Suscríbete a DeepL Pro para poder traducir archivos de mayor tamaño. Más información disponible en www.DeepL.com/pro. Consulte los debates, las estadísticas y los perfiles de los autores de esta publicación en: https://www.researchgate.net/publication/226269422 Un enfoque transteórico para cambiar las organizaciones Artículo publicado en Administration and Policy in Mental Health y Mental Health Services Research - marzo de 2001 DOI: 10.1023/A:1011155212811 CITACIONE S LEA 10,011 271 3 autores: Janice M Prochaska James O Prochaska Pro-Change Behavior Systems, Inc. Universidad de Rhode Island 99 PUBLICACIONES 3.467 CITAS 213 PUBLICACIONES 33.169 CITAS VER PERFIL Deborah Ann Levesque 34 PUBLICACIONES 1.388 CITAS VER PERFIL VER PERFIL Janice M Prochaska subió todo el contenido de esta página el 30 de mayo de 2014. El usuario ha solicitado la mejora del archivo descargado. Un enfoque transteórico para cambiar las organizaciones Janice M. Prochaska; James O. Prochaska; Deborah A. Levesque Administration and Policy in Mental Health; Mar 2001; 28, 4; ProQuest Health and Medical Complete pg. 247 Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. 248Administración y política de salud mental elegir una teoría en lugar de otra, salvo por preferencias y opiniones personales. Además, el campo no es progresivo porque no hay una acumulación ap- parentada de conocimientos que conduzca a una ciencia del cambio organizativo. No es de extrañar que esta disciplina haya sido ampliamente criticada como el dominio de los "brujos" (Micklethwait & Wooldridge, 1996). En el campo del c a m b i o organizativo, no existe una acumulación aparente de conocimientos que conduzca a una ciencia del cambio organizativo. No es de extrañar que se haya criticado como el dominio de los "brujos". Según Winum, Ryterband y Stephensen (1557), la mayoría de los intentos de aplicar el cambio organizativo no tienen éxito porque se violan o ignoran los principios y conocimientos sobre la psicología del cambio. Porras y Robertson (1992) creen que la ausencia de un modelo de desarrollo organizativo amplio, ampliamente aceptado, utilizable y basado en el cambio es una debilidad importante en este campo. Se necesita un marco teórico que pueda empezar a integrar las principales teorías del cambio y generar intervenciones basadas en datos para gestionar el cambio organizativo. El Modelo Transteórico del Cambio ha sido reconocido como el enfoque más influyente para la integración de las teorías y prácticas del cambio de comportamiento (Pendlebury, 1996), y ahora se está aplicando al campo de la implementación del cambio organizativo. El Modelo Transteórico se desarrolló para ser un marco que pudiera integrar las principales teorías del cambio, que tradicionalmente se han considerado en conflicto e incompatibles. Es probable que los líderes del cambio organizativo protesten diciendo que el cambio de comportamiento individual es sencillo en comparación con el cambio organizativo. ¿Por qué deberían estar dispuestos a generalizar la teoría y la investigación sobre el cambio individual a los cambios en las organizaciones? En primer lugar, nos gustaría señalar la postura de Van De Ven y Poole (1995) de que las teorías del cambio organizativo se han inspirado en gran medida en una amplia gama de disciplinas, como la psicoterapia (por ejemplo, Freud, 1955), el desarrollo infantil (por ejemplo, Piaget, 1952), la evaluación (por ejemplo, Gould, 1989) y la sociología (por ejemplo, Merton, 1957). Además, Pfeffer (1993) muestra cómo las disciplinas menos desarrolladas, como el cambio organizativo, se benefician de disciplinas más desarrolladas, como el cambio de comportamiento individual. Porras y Robertson (1992) afirman que el cambio en el comportamiento individual de los miembros de la organización es el núcleo del cambio organizativo. En este artículo se explicarán los principios conceptuales del cambio postulados por el Modelo Transteórico. A continuación, se mostrará cómo se ha probado este modelo en experimentos controlados con poblaciones enteras para demostrar que las intervenciones por etapas superan a las orientadas a la acción. Por último, mostraremos cómo los principios de adaptación por etapas pueden aplicarse a la implementación del cambio organizativo. Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque EL MODELO TRANSTEÓRICO DEL CAMBIO En los últimos 20 años, el Modelo Transteórico del Cambio ha demostrado s u capacidad para explicar el cambio de comportamiento en una amplia gama de conductas, desde las adicciones hasta las prácticas profesionales (DiClemente y Hughes, 1990; Levesque, Gelles y Velicer, 2000; Prochaska y DiClemente, 1983; Prochaska, Redding, Harlow, Rossi y Velicer, 1994). El Modelo Transteórico (MTM) integra una serie de estructuras teóricas fundamentales para el cambio: etapas de cambio, equilibrio decisional (Janis y Mann, 1977) y procesos de cambio. A diferencia de la mayoría de los demás paradigmas de gestión del cambio, s e han invertido casi 60 millones de dólares en investigación para evaluar la eficacia de las intervenciones basadas en el modelo. El principal avance d e l enfoque TTM es la capacidad de influir en toda una población (por ejemplo, todos los empleados) mediante intervenciones individualizadas e interactivas que han producido efectos sin precedentes en la población. Etapa ol Cambio El estadio de cambio es el constructo organizativo central del MTT. Los estudios sobre el cambio (Prochaska y DiClemente, 1983) han descubierto que las personas progresan a través de una serie de cinco etapas cuando modifican su comportamiento por sí mismas o con la ayuda de intervenciones formales: (1) Precontemplación: no tienen intención de actuar en l o s próximos 6 m e s e s ; (2) Contemplación: tienen intención de actuar en los próximos 6 meses; (3) Preparación: tienen intención de actuar en los próximos 30 días; (4) Acción: han realizado cambios manifiestos hace menos de 6 meses; y (5) Mantenimiento: han realizado cambios manifiestos hace más de 6 meses. Las investigaciones que comparan la distribución de las etapas en una serie de comportamientos y poblaciones revelan que aproximadamente el 40% de las personas que se preparan para la acción se encuentran en precon- templación, el 40% en contemplación y sólo el 20% en preparación (Velicer et al., 1995; Laforge, Velicer, Richmond y Owen, 1999). Si sólo el 20% de los empleados de una organización están preparados para pasar a la acción, no es de extrañar que la mayoría de las iniciativas fracasen. Es probable que las personas que se encuentran en las fases de precontemplación y contemplación vean el cambio como una imposición y se resistan si se les obliga a pasar a la acción antes de estar preparados. Cuando la mayoría del personal se encuentra en las fases de precontemplación y contemplación, las organizaciones deben preparar a sus empleados creando las condiciones para el cambio. Equilibrio decisional El Inventario de Equilibrio Decisional (Velicer, DiClemente, Prochaska y Brandenburg, 1985), derivado del trabajo de J=nis y Mann (1977), consta de dos escalas: los pros del cambio y los contras del cambio. En un estudio integral sobre 12 comportamientos diferentes, Prochaska y sus colegas Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. Administración y política de salud mental (1994) descubrieron que el equilibrio entre los pros y los contras estaba sistemáticamente relacionado con la etapa de cambio en todas las conductas examinadas: Los contras del cambio superaban a los pros en la etapa de precontemplación; había un cruce entre los p r o s y los contras en las etapas intermedias; y los pros superaban a los contras en la e t a p a d e acción. A partir de estos 12 estudios, los investigadores descubrieron que el grado de cambio en los pros y los contras debe progresar a lo largo de las etapas de cambio: Progresar de la Precontemplación a la Acción implicaba un aumento de 1 desviación estándar en los pros de realizar un cambio de conducta, y una disminución de 0,5 desviaciones estándar en los contras de realizar el cambio (Prochaska, 1994). Hemos replicado las relaciones entre la etapa y los pros y los contras en cada comportamiento de cambio organizativo que hemos examinado, incluyendo (1) la disposición a participar en la prestación de servicios de colaboración (empleados universitarios) (Levesque, Prochaska, & Prochaska, 1999); (2) la disposición para una fusión/adquisición (empleados de una empresa de intermediación alimentaria); (3) disposición a participar en equipos de alto rendimiento (empleados universitarios); (4) disposición a la atención gestionada (personal de agencias de salud mental) (Pro- chaska, 2000); (5) disposición a comprar software (asistentes a conferencias comerciales); (6) disposición a utilizar un enfoque por etapas para el cambio organizativo (consultores de gestión del cambio); y (7) disposición a la mejora continua de la calidad (administración del hospital VA). Estos resultados aportan cada vez más pruebas de la aplicación del MTT al cambio organizativo. Procesos de cambio En un análisis comparativo de 24 sistemas principales de psicoterapia, Prochaska (1979) destiló un conjunto de 10 procesos fundamentales que pueden producir cambios. El conjunto se refinó tras posteriores análisis teóricos (Prochaska & DiClemente, 1984) y estudios empíricos (Prochaska & DiClemente, 1985). Estos procesos también describen actividades encubiertas y manifiestas que los líderes pueden fomentar o suscitar en el personal para ayudarles a cambiar comportamientos laborales, afectos, cogniciones o relaciones interpersonales. A continuación se definen los 10 procesos aplicados al cambio organizativo: 1. C o n c i e n c i a c i ó n . Tomar conciencia de un problema y de sus posibles soluciones; 2. Alivio dramático: Despertar emocional, como el miedo a fracasar en el cambio y la inspiración para cambiar con éxito; 3. Autoevaluación: Apreciar que el cambio es importante para la propia identidad, la felicidad y el éxito; 4. Autoliberación: Creer que un cambio puede tener éxito y comprometerse firmemente con el cambio; 5. Reevaluación medioambiental: Apreciar que el cambio tendrá un impacto positivo en el entorno social y laboral; 6. Gestión del refuerzo: Encontrar recompensas intrínsecas y extrínsecas para las nuevas formas de trabajar; Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque 7. Contracondicionamiento. Sustitución de las antiguas formas de trabajar por nuevos comportamientos y cogniciones; 8. Relaciones de ayuda: Buscar y utilizar el apoyo social para facilitar el cambio; 9. Control de estímulos: Reestructuración del entorno para provocar nuevos comportamientos e inhibir viejos hábitos. 10. Liberación social: Capacitar a las personas ofreciéndoles más opciones y recursos. Los primeros datos sobre la integración de los procesos de las etapas (DiClemente et al., 1991; Prochaska & DiClemente, 1983, 1984) muestran que los autocambiadores en diferentes etapas enfatizan diferentes procesos de cambio. La comprensión actual de la integración de etapas y procesos se presenta en la Tabla 1 (Prochaska, DiClemente y Norcross, 1992). Intervenciones individualizadas frente a las orientadas a la acción y a nivel organizativo La investigación sobre la TTM ha demostrado que las intervenciones adaptadas a cada etapa pueden tener u n impacto mucho mayor que los programas orientados a la acción y de talla única, ya que aumentan la participación y la probabilidad de que las personas pasen a la acción. El paradigma de la acción equipara el cambio con la adopción de medidas manifiestas, como dejar de fumar o adoptar un nuevo comportamiento laboral. Un paradigma de etapas equipara el cambio con el progreso a través de una serie de etapas que incluyen la acción manifiesta. Cuando los programas orientados a la acción se ofrecen de forma gratuita, suelen participar porcentajes reducidos de la población elegible, por ejemplo, entre el 1 y el 5% de los fumadores. Por el contrario, cuando nos dirigimos a una población de más de 5.000 fumadores que estaban preparados para dejar de fumar, preparándose o no preparados, pudimos reclutar a más del 81% (Fava, Velicer y Prochaska, 1995). En un segundo estudio basado en la población en una HMO, pudimos reclutar proactivamente a más del 85%. Esto supone un enorme aumento con respecto a los índices de participación encontrados en programas orientados a la acción para fumadores (Orleans et al., 1991; Schmidt, Jeffrey, & Hellerstedt, 1989). Las intervenciones adaptadas a cada etapa pueden tener un mayor impacto que las de talla única. todos los programas al aumentar la probabilidad de que los individuos pasen a la acción. Las intervenciones para fumadores adaptadas a cada etapa duplicaron con creces las tasas de abandono del hábito de fumar de las mejores intervenciones orientadas a la acción disponibles (Prochaska, DiClemente, Velicer y Rossi, 1993). Las intervenciones adaptadas a cada etapa han superado a las intervenciones de talla única para la adquisición de ejercicio (Marcus et al., en prensa), el comportamiento dietético (Campbell et al., 1994) y el cribado mamográfico (Rakowski et al., 1998). Estas conclusiones tienen importantes implicaciones para los programas de cambio organizativo. En primer lugar, las intervenciones pueden individualizarse y adaptarse a la disposición al cambio de los empleados. Las intervenciones adaptadas a cada etapa pueden reducir la resistencia, disminuir el estrés y reducir el tiempo necesario para implantar el cambio. Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. TABLA 1 Etapas del cambio individual en las que se hace hincapié en determinados procesos de cambio Etapas Precontemplación Procesos Concienciación Alivio dramático Reevaluación medioambiental Contemplación Preparación Acción Mantenimiento Autoevaluación Autoliberación Gestión de contingencias Relación de ayuda Contracondicionamiento Control de estímulos Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque acelerar el movimiento hacia la Etapa de Acción. En segundo lugar, las intervenciones adaptadas a cada etapa brindan a todo el personal la oportunidad de participar en el proceso de cambio, aunque no estén preparados para p a s a r a la acción. El cuadro 2 muestra la similitud con el patrón individual del patrón integrador de relaciones hallado empíricamente entre los procesos y las etapas del cambio organizativo (Prochaska, 2000). Las organizaciones pueden ser más eficaces si adaptan las intervenciones a l a s necesidades de los empleados en cada etapa del cambio. Por ejemplo, con los empleados que se encuentran en la E t a p a d e Precontemplación, las organizaciones pueden facilitar la toma de conciencia (por ejemplo, comunicando información sobre las consecuencias del cambio y de no cambiar) para ayudar a los empleados a progresar a la Etapa de Contemplación. Presionar a sus empleados para que actúen de inmediato puede generar resistencia y resentimiento. Por otra parte, con los empleados que ya están en la fase de acción, las organizaciones pueden facilitar el control de los estímulos (por ejemplo, proporcionando recursos para apoyar sus cambios) y las relaciones de ayuda (por ejemplo, proporcionando solucionadores de problemas) para ayudar a los empleados a mantener los cambios. RESISTENCIA O DISPOSICIÓN AL CAMBIO En una encuesta realizada en 400 organizaciones, Deloitte y Touche (1996) descubrieron que la resistencia de los empleados al cambio es la razón n ú m e r o uno por la que fracasan las iniciativas de cambio en las organizaciones. Muchas veces, la resistencia se debe a una ejecución mal planificada de las iniciativas de cambio (Winum, Ryterband y Stephensen, 1997; Conner, 1992). Un error común que cometen los líderes es pensar que, como ya están preparados para pasar a la acción, pueden imponer iniciativas de acción a los empleados que no están preparados. Los líderes pueden dedicar un tiempo y un esfuerzo considerables al progreso a través de las primeras fases del cambio para una iniciativa importante como la mejora continua de la calidad. Dedican tiempo a debatir los pros y los contras de tal iniciativa. Leen material, hablan con consultores y asisten a seminarios. Evalúan la ruptura a corto plazo y el ahorro a largo plazo. Cuando pasan a l a f a s e d e preparación, están convencidos de que las ventajas superan claramente a los inconvenientes de cambiar su organización. Están listos para pasar a la acción y actúan como si todos los demás miembros de la Reproducido con permiso delorganización propietario hubieran del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. participado en la preparación. Los líderes proceden a imponer sus planes de acción a los empleados y a menudo se sorprenden de cuánta resistencia al cambio se crea. En un anuncio en populares revistas de negocios, Deloitte y Touche afirman: "El cambio impuesto es un cambio opuesto". Imponer acciones con la fuerza de la autoridad en organizaciones que no están preparadas e s t á abocado a producir conflictos. Los directivos, como observadores de los empleados, pueden atribuir el conflicto y la resistencia CUADRO 2 Etapas del cambio organizativo en las que se hace hincapié en determinados procesos de cambio Precontemplación Contemplación Alivio dramático Autoevaluación Pensar en el compromiso Preparació n Equipos Acción Mantenimiento Concienciación Compromiso Contraacondicionamie nto Control del estímulo Relación de ayuda Gestión del refuerzo Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque a la disposición de los empleados. "Nuestros empleados tienen muy poca visión o motivación. Están anclados en el pasado y son criaturas de costumbres seguras de sus viejas formas de trabajar. Siempre se oponen a lo que proponemos". Los empleados, como reaccionarios a la implantación impuesta, son mucho más propensos a atribuir el problema a la situación o al líder. "No estamos preparados para esto. Ya estamos otra vez, y aún no hemos superado la última iniciativa de cambio. El director general no ha considerado todas las implicaciones de este tipo de cambio". Los líderes proceden a imponer sus planes de acción a los empleados y a menudo se sorprenden de cuánta resistencia al cambio se crea. Desde fuera entendemos este conflicto y esta resistencia como el resultado inevitable de un choque de paradigmas. El paradigma dominante del cambio en el siglo XX ha sido el paradigma de la acción. Los empleados y las organizaciones cambian cuando pasan a la acción: adoptan una nueva forma de trabajar o un nuevo s i s t e m a informático. Los líderes tienden a estar especialmente orientados a la acción y reaccionan con impaciencia y frustración cuando sus empleados no están preparados para seguirles inmediatamente. Considere dos enfoques alternativos del cambio planificado a nivel de la organización impuesto a los empleados a nivel individual. La consecuencia ideal es que e l cambio impuesto produzca un progreso de los empleados hacia el objetivo deseado. La consecuencia no planificada en demasiados casos es provocar la resistencia de los empleados. Este enfoque de la acción podría i n t e r p r e t a r s e como debido a un conflicto inherente entre los intereses de la organización y los de los individuos que la componen. Sin embargo, nuestro punto de vista es que, con demasiada frecuencia, la resistencia previsible se debe a un conflicto imprevisto entre los líderes dispuestos a actuar y los empleados que no han sido preparados. Es muy probable que estos empleados perciban la iniciativa de cambio como una coacción social o un control por parte de la autoridad del líder a la que son propensos a resistirse. La resistencia puede ser tanto al cambio como a los cambiadores. Un enfoque más prometedor es la influencia social, en la que los líderes científi Evaluar de forma precisa y sensible las fases de cambio de cada empleado. A Reproducido con permiso delcontinuación, propietario del Prohibida su reproducción sinseautorización. las copyright. intervenciones e interacciones planificadas adaptan al estadio del empleado. La consecuencia previsible es una mayor participación, menos resistencia y más progreso (o cambio) hacia el objetivo deseado. Fíjese en las lecciones aprendidas en el campo del cambio de comportamiento sanitario. La relación médico-paciente tradicional era una relación de poder y autoridad. El médico, como autoridad, tenía el poder de controlar a los pacientes para que cumplieran sus órdenes: "Tómese la medicina como le han recetado". Incluso cuando esas órdenes eran e n interés de los pacientes, el 50% no las c u m p l í a . Así que se pasó de un modelo de cumplimiento a un modelo de adhesión. Administración y política de salud mental donde el poder estaba en las reglas: "¡Sigue las normas y toma tu medicación!". Aun así, el 50% de los pacientes no cumplían las normas, en parte porque era el médico quien las imponía. Más recientemente, la medicina, al igual que muchas organizaciones modernas, ha pasado a un modelo de capacitación. Aquí el supuesto era que el médico o el líder tiene el poder y se lo dará al paciente o a los empleados. Y aún así, el 50% de los pacientes no siguen esas recetas empoderadas. En la actualidad, este campo ha progresado hacia un modelo de preparación en el que s e reconoce que los pacientes y los empleados ya poseen el poder de cambiar o resistirse en función del trato que reciban. Cambiarán cuando estén preparados. Los médicos y los líderes pueden aprovechar su influencia social para ayudar a sus pacientes o empleados a prepararse para los cambios que pueden mejorar el bienestar de las personas y las organizaciones. ¿Cuáles son las recetas populares para gestionar a los empleados que se resisten al cambio? Douglas K. Smith, autor de Taking Charge of Change (1996) y coautor de The Wisdom of Teams (1994) r e c o m i e n d a despedir a los que se resisten. Winum y asociados (1997) recomiendan desplazarlos o r e c o l o c a r l o s . Despedir o retirar al 40% de los empleados q u e probablemente se encuentren en la fase de precontemplación y se resistan a las medidas que se les impongan es una fórmula para el fracaso más que para el éxito. Reclutarlos detectando en qué fase del ciclo de cambio se encuentran y comunicarles la importancia de sus puntos de vista sobre la iniciativa de cambio son formas mucho más sensibles y científicas de gestionar la resistencia al cambio. La principal razón por la que el personal en la fase de precontemplación puede resistirse a una iniciativa de cambio es que, desde su punto de vista, los beneficios del cambio previsto pueden no ser lo suficientemente grandes. Puede que tengan razón. No todos los cambios que propone la dirección son acertados. Si las intervenciones de gestión del cambio adaptadas a cada etapa no consiguen aumentar la percepción de las ventajas de cambiar dentro de una organización, esto puede ser un mensaje importante para la dirección de que la iniciativa debe ajustarse o incluso abandonarse. Cuando está claro que los beneficios del cambio superan a los costes, las intervenciones adaptadas a la etapa siempre han dado como resultado un aumento de las ventajas para los empleados en la etapa de precontemplación. si las ventajas aumentan, los empleados en la etapa de precontemplación están progresando y los líderes reciben información de que sus empleados están aceptando la iniciativa de cambio organizativo. La bibliografía sobre organización ofrece pocos datos sobre los índices de participación en programas de cambio organizativo. ¿Qué porcentaje del personal participa activamente en los programas de reestructuración o reingeniería de la organización? ¿Qué porcentajes se resisten o resienten los esfuerzos por p r e s i o n a r l o s o coaccionarlos para que cambien si no están preparados para actuar? La MTT puede utilizarse para evaluar los índices de participación de los empleados en todas las fases del cambio. No necesitamos basarnos Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque sobre conclusiones relativamente crudas de que la principal causa de fracaso de las iniciativas de cambio es la resistencia al cambio. Un ejemplo de fracaso en el cambio de una organización debido a la escasa participación de los empleados fue el de un nuevo presidente de una universidad estatal que tenía una visión inspiradora de la enseñanza superior. El problema fue que su discurso inaugural sólo inspiró a un pequeño porcentaje de profesores. A pesar de que la universidad había experimentado una disminución crónica de recursos y un deterioro constante de sus programas académicos y de su planta física, sólo una minoría de profesores estaba dispuesta a llevar a cabo una reingeniería de la universidad. El nuevo rector no tardó en deprimirse. Se enfrentaba a dos opciones inaceptables: Tratar de empujar a los profesores a la acción y arriesgarse a la resistencia, la expulsión y la pérdida de confianza, o resignarse al deterioro de la situación de la universidad. Cuando el presidente solicitó asesoramiento, descubrió una alternativa innovadora. Se enteró de que, c u a n d o se incorporó a la universidad, probablemente se t r a t a b a de una organización en fase de precontemplación, lo que significaba q u e no tenía intención de reestructurarse en un futuro previsible. Le resultó útil comprender que los esfuerzos que consideraba un fracaso bien podrían haber sido un éxito. Sí, no había conseguido que la organización pasara a la acción, pero había logrado facilitar el paso de la precontemplación a la contemplación. La universidad estaba inmersa en los debates más vitales d e l a s dos últimas décadas. Después de su primer año como presidente, la mayoría del profesorado parecía estar plenamente comprometido en la contemplación de una reestructuración de la universidad más radical de lo que habían creído posible. Unos dos años después de su decepcionante discurso inaugural, el presidente de l a universidad se congratuló de que su organización pasara a la acción, ya que el claustro de profesores aprobó cuatro asociaciones multidisciplinares como proyectos para poner a prueba sus ideas, que inicialmente se juzgaron inviables e inaceptables. Retención en programas de cambio Al igual que el paradigma de la acción produjo bajos índices de participación, también dio lugar a bajos índices de retención. Casi el 50% de los participantes en programas de cambio de conducta abandonan rápidamente y de forma inadecuada, según la opinión de sus asesores (Wierzbicki y Pekarik, 1993). ¿Cómo abandonan los empleados el proceso de cambio en las organizaciones? Una forma dramática es el cese mediante la dimisión. Por ejemplo, en una agencia de servicios humanos, el Director General tenía poder para imponer cambios radicales en la organización. Este CEO de servicios humanos estaba orientado a la acción. Preparar adecuadamente a los empleados para el cambio no formaba parte del proceso. Cuando los empleados se encuentran en programas orientados a la acción para los que no están adecuadamente preparados, ¿qué suelen hacer? Darse de baja, abandonar, irse. En un año, esta agencia de servicios humanos perdió a más de 90 de sus 150 empleados. Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. 258Administración y política de salud mental empleados. Esta pérdida fue costosa para los empleados, para sus clientes y para la agencia, que tuvo que gastar considerables recursos para sustituirlos. Adaptar una intervención planificada a la fase de cambio del empleado puede ayudar a retener a los empleados en lugar de ahuyentarlos. El cambio ya es bastante estresante incluso cuando estamos bien preparados para sus exigencias. La acción impuesta a personas que no están adecuadamente preparadas puede llegar a ser intolerable. El cambio ya es bastante estresante incluso cuando estamos bien preparados para afrontarlo. La acción impuesta a personas que no están adecuadamente preparadas puede llegar a ser intolerable. En los centros de trabajo, las personas pueden abandonar el proceso de cambio sin marcharse. Pueden pasar a la condición de jubilados. Pueden p a s a r p o r e l a r o y seguir cobrando un sueldo, aunque no estén realmente comprometidos con la nueva misión de la o r g a n i z a c i ó n . O pueden pasar a f o r m a r parte de la población que se resiste activa o pasivamente al proceso de cambio, con la esperanza de que fracase. Si la organización vuelve a sus patrones anteriores, los que se resisten pueden verlo como una confirmación de su creencia de que el cambio era el problema, no ellos. Maximizar el impacto del cambio Durante décadas se ha sabido que los programas de cambio de comportamiento más eficaces han aplicado intervenciones individualizadas e interactivas a cargo de agentes de cambio. Esta estrategia está muy limitada porque no es factible disponer de consultores que intervengan cara a cara con todos los individuos de una organización. Los expertos en cambio sabios se limitaron a interactuar con aquellos individuos o grupos en los que s e producirían los efectos más inmediatos. Por lo general, se trata de personas que se encuentran en la fase de preparación; de ahí la conveniencia de ofrecer únicamente programas orientados a la acción. Los líderes buscarían a los innovadores y a los primeros adoptantes, tal y como r e c o m i e n d a la teoría de la difusión de la innovación (Rogers, 1995). Se espera que este grupo relativamente pequeño de empleados se una a un programa de acción sin oponer resistencia, ya que se encuentran en la fase de preparación. La teoría de la difusión predice entonces que los innovadores y los primeros en adoptar la innovación serán la fuerza que la difunda por toda la organización. Sin embargo, la teoría de la difusión tiene una limitación: se basa en la difusión de la tecnología en la agricultura, y este proceso suele durar entre 20 y 30 años. Incluso hoy en día, muchas innovaciones científicas, médicas y técnicas tardan entre 20 y 3 0 años en difundirse entre la población. Obviamente, este plazo es demasiado largo para ser práctico en una economía postinformación. Kotter (1996) en su libro, Leading Change, describe un proceso de 8 etapas que debe seguir una secuencia prescrita en un formato de talla única. El sitio Reproducido con permiso del propietario del copyright. Prohibida su reproducción sin autorización. Janice M. Prochaska, James 0. Prochaskq y Deborah A. Leuesque El problema es que no hay una talla única. Lo que hemos estado desarrollando en los últimos 15 años son sistemas de tecnología de la información diseñados para gestionar el cambio de la población de forma individualizada. Estos programas permiten a los directivos realizar intervenciones individualizadas e interactivas en poblaciones de empleados. Como sistemas expertos, modelan la forma en que los líderes interactuarían con los individuos en cada etapa del cambio. A partir de medidas breves pero válidas, los empleados pueden obtener información personal sobre su fase de c a m b i o : Cómo evalúan actualmente los pros y los contras de una iniciativa de cambio específica, qué procesos de cambio aplican suficientemente y cuáles están infrautilizando o sobreutilizando para su fase de cambio. Pueden aprender qué contribuciones actuales pueden hacer a una iniciativa de cambio, independientemente de su disposición a actuar. También se les ofrecen estrategias específicas, pequeñas pero significativas, que pueden aplicar para pasar a la siguiente fase. Con el tiempo, reciben evaluaciones científicas que pueden mostrarles de forma sensible signos de progreso. Se les refuerzan esos progresos y se les ofrece un aprendizaje guiado para ayudarles a superar las etapas del cambio. El objetivo del programa es ayudar al mayor número posible de empleados a avanzar hacia la implantación del cambio. CONCLUSIONES El Modelo Transteórico tiene el potencial de hacer por la disciplina del cambio organizativo lo que ha hecho por el campo del cambio de comportamiento individual. Conceptualmente, la dimensión de las etapas de cambio puede utilizarse para integrar principios y procesos de cambio de modelos de cambio divergentes. Desde el punto de vista empírico, las relaciones sistemáticas entre variables, como las etapas, los procesos y los pros y los contras del cambio, pueden demostrarse en distintos problemas, poblaciones y organizaciones. Puede producirse una acumulación de conocimientos que dé lugar a una ciencia de la aplicación intencional o planificada del cambio. En la práctica, esta ciencia emergente del cambio puede ser aplicada por los líderes para reducir la resistencia al cambio, aumentar la participación en el cambio, reducir los abandonos del cambio, aumentar el progreso y mejorar en gran medida la aplicación de las iniciativas de cambio organizativo. REFERENCIAS Campbell, M.K., DeVellis, B.M., Strecher, VJ., Ammerman. A.S., DeVellis, R.F., & Sandier, R.S. (1994). Improving dietary behavior: The effectiveness of tailored messages in primary care settings. American Journal of Public Health, 84, 783 -787. H onner, D.R. (1992). Gestionar a la velocidad del cambio. New York: Villard Books. Deloitte & Touche (1996). Executive suruef of manufacturers [En línea]. Disponible en http:ZZwww.dtcg. comZresearch. DiClemente, C.C., y Hughes, S.O. (1990). Stages of change profiles in outpatient alcoholism treatment. Journal of Substance Abuse, 2, 217-235. Reproducido con permiso del propietario del copyright. 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