las primeras cosas que te vinieran a la mente.
Ardiendo—de envidia.
Aunque Araragi-kun lo hiciera en broma, el hecho de que los novios de sus hermanas no
existieran para él equivalía a mirar de reojo la verdad—al igual que hago yo.
Era la única forma en que éramos iguales.
Mirando hacia otro lado.
Alejándose de la realidad.
Y la causa fue una de las emociones humanas más poderosas, uno de los siete pecados
capitales, a saber—la envidia.
Emociones acaloradas—envidia consumidora.
Así que estaba ardiendo—de celos.
Mis manos, temblorosas por la verdad que se me presentaba de forma tan abrupta que no tuve
tiempo de apartarme, hicieron que mi nuevo castillo de naipes se derrumbara.
060
Estoy segura de que no hay una sola persona en la sociedad actual que no haya pensado en lo
genial que sería que el cerebro humano funcionara como un disco duro.
Cuando digo eso, me refiero a la capacidad de borrar inmediatamente cualquier recuerdo
(registro) que queramos olvidar como si nunca hubiera sucedido, de sobrescribir cualquier
elemento de la realidad del que queramos apartar la vista y de no tener que derrumbarse nunca
tras recordar repentinamente nuestros traumas y miedos—¿qué maravilloso sería tener un
cerebro así?
Y sea como sea, esa maravilla parecía ser mía.
Cortar un recuerdo, de la mente.
Por poner el ejemplo más reciente, mi conversación matutina con Episode-kun de camino a la
escuela fue una buena ilustración—yo, siendo yo, a mi manera recordé lo ocurrido en las
vacaciones de primavera y sentí que le hablaba con miedo, pero cualquier observador habría
visto mis acciones como algo totalmente extraño.
Estaba teniendo una agradable charla con alguien que había intentado matarme.
¿Qué tan anormal puede ser?
¿Simplemente me sorprendió lo normal que era la conversación que estábamos teniendo? No,
podría ser una cosa si fuéramos personajes de un manga o un drama—pero ¿cómo podría hacer
algo tan espantosamente excéntrico como ser humano real?
Había algo claramente anormal en él.
La única persona que no se dio cuenta fue la que lo hizo.
Así que—lo había olvidado.
Aunque, naturalmente, había olvidado el momento en que mis órganos salieron despedidos
(creía que el shock había hecho desaparecer esos recuerdos, pero no era así)—también había
olvidado el miedo, el terror que debí sentir por él.
Mi cuerpo lo recordó.
Pero mi mente lo había olvidado.
No, me atrevería a decir que hasta mi cuerpo lo había olvidado.
Por eso pude seguir con una vida sana incluso después de lo que me pasó—no viví cada día
atormentada por el arrepentimiento como Araragi-kun.
No sabía cuándo había empezado.
No sabía cuándo aprendí a actuar como una especie de computador.
Sin embargo, a juzgar por mi estado actual, fue antes de convertirme en Hanekawa Tsubasa—
sólo tenía sentido si podía hacerlo inconscientemente incluso antes de tener la edad suficiente
para ser yo misma.
No tenía ni idea de por qué era capaz de adquirir esta habilidad supremamente conveniente
que avergonzaba a una excentricidad, esta cosa que podría llamarse una especie de habilidad.
Tuve la sensación—de que el recuerdo de lo que sea que lo causó fue lo primero que corté de
mí misma.
Así que entonces—yo había sido una especie de excentricidad antes de mi encuentro con la
excentricidad conocida como el Gato Afligido. Más que nadie, estuve cerca de ser un
monstruo, y por fin empecé a sentir el peso de la observación de Oshino-san de que las
excentricidades no son más que desencadenantes.
No, tal vez no había ningún Gato Afligido en absoluto.
Tal vez Black Hanekawa—siempre estuvo dentro de mí.
Y, o posiblemente.
También, el Tigre Tirano.
Al igual que la forma en que el pasado siempre sigue nuestras vidas—por mucho que sintamos
que lo hemos olvidado, por mucho que finjamos que nunca ocurrió.
Tal vez nos persigue.
Tal vez nunca termine.
Oshino-san había puesto el listón en los veinte años, pero incluso eso me parecía poco fiable—
al menos, mientras yo lo quisiera así.
Mientras siga siendo yo.
Para siempre—.
Tal vez podría seguir siendo yo para siempre.
Al igual que Sherlock Holmes se vio obligado a salir a escena después de retirarse, ni siquiera
se le permitió morir—siempre continuando.
Tal vez seguiría así.
Probablemente lo haría.
… Pero esto era todo.
Iba a terminar.
Tenía que acabar con ello—estaba al límite.
En todo caso, haber podido hacerlo durante todo este tiempo, quince años, tal vez dieciocho,
era extraño.
Engañándome a mí misma para poder seguir.
Lo verdaderamente extraño era ser capaz de hacer funcionar algo tan absurdo durante todo
este tiempo—el único punto final posible era la quiebra.
No podía seguir empapelando el asunto.
No había llegado a un límite—esto era un término.
Seguí trabajando en hacer un castillo de naipes con las hermanas Araragi-kun (Tsukihi-chan
fue la ganadora hasta el final. Yo llegaba muy lejos pero nunca podía terminar mi torre. Así
que, Hanekawa-san, hay cosas que no puedes hacer, comentó Tsukihi-chan), cené con los
padres de Araragi-kun, después de que volvieran del trabajo, y me encerré en la habitación del
segundo piso de Araragi-kun, sola.
Sólo era el segundo día, pero ya me sentía extrañamente acostumbrada a la habitación. Debía
ser porque era de Araragi-kun.
Así que primero, en un alarde de mala educación, me derrumbé en la cama con el uniforme
puesto y enterré la cara en una almohada.
“Uf…” Deje salir una voz aletargada.
No estaba—agotada.
En todo caso, me sentía al límite.
“Es posible que no podamos volver a encontrarnos—Araragi-kun.”
Pero no había nada que pudiera hacer al respecto.
Porque si mi razonamiento era correcto—y lo era—el Tigre Tirano se presentó en esta ciudad
precisamente porque Araragi-kun estaba ausente.
Seguí dando vueltas en la cama durante otros cinco minutos más o menos.
No por ninguna razón. Había una razón.
En términos animales, esto era un comportamiento de marcaje—yo dejando rastros de mí
misma en la cama de Araragi-kun.
Las huellas que no quería dejar en la residencia Hanekawa.
Intentaba dejarlas aquí—en la habitación de Araragi-kun.
Conociéndolo, se daría cuenta.
Aunque no volviéramos a vernos, una pequeña parte de él probablemente me recordaría cada
vez que durmiera en esta cama.
Y me contentaría con eso.
Estaría satisfecha. Autosatisfecha.
Si mi razonamiento era correcto, y si todo lo que iba a hacer salía bien—entonces no, no creía
que pudiera volver a encontrarme con Araragi-kun.
Si volvía sano y salvo y yo era capaz de estar allí, esperando su regreso—esa yo ya no sería la
que él conocía.
Episode-kun había dicho que la yo actual y la yo de las vacaciones de primavera parecían
personas diferentes, y esto sería aún más dramático—Araragi-kun conocería a un yo que era
prácticamente una persona diferente.
Porque enfrentándome a mi pasado.
Porque derrotar a este tigre—significaba eso.
“De acuerdo. Es suficiente.”
Al final, no estaba segura de sí estaba dejando mi olor u oliendo el de Araragi-kun, pero
finalmente decidí hacer mi movimiento alrededor de las siete y media.
“Uh oh. Tengo que darme un poco de prisa.”
Había rodado demasiado.
Claro que, como la residencia Hanekawa se había quemado por la tarde, no parecía haber
muchas pruebas de que el tigre fuera nocturno como el gato—pero seguía siendo un punto de
referencia.
Empecé quitándome el uniforme y poniéndolo en perchas.
Después, rebuscando en una maleta de ropa para encontrar alguna prenda informal de Araragikun en la que pareciera relativamente fácil moverse, me la puse.
El pijama era una cosa, pero tenía algunos reparos en tomar prestada la ropa normal sin
permiso. Sin embargo, Araragi-kun era el que siempre quería verme con algo más que el
uniforme de la escuela, así que esperaba que esto fuera, de hecho, un sueño hecho realidad.
Incluso se me pasó por la cabeza una idea traviesa, y consideré la posibilidad de hacerme una
foto y enviársela a Araragi-kun—aunque todavía no tenía ni idea de en qué situación se
encontraba.
Podría molestarle, así que decidí no contactar con él—pero cuando lo pensé, era una excusa
conveniente. Yo actuando como si fuera una persona sensata. Habría intentado
inmediatamente ponerme en contacto con él como Senjougahara-san si estuviera realmente
preocupada—¿no era eso lo más humano?
En ese caso, no tendría vergüenza. Le enviaría una foto para animarle. Sentía que aún podía
animarle.
Saqué mi teléfono móvil del bolsillo de mi uniforme, ahora colgado, y extendí el brazo para
hacerme una foto. Soy una chica de instituto, así que llevaba bastante tiempo usando el móvil,
pero era la primera vez que me hacía un selfi.
Me equivoqué un par de veces, pero rápidamente le agarré el hilo y, si se me permite decirlo,
conseguí hacer una foto bastante buena. Adjunté la imagen a un correo electrónico y se la
envié a Araragi-kun sin añadir ni una palabra de texto—y luego apagué el teléfono.
La siguiente vez que lo encendiera.
Ya no sería de este mundo.
Así que estaba más cerca del acoso que de una broma inocente.
Fue como si le hubiera enviado un retrato fúnebre.
Era como un acoso por parte de una chica a la que siempre habían llamado estudiante modelo.
Una cosa horrible, si lo digo yo.
Ahora no había nada en mi corazón que lamentara no haber hecho.
No había nada de mi corazón que lamentara no haber dejado atrás.
Con el corazón aligerado—pude empezar a prepararme.
Saqué un cuaderno y un lápiz de mi bolsa, me senté en la silla y me puse frente a la mesa de
estudio de Araragi-kun. Sin embargo, no estaba repasando mis lecciones del día ni
preparándome para mañana.
Sí, iba a escribir una carta.
Una carta adecuada.
Al principio no sabía cómo empezar, pero luego me di cuenta de que no tenía sentido ser
torpemente formal. Así que empecé con una frase inicial normal:
“Querida Black Hanekawa-san”
Tal vez no era algo que realmente necesitaba hacer.
Tal vez estaba perdiendo el tiempo.
Porque mientras yo no tenía recuerdos como Black Hanekawa—Black Hanekawa tendría
recuerdos como yo.
Aun así, quería expresar lo que sentía, y quería hacerlo como yo, hablándole al yo ahora
independiente que no era yo, a ella.
En mi lugar, ella había asumido la carga de cada parte oscura de mí, cada parte negra de mí, y
quería transmitirle—mis sentimientos de gratitud y mi última petición.
Entonces.
061
—Querida Black Hanekawa-san, es un placer conocerte.
Bueno, supongo que es algo extraño de decir. Pero esta es Hanekawa Tsubasa.
Permíteme empezar dándote las gracias.
Gracias por todo el trabajo agotador que hiciste en mi lugar, tanto durante la Semana Dorada
como antes del Festival Cultural. Imagino que esta vez también te he obligado a pasar muchas
penurias.
Siento mucho haberte causado nada más que problemas.
Ahora por fin he empezado a darme cuenta de cómo pudo ser mi ego el que te enterrara cuando
estabas allí en la calle aquel día, atropellada. Mis acciones de aquel día me hicieron cargar con
una responsabilidad hacia ti que dudo que sea capaz de pagar por completo.
Tal vez sea ese el tipo de cosas a las que Oshino-san se refería realmente con esa frase que
tanto utilizaba, “las personas solo se salvan a sí mismas”. Porque si no te planteas si estás
preparado para asumir las conexiones, u honestamente, las responsabilidades que surgen, vas
a tener que pasar el resto de tu vida dependiendo nada más que de una medida provisional tras
otra.
Al igual que Shinobu-chan estaba atada a Araragi-kun porque la salvó, yo te he encadenado a
ti, como Black Hanekawa, a mí.
Y además, apenas dejé que el hecho me molestara, a diferencia de Araragi-kun. Vivía una vida
despreocupada y tranquila.
¿Qué tan pecador puede ser uno?
Así que no estoy en condiciones de pedírtelo, pero temo que pueda acabar perjudicando a una
amiga muy importante si no hago algo.
No tengo más remedio que confiar en ti.
No tengo a nadie más en quien confiar.
Así que voy a decírselo a alguien por primera vez en mi vida—sálvame.
Por favor, sálvame.
No volveré a molestarte, y me aseguraré de que nunca estés sola.
Por favor, te lo ruego.
Sé que probablemente tengas que hacer lo que digo para protegerme, y que decir esto puede
no cambiar nada, pero es una petición sincera.
Voy a escribir algunas cosas que sé sobre esta situación, por si pueden ser de ayuda. Sé que
compartes mis recuerdos, pero parece que esta vez te has desvinculado completamente de mí
(también tengo una idea de por qué, que explicaré más adelante), así que creo que te será más
fácil entender esto si lo lees en una carta. A diferencia de tu memoria, la mía está llena de
agujeros, así que aunque no puedo estar segura de nada, probablemente esto sea la verdad.
No lo sé todo, sólo sé lo que sé.
He utilizado esas palabras con Araragi-kun como una especie de excusa, pero permíteme que
también te las diga a ti. Voy a decirte todo lo que sé.
Así que en primer lugar, y aunque creo que esto no hace falta decirlo porque es algo que tú,
como excentricidad, sabes bastante bien sin que te lo digan, la verdadera identidad de ese
gigantesco tigre, el Tigre Tirano, es que es una nueva raza de excentricidad nacida de mi
corazón, igual que tú.
O, para ser más precisos, un nuevo tipo de excentricidad que mi corazón desató.
Esto lo puedo afirmar como un hecho.
Pero un punto importante de diferencia entre las dos es que mientras tú te basas en una antigua
excentricidad conocida como el Gato Afligido, el Tigre Tirano no tiene ninguna base, nada a
lo que su espíritu esté ligado.
Si tuviera que decir que se basa en algo, es en ti.
El Tigre Tirano es un tigre porque tú eres un gato.
Una criatura más primordial.
Un organismo más primigenio, una bestia más feroz, y por eso después de ti, un gato, se me
ocurrió un tigre.
¿Supongo que se le puede llamar sucesor?
Debería haberme dado cuenta antes, pero creo que en estos últimos meses me había
acostumbrado demasiado a las excentricidades, incluida tú.
El conocimiento de las excentricidades le atrae a uno a las excentricidades.
Eso es algo que dijo Oshino-san.
Al igual que Araragi-kun se familiarizó con el uso de su propia inmortalidad desde las
vacaciones de primavera, yo debo haberme acostumbrado a arrancar trozos sueltos de mi
propio corazón como una excentricidad desde la Semana Dorada.
Como alguien que empieza a ponerse lentillas o algo así—podemos acostumbrarnos a
cualquier cosa.
Y el resultado de toda mi competencia.
Es el Tigre Tirano.
Creo que las diferencias entre tu personalidad durante la Semana Dorada, tu personalidad antes
del Festival Cultural y tu personalidad actual no son rasgos individuales sino una
manifestación de esta competencia.
El hecho de que sólo aparezcas cuando me voy a dormir, que reduzcas mi nivel de estrés
mientras duermo y que vuelvas a convertirte en mí cuando me despierto sin necesidad de que
Oshino-san, Araragi-kun o Shinobu-chan “se ocupen de ti” te convierte en una excentricidad
demasiado conveniente, en una bendición demasiado grande.
Por otra parte, claro que es así.
Porque eres una excentricidad traída por mí para mi propio bien.
Vas a ser conveniente.
Naturalmente, y aunque también ya te habrás dado cuenta, aunque me equivoqué al principio,
creo que estás aquí, creo que me negué a aprender la lección y te convoqué de nuevo para
poder hacer algo más que aliviar el estrés de esa casa que se quemó. Sí, tuvo que ser gracias a
ti que Kanbaru-san me viera y pensara que no me sentía decaída como ella creía que estaría—
pero todo eso es incidental.
El incendio en sí no tuvo nada que ver—el origen del incendio fue la causa.
Siento tener que decir esto como si no me implicara, pero esto es algo que ocurrió
inconscientemente, o en realidad no tengo ningún recuerdo de ello, pero creo que debí confiar
en ti como forma de luchar contra el Tigre Tirano que vi aquel día.
Al igual que siempre he confiado en ti, incluso mucho antes de que mi vida se viera afectada
por el Gato Afligido.
Y volví a confiar en ti.
Sé que la medicina moderna tiene una opinión negativa sobre la condición popularmente
conocida como doble personalidad, más técnicamente conocida como trastorno de identidad
disociativo, y yo tampoco soy partidaria de ella. Pero aunque la expresión no sea correcta,
tendría que ser la forma más comprensible de expresar quién soy.
Una vez Araragi-kun me dijo que yo daba miedo.
Una vez Oshino-san me dijo que era espeluznante la forma en que actuaba como una santa.
Pero para decirte lo que sentí sinceramente cuando los oí decir esas cosas, fue que no tenía ni
idea de lo que querían decir.
Sentí que en ningún momento fui menos que mi yo natural.
Araragi-kun diría que me estaba forzando a ser una chica normal, que intentaba ser demasiado
ética. Y sí, esa línea de razonamiento debía estar bastante cerca de la verdad, pero no servía
como razón para que yo fuera capaz de hacer algo tan escandaloso.
No es algo que se pueda hacer por voluntad propia.
Entonces, ¿por qué fui capaz de hacerlo?
Es muy sencillo.
Porque desde que era una niña había mirado hacia otro lado ante cualquier realidad incómoda,
soltando constantemente pedazos de mi corazón.
Anteayer, Senjougahara-san describió esto como “torpe cuando se trata de la oscuridad”, y
tenía toda la razón. De hecho, no miro la oscuridad en absoluto.
He apartado mis ojos de la malicia y la desgracia.
No como una especie de autodefensa. En todo caso, creo que fue un autosacrificio: corté las
partes de mí que me resultaban incómodas para seguir siendo yo.
Como que no era capaz de ver esa casa desde el aula.
Si alguna vez había algo que no me gustaba, decía que no tenía nada que ver conmigo y lo
cortaba. No importaba qué cosas horribles me sucedieran, decía que no tenían nada que ver
conmigo y las cortaba.
Así que no había forma de que mi personalidad se torciera.
No había forma de que me doblaran.
Ni siquiera podía dejar de ser ingenua sobre el mundo.
Ese tipo de retorcimiento es algo que cualquier humano necesita para vivir, y yo me lo he
saltado todo.
Por supuesto que sentirías miedo, por supuesto que te asustarías.
Sé que había rebatido a Araragi-kun diciendo que se pasaba de la raya cuando hablaba de
milagros—pero la forma en que estoy es el resultado de algo más atroz y sangriento que
cualquier milagro.
Entiendo que el paso más difícil del proceso de asesoramiento para los niños que nunca fueron
amados por sus padres, es decir, los niños que crecieron abusados, es conseguir que
reconozcan que han sufrido abusos.
Qué terriblemente han sido tiranizados.
No es poca cosa aceptar que no te quieren tus padres.
En la mayoría de los casos, los niños actúan como si el propio abuso “nunca hubiera ocurrido”.
Esto se manifiesta de muchas maneras, ya sea una interpretación retorcida de los hechos o
fingiendo que no ocurrió en absoluto, pero una cosa que todos estos métodos tienen en común
es que miran de reojo a la realidad.
Así que déjame admitirlo ahora.
Crecí siendo abusada por mis padres.
Todos los padres que he tenido me han tratado de forma abusiva.
Nunca he sido amada.
Nunca he sido amada ni por un momento.
Pero nunca lo reconocí.
Ignoré mi dolor, diciéndome que este tipo de cosas deben ocurrir en todos los hogares en un
grado u otro. Podían golpearme en la cara, pero nunca pensé que eso fuera un abuso. No podía
pensar que lo fuera. Antes de darme cuenta, solté ese estrés en forma de gato y fingí que nunca
había ocurrido.
Por supuesto, si quieres hablar de lo que es realmente el abuso, es algo muy fácil de entender
y también muy duro.
El maltrato puede adoptar otras formas además de la violencia. Como ejemplo extremo—no,
incluso esto sigue estando dentro de los límites de la opinión general—el abuso puede existir
en la forma de malcriar a un niño.
Abuso que se llama educación. Abuso que se llama disciplina.
Abuso que se llama crianza. Abuso que se llama relación padre-hijo.
En última instancia, se puede defender la opinión de que el abuso es cualquier cosa que un
padre hace a un niño, y tal vez deberíamos escuchar ese caso en lugar de rechazarlo de plano.
Algunas partes pueden tener mérito, dependiendo de la forma en que se haga. No
argumentarías que no es abuso si la persona en cuestión está bien con lo que le ocurre—así
que aunque es una conclusión vaga, simplemente hay que juzgar cada caso en su conjunto.
Por eso puedo hacer esta afirmación.
Puedo mirar hacia otro lado y decir todo el día que no fui abusada.
No me han tiranizado.
No me han descuidado.
No tengo ese recuerdo.
Hicieron lo mínimo como padres—.
No, ni siquiera podrías argumentar eso de mala fe.
Sólo hicieron lo mínimo como padres.
Sólo hicieron lo peor que podían hacer.
Así es como debería haber pensado en ello.
Habían abusado de mí de la manera más atroz, al no quererme—seguro que tenían sus excusas.
Pero, ¿qué tienen que ver ese tipo de excusas con su hijo?
El amor de un padre por un hijo no es un deber que hay que cumplir, es un sentimiento, y no
deberías casarte ni tener hijos si no eres capaz de sentirlo.
Si nunca tuvieras que sentir dolor o conocer la tristeza, entonces estarías libre de estrés y
siempre rendirías bien, ya sea en la escuela o en el atletismo, ya sea en la ética o en la moral.
Si nunca tuvieras que sentir la presión de fracasar o la ansiedad por encontrar un destino
terrible, si pudieras ignorar todo el dolor, ya sea físico o mental, podrías ser perfecto en todos
los sentidos.
Esa es la verdad de Hanekawa Tsubasa, estudiante modelo.
La aburrida respuesta a por qué he sido yo.
Podría ignorar el sabor de la sordidez.
Qué injusta podría ser, ¿verdad? Estaba echando sobre los hombros de otra persona la
oscuridad y el sufrimiento con los que toda persona carga.
Apuesto a que Senjougahara-san se pondría furiosa si escuchara eso.
Cuando pienso en sus dos años de sufrimiento—cuando pienso en su lucha de dos años para,
de hecho, adquirir su dolor, y luego me miro a mí misma y la forma en que lo pongo todo en
ti, sin tener que conocer el sufrimiento, sin tener que sentir el dolor, sin tener que luchar.
“Frustrante” se queda corto.
Y aunque es muy interesante que la forma conocida como Black Hanekawa fuese creada por
una persona como yo al involucrarse con una excentricidad llamada Gato Afligido, las
excentricidades no son más que desencadenantes como dije antes.
Tú eres tú.
Por supuesto, esta tercera edición de ti es más poderosa que las dos anteriores, y parece que te
has desprendido de mí. Como dije antes, me estoy volviendo “mejor” en esto cuanto más lo
hago.
Cuando le pregunté a Tsukihi-chan cuál era el truco para hacer un castillo de naipes, me dijo:
“Este tipo de cosas son sólo cuestión de práctica. No se trata de la técnica, sino de las veces
que lo has intentado. Seguro que se te da bien si lo haces veinte veces”, y lo mismo para todo.
Así que debo haberte desacoplado de mi corazón mejor de lo que lo hice la primera y la
segunda vez.
Te convertí en tu propia personalidad.
Llámalo tontería si quieres, es una historia terrible.
No, es más terrible que una historia terrible.
Después de todo, como he estado diciendo, esta vez no eres lo único que he cortado de mi
corazón como una excentricidad independiente.
¿Debería decir que hay otra?
¿O debería decir que es una raza nueva?
Desaté al Tigre Tirano antes de soltarte.
Si tú eres un avatar de mi estrés—entonces el Tigre Tirano es un avatar de mi envidia.
De la misma manera que no habría llegado a la idea de una nueva raza de excentricidad si no
hubiera hablado con ese empleado de la biblioteca, nunca habría llegado a esa palabra clave
si no hubiera hablado con Karen-chan y Tsukihi-chan. Pero ahora que lo he hecho, me parece
tan adecuado que se siente como la única palabra posible para ello.
Envidia.
Sin embargo, para ser honesta, realmente no tenía ninguna asociación con esta palabra,
envidia, hasta hace apenas dos días.
Ni siquiera tuve que cortarla.
Nunca había envidiado a nadie.
Porque era una estudiante asquerosamente buena y modélica, capaz de afrontar con ambición
cualquier problema sin sentir ningún tipo de estrés.
Nunca sentí que le envidiara a los demás.
En todo caso, lo que sí sentí fue algo así como insatisfacción: “¿Por qué no se esfuerzan todos
más?” o “Deberían hacer más”.
La sensación había sido suficiente para que Araragi-kun se enfadara conmigo, y ahora me doy
cuenta de lo ensimismada que estaba. A diferencia de mí, todos los demás tenían que luchar
contra su estrés mientras vivían sus vidas. Él no necesitaba eso de una tramposa como yo.
“Puedes hacer cualquier cosa si te esfuerzas lo suficiente.”
Había sido capaz de hacer cualquier cosa sin intentarlo, precisamente porque no lo estaba
intentando, y debía de estar apartando la vista incluso de los sentimientos de Araragi-kun
mientras le decía esas palabras.
Por eso nunca necesité tener nada que ver con la envidia.
No, no diría que la envidia y yo nos desconocíamos por completo, pero la cantidad de envidia
que había sentido, que se había acumulado en mí debía ser mucho menor que la de cualquier
persona normal.
La envidia total que había cortado de mi corazón era una cantidad mínima.
Pero cruzó un umbral de golpe hace tres días.
Ahora lo recuerdo.
Ese día, el primer día del nuevo semestre.
Como cualquier otro día, me despertó una aspiradora automática, me lavé la cara, me puse
presentable, me dirigí al comedor para desayunar, y lo que vi allí fueron las personas que
deberían llamarse mi padre y mi madre ya desayunando.
La vista me pareció normal, y me puse a hacer mi propia comida. Pero eso sólo quiere decir
que lo he borrado inmediatamente de mi memoria, que he reescrito mi memoria, porque lo he
visto, claro como el agua.
Él y ella estaban desayunando lo mismo.
Los tres vivíamos en la misma casa, pero por separado—así debía ser, pero por la razón que
fuera, uno de los dos había hecho el desayuno para los dos y estaban comiendo juntos.
Cuando lo recuerdo ahora—sí.
Aquella mañana elegí mis propios utensilios de cocina para preparar el desayuno—lo que
resultaba extraño.
Al fin y al cabo, no debería haber sido necesario que yo seleccionara ningún utensilio de cocina
porque fui la última persona en entrar en la cocina—los otros dos habrían utilizado los otros
dos juegos.
En otras palabras.
Significaba que uno de ellos había hecho comida para dos por el bien del otro—sólo podía
significar que estaban desayunando juntos.
Y dejándome fuera.
Eso es lo que me dio envidia.
Sentí una clara sensación de envidia.
Me doy cuenta de que esto es algo ridículo… Se trataba de dos padres que me maltrataban,
dos personas que vivían en la misma casa que yo pero que nunca podrían llamarse mi familia,
y te preguntarás por qué debería importarme lo que hicieran, si eso significaba comer juntos o
cualquier otra cosa.
Pero no se trata de lógica.
Y esta carencia de lógica también explica por qué empecé a sentir tanta aversión a la idea de
que pasáramos la noche en un hotel como medida de emergencia tras el incendio de la
residencia Hanekawa.
No quería estar aislada en una habitación estrecha.
Tal vez si fuéramos uno y uno y uno.
Pero no quería que fueran dos y uno.
No es que quisiera que fuéramos tres—no quería que fuéramos dos y uno.
No quería ver eso, aunque significara dormir al aire libre.
Quería mirar hacia otro lado.
Mi esperanza, tan amable, de que esos dos aprovecharan el incendio como una oportunidad
para empezar a reconciliarse no era más que la otra cara de estas emociones.
¿Prácticamente había algo malo en mí? No.
Había absolutamente algo malo en mí.
Daba miedo, era espeluznante—y era una tontería.
No era capaz de darme cuenta de mis propios sentimientos, y cuando lo hacía los dejaba
escapar, sólo deseaba que los dos se acercaran aún más y se reconciliaran, de hecho—no se
podía llamar a mi corazón el de un humano.
Habría que decir que es el de una excentricidad.
Mis verdaderos y honestos sentimientos fueron el resultado de mirar hacia el otro lado.
Yo era la razón por la que su relación se había enfriado, por supuesto, y como yo me iría de
Japón en medio año, no sería extraño que empezaran a tratarse de forma diferente. Se trataba
de una pareja que se había convertido en marido y mujer por la conexión que sentían que
existía entre ellos. O tal vez otro detonante, uno que no tiene que ver con ninguna
excentricidad, fue el tiempo que habían pasado juntos en el hospital durante la Semana Dorada.
En ese caso, sentía envidia de su relación a pesar de que todas las pruebas apuntaban a que yo
era la causante. No tenía sentido.
Así que, como dije, no era lógico.
Estaba pensando en lo mucho que deberían separarse.
Sin embargo, también esperaba que las brasas entre ellos se reavivaran.
Pero no quería ver a los dos llevándose bien.
Sea como fuere, estaba celosa de su reconciliación.
Envidiaba hasta el fondo de mi corazón que ahora intentaran volver a ser una familia después
de todo este tiempo.
Ardía de envidia.
Eso fue suficiente para que mi envidia cruzara un umbral y diera a luz al Tigre Tirano.
He dado a luz a un tigre al comienzo del nuevo semestre, igual que te di a luz a ti durante la
Semana Dorada.
Si esta vez he sido capaz de crear una nueva raza de excentricidad completamente original sin
depender de una base como la del Gato Afligido, este debe ser otro talento que sólo
perfeccionaré con la práctica. Se podría decir que me apegaba al dicho “La tiranía es más feroz
que cualquier tigre”, pero también siento que Senjougahara-san tenía algo de razón, y que
Gaen-san me llevó al nombre.
Y una cosa más sobre este tema. Mi opinión es que el Tigre Tirano nunca habría nacido si no
hubiera encontrado con Mayoi-chan de camino a la escuela aquel día.
El tigre nació porque mi conversación con Mayoi-chan me hizo saber que Araragi-kun estaba
en paradero desconocido, es decir, me hizo saber que no podría exorcizar al Tigre Tirano
como lo había hecho contigo durante tus dos últimas apariciones.
Araragi-kun debía estar actuando como freno de mi corazón. Me había emocionado más de lo
que pensaba al esperar verlo en clase ese primer día.
Fue un caso de terrible sincronización.
Pero sé con certeza que por eso apareció ese tigre justo después de ver a Mayoi-chan.
Al final, la responsabilidad es toda mía.
El Tigre Tirano es un animal monstruoso que tomó forma por lo frágil que es mi corazón.
Las llamas de la envidia que todo lo consumen.
Por supuesto, fue la envidia hacia mis padres lo que provocó que la residencia Hanekawa se
viera envuelta en llamas, y fue la envidia lo que provocó que la escuela de preparación
abandonada también ardiera.
Mis sentimientos hacia Kanbaru-san, la única persona a la que Araragi-kun había pedido
ayuda.
Entonces estaba enfadada con Araragi-kun—al menos, eso creía, pero en realidad creo que
sentía una intensa envidia por Kanbaru-san, del mismo modo que por Senjougahara-san.
Así es como debe ser.
Había aprendido de la emoción que era la envidia—y me venía muy bien.
Pero no debió pasar mucho tiempo antes de que me desprendiera de esa envidia y la transfiriera
al Tigre Tirano. Mi envidia ya tenía una ruta de escape conveniente.
Antes he descrito al Tigre Tirano como una excentricidad que es independiente, como tú, pero
decir que es autónoma podría ser una mejor denominación. Porque a diferencia de ti, que estás
atada a mi carne, el Tigre Tirano es capaz de moverse y actuar libremente.
Y como resultado.
La escuela abandonada, que tenía un lugar en nuestros corazones, se quemó.
La línea de razonamiento de Senjougahara-san que decía que cualquier edificio en el que
durmiera se incendiaría inmediatamente al final era errónea, pero el Tigre Tirano tiene lo que
podríamos llamar un rasgo único que hace que su teoría parezca una alternativa atractiva.
Porque, verás, ese tigre quema todo lo que envidio.
Tanto el apartamento de Senjougahara-san como la casa de Araragi-kun podrían arder
fácilmente en cualquier momento. No porque me quedara a dormir, sino porque les tenía
envidia. Vi el vínculo inquebrantable entre padre e hija en casa de los Senjougahara y obtuve
esa rara visión interna de la familia Araragi, construida sobre su sólida base de confianza. Ya
lo he olvidado, pero ¿cómo no iba a sentir envidia como alguien que nunca ha conocido el
hogar o la familia?
Me gustaría poder maldecirme hasta la muerte por la forma en la que he apartado la mirada de
esa envidia y la he forzado hacia el Tigre Tirano y he pensado con tanto optimismo en lo
estupendo que era sentirse incluida en una familia. Pero parece que mis maldiciones sólo
apuntan hacia afuera.
Si puedo decir que hay alguna gracia salvadora aquí, supongo que sería que los incendios del
Tigre Tirano se limitan a los edificios y que no es una excentricidad que queme a los humanos,
de forma similar a como actuaste durante la Semana Dorada. Parece que uno de mis valores
firmes es que no se debe matar a los humanos.
Lo digo porque creo que sé lo mucho que sufrió Araragi-kun durante las vacaciones de
primavera, atrapado entre vidas humanas y salvando vidas.
No, no es eso.
Lo estoy blanqueando cuando digo eso.
Ninguna parte de mí durante la Semana Dorada se molestaba en mirar a los demás, a las
víctimas, incluidos mis padres. No hacía nada más que mirar hacia otro lado y me esforzaba
desesperadamente por no hacer nada más que disipar mi estrés. La vida era secundaria (de
hecho, al final intenté matar a Araragi-kun), estaba centrada en mí misma y nada más.
Eso también vale para esta vez.
Lo que me da verdadera envidia, envidia de verdad, deben ser los lugares, no las personas.
Lugares para vivir.
Por eso se puede decir que mi objetivo son las viviendas y no cualquier edificio.
Lugares donde la gente vive con otros.
Quemé la residencia Hanekawa y la escuela de preparación abandonada porque era alguien
que ni siquiera tenía una habitación y dormía en el pasillo.
Yo creé ese tigre.
Quiero un lugar al que pertenezca, y me da envidia la gente que actúa como si fuera natural
para ellos tener ese tipo de lugares.
Por eso quemo casas por encima de los humanos.
Lo asumió todo, mis impulsos destructivos de querer que esa casa desapareciera sin más, mi
envidia que trascendía a los celos—y lo incendió todo.
Sentimientos encendidos.
Sí, he afirmado sin querer que tengo el mismo tipo de impulsos destructivos que los demás,
que deseaba que esa casa desapareciera sin más.
Pero, ¿el mismo tipo de sentimientos que todos los demás?
Ni siquiera había sabido lo que se siente—lo doloroso que es sentirse como los demás.
Había tomado ese insípido impulso destructivo que ya había sido cortado y desprendido de mí
misma para ser como me sentía—y me convencí de que era normal.
Era como si me sobreprotegiera a mí misma.
Era como si estuviera abusando de mí misma.
Sí, así es.
Yo misma he sido quien más ha abusado de mí.
Todo este tiempo me he estado matando.
Aunque creo que este autoanálisis es correcto, eso no quiere decir que no haya ningún riesgo
de que alguien se queme, como ocurrió durante la Semana Dorada.
Tanto la residencia Hanekawa como la escuela de preparación abandonada estaban vacías
cuando se incendiaron. Si hubiera habido alguien dentro, seguro que habría corrido la misma
suerte.
Si Araragi-kun o Kanbaru-san estaban en el edificio cuando lo atacó al Tigre Tirano…
La idea me produce un escalofrío.
Y este pensamiento aún podría hacerse realidad con el apartamento de Senjougahara-san o la
casa de Araragi-kun.
¿La relación entre Senjougahara-san y su padre?
¿La relación entre las hermanas Araragi y Araragi-kun?
No puedo decir que no esté celosa.
Es mentira que nunca haya conocido la envidia. He envidiado a todas las personas de las que
he tenido envidia.
Yo quería un padre así.
Quería que hermanas pequeñas como ellas me despertaran cada mañana.
Esos sentimientos—se convierten en llamas.
Creo que podemos decir que ha sido un gran acierto por mi parte no haberme quedado a dormir
en casa de amigos hasta ahora. Bueno, tal vez deberíamos llamar a eso otra cosa que estaba
evitando inconscientemente.
No.
Si el Tigre Tirano se volviera “mejor” en lo que hace—si prendiera fuego tras fuego y se
volviera competente, entonces olvídate de quedarme a dormir en una casa tras otra, todas las
casas del mundo podrían muy bien estallar en llamas.
Escuelas.
Bibliotecas.
Parques.
Podía visualizar fácilmente cómo se quemaban.
Así fue para mí.
Así de celosa estaba de los hogares cálidos.
Lo suficientemente celosa como para querer tomar ese calor y encenderlo todo hasta quemarlo.
Para serte sincera, no sé qué clase de valores tienes tú, es decir, la excentricidad conocida
como Black Hanekawa. Puede que compartamos recuerdos y conocimientos, puede que seas
capaz de enfrentarte incluso a las cosas a las que yo antes miraba de reojo, pero parece que
tenemos personalidades completamente diferentes. (¿De qué serviría tener una doble
personalidad si no fuera así?)
Así que tampoco estoy segura de lo que piensas sobre la presencia de este Tigre Tirano o sobre
mi línea de razonamiento. Tal vez pienses que las cosas están bien como están, y creo que eso
sería correcto desde el punto de vista de una excentricidad.
Tal vez me dirías que no hay nada de qué preocuparse porque, aunque el incendio provocado
puede ser un delito grave, este no es el tipo de cosa que puede ser juzgada por la ley.
Sí, es una opinión.
Y no voy a mentir, una parte de mí quiere consolarse con esas palabras.
Pero sólo quiero poner fin a esto.
Estaría desprendiendo un trozo de mi corazón cada vez que ocurre algo, creando sin cesar una
excentricidad tras otra, descargando cualquier responsabilidad en otra parte, y obligando a
otros a correr destinos terribles mientras soy completamente inconsciente de todo ello,
viviendo una vida feliz y despreocupada. ¿Puede haber una pesadilla peor?
He hecho trizas a tanta gente desde la Semana Dorada, he repartido tanto daño y he sido
ignorante de todo ello.
Como si me pellizcara las mejillas, pero no me doliera.
¿No puedes decir que esa es la vida que he estado viviendo?
No es que quiera ser una buena persona o una persona virtuosa. Ser moral o ético no significa
nada si tienes que usar algo más para conseguirlo.
A ti.
O el Tigre Tirano.
No quiero vivir si eso significa pisar a otros.
Aunque resolvamos este asunto con el Tigre Tirano, la próxima vez voy a engendrar un león
o algo así, y después quizá un leopardo, y así sucesivamente, ¿no?
Me imagino a todos ustedes diciendo que no les importa, que es para lo que fueron creados, y
por eso he tomado mi decisión.
He tomado una decisión en mi corazón, esta cosa tan reducida que no queda nada, ni siquiera
su núcleo.
Voy a poner fin a todo esto.
No. Por fin voy a empezar.
Voy a dejar de mirar hacia otro lado y voy a apuntar mis ojos hacia adelante.
No sólo al Tigre Tirano, sino también a ti.
Estoy abriendo los ojos que he mantenido cerrados.
La Bella Durmiente ha dormido durante dieciocho años y necesita despertar.
Así que, por favor, Black Hanekawa-san.
Quiero que vuelvas.
Quiero que vuelvas a entrar en mi corazón.
Quiero que tú y el Tigre Tirano vuelvan a casa.
Por favor, te lo ruego.
Mi corazón es tu casa.
No te dejaré sola, así que, por favor, no me dejes sola.
Si Oshino-san tiene razón, cuando cumpla los veinte años—o quizá incluso antes—tú, y
también el Tigre Tirano, podrán desaparecer.
Mis fantasías de niña, de adolescente, podrían morir y desaparecer una vez que me convierta
en adulta.
Incluso ahora, debes ser algo así como un eco.
Así que eventualmente.
Estoy segura de que te desvanecerás y desaparecerás.
Estoy segura de que así es como debe ser.
Pero por favor. Por eso te lo pido.
Por favor, no desaparezcas. Por favor, no te vayas.
Por favor. Ven a casa.
Dejemos de vivir separadas.
Sé que no hay mucho espacio en mi corazón, pero vivamos como una familia, chocando y
discutiendo la una con la otra dentro de él.
No volveré a decirte que te vayas a dormir si tienes sueño.
Te juro ahora que lo amaré todo, mi estrés y mi envidia, mi ansiedad y mi sufrimiento, las
malas posibilidades y la profunda oscuridad.
Sé que es una petición descarada.
Pero he decidido vivir sin vergüenza.
Estoy segura de que Araragi-kun va a estar decepcionado.
Lo que valora en mí es lo que Senjougahara-san llamaría mi ser puro y blanco, mis deficiencias
como criatura.
Para ser sincera, eso es lo único que no puedo hacer.
No quiero decepcionar a Araragi-kun.
Al final, ni una sola vez le dije que le quería.
De principio a fin todo mi enamoramiento había sido unilateral.
Me resultaba francamente extraño que me sintiera tan atraída por él cuando ni siquiera
habíamos hablado hasta las vacaciones de primavera, que siguiera suspirando por él así y que
me negara a dejarlo marchar. Pero ahora por fin lo entiendo.
Nadie que conozca se enfrenta a su propia debilidad tanto como él, y lo encuentro
deslumbrante.
Casi cegadoramente deslumbrante.
Aunque fue hace poco recuerdo con cariño aquella noche en la que Senjougahara-san y yo
hablamos mal de Araragi-kun—y aunque creo que Senjougahara-san piensa lo mismo, cada
insulto que pronuncié sobre Araragi-kun se convirtió de alguna manera en un elogio.
Como llamarle “bobo”.
Todo lo que dije sonó así.
Toda mi rabia por él no era más que cariño, y además a rajatabla.
Mis sentimientos por él eran lo único que no podía cortar.
Siempre he querido a Araragi-kun, siempre, incluso cuando me convierto en ti.
Dice que salvó a la moribunda Shinobu-chan incluso mientras lloraba por no querer morir.
Apuesto a que habría estado sonriendo mientras la salvaba.
Sí, creo que si tuviera que señalar el momento en que me enamoré de él, tendría que ser cuando
lloraba en esa batalla a muerte con Shinobu-chan.
Después de todo, nunca había llorado, ni una sola vez.
Dudo que haya llorado cuando nací.
Por eso me enamoré de Araragi-kun, el llorón.
Episode-kun decía que me había vuelto más normal, pero la pregunta más importante es ¿qué
pasa si dejo de ser yo?
Si me convirtiera en mí, ¿Araragi-kun volvería a llorar?
No sería capaz de soportarlo.
Pero no voy a apartar más la vista de lo que sea que no soporto.
Quiero convertirme en una con las dos, sin apartar la vista de la realidad de que al hacerlo
decepcionaría a Araragi-kun.
Para que yo también pueda seguir amando a Araragi-kun.
Eso es lo que quiero hacer.
Black Hanekawa-san.
No, ahora que lo pienso esa es una manera muy formal de dirigirme a ti.
La yo dentro de mí.
¿O tal vez debería llamarte otro yo?
No, eso de alguna manera también parece incorrecto.
Tengo la sensación de que eres algo así como una hermana pequeña para mí. Empecé a
sentirme así cuando vi a Karen-chan y a Tsukihi-chan.
Siento haber sido una hermana mayor tan horrible.
Siento haberte hecho preocupar todo este tiempo.
Esta es realmente mi última petición.
Esta es la última vez que te obligaré a hacer un papel tan difícil.
Por favor, salva a nuestra otra hermana.
Sé que es una chica problemática, una fugitiva pirómana, pero esperaré el tiempo que haga
falta para que vuelva a casa.
Las quiero a las dos, y a mí misma.
Sinceramente tuya.
P.D.: disculpa mí brevedad.
—
… Y luego.
Eso fue todo lo que mi ama escribió en la carta antes de irse a dormir-nyah.
Era difícil saber qué decir-nyah.
Siempre había pensado que mi ama era un animal inteligente, no una idiota como yo-nyah,
pero ahora parecía que podía ser igual de estúpida, o incluso más.
Si nos guiamos por la lógica de su carta, tendría que ser estúpida para que mi ama fuera
inteligente-nyah, pero incluso eso me parece sospechoso.
Como mi forma de trabajar como personalidad es que siempre hago lo que mi ama quiere para
proteger sus intenciones, nyoh tenía que escribir semejante carta—todo lo que tenía que hacer
era irse a dormir como siempre, y yo habría salido a abatir a ese tigre-nyah.
Yo comparto los recuerdos de mi ama, así que si ella se diera cuenta de lo que el tigre, el Tigre
Tirano, realmente era, yo también me pondría en evidencia-nyah.
Nyoh, mi ama era plenamente consciente de ello—lo decía en la carta-nyah.
Entonces, ¿eso significa que ella sabía pero aun así necesitaba preguntarme-nyah?
Al final, mi ama nunca se dio cuenta de que eso es exactamente lo que la gente llama su
majestuosidad y no ser como los demás-nyah.
Ahora, esa es la mayor tragedia de todas-nyah.
“Nyah.”
Coloque el cuaderno encima del escritorio.
La verdad, yo también tenía sus recuerdos de haber escrito la carta-nyah. Eso significaba que
nyoh había ninguna razón real para que yo la leyera, pero de todos modos me tomé el tiempo
para hacerlo. Supongo que nyoh tengo la moral para decirle eso a mí ama-nyah.
Sea como sea-nyah, ahora tengo una idea general de lo que está pasando.
El Tigre Tirano.
Y el origen de la enfermedad de mi ama-nyah.
Ya tenía todos los detalles-nyah.
Pero incluso mi ama parecía estar equivocada en algunas cosas—nyoh es que pudiera haber
evitado esos errores ya que estaba construyendo un caso sin tener todo lo que necesitaba para
llegar a una conclusión-nyah.
Tanto el estilo como el contexto de la carta de mi ama estaban fuera de lugar—nyoh había
manera de que la escribiera en un estado de ánimo calmado-nyah.
Sería imposible que obtuviera una puntuación perfecta en esta situación, pero aun así se las
arregló para obtener una nota decente-nyah, un ochenta sobre cien. Nyoh está mal.
“¿Cómo es que nyoh lo ve? Uno pensaría que lo vería. Uno pensaría que ella se preguntaría
por qué sus celos no brotaron hacia Senjougahara Hitagi y Araragi Koyomi a pesar de que ella
ardía de envidia por su hogar y su familia.”
La emoción más fuerte en mi ama era el amor romántico.
Nyoh creo que sea necesario explicarlo. Sólo hay que pensar en la transformación antes del
Festival Cultural-nyah.
Básicamente, las hermanas pequeñas de ese humano tan molesto tenían razón cuando lo
primero que asociaron con el fuego fueron los sentimientos de amor.
Así que lo primero que debió quemar mi ama nyoh fue la residencia Hanekawa ni la escuela
de preparación abandonada-nyah, sino a nadie más que a Senjougahara Hitagi—.
¿De verdad mi ama nyoh se dio cuenta-nyah?
Nyoh.
Supongo que eso significaba que estaba mirando hacia otro lado-nyah.
Entonces, supongo que mi ama acabará encontrando esa razón una vez que sea capaz de dejar
de apartar la mirada de la verdad y mirarla directamente-nyah.
Aunque me pregunto si será capaz de soportarlo-nyah.
Es una verdad cruel-nyah—y mi ama ya no sería capaz de cortar su corazón.
“Amándome a mí y al Tigre Tirano—amándose a sí misma-nyah. Dudo que mi ama sepa lo
difícil que es eso. Ella es un caso extremo, pero ¿acaso ningún humano aparta la vista de su
estrés y envidia en un grado u otro-nyah?”
Nyoh hay mucha gente capaz de mirar al mundo de frente. ¿Por qué tenía que ser mi ama quien
que llevara unos grilletes tan pesados-nyah?
El Tigre Tirano y yo necesitábamos llevar ese peso-nyah.
Sólo porque se desprendió de su dolor-nyah.
Eso nyoh significaba que su dolor nunca doliera.
De hecho, imagina lo doloroso que es cortar un trozo de tu corazón-nyah.
“Y su mayor error fue llamar a alguien como yo su familia—nyajaja. Nyoh soy nada más que
su mascota-nyah.”
Nyoh, yo era una vagabunda.
Y para empezar era raro llamarme su hermana, yo era un varón cuando me atropellaron en esa
calle—pero de nuevo-nyah, fui hecha de un pedazo cortado del corazón de mi ama aunque
esté basada en un Gato Afligido, así que supongo que mi género es un poco confuso. Hermana
pequeña, hermano pequeño—llamarme cualquiera de las dos cosas no me parece mal-nyah.
Para empezar-nyah, ¿por qué preguntar cuál es el género de una excentricidad?
En realidad, lo más agresivo era que podía llamar a ese gigantesco tigre su hermana pequeñanyah. Sabía que las hembras son más feroces cuando se trata de animales salvajes, ¿nyoh?
Querer que le atacara y le exorcizara era una cosa, pero pedirme que le devolviera el tigre a su
corazón como a una familia era una petición ridícula-nyah.
¿Nyoh vivo o muerto, sino vivo y bien?
Estaba pidiendo demasiado-nyah.
Pensaba derribarle aunque mi ama nyoh me lo pidiera. Pero entonces ella fue y pidió aún másnyah.
Pero si ese especialista de la camisa hawaiana me oyera-nyah, seguro que diría: “Qué
pensamientos más violentos. Las excentricidades y los humanos tienen que averiguar cómo
coexistir” o algo así. ¿Nyoh es ese el tipo de cosas que dijo ese pequeño humano?
Claro, ambas éramos nuevas razas de excentricidades, ambas excentricidades nacidas de mi
ama, pero a diferencia de mí, esa cosa nyoh estaba basada en ninguna excentricidad-nyah—su
espíritu nyoh poseía nada. Ya que mi ama nyoh es una excentricidad nyoh parecía saber
exactamente lo que eso significada.
Nyoh sabía lo liberador que era para una excentricidad que nyoh se escribiera sobre ella, que
nyoh tuviera registros, que nunca se hablara de ella.
Sinceramente, nyoh quería ni imaginarlo-nyah.
Una cosa que podría decir—es que el tigre tenía nyoh tenía puntos ciegos, ni debilidades-nyah.
Olvídate de traerle de vuelta, sólo oponérsele será difícil-nyah.
Tendría que afrontarle de frente-nyah.
Y destruir sus puntos fuertes.
“Ahhh…” Suspiré.
Ahora bien-nyah, qué carga tan pesada.
Y justo encima de mis hombros.
“En realidad nyoh me importa. Sólo soy una excentricidad que trabaja por el bien de mi amanyah. Si la casa de los padres de mi ama se quema, o algún edificio memorable se quema, o la
casa de su amiga se quema, o incluso esta casa se quema, nyoh me importa en absoluto. En
todo caso, esas llamas crecientes me parecen refrescantes-nyah.”
Porque nyoh había mucha diferencia fundamental entre el Tigre Tirano, el avatar de su envidia,
y yo, el avatar de su estrés. También nos llamaba excentricidades similares—así que, en todo
caso, comprendía mejor los sentimientos del Tigre Tirano-nyah.
La única diferencia real entre las dos es si éramos independientes de nuestra ama o si nyoh
podíamos separarnos de ella. Nyoh parecía significar nada para mí-nyah.
Al igual que mi ama entendió, que yo era sólo una excentricidad que iba a desaparecer tarde
o temprano-nyah—por lo que tal vez había nyoh había necesidad para que me llevara de vuelta
a su interior y cargara conmigo-nyah.
Tal vez también era cierto para el Tigre Tirano.
Si ella nyoh hiciera nada, las llamas de la emoción podrían ser expulsadas y desvanecerse—
así que podría nyoh haber necesidad de que mi ama lo tomara todo en sus manos-nyah.
Nyoh es sólo una cuestión de tiempo.
Hacerlo podría ser incluso contraproducente-nyah.
Que yo saliera de este modo tenía que representarle toda una carga—así que en lugar de
aceptarme, necesitaba borrarme-nyah.
Necesitaba extinguirme.
No sería difícil de hacer. De hecho, sería muy fácil hacerme desaparecer, mi ama sólo tenía
que desearlo-nyah.
Pero eso nyoh fue lo que eligió mi ama.
Nos había soltado, pero ahora intentaba recuperarnos-nyah.
Qué cosa más curiosa.
A mí. Al Tigre Tirano.
Que sólo le representamos molestia-nyah.
En lugar de intentar aceptarnos obstinadamente—si de verdad era inteligente, mi ama debería
ser capaz de hacernos desaparecer—.
“Así que—esto nyoh tiene sentido.”
Senjougahara Hitagi debe haber cambiado.
Ese pequeño y molesto humano también debe haber cambiado.
Y mi ama también cambió.
Pero nyoh importa cuánto cambies, hay algo que no cambia. El mundo.
Que Senjougahara Hitagi cambie no significa que su pasado nunca haya ocurrido. Que el
pequeño humano cambie no significa que su pasado nyoh haya sucedido nunca.
No cambia. No se sustituye. No se convierte en otra cosa-nyah.
Los seres humanos son ellos mismos mientras viven.
Nosotras, que fuimos creadas por mi ama que vagaba por la ciudad durante las vacaciones de
primavera queriendo conocer a ese vampiro, nyoh cambiamos nada. Así que—realmente sería
correcto y bueno que desapareciéramos sin más-nyah.
Ese pequeño y molesto humano y ese imbécil de camisa hawaiana estarían de acuerdo.
Yo sólo estaba en el camino.
Y también el Tigre Tirano.
“Pero, bueno. Ella lo pidió-nyah.”
No sabía que era este sentimiento.
Sabía que debía hacer lo mismo, me lo pidiera ella o nyoh—¿entonces por qué me sentía tan
inspirada?
La carga sobre mis hombros sólo debería haberme agobiado-nyah.
Entonces, ¿por qué se sintió tan reconfortante?
Lo único que ocurrió fue que, por primera vez, tenía un lugar esperándome—tenía un lugar al
que ir y llamar casa-nyah. Eso era todo, pero ¿por qué ahora sentía que podía lograr algo?
¿Qué había hecho?
Me hizo feliz-nyah.
Me dieron ganas de llorar.
“Nyoh es que vaya a llorar—soy un gato. Yo nyoh lloro, maúllo.”
Nyah, maullé—y abrí la ventana.
Mi ama se dio cuenta de que había salido la noche anterior porque me había olvidado de cerrar
con llave (probablemente se habría dado cuenta de todos modos, había muchas otras pruebas),
pero ahora nyoh creía que tuviera que tener cuidado con eso. Nyoh volvería a esta habitación
como yo.
Parecía que mi ama había elegido mi aspecto actual porque pensaba que esa ropa sería fácil
de llevar, pero en realidad, lo mejor era llevar nada-nyah. Sin embargo, me sentía mal por
hacerle eso a mí ama (incluso me daba pena ir por ahí sólo en ropa interior durante la Semana
Dorada), así que aceptaba su acto de bondad-nyah.
Aunque como mínimo, iba a tener que dejarme ir descalza.
Y justo cuando la parte inferior de mi pata golpeó el alféizar de la ventana, recordé algo.
Sólo un capricho pasajero del gato, en realidad.
Nyoh importa lo que acabe pasando, mi ama ya no iba a ser mi ama, y yo tampoco iba a ser
yo.
Nyoh se trataba de las diferencias individuales entre Blacks Hanekawas—realmente sería la
última vez que saliera a la superficie.
Después de haber sido desplazada en mayo y junio, esta vez la excentricidad que se conoce
como yo por fin iba a dejar de representar un problema.
Así que yo también escribiría algo para ella-nyah.
¿Contará esto como palabras finales en mi caso?
Nyoh, probablemente nyoh.
Nyoh iba a morir ni a desaparecer, sólo me iba a casa.
Pero qué largo fue el camino de vuelta.
“Pues bien, es hora de mi último servicio a mi ama-nyah.”
Nyoh es que pueda escribir frases largas.
Añadí una pequeña línea al final de la carta de mi ama antes de salir volando por la ventana
abierta de par en par hacia la noche iluminada por el sol-nyah.
“Me voy.”
062
Soy un tigre. Tengo un nombre: el Tigre Tirano.
Tengo una idea de dónde nací, pero lo único que recuerdo es que vi sollozos y llantos en un
lugar oscuro y húmedo—no estoy hecha sólo de envidia, sino de todas las emociones oscuras.
Soy un producto de la oscuridad.
El tipo de oscuridad que hace que quieras apartar los ojos.
Pero no me importa lo que soy, cómo me llamo, dónde nací, de qué estoy hecha.
De hecho, el nombre de Tigre Tirano es casi una molestia. Dicen que un tigre muerto deja su
piel, mientras que los hombres muertos dejan sus nombres, pero yo no estoy hecha más que
de oscuridad, he estado todo menos muerta desde el principio, y pienso no dejar ni nombre ni
piel.
No tengo intención de dejar ni una sola ceniza.
Como un fuego furioso que no deja ni un solo pilar o poste.
Quemaré todo hasta la nada.
Todo lo que considero importante es esta calurosa y ardiente obligación en mi ser.
A este tigre de la tiranía no le importa el pasado.
Debo quemarlo. Debo quemarlo.
¿Quemar qué?
Todo.
En el momento en que nací en este mundo, vi a mi madre que me había traído a él.
No, quizás debería decir mi hermana gemela.
Parece que las llamas que arden en mi pecho provienen de esta hermana mía—mi hermana
fuerte, sabia, asustadiza, frágil y de color blanco puro.
Inocente y sin mancha. Blanca, transparentemente blanca.
Mi hermosa hermana, que no se parece en nada a mí.
Era realmente hermosa.
Esa belleza.
Esa blancura. Cuando pienso en que soy yo quien la protege—me siento orgullosa.
Pero eso no importa.
La chispa puede ser cualquier cosa.
El fuego puede crecer de cualquier manera.
Lo único que tengo es esta obligación.
Si bien no tengo la sensación de estar haciendo algo por su bien, tampoco tengo la intención
de causarle ningún daño, al igual que el gato nacido de la misma manera de ella dijo.
No tengo antecedentes, ni motivación.
Se podría decir que no soy más que una llama.
Soy una llama blanca.
No se me ha dado ni conciencia ni voluntad. Aunque parezca que hablo con mis pensamientos,
sólo lo estoy fingiendo, sólo pretendo hacerlo.
Soy un fenómeno natural.
Simplemente quemo lo que hay que quemar.
No.
No hay nada en este mundo que no pueda arder.
Debo quemar todo.
Por dentro, estoy celosa de todo.
Tengo celos de los padres, de las madres, de los amigos, de los kouhais.
Deberían desaparecer.
Deberían desvanecerse.
Deben sufrir, deben lamentarse, deben sentirse abatidos.
Deben llorar, deben languidecer, deben sentirse inútiles.
Deberían llorar.
Deberían llorar como yo.
Tal vez esas lágrimas ayuden a apaciguar las llamas.
Ahora, qué debo quemar esta noche.
Aunque todo puede arder con el tiempo, sigue habiendo un orden que hay que seguir.
Todavía hay un proceso.
Así que supongo que por ahora, este edificio será el siguiente.
Mientras pensaba esto, no, antes de pensarlo, ya estaba allí.
No tengo voluntad. No tengo intenciones.
Soy yo.
Yo soy esto.
No hay que llegar ni por delante ni por detrás.
Aparezco en cualquier lugar.
Mis fuegos se extienden a cualquier parte.
Miré cuidadosamente el objetivo, inspeccionándolo.
Hm.
Ya veo.
Parecía más fácil de quemar que una casa o un edificio.
Pero tanto si es sencillo como si es difícil, es lo mismo.
La vacilación no tenía sentido una vez que adquiría un objetivo.
Todo era igual.
No lo sé todo.
Pero todo arde.
Abrí la boca de par en par, enseñando los colmillos.
Y luego las llamas.
Las llamas—.
“¡Nyah!”
Entonces en ese momento, interponiéndose entre mi objetivo y yo—había un gato.
Un único gatito plateado vino volando desde el cielo como si le hubieran salido alas, y pareció
interponerse en mi camino.
063
Tal y como esperaba, el Tigre Tirano estaba ahora justo delante de los Apartamentos
Tamikura, donde viven Senjougahara Hitagi y su padre. Aunque me equivocase, pensaba
simplemente subir a la azotea y registrar la ciudad como hice la última vez—pero nyoh es que
nyoh estuviera segura de ello.
Nyoh lo sé.
Después de todo, el Tigre Tirano y yo solíamos ser una y la misma-nyah.
Lo mismo, nacido del mismo lugar.
Así que.
“Hola, tigre.” Dije. Como saludo. “He venido a buscarte. Vamos, regresemos juntas-nyah.”
<……>
Pero, una vez más, como esperaba, el Tigre Tirano ni siquiera iba a responderme.
Me miraba en silencio-nyah.
Ah.
Ahora que estaba frente a ella, me hizo darme cuenta de nuevo de lo enormes que son los
tigres. Nyoh, ella era un monstruo—los tigres reales no se suponía que fueran tan grandes.
Casi parecía que nyoh podía saber lo lejos que estaba-nyah.
Sé que esto nyoh era un cuento de hadas como el de Pinocho ni nada por el estilo, pero me
hizo sentir que la mejor manera de derrotarla podría ser que me tragara y luego luchar para
salir de sus entrañas-nyah.
Podría intentar eso si fuera a derrotarla.
Pero nyoh estaba aquí para eso.
<Muévete.> Finalmente decidió decir el Tigre Tirano tras una larga pausa. <Tú, la de ahí. Te
voy a quemar. Estás en el camino.>
“… Jaja.”
Nyoh sé exactamente por qué—pero me reí.
¿Tal vez fue una risa? Nyoh, fue una risita.
Era extraño, esa tigresa parecía tan enorme y era tan intimidante, que hacía que todo lo que
decía se sintiera tan solemne—e incluso la última vez que nos vimos, eso fue suficiente para
asustarme por dentro mientras hablábamos-nyah.
Pero ahora me di cuenta de que era diferente.
Ella—nyoh era nada solemne.
Simplemente le faltaba cualquier sentimiento-nyah.
Nyoh tenía las herramientas necesarias para hablar y comunicarse, como un bebé recién
nacido—por eso nyoh podíamos discutir.
Supongo que es obvio que era una infante ya que nació pocos días antes-nyah—pero una
excentricidad original, ¿eh?
Una original, una sin historia.
Eso es lo que se había desprendido del corazón de mi ama-nyah.
Una nueva raza de excentricidad.
En realidad, sin embargo, las excentricidades originales, hechas por individuos, no son tan
infrecuentes-nyah—un viejo pintor llamado Toriyama Sekien que se ganaba la vida dibujando
yokai aparentemente coló algunos de los suyos entre todos los demás “tradicionales”.
Nyoh importa en qué época viva, toda persona creativa debe soñar con hacer algo propio que
pueda rivalizar con la tradición-nyah.
Por supuesto, debe ser necesaria una enorme cantidad de talento, nyoh, energía para crear algo
que pueda rivalizar con un yokai tradicional-nyah.
¿Y qué fue en el caso de mi ama?
Su estrés y sus oscuras emociones, nyoh lo dudo—aunque supongo que es un poco irónico
que el Tigre Tirano, recién nacida de eso, carezca de cualquier sentimiento-nyah.
¿O tal vez nyoh?
Tal vez nyoh era que le faltara sentimiento por haber nacido recientemente. Tal vez mi ama
creó inconsciente, pero intencionadamente al Tigre Tirano para que fuera ese tipo de
excentricidad-nyah.
Precisamente porque nació de las emociones—.
El tigre estaba desprovisto de emoción-nyah.
Le faltaba como criatura.
<Quemar. Te voy a quemar. Muévete. Es demasiado tarde. Voy a quemar todo. Y primero
quemaré esa casa.>
“Tú sabes que eso nyoh es lo que quiere nuestra ama.”
<Ja.> El Tigre Tirano desestimó mis palabras con una sola carcajada.
Nyoh.
Me resultaba difícil creer que ella entendiera lo que significaban mis palabras.
No creía que fuera tan estúpida como yo, pero era aún menos flexible que yo.
<Me da igual que esa mujer quiera o no quiera esto. Eres libre de llamar a esa mujer tu ama,
pero esa mujer no es nada para mí. Ella es simplemente—.>
La fuente de la que surge mi necesidad de arder, termino de decir el Tigre Tirano.
“La fuente de la que surge tu necesidad de arder… Es una metáfora mixta-nyah.” Bromeé.
Nyoh es que tenga ningún sentido.
Efectivamente, parece que nyoh aterrizó en absoluto.
Así que tenía razón, nyoh estaba tratando de ser graciosa.
Pero aun así-nyah.
“Tú sabes que ella nyoh es nada, tigre—es nuestra madre biológica-nyah.”
<¿Nuestra madre biológica? Qué tedioso.> El tigre refunfuñó sin ganas.
No se puede llamar a esto que estamos teniendo una conversación-nyah.
<¿Y no es esa mujer la que sabe mejor que nadie lo tedioso que es un padre biológico?>
“Oh, puede que tengas razón-nyah.”
Vaya, golpeó justo donde duele.
Supongo que eso demostró lo monstruosa que era nuestra ama como “fuente” si una
excentricidad recién nacida podía ser tan aguda.
“Tal vez por eso nuestra ama nos llamó sus hermanas pequeñas y no sus hijas.”
<Hermanas pequeñas—.>
“Nyoh sé cómo funciona, pero al parecer son un producto muy codiciado en estos días al ser
tan moe-nyah. Según lo que me dijo ese pequeño humano.”
Nyajaja, me reí.
“Así que podría ser una etiqueta perfecta para ti, ya que amas de una forma bastante ardiente,
Imouto.”
<Hmph… No me interesan las etiquetas ni nada parecido. Soy un fenómeno natural que quema
lo que quiera quemar. Soy como un autómata.> Dijo el tigre.
Cabeza dura, hasta la médula-nyah.
<Y no soy moe.>
“Oh.”
Hmm.
Esta conversación nyoh iba a ninguna parte-nyah.
Y sentí que me esforzaba bastante—de hecho, diría que también me esforcé bastante la vez
anterior al Festival Cultural-nyah.
Quizá nyoh me creas, pero siento que me pasé de la raya durante la Semana Dorada.
Así que si pudiéramos llevar esto a un final pacífico, eso es lo que quería—pero cuando me
enfrenté a ese pequeño y molesto humano antes del Festival Cultural, estaba tratando con un
humano, mientras que esta vez éramos dos excentricidades-nyah. Nyoh solo eso, fuimos
creadas por la misma ama, y aun así no podíamos comunicarnos. Eso me estaba deprimiendo
mucho.
Sin embargo, parecía que nyoh podía culpar de todo al Tigre Tirano.
Bueno, nyoh hay nada que pueda hacer al respecto-nyah.
Nyoh parecía que mi ama fuese capaz de convencerla. Así que supongo que era el gato
adecuado para el trabajo-nyah.
Alguien tenía que traer a esta chica fugitiva de vuelta a casa.
Y parecía que esa era mi tarea-nyah.
A diferencia de mí, el Tigre Tirano nyoh compartía recuerdos con mi ama—ni tampoco
emociones-nyah.
Aunque dije que éramos excentricidades similares, ella seguía siendo una raza diferente.
Y es por eso-nyah.
Tuve que usar palabras para comunicarme con ella, pero—.
“Hey, tigre.”
<¿Qué pasa, gato?>
“Debo adelantarme y decirte que personalmente nyoh pienso decir ni una cosa ni otra sobre
las cosas que has hecho hasta ahora. Nyoh pienso criticarte y decir que fue un crimen quemar
esa casa o ese edificio. Después de todo, que un incendio sea un crimen es una idea humananyah.”
Si anduvieran reprimiendo ese tipo de cosas, estarían persiguiendo a la mayoría de las
excentricidades que hay, y eso me incluye a mí durante la Semana Dorada-nyah.
Y de todos modos, aunque haya un número decente de excentricidades tipo tigre, se pueden
encontrar aún más excentricidades de fuego por ahí-nyah. Se puede decir que hasta son
incontables. En serio, hay tantas que podrías empezar a pensar que podrías agruparlas todas.
Nyoh es posible reprimirlas a todas-nyah.
Al igual que no se pueden reprimir todas las infracciones de aparcamiento del mundo.
<Ya lo suponía. En ese caso—.>
“Pero.” Interrumpí al Tigre Tirano a mitad de la frase.
La interrumpí—y la miré con odio.
“Te lo he dicho antes, ¿nyoh? Nyoh voy a perdonarte si haces daño a mi ama-nyah.”
<Qué cosa más graciosa para decir.>
El Tigre Tirano tenía una mirada de desconcierto. Nyoh como si mis palabras nyoh llegaran,
sino como si realmente nyoh las entendiera.
<No me importa esa mujer—y por eso no tengo intención de perjudicarla de ninguna manera.
Pero te das cuenta de que el sentimiento de querer quemar este apartamento proviene nada
menos que de tu propia ama.>
“……”
Sí, seguramente.
Esa era la verdad para este tigre.
Nyoh—esa era la verdad absoluta.
Mi ama envidiaba el hogar de los Senjougahara.
Hasta el punto de querer que arda.
Esa era la verdad.
Y también era cierto que envidiaba a esos dos organismos conocidos como sus “padres” que
había enviado al hospital durante la Semana Dorada-nyah. Y envidiaba que el pequeño
humano sólo pidiera ayuda a la chica mono.
Pero aun así, ya sabes.
“Sus sentimientos de intentar contener esa envidia también eran ciertos—tigre. Y estas
ignorando ese hecho-nyah.”
<Suficiente. La abnegación de esa mujer fue lo que me dio a luz, ¿no es así? Así que sólo está
cosechando lo que ha sembrado. Mis llamas no tienen en cuenta tales circunstancias.>
Sólo pueden arder. Arderán.
Como si trataran de arrastrarlo todo, como si se arrastraran al mar.
Sólo pueden reducir todo a la nada—como si nunca hubiera existido.
Sólo pueden hacer que nunca haya sucedido.
Al decir esto, el Tigre Tirano dio un paso hacia mí.
Nyah.
Sorprendentemente, ella parecía ser la primera en calentarse y molestarse, pero también estaba
envuelta en llamas-nyah.
“Bueno, entre nosotras, entre excentricidades, estás en lo correcto-nyah.” Dije.
Nyoh había razón para negarlo.
Yo era la que nyoh se comportaba como un excentricidad—quiero decir, yo solía ser un Gato
Afligido, que se supone que es más para vengarse que para pagar a alguien-nyah.
Si lo piensas bien, al principio era yo quien intentaba dañar a nuestro ama-nyah.
Simplemente, he cambiado de opinión.
Y ahora—arriesgaba la vida y la integridad física por el bien de mi ama. Algo inesperado.
Era casi como.
Si—fuese un humano o algo así-nyah.
“La amiga de nuestra ama vive en el apartamento que estás a punto de quemar—y a estas
horas, nyoh creo que el lugar este vacío como ocurrió con tus otros dos incendios-nyah.”
Seguramente estaba durmiendo.
Aquella mujer podría haber hablado de que le preocupaba que su casa o la de los Araragi se
incendiara-nyah, pero sé que eso nyoh le impediría dormirse.
Lo supe al revisar los recuerdos de mi ama-nyah.
Así es como confió en mi ama—.
Lo sabía.
Y por eso necesitaba luchar.
Como Black Hanekawa.
Como Hanekawa Tsubasa.
“Se que nuestra ama llorará si esa mujer muere. Y tengo que hacer todo lo que pueda para
evitar que eso ocurra-nyah.”
<Hah. Eso no sucederá, te lo garantizo.> Dijo el tigre, sin prestar atención a mis palabras. <Esa
mujer no llora. Cuando tiene ganas de llorar, suelta la parte de su corazón que quiere llorar.
Cuando se molesta, suelta la parte de su corazón que se molesta. Así es como ha vivido durante
dieciocho años, dándonos a luz a mí y a ti. No. Ella sólo continuará—.>
Sólo seguirá viviendo así.
Dando a luz a innumerables monstruos.
Manteniéndose sólo a sí misma pura y blanca—limpia y bonita.
Nunca odiando a otro, nunca resintiendo a otros.
Amable y cariñosa con todos.
Vivirá una vida hermosa.
Siendo siempre aquello que es verdadero.
Dijo el tigre.
“Nyoh.”
Y entonces yo—.
Espera.
No era yo la que hablaba—nyoh era para nada quien hablaba.
Fui yo.
Yo—.
Hanekawa Tsubasa—quien lo denunció.
“No. He decidido dejarlo ya. Quiero convertirme en alguien que odia a los demás. Quiero
convertirme en alguien que esté resentida con los demás. Quiero ser incapaz de ser amable y
cariñosa con los demás como lo he sido hasta ahora. Estoy segura de que empezaré a
desagradar a la gente y a detestarla. Probablemente me volveré de mal genio y no perdonaré.
Creo que empezaré a sentirme frustrada y molesto. Puede que me vuelva más tonta. Puede que
ya no sea capaz de reír. Puede que empiece a llorar y a sollozar.”
Sí.
Araragi-kun estaría realmente decepcionado.
Apuesto que ya no sería capaz de pasar por alto las bromas que hacía—oh, pero tal vez eso
todavía lo haría feliz.
Porque ese es el tipo de persona que es.
Una persona amable.
La verdad es que me sentí—tan celosa.
“Pero está bien. Me parece bien.”
Había apartado la mirada de la realidad.
Les he obligado a hacer todo mi trabajo sucio. Y estoy enferma y cansada de ello.
Lo que te estaba haciendo.
¿En qué se diferenciaba de lo que me habían hecho a mí?
“No quiero ser verdadera, quiero ser real.” Dije. “No necesito ser hermosa. No necesito ser
blanca. Quiero ensuciarme, como ustedes dos.”
No podía ser una chica que no supiera lo que significaba estar manchada durante toda mi
vida—quería conocer la suciedad.
No estaba diciendo que quisiera ser negra.
Pero quería tomar el negro y el blanco juntos.
Quería convertirme en un adulto que fuera gris como la ceniza.
Estaba cansada de vivir esta vida—.
Donde no podía llorar, ni siquiera con el corazón roto.
“Vuelve, ¿quieres? Es más tarde que tu toque de queda.”
Vamos a cenar juntas, le ofrecí.
Extendiendo mi mano al Tigre Tirano.
Extendiendo una mano a mi pasado.
<……>
Suficiente, escupió el tigre.
Mostró sus colmillos y saltó hacia mí.
064
En ese mismo momento, me caí y, por supuesto, volví-nyah—pero me encontré con un
pequeño problema.
En resumen, la excentricidad en la que me baso, el Gato Afligido, es uno de los yokai más
débiles que hay, más o menos inútil en una pelea-nyah.
Nyoh soy una luchadora.
Así que la pregunta era: ¿cómo iba a enfrentarme al Tigre Tirano, una excentricidad con mucha
libertad y sin base? (Sí, sé que no es así como se debe usar la frase “plantear la pregunta”, pero
¿realmente importa-nyah? No sé si la estoy usando mal, pero aun así sabes lo que quiero decir.
¡¿Por qué tengo que volver a pensar en otra forma de decirlo?! ¡¡Estoy en una situación de
comer o ser comida-nyah!!).
Puede que yo fuera la excentricidad que nació primero, pero ni siquiera estaba segura de que
se pudiera llamar al Tigre Tirano mi hermana pequeña. A fin de cuentas somos, por supuesto,
excentricidades, ¿de acuerdo-nyah?
Mi ama había descrito a ese pequeño humano y a sus hermanas como trillizos nacidos por
separado, y yo sentía lo mismo respecto a mí, mi ama y el Tigre Tirano-nyah—pero el Tigre
Tirano definitivamente nyoh se sentía como la más joven de nosotras tres.
Al fin y al cabo, el estrés nace de la fricción emocional—así que si el Tigre Tirano tenía razón
y mi ama era la fuente de donde ella provenía, entonces la fuente de la que yo provenía podría
resultar ser el Tigre Tirano.
Puede que yo haya nacido primero, pero eso nyoh significa que el Tigre Tirano nyoh pueda
ser la primera en existir-nyah.
Así que incluso una simple comparación podría clasificar al Tigre Tirano como una
excentricidad mejor que yo, Black Hanekawa. Para complicar aún más las cosas, el Tigre
Tirano era también mi sucesora-nyah.
Dicen que cuanto más tarde se construyan máquinas como los computadores, mejor, ¿nyoh?
Y si sigues esa misma lógica, no había forma de que pudiera vencer al Tigre Tirano usando
métodos nyormales.
Y nyaturalmente mi ama tenía más experiencia en la creación de excentricidades cuando creó
el tigre—y por eso era un tigre, tal y como decía la nota-nyah.
Cualquiera podría ver quién ganaría en una pelea entre un gato y un tigre.
Cualquiera podría verlo-nyah.
Te hacía querer mirar hacia otro lado.
… Pero mi ama no miraba hacia otro lado—estaba de frente, así que ahora nyoh podía girar la
cola y correr.
Después de todo.
Los gatos afligidos son gatos sin cola—.
“Uff…”
Esquivé los colmillos del Tigre Tirano por los pelos—y me escurrí bajo su gigantesco cuerpo
como si fuera a entrar directamente en la guarida de la bestia-nyah.
Mi estrategia era usar su tamaño en su contra-nyah.
Hay un dicho, una rata acorralada puede morder hasta a un gato, así que ¿qué hay de malo en
que un gato muerda a un tigre? ¡Además!
“¡N-N-Nya… AHHHHHH!”
Tenía algo.
Mi arma secreta como Gato Afligido—¡mi Energy Drain!
Siempre funcionaba sin importar quien fuera mi oponente, incluso contra las
excentricidades—así que podría lograr mi objetivo si chupaba la energía del Tigre Tirano y
llevaba eso de vuelta a mi ama-nyah.
La petición de mi ama.
Entonces podría concederla.
Claro, era una forma bastante dura de traer a una chica fugitiva de vuelta a casa, pero
podríamos hablarlo una vez que estuviéramos todas juntas-nyah.
Nyoh hay cura milagrosa para los problemas familiares.
Nyoh es que puedas reconciliarte con tu familia de un plumazo, como si se tratara de un drama
doméstico melodramático; durante dieciocho años, nuestra ama se ha ido fragmentando y
despiezando.
Nyoh podíamos volver a las andadas.
Nyoh, nunca hubo un lugar al que pudiéramos volver.
Tendríamos que construirlo desde cero-nyah.
Lo de hoy ha sido sólo el primer paso para ello—y así.
Estaba sujeta bajo el vientre del Tigre Tirano—abrazándolo.
Con todo mi cuerpo.
Con todas mis fuerzas.
Me aseguré de tocar la mayor parte posible de mi cuerpo con el del Tigre Tirano para
maximizar el rendimiento de mi drenaje de energía.
<Hmph—.>
“¡Nya… AAAAAAAAHH!”
Donde el Tigre Tirano gimió—yo chillé a pleno pulmón.
Nyoh un grito para motivarme, como si dijera que nunca la soltaría.
Nyoh es eso.
Aunque mi drenaje de energía, mi habilidad especial como excentricidad, era la única apertura
que tenía para derrotar al Tigre Tirano, usarla también significaba que había que pensar en
cuál era su habilidad especial como excentricidad.
Una excentricidad de fuego-nyah.
El Tigre Tirano.
Hay tres formas que podría funcionar.
El patrón más fácil de entender para la gente de hoy en día es lo que se podría llamar
piroquinesis, donde todo lo que se necesitaba era pensar <quemar> para que algo ardiera, lo
que lo hace más cercano a una habilidad psíquica que a una fenomenología referida a una
excentricidad-nyah. ¿Así que se parece más a una habilidad humana que a la de una
excentricidad? (Dejando a un lado la cuestión de si crees en los poderes psíquicos). Realmente
no había nada que pudiera hacer si el Tigre Tirano estaba realmente usando piroquinesis para
provocar incendios—porque nyoh importaba si era yo o cualquier otra persona, te convertías
en cenizas en cuanto entrabas en su vista-nyah.
Sin embargo, nunca creí que fuera ese patrón, y de hecho, incluso cuando hablamos, ninguna
parte de mi cuerpo o incluso mi ropa se incendió, además su primer ataque fue un mordisco
típico de un animal-nyah. Ya podía contar con eso.
Entonces, el patrón número dos.
Otro que es fácil de entender, o tal vez fácil de imaginar, en el que el Tigre Tirano exhala
fuego de su boca—o dispara llamas de sus garras, ese tipo de patrón. Y como éste funciona
junto con el morder y arañar, se alineaba con la forma de actuar de un depredador-nyah.
Los monstruos que escupen fuego aparecen todo el tiempo en cualquier película de monstruos
y de juegos, ¿verdad-nyah? Así que desde ese punto de vista, esta era la razón más probable
por la que el Tigre Tirano podía crear fuego.
Bueno, era el patrón que esperaba.
Pero me equivoqué.
Tampoco fue el primer patrón, el peor de todos—.
Sino el tercero.
“¡Nyah—caliente, caliente, caliente!”
Quité los dos brazos del torso del Tigre Tirano, pero me di cuenta de lo que estaba haciendo y
ajusté mi agarre cuando estaba a punto de soltarlo.
Si te preguntas que pasa, pues es que ahora estaba en llamas-nyah.
“Así que ese es el patrón aquí. Todo tu cuerpo está en llamas—¡Debería haberlo sabido-nyah!”
Aunque hay algunas excentricidades que respiran fuego, ¡ésta era la forma más común en que
funcionaba!
Mi ama es muy estricta con las reglas, así que, por supuesto, iba a atenerse a los precedentes
cuando hiciera una excentricidad-nyah.
Nyoh iba a hacer gala de su originalidad, iba a ser ortodoxa—.
Su excentricidad era un fuego extraño y sospechoso.
<Es inútil, gato.> Dijo el Tigre Tirano. <Está en la naturaleza de una bestia temer a las llamas.
Por no hablar de aferrarse a una llama—tus acciones se desvían no sólo de las de una
excentricidad sino también de las de cualquier criatura.>
Ella sonaba—calmada.
Por supuesto que sí.
Por la misma razón que la vampiresa—Oshino Shinobu—podía sentarse en mis brazos y
parecer animada aunque mi drenaje de energía funcionaba en cualquier cosa que tocara, lo
quisiera o no.
En otras palabras, aunque mi drenaje de energía puede parecer invencible a primera vista, tiene
una debilidad-nyah.
O quizás debería decir un defecto estructural.
Un fallo estructural innecesario.
Si mi objetivo tenía un suministro inagotable de energía, absorberla toda sería como intentar
secar el mar con un vaso—y aunque no creía que la energía del Tigre Tirano como avatar de
las emociones oscuras de nuestra ama pudiera rivalizar con la de un vampiro, aun así.
Sin embargo, su energía era como la energía térmica.
Llamas literales.
Estaba más claro que el agua que me asarían viva antes de poder asimilarla toda—.
“¡Aww, cállate! ¡Claro que sé eso!”
Esa era exactamente la razón.
Fue precisamente porque estaba claro como el día—que grité.
Chillé—como un gato.
“¡Nyoh importa lo estúpida que sea! Al menos sé que un gato nyoh puede vencer a un tigre.”
Aunque una rata acorralada podría morder a un gato—al fin y al cabo sólo era un mordisco.
No es que la rata pueda ganar o luchar contra el gato-nyah.
Sólo haría que el gato fuese más cauteloso para luego igual comérselo, ¿nyoh?
Y ahora me pasó lo mismo.
Para ser honesta, ni siquiera creía a medias que este drenaje de energía fuera a funcionar, que
fuera a ser una apertura—sabía que esto nyoh era ni siquiera una apuesta.
Estaba actuando como si nyoh lo supiese.
<En ese caso.> Preguntó el tigre. Ella me miró, colgando patéticamente de su estómago, y
preguntó: <En ese caso, ¿por qué—por qué hacer esto? No tiene sentido. Es una imprudencia.
No tiene sentido.>
“Por qué.” Dije. “Nuestra ama me lo pidió-nyah.”
<……>
“Nuestra ama me lo pidió-nyah.”
Probablemente no lo entenderías.
Tú acabas de nacer, probablemente no lo entenderías.
Nyoh entiendes lo feliz que me hace que nuestra ama, que siempre quiere hacer cada pequeña
cosa por sí misma, se apoye en mí—lo feliz que me hace que nuestra ama, que siempre intenta
hacer cada pequeña cosa por sí misma, se apoye en mí sin preocuparse por la vergüenza o el
honor, por cómo se ve o cómo se refleja en ella—cuando era un simple gato que había sido
atropellado por un coche-nyah.
Y se apoyó descaradamente en mí.
Me llamaba su hermana pequeña.
Ya sabes, me llamó su familia.
“Ella me pidió que me encargara de esto—¡que me encargara de ti!”
Y—pensé mientras miraba los Apartamentos Tamikura.
Que Senjougahara Hitagi también me pidió lo mismo.
Que cuidara de mi ama—.
“… ¡NYAHHHHHHHHHHHHHHH!”
Yo.
Me aferré aún más al torso del Tigre Tirano, tan caliente que no tenía ni idea de la temperatura
que podía tener—y enterré mi cabeza en su torno como si estuviera frotando mi mejilla contra
ella.
Mi ropa había ardido hace tiempo.
Caliente. Caliente. Caliente. Caliente.
Caliente. Caliente. Caliente. Caliente.
Me sentí como si estuviera abrazando el sol.
Y de hecho, tal vez eso es lo que estaba haciendo.
Podía ver cómo las llamas de la envidia almacenada y acumulada de mi ama se reunían en una
masa de esa envergadura—que era el motivo.
Necesitaba tragarlo todo.
Cuanto más caliente estaba, más grande era.
Cuanto más lo era no podía dejarla ir—.
Cuanto más lo era más necesitaba aferrarme a ella.
Eso es lo que sentí.
“¡Nya… AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!”
<Cállate.>
Swoosh.
El Tigre Tirano sacudió su cuerpo como si estuviera mojado y tratara de secarse—y eso fue
todo lo que necesitó para mandarme a volar.
Mi cuerpo se estrelló contra un muro de hormigón cercano-nyah.
“¡Nyah!”
Al oír mi propio grito, caí inconsciente durante un maullido por el repentino cambio de
temperatura.
Nyoh. Nyoh podía desmayarme ahora.
Estaba prácticamente cubierta de llamas.
Si perdiera la conciencia en este estado y cambiara con mi ama, probablemente moriría en el
acto por las quemaduras en todo su cuerpo—de alguna manera podía resistir esta temperatura
sólo porque era una excentricidad.
“Agh…”
Aun así… qué poder tan asombroso.
Nyoh era nada en comparación.
Ya sabes, hay una excentricidad que es buena en la lucha de sumo conocida como el bake-nohi, la llama cambiante (suena ridículo, ¿no?)—pero ella era tan monstruosamente poderosa
como uno de esos.
Maldita sea, aunque ciertamente es raro que un gato diga eso-nyah.
Aunque a duras penas conseguí mantenerme consciente, un solo ataque fue suficiente para
inmovilizarme.
Nyoh pude mover un dedo.
¿De verdad?
Me preparé, vine dispuesta a atacar, y mira lo que pasó—simplemente patético.
Nyajajaja.
Por otra parte, ese pequeño y molesto humano siempre estaba arriesgando su vida de esta
manera—hasta el sol de hoy debe haber hecho muchas peleas.
Con lágrimas en los ojos.
Incluso si se quejaba sin cesar.
Todavía llorando.
Ya sabes.
Me hubiera gustado que mi ama también hubiera llorado—.
Si estaba triste.
Si se sentía sola.
Si estaba amargada.
Quién sabe, tal vez nyoh hubiera tenido que darme a luz a mí o al Tigre Tirano—y las cosas
podrían haber seguido saliendo bien.
Nyoh, tal vez fue al revés.
¿Podría mi ama nyoh llorar porque existiéramos?
Bueno, sí. Eso tiene sentido.
Si tuvieras hermanas pequeñas como nosotras.
Nyoh podría llorar, nyoh como nuestra hermana mayor—.
<Qué ser tan débil. ¿Así que ya has terminado?> Dijo el Tigre Tirano.
Sin expresión.
Sin emoción.
Mientras chisporroteaba—y se dirigía hacia mí.
<¿Tu gratitud o como lo llames—eso es todo lo que valía?>
“……”
<Hmph. Muy bien. Entonces como un acto de bondad de una nacida de dentro de esa mujer a
otra, te arrastraré personalmente al infierno.>
La masa de fuego murmuraba tranquilamente algunas cosas realmente aterradoras.
¿Infierno?
Me preguntaba cuánto mejor sería eso que una pesadilla.
Aun así, sin importar las veces—no quería volver a morir.
Me había atropellado un coche y había muerto.
Mi ama me había ganado y me había matado.
¿Y ahora se acabó, otra vez, con este tigre?
¿Cuántas veces iba a morir?
Dicen que la muerte es la única cura para la estupidez, pero eso es mentira.
Siempre seguiré siendo una estúpida, eso es un hecho—.
“Ahhh. Aunque realmente me hizo feliz.”
Tal vez era lo que se llamaría mi nyaturaleza como criatura, pero mirando hacia el Tigre Tirano
mientras se acercaba con cuidado a mí de forma cautelosa por mi drenaje de energía—.
Murmuré.
¿Fueron mis últimas palabras?
Nyoh.
Sólo era yo siendo mala perdedora-nyah.
“Una pelea a vida o muerte contigo y lo único que conseguí fue retrasar este incendio por diez
segundos—nyoh soporto lo débil que soy.”
<Te lo dije.> Me dijo el Tigre Tirano.
Realmente carecía de todo sentimiento.
Emociones revueltas—desprovista de sentimientos.
<Fue insensato. Fue una imprudencia. No tiene sentido.>
“Fue insensato-nyah. Fue una imprudencia-nyah. Nyoh tiene sentido-nyah.”
Ahhh.
Al final no tuve la oportunidad de decirlo.
A pesar de que lo amaba tanto.
Lo amé tanto que me convertí en un monstruo.
Nunca fui capaz de decirle a Araragi-kun que lo amaba—.
“Fue insensato. Fue una imprudencia. No tiene sentido—.”
“Eso no es cierto, Hanekawa.”
Y luego.
En ese momento—una nodachi bajó en picado desde el cielo nocturno.
Atravesó directamente el cuello del Tigre Tirano para coserlo al suelo.
Esa katana—la reconocía.
La conocía.
Su nombre: la hoja encantada Kokorowatari.
La cazadora de excentricidades, sin parangón en toda la historia—.
“…… ¡Ck!”
“Podría haber sido insensato. Podría haber sido imprudente. Pero—no fue inútil. Si no
hubieras arriesgado tu vida y retrasado diez segundos el incendio de este lugar por parte de
ese tigre, no habría llegado a tiempo.”
Su cabello oscuro había crecido mucho desde las vacaciones de primavera.
Su cuerpo era pequeño y estaba en forma.
Ya estaba hecho jirones, desde la piel hasta la ropa, y le faltaba un zapato.
Qué terribles deben ser los tormentos y las pruebas que debe haber soportado para estar aquí
ahora—su aspecto era suficiente para contarlo.
“Y ten por seguro que eso me habría hecho llorar.”
Entonces, con la empuñadura aún en sus manos.
Araragi-kun—sonrió.
065
“… Ah, ahh—.”
Araragi-kun.
Araragi-kun, Araragi-kun.
Araragi-kun, Araragi-kun, Araragi-kun—.
Sentí un dolor ardiente a lo largo de mi piel.
Las quemaduras que cubrían mi cuerpo me dolían ahora que mi conciencia había vuelto a la
superficie, pero no me molestaban en absoluto.
Ardía mucho más en mi pecho.
Oh.
Así que Tsukihi-chan tenía razón después de todo.
La envidia no era nada—comparada con las llamas del amor.
Sólo hay que ver cómo la mera visión de Araragi-kun hacía rugir este fuego—y sólo habían
pasado unos días.
Parecía que nos encontrábamos por primera vez en un siglo.
“Araragi-kun… ¿por qué estás aquí?”
“Hey, ¿qué clase de pregunta estúpida es esa, Hanekawa?”
Eso duele, añadió.
“Estás en problemas. ¿Cómo no iba a venir corriendo a tu lado?”
“Ajaja… Escúchate.”
No pude evitar reírme.
En serio, escúchate.
Hasta ahora estabas en una gran aventura con Mayoi-chan y Kanbaru-san.
Mira lo maltrecho que te has puesto otra vez.
Herido por todas partes, cubierto de lesiones.
Sin duda, haber hecho muchas cosas sin sentido.
Sin duda, haber hecho muchas imprudencias.
Pero…
No has hecho nada que no tenga sentido, ¿verdad?
“Bueno, en realidad.” Dijo. “¡Dejé todo de lado y vine corriendo cuando te vi con ropa
informal en la foto que me enviaste!”
“Espera, espera, espera.”
Realmente quería que fuera una broma.
Y esa ropa también era suya.
Además, la mayor parte había ardido en llamas.
<G-Ghhh…>
Y allí, bajo Araragi-kun—el tigre gruñó.
El Tigre Tirano gruñó.
<Aaaaagh… Duele. Duele. Duele. Quema. Duele. Quema. Arde. Arde. Quema—.>
“Oops.”
Araragi-kun vio eso y sacó la hoja de su garganta con un solo movimiento.
Parecía estar acostumbrado.
¿Cuánto infierno había pasado en estos pocos días? ¿Había aumentado su nivel como guerrero,
o sólo lo estaba imaginando?
“Um, Supongo que eres… Black Hanekawa… Al menos por ahora. Espera, de cualquier
manera serías Hanekawa… Pero sigues teniendo esas orejas y esas cosas, y tu cabello es
blanco—.”
“Soy toda yo.”
“Ya veo.”
Asintiendo, tomó al Tigre Tirano, al borde de la muerte—agarró por el cuello a esa masa de
mis emociones, que aún ardía obstinadamente, y lo arrastró frente a mí.
Tomó esa pesada y enorme bestia que parecía pesar fácilmente más de quinientos kilos.
Y me lo trajo.
“No lo vas a exorcizar, ¿verdad?”
Lo siento, pero termine leyendo tu carta, dijo.
Así que había vuelto a su habitación antes de correr hacia aquí—no, precisamente por eso
sabía dónde estaba “aquí”.
“Le perforé los órganos vitales con Kokorowatari, así que no va a durar mucho. Si quieres
absorberlo, será mejor que lo hagas rápido.”
“……”
Si leyó eso… entonces entendió todo.
Incluyendo el hecho de que yo no estaría.
O al menos—que ya no sería la misma yo.
Lo sabía mientras decía esto.
“¿Te parece bien, Araragi-kun?”
Aun así.
Aunque sabía que era el caso, le pregunté para confirmarlo, para escucharle decirlo.
Me aferré a su amabilidad.
Sálvame—.
Yo, que me negué a decir esas palabras hasta el final.
“¿Te parece bien que deje de ser yo?”
“Como he dicho—¿qué clase de pregunta estúpida es esa, Hanekawa?”
Sin embargo, respondió inmediatamente.
“Tú misma lo has dicho. No importa lo que pase, eres toda tú. Puede que cambies, pero sigues
siendo tú. No te preocupes. No voy a hacer ninguna excepción contigo. Si te conviertes en una
mala persona, te odiaré. Si haces cosas malas, me enfadaré contigo. Si la gente está resentida
contigo, daré la cara por ti. Si te vuelves estúpida—bueno, incluso te ayudaré a estudiar.”
Si lloras, te consolaré.
Diciendo esto, él—.
Me dio una palmadita en la cabeza.
“……… ¡Nkk!”
Este acto.
Causó que mi corazón—se viera envuelto en llamas.
Ya no podría describirlo como caliente.
Sí.
Siempre—quería que alguien me hiciera eso.
Quería que alguien me acariciara suavemente, sí, de este modo.
Quería que alguien me tocara, suavemente.
“Hey, ¿Araragi-kun?”
“¿Hm?”
“Araragi-kun, te amo.” Dije. “¿Podemos salir con la intención de casarnos?”
Por fin pude decirlo.
Sólo eso—y me llevó casi medio año.
Araragi-kun parecía un poco sorprendido por mi repentina confesión antes de que su expresión
se convirtiera en una sonrisa preocupada.
“Ya veo.” Dijo. “Me alegro mucho de oírlo. Pero lo siento. Resulta que tengo una novia, una
chica que me gusta bastante.”
“Sí. Lo sé.”
Levanté la cabeza y miré al frente.
Habitación 201, Apartamentos Tamikura.
Ella estaría ahí dentro—durmiendo, junto a su padre.
“¿La quieres más que a mí?”
“Sí.”
Era una pregunta mezquina, pero dio una respuesta sincera.
Me alegré mucho de que lo hiciera.
Pero, por supuesto, más que eso, me dolió.
“Ahhh… me han rechazado.”
Sí.
Esto fue todo.
Correcto.
Me confese, y luego fui rechazada.
Me sentí muy triste.
Había estado hablando de viajar por el mundo y descubrirme a mí misma—¿cuándo nunca
había experimentado esta pena?
¿Qué autodescubrimiento, qué autocreación?
Sin desamor—¿cómo podría ir de viaje para reparar mi corazón roto?
Nunca fui capaz de decir: “Sálvame.”
Pero sí dije: “Te amo.”
He sido capaz de decirlo.
Araragi-kun se dio cuenta de mis sentimientos hace mucho tiempo, por supuesto. Lo descubrió
antes del Festival Cultural.
En realidad, lo descubrió todo si leyó la nota en su habitación.
Pero no era suficiente que lo supiera.
Tenía que hacérselo saber.
Necesitaba una respuesta de él.
Tenía que hacérmelo saber.
Lo que sentía por mí.
Por fin he recibido mi respuesta—y.
Fui rechazada y pude sentirme herida.
Extendí la mano y toqué la frente del Tigre Tirano—.
Le di una palmadita en la cabeza a este tercer yo.
Estaba haciendo a las llamas aún ardientes de mis emociones lo que tanto me alegraba que me
hicieran a mí.
Acaricié mis ardientes sentimientos.
Un drenaje de energía.
Por última vez.
Las quemaduras de mi cuerpo empezaron a curarse, y a medida que lo hacían, empezaron a
surgir en mí oleadas de sentimientos.
Emociones oscuras que se habían acumulado durante dieciocho años.
Y el estrés.
Todo lo que había forzado en Black Hanekawa, en el Tigre Tirano, estaba ahora, con interés—
volviendo a mí.
“Unh… Uh-unnnh…”
¿Por qué?
Para cuando me di cuenta.
“Unh… Wuuuh… W-Waaahh.”
Cuando me di cuenta, ya estaba llorando.
Tal vez no podía soportar las emociones desbordadas, tal vez era el dolor del estrés que traían
consigo, o tal vez, después de todo, era mi corazón tristemente roto—pero justo delante de
Araragi-kun.
Sin importarme si alguien me vio.
Como un niño.
Como un niño recién nacido, me lamenté.
“Waaaaah, ah, ah, unh, uwaaaaahhh, hic, hic… ¡Waaaaaaaaaahhhhh!”
Por lo que siento en este día—.
Bien podría estar naciendo.
Tal como había prometido, Araragi-kun me consoló hasta que las lágrimas cesaron.
Sin decir una palabra.
Pasó la noche acariciando suavemente mi cabeza.
066
El epílogo.
O tal vez, consideremos que todo lo ocurrido hasta ahora es el prólogo.
Mi historia comienza hoy.
Lo primero es la pregunta de qué ha hecho Araragi-kun estos días, faltando a la escuela, pero
se obstinó en mantener la boca cerrada y se negó a decirme nada. Bueno, Kanbaru-san estuvo
presente al día siguiente como de costumbre (y aparte del vendaje en su brazo izquierdo, no
parecía estar cubierta de heridas como Araragi-kun); también me dijo que no tenía que
preocuparme por Mayoi-chan y que el vínculo temporalmente cortado entre él y Shinobu-chan
ya estaba de vuelta, así que al final todo salió bien—o al menos eso es lo que parecía.
Todavía no tenía ni idea de cómo Gaen-san y Episode-kun estaban involucrados, o cómo
habían interactuado, pero estamos hablando de Araragi-kun.
Estoy segura de que ocurrió algo increíblemente doloroso.
Y que lo superó.
Yo también quiero ser así.
También tuve la oportunidad de hablar con Shinobu-chan, su vínculo con Araragi-kun ahora
restaurado. Al escuchar mis experiencias durante su ausencia, ella dijo:
“Lo que tenéis ahí es un kasha. Aunque no tenga una base, seguramente fue modelada en ella
o en algo de su tipo. Yo diría que fue una excentricidad creada con algo de esa naturaleza en
mente, más que un bake-no-hi.”
“¿Un kasha?” Pregunté, mientras también pensaba en que era la primera vez que le hablaba a
Shinobu-chan de esta manera, a pesar de haber intercambiado palabras con ella múltiples veces
como Black Hanekawa. “¿Qué quieres decir?”
“¿De verdad, Representante de Clase? ¿Ignoras el kasha?”
“Oh, no, ciertamente soy consciente de lo que es, pero…” Intentaba ser cortés al hablar con
esta excentricidad que llevaba quinientos años de vida, pero me resultaba extraño porque
parecía una niña de ocho años o poco más. “… Como estoy segura de que sabes, era un tigre.”
“Y eso me lo había dicho el Gato Afligido, por lo que me costó llegar a esto entonces—pero
si esta excentricidad era de fuego, seguramente debía ser una kasha.”
“Oh…”
El kasha, o el Carro Ardiente, es una excentricidad de la que se dice que arrastra los cadáveres
al infierno—lo cual, ahora que lo pensaba, era algo que también había dicho el Tigre Tirano—
y se describía en muchos casos como una excentricidad gatuna.
Un gato.
—Esa mujer me ha visto.
—Sólo eso es esencial.
Esas fueron cosas que había dicho el tigre.
En otras palabras, ver al Tigre Tirano estaba directamente relacionado con un viaje al infierno,
sin peros—.
“Pero no era un gato, era un tigre.”
“Son bastante similares, ¿no?”
“Y no era un carro, sino un tigre.”
“Entonces, ¿qué hay de un jaguar? ¿No es un tipo de automóvil hoy en día?”
“……”
¿Un Jaguar?
Así que estaba tratando de decir—¿que un carro en llamas era igual de probable que un tigre
en llamas?
Eso parecía una coincidencia… pero entonces el nombre vino de Gaen-san.
No, después de todo, vino de mí.
En ese caso.
“Después de vuestro Gato Afligido, esa excentricidad arrastrada por la calle por un vehículo,
tenemos un carro en llamas que atrae a los muertos al infierno—qué elegante conexión, ¿eh?
Kaka, y es tal como dice ese mocoso de camisa hawaiana, conoce una excentricidad y serás
atraído por las excentricidades.”
“Parece que esto se está convirtiendo en un juego de asociación de palabras… Hmm—así que
si te he entendido bien, ¿estás diciendo que aunque no haya habido una excentricidad de base
como con el Gato Afligido, el Tigre Tirano sigue sin ser del todo original?”
“No existe nada que pueda llamarse enteramente original—es el muro que cualquier creador
a lo largo de la historia ha encontrado inevitablemente. Incluso Sekizen, de hecho. El tigre en
llamas que has conjurado es, sin duda, el producto de todos vuestros conocimientos y
relaciones reunidos, no de una llama cambiante o de un carro en llamas. Uno puede tener
mucha libertad, pero nunca es verdaderamente libre.”
“Así que es como el dicho, todo arte comienza con la imitación.”
“Oh, pero qué forma de pensar tan tímida y masoquista.” Shinobu-chan se encogió de hombros
y se rió. Era una risa espantosa. “Deberíamos pensar que continuamos la tradición de nuestros
grandes antepasados, ¿no es así? Cada uno de nosotros sigue los pasos de otro, y cada uno de
nosotros hará que otros continúen los caminos que hemos pisado. Tomamos el balón que
hemos recibido de nuestros predecesores y lo pasamos a la siguiente generación. Algún día,
alguien podrá patear ese balón y marcar, pero el partido sólo continuará. Esto es lo que
entendemos por linaje, y lo que entendemos por tradición, y quizás alguien pueda seguir a
Black Hanekawa o al Tigre Tirano en el que habéis pensado.”
“Hmm.”
No me gustaría que eso ocurriera.
Pero tal vez mi locura aún tenía sentido si podía convertirse en una lección para las
generaciones posteriores.
Incluso este inútil cuento mío.
Tal vez podría ser de utilidad, pensé.
Bueno, ahora que Araragi-kun había regresado, por supuesto que tenía que salir de la
residencia Araragi, como la masa que se empuja a través de una máquina de hacer pasta—
pero él dijo: “No, no te preocupes. Dormiré en el suelo, así que puedes seguir usando mi cama.
De hecho, dormiré debajo de la cama. Incluso seré tu cama. Prometo cerrar los ojos cuando te
cambies y eso, por supuesto.”
Su amable objeción, sin embargo, sólo sirvió para hacerme sentir que mi castidad estaba en
peligro, así que me negué respetuosamente.
Me alegraba que siguiera tratándome igual que siempre, pero también parecía ser su forma de
demostrar lo inamovible de sus sentimientos, y no pude evitar también sentirme dolida.
Si dejaba que Araragi-kun me retuviera allí más tiempo, tal vez fuera su castidad la que
estuviera en peligro.
Karen-chan dijo que “Nii-chan debería irse para que puedas convertirte en nuestra Onee-chan,
Tsubasa-san” (¡qué malvada!), pero por supuesto eso no iba a ocurrir.
Su familia.
Consiste en ellos y sólo en ellos.
No podía empujarme a mí misma en ello.
Aunque, en retrospectiva, sólo fueron dos días, antes de abandonar su casa agradecí
cortésmente a todos los miembros de la familia Araragi que me habían atendido.
Desde allí, acabé volviendo a casa de Senjougahara-san—la casi incinerada habitación 201,
de los Apartamentos Tamikura.
Al parecer, el padre de Senjougahara-san iba a realizar un viaje de negocios al extranjero de
dos semanas de duración, y de hecho me pidió que me quedara con su hija.
Sabía que tenía que ser una excusa.
No había forma de que le asignaran tan repentinamente un viaje así—no a menos que lo
pidiera.
Ella debió explicarle la situación, y ésta fue su manera de manejar la situación. Debió saber
que no podría permanecer en casa de Araragi-kun durante mucho tiempo, independientemente
de cuándo volviera.
En otras palabras, eso también—era parte de su esquema.
“Hitagi, siempre te he dicho que deberías convertirte en el tipo de persona que ayuda a sus
amigos cuando están en problemas.” Dijo el padre de Senjougahara-san justo antes de
marcharse, con su enorme bolsa de viaje en la mano. “Y eso es exactamente en lo que te has
convertido. Nunca he sido más feliz.”
Le dio una palmadita en la cabeza a su hija.
Y nunca olvidaré la expresión de Senjougahara-san mientras lo hacía.
O la de su padre.
Aunque después conviví con Senjougahara-san durante un tiempo, no es que todo fuera
perfecto.
Después de haber acogido al Gato Afligido y al Tigre Tirano, yo era, para ser franca, un
desastre emocional. Por decir algo, no creo que fuera alguien con quien fuese agradable vivir.
Sin embargo, Senjougahara-san hizo lo que pudo para apoyarme.
“Sé cómo es.” Me dijo.
Me contó con detalle cómo había superado sus agitadas emociones.
Nos enfrentamos, e incluso nos peleamos.
Pero nos reconciliamos después.
Y a medida que pasaban los días, empecé a entender por qué, a pesar de todos los celos que
debía sentir por la novia de Araragi-kun, era la única persona a la que nunca envidiaba.
Sí.
Creo que lo entendí desde el principio.
Araragi-kun.
Senjougahara-san.
Que iban a terminar saliendo.
Que iban a terminar juntos.
Lo entendí—y lo sabía.
En realidad, puede que no lo sepa todo.
Pero eso sí lo sabía.
Así que los sentimientos de apoyo que tenía por su relación desde el Día de la Madre—esos,
al menos, no eran mentira.
“Sabes, Hanekawa-san.” Dijo Senjougahara-san. “Yo pensaba todo lo contrario. Desde que
los vi a ti y a Araragi-kun en abril, pensé que tenían que estar saliendo. O que, al menos,
estaban enamorados el uno del otro. Por eso me sorprendí cuando le pregunté a Araragi-kun
si lo estaban y me dijo que no.”
Y ahora.
Y ahora que siento que puedo ser honesta contigo, dijo antes de continuar.
“Pensé que Araragi-kun iba a rechazarme cuando le confesé lo que sentía. En ese momento,
por supuesto que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para que me dijera que sí, pero no
puedo negar que en algún lugar de mi corazón, una parte de mí se sintió resignada. Es decir,
Araragi-kun estaba tan claramente enamorado de ti—y fue entonces cuando sentí que me había
enamorado del chico que se había enamorado de ti.”
“Ah, entonces sí que es lo contrario a mí.” Comenté. Con una sonrisa, creo. “Dudo que me
hubiera enamorado tanto de él si no fuera porque salía contigo.”
Sí—sé que es lo más tópico que se puede decir.
Pero nos enamoramos de su amabilidad.
Nunca corta nada, nunca tira nada.
Nos hemos enamorado de lo mucho que se le quiere.
Bien—así que mi sensación de que nunca había envidiado a Senjougahara-san por Araragikun era lo único que no había cortado, era mi único y verdadero sentimiento.
Sin embargo, no podía dejar de pensar en lo genial que debía de ser, así que me burlé de ella
por la noche, y sus reacciones fueron maravillosas.
Oh.
Así que amé a Araragi-kun.
Pero yo también quería a Senjougahara-san.
Y sólo cuando fui capaz de admitirlo ante mí misma, sentí que mi corazón estaba bien y
verdaderamente roto.
El dolor y la angustia—había logrado experimentarlos.
Habiendo vivido así durante unos diez días.
Por fin llegó el momento.
Me llegó la noticia de que se había encontrado un alquiler para sustituir la residencia
Hanekawa incendiada—lo que significaba que tenía que irme. Senjougahara-san parecía
preocupada y me dijo: “No es necesario que te vayas tan repentinamente. Por qué no te tomas
tu tiempo hasta que sientas que estás preparada?”, pero ya estaba bien.
No tenía que preocuparse en absoluto.
“Gracias.” Le dije a Senjougahara-san. “Volveré a visarte pronto.” Mientras salía
apresuradamente de los Apartamentos Tamikura—no, eso es mentira.
Lo que realmente ocurrió es que rompí a llorar.
Me dolió tener que dejar a Senjougahara-san, y me sentí impotente al pensar en mi vida futura.
Así que el Tigre Tirano tenía razón.
Realmente era frágil.
Rompí a llorar rápidamente.
Pero Senjougahara-san también lloró, así que tal vez estábamos a mano.
Y sabes, me encontré con Sengoku-chan en mi camino desde el apartamento a la casa de
alquiler.
Sengoku Nadeko—una estudiante de escuela media con vínculos con Araragi-kun.
Sin embargo, nunca nos habíamos relacionado mucho y ella estaba con sus padres, así que no
la llamé. Probablemente no se dio cuenta de mi presencia.
Parecían ser una familia muy unida.
El pensamiento pasó por mi mente—y sentí celos.
No, no, pensé mientras reprimía el sentimiento.
No, no debería suprimirlo.
Soy el tipo de persona que ve ese tipo de cosas y siente celos.
Mi primer paso iba a ser aceptarlo.
Mientras seguía viviendo, comprobaba que en mi corazón seguía ardiendo un fuego—después
de todo, las llamas forman parte de la civilización, sean las que sean.
Sabía que podía evolucionar.
No era Kanbaru-san, pero mi visión se había ampliado hasta el punto de que al menos podía
pasar al lado de una familia feliz como aquella y verlos—así que me parecía que estaba
empezando, efectivamente.
Si te lo estás preguntando, los casos de la residencia Hanekawa y la escuela de preparación
abandonada que se incendiaron se atribuyeron a una combustión espontánea, lo más parecido
a un accidente que se puede conseguir: un cristal de ventana que actúa como lente o algo así,
un aire inusualmente seco para el verano o algo así.
Huh.
Así que el mundo se arregló solo.
Las contradicciones se resolvieron.
Aun así, no creo que pueda permitirme olvidar lo que hice.
Aunque nadie intentó declararme culpable, no era inocente.
Eso era algo que debía estar fresco en la mente de todos los seres vivos—.
La inocencia pura y blanca era imposible.
La casa de alquiler a la que llegué no era demasiado grande. Debían de considerarla una
morada temporal mientras duraba la construcción de la nueva casa. De hecho, parecía que
estaba en el lado más pequeño para el barrio.
Tampoco tenía muchas habitaciones.
Pero ya me había enfrentado a las personas que debían llamarse mi padre y mi madre y se los
había dicho sin ambages.
Les dije cuando me enteré que se habían decidido por un alquiler—.
“Papá. Mamá. Por favor, denme una habitación.”
Y así.
Y así, por primera vez en mi vida, tuve mi propia habitación.
No quería que las hermanas en mi corazón se sintieran apretadas.
Sí.
No es que haya desaparecido.
Tampoco es que el Tigre Tirano haya desaparecido—.
Estaban en mi corazón.
Y tampoco había desaparecido.
La antigua yo también estaba en mí.
Un pensamiento cruzó mi mente.
Una estudiante modelo, una representante de clase entre los representantes de clase, amable
con todos, justa, inteligente, como una especie de santa—quizás la antigua yo que Araragikun describió en esos términos fue la primera excentricidad que creé.
La chica a la que Araragi-kun llamaba verdadera.
Y la chica a la que Senjougahara-san llamó monstruo.
Esa fue la primera vez que me creé a mí misma.
La yo ideal—por la que me había matado de tantas maneras.
Probablemente fue algo que no debería haber hecho.
Lo primero que había cortado de mi corazón era mi yo—nunca se trató de la real, la verdadera
o de la principal, de la dominante o la que controlaba.
Todas eran yo.
Y así—tanto la yo actual como la yo del pasado.
Como también la yo del futuro. Tal vez no había ninguna diferencia esencial entre nosotras.
Al igual que Araragi-kun siempre seguiría siendo Araragi-kun, por mucho que cambiara—yo
nunca cambiaría, sin importar en qué me convirtiera.
Así fue.
Nada ha cambiado.
Eso fue—no el epílogo, sino el remate de esta historia.
Yo soy yo.
Hanekawa Tsubasa.
Mis orejas de gato habían desaparecido y ya no veía ningún Tigre Tirano, pero la mitad de mi
cabello seguía siendo blanco, casi como las rayas de un tigre. Eso parecía una prueba.
Ahora me tiño de negro todas las mañanas, ya que ir al colegio con ese aspecto sería demasiado
vanguardista, pero nunca me parece una molestia ni una pérdida de tiempo.
Es mi forma de comunicarme. Con ellas.
Con mi propio corazón y mente.
La verdad es que lo encuentro divertido.
Sí.
Tengo el presentimiento de que así va a ser mi vida.
Cambiar, incluso cuando nada cambia.
Utilicé la llave que me habían dado para abrir la puerta principal: parecía que aquellos dos no
habían vuelto aún del trabajo y que no había nadie en casa. Era una casa completamente
desconocida para mí, pero por alguna razón, no me pareció que me estuviera colando en la
residencia de un extraño. En todo caso, me resultaba familiar. ¿Es así como se supone que
deba sentirme al abrir la puerta?
Preguntándome, empecé por subir las escaleras.
Un paso a la vez.
Como si estuviera saboreando el acto.
Cuando subí la última escalera y llegué al segundo piso, por alguna razón pensé de repente en
Mayoi-chan.
La chica que había estado perdida durante mucho tiempo cuando la conocí.
La Vaca Perdida—cierto.
Así que tal vez la primera fuente que había citado para crear el Tigre Tirano no había sido
ningún carro llameante o llama cambiante, sino la Vaca Perdida.
Por supuesto, Mayoi-chan ya se había separado de la Vaca Perdida, pero podía ver que era una
especie de eco. Tal vez enterarme de la ausencia de Araragi-kun no era la única razón por la
que me había topado al Tigre Tirano justo después de encontrarme con Mayoi-chan.
Al parecer, hubo un tiempo en que las vacas y los tigres se confundían entre sí—por lo que no
parecía imposible.
Había perdido de vista a la familia y al hogar—por lo que me pareció una excentricidad
apropiada en la cual basarme.
Desde ese día.
No, desde que conocí a Mayoi-chan en el parque aquel día de mayo—me había perdido.
Deambulando de un lado a otro, por aquí y por allá, merodeando y errando.
Debo haber estado vagando.
Pensé para mis adentros.
Hablaría con Mayoi-chan de ello la próxima vez que la vea.
Realmente me había perdido, ¿no?
Estuve tan perdida como uno puede estarlo.
Pero gracias a eso, pude conocer a mucha gente.
Así es, a mucha gente.
Fui testigo de varias familias.
Fui testigo de varios yoes.
Por eso pude llegar a ser yo misma.
Si la yo del pasado soy yo, también soy la yo del futuro.
No hay ningún momento en el que no sea yo.
Entonces, ¿qué yo seré mañana?
Mirando hacia delante, pongo la mano en el pomo de la puerta.
Es mi habitación, me la han dado.
De estilo occidental, de unos 30 metros cuadrados.
Aunque sólo por los seis cortos meses que faltan para la graduación—este lugar es, sin duda,
para mí.
Un lugar para nosotras.
De la nada, recordé el pasaje añadido a la carta que dejé en mi cuaderno aquel día.
No, no es lo suficientemente largo como para ser llamado un pasaje—una línea, o sólo unas
pocas palabras.
Sólo un pequeño saludo de un gato blanco que siempre estuvo conmigo, que me protegió en
todo momento.
Una expresión común.
Una que pasa por los labios de todos como algo normal del día.
Pero es la primera vez en mi vida que las pronunciaba.
“Estoy en casa.”
Entré en mi habitación.
Por fin he conseguido volver.
Palabras del Autor
Hay muchos casos en los mangas en los que el protagonista se ve abrumado por, digamos, los
deberes de verano y suplica algo ridículo, como “Si tuviera dos cuerpos” o “Quiero que haya
otro yo”. La mayoría de esas historias, sin embargo, parecen conformarse con el chiste de que
igual flojean cuando son dos u otro yo y no hacen más trabajo. Suena plausible, pero cuando
lo pienso realmente, no lo sé. La cuestión es que ambos cuerpos tienen libre albedrío, y si una
sola voluntad pudiera controlar varios cuerpos, ¿no habría una mejora dramática en la
eficiencia? En otras palabras, una sola cadena de mando operando tanto el cuerpo A como el
cuerpo B, como una mano izquierda y una derecha. Tal vez pienses que estoy haciendo el
ridículo, pero en realidad no es así; dados los increíbles avances en la comunicación
inalámbrica en nuestro mundo, supongo que no puedo negar la sensación de que alguna
solución extremadamente mecánica podría servir. Un manipulador, por decirlo con simpleza.
Pero entonces, si nos expandimos ilimitadamente de esa manera, tal vez ya no podamos saber
dónde terminamos. ¿Debemos considerar que los zapatos que llevamos cuando salimos a la
calle forman parte de nosotros mismos? ¿Son las uñas parte de nosotros antes de cortarlas,
pero no después de hacerlo? ¿No podríamos decir que los libros que cubren nuestras
estanterías son nosotros? ¿Lo que conocemos forma parte de nosotros, o es mero
conocimiento? La cuestión de qué es el yo y hasta dónde llega ha ejercitado a muchos humanos
desde siempre, y si se piensa en ello, quizá ninguna época lo haga como la sociedad actual.
A pesar del título, NEKOMONOGATARI (WHITE) no pretende formar un par con
NEKOMONOGATARI (BLACK), no en particular. Ya sea (BLACK) o (WHITE), cada cuento
puede valerse por sí mismo, y en primer lugar tienen narradores diferentes, ¿no? Digamos que
si
BAKEMONOGATARI,
NEKOMONOGATARI
(BLACK)
KIZUMONOGATARI,
NISEMONOGATARI
fueran
temporada,
la
primera
entonces
y
este
NEKOMONOGATARI (WHITE) estaría comenzando una segunda temporada. Estoy
exagerando a propósito, pero tengo la sensación de que hasta el volumen anterior, la narración
ya “existía” cuando empecé la serie (independientemente de que realmente la escribiera toda),
mientras que el relato a partir de este libro era un futuro desconocido incluso para el autor. Me
pregunto si esto es lo que llaman personajes que actúan por su cuenta, pero en cualquier caso,
el plan es lanzar otros cinco libros más o menos. ¿Cuál será su historia? Bien, esta ha sido una
novela que he escrito en un porcentaje de gatos para entretenerme, NEKOMONOGATARI
(BLACK). Perdón, NEKOMONOGATARI (WHITE).
Hemos pedido a VOFAN que siga dibujando las portadas y los encartes de la segunda
temporada. Sin embargo, Hanekawa-san tiene demasiadas portadas. ¿Tres en la serie? ¿Y si
también está en la siguiente? Me lo imagino. Bueno, por favor, esperen la próxima entrega,
incluyendo quién va a estar en su portada. En realidad, me sorprendería que fuera alguien más
que Hachikuji.
Espero que todos sigan acompañándome.
NISIOISIN
Palabras del Traductor
El que esté libre de pecado… imagino que ya saben el resto, igual que aquel supuesto dilema
de cierto animal que hace alusión de que al interactuar con otros inevitablemente haremos
daño a otros y, bueno, también a nosotros mismos.
Este volumen o arco, como lo quieran ver, me parece dos cosas. La primera una
deconstrucción, o una inspección total de lo que representa Hanekawa como personaje y la
segunda el cómo es imposible vivir sin dejar algo tras de ti, llámalo marca, legado o impresión,
por muy leve que sea lo habrá.
Además de eso, déjenme volver a felicitarlos por llegar al día de hoy, somos lo que somos por
nuestras vivencias, pero a la vez a pesar de ellas. Vivir no es sencillo, sean las condiciones que
sean, la psique humana es inconforme por naturaleza. Por eso mismo, una vez más,
felicitaciones, has superado otro día, has tenido la virtud de ser una día más viejo, haya sido
una mierda de día o no, ya sea que este haya comenzado o no, pasara. Acompáñame en este
leve momento que es el ahora, respira un momento y sigamos adelante.
Seré breve en esta parte, este volumen fue la introspección de Hanekawa sobre sí misma y de
cómo había vivido en ese momento, dándose cuenta de que debía aceptar lo que la hacía
humana, que la malicia, los celos y la envidia también forman parte de nuestro ser.
Como siempre, no me considero digno de haber trabajado en esto, solo seguiré diciendo:
gracias por leer.
No pienso publicitarme, solo déjame decirte que si algún día esta maravillosa historia se
serializa en tu país destruye esta versión y adquiere la original, humildemente te lo pido. Sin
embargo, esa es solo mi petición, no tengo no la moral ni el poder para detenerte de lo
contrario.
Sin importar si es animado o escrito siempre duele ese momento donde Hanekawa se quiebra
y comienza a llorar, sin más nos leemos (?) en otra ocasión.
Frase Final
Para Tigre Tsubasa:
Vivir es querer sin descanso o restaurar cotidianamente la propia
voluntad.
HENRI-FRÉDÉRIC AMIEL.
Escritor suizo de lengua francesa.
(1821-1881)
Para todos de Ferindrad
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