COMPETITIVIDAD DE LA AGRICULTURA PERUANA1 I. INTRODUCCION Tradicionalmente se ha considerado a la agricultura como una fuente de alimentos para satisfacer las necesidades de la población urbana. Los gobiernos se han preocupado por lograr alimentos baratos, ya sea mediante el control de precios o la importación de alimentos baratos producidos por países de agricultura más desarrollada y de alta productividad, pero fuertemente subsidiada. Además, se ha obtenido ayuda alimentaria directamente de otros países o a través de organizaciones internacionales. Simultáneamente se ha protegido a la industria con altos aranceles a las maquinarias, equipos e insumos, utilizados en la producción agropecuaria. De este modo, se ha tratado de mantener precios bajos para los productos agropecuarios, altos precios y calidad no apropiada de máquinas, equipos e insumos, y bajo estas condiciones internas, con una tasa de cambio atrasada, se ha importado alimentos subsidiados por los países exportadores. ¿Qué agricultura del mundo puede soportar altos costos de producción, precios controlados y competencia de productos importados, que además de tener ventaja por los subsidios de sus países de origen, se importan con una tasa de cambio subvaluada? Peor aún si a lo anterior añadimos el abandono del entorno rural, sin carreteras y, si las hay, mal mantenidas; sin servicios de educación o salud; sin medios de comunicación; y sin atractivos para la inversión industrial. El resultado de este tratamiento dado a la agricultura y al medio rural, ha sido la huida de la población del campo a la ciudad, y principalmente de poblaciones de la sierra a la costa y a las plantaciones de coca en la selva. Este flujo que ha sido continuo en los últimos 30 años, se ha acelerado ocasionalmente por efecto de las sequías, y en los últimos años, por efectos del terrorismo. 1 Luis J. Paz Silva. Competitividad de la Agricultura Peruana. I Convención Nacional del Agro Peruano ’94. 1 Sin embargo, el sector agropecuario puede desarrollar un papel fundamental en la reactivación económica del Perú, debido a su potencial para: • Generar empleo descentralizado, contribuyendo a disminuir la excesiva migración a las ciudades. • Incrementar ingresos a corto plazo a través de incrementos en la productividad. • Generar divisas, mediante la agroexportación, cuya escasez constituye el cuello de botella para el desarrollo de otras actividades, especialmente en la industria (salvo por la influencia de dólares del narcotráfico). • Proveer materia prima de calidad apropiada y a costos unitario relativamente bajos, para que las agroindustrias y otras industrias que requieren insumos agropecuarios, sean competitivos en el mercado internacional. • Proveer alimentos, disminuyendo la dependencia en la importación y disminuyendo el gasto en divisas. • Demandar insumos, equipos, maquinarias y servicios, contribuyendo a promover el desarrollo de otras actividades productivas y de servicios. Al ampliar el mercado rural, el incremento en la demanda es no sólo de insumos y equipos para producir, sino de los bienes y servicios requeridos para el consumo de las familias rurales. El desarrollo necesariamente debe guardar cierto equilibrio entre el avance de un sector respecto a otros, ya se trate de sectores productivos o de servicios. Sin embargo, el desarrollo de la agricultura, incluyendo las industrias y los servicios de los que depende para producir y para comercializar, debe ser considerado como un prerrequisito para el desarrollo general, por tres razones principales: 1. El aumento en la productividad permite al agricultor ofertar productos más baratos y de calidad apropiada, para mantener los costos y la competitividad de las industrias que utilizan productos agropecuarios como materia prima, contribuyendo a la sustitución de importaciones o al incremento de las exportaciones. 2. El efecto de los aumentos en productividad sobre los precios de los alimentos, es un atenuante de las presiones de los trabajadores urbanos para obtener mayores salarios, ajenos a sus propios incrementos en productividad. Los incrementos en la productividad agrícola cuando son logrados por un número significativo de agricultores, contribuyen a frenar el alza de los precios de los 2 alimentos, constituyendo un factor importante en el control de la inflación (en vez de las importaciones subsidiadas con las que el corto plazo se ha pretendido abaratar los alimentos). 3. La actividad agropecuaria tiene un efecto multiplicador que se debe fundamentalmente a su característica de establecer encadenamientos con el resto de la economía. Además, los incrementos en los ingresos de los agricultores contribuyen a la ampliación del mercado interno. Con el fin de evitar confusiones en los objetivos y en las políticas, es indispensable diferenciar la política agraria de la política alimentaria, y de las políticas de desarrollo rural. Es cierto que existen gran relación entre las tres políticas, pero unas deben tender a la mejora de la agricultura, otras al desarrollo del medio rural, y otras deben asegurar mejoras en la alimentación de la población, evitando el conflicto de políticas en el logro de los objetivos indicados. Dentro de este contexto, deberán adoptarse medidas de compensación para los grupos de población de bajos ingresos, principalmente madres gestantes y niños, pero evitando adoptar políticas que graven o discriminen en contra de la agricultura, o que discriminen contra el medio rural. La política agraria debe tener en cuenta la estructura social de la agricultura y las desigualdades estructurales y naturales entre las distintas regiones agrícolas. En cuanto al análisis de la competitividad de la agricultura peruana, es conveniente precisar el significado de los cinco conceptos siguientes: Productividad, Rentabilidad, Competitividad, Sostenibilidad y Equidad. Productividad es el valor del producto generado por unidad de trabajo o capital. Depende de la calidad y de las características de los productos (lo que determina los precios a los que puede venderse), y de la eficiencia con que se producen. La productividad es el principal determinante, a la larga, del nivel de vida de la población de una nación. Para comprender la posición de la agricultura peruana en el contexto de la agricultura mundial, es conveniente conocer las características esenciales de la agricultura de los principales países y regiones de mayor productividad agrícola. Así, por ejemplo, la agricultura estadounidense registra los índices de rendimiento por trabajador más altos del mundo. La utilización de mucha maquinaria y la aplicación de tecnología avanzada reducen los horas-hombre necesarias para producir una unidad de producto, lo que dio lugar a que, en el año 19685, por ejemplo, cada trabajador produjera 95 toneladas de cereales en promedio, mientras que en Europa la cifra fue 3 de 12 toneladas y en la Unión Soviética de sólo 7.2 toneladas por trabajador. Esto índices han variado de un modo impresionante. En el decenio del 40, se requerían aproximadamente 20 horas de trabajo para producir 1 tonelada de maíz, que hoy se ha reducido a 1 hora. Algo similar ha sucedido con diferentes cultivos. Hay que precisar que no siempre los altos rendimientos y la elevada producción por trabajador definen la rentabilidad de la agricultura. El factor precio, tanto de los insumos, maquinaria, equipos y servicios, como del producto agrícola, definen si la producción lograda cubre los costos dejando un saldo favorable. Así, por ejemplo, en Italia actualmente se requiere un rendimiento mínimo de 9 toneladas de maíz por hectárea para cubrir los costos de producción, pero en el Perú, pueden ser suficiente de 4 a 5 toneladas para que el cultivo sea rentable. Esto también contribuye a explicar el concepto de competitividad. Un producto con menores rendimientos, pero también con menores costos de producción puedes ser más competitivo que uno con mayores rendimientos. Esta relación explica por qué los Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea tienen que subsidiar su producción agropecuaria para hacerla artificialmente competitiva. También, es posible altos rendimientos o costos bajos, pero agotando, contaminando o destruyendo los recursos. Para que la sociedad actual se beneficie sin perjuicio de las generaciones futuras, la producción agropecuaria debe ser sostenible. La utilización de los recursos debe permitir la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin disminuir el potencial de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras. Finalmente, nos referimos a la Equidad. No se puede permanecer indiferentes ante las injusticias e inequidades sociales que existen en el país. Estas diferencias son mayores entre la población urbana y la rural. La carencia de empleos debidamente remuneradas y la ausencia o mala calidad de los servicios limita el aumento de la productividad de la población. No es aceptable que se pretenda la disminución o el retiro del apoyo del Estado en los campos de la investigación, asistencia técnica, crédito y en la comercialización sin considerar los diferentes tipos de agricultura y de agricultores. Por razone económicas y de justicia, no se puede dejar a la libre competencia a campesinos de recursos técnicos y económicos limitados, y abandonados de inversiones y servicios que debieron hacerse en el pasado. La sociedad tiene 4 la obligación y la responsabilidad moral de establecer las condiciones de educación e infraestructura, para lograr que las poblaciones de menores recursos encuentren las oportunidades para su desarrollo personal, y para ocuparse en actividades que les permita obtener ingresos acordes con su dignidad humana. Considerando el enfoque y/o conceptualización de la Política Agraria, es posible precisar la existencia de infinidad de factores e instituciones que influyen en todo el proceso agropecuario, desde la obtención de insumos para producir hasta la colocación del producto final en el mercado. Muchas de estas actividades no pueden ser realizadas por los agricultores en forma individual, y algunas no pueden ejecutarse sin la intervención del Estado. Es por esta razón que es necesario la organización de los agricultores para lograr las economías de escala y la capacidad de negociación requeridas para lograr un nivel de competitividad apropiado, y la intervención del Estado para evitar que las distorsiones en el mercado originadas por las políticas económicas y/o sectoriales de otros países disminuyan la capacidad competitiva de los productores peruanos. La complejidad de la producción agropecuaria y la dificultad para que los agricultores alcance las economías de escala y la capacidad de negociación, son factores que han influido en la decisión de la mayoría de los países de intervenir su agricultura, distorsionando las condiciones del mercado, aún en aquellos países considerados como modelos de liberalismo. Por esta razón, la competitividad internacional no sólo depende de la productividad y la eficiencia de productores y exportadores, sino en la forma y grado de intervención de los Estados en cada país. El Perú tiene destacadas ventajas comparativas para que su agricultura sea competitiva en el mercado mundial, pero el ajuste estructural y el programa de estabilización, aplicados después de períodos de gobierno de gran desorden institucional y económico, ha ocasionado un desajuste macroeconómico en el que las principales variables económicas demoran su recomposición, dificultando que los productos peruanos puedan llegar a su nivel real de competitividad. Esta situación se ha prolongado debido a los daños ocasionados por el terrorismo, tanto directamente en infraestructura física y vidas humanas, como indirectamente, por la proyección de la imagen de un país de enorme inseguridad para los inversionistas. 5