Los asesores en estrategias de inversión deben buscar siempre el bien del cliente, por encima del propio. Sin embargo, trabajan sobre metas, por lo que deben comisionar una cierta cantidad cada mes, trimestre o año. En ocasiones, una operación puede ayudarles a alcanzar esta meta, aunque contravenga el perfil de inversión del cliente o sus necesidades. De no hacerlo, estarían en riesgo de perder su trabajo. Discute lo siguiente: Antes de responder las preguntas me gustaría hacer una admonición, si bien no tengo nada en contra de que se hagan este tipo de reflexiones pues creo que el discurso ético es vital para todos los ámbitos profesionales y veo bien que se nos invite abordar esto en nuestra faceta de estudio, muchas veces veo que la forma en la que se platean las situaciones y las preguntas lastran una ideológica unilateral. Tanto la situación esbozada como el dilema plantean una situación bastante idealizada que frecuentemente presenta una decisión antagónica y hasta cierto punto moralista, es decir, los conflictos presentan una situación en la que solo hay dos opciones, una éticamente correcta y otra éticamente incorrecta. El dilema es un falso dilema, pues no se requiere un análisis ponderado sobre la decisión del individuo en una coyuntura problemática, si bien se pueden presentar varias posturas, todas recaen en argumentos similares, el “es malo hacer esto por x principio ético”. Cayendo así en un discurso trillado, un debate ya realizado y nos limitamos a repetir posturas ajenas a una dialéctica real. Si bien se puede presentar un conflicto real, nunca se problematiza sobre las verdaderas condiciones que provocan dichas situaciones ni sus consecuencias, ni se expanden los límites de los principios éticos mencionados. Esto se ve reflejado en las preguntas, no abordan un problema ético, solo piden escribir un principio ético. A mi parecer, el punto de estas actividades es discutir sobre la ética y su ejercicio en un entorno real y problemático, no en uno moralista, solo repitiendo conductas éticas en situaciones ideales. Mi propósito con mi dilema ético es problematizar sobre una dialéctica que se da en el caso presentado, por lo que no me puedo limitar a los confines que plantean las preguntas, es menester propio expandirlas y criticar el domino que pretenden abarcar mediante su dilema falso. Todo esto con el fin de presentar un verdadero dilema proveniente de un conflicto que surge de facto en el ámbito financiero, sean estos: los límites del conocimiento contra la responsabilidad y la ganancia, las consecuencias de desafiar dichos limites y las normas que los respaldan y hacer una crítica al papel que tienen instituciones en este ámbito ético. Sin mas continuo con las presuntas. ¿Cuál debe de ser la orientación del asesor en este tipo de casos? La respuesta es sencilla, de hecho, el mismo párrafo la menciona: “deben buscar siempre el bien del cliente, por encima del propio”. El dilema no existe pues a pesar del cuestionamiento fácil se puede apelar al principio ético de la importancia del bien común sobre los intereses individuales. Si bien hay diferentes formas de argumentarlo todos nacen de dicho principio. Sin embargo, hay un panorama mas profundo que me gustaría explorar aquí, más allá de la coyuntura entre el bien ajeno y el interés propio me gustaría rescatar el problema de la autonomía de decidir el bien propio sobre las restricciones que ajenos tienen sobre dicha autonomía con el mismo propósito. No voy a discutir por que es bueno o malo el poner los intereses individuales primero, es una discusión simple. Lo que me interesa es como las personas, en su uso de libertad, pero siendo ignorantes de ciertos ámbitos, ejercen dicha autonomía en contra posición de quien se profesionaliza en dicho ámbito que desconocen y proponen decisiones que restringen esa libertad. Un ejemplo ad hoc sería la siguiente situación: una persona es libre de decidir cómo quiere llevar sus inversiones, pero un experto financiero le advierte que es contra producente su razonamiento. ¿Cuáles son los limites del compromiso que se tiene para respetar las decisiones de un cliente en contra del conocimiento del que nos especializamos? Mas aun, agregaremos una tercera variable que menciona el dilema ético, la responsabilidad que se tiene para con su meta laboral. Es decir, como se comporta la triada de respetar la decisión del cliente si esta atenta contra su bienestar (financiero), la presión por cumplir una meta laboral y la capacidad de escoger una mejor alternativa (gracias a nuestro conocimiento) aun si atenta contra alguna de las otras dos. Empecemos con la libertad de elección del cliente, está claro que debemos respetar dicha decisión, pero ¿hasta que punto podemos ser tolerantes para con una decisión imprudente? En este punto me es útil mencionar la definición de libertad negativa, que se distingue por la ausencia de coacción externa al individuo. Un ejemplo de ello seria ¿un drogadicto es libre al sucumbir ante su adicción? La coacción externa se encuentra en la sustancia a la que es adicto, pues a pesar de ser aparentemente libre, pues, en su autonomía decide drogarse, la realidad es que no lo es, pues la coacción lo priva de su libertad que cree tener. ¿No sucede lo mismo con una decisión imprudente tomada por ignorancia? Los clientes no son expertos financieros, bajo el concepto de libertad negativa podríamos decir que están coaccionados por su ignorancia por lo que no son libres realmente. Similar al caso de un adicto, que necesita ayuda clínica, es prudente limitar su libertad positiva, para atender su libertad negativa. Es decir, es ético limitar la libertad de las personas, si es que su libertad negativa se ve comprometida por sus decisiones, en tanto seamos capaces de verdaderamente ayudarlas. (Se rescatará el concepto de libertad negativa para las siguientes preguntas) Hay que mencionar que la pregunta persiste ¿cuáles son los límites de esto? Aun con capacidad y buena intención ¿hasta donde podemos limitar la decisión de las personas? Específicamente en el ámbito planteado. Pues bien, me parece que la respuesta está en los límites de nuestra responsabilidad, tenemos la responsabilidad de informar bien a las personas sobre las opciones de inversiones que tienen, sin embargo, no tenemos la responsabilidad de que dichas personas cambien de opinión si no lo desean. Si una persona desea no hacer caso a nuestro conocimiento ni tomar nuestra asesoría, es libre de hacerlo, incluso podemos rechazar hacer lo que nos demande si así consideramos que es lo mejor, tanto para sus intereses como los nuestros. No estamos obligados ni ha hacerlo cambiar de parecer ni a acceder a sus demandas, menos si es contra producente y se mal fundamentan. Cuando se cruzan los limites de respetar la decisión de un cliente y la de atender lo que indica nuestro conocimiento sobre la materia, mi respuesta seria reconocer los limites de nuestra responsabilidad con dicho cliente, saber que tenemos la obligación de asesorarlo en pro de su bien estar económico, pero no de hacerlo cambiar de parecer si este no quiere hacerlo. Pues los clientes al no ser expertos se ven coaccionados por su ignorancia y no pueden tomar las mejores decisiones, por lo que si estas van en contra de nuestro mejor juicio podemos limitar nuestro compromiso hacia ellos y a la asesoría que le estamos dando. No se me escapa el hecho que aún me falta mencionar la arista de como esta conclusión se relaciona con el compromiso de alcanzar las metas laborales, y claro, la consecuencia latente de tener que perder el trabajo por ello. Sin embargo, me parece que puedo desarrollar mejor esto en la segunda y tercera pregunta, por lo que lo dejare pendiente y lo abordare en dichos apartaos. Considerando que está latente la posibilidad de quedarse sin empleo, ¿qué intereses debe de proteger el asesor? Se plantean dos preguntas obvias, la primera respuesta sí hay una alta probabilidad de perder el empleo por ser ineficiente y la segunda se responde nuevamente igual que la primera “deben buscar siempre el bien del cliente, por encima del propio”. Aunque me parece que esta pregunta da mas margen de varianza para las respuestas, cada persona argumentara porque es mas apremiante para si conservar su empleo. Sin embargo, esto aterriza más en un ámbito personal e individual que uno ético, aun cuando se agrega una dimensión ética pasa el mismo fenómeno que con la primera pregunta, las respuestas nacen del enunciado de tener el compromiso hacia el bien del cliente que, al interés propio, mas especifico, es mejor perder el empleo y conservar la ética que el caso opuesto. Se nota una bipolaridad clara, una simpleza entre escoger lo que es ético y lo que no. Ahora la forma en la que quisiera profundizar esto va más dirigido a la segunda pregunta sobre la decisión de que intereses se deberías proteger, las consecuencias de perder el empleo las abordare mas adelante en el análisis y un poco más en la última pregunta. Rescatando algo de la pregunta anterior y dirigiéndola a esta, es la afirmación de como hay un limite en nuestra responsabilidad de proteger los intereses del cliente si estos son contrarias a nuestro juicio y conocimiento de las inversiones. Pero ¿Qué pasa cuando estos limites son desafiados? ¿Cuándo el bien estar económico de la persona toma relevancia por factores ajenos a nuestra responsabilidad como asesores de inversión? Pondré dos ejemplos uno muy especifico y otro mas realista, el fin de ello es pasar la problemática de un ejemplo a otro. El primer ejemplo, digamos que a quien estamos asesorando es un ser querido, a nuestros padres por mencionar algo, como mencione, no es nuestra responsabilidad hacerlos cambiar de opinión si se llega aun desacuerdo, pero si está en nuestro interés personal que sus ahorros no se pierdan por malas inversiones. ¿Cómo limitamos su libertad para salvaguardar sus intereses/bienestar? Nuevamente vemos el dilema de la libertad negativa, en lo descrito se optaría por tomar la decisión por ellos pues no son capaces de hacerlo por estar coaccionados por su ignorancia. Sin embargo, esto seria una medida muy extrema, aun por su beneficio económico, la decisión no parece proporcionada al problema. Pero plantemos, si tenemos la capacidad de persuadir y manipular los hechos, ya que somos expertos en la materia, ¿sería ético manipular la información, incluso mentir para lograr este propósito? Quisiera recalcar la coyuntura que hay, no se hace por interés egoísta, sino por lo de un ajeno, existe la opción de apartarse del problema, pero si lo hacemos sucedería una desgracia, solo económica claro, pero podría traer peores consecuencias. Para determinar si es ético me gustaría remitirme a Kant, quien afirma que: “el acto moral tiene ética sobre si mismo, no sobre sus consecuencias”. Lo que aquí significaría que el mentir y manipular, aun por el bien de aquellos que queremos no es ético, a pesar que las consecuencias sean negativas. Sin embargo y desafiando este concepto para contra ponerlo con el concepto de libertad negativa, afirmaría que, si es ético limitar las acciones de los demás, si es que estos se ven coaccionados por sus decisiones por impedir su libertad negativa, solo si somos capaces de realmente ayudarlos, pero no a través de la manipulación ni la mentira. Como financieros nuestro conocimiento se especializa en términos económicos y de inversión, pero para ser eficiente en nuestra profesión se necesita también dominar ciertas habilidades sociales, las llamadas, (aunque comúnmente maltrechas) habilidades blandas. No basta con nuestro conocimiento para ser eficientes en los empleos, en un mundo ideal si, pero en la realidad es necesario tener destreza en la persuasión y la retórica, poder redirigir el razonamiento de las personas hacia encause dado por nosotros. Ergo, asistir a las personas en su ignorancia no solo con datos y teoría, sino también por medio de la retórica que parta de su entendimiento hacia el nuestro. Pareciera que estoy respondiendo al planteamiento de esta pregunta, para atender los intereses que queremos proteger, ya sean propios o ajenos, e incluso si estos se ven unos dentro de los otros, debemos valernos de habilidades de persuasión para lograr nuestros objetivos, si bien la manipulación y la mentira también son opciones no es ético recurrir a ellos, aun si sus consecuencias son positivas o evitan un desastre. Pero me gustaría empujar aun mas los limites problematizando aún más la situación. Aun si tenemos destreza en persuadir a los clientes a modo de convencerlos para cambiar de opinión, ya sea porque nos motive intereses más allá de nuestra responsabilidad profesional ¿Qué pasa cuando sigue sin ser suficiente? No hay que romantizar o sobrevalorar nuestras habilidades, la retorica tiene un límite, y antes que eso, nosotros tenemos un límite. Ya sea por falta de habilidad al convencer o que el cliente sea insondable ¿la mentira y la manipulación se vuelven opción? Retomemos el caso de un ser querido, ¿manipularíamos la opinión de nuestros cercanos para evitarles una tragedia? Éticamente tenemos la respuesta, no. Por el principio mencionado de Kant, pero parece haber una contradicción. Es ético no intervenir a pesar de tener consecuencias negativas, pero a la vez es ético intervenir porque así se protege la libertad negativa. Desgraciadamente los medios que se están dando, la manipulación y la mentira, no son los correctos por lo que se llega a la conclusión que para en este caso es más ético que, si nuestras habilidades se ven superadas por la circunstancia, respetar la decisión, pues no podemos y escapa de nuestra responsabilidad forzar el cambio de opinión de la gente, aun si son cercanos. Pero hay que mencionar que este caso es poco probable, bueno mas bien, es un caso entre cientos otros que son diferentes a los que tendremos, si, uno de nuestros clientes podría ser un cercano pero la gran mayoría serán extraños por lo que esta coyuntura tendrá menos matices de los planteado, sin embargo, el resultado será el mismo, no podemos recurrir a la manipulación y al engaño si es que queremos mantener un estándar ético. Lo que me lleva al otro ejemplo. ¿Qué pasa, si en vez que el interés externo sea el bien estar de un cercano, es una demanda laboral? Es decir, una presión del trabajo por lograr metas establecidas. Sin intención de sonar respetivo la respuesta es la misma, si nuestras habilidades se ven superadas, éticamente no podemos recurrir a tales recursos ni para obtener dichas demandas, aun si eso pone en riesgo el conservar nuestro empleo. Me gustaría empujar otro poco los limites de esta situación, aunque para ello me tendré que salir del ámbito de la ética, esto con el fin de no quedarme en un escenario idealista, pues sabemos bien que esta decisión es muy difícil, entre escoger entre conservar la ética o el medio de sustento más en esta situación tan atenuante. Mas que discutir que si es ético o no, pues se aclara que no lo es, ¿cuáles son las consecuencias de verse obligado a tener que recurrir a la manipulación? Ya sea por un interés propio, aunque bien intencionado (el caso del primer ejemplo) o el de un interés externo y menos noble. Pues bien, primero me gustaría preguntar ¿Qué pasa con aquel cliente que por necedad decide no seguir la asesoría financiera y que esto lo lleve a una posible pérdida? Es claro, se enfrenta aun riesgo bastante grande, puede que las cosas salgan a su favor, pero es mas probable que no. En su autonomía de seguir su instinto sobre la asesoría de un experto, las consecuencias serán responsabilidad enteramente suya, a modo de reflexión, “somos dueños de nuestra libertad tanto como de sus consecuencias”. Me parece sucede los mismo que cuando recurrimos a la manipulación en este ámbito, se toma un riesgo y uno de grandes consecuencias. Si desafiamos las normas, tanto éticas como laborales, aun si es por el bien del prójimo, somos responsables de pagar las consecuencias (si es que las hay). Esto puede tomar muchas formas, podemos ser amonestados incluso despedidos si se sabe que manipulamos la información para que las cosas se dirijan hacia donde queremos, no importa que hayamos tenido intención de atender los intereses del cliente o de la empresa, las consecuencias serán propias y tendremos que pagar por ellas. Sin embargo, no es mi intención sacar a la luz una perspectiva aparentemente injusta, pues parece que doy a entender que tenemos que escoger entre ser indiferentes ante una tragedia o evitarla y ser castigados por eso. Aunque podemos sentir identificados con esta situación pues pasa muchas veces: el ser presionado a tal punto de recurrir a medios poco éticos para no perder el trabajo, debemos recordar algo importante, que de hecho lo mencione en la primera pregunta. Los limites de nuestra responsabilidad nos dan la opción de decidir, no la obligación de hacerlo de todas formas. La ética toma un papel central en estos dilemas pues nos muestra que la coyuntura no se limita a una elección cerrada, podemos decidir. Se puede decidir que no tenemos porque escoger entre la manipulación y ser despedidos. Ya que no tenemos la obligación de hacer cambiar de opinión a la gente, aunque si de intentarlo por medios más allá que solo los hechos duros. Sin embargo, sabemos que aun así la gente es presionada a ignorar esto, pero nuevamente sale la importancia del concepto que introducir de libertad negativa. La situación es la siguiente, debemos elegir entre una de dos opciones, pero ambas nos perjudican, creemos que tenemos libertad de escoger, pero existe coerción externa de escoger una sobre la otra ¿en verdad somos libres? Esta claro que no, nuestra libertad negativa se ve comprometida y por esta razón nos vemos obligados a limitar la libertad de otras personas pues coaccionamos la libertad de esas personas al vernos obligados a manipularlas, todo con la justificación de cumplir una meta laboral, del caso contrario seriamos despedidos culpándonos de incompetencia. Se genera un círculo vicioso y la elección de ser o no éticos no esta realmente en el individuo, sino en las instituciones. Lo que me lleva a la última pregunta ¿Cómo se pueden asegurar las instituciones de que exista un compromiso ético por parte de sus asesores? Para este punto me parece que expuse que rara vez las instituciones se preocupan realmente por la ética, pues priorizan más un rendimiento laboral y las ganancias. Un razonamiento ético-filosófico es propio de un ámbito filosófico no del ámbito financiero, pero debería existir dentó de él. Se puede mencionar que de hecho si existen códigos éticos dentro de las instituciones, pero estos realmente son laxos y no atacan la problemática real. Tan solo observemos el caso de este dilema ético, a lo largo de las otras dos preguntas pude explorar como la articulación del mismo encamina a una decisión cerrada y muy obvia, ignorando un problema latente y real. Es decir, preguntémonos ¿es ético que los empleados de una institución que “trabajan sobre metas” sean presionados con la “latente posibilidad de quedarse sin empleo” si no saben “qué intereses debe de proteger el asesor”? Nótese que estoy citando textualmente los enunciados del dilema, notemos como el dilema jamás cuestiona ni problematiza las acciones de las instituciones que el mismo dilema presenta, en vez de eso dirige la atención y moraliza el juicio y elecciones de nosotros los individuos, sin jamás darse cuenta que de antemano nuestra libertad negativa se ve coaccionada por las mismas instituciones. ¿en verdad se atiende a la ética ignorando deliberadamente estos temas? De la misma forma que este dilema falla en promover y hacer un ejerció de la ética en un ambiente laboral real, también los códigos éticos de las instituciones fallan en ser realmente éticos. Pues su ambigüedad redirige la atención y la aparta de las verdaderas faltas éticas que si suceden pero que indirectamente benefician a la institución. En su uso de la retórica, hacen que los individuos caigan en la coyuntura de elegir entre ser poco éticos o ser tachados de ineficientes y aun así creerse libres olvidando que no tienen por qué verse obligados a eso, pues deberían tener elección. ¿No acaso este dilema manipula la situación al asegurar que en las instituciones “exista un compromiso ético” sin cuestionar la ética de las instituciones en primer lugar? ¿De qué otra forma se manipula la ambigüedad de la ética para ignórala? ¿Estamos problematizando lo suficiente y correctamente la ética en nuestros empleos? Replica: Mi replica se enfoca en el apartado que la compañera menciona como “Compromiso ético de las instituciones” si bien es cierto que las instituciones establecen y hacen cumplir códigos éticos dentro de ellas, tengo el cuestionamiento si estas no son laxas a la hora de establecer políticas contradictorias y/o perniciosas con el desempeño de sus actividades. No aseguro que todas los seas, pero si hago mención de la falta del cuestionamiento sobre como las instituciones son el origen de las faltas éticas en su entramado y en el como operan. Por ejemplo, como a veces las instituciones incentivan que sus asesores oferten bonos basuras por medio de la presión o el soborno, ya sea que los permitan, lo ignoren o participen activamente en ello. Muchas veces los códigos éticos recargan la responsabilidad en los asesores sin poner parte del peso en la institución misma. Me parece menester recalcar la importancia que tiene direccionar la atención en las fallas estructurales que tiene la institución por injerencia de la misma y no solo del individuo.