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DIECIOCHO 37.1 (Spring 2014)
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RESEÑAS
Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos sobre
literatura. Elena de Lorenzo Álvarez, ed.
Obras completas, tomo XII. Oviedo: Instituto
Feijoo de Estudios del Siglo XVIII /
Ayuntamiento de Gijón / KRK Ediciones, 2009.
Volume 37.1
Spring, 2014
The University of
Inmaculada Urzainqui Miqueleiz
Universidad de Oviedo
Virginia
Probablemente nadie que conozca la obra de Jovellanos pensaría que sus
Escritos sobre literatura pudiera llegar a alcanzar las casi 800 páginas que
constituyen esta edición, pues lo que razonablemente cabría esperar es la
Memoria sobre las diversiones públicas, los prólogos y notas al Pelayo y a El
delincuente honrado, las censuras de libros ya conocidas, y algunos otros textos
de menor volumen en los que de un modo u otro toca cuestiones de lo que
en términos generales podemos considerar como literatura. Pero si la
edición alcanza una extensión tan notable es porque, además de esos textos,
incluye también casi una treintena de inéditos: lo que, tratándose de un
autor tan relevante de la Ilustración y tan ampliamente editado como
Jovellanos, representa sin duda una aportación fundamental para el
conocimiento de su obra.
Responde así este volumen a lo que ha sido el propósito de los
investigadores del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII que han
venido participando en la edición crítica de las Obras completas de Jovellanos
iniciadas por el recordado profesor José Miguel Caso González: llegar a
recuperar hasta donde sea posible los textos que salieron de su pluma,
agruparlos temáticamente, y presentarlos al público en una edición solvente
y actualizada; unos editores, por cierto, entre los que ya se contaba Elena de
Lorenzo, pues fue la responsable, junto con Álvaro Ruiz de la Peña, de la
edición del tomo IX de Escritos asturianos (2005). Pero aunque el panorama
de esta nueva edición es muy distinto por el carácter de los textos reunidos,
el empeño fundamental ha seguido siendo el mismo. Por eso hay, junto a
muchos textos que ya se habían editado anteriormente y ahora se ven
remozados con muchas aportaciones nuevas, otros de los que se tenían
noticias muy difusas o, sencillamente, no se conocían. Y también en este
volumen, como en los anteriores, ha resultado un tanto problemática la
selección de los materiales que debían integrarlo, porque Jovellanos, que
escribió prácticamente a lo largo de toda su vida, trató de literatura en
contextos muy diversos y dejó muchos textos de difícil clasificación o,
cuando menos, abiertos a poder ser agrupados —desde una perspectiva
temática, como es la que se está siguiendo en la edición de sus obras
completas— en más de un volumen. Pero como era preciso elegir el ámbito
más a propósito para su inserción, ha sido finalmente el acuerdo con los
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Reseñas
editores de los otros volúmenes el que ha determinado que se incluyan o no
unos u otros textos; como es el caso, por ejemplo, de la Memoria sobre
espectáculos y diversiones públicas que, más allá de sus aspectos jurídicos, halla su
sitio en este volumen o, en sentido contrario, el Curso de Humanidades
castellanas, de que sólo se recuperan aquí los fragmentos sobre poética y
poesía.
Los textos que aquí ha reunido Elena de Lorenzo están agrupados en
seis grandes bloques o secciones: las censuras de libros, la Memoria sobre
espectáculos, los demás informes, memorias y juicios presentados ante
diversas instituciones, los escritos que preparó para la prensa y nunca
llegaron a publicarse, los apuntamientos realizados en el período de Bellver,
y los apuntes y biográficos y anécdotas que redactó en diversos momentos
de su vida. Para una comprensión más completa del pensamiento literario
de Jovellanos, a ello ha añadido en un apéndice de más de cien páginas los
prólogos, advertencias y notas del Pelayo y El delincuente honrado —que
lógicamente ya fueron publicados en el volumen de Escritos literarios
preparado por José Miguel Caso González (Obras Completas, I)—, diversas
cartas o fragmentos de cartas que tratan sobre asuntos poéticos o teatrales
(v. gr. las que dirige a González de Posada sobre la armonía del verso o en
defensa del verso blanco, o algunas de las que cruza con Meléndez Valdés),
así como el conocido metapoema que envió a sus amigos de Salamanca,
igualmente publicados antes por el profesor Caso González.
Un grupo importante de los inéditos lo constituyen las trece censuras
nuevas que Elena de Lorenzo ha podido incorporar a las 53 conocidas de la
Academia de la Historia extendiendo la búsqueda al Archivo Histórico
Nacional, en cuya sección de Consejos se hallan las copias enviadas al
Consejo de Castilla. Como ya señaló la máxima especialista en temas de
censura, Lucienne Domergue, aunque se conocía la existencia de alguna de
ellas, se ignoraba dónde podían estar: «on trouvé en fin citées par ses
biographes d’autres censures comme celles du drame Scipione nella Iberia, des
fables d’Iriarte, du Ponz… mais nous ignorons qui les lui demanda et ce
qu’elles furent» (La censure de livres en Espagne à la fin de l’Ancien Régime,
Madrid, Casa de Velásquez, 1996, p. 87). Gracias a esas incorporaciones —
entre ellas, efectivamente, las del Viaje de España de Antonio Ponz, las
Fábulas de Iriarte o las traducciones de la Alcire de Voltaire y de Adela y
Teodoro de la condesa de Genlis— se ha podido configurar el corpus íntegro
de las censuras de Jovellanos (todas de los años 1780-1790), que, ordenadas
cronológicamente, es lo que, como he apuntado, constituye el primer
bloque del volumen. Afortunadamente, la editora no se conforma con
ofrecer puntualmente anotados todos esos textos, sino que procede a
analizarlos en la parte correspondiente de su amplia introducción. Muestra
así, por ejemplo, desde el punto de vista cuantitativo, que la proporción de
obras denegadas por Jovellanos es superior a la del resto de censores (el 20
% de los manuscritos, frente al 14 % de media); que aunque se manifiesta
como un censor convencido de la necesidad de tal labor, no deja de ser
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también un discreto defensor de la libertad de prensa; que en lo que llama
su poética censora, junto a los criterios legales establecidos para decidir si se
concede o deniega la licencia de impresión (no atentar contra las regalías de
S. M., la religión o las buenas costumbres), siempre están presentes los
valores de utilidad y calidad literaria; o, en fin, que, contemplando el mundo
del libro no sólo desde la vertiente cultural sino también económica, aboga
por permitir la entrada de libros extranjeros para evitar el perjuicio de los
libreros que, después de haber invertido en la mercancía, la ven retenida en
la aduana.
Siguiendo con los textos inéditos, en el bloque de Juicios, Memorias e
Informes hay dos presentados ante la Real Academia Española, y
conservados en su archivo, que son de particular interés porque arrojan
mucha luz sobre la labor de Jovellanos en ella, bastante menos conocida
que la que desarrolló en la de la Historia o en la Sociedad Económica
Matritense: la Memoria sobre la metáfora (1781) —que fue una contribución
para la redacción del Diccionario— en la que, a partir de la distinción entre
metáforas lexicalizadas y literarias (“determinadas y voluntarias”),
argumenta que las segundas no han de ser recogidas en el mismo, y el Juicio
crítico de la “Disertación epistolar del señor Baretti”, una singular defensa de la
regulación ortográfica de la edición del Quijote de la Academia de 1780
escrita para salir al paso de una dura crítica de Baretti, y con el que, según
dice, quiere haberse “en singular batalla para desfacer los entuertos con que
ha amancillado el honor de la Academia”.
Mucho interés tiene también, para conocer la vertiente periodística de
Jovellanos, la publicación completa de los tres Ahechos que preparó para el
Diario de Madrid (aunque nunca llegaran a salir), de los que permanecía
inédito el tercero por no haberlo incluido Joaquín Alonso Bonet cuando
editó los otros dos —tal vez por su contenido crítico—, así como la
reedición de un texto que dio a conocer Nocedal sin título preciso, y que
pertinentemente aparece ahora con el de De libros y reseñas, en el que
Jovellanos hace una calurosa defensa de las reseñas periodísticas como vía
de mejora y dignificación de la escritura en un tiempo en que “la manía de
hacer libros ha llegado a tocar en furor”.
Desde el punto de vista filosófico, merecen un lugar destacado la
traducción libre y fragmentaria que hizo Jovellanos de los Essays de David
Hume, que son prueba inequívoca de una recepción hasta ahora solamente
sospechada, y unos apuntamientos sobre las virtudes ciudadanas que
redactó a partir del De officiis de Cicerón; dos textos del período mallorquín
que han sido recuperados de la documentación que le fue requisada el 9 de
mayo de 1802 y que se halla depositada en el Archivo Histórico Nacional. A
ese mismo período pertenecen también, entre otros, dos notables inéditos
que se conservan autógrafos en el Archivo Histórico Nacional y son
titulados por la editora “Apuntes sobre el estilo literario” y “Elogio de
Dryden”.
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Reseñas
Para el conocimiento histórico del tiempo que le tocó vivir, es de
singular interés el bloque de Apuntes biográficos y anécdotas que, procedentes
del legado de Gómez de Arteche, se conservan en la Biblioteca del Senado
y, en su mayoría, ven también ahora por primera vez la luz; un puñado de
semblanzas y noticias más o menos extensas de Campomanes,
Floridablanca, Cabarrús, el abate de la Gándara, Pérez Bayer, Luis José
Velázquez, Lerena, etc., así como algunas noticias y anécdotas curiosas
acerca de la muerte de Fernando VI, la enfermedad y muerte de Carlos III
(al que se trató con “unto de venado, caliente a su chimenea y, por no
buscar otro auxilio, pidió las bayetas que cubrían las jaulas de los papagayos
del cuarto y con ellos se cubrió el costado donde sentía un gran dolor”) o
los primeros días del reinado de Carlos IV (“la única providencia hasta
ahora sabida fue la de mudar la escalera principal del palacio restituyéndola
a su antigua forma”).
Obviamente, y al margen de los demás inéditos cuya relación completa
necesitaría más largo espacio, el buque insignia de la edición lo constituye la
Memoria sobre las diversiones públicas, que, aunque reiteradamente publicada,
nunca hasta ahora se había editado teniendo en cuenta el único manuscrito
autógrafo (hoy en el Instituto del Teatro de Cataluña) así como las tres
copias conservadas, y cotejando punto por punto las ediciones de Cádiz
(1812) y Madrid (1812, 1817). A mayor abundamiento, la edición incorpora
a pie de página las notas inéditas de Rafael de Floranes —amigo de
Jovellanos a quien también pedirá una lectura crítica del Informe en el
Expediente de Ley Agraria— conservadas en el ms. 7193 de la Memoria de la
Biblioteca Nacional y, en apéndice, cuatro documentos inéditos
relacionados con el texto de Jovellanos: el informe que sobre él extendieron
Antonio de Capmany y Vargas Ponce, y tres informes más que también por
encargo de la Real Academia de la Historia redactaron sobre el mismo
asunto el P. Centeno, José Cornide y, conjuntamente, José Antonio Conde,
Manuel Abella y Antonio Siles, todos archivados en el propio expediente de
la Academia (ms. 11-08046), y sin duda de gran interés tanto para
contextualizar el Informe de Jovellanos en el conjunto del mismo como
para valorar adecuadamente sus aportaciones. Y no solo eso. Atendiendo a
las informaciones que proporcionan tanto el Diario y la correspondencia de
Jovellanos, como las actas de la Academia de la Historia, Elena de Lorenzo
ha podido explicar las notables diferencias que median entre las dos
versiones editadas en Cádiz y Madrid, y documentar el proceso de
redacción del texto en tres momentos a lo largo de dos décadas, en los
cuales Jovellanos completa el aparato erudito, lo corrige, y elimina las
reflexiones personales que, por subjetivas o tal vez demasiado
contundentes, debió juzgar impropias de un informe. Fue así como
desaparecieron diversas notas ahora recuperadas sobre el papel de las damas
en los torneos (“¿Qué no harían los hombres aguijados a un mismo tiempo
por la gloria y la hermosura?”), los toros (“Es cosa, por cierto, digna de
vergüenza”), o sobre el papel de las fuerzas de orden público en las
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romerías (“He aquí donde pecan ordinariamente tantos jueces indiscretos
que confunden la vigilancia con la opresión”…).
Aunque lamentablemente hoy por hoy hay que dar por perdidos
algunos otros textos de los que hay noticia a través de Ceán Bermúdez y
Julio Somoza, no cabe duda de que los reunidos en este volumen por Elena
de Lorenzo, tan profusa y cuidadosamente anotados, serán ya a partir de
ahora lectura obligada para todo el que quiera conocer los intereses y
preocupaciones literarias de aquel ilustrado y literato cabal que fue
Jovellanos.
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Félix Antonio Ponce de León. Vida, hechos y aventuras de Juan
M ayorazgo. Edición de Maurizio Fabbri. Rimini: Panozzo Editore,
2012.
Jorge Chen Sham
Universidad de Costa Rica
Dentro de la Colección del Centro di Studi sul Settecento Spagnolo,
Maurizio Fabbri nos presenta una edición modernizada y accesible de la
Vida, hechos y aventuras de Juan Mayorazgo (1779), de Félix Antonio Ponce de
León. En su breve “Introducción” (7-21), Fabbri analiza la adscripción del
texto a la novela biográfica, la que Mijaíl Bajtín en su estudio “La novela de
educación y su importancia en la historia del realismo” (en Estética de la
creación verbal, 207-208), caracteriza por sus movimientos típicos de la vida y
de las pruebas que la acompañan, lo cual se resume en el título cuando se
hace un guiño (solamente eso) a la tradición picaresca. Sin embargo, para
Fabbri el hecho de que se muestren las diferentes etapas de formación del
personaje hacia la adultez permite ubicar esta novela dentro de la categoría
de Bildungsroman (10). Y lo es así porque la vida del personaje está encauzada
hacia un camino de aprendizaje a cuya pedagogía educativa y proceso de
narración contribuye a dirigir sin ambages el narrador omnisciente.
Para neutralizar esta presencia controladora y hegemónica del narrador
se encuentran, tal vez, los cuentecillos y las anécdotas que, dentro del tópico
de la varietas y del entretenimiento, contribuyen a sopesar la direccionalidad
del relato y darle un poco de mayor soltura cuando se introducen las
conversaciones de otros personajes con Juan Mayorazgo. Se busca observar
el mundo que rodea al personaje y este atraviesa en sus aventuras para
proporcionar este aspecto de referencialidad local y de sátira de costumbres.
Al mismo tiempo, en él prologo se confiesa, con miras de otorgarle una
tradición al texto, su identificación con el Quijote (32); pero se trata más bien
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Reseñas
de una simple mención como lo indica Fabrri (9). Por lo tanto, el
hibridismo ostensible hace “difícil [la] ubicación dentro de una categoría
literaria, por lo que no puede calificarse de picaresca o donjuanesca” (19),
mientras que la narración directiva con comentarios sobre el personaje o la
narración, que proviene de la práctica historiográfica, promulga el control
de una historia cuya finalidad aleccionadora y pedagógica se aleja mucho de
nuestros gustos literarios actuales y hace que el texto solamente pueda, en
principio, interesar a los especialistas del campo.
La edición de Fabbri es impecable, por cuanto ofrece al público un
texto de manejo fácil y con criterios filológicos que desembocan no solo en
unas pocas notas acertadas, sino también en un tamaño de letra de lectura
fácil y agradable. Por otro lado, la evolución de la narrativa del periodo de
entresiglos merece que nos detengamos en el texto de Ponce de León,
porque su presencia ayudaría a explicar el desarrollo de la narrativa
decimonónica española hacia formas de mayor autonomía narrativa y
despliegue simbólico-estético; pero para llegar a ello, es necesario pasar por
un Juan Mayorazgo que debe hacerse un hombre de bien y de provecho a
través de un viaje de pretensiones filosófico-morales, tal y como acentúa la
instancia narrativa en el cierre de la narración.
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Sarah E. Owens and Jane E. Mangan, eds. W omen of the Iberian
Atlantic. Baton Rouge, LA: Louisiana State UP, 2012.
Karen Stolley
Emory University
Empire and gender are the two overarching concepts that organize this
collection of essays, which grew out of a 2010 conference, “Women in the
Ibero-American Atlantic (1500-1800), sponsored by the College of
Charleston and the Carolina Lowcountry Atlantic World Program. In their
introduction, “Gendered Dimensions of Empire,” co-editors Sarah E.
Owens and Jane E. Mangan (each of whom has contributed an essay to the
volume) explain that these concepts are defined broadly in order to open up
the burgeoning field of Atlantic Studies, dominated until recently by a
vision of the Atlantic world as English-speaking and male. The editors are
concerned with gender as it relates to race, class, and religious practices; the
contributors’ focus on marginalized women -- indigenous women, enslaved
and free African women, women living in imperial peripheries -- addresses
a gap in the scholarly literature on early modern Spain and Spanish America
which has often focused on elite women. The definition of the Atlantic
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world is expanded here to include regions such as Portuguese Goa in Africa
and South America’s Pacific Coast that, while not geographically situated in
the Atlantic world, experienced the effects of transatlantic Iberian
expansion. Atlantic interconnectedness, as reflected in these essays, involves
the “entangled histories” of metropolitan centers and colonial peripheries
(to use Eliga Gould’s term).
Space permits only a cursory discussion of selected essays. The volume,
organized thematically, opens with two essays on the current state of
scholarship on gender studies and Atlantic studies by Lisa Vollendorf and
Allyson M. Poska. Poska’s “An Ocean Apart. Reframing Gender in the
Spanish Empire” uses the story of a 1778 Atlantic crossing by a young
Galician woman to explore the degree to which gender expectations were
determined by regional and class differences. As Josefa traveled from a rural
farming village in northern Spain to the bustling port city of La Coruña,
then to Montevideo, and finally to Buenos Aires, expectations about her
prospects varied widely at each step of her journey. Poska suggests the need
for cross-disciplinary training as a foundation for translatlantic studies;
although it is essential to break down the divide between peninsular and
Latin American historiography, Latin Americanist scholars often have little
opportunity to do graduate work in Spanish history and thus tend to
privilege a view of colonial Spanish America that emphasizes distinctiveness
rather than connections with Spain and views the Iberian peninsula as
monolithic.
Marriage and family are the focus of the following cluster of essays. In
“Spanish Women in the Caribbean, 1493-1540,” Ida Altman illustrates the
economic and social opportunities available to women as demographic
changes (decreasing numbers of men arriving from Spain, the reduction of
indigenous populations, and the introduction of African slaves) led to
profound transformations in Caribbean households. Jane Mangan, in
“Indigenous Women as Mothers in Conquest-Era Peru,” uses notarial
records to explore how indigenous mothers enacted a continuing economic
role in their children’s lives through dowries or inheritance, even when the
children had been removed from their care. Carla Gerona’s “Women and
Kinship in Spanish East Texas at the End of the Eighteenth Century”
explores non-traditional kinship networks formed across boundaries of race
and ethnicity in a Spanish borderlands region. Gerona notes that in areas
that later came under US control, the historiographical record reflects
Anglo-centric stereotyping; for example, discussions of an affair between
Gertrudis de los Santos and the famous Irish-American horse trader and
Texas filibuster Philip Nolan refer to Gertrudis to as a “dark-eyed Mexican
beauty” (102) rather than as a savvy contraband agent whose alliance with a
wealthy Anglo-American trader sparked concerns about challenges to
existing political structures in East Texas.
The wide range of women’s experiences related to health and healing is
reflected in essays by Nuria Salazar Simarro and Sarah E. Owens
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Reseñas
(“Cloistered Women in Health Care. The Convent of Jesús María, Mexico
City”), Timothy D. Walker (“The Role and Practices of the Female Folk
Healer in the Early Modern Portuguese Atlantic World”), and Hugh Glenn
Cagle (“The Botany of Colonial Medicine. Gender, Authority, and Natural
History in the Empires of Spain and Portugal”). Salazar Simarro and Owens
offer an account of how one well-to-do convent established infirmaries,
trained nuns as nurses, and employed a mix of scientific and folk knowledge
to meet the nuns’ medical needs. Walker studies the role of curandeiras in
rural agrarian society in Portugal and its colonial hinterlands, using
Inquisition trial documents as evidence of their precarious position and
concluding that colonial exchanges resulted in a culturalized blending of
hybridized remedies and practices. Cagle discusses the transatlantic
circulation of a sixteenth-century treatise on the medicinal properties of
Asian plants written by noted physician and medical scientist Garcia de
Orta in order to explore the role of women in the gendered hierarchies of
the production and dissemination of natural history. He posits Garcia de
Orta’s household in Goa as “a point of convergence for expansive
commercial and intellectual networks” in a global Atlantic world (182).
The final two essays focus on African women in the Atlantic Iberian
diaspora. Ras Michael Brown’s “Mother Nganga. Women Experts in the
Bantu-Atlantic Spiritual Cultures of the Iberian Atlantic World” presents a
linguistic analysis of how gendered articulations of power traveled from
their West-Central African origins to Cuba and Brazil. “Gendering the
African Diaspora in the Iberian Atlantic. Religious Brotherhoods and the
Cabildos de Nación” by Matt D. Childs explores gender dynamics in the
‘cabildos de nación,’ mutual aid societies that developed in the Caribbean
among African descendant communities as spaces for syncretic religious
practices and political agency. Childs examines the leadership roles played
by enslaved women in the cabildos, concluding that “the right for women of
African descent in Havana’s cabildo organization to exercise ‘voto y voz’
equally with men appears unique to the Iberian New World” (236).
Women of the Iberian Atlantic is a fascinating and diverse collection of
essays that suggests new directions for scholarship in the field of Atlantic
studies and will be of interest to scholars and students in a wide range of
disciplines.
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Miguel Sanz. Breve N oticia de la vida del Excmo. Sr. D. Jorge Juan y
Santacilia. Eds. Armando Alberola Romá y Rosario Die Maculet. San
Vicente del Raspeig (Alicante): Universidad de Alicante, 2013.
Dale J. Pratt
Brigham Young University
Both the original Breve Noticia by Miguel Sanz, Jorge Juan’s secretary for
the last 21 years of his life, and the present edition of Sanz’s 1773 homage,
by Armando Alberola and Rosario Die, are outstanding tributes to the great
mathematician, scientist and naval officer. Don Jorge Juan y Santacilia
(1713-1773), the tricentennial of whose birth motivated conferences,
articles, books and websites, was one of the preeminent ilustrados of the
Spanish Enlightenment. Jorge Juan’s abbreviated career began under Felipe
V, who sent the young, twenty-one-year-old lieutenant on the Geodesic
mission, and ended in the fifteenth year of Carlos III’s long reign. Upon his
return from South America and his report on the expedition to the French
Academy of Sciences, Jorge Juan’s intellect, discipline, loyalty and ability
were repeatedly proven in his many projects in service of the Spanish
kingdom. At the young age of 36, Jorge Juan’s contributions were
recognized in a biographical sketch written by P. Andrés Marcos Burriel
and published in the 1749 volume of Escritores del reyno de Valencia. In 1751,
Jorge Juan almost lost his life in the shipyard in La Graña (Ferrol) when
some rigging broke, struck him in the head and knocked him into the sea
(which, happily for him, was at high tide). Two weeks after the accident,
Miguel Sanz joined Jorge Juan as his personal secretary; he remained in his
service until Juan’s death at the age of 60.
Upon Jorge Juan’s untimely passing (probably due to a brain infection),
Sanz worked diligently to wrap up Juan’s affairs, including publishing Estado
de la Astronomía en Europa (1774), an addendum to the reedited version of
the ground-breaking Observaciones Astronómicas y Phisicas (originally published
in 1748). Sanz also ensured that the printers contracted to publish Juan’s
final work, Examen marítimo teórico práctico (1771), did not pulp the majority
of the as yet unsold books after the author’s death. Sanz even oversaw the
distribution of Jorge Juan’s estate, a difficult process since Juan had died
intestate and without clear heirs (as a Knight of the Order of Malta, he had
taken a vow of celibacy). Most important, perhaps, were Sanz’s diligent
efforts to memorialize Jorge Juan, both in transferring his remains to a
more prominent burial site and marking it in marble, and in his Breve Noticia
de la vida del Excmo. Sr. D. Jorge Juan y Santacilia (1774).
In 1936, rear admiral Julio Guillén Tato decried the tendency of
students and admirers of Jorge Juan to merely gloss Sanz’s Breve Noticia
without adding anything new. Nearly eighty years later, Guillén’s critique is
no longer valid. Guillén Tato himself, Peset y Lafuente, Merino Navarro,
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Reseñas
García Castaño, and Gómez Urdáñez, among many others, have written
lengthy studies of Jorge Juan’s life and letters. Armando Alberola and
Rosario Die’s own work (including several books, many chapters and
articles) continues this tradition (see especially La herencia de Jorge Juan (2002)
and the 2006 monographic issue of Canelobre dedicated to Jorge Juan).
Historians of science have also meticulously documented important
episodes, such as the French Geodesic expedition to measure the length of
a degree of latitude at the Equator, and have praised Jorge Juan and
Antonio Ulloa’s scientific discipline on that mission (for example, see Paul
Murdin’s Full Meridian of Glory: Perilous Adventures in the Competition to Measure
the Earth (2009)).
Alberola and Die’s edition of Breve Noticia includes a 97-page
preliminary study (with 217 sometimes lengthy footnotes) examining the
careers of Jorge Juan and Miguel Sanz; an annotated transcription of Sanz’s
Breve Noticia (with 149 additional notes); the 10-page “’Borrador’ de la Breve
Noticia,” also by Sanz; and a complete facsimile of Breve Noticia. In his
biography, Miguel Sanz includes interesting details about what are now
lesser-known episodes from Juan’s life––such as the young lieutenant’s
using his own clothes to extinguish a fire below decks of a ship he
commanded, his visits to the Almadén mercury mines, his teaching reforms
in the Academia de Guardias–Marinas, supervision of the shipyards in
Cartagena, his new methods for naval construction (fruit of his 15-month
mission of military-industrial espionage in England), and the tremors in
Juan’s hands as he fell ill. In some cases, Sanz glosses over the more famous
moments and figures of Juan’s life: the Geodesic mission, the discovery of
platinum, Jorge Juan’s relationships with Antonio de Ulloa and the Marqués
de Ensenada, the founding of the Royal Observatory in Madrid, and the
embassy to Morocco and subsequent Tratado de Paz y Comercio signed in
1767 by Jorge Juan (as emissary of Carlos III) and Muhammed III, Sultan
of Morocco. Alberola and Die’s elaborate notes provide a supplemental
narrative, filling in gaps in Sanz’s account as well as explaining fascinating
details about shipbuilding, naval strategy, mathematics, astronomy, and the
many other disciplines Jorge Juan mastered.
Although this summary may make Alberola and Die’s edition sound
like scholarly overkill, the book is quite pleasant to read, and is perhaps the
finest possible homage to both Jorge Juan y Santacilia and Miguel Sanz. It
will be a superb resource for students of Jorge Juan, and the Spanish
Enlightenment in general, for generations.
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