EL CONFLICTO RUSO-UCRANIANO BAJO LA LUPA Gas, agua y realpolitik La actual crisis en Ucrania responde a una serie de motivantes que poco se discuten adecuadamente en los medios masivos de comunicación, simplificando el asunto a niveles preocupantes, incluso llegando a visualizarlo en términos de una dicotomía clásica de “buenos versus malos” que poco aporta a comprender lo que está puesto en juego, y menos aun contribuye a concebir como resolverlo. En este asunto se entrecruzan varias cuestiones: energéticas, hídricas, geopolíticas e históricas, que vale la pena analizar para visualizar de mejor modo esta situación y comprender como puede desarrollarse o en el mejor caso mitigarse así como visualizar los potenciales focos conflictivos que pueden desencadenarse como resultado. EL ASUNTO DEL GAS NATURAL En 2015 John McCain declaró: Russia is a 'gas station masquerading as a country' En efecto, si uno observa el PBI del estado de mayor extensión territorial del mundo, aprecia que no es más importante que el de España siquiera. Económicamente es una nación que, en ese sentido, deja mucho que desear. No obstante ello, Rusia sí es una superpotencia a nivel militar, y sobre todo a nivel energético. De hecho, Rusia es el segundo productor mundial de petróleo, incluso por delante de Arabia Saudita. Además, posee la mayor reserva mundial de gas natural sobre todo en Siberia, convirtiéndolo en el exportador número uno de gas natural del mundo. Se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que las ganancias obtenidas de las ventas de hidrocarburos al exterior constituyen un aspecto fundacional del poder del estado ruso moderno. Se aprecia fácilmente si se considera que representan el 50% del presupuesto del gobierno ruso y aproximadamente el 30% del PBI ruso. El capital que ingresa de estas ventas ha sido empleado para ampliar y/o reforzar las fuerzas militares, pagar deudas, acumular reservas y financiar su restitución como potencia mundial tan dañada luego de la caída del muro. Rusia es, esencialmente, un petro-estado; el único con pie en Europa. Al menos, por ahora… Ahora bien: ¿quién es acaso su principal cliente? Esto lo saben contestar actualmente prácticamente todos: la Unión Europea, sobre todo Alemania (la cuarta potencia económica mundial) que importa el 50% de su demanda de gas natural desde Rusia, y los países de Europa del Este que presentan porcentajes que exponen aún mayor dependencia. De hecho, el 35% del gas natural que se consume en Europa proviene solamente de Rusia. Estos ingresos provenientes de Europa son por tanto de importancia capital para que funcione adecuadamente el gobierno ruso. Para la UE resulta M.L.L. 01-03-22 indispensable disponer de gas tanto para calefaccionar a su población en invierno como para suplir la generación de energía eléctrica, principalmente luego de haber realizado un ataque sostenido sobre la energía nuclear en los últimos años producto de los movimientos “verdes”, lo cual aumentó la vulnerabilidad de su matriz energética ante una falta de provisión de gas natural. Ahora bien: ¿qué tiene que ver Ucrania con esta simbiosis tan explosiva entre Rusia y la UE? Sencillamente, Ucrania representa un potencial foco disruptivo -quizás el único- a este poder que Rusia ostenta y sostiene sobre los países europeos. Existen dos cuestiones asociadas a este tema: i. ii. La cuestión de los gasoductos Las reservas de gas ucranianas Respecto al punto (i) durante la época soviética, cuando todavía Ucrania era parte de Rusia, se construyeron dos gasoductos que transitan el territorio ucraniano, constituyéndose en un puente que transportaba en forma directa el gas desde Siberia a Europa. Con la independencia ucraniana, inmediatamente este país pasó de ahí en más a cobrar tarifas sobre el transporte de gas desde Rusia hacia Europa. A Rusia no le quedó otra que aceptar estos términos, dado que simplemente no existían otros gasoductos que pudieran reemplazarlo. Ya en 2005, el 80% del gas ruso exportado a Europa pasaba necesariamente por Ucrania. M.L.L. 01-03-22 Para resolver este asunto Rusia construyo nuevos gasoductos como Yamal-Europa que transita por la fiel Bielorrusia y Nord Stream 1 y 2 (este último aún pendiente de la aprobación alemana) por el mar báltico. También en juego está el South Stream, Blue Stream, y Turk Stream por el Mar Negro de modo que el objetivo ruso era prácticamente dejar de depender de los gasoductos ucranianos para el 2024. Atacado este asunto, entra en juego el punto (ii). Sucede que alrededor del 2012 pareció comenzar a existir la posibilidad concreta de que la zona económica exclusiva (ZEE) de Ucrania en el Mar Negro (considerando Crimea en ese entonces parte de Ucrania) disponga potencialmente de mas de 2 trillones de m3 de gas natural concentrado principalmente en la península de Crimea. Además, los avances tecnológicos de los últimos tiempos permitían ya poder aprovechar las zonas con reservas de shale gas, curiosamente localizados en Donetsk y Jarkov en el este y una tremendamente importante en los Cárpatos, al oeste. M.L.L. 01-03-22 Dicho de otro modo, a partir de 2012 existía de repente la posibilidad de que Ucrania se convirtiese en la décimo cuarta reserva mundial de gas natural. Ucrania, sin embargo, carecía de las finanzas, el equipamiento y la tecnología para poder explotar debidamente estos recursos. Naturalmente lo que hizo Ucrania es empezar a brindar derechos de exploración, perforación y explotación a compañías como Royal Dutch Shell y Exxon Mobile. Era entonces factible pensar que Ucrania se convirtiese en el segundo petroestado de Europa, capaz de reducir la participación rusa en las ventas a Europa de gas, lo cual lo convertiría no solo en un competidor serio del estado ruso, sino tal cual dijimos antes, implicaba un serio daño al presupuesto de la Federación Rusa, tan dependiente de las ventas de gas a Europa. Además, este hecho haría más sencilla la integración de Ucrania a la UE y a la OTAN. Cuando se realizaron estos descubrimientos en el poder se encontraba Yanukovich, que era un dirigente ucraniano pro-ruso. Mientras eso así se mantuviese, no había mayor riesgo con este asunto. Pero cuando en febrero de 2014 lo volteó la revuelta pro-UE conocida como Euromaidán, Rusia sin perder tiempo pasó a anexionar Crimea como todos sabemos. Pero si volvemos al mapa que veníamos observando, queda claro que al anexionar Crimea también se anexionó 2/3 de la costa Ucraniana y, por consiguiente, la mayor parte de la ZEE marítima; en ella de paso se quedó con el 80% de las reservas potenciales de gas y crudo off-shore. Por otro lado, también se apropió de activos valuados en miles de millones de dólares como ser equipamiento de perforación y otros. Con ello, se aseguraron de arruinar la posibilidad de que Ucrania ponga en riesgo la supremacía global rusa en la provisión de gas natural a Europa. M.L.L. 01-03-22 Para terminar de hacer el jaque mate sobre Ucrania en este asunto, también resulta que las zonas conflictivas se desarrollan bastante cerca de las reservas en cuestión. Esto es visible sobre todo en el este, en el conflicto de Donbass, y en el Oeste en Transnistria. ¿Coincidencia? Difícil, más teniendo en cuenta que al desarrollarse estos conflictos rápidamente Exxon y Shell se bajaron de los contratos que tenían con el gobierno ucraniano. Todo este asunto da a entender que para Rusia evitar que una Ucrania pro-occidente empiece a suministrar gas a Europa era algo de carácter mandatorio e innegociable. Permitir que Crimea vuelva bajo control ucraniano es imposible de aceptar para Rusia dado que además de renunciar a la ZEE, también implicaría renunciar a Sebastopol, que es el único puerto del que dispone actualmente Rusia libre de hielo a lo largo de todo el año (i.e. el único puerto que se asemeja a uno de “aguas cálidas”, algo que anhela Rusia desde tiempos históricos); puerto que además es indispensable para que la flota rusa pueda operar en el Mar Negro y en el Mediterráneo. M.L.L. 01-03-22 A sabiendas de esto, Ucrania como miembro de la OTAN dispondría de toda la capacidad para amenazar a Rusia como fuente primaria de energía a Europa y pondría en jaque al puerto de la armada rusa de mayor valor geoestratégico. EL RECURSO HÍDRICO EN CRIMEA Respecto a Crimea hay otro asunto que poco se comenta en general. Crimea actúa básicamente como una isla de una geografía tal que posee prácticamente nulas reservas de agua dulce apta para consumo humano o agricultura. Previo a 2014, alrededor del 85% del suministro de agua a Crimea se realizaba a través de un canal que data de la era soviética. r M.L.L. 01-03-22 Luego de la invasión, los ucranianos llenaron de cemento la zona del canal marcada con la X en la imagen. Por tanto, de ahí en más Crimea sufrió una sequía tremenda que, empeorada por la dinámica climática, en 2020 marcó un récord histórico (de 150 años de registros). La capital Simferopol hoy dispone de un reservorio de agua dulce al 7% de su capacidad, y la población vive racionamientos constantes de agua. Con la importancia que tiene el agua en el día a día el lector puede imaginarse que no es una situación socialmente sostenible. Ante esto el gobierno ruso enfrenta un déficit tremendo tratando de sostener a Crimea, de hecho se vio obligado a construir un puente increíblemente costoso para conectar la península a la plataforma continental rusa. Todo este gasto anual solo tiene una solución: resolver el bloqueo ucraniano del canal. Como se aprecia, también hay un conflicto relativo al recurso hídrico. Claro está que Ucrania no puede recuperar Crimea por sí sola. Pero como parte de la OTAN, cualquier chispa podría desarrollarse en forma “inesperada” y confusa en las regiones de Donbass o Crimea, y hacer que de repente se active el artículo 5 de la OTAN que en esencia reza que un ataque armado contra una de las partes o varias, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas, y en consecuencia todas las partes deberán responder con las medidas que se juzguen necesarias, incluso el empleo de la fuerza militar. Ante ese evento Rusia sabe que no podría ganar, nunca. Rusia además presenta un serio problema demográfico, de hecho posee una de las tasas de crecimiento demográfico más preocupantes del mundo, con lo cual entiende que si no actúa hoy luego no dispondrá quizás del capital humano para imponer sus intereses en el tablero geopolítico. LA OTAN Y LA CUESTIÓN GEOGRÁFICA Otro asunto relevante bastante evidente es que la geografía Rusa en su lado occidental es tal que sino se expande hacia el oeste y desarrolla una zona “buffer”, entonces su territorio queda muy expuesto a una invasión dado que hasta los Urales estamos en presencia de una inmensa llanura, muy fácil de invadir en cuanto a obstáculos geográficos se refiere. Esto ha sido en cualquier época histórica una preocupación central de Rusia, sea soviética, zarista o Putinista, y por eso siempre han presionado de ser posiblehasta la frontera alemana. En el marco actual, la posición es bastante endeble, pero el problema está únicamente en la frontera de Bielorrusia con Polonia. Los estados bálticos están al lado, cierto, pero son muy fáciles de atrapar en una maniobra circular sobre el corredor de Suwalsky. El corazón del asunto yace sin dudas en la cuestión ucraniana. Básicamente, Ucrania dispone de una gran barrera geográfica a nivel occidental que son los montes Cárpatos. Pero pasada esa barrera no existe ninguna oposición para marchar hacia Moscú. Obsérvese el mapa debajo que asume una hipotética incorporación de Ucrania a la OTAN. En ese caso la línea defensiva expone a Moscú a menos de 1000 km de distancia del enemigo, mediando entre ambos un terreno M.L.L. 01-03-22 plano y prácticamente imposible de defender adecuadamente. Pero, sobre todo, esta línea defensiva quedaría a 300 km de Volgogrado. Si alguien tomase esta ciudad, corta absolutamente el río Volga, que es la arteria principal de la Federación Rusa, por la cual viajan los suministros hidrocarburíferos del Cáucaso y el Mar Caspio hacia el resto del país. De hecho, esto fue lo que los alemanes quisieron lograr y por lo cual pusieron “toda la carne al asador” en los tiempos que esta ciudad se denominaba Stalingrado. Otra cuestión que se vislumbra observando el mapa es que Bielorrusia se vuelve indefendible, quedando rodeada por todos lados, razón por la cual también es un estado que siendo aliado incondicional de Rusia, se encuentra preocupado por el asunto ucraniano. Para la óptica rusa, si la OTAN es considerado una alianza agresiva hacia Rusia, para esta última entregar Ucrania es básicamente resignarse a entregar su autonomía como nación y la independencia de sus decisiones a futuro a la alianza transatlántica. En esencia, si admite quedar en jaque mate geopolítico pierde entonces todas las cartas y pasa a ser un país sometido a la OTAN; y los dirigentes estiman que eso no augura nada positivo para una nación tan grande, importante y orgullosa como Rusia. Para Putin, el costo-beneficio está bien medido: es preferible el aislamiento internacional con todo lo que ello implica a entregar su soberanía a las potencias occidentales – esencialmente a EEUU. LOS CONFLICTOS SEPARATISTAS Por último, no se puede desconocer el hecho de que previo a esta invasión ha habido en la región de Donetsk y Lugansk alrededor de 14.000 muertos en el conflicto separatista que estas repúblicas autoproclamadas sostienen con Ucrania y que sin duda no ha sido bien manejado por este último. Por consiguiente, era de esperar que Rusia aprovechase la situación que ellos mimos instigaron. Recordemos que el empleo de esta estrategia ya sucedió en 2008 en la invasión rusa a Georgia donde finalmente se culminó el asunto con la “separación” de dos regiones que hoy en día son prácticamente provincias rusas: Osetia del Sur y Abjasia. Además, si bien la población de Georgia no los quiere ni ver en M.L.L. 01-03-22 figurita a los rusos, el gobierno es todo lo pro-ruso que se puede ser en ese marco social. Esencialmente, no es “pro-ruso” al estilo bieloruso, pero tampoco se comporta en contra de los intereses de Rusia. Sería esperable que ese sea uno de los objetivos de esta operación militar actual: cuanto menos lograr la neutralidad de Ucrania y su desmilitarización en términos efectivos. También sería esperable que el avance sea tal que no solo garantice la independencia de las repúblicas orientales separatistas, sino también que ocupe un territorio tal que se evite un potencial bloqueo de agua que nuevamente desestabilice el suministro hídrico a Crimea. Por último, podría ser también un objetivo ruso tomar toda la costa ucrania y finalmente bloquear el acceso a los recursos gasíferos off-shore. EL PRECIO DEL BARRIL COMO CLAVE Es fundamental comprender que existe una relación unívoca entre el precio de los hidrocarburos y la propensión rusa a actuar en forma decisiva. En esencia, dado que el precio de los hidrocarburos es tan determinante en los ingresos de las arcas rusas, en momento de un alza importante del mismo o un período sostenido de precios elevados, Rusia se siente más confiada para actuar dado que dispone de mayor capital para afrontar las consecuencias resultantes. Es fácil ver las correlaciones de lo susodicho en el gráfico siguiente: M.L.L. 01-03-22 Queda evidenciado que, ante la amenaza de una agresión rusa, la herramienta fundamental de occidente consiste en el slogan: “Drill, drill, and drill!”. De la OPEC no se puede esperar ningún tipo de aporte a este asunto, dado que ellos se preocupan por la “salud” del mercado petrolero a largo plazo, y si el mismo no esta sub-atendido, no tienen motivos para atender a los intereses del atlantismo (por llamarlo de algún modo). Por otro lado, las potencias occidentales bajo lo que exige la agenda del cambio climático han estado recorriendo un sendero en detrimento de la producción de gas y petróleo que se encuentra bajo su control. De modo que las políticas de los últimos tiempos han actuado en contra del interés estratégico de poder reaccionar ante este tipo de situación, cuestión que ha quedado evidenciada en el presente conflicto de Ucrania. DAÑOS COLATERALES Para cerrar, es dable realizar un pronóstico de lo que puede ocurrir en el corto plazo debido a este conflicto. Nadie puede realmente hablar con certeza del futuro pero sí podemos señalar algunos elementos que podrían constituir un problema serio. Por un lado, se encuentra la inflación evidente en el precio de muchas commodities, agravado este asunto por las sanciones impuestas a Rusia y su remoción del sistema SWIFT. Sería esperable que no solo los recursos energéticos, sino también metales como aluminio, cobre, níquel y cobalto entre otros sufrieran disrupciones de oferta (sumadas a las ya existentes debido a la pandemia) dado que los mismos son producidos en gran escala por Rusia. También se ven afectados enormemente metales como el paladio, de M.L.L. 01-03-22 importancia capital para los catalizadores de los vehículos. La población de Occidente debe saber que tendrá que absorber el impacto inflacionario que estas medidas y este conflicto acarrean, y que se harán sentir en poco tiempo. Otro asunto muy conocido es el relativo al mercado de granos. En particular tanto Rusia como Ucrania representan en conjunto aproximadamente un cuarto de la producción mundial de trigo. Podemos ver (mirando por ejemplo el precio de los futuros de trigo estadounidense) el tremendo incremento en el precio del mismo a medida que el conflicto se fue desarrollando. Estas mismas disrupciones debido a las tensiones en la zona del Mar Negro alcanzan también al maíz y el aceite vegetal. A esto se añade que Rusia es un exportador de alto peso en fertilizantes de fósforo, nitrógeno y potasio. Los precios de, por ejemplo, la urea han aumentado más del 30% en consecuencia. Además del evidente aumento en los precios de los alimentos a escala global (considerar que China importa un tercio de su consumo de maíz desde Ucrania, principalmente destinado a alimentar su inmensa población porcina), es dable reseñar que los países más dependientes de las exportaciones de trigo son los de medio oriente y el norte de áfrica. Naciones como Egipto alimentan a sus mas de 100 millones de habitantes importando el 85% del trigo que consumen desde Rusia y Ucrania. En otra escala, pero igualmente importante, son los daños a la industria turística en países como Turquía y Egipto, que suelen recibir enormes cantidades de turistas rusos anualmente. Por consiguiente, no sería descabellado pensar que de no poder sostenerse el evidente conflicto social que esto puede desencadenar podríamos estar en las vísperas de una nueva suerte de primavera árabe. Como se aprecia, la dinámica actual puede desencadenar en una cantidad considerable de nuevos focos conflictivos que afecten al tejido social de muchos países, sobre todo aquellos más vulnerables. M.L.L. 01-03-22