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Trabajo presentado en Reuniones de Psicoanálisis Zona Sur - Lic. Vicky Juana Miguel

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Buen día a Todos. Es una alegría enorme poder estar hoy reunidos de esta forma hablando de
psicoanálisis, dando así una de las mejores respuestas a este momento tan difícil que nos toca
atravesar. Cuando a principio de año pensamos en celebrar y homenajear a Freud a 100 años de “Más
allá del principio del placer”, no imaginábamos nunca que apenas dos meses después íbamos a
confrontarnos con este real.
Esta es la sexta reunión del año en que vamos a seguir trabajando el texto, intentando establecer desde
la insistencia significante algo nuevo, sin dejar de pensar también que seguramente tomare algunos
conceptos que ya presentaron mis colegas aunque con el recorte propio.
Mis colegas nos introdujeron en los textos que precedieron y siguieron al “más allá” que mostraban al
arribo de este momento de torsión, acopio teórico y posiblemente también de fracasos en los
tratamientos. Pero esto no es sin las marcas subjetivas de Freud en esos años. Fue en 1920 en medio
de la Gripe española, que pierde a su amada hija Sofi de 26 años en apenas 5 días afectada por una
neumonía.
La población inerme ante un virus de influenza enemigo e invisible se reducía drásticamente. También
como hoy se contaban muertos. La cifra fue tres o cuatro veces mayor a la que dejo la Gran guerra. Al
menos 50 a 100 millones de muertos. Es en esa época que Freud también pierde producto de un
suicidio a su discípulo dilecto Victor Taut y a un colega muy cercano Anton Von Freund quien muere de
cáncer.
Son múltiples las cartas donde Freud expresa este momento. El 8 de febrero de 1920 escribe. “Querido
Jones: ya conoce usted el infortunio que me ha ocurrido, es totalmente deprimente y una pérdida
inolvidable. Pero dejemos esto de lado por el momento, la vida y el trabajo deben continuar mientras
sigamos existiendo”.
Freud nos invita a seguir trabajando ante sucesos tan arrasadores y es lo que intentaremos en el
psicoanálisis en extensión y también con nuestros analizantes.
”Más allá del principio del placer” Es un texto de vigencia y actualidad que hace que volvamos sobre el
para seguir interrogándonos.
Introducir la pulsión de muerte y la repetición, lo más pulsional según el decir de Freud, es decisivo en
la experiencia de los análisis que conducimos. Constituye aquello con lo que nos encontramos cuando
escuchamos al inconsciente.
(Se trata de la recuperación siempre fallida de un goce anudado por la función de falta a un goce en
tanto perdido.)
Se le muestra a Freud en tanto fracaso, falla que insiste como lo que no anda, lo que lo simbólico no
logra recubrir y que Lacan retoma como campo de goce. Aquello que tanto inquieta a los analistas y
que nos va a permitir ubicar lo que hace obstáculo al movimiento del deseo. Lo que obtura la falta y
hace presente al objeto de la pulsión.
Lacan retoma el “Más allá” y lo trabaja a lo largo de su teoría
Es en el Seminario 11 que le dará a la repetición un carácter sufriente pero también novedoso.
Comienza destacando la cantidad de confusiones y ambigüedades respecto al concepto de repetición,
apunta al inconsciente en su discontinuidad (FREUD saber no sabido LACAN red sincrónica de
significantes) e inicia un recorrido hacia su formalización, como una operación como un mecanismo
para la cura (para elaborar el trauma) y al mismo tiempo como ley constituyente del sujeto mismo.
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Muestra su interés en esta época en introducir el registro de lo real en la dirección de la cura. Orientar
nuestra praxis al hueso de lo real, dirá
Pero ¿Dónde encontramos ese real?
Toma Tyche y Automaton, conceptos de Aristóteles y los cruza con “Más allá del principio del placer”.
Se interroga por que la repetición apareció en las neurosis traumáticas. Le da a la Tyche el valor del
encuentro fallido con lo real, lo cruza con lo inanimado, con 1920 con la pulsión de muerte y lo separa y
diferencia de Automaton, repetición ligada a los significantes, del lado de lo simbólico a que nos
somete el principio del placer. Es importante distinguirlos en su diferencia para la clínica. Debemos
distinguir y diferenciar la repetición de lo mismo, repetición de lo real y repetición de lo no idéntico,
repetición de lo simbólico. (Tyche no es Automaton.) Deja inscripta la repetición en relación a la Tyche.
Le otorga el sello de encuentro fallido porque se escabulle y porque se trata de un desencuentro que es
estructural y estructurante entre lo anhelado y lo hallado, punto privilegiado donde el síntoma
empalma con lo real, e introduce la noción de lo traumático. Aquí el síntoma presenta dos caras: el
padecimiento sufrimiento, dolor y la satisfacción del goce difícil de abandonar, tarea de despegue a
realizar en la cura.
Lacan va a decir que la repetición como Tyche yace detrás del Automaton. Cuando el significante
parece agotarse, lo real surge allí empujando con fuerza, debemos estar preparados porque ese empuje
de lo real, será algo trascendente en la transformación del padecimiento del sujeto.
Dando un salto en la teoría es en el Seminario 17, “El reverso del Psicoanálisis”, que articula repetición
en su estrecho vínculo con el goce.
En este momento la repetición es de goce. El goce es en Lacan lo que para Freud es la pulsión de
muerte. Dirá que el goce va en contra de la vida, que es un retorno a lo inanimado. En este seminario la
idea de pérdida se profundiza y ubica al goce más allá del principio del placer. Hace referencia
nuevamente a Kierkergaard aludiendo que la repetición nunca logra la identidad. Apunta a lo nuevo y
otorga la libertad. Solemos acentuar el carácter sufriente, el carácter de ligadura y nos olvidamos que
hay un carácter novedoso en ella.
Toma de la termodinámica el concepto de entropía, que implica que una pérdida de energía puede
producir una equiparación equilibrio homeostasis y lo subvierte en beneficio de la teoría psicoanalítica.
Que se pierda energía permite que haya movimiento. Perdida de goce necesario para avanzar.
Pero hay pérdidas y pérdidas… una pérdida que invita a la repetición de lo mismo que es tanática lleva a
la muerte y hay una pérdida, una falta, que estimula el deseo y el goce enlazado al deseo, insistencia
significante necesaria para avanzar
La idea de pérdida en torno a la repetición se profundiza. Y da un paso más y propone la repetición
como una labor operatoria, un trabajo con una lógica que apunta a lo real en un encuentro fallido que
remite al goce en su exceso para restarle goce y al mismo tiempo en esta transformación de goce se
instituye el sujeto en tanto dividido.
Lo nuevo es el sujeto mismo, respecto a lo que recibe del Otro. Es el punto donde el sujeto se corta
escrituralmente de la demanda del otro o del goce que se ha ofertado junto con la demanda o formando
parte de esa demanda.
Lacan leyó la repetición con el rasgo unario, marca del Otro en el sujeto. Cuestiones ligadas a la
operación de la alienación. Desde esta lógica el trabajo en un análisis supone leer las marcas de la
estructura y aislar el rasgo para propiciar el mecanismo de la separación. Este rasgo determina leer el
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objeto del fantasma que cada sujeto actúa sin saber el libreto y que en el lazo al otro dará argumento a
un modo repetitivo de gozar. Posibilitado por las intervenciones del analista con cada vuelta dicha en
análisis se podrá horadar al Otro en su imperativo de goce.
Es lo que nos muestran los juegos de los niños recortándose del goce ofertado en la demanda, para
poder apuntar a lo nuevo y empezar a recorrer sus senderos
La operación de la repetición en su lógica queda enmarcada entre ese exceso de goce y la pérdida de
goce que será, inscripta como tal. Lacan apunta a la ligadura como escritura en la doble vuelta en su
efecto de retroacción. Goce a interrogar, a perder y principalmente a reanudar de otro modo y gozar de
la vida.
Entonces no podemos pensar al sujeto ni a la repetición en el marco del principio del placer, sino en el
hueso de lo real en el más allá del principio del placer. Tema nodal para nuestra praxis. La raíz del sujeto
toca eso no ligado, goce necesario subvertir para que pueda vivir su vida de otro modo.
Freud ya nos dijo en 1924 que va a considerar al masoquismo en relación a las pulsiones como resto,
como aquello que de las pulsiones no se ha podido enlazar como satisfacción. Cantidad que rebasa no
ligada y produce padecimiento.
La lógica es de la repetición y si lo que precisa es el goce es porque se trata de su conmemoración y de
su pérdida, rememoración de un goce perdido. El sujeto deja de estar identificado a una especie llegar a
escribir un orden de falta y producir una modificación en la economía pulsional. Será a partir de los
medios dichos de la verdad que el analizante arribe a un decir interpretativo que permita poner lo que
era del orden del goce a causa del deseo.
Hoy todos estamos desamparados. En estos días en que la irrupción de un real nos confronta con el
desamparo propio del trauma, puede ser una tentación pedir al padre ideal con su oferta de excesos de
goce de todo tipo para que tape las fisuras de la angustia, el anonadamiento, la soledad, el desamor, el
encierro.
Para los analistas se tratará de seguir apostando al “siga hablando” (algo nuevo va a aparecer) Es
nuestra responsabilidad ética hacer entrar al sujeto en el orden del deseo, anoticiarse que el otro está
incompleto y apoyar su lazo en el pequeño otro indispensable para elaboración de la pulsión devolverle
así ante todo intento de borramiento y poder devolverle a la palabra la dignidad como lo hicieron
nuestros maestros.
Me serviré del primer capítulo del libro “En caso de amor. Psicopatologia de la vida cotidiana” publicado
en 2009 y traducido al castellano en el 2019, de Anne Dufourmantelle.
Ann Filósofa psicoanalista y novelista francesa que impulsaba a vivir una vida que aceptara los riesgos y
ésta cobre así su verdadero sentido.
Para ella el psicoanálisis era una decisión en la vida, un proceso de transformación subjetiva, una
apertura, una aventura con el coraje para afrontar la verdad del deseo, cualquiera sea.
El libro se trata de una serie de ensayos, de relatos… provenientes de su labor clínica que giran
alrededor del núcleo de la vida: el amor. El amor y sus declinaciones, amar ser amado, miedo a ser
abandonado, celos, posesión, odio, indiferencia, paz, bordes no cicatrizados...análisis que ella dirigía
intentando dar cuenta de la fijación del sujeto en un mecanismo de repetición.
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Afirmaba además de manera sostenida que los analistas trabajamos en situaciones poco confortables y
desde nuestras fallas, fracturas más íntimas.
Reflexionaba también sobre el mundo actual y denunciaba las supuestas opciones de seguridad y
protección que la sociedad y los gobiernos ofrecen, actuando como estructuras que refuerzan el control
y libertades de los sujetos.
”Vivimos bajo anestesia local, envueltos en celofán, buscando desesperadamente una sustancia o un
amor que pueda despertarnos sin asustarnos” decía.
Ann muere a los 53 años el 21 de julio de 2017 .Fiel a sus ideas entra al mar al ver a dos niños en
dificultades por el cambio de la marea. El equipo de seguridad logró socorrer a los menores pero los
esfuerzos para salvarla fueron inútiles.
Trataré de compartir con Ustedes el emocionante encuentro que tuve con este texto a través de algunos
párrafos. Y a partir de ellos poder pensar el concepto de repeticion.
Mina quería que le quitaran de encima el amor, quería que le quitaran de encima la creencia mortífera
en el amor para que ella pudiese amar.
Es la voz de la analista en la radio que afecta e impacta en ella y en ese impacto desacomodante acude a
una entrevista.
Voz llena de resonancias lejos de lo unívoco de su infancia. Una infancia sin infancia. Una infancia
arrasada. Llena de consignas, reglas, órdenes mandatos y ausente de miradas amorosas. Un Frágil
entramado de filiación.
Cuando uno lleva de generaciones anteriores, la ausencia, la muerte, el desamor, la espera, el
desencuentro, el miedo, la tristeza, sucede que vemos los efectos en el tiempo sin que la reparación y
el recuerdo aparezcan. Es necesario ir a veces a los archivos de la historia familiar, dirá la analista, y ver
la incidencia de la violencia. Mina caminaba desolada en un campo de minas. Una guerra de trincheras
en la que ya no quería permanecer sola. Esos territorios psíquicos donde todo fue aniquilado y solo se
puede penetrar a puro riesgo de a dos, con la analista, para no enloquecer o morir.
Atrincherada, en esta repetición inaugurada por la espera traumática de un hijo enviado al frente, queda
en una especie de anestesia general más o menos violenta. Eso que se repite son las penas de amor.
(Esperar siempre lo Ausente y ser decepciona eternamente)
En el terreno del relato nada se mueve, pero si con paciencia y deseo esperamos que aparezcan los
sueños, los olvidos, las escenas infantiles, lograremos acercarnos a ese celofán que encierra el terror y
ofrecer allí una malla agujereada o un papel manteca suave amable como la tapa del libro nos muestra,
y escribir un borde al agujero para que pueda seguir viviendo y ya no sobreviviendo.
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