DrBurgos Thompson y Thompson. Genética en Medicina OCTAVA EDICIÓN Robert L. Nussbaum MD, FACP, FACMG Holly Smith Chair of Medicine and Science Professor of Medicine, Neurology, Pediatrics and Pathology Department of Medicine and Institute for Human Genetics University of California San Francisco San Francisco, California Roderick R. McInnes CM, MD, PhD, FRS(C), FCAHS, FCCMG Alva Chair in Human Genetics Canada Research Chair in Neurogenetics Professor of Human Genetics and Biochemistry Director, Lady Davis Institute Jewish General Hospital McGill University Montreal, Quebec, Canada Huntington F. Willard PhD President and Director The Marine Biological Laboratory Woods Hole, Massachusetts Professor of Human Genetics University of Chicago Chicago, Illinois DrBurgos 2 DrBurgos 3 Índice de capítulos Instrucciones para el acceso en línea Cubierta Portada Página de créditos Prefacio Agradecimientos Capítulo 1: Introducción El nacimiento y el desarrollo de la genética y la genómica Genética y genómica en medicina El futuro Capítulo 2: Introducción al genoma humano El genoma humano y las bases cromosómicas de la herencia Variación en el genoma humano Transmisión del genoma Gametogénesis y fecundación humanas Importancia médica de la mitosis y la meiosis Capítulo 3: El genoma humano: estructura y función de los genes Información contenida en el genoma humano El dogma central: DNA → RNA → proteína DrBurgos 4 Estructura y organización de los genes Fundamentos de la expresión génica La expresión génica en acción Aspectos epigenéticos y epigenómicos de la expresión génica La expresión génica como integración de señales genómicas y epigenómicas Desequilibrio alélico en la expresión génica Variación de la expresión génica y su importancia en medicina Capítulo 4: Diversidad genética humana: mutación y polimorfismo La naturaleza de la variación genética Variación heredada y polimorfismo en el DNA Origen y frecuencia de los diferentes tipos de mutaciones Tipos de mutaciones y sus consecuencias Variación en genomas individuales Impacto de las mutaciones y el polimorfismo Capítulo 5: Principios de citogenética clínica y análisis genómico Introducción a la citogenética y al análisis genómico Anomalías cromosómicas Análisis cromosómico y genómico en el cáncer Capítulo 6: Bases cromosómicas y genómicas de la enfermedad: trastornos de los autosomas y de los cromosomas sexuales Mecanismos de las anomalías Aneuploidía Disomía uniparental Trastornos genómicos: síndromes de microdeleciones y duplicaciones Anomalías cromosómicas idiopáticas Segregación de las anomalías familiares Trastornos asociados con impronta genómica Los cromosomas sexuales y sus anomalías Trastornos del desarrollo sexual Trastornos del neurodesarrollo y discapacidad intelectual DrBurgos 5 Capítulo 7: Patrones de herencia monogénica Panorámica general y conceptos Árboles genealógicos Herencia mendeliana Patrones autosómicos de herencia mendeliana Herencia ligada al cromosoma X Herencia pseudoautosómica Mosaicismo Efectos del progenitor de origen sobre los patrones de herencia Mutaciones dinámicas: expansión de repeticiones inestables Herencia materna de trastornos causados por mutaciones en el genoma mitocondrial Correlación entre genotipo y fenotipo Importancia de la historia familiar en la práctica médica Capítulo 8: Genética de las enfermedades multifactoriales comunes con herencia compleja Rasgos cualitativos y cuantitativos Agregación familiar y correlación Determinación de las contribuciones relativas de los genes y el ambiente a las enfermedades complejas Ejemplos de enfermedades multifactoriales frecuentes con contribución genética Ejemplos de rasgos multifactoriales con factores genéticos y ambientales específicos conocidos El desafío de las enfermedades multifactoriales con herencia compleja Capítulo 9: Variación genética en las poblaciones Genotipos y fenotipos en las poblaciones Factores que alteran el equilibrio de Hardy-Weinberg Diferencias étnicas en la frecuencia de varias enfermedades genéticas Genética y ancestros Capítulo 10: Identificación de la base genética de las enfermedades humanas Base genética para el análisis de ligamiento y la asociación Mapeo de los genes humanos causantes de enfermedades Del mapeo génico a la identificación de genes DrBurgos 6 Búsqueda de genes responsables de enfermedades mediante secuenciación del genoma Capítulo 11: Bases moleculares de las enfermedades genéticas: Principios generales y lecciones aprendidas de las hemoglobinopatías Cómo afectan las mutaciones a la función proteica Cómo alteran las mutaciones la formación de proteínas biológicamente normales Relación entre genotipo y fenotipo en la enfermedad genética Hemoglobinas Hemoglobinopatías Capítulo 12: Bases moleculares, bioquímicas y celulares de las enfermedades genéticas Enfermedades debidas a mutaciones en diferentes clases de proteínas Enfermedades relacionadas con enzimas Defectos de los receptores proteicos Defectos del transporte Trastornos de las proteínas estructurales Enfermedades neurodegenerativas Conclusión Capítulo 13: Tratamiento de la enfermedad genética Situación actual del tratamiento de las enfermedades genéticas Consideraciones especiales en el tratamiento de las enfermedades genéticas Tratamiento mediante modificación del metabolismo Tratamiento para aumentar la función del gen o proteína alterada Terapia génica Medicina de precisión: presente y futuro del tratamiento de las enfermedades mendelianas Capítulo 14: Genética del desarrollo y malformaciones congénitas Biología del desarrollo en medicina Introducción a la biología del desarrollo Influencia de los genes y el ambiente en el desarrollo Conceptos básicos en biología del desarrollo Mecanismos celulares y moleculares del desarrollo DrBurgos 7 Interacción de los mecanismos del desarrollo en la embriogénesis Conclusión Capítulo 15: Genética y genómica del cáncer Neoplasia Bases genéticas del cáncer Cáncer familiar Incidencia familiar de cáncer Cáncer esporádico Cambios citogenéticos en el cáncer Aplicación de la genómica a la individualización del tratamiento del cáncer Cáncer y ambiente Capítulo 16: Evaluación del riesgo y asesoramiento genético Antecedentes familiares en la evaluación del riesgo Asesoramiento genético en la práctica clínica Determinación de los riesgos de recurrencia Riesgos de recurrencia empíricos Diagnóstico molecular y basado en el genoma Capítulo 17: Diagnóstico y cribado prenatales Métodos de diagnóstico prenatal Indicaciones para el diagnóstico prenatal mediante pruebas invasivas Cribado prenatal Pruebas de laboratorio Asesoramiento genético para el diagnóstico y cribado prenatales Capítulo 18: Aplicación de la genómica a la medicina y la asistencia sanitaria personalizada Pruebas de cribado genético en grupos de población Farmacogenómica La farmacogenómica como un rasgo complejo Pruebas de cribado para la detección de la susceptibilidad genética frente a la enfermedad Medicina genómica personalizada DrBurgos 8 Capítulo 19: Aspectos éticos y sociales en genética y genómica Principios de ética biomédica Dilemas éticos en genética médica Confidencialidad de la información genética Efectos eugenésicos y disgenésicos de la genética médica Genética en medicina Casos clínicos Caso 1: Síndrome de Stevens-Johnson inducido por abacavir/necrólisis epidérmica tóxica (Reacción farmacológica adversa genética determinada inmunológicamente) Caso 2: Acondroplasia (Mutación en FGFR3, MIM 100800) Caso 3: Degeneración macular ASOCIada con la edad (Variantes del factor H del complemento, MIM 603075) Caso 4: Enfermedad de Alzheimer (Disfunción de las neuronas cerebrales y muerte, MIM 104300) Caso 5: Autismo/síndrome de deleción 16p11.2 (Susceptibilidad a trastornos del espectro del autismo, MIM 611913) Caso 6: Síndrome de Beckwith-Wiedemann (Disomía uniparental y defecto de imprinting, MIM 130650) Caso 7: Cáncer de mama y cáncer de ovario hereditarios (Mutaciones de BRCA1 y BRCA2) Caso 8: Enfermedad de Charcot-Marie-Tooth tipo 1A (Mutación o duplicación en PMP22, MIM 118220) Caso 9: Síndrome CHARGE (Mutación en CHD7, MIM 214800) Caso 10: Leucemia mieloide crónica (Oncogén BCR-ABL1) Caso 11: Enfermedad de Crohn (Aumento de riesgo por mutaciones en NOD2) Caso 12: Fibrosis quística (Mutación en CFTR, MIM 219700) Caso 13: Sordera (no sindrómica) (Mutación en GJB2, MIM 220290) Caso 14: Distrofia muscular de Duchenne (Mutación de la distrofina [DMD], MIM 310200) Caso 15: Poliposis adenomatosa familiar (Mutación en APC, MIM 175100) Caso 16: Hipercolesterolemia familiar (Mutación en el receptor de lipoproteínas de baja densidad [LDLR], MIM 143890) Caso 17: Síndrome del X frágil (Mutación en FMR1, MIM 300624) Caso 18: Enfermedad de Gaucher tipo I (no neuropática) (Mutación en GBA1, MIM 230800) Caso 19: Deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (Mutación en G6PD, MIM 305900) Caso 20: Hemocromatosis hereditaria (Mutación en HFE, MIM 235200) Caso 21: Hemofilia (Mutación en F8 o F9, MIM 307600 y MIM 306900) Caso 22: Enfermedad de Hirschsprung (Neurocrestopatía, MIM 142623) Caso 23: Holoprosencefalia (forma no sindrómica) (Mutación en sonic hedgehog (SHH), MIM 236100) DrBurgos 9 Caso 24: Enfermedad de Huntington (Mutación en HD, MIM 143100) Caso 25: Miocardiopatía hipertrófica (Mutaciones en el gen del sarcómero humano, MIM 192600) Caso 26: Diabetes mellitus insulinodependiente (TIPO 1) (Destrucción autoinmune de las células pancreáticas beta, MIM 222100) Caso 27: Retraso DE crecimiento intrauterino (Cariotipo fetal anormal) Caso 28: Síndrome del QT largo (Mutaciones del gen del canal iónico cardíaco; MIM 192500) Caso 29: Síndrome de Lynch (Mutación del gen reparador de emparejamientos erróneos de DNA, MIM 120435) Caso 30: Síndrome de Marfan (Mutación en FBN1, MIM 154700) Caso 31: Déficit de acil-CoA deshidrogenasa de cadena media (Mutación ACADM, MIM 201450) Caso 32: Síndrome de Miller-Dieker (Deleción heterocigota en 17p13.3, MIM 247200) Caso 33: Epilepsia mioclónica con fibras rojas rasgadas (Mutación en tRNAlys mitocondrial, MIM 545000) Caso 34: Neurofibromatosis 1 (Mutaciones en NF1, MIM 162200) Caso 35: Diabetes mellitus no insulinodependiente (tipo 2) (Deficiencia y resistencia a la insulina, MIM 125853) Caso 36: Deficiencia de ornitina transcarbamilasa (Mutación en OTC, MIM 311250) Caso 37: Enfermedad poliquística renal (Mutaciones en PKD1 y PKD2, MIM 173900 y MIM 613095) Caso 38: Síndrome de Prader-Willi (Ausencia de la región 15q11-q13 derivada del padre, MIM 176270) Caso 39: Retinoblastoma (Mutación en RB1, MIM 180200) Caso 40: Síndrome de Rett (Mutaciones en MeCP2, MIM 312750) Caso 41: Trastorno deL desarrollo sexual (varón 46,XX) (Translocación en SRY, MIM 400045) Caso 42: Anemia falciforme (Mutación Glu6Val en el gen de la β-globina, MIM 603903) Caso 43: Enfermedad de Tay-Sachs (Mutación en HEXA, MIM 272800) Caso 44: Talasemia (Deficiencia de α o β-globina, MIM 141800 y MIM 613985) Caso 45: Deficiencia de tiopurina S-metiltransferasa (Polimorfismos del TPMT, MIM 610460) Caso 46: Trombofilia (Mutaciones en FV y PROC, MIM 188055 y MIM 176860) Caso 47: Síndrome de Turner (Monosomía X en mujeres) Caso 48: Xeroderma pigmentoso (Defecto del mecanismo de reparación por escisión de nucleótidos) Glosario Créditos de figuras Respuestas a los problemas DrBurgos 10 Índice alfabético DrBurgos 11 Página de créditos Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.˚ - 08029, Barcelona, España Thompson & Thompson Genetics in Medicine Copyright © 2016 by Elsevier Inc. All rights reserved. Previous editions copyrighted 2007, 2004, 2001, 1991, 1986, 1980, 1973, 1966. ISBN original: 978-1-4377-0696-3 This translation of Thompson & Thompson Genetics in Medicine, 8e, by Robert L. Nussbaum, Roderick R. McInnes and Huntington F. Willard, was undertaken by Elsevier España, S.L.U., and is published by arrangement with Elsevier Inc. Esta traducción de Thompson & Thompson Genetics in Medicine, 8e, de Robert L. Nussbaum, Roderick R. McInnes y Huntington F. Willard ha sido llevada a cabo por Elsevier España, S.L.U., y se publica con el permiso de Elsevier Inc. Thompson y Thompson. Genética en Medicina, 8.ª ed., de Robert L. Nussbaum, Roderick R. McInnes y Huntington F. Willard. © 2016 Elsevier España. 7.ª edición © 2007 Elsevier España. ISBN: 978-84-458-2642-3 eISBN: 978-84-458-2643-0 Fotocopiar es un delito. (Art. 270 C.P.) Para que existan libros es necesario el trabajo de un importante colectivo (autores, traductores, dibujantes, correctores, impresores, editores…). El principal beneficiario de ese esfuerzo es el lector que aprovecha su contenido. Quien fotocopia un libro, en las circunstancias previstas por la ley, delinque y contribuye a la «no» existencia de nuevas ediciones. Además, a corto plazo, encarece el precio de las ya existentes. Este libro está legalmente protegido por los derechos de propiedad intelectual. Cualquier uso, fuera de los límites establecidos por la legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o cualquier otro sistema de recuperación de almacenaje de información. DrBurgos 12 Adve r te ncia La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar la dosis y el tratamiento más indicado para cada paciente en función de su experiencia y del conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido de esta obra. El editor Revisión científica: Dr. Josep Oriola Ambròs Profesor Agregado, Unidad de Genética, Departamento de Ciencias Fisiológicas I, Facultad de Medicina, Universitat de Barcelona Consultor, Servicio de Bioquímica y Genética Molecular, CDB. Hospital Clínic, Barcelona Dr. Rafael Oliva Virgili Catedrático de Universidad, Coordinador de la Unidad de Genética, Departamento de Ciencias Fisiológicas I, Facultad de Medicina, Universitat de Barcelona Consultor Senior, Servicio de Bioquímica y Genética Molecular, CDB. Hospital Clínic, Barcelona Depósito legal: B 578-2016 Impreso en España DrBurgos 13 Prefacio En su prefacio a la primera edición de Genética en medicina, publicado hace casi 50 años, James y Margaret Thompson escribieron: La genética es fundamental para la educación básica en medicina preclínica y tiene aplicaciones importantes en la medicina clínica, la salud pública y la investigación médica… Este libro se ha redactado para introducir al estudiante de medicina en los principios de la genética y para ofrecerle una base sobre la que pueda avanzar en la extensa y rápidamente creciente bibliografía que se publica en este campo. Si sus colegas de mayor edad también lo encuentran útil estaremos doblemente satisfechos. Lo que era cierto entonces lo es incluso más en la actualidad, ya que nuestro conocimiento sobre la genética y el genoma humano está empezando a formar parte integral de la salud pública y de la práctica de la medicina. En esta nueva edición de Genética en medicina, la octava, se ha pretendido alcanzar los objetivos de las siete ediciones previas a través de una exposición precisa de los principios fundamentales de la genética humana y la genómica. Mediante ejemplos ilustrativos extraídos de la práctica clínica, se siguen destacando los genes y los mecanismos moleculares que actúan en las enfermedades humanas. Sin embargo, desde la última edición de este libro han cambiado muchas cosas. El rápido ritmo de progreso impulsado por el Proyecto Genoma Humano nos ha proporcionado un catálogo de la totalidad de los genes del ser humano, su secuencia y una amplia base de datos (todavía en fase de construcción) sobre las variaciones genéticas humanas en todo el mundo y su relación con la enfermedad. La información genómica ha estimulado la creación de herramientas nuevas y robustas que están cambiando la investigación en genética humana y la práctica de la genética médica. Por estas razones, se ha ampliado el objetivo de este libro para incorporar aspectos de la medicina personalizada, incluyendo un número mayor de ejemplos relativos al modo en que se está utilizando la genómica para identificar la contribución de la variación génica a la susceptibilidad frente a las enfermedades y al resultado de su tratamiento. Este libro no pretende ser un compendio de enfermedades genéticas ni tampoco un tratado enciclopédico de la genética y la genómica humanas en general. En lugar de ello, los autores esperan que esta octava edición de Genética en medicina ofrezca al estudiante un marco genérico para el DrBurgos 14 conocimiento de la especialidad de la genética médica y la genómica, al tiempo que le proporciona los fundamentos sobre los cuáles establecer un programa de formación continuada en esta especialidad. Los casos clínicos, que fueron introducidos por primera vez en la sexta edición para la demostración y el refuerzo de los principios generales de la herencia, la patogenia, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades, así como para el conocimiento de todo lo relativo al asesoramiento genético, siguen constituyendo una característica importante de este libro. En esta nueva edición se ha ampliado el número de casos para incluir los trastornos complejos más habituales. Con el objetivo de potenciar aún más el valor docente de la sección de casos clínicos, se ha mantenido a lo largo de todo el texto (marcado en verde) el número identificativo de cada uno de ellos para dirigir al lector al caso en la sección de casos clínicos que sea relevante para los conceptos que se están exponiendo en ese momento en el texto. Cualquier estudiante de medicina o de asesoramiento genético, pregraduados o graduados en genética o genómica, residentes de cualquier campo de la medicina clínica, médicos u otros profesionales sanitarios, como enfermeros o fisioterapeutas, descubrirán que este libro es una completa, aunque no exhaustiva (ni extenuante) presentación de los fundamentos de la genética humana y genómica aplicadas a la salud y la enfermedad. Robert L. Nussbaum, MD Roderick R. McInnes, MD, PhD Huntington F. Willard, PhD DrBurgos 15 Agradecimientos Los autores desean expresar su reconocimiento y gratitud a los muchos colegas que, a través de sus ideas, sugerencias y críticas, han mejorado la octava edición de Genética en medicina. En especial, estamos agradecidos a Anthony Wynshaw-Boris por haber compartido sus conocimientos y experiencia en dismorfología molecular y genética del desarrollo en la redacción del capítulo 14 y a Ada Hamosh por su continua dedicación y cuidado de los casos clínicos. También queremos dar las gracias a Mark Blostein, Isabelle Carrier, Eduardo Diez, Voula Giannopoulos, Kostas Pantopoulos y Prem Ponka del Lady Davis Institute, McGill University; Katie Bungartz; Peter Byers de la University of Washington; Philippe Campeau del Sainte-Justine University Hospital Research Center; Ronald Cohn, Chris Pearson, Peter Ray, Johanna Rommens y Stephen Scherer del Hospital for Sick Children, Toronto; Gary Cutting y Ada Hamosh de la Johns Hopkins School of Medicine; Beverly Davidson del Children’s Hospital of Philadelphia; Harold C. Dietz del Howard Hughes Medical Institute y la Johns Hopkins School of Medicine; Evan Eichler del Howard Hughes Medical Institute y la University of Washington; Geoffrey Ginsburg del Duke University Medical Center; Douglas R. Higgs y William G. Wood del Weatherall Institute of Molecular Medicine, Oxford University; Katherine A. High del Howard Hughes Medical Institute y el Children’s Hospital of Philadelphia; Ruth Macpherson del University of Ottawa Heart Institute; Mary Norton de la University of California San Francisco; Crista Lese Martin del Geisinger Health System; M. Katharine Rudd y Lora Bean de la Emory University School of Medicine; Eric Shoubridge de la McGill University; Peter St. George-Hyslop de la University of Toronto y el Cambridge Institute for Medical Research; Paula Waters de la University of British Columbia; Robin Williamson; Daynna Wolff de la Medical University of South Carolina; y Huda Zoghbi del Howard Hughes Medical Institute y del Baylor College of Medicine. Queremos extender nuestro agradecimiento a nuestros editores en Elsevier, Joan Ryan, Mary Pohlman y Meghan Ziegler, que siempre han mostrado su perseverancia, determinación y ayuda. Lo que es más importante, agradecemos una vez más a nuestras familias su paciencia y comprensión por las muchas horas que hemos dedicado a elaborar esta octava edición de Genética en medicina. Por último, expresamos nuestra más profunda gratitud a la Dra. Margaret Thompson por ofrecernos la oportunidad de mantener el legado de este libro, DrBurgos 16 que fue creado por ella hace casi 50 años junto con su marido, James S. Thompson, ya fallecido. Peggy murió a los 94 años, después de haber completado esta última revisión de su libro. Esta obra, conocida amplia y simplemente como el «Thompson y Thompson», pervive como un legado de su trabajo y de su pasión por la genética en medicina. DrBurgos 17 CAPÍTULO 1 DrBurgos 18 Introducción DrBurgos 19 El nacimiento y el desarrollo de la genética y la genómica En pocas áreas de la ciencia y la medicina se están presenciando avances al ritmo de los que se están sucediendo en los campos relacionados con la genética y la genómica. Por ello, hoy en día puede parecer sorprendente para muchos estudiantes comprobar que el reconocimiento del papel de la genética en la medicina se remonta a hace más de un siglo, cuando el médico británico Archibald Garrod y otros científicos comprobaron que las leyes de Mendel de la herencia podían explicar la recurrencia de ciertas enfermedades en familias. Durante los años siguientes, con los avances de la biología celular y molecular, el campo de la genética médica pasó de ser una pequeña subespecialidad clínica implicada en tan sólo algunos trastornos hereditarios raros a convertirse en una especialidad médica reconocida cuyos conceptos y enfoques constituyen un componente importante del diagnóstico y del tratamiento de muchas enfermedades, tanto frecuentes como infrecuentes. A comienzos del siglo xxi, el Proyecto Genoma Humano proporcionó una secuencia casi completa del DNA humano —nuestro genoma (el sufijo –oma procede de la palabra griega que significa «todo» o «completo»)—. que ahora sirve como base para catalogar a todos los genes humanos, comprender su estructura y regulación, determinar el grado de variación en estos genes en distintas poblaciones y descubrir cómo la variación genética contribuye a la enfermedad. El genoma humano de cualquier individuo puede estudiarse en la actualidad por completo, en lugar de un gen cada vez. Estos avances hacen posible la medicina genómica, que persigue la aplicación a gran escala del análisis del genoma humano y sus productos (incluyendo el control de la expresión genética, la variación de los genes humanos y las interacciones entre los genes y el ambiente) en la asistencia médica. DrBurgos 20 Genética y genómica en medicina La práctica de la genética El genetista médico suele ser un médico que trabaja integrado en un equipo de profesionales sanitarios, compuesto por muchos otros médicos, enfermeras y asesores genéticos, para evaluar a los pacientes y detectar posibles enfermedades hereditarias. Se encarga de caracterizar la enfermedad del paciente mediante una historia clínica y una exploración física cuidadosas, de evaluar las posibles formas de herencia, de solicitar las pruebas diagnósticas, de desarrollar planes terapéuticos y de seguimiento, así como de identificar e informar a otros miembros de la familia que estén en situación de riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, los principios y enfoques genéticos no se restringen a una sola especialidad o subespecialidad médica, sino que intervienen en muchas áreas de la medicina (tal vez en todas). A continuación se exponen unos pocos ejemplos de cómo la genética y la genómica se aplican en la medicina actual: • Un pediatra evalúa a un niño con múltiples malformaciones congénitas y solicita una prueba genómica de alta resolución para detectar deleciones o duplicaciones cromosómicas submicroscópicas que están por debajo del nivel de resolución del análisis cromosómico de rutina (Caso 32). • Un asesor genético especializado en cáncer de mama hereditario ofrece información, posibilidad de realización de pruebas, interpretación y apoyo a una mujer joven con antecedentes familiares de cáncer de mama y de ovario (Caso 7). • Un ginecólogo envía una muestra de vellosidades coriónicas (obtenida en una mujer de 38 años de edad, embarazada) a un laboratorio de citogenética para confirmar la existencia de alteraciones en el número o la estructura de los cromosomas fetales, después de un resultado positivo en las pruebas de cribado realizadas en un análisis de sangre prenatal no invasivo (v. cap. 17). • Un hematólogo combina información derivada de los antecedentes familiares y médicos con la realización de pruebas genéticas a un adulto joven que sufre una trombosis venosa profunda, con objeto de determinar la utilidad y los posibles riesgos de iniciar y mantener un tratamiento anticoagulante (Caso 46). • Un cirujano utiliza el análisis de la expresión génica de una muestra de un tumor pulmonar para determinar el pronóstico y para guiar la toma de decisiones terapéuticas (v. cap. 15). • Un oncólogo pediátrico estudia en sus pacientes las variaciones genéticas que pueden predecir una buena respuesta o una reacción adversa frente a un fármaco quimioterapéutico (Caso 45). • Un neurólogo y un asesor genético ofrecen la realización de pruebas del gen APOE para la susceptibilidad a la enfermedad de Alzheimer a una DrBurgos 21 mujer con antecedentes familiares de la enfermedad, para que pueda planificar y organizar su futuro especialmente en relación con los aspectos económicos (Caso 4). • Un patólogo forense utiliza las bases de datos de los polimorfismos genéticos en el análisis de muestras de DNA obtenidas en los objetos personales de las víctimas y en los familiares de las mismas, con objeto de identificar los restos humanos recogidos tras un accidente de aviación. • Un gastroenterólogo solicita un análisis de la secuencia genómica de un niño con una historia de varios años de enfermedad inflamatoria intestinal potencialmente mortal y no tratable. La secuenciación muestra una mutación en un gen previamente no sospechado, lo que aclara el diagnóstico clínico y modifica el tratamiento del paciente (v. cap. 16). • Los científicos de la industria farmacéutica secuencian el DNA de células cancerosas para identificar los cambios específicos en las vías de señalización oncogénicas activadas inadecuadamente por una mutación somática, lo que permite el desarrollo de inhibidores específicos que inducen remisiones de los cánceres en los pacientes (Caso 10). Categorías de enfermedades genéticas Casi todas las enfermedades son el resultado de una acción combinada de los genes y el ambiente, pero el papel relativo desempeñado por el componente genético puede ser mayor o menor. Entre las enfermedades causadas total o parcialmente por factores genéticos se reconocen tres tipos principales de trastornos: cromosómicos, monogénicos y multifactoriales. En los trastornos cromosómicos el defecto no se debe a un error simple en la secuencia genética, sino a un exceso o un defecto de los genes localizados en cromosomas enteros o fragmentos cromosómicos. Por ejemplo, la presencia de una copia extra de un cromosoma, el 21, produce un trastorno específico, el síndrome de Down, aunque ninguno de los genes individuales del cromosoma sea anómalo. La duplicación o deleción de segmentos más pequeños de cromosomas, de un tamaño que oscila entre el de un único gen hasta el de un pequeño porcentaje de la longitud cromosómica, puede causar malformaciones congénitas complejas como el síndrome de DiGeorge o incluso únicamente autismo sin anomalías físicas evidentes. En conjunto, los trastornos cromosómicos son bastante comunes, pues afectan a 7 de cada 1.000 nacidos vivos y producen alrededor de la mitad de los abortos espontáneos del primer trimestre. Estos tipos de trastornos se exponen en el capítulo 6. Los defectos monogénicos están causados por mutaciones patógenas en genes individuales. La mutación puede estar presente en ambos cromosomas homólogos de un par (uno de origen paterno y otro de origen materno) o sólo en un cromosoma del par (emparejado con una copia normal de ese gen en el otro cromosoma homólogo). Los defectos monogénicos suelen causar enfermedades que siguen uno de los patrones clásicos de herencia en las DrBurgos 22 familias (autosómico recesivo, autosómico dominante o ligado al X). En unos pocos casos la mutación se encuentra en el genoma mitocondrial en lugar de en el genoma nuclear. En cualquier caso, la causa es un error crítico en la información genética contenida en un solo gen. Los trastornos monogénicos como la fibrosis quística (Caso 12), la anemia de células falciformes (Caso 42) y el síndrome de Marfan (Caso 30) suelen mostrar patrones genealógicos obvios y característicos. La mayoría de estos defectos son raros, con frecuencias que como mucho llegan a ser de un paciente por cada 500-1.000 individuos, aunque generalmente son muy inferiores. A pesar de que individualmente son raros, los trastornos monogénicos son, en conjunto, responsables de una importante proporción de enfermedades y muertes. De forma global, la incidencia de trastornos monogénicos graves en la población pediátrica se ha estimado en alrededor de 1 de cada 300 lactantes nacidos vivos; a lo largo de la vida, la prevalencia de trastornos monogénicos es de 1/50. Estos trastornos se exponen en el capítulo 7. Las enfermedades multifactoriales con una herencia compleja constituyen la mayor parte de las enfermedades, en las que existe una contribución genética, según se deduce del aumento en el riesgo de enfermedad (en comparación con la población general) en gemelos idénticos o familiares próximos de los individuos afectados, sin que los antecedentes familiares se ajusten a los patrones de herencia de los defectos monogénicos. Entre las enfermedades multifactoriales están las malformaciones congénitas, como la enfermedad de Hirschsprung (Caso 22), el labio leporino y el paladar hendido, así como las cardiopatías congénitas y numerosas enfermedades frecuentes en la vida adulta, como la enfermedad de Alzheimer (Caso 4), la diabetes y la cardiopatía isquémica. En muchas de estas enfermedades no parece existir un error único en la información genética, sino que la enfermedad se debe al efecto combinado de variantes de genes diferentes; cada variante puede causar, proteger o predisponer a un defecto grave, a menudo mediante una acción conjunta con factores ambientales o desencadenada por éstos. Las estimaciones acerca del impacto de las enfermedades multifactoriales oscilan entre el 5% en la población pediátrica y más del 60% en la población general. Estas enfermedades se exponen con detalle en el capítulo 8. DrBurgos 23 El futuro Durante los 50 años de vida profesional que les esperan a los profesionales y estudiantes de medicina actuales, se prevén importantes cambios en el descubrimiento, el desarrollo y el uso de los conocimientos y herramientas genéticos y genómicos en medicina. A juzgar por la rápida aceleración a la que se han sucedido los descubrimientos simplemente en la última década, podemos afirmar que sólo estamos al principio de una revolución que integrará el conocimiento de la genética y del genoma en la salud pública y la práctica de la medicina. El conocimiento del lenguaje y los conceptos de la genética humana y médica, así como la valoración de la perspectiva genética y genómica sobre la salud y la enfermedad, establecerán un marco de aprendizaje continuado que debe formar parte de la carrera de todos los profesionales sanitarios. DrBurgos 24 Bibliografía general Feero WG, Guttmacher AE, Collins FS. Genomic medicine—an updated primer. N Engl J Med. 2010;362:2001–2011. Ginsburg G, Willard HF, eds. Genomic and personalized medicine, vols 1 & 2. New York: Elsevier; 2012. DrBurgos 25 CAPÍTULO 2 DrBurgos 26 Introducción al genoma humano La comprensión de la organización, la variación, y la transmisión del genoma humano es fundamental para apreciar el papel de la genética en la medicina, así como los principios emergentes de la medicina genómica y personalizada. La disponibilidad de la secuencia del genoma humano y la conciencia creciente del papel de la variación del genoma en las enfermedades permiten en la actualidad comenzar a aprovechar el impacto de dicha variación en la salud humana a gran escala. La comparación de genomas individuales pone de relieve la primera lección que debe extraerse de este libro: cada persona tiene su propia constitución única de productos génicos, que se produce en respuesta a las aportaciones combinadas de la secuencia del genoma y del conjunto de exposiciones y experiencias ambientales de cada uno. Como se ha señalado en el capítulo anterior, esta concienciación refleja lo que Garrod denominó individualidad química hace más de un siglo y proporciona un concepto básico para la práctica de la medicina genómica y personalizada. Por tanto, los avances en la tecnología del genoma y la consiguiente explosión del conocimiento y la información derivada del Proyecto Genoma Humano desempeñan un papel cada vez mayor de cambio en la integración y la aplicación de conceptos y descubrimientos genéticos en la práctica médica. Aná lisis cr om osóm ico y de l ge nom a e n m e dicina clínica El análisis cromosómico y del genoma se ha convertido en un procedimiento diagnóstico importante en medicina clínica. Como se describe con más detalle en los capítulos siguientes, entre estas aplicaciones se pueden citar: • Diagnóstico clínico. Muchas enfermedades, incluidas algunas que son frecuentes, se asocian con cambios del número o de la estructura de los cromosomas y requieren un análisis cromosómico o del genoma para el diagnóstico y el asesoramiento genético (v. caps. 5 y 6). • Identificación de genes. Un objetivo principal de la genética y genómica médicas actuales es la identificación de genes específicos y la comprensión de su significado en la salud y la enfermedad. Este tema se comenta repetidamente, pero se describe en detalle en el capítulo 10. • Genómica del cáncer. Diversos cambios genómicos y cromosómicos en las células somáticas intervienen en la iniciación y progresión de muchos tipos de cáncer (v. cap. 15). • Tratamiento de enfermedades. La evaluación de la integridad, la composición y el estado de diferenciación del genoma es fundamental para el desarrollo de células madre pluripotentes específicas del paciente con vistas a su uso terapéutico (v. cap. 13). DrBurgos 27 • Diagnóstico prenatal. El análisis cromosómico y del genoma es un procedimiento esencial en el diagnóstico prenatal (v. cap. 17). DrBurgos 28 El genoma humano y las bases cromosómicas de la herencia La apreciación de la importancia de la genética para la medicina requiere un conocimiento de la naturaleza del material hereditario, cómo se almacena en el genoma humano y cómo se transmite de célula a célula durante la división celular, y de generación en generación durante la reproducción. El genoma humano se compone de grandes cantidades de ácido desoxirribonucleico (DNA), que contiene en su estructura la información genética necesaria para especificar todos los aspectos de la embriogénesis, el desarrollo, el crecimiento, el metabolismo y la reproducción: esencialmente, todos los aspectos que hacen que un ser humano sea un organismo funcional. Toda célula nucleada del cuerpo contiene su propia copia del genoma humano, que, dependiendo de cómo se defina el término, posee alrededor de 20.00050.000 genes (v. cuadro más adelante). Los genes, que por ahora consideraremos simplemente y de forma muy general como unidades funcionales de información genética, están codificados en el DNA, que se estructura en una serie de orgánulos con forma de bastón denominados cromosomas, que se localizan a su vez en el núcleo de cada célula. La influencia de los genes y de la genética en los estados de salud y enfermedad es muy amplia, y sus raíces se encuentran en la información codificada en el DNA del genoma humano. Cada especie tiene un complemento cromosómico característico (cariotipo) en lo que respecta al número, a la morfología y al contenido de los cromosomas que constituyen su genoma. Los genes se alinean a lo largo de los cromosomas y cada uno ocupa un lugar preciso o locus. El mapa génico es el mapa de la localización genómica de los genes, y también es característico de cada especie y de los individuos dentro de una especie. El estudio de los cromosomas, su estructura y su herencia se denomina citogenética. La citogenética humana data de 1956, cuando se demostró por primera vez que el número normal de cromosomas humanos es 46. Desde entonces, se ha aprendido mucho sobre los cromosomas humanos, su estructura y composición, así como acerca de la identidad de los genes que contienen y sus numerosas y variadas anomalías. Con excepción de las células que se transforman en gametos (la línea germinal), todas las células que contribuyen a la formación de las estructuras corporales se denominan somáticas (soma, cuerpo). El genoma contenido en el núcleo de las células somáticas humanas está constituido por 46 cromosomas, compuestos por 24 pares diferentes y organizados en 23 pares (fig. 2-1). De estos 23 pares, 22 son semejantes en los hombres y las mujeres; se denominan autosomas y están numerados originalmente en orden de su tamaño aparente desde el más grande al más pequeño. El par restante está constituido por los dos tipos diferentes de cromosomas sexuales: un DrBurgos 29 cromosoma X y un cromosoma Y en los hombres y dos cromosomas X en las mujeres. Un aspecto fundamental del genoma humano es que cada cromosoma contiene un conjunto diferente de genes dispuestos linealmente a lo largo de su DNA. Los miembros de un par de cromosomas (denominados cromosomas homólogos o, simplemente, homólogos) contienen información genética congruente entre sí; es decir, suelen poseer los mismos genes y en el mismo orden. Sin embargo, en un locus específico los cromosomas homólogos pueden ser idénticos o variar ligeramente de secuencia; estas formas diferentes del mismo gen se denominan alelos. Uno de los miembros de cada par de cromosomas se hereda del padre, y el otro, de la madre. Por lo general, los miembros de un par de autosomas son indistinguibles microscópicamente entre sí. En las mujeres, los cromosomas sexuales (los dos cromosomas X) son también prácticamente indistinguibles entre sí. Sin embargo, en los hombres, los cromosomas sexuales son diferentes uno de otro. Uno de ellos es un cromosoma X, idéntico a los dos cromosomas X de la mujer; el hombre hereda este cromosoma X de su madre y lo transmite a sus hijas. El otro miembro del par de cromosomas sexuales en el hombre es el cromosoma Y, que el hombre hereda de su padre y que transmite a sus hijos. En el capítulo 6, al explorar las bases cromosómicas y genómicas de la enfermedad, se expondrán algunas excepciones a esta regla sencilla y casi universal que indica que las mujeres poseen cromosomas sexuales XX y los hombres XY. DrBurgos 30 FIGURA 2-1 El genoma humano codificado en los cromosomas nucleares y mitocondriales. Véase Créditos de figuras. Además del genoma nuclear, hay una parte pequeña pero importante del genoma humano que se localiza en las mitocondrias existentes en el citoplasma (v. fig. 2-1). El cromosoma mitocondrial (que se detalla más adelante en este capítulo) posee diversas características poco habituales que lo diferencian del resto del genoma humano. Ge ne s e n e l ge nom a hum a no Las preguntas ¿qué es un gen? y ¿cuántos genes tenemos? son más difíciles de responder de lo que podría parecer. La palabra gen se introdujo por primera vez en 1908 y se ha utilizado en muchos contextos diferentes desde que Mendel describiera por primera vez los aspectos fundamentales de los «caracteres unitarios» heredables hace más de 150 años. Para los médicos (y también para Mendel y otros genetistas de su tiempo), un gen puede definirse por su impacto observable en un organismo y en función de su transmisión determinada estadísticamente de generación en generación. Para los genetistas médicos, un gen se reconoce clínicamente en el contexto de una variante observable que da lugar a un trastorno clínico característico. En la actualidad, se reconocen alrededor de 5.000 de estos trastornos (v. cap. 7). El Proyecto Genoma Humano proporcionó una base más sistemática para describir los genes humanos basándose en el análisis de secuencias de DNA en lugar de hacerlo exclusivamente mediante criterios clínicos y estudios familiares; de hecho, esta fue una de las razones más convincentes para comenzar el proyecto a finales de la década de 1980. Sin embargo, aunque la secuenciación se completó en 2003, era evidente que nuestra capacidad de reconocer características de la secuencia que sugieren la existencia o la identidad de un gen era muy escasa. Por tanto, la interpretación de la secuencia del genoma humano y la relación de su variación con la biología humana tanto en la salud como en la enfermedad son un desafío constante para la investigación biomédica. Aunque el catálogo definitivo de genes humanos sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar, se reconocen dos tipos generales de genes, en función de si su producto es una proteína o un RNA funcional. • El número de genes que codifican proteínas (reconocidos por características en el genoma que se describirán en el cap. 3) se estima entre 20.000 y 25.000. En este libro, suele utilizarse la cifra aproximada de 20.000, y el lector debe saber que es imprecisa y quizás subestimada. • Además, sin embargo, ha quedado claro durante varias décadas que el producto final de algunos genes no es una proteína, sino más bien un RNA transcrito a partir de la secuencia de DNA. Hay muchos tipos diferentes de estos genes de RNA (denominados normalmente genes no codificantes para distinguirlos de los genes codificantes de proteínas), y actualmente se DrBurgos 31 estima que hay al menos otros 20.000-25.000 genes de RNA no codificantes en todo el genoma humano. Por lo tanto, en general y en función de lo que cada uno quiera expresar con el término, el número total de genes en el genoma humano es de entre 20.000 y 50.000. Sin embargo, el lector debe saber que esta sigue siendo una cifra cambiante, que depende de la evolución de las definiciones, del aumento de las capacidades tecnológicas y la precisión analítica, de los avances en informática y en medicina digital, así como de una anotación del genoma más completa. Estructura del DNA: una revisión sucinta Antes de considerar con detalle la organización del genoma humano y los cromosomas, es necesario revisar las características del DNA que constituye el genoma. El DNA es una macromolécula de ácido nucleico polimérico constituida por tres tipos de unidades: un azúcar con cinco carbonos, la desoxirribosa; una base que contiene nitrógeno, y un grupo fosfato (fig. 2-2). Las bases son de dos tipos, purinas y pirimidinas. En el DNA hay dos bases de purina, adenina (A) y guanina (G), y dos bases de pirimidina, timina (T) y citosina (C). Los nucleótidos están constituidos por una base, un grupo fosfato y un azúcar, y se polimerizan en cadenas largas de polinucleótidos que se mantienen juntos mediante los enlaces 5’-3’ fosfodiéster que se forman entre las unidades adyacentes de desoxirribosa (fig. 2-3A). En el genoma humano, estas cadenas de polinucleótidos conforman una doble hélice (fig. 23B) que puede tener cientos de millones de nucleótidos de longitud en el caso de los cromosomas humanos más grandes. FIGURA 2-2 Las cuatro bases del DNA y la estructura general de un DrBurgos 32 nucleótido en el DNA. Cada una de las cuatro bases establece enlaces con la desoxirribosa (a través del nitrógeno, mostrado en magenta) y con un grupo fosfato, formando los nucleótidos correspondientes. FIGURA 2-3 Estructura del DNA. A, Porción de una cadena polinucleotídica de DNA en la que se muestran los enlaces fosfodiéster 3’-5’ que enlazan nucleótidos contiguos. B, Modelo de doble hélice del DNA, según lo propusieron Watson y Crick. Los «peldaños» horizontales representan las bases emparejadas. Se dice que la hélice sigue el sentido de las agujas del reloj debido a que la cadena que va desde la parte inferior izquierda hasta la parte superior derecha cruza a la otra cadena. La porción detallada de la figura muestra las dos cadenas complementarias de DNA, con las pares de bases AT y GC. Obsérvese que la orientación de las dos cadenas es antiparalela. Véase Créditos de figuras. La estructura anatómica del DNA transporta la información química que permite la transmisión exacta de la información genética desde una célula hasta sus células hijas, y de una generación a la siguiente. Al mismo tiempo, la estructura primaria del DNA especifica las secuencias de aminoácidos de las cadenas de polipéptidos de las proteínas, tal como se describe en el capítulo siguiente. El DNA presenta características idóneas que le permiten poseer estas propiedades. La configuración original del DNA, descrita por James Watson y Francis Crick, es la de una doble hélice (v. fig. 2-3B). Esta estructura helicoidal guarda un cierto parecido con una escalera en espiral dirigida en el sentido de las agujas del reloj, en la que las dos cadenas de polinucleótidos siguen direcciones opuestas y se mantienen unidas por los enlaces de hidrógeno existentes entre los pares de bases: la T de una de las cadenas se une a la A de la otra, y la G se une a la C. La naturaleza específica de la información genética codificada en el genoma humano se corresponde a la secuencia de las bases C, A, G y T existentes en las dos cadenas de la doble DrBurgos 33 hélice que se disponen en cada uno de los cromosomas, tanto en el núcleo celular como en las mitocondrias (v. fig. 2-1). Dada la naturaleza complementaria de las dos cadenas de DNA, el conocimiento de la secuencia de las bases de nucleótidos existentes en una de las cadenas permite automáticamente la determinación de la secuencia de las bases existentes en la otra cadena. La estructura de cadena doble de las moléculas de DNA permite llevar a cabo una replicación precisa mediante la separación de las dos cadenas, seguida por la síntesis de dos nuevas cadenas complementarias, según la secuencia de las cadenas originales que actúan como una plantilla (fig. 2-4). Asimismo, siempre que es necesario, la complementariedad de las bases permite una reparación eficiente y correcta de las moléculas de DNA que han sufrido alteraciones. DrBurgos 34 DrBurgos 35 FIGURA 2-4 Replicación de una doble hélice de DNA con formación de dos moléculas hijas idénticas constituida cada una de ellas por una cadena madre y por una cadena recién sintetizada. Estructura de los cromosomas humanos La composición de los genes existentes en el genoma humano, así como los determinantes de su expresión, queda especificada en el DNA de los 46 cromosomas humanos existentes en el núcleo, así como en el DNA del cromosoma mitocondrial. Cada cromosoma humano está constituido por una única doble hélice de DNA continuo; esto quiere decir que cada cromosoma es una única molécula lineal de DNA dispuesta en forma de cadena doble, de manera que el genoma nuclear está formado por 46 moléculas lineales de DNA que suman en total más de 6.000 millones de pares de nucleótidos (v. fig. 2-1). En cualquier caso, los cromosomas no son simples dobles hélices de DNA. En el interior de cada célula, el genoma se dispone formando la cromatina, en la que el DNA genómico forma complejos con varias clases de proteínas especializadas. Excepto durante la división celular, la cromatina se distribuye en todo el núcleo y tiene un aspecto relativamente homogéneo bajo el microscopio. Sin embargo, cuando la célula se divide, su genoma se condensa y aparece formando los cromosomas que son microscópicamente visibles. Por tanto, los cromosomas sólo son visibles en forma de estructuras bien delimitadas cuando las células se están dividiendo, aunque mantienen su integridad entre las divisiones celulares. En la cromatina, las moléculas de DNA de un cromosoma forman un complejo con una familia de proteínas cromosómicas cargadas positivamente o básicas denominadas histonas. Esta unidad fundamental interactúa con un grupo heterogéneo de proteínas no histona que establecen un entorno espacial y funcional apropiado que permite el comportamiento normal de los cromosomas y la expresión genética adecuada. Existen cinco clases principales de histonas que desempeñan un papel fundamental en el correcto empaquetamiento de la fibra de cromatina. Dos copias de cada una de las histonas nucleares H2A, H2B, H3 y H4 constituyen un octámero, alrededor del cual se enrolla un segmento de doble hélice de DNA, como el hilo al carrete (fig. 2-5). Con cada octámero se asocian aproximadamente 140 pares de bases (pb) a su alrededor dando al menos dos vueltas. Tras un corto segmento «espaciador» de DNA (entre 20 y 60 pb) se forma el siguiente complejo DNA-octámero, y así sucesivamente, lo que confiere a la cromatina un aspecto de collar de perlas. Cada complejo de DNA con su núcleo de histonas se denomina nucleosoma (v. fig. 2-5), que es la unidad estructural básica de la cromatina; cada uno de los 46 cromosomas humanos contiene entre varios cientos de miles y más de 1 millón de nucleosomas. Una quinta histona, H1, se enlaza con el DNA en el margen de cada nucleosoma, en la región espaciadora internucleosómica. La cantidad de DrBurgos 36 DNA asociado con la partícula núcleo de un nucleosoma, junto con su región espaciadora, es de alrededor de 200 pb. FIGURA 2-5 Niveles jerárquicos de empaquetamiento de la cromatina en un cromosoma humano. Además de los tipos principales de histonas, hay varias histonas especializadas que pueden sustituir a las histonas H3 o H2A dando lugar a la aparición de características específicas del DNA genómico en esas localizaciones. Las histonas también pueden ser modificadas por cambios químicos y estas modificaciones pueden variar las propiedades de los nucleosomas que las contienen. Como se describe con más detalle en el capítulo 3, el patrón de los tipos principales y especializados de histonas, junto con sus modificaciones, puede variar en cada tipo celular, y se considera que es responsable de la manera en que es empaquetado el DNA, de forma que quede accesible a las moléculas reguladoras que determinan la expresión génica y otras funciones del genoma. Tal como veremos más adelante en este capítulo, durante el ciclo celular los cromosomas pasan a través de una serie de fases ordenadas de condensación y descondensación. Sin embargo, incluso cuando los cromosomas están en su estado de mayor descondensación (en una fase del ciclo celular denominada interfase), el DNA empaquetado en la cromatina se mantiene en un grado de empaquetamiento sustancialmente mayor de lo que tendría lugar en su forma nativa de doble hélice en ausencia de proteínas. Además, las largas hebras de nucleosomas están, a su vez, empaquetadas en una estructura helicoidal secundaria, la fibra «solenoide» (del griego solenoeides, «con forma de tubo») cilíndrica, que parece ser la unidad fundamental de la organización de la cromatina. (v. fig. 2-5). A su vez, los solenoides se organizan en forma de bucles o dominios y se acoplan, a intervalos de alrededor de 100.000 pb (equivalente a 100 kilobases [kb], porque 1 kb = 1.000 pb), a un conjunto de proteínas no histonas que forman la matriz nuclear, situado en el interior del núcleo. Se ha especulado con la posibilidad de que los bucles sean unidades DrBurgos 37 funcionales del genoma y que los puntos de acoplamiento de cada bucle estén especificados a lo largo del DNA cromosómico. Como veremos, uno de los niveles de control de la expresión génica depende de la forma en que están empaquetados el DNA y los genes en los cromosomas y de sus asociaciones con las proteínas de la cromatina durante el proceso de empaquetamiento. La enorme cantidad de DNA empaquetado en un cromosoma puede apreciarse cuando los cromosomas son tratados para liberar el DNA de las proteínas de la cromatina con el fin de observar el andamio proteico subyacente (v. fig. 2-1). Cuando el DNA es liberado de los cromosomas tratados de esta forma, pueden visualizarse largos bucles de DNA, así como el andamiaje residual, que reproduce el perfil de un cromosoma típico. Cromosoma mitocondrial Tal como ya se ha señalado, un pequeño pero importante subconjunto de genes codificados en el genoma humano reside en el citoplasma de la mitocondria (v. fig. 2-1). Los genes mitocondriales se heredan exclusivamente por vía materna (v. cap. 7). Las células humanas tienen entre cientos y miles de mitocondrias que contienen cada una varias copias de una pequeña molécula de DNA circular, el cromosoma mitocondrial. La molécula de DNA mitocondrial sólo tiene 16 kb de largo (simplemente una diminuta fracción de la longitud de incluso el cromosoma nuclear más pequeño) y codifica sólo 37 genes. Aunque los productos de estos genes realizan su función en la mitocondria, debe señalarse que la inmensa mayoría de las proteínas que se encuentran en la mitocondria son, de hecho, productos de genes nucleares. Se han descrito mutaciones en genes mitocondriales en varios trastornos de herencia materna y esporádicos (Caso 33) (v. caps. 7 y 12). Secuencia del genoma humano Una vez lograda una comprensión general de la estructura y la importancia clínica de los cromosomas y de los genes situados en ellos, los científicos dirigieron su atención a la identificación de genes específicos y su localización en el genoma humano. A partir de este amplio esfuerzo surgió el Proyecto Genoma Humano, un consorcio internacional de cientos de laboratorios de todo el mundo formado para determinar y ensamblar la secuencia de los 3.300 millones de pares de bases de DNA localizadas en los 24 tipos de cromosomas humanos. En el transcurso de una década y media, impulsados por grandes avances en la tecnología de secuenciación del DNA, los grandes centros de secuenciación colaboraron para ensamblar las secuencias de cada cromosoma. Los genomas secuenciados en realidad provenían de varias personas diferentes, y la secuencia de consenso obtenida al finalizar el Proyecto Genoma Humano se publicó en 2003 como una secuencia de «referencia», para usarla como base en las comparaciones posteriores con secuencias de genomas individuales. Esta secuencia de referencia se mantiene en bases de DrBurgos 38 datos de acceso público para facilitar los descubrimientos científicos y su conversión en avances útiles para la medicina. Las secuencias del genoma suelen presentarse en dirección 5′ a 3′ en sólo una de las dos hebras de la doble hélice, ya que, debido a la naturaleza complementaria de la estructura del DNA que se ha descrito anteriormente, si se conoce la secuencia de una hebra, se puede inferir la secuencia de la otra (Fig. 2-6). FIGURA 2-6 Una porción de la secuencia referencia del genoma humano. Por convención, sólo se muestran las secuencias de una cadena de DNA, porque la secuencia de la cadena complementaria puede deducirse debido a la naturaleza bicatenaria del DNA (mostrada encima de la secuencia de referencia). La secuencia de DNA de un grupo de individuos es similar, pero no idéntica a la de referencia, y existen cambios de nucleótidos únicos en algunos individuos y una pequeña deleción de dos bases en otro. Organización del genoma humano Los cromosomas no son sólo una colección aleatoria de diferentes tipos de genes y otras secuencias de DNA. Las regiones del genoma con características similares tienden a agruparse y la organización funcional del genoma refleja su organización estructural y su secuencia. Algunas regiones cromosómicas, o incluso cromosomas enteros, tienen un elevado contenido en genes («ricos en genes»), mientras otras lo tienen bajo («pobres en genes») (fig. 2-7). Las consecuencias clínicas de las anomalías de la estructura del genoma reflejan la naturaleza específica de los genes y las secuencias implicadas. Por tanto, las DrBurgos 39 anomalías de los cromosomas o las regiones cromosómicas ricas en genes tienden a ser mucho más graves clínicamente que los defectos de extensión similar en partes del genoma pobres en genes. FIGURA 2-7 Tamaño y contenido en genes de los 24 cromosomas humanos. La línea de puntos diagonal corresponde a la densidad promedio de genes en el genoma, que es de alrededor de 6,7 genes codificantes de proteínas por megabase (Mb). Los cromosomas que son relativamente ricos en genes están por encima de la diagonal y tienden a situarse en la porción superior izquierda. Los cromosomas que son relativamente pobres en genes están por debajo de la diagonal y tienden a situarse en la porción inferior derecha. Véase Créditos de figuras. Como resultado de los conocimientos adquiridos mediante el Proyecto Genoma Humano, parece claro que la organización del DNA en el genoma humano es más variada y más compleja de lo que se creía. De los miles de millones de pares de bases del DNA existentes en cualquier genoma, realmente menos del 1,5% codifica proteínas. Se pensaba que los elementos reguladores que influyen o determinan los patrones de expresión genética durante el desarrollo o en los tejidos sólo suponían alrededor del 5% de la secuencia adicional, aunque los análisis más recientes de las características de la cromatina sugieren que una proporción mucho mayor del genoma puede proporcionar señales relevantes para las funciones genómicas. Sólo alrededor de la mitad de la longitud lineal total del genoma se compone del denominado DNA de copia simple o única, es decir, DNA cuyo orden lineal de nucleótidos específicos está representado sólo una vez (o a lo sumo unas cuantas veces) en todo el genoma. Este concepto puede parecer sorprendente para algunas personas, dado que sólo hay cuatro nucleótidos diferentes en el DNA. Pero, si consideramos incluso un pequeño segmento del genoma de DrBurgos 40 sólo 10 bases de longitud, con cuatro tipos de bases hay más de un millón de secuencias posibles. Y, aunque el orden de bases en el genoma no es totalmente aleatorio, cualquier secuencia particular de 16 bases sólo aparecería una vez en cualquier genoma determinado si dependiese exclusivamente del azar. El resto del genoma consiste en varias clases de DNA repetitivo, e incluye DNA con secuencias de nucleótidos repetidas, ya sea de forma idéntica o con pocas variaciones, de cientos a millones de veces en el genoma. Aunque la mayoría de los genes (aunque no todos) de los 20.000 estimados en el genoma que codifican proteínas (v. cuadro previo en este capítulo) están representados por DNA de copia única, las secuencias de la fracción de DNA repetitivo contribuyen a mantener la estructura cromosómica y son una fuente importante de variación entre los diferentes individuos; parte de esta variación puede predisponer a procesos patológicos en el genoma, tal como veremos más adelante, en los capítulos 5 y 6. Secuencias de DNA de copia única El DNA de copia única constituye al menos la mitad del DNA del genoma, pero su función sigue siendo un misterio porque, como hemos mencionado con anterioridad, las secuencias que realmente codifican proteínas (es decir, la región codificante de los genes) constituyen una pequeña proporción de todo el DNA de copia única. La mayor parte del DNA de copia única se encuentra en cortos tramos (varios kb o menos), entremezclados con miembros de varias familias de DNA repetitivo. La organización de los genes de DNA de copia única se explica en profundidad en el capítulo 3. Secuencias de DNA repetitivo Se han reconocido varias categorías diferentes de DNA repetitivo. Una característica distintiva útil consiste en determinar si las secuencias repetidas («repeticiones») están agrupadas en una o unas pocas localizaciones, o bien se hallan dispersas, mezcladas con secuencias de copia única a lo largo del cromosoma. Se estima que las secuencias repetidas agrupadas constituyen entre un 10 y un 15% del genoma, y que forman conjuntos de varias repeticiones cortas organizadas en tándem y ordenadas en una sucesión de la cabeza a la cola. Los diferentes tipos de estas repeticiones en tándem se denominan genéricamente DNA satélites, denominadas así porque muchas de las familias originales de repeticiones en tándem fueron purificadas por centrifugación y separadas del resto del genoma como fracciones («satélite») de DNA. Las familias de DNA en tándem varían con respecto a su localización en el genoma y a las características de las secuencias que integran su formación. En general, las formaciones satélite pueden extenderse varios millones de pares de bases o más y constituyen un porcentaje significativo del contenido en DNA de un cromosoma humano. Algunas secuencias de repetición en tándem son importantes como herramientas que tienen utilidad en el análisis DrBurgos 41 citogenético clínico (v. cap. 5). Las formaciones largas de repeticiones basadas en repeticiones (con algunas variaciones) de una secuencia corta, como un pentanucleótido, se encuentran en grandes regiones heterocromáticas de los cromosomas 1, 9 y 16, y constituyen más de la mitad del cromosoma Y (v. cap. 6). Otras familias de repeticiones en tándem se basan en repeticiones básicas más largas. Por ejemplo, la familia de DNA satélite α está compuesta por formaciones en tándem de una unidad de aproximadamente 171 pb que se encuentra en el centrómero de cada cromosoma humano, una estructura clave para la adhesión de los cromosomas a los microtúbulos del huso mitótico durante la división celular. Además del DNA satélite, existe otro gran grupo de DNA repetitivo que se compone de secuencias relacionadas dispersas por el genoma, en lugar de agrupadas en una o unas pocas localizaciones. Aunque esta descripción general se ajusta a muchas familias de DNA, hay dos en particular que merecen mayor atención debido a que, en conjunto, constituyen una importante proporción del genoma y a que han sido implicadas en enfermedades genéticas. Entre los elementos repetitivos dispersos mejor estudiados está la denominada familia Alu. Los miembros de esta familia tienen una longitud aproximada de 300 pb y presentan secuencias de DNA parecidas, aunque no idénticas. En total hay más de 1 millón de miembros de la familia Alu en el genoma y constituyen al menos el 10% del DNA humano. Una segunda familia importante de DNA repetitivo y disperso es la denominada familia de elementos nucleares dispersos largos (LINE, long interspersed nuclear element, en ocasiones denominada L1). Los LINE son secuencias repetitivas largas (de hasta 6 kb) que se encuentran en alrededor de 850.000 copias por genoma y constituyen cerca del 20% del mismo. Ambas familias también son abundantes en algunas regiones del genoma, pero en otras son muy escasas. Las regiones con un alto contenido en GC tienden a presentar una abundancia de elementos Alu, pero son escasas las secuencias LINE, mientras que sucede lo contrario en las regiones del genoma con mayor abundancia en AT. DNA repetitivo y enfermedad Tanto las secuencias Alu como las LINE han sido implicadas como causa de mutaciones en enfermedades hereditarias. Al menos unas cuantas copias de las familias LINE y Alu generan copias de sí mismas que pueden integrarse en cualquier lugar del genoma, causando en ocasiones inactivación por inserción en un gen importante clínicamente. Se desconoce la frecuencia de los eventos de este tipo que causan enfermedades genéticas en humanos, pero podrían suponer hasta una de cada 500 mutaciones. Además, los eventos de recombinación aberrante entre diferentes repeticiones LINE o Alu pueden ser también causa de mutación en algunas enfermedades genéticas (v. cap. 12). Un tipo adicional importante de DNA repetitivo que se observa en muchas localizaciones diferentes en el genoma es el constituido por secuencias que están duplicadas, a menudo con un grado extraordinariamente elevado de DrBurgos 42 conservación. Las duplicaciones que afectan a segmentos sustanciales de un cromosoma, denominadas duplicaciones segmentarias, pueden abarcar cientos de pares de kilobases constituyendo al menos el 5% del genoma. Cuando las regiones duplicadas contienen genes, los reagrupamientos genómicos que afectan a las secuencias duplicadas pueden dar lugar a la deleción de la región (y de los genes) existente entre las copias, lo que causa una enfermedad (v. caps. 5 y 6). DrBurgos 43 Variación en el genoma humano Una vez completada la secuencia del genoma humano de referencia, gran parte de la atención se ha dirigido al descubrimiento y catalogación de la variación de secuencia entre diferentes individuos (incluidas personas sanas y otras con diversas enfermedades) y entre diferentes poblaciones de todo el mundo. Como se analizará con más detalle en el capítulo 4, hay muchas decenas de millones de variantes de secuencias comunes que se observan con una frecuencia significativa en una o más poblaciones; cualquier individuo dado tiene al menos 5 millones de estas variantes de secuencia. Además, hay un número incontable de variantes muy poco comunes, muchas de las cuales probablemente sólo están presentes en un solo individuo o en unos pocos. De hecho, dado el número de individuos de nuestra especie, prácticamente es de esperar que todos y cada uno de los pares de bases del genoma humano varíen en alguna persona de algún lugar del mundo. Por esta razón, la secuencia del genoma humano original se considera una secuencia de «referencia» para nuestra especie, pero en realidad no es idéntica al genoma de ningún individuo. Según las primeras estimaciones, dos individuos seleccionados al azar tendrían secuencias idénticas en un 99,9% o, dicho de otro modo, un genoma individual llevaría dos versiones (alelos) diferentes de la secuencia del genoma humano en 3-5 millones de posiciones, con diferentes bases (p. ej., una T o una G) en las copias materna y paterna heredadas de esa posición de secuencia en particular (v. fig. 2-6). Aunque muchas de estas diferencias alélicas implican simplemente un nucleótido, gran parte de la variación consiste en inserciones o deleciones de (por lo general) segmentos de secuencia cortos, variación del número de copias de elementos repetidos (incluidos genes) o inversiones del orden de secuencias en una posición particular (locus) en el genoma (v. cap. 4). En la actualidad, se sabe que la proporción total del genoma implicada en dicha variación es sustancialmente mayor de lo estimado en un principio y se acerca al 0,5% entre dos individuos seleccionados al azar. Como se explicará en los próximos capítulos, todos y cada uno de estos tipos de variación pueden influir en la función biológica y, por tanto, deben tenerse en cuenta en cualquier intento de comprender la contribución de la genética a la salud humana. DrBurgos 44 Transmisión del genoma La base cromosómica de la herencia se localiza en la copia del genoma y en su transmisión de una célula a su progenie durante la división celular y de una generación a la siguiente durante la reproducción, cuando las copias individuales del genoma de cada progenitor se unen para formar un nuevo embrión. Para lograr estas formas de herencia genómica relacionadas pero diferentes, hay dos tipos de división celular: la mitosis y la meiosis. La mitosis es la división normal de las células somáticas gracias a la cual el cuerpo crece, se diferencia y lleva a cabo la regeneración tisular. La división mitótica suele dar lugar a dos células hijas, cada una de ellas con los mismos cromosomas y genes que los de la célula originaria. Pueden producirse docenas o incluso centenares de mitosis sucesivas en una línea de células somáticas. Por el contrario, la meiosis sólo se produce en células de la línea germinal. La meiosis ocasiona la formación de células reproductoras (gametos), cada una con sólo 23 cromosomas: uno de cada clase de autosomas y un X o un Y. Por tanto, mientras que las células somáticas tienen el complemento diploide (diploos, doble) o 2n (es decir, 46 cromosomas), los gametos tienen el complemento haploide (haploos, simple) o n (es decir, 23 cromosomas). Por errores en la división celular pueden producirse anomalías en el número de cromosomas o en su estructura que suelen ser clínicamente importantes, tanto en células somáticas como en células de la línea germinal. Ciclo celular El ser humano comienza la vida como un óvulo fecundado (cigoto), una célula diploide de la que se derivarán todas las células del cuerpo (se estiman en alrededor de 100 billones) a través de una serie de docenas o incluso centenares de mitosis. Obviamente, la mitosis es crucial para el crecimiento y la diferenciación, pero sólo abarca una pequeña parte del ciclo de una célula. El período entre dos mitosis sucesivas se denomina interfase y es el estado en el que la célula pasa la mayor parte de su ciclo vital. Inmediatamente después de la mitosis, la célula entra en una fase denominada G1 en la cual no hay síntesis de DNA (fig. 2-8). Algunas células atraviesan esta fase en cuestión de horas; otras pueden permanecer durante días o años en G1. De hecho, algunos tipos celulares como las neuronas y los eritrocitos no se dividen en absoluto una vez que están plenamente diferenciados, sino que permanecen detenidos permanentemente durante en una fase específica denominada G0 («G cero»). Otras células, como los hepatocitos, pueden entrar en la fase G0, pero tras la lesión del hígado, vuelven a la fase G1 y siguen después el ciclo celular. DrBurgos 45 FIGURA 2-8 Un ciclo celular de mitosis típico, descrito en el texto. Aparecen indicados los telómeros, el centrómero y las cromátidas hermanas. El ciclo celular está gobernado por una serie de puntos de control que determinan la cronología de cada paso de la mitosis. Además, estos puntos de control vigilan y comprueban la precisión de la síntesis de DNA, así como el ensamblaje de una elaborada red de microtúbulos que facilitan los movimientos de los cromosomas. Si se detecta daño en el genoma, estos controles mitóticos detienen la progresión del ciclo celular hasta que se repara o, si el daño es excesivo, la célula recibe instrucciones de morir por muerte celular programada (un proceso denominado apoptosis). Durante la fase G1 cada célula contiene una copia diploide del genoma. Cuando el proceso de división celular comienza, la célula entra en la fase S, que es la etapa de síntesis programada de DNA, que al final da lugar a la replicación precisa del DNA de cada cromosoma. Durante esta etapa, cada cromosoma, que durante la etapa G1 es una molécula simple de DNA, se duplica y consta de dos cromátidas hermanas (v. fig. 2-8), cada una de las cuales contiene una copia idéntica de la molécula original lineal de DNA. Las dos cromátidas hermanas están físicamente unidas en el centrómero, una región de DNA que se asocia con una serie de proteínas específicas para formar el cinetocoro. Esta compleja estructura sirve para acoplar cada cromosoma a los microtúbulos del huso mitótico y gobernar los movimientos cromosómicos durante la mitosis. La síntesis de DNA durante la fase S no está sincronizada en todos los cromosomas ni en un mismo cromosoma, sino que a lo largo de cada cromosoma comienza en cientos o miles de sitios, denominados orígenes de replicación de DNA. Cada segmento cromosómico individual tiene su tiempo de replicación característico durante las 6-8 h que DrBurgos 46 dura la fase S. Los extremos de cada cromosoma (o cromátida) están formados por telómeros, compuestos por secuencias de DNA repetitivo especializadas que aseguran la integridad del cromosoma durante la división celular. El mantenimiento correcto de los extremos de los cromosomas requiere la participación de una enzima especial denominada telomerasa, que garantiza la replicación de los extremos finales de cada cromosoma. La naturaleza esencial de estos elementos estructurales de los cromosomas y su papel a la hora de asegurar la integridad del genoma se ilustra por una serie de enfermedades clínicas que se deben a defectos de los elementos del telómero, del cinetocoro o de la maquinaria del ciclo celular, o bien a una replicación inexacta de porciones pequeñas del genoma (v. cuadro). Algunas de estas enfermedades se presentarán con mayor detalle en capítulos posteriores. Conse cue ncia s clínica s de la a nom a lía s y la va r ia ción de la e str uctur a y m e cá nica cr om osóm ica s Entre las enfermedades médicamente relevantes secundarias a anomalías de la estructura o de la función de elementos cromosómicos durante la división celular anormal se incluyen las siguientes: • Un amplio espectro de malformaciones congénitas en niños con defectos hereditarios en los genes que codifican componentes clave del punto de control del huso mitótico en el cinetocoro. • Diversas malformaciones congénitas y trastornos del desarrollo debidos a la segregación anómala de los cromosomas con centrómeros múltiples o ausentes (v. cap. 6). • Varios cánceres asociados con una hiperreplicación (amplificación) o una alteración de la secuencia temporal de la replicación de las regiones específicas del genoma en la fase S (v. cap. 15). • Síndrome de Roberts, consistente en retraso del crecimiento, acortamiento de las extremidades y microcefalia en niños con anomalías de un gen necesario para el alineamiento y cohesión adecuados de las cromátidas hermanas en fase S. • Insuficiencia ovárica prematura, como una de las causas principales de infertilidad femenina, debida a la mutación de un gen específico de la meiosis necesario para la cohesión correcta entre cromátidas hermanas. • Los denominados síndromes teloméricos, que son varios trastornos degenerativos que aparecen desde la infancia a la edad adulta en pacientes con un acortamiento anómalo de los telómeros debido a defectos de los componentes de la telomerasa. • Y, en el otro extremo del espectro, las variantes de genes comunes que se correlacionan con el número de copias de repeticiones en los telómeros, así como con la esperanza de vida y la longevidad. Al final de la fase S, el contenido de DNA de la célula se ha duplicado y DrBurgos 47 ahora la célula contiene dos copias del genoma diploide. Después de la fase S, la célula entra en una breve etapa denominada G2. Durante todo el ciclo, la célula va creciendo para, finalmente, duplicar su masa total antes de la siguiente mitosis. La etapa G2 termina cuando la célula entra en mitosis, que empieza cuando los cromosomas comienzan a condensarse y se hacen visibles al microscopio en forma de finos hilos extendidos, un proceso que se expondrá con mayor detalle en el siguiente apartado. Las fases G1, S y G2 constituyen la interfase. En células humanas típicas, las tres fases duran entre 16 y 24 h, mientras que la mitosis dura 1 o 2 h (v. fig. 28). Sin embargo, hay una gran variación en la duración del ciclo celular, que oscila entre unas pocas horas en células en rápida división, como las de la dermis o la mucosa intestinal, y varios meses en otros tipos de células. Mitosis Durante la fase mitótica del ciclo celular, un elaborado aparato asegura que cada una de las células hijas reciba un juego completo de la información genética. Esto se consigue mediante un mecanismo que distribuye una cromátida de cada cromosoma en cada célula hija (fig. 2-9). El proceso de distribuir una copia de cada cromosoma a cada célula hija se denomina segregación cromosómica. La importancia de este proceso para el crecimiento celular normal se ilustra con la observación de que muchos tumores se caracterizan por un estado de desequilibrio genético resultante de errores mitóticos en la distribución de los cromosomas en las células hijas. DrBurgos 48 FIGURA 2-9 Mitosis. Solamente se muestran 2 pares de cromosomas. Para los detalles adicionales, véase el texto. El proceso de la mitosis es continuo, pero se distinguen cinco etapas, que se muestran en la figura 2-9: profase, prometafase, metafase, anafase y telofase. • Profase. Esta etapa se caracteriza por la condensación gradual de los cromosomas, la formación del huso mitótico y la aparición de un par de centrosomas, a partir de los cuales los microtúbulos se irradian y al final se sitúan en los polos de la célula. • Prometafase. En esta etapa, la membrana nuclear se disuelve, lo que permite a los cromosomas dispersarse por la célula y acoplarse, mediante sus cinetocoros, a los microtúbulos del huso mitótico. • Metafase. En esta etapa, los cromosomas alcanzan su máxima condensación y se alinean en el plano ecuatorial de la célula. • Anafase. Los cromosomas se separan en el centrómero y las cromátidas hermanas de cada cromosoma se convierten en cromosomas hijos independientes que se dirigen hacia los polos opuestos de la célula. • Telofase. En esta etapa, los cromosomas comienzan a descondensarse a partir de su estado altamente condensado y se empieza a formar una membrana nuclear alrededor de cada uno de los dos núcleos hijos, que recuperan su aspecto de interfase. Para completar el proceso de la división celular, el citoplasma se escinde por un proceso denominado citocinesis. Existe una diferencia importante entre una célula que entra en mitosis y otra que acaba de completar el proceso. Una célula original en G2 tiene un DrBurgos 49 genoma completamente replicado (es decir, un complemento 4n de DNA) y cada cromosoma consta de un par de cromátidas hermanas. Por el contrario, después de la mitosis, los cromosomas de cada célula hija sólo tienen una copia del genoma. Esta copia no se duplica hasta que la célula hija alcanza a su vez la fase S de su siguiente ciclo celular (v. fig. 2-8). Por tanto, todo el proceso de la mitosis asegura la duplicación y distribución ordenada del genoma a través de divisiones celulares sucesivas. Cariotipo humano Los cromosomas condensados de una célula humana en división pueden analizarse con más facilidad en metafase o en prometafase. En estas etapas, los cromosomas son visibles al microscopio en una extensión cromosómica y se puede observar que cada cromosoma se compone de sus cromátidas hermanas unidas por el centrómero, a pesar de que en la mayor parte de las preparaciones cromosómicas las dos cromátidas están unidas entre sí tan estrechamente que no es fácil observarlas como entidades diferenciadas. Como ya se ha indicado, hay 24 tipos diferentes de cromosomas humanos, cada uno de los cuales puede distinguirse citológicamente por una combinación de longitud global, localización del centrómero y contenido de secuencia. Esta última característica se pone de manifiesto con diversos métodos de tinción. El centrómero presenta una constricción primaria, una especie de estrechamiento o pellizcamiento de las cromátidas hermanas debido a la formación del cinetocoro. El centrómero es un marcador citogenético reconocible que divide el cromosoma en dos brazos: un brazo corto denominado p (por petit) y un brazo largo o q. La figura 2-10 muestra una célula en prometafase con los cromosomas teñidos con el método de tinción Giemsa (bandas G) (v. también cap. 5). Cada par de cromosomas se tiñe con un patrón característico de bandas claras y oscuras (bandas G) que se correlaciona aproximadamente con las características de la secuencia del DNA subyacente, tal como la composición en bases (es decir, el porcentaje de pares de bases GC o AT) o la distribución de los elementos de DNA repetitivos. Con estas técnicas de bandas, pueden distinguirse individualmente todos los cromosomas y determinarse la naturaleza de muchas anomalías numéricas y estructurales, como se expone con mayor detalle en los capítulos 5 y 6. DrBurgos 50 FIGURA 2-10 Extensión cromosómica preparada a partir de un cultivo de linfocitos teñido con la técnica de bandeo Giemsa (bandas G). El núcleo oscuro adyacente a los cromosomas es de otra célula en interfase, cuando el material cromosómico se encuentra de forma difusa por todo el núcleo. Véase Créditos de figuras. Aunque los expertos pueden analizar a menudo los cromosomas en metafase directamente al microscopio, un procedimiento usual es cortar los cromosomas a partir de una imagen digital o de una microfotografía y ordenarlos en parejas en una clasificación estándar (fig. 2-11). El conjunto completo se denomina cariotipo. Este término se utiliza también para referirse a la serie cromosómica estándar de un individuo («un cariotipo normal de varón») o de una especie («el cariotipo humano»). Así, «cariotipar» es el proceso de preparar el cariotipo. DrBurgos 51 FIGURA 2-11 Un cariotipo masculino humano teñido con la técnica de Giemsa (bandas G). Los cromosomas corresponden a la prometafase de la mitosis y están dispuestos en una clasificación estándar en la que aparecen numerados de 1 a 22 en orden de longitud, con los cromosomas X e Y separados. Véase Créditos de figuras. A diferencia de los cromosomas que se observan en preparaciones con tinción al microscopio o en fotografías, los cromosomas de las células vivas son estructuras fluidas y dinámicas. Durante la mitosis, la cromatina de cada cromosoma en interfase se condensa de forma sustancial (fig. 2-12). Cuando los cromosomas alcanzan su máxima condensación en la metafase, su DNA ocupa alrededor de la diezmilésima parte de su estado completamente extendido. Cuando los cromosomas son preparados para observar sus bandas (como en las figs. 2-10 y 2-11) pueden reconocerse hasta 1.000 o más bandas en las preparaciones teñidas de todos los cromosomas, y cada banda citogenética contiene 50 o más genes, aunque –tal como ya se ha señalado– la densidad de genes en el genoma es variable. DrBurgos 52 FIGURA 2-12 Ciclo de condensación y descondensación de un cromosoma a través del ciclo celular. Meiosis La meiosis es el proceso por el que las células diploides de la línea germinal dan lugar a gametos haploides; es un tipo de división celular específico de las células germinales. A diferencia de la mitosis, la meiosis consiste en una ronda de replicación de DNA seguida de dos rondas de segregación cromosómica y división celular (v. meiosis I y meiosis II en la fig. 2-13). Como se indica aquí y se ilustra en la figura 2-14, la secuencia global de eventos en la meiosis masculina y femenina es la misma; sin embargo, la secuencia temporal de la gametogénesis es muy diferente en ambos sexos y se describirá con más detalle más adelante en este capítulo. DrBurgos 53 FIGURA 2-13 Representación simplificada de los pasos básicos de la meiosis, con un ciclo de replicación del DNA seguido de dos ciclos de segregación cromosómica, meiosis I y meiosis II. DrBurgos 54 DrBurgos 55 FIGURA 2-14 Representación esquemática de la meiosis y sus consecuencias. Se muestran un solo cromosoma y un solo entrecruzamiento que conducen a la formación de cuatro gametos distintos. Los cromosomas se replican durante la interfase y comienzan a condensarse a medida que la célula entra en la profase de la meiosis I. En la meiosis I, los cromosomas efectúan la sinapsis y se recombinan. Cuando los homólogos se alinean en metafase I, puede observarse el entrecruzamiento, con los centrómeros orientados hacia polos opuestos. En la anafase I se puede apreciar el intercambio de DNA entre los homólogos, mientras los cromosomas son atraídos hacia los polos opuestos. Cuando han acabado la meiosis I y la citocinesis se produce la meiosis II, con una división parecida a la de la mitosis. Los cinetocoros hermanos se separan y se mueven a polos opuestos en la anafase II, produciendo cuatro productos haploides. La meiosis I también se denomina división reduccional, porque en ella se reduce el número de cromosomas de diploide a haploide mediante emparejamiento de los homólogos en la profase y su segregación a diferentes células en la anafase de la meiosis I. La meiosis I es, asimismo, notable debido a que es la etapa en la que se produce recombinación genética (también denominada entrecruzamiento meiótico). En este proceso, como se muestra para un par de cromosomas en la figura 2-14, se intercambian segmentos homólogos del DNA entre cromátidas no hermanas de cada pareja de cromosomas homólogos, lo que asegura que ninguno de los gametos producidos por meiosis sea idéntico a otro. Las consecuencias conceptuales y prácticas de la recombinación para muchos aspectos de la genética y genómica humanas son considerables y se resumen en el cuadro que aparece al final de esta sección. La profase de la meiosis I difiere de la profase mitótica en varios aspectos que tienen consecuencias genéticas importantes, porque los cromosomas homólogos deben emparejarse e intercambiar información genética. La etapa inicial más crítica se denomina cigoteno, donde los cromosomas homólogos comienzan a alinearse a lo largo de toda su longitud. El proceso de emparejamiento meiótico, o sinapsis, suele ser preciso y alinea las secuencias de DNA correspondientes en todo el par de cromosomas. Los cromosomas homólogos emparejados, denominados ahora bivalentes, se mantienen juntos por una estructura proteica similar a un lazo denominada complejo sinaptonémico, que es esencial para el proceso de recombinación. Una vez que se ha completado la sinapsis, se produce el entrecruzamiento meiótico durante la etapa de paquiteno, tras la que se disuelve el complejo sinaptonémico. Como en la mitosis, la metafase I empieza cuando desaparece la membrana nuclear. Se forma un huso y los cromosomas emparejados se alinean en el plano ecuatorial, con sus centrómeros orientados hacia polos diferentes (v. fig. 2-14). La anafase de la meiosis I también difiere considerablemente de la etapa correspondiente de la mitosis. En este caso, son los dos miembros de cada bivalente los que se separan, en lugar de las cromátidas hermanas (compárese la fig. 2-14 con la fig. 2-9). Los centrómeros homólogos (con sus cromátidas DrBurgos 56 hermanas unidas) se dirigen a los polos opuestos de la célula, un proceso denominado disyunción. Así, el número de cromosomas se reduce a la mitad y cada célula resultante de la meiosis I tiene el número haploide de cromosomas. Los 23 pares de cromosomas homólogos se recombinan independientemente entre sí, de modo que los juegos de cromosomas paternos y maternos originales se distribuyen según combinaciones aleatorias. El número de combinaciones posibles de los 23 pares de cromosomas que pueden estar presenten en los gametos es de 223 (más de 8 millones). Sin embargo, debido al proceso de entrecruzamiento, la variación del material genético que se transmite de los progenitores a los hijos es en realidad mucho mayor que esa cifra. Como resultado, cada cromátida suele contener segmentos derivados de ambos cromosomas de cada par de los progenitores, como se muestra esquemáticamente en la figura 2-14. Por ejemplo, en esta etapa, un cromosoma 1 típico se compone de tres a cinco segmentos de origen paterno y materno alternativamente, como se deduce de las variantes de secuencia de DNA que diferencian los respectivos genomas parentales (fig. 2-15). DrBurgos 57 DrBurgos 58 FIGURA 2-15 Efecto de la recombinación homóloga en la meiosis. En este ejemplo, que representa la herencia de secuencias en un cromosoma grande típico, un individuo tiene homólogos diferentes, uno que contiene secuencias heredadas de su padre (azul) y otro con secuencias homólogas de su madre (morado). Después de la meiosis en la espermatogénesis, transmite una única copia completa de ese cromosoma a sus dos hijos. Sin embargo, como resultado del entrecruzamiento (flechas), la copia que transmite a cada hijo consta de segmentos alternantes de las dos secuencias de los abuelos. El hijo 1 hereda una copia tras dos entrecruzamientos, mientras que el hijo 2 hereda una copia con tres entrecruzamientos. Conse cue ncia s ge né tica s y r e le va ncia m é dica de la r e com bina ción hom óloga La lección práctica de esta parte del capítulo es sencilla: el contenido genético de cada gameto es único, debido a la distribución aleatoria de los cromosomas parentales que mezcla la combinación de variantes de secuencia entre cromosomas y a la recombinación homóloga que mezcla la combinación de variantes de secuencia dentro de todos y cada uno de los cromosomas. Esto tiene consecuencias significativas para los patrones de variación genómica en el seno de una población y entre distintas poblaciones de todo el mundo, así como para el diagnóstico y el asesoramiento de muchas enfermedades frecuentes que tienen patrones complejos de herencia (v. caps. 8 y 10). Las cuantías y los patrones de recombinación meiótica están determinados por las variantes de secuencia en los genes específicos y en «puntos calientes» específicos, y difieren entre individuos, entre los sexos, entre familias y entre poblaciones (v. cap. 10). Dado que la recombinación implica un proceso de entrelazamiento físico entre los cromosomas homólogos durante la meiosis I, también es crucial para asegurar una segregación cromosómica correcta durante la meiosis. Si no se produce una apropiada recombinación pueden aparecer errores en la segregación (no disyunción) de los cromosomas en meiosis I, que es una causa frecuente de aborto y de anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down (v. caps. 5 y 6). Los principales esfuerzos que se están llevando a cabo para identificar los genes y sus variantes responsables de varias afecciones médicas se basan en el seguimiento de la herencia de millones de diferencias de secuencia en el seno de las familias o la presencia compartida de variantes dentro de grupos de individuos, incluso no emparentados, afectados por una enfermedad en particular. La utilidad de este enfoque, que ha descubierto miles de asociaciones entre genes y enfermedades hasta el momento, depende de los patrones de recombinación homóloga en la meiosis (v. cap. 10). Aunque la recombinación homóloga suele ser precisa, las áreas de DNA repetitivo del genoma y los genes con un número variable de copias en la población son propensos a que se produzca un entrecruzamiento desigual durante la meiosis, que dé lugar a variaciones de rasgos con relevancia DrBurgos 59 clínica (como la respuesta a fármacos), a enfermedades frecuentes (como la talasemia o el autismo), o a anomalías de la diferenciación sexual (v. caps. 6, 8 y 11). Aunque la recombinación homóloga es una parte normal y esencial de la meiosis, también se produce, aunque más raramente, en las células somáticas. Las anomalías de la recombinación somática son una de las causas de inestabilidad genómica en el cáncer (v. cap. 15). Después de la telofase de la meiosis I, las dos células hijas haploides entran en la interfase meiótica. Al contrario de lo que ocurre en la mitosis, esta interfase es breve y enseguida comienza la meiosis II. El aspecto más importante que distingue la interfase meiótica de la mitótica es que no hay fase S (es decir, no se produce síntesis de DNA ni duplicación del genoma) entre la primera y la segunda divisiones meióticas. La meiosis II es similar a una mitosis normal excepto en que el número de cromosomas es de 23 en lugar de 46; las cromátidas de cada uno de los 23 cromosomas se separan y una cromátida de cada cromosoma pasa a la célula hija (v. fig. 2-14). Sin embargo, tal y como se ha mencionado con anterioridad, debido al entrecruzamiento producido en la meiosis I, los cromosomas de los gametos resultantes no son idénticos (v. fig. 2-15). DrBurgos 60 Gametogénesis y fecundación humanas Las células de la línea germinal que experimentan meiosis (espermatocitos primarios y ovocitos primarios) derivan del cigoto a través de una larga serie de mitosis antes de que se inicie la meiosis. Los gametos masculinos y femeninos tienen una historia diferente, caracterizada por patrones distintos de expresión génica que reflejan su origen en el desarrollo como embrión XY o XX. Las células germinales humanas primordiales pueden reconocerse hacia la cuarta semana de desarrollo fuera del embrión propiamente dicho, en el endodermo de la vesícula vitelina. Desde allí migran, durante la sexta semana, a las crestas genitales, y se asocian con células somáticas para formar las gónadas primitivas, que al poco tiempo se diferencian en testículos u ovarios, dependiendo de la constitución de los cromosomas sexuales de las células (XY o XX), tal como se expone con mayor detalle en el capítulo 6. Tanto la espermatogénesis como la ovogénesis requieren meiosis, pero presentan importantes diferencias de proceso y cronología que pueden tener consecuencias clínicas y genéticas para la descendencia. La meiosis femenina se inicia en un momento determinado durante la vida fetal incipiente en un número limitado de células. Por el contrario, la meiosis masculina se va iniciando de manera continuada en muchas células de una población celular durante de la vida adulta del varón. Las sucesivas etapas de la meiosis en la mujer se producen a lo largo de varias décadas en el ovario fetal antes incluso del nacimiento de la mujer en cuestión, en el ovocito cuando se acerca la ovulación en la mujer sexualmente madura, y después de la fecundación del óvulo que puede convertirse en el hijo de la mujer. Aunque las etapas posfecundación pueden estudiarse in vitro, el acceso a las primeras etapas es limitado. El material testicular para el estudio de la meiosis masculina es más fácil de conseguir, ya que en la evaluación de muchos varones que visitan clínicas de infertilidad se incluye la biopsia testicular. Queda mucho por aprender sobre los mecanismos citogenéticos, bioquímicos y moleculares implicados en la meiosis, así como sobre las causas y consecuencias de sus irregularidades. Espermatogénesis Las etapas de la espermatogénesis se muestran en la figura 2-16. Los túbulos seminíferos de los testículos están revestidos con espermatogonias, que se desarrollan a partir de células germinales primordiales mediante una larga serie de mitosis y que están en diferentes etapas de diferenciación. Los espermatozoides sólo se forman después de alcanzar la madurez sexual. El último tipo celular en la secuencia de desarrollo es el espermatocito primario, una célula germinal diploide que sufre meiosis I para formar dos espermatocitos secundarios haploides. Los espermatocitos secundarios entran rápidamente en meiosis II y cada uno forma dos espermátidas, que se DrBurgos 61 diferencian sin dividirse más en espermatozoides. En el ser humano, todo el proceso dura unos 64 días. El enorme número de espermatozoides formados, alrededor de 200 millones por eyaculación y 1012 en toda la vida, requiere varios cientos de mitosis sucesivas. DrBurgos 62 DrBurgos 63 FIGURA 2-16 Esquema que ilustra la espermatogénesis humana con sus dos divisiones meióticas. La secuencia de acontecimientos comienza en la pubertad y dura unos 64 días. Se muestran el número de cromosomas (46 o 23) y la constitución de los cromosomas sexuales (X o Y) de cada célula. Véase Créditos de figuras. Como ya se ha señalado, la meiosis normal requiere el emparejamiento de cromosomas homólogos y la recombinación posterior. Los autosomas y los cromosomas X en las mujeres no suelen presentar dificultades al respecto; pero cabe preguntarse qué sucede con los cromosomas X e Y durante la espermatogénesis. Aunque los cromosomas X e Y son diferentes y no son homólogos en sentido estricto, tienen segmentos idénticos relativamente cortos en los extremos de sus respectivos brazos cortos (Xp e Yp) y largos brazos (Xq e Yq) (v. cap. 6). Se produce emparejamiento y entrecruzamiento en ambas regiones durante la meiosis I. Estos segmentos homólogos se denominan pseudoautosómicos para reflejar su comportamiento de emparejamiento y recombinación similar al de los autosomas, a pesar de estar en cromosomas sexuales diferentes. Ovogénesis Mientras que la espermatogénesis no se inicia hasta la pubertad, la ovogénesis comienza durante el desarrollo del feto femenino (v. fig. 2-18). Los óvulos se desarrollan a partir de ovogonias, células de la corteza ovárica que descienden de las células germinales primitivas por una serie de alrededor de 20 mitosis. Cada ovogonia ocupa el centro de un folículo en desarrollo. Hacia el tercer mes de gestación, las ovogonias del embrión han comenzado a desarrollarse como ovocitos primarios, la mayoría de los cuales ya han entrado en la profase de la meiosis I. El proceso de ovogénesis no está sincronizado, de manera que en el ovario fetal coexisten estadios incipientes y tardíos. Aunque en el momento del nacimiento hay varios millones de ovocitos, la mayoría degeneran; los demás permanecen detenidos en profase I (v. fig. 2-14) durante décadas. Finalmente, sólo maduran unos 400, que son expulsados mediante la ovulación como parte del ciclo menstrual femenino. Cuando la mujer alcanza la madurez sexual, cada folículo crece y madura, y unos pocos son expulsados con la ovulación (en promedio, uno cada mes). Cada ovocito completa la meiosis I con rapidez inmediatamente antes de la ovulación, dividiéndose de forma que una célula se convierte en el ovocito secundario (un huevo u óvulo), que contiene la mayor parte del citoplasma con sus orgánulos; la otra se convierte en el primer corpúsculo polar (v. fig. 217). La meiosis II comienza inmediatamente y prosigue hasta la etapa de metafase durante la ovulación, donde se detiene de nuevo, y sólo se completa si se produce la fecundación. DrBurgos 64 DrBurgos 65 FIGURA 2-17 Esquema que ilustra la ovogénesis y la fecundación humanas en relación con las dos divisiones meióticas. Los ovocitos primarios se forman antes del nacimiento y permanecen suspendidos en profase de la meiosis I durante décadas, hasta que comienza la pubertad. Un ovocito completa la meiosis I cuando madura su folículo, produciendo un ovocito secundario y el primer corpúsculo polar. Después de la ovulación cada ovocito continúa hasta la metafase de la meiosis II. La meiosis II se completa sólo si se produce fecundación, lo que resulta en un óvulo maduro fecundado y el segundo corpúsculo polar. Fecundación Generalmente, la fecundación de un óvulo se produce en la trompa de Falopio en las 24 horas siguientes a la ovulación. Aunque pueden estar presentes muchos espermatozoides, la penetración de uno solo en el óvulo desencadena una serie de acontecimientos bioquímicos que suelen impedir la entrada de otro espermatozoide. La fecundación es seguida por la finalización de la meiosis II, con la formación del segundo corpúsculo polar (v. fig. 2-17). Los cromosomas del óvulo fecundado y del espermatozoide forman pronúcleos, cada uno rodeado de su propia membrana nuclear. Sólo después de la replicación de los genomas parentales tras la fecundación, los genomas haploides se convierten en un genoma diploide en un núcleo común. El cigoto diploide se divide por mitosis para formar dos células hijas diploides, en la primera de una serie de divisiones celulares que inician el proceso de desarrollo embrionario (v. cap. 14). Aunque el desarrollo comienza en el momento de la concepción, con la formación del cigoto, en medicina clínica la etapa y duración de la gestación se miden generalmente por la «edad menstrual», contando a partir del inicio del último período menstrual, por lo general alrededor de 14 días antes de la concepción. DrBurgos 66 Importancia médica de la mitosis y la meiosis Desde el punto de vista biológico, la mitosis y la meiosis son importantes porque garantizan la constancia del número de cromosomas de una célula a su progenie, y de una generación a la siguiente. La importancia médica de estos procesos se basa en los errores de la división celular que pueden provocar la formación de un individuo o una línea celular con un número anómalo de cromosomas y, por tanto, con una cantidad anómala de material genómico. Como veremos con detalle en el capítulo 5, la no disyunción meiótica, especialmente en la ovogénesis, es el mecanismo mutagénico más frecuente en nuestra especie, responsable de una proporción apreciable de fetos con anomalías cromosómicas entre las gestaciones reconocidas. En las gestaciones que llegan a término, las anomalías cromosómicas son una de las principales causas de defectos del desarrollo, limitación del crecimiento neonatal y discapacidad intelectual. La no disyunción mitótica en las células somáticas también puede producir enfermedades genéticas. Si se produce no disyunción en las primeras etapas posfecundación, en el embrión o en los tejidos extraembrionarios como la placenta, se produce un mosaicismo cromosómico que puede causar algunas patologías, como una proporción de pacientes con síndrome de Down. Además, una segregación anómala de los cromosomas de tejidos en rápida división, como las células del colon, es con frecuencia un paso en el desarrollo de tumores cromosómicamente anómalos y, por lo tanto, la evaluación del equilibrio cromosómico es una importante prueba diagnóstica y pronóstica en muchos tipos de cáncer. DrBurgos 67 Bibliografía general Green ED, Guyer MS. National Human Genome Research Institute: Charting a course for genomic medicine from base pairs to bedside. Nature. 2011;470:204–213. Lander ES. Initial impact of the sequencing of the human genome. Nature. 2011;470:187–197. Moore KL, Presaud TVN, Torchia MG. The developing human: clinically oriented embryology. ed 9 Philadelphia: WB Saunders; 2013. DrBurgos 68 Bibliografía específica Deininger P. Alu elements: know the SINES. Genome Biol. 2011;12:236. Frazer KA. Decoding the human genome. Genome Res. 2012;22:1599–1601. International Human Genome Sequencing Consortium Initial sequencing and analysis of the human genome. Nature. 2001;409:860–921. International Human Genome Sequencing Consortium Finishing the euchromatic sequence of the human genome. Nature. 2004;431:931–945. Venter J, Adams M, Myers E, et al. The sequence of the human genome. Science. 2001;291:1304–1351. P r oble m a s 1. Una persona tiene dos alelos, A y a, en un cierto locus. a. ¿Qué alelos estarán presentes en sus gametos? b. ¿Cuándo segregan A y a (1) si no hay entrecruzamiento entre el locus y el centrómero del cromosoma?, (2) ¿y si se produce un entrecruzamiento entre el locus y el centrómero? 2. ¿Cuál es la causa principal de las anomalías cromosómicas numéricas en el ser humano? 3. Sin tener en cuenta el entrecruzamiento que incrementa la variabilidad genética, calcule la probabilidad de que todos sus cromosomas provengan de su abuela paterna y de su abuela materna. ¿Sería usted varón o mujer? 4. Un cromosoma que entra en meiosis se compone de dos cromátidas hermanas, cada una de las cuales es una molécula de DNA. a. En nuestra especie, al final de la meiosis I, ¿cuántos cromosomas hay en cada célula?, ¿y cuántas cromátidas? b. Al final de la meiosis II, ¿cuántos cromosomas hay en cada célula?, ¿y cuántas cromátidas? c. ¿Cuándo se restablece el número diploide de cromosomas? ¿Cuándo se restablece la estructura de dos cromátidas típica de una metafase cromosómica? 5. A partir de la figura 2-7, estime el número de genes por millón de pares de bases en los cromosomas 1, 13, 18, 19, 21 y 22. ¿Tendría un impacto clínico mayor una alteración cromosómica de tamaño igual localizada en los cromosoma 18 o 19? ¿Y en los cromosomas 21 o 22? DrBurgos 69 CAPÍTULO 3 DrBurgos 70 El genoma humano: estructura y función de los genes Durante las últimas 3 décadas se ha producido un progreso considerable en el conocimiento de la estructura y la función de los genes y los cromosomas. Estos avances se han apoyado en las aplicaciones de la genética molecular y la genómica en muchas situaciones clínicas, que han aportado las herramientas necesarias para un nuevo enfoque de la genética médica. En este capítulo se expone una panorámica general de la organización del genoma humano y de los aspectos de la genética molecular necesarios para comprender el enfoque genético y genómico de la medicina. Para completar la información que se ofrece en éste y en otros capítulos, se proporciona material online adicional para explicar con más detalle muchos de los enfoques experimentales de la genética y genómica modernas, que se han convertido en elementos clave para la práctica y el conocimiento de la genética humana y médica. El conocimiento más detallado de los genes y de su organización en el genoma ha tenido un enorme impacto en la medicina y en nuestra comprensión de la fisiología humana. Tal como señaló el premio Nobel Paul Berg con visión profética en los albores de esta nueva era: Así como nuestros actuales conocimientos y práctica de la medicina se basan en un sofisticado conocimiento de la anatomía, fisiología y bioquímica humanas, de la misma forma, en el futuro, el manejo de la enfermedad exigirá un detallado conocimiento de la anatomía, la fisiología y la bioquímica moleculares del genoma humano... Necesitaremos un conocimiento más detallado de la manera en que están organizados los genes, de cómo funcionan y de cómo se regulan. Asimismo, necesitaremos que nuestros médicos estén tan familiarizados con la anatomía y la fisiología moleculares de los cromosomas y los genes tal como lo están ahora los cirujanos cardíacos con la estructura y el funcionamiento del corazón. DrBurgos 71 Información contenida en el genoma humano ¿Cómo es posible que el código digital de 3.000 millones de letras en que consiste el genoma humano pueda dirigir los complejos procesos de la anatomía, la fisiología y la bioquímica humanas a los que se refería Berg? La respuesta radica en la enorme amplificación e integración de la información contenida en el genoma humano, que tiene lugar cuando pasamos de los genes del genoma a sus productos en la célula y a la expresión observable de esta información genética como rasgos celulares, morfológicos, clínicos o bioquímicos, lo que se denomina fenotipo del individuo. Esta expansión jerárquica de información desde el genoma al fenotipo incluye un amplio rango de productos estructurales y regulatorios de RNA, así como productos proteicos que orquestan numerosas funciones de las células, los órganos y todo el organismo, además de sus interacciones con el ambiente. A pesar de poseer la práctica totalidad de la secuencia completa del genoma humano, todavía desconocemos el número preciso de genes existentes en el genoma. Las estimaciones actuales indican que el genoma contiene alrededor de 20.000 genes codificantes de proteínas (v. cuadro en cap. 2), pero esta cifra sólo representa una indicación de los niveles de complejidad que se observan durante la descodificación de esta información digital (fig. 3-1). FIGURA 3-1 Amplificación de la información genética desde el genoma a los productos génicos, a las redes de genes y, en última instancia, a la función y el fenotipo celulares. El genoma contiene tanto genes codificantes de proteínas (azul) como genes de RNA no codificante (ncRNA) (rojo). Muchos genes del genoma utilizan DrBurgos 72 información codificante alternativa para generar múltiples productos diferentes. Los ncRNA, tanto grandes como pequeños, intervienen en la regulación génica. Muchas proteínas participan en redes constituidas por genes múltiples que responden a las señales celulares de una forma coordinada y combinatoria, ampliando adicionalmente el rango de las funciones celulares asociadas a los fenotipos del organismo. Tal como se ha expuesto brevemente en el capítulo 2, el producto de los genes codificantes de proteínas es una proteína cuya estructura determina en última instancia las funciones concretas que desempeña dicha proteína en la célula. Sin embargo, si existiera una correspondencia unívoca simple entre genes y proteínas, tendríamos como mucho alrededor de 20.000 proteínas diferentes. Este número parece insuficiente para explicar la inmensa gama de funciones que tienen lugar en las células humanas a lo largo de la vida. La respuesta a este dilema se encuentra en dos características de la estructura y la función de los genes. En primer lugar, muchos genes pueden producir múltiples productos distintos, no solamente uno (v. fig. 3-1). Este proceso, que se expone más adelante en este capítulo, se consigue mediante el uso de segmentos de codificación alternativos en los genes y a través de la modificación bioquímica subsiguiente de la proteína codificada; ambas características de los genomas complejos facilitan una amplificación sustancial de la información contenida en el genoma. Así, se ha estimado que a través de este mecanismo, los 20.000 genes humanos pueden codificar muchos cientos de miles de proteínas diferentes, que se denominan en conjunto proteoma. En segundo lugar, las proteínas individuales no actúan por sí mismas, sino que establecen complicadas redes en las que participan muchas proteínas distintas y RNA reguladores que responden de una manera coordinada e integrada frente a numerosas señales genéticas, del desarrollo y del ambiente. La naturaleza combinatoria de las redes de proteínas genera una diversidad incluso mayor de posibles funciones celulares. Los genes se localizan en todo el genoma, pero tienden a agruparse en regiones particulares y en cromosomas específicos, mientras que son relativamente escasos en otras regiones y en otros cromosomas. Por ejemplo, el cromosoma 11, que tiene alrededor de 135 millones de pb (megapares de bases [Mb]) es relativamente rico en genes y posee alrededor de 1.300 genes codificantes de proteínas (v. fig. 2-7). Estos genes no están distribuidos aleatoriamente en el cromosoma, sino que se localizan de forma predominante en dos regiones cromosómicas en las que la densidad de genes llega a ser de un gen por cada 10 kb (fig. 3-2). Algunos de estos genes pertenecen a familias de genes relacionados, tal como se describirá con mayor detalle en este capítulo. Otras regiones contienen pocos genes, y hay incluso varias regiones denominadas desiertos de genes en las que existe 1 millón o más de pares de bases sin que se hayan detectado genes codificantes de proteínas conocidos. Aquí hay que hacer dos observaciones: en primer lugar, el proceso de identificación de genes y de anotación del genoma sigue siendo un desafío constante; a pesar de la aparente solidez de las estimaciones recientes, es casi seguro que hay algunos genes, incluidos algunos que son DrBurgos 73 clínicamente relevantes, que todavía no se han identificado o que presentan características que hoy en día no se reconocen como asociadas a genes. En segundo lugar, como se mencionó en el capítulo 2, muchos genes no son codificantes de proteínas; sus productos son moléculas de RNA funcionales (RNA no codificantes o ncRNA; v. fig. 3-1) que desempeñan diversas funciones en la célula, muchas de las cuales se están empezando a descubrir. FIGURA 3-2 Genes contenidos en el cromosoma 11, que está constituido por 135 Mb de DNA. A, La distribución de los genes queda indicada a lo largo del cromosoma y es mayor en dos regiones del cromosoma y menor en otras. B, Una región ampliada desde 5,15 hasta 5,35 Mb (medida a partir del telómero del brazo corto), que contiene 10 genes codificantes de proteínas conocidos; cinco de ellos pertenecen a la familia del gen del receptor olfatorio (OR, olfactory receptor) y cinco a la del gen de la globina. C, Los cinco genes de la globina de tipo β con una expansión adicional. Véase Créditos de figuras. En lo que se refiere a los genes localizados en los autosomas, cada gen posee dos copias, una en el cromosoma heredado de la madre y otra en el cromosoma heredado del padre. Con respecto a la mayor parte de los genes autosómicos, ambas copias presentan expresión y generan un producto. No obstante, hay un número creciente de genes en el genoma que constituyen una excepción a esta regla general y que se expresan diferente en las dos copias, incluidos algunos que, en su grado máximo, se expresan sólo en una de las dos copias de los dos cromosomas homólogos. Estos ejemplos de desequilibrio alélico se describen con más detalle más adelante en este capítulo, así como en los capítulos 6 y 7. DrBurgos 74 El dogma central: DNA → RNA → proteína ¿Cómo especifica el genoma la diversidad y complejidad funcionales que es evidente en la figura 3-1? Tal como hemos visto en el capítulo anterior, la información genética está contenida en el DNA de los cromosomas, en el núcleo celular; sin embargo, la síntesis de proteínas, durante la cual se utiliza la información codificada en el DNA para la especificación de las funciones celulares, tiene lugar en el citoplasma. Esta compartimentación refleja el hecho de que el organismo humano es eucariota, lo que significa que las células humanas tienen un núcleo, que contiene el DNA, separado del citoplasma por una membrana nuclear. Por el contrario, en los organismos procariotas, como la bacteria intestinal Escherichia coli, el DNA no está contenido en un núcleo. Debido a la compartimentación de las células eucariotas, la transferencia de información del núcleo al citoplasma es un proceso muy complejo que ha sido centro de atención para biólogos moleculares y celulares. El enlace molecular entre estos dos tipos de información relacionados (el código de DNA de los genes y el código de aminoácidos de las proteínas) es el ácido ribonucleico (RNA). La estructura química del RNA es similar a la del DNA, excepto por el hecho de que cada nucleótido del RNA tiene un azúcar de ribosa en lugar de desoxirribosa; además, el uracilo (U) reemplaza a la timina como una de las bases pirimidínicas del RNA (fig. 3-3). Otra diferencia entre el RNA y el DNA es que el RNA que existe en la mayoría de los organismos es una molécula de una sola cadena, al contrario que el DNA, que es una doble hélice (v. cap. 2). FIGURA 3-3 La pirimidina uracilo y la estructura de un nucleótido en el RNA. Se puede observar que el azúcar ribosa sustituye al azúcar desoxirribosa del RNA. Esta figura se debe comparar con la figura 2-2. Las relaciones de información entre el DNA, el RNA y las proteínas están DrBurgos 75 entremezcladas: el DNA genómico dirige la síntesis y la secuencia de RNA y éste dirige la síntesis y la secuencia de los polipéptidos. Asimismo, existen proteínas implicadas en la síntesis y el metabolismo del DNA y del RNA. Este flujo de información se conoce como el «dogma central» de la biología molecular. La información genética es almacenada en el DNA del genoma mediante un código (el código genético, que se expone más adelante) en el que la secuencia de bases adyacentes determina en último extremo la secuencia de aminoácidos del polipéptido codificado. En primer lugar, se sintetiza RNA a partir de la plantilla de DNA mediante un proceso denominado transcripción. El RNA, portador de la información codificada en forma de RNA mensajero (mRNA), es transportado entonces desde el núcleo al citoplasma, en el que la secuencia de RNA es descodificada, o traducida, para determinar la secuencia de aminoácidos de la proteína que se está sintetizando. El proceso de traducción tiene lugar en los ribosomas, unos orgánulos citoplasmáticos con puntos de unión para todas las moléculas que interactúan, incluido el mRNA, involucradas en la síntesis de proteínas. Los propios ribosomas están compuestos de muchas proteínas estructurales diferentes en asociación con un tipo de RNA especializado conocido como RNA ribosómico (rRNA). La traducción implica un tercer tipo de RNA, el RNA de transferencia (tRNA), que proporciona el enlace molecular entre el código contenido en la secuencia de bases del mRNA y la secuencia de aminoácidos de la proteína codificada por ese mRNA. Debido al flujo interdependiente de información que implica el dogma central, la genética molecular de la expresión génica puede investigarse a partir de cualquiera de los tres niveles de información: DNA, RNA o proteína. Comenzaremos examinando la estructura de los genes como base del estudio del código genético, la transcripción y la traducción. DrBurgos 76 Estructura y organización de los genes De forma simple, un gen codificante de proteína puede ser representado como un segmento de una molécula de DNA que contiene el código para la secuencia de aminoácidos de una cadena de polipéptidos, así como las secuencias reguladoras necesarias para su expresión. Sin embargo, esta descripción es inadecuada para los genes del genoma humano (y para la mayoría de los genomas de organismos eucariotas) debido a que existen pocos genes que sean secuencias codificantes continuas. En su lugar, en la inmensa mayoría de los genes, las secuencias codificantes están interrumpidas por una o más regiones no codificantes (fig. 3-4). Estas secuencias interpuestas, llamadas intrones, se transcriben inicialmente a RNA en el núcleo, pero no están presentes en el mRNA en el citoplasma, porque se eliminan («corte») por un proceso que se explicará después. Por tanto, la información de las secuencias intrónicas no está representada en el producto proteico final. Los intrones alternan con secuencias codificantes, o exones, que al final codifican la secuencia de aminoácidos de la proteína. Además, el conjunto de exones codificantes de cualquier gen particular está flanqueado por secuencias adicionales que se transcriben, pero no se traducen, denominadas regiones 5’ y 3’ no traducidas (v. fig. 3-4). Aunque algunos pocos genes del genoma humano carecen de intrones, la mayoría contiene al menos uno y, generalmente, varios. En muchos genes, la longitud acumulada de los intrones representa una proporción mucho mayor de la longitud total del gen que la constituida por los exones. Mientras que algunos genes sólo tienen algunas kilobases de longitud, otros se extienden a lo largo de cientos de kilobases. Además, algunos genes son excepcionalmente largos, como el gen de la distrofina ligado al cromosoma X (cuyas mutaciones dan lugar a la distrofia muscular de Duchenne [Caso 14]), con más de 2 Mb, de las cuales menos del 1% son exones codificantes. DrBurgos 77 FIGURA 3-4 A, Estructura general de un gen humano típico. Las características individuales resultantes se exponen en el texto. B, Ejemplos de tres genes humanos con importancia médica. Las diferentes mutaciones en el gen de la βglobina, que presenta tres exones, causan diversas alteraciones importantes de la hemoglobina (Casos 42 y 44). Las mutaciones en el gen BRCA1 (24 exones) son responsables de los muchos casos de carcinomas hereditarios de mama y/u ovario (Caso 7). Las mutaciones en el gen de la cadena pesada de la β-miosina (MYH7) (40 exones) causan una miocardiopatía hipertrófica hereditaria. Características estructurales de un gen humano típico Los genes humanos presentan un rango de características (v. fig. 3-4). En los capítulos 1 y 2 definimos brevemente el concepto de «gen» en términos generales. Ahora podemos ofrecer una definición molecular de gen como una secuencia de DNA que especifica la elaboración de un producto funcional, sea un polipéptido o una molécula de RNA funcional. Un gen incluye no sólo las secuencias codificantes, sino otras secuencias de nucleótidos adyacentes necesarias para la adecuada expresión del gen, es decir, para la producción de una molécula normal de mRNA u otras moléculas de RNA en cantidad suficiente, en el lugar adecuado y en el momento preciso durante el desarrollo o el ciclo celular. DrBurgos 78 Las secuencias de nucleótidos adyacentes aportan las señales moleculares de «inicio» y «terminación» para la síntesis de mRNA transcrito del gen. Debido a que el transcrito primario de RNA se sintetiza en dirección 5’ a 3’, el inicio de la transcripción se denomina extremo 5’ de la porción transcrita de un gen (v. fig. 3-4). Por convención, el DNA genómico que precede al sitio de inicio de la transcripción en dirección 5’ se denomina secuencia «upstream» (hacia arriba), mientras que la secuencia de DNA localizada en dirección 3’ después del extremo de un gen es la secuencia «downstream» (hacia abajo). En el extremo 5’ del gen se encuentra la región del promotor, que incluye secuencias responsables del inicio adecuado de la transcripción. En esta región se localizan varios elementos del DNA cuya secuencia suele estar conservada en muchos genes diferentes. Esta conservación, junto con estudios funcionales sobre expresión génica, indica que dichas secuencias desempeñan un papel importante en la regulación génica. En cada tejido concreto, o en un momento determinado durante el desarrollo, sólo se expresa un subgrupo de genes del genoma. En el genoma humano existen varios tipos de promotores, con propiedades reguladoras diferentes, que especifican los patrones y los niveles de expresión de un gen particular en los diferentes tejidos y tipos celulares, tanto durante el desarrollo como a lo largo de la vida. Algunas de estas propiedades están codificadas en el genoma, mientras que otras están especificadas por características de la cromatina asociadas con esas secuencias, como se describe más adelante en este capítulo. Tanto los promotores como otros elementos reguladores (localizados en los extremos 5’ o 3’ de un gen o en sus intrones) pueden ser sitios de mutación en enfermedades genéticas que pueden interferir con la expresión normal de un gen. Estos elementos reguladores, incluidos los potenciadores, los aisladores y las regiones de control de locus se exponen con detalle más adelante en este capítulo. Algunos de estos elementos se sitúan a una distancia significativa de la porción codificante de un gen, lo que refuerza el concepto de que el ambiente genómico en el que residen los genes es un elemento importante en su evolución y regulación. La región 3’ no traducida contiene una señal para añadir una secuencia de residuos de adenosina (la denominada cola poliA) al extremo del RNA maduro. Aunque, en general, se acepta que estas secuencias reguladoras tan cercanas son parte de lo que se denomina un «gen», las dimensiones precisas de cualquier gen serán inciertas hasta que sean completamente caracterizadas las funciones potenciales de las secuencias más alejadas. Familias de genes Muchos genes pertenecen a familias génicas, que comparten secuencias de DNA estrechamente relacionadas y codifican polipéptidos con secuencias de aminoácidos estrechamente relacionadas. Los miembros de dos de estas familias de genes se localizan en una pequeña región del cromosoma 11 (v. figura 3-2) e ilustran diversas DrBurgos 79 características que definen a las familias de genes en general. Una familia de genes pequeña, pero médicamente importante, es la compuesta por los genes que codifican las cadenas de proteínas de las hemoglobinas. Los grupos de genes de las α y β-globinas, en los cromosomas 16 y 11, respectivamente, parecen haberse originado por duplicación de un gen precursor primitivo hace alrededor de 500 millones de años. Estos dos grupos contienen genes que codifican cadenas de globinas relacionadas que se expresan en diferentes etapas del desarrollo, desde el embrión al adulto. Los genes de cada grupo tienen secuencias más similares entre sí que entre cada uno y los del otro grupo, por lo que se cree que cada grupo ha evolucionado mediante una serie de duplicaciones génicas secuenciales a lo largo de los últimos 100 millones de años. Los patrones exón-intrón de los genes de las globinas se han conservado extremadamente durante la evolución; cada uno de los genes funcionales de la globina (v. el gen de la β-globina en la fig. 3-4) tiene dos intrones en una localización similar, aunque las secuencias intrónicas han acumulado muchos más cambios de nucleótidos a lo largo del tiempo que las secuencias codificantes de cada gen. Más adelante en este capítulo y en el capítulo 11 se tratan de forma más detallada el control de la expresión de varios genes de globina, tanto en su estado normal como en muchas hemoglobinopatías heredadas. La segunda familia de genes que se muestran en la figura 3-2 es la correspondiente a los genes del receptor olfatorio (OR, olfactory receptor). Se ha estimado que hay hasta 1.000 genes OR funcionales en el genoma. Los OR son responsables de nuestro agudo sentido del olfato, que puede reconocer y diferenciar miles de compuestos químicos estructuralmente diversos. Los genes OR se localizan en todo el genoma y en casi todos los cromosomas, aunque más de la mitad de ellos se sitúan en el cromosoma 11, incluidos varios miembros de la familia situados cerca del grupo de la β-globina. Pseudogenes En las familias de genes de la β-globina y del OR hay secuencias relacionadas con genes funcionales de la globina y del OR, pero que no producen ninguna forma de RNA funcional ni productos proteicos. Las secuencias de DNA que muestran una gran similitud con genes conocidos pero que carecen de función se denominan pseudogenes; existen decenas de miles de pseudogenes relacionados con numerosos genes y familias de genes distintos localizados en todo el genoma. Los pseudogenes son de dos tipos generales, procesados y no procesados. Se considera que los pseudogenes no procesados son productos intermedios de la evolución y representan genes «muertos» que en algún momento fueron funcionales pero que en la actualidad son un vestigio, tras haber sido inactivados por mutaciones en secuencias codificantes o reguladoras críticas. A diferencia de los no procesados, los pseudogenes procesados son pseudogenes que se han formado no a través de mutaciones, sino mediante un proceso denominado DrBurgos 80 retrotransposición, que conlleva la transcripción, la generación de una copia de DNA a partir del mRNA (denominada cDNA) por transcripción inversa y, finalmente, la reintegración de estas copias de DNA en el genoma en una localización bastante distante del gen original. Dado que estos pseudogenes son creados a través de la retrotransposición de una copia de DNA originada a partir de mRNA procesados, carecen de intrones y no necesariamente se localizan en el mismo cromosoma (o la misma región cromosómica) que su gen progenitor, que es precisamente lo que suele ocurrir. En muchas familias de genes el número de pseudogenes es igual o superior al de genes funcionales. Genes de RNA no codificante Como se acaba de exponer, muchos genes son codificantes de proteínas y se transcriben en mRNA que se traducen finalmente en sus proteínas respectivas; sus productos son las enzimas, proteínas estructurales, receptores y proteínas reguladoras que se encuentran en diversos tejidos y tipos celulares humanos. Sin embargo, como se ha descrito brevemente en el capítulo 2, hay otros genes cuyo producto funcional parece ser el propio RNA (v. fig. 3-1). Estos RNA no codificantes (ncRNA) tienen una serie de funciones en la célula, aunque muchos aún no tienen ninguna función identificada. Según estimaciones actuales, hay entre 20.000 y 25.000 genes de ncRNA, además de los alrededor de 20.000 genes codificantes de proteínas que se comentaron previamente. Por tanto, el conjunto de ncRNA supone alrededor de la mitad de todos los genes humanos identificados. Por ejemplo, se estima que el cromosoma 11, además de sus 1.300 genes codificantes de proteínas, tiene 1.000 genes de ncRNA. Algunos de los tipos de ncRNA desempeñan papeles en gran medida genéricos en la infraestructura celular, incluidos los tRNA y rRNA implicados en la traducción de los mRNA en los ribosomas, otros RNA implicados en el control del corte y empalme de RNA, y pequeños RNA nucleolares (snoRNA) implicados en la modificación de rRNA. Otros ncRNA pueden ser bastante largos (por lo que a veces se denominan ncRNA largos o lncRNA) y participan en la regulación génica, en el silenciamiento génico y en enfermedades humanas, como se detallará más adelante en este capítulo. Una clase particular de RNA pequeños con una importancia creciente son los microRNA (miRNA), unos ncRNA de sólo unas 22 bases de longitud que suprimen la traducción de los genes diana al unirse a sus respectivos mRNA y regular la producción de proteínas a partir de los transcritos diana. Se han identificado muchos más de 1.000 genes de miRNA en el genoma humano; algunos están conservados evolutivamente, mientras que otros parecen tener un origen evolutivo muy reciente. Se ha demostrado que algunos miRNA inhiben la traducción de cientos de mRNA cada uno, con diferentes combinaciones de RNA diana en distintos tejidos; por tanto, se ha propuesto que los miRNA en conjunto controlan la actividad de hasta el 30% de todos DrBurgos 81 los genes codificantes de proteínas del genoma. Aunque esta área de la biología del genoma está en rápida evolución, las mutaciones en varios genes de ncRNA ya se han implicado en enfermedades humanas, como el cáncer, los trastornos del desarrollo, y diversas enfermedades, tanto de inicio temprano como en adultos (v. cuadro). RNA no codif ica nte s y e nf e r m e da de s El papel de los distintos tipos de ncRNA en varias enfermedades humanas, desde los síndromes del desarrollo temprano a los trastornos de inicio en adultos, pone de relieve su importancia para la medicina. • La deleción de un grupo de genes de miRNA en el cromosoma 13 provoca una forma de síndrome de Feingold, un síndrome del desarrollo en el que se producen defectos esqueléticos y del crecimiento, con microcefalia, talla baja y anomalías de los dedos. • Las mutaciones del gen de miRNA MIR96, en la región del gen crucial para la especificidad de reconocimiento de su mRNA diana, pueden causar hipoacusia progresiva en adultos. • Se ha descrito la presencia de niveles aberrantes de ciertas clases de miRNA en una amplia variedad de cánceres, trastornos del sistema nervioso central y enfermedades cardiovasculares (v. cap. 15). • La deleción de grupos de genes de snoRNA en el cromosoma 15 provoca el síndrome de Prader-Willi, un trastorno caracterizado por obesidad, hipogonadismo y deterioro cognitivo (v. cap. 6). • Se ha descrito la expresión anómala de un lncRNA específico en el cromosoma 12 en pacientes con una enfermedad asociada al embarazo denominada síndrome HELLP. • La deleción, la expresión anormal y/o las anomalías estructurales de diferentes lncRNA implicados en la regulación de largo alcance de la expresión génica y la función del genoma están presentes en diversos trastornos que implican el mantenimiento de la longitud de los telómeros, la expresión monoalélica de genes en regiones específicas del genoma y la dosis del cromosoma X (v. cap. 6). DrBurgos 82 Fundamentos de la expresión génica Para los genes que codifican proteínas, el flujo de información desde el gen al polipéptido implica varios pasos (fig. 3-5). El inicio de la transcripción de un gen se encuentra bajo la influencia de promotores y otros elementos reguladores, así como de otras proteínas específicas conocidas como factores de transcripción, que interactúan con secuencias específicas de esas regiones y determinan el patrón espacial y temporal de la expresión de un gen. La transcripción de un gen se inicia en el «lugar de inicio» de la transcripción en el DNA cromosómico, al comienzo de la región 5’ transcrita pero no traducida (denominada UTR [untranslated region] 5’), inmediatamente hacia arriba de las secuencias codificantes; después, continúa a lo largo del cromosoma hasta algún lugar situado desde varios cientos a más de 1 millón de pares de bases, a través de intrones y exones, y más allá del final de las secuencias codificantes. Tras una modificación en los extremos 5’ y 3’ del transcrito primario de RNA, las porciones correspondientes a los intrones son separadas y los segmentos correspondientes a los exones son empalmados unos con otros en un proceso denominado corte y empalme del RNA o splicing. Después del corte y empalme, el mRNA resultante (que contiene un segmento central que ahora es colineal con las porciones codificantes del gen) es transportado del núcleo al citoplasma, donde el mRNA es finalmente traducido a la secuencia de aminoácidos del polipéptido codificado. Cada uno de los pasos de este complejo proceso es susceptible de error, y las mutaciones que interfieren con cada paso son responsables de diversos trastornos hereditarios (v. caps. 11 y 12). DrBurgos 83 FIGURA 3-5 Flujo de información DNA → RNA → proteína en un hipotético gen con tres exones y dos intrones. En los exones, la banda morada indica las secuencias codificantes. Los pasos incluyen la transcripción, el procesamiento y el corte y empalme del RNA (splicing), el transporte del RNA desde el núcleo al citoplasma y la traducción. Transcripción La transcripción de los genes que codifican proteínas mediante la RNA polimerasa II (uno de los tipos de RNA polimerasas) se inicia hacia arriba de la primera secuencia codificante, en el lugar de inicio de la transcripción, el punto que se corresponde con el extremo 5’ del producto final de RNA (v. figs. 3-4 y 3-5). La síntesis del transcrito primario de RNA se desarrolla en sentido 5’ a 3’, mientras que la cadena del gen que está siendo transcrito y que sirve de plantilla para el RNA se lee en sentido 3’ a 5’ con respecto a la dirección del eje de desoxirribosa fosfodiéster (v. fig. 2-3). Debido a que el RNA sintetizado se corresponde, tanto en polaridad como en secuencia de bases (sustituyendo U por T), a la cadena 5’ a 3’ del DNA, esta cadena no transcrita de DNA es denominada algunas veces cadena de DNA codificante o «con sentido». La cadena de DNA 3’ a 5’ que se usa como molde para la transcripción se denomina cadena no codificante o «antisentido». La transcripción continúa a través de intrones y exones del gen, más allá de la posición en el cromosoma que corresponde al extremo 3’ del mRNA maduro. No sabemos si la transcripción finaliza en un punto de terminación 3’ predeterminado. El transcrito primario de RNA es procesado añadiendo una estructura química llamada «caperuza» al extremo 5’ del RNA y cortando el extremo 3’ DrBurgos 84 en un punto específico más abajo del final de la información codificante. A este corte le sigue la adición de una cola poli-A en el extremo 3’ del RNA, lo que parece incrementar la estabilidad del RNA poliadenilado resultante. La localización del punto de poliadenilación está especificada en parte por la secuencia AAUAAA (o por alguna variante de la misma), que en general se encuentra en la porción 3’ no traducida del transcrito de RNA. Todas estas modificaciones postranscripcionales tienen lugar en el núcleo, así como también el proceso de corte y empalme del RNA. El RNA del todo procesado, denominado ahora mRNA, es finalmente transportado al citoplasma, donde se produce la traducción (v. fig. 3-5). Traducción y código genético En el citoplasma, el mRNA se traduce a proteína mediante la acción de una variedad de moléculas adaptadoras cortas de RNA (los tRNA), cada una de las cuales es específica de un aminoácido concreto y sólo tiene una longitud comprendida entre 70 y 100 nucleótidos. Desempeñan la función de transferir el aminoácido correcto a su posición a lo largo de la plantilla de mRNA para ser añadido a la cadena polipeptídica en construcción. La síntesis de proteínas se produce en los ribosomas, unos complejos macromoleculares de rRNA (codificados por los genes de rRNA 18S y 28S) y varias docenas de proteínas ribosómicas (v. fig. 3-5). La clave para la traducción es un código que relaciona aminoácidos específicos con combinaciones de tres bases contiguas a lo largo del mRNA. Cada serie de tres bases constituye un codón, que es específico para cada aminoácido (tabla 3-1). En teoría, las posibles variaciones en el orden de bases a lo largo de una cadena polinucleotídica son casi infinitas. En cualquier posición existen cuatro posibilidades (A, T, C o G); por tanto, para tres bases hay 43, es decir, 64 combinaciones posibles de tripletes. Estos 64 codones constituyen el código genético. Tabla 3-1 El código genético DrBurgos 85 Stop, codón de terminación. Los codones se muestran en términos de mRNA, que son complementarios con los correspondientes codones de DNA. Debido a que sólo existen 20 aminoácidos y 64 codones posibles, la mayoría de aminoácidos están especificados por más de un codón; de aquí que se diga que el código es degenerado. Por ejemplo, la base en tercera posición del triplete a menudo puede ser cualquier purina (A o G) o cualquier pirimidina (T o C) o –en algunos casos– cualquiera de las cuatro bases, sin que se altere el mensaje codificado (v. tabla 3-1). La leucina y la arginina están especificadas por seis codones cada una. Sólo la metionina y el triptófano están especificados por un solo codón. Tres de los codones se denominan codones de terminación (o sin sentido) porque indican el final de la traducción del mRNA en ese punto. La traducción de un mRNA procesado se inicia siempre en un codón de metionina. La metionina es, por tanto, el primer aminoácido codificado (amino-terminal) de cada cadena polipeptídica, aunque generalmente es DrBurgos 86 eliminada antes de que se complete la síntesis de la proteína. El codón de la metionina (el codón iniciador, AUG) establece el marco de lectura del mRNA; cada codón que le sigue se lee por turno para establecer la secuencia de aminoácidos de la proteína. Los enlaces moleculares entre los codones y los aminoácidos son establecidos por moléculas específicas de tRNA. En cada tRNA existe un lugar determinado que forma un anticodón de tres bases complementario con un codón determinado del mRNA. El enlace entre el codón y el anticodón lleva el aminoácido apropiado a la siguiente posición en el ribosoma para su incorporación, mediante el establecimiento de un enlace peptídico con el extremo carboxilo de la cadena polipeptídica en formación. El ribosoma se desliza entonces a lo largo del mRNA exactamente tres bases, exponiendo el siguiente codón para que sea reconocido por otro tRNA con el siguiente aminoácido. Así, las proteínas se sintetizan desde el amino-terminal hasta el carboxilo-terminal, que corresponde a la traducción del mRNA en dirección 5’ a 3’. Según se ha señalado con anterioridad, la traducción termina cuando se encuentra un codón de terminación (UGA, UAA o UAG) en el mismo marco de lectura que el codón de inicio. (Los codones de terminación existentes en cualquiera de los otros dos marcos de lectura que no se utilizan no se leen y, por tanto, no tienen efecto en la traducción). El polipéptido completado es entonces liberado del ribosoma, que ahora está preparado para comenzar la síntesis de otra proteína. Aum e nto de la dive r sida d f unciona l de la s pr ote ína s Muchas proteínas son objeto de un empaquetamiento y procesamiento considerables cuando adoptan su estado funcional final (v. cap. 12). La cadena de polipéptidos que constituye el producto primario de la traducción se pliega sobre sí misma y forma enlaces intramoleculares para crear una estructura tridimensional determinada por su propia secuencia de aminoácidos. Se pueden combinar dos o más cadenas de polipéptidos, productos del mismo o de diferentes genes, para formar un único complejo multiproteico. Por ejemplo, dos cadenas de α-globina y dos de β-globina se asocian de forma no covalente para formar la molécula de hemoglobina tetramérica (v. cap. 11). Los productos proteicos pueden ser modificados también químicamente, por ejemplo, por adición de fosfato o hidratos de carbono en lugares específicos. Estas modificaciones pueden tener una influencia significativa respecto a la función o la abundancia de la proteína modificada. Otras modificaciones pueden implicar la partición de la proteína para eliminar determinadas secuencia amino-terminales que han servido para dirigirla a su localización correcta dentro de la célula (p. ej., proteínas que actúan dentro de las mitocondrias), o la división de la molécula en cadenas de polipéptidos más pequeñas. Por ejemplo, las dos cadenas que conforman la insulina madura, una de 21 aminoácidos y la otra de 30, son originalmente parte de un producto de traducción primario de 82 DrBurgos 87 aminoácidos denominado proinsulina. Transcripción del genoma mitocondrial En los apartados previos se han descrito los aspectos fundamentales de la expresión genética correspondiente a los genes existentes en el genoma nuclear. El genoma mitocondrial presenta su propio sistema de transcripción y de síntesis de proteínas. Para transcribir el genoma mitocondrial de 16 kb se utiliza una RNA polimerasa especializada (codificada en el genoma nuclear) que contiene dos secuencias promotoras relacionadas, una para cada cadena del genoma circular. Cada cadena se transcribe en su totalidad y los transcritos mitocondriales son procesados después para generar los diferentes mRNA, tRNA y rRNA mitocondriales individuales. DrBurgos 88 La expresión génica en acción El flujo de información esbozado en la sección anterior puede apreciarse mejor en referencia a un determinado gen que haya sido bien estudiado, por ejemplo, el gen de la β-globina. La cadena de la β-globina es un polipéptido de 146 aminoácidos codificado por un gen de 1,6 kb situado en el brazo corto del cromosoma 11. El gen tiene tres exones y dos intrones (v. fig. 3-4). El gen de la β-globina, como otros genes cercanos en el grupo de la β-globina (v. fig. 3-2), se transcribe desde el centrómero hacia el telómero. Sin embargo, esta orientación es diferente para genes diferentes y depende de cuál sea la cadena codificante. Las secuencias de DNA que se requieren para una apropiada iniciación de la transcripción del gen de la β-globina se localizan en el promotor, a unos 200 pb hacia arriba del lugar de inicio de la transcripción. En la figura 3-6 se exponen la secuencia de DNA de doble cadena de esa región del gen de la βglobina, la secuencia de RNA correspondiente y la secuencia traducida de los 10 primeros aminoácidos, para ilustrar las relaciones entre estos tres niveles de información. Tal como ya se ha mencionado con anterioridad, la cadena 3’ a 5’ del DNA es la que sirve de molde y se traduce, pero es la secuencia 5’ a 3’ la que se corresponde directamente con la secuencia 5’ a 3’ del mRNA (de hecho, es idéntica a esa cadena de DNA, excepto que U es sustituido por T). Debido a esta correspondencia, la cadena 5’ a 3’ del gen (es decir, la que no se transcribe) es la que en general se incluye en la bibliografía médica o en las bases de datos. FIGURA 3-6 Estructura y secuencia de nucleótidos del extremo 5’ del gen de la β-globina humana en el brazo corto del cromosoma 11. La transcripción de la cadena 3’ a 5’ (abajo) comienza en el lugar de inicio indicado para producir RNA mensajero (mRNA) de β-globina. El marco de lectura de la traducción está determinado por el codón iniciador AUG («««); los siguientes codones, que especifican aminoácidos, están indicados en azul. Los otros dos marcos de lectura potenciales no se utilizan. De acuerdo con esta convención, en la figura 3-7 se expone la secuencia completa de aproximadamente 2,0 kb en el cromosoma 11, que incluye el gen de la β-globina. (Da que pensar el hecho de que si se imprimiera todo el genoma humano a esta escala, se requerirían más de 300 libros del tamaño de este.) En esas 2,0 kb están contenidos la mayoría (aunque no todos) de los elementos de la secuencia que se requieren para codificar y regular la DrBurgos 89 expresión de este gen. En la figura 3-7 se recogen muchas de las características estructurales importantes del gen de la β-globina, incluidos los elementos de la secuencia conservada del promotor, los límites entre intrones y exones, las UTR 5’ y 3’, los sitios de corte y empalme del RNA, los codones de iniciación y terminación, y la señal de poliadenilación. Se conocen mutaciones de todos estos sitios que causan defectos hereditarios del gen de la β-globina (v. cap. 11). FIGURA 3-7 Secuencia completa de nucleótidos del gen de la β-globina humana. Se muestra la secuencia de la cadena 5’ a 3’ del gen. Las áreas en naranja y con letras mayúsculas representan secuencias exónicas correspondientes al mRNA maduro. Las letras minúsculas indican intrones y secuencias colindantes. Las secuencias de las cajas CAT y TATA en la región colindante 5’ están indicadas en marrón. Los dinucleótidos GT y AG, importantes para el corte y empalme (splicing) del RNA en las uniones intrones-exones, así como la señal AATAAA, importante para la adición de la cola poli-A, también están destacados. En letras rojas se señalan el codón iniciador ATG (AUG en el mRNA) y el codón de terminación TAA (UAA en el mRNA). La secuencia de aminoácidos de la β-globina aparece encima de la secuencia codificante; se han utilizado las abreviaturas de tres letras de la tabla 3-1. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 90 Inicio de la transcripción El promotor del gen de la β-globina, igual que otros muchos promotores, se compone de una serie de elementos funcionales cortos que se cree interactúan con proteínas reguladoras específicas (denominadas genéricamente factores de transcripción) que controlan la transcripción, incluyendo –en el caso del gen de la β-globina– las proteínas que restringen la expresión de estos genes a las células eritroides, donde se produce la hemoglobina. Hay muchos más de mil factores de transcripción específicos de secuencia que se unen al DNA en el genoma, alguno de los cuales tienen una expresión ubicua, mientras que otros son específicos de un tipo celular o de un tejido. Una secuencia promotora importante presente en muchos genes (pero no en todos), es la caja TATA, una región conservada rica en adeninas y timinas, que se sitúa a unos 25- 30 pb hacia arriba del sitio de inicio de la transcripción (v. figs. 3-4 y 3-7). Parece que la caja TATA es importante para determinar la posición del inicio de la transcripción, que en el gen de la β-globina está aproximadamente 50 pb hacia arriba del sitio de inicio de la traducción (v. fig. 3-6). Así, en este gen hay alrededor de 50 pb de la secuencia en el extremo 5’ que se transcriben, pero no se traducen; en otros genes, la región 5’ UTR puede ser mucho más larga y, de hecho, puede hallarse interrumpida por uno o más intrones. Una segunda región conservada, la llamada caja CAT (en realidad es CCAAT), está situada a unas cuantas docenas de pares de bases más arriba (v. fig. 3-7). En cualquiera de estos elementos de la secuencia, así como en otras secuencias reguladoras incluso más arriba, se producen mutaciones, tanto inducidas de forma experimental como de forma natural, que provocan una fuerte reducción del nivel de transcripción, lo que demuestra la importancia de estos elementos para la expresión génica normal. Se han identificado muchas mutaciones en estos elementos reguladores en pacientes con β-talasemia (v. cap. 11). No todos los promotores génicos contienen estos dos elementos descritos. Los genes que se expresan de forma constitutiva en la mayoría de los tejidos (denominados genes de mantenimiento o housekeeping) con frecuencia carecen de las cajas TATA y CAT, más típicas de los genes con especificidad tisular. Los promotores de muchos genes de mantenimiento suelen contener una elevada proporción de citosinas y guaninas, en comparación con el DNA que les rodea (v. el promotor del gen BRCA1 en la fig. 3-4). Estos promotores ricos en CG se suelen localizar en regiones del genoma denominadas islas CpG, por la concentración inusualmente elevada del dinucleótido 5’-CpG-3’ (la p representa el grupo fosfato entre bases adyacentes; v. fig. 2-3) en relación con el resto del cromosoma, más rico en AT. Se cree que algunos de los elementos de la secuencia ricos en CG que se encuentran en esos promotores sirven como sitios de enlace para determinados factores de transcripción. Las islas CpG también son importantes debido a que son objetivos para la metilación del DNA. La amplia metilación de las islas CpG se suele asociar a una represión de la transcripción génica, como se comentará con más detalle más adelante en el contexto de la cromatina y su papel en el control de la DrBurgos 91 expresión génica. La transcripción por la RNA polimerasa II (RNA pol II) está sometida a regulación a múltiples niveles, incluida la unión al promotor, el inicio de la transcripción, el desplegamiento de la doble hélice de DNA para exponer la cadena molde y la elongación a medida que la RNA pol II avanza a lo largo del DNA. Aunque algunos genes silenciados carecen de unión a RNA pol II, lo que concuerda con su incapacidad para ser transcritos en un tipo de célula determinado, otros tienen RNA pol II preparada bidireccionalmente en el sitio de inicio de la transcripción, lo que puede ser un medio de ajuste fino de la transcripción en respuesta a señales celulares particulares. Además de las secuencias que componen el promotor, existen otros elementos de la secuencia que pueden cambiar de forma sustancial la eficiencia de la transcripción. Los elementos mejor caracterizados de estas secuencias «activadoras» se llaman potenciadores. Los potenciadores son elementos de la secuencia que pueden actuar a cierta distancia de un gen (a menudo a varias kilobases o incluso a cientos de ellas) para estimular la transcripción. Al contrario que los promotores, los potenciadores son independientes de la posición y de la orientación, y pueden localizarse en 5’ o 3’ del lugar de inicio de la transcripción. Los elementos potenciadores específicos funcionan sólo en ciertos tipos de células y parecen estar implicados en el establecimiento de la especificidad tisular o en el nivel de expresión de muchos genes, coordinados con uno o más factores de transcripción. El gen de la β-globina tiene varios potenciadores específicos de tejido, tanto dentro del gen como en las regiones colindantes. La interacción de los potenciadores con proteínas reguladoras específicas incrementa los niveles de transcripción. La expresión normal del gen de la β-globina durante el desarrollo embrionario requiere también la participación de secuencias más alejadas, denominadas regiones de control de locus (LCR), localizadas hacia arriba del gen de la ɛ-globina (v. fig. 3-2), que son necesarias para establecer el contexto apropiado en la cromatina suficiente para un elevado nivel de expresión. Tal como era de esperar, las mutaciones que alteran o delecionan las secuencias potenciadoras o las RCL interfieren o impiden la expresión del gen de la βglobina (v. cap. 11). Corte y empalme del RNA (splicing) El transcrito primario de RNA del gen de la β-globina contiene dos exones, de cerca de 100 y 850 pb, que deben ser eliminados, y los segmentos restantes deben unirse entre sí para formar el mRNA maduro. Este proceso de corte y empalme del RNA, descrito de forma general previamente, suele ser exacto y muy eficiente; se calcula que el 95% de los transcritos de β-globina son ensamblados de forma correcta para producir el mRNA funcional de la globina. Las reacciones de corte y empalme son dirigidas por secuencias específicas de RNA en los dos extremos, 5’ y 3’, de los intrones. La secuencia DrBurgos 92 5’ se compone de nueve nucleótidos, de los cuales dos (el dinucleótido GT [GU en el transcrito de RNA] localizado en el intrón inmediatamente adyacente al lugar de corte y empalme) son virtualmente invariables en los lugares de corte y empalme de los diferentes genes (v. fig. 3-7). La secuencia 3’ se compone de alrededor de una docena de nucleótidos, de los cuales de nuevo dos, los AG localizados inmediatamente 5’ del límite intrón/exón, son obligados para el corte y empalme normal. Estos lugares de corte y empalme son independientes del marco de lectura de un mRNA específico. En ocasiones, como en el caso del intrón 1 del gen de la β-globina, el intrón divide un codón (v. fig. 3-7). Un hecho que ilustra la importancia médica del corte y empalme del RNA es que las mutaciones en las secuencias conservadas de los límites intrón/exón suelen dañar el proceso de corte y empalme del RNA, lo que ocasiona una reducción de la cantidad de mRNA de β-globina maduro y normal; las mutaciones en los dinucleótidos GT y AG mencionadas con anterioridad eliminan de forma invariable el proceso de corte y empalme normal del intrón que contiene la mutación. En el capítulo 11 se expone una serie de mutaciones del lugar de corte y empalme identificadas en pacientes con β-talasemia. Corte y empalme alternativo Tal como se acaba de señalar, cuando los intrones son eliminados del transcrito de RNA primario mediante el mecanismo del empalme del RNA, los exones restantes se empalman entre sí para generar el RNA maduro final. Sin embargo, en lo que se refiere a la mayoría de los genes, el transcrito primario puede seguir múltiples vías alternativas de empalme, dando lugar a la síntesis de numerosos mRNA relacionados pero distintos, cada uno de los cuales puede ser traducido posteriormente para generar productos proteicos diferentes (v. fig. 3-1). Alguno de estos eventos alternativos tiene una especificidad tisular o celular muy elevada y, en la medida en que estos eventos están determinados por la secuencia primaria, están sujetos a variación alélica entre los distintos individuos. Casi todos los genes humanos presentan un corte y empalme alternativo en cierta medida, y se ha estimado que cada uno de los genes del genoma humano muestra un promedio de 2 a 3 transcritos alternativos, lo que amplía de manera importante la información contenida en el genoma humano, muy por encima de la correspondiente a los 20.000 genes codificantes de proteínas. La regulación del corte y empalme alternativos parece desempeñar un papel especialmente destacado durante el desarrollo neuronal, donde puede contribuir a generar los elevados niveles de diversidad funcional necesarios en el sistema nervioso. En concordancia con esto, la susceptibilidad a varias enfermedades neuropsiquiátricas se ha asociado a desplazamientos o a la alteración de patrones de corte y empalme alternativos. DrBurgos 93 Poliadenilación El mRNA maduro de β-globina contiene cerca de 130 pb de material no traducido en la región 3’ (la 3’UTR) entre el codón de terminación y sitio de inicio de la cola poli-A (v. fig. 3-7). Al igual que ocurre en otros genes, la escisión del extremo 3’ y la adición de la cola poli-A están controladas, al menos en parte, por una secuencia AAUAAA de unos 20 pb situada antes del sitio de poliadenilación. Las mutaciones en esta señal de poliadenilación en pacientes con β-talasemia (así como las mutaciones en la correspondiente señal de poliadenilación en el gen de la β-globina en pacientes con βtalasemia) documentan la importancia de esta señal para la correcta escisión en 3’ y poliadenilación (v. cap. 11). La UTR 3’ no traducida de algunos genes puede tener hasta varias kb de longitud. Otros genes tienen varios lugares de poliadenilación alternativos y, si la selección actúa en su contra, puede influir en la estabilidad del mRNA resultante y, por tanto, en el nivel estable de cada mRNA. Edición del RNA y diferencias de secuencia entre el RNA y el DNA Varios hallazgos recientes sugieren que el principio conceptual que subyace al dogma central (que las secuencias del RNA y de las proteínas reflejan la secuencia genómica subyacente) no siempre se cumple. Se ha demostrado la edición del RNA para modificar la secuencia de nucleótidos del mRNA en varios organismos, incluido el ser humano. Este proceso implica la desaminación de la adenosina en sitios particulares, con conversión de una A en la secuencia de DNA en una inosina en el RNA resultante que, a continuación, se lee por la maquinaria de traducción como una G, lo que provoca cambios en la expresión génica y la función de la proteína, sobre todo en el sistema nervioso. También se han descrito diferencias más generalizadas entre DNA y RNA que implican a otras bases (con los cambios correspondientes en la secuencia de aminoácidos codificada), a niveles que varían entre los individuos. Aunque el (o los) mecanismo(s) y la relevancia clínica de estos eventos siguen siendo controvertidos, ilustran la existencia de diversos procesos capaces de aumentar la transcripción y la diversidad del proteoma. DrBurgos 94 Aspectos epigenéticos y epigenómicos de la expresión génica Dada la gama de funciones y destinos que las distintas células de cualquier organismo deben adoptar durante su vida, es evidente que no todos los genes del genoma pueden expresarse activamente en todas las células todo el tiempo. La identificación de las secuencias genómicas y de las funciones que dirigen el desarrollo ha sido tan importante como la finalización del Proyecto Genoma Humano para contribuir a nuestra comprensión de la biología y las enfermedades humanas, y los aspectos espaciales y temporales de la expresión génica siguen planteando un desafío formidable. Los elementos reguladores críticos para muchos genes individuales se han determinado después de varias décadas de trabajo en el campo de la biología molecular, como vimos en la sección anterior, y la atención más reciente se ha dirigido a la realización de tales estudios a escala de todo el genoma. En el capítulo 2, se introdujeron aspectos generales de la cromatina que empaqueta el genoma y sus genes en todas las células. Aquí, se analizan las características específicas de la cromatina que se asocian con genes activos o reprimidos como paso previo hacia la identificación de un código normativo para la expresión del genoma humano. Tales estudios se centran en los cambios reversibles de la cromatina como determinantes de la función génica, en lugar de en los cambios de la propia secuencia genómica, por lo que se denominan epigenéticos o, cuando se consideran en el contexto de todo el genoma, epigenómicos (del griego epi-, «sobre» o «por encima»). El campo de la epigenética crece con rapidez y consiste en el estudio de los cambios heredables de la función celular o de la expresión de genes que pueden transmitirse de célula a célula (e incluso de generación a generación) como resultado de señales moleculares basadas en la cromatina (fig. 3-8). Los estados epigenéticos complejos se pueden establecer, mantener y transmitir por varios mecanismos: modificaciones del DNA, como metilación del DNA; numerosas modificaciones de las histonas que alteran el empaquetamiento o acceso de la cromatina, y la sustitución de variantes histónicas especializadas que marcan la cromatina asociada con secuencias o regiones particulares en el genoma. Estos cambios de la cromatina pueden ser muy dinámicos y transitorios, capaces de responder con rapidez y sensibilidad a las necesidades cambiantes de la célula, o pueden ser duraderos, con la posibilidad de transmitirlos a través de múltiples divisiones celulares o incluso a las generaciones posteriores. En cualquier caso, el concepto clave es que los mecanismos epigenéticos no alteran la secuencia de DNA subyacente, y esto los distingue de los mecanismos genéticos, que se basan en la secuencia. En conjunto, las marcas epigenéticas y la secuencia de DNA constituyen el conjunto de señales que guían al genoma para expresar sus genes en el momento adecuado, en el lugar correcto y en las cantidades DrBurgos 95 precisas. FIGURA 3-8 Representación esquemática de la cromatina y de tres mecanismos epigenéticos principales: metilación del DNA en dinucleótidos CpG, asociada con la represión génica; varias modificaciones (indicadas por colores diferentes) en las colas de las histonas, asociadas con expresión o represión génica, y diversas variantes de histonas que marcan regiones específicas del genoma, asociadas con funciones específicas necesarias para la estabilidad cromosómica o la integridad genómica. No está a escala. Cada vez es mayor la evidencia que apunta a la implicación de los cambios epigenéticos en las enfermedades humanas en respuesta a las influencias ambientales o del estilo de vida. La naturaleza dinámica y reversible de los cambios epigenéticos permite un nivel de adaptabilidad o plasticidad que supera en gran medida la capacidad de la secuencia de DNA por sí sola, por lo que es relevante tanto para el origen como para el posible tratamiento de la enfermedad. Se han iniciado varios proyectos epigenómicos a gran escala (similares al Proyecto Genoma Humano original) para catalogar los sitios de metilación del DNA en todo el genoma (el denominado metiloma), para evaluar el panorama de CpG en todo el genoma, descubrir nuevas variantes de histonas y patrones de modificación en diversos tejidos y documentar la localización de los nucleosomas en todo el genoma en diferentes tipos celulares y en muestras de individuos tanto asintomáticos como con cáncer u otras enfermedades. Estos análisis forman parte de un esfuerzo amplio (denominado Proyecto ENCODE, de Encyclopedia of DNA Elements) para analizar los patrones epigenéticos de la cromatina a escala de todo el genoma, DrBurgos 96 con el fin de comprender mejor el control de la expresión génica en diferentes tejidos o estados patológicos. Metilación del DNA La metilación del DNA consiste en la modificación de las bases citosina por metilación del carbono en la quinta posición en el anillo de pirimidina (fig. 39). Una metilación abundante del DNA es una característica de los genes reprimidos y es un mecanismo generalizado asociado con el establecimiento de programas específicos de expresión génica durante la diferenciación y el desarrollo celulares. Por lo general, la metilación del DNA se produce en la C de los dinucleótidos CpG (v. fig. 3-8) e inhibe la expresión génica por reclutamiento de proteínas específicas de unión a metil-CpG que, a su vez, reclutan enzimas modificadoras de la cromatina para silenciar la transcripción. Se considera que la presencia de 5-metilcitosina (5-mC) es una marca epigenética estable que puede transmitirse fielmente a través de la división celular; sin embargo, los estados de metilación alterados suelen observarse en el cáncer, con hipometilación de grandes segmentos genómicos o con hipermetilación regional (sobre todo en las islas CpG) en otros (v. cap. 15). FIGURA 3-9 Bases de DNA modificadas, 5-metilcitosina y 5hidroximetilcitosina. Compárense con la estructura de la citosina en la figura 2-2. Los grupos metilo e hidroximetilo añadidos se recuadran en morado. Los átomos de los anillos de pirimidina se numeran del 1 al 6 para indicar el carbono 5. Se produce una desmetilación extensa durante el desarrollo de las células germinales y en las primeras etapas del desarrollo embrionario, en consonancia con la necesidad de «reiniciar» el entorno de la cromatina y restaurar la totipotencia o pluripotencia del cigoto y de varias poblaciones de células madre. Aunque los detalles todavía no se comprenden por completo, estos pasos de reprogramación parecen implicar la conversión enzimática de DrBurgos 97 5-mC a 5-hidroximetilcitosina (5-hmC; v. fig. 3-9), como un probable intermedio en la desmetilación del DNA. En general, los niveles de 5-mC son estables en los distintos tejidos adultos (alrededor del 5% de todas las citosinas), mientras que los niveles de 5-hmC son mucho menores y mucho más variables (0,1% al 1% de todas las citosinas). Curiosamente, aunque la presencia de 5-hmC es muy generalizada en el genoma, sus niveles más elevados se encuentran en las regiones reguladoras conocidas, lo que sugiere su posible intervención en la regulación de promotores y potenciadores específicos. Modificaciones de las histonas Una segunda clase de señales epigenéticas consta de una amplia gama de modificaciones de cualquiera de los tipos de histonas centrales, H2A, H2B, H3, y H4 (v. cap. 2). Tales modificaciones son la metilación, fosforilación y acetilación de la histona, y otras variaciones en residuos de aminoácidos específicos, la mayoría localizados en las «colas» N-terminales de las histonas que se extienden hacia fuera desde el propio nucleosoma central (v. fig. 3-8). Se cree que estas modificaciones epigenéticas influyen en la expresión génica al modificar la compactación o la accesibilidad de la cromatina y por complejos de proteínas de señalización que, dependiendo de la naturaleza de la señal, activan o silencian la expresión génica en ese sitio. Hay docenas de sitios modificados que pueden evaluarse de forma experimental a nivel de todo el genoma utilizando anticuerpos que reconocen específicamente los sitios modificados, por ejemplo, la histona H3 metilada en la lisina en posición 9 (metilación H3K9, utilizando la abreviatura de una letra K para la lisina; v. tabla 3-1) o la histona H3 acetilada en la lisina en posición 27 (acetilación H3K27). La primera es una marca represiva asociada con regiones silentes del genoma, mientras que la segunda es una marca para la activación de regiones reguladoras. Ciertos patrones específicos de diferentes modificaciones de las histonas se asocian con promotores, potenciadores o con el conjunto de genes de diferentes tejidos y tipos celulares. El Proyecto ENCODE, citado anteriormente, evaluó 12 de las modificaciones más comunes en casi 50 tipos de células diferentes e integró los perfiles individuales de cromatina para asignar supuestos atributos funcionales a más de la mitad del genoma humano. Este hallazgo implica que una proporción mucho mayor del genoma interviene, directa o indirectamente, en la determinación de los diversos patrones de expresión génica que distinguen los tipos celulares de lo que previamente se había deducido a partir del hecho de que menos del 2% del genoma es «codificante» en sentido tradicional. Variantes de histonas Las modificaciones de las histonas que acaban de comentarse implican la DrBurgos 98 modificación de las propias histonas centrales, que están todas codificadas por grupos multigénicos en unas pocas localizaciones del genoma. En contraste, las numerosas docenas de variantes de histonas son productos de genes totalmente diferentes localizados en otro lugar del genoma, y sus secuencias de aminoácidos son distintas a las de las histonas canónicas, aunque están relacionadas con ellas. Las diferentes variantes de histonas se asocian con distintas funciones y sustituyen (por completo o en parte) al miembro correspondiente de las histonas centrales que se encuentra en los nucleosomas típicos para generar estructuras especializadas de la cromatina (v. fig. 3-8). Algunas variantes marcan regiones o loci específicos en el genoma con funciones altamente especializadas; por ejemplo, la histona CENP-A es una variante relacionada con la histona H3 que se encuentra exclusivamente en los centrómeros funcionales en el genoma y contribuye a las características esenciales de la cromatina centromérica que marcan la localización de los cinetocoros a lo largo de la fibra del cromosoma. Otras variantes son más transitorias y marcan las regiones del genoma con atributos especiales; por ejemplo, H2A.X es una variante de la histona H2A implicada en la respuesta a la lesión del DNA para marcar regiones del genoma que requieren la reparación del DNA. Arquitectura de la cromatina A diferencia de la impresión que se obtiene al considerar el genoma como una cadena lineal de secuencia (v. fig. 3-7), el genoma adopta una disposición altamente ordenada y dinámica en el espacio del núcleo, que se correlaciona con las señales epigenéticas y epigenómicas que acaban de describirse y probablemente está guiada por ellas. Este paisaje tridimensional es muy predictivo del mapa de todas las secuencias expresadas en cualquier tipo celular determinado (el transcriptoma) y refleja los cambios dinámicos de la arquitectura de la cromatina a diferentes niveles (fig. 3-10). En primer lugar, los grandes dominios cromosómicos (hasta millones de pares de bases de tamaño) pueden mostrar patrones coordinados de expresión génica a nivel cromosómico, lo que implica interacciones dinámicas entre diferentes puntos de contacto intracromosómicos e intercromosómicos dentro del núcleo. En un nivel más sutil, los avances técnicos para mapear y secuenciar los puntos de contacto en el genoma en el contexto del espacio tridimensional han señalado a los bucles ordenados de cromatina que colocan y orientan los genes con precisión, exponiendo o bloqueando regiones reguladoras críticas para el acceso de RNA pol II, factores de transcripción y otros reguladores. Por último, los patrones específicos y dinámicos de ubicación del nucleosoma difieren entre los tipos celulares y los tejidos frente a las señales ambientales y de desarrollo cambiantes (v. fig. 3-10). Las propiedades biofísicas, epigenómicas y/o genómicas que facilitan o especifican el empaquetamiento ordenado y dinámico de cada cromosoma durante cada ciclo celular, sin reducir el genoma a una maraña desordenada dentro del núcleo, siguen DrBurgos 99 siendo una maravilla arquitectónica. FIGURA 3-10 Estructura tridimensional y empaquetamiento dinámico del genoma, visto con niveles crecientes de resolución. A, En los núcleos en interfase, cada cromosoma ocupa un territorio particular, que se representa con colores diferentes. B, La cromatina está organizada en grandes dominios subcromosómicos en cada territorio, con bucles que aproximan ciertas secuencias y genes entre sí, lo que da lugar a interacciones intra e intercromosómicas detectables. C, Los bucles hacen que ciertos elementos reguladores de largo alcance (p. ej., potenciadores o regiones de control de locus) se asocien con promotores, lo que da lugar a una transcripción y expresión génica activas. D, La situación de los nucleosomas a lo largo de la fibra de cromatina permite acceder a secuencias de DNA específicas para la unión de factores de transcripción y de otras proteínas reguladoras. DrBurgos 100 La expresión génica como integración de señales genómicas y epigenómicas El programa de expresión génica de una célula engloba el subconjunto específico de los aproximadamente 20.000 genes codificantes de proteínas del genoma que se transcriben y traducen activamente en sus respectivos productos funcionales, el subconjunto de los 20.000-25.000 genes de ncRNA estimados que se transcriben, el conjunto de los productos sintetizados y la secuencia particular (alelos) de esos productos. Por tanto, el perfil de expresión génica de cualquier célula o tipo celular específico en un individuo dado en un momento concreto (ya sea en el contexto del ciclo celular, en una etapa precoz del desarrollo o durante toda la vida) y bajo un conjunto dado de circunstancias (influenciadas por el entorno, el estilo de vida o la enfermedad) es la suma integrada de varios efectos diferentes, pero interrelacionados, entre los que se incluyen los siguientes: • La secuencia primaria de los genes, sus variantes alélicas y sus productos codificados • Las secuencias reguladoras y su localización epigenética en la cromatina • Interacciones con los miles de factores transcripcionales, ncRNA, y otras proteínas implicadas en el control de la transcripción, corte y empalme, traducción y modificación postraduccional. • Organización del genoma en dominios subcromosómicos. • Interacciones programadas entre las diferentes partes del genoma. • Empaquetamiento dinámico tridimensional de la cromatina en el núcleo. Todos estos elementos se orquestan de una manera eficiente, jerárquica y altamente programada. La alteración de uno solo de ellos (debido a variación genética, a cambios epigenéticos y/o a procesos relacionados con enfermedades) podría modificar el programa celular global y su resultado funcional (v. cuadro). Pa isa je e pige né tico de l ge nom a y m e dicina • Los diferentes cromosomas y regiones cromosómicas ocupan territorios característicos dentro del núcleo. La probabilidad de la proximidad física influye en la incidencia de anomalías cromosómicas específicas (v. caps. 5 y 6). • El genoma está organizado en dominios con un tamaño de megabases, con características compartidas a nivel local en cuanto a la composición de pares de bases (es decir, abundancia en GC o en AT), densidad de genes, cronología de la replicación en la fase S y presencia de determinadas modificaciones de las histonas (v. cap. 5). • Los módulos de genes coexpresados corresponden a etapas anatómicas o de desarrollo distintas, por ejemplo, en el cerebro humano o la estirpe DrBurgos 101 hematopoyética. Estas redes de coexpresión se ponen de manifiesto por redes reguladoras y señales epigenéticas compartidas, por la agrupación en dominios genómicos y por patrones superpuestos de alteración de la expresión génica en varios estados patológicos. • Aunque los gemelos monocigóticos comparten genomas prácticamente idénticos, pueden ser bastante discordantes para ciertos rasgos, como la susceptibilidad a enfermedades frecuentes. Durante la vida de estos gemelos, se producen cambios significativos en la metilación del DNA, lo que implica la existencia de una regulación epigenética de la expresión génica como fuente de diversidad. • El paisaje epigenético puede integrar contribuciones genómicas y ambientales para el desarrollo de enfermedades. Por ejemplo, los niveles diferenciales de metilación del DNA se correlacionan con la variación de la secuencia subyacente en loci específicos del genoma, lo que modula el riesgo genético de artritis reumatoide. DrBurgos 102 Desequilibrio alélico en la expresión génica Antes se suponía que los genes presentes en dos copias en el genoma se expresarían en niveles comparables a partir de los dos homólogos. Sin embargo, cada vez es más evidente que puede haber un amplio desequilibrio entre alelos, lo que refleja tanto la cantidad de variación de la secuencia en el genoma como la interacción entre la secuencia del genoma y los patrones epigenéticos que se acaban de exponer. En el capítulo 2, se comentó el hallazgo general de que cualquier genoma individual presenta dos alelos diferentes en un mínimo de 3-5 millones de posiciones en todo el genoma, lo que permite distinguir por la secuencia las copias heredadas por vía materna y paterna de esa posición de la secuencia (v. fig. 2-6). En este apartado, se analizan las formas en las que esas diferencias de secuencia revelan un desequilibrio alélico en la expresión génica, tanto en loci autosómicos como en loci del cromosoma X en las mujeres. La determinación de las secuencias de todos los productos de RNA (el transcriptoma) en una población de células permite cuantificar el nivel relativo de transcripción de todos los genes (tanto codificantes como no codificantes de proteínas) que presentan una transcripción activa en esas células. Pongamos como ejemplo el conjunto de genes codificantes de proteínas. Aunque una célula promedio podría contener unas 300.000 copias de mRNA en total, la abundancia de mRNA específicos puede diferir en muchos órdenes de magnitud; entre los genes que están activos, la mayoría se expresan en niveles bajos (con una estimación de <10 copias de mRNA de ese gen por célula), mientras que otros se expresan en niveles mucho mayores (de varios cientos a unos pocos miles de copias de ese mRNA por célula). Sólo en tipos celulares muy especializados se expresan ciertos genes en niveles muy altos (muchas decenas de miles de ejemplares) que constituyen una proporción significativa de todo el mRNA en estas células. Ahora consideraremos un gen expresado con una variante de secuencia que nos permite distinguir entre los productos de RNA (mRNA o ncRNA) transcritos a partir de cada uno de dos alelos, un alelo con una T que se transcribe para producir RNA con una A y el otro alelo con una C que se transcribe para producir RNA con una G (fig. 3-11). Mediante la secuenciación de moléculas de RNA individuales y comparando el número de secuencias generadas que contengan una A o una G en esa posición, se puede inferir la proporción de transcritos de los dos alelos en esa muestra. Aunque la mayoría de los genes muestran niveles esencialmente equivalentes de expresión bialélica, en análisis recientes de este tipo se ha demostrado una expresión alélica desigual generalizada en el 5-20% de los genes autosómicos del genoma (tabla 3-2). Para la mayoría de estos genes, el grado de DrBurgos 103 desequilibrio es el doble o menos, aunque se han observado diferencias de hasta diez veces para algunos genes. Este desequilibrio alélico puede reflejar las interacciones entre la secuencia del genoma y la regulación génica; por ejemplo, cambios de la secuencia pueden alterar la unión relativa de varios factores de transcripción o de otros reguladores transcripcionales a los dos alelos o el grado de metilación del DNA observado en los dos alelos (v. tabla 3-2). FIGURA 3-11 Patrones de expresión alélica para una secuencia génica con una variante de DNA transcrita (en este caso, una C o una T) para distinguir los alelos. Como se describe en el texto, la abundancia relativa de transcritos de RNA de los dos alelos (en este caso, con G o A) demuestra si el gen presenta expresión equilibrada (arriba), desequilibrio alélico (centro) o exclusivamente expresión monoalélica (abajo). Los distintos mecanismos subyacentes de desequilibrio alélico se comparan en la tabla 3-2. SNP, polimorfismo de un único nucleótido. Tabla 3-2 Desequilibrio alélico en la expresión génica DrBurgos 104 Expresión génica monoalélica Sin embargo, algunos genes muestran una forma mucho más completa de desequilibrio alélico, lo que da lugar a la expresión génica monoalélica (v. fig. 3-11). Se ha demostrado la existencia de varios mecanismos diferentes responsables del desequilibrio alélico de este tipo para subconjuntos particulares de genes del genoma: la reordenación del DNA, la expresión monoalélica aleatoria, la impronta del progenitor de origen y, para los genes del cromosoma X en las mujeres, la inactivación del cromosoma X. Sus características distintivas se resumen en la tabla 3-2. Reordenación somática Una forma altamente especializada de expresión génica monoalélica se observa en los genes que codifican inmunoglobulinas y receptores de linfocitos T, que se expresan en linfocitos B y linfocitos T, respectivamente, DrBurgos 105 como parte de la respuesta inmunitaria. Los anticuerpos están codificados en la línea germinal por un número relativamente pequeño de genes que, durante el desarrollo del linfocito B, sufren un proceso único de reordenación somática que implica el corte y pegado de secuencias de DNA en las células precursoras de linfocitos (pero no en cualquier otra estirpe celular) para reordenar los genes en células somáticas con el fin de generar la enorme diversidad de anticuerpos. Las reordenaciones de DNA altamente orquestadas se producen a lo largo de muchos cientos de kilobases, pero implican sólo a uno de los dos alelos, que se elige al azar en cualquier linfocito B determinado (v. tabla 3-2). Por tanto, la expresión de los mRNA maduros para las subunidades de la cadena pesada o ligera de inmunoglobulina es exclusivamente monoalélica. Este mecanismo de reordenación somática y la expresión génica monoalélica aleatoria también se observan en los genes del receptor del linfocito T en la estirpe de linfocitos T. Sin embargo, este tipo de comportamiento es exclusivo de estas familias génicas y estirpes celulares; el resto del genoma sigue siendo muy estable durante todo el desarrollo y la diferenciación. Expresión monoalélica aleatoria A diferencia de esta forma altamente especializada de reordenación del DNA, la expresión monoalélica suele deberse a la regulación epigenética diferencial de los dos alelos. Un ejemplo bien estudiado de expresión monoalélica aleatoria es el de la familia de genes del OR descrita anteriormente (v. fig. 32). En este caso, sólo un único alelo de un gen del OR se expresa en cada neurona sensorial olfatoria; los muchos cientos de copias adicionales de la familia del OR permanecen reprimidos en esa célula. Otros genes con funciones quimiosensoriales o del sistema inmunitario también muestran expresión monoalélica aleatoria, lo que sugiere que este puede ser un mecanismo general para aumentar la diversidad de respuestas para las células que interactúan con el mundo exterior. Sin embargo, este mecanismo aparentemente no está restringido a los sistemas inmunológico y sensoriales, porque se ha demostrado que un subgrupo sustancial de todos los genes humanos (5-10% en diferentes tipos celulares) presenta un silenciamiento alélico aleatorio; estos genes están ampliamente distribuidos en todos los autosomas, tienen una amplia gama de funciones y varían en cuanto a los tipos celulares y tejidos donde se observa la expresión monoalélica. Impronta del progenitor de origen Para los ejemplos que acaban de describirse, la elección del alelo que se expresa no depende del origen parental; tanto la copia materna como la paterna pueden expresarse en diferentes células y sus descendientes clonales. Esto diferencia las formas aleatorias de expresión monoalélica de la impronta genómica, en la que la elección del alelo que se expresa es no aleatoria y está determinada únicamente por su origen parental. La impronta es un proceso DrBurgos 106 normal que implica la introducción de marcas epigenéticas (v. fig. 3-8) en la línea germinal de uno de los progenitores, pero no el otro, en localizaciones específicas en el genoma. Esto da lugar a la expresión monoalélica de un gen o, en algunos casos, de múltiples genes de la región con impronta. La impronta tiene lugar durante la gametogénesis, antes de la fecundación, y marca ciertos genes como procedentes de la madre o el padre (fig. 3-12). Después de la concepción, la impronta del progenitor de origen se mantiene en algunos o todos los tejidos somáticos del embrión y silencia la expresión génica de alelo(s) situado(s) en la región con impronta; mientras que algunos genes con impronta muestran una expresión monoalélica en todo el embrión, otros presentan una impronta específica de tejido, sobre todo en la placenta, con expresión bialélica en otros tejidos. El estado de impronta persiste después del nacimiento hasta la edad adulta a través de cientos de divisiones celulares, de modo que sólo se expresa la copia materna o paterna del gen. Sin embargo, la impronta debe ser reversible: un alelo de origen paterno, cuando se hereda por una mujer, se debe convertir en su línea germinal para que luego pueda transmitirse con una impronta materna a su descendencia. Asimismo, cuando un varón hereda un alelo materno con impronta, éste debe convertirse en su línea germinal para que pueda transmitirlo como un alelo con impronta paterna a su descendencia (v. fig. 3-12). El control sobre este proceso de conversión parece regirse por elementos específicos de DNA denominados regiones de control de impronta o centros de impronta situados en las regiones con impronta en todo el genoma; aunque su mecanismo de acción preciso no se conoce, muchos parecen consistir en ncRNA que inician el cambio epigenético en la cromatina, que después se propaga hacia el exterior a lo largo del cromosoma sobre la región con impronta. Curiosamente, aunque la región con impronta puede abarcar más de un único gen, esta forma de expresión monoalélica se limita a un segmento genómico delimitado, generalmente de unos pocos cientos de kilobases a una pocas megabases de tamaño global; esto distingue la impronta genómica tanto de la forma más general de expresión monoalélica aleatoria descrita anteriormente (que parece implicar genes individuales sometidos a control específico de locus) como de la inactivación del cromosoma X, que se describe en la siguiente sección (que implica a genes a lo largo de todo el cromosoma). DrBurgos 107 FIGURA 3-12 Impronta genómica y conversión de las improntas materna y paterna durante el paso a través de la gametogénesis masculina o femenina. En una hipotética región con impronta de un par de autosomas homólogos, los genes con impronta paterna se indican en azul, mientras que un gen con impronta materna se indica en rojo. Después de la fecundación, los embriones tanto masculinos como femeninos cuentan con una copia del cromosoma que tiene una impronta paterna y una copia con impronta materna. Durante la ovogénesis (arriba) y la espermatogénesis (abajo), las improntas se borran al eliminar las marcas epigenéticas y se establecen nuevas improntas determinadas en función del sexo del progenitor en la región con impronta. Por tanto, los gametos portan una impronta monoalélica apropiada en función del progenitor de origen, mientras que las células somáticas de ambos sexos portan un cromosoma de cada tipo con impronta. Hasta el momento, se han identificado alrededor de 100 genes con impronta en muchos autosomas diferentes. La implicación de estos genes en diversos trastornos cromosómicos se describe con más detalle en el capítulo 6. Para las enfermedades debidas a un solo gen con impronta, como el síndrome de Prader-Willi (Caso 38) y el síndrome de Beckwith-Wiedemann (Caso 6), el efecto de la impronta genómica en los patrones de herencia en los árboles genealógicos se describe en el capítulo 7. Inactivación del cromosoma X La base cromosómica para la determinación del sexo, que ya se comentó en el capítulo 2 y se describe con más detalle en el capítulo 6, da lugar a una DrBurgos 108 diferencia de dosis entre varones y mujeres típicos con respecto a los genes del cromosoma X. A continuación, se describen los mecanismos cromosómicos y moleculares de inactivación del cromosoma X, que es el ejemplo más amplio de expresión monoalélica aleatoria en el genoma y un mecanismo de compensación de dosis que produce el silenciamiento epigenético de la mayoría de los genes en uno de los dos cromosomas X en las mujeres. En las células femeninas normales, la elección del cromosoma X que se va a inactivar es aleatoria y se mantiene a continuación en cada estirpe clonal. Por lo tanto, las mujeres son un mosaico con respecto a la expresión génica ligada al cromosoma X; algunas células expresan alelos del X heredado del padre, pero no del X heredado de la madre, mientras que otras células hacen lo contrario (fig. 3-13). Este patrón en mosaico de la expresión génica distingue la mayoría de los genes ligados al cromosoma X de los genes con impronta, cuya expresión, como se acaba de ver, se determina estrictamente por su origen parental. FIGURA 3-13 Inactivación aleatoria del cromosoma X en una etapa precoz del desarrollo femenino. Poco después de la concepción de un embrión femenino, los cromosomas X heredados tanto por vía paterna como materna (pat y mat, respectivamente) están activos. En las primeras semanas de la embriogénesis, uno de los dos X se escoge de forma aleatoria para convertirse en el futuro X inactivo, mediante una serie de eventos que implican al centro de inactivación del cromosoma X (recuadro negro). Ese X se convierte en el X inactivo (Xi, indicado en sombreado) en esa célula, y su progenie forma el corpúsculo de Barr en los núcleos en interfase. Por tanto, el embrión femenino resultante es un mosaico clonal de dos tipos celulares determinados epigenéticamente: uno expresa alelos del X materno (células rosas), mientras que el otro expresa alelos del X paterno (células azules). La proporción de los dos tipos celulares se determina al azar, pero varía entre las mujeres sanas y entre las que son portadoras de alelos patológicos ligados al X (v. caps. 6 y 7). Aunque el cromosoma X inactivo se identificó inicialmente por métodos citológicos debido a la presencia de una masa de heterocromatina DrBurgos 109 (denominada corpúsculo de Barr) en células en interfase, muchas características epigenéticas distinguen los cromosomas X activos e inactivos, como la metilación del DNA, modificaciones de las histonas y una variante de histona específica, macroH2A, que es especialmente abundante en la cromatina del X inactivo. Además de proporcionar conocimientos sobre los mecanismos de inactivación del X, estas características pueden tener utilidad diagnóstica para identificar los cromosomas X inactivos en muestras clínicas, como se verá en el capítulo 6. Aunque la inactivación del X es claramente un fenómeno cromosómico, no todos los genes del cromosoma X muestran expresión monoalélica en las células femeninas. Un análisis amplio de la expresión de casi todos los genes ligados al X ha demostrado que al menos el 15% de los genes muestran expresión bialélica y se expresan a partir de los dos cromosomas X, tanto activo como inactivo, al menos en cierta medida; una proporción de éstos muestran niveles significativamente mayores de producción de mRNA en las células femeninas en comparación con las células masculinas y son candidatos interesantes a los que atribuir un papel que explique los rasgos con dimorfismo sexual. Un subconjunto especial de genes se localiza en los segmentos pseudoautosómicos, que son esencialmente idénticos en los cromosomas X e Y, y en los que se produce recombinación durante la espermatogénesis (v. cap. 2). Estos genes tienen dos copias tanto en las mujeres (dos copias ligadas al X) como en varones (una ligada al X y otra ligada al Y), por lo que no experimentan inactivación de X; como era de esperar, estos genes presentan una expresión bialélica equilibrada, como sucede en la mayoría de los genes autosómicos. Centro de inactivación del cromosoma X y gen XIST La inactivación del cromosoma X se produce muy pronto en el desarrollo embrionario femenino, y la determinación de qué X se designará como X inactivo en cualquier célula determinada en el embrión es una elección aleatoria sometida al control de un locus complejo denominado centro de inactivación del cromosoma X. Esta región contiene un gen ncRNA inusual, XIST, que parece ser un locus regulador maestro clave para la inactivación X. El gen XIST (acrónimo de inactive X [Xi]–specific transcript, o transcrito específico del X inactivo) tiene la característica novedosa de expresarse sólo a partir del alelo X inactivo; es silente desde el punto de vista transcripcional en el X activo tanto en las células masculinas como femeninas. Aunque el modo de acción exacto del gen XIST se desconoce, la inactivación del X no puede ocurrir en su ausencia. El producto del gen XIST es un ncRNA largo que se mantiene en el núcleo en estrecha asociación con el cromosoma X inactivo. Otros aspectos y consecuencias de la inactivación del cromosoma X se comentarán en el capítulo 6, en el contexto de los individuos con anomalías estructurales del cromosoma X o con un número anormal de cromosomas X, y en el capítulo 7, en el caso de las mujeres portadoras de alelos mutantes DrBurgos 110 patológicos, causantes de enfermedades ligadas al X. DrBurgos 111 Variación de la expresión génica y su importancia en medicina La expresión regulada de los genes codificados en el genoma humano implica una serie de complejas interrelaciones entre diferentes niveles de control, incluida la dosis génica apropiada (controlada por mecanismos de replicación cromosómica y segregación), la estructura de los genes, el empaquetamiento de la cromatina y la regulación epigenética, la transcripción, el corte y empalme del RNA y, para los loci codificantes de proteínas, la estabilidad del mRNA, la traducción, el procesamiento de proteínas y la degradación proteica. Con respecto a algunos genes, las fluctuaciones en el nivel de producto génico funcional, debidas a variaciones heredadas de la estructura del gen o a cambios inducidos por factores no genéticos, como la dieta o el ambiente, son de una importancia relativa escasa. En lo que se refiere a otros genes, los cambios incluso relativamente menores en el nivel de expresión pueden tener consecuencias clínicas muy importantes, lo que refleja la importancia de estos productos génicos en determinadas vías metabólicas. La naturaleza de la variación heredada de la estructura y la función de los cromosomas, los genes y el genoma, combinada con la influencia de esta variación en la expresión de rasgos específicos, es la verdadera esencia de la genética médica y molecular, y será abordada en capítulos posteriores. DrBurgos 112 Bibliografía general Brown TA. Genomes. ed 3 New York: Garland Science; 2007. Lodish H, Berk A, Kaiser CA, et al. Molecular cell biology. ed 7 New York: WH Freeman; 2012. Strachan T, Read A. Human molecular genetics. ed 4 New York: Garland Science; 2010. DrBurgos 113 Bibliografía específica Bartolomei MS, Ferguson-Smith AC. Mammalian genomic imprinting. Cold Spring Harbor Perspect Biol. 2011;3:1002592. 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Según la información de la tabla 3-1, determine la secuencia de la doble cadena de la sección correspondiente del gen normal. ¿Qué cadena es la que «lee» la polimerasa del RNA?, ¿cuál sería la secuencia del mRNA resultante?, ¿qué tipo de mutación representa más probablemente cada proteína mutante? Normal -lys-arg-his-his-tyr-leuMutante 1 -lys-arg-his-his-cys-leuMutante 2 -lys-arg-ile-ile-ileMutante 3 -lys-glu-thr-ser-leu-serMutante 4 -asn-tyr-leu2. Los siguientes conceptos están relacionados entre sí de forma jerárquica. ¿Cuál es la relación entre ellos?: cromosoma, par de bases, nucleosoma, kilobases, intrón, gen, exón, cromatina, codón, nucleótido, promotor. 3. Describa la manera con la que se puede esperar que la mutación en cada uno de los elementos siguientes podría alterar el funcionamiento de un gen normal, o interferir en dicho funcionamiento, dando lugar así a una enfermedad humana: promotor, codón iniciador, zonas de corte y empalme en las uniones intrón-exón, una deleción en un par de bases en la secuencia codificante, codón de terminación. DrBurgos 114 4. La mayor parte del genoma humano está constituido por secuencias que no se transcriben y que no codifican directamente productos genéticos. Para cada uno de los elementos del genoma siguientes, considere los mecanismos a través de los cuales dichos elementos podrían contribuir a la aparición de enfermedades humanas: intrones, secuencias repetitivas Alu o LINE, regiones de control de locus, pseudogenes. 5. Compare los mecanismos y las consecuencias del corte y empalme del RNA y de la reordenación somática. 6. Describa las distintas formas en las que las mutaciones o la variación de los siguientes elementos pueden provocar enfermedades en el ser humano: modificaciones epigenéticas, metilación del DNA, genes de miRNA, genes de lncRNA. 7. Compare los mecanismos y las consecuencias de la impronta genómica y de la inactivación del cromosoma X. DrBurgos 115 CAPÍTULO 4 DrBurgos 116 Diversidad genética humana: mutación y polimorfismo El estudio de la variación genética y genómica es la piedra angular conceptual de la genética en medicina y en el campo más amplio de la genética humana. Durante el transcurso de la evolución, la afluencia constante de nuevas variaciones de nucleótidos ha garantizado un alto grado de diversidad e individualidad genéticas, y este tema se extiende a través de todos los campos de la genética humana y médica. La diversidad genética puede manifestarse como diferencias en la organización del genoma, cambios de nucleótidos en la secuencia del genoma, variación del número de copias de grandes segmentos de DNA genómico, alteraciones de la estructura o la cantidad de proteínas que se encuentran en diversos tejidos, o como cualquiera de estas modificaciones en el contexto de enfermedades clínicas. Este capítulo es uno de los dedicados a examinar la naturaleza de las diferencias determinadas genéticamente entre los individuos. La secuencia del DNA nuclear de dos seres humanos no emparentados es idéntica en alrededor del 99,5-99,9%. Sin embargo, es precisamente esa pequeña fracción de diferencia de secuencia del DNA la responsable de la variabilidad determinada genéticamente que es evidente tanto en la existencia diaria de cada persona como en la medicina clínica. Muchas diferencias en la secuencia del DNA tienen poco o ningún efecto sobre el aspecto externo, mientras que otras son responsables directas de enfermedades. Entre esos dos extremos, se sitúan las diferencias responsables de la variabilidad determinada genéticamente en la anatomía, la fisiología, las intolerancias alimentarias, la susceptibilidad a la infección, la predisposición al cáncer, las respuestas terapéuticas y las reacciones adversas a los medicamentos y, quizá, incluso la variabilidad en diversos rasgos de la personalidad, la aptitud deportiva y el talento artístico. Uno de los conceptos importantes de la genética humana y médica, y de sus aspectos clínicos, es que las enfermedades con un componente claramente hereditario son sólo una de las manifestaciones más evidentes y, a menudo, más notables de las diferencias genéticas, el extremo de un continuum de variaciones que abarca desde variantes patológicas raras que causan enfermedades y variantes más comunes que pueden aumentar la predisposición a éstas, hasta las variaciones más frecuentes en la población, con una relevancia incierta respecto a las enfermedades. DrBurgos 117 La naturaleza de la variación genética Tal como se ha descrito en el capítulo 2, un segmento de DNA que ocupa una posición o localización particulares en un cromosoma es un locus (plural loci). Un locus puede ser grande, como un segmento de DNA que contiene muchos genes (p. ej., el locus del complejo principal de histocompatibilidad implicado en la respuesta del sistema inmunitario a sustancias extrañas); puede ser un único gen, como el locus de la β-globina que se describió en el capítulo 3; o puede ser incluso una única base en el genoma, como una variante de un único nucleótido (v. fig. 2-6 y más adelante en este capítulo). Las versiones alternativas de la secuencia de DNA en un locus se denominan alelos. En lo que se refiere a muchos genes, hay un único alelo predominante que suele estar presente en más de la mitad de los individuos de una población y que los especialistas en genética denominan alelo natural o común. (En el lenguaje habitual, suele denominarse alelo «normal». Sin embargo, debido a que la variación genética es en sí misma muy «normal», la existencia de diferentes alelos en personas «normales» es muy común. Por tanto, debería evitarse el término «normal» para designar al alelo más frecuente). Las otras versiones del gen son alelos variantes (o mutantes) que se diferencian del alelo natural debido a la presencia de una mutación, es decir, un cambio permanente en la secuencia de nucleótidos o en la disposición del DNA. Obsérvese que los términos mutación y mutante se refieren al DNA y no a los seres humanos portadores de alelos mutantes. Los términos indican un cambio en la secuencia, pero no conllevan por lo demás ninguna connotación respecto a la función o la idoneidad de dicho cambio. La frecuencia de las diferentes variantes puede oscilar ampliamente en diferentes poblaciones de todo el mundo, como se analizará en profundidad en el capítulo 9. Si hay dos o más alelos relativamente frecuentes (definidos por convención como aquellos con una frecuencia alélica > 1%) en un locus en una población, se dice que el locus presenta polimorfismo (literalmente «muchas formas») en esa población. La mayoría de los alelos variantes, sin embargo, no son lo bastante frecuentes en una población para considerarlos polimorfismos; algunos son tan raros como los que se encuentran en una sola familia, y se denominan alelos «privados». Concepto de mutación En este capítulo, se empieza por analizar la naturaleza de la mutación, que oscila desde el cambio de un solo nucleótido a alteraciones de un cromosoma entero. Reconocer un cambio significa que tiene que haber un patrón de referencia, comparado con el cual la variante muestra una diferencia. Como vimos en el capítulo 2, no existe una sola persona cuya secuencia del genoma pueda servir como un estándar de este tipo para la especie humana, por lo que la secuencia o combinación más frecuente en una población en cualquier DrBurgos 118 posición del genoma se designa arbitrariamente secuencia de referencia (v. fig. 2-6). A medida que se muestrean cada vez más genomas de individuos en todo el mundo (y, por tanto, según se detecta cada vez mayor variación entre los siete mil millones de genomas que componen actualmente nuestra especie), este genoma de referencia está sometido a una evaluación y cambio constantes. De hecho, varias colaboraciones internacionales comparten y actualizan los datos sobre la naturaleza y frecuencia de la variación del DNA en diferentes poblaciones en el contexto de la secuencia de referencia del genoma humano y hacen que los datos estén disponibles a través de bases de datos de acceso público que sirven como recursos esenciales para científicos, médicos y otros profesionales sanitarios (tabla 4-1). Tabla 4-1 Bases de datos útiles de información sobre la diversidad genética humana Descripción URL El Proyecto Genoma humano, completado en 2003, fue una colaboración internacional http://www.genome.gov/10001772 para secuenciar y establecer el mapa del genoma de nuestra especie. El borrador de la http://genome.ucsc.edu/cgi-bin/hgGateway secuencia del genoma se publicó en 2001, y el conjunto del genoma de referencia «casi http://www.ensembl.org/Homo_sapiens/Info/Index completo» se publicó en 2004. La Base de datos de polimorfismos de un único nucleótido (dbSNP) y la Base de datos http://www.ncbi.nlm.nih.gov/snp/ de variaciones estructurales (dbVar) son bases de datos de variaciones a pequeña escala http://www.ncbi.nlm.nih.gov/dbvar/ y a gran escala que incluyen variantes de un único nucleótido, microsatélites, indels y CNV. El proyecto 1.000 Genomas está secuenciando los genomas de un gran número de www.1000genomes.org individuos para proporcionar un recurso exhaustivo sobre la variación genética en nuestra especie. Todos los datos están disponibles públicamente. La Base de datos de mutaciones de genes humanos es una recopilación exhaustiva de www.hgmd.org mutaciones de la línea germinal asociadas o causantes de enfermedades hereditarias humanas (en la actualidad, incluye más de 120.000 mutaciones en 4.400 genes). La Base de datos de variantes genómicas es un catálogo revisado de la variación http://dgv.tcag.ca estructural del genoma humano. A fecha de 2012, la base de datos contenía más de 400.000 entradas, con más de 200.000 CNV, 1.000 inversiones y 34.000 indels. La Base de datos japonesa de polimorfismos de un único nucleótido (JSNP Database) http://snp.ims.u-tokyo.ac.jp/ publica los SNP descubiertos como parte del Proyecto Genoma del milenio. CNV, variante del número de copias; SNP, polimorfismo de un único nucleótido. Actualizada de Willard HF: The human genome: a window on human genetics, biology and medicine. En Ginsburg GS, Willard HF, editores: Genomic and personalized medicine, 2.ª ed., Nueva York, 2013, Elsevier. Las mutaciones se clasifican a veces por el tamaño de la secuencia de DNA alterado y, en otras ocasiones, por el efecto funcional de la mutación sobre la expresión génica. Aunque la clasificación por tamaño es algo arbitraria, puede ser útil conceptualmente distinguir entre las mutaciones a tres niveles diferentes: • Mutaciones que dejan los cromosomas intactos, pero cambian el número de cromosomas en una célula (mutaciones cromosómicas). • Mutaciones que modifican sólo una parte de un cromosoma y que podrían implicar un cambio en el número de copias de un segmento subcromosómico o una reorganización estructural que implica partes de uno o más cromosomas (mutaciones regionales o subcromosómicas). • Alteraciones de la secuencia de DNA, que implican la sustitución, deleción o inserción de DNA y que oscilan desde un solo nucleótido hasta un límite DrBurgos 119 fijado arbitrariamente de alrededor de 100 kb (mutaciones de genes o del DNA). El fundamento y las consecuencias de este tercer tipo de mutación son el tema central de este capítulo, mientras que tanto las mutaciones cromosómicas como regionales se describirán en detalle en los capítulos 5 y 6. Las consecuencias funcionales de las mutaciones del DNA, incluso las que cambian un único par de bases, pueden oscilar de ser completamente inocuas a causar una enfermedad grave, dependiendo de la ubicación precisa, la naturaleza y las dimensiones de la mutación. Por ejemplo, incluso una mutación dentro de un exón codificante de un gen puede no tener ningún efecto sobre la expresión de un gen si el cambio no modifica la secuencia primaria de aminoácidos del producto polipeptídico; e incluso si lo hace, el cambio resultante de la secuencia de aminoácidos codificada puede no alterar las propiedades funcionales de la proteína. Por tanto, no todas las mutaciones son evidentes en un individuo. Concepto del polimorfismo genético La secuencia de DNA de una región determinada del genoma es muy similar en los cromosomas de muchos individuos de todo el mundo. De hecho, cualquier segmento de DNA humano de unos 1.000 pb elegido al azar contiene, de media, solo un par de bases diferentes entre dos cromosomas homólogos heredados de los progenitores (suponiendo que los progenitores no estén emparentados). Sin embargo, en todas las poblaciones humanas, se han identificado y catalogado decenas de millones de diferencias de un único nucleótido y más de un millón de variantes más complejas. Debido a que el muestreo es limitado, es probable que estas cifras sean una subestimación de la auténtica magnitud de la diversidad genética en nuestra especie. Todavía quedan muchas poblaciones de todo el mundo por estudiar, e incluso en las que se han estudiado, el número de individuos evaluados es demasiado pequeño para revelar la mayoría de las variantes que tienen frecuencias alélicas menores del 1-2%. Por tanto, a medida que se incluyan más personas en los proyectos para descubrir variantes, seguramente se revelarán variantes adicionales (y más raras). El hecho de que una variante se considere un polimorfismo o no depende por completo de si su frecuencia en una población supera el 1% de los alelos en dicha población y no del tipo de mutación que la ha provocado, de la longitud del segmento de genoma implicado o de si tiene un efecto demostrable en el individuo. La localización de una variante respecto a un gen tampoco determina si la variante es un polimorfismo. Aunque la mayoría de polimorfismos de secuencia se localizan entre genes o en intrones y carecen de consecuencias para el funcionamiento de cualquier gen, otros pueden situarse en la secuencia codificante de los propios genes y causar distintas variantes proteicas que, a su vez, pueden dar lugar a diferencias evidentes en las poblaciones humanas. Otras están en regiones reguladoras y DrBurgos 120 también pueden tener efectos importantes en la transcripción o en la estabilidad del RNA. Se podría pensar que las mutaciones deletéreas que provocan enfermedades monogénicas raras probablemente sean demasiado escasas para alcanzar la frecuencia necesaria para considerarlas polimorfismos. Aunque es cierto que los alelos responsables de la mayoría de las enfermedades claramente hereditarias son infrecuentes, algunos alelos que tienen un gran impacto sobre la salud, como los alelos de genes codificantes de enzimas que metabolizan fármacos (p. ej., la sensibilidad al abacavir en algunas personas infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana [VIH] [Caso 1] o la mutación de la drepanocitosis en poblaciones africanas y afroamericanas (v. cap. 11) [Caso 42]), son relativamente frecuentes. Sin embargo, estas son excepciones y, a medida que se descubren y catalogan más y más variaciones genéticas, está claro que la inmensa mayoría de variantes del genoma, tanto frecuentes como raras, reflejan diferencias de secuencia del DNA carentes de relevancia conocida para la salud. Los polimorfismos son un elemento clave para el estudio de la genética humana y médica. La capacidad de distinguir las diferentes formas heredadas de un gen o los distintos segmentos del genoma proporciona instrumentos decisivos para una amplia gama de aplicaciones, tanto en la investigación como en la práctica clínica (v. cuadro). P olim or f ism os y va r ia ción he r e da da e n ge né tica hum a na y m é dica Las variantes alélicas se pueden usar como «marcadores» para el seguimiento de la herencia del segmento correspondiente del genoma en las familias y en las poblaciones. Estas variantes se pueden utilizar del siguiente modo: • Como herramientas de investigación potentes para ubicar un gen en una región particular de un cromosoma mediante análisis de ligamiento o asociación alélica (v. cap. 10). • Para el diagnóstico prenatal de enfermedades genéticas y para la detección de portadores de alelos deletéreos (v. cap. 17), así como en los bancos de sangre y la tipificación de tejidos para transfusiones y trasplantes de órganos. • En las aplicaciones forenses, como pruebas de identificación para determinar la paternidad, la identificación de los restos de víctimas de delitos o la verificación de la concordancia entre el DNA de un sospechoso y el del agresor (v. este capítulo). • En los esfuerzos continuos por proporcionar una medicina personalizada basada en la genómica (v. cap. 18), en la que se individualiza la asistencia médica de un individuo en función de si es portador de variantes que aumentan o disminuyen el riesgo de trastornos en la edad adulta (como cardiopatía isquémica, cáncer y diabetes; v. cap. 8) o que influyen en la DrBurgos 121 eficacia o la seguridad de determinados fármacos. DrBurgos 122 Variación heredada y polimorfismo en el DNA La enorme cantidad de información de secuencias de DNA provenientes de muchos miles de individuos de todo el mundo, obtenida por el Proyecto Genoma Humano original y el estudio posterior, ha proporcionado la información necesaria para empezar a caracterizar los tipos y frecuencias de la variación polimórfica presente en el genoma humano y para generar catálogos de la diversidad de la secuencia del DNA humano a escala mundial. Los polimorfismos del DNA pueden clasificarse de acuerdo con la variación de la secuencia del DNA entre diferentes alelos (tabla 4-2 y figs. 4-1 y 4-2). Tabla 4-2 Variación frecuente en el genoma humano kb, kilobases; Mb, megabases; pb, par de bases. FIGURA 4-1 Tres polimorfismos en el DNA genómico del segmento del genoma humano de referencia mostrado en la parte superior (v. también fig. 2-6). El DrBurgos 123 polimorfismo de un único nucleótido (SNP) en la posición 8 tiene dos alelos, uno con una T (correspondiente a la secuencia de referencia) y otro con una C. Hay dos indels en esta región. En el indel A, el alelo 2 tiene una inserción de una G entre las posiciones 11 y 12 en la secuencia de referencia (alelo 1). En el indel B, el alelo 2 tiene una deleción de 2 pb de las posiciones 5 y 6 en la secuencia de referencia. FIGURA 4-2 Ejemplos de polimorfismo en el genoma humano mayores que los SNP. En el sentido de las agujas del reloj desde la parte superior derecha: el locus de microsatélite tiene tres alelos, con 4, 5 o 6 copias de una repetición del trinucleótido CAA. El polimorfismo de inversión tiene tres alelos correspondientes a las dos orientaciones (indicadas por las flechas) del segmento genómico mostrado en verde; estas inversiones pueden implicar a regiones de hasta muchas megabases de DNA. Las variantes del número de copias implican la deleción o duplicación de entre cientos de kilobases y una megabase de DNA genómico. En el ejemplo mostrado, el alelo 1 contiene una única copia, mientras que el alelo 2 contiene tres copias del segmento cromosómico que incluye los genes F y G; otros posibles alelos con 0, 2, 4 o más copias de F y G no se muestran. El polimorfismo de inserción de elemento móvil tiene dos alelos, uno con inserción de un retroelemento repetido LINE de unas 6 kb y otro sin ella; la inserción del elemento móvil modifica la distancia entre los dos genes y puede alterar la expresión génica en la región. Polimorfismos de un único nucleótido (SNP) Los polimorfismos más sencillos y más frecuentes de todos son los polimorfismos de un único nucleótido (SNP; del inglés single nucleotide polymorphisms). Un locus caracterizado por un SNP suele tener sólo dos alelos que corresponden a las dos bases distintas que ocupan un determinado sitio en el genoma (v. fig. 4-1). Como se ha mencionado previamente, los SNP son comunes y ocurren, de media, una vez cada 1.000 pb en el genoma. Sin embargo, la distribución de los SNP es desigual en todo el genoma; se observan muchos más SNP en las partes no codificantes del genoma, en intrones y en secuencias que están a una cierta distancia de genes conocidos. No obstante, también hay un número significativo de SNP que se localizan en DrBurgos 124 genes y otros elementos funcionales conocidos del genoma. Para el conjunto de genes codificantes de proteínas, hasta la fecha se han documentado más de 100.000 SNP localizados en exones. Alrededor de la mitad de ellos no modifican la secuencia de aminoácidos prevista de la proteína codificada, por lo que se denominan sinónimos, mientras que la otra mitad sí altera la secuencia de aminoácidos y se denominan no sinónimos. Otros SNP introducen o cambian un codón de terminación (v. tabla 3-1), mientras que otros modifican un sitio de corte y empalme conocido; estos SNP son candidatos a padecer consecuencias funcionales significativas. El significado para la salud de la gran mayoría de los SNP se desconoce y es objeto de continuas investigaciones. El hecho de que los SNP sean frecuentes no implica que sean neutrales o que no ejerzan ningún efecto sobre la salud o la longevidad. Al parecer, el efecto de los SNP frecuentes es una modificación relativamente sutil de la susceptibilidad a la enfermedad, más que la causa directa de una enfermedad grave. Polimorfismos de inserción-deleción Una segunda clase de polimorfismos son variaciones producidas por la inserción o la deleción (in/dels, o simplemente indels) de entre 1 y hasta alrededor de 1.000 pb, aunque se han descrito también indels mayores. Se han descrito más de un millón de indels, y su número en el genoma de cualquier individuo es del orden de centenares de miles. Alrededor de la mitad se denominan «simples», porque sólo tienen dos alelos, es decir, la presencia o ausencia del segmento insertado o delecionado (v. fig. 4-1). Polimorfismos de microsatélites Sin embargo, otros indels son multialélicos, debido a la inserción en tándem de un número variable de segmentos de DNA en una localización particular, lo que constituye lo que se denomina microsatélite. Consisten en segmentos de DNA compuestos por unidades de 2, 3 o 4 nucleótidos, como TGTGTG, CAACAACAA, o AAATAAATAAAT, que se repiten entre una y varias docenas de veces en una localización particular del genoma (v. fig. 4-2). Los distintos alelos en un polimorfismo de microsatélite se deben a los diferentes números de unidades de nucleótidos repetidas que están presentes en cualquier microsatélite, por lo que en ocasiones se denominan polimorfismos cortos de repetición en tándem (STR). Un locus de microsatélite suele tener muchos alelos (longitudes de repetición) que pueden evaluarse con rapidez mediante procedimientos de laboratorio estándar para distinguir a diferentes individuos y para inferir relaciones familiares (fig. 4-3). En el genoma humano, se conocen muchas decenas de miles de loci polimórficos de microsatélites. DrBurgos 125 FIGURA 4-3 Esquema de un marcador de microsatélite hipotético en el DNA humano. Los alelos de diferente tamaño (numerados del 1 al 7) corresponden a fragmentos de DNA genómico que contienen distintos números de copias de una repetición de microsatélite, y sus longitudes relativas se determinan separándolos mediante electroforesis en gel. El alelo más corto (alelo 1) migra hacia el fondo del gel, mientras que el alelo más largo (alelo 7) se mantiene más cerca de la parte superior. Izquierda, para este microsatélite multialélico, cada uno de los seis individuos no emparentados tiene dos alelos diferentes. Derecha, en una familia, la herencia de los alelos puede seguirse desde cada progenitor a cada uno de los tres hijos. Los microsatélites son un grupo de indels especialmente útiles. En la actualidad, la detección de diferentes alelos en distintos microsatélites es el método de elección para la determinación de la huella de DNA usada en las pruebas de identidad. Por ejemplo, el Federal Bureau of Investigation (FBI) en Estados Unidos utiliza actualmente la colección de alelos en 13 de estos loci para su panel de huella de DNA. Es tan improbable que dos individuos (que no sean gemelos monocigóticos) tengan exactamente los mismos alelos en los 13 loci, que el panel permite la comprobación definitiva acerca de si dos muestras provienen o no del mismo individuo. La información se almacena en el Combined DNA Index System (CODIS) del FBI, que en diciembre de 2014 incluía más de 11.548.700 perfiles de delincuentes, 1.300.000 perfiles de arrestados y 601.600 perfiles forenses (material obtenido en el escenario del delito). Muchos estados y el Departamento de Defensa de EE.UU. tienen bases de datos similares de huella de DNA, al igual que unidades en otros países. Polimorfismos de inserción de elementos móviles Casi la mitad del genoma humano consiste en familias de elementos repetitivos que se encuentran dispersos por todo el genoma (v. cap. 2). Aunque la mayoría de las copias de estas repeticiones son estacionarias, algunas de ellas son móviles y contribuyen a la diversidad genética humana a través del proceso de la retrotransposición, un proceso que implica la transcripción en un RNA, la transcripción inversa a una secuencia de DNA y la inserción (es decir, la transposición) en otro sitio del genoma, como se comentó en el capítulo 3 en el contexto de los pseudogenes procesados. Las dos familias más comunes de elementos móviles son las familias Alu y LINE de repeticiones, y se han descrito casi 10.000 polimorfismos de inserción de DrBurgos 126 elementos móviles en distintas poblaciones. Cada locus polimórfico consta de dos alelos, uno con el elemento móvil insertado y otro sin él (v. fig. 4-2). Los polimorfismos de elementos móviles se encuentran en todos los cromosomas humanos; aunque la mayoría están en regiones del genoma donde no hay genes, una pequeña proporción aparece dentro de los genes. Al menos 5.000 de estos loci polimórficos tienen una frecuencia de inserción superior al 10% en diferentes poblaciones. Variantes del número de copias Otro tipo importante de polimorfismo humano es el de las variaciones en el número de copias (CNV). Las CNV están relacionadas conceptualmente con los indels y los microsatélites, pero consisten en la variación del número de copias de segmentos más grandes del genoma, con un tamaño que oscila desde 1.000 pb a centenares de kilobases. Las variantes mayores de 500 kb se encuentran en el 5-10% de los individuos en la población general, mientras que las variantes que comprenden más de 1 Mb se observan en el 1-2%. Las CNV más largas se encuentran a veces en regiones del genoma que se caracterizan por bloques repetidos de secuencias homólogas denominadas duplicaciones segmentarias (o segdups). Su importancia en la mediación de la duplicación y la deleción de los segmentos correspondientes se comenta con más detalle en el capítulo 6, en el contexto de diversos síndromes cromosómicos. Las CNV más cortas en particular pueden tener sólo dos alelos (es decir, la presencia o ausencia de un segmento), lo que es similar a las indels en este aspecto. Las CNV más grandes tienden a tener múltiples alelos debido a la presencia de diferentes números de copias de un segmento de DNA en tándem (v. fig. 4-2). En lo referente a la diversidad del genoma entre individuos, la cantidad de DNA presente en las CNV supera en gran medida a la que difiere debido a SNP. El contenido de dos genomas humanos cualesquiera puede variar hasta en 50-100 Mb debido a diferencias de número de copias en loci de CNV. En especial, el segmento variable en muchos loci de CNV puede incluir desde un gen hasta varias docenas de genes y, por lo tanto, las CNV suelen estar implicadas en rasgos que conllevan una alteración de la dosis génica. Cuando una CNV es suficientemente frecuente como para ser polimórfica, representa un fondo de variación común que debe comprenderse para interpretar correctamente las alteraciones del número de copias observadas en los pacientes. Al igual que sucede con todos los polimorfismos de DNA, la importancia de diferentes alelos de CNV en la salud y la susceptibilidad a la enfermedad es motivo de numerosas investigaciones. Polimorfismos de inversión Un último grupo de polimorfismos que se comentará es el de las inversiones, DrBurgos 127 cuyo tamaño oscila desde unos pocos pares de bases a grandes regiones del genoma (de hasta varias megabases) y que pueden estar presentes en dos orientaciones posibles en los genomas de diferentes individuos (v. fig. 4-2). La mayoría de las inversiones se caracterizan por regiones de homología de secuencia en los extremos del segmento invertido, lo que implica un proceso de recombinación homóloga en el origen de las inversiones. En su forma equilibrada, las inversiones, con independencia de su orientación, no conllevan una ganancia o pérdida de DNA, y los polimorfismos de inversión (con dos alelos correspondientes a las dos orientaciones) pueden alcanzar frecuencias considerables en la población general. Sin embargo, la recombinación anómala puede dar lugar a la duplicación o deleción del DNA situado entre las regiones de homología, asociada a trastornos clínicos que se analizarán con más detalle en los capítulos 5 y 6. DrBurgos 128 Origen y frecuencia de los diferentes tipos de mutaciones A lo largo del espectro de la diversidad que va de las variantes raras a los polimorfismos más frecuentes, los diferentes tipos de mutaciones surgen en el contexto de procesos fundamentales de la división celular como la replicación, reparación y recombinación del DNA, así como la segregación de cromosomas en la mitosis o la meiosis. La frecuencia de mutaciones por locus por división celular es una medida básica del grado de propensión a los errores de estos procesos, lo que tiene una importancia fundamental para la biología del genoma y la evolución. Sin embargo, un aspecto más importante para los genetistas médicos es la frecuencia de mutaciones por locus de la enfermedad por generación, en lugar de la tasa global de mutación en todo el genoma por división celular. Sin embargo, la medición de las tasas de mutaciones causantes de enfermedad puede ser difícil, debido a que muchas mutaciones causan una mortalidad embrionaria precoz antes de que se pueda identificar la mutación en un feto o recién nacido, o porque algunas personas con una mutación causante de enfermedad puede que sólo manifiesten el trastorno en una etapa tardía de la vida o que nunca muestren signos de la enfermedad. A pesar de estas limitaciones, se han hecho grandes avances a la hora de determinar la frecuencia global (a veces denominada carga genética) de todas las mutaciones que afectan a la especie humana. Los principales tipos de mutaciones descritas brevemente con anterioridad se producen con frecuencias apreciables en muchas células diferentes del cuerpo. La práctica de la genética se centra sobre todo en la variación del genoma heredado; sin embargo, toda esa variación tuvo que originarse como cambios nuevos (de novo) en las células germinales. En ese momento, esa variante sería bastante rara en la población (ocurriría una sola vez), y su frecuencia última en la población a lo largo del tiempo depende del azar y de los principios de la herencia y de la genética de poblaciones (v. caps. 7 y 9). Aunque la mutación original hubiese ocurrido sólo en el DNA de las células de la línea germinal, cualquier persona que heredase la mutación la portaría como una mutación constitucional en todas las células del cuerpo. Por el contrario, las mutaciones somáticas se producen en todo el cuerpo, pero no pueden transmitirse a la siguiente generación. Dada la tasa de mutación (v. después en esta sección), se podría predecir que, de hecho, cada célula de un individuo tiene una versión ligeramente diferente de su genoma, dependiendo del número de divisiones celulares que se han producido desde la concepción hasta el momento de la adquisición de la muestra. En los tejidos muy proliferativos, como las células epiteliales intestinales o las células hematopoyéticas, es muy probable que esta heterogeneidad genómica sea mayor. Sin embargo, la mayoría de estas mutaciones no suelen detectarse, porque, en las pruebas clínicas, se suele secuenciar el DNA a partir de la DrBurgos 129 muestras compuestas por muchos millones de células; en una muestra de este tipo, la base más prevalente en cualquier posición del genoma será la que está presente en la concepción, y las mutaciones somáticas raras serán en gran medida invisibles y no determinadas. Sin embargo, estas mutaciones pueden tener importancia clínica en los trastornos causados por la mutación en un único subgrupo de células en ciertos tejidos, lo que da lugar a mosaicismo somático (v. cap. 7). La principal excepción a que las mutaciones somáticas suelen no detectarse en muestras de DNA multicelular es en el cáncer, en el que la base mutacional para el origen del cáncer y de la naturaleza clonal de la evolución del tumor hace que ciertos cambios somáticos estén presentes en prácticamente todas las células de un tumor. De hecho, es fácil encontrar 1.000-10.000 mutaciones somáticas (y a veces muchas más) en los genomas de la mayoría de los cánceres de adultos, con frecuencias y patrones de mutación específicos para los diferentes tipos de cáncer (v. cap. 15). Mutaciones cromosómicas Las mutaciones que producen un cambio del número de cromosomas debido a una segregación inadecuada de éstos son unas de las más frecuentes en los seres humanos, con una tasa de una por cada 25-50 divisiones celulares meióticas. Esta estimación es claramente a la baja, puesto que las consecuencias para el desarrollo de muchas de estas mutaciones pueden ser tan graves que los fetos resultantes son abortados de manera espontánea poco después de la concepción, sin llegar a ser detectados (v. caps. 5 y 6). Mutaciones regionales Las mutaciones que afectan a la estructura o a la organización regional de los cromosomas pueden surgir de varias maneras diferentes. Las duplicaciones, deleciones e inversiones de un segmento de un único cromosoma se deben predominantemente a la recombinación homóloga entre segmentos de DNA con alta homología de secuencia situados en más de un sitio en una región de un cromosoma. Sin embargo, no todas las mutaciones estructurales se deben a la recombinación homóloga. Otras, como las translocaciones cromosómicas y algunas inversiones, pueden producirse en los sitios de rotura espontánea del DNA bicatenario. Cuando se produce la rotura en dos lugares en cualquier lugar del genoma, los dos extremos rotos se pueden unir entre sí incluso sin ninguna homología de secuencia evidente entre ambos extremos (proceso denominado reparación por unión de extremos no homólogos). En el capítulo 6 se describen con detalle ejemplos de estas mutaciones. Mutaciones génicas Las mutaciones génicas o del DNA, incluidas las sustituciones de pares de DrBurgos 130 bases, las inserciones y las deleciones (fig. 4-4), se originan mediante dos mecanismos básicos: errores producidos durante el proceso de replicación del DNA o mutaciones ocasionadas por un fallo en la reparación correcta del DNA dañado. Muchas de estas mutaciones son espontáneas y se producen durante los procesos normales (pero imperfectos) de replicación y reparación del DNA, mientras que otras son inducidas por agentes físicos o químicos denominados mutágenos. FIGURA 4-4 Ejemplos de mutaciones en una porción de un gen hipotético del que se muestran cinco codones (delimitados por las líneas de puntos). El primer par de bases del segundo codón en la secuencia de referencia (fondo azul) está mutado por una sustitución, deleción o inserción de base. La sustitución de base de una G por la T en esta posición provoca un cambio de codón (fondo verde) y, suponiendo que la cadena superior es la cadena codificante, un cambio no sinónimo previsto de una serina a una alanina en la proteína codificada (v. código genético en la tabla 3-1); todos los demás codones no se modifican. Tanto la deleción como la inserción de un único par de bases provocan una mutación de cambio del marco de lectura en el que el marco de lectura de traducción se modifica para todos los codones subsiguientes (fondo verde), hasta que se llega a un codón de terminación. Errores en la replicación del DNA El proceso de replicación del DNA (v. fig. 2-4) suele ser muy preciso; la mayoría de los errores de replicación (p. ej., inserción de una base distinta a la DrBurgos 131 complementaria que restauraría el par de bases en esa posición en la doble hélice) se eliminan enseguida del DNA, y se corrigen por varias enzimas de reparación del DNA, que primero reconocen qué cadena de la doble hélice recién sintetizada contiene la base incorrecta y después la sustituyen por la base complementaria correcta, proceso denominado corrección de errores del DNA. La replicación del DNA debe ser un proceso muy preciso; de lo contrario, la carga de mutaciones sería intolerable para el organismo y la especie. La enzima DNA polimerasa duplica con exactitud ambas cadenas de la doble hélice mediante una combinación de reglas estrictas de emparejamiento de las bases (la A se empareja con la T, y la C con la G), pero introduce un error cada 10 millones de pb. Una verificación adicional de los errores de replicación corrige después más del 99,9% de los fallos en la replicación del DNA. Por tanto, la tasa global de mutaciones debida a errores de replicación es notablemente baja, 10–10 por división celular, lo que supone menos de una mutación por genoma por división celular. Reparación del daño en el DNA Además de los errores de replicación, se calcula que entre 10.000 y 1.000.000 nucleótidos por célula humana y por día sufren daño debido a procesos químicos espontáneos, como la depurinación, la desmetilación y la desaminación; por reacciones con mutágenos químicos (naturales o no) del ambiente, y por exposición a las radiaciones ionizantes o ultravioleta. Una parte de ese daño es reparada, pero no la totalidad. Aunque el daño sea reconocido y eliminado, es posible que el mecanismo de reparación cree mutaciones al introducir bases equivocadas. Por tanto, al contrario de lo que ocurre con las modificaciones del DNA relacionadas con su replicación, que suelen subsanarse mediante el procedimiento de la corrección de errores, los cambios de nucleótidos producidos por el daño en el DNA y su reparación producen a menudo mutaciones permanentes. Una mutación espontánea particularmente frecuente es la sustitución de T por C (o A por G en la otra cadena). La explicación de esta observación se obtiene al considerar la principal forma de modificación epigenética en el genoma humano, la metilación del DNA, comentada en el capítulo 3. La desaminación espontánea de la 5-metilcitosina a timidina (compare las estructuras de la citosina y de la timina en la fig. 2-2) en el doblete CpG da lugar a mutaciones C a T o G a A (dependiendo de la cadena de DNA en la que se encuentre la 5-metilcitosina desaminada). Puede que estas mutaciones espontáneas no sean reconocidas por la maquinaria de reparación del DNA y, por tanto, queden establecidas en el genoma después del siguiente ciclo de replicación del DNA. Más del 30% de todas las sustituciones de un único nucleótido son de este tipo, y se producen con una tasa 25 veces superior a la de cualquier otra mutación que afecte a un solo nucleótido. Por tanto, el doblete CpG representa un verdadero «punto caliente» de mutación en el genoma humano. DrBurgos 132 Tasa global de mutaciones del DNA Aunque la tasa de mutaciones del DNA en loci específicos se ha estimado utilizando diversos métodos en los últimos 50 años, el impacto global de los errores de replicación y reparación en la aparición de nuevas mutaciones en todo el genoma se puede determinar en la actualidad directamente mediante secuenciación del genoma completo de tríos formados por un hijo y ambos progenitores, en busca de nuevas mutaciones en el hijo que no estén presentes en la secuencia del genoma de ninguno de los progenitores. La tasa global de nuevas mutaciones entre gametos maternos y paternos es, en promedio, de alrededor de 1,2 × 10−8 mutaciones por par de bases por generación. Por tanto, es probable que cada persona reciba unas 75 nuevas mutaciones en su genoma de alguno de los progenitores. Esta tasa, sin embargo, varía entre los diversos genes del genoma y tal vez entre las distintas poblaciones, o incluso entre los diferentes individuos. De forma global, esta tasa, combinada con datos de crecimiento y de dinámica de la población, predice que debe haber un gran número de mutaciones relativamente nuevas (y, por tanto, muy raras) en la población actual mundial de siete mil millones de personas. Como sería de prever, la inmensa mayoría de estas mutaciones corresponderán a cambios de un solo nucleótido en posiciones no codificantes del genoma y probablemente tendrán poco o ningún significado funcional. Sin embargo, a nivel de las poblaciones, no se debe pasar por alto el impacto colectivo potencial de estas nuevas mutaciones en genes de importancia médica. En Estados Unidos, por ejemplo, donde hay más de 4 millones de recién nacidos vivos cada año, se producirán alrededor de 6 millones de nuevas mutaciones en secuencias codificantes; por lo tanto, incluso para un único gen codificante de proteína de tamaño medio, se puede prever que varios cientos de recién nacidos cada año presentarán una mutación nueva en su secuencia codificante. Varios estudios similares desde el punto de vista conceptual han determinado la tasa de mutaciones en las CNV, donde la aparición de una nueva variante en longitud depende de la recombinación, más que de los errores en la síntesis de DNA para generar un nuevo par de bases. La tasa medida de la formación de nuevas CNV (≈1,2 × 10−2 por locus por generación) es varias órdenes de magnitud mayor que la de sustituciones de bases. Tasa de mutaciones génicas causantes de enfermedad La forma más directa de estimar la tasa de mutaciones causantes de enfermedades por locus por generación es medir la incidencia de casos nuevos de una enfermedad genética que no está presente en ninguno de los progenitores y que se debe a una única mutación que causa una enfermedad claramente reconocible en todos los recién nacidos portadores de esa mutación. La acondroplasia es un trastorno en el que la reducción del crecimiento óseo provoca talla baja (Caso 2) y es una de las enfermedades que cumplen esos requisitos. En un estudio, se detectaron siete niños DrBurgos 133 acondroplásicos en una serie de 242.257 nacimientos consecutivos. Los siete tenían progenitores de estatura normal y, dado que la acondroplasia se manifiesta siempre cuando existe una mutación, los siete casos se consideraron mutaciones nuevas. La tasa de mutación nueva en este locus puede calcularse como 7 mutaciones en un total de 2 × 242.257 copias del gen relevante, o aproximadamente 1,4 × 10–5 mutaciones causantes de enfermedad por locus por generación. Esta tasa de mutación elevada es especialmente llamativa, porque se ha observado que casi todos los casos de acondroplasia se deben a una mutación idéntica de G a A en la que un codón de glicina se cambia a uno de arginina en la proteína codificada. La tasa de mutaciones génicas que causan enfermedades se ha estimado para algunos trastornos hereditarios, en los que se determinó la existencia de mutaciones nuevas a través de la aparición y detección del fenotipo de la enfermedad (tabla 4-3). Las tasas medidas varían en un rango de 1.000 veces, de 10–4 a 10–7 mutaciones por locus por generación. La razón de esas diferencias puede estar relacionada con algunos o con todos los siguientes factores: el tamaño de los distintos genes, la fracción de todas las mutaciones en ese gen que dará lugar a la enfermedad, la edad y el sexo del progenitor que sufrió la mutación, el mecanismo de la mutación y la presencia o ausencia de «puntos calientes» de mutación en el gen. De hecho, la tasa elevada de la mutación específica en la acondroplasia puede explicarse, en parte, por el hecho de que la mutación en la otra cadena es un cambio C a T en una posición donde se produce metilación CpG y es un punto caliente para la mutación por desaminación, como se ha descrito previamente. Tabla 4-3 Estimaciones de las tasas de mutación para genes seleccionados de enfermedades humanas Enfermedad Locus (proteína) Tasa de mutación* Acondroplasia (Caso 2) FGFR3 (receptor del factor de crecimiento fibroblástico 3) 1,4 × 10−5 Aniridia PAX6 (Pax6) 2,9-5 × 10−6 Distrofia muscular de Duchenne (Caso 14) DMD (distrofina) 3,5-10,5 × 10−5 Hemofilia A (Caso 21) F8 (factor VIII) 3,2-5,7 × 10−5 Hemofilia B (Caso 21) F9 (factor IX) 2-3 × 10−6 Neurofibromatosis, tipo 1 (Caso 34) Poliquistosis renal, tipo 1 (Caso 37) Retinoblastoma (Caso 39) NF1 (neurofibromina) PKD1 (poliquistina) RB1 (Rb1) 4-10 × 10−5 6,5-12 × 10−5 5-12 × 10−6 Basada en datos de Vogel F, Motulsky AG: Human genetics, 3.ª ed., Berlín, 1997, Springer-Verlag. * Expresada en mutaciones por locus por generación. A pesar de este rango de tasas entre los distintos genes, la tasa media de mutación génica es de alrededor de 10−6. Debido a que existen al menos 5.000 genes en el genoma humano en los que se sabe que las mutaciones causan una enfermedad u otro rasgo detectable (v. cap. 7), es probable que alrededor de 1 de cada 200 personas reciba una mutación nueva en un gen asociado a una enfermedad conocida de cualquiera de los progenitores. DrBurgos 134 Diferencias en función del sexo y efecto de la edad en las tasas de mutación Debido a que el DNA de los espermatozoides ha pasado por muchos más ciclos de replicación que el DNA de los óvulos (v. cap. 2), tiene más posibilidades de que se produzcan errores; por tanto, sería previsible que muchas mutaciones tuviesen con más frecuencia un origen paterno que materno. De hecho, cuando se ha estudiado esto, las mutaciones nuevas responsables de determinados trastornos (p. ej., la acondroplasia, como se acaba de describir) suelen ser mutaciones de cambio de sentido que se producen casi siempre en la línea germinal paterna. Además, cuanto mayor es la edad del padre, más ciclos de replicación han precedido a las divisiones meióticas, por lo que sería previsible que la frecuencia de mutaciones nuevas paternas aumentase con su edad. De hecho, se ha observado una correlación entre la edad creciente del padre y la incidencia de mutaciones génicas para diversos trastornos (incluida la acondroplasia) y con la incidencia de mutaciones regionales que implican CNV en los trastornos del espectro autista (Caso 5). En otras enfermedades, sin embargo, los efectos del progenitor de origen y de la edad sobre los espectros mutacionales no son tan llamativos, por razones desconocidas. DrBurgos 135 Tipos de mutaciones y sus consecuencias En este apartado trataremos la naturaleza de las diferentes mutaciones y sus efectos sobre los genes implicados. Cada tipo de mutación descrito aquí se ilustra con uno o más ejemplos de enfermedades. En especial, la mutación específica observada en casi todos los casos de acondroplasia es la excepción en lugar de la regla, y las mutaciones subyacentes a una enfermedad genética única suelen ser con más frecuencia heterogéneas en un grupo de individuos afectados. Por tanto, los diferentes casos de un trastorno particular suelen deberse a distintas mutaciones subyacentes (tabla 4-4). En los capítulos 11 y 12 volveremos a examinar las formas en que las mutaciones en genes específicos de enfermedades causan estas últimas. Tabla 4-4 Tipos de mutación en las enfermedades genéticas humanas Sustituciones de nucleótidos Mutaciones de cambio de sentido La sustitución de un único nucleótido (o mutación puntual) en una secuencia génica, como la que se observa en el ejemplo de la acondroplasia que acaba de describirse, puede alterar el código en un triplete de bases y causar la sustitución no sinónima de un aminoácido por otro en el producto génico (v. el código genético en la tabla 3-1 y el ejemplo de la fig. 4-4). Esas mutaciones se denominan mutaciones de cambio de sentido («missense» en inglés) porque alteran el «significado» de la cadena codificante del gen al especificar DrBurgos 136 un aminoácido diferente. Aunque no todas las mutaciones de cambio de sentido provocan un cambio observable de la función de la proteína, la proteína resultante puede no tener una función adecuada, puede ser inestable y degradarse con rapidez, o puede que no se localice en su posición intracelular correcta. En muchos trastornos, como la β-talasemia (caso 44), la mayoría de las mutaciones detectadas en distintos pacientes son mutaciones de cambio de sentido (v. cap. 11). Mutaciones que generan una terminación prematura de la traducción Las mutaciones puntuales en una secuencia de DNA que causan la sustitución del codón normal de un aminoácido por uno de los tres codones de terminación se denominan mutaciones sin sentido («nonsense» en inglés). Como la traducción del RNA mensajero (mRNA) cesa al alcanzar un codón de terminación (v. cap. 3), una mutación que convierte una secuencia codificante en un codón de terminación ocasiona que la traducción se detenga en la secuencia codificante del mRNA. Las consecuencias de las mutaciones que causan una terminación prematura son dos. En primer lugar, el mRNA portador de una mutación prematura suele ser objeto de una rápida degradación (por un proceso celular denominado degradación del mRNA por mutación sin sentido), y eso imposibilita la traducción. En segundo lugar, incluso cuando el mRNA es lo suficientemente estable como para ser traducido, la proteína truncada suele ser tan inestable que es rápidamente degradada en la célula (v. ejemplos en el cap. 12). Mientras que algunas mutaciones puntuales crean un codón de terminación prematuro, otras pueden destruir el codón de terminación normal y permitir que la traducción continúe hasta alcanzar el codón de terminación siguiente en el mRNA. Esa mutación creará una proteína anormal con aminoácidos adicionales en su extremo carboxilo y, además, puede alterar las funciones reguladoras ejercidas por la región 3’ no traducida justo a partir del codón de terminación normal. Mutaciones que afectan a la transcripción, procesamiento y traducción del RNA El mecanismo normal por el que se sintetizan los transcritos iniciales de RNA y se convierten en mRNA maduro (o versiones finales de RNA no codificante) requiere una serie de modificaciones, como la unión del factor de transcripción, la adición de la caperuza 5’, la poliadenilación y el corte y empalme (splicing) (v. cap. 3). Todos esos pasos en la maduración del RNA dependen de secuencias específicas presentes en el RNA. Se han descrito dos tipos generales de mutaciones de sitios de corte y empalme. Para que los intrones del RNA no procesado se separen y los exones se empalmen para dar lugar a un RNA maduro, es necesaria una secuencia específica de nucleótidos, situada en la unión exón-intrón (sitio donador 5’) o en la unión DrBurgos 137 intrón-exón (sitio aceptor 3’) o cerca de ellas. Las mutaciones que afectan a esas bases necesarias, tanto en el sitio donador como en el aceptor, interfieren y, a veces, impiden totalmente el proceso de corte y empalme normal del RNA en ese sitio. Un segundo tipo de mutaciones que afectan al proceso de corte y empalme implica una sustitución de bases del intrón que no afecta a la secuencia misma de los sitios donadores o aceptores, sino que crea sitios donadores o aceptores alternativos, que compiten con los sitios normales durante el procesamiento del RNA. Por tanto, en esos casos al menos cierta proporción del mRNA maduro puede contener secuencias de intrones que están ensambladas de forma incorrecta. En el capítulo 11 se presentan ejemplos de ambos tipos de mutaciones. Para los genes codificantes de proteínas, incluso aunque se sintetice mRNA y sea estable, las mutaciones puntuales en las regiones no traducidas 5’ y 3’ también pueden contribuir a la aparición de enfermedad al modificar la estabilidad del mRNA o la eficacia de la traducción, lo que reduce la cantidad de producto proteico que se sintetiza. Deleciones, inserciones y reordenamientos Las mutaciones también pueden producirse por inserción deleción o reordenación de las secuencias de DNA. Algunas deleciones e inserciones involucran sólo a unos pocos nucleótidos y, en general, se detectan más fácilmente mediante secuenciación directa de nucleótidos de esa parte del genoma. En otros casos, un segmento sustancial de un gen, o un gen entero, se deleciona, invierte, duplica o transloca, lo que crea una disposición nueva de las secuencias génicas. Dependiendo del tipo exacto de la deleción, inserción o reordenación, se pueden usar diversos métodos para detectar la alteración genómica. Algunas deleciones e inserciones afectan sólo a un pequeño número de pares de bases. Cuando este tipo de mutación se produce en una secuencia codificante y el número de bases implicadas no es un múltiplo de tres (es decir, no es un número entero de codones), el marco de lectura se altera empezando en el punto de inserción o deleción. Las mutaciones resultantes se denominan mutaciones de cambio de marco de lectura (v. fig. 4-4). Por tanto, desde el punto de inserción o deleción, se crea una secuencia diferente de codones, que codifica unos pocos aminoácidos incorrectos seguidos de un codón de terminación en el marco cambiado, lo que suele dar lugar a una proteína alterada desde el punto de vista funcional. Por el contrario, si el número de pares de bases insertadas o delecionadas es un múltiplo de tres, no se produce un cambio en el marco de lectura y habrá una simple inserción o deleción de los aminoácidos correspondientes en el producto génico traducido, por lo demás normal. Las inserciones o deleciones más grandes, que oscilan de alrededor de 100 a más de 1.000 pb, suelen denominarse «indels», como se ha visto previamente en el caso de los polimorfismos. Pueden afectar a múltiples exones de un gen y causar alteraciones graves de DrBurgos 138 la secuencia codificante. Un tipo de mutación por inserción consiste en la inserción de un elemento móvil, como los que pertenecen a la familia LINE del DNA repetitivo. Se estima que, en cualquier individuo, alrededor de 100 copias de una subclase particular de la familia LINE del genoma son capaces de moverse por retrotransposición, como se comentó previamente. Este movimiento no sólo genera diversidad genética en nuestra especie (v. fig. 4-2), sino que también puede causar enfermedades por mutagénesis insercional. Por ejemplo, en algunos pacientes que presentan el grave trastorno hemorrágico denominado hemofilia A (Caso 21), se observa la presencia de secuencias LINE de varias kilobases de longitud insertadas en un exón del gen del factor VIII, lo que interrumpe la secuencia codificante e inactiva el gen. Las inserciones LINE en todo el genoma también son frecuentes en el cáncer de colon, lo que refleja la retrotransposición en las células somáticas (v. cap. 15). Como ya se comentó en el contexto de los polimorfismos en un apartado previo de este capítulo, las duplicaciones, deleciones e inversiones de un segmento mayor de un solo cromosoma se deben predominantemente a la recombinación homóloga entre segmentos de DNA con una alta homología de secuencia (fig. 4-5). Los trastornos que surgen por estos intercambios pueden deberse a un cambio de la dosis de productos génicos de tipo natural cuando los segmentos homólogos se encuentran fuera de los propios genes (v. cap. 6). De forma alternativa, estas mutaciones pueden modificar las características de la propia proteína codificada cuando se produce la recombinación entre diferentes genes dentro de una familia génica (v. cap. 11) o entre los genes de diferentes cromosomas (v. cap. 15). El emparejamiento y la recombinación anormales entre dos secuencias similares con orientación opuesta en una única cadena de DNA provocan inversión. Por ejemplo, casi la mitad de todos los casos de hemofilia A se deben a la recombinación que invierte varios exones, lo que altera la estructura del gen e impide que éste pueda codificar un producto génico normal (v. fig. 4-5). DrBurgos 139 FIGURA 4-5 Secuencias homólogas invertidas, marcadas como A y B, situadas a 500 kb de distancia en el cromosoma X, una hacia arriba del gen (upstream) del factor VIII y la otra en un intrón entre los exones 22 y 23 del gen. El emparejamiento intracromosómico y la recombinación dan lugar a la inversión de los exones 1 a 22 del gen, lo que altera dicho gen y provoca una hemofilia grave. Mutaciones dinámicas Las mutaciones en algunos trastornos implican la amplificación de secuencias repetidas de nucleótidos. Por ejemplo, ciertas repeticiones simples, como (CCG)n, (CAG)n, o (CCTG)n localizadas en la porción codificante de un exón, en una región no traducida de un exón o incluso en un intrón pueden expandirse durante la gametogénesis, en lo que se denomina mutación dinámica, e interferir con la expresión génica normal o la función de la proteína. Una repetición expandida en la región codificante provocará un producto proteico anormal, mientras que una expansión de repeticiones en las regiones no traducidas o en los intrones de un gen puede interferir con la transcripción, el procesamiento o la traducción del mRNA. No se conoce por completo cómo se producen las mutaciones dinámicas; son similares desde el punto de vista conceptual a los polimorfismos de microsatélites, pero se expanden a una velocidad mucho mayor de lo que suele observarse en los loci de microsatélites. La implicación de las expansiones de repeticiones de nucleótidos simples en la enfermedad se describe con más detalle en los capítulos 7 y 12. En las enfermedades causadas por mutaciones dinámicas, se conocen con precisión unos efectos marcados del progenitor de origen y parecen ser característicos de la enfermedad específica y/o del tipo de repetición (v. cap. 12). Estas diferencias pueden deberse a discrepancias biológicas fundamentales entre la ovogénesis y la espermatogénesis, pero también pueden derivar de la DrBurgos 140 selección contraria a gametos portadores de ciertas expansiones de repeticiones. DrBurgos 141 Variación en genomas individuales El inventario actual más extenso de la cantidad y tipo de variación previsible en cualquier genoma determinado proviene del análisis directo de genomas humanos diploides individuales. La primera de tales secuencias genómicas (de un varón) se publicó en 2007. En la actualidad, se han secuenciado decenas de miles de genomas individuales, algunos como parte de grandes consorcios de investigación internacionales que analizan la diversidad genética humana en la salud y la enfermedad, y otros en el contexto de la secuenciación clínica para determinar la base subyacente de un trastorno en pacientes particulares. ¿Qué grado de variación genómica se detecta en estos estudios? Los genomas humanos individuales suelen tener 5-10 millones de SNP de los que (dependiendo en parte de la población) hasta un 25-33% son nuevos (v. cuadro). Esto sugiere que el número de SNP descritos para nuestra especie aún está incompleto, aunque es de suponer que la fracción de estos SNP nuevos disminuirá a medida que se secuencien cada vez más y más genomas de un número mayor de poblaciones. En el seno de esta variación hay variantes con un impacto clínico conocido, probable o sospechado. Según los estudios realizados hasta el momento, cada genoma presenta 50-100 variantes que se han implicado previamente en enfermedades hereditarias conocidas. Además, cada genoma presenta miles de SNP no sinónimos en genes codificantes de proteínas distribuidos por el genoma, algunos de los cuales podrían alterar la función proteica. Cada genoma incluye también alrededor de 200-300 mutaciones con una probable pérdida de función, algunas de las cuales están presentes en ambos alelos de genes en un individuo determinado. En el contexto clínico, esta observación tiene implicaciones importantes para la interpretación de los datos de secuencia genómica de pacientes, en especial al intentar predecir el impacto de las mutaciones en genes que de momento no tienen una función conocida (v. cap. 16). Un aspecto interesante e imprevisto de la secuenciación de genomas individuales es que el genoma humano de referencia aún carece de cantidades considerables de DNA no documentado y no anotado que se descubren en todos los genomas individuales que se secuencian. Estas secuencias «nuevas» sólo se descubren cuando se secuencian genomas adicionales. Por tanto, la recopilación completa de todas las secuencias genómicas humanas que debería encontrarse en nuestra población actual de siete mil millones de personas (estimada en 20-40 Mb mayor que la secuencia de referencia existente) aún está pendiente de dilucidarse por completo. La diversidad genética humana es impresionante y está claro que aún estamos en la etapa de descubrirla; es indudable que todavía deben encontrarse millones de SNP adicionales y otras variantes, al igual que está por ver el grado en el que cualquiera de ellas podría afectar al estatus clínico DrBurgos 142 de un individuo en el contexto del bienestar y la asistencia sanitaria. Va r ia ción de te cta da e n un ge nom a hum a no típico Los individuos varían ampliamente en un extenso rango de funciones biológicas, lo que está determinado en parte por la variación entre sus genomas. Cualquier genoma individual contendrá lo siguiente: • ≈5-10 millones de SNP (varía en función de la población). • 25.000-50.000 variantes raras (mutaciones privadas u observadas previamente en < 0,5% de los individuos analizados). • ≈75 mutaciones nuevas de pares de bases no detectadas en los genomas parentales. • 3-7 CNV nuevas que implican a ≈500 kb de DNA. • 200.000-500.000 indels (1-50 pb) (varía en función de la población). • 500-1.000 deleciones de 1-45 kb, abarcando ≈200 genes. • ≈150 indels sin variación del marco de lectura. • ≈200-250 cambios de marco de lectura. • 10.000-12.000 SNP sinónimos. • 8.000-11.000 SNP no sinónimos en 4.000-5.000 genes. • 175-500 variantes no sinónimas raras. • 1 mutación nueva no sinónima. • ≈100 codones de terminación prematura. • 40-50 variantes con alteración de sitios de corte y empalme. • 250-300 genes con variantes que probablemente causen pérdida de función. • ≈25 genes que previsiblemente estén completamente inactivados. Estudios de secuenciación clínicos En el contexto de la medicina genómica, una cuestión clave es hasta qué punto la variación de la secuencia y/o la expresión del genoma de un individuo influye en la probabilidad de aparición de la enfermedad, determina o indica la historia natural de ésta y/o proporciona pistas relevantes para su tratamiento. Como se acaba de exponer, la variación del genoma constitucional de un individuo puede tener varios efectos directos o indirectos diferentes sobre la función génica. La secuenciación de genomas enteros (denominada secuenciación del genoma completo) o del subconjunto de genomas que incluyen todos los exones codificantes conocidos (denominada secuenciación del exoma completo) se ha introducido en varias situaciones clínicas, como se comentará con mayor detalle en el capítulo 16. Tanto la secuenciación del exoma completo como del genoma completo se han utilizado para detectar mutaciones de novo (tanto mutaciones puntuales como CNV) en diversas enfermedades de etiología compleja y/o desconocida, como, por ejemplo, varios trastornos del neurodesarrollo o neuropsiquiátricos, como el autismo, la esquizofrenia, la epilepsia o la discapacidad intelectual y el retraso del desarrollo. DrBurgos 143 Los estudios de secuenciación clínicos pueden dirigirse a variantes de la línea germinal o somáticas. En el cáncer, especialmente, se han utilizado varias estrategias para buscar mutaciones somáticas en el tejido tumoral con el fin de identificar genes potencialmente relevantes para su progresión (v. cap. 15). Ge nóm ica pe r sona l y pa pe l de l consum idor La creciente capacidad de secuenciar genomas individuales no sólo está al alcance de los laboratorios de investigación y clínicos, sino que también está generando una revolución social y de información entre los consumidores en el contexto de la genómica directa al consumidor (DTC; del inglés direct-toconsumer), en la que los análisis de los polimorfismos del genoma completo e incluso la secuenciación de genomas enteros se ofrece directamente a los clientes potenciales, sin pasar por los profesionales de la salud. Todavía no está nada claro qué grado de vigilancia genómica será más útil para la práctica clínica habitual, y es probable que esto evolucione rápidamente en el caso de trastornos específicos, a medida que nuestro conocimiento aumente, que se adopten guías de práctica profesional y que reaccionen las compañías de seguros. Algunos grupos han planteado preocupaciones considerables acerca de la privacidad y sobre la necesidad de regular la industria. Al mismo tiempo, sin embargo, otros individuos están dispuestos a hacer que los datos de la secuencia genómica (e incluso la información médica) estén disponibles más o menos públicamente. Las actitudes en esta área varían ampliamente entre los profesionales y el público en general, en función de si se considera que conocer la secuencia del genoma propio es una actividad fundamentalmente médica o personal. Los críticos de los análisis DTC y los elaboradores de políticas, tanto de la industria sanitaria como del gobierno, se centran en temas de utilidad clínica, normas reglamentarias, supervisión médica, disponibilidad de asesoramiento genético y privacidad. Los defensores de las pruebas DTC e incluso los propios consumidores, por otra parte, se centran más en la libertad de información, los derechos individuales, la conciencia social y personal, la educación pública y el poder de decisión de los consumidores. La disponibilidad de información del genoma individual se está convirtiendo en una mercancía comercial y una realidad personal. En este sentido, y sin menospreciar ni minimizar los aspectos científicos, éticos y clínicos significativos subyacentes, lo cierto es que las secuencias del genoma individual serán parte activa de la práctica médica para los estudiantes de hoy en día. DrBurgos 144 Impacto de las mutaciones y el polimorfismo Aunque los estudiantes de la genética humana verán con claridad que las nuevas mutaciones o variantes raras en la población con un efecto deletéreo pueden tener consecuencias clínicas, tal vez les resulte menos obvio que las variantes polimórficas comunes pueden tener relevancia médica. Para la proporción de la variación polimórfica que se produce en los propios genes, tales loci se pueden estudiar mediante el análisis de la variación en las proteínas codificadas por los diferentes alelos. Durante mucho tiempo, se ha estimado que un solo individuo probablemente porte dos alelos distintos que determinan polipéptidos estructuralmente diferentes en alrededor del 20% de todos los loci codificantes de proteínas; cuando se comparan individuos de diferentes grupos geográficos o étnicos, se ha observado que una fracción aún mayor de proteínas presentan un polimorfismo detectable. Además, incluso cuando el producto génico es idéntico, los niveles de expresión de ese producto pueden ser muy diferentes entre los distintos individuos, determinados por una combinación de variación genética y epigenética, como se vio en el capítulo 3. Por lo tanto, existe un grado sorprendente de individualidad bioquímica en el seno de la especie humana en cuanto a su composición de enzimas y otros productos génicos. Además, debido a que los productos de muchas de las vías bioquímicas y reguladoras codificadas interactúan en redes funcionales y fisiológicas, se puede concluir plausiblemente que cada individuo, con independencia de su estado de salud, tiene una composición química única, determinada genéticamente y que, por lo tanto, responde de una manera única a las influencias ambientales, dietéticas y farmacológicas. Este concepto de individualidad química, planteado por primera vez hace más de un siglo por Garrod, el médico británico de gran clarividencia citado en el capítulo 1, sigue siendo cierto hoy en día. Decidir de forma general lo que es normal (un concepto esencial en la biología humana y en la medicina clínica) sigue siendo en gran medida una cuestión sin resolver en lo referente al genoma humano. En los siguientes capítulos, se analizará este concepto en detalle, primero en el contexto del genoma y las mutaciones cromosómicas (caps. 5 y 6) y luego en términos de mutaciones génicas y polimorfismos que determinan la herencia de las enfermedades genéticas (cap. 7) y que influyen en su probabilidad en familias y poblaciones (caps. 8 y 9). DrBurgos 145 Bibliografía general Olson MV. Human genetic individuality. Ann Rev Genomics Hum Genet. 2012;13:1–27. Strachan T, Read A. Human molecular genetics. ed 4 New York: Garland Science; 2010. The 1000 Genomes Project Consortium. An integrated map of genetic variation from 1,092 human genomes. Nature. 2012;491:56–65. Willard HF. The human genome: a window on human genetics, biology and medicine. In: Ginsburg GS, Willard HF, eds. Genomic and personalized medicine. ed 2 New York: Elsevier; 2013. DrBurgos 146 Bibliografía específica Alkan C, Coe BP, Eichler EE. Genome structural variation discovery and genotyping. 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La aniridia es un trastorno ocular que se caracteriza por la ausencia completa o parcial del iris y siempre está presente cuando se produce una mutación en el gen responsable. En una población, 41 niños diagnosticados de aniridia nacieron de progenitores con visión normal entre 4,5 millones de nacimientos durante un período de 40 años. Suponiendo que estos casos se debieron a mutaciones nuevas, ¿cuál es la tasa de mutación estimada en el locus de la aniridia? ¿En qué suposiciones se basa esta estimación y por qué podría ser esta estimación demasiado alta o demasiado baja? 3. ¿Cuál de los siguientes tipos de polimorfismo sería más eficaz para distinguir dos individuos de la población general: un SNP, un indel simple o un microsatélite? Explique el razonamiento. 4. Considere dos estirpes celulares que difieran entre sí por una serie de 100 divisiones celulares. Dada la tasa de mutación para los distintos tipos de variación, ¿qué grado de diferencia tendrán los genomas de dichas DrBurgos 147 estirpes? 5. Compare el impacto probable de cada uno de los siguientes factores sobre la tasa global de mutación detectada en cualquier genoma determinado: edad de los progenitores, puntos calientes de mutación, recombinación homóloga intracromosómica, variación genética en los genomas parentales. DrBurgos 148 CAPÍTULO 5 DrBurgos 149 Principios de citogenética clínica y análisis genómico La citogenética clínica consiste en el estudio de los cromosomas, su estructura y su herencia, aplicado a la práctica de la medicina. Desde hace más de 50 años sabemos que los cambios microscópicamente visibles en el número o la estructura de los cromosomas pueden producir trastornos clínicos, que –por esta razón– se denominan trastornos cromosómicos. Con su atención puesta en el conjunto completo del material genético, la citogenética fue la primera de las ciencias en ofrecer una perspectiva basada en el genoma completo a la práctica de la medicina. En la actualidad, el análisis cromosómico –cuya resolución y precisión no dejan de aumentar a niveles citológico y genómico– es un procedimiento diagnóstico importante en numerosas áreas de la medicina clínica. El análisis actual del genoma que utiliza métodos que se describirán en este capítulo, como las micromatrices cromosómicas y la secuenciación del genoma completo, supone una mejora impresionante de capacidad y resolución, pero es similar desde el punto de vista conceptual a los métodos microscópicos centrados en los cromosomas (fig. 5-1). DrBurgos 150 FIGURA 5-1 Espectro de resolución del análisis cromosómico y genómico. Se muestran la resolución típica y el rango de eficacia de diversos métodos diagnósticos utilizados de forma rutinaria en el análisis cromosómico y genómico. Véanse los detalles y ejemplos específicos en el texto. FISH, hibridación in situ fluorescente. Los trastornos cromosómicos constituyen una entidad propia dentro de las enfermedades genéticas. Representan una gran proporción del conjunto de problemas reproductivos, malformaciones congénitas y discapacidad intelectual, y desempeñan un importante papel en la patogenia del cáncer. Los trastornos citogenéticos específicos son responsables de cientos de síndromes específicos que, en conjunto, son más frecuentes que todas las enfermedades monogénicas juntas. Las anomalías citogenéticas están presentes en cerca del 1% de los nacidos vivos, en alrededor del 2% de las gestaciones de mujeres mayores de 35 años que se someten a diagnóstico prenatal y en aproximadamente la mitad de todos los abortos espontáneos del primer trimestre de la gestación. El espectro del análisis que va desde los cambios visibles al microscopio en el número y estructura de los cromosomas a las anomalías de la estructura y la secuencia del genoma detectables a nivel de la secuenciación del genoma completo, abarca literalmente todo el campo de la genética médica (v. fig. 51). En este capítulo, se presentan los principios generales del análisis cromosómico y genómico, con especial atención a las mutaciones cromosómicas y las mutaciones regionales introducidas en el capítulo anterior. El análisis se restringe a los trastornos debidos a desequilibrio DrBurgos 151 genómico, ya sea para los cientos o miles de genes que se encuentran en los cromosomas individuales o para un número menor de genes localizados en una región cromosómica particular. La aplicación de estos principios a algunos de los trastornos cromosómicos y genómicos más frecuentes y mejor conocidos se presenta después en el capítulo 6. DrBurgos 152 Introducción a la citogenética y al análisis genómico En los capítulos 2 y 3 se introdujeron la organización y la morfología de los cromosomas humanos, así como su composición molecular y genómica. Para el análisis cromosómico que se lleva a cabo por motivos clínicos, las células tienen que ser capaces de proliferar en cultivo. Las células más accesibles que cumplen estos requisitos son los leucocitos de la sangre, en especial los linfocitos T. Para preparar un cultivo a corto plazo de estas células que permita su análisis citogenético, se obtiene una muestra de sangre periférica y se recogen los leucocitos, se colocan en un medio de cultivo tisular y se estimulan para que se dividan. Al cabo de unos cuantos días, las células en división se detienen en la metafase mediante la aplicación de agentes químicos que inhiben el huso mitótico. Las células se tratan con una solución hipotónica para liberar los cromosomas, que a continuación se fijan, se extienden sobre un portaobjetos y se tiñen con una de las técnicas disponibles, según el procedimiento diagnóstico concreto que se vaya a realizar. En este momento los cromosomas ya están listos para su análisis. Aunque los cultivos celulares preparados a partir de sangre periférica son idóneos para el análisis clínico rápido, tienen la desventaja de que su duración es breve (3-4 días). Hay varios tejidos que se mantienen en cultivo a largo plazo, lo que permite su almacenamiento y la realización de estudios adicionales. La biopsia de piel, que es un procedimiento quirúrgico menor, puede proporcionar muestras de tejido que en cultivo producen fibroblastos. Estas células pueden utilizarse para varios tipos de estudios bioquímicos y moleculares, así como para los análisis cromosómicos y genómicos. Los leucocitos de la sangre pueden transformarse en cultivo formando células linfoblastoides, que son potencialmente inmortales. La médula ósea tiene la ventaja de que contiene una elevada proporción de células en división, de manera que requieren poco o ningún cultivo; sin embargo, sólo puede obtenerse por el procedimiento relativamente invasivo de una biopsia de médula ósea. Su utilidad principal es el diagnóstico en los casos de sospecha de tumores malignos hematológicos. Las células fetales obtenidas del líquido amniótico (amniocitos) o mediante biopsia de las vellosidades coriónicas también pueden cultivarse para análisis citogenéticos, genómicos, bioquímicos o moleculares. Las células obtenidas mediante biopsia de las vellosidades coriónicas pueden ser analizadas directamente tras la biopsia, sin necesidad de cultivo. Como dato destacable, se encuentran pequeñas cantidades de DNA fetal libre en el plasma materno, que pueden analizarse mediante secuenciación del genoma completo (hay una exposición más detallada en el cap. 17). El análisis molecular del genoma, incluida la secuenciación del genoma completo, se puede llevar a cabo sobre cualquier material clínico apropiado, DrBurgos 153 siempre y cuando sea posible obtener DNA de buena calidad para este objetivo. No es necesario que las células estén en fase de división, por lo que es posible estudiar el DNA en muestras de tejidos y tumores, así como también en muestras de sangre periférica. Decidir cuál es el método más apropiado para un fin diagnóstico o de investigación particular es un área en rápida evolución a medida que la resolución, sensibilidad y facilidad del análisis cromosómico y genómico aumentan (v. cuadro). I ndica cione s clínica s pa r a e l a ná lisis cr om osóm ico y ge nóm ico El análisis cromosómico está indicado como un procedimiento diagnóstico sistemático para la evaluación de una serie de trastornos específicos que se presentan en medicina clínica. En algunas situaciones clínicas generales conviene efectuar un análisis citogenético y genómico: • Problemas en el crecimiento y desarrollo tempranos. Los problemas de crecimiento, el retraso del desarrollo, la dismorfología facial, las malformaciones múltiples, la talla baja, los genitales ambiguos y la discapacidad intelectual son hallazgos frecuentes en niños con anomalías cromosómicas. A menos que ya exista un diagnóstico no cromosómico definitivo, debería realizarse un análisis cromosómico y genómico en los pacientes que presenten cualquier combinación de estos problemas. • Mortinatos y muerte neonatal. La incidencia de anomalías cromosómicas es mucho mayor entre los mortinatos (hasta el 10%) que entre los nacidos vivos (alrededor del 0,7%). También es elevada entre los niños que mueren durante el período neonatal (alrededor del 10%). Es necesario el análisis cromosómico en todos los casos de mortinatos y de muerte neonatal en los que no hay un motivo claro para descartar una anomalía cromosómica. En estos casos, el cariotipo (u otro método exhaustivo de análisis del genoma) es esencial para un asesoramiento genético adecuado y puede proporcionar información importante para el diagnóstico prenatal en gestaciones futuras. • Problemas de fertilidad. Los estudios cromosómicos están indicados en mujeres con amenorrea y en parejas con antecedentes de infertilidad o de aborto recurrente. En una proporción considerable (del 3-6%) de los casos con infertilidad o con dos o más abortos, uno de los dos miembros de la pareja sufre una anomalía cromosómica. • Antecedentes familiares. La detección o la sospecha de una anomalía cromosómica en un familiar de primer grado es una indicación para realizar el análisis cromosómico y genómico. • Tumores. La práctica totalidad de los cánceres se asocia a una o más anomalías cromosómicas (v. cap. 15). La evaluación cromosómica y genómica en el propio tumor o en la médula ósea en casos de tumores malignos hematológicos puede proporcionar información útil sobre el diagnóstico y el pronóstico. • Embarazo. Existe un incremento del riesgo de anomalías cromosómicas en DrBurgos 154 fetos concebidos por mujeres de edad avanzada, que suele definirse como superior a 35 años (v. cap. 17). En estas gestaciones se debe ofrecer un análisis cromosómico y genómico fetal como parte de la asistencia prenatal. En la actualidad, se dispone de un método no invasivo de cribado para los trastornos cromosómicos más frecuentes que usa la secuenciación del genoma completo, que puede usarse en las mujeres embarazadas de cualquier edad. Identificación de los cromosomas Los 24 tipos de cromosomas existentes en el genoma humano se pueden identificar fácilmente a nivel citológico mediante técnicas de tinción específicas. La más frecuente de ellas es el método de Giemsa (bandas G), que se desarrolló a comienzos de la década de 1970 y fue la primera herramienta analítica del genoma completo usada ampliamente para la investigación y el diagnóstico clínico (v. figs. 2-1 y 2-10). Ha sido el más utilizado para la detección y caracterización de anomalías genómicas estructurales y numéricas en el contexto del diagnóstico clínico para los trastornos tanto constitucionales (postnatales o prenatales) como adquiridos (cáncer). La técnica de bandas G y otros procedimientos de tinción pueden utilizarse para describir los cromosomas individuales y sus variantes o anomalías empleando un sistema aceptado internacionalmente de clasificación de los cromosomas. En la figura 5-2 se expone un esquema del patrón de bandas de un conjunto de cromosomas humanos en metafase que ilustra la distribución de bandas claras y oscuras alternas utilizadas para la identificación cromosómica. El patrón de bandas de cada cromosoma se numera en cada brazo desde el centrómero hacia el telómero, tal como se observa con detalle en la figura 5-3 respecto a varios cromosomas. La identidad de cualquier banda concreta (y, por tanto, las secuencias de DNA y los genes presentes en ella), puede describirse de forma precisa y sin ambigüedad utilizando este sistema de numeración basado en características regionales y jerárquicas. DrBurgos 155 FIGURA 5-2 Ideograma que muestra los patrones de bandas G de los cromosomas humanos en metafase, con alrededor de 400 bandas por cariotipo haploide. Los cromosomas se representan con las cromátidas hermanas juntas y no se visualizan como entidades separadas. Los centrómeros se indican por la constricción primaria y regiones de color gris oscuro que separan los brazos p y q. Por conveniencia y claridad sólo se han numerado las bandas G-oscuras. En la figura 5-3 aparecen numeradas todas las bandas. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 156 FIGURA 5-3 Ejemplos de patrones de bandas G para los cromosomas 5, 6 y 7 en el estado de condensación de 550 bandas. La numeración de las bandas permite la identificación sin ambigüedad de cada banda G clara y oscura; por ejemplo, cromosoma 5p15.2 o cromosoma 7q21.2. Véase Créditos de figuras. Los cromosomas humanos se clasifican a menudo en tres tipos que pueden distinguirse con facilidad en metafase por la posición de su centrómero (la constricción primaria visible en metafase) (v. fig. 5-2): metacéntricos, con el centrómero más o menos central y los brazos de una longitud más o menos similar; submetacéntricos, con el centrómero desplazado hacia un lado y los brazos de longitud claramente desigual, y acrocéntricos, con el centrómero cerca de un extremo. Un posible cuarto tipo, el telocéntrico, con el centrómero en un extremo y sólo un brazo, no existe en el cariotipo humano normal, pero se observa en algunos reordenamientos cromosómicos. Los cromosomas humanos acrocéntricos (cromosomas 13, 14, 15, 21 y 22) poseen pequeñas masas de cromatina, denominadas satélites, unidas a sus brazos cortos por estrechos pedículos (denominadas constricciones secundarias). Los DrBurgos 157 satélites de estos cinco pares de cromosomas contienen cientos de copias de genes para el RNA ribosómico (el componente principal de los ribosomas; v. cap. 3), así como una cierta variedad de secuencias repetitivas. Además de los cambios del patrón de bandas, en ocasiones se observan espacios sin tinción (denominados sitios frágiles) en localizaciones particulares en varios cromosomas que son propensos a inestabilidad genómica regional. Se conocen más de 80 sitios frágiles frecuentes, muchos de los cuales son variantes heredables. Una pequeña proporción de sitios frágiles se asocia con trastornos clínicos específicos; el sitio frágil en el que se ha demostrado con más claridad su relevancia clínica se sitúa cerca del final del brazo largo del cromosoma X en los varones y se asocia a una forma específica y frecuente de discapacidad intelectual ligada al X, el síndrome del X frágil (Caso 17), y también está presente en algunas mujeres portadoras del mismo defecto genético. Análisis cromosómico de alta resolución El cariotipo estándar con bandas G, con una resolución de 400-550 bandas, como se observa en una preparación de metafase típica, permite detectar deleciones y duplicaciones mayores de alrededor de 5-10 Mb en cualquier lugar del genoma (v. fig. 5-1). Sin embargo, la sensibilidad de las bandas G con esta resolución puede ser menor en regiones del genoma en las que los patrones de bandas son menos específicos. Para aumentar la sensibilidad del análisis cromosómico, se usa el método de bandeo de alta resolución (también denominado bandeo de prometafase) mediante la tinción de los cromosomas que se han obtenido en una etapa precoz de la mitosis (profase o prometafase), cuando todavía están en un estado relativamente descondensado (v. cap. 2). El bandeo de alta resolución es especialmente útil cuando se sospecha la existencia de una pequeña anomalía estructural en un cromosoma. La tinción de los cromosomas en prometafase puede mostrar hasta 850 bandas, o más, en una serie haploide, aunque este método suele sustituirse en la actualidad por el análisis de micromatrices (v. después). En la figura 5-4 se recoge una comparación de los patrones de bandeo de un cromosoma con tres niveles de resolución, lo que demuestra el incremento de precisión diagnóstica que se logra con estos cromosomas más largos. El desarrollo del análisis cromosómico de alta resolución a principios de la década de 1980 permitió el descubrimiento de varios síndromes de microdeleción nuevos causados por deleciones o duplicaciones genómicas menores en el rango de tamaño de 2-3 Mb (v. fig. 51). Sin embargo, este método es muy laborioso y técnicamente difícil, lo que impide su uso rutinario para el análisis del genoma completo. DrBurgos 158 FIGURA 5-4 El cromosoma X. Ideograma y fotomicrografías en metafase, prometafase y profase (de izquierda a derecha). Véase Créditos de figuras. Hibridación in situ fluorescente La técnica dirigida de bandeo cromosómico de alta resolución se sustituyó ampliamente a comienzos de la década de 1990 por la hibridación in situ fluorescente (FISH), un método para detectar la presencia o ausencia de una secuencia particular de DNA o para evaluar el número o la organización de un cromosoma o de una región cromosómica in situ (literalmente, «en el sitio») en la célula. Esta convergencia de métodos genómicos y citogenéticos (que se puede denominar citogenética molecular, citogenómica o cromonómica) expandió drásticamente tanto el ámbito como la precisión del análisis cromosómico en la práctica clínica rutinaria. La tecnología FISH aprovecha la disponibilidad de colecciones ordenadas de clones de DNA recombinante que contienen DNA de todo el genoma, generados originariamente como parte del Proyecto Genoma Humano. Los clones que contienen secuencias de DNA humano específicas pueden usarse como sondas para detectar la región correspondiente del genoma en preparaciones cromosómicas o en núcleos en interfase para diversos fines de investigación y diagnósticos, como se muestra en la figura 5-5: • Pueden utilizarse sondas específicas de DNA marcadas con diferentes fluorocromos para cromosomas, regiones cromosómicas o genes, con el fin de identificar reordenamientos cromosómicos particulares o para diagnosticar rápidamente la existencia de un número anómalo de cromosomas en el material clínico. • Las sondas de DNA repetitivo permiten la detección de DNA satélite u otros elementos repetitivos del DNA situados en regiones cromosómicas específicas. Las sondas de DNA satélite, especialmente las que pertenecen a la familia de satélites α de las repeticiones centroméricas (v. cap. 2), se utilizan ampliamente para determinar el número de copias de un determinado cromosoma. DrBurgos 159 FIGURA 5-5 Hibridación in situ fluorescente de cromosomas humanos en metafase e interfase, utilizando distintos tipos de sondas de DNA. Superior: sondas de copia simple de DNA específicas para secuencias en el seno de las bandas 4q12 (fluorescencia roja) y 4q31.1 (fluorescencia verde). Inferior, sondas de DNA satélite α repetitivo específicas para los centrómeros de los cromosomas 18 (azul-agua), X (verde), e Y (rojo). Véase Créditos de figuras. Aunque la tecnología FISH proporciona una resolución y especificidad mucho mayores que el análisis cromosómico con bandeo G, no permite un análisis eficiente de todo el genoma, por lo que su uso se ve limitado por la necesidad de dirigirse a una región genómica específica en función de un diagnóstico o sospecha clínica. Análisis genómico mediante micromatrices Aunque el cariotipo con bandas G sigue siendo la prueba diagnóstica de primera línea para la mayoría de las aplicaciones clínicas, se ha completado o incluso sustituido por métodos del genoma completo para detectar desequilibrios del número de copias con mayor resolución (v. fig. 5-1), ampliando el concepto del análisis dirigido mediante FISH para evaluar todo el genoma. En lugar de evaluar las células y cromosomas in situ con una sonda cada vez, las técnicas de micromatrices cromosómicas analizan simultáneamente todo el genoma representado como una matriz ordenada de segmentos genómicos en un portaobjetos microscópico que contiene segmentos de DNA solapados o espaciados de forma regular y que representan todo el genoma. En un método basado en la hibridación genómica comparativa (CGH), se detectan las ganancias y pérdidas del número relativo de copias en el genoma completo mediante la hibridación de DrBurgos 160 dos muestras (un genoma de control y una de un paciente) con estas micromatrices. Un exceso de secuencias en alguno de los genomas indica una sobrerrepresentación o una infrarrepresentación de estas secuencias en el genoma del paciente respecto al control (fig. 5-6). Un método alternativo utiliza «matrices de polimorfismos de un único nucleótido (SNP)» que contienen versiones de secuencias correspondientes a los dos alelos de varios SNP del genoma (como se comentó en el cap. 4). En este caso, la representación relativa y la intensidad de alelos en distintas regiones del genoma indican si un cromosoma o región cromosómica está presente en la dosis adecuada (v. fig. 5-6). FIGURA 5-6 Micromatriz cromosómica para detectar la dosis cromosómica y genómica. A, Esquema de un análisis de matriz basado en hibridación genómica comparativa (CGH), donde el genoma de un paciente (indicado en color verde) se cohibrida en la matriz con un genoma de referencia usado como control (indicado en color rojo). Las sondas se mezclan y se deja que se hibriden con sus secuencias complementarias en la matriz. Las intensidades relativas de hibridación de las dos sondas se miden, lo que indica una dosis equivalente entre ambos genomas (amarillo), o bien una ganancia (verde) o pérdida relativa (rojo) en la muestra del paciente. B, Resultado típico donde se representa el logaritmo de las proporciones de fluorescencia como función de la posición a lo largo del genoma. C, Resultado de CGH en matriz para un paciente con síndrome de Rett (Caso 40), que indica una duplicación de alrededor de 800 kb en la banda Xq28 que contiene el gen MECP2. Se representa el LogR de las proporciones de fluorescencia a lo largo de la longitud del cromosoma X. Cada punto representa la proporción para una secuencia individual en la matriz. Las secuencias correspondientes al gen MECP2 y su región circundante están duplicadas en el genoma del paciente, lo que provoca un aumento de la proporción, indicado por la flecha verde y el recuadro sombreado en esa región del cromosoma. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 161 Para el análisis clínico rutinario cuando se sospechan trastornos cromosómicos, la separación de las sondas en la matriz proporciona una resolución de hasta 250 kb en una porción completa del genoma humano. Se puede utilizar una densidad mayor de sondas para lograr una resolución aún mayor (<25-50 kb) en regiones con un interés clínico particular, como las que se asocian con trastornos del desarrollo conocidos o anomalías congénitas (v. fig. 5-6; v. otros ejemplos en el cap. 6). Esta estrategia, que se está aplicando en un número cada vez mayor de laboratorios clínicos, complementa el cariotipado convencional y proporciona una evaluación del genoma con niveles mucho mayores de sensibilidad y resolución. Las micromatrices se han usado con éxito para identificar anomalías cromosómicas y genómicas en niños con casos idiopáticos de trastornos del desarrollo, discapacidad intelectual o malformaciones congénitas, y se han encontrado varias alteraciones genómicas patógenas que no eran detectables mediante el bandeo G convencional. Basándose en este aumento significativo del rendimiento, las matrices del genoma completo están sustituyendo al cariotipado con bandas G como prueba de primera línea sistemática en algunas poblaciones de pacientes. Sin embargo, hay que mencionar dos limitaciones importantes de esta tecnología. En primer lugar, los métodos basados en matrices sólo miden el número relativo de copias de secuencias de DNA, pero no si estas secuencias han presentado translocación o reordenamiento con respecto a su(s) posición(es) normal(es) en el genoma. Por tanto, la confirmación de las posibles alteraciones cromosómicas o genómicas mediante cariotipado o FISH es importante para determinar la naturaleza de una alteración y, por tanto, su riesgo de recurrencia, tanto en el individuo como en los miembros de su familia. En segundo lugar, el análisis genómico de alta resolución puede revelar la existencia de variantes, en particular, de diferencias pequeñas en el número de copias, cuyo significado clínico es incierto. Incluso en la población general se está documentando y catalogando un número cada vez mayor de estas variantes. Como se ha visto en el capítulo 4, es probable que muchas sean variantes del número de copias benignas. Su existencia subraya la naturaleza única del genoma de cada individuo y pone de relieve las dificultades diagnósticas de la interpretación de lo que se considera un cariotipo «normal» y de lo que posiblemente sea un genoma patológico Análisis genómico mediante secuenciación del genoma completo En el extremo contrario del mismo espectro que el análisis citogenético y el análisis de micromatrices, la resolución definitiva para realizar las pruebas clínicas destinadas a detectar trastornos cromosómicos y genómicos debería consistir en secuenciar genomas de pacientes en su totalidad. De hecho, como la eficacia de la secuenciación del genoma completo ha aumentado y sus costes han disminuido, cada vez resulta más práctico plantear la DrBurgos 162 secuenciación de muestras de pacientes en un contexto clínico (v. fig. 5-1). Los principios en los que se basa este enfoque son sencillos, ya que el número y la composición de cualquier segmento particular del genoma de un individuo se reflejarán en las secuencias de DNA generadas a partir de ese genoma. Aunque las secuencias obtenidas de forma rutinaria con la tecnología actual suelen ser cortas (de alrededor de 50-500 pb) en comparación con el tamaño de un cromosoma o incluso de un único gen, es probable que un genoma con una representación anormalmente alta o baja de esas secuencias de un cromosoma o segmento cromosómico en especial tenga una anomalía numérica o estructural de ese cromosoma. Para detectar anomalías numéricas de un cromosoma entero, no suele ser necesario secuenciar por completo un genoma; incluso un número limitado de secuencias correspondientes a un cromosoma particular de interés debería mostrar si esas secuencias se encuentran en el número esperado (p. ej., equivalente a dos copias por genoma diploide para un autosoma) o si están sobrerrepresentadas o infrarrepresentadas significativamente (fig. 5-7). Este concepto se está aplicando en la actualidad al diagnóstico prenatal de desequilibrio cromosómico fetal (v. cap. 17). FIGURA 5-7 Estrategias para la detección de anomalías cromosómicas numéricas y estructurales mediante análisis del genoma completo. Aunque aquí sólo se ilustra esquemáticamente un pequeño número de lecturas, en la práctica se analizan muchos millones de lecturas de secuencias y se alinean con el genoma de referencia para obtener un soporte estadísticamente significativo a fin de diagnosticar una aneuploidía o una anomalía cromosómica estructural. A, Alineamiento de lecturas de secuencias del genoma de un paciente con la secuencia de referencia de tres cromosomas individuales. La sobrerrepresentación de las secuencias del cromosoma rojo indica que el paciente es aneuploide para este cromosoma. B, El alineamiento de las lecturas de secuencias del genoma del paciente con la secuencia de referencia de dos cromosomas muestra varias lecturas que contienen secuencias contiguas de ambos cromosomas, lo que indica una translocación en el genoma del paciente que implica a los cromosomas azul y naranja en las posiciones indicadas por las líneas de puntos. DrBurgos 163 Sin embargo, para detectar reordenamientos equilibrados del genoma, en los que no se gana ni se pierde DNA, se requiere una secuencia genómica más completa. En este caso, en lugar de las secuencias que se corresponden perfectamente con la secuencia de referencia del genoma humano, se encuentran secuencias raras que corresponden a dos regiones diferentes y normalmente no contiguas en la secuencia de referencia (en el mismo cromosoma o en cromosomas diferentes) (v. fig. 5-7). Este método se ha utilizado para identificar los genes específicos implicados en algunos tipos de cáncer, y en niños con diversos defectos congénitos debidos a translocaciones, que implican la yuxtaposición de secuencias que normalmente se localizan en cromosomas diferentes (v. caps. 6 y 15). DrBurgos 164 Anomalías cromosómicas Las anomalías de los cromosomas pueden ser numéricas o estructurales, y pueden afectar a uno o a más autosomas, cromosomas sexuales o a ambos simultáneamente. La incidencia global de las anomalías cromosómicas es de alrededor de 1/154 nacidos vivos (fig. 5-8), por lo que su impacto es considerable, tanto en medicina clínica como para la sociedad. Con mucha diferencia, el tipo más frecuente de anomalía cromosómica con repercusión clínica es la aneuploidía, un número de cromosomas anormal debido a un cromosoma extra o ausente. Un cariotipo aneuploide se asocia siempre con anomalías físicas y/o mentales. Las anomalías estructurales (reordenamientos que implican a uno o más cromosomas) son también relativamente frecuentes (v. fig. 5-8). Dependiendo de si un reordenamiento estructural provoca o no un desequilibrio del contenido genómico, puede tener o no un efecto fenotípico. Sin embargo, como se explica más adelante en este capítulo, incluso las anomalías cromosómicas equilibradas pueden conllevar un riesgo mayor de que la descendencia presente problemas en la siguiente generación. FIGURA 5-8 Incidencia de anomalías cromosómicas en estudios de recién nacidos, basada en el análisis cromosómico de más de 68.000 recién nacidos. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 165 Las anomalías cromosómicas se describen utilizando una serie de abreviaturas y una nomenclatura estandarizadas que indican la naturaleza de la alteración y (en el caso de los análisis realizados mediante FISH o micromatrices) la tecnología utilizada para detectarla. Algunas de las abreviaturas más frecuentes y ejemplos de cariotipos anómalos y de alteraciones se recogen en la tabla 5-1. Tabla 5-1 Algunas abreviaturas utilizadas para la descripción de los cromosomas y de sus alteraciones, con ejemplos representativos Abreviaturas de Shaffer LG, McGowan-Jordan J, Schmid M, editores: ISCN 2013: an international system for human cytogenetic nomenclature, Basilea, 2013, Karger. Dosis génica, equilibrio y desequilibrio DrBurgos 166 En los trastornos cromosómicos y genómicos, la causa subyacente consiste en los aspectos cuantitativos de la expresión génica, a diferencia de los trastornos monogénicos, donde a menudo la patogenia refleja los aspectos cualitativos de la función de un gen. Las consecuencias clínicas de cualquier anomalía cromosómica particular dependerán del desequilibrio resultante de partes del genoma, de los genes específicos contenidos en la anomalía o afectados por ella, y de la probabilidad de su transmisión a la siguiente generación. El concepto central en los trastornos cromosómicos y genómicos es el de la dosis génica y su equilibrio o desequilibrio. Como se verá en capítulos posteriores, este mismo concepto suele aplicarse a la hora de considerar algunos trastornos monogénicos y su base mutacional subyacente (v. caps. 7, 11 y 12); sin embargo, siempre es importante en las anomalías cromosómicas, donde suele prestarse más atención a la dosis de los genes situados en la región cromosómica de interés que a la secuencia normal o anormal real de dichos genes. En este caso, la secuencia de los genes suele ser bastante irrelevante y no provocaría ningún trastorno clínico salvo porque su dosis es incorrecta. La mayoría de los genes del genoma humano están presentes en dos dosis y se expresan a partir de ambas copias. Sin embargo, algunos genes se expresan a partir de una sola copia (p. ej., los genes con impronta y los ligados al cromosoma X sometidos a la inactivación del mismo; v. cap. 3). Un análisis extenso de casos clínicos ha demostrado que la dosis relativa de estos genes es crucial para el desarrollo normal. La presencia de una o de tres dosis en lugar de dos no suele permitir la función normal de un gen o conjunto de genes que suelen expresarse a partir de dos copias. De manera similar, las anomalías de la impronta genómica o de la inactivación del cromosoma X que causan la expresión anómala de dos copias de un gen o conjunto de genes en lugar de una, dan lugar a trastornos clínicos. Predecir los resultados clínicos de los trastornos cromosómicos y genómicos puede constituir un reto de enorme dificultad para el asesoramiento genético, sobre todo en el contexto prenatal. Muchos de estos dilemas diagnósticos se presentarán a lo largo de esta sección y en los capítulos 6 y 17, pero hay varios principios generales que deben tenerse en cuenta al analizar los tipos específicos de anomalías cromosómicas en las secciones siguientes (v. cuadro). Ca r iotipos y ge nom a s de se quilibr a dos e n na cidos vivos: dir e ctr ice s ge ne r a le s pa r a e l a se sor a m ie nto ge né tico • Las monosomías son más perjudiciales que las trisomías. Las monosomías completas no suelen ser viables, excepto la monosomía del cromosoma X. Las trisomías completas son viables para los cromosomas 13, 18, 21, X e Y. • El fenotipo en la aneuploidía parcial depende de varios factores, entre los que se incluyen el tamaño del segmento desequilibrado, las regiones DrBurgos 167 afectadas del genoma, los genes implicados y si el desequilibrio es una monosomía o una trisomía. • El riesgo en los casos de inversiones depende de la localización de la inversión con respecto al centrómero y del tamaño del segmento invertido. Las inversiones que no afectan al centrómero (inversiones paracéntricas) conllevan un riesgo muy bajo de fenotipo anormal en la generación siguiente. Sin embargo, en las inversiones que afectan al centrómero (inversiones pericéntricas), el riesgo de malformaciones congénitas en los hijos puede ser significativo y aumenta con el tamaño del segmento invertido. • En los cariotipos en mosaico que presentan cualquier anomalía cromosómica, el pronóstico es impredecible. El asesoramiento genético es especialmente difícil, porque el grado de mosaicismo en los tejidos implicados o en los estadios relevantes del desarrollo suele desconocerse. Por tanto, la gravedad del fenotipo es imprevisible. Anomalías del número de cromosomas Un complemento cromosómico con un número de cromosomas que no sea 46 se dice que es heteroploide. Un múltiplo exacto del número haploide de cromosomas (n) se dice que es euploide y cualquier otro número es aneuploide. Triploidía y tetraploidía Además del número diploide (2n) característico de las células somáticas normales, en ocasiones se observan en el material clínico otros complementos cromosómicos euploides: el triploide (3n) y el tetraploide (4n). Tanto la triploidía como la tetraploidía se han observado en fetos. La triploidía se observa en el 1-3% de las fecundaciones reconocidas; aunque los niños triploides pueden nacer vivos, no llegan a sobrevivir mucho tiempo. Entre los pocos que sobreviven al menos hasta el final del primer trimestre de la gestación la mayoría es el resultado de la fecundación de un óvulo con dos espermatozoides (dispermia). Otros casos se deben a fallos en una de las divisiones meióticas en cualquiera de los progenitores, que producen un óvulo o un espermatozoide diploide. La expresión fenotípica de un cariotipo triploide depende de la fuente del conjunto cromosómico extra; los triploides con un conjunto extra de cromosomas maternos suelen abortarse espontáneamente al principio del embarazo, mientras que los que tienen un conjunto extra de cromosomas paternos tienen una placenta degenerativa anómala, que da lugar a una mola hidatidiforme parcial, con un feto pequeño. Los tetraploides son siempre 92,XXXX o 92,XXYY, y se deben probablemente a un fallo de la finalización de una división temprana del cigoto. Aneuploidía La aneuploidía es el trastorno cromosómico humano más común y el de DrBurgos 168 mayor importancia clínica, y tiene lugar en al menos el 5% de todas las gestaciones reconocidas. La mayoría de los pacientes aneuploides presenta una trisomía (tres copias de un cromosoma en lugar del par normal) o, con menos frecuencia, una monosomía (una sola copia en lugar del par normal). Tanto la trisomía como la monosomía pueden ocasionar consecuencias fenotípicas graves. Puede producirse una trisomía de cualquier parte del genoma, pero la trisomía de todo un cromosoma suele ser incompatible con la vida. La trisomía más frecuente en nacidos vivos es, con mucho, la trisomía 21, la constitución cromosómica existente en el 95% de los pacientes con síndrome de Down (cariotipo 47,XX + 21 o 47,XY + 21) (fig. 5-9). Otras trisomías observadas en nacidos vivos son la trisomía 18 y la trisomía 13. Es notable el hecho de que estos autosomas (13, 18 y 21) son los tres con un número menor de genes en su interior (v. fig. 2-7); presumiblemente, la trisomía de los autosomas portadores de un número mayor de genes es letal en la mayor parte de los casos. La monosomía de todo un cromosoma es casi siempre letal, aunque una importante excepción es la monosomía del cromosoma X, que causa el síndrome de Turner (Caso 47). Estos trastornos se describen con mayor detalle en el capítulo 6. DrBurgos 169 FIGURA 5-9 Métodos cromosómicos y genómicos para el diagnóstico de la trisomía 21. A, Cariotipo de un paciente varón con síndrome de Down, donde se observan 3 copias del cromosoma 21. B, Análisis de hibridación in situ fluorescente en interfase usando sondas específicas de locus del cromosoma 21 (rojo, tres puntos) y de un autosoma de control (verde, dos puntos). C, Detección de la trisomía 21 en una paciente mujer mediante micromatriz cromosómica de genoma completo. El aumento de la proporción de fluorescencia para las secuencias del cromosoma 21 se indica con la flecha roja. D, Detección de la trisomía 21 mediante secuenciación del genoma completo y por la sobrerrepresentación de secuencias del cromosoma 21. La representación normalizada de secuencias para cromosomas individuales (±DE) en muestras cromosómicamente normales se indica por la región sombreada en gris. Una proporción normalizada de alrededor de 1,5 indica tres copias de secuencias del cromosoma 21 en lugar de dos, lo que concuerda con la trisomía 21. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 170 Aunque no se conocen por completo las causas de la aneuploidía, el mecanismo implicado con mayor frecuencia es la no disyunción meiótica. Se trata de un fallo en la separación de un par de cromosomas durante una de las dos divisiones meióticas, en general durante la meiosis I. Las consecuencias genómicas de la no disyunción durante la meiosis I o la meiosis II son diferentes (fig. 5-10). Si se produce un error durante la meiosis I, el gameto con 24 cromosomas contiene los miembros paterno y materno del par cromosómico. Si ocurre durante la meiosis II, el gameto con el cromosoma extra contiene ambas copias del cromosoma paterno o ambas del materno. (En sentido estricto, la consecuencia de un error en meiosis II se refiere sólo al centrómero paterno o materno, ya que en general se ha producido recombinación entre cromosomas homólogos en la meiosis I precedente que produce diferencias entre las cromátidas y, por tanto, entre los correspondientes cromosomas hijos; v. cap. 2.). FIGURA 5-10 Las diferentes consecuencias de la no disyunción en la meiosis I (centro) y en la meiosis II (derecha), comparadas con la disyunción normal (izquierda). Si el error se produce en la meiosis I, los gametos contienen un representante de ambos cromosomas del par 21 o carecen por completo de un cromosoma 21. Si la no disyunción ocurre en la meiosis II, los gametos anormales contienen dos copias de uno de los cromosomas 21 parentales (y no tienen copia del otro) o no tienen cromosoma 21. La disyunción correcta de un par de cromosomas homólogos en meiosis I parece relativamente sencilla (v. fig. 5-10). Sin embargo, en realidad consiste en una proeza de compleja ingeniería que requiere un control temporal y espacial preciso sobre el alineamiento de los dos homólogos, sus conexiones estrechas entre sí (sinapsis), sus interacciones con el huso meiótico y, por último, su liberación y movimiento subsiguiente a los polos opuestos y a las distintas células hijas. La tendencia de un par cromosómico a la no disyunción se ha asociado con alteraciones de la frecuencia o del lugar de las recombinaciones en meiosis I, que son cruciales para el mantenimiento de sinapsis adecuadas. Un par cromosómico con pocas (o ninguna) recombinaciones o con recombinaciones demasiado cercanas al centrómero o a un telómero puede ser más susceptible a la no disyunción que un par cromosómico con un número y una distribución de puntos de recombinación DrBurgos 171 más típicos. En algunos casos, la aneuploidía también puede deberse a una separación prematura de las cromátidas hermanas en meiosis I en lugar de meiosis II. Si esto ocurre, las cromátidas separadas pueden segregarse por azar a un óvulo o a un corpúsculo polar, produciendo un gameto desequilibrado. También se puede producir una no disyunción en una división mitótica tras la formación del cigoto. Si ocurre esto en una etapa temprana, puede dar lugar a un mosaicismo clínicamente significativo (v. apartado siguiente). En algunas líneas celulares de tumores malignos y en algunos cultivos celulares, la no disyunción mitótica puede ocasionar cariotipos extremadamente anormales. Anomalías de la estructura de los cromosomas Los reordenamientos estructurales se producen como consecuencia de rotura, recombinación o intercambio cromosómico, seguido de reconstitución en una combinación anómala. Se pueden producir muchos tipos de reordenamientos que, en conjunto, son menos frecuentes que las aneuploidías; en total, las anomalías estructurales afectan a alrededor de uno de cada 375 recién nacidos (v. fig. 5-8). De la misma manera que las anomalías numéricas, los reordenamientos estructurales pueden estar presentes en todas las células de una persona o en forma de mosaico. Los reordenamientos estructurales se clasifican en equilibrados, si el genoma tiene el complemento cromosómico normal, o desequilibrados, si existe pérdida o ganancia de material. Evidentemente, esta clasificación depende de la resolución del método(s) utilizado(s) para analizar un reordenamiento particular (v. fig. 5-1); algunos que parecen ser equilibrados en la técnica de bandeo de alta resolución, por ejemplo, pueden ser desequilibrados cuando se estudian con micromatrices cromosómicas o con análisis de secuencia del DNA. Algunos reordenamientos son estables, capaces de pasar por las divisiones mitóticas y meióticas sin alterarse, mientras que otros son inestables. En la figura 5-11 se muestran esquemáticamente algunos de los tipos más frecuentes de reordenamientos estructurales observados en cromosomas humanos. DrBurgos 172 FIGURA 5-11 Reordenamientos estructurales de los cromosomas descritos en el texto. A, Deleciones terminales e intersticiales que generan fragmentos acéntricos, que suelen perderse. B, Duplicación de un segmento cromosómico, que da lugar a una trisomía parcial. C, Cromosoma en anillo con dos fragmentos acéntricos. D, Generación de un isocromosoma del brazo largo de un cromosoma. E, Translocación robertsoniana entre dos cromosomas acrocéntricos, que suele dar lugar a un cromosoma pseudodicéntrico. Las translocaciones robertsonianas son no recíprocas, y los brazos cortos de los cromosomas acrocéntricos se pierden. F, Translocación entre dos cromosomas, con intercambio recíproco de los segmentos translocados. Reordenamientos desequilibrados Los reordenamientos desequilibrados se detectan en alrededor de 1 de cada 1.600 nacidos vivos (v. fig. 5-8); el fenotipo suele ser anormal debido a la existencia de deleción o duplicación de múltiples genes o (en algunos casos) de ambas. La duplicación de parte de un cromosoma origina una trisomía parcial para los genes de ese segmento; la deleción produce una monosomía parcial. De forma general, cualquier cambio que distorsione el equilibrio de dosis génica normal puede ocasionar un desarrollo anormal; se puede producir un amplio rango de fenotipos, dependiendo del tipo de genes específicos cuya dosis se altera en cada caso concreto. Los reordenamientos estructurales grandes que conllevan el desequilibrio de al menos unos millones de pares de bases se pueden detectar mediante las técnicas de bandeo cromosómico convencional, incluyendo el cariotipado de alta resolución. Sin embargo, la detección de cambios más pequeños requiere un análisis de mayor resolución, como la FISH o el análisis con micromatrices DrBurgos 173 cromosómicas. Deleciones y duplicaciones Las deleciones suponen la pérdida de un segmento de un cromosoma, lo que origina un desequilibrio (v. fig. 5-11). Un portador de una deleción (con un homólogo normal y el otro con la deleción) es monosómico para la información génica del segmento correspondiente del homólogo normal. Las consecuencias clínicas suelen reflejar haploinsuficiencia (literalmente, la incapacidad de la copia única del material genético para llevar a cabo las funciones que normalmente efectúan las dos copias) y, cuando son evaluadas, su gravedad refleja el tamaño del segmento delecionado, así como el número y las funciones de los genes específicos delecionados. Las deleciones autosómicas citogenéticamente visibles tienen una incidencia aproximada de 1/7.000 nacidos vivos. Las deleciones submicroscópicas más pequeñas detectadas mediante análisis con micromatrices son mucho más frecuentes, pero –tal como ya se ha señalado– aún no se ha determinado el significado clínico de muchas de estas variantes. Una deleción puede producirse en el extremo de un cromosoma (deleción terminal) o a lo largo de uno de sus brazos (deleción intersticial). Las deleciones pueden originarse por una simple rotura cromosómica y pérdida del segmento acéntrico. Durante el diagnóstico prenatal, o en el estudio de pacientes dismórficos o de pacientes con discapacidad intelectual, se han detectado numerosas deleciones; en el capítulo 6 se presentan ejemplos específicos de estos casos. Por lo general, las duplicaciones parecen menos peligrosas que las deleciones. Sin embargo, debido a que la duplicación en un gameto produce un desequilibrio cromosómico (una trisomía parcial) y, teniendo en cuenta que las roturas cromosómicas que generan pueden alterar genes, las duplicaciones se acompañan a menudo de algunas anomalías fenotípicas. Cromosomas marcadores y en anillo En ocasiones pueden verse, en las preparaciones cromosómicas, unos cromosomas muy pequeños no identificados denominados cromosomas marcadores, que suelen presentarse en forma de mosaico. En general, constituyen un elemento extra en un complemento cromosómico por otra parte normal, por lo que se denominan cromosomas supernumerarios o cromosomas extra estructuralmente anómalos. La frecuencia prenatal de cromosomas marcadores supernumerarios de novo se ha estimado en aproximadamente 1 de cada 2.500. Debido a su tamaño pequeño y anodino, suelen requerirse técnicas de análisis genómico de alta resolución para su identificación precisa. Los cromosomas marcadores más grandes contienen algún material de uno o ambos brazos de un cromosoma, lo que crea un desequilibrio para los genes que contienen. Dependiendo del origen del cromosoma marcador, el riesgo de que ocasione una anomalía fetal puede variar entre muy poco y el 100%. DrBurgos 174 Por razones que no se comprenden por completo, una proporción relativamente alta de estos marcadores deriva del cromosoma 15 y de los cromosomas sexuales. Muchos cromosomas marcadores carecen de telómeros y son cromosomas en anillo que se forman cuando un cromosoma sufre dos roturas y los extremos rotos se unen en una estructura anular (v. fig. 5-11). Algunos anillos presentan dificultades en la mitosis, cuando las dos cromátidas hermanas del cromosoma en anillo se enredan en su intento de separarse (disyunción) en la anafase. Puede producirse rotura del anillo seguida de fusión, y entonces se genera un anillo más grande y otro más pequeño. Debido a esta inestabilidad mitótica, no es infrecuente encontrar cromosomas en anillo en sólo una proporción de células. Isocromosomas Un isocromosoma es un cromosoma en el que se ha perdido un brazo y el otro se ha duplicado de forma especular (v. fig. 5-11). Por tanto, una persona con 46 cromosomas portadora de un isocromosoma tiene una sola copia del material genético de un brazo (monosomía parcial) y tres copias del material genético del otro brazo (trisomía parcial). Aunque se han descrito isocromosomas para varios autosomas, el isocromosoma más frecuente corresponde al brazo largo del cromosoma X —denominado i(X)(q10)— en una proporción de personas con síndrome de Turner (v. cap. 6). Asimismo, se pueden observar isocromosomas con cierta frecuencia en cariotipos de tumores sólidos y de tumores hematológicos malignos (v. cap. 15). Cromosomas dicéntricos Un cromosoma dicéntrico es un tipo infrecuente de cromosoma anómalo en el que dos segmentos cromosómicos, cada uno con un centrómero, se fusionan extremo con extremo. A pesar de tener dos centrómeros, los cromosomas dicéntricos pueden ser mitóticamente estables si uno de los dos centrómeros se inactiva epigenéticamente o si los dos centrómeros siempre coordinan sus movimientos hacia uno de los polos durante la anafase. Estos cromosomas se denominan pseudodicéntricos. Los cromosomas pseudodicéntricos más comunes son los relacionados con los cromosomas sexuales y con los acrocéntricos (denominadas translocaciones robertsonianas, v. más adelante). Reordenamientos equilibrados Los reordenamientos cromosómicos equilibrados se observan hasta en 1 de cada 500 individuos (v. fig. 5-8) y no suelen tener efectos fenotípicos, porque está presente todo el material genómico, aunque organizado de forma diferente (v. fig. 5-11). Como ya se ha indicado, es importante diferenciar en este punto entre reordenamientos verdaderamente equilibrados y reordenamientos que, aunque parezcan equilibrados citogenéticamente, en realidad están desequilibrados a nivel molecular. Dada la elevada frecuencia DrBurgos 175 de polimorfismos relacionados con el número de copias en todo el genoma (v. cap. 4), lo que en conjunto introduce diferencias de muchos millones de pares de bases entre los genomas de individuos genéticamente no relacionados, el concepto de lo que está y no está equilibrado está sujeto a investigaciones constantes y a un perfeccionamiento continuo. Incluso cuando están verdaderamente equilibrados, los reordenamientos estructurales pueden suponer un riesgo para la siguiente generación, debido a que los portadores pueden producir una proporción significativa de gametos desequilibrados y presentar un riesgo mayor de tener descendencia anormal con cariotipos desequilibrados; según el tipo de reordenamiento, el riesgo puede variar entre el 1 y el 20%. También existe la posibilidad de que una de las roturas cromosómicas afecte a un gen y produzca una mutación. Esta es una causa cada vez mejor documentada de trastornos en portadores de translocaciones balanceadas (v. cap. 6), sobre todo cuando se usa la secuenciación del genoma completo para analizar la naturaleza de reordenamientos aparentemente equilibrados en pacientes que presentan fenotipos llamativos; estas translocaciones pueden ser una pista útil para identificar el gen responsable de una enfermedad génica particular. Translocaciones Las translocaciones consisten en un intercambio de segmentos entre dos cromosomas. Existen dos tipos principales: recíprocas y no recíprocas. Translocaciones recíprocas Este tipo de reordenamiento se debe a la rotura o recombinación de cromosomas no homólogos con intercambio recíproco de los segmentos desprendidos o recombinados (v. fig. 5-11). En general, sólo hay dos cromosomas implicados, y como el intercambio es recíproco, el número de cromosomas no cambia. Habitualmente, estas translocaciones carecen de efecto fenotípico; sin embargo, al igual que ocurre con otros reordenamientos estructurales equilibrados, se asocian a un riesgo elevado de gametos desequilibrados y descendencia anormal. Suelen detectarse en el diagnóstico prenatal o cuando se realiza un cariotipo de los progenitores de un niño clínicamente anormal con una translocación desequilibrada. Las translocaciones equilibradas son más frecuentes en las parejas que han tenido dos o más abortos espontáneos y en varones infértiles que en la población general. La existencia de translocaciones plantea dificultades para el proceso de emparejamiento cromosómico y recombinación homóloga durante la meiosis (v. cap. 2). Cuando los cromosomas de un portador de una translocación recíproca equilibrada se aparean en meiosis, tal como se muestra en la figura 5-12, deben formar un cuatrivalente para garantizar el alineamiento adecuado de las secuencias homólogas (en lugar de los bivalentes típicos observados con los cromosomas normales). En la segregación típica, dos de los cuatro cromosomas del cuatrivalente se dirigen a cada polo en anafase; sin DrBurgos 176 embargo, los cromosomas pueden segregarse de esta configuración de varias formas, dependiendo de qué cromosoma vaya a cada polo. La segregación alternante es la segregación meiótica usual y produce gametos equilibrados con el complemento cromosómico normal o con los dos cromosomas recíprocos. Sin embargo, otros patrones de segregación siempre producen gametos desequilibrados (v. fig. 5-12). FIGURA 5-12 A, Diagrama que muestra una translocación equilibrada entre dos cromosomas, con un intercambio recíproco entre las porciones distales de los brazos largos de los cromosomas A y B. B, La formación de un cuatrivalente en meiosis es necesaria para alinear los segmentos homólogos de los dos cromosomas derivados y sus homólogos normales. C, Patrones de segregación en un portador de la translocación, que dan lugar a gametos equilibrados o desequilibrados, mostrados en la parte inferior. La segregación adyacente-1 (en rojo, cromosomas superiores a un gameto, cromosomas inferiores al otro) sólo da lugar a gametos desequilibrados. La segregación adyacente-2 (en verde, cromosomas izquierdos a un gameto, cromosomas derechos al otro) también da lugar únicamente a gametos desequilibrados. Sólo la segregación alternante (en gris, cromosomas superior izquierdo/inferior derecho a un gameto, inferior izquierdo/superior derecho al otro) puede dar lugar a gametos equilibrados. Translocaciones robertsonianas Estas translocaciones son el reordenamiento más frecuente en nuestra especie e implican dos cromosomas acrocéntricos que se fusionan cerca de sus regiones centroméricas y pierden los brazos cortos (v. fig. 5-11). Estas translocaciones son no recíprocas, y el cariotipo resultante tiene sólo 45 cromosomas, incluido el cromosoma translocado que, de hecho, está compuesto por los brazos largos de dos cromosomas acrocéntricos. Como, según se ha indicado antes, los brazos cortos de los cinco pares de cromosomas acrocéntricos constan en gran medida de varias clases de DNA satélite, así como de cientos de copias de genes de RNA ribosómico, la pérdida de los brazos cortos de dos cromosomas acrocéntricos no es DrBurgos 177 perjudicial; por tanto, el cariotipo se considera equilibrado, a pesar de tener sólo 45 cromosomas. Las translocaciones robertsonianas suelen ser (aunque no siempre) pseudodicéntricas (v. fig. 5-11), lo que refleja la localización del punto de rotura en cada cromosoma acrocéntrico. Aunque las translocaciones robertsonianas pueden consistir en cualquier combinación de cromosomas acrocéntricos, hay dos que son relativamente frecuentes: rob(13;14)(q10;q10) y rob(14;21)(q10;q10). La translocación que implica a 13q y 14q se encuentra en alrededor de una de cada 1.300 personas, y por tanto es, con mucha diferencia, el reordenamiento cromosómico más común en nuestra especie. Se han descrito casos infrecuentes de personas con dos copias del mismo tipo de translocación robertsoniana; estos individuos con fenotipo normal sólo presentan 44 cromosomas y no tienen ninguna copia normal de los cromosomas acrocéntricos implicados, que han sido sustituidos por dos copias de la translocación. A pesar de que un portador de una translocación robertsoniana sea fenotípicamente normal, existe el riesgo de que produzca gametos desequilibrados y, por tanto, de que tenga descendencia anormal. El riesgo de que la descendencia esté afectada varía en función de la translocación robertsoniana concreta y del sexo del progenitor portador; en general, las mujeres portadoras muestran un riesgo mayor de transmitir la translocación a su descendencia. La situación clínica más significativa en este tipo de translocaciones se da en los portadores de una translocación robertsoniana que implique al cromosoma 21, ya que tienen riesgo de tener un hijo con síndrome de Down por translocación (se expone con mayor detalle en el cap. 6). Inserciones Una inserción es otro tipo de translocación no recíproca que ocurre cuando un segmento desprendido de un cromosoma se inserta en otro cromosoma en su orientación usual respecto al centrómero o invertido. Las inversiones son relativamente raras porque requieren tres roturas cromosómicas. La segregación anormal en un portador de una inserción puede producir descendencia con duplicación o deleción del segmento insertado, así como descendencia normal y portadores equilibrados. El riesgo promedio de tener un hijo anormal puede ser de hasta del 50%, por lo que está indicado el diagnóstico prenatal. Inversiones Una inversión se produce cuando un único cromosoma sufre dos roturas y vuelve a reconstituirse con el segmento entre las dos roturas invertido. Las inversiones son de dos tipos (fig. 5-13): paracéntricas, en las que ambas roturas se producen en un brazo (del griego para, «al lado del centrómero»), y pericéntricas, en las que existe una rotura en cada brazo (del griego peri, «alrededor del centrómero»). Las inversiones pericéntricas son más fáciles de identificar citogenéticamente cuando cambian la longitud de los brazos del DrBurgos 178 cromosoma y el patrón de bandas. FIGURA 5-13 Entrecruzamiento entre los bucles de inversión en meiosis I en portadores de un cromosoma con el segmento B-C invertido (el orden es A-C-B-D en lugar del orden normal A-B-C-D). A, Inversión paracéntrica. Los gametos que se forman tras la segunda división meiótica suelen contener una copia normal (A-B-C-D) o equilibrada (A-C-B-D) del cromosoma, ya que los productos acéntricos y dicéntricos del entrecruzamiento son inviables. B, Inversión pericéntrica. Los gametos que se forman tras la segunda división meiótica pueden ser equilibrados (normales o invertidos) o desequilibrados. Los gametos desequilibrados contienen una copia del cromosoma con una duplicación o una deleción del material que flanquea el segmento invertido (A-B-C-A o D-B-C-D). En general, una inversión no causa un fenotipo anormal en portadores debido a que se trata de un reordenamiento equilibrado. Su importancia médica se relaciona con la descendencia; un portador de cualquier tipo de inversión tiene un riesgo de producir gametos anormales que pueden originar descendientes con desequilibrios debido a que, cuando existe una inversión, se debe formar un bucle cromosómico para permitir el alineamiento y el apareamiento de los segmentos homólogos de los cromosomas normal e invertido en la meiosis I (v. fig. 5-13). Cuando se produce la recombinación en el bucle, puede originar gametos desequilibrados: gametos con complementos cromosómicos equilibrados (normales o portadores de la inversión) y gametos con complementos desequilibrados, dependiendo de la localización de los fenómenos de DrBurgos 179 recombinación. Cuando la inversión es paracéntrica, los cromosomas recombinantes desequilibrados son acéntricos o dicéntricos y no suelen originar descendencia viable (v. fig. 5-13); por tanto, el riesgo de que un portador de una inversión paracéntrica tenga un hijo vivo con un cariotipo anormal es muy bajo. Por otra parte, una inversión pericéntrica puede originar gametos desequilibrados con duplicación y ausencia de segmentos cromosómicos (v. fig. 5-13). Los segmentos duplicados y ausentes son los distales a la inversión. Globalmente, el riesgo de que un portador de una inversión pericéntrica tenga un hijo con un cariotipo desequilibrado se estima en el 5-10%. No obstante, cada inversión pericéntrica tiene su propia cifra de riesgo, que suele reflejar el tamaño y el contenido de los segmentos duplicado y ausente. Mosaicismo de las anomalías cromosómicas Cuando una persona tiene una anomalía cromosómica, tanto numérica como estructural, ésta suele estar presente en todas sus células. Sin embargo, a veces se hallan en un mismo individuo dos o más complementos cromosómicos diferentes, y esta situación se denomina mosaicismo. El mosaicismo se detecta característicamente mediante cariotipado convencional, pero también se puede sospechar según los resultados del análisis mediante FISH en interfase o con micromatrices cromosómicas. Una causa frecuente de mosaicismo es la no disyunción en una división mitótica poscigótica temprana. Por ejemplo, un cigoto con un cromosoma 21 adicional puede perder este cromosoma extra en una división mitótica y continuar desarrollándose como un mosaico 46/47, + 21. Los efectos del mosaicismo sobre el desarrollo prenatal varían dependiendo del momento de la no disyunción, de la naturaleza de la anomalía cromosómica, de las proporciones de los diferentes complementos cromosómicos y de los tejidos afectados. Suele creerse que los individuos que son mosaicos para una trisomía determinada, como el síndrome de Down en mosaico o el síndrome de Turner en mosaico, tienen una afectación menos grave que los individuos que no son mosaicos. Cuando el mosaicismo se detecta en linfocitos, en líneas celulares cultivadas o en muestras prenatales, puede ser difícil evaluar su relevancia, sobre todo cuando se detecta en el período prenatal. Las proporciones de los diferentes complementos cromosómicos que se analizan (p. ej., amniocitos o linfocitos en cultivo) pueden no reflejar las proporciones presentes en otros tejidos o en el embrión durante sus etapas tempranas de desarrollo. El mosaicismo también puede surgir en células en cultivo después de que se tomaran del individuo; por tanto, los citogenetistas intentan diferenciar entre el mosaicismo verdadero, presente en el individuo, y el pseudomosaicismo, que se ha producido en el laboratorio. Distinguir entre ambos no es siempre fácil ni seguro y puede originar dificultades de interpretación considerables en el diagnóstico prenatal (v. cuadro previo y cap. 17). DrBurgos 180 Incidencia de las anomalías cromosómicas En varios estudios poblacionales amplios, se ha determinado la incidencia de diferentes tipos de alteraciones cromosómicas y se ha resumido previamente en la figura 5-8. Los trastornos cromosómicos numéricos más frecuentes observados en nacidos vivos son tres trisomías autosómicas (las trisomías de los cromosomas 21, 18 y 13) y cuatro tipos de aneuploidías de los cromosomas sexuales: el síndrome de Turner (generalmente 45,X), el síndrome de Klinefelter (47,XXY), 47,XYY y 47,XXX (v. cap. 6). La triploidía y la tetraploidía se observan en un reducido porcentaje de casos, por lo general en abortos espontáneos. La clasificación y la incidencia de los defectos cromosómicos medida en estos estudios poblacionales se pueden utilizar a la hora de analizar la evolución de 10.000 embriones, tal como se muestra en la tabla 5-2. Tabla 5-2 Resultado de 10.000 embarazos* * Estas estimaciones se basan en las frecuencias observadas de las alteraciones cromosómicas en abortos espontáneos y en nacidos vivos. Es probable que las frecuencias de las alteraciones cromosómicas en todos los fetos sean mucho mayores que éstas, dado que un número importante de mujeres presentan un aborto espontáneo antes de que se reconozcan clínicamente las alteraciones. Nacidos vivos Como ya se ha mencionado, la incidencia global de anomalías cromosómicas en recién nacidos se estima en alrededor de 1 de cada 154 (0,65%) (v. fig. 5-8). La mayoría de las anomalías autosómicas pueden diagnosticarse en el momento del nacimiento, pero la mayor parte de las anomalías de los cromosomas sexuales, a excepción del síndrome de Turner, no se reconocen clínicamente hasta la pubertad (v. cap. 6). Los reordenamientos DrBurgos 181 desequilibrados suelen llamar la atención desde el punto de vista clínico debido a que habitualmente cursan con rasgos dismórficos y retraso mental y físico en los individuos con anomalías cromosómicas. Por el contrario, los reordenamientos equilibrados no se diagnostican clínicamente a no ser que un portador tenga un hijo con un complemento cromosómico desequilibrado y se estudie a la familia. Abortos espontáneos La frecuencia global de anomalías cromosómicas en abortos espontáneos es al menos del 40-50% y los tipos difieren en varios sentidos de los que se observan en los nacidos vivos. Resulta un tanto sorprendente constatar que la anomalía individual más frecuente en los abortos es 45,X (la misma que se observa en el síndrome de Turner), que supone casi el 20% de los abortos espontáneos cromosómicamente anormales y menos del 1% de los nacidos vivos con anomalías cromosómicas (v. tabla 5-2). Otra diferencia es la distribución de los tipos de trisomías. Por ejemplo, la trisomía 16 no se observa nunca en nacidos vivos, pero supone alrededor de una tercera parte de las trisomías en abortos. DrBurgos 182 Análisis cromosómico y genómico en el cáncer En este capítulo, nos hemos centrado en las anomalías cromosómicas constitucionales que se observan en la mayoría o todas las células del organismo y que derivan de mutaciones cromosómicas o regionales que se han transmitido de un progenitor (ya sean heredadas o surgidas de novo en la línea germinal de un progenitor) o que se han producido en el cigoto en las primeras divisiones mitóticas. Sin embargo, estas mutaciones también se producen en las células somáticas durante toda la vida y son un rasgo distintivo del cáncer, tanto en neoplasias hematológicas (p. ej., leucemias y linfomas) como en el contexto de la progresión de un tumor sólido. Un área importante en la investigación del cáncer es la delimitación de los cambios cromosómicos y genómicos en formas específicas de cáncer y la relación de los puntos de rotura de los diversos reordenamientos estructurales que dan lugar al proceso de oncogénesis. Los cambios cromosómicos y genómicos observados en las células cancerosas son muy abundantes y diversos. La asociación del análisis citogenético y genómico con el tipo de tumor y con la eficacia terapéutica ya es una parte importante del tratamiento de pacientes con cáncer; estos aspectos se comentan en el capítulo 15. DrBurgos 183 Bibliografía general Gardner RJM, Sutherland GR, Shaffer LG. 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Con esta nueva información, ¿cómo interpreta ahora el cariotipo del lactante? ¿Qué regiones son monosómicas? ¿Cuáles son trisómicas? Con la información recogida en los capítulos 2 y 3, estime el número de genes presentes en las regiones monosómicas y en las trisómicas. 2. Un feto abortado espontáneamente presenta trisomía 18. a. ¿Qué proporción de fetos con trisomía 18 son abortados de forma espontánea? b. ¿Qué riesgo tienen los padres de tener un nacido vivo con trisomía 18 en un embarazo futuro? 3. Una recién nacida con síndrome de Down tiene un cariotipo con dos líneas celulares: el 70% de sus células presenta un cariotipo 47,XX, + 21 y el 30% son normales 46,XX. ¿Cuándo ocurrió la no disyunción? ¿Qué pronóstico tiene esta niña? 4. ¿Cuáles de las siguientes personas son fenotípicamente normales o se espera que lo sean? a. Una mujer con 47 cromosomas, incluyendo un pequeño cromosoma supernumerario derivado de la región centromérica del cromosoma 15. b. Una mujer con cariotipo 47,XX, + 13. c. Un hombre con una deleción de una banda del cromosoma 4. d. Una persona con una translocación recíproca equilibrada. e. Una persona con una inversión pericéntrica del cromosoma 6. ¿Qué clase de gametos puede producir cada uno de estos individuos? ¿Qué tipo de descendencia pueden tener, asumiendo que el otro progenitor es cromosómicamente normal? 5. Señale si está indicado o no un análisis cromosómico o genómico en las siguientes situaciones. ¿Para qué miembros de la familia (está indicado en alguno de ellos)? ¿Para qué tipo de anomalía cromosómica presenta riesgo la familia en cada caso? a. Una mujer embarazada de 29 años y su marido de 41 años, ambos sin historia de defectos genéticos. b. Una mujer embarazada de 41 años y su marido de 29 años, ambos sin historia de defectos genéticos. c. Una pareja cuyo único hijo padece síndrome de Down. d. Una pareja cuyo único hijo padece fibrosis quística. e. Una pareja que tiene dos hijos con discapacidad intelectual grave. 6. Explique la naturaleza de las alteraciones cromosómicas y del método de detección indicados por la nomenclatura siguiente. a. inv(X)(q21q26) b. 46,XX,del(1)(1qter → p36.2:) c. 46,XX.ish del(15)(q11.2q11.2)(SNRPN −, D15S10 −) d. 46,XX,del(15)(q11q13).ishdel(15)(q11.2q11.2)(SNRPN −, D15S10 −) e. 46,XX.arrcgh1p36.3(RP11-319A11,RP11-58A11,RP11-92O17) × 1 f. 47,XY, + mar.ish r(8)(D8Z1 + ) g. 46,XX,rob(13;21)(q10;q10), + 21 DrBurgos 186 h. 45,XY,rob(13;21)(q10;q10) 7. Usando el sistema de nomenclatura de la tabla 5-1, describa los «cariotipos moleculares» que corresponden a los datos de micromatrices de las figuras 5-6C y 5-9C. a. Respecto a la figura 5-6C, el individuo cuyo resultado de la matriz se muestra ¿es varón o mujer? ¿Cómo puede saberse? b. Respecto a la figura 5-9C, el individuo cuyo resultado de la matriz se muestra ¿es varón o mujer? ¿Cómo puede saberse? DrBurgos 187 CAPÍTULO 6 DrBurgos 188 Bases cromosómicas y genómicas de la enfermedad: trastornos de los autosomas y de los cromosomas sexuales En este capítulo, se exponen varios de los trastornos cromosómicos y genómicos más frecuentes y mejor conocidos que se encuentran en la práctica clínica, basándose en los principios generales de la citogenética clínica y del análisis genómico descritos en el capítulo anterior. Cada uno de los trastornos que se presentan aquí ilustra los principios del equilibrio y desequilibrio de dosis a nivel de los cromosomas y de las regiones subcromosómicas del genoma. Debido a que muchos fenotipos que se observan en medicina presentan mutaciones cromosómicas y subcromosómicas, en este capítulo se incluye el espectro de trastornos caracterizados por discapacidad intelectual o por anomalías o ambigüedad del desarrollo sexual. Aunque muchos de estos trastornos pueden ser de tipo monogénico, la investigación clínica que evalúa estos fenotipos suele incluir un análisis cromosómico y genómico detallado. DrBurgos 189 Mecanismos de las anomalías En esta sección se presentan las anomalías que ilustran los principales mecanismos cromosómicos y genómicos que subyacen al desequilibrio genético de cromosomas enteros o de regiones cromosómicas. En general, se distinguen cinco categorías diferentes de estas anomalías, cada una de las cuales puede causar trastornos de importancia clínica: • Trastornos debidos a la segregación anormal de los cromosomas (no disyunción). • Trastornos debidos a síndromes cromosómicos recurrentes, que conllevan deleciones o duplicaciones en puntos calientes genómicos. • Trastornos debidos a anomalías cromosómicas idiopáticas, por lo general de novo. • Trastornos debidos a anomalías cromosómicas familiares desequilibradas. • Trastornos debidos a fenómenos cromosómicos y genómicos que ponen de manifiesto regiones de impronta genómica. Las características distintivas de los mecanismos subyacentes se resumen en la tabla 6-1. Aunque las categorías de los defectos resultantes de estos mecanismos pueden afectar a cualquier cromosoma, aquí se describen en el contexto de las anomalías autosómicas. Tabla 6-1 Mecanismos de las alteraciones cromosómicas y del desequilibrio genómico Categoría Segregación cromosómica anormal Síndromes cromosómicos recurrentes Anomalías cromosómicas idiopáticas Anomalías familiares desequilibradas Síndromes con impronta genómica Mecanismo subyacente No disyunción Consecuencias/Ejemplos Aneuploidía (síndrome de Down, síndrome de Klinefelter) Disomía uniparental Recombinación en duplicaciones Síndromes de duplicación/deleción segmentarias Variación del número de copias Esporádicas, puntos de rotura variables Síndromes de deleción (síndrome del maullido de gato, síndrome de deleción 1p36) Translocaciones equilibradas de novo Alteración génica Segregación desequilibrada Descendencia de translocaciones equilibradas Descendencia de inversiones pericéntricas Cualquier evento que muestre genes Síndromes de Prader-Willi/Angelman con impronta DrBurgos 190 Aneuploidía La mutación más frecuente en el ser humano consiste en errores de la segregación cromosómica, que suelen dar lugar a la producción de un gameto anormal que tiene dos copias o ninguna copia del cromosoma implicado en la no disyunción. A pesar de la alta frecuencia de estos errores en la meiosis y, en menor medida, en la mitosis, sólo hay tres trastornos cromosómicos bien definidos que no son mosaicos compatibles con la supervivencia postnatal en los que existe una dosis anormal de un autosoma completo: trisomía 21 (síndrome de Down), trisomía 18 y trisomía 13. Sin duda, no es coincidencia que estos cromosomas sean los que tienen el menor número de genes de todos los autosomas (v. fig. 2-7). El desequilibrio de los cromosomas con un mayor número de genes probablemente sea incompatible con la supervivencia a largo plazo, y la aneuploidía de algunos de ellos se asocia a menudo con un aborto (v. tabla 5-2). Estas trisomías autosómicas cursan con retraso del crecimiento, discapacidad intelectual y múltiples anomalías congénitas (tabla 6-2). Sin embargo, cada una de ellas tiene un fenotipo claramente diferenciable que un clínico avezado reconoce de inmediato en la unidad de neonatología. La trisomías 18 y 13 son menos frecuentes que la trisomía 21; la supervivencia más allá del año de vida es poco habitual, a diferencia del síndrome de Down, en el que el promedio de esperanza de vida supera los 50 años. Tabla 6-2 Características de trisomías autosómicas compatibles con la supervivencia posnatal DrBurgos 191 SNC, sistema nervioso central. Las anomalías del desarrollo características de cualquier estado trisómico deben estar determinadas por la dosis extra de los genes presentes en el cromosoma adicional. Hasta el momento, el conocimiento de la relación entre el cromosoma extra y las anomalías del desarrollo subsiguientes es muy limitado. No obstante, la investigación reciente está empezando a localizar determinados genes del cromosoma extra que son responsables de aspectos específicos del fenotipo anormal, mediante la modulación directa o indirecta de la formación de patrones en las fases iniciales del desarrollo (v. cap. 14). Los principios de la dosis génica y el probable papel del desequilibrio para los genes individuales que subyacen a aspectos específicos del desarrollo del fenotipo se aplican a todos los trastornos aneuploides; esto se ilustra a continuación en el contexto del síndrome de Down, mientras que los otros trastornos se resumen en la tabla 6-2). Síndrome de Down El síndrome de Down es, con mucha diferencia, el trastorno cromosómico más frecuente y mejor conocido, así como la principal causa genética de discapacidad intelectual moderada. Alrededor de uno de cada 850 niños nace con síndrome de Down (v. tabla 5-2), y entre los recién nacidos o fetos de gestantes de 35 o más años de edad la incidencia de esta trisomía es mucho mayor (fig. 6-1). DrBurgos 192 FIGURA 6-1 Relación entre edad materna y trisomía 21 en el parto y en el momento de la amniocentesis. Véase Créditos de figuras. El síndrome de Down puede ser diagnosticado, en general, al nacer o poco después por los rasgos dismórficos, que varían entre los distintos pacientes pero que, no obstante, dan lugar a un fenotipo característico (fig. 6-2). La primera anomalía detectable en el recién nacido suele ser la hipotonía. Además de los rasgos faciales dismórficos característicos (v. fig. 6-2), los pacientes son de baja estatura y presentan braquicefalia, con el occipucio plano. El cuello es corto, con piel sobrante en la nuca. Las manos son cortas y anchas, a menudo con un solo pliegue palmar transversal («pliegue simiesco») y el meñique suele estar incurvado (clinodactilia). DrBurgos 193 FIGURA 6-2 Fenotipo del síndrome de Down. A, Lactante de corta edad. Puente nasal plano, orejas de implantación baja con un aspecto plegado característico, ojos con pliegues epicánticos típicos y fisuras palpebrales con inclinación ascendente, boca abierta con protrusión lingual. B, Manchas de Brushfield alrededor del margen del iris (flecha). Véase Créditos de figuras. Uno de los problemas principales en el síndrome de Down es la discapacidad intelectual. Aunque en la primera infancia puede parecer que el niño no presenta un retraso del desarrollo, éste se suele hacer evidente hacia el final del primer año. A pesar de que la magnitud de la discapacidad intelectual varía entre los pacientes de moderada a leve, muchos niños con síndrome de Down se convierten en personas interactivas e incluso con confianza en sí mismos y muchos acuden a colegios convencionales. Hay una gran variabilidad en el fenotipo de los pacientes con síndrome de Down; se detectan anomalías específicas en casi todos los pacientes, pero el resto de las anomalías sólo afecta a una pequeña proporción de ellos. Al menos la tercera parte de los recién nacidos vivos y una proporción algo mayor de los abortos con síndrome de Down presentan una cardiopatía congénita. Ciertas malformaciones, como la atresia duodenal y la fístula traqueoesofágica, son más frecuentes en el síndrome de Down que en otros trastornos. Sólo alrededor del 20-25% de los embriones con trisomía 21 sobreviven hasta el nacimiento (v. tabla 5-2). Entre los embriones con síndrome de Down, los que tienen menos posibilidades de sobrevivir son los que presentan una cardiopatía congénita; alrededor de una cuarta parte de los recién nacidos con cardiopatía muere antes de cumplir su primer año de vida. Los pacientes con DrBurgos 194 este síndrome que sobreviven al período neonatal tienen un riesgo 15 veces mayor de leucemia. La senilidad prematura asociada a las alteraciones neuropatológicas características de la enfermedad de Alzheimer (atrofia cortical, dilatación ventricular y ovillos de degeneración neurofibrilar) afecta a casi todos los pacientes con síndrome de Down varias décadas antes de la edad típica de aparición de esta enfermedad en la población general. Por regla general, se debe pensar en esta serie de hallazgos clínicos, en su variación y en el resultado probable en términos de desequilibrio génico (el exceso relativo de los productos génicos específicos, su impacto en diversas vías críticas en determinados tejidos y tipos celulares, tanto en el desarrollo temprano como durante toda la vida, así como los alelos particulares presentes en el genoma de un paciente en particular, tanto para los genes del cromosoma trisómico como para todos los demás genes heredados de sus progenitores). Los cromosomas en el síndrome de Down El diagnóstico clínico del síndrome de Down no suele ofrecer dificultades especiales. No obstante, es necesario hacer un cariotipo para confirmarlo y para realizar un asesoramiento genético correcto. Aunque el cariotipo anormal y específico responsable del síndrome de Down suele tener una escasa repercusión en el fenotipo del paciente, sí que resulta esencial para determinar el riesgo de recurrencia. Trisomía 21 En al menos el 95% de los pacientes, el cariotipo del síndrome de Down consta de 47 cromosomas, con una copia extra del cromosoma 21 (v. fig. 5-9). Esta trisomía se debe a una no disyunción meiótica del par de cromosomas 21. Según se ha indicado con anterioridad, el riesgo de tener un hijo con trisomía 21 se incrementa con la edad materna, en especial después de los 30 años (v. fig. 6-1). El error meiótico responsable de la trisomía suele ocurrir durante la meiosis materna (alrededor del 90% de los casos), predominantemente en la meiosis I, pero también puede ocurrir en la meiosis paterna (alrededor del 10% de los casos), generalmente en la meiosis II. La trisomía 21 típica es un fenómeno esporádico, por lo que las recurrencias son infrecuentes, como se comentará más adelante. Alrededor del 2% de los pacientes con síndrome de Down presentan un mosaicismo para dos poblaciones de células (una con un cariotipo normal y otra con un cariotipo de trisomía 21). El fenotipo puede ser más leve que el de la trisomía 21 típica, pero existe una gran variabilidad fenotípica entre los pacientes con mosaicismo, que supuestamente refleja la proporción variable de células con trisomía 21 en el embrión durante las primeras fases del desarrollo. Translocación robertsoniana DrBurgos 195 Alrededor del 4% de los pacientes con síndrome de Down presentan 46 cromosomas, uno de los cuales es una translocación robertsoniana entre el cromosoma 21q y el brazo largo de uno de los otros cromosomas acrocéntricos (en general el cromosoma 14 o el 22) (v. fig. 5-11). El cromosoma translocado sustituye uno de los acrocéntricos normales, y el cariotipo del paciente con síndrome de Down con una translocación robertsoniana entre los cromosomas 14 y 21 es 46,XX o XY,rob(14;21)(q10;q10), + 21 (v. la nomenclatura en la tabla 5-1). A pesar de tener 46 cromosomas, los pacientes con una translocación robertsoniana que afecta al cromosoma 21 son trisómicos para los genes de todo el brazo 21q. Un portador de una translocación robertsoniana entre los cromosomas 14 y 21, por ejemplo, tiene sólo 45 cromosomas; un cromosoma 14 y un cromosoma 21 se han perdido y sustituido por el cromosoma translocado. Los gametos que puede formar este portador se muestran en la figura 6-3 y estos portadores presentan un riesgo de tener un hijo con síndrome de Down por translocación. FIGURA 6-3 Cromosomas de gametos que pueden ser producidos, teóricamente, por un portador de una translocación robertsoniana, rob(14;21). A, Complementos normal y equilibrado. B, Desequilibrado, un producto con el cromosoma de translocación y el cromosoma 21 normal, y el producto recíproco con sólo el cromosoma 14. C, Desequilibrado, un producto con el cromosoma de translocación y el cromosoma 14 normal y el producto recíproco con sólo el cromosoma 21. En teoría, hay seis tipos posibles de gametos, pero tres de ellos parecen incapaces de dar lugar a descendencia viable. Sólo los tres gametos sombreados a la izquierda pueden dar lugar a descendencia viable. En teoría, los tres tipos de gametos se producirán en igual cantidad, por lo que el riesgo teórico de tener un niño con síndrome de Down sería de un tercio. Sin embargo, los estudios poblacionales amplios han demostrado que los complementos cromosómicos desequilibrados sólo aparecen en el 10-15% de la descendencia de madres portadoras y sólo en un pequeño porcentaje de los hijos de progenitores masculinos portadores que tienen translocaciones que implican al cromosoma 21. DrBurgos 196 A diferencia de lo que ocurre en la trisomía 21 estándar, el síndrome de Down por translocación no muestra relación con la edad materna y tiene un riesgo de recurrencia relativamente elevado en familias en las que un progenitor es portador de la translocación, en especial cuando es la madre. Por esta razón, es necesario cariotipar a los progenitores, y posiblemente a otros familiares, antes de ofrecer un asesoramiento genético preciso. Translocación 21q21q Una translocación 21q21q se observa en una pequeña proporción de pacientes con síndrome de Down y se cree que se origina como un isocromosoma. Es especialmente importante determinar si uno de los progenitores es portador, debido a que todos los gametos de un portador de este tipo de cromosoma pueden contener el cromosoma 21q21q (con una dosis doble de material genético del cromosoma 21) o bien pueden carecer del mismo, de manera que no presentan nada de material genético del cromosoma 21. Por tanto, los descendientes potenciales tendrán, de forma inevitable, o un síndrome de Down o una monosomía 21, que no suele permitir la viabilidad. Los portadores de mosaicos muestran un riesgo elevado de recurrencia y, por ello, en cualquier embarazo subsiguiente se debe considerar el diagnóstico prenatal. Trisomía 21 parcial Los síndromes de Down diagnosticados en pacientes en los que sólo una parte del brazo largo del cromosoma 21 se encuentra por triplicado son muy raros. Estos pacientes son particularmente interesantes porque en ellos se puede estudiar la región del cromosoma 21 responsable de los diferentes rasgos del fenotipo del síndrome de Down, así como las regiones que pueden estar triplicadas sin causar el fenotipo característico. El éxito más notable ha sido la identificación de una región menor de 2 Mb que es clave para explicar los efectos cardíacos que se observan en alrededor del 40% de los pacientes con síndrome de Down. La determinación de los genes específicos que son clave para la expresión del fenotipo del síndrome de Down, y su diferenciación de los genes que simplemente parecen ser sinténicos con los mismos en el cromosoma 21 es crucial para determinar la patogenia de las diversas características clínicas. Riesgo de síndrome de Down Un problema frecuente en el asesoramiento genético es la manera de evaluar el riesgo del nacimiento de un niño con síndrome de Down. El riesgo depende sobre todo de la edad materna, pero también de los cariotipos de ambos progenitores, como se ha comentado previamente. El síndrome de Down puede detectarse antes del nacimiento mediante el cariotipo, por análisis de micromatrices cromosómicas o mediante secuenciación del DrBurgos 197 genoma completo de células obtenidas mediante biopsia de vellosidades coriónicas o de células del líquido amniótico (v. fig. 5-9). La detección del síndrome de Down también puede realizarse en la actualidad mediante cribado prenatal no invasivo de DNA fetal libre en el plasma materno. Como se comentará con más detalle en el capítulo 17, aunque en todos los embarazos debe ofrecerse el diagnóstico prenatal, a la hora de tomar la decisión de realizar métodos invasivos de análisis prenatal debe sopesarse el riesgo de que el feto tenga síndrome de Down y el riesgo de que se produzca un aborto a consecuencia de la amniocentesis o de la biopsia de las vellosidades coriónicas realizadas para obtener tejido fetal para el análisis cromosómico. Sin embargo, es probable que este paradigma y los aspectos referentes al asesoramiento genético cambien en los próximos años debido a la aparición del cribado prenatal no invasivo del síndrome de Down y de otras aneuploidías relativamente frecuentes (v. cap. 17). La incidencia poblacional del síndrome de Down en nacidos vivos se estima en alrededor de 1/850, lo que refleja la distribución de la edad materna en la población y la proporción de madres que utilizan el diagnóstico prenatal y la interrupción selectiva de su embarazo. El riesgo comienza a aumentar bruscamente cuando la madre tiene alrededor de 30 años y alcanza la proporción de 1/10 en el grupo de madres de edad más avanzada (v. fig. 6-1). Aunque las madres más jóvenes presentan un riesgo muy inferior, la tasa de nacimientos en este grupo es tan elevada que la mitad de las madres cuyos hijos sufren síndrome de Down tiene menos de 35 años. El riesgo de síndrome de Down debido a translocación o a trisomía parcial no se relaciona con la edad materna. La edad paterna no parece influir en el riesgo. Riesgo de recurrencia El riesgo de recurrencia de la trisomía 21 y de cualquier trisomía autosómica tras el nacimiento de un niño con alguna de ellas es de alrededor del 1%. En madres menores de 30 años el riesgo es cercano al 1,4%, y en madres mayores de esta edad el riesgo es el que corresponde a su edad; es decir, hay un aumento ligero pero significativo del riesgo en las madres más jóvenes, mientras que el riesgo en las madres mayores sólo es el correspondiente a su edad. La razón de este incremento del riesgo en madres jóvenes es desconocida. Los antecedentes de trisomía 21 en la familia, siempre que no sea en un hijo previo, no parecen incrementar de forma significativa el riesgo de tener un hijo con síndrome de Down, pero son una causa frecuente de ansiedad materna. Tal como se ha señalado con anterioridad, el riesgo de recurrencia de síndrome de Down debido a una translocación es mucho más elevado. DrBurgos 198 Disomía uniparental La no disyunción cromosómica provoca en la mayoría de los casos una trisomía o monosomía del cromosoma implicado en el error de segregación. Sin embargo, en menos ocasiones, también puede causar un estado disómico en el que ambas copias de un cromosoma derivan del mismo progenitor, en lugar de heredarse una copia de la madre y otra del padre. Esta situación, denominada disomía uniparental, se define como la presencia de una línea celular disómica que contiene dos cromosomas, o porciones de los mismos, que se hereda sólo de uno de los progenitores (v. tabla 6-1). Si los dos cromosomas derivan de cromátidas hermanas idénticas, la situación se denomina isodisomía; si ambos homólogos son de uno de los progenitores, se trata de una heterodisomía. La causa más frecuente de la disomía uniparental es el «rescate» trisómico, debido a la no disyunción cromosómica en las células de un embrión trisómico para restaurar un estado disómico. La causa de la trisomía responsable es la no disyunción meiótica típica en una de las líneas germinales de los progenitores; el rescate provoca una segunda no disyunción, que se produce durante la mitosis en una etapa postcigótica temprana, lo que «rescata» un feto que, de lo contrario, lo más probable es que sufriese un aborto espontáneo (el destino más frecuente de cualquier feto trisómico; v. tabla 5-2). Dependiendo de la etapa y del progenitor de la no disyunción original (es decir, meiosis I o II materna o paterna), de la localización de los eventos de recombinación meiótica y de qué cromosoma se pierda posteriormente en la no disyunción mitótica postcigótica, el feto o nacido vivo resultante puede tener una isodisomía o heterodisomía completa o parcial del cromosoma implicado. Aunque no se sabe cuál es la frecuencia global de la disomía uniparental, se ha documentado para la mayoría de los cromosomas del cariotipo mediante la demostración de la herencia uniparental de polimorfismos en una familia. Sin embargo, sólo se ha demostrado la existencia de anomalías clínicas para algunos de ellos, por lo general en los casos donde está presente una región con impronta en dos copias de uno de los progenitores (v. la sección sobre la impronta genómica más adelante en este capítulo) o cuando una enfermedad generalmente recesiva (que normalmente implicaría que ambos progenitores son portadores obligados; v. cap. 7) se observa en un paciente que tiene un solo progenitor portador documentado. Es importante destacar que, aunque tales trastornos suelen manifestarse debido a mutaciones en genes individuales o en las regiones con impronta, el mecanismo patogenómico subyacente en los casos de disomía uniparental es la segregación anormal de los cromosomas. DrBurgos 199 Trastornos genómicos: síndromes de microdeleciones y duplicaciones Muchos síndromes que se caracterizan por retraso del desarrollo, discapacidad intelectual y una serie específica de rasgos dismórficos y malformaciones congénitas se asocian con anomalías recurrentes subcromosómicas o regionales (v. tabla 6-1). Estas deleciones y/o duplicaciones pequeñas, pero algunas veces visibles citogenéticamente, producen una forma de desequilibrio genético denominado aneusomía segmentaria. Estas deleciones (y, en algunos casos, sus duplicaciones recíprocas) suelen detectarse mediante micromatrices cromosómicas. A muchos de estos trastornos se les ha aplicado el término de síndrome de genes contiguos, ya que el fenotipo suele deberse a la presencia de copias extra o deficientes de muchos genes contiguos de la región delecionada o duplicada. Sin embargo, en otros trastornos similares, el fenotipo se debe aparentemente a la deleción o duplicación de un solo gen en la región, a pesar de que suele asociarse con una anomalía cromosómica que engloba varios genes en varios de estos trastornos. En muchos de estos síndromes, aunque el fenotipo clínico en distintos pacientes puede ser bastante variable, la naturaleza de la anomalía genómica subyacente es muy similar. De hecho, en los síndromes que se recogen en la tabla 6-3, los estudios genómicos de alta resolución han demostrado que los puntos de rotura centroméricos y teloméricos se agrupan entre los distintos pacientes, lo que sugiere la existencia de secuencias genómicas que predisponen al reordenamiento. El mapeo detallado en varios de estos trastornos ha demostrado que los puntos de rotura se localizan en secuencias repetidas de bajo número de copias en el genoma denominadas duplicaciones segmentarias (v. cap. 4). La recombinación aberrante entre copias cercanas de esas secuencias repetidas causa las deleciones y/o duplicaciones, que suelen abarcar entre varios cientos a varios miles de kilobases. El análisis amplio de más de 30.000 pacientes en todo el mundo ha implicado a este mecanismo general en 50-100 síndromes con reordenamientos de genes contiguos, que se denominan colectivamente en ocasiones trastornos genómicos. Tabla 6-3 Ejemplos de trastornos genómicos con recombinación entre duplicaciones segmentarias DrBurgos 200 Basada en Lupski JR, Stankiewicz P: Genomic disorders: the genomic basis of disease, Totowa, NJ, 2006, Humana Press; Cooper GM, Coe BP, Girirajan S, y cols.: A copy number variation morbidity map of developmental delay. Nat Genet 43:838-846, 2011; y Weischenfeldt J, Symmns O, Spitz F, y cols.: Phenotypic impact of genomic structural variation: insights from and for human disease. Nat Rev Genet 14:125-138, 2013. Este mecanismo que da lugar a las duplicaciones segmentarias asociadas a los síndromes de deleción y duplicación es diferente de otros cuyos puntos de rotura son muy variables y no se asocian con ninguna característica(s) genómica(s) identificable(s), y cuya base física parece idiopática (v. tabla 6-1). A continuación, nos centraremos en los síndromes que implican al cromosoma 22 para ilustrar las características genómicas subyacentes a esta clase de trastornos. Deleciones y duplicaciones que afectan al cromosoma 22q11.2 En la parte proximal del brazo largo del cromosoma 22 se ha demostrado la presencia de varias deleciones y duplicaciones mediadas por una recombinación desequilibrada, lo que ilustra el concepto general de los trastornos genómicos (fig. 6-4). Una microdeleción especialmente frecuente afecta al cromosoma 22q11.2 y se asocia a los diagnósticos de síndrome de DiGeorge, síndrome velocardiofacial y síndrome de anomalías conotruncales y de la cara. Estos tres síndromes clínicos son trastornos autosómicos con una expresión clínica variable, debidos a una deleción de unas 3 Mb en el cromosoma 22q11.2 en una copia del cromosoma 22. La microdeleción y otros reordenamientos de esta región que se muestran en la figura 6-5 están mediados por la recombinación homóloga entre duplicaciones segmentarias en la región. Las deleciones se detectan en alrededor de 1 de cada 4.000 nacidos vivos, por lo que este es uno de los reordenamientos genómicos más frecuentes asociados con fenotipos clínicos importantes. DrBurgos 201 FIGURA 6-4 Modelo de reordenamientos subyacentes a los trastornos genómicos. El entrecruzamiento desigual cuando existe un alineamiento incorrecto entre cromátidas hermanas o cromosomas homólogos que contienen copias muy homólogas de secuencias con duplicación segmentaria puede dar lugar a productos con deleción o duplicación, que difieren en el número de copias respecto a los genes localizados normalmente entre las repeticiones. El número de copias de cualquier gen o genes (p. ej., A, B y C) situados entre las copias de la repetición se modificará debido a estos reordenamientos genómicos. En la tabla 6-3 se muestran ejemplos de trastornos genómicos, duplicaciones segmentarias y el tamaño de la región delecionada o duplicada. FIGURA 6-5 Deleciones, duplicaciones y reordenamientos cromosómicos en DrBurgos 202 22q11.2 mediados por recombinación homóloga entre duplicaciones segmentarias. A, Los cariotipos normales tienen dos copias de 22q11.2, cada una de las cuales contiene múltiples copias de una familia de duplicaciones segmentarias relacionadas en la región (azul oscuro). En el síndrome de DiGeorge (SDG) o en el síndrome velocardiofacial (SVCF), una región de 3 Mb se deleciona en un homólogo, lo que elimina alrededor de 30 genes; en alrededor del 10% de los pacientes, existe una deleción menor, de 1,5 Mb (situada en el seno del segmento más grande). La duplicación recíproca se observa en pacientes con dup(22)(q11.2q11.2). La tetrasomía para 22q11.2 se observa en los pacientes con síndrome del ojo de gato. Obsérvese que la región duplicada en el cromosoma del síndrome del ojo de gato tiene una orientación invertida respecto a la duplicación observada en pacientes con dup(22), lo que indica la existencia de un reordenamiento genómico más complejo en estas duplicaciones segmentarias. B, Imagen aumentada de la región genómica 22q11.2, donde se indican las deleciones comunes SDG/SVCF (rojo) y las deleciones más distales (mediadas también por la recombinación que afecta a duplicaciones segmentarias) que se observan en pacientes con otros fenotipos (naranja). Los genes de la región (del servidor de www.genome.ucsc.edu) se muestran por encima de la región. C, Análisis mediante hibridación in situ fluorescente bicromática de un probando con SDG, donde se observa la deleción de 22q11.2 en un homólogo. La señal verde es la hibridación con una región de control en la zona distal de 22q. La señal en rojo muestra la hibridación con una región en la zona proximal de 22q que está presente en una copia del cromosoma, pero delecionada en el otro (flecha). Véase Créditos de figuras. Los pacientes presentan anomalías craneofaciales características, discapacidad intelectual, inmunodeficiencia y defectos cardíacos, lo que probablemente refleje la haploinsuficiencia de una o más de las varias docenas de genes que suele haber en esta región. Se piensa que la deleción del gen TBX1 en el síndrome de deleción de 22q11.2 interviene hasta en el 5% de todas las cardiopatías congénitas y es una causa especialmente frecuente de las anomalías del tracto de salida del ventrículo izquierdo. En comparación con la deleción de 22q11.2, que es relativamente frecuente, la duplicación recíproca de 22q11.2 es mucho más infrecuente y da lugar a una serie de malformaciones dismórficas y de defectos congénitos distintos que se agrupan bajo el término de síndrome de duplicación de 22q11.2 (v. fig. 6-5). Generalmente, el diagnóstico de esta duplicación requiere el análisis mediante hibridación in situ fluorescente (FISH) sobre células en interfase o mediante micromatrices cromosómicas. Los conceptos generales expuestos para los trastornos asociados con 22q11.2 también se aplican a muchos otros trastornos cromosómicos y genómicos. Algunos de los más frecuentes o significativos de éstos se resumen en la tabla 6-3. En conjunto, estos síndromes recurrentes ponen de relieve algunos principios importantes en genética humana y médica (v. cuadro). Le ccione s a pr e ndida s de los tr a stor nos ge nóm icos Los trastornos genómicos en conjunto ilustran una serie de conceptos que tienen una importancia general para evaluar las causas y consecuencias de desequilibrio cromosómico o genómico. DrBurgos 203 • En primer lugar, y con pocas excepciones, las alteraciones en las dosis génicas en cualquier región cromosómica o genómica grande posiblemente den lugar a una alteración clínica cuyo fenotipo refleja, en principio, la haploinsuficiencia o la expresión excesiva de uno o más genes codificados en dicha región. En algunos casos, la presentación clínica parece explicarse por el desequilibrio de dosis de un único gen; sin embargo, en otros síndromes el fenotipo parece reflejar el desequilibrio de múltiples genes en la región. • En segundo lugar, la distribución de estos trastornos de duplicación/deleción en el genoma no parece ser aleatoria, porque la localización de familias de duplicaciones segmentarias, sobre todo en las regiones pericentroméricas y subteloméricas, predispone a que regiones particulares sufran eventos de recombinación desiguales que subyacen a estos síndromes. • Y en tercer lugar, incluso los pacientes portadores de lo que parece ser la misma deleción o duplicación cromosómica pueden presentar una amplia gama de fenotipos variables. A pesar de que se desconoce el fundamento preciso de esta variabilidad, podría deberse a causas extragenéticas, a la variación genética subyacente en la región del cromosoma no delecionado o a diferencias en cualquier otra zona del genoma entre individuos genéticamente no relacionados DrBurgos 204 Anomalías cromosómicas idiopáticas Mientras que las anomalías que acaban de describirse están mediadas por las características genómicas específicas en regiones cromosómicas particulares, otras muchas anomalías cromosómicas se deben a deleciones o reordenamientos que no tienen una base física concreta (v. tabla 6-1). Se han publicado muchos casos de anomalías detectables citogenéticamente en pacientes dismórficos que implican fenómenos como deleciones, duplicaciones o translocaciones de uno o más cromosomas en el cariotipo (v. fig. 5-11). De forma global, las deleciones autosómicas visibles citogenéticamente tienen una incidencia estimada de 1 de cada 7.000 nacidos vivos. La mayoría de ellas se han observado sólo en unos pocos pacientes y no se asocian con síndromes clínicos reconocidos. Sin embargo, otras son lo bastante frecuentes para permitir el diagnóstico de síndromes claramente reconocibles en los que una serie de pacientes tienen anomalías similares. La característica física de esta clase de anomalías es que el evento cromosómico subyacente es idiopático (v. tabla 6-1); la mayoría de ellas se producen de novo y tienen unos puntos de rotura muy variables en la región cromosómica alterada, lo que las convierte en una clase diferente a las comentadas en el apartado previo. Síndromes de deleción autosómica Un síndrome conocido desde hace mucho tiempo es el síndrome del «maullido de gato» (cri du chat), en el que se produce una deleción terminal o intersticial de parte del brazo corto del cromosoma 5. El nombre lo recibe del llanto de los niños que sufren este trastorno, que es similar al maullido de un gato. El aspecto facial (v. fig. 6-6) es característico, con microcefalia, hipertelorismo, pliegues epicánticos, orejas de implantación baja, a veces con apéndices preauriculares, y micrognatia. La incidencia global de la deleción se estima en 1 de cada 15.000 nacidos vivos. DrBurgos 205 FIGURA 6-6 Síndromes de deleción idiopáticos. A-C, Tres niños distintos con síndrome del «maullido de gato», secundario a la deleción de parte del cromosoma 5p. Obsérvese, incluso entre individuos no emparentados, el aspecto facial característico con hipertelorismo, epicanto y retrognatia. D, Mapa fenotipo-cariotipo del cromosoma 5p, basado en análisis de micromatrices cromosómicas de una serie de pacientes con del(5p). E, Análisis de micromatrices cromosómicas de una deleción de alrededor de 5 Mb en la banda 1p36.3 (rojo), que es indetectable mediante cariotipado convencional.Véase Créditos de figuras. La mayoría de los casos de síndrome de «maullido de gato» son esporádicos y sólo el 10-15% de los pacientes son hijos de portadores de una translocación. Los puntos de rotura y la extensión del segmento delecionado del cromosoma 5p varían mucho en diferentes pacientes, pero la región crítica delecionada en todos los pacientes con el fenotipo se ha localizado en la banda 5p15. Muchos de los hallazgos clínicos se han atribuido a haploinsuficiencia respecto a uno o varios genes contenidos en regiones específicas; el grado de discapacidad intelectual se correlaciona con el tamaño de la deleción, aunque los estudios genómicos sugieren que la haploinsuficiencia respecto a regiones concretas de 5p14-p15 puede contribuir de forma importante a la discapacidad intelectual grave (v. fig. 66). Aunque muchas deleciones de gran tamaño pueden observarse mediante cariotipado convencional, la detección de otras deleciones idiopáticas DrBurgos 206 requiere un análisis más detallado con micromatrices; esto es especialmente cierto para las anomalías que afectan a las bandas subteloméricas de muchos cromosomas, que pueden ser difíciles de visualizar bien con el bandeo cromosómico convencional. Por ejemplo, una de las anomalías idiopáticas más frecuentes, el síndrome de deleción del cromosoma 1p36, tiene una incidencia de 1 de cada 5.000 habitantes e implica una amplia gama de puntos de rotura diferentes, que se sitúan todos ellos en los 10 Mb terminales del cromosoma 1p. Alrededor del 95% de los casos son de novo y muchos (p. ej., el caso que se ilustra en la fig. 6-6) no se detectan mediante el análisis cromosómico convencional. El análisis genómico detallado de diversos síndromes autosómicos de deleción subraya la naturaleza idiopática de estas anomalías. Por lo general, y a diferencia de los trastornos genómicos presentados en la tabla 6-3, los puntos de rotura son muy variables y reflejan una gama de mecanismos diferentes, como la eliminación terminal del brazo cromosómico con reparación telomérica, la deleción intersticial de un segmento subtelomérico o la recombinación entre copias de elementos repetitivos, como elementos Alu o L1 (v. cap. 2). Translocaciones balanceadas con fenotipos del desarrollo Las translocaciones recíprocas son relativamente frecuentes (v. cap. 5). La mayoría son equilibradas e implican el intercambio preciso de material cromosómico entre cromosomas no homólogos; por tanto, no suelen tener un efecto fenotípico evidente. Sin embargo, en 1 de cada 2.000 recién nacidos que tienen una translocación equilibrada de novo, el riesgo de una anomalía congénita es varias veces mayor empíricamente, lo que sugiere que algunas translocaciones equilibradas implican la alteración directa de un gen o genes en uno de los puntos de rotura de la translocación o en ambos. Mediante el análisis detallado de varios de estos casos con FISH, micromatrices y secuenciación dirigida o del genoma completo, se han identificado defectos en los genes codificantes de proteínas o de RNA no codificante en pacientes con diversos fenotipos, que oscilan desde el retraso del desarrollo a cardiopatías congénitas y a trastornos del espectro autista. Aunque las anomalías clínicas de estos casos pueden atribuirse a mutaciones en genes individuales localizados en el sitio de las translocaciones, el mecanismo subyacente en cada caso es el propio reordenamiento cromosómico (v. tabla 6-1). DrBurgos 207 Segregación de las anomalías familiares Aunque la mayoría de las anomalías idiopáticas que acaban de describirse son esporádicas, otras presentaciones clínicas se producen por la segregación desequilibrada de anomalías cromosómicas familiares. En estos casos, el mecanismo subyacente del fenotipo clínico no es la propia anomalía cromosómica, sino más bien su transmisión en un estado de desequilibrio a partir de un progenitor que es un portador equilibrado a la generación siguiente (v. tabla 6-1). El mecanismo patogénico en estos casos es diferente al mecanismo de no disyunción descrito anteriormente en este capítulo. A diferencia de la aneuploidía o disomía uniparental, en estos casos la anomalía no es el proceso de segregación, sino que la naturaleza aleatoria de los eventos durante la segregación origina cariotipos desequilibrados y, por tanto, una descendencia con fenotipos anormales. En las translocaciones equilibradas, por ejemplo, dado que los cromosomas implicados forman un cuadrivalente en la meiosis, la combinación particular de los cromosomas transmitidos a un gameto concreto puede causar un desequilibrio genómico (v. fig. 5-12), a pesar de que la propia segregación es normal. Otro tipo de anomalía estructural familiar que ilustra este mecanismo implica una inversión cromosómica. En este caso, la segregación del cromosoma invertido y su homólogo normal durante la meiosis suele producirse sin problemas; sin embargo, se pueden producir gametos desequilibrados por el proceso de recombinación que tiene lugar en el segmento invertido, en particular en las inversiones pericéntricas (v. fig. 513). Los distintos cromosomas de inversión conllevan diferentes riesgos de tener una descendencia anormal, lo que puede reflejar tanto la probabilidad de que un evento de recombinación se produzca en el segmento invertido como la probabilidad de que un gameto desequilibrado pueda dar lugar a descendencia viable. Este riesgo global se debe determinar empíricamente para usarlo en el asesoramiento genético. Varias inversiones que se han estudiado con detalle ilustran este punto. Uno de los pocos casos de los que se han obtenido datos suficientes para permitir la estimación de la transmisión del cromosoma de inversión a la descendencia de los portadores es una inversión pericéntrica del cromosoma 3. La inv(3)(p25q21) se originó en una pareja de Newfoundland a principios de la década de 1800 y desde entonces se ha descrito en varias familias cuyos antecesores han podido trazarse hasta las provincias atlánticas de Canadá. Los portadores del cromosoma inv(3) son normales, pero algunos de sus hijos tienen un fenotipo anómalo característico asociado con un cromosoma 3 recombinante, en el que se encuentran una duplicación del segmento distal a 3q21 y una deleción del segmento distal a 3p25. El otro gameto equilibrado predicho, con una duplicación de 3p distal y deleción de 3q distal, no da DrBurgos 208 lugar a descendencia viable. El riesgo empírico de tener un resultado anormal del embarazo en los portadores de inv(3) es mayor del 40% e indica la importancia de los estudios cromosómicos familiares para identificar portadores y ofrecer asesoramiento genético y diagnóstico prenatal. Sin embargo, no todas las inversiones pericéntricas conllevan un riesgo de tener descendencia con anomalías. Una de las inversiones observada con mayor frecuencia en cromosomas humanos es una pequeña inversión pericéntrica del cromosoma 9, que está presente hasta en el 1% de todos los individuos. La inv(9)(p11q12) no tiene efectos deletéreos conocidos en portadores y no parece estar asociada con un riesgo significativo de aborto espontáneo o de descendencia desequilibrada; el riesgo empírico no es distinto al de la población general, por lo que suele considerarse como una variante normal. DrBurgos 209 Trastornos asociados con impronta genómica En algunos trastornos, la expresión del fenotipo patológico depende de si el alelo mutante o el cromosoma anormal se ha heredado del padre o de la madre. Como ya se comentó en el capítulo 3, estos efectos dependientes del progenitor de origen se deben a la impronta genómica. El efecto de la impronta genómica sobre los patrones de herencia en los árboles genealógicos se expone en el capítulo 7. En este capítulo vamos a considerar la relevancia de la impronta genómica para la citogenética clínica, dado que muchos de los efectos de impronta genómica se detectan debido a las alteraciones cromosómicas. La evidencia de la impronta genómica se ha observado en diversos cromosomas o regiones cromosómicas de todo el genoma, mediante la comparación de fenotipos de individuos portadores de la misma alteración citogenética con afectación del homólogo materno o paterno. A pesar de que las estimaciones son variables, es probable que existan hasta varios cientos de genes en el genoma humano que presenten efectos de impronta. Algunas regiones contienen un único gen con impronta, mientras que otras contienen grupos de múltiples genes con impronta, que en algunos casos abarcan mucho más de 1 Mb a lo largo de un cromosoma. La característica clave de los genes con impronta que les diferencia de otros loci autosómicos es el hecho de que en el tejido relevante sólo se expresa un alelo, el materno o el paterno. El efecto de estos mecanismos sobre el fenotipo clínico dependerá obligatoriamente de si se produjo una mutación en el homólogo materno o paterno. Entre los ejemplos mejor estudiados de la función que desempeña la impronta genómica en la enfermedad humana están los síndromes de Prader-Willi (Caso 38) y de Angelman, que se describirán a continuación para ilustrar las características genéticas y genómicas de los trastornos con impronta. Otro ejemplo adicional, el síndrome de Beckwith-Wiedemann, se presenta en el Caso 6. Síndromes de Prader-Willi y Angelman El síndrome de Prader-Willi es un trastorno dismórfico relativamente frecuente caracterizado por hipotonía neonatal, seguida de obesidad, consumo excesivo e indiscriminado de alimentos, manos y pies pequeños, estatura corta, hipogonadismo y discapacidad intelectual (fig. 6-7). Este síndrome se debe a la ausencia de un gen o genes de origen paterno expresados con impronta. En alrededor del 70% de los casos del síndrome se observa una deleción citogenética de la parte proximal del brazo largo del cromosoma 15 (15q11.2-q13); la deleción está mediada por una recombinación de duplicaciones segmentarias que flanquean una región de alrededor de 5-6 Mb y, en este sentido, tiene una base física similar a otros trastornos DrBurgos 210 genómicos descritos previamente (v. tabla 6-3). Sin embargo, en esta región se localiza un intervalo menor que contiene varios genes de expresión monoalélica, algunos de los cuales se expresan normalmente sólo a partir de la copia materna (v. fig. 6-7). En el síndrome de Prader Willi, la deleción se observa sólo en el cromosoma 15 heredado del padre del paciente (tabla 6-4). Por tanto, los genomas de estos pacientes presentan en 15q11.2-q13 una información genética que únicamente procede de su madre, y el síndrome se debe a la pérdida de la expresión de uno o más de los genes de esa región de origen paterno que se expresarían normalmente. FIGURA 6-7 Síndrome de Prader-Willi (SPW) y síndrome de Angelman (SA). A, SPW en un niño de 9 años y medio con obesidad, hipogonadismo, manos y pies pequeños, talla baja y retraso del desarrollo. B, Síndrome de Angelman en una niña de 4 años. Obsérvese la amplia base de sustentación y la posición de los brazos. C, Detección mediante micromatrices cromosómicas de una deleción de alrededor de 5 Mb en 15q11.2-q13.1 (rojo). D, Esquema de la región 15q11.2-q13. La región del SPW (sombreada en azul) contiene varios genes con impronta (azul) que se expresan sólo a partir de la copia paterna. La región del SA (sombreada en rosa) contiene dos genes con impronta que se expresan sólo a partir de la copia materna, incluido el gen UBE3A, que presenta impronta en el sistema nervioso central y mutaciones que pueden causar el SA. La región está flanqueada por genes sin impronta (morado) que se expresan de ambas copias, materna y paterna. Las deleciones frecuentes de la región SPW/SA, causadas por la recombinación entre pares de duplicaciones segmentarias, se muestran en verde en la parte inferior. Las deleciones de menor tamaño del centro de impronta (CI; naranja) y un subgrupo de genes en el grupo génico del RNA nucleolar pequeño DrBurgos 211 (snoRNA) también pueden causar SPW. cen, centrómero; tel, telómero. Véase Créditos de figuras. Tabla 6-4 Mecanismos genómicos que causan los síndromes de Prader-Willi y Angelman Mecanismo Síndrome de Prader-Willi Síndrome de Angelman Deleción de 15q11.2-q13 ≈70% (paterno) ≈70% (materno) Disomía uniparental ≈20-30% (materno) ≈7% (paterno) Mutación del centro de impronta ≈2,5% ≈3% Mutaciones génicas Raro (pequeñas deleciones en el grupo génico del snoRNA) ≈10% (mutaciones de UBE3A) No identificado <1% ≈10% Datos de Cassidy SB, Schwartz S, Miller JL, y cols.: Prader-Willi syndrome. Genet Med 14:10-26, 2012; Dagli AI, Williams CA: Angelman syndrome. En Pagon RA, Adam MP, Bird TD, y cols., editores: GeneReviews [Internet], Seattle, 1993-2013, University of Washington, Seattle, http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK1144/. snoRNA, RNA nucleolar pequeño. Curiosamente, las repeticiones con un bajo número de copias que flanquean a las regiones de los síndromes de Prader-Willi y Angelman también se han implicado en otros trastornos, incluida la duplicación o triplicación de la región o la duplicación invertida del cromosoma 15. Esto pone de relieve que, aunque la impronta es responsable de la herencia y de los hallazgos clínicos específicos en los síndromes de Prader-Willi y de Angelman, el mecanismo patogenómico subyacente de todos estos trastornos implica la recombinación desigual de las duplicaciones segmentarias de la región. Por el contrario, en la mayoría de los pacientes que sufren el infrecuente síndrome de Angelman, caracterizado por aspecto facial peculiar, baja estatura, discapacidad intelectual grave, espasticidad y convulsiones (fig. 67), se observa la deleción de la misma región cromosómica, pero ahora en el cromosoma 15 heredado de la madre. Así, los pacientes con síndrome de Angelman muestran información genética en 15q11.2-q13 que procede únicamente de sus progenitores del sexo masculino. Esta circunstancia poco habitual demuestra de manera muy evidente que el origen paterno o materno del material genético (en este caso, de un segmento del cromosoma 15) puede influir profundamente en la expresión clínica de un defecto. Algunos pacientes con síndrome de Prader-Willi no presentan deleciones detectables por medios citogenéticos; en vez de ello, muestran dos cromosomas 15 citogenéticamente normales, heredados ambos a partir de la madre (v. tabla 6-4). Esta situación ilustra la disomía uniparental, descrita previamente en este capítulo en la sección de segregación cromosómica anormal. Un porcentaje menor de pacientes con síndrome de Angelman muestra también disomía uniparental, pero en su caso con dos cromosomas 15 intactos de origen paterno (v. tabla 6-4). Estos pacientes representan una confirmación adicional de que, aunque la impronta genómica es responsable de la relevancia clínica de estos casos, el defecto subyacente en algunos de DrBurgos 212 ellos es la segregación cromosómica y no la impronta en sí misma, que es completamente normal en estos casos. Sin embargo, son pocos los pacientes con síndromes de Prader-Willi y de Angelman cuyas anomalías están en el propio centro de impronta (v. fig. 67). A consecuencia de ello, no se produce el cambio de la impronta femenina a la masculina durante la espermatogénesis o de la impronta masculina a la femenina durante la ovogénesis (v. fig. 3-12). La fecundación por un espermatozoide portador de una impronta femenina anormal persistente hace que el hijo presente síndrome de Prader-Willi; la fecundación de un óvulo portador de una impronta masculina anormal persistente hace que el hijo sufra síndrome de Angelman (v. tabla 6-4). Por último, hay evidencia de que las principales características de los fenotipos de los síndromes de Prader-Willi y Angelman pueden deberse a defectos en genes particulares en la región con impronta. Se ha observado que las mutaciones en la copia materna de un único gen, el gen de la ubiquitinaproteína ligasa E3A (UBE3A), causan el síndrome de Angelman (v. tabla 6-4). El gen UBE3A se localiza en la región con impronta 15q11.2-q13 y normalmente sólo se expresa a partir del alelo materno en el sistema nervioso central. Las mutaciones monogénicas del gen UBE3A heredadas de la madre suponen alrededor del 10% de los casos del síndrome de Angelman. En el síndrome de Prader-Willi, se han descrito varios pacientes con deleciones de una región mucho menor del cromosoma 15 heredado por vía paterna, que implican específicamente al grupo génico del RNA nucleolar pequeño no codificante (snoRNA) 116 en la etiología del síndrome (v. fig. 6-7). Otros trastornos debidos a disomía uniparental de regiones con impronta Aunque no está clara cuál es la frecuencia de la disomía uniparental, puede proporcionar una explicación de una enfermedad cuando existe una región con impronta en dos copias procedentes de un progenitor. Por tanto, los médicos y asesores genéticos deben tener en cuenta la impronta como una causa posible de los trastornos genéticos. Por ejemplo, se han descrito algunos casos de pacientes con fibrosis quística y baja estatura que presentan dos copias idénticas de la mayor parte o la totalidad de su cromosoma 7 materno. En ambos casos, la madre era portadora del gen de la fibrosis quística (Caso 12) y, debido a que el hijo recibió dos copias maternas del gen mutante de la fibrosis quística y ninguna copia paterna del alelo normal de este locus, manifestó finalmente la enfermedad. El retraso del crecimiento no se ha podido explicar, pero podría estar relacionado con la pérdida de genes (aún no identificados) con impronta paterna en el cromosoma 7. DrBurgos 213 Los cromosomas sexuales y sus anomalías Los cromosomas X e Y han atraído siempre el interés porque difieren entre los sexos, tienen su propio modelo de herencia y están implicados en la determinación del sexo primario. Son muy diferentes desde el punto de vista estructural y están sujetos a distintas formas de regulación genética, pero se emparejan en la meiosis masculina. Por todas estas razones, requieren una atención especial. En esta sección se revisarán las anomalías más frecuentes de los cromosomas sexuales y sus consecuencias clínicas, el estado actual del conocimiento sobre el control de la determinación sexual y las anomalías del desarrollo sexual. Base cromosómica de la determinación sexual La diferencia en la constitución cromosómica sexual de las células normales de los hombres y las mujeres se conoce desde hace más de 50 años. La base fundamental del sistema XX/ XY para la determinación del sexo se conoció poco tiempo después de que fuera posible el análisis citogenético. Los hombres con síndrome de Klinefelter tienen 47 cromosomas, con dos cromosomas X y uno Y (cariotipo: 47,XXY), mientras que la mayoría de las mujeres con síndrome de Turner tienen sólo 45 cromosomas, con un único cromosoma X (cariotipo: 45,X). Estos hallazgos indican claramente el papel crucial del cromosoma Y en el desarrollo masculino normal. También se pone de manifiesto el efecto relativamente pequeño que producen las variaciones del número de cromosomas X, tanto en los hombres como en las mujeres, comparado con las graves consecuencias de las aneuploidías autosómicas. En la actualidad, la base de estas dos observaciones se puede explicar en términos de la singular biología de los cromosomas X e Y. Se puede considerar que el proceso de determinación del sexo se produce en etapas distintas, pero interrelacionadas (fig. 6-8): • Establecimiento del sexo cromosómico (es decir, XY o XX) en el momento de la fecundación. • Inicio de vías alternativas para la diferenciación de uno de los dos sexos gonadales, determinado normalmente por la presencia o ausencia del gen determinante del testículo en el cromosoma Y. • Continuación de la diferenciación específica del sexo de los órganos sexuales internos y externos. • Desarrollo de las características sexuales secundarias distintivas para crear el sexo fenotípico correspondiente, como varón o mujer, especialmente después de la pubertad. DrBurgos 214 FIGURA 6-8 Proceso de determinación del sexo y del desarrollo: determinación del sexo cromosómico en la fecundación; compromiso con la vía masculina o femenina de diferenciación gonadal; diferenciación específica del sexo de los genitales internos y externos, con desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (sexo fenotípico). Los cromosomas sexuales desempeñan un papel determinante a la hora de especificar el sexo cromosómico, mientras que muchos genes localizados tanto en los cromosomas sexuales como en los autosomas intervienen en la determinación del sexo y la diferenciación sexual subsiguiente (v. tabla 6-8). Si bien los cromosomas sexuales desempeñan un papel determinante en la especificación del sexo cromosómico y gonadal, existe un cierto número de genes localizados tanto en los cromosomas sexuales como en los autosomas que intervienen en la determinación del sexo y en la diferenciación sexual subsiguiente. En la mayoría de los casos, el papel de estos genes se ha descubierto gracias a pacientes con diversos trastornos del desarrollo sexual, y muchos de ellos se abordan después en este capítulo. Cromosoma Y La estructura del cromosoma Y y su papel en el desarrollo sexual han sido determinados tanto a nivel molecular como genómico (fig. 6-9). En la meiosis masculina, los cromosomas X e Y normalmente se aparean en los extremos de sus brazos cortos (v. cap. 2) y sufren recombinación en esa región. Los segmentos que se aparean constituyen la región pseudoautosómica de los cromosomas X e Y, llamada así porque estas secuencias son homólogas y DrBurgos 215 sufren recombinación en meiosis I, como las parejas de autosomas. (Existe un segundo segmento pseudoautosómico más pequeño que se localiza en los extremos de Xq e Yq.) En comparación con el cromosoma X y con los autosomas, el cromosoma Y es relativamente pobre en genes (v. fig. 2-7) y contiene menos de 100 genes (algunos de los que pertenecen a familias multigénicas), que codifican sólo alrededor de 24 proteínas distintas. En especial, las funciones de una elevada proporción de estos genes se limitan a los desarrollos gonadal y genital. FIGURA 6-9 El cromosoma Y en la determinación del sexo y en los trastornos del desarrollo sexual (TDS). Se indican los genes individuales y las regiones implicados en la determinación del sexo. Los TDS y los defectos de la espermatogénesis se describen en el texto. Embriología del sistema reproductivo El efecto del cromosoma Y sobre el desarrollo embriológico de los sistemas reproductivos masculino y femenino se resume en la figura 6-10. Hacia la sexta semana del desarrollo embrionario de ambos sexos, las células germinales primordiales ya han migrado desde su localización extraembrionaria primaria a las crestas genitales emparejadas, donde son rodeadas por los cordones sexuales para formar un par de gónadas primitivas. Hasta este momento, la gónada en desarrollo es ambipotente, con independencia de si es cromosómicamente XX o XY). DrBurgos 216 FIGURA 6-10 Esquema de los eventos del desarrollo y diferenciación de las gónadas masculina y femenina a partir de la gónada ambipotente. Véase la descripción en el texto. La diferenciación en ovario o testículo está determinada por la acción coordinada y secuencial de varios genes en vías con un equilibrio muy preciso que inducen el desarrollo de un ovario cuando no hay cromosoma Y o se inclinan hacia el desarrollo de un testículo cuando sí lo hay. En circunstancias normales, se sigue la vía que origina un ovario a no ser que un gen ligado al Y particular, denominado originariamente factor determinante del testículo (TDF, testis-determining factor) cambie el desarrollo hacia la vía masculina. Si no existe cromosoma Y, la gónada formará un ovario, comenzando alrededor de la semana 8 de gestación y continuando durante varias semanas; la corteza se desarrolla, la médula involuciona y las ovogonias se empiezan a desarrollar dentro de los folículos (v. fig. 6-10). Alrededor del final del tercer mes, las ovogonias entran en meiosis I, pero (tal como se describe en el cap. 2) este proceso se detiene en la fase de dictioteno hasta que se produce la ovulación, muchos años más tarde. Sin embargo, en presencia de un cromosoma Y (con el gen TDF), el tejido DrBurgos 217 medular forma testículos típicos con túbulos seminíferos y células de Leydig que, con la estimulación de la hormona gonadotropina coriónica humana producida por la placenta, son capaces de segregar andrógenos (v. fig. 6-10). Las espermatogonias, derivadas de las células germinales primordiales a través de mitosis sucesivas, recubren las paredes de los túbulos seminíferos, donde residen junto con las células de sostén de Sertoli, esperando el inicio de la pubertad para iniciar la espermatogénesis. Al tiempo que las células germinales primordiales migran a las crestas genitales, el engrosamiento de estas crestas indica el desarrollo de los conductos genitales, los conductos mesonéfricos (o wolffianos) y paramesonéfricos (o müllerianos), bajo la influencia de hormonas producidas por tipos celulares específicos en la gónada en desarrollo. Hacia el tercer mes se ha completado la formación de los conductos. En el embrión incipiente, los genitales externos consisten en un tubérculo genital, un par de protuberancias labioescrotales y un par de pliegues uretrales. Desde este estado indiferenciado, los genitales externos masculinos se desarrollan bajo la influencia de los andrógenos, comenzando alrededor de las 12 semanas de gestación. En ausencia de testículo (o, más específicamente, en ausencia de andrógenos), se forman los genitales externos femeninos, aunque no exista un ovario. SRY es el principal gen determinante del testículo Los primeros estudios citogenéticos demostraron la función determinante masculina del cromosoma Y. En las tres décadas siguientes, el análisis cromosómico y genómico de individuos con distintas anomalías submicroscópicas del cromosoma Y y con trastornos bien estudiados del desarrollo sexual permitieron identificar la principal región determinante del testículo en Yp. Mientras que los cromosomas X e Y intercambian normalmente segmentos de la región pseudoautosómica Xp/Yp en meiosis I, en algunos casos infrecuentes la recombinación genética se produce fuera de la región pseudoautosómica (figura 6-11). Esto provoca dos raras anomalías muy informativas —hombres con un cariotipo 46,XX y mujeres con un cariotipo 46,XY— que implican una discordancia entre el sexo cromosómico y gonadal, como se verá con más detalle más adelante en este capítulo. DrBurgos 218 FIGURA 6-11 Factores etiológicos de los varones fenotípicos con cariotipo 46,XX o de mujeres fenotípicas con cariotipo 46,XY por intercambio aberrante entre secuencias ligadas al X y al Y. Los cromosomas X e Y normalmente se recombinan en el seno del segmento pseudoautosómico Xp/Yp en la meiosis masculina. Si la recombinación se produce por debajo del límite pseudoautosómico, entre las porciones específica del X y específica del Y de los cromosomas, las secuencias responsables de la determinación del sexo gonadal (incluido el gen SRY) pueden translocarse del Y al X. La fecundación por un espermatozoide que contenga este cromosoma X da lugar a un varón fenotípico con un TDS testicular XX. Por el contario, la fecundación por un espermatozoide que contenga un cromosoma Y que haya perdido el gen SRY dará lugar a una mujer fenotípica con una disgenesia gonadal DrBurgos 219 XY completa. El gen SRY (región determinante del sexo en el cromosoma Y; sexdetermining region on the Y) se localiza cerca del límite pseudoautosómico del cromosoma Y. Está presente en muchos hombres con un cariotipo 46,XX por lo demás normal (Caso 41) y está delecionado o mutado en cierta proporción de mujeres con un cariotipo 46,XY por lo demás normal, lo que implica con fuerza al gen SRY en la determinación sexual masculina normal (v. fig. 6-11). El gen SRY se expresa sólo de manera breve al principio del desarrollo en las células de la cresta germinal, inmediatamente antes de la diferenciación testicular. Este gen codifica una proteína de unión al DNA que probablemente sea un factor de transcripción, que estimula la transcripción de un gen autosómico clave, SOX9, en la gónada ambipotente, lo que al final da lugar a la diferenciación testicular. Por tanto, todas las evidencias genéticas y los criterios del desarrollo disponibles apuntan a que el gen SRY es equivalente al gen TDF del cromosoma Y. En ausencia de SRY o si no funciona correctamente, se sigue la vía de diferenciación sexual femenina (v. fig. 6-10). Aunque hay una clara evidencia que demuestra la función crucial del gen SRY en el desarrollo sexual masculino normal, la presencia o ausencia del gen SRY/TDF no explica todos los casos de determinación sexual anómala. Otros genes están implicados en la vía de determinación sexual y se exponen más adelante en este capítulo. Genes ligados al cromosoma Y en la espermatogénesis Se ha descrito que la prevalencia de deleciones y microdeleciones del cromosoma Y en la población general masculina es de alrededor de 1/2.0001/3.000 varones. Sin embargo, las microdeleciones de la porción específica masculina de Yq se observan en una proporción significativa de varones con un recuento bajo de espermatozoides, que oscilan de casos de azoospermia no obstructiva (ausencia de espermatozoides detectables en el semen) a oligospermia grave (< 5 millones/ml; rango normal, 20-40 millones/ml). Estos hallazgos sugieren que uno o más genes, denominados factor o factores de azoospermia (AZF, azoospermia factors), se localizan en el cromosoma Y; se han definido tres de estas regiones en Yq (AZFa, AZFb y AZFc) (v. fig. 6-9). El análisis genómico de esas microdeleciones ha conducido a la identificación de una serie de genes que parecen ser importantes en la espermatogénesis. Por ejemplo, la región de deleción AZFc, de 3,5 Mb contiene siete familias diferentes de genes que se expresan sólo en el testículo, incluyendo cuatro copias de los genes DAZ (delecionados en la azoospermia; deleted in azoospermia) que codifican proteínas de unión al RNA casi idénticas que se expresan sólo en células germinales premeióticas del testículo. Las deleciones de novo de AZFc se producen en alrededor de 1 de cada 4.000 hombres y suponen aproximadamente el 12% de los varones con azoospermia y alrededor del 6% de los varones con oligospermia grave. La DrBurgos 220 deleción de sólo dos de los cuatro genes DAZ se ha asociado con una oligospermia más leve. A semejanza de los otros trastornos genómicos descritos antes en este capítulo, están mediadas por la recombinación entre secuencias con duplicación segmentaria (v. tabla 6-3). Aunque menos frecuentes, las deleciones AZFa y AZFb también conllevan recombinaciones. Sin embargo, las microdeleciones Yq no son sindrómicas. Son responsables sólo de un defecto de la espermatogénesis en varones por lo demás sanos. Esto se explica porque todos los genes implicados en las deleciones de AZF se expresan sólo en el testículo y no tienen funciones en otros tejidos o tipos celulares. De forma global, el 2% de los hombres por lo demás sanos son infértiles debido a graves defectos en la producción de espermatozoides, y las deleciones o mutaciones de novo de los genes situados en Yq pueden constituir una proporción importante de estos casos. Por tanto, los hombres con infertilidad idiopática deben ser cariotipados, y también puede ser adecuada la realización de un análisis molecular de su cromosoma Y antes de iniciar las técnicas de reproducción asistida mediante inyección intracitoplásmica de espermatozoides en dichas parejas, debido sobre todo al riesgo de pasar por alto una microdeleción Yq responsable de infertilidad en los hijos varones de la pareja infértil. Cromosoma X La aneuploidía del cromosoma X es una de las anomalías citogenéticas más frecuentes. La relativa tolerancia del desarrollo humano a las alteraciones del cromosoma X puede explicarse en términos de la inactivación del cromosoma X, el proceso a través del cual la mayor parte de los genes de uno de los dos cromosomas X femeninos es silenciada epigenéticamente, comentado en el capítulo 3. La inactivación del cromosoma X y sus consecuencias relacionadas con los trastornos ligados al cromosoma X se exponen en el capítulo 7. En este capítulo se revisan los mecanismos cromosómicos y genómicos de la inactivación del cromosoma X y sus implicaciones para la genética humana y médica (v. el cuadro al final de esta sección). Inactivación del cromosoma X Según el principio de la inactivación del cromosoma X, en las células somáticas de las mujeres normales (pero no de los hombres normales) se inactiva un cromosoma X en una etapa precoz del desarrollo, lo que equilibra la expresión de los genes ligados al X en los dos sexos. En el desarrollo femenino normal, dado que la selección del cromosoma X que debe ser inactivado se realiza de manera aleatoria y después se mantiene de forma clonal, las mujeres son mosaicos con respecto a la expresión de los genes ligados al cromosoma X (v. fig. 3-13). Hay muchos rasgos epigenéticos que distinguen el cromosoma X activo del DrBurgos 221 inactivo en las células somáticas (tabla 6-5). Estos rasgos pueden tener utilidad diagnóstica para identificar el o los X inactivos en muestras clínicas. En los pacientes con cromosomas X extra (varones o mujeres), cualquier cromosoma X por encima de uno queda inactivado (fig. 6-12). Así, todas las células somáticas diploides de hombres y mujeres tienen un solo cromosoma X activo, con independencia del número de cromosomas X o Y presentes. Tabla 6-5 Características epigenéticas y cromosómicas de la inactivación del cromosoma X en las células somáticas Característica Expresión génica Estado de la cromatina RNA no codificante X activo Sí; similar al X masculino Eucromatina Gen XIST silenciado Cronología de la replicación del Sincrónica con los autosomas DNA Variantes histónicas Similar a los autosomas y al X masculino Modificaciones histónicas Similar a los autosomas y al X masculino X inactivo Mayoría de genes silenciados; ≈15% se expresan en algún grado Heterocromatina facultativa; corpúsculo de Barr El RNA de XIST se expresa sólo a partir del Xi; se asocia con corpúsculo de Barr Replicación tardía en fase S Enriquecido para macroH2A Enriquecido para marcas de heterocromatina; deficiente en marcas de eucromatina Xi, X inactivo. FIGURA 6-12 Dotación de cromosomas sexuales e inactivación del cromosoma X. Parte superior, En individuos con un número extra de cromosomas X, cualquier X por encima de 1 se inactiva, con independencia del número de cromosomas Y presentes. Por tanto, el número de cromosomas X inactivos en las células diploides es siempre 1 menos que el número total de cromosomas X. Parte inferior, Detección de cromosomas X inactivos (Xi) en núcleos en interfase de DrBurgos 222 mujeres con cariotipos 46,XX, 47,XXX, 48,XXXX y 49,XXXXX. Las regiones con una fluorescencia brillante indican la presencia de la variante histónica macroH2A, asociada con los cromosomas X inactivos (v. tabla 6-5). El cromosoma X contiene alrededor de 1.000 genes, pero no todos ellos están sujetos a inactivación. En especial, los genes que se siguen expresando, al menos en un cierto grado, no se distribuyen aleatoriamente a lo largo del cromosoma X; hay muchos más genes que «escapan» a la inactivación en Xp distal (hasta el 50%) que en Xq (un pequeño porcentaje). Este hallazgo tiene implicaciones importantes para el asesoramiento genético en los casos de aneuploidía parcial del cromosoma X, ya que un desequilibrio en los genes de Xp puede tener más importancia clínica que un desequilibrio de los genes de Xq, donde el efecto se ve mitigado en gran medida por la inactivación de X. Patrones de inactivación del cromosoma X La inactivación del cromosoma X suele ser aleatoria en las células somáticas femeninas y da lugar a mosaicismo para dos poblaciones celulares que expresan alelos de uno de los dos cromosomas X (fig. 6-13). Cuando se realiza un análisis, la mayoría de las mujeres tienen proporciones aproximadamente iguales de células que expresan alelos del X materno o paterno (es decir, alrededor de 50:50), y alrededor del 90% de las mujeres fenotípicamente normales se distribuyen desde una proporción aproximada de 25:75 a alrededor de 75:25 (v. fig. 6-13). Esta distribución tal vez refleje el rango esperado de resultados para un suceso aleatorio (es decir, la elección de qué X será el inactivo) que implica un número relativamente pequeño de células durante la etapa precoz de la embriogénesis. Para las personas que son portadoras de trastornos monogénicos ligados al cromosoma X (v. cap. 7), esta proporción de inactivación del X puede influir en el fenotipo clínico, dependiendo de qué proporción de células de los tejidos relevantes o tipos celulares expresen el alelo deletéreo en el cromosoma X activo. DrBurgos 223 FIGURA 6-13 Inactivación del cromosoma X en cariotipos con cromosomas X normales o anormales o con translocaciones X;autosoma. A, En las células femeninas normales (46,XX) se produce la inactivación aleatoria del X, lo que da lugar a un mosaico de dos poblaciones celulares (izquierda) en la que el X paterno o materno es el X inactivo (Xi, indicado por el recuadro sombreado). En las mujeres fenotípicamente normales, la proporción de las dos poblaciones celulares tiene una moda en 50:50, pero existe una variación en la población (derecha), de modo que algunas tienen un exceso de células que expresan alelos del X paterno y otras del X materno. B, Los individuos portadores de un X estructuralmente anormal (X an) o una translocación X;autosoma de tipo equilibrado o desequilibrado presentan una inactivación no aleatoria del X en la que casi todas las células tienen el mismo X inactivo. La otra población celular es inviable o tiene una desventaja del crecimiento debido al desequilibrio genético, por lo que está infrarrepresentada o ausente. der(X) y der(A) representan los dos derivados de la translocación X;autosoma. Véase Créditos de figuras. Sin embargo, hay excepciones a la distribución esperada para la inactivación aleatoria del cromosoma X cuando el cariotipo muestra anomalías estructurales del cromosoma X. Por ejemplo, en casi todos los pacientes con anomalías estructurales desequilibradas de uno de los cromosomas X (incluyendo deleciones, duplicaciones e isocromosomas), el cromosoma estructuralmente anormal es siempre el X inactivo. Debido a que DrBurgos 224 es probable que el evento inicial de inactivación en la etapa inicial del desarrollo embrionario sea aleatorio, los patrones observados después del nacimiento probablemente reflejen una selección secundaria contra las células genéticamente desequilibradas que son inviables (v. fig. 6-13). Debido a esta inactivación preferente del X anormal, estas anomalías del cromosoma X se toleran mejor que anomalías desequilibradas de tamaño o contenido génico similar de los autosomas. También se observa inactivación no aleatoria del X en la mayoría de los casos de translocación X;autosoma (v. fig. 6-13). Si esa translocación es equilibrada, es el cromosoma X normal el que suele inactivarse, mientras que las dos partes del cromosoma translocado permanecen activas, lo que de nuevo refleja probablemente una selección contra células en las que los genes autosómicos cruciales han sido inactivados. No obstante, en la descendencia desequilibrada de un portador equilibrado sólo está presente el producto de la translocación que lleva el centro de inactivación del cromosoma X, y es este cromosoma el que es invariablemente inactivado, mientras que el X normal siempre es el activo. Estos patrones no aleatorios de inactivación tienen un efecto general de minimizar, aunque no eliminar, las consecuencias clínicas de los defectos cromosómicos concretos. Dado que los patrones de inactivación están muy relacionados con el resultado clínico, en los casos de translocación X;autosoma está indicado determinar el patrón de inactivación del X de un individuo mediante análisis citológicos o moleculares (v. tabla 65). Centro de inactivación del cromosoma X La inactivación de un cromosoma X depende de la presencia de la región denominada centro de inactivación del cromosoma X (XIC) en ese cromosoma, tanto si es un cromosoma X normal como con anomalías estructurales. El análisis detallado de cromosomas X inactivados con anomalías estructurales ha permitido la identificación del XIC en una región candidata de unos 800 kb en la zona proximal de Xq, en la banda Xq13.2 (fig. 6-14), que coordina muchos de los pasos críticos necesarios (o todos) para iniciar y propagar el estado de cromatina silenciada a lo largo de casi todo el X elegido para convertirlo en X inactivo. Como se comentó en el capítulo 3, esta compleja serie de eventos requiere un gen de RNA no codificante, XIST, que parece ser un locus regulador maestro clave para el inicio de la inactivación de X, perteneciente a un conjunto de genes de RNA no codificantes en esa banda. Otros de ellos pueden intervenir en la regulación de la expresión de XIST y en otros eventos precoces en el proceso de inactivación del cromosoma X. DrBurgos 225 FIGURA 6-14 Inactivación del cromosoma X y dependencia del centro de inactivación del cromosoma X (XIC). A, En los cromosomas X normales, el XIC se sitúa en una región candidata de alrededor de 800 kb en Xq13.2 que contiene varios genes de RNA no codificante (ncRNA), incluido XIST, el gen maestro del control de la inactivación del cromosoma X. En las primeras fases del desarrollo en los embriones XX, el RNA del XIST se extiende a lo largo de la longitud de un cromosoma X, que se convertirá en el X inactivo (Xi), con silenciamiento epigenético de la mayoría de los genes situados en ese cromosoma X y la consiguiente expresión monoalélica de la mayoría (pero no todos) de los genes ligados al X. B, En un cromosoma X estructuralmente anormal que carece del XIC, la inactivación del X no se puede producir y los genes presentes en el X anormal se expresan de forma bialélica. Aunque en este ejemplo se presenta un X anormal bastante grande con fines ilustrativos, en realidad, sólo se observan fragmentos muy pequeños de este tipo en las mujeres afectadas, que presentan siempre anomalías congénitas importantes, lo que sugiere que la expresión bialélica de un número mayor de genes ligados al X es incompatible con un desarrollo normal y es probable que sea inviable. Anomalías citogenéticas de los cromosomas sexuales Las anomalías de los cromosomas sexuales son unos de los trastornos genéticos humanos más frecuentes, con una incidencia global de alrededor de DrBurgos 226 1 de cada 400 nacidos vivos. Al igual que las de los autosomas, pueden ser numéricas o estructurales, y pueden estar presentes en todas las células o en forma de mosaico. Como grupo, los trastornos de los cromosomas sexuales tienden a aparecer como cuadros aislados sin factores predisponentes aparentes, excepto por el efecto de la edad materna avanzada en los casos que se originan por errores en la meiosis I materna. Existen algunas indicaciones clínicas que sugieren la posible existencia de una anomalía de los cromosomas sexuales y, por tanto, sería necesario hacer estudios cromosómicos o genómicos. Estas indicaciones incluyen el retraso del inicio de la pubertad, la amenorrea primaria o secundaria, la infertilidad y los genitales ambiguos. Las anomalías más frecuentes de los cromosomas sexuales implican la aneuploidía de los cromosomas X y/o Y. Los fenotipos asociados con estos defectos cromosómicos son, en general, menos graves que los asociados con los trastornos comparables de los autosomas, ya que, como se ha comentado antes, la inactivación del cromosoma X y el bajo contenido en genes del cromosoma Y minimizan las consecuencias clínicas del desequilibrio de los cromosomas sexuales. Los defectos más frecuentes de los cromosomas sexuales en nacidos vivos y en fetos son, con mucha diferencia, las trisomías (XXY, XXX y XYY), pero los tres son raros en abortos espontáneos. En cambio, la monosomía del X (síndrome de Turner) es menos frecuente en nacidos vivos, pero es la anomalía cromosómica más habitual en abortos espontáneos (v. tabla 5-2). Aneuploidía de los cromosomas sexuales La incidencia y las principales características de los cuatro trastornos asociados con aneuploidía de los cromosomas sexuales se comparan en las tablas 6-6 y 6-7. Estos síndromes bien descritos constituyen causas importantes de infertilidad y/o anomalías del desarrollo, por lo que precisan una descripción más detallada. Los efectos de estas anomalías cromosómicas sobre el desarrollo se han analizado en un estudio multicéntrico de seguimiento a largo plazo que se ha efectuado sobre cientos de individuos afectados, algunos de los cuales han sido seguidos durante más de 40 años. Como grupo, los individuos con aneuploidía de los cromosomas sexuales muestran niveles más bajos de adaptación psicosocial, de desarrollo educativo, de rendimiento laboral y de independencia económica; además, en promedio, sus puntuaciones en los tests de inteligencia (CI) son ligeramente más bajas que las de sus compañeros. Sin embargo, cada grupo muestra una gran variabilidad, lo que hace imposible aplicar estas generalizaciones a los casos concretos. De hecho, la impresión global es que hay un grado importante de normalidad, especialmente durante la etapa adulta, lo que constituye un hallazgo notable entre los individuos con anomalías cromosómicas graves. Dado que casi todos los pacientes con alteraciones de los cromosomas sexuales muestran únicamente anomalías leves del desarrollo, la decisión de los progenitores respecto a la posible interrupción DrBurgos 227 de un embarazo en el que se demuestra que el feto presenta este tipo de defecto puede ser muy difícil e incluso controvertida. Tabla 6-6 Incidencia de las alteraciones de los cromosomas sexuales Datos actualizados de Robinson A, Linden MG, Bender BG: Prenatal diagnosis of sex chromosome abnormalities. En Milunsky A, editor: Genetic disorders of the fetus, 4.ª ed., Baltimore, 1998, Johns Hopkins University Press, págs. 249-285. TDS, trastorno del desarrollo sexual. Tabla 6-7 Características de los trastornos por aneuploidía de los cromosomas sexuales DrBurgos 228 Resumida de Ross JL, Roeltgen DP, Kushner H, y cols: Behavioral and social phenotypes in boys with 47,XYY syndrome or 47,XXY Klinefelter syndrome.Pediatrics129:769-778, 2012; Pinsker JE: Turner syndrome: updating the paradigm of clinical care. J Clin Endocrinol Metab 97:E994-E1003, 2012; y AXYS, http: www.genetic.org. Re le va ncia de la ina ctiva ción de l cr om osom a X e n ge né tica m é dica Muchos de los detalles subyacentes de la inactivación del cromosoma X tienen una base física similar a la de otros sistemas de silenciamiento epigenético más localizados (v. tabla 3-2). No obstante, hay varias características de inactivación del X que son cruciales para la genética humana y médica: • Su naturaleza cromosómica reduce el impacto del desequilibrio genético segmentario o de todo el cromosoma, de modo que muchas anomalías numéricas y estructurales del cromosoma X son relativamente menos perjudiciales que las anomalías comparables de los autosomas. DrBurgos 229 • Su naturaleza aleatoria y el mosaicismo clonal resultante influyen en gran medida en el fenotipo clínico de las mujeres portadoras de mutaciones monogénicas ligadas al X en uno de sus cromosomas X (v. cap. 7). • Su dependencia del XIC es necesaria para el desarrollo femenino XX normal, porque incluso fragmentos muy pequeños del cromosoma X separados del XIC pueden causar anomalías fenotípicas graves debido a su expresión a partir de ambas copias de genes contenidos en el fragmento del X (v. fig. 6-14). A continuación, se utiliza el síndrome de Klinefelter para ilustrar los principios fundamentales de la aneuploidía de los cromosomas sexuales. Se puede encontrar una descripción más detallada del síndrome de Turner (45,X y sus variantes) en los casos clínicos (Caso 47). Síndrome de Klinefelter (47,XXY) El fenotipo de los pacientes típicos con síndrome de Klinefelter se muestra en la figura 6-15. Los pacientes con síndrome de Klinefelter suelen ser infértiles debido a fallos en el desarrollo de las células germinales y casi siempre son diagnosticados por su infertilidad; por tanto, el síndrome de Klinefelter se clasifica entre los trastornos del desarrollo sexual, como se verá en el siguiente apartado. El síndrome de Klinefelter es relativamente frecuente entre los hombres infértiles (alrededor del 4%) y entre los que presentan oligospermia o azoospermia (alrededor del 10%). En la edad adulta, la deficiencia persistente de andrógenos puede dar lugar a una disminución del tono muscular, una pérdida de la libido y una reducción de la densidad mineral ósea. DrBurgos 230 FIGURA 6-15 Fenotipo de varones con síndrome de Klinefelter 47,XXY. Los pacientes son altos y delgados, y tienen unas piernas relativamente largas. Su aspecto físico es normal hasta la pubertad, cuando los signos del hipogonadismo se hacen evidentes. La pubertad se produce a una edad normal, pero los testículos mantienen un tamaño pequeño y los caracteres sexuales secundarios no se desarrollan. Obsérvese la estrechez de los hombros y del tórax. La ginecomastia es una característica de algunos varones con Klinefelter y es visible en el paciente de 16 años de A. Véase Créditos de figuras. Su incidencia se estima en hasta 1 por cada 600 recién nacidos de sexo masculino. Alrededor de la mitad de los casos se produce a consecuencia de la no disyunción en la meiosis I paterna por fallos de recombinación Xp/Yp en la región pseudoautosómica. Entre los casos de origen materno, la mayoría se debe a errores en la meiosis I materna; la edad materna está aumentada en estos casos. Alrededor del 15% de los pacientes con Klinefelter tienen cariotipos en mosaico, sobre todo 46,XY/47,XXY. Como grupo, estos pacientes con mosaicismo muestran fenotipos variables y algunos pueden tener un desarrollo testicular normal. Aunque existe una amplia variación fenotípica entre los pacientes con esta y otras aneuploidías de los cromosomas sexuales, se han identificado algunas diferencias fenotípicas entre los pacientes con síndrome de Klinefelter y los DrBurgos 231 hombres cromosómicamente normales (v. tabla 6-7). La habilidad y la comprensión verbales están por debajo de las de los hombres 46,XY. Los pacientes con el síndrome tienen un riesgo varias veces mayor de presentar dificultades de aprendizaje, sobre todo en la lectura, que pueden precisar educación especial. Las dificultades del lenguaje pueden causar timidez, falta de asertividad, inmadurez aparente y un mayor riesgo de depresión. Aunque la mayoría de los varones con Klinefelter establecen relaciones adultas normales, muchos de los niños afectados tienen un ajuste psicosocial relativamente bajo. Se cree que muchos casos no se diagnostican debido a que el fenotipo es relativamente leve, aunque variable. DrBurgos 232 Trastornos del desarrollo sexual Al comienzo de este capítulo, se ha expuesto el papel determinante del sexo primario del cromosoma Y y del gen SRY. En esta sección se estudiará el papel de varios genes en el desarrollo de los ovarios y los testículos, así como en el de los genitales externos masculinos y femeninos. Los trastornos del desarrollo gonadal y sexual pueden deberse a errores en cualquiera de los pasos principales de la determinación del sexo normal descritos anteriormente (v. fig. 6-8). Estas anomalías, que oscilan desde alteraciones gonadales hasta una incompatibilidad total entre el sexo cromosómico y fenotípico, se denominan actualmente en conjunto trastornos del desarrollo sexual (TDS). Son unas de las malformaciones congénitas más frecuentes; en todo el mundo, 1 de cada 4.500 bebés nacen con un grado significativo de genitales ambiguos y se estima que los TDS representan más del 7% de todas las malformaciones congénitas. Aunque el sexo cromosómico del embrión se establece en el momento de la fecundación, en algunos recién nacidos es difícil o imposible asignar el sexo debido a que los genitales son ambiguos, con anomalías que los hacen parecerse en parte a los del sexo cromosómico opuesto. Estas anomalías varían entre el hipospadias leve en hombres (una anomalía del desarrollo en la que la uretra se abre en la parte ventral del pene o en el periné) y la hiperplasia de clítoris en mujeres. En algunos pacientes, como se comentará más adelante, existe tejido ovárico y testicular. Las anomalías de los genitales externos e internos no necesariamente se acompañan de alteraciones citogenéticas de los cromosomas sexuales y pueden reflejar anomalías cromosómicas en otras áreas del cariotipo, alteraciones monogénicas o causas no genéticas. No obstante, la determinación del cariotipo de un niño, que suele acompañarse de un análisis con micromatrices cromosómicas, es una parte esencial en la investigación de estos pacientes y puede guiar el tratamiento quirúrgico y psicosocial, así como el asesoramiento genético. La detección de las alteraciones citogenéticas, especialmente cuando se observan en múltiples pacientes, también puede ofrecer datos importantes acerca de la localización y la naturaleza de los genes implicados en la determinación y diferenciación sexuales, algunos de los cuales se muestran en la tabla 6-8. Los TDS se pueden clasificar en varios grupos principales fenotípicos y por su causa física, cuyos ejemplos se describen en las siguientes secciones. Algunos ejemplos se presentan con más detalle para ilustrar el equilibrio crítico necesario entre varios genes y sus productos para el desarrollo gonadal y genital normal en hombres y mujeres (v. cuadro). Estos ejemplos también subrayan la amplia gama de métodos citogenéticos y genómicos (cariotipos convencionales, FISH, micromatrices, análisis directo de mutaciones) necesarios para el diagnóstico, el tratamiento clínico y psicosocial, y el asesoramiento genético en estos trastornos. DrBurgos 233 Tabla 6-8 Ejemplos de genes implicados en los trastornos del desarrollo sexual Actualizada de Achermann JC, Hughes IA: Disorders of sex development. En Melmed S, Polonsky KS, Larsen PR, Kronenberg HM, editores: Williams textbook of endocrinology, 12.ª ed., Filadelfia, 2011, WB Saunders, págs. 886-934. TDS, trastorno del desarrollo sexual. Equilibr io gé nico y tr a stor nos de l de sa r r ollo se x ua l El descubrimiento de distintas anomalías cromosómicas, genómicas y monogénicas ligadas al Y, ligadas al X y autosómicas en diferentes pacientes subraya el alto grado de precisión de la red de genes sensibles a la dosis que controlan el desarrollo gonadal. Los genes apropiados y sus productos deben expresarse en las cantidades adecuadas en el momento preciso y en el lugar correcto en el embrión en desarrollo. El desequilibrio de la expresión de los genes principales de las vías de desarrollo sexual puede invalidar las señales típicas del sexo cromosómico, lo que da lugar a la formación del testículo, incluso en ausencia de un cromosoma Y, o al desarrollo ovárico, incluso en presencia del Y. Las mutaciones y/o el desequilibrio de dosis (duplicaciones o deleciones) de genes cruciales en estas vías pueden prevalecer sobre el sexo cromosómico y causar una discordancia entre el sexo cromosómico y gonadal o entre el sexo gonadal y fenotípico (fig. 6-16). DrBurgos 234 FIGURA 6-16 Trastornos del desarrollo sexual (TDS) a lo largo del espectro de eventos del desarrollo en la determinación del sexo y la diferenciación gonadal (v. fig. 6-10). Se muestran varios TDS junto con las mutaciones génicas y alteraciones genómicas particulares que interfieren con el efecto primario del sexo cromosómico (XX o XY) en el desarrollo sexual y el cambio (total o parcial) del desarrollo sexual hacia el sexo contrario. Estas mutaciones, duplicaciones y deleciones ilustran el papel del equilibrio y desequilibrio génicos sobre el desarrollo del sexo gonadal, la diferenciación específica del sexo y el sexo fenotípico. Véanse el texto y las tablas 6-8 y 6-9. HSC, hiperplasia suprarrenal completa; SIAC, síndrome de insensibilidad androgénica completa; SIAP, síndrome de insensibilidad androgénica parcial. Trastornos del desarrollo gonadal La disgenesia gonadal consiste en una pérdida progresiva de las células germinales, que suele dar lugar a unas gónadas subdesarrolladas y disfuncionales («en cintilla»), con la consiguiente incapacidad para DrBurgos 235 desarrollar las características sexuales secundarias maduras. La disgenesia gonadal suele clasificarse según el cariotipo del paciente. La disgenesia gonadal completa (DGC) —como en el caso de los varones XX (ahora designados formalmente TDS testicular 46,XX) o las mujeres XY (ahora designadas formalmente DGC 46,XY)— se caracteriza por genitales externos de aspecto normal del sexo cromosómico contrario. Los casos con genitales externos ambiguos se clasifican como disgenesia gonadal parcial. La disgenesia gonadal también puede asociarse con TDS de los cromosomas sexuales; ésta es una característica constante del síndrome de Turner (v. tabla 6-7), y los pacientes con un cariotipo 45,X/46,XY presentan una disgenesia gonadal mixta. En la tabla 6-9 se resumen varios tipos de disgenesia gonadal, sus fenotipos clínicos y sus causas genéticas. En la figura 6-16 se ilustran de forma esquemática. Tabla 6-9 Trastornos del desarrollo sexual y sus características Resumida de Achermann JC, Hughes IA: Disorders of sex development. En Melmed S, Polonsky KS, Larsen PR, Kronenberg HM, editores: Williams textbook of endocrinology, 12.ª ed., Filadelfia, 2011, WB Saunders, págs. 886-934; y Pagon RA, Adam MP, Bird TD, y cols., editores: GeneReviews [Internet]. DrBurgos 236 Seattle, 1993-2013, University of Washington, Seattle, http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK1116/. TDS, trastorno del desarrollo sexual. Trastornos asociados con un cariotipo 46,XY Empezaremos con los TDS asociados con un cariotipo 46,XY. La incidencia global de estos trastornos es de alrededor de 1 de cada 20.000 nacidos vivos. Aunque se han demostrado varios defectos citogenéticos o monogénicos, muchos de estos casos son idiopáticos. Alrededor del 15% de los pacientes con una DGC 46,XY tienen deleciones o mutaciones del gen SRY que interfieren con la vía normal del sexo masculino. Sin embargo, la mayoría de las mujeres con un cariotipo 46,XY tienen un gen SRY aparentemente normal. El gen DAX1, localizado en Xp21.3, codifica un factor de transcripción sensible a la dosis que interviene en la determinación del sexo gonadal, lo que implica una interacción estrechamente regulada entre DAX1 y SRY. Aunque la producción de SRY en un momento crítico del desarrollo precoz suele originar la formación del testículo, un exceso de DAX1 a consecuencia de la duplicación del gen puede anular aparentemente la función normal determinante del desarrollo masculino del SRY, con el consiguiente desarrollo de ovarios (v. fig. 6-16). Un gen maestro fundamental en el desarrollo gonadal, que además es la diana de la señalización SRY, es el gen SOX9 situado en el cromosoma 17. El gen SOX9 se suele expresar en las fases iniciales del desarrollo en la cresta genital y es necesario para la formación normal del testículo. Las mutaciones en una copia del gen SOX9, que suelen asociarse a un trastorno malformativo esquelético denominado displasia campomélica, provocan una disgenesia gonadal completa en alrededor del 75% de los casos 46,XY (v. tabla 6-8). En ausencia de una copia del gen SOX9, los testículos no se forman y se sigue la vía ovárica. El fenotipo de estos pacientes sugiere que el paso crítico para la vía masculina es que haya suficiente expresión de SOX9 para dirigir la formación del testículo, normalmente tras el aumento de la expresión por el gen SRY. En la DGC 46,XY, donde existe una mutación de SRY o de SOX9, los niveles de expresión de SOX9 son demasiado bajos para la diferenciación del testículo, lo que permite la diferenciación ovárica. Hasta el 10% de los pacientes con diversos fenotipos de TDS 46,XY son portadores de mutaciones en el gen NR5A1, que codifica un regulador transcripcional de varios genes, como SOX9 y DAX1. Estas mutaciones se asocian con una androgenización inadecuada de los genitales externos, lo que provoca genitales ambiguos, disgenesia gonadal parcial y estructuras müllerianas ausentes o rudimentarias. Trastornos asociados con un cariotipo 46,XX Varios fenotipos denominados TDS testiculares 46,XX (antes denominados inversión sexual XX) se caracterizan por la presencia de genitales externos masculinos en individuos con un cariotipo 46,XX aparentemente normal. La DrBurgos 237 incidencia global es de alrededor de 1/20.000. La mayoría de los pacientes tienen un aspecto masculino normal al nacer y no se diagnostican hasta la pubertad, por la presencia de testículos pequeños, ginecomastia e infertilidad, a pesar de que el resto de los genitales masculinos y el vello púbico tienen un aspecto normal (v. tabla 6-9). Como se ha descrito previamente en la sección sobre el cromosoma Y, en la mayoría de estos pacientes se observa la existencia de una copia de un gen SRY normal translocado a un cromosoma X, debido a recombinación aberrante (v. fig. 611) (Caso 41). Sin embargo, los varones 46,XX que carecen de un gen SRY constituyen un grupo clínicamente más heterogéneo. Alrededor del 15-20% de estos pacientes pueden diagnosticarse al nacer por la presencia de genitales ambiguos, con hipospadias penoescrotal y criptorquidia (testículos no descendidos); no hay estructuras müllerianas identificables, y su identidad sexual es masculina. No obstante, un porcentaje algo menor de pacientes tiene tanto tejido ovárico como testicular, o bien como un ovotestis o bien como un ovario y testículo separados, trastorno denominado TDS 46,XX ovotesticular (antes denominado hermafroditismo verdadero). Los pacientes con TDS testicular o TDS ovotesticular que carecen de un gen SRY translocado han sido objeto de una intensa investigación para identificar el (o los) defecto(s) genético(s) responsable(s). Se ha descrito la presencia de duplicaciones de al menos dos genes, lo que sugiere que el aumento de los niveles de los reguladores transcripcionales puede compensar la ausencia de SRY e iniciar la vía específica testicular (v. tabla 6-8 y fig. 6-16). Tanto las duplicaciones de genes como las mutaciones reguladoras pueden aumentar el nivel de expresión de SOX9 para eludir la necesidad de SRY. Asimismo, las duplicaciones del gen SOX3 ligadas al cromosoma X, cuya secuencia está muy relacionada con la del gen SRY, pueden estimular el aumento de la expresión de SOX9, lo que sustituye la necesidad habitual de SRY. Desarrollo y mantenimiento del ovario Varios genes se han implicado en el desarrollo ovárico normal gracias al estudio de los TDS (v. tabla 6-8). Por tanto, puede que el desarrollo ovárico no sea la vía «por defecto», como suele describirse, sino el resultado de interacciones equilibradas entre diversos genes, algunos de los cuales normalmente estimulan la vía ovárica y otros que normalmente inhiben los factores implicados en la vía masculina contraria. El mantenimiento del ovario suele durar hasta 5 décadas en mujeres sanas. La pérdida de la función ovárica normal antes de los 40 años, que se observa en alrededor del 1% de las mujeres, se considera un fallo ovárico prematuro (o insuficiencia ovárica prematura). Desde hace tiempo se considera que para el mantenimiento del ovario son necesarios dos cromosomas X, dado que las mujeres 45,X se caracterizan por una pérdida de células germinales con degeneración de los ovocitos y disgenesia ovárica, a pesar de que durante DrBurgos 238 su etapa intrauterina muestran un inicio normal del desarrollo ovárico. Además, las pacientes con cariotipo 47,XXX o con alteraciones citogenéticas que afectan a Xq, así como las portadoras del síndrome del cromosoma X frágil (Caso 17), muestran con frecuencia cuadros de insuficiencia ovárica prematura. Dado que muchas deleciones no solapadas en Xq dan lugar al mismo efecto, este hallazgo puede reflejar la necesidad de la existencia de dos cromosomas X estructuralmente normales durante la ovogénesis o bien puede constituir simplemente un requerimiento de múltiples genes ligados al X. En casos familiares de insuficiencia ovárica prematura y en diversas formas de disgenesia gonadal 46,XX se ha implicado la intervención de casi una docena de genes específicos. Trastornos del desarrollo sexual que implican al sexo fenotípico Los pacientes descritos previamente ilustran la discordancia entre su sexo cromosómico y su sexo gonadal, lo que suele dar lugar a una disgenesia gonadal (v. Fig. 6-16). Por el contrario, los individuos con un TDS 46,XX o 46,XY tienen un tejido gonadal que se corresponde con su sexo cromosómico. Sin embargo, su discordancia radica en la determinación del sexo fenotípico: en este caso, sus genitales internos y/o externos muestran características contrarias a las que serían de esperar en función del sexo cromosómico y gonadal (v. fig. 6-16). Por tanto, los pacientes con un TDS 46,XX tienen un cariotipo 46,XX con tejido ovárico normal, pero con genitales ambiguos o masculinos, mientras que aquéllos con un TDS 46,XY tienen un cariotipo 46,XY y tejido testicular, pero con unos genitales externos masculinizados de forma incompleta o femeninos. Por tanto, a los pacientes de ambos tipos se les describía previamente con el término de «pseudohermafroditismo», que ya no se utiliza. Virilización de los lactantes 46,XX: hiperplasia suprarrenal congénita Estos pacientes presentan cariotipos 46,XX con un útero y ovarios normales, pero con genitales externos ambiguos o masculinos debido a una virilización excesiva. La mayoría de estos pacientes tienen hiperplasia suprarrenal congénita (HSC), un trastorno autosómico recesivo originado por defectos específicos de enzimas de la corteza suprarrenal necesarias para la biosíntesis del cortisol, que producen la virilización de los lactantes 46,XX. Además de ser una causa frecuente de virilización femenina, la HSC es la causa de alrededor de la mitad de todos los casos de ambigüedad de los genitales externos. El desarrollo ovárico es normal, pero una producción excesiva de andrógenos causa masculinización de los genitales externos, con aumento de tamaño del clítoris y fusión de los labios mayores con formación de una DrBurgos 239 estructura parecida a un escroto (fig. 6-17). FIGURA 6-17 Genitales externos masculinizados de una niña 46,XX causados por hiperplasia suprarrenal congénita (forma virilizante). Véase el texto para la descripción. Véase Créditos de figuras. Aunque en la HSC pueden estar alterados varios procesos enzimáticos, el defecto más común es la deficiencia de 21-hidroxilasa, con una incidencia de alrededor de 1/12.500 nacimientos. La deficiencia de 21-hidroxilasa bloquea la biosíntesis normal de los glucocorticoides y los mineralocorticoides, lo que causa un exceso de precursores, que son desviados hacia la vía de biosíntesis de andrógenos, con la consiguiente elevación de los valores androgénicos en los embriones XX y XY. Los lactantes 46,XX con deficiencia de 21-hidroxilasa DrBurgos 240 nacen con genitales ambiguos, mientras que los lactantes XY afectados tienen genitales externos normales y pueden pasar desapercibidos en la primera infancia. El 25% de los pacientes con deficiencia clásica de 21-hidroxilasa presentan el tipo virilizante simple, y el 75% tienen el tipo con pérdida de sal, mucho más grave, que puede ocasionar la muerte neonatal. En muchos países existe hoy día un método de cribado que identifica este trastorno en recién nacidos (v. cap. 16). El tratamiento médico, quirúrgico y psicosocial a tiempo de las pacientes 46,XX con HSC mejora sus tasas de fertilidad y potencia su identidad femenina normal. Masculinización incompleta de los lactantes 46,XY: síndrome de insensibilidad androgénica Las causas de TDS en individuos 46,XY incluyen, además de los trastornos de la formación de los testículos durante el desarrollo embrionario, las anomalías de las gonadotropinas, los errores de la biosíntesis y el metabolismo de la testosterona, y las anomalías de las células diana de andrógenos. Todos estos trastornos son heterogéneos desde los puntos de vista clínico y genético, y en algunos casos pueden no ser más que leves manifestaciones de la misma causa que subyace al TDS ovotesticular. En el TDS 46,XY, las gónadas son exclusivamente testículos, pero los conductos genitales y los genitales externos están incompletamente masculinizados (v. fig. 6-16). Hay varias formas de insensibilidad androgénica que producen masculinización incompleta de los individuos 46,XY. A continuación se presentan los principios esenciales poniendo como ejemplo el síndrome ligado al X denominado síndrome de insensibilidad androgénica (antes denominado feminización testicular). Tal como indica su antigua denominación, existen testículos en el abdomen o en el conducto inguinal, donde a veces se confunden con hernias en lactantes que, por otra parte, parecen mujeres normales. Aunque los testículos en estos pacientes segregan andrógenos de forma normal, no existe respuesta a ellos en los órganos debido a una ausencia de receptores androgénicos en el citoplasma de las correspondientes células diana. La proteína receptora, codificada por el alelo normal en el locus de receptor androgénico (AR) ligado al X, tiene la misión de formar un complejo con la testosterona y la dihidrotestosterona. Si no se forma este complejo, la hormona no puede entrar en el núcleo, no se adhiere a la cromatina y no puede estimular la transcripción de genes diana necesarios para que la diferenciación se dirija hacia la vía masculina. Existen cientos de casos en los que se ha podido determinar el defecto molecular, que va desde una deleción completa del gen AR hasta mutaciones puntuales en el dominio de unión a andrógenos o el dominio de unión a DNA de la proteína del receptor androgénico. Los individuos afectados son varones cromosómicos (cariotipo 46,XY) con genitales externos femeninos aparentemente normales, pero tienen una vagina ciega y carecen de útero y de trompas uterinas. La incidencia de la DrBurgos 241 insensibilidad androgénica es de alrededor 1 de cada 10.000-20.000 nacidos vivos, y se han descrito formas completas y parciales, dependiendo de la gravedad del defecto genético. En la forma completa (fig. 6-18), el vello axilar y púbico es escaso o ausente, y el desarrollo mamario se produce a la edad correcta, pero sin menstruaciones; la amenorrea primaria suele ser el signo clínico de presentación que permite establecer el diagnóstico. Por ello, la asignación de sexo no suele ser un problema y el desarrollo psicosexual y la función sexual de estos pacientes son los de una mujer 46,XX típica (excepto en lo que se refiere a la fertilidad). DrBurgos 242 FIGURA 6-18 Fenotipo de un individuo 46,XY con síndrome de DrBurgos 243 insensibilidad androgénica completa. Obsérvese la silueta corporal femenina, el desarrollo mamario, la ausencia de vello axilar y el escaso vello púbico. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 244 Trastornos del neurodesarrollo y discapacidad intelectual Por último, citaremos otra clase de trastornos que, a semejanza de los trastornos del desarrollo sexual que acabamos de describir, a menudo requieren una amplia gama de métodos cromosómicos y genómicos para el diagnóstico, el tratamiento y el asesoramiento genético. Los trastornos del neurodesarrollo son muy heterogéneos y abarcan alteraciones de la cognición, la comunicación, la conducta y el funcionamiento motor. De forma general, la categoría de los trastornos del neurodesarrollo incluye diagnósticos solapados como la discapacidad intelectual (definida como el deterioro de las funciones cognitivas y adaptativas en la infancia), el trastorno del espectro autista (TEA) (Caso 5) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Esta categoría también puede incluir varios trastornos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, que son rasgos complejos del tipo que se describe más adelante, en el capítulo 8. Se estima que la incidencia global de la discapacidad intelectual y el retraso del desarrollo es de al menos un 2-3%, mientras que el TEA llega hasta el 1%. La determinación de la causa genética de la discapacidad intelectual en la mayoría de los pacientes es especialmente difícil, sobre todo cuando no hay otras pistas clínicas ni información sobre el gen o región específica del genoma responsable. El diagnóstico preciso puede ser útil para el manejo clínico y el asesoramiento genético, en especial en los casos esporádicos sin antecedentes familiares evidentes. Por lo tanto, se debe valorar el uso de toda la gama de métodos de cribado, incluidos el cariotipado y las micromatrices cromosómicas, así como la secuenciación del exoma y del genoma completos. Desequilibrio genómico en los trastornos del neurodesarrollo En grandes estudios en los que se ha comparado el rendimiento diagnóstico en esta población de pacientes, el análisis de micromatrices cromosómicas detecta desequilibrios genómicos patógenos en alrededor del 12-16% de los casos, lo que supone aproximadamente cinco veces más que el cariotipado sólo con bandeo G; por este motivo, las micromatrices cromosómicas se consideran cada vez más una prueba clínica de primera línea para identificar desequilibrios genómicos en pacientes con discapacidad intelectual o TEA sin causa evidente. Aunque tanto en la discapacidad intelectual como en el TEA existe un aumento de la presencia de múltiples variantes del número de copias (CNV) raras, las CNV en pacientes con discapacidad intelectual tienden a ser más grandes y a abarcar más genes, y tienen más probabilidades de presentar un origen de novo que las detectadas en los pacientes con TEA. DrBurgos 245 Hasta el momento, se han implicado muchos cientos de genes, estimándose que hay hasta mil o más genes en el genoma que, cuando están presentes en muy pocas o demasiadas copias, pueden dar lugar a trastornos del neurodesarrollo. Aunque el cribado del desequilibrio genómico debido a CNV se acepta cada vez más como una herramienta diagnóstica, la identificación de genes individuales y sus mutaciones patógenas sigue planteando dificultades importantes debido a la heterogeneidad clínica y genética. Algunos genes parecen ser dianas recurrentes de mutación y representan un porcentaje elevado de casos; la secuenciación del exoma puede identificar variantes codificantes de novo con una patogenicidad probable o comprobada en alrededor del 15% de los pacientes con discapacidad intelectual grave, esporádica y no sindrómica, así como en cohortes de pacientes con diagnóstico de TEA. Mediante la secuenciación del genoma completo, también se han identificado mutaciones probablemente patógenas, tanto de novo como heredadas, en el TEA y la discapacidad intelectual. Aunque estos métodos son muy útiles para el descubrimiento de genes, la secuenciación a gran escala del genoma o del exoma como estrategia de análisis clínico rutinario probablemente requerirá una mayor reducción adicional del coste, así como de mejoras en la capacidad de distinguir una mutación patógena de entre el gran número de variantes de significado desconocido que se encuentran en cualquier genoma individual. Discapacidad intelectual ligada al X Un aspecto conocido desde hace tiempo acerca de la discapacidad intelectual es que hay un exceso en el número de varones afectados en la población. Se han descrito un gran número de mutaciones, microdeleciones o duplicaciones causantes de discapacidad intelectual ligada al cromosoma X. La incidencia conjunta de estos defectos ligados al X se ha estimado en hasta 1 de cada 5001.000 nacidos vivos. La causa más frecuente de discapacidad intelectual ligada al X es la mutación del gen FMR1 en los varones con síndrome del cromosoma X frágil (Caso 17). Sin embargo, cerca de otros 100 genes ligados al X se han implicado en la discapacidad intelectual ligada al X, en su mayoría basándose en estudios de familias numerosas. Mediante el análisis de micromatrices cromosómicas, se han identificado CNV e inserciones-deleciones supuestamente causantes en un 10% de esas familias. Además, los estudios de secuenciación del exoma resumidos en la sección anterior para identificar los cambios de novo en pacientes con discapacidad intelectual han puesto de manifiesto un exceso de estas mutaciones en el cromosoma X. Heterogeneidad clínica y solapamiento diagnóstico DrBurgos 246 Una dificultad especial para la comprensión de los trastornos del neurodesarrollo, su etiología y su evolución clínica es el elevado grado de heterogeneidad clínica, la coocurrencia de los síntomas y el solapamiento diagnóstico entre ellos. En los casos debidos a CNV o a mutaciones monogénicas, el mismo defecto puede dar lugar a distintos diagnósticos clínicos en diferentes casos e incluso en distintos familiares (algunos con discapacidad intelectual, otros con TEA y otros con trastornos psiquiátricos diagnosticados). Esta heterogeneidad y solapamiento, incluso cuando se clasifican por diagnóstico genético/genómico en lugar de por su diagnóstico clínico, sugiere la necesidad de un mayor estudio de las correlaciones genotipo/fenotipo para detectar de manera significativa la amplia gama de fenotipos que pueden surgir en las personas con la misma enfermedad genética. Como se ilustra en la figura 6-19, un factor importante es analizar el efecto de la CNV o la mutación comparando los individuos afectados con sus familiares no afectados (en lugar de con individuos no emparentados de la población general), lo que minimiza los efectos de confusión de la amplia gama de fenotipos cognitivos y conductuales que se observan incluso en la población general. DrBurgos 247 FIGURA 6-19 Modelo del impacto de los cambios genéticos o genómicos sobre el desarrollo cognitivo, neuroconductual y motor del individuo. En este esquema, el perfil observado de las aptitudes en los probandos (recuadros oscuros) muestra el efecto perjudicial de una variante del número de copias (CNV) sobre el perfil previsto que sería de esperar en función del contexto familiar (recuadros grises). El efecto fenotípico de una CNV particular varía entre los tres elementos del neurodesarrollo. La línea de puntos morada representa el umbral diagnóstico (2 DE por debajo de la media). A, En esta familia, el efecto perjudicial de la CNV sobre los rasgos cognitivos cuantitativos (p. ej., CI) da lugar al diagnóstico de discapacidad intelectual, mientras que los rasgos neuroconductuales y motores no están en el rango de discapacidad clínica. B, Por el contrario, en una familia diferente, debido a unas normas familiares distintas, el efecto perjudicial de la misma CNV da lugar a un diagnóstico de trastorno neuroconductual (p. ej., esquizofrenia), pero sin discapacidad intelectual ni motora. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 248 Bibliografía general Achermann JC, Hughes IA. Disorders of sex development. In: Melmed S, Polonsky KS, Larsen PR, Kronenberg HM, eds. Williams textbook of endocrinology. ed 12 Philadelphia: WB Saunders; 2011:886–934. Gardner RJM, Sutherland GR, Shaffer LG. Chromosome abnormalities and genetic counseling, ed 4, Oxford. England: Oxford University Press; 2012. Moore KL, Persaud TVN, Torchia MG. 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En una mujer con cariotipo 47,XXX, ¿qué gametos se formarán teóricamente y en qué proporciones?, ¿cuáles son los cariotipos y fenotipos teóricos de su progenie?, ¿cuáles son los cariotipos y fenotipos reales de su DrBurgos 250 progenie? 2. Los individuos portadores de una copia de la inv(9) descrita en el texto son clínicamente normales. Indique dos posibles explicaciones. 3. Las tasas de nacimientos de hombres 47,XXY y 47,XYY son aproximadamente iguales. ¿Es esto lo que se espera según el posible origen de estos dos cariotipos anómalos? Explíquelo. 4. ¿Cómo puede llegar a tener un fenotipo masculino una persona con un cariotipo XX? 5. En un paciente con estatura corta, disgenesia gonadal y discapacidad intelectual, se observa un pequeño cromosoma X en anillo céntrico que carece del centro de inactivación del cromosoma X. Debido a que la discapacidad intelectual no es una característica típica del síndrome de Turner, explique la presencia de retraso mental con o sin otras anomalías físicas asociadas en individuos con un cariotipo 46,X,r(X). En un diagnóstico prenatal de una familia diferente, se detecta un anillo algo más grande que contiene el centro de inactivación del cromosoma X. Qué fenotipo puede predecirse para el feto en este embarazo? 6. Una recién nacida con genitales ambiguos presenta déficit de 21hidroxilasa con pérdida de sal. ¿Qué cariotipo espera encontrar?, ¿qué trastorno sufre?, ¿qué asesoramiento genético se puede ofrecer a sus padres? 7. ¿Qué consecuencias clínicas se esperan en las siguientes deleciones? Si en todos los casos la cantidad de DNA delecionado es la misma, ¿por qué motivos sería diferente la gravedad de cada una? a. 46,XX,del(13)(pter→p11.1:) b. 46,XY,del(Y)(pter→q12:) c. 46,XX,del(5)(p15) d. 46,XX,del(X)(q23q26) 8. Explique el hecho de que las personas con aneuploidía del cromosoma X no son completamente normales desde el punto de vista clínico. 9. En genética clínica, usted tiene que ofrecer asesoramiento genético a las cinco mujeres siguientes que solicitan información acerca del riesgo de que el hijo que van a tener sufra síndrome de Down. ¿Cuáles son los riesgos y por qué? a. Una gestante de 23 años con un niño previo con trisomía 21. b. Una gestante de 41 años con un niño previo con trisomía 21. c. Una gestante de 27 años cuya sobrina tiene síndrome de Down. d. Una gestante portadora de una translocación robertsoniana 14;21. e. Una gestante cuyo marido es portador de una translocación robertsoniana 14;21. 10. Se realiza el cariotipo en una niña con síndrome de Down y se observa que es portadora de una translocación 21q21q. Con la nomenclatura citogenética estándar, ¿cuál es su cariotipo? 11. Las inversiones paracéntricas no suelen suscitar el problema de desequilibrio en la descendencia. ¿Por qué no? DrBurgos 251 CAPÍTULO 7 DrBurgos 252 Patrones de herencia monogénica En el capítulo 1 se expusieron brevemente las tres categorías principales de trastornos genéticos: monogénicos, cromosómicos y complejos. En este capítulo, se van a explicar con detalle los patrones característicos de transmisión de los trastornos monogénicos, con insistencia en los mecanismos de transmisión génica y genómica expuestos de forma general en los capítulos 2 y 3; en este capítulo se hará hincapié en los diversos patrones de herencia de las enfermedades genéticas en familias. Después, en el capítulo 8, se describirán los patrones más complejos de herencia, incluyendo los trastornos multifactoriales que se deben a interacciones entre las variantes en uno o más genes, así como los factores ambientales. DrBurgos 253 Panorámica general y conceptos Genotipo y fenotipo Para los loci autosómicos (y los loci ligados al cromosoma X en las mujeres), el genotipo de una persona en un locus consta de ambos alelos que ocupan ese locus en los dos cromosomas homólogos (fig. 7-1). El genotipo no debe confundirse con el haplotipo, que es el conjunto de alelos en dos o más loci vecinos en uno de los dos cromosomas homólogos. De forma más general, el término genotipo puede referirse a todos los pares de alelos que constituyen colectivamente la dotación genética de un individuo en todo el genoma. El fenotipo, como se describió inicialmente en el capítulo 3, es la expresión del genotipo como un rasgo morfológico, clínico, celular o bioquímico que puede observarse clínicamente o que tal vez sólo se detecte mediante un análisis de sangre o tisular. El fenotipo puede ser discreto, como la presencia o ausencia de una enfermedad, o puede ser cuantitativo, como el índice de masa corporal o la glucemia. Por supuesto, el fenotipo puede ser normal o patológico en un individuo concreto, pero en este libro (en el que se consideran básicamente los trastornos con significación médica), el objetivo es el estudio de los fenotipos patológicos, es decir, en los trastornos genéticos. FIGURA 7-1 Conceptos de genotipo y fenotipo. (Izquierda) El genotipo es la información codificada en el genoma. Diagrama de un par de cromosomas homólogos y de dos loci en dichos cromosomas, locus 1 y locus 2, en un individuo que es heterocigoto para ambos loci. Tiene los alelos A y a en el locus 1 y los alelos B y b en el locus 2. El genotipo del locus 1 es Aa, mientras que el del locus 2 es Bb. Los dos haplotipos en estos cromosomas homólogos son A-B y a-b. (Derecha) El fenotipo es la manifestación física, clínica, celular o bioquímica del genotipo, como se ilustra en este caso por los aspectos morfométricos de la cara de una persona. DrBurgos 254 Cuando una persona posee un par de alelos idénticos en un locus codificado en el DNA nuclear, decimos que es homocigota; cuando los alelos son diferentes y uno es del tipo natural o común, decimos que es heterocigota. El término de heterocigoto compuesto se utiliza para describir un genotipo en el que están presentes dos alelos mutantes diferentes del mismo gen, y no a la presencia de un alelo común y otro mutante. Estos términos (homocigoto, heterocigoto y heterocigoto compuesto) se pueden aplicar a una persona o a un genotipo. En el caso especial en el que una persona de sexo masculino posee un alelo anómalo de un gen localizado en el cromosoma X y no existe otra copia del gen, no es homocigota ni heterocigota, pero se denomina hemicigota. El DNA mitocondrial también es un caso especial. A diferencia de las dos copias de cada gen existentes en cada célula diploide, las moléculas de DNA mitocondrial y los genes codificados por el genoma mitocondrial presentan entre decenas y miles de copias por célula (v. cap. 2). Por esta razón, los términos homocigoto, heterocigoto y hemicigoto no se utilizan para describir los genotipos en los loci mitocondriales. Un trastorno monogénico está determinado principalmente por los alelos de un único locus. Las enfermedades monogénicas conocidas están recogidas en la referencia clásica del difunto Victor A. McKusick, Mendelian Inheritance in Man, que durante decenios ha constituido un elemento indispensable para los especialistas en genética médica. Estas enfermedades siguen uno de los patrones clásicos de herencia en las familias (autosómico recesivo, autosómico dominante, ligado al X), por lo que se denominan mendelianas debido a que, de la misma forma que las características de los guisantes cultivados que fueron estudiados por Gregor Mendel, aparecen en proporciones fijas entre los descendientes de tipos específicos de emparejamientos. Un único gen o par de genes anormales a menudo produce múltiples efectos fenotípicos diversos en varios sistemas orgánicos, con la aparición de distintos signos y síntomas en diferentes momentos durante la vida. Por citar sólo un ejemplo, los individuos con una mutación del gen VHL puede tener hemangioblastomas en el encéfalo, la médula espinal y la retina, quistes renales, quistes pancreáticos, carcinoma de células renales, feocromocitoma y tumores endolinfáticos del oído interno, así como tumores en el epidídimo en varones o del ligamento ancho del útero en las mujeres (aunque todas estas manifestaciones de la enfermedad se originen por la misma mutación individual). En estas circunstancias, se dice que el trastorno presenta pleiotropía (del griego pleion y tropos, más vueltas), y la expresión del defecto génico se denomina pleiotrópica. En la actualidad, para muchos trastornos pleiotrópicos, la conexión entre el defecto genético y las diversas manifestaciones no es evidente ni se comprende por completo. Los trastornos monogénicos afectan a los niños de manera desproporcionada, pero no exclusivamente. Los trastornos monogénicos graves afectan a 1 de cada 300 recién nacidos y se estima que motivan DrBurgos 255 alrededor del 7% de las hospitalizaciones pediátricas. Aunque menos del 10% de los trastornos monogénicos se manifiestan después de la pubertad y sólo el 1% ocurre después del final del período reproductivo, los trastornos mendelianos se deben tener en cuenta en la medicina de adultos. Hay cerca de 200 trastornos mendelianos cuyos fenotipos incluyen enfermedades frecuentes en adultos, como cardiopatías, ictus, cáncer y diabetes. Aunque los trastornos mendelianos no son en absoluto el principal factor etiológico de estas enfermedades comunes en la población general, son importantes para los pacientes individuales debido a su importancia para la salud de otros familiares y por la disponibilidad de pruebas genéticas y de numerosas opciones terapéuticas para muchos de ellos. Penetrancia y expresividad Para algunos trastornos genéticos, un genotipo patológico siempre se expresa por completo al nacer como un fenotipo anormal. Sin embargo, la experiencia clínica nos enseña que otros trastornos no se expresan en absoluto o pueden variar sustancialmente en cuanto a sus síntomas, gravedad clínica o edad de inicio, incluso entre los miembros de una familia que comparten el mismo genotipo patológico. Los genetistas utilizan distintos términos para describir estas diferencias de expresión clínica. La penetrancia es la probabilidad de que un alelo o alelos mutantes presenten cualquier nivel de expresión fenotípica. Cuando la frecuencia de expresión de un fenotipo es inferior al 100% (es decir, cuando algunos de los individuos con el genotipo relevante no muestran en absoluto el fenotipo correspondiente), decimos que el trastorno muestra una penetrancia reducida o incompleta. La penetrancia es un concepto de todo o nada. Es el porcentaje de personas de cualquier edad con un genotipo de predisposición y que sufren la enfermedad, con independencia de la gravedad. La penetrancia de algunos trastornos depende de la edad; es decir, puede ocurrir en cualquier momento, desde una etapa precoz del desarrollo intrauterino hasta los años posreproductivos. Algunos trastornos son mortales en la fase prenatal, mientras que otros pueden diagnosticarse antes de nacer (p. ej., mediante ecografía; v. cap. 17), pero son compatibles con un recién nacido vivo; otros puede que sólo se diagnostiquen al nacer (congénitos)*. Otros trastornos comienzan por lo general o exclusivamente en la infancia o en la edad adulta. Sin embargo, incluso en éstos (y en ocasiones incluso en la misma familia) dos individuos que sean portadores del mismo genotipo patológico pueden desarrollar la enfermedad a edades muy diferentes. A diferencia de la penetrancia, la expresividad no se refiere a la presencia o ausencia de un fenotipo, sino a la gravedad de la expresión de ese fenotipo en individuos que presentan el mismo genotipo causante de la enfermedad. Cuando la gravedad de la enfermedad difiere en las personas que poseen el mismo genotipo, decimos que el fenotipo muestra una expresividad variable. Incluso en la misma familia, dos individuos portadores de los mismos genes DrBurgos 256 mutantes pueden presentar algunos signos y síntomas en común, mientras que el resto de las manifestaciones pueden ser muy diferentes, según los tejidos u órganos afectados. La dificultad para el clínico que trate a estas familias radica en no pasar por alto los signos muy sutiles de un trastorno en un familiar y, debido a ello, confundir una expresividad leve con una falta de penetrancia o inferir que el individuo no tiene el genotipo causante de la enfermedad. DrBurgos 257 Árboles genealógicos Los trastornos monogénicos se caracterizan por sus patrones de transmisión en las familias. Para establecer el patrón de transmisión, un primer paso habitual es la obtención de información relativa a la historia familiar del paciente y resumir los detalles de esta información en un árbol genealógico, una representación gráfica del árbol familiar en la que se utilizan símbolos estándar (fig. 7-2). La familia ampliada que queda recogida en este tipo de árboles genealógicos se denomina árbol de parentesco (fig. 7-3). El miembro de la familia a través del cual el especialista en genética detecta inicialmente la presencia de un trastorno genético es el probando (sinónimos, propósito o caso índice) en los casos en los que está afectado. La persona que se pone en contacto con el especialista en genética para realizar una consulta sobre su familia es el consultante, que, a su vez, puede ser un familiar afectado o no afectado del probando. Una familia puede tener más de un probando si es valorada a través de más de una fuente. Los probandos tienen hermanos y hermanas (sibs, en inglés), y el conjunto de ellos se denomina conjunto de hermanos (sibship, en inglés). Los parientes se clasifican en familiares de primer grado (progenitores, hermanos e hijos del probando), familiares de segundo grado (abuelos y nietos, tíos y tías, sobrinos y sobrinas, y hermanastros), familiares de tercer grado (p. ej., primos hermanos), etcétera, según el número de pasos que exista en el árbol genealógico entre dos parientes. Los hijos de primos hermanos son primos segundos, y un hijo de un primo hermano es un «primo hermano de primera generación» de los primos hermanos de sus progenitores. Las parejas con uno o más antepasados comunes son consanguíneas. Si el probando es el único miembro de la familia afectado, es un caso aislado (v. fig. 7-3); en las situaciones en las que un caso aislado se debe a una mutación nueva en el probando, hablamos de caso esporádico. Cuando existe un diagnóstico definitivo basado en comparaciones con otros pacientes, a menudo es posible utilizar patrones de herencia bien establecidos en otras familias que sufren el mismo trastorno con objeto de realizar el asesoramiento genético, a pesar de que el paciente constituya un caso aislado en la familia. Por tanto, incluso cuando un paciente no tenga familiares afectados de forma similar, puede que todavía sea posible reconocer que el trastorno tiene un origen genético y determinar el riesgo para otros familiares. DrBurgos 258 FIGURA 7-2 Símbolos utilizados habitualmente en las representaciones gráficas de los árboles genealógicos. A pesar de que no hay un sistema uniforme de notación en este tipo de gráficos, los símbolos que se presentan en la figura están fundamentados en las recomendaciones recientes efectuadas por los profesionales en el campo del asesoramiento genético. FIGURA 7-3 Relaciones en un árbol familiar. La probando, III-5 (flecha), representa un caso aislado de un trastorno genético. Tiene cuatro hermanos, III-3, III-4, III-7 y III-8. Su pareja/cónyuge es III-6, y tienen tres hijos (su progenie F1). La probando tiene nueve familiares en primer grado (sus padres, sus hermanos y sus hijos), nueve familiares en segundo grado (abuelos, tíos y tías, sobrinos y sobrinas, y nietos), dos familiares en tercer grado (primos hermanos) y cuatro familiares en cuarto grado (primo hermano de primera generación). IV-3, IV-5 y IV-6 son primos segundos de IV-1 y IV-2. IV-7 y IV-8, cuyos padres son consanguíneos, están doblemente relacionados con la probando: son familiares en segundo grado a través del padre y familiares en cuarto grado a través de la madre. DrBurgos 259 El análisis del árbol genealógico es un primer paso esencial a la hora de determinar el patrón de herencia de un trastorno genético en una familia. Sin embargo, hay varias situaciones en las que puede ser difícil determinar el patrón de herencia de un árbol genealógico en particular. El patrón hereditario en una familia con una enfermedad letal que afecta a un feto en las primeras fases del embarazo puede no estar claro debido a que todo lo que se observa pueden ser abortos múltiples o una disminución de la fertilidad. Por el contrario, en los fenotipos que se manifiestan a edades variables, un individuo afectado puede tener familiares no afectados que aún no hayan alcanzado la edad a la que se manifiesta el gen mutante. Además de la menor penetrancia o de la expresividad variable que puede ocultar la existencia de familiares portadores del genotipo mutante, el genetista puede carecer de información precisa sobre la presencia del trastorno en los miembros de la familia o sobre las relaciones familiares. Por último, debido al pequeño tamaño típico de las familias actuales en la mayor parte de los países desarrollados, el paciente puede ser por azar el único miembro de la familia afectado, lo que hace muy difícil la determinación de cualquier patrón de herencia. DrBurgos 260 Herencia mendeliana Los patrones hereditarios que muestran los trastornos monogénicos en las familias dependen principalmente de dos factores: • De la localización cromosómica del locus del gen, que puede ser un autosoma (cromosomas 1 a 22) o un cromosoma sexual (cromosomas X e Y), o el genoma mitocondrial. • De si el fenotipo es dominante (se expresa solamente cuando un cromosoma es portador del alelo mutante) o recesivo (se expresa solamente cuando ambos cromosomas de un par son portadores de alelos mutantes en un locus). Herencia autosómica, ligada al X y mitocondrial Los diferentes patrones de transmisión de los autosomas, los cromosomas sexuales y las mitocondrias durante la meiosis dan lugar a patrones de herencia específicos de los alelos mutantes en estos distintos tipos de cromosomas (v. cap. 2). Debido a que sólo una de las dos copias de cada autosoma se transmite a un único gameto durante la meiosis, los varones y mujeres heterocigotos para un alelo mutante en un autosoma tienen un 50% de probabilidades de transmitir ese alelo a cualquiera de sus hijos, con independencia del sexo del niño. Sin embargo, los alelos mutantes en un cromosoma X, no se distribuyen por igual a los hijos e hijas. Los varones transmiten su cromosoma Y a sus hijos y el X a sus hijas; por tanto, no pueden transmitir un alelo del cromosoma X a sus hijos y siempre transmiten el alelo a sus hijas (a menos que esté en uno de los loci pseudoautosómicos; v. cap. 6). Debido a que las mitocondrias se heredan sólo de la madre, con independencia del sexo de la descendencia, las mutaciones del genoma mitocondrial no se heredan según un patrón mendeliano. En el resto de este capítulo se describirá la herencia autosómica, la ligada al X y la mitocondrial. Rasgos dominantes y recesivos Loci autosómicos Según la definición clásica, un fenotipo es recesivo si se expresa sólo en los homocigotos, hemicigotos o heterocigotos compuestos, todos los cuales carecen de un alelo de tipo natural, y nunca en los heterocigotos, que sí tienen un alelo de tipo natural o común. Por el contrario, el patrón de herencia es dominante cuando un fenotipo se expresa en los heterocigotos, así como en los homocigotos (o heterocigotos compuestos). Para la gran mayoría de las enfermedades hereditarias dominantes, los homocigotos o heterocigotos compuestos para los alelos mutantes en loci autosómicos presentan una afectación más grave que los heterocigotos, en un patrón de herencia DrBurgos 261 denominada dominante incompleta (o semidominante). Se conocen muy pocas enfermedades en las que los homocigotos (o heterocigotos compuestos) muestren el mismo fenotipo que los heterocigotos; en tales casos, el trastorno se denomina enfermedad dominante pura. Por último, si se produce la expresión fenotípica de ambos alelos de un locus en un heterocigoto compuesto, la herencia se denomina codominante. Grupo sanguíneo ABO Un rasgo con importancia médica que presenta expresión codominante es el sistema de grupos sanguíneos ABO, que es importante en las transfusiones de sangre y los trasplantes de tejidos. Los alelos A, B, y O en el locus ABO forman un sistema de tres alelos en el que dos alelos (A y B) regulan la expresión de un antígeno carbohidrato A o B en la superficie de los eritrocitos como rasgo codominante; un tercer alelo (O) no expresa ni el antígeno A ni el B, y es recesivo. La diferencia entre el antígeno A y B radica en cuál de dos moléculas de azúcar diferentes constituye el azúcar terminal en una glucoproteína de la superficie celular denominada H. La síntesis de la forma A o B de la glucoproteína depende de una enzima codificada por el gen ABO que añade una de las dos moléculas de azúcar al antígeno H, dependiendo de qué versión de la enzima esté codificada por los alelos del locus ABO. Por lo tanto, hay cuatro fenotipos posibles: O, A, B y AB (Tabla 7-1). Los individuos de tipo A tienen el antígeno A en sus eritrocitos, los individuos tipo B tienen el antígeno B, los individuos AB tienen ambos antígenos y los individuos de tipo O no tienen ninguno. Tabla 7-1 Genotipos ABO y reactividad sérica − Representa ausencia de reacción; + representa reacción. Una característica de los grupos ABO que no comparten otros sistemas de grupos sanguíneos es la relación recíproca, en un individuo, entre los antígenos presentes en los eritrocitos y los anticuerpos séricos (v. tabla 7-1). Cuando los eritrocitos carecen de antígeno A, el suero contiene anticuerpos anti-A; cuando las células carecen de antígeno B, el suero contiene anti-B. Se cree que la formación de anticuerpos anti-A y anti-B en ausencia de una transfusión de sangre previa es una respuesta a la presencia natural de antígenos similares a A y a B en el ambiente (p. ej., en bacterias). Loci ligados al cromosoma X DrBurgos 262 En lo relativo a los trastornos ligados al cromosoma X, un trastorno que sólo se exprese en hemicigotos y nunca en heterocigotos se ha denominado tradicionalmente recesivo ligado al X, mientras que un fenotipo que siempre se exprese en heterocigotos y en hemicigotos se ha denominado dominante ligado al X. Debido a la regulación epigenética de la expresión génica ligada al X en las mujeres portadoras por la inactivación del cromosoma X (descrita en los caps. 3 y 6), puede ser difícil determinar fenotípicamente si una enfermedad con un patrón de herencia ligada al X es dominante o recesiva, por lo que algunos genetistas han optado por no utilizar estos términos cuando describen la herencia de las enfermedades ligadas al X. En sentido estricto, los términos dominante y recesivo se refieren al patrón de herencia del fenotipo y no a los alelos responsables de dicho fenotipo. De forma similar, un gen no es dominante o recesivo, sino que es el fenotipo producido por un alelo mutante particular de dicho gen el que presenta herencia dominante o recesiva. DrBurgos 263 Patrones autosómicos de herencia mendeliana Herencia autosómica recesiva Las enfermedades autosómicas recesivas sólo afectan a personas con dos alelos mutantes y que no tienen ningún alelo natural o común. Estos homocigotos deben haber heredado un alelo mutante de cada progenitor, cada uno de los cuales (salvo raras excepciones que se comentarán más adelante) es heterocigoto para dicho alelo. Cuando un trastorno presenta herencia recesiva, el alelo mutante responsable suele reducir o eliminar la función del producto génico, lo que se denomina mutación de pérdida de función. Por ejemplo, muchas enfermedades recesivas se deben a mutaciones que alteran o eliminan la función de una enzima. La copia restante del gen normal en un heterocigoto puede compensar el alelo mutante y evitar que se produzca la enfermedad. Sin embargo, cuando no existe ningún alelo normal, como sucede en los homocigotos o los heterocigotos compuestos, sí se produce la enfermedad. En los capítulos 11 y 12 se describen con detalle los mecanismos patológicos y ejemplos de trastornos recesivos. Hay tres tipos de emparejamientos que pueden hacer que los descendientes sean homocigotos y sufran una enfermedad autosómica recesiva. El emparejamiento más frecuente con gran diferencia es el que se produce entre dos heterocigotos no afectados, que suelen denominarse portadores. Sin embargo, cualquier emparejamiento en el que cada progenitor tenga al menos un alelo recesivo puede tener hijos afectados homocigotos. La transmisión de un trastorno recesivo puede seguirse si se simboliza el alelo recesivo mutante como r y su alelo dominante normal como R. Como se observa en la tabla, cuando ambos progenitores de una persona afectada son portadores, el riesgo de que sus hijos reciban un alelo recesivo es del 50% para cada progenitor. Por tanto, la probabilidad de heredar dos alelos recesivos y, por tanto, de estar afectado es de ½ × ½, es decir, de ¼ en cada embarazo. La probabilidad del 25% de que dos heterocigotos tengan un hijo con un trastorno autosómico recesivo es independiente de cuántos hijos hayan tenido previamente afectados o no afectados. El probando puede ser el único miembro de la familia afectado, pero si hay otros afectados, suelen ser los hermanos y no otros familiares (fig. 7-4). DrBurgos 264 FIGURA 7-4 Árbol familiar típico de una herencia autosómica recesiva. Trastornos autosómicos recesivos influenciados por el sexo Dado que los hombres y las mujeres presentan la misma dotación de autosomas, los trastornos autosómicos recesivos muestran generalmente la misma frecuencia y gravedad en hombres y mujeres. Sin embargo, hay excepciones. Algunas enfermedades autosómicas recesivas presentan un fenotipo influido por el sexo, lo que quiere decir que se expresan en ambos sexos pero con frecuencias o gravedades distintas. Por ejemplo, la hemocromatosis hereditaria es un fenotipo autosómico recesivo que es 5-10 veces más frecuente en los hombres que en las mujeres (Caso 20). Los individuos afectados muestran un aumento de la absorción del hierro de la dieta que puede causar una sobrecarga de hierro con lesiones graves del corazón, el hígado y el páncreas. La menor incidencia del trastorno clínico en las mujeres homocigotas parece estar relacionada, entre otros factores, con su menor consumo alimentario de hierro, la menor ingesta de alcohol y el aumento de las pérdidas de hierro a través de la menstruación. Herencia autosómica recesiva DrBurgos 265 El alelo de tipo natural se indica con la R mayúscula, y el alelo mutante, con la r minúscula. Frecuencia génica y frecuencia de portador Los alelos mutantes responsables de un trastorno recesivo son generalmente poco frecuentes, de manera que la mayor parte de las personas no presenta siquiera una copia del alelo mutante. Debido a que un trastorno autosómico recesivo debe heredarse a partir de ambos progenitores, el riesgo de que un portador tenga un hijo afectado va a depender parcialmente de la posibilidad de que el otro progenitor del niño también sea portador de un alelo mutante para la enfermedad. Así, el conocimiento de la frecuencia del estado de portador en una enfermedad tiene importancia clínica para el asesoramiento genético. El trastorno autosómico recesivo más frecuente en los niños de raza blanca es la fibrosis quística (CF, cystic fibrosis), (Caso 12), causada por mutaciones del gen CFTR (v. cap. 12). En poblaciones de raza blanca, alrededor de uno de cada 2.000 niños es portador de dos alelos CFTR mutantes y padece la enfermedad, de modo que puede deducirse que 1 de cada 23 individuos es un portador silente que no tiene la enfermedad. (El modo de calcular las frecuencias de heterocigotos se describirá en el cap. 9). Los alelos mutantes pueden ser transmitidos de portador a portador durante numerosas generaciones sin que aparezcan individuos homocigotos que sufran la enfermedad. La presencia de estas mutaciones en heterocigosis no se revela a menos que un portador se aparee con alguna persona que también sea portadora de un alelo mutante en el mismo locus y que un hijo de ambos herede los dos alelos de la enfermedad. Las estimaciones del número de alelos mutados claramente perjudiciales en las regiones codificantes en el genoma de cada individuo varían de 50 a 200, basándose en el análisis de la secuencia completa del exoma o genoma (v. cap. 4). Sin embargo, esta estimación es imprecisa y puede que sea una subestimación, porque no incluye alelos mutantes cuyo efecto perjudicial no es evidente a partir de un simple análisis de la secuencia de DNA. Puede también que sea una sobreestimación, ya que incluye mutaciones de muchos genes sin un efecto patógeno conocido. Consanguinidad Debido a que la mayoría de los alelos mutantes suelen ser poco frecuentes en la población, las personas con trastornos autosómicos recesivos raros son, por lo general, heterocigotos compuestos en lugar de verdaderos homocigotos. Una excepción bien conocida de esta regla se produce cuando un individuo afectado hereda el mismo alelo mutante de ambos progenitores porque los padres son consanguíneos (es decir, que están emparentados y portan el alelo mutante idéntico heredado de un antepasado común). La consanguinidad de los progenitores de un paciente que sufre un trastorno genético es una evidencia sólida (aunque no una prueba) de la herencia autosómica recesiva DrBurgos 266 de dicho trastorno. Por ejemplo, el trastorno representado en el árbol genealógico de la figura 7-5 posiblemente sea un rasgo autosómico recesivo, a pesar de que el resto de la información relativa al árbol genealógico puede parecer insuficiente para establecer este patrón de herencia. FIGURA 7-5 Árbol familiar en el que la consanguinidad de los padres sugiere una herencia autosómica recesiva. La flecha indica el probando. La consanguinidad se observa con mayor frecuencia en los pacientes con trastornos muy raros que en aquellos con trastornos recesivos más comunes. Esto se debe a que la probabilidad de que dos individuos de la población se emparejen al azar y que sean ambos portadores de un trastorno muy poco frecuente es menos probable que la situación en la que ambos son portadores porque han heredado el mismo alelo mutante de un mismo antepasado común. Por ejemplo, en la xerodermia pigmentosa (Caso 48) (un trastorno autosómico recesivo muy infrecuente de la reparación del DNA; v. cap. 15), más del 20% de los casos tienen lugar entre la descendencia de matrimonios entre primos hermanos. Por el contrario, en los trastornos recesivos más frecuentes, la mayoría de los casos de la enfermedad se deben a emparejamientos entre personas no emparentadas, cada una de las cuales se convierte por casualidad en un portador. Por lo tanto, la mayoría de las personas con un trastorno relativamente común, como la fibrosis quística, no se deben a la consanguinidad, ya que el alelo mutante es muy común en la población general. El modo de determinar la consanguinidad para diferentes emparejamientos se describe en el capítulo 9. El riesgo genético que presentan los descendientes de progenitores con consanguinidad no es tan elevado como el que se supone en ocasiones. En lo que se refiere a los matrimonios entre primos hermanos, los riesgos absolutos de que los descendientes tengan problemas (considerando no sólo las DrBurgos 267 enfermedades autosómicas recesivas conocidas, sino también los abortos, los cuadros de fallecimiento en la fase neonatal y las malformaciones congénitas) es del 3-5%, es decir, alrededor del doble del riesgo global básico del 2-3% que presentan los hijos de parejas que no muestran consanguinidad (v. cap. 16). La consanguinidad a nivel de primos terceros o de familiares más remotos no se considera genéticamente significativa, y en estos casos el aumento del riesgo de alteraciones en la descendencia es inapreciable. La incidencia del matrimonio entre primos hermanos es baja en la actualidad (aproximadamente, el 1-10 por 1.000 matrimonios) en muchos grupos de población de los países occidentales. Sin embargo, esta práctica sigue siendo relativamente frecuente en algunos grupos raciales; por ejemplo, en las familias de las áreas rurales del subcontinente hindú, en otras partes de Asia y en Oriente Medio, en donde el 20-60% de todos los matrimonios tiene lugar entre primos. Ca r a cte r ística s de la he r e ncia a utosóm ica r e ce siva • Un fenotipo autosómico recesivo, si no aparece de forma aislada, se observa característicamente sólo en los hermanos del probando, no en los progenitores, los hijos ni otros familiares. • En lo que se refiere a la mayor parte de las enfermedades autosómicas recesivas, los individuos de ambos sexos tienen una probabilidad similar de presentar afectación. • Los progenitores de un niño afectado son portadores asintomáticos de alelos mutantes. • Los progenitores de la persona afectada pueden ser consanguíneos en algunos casos. Esta situación es especialmente probable si el gen responsable del trastorno es infrecuente en la población general. • El riesgo de recurrencia en cada hermano del probando es de 1/4 (25%). Herencia autosómica dominante Más de la mitad de todos los trastornos mendelianos conocidos se heredan en forma de rasgos autosómicos dominantes. La incidencia de algunos trastornos autosómicos dominantes puede ser elevada. Por ejemplo, la poliquistosis renal del adulto (Caso 37) tiene una incidencia de 1/1.000 personas en Estados Unidos. Otros trastornos autosómicos dominantes muestran una frecuencia elevada sólo en algunas poblaciones de áreas geográficas específicas: por ejemplo, la frecuencia de la hipercolesterolemia familiar (Caso 16) es de 1/100 en poblaciones Afrikaner en Sudáfrica, y la de la distrofia miotónica es de 1/550 en las regiones Charlevoix y Saguenay-Lac Saint Jean del noreste de Quebec. La problemática de las enfermedades autosómicas dominantes es todavía mayor a consecuencia de su carácter hereditario; cuando se transmiten a través de las familias, suscitan problemas médicos e incluso sociales no solamente para los individuos afectados, sino también para el conjunto del árbol familiar, a menudo a lo largo de múltiples DrBurgos 268 generaciones. El riesgo y la gravedad de las enfermedades de herencia autosómica dominante en la descendencia dependen de que estén afectados uno o los dos progenitores y de que el rasgo transmitido sea dominante puro o dominante incompleto. Hay varias formas diferentes en las que un alelo mutante puede causar que aparezca un rasgo con herencia dominante en un heterocigoto a pesar de la presencia de un alelo normal. Los mecanismos patológicos en varios trastornos dominantes se describen en el capítulo 12. Si denominamos D al alelo mutante y d al alelo de tipo natural, los emparejamientos que dan como resultado hijos que sufren la enfermedad autosómica dominante pueden tener lugar entre dos heterocigotos (D/d) para la mutación o bien, lo más frecuente, entre un heterocigoto para la mutación (D/d) y un homocigoto para un alelo normal (d/d). Como se observa en la tabla, cada hijo de un emparejamiento D/d × d/d presenta una probabilidad del 50% de recibir el alelo D mutado de sus progenitores y una posibilidad del 50% de recibir el alelo d normal. Si tomamos la población en conjunto, la descendencia de los emparejamientos D/d × d/d es D/d en aproximadamente el 50% de los casos, y d/d en alrededor del 50% restante. Por supuesto, cada embarazo es un acontecimiento independiente que no tiene relación con el resultado de los embarazos previos. Por tanto, la distribución de los hijos afectados y no afectados en una familia puede ser muy diferente del cociente teórico esperado de 1:1, especialmente si el número de descendientes es pequeño. Se puede observar una herencia autosómica dominante típica en el árbol genealógico de una familia con la forma hereditaria dominante de la sordera congénita (fig. 76A). FIGURA 7-6 A, Árbol familiar en el que se observa la herencia típica de una forma de sordera neurosensitiva progresiva de inicio en el adulto (DFNA1) DrBurgos 269 heredada a través de un rasgo autosómico dominante. B, Árbol genealógico en el que se observa la herencia de la acondroplasia, un rasgo dominante incompleto (o semidominante). C, Árbol genealógico que muestra un caso esporádico de enanismo tanatofórico, una enfermedad genéticamente letal en el probando (flecha). Herencia autosómica dominante El alelo mutante que causa una enfermedad con herencia dominante se indica con la D mayúscula, y el alelo normal o de tipo natural, con la d minúscula. En la práctica médica, los homocigotos para los fenotipos dominantes no son frecuentes debido a que los emparejamientos que podrían dar lugar a un hijo homocigoto son infrecuentes. De nuevo, si consideramos que D es el alelo mutado y d el alelo normal, los emparejamientos que pueden dar lugar a un homocigoto D/D podrían ser teóricamente D/d × D/d, D/D ×D/d y D/D × D/D. En el caso de un emparejamiento entre dos heterocigotos, 3/4 hijos de emparejamientos D/d × D/d van a presentar afectación en alguna medida, y 1/4 no va a presentar afectación. Herencia dominante pura Como ya se ha mencionado, muy pocos trastornos dominantes que afectan al ser humano muestran un patrón de herencia dominante puro. Incluso la enfermedad de Huntington (Caso 24), que frecuentemente se considera dominante pura porque la enfermedad suele mostrar unas características y una sintomatología de intensidad similares en los heterocigotos y los homocigotos, parece presentar en los homocigotos una cierta evolución cronológica acelerada desde el comienzo del proceso hasta el fallecimiento, en comparación con los heterocigotos. Herencia incompletamente dominante DrBurgos 270 Como ya se comentó en el capítulo 4, la acondroplasia (Caso 2) es un trastorno esquelético dominante incompleto que causa un enanismo con miembros cortos y con macrocefalia causado por algunas mutaciones del gen del receptor del factor de crecimiento fibroblástico 3 (FGFR3). La mayoría de los pacientes con acondroplasia presentan una inteligencia normal y llevan a cabo una vida también normal dentro de sus limitaciones físicas. Los matrimonios entre dos pacientes con acondroplasia no son infrecuentes. En la figura 7-6B se muestra el árbol familiar correspondiente al emparejamiento entre dos individuos heterocigotos para la mutación más frecuente que causa la acondroplasia. El niño fallecido (el individuo III-3) era un homocigoto para la enfermedad y sufría un trastorno mucho más grave que cualquiera de sus progenitores, lo que dio lugar a su fallecimiento al poco de nacer. Fenotipo limitado al sexo en enfermedades autosómicas dominantes Tal como se ha señalado antes en relación con la hemocromatosis autosómica recesiva, los fenotipos autosómicos dominantes también pueden presentar variaciones sexuales que se apartan significativamente de la proporción 1:1. Hay una divergencia extrema en la proporción de sexos en los fenotipos limitados al sexo, en los que el defecto se transmite de manera autosómica pero sólo es expresado por uno de los dos sexos. Un ejemplo de ello es la pubertad precoz limitada a los individuos de sexo masculino, un trastorno autosómico dominante en el que los niños afectados desarrollan los caracteres sexuales secundarios y presentan el estirón de crecimiento de la adolescencia aproximadamente a los 4 años de edad (fig. 7-7). En algunas familias, este defecto se ha puesto en relación con mutaciones en el gen (LCGR), que codifica el receptor de la hormona luteinizante; estas mutaciones activan de manera constitutiva el mecanismo de señales del receptor incluso en ausencia de su hormona. El defecto no se manifiesta en las mujeres heterocigotas. En el árbol familiar que se muestra en la figura 7-8 se puede observar que, aunque la enfermedad puede ser transmitida por mujeres no afectadas (portadoras asintomáticas), también se puede transmitir directamente desde un padre a su hijo de sexo masculino, lo que demuestra que es autosómica y no ligada al cromosoma X. DrBurgos 271 DrBurgos 272 FIGURA 7-7 Pubertad precoz limitada al sexo masculino, un trastorno autosómico dominante limitado al sexo que se expresa únicamente por los individuos de sexo masculino. Este niño de 4,75 años de edad tiene una estatura de 120 cm (por encima del percentil 97 para su edad). Se pueden observar los músculos voluminosos y el desarrollo precoz de los genitales externos. La fusión de las epífisis tiene lugar a una edad temprana, y las personas afectadas muestran una estatura relativamente corta cuando alcanzan la edad adulta. FIGURA 7-8 Parte de un gran árbol genealógico de la pubertad precoz limitada al sexo masculino, en la familia del niño que aparece en la figura 77. Este trastorno autosómico dominante puede ser transmitido por los individuos de sexo masculino afectados o por los individuos de sexo femenino portadores no afectados. La transmisión entre individuos del sexo masculino demuestra que el patrón de herencia es autosómico, no ligado al X. La transmisión del rasgo a través de las mujeres portadoras muestra que la herencia no puede estar ligada al cromosoma Y. La flecha indica el probando. No obstante, en lo que se refiere a los trastornos en los que los individuos de sexo masculino afectados no pueden reproducirse, no siempre es fácil diferenciar la herencia autosómica limitada al sexo de la herencia ligada al cromosoma X, dado que no se puede demostrar el dato de carácter crítico (la ausencia de transmisión entre individuos de sexo masculino). En este caso, otras líneas de evidencia (especialmente, la cartografía de genes para determinar si el gen responsable se localiza en el cromosoma X o en un autosoma [v. cap. 10]) permiten determinar el patrón de herencia y el riesgo consiguiente de recurrencia (v. cuadro). Ca r a cte r ística s de la he r e ncia a utosóm ica dom ina nte • El fenotipo aparece generalmente en todas las generaciones, y uno de los progenitores de cada uno de los individuos afectados también presenta afectación. Son excepciones reales o aparentes a esta norma en genética clínica: 1) los casos originados a partir de mutaciones recientes en un gameto de un progenitor fenotípicamente normal, y 2) los casos en los que el trastorno no se expresa (no presenta penetrancia) o solamente se expresa de manera poco llamativa en una persona que ha heredado el alelo mutante responsable. • Cada hijo de un progenitor afectado presenta un riesgo del 50% de heredar DrBurgos 273 el rasgo. Esta regla se cumple en la mayoría de las familias en las que el otro progenitor es fenotípicamente normal. Dado que, desde el punto de vista estadístico, cada familiar es el resultado de un «evento independiente», en una única familia puede haber una desviación amplia del cociente 1:1 esperado. • Los familiares fenotípicamente normales no transmiten el fenotipo a sus hijos. La falta de penetrancia o la expresión poco llamativa de un trastorno puede dar lugar a excepciones aparentes a esta norma. • Tanto los hombres como las mujeres tienen una probabilidad similar de transmitir el fenotipo a sus hijos de ambos sexos. En concreto, se puede observar la transmisión entre individuos del sexo masculino, y los individuos de sexo masculino pueden tener hijas no afectadas. • Una proporción significativa de casos aislados se debe a una mutación nueva. Cuanto menor es la capacidad reproductiva, mayor es la proporción de casos debidos a mutaciones nuevas. Efecto de la penetrancia incompleta, expresividad variable y nuevas mutaciones sobre los patrones de herencia autosómica dominante Algunas de las dificultades que acompañan a la penetrancia incompleta respecto al conocimiento de la herencia de un fenotipo patológico quedan demostradas en la deformidad en mano/pie hendido, un tipo de ectrodactilia (fig. 7-9). Esta malformación se origina a la sexta o séptima semana del desarrollo, en el momento en que se forman las manos y los pies. La penetrancia incompleta de la malformación de la mano hendida puede dar lugar a un salto aparente de generaciones, lo que complica el asesoramiento genético debido a que las personas con riesgo y manos normales pueden ser, a pesar de ello, portadoras del gen de la enfermedad y por tanto pueden tener hijos afectados. DrBurgos 274 FIGURA 7-9 Malformación de la mano hendida, un rasgo autosómico dominante que afecta a las manos y los pies en un varón de 3 meses. A, Porción superior del cuerpo. B, Porción inferior del cuerpo. Véase Créditos de figuras. La figura 7-10 corresponde a un árbol genealógico de la deformidad de la mano hendida en el que la hermana no afectada de un varón afectado solicita asesoramiento genético. Su madre es portadora de la mutación de la mano hendida, pero no la manifiesta. La revisión de la bibliografía correspondiente a la deformidad de la mano hendida sugiere que existe una penetrancia reducida de aproximadamente el 70% (es decir, solamente el 70% de las personas que tienen la mutación sufren el defecto clínico). La utilización de esta información del árbol genealógico para calcular las probabilidades condicionadas (como se expone con mayor detalle en el cap. 16) permite calcular que el riesgo de que la consultante pueda ser una portadora no penetrante es del 23%, y que su probabilidad de tener un hijo con la alteración es de alrededor del 8% (riesgo de ser portador × el riesgo de transmisión × penetrancia, o 23% × 50% × 70%). FIGURA 7-10 Árbol genealógico de una malformación de la mano hendida donde se observa la ausencia de penetrancia en la madre del probando (flecha) y DrBurgos 275 su hermana, la consultante. Se debe tener en cuenta una penetrancia reducida a la hora de proporcionar asesoramiento genético. Un patrón de herencia autosómica dominante también puede quedar oculto por la expresividad variable. La neurofibromatosis 1 (NF1) es un trastorno frecuente del sistema nervioso que presenta una penetrancia dependiente de la edad y una expresividad variable en una misma familia. Algunos adultos sólo tienen múltiples lesiones cutáneas planas pigmentadas e irregulares, denominadas máculas café con leche, y pequeños tumores benignos (hamartomas) denominados nódulos de Lisch en el iris ocular. Otros familiares pueden tener estos signos y múltiples tumores benignos pequeños de consistencia carnosa (neurofibromas) en la piel. Otros pueden presentar un fenotipo mucho más grave, con discapacidad intelectual, neurofibromas plexiformes difusos o tumores malignos del sistema nervioso o los músculos además de las máculas café con leche, los nódulos de Lisch y los neurofibromas. A menos que se busquen de forma específica las manifestaciones leves de la enfermedad en los pacientes del probando, los portadores heterocigotos pueden clasificarse incorrectamente como personas no portadoras no afectadas. Además, los signos de la NF1 pueden requerir muchos años para desarrollarse. Por ejemplo, durante el periodo neonatal, menos de la mitad de los recién nacidos afectados muestra incluso el signo más sutil de la enfermedad, es decir, el incremento del número de máculas café con leche. Sin embargo, al final aparecen múltiples máculas café con leche y nódulos de Lisch, de modo que en la edad adulta los heterocigotos siempre tienen algún signo de la enfermedad. Las dificultades para el diagnóstico y el asesoramiento genético en la NF1 se exponen en el (Caso 34). Por último, en la herencia autosómica dominante típica, todas las personas afectadas de un árbol familiar tienen un progenitor afectado que, a su vez, también tiene un progenitor afectado y así sucesivamente de forma retrospectiva hasta donde es posible seguir la enfermedad (v. fig. 7-6A). Sin embargo, muchas enfermedades dominantes importantes desde el punto de vista médico se producen debido a una mutación de novo en un gameto heredado de un progenitor no portador (v. fig. 7-6C). Un individuo con una enfermedad autosómica dominante causada por una mutación de novo parecerá ser un caso aislado, y sus progenitores, tíos, tías y primos serán no portadores no afectados. Sin embargo, esta persona tendrá un riesgo de transmitir la mutación a sus propios hijos. Una vez que ha surgido una mutación, se transmitirá a las generaciones futuras siguiendo los principios convencionales de la herencia y, como se comentará en la sección siguiente, su supervivencia en la población dependerá de la capacidad reproductiva de las personas portadoras de la misma. Relación entre las mutaciones nuevas y la capacidad reproductiva en los trastornos autosómicos dominantes DrBurgos 276 En lo que respecta a muchos trastornos, el hecho de que la enfermedad presente o no un patrón familiar obvio de transmisión en las familias depende de la posibilidad de que los individuos afectados se puedan reproducir. Los especialistas en genética han acuñado el término de capacidad reproductiva para determinar el impacto de un trastorno sobre la reproducción. La capacidad reproductiva se define como el número de hijos de individuos afectados por el trastorno que sobreviven hasta su edad reproductiva, en comparación con el número de hijos de individuos que no portan el alelo mutante. La capacidad reproductiva oscila de 0 (los individuos afectados nunca tienen hijos que sobrevivan hasta la edad reproductiva) a 1 (los individuos afectados tienen el mismo número de hijos que los controles no afectados). Aunque el impacto de la mutación, selección y capacidad reproductiva se analizará con más detalle en el capítulo 9, aquí se comentarán varios ejemplos que ilustran los principales conceptos y la magnitud del impacto de la capacidad reproductiva sobre los trastornos autosómicos dominantes. En un extremo se sitúan los trastornos con una capacidad reproductiva de 0; los pacientes que sufren estos problemas nunca se reproducen y el trastorno se denomina genéticamente letal. Un ejemplo es el enanismo tanatofórico, que se produce en heterocigotos para mutaciones en el gen FGFR3 (v. fig. 7-6C). Este trastorno es letal en el período neonatal, por lo que todos los probandos con la enfermedad deben proceder de nuevas mutaciones, pues estas mutaciones no pueden transmitirse a la siguiente generación. En el otro extremo están las enfermedades con una capacidad reproductiva prácticamente normal debido a que se inician en etapas tardías de la vida o a que cursan con un fenotipo leve que no interfiere con la reproducción. Si la capacidad reproductiva es normal, la enfermedad no suele deberse a una mutación reciente; en estos casos, es mucho más probable que el paciente haya heredado la enfermedad en comparación con la posibilidad de que haya presentado una mutación nueva, y el árbol genealógico posiblemente incluya múltiples individuos afectados con un patrón de herencia autosómica dominante claro. La sordera progresiva de inicio tardío es un buen ejemplo de estas enfermedades autosómicas dominantes, con una capacidad reproductiva de alrededor de 1 (v. fig. 7-6A). Por tanto, existe una relación inversa entre la capacidad reproductiva de una enfermedad autosómica dominante dada y la proporción de todos los pacientes con la enfermedad que heredaron el gen defectivo frente a los que lo recibieron como una mutación de novo. La determinación de la frecuencia de mutación y de la relación existente entre la frecuencia de mutación y la capacidad reproductiva se expone con mayor detalle en el capítulo 9. Es importante señalar que la capacidad reproductiva no es simplemente un parámetro que permita medir la discapacidad física o intelectual. Algunos individuos con una enfermedad autosómica dominante pueden tener un aspecto fenotípico normal, pero presentar una capacidad reproductiva de 0 y, DrBurgos 277 en el extremo opuesto, otros pueden tener una capacidad reproductiva normal o casi normal, a pesar de tener una enfermedad autosómica dominante con un fenotipo evidente y grave, como la enfermedad de Alzheimer familiar (Caso 4). DrBurgos 278 Herencia ligada al cromosoma X A diferencia de los genes situados en los autosomas, los genes de los cromosomas X e Y se distribuyen de manera desigual entre los hombres y las mujeres en las familias. La herencia patrilineal del cromosoma Y es sencilla. Sin embargo, hay muy pocos genes estrictamente ligados al cromosoma Y, y casi todos ellos intervienen en la determinación del sexo primario o en el desarrollo de los caracteres masculinos secundarios, como se comenta en el capítulo 6, y no se describirán aquí. Se han identificado alrededor de 800 genes codificantes de proteínas y 300 genes de RNA no codificantes en el cromosoma X hasta el momento, de los cuales se sabe en la actualidad que más de 300 se asocian con fenotipos de enfermedades ligadas al X. Los fenotipos determinados por los genes del cromosoma X tienen una distribución en función del sexo y un patrón de herencia característicos, que suelen ser fáciles de identificar y de distinguir de los patrones de herencia autosómica que acaban de describirse. Debido a que los varones tienen un cromosoma X, pero las mujeres tienen dos, sólo hay dos posibles genotipos en los varones y cuatro en las mujeres con respecto a los alelos mutantes en un locus ligado al cromosoma X. Un varón con un alelo mutante en un locus ligado al cromosoma X es hemicigoto para ese alelo, mientras que las mujeres pueden ser homocigotas para el alelo normal, homocigotas para un alelo mutante, heterocigotas compuestas para dos alelos mutantes diferentes o heterocigotas portadoras de un alelo mutante. Por ejemplo, si XH es el alelo normal para un gen de una enfermedad ligada al cromosoma X y un alelo mutante, Xh es el alelo de la enfermedad, los genotipos esperados en varones y mujeres son los siguientes: Genotipos y fenotipos en las enfermedades ligadas al cromosoma X Genotipos Fenotipos Varones Hemicigoto XH No afectado Hemicigoto Xh Afectado Mujeres Homocigoto XH/XH No afectado Heterocigoto XH/Xh Portador (puede estar afectado o no) Homocigoto (o heterocigoto compuesto) Xh/Xh Afectado Inactivación del cromosoma X, compensación de dosis y expresión de genes ligados al cromosoma X Tal como se comentó en los capítulos 3 y 6, la inactivación del cromosoma X es un proceso fisiológico normal en el que la mayoría de los genes situados en uno de los cromosomas X de las mujeres normales se inactiva en las células somáticas, pero esto no ocurre con los genes del único cromosoma X en los DrBurgos 279 varones, lo que equipara en ambos sexos la expresión de la mayoría de los genes del cromosoma X. La relevancia clínica de la inactivación del X en las enfermedades ligadas al X es muy evidente. Esto hace que las mujeres posean dos poblaciones celulares, que expresan alelos de los genes ligados al X en uno u otro de los cromosomas X (v. fig. 3-13 y una descripción adicional en el cap. 6). Por tanto, estas dos poblaciones celulares son genéticamente idénticas, pero distintas desde el punto de vista funcional, y ambas poblaciones celulares en las mujeres se pueden detectar fácilmente respecto a algunas enfermedades. Por ejemplo, en la distrofia muscular de Duchenne (Caso 14), las portadoras muestran una expresión en mosaico típico de su inmunotinción para distrofina (fig. 7-11). Según el patrón de inactivación aleatoria del cromosoma X en el conjunto de estos dos cromosomas, dos heterocigotos de sexo femenino respecto a una enfermedad ligada al cromosoma X pueden presentar manifestaciones clínicas muy diferentes debido a que es distinta la proporción de células portadoras del alelo mutante en el cromosoma X activo en cada tejido concreto (tal como se puede observar en los heterocigotos con manifestaciones clínicas, comentados más adelante). DrBurgos 280 DrBurgos 281 FIGURA 7-11 Tinción inmunohistoquímica para la demostración de distrofina en muestras de músculo esquelético. A, Una mujer normal (×480). B, Un hombre con distrofia muscular de Duchenne (DMD) (×480). C, Una mujer portadora (×240). La tinción positiva da lugar a las señales brillantes que rodean a las fibras musculares individuales. El músculo de los pacientes con DMD no presenta tinción positiva para distrofina. El músculo de las portadoras de la DMD muestra positividad en la tinción inmunohistoquímica para la distrofina, que corresponde a fibras con el alelo normal o mutante en el cromosoma X activo. Véase Créditos de figuras. Herencias recesiva y dominante de las enfermedades ligadas al cromosoma X Como se ha mencionado previamente en este capítulo, el uso de los términos dominante y recesivo es ligeramente distinto en las enfermedades ligadas al cromosoma X de lo que acaba de verse para las enfermedades autosómicas. Los patrones de herencia dominante y recesiva ligados al X suelen distinguirse en función del fenotipo en las mujeres heterocigotas. Algunos fenotipos ligados al X siempre son evidentes clínicamente, al menos en cierta medida, en las portadoras, por lo que se denominan dominantes, mientras que otros no suelen serlo y se consideran recesivos. La dificultad para clasificar un trastorno ligado al X, dominante o recesivo, se debe a que las mujeres que son heterocigotas para el mismo alelo mutante y que pertenecen a una familia pueden manifestar o no la enfermedad, según el patrón de inactivación aleatoria del cromosoma X y dependiendo de la proporción de las células de los tejidos pertinentes que presentan el alelo mutante en el cromosoma X activo o inactivo. Casi un tercio de los trastornos ligados al X son penetrantes en algunas mujeres heterocigotas, pero no en todas, y no pueden clasificarse como dominantes o recesivos. Incluso para los trastornos que pueden clasificarse de este modo, su penetrancia es incompleta y varía en función de los patrones de inactivación del X, y no según los patrones de herencia. Debido a que la expresión clínica de una enfermedad ligada al X no depende estrictamente del gen específico implicado ni de la mutación particular en la misma familia, algunos especialistas en genética han recomendado la eliminación de los términos recesivo y dominante en lo que respecta los trastornos ligados al cromosoma X. A pesar de ello, los términos recesivo y dominante se aplican con frecuencia a las enfermedades ligadas al cromosoma X y por ello se seguirán utilizando en este libro, aunque reconociendo que se refieren a los extremos de un espectro de penetrancia y expresividad en las portadoras de este tipo de enfermedades. Herencia recesiva ligada al cromosoma X La herencia de los fenotipos recesivos ligados al cromosoma X sigue un patrón bien definido y fácilmente reconocible (figura 7-12 y cuadro). Una mutación recesiva ligada al X se expresa característicamente de manera DrBurgos 282 fenotípica en todos los individuos de sexo masculino que la reciben y, por consiguiente, los trastornos recesivos ligados al X generalmente afectan sólo a los individuos de sexo masculino. FIGURA 7-12 Patrón genealógico con demostración de un trastorno recesivo ligado al X como la hemofilia A, transmitido desde un individuo de sexo masculino afectado a través de los individuos de sexo femenino hasta un nieto y un bisnieto de sexo masculino afectados. La hemofilia A es una enfermedad clásica que se transmite de manera recesiva ligada al cromosoma X y en la que tiene lugar una disminución de la coagulación normal debido a la deficiencia del factor VIII, una proteína de la cascada de la coagulación (Caso 21). La naturaleza hereditaria de la hemofilia y sus patrones de transmisión se conocen desde la antigüedad, y este trastorno ha sido denominado «hemofilia real» debido a que ha afectado a los descendientes de la reina Victoria de Inglaterra, que era portadora. Supongamos que, al igual que en la discusión previa, Xh representa el alelo del factor VIII mutante que causa la hemofilia A y que XH representa el alelo normal. Si un varón con hemofilia se empareja con una mujer normal, todos los hijos reciben el cromosoma Y del padre y uno de los cromosomas X maternos, de manera que no presentan afectación; sin embargo, todas las hijas reciben el cromosoma X paterno con su alelo de hemofilia y, por tanto, son portadoras obligadas. Si una hija del varón afectado se empareja con un varón afectado, la descendencia puede tener cuatro genotipos distintos con igualdad de probabilidades: Herencia recesiva ligada al cromosoma X DrBurgos 283 El alelo de tipo natural en el locus de la hemofilia ligada al X se indica como XH, con H mayúscula, y el alelo mutante, como Xh, con h minúscula. La hemofilia de un abuelo afectado, que no aparece en ninguno de sus propios hijos, tiene una posibilidad del 50% de aparecer en cada uno de los hijos de sus hijas. Sin embargo, no va a reaparecer entre los descendientes de sus hijos. Una hija de un portador tiene una probabilidad del 50% de ser portadora (v. fig. 7-12). Por azar, un alelo recesivo ligado al cromosoma X puede transmitirse a través de una serie de portadoras sin ser detectado antes de que se exprese en un descendiente de sexo masculino. Ca r a cte r ística s de la he r e ncia r e ce siva liga da a l x • La incidencia del rasgo es mucho mayor en los hombres que en las mujeres. • Las mujeres heterocigotas no suelen presentar afectación, pero algunas expresan la enfermedad con una intensidad variable, determinada según el patrón de inactivación del cromosoma X. • Un hombre afectado transmite el gen responsable de la enfermedad a todas sus hijas. Cada hijo de sus hijas tiene una probabilidad del 50% de heredarlo. • El alelo mutante nunca se transmite de manera directa desde un padre a su hijo de sexo masculino, pero los hombres afectados lo transmiten a todas sus hijas. • El alelo mutante se puede transmitir a través de una serie de mujeres portadoras; en estos casos, los hombres afectados de un grupo familiar están relacionados a través de las mujeres. • Una proporción significativa de casos aislados se debe a mutaciones nuevas. Mujeres afectadas en las enfermedades recesivas ligadas al cromosoma X DrBurgos 284 Aunque las enfermedades ligadas al cromosoma X sólo suelen observarse en varones, se pueden manifestar en mujeres en dos circunstancias. En una de ellas, la mujer puede ser homocigota para el alelo de la enfermedad en cuestión, aunque la mayoría de las enfermedades ligadas al X son tan infrecuentes que esta situación es muy improbable, a menos que sus progenitores sean consanguíneos. Sin embargo, algunas enfermedades ligadas al X, como el daltonismo ligado al X, son lo bastante frecuentes para que estos homocigotos puedan observarse en la descendencia femenina de un padre afectado y una madre portadora. Lo más habitual es que una mujer afectada sea una portadora de un alelo recesivo ligado al X con expresión fenotípica de la enfermedad y se denomina heterocigota con manifestaciones clínicas. El hecho de que una mujer portadora se convierta en una heterocigota con manifestaciones clínicas depende de varias características de la inactivación del cromosoma X. En primer lugar, como se comentó en el capítulo 3, la selección del cromosoma X que se inactiva es aleatoria, pero se produce cuando el embrión femenino en desarrollo aún está en un estadio de pocas células. Por tanto, sólo por azar, la fracción de células en varios tejidos de las mujeres portadoras en las que el alelo normal o mutante permanece activo difiere sustancialmente del esperado 50%, dando lugar a una inactivación desequilibrada o «sesgada» del cromosoma X (v. fig. 6-13A). Una mujer portadora puede tener signos y síntomas de una enfermedad ligada al cromosoma X si la inactivación desequilibrada es desfavorable (es decir, una gran mayoría de los cromosomas X activos en los tejidos implicados contienen el alelo con la mutación). También puede producirse la inactivación favorablemente desequilibrada o sesgada, en la que existe una localización preferente del alelo con la mutación en el cromosoma X inactivo en algunos o todos los tejidos de las mujeres heterocigotas no afectadas. Esta inactivación sesgada puede deberse simplemente al azar, como acaba de verse (aunque en la dirección opuesta). Sin embargo, hay varias enfermedades ligadas al X en las que se observa una disminución de la supervivencia o de la capacidad proliferativa de las células que portaban originalmente el alelo con la mutación en el cromosoma X activo al principio del desarrollo, lo que produce un patrón de inactivación muy sesgado que favorece a las células con el alelo normal en el cromosoma X activo en los tejidos relevantes. Por ejemplo, una inactivación muy desequilibrada es habitual en las mujeres portadoras de ciertas inmunodeficiencias ligadas al X, en quienes sólo las células progenitoras iniciales que portaban el alelo normal en su cromosoma X activo pueden constituir ciertas estirpes del sistema inmunitario. Herencia dominante ligada al cromosoma X Tal como se ha expuesto previamente, el fenotipo ligado al X se puede describir como dominante si se expresa de manera regular en los heterocigotos. La herencia dominante ligada al X se puede diferenciar DrBurgos 285 fácilmente de la herencia dominante autosómica debido a la inexistencia de transmisión entre individuos de sexo masculino, lo que es imposible en lo que se refiere a la herencia ligada al X, debido a que los hombres transmiten a sus hijos de sexo masculino el cromosoma Y, no el X. Herencia dominante ligada al cromosoma X El alelo de tipo natural en el locus del raquitismo hipofosfatémico se indica como Xd, y el alelo mutante, como XD. Por tanto, la característica distintiva de un árbol genealógico dominante y ligado al X con penetrancia completa (fig. 7-13) es el hecho de que presentan afectación por la enfermedad todas las hijas y ninguno de los hijos de los varones afectados; si alguna de las hijas no está afectada o alguno de los hijos presenta afectación, entonces la herencia debe ser autosómica, no ligada al cromosoma X. El patrón de herencia a través de las mujeres no es diferente del patrón autosómico dominante; dado que las mujeres poseen dos cromosomas X, de la misma manera que poseen pares de autosomas, cada hijo de una mujer afectada tiene una probabilidad del 50% de heredar el rasgo, con independencia de su sexo. En muchas familias con enfermedades dominantes ligadas al X, la expresión suele ser más leve en las mujeres heterocigotas, debido a que el alelo mutante se localiza en el cromosoma X inactivo en una cierta proporción de sus células. Por tanto, la mayor parte de los trastornos dominantes ligados al X tiene un carácter dominante incompleto, tal como ocurre con la mayoría de los trastornos autosómicos dominantes (v. cuadro). DrBurgos 286 FIGURA 7-13 Patrón genealógico con demostración de la herencia dominante ligada al X. Ca r a cte r ística s de la he r e ncia dom ina nte liga da a l x • Los hombres afectados con parejas normales no tienen hijos afectados ni hijas normales. • Los hijos de ambos sexos de las portadoras presentan un riesgo del 50% de heredar el fenotipo. El patrón genealógico es similar al que se observa en la herencia autosómica dominante. • La frecuencia de mujeres afectadas es aproximadamente el doble que la correspondiente a los hombres afectados, pero las mujeres afectadas muestran característicamente una expresión más leve del fenotipo (aunque variable). • Un ejemplo de enfermedad genética dominante ligada al cromosoma X es el raquitismo hipofosfatémico ligado al cromosoma X (también denominado raquitismo con resistencia a la vitamina D), en el que está alterada la capacidad de los túbulos renales para reabsorber el fosfato filtrado. Este trastorno cumple el criterio de un trastorno dominante ligado al X debido a que se afectan los individuos de ambos sexos, aunque en las mujeres heterocigotas la concentración sérica de fosfato está menos reducida y el raquitismo es menos intenso, en comparación con los hombres afectados. Trastornos dominantes ligados al X con letalidad masculina Aunque la mayoría de las enfermedades ligadas al cromosoma X suelen manifestarse sólo en los varones, algunos de los infrecuentes defectos genéticos ligados al X se expresan de manera exclusiva o casi exclusiva en las mujeres. Estos cuadros dominantes ligados al X son letales para los individuos de sexo masculino antes de su nacimiento (fig. 7-14). Los árboles genealógicos típicos de estos trastornos demuestran la transmisión por parte de las mujeres afectadas, que tienen hijas afectadas, hijas normales e hijos también normales, en proporciones iguales (1:1:1); no se observan varones DrBurgos 287 afectados. FIGURA 7-14 Patrón genealógico con demostración de la herencia de un trastorno dominante ligado al X, letal en los individuos de sexo masculino durante el periodo neonatal. El síndrome de Rett (Caso 40) es un destacado trastorno que afecta casi exclusivamente a las mujeres y que cumple todos los criterios de un trastorno dominante ligado al X, con letalidad de los varones hemicigotos. Este síndrome se caracteriza por un crecimiento y un desarrollo prenatal y neonatal normales, seguido de la aparición rápida de sintomatología neurológica en las niñas afectadas. Se cree que el mecanismo patológico refleja anomalías de la regulación de un grupo de genes en el cerebro en desarrollo; la causa de la letalidad masculina se desconoce, pero supuestamente refleja la necesidad durante las fases iniciales del desarrollo de, al menos, una copia funcional del gen MECP2 en el cromosoma X que está mutado en este síndrome. Trastornos dominantes ligados al X sin afectación masculina Otros trastornos se manifiestan sólo en mujeres portadoras porque los varones hemicigotos se salvan en gran medida de las consecuencias de la mutación de la que son portadores. Uno de estos trastornos, la epilepsia y deterioro cognitivo ligados al cromosoma X, sólo se manifiesta en las mujeres. Las mujeres afectadas son asintomáticas al nacer y parecen tener un desarrollo normal, pero luego desarrollan crisis comiciales, por lo general en el segundo año de vida, tras lo que se produce una regresión del desarrollo. La mayoría de las mujeres afectadas presentan un retraso del desarrollo, que puede variar de leve a grave. Por el contrario, los varones hemicigotos de las mismas familias son totalmente normales (fig. 7-15). El trastorno se debe a mutaciones de pérdida de función del gen de la protocadherina 19, un gen ligado al cromosoma X que codifica una molécula de la superficie celular que se expresa en las neuronas del sistema nervioso central. DrBurgos 288 FIGURA 7-15 Patrón genealógico de la epilepsia y deterioro cognitivo femenino familiar, donde se aprecia su herencia dominante ligada al cromosoma X sin afectación de los varones hemicigotos para una mutación con terminación prematura en el gen de la protocadherina 19. La explicación de este patrón de herencia inusual no está clara. Se ha propuesto la hipótesis de que la epilepsia se produce en las mujeres porque el mosaicismo que tiene lugar en la expresión de protocadherina 19, secundario a la inactivación aleatoria del X en el cerebro, interrumpe la comunicación entre grupos de neuronas con y sin la proteína de la superficie celular. Las neuronas en los varones carecen siempre de la molécula de la superficie celular, pero sus cerebros aparentemente no sufren la falta de comunicación intercelular gracias a una protocadherina compensadora diferente. Relación entre mutaciones nuevas y capacidad reproductiva en los trastornos ligados al cromosoma X Al igual que sucede con los trastornos autosómicos dominantes, las nuevas mutaciones suponen una proporción significativa de los casos aislados de muchas enfermedades ligadas al cromosoma X. Los varones portadores de mutaciones que provocan trastornos ligados al cromosoma X están expuestos a una selección que es completa en lo que se refiere a algunos trastornos, parcial respecto a otros e inexistente en un último grupo, según la capacidad reproductiva del genotipo. Los varones portadores de trastornos ligados al X como la distrofia muscular de Duchenne (DMD) (Caso 14), una enfermedad del músculo esquelético que afecta a los niños pequeños, no se reproducen. La capacidad reproductiva de los varones afectados es actualmente de 0, aunque la situación puede cambiar como resultado de los avances que se están realizando en la investigación sobre el tratamiento de los niños afectados (v. cap. 12). Por el contrario, los pacientes con hemofilia (Caso 21) también presentan una menor capacidad reproductiva, pero la enfermedad no es genéticamente letal: los varones afectados tienen, en promedio, alrededor del 70% de descendencia comparado con los varones no afectados, por lo que la capacidad reproductiva de los varones afectados es de alrededor de 0,70. Esta capacidad reproductiva podría aumentar gracias a los avances en el tratamiento de esta enfermedad. Cuando la capacidad reproductiva es menor, los alelos mutantes de estos varones portadores desaparecen de la población. Sin embargo, a diferencia de DrBurgos 289 las enfermedades autosómicas dominantes, los alelos mutantes de las enfermedades ligadas al X en las que existe una menor capacidad reproductiva pueden estar protegidos parcial o totalmente de la selección cuando están presentes en las mujeres. Por tanto, incluso en las enfermedades ligadas al X con una capacidad reproductiva de 0, menos de la mitad de los casos se deberán a mutaciones nuevas. Por consiguiente, la incidencia global de la enfermedad estará determinada tanto por la transmisión de un alelo mutante de una madre portadora como por la tasa de mutaciones de novo en el locus responsable. El balance entre una mutación nueva y la selección se expondrá con mayor detalle desde la perspectiva de la genética poblacional en el capítulo 9. DrBurgos 290 Herencia pseudoautosómica Como se describió por primera vez en el capítulo 2, la recombinación meiótica entre loci ligados al X sólo se produce entre los dos cromosomas X homólogos, por lo que se restringe a las mujeres. Los loci ligados al X no participan en la recombinación meiótica en los hombres, que tienen un cromosoma Y, y sólo un cromosoma X. Sin embargo, hay un pequeño número de loci contiguos situados en los extremos de los brazos p y q de los cromosomas sexuales que son homólogos entre los cromosomas X e Y, y que sí se recombinan entre ellos en la meiosis masculina. Por consiguiente, durante la espermatogénesis, un alelo mutante en uno de estos loci del cromosoma X puede transferirse al cromosoma Y y transmitirse a la descendencia masculina, lo que demuestra la transmisión de hombre a hombre característica de la herencia autosómica. Debido a que estos loci inusuales de los cromosomas X e Y presentan una herencia autosómica, pero no se localizan en un autosoma, se denominan loci pseudoautosómicos, y los segmentos de los cromosomas X e Y donde se ubican se denominan regiones pseudoautosómicas. Un ejemplo de una enfermedad causada por una mutación en un locus pseudoautosómico es la discondrosteosis, una displasia esquelética de transmisión hereditaria dominante que cursa con una estatura desproporcionadamente baja y deformidad del antebrazo. Aunque al ser la prevalencia de la enfermedad mayor en las mujeres en comparación con los hombres se sugirió inicialmente que era un trastorno dominante ligado al cromosoma X, la existencia de transmisión entre individuos del sexo masculino descartó claramente una herencia estricta ligada al X (fig. 7-16). Se ha demostrado que las mutaciones en el gen SHOX, localizado en la región pseudoautosómica de Xp e Yp son las responsables de este trastorno. FIGURA 7-16 Árbol genealógico con demostración de la herencia de la discondrosteosis, debida a mutaciones en el gen SHOX, un gen DrBurgos 291 pseudoautosómico localizado en los cromosomas X e Y. La flecha indica el individuo de sexo masculino que heredó el rasgo en su cromosoma Y a partir de su padre. Sin embargo, su padre heredó el rasgo de su cromosoma X a partir de su madre. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 292 Mosaicismo Aunque solemos considerar que nosotros mismos estamos constituidos por células que son portadoras de un complemento de genes y de cromosomas exactamente idéntico, realmente ésta es una perspectiva demasiado simplista. El mosaicismo consiste en la presencia en un individuo o un tejido de al menos dos líneas celulares que son genéticamente diferentes, pero que proceden de un único cigoto. Las mutaciones que se producen después de la concepción en una única célula durante la vida prenatal o posnatal pueden originar clones de células genéticamente diferentes a partir del cigoto original porque, debido a la naturaleza de la replicación del DNA, la mutación persiste en todos los descendientes clonales de dicha célula (fig. 7-17). El mosaicismo respecto a alteraciones numéricas o estructurales de los cromosomas es un fenómeno clínicamente importante (v. caps. 5 y 17) y se sabe que la mutación somática es un elemento contribuyente importante en la mayoría de los tipos de cáncer (v. cap. 15). FIGURA 7-17 Representación esquemática de una mutación que se produce tras la concepción, durante las divisiones celulares mitóticas. Esta mutación puede hacer que haya una cierta proporción de células portadoras de la mutación; es decir, dar lugar a un cuadro de mosaicismo somático o germinal, dependiendo de en qué etapa del desarrollo embrionario o postnatal se produzca la mutación. El mosaicismo puede afectar a cualquier célula o tejido en un embrión en desarrollo o en cualquier momento después de la concepción hasta la edad adulta, y puede ser un dilema diagnóstico a la hora de determinar el grado de extensión del patrón del mosaico. Por ejemplo, la población de células portadoras de una mutación en un embarazo con mosaico puede estar sólo en el tejido extraembrionario y no en el propio embrión (mosaicismo confinado DrBurgos 293 en la placenta; v. cap. 17), puede estar presente en algunos tejidos del embrión, pero no en los gametos (mosaicismo somático puro), puede estar restringido solamente a los gametos y no aparecer en otras células (mosaicismo de la línea germinal puro), o puede estar presente tanto en la línea somática como en la línea germinal, dependiendo de si la mutación se produjo antes o después de la separación de la masa celular interna, las células germinales y las células somáticas durante la embriogénesis (v. cap. 17). Debido a que se producen alrededor de 30 divisiones mitóticas en las células de la línea germinal antes de la meiosis en la mujer y varios cientos en el varón (v. cap. 2), hay muchas posibilidades de que se produzcan mutaciones en las células de la línea germinal después de la separación de las células somáticas, lo que da lugar a un mosaicismo gonadal puro. La determinación de si el mosaicismo respecto a una mutación solamente afecta a la línea de células germinales o solamente afecta a los tejidos somáticos puede ser difícil, debido a que la inexistencia de la mutación en un subgrupo de células de tejidos somáticos fácilmente accesibles (p. ej., linfocitos de la sangre periférica, la piel y las células de la mucosa oral) no garantiza que la mutación no esté presente en otras células del cuerpo, incluyendo las germinales. Mosaicismo segmentario Una mutación que altera la morfogénesis y que aparece durante el desarrollo embrionario se podría manifestar en forma de una alteración segmentaria o parcheada, según la etapa en la que se produjo la mutación y según las células somáticas en las que se originó. Por ejemplo, la neurofibromatosis 1 (NF1) (Caso 34) es una enfermedad que en ocasiones tiene un carácter segmentario con afectación de tan sólo una parte del cuerpo. La NF1 segmentaria se debe a un mosaicismo somático respecto a una mutación que tuvo lugar después de la fecundación. Aunque los progenitores de este paciente no estarían afectados y no se consideraría que tuviesen riesgo de transmitir el gen mutante, un paciente con NF1 segmentaria podría presentar riesgo de tener un hijo afectado, cuyo fenotipo sería típico de NF1, es decir, no segmentario. El posible riesgo del paciente de transmitir el defecto dependerá de si la mutación se produjo antes de la separación entre las células germinales y la línea de células somáticas que portan la mutación o después. Mosaicismo en las células germinales En los árboles genealógicos con mosaicismo de la línea germinal, los individuos no afectados sin evidencia de una mutación patológica en su genoma (lo que se demuestra por la imposibilidad de encontrar la mutación en el DNA extraído de sus leucocitos de la sangre periférica) todavía puede haber un riesgo de tener más de un hijo que herede la mutación patológica de ellos (fig. 7-18). La existencia de mosaicismo de la línea germinal significa que DrBurgos 294 los especialistas en genética y los asesores genéticos deben tener en cuenta la posible inexactitud de asumir que una exploración normal y unos resultados normales de las pruebas génicas en los progenitores de un niño con un fenotipo autosómico dominante o ligado al cromosoma X significa que el niño debe tener una mutación nueva. El impacto de esta posibilidad a la hora de evaluar el riesgo se comentará con más detalle en el capítulo 16. FIGURA 7-18 Árboles genealógicos con demostración de dos hermanos afectados con el síndrome de Marfan, un cuadro autosómico dominante, (familia A) y la distrofia muscular de Becker, una afección ligada al cromosoma X (familia B). En la familia A, los niños afectados presentan la misma mutación puntual heredada de su padre, quien no está afectado y no es portador de la mutación en el DNA de sus tejidos somáticos analizados. Él debe tener un cuadro de mosaicismo para la mutación del gen FNB1 en su línea de células germinales. En la familia B, los niños afectados tienen la misma mutación puntual heredada de su madre, que no está afectada y no es portadora de la mutación en el DNA de los tejidos somáticos evaluados. Ella debe tener un cuadro de mosaicismo para la mutación de la DMD en su línea germinal. DrBurgos 295 Efectos del progenitor de origen sobre los patrones de herencia Patrones infrecuentes de herencia debidos al fenómeno de impronta genómica Según las leyes de Mendel de la herencia, un alelo mutante de un gen autosómico tiene las mismas posibilidades de ser transmitido a partir de cualquiera de los progenitores y hacia una descendencia de cualquier sexo; asimismo, una mujer puede transmitir igualmente un gen mutado ligado al X a un hijo de cualquier sexo. Originalmente, se prestó poca atención a la posibilidad de que el sexo del progenitor indujera algún efecto en la expresión de los genes que transmite cada progenitor. Sin embargo, tal como se ha expuesto en el capítulo 6, ahora sabemos que en algunos trastornos genéticos, como el síndrome de Prader-Willi (Caso 38) y el síndrome de Angelman, la expresión del fenotipo de la enfermedad depende de si el alelo mutante ha sido heredado a partir del padre o de la madre, un fenómeno que se ha denominado impronta genómica. La característica distintiva de la impronta genómica es que el sexo del progenitor que transmite la anomalía determina si el trastorno se expresa en uno de los hijos. Esto es muy diferente de la herencia limitada al sexo (descrita antes en este capítulo), en la que la expresión de la enfermedad depende del sexo del hijo que hereda la anomalía. La impronta genómica puede dar lugar a patrones de herencia extraños en los árboles genealógicos, pues un trastorno puede heredarse de forma dominante cuando lo transmite un progenitor pero no el otro. Por ejemplo, los paragangliomas hereditarios (PGL) son un grupo de trastornos autosómicos dominantes en los que aparecen múltiples tumores en los ganglios simpáticos y parasimpáticos del sistema nervioso autónomo. Los pacientes con un paraganglioma también pueden desarrollar un tumor productor de catecolaminas denominado feocromocitoma en la médula suprarrenal o en los ganglios simpáticos situados a lo largo de la columna vertebral. En la figura 7-19, se muestra un árbol genealógico de una familia con un tipo de PGL. Resulta llamativo observar que, aunque tanto los varones como las mujeres pueden estar afectados, esto sólo sucede si heredan la mutación de su padre y no de su madre. Un varón heterocigoto que haya heredado la mutación de su madre no estará afectado, pero aún tendrá un riesgo del 50% de transmitir la mutación a toda su descendencia, que ya sea masculina o femenina, presentará un riesgo elevado de desarrollar la enfermedad. DrBurgos 296 FIGURA 7-19 Árbol genealógico de una familia con síndrome de paraganglioma 1 causado por una mutación en el gen SDHD. Los individuos II-1, II-2, II-4, III-2, III-3, III-9, III-10, IV-6, IV-7, IV-11 y IV-14 han heredado la mutación de sus madres, pero no están afectados. Sin embargo, cuando los varones de este grupo transmiten la mutación, sus hijos (masculinos o femeninos) pueden estar afectados. Además de la impronta, la familia también muestra un efecto de penetrancia reducida y de penetrancia dependiente de la edad en los hijos (III-6, IV-10, IV-17) de los progenitores masculinos heterocigotos. Los símbolos + y − indican la presencia o ausencia de la mutación de SDHD en esta familia. DrBurgos 297 Mutaciones dinámicas: expansión de repeticiones inestables En todos los tipos de herencia que se han expuesto hasta el momento, una vez que tiene lugar la mutación responsable, se mantiene de manera estable cuando se transmite de una generación a la siguiente, lo que quiere decir que todos los miembros afectados de una familia comparten exactamente la misma mutación heredada. A diferencia de ello, se ha identificado una clase completamente distinta de enfermedad genética, las enfermedades debidas a mutaciones dinámicasque cambian de generación en generación (v. cap. 4). Estos trastornos se caracterizan por una expansión inestable en el interior de un gen de un segmento de DNA que contiene unidades repetidas formadas por tres o más nucleótidos que se producen en tándem. Muchas de estas unidades repetidas constan de tres nucleótidos, tal como CAG o CCG, de manera que la repetición sería en este caso CAGCAGCAGCAG o CCGCCGCCGCCG. En general, los genes asociados a estas enfermedades presentan alelos normales que son polimórficos; es decir, en la población normal existe un número variable de unidades de repetición, como se comentó en el capítulo 4. A medida que el gen es transmitido de generación en generación, el número de repeticiones puede aumentar y sufre expansión, mucho más allá del rango polimórfico, dando lugar a alteraciones en la expresión y la función del gen. El descubrimiento de este grupo infrecuente de trastornos ha desechado las nociones ortodoxas de la estabilidad de las células germinales y ha proporcionado un fundamento biológico para explicar las peculiaridades de la transmisión familiar, que se comenta en la sección siguiente y que antes no tenían una explicación física conocida. Hay más de una docena de enfermedades que se deben a expansiones con repeticiones inestables de este tipo y todas ellas son fundamentalmente neurológicas. A continuación, se revisan los patrones de herencia de dos enfermedades distintas con expansiones inestables que ilustran los efectos que diversas mutaciones dinámicas pueden tener sobre los patrones de herencia. Una descripción más completa de los mecanismos patogénicos de los trastornos debidos a repeticiones inestables se expone en el capítulo 12. Trastornos de la poliglutamina Varias enfermedades neurológicas diferentes comparten la característica de que la proteína codificada por el gen mutado en cada una de ellas se caracteriza por una secuencia variable de residuos consecutivos de glutamina, cuyo codón es el trinucleótido CAG. Estas afecciones se denominan trastornos de la poliglutamina y se producen cuando una expansión de la repetición CAG da lugar a una proteína con más glutaminas de las que son compatibles con una función normal. La enfermedad de DrBurgos 298 Huntington (HD, Huntington disease) es un trastorno bien conocido que ilustra muchas de las características genéticas comunes de los trastornos de la poliglutamina secundarios a la expansión de una repetición inestable (Caso 24). La neuropatología se caracteriza por degeneración del núcleo estriado y de la corteza cerebral. Los pacientes inician las manifestaciones clínicas en su madurez y manifiestan un fenotipo característico de alteraciones motoras (corea, distonía), cambios de la personalidad, pérdida gradual de las capacidades cognitivas y, en última instancia, fallecimiento. Durante mucho tiempo, se consideró que la HD era un trastorno autosómico dominante típico con penetrancia dependiente de la edad. Esta enfermedad se transmite de generación en generación y cada descendiente tiene un riesgo del 50%; los heterocigotos y los homocigotos portadores de la mutación muestran fenotipos muy similares, aunque los homocigotos presentan una enfermedad de evolución más rápida. No obstante, existen algunas peculiaridades en la transmisión hereditaria de esta enfermedad que no se pueden explicar por los mecanismos simples del rasgo autosómico dominante. En primer lugar, la enfermedad parece desarrollarse a una edad cada vez más temprana cuando se transmite a lo largo del árbol genealógico, un fenómeno que se ha denominado anticipación. En segundo lugar, la anticipación parece observarse únicamente cuando el alelo mutante se transmite por el padre afectado, pero no por la madre afectada, situación denominada sesgo de transmisión parental. En la actualidad, las peculiaridades de la herencia de la HD se han podido explicar fácilmente mediante el descubrimiento de que la mutación está constituida por una expansión larga de CAG en la región codificante del exón 1 del gen HD. Las personas normales presentan alelos con entre 9 y 35 repeticiones CAG en el gen HD, con un promedio de 18 o 19. Sin embargo, las personas afectadas con HD muestran 40 o más repeticiones, con un promedio de alrededor de 46. Un número de repeticiones de 40-50 suele provocar que la enfermedad aparezca en una etapa más avanzada de la vida, lo que explica la penetrancia dependiente de la edad, que es una característica típica de esta enfermedad. Aunque el número límite de 36 a 39 repeticiones se suele asociar con la HD, se puede observar en algunos individuos que no muestran signos de la enfermedad incluso a edades bastante avanzadas. La edad de inicio varía en función del número de repeticiones CAG presentes (fig. 7-20). DrBurgos 299 FIGURA 7-20 Gráfica de correlación de la edad aproximada en el momento de inicio de las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Huntington con el número de repeticiones CAG detectadas en el gen HD. La línea continua es la edad promedio en el momento de inicio de la enfermedad, y la zona en sombra muestra el rango de edad de los pacientes en el momento de inicio de la enfermedad y para cualquier número dado de repeticiones. Véase Créditos de figuras. Entonces, ¿cómo llega un individuo a presentar una repetición CAG expandida en su gen HD? En primer lugar, el paciente puede heredarla de un progenitor que ya presenta una repetición expandida por encima del rango normal, pero que aún no ha desarrollado la enfermedad. En segundo lugar, puede heredar una repetición expandida de un progenitor con una longitud de 35-40 repeticiones, que puede o no causar la enfermedad durante la vida del progenitor, pero que puede expandirse cuando se transmite, lo que da lugar a la aparición más temprana de las manifestaciones clínicas de la enfermedad en las generaciones posteriores (lo que, a su vez, explica la anticipación). Por ejemplo, en el árbol genealógico que se muestra en la figura 7-21, en el individuo I-1 (actualmente fallecido) se estableció el diagnóstico de HD a la edad de 64 años y era heterocigoto para una expansión de 37 repeticiones CAG y un alelo normal, estable con 25 repeticiones. Cuatro de sus hijos heredaron el alelo inestable, con longitudes de repetición de CAG que oscilaban de 42 a más de 100 repeticiones. Por último, los individuos no afectados pueden ser portadores de alelos con longitudes de repetición en el límite alto del rango normal (29 a 35 repeticiones CAG) que se pueden expandir durante la meiosis hasta 40 o más repeticiones. Los alelos de la repetición CAG en el límite alto de la normalidad que no causan la enfermedad pero que pueden ser capaces de expandir las repeticiones hasta el rango asociado a la enfermedad clínica se denominan premutaciones. DrBurgos 300 FIGURA 7-21 Árbol genealógico de una familia con enfermedad de Huntington. Bajo el árbol genealógico aparece un análisis de transferencia por Southern e hibridación, para la demostración de expansiones repetidas CAG en el gen HD. Además de un alelo normal que contiene 25 repeticiones CAG, el individuo I-1 y sus hijos II-1, II-2, II-4 y II-5 son heterocigotos para los alelos expandidos, cada uno de los cuales contiene un número diferente de repeticiones CAG. El número de repeticiones se indica debajo de cada individuo. II-2, II-4 y II-5 están afectados. El individuo II-1 tiene 50 años de edad y no está afectado, pero va a desarrollar la enfermedad más adelante. Véase Créditos de figuras. La expansión en la HD muestra un sesgo de transmisión paterna y tiene lugar con mayor frecuencia durante la gametogénesis masculina, lo que explica que la forma grave juvenil de inicio temprano de la enfermedad, que se observa con las expansiones de mayor tamaño (70 a 121 repeticiones), siempre se debe a una transmisión paterna. Síndrome del cromosoma X frágil El síndrome del cromosoma X frágil (Caso 17) es la forma hereditaria más común de discapacidad intelectual moderada y es una de las numerosas afecciones que actualmente se considera que forman parte de los trastornos del espectro autista. La denominación de cromosoma X frágil hace referencia a un marcador citogenético localizado en el cromosoma X, en Xq27.3, un «sitio frágil inducido en las células en cultivo» en el que la cromatina no se condensa adecuadamente durante la mitosis. El síndrome se hereda en forma de un trastorno ligado al cromosoma X con una penetrancia en las mujeres en el rango del 50-60%. El síndrome del cromosoma X frágil muestra una frecuencia de 1/3.000-1/4.000 recién nacidos de sexo masculino y es tan frecuente que debe ser considerado en el diagnóstico diferencial de la DrBurgos 301 discapacidad intelectual o el autismo en los individuos de ambos sexos. La evaluación del síndrome del cromosoma X frágil está entre las indicaciones más habituales para el análisis genómico, el asesoramiento genético y el diagnóstico prenatal. Al igual que la HD, el síndrome del X frágil se debe a una expansión con repeticiones inestables. Sin embargo, en este caso se produce una expansión masiva de una repetición de triplete diferente, CGG, en la región 5’ no traducida de un gen denominado FMR1 (fig. 7-22). El número normal de repeticiones llega hasta 55, mientras que en los pacientes con la mutación de tipo «completa» del síndrome del cromosoma X frágil se observan más de 200 (e incluso hasta varios miles) de repeticiones. El síndrome se debe a una falta de expresión del gen FMR1 y a la ausencia de producción de la proteína codificada. La repetición expandida da lugar a una metilación excesiva de las citosinas en el promotor de FMR1; como se comentó en el capítulo 3, la metilación del DNA en las islas CpG impide la función normal del promotor y ocasiona el silenciamiento del gen. DrBurgos 302 FIGURA 7-22 Transferencia por Southern e hibridación del DNA de los miembros de una familia con segregación del síndrome del X frágil. En la familia que se muestra en la parte superior, se digirieron muestras de DNA o bien únicamente con la endonucleasa EcoRI (E) o bien con la combinación de EcoRI y BssH2 (B), una endonucleasa que no realiza escisión cuando las citosinas en su secuencia de reconocimiento están metiladas. La digestión con EcoRI normalmente produce un fragmento de 5,2 kb que contiene la región de la repetición, pero el tamaño del fragmento aumenta proporcionalmente a la expansión de la repetición del triplete. La digestión con BssH2 junto con EcoRI (E/B) reducirá el fragmento de 5,2 kb generado por EcoRI a un fragmento de 2,8 kb que contiene las repeticiones si las repeticiones CGG no están metiladas, como sucede en el cromosoma X activo en una mujer, o si las repeticiones no se expanden hasta el rango de mutación completa (>200 repeticiones). BssH2 no puede cortar el fragmento de 5,2 kb procedente de un X inactivo o un alelo FMR1 completamente expandido. El individuo afectado tiene un fragmento EcoRI grande, mucho mayor de 5,2 kb, que contiene la repetición CGG expandida y es resistente a la digestión con BssH2 porque está metilado en su mayor parte. Su madre tiene dos fragmentos después de la digestión con EcoRI, uno de tamaño normal y otro unos cientos de pares de bases mayor, lo que indica que es una portadora de premutación, al igual que la madre de ésta, la abuela del probando. Con la doble digestión, se observan dos fragmentos, el normal de 2,8 kb y un DrBurgos 303 alelo premutación que es unos pocos cientos de pares de bases mayor. El probando tiene dos tíos, uno (indicado en azul claro), que está levemente afectado y tiene un alelo expandido (según la digestión con EcoRI) que está sólo parcialmente metilado (según la digestión con BssH2). El otro tío es un hombre normal con un alelo de tamaño normal, no metilado. Véase Créditos de figuras. Un número de repeticiones del triplete entre 56 y 200 constituye un estadio de premutación intermedio en el síndrome del cromosoma X frágil. Las expansiones en este rango son inestables cuando se transmiten de la madre al hijo y muestran una tendencia progresiva a presentar expansión completa hasta más de 200 copias de la repetición durante la gametogénesis en los individuos de sexo femenino (pero casi nunca en los de sexo masculino), con riesgo de que la expansión se incremente espectacularmente cuanto más expandida esté la premutación (fig. 7-23). La frecuencia global de la premutación en mujeres en la población general se estima en más de 1/200. FIGURA 7-23 Frecuencia de la expansión de una premutación con expansión de tripletes en el gen FMR1 hasta una mutación plena en la ovogénesis, en función de la longitud del alelo de premutación del que era portadora una mujer heterocigota. El riesgo de que sus hijos de sexo masculino sufran el síndrome del cromosoma X frágil es aproximadamente la mitad de esta frecuencia, debido a que cada hijo tiene una probabilidad del 50% de heredar el alelo expandido. El riesgo del síndrome del cromosoma X frágil en las hijas es aproximadamente la cuarta parte de esta frecuencia debido a que la probabilidad de que cada una de las hijas herede la mutación completa es del 50% y teniendo en cuenta que la penetrancia de la mutación completa en una mujer es de aproximadamente el 50%. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 304 Similitudes y diferencias entre los árboles genealógicos de la enfermedad de Huntington y del síndrome del cromosoma X frágil Una comparación de la HD con el síndrome del cromosoma X frágil revela la existencia de algunas similitudes, pero también de muchas diferencias que ilustran muchas de las características de los trastornos debidos a mutaciones dinámicas: • Las expansiones de tipo premutación con aumento del riesgo de transmisión de las mutaciones completas son lo habitual en ambas enfermedades, y la anticipación es habitual en ambas. • No obstante, el número de repeticiones en los alelos de premutación en la HD es de 29 a 35, pero mucho menor que las 55-200 repeticiones que existen en las premutaciones del síndrome del cromosoma X frágil. • Los portadores de premutaciones del cromosoma X frágil tienen un riesgo de desarrollar ataxia de inicio en la vida adulta (en varones) e insuficiencia ovárica (en mujeres), aunque los portadores de la premutación en la HD, por definición, no sufren afectación. • La expansión de los alelos de premutación tiene lugar sobre todo en la línea germinal femenina en el síndrome del cromosoma X frágil; por el contrario, la expansión de mayor tamaño que causa HD de inicio juvenil se observa en la línea germinal de los individuos de sexo masculino. DrBurgos 305 Herencia materna de trastornos causados por mutaciones en el genoma mitocondrial Todos los patrones de herencia descritos hasta aquí se explican por mutaciones en el genoma nuclear, ya sea en genes autosómicos o ligados al cromosoma X. Sin embargo, algunos árboles genealógicos de enfermedades hereditarias que no presentan patrones de herencia mendeliana típica son causados por mutaciones en el genoma mitocondrial y se manifiestan estrictamente a través de una herencia materna. Los trastornos causados por mutaciones en el DNA mitocondrial (mtDNA) presentan diversos rasgos poco habituales que se deben a las características específicas de la biología y la función mitocondriales. Tal como se indicó en el capítulo 2, no todos los RNA y las proteínas sintetizados en una célula son codificados por el DNA del núcleo; una fracción pequeña, pero importante, está codificada por genes localizados en el mtDNA. El genoma mitocondrial contiene 37 genes que codifican 13 subunidades de enzimas que participan en la fosforilación oxidativa, así como RNA ribosómicos y RNA de transferencia necesarios para la traducción de los transcritos de los polipéptidos codificados por las mitocondrias. Dado que las mitocondrias son esenciales para el funcionamiento normal de casi todas las células, la alteración de la producción de energía por las mutaciones del mtDNA suele causar enfermedades graves, que afectan a muchos tejidos diferentes. Por tanto, en los trastornos mitocondriales, el pleiotropismo es la norma, no la excepción. En el mtDNA se han identificado más de 100 reordenamientos diferentes y más de 100 mutaciones puntuales diferentes que pueden causar varias enfermedades en el ser humano, a menudo con afectación de los sistemas nervioso central y musculoesquelético, como la epilepsia mioclónica con fibras rojas rasgadas (Caso 33). En esta sección, nos centraremos en el patrón distintivo de herencia debido a tres características poco habituales de las mitocondrias: la herencia materna, la segregación replicativa, así como la homoplasmia y heteroplasmia. Los mecanismos subyacentes de los trastornos mitocondriales se describen con más detalle en el capítulo 12. Herencia materna del mtDNA La característica definitoria principal de la genética del mtDNA es su herencia materna. Las mitocondrias de los espermatozoides no suelen estar presentes en el cigoto, de manera que sólo el mtDNA materno se transmite a la siguiente generación. Por tanto, los hijos de una mujer que tenga una mutación en el mtDNA van a heredar la mutación, mientras que no la va a heredar ninguno de los hijos de un portador de sexo masculino de la misma mutación. Los árboles genealógicos de estas enfermedades son bastante DrBurgos 306 típicos, como se observa por la herencia estrictamente materna de una mutación del mtDNA que causa la neuropatía óptica hereditaria de Leber que se muestra en la figura 7-24. Aunque la herencia materna es lo esperable, se ha producido al menos un caso de herencia paterna del mtDNA en un paciente con una miopatía mitocondrial. Por consiguiente, en los pacientes con mutaciones aparentemente esporádicas del mtDNA, se debe tener en cuenta la rara posibilidad de una herencia paterna del mtDNA (v. cuadro). FIGURA 7-24 Árbol genealógico de la neuropatía óptica hereditaria de Leber, una forma de ceguera espontánea de inicio en adultos causada por un defecto en el DNA mitocondrial. Se considera que la herencia sólo tiene lugar por vía materna, en concordancia con la herencia materna conocida del DNA mitocondrial. Los individuos de sexo masculino afectados no transmiten la enfermedad. Segregación replicativa Una segunda característica del genoma mitocondrial es la naturaleza estocástica de la segregación durante la mitosis y la meiosis. Durante la división celular, las múltiples copias de mtDNA presentes en cada una de las mitocondrias de cada célula se replican y se distribuyen aleatoriamente entre las mitocondrias recién sintetizadas, lo que contrasta llamativamente con la segregación muy predecible y altamente programada de los 46 cromosomas nucleares. Las propias mitocondrias, a su vez, se distribuyen aleatoriamente entre las dos células hijas. Este proceso se denomina segregación replicativa y puede dar lugar a una gran variabilidad en cuanto a las manifestaciones de las enfermedades mitocondriales en los distintos tejidos y/o pacientes. Homoplasmia y heteroplasmia Por último, una característica específica de la genética del mtDNA se observa cuando se produce una segregación replicativa en mitocondrias que contienen genomas mitocondriales mutantes y de tipo natural. Cuando se produce una mutación en el mtDNA inicialmente, sólo aparece en una de las moléculas de mtDNA de una sola mitocondria. Con la división celular, todos los mtDNA se replican, las mitocondrias se dividen y el DNA normal y mutante se distribuye aleatoriamente a las organelas hijas que (simplemente por azar) pueden contener proporciones diferentes de los genomas DrBurgos 307 mitocondriales normal y mutante. La célula, que ahora contiene mitocondrias con distintas mezclas de mtDNA normal y mutante, distribuye a su vez esas mitocondrias de forma aleatoria a sus células hijas. Por tanto, las células hijas pueden recibir una mezcla de mitocondrias, unas con la mutación y otras sin ella (situación denominada heteroplasmia; fig. 7-25). En ocasiones, una célula hija puede recibir, de nuevo por azar, mitocondrias que contienen una población pura de mtDNA normal o bien una población pura de mtDNA mutante (situación denominada homoplasmia). Dado que la expresión fenotípica de una mutación en el mtDNA depende de las proporciones relativas del mtDNA normal y mutante en las células que constituyen los diversos tejidos, los trastornos mitocondriales suelen cursar con penetrancia reducida y expresión variable (Caso 33). FIGURA 7-25 Segregación replicativa de una mutación mitocondrial heteroplásmica. La partición aleatoria de las mitocondrias normales y mutantes a través de ciclos múltiples de mitosis da lugar a un conjunto de células hijas con una gran variación en la proporción de mitocondrias normales y mutantes en cada célula. La disfunción celular y tisular aparece cuando la fracción de mitocondrias portadoras de una mutación supera un cierto nivel umbral. mtDNA, DNA mitocondrial; N, núcleo. La herencia materna en presencia de heteroplasmia en la madre se asocia a características adicionales de la genética del mtDNA que poseen significado médico. En primer lugar, el número de moléculas de mtDNA en los ovocitos en fase de desarrollo se reduce antes de su amplificación posterior hasta el enorme número total que se observa en los ovocitos maduros. Esta restricción con amplificación subsiguiente del mtDNA durante la ovogénesis se denomina cuello de botella genético mitocondrial. En consecuencia, la variabilidad en la proporción de moléculas de mtDNA mutante que se observa en la descendencia de una mujer con heteroplasmia respecto a una mutación en el mtDNA se debe, al menos en parte, al muestreo de un DrBurgos 308 subgrupo reducido de los mtDNA después de que se produce el cuello de botella mitocondrial en la ovogénesis. Tal como se podía esperar, las mujeres con una elevada proporción de moléculas mutantes de mtDNA tienen más posibilidades de producir óvulos con una elevada proporción de mtDNA mutante y, por tanto, tienen una probabilidad también mayor de que sus hijos presenten afectación clínica, en comparación con las mujeres con una proporción menor. Ca r a cte r ística s de la he r e ncia m itocondr ia l • Todos los hijos de las mujeres homoplásmicas para una mutación heredarán dicha mutación; sin embargo, casi nunca lo harán los hijos de los hombres portadores de una mutación similar. • Las mujeres heteroplásmicas para mutaciones puntuales y duplicaciones las transmitirán a todos sus hijos. Sin embargo, el porcentaje de mitocondrias mutantes en los descendientes y, por tanto, el riesgo y la gravedad de la enfermedad pueden variar considerablemente según el porcentaje de mitocondrias mutantes existente en la madre y según la distribución aleatoria del pequeño número de mitocondrias por célula en el «cuello de botella» del ovocito. En general, las deleciones heteroplásmicas no se transmiten por mecanismos hereditarios. • El porcentaje de mitocondrias mutantes en los diferentes tejidos de un individuo heteroplásmico para una mutación puede variar de manera muy importante, lo que hace que la enfermedad se manifieste en forma de un espectro de gravedad en los miembros de una familia con heteroplasmia respecto a una mutación mitocondrial. En los diferentes familiares afectados también son frecuentes el pleiotropismo y la expresividad variable. DrBurgos 309 Correlación entre genotipo y fenotipo Un aspecto importante de la genética médica consiste en identificar y caracterizar los genotipos responsables de fenotipos patológicos particulares. Para ello, es importante no tener una visión demasiado simplista según la cual cada fenotipo patológico se debe únicamente a una mutación particular en un gen específico o que las mutaciones en un gen en particular siempre causan el mismo fenotipo. De hecho, a menudo existe una heterogeneidad considerable en la(s) compleja(s) relación(es) entre los fenotipos patológicos, los genes que están mutados en esas enfermedades y las características de las mutaciones encontradas en esos genes. Se distinguen tres tipos principales de heterogeneidad, como se describirá en detalle en los capítulos 11 y 12. En esta sección se comentarán exponiendo brevemente sus características distintivas • Heterogeneidad alélica, en la que distintas mutaciones de un gen pueden producir el mismo fenotipo. • Heterogeneidad de locus, en la que mutaciones de diferentes genes pueden causar el mismo fenotipo. • Heterogeneidad clínica o fenotípica, en la que distintas mutaciones de un gen pueden causar diferentes fenotipos. Heterogeneidad alélica Muchos loci poseen más de un alelo mutante; de hecho, en un locus dado puede haber varias o muchas mutaciones en la población. La heterogeneidad alélica puede causar diferencias en cuanto a la gravedad o grado de pleiotropismo que muestre una enfermedad en particular. Por ejemplo, en todo el mundo se han observado más de 1.000 mutaciones distintas en el gen del regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR, cystic fibrosis transmembrane conductance regulator) en pacientes con esta enfermedad (Caso 12). En ocasiones, estas diferentes mutaciones dan lugar a trastornos clínicamente indistinguibles. En otros casos, los alelos mutantes diferentes correspondientes al mismo locus dan lugar a un fenotipo similar pero con un continuum de gravedad. En los trastornos autosómicos recesivos, en particular, el hecho de que muchos pacientes sean heterocigotos compuestos para dos alelos diferentes se añade a la variabilidad fenotípica de un trastorno. Por ejemplo, los homocigotos o heterocigotos compuestos para muchas mutaciones de CFTR tienen la forma clásica de la fibrosis quística, con insuficiencia pancreática, enfermedad pulmonar grave y progresiva, y ausencia congénita de los conductos deferentes en los hombres, mientras que otros pacientes con combinaciones de otros alelos mutantes pueden manifestar la afectación pulmonar, pero con una función pancreática normal, y otros pueden presentar únicamente las alteraciones correspondientes al tracto reproductor masculino. La heterogeneidad alélica también puede ser evidente en el patrón de DrBurgos 310 herencia que presente un trastorno en particular. Por ejemplo, en la retinitis pigmentosa, una causa frecuente de alteración visual hereditaria por degeneración de los fotorreceptores, algunas mutaciones del gen ORP1, que codifica una proteína fotorreceptora regulada por oxígeno, provocan una forma autosómica recesiva de la enfermedad, mientras que otras mutaciones del mismo gen causan una forma autosómica dominante. Heterogeneidad de locus La heterogeneidad de locus corresponde a la situación en la que trastornos clínicamente parecidos, e incluso indistinguibles, pueden deberse a mutaciones en loci diferentes en pacientes distintos. Con respecto a algunos fenotipos, el análisis del árbol genealógico como evaluación única ha sido suficiente para demostrar la heterogeneidad de locus. Tomando de nuevo la retinitis pigmentosa como ejemplo, hace muchos años se observó que la enfermedad presenta formas tanto autosómicas como ligadas al cromosoma X. En la actualidad, el análisis de árboles genealógicos combinado con los métodos de cartografía de genes ha demostrado que esta única entidad clínica puede deberse a mutaciones en al menos 56 genes diferentes, de los que 54 son autosómicos y 2 están ligados al cromosoma X. Heterogeneidad clínica Las mutaciones diferentes en un mismo gen pueden dar lugar en ocasiones a fenotipos muy distintos, fenómeno denominado heterogeneidad clínica o fenotípica. Esta situación se produce con mutaciones del gen LMNA, que codifica una proteína de la membrana nuclear. Las diferentes mutaciones de LMNA se han asociado al menos con media docena de trastornos fenotípicamente diferentes, como una forma de distrofia muscular, una forma de miocardiopatía dilatada hereditaria, una de las formas de la neuropatía periférica de Charcot-Marie-Tooth, un trastorno del tejido adiposo denominado lipodistrofia y el síndrome de envejecimiento prematuro denominado progeria de Hutchinson-Gilford. DrBurgos 311 Importancia de la historia familiar en la práctica médica La genética médica es una especialidad médica especial porque se centra no sólo en el paciente, sino también en toda la familia. La determinación exhaustiva de la historia familiar es un primer paso importante del análisis de cualquier enfermedad, tanto si se sabe que dicha enfermedad es genética como si no. Tal y como el difunto Barton Childs afirmó brevemente: «No tener en cuenta adecuadamente la historia familiar es realizar una mala medicina». A pesar de las sofisticadas pruebas citogenéticas, moleculares y genómicas de las que disponen en la actualidad los especialistas en genética, una historia familiar precisa (incluido el árbol genealógico) sigue siendo una herramienta fundamental para todos los médicos y asesores genéticos que debe usarse para determinar el patrón de herencia de una enfermedad en la familia, para establecer el diagnóstico diferencial, determinar qué pruebas genéticas podrían necesitarse y diseñar un plan de manejo y tratamiento individualizado para sus pacientes. Además, identificar un componente familiar en un trastorno médico permite estimar el riesgo en otros familiares, de modo que se pueda ofrecer un tratamiento, prevención y asesoramiento adecuados al paciente y a la familia, como se comentará en muchos de los próximos capítulos. DrBurgos 312 Bibliografía general Bennett RL, French KS, Resta RG, Doyle DL. Standardized human pedigree nomenclature: update and assessment of the recommendations of the National Society of Genetic Counselors. J Genet Counsel. 2008;17:424–433. Online Mendelian Inheritance in Man, OMIM, Baltimore, Johns Hopkins University. Updated online at: http://omim.org/. Rimoin DL, Pyeritz RE, Korf BR, eds. Emery and Rimoin’s essential medical genetics. Oxford: Academic Press; 2013. Scriver CR, Beaudet AL, Sly WS, eds. The metabolic and molecular bases of inherited disease. ed 8 New York: McGraw-Hill; 2000: Updated online version available at: http://genetics.access medicine.com/. P r oble m a s 1. Cathy está embarazada por segunda vez. Su primer hijo, Donald, sufre fibrosis quística (CF). Cathy tiene dos hermanos, Charles y Colin, y una hermana, Cindy. Colin y Cindy no están casados. Charles está casado con una mujer con la que no hay consanguinidad, Carolyn, y tienen una hija de 2 años, Debbie. Los padres de Cathy son Bob y Betty. La hermana de Betty, Barbara, es la madre del marido de Cathy, Calvin, de 25 años. No existe historia familiar previa de CF. a. Dibuje el árbol genealógico utilizando los símbolos estándar. b. ¿Cuál es el modelo de transmisión de la CF y cuál es el riesgo de CF para el siguiente hijo de Cathy? c. ¿Qué personas de este árbol genealógico son heterocigotos obligados? 2. George y Grace, que presentan una audición normal, han tenido 8 hijos. Dos de sus 5 hijas y dos de sus 3 hijos varones sufren sordera congénita. Otra pareja, Harry y Helen, ambos con audición normal, también tienen 8 hijos. Dos de sus 6 hijas y uno de sus 2 hijos varones son sordos. Una tercera pareja, Gilbert y Gisele, con sordera congénita, tienen 4 hijos, también sordos. Su hija Hedy se casa con Horace, un hijo sordo de George y Grace, y Hedy y Horace tienen, a su vez, 4 hijos sordos. Su hijo varón mayor, Isaac, se casa con Ingrid, hija de Harry y Helen. Aunque Isaac e Ingrid son sordos, sus 6 hijos presentan una audición normal. Dibuje el árbol genealógico y conteste las siguientes preguntas. (Una pista: ¿cuántos tipos diferentes de sordera congénita se observan en este árbol genealógico?): a. Indique los genotipos probables de los niños de la última generación. b. ¿Por qué todos los hijos de Gilbert y Giselle, y de Hedy y Horace, son sordos? 3. Considere las situaciones siguientes: a. La retinitis pigmentaria ocurre en forma ligada al cromosoma X y en forma autosómica. b. Los dos miembros de una pareja tienen una típica hipercolesterolemia familiar con hipercolesterolemia, arcus corneae, xantomas tendinosos, deficiencia de receptores de lipoproteínas de densidad baja (LDL, lowDrBurgos 313 density lipoprotein) y una historia familiar del trastorno. Tienen un hijo con el colesterol plasmático muy elevado en el momento del nacimiento, y en unos años desarrolla xantomas y arteriosclerosis generalizada. c. Una pareja con visión normal, de una población aislada, tienen un hijo con atrofia girata de la retina, autosómica recesiva. El niño crece, se casa con una mujer también miembro de la misma comunidad (con visión normal) y tienen un hijo con el mismo trastorno ocular. d. Una niña tiene neurofibromatosis tipo 1 (NF1) grave. Su padre tiene un fenotipo normal; su madre parece clínicamente normal, pero tiene varias manchas café con leche y áreas de hipopigmentación, y un examen con lámpara de hendidura muestra que tiene nódulos de Lisch (crecimiento hamartomatoso en el iris). e. Unos padres de estatura normal tienen un hijo con acondroplasia. f. Un hombre adulto con distrofia miotónica tiene cataratas, calvicie frontal e hipogonadismo, además de miotonía. g. Un varón con raquitismo resistente a la vitamina D transmite la enfermedad a todas sus hijas, que presentan una forma más leve de la enfermedad que su padre. Ninguno de sus hijos varones está afectado. Las hijas tienen aproximadamente el mismo número de hijos varones no afectados, hijos varones afectados, hijas no afectadas e hijas afectadas. Los hijos varones afectados lo están más gravemente que sus hermanas afectadas. h. Un niño sufre una distrofia muscular progresiva aparecida en la temprana infancia, y a los 12 años va en silla de ruedas. Un varón no emparentado tiene también distrofia muscular progresiva, pero todavía camina a los 30 años. El análisis molecular muestra que ambos pacientes tienen grandes deleciones en el gen de la distrofina, que codifica la proteína deficiente en la distrofia muscular de Duchenne y de Becker. i. Un paciente con un trastorno recesivo ha heredado ambas copias de un cromosoma del mismo progenitor y no tiene representante de ese cromosoma del otro progenitor. j. Un niño cuyos padres son primos hermanos nace con la enfermedad de la orina con olor a «jarabe de arce». ¿Cuáles de los conceptos que se enumeran a continuación quedan ilustrados por las situaciones descritas? • Expresividad variable. • Disomía uniparental. • Consanguinidad. • Endogamia. • Herencia dominante ligada al X. • Mutación nueva. • Heterogeneidad alélica. • Heterogeneidad de locus. • Homocigosidad para un rasgo autosómico dominante incompleto. DrBurgos 314 • Pleiotropismo. 4. Don y su abuelo materno, Barry, tienen hemofilia A. La mujer de Don, Diane, es la hija de la tía materna de Don. Don y Diane tienen un hijo varón, Edward, y 2 hijas, Elise y Emily, todos con hemofilia A. También tienen una hija no afectada, Enid. a. Dibuje el árbol genealógico. b. ¿Por qué están afectadas Elise y Emily? c. ¿Cuál es la probabilidad de que un hijo varón de Elise sea hemofílico? ¿Cuál es la probabilidad de que su hija sea hemofílica? d. ¿Cuál es la probabilidad de que un hijo varón de Enid sea hemofílico? ¿Y una hija? 5. Nace un niño con malformaciones, pero no puede identificarse un síndrome conocido. Los padres no son parientes y no hay historia familiar de ningún problema parecido. ¿Cuáles de las siguientes opciones podrían explicar esta situación? ¿Cuáles son poco probables? ¿Por qué? a. Herencia autosómica dominante con mutación nueva. b. Herencia autosómica dominante con penetrancia reducida. c. Herencia autosómica dominante con expresividad variable. d. Herencia autosómica recesiva. e. Herencia recesiva ligada al cromosoma X. f. Herencia autosómica dominante con paternidad mal atribuida. g. Ingestión materna de un fármaco teratógeno en un estadio sensible del desarrollo embrionario. 6. Una pareja tiene un hijo con NF1. Ambos progenitores son clínicamente normales y en ninguna de sus familias hay casos descritos. a. ¿Cuál es la explicación probable de la NF1 en el niño? b. ¿Cuál es el riesgo de recurrencia para otro hijo de esta pareja? c. Si el varón tiene un hijo con otra mujer, ¿cuál será su riesgo para la NF1? d. ¿Cuál es el riesgo de que un descendiente del niño afectado sufra también NF1? 7. La consultante (flecha) desea conocer su riesgo de tener un hijo con malformaciones congénitas, antes de iniciar su familia, debido a que ella y su marido presentan relación genética (v. árbol genealógico). La historia familiar no revela la presencia de ninguna enfermedad de transmisión recesiva. ¿Qué probabilidades hay de que su hijo sea homocigoto para una mutación causante de un trastorno recesivo portado por uno de los dos antepasados comunes en la generación I (coeficiente de endogamia)? (Pista: la mutación podría estar presente en cualquiera de los dos cromosomas en cualquiera de los dos antepasados comunes). DrBurgos 315 8. Teniendo en cuenta el árbol genealógico que aparece más abajo, indique cuál o cuáles son: el patrón o patrones más probables de herencia; el patrón o los patrones posibles, pero menos probables, de herencia; el patrón o patrones de herencia incompatibles. Los patrones son autosómico recesivo, autosómicos dominante, recesivo ligado al X, dominante ligado al X y mitocondrial. Justifique sus decisiones. 9. Cuando un niño presenta una enfermedad autosómica recesiva, se asume que ambos progenitores son portadores heterocigotos de la enfermedad. Sin embargo, se producen nuevas mutaciones durante la gametogénesis (v. cap. 4). ¿Podría suceder que un individuo tenga dos alelos mutantes de una DrBurgos 316 enfermedad autosómica recesiva debido a que ha heredado un alelo mutante de un progenitor portador, mientras que el otro alelo mutante ha surgido de novo en un gameto procedente de un progenitor que no era portador? Utilice como ejemplo un niño con fibrosis quística. Calcule el valor de odds (cociente de probabilidades) de que ambos progenitores sean portadores frente a la probabilidad de que sólo la madre sea portadora y el espermatozoide tenga una mutación de novo. Asuma una tasa promedio de mutación de alrededor de alrededor de 10−6 por gameto masculino por generación. * Los términos genético y congénito suelen confundirse. Debe recordarse que un trastorno genético es el que está determinado por una variación de los genes, mientras que un trastorno congénito es simplemente aquél que está presente al nacer y puede tener o no una base genética. DrBurgos 317 CAPÍTULO 8 DrBurgos 318 Genética de las enfermedades multifactoriales comunes con herencia compleja Las enfermedades frecuentes, como las malformaciones congénitas, el infarto de miocardio, el cáncer, las enfermedades neuropsiquiátricas, la diabetes y la enfermedad de Alzheimer, ocasionan morbilidad y mortalidad prematura a casi dos de cada tres personas a lo largo de la vida (tabla 8-1). Muchas de esas enfermedades «vienen de familia»: los casos parecen agruparse en los familiares de los individuos afectados con más frecuencia que en la población general. No obstante, en general su herencia no sigue una de las pautas mendelianas que se ven en los trastornos monogénicos descritos en el capítulo 7. Esto se debe a que estas enfermedades pocas veces se producen simplemente por el hecho de heredar uno o dos alelos con un gran impacto en un único locus, como sucede con los trastornos mendelianos dominantes y recesivos. En lugar de eso, se piensa que resultan de complejas interacciones entre una serie de variantes genéticas que alteran la susceptibilidad a la enfermedad, combinadas con ciertas exposiciones ambientales y quizá también con fenómenos aleatorios. La suma de todo ello puede desencadenar, el proceso patológico, acelerarlo o proteger contra él. Por este motivo, estos trastornos se consideran de origen multifactorial, y la agregación familiar genera un patrón de herencia compleja. Tabla 8-1 Frecuencia de diferentes tipos de enfermedades genéticas Datos de Rimoin DL, Connor JM, Pyeritz RE: Emery and Rimoin’s principles and practice of medical genetics, 3.ª ed., Edimburgo, 1997, Churchill Livingstone. La agregación familiar y la herencia compleja que se observa en las enfermedades multifactoriales se explican por el hecho de que los miembros de una familia comparten en mayor proporción la información genética y la exposición a determinados factores ambientales que los individuos tomados al azar de la población general. Por lo tanto, los parientes de un individuo DrBurgos 319 afectado tienen una probabilidad mayor de sufrir las mismas interacciones gen-gen y gen-ambiente que ocasionó la enfermedad en el paciente que los individuos sin parentesco con él. En este capítulo, abordamos en primer lugar la cuestión de cómo se infiere que las variantes génicas predisponen a estas enfermedades comunes. A continuación, describimos cómo los genetistas usan los estudios de agregación familiar y los estudios de gemelos para cuantificar las contribuciones relativas de las variaciones genéticas y ambientales, y demostramos cómo se han aplicado estas herramientas a las enfermedades multifactoriales. Por último, dedicamos el resto del capítulo a describir algunos ejemplos de trastornos complejos en los que se está empezando a obtener información sobre la naturaleza específica de las contribuciones genéticas y ambientales al desarrollo de la enfermedad. Como veremos en este capítulo, los genes individuales, las variantes particulares de dichos genes y los factores ambientales que interactúan con estas variantes aún no se han identificado por completo para la gran mayoría de las enfermedades multifactoriales comunes. Una comprensión más detallada de los métodos que los genetistas utilizan para identificar los factores genéticos subyacentes en las enfermedades complejas requiere, en primer lugar, una apreciación completa de la distribución de la variación genética en diferentes poblaciones. Este tema se describe en el capítulo 9. Después, en el capítulo 10 volveremos a comentar los enfoques epidemiológicos poblacionales específicos que los genetistas utilizan para identificar los genes particulares y las variantes de esos genes que son responsables de un número creciente de trastornos con herencia compleja. En última instancia, la búsqueda de los genes y sus variantes que interactúan con el ambiente para contribuir a la susceptibilidad nos permitirá comprender mejor los procesos subyacentes que dan lugar a enfermedades multifactoriales frecuentes y, tal vez, nos proporcionará mejores herramientas para la prevención o el tratamiento. DrBurgos 320 Rasgos cualitativos y cuantitativos Las enfermedades multifactoriales con herencia compleja pueden clasificarse como rasgos cualitativos discretos o como rasgos cuantitativos continuos. Un rasgo cualitativo es el más sencillo de los dos; una enfermedad como el cáncer de pulmón o la artritis reumatoide está presente o ausente en un individuo. La distinción entre individuos que tienen una enfermedad o no suele ser sencilla, pero en ocasiones requiere una exploración detallada o pruebas especializadas si las manifestaciones son sutiles. Por el contrario, un rasgo cuantitativo es un parámetro fisiológico o bioquímico cuantificable, como la estatura, la presión arterial, la concentración del colesterol plasmático o el índice de masa corporal, que varía entre los distintos individuos de una población. Aunque un rasgo cuantitativo varía de forma continua a lo largo de un rango de valores, hay ciertos diagnósticos de enfermedades, como la estatura baja, la hipertensión, la hipercolesterolemia o la obesidad, que se definen arbitrariamente en función de si el valor del rasgo está muy alejado del denominado rango normal, que se define como un intervalo arbitrario centrado en la media de la población. Con frecuencia, el rango normal se obtiene utilizando la distribución normal, que se describe en la sección siguiente, como una aproximación de la distribución de los valores de un rasgo cuantitativo en la población. Obsérvese que el término normal se utiliza aquí de dos formas diferentes. Afirmar que un parámetro fisiológico tiene una distribución «normal» en la población y decir que el valor de un individuo está en el rango «normal» son usos distintos de la misma palabra, uno estadístico y el otro como una medición de la conformidad con lo que suele observarse. Distribución normal Cuando se representan parámetros fisiológicos cuantitativos, como la presión arterial sistólica, mediante una gráfica del número (o porcentaje) de individuos de la población en el eje de ordenadas (eje 1) y el valor del parámetro en el eje de abscisas (eje x), con frecuencia se origina una curva en campana muy familiar denominada distribución normal (curva de Gauss) (fig. 8-1A). La posición del pico y la anchura de la curva de la distribución normal están determinadas por dos cantidades: la media (µ) y la varianza (σ2), respectivamente. La media es el promedio aritmético de los valores, y dado que hay más personas que presentan valores para un rasgo cerca del promedio, el pico máximo de la curva suele coincidir con el valor medio. La varianza (o su raíz cuadrada, la desviación estándar, σ, abreviada como DE) es una medida del grado de dispersión de los valores a cada lado de la media y, por tanto, determina la anchura de la curva. DrBurgos 321 FIGURA 8-1 A, Distribución de Gauss normal con la media y las desviaciones estándar (DE) indicadas. Para muchos rasgos, se considera que el rango «normal» está entre la media ± 2 DE, indicado por la zona sombreada. B, Distribución de la presión arterial sistólica en alrededor de 3.300 varones de 40-45 años (línea continua) y en alrededor de 2.200 varones de 50-55 años (línea de puntos). Las medias ± 2 DE se muestran por encima de flechas con dos puntas. Véase Créditos de figuras. Cualquier parámetro fisiológico mensurable en una muestra de una población es un fenotipo cuantitativo. En dicha muestra, es posible calcular la media y la varianza, y utilizarlas para estimar la media y la varianza subyacentes de la población de la que se ha obtenido la muestra. Por ejemplo, la presión arterial sistólica de miles de varones en dos grupos de edades diferentes se presenta en la figura 8-1B. La presión arterial sistólica de la cohorte más joven es casi simétrica; sin embargo, en el grupo de mayor edad, la curva está más «desviada» (asimétrica) y hay más individuos con presiones arteriales sistólicas por encima de la media que por debajo, lo que indica una tendencia hacia la hipertensión en ese grupo de edad. La distribución normal proporciona una guía para establecer los límites del rango normal. Un rango normal suele definirse como los valores de un rasgo cuantitativo que se observan en alrededor del 95% de la población. La teoría estadística básica establece que, cuando los valores de un rasgo cuantitativo presentan una distribución normal en la población (es decir, tienen una distribución normal), alrededor del 5% de la población tendrá un valor con más de 2 DE por encima o por debajo de la media poblacional. Sin embargo, para un individuo determinado, todavía puede ser perfectamente «normal» (es decir, el individuo tiene buena salud) a pesar de ser un valor situado fuera del rango «normal». DrBurgos 322 Agregación familiar y correlación Alelos compartidos entre familiares Cuanto más cercano es el parentesco entre dos individuos de una familia, más alelos comparten heredados de sus antepasados comunes (v. cap. 7). El ejemplo más extremo de dos individuos con alelos en común es el de los gemelos idénticos (monocigóticos [MC]) (v. más adelante en este capítulo), que tienen los mismos alelos en todos los loci. Los siguientes individuos más estrechamente emparentados son los familiares de primer grado, como padre e hijo o dos hermanos, incluidos los gemelos dicigóticos [DC]. En la pareja progenitor-hijo(a), éste(a) posee un alelo en común con cada progenitor en cada locus (50% de los alelos), o sea, el alelo que heredó de ese progenitor. Una pareja de hermanos (incluidos los gemelos DC), también tiene un 50% de sus alelos en común con sus otros hermanos, pero esto sólo es de media. Esto se debe a que un par de hermanos hereda los mismos dos alelos en un locus un 25% de las veces, ningún alelo en común en ese locus otro 25% de las veces y un solo alelo en común el 50% de las veces (fig. 8-2). Por tanto, en un locus cualquiera, el número promedio de alelos que se espera que un individuo comparta con un hermano viene dado por: DrBurgos 323 FIGURA 8-2 Alelos comunes a dos hermanos concordantes para una enfermedad en un locus arbitrario. Los genotipos de los progenitores son A1A2 para el padre y A3A4 para la madre. Los cuatro posibles genotipos del hermano 1 aparecen en la parte superior de la tabla, y los cuatro del hermano 2, en la parte izquierda. Los números de los DrBurgos 324 recuadros representan el número de alelos que los hermanos tienen en común entre las 16 diferentes combinaciones de genotipos para los dos hermanos. Por ejemplo, el recuadro superior izquierdo tiene el número 2 porque tanto el hermano 1 como el 2 tienen el genotipo A1A3, por lo que tienen tanto el alelo A1 como el A3 en común. El recuadro inferior izquierdo muestra un 0 porque el hermano 1 tiene el genotipo A1A3, mientras que el hermano 2 tiene el genotipo A2A4, y por tanto no comparten alelos. Cuanto más lejano sea el parentesco de dos familiares, menos alelos tendrán en común, heredados de un antepasado común. Agregación familiar en los rasgos cualitativos Si algunos alelos aumentan la probabilidad de desarrollar una enfermedad, sería previsible que un individuo afectado tuviese un número mayor de lo esperado de familiares afectados en comparación con lo que sería de prever a partir de la frecuencia de la enfermedad en la población general (agregación familiar de la enfermedad). Esto se debe a que cuanto mayor es la relación entre los familiares con el pariente afectado, más alelos relevantes compartirán y más probabilidades tendrán de estar también afectados. A continuación, se describen dos métodos para medir la agregación familiar: la razón de riesgo relativo y los estudios de casos y controles de historia familiar. Razón de riesgo relativo Una forma de medir la agregación familiar de una enfermedad es comparar la frecuencia de la enfermedad en los parientes de un probando afectado con la frecuencia (prevalencia) de la enfermedad en la población general. La razón de riesgo relativo λr (donde el subíndice «r» se refiere a los familiares), se define como: El valor de λr como medida de la agregación familiar depende tanto de la frecuencia de recurrencia de la enfermedad en un familiar de un individuo afectado (el numerador) como de la prevalencia en la población (el denominador); cuanto mayor sea λr, mayor será la agregación familiar. La prevalencia poblacional entra en los cálculos porque cuanto más frecuente sea la enfermedad, mayor será la probabilidad de que la agregación sea solamente una coincidencia basada en los alelos compartidos del conjunto global de genes, y no el resultado de compartir los alelos que predisponen a DrBurgos 325 la enfermedad debido a la herencia familiar. Un valor de λr = 1 indica que el pariente no tiene una probabilidad mayor de desarrollar la enfermedad que cualquier otro individuo de la población. En la práctica, se mide el valor de λ en una clase particular de parientes (p. ej., r = h para los hermanos o r = p para los progenitores). En la tabla 8-2 se muestran ejemplos de razones de riesgo relativo determinadas para varias enfermedades en muestras de hermanos (por tanto, λh). Tabla 8-2 Razones de riesgo λh para hermanos de probandos con enfermedades con agregación familiar y herencia compleja Enfermedad Parentesco lh Esquizofrenia Hermanos 12 Autismo Hermanos 150 Trastorno maniacodepresivo (bipolar) Hermanos 7 Diabetes mellitus tipo 1 Hermanos 35 Enfermedad de Crohn Hermanos 25 Esclerosis múltiple Hermanos 24 Datos de Rimoin DL, Connor JM, Pyeritz RE: Emery and Rimoin’s principles and practice of medical genetics, 3.ª ed., Edimburgo, 1997, Churchill Livingstone; y King RA, Rotter JI, Motulsky AG: The genetic basis of common diseases, 2.ª ed., Oxford, Inglaterra, 2002, Oxford University Press. Estudios de casos y controles Otro método para la determinación de la agregación familiar son los estudios de casos y controles, en los que los pacientes con una enfermedad (los casos) se comparan con individuos sin la enfermedad (los controles) convenientemente elegidos con respecto a la historia familiar de la enfermedad (así como a otros factores, tales como las exposiciones ambientales, la ocupación, la localización geográfica, la paridad y las enfermedades anteriores). Para evaluar una posible contribución genética a la agregación familiar de una enfermedad, se compara la frecuencia con la que se detecta la enfermedad en familias que presentan al menos un caso (historia familiar positiva) con la frecuencia de historia familiar positiva entre los controles emparejados por edad y etnia, pero que no presenten la enfermedad. A menudo, se utiliza como controles a los cónyuges de los casos, porque suelen estar emparejados por edad y etnia, y comparten el mismo ambiente doméstico. Otros controles usados con frecuencia son los parientes con enfermedades no relacionadas emparejados por la edad, la ocupación y la etnia. Así, por ejemplo, en un estudio sobre la esclerosis múltiple (EM), aproximadamente un 3,5% de los familiares de primer grado de los pacientes con esa enfermedad también la padecían, una prevalencia muy superior a la encontrada entre los parientes de primer grado de los controles emparejados sin EM (0,2%). Por lo tanto, la posibilidad de tener un familiar de primer grado era 18 veces mayor en los pacientes con EM que en los controles. (En el capítulo 10, se comentará cómo calcular el odds ratio en los estudios de casos y DrBurgos 326 controles). Por tanto, puede concluirse que en la EM se produce una agregación familiar considerable, lo que proporciona pruebas de una predisposición genética a esta enfermedad. Medición de la contribución genética en los rasgos cuantitativos Al igual que la contribución hereditaria a una enfermedad aumenta la agregación familiar de dicha enfermedad, el hecho de compartir alelos que determinan un rasgo cuantitativo particular afecta a la distribución de los valores de ese rasgo en los familiares. Cuanto mayor es la cantidad compartida de alelos que determinan un rasgo cuantitativo entre los familiares, más similar es el valor del rasgo entre dichos familiares en comparación con lo que sería de esperar a partir de la varianza del rasgo medida en la población general. El efecto de la variación genética en los rasgos cuantitativos a menudo se mide y se describe de dos maneras relacionadas: correlación entre familiares y heredabilidad. Correlación familiar La tendencia a que los valores de una medida fisiológica sean más parecidos entre los familiares que entre la población general se evalúa determinando el grado de correlación de los parámetros fisiológicos particulares en los familiares. El coeficiente de correlación (simbolizado por la letra r) es una medida estadística aplicada a un par de mediciones, como por ejemplo la cifra de colesterol sérico de un niño y la de un progenitor. Por consiguiente, existe una correlación positiva entre las medidas de colesterol de un grupo de pacientes y las de sus parientes cuando se comprueba que, cuanto mayor es la cifra de un paciente, la de sus familiares también es más elevada. Cuando existe una correlación, una gráfica de los valores en el probando y en sus familiares, en la que cada punto represente un par de valores probandofamiliar, tenderá a agruparse alrededor de una línea recta. En estos ejemplos, el valor de r puede oscilar entre 0 cuando no existe correlación a +1 cuando existe una correlación positiva perfecta. En el ejemplo del colesterol sérico, en la figura 8-3 se observa una correlación positiva modesta (r = 0,294) entre la cifra de colesterol sérico de las madres de 30-39 años y el de sus hijos varones de 4-9 años. Por el contrario, en la correlación negativa, cuanto mayor es la elevación del valor en un paciente, menor es el valor en sus parientes. Las medidas todavía se correlacionan, pero en sentidos opuestos. En este caso, el valor de r puede variar entre 0 y −1 para una correlación negativa perfecta. DrBurgos 327 FIGURA 8-3 Gráfica de los niveles de colesterol sérico en un grupo de madres de 30-39 años y en sus hijos varones de 4-9 años. Cada punto representa un par madre-hijo de mediciones. La línea recta es el «mejor ajuste» a través de los puntos de datos. Véase Créditos de figuras. Heredabilidad El concepto de heredabilidad de un rasgo cuantitativo (simbolizado por H2) fue desarrollado para tratar de determinar en qué grado las diferencias genéticas entre los individuos de una población contribuyen a la variabilidad de ese rasgo en una población. H2 se define como la fracción de la varianza fenotípica total de un rasgo cuantitativo que se debe a la variación alélica en su sentido más amplio, con independencia del mecanismo por el que los diversos alelos afectan al fenotipo. Cuanto más elevada es la heredabilidad, mayor es la contribución de las diferencias genéticas entre las personas a la variabilidad del rasgo en la población. El valor de H2 oscila de 0, cuando el genotipo no ejerce ninguna influencia sobre la varianza fenotípica en la población, a 1, cuando el genotipo es totalmente responsable de la varianza fenotípica en dicha población. La heredabilidad de un rasgo humano es un parámetro teórico que suele estimarse a partir de la correlación entre las medidas de ese rasgo en parientes con grados de parentesco conocido, como progenitores e hijos, hermanos y, como se verá más adelante en este capítulo, gemelos. DrBurgos 328 Determinación de las contribuciones relativas de los genes y el ambiente a las enfermedades complejas Distinción entre influencias genéticas y ambientales utilizando estudios de familias Tanto para los rasgos cualitativos como para los cuantitativos, las similitudes entre los familiares se deben muy probablemente al resultado del solapamiento entre el genotipo y la exposición frecuente a factores no genéticos (es decir, ambientales) como el nivel socioeconómico, el ambiente local, los hábitos alimenticios o las conductas culturales, factores que suelen compartirse entre los miembros de la familia, pero que se consideran, por lo general, como de origen no genético. Cuando existe evidencia de la agregación familiar de una enfermedad o de correlación de un carácter cuantitativo, los genetistas intentan separar las contribuciones relativas del genotipo y del ambiente al fenotipo usando varios métodos. Uno de ellos consiste en comparar las mediciones de λr o las correlaciones de los rasgos cuantitativos entre familiares que tengan grados de parentesco distintos con el probando. Por ejemplo, si los genes predisponen a una enfermedad, sería de esperar que λr fuese mayor para los gemelos MC, que fuese algo menor para los familiares de primer grado, como hermanos o parejas de progenitorhijo, y que siguiese decreciendo a medida que la cantidad de alelos compartidos disminuye entre los parientes más lejanos en una familia (v. fig. 7-3). Para ilustrar este método, analizaremos el labio leporino con o sin paladar hendido, LL(P), una de las malformaciones congénitas más frecuentes, que afecta a 1,4 de cada 1.000 recién nacidos en todo el mundo. El LL(P) se origina por un fallo de la fusión de los tejidos embrionarios que constituirán el labio superior y el paladar duro alrededor del día 35 de gestación. Es un trastorno multifactorial con una herencia compleja; por razones que no se comprenden por completo, alrededor del 60-80% de los afectados por LL(P) son varones. A pesar de la similitud de sus nombres, el LL(P) suele tener una etiología diferente al paladar hendido aislado (es decir, sin labio leporino). El LL(P) es una entidad heterogénea e incluye formas en la que la hendidura sólo es una característica del síndrome que asocia otras anomalías, denominado LL(P) sindrómico, así como formas que no se asocian a otros defectos congénitos, que se denominan LL(P) no sindrómico. El LL(P) sindrómico puede heredarse como un trastorno monogénico mendeliano o puede estar causado por trastornos cromosómicos (sobre todo la trisomía 13 y el síndrome de deleción 13 y 4p−) (v. cap. 6), o por la exposición a teratógenos (embriopatía por rubéola, talidomida o anticomiciales) (v. cap. 14). El LL(P) DrBurgos 329 no sindrómico también puede heredarse como un trastorno monogénico, pero es más frecuente que aparezca de forma esporádica y evidencia cierto grado de agregación familiar pero sin una herencia de clara pauta mendeliana. El riesgo de LL(P) en un niño aumenta en función del número de familiares que tenga el niño con LL(P) y con el mayor grado de parentesco de éstos con el niño (tabla 8-3). La explicación más simple para ello es que cuanto más estrecha sea la relación de parentesco con el probando y cuantos más probandos haya en la familia, más probable será que se compartan alelos de susceptibilidad a la enfermedad con los probandos; por tanto, se incrementa el riesgo de padecer la enfermedad. Tabla 8-3 Riesgo de labio leporino con o sin paladar hendido en un niño dependiendo del número de progenitores y otros parientes afectados LL(P), labio leporino con o sin paladar hendido. Otro método es comparar la razón de riesgo relativo de la enfermedad en los parientes biológicos del probando con la de los familiares sin parentesco biológico (hijos adoptivos, cónyuges) que viven en el mismo hogar. Volviendo a la EM, por ejemplo, el valor de λr es de 190 para gemelos MC y de 20-40 para familiares biológicos de primer grado (padres, hijos y hermanos). Por el contrario, su valor es 1 en los hermanos adoptados de un individuo afectado, lo que sugiere que la mayor parte de la agregación familiar en la EM es de origen genético en lugar de proceder de un ambiente compartido. Se puede realizar un análisis similar para rasgos cuantitativos, como la presión arterial: no existe correlación entre la presión arterial de un niño y la de sus hermanos adoptados, a diferencia de la correlación positiva entre la presión arterial de los hermanos biológicos, que viven en el mismo hogar. Distinción entre influencias genéticas y ambientales utilizando estudios con gemelos De todos los métodos utilizados para distinguir entre las influencias genéticas y ambientales, los genetistas se han basado sobre todo en los estudios con DrBurgos 330 gemelos. Origen de los gemelos Los gemelos MC y DC son unos «experimentos de la naturaleza» que proporcionan una oportunidad excelente para evaluar por separado las influencias ambientales y genéticas sobre los fenotipos en los seres humanos. Los gemelos MC surgen de la división de un único cigoto fertilizado en dos cigotos independientes, en una fase temprana de la embriogénesis (v. cap. 14). Constituyen aproximadamente el 0,3% de todos los nacimientos, sin diferencias significativas entre los distintos grupos étnicos. Cuando el cigoto se divide en dos, los gemelos MC tienen idénticos genotipos en todos los locus, por lo que suele pensarse que presentan genotipos y patrones de expresión génica idénticos. Por el contrario, los gemelos DC se producen por la fecundación simultánea de dos óvulos por dos espermatozoides. Desde el punto de vista genético, los gemelos DC son hermanos que comparten un útero y, como todos los hermanos, tienen en común, como promedio, el 50% de los alelos en todos los loci. Los gemelos DC son del mismo sexo la mitad de las veces y del sexo opuesto la otra mitad. A diferencia de los gemelos MC, la frecuencia de los gemelos DC varía hasta cinco veces comparando unas poblaciones con otras, ya que oscila entre una frecuencia de tan sólo el 0,2% en asiáticos hasta más del 1% de los nacimientos en determinadas regiones de África y en afroamericanos. La diferencia llamativa entre gemelos MC y DC en cuanto a su constitución genética se aprecia con más facilidad comparando el patrón de la denominada huella dactilar de DNA en gemelos (fig. 8-4). Este método de huella dactilar de DNA se genera analizando simultáneamente muchos fragmentos de DNA de diversas longitudes que comparten una secuencia particular de DNA (minisatélite) y que se localizan por todo el genoma. Los gemelos MC muestran un patrón indistinguible, mientras que en los gemelos DC se observan muchas diferencias, tanto si son del mismo sexo como si no. DrBurgos 331 FIGURA 8-4 Huellas dactilares de DNA de gemelos obtenidas mediante la detección de los polimorfismos del número variable de repeticiones en tándem, DrBurgos 332 una clase de polimorfismo que tiene muchos alelos en loci situados por todo el genoma debido a la variación del número de copias repetidas en tándem (v. cap. 4). Cada par de columnas contiene DNA de una pareja de gemelos. Los gemelos del primer y tercer conjunto tienen huellas dactilares de DNA idénticas, lo que indica que son gemelos idénticos (MC). Los gemelos del grupo del centro tienen huellas de DNA claramente diferentes, lo que confirma que son gemelos fraternos (DC). Concordancia de la enfermedad en gemelos monocigóticos y dicigóticos Cuando los gemelos presentan la misma enfermedad, se dice que son concordantes para ese trastorno. A la inversa, cuando sólo un miembro de un par de gemelos está afectado y el otro no, los parientes son discordantes para ese trastorno. El examen de la frecuencia de concordancia para una determinada enfermedad en los gemelos MC constituye un método eficaz para determinar si el genotipo por sí solo es suficiente para producir esa enfermedad. Las diferencias entre una enfermedad que sea mendeliana respecto a una que presente una herencia compleja son muy evidentes. Si se utiliza la anemia de células falciformes (Caso 42) como ejemplo de una enfermedad mendeliana, si un gemelo MC tiene dicha anemia, el otro también la tendrá siempre. Sin embargo, en un ejemplo de enfermedad multifactorial, cuando un gemelo MC tiene diabetes mellitus tipo 1 (antes denominada diabetes insulinodependiente o juvenil) (Caso 26), sólo alrededor del 40% de los otros gemelos la tendrán. Una concordancia para la enfermedad menor del 100% en gemelos MC indica con fuerza que los factores no genéticos desempeñan un papel importante en la enfermedad. Esos factores pueden incluir influencias ambientales, como la exposición a infecciones o la dieta, así como otros efectos, como las mutaciones somáticas, las consecuencias del envejecimiento o los cambios epigenéticos en la expresión génica en un gemelo en comparación con el otro. Los gemelos MC y los DC del mismo sexo comparten un ambiente intrauterino común y el sexo, y suelen criarse en el mismo hogar con los mismos progenitores. Por tanto, la comparación de la concordancia para una enfermedad entre gemelos MC y DC de un mismo sexo muestra con qué frecuencia se presenta la enfermedad en parientes que tienen el mismo entorno prenatal y a menudo el mismo entorno posnatal y que poseen los mismos alelos en todos los locus (gemelos MC) en comparación con los que sólo comparten el 50% de los alelos (gemelos DC). Una concordancia mayor en gemelos MC que en DC aporta una evidencia sólida de que existe un componente genético en la enfermedad, como se observa en la tabla 8-4 para diversos trastornos. Tabla 8-4 Tasas de concordancia en gemelos monocigóticos y dicigóticos para diversas enfermedades multifactoriales DrBurgos 333 Datos de Rimoin DL, Connor JM, Pyeritz RE: Emery and Rimoin’s principles and practice of medical genetics, 3.ª ed., Edimburgo, 1997, Churchill Livingstone; King RA, Rotter JI, Motulsky AG: The genetic basis of common diseases, Oxford, Inglaterra, 1992, Oxford University Press; y Tsuang MT: Recent advances in genetic research on schizophrenia. J Biomed Sci 5:28-30. DC, dicigótico; MC, monocigótico. * Redondeado al porcentaje más cercano. Estimación de la heredabilidad a partir de estudios de gemelos Los estudios de gemelos, que pueden utilizarse para evaluar por separado el papel de los genes y del ambiente en los rasgos cualitativos de las enfermedades, también sirven para estimar la heredabilidad de los rasgos cuantitativos utilizando la correlación entre los valores de un parámetro fisiológico en gemelos MC y DC. Suponiendo que los alelos que afectan al rasgo tengan un efecto aditivo (lo que es demasiado simplista y probablemente incorrecto en muchos o todos los casos), los gemelos MC (que comparten el 100% de sus alelos) tienen el doble de alelos compartidos en comparación con los gemelos DC, que comparten el 50% de sus alelos en promedio. Por tanto, el valor H2, explicado anteriormente en este capítulo, puede estimarse multiplicando por dos la diferencia del coeficiente de correlación r para un rasgo cuantitativo entre gemelos MC (rMC) y r entre gemelos DC del mismo sexo (rDC) (lo que se puede calcular con la fórmula de Falconer): Cuando la variabilidad de un rasgo está determinada sobre todo por el ambiente, la correlación en las parejas de gemelos DC será similar a la verificada en las parejas de gemelos MC; la diferencia en el valor de r será escasa entre gemelos MC y DC. Por tanto, rMC − rDC = ≈0, y H2 se aproximará a 0. Sin embargo, en el otro extremo, cuando la variabilidad está determinada exclusivamente por la dotación genética, el coeficiente de correlación r entre pares de gemelos MC se aproximará a 1, mientras que r entre gemelos DC DrBurgos 334 será la mitad de ese valor. En tal caso, rMC − rDC = ≈½ y, por tanto H2 será aproximadamente 2 × (½) = 1. Gemelos criados por separado Aunque es un hecho infrecuente, en ocasiones unos gemelos monocigóticos son separados al nacer por razones sociales y se ubican en hogares diferentes, lo que proporciona la oportunidad de observar a individuos con genotipos idénticos al 100% o al 50% criados en ambientes diferentes. Esos estudios se han utilizado fundamentalmente en la investigación de los trastornos psiquiátricos, las drogodependencias y los trastornos de la alimentación, en los que se piensa que las influencias ambientales en la familia desempeñan un papel marcado en el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, en un estudio sobre la obesidad, el índice de masa corporal (IMC; peso/altura2 expresado en kg/m2) se midió en gemelos MC y DC criados en el mismo hogar en comparación con otros criados por separado (tabla 8-5). Aunque el IMC promedio entre gemelos MC o DC era similar, con independencia de si se habían criado juntos o por separado, la correlación por parejas para el IMC entre un par de gemelos era mucho mayor para los gemelos MC que para los DC. También es interesante observar que la mayor correlación entre gemelos MC frente a DC era independiente de si los gemelos se criaban juntos o por separado, lo que sugiere que el genotipo tenía un impacto muy significativo sobre el peso en adultos y, por consiguiente, sobre el riesgo de padecer obesidad y sus complicaciones. Tabla 8-5 Correlación del IMC por pares entre gemelos MC y DC criados juntos y separados Datos de Stunkard A J, Harris JR, Pedersen NL, McClearn GE: The body-mass index of twins who have been reared apart. N Engl J Med 322:1483-1487, 1990. DC, dicigótico; IMC, índice de masa corporal; MC, mocigótico. * Media ± 1 DE. Limitaciones de las estimaciones de agregación DrBurgos 335 familiar y heredabilidad a partir de los estudios de familias y gemelos Fuentes potenciales de sesgo A la hora de medir e interpretar λh surgen varias dificultades. Una de ellas se debe a que los estudios de agregación familiar están sujetos a varias formas de sesgo. El sesgo de detección se produce cuando las familias con más de un hermano afectado son más propensas a llamar la atención de un investigador, lo que aumenta el riesgo de recurrencia en hermanos λh. El sesgo de detección también es un problema en los estudios con gemelos. Muchos estudios se basan en pedir a un gemelo que tiene una enfermedad particular que reclute al otro gemelo para participar en un estudio (detección voluntaria), en lugar de partir de su inclusión por ser gemelos a partir de un registro gemelar y sólo después determinar su estado de salud (detección poblacional). La detección voluntaria puede llevar a resultados sesgados porque los gemelos, y sobre todo los MC, que suelen tener estrechos lazos emocionales, aceptan participar con más probabilidad si son concordantes para la enfermedad, lo que incrementa artificialmente la tasa de concordancia. De forma similar, debido a que los estudios de casos y controles de la historia familiar suelen basarse, por motivos prácticos, en la realización de la historia a partir del probando en lugar de explorar a todos los familiares directamente, puede producirse un sesgo de recuerdo, en el que un probando puede tener más probabilidades que los controles de saber si había familiares con una enfermedad igual o similar. Estos sesgos incrementarían el nivel de agregación familiar. Otras dificultades surgen a la hora de medir e interpretar la heredabilidad. El mismo rasgo puede dar lugar a diferentes valores de heredabilidad en distintas poblaciones debido a las diferentes frecuencias alélicas o a diversas condiciones ambientales. Por ejemplo, las mediciones de heredabilidad de la altura serían más bajas cuando se determinan en una población que sufrió una epidemia de hambre que impidiese el crecimiento en la infancia, en comparación con la misma población después de que dispusiese de alimentos en abundancia. Por tanto, la heredabilidad de un rasgo, no debe considerarse como un parámetro intrínseco y universalmente aplicable del «peso genético» que tiene el rasgo, porque depende de la población y del ambiente en el que se realiza la estimación. Aunque las estimaciones de heredabilidad todavía se hacen en la investigación genética, la mayoría de los genetistas consideran que son sólo estimaciones en bruto del papel causal de la variación genética en la variación fenotípica Posibles diferencias genéticas o epigenéticas A pesar de las posibilidades evidentes que brindan los estudios de gemelos, no hay que pensar que este tipo de estudios son experimentos perfectamente controlados donde se comparan individuos que comparten la mitad o la DrBurgos 336 totalidad de su variación genética y que están expuestos al mismo o a diferentes ambientes. En los estudios de gemelos MC, se asume que los gemelos son genéticamente idénticos. Aunque esto es cierto en su mayor parte, los patrones de expresión genotípica y génica pueden diferir entre gemelos MC debido a cambios genéticos o epigenéticos que se producen después de la escisión que dio lugar a los embriones gemelos MC. Los gemelos monocigóticos pueden diferir de varias formas en sus genotipos o patrones de expresión génica. El genotipo puede diferir debido a reordenamientos somáticos y/o a mutaciones somáticas raras que se producen después de la escisión (v. cap. 3). Los cambios epigenéticos pueden producirse en respuesta a factores ambientales o estocásticos, lo que da lugar a diferencias en la expresión génica entre los gemelos MC. (Las gemelas MC tienen una fuente adicional de variabilidad, debido a la naturaleza estocástica de los patrones de inactivación del cromosoma X en diversos tejidos, como se describe en el capítulo 6.) Otras limitaciones Otro problema puede surgir cuando se asume que la exposición ambiental de los gemelos MC y DC ha sido constante cuando se han criado juntos, pero no cuando los gemelos se crían por separado. Las exposiciones ambientales, incluso el ambiente intrauterino, pueden variar para los gemelos criados en la misma familia. Por ejemplo, los gemelos MC con frecuencia comparten la placenta, y puede haber una disparidad entre ellos en cuanto al aporte de sangre, el desarrollo intrauterino y el peso al nacer. Para las enfermedades de inicio tardío, como son las enfermedades neurodegenerativas de la edad adulta, el supuesto de que los gemelos MC y DC han estado expuestos a ambientes semejantes a lo largo de su vida adulta es cada vez menos válido, por lo que una diferencia en la concordancia proporciona una prueba menos sólida de la existencia de factores genéticos en la causalidad de la enfermedad. Por el contrario, se asume que al determinar la concordancia de la enfermedad en gemelos MC que se han criado por separado se está midiendo el efecto de distintos ambientes sobre el mismo fenotipo. Sin embargo, el ambiente de los gemelos que se han criado por separado puede no ser tan distinto en realidad de lo que podría suponerse. Por tanto, ningún estudio con gemelos es una evaluación perfectamente controlada de la influencia genética frente a la ambiental. Por último, hay que tener cuidado cuando se generaliza a partir de los estudios de gemelos. El caso más extremo se produciría cuando el fenotipo que se está estudiando no siempre es genético, es decir, que pueden existir fenocopias no genéticas. Si el genotipo por sí solo causa la enfermedad en la mitad de los pares de gemelos (concordancia entre gemelos MC del 100%) en la muestra del estudio y una fenocopia no genética afecta sólo a uno de los gemelos de la otra mitad de pares de gemelos en la muestra (0% de concordancia en gemelos MC), los estudios en gemelos mostrarán un nivel intermedio de concordancia del 50% que en realidad no se corresponde con DrBurgos 337 ninguna de las formas de la enfermedad. DrBurgos 338 Ejemplos de enfermedades multifactoriales frecuentes con contribución genética En esta sección y la siguiente, volveremos a plantear ejemplos de varias enfermedades frecuentes que ilustran los conceptos generales de los trastornos multifactoriales y su herencia compleja, como se resume a continuación (v. cuadro). Malformaciones congénitas multifactoriales Muchas malformaciones congénitas, que aparecen como defectos aislados y no formando parte de un síndrome, son multifactoriales y presentan una herencia compleja (tabla 8-6). Entre ellas, las cardiopatías congénitas son unas de las más frecuentes y sirven para ilustrar el estado actual de los conocimientos sobre otras categorías de malformaciones congénitas. Tabla 8-6 Algunas malformaciones congénitas comunes con herencia multifactorial Malformación Incidencia aproximada en la población (por 1.000) Labio leporino con o sin paladar hendido 0,4-1,7 Paladar hendido 0,4 Luxación congénita de cadera 2* Cardiopatías congénitas 4-8 Defecto del septo ventricular 1.7 Persistencia del conducto arterioso 0.5 Defecto del septo auricular 1,0 Estenosis aórtica 0,5 Defectos del tubo neural 2-10 Espina bífida y anencefalia Variable Estenosis pilórica 1†, 5* Datos de Carter CO: Genetics of common single malformations. Br Med Bull 32:21-26, 1976; Nora JJ: Multifactorial inheritance hypothesis for the etiology of congenital heart diseases: the genetic environmental interaction. Circulation 38:604-617, 1968; y Lin AE, Garver KL: Genetic counseling for congenital heart defects. J Pediatr 113:1105-1109, 1988. * Por 1.000 hombres. † Por 1.000 mujeres. Las cardiopatías congénitas presentan una frecuencia de 4-8 casos por cada 1.000 nacimientos. Forman un grupo heterogéneo, causadas en ocasiones por mecanismos monogénicos o cromosómicos y en otras por exposición a teratógenos, como la infección por rubéola o la diabetes materna. En general, no se conoce la causa y se piensa que la mayoría de los casos tiene un origen Ca r a cte r ística s de la he r e ncia de la s e nf e r m e da de s multifactorial. com ple ja s • La variación genética contribuye a las enfermedades de herencia compleja, DrBurgos 339 pero éstas no son trastornos monogénicos y no evidencian una pauta de herencia mendeliana simple. • Las enfermedades de herencia compleja presentan a menudo agregación familiar porque los parientes de un individuo afectado tienen más probabilidad de tener los alelos que predisponen a la enfermedad en común con la persona afectada que con individuos no emparentados. • Las enfermedades con herencia compleja son más frecuentes en los parientes cercanos del probando y menos frecuentes en los parientes más lejanos, que comparten con él menos alelos de predisposición. En los gemelos monocigóticos, es de esperar una concordancia mayor que entre los gemelos dicigóticos. • Sin embargo, las parejas de parientes que comparten genotipos que predisponen a la enfermedad en loci relevantes pueden ser discordantes para el fenotipo (evidencian falta de penetrancia), debido al papel crucial de los factores no genéticos en la causalidad de la enfermedad. Los ejemplos más extremos de falta de penetrancia, a pesar de poseer genotipos idénticos, son los gemelos monocigóticos discordantes. Existen muchos tipos de cardiopatías congénitas, con diferentes incidencias poblacionales y riesgos empíricos. Sin embargo, se sabe que cuando los defectos cardíacos son recurrentes en una familia, los niños afectados no tienen necesariamente el mismo defecto anatómico, aunque las lesiones recurrentes suelen poseer un mecanismo embrionario similar (v. cap. 14). Si utilizamos estos mecanismos como base para una clasificación, se pueden distinguir cinco grupos principales de cardiopatías congénitas: • Lesiones que afectan al flujo. • Defectos de migración celular. • Defectos de muerte celular. • Anomalías de la matriz extracelular. • Defectos del crecimiento dirigido. El subtipo de las cardiopatías congénitas denominadas lesiones que afectan al flujo ilustra la agregación familiar y el riesgo elevado de recurrencia en familiares de un individuo afectado, dos características de un rasgo complejo (tabla 8-7). Este subtipo constituye alrededor del 50% de las cardiopatías congénitas e incluye el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, la coartación de la aorta, la comunicación interauricular del tipo secundum, la estenosis de la válvula pulmonar, un tipo común de comunicación interventricular y otras formas (fig. 8-5). Hasta el 25% de todos los pacientes con lesiones que afectan al flujo, sobre todo los que presentan tetralogía de Fallot, pueden tener una deleción en la región cromosómica 22q11, encontrada en el síndrome velocardiofacial (v. cap. 6). Tabla 8-7 Incidencia poblacional y riesgo de recurrencia de varias lesiones que afectan al flujo DrBurgos 340 FIGURA 8-5 Diagrama de varias lesiones que afectan al flujo observadas en las cardiopatías congénitas. La sangre del lado izquierdo de la circulación se muestra en rojo; la del lado derecho, en azul. La mezcla anormal de sangre oxigenada y desoxigenada aparece en morado. AD, aurícula derecha; AI, aurícula izquierda; AO, aorta; AP, arteria pulmonar; VD, ventrículo derecho. Algunas cardiopatías congénitas aisladas se heredan como rasgos multifactoriales. Hasta que no sepamos más, las cifras de la tabla 8-7 pueden utilizarse como estimaciones de los riesgos de recurrencia de lesiones que afectan al flujo en parientes de primer grado. Sin embargo, se produce un rápido descenso del riesgo (hasta niveles no mucho mayores que los de la población general) en los parientes de segundo y tercer grado de los pacientes índice con lesiones que afectan al flujo. De forma análoga, podemos asegurar a los parientes de pacientes con cardiopatías congénitas diferentes a los defectos que afectan al flujo que su riesgo no es superior al de la población general. Para mayor tranquilidad, hay muchas cardiopatías congénitas que DrBurgos 341 pueden detectarse antes del nacimiento por medio de la ecografía (v. cap. 17). Trastornos neuropsiquiátricos Las enfermedades mentales son unas de las afecciones humanas más comunes y complejas, y afectan al 4% de la población en todo el mundo. Su coste anual en atención médica y servicios sociales sobrepasa los 150 mil millones de dólares sólo en EE.UU. Entre las enfermedades mentales más graves están la esquizofrenia y el trastorno bipolar (enfermedad maniacodepresiva). La esquizofrenia afecta al 1% de la población mundial. Es una enfermedad mental devastadora, que suele presentarse al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta y que se caracteriza por anomalías del pensamiento, de las emociones y de las relaciones sociales, y que a menudo se asocia con alucinaciones y alteraciones del estado de ánimo. Tanto los estudios de gemelos como los de agregación familiar apoyan la contribución genética a la esquizofrenia. Se estima que la concordancia en MC para esa enfermedad es del 40-60%; la concordancia en DC es del 10-16%. La tasa de riesgo de recurrencia es elevada en los parientes de primer y segundo grado de los pacientes esquizofrénicos (tabla 8-8). Tabla 8-8 Razones del riesgo de recurrencia y del riesgo relativo en familiares de esquizofrénicos Parentesco con el individuo afectado de esquizofrenia Riesgo de recurrencia (%) λr Hijo de dos progenitores esquizofrénicos 46 23 Hijo 9-16 11,5 Hermano 8-14 11 Sobrino/a 1-4 2,5 Tío/a 2 2 Primo hermano 2-6 4 Nieto 2-8 5 A pesar de que existe una evidencia considerable a favor de la contribución genética a la esquizofrenia, sólo se ha identificado un subgrupo de los genes y alelos que predisponen a la enfermedad hasta el momento. Una excepción destacada es el pequeño porcentaje (<2%) de los casos de esquizofrenia que se observan en individuos con deleciones intersticiales de cromosomas particulares, como la deleción de 22q11, responsable del síndrome velocardiofacial. Se calcula que el 25% de los pacientes con la deleción 22q11 desarrollan esquizofrenia, incluso en ausencia de muchos o de la mayoría de los demás signos físicos de ese síndrome. Se desconoce el mecanismo por el cual una deleción de 3 Mb del DNA en 22q11 (v. fig. 6-5) causa la enfermedad mental en los pacientes con ese síndrome. Se han utilizado las micromatrices cromosómicas para analizar el genoma completo en busca de otras deleciones y duplicaciones, muchas de las cuales son demasiado pequeñas para poder detectarse mediante métodos citogenéticos estándar, como se comentó en el DrBurgos 342 capítulo 5. Estos estudios han puesto de manifiesto la existencia de muchas deleciones y duplicaciones (variantes del número de copias [CNV] en el genoma tanto en individuos normales como en individuos con diversos trastornos psiquiátricos y del neurodesarrollo (v. cap. 6). En particular, las deleciones intersticiales pequeñas (1-1,5 Mb) en 1q21.1, 15q11.2 y 15q13.3 se han implicado de forma repetida en un reducido porcentaje de pacientes con esquizofrenia. Sin embargo, en la inmensa mayoría de pacientes con esquizofrenia, las lesiones genéticas se desconocen, por lo que el asesoramiento genético se basa en cifras de riesgo empíricas (v. tabla 8-8). El trastorno bipolar es sobre todo una enfermedad del estado de ánimo, en la que se alternan episodios caracterizados por un estado de ánimo elevado, grandiosidad, comportamiento peligroso de alto riesgo y autoestima exacerbada (manía) con períodos de depresión, disminución del interés en actividades normalmente agradables, sentimientos de inutilidad y pensamiento suicida. La prevalencia del trastorno bipolar es del 0,8%, aproximadamente la misma que la de la esquizofrenia, con una edad de inicio similar. La gravedad de esta afección se pone en evidencia por la alta tasa de suicidio (10-15%) en los pacientes afectados. Los estudios de gemelos y de agregación familiar apoyan fuertemente la contribución genética al trastorno bipolar. La concordancia en gemelos MC es del 40-60%, y en gemelos DC, del 4-8%. El riesgo de la enfermedad también es elevado en los parientes de los individuos afectados (tabla 8-9). Un aspecto llamativo del trastorno bipolar en las familias es que la enfermedad tiene una expresividad variable: algunos miembros de una misma familia muestran el trastorno bipolar clásico, otros tienen sólo depresión (trastorno unipolar) y a otros se les diagnostica un síndrome psiquiátrico que afecta tanto al pensamiento como al estado de ánimo (trastorno esquizoafectivo). Se sabe incluso menos sobre los genes y los alelos que predisponen al trastorno bipolar que a la esquizofrenia; en particular, aunque se ha identificado un incremento de las deleciones o duplicaciones de novo en la psicosis bipolar, no se han identificado CNV recurrentes que afecten a regiones particulares del genoma. Por tanto, el asesoramiento genético se basa en las cifras empíricas de riesgo (v. tabla 8-9). Tabla 8-9 Razones del riesgo de recurrencia y del riesgo relativo en familiares de personas con trastorno bipolar Parentesco con el individuo afectado de trastorno bipolar Riesgo de recurrencia (%)* λr Hijo de dos progenitores con trastorno bipolar 50-70 75 Hijo 27 34 Hermano 20-30 31 Pariente de segundo grado 5 6 * Recurrencia de trastorno bipolar, unipolar o esquizoafectivo. DrBurgos 343 Enfermedad de las arterias coronarias La enfermedad de las arterias coronarias (EAC) provoca la muerte de alrededor de 500.000 personas al año en Estados Unidos y es una de las causas más frecuentes de morbilidad y mortalidad en el mundo desarrollado. La EAC debida a la aterosclerosis es la principal causa de los casi 1.500.000 casos de infarto de miocardio (IM) y de las más de 200.000 muertes por IM que ocurren anualmente. En conjunto, la EAC cuesta más de 143 mil millones de dólares al año en atención sanitaria en EE.UU., sin incluir la pérdida de productividad. Por razones que se desconocen, los varones presentan un riesgo superior de EAC tanto en la población general como en las familias afectadas. Los estudios de familias han demostrado en repetidas ocasiones el papel de la herencia en la EAC, sobre todo cuando ocurre en individuos relativamente jóvenes. El patrón de aumento del riesgo sugiere que cuando el probando es una mujer o una persona joven, es probable que exista una mayor contribución genética al IM en la familia, lo que aumenta el riesgo de enfermedad en los parientes del probando. Por ejemplo, el riesgo de recurrencia (tabla 8-10) en parientes masculinos de primer grado de un probando de sexo femenino es siete veces mayor que el de la población general, comparado con un aumento del riesgo de 2,5 veces en las mujeres parientes de un caso índice masculino. Cuando el probando es joven (<55 años) y mujer, el riesgo de EAC es más de 11 veces mayor que el de la población general. Tener varios parientes afectados a una edad joven también aumenta el riesgo sustancialmente. Los estudios en gemelos también apoyan el papel de las variantes genéticas en la EAC (tabla 8-11). Tabla 8-10 Riesgo de enfermedad de las arterias coronarias en familiares de un probando Datos de Silberberg JS: Risk associated with various definitions of family history of coronary heart disease. Am J Epidemiol 147:1133-1139, 1998. EAC, enfermedad de las arterias coronarias. * Respecto al riesgo de la población general. Tabla 8-11 Tasas de concordancia en gemelos y riesgos relativos para el infarto de DrBurgos 344 miocardio cuando el probando tuvo un infarto de miocardio mortal a una edad temprana* Datos de Marenberg ME: Genetic susceptibility to death from coronary heart disease in a study of twins. N Engl J Med 330:1041-1046, 1994. DC, dicigótico; MC, monocigótico. * Un infarto de miocardio a una edad temprana es el que se produce en menores de 55 años en hombres y en menores de 65 años en mujeres. † Respecto al riesgo en la población general. Se conocen algunos trastornos mendelianos que dan lugar a EAC. La hipercolesterolemia familiar (Caso 16), un defecto autosómico dominante del receptor de lipoproteína de baja densidad (LDL) comentado en el capítulo 12, es uno de los más frecuentes, pero sólo es responsable de alrededor del 5% de los supervivientes de IM. La mayoría de los casos de EAC muestran una herencia multifactorial, con factores de predisposición genéticos y no genéticos. Hay muchas etapas distintas en la evolución de las lesiones ateroscleróticas en las arterias coronarias. Lo que empieza como una pequeña estría lipídica en la íntima de la arteria evoluciona a una placa fibrosa que contiene músculo liso, lípidos y tejido fibroso. Esas placas de la íntima se vascularizan y pueden sangrar, ulcerarse y calcificarse, causando, entonces, un importante estrechamiento vascular, al tiempo que se crea un terreno propicio para la trombosis, lo que causa una oclusión repentina y completa, y el IM. Debido a las numerosas etapas en la evolución de las lesiones ateroscleróticas en la arteria coronaria, no resulta sorprendente que muchas diferencias genéticas que afectan a los diversos procesos patológicos implicados pudieran predisponer o proteger de la EAC (fig. 8-6; v. también el cuadro). Otros factores de riesgo para la EAC incluyen varios trastornos multifactoriales con componente genético, como la hipertensión, la obesidad y la diabetes mellitus. Las alteraciones metabólicas y fisiológicas que esos trastornos implican también contribuyen a aumentar el riesgo de EAC. Por último, la dieta, la actividad física, la inflamación sistémica y el tabaquismo son factores ambientales que también influyen en gran medida en el riesgo de EAC. Debido a la multiplicidad de procesos diferentes, alteraciones metabólicas y factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la EAC, es fácil imaginar que la susceptibilidad genética a la EAC sea una condición multifactorial compleja (v. cuadro). DrBurgos 345 FIGURA 8-6 Secciones de una arteria coronaria donde se muestran los pasos que dan lugar a la enfermedad de la misma. Los factores genéticos y ambientales que intervienen en cualquiera o en todos los pasos de esta vía pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad común y compleja. Véase Créditos de figuras. Ge ne s y pr oductos gé nicos im plica dos e n la pr ogr e sión de l pr oce so de la e nf e r m e da d a r te r ia l cor ona r ia Se ha sugerido y, en algunos casos, implicado a un gran número de genes y de productos génicos en el desarrollo de una o más etapas de la enfermedad arterial coronaria. Entre ellos se incluyen genes implicados en: • El trasporte y metabolismo de lípidos séricos –colesterol, apolipoproteína E, apolipoproteína C-III, el receptor de LDL y la lipoproteína (a)–, así como el valor del colesterol total. La elevación del colesterol-LDL y la disminución del colesterol-HDL (lipoproteína de alta densidad) incrementan el riesgo de enfermedad arterial coronaria y son en sí mismas rasgos con herencia cuantitativa, con una heredabilidad alta, del 40-60% y el 45-75%, respectivamente. • La vasoactividad, como la enzima convertidora de la angiotensina. • La coagulación sanguínea, la adhesión plaquetaria y la fibrinólisis, como el inhibidor de la activación del plasminógeno 1 y las glucoproteínas de la superficie plaquetaria Ib y IIIa. • Las vías inmunitarias e inflamatorias. • Los componentes de la pared arterial. A menudo, la EAC es un hallazgo casual en la historia familiar de pacientes con otras enfermedades genéticas. En vista de su elevado riesgo de recurrencia, los médicos y los consejeros genéticos deben sopesar si los parientes de primer grado de los pacientes con EAC han de ser evaluados con más detenimiento y recibir asesoramiento genético y tratamiento, incluso cuando la EAC no sea el principal problema genético por el cual el paciente o su familiar han acudido a la consulta. Esa evaluación está claramente indicada cuando el probando es joven, sobre todo si es una mujer. DrBurgos 346 Ejemplos de rasgos multifactoriales con factores genéticos y ambientales específicos conocidos Hasta aquí, hemos descrito algunos de los métodos epidemiológicos basados en estudios de familias y de gemelos que se utilizan para evaluar el grado en el que puede haber una contribución genética a un rasgo complejo. Sin embargo, es importante saber que los estudios de agregación familiar, la concordancia de la enfermedad o la heredabilidad no especifican cuántos loci hay, qué loci y alelos están implicados o cómo un determinado genotipo y un conjunto de influencias ambientales interactúan para ocasionar una enfermedad o para determinar el valor de un parámetro fisiológico en concreto. En la mayoría de los casos, todo lo que podemos demostrar es que existe una contribución génica y estimar su magnitud. No obstante, hay varias enfermedades multifactoriales con una herencia compleja en las que hemos empezado a identificar los factores genéticos y, en algunos casos, ambientales responsables del incremento de la susceptibilidad a la enfermedad. En la siguiente sección de este capítulo se proporcionan varios ejemplos que ilustran niveles crecientes de complejidad. Genes modificadores en los trastornos mendelianos Como se comenta en el capítulo 7, la variación alélica en un único locus puede explicar la variación del fenotipo en muchos trastornos monogénicos. Sin embargo, incluso en los trastornos mendelianos bien caracterizados en los que se sabe que su causa consiste en defectos monogénicos, la variación en otro loci génico puede influir en algún aspecto del fenotipo, lo que mostraría características de herencia compleja. En la fibrosis quística (CF, de cystic fibrosis) (Caso 12), por ejemplo, la presencia o ausencia en un paciente de una insuficiencia pancreática que requiera sustitución enzimática puede explicarse en gran medida en función de los alelos que estén mutados en el gen CFTR (v. cap. 12). Sin embargo, la correlación es imperfecta para otros fenotipos. Por ejemplo, la variación del grado de enfermedad pulmonar observada en pacientes con CF permanece inexplicada incluso después de la corrección para la heterogeneidad alélica. Se ha propuesto que los genotipos situados en otros loci genéticos podrían actuar como modificadores genéticos, es decir, genes cuyos alelos ejercen un efecto sobre la gravedad de la enfermedad pulmonar observada en pacientes con fibrosis quística. Por ejemplo, la reducción del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), calculado como porcentaje del valor esperado para los pacientes con CF (un porcentaje de FEV1 específico de la DrBurgos 347 CF), es un rasgo cuantitativo que suele utilizarse para la determinación del deterioro de la función pulmonar en pacientes con CF. La comparación del porcentaje de FEV1 específico de la CF en gemelos MC y DC afectados proporciona una estimación de la heredabilidad de la gravedad de la enfermedad pulmonar en pacientes con CF de alrededor del 50%. Este valor es independiente del alelo o alelos de CFTR específicos (porque ambos tipos de gemelos tendrán las mismas mutaciones de CFTR). Se conocen dos loci específicos que albergan los alelos responsables de la modificación de la gravedad de la enfermedad pulmonar en la CF: MBL2, un gen que codifica la proteína sérica denominada lectina fijadora de manosa, y el locus TGFB1, que codifica la citocina factor de crecimiento transformante β (TGFβ). La lectina fijadora de manosa es una proteína plasmática del sistema inmunitario innato que se une a muchos organismos patógenos y ayuda a destruirlos por medio de la fagocitosis y activación del complemento. En las poblaciones europeas, existen varios alelos frecuentes en el locus MBL2 que ocasionan una reducción plasmática de la lectina. Un nivel menor de lectina fijadora de manosa se asocia a un peor pronóstico, lo que puede deberse a que los niveles más bajos de lectina causan dificultades para controlar los patógenos respiratorios, en particular Pseudomonas. Los alelos del locus TGFB1 que ocasionan una producción más elevada de TGFβ también se asocian a un peor pronóstico, quizá porque el TGFβ promueve la formación de cicatrices y fibrosis en el pulmón después de la inflamación. Por consiguiente, tanto MBL2 como TGFB1 son genes modificadores, cuyas variantes (aunque no causen CF) pueden modificar el fenotipo clínico asociado con los alelos causantes de la enfermedad en el locus CFTR. Herencia digénica El siguiente nivel de complejidad es un trastorno determinado por el efecto aditivo de los genotipos en dos o más loci). Un ejemplo claro de este fenotipo de enfermedad se ha encontrado en algunas familias de pacientes con una forma de degeneración retiniana denominada retinitis pigmentosa (RP) (fig. 8-7). Los individuos afectados de esas familias son heterocigotos para alelos mutantes en dos loci diferentes (heterocigotos dobles). Un locus codifica la proteína periferina de la membrana fotorreceptora y el otro codifica una proteína relacionada de la membrana fotorreceptora, denominada Rom1. Los heterocigotos sólo para una u otra de estas mutaciones en las familias no desarrollan la enfermedad. Por tanto, la RP en esta familia está causada por la forma más sencilla de herencia multigénica, la debida al efecto de alelos mutantes en dos loci sin que ningún factor ambiental conocido influya sobre la presencia de la enfermedad o su gravedad. Es probable que las proteínas codificadas por estos dos genes tengan una función fisiológica solapada, porque ambas se localizan en las pilas de discos membranosos encontradas en los fotorreceptores de la retina. El efecto aditivo de la presencia de una anomalía en ambas proteínas con una función solapada es lo que produce la DrBurgos 348 enfermedad FIGURA 8-7 Árbol genealógico de una familia con retinitis pigmentosa debida a una herencia digénica. Los símbolos en color azul oscuro son los individuos afectados. Debajo de cada símbolo se escribe el genotipo de cada individuo para el locus de la periferina (primera línea) y el locus ROM1 (segunda línea). El alelo normal es 1 y el alelo mutante es mut. Los símbolos en color azul claro son individuos no afectados, a pesar de ser portadores de una mutación en uno u otro de los genes. Véase Créditos de figuras. Un modelo multigénico también se ha observado en algunas familias con síndrome de Bardet-Biedl, una malformación congénita rara que se caracteriza por obesidad, grados variables de discapacidad intelectual, degeneración retiniana, polidactilia y malformaciones genitourinarias. Se han encontrado catorce genes diferentes cuyas mutaciones causan el síndrome. Aunque la herencia es claramente autosómica recesiva en la mayoría de las familias, algunas parecen presentar una herencia digénica, en la que la enfermedad se produce sólo cuando un individuo es homocigótico para mutaciones en uno de estos 14 loci y es heterocigoto para una mutación en otro de los loci. Interacciones genes-ambiente en la trombosis venosa Otro ejemplo de interacción entre dos genes que predisponen a una enfermedad se observa en el grupo de trastornos denominados estados de hipercoagulabilidad, en los que se forman coágulos arteriales o venosos de forma inapropiada y causan complicaciones de trombofilia que ponen en riesgo la vida (Caso 46). Sin embargo, en el caso de la hipercoagulabilidad entra en juego un tercer factor, una influencia ambiental que aumenta todavía más el riesgo de enfermedad en presencia de los factores genéticos predisponentes. Uno de esos trastornos es la trombosis venosa cerebral idiopática, en la que se forman coágulos en el sistema venoso del cerebro. Eso ocasiona una DrBurgos 349 oclusión catastrófica de las venas cerebrales, sin que concurran factores desencadenantes como una infección o un tumor. Afecta a adultos jóvenes y, pese a ser bastante rara (<1/100.000 en la población), conlleva una elevada mortalidad (5-30%). Se sabe que tres factores relativamente comunes (dos genéticos y uno ambiental) que causan un funcionamiento anormal del sistema de coagulación también aumentan por separado el riesgo de trombosis venosa cerebral (fig. 8-8): • Una variante frecuente de cambio de sentido en el factor de coagulación V. • Una variante en la región no traducida (UTR) 3’ del gen del factor de coagulación protrombina. • El uso de anticonceptivos orales. FIGURA 8-8 La cascada de la coagulación relevante para las variantes del factor V Leiden y la protrombina. Cuando el factor X es activado, tanto por la vía intrínseca como por la extrínseca, el factor V induce la producción, a partir de la protrombina, de trombina, una proteína coagulante que a su vez escinde el fibrinógeno para originar la fibrina necesaria para la formación del coágulo. Los anticonceptivos orales (ACO) aumentan los valores de protrombina, factor X y otros factores de la coagulación en la sangre. El estado de hipercoagulabilidad puede explicarse por la interacción sinérgica de factores genéticos y ambientales que aumentan los valores del factor V, la protrombina, el factor X y otros para inducir la coagulación. Las formas activadas de las proteínas de la coagulación se indican con la letra a. Las flechas continuas representan las vías; las discontinuas representan los estimuladores. Un alelo polimórfico del factor V (el factor V Leiden, FVL) que tiene una sustitución de la arginina por la glutamina en la posición 506 (Arg506Gln), presenta una frecuencia alélica de alrededor del 2,5% en la población de raza blanca, pero es raro en otros grupos poblacionales. Esa alteración afecta a un DrBurgos 350 sitio de escisión utilizado para degradar el factor V, lo que aumenta la estabilidad de la proteína y alarga la duración de su efecto procoagulante. Los portadores heterocigotos de FVL constituyen aproximadamente el 5% de la población de raza blanca y tienen un riesgo de trombosis venosa cerebral que, si bien todavía se considera bajo, es siete veces superior al de la población general, mientras que en los homocigotos ese riesgo es 80 veces superior. El segundo factor de riesgo genético es la mutación del gen de la protrombina que cambia una G por una A en la posición 20210 en la región UTR 3’ del gen (protrombina g.20210G > A). Alrededor del 2,4% de los individuos de raza blanca son heterocigotos para esa mutación, que es rara en otros grupos étnicos. Ese cambio parece aumentar el nivel del mRNA de la protrombina, lo que ocasiona una elevación de la traducción y de los niveles de la proteína. Los heterocigotos para el alelo 20210G > A de la protrombina incrementan entre tres y seis veces el riesgo de trombosis venosa cerebral. Por último, el uso de anticonceptivos orales que contengan estrógenos sintéticos aumenta el riesgo de trombosis entre 14 y 22 veces, con independencia del genotipo existente en el factor V y en los loci de la protrombina, probablemente al incrementar los niveles de muchos factores de coagulación en la sangre. Utilizar anticonceptivos orales siendo heterocigoto para el FVL ocasiona sólo un modesto aumento del riesgo comparado con el de cada factor por separado, pero cuando una persona heterocigota para la protrombina 20210G > A toma esos anticonceptivos, su riesgo relativo de trombosis venosa cerebral se incrementa entre 30 y 150 veces. Existe un gran interés también por el papel desempeñado por alelos FVL y protrombina 20210G > A en la trombosis venosa profunda (TVP) de las extremidades inferiores, una enfermedad que ocurre en aproximadamente 1 de cada 1.000 individuos al año, lo que es bastante más frecuente que la trombosis venosa cerebral idiopática. La mortalidad por TVP (debida sobre todo a embolia pulmonar) puede ser de hasta el 10%, en función de la edad y de la presencia de otras patologías clínicas. Se sabe que muchos factores ambientales aumentan el riesgo de TVP, como los traumatismos, la cirugía (sobre todo la ortopédica), las enfermedades malignas, los periodos prolongados de inmovilización, los anticonceptivos orales y la edad avanzada. El alelo FVL multiplica por 7 el riesgo relativo de un primer episodio de TVP en heterocigotos; las heterocigotas que utilizan anticonceptivos orales ven su riesgo multiplicado por 30 en comparación con el grupo control. Los heterocigotos para el alelo de la protrombina 20210G > A también tienen un riesgo relativo 2-3 veces mayor de TVP. En especial, los dobles heterocigotos para los alelos FVL y protrombina 20210G > A tienen un riesgo relativo 20 veces mayor, lo que se observa en un pequeño porcentaje de la población. Por tanto, cada uno de estos tres factores (dos genéticos y uno ambiental) por sí mismos aumentan el riesgo de un estado de hipercoagulabilidad anormal; si se tienen dos o los tres factores simultáneamente, el riesgo aumenta aún más, hasta el punto de que en el futuro puede que esté indicado DrBurgos 351 llevar a cabo programas para la detección selectiva de la trombofilia en poblaciones seleccionadas de pacientes. Elementos codificantes y no codificantes múltiples en la enfermedad de Hirschsprung En la patogenia de una anomalía del desarrollo del sistema nervioso entérico del intestino denominada enfermedad de Hirschsprung (HSCR), se han descrito una serie de factores genéticos que interactúan de una forma más compleja (Caso 22). En la HSCR, se produce una ausencia completa de algunas o todas las células ganglionares intrínsecas de los plexos mientérico y submucoso del colon. Un colon aganglionar no tiene peristaltismo, lo que conlleva un estreñimiento grave, síntomas de obstrucción intestinal y una dilatación general del colon (megacolon) proximal al segmento aganglionar. El trastorno afecta a uno de cada 5.000 recién nacidos con antepasados europeos, pero es el doble de frecuente en lactantes asiáticos. La HSCR aparece como una malformación congénita aislada en el 70% de los casos, como parte de un síndrome cromosómico en el 12% de las ocasiones y como un elemento de una constelación amplia de anomalías congénitas en el resto de los casos. En los pacientes en quienes la HSCR es una malformación congénita aislada, el 80% tiene sólo un único segmento aganglionar corto (short) del colon a nivel del recto (HSCR-S), mientras que el 20% tiene aganglionosis de un segmento largo del recto, todo el colon o, en ocasiones, todo el colon y también el íleon (HSCR-L). La HSCR-L familiar suele caracterizarse por patrones de herencia que sugieren un tipo dominante o recesivo, pero siempre con una penetrancia reducida. La HSCR-L se debe en la mayoría de los casos a mutaciones de cambio de sentido o sin sentido con pérdida de la función del gen RET, que codifica la proteína RET, un receptor tirosina cinasa. Una pequeña minoría de familias tiene mutaciones en genes que codifican ligandos que se unen a RET, pero con una penetrancia incluso menor que las familias con mutaciones en RET. La HSCR-S es el tipo más frecuente de HSCR y presenta muchas de las características de un trastorno con una genética compleja. La razón de riesgo relativo para los hermanos, λh, es muy elevada (alrededor de 200), pero los gemelos MC no presentan una concordancia perfecta y las familias no muestran ningún patrón de herencia mendeliana evidente del trastorno. Cuando se analizó todo el genoma de pares de hermanos concordantes para la HSCR-S para comprobar qué loci y qué grupos de alelos en dichos loci tenía cada hermano en común con un hermano o hermana afectada, se observó que los alelos en tres loci (incluido RET) se compartían de forma significativa, lo que sugiere la existencia de interacciones entre genes y/o una herencia multigénica; de hecho, se observó que la mayoría de los pares de hermanos concordantes compartían alelos en los tres loci. Aunque los loci distintos a RET aún están por identificar, en la figura 8-9 se muestra el rango DrBurgos 352 de interacciones necesarias para justificar la mayor parte de la penetrancia de la HSCR incluso en esta pequeña cohorte de pacientes. FIGURA 8-9 Representación de los alelos compartidos entre pares de hermanos concordantes para la enfermedad de Hirschsprung, dividida según el número de loci en los que los hermanos comparten alelos. Los tres loci se sitúan en 10q11.2 (locus RET), 3p21 y 19q12. Véase Créditos de figuras. En la actualidad, se han descrito mutaciones en la HSCR en más de 12 loci, siendo las mutaciones de RET las más frecuentes con gran diferencia. Los datos actuales sugieren que el gen RET está implicado en casi todos los pacientes con HSCR y, en particular, han señalado a dos variantes reguladoras no codificantes que interactúan entre sí cerca del gen RET, una en un potente potenciador intestinal con un sitio de unión para el importante factor de transcripción SOX10 y la otra en un sitio no codificante aún más alejado, a unas 125 kb hacia arriba del sitio de inicio de la transcripción de RET. Por tanto, la HSCR-S es una enfermedad multifactorial que se produce por mutaciones en el locus RET o cerca de él y que alteran el proceso de desarrollo del sistema nervioso entérico (que normalmente está sometido a un control estrecho), combinadas con mutaciones en varios loci adicionales, tanto conocidos como todavía sin identificar. Los métodos genómicos actuales como los que se describen en el capítulo 10 sugieren la posible existencia de muchas docenas de genes adicionales implicadas. La identificación de variantes frecuentes con poca penetrancia de elementos no codificantes ilustra que las variantes génicas responsables de la modificación de la expresión de un rasgo multifactorial pueden ejercer sus efectos sobre la expresión génica de un modo sutil y, por consiguiente, sobre la penetrancia de la enfermedad y su expresividad. También resulta aleccionador comprobar que los mecanismos genéticos subyacentes en esta malformación congénita relativamente bien definida hayan resultado ser tan sorprendentemente complejos; sin embargo, es probable que sean mucho más sencillos que los mecanismos implicados en las enfermedades complejas más frecuentes como la diabetes. DrBurgos 353 Diabetes mellitus tipo 1 Una enfermedad compleja frecuente en la que se está dilucidando parte de la arquitectura genética subyacente es la diabetes mellitus. Existen dos formas principales de diabetes mellitus: el tipo 1 (DT1) (también denominada insulinodependiente, DMID) (Caso 26) y el tipo 2 (DT2) (también denominada no insulinodependiente, DMNID) (Caso 35), que suponen alrededor del 10% y del 88% de los casos, respectivamente. Se observa agregación familiar en ambos tipos, pero en una misma familia suele estar presente únicamente el tipo 1 o el 2. Se diferencian por la edad típica de inicio, por la concordancia en gemelos MC y por la asociación con variantes genéticas particulares en loci específicos. En este apartado nos centraremos en la DT1 para ilustrar las características principales de la herencia compleja en la diabetes La DT1 tiene una incidencia en la población de raza blanca de alrededor de 1/500 (0,2%), y es menor en poblaciones africanas y asiáticas. Suele manifestarse en la infancia o la adolescencia. Se produce por una destrucción autoinmunitaria de las células β del páncreas, que normalmente producen insulina. Una gran mayoría de los niños que tendrán DT1 desarrollan en la infancia múltiples autoanticuerpos contra varias proteínas endógenas además de la insulina, mucho tiempo antes de presentar la enfermedad. Existe una evidencia sólida de la implicación de factores genéticos en la DT1: la concordancia en los gemelos MC es de alrededor del 40%, muy superior a la de los gemelos DC, del 5%. El riesgo de esa enfermedad a lo largo de la vida en los hermanos de un probando afectado es de alrededor del 7%, lo que resulta en una estimación de λh de ≈35. Sin embargo, cuanto más precoz es la edad de inicio de la DT1 en el probando, mayor es el valor de λh. Complejo principal de histocompatibilidad El factor genético principal en la DT1 es el locus del complejo principal de histocompatibilidad (MHC, major histocompatibility complex), que abarca alrededor de 3 Mb en el cromosoma 6 y que es el locus más polimórfico del genoma humano, con más de 200 genes (muchos de ellos implicados en funciones inmunitarias) y con muchos más de 2.000 alelos conocidos en poblaciones de todo el mundo (fig. 8-10). Basándose en diferencias estructurales y funcionales, hay dos subclases principales, los genes de la clase I y de la clase II, que corresponden a los genes del antígeno leucocítico humano (HLA), descubiertos inicialmente por su importancia en el trasplante tisular entre individuos no emparentados. Los genes HLA de clase I (HLA-A, HLA-B, HLA-C) y de clase II (HLA-DR, HLA-DQ, HLA-DP) codifican proteínas de superficie que desempeñan un papel crucial en la presentación de antígenos a los linfocitos, que no pueden reconocer y responder a un antígeno a menos que se encuentre formando un complejo con una molécula HLA en la superficie de una célula presentadora de antígeno. En el MHC, los genes HLA de clase I y de clase II son los loci más polimórficos con gran DrBurgos 354 diferencia (v. fig. 8-10). DrBurgos 355 DrBurgos 356 FIGURA 8-10 Panorama genómico del complejo principal de histocompatibilidad (MHC). Se muestra el MHC clásico en el brazo corto del cromosoma 6, incluyendo la región de clase I (amarillo) y la región de clase II (azul), ambas con una cantidad abundante de genes del antígeno leucocítico humano (HLA). Se muestra la variación a nivel de secuencia para los polimorfismos de un único nucleótido (SNP) observados con una frecuencia de al menos el 1%. Se observan unos niveles llamativamente altos de polimorfismos en las regiones que contienen los genes del HLA clásico, donde la variación presenta abundantes exones codificantes implicados en la determinación del lugar de unión al antígeno. Otros genes (rosa) de la región HLA muestran unos niveles menores de polimorfismo. dbSNP, frecuencia del alelo menor en la base de datos Single Nucleotide Polymorphism. Véase Créditos de figuras. Los primeros estudios que mostraron una asociación entre la DT1 y los alelos designados HLA-DR3 y HLA-DR4 se basaron en un método serológico utilizado en esa época para diferenciar los distintos alelos HLA, que consistía en las reacciones inmunológicas que ocurrían en un tubo de ensayo. Ese método ha quedado superado por la determinación directa de la secuencia del DNA correspondiente a los distintos alelos. La secuenciación del MHC en un gran número de individuos ha revelado que los «alelos» determinados serológicamente asociados con la DT1 no son alelos únicos en absoluto (v. cuadro). Tanto DR3 como DR4 pueden subdividirse en una docena o más de alelos situados en un locus que hoy se denomina HLA-DRB1. Ale los y ha plotipos de l a ntíge no le ucocítico hum a no El sistema del antígeno leucocítico humano (HLA) puede resultar confuso al principio, porque la nomenclatura usada para definir y describir los diferentes alelos HLA ha sufrido un cambio radical a medida que se ha generalizado la secuenciación del DNA del complejo principal de histocompatibilidad (MHC). En el sistema tradicional de nomenclatura del HLA, los diferentes alelos se distinguían entre sí serológicamente. Sin embargo, a medida que se fueron identificando y secuenciando los genes responsables de la codificación de los genes de las cadenas de las clases I y II del MHC (v. fig. 8-10), se demostró que los alelos HLA que se definían inicialmente como únicos desde el punto de vista serológico consistían, en realidad, en múltiples alelos determinados por diferentes variantes de secuencias de DNA, incluso en el mismo alelo serológico. Las 100 especies serológicas de los loci HLA-A, B, C, DR, DQ y DP abarcan en la actualidad más de 1.300 alelos, definidos por la secuencia de DNA. Por ejemplo, en lo que antes se definía como un único alelo B27 mediante las pruebas serológicas, ahora se define como HLA-B*2701, HLA-B*2702, etc. mediante genotipificación basada en el DNA. El grupo de alelos HLA en los diferentes loci clase I y II de un determinado cromosoma forman en conjunto un haplotipo. En un grupo étnico cualquiera, algunos alelos y haplotipos HLA se observan con frecuencia, mientras que DrBurgos 357 otros son raros o nunca se observan. Las diferencias en cuanto a la distribución y frecuencia de los alelos y haplotipos en el MHC se deben a factores complejos genéticos, ambientales e históricos que intervienen en cada una de las distintas poblaciones. Los elevados niveles de polimorfismo en los loci HLA y sus haplotipos resultantes han sido extraordinariamente útiles para identificar las asociaciones entre variantes particulares y enfermedades específicas (v. cap. 10), muchas de las cuales (como sería de prever) son enfermedades autoinmunitarias, que se asocian con una respuesta inmunitaria anormal dirigida aparentemente contra uno o más autoantígenos derivados del polimorfismo de los genes de la respuesta inmunitaria. Además, ahora está claro que la asociación entre determinados alelos de DRB1 y la DT1 se debe en parte a los alelos de otros loci de clase II, DQA1 y DQB1, situados a una distancia de unos 80 kb del DRB1 y que forman una combinación particular de alelos entre sí (es decir, un haplotipo) que se hereda como una unidad (debido a un desequilibrio de ligamiento; v. cap. 10). DQB1 y DQA1 codifican las cadenas α y β de la proteína DQ de clase II. Algunas combinaciones de alelos en estos tres loci forman un haplotipo que aumenta el riesgo de DT1 más de 11 veces por encima del de la población general, mientras que otras combinaciones reducen el riesgo 50 veces. El alelo DQB1*0303 contenido en este haplotipo protector codifica el aminoácido ácido aspártico en la posición 57 del producto DQB1, mientras que otros aminoácidos en dicha posición (alanina, valina o serina) confieren susceptibilidad. De hecho, alrededor del 90% de los pacientes con DT1 son homocigotos para alelos DQB1 que no codifican un ácido aspártico en la posición 57. Es probable que las diferencias en cuanto a la unión al antígeno, determinadas por el aminoácido presente en la posición 57, contribuyan directamente a la respuesta autoinmunitaria que destruye las células productoras de insulina del páncreas. Sin embargo, otros loci y alelos del MHC también son importantes, como puede comprobarse por el hecho de que algunos pacientes con DT1 presentan un ácido aspártico en esta posición. Otros genes distintos a los loci clase II del complejo principal de histocompatibilidad en la diabetes tipo 1 El haplotipo MHC, por sí solo, es responsable únicamente de una parte de la contribución genética al riesgo de DT1 en los hermanos de un probando. Los estudios de familias con DT1 (tabla 8-12) sugieren que, incluso cuando los hermanos comparten los mismos haplotipos clase II del MHC, el riesgo de padecer la enfermedad es sólo de alrededor del 17%, muy por debajo de la tasa de concordancia en gemelos MC, que es cercana al 40%. Por tanto, debe haber otros genes, en algún otro sitio del genoma, que predisponen a desarrollar DT1, si aceptamos que los gemelos MC y los hermanos tienen exposiciones ambientales similares. De hecho, los estudios genéticos de asociación (que se describirán en el cap. 10) indican que la variación en casi 50 loci diferentes en el genoma puede aumentar la susceptibilidad a la DT1, aunque la mayoría tienen efectos muy pequeños sobre el aumento de la DrBurgos 358 susceptibilidad. Tabla 8-12 Riesgo empírico para el asesoramiento genético en la diabetes de tipo 1 Parentesco con el individuo afectado Riesgo de desarrollo de diabetes tipo 1 (%) Ninguno 0,2 Gemelos MC 40 Hermanos 7 Hermanos sin haplotipos DR en común 1 Hermanos con 1 haplotipo DR en común 5 Hermanos con 2 haplotipos DR en común 17* Hijos Hijos de madre afectada Hijos de padre afectado 4 3 5 MC, monocigótico. * 20-25% para haplotipos específicos compartidos. No obstante, se debe subrayar que los factores genéticos por sí solos no causan la DT1, puesto que la concordancia en gemelos MC es de sólo el 40% aproximadamente, y no del 100%. Hasta que se obtenga un cuadro más completo de los factores genéticos y no genéticos causantes de la DT1, la determinación del riesgo utilizada en el asesoramiento genético usando el haplotipo HLA debe seguir siendo empírica (v. tabla 8-12). Enfermedad de Alzheimer La enfermedad de Alzheimer (EA) (Caso 4) es una afección neurodegenerativa mortal que afecta al 1-2% de la población de Estados Unidos. Es la causa más común de demencia en las personas mayores y es la responsable de más de la mitad de todos los casos de demencia. Al igual que en otras demencias, los pacientes experimentan una pérdida crónica y progresiva de la memoria y de otras funciones intelectuales, que se asocia a la muerte de ciertos tipos de neuronas corticales. Los factores de riesgo más significativos para la EA son la edad, el sexo y la historia familiar. Una vez alcanzados los 65 años, el riesgo de demencia, y de EA en particular, se incrementa de forma sustancial con la edad y el sexo femenino (tabla 8-13). Tabla 8-13 Riesgo acumulativo según la edad y el sexo para la enfermedad de Alzheimer y demencia DrBurgos 359 Datos de Seshadri S, Wolf PA, Beiser A, y cols.: Lifetime risk of dementia and Alzheimer’s disease. The impact of mortality on risk estimates in the Framingham Study. Neurology 49:1498-1504, 1997. EA, enfermedad de Alzheimer. El diagnóstico definitivo de la enfermedad de Alzheimer sólo puede efectuarse post mortem, basándose en el hallazgo neuropatológico de las características agregaciones de proteínas (placas β-amiloides y ovillos neurofibrilares; v. cap. 12). El principal componente de esas placas es un pequeño péptido (de entre 39 y 42 aminoácidos), el Aβ, derivado de la escisión de una proteína neuronal normal, la precursora de la proteína amiloide. La estructura secundaria del péptido Aβ confiere a las placas las características de tinción de las proteínas amiloides. Existen tres formas raras autosómicas dominantes de la enfermedad (v. cap. 12), en las que la edad de inicio se sitúa entre la tercera y la quinta década, y una forma común de la EA con inicio después de los 60 años (inicio tardío). Esta forma no tiene un patrón claro de herencia mendeliana, pero presenta agregación familiar y una elevada razón de riesgo relativo (λh = ≈4), típica de los trastornos con herencia compleja. Los estudios de gemelos han producido resultados heterogéneos, pero sugieren una concordancia en gemelos MC de alrededor del 50% y en gemelos DC de alrededor del 18%. El alelo ɛ4 de la apolipoproteína E El principal locus con alelos que presentan una asociación significativa con la EA de inicio tardío es el locus APOE, que codifica la apolipoproteína E, una proteína componente de la partícula de LDL que está implicada en la eliminación de LDL al interactuar con receptores de alta afinidad en el hígado. La apolipoproteína E también es un componente de las placas de amiloide de la EA y se sabe que se une al péptido Aβ. El gen APOE posee tres alelos, ɛ2, ɛ3 y ɛ4, resultantes del cambio de cisteína a arginina en dos residuos de la proteína (v. cap. 12). Cuando se compararon los genotipos en el locus APOE de pacientes con EA y de controles, se encontró que el genotipo con al menos un alelo ɛ4 era entre dos y tres veces más frecuente en los pacientes que en los controles, tanto en la población general de EE.UU. como de Japón (tabla 8-14), mientras que mostró una asociación mucho menor en la población hispana y afroamericana. Resulta todavía más llamativo que el riesgo para la EA parece incrementarse cuando los dos alelos APOE son ɛ4, a través de un efecto sobre la edad de inicio de la enfermedad; ésta es más baja en los pacientes con dos DrBurgos 360 alelos ɛ4 que en los que sólo tienen uno. En un estudio de pacientes con EA y controles no afectados, los pacientes homocigotos para ɛ4/ɛ4 tuvieron la edad de inicio de la enfermedad más temprana, seguidos de los heterocigotos ɛ4/ ɛ3, y por último, de los demás genotipos, con una edad de inicio significativamente menos temprana (fig. 8-11). Tabla 8-14 Asociación del alelo apolipoproteína E ɛ4 con la enfermedad de Alzheimer* * Frecuencia de los genotipos con y sin el alelo ɛ4 en los pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) y en los controles de Estados Unidos y Japón. FIGURA 8-11 Probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en función de la edad para distintos genotipos APOE para cada sexo. En un extremo está el homocigoto ɛ4/ɛ4, que tiene ≈40% de probabilidad de permanecer libre de la enfermedad a la edad de 85 años, mientras que un homocigoto ɛ3/ɛ3 tiene ≈7090% de probabilidad de no padecer la enfermedad a la edad de 85 años, dependiendo del sexo. También se muestra el riesgo de la población general para comparar. Véase Créditos de figuras. En la población general, el riesgo de desarrollar EA a los 80 años está cerca del 10%. El alelo ɛ4 es un claro factor de predisposición que incrementa el riesgo de desarrollarla EA, al modificar la edad de inicio a la baja, de modo que los heterocigotos ɛ3/ɛ4 tienen un riesgo del 40% de desarrollar la enfermedad, y los homocigotos ɛ4/ɛ4 tienen un riesgo del 60% a los 85 años. A pesar de este riesgo aumentado, otros factores genéticos y ambientales deben desempeñar un papel importante, puesto que una proporción significativa de DrBurgos 361 individuos ɛ3/ɛ4 y ɛ4/ɛ4 viven hasta una edad muy avanzada sin evidencia de EA. También se han publicado casos de asociación entre la presencia del alelo ɛ4 y enfermedad neurodegenerativa tras sufrir un traumatismo craneoencefálico (como se observa en boxeadores y jugadores de fútbol americano profesionales, así como en soldados que han sufrido lesiones por onda expansiva), lo que indica que al menos un factor ambiental (el traumatismo craneal) puede interactuar con el alelo ɛ4 en la patogenia de la EA. La variante ɛ4 de APOE representa un ejemplo primario de un alelo de predisposición: predispone de forma importante a un rasgo complejo, pero no predestina a ningún individuo portador del alelo a desarrollar la enfermedad. Otros genes y factores ambientales están claramente implicados; aunque varios de ellos parecen tener un efecto significativo, la mayoría sigue sin identificar. Por lo general, el análisis para determinar la presencia del alelo APOE ɛ4 en personas asintomáticas sigue siendo desaconsejable, ya que no todos los portadores de ese alelo, tanto homocigotos como heterocigotos, desarrollarán la EA, ni existe en la actualidad ninguna intervención que afecte a la probabilidad de desarrollarla o no (v. cap. 18). DrBurgos 362 El desafío de las enfermedades multifactoriales con herencia compleja El mayor desafío de futuro al que se enfrentan la genética médica y la medicina genómica consiste en desvelar las complejas interacciones entre las variantes en múltiples loci y los factores ambientales relevantes que pueden explicar la susceptibilidad a las enfermedades multifactoriales frecuentes. Esta área de investigación es el elemento central de la epidemiología genética poblacional (descrita con más detalle en el cap. 10). Ese campo se está desarrollando con rapidez, y está claro que la base genética de muchas de las enfermedades más complejas de los seres humanos se dilucidará en los próximos años. Con el tiempo, estos conocimientos permitirán desarrollar nuevas medidas preventivas y terapéuticas para los trastornos frecuentes que provocan una morbilidad y mortalidad tan significativas en la población DrBurgos 363 Bibliografía general Chakravarti A, Clark AG, Mootha VK. Distilling pathophysiology from complex disease genetics. Cell. 2013;155:21–26. Rimoin DL, Pyeritz RE, Korf BR. Emery and Rimoin’s essential medical genetics. Waltham, MA: Academic Press (Elsevier); 2013. Scott W, Ritchie M. Genetic analysis of complex disease. ed 3 Hoboken, NJ: John Wiley and Sons; 2014. DrBurgos 364 Bibliografía específica Amiel J, Sproat-Emison E, Garcia-Barcelo M, et al. Hirschsprung disease, associated syndromes, and genetics: a review. J Med Genet. 2008;45:1–14. Bertram L, Lill CM, Tanzi RE. The genetics of Alzheimer disease: back to the future. Neuron. 2010;68:270–281. Concannon P, Rich SS, Nepom GT. Genetics of type 1A diabetes. N Engl J Med. 2009;360:1646–1664. Emison ES, Garcia-Barcelo M, Grice EA, et al. Differential contributions of rare and common, coding and noncoding Ret mutations to multifactorial Hirschsprung Disease liability. Am J Hum Genet. 2010;87:60–74. Malhotra D, McCarthy S, Michaelson JJ, et al. High frequencies of de novo CNVs in bipolar disorder and schizophrenia. Neuron. 2011;72:951–963. Segal JB, Brotman DJ, Necochea AJ, et al. Predictive value of Factor V Leiden and prothrombin G20210A in adults with venous thromboembolism and in family members of those with a mutation. JAMA. 2009;301:2472–2485. Trowsdale J, Knight JC. Major histocompatibility complex genomics and human disease. Annu Rev Genomics Hum Genet. 2013;14:301–323. P r oble m a s 1. Una determinada malformación presenta un riesgo de recurrencia en hermanos e hijos de las personas afectadas del 10%; en sobrinos, del 5%, y en primos hermanos, del 2,5%. a. ¿Es más probable que sea un rasgo autosómico dominante de penetrancia reducida o un rasgo multifactorial? Explíquelo. b. ¿Qué otro dato podría apoyar su conclusión? 2. A menudo, una diferencia grande entre los sexos en la afectación de una enfermedad indica herencia ligada al X. ¿Cómo determinaría usted que la estenosis pilórica tiene una herencia multifactorial y no ligada al X? 3. Un grupo de niños y niñas afectados por una malformación congénita tienen todos padres normales. ¿Cómo determinaría que esa malformación tiene una probabilidad mayor de ser multifactorial que autosómica recesiva? DrBurgos 365 CAPÍTULO 9 DrBurgos 366 Variación genética en las poblaciones En los capítulos anteriores, hemos analizado la naturaleza de las variaciones y mutaciones genéticas y genómicas, así como la herencia de diferentes alelos en las familias. En ellos, se han comentado las disparidades de las frecuencias de alelos diferentes en distintas poblaciones, que se evalúan mediante el estudio de los diversos polimorfismos de un único nucleótido (SNP), indels, o variantes del número de copias (CNV) en los genomas de muchos miles de individuos estudiados en todo el mundo (v. cap. 4) o se infieren evaluando a los individuos con fenotipos y trastornos genéticos específicos en poblaciones de todo el mundo (v. caps. 7 y 8). En este capítulo, se analizará con mayor detalle la genética de poblaciones y los principios que influyen en la frecuencia de los genotipos y fenotipos en esas poblaciones. La genética de poblaciones es el estudio cuantitativo de la distribución de las variaciones genéticas en las poblaciones y de la manera en que las frecuencias de los genes y los genotipos se mantienen o cambian con el tiempo en el seno de una población y entre poblaciones distintas. La genética de las poblaciones se ocupa de los factores genéticos, como las mutaciones y la reproducción, y de los factores ambientales y sociales, como la selección y la migración, que determinan conjuntamente la frecuencia y la distribución de los alelos y los genotipos en las familias y las comunidades. La descripción matemática del comportamiento de los alelos en las poblaciones es un elemento importante de muchas especialidades, como la antropología, la biología de la evolución y la genética humana. En la actualidad, los genetistas utilizan los principios y métodos de la genética de poblaciones para estudiar muchas cuestiones no resueltas de la historia y la estructura génica de las poblaciones humanas, el flujo de alelos entre diferentes poblaciones y generaciones y, lo que es importante, los mejores métodos para identificar la susceptibilidad genética de enfermedades comunes, como se comentó en el capítulo 8. En la práctica de la genética médica, la genética poblacional proporciona los conocimientos sobre varios genes causantes de enfermedades que son frecuentes en distintas poblaciones. Esa información es necesaria para el diagnóstico clínico y el asesoramiento genético, e incluye la determinación de las frecuencias alélicas necesarias para el cálculo preciso del riesgo. En este capítulo, describiremos el equilibrio de Hardy-Weinberg, que es el concepto central de la genética de poblaciones. Examinaremos sus premisas y los factores que pueden causar una desviación real o aparente del equilibrio en poblaciones reales frente a las ideales. Por último, se abordará el modo a través del cual las diferencias en la frecuencia de variantes alélicas o de genes que ocasionan enfermedades surgen entre los miembros de diferentes grupos más o menos aislados genéticamente. DrBurgos 367 Genotipos y fenotipos en las poblaciones Frecuencias alélicas y genotípicas en las poblaciones Para ilustrar la relación entre las frecuencias alélicas y genotípicas en las poblaciones, podemos utilizar un ejemplo importante correspondiente a un rasgo autosómico común, determinado por un solo par de alelos. Tomemos el gen CCR5, que codifica un receptor de citocina de la membrana celular, que sirve como punto de entrada para ciertas cepas del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Una deleción de 32 pb en ese gen da lugar a un alelo (∆CCR5) que codifica una proteína no funcional debido al cambio de marco de lectura y a su terminación prematura. Los individuos homocigotos para el alelo ∆CCR5 no expresan el receptor en la superficie de sus células inmunitarias y, como consecuencia, son resistentes a la infección por el VIH. La pérdida de función de CCR5 parece ser un rasgo benigno, y su única consecuencia fenotípica conocida es la resistencia a las infecciones por el VIH. El análisis de una muestra de 788 individuos de Europa ilustra la distribución de los individuos que eran homocigotos para el alelo CCR5 normal, homocigotos para el alelo ∆CCR5 o heterocigotos (tabla 9-1). Tabla 9-1 Frecuencias genotípicas del alelo CCR5 normal y del alelo ∆CCR5 delecionado Datos de Martinson JJ, Chapman NH, Rees DC, y cols.: Global distribution of the CCR5 gene 32-basepair deletion. Nat Genet 16:100-103, 1997. Basándonos en las frecuencias genotípicas observadas, podemos determinar de forma directa las frecuencias alélicas simplemente contando los alelos. En ese contexto, cuando nos referimos a la frecuencia poblacional de un alelo, estamos considerando un conjunto de genes hipotético, que sería el conjunto de todos los alelos en un determinado locus de toda la población. Para los loci autosómicos, el tamaño del conjunto de genes de un locus es el doble del número de individuos de la población, porque cada genotipo autosómico consiste en dos alelos, es decir, un individuo ∆CCR5/∆CCR5 tiene dos alelos ∆CCR5, mientras que un individuo CCR5/∆CCR5 tiene uno de DrBurgos 368 cada. Así, en este ejemplo la frecuencia observada del alelo CCR5 es: De manera análoga, puede calcularse la frecuencia del alelo ∆CCR5, que es 0,094, sumando el número de alelos ∆CCR5 que están presentes [(2 × 7) + (1 × 134)] = 148 de un total de 1.576 alelos en esta muestra, lo que ofrece una frecuencia alélica de ∆CCR5 de 148/1.576 = 0,094. Una alternativa más sencilla es restar la frecuencia del alelo normal CCR5, 0,906, de 1, porque la frecuencia de los dos alelos ha de ser 1, de modo que la frecuencia alélica de ∆CCR5 es de 0,094. Ley de Hardy-Weinberg Como acabamos de ver con el ejemplo del CCR5, podemos utilizar una muestra de individuos, con genotipos conocidos, de una población para inferir la estimación de las frecuencias alélicas simplemente contando los alelos en los individuos con cada genotipo. ¿Es posible la estimación inversa? ¿Podemos calcular la proporción de la población con distintos genotipos una vez que conocemos las frecuencias alélicas? Inferir las frecuencias genotípicas a partir de las alélicas no es tan sencillo como contar, porque en realidad no conocemos de antemano cómo se distribuyen los alelos entre los homocigotos y los heterocigotos. Sin embargo, si una población cumple determinados postulados (v. después), existe una ecuación matemática sencilla para el cálculo de las frecuencias genotípicas a partir de las frecuencias alélicas. Esta ecuación se denomina ley de Hardy-Weinberg. Esa ley, que constituye la piedra angular de la genética de poblaciones, debe su nombre a Godfrey Hardy, un matemático inglés, y a Wilhelm Weinberg, un médico alemán, que la formularon de manera independiente en 1908. La ley de Hardy-Weinberg tiene dos componentes fundamentales. El primero es que, en determinadas condiciones ideales (v. cuadro), existe una relación simple entre las frecuencias alélicas y las genotípicas en una población. Supongamos que p es la frecuencia del alelo A y q es la del alelo a en el conjunto genético. Ahora asumamos que los alelos se combinan al azar para formar genotipos, es decir, que los emparejamientos en la población ocurren completamente al azar con respecto a los genotipos en ese locus. La probabilidad de que dos alelos A se emparejen para producir el genotipo AA será p2. La probabilidad de que dos alelos a se unan para dar lugar al genotipo aa es q2. Y la probabilidad de tener un alelo A y un a en un par, para dar el genotipo Aa, es 2pq (el factor 2 proviene de que el alelo A puede heredarse de la madre y el a del padre, o viceversa). La ley de Hardy-Weinberg postula que la frecuencia de los tres genotipos, AA, Aa y aa, viene dada por los términos de la fórmula binomial (p + q)2 = p2 + 2pq + q2. Esta ley se aplica a todos los loci DrBurgos 369 autosómicos y al cromosoma X en las mujeres, pero no a los loci ligados al X en los varones, que sólo tienen un cromosoma X. Le y de Ha r dy-We inbe r g La ley de Hardy-Weinberg se basa en estos supuestos: • La población estudiada es grande y los emparejamientos se efectúan al azar con respecto al locus en cuestión. • Las frecuencias alélicas permanecen constantes a lo largo del tiempo, por lo siguiente: • La tasa de mutación de novo es inapreciable. • Los individuos con cualquier genotipo tienen la misma capacidad de emparejarse y transmitir sus genes, es decir, no existe una selección contra un genotipo determinado. • No ha existido una inmigración significativa de individuos provenientes de una población con frecuencias alélicas muy distintas de la población endógena. Una población que parece cumplir razonablemente estas suposiciones se considera que está en equilibrio de Hardy-Weinberg. La ley puede adaptarse para genes con más de dos alelos. Por ejemplo, si un locus tiene tres alelos, con frecuencias p, q y r, la distribución genotípica puede determinarse a partir de la fórmula (p + q + r)2. En general, las frecuencias genotípicas para cualquier número conocido de alelos an con las frecuencias alélicas p1, p2, … pn pueden obtenerse a partir de los términos de la fórmula (p1 + p2 + … pn)2. Un segundo componente de la ley de Hardy-Weinberg es que si las frecuencias alélicas no cambian de generación en generación, la proporción de los genotipos tampoco cambiará, es decir, las frecuencias de los genotipos permanecerán constantes, en equilibrio, de generación en generación, si las frecuencias alélicas p y q permanecen constantes. Más concretamente, cuando los emparejamientos se dan al azar en una población que está en equilibrio y donde los genotipos AA, Aa y aa están presentes en las proporciones p2 : 2pq:q2, entonces las frecuencias genotípicas en la generación siguiente mantendrán las mismas proporciones relativas de p2 : 2pq:q2. La demostración de este equilibrio aparece en la tabla 9-2. Es importante resaltar que el equilibrio de Hardy-Weinberg no especifica ningún valor determinado para p y q. Cualquiera que sea la frecuencia alélica en una población, las frecuencias genotípicas serán p2 : 2pq : q2, y esas frecuencias genotípicas relativas permanecerán constantes de generación en generación, siempre y cuando las frecuencias alélicas también se mantengan constantes y se cumplan las otras condiciones indicadas en el cuadro. Tabla 9-2 Frecuencias de los tipos de emparejamiento y descendencia para una DrBurgos 370 población en equilibrio de Hardy-Weinberg con los genotipos parentales en la proporción p2 : 2pq : q2 Suma de descendencia AA = p4 + p3q + p3q + p2q2 = p2(p2 + 2pq + q2) = p2(p + q)2 = p2. (Recuerde que p + q = 1.) Suma de descendencia Aa = p3q + p3q + p2q2 + p2q2 + 2p2q2 + pq3 + pq3 = 2pq(p2 + 2pq + q2) = 2pq(p + q)2 = 2pq. Suma de descendencia aa = p2q2 +pq3 + pq3 + q4 = q2(p2 + 2pq + q2) = q2(p + q)2 = q2. Aplicando la fórmula de Hardy-Weinberg al ejemplo del gen CCR5 que hemos visto anteriormente, con una frecuencia relativa de los dos alelos en la población de 0,906 (para el alelo natural CCR5) y de 0,094 (para ∆CCR5), la ley de Hardy-Weinberg postula que las proporciones relativas de las tres combinaciones de alelos (genotipos) son: p2 = 0,906 × 0,906 = 0,821 (para un individuo que tenga dos alelos de tipo natural CCR5), q2 = 0,094 × 0,094 = 0,009 (por dos alelos ∆CCR5), y 2pq= (0,906 × 0,094) + (0,094 × 0,906) = 0,170 (por un alelo CCR5 y un ∆CCR5). Cuando esas frecuencias genotípicas, calculadas con la ley de HardyWeinberg, se aplican a una población de 788 individuos, el número de personas que es previsible encontrar con los tres diferentes genotipos (647:134:7) es, de hecho, idéntico al realmente observado en la tabla 9-1. Mientras se cumplan las premisas de la ley de Hardy-Weinberg en la población, es de esperar que esas frecuencias genotípicas (0,821:0,170:0,009) se mantengan constantes generación tras generación en esa población. La ley de Hardy-Weinberg en enfermedades autosómicas recesivas La aplicación práctica más importante de la ley de HardyWeinberg en genética médica es el asesoramiento genético en casos de trastornos autosómicos recesivos. En una enfermedad del tipo de la fenilcetonuria (PKU), hay cientos de distintos alelos mutantes con frecuencias que varían entre distintos grupos de la población definidos por la geografía y/o la etnicidad (v. cap. 12). Los individuos afectados pueden ser homocigotos para el mismo alelo mutante pero, con más frecuencia, son heterocigotos compuestos para diferentes alelos mutantes (v. cap. 7). Sin embargo, para DrBurgos 371 muchas enfermedades, conviene tener en cuenta todos los alelos causantes de la enfermedad en conjunto y tratarlos como si fueran un único alelo mutante de frecuencia q, incluso cuando la heterogeneidad alélica se correlaciona con la enfermedad. De forma similar, la frecuencia combinada de todos los alelos de tipo natural o normal, p, se calcula como 1 − q. Supongamos que quisiéramos conocer la frecuencia de todos los alelos PKU causantes de la enfermedad en una población para usarlos con vistas a ofrecer asesoramiento genético (por ejemplo, para informar a las parejas de su riesgo de tener un hijo con PKU). Si tuviéramos que intentar determinar la frecuencia de los alelos PKU causantes de la enfermedad directamente a partir de las frecuencias genotípicas, como lo hicimos en el ejemplo anterior del alelo ∆CCR5, necesitaríamos conocer la frecuencia de heterocigotos en la población, frecuencia que no puede medirse directamente porque la PKU es recesiva; los heterocigotos son portadores silentes asintomáticos (v. cap. 7), y su frecuencia en la población (es decir, 2pq) no se puede determinar de forma fiable directamente a partir del fenotipo. Sin embargo, la frecuencia de homocigotos/heterocigotos compuestos afectados para los alelos causantes de la enfermedad en la población (es decir, q2) se puede determinar directamente, contando el número de bebés nacidos con PKU durante un período determinado de tiempo e identificados mediante programas de cribado neonatal (v. cap. 18), dividido entre el número total de bebés sometidos a cribado durante ese mismo período de tiempo. A continuación, usando la ley de Hardy-Weinberg, se puede calcular la frecuencia del alelo mutante (q) a partir simplemente de la frecuencia observada de homocigotos/heterocigotos compuestos (q2), lo que proporciona una estimación (2pq) de la frecuencia de heterocigotos para utilizarla al proporcionar asesoramiento genético. Para ilustrar mejor este nuevo ejemplo, consideremos una población de Irlanda, donde la frecuencia de la PKU es de alrededor de 1/4.500. Si agrupamos todos los alelos que causan la enfermedad y los tratamos como un único alelo con frecuencia q, la frecuencia de individuos afectados q2 = 1/4.500. A partir de este dato, se calcula q = 0,015 y, por tanto, 2pq = 0,029. Por consiguiente, la frecuencia de portadores para todos los alelos que causan la enfermedad tomados en conjunto en la población irlandesa es de alrededor del 3%. Un individuo que sea portador conocido de la PKU debido al nacimiento de un niño afectado en la familia tendrá una posibilidad de alrededor del 3% de encontrar una nueva pareja de origen irlandés que también sea portadora, y esta estimación podría utilizarse para proporcionar asesoramiento genético. Sin embargo, se debe tener en cuenta que esta estimación se aplica sólo a la población en cuestión; si la nueva pareja no fuese de Irlanda, sino de Finlandia, donde la frecuencia de la PKU es mucho menor (≈1/200.000), su probabilidad de ser portador sería sólo del 0,6%. En este ejemplo, se han agrupado todos los alelos causantes de PKU para estimar q. Sin embargo, en otros trastornos, como las hemoglobinopatías que se analizarán en el capítulo 11, los diferentes alelos mutantes pueden causar DrBurgos 372 enfermedades muy diferentes, por lo que no tendría sentido agrupar todos los alelos mutantes juntos, ni siquiera cuando esté implicado el mismo locus. En lugar de ello, la frecuencia de los alelos que dan lugar a fenotipos diferentes (como la anemia falciforme y la β-talasemia en el caso de distintos alelos mutantes en el locus de la β-globina) se calcula por separado. La ley de Hardy-Weinberg en las enfermedades ligadas al X Recordemos del capítulo 7 que, para los genes ligados al X, existen tres genotipos femeninos, pero sólo dos genotipos posibles para los varones. Para ilustrar las frecuencias génicas y genotípicas cuando el gen en cuestión es ligado al X, utilizamos el rasgo denominado daltonismo para el rojo y verde ligado al cromosoma X, que está causado por una mutación en la serie de genes de los pigmentos visuales del cromosoma X. Usamos ese tipo de daltonismo como ejemplo porque, hasta donde sabemos, no se trata de un rasgo perjudicial (excepto por las posibles dificultades con los semáforos), y esas personas no sufren una selección. Como veremos más adelante, el efecto de la selección complica las estimaciones de las frecuencias génicas. En este ejemplo, empleamos el símbolo cb para todos los alelos mutantes del daltonismo a los colores, y el símbolo + para el alelo normal, con frecuencias q y p, respectivamente (tabla 9-3). Las frecuencias de los dos alelos pueden calcularse de forma directa a partir de la incidencia de los fenotipos correspondientes en varones, sencillamente contando los alelos. Como las mujeres tienen dos cromosomas X, sus genotipos se distribuyen como los genotipos autosómicos, pero dado que los alelos del daltonismo son recesivos, las homocigotas normales y las heterocigotas no suelen diferenciarse. Como se aprecia en la tabla 9-3, la frecuencia del daltonismo es mucho más baja en las mujeres que en los varones. Menos del 1% de las mujeres tienen daltonismo, pero casi el 15% son portadoras de un alelo mutante para esa enfermedad y tienen una probabilidad del 50% de que cada hijo varón presente daltonismo. Tabla 9-3 Genes ligados al X y frecuencias genotípicas (daltonismo) DrBurgos 373 Factores que alteran el equilibrio de HardyWeinberg La ley de Hardy-Weinberg y su uso supone que se cumplan diversos supuestos (v. cuadro previo), pero no todos ellos pueden cumplirse (o suponerse de forma razonable que se cumplen) para todas las poblaciones. El primero es que la población estudiada sea grande y que los emparejamientos entre sus miembros se produzcan al azar. Sin embargo, en una población muy pequeña los acontecimientos al azar pueden alterar de manera radical una frecuencia alélica, que se apartará del primer supuesto. Éste tampoco se cumple cuando la población contiene subgrupos cuyos miembros eligen casarse entre ellos de forma dirigida en vez de con un miembro escogido al azar de la población general. El segundo supuesto es que las frecuencias alélicas no cambian significativamente con el tiempo. Ello requiere que no exista inmigración ni emigración de grupos con frecuencias alélicas en el locus de interés radicalmente diferentes de las frecuencias alélicas de la población general. De modo análogo, la selección a favor o en contra de determinados alelos, o la adición de nuevos alelos al conjunto génico debido a mutaciones, también contradicen los supuestos de la ley de Hardy-Weinberg. En la práctica, algunas más que otras de estas infracciones a la ley alteran su aplicación a las poblaciones humanas. Como se muestra en las secciones siguientes, el no cumplimiento del supuesto de los emparejamientos al azar puede producir grandes desviaciones de la frecuencia de individuos homocigotos para un rasgo autosómico recesivo en comparación con el que podríamos esperar a partir de las frecuencias alélicas de la población. Por otro lado, los cambios en las frecuencias alélicas debido a mutación, selección o migración suelen causar desviaciones menos importantes o sutiles del equilibrio de Hardy-Weinberg. Por último, cuando no se cumple dicho equilibrio para un determinado alelo que causa enfermedad, puede ser interesante investigar por qué el alelo y sus genotipos asociados no están en equilibrio, ya que esto puede proporcionar pistas sobre la patogenia de la enfermedad o señalar a acontecimientos históricos que afectaron a la frecuencia de los alelos en distintos grupos de población a lo largo del tiempo. Excepciones a las reglas de existencia de poblaciones grandes y de emparejamientos aleatorios Como ya se ha comentado previamente, el principio del emparejamiento aleatorio dice que, para cualquier locus, un individuo con un determinado genotipo tiene una probabilidad puramente aleatoria de emparejarse con otro DrBurgos 374 individuo de cualquier otro genotipo, y que esas proporciones sólo están determinadas por las frecuencias relativas de los diferentes genotipos en la población. Sin embargo, la elección de la pareja puede no ser al azar. En las poblaciones humanas el emparejamiento no aleatorio puede ocurrir debido a tres fenómenos distintos, pero relacionados entre sí: la estratificación, el emparejamiento dirigido y la consanguinidad. Estratificación La estratificación describe una población que contiene subgrupos que han mantenido (por diversas razones históricas, culturales o religiosas) una relativa separación genética durante la época moderna. En todo el mundo existen numerosas poblaciones estratificadas; por ejemplo, la población de Estados Unidos está estratificada en muchos subgrupos, como los de ascendencia del norte o del sur de Europa, los afroamericanos y varios grupos de nativos americanos, asiáticos e hispanos. Las poblaciones estratificadas también existen en otras partes del mundo, ya sea en la actualidad o en el pasado reciente, como los musulmanes suníes y chiíes, los judíos ortodoxos, los canadienses francófonos o las distintas castas de India. Cuando la selección de la pareja en una población se restringe por cualquier motivo a los miembros de un subgrupo en concreto y ese subgrupo tiene una variante alélica con una frecuencia mayor que la de la población general, el resultado será un exceso aparente de homocigotos en la población general mayor del que sería de esperar por las frecuencias alélicas en el conjunto de la población si los emparejamientos ocurrieran verdaderamente al azar. Para ilustrar este aspecto, supongamos que una población contiene un grupo minoritario que constituye el 10% de ésta, y que en ese grupo un alelo mutante de una enfermedad autosómica recesiva tiene una frecuencia de qmin = 0,05 y que el alelo normal tiene una frecuencia de pmin = 0,95. En la mayoría restante que representa el 90% de la población, el alelo mutante está casi ausente (es decir, qmay es ≈0 y pmay = 1). Un ejemplo de esa situación es, precisamente, la población afroamericana de EE.UU. y el alelo mutante es el locus de la β-globina, responsable de la anemia falciforme (Caso 42). La frecuencia global del alelo de la enfermedad en la población total, qpob, es, por tanto, 0,1 × 0,05 = 0,005 y, simplemente, aplicando la ley de Hardy-Weinberg, encontraríamos una frecuencia de la enfermedad en el conjunto de la población de q2pob = (0,005)2 = 2,5 × 10−5, si los emparejamientos fueran perfectamente aleatorios entre toda la población. No obstante, si los individuos pertenecientes al grupo minoritario se emparejan de forma exclusiva con otros miembros de ese grupo (una situación extrema que no se produce en realidad), la frecuencia de individuos afectados en el grupo minoritario sería (q2min) = (0,05)2 = 0,0025. Como el grupo minoritario es un décimo de la población total, la frecuencia de la enfermedad en la población total es 0,0025/10 = 2,5 × 10−4, diez veces mayor del valor calculado de q2pob = 2,5 × 10−5 al aplicar la ley de Hardy-Weinberg a la población en su conjunto, DrBurgos 375 sin tener en cuenta la estratificación. Por otra parte, la estratificación no influye en la frecuencia de las enfermedades autosómicas dominantes y ejerce sólo un pequeño efecto sobre la frecuencia de las enfermedades ligadas al X, al incrementar el reducido número de mujeres homocigotas para el alelo mutante. Emparejamiento dirigido El emparejamiento dirigido consiste en la elección de una pareja debido a que ésta posee algunos rasgos particulares. Suele ser positivo, es decir, las personas tienden a escoger parejas que se les parezcan (p. ej., en el idioma materno, la inteligencia, la estatura, el color de la piel, el talento musical o la capacidad atlética). En la medida en que la característica compartida por los progenitores es genéticamente determinada, el efecto genético global del emparejamiento dirigido positivo es un incremento de la proporción de genotipos homocigotos a expensas del heterocigoto. Un aspecto clínicamente importante del emparejamiento dirigido positivo es la tendencia a elegir parejas con problemas médicos similares, como la sordera y la ceguera congénitas o la estatura excepcionalmente baja. En ese caso, no se aplica lo esperado por el equilibrio de Hardy-Weinberg, porque el genotipo de la pareja en el locus de la enfermedad no está determinado por las frecuencias alélicas encontradas en la población general. Tomemos por ejemplo la acondroplasia (Caso 2), una forma autosómica dominante de displasia esquelética con una incidencia en la población de 1/15.000-1/40.000 nacidos vivos. Los hijos homocigotos para la mutación de la acondroplasia presentan una forma grave de displasia esquelética, que es mortal y que apenas se detecta, a menos que ambos progenitores tengan acondroplasia y, por tanto, sean heterocigotos para la mutación. Sería muy improbable que esto se produjera por azar, salvo por emparejamiento dirigido entre personas con acondroplasia. Cuando una pareja tiene un trastorno autosómico recesivo causado por la misma mutación o por mutaciones alélicas en el mismo gen, todos sus hijos también presentarán la enfermedad. Sin embargo, hay que destacar que no todos los casos de ceguera, sordera o baja estatura tienen la misma base genética. Se han descrito muchas familias en las que, por ejemplo, dos progenitores con albinismo han tenido hijos con pigmentación normal, o dos con sordera han tenido hijos con audición normal, debido a la heterogeneidad del locus (discutida en el cap. 7). Sin embargo, incluso cuando existe heterogeneidad de locus con emparejamiento dirigido, la probabilidad de que dos individuos sean portadores de mutaciones en el mismo locus causante de enfermedad es superior a la que existiría si hubiera realmente un emparejamiento aleatorio, por lo que el riesgo de enfermedad en los hijos también es mayor. Aunque el efecto poblacional a largo plazo de este tipo de emparejamiento dirigido positivo sobre las frecuencias génicas de la enfermedad es insignificante, una determinada familia puede encontrarse con un riesgo genético muy elevado que no sería predecible sólo por la aplicación DrBurgos 376 estricta de la ley de Hardy-Weinberg. Consanguinidad y endogamia La consanguinidad, al igual que la estratificación y el emparejamiento dirigido positivo, ocasiona un aumento en la frecuencia de las enfermedades autosómicas recesivas al incrementar la frecuencia del emparejamiento entre portadores de trastornos autosómicos recesivos. A diferencia de los trastornos encontrados en las poblaciones estratificadas, en las que cada subgrupo tiene probabilidad de presentar una alta frecuencia de unos pocos alelos, los trastornos recesivos observados en los hijos de parientes con lazos de parentesco pueden ser muy raros en la población general, porque los emparejamientos consanguíneos permiten que un alelo infrecuente heredado de un antepasado heterocigoto común se convierta en homocigoto. Un fenómeno similar se observa en los aislamientos genéticos, unas pequeñas poblaciones derivadas de un número limitado de antepasados comunes que tendían a emparejarse sólo entre sí mismos. El emparejamiento entre dos individuos aparentemente «no emparentados» en un aislamiento genético puede tener el mismo riesgo para presentar ciertas enfermedades recesivas que el observado en los matrimonios consanguíneos, porque ambos individuos son portadores debido a la herencia a partir de antepasados comunes del aislamiento, fenómeno denominado endogamia. Por ejemplo, entre los judíos asquenazíes de Estados Unidos, los alelos mutantes para la enfermedad de Tay-Sachs (gangliosidosis GM2) (Caso 43), descrita en detalle en el capítulo 12, son relativamente más frecuentes que en otros grupos étnicos. La frecuencia de esa enfermedad es 100 veces más alta en los judíos asquenazíes (1/3.600) que en la mayoría de las demás poblaciones (1/360.000). Por tanto, la frecuencia de portadores de TaySachs entre los judíos asquenazíes es aproximadamente de 1/30 (q2 = 1/3.600, q= 1/60, 2pq= ≈1/30), mientras que la frecuencia de portadores en individuos no asquenazíes es de alrededor de 1/300. Excepciones al mantenimiento de frecuencias alélicas constantes Efecto de la mutación Hemos demostrado que el emparejamiento no aleatorio puede modificar de manera sustancial la frecuencia relativa predicha por la ley de HardyWeinberg con respecto a varios genotipos, incluso en el período de una única generación. Por el contrario, los cambios de la frecuencia alélica debidos a la selección o la mutación suelen ser lentos, con pequeños incrementos, y causan una desviación del equilibrio de Hardy-Weinberg mucho menor, al menos para las enfermedades recesivas. Las tasas de mutaciones nuevas (v. cap. 4) suelen ser muy inferiores a la frecuencia de heterocigotos para las enfermedades autosómicas recesivas; por DrBurgos 377 tanto, la adición de nuevos alelos mutantes al conjunto génico tiene poco efecto a corto plazo sobre las frecuencias alélicas de esas enfermedades. Además, la mayoría de los alelos recesivos perniciosos se encuentran ocultos en los heterocigotos asintomáticos, por lo que no están sujetos a selección. En consecuencia, resulta improbable que la selección ejerza efectos importantes a corto plazo sobre la frecuencia de esos alelos recesivos. Por tanto, en principio, el equilibrio de Hardy-Weinberg puede aplicarse incluso a los alelos que causan enfermedades autosómicas recesivas graves. Hay que destacar, sin embargo, que para las enfermedades de herencia dominante o ligada al X, la mutación y la selección modifican las frecuencias alélicas de lo que se esperaría según el equilibrio de Hardy-Weinberg, al reducir o incrementar de manera sustancial determinados genotipos. Selección y eficacia biológica La base molecular y genómica de la mutación se describió previamente en el capítulo 4. Aquí examinaremos el concepto de eficacia biológica (fitness), el principal factor a determinar si una mutación se elimina de inmediato, se estabiliza en la población o incluso llega a ser, con el tiempo, el alelo predominante en el locus en cuestión. La frecuencia de un alelo en una población en cualquier momento dado representa un balance entre la tasa de aparición de alelos mediante mutación y los efectos de la selección. Si la tasa de mutación o la eficacia de la selección se alteran, es de esperar que la frecuencia alélica varíe. La transmisión de un alelo a la siguiente generación depende de su eficacia biológica, f, que es una medida del número de hijos de las personas afectadas que sobreviven hasta la edad reproductiva, comparado con un grupo control adecuado. Cuando un alelo mutante tiene exactamente la misma probabilidad de estar representado en la siguiente generación que un alelo normal, f = 1. Cuando un alelo causa muerte o esterilidad, la selección actúa contra él de forma radical, y f= 0. Los valores entre 0 y 1 indican la transmisión de la mutación, pero con una tasa menor que la de los individuos que no son portadores del alelo mutante. Un parámetro relacionado es el coeficiente de selección, s, que es una medida de la pérdida de eficacia biológica y se define como 1 – f, es decir, la proporción de alelos mutantes que no se transmiten y que, por tanto, se pierden debido a la selección. Desde el punto de vista genético, una mutación que impide la reproducción de un adulto es tan «letal» como la que produce un aborto precoz del embrión, porque en ambos casos la mutación no se transmite a la siguiente generación. Por tanto, la eficacia biológica es el resultado del efecto conjunto de la supervivencia y la fertilidad. Cuando una enfermedad genética limita la reproducción de un modo tan intenso que la eficacia biológica es cero (es decir, s= 1), se define como genéticamente letal. En sentido biológico, la eficacia biológica no tiene connotaciones de superioridad, excepto en un único aspecto: la capacidad comparativa de aportar alelos a la generación siguiente. DrBurgos 378 Selección en enfermedades recesivas La selección en contra de mutaciones recesivas perjudiciales tiene un efecto mucho menor sobre la frecuencia poblacional de los alelos mutantes que la selección en contra de mutaciones dominantes, porque sólo una pequeña proporción de esos genes están presentes en homocigotos y, por tanto, se encuentran expuestos a las fuerzas de selección. Aunque hubiera una selección total en contra de los homocigotos (f= 0), como en muchas condiciones autosómicas recesivas, harían falta muchas generaciones hasta que se redujera de forma apreciable la frecuencia génica, porque la mayoría de los alelos mutantes se encuentran en heterocigotos con eficacia biológica normal. Por ejemplo, como ya hemos visto previamente en este capítulo, la frecuencia de los alelos mutantes que producen la enfermedad de Tay-Sachs, q, puede ser de hasta el 1,5% en poblaciones de judíos asquenazíes. Dado este valor de q, se puede estimar que alrededor del 3% de individuos de estas poblaciones (2 × p × q) son heterocigotos y portadores de un alelo mutante, mientras que sólo un individuo de cada 3.600 (q2) es homocigoto, con dos alelos mutantes. Por tanto, la proporción de todos los alelos mutantes observados en homocigotos en esta población es: Por tanto, menos del 2% de todos los alelos mutantes de la población se encuentran en homocigotos afectados, por tanto, sólo éstos están expuestos a la selección, en ausencia de un tratamiento eficaz. Reducir o eliminar la selección contra un trastorno autosómico recesivo mediante un tratamiento médico eficaz (p. ej., como en la PKU [v. cap. 12]) incrementaría de un modo igualmente lento la frecuencia génica a lo largo de muchas generaciones. Por tanto, siempre y cuando los emparejamientos sean aleatorios, podemos considerar que los genotipos de las enfermedades autosómicas recesivas están en el equilibrio de Hardy-Weinberg, a pesar de la selección en contra de los homocigotos para el alelo recesivo. Por tanto, la relación matemática entre el genotipo y las frecuencias alélicas que describe la ley de Hardy- Weinberg se mantiene a efectos prácticos en las enfermedades recesivas. Selección en las enfermedades dominantes A diferencia de los alelos mutantes recesivos, los alelos mutantes dominantes están expuestos directamente a la selección. Por tanto, los efectos de la selección y la mutación son más evidentes y pueden medirse con más facilidad en los rasgos dominantes. Un alelo dominante genéticamente letal, si tiene penetrancia completa, estará expuesto a la selección en los heterocigotos, lo que elimina todos los alelos responsables de la enfermedad en una sola generación. Se sabe o se supone que varias enfermedades DrBurgos 379 humanas son rasgos autosómicos dominantes con una eficacia biológica nula o cercana a cero, por lo que siempre surgen de mutaciones nuevas y no de mutaciones autosómicas dominantes heredadas (tabla 9-4), aspecto que es muy importante para el asesoramiento genético. Se conocen los genes y los alelos mutantes específicos de algunas, y los estudios familiares evidencian nuevas mutaciones en los individuos afectados que no han sido heredadas de los progenitores. En otros trastornos se desconocen los genes, pero se observa un efecto de la edad paterna (v. cap. 4), lo que sugiere (aunque no prueba) que una mutación de novo en la línea germinal del padre sea una posible causa del trastorno. La implicación para el asesoramiento genético es que los progenitores de un hijo con un trastorno autosómico dominante, pero genéticamente letal, tendrán por lo general un riesgo muy bajo de recurrencia en embarazos posteriores, puesto que la enfermedad, en general necesitaría que se produjera otra mutación independiente para recurrir. Sin embargo, se debe tener en cuenta la posibilidad de mosaicismo en la línea germinal, como se comentó en el cap. 7 (v. fig. 7.18). Tabla 9-4 Ejemplos de trastornos que se presentan como casos esporádicos debido a nuevas mutaciones con eficacia biológica nula Trastorno Atelosteogénesis Síndrome de Cornelia de Lange Osteogénesis imperfecta, tipo II Displasia tanatofórica Descripción Forma letal precoz de displasia esquelética con miembros cortos Discapacidad intelectual, micromelia, sinofridia y otras anomalías; puede deberse a una mutación del gen NIPBL Tipo letal perinatal, con un defecto del colágeno tipo I (COL1A1, COL1A2) (v. cap. 12) Forma letal precoz de displasia esquelética debida a mutaciones de novo en el gen FGFR3 (v. fig. 7-6C) Equilibrio entre mutación y selección en las enfermedades dominantes Cuando una enfermedad dominante es nociva pero no letal, las personas afectadas pueden reproducirse pero, aun así, contribuir por debajo de la media a la generación siguiente; es decir, su eficacia biológica, f, estará reducida. Esa mutación se perderá a través de la selección en una tasa proporcional a la disminución de la eficacia biológica de los heterocigotos. La frecuencia de los alelos mutantes responsables de la enfermedad en la población representa, por tanto, un equilibrio entre la pérdida de los alelos mutantes por efecto de la selección y la ganancia obtenida mediante mutaciones recurrentes. Se alcanzará una frecuencia alélica estable en el nivel en el que se equilibran dos fuerzas opuestas: una (la selección), que retira los alelos mutantes del conjunto genético, y otra (mutaciones de novo), que vuelve a añadirle nuevos alelos mutantes. La tasa de mutaciones por generación, µ, en el locus de una enfermedad, ha de ser suficiente para dar cuenta de esa fracción de la totalidad de los alelos mutantes (frecuencia alélica q) que se pierden por selección en cada generación. Así, DrBurgos 380 Esta relación se ilustra en la acondroplasia, donde la eficacia biológica de los pacientes afectados no es cero, pero tienen sólo alrededor de una quinta parte del número de hijos de las personas con estatura normal en la población. Por tanto, su eficacia biológica media, f, es 0,20, y el coeficiente de selección, s, es 1 − f, es decir, 0,80. Por tanto, sólo se transmite el 20% de los alelos acondroplásicos de una generación a la siguiente. Dado que la frecuencia de la acondroplasia parece estable de generación en generación, las nuevas mutaciones deben ser las responsables de reemplazar el 80% de los alelos mutantes que se pierden en la población a través de la selección. Si la eficacia biológica de las personas afectadas se incrementa de repente (p. ej., debido a los avances médicos), sería predecible que la incidencia observada de la enfermedad en la población aumentase y alcanzase un nuevo equilibrio. El retinoblastoma (Caso 39) y otros tumores embrionarios de herencia dominante y aparición durante la infancia son ejemplos de trastornos que en la actualidad tienen un pronóstico mucho mejor, con lo que se prevé que la frecuencia de la enfermedad en la población ascienda. La frecuencia alélica, la tasa de mutación y la eficacia biológica están relacionadas. Por tanto, si conocemos dos de esos tres datos, podemos estimar el tercero. Equilibrio entre mutación y selección en las mutaciones recesivas ligadas al X En los fenotipos ligados al X de interés médico que son recesivos, o casi, la selección se produce en los varones hemicigotos y no en las mujeres heterocigotas, a excepción de la pequeña proporción de mujeres que manifiestan heterocigosis con baja eficacia biológica (v. cap. 7). Sin embargo, en esta breve discusión partiremos del supuesto de que las mujeres heterocigotas tienen una eficacia biológica normal. Dado que los varones tienen un cromosoma X y las mujeres dos, el total de alelos ligados al X en el conjunto genético del conjunto de la población está repartido en cualquier momento dado, y un tercio de los alelos mutantes estará presente en los varones y dos tercios en las mujeres. Como vimos en el caso de las mutaciones autosómicas dominantes, los alelos mutantes perdidos por medio de la selección deben ser reemplazados por la recurrencia de nuevas mutaciones para que la incidencia observada de la enfermedad pueda mantenerse. Si la incidencia de una enfermedad grave ligada al X no se está modificando, pero la selección está actuando únicamente contra los varones hemicigóticos, la tasa de mutación, µ, debe igualar el coeficiente de selección, s (es decir, la proporción de alelos mutantes que no son transmitidos a la generación siguiente), multiplicado por q, la frecuencia alélica, ajustada por un factor de 3, ya que la selección está operando sólo sobre el tercio de los alelos mutantes de la población, es decir, los que están presentes en los varones en cualquier momento. Así, DrBurgos 381 En una enfermedad genéticamente letal ligada al X, s= 1 y un tercio de todas las copias del gen mutante responsable se pierden en cada generación y, en un equilibrio estable, deben reemplazarse por mutaciones de novo. Por tanto, en estos trastornos se espera que un tercio de las personas que tienen esa enfermedad sean portadoras de una mutación nueva, y que sus madres genéticamente normales presenten un riesgo bajo de tener más hijos con el mismo trastorno (suponiendo de nuevo que no exista mosaicismo de la línea germinal). Los dos tercios restantes de las madres de individuos con un trastorno letal ligado al X serían portadoras, con un riesgo del 50% de tener otro hijo varón afectado. Sin embargo, la predicción de que dos tercios de las madres de individuos con un trastorno letal ligado al X sean portadoras de una mutación causante de enfermedad se basa en la suposición de que las tasas de mutación en varones y mujeres son idénticas. Puede demostrarse que si la tasa de mutación en varones es mucho mayor que en mujeres, la probabilidad de que exista una mutación nueva en el óvulo es muy baja, y la mayoría de las madres de niños afectados serán portadoras, que habrán heredado la mutación como una mutación nueva de sus padres no afectados y después la habrán transmitido a sus hijos afectados. Las diferencias de las tasas de mutaciones causantes de enfermedad en los gametos masculinos y femeninos tienen implicaciones para el asesoramiento genético que se describirán en el capítulo 16. En los trastornos menos graves, como la hemofilia A (Caso 21), la proporción de individuos afectados a causa de mutaciones nuevas es inferior a un tercio (en la actualidad, alrededor del 15%). Como el tratamiento de la hemofilia mejora con rapidez, se espera que la frecuencia total de alelos mutantes aumente también con rapidez y alcance un nuevo equilibrio. Suponiendo (como parece razonable) que la tasa de mutación en ese locus no varía a lo largo del tiempo, la proporción de hemofílicos a causa de mutaciones nuevas descenderá, aunque la incidencia global de la enfermedad aumentará. Ese cambio tendría implicaciones significativas para el asesoramiento genético con respecto a ese trastorno (v. cap. 16). Deriva genética Los fenómenos aleatorios pueden tener un efecto mucho mayor sobre las frecuencias alélicas en una población pequeña que en una grande. Por ejemplo, cuando ocurre una nueva mutación en una población pequeña, su frecuencia está representada por una única copia entre todas las copias de ese gen existentes en la población. Los efectos del ambiente o de otros factores aleatorios que son independientes del genotipo (es decir, fenómenos que se producen por razones no relacionadas con el hecho de que un individuo sea portador del alelo mutante) pueden ocasionar cambios significativos en la frecuencia del alelo causante de enfermedad cuando la población es pequeña. Estos eventos aleatorios alteran el equilibrio de Hardy-Weinberg y hacen que la frecuencia DrBurgos 382 alélica cambie de una generación a la siguiente. Este fenómeno, denominado deriva genética, puede explicar cómo varían las frecuencias alélicas por efecto del azar. A partir de ahí, durante unas cuantas generaciones puede existir una fluctuación considerable de la frecuencia génica, aunque el tamaño del nuevo grupo de la población permanezca reducido. Esto se mantiene hasta que las frecuencias alélicas alcanzan un nuevo equilibrio a medida que la población aumenta de tamaño. A diferencia del flujo génico (v. sección siguiente), en el que las frecuencias génicas se modifican por la mezcla de poblaciones previamente independientes, el mecanismo de la deriva génica es simplemente el impacto del azar sobre poblaciones pequeñas. Efecto fundador Una forma especial de deriva genética se denomina efecto fundador. Cuando una pequeña subpoblación se separa de una población mayor, las frecuencias génicas en la pequeña población pueden diferir de la originaria porque el nuevo grupo contiene una muestra aleatoria y de pequeño tamaño del grupo inicial y, por azar, puede no tener sus mismas frecuencias génicas. Si resulta que uno de los fundadores de un nuevo grupo es portador de un alelo relativamente raro, este alelo tendrá una frecuencia muy superior a la que tenía en el grupo de mayor tamaño del que se ha derivado el nuevo grupo. Migración y flujo génico La migración puede cambiar la frecuencia alélica mediante el proceso de flujo génico, que se define como la lenta difusión de genes a través de una barrera. El flujo génico suele implicar una gran población y un cambio gradual de las frecuencias génicas. Los genes de las poblaciones emigrantes, con sus propias frecuencias alélicas características, se diluyen de forma gradual en el conjunto génico de la población a la que han emigrado, proceso que se denomina mezcla genética. El término migración se utiliza aquí en el sentido amplio de atravesar una barrera reproductiva, que puede ser racial, étnica o cultural, y no necesariamente geográfica, y no implica el desplazamiento físico de una región a otra. Algunos ejemplos de mezcla reflejan acontecimientos bien conocidos y documentados de la historia de la humanidad (p. ej., la diáspora africana entre los siglos xv y xix), mientras que otros sólo pueden inferirse a partir del estudio genómico de la variación en muestras antiguas de DNA (v. cuadro). Volviendo al ejemplo del alelo con deleción de 32 pb en el gen del receptor de citocina CCR5, ∆CCR5, la frecuencia de este alelo se ha estudiado en muchas poblaciones de todo el mundo. La frecuencia más elevada del alelo ∆CCR5, superior al 18%, se encuentra en Europa noroccidental y desciende siguiendo un gradiente hacia Europa oriental y meridional, para disminuir a un pequeño porcentaje en Oriente Medio y el subcontinente indio. El alelo ∆CCR5 es virtualmente inexistente en África y Extremo Oriente. La mejor interpretación de la distribución geográfica actual del alelo ∆CCR5 es que la mutación se originó en el norte de Europa y después sufrió selección positiva DrBurgos 383 y flujo génico a lo largo de largas distancias (fig. 9-1). FIGURA 9-1 Frecuencia de los alelos ∆CCR5 en varias regiones geográficas de Europa, Oriente Medio y el subcontinente indio. Se muestran las diversas frecuencias alélicas según la leyenda de colores que aparece a la derecha. Los puntos negros indican las localizaciones donde se midieron las frecuencias alélicas; el resto de las frecuencias se interpolaron a continuación en las regiones entre los lugares donde se realizó la medición directa. Las áreas en gris son regiones donde había datos insuficientes para estimar las frecuencias alélicas. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 384 Diferencias étnicas en la frecuencia de varias enfermedades genéticas En la exposición anterior de la ley de Hardy-Weinberg se mencionó que, en equilibrio, las frecuencias genotípicas están determinadas por las frecuencias alélicas y permanecen estables de una generación a otra, siempre que las frecuencias alélicas en una población grande, aislada y con emparejamientos aleatorios entre los individuos se mantengan constantes. Sin embargo, hay un problema que interesa a los genetistas humanos y al que la ley de HardyWeinberg no ofrece respuesta: ¿por qué, para empezar, las frecuencias alélicas difieren en las distintas poblaciones? En especial, ¿por qué algunos alelos mutantes claramente nocivos son más frecuentes en determinados grupos de la población y no en otros? Abordaremos esas cuestiones en el resto de este capítulo. M igr a cione s a ntigua s y f lujo gé nico Un ejemplo fascinante de flujo génico durante la prehistoria humana procede de la secuenciación de muestras de DNA obtenidas de los huesos de tres neandertales que murieron hace unos 38.000 años en Europa. Los antepasados comunes más recientes de los neandertales y del Homo sapiens vivieron en África hace más de 200.000 años, mucho antes de la migración de los neandertales fuera de África para asentarse en Europa y Oriente Medio. Un análisis de la secuencia del DNA neandertal reveló que alrededor del 14% del DNA de los europeos y asiáticos modernos, pero no de los africanos, coincide con el DNA neandertal. Varias técnicas estadísticas indican que la introducción de DNA neandertal se produjo probablemente hace alrededor de 50.000 años, mucho después de la migración de los humanos modernos fuera de África a Europa y más allá, lo que explica por qué los rastros del genoma neandertal no están presentes en los africanos modernos. Es posible que el análisis de los genomas neandertales individuales y su comparación con los genomas de poblaciones humanas modernas proporcione pistas sobre las diferencias características entre estos grupos, así como acerca de la frecuencia de los posibles genes o alelos causantes de enfermedades que eran más o menos frecuentes en estas antiguas poblaciones en comparación con distintas poblaciones humanas modernas. Las diferencias en las frecuencias de alelos que causan enfermedades genéticas presentan un interés particular para los genetistas médicos y asesores genéticos, porque pueden causar diferentes riesgos de padecer una enfermedad en grupos específicos de la población. Entre los ejemplos bien conocidos, pueden citarse la enfermedad de Tay-Sachs en personas con antepasados judíos asquenazíes, la anemia falciforme en afroamericanos y la DrBurgos 385 enfermedad hemolítica del recién nacido y la PKU en poblaciones de raza blanca (tabla 9-5). Tabla 9-5 Incidencia, frecuencia génica y frecuencia de heterocigotos para algunos trastornos autosómicos en diferentes poblaciones Sistema Rh Un ejemplo de diferencias significativas en las frecuencias alélicas que tiene relevancia clínica corresponde al grupo sanguíneo Rh. Este grupo sanguíneo tiene gran importancia clínica por su papel en la enfermedad hemolítica del recién nacido y en las incompatibilidades transfusionales. En pocas palabras, la población se divide en individuos Rh-positivos, que expresan en los eritrocitos el antígeno Rh D, un polipéptido codificado por el gen RHD, e individuos Rh-negativos, que no expresan este antígeno. Por lo tanto, el estatus Rh-negativo se hereda como un rasgo autosómico recesivo en el que el fenotipo Rh-negativo se manifiesta en individuos homocigotos o heterocigotos compuestos para alelos no funcionales del gen RHD. La frecuencia de individuos Rh-negativos varía en gran medida en los diferentes grupos étnicos (v. tabla 9-5). Enfermedad hemolítica del recién nacido causada por incompatibilidad Rh DrBurgos 386 La principal importancia del sistema Rh radica en que las personas Rhnegativas pueden formar con rapidez anticuerpos anti-Rh tras la exposición a eritrocitos Rh-positivos. Durante la gestación, normalmente cruzan la barrera placentaria pequeñas cantidades de sangre fetal, que alcanzan el torrente sanguíneo materno. Cuando la madre es Rh-negativa y el feto Rh-positivo, la madre forma anticuerpos que vuelven a la circulación fetal y dañan los eritrocitos fetales, causando la enfermedad hemolítica del recién nacido, de consecuencias graves si no se trata. En las embarazadas Rh-negativas, puede minimizarse su riesgo de inmunización por los eritrocitos fetales Rh-positivos con una inyección de inmunoglobulina Rh entre las semanas 28 a 32 de gestación, y otra después del parto. La inmunoglobulina Rh elimina todas las células fetales Rhpositivas de la circulación materna antes de que la mujer se sensibilice a ellas. También se emplea la inmunoglobulina después de un aborto espontáneo o provocado, o de procedimientos invasivos, como la obtención de muestras de las vellosidades coriónicas o la amniocentesis, si algunas células Rh-positivas han alcanzado la circulación materna. El descubrimiento del sistema Rh y su papel en la enfermedad hemolítica del recién nacido ha supuesto una importante contribución de la genética a la medicina. La enfermedad hemolítica del recién nacido causada por incompatibilidad Rh se consideraba antes la enfermedad genética humana más frecuente en personas con ascendencia europea, mientras que en la actualidad es relativamente rara, pero sólo gracias a que los obstetras mantienen la vigilancia, identifican a las pacientes de riesgo y les administran sistemáticamente la inmunoglobulina anti-Rh para evitar la sensibilización. Diferencias étnicas en las frecuencias de varias enfermedades Se cree que varios factores que ya se han comentado en este capítulo explican cómo se desarrollan las diferencias de alelos y frecuencias alélicas entre los grupos étnicos. Uno de ellos es la falta de flujo de genes debido al aislamiento genético, de modo que una mutación en un grupo no tendría la oportunidad de propagarse a otros grupos a través de emparejamientos. Otros factores son la deriva genética, que incluye la distribución no aleatoria de alelos entre los individuos que fundaron determinadas subpoblaciones (efecto fundador), y la ventaja heterocigótica bajo condiciones ambientales que favorecen la eficacia reproductiva de los portadores de mutaciones nocivas. En la siguiente sección se presentan ejemplos específicos de estos factores. Sin embargo, en muchos casos, no tenemos una explicación clara de cómo surgieron estas diferencias. Efecto fundador Un ejemplo extremo de la diferencia en cuanto a la incidencia de una DrBurgos 387 enfermedad genética entre distintos grupos étnicos es la elevada incidencia de la enfermedad de Huntington (Caso 24) en los habitantes indígenas de la región del lago Maracaibo, en Venezuela, debida a la introducción de una mutación causante de la misma en este aislamiento genético. Hay otros muchos ejemplos del efecto fundador que implican a otros alelos causantes de enfermedad en aislamientos genéticos en todo el mundo, como la población franco-canadiense de Canadá, que presenta frecuencias elevadas de ciertos trastornos que son infrecuentes en otras zonas. Por ejemplo, la tirosinemia tipo 1 hereditaria es un trastorno autosómico recesivo causante de insuficiencia hepática y disfunción tubular renal por una deficiencia de fumarilacetoacetasa, una enzima del catabolismo de la tirosina. Esa enfermedad tiene una frecuencia de 1/685 en la región de Saguenay-LacSaint-Jean de Québec, pero sólo de alrededor de 1/100.000 en otras poblaciones. Como era de esperar de un efecto fundador, el 100% de los alelos mutantes de los pacientes de Saguenay-Lac-Saint-Jean se deben a la misma mutación. Por tanto, uno de los resultados del efecto fundador y de la deriva genética es que cada población puede ser caracterizada por sus propios alelos mutantes particulares, así como por un aumento o disminución de determinadas enfermedades. La relativa movilidad de la mayoría de las poblaciones actuales, en comparación con sus antepasados de sólo unas pocas generaciones atrás, puede reducir el efecto de la deriva genética en el futuro, al tiempo que aumenta el del flujo génico. Selección positiva de los heterocigotos (ventaja heterocigótica) Aunque ciertos alelos mutantes pueden ser nocivos en los homocigotos, es posible que existan condiciones ambientales en las que los heterocigotos para alguna enfermedad tengan una mayor eficacia biológica no sólo cuando se comparan con los homocigotos para el alelo mutante, sino incluso con los homocigotos para el alelo normal. Esa situación se denomina ventaja heterocigótica. Incluso una ligera ventaja de los heterocigotos puede llevar a un incremento de la frecuencia de un alelo que es gravemente dañino en homocigotos, porque los heterocigotos sobrepasan en gran número a los homocigotos en la población. La situación en que las fuerzas de selección actúan tanto para mantener un alelo dañino como para retirarlo del conjunto genético se denomina polimorfismo equilibrado. Paludismo y hemoglobinopatías Un ejemplo bien conocido de la ventaja heterocigótica es la resistencia al paludismo de los heterocigotos para la mutación de la anemia falciforme (Caso 42). El alelo de la anemia falciforme en el gen de la β-globina alcanza su frecuencia más elevada en ciertas regiones del oeste de África, donde los heterocigotos están mejor adaptados que los dos tipos de homocigotos, pues son relativamente más resistentes al paludismo. En las regiones donde el paludismo es endémico, los homocigotos normales son susceptibles al DrBurgos 388 paludismo, por lo que muchos de ellos se infectan y sufren una afectación grave e incluso fatal, que produce una disminución de su eficacia biológica. Los homocigotos para la anemia falciforme presentan una desventaja todavía más importante y una eficacia biológica relativa baja cercana a cero, debido a la gravedad de su enfermedad hematológica, lo que se describe con más detalle en el capítulo 11. Los eritrocitos de los heterocigotos para la anemia falciforme son inhóspitos para el parásito del paludismo, y no se deforman en condiciones ambientales normales. Por tanto, los heterocigotos tienen una eficacia biológica relativamente mayor que los homocigotos para el alelo normal de la β-globina y presentan una tasa más elevada de reproducción. Por tanto, con el tiempo el alelo mutante de la anemia falciforme ha alcanzado la elevada frecuencia de 0,15 en algunas regiones del oeste de África donde el paludismo es endémico, frecuencia mucho más alta de la que se produciría sólo por el efecto de mutaciones recurrentes. La ventaja heterocigótica en la anemia falciforme demuestra que, cuando se quebranta uno de los supuestos fundamentales del equilibrio de la ley de Hardy-Weinberg –que la selección no altera de manera significativa las frecuencias alélicas–, la relación matemática entre las frecuencias alélicas y genotípicas se alejan de lo esperado por la ley de HardyWeinberg (v. cuadro). Sería de esperar que los cambios en las presiones selectivas condujeran a una rápida modificación de la frecuencia relativa del alelo de la anemia falciforme. En la actualidad, de hecho, se están llevando a cabo importantes esfuerzos para erradicar el mosquito responsable de la transmisión de la enfermedad en las áreas palúdicas; además muchos heterocigotos para la anemia falciforme viven en regiones no palúdicas. Existen evidencias de que, en la población afroamericana de EE.UU., la frecuencia del gen de la anemia falciforme puede ya estar bajando de los elevados niveles que presentaba hace varias generaciones en la población africana originaria, si bien es posible que otros factores, como la mezcla de alelos de poblaciones no africanas en el conjunto genético afroamericano, estén desempeñando un papel. Se piensa también que otros alelos nocivos, como los responsables de la talasemia (Caso 44) y la deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (Caso 19), se mantienen con su elevada frecuencia actual en determinadas poblaciones debido a la protección que ofrecen contra el paludismo. Se le cción e quilibr a da y le y de Ha r dy-We inbe r g Consideremos dos alelos del gen de la β-globina, uno normal, A, y otro mutante, S, que dan lugar a tres genotipos: A/A (normal), A/S (portador heterocigoto) y S/S (enfermo de anemia falciforme). En un estudio de 12.387 individuos adultos de una población del oeste de África, los tres genotipos se detectaron en las siguientes proporciones de 9.365 A/A:2.993 A/S:29 S/S. Si contamos los alelos A y S existentes en los tres genotipos, podemos determinar las frecuencias alélicas, que son p = 0,877 para el alelo A y q = 0,123 para el alelo S. De acuerdo con el equilibrio de Hardy-Weinberg, la razón de genotipos vendría determinada por p2:2pq:q2 y debería ser 9.527 DrBurgos 389 A/A:2.672 A/S:188 S/S. En esta población del oeste de África, el número observado de individuos A/S supera al previsto suponiendo el equilibrio de Hardy-Weinberg, mientras que el número observado de homocigotos S/S está muy por debajo de lo previsto, lo que refleja una selección equilibrada en este locus. Este ejemplo del alelo de la anemia falciforme ilustra cómo las fuerzas de la selección, actuando tanto negativamente sobre el genotipo S/S, relativamente raro, como también positivamente sobre el genotipo A/S, mucho más frecuente, provocan una desviación del equilibrio de HardyWeinberg en la población. Selección equilibrada en otras enfermedades infecciosas Los efectos de la selección equilibrada en el paludismo también son evidentes en otras enfermedades infecciosas. Por ejemplo, muchos africanos y afroamericanos que presentan la glomeruloesclerosis focal y segmentaria (una nefropatía grave) son homocigotos para ciertos alelos variantes en la región codificante del gen APOL1, que codifica la apolipoproteína L1, un factor sérico que destruye al parásito Trypanosoma brucei causante de tripanosomiasis (enfermedad del sueño). Las mismas variantes que multiplican por diez el riesgo de nefropatía grave en los homocigotos respecto al resto de la población protegen a los heterocigotos portadores de estas variantes contra las cepas de tripanosomas (T. brucei rhodesiense) que han desarrollado resistencia a la apolipoproteína L1 de tipo natural. Como resultado, la frecuencia de portadores heterocigotos para estos alelos variantes puede llegar hasta alrededor del 45% en algunas partes de África donde la tripanosomiasis rhodesiense es endémica. Deriva génica contra ventaja heterocigota No siempre resulta fácil determinar si la deriva génica o la ventaja heterocigota es la responsable por la frecuencia aumentada de algunos alelos nocivos en determinadas poblaciones, porque implica la integración de los datos genéticos modernos y de la salud pública con los registros históricos de migraciones de población y de enfermedades antiguas. Es posible que la presión selectiva ambiental responsable de la ventaja heterocigótica haya estado actuando en el pasado y no se la pueda identificar en los tiempos modernos. Como se observa en la figura 9-1, el gradiente de noroeste a sudeste que presenta la frecuencia del alelo ∆CCR5 refleja importantes diferencias en la frecuencia de este alelo en los distintos grupos étnicos. La frecuencia más alta del alelo ∆CCR5 es de 0,21 en los judíos asquenazíes, y es casi igual de alta en Islandia y en Gran Bretaña. La variación moderada de las frecuencias alélicas en Europa es más compatible con la acción de la deriva genética sobre un polimorfismo neutro. Sin embargo, la elevación global de las frecuencias alélicas en Europa DrBurgos 390 (respecto a poblaciones no europeas) es más sugestiva de una selección positiva en respuesta a algún agente infeccioso. Aunque la pandemia actual del SIDA es demasiado reciente para haber afectado a las frecuencias génicas mediante selección, es posible que un factor de selección diferente (quizás otra enfermedad infecciosa, como la viruela o la peste bubónica) haya elevado la frecuencia del alelo ∆CCR5 en las poblaciones del norte de Europa durante un período de intensa selección hace muchas generaciones. Por tanto, los genetistas siguen debatiendo si la deriva génica o la ventaja heterocigótica (o ambas) explican de forma adecuada las frecuencias inusualmente elevadas que algunos alelos perjudiciales adquieren en ciertas poblaciones. DrBurgos 391 Genética y ancestros Marcadores informativos de ancestros Aunque los alrededor de 20.000 genes codificantes, así como su ubicación y orden en los cromosomas son casi idénticos en todas las personas, vimos en el capítulo 4 que los seres humanos en su conjunto tienen decenas de millones de alelos diferentes, que van desde los cambios en un único par de bases (SNP) a grandes variantes genómicas (CNV o indels) de cientos de kilobases de tamaño, que explican el gran polimorfismo existente entre los individuos. Muchos de los alelos encontrados en una población están presentes en todas las poblaciones humanas, con frecuencias similares en todo el mundo. Sin embargo, tras un período de crecimiento explosivo de la población, la especie humana presente en la actualidad, con más de siete mil millones de miembros, procede de subpoblaciones mucho más pequeñas, que, hasta hace muy poco, existían como subpoblaciones o grupos étnicos separados, con diferentes orígenes geográficos e historias poblacionales que dieron lugar a emparejamientos restringidos entre los subgrupos. En los seres humanos que vivían en estos pequeños asentamientos aislados surgieron diferentes alelos a partir de mutaciones aleatorias; sería previsible que la mayoría de ellos no confiriesen ninguna ventaja o desventaja selectiva, de modo que fuesen neutros desde el punto de vista selectivo. Para los genetistas de poblaciones y antropólogos, los marcadores genéticos selectivamente neutros proporcionan un medio de rastrear la historia humana. Las interacciones de la deriva genética, la selección debida a factores ambientales y el flujo génico provocado por la migración y los matrimonios mixtos tienen diferentes efectos en los loci de todo el genoma: pueden igualar las frecuencias alélicas en muchas subpoblaciones, pueden causar grandes diferencias en la frecuencia entre las poblaciones o pueden hacer que ciertos alelos se restrinjan a una única población. Los alelos que muestran grandes diferencias de frecuencia alélica entre las poblaciones originarias de diferentes partes del mundo se denominan marcadores informativos de ancestralidad (AIM por sus siglas en inglés, de ancestry informative markers). Se han identificado grupos de AIM cuyas frecuencias difieren entre las poblaciones derivadas de orígenes geográficos muy distantes (p. ej., de Europa, África, Extremo Oriente, Oriente Medio, americanos nativos y habitantes de las islas del Pacífico). Por tanto, son marcadores útiles para trazar patrones migratorios humanos, para documentar la mezcla histórica entre dos o más poblaciones y para determinar el grado de diversidad genética entre subgrupos de población identificables. Se han empleado estudios de cientos de miles de AIM de todo el genoma para distinguir y determinar las relaciones a nivel del genoma completo entre muchos grupos de población diferentes, incluidas las comunidades de judíos en Europa, África, Asia y América; docenas de DrBurgos 392 poblaciones nativas americanas distintas de Sudamérica, Norteamérica y Siberia; y muchas castas y grupos tribales de India. En la figura 9-2 se ilustra este tipo de análisis para establecer que los hispanos constituyen un grupo genéticamente muy heterogéneo, con antepasados de muchas partes del mundo. FIGURA 9-2 Ancestralidad mixta de un grupo de estadounidenses que se autoidentificaron como afroamericanos (AA), europeoamericanos (EA) e hispanoamericanos (HA) utilizando marcadores informativos de ancestralidad. Cada línea vertical representa un individuo (los números son el total acumulado en cientos) y los sujetos se muestran según la contribución ancestral predominante a sus genomas. Los distintos colores indican el origen a partir de un origen geográfico diferente, deducido en función de los AIM, según la siguiente leyenda: África (azul), Europa (rojo), Oriente Medio (morado), Asia central (amarillo), Lejano Oriente (cian), Oceanía (naranja) y América (verde). La mayoría de los afroamericanos tienen genomas de origen predominantemente africano (azul), y la mayoría de los europeoamericanos tienen genomas de origen predominantemente europeo (rojo), aunque existe un rango de contribución ancestral entre los distintos sujetos. Por el contrario, los hispanoamericanos son un grupo más heterogéneo, y la mayoría de los individuos tienen genomas con contribuciones significativas de 4-5 orígenes diferentes. Véase Créditos de figuras. Aunque hay millones de variantes con diferentes frecuencias alélicas que pueden distinguir a diversos grupos de población, la genotipificación de tan sólo unos centenares o alrededor de mil SNP en un individuo bastan para identificar la proporción de su genoma aportada por los antepasados de estas diferentes poblaciones continentales y para inferir, por lo tanto, el origen geográfico probable de los antepasados de ese individuo. Por ejemplo, la figura 9-3 muestra los resultados de varios cientos de personas de Puerto Rico, en los que se puede demostrar que sus genomas individuales proceden de una herencia africana y europea en diversas proporciones, con una herencia genética nativa americana mucho menor. En la actualidad, decenas de compañías ofrecen servicios de determinación de la ancestralidad a los consumidores. Aunque no se ha llegado a un acuerdo sobre la utilidad DrBurgos 393 científica, médica o antropológica de la información para la mayoría de las personas, la disponibilidad de pruebas de ancestralidad ha atraído una gran atención de quienes están interesados en sus historias familiares o herencia diaspórica. FIGURA 9-3 Contribuciones ancestrales en una población puertorriqueña mixta. Representación tridimensional de la similitud de los genomas de 192 puertorriqueños respecto a genomas de control africano occidental, europeo y nativo americano, utilizando un método de medición estadístico denominado análisis de componentes principales (CP). Los CP mostrados en los tres ejes corresponden a grupos de marcadores informativos de ancestralidad que distinguen las poblaciones en cuestión. Los genomas africano occidental, europeo y nativo americano se agrupan en tres localizaciones distintas mediante el análisis de CP. El análisis demuestra que los genomas puertorriqueños son heterogéneos; algunos individuos tienen genomas de origen predominantemente europeo y otros tienen una contribución mucho mayor de África occidental, mientras que la contribución americana es mucho menor. Véase Créditos de figuras. Genética de poblaciones y raza La genética de poblaciones usa métodos cuantitativos para explicar cómo y por qué surgieron las diferencias en la frecuencia de enfermedades genéticas y en los alelos responsables de las mismas entre diferentes individuos y grupos étnicos. Sin embargo, lo que la genética de poblaciones no hace es proporcionar una base biológica para el concepto de «raza». En cierto sentido, las distinciones raciales son a la vez «reales» y ampliamente utilizadas (aunque de forma errónea); son constructos sociales que pueden tener un profundo impacto en la salud de las personas sometidas a categorización racial en su vida diaria. Los médicos deben prestar atención DrBurgos 394 al entorno social en el que están inmersos sus pacientes, y el impacto de la categorización racial sobre la salud y el bienestar de dichos pacientes debe tenerse en cuenta para comprender y responder a las necesidades de éstos (v. cuadro). Sin embargo, desde el punto de vista científico, la raza es una ficción. Las categorías raciales se establecen utilizando criterios mal definidos que subdividen la humanidad utilizando el aspecto físico (es decir, el color de piel, la textura del pelo y las estructuras faciales), combinado con características sociales basadas en los orígenes geográficos, históricos, culturales, religiosos y lingüísticos de la comunidad en la que un individuo ha nacido y se ha criado. Aunque algunas de estas características distintivas tienen una base en las diferencias en los alelos que portan las personas de diferente ancestralidad, otras probablemente tienen poca o ninguna base genética. La categorización racial se ha utilizado ampliamente en el pasado en medicina como base para realizar una serie de suposiciones relativas a la dotación genética de un individuo. Conocer las frecuencias de alelos relevantes para la salud y la enfermedad en diferentes poblaciones de todo el mundo es útil para alertar a un médico sobre un aumento de la probabilidad de tener una enfermedad en función de la ancestralidad genética de un individuo. Sin embargo, con la expansión de la medicina genética individualizada, es de esperar que cada vez un número mayor de las variantes que contribuyen a causar enfermedades se evalúen directamente en lugar de utilizar la etnia o la «raza» como un sustituto de un genotipo preciso. Ance str a lida d y sa lud La importancia de la ancestralidad genética para la práctica de la medicina refleja el papel que las variantes alélicas con diferentes frecuencias en distintas poblaciones tienen sobre diversas funciones clínicamente relevantes. Aunque esta área de estudio está todavía en sus primeras etapas, ya está claro que incluir la evaluación de la ancestralidad genética puede proporcionar información útil para mejorar las predicciones pronósticas en comparación con las que sólo se basan en la identidad racial o étnica autodeclarada. Por ejemplo, cuando se utilizan paneles de AIM para analizar los genomas de individuos que se autoidentifican como afroamericanos, contienen DNA cuyo origen africano oscila desde menos del 10% a más del 95%. Para los rasgos determinados genéticamente que están influenciados por la ancestralidad, el efecto de un polimorfismo de un único nucleótido particular sobre la función génica dependerá de si el alelo(s) responsable(s) es de origen africano o europeo, una determinación de origen genético que es distinta de la propia autoidentificación como afroamericano. A modo de ejemplo, el estudio de la función pulmonar para clasificar la gravedad de la enfermedad en un grupo de pacientes asmáticos afroamericanos mostró que las predicciones del grado general de deterioro de la función pulmonar en estos pacientes eran más precisas cuando se tenía DrBurgos 395 en cuenta la ancestralidad genética, en lugar de basarse únicamente en la autonotificación de la raza. La clasificación de la enfermedad (es decir, si la función pulmonar estaba en el rango «normal» o no) podía ser errónea hasta en un 5% de los pacientes cuando se omitía la información sobre la ancestralidad. Además de su posible uso en el manejo clínico, la determinación de los AIM también puede ser útil en investigación para la identificación de los genes y variantes particulares que son responsables de enfermedades genéticas y de otros rasgos complejos cuya incidencia difiere notablemente entre los diferentes grupos étnicos o geográficos. En el capítulo 10 se describen ejemplos exitosos de este potente método. DrBurgos 396 Bibliografía general Li CC. First course in population genetics. Pacific Grove, CA: Boxwood Press; 1975. Nielsen R, Slatkin M. An introduction to population genetics. Sunderland, MA: Sinauer Associates, Inc; 2013. DrBurgos 397 Bibliografía específica Behar DM, Yunusbayev B, Metspalu M, et al. The genome-wide structure of the Jewish people. Nature. 2010;466:238–242. Corona E, Chen R, Sikora M, et al. Analysis of the genetic basis of disease in the context of worldwide human relationships and migration. PLoS Genet. 2013;9:e1003447. Kumar R, Seibold MA, Aldrich MC, et al. Genetic ancestry in lung-function predictions. N Engl J Med. 2010;363:321–330. Reich D, Patterson N, Campbell D, et al. Reconstructing Native American population history. Nature. 2012;488:370–374. Reich D, Thangaraj K, Patterson N, et al. Reconstructing Indian population history. Nature. 2009;461:489–494. 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En una población en equilibrio, tres genotipos presentan las siguientes proporciones: A/A, 0,81; A/a, 0,18; a/a, 0,01. a. ¿Cuáles son las frecuencias de A y de a? b. ¿Cuáles serán sus frecuencias en la siguiente generación? c. ¿Qué proporción de todos los emparejamientos en esa población son A/a× A/a? 4. En un programa de cribado para la detección de portadores de la βtalasemia en una población italiana, se encontró que su frecuencia era de alrededor del 4%. Calcule: a. La frecuencia del alelo de la β-talasemia (suponiendo que sólo existe una mutación común de la β-talasemia en esa población). b. La proporción de emparejamientos de esa población que pueden tener un hijo afectado. c. La incidencia de fetos o recién nacidos afectados en esa población. d. La incidencia de β-talasemia en los hijos con ambos progenitores heterocigotos. 5. ¿Cuál de las siguientes poblaciones está en el equilibrio de HardyWeinberg? DrBurgos 398 a. A/A, 0,70; A/a, 0,21; a/a, 0,09. b. Para el polimorfismo del grupo sanguíneo MN, con dos alelos codominantes, M y N: (i) M, 0,33; MN, 0,34; N, 0,33. (ii) 100% MN. c. A/A, 0,32; A/a, 0,64; a/a, 0,04. d. A/A, 0,64; A/a, 0,32; a/a, 0,04. ¿Cómo explicaría las frecuencias de las poblaciones que no están en equilibrio? 6. Una pareja, Abby y Andrew, le consultan porque Anna, la hermana de Abby, tiene el síndrome de Hurler (una mucopolisacaridosis) y están preocupados por si pueden tener un hijo con ese mismo trastorno. El síndrome de Hurler es una enfermedad autosómica recesiva, y su incidencia es de alrededor del 1/90.000 en su comunidad. a. Si Abby y Andrew no son parientes consanguíneos, ¿cuál es el riesgo de que su primer hijo tenga el síndrome de Hurler? b. Si son primos hermanos, ¿cuál es el riesgo? c. ¿Qué contestaría a esas dos preguntas si la enfermedad en cuestión fuera la fibrosis quística en lugar del síndrome de Hurler? 7. En una determinada población, tres trastornos neurológicos graves —la distrofia muscular facioescapulohumeral, autosómica dominante; la ataxia de Friedreich, autosómica recesiva; la distrofia muscular de Duchenne, ligada al X— tienen la misma frecuencia poblacional de aproximadamente 1/25.000. a. ¿Cuáles son la frecuencia génica y la de heterocigotos para cada una de ellas? b. Suponga que todas pueden ser tratadas, de modo que se reduce de manera sustancial la selección en su contra y los individuos afectados pueden tener descendencia. ¿Cuál sería el efecto sobre la frecuencia génica en cada caso? ¿Por qué? 8. Como hemos visto en este capítulo, la tirosinemia tipo I, autosómica recesiva, tiene una incidencia observada de 1/685 individuos en una población de la provincia de Québec, pero de alrededor de 1/100.000 fuera de allí. ¿Cuál es la frecuencia del alelo mutante de la tirosinemia en esos dos grupos? Sugiera dos explicaciones posibles para la diferencia en la frecuencia del alelo entre la población de Québec y en las demás poblaciones. DrBurgos 399 CAPÍTULO 10 DrBurgos 400 Identificación de la base genética de las enfermedades humanas Este capítulo proporciona una visión general del modo en que los genetistas estudian las familias y las poblaciones para identificar las contribuciones genéticas a las enfermedades. Tanto si una enfermedad se hereda con un patrón mendeliano reconocible (como se ilustra en el cap. 7) como si sólo presenta una frecuencia más alta en los parientes de un individuo afectado (como se analizó en el cap. 8), son las diferentes variantes genéticas y genómicas que portan los familiares afectados o las personas afectadas en la población las que ocasionan de forma directa la enfermedad o las que influyen en su susceptibilidad a la enfermedad. La investigación del genoma ha dotado a los genetistas de un catálogo de genes humanos conocidos, de su localización y estructura, así como de una lista que no deja de crecer de decenas de millones de variantes de la secuencia del DNA encontradas en los individuos de las diferentes poblaciones. Como vimos en capítulos previos, algunas de esas variantes son comunes, otras son raras e incluso otras tienen distintas frecuencias en los diferentes grupos étnicos. Mientras que determinadas variantes tienen consecuencias funcionales claras, otras son con seguridad neutras. En la mayoría de ellas se desconoce su significado para la salud y la enfermedad humanas. En el capítulo 4, tratamos del efecto de las mutaciones, que alteran uno o más genes o loci para dar lugar a alelos variantes y polimorfismos. En los capítulos 7 y 8 hemos examinado el papel de los factores genéticos en la patogenia de varias enfermedades mendelianas o complejas. En este capítulo, revisaremos el modo en que los genetistas descubren los genes particulares implicados en las enfermedades y las variantes que contienen que subyacen o contribuyen a las enfermedades humanas, centrándonos en tres métodos. • El primero de ellos, el análisis de ligamiento, tiene como base la familia. El análisis de ligamiento saca partido de manera explícita a las genealogías familiares para seguir la herencia de una enfermedad entre los miembros de una familia y para analizar la presencia constante y repetida de una herencia conjunta de la enfermedad con una región concreta del genoma o incluso con una variante o variantes específicas, siempre que la enfermedad se transmita en la familia. • El segundo método, el análisis de asociación, tiene como base la población. El análisis de asociación no depende de manera explícita de la genealogía, sino que aprovecha toda la historia de una población para buscar una frecuencia aumentada o disminuida de un alelo o de un conjunto de alelos en particular, en una muestra de individuos afectados extraída de la población y comparada con un grupo control de individuos no afectados de esa DrBurgos 401 misma población. Es particularmente útil para enfermedades complejas que no muestran un patrón de herencia mendeliana. • El tercer método consiste en la secuenciación directa del genoma de individuos afectados y de sus progenitores y/o de otros individuos de la familia o de la población. Este método es especialmente útil para los trastornos mendelianos raros en los que el análisis de ligamiento no es posible porque simplemente no hay bastantes familias de este tipo en las que realizar el análisis de ligamiento o porque el trastorno es genéticamente letal que siempre se origina por nuevas mutaciones y nunca se hereda. En estas situaciones, la secuenciación del genoma (o sólo de los exones codificantes de cada gen, el exoma) de un individuo afectado y el filtrado de los miles de millones resultantes (o en el caso del exoma, decenas de millones) de bases de DNA, se ha empleado con éxito para encontrar el gen responsable de la enfermedad. Este nuevo método utiliza la tecnología recientemente desarrollada que ha reducido el coste de la secuenciación del DNA un millón de veces respecto al que tenía cuando se estaba preparando el genoma de referencia original durante el Proyecto Genoma Humano. La utilización de estudios de ligamiento, de asociación y de secuenciación para el mapeo y la identificación de los genes que producen enfermedades ha tenido un enorme impacto sobre nuestra comprensión de la patogenia y la fisiopatología de muchas enfermedades. En su momento, el conocimiento de las contribuciones genéticas a las enfermedades también conducirá a nuevos métodos de prevención, manejo y tratamiento de esas patologías. DrBurgos 402 Base genética para el análisis de ligamiento y la asociación Una característica fundamental de la biología humana es que cada generación se reproduce a través de la combinación de gametos haploides que contienen 23 cromosomas, derivados de la recombinación de los cromosomas homólogos (v. cap. 2). Para comprender plenamente los conceptos que subyacen al análisis de ligamiento genético y a las pruebas de asociación, es necesario un breve repaso del comportamiento de los cromosomas y de los genes durante la meiosis, cuando se transmiten de una generación a la siguiente. Parte de esta información ya ha sido expuesta en el material relativo a la gametogénesis presentado en el capítulo 2, y aquí se ilustra con nueva información obtenida a partir del Proyecto Genoma Humano y sus aplicaciones al estudio de la variación humana. Distribución independiente y recombinación homóloga en la meiosis Durante la meiosis I, los cromosomas homólogos se alinean en pares a lo largo del huso meiótico. Los homólogos paternos y maternos intercambian segmentos homólogos por entrecruzamiento, creando nuevos cromosomas que forman un mosaico con porciones alternantes de cromosomas del abuelo y la abuela (v. fig. 2-15). En la familia que se ilustra en la figura 10-1, se muestran ejemplos de los cromosomas recombinados de la descendencia (generación II) de la pareja de la generación I. También se muestra que el individuo de la generación III hereda un cromosoma materno que contiene segmentos provenientes de los cuatro cromosomas de sus abuelos maternos. La creación de esos cromosomas mosaico subraya el concepto de la individualidad genética humana: cada cromosoma que un hijo hereda de un progenitor nunca es exactamente igual que ninguna de las dos copias de ese cromosoma en el progenitor. DrBurgos 403 FIGURA 10-1 Efectos de la recombinación en el origen de varias porciones de un cromosoma. Debido a los entrecruzamientos meióticos, la copia del cromosoma que el niño (generación III) ha heredado de su madre es un mosaico de segmentos de las copias de ese cromosoma provenientes de sus cuatro abuelos. DrBurgos 404 Aunque dos cromosomas homólogos cualesquiera suelen parecer idénticos al microscopio, difieren sustancialmente a nivel de la secuencia de DNA. Como se comentó en el capítulo 4, estas diferencias en la misma posición (locus) en un par de cromosomas homólogos son alelos. Los alelos que son frecuentes (considerados habitualmente como los que porta alrededor del 2% o más de la población) constituyen un polimorfismo, y el análisis de ligamiento en familias (como se verá más adelante en el capítulo) requiere seguir la herencia de alelos específicos a medida que se transmiten en una familia. Las variantes alélicas de los cromosomas homólogos permiten a los genetistas rastrear cada segmento cromosómico heredado por un niño en concreto, para determinar si se han producido recombinaciones a lo largo de los cromosomas homólogos y en qué lugar se han producido. Se dispone de varias decenas de millones de marcadores genéticos para usarlos con este fin. En la actualidad, es habitual en genética humana afirmar que casi siempre es posible determinar de forma fiable, mediante una serie de análisis que se describen en este capítulo, si un alelo o segmento dado del genoma en un paciente se ha heredado de su padre o de su madre. Este avance (un producto singular del Proyecto Genoma Humano) es una característica esencial del análisis genético para determinar la base genética exacta de la enfermedad. Los alelos en loci de diferentes cromosomas se distribuyen de forma independiente Asumamos que existen dos loci polimórficos, 1 y 2, en dos cromosomas diferentes, con los alelos A y a en el locus 1 y los alelos B y b en el locus 2 (fig. 10-2). Supongamos que el genotipo de una mujer en esos loci es Aa y Bb, es decir, que es heterocigota en ambos loci, y que ha heredado los alelos A y B de su padre y los alelos a y b de su madre. Los dos cromosomas diferentes se alinearán en la placa metafásica en la meiosis I en una de dos combinaciones posibles con la misma probabilidad. Una vez que se hayan completado la recombinación y la segregación cromosómicas, habrá cuatro posibles combinaciones de alelos, AB, ab, Ab y aB en un gameto. Cada combinación tiene la misma probabilidad de ocurrir que las demás, un fenómeno denominado distribución independiente. Como los gametos AB sólo contienen los alelos provenientes del padre y los gametos ab sólo los alelos provenientes de la madre, esos gametos se denominan parentales. En contraste, los gametos Ab y aB, que contienen cada uno un alelo proveniente del padre y uno de la madre, se denominan gametos no parentales. En promedio, la mitad de los gametos (50%) serán parentales (AB y ab), y la otra mitad (50%), no parentales (Ab y aB). DrBurgos 405 FIGURA 10-2 Distribución independiente de alelos en dos loci, 1 y 2, cuando están situados en cromosomas diferentes. Se presupone que los alelos A y B han sido heredados de un progenitor, y a y b, del otro. Los dos cromosomas pueden alinearse en la placa metafásica en meiosis I en una de dos combinaciones igualmente probables, lo que da lugar a una distribución independiente de los alelos presentes en estos dos cromosomas. DrBurgos 406 Los alelos en loci de un mismo cromosoma se distribuyen independientemente si se produce al menos un entrecruzamiento entre ellos Supongamos ahora que un individuo es heterocigoto en dos loci 1 y 2, con los alelos A y B provenientes del padre y los alelos a y b provenientes de la madre, pero en este caso los loci están en el mismo cromosoma (fig. 10-3). Los genes situados en el mismo cromosoma se denominan sinténicos (literalmente, «en la misma hebra»), con independencia de lo cerca o lejos que estén el uno del otro en el cromosoma. DrBurgos 407 DrBurgos 408 FIGURA 10-3 El entrecruzamiento entre los cromosomas homólogos (líneas horizontales negras) durante la meiosis se muestra entre las cromátidas de dos cromosomas homólogos en la izquierda. Los entrecruzamientos dan lugar a nuevas combinaciones de los alelos provenientes de la madre y del padre en los cromosomas recombinantes presentes en los gametos, mostrados a la derecha. Si no ocurre entrecruzamiento en el intervalo entre los loci 1 y 2, sólo se encuentran las combinaciones de los alelos parentales (no recombinantes) en los hijos, es decir, AB y ab. Si ocurren uno o dos entrecruzamientos en ese intervalo entre los loci, la mitad de los gametos contendrán una combinación no recombinante de alelos y la otra mitad tendrán la combinación recombinante. Pasa lo mismo si ocurren más de dos entrecruzamientos entre los loci (no ilustrados aquí). NR, no recombinante; R, recombinante. ¿Cómo se comportarán esos alelos durante la meiosis? Sabemos que se producen entre uno y cuatro entrecruzamientos entre cromosomas homólogos durante la meiosis I, cuando hay cuatro cromátidas por cromosoma homólogo. Si no se produce entrecruzamiento en el segmento de las cromátidas situado entre los loci 1 y 2 (y con independencia de lo que ocurra en los segmentos fuera del intervalo entre estos loci), los cromosomas que encontraremos en los gametos serán AB y ab, es decir, son iguales que los cromosomas parentales originales; un cromosoma parental es, por tanto, un cromosoma no recombinante. Si se produce al menos un entrecruzamiento en el segmento entre los loci, las cromátidas resultantes pueden ser tanto no recombinantes como recombinantes Ab y aB, que no son iguales a los cromosomas parentales; y ese cromosoma es, por tanto, un cromosoma recombinante (v. fig. 10-3). Cuando ocurre una, dos o más recombinaciones entre dos loci en la etapa de cuatro cromátidas, se producen gametos que son un 50% no recombinantes (parentales) y un 50% recombinantes (no parentales), que es precisamente la misma proporción que se observa con la distribución independiente de los alelos en los loci de cromosomas distintos. Por tanto, si dos loci sinténicos están lo suficientemente separados en el mismo cromosoma, para poder asegurar que va a haber al menos un entrecruzamiento entre ellos en cada meiosis, la razón de genotipos recombinantes y no recombinantes será, como promedio, de 1:1, exactamente lo que ocurriría si los loci se encontraran en cromosomas separados y tuvieran una distribución independiente. Frecuencia de recombinación y distancia genética La frecuencia de recombinación como medida de la distancia entre dos loci Supongamos ahora que dos loci están en el mismo cromosoma pero muy distanciados, muy próximos o en algún punto intermedio (fig. 10-4). Como acabamos de ver, cuando los loci están muy distanciados (v. fig. 10-4A), se producirá al menos un entrecruzamiento en el segmento cromosómico entre los loci 1 y 2, y se producirán gametos tanto de los genotipos no DrBurgos 409 recombinantes AB y ab como los recombinantes Ab y aB en proporciones iguales (en promedio) en la descendencia. Por otra parte, si los dos loci están tan juntos en el mismo cromosoma que nunca se producen entrecruzamientos entre ellos, no existirá recombinación. Los genotipos no recombinantes (los cromosomas parentales AB y ab de la fig. 10-4B) se transmiten siempre juntos, y la frecuencia de los genotipos recombinantes Ab y aB será 0. Entre esas dos situaciones extremas están los casos en que dos loci se encuentran lo suficientemente apartados para que ocurra una recombinación entre los loci en algunas meiosis, pero no en otras (v. fig. 10-4C). En esa situación, observamos combinaciones de alelos no recombinantes en la descendencia cuando no se produce entrecruzamiento y combinaciones recombinantes cuando se produce una recombinación, pero la frecuencia de cromosomas recombinantes en los dos loci disminuirá hasta situarse entre el 0 y el 50%. Lo esencial es que cuanto más cerca estén dos loci menor es la frecuencia de recombinación y menos genotipos recombinantes se observan en la descendencia. FIGURA 10-4 Distribución de los alelos en dos loci, 1 y 2, cuando están localizados en el mismo cromosoma. A, Los loci están muy apartados y es probable que ocurra al menos un entrecruzamiento entre ellos en cada meiosis. B, Los loci están tan cerca que no se observa un entrecruzamiento entre ellos, con independencia de la presencia de entrecruzamientos en otras zonas del cromosoma. C, Los loci están cerca en el mismo cromosoma, pero lo suficientemente lejos como para que ocurra entrecruzamiento entre ellos en el intervalo entre los dos loci en algunas meiosis, aunque no en la mayoría de las demás. La detección de recombinaciones requiere heterocigosidad y el conocimiento de la fase Para detectar recombinaciones entre dos loci es necesario: 1) que un DrBurgos 410 progenitor sea heterocigoto (informativo) en ambos loci, y 2) que sepamos qué alelo está en el locus 1 y cuál en el 2, en un mismo cromosoma. En un individuo heterocigoto en dos loci sinténicos, uno con los alelos A y a, y el otro con los alelos B y b, la denominada fase se define en función de qué alelo situado en el primer locus está en el mismo cromosoma que un alelo determinado situado en el segundo locus (fig. 10-5). El conjunto de alelos que se encuentran en el mismo cromosoma homólogo (A y B, o a y b) están en acoplamiento (o cis) y constituyen lo que se denomina un haplotipo (v. caps. 7 y 8). Por el contrario, los que se encuentran en cromosomas homólogos diferentes (A y b, o a y B) están en repulsión (o trans) (v. fig. 10-5). DrBurgos 411 FIGURA 10-5 Fases posibles de los alelos A y a y de los alelos B y b. La figura 10-6 muestra la genealogía de una familia con varios individuos afectados de retinitis pigmentosa (RP) autosómica dominante, una enfermedad degenerativa de la retina que causa ceguera progresiva asociada con pigmentación anormal de la retina. Podemos observar que el individuo I1 es heterocigoto para el locus marcador 1 (con los alelos A y a) y para el locus marcador 2 (con los alelos B y b), como también lo es para la enfermedad (D es el alelo dominante de la enfermedad y d es el alelo recesivo normal). Los alelos A-D-B constituyen un haplotipo y a-d-b el otro. Debido a que sabemos DrBurgos 412 que su cónyuge es homocigoto en los tres loci y que sólo puede transmitir los alelos A, b y d, podemos determinar con facilidad qué alelos recibieron los niños de su madre y, por tanto, podemos rastrear con facilidad la herencia de su alelo causante de RP o de su alelo normal en ese locus, así como los alelos situados en ambos loci marcadores en sus hijos. Una observación detallada de la figura 10-6 permite determinar si cada hijo ha heredado un haplotipo recombinante o no recombinante de la madre. FIGURA 10-6 Herencia conjunta del gen de una forma autosómica dominante de la retinitis pigmentosa (RP), con el locus marcador 2 y no con el 1. Sólo se muestra la contribución materna a los genotipos de los hijos. La madre (I1) está afectada por esta enfermedad dominante y es heterocigota en el locus RP9 (Dd), al igual que en los loci 1 y 2. Es portadora de los alelos A y B en el mismo cromosoma que el alelo mutante RP9 (D). El padre, no afectado, es homocigoto normal (dd) en el locus RP9, del mismo modo que en los dos loci marcadores (AA y bb). Su contribución a los hijos no se tiene más en cuenta. Dos de los tres hijos afectados han heredado el alelo B en el locus 2 de su madre, mientras que el individuo II-3 ha heredado el alelo b. Los cinco hijos no afectados también han heredado el alelo b. Por tanto, siete de los ocho hijos son no recombinantes entre el locus RP9 y el locus 2. Sin embargo, los individuos II-2, II4, II-6 y II-8 son recombinantes para RP9 y para el locus 1, lo que indica que ha ocurrido un entrecruzamiento meiótico entre esos dos loci. Sin embargo, si la madre (I-1) hubiera sido homocigota bb en el locus 2, todos los hijos habrían heredado un alelo materno b, con independencia de DrBurgos 413 haber recibido un alelo mutante D o uno normal d en el locus RP9. Dado que ella no aportaría información del locus 2 en este supuesto, habría sido imposible determinar si había ocurrido una recombinación. De manera análoga, si la familia de la figura 10-6 sólo proporcionara la información de que la persona I-1 era heterocigota, Bb, en el locus 2, y heterocigota para una forma autosómica dominante de RP, pero la fase no se conociese, no sería posible determinar cuáles de sus hijos eran no recombinantes entre el locus RP9 y el locus 2 y cuáles eran recombinantes. Por tanto, para determinar quién es o no recombinante, necesitamos saber si el alelo B o b en el locus 2 estaba en el mismo cromosoma que el alelo D mutante para RP en el individuo I-1 (v. fig. 10-6). Ligamiento y frecuencia de recombinación Se emplea el término ligamiento para describir que los alelos no siguen la distribución independiente de dos loci o, en otras palabras, la tendencia de alelos en loci próximos de un mismo cromosoma a transmitirse juntos, como si constituyeran una unidad, durante la meiosis. El análisis de ligamiento depende de la determinación de la frecuencia de recombinación, como medida de la proximidad de dos loci en un cromosoma. Una notación habitual para la frecuencia de recombinación (como proporción, no como porcentaje) es la letra griega theta, θ, que puede variar de 0 (ausencia total de recombinación) a 0,5 (distribución independiente). Si dos loci están tan cerca que θ = 0 entre ellos (como en la fig. 10-4B), se dice que están completamente ligados; si están tan alejados que θ = 0,5 (como en la fig. 10-4A), no están ligados y se distribuyen de forma independiente. Entre esos dos extremos hay varios grados de ligamiento. Mapas genéticos y mapas físicos La distancia genética entre dos loci es un concepto teórico que se basa en datos reales, el grado de las recombinaciones observadas, θ, entre los loci. La distancia genética se mide en unidades denominadas centiMorgans (cM), que se definen como la distancia genética en la que, por término medio, se observa recombinación en el 1% de las meiosis. (El centiMorgan es 1/100 de un «Morgan», denominado así en honor a Thomas Hunt Morgan, que fue el primero en observar la recombinación genética en la mosca de la fruta Drosophila.) Por tanto, una fracción de recombinación del 1% (θ = 0,01) indica una distancia genética de aproximadamente 1cM. Como se ha descrito previamente en este capítulo, la frecuencia de recombinación entre dos loci aumenta proporcionalmente con la distancia entre ellos sólo hasta un cierto punto, porque, una vez que los marcadores están lo bastante alejados para que al menos se produzca siempre una recombinación, la frecuencia observada de recombinación será igual al 50% (θ = 0,5), con independencia de la distancia física entre los dos loci. Por tanto, para medir de forma precisa la distancia genética real entre dos loci muy alejados, hemos de emplear marcadores espaciados a pequeña DrBurgos 414 distancia (1 cM o menos) uno de otro en el intervalo entre esos dos loci y luego sumar los valores de θ entre los marcadores, ya que los valores de θ entre los pares de marcadores muy cercanos es una buena aproximación de la distancia genética entre ellos. Utilizando este método, se ha medido la distancia genética de un genoma humano completo y, curiosamente, se ha observado que difiere entre ambos sexos. Cuando se mide en la meiosis femenina, la distancia genética del genoma humano es alrededor de un 60% mayor (≈4.596 cM) que cuando se mide en la meiosis masculina (2.868 cM), y esta diferencia en función del sexo coincide y es uniforme en cada autosoma. La distancia genética promedio en función del sexo de todo el genoma humano haploide, que se estima que contiene alrededor de 3,3 mil millones de pares de bases de DNA, o ≈3.300 Mb (v. cap. 2), es de 3.790 cM, con un promedio de alrededor de 1,15 cM/Mb. Se desconoce la razón para el mayor número observado de recombinaciones por unidad de longitud de DNA en las mujeres, aunque puede pensarse que tiene relación con la mayor oportunidad de entrecruzamiento que proporciona el gran número de años en que los precursores de los gametos femeninos permanecen en meiosis I antes de la ovulación (v. cap. 2). Las mediciones comparadas de recombinación entre los marcadores genéticos separados por 1 Mb o más proporcionan una proporción bastante constante entre la distancia genética y la distancia física de alrededor de 1 cM/Mb. Sin embargo, cuando la recombinación se mide a una resolución mucho mayor, como entre marcadores espaciados menos de 100 kb, la recombinación por unidad de longitud deja de ser uniforme y puede variar más de cuatro órdenes de magnitud (0,01 a 100 cM/Mb). Cuando se analiza a una escala de unas pocas decenas de kilopares de bases de DNA, la relación lineal aparente entre la distancia física en pares de bases y la recombinación entre los marcadores polimórficos situados a una distancia de millones de pares de bases de DNA es, de hecho, el resultado de promediar los denominados puntos calientes de recombinación intercalados entre las regiones de poca o nula recombinación. Los puntos calientes ocupan sólo alrededor del 6% de la secuencia en el genoma y todavía suponen alrededor del 60% de toda la recombinación meiótica en el genoma humano. La base biológica de estos puntos calientes de recombinación se desconoce. El impacto de esta falta de uniformidad de la recombinación al analizarla con alta resolución se comenta a continuación, al abordar el fenómeno de desequilibrio de ligamiento. Desequilibrio de ligamiento Suele suceder que los alelos en dos loci no muestren ninguna fase preferida en la población si los loci están ligados, pero a una distancia de 0,1-1 cM o más. Por ejemplo, supongamos que los loci 1 y 2 están a 1 cM de distancia. Supongamos, además, que el alelo A está presente en el 50% de los cromosomas en una población y el alelo a en el otro 50% de los cromosomas, DrBurgos 415 mientras que en el locus 2, un alelo de susceptibilidad a la enfermedad S está presente en el 10% de los cromosomas y el alelo protector s lo está en el 90% (fig. 10-7). Debido a que la frecuencia del haplotipo A-S, frec(A-S), es simplemente el producto de las frecuencias de los dos alelos—frec(A) × frec(S) = 0,5 × 0,1 = 0,05, se dice que los alelos están en equilibrio de ligamiento (v. fig. 10-7A). Es decir, las frecuencias de los cuatro haplotipos posibles, A-S, As, a-S y a-s, se deducen directamente de las frecuencias alélicas de A, a, S y s. FIGURA 10-7 Tablas que demuestran cómo las mismas frecuencias alélicas pueden dar lugar a distintas frecuencias haplotípicas indicativas de equilibrio de ligamiento, desequilibrio de ligamiento intenso o desequilibrio de ligamiento parcial. A, Cuando existe equilibrio de ligamiento, las frecuencias haplotípicas son las DrBurgos 416 esperadas a partir del producto de las frecuencias alélicas relevantes. B, Los loci 1 y 2 se localizan muy cerca entre sí, y los alelos en estos loci muestran un desequilibrio de ligamiento intenso. El haplotipo A-S está ausente y a-s es menos frecuente (0,4 en lugar de 0,45) en comparación con lo que sería de esperar por las frecuencias alélicas. C, Los alelos en los loci 1 y 2 muestran desequilibrio de ligamiento parcial. Los haplotipos A-S y a-s están infrarrepresentados en comparación con lo que sería previsible según las frecuencias alélicas. Obsérvese que las frecuencias alélicas de A y a en el locus 1 y de S y s en el locus 2 son las mismas en las tres tablas; es la forma en la que los alelos se distribuyen en haplotipos (mostrada en las cuatro celdas centrales de la tabla) lo que difiere. Sin embargo, al examinar los haplotipos que implican a loci que están muy juntos, observamos que conocer las frecuencias alélicas de estos loci individualmente no nos permite predecir las cuatro frecuencias de haplotipos. La frecuencia de cualquiera de los haplotipos, frec(A-S), por ejemplo, puede que no sea igual al producto de las frecuencias de los alelos individuales que componen ese haplotipo; en este caso, frec(A-S) ≠ frec(A) × frec(S), y se dice que los alelos están en desequilibrio de ligamiento (DL). La desviación («delta») entre las frecuencias esperadas y reales de los haplotipos se denomina D y se calcula con la fórmula: D ≠ 0 es equivalente a decir que los alelos están en DL, mientras que D = 0 significa que los alelos están en equilibrio de ligamiento. En las figuras 10-7B y 10-7C se muestran ejemplos de DL. Supongamos que se descubre que todos los cromosomas que portan el alelo S también tienen el alelo a, mientras que ninguno tiene el alelo A (v. fig. 10-7B). Entonces, se dice que el alelo S y el alelo a están en DL completo. En un segundo ejemplo, supongamos que el haplotipo A-S está presente sólo en el 1% de los cromosomas de la población (v. fig. 10-7C). El haplotipo A-S tiene una frecuencia muy por debajo de lo que cabría esperar en función de las frecuencias de los alelos A y S en la población general, y D <0, mientras que el haplotipo a-S tiene una frecuencia mucho mayor de lo esperado y D >0. Dicho de otro modo, los cromosomas que portan el alelo de susceptibilidad S tienen una mayor presencia del alelo a a expensas del alelo A, en comparación con los cromosomas que portan el alelo s protector. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las frecuencias de los alelos individuales no se han modificado; sólo difiere la forma en la que se distribuyen en los haplotipos, y esto es lo que determina si hay DL. El desequilibrio de ligamiento tiene causas biológicas e históricas ¿Por qué se produce el DL? Cuando el alelo de una enfermedad entra por primera vez en una población (por mutación o por inmigración de un fundador portador del alelo de la enfermedad), el conjunto de alelos en loci DrBurgos 417 polimórficos ligados (es decir, sinténicos) al locus de enfermedad constituye un haplotipo contenedor de enfermedad, en el que se sitúa el alelo responsable de la enfermedad (fig. 10-8). El grado de persistencia en el tiempo de este haplotipo contenedor de enfermedad original depende en parte de la probabilidad de que la recombinación saque el alelo de enfermedad del haplotipo original y lo meta en cromosomas con un conjunto diferente de alelos en esos loci ligados. La rapidez con que la recombinación trasladará el alelo de enfermedad a un nuevo haplotipo depende de varios factores: • El número de generaciones y, por tanto, el número de oportunidades de recombinación desde que la mutación apareció por primera vez. • La frecuencia de recombinación por generación entre los loci. Cuanto menor sea el valor de θ, mayor será la probabilidad de que el haplotipo que contiene la enfermedad permanezca intacto. • Los procesos de selección natural a favor o en contra de determinados haplotipos. Si una combinación de haplotipo está sometida a selección positiva (por lo que se transmite preferentemente) o negativa (por lo que se transmite con menos facilidad), estará sobrerrepresentada o infrarrepresentada en esa población. FIGURA 10-8 A, A cada generación, la recombinación meiótica intercambia los alelos que, al inicio, estaban presentes en los loci polimórficos de un cromosoma en el que surgió una mutación asociada a una enfermedad () con otros alelos presentes en el cromosoma homólogo. A lo largo de muchas generaciones, los únicos alelos que permanecen en fase de acoplamiento con la mutación son los situados en loci tan cercanos al locus mutante que una recombinación entre ellos es muy rara. Esos alelos están en desequilibrio de ligamiento con la mutación y constituyen un haplotipo asociado a la enfermedad. B, Los individuos afectados en la generación actual (flechas) son portadores de la mutación (X) en desequilibrio de ligamiento con el haplotipo asociado con la enfermedad (individuos indicados en color azul). En función de la antigüedad de la mutación y de otros factores genéticos poblacionales, por lo general un haplotipo asociado DrBurgos 418 con una enfermedad abarca una región del DNA que va de unos pocos kb a unos pocos cientos de kb. Véase Créditos de figuras. Medición del desequilibrio de ligamiento Aunque la discrepancia, D, entre las frecuencias esperadas y observadas de los haplotipos es útil desde el punto de vista conceptual, no es una buena manera de cuantificar el DL, porque varía no sólo con el grado de DL, sino también con las propias frecuencias alélicas. Por tanto, para cuantificar los diferentes grados de DL, los genetistas suelen usar una medida derivada de D denominada D’ (v. cuadro). D’ va desde 0, valor que indica un equilibrio de ligamiento, hasta un máximo de ±1, que indica un DL muy intenso. Como el DL se debe no sólo a la distancia genética, sino también al intervalo de tiempo durante el que puede ocurrir la recombinación y a los posibles efectos de la selección a favor o en contra de haplotipos particulares, es posible que poblaciones distintas que vivan en ambientes diferentes y con diferentes historias puedan tener valores distintos de D’ entre el mismo par de alelos en el mismo loci en el genoma. y F es un factor de corrección que ayuda a explicar las frecuencias alélicas. El valor de F depende de si la propia D es un número positivo o negativo. Los grupos de alelos forman bloques definidos por el desequilibrio de ligamiento El análisis de mediciones pareadas de D’ para variantes próximas, especialmente polimorfismos de un único nucleótido (SNP), a lo largo del genoma muestra una compleja arquitectura genética para el DL. Los SNP contiguos pueden agruparse en grupos o clusters de distintos tamaños, en los que los SNP presentes en un determinado grupo muestran un alto grado de DrBurgos 419 DL entre ellos, pero no con los SNP fuera de ese grupo (figura 10-9). Por ejemplo, los nueve loci polimórficos en el grupo 1 (v. fig. 10-9A), cada uno de los cuales contiene dos alelos, puede generar 29 = 512 haplotipos diferentes; no obstante, únicamente cinco haplotipos constituyen el 98% de todos los haplotipos presentes. Los valores absolutos de |D’| entre los SNP dentro del grupo se sitúan muy por encima del 0,8. Los grupos de loci con alelos que presentan un DL elevado en segmentos de tan sólo unas pocas kilobases hasta unas cuantas docenas de kilobases se denominan bloques de DL. FIGURA 10-9 A, Región de 145 kb del cromosoma 4, que contiene 14 polimorfismos de un único nucleótido (SNP). En el grupo 1, que contiene los SNP DrBurgos 420 del 1 al 9, cinco de los 29 = 512 haplotipos teóricamente posibles son responsables del 98% de todos los haplotipos en la población, lo que refleja la existencia de un significativo desequilibrio de ligamiento (DL) entre esos loci de los SNP. De manera análoga, en el grupo 2 sólo tres de los 24 = 16 haplotipos teóricamente posibles en los SNP del 11 al 14 representan el 99% de todos los haplotipos encontrados. Por el contrario, se verifica que los alelos en el SNP 10 están en equilibrio de ligamiento con los SNP en el grupo 1 y 2. B, Diagrama esquemático, en el que cada casilla roja contiene la medida, par a par, del grado de DL entre dos SNP (p. ej., la flecha señala a la casilla delineada en negro que contiene el valor de D’ para los SNP 2 y 7). Cuanto más elevado es el grado de desequilibrio de ligamiento, más oscuro es el color de la casilla, y el valor máximo de D’ = 1,0 se alcanza cuando el desequilibrio de ligamiento es total. Se detectan dos bloques de desequilibrio de ligamiento. El primero contiene los SNP del 1 al 9, y el segundo, del 11 al 14. Entre los bloques, la región de 14 kb que contiene el SNP 10 no muestra desequilibrio de ligamiento con los SNP vecinos 9 y 11, ni con ningún otro locus de SNP. C, Gráfica de la razón entre la distancia genética y la física (cM/Mb), que muestra un punto caliente de recombinación en la región situada entre el SNP 10 y el grupo 2, con valores de recombinación que son 50-60 veces superiores al promedio de alrededor de 1,15 cM/Mb para el genoma. Véase Créditos de figuras. El tamaño de un bloque de DL que incluye alelos en un conjunto particular de loci polimórficos no es el mismo en todas las poblaciones. Las poblaciones africanas tienen bloques más pequeños, de un promedio de 7,3 kb por bloque en el genoma, comparados con los 16,3 kb de los europeos. Los bloques de los chinos y los japoneses tienen bloques de un tamaño parecido e intermedio entre europeos y africanos, de 13,2 kb. Esas diferencias en el tamaño de los bloques se debe, con casi seguridad, al menor número de generaciones transcurridas desde la fundación de las poblaciones no africanas comparadas con éstas, lo que ha limitado el tiempo durante el cual ha existido la oportunidad para recombinaciones que rompan regiones de DL. ¿Existe una base biológica para los bloques de DL o son simplemente fenómenos genéticos que reflejan la historia humana (y del genoma)? Parece que la biología contribuye a la estructura de bloques de DL porque los límites entre bloques de DL a menudo coinciden con los puntos calientes de recombinación meiótica, descritos anteriormente (v. fig. 10-9C). Estos puntos calientes de recombinación romperían cualquier haplotipo que los abarcase en dos haplotipos más cortos con mayor rapidez que la media, lo que daría lugar a un equilibrio de ligamiento entre los SNP situados a cada lado del punto caliente. La correlación no es en absoluto exacta, y muchos límites aparentes entre bloques de DL no se encuentran en puntos calientes de recombinación evidentes. Esta falta de correlación perfecta no debería resultar sorprendente, dado lo que ya suponemos sobre el DL: se afecta no sólo por la probabilidad de un evento de recombinación (es decir, por la localización de los puntos calientes), sino también por la edad de la población, la frecuencia de los haplotipos presentes originariamente en los miembros fundadores de esa población, y si se ha producido selección positiva o negativa para haplotipos particulares. DrBurgos 421 Mapeo de los genes humanos causantes de enfermedades ¿Por qué mapear los genes causantes de enfermedades? En medicina clínica, una enfermedad se define por una serie de hallazgos fenotípicos observados en un paciente o grupo de pacientes. Una enfermedad se designa como «genética» y, por tanto, se infiere la existencia de un gen responsable de causar o de contribuir a la enfermedad después de un análisis genético detallado, aplicando los principios establecidos en los capítulos 7 y 8. Sin embargo, suponer de este modo la existencia de un gen o genes no nos indica cuál de los 40.000-50.000 genes codificantes y no codificantes posibles del genoma es el responsable, cuál podría ser la función de ese gen o genes, o cómo ese gen causa o contribuye a la enfermedad. Mapear los genes causantes de enfermedades suele ser un primer paso crucial para la identificación del gen o genes cuyas variantes son responsables de causar la susceptibilidad a la enfermedad o de aumentarla. Mapear un gen es centrarse en el estudio de una región del genoma en la que realizar un análisis sistemático de todos sus genes para encontrar las mutaciones o variantes que contribuyen a la enfermedad. Una vez que se identifica el gen que contiene las variantes de DNA responsables de causar una enfermedad mendeliana o de aumentar la susceptibilidad a una enfermedad genéticamente compleja, se puede estudiar todo el espectro de variación de ese gen. De este modo, se puede determinar el grado de heterogeneidad alélica, la penetrancia de diferentes alelos, si existe una correlación entre ciertos alelos y diversos aspectos del fenotipo (correlación genotipo-fenotipo), así como la frecuencia de las variantes causantes de enfermedades o de predisposición a ellas, en diversas poblaciones. Otros pacientes con enfermedades iguales o similares se pueden analizar para ver si son portadores o no de mutaciones en el mismo gen, lo que indicaría la existencia de heterogeneidad de locus para una enfermedad particular. Una vez que el gen y las variantes en dicho gen se identifican en los individuos afectados, se pueden ofrecer a los pacientes y sus familias métodos altamente específicos de diagnóstico, como el diagnóstico prenatal y la detección de portadores. A continuación, las variantes asociadas con la enfermedad pueden modelarse en otros organismos, lo que nos permite utilizar potentes herramientas genéticas, bioquímicas y fisiológicas para comprender mejor cómo se produce la enfermedad. Por último, una vez que se comprende la función del gen y el modo en el que los alelos asociados con la enfermedad afectan a esa función, podemos empezar a desarrollar tratamientos específicos, incluido el tratamiento sustitutivo de genes, para prevenir o DrBurgos 422 mejorar la enfermedad. De hecho, gran parte del contenido de los próximos capítulos sobre etiología, patogenia, mecanismo y tratamiento de diversas enfermedades empieza con el mapeo de genes. En este capítulo, se analizan los principales métodos utilizados para descubrir los genes implicados en las enfermedades genéticas, como se indicó al principio de este capítulo. Mapeo de los genes humanos mediante análisis de ligamiento Determinación del ligamiento entre dos loci El análisis de ligamiento es un método para mapear los genes que utiliza los estudios de recombinación en familias para determinar si dos genes muestran ligamiento cuando pasan de una generación a la siguiente. Se utiliza información del patrón de herencia mendeliana conocida o sospechada (dominante, recesiva, ligada al X) para determinar qué individuos de una familia han heredado un cromosoma recombinante o no recombinante. Para decidir si dos loci están ligados y, si esto es así, a qué distancia están uno de otro, nos basamos en dos fuentes de información. En primer lugar, utilizando los datos de la familia disponibles, se debe estimar θ, que es la frecuencia de recombinación entre los dos loci, porque su valor nos dirá su grado de cercanía o de lejanía. A continuación, se debe determinar si θ difiere de manera estadísticamente significativa de 0,5, porque determinar si dos loci están ligados es equivalente a preguntar si la fracción de recombinación entre ellos difiere significativamente de la fracción 0,5 esperada para loci no ligados. La estimación de θ y, simultáneamente, la determinación de la significación estadística de cualquier desviación de θ respecto a 0,5 se basa en una herramienta estadística denominada razón de verosimilitudes (likelihood ratio), que se describe más adelante en este capítulo. El análisis de ligamiento comienza con un conjunto de datos familiares reales con N individuos. Basándose en un modelo de herencia mendeliana, se cuenta el número de cromosomas, r, que muestran recombinación entre los alelos causantes de la enfermedad y los alelos en varios loci polimórficos en el genoma (los denominados «marcadores»). Por tanto, el número de cromosomas que no muestran recombinación es N – r. La fracción de recombinación θ se puede considerar que es la probabilidad desconocida (con cada meiosis) de que se produzca una recombinación entre los dos loci; por consiguiente, la probabilidad de que no se produzca una recombinación es 1 – θ. Debido a que cada meiosis es un suceso independiente, se multiplica la probabilidad de una recombinación (θ) o de la ausencia de recombinación (1 – θ) para cada cromosoma. La fórmula para la probabilidad de observar este número de cromosomas recombinantes y no recombinantes cuando se desconoce θ es {N!/r!(N − r)!}θr (1 − θ)(N−r). (El término factorial, N!/r!(N − r)!, es necesario para explicar todos los órdenes posibles al nacimiento en los que los hijos recombinantes y no recombinantes pueden aparecer en el árbol DrBurgos 423 genealógico). Se calcula una segunda probabilidad basada en la hipótesis nula de que los dos loci no están ligados, es decir, que θ = 0,50. La razón entre la probabilidad de que los datos familiares apoyen la existencia de ligamiento con una θ desconocida respecto a la probabilidad de que los loci no estén ligados es la probabilidad (odds) a favor del ligamiento, y se calcula con la siguiente fórmula: Por fortuna, los términos factoriales son siempre los mismos en el numerador y el denominador de la razón de verosimilitudes, por lo que se cancelan entre sí y se pueden ignorar. Si θ = 0,5, el numerador y el denominador son iguales, y la probabilidad es 1. La teoría estadística nos dice que cuando se calcula el valor de la razón de verosimilitudes para todos los valores de θ entre 0 y 0,5, el valor de θ que tiene el mayor valor de dicha razón es, en efecto, la mejor estimación de la fracción de recombinación que podemos obtener con los datos existentes, y se denomina θmáx. Por convención, la razón de verosimilitudes calculada para diferentes valores de θ suele expresarse como el log10 y se denomina puntuación LOD (Z) (LOD proviene del inglés Logarithm of the ODds). El uso del logaritmo permite que las razones de verosimilitud calculadas en diferentes familias se combinen mediante una simple suma, en lugar de tener que multiplicarlas entre sí. ¿Cómo se realiza en realidad el análisis de la puntuación LOD en familias con enfermedades mendelianas? Volvamos a la familia mostrada en la figura 10-6, en la que la madre tiene una forma autosómica dominante de retinitis pigmentosa (RP). Existen docenas de formas diferentes de esta enfermedad, y para muchas de ellas se ha encontrado su sitio específico en el genoma y se han identificado los genes correspondientes. Por lo general, cuando una familia llama la atención clínica, no se sabe qué forma de retinitis pigmentosa tiene un paciente. En esta familia, la madre también es heterocigota para dos loci marcadores en el cromosoma 7, el locus 1 en el extremo distal de 7q y el locus 2 en 7p14. Supongamos que sabemos (a partir de otros datos de la familia), que el alelo patológico D está acoplado con el alelo A en el locus 1, y el alelo B en el locus 2. Dada esta fase, puede observarse que se ha producido recombinación entre RP y el locus 2 sólo en uno de sus ocho hijos (su hija II3). Sin embargo, los alelos en el locus de enfermedad no muestran una DrBurgos 424 tendencia a seguir a los alelos del locus ni a los alelos de ninguno de los otros cientos de loci marcadores evaluados en los otros autosomas. Por tanto, aunque el locus RP implicado en esta familia podría haberse localizado en cualquier lugar del genoma humano, ahora se empieza a sospechar, basándose en los datos de ligamiento, que el locus RP responsable se sitúa en la región del cromosoma 7 cercana al locus marcador 2. Para obtener una estimación cuantitativa de esta sospecha, asumamos que θ es la «verdadera» fracción de recombinación entre RP y el locus 2, es decir, la fracción que encontraríamos si tuviéramos un número ilimitado de descendientes que examinar. Por tanto, la razón de verosimilitudes para esta familia es y alcanza una puntuación LOD máxima de Zmáx = 1,1 con θmáx = 0,125. El valor de θ con el que la razón de verosimilitudes es máxima, θmáx, puede ser la mejor estimación que se puede realizar para θ dados estos datos, pero cabe preguntarse cuál es el grado de exactitud de esta estimación. La magnitud de la puntuación LOD permite evaluar la precisión de la estimación de θmáx que se ha realizado. Por convención, una puntuación LOD de +3 o mayor (equivalente a unas probabilidades de más de 1.000:1 a favor del ligamiento) se considera una evidencia sólida de que dos loci están ligados, es decir, que θmáx es diferente de 0,5 con significación estadística. En nuestro ejemplo de la RP, 7/8 de la descendencia son no recombinantes y 1/8 son recombinantes. El valor de θmáx es igual a 0,125, pero la puntuación LOD es sólo de 1,1, suficiente para sospechar la existencia de ligamiento, pero insuficiente para demostrarlo, porque Zmáx es muy inferior a 3. Aná lisis de liga m ie nto de e nf e r m e da de s m e nde lia na s El análisis de ligamiento se utiliza cuando existe un modo específico de herencia (autosómico dominante, autosómico recesivo o ligado al X) que explica el patrón de herencia. El análisis de la puntuación LOD permite el mapeo de genes cuyas mutaciones causan enfermedades que siguen una herencia mendeliana. La puntuación LOD ofrece: • Una estimación mejor de la frecuencia de recombinación, θmáx, entre un locus marcador y el locus de la enfermedad. • Una evaluación de la solidez de los indicios de ligamiento para el valor de θmáx. Valores de la puntuación LOD superiores a 3 se consideran un fuerte indicio. El ligamiento con un valor concreto de θmáx entre el locus de un gen de DrBurgos 425 una enfermedad y un marcador con una localización física conocida implica que el locus del gen de la enfermedad ha de estar cerca del marcador. Cuanto menor sea θmáx, más cerca estará el locus de la enfermedad del locus del marcador ligado. Combinando la información de la puntuación LOD (LOD score) en las familias Al igual que cada meiosis que genera hijos recombinantes o no recombinantes en una familia es un acontecimiento independiente, en distintas familias ocurre lo mismo. Por tanto, podemos multiplicar las probabilidades en el numerador y el denominador de la razón de probabilidades de cada familia. Supongamos que se estudian dos familias adicionales con RP y que una no muestra recombinación entre el locus 2 y RP en cuatro hijos, y que en la otra familia tampoco se observa dicha recombinación en cinco hijos. Las puntuaciones LOD individuales pueden calcularse para cada familia y después sumarse (tabla 10-1). Dado que la puntuación LOD máxima, Zmáx, es mayor de 3 para θmáx = ≈0,06, el gen RP en este grupo de familias está ligado al locus 2 a una distancia de recombinación de ≈0,06. Como se sabe que la localización genómica del locus marcador 2 está en 7p14, podemos situar la RP de esta familia en la región 7p14 y es probable que implique al gen RP9, uno de los loci ya identificados de una forma de RP autosómica dominante. Tabla 10-1 Puntuación LOD para tres familias con retinitis pigmentosa El valor individual de Zmáx para cada familia se muestra en negrita. El valor global de Zmáx = 3,47 con θmáx = 0,06. Sin embargo, si algunas de las familias del estudio tuvieran RP debida a mutaciones en un locus diferente, las puntuaciones LOD entre familias serían divergentes, y algunas mostrarían una tendencia a dar positivo con valores pequeños de θ, mientras que otras darían una puntuación LOD fuertemente negativa para esos valores. Por tanto, cuando el análisis de ligamiento abarca a más de una familia, una heterogeneidad de locus insospechada puede ocultar una evidencia real de ligamiento en un subconjunto de familias. Árboles genealógicos con fase conocida y con fase desconocida En el ejemplo de la RP que acaba de comentarse, se asumió que sabíamos la fase de los alelos marcadores en el cromosoma 7 en la madre afectada de esa DrBurgos 426 familia. Ahora veremos con más detalle cuáles son las implicaciones de conocer cuál es la fase. Consideremos la familia de tres generaciones con neurofibromatosis tipo 1 (NF1) autosómica dominante (Caso 34) de la figura 10-10. La madre afectada, II-2, es heterocigota tanto para el locus NF1 (D/d) como para el locus marcador (A/a), pero (como se muestra en la fig. 10-10A) no tenemos información sobre el genotipo de sus progenitores. Los dos hijos afectados han recibido los alelos A y el alelo de enfermedad D, y el no afectado ha recibido el alelo a y el alelo normal d. Desconociendo la fase de estos alelos en la madre, podemos decir que o los tres hijos son recombinantes, o los tres son no recombinantes. Dado que ambas posibilidades tienen la misma probabilidad si no se dispone de más información, consideraremos que la fase en sus dos cromosomas es D-a y d-A la mitad de las veces y D-A y d-a la otra mitad (lo que supone que los alelos en estos haplotipos están en equilibrio de ligamiento). Para calcular la probabilidad total de este árbol genealógico, a continuación sumamos la probabilidad calculada suponiendo una fase en la madre con la probabilidad calculada suponiendo la otra fase. Por tanto, la probabilidad global = ½θ0(1 − θ)3 + ½(θ3)(1 − θ)0 y la razón de verosimilitudes para este árbol genealógico será: FIGURA 10-10 Dos árboles genealógicos de la neurofibromatosis tipo 1, autosómica dominante (NF1). A, Se desconoce la fase del alelo de la enfermedad D y de los alelos marcadores A y a en el individuo II-2. B, Al tener disponible la información genotípica de la generación I, es posible determinar que el alelo de la enfermedad D y el alelo marcador A están en acoplamiento en el individuo II-2. NR, no recombinante; R, recombinante. con una puntuación LOD máxima de Zmáx= 0,602 con θmáx = 0. DrBurgos 427 Sin embargo, si disponemos de información adicional del genotipo del abuelo materno I-1 (como en la fig. 10-10B), ahora se puede determinar que la fase es D-A (es decir, el alelo D de la NF1 estaba acoplado con el A en el individuo II-2). A la vista de esta nueva información, los tres hijos pueden clasificase definitivamente como no recombinantes y ya no tenemos que suponer la probabilidad de la fase opuesta. El numerador de la razón de verosimilitudes se convierte en (1 − θ)3(θ0), y la puntuación LOD máxima, Zmáx = 0,903 con θmáx = 0. Por tanto, conocer la fase aumenta la potencia de los datos disponibles para analizar el ligamiento. Mapeo de los genes humanos causantes de enfermedad por el método de asociación Diseño de un estudio de asociación Una alternativa completamente distinta para identificar la contribución genética a las enfermedades se basa en el hallazgo de determinados alelos que se asocian con una enfermedad en una muestra de la población. A diferencia del análisis de ligamiento, este método no depende de la existencia de un patrón de herencia mendeliana, por lo que es más adecuado para descubrir las contribuciones genéticas a enfermedades con herencia compleja (v. cap. 8). La presencia de un alelo particular en un locus con una mayor o menor frecuencia en los individuos afectados en comparación con los controles se denomina asociación con la enfermedad. Existen dos diseños de estudio que suelen utilizarse para los estudios de asociación: • Estudios de casos y controles. Los individuos que tienen la enfermedad se seleccionan en una población, después se selecciona un grupo correspondiente de controles sin la enfermedad y se determinan los genotipos de los individuos de los dos grupos, que se usan para elaborar una tabla de dos por dos (v. después). • Estudios transversales o de cohortes. Se escoge una muestra aleatoria de toda la población y se analiza para determinar si tiene (transversal) o si, después de un seguimiento a lo largo del tiempo, desarrolla (cohortes) una enfermedad particular; se determinan los genotipos de todas las personas en la población del estudio. Los números de los individuos con y sin la enfermedad, así como con y sin el alelo (o genotipo o haplotipo) de interés se usan para elaborar una tabla de dos por dos. Odds ratios y riesgos relativos Los dos tipos distintos de estudios de asociación describen la fuerza de la asociación utilizando los valores de odds ratio o de riesgo relativo. En un estudio de casos y controles, la frecuencia de un alelo o haplotipo particular (p. ej., para un haplotipo del antígeno leucocítico humano [HLA] o para un alelo con SNP o haplotipo con SNP particular) se compara entre los individuos afectados y no afectados seleccionados, y a continuación se calcula DrBurgos 428 la asociación entre la enfermedad y el genotipo en función del odds ratio (OR). * Un marcador genético puede ser un alelo, un genotipo o un haplotipo. Usando la tabla de dos por dos, la probabilidad (odds) de que el portador de un alelo desarrolle la enfermedad es la razón (a/b), es decir, el número de portadores del alelo que desarrollan la enfermedad (a) dividido entre el número de portadores del alelo que no la desarrollan (b). De forma similar, la probabilidad de que un no portador desarrolle la enfermedad es la razón (c/d), es decir, el número de no portadores que desarrollan la enfermedad (c) dividido entre el número de portadores que no desarrollan la enfermedad (d). Por tanto, el odds ratio de la enfermedad es la razón de estas probabilidades. Un valor de OR distinto de 1 significa que existe una asociación del riesgo de enfermedad con el marcador genético, mientras que un OR = 1 significa que no existe asociación. De forma alternativa, si el diseño del estudio de asociación es de tipo transversal o de cohortes, la fuerza de la asociación puede medirse mediante el riesgo relativo (RR). El RR es la razón de la proporción de los individuos que tienen la enfermedad y que portan un alelo particular ([a/(a + b)]) dividida entre la proporción de quienes no tienen la enfermedad y que son portadores de dicho alelo ([c/(c + d)]). De nuevo, un RR distinto de 1 significa que existe asociación del riesgo de la enfermedad con el marcador genético, mientras que un RR = 1 significa que no hay asociación. (No se debe confundir el riesgo relativo RR descrito aquí con λr, la razón de riesgo en los familiares, definida en el cap. 8. La λr es la DrBurgos 429 prevalencia de un determinado fenotipo de una enfermedad en los parientes de un individuo afectado, frente a la prevalencia en la población general.) Para las enfermedades raras (es decir, a < b y c < d), un diseño del estudio de casos y controles con cálculo del OR es lo ideal, porque es poco probable que cualquier muestra aleatoria de una población contenga un número suficiente de individuos afectados que la hagan idónea para un diseño de estudio transversal o de cohortes. Sin embargo, hay que señalar que cuando una enfermedad es rara y el cálculo del OR en un estudio de casos y controles es el único método práctico, el OR es una buena estimación del RR. (Al analizar la fórmula del RR, se puede observar que, cuando a < b y c < d, (a + b) ≈ b y (c + d) ≈ d, por lo que RR ≈ OR.) Un estudio de asociación proporciona dos tipos de información. El primero es la propia magnitud de la asociación: cuanto más diverge el RR o el OR de 1, mayor es el efecto de la variante genética sobre la asociación. Sin embargo, el OR o RR de una asociación es un parámetro estadístico y requiere una prueba de su significación estadística. La significación de cualquier asociación puede evaluarse verificando con una prueba de chi cuadrado si las frecuencias del alelo (a, b, c y d en la tabla de dos por dos) difieren significativamente de lo que se esperaría encontrar si no existiera asociación (es decir, si el OR o el RR fuese igual a 1,0). Una forma habitual de expresar si existe significación estadística para un OR o RR es proporcionar un intervalo de confianza del 95% (o 99%). El intervalo de confianza es el rango en el que sería de esperar que estuviese el OR o RR el 95% (o 99%) de las veces sólo por azar en una muestra tomada de la población. Si un intervalo de confianza excluye el valor 1,0, el OR o el RR se desvía significativamente de lo que sería previsible si no existiera asociación con el locus marcador que se está evaluando, y la hipótesis nula de ausencia de asociación se puede rechazar con el nivel de significación correspondiente. (Más adelante en este capítulo se explica por qué un nivel de 0,05 o 0,01 es inadecuado para evaluar la significación estadística cuando se están analizando simultáneamente múltiples loci marcadores en el genoma para determinar si existe asociación). Para ilustrar estos métodos, en primer lugar consideraremos un estudio de casos y controles de trombosis venosa cerebral (TVC), que se citó en el capítulo 8. En este estudio, suponemos que en un grupo de 120 pacientes con TVC y 120 controles pareados se determinó el genotipo para el alelo 20210G > A en el gen de la protrombina (v. cap. 8). TVC, trombosis venosa cerebral. Dado que se trata de un estudio de casos y controles, se calcula el odds ratio: OR = (23/4)/(97/116) = ≈6,9, con intervalo de confianza del 95% de 2,3-20,6. Existe claramente una magnitud considerable del efecto de 6,9, y el rango del DrBurgos 430 intervalo de confianza del 95% no incluye el valor 1,0, lo que demuestra que existe una asociación fuerte y estadísticamente significativa entre el alelo 20210G > A y la TVC. Dicho con palabras sencillas, los individuos portadores del alelo 20210G > A tienen una probabilidad casi 7 veces mayor de tener la enfermedad que quienes no son portadores del mismo. Para ilustrar un estudio de cohortes longitudinal en el que se pueda calcular el RR, en lugar del OR, utilizaremos la miopatía inducida por estatinas, una reacción adversa a fármacos rara, pero bien conocida, que se puede desarrollar en algunos individuos durante el tratamiento con estatinas para reducir el colesterol. En un estudio, los sujetos incluidos en un estudio de protección cardíaca fueron asignados de forma aleatoria para recibir 40 mg de la estatina simvastatina o placebo. En más de 16.600 participantes expuestos a la estatina se determinó su genotipo para determinar la presencia de una variante (Val174Ala) en el gen SLCO1B1, que codifica un transportador de fármacos hepático, y se monitorizó si desarrollaban la respuesta adversa al fármaco. Del grupo genotipado expuesto a la estatina, 21 personas desarrollaron miopatía. El análisis de sus genotipos mostró que el RR para el desarrollo de la miopatía asociada con la presencia del alelo Val174Ala es de alrededor de 2,6, con un intervalo de confianza del 95% de 1,3-5,1. Por tanto, en este caso hay una asociación estadísticamente significativa entre el alelo Val174Ala y la miopatía inducida por estatinas; los portadores de este alelo tienen un riesgo moderadamente mayor de desarrollar esta reacción adversa respecto a quienes no son portadores Un error habitual respecto a los estudios de asociación es pensar que cuanto más significativo sea el valor de P, más fuerte será la asociación. De hecho, un valor de P significativo para una asociación no proporciona información acerca de la magnitud del efecto de un alelo asociado sobre la susceptibilidad a la enfermedad. La significación es un parámetro estadístico que describe la probabilidad de que la muestra de población utilizada para el estudio de asociación pudiese haber dado lugar a un OR o RR observado distinto de 1,0 simplemente por azar. Por el contrario, la magnitud real del OR o del RR (cuánto se diferencia de 1,0) es una medida del impacto que una variante (o genotipo o haplotipo) en particular tiene sobre el aumento o la disminución de la susceptibilidad a la enfermedad. Estudios de asociación del genoma completo Mapa de haplotipos (HapMap) Durante muchos años, los estudios de asociación para los genes de enfermedades humanas se han limitado a conjuntos particulares de variantes en grupos restringidos de genes escogidos por comodidad o porque se pensaba que intervenían en una vía fisiopatológica relevante para una enfermedad y, por lo tanto, parecían ser genes candidatos lógicos para la enfermedad que se estaba investigando. Por consiguiente, muchos de estos estudios de asociación se realizaron antes de la era del Proyecto Genoma DrBurgos 431 Humano empleando loci del HLA o de los grupos sanguíneos, por ejemplo, porque estos loci eran muy polimórficos y era fácil determinar su genotipo en los estudios de casos y controles. Sin embargo, lo ideal sería poder evaluar sistemáticamente la existencia de una asociación entre cualquier enfermedad de interés y cada uno de las decenas de millones de alelos raros y comunes presentes en el genoma de una manera imparcial y sin ninguna idea preconcebida de qué genes y variantes genéticas podrían estar contribuyendo a la enfermedad. Los análisis de asociación a escala del genoma se denominan estudios de asociación del genoma completo, o GWAS por su sigla en inglés (de genome-wide association studies). Llevar a cabo esta tarea para todas las variantes conocidas es poco práctico por muchas razones, pero puede efectuarse una aproximación determinando el genotipo de los casos y controles para tan sólo entre 300.000 y un millón de variantes individuales situadas en todo el genoma, con el fin de buscar una asociación con la enfermedad o rasgo en cuestión. El éxito de este método depende de que se utilice el DL, porque, siempre que una variante responsable de modificar la susceptibilidad a la enfermedad esté en DL con una o más de las variantes genotipadas en un bloque de DL, se debería detectar una asociación positiva entre dicha enfermedad y los alelos del bloque de DL. El desarrollo de esta serie de marcadores propició la puesta en marcha del Proyecto de Mapeo de Haplotipos (HapMap), uno de los mayores esfuerzos en genómica humana después de la culminación del Proyecto Genoma Humano. El Proyecto HapMap se inició en cuatro grupos geográficamente distintos (una población principalmente europea, una población de África occidental, una población china Han y una población de Japón) y consistió en la recopilación y caracterización de millones de loci de SNP y el desarrollo de métodos para determinar su genotipo de forma rápida y barata. Desde entonces, la secuenciación del genoma completo se ha aplicado a muchas poblaciones en el denominado Proyecto 1.000 Genomas, que ha dado lugar a una expansión masiva de la base de datos de variantes de DNA disponibles para GWAS con diferentes poblaciones de todo el mundo. Mapeo génico mediante estudios de asociación del genoma completo en rasgos complejos La finalidad del HapMap no era sólo reunir información básica sobre la distribución del DL en el genoma humano. Su objetivo principal era proporcionar una herramienta nueva y potente para la búsqueda de las variantes genéticas que contribuyen a las enfermedades humanas y otros rasgos, permitiendo una aproximación a una asociación idealizada en la totalidad del genoma completo. El principio rector en el que se basa este enfoque es sencillo: la detección de una asociación con alelos situados en un bloque de DL identifica con precisión la región genómica situada en ese bloque como una zona donde probablemente se encuentre el alelo asociado a la enfermedad. Por DrBurgos 432 consiguiente, aunque el método no suele identificar con precisión la variante real que es responsable funcionalmente de la asociación con la enfermedad, esta región será el lugar donde centrar los estudios adicionales para encontrar la variante alélica que está funcionalmente implicada en el propio proceso de la enfermedad. Desde el punto de vista histórico, el análisis detallado de las enfermedades asociadas con variantes de alta densidad en las regiones HLA de clase I y de clase II (v. fig. 8-10) sirve de ejemplo de este método (v. cuadro). Sin embargo, con las decenas de millones de variantes de las que se dispone en la actualidad en diferentes poblaciones, este método puede ampliarse para analizar la base genética de casi cualquier enfermedad compleja o rasgo. De hecho, hasta el momento, miles de GWAS han puesto en evidencia un gran número de variantes naturales asociadas con diversas enfermedades multifactoriales genéticamente complejas, que van desde la diabetes y la enfermedad intestinal inflamatoria a la artritis reumatoide y el cáncer, así como con rasgos tales como la estatura y la pigmentación. En los próximos años, se continuarán las investigaciones para descubrir la base biológica subyacente de estas asociaciones. Asocia ción e ntr e e l a ntíge no le ucocítico hum a no y dive r sa s e nf e r m e da de s Entre las más de mil asociaciones genoma-rasgo o genoma-enfermedad conocidas en todo el genoma, la región con la mayor concentración de asociaciones con diferentes fenotipos es la del antígeno leucocítico humano (HLA). Además de la asociación de alelos y haplotipos específicos con la diabetes tipo 1 comentada en el capítulo 8, se ha demostrado la asociación de diversos polimorfismos del HLA con una amplia gama de enfermedades. La mayoría de ellas son autoinmunitarias, es decir, se asocian con una respuesta inmunitaria anormal dirigida aparentemente contra uno o más autoantígenos. Se cree que estas asociaciones se relacionan con la variación de la respuesta inmunitaria debida al polimorfismo de los genes de la respuesta inmunitaria. La base funcional de la mayoría de las asociaciones HLA-enfermedad se desconoce. Las moléculas HLA son parte integral del reconocimiento de los antígenos por los linfocitos T. Se cree que distintos alelos HLA polimórficos dar lugar a la variación estructural de estas moléculas de la superficie celular, lo que causa diferencias en la capacidad de las proteínas para interactuar con el antígeno y el receptor del linfocito T en la iniciación de la respuesta inmunitaria, lo que afecta a procesos tan cruciales como la inmunidad contra las infecciones y la autotolerancia para evitar la autoinmunidad. Un ejemplo de esto es la espondilitis anquilosante, una enfermedad inflamatoria crónica de la columna vertebral y de las articulaciones sacroilíacas. Más del 95% de las personas con espondilitis anquilosante son DrBurgos 433 HLA-B27 positivas; el riesgo de desarrollar espondilitis anquilosante es al menos 150 veces mayor para las personas que tienen ciertos alelos HLA-B27 que para quienes no los tienen. Estos alelos provocan un plegamiento inadecuado de la cadena pesada HLA-B27 y una presentación del antígeno ineficaz. En otras enfermedades, la asociación entre un alelo HLA o haplotipo particular y una enfermedad no se debe a diferencias funcionales en los propios genes de la respuesta inmunitaria, sino a que un alelo particular está presente en una frecuencia muy alta en los cromosomas que también contienen mutaciones causantes de enfermedad en otro gen de la región del complejo principal de histocompatibilidad. Un ejemplo es la hemocromatosis, una enfermedad frecuente por sobrecarga de hierro. Más del 80% de los pacientes con hemocromatosis son homocigotos para una mutación común, Cys282Tyr, en el gen de la hemocromatosis (HFE) y tienen alelos HLA-A*0301 en su locus HLA-A. Sin embargo, la asociación no se debe al alelo HLA-A*0301. El gen HFE interviene en el transporte o el metabolismo del hierro en el intestino; el locus HLA-A, que participa en la respuesta inmunitaria de clase I, no tiene efecto sobre el transporte de hierro. La asociación se debe a la proximidad de los dos loci y al DL entre la mutación Cys282Tyr del gen HFE y el alelo A*0301 en el locus HLA-A. Errores en el diseño y el análisis de GWAS Los métodos de asociación son herramientas potentes para localizar con precisión los genes que contribuyen a las enfermedades genéticas, al demostrar no sólo los genes, sino también los alelos responsables. Asimismo, son relativamente fáciles de aplicar, puesto que sólo se necesitan muestras de un grupo de personas afectadas no emparentadas y de controles, y no requieren laboriosos estudios familiares ni la recogida de muestras de muchos miembros de una genealogía. Sin embargo, los estudios de asociación deben interpretarse con cautela. Una limitación importante de estos estudios es el problema de la asociación debida por completo a un artefacto causado por la estratificación de la población (v. cap. 9). Cuando una población está estratificada en subpoblaciones separadas (p. ej., por etnia o religión), y es raro que los miembros de una subpoblación se emparejen con las demás, una enfermedad que por alguna razón es más común en una subpoblación puede dar la impresión (errónea) de estar asociada con algunos alelos que también son más comunes en esa subpoblación que en la población general. Sin embargo, la asociación ficticia debida a la estratificación puede ser minimizada por una cuidadosa selección de los controles pareados. En particular, una forma de control de calidad consiste en asegurarse de que los casos y los controles tienen frecuencias similares de alelos cuyas frecuencias se sabe que difieren en gran medida entre las poblaciones (marcadores informativos de ancestralidad, como se comentó en el capítulo 9). Si las frecuencias observadas en los casos y los controles son similares, es improbable que exista DrBurgos 434 una estratificación no sospechada u oculta. Además del problema de las asociaciones falsamente positivas debidas a la estratificación, también pueden producirse resultados falsos positivos de los GWAS si se aplica una prueba inapropiadamente laxa para determinar la significación estadística. Esto se debe a que, a medida que el número de alelos que se están evaluando para determinar la asociación con una enfermedad aumenta, la posibilidad de encontrar asociaciones sólo por azar también se incrementa, concepto que se denomina en estadística problema de evaluación de hipótesis múltiples. Para entender por qué el valor de corte para la significación estadística debe ser mucho más estricto cuando se están evaluando varias hipótesis, imaginemos que lanzamos al aire una moneda 50 veces y se obtiene cara 40 de ellas. Este resultado muy infrecuente tiene una probabilidad de producirse de tan sólo una de cada 100.000 veces, aproximadamente. Sin embargo, si el mismo experimento se repite un millón de veces, las probabilidades de que al menos en uno de los experimentos se obtengan 40 o más caras es superior al 99,999%. Por tanto, incluso los eventos raros que se deben únicamente al azar en un experimento se vuelven frecuentes cuando el experimento se repite una y otra vez. Por este motivo, cuando se evalúa la presencia de una asociación de cientos de miles o millones de variantes en todo el genoma, decenas de miles de variantes podrían aparecer asociadas con P <0,05 simplemente por azar, por lo que el punto de corte típico de significación estadística de P <0,05 es demasiado bajo para indicar una verdadera asociación. En cambio, un nivel de significación de P <5 × 10-8 se considera más apropiado para un GWAS en el que se evalúan cientos de miles o millones de variantes. Sin embargo, incluso con puntos de corte apropiadamente estrictos para la significación a nivel del genoma completo, todavía se producirán resultados falsamente positivos debidos exclusivamente al azar. Para tener esto en cuenta, un GWAS realizado de forma adecuada suele incluir un estudio de replicación en un grupo diferente y completamente independiente de individuos para demostrar que los alelos situados cerca del mismo locus están asociados. No obstante, hay que advertir que los alelos que muestran asociación pueden ser diferentes en grupos étnicos distintos. Por último, se debe subrayar que si se encuentra una asociación entre una enfermedad y un alelo marcador polimórfico que forme parte de un mapa de haplotipos denso, no se puede inferir que ese alelo marcador tenga un papel funcional en el aumento de la susceptibilidad a la enfermedad. Debido a la naturaleza del DL, todos los alelos en DL con un alelo situado en un locus implicado en la enfermedad mostrarán una asociación aparentemente positiva, tanto si tienen una relevancia funcional en la predisposición a la enfermedad como si no. Sin embargo, la asociación basada en el DL sigue siendo muy útil, porque para que los alelos marcadores polimórficos aparezcan asociados, los alelos marcadores polimórficos asociados probablemente se sitúen dentro de un bloque de DL que también alberga el locus real de la enfermedad. DrBurgos 435 En el cuadro se presenta una comparación resumida de las características, puntos fuentes y puntos débiles de los métodos de ligamiento y asociación para el mapeo de los genes causantes de enfermedades. DrBurgos 436 Del mapeo génico a la identificación de genes La aplicación del mapeo génico a la genética médica utilizando los métodos descritos en la sección previa ha deparado muchos éxitos significativos. Esta estrategia ha conducido a la identificación de genes asociados a miles de trastornos mendelianos y a un creciente número de genes y alelos asociados con trastornos genéticamente complejos. La potencia de estos métodos ha aumentado en gran medida con la introducción de tecnologías muy eficientes y más baratas de análisis del genoma. En esta sección, describimos cómo los métodos genéticos y genómicos han permitido la identificación de los genes implicados en dos trastornos, el primero utilizando el análisis del ligamiento y el DL para delimitar la localización del gen responsable de la fibrosis quística (CF), una enfermedad autosómica recesiva frecuente (Caso 12) y el segundo utilizando el GWAS para encontrar múltiples variantes alélicas en genes que incrementan la susceptibilidad a la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) (Caso 3), un grave trastorno que priva de la visión a los adultos mayores. Com pa r a ción e ntr e los m é todos de liga m ie nto y de a socia ción Búsqueda del gen en una enfermedad mendeliana frecuente mediante mapeo de ligamiento Ejemplo: fibrosis quística DrBurgos 437 La fibrosis quística (FC), debido a su frecuencia relativamente alta, sobre todo en la población de raza blanca, y al desconocimiento casi total de las anomalías subyacentes a su patogenia, constituyó un candidato importante para identificar el gen responsable utilizando el ligamiento con el fin de encontrar la localización del gen, en lugar de emplear cualquier información sobre el propio proceso patológico. Se analizaron muestras de DNA de casi 50 familias con FC en busca de ligamiento entre la FC y cientos de marcadores de DNA a lo largo del genoma, hasta que al fin se identificó un ligamiento con marcadores situados en el brazo largo del cromosoma 7. El ligamiento con marcadores adicionales de DNA en 7q31-q32 restringió la localización del gen de la CF a una región de aproximadamente 500 kb del cromosoma 7. Desequilibrio de ligamiento en la fibrosis quística Sin embargo, en ese punto surgió una característica importante de la genética de la fibrosis quística: aunque los marcadores ligados más cercanos estaban todavía a cierta distancia del gen de la CF, se evidenció que existía un DL significativo entre el locus de la enfermedad y un determinado haplotipo en loci fuertemente ligados al locus de la enfermedad. Se analizaron las secuencias génicas de las regiones con los mayores grados de DL, lo que condujo al aislamiento del gen de la FC en 1989. Como se describe en detalle en el capítulo 12, el gen responsable, denominado regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR), mostró un interesante espectro de mutaciones. Se encontró una deleción de 3 pb (∆F508), que elimina una fenilalanina en la posición 508 de la proteína, en alrededor del 70% de todos los alelos mutantes de CF en las poblaciones del norte de Europa, pero nunca en los alelos normales de ese locus. Aunque estudios posteriores han demostrado que existen muchos cientos de alelos mutantes CFTR en todo el mundo, se utilizó la alta frecuencia de la mutación ∆F508 en las familias para mapear el gen de la fibrosis quística y el DL entre él y los alelos de loci marcadores polimórficos cercanos, que tan útiles se han mostrado para la identificación definitiva del gen CFTR. La localización del locus de la CF y la clonación del gen CFTR han posibilitado un amplio abanico de avances en la investigación y de aplicaciones clínicas, desde la fisiopatología básica, el diagnóstico molecular para el asesoramiento genético, el diagnóstico prenatal y los modelos animales hasta los intentos que se realizan en la actualidad para el tratamiento de la enfermedad (v. cap. 12). Búsqueda de los genes que contribuyen a una enfermedad compleja mediante asociación del genoma completo Ejemplo: degeneración macular asociada a la edad La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad DrBurgos 438 degenerativa progresiva de la porción de la retina responsable por la visión central. Causa ceguera a 1,75 millones de norteamericanos mayores de 50 años. La enfermedad se caracteriza por la presencia de drusas, que son depósitos extracelulares discontinuos y clínicamente visibles de proteínas y lípidos detrás de la retina en la región de la mácula (Caso 3). Aunque hay una amplia evidencia de una contribución genética a este trastorno, la mayoría de los individuos con DMAE no pertenecen a familias en las que exista un patrón probable de herencia mendeliana. La contribución del ambiente también es importante, como lo muestra el aumento del riesgo de DMAE en los fumadores comparados con los no fumadores. Los primeros estudios de GWAS de casos y controles de la DMAE revelaron una asociación de dos SNP frecuentes situados cerca del gen del factor H del complemento (CFH). El haplotipo de riesgo más frecuente que contiene estos alelos se observó en el 50% de los casos, frente a tan sólo un 29% en los controles (OR = 2,46; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1,953,11). Se encontró la existencia de homocigosidad para este haplotipo en el 24,2% de los casos, frente a sólo un 8,3% de los controles (OR = 3,51; IC 95%, 2,13-5,78). Una búsqueda a lo largo de los SNP situados en el bloque de DL que contiene el haplotipo asociado a DMAE reveló la presencia de un SNP no sinónimo en el gen CFH en el que una tirosina se sustituía por una histidina en la posición 402 de la proteína CFH (Tyr402His). La alteración Tyr402His, que tiene una frecuencia alélica del 26-29% en poblaciones de raza blanca y africanas, mostró una asociación incluso más fuerte con la DMAE que con los dos SNP que mostraron una asociación en el GWAS original. Dado que las drusas contienen factores del complemento y que se encuentra CFH en los tejidos de la retina alrededor de las drusas, se piensa que la variante Tyr402His protege menos contra la respuesta inflamatoria que se considera responsable de la formación de drusas y del daño a la retina. Por tanto, es probable que Tyr402His sea la variante del locus CFH responsable de aumentar el riesgo de DMAE. Un GWAS más reciente de la DMAE en el que se han usado más de 7.600 casos y más de 50.000 controles, así como millones de variantes del genoma completo, ha revelado que los alelos en un mínimo de 19 loci se asocian con la DMAE, con una significación del genoma completo de P <5 × 10−8. Una forma habitual de resumir un GWAS en forma de gráfica es representar los niveles de significación en una escala −log10 para cada variante asociada, en lo que se denomina una «gráfica de Manhattan», porque se cree que presenta una cierta similitud con el skyline de la ciudad de Nueva York (fig. 10-11). Los OR para la DMAE de estas variantes oscilan de un máximo de 2,76 para un gen de función desconocida (ARMS2) y 2,48 para CFH, a 1,1 para otros muchos genes implicados en múltiples vías, incluido el sistema del complemento, la aterosclerosis, la formación de vasos sanguíneos y otras. DrBurgos 439 FIGURA 10-11 «Gráfica de Manhattan» de los estudios de asociación del genoma completo (GWAS) de la degeneración macular asociada a la edad utilizando alrededor de 1 millón de alelos con polimorfismo de un único nucleótido (SNP) en el genoma completo localizados en los 22 autosomas que se muestran en el eje x. Cada punto azul representa la significación estadística (expresada como −log10(P) y representada en el eje y), que confirma una asociación previamente conocida; los puntos verdes son los que muestran significación estadística de asociaciones nuevas. La discontinuidad en el eje y es necesaria porque algunas de las asociaciones tienen valores de P extremadamente pequeños <1 × 10−16. Véase Créditos de figuras. En este ejemplo de DMAE, que es una enfermedad compleja, un GWAS condujo a la identificación de SNP comunes y con fuerte asociación, que a su vez se encontraban en desequilibrio de ligamiento con un SNP común codificante en el gen que parece ser la variante funcional implicada en la enfermedad. Ese descubrimiento, por su parte, llevó a la identificación de otros SNP en la cascada del complemento y en otras regiones que también pueden predisponer a la enfermedad o proteger contra ella. En conjunto, esos resultados proporcionan indicios importantes de la patogenia de la DMAE y sugieren que la vía del complemento puede ser una diana fructífera para nuevas terapias. Igual de interesante es que el GWAS mostró que un nuevo gen de función desconocida (ARMS2) también está implicado, lo que abre una vía totalmente nueva de investigación en la patogenia de la DMAE. Importancia de las asociaciones descubiertas con GWAS Existe un intenso debate sobre la interpretación de los resultados de los GWAS y su utilidad como herramienta para los estudios genéticos humanos. Este debate surge principalmente de una interpretación errónea de lo que significa el OR o el RR. Es cierto que muchos GWAS realizados correctamente proporcionan asociaciones significativas, pero con una magnitud del efecto muy modesta (similar al OR de 1,1 que acaba de mencionarse para la DMAE). De hecho, las asociaciones significativas con una magnitud de efecto cada vez menor se han vuelto más frecuentes a medida que se utilizan tamaños muestrales cada vez mayores que permiten la detección de asociaciones del genoma completo estadísticamente significativas con OR o RR cada vez más DrBurgos 440 pequeños. Esto ha dado pie a que se sugiera que los GWAS son poco útiles porque la magnitud del efecto de la asociación, medida mediante el OR o el RR, es demasiado pequeña para el gen y la vía implicados por esa variante para tener importancia en la patogenia de la enfermedad. Sin embargo, este razonamiento es erróneo en dos aspectos. En primer lugar, el OR es una medida del impacto de un alelo específico (p. ej., el alelo CFH Tyr402His para la DMAE) sobre vías patogénicas complejas, como la vía alternativa del complemento de la que forma parte el CFH. La sutileza de ese impacto está determinada por el modo en el que el alelo altera la función biológica del gen donde se localiza, y no por si el gen que alberga ese alelo pudiera ser importante en la patogenia de la enfermedad. En los trastornos autoinmunitarios, por ejemplo, los estudios de pacientes con varios trastornos autoinmunitarios diferentes, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico y la enfermedad de Crohn, muestran asociaciones modestas, pero con algunas de las mismas variantes, lo que sugiere que hay vías comunes que dan lugar a estas enfermedades distintas pero relacionadas, que probablemente serán bastante esclarecedoras en los estudios de su patogenia (v. cuadro). En segundo lugar, aunque la magnitud del efecto de cualquier variante es pequeña, los GWAS demuestran que muchos de estos trastornos son en realidad extremadamente poligénicos, incluso más de lo que se había sospechado, con miles de variantes, de las que la mayoría sólo tienen una pequeña contribución (OR de entre 1,01 y 1,1) a la susceptibilidad a la enfermedad por sí mismas, pero que, en conjunto, representan una proporción considerable de la agrupación observada de estas enfermedades en ciertas familias (v. cap. 8). Aunque la constatación de la modesta magnitud del efecto para la mayoría de los alelos detectada con GWAS es correcta, no tiene en cuenta un hallazgo importante y quizás el más fundamental de estos estudios: la arquitectura genética de algunas de las enfermedades complejas más frecuentes estudiadas hasta el momento puede implicar a cientos o miles de loci que presentan variantes con un efecto pequeño en muchos genes y vías. Estos genes y vías son importantes para comprender cómo se producen las enfermedades complejas, aunque cada alelo sólo ejerza efectos sutiles sobre la regulación génica o la función de proteínas y tenga únicamente un efecto modesto sobre la susceptibilidad a la enfermedad en función de cada alelo. Por tanto, los GWAS siguen siendo una herramienta de investigación importante en genética humana para dilucidar las numerosas contribuciones a las enfermedades complejas, con independencia de si las variantes individuales que se encuentran asociadas con la enfermedad aumentan o no sustancialmente el riesgo de enfermedad en los individuos portadores de dichos alelos (v. cap. 16). Es de esperar que muchas otras variantes genéticas responsables de enfermedades complejas sean identificadas con éxito mediante la asociación del genoma completo y que la secuenciación detallada de las regiones que muestran asociaciones con enfermedades permita DrBurgos 441 descubrir las variantes o grupos de variantes responsables desde el punto de vista funcional de asociaciones con enfermedades. Estos hallazgos deberían proporcionarnos importantes descubrimientos y posibles dianas terapéuticas para muchas de las enfermedades comunes que causan una gran morbilidad y mortalidad en la población. DrBurgos 442 Búsqueda de genes responsables de enfermedades mediante secuenciación del genoma Hasta ahora, en este capítulo nos hemos centrado en dos métodos para localizar y después identificar los genes implicados en las enfermedades: análisis de ligamiento y GWAS. Ahora, nos centraremos en un tercer método, que implica la secuenciación directa del genoma de los individuos afectados, sus progenitores y/o de otros individuos de la familia o de la población. El desarrollo de métodos de secuenciación de DNA muy optimizados, que ha reducido el coste de la secuenciación en seis órdenes de magnitud respecto a lo que se gastó para elaborar la secuencia de referencia del Proyecto Genoma Humano, ha abierto nuevas posibilidades para el descubrimiento de los genes y las mutaciones responsables de enfermedades, sobre todo en el caso de los trastornos mendelianos raros. Como se comentó en el capítulo 4, las nuevas tecnologías permiten generar una secuencia del genoma completo (WGS, whole-genome sequence) o, como alternativa rentable, la secuencia de sólo alrededor del 2% del genoma que contiene los exones de los genes, denominada secuencia del exoma completo (WES, whole-exome sequence). Filtrado de los datos de la secuencia del genoma completo o de la secuencia del exoma completo para encontrar posibles variantes causantes de enfermedades Para ilustrar las posibilidades actuales, pondremos el ejemplo de un «trío» familiar constituido por un niño afectado por una enfermedad rara y sus progenitores. Se realiza un WGS en los tres, que muestra más de 4 millones de diferencias en comparación con la secuencia de referencia del genoma humano (v. cap. 4). ¿Cuál de estas variantes es la responsable de la enfermedad? Para extraer la información útil a partir de esta cantidad ingente de datos se requiere crear un esquema de filtrado de variantes basado en varias suposiciones razonables sobre cuáles son las variantes que tienen más probabilidades de ser las responsables de la enfermedad. De l GWAS a l P he WAS En los estudios de asociación del genoma completo (GWAS), se explora la base genética de un determinado fenotipo, enfermedad o rasgo mediante la búsqueda de asociaciones con grandes colecciones no sesgadas de marcadores de DNA de todo el genoma. Es posible plantearse si esto se DrBurgos 443 podría hacer a la inversa y si sería factible descubrir los posibles vínculos fenotípicos asociados con variantes del genoma mediante la búsqueda de asociaciones con grandes colecciones no sesgadas de fenotipos de todo el «fenoma». Los resultados de este planteamiento parecen ser muy prometedores por el momento. En el método denominado estudios de asociación del fenoma completo (PheWAS por sus siglas en inglés, de phenome-wide association studies), se evalúa la asociación de las variantes genéticas, no sólo con un fenotipo particular de interés (p. ej., la artritis reumatoide o la presión arterial sistólica mayor de 160 mmHg), sino con todos los fenotipos y los valores de laboratorio médicamente relevantes presentes en las historias clínicas electrónicas (HCE). De este modo, es posible buscar asociaciones novedosas e imprevistas de una manera no sesgada, utilizando algoritmos de búsqueda, códigos de facturación y análisis de texto en documentos electrónicos, métodos que cada vez están más disponibles en las historias clínicas en muchos países. Como ejemplo de este método, los SNP para un haplotipo HLA-DRB1 importante de clase II (como se ha descrito en el cap. 8) se evaluaron frente a más de 4.800 fenotipos en las HCE de más de 4.000 pacientes; en este PheWAS se detectó la asociación no sólo con la esclerosis múltiple (como era de esperar a partir de estudios anteriores), sino también con la cirrosis hepática inducida por alcohol, afecciones eritematosas como la rosácea, diversas neoplasias benignas y varias docenas de otros fenotipos. Aunque el potencial de los PheWAS está empezando a descubrirse, este método de evaluación no sesgado de grandes conjuntos de datos clínicos puede permitir el descubrimiento de enfermedades concurrentes previamente no detectadas y/o efectos secundarios o interacciones farmacológicas menos frecuentes en pacientes que reciben tratamientos farmacológicos. Un ejemplo de un esquema de filtrado que puede utilizarse para revisar estas variantes se muestra en la figura 10-12. 1. Localización respecto a los genes codificantes de proteínas. Se mantienen las variantes que están en los exones codificantes de proteínas o cerca de ellos y se descartan las variantes situadas en el interior de intrones o en las regiones intergénicas. Es posible, por supuesto, que la mutación responsable se sitúe en un gen de RNA no codificante o en secuencias reguladoras localizadas a cierta distancia de un gen, como se comentó en el capítulo 3. Sin embargo, en la actualidad éstas son más difíciles de evaluar, por lo que, para simplificar, es razonable centrarse inicialmente en los genes codificantes de proteínas. 2. Frecuencia en la población. Se mantienen las variantes raras del paso 1 y se descartan las variantes comunes con frecuencias alélicas mayores de 0,05 (o algún otro valor arbitrario entre 0,01 y 0,1), porque es muy improbable que las variantes comunes sean responsables de una enfermedad cuya prevalencia poblacional sea mucho menor que la q2 prevista por el equilibrio DrBurgos 444 de Hardy-Weinberg (v. cap. 9). 3. Efecto perjudicial de la mutación. Se mantienen las variantes del paso 2 que causen cambios sin sentido o no sinónimos en codones con exones, que causen mutaciones con cambio de marco de lectura o que alteren sitios de corte y empalme muy conservados, y se descartan los cambios sinónimos que no tengan un efecto previsto sobre la función génica. 4. Concordancia con el patrón de herencia probable. Si se piensa que lo más probable es que la enfermedad sea autosómica recesiva, se mantienen todas las variantes del paso 3 que estén presentes en ambas copias de un gen en un niño afectado. El niño no tiene por qué ser homocigoto para la misma variante perjudicial, pero podría ser un heterocigoto compuesto para dos mutaciones perjudiciales diferentes en el mismo gen (v. cap. 7). Si el supuesto modo de herencia es correcto, los progenitores deberían ser heterocigotos para las variantes. Si existiese consanguinidad entre los progenitores, los genes candidatos y las variantes deberían filtrarse más con el requisito de que el niño sea un homocigoto verdadero para la misma mutación derivada de un único antepasado común (v. cap. 9). Si la enfermedad es grave y parece más probable que se deba a una mutación de novo dominante, porque los progenitores pocas veces o nunca tienen más de un hijo afectado, se mantienen las variantes del paso 3 que sean cambios de novo y que no estén presentes en ninguno de los progenitores. DrBurgos 445 FIGURA 10-12 Esquema representativo del filtrado para reducir las millones de variantes detectadas en la secuenciación del genoma completo de una familia compuesta por dos progenitores no afectados y un hijo afectado, hasta conseguir un número pequeño que pueda evaluarse para determinar su relevancia biológica y patológica. El enorme número inicial de variantes se va cribando para conseguir cantidades cada vez más pequeñas mediante la aplicación de filtros para eliminar las variantes que son una causa improbable, suponiendo que las variantes de interés probablemente se localizan cerca de un gen, interrumpen su función y son infrecuentes. Cada gen candidato restante se evalúa a continuación para determinar si las variantes de dicho gen se heredan de un modo que se ajuste al patrón de herencia más probable de la enfermedad, si una variante aparece en un gen candidato que tenga sentido biológico según el fenotipo del niño afectado y si otros individuos afectados también tienen mutaciones en dicho gen. AR, autosómica recesiva; mRNA, RNA mensajero. En última instancia, se pueden filtrar millones de variantes hasta llegar a DrBurgos 446 una cifra manejable en la que estén presentes en un número pequeño de genes. Cuando el filtrado reduce el número de genes y alelos a una cantidad manejable, se pueden evaluar otras características en ellos. En primer lugar, ¿tiene alguno de los genes una función o patrón de expresión tisular conocido previsible si fuese el gen potencial responsable de la enfermedad? ¿Está implicado el gen en otros fenotipos de enfermedad, o participa en vías con otros genes cuyas mutaciones pueden causar fenotipos similares o diferentes? Por último, ¿este mismo gen está mutado en otros pacientes con la enfermedad? Si se encuentran mutaciones en uno de estos genes en otros pacientes, se confirmaría que se trata del gen responsable en el trío original. En algunos casos, un gen de la lista del paso 4 puede convertirse en el principal candidato porque su implicación tiene sentido biológico o genético, o porque se sabe que está mutado en otros individuos afectados. Sin embargo, en otros casos el gen responsable puede ser totalmente imprevisto por los datos biológicos, o puede que no esté mutado en otros individuos afectados debido a heterogeneidad de locus (es decir, las mutaciones en otros genes aún no descubiertos que pueden causar una enfermedad similar). Estos análisis de variantes requieren un uso extenso de bases de datos genómicas públicas y de herramientas informáticas, como la secuencia de referencia del genoma humano, bases de datos de frecuencias alélicas, programas informáticos que evalúan en qué grado puede ser perjudicial una sustitución de aminoácido para la función génica, recopilaciones de mutaciones causantes de enfermedades conocidas, así como bases de datos de redes funcionales y vías biológicas. La enorme expansión de esta información en los últimos años ha desempeñado un papel crucial a la hora de facilitar el descubrimiento de genes causantes de enfermedades mendelianas raras. Ejemplo: identificación del gen mutado en la disostosis acrofacial postaxial El método WGS que acaba de describirse se utilizó para estudiar una familia en la que nacieron dos hermanos afectados por una malformación congénita rara denominada disostosis acrofacial postaxial (DAP), cuyos padres no estaban afectados ni tenían relación de consanguinidad. Los pacientes con este trastorno tienen micrognatia, aplasia o hipoplasia de los dedos cubitales de la mano, aplasia del cúbito, labio leporino y fisuras (colobomas) de los párpados. Se pensó que el trastorno era autosómico recesivo porque los progenitores de un niño afectado en otras familias son consanguíneos y hay pocas familias como la de este ejemplo, en la que los progenitores no afectados tengan varios hijos afectados (ambos hallazgos son datos característicos de la herencia recesiva, v. cap. 7). Esta pequeña familia por sí sola era claramente inadecuada para un análisis de ligamiento. En su lugar, se realizó la secuenciación y el análisis del genoma completo de sus cuatro miembros. Partiendo de una lista inicial de más de 4 millones de variantes y suponiendo que la enfermedad tiene una herencia autosómica recesiva en DrBurgos 447 ambos niños afectados, un esquema de filtrado similar al descrito previamente dio lugar a tan sólo cuatro genes posibles. Uno de ellos, DHODH, también presentaba una mutación conocida en otros dos pacientes con DAP no emparentados, lo que confirmó que este gen era responsable de la enfermedad en estas familias. El gen DHODH codifica la dihidroorotato deshidrogenasa, una enzima mitocondrial implicada en la biosíntesis de pirimidina, y no se sospechaba que fuese el gen responsable de este síndrome malformativo a partir de los datos biológicos. Aplicaciones de la secuencia del genoma completo o de la secuencia del exoma completo en contextos clínicos Desde que la aplicación del WGS o del WES a las enfermedades mendelianas raras se describiese por primera vez en 2009, se han estudiado muchos cientos de estos trastornos y se han encontrado las mutaciones responsables en más de 300 genes causantes de enfermedad no identificados previamente. Aunque el método de secuenciación del genoma puede pasar por alto ciertas categorías de mutación que son difíciles de detectar rutinariamente tan sólo con la secuenciación (p. ej., deleciones o variantes del número de copias) o que son difíciles o imposibles de reconocer con nuestros conocimientos actuales (p. ej., mutaciones no codificantes o mutaciones reguladoras en regiones intergénicas), muchos grupos han descrito una tasa de éxito de hasta el 25-40% a la hora de identificar una mutación causal. Estos descubrimientos pueden proporcionar información útil no sólo para el asesoramiento genético de las familias implicadas, sino que también pueden aportar información para el manejo clínico y el posible desarrollo de tratamientos eficaces. Es previsible que la tasa de éxito de este método aumente a medida que los costes de la secuenciación continúen disminuyendo y que nuestra capacidad de interpretar las probables consecuencias funcionales de los cambios de secuencia del genoma mejore. DrBurgos 448 Bibliografía general Altshuler D, Daly MJ, Lander ES. Genetic mapping in human disease. Science. 2008;322:881–888. Manolio TA. Genomewide association studies and assessment of the risk of disease. N Engl J Med. 2010;363:166–176. Risch N, Merikangas K. The future of genetic studies of complex human diseases. Science. 1996;273:1516–1517. Terwilliger JD, Ott J. Handbook of human genetic linkage. Baltimore: Johns Hopkins University Press; 1994. 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Se analizaron las puntuaciones LOD (Z) entre un polimorfismo en el locus de la α-globina en el brazo corto del cromosoma 16 y una enfermedad autosómica dominante en una serie de familias británicas y holandesas, con los siguientes datos: Zmáx = 25,85 para θmáx = 0,05 ¿Cómo interpretaría esos datos? ¿Por qué el valor de Z es −∞ para θ = 0? En un estudio posterior, también se investigó a una gran familia siciliana DrBurgos 450 con lo que parecía la misma enfermedad para el ligamiento de la αglobina, con los siguientes resultados: ¿Cómo interpretaría los datos de este segundo estudio? 3. Este árbol genealógico se obtuvo de un estudio diseñado para determinar si una mutación en el gen de la γ−cristalina, una de las principales proteínas del cristalino del ojo, puede ser responsable de una forma autosómica dominante de catarata. Los símbolos rellenos en el árbol genealógico indican los miembros de la familia con cataratas. Las letras indican tres alelos en el locus polimórfico de la γ−cristalina en el cromosoma 2. Si examina cada persona afectada que ha traspasado la catarata a sus hijos, ¿cuántas de ellas representan una meiosis informativa para el ligamiento entre la catarata y la γ−cristalina? ¿En qué individuos está la fase conocida entre la mutación de la catarata y los alelos de la γ−cristalina? ¿Existe alguna meiosis en la que debe haber ocurrido un entrecruzamiento para explicar los datos? ¿Qué concluiría acerca del ligamiento entre la catarata y la γ−cristalina a partir de este estudio? ¿Qué estudios adicionales deberían llevarse a cabo para confirmar o rechazar la hipótesis? 4. El siguiente árbol genealógico muestra un ejemplo del diagnóstico molecular del síndrome de Wiskott-Aldrich, una inmunodeficiencia ligada al X, mediante un polimorfismo del DNA ligado con una distancia física de aproximadamente 5 cM entre el locus polimórfico y el gen del síndrome de Wiskott-Aldrich. a. ¿Cuál es la fase probable en la madre portadora? ¿Cómo lo determinaría? ¿Qué diagnóstico haría usted con respecto al diagnóstico prenatal actual si se tratara de un feto varón? El abuelo materno está ahora disponible para las pruebas de DNA y DrBurgos 451 muestra el alelo B en el locus ligado. b. ¿Cómo afecta este hallazgo en la determinación de la fase en la madre? ¿Qué diagnóstico haría ahora con respecto al diagnóstico prenatal actual? 5. Revise el árbol genealógico de la figura 10-10B. Si la abuela no afectada (I-2) hubiese sido una heterocigota A/a, ¿sería posible determinar la fase en el progenitor afectado (individuo II-2)? 6. En el siguiente árbol genealógico, que corresponde a una familia con hemofilia A ligada al cromosoma X, ¿se puede determinar la fase del gen mutante del factor VIII (h) y del alelo normal (H) respecto a los alelos polimórficos M y m en la madre de los dos niños varones afectados? DrBurgos 452 Árbol genealógico de la hemofilia ligada al X. El abuelo afectado en la primera generación tiene la enfermedad (alelo mutante h) y el alelo M en un locus polimórfico en el cromosoma X. 7. Calcule D′ para las tres posibilidades indicadas en la figura 10-7. 8. Los cálculos del riesgo relativo se utilizan para los estudios de cohortes y no para los de casos y controles. Con el fin de demostrar los motivos de esto, imagine un estudio de casos y controles para evaluar el efecto de una variante genética sobre la susceptibilidad a la enfermedad. El investigador ha evaluado a todos los individuos afectados (a + c) como ha sido posible y después ha escogido de forma arbitraria un grupo de (b + d) controles. Se analiza su genotipo para ver si hay una variante presente: a/(a + c) de los afectados tienen la variante, mientras que b/(b + d) de los controles tienen la variante. Enfermedad presente Enfermedad ausente DrBurgos 453 Variante presente a Variante ausente c a+c b d b+d Calcule el odds ratio (OR) y el riesgo relativo (RR) para la asociación entre la presencia de la variante y la presencia de la enfermedad. Ahora, imagine que el investigador decidiese utilizar el triple de individuos no afectados, 3 × (b + d), y de controles. El investigador está en su derecho de hacerlo, porque se trata de un estudio de casos y controles, y los números de personas afectadas y no afectadas no están determinados por la prevalencia de la enfermedad en la población estudiada, como sí sucedería en un estudio de cohortes. Suponga que la distribución de la variante es igual en este grupo control que en el grupo control más pequeño, que es 3b/[3 × (b + d)] = b/(b + d) de portadores del alelo. Enfermedad presente Enfermedad ausente Variante presente a 3b Variante ausente c 3d a+c 3 × (b + d) Vuelva a calcular el OR y RR con este nuevo grupo control. Haga lo mismo cuando un grupo control arbitrario tenga un tamaño n veces mayor que el grupo control original, es decir, que el tamaño del grupo control sea n × (b + d). ¿Qué parámetro, OR o RR, no cambia cuando se utilizan grupos control de tamaño distinto elegidos de forma arbitraria? DrBurgos 454 C A P Í T U L O 11 DrBurgos 455 Bases moleculares de las enfermedades genéticas Principios generales y lecciones aprendidas de las hemoglobinopatías El término enfermedad molecular, introducido hace más de seis décadas, hace referencia a trastornos que se deben básicamente a una alteración, ya sea heredada o adquirida, que afecta a uno o varios genes, su estructura y/o su expresión. En este capítulo, primero se describen los mecanismos genéticos y bioquímicos básicos subyacentes a las enfermedades monogénicas. A continuación, se ilustran en el contexto de sus consecuencias moleculares y clínicas, utilizando como ejemplos las enfermedades hereditarias que afectan a la hemoglobina (las hemoglobinopatías). Este repaso de los mecanismos se ampliará en el capítulo 12 para incluir otras enfermedades genéticas que ilustran principios adicionales de la genética en medicina. Una enfermedad genética se produce cuando una alteración en el DNA de un gen esencial cambia la cantidad y/o la función de los productos génicos, por lo general el RNA mensajero (mRNA) y la proteína, pero en ocasiones RNA no codificantes (ncRNA) específicos con funciones estructurales o reguladoras. Aunque casi todas las enfermedades monogénicas conocidas se producen a consecuencia de mutaciones que afectan a la función de una proteína, se conocen algunas excepciones a esta regla, como las enfermedades debidas a mutaciones de genes de ncRNA, incluyendo los genes de microRNA (miRNA) que regulan genes diana específicos, y los genes mitocondriales que codifican RNA de transferencia (tRNA) (v. cap. 12). Es esencial comprender una enfermedad genética a los niveles molecular y bioquímico, porque este conocimiento constituye la base para un tratamiento racional. En este capítulo, centraremos nuestra atención exclusivamente en enfermedades causadas por defectos en genes codificantes de proteínas; el estudio del fenotipo a nivel de las proteínas, la bioquímica y el metabolismo constituye la disciplina de la genética bioquímica. En 2014, la versión en Internet de Mendelian Inheritance in Man recogía más de 5.500 fenotipos para los que se conocía la base molecular, en gran medida con una herencia autosómica y ligada al cromosoma X. Aunque es impresionante que se haya encontrado el defecto molecular básico en tantos trastornos, es preciso señalar que no se conoce la fisiopatología completa de ninguna enfermedad genética. La anemia falciforme (Caso 42), que se expone más adelante en este capítulo, es uno de los trastornos hereditarios mejor DrBurgos 456 caracterizados, pero su conocimiento es incompleto a pesar de que fue la primera enfermedad molecular reconocida, hace más de 65 años. DrBurgos 457 Cómo afectan las mutaciones a la función proteica Las mutaciones que afectan a genes codificantes de proteínas causan enfermedad a través de cuatro posibles efectos distintos sobre la función de las proteínas (fig. 11-1). Con mucha diferencia, la consecuencia más frecuente de una mutación es la pérdida de función de la proteína mutante. No obstante, muchos trastornos relevantes se producen mediante otros mecanismos: ganancia de función; adquisición de una nueva propiedad por la proteína mutante y expresión de un gen en un momento inadecuado (expresión heterocrónica) y/o en un lugar incorrecto (expresión ectópica). FIGURA 11-1 Esquema general de los mecanismos a través de los que las mutaciones causantes de enfermedad dan lugar a las enfermedades. Las mutaciones en la región codificante causan la aparición de proteínas estructuralmente anómalas que muestran una pérdida o ganancia de función, o bien propiedades nuevas, que dan origen a la enfermedad. Las modificaciones en las secuencias no codificantes son de dos tipos generales: las que alteran la estabilidad o el empalme del RNA mensajero (mRNA) y las que alteran los elementos reguladores o modifican la dosis génica. Las mutaciones en los elementos reguladores alteran la abundancia del mRNA, el período de tiempo durante el que se expresa el gen o el tipo de célula en el que se expresa. Las modificaciones en la región codificante o en los dominios reguladores pueden reducir la cantidad de la proteína producida. PHHF, persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal. Mutaciones con pérdida de función DrBurgos 458 La pérdida de función de un gen puede producirse como consecuencia de alteraciones en sus secuencias codificantes, reguladoras o críticas por cualquier circunstancia, debido a sustituciones de nucleótidos, deleciones, inserciones o reordenamientos. Son ejemplos de pérdida de función por deleción con reducción de dosis génica las α-talasemias (Caso 44), producidas sobre todo por deleciones de los genes de la α-globina (v. más adelante); las enfermedades originadas por pérdida de cromosomas (Caso 27), como las monosomías (p. ej., el síndrome de Turner) (v. caps. 5 y 6) (Caso 47), y las mutaciones somáticas adquiridas (frecuentemente son deleciones) que se producen en genes supresores tumorales en muchos tipos de cáncer, como el retinoblastoma (Caso 39) (v. cap. 15). Hay otros muchos tipos de mutaciones que también pueden causar una pérdida completa de la función y pueden ilustrarse con las β-talasemias (Caso 44) (v. más adelante), un grupo de hemoglobinopatías producidas por reducción de β-globina, una de las hemoglobinas más importantes de los glóbulos rojos de individuos adultos. La gravedad de una enfermedad producida por mutaciones con pérdida de función se correlaciona en general con la intensidad de dicha pérdida de función. En muchos casos, la existencia incluso de una pequeña función residual de la proteína mutante puede reducir en gran medida la gravedad de la enfermedad. Mutaciones con ganancia de función Las mutaciones también pueden potenciar una o más funciones normales de una proteína. Sin embargo, en los sistemas biológicos más no significa necesariamente mejor, y se puede producir una enfermedad. Es clave determinar cuándo una enfermedad se debe a una mutación con ganancia de función, debido a que el tratamiento va a ser necesariamente distinto del de los trastornos originados por otros mecanismos, tal como las mutaciones con pérdida de función. Las mutaciones con ganancia de función pueden ser de dos tipos generales: • Mutaciones que incrementan la producción de una proteína normal. Algunas mutaciones causan enfermedades al incrementar la síntesis de una proteína normal en células en las que dicha proteína está presente. Las mutaciones más comunes de este tipo se deben a un incremento de la dosis génica, que suele deberse a la duplicación de parte o de todo un cromosoma. Como se comenta en el capítulo 6, el ejemplo clásico es la trisomía 21 (síndrome de Down), que se debe a la presencia de tres copias del cromosoma 21. Otros ejemplos importantes de enfermedades debidas al incremento en la dosificación de genes únicos son una forma de enfermedad de Alzheimer familiar, debida a una duplicación del gen de la proteína precursora del amiloide (βAPP, amyloid precursor protein) (v. cap. 12), y la enfermedad degenerativa del sistema nervioso periférico de Charcot-Marie-Tooth tipo 1A (Caso 8), que se origina generalmente por DrBurgos 459 una duplicación de un solo gen: el gen de la proteína 22 de la mielina periférica (PMP22). • Mutaciones que aumentan una función normal de una proteína. Raramente una mutación en la región codificante puede incrementar la capacidad de las moléculas de proteína para realizar una o más de sus funciones normales, a pesar de alterar la actividad fisiológica global de las mismas. Por ejemplo, las mutaciones de cambio de sentido que dan lugar a la hemoglobina Kempsey, que bloquea la hemoglobina en su estado de alta afinidad con el oxígeno reduciendo el intercambio del gas en los tejidos. Otro ejemplo de este fenómeno se produce en la forma de estatura corta de la acondroplasia (Caso 2). Mutaciones con aparición de propiedades nuevas En algunas enfermedades, un cambio en la secuencia de aminoácidos confiere a la proteína una propiedad nueva sin que necesariamente se alteren sus funciones normales. Un ejemplo clásico es la anemia falciforme (Caso 42), que se detallará más adelante en este capítulo y que se debe a la sustitución de un aminoácido que no tiene efecto sobre la habilidad de la hemoglobina falciforme para transportar oxígeno. Sin embargo, al contrario que la hemoglobina normal, las cadenas de la hemoglobina falciforme se agregan cuando están desoxigenadas y forman fibras poliméricas anormales que deforman los eritrocitos. No es sorprendente que estas mutaciones de propiedad nueva sean infrecuentes, ya que la mayoría de sustituciones de aminoácidos son neutras o alteran la función o la estabilidad de una proteína que ha sido conformada con precisión por la evolución. Mutaciones asociadas a expresión génica heterocrónica o ectópica Una clase importante de mutaciones son las que provocan una expresión inadecuada del gen en el tiempo o en el lugar. Estas mutaciones se producen en las regiones reguladoras del gen. Por tanto, el cáncer se produce a menudo como consecuencia de un gen que normalmente induce la proliferación celular (un oncogén) en células en las que el gen no suele expresarse (v. cap. 15). Algunas mutaciones en elementos reguladores de la hemoglobina originan una expresión en adultos del gen de la γ-globina, que se suele expresar con valores elevados sólo en la vida fetal. Estas mutaciones en el gen de la γ-globina producen un fenotipo benigno denominado persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal (Hb F), que se describe más adelante en este capítulo. DrBurgos 460 Cómo alteran las mutaciones la formación de proteínas biológicamente normales Las alteraciones de las funciones normales de una proteína debidas a los diversos tipos de mutaciones esbozados previamente pueden ejemplificarse por la amplia gama de enfermedades debidas a mutaciones en los genes de la globina, que se analizarán en la segunda parte de este capítulo. Para sintetizar una proteína con actividad biológica (como la molécula de hemoglobina), la información debe ser transcrita desde la secuencia de nucleótidos del gen al mRNA y, a continuación, traducida a un polipéptido, que después sufrirá etapas progresivas de maduración (v. cap. 3). Las mutaciones pueden alterar cualquiera de estos pasos (tabla 11-1). Como se verá a continuación, las anomalías en cinco de estas fases quedan ilustradas por diversas hemoglobinopatías; el resto queda ejemplificado por enfermedades que se exponen en el capítulo 12. Tabla 11-1 Las ocho etapas en las que las mutaciones pueden alterar la producción de una proteína normal LDL, lipoproteína de baja densidad; mRNA, RNA mensajero. DrBurgos 461 Relación entre genotipo y fenotipo en la enfermedad genética Las variaciones en el fenotipo clínico observado en una enfermedad hereditaria pueden tener tres posibles explicaciones genéticas: • heterogeneidad alélica, • heterogeneidad de locus, o • efecto de genes modificadores. Cada uno de estos tipos puede ilustrarse por mutaciones de los genes de la α-globina o de la β-globina (tabla 11-2). Tabla 11-2 Tipos de heterogeneidad asociados con enfermedades genéticas Heterogeneidad alélica La heterogeneidad genética se debe en la mayoría de los casos a la existencia de múltiples alelos en un único locus, situación que se ha denominado heterogeneidad alélica (v. cap. 7 y tabla 11-1). En muchos casos, existe una correlación genotipo-fenotipo manifiesta entre un alelo específico y un fenotipo específico. La explicación más habitual del efecto de la heterogeneidad alélica sobre el fenotipo clínico es el hecho de que los alelos que dan lugar a una función residual mayor en la proteína mutante se asocian a menudo a una forma más leve del fenotipo principal asociado con la enfermedad. No obstante, en otros casos los alelos que se acompañan de una cierta función residual de la proteína se asocian solamente a uno o unos pocos de los fenotipos que se pueden observar en las situaciones de alelo ausente o totalmente no funcional (que suele denominarse alelo nulo). Como se verá con más detalle en el capítulo 12, esta situación es frecuente en ciertas variantes del gen de la fibrosis quística (CFTR); estas variantes dan lugar a una situación diferente desde el punto de vista fenotípico, la ausencia congénita del conducto deferente, pero no a las demás manifestaciones de la fibrosis quística. DrBurgos 462 Una segunda explicación de la variación del fenotipo relacionada con los alelos es el hecho de que dicha variación puede reflejar la propiedad específica de la proteína más alterada por la mutación. Esta situación queda bien ilustrada por la hemoglobina Kempsey, un alelo de la β-globina que mantiene la hemoglobina en una estructura de afinidad elevada por el oxígeno, lo que causa policitemia, porque el sistema hematopoyético interpreta erróneamente la disminución del aporte periférico de oxígeno como si se debiera a una producción insuficiente de eritrocitos. Las consecuencias bioquímicas y clínicas de una mutación específica en una proteína suelen ser impredecibles. Por tanto, nadie podría haber previsto que el alelo de la β-globina asociado con la anemia falciforme daría lugar a la formación de polímeros de globina que deforman los eritrocitos y constituyen una célula falciforme (v. después en este capítulo). La anemia falciforme es muy inhabitual porque se debe sólo a una única mutación específica (sustitución Glu6Val en la cadena de la β-globina), mientras que la mayoría de los fenotipos pueden surgir por una sustitución cualquiera entre unas pocas o muchas posibles (por lo general, mutaciones con pérdida de función) de la proteína afectada. Heterogeneidad de locus La heterogeneidad genética también se produce cuando las mutaciones en más de un locus pueden dar lugar a un trastorno clínico específico, una situación que se ha denominado heterogeneidad de locus (v. cap. 7). Este fenómeno quedó ilustrado por el descubrimiento de que la talasemia puede producirse por mutaciones en la cadena de la β-globina o la α-globina (v. tabla 11-2). Una vez que se ha documentado una situación de heterogeneidad de locus, la comparación detallada del fenotipo asociado a cada gen revela en ocasiones que el fenotipo no es tan homogéneo como se suponía inicialmente. Genes modificadores En ocasiones, incluso las relaciones genotipo-fenotipo más sólidas no llegan a manifestarse en un paciente específico. Esta variación fenotípica puede, en principio, atribuirse a factores ambientales o al efecto de otros genes, denominados genes modificadores (v. cap. 8). Hasta el momento, sólo se han identificado unos pocos genes modificadores en las enfermedades monogénicas del ser humano, aunque es previsible que habrá muchos ejemplos a medida que nuestro conocimiento de las bases de la enfermedad aumenten. Un ejemplo que se describe más adelante en este capítulo se observa en los homocigotos para la β-talasemia (portadores de mutaciones en el locus de la β-globina) que también heredan una variante de la α-talasemia en el locus de la α-globina. DrBurgos 463 Hemoglobinas Para ilustrar con mayor detalle los conceptos introducidos en la primera sección de este capítulo, ahora nos centraremos en los trastornos de las hemoglobinas del ser humano (denominados hemoglobinopatías), que son las enfermedades monogénicas más frecuentes en nuestra especie. Estas enfermedades provocan una morbilidad considerable, y la Organización Mundial de la Salud estima que más del 5% de la población mundial es portadora de variantes genéticas de hemoglobinopatías con importancia clínica. También son relevantes porque su patología molecular y bioquímica tal vez sea la mejor conocida de cualquier otro grupo de enfermedades genéticas. Antes de describir en profundidad las hemoglobinopatías, se deben comentar brevemente los aspectos normales de los genes de la globina y la biología de la hemoglobina. Estructura y función de la hemoglobina La hemoglobina es el transportador de oxígeno en los glóbulos rojos de los vertebrados. Cada molécula de hemoglobina contiene cuatro subunidades: dos cadenas de α-globina y dos cadenas de β- (o de tipo β-)globina. Cada subunidad está compuesta de una cadena polipeptídica, la globina, y un grupo prostético, el hemo, un pigmento que contiene hierro que se combina con oxígeno y proporciona a la molécula su capacidad de transportar oxígeno (fig. 11-2). La hemoglobina predominante en seres humanos adultos (Hb A) tiene una estructura α2β2 en la que las cuatro cadenas están plegadas y acopladas entre sí para formar un tetrámero globular. DrBurgos 464 FIGURA 11-2 Estructura de una subunidad de la hemoglobina. Cada subunidad tiene ocho regiones helicoidales que se designan de la A a la H. Se muestran los dos aminoácidos más conservados: His 92, la histidina a la que se enlaza de forma covalente el hierro del hemo, y Phe 42, la fenilalanina que mantiene el anillo de porfirina del hemo dentro de su receptáculo en la proteína plegada. Véanse en el texto la Hb Hammersmith y la Hb Hyde Park, que presentan sustituciones en Phe42 y His92, respectivamente, en la molécula de la β-globina. Al igual que sucede con todas las proteínas muy conservadas a lo largo de la evolución, la estructura terciaria de las globinas es constante; casi todas las globinas tienen siete u ocho regiones helicoidales (dependiendo de la cadena) (v. fig. 11-2). Las mutaciones que alteran esta estructura terciaria tienen siempre consecuencias patológicas. Además, las mutaciones que sustituyen un aminoácido muy conservado o que sustituyen a uno de los residuos no polares, que constituyen el caparazón hidrofóbico (que impide al agua entrar en el interior de la molécula), probablemente provoquen una hemoglobinopatía (v. fig. 11-2). Como todas las proteínas, la globina tiene áreas sensibles, donde no pueden producirse mutaciones sin afectar a su función, y áreas no sensibles, donde las variaciones se toleran con más facilidad. DrBurgos 465 Genes de la globina Además de la Hb A, con su estructura α2β2, existen otros cinco tipos de hemoglobinas humanas normales, cada una con una estructura tetramérica similar a la de la Hb A y consistente en dos cadenas α, o de tipo α, y dos cadenas no α (fig. 11-3A). Los genes de las cadenas α y tipo α están agrupados en una ordenación en tándem en el cromosoma 16. Hay que señalar que hay dos genes idénticos de la α-globina, denominados α1 y α2, en cada homólogo. Los genes de la globina β y tipo β, localizados en el cromosoma 11, pertenecen a una familia estrechamente relacionada que, como se describió en el capítulo 3, surgió sin ninguna duda de un gen ancestral común (v. fig. 11-3A). Un dato que ilustra esta estrecha relación evolutiva es que los genes de las β- y δ-globinas se diferencian sólo en 10 de sus 146 aminoácidos. DrBurgos 466 FIGURA 11-3 Organización de los genes de la globina humana y de las hemoglobinas producidas en cada etapa del desarrollo humano. A, Los genes de tipo α están en el cromosoma 16, y los de tipo β, en el cromosoma 11. Las flechas curvadas indican los cambios en la expresión génica durante el desarrollo. B, Desarrollo de la eritropoyesis en el feto y los lactantes humanos. Se muestran los tipos celulares responsables de la síntesis de hemoglobina, los órganos implicados y los tipos de cadena de globina sintetizados en las etapas sucesivas. Véase Créditos de figuras. Expresión de los genes de la globina y cambio de la globina durante el desarrollo embrionario La expresión de los diferentes genes de la globina cambia durante el desarrollo, proceso denominado en ocasiones cambio de la globina (v. fig. 11-3B). Los genes de los grupos α- y β-globina están dispuestos en la misma orientación transcripcional y es interesante destacar el hecho de que están dispuestos en el mismo orden secuencial en el que se expresan de manera cronológica durante el desarrollo. Los cambios temporales de la síntesis de la globina se acompañan de cambios en la zona principal de la eritropoyesis (v. fig. 11-3B). Por tanto, las tres globinas embrionarias se sintetizan en el saco vitelino entre la tercera y la octava semanas de gestación, pero alrededor de la quinta semana, la hematopoyesis empieza a desplazarse del saco vitelino al hígado fetal. La Hb F (α2γ2) es la hemoglobina predominante durante toda la vida fetal y constituye alrededor del 70% de toda la hemoglobina presente al nacer. Sin embargo, en los adultos la Hb F representa menos de un pequeño porcentaje del total de hemoglobina, aunque esto puede variar de menos del 1% a alrededor del 5% en distintos individuos. La síntesis de cadenas β sólo adquiere importancia cerca del nacimiento, y a los 3 meses de edad, casi toda la hemoglobina es del tipo adulto, es decir, Hb A (α2β2) (v. fig. 11-3B). En las enfermedades debidas a mutaciones que disminuyen la abundancia de la β-globina, como la β-talasemia (v. sección posterior), las estrategias para aumentar la pequeña cantidad que suele haber de γ-globina (y, por tanto, de Hb F, α2γ2) producida en adultos están teniendo éxito para mejorar la enfermedad (v. cap. 13). Regulación durante el desarrollo de la expresión del gen de la β-globina: la región de control del locus El esclarecimiento de los mecanismos que controlan la expresión de los genes de la globina ha aportado información sobre los procesos biológicos normales y patológicos. La expresión del gen de la β-globina sólo está controlada parcialmente por el promotor y por dos potenciadores en el RNA inmediatamente adyacente (v. cap. 3). La necesidad crucial de elementos DrBurgos 467 reguladores adicionales fue sugerida inicialmente por la identificación de un grupo específico de pacientes que no mostraban la expresión genética de ninguno de los genes del grupo de la β-globina, a pesar de que los genes en sí mismos (incluyendo sus elementos reguladores individuales) estaban intactos. Se observó que estos interesantes pacientes presentaban deleciones de gran tamaño antes del complejo de la β-globina y que estas deleciones eliminaban un dominio de aproximadamente 20 kb denominado región de control del locus (LCR, del inglés locus control region), que comienza aproximadamente a 6 kb en dirección 5’ del gen de la ɛ-globina (fig. 11-4). Aunque la enfermedad resultante, la talasemia ɛγδβ, se describe más adelante en este capítulo, estos pacientes demuestran que la LCR es necesaria para la expresión de todos los genes del grupo de la β-globina. FIGURA 11-4 Región de control del locus (LCR) de la β-globina. Cada una de las cinco regiones de la cromatina expuesta (flechas) contiene varios sitios de enlace de consenso para factores eritroides específicos y para factores de transcripción ubicuos. No se conoce el mecanismo exacto por el que la LCR regula la expresión del gen. También se muestra una deleción de la LCR que produce la ɛγδβ-talasemia, expuesta en el texto. Véase Créditos de figuras. La LCR se define por la presencia de cinco sitios hipersensibles a DNasa I (v. fig. 11-4), unas regiones genómicas que están inusualmente abiertas a ciertas proteínas (como la enzima DNasa I) que se usan experimentalmente para revelar posibles sitios reguladores. En el contexto del empaquetamiento epigenético de la cromatina (v. cap. 3), estos sitios configuran un estado abierto de la cromatina en el locus en las células eritroides, cuyo papel es mantener una configuración abierta de la cromatina en el locus, configuración que ofrece a los factores de transcripción acceso a los elementos reguladores que intermedian la expresión de cada uno de los genes del complejo de la βglobina (v. cap. 3). La LCR, junto con sus proteínas de unión a RNA asociadas, interactúa con los genes del locus de la β-globina formando un dominio nuclear denominado centro activo de la cromatina, que es el compartimento en el que tiene lugar la expresión del gen de la β-globina. El cambio secuencial de la expresión genética que se produce entre los cinco miembros del complejo del gen de la β-globina durante el desarrollo se debe a la asociación secuencial del centro activo de la cromatina con los diferentes genes del grupo, a medida que el centro se desplaza desde el gen más proximal del complejo (el gen de la ɛ-globina expresado en el embrión) hasta los genes más distales (genes de las δ- y β-globina en los adultos). La relevancia clínica de la LCR es triple. En primer lugar, tal como ya se ha DrBurgos 468 mencionado, los pacientes que presentan deleciones de la LCR no expresan los genes del grupo de la β-globina. En segundo lugar, posiblemente los componentes de la LCR van a ser esenciales para la terapia génica (v. cap. 13) de los trastornos del grupo de la β-globina, de modo que la copia terapéutica normal del gen en cuestión se expresa en el momento adecuado en la vida y en el tejido apropiado. Además, en tercer lugar, el conocimiento de los mecanismos moleculares subyacentes al cambio de la globina pueden permitir la estimulación de la expresión del gen de la γ-globina en los pacientes con β-talasemia (que presentan mutaciones sólo en el gen de la βglobina) debido a que la Hb F (α2γ2) es un transportador eficaz de oxígeno en los adultos que carecen de Hb A (α2β2) (v. cap. 13). Dosis génica, expresión de las globinas durante el desarrollo y enfermedad clínica Las diferencias tanto en la dosis génica de las globinas α y β (cuatro genes de α-globina y dos de β-globina por genoma diploide) y de sus patrones de expresión durante el desarrollo son importantes para entender la patogenia de muchas hemoglobinopatías. Es más probable que las mutaciones en el gen de la β-globina causen enfermedades debido a que una sola mutación afecta al 50% de las cadenas β, mientras que una mutación de la cadena α afecta sólo al 25% de las cadenas α. Por otra parte, las mutaciones de la β-globina no tienen consecuencias prenatales, porque la γ-globina es la principal globina de tipo β antes del nacimiento, y la Hb F constituye el 75% de la hemoglobina total a término (v. fig. 11-3B). Por el contrario, dado que las cadenas α son los únicos componentes de tipo α entre todas las hemoglobinas existentes 6 semanas después de la concepción, las mutaciones de la α-globina causan enfermedades graves, tanto en la vida fetal como en la posnatal. DrBurgos 469 Hemoglobinopatías Los trastornos hereditarios de la hemoglobina pueden clasificarse en los siguientes tres grandes grupos, que se solapan en ocasiones: • Variantes estructurales que alteran la secuencia de aminoácidos del polipéptido de la globina, modificando propiedades como su capacidad de transportar oxígeno o reduciendo su estabilidad. Ejemplo: anemia falciforme (Caso 42), debida a una mutación que hace que la β-globina desoxigenada sea relativamente insoluble, al cambiar la forma del eritrocito (fig. 11-5). • Talasemias, que son enfermedades secundarias a la disminución de la abundancia de una o más cadenas de globinas (Caso 44). La disminución puede deberse a la reducción de la producción de una cadena de globina o, en menos ocasiones, a una variante estructural que desestabiliza la cadena. El desequilibrio resultante en la proporción de cadenas α:β es la causa subyacente de la fisiopatología de estas enfermedades. Ejemplo: mutaciones del promotor que disminuyen la expresión del mRNA de la β-globina y causan β-talasemia. • Persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal. Este es un grupo de enfermedades clínicamente benignas que alteran el cambio perinatal de síntesis de γ-globina a β-globina. Ejemplo: una deleción observada en afroamericanos que elimina los genes de la δ- y β-globina, pero que provoca la expresión posnatal continuada de los genes de la γ-globina, para producir Hb F, que es un transportador eficaz de oxígeno (v. fig. 11-3). FIGURA 11-5 Imágenes de microscopia electrónica de barrido correspondientes a los eritrocitos de un paciente con enfermedad falciforme. A, Los eritrocitos oxigenados son redondeados y presentan un aspecto lleno. B, La forma falciforme clásica aparece únicamente cuando los eritrocitos están en un estado de desoxigenación. Véase Créditos de figuras. Variantes estructurales de la hemoglobina La mayoría de las variantes de la hemoglobina se producen como resultado de mutaciones puntuales en uno de los genes estructurales de la globina. Se DrBurgos 470 han descrito más de 400 hemoglobinas anormales, y alrededor de la mitad de las mismas tienen importancia clínica. Las variantes estructurales de la hemoglobina pueden clasificarse en las siguientes tres clases, dependiendo del fenotipo clínico (tabla 11-3): • Variantes que causan anemia hemolítica, debido sobre todo a que hacen inestable el tetrámero de la hemoglobina. • Variantes con alteración del transporte de oxígeno, debido a una mayor o menor afinidad por el oxígeno o a la formación de metahemoglobina, un tipo de globina que no puede presentar una oxigenación reversible. • Variantes debidas a mutaciones en la región codificante que causan talasemia porque reducen la cantidad del polipéptido de la globina. La mayor parte de estas mutaciones reduce la tasa de síntesis del mRNA o los niveles de la proteína. Tabla 11-3 Clases principales de las variantes estructurales de la hemoglobina AD, autosómica dominante; AR, autosómica recesiva; Hb M, metahemoglobina; véase el texto. * Las variantes de la hemoglobina se denominan a menudo con el nombre de la ciudad donde se describió el primer paciente. † Las variantes estructurales de la cadena β adicionales que causan β-talasemia se describen en la tabla 11-5. Anemias hemolíticas Hemoglobinas con nuevas propiedades físicas: anemia falciforme La hemoglobina falciforme tiene una gran importancia clínica en muchas partes del mundo. La enfermedad se origina por una sustitución de un único nucleótido que cambia el codón del sexto aminoácido de la β-globina de ácido glutámico a valina (GAG → GTG: Glu6Val; v. tabla 11-3). La homocigosidad para esta mutación es la causa de la anemia falciforme (Caso DrBurgos 471 42). Esta enfermedad presenta una distribución geográfica característica. Es más frecuente en África ecuatorial y menos en el área mediterránea, India y los países a los que han migrado personas de esas zonas. Alrededor de 1 de cada 600 afroamericanos nace con esta enfermedad, que puede ser mortal en la primera infancia, aunque cada vez es más frecuente la supervivencia prolongada. Características clínicas La anemia falciforme es una grave enfermedad hemolítica autosómica recesiva que se caracteriza porque los glóbulos rojos presentan una deformidad intensa (adoptan forma de hoz) en condiciones de presión de oxígeno baja (v. fig. 11-5). Los heterocigotos, de los que se dice que tienen el rasgo falciforme, suelen ser clínicamente normales, pero sus eritrocitos pueden adquirir forma de hoz cuando se someten a una presión de oxígeno muy baja in vitro. Las ocasiones en las que se dan estas condiciones son muy raras, aunque parece que los heterocigotos presentan un riesgo incrementado de infarto esplénico, en especial en altitudes elevadas (p. ej., en aviones con una presión baja en la cabina) o cuando realizan ejercicio a niveles extremos en competición. Cerca del 8% de los afroamericanos son heterocigotos, pero en áreas donde la frecuencia del alelo falciforme (βS) es alta (p. ej., en la zona occidental de África central), hasta el 25% de los recién nacidos son heterocigotos. Patología molecular de la Hb S Hace casi 60 años, Ingram descubrió que la anomalía de la hemoglobina falciforme era una sustitución de uno de los 146 aminoácidos en la cadena β de la molécula de hemoglobina. Todas las manifestaciones clínicas de la hemoglobina falciforme son consecuencia de este simple cambio en el gen de la β-globina. El descubrimiento de Ingram fue la primera demostración de que en cualquier organismo una mutación en un gen estructural podía causar la sustitución de un aminoácido en la proteína correspondiente. Debido a que la sustitución se localiza en la cadena β, la fórmula de la hemoglobina falciforme es α2β2S o, de forma más precisa, αA2β2S. Un heterocigoto tiene una mezcla de los dos tipos de hemoglobina, A y S, lo que se puede resumir como αA2β2A/ αA2β2S y un tetrámero de hemoglobina híbrida denominado αA2βAβS. Existe una evidencia sólida que indica que la mutación falciforme surgió en África occidental, pero que también se ha producido de forma independiente en otras zonas. El alelo βS ha alcanzado una frecuencia elevada en áreas palúdicas del mundo porque confiere protección contra el paludismo en heterocigotos (v. cap. 9). Adquisición de la forma de hoz y sus consecuencias La patología molecular y celular de la anemia falciforme se resume en la figura 11-6. Las moléculas de hemoglobina que contienen las subunidades de β-globina mutantes son normales en cuanto a su habilidad para realizar su DrBurgos 472 principal función de unirse al oxígeno (siempre que no se polimericen, tal como se describe más adelante), pero en la sangre desoxigenada tienen sólo una quinta parte de solubilidad que la hemoglobina normal. En condiciones de baja tensión de oxígeno, esta relativa insolubilidad de la desoxihemoglobina S hace que las moléculas de hemoglobina falciforme se agreguen en polímeros con aspecto de bastones o fibras (v. fig. 11-5), que distorsionan los eritrocitos α2β2S, dándoles un aspecto de hoz que impide su deformación elástica al pasar individualmente en fila india a través de los capilares, como hacen los eritrocitos normales, lo que bloquea el flujo sanguíneo y causa isquemia local. También pueden alterar la membrana de los eritrocitos (hemólisis) y liberar hemoglobina, que puede tener efectos perjudiciales sobre la disponibilidad de vasodilatadores, como el óxido nítrico, lo que agrava la isquemia. FIGURA 11-6 Esquema de la patogenia de la anemia falciforme. Véase Créditos de figuras. Los genes modificadores determinan la gravedad clínica de la anemia falciforme Se sabe desde hace mucho tiempo que un modificador potente de la gravedad clínica de la anemia falciforme es el nivel de Hb F (α2γ2) del paciente, de modo que los niveles más altos se asocian con una morbilidad y mortalidad menores. La base fisiológica del efecto favorable de la Hb F está clara: la Hb F es un transportador de oxígeno perfectamente adecuado en la vida postnatal y también inhibe la polimerización de la desoxihemoglobina S. Sin embargo, hasta hace poco no estaba claro si la variación de la expresión de la Hb F era hereditaria. Los estudios de asociación del genoma completo (GWAS) (v. cap. 10) han demostrado que polimorfismos de un único DrBurgos 473 nucleótido (SNP) en tres loci (el gen de la γ-globina y dos genes que codifican factores de transcripción, BCL11A y MYB) suponen el 40-50% de la variación en los niveles de Hb F en pacientes con anemia falciforme. Además, los SNP asociados a Hb F también se asocian con los episodios clínicos dolorosos que se atribuyen a la oclusión capilar causada por los eritrocitos falciformes (fig. 11-6). Las variaciones causadas por mecanismos genéticos en los niveles de Hb F también se asocian con la variación de la gravedad clínica de la β-talasemia (se describe después) porque la menor abundancia de β-globina (y por tanto de Hb A [α2β2]) en esa enfermedad se alivia parcialmente por niveles más altos de γ-globina y, por tanto, de Hb F (α2γ2). El descubrimiento de estos modificadores genéticos de la abundancia de Hb F no sólo explica gran parte de la variación de la gravedad clínica de la anemia falciforme y la βtalasemia, sino que también pone de relieve un principio general comentado en el capítulo 8: los genes modificadores pueden desempeñar un papel importante en la determinación de la gravedad clínica y fisiológica de un trastorno monogénico. BCL11A, un silenciador de la expresión del gen de la γ-globina en células eritroides en adultos La identificación de los modificadores genéticos de los niveles de Hb F, sobre todo BCL11A, tiene un gran potencial terapéutico. El producto del gen BCL11A es un factor de transcripción que normalmente silencia la expresión de γ-globina, lo que desactiva la producción de Hb F después del nacimiento. Por consiguiente, fármacos que suprimiesen la actividad de BCL11A tras el nacimiento aumentarían la expresión de Hb F y podrían ser muy beneficiosos para los pacientes con anemia falciforme y β-talasemia (v. cap. 13), trastornos que afectan a millones de personas en todo el mundo. En la actualidad, están en marcha programas de cribado de moléculas pequeñas para identificar posibles fármacos de este tipo en muchos laboratorios. Trisomía 13, microRNA y MYB, otro silenciador de la expresión del gen de la γ-globina Los GWAS han indicado que la proteína MYB es un regulador importante de la expresión de la γ-globina. Esto ha recibido un respaldo inesperado de los estudios que investigaban las bases del incremento persistente de la expresión posnatal de la Hb F que se observa en pacientes con trisomía 13 (v. cap. 6). Dos miRNAs, miR-15a y miR-16-1, tienen como objetivo directo la región no traducida (UTR) 3’ del mRNA del gen MYB, por lo que reducen la expresión de MYB. Los genes de estos dos miRNA se localizan en el cromosoma 13; su dosis extra en la trisomía 13 reduce previsiblemente la expresión de MYB por debajo de los niveles normales, lo que atenúa en parte la supresión de la expresión del gen de la γ-globina mediada normalmente por la proteína MYB y da lugar al aumento de la expresión de la Hb F (fig. 117). DrBurgos 474 FIGURA 11-7 Modelo que demuestra cómo las elevaciones de los niveles de microRNA 15a y 16-1 en la trisomía 13 pueden aumentar la expresión de la hemoglobina fetal. En condiciones normales, el nivel basal de estos microRNA puede moderar la expresión de dianas como el gen MYB durante la eritropoyesis. En la trisomía 13, la elevación de los niveles de estos microRNA produce una disminución adicional de la expresión de MYB, lo que a su vez retrasa el cambio de la hemoglobina fetal a la adulta y provoca la expresión persistente de la hemoglobina fetal. Véase Créditos de figuras. Hemoglobinas inestables Las hemoglobinas inestables se deben en gran medida a mutaciones puntuales que causan desnaturalización del tetrámero de la hemoglobina. Los tetrámeros de globina desnaturalizados son insolubles y precipitan formando inclusiones (cuerpos de Heinz) que dañan la membrana del eritrocito y causan hemólisis de los eritrocitos maduros existentes en el árbol vascular (fig. 11-8, que muestra un cuerpo de Heinz debido a β-talasemia). FIGURA 11-8 Visualización del efecto patológico de la deficiencia de cadenas β en la β-talasemia: precipitación del exceso de cadenas α normales con formación de un cuerpo de Heinz en un eritrocito. Frotis de sangre periférica y preparación para cuerpos de Heinz. A-C: el frotis de sangre periférica (A) muestra células «mordidas» con áreas semicirculares eliminadas de la membrana del eritrocito debido a la extracción de los cuerpos de Heinz por los macrófagos en el hígado, lo que causa la destrucción prematura del eritrocito. La preparación para cuerpos de Heinz (B) muestra un incremento de los cuerpos de Heinz en la misma muestra cuando se compara con un control (C). Véase Créditos de figuras. DrBurgos 475 La sustitución del aminoácido en la hemoglobina inestable Hammersmith (cadena β: Phe42Ser; v. tabla 11-3) provoca la desnaturalización del tetrámero y la consiguiente hemólisis. Esta mutación es particularmente notable porque el residuo de fenilalanina sustituido es uno de los dos aminoácidos que están conservados en todas las globinas en la naturaleza (v. fig. 11-2). Por tanto, no es sorprendente que las sustituciones de esta fenilalanina produzcan una enfermedad grave. En la β-globina normal, la voluminosa fenilalanina fija el hemo en su receptáculo del monómero plegado de la β-globina. Su sustitución por serina, un residuo más pequeño, crea un espacio que permite que el grupo hemo salga de su receptáculo. Además de su inestabilidad, la hemoglobina Hammersmith posee una afinidad baja por el oxígeno, lo que causa cianosis en los heterocigotos. A diferencia de las mutaciones que desestabilizan el tetrámero, otras variantes desestabilizan el monómero de globina y nunca forman el tetrámero, lo que provoca un desequilibrio de cadenas, y talasemia (v. la sección siguiente). Variantes con alteración del transporte de oxígeno Las mutaciones que alteran la capacidad de la hemoglobina para transportar oxígeno, aunque raras, son interesantes porque ilustran cómo la mutación puede afectar una función de una proteína (en este caso, unión al oxígeno y su liberación), dejando relativamente intacto el resto de las propiedades de la proteína; por ejemplo, las mutaciones que afectan al transporte del oxígeno general no causan ningún efecto (o causan sólo un efecto muy escaso) sobre la estabilidad de la hemoglobina. Metahemoglobinas La oxihemoglobina es la forma de hemoglobina capaz de efectuar una oxigenación reversible; su hierro del grupo hemo está en estado reducido (ferroso). El hierro hemo tiende a oxidarse de forma espontánea hacia la forma férrica, y la molécula resultante –la metahemoglobina– es incapaz de efectuar la oxigenación reversible. Si se acumulan cantidades importantes de metahemoglobina en la sangre, se produce cianosis. La función de la enzima metahemoglobina reductasa es el mantenimiento del hierro hemo en el estado reducido. En varias globinas mutantes (α o β), algunas sustituciones en la región del receptáculo del hemo afectan al enlace hemoglobina, de manera que hacen al hemo resistente a la reductasa. Los heterocigotos para estas hemoglobinas mutantes, aunque son cianóticos, no tienen más síntomas. El estado homocigoto es presumiblemente letal. Un ejemplo de metahemoglobina de cadena β es la Hb Hyde Park (v. tabla 11-3), en la que la histidina conservada (His92 en la fig. 11-2), a la que se une el hemo de forma covalente, es sustituida por tirosina (His92Tyr). Hemoglobinas con afinidad alterada por el oxígeno DrBurgos 476 Las mutaciones que alteran la afinidad por el oxígeno demuestran la trascendencia de la interacción de las subunidades para el normal funcionamiento de una proteína multimérica como la hemoglobina. En el tetrámero de la Hb A, la interfase α:β se ha conservado en gran medida a lo largo de la evolución, porque en ella se producen importantes movimientos entre las cadenas cuando la hemoglobina cambia del estado oxigenado de la molécula (relajado) al desoxigenado (tenso). Las sustituciones en residuos de esa interfase, como el mutante de la β-globina Hb Kempsey (v. tabla 11-3), impiden el movimiento normal entre las cadenas relacionado con el oxígeno; la mutación «bloquea» la hemoglobina en el estado relajado, de elevada afinidad por el oxígeno, lo que reduce el aporte de oxígeno a los tejidos y causa policitemia. Talasemia: un desequilibrio de la síntesis de cadenas de globina Las talasemias (del griego thalassa, mar, y haema, sangre) son en conjunto los trastornos monogénicos humanos más comunes del mundo (Caso 44). Constituyen un grupo heterogéneo de enfermedades de la síntesis de hemoglobina en las que las mutaciones reducen la síntesis o la estabilidad de las cadenas de globinas α o β y originan α o β-talasemias, respectivamente. El desequilibrio resultante en la proporción de cadenas α:β es lo que ocasiona la fisiopatología. La cadena que se produce con una tasa normal aparece en un exceso relativo y, en ausencia de una cadena complementaria con la que formar un tetrámero, la cadena normal en exceso finalmente precipita en la célula, dañando la membrana y causando una destrucción prematura del eritrocito. Las cadenas β o de tipo β en exceso son insolubles y precipitan tanto en los precursores de los eritrocitos (lo que ocasiona una eritropoyesis ineficaz) como en los eritrocitos maduros (lo que provoca hemólisis) porque lesionan la membrana celular. El resultado es una deficiencia de eritrocitos (anemia) en la que los eritrocitos son hipocrómicos (es decir, eritrocitos pálidos) y microcíticos (es decir, eritrocitos pequeños). El término talasemia se usó por primera vez para indicar que la enfermedad se descubrió en personas de origen mediterráneo. No obstante, tanto la αtalasemia como la β muestran una frecuencia elevada en muchas poblaciones, aunque la α-talasemia es más prevalente y está más ampliamente distribuida. La elevada frecuencia de la talasemia se debe a la ventaja protectora contra el paludismo que confiere a los portadores, análoga a la ventaja heterocigota de los portadores de hemoglobina falciforme (v. cap. 9). Existe una distribución característica de las talasemias en una franja alrededor del viejo mundo: en el Mediterráneo, Oriente Medio y partes de África, India y Asia. Una consideración clínica importante es que no es infrecuente que los alelos de ambos tipos de talasemia, así como de anomalías estructurales de la hemoglobina, coexistan en un individuo, de modo que pueden producirse interacciones clínicamente importantes entre alelos diferentes del mismo gen DrBurgos 477 de globina o entre alelos mutantes de diferentes genes de globina. Las α-talasemias Los trastornos genéticos de la producción de α-globina alteran la formación de hemoglobinas fetales y del adulto (v. fig. 11-3) y, por tanto, causan enfermedades intrauterinas y posnatales. En ausencia de cadenas de αglobina con las que asociarse, las cadenas del grupo de β-globinas están libres para formar una hemoglobina homotetramérica. La hemoglobina con una composición γ4 se denomina Hb de Bart, y el tetrámero β4 se denomina Hb H. Ninguna de estas hemoglobinas es capaz de llevar oxígeno a los tejidos en condiciones normales, por lo que son portadoras de oxígeno completamente ineficaces. Por tanto, los niños con α-talasemia grave y concentraciones elevadas de Hb de Bart (γ4) sufren una hipoxia intrauterina grave y nacen con una acumulación masiva y generalizada de líquidos, un trastorno denominado hidropesía fetal. En las α-talasemias más leves, se produce anemia por la precipitación gradual de la Hb H (β4) en el eritrocito, lo que origina la formación de inclusiones en el eritrocito maduro. La eliminación de estas inclusiones en el bazo lesiona las células y causa su destrucción prematura. Deleciones de los genes de la α-globina Las formas más comunes de α-talasemia se deben a deleciones génicas. La mayor frecuencia de deleciones en mutantes de la cadena α y no en los de la cadena β se debe a que la α-globina presenta dos genes idénticos en cada cromosoma 16 (v. fig. 11-3A); las secuencias de los intrones en los dos genes de α-globina también son similares. Esta disposición de los genes de αglobina en tándem facilita el alineamiento erróneo debido al emparejamiento homólogo y la subsiguiente recombinación entre el dominio del gen α1 en un cromosoma y la correspondiente región del gen α2 en el otro (fig. 11-9). Las pruebas que respaldan este mecanismo etiopatogénico proceden de los casos publicados de los infrecuentes individuos normales con un complejo génico triplicado de la α-globina. Las deleciones u otras alteraciones de una, dos, tres o las cuatro copias de los genes de la α-globina causan alteraciones hematológicas de gravedad proporcionalmente creciente (tabla 11-4). DrBurgos 478 FIGURA 11-9 El mecanismo probable de la forma más común de αtalasemia, que se debe a deleciones de uno de los dos genes de la α-globina en un cromosoma 16. La mala alineación, el emparejamiento y la recombinación entre el gen α1 en un cromosoma y el gen α2 en el cromosoma homólogo producen la deleción de un gen de la α-globina. Tabla 11-4 Estados clínicos asociados a los genotipos de α-talasemia El rasgo de α-talasemia, causado por la deleción de dos de los cuatro genes de α-globina, está distribuido por todo el mundo. Sin embargo, el tipo de deleción homocigota de α-talasemia, que implica las cuatro copias de αglobina y que da lugar a la Hb de Bart (γ4) y a hidropesía fetal, se limita en gran medida al sudeste asiático. En esta población, la elevada frecuencia de hidropesía fetal debida a α-talasemia puede explicarse por las características de la deleción responsable. Los individuos con dos genes normales y dos genes mutantes de α-globina presentan un rasgo de α-talasemia, que puede deberse a dos genotipos (--/αα o -α/-α), que difieren entre ellos en que las deleciones están en cis o en trans. La heterocigosidad para la deleción de ambas copias del gen de la α-globina en cis (genotipo --/αα) es relativamente frecuente en personas del sudeste asiático, y la descendencia de dos portadores de este alelo con deleción pueden recibir dos cromosomas --/--. Sin embargo, en otros grupos el rasgo de α-talasemia suele deberse al genotipo trans -α/-α, que no puede dar lugar a descendencia --/--. DrBurgos 479 Además de las mutaciones de la α-talasemia que originan las deleciones de los genes de α-globina, también producen α-talasemia las mutaciones que delecionan sólo la LCR del complejo de la α-globina. De hecho, a semejanza de las observaciones comendadas previamente respecto a la LCR de la βglobina, estas mutaciones fueron cruciales para demostrar la existencia de dicho elemento regulador en el locus de la α-globina. Otras formas de α-talasemia En todas las clases de α-talasemia descritas previamente, las deleciones de los genes de la α-globina o las mutaciones en sus secuencias que actúan en cis explican la reducción de la síntesis de α-globina. Otros tipos de α-talasemia son mucho menos frecuentes. Una forma rara, pero importante, de αtalasemia es el síndrome ATR-X, que se asocia con α-talasemia y con discapacidad intelectual, e ilustra la importancia del empaquetamiento epigenético del genoma en la regulación de la expresión génica (v. cap. 3). El gen ATRX ligado al cromosoma X codifica una proteína de remodelación de la cromatina que actúa, en trans, para activar la expresión de los genes de la α-globina. La proteína ATRX pertenece a una familia de proteínas que actúan en el seno de grandes complejos multiproteicos para cambiar la topología del DNA. El síndrome ATR-X forma parte del creciente número de enfermedades monogénicas secundarias a mutaciones en las proteínas de remodelación de la cromatina. Este síndrome se identificó por primera vez como un cuadro infrecuente, porque las primeras familias en las que se diagnosticó eran del norte de Europa, una población en la que las formas de deleción de la α-talasemia son infrecuentes. Además, todos los individuos afectados eran varones que también tenían una discapacidad ligada al cromosoma X grave, junto con una amplia gama de otras anomalías, incluidas características faciales típicas, defectos esqueléticos y malformaciones urogenitales. Esta diversidad de genotipos sugiere que la proteína ATRX regula la expresión de otros muchos genes aparte de las α-globinas, aunque estas otras dianas se desconocen en la actualidad. En los pacientes con síndrome ATR-X, la reducción de la síntesis de la αglobina se debe a un aumento de la acumulación de una variante histónica (v. cap. 3) denominada macroH2A en el grupo de genes donde se localiza la αglobina. Esta acumulación reduce la expresión del gen de la α-globina y provoca α-talasemia. Todas las mutaciones identificadas hasta el momento en el gen ATRX en el síndrome ATR-X son de tipo pérdida de función, lo que provoca defectos hematológicos leves en comparación con las observadas en las formas clásicas de α-talasemia. En pacientes con síndrome ATR-X, las anomalías de la metilación del DNA indican que la proteína ATRX también es necesaria para establecer o mantener el patrón de metilación en ciertos dominios del genoma, tal vez al modular el acceso de la enzima DNA metiltransferasa a sus sitios de unión. Este hallazgo es notable, porque las mutaciones de otro gen, MECP2, que DrBurgos 480 codifica una proteína de unión al DNA metilado, provocan el síndrome de Rett (Caso 40) al alterar la regulación epigenética de genes en las regiones del DNA metilado, lo que provoca una regresión del neurodesarrollo. Normalmente, las proteínas ATRX y MeCP2 interactúan, y la alteración de esta interacción debida a mutaciones del gen ATRX puede contribuir a la discapacidad intelectual observada en el síndrome ATR-X. Las β-talasemias Las β-talasemias comparten muchas características con las α-talasemias. En las β-talasemias, el descenso de la producción de β-globina causa una anemia hipocrómica microcítica y un desequilibrio de la síntesis de globina por el exceso de cadenas α. Estas cadenas en exceso son insolubles y precipitan (v. fig. 11-8) tanto en los precursores de los eritrocitos (lo que ocasiona una eritropoyesis ineficaz) como en los eritrocitos maduros (lo que causa hemólisis) porque lesionan la membrana celular. Sin embargo, al contrario que la α-globina, la cadena β sólo es importante en el período posnatal. Por tanto, la aparición de la β-talasemia no se hace aparente hasta varios meses después del nacimiento, cuando la β-globina sustituye normalmente a la γglobina como principal cadena no α (v. fig. 11-3B) y sólo se reduce la síntesis de la hemoglobina más importante del adulto, la Hb A. La concentración de la Hb F aumenta en la β-talasemia no por una reactivación de la expresión del gen de la γ-globina, que cesa al nacer, sino debido a una supervivencia selectiva y quizá también a una mayor producción de la reducida población de eritrocitos adultos que contienen Hb F. Al contrario que la α-talasemia, las β-talasemias se originan, en general, por sustituciones de un solo par de bases, más que por deleciones (tabla 11-5). En muchas regiones del mundo en las que es frecuente la β-talasemia, existen tantas mutaciones diferentes de β-talasemia que las personas que tienen dos de estos alelos es más probable que sean heterocigotos compuestos (es decir, portadores de dos alelos diferentes de β-talasemia) que verdaderos homocigotos para un solo alelo. La mayoría de individuos con dos alelos de β-talasemia presentan la denominada talasemia mayor, una enfermedad que se caracteriza por anemia grave que requiere asistencia médica toda la vida. Cuando los alelos de la β-talasemia proporcionan tan poca producción de βglobina que no se forma Hb A, la enfermedad se denomina β0-talasemia. Si se detecta algo de Hb A, se dice que el paciente tiene β+-talasemia. Aunque la gravedad de la enfermedad clínica depende del efecto combinado de los dos alelos presentes, hasta hace poco era rara la supervivencia hasta la edad adulta. Tabla 11-5 Bases moleculares de algunas causas de β-talasemia simple DrBurgos 481 Tomada en parte de Weatherall DJ, Clegg JB, Higgs DR, Wood WG: The hemoglobinopathies. En Scriver CR, Beaudet AL, Sly WS, Valle D, editores: The metabolic and molecular bases of inherited disease, 7.ª ed., Nueva York, 1995, McGraw-Hill, págs. 3417-3484; y Orkin SH: Disorders of hemoglobin synthesis: the thalassemias. En Stamatoyannopoulos G, Nienhuis AW, Leder P, Majerus PW, editores: The molecular basis of blood diseases, Filadelfia, 1987, WB Saunders, págs. 106-126. mRNA, RNA mensajero. * En la tabla 11-3 se expone otra variante estructural de la hemoglobina que causa β-talasemia. Los lactantes con β-talasemia homocigota presentan anemia cuando desciende la producción posnatal de Hb F, en general antes de los 2 años de edad. En la actualidad, el tratamiento de las talasemias se basa en la corrección de la anemia, la potenciación de la médula ósea mediante transfusiones de sangre y el control de la consecuente acumulación de hierro administrando agentes quelantes. El trasplante de médula ósea es eficaz, pero sólo es una opción si se encuentra a una persona compatible para el HLA. Los portadores de un alelo de β-talasemia (heterocigotos) presentan un DrBurgos 482 buen estado clínico y se dice que tienen talasemia menor. Estos individuos poseen eritrocitos hipocrómicos microcíticos y pueden sufrir una leve anemia que puede confundirse inicialmente con una deficiencia de hierro. El diagnóstico de talasemia menor puede confirmarse con electroforesis de la hemoglobina, que suele revelar un incremento del valor de Hb A2 (α2δ2) (v. fig. 11-3A). En muchos países, los heterocigotos para la talasemia son lo bastante numerosos para requerir su distinción diagnóstica respecto a la anemia ferropénica y para ser un grupo relativamente frecuente en el que realizar el diagnóstico prenatal de fetos homocigotos afectados (v. cap. 17). Alelos de α-talasemia como genes modificadores de la βtalasemia La posibilidad de que tanto los alelos de la β-talasemia y de la α-talasemia puedan estar presentes en una población es uno de los mejores ejemplos en genética humana de un gen modificador. En estas poblaciones, los homocigotos para la β-talasemia también pueden heredar un alelo de αtalasemia. La gravedad clínica de la β-talasemia mejora en ocasiones por la presencia del alelo de la α-talasemia, que actúa como gen modificador: el desequilibrio de la síntesis de cadenas de globina que se produce en la βtalasemia, debido al exceso relativo de cadenas α, se reduce por la disminución de la producción de cadenas α secundaria a la mutación de la αtalasemia. β-talasemia, talasemias complejas y persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal Casi todos los tipos de mutaciones conocidas que reducen la síntesis de mRNA o de proteínas se han identificado como causa de β-talasemia. Por tanto, el repaso que haremos a continuación sobre estos defectos genéticos también es instructivo para entender los mecanismos mutagénicos en general, cuando describamos las bases moleculares de una de las enfermedades genéticas más comunes y graves en todo el mundo. Las mutaciones del complejo del gen de la β-globina conforman dos grandes grupos con diferentes fenotipos clínicos. Un grupo de defectos, que incluye a la mayoría de los pacientes, únicamente altera la producción de β-globina y causa βtalasemia simple. El segundo grupo de mutaciones consiste en extensas deleciones que causan talasemias complejas, en las que se elimina el gen de la β-globina así como otro u otros genes (o la LCR) del grupo de la β-globina. Por último, algunas deleciones del grupo de la β-globina no causan talasemia, sino un fenotipo benigno denominado persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal (es decir, persistencia de la expresión del gen de la γglobina durante la vida adulta) que proporciona información sobre la regulación de la expresión del gen de la globina. Base molecular de la β-talasemia simple DrBurgos 483 La β-talasemia simple se debe a una diversidad considerable de defectos moleculares, predominantemente mutaciones puntuales, en el gen de la βglobina (fig. 11-10; v. tabla 11-5). La mayoría de las mutaciones que causan βtalasemia simple reducen la cantidad de mRNA de la β-globina, y son mutantes del promotor, mutantes del corte y empalme (splicing) del RNA (las más comunes) y mutantes de la formación de la caperuza o de la cola del mRNA, así como mutaciones sin sentido o de cambio en el marco de lectura en la región codificante del gen, que introducen codones de terminación prematura en la región codificante del gen. Algunas variantes estructurales de la hemoglobina también alteran el procesamiento del mRNA de la βglobina, como, por ejemplo, la Hb E (descrita con anterioridad). FIGURA 11-10 Mutaciones puntuales representativas que causan βtalasemia. Obsérvese la distribución de las mutaciones a lo largo del gen y que las mutaciones afectan prácticamente a todos los procesos necesarios para la producción de la β-globina normal. Se han descubierto más de 100 mutaciones puntuales diferentes de la β-globina asociadas con β-talasemia simple. Véase Créditos de figuras. Mutaciones con afectación del corte y empalme (splicing) del RNA La mayoría de pacientes con β-talasemia con disminución en la cantidad de mRNA de la β-globina presentan anomalías en el corte y empalme del RNA. Se han descrito más de 24 defectos de este tipo, y su carga clínica global es considerable. Estas mutaciones son interesantes debido a que sus efectos sobre el corte y empalme a menudo son inesperadamente complejos, por lo que el análisis de los mRNA mutantes ha contribuido en gran medida al conocimiento de las secuencias críticas para el procesamiento normal del RNA (descrito en el cap. 3). Los defectos del corte y empalme pueden clasificarse en tres grupos (fig. 11-11) dependiendo de la región del RNA no procesado en el que se localice la mutación. • Las mutaciones en los lugares de corte y empalme (splice junction) DrBurgos 484 incluyen mutaciones en los lugares de corte y empalme 5’ donante o 3’ aceptor de los intrones, o en las secuencias de consenso que rodean esos lugares. La naturaleza crítica del dinucleótido GT conservado en el lugar donante 5’ del intrón y del AG en lugar aceptor 3’ del intrón (v. cap. 3) se demuestra porque las mutaciones en esos dinucleótidos producen una ausencia total del corte y empalme normal (v. fig. 11-11B). La inactivación del lugar aceptor normal provoca la utilización de otras secuencias parecidas al aceptor en otros lugares de la molécula precursora de RNA. Estos lugares alternativos se denominan lugares de corte y empalme (splice sites) crípticos, porque normalmente no son utilizados por el aparato de corte y empalme si el lugar correcto está disponible. Pueden encontrarse lugares de corte y empalme crípticos donantes o aceptores tanto en exones como en intrones. • Las mutaciones en intrones se deben a defectos en un lugar de corte y empalme críptico dentro de un intrón que aumenta su utilización al hacerlo más parecido o idéntico al lugar de empalme normal. Entonces, el lugar críptico «activado» compite con el lugar normal, con una efectividad variable, reduciendo la cantidad de mRNA normal al disminuir el corte y empalme en el lugar correcto que permanece totalmente intacto (fig. 1111C). Las mutaciones en lugares de corte y empalme crípticos son a menudo «porosas», es decir, permiten en alguna medida el uso del lugar normal, por lo que el fenotipo que producen es el de la β+-talasemia. • Las alteraciones de la secuencia codificante que también alteran el proceso de corte y empalme se deben a mutaciones en el marco de lectura abierto que pueden alterar o no la secuencia de aminoácidos, pero que activan un sitio de empalme críptico en un exón (v. fig. 11-11D). Por ejemplo, hay una forma leve de β+-talasemia que se debe a una mutación en el codón 24 (v. tabla 11-5) y que activan un sitio de corte y empalme críptico, pero sin modificar el aminoácido codificado (tanto GGT como GGA codifican glicina [v. tabla 3-1]); éste es un ejemplo de una mutación sinónima cuyo efecto no es neutro. DrBurgos 485 FIGURA 11-11 Ejemplos de mutaciones que alteran el proceso de corte y empalme (splicing) normal del gen de la β-globina causando β-talasemia. A, Patrón de empalme normal. B, Una mutación en el intrón 2 (IVS2- 2A>G) en el sitio aceptor de empalme normal anula el empalme normal. Esta mutación obliga al uso de un sitio aceptor críptico en el intrón 2. El sitio críptico se ajusta perfectamente a la secuencia aceptora de consenso de empalme (donde Y es pirimidina, T o C). Debido a que el exón 3 ha aumentado de tamaño en su extremo 5’ por la inclusión de secuencias del intrón 2, el RNA mensajero (mRNA) con un empalme alternativo y anómalo procedente de este gen mutante pierde su marco de lectura correcto y no puede codificar la β-globina. C, Una mutación en el intrón 1 (G > A en la base 110 del intrón 1) activa un sitio aceptor críptico mediante la creación de un dinucleótido AG con incremento de la similitud del sitio respecto a la secuencia aceptora de consenso. Así, el mRNA de la globina que se forma está alargado (19 nucleótidos extra) en el extremo 5’ del exón 2; en la transcripción se introduce un codón de interrupción prematura. El fenotipo de la β+ talasemia se debe a que todavía se utiliza el sitio aceptor correcto, aunque DrBurgos 486 únicamente con un 10% del nivel con el que ocurre habitualmente. D, En el defecto de la Hb E, la mutación con sentido erróneo (Glu26Lys) en el codón 26 del exón 1 activa un sitio de empalme donante críptico en el codón 25 que compite de manera eficaz con el sitio donante normal. Este mecanismo alternativo de empalme se utiliza parcialmente, pero la mayor parte del RNA todavía es procesado en el sitio correcto y, por ello, se produce una β+ talasemia de grado leve. mRNA no funcionales Algunos mRNA no son funcionales y no pueden dirigir la síntesis de un polipéptido completo porque la mutación genera un codón de terminación prematura que termina la traducción antes de tiempo. Dos mutaciones de βtalasemia cerca del aminoácido terminal ilustran este efecto (v. tabla 11-5). En una de ellas (Gln39Stop) se produce un fallo en la traducción por una sustitución de un nucleótido que crea una mutación sin sentido. En la otra, una mutación de marco de lectura se debe a la deleción de un solo par de bases al comienzo del marco de lectura abierto, lo que elimina el primer nucleótido del codón 16, que normalmente codifica la glicina; en el nuevo marco de lectura se encuentra rápidamente un codón de terminación en sentido 3’, mucho antes de la señal de terminación normal. Como no se produce β-globina a partir de estos alelos, estos dos tipos de mutaciones que causan mRNA no funcional originan β0-talasemia en el estado homocigoto. En algunos casos, los cambios de marco de lectura cerca del carboxilo terminal de la proteína permiten que se traduzca normalmente gran parte del mRNA o producen cadenas de globina alargadas, de manera que forman una variante de hemoglobina pero no causan β0-talasemia. Además de anular la producción del polipéptido de la β-globina, los codones sin sentido –incluidos los dos descritos previamente– provocan a menudo una reducción de la cantidad de mRNA mutante que puede ser indetectable. Los mecanismos que originan este fenómeno, denominados genéricamente deterioro del mRNA mediado por mutaciones sin sentido, parecen restringirse a codones sin sentido localizados a más de 50 pb en dirección 5’ de la última unión exón-exón. Defectos en la caperuza y en la cola del mRNA de la β-globina Existen varias mutaciones que producen β+-talasemia que ilustran la naturaleza crítica de las modificaciones postranscripcionales de los mRNA. Por ejemplo, la UTR 3’ de casi todos los mRNA termina con una secuencia poliA, y si esta secuencia no se añade, el mRNA es inestable. Como se comentó en el capítulo 3, la poliadenilación del mRNA requiere en primer lugar su escisión enzimática, que se produce en respuesta a una señal para el sitio de escisión, AAUAAA, que se encuentra cerca del extremo 3’ en la mayoría de los mRNA eucariotas. Los pacientes que tienen una sustitución que cambia la secuencia de la señal a AACAAA producían sólo una pequeña fracción de mRNA de β-globina poliadenilado correctamente. DrBurgos 487 Hemoglobina E: variante de la hemoglobina en personas con fenotipos de talasemia La Hb E es posiblemente la hemoglobina con una estructura anómala más común en el mundo y muestra una frecuencia elevada en el sudeste asiático, donde hay al menos 1 millón de homocigotos y 30 millones de heterocigotos. La Hb E es una variante de la β-globina (Glu26Lys) que reduce la tasa de síntesis de la cadena β mutante y es otro ejemplo de una mutación de la secuencia codificante que también altera el corte y empalme normal al activar un sitio críptico de corte y empalme (v. fig. 11-10D). Aunque los homocigotos Hb E son asintomáticos y solamente muestran una anemia leve, los individuos heterocigotos que son compuestos genéticos de Hb E y de otro alelo de β-talasemia muestran fenotipos anómalos que están determinados principalmente por la gravedad del otro alelo. Talasemias complejas y persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal Como se ha mencionado previamente, las grandes deleciones que causan las talasemias complejas eliminan el gen de la β-globina, además de uno o más genes (o la LCR) del grupo de la β-globina. Por tanto, los individuos afectados muestran una disminución de la expresión de la β-globina y de una o más de las otras cadenas de tipo β. Estos trastornos se denominan en función de los genes que presentan deleción, por ejemplo, (δβ)0-talasemia o (Aγδβ)0-talasemia, etc. (fig. 11-12). Las deleciones que eliminan la LCR de la βglobina se inician a unas 50-100 kb en dirección 5’ del grupo del gen de la βglobina y se extienden en grados variables hasta el extremo 3’. A pesar de que algunas de estas deleciones (como la deleción española que se muestra en la fig. 11-12) dejan completamente intactos todos o algunos de los genes en el locus de la β-globina, anulan la expresión de todo el grupo y causan una (ɛγδβ)0-talasemia. Estas mutaciones demuestran la dependencia total de la expresión génica respecto al grupo de los genes de la β-globina para la integridad de la LCR (v. fig. 11-4). DrBurgos 488 FIGURA 11-12 Localización y tamaño de las deleciones de varios mutantes de (ɛγδβ)0-talasemia, (δβ)0-talasemia, (Aγδβ)0-talasemia y PHHF. Obsérvese que las deleciones de la región de control del locus (LCR) impiden la expresión de todos los genes del grupo de la β-globina. Las deleciones responsables de la δβ-talasemia, la Aγδβ-talasemia y la PHHF se superponen (v. texto). PHHF: persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal.; SH, sitios hipersensibles. Véase Créditos de figuras. Un segundo conjunto de grandes deleciones del grupo de genes de la βglobina con importancia médica es el constituido por las deleciones que dejan intacto al menos uno de los genes γ (tal como la deleción inglesa, en la fig. 1112). Los pacientes que son portadores de estas mutaciones presentan una de las dos manifestaciones clínicas siguientes, según la deleción: δβ0-talasemia, o una enfermedad benigna denominada persistencia hereditaria de la hemoglobina fetal (PHHF), que se debe a la alteración del cambio perinatal de la síntesis de γ-globina a la síntesis de β-globina. Los homocigotos para cualquiera de estos trastornos son viables debido a que el gen o los genes γ restantes todavía permanecen activos después del nacimiento y no se inactivan como suele ocurrir normalmente. A consecuencia de ello, después de nacimiento se mantiene un nivel elevado de síntesis de Hb F (α2γ2), y compensa la ausencia de Hb A. La naturaleza inocua de la PHHF que se debe a la producción sustancial de cadenas γ es secundaria a una concentración elevada de Hb F en los heterocigotos (17-35% de Hb F), en comparación con lo que se observa habitualmente en los heterocigotos para la δβ0-talasemia (5-18% de Hb F). Debido a que las deleciones que causan δβ0-talasemia se solapan con las que causan PHHF (v. fig. 11-12), se desconoce la razón por la que los pacientes con PHHF presentan niveles elevados de expresión de genes γ. Una posibilidad es que algunas de las deleciones PHHF pongan los potenciadores en contacto estrecho con los genes de la γ-globina. El conocimiento del papel de los reguladores de la expresión de la Hb F, como BCL11A y MYB (v. antes), procede en parte del estudio de pacientes con deleciones complejas del grupo de genes de la β-globina. Por ejemplo, en el estudio de varios individuos con PHHF debida a deleciones raras de dicho grupo se identificó DrBurgos 489 una región de 3,5 kb cerca del extremo 5’ del gen de la δ-globina, que contiene sitios de unión para BCL11A, que es el silenciador crítico de la expresión de Hb F en adultos. Estrategias de salud pública para la prevención de la talasemia Pruebas de detección o cribado sobre población general a gran escala La gravedad clínica de muchas formas de talasemia, en combinación con su elevada frecuencia, representa una carga de enfermedad inmensa para muchos países. Por ejemplo, sólo en Tailandia, la Organización Mundial de la Salud ha determinado que hay entre 500.000 y 750.000 niños con formas graves de talasemia. Con objeto de reducir la elevada incidencia de la enfermedad, en algunas partes del mundo, los gobiernos han introducido con éxito programas para el control de la talasemia, basados en ofrecer o requerir a los portadores de talasemia el cribado de los individuos de edad fértil de la población (v. cuadro). Como resultado de estos programas, en muchas partes del Mediterráneo la tasa de nacimiento de niños afectados se ha reducido hasta un 90% mediante los programas de educación dirigidos a la población general y a los profesionales sanitarios. En Cerdeña, se inició en 1975 un programa de utilización voluntaria de las pruebas de detección, seguido de la evaluación de la familia ampliada en los casos en los que se identificaba un portador. Aspe ctos é ticos y socia le s r e la ciona dos con e l cr iba do de la pobla ción pa r a de te cta r la β-ta la se m ia * Alrededor de 70.000 lactantes nacen en todo el mundo cada año con β-talasemia, lo que supone una elevada carga económica para los sistemas sanitarios y un alto coste emocional para las familias afectadas. Para identificar a los individuos y las familias con un mayor riesgo de la enfermedad, en muchos países se lleva a cabo un cribado. Las directrices de EE.UU. e internacionales recomiendan que el cribado no sea obligatorio y que la toma de decisiones se base en la información y el asesoramiento genético. El seguimiento de las directrices depende en gran medida de factores culturales, religiosos, económicos y sociales muy diversos. Por ejemplo: En Grecia, el cribado es voluntario, está disponible tanto antes del matrimonio como en la etapa prenatal, requiere el consentimiento informado, se difunde ampliamente por los medios de comunicación y en programas en el ejército y las escuelas, y se acompaña de asesoramiento genético para las parejas portadoras. En Irán y Turquía, estas prácticas sólo difieren en que el cribado es obligatorio antes del matrimonio (pero en todos los países con cribado obligatorio, las parejas portadoras tienen el derecho de casarse si DrBurgos 490 quieren). En Taiwán, el cribado prenatal está disponible y es voluntario, pero no se requiere el consentimiento informado y el cribado no se acompaña en la actualidad de programas educativos ni de asesoramiento genético. En Reino Unido, el cribado se ofrece a todas las mujeres embarazadas, pero la concienciación de la población general es escasa y el cribado es dudosamente voluntario, porque muchas mujeres (e incluso la mayoría) no saben si se les ha realizado el cribado hasta que se les informa de su estatus de portadoras. En algunos programas de Reino Unido, las mujeres no son informadas de los resultados del análisis. Principales obstáculos para un cribado poblacional más eficaz de la β-talasemia Entre los principales obstáculos, hay que señalar que las mujeres embarazadas se sienten abrumadas por la batería de pruebas que se les ofrecen, muchos profesionales tienen un conocimiento inadecuado de las enfermedades genéticas, la información y el asesoramiento genético adecuados son costosos y laboriosos, suele malinterpretarse que informar a las mujeres equivale a obtener el consentimiento informado y la eficacia de la educación de la población varía en gran medida, dependiendo de la comunidad o el país. Eficacia de programas de cribado de la β-talasemia aplicados de forma adecuada En las poblaciones donde el cribado de la β-talasemia se ha implementado de forma eficaz, se ha logrado una reducción drástica de la incidencia de la enfermedad. Por ejemplo, en Cerdeña, el cribado entre 1975 y 1995 redujo la incidencia de 1/250 a 1/4.000 personas. De forma similar, en Chipre, la incidencia de recién nacidos afectados disminuyó de 51 en 1974 a ninguno hasta 2007. * Basado en Cousens NE, Gaff CL, Metcalfe SA, y cols.: Carrier screening for β-thalassaemia: a review of international practice, Eur J Hum Genet 18:1077-1083, 2010. Aplicación de pruebas de detección restringida a las familias de los portadores En los países en vías de desarrollo, la aplicación de programas de detección respecto a la talasemia representa un problema económico y logístico importante. Sin embargo, el trabajo reciente que se ha llevado a cabo en Pakistán y Arabia Saudí ha demostrado la eficacia de una estrategia de detección que puede ser aplicable de manera genérica en los países en los que son frecuentes los matrimonios consanguíneos. En la región de Rawalpindi de Pakistán, se observó que la β-talasemia se limitaba básicamente a un grupo específico de familias que solicitaron asistencia porque había un caso índice identificable (v. cap. 7). En 10 familias ampliadas de casos índice, la evaluación de casi 600 personas demostró que alrededor del 8% de las parejas casadas evaluadas estaban constituidas por dos portadores, mientras que no se identificó ninguna pareja en riesgo en un grupo de 350 mujeres embarazadas y sus parejas, que fueron seleccionadas de manera aleatoria, DrBurgos 491 aparte de estas 10 familias. Todos los portadores señalaron que la información ofrecida les resultó útil para evitar nuevos embarazos cuando ya tenían dos o más hijos sanos; además, en el caso de las parejas con sólo uno o ningún hijo sano, esta información fue útil para el diagnóstico prenatal. Aunque es necesario determinar el impacto a largo plazo de este tipo de programas, la aplicación de pruebas de detección a las familias de los portadores puede contribuir de manera importante al control de las enfermedades recesivas en las zonas del mundo en las que hay una preferencia por los matrimonios consanguíneos. En otras palabras, a consecuencia de la consanguinidad, las variantes genéticas que causan enfermedades quedan «atrapadas» dentro de las familias grandes, de manera que un niño afectado representa un indicador de una familia con heterocigotos con un riesgo elevado en estas familias de personas que puedan padecer la enfermedad. La aplicación de programas de análisis de portadores y de diagnóstico prenatal respecto la talasemia requiere no solamente la educación de la sociedad y de los médicos, sino también el establecimiento de laboratorios centrales capacitados y el consenso de la población que va a ser evaluada (v. cuadro). A pesar de que los programas aplicados a la población general para el control de la talasemia tienen indudablemente un coste económico menor que la asistencia de todos los pacientes afectados lo largo de su vida, es necesario evitar la tentación de los gobiernos o los médicos para presionar a los individuos respecto a la aceptación de estos programas. Se debe respetar la autonomía del individuo respecto a la toma de decisiones sobre la reproducción, que constituye una piedra angular de la bioética moderna, así como las creencias culturales y religiosas de sus comunidades. DrBurgos 492 Bibliografía general Higgs DR, Engel JD, Stamatoyannopoulos G. Thalassaemia. Lancet. 2012;379:373–383. Higgs DR, Gibbons RJ. The molecular basis of α-thalassemia: a model for understanding human molecular genetics. Hematol Oncol Clin North Am. 2010;24:1033–1054. McCavit TL. Sickle cell disease. Pediatr Rev. 2012;33:195–204. Roseff SD. Sickle cell disease: a review. Immunohematology. 2009;25:67–74. Weatherall DJ. The role of the inherited disorders of hemoglobin, the first “molecular diseases,” in the future of human genetics. Annu Rev Genomics Hum Genet. 2013;14:1–24. DrBurgos 493 Bibliografía específica Bauer DE, Orkin SH. Update on fetal hemoglobin gene regulation in hemoglobinopathies. Curr Opin Pediatr. 2011;23:1–8. Ingram VM. Specific chemical difference between the globins of normal human and sickle-cell anaemia haemoglobin. Nature. 1956;178:792–794. Ingram VM. Gene mutations in human haemoglobin: the chemical difference between normal and sickle cell haemoglobin. Nature. 1957;180:326–328. Kervestin S, Jacobson A. NMD, a multifaceted response to premature translational termination. Nat Rev Mol Cell Biol. 2012;13:700–712. Pauling L, Itano HA, Singer SJ, et al. Sickle cell anemia, a molecular disease. Science. 1949;110:543–548. Sankaran VG, Lettre G, Orkin SH, et al. Modifier genes in Mendelian disorders: the example of hemoglobin disorders. Ann N Y Acad Sci. 2010;1214:47–56. Steinberg MH, Sebastiani P. Genetic modifiers of sickle cell disease. Am J Hematol. 2012;87:795–803. Weatherall DJ. The inherited diseases of hemoglobin are an emerging global health burden. Blood. 2010;115:4331–4336. P r oble m a s 1. Un niño con hidropesía fetal muere. Dibuje un árbol genealógico con los genotipos para explicar a los progenitores portadores la base genética de la talasemia de su hijo. Explique por qué es poco probable que una pareja de Melanesia que conocieron en la clínica hematológica y que también tienen α-talasemia tenga un hijo con la misma enfermedad que el suyo. 2. ¿Por qué la mayoría de los pacientes con β-talasemia son heterocigotos compuestos? ¿En qué situación puede preverse que un paciente con βtalasemia tenga alelos de β-globina idénticos? 3. Tony, un niño italiano, sufre una β-talasemia de grado moderado, con una Hb de 7 g/dl (el valor normal es 10-13 g/dl). Al efectuar una transferencia Northern de su RNA de los reticulocitos, inesperadamente se observan tres bandas de β-globina, una de tamaño normal, una más grande de lo normal y una más pequeña. ¿Qué mecanismos mutacionales pueden explicar la presencia de estas tres bandas en un paciente con β-talasemia? El hecho de que en este paciente la anemia sea de grado moderado sugiere que se produce una importante fracción de β-globina normal. ¿Qué tipos de mutaciones explican esto? 4. Un hombre es heterocigoto para Hb M Saskatoon, una hemoglobinopatía en la que el aminoácido normal His es reemplazado por Tyr en la posición 63 de la cadena β. Su pareja es heterocigota para la Hb M Boston, en la que His es reemplazada por Tyr en la posición 58 de la cadena α. La heterocigosidad de cualquiera de estos alelos mutantes produce metahemoglobinemia. Describa los genotipos y fenotipos posibles de su descendencia. 5. Un niño tiene un tío paterno y una tía materna con anemia falciforme, pero sus padres no la padecen. ¿Cuál es la probabilidad de que la sufra el niño? 6. Una mujer presenta rasgo falciforme y su pareja es heterocigoto para la Hb DrBurgos 494 C. ¿Cuál es la probabilidad de que su hijo no tenga hemoglobina anormal? 7. Empareje los siguientes términos: _________ β-talasemia compleja Hb A detectable tres _________ β+-talasemia β-talasemia _________ número de genes de la α-globina perdidos en la enfermedad Hb H α-talasemia _________ dos alelos mutantes diferentes en un locus alto nivel de expresión de la cadena β _________ síndrome ATR-X rasgo de α-talasemia _________ cadenas β insolubles heterocigoto compuesto _________ número de genes de la α-globina perdidos en la hidropesía fetal con Hb de Bart genes δβ delecionados _________ región de control del locus cuatro _________ genotipo α−/α− discapacidad intelectual _________ Hb A2 incrementada 8. Las mutaciones en secuencias no codificantes pueden cambiar el número de moléculas de proteína que se producen, pero, en general, las moléculas fabricadas tienen una secuencia de aminoácidos normal. Ofrezca ejemplos de excepciones a esta regla y describa cómo se generan las alteraciones de la secuencia de aminoácidos. 9. ¿Cuáles son algunas de las posibles explicaciones del hecho de que los programas para el control de la talasemia, tal como el que se ha llevado a cabo con éxito en Cerdeña, no hayan conseguido reducir hasta cero la tasa de recién nacidos con talasemia grave? Por ejemplo, entre 1999 y 2002 nacieron en Cerdeña aproximadamente entre dos y cinco de estos lactantes cada año. DrBurgos 495 CAPÍTULO 12 DrBurgos 496 Bases moleculares, bioquímicas y celulares de las enfermedades genéticas En este capítulo vamos a ampliar los fundamentos moleculares y bioquímicos de las enfermedades genéticas distintas de las hemoglobinopatías, incluyendo otras enfermedades y las anomalías de las funciones de los genes y las proteínas que las causan. En el capítulo 11, se expuso una panorámica general de los mecanismos básicos a través de los cuales las mutaciones causan enfermedades (v. fig. 11-1) y se revisaron las etapas en las que las mutaciones pueden desestructurar la síntesis o la función de una proteína (v. tabla 11-2). Esta introducción ofrece el marco básico para el conocimiento de la patogenia de todas las enfermedades genéticas. Sin embargo, las mutaciones en otras clases de proteínas alteran a menudo la función de las células y los órganos a través de procesos que son distintos de los que tienen lugar en las hemoglobinopatías y se analizarán en este capítulo. Con objeto de ilustrar estos otros mecanismos que dan lugar a enfermedades, aquí describiremos trastornos bien conocidos como la fenilcetonuria, la fibrosis quística, la hipercolesterolemia familiar, la distrofia muscular de Duchenne y la enfermedad de Alzheimer. En algunos casos, se incluyen otras enfermedades menos frecuentes debido a que permiten demostrar adecuadamente un principio específico. La importancia de la selección correcta de los trastornos representativos se pone de manifiesto si consideramos que, hasta la fecha, las mutaciones de casi 3.000 genes se han asociado con un fenotipo clínico. En la próxima década, es previsible que un número mucho más elevado de los aproximadamente 20.000-25.000 genes que constituyen el genoma humano se asocie tanto a enfermedades monogénicas como a enfermedades genéticamente complejas. DrBurgos 497 Enfermedades debidas a mutaciones en diferentes clases de proteínas Las proteínas llevan a cabo una asombrosa cantidad de funciones diferentes, algunas de las cuales se recogen en la figura 12-1. Mutaciones en prácticamente cualquier proteína pueden dar lugar a enfermedades genéticas. En este capítulo se van a describir enfermedades genéticas importantes que se deben a la alteración de proteínas representativas seleccionadas de los grupos que se muestran en la figura 12-1. Otras proteínas que aparecen en esta figura, así como las enfermedades asociadas a las mismas, se describen en la sección «Casos clínicos». FIGURA 12-1 Ejemplos de las clases de proteínas relacionadas con enfermedades que presentan un fuerte componente genético (la mayoría son monogénicas), y parte de la célula en la que normalmente actúan estas proteínas. CFTR, regulador transmembrana de la fibrosis quística; FMRP, proteína del retraso mental del X frágil; HLA, antígeno leucocítico humano; LDL, lipoproteína de baja densidad; MELAS, encefalomiopatía mitocondrial con acidosis láctica y episodios de tipo ictus; PKU, fenilcetonuria. DrBurgos 498 Proteínas de mantenimiento y proteínas especializadas en las enfermedades genéticas Las proteínas se pueden clasificar en dos clases generales, en función de su patrón de expresión: las proteínas de mantenimiento, que están presentes en la práctica totalidad de las células y que desempeñan funciones fundamentales en el mantenimiento de la estructura y la función celulares, y proteínas especializadas que presentan especificidad tisular, que sólo son elaboradas por uno o unos pocos tipos celulares limitados y que desempeñan funciones específicas que contribuyen a la individualidad de las células en las que se expresan. La mayoría de los tipos celulares del ser humano expresan entre 10.000 y 15.000 genes codificantes de proteínas. El conocimiento de los tejidos en los que se expresa una proteína, especialmente a niveles elevados, es a menudo útil para comprender la patogenia de una enfermedad. Se pueden aceptar dos generalizaciones amplias respecto a la relación existente entre la localización de la expresión de una proteína y la localización de una enfermedad. • En primer lugar (y de un modo un tanto intuitivo), una mutación en una proteína con especificidad tisular da lugar con mayor frecuencia a una enfermedad limitada a dicho tejido. Sin embargo, también puede causar efectos secundarios en otros tejidos y, en algunos casos, las mutaciones en proteínas específicas de un tejido pueden causar anomalías sobre todo en órganos que no expresan la proteína en absoluto; irónicamente, el tejido que expresa la proteína mutante puede quedar del todo respetado por el proceso patológico. Un ejemplo manifiesto de esta situación es la fenilcetonuria, que se expone en detalle en la sección siguiente. La fenilcetonuria se debe a la ausencia de actividad de la enzima fenilalanina hidroxilasa (PAH, phenylalanine hydroxylase) en el hígado, pero la aparición de concentraciones sanguíneas elevadas de fenilalanina debido a la ausencia de PAH hepática afecta fundamentalmente al cerebro (que expresa muy poca cantidad de esta enzima), y no al hígado. En consecuencia, no podemos inferir necesariamente que la enfermedad de un órgano sea consecuencia de la mutación de un gen expresado de manera principal o exclusiva en dicho órgano. • En segundo lugar, aunque las proteínas de mantenimiento se expresan en la mayoría de los tejidos o en todos ellos, los efectos clínicos de las mutaciones en las proteínas de mantenimiento se limitan frecuentemente a uno o sólo unos pocos tejidos por al menos dos razones. En la mayoría de estos casos, un único tejido o unos pocos tejidos pueden afectarse debido a que la proteína de mantenimiento en cuestión se expresa de manera abundante en el mismo y desempeña una función de especialidad en dicho tejido. Esta situación queda ilustrada por la enfermedad de Tay-Sachs, como se describe más adelante; la enzima mutante en este trastorno es la hexosaminidasa A, que se expresa en la práctica totalidad de las células, pero cuya ausencia da lugar a un cuadro de neurodegeneración mortal que DrBurgos 499 afecta a la totalidad de los tipos neuronales. En otros casos, otra proteína con una actividad biológica solapada también se puede expresar en el tejido no afectado, lo que atenúa el impacto de la pérdida de función del gen mutante, situación denominada redundancia genética. En contra de lo que podría preverse, incluso las mutaciones de los genes que podrían considerarse esenciales para todas las células, como la actina, pueden dar lugar a una descendencia viable. DrBurgos 500 Enfermedades relacionadas con enzimas Las enzimas son los catalizadores que intermedian la conversión eficaz de un sustrato en un producto. La diversidad de los sustratos sobre los que actúan las enzimas es enorme. Por consiguiente, el genoma humano contiene más de 5.000 genes que codifican enzimas y existen cientos de enfermedades en el ser humano, denominadas enzimopatías, que implican defectos enzimáticos. Vamos a exponer en primer lugar uno de los grupos mejor conocidos de errores congénitos del metabolismo, las hiperfenilalaninemias. Aminoacidopatías Hiperfenilalaninemias Las alteraciones que dan lugar a un incremento de la concentración sanguínea de fenilalanina, principalmente la deficiencia de PAH o fenilcetonuria (PKU, phenylketonuria), ilustran casi todos los principios de la genética bioquímica relativos a los defectos enzimáticos. Las causas bioquímicas de la hiperfenilalaninemia se ilustran en la figura 12-2, y las características principales de las enfermedades asociadas a defectos bioquímicos en los cinco loci conocidos de la hiperfenilalaninemia se presentan en la tabla 12-1. Todas las enfermedades genéticas del metabolismo de la fenilalanina se heredan de forma autosómica recesiva y se deben a mutaciones con pérdida de función en el gen que codifica la PAH o en los genes necesarios para la síntesis y reutilización de su cofactor, la tetrahidrobiopterina (BH4). FIGURA 12-2 Procesos bioquímicos afectados en las hiperfenilalaninemias. 4αOHBH4, 4α-hidroxitetrabiopterina; 5-OH trp, 5-hidroxitriptófano; 6-PT, 6pirovoiltetrahidropterina; A, adrenalina; BH4, tetrahidrobiopterina; DHNP, DrBurgos 501 dihidroneopterina trifosfato; GTP, guanosina trifosfato; l-dopa, ldihidroxifenilalanina; NA, noradrenalina; PCD, pterina 4α-carbinolamina deshidratasa; phe, fenilalanina; qBH2, dihidrobiopterina quinonoide, el producto oxidado de las reacciones de hidroxilación que es reducido a BH4 por la dihidropteridina reductasa (DHPR); trp, triptófano; tyr, tirosina. Tabla 12-1 Heterogeneidad de locus en las hiperfenilalaninemias BH4, tetrahidrobiopterina; DHPR, dihidropteridina reductasa; GTP-CH, guanosina trifosfato ciclohidrolasa; 5-HT, 5-hidroxitriptofano; PAH, fenilalanina hidroxilasa; PCD, pterina 4α-carbinolamina deshidratasa; PKU, fenilcetonuria; 6-PTS, 6-piruvoiltetrahidropterina sintasa. * La suplementación con BH4 puede aumentar la actividad PAH de algunos pacientes en cada uno de estos tres grupos. Fenilcetonuria La PKU clásica es el epítome de las enzimopatías. Se debe a mutaciones del gen que codifica la PAH, que convierte la fenilalanina en tirosina (v. fig. 12-2 y tabla 12-1). El descubrimiento de la PKU en 1934 fue la primera demostración de un defecto genético como causa de discapacidad intelectual. Debido a que los pacientes con PKU no pueden degradar la fenilalanina, se acumula en los líquidos corporales y lesiona el sistema nervioso central en desarrollo durante la primera infancia. Una pequeña parte de la fenilalanina se metaboliza y da lugar a un incremento de las concentraciones de ácido fenilpirúvico, el cetoácido que da nombre a la enfermedad. Irónicamente, aunque el defecto enzimático se conoce desde hace muchas décadas, todavía se ignora el o los mecanismos patogénicos precisos por los que el incremento de la fenilalanina lesiona el cerebro. Un aspecto importante es que la lesión neurológica se puede evitar en gran parte reduciendo la ingesta dietética de DrBurgos 502 fenilalanina. El tratamiento de la PKU es un paradigma del tratamiento de las numerosas enfermedades metabólicas cuya evolución puede mejorar mediante la prevención de la acumulación de un sustrato enzimático y de sus derivados; este principio terapéutico se expone con mayor detalle en el capítulo 13. Variante de fenilcetonuria e hiperfenilalaninemia sin fenilcetonuria Mientras que la PKU se debe a una ausencia virtual de actividad de la PAH (menos del 1% en comparación con el valor de los controles), los fenotipos menos graves (denominados hiperfenilalaninemia sin PKU y PKU variante) (v. tabla 12-1) aparecen cuando la enzima PAH mutante muestra alguna actividad residual. El hecho de que una cantidad muy pequeña de actividad enzimática residual puede tener un gran impacto sobre el fenotipo es otro principio general de las enzimopatías (v. cuadro). La PKU variante engloba los pacientes que requieren sólo una cierta restricción de fenilalanina en su dieta, aunque inferior a la necesaria en los pacientes con la PKU clásica, porque el incremento de los niveles sanguíneos de fenilalanina es menor y menos lesivo para el cerebro. A diferencia de la PKU clásica, en la que la concentración plasmática de fenilalanina es mayor de 1.000 µmol/l cuando el paciente recibe una dieta normal, la hiperfenilalaninemia sin PKU se define por unas concentraciones plasmáticas mayores del límite normal (120 µmol/l), pero menores que las observadas en la PKU clásica. Si el aumento en la hiperfenilalaninemia sin PKU es pequeño (<400 µmol/l), no se requiere tratamiento; estos individuos sólo llaman la atención clínica porque se identifican mediante el cribado neonatal (v. cap. 17). Su fenotipo normal ha constituido la mejor indicación del nivel «seguro» de la concentración plasmática de fenilalanina que no se debe superar en el tratamiento de los pacientes con PKU clásica. La asociación de estos tres fenotipos clínicos con las mutaciones del gen PAH es un ejemplo claro de heterogeneidad alélica causante de heterogeneidad clínica (v. tabla 12-1). Enz im a s m uta nte s y e nf e r m e da de s: conce ptos ge ne r a le s Los siguientes conceptos son fundamentales para la comprensión y el tratamiento de enzimopatías. • Patrones de herencia Las enzimopatías son casi siempre recesivas o ligadas al cromosoma X (v. cap. 7). La mayoría de las enzimas se producen en cantidades significativamente mayores de los requisitos bioquímicos mínimos, por lo que los heterocigotos (habitualmente con una actividad residual de alrededor del 50%) no presentan anomalías clínicas. De hecho, muchas enzimas pueden mantener unos niveles normales del sustrato y del producto con actividades menores del 10%, un aspecto importante para DrBurgos 503 el diseño de estrategias terapéuticas (p. ej., homocistinuria por deficiencia de cistationina sintasa, v. cap. 13). Las enzimas de la síntesis de porfirina son excepciones (v. el análisis de la porfiria aguda intermitente en el texto principal, más adelante). • Acumulación del sustrato o deficiencia del producto Dado que la función de una enzima es convertir un sustrato en un producto, todas las consecuencias fisiopatológicas de enzimopatías se pueden atribuir a la acumulación del sustrato (como en la PKU), a la deficiencia del producto (como en la deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa) (Caso 19), o alguna combinación de ambas (fig. 12-3). • Sustratos difusibles frente a macromoleculares Se puede establecer una distinción importante entre los defectos enzimáticos donde el sustrato es una molécula pequeña (tales como fenilalanina, que se pueden distribuir fácilmente por los líquidos corporales por difusión o transporte) y los defectos en los que el sustrato es una macromolécula (como un mucopolisacárido, que permanece atrapado en su orgánulo o célula). Las modificaciones patológicas de las enfermedades macromoleculares, como la enfermedad de Tay-Sachs, se limitan a los tejidos donde se acumula el sustrato. Por el contrario, el sitio de la enfermedad en los trastornos debidos a moléculas pequeñas suele ser impredecible, debido a que el sustrato no metabolizado o sus derivados pueden moverse libremente por todo el cuerpo, lesionando células que en condiciones normales pueden no tener relación con la enzima afectada, como en la PKU. • Pérdida de múltiples actividades enzimáticas Un paciente con un defecto monogénico puede tener una pérdida de función de más de una enzima. Hay varios mecanismos posibles: las enzimas pueden utilizar el mismo cofactor (p. ej., deficiencia de BH4); las enzimas pueden compartir una subunidad o una proteína activadora, de procesamiento o de estabilización común (p. ej., gangliosidosis GM2); puede que todas las enzimas sean procesadas por una enzima modificadora común y, en su ausencia, pueden ser inactivas, o puede verse afectada su captación por un orgánulo (p. ej., enfermedad de células I, en la que la incapacidad para añadir manosa 6-fosfato a muchas enzimas lisosómicas elimina la capacidad de las células para reconocer e interiorizar las enzimas); y un grupo de enzimas pueden estar ausentes o ser ineficaces si el orgánulo en el que se encuentran normalmente no se forma o es anormal (p. ej., síndrome de Zellweger, un trastorno de la biogénesis de peroxisomas). • Homología fenotípica Las enfermedades debidas a deficiencias de otras enzimas que intervienen en la misma vía metabólica (p. ej., las mucopolisacaridosis), así como los diferentes fenotipos que pueden deberse a los defectos parciales o completos de una enzima, suelen compartir las características patológicas y clínicas secundarias a un defecto enzimático. Los defectos parciales DrBurgos 504 suelen presentar anomalías clínicas que son una parte de las observadas con la deficiencia completa, aunque la relación etiológica entre ambas enfermedades puede no ser evidente. Por ejemplo, la deficiencia parcial de la enzima de la vía de las purinas hipoxantina-guanina fosforribosiltransferasa sólo provoca hiperuricemia, mientras que la deficiencia completa causa hiperuricemia y una enfermedad neurológica grave, el síndrome de Lesch-Nyhan, similar a una parálisis cerebral. FIGURA 12-3 Modelo de vía metabólica donde se demuestra que los efectos potenciales de una deficiencia enzimática son la acumulación del sustrato (S) o sus derivados (S1, S2, S3), y la deficiencia del producto (P) o de sus compuestos (P1, P2). En algunos casos, los derivados del sustrato son metabolitos menores que se forman en mayor cantidad cuando se acumula el sustrato (p. ej., el fenilpiruvato en la fenilcetonuria). Heterogeneidad alélica y heterogeneidad de locus en las hiperfenilalaninemias Heterogeneidad alélica en el gen PAH Se ha observado un grado extraordinario de heterogeneidad alélica en el locus PAH (más de 700 mutaciones diferentes en todo el mundo) en pacientes con hiperfenilalaninemia asociada a PKU clásica, con variante de PKU y con hiperfenilalaninemia sin PKU (v. tabla 12-1). Siete mutaciones explican la mayoría de los alelos mutantes conocidos en poblaciones de origen europeo, mientras que otras seis mutaciones son las responsables de la mayoría de las mutaciones de PAH en poblaciones asiáticas (v. fig. 12-4). Las mutaciones restantes causantes de enfermedad son infrecuentes a nivel individual. Para registrar la información y mantenerla a disposición de la sociedad, un consorcio internacional ha creado una base de datos relativa a la PAH. DrBurgos 505 FIGURA 12-4 Naturaleza e identidad de las mutaciones de PAH en grupos de población de origen europeo y asiático (este último correspondiente a personas de China, Corea y Japón). Se utiliza el código de aminoácidos de una letra (v. tabla 3-1). Véase Créditos de figuras. La heterogeneidad alélica en el locus PAH tiene consecuencias clínicas importantes. La principal es el hecho de que la mayoría de los pacientes con hiperfenilalaninemia son heterocigotos compuestos (es decir, poseen dos alelos diferentes causantes de la enfermedad) (v. cap. 7). Esta heterogeneidad DrBurgos 506 alélica explica la mayor parte de la heterogeneidad enzimática y fenotípica observada en esta población de pacientes. Por tanto, las mutaciones que eliminan o reducen de manera importante la actividad PAH suelen causar la PKU clásica, mientras que una actividad enzimática residual mayor se asocia a fenotipos más leves. No obstante, en los pacientes homocigotos con ciertas mutaciones PAH se han observado fenotipos que abarcan toda la gama desde la PKU clásica hasta la hiperfenilalaninemia sin PKU. Por tanto, en la actualidad es evidente que hay otras variables biológicas aún no identificadas (incluyendo, indudablemente, los genes modificadores) que generan variaciones en el fenotipo asociado a cualquier fenotipo específico. Esta falta de una correlación estricta entre genotipo y fenotipo, que al principio es un tanto sorprendente, actualmente se considera un rasgo común en muchas enfermedades monogénicas y subraya el hecho de que incluso los rasgos monogénicos como la PKU no son trastornos genéticamente «simples». Defectos en el metabolismo de la tetrahidrobiopterina En el 1-3% de los pacientes con hiperfenilalaninemia, el gen PAH es normal y la hiperfenilalaninemia se debe a un defecto en alguno de los pasos de la biosíntesis o regeneración de la BH4 (el cofactor de la PAH) (v. tabla 12-1 y fig. 12-2). La asociación de un fenotipo bioquímico único, como el de la hiperfenilalaninemia, con mutaciones en genes distintos, es un ejemplo de heterogeneidad de locus (v. tabla 11-1). Las proteínas codificadas por los genes que manifiestan heterogeneidad de locus actúan generalmente en fases diferentes de una vía bioquímica única, otro principio de enfermedad genética ilustrado por los genes asociados con la hiperfenilalaninemia (v. fig. 12-2). Los pacientes con deficiencia en BH4 fueron reconocidos inicialmente porque desarrollaban problemas neurológicos intensos durante las etapas iniciales de su vida, a pesar de la administración adecuada de una dieta con contenido bajo en fenilalanina. Esta mala evolución se debe, en parte, al requerimiento del cofactor BH4 de otras dos enzimas, la tirosina hidroxilasa y la triptófano hidroxilasa. Estas hidroxilasas son cruciales para la síntesis de los neurotransmisores monoaminérgicos como dopamina, noradrenalina, adrenalina y serotonina (v. fig. 12-2). La heterogeneidad de locus de la hiperfenilalaninemia tiene gran relevancia, porque el tratamiento de los pacientes con deficiencia del metabolismo de BH4 es muy distinto en dos aspectos al de los que presentan mutaciones en el gen PAH. En primer lugar, la enzima PAH de los pacientes con defectos en la BH4 es normal, su actividad se puede restablecer mediante dosis elevadas de BH4 por vía oral, lo que da lugar a una disminución en sus concentraciones plasmáticas de fenilalanina. Esta práctica pone de relieve el principio de reposición del producto en el tratamiento de algunas enfermedades genéticas (v. cap. 13). Por consiguiente, la restricción de fenilalanina puede relajarse considerablemente en la dieta de los pacientes con defectos en el metabolismo de la BH4 se puede disminuir de manera DrBurgos 507 significativa y algunos de ellos pueden tolerar una dieta normal (es decir, sin restricción de fenilalanina). En segundo lugar, también se debe intentar la normalización de los neurotransmisores en el cerebro de estos pacientes mediante la administración de los productos de la tirosina hidroxilasa y de la triptófano hidroxilasa, es decir, L-dopa y 5-hidroxitriptófano, respectivamente (v. fig. 12-2 y tabla 12-1). Hay que destacar que las mutaciones de la sepiapterina reductasa, una enzima de la síntesis de BH4, no causan hiperfenilalaninemia. En este caso, sólo se observa una distonía sensible a dopa, debido a la alteración de la síntesis de dopamina y serotonina (v. fig. 12-2). Se cree que existen vías alternativas para el paso final de la síntesis de BH4, que compensan la deficiencia de sepiapterina reductasa en los tejidos periféricos, lo que supone un ejemplo de redundancia genética. Por estas razones, se debe evaluar a todos los lactantes con hiperfenilalaninemia para descartar la posibilidad de que su cuadro de hiperfenilalaninemia se deba a una alteración del metabolismo de la PAH o la BH4. Por tanto, las hiperfenilalaninemias ilustran la importancia clínica de obtener un diagnóstico molecular específico en todos los pacientes con un fenotipo patológico, pues el defecto genético subyacente puede no ser el que se sospecha en primera instancia, y el tratamiento puede variar de forma consecuente. Respuesta a la tetrahidrobiopterina en las mutaciones del gen PAH Muchos pacientes con hiperfenilalaninemia y mutaciones en el gen PAH (sin alteraciones en el metabolismo de la BH4) también responden a dosis orales elevadas del cofactor BH4, con una disminución sustancial de sus concentraciones plasmáticas de fenilalanina. Por tanto, la suplementación con BH4 es un tratamiento complementario importante para los pacientes con PKU de este tipo y les permite una restricción menor de la ingesta de fenilalanina en la dieta. Los pacientes con mayores probabilidades de respuesta son los que muestran una actividad residual significativa de la PAH (es decir, los pacientes con variante de PKU y con hiperfenilalaninemia sin PKU), pero incluso también se observa una respuesta en una pequeña proporción de pacientes con PKU clásica. Sin embargo, la presencia de una actividad residual de la PAH no garantiza necesariamente un efecto de la administración de BH4 sobre las concentraciones plasmáticas de fenilalanina. Más que ello, el grado de respuesta frente a la BH4 va a depender de las propiedades específicas de cada proteína PAH mutante, lo que refleja la heterogeneidad alélica subyacente a las mutaciones en el gen PAH. El aporte de mayores cantidades de un cofactor es una estrategia general que se ha utilizado para el tratamiento de muchos errores congénitos del metabolismo enzimático, como se describe con más detalle en el capítulo 13. De forma general, un cofactor contacta con el componente proteico de una DrBurgos 508 enzima (denominado apoenzima) para constituir la holoenzima activa, que consta tanto del cofactor como de la apoenzima que sería inactiva sin él. Un ejemplo de esta estrategia es la suplementación de BH4, que ha demostrado ejercer su efecto beneficioso mediante uno o varios mecanismos, que son secundarios al aumento de la cantidad del cofactor que contacta con la apoenzima PAH mutante. Entre estos mecanismos, pueden citarse la estabilización de la enzima mutante, la protección de la enzima de la degradación por la célula, así como el aumento del aporte del cofactor a una enzima mutante que tiene una baja afinidad por la BH4. Cribado neonatal La PKU es el prototipo de las enfermedades genéticas en las que está justificado el cribado neonatal masivo (v. cap. 18), ya que es relativamente frecuente en algunas poblaciones (hasta alrededor de 1 de cada 2.900 nacidos vivos), el cribado poblacional es factible, la ausencia de tratamiento tiene consecuencias graves (retraso profundo del desarrollo), y el tratamiento es eficaz si se inicia en una etapa precoz de la vida. Para dar tiempo a que se produzca el aumento posnatal de las concentraciones sanguíneas de fenilalanina, el análisis se realiza después de 24 horas de vida. La sangre de una punción del talón se analiza en un laboratorio central para determinar los niveles de fenilalanina en la sangre y de la proporción fenilalanina:tirosina. Los resultados positivos deben confirmarse rápidamente, porque un retraso del tratamiento superior a 4 semanas tras el nacimiento tiene consecuencias graves sobre el resultado intelectual. Fenilcetonuria materna Inicialmente, la dieta con contenido bajo en fenilalanina se interrumpía hacia la etapa media de la niñez en los pacientes con PKU. Sin embargo, posteriormente se descubrió que casi todos los hijos de mujeres con PKU que no reciben tratamiento presentan alteraciones clínicas; la mayoría sufre un retraso del desarrollo grave y muchos presentan microcefalia, retraso del crecimiento y malformaciones, especialmente cardíacas. Tal como establecen los principios de la herencia mendeliana, todos estos niños son heterocigotos. Por tanto, su retraso del neurodesarrollo no se debe a su propia constitución genética, sino al efecto intensamente teratogénico de las concentraciones elevadas de fenilalanina en la circulación materna. Por ello, es imprescindible que las mujeres con PKU que desean quedarse embarazadas comiencen a tomar una dieta con contenido bajo en fenilalanina antes de que tenga lugar la fecundación. Enfermedades de almacenamiento lisosómico: una clase especial de enzimopatías Los lisosomas son orgánulos rodeados por membrana que contienen diversas DrBurgos 509 enzimas hidrolíticas implicadas en la degradación de varias macromoléculas biológicas. Las mutaciones de estas hidrolasas son especiales, porque dan lugar a la acumulación de sus sustratos en el interior del lisosoma, donde quedan atrapados debido a que su gran tamaño impide que salgan del orgánulo. Su acumulación y, en ocasiones, su toxicidad interfieren con la función celular normal, lo que acaba causando la muerte celular. Además, la acumulación del sustrato es responsable de una característica clínica uniforme de estas enfermedades: su progresión implacable. En la mayoría de estas enfermedades, el almacenamiento del sustrato aumenta la masa de los tejidos y órganos afectados. Cuando se afecta el cerebro, el cuadro clínico es el de un proceso neurodegenerativo. Los fenotipos clínicos son muy específicos y permiten a menudo establecer de manera sencilla el diagnóstico de una enfermedad por acumulación lisosómica. Se han descrito más de 50 deficiencias de hidrolasas lisosómicas o de deficiencias del transporte a través de la membrana lisosómica, casi todas ellas con un patrón de herencia autosómico recesivo. Con anterioridad, estas enfermedades no tenían tratamiento. Sin embargo, el trasplante de médula ósea y el tratamiento enzimático sustitutivo han mejorado drásticamente el pronóstico de estos trastornos (v. cap. 13). Enfermedad de Tay-Sachs La enfermedad de Tay-Sachs (Caso 43) forma parte de un grupo heterogéneo de enfermedades por acumulación lisosómica denominado gangliosidosis GM2 y que se debe a la imposibilidad de degradación de un esfingolípido, el gangliósido GM2 (fig. 12-5). La alteración bioquímica es una deficiencia importante de hexosaminidasa A (hex A). A pesar de que esta enzima es ubicua, la enfermedad causa alteraciones clínicas casi únicamente en el cerebro, que es el órgano en el que predomina la síntesis del gangliósido GM2. La enzima hex A catalíticamente activa es el producto de un sistema constituido por tres genes (v. fig. 12-5). Estos codifican las subunidades α y β de la enzima (los genes HEXA y HEXB, respectivamente), y también una proteína activadora que debe entrar en contacto con el sustrato y la enzima antes de que la propia enzima pueda fragmentar el residuo N-acetil-βgalactosamina terminal del gangliósido. DrBurgos 510 FIGURA 12-5 Sistema de tres genes necesario para la actividad de la hexosaminidasa A y las enfermedades producidas por defectos en cada uno de los genes. La función de la proteína activadora es enlazar el sustrato gangliósido y presentarlo a la enzima. Hex A, hexosaminidasa A; hex B, hexosaminidasa B; NANA, ácido N-actil neuramínico. Véase Créditos de figuras. Las manifestaciones clínicas de los defectos en estos tres genes son indistinguibles, pero se pueden diferenciar a través del análisis enzimático. Las mutaciones en el gen HEXA afectan a la subunidades α y alteran la actividad de la enzima hex A dando lugar a la enfermedad de Tay-Sachs (o a variantes menos graves de deficiencias de hex A). Los defectos en el gen HEXB y en el gen que codifica la proteína activadora disminuyen la actividad de las enzimas hex A y hex B (v. fig. 12-5) dando lugar, respectivamente, a la enfermedad de Sandhoff o a una deficiencia de la proteína activadora (que es muy infrecuente). La evolución clínica de la enfermedad de Tay-Sachs es trágica. Los lactantes afectados tienen características externas normales hasta alrededor de los 3-6 meses de edad, cuando empiezan a desarrollar gradualmente un deterioro neurológico progresivo hasta su fallecimiento a los 2-4 años. Los efectos de la muerte neuronal se pueden observar directamente al formarse la denominada mancha «rojo cereza» de la retina (Caso 43). Por el contrario, los alelos HEXA con una cierta actividad residual dan lugar a formas de inicio tardío de la afectación neurológica con manifestaciones como cuadros de disfunción de la segunda motoneurona y cuadros de ataxia secundaria a degeneración espinocerebelosa. A diferencia de lo que ocurre con las formas infantiles, la visión y la inteligencia suelen ser normales, aunque una tercera parte de estos pacientes desarrolla psicosis. Por último, los alelos de pseudodeficiencia (que se describen a continuación) no causan ninguna enfermedad. DrBurgos 511 Alelos de pseudodeficiencia de hex A y su significado clínico Una consecuencia inesperada de la detección de los portadores de la enfermedad de Tay-Sachs en la población de judíos asquenazíes fue el descubrimiento de una clase específica de alelos hex A, los denominados alelos de pseudodeficiencia. Aunque los dos alelos de pseudodeficiencia son clínicamente benignos, los individuos en quienes se diagnostica una pseudodeficiencia en las pruebas de cribado son compuestos genéticos con un alelo de pseudodeficiencia en un cromosoma y una mutación habitual de Tay-Sachs en el otro cromosoma. Estos individuos muestran un nivel bajo de actividad hex A (alrededor del 20% de la existente en los controles) que todavía es suficiente para evitar la acumulación del gangliósido GM2 en el cerebro. La importancia de los alelos de pseudodeficiencia hex A es doble. En primer lugar, complican el diagnóstico prenatal debido a que un feto con estos alelos de pseudodeficiencia puede ser diagnosticado incorrectamente como afectado por la enfermedad. En términos más generales, el reconocimiento de los alelos de pseudodeficiencia hex A indica que los programas de cribado para otras enfermedades genéticas deben reconocer que puede haber alelos comparables en otros loci y es posible que se produzcan errores en la caracterización correcta de los individuos en las pruebas de cribado o en las pruebas diagnósticas. Genética de grupos de población concretos En muchas enfermedades monogénicas, algunos alelos se observan con una frecuencia mayor en algunos grupos concretos de la población (v. cap. 9). Esta situación queda ilustrada por la enfermedad de Tay-Sachs, en la que tres alelos constituyen el 99% de las mutaciones observadas en los pacientes judíos asquenazíes. La más frecuente de ellas (fig. 12-6) supone alrededor del 80% de los casos. Aproximadamente, uno de cada 27 judíos de origen asquenazí es portador de un alelo Tay-Sachs, y la incidencia de lactantes afectados es 100 veces mayor que en otros grupos de población. La explicación más probable de esta elevada frecuencia es la existencia de un efecto fundador o de una ventaja heterocigota (v. cap. 9). Debido a que la mayoría de los judíos asquenazíes portadores presentan uno de los tres alelos comunes, un resultado útil de la caracterización molecular de la enfermedad en este grupo de población es la mayor sencillez de la detección de los portadores mediante técnicas de cribado. DrBurgos 512 FIGURA 12-6 Inserción de cuatro bases (TATC) en el gen de la hexosaminidasa A (hex A) en la enfermedad de Tay-Sachs, que origina una mutación de cambio de marco de lectura. Esta mutación es la causa principal de la enfermedad de Tay-Sachs en los judíos asquenazíes. No se produce proteína hex A detectable, lo que origina la deficiencia total de enzima que se observa en estos pacientes y que se inicia en la infancia. Alteración de la función de la proteína debido a una modificación postraduccional anómala Pérdida de la glucosilación: enfermedad de células I Algunas proteínas poseen una información en su secuencia primaria de aminoácidos que las dirige hacia sus zonas de localización subcelular, mientras que otras se localizan en función de modificaciones postraduccionales. Este último mecanismo sucede con las hidrolasas ácidas que se encuentran en los lisosomas, aunque esta forma de tráfico de señales celulares no fue reconocida hasta el descubrimiento de la enfermedad de células I, una enfermedad por acumulación lisosómica autosómica recesiva grave. Este trastorno cursa con una gama de efectos fenotípicos que consisten en rasgos faciales, alteraciones esqueléticas, retraso del crecimiento y discapacidad intelectual, así como una supervivencia menor de 10 años (fig. 12-7). El citoplasma de los fibroblastos cutáneos cultivados a partir de pacientes con enfermedad de células I contiene numerosos lisosomas anómalos o inclusiones (por lo que se denominan células con inclusiones o células I). DrBurgos 513 FIGURA 12-7 Características faciales y corporales de la enfermedad de células I en una niña de 18 meses. Véase Créditos de figuras. En la enfermedad de células I, los niveles celulares de muchas de las hidrolasas ácidas lisosómicas aparecen en exceso en los líquidos corporales. Esta situación excepcional se debe a que las hidrolasas de estos pacientes no se han modificado adecuadamente después de la traducción. Una hidrolasa típica es una glucoproteína cuya parte de azúcar contiene residuos manosa, algunos de los cuales están fosforilados. Los residuos de manosa 6-fosfato son esenciales para el reconocimiento de las hidrolasas por parte de receptores localizados en la superficie de la membrana celular y lisosómica. En la enfermedad de células I hay un defecto en la enzima que transfiere un grupo fosfato a los residuos de manosa. El hecho de que estén afectadas muchas enzimas es congruente con la diversidad de las alteraciones clínicas que se DrBurgos 514 observan en estos pacientes. Incremento de la glucosilación: mutaciones que crean nuevos sitios (anómalos) de glucosilación A diferencia de lo que ocurre en las situaciones de falta de glucosilación de las proteínas (cuyo ejemplo principal es la enfermedad de células I), también se ha observado que una proporción inesperadamente elevada (alrededor del 1,5%) de las mutaciones de cambio de sentido que causan enfermedades humanas se pueden asociar a un incremento anómalo de la N-glucosilación debido a mutaciones que crean nuevos sitios de consenso para la Nglucosilación en las proteínas mutantes. El hecho de que estos nuevos sitios puedan dar lugar realmente a una glucosilación inapropiada de la proteína mutante, con consecuencias patogénicas, se pone de relieve en un trastorno autosómico recesivo infrecuente, la susceptibilidad mendeliana frente a las enfermedades micobacterianas (MSMD, mendelian susceptibility to mycobacterial disease). Los pacientes con MSMD tienen defectos en diversos genes que regulan los mecanismos de defensa frente a algunas infecciones. Por tanto, son susceptibles a las infecciones diseminadas tras una exposición a especies de micobacterias moderadamente virulentas, tal como el bacilo de CalmetteGuérin (BCG) utilizado en todo el mundo como vacuna frente a la tuberculosis, y también cuando quedan expuestas a bacterias no tuberculosas del ambiente que normalmente no causan enfermedad. Algunos pacientes con MSMD son portadores de mutaciones de cambio de sentido en el gen del receptor 2 del interferón γ (IFNFGR2) que genera sitios nuevos para la Nglucosilación en la proteína IFNFGR2 mutante. Estos nuevos sitios dan lugar a la síntesis de un receptor excesivamente grande y excesivamente glucosilado. Los receptores mutantes alcanzan la superficie celular, pero no responden frente al interferón γ. También se ha observado que las mutaciones que dan lugar a un incremento de la glucosilación inducen una disminución de la función proteica en algunos otros trastornos monogénicos. El descubrimiento de que la eliminación de los polisacáridos anormales restaura la función de las proteínas IFNFGR2 mutantes en la MSMD ofrece esperanzas de que las enfermedades de este tipo se puedan tratar con terapias químicas que reduzcan la glucosilación excesiva. Disminución de la función proteica debido a la alteración de la unión o el metabolismo de los cofactores Algunas proteínas adquieren actividad biológica solamente después de unirse a cofactores, tal como la BH4 en el caso de la PAH, ya comentado. También son conocidas las mutaciones que interfieren con la síntesis, la unión o el transporte de un cofactor, y la separación entre la proteína y el cofactor DrBurgos 515 (en los casos en los que la unión del ligando es covalente). En lo que se refiere a muchas de estas proteínas mutantes, el incremento en la concentración intracelular del cofactor es, a menudo, capaz de restablecer parte de la actividad residual de la enzima mutante; por ejemplo, mediante el incremento de la estabilidad de la proteína mutante. En consecuencia, los defectos enzimáticos de este tipo están en el grupo de los trastornos genéticos con una respuesta mayor frente a tratamientos bioquímicos específicos, debido a que el cofactor de su precursor es, con frecuencia, una vitamina hidrosoluble que se puede administrar con seguridad en grandes cantidades (v. cap. 13). Alteración de la unión al cofactor: homocistinuria secundaria a deficiencia de cistationina sintasa La homocistinuria secundaria a la deficiencia de cistationina sintasa (fig. 128) fue una de las primeras aminoacidopatías reconocidas. El fenotipo clínico de este trastorno autosómico recesivo es, a menudo, espectacular. Las características más habituales son luxación del cristalino, discapacidad intelectual, osteoporosis, huesos largos y tromboembolia en venas y arterias, un fenotipo que se puede confundir con el del síndrome de Marfan, un trastorno del tejido conjuntivo (Caso 30). Se considera que la acumulación de homocisteína es clave en la mayor parte o la totalidad de la patología. FIGURA 12-8 Defectos genéticos en las vías que afectan a la cistationina sintasa, o a la propia enzima, y que causan homocistinuria. La homocistinuria clásica se debe a una cistationina sintasa defectiva. Varios defectos distintos del metabolismo intracelular de las cobalaminas (no se muestran) disminuyen la síntesis de metilcobalamina (metil-B12) y, por tanto, de la función de la metionina sintasa. Los defectos de metilén-H4-folato reductasa (no se muestran) reducen la cantidad de metil-H4-folato, lo que también altera la función de la metionina sintasa. Algunos pacientes con anomalías de la cistationina sintasa responden a dosis elevadas de vitamina B6, con un incremento de la síntesis de piridoxal fosfato, que a su vez aumenta la actividad de la cistationina sintasa y constituye un tratamiento de la enfermedad (v. cap. 13). La homocistinuria fue una de las primeras enfermedades genéticas en las que se demostró la respuesta terapéutica frente a una vitamina; el fosfato de DrBurgos 516 piridoxal es el cofactor de la enzima, y la administración de cantidades elevadas de piridoxina (el precursor vitamínico del cofactor) alivia a menudo las alteraciones bioquímicas y la enfermedad clínica (v. cap. 13). En muchos pacientes, la afinidad de la enzima mutante por el fosfato de piridoxal está disminuida, lo que indica que la anomalía en la conformación de la proteína altera su unión al cofactor. No todos los casos de homocistinuria se deben a mutaciones de la cistationina sintasa. Las mutaciones de cinco enzimas diferentes del metabolismo de la cobalamina (vitamina B12) o del ácido fólico también pueden aumentar los niveles de homocisteína en los líquidos corporales. Estas mutaciones alteran la provisión del cofactor de la vitamina B12, la metilcobalamina (metil-B12), o de metil-H4-folato (v. fig. 12-8), por lo que son otro ejemplo (como los defectos de la síntesis de BH4 causantes de hiperfenilalaninemia) de enfermedades genéticas debidas a defectos de la biogénesis de cofactores enzimáticos. La manifestación clínica de estos trastornos es variable, pero incluye la anemia megaloblástica y los cuadros de retraso del desarrollo y de falta de crecimiento. Estas enfermedades, todas ellas autosómicas recesivas, se pueden tratar a menudo de manera parcial o completa mediante la administración de dosis elevadas de vitamina B12. Mutaciones de un inhibidor enzimático: deficiencia de α1-antitripsina La deficiencia de α1-antitripsina (α1AT) es un trastorno autosómico recesivo importante que se acompaña de un riesgo sustancial de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (enfisema) (fig. 12-9) y de cirrosis hepática. La proteína α1AT pertenece a una familia importante de inhibidores de la proteasa, los inhibidores de la proteasa de serina o serpinas; el nombre formal del gen es SERPINA1. A pesar de la especificidad que sugiere su nombre, la α1AT realmente inhibe una amplia gama de proteasas, especialmente la elastasa liberada por los neutrófilos en el tracto respiratorio inferior. DrBurgos 517 FIGURA 12-9 Efecto del tabaquismo sobre la supervivencia de los pacientes con deficiencia de α1-antitripsina. Las curvas muestran la probabilidad de supervivencia acumulada hasta edades determinadas de los fumadores con o sin deficiencia de α1-antitripsina. Véase Créditos de figuras. En los grupos de población de raza blanca, la deficiencia de α1AT afecta a alrededor de una de cada 6.700 personas y el 4% de la población general es portadora. Hay aproximadamente una docena de alelos α1AT asociados a un mayor riesgo de enfermedad pulmonar o hepática, pero únicamente el alelo Z (Glu342Lys) es algo más frecuente. La razón de la frecuencia relativamente elevada del alelo Z en los grupos de población de raza blanca es desconocida, pero el análisis de haplotipos del DNA sugiere un origen único con propagación subsiguiente por el norte de Europa. Dado el aumento del riesgo de enfisema, la deficiencia de α1AT constituye un importante problema de salud pública que solamente en Estados Unidos afecta aproximadamente a 60.000 personas. El gen α1AT se expresa principalmente en el hígado, que normalmente segrega α1AT hacia el plasma. Alrededor del 17% de los homocigotos Z/Z presenta ictericia neonatal, y en torno al 20% de estos pacientes desarrolla posteriormente cirrosis. La hepatopatía asociada al alelo Z parece ser el resultado de la adquisición de una propiedad nueva por la proteína mutante, es decir, su tendencia a la agregación; esta nueva propiedad afecta a la proteína que queda atrapada en el retículo endoplásmico (RE) rugoso de los hepatocitos. Las bases moleculares de la agregación de la proteína Z son consecuencia de las alteraciones estructurales que tienen lugar en la proteína Z y que predisponen a la formación de polímeros largos en forma de collares de perlas correspondientes a la proteína α1AT mutante. Así, igual que ocurre con la mutación falciforme en la β-globina (v. cap. 11), el alelo Z de la α1AT es un ejemplo claro de una mutación que confiere una propiedad nueva a la proteína (en ambos ejemplos, una tendencia a la agregación) (v. fig. 11-1). DrBurgos 518 Tanto la anemia falciforme como la deficiencia de α1AT que presentan los homocigotos para el alelo Z son ejemplos de enfermedades conformacionales hereditarias. Estas enfermedades aparecen cuando una mutación da lugar al cambio de la configuración o el tamaño de una proteína de manera que adquiere una predisposición a la autoagregación y a su depósito en los tejidos. En especial, una parte de la proteína mutante presenta invariablemente un plegamiento correcto en estos trastornos, incluida la deficiencia de α1AT. Es destacable el hecho de que no todas las enfermedades conformacionales son trastornos monogénicos, tal como queda ilustrado –por ejemplo– por la enfermedad de Alzheimer no familiar (se expone más adelante) y por las enfermedades causadas por priones. La enfermedad pulmonar asociada al alelo Z de la deficiencia de α1AT se debe a la alteración del equilibrio normal entre la elastasa y la α1AT, lo que da lugar a una degradación progresiva de la elastina de las paredes alveolares (fig. 12-10). Hay dos mecanismos que contribuyen al equilibrio elastasa: α1AT. En primer lugar, el bloqueo de la secreción hepática de la proteína Z es intenso (aunque incompleto), y los pacientes Z/Z muestran tan sólo alrededor de un 15% de la concentración plasmática normal de α1AT. En segundo lugar, la proteína Z sólo muestra una capacidad de alrededor del 20% de la que presenta la proteína α1AT normal respecto a la inhibición de la elastasa de los neutrófilos. La infusión intravenosa de la α1AT normal se ha llevado a cabo en algunos pacientes para incrementar la concentración de α1AT en el plasma con objeto de modificar el desequilibrio elastasa:α1AT. En la actualidad, aún no está claro si la progresión de la enfermedad pulmonar se enlentece por el aumento de la α1AT. DrBurgos 519 FIGURA 12-10 Radiografía torácica posteroanterior de un individuo portador de dos alelos Z del gen α1AT, con insuflación excesiva e incremento de la radiotransparencia basal, características del enfisema. Véase Créditos de figuras. Deficiencia de α1-antitripsina como enfermedad ecogenética La aparición de enfermedad pulmonar o hepatopatía en los pacientes con deficiencia de α1AT muestra una gran variabilidad y, a pesar de que hasta el momento no se han identificado genes modificadores, hay un factor ambiental (el humo de los cigarrillos) que influye de manera espectacular en la probabilidad de desarrollar enfisema. El impacto del tabaquismo sobre la progresión del enfisema es un ejemplo manifiesto del efecto que pueden causar los factores ambientales en el fenotipo de una enfermedad monogénica. Así, el porcentaje de personas con el genotipo Z/Z que sobreviven hasta los 60 años es de alrededor del 60% en el caso de los no fumadores y sólo de alrededor del 10% en el caso de los fumadores (v. fig. 129). Una explicación molecular del efecto del humo de los cigarrillos es el DrBurgos 520 hecho de que tanto el humo de los cigarrillos como las células inflamatorias dan lugar a la oxidación del sitio activo de la α1AT, en la metionina 358, reduciendo así su afinidad por la elastasa en aproximadamente 2.000 veces. El campo de la ecogenética, ilustrado por la deficiencia de α1AT, se refiere a la interacción entre los factores ambientales y diferentes genotipos humanos. Este área de la genética médica va a adquirir posiblemente una importancia cada vez mayor a medida que se identifiquen genotipos indicativos de un incremento en el riesgo de padecimiento de una enfermedad tras la exposición a ciertos agentes ambientales (p. ej., medicamentos, alimentos, productos químicos industriales y virus). En el momento presente, el área más desarrollada de la ecogenética es la de la farmacogenética, que se describe en el capítulo 16. Disregulación de una vía biosintética: porfiria aguda intermitente La porfiria aguda intermitente (PAI) es una enfermedad autosómica dominante que cursa con disfunción neurológica intermitente. El defecto primario es una deficiencia de porfobilinógeno (PBG) desaminasa, una enzima de la vía biosintética del grupo hemo, necesaria para la síntesis tanto de la hemoglobina como de las enzimas metabolizadoras de fármacos del citocromo P-450 hepático (fig. 12-11). Todas las personas con PAI tienen una reducción de alrededor del 50% de la actividad enzimática PBD desaminasa, tanto si muestran una enfermedad clínicamente latente (el 90% de los pacientes a lo largo de su vida) como si sufren una enfermedad clínicamente manifiesta (alrededor del 10%). Esta reducción es congruente con un patrón de herencia autosómica dominante (v. cap. 7). La deficiencia homocigota de PBG desaminasa (una enzima crucial en la biosíntesis del hemo) sería presumiblemente incompatible con la vida. La PAI es un ejemplo de mecanismo molecular por el que una enfermedad autosómica dominante puede manifestarse sólo episódicamente. FIGURA 12-11 Patogenia de la porfiria aguda intermitente (PAI). Los pacientes con PAI clínicamente latentes o afectados tienen alrededor la mitad del valor de porfobilinógeno (PBG) desaminasa que los controles. Cuando se incrementa la actividad de la ácido δ-aminolevulínico (ALA) sintasa hepática en DrBurgos 521 los portadores por exposición a agentes inductores (p. ej., fármacos, agentes químicos), aumenta la síntesis de ALA y de PBG. La actividad residual de la PBG desaminasa (aproximadamente el 50% de la de los controles) se sobrecarga, y la acumulación de ALA y PBG causa la enfermedad clínica. CoA, coenzima A. Véase Créditos de figuras. La patogenia de la enfermedad en el sistema nervioso central no se conoce con certeza, pero puede que esté mediada directamente por el aumento de la concentración de ácido δ-aminolevulínico (ALA) y PBG que se acumulan debido a la reducción del 50% de la PBG desaminasa (v. fig. 12-11). Se afectan los sistemas nerviosos periférico, autonómico y central, con manifestaciones clínicas diversas. De hecho, este trastorno es uno de los grandes simuladores en medicina clínica, con manifestaciones que oscilan del dolor abdominal agudo a la psicosis. Las crisis clínicas de PAI se desencadenan por diversos factores precipitantes: fármacos (principalmente, los barbitúricos y, en este sentido, la porfiria aguda intermitente es una enfermedad farmacogenética; v. cap. 18), algunas hormonas esteroideas (las enfermedades clínicas causadas por las mismas son infrecuentes antes de la pubertad y después de la menopausia) y los estados catabólicos que tienen lugar en las situaciones de reducción de la dieta, enfermedades intercurrentes e intervenciones quirúrgicas. Los fármacos provocan manifestaciones clínicas al interactuar con receptores nucleares sensibles a fármacos en los hepatocitos, que después se unen a elementos reguladores transcripcionales del gen ALA sintetasa, lo que aumenta la producción tanto de ALA como de PBG. En individuos normales, el aumento de ALA sintetasa relacionado con los fármacos es beneficioso, porque incrementa la síntesis de hemo, lo que permite una mayor formación de enzimas del citocromo-P450 hepático que metabolizan muchos fármacos. Sin embargo, en pacientes con PAI, el incremento de ALA sintetasa provoca la acumulación de ALA y PBG debido a la reducción del 50% de actividad PBG desaminasa (v. fig. 12-11). El hecho de que la mitad de la actividad normal de PBG desaminasa sea inadecuada para afrontar los mayores requerimientos de síntesis de hemo en algunas situaciones explica tanto la herencia dominante del trastorno como la naturaleza episódica de la enfermedad clínica. DrBurgos 522 Defectos de los receptores proteicos El reconocimiento de una clase de enfermedad debida a la presencia de defectos en las moléculas receptoras se inició con la identificación, por parte de Goldstein y Brown, del receptor de las lipoproteínas de densidad baja (LDL, low density lipoprotein) como el polipéptido afectado en la forma más frecuente de la hipercolesterolemia familiar. Este trastorno, que da lugar a un incremento importante del riesgo de infarto miocárdico, se caracteriza por la elevación de la cantidad de colesterol plasmático transportada por las LDL, que constituyen la principal proteína transportadora de colesterol en el plasma. El descubrimiento de Goldstein y Brown ha arrojado mucha luz sobre el metabolismo normal del colesterol y sobre la biología de los receptores de la superficie celular en general. La deficiencia del receptor de LDL es representativa de un cierto número de enfermedades que en la actualidad se consideran debidas a defectos del receptor. Hipercolesterolemia familiar: una hiperlipemia genética La hipercolesterolemia familiar pertenece a un grupo de trastornos metabólicos denominados hiperlipoproteinemias, que se caracterizan por la presencia de concentraciones plasmáticas elevadas de lípidos (colesterol, triglicéridos o ambos), transportados por lipoproteínas que contienen apolipoproteína B (apoB). También se han descrito otras hiperlipoproteinemias monogénicas, cada una de ellas con un genotipo bioquímico y clínico concreto. Además de las mutaciones del gen del receptor de LDL (tabla 12-2), las alteraciones en otros tres genes también pueden causar hipercolesterolemia familiar (fig. 12-12). De manera específica, los cuatro genes asociados a la hipercolesterolemia familiar alteran la función o la abundancia del receptor de LDL en la superficie celular y de la apoB, que es el principal componente proteico del receptor de LDL y un ligando del receptor de LDL. Dada su importancia, en primer lugar se revisará la hipercolesterolemia familiar debida a mutaciones en el receptor de LDL. También se van a exponer las mutaciones del gen de la proteasa PCSK9; a pesar de que algunas mutaciones de ganancia de función de este gen causan hipercolesterolemia, la importancia principal del gen PCSK9 radica en el hecho de que algunas de sus variantes de secuencia con pérdida de función más frecuentes reducen las concentraciones plasmáticas de LDL-colesterol, lo que confiere una protección sustancial frente a la coronariopatía. Tabla 12-2 Cuatro genes asociados con hipercolesterolemia familiar DrBurgos 523 Modificada parcialmente de Goldstein JL, Brown MS: The cholesterol quartet. Science 292:1310–1312, 2001. LDL, lipoproteína de baja densidad. * Principalmente en individuos de ascendencia europea. † Principalmente en individuos de ascendencia Italiana y de Oriente Medio. FIGURA 12-12 Las cuatro proteínas relacionadas con la hipercolesterolemia familiar. El receptor de lipoproteínas de baja densidad (LDL) se une a la apoproteína B100. Las mutaciones en el dominio de unión al receptor de LDL de la apoproteína B-100 alteran la unión de las LDL a su receptor, lo que reduce la eliminación de las LDL-colesterol de la circulación. El agrupamiento del complejo receptor de LDL-apoproteína B-100 en las depresiones revestidas por clatrina requiere la proteína adaptadora ARH, que pone en relación al receptor con los mecanismos endocíticos de la depresión revestida. Las mutaciones homocigotas en la proteína ARH alteran la internalización del complejo receptor de LDL:LDL, reduciendo así la eliminación de las LDL. La actividad de la proteasa PCSK9 da lugar a la degradación lisosómica del receptor de LDL, lo que impide que se recicle para volver a la membrana plasmática (v. texto). Hipercolesterolemia familiar debida a mutaciones del receptor de LDL Las mutaciones del gen del receptor de LDL (LDLR) constituyen la causa más frecuente de la hipercolesterolemia familiar (Caso 16). El receptor es una proteína de la superficie celular responsable de la unión a las LDL y de su DrBurgos 524 introducción en el interior de la célula. La elevación de las concentraciones plasmáticas de LDL-colesterol provocan aterosclerosis prematura (acumulación de colesterol por los macrófagos en el espacio subendotelial de las arterias principales) y un mayor riesgo de infarto de miocardio y de ictus tanto en heterocigotos no tratados como en portadores homocigotos de alelos mutantes. Los estigmas físicos de la hipercolesterolemia son xantomas (depósitos de colesterol en la piel y los tendones) (Caso 16) y arco corneal (depósitos de colesterol en la zona periférica de la córnea). Pocas enfermedades han sido caracterizadas con tanto detalle; se ha documentado de manera meticulosa la secuencia de acontecimientos patológicos desde el locus afectado hasta su efecto en los individuos y en los grupos de población. Genética La hipercolesterolemia familiar debida a mutaciones en el gen LDLR se hereda en forma de un rasgo autosómico semidominante. Pueden aparecer fenotipos homocigotos y heterocigotos, y es evidente un efecto claro de dosis génica; la enfermedad se manifiesta de manera más temprana y con mucha mayor gravedad en los homocigotos que en los heterocigotos, lo que refleja una reducción más intensa en el número de receptores LDL y una elevación mayor en la concentración plasmática de LDL-colesterol (fig. 12-13). Los homocigotos pueden presentar una coronariopatía clínicamente significativa durante la infancia y, si no se tratan, pocos sobreviven más allá de la tercera década. La forma heterocigota de la enfermedad, que tiene una incidencia aproximada del 2 por 1.000, es uno de los trastornos monogénicos más frecuentes. Los heterocigotos presentan concentraciones plasmáticas de colesterol que son aproximadamente el doble de las que se observan en los controles (v. fig. 12-13). Dada la naturaleza hereditaria de la hipercolesterolemia familiar, es importante establecer el diagnóstico en aproximadamente el 5% de las personas que sobreviven a un infarto miocárdico prematuro (en menores de 50 años de edad) y que son heterocigotas para un defecto en el receptor de LDL. Sin embargo, se debe destacar que, entre las personas de la población general con concentraciones plasmáticas de colesterol superiores al percentil 95 para la edad y el sexo, sólo sufre hipercolesterolemia familiar alrededor de una de cada 20 personas; la mayoría de estos individuos tienen una hipercolesterolemia indefinida debido a múltiples variantes genéticas frecuentes, como se describe en el capítulo 8. DrBurgos 525 FIGURA 12-13 Dosis génica en la deficiencia de lipoproteína de baja densidad (LDL). Se muestra la distribución de los valores plasmáticos de colesterol total en 49 pacientes homocigotos para la deficiencia del receptor de LDL, en sus progenitores (heterocigotos obligados) y en controles normales. Véase Créditos de figuras. Captación de colesterol por el receptor de LDL DrBurgos 526 Las células normales obtienen colesterol a partir de la síntesis de novo o de la captación a partir del plasma de colesterol exógeno unido a lipoproteínas, sobre todo LDL. La mayor parte de la captación de LDL está mediada por el receptor de LDL, que reconoce la apoproteína B-100, la parte proteica de la LDL. Los receptores LDL localizados en la superficie celular se sitúan en invaginaciones (depresiones revestidas) recubiertas por la proteína clatrina (fig. 12-14). Las LDL unidas a su receptor son introducidas en el interior de la célula mediante la endocitosis de las depresiones revestidas, que –en última instancia– se convierten en lisosomas en los que las LDL son hidrolizadas con liberación de colesterol libre. El incremento de la cantidad de colesterol libre en el medio intracelular reduce la formación endógena de colesterol a través de la supresión de la enzima limitante de reacción de la vía sintética, 3hidroxi-3-metilglutaril coenzima A (HMG CoA) reductasa. El colesterol que no es necesario para el metabolismo celular ni la síntesis de las membranas puede ser reesterificado para su almacenamiento en forma de ésteres de colesterol, un proceso estimulado por la activación de la acil coenzima A:colesterol aciltransferasa (ACAT). El incremento del colesterol intracelular también reduce la síntesis del receptor de LDL (v. fig. 12-14). FIGURA 12-14 Biología celular y papel bioquímico del receptor de la lipoproteína de baja densidad (LDL) y las seis clases de mutaciones que alteran su función. Tras su síntesis en el retículo endoplásmico, el receptor es transportado al aparato de Golgi y después a la superficie celular. Los receptores normales se localizan en depresiones revestidas por clatrina, que se invaginan creando vesículas revestidas y después endosomas, los precursores de los lisosomas. Normalmente, la acumulación intracelular de colesterol libre se impide porque el incremento de éste (A) hace descender la formación de receptores de LDL (B) reduce la síntesis de colesterol de novo y (C) incrementa el almacenamiento de ésteres de colesterol. El fenotipo bioquímico de cada clase de mutante se expone DrBurgos 527 en el texto. ACAT, acil coenzima A:colesterol aciltransferasa; HMG CoA reductasa, 3-hidroxi-3-metilglutaril coenzima A reductasa. Véase Créditos de figuras. Clases de mutaciones del receptor de LDL En el gen LDLR se han identificado más de 1.100 mutaciones diferentes, distribuidas en toda la secuencia génica y de la proteína. No todas las mutaciones descritas tienen relevancia funcional, y algunas alteran la función del receptor en mayor medida que otras. La gran mayoría de los alelos son sustituciones de nucleótidos únicos, inserciones pequeñas o deleciones; el reordenamiento estructural explica solamente el 2-10% de los alelos del LDLR en la mayoría de las poblaciones. El receptor de LDL maduro presenta cinco dominios estructurales bien definidos que, en su mayoría, realizan funciones diferenciadas que intermedian en los pasos del ciclo celular de un receptor de LDL, que se muestran en la figura 12-14. El análisis del efecto de las mutaciones sobre el receptor según el dominio ha ayudado a definir la función de cada uno de los dominios. Estos estudios representan un ejemplo de la importante contribución que puede realizar el análisis genético para la determinación de las relaciones estructura-función de una proteína. Los fibroblastos en cultivo procedentes de pacientes afectados se han utilizado para caracterizar los receptores mutantes y las alteraciones resultantes en el metabolismo del colesterol celular. Las mutaciones en el gen LDLR se pueden agrupar en seis clases, según la fase del itinerario celular normal del receptor alterada por la mutación (v. fig. 12-14). • Las mutaciones de clase 1 son alelos nulos que impiden la síntesis de cualquier cantidad detectable del receptor; constituyen el tipo más frecuente de mutaciones causantes de la enfermedad en este locus. En las cinco clases restantes el receptor se sintetiza normalmente, pero su función está alterada. • Las mutaciones de la clase 2 (al igual que las de clases 4 y 6) definen las características del polipéptido que es clave para su localización subcelular. Las mutaciones relativamente frecuentes de clase 2 se denominan mutaciones con deficiencia de transporte debido a que los receptores LDL se acumulan en la zona en la que son sintetizados, el RE, y no son transportados hasta el complejo de Golgi. Se ha determinado que estos alelos impiden el plegamiento apropiado de la proteína, un requisito aparente para su salida del RE. • Los receptores mutantes de clase 3 alcanzan la superficie celular pero son incapaces de unirse a las LDL. • Las mutaciones de clase 4 alteran la localización del receptor en la depresión de la membrana recubierta de clatrina (coated pit) y, en consecuencia, no tiene lugar la internalización de las LDL unidas al receptor. Estas mutaciones alteran o eliminan el dominio citoplasmático en el extremo carboxilo del receptor, lo que demuestra que esta región dirige normalmente el receptor hacia la depresión recubierta. DrBurgos 528 • Las mutaciones de clase 5 son alelos de alteración del reciclado. El reciclado del receptor requiere la disociación entre el receptor y la LDL unidos en el endosoma. Las mutaciones en el dominio de homología del precursor del factor de crecimiento epidérmico impiden la liberación del ligando LDL. Esta falta de liberación da lugar a la degradación del receptor, presumiblemente debido a que un receptor ocupado no puede volver a la superficie celular. • Las mutaciones de clase 6 provocan un direccionamiento defectuoso del receptor mutante a la membrana basolateral, proceso que depende de una señal de clasificación en el dominio citoplasmático del receptor. Las mutaciones que afectan a la señal pueden dirigir erróneamente al receptor mutante hacia la superficie apical de las células hepáticas, lo que altera el reciclaje del receptor a la membrana basolateral y causa una reducción global de la endocitosis del receptor de LDL. La proteasa PCSK9, una posible diana farmacológica para reducir el LDL-colesterol Algunos casos infrecuentes de hipercolesterolemia familiar autosómica dominante se deben a mutaciones con cambio de sentido que provocan un aumento de la función del gen que codifica la proteasa PCSK9 (proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9). El papel de la PCSK9 es direccionar el receptor de LDL para su degradación lisosómica, lo que disminuye la abundancia del receptor en la superficie celular (v. fig. 12-12). Por consiguiente, el aumento de la actividad de la PSCK9 asociado a mutaciones con aumento de la función reduce la concentración del receptor de LDL en la superficie celular por debajo de lo normal, de modo que aumenta la concentración sanguínea del LDL-colesterol y se incrementa la coronariopatía. Por el contrario, las mutaciones con pérdida de función del gen PCSK9 incrementan el número de receptores de LDL en la superficie celular al reducir la actividad de la proteasa. El aumento de receptores incrementa la captación celular de LDL-colesterol, lo que disminuye su concentración sanguínea y protege contra la coronariopatía. Hay que destacar que la ausencia completa de actividad de PDSK9 en los pocos individuos conocidos con dos alelos nulos del gen PCSK9 no parece tener consecuencias clínicas adversas. Algunas secuencias variantes del gen PCSK9 ofrecen protección frente a la coronariopatía El vínculo entre la hipercolesterolemia familiar monogénica y el gen PCSK9 ha sugerido la posibilidad de que algunas secuencias variantes comunes de este gen pudieran estar relacionadas con concentraciones muy elevadas o muy bajas de LDL-colesterol en la población general. Un aspecto importante es la demostración de que diversas variantes de secuencia del gen PCSK9 DrBurgos 529 están relacionadas estrechamente con las concentraciones plasmáticas bajas de LDL-colesterol (tabla 12-3). Por ejemplo, en la población afroamericana se observa una de dos variantes PCSK9 sin sentido en el 2,6% de todos los individuos; cada variante se asocia a una reducción media de alrededor del 40% en las concentraciones de LDL-colesterol. Esta reducción del LDLcolesterol induce un poderoso efecto protector frente a la coronariopatía, disminuyendo el riesgo en alrededor del 90%; sólo en torno al 1% de las personas afroamericanas portadoras de una de estas dos variantes sin sentido de PCSK9 desarrolló coronariopatía en un estudio realizado a lo largo de 15 años, en comparación con casi el 10% de los individuos que no presentaban ninguna de estas variantes. Un alelo con cambio de sentido (Arg46Leu) es más frecuente en las personas de raza blanca (detectado en el 3,2% de los individuos), pero parece conferir sólo una reducción del 50% de la incidencia de coronariopatía. Estos resultados conllevan implicaciones importantes en salud pública debido a que indican que las reducciones ligeras pero sostenidas en las concentraciones plasmáticas de LDL-colesterol de 20-40 mg/dl podrían disminuir significativamente la incidencia de coronariopatía en la población general. El fuerte efecto protector de los alelos con pérdida de función del gen PCSK9, junto con la aparente ausencia de secuelas clínicas en las personas con una ausencia total de actividad PCSK9, ha hecho que la proteína PCSK9 sea una interesante diana candidata para los fármacos que inactivan o disminuyen la actividad de la enzima. Tabla 12-3 Variantes de PCSK9 asociadas con niveles bajos de LDL-colesterol De Cohen JC, Boerwinkle E, Mosley TH, Hobbs H: Sequence variants in PCSK9, low LDL, and protection against coronary heart disease, N Engl J Med 354:1264–1272, 2006. LDL, lipoproteína de baja densidad. Por último, estos descubrimientos subrayan la manera con la que la investigación de las enfermedades genéticas infrecuentes puede aportar conocimientos nuevos importantes respecto a la contribución genética frente a las enfermedades comunes genéticamente complejas. Implicaciones clínicas de la genética de la hipercolesterolemia familiar DrBurgos 530 El diagnóstico precoz de las hipercolesterolemias familiares es esencial tanto para permitir la aplicación temprana de tratamientos hipocolesterolemiantes dirigidos a evitar la coronariopatía como para iniciar el cribado genético de los familiares de primer grado. Con un tratamiento farmacológico adecuado, los heterocigotos para la hipercolesterolemia familiar tienen una esperanza de vida normal. En los homocigotos, el inicio de la coronariopatía puede diferirse en gran medida con plasmaféresis (que elimina el plasma hipercolesterolémico), pero al final requerirán un trasplante hepático. Por último, la definición de las bases bioquímicas de la hipercolesterolemia familiar ha impactado profundamente sobre el tratamiento de las formas mucho más frecuentes de hipercolesterolemia esporádica a través del desarrollo de los fármacos de la clase de las estatinas que inhiben la biosíntesis de novo de colesterol (v. cap. 13). Las nuevas terapias consisten en anticuerpos monoclonales que actúan directamente sobre la PCSK9, lo que reduce el LDL-colesterol un 60% adicional en los ensayos clínicos. DrBurgos 531 Defectos del transporte Fibrosis quística Desde la década de 1960, la fibrosis quística (CF en textos en inglés, de cystic fibrosis) ha sido una de las enfermedades monogénicas humanas más visible en los medios de comunicación (Caso 12). Es el trastorno genético autosómico recesivo mortal más frecuente en los niños de raza blanca, con una incidencia de aproximadamente un caso por cada 2.500 recién nacidos vivos de raza blanca (y, por tanto, con una frecuencia del estado de portador de alrededor de un individuo por cada 25 personas), mientras que es mucho menos prevalente en otros grupos étnicos, como afroamericanos (1/15.000 nacimientos) y asiático-americanos (1/31.000 nacimientos). El aislamiento del gen de la CF (denominado CFTR, por regulador transmembrana de la CF) (v. cap. 10) hace más de 25 años fue uno de los primeros ejemplos de la eficacia de las estrategias genéticas y genómicas para la identificación de los genes asociados a enfermedades. Los estudios fisiológicos han demostrado que la proteína CFTR es un canal del cloruro regulado que se localiza en la membrana apical de las células epiteliales afectadas por la enfermedad. Fenotipos de la fibrosis quística Los pulmones y el páncreas exocrino son los principales órganos afectados por la CF (Caso 12), aunque una característica diagnóstica principal es el incremento de las concentraciones de sodio y de cloruro en el sudor (lo suelen notar en primer lugar los padres del lactante cuando le besan). En la mayoría de los pacientes con CF, el diagnóstico se basa inicialmente en las alteraciones pulmonares y pancreáticas, y también en la demostración de una elevación en la concentración de cloruro en el sudor. Menos del 2% de los pacientes presenta concentraciones normales de cloruro en el sudor a pesar de manifestar un cuadro clínico por lo demás típico; en estos casos, el análisis molecular puede ser útil para descartar la existencia de mutaciones en el gen CFTR. El defecto pancreático en la CF es un síndrome de alteraciones digestivas debido a la deficiencia en la secreción de enzimas pancreáticas (lipasa, tripsina, quimotripsina). Alrededor del 5-10% de los pacientes con CF presenta una función exocrina pancreática residual suficiente como para realizar una digestión normal y, por ello, esta forma de la enfermedad se denomina fibrosis quística con suficiencia pancreática. Por otra parte, los pacientes con CF y suficiencia pancreática muestran un crecimiento y un pronóstico global mejores que la mayoría de los pacientes, que presentan la forma de insuficiencia pancreática. La heterogeneidad clínica de la afectación pancreática se debe, al menos en parte, a heterogeneidad alélica, tal como se expone más adelante. En los pacientes con CF se pueden observar otros muchos fenotipos. Por DrBurgos 532 ejemplo, el 10-20% de los recién nacidos con CF presentan obstrucción neonatal del tracto intestinal bajo (íleo meconial). También está afectado el tracto genital. Las mujeres con CF muestran sólo una cierta reducción de la fertilidad, pero más del 95% de los hombres con CF son infértiles debido a la ausencia de los conductos deferentes, un fenotipo que se ha denominado ausencia congénita bilateral de los conductos deferentes (ACBCD). En lo que representa un ejemplo extraordinario de heterogeneidad alélica que origina un fenotipo parcial, se ha observado que algunos hombres infértiles y sin otras alteraciones clínicas (es decir, sin enfermedad pulmonar ni pancreática) presentan ACBCD asociada a alelos mutantes específicos en el gen CFTR. De la misma manera, algunos individuos con pancreatitis crónica idiopática son portadores de mutaciones en el gen CFTR a pesar de que carecen de otros signos clínicos de la CF. El gen CFTR y su proteína El gen CFTR tiene 27 exones y abarca unas 190 kb de DNA. Este gen codifica una gran proteína integral de membrana de unos 170 kD (fig. 12-15). La proteína pertenece a la denominada familia ABC (casete de unión a adenosina trifosfato [adenosine triphosphate-binding cassette]) constituida por proteínas de transporte. Al menos 22 transportadores ABC han sido implicados en trastornos mendelianos y en fenotipos de rasgos complejos. FIGURA 12-15 Estructura del gen CFTR y representación esquemática de la proteína CFTR. Se muestran mutaciones seleccionadas. Los exones, los intrones y los dominios de la proteína no están trazados a escala. ∆F508 se produce por la deleción de TCT o CTT, que sustituye al codón Ile con ATT, con deleción del codón Phe. CF, fibrosis quística; DM, dominio de membrana; DUN, dominio de unión a nucleótido; dominio R, dominio regulador. Véase Créditos de figuras. DrBurgos 533 El canal de cloruro CFTR muestra cinco dominios, tal como se recoge en la figura 12-15: dos dominios de membrana, cada uno de ellos con seis secuencias transmembrana; dos dominios de unión a nucleótidos (ATP, adenosine triphosphate), y un dominio regulador con múltiples sitios de fosforilación. La importancia de cada dominio quedó demostrada por la identificación de mutaciones de cambio de sentido que causan CF en todos ellos (v. fig. 12-15). El poro del canal del cloruro está formado por 12 segmentos transmembrana. El ATP se une a los dominios de unión a nucleótidos y es hidrolizado, de manera que la energía liberada se utiliza para la apertura y el cierre del canal. La regulación del canal está mediada, al menos en parte, por la fosforilación del dominio regulador. Fisiopatología de la fibrosis quística La CF se debe a una alteración del transporte de líquidos y electrólitos a través de las membranas apicales del epitelio. Esta alteración causa enfermedad en el pulmón, el páncreas, el intestino, el árbol hepatobiliar y el tracto genital masculino. Las alteraciones fisiológicas se han estudiado con mayor detalle en lo relativo a las glándulas sudoríparas. La pérdida de la función del CFTR significa que el cloruro existente en el conducto de las glándulas sudoríparas no puede ser reabsorbido, lo que da lugar a una disminución del gradiente electroquímico que permite normalmente que el sodio atraviese la membrana apical. A su vez, este defecto induce un incremento de las concentraciones de cloruro y sodio en el sudor. Los efectos de las alteraciones de la proteína CFTR sobre el transporte de los electrólitos también han sido estudiados con detalle en los epitelios de las vías respiratorias y el páncreas. En el pulmón, la absorción excesiva de sodio y la disminución de la secreción de cloruro dan lugar a una disminución del componente líquido de la superficie respiratoria. En consecuencia, la capa de moco del pulmón se adhiere fuertemente a las superficies celulares, alterando los mecanismos de eliminación del moco correspondientes a la tos y dependientes de los cilios, y ofreciendo un nicho favorable para el crecimiento de Pseudomonas aeruginosa, que representa la causa principal de infección pulmonar crónica en los pacientes con CF. Genética de la fibrosis quística Mutaciones en el polipéptido regulador transmembrana de la fibrosis quística La mutación más frecuente en la CF es la deleción de un residuo fenilalanina en la posición 508 (∆F508) del primer pliegue de unión a ATP (NBD1; v. fig. 12-15), que representa alrededor del 70% de todos los alelos CF en los grupos de población de raza blanca. En estos grupos, sólo hay otras siete mutaciones con una frecuencia superior al 0,5%; el resto de las mutaciones es muy infrecuente. Se han identificado mutaciones de todos los tipos, pero el grupo DrBurgos 534 más abundante (casi la mitad) corresponde a sustituciones de cambio de sentido. Las mutaciones restantes son puntuales de otros tipos, y el porcentaje de reordenamiento genómico es inferior al 1%. A pesar de que hay casi 2.000 secuencias variantes del gen de la CF asociadas a enfermedad, el número real de mutaciones de cambio de sentido que causan enfermedad es desconocido debido a que sólo unas pocas de ellas han sido evaluadas mediante análisis funcional. Sin embargo, un nuevo proyecto, denominado Traducción clínica y funcional de CFTR (Clinical and Functional Translation of CFTR [CFTR2 project; cftr2.org]) ha logrado asignar con éxito la patogenicidad de más de 125 mutaciones del gen CFTR, que en conjunto suponen al menos el 96% de todos los alelos del gen CFTR en todo el mundo. A pesar de que se desconocen las alteraciones bioquímicas específicas asociadas a la mayoría de las mutaciones CF, se han descrito hasta el momento seis clases generales de disfunción de la proteína CFTR. Los alelos representativos de cada clase se muestran en la figura 12-15. • Las mutaciones de la clase 1 son alelos nulos (no se produce polipéptido CFTR). Esta clase incluye los alelos con codones de interrupción prematuros o que generan RNA muy inestables. Debido a que la CFTR es una proteína de membrana glucosilada, debe ser procesada en el retículo endoplásmico y en el aparato de Golgi para su glucosilación y secreción. • Las mutaciones de la clase 2 alteran el plegamiento de la proteína CFTR, lo que detiene su maduración. El mutante ∆F508 es un ejemplo típico de esta clase; esta proteína mutante mal plegada no puede salir del retículo endoplásmico. Sin embargo, el fenotipo bioquímico asociado de la proteína ∆F508 es complejo, debido a que también presenta defectos en la estabilidad y la activación, además del plegamiento. • Las mutaciones de clase 3 permiten que la proteína CFTR llegue normalmente a la superficie celular, pero alteran su función (v. fig. 12-15). El ejemplo principal es la mutación Gly551Asp, que impide la apertura y cierre del canal iónico CFTR en la superficie celular. Esta mutación es particularmente importante, porque aunque supone sólo alrededor del 2% de los alelos del gen CFTR, se ha demostrado que el fármaco ivacaftor es muy eficaz a la hora de corregir la función de la proteína mutante Gly551Asp en la superficie celular, lo que produce una mejoría tanto fisiológica como clínica (v. cap. 13). • Las mutaciones de clase 4 se localizan en los dominios de membrana y, en congruencia con esta localización, dan lugar a alteraciones en la conducción del ión cloruro. • Las mutaciones de clase 5 reducen el número de transcritos del gen CFTR. • Las proteínas mutantes de clase 6 son sintetizadas normalmente, pero muestran inestabilidad en la superficie celular. Una genocopia de la fibrosis quística: mutaciones en el gen del canal epitelial del sodio SCNN1 A pesar de que el gen CFTR es el único que se ha asociado con la CF clásica, DrBurgos 535 hay varias familias con cuadros clínicos no clásicos (incluidas las infecciones pulmonares de tipo CF, una afectación intestinal menos grave y la elevación en las concentraciones de cloruro en el sudor) en las que se han detectado mutaciones en el gen del canal epitelial del sodio SCNN1, lo que se denomina genocopia, es decir, un fenotipo que, pese a ser genéticamente distinto, tiene un fenotipo muy parecido. Esta observación es congruente con la interacción funcional entre la proteína CFTR y el canal epitelial del sodio. Su significado clínico principal en el momento presente es la demostración de que los pacientes con CF no clásica muestran heterogeneidad de locus, y que si no se identifican mutaciones CFTR en un caso en particular, es necesario considerar la posibilidad de que existan anomalías del gen SCNN1. Correlaciones genotipo-fenotipo en la fibrosis quística Ya que todos los pacientes con la forma clásica de CF parecen presentar mutaciones en el gen CFTR, la heterogeneidad clínica en la CF ha de deberse a la heterogeneidad alélica, al efecto de otros loci modificadores o al efecto de factores no genéticos. Con independencia de los alelos CFTR que pueda tener un paciente en particular, se ha identificado una contribución genética significativa de otros genes (modificadores) a varios fenotipos de CF, con efectos sobre la función pulmonar, la obstrucción intestinal neonatal y la diabetes. En los estudios genéticos y clínicos de los pacientes con CF se han establecido dos principios generales. En primer lugar, el genotipo CFTR específico es un buen factor predictivo de la función pancreática exocrina. Por ejemplo, los pacientes que son homocigotos para la mutación ∆F508 común o para los alelos nulos sufren generalmente insuficiencia pancreática. Por otra parte, los alelos que permiten la síntesis de una proteína CFTR parcialmente funcional, tal como Arg117His (v. fig. 12-15) suelen asociarse a insuficiencia pancreática. En segundo lugar, sin embargo, el genotipo CFTR específico es un mal factor predictivo de la gravedad de la enfermedad pulmonar. Por ejemplo, entre los pacientes que son homocigotos para la mutación ∆F508, la gravedad de la enfermedad pulmonar es variable. Una razón de esta escasa correlación genotipo-fenotipo es la variación heredada del gen que codifica el factor de crecimiento transformante β1 (TGFβ1), como también se describió en el capítulo 8. De forma global, la evidencia indica que los alelos del gen TGFB1 que aumentan la expresión del TGFβ1 dan lugar a una enfermedad pulmonar más grave por CF, tal vez al modular la remodelación tisular y las respuestas inflamatorias. Otros modificadores genéticos de la función pulmonar en la CF, incluidos los alelos del gen del regulador del desarrollo relacionado con interferón 1 (IFRD1) y el gen de la interleucina 8 (IL8) pueden actuar al influir la capacidad del pulmón con CF de tolerar las infecciones. De forma similar, se han identificado varios genes modificadores para los otros fenotipos relacionados con la CF, incluida la diabetes, la hepatopatía y el íleo meconial. DrBurgos 536 El gen de la fibrosis quística en los distintos grupos de población En el momento presente no es posible explicar la elevada frecuencia del alelo mutante CFTR (en uno de cada 50 alelos) que se observa en los grupos de población de raza blanca (v. cap. 9). Esta enfermedad es mucho menos frecuente en las personas de razas distintas a la blanca, aunque también se ha observado en norteamericanos nativos, afroamericanos y asiáticos (p. ej., aproximadamente en uno de cada 90.000 hawaianos de origen asiático). El alelo ∆F508 es el único que hasta el momento ha sido detectado en la práctica totalidad de los grupos de población de raza blanca, pero su frecuencia (entre todos los alelos mutantes) muestra variaciones significativas en los diferentes grupos de población europeos, desde el 88% en Dinamarca hasta el 45% en el sur de Italia. En las poblaciones en las que la frecuencia del alelo ∆F508 es de aproximadamente el 70% de todos los alelos mutantes, alrededor del 50% de los pacientes son homocigotos para dicho alelo; un 40% adicional son compuestos genéticos para el alelo ∆F508 y para otro alelo mutante. Además, aproximadamente el 70% de los portadores de la CF muestra la mutación ∆F508. Como ya se ha comentado previamente, excepto en lo que se refiere a la mutación ∆F508, otras mutaciones del locus CFTR son infrecuentes, aunque en algunas poblaciones específicas algunos alelos son relativamente comunes. Pruebas de cribado en la población general En el capítulo 18 se exponen los criterios para la aplicación de pruebas de cribado en la población general respecto a enfermedades como la CF. En la actualidad, la CF cumple la mayoría de los criterios para su inclusión en las pruebas de cribado a aplicar en el recién nacido, excepto por el hecho de que no se ha demostrado que la identificación temprana de los lactantes afectados mejore significativamente su pronóstico a largo plazo. No obstante, las ventajas del diagnóstico temprano (como la mejora de la nutrición mediante la provisión de enzimas pancreáticas) ha hecho que algunos países pongan en marcha programas de cribado en los recién nacidos. Se suele aceptar en términos generales que la aplicación universal de pruebas de cribado en los portadores no se debe considerar hasta que sea posible la detección de al menos el 90% de las mutaciones en una población. Aunque en Estados Unidos se han realizado durante varios años pruebas de cribado a las parejas, la sensibilidad del cribado en portadores para la CF ha estado por debajo del 90% hasta hace poco. Análisis genético de las familias de los pacientes y diagnóstico prenatal La elevada frecuencia del alelo ∆F508 tiene utilidad cuando los pacientes con CF y sin antecedentes familiares solicitan un test genético. La identificación del alelo ∆F508 en combinación con un conjunto de 127 mutaciones DrBurgos 537 frecuentes, sugerida por el American College of Medical Genetics, puede tener utilidad para predecir las características de los familiares respecto a la confirmación de la enfermedad (p. ej., en un recién nacido o en el hermano de un paciente con un cuadro clínico de carácter ambiguo), para la detección de los portadores y para el diagnóstico prenatal. Teniendo en cuenta el elevado grado de conocimiento de las mutaciones de la CF en muchos grupos de población, la detección directa de la mutación es el método de elección para el análisis genético. Sin embargo, si se aplica el método del análisis de ligamiento en ausencia del conocimiento de una mutación específica, es posible un diagnóstico preciso en la práctica totalidad de las familias. En lo que se refiere a los fetos con un riesgo del 25%, el método de elección es el diagnóstico prenatal mediante el análisis del DNA a las 10-12 semanas (en el tejido obtenido mediante biopsia de las vellosidades coriónicas) (v. cap. 17). Genética molecular y tratamiento de la fibrosis quística Clásicamente, el tratamiento de la CF se ha dirigido hacia el control de la infección pulmonar y hacia la mejora de la nutrición. El conocimiento cada vez mayor de la patogenia molecular ha permitido el diseño de intervenciones farmacológicas, como el fármaco ivacaftor, que modula la función del CFTR en algunos pacientes (v. cap. 13). Alternativamente, en la CF es posible la terapia de transferencia génica, aunque todavía existen dificultades. DrBurgos 538 Trastornos de las proteínas estructurales Complejo de distrofina-glucoproteína: distrofias de Duchenne y de Becker y otras distrofias musculares Al igual que la CF, la distrofia muscular de Duchenne (DMD) ha recibido una gran atención por parte de la población general y de la comunidad médica debido a que es una enfermedad causante de atrofia muscular relativamente frecuente, progresiva y grave, que se asocia a un deterioro clínico imparable (Caso 14). El aislamiento del gen afectado en esta enfermedad ligada al cromosoma X y la caracterización de su proteína (denominada distrofina debido a su asociación con la DMD) han permitido conocer diversos aspectos de la enfermedad, han mejorado en gran medida el asesoramiento genético en las familias afectadas y han facilitado la propuesta de estrategias de tratamiento. El estudio de la distrofina permitió identificar un complejo mayor de otras proteínas de la membrana muscular asociadas a distrofias musculares, el complejo distrofina-glucoproteína (DGC, dystrophin glycoprotein complex), que se describe más adelante en esta sección. Fenotipo clínico de la distrofia muscular de Duchenne Los niños afectados son normales durante sus primeros 1-2 años de vida, pero desarrollan debilidad muscular hacia los 3-5 años (fig. 12-16), cuando comienzan a tener dificultades para subir escaleras y para levantarse desde la posición de sentado. El niño suele depender de la silla de ruedas hacia los 12 años de edad. Aunque la DMD es incurable en la actualidad, los avances recientes en el tratamiento de las complicaciones pulmonares y cardíacas (que eran las causas principales de mortalidad en los niños con DMD) han cambiado la enfermedad, pasando de ser un trastorno limitante de la vida a un cuadro potencialmente mortal. En las fases preclínica y temprana de la enfermedad, la concentración sérica de creatincinasa es muy elevada (50-100 veces superior al límite alto de la normalidad) debido a que esta enzima es liberada a partir del músculo afectado. También se observa una afectación cerebral; en promedio, los niños muestran una disminución moderada del cociente intelectual (CI) de alrededor de 20 puntos. DrBurgos 539 FIGURA 12-16 Pseudohipertrofia de las pantorrillas debida a la sustitución del tejido muscular por tejidos conjuntivo y adiposo en un niño de 8 años con distrofia muscular de Duchenne. Véase Créditos de figuras. Fenotipo clínico de la distrofia muscular de Becker La distrofia muscular de Becker (DMB) también se debe a mutaciones en el gen de la distrofina, pero los alelos de la DMB dan lugar a un genotipo mucho más leve. Se establece el diagnóstico de DMB si los pacientes todavía DrBurgos 540 pueden caminar a los 16 años de edad. Hay una variabilidad significativa en la progresión de la enfermedad y algunos pacientes mantienen la capacidad para caminar durante muchos años. En general, los pacientes con DMB son portadores de alelos mutados que mantienen el marco de lectura de la proteína de forma que expresan algo de distrofina, aunque a menudo esta proteína está alterada y aparece con niveles bajos. La distrofina se puede observar en el músculo de los pacientes con DMB (fig. 12-17). Por el contrario, los pacientes con DMD muestran una ausencia completa o una cantidad muy escasa de distrofina. FIGURA 12-17 Visualización microscópica del efecto de las mutaciones en el gen de la distrofina en un paciente con distrofia muscular de Becker (DMB) y en un paciente con distrofia muscular de Duchenne (DMD). Columna de la izquierda, tinción del músculo con hematoxilina y eosina. Columna de la derecha, microscopia de inmunofluorescencia con tinción con un anticuerpo específico para la distrofina. Obsérvense la localización de la distrofina en la membrana del miocito en el músculo normal, la cantidad reducida de distrofina en el músculo en la DMB y la ausencia total de distrofina en los miocitos del músculo en la DMD. Las cantidades de tejido conectivo existente entre los miocitos se incrementan en el músculo de la DMD. Véase Créditos de figuras. Genética de la distrofia muscular de Duchenne y de la distrofia DrBurgos 541 muscular de Becker Herencia La DMD presenta una incidencia de alrededor de un paciente por cada 3.300 recién nacidos vivos de sexo masculino, con una tasa de mutación calculada de 10–4, es decir, un factor de 10 superior a la tasa observada en los genes afectados en la mayor parte del resto de enfermedades genéticas (v. cap. 4). De hecho, con una producción de alrededor de 8 × 107 espermatozoides al día, un hombre normal produce un espermatozoide con una nueva mutación en el gen DMD cada 10-11 segundos. En el capítulo 7, la DMD aparecía contemplada como un típico trastorno recesivo ligado al cromosoma X que es letal en los niños de sexo masculino, de manera que se considera que la tercera parte de los casos se deben a mutaciones nuevas y que en las dos terceras partes restantes de los pacientes la madre es portadora (v. también cap. 16). La inmensa mayoría de las mujeres portadoras no presenta manifestaciones clínicas, aunque alrededor del 70% muestra concentraciones séricas de creatincinasa ligeramente elevadas. No obstante, en concordancia con la inactivación aleatoria del cromosoma X (v. cap. 7), el cromosoma X que porta el alelo DMD normal parece estar inactivado por encima de un umbral crítico de células en algunos heterocigotos del sexo femenino. Casi el 20% de las mujeres adultas portadoras muestra una cierta debilidad muscular, mientras que el 8% se observan cuadros de miocardiopatía potencialmente mortal y de discapacidad muscular proximal intensa. En algunos casos infrecuentes, se han descrito mujeres con el cuadro clínico de la DMD. Algunas de estas pacientes presentan translocaciones X;autosoma (v. cap. 6), mientras que otras sólo muestran un cromosoma X (síndrome de Turner) con una mutación DMD en dicho cromosoma. La DMB constituye alrededor del 15% de las mutaciones en este locus. Una diferencia genética importante entre estos fenotipos alélicos es el hecho de que mientras la DMD es una enfermedad genética mortal, la capacidad reproductiva de los pacientes de sexo masculino con DMB es elevada (hasta alrededor del 70% de la normal), de manera que estas personas pueden transmitir el gen mutante a sus hijas. Por consiguiente, y a diferencia de la DMD, una elevada proporción de casos de DMB tienen un origen hereditario, y la proporción de mutaciones nuevas es relativamente escasa (sólo alrededor del 10%). El gen DMD y su producto La característica más destacada del gen DMD es su tamaño, que se ha estimado en 2.300 kb (el 1,5% de todo el cromosoma X). Este gen de tamaño enorme es uno de los de mayor tamaño de toda la especie, al menos en un factor de 10. Su elevada tasa de mutación se podría explicar –al menos parcialmente– por el hecho de que al tener un gran tamaño tenga más posibilidades de que se produzcan mutaciones, pero como se describe DrBurgos 542 después, también es estructuralmente propenso a la deleción y duplicación. El gen DMD tiene una estructura compleja, con 79 exones y siete promotores con especificidad tisular. En el músculo, el gran transcrito de la distrofina (14 kb) codifica una proteína enorme de 427 kD (fig. 12-18). En concordancia con el fenotipo clínico, la proteína es más abundante en los músculos esquelético y cardíaco, aunque muchos tejidos expresan al menos una isoforma de la distrofina. FIGURA 12-18 Representación de la proteína distrofina de longitud completa, su DNA complementario (cDNA) correspondiente y la distribución de las deleciones representativas en los pacientes con distrofia muscular de Becker (DMB) y con distrofia muscular de Duchenne (DMD). Las duplicaciones parciales del gen (no se muestran) suponen alrededor del 6% de los alelos de DMD o DMB. El dominio de unión a la actina pone en relación a la proteína con el citoesqueleto de actina filamentosa. El dominio en varilla actúa presumiblemente en forma de espaciador entre los dominios N-terminal y Cterminal. El dominio rico en cisteína intermedia interacciones proteína-proteína. El dominio C-terminal, que está relacionado con un gran complejo glucoproteico transmembrana (v. fig. 12-19) también existe en tres proteínas relacionadas con la distrofina (DRP, dystrophin-related proteins): utrofina (DRP-1), DRP-2 y distrobrevina. Los dominios proteicos no están trazados a escala. Defectos moleculares y fisiológicos en las distrofias musculares de Becker y Duchenne Los defectos moleculares más frecuentes en los pacientes con DMD son las deleciones (60% de los alelos) (v. figs. 12-18 y 12-19), que no se distribuyen de forma aleatoria, sino que se agrupan en la mitad 5’ del gen o en una región central que se observa recurrentemente delecionada (v. figura 12-18). El mecanismo de la deleción en esta región central es desconocido, pero parece implicar a la estructura terciaria del genoma y, en algunos casos, a la recombinación entre secuen