LITERATURA, Y POLÍTICA [χ] religare... Daniel H. Valsecchi THE MAGIC BULLET Sen marzenie: en la calle un chica rubia hermosa, sonriente, le dio a Casimiro su correo electrónico. Éste le besó la mano y desapareció... en un inmueble la dirección equivocada, y mucha gente. Una ducha, una mujercilla con un lindo CULITO❤ - vamos al cementerio. 😝 sen marzenie: sucedió en un sanatorio. El diagnóstico - un arroyo desbordado. El medico firma y todo desaparece. Cambio de escena: en una pared un sacerdote pega figuras religiosas en la pared y el techo de una casa. Otro cambio de escena. Enuna iglesia - las niñas vestidas de blanco. El templo estaba repleto. De pronto apareció una mujer con un pantalón ajustado y un CULO fenomenal 😝🔜 ESTER PRIMAVERA Originalmente publicado en el periódico La Nación [Buenos Aires] (9 de septiembre de 1928); El jorobadito (Buenos Aires: Librerías Anaconda, 1933, 209 págs.) ME DOMINA UNA emoción invencible al pensar en Ester Primavera. Es como si de pronto una ráfaga de viento caliente me golpeara el rostro. Y sin embargo, la cresta de las sierras está nevada. Carámbanos blancos aterciopelan las horquetas de un nogal que está al pie de la buhardilla que ocupo en el tercer piso del Pabellón Pasteur en el Sanatorio de Tuberculosos de Santa Mónica. ¡Ester Primavera! Su nombre amontona pasado en mis ojos. Mis sobresaltos rojos palidecen en sucesivas bellezas de recuerdo. Nombrarla es recibir de pronto el golpe de una ráfaga de viento caliente en mis mejillas frías. Estirado en la reposera, cubierto hasta el mentón con una manta oscura, pienso de continuo en ella. Hace setecientos días que pienso a toda hora en Ester Primavera, la única criatura que he ofendido atrozmente. No, ésa no es la palabra. No la he ofendido, hice algo peor aún, arranqué de cuajo en ella toda esperanza de la bondad terrestre. No podrá tener nunca más una ilusión, tan groseramente le he retorcido el alma. Y esa infamia dilata en mi carne una tristeza deliciosa. Ahora sé que podré morir. Nunca creí que el remordimiento adquiriera profundidades tan sabrosas. Y que un pecado se convirtiera en una almohada espantosamente muelle, donde para siempre reposaremos con la angustia que fermentamos. Y sé que ella nunca me podrá olvidar, y la mirada fija de la alta criatura, que camina moviendo ligeramente los hombros, es la única belleza que me atornilla al mundo de los vivos que dejé por este infierno. Aún la veo. El semblante fino y largo, delineado en expresión de tormento, como si siempre al venir hacia mí terminara de desprenderse de un enorme bloque de vida dura. Y este esfuerzo mantenía intacta su agilidad, pues al caminar el faralá de su vestido negro se le atorbellinaba en torno de las rodillas, y un bucle de cabello corrido sobre su sien hasta descubrir el lóbulo de la oreja parecía acompañar ese ímpetu de lanzamiento a lo desconocido, que era su modo de caminar. A veces le envolvía la garganta una piel y mirándola pasar se creía que era una forastera que regresaba de lejanas ciudades. Así venía hacia mí. Sus veintitrés años que habían resbalado a través de todos los planos de vida perpendicular, sus veintitrés años envasados en un cuerpo gentil, se encaminaban hacia mí, como si yo en ese presente constituyera la definitiva razón de ser de todo su pasado... Sí, eso, había vivido veintitrés años, para eso, para avanzar en la ancha vereda hacia mí, con rostro de tormento. Sanatorio de Santa Mónica. Qué hien han hecho en ponerle este nombre de mansedumbre al infierno rojo, en el que todos los semblantes los ha barnizado de amarillo la muerte, y donde entre los cuatro pabellones, dos de hombres, dos de mujeres, sumamos cerca de mil tuberculosos. ¡Ay!, y hay momentos en que uno lloraría para siempre... Y el círculo de montañas, allá, el círculo que superan otras crestas de montes más distantes, el círculo donde se pierde el riel brillante de una curva, y donde los trenes que se deslizan parecen convoyes de juguetes. Y el río que, cuando hay sol, destella chapas de luz entre lo verde. Y los peñascos violetas en el crepúsculo y rojos como tizones al amanecer. Y más arriba Ucul, y más abajo Cerro del Diablo, y entre la pendiente tortuosa, horizontal, el triángulo de azul de metileno del embalse del dique, que siempre avanza. Y de noche, de día, mujeres que tosen, hombres que se incorporan en las camas, envarados por las alucinaciones de la fiebre, o el gusto de la sangre que desde muy adentro les sube al paladar. Y Dios que impera sobre todas nuestras almas taciturnas de pecados. A la derecha de mi reposera está el pardo Leiva. Perfil rampante y un pincelazo de melena negra sobre la frente de avellana. A mi izquierda reposa un muchacho rojo, judío, siempre callado, para que la tisis se retarde en devorarle la laringe. Más allá, en una larga fila que ocupa el patio cubierto, reposeras, y descansando en ellas, niños, hombres, adolescentes, todos envueltos en la reglamentaria manta oscura. Casi todos tienen la piel amarilla pegada a los huesos planos del semblante, las orejas transparentes, los ojos encendidos o vítreos, las fosas nasales palpitantes en la lenta aspiración del aire glacial que viene de la montaña. Entre todas las pestañas de esos párpados entreabiertos, languidece la percepción de un recuerdo. Hay ojos que aún están anclados en una visión reciente, y entonces, a escondidas, se cubren de lágrimas. Estamos así todos, siempre recordando algo en este “sanatorio tipo montaña”. Y yo pienso en ella, hace setecientos días que pienso en Ester Primavera. Cuando pronuncio su nombre, me golpea las mejillas una ráfaga de viento caliente. Y sin embargo la nieve gris cubre la cresta de los montes. Y abajo es todo negro en los socavones. El pardo Leiva enciende un cigarrillo. —¿Quiere pitar, siete? —me dice. —Bueno. Fumamos cautelosamente, porque nos está prohibido. Echamos el humo bajo la manta, y súbitamente la nicotina nos crespa el estómago en vahídos. Del interior de la sala parten toses continuas. Es el de la cama tres. Se cruzan palabras sintéticas: —¿Durmió anoche? —Poco. —¿Le sigue la temperatura? —Sí. O si no: —¿Cuándo le dan el neumotórax? —Mañana. —¿Se “anima”? —Y... para seguir así... Un negro permanece extático en la reposera. Su cabeza de carbón gris se aplana en un cansancio infinito en la tela. Leiva lo mira y dice: —Ese no pasa el invierno. Del interior de la sala vienen ruidos de toses. Es el nueve ahora, el nueve que no se termina de morir, el nueve que le apostó al médico del pabellón un cajón de botellas de cerveza “a que no se muere este invierno”. Y no morirá. No morirá porque su voluntad lo ha de sostener hasta la primavera. Y el médico, que es un experto, está enfurruñado ante este “caso”. Le dice, porque el enfermo es casi amigo y lo sabe todo: —Pero si no podés vivir. ¿No te das cuenta que no te queda ni un pedazo así de pulmón? —y le enseña la uña de su dedo meñique. El nueve, arrinconado en blanco ángulo recto de la sala, se ríe con estertor subterráneo, envuelto en la acre neblina de su descomposición: —Hasta la primavera no hay caso, doctor. Sáquese las ilusiones. Y el médico se retira de la cabecera fastidiado, intrigado ante este “caso” que en los “rayos” es la negación de sus conocimientos. Pero antes de apartarse le dice riéndose: —¿Por qué no te morís? Haceme el gusto. ¿Qué te cuesta? —No, el gusto me lo va a hacer usted, pagándome el cajón de cervera. El médico también está tuberculoso. “Un vértice del izquierdo, nada más.” El practicante también, “casi nada, el derecho reblandecido”, y así, todos los que nos movemos como espectros en este infierno que lleva un santo nombre, todos sabemos que estamos condenados a muerte. Hoy, mañana, el año que viene... pero un día... ¡Ester Primavera! El nombre de la fina doncella me golpea las mejillas como una ráfaga de viento caliente. Leiva tose, el muchacho judío sueña con la peletería de su padre, donde ahora, Mordecai y Levi, reirán juntos al samovar, y la campana de la capilla toca a muerto. Un tren que parece de juguete se pierde en la brillante curva del riel que horada los socavones negros. Y Buenos Aires que está tan lejos... tan lejos... Dan ganas de matarse, pero de ir a matarse allá, a Buenos Aires... en el umbral de su puerta. Comprendí que la quería para siempre cuando en el tranvía que nos llevaba a Palermo contesté a la pregunta de Ester Primavera con estas palabras: —No, pierda toda esperanza. Yo no me casaré nunca, y menos con usted. —No importa. Seremos amigos entonces. Y cuando tenga un novio, pasaré con él frente a usted para que usted lo conozca, aunque, naturalmente, yo no lo saludaré —y con los párpados bajos me soslayaba como si acabara de cometer una mala acción. —¿Entonces ya está acostumbrada a ese juego cínico? —Sí, tenía un amigo muy parecido a usted... —Yo me eché a reír y le dije: —¡Qué raro!... Las mujeres que cambian frecuentemente de amigos, siempre encuentran otro que era parecido al anterior. —¡Qué divertido que es usted!... Bueno, como le contaba, cuando la situación se hacía peligrosa, me retiraba para volver cuando me sentía más fuerte. —¿Sabe que usted es una deliciosa desvergonzada? Voy a creer que me está sondando. —¿Qué, no está tranquilo a mi lado? —Míreme a los ojos. Un bucle de cabello le descubría la sien, y a pesar de su sonrisa maliciosa, persistía en ella una expresión de fatiga que desgarraba como un sufrimiento su carita pálida. —¿Y su novio, qué opinaba de ese juego cínico? —No lo conocía. De pronto me miró gravemente. —Usted es una perversa. —Sí, estoy aburrida de tanta estupidez. ¿Sabe usted qué es lo que es ser mujer? —No, pero me lo imagino. —Y entonces, ¿por qué se me queda mirando con esa cara? ¿No se va a enojar si le digo que usted parece un poco idiota? Pero, ¿en qué piensa? —Nada..., ya se imaginará en lo que estoy pensando. Pero, acuérdese de esto. En cuanto me haga una trastada se acordará de mí para toda la vida. La insolencia le agradó. Sonriendo malignamente me preguntó: —Dígame... es una curiosidad..., ¿no se va a enojar? ¿Usted no pertenece a ese tipo de hombre que al cabo de una semana de conocerla a una, le dicen con ojos de carnero degollado: “quiere darme una prueba de cariño, señorita” y piden un beso? La observé hosco: —Posiblemente a usted nunca le pida ni le dé nada. —¿Por qué? —Porque no me interesa como mujer que da. —¿Y cómo le intereso, entonces? —Como entretenimiento... nada más. Cuando esté aburrido de aguantar sus insolencias la abandonaré. —¿Entonces le parece linda mi alma? —Sí, pero no la van a entender a usted. —¿Por qué? —Es preferible que no hablemos de eso. Ahora paseábamos entre el verde silencio de los árboles. Con voz aniñada me contaba de otros climas y de los brotes del sufrimiento. Había entrado en Roma a un hospital de mutilados de la guerra. Vio rostros que parecían haber pasado por los cilindros de una laminadora, y cráneos truncos en obtusas, como si los hubiera trepanado una fresa. Conoció las tierras del hielo y de los cetáceos. Había querido a un hombre que se jugó una noche, en el tapete de una horrible taberna de Comodoro, entre buscadores de oro y asesinos, toda su fortuna. Y la dejó con su ajuar de novia, para ir a continuar viviendo su frenética existencia entre los tahúres de Arroyo Pescado. Conversamos toda la mañana. La punta de su sombrilla se detenía en las manchas del sol que cubrían la grava roja de los senderos. Y yo pensaba en el singular contraste que existía entre la substancia de las cosas que ella me narraba y el tono delicado de su voz, de modo que el encanto se doblaba por la superposición de personas que en ella descubría, ya que por la confianza de su intimidad era una criatura y por los hechos una mujer. Y no nos tratábamos como desconocidos, sino como personas que se conocen harto tiempo ya y para los cuales el secreto no existe, porque la desnudez del alma ha hecho visible toda posibilidad. Y, a medida que ella entraba en los hechos que no decía que eran penosos, haciéndose cortesía de lo que pudiera no interesarme, su voz se tornaba más fina y cálida, de modo que, involuntariamente, se comprendía estar en presencia de una señorita. Y esta palabra adquiría, refiriéndose a ella, un contenido de perfección, como sería perfecto y visible el brote de un nardo de plata en una vara de hierro. Y nos despedirnos, tristemente. Pero antes de desaparecer, ella volvió sobre sus pasos y me dijo: —Le doy las gracias por haberme mirado con ojos tan limpios de deseo. Con usted podré hablar siempre de todo. Y no piense mal de mí. Luego, moviendo ligeramente los hombros, atorbellinada la pollera en torno de sus ágiles piernas, desapareció. De los cinco que nos reunimos a la noche en la pieza, ¿cuál es el más canalla? Sí, siempre después de cenar, dos horas después, nos reunimos a tornar mate. El primero que llega es Sacco, cabeza de cebolla y tórax de pugilista, más pálido que un cirio, y que en Buenos Aires fue “lancero”. Tiene un prontuario más largo que una tesis. Después llega el jorobadito Pebre, que se roba los frascos de morfina en la “guardia”; luego Paya, morrudo, estevado, el rostro lechoso siempre afeitado, con una chispa de luz agria en el fondo de sus ojos color de avellana y magnífico empaque de explotador del físico. Entran a “nuestra” pieza, cuando el muchacho judío está durmiendo. Leiva del Chambón prepara mate, mientras Sacco templa las cuerdas de la guitarra, cubriendo la caja con su enorme pecho. Tomamos mate de la misma bombilla, porque ya no tememos al contagio y bacilo más o menos por “campo” importa poco. Las conversaciones languidecen a poco de iniciadas y generalmente guardamos silencio. ¡Ah!, sí, a Leiva lo llamarnos el Chambón. Pero a él no le agrada conversar de las “chambonadas” que ha hecho. A los homicidios cometidos los llama chambonadas. Sólo cuando se embriaga en el boliche que hay en la parada de Ucul, a la entrada del Sanatorio, se acuerda de ellos. Ocurre esto los domingos, cuando se organizan riñas de gallos y viene hasta el jefe político del Departamento y el último zarrapastroso de Ucul, que tiene un peso que jugarse. Leiva, acodado en la mesa, mirando sombríamente el rectángulo de lejanía pastosa que recuadra la puerta, evoca a medias palabras sus buenos tiempos. Fue resero en Las Varillas. “Por el lado de San Rafael” hizo su primera “chambonada”. Bajo el ángulo obtuso del techo de la buhardilla, las cuerdas que va templando Sacco dejan suspendidas, en el aire blanqueado de humo, diapasones que se amortiguan lentamente. El jorobadito apoya sus alpargatas en la orilla del brasero, y con su cara de mono tití, balanceando la cabeza, acompaña el compás de las dulces estridencias. Paya, envuelto el cuello en un pañuelo de seda, se refugia en un silencio hosco, ocupando el ángulo de la pieza, donde el techo es más bajo. Piensa, se acuerda del departamento amueblado que tuvo en Corrientes y Talcahuano, se acuerda... ¿Cuál es el mas canalla de entre nosotros cinco? Hemos realizado todos una vida frenética o trágica. A mí me sorprendió el terrible dolor pulmonar una mañana de verano, a Paya le subió la sangre en surtidor a los labios una noche en un “escolaso” en que se jugaba dos mil pesos en un “full” de poker, a Leiva lo derribó la gripe, a Sacco la tos, una tos tan continua que un acceso le denunció al pasajero de un ómnibus, en circunstancias en que le vaciaba el bolsillo. Aburridos y taciturnos lo rodeamos a Leiva, que ahora ha tomado la guitarra. Las frentes permanecen inclinadas, los semblantes dibujan una expresión varonil que es afirmación de querer vivir más cruelmente aún. El laringítico duerme cara al muro, y su cabello rojo deja una mancha de cobre en la almohada. Paya deja humear la colilla del cigarrillo entre los labios. Se acuerda de la “vida”, de los “manyamientos”, de las noches pasadas en la “berlina”. Se acuerda de las luminosas tardes del hipódromo, las tribunas negras de una multitud porteña y en la encorvada pista resbalando vertiginosamente las blusas multicolores de los jockeys, las blusas verdes, rojas, amarillas, infladas por el viento, mientras la “merza” chupaba docenas de naranjas, gritando desaforadamente al paso de los favoritos. Leiva desangra un tango en las cuerdas lloronas. La fiereza de los semblantes se desmorona en un convulsivo temblor de nervios faciales. Como las fieras el bosque, nosotros olfateamos a Buenos Aires, a Buenos Aires que está tan lejos, y entre las montañas nevadas el nombre de Ester Primavera choca en mis mejillas como una ráfaga de viento perfumado, y el perfil de Leiva, retobado de vientos y soles, se inclina sobre la vihuela. También sus ojos se afirman en un recuerdo de distancia, la pampa verde y violácea, el ganado movedizo en la neblina de las montañas, la copa de caña bebida en el mostrador, con una mano en el cinto y el vaso “haciendo salud”. Sacco, a la orilla de mi cama, se limpia las uñas con la punta de una cuchilla. Él también se acuerda. Es el “cuadro tercero”, los ladrones esperando, en la mañana, la visita de la mujer que les traerá la ropa y noticias de la “defensa”, el atardecer, con la “tumba” horrible humeando en el tacho y luego las partidas de naipes interminables, la emoción de los encuentros, los paseos en el carro celular al “juzgado”, las historias de estafas, el prolegómeno de la cárcel de encausados, la carta que se escribe para engatusar a un “gil” con el cuento de la quiebra fraudulenta... la alegría de la libertad... la profunda alegría de aquel grito que daba el guardia cárcel: —Sacco... con todo, a la guardia. Como una ráfaga de viento caliente choca en mis mejillas el nombre de Ester Primavera. El tango orillea la tierra de la angustia, donde las mujeres calzan zapatos violetas y los hombres tienen la cara hecha un mapa de chirlos y navajazos. Y de pronto Sacco dice, irguiéndose dolorosamente: —Me duele el fuelle. Hace tres días que me duele. Un esguince le contrae el labio fino sobre los torcidos dientes. —¿Te duele? —Sí, mucho... —Ponete cortadas. —Estoy harto, tengo el lomo hecho un fiambre... La vi al otro día de nuestra entrevista. ¿Qué mal espíritu me sugirió el malvado experimento? No sé. Más tarde he pensado muchas veces que en esa época se estaba ya iniciando en mí la enfermedad, y esa malignidad que revelaba en todos mis actos debía de ser la consecuencia de un desequlibrio nervioso, ocasionado por las toxinas que segregaban los bacilos, ya que más tarde descubriría que eran numerosos los tísicos perversos, y enconados en actitudes que tenían que hacer padecer a sus semejantes. Lo malvado, estacionado en todo hombre, al envenenarse la sangre, se enriquece de impulsos oscuros, en un como odio retenido y del cual es consciente el enfermo, lo que no le impide dejarlo ramificar en su relación con los otros. El acto va acompañado de un placer agrio, una especie de desesperación mórbida. ¡Ah!, bueno, la vi la otra noche en la puerta del jardín de su casa. No hacía nada más que mirarme, tenía el presentimiento de que algo iba a ocurrir. Yo no hablaba, contenida la palabra por la angustia de la mentira que le iba a decir. Era la prueba de un loco. Y le dije: —Estoy casado. Como si hubiera recibido un “cross” en el mentón, la cabeza se le dobló hacia la nuca. El contorno facial quedó relajado en una crispación de quemadura blanca. La piel sobre los maxilares y los labios se le encrespó en un temblor. Una arruga fina le cortó la frente, durante un instante los párpados temblaron sobre sus ojos por los que parecía se le quería escapar el alma; luego, un momento, su mirada quedó inmóvil entre las rígidas pestañas que filtraban una chispa moribunda. Al fin se recobró en su frenesí. —No, no es posible... Diga que no. Y, en vez de apiadarme por su angustia, una expectativa sombría me mantuvo firme. Si la Muerte hubiera estado a su lado y de una palabra mía dependiera su vida yo no pronunciara esa palabra. ¿No era, acaso, aquél el más hermoso momento de nuestra existencia? ¿Podíamos envasar más angustia que entonces para el futuro? Allí éramos auténticamente yo un hombre que me jugaba una mujer ante sus ojos... todo el resto era mentira... lo auténtico era aquello, el dolor de la muchacha olvidada de lo que se debía a sí misma por una serie de convencionalismos, olvidada de las apariencias y convirtiéndose por ello en la criatura eterna, a la que en ese exclusivo minuto yo no era digno de besar el polvo en que pisara. De pronto se apartó. Dijo: —No, no es posible esto. Mañana tenemos que vernos. Y no nos vimos una vez, sino muchas veces. Ella escarbaba en mi mentira que era la verdad de otro, y en el relato yo no podía contradecirme. Paseaba por los jardines con la deliciosa criatura. Con su sombrilla gris, abría surcos en la arena y bajo el liviano tejido de su sombrero de paja, sonreía como una convaleciente. Olvidado de todo, hablábamos de las montañas que yo no había visto nunca, y de los acantilados que están a la orilla del mar (porque yo no lo sabía), y donde el hedor de las algas hace, a la atmósfera fría de hielos, penetrante como debe de ser al otro lado del planeta. Conocía las lejanas tierras del Sur, la soledad de los faros, la tristeza de los crepúsculos violetas, el tedio horrible de la arena que en las dunas levanta siempre el viento. Y, mientras escuchaba a Ester Primavera, mi breve felicidad se hacía más intensa que un sufrimiento, ya que aquél era un amor sin esperanza. Y Ester Primavera comprendía lo que en mí ocurría, y para que no me olvidara nunca de ella, y para que recordara siempre esos transitorios momentos, los adornaba de una delicadeza de palabra e infantilidad infinitas, de manera que parecía inconcebible tanta voluntad de terminar bajo una apariencia tan frágil y dulce. Un día nos despedimos definitivamente. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Bronca suena la guitarra entre las manos del pardo Leiva. Sacco ceba mate. La montaña negra exhala un hálito salvaje de monstruo que respira lentamente. Más allá están las ventanas iluminadas de todos los pabellones. A la luz de un foco, por el sendero enarenado, pasa un enfermero, con el delantal blanco inflado por el viento. Lleva en la mano una bolsa de oxigeno. Paya, sentado a la orilla de la cama de Leiva, fuma lentamente. Ninguno habla, sino que escucha el tango, un tango que orillea el callejón de la muerte en el cuerpo de una mujer que vuelve de la calle. De pronto el muchacho judío se despierta despavorido. Desgreñado, apoyada la espalda en el respaldar, tose continuamente. —Hay mucho humo —dice Leiva. —Si, mucho. Paya abre la ventana y una ráfaga de aire helado atorbellina un instante la neblinosa atmósfera. El muchacho judío tose continuamente, con el pañuelo apretado contra los labios. Después mira el pañuelo y sonríe con alegría. El pañuelo está blanco aún. —¿No hay sangre? El pelirrojo hace que no con la cabeza. Esa es la obsesión nuestra. Y siempre nos consultamos. No hay uno de nosotros que no sepa dónde está localizada su lesión y la del compañero. Nos auscultamos mutuamente. Hay algunos que tienen un “oído espantoso”. Descubren antes que el médico esa especie de sibilante escape de viento que en un punto de la espalda o del pecho indica la grieta de la muerte. Y hablamos de las evoluciones de la enfermedad con una erudición enfermiza. Hasta hacemos apuestas, sí, apuestas sobre los que están moribundos en las salas. Se juegan paquetes de cigarrillos para ver quién acierta la hora en que morirá uno que agoniza. Juego complicado y terrible, ya que a veces el moribundo no se muere, sino que “reacciona”, entra en la convalescencia, se cura de la enfermedad y a su vez comienza a burlarse de los jugadores, y a entusiasmarse hasta el punto de buscar irónicamente otro “candidato” sobre quien apostar. Y la vida y la muerte hay momentos en que nos parece que valen menos que la colilla del cigarrillo que fumamos tristemente. Tan es así, que me digo que si no fuera por el recuerdo de Ester Primavera ya me hubiera matado. En medio de esta miseria, su nombre ate golpea mejillas como una ráfaga de viento caliente. Ha dejado de ser la mujer que un día envejecerá y tendrá cabellos blancos, y la sonrisa cascada y triste de las viejas. Ligada a mí por el ultraje, desde hace setecientos días, vive en mi remordimiento como un hierro espléndido y perpetuo, y mi alegría es saber que cuando esté moribundo, y los enfermeros pasen a mi lado sin mirarme, la imagen desgarrada de la delicada criatura vendrá a acompañarme hasta que muera. Pero ¿de qué modo pedirle perdón? Y sin embargo, hace setecientos días que pienso a toda hora en ella. Envuelto en el sobretodo salgo a la galería, con una manta a cuestas. Cierto es que “eso” esta prohibido, pero en un rincón de tinieblas me tiendo en una reposera. Tan oscuro está que el acre olor de los espinillos parece la voz de la tierra. Una masa oscura se levanta paralela a mi semblante: es la montaña. Muy lejos, inciertas como estrellas, un cordón de luces amarillas reticula la distancia en un plano hipótetico. Son las calles de Ucul. La carne se me endurece sobre los huesos, ¡tanto frío hace! Descienden copos de nieve. Parecen plumas que giraran sobre sí mismas. Y yo pienso: —¿Por qué fui tan canalla con esa criatura? —Y nuevamente recaigo en el grosero recuerdo. Un mes después que todo había terminado entre nosotros, la encontré por la calle, en compañía de un individuo. El cual era chiquitín, tenía facha de jefe de oficina, bigotes de gato y cara amulatada. Ella me dirigió una mirada irónica como diciéndome: “¿Qué le parece el tipo?”, y yo permanecí durante un cuarto de hora en la esquina, abriendo la boca... Pero ¿tenía derecho a indignarme? ¿No me había dicho ya: “Me casaré con el primero que venga y demuestre quererme un poco?” ¿Y esa mirada irónica había brotado de sus ojos que antes miraron llorosos? ¿Era posible eso? Un rencor “frío”, una de esas rabias ensordecidas por la ferocidad latente en todo hombre y que sólo se componen de acción inmediata, me llevó hasta un café. Pensaba que tenía que borrarla de mi vida, terminar por crearle una situación que hiciera imposible una nueva amistad entre nosotros. Que ella me tuviera tal aborrecimiento que en el futuro, aunque me arrodillara a su paso, fuera inútil en mí toda humillación. Yo sería el único hombre a quien odiaría con paciencia de etdadidad. Entonces pedí recado de escribir y redacta la carta más infame que nunca haya salido de entre mis manos. Mi ferocidad y mi desesperación acumulaban ultraje sobre ultraje, tergiversaba hechos que ella me había narrado, exaltaba detalles de su vida que sugerirían a un tercero que no conociera nuestras relaciotas la idea de una intimidad que nunca había existido, y limaba los insultos para hacerlos más atroces e inolvidables, no con palabras groseras, sino escarneciendo su nobleza, retorciendo sus ideas ideas, abochornándola de tal forma por su generosidad que de pronto pensé que si ella pudiera leer esa carta se arrodillaría ante mí para suplicarme que no la enviara. Y, sin embarga, era inocente. Y como sabía que en ese momento no se encontraba en su casa y sí en la calle conversando con otro, se la envié en la certeza de que la recibiría la madre o el hermano, que no podrían dudar de lo que estaba allí escrito, pues las citas se referían a sucesos que sólo por ella yo podía conocer. Llamé a un chico lustrabotas y le ofrecí un peso para que llevara la carta, le advertí que golpeara ruidosamente las manos, para que la sirvienta no secuestrara la carta, ya que en la casa no dejarían de preguntar quién era el que tal escándalo hacía en la puerta, y el muchacho, después de abandonar el cajón al pie de la mesa, desapareció en la calle sombreada de acacias, dando grandes saltos. —Ya está hecho —me dije. Sin embargo, no sabía lo que ocurría en mí. Un reposo nuevo aplomaba mis nervios. Volvió el lutrabotas, y por la filiación que me dio del que había recibido la carta, reconocí en el hombre al hermano. Le di el peso y se fue. Yo tomé por una calle. Caminaba tranquilo, observando las manchas en los umbrales, el verdor de los jardines, hasta que me detuve para levantar a una criatura que, al salir corriendo de un zaguán, tropezó, cayendo. La madre de la criatura me dio las gracias. Caminaba tranquilo, como si mi personalidad fuera ajena a la infamia. Sin embargo, había ocurrido algo tan enorme e imposible de remediar como la marcha del sol o la caída de un planeta. Y sólo violentando la imaginación pude imaginarme la llegada del zarrapastroso golpeando desaforadamente las manos, y el asombro de toda esa gente al recibir para una hija semejante... Y no podía menos de reírme, pues el sueño me había cogido como un engranaje. Me imaginaba a un caballero esgrimiendo la carta entre interrumpidos ensayos de moral doméstica y ciceronianos denuestos truncados por el desvanecimiento de la madre, las hermanas llorando ante una posible catástrofe, el hermano interrogando a gritos a la mucama sobre mi filiación para poder apalearme, la sirvienta espantada avizorando la llegada de la “niña” y murmurando entre dientes: —¡Cómo suceden las cosas, Dios mío! —mientras que la cocinera se regodeaba entre las cacerolas, gozando el chisme que a la noche le contaría a su marido,elogiando, en tanto, la moral de los pobres y diciendo con grotesca suficiencia, al par que colgaba una sartén: —Ah, no, más vale ser pobre y honrada... Mis carcajadas estallaban tan sonoramente en la calle, que los transeúntes se detenían para mirarme, convencidos de que me había vuelto loco, y un vigiante terminó por acercárseme y preguntarme: —¿Qué le pasa, amigo?... Lo miré insolentemente, y le respondí que ante todo no era amigo suyo y después: —Cómo, ¿está prohibido reírse de lo que uno piensa? —No era para ofenderlo, señor. Luego el delirio pasó. Nada podía detener lo hecho. Llegó la noche, y yo sabía que ella estaba allá, sufriendo. A través de los días supe de todos los remordimientos, Me la imaginaba a Ester Primavera al caer de la tarde, sola en su dormitorio. La pálida criatura, apoyados los brazos en el rectangular respaldar de bronce de su cama y mirando las almohadas, pensaría en mí. Y se preguntaría: “¿Es posible que me haya equivocado tanto? ¿Es posible que se encierre tal monstruo en ese hombre? Pero, ¿entonces todas las palabras que dijo son mentiras, entonces toda palabra humana es mentira? ¿Cómo es que no he visto la falsedad en su rostro y en sus ojos? Y ¿cómo pude hablar yo de mí? ¿Cómo pude expresarle tantas situaciones sinceras, darle mi yo más puro sin que se conmoviera? Pero entonces, él ha sido el más encanallado de los hombres que he conocido. ¿Por qué fue así?” Nunca la ví como entonces, tan triste en mi recuerdo. Parecíame que todos sus sueños levantados como esbeltos paralelepípedos en el aire luminoso de la mañana se desmoronaban cubriéndola de polvo terreno. Y a medida que reconstruía todas las penas que ella sufriría por mi culpa, desde lejos me sentía ligado a su substancia, y si en aquellos instantes Ester Primavera se acercara a mí para matarme, yo no me habría movido. Cuántas veces pensé en aquellos días en la delicia de morir a sus manos. Porque yo había creído que con la terrible infamia la limaría de mi conciencia y que nunca su pálida carita estaría en mí, pero me equivoqué. Con la cruel ofensa la coloqué en mis días más inmóvil y firme que una espada que me atravesara perpendicularmente el corazón. Y a cada latido el tajo profundo se ensancha en lento desgarramiento. Y durante un tiempo las noches y los días voltearon sus aspas en mis ojos como si estuviera ebrio. Muchos meses después la encontré... Caminaba yo con la cabeza inclinada, cuando instintivamente la levanté. En mi dirección, Estar Primavera cruzaba la calle, venía hacia mí. Pensé: —Ah, qué feliz sería si me diera una bofetada. ¿Adivinó ella lo que sucedía en mí? Rápidamente, moviendo apenas los hombros, el semblante desgarrado, la mirada fija, avanzaba hacia mí. El vestido negro se atorbellinaba en torno de sus piernas ágiles. Un bucle de cabellos dejábale libre la sien, y le ceñía la garganta una corta piel negra. Sus pasos se hacían cada vez más lentas. Me miró con silencio de alma. Yo era quien tanto la había hecho sufrir... De pronto ella estuvo a un paso... era la misma que estuvo un día junto a mí, la que hablaba de la montaña, del océano y de los acantilados... Nuestros ojos se encontraron más cercanos, había en su cara una claridad lunar, la arruga fina del sufrimiento le cruzó la frente... se encresparon sus labios, y sin decir palabras, desapareció... Hace setecientos días que pienso en ella. Y siempre por escribirle desde este infierno para pedirle perdón. La nieve cae oblicuamente. En la oscuridad avanza un enfermero. De pronto en su mano derecha centellea el foco de la linterna eléctrica. Me enfoca en un cono blanco de resplandor, y secamente me dice: —Siete, vaya a “acostarse”. —Ya voy. Hace setecientos días que pienso en ella. La nieve cae oblicuamente. Dejo la reposera y me encamino al pabellón. Pero antes de llegar tengo que rodear una baranda que mira hacia el sur. Allá, a ochocientos kilómetros está Buenos Aires. La noche infinita ocupa un espacio de desolación. Y yo pienso: —Ester Primavera. 😝 Un edificio en Balvanera un edificio siniestrado... el auto anda rápido. Leonor era otra cosa❤ ... La novela de Julio Verne (1828-1905) The Begum's Fortune no pertenece al grupo de sus novelas más famosas)1 Tiene la categoría «impura», porque, como se sabe, Paschal Grousset comunista en el exilio, le dio el manuscrito a Pierre-Jules-Hetzelf el editor de Verne, y éste modificó el texto en forma significativa 2, Verne es el autor de esta novela, la cual fue editada en el año 1879. El punto de partida es simple: la historia de doctor Sarrasin, un médico (hematólogo) y el profesor Schultze, químico, privat dozent de la Universidad de Jena. Ambos debieron dividir una enorme herencia (525 miliones de francos) de cierta reina hindu 3. El doctor Sarrasin invierte su parte, para construir la ciudad ideal - France-Ville , mientras que el profesor Schultze explota la mina de carbón y establece una enorme fundición – Stahlstadt, en la cual 1 Posługujemy się oryginalną wersją w języku francuskim: Les cinq cents millions de la Bégum, Paris 2002. W dalszym ciągu zacytujemy ją jako Les cinq cents. 2 J-P. Picot, Jules Verne, pour un centenaire, „Europe”, 83, N° 909-910, 2005, s. 6. 3 Stąd tytuł powieści: „Bégum” ( z tureckiego bigam = księżna) w Indiach jest tytułem honorowym kobiet z książęczych rodów, zwłaszcza matek władców lub wdów po nich. Wielka Encyklopedia Powszechna PWN, Warszawa 1962, t. I, hasło: „Begum”. Z tego powodu w Polsce niektóre wydania noszą tytuł: 500 milionów hinduskiej władczyny. Np. tłumaczenie Olgi Nowakowskiej. una fábrica secreta, con el fin de destruir France-Ville 4. Marceli Bruckmann, Alsacio, hijo espiritual del doctor Sarrasin, adopta una identidad falsa (Schwartz) se infiltra en Stahlstadt como obreo, para descubrir y obliterar las intenciones de Herr Schultze. 4 H.R. Lottman, Jules Verne, przeł. Kacek Giszczak, Warszawa 1999, s. 246. The Magic Bullet Horny 😝❤ La interpretación más difundida es la siguiente: la oposición entre una utopía (France-Ville) y una distopía (Stahlstadt)5. La utopía es un espacio ideal, en el cual todos los deseos y necesidades humanas con satisfechas. Un lugar de planeamiento intensivo, cada detalles es considerado. En un espacio utópico, cada detalle es considerado, no hay errores ni faltas. Todo es regular - conforme a una regla. El individuo que vive bajo un control estricto, potencia su alejamiento del mundo exterior6. La distopía es un espacio en cual las necesidades no se statifacen. El planeamiento tiende a someter a la gente. Es una amenaza permanente De hecho, esta novela puede ser leída de diferentes formas. Si presto atención al contexto histórico, la guerra franco prusiana 18701871, la caída de Francia fue un fuerte golpe para el orgullo de la nación. Este hecho afectó mucho a Verne. Viendo las ruinas de una cuidad tan hermosa, la gente llegaba para visitarla. La calle Jacob no fue destruida por completo. Empero, Lille, adyacente a ella es una ruina. ¡Esto es terrible!7. Por este motivo se puede leer esta novela como un fervorín patriótico y anti-alemán, con un matiz chovinista. Schultze, de hecho Alemán, es la representación de todos los alemanes 8. 5 R. Bozzetto, L’obscur objet d’un savoir. Fantastique et science fiction: deux littératures de l’imaginaire, Aixen-Provence 1992, s. 31. 6 Ze względu na temat utopii i jej implikacje zob. m.in. następujące teksty: R. Ruyer, L’utopie et les utopies, Paris 1950, s. 40-54, L. Boia, Pour une histoire de l’imaginaire, Paris 1998, s. 144 i nast., B. Baczko, Wyobrażenia zbiorowe. Szkic o nadziei i pamięci zbiorowej, Warszawa 1994, s. 7-8 i I. Pańków, Filozofia utopii, Warszawa 1990, s. 170-177. 7 Zob. A. Parménie, C. Bonnier de la Chapelle, Histoire d’un Éditeur et de ses Auteurs. P-J. Hetzel, Paris 1953, s. 547. 8 J. Chesneaux, Jules Verne. Un regard sur le monde, Paris 2001, s. 185. Schultze es retratdo por Verne como un homnbre de "ojos azules de tipo indefinido, el cual no traiciona sus pensamientos ocultos, teniendo dientes anchos y amenazantes, los cuales no abadonan lo que muerde"9. Desde el punto de vista moral, Schultze es definido como poco agradable10, lascivo11, Alemán empedernido12 y miserable13, el cual no repite la orden impartida14 y odia con furor a los Franceses y Francia. La causa de esta aversión es doble. Una de ellas tiene un carácter «científico». El día en el cual se enteró de que es heredero de una enorme fortuna, estaba escribiendo un artículo para Annalen für Physiologie pt. «Por qué todos los franceses son en diferentes niveles, están afectados de una una degeneración hereditaria [dégénérescence héréditaire]15. La segunda causa tiene carácter ideológico, subraya la inferioridad y falta de aptitudes de los Franceses. El Profesor Schultze trató de convencer al Sharp, el abogado inglés que se hace cargo de la división de la herencia, que la raza alemana debe dominar a todas las otras. Quiso quitarle la herencia al Francés porque de otro modo la podría desperdiciar. Schultze odiaba a La idea de que tuviera a disposción un capital enorme, consagrado a las ideas francesas, sacó de quisio el profesor16. Hay que aclarar que las ideas «científicas» de Julio Verne presentadas en esta novela no son de ningún modo originales. En el año 1800 Arthur de Gobineau editó su ensayo acerca de las diferencias raciales (Essai sur l’inegalité des races humaines), en el cual postuló que la raza alemana debía dominar a todas las otras17. En el año 1877 Emil Zola publicó L’Assommoir (La Taberna), una novela acerca de la acción destructiva del alcoholismo w el medio ambiente del proletariado, la cual se basa en el método experimental, esto es de acuerdo a las leyes de la la físico química, formado bajo la influencia del medio ambiente. Esta novela inicia el ciclo de la familia Rougon-Macquart, cuyos miembros fueron efectados en forma similar por la herencia18. El fervorín anti-alemán escrita en la época de la revolución industrial, debía necesariamente prestar atención al más famoso fabricante de armas en Europa. El Profesor Schultze es la 9 Les cinq cents, s. 45. Op.cit., s. 49. 11 Ibid., s. 123. 12 Ibid., s. 125. 13 Ibid., s. 132. 14 Ibid., s. 46. 15 Ibid., s. 46. 16 Les cinq cents, s. 52. 17 G.E. Schaft, From Racism to Genocide. Anthropology in the Third Reich, Chicago 2004, s. 39. 18 J. Nowakowski, Wstęp do powieści «Germinal» E. Zoli, Wrocław 1978, s. 13, 14-15 i 21. 10 caricatura de Alfred Krupp, el fundador de la dinastía alemana que armó a los Prusianos victoriosos en la guerra 870-187119. ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE LA ARGENTINA FUE ES Y SERÁ UN GRAN PAÍS. EL REINO DE LA MENTIRA EN [POLONIA]. UN SISTEMA PROFUNDAMENTE DISTORSIONADO. [X] – EL VIRUS ES MUY ASTUTO, THE MOST TERRIFICAL WEAPON! NO SE PREPARÓ NINGUNA DEFENSA... Juan Pablo II - en las nubes - pedofilia en el seno de la Iglesia Católica... SUKA! The Magic Bullet Hot! 19 H.R. Lottman, Op.cit., s. 246. 😝❤ Puede probarse esta afirmación: Mientras Krupp fue conocido como el «Rey del Acero», en la novela Schultze es el «Rey del Acero»20. Krupp tuvo una energía digna de admiración, la cual fue equiparada con un limitación mental 21 y pudo financiar no sólo el establecimiento, sino asimismo una iglesia y un cementerio 22. En la novela Karol Bauer, el pequeño minero, que fallece en las mimas envenenado con el dióxido de carbono, es sepultado en el cementerio cuyo propietario es Schultze23. El poco agradable retrato del profesros está emparentado con el verdadero Krupp, especialmente desde el punto de vista ético. Si los obreros que trabajaban en las fundaciones de Krupp, abandonaron el trabajo, antes de llegar a la edad de la jubilación, y automáticamente perdieron sue dinero en la oficina de seguros24. [666 44] Es un hecho histórico comprobado, que desde el año 1870 Krupp fue tal vez el apellido más odiado en Francia, era el sinónimo de la idea de destrucción 25. El concepto de de 20 Les cinq cents, s. 94. P. Batty, La dynastie des Krupp, Paris 1967, s. 80. 22 Op.cit., s. 94. 23 Les cinq cents, s. 98. 24 P. Batty, op.cit., s. 94. 25 Ibid., s. 85. 21 «bomabardear a las naciones» utilizado por primera vez en el año 1879, muestra la similitud de los comentarios de Verne referidos al éxito de Schultze como comerciante, se transformó en el más grande industrial de acero, y actuó en Europa y en América 26. La condición de empresario de Schultze se hace visible en la competencia con otros fabricantes de armas. Lo que no puede conseguir el profesor, el cual no recomoce ningún límite. La industria del tiro es la mejor, el uso intensivo de la pieza de artillería puede resultar dañada, pero nunca destruída, como el acero el cual tiene una característica especial27. Las carreras de Schultze y Krupp son paralelas. De esto resulta que la hipótesis de la caricatura está corroborada. Teniendo en cuenta que el libro de Julio Verne tuvo como fin primordial educar a la juventud, hay que considerar la faz educativa (socializadora) - en el Magazine de Éducation et Recreation bajo el control de Hetzel. PARALIPOMENA: Laika, una Perra perra callejera, originalmente llamada Kudryavka (Кудрявка), fue sometida a entrenamiento con otros dos perros, y finalmente fue elegida como la tripulante de la nave espacial soviética Sputnik 2, lanzada al espacio exterior el 3 de noviembre de 1957. La causa de la muerte - hipertermia - la verdadera causa la falta de oxígeno. Las sociedades protectoras de aninales salieron al frente: ¡Pobre animalito! Y en Vietnam ya pasaban cosas horrribles. El mundo es así. En Polonia por lo que parece, un animal tiene más valor que una vida humana - o un miembro más de la familia. En Malvinas [2 IV - 14 VI 1982] los perros eran radares, los ataques aéreos. RESPETO PARA TODOS LOS QUE ESTUVIERON EN LAS ISLAS. La PLUTOCRACIA piensa solamente en sus intereses. No pasan por la aguja [la puerta estrecha]: la guerra Rusia vs. Ucrania sigue - y nadie sabe cuándo va a finalizar. Ukrainos sukilėlių armija, UPA (Українська повстанська армія, УПА) durante la segunda guerra mundial del lado de la Alemania Nazi. Y en Polonia tienen privilegios. Todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros. La maquinaria de guerra está muy bien 🚾 aceitada. Una mujer ucraniana [caga soretes grandes] como un munición de motero, flotando en el inodoro [x]: vive lejos, y alquila. Balvanera clase B, 1969. Carla Cecilia está GARCHANDO a Casimiro desde el año 2006. Esta la vas a pagar, muchacha. Seguridad Perosonal. Si Casimiro hubiese comprado un inmueble más chico, estaría en la ARGENTINA y no en la necrópolis... LEONOR VAZQUEZ - LA BEBOTA - POR úLTIMA VEZ... 26 27 Les cinq cents, s. 65. Op.cit., s. 67. THE MAGIC BULLET HORNY 😝❤ La descripció de los obreros de Schultze claramente describe las difíciles condiciones de trababajo, tanto en la Fundición como en la mina. La primera parte del capítulo V (La cité de l’acier) –una devastación ecológica: «aquí y allá pozos y minas abandonadas, dañadas por la lluvia, parecido a un cráter, rodeado por alambres de púa y todo parece un volcán apagado”28. He aquí dos fragmentos que muestran claramente un paisaje apocalíptico, las características del medio. En primer lugar, la contaminación de la atmósfera: "El aire, saturado con humo, asfixia a la tierra como una capa nergra. Ningún insecto, ningún pájaro, y ya nadie recuerda cuando vio a una mariposa por última vez"29. 28 29 Les cinq cents, s. 64. Op.cit.,s . 64. En segundo lugar, la descripción del lugar situado al pie de Coal-Butts, una inagotable montaña de carbón de piedra, y una rara aglomeración de edificios regulares y simétricos y los techos cubiertos con ventanas cubiertas, y las chimeneas cilíndricas vomitando humo30. THE MAGIC BULLETS! 😝 ❤[X] Juan Pablo segundo - prosty człowiek - fue un demagogo y ocultó pedófilos 31 😝 [el culto a la personalidad - una patología social absoluta. Zaślepiony Lud. Siempre vivió siempre en las nubes. Y mujeres con calle van al sex shop [sexual toys Una chimenea HOT 30 😝❤❤ ] - y esta historia se modifica - 2025... Ibid., s. 65. https://cadenaser.com/nacional/2023/03/07/una-investigacion-polaca-muestra-evidencias-de-que-juan-pablo-iioculto-y-protegio-a-curas-pedofilos-cadena-ser/ Paralipomena... 31 I NEED SEX - MY BODY IS FOR YOU!❤ Verne se refiiere a las condiciones de trabajo en esa aglomeración. En primer lugar, una severa seguridad: La Cité d'Acier es una fundición, y a mismo tiempo una fábrica y una fortaleza a la cual entra sólo éste, el que tiene la fórmula mágica, y la contraseña, y la autorización sellada, firmada y confirmada32. En segundo lugar, la disciplina reinante en el 32 Ibid., s. 69. establecimiento: el castigo por hacer las cosas en forma incorrecta, es el despido 33. Los trabajadores en el Bloque Central, están sometidos a una disciplina muy severa, y ub control estricto. Incluso tienen grado militar34. El Profesor Schultze es la encarnación de una forma de capitalismo despiadado y La Cité d'Acier es una fábrica militar, en la cual domina el estilo de una prisión35. My Womb is for You!❤ MASTURBATIO NON-STOP... La Fundición es un obra enorme e imponente. Verne subraya con la ayuda de una metáfora religiosa, cuando escribe que en cada sala hay columnas gigantes como las columnas de San Pedro en Roma”36. La acción se lleva a cabo en la segunda mitad del siglo XIX, la revolución industrial tiene lugar en la segunda mitad del siglo XIX, la modernidad. Como es sabido, el sistema se cayó como un castillo de naipes, desparecieron los valores y la iglesia no tiene poder para guiar al mundo y la sociedad. El Dios Cristiano fue reemplazado por Pluto, el dios 33 Ibid., s. 58. Ibid., s. 103-105. 35 Tak twierdzi Kyriłł Andriejew w Przedmowie do dzieła wszystkiego Juliusza Verne’a w Z.S.R.R., „Europe”, 33, N° 113-114, 1955, s. 36. To prawda. Jednak należy powiedzieć, że upolitycznienie tej interpretacji jest nadmierne. Bez uzasadnienia Andriejew pisze, że Schultze jest Niemcem z pochodzenia, ale przyjął też amerykańskie obywatelstwo. W powieści nie ma o tym ani słowa. Tylko jest jedna w tekście uwaga o niemieckim pochodzeniu większości pracowników Stalowego Miasta (Les cinq cents, s. 65). Mając na uwadze datę napisania tej przedmowy (1955 roku) prawdopodobnie wzmianka o amerykańskim obywatelstwie jest aluzją do niemieckich naukowców. m.in. Wernera Von Brauna, którzy wyemigrowali do Stanów Zjednoczonych po zakończeniu Drugiej Wojny Światowej. Paper-Clip. 36 Les cinq cents, s. 73. Podkreślenie nasze. 34 de la riqueza. La fundición crea la riqueza. Schultze fabrica piezas de artillería de todos los calibres, loa envía a diferentes países en especial a Alemania37. Estoy toda mojada - esto se pone interesante... Los comentarios de Verne acerca del proceso de pudling, explican las condiciones agotadoras de trabajo en la fundición. El texto describe el terrible calor en la sala, y los esfuerzos desmedido de los que allí trabajan, manipulan objetos de 200 kg, cerca del acero al rojo vivo, el cual los enceguece38. A pesar de las críticas: el mundo del trabajo, no es tratado seriamente en Les cinq cents millions de la Bégum39, hay que tener en cuenta que de acuerdo al contrato - que obligó a Verne a escribir novelas de acuerdo con el criterio del ciclo (Voyages Extraordinaires) fue la educación y la diversión de la juventud. La descripción de las terribles condiciones de trabajo en las minas y las fundiciones se limita a Stahlstadt, el combinado bajo la dirección del Alemán Schultze. El mal y la injusticia se encuentran en otra parte, nunca en Francia. Cfr. E. Zola - Germinal. 37 Op.cit., s. 65. Ibid., s. 76. 39 Np. Jean Chesneaux, Jules Verne. Un regard..., op.cit., s. 270. 38 En segundo lugar, de acuerdo a los receptores de esta literatura (la juventud), necesariamente dede estar adaptada a la edad y la sensibilidad de los jóvenes lectores. MY BODY IS FOR YOU! 😝❤ En tercer lugar, desde el punto de vista estrictamente literario, Verne no pertenece a la escuela del Naturalismo. A diferencia del ya citado E. Zola, el cual leyó la Introduction à l’étude de la médicine expérimentale analiza a la sociedad con la ayuda del métod científico usando un lenguaje vulgar, mostrando los defectos de la gente, la ebriedad, la desintegración familiar, lo infame, la decadencia moral, toda la miseria del trabajo obrero, y una horrible indecencia. Verne lleva a cabo una observación panorámica de la condición de vida de los obreros. Empero, nunca se convierte en un científico social40 no formula ninguna hipótesis como así tampoco su verificación [robotników i hutników, ale nigdy nie staje się socjologiem ani 40 H. Trojat, Zola, Paris 1994, s. 151-152. moralistą przez stosowanie zasady nauki eksperymentalnej, tj. sformułowania hipotez i ich weryfikowania]41. Mimo trzeźwości i krótkości fragmentów poświęconych tej problematyce, w przypadku Les cinq cents millions de la Bégum nie można powiedzieć, że klasa robotnicza pojawia się „zaledwie”42. Wręcz przeciwnie, w zakończeniu rozdziału XV (La Bourse de San Francisco – „Giełda w San Francisco”) Verne maluje rozpaczliwą sytuację bezrobocia robotników Stalowego Miasta po bankrutowaniu Schultze’a. Bardzo szybko nędza, rozpacz i występki panują: „na każdy kominek, który przestał dymić w zakładzie, jedna knajpa się rodzi w miasteczkach na okolicach”43. Verne pisze, że „najbardziej inteligentni robotnicy, ci, którzy przewidywali trudne czasy, oszczędzali i w ten sposób mogli wraz ze swoimi pucołowatymi dziećmi szukać gdzie indziej lepszej przyszłości, podczas gdy inni zostali przykuty do ziemi – ze zapadniętym oczami i rozdartym sercem – sprzedając swe skromne dobytki tych drapieżnych ptaków mających ludzką twarz, które instynktownie rzucają się na wszelkie 😝❤ wielkie katastrofy. Ci robotnicy, wkrótce pozbawieni kredytu bądź dochodów, nadziei bądź AMO LA PIJA [X] ME CAGO EN LA MORALINA.... vieron ante sì - negra como el invierno - el futuro de la pobreza44. Hay que agregar lo siguiente. La problemática de la vida en las minas, aparece en la novela. Les Indes noires (1877) . Hay una cuidad utópica (Coal City), y la descripción de la adaptación de los mineros desde el punto de vista psicofísico. La homeostasis es la confrontación con el medio ambiente45. En mi opinión es un buen ejemplo de un transtorno condicionado por un factor social. Nelli, una joven chica, quien durante mucho tiempo estuvo en la mimas, ignoraba casi todo lo concerniente a la vida cotidiana. Aunque era inteligente, carecía del concepto (dimensión) tiempo. Sus ojos adaptados a la oscuridad con dificultad toleraba el brillo de la corriente eléctrica46. Por otro lado, la condiciones inhumanas de trabajo de los obreros en una Europa en en tren de modernización. En la Nie-boskiej komedii (1833) de Zygmunt Krasiński se encuentran descripciones del trabajo en cámaras oscuras (la revolución del vapor). El caso de un obrero que maldice al los comerciantes y al director de la fábrica y después fallece47. Los 41 Ch. Beuchat, Histoire du naturalisme français, Paris 1949, t. I „Le naturalisme triomphant“, s. 56. J. Chesneaux, op.cit., s. 113. 43 Les cinq cents, s. 204. 44 Op.cit., s. 204. 45 Np. L. Dupuy, Les Indes noires ou l’aventure humaine selon Verne, www.perso.wanadoo.fr/jules-verne/. 46 J. Verne, Les Indes noires, Paris 1877, s. 184. 47 Z. Krasiński, Nie-boska komedia, [w:] Dzieła literackie, oprac. Paweł Hertz, Warszawa 1973, t. I, s. 375. 42 protagonistas de este drama son proletarrios "con arrugas en la frente, los cabellos desgreñados y vestidos con andrajos, y las manos cansadas debido a las dificultades[...]”48. * Komentarz przez Verne’a dodane po opisie procesu fabrykacji stali tzw. „ Mimo trzeźwości i krótkości fragmentów poświęconych tej problematyce, w przypadku Les cinq cents millions de la Bégum nie można powiedzieć, że klasa robotnicza pojawia się „zaledwie”49. Wręcz przeciwnie, w zakończeniu rozdziału XV (La Bourse de San Francisco – „Giełda w San Francisco”) Verne maluje rozpaczliwą sytuację bezrobocia robotników Stalowego Miasta po bankrutowaniu Schultze’a. Bardzo szybko nędza, rozpacz i występki panują: „na każdy kominek, który przestał dymić w zakładzie, jedna knajpa się rodzi w viviendo en los alrededores”50. Verne escribe que "el obrero más inteligente, padeció sufrimientos, ahorrando, y de esta forma junto a sus hijos tuberculosos tener en otra parte una 48 Op.cit., s. 362. J. Chesneaux, op.cit., s. 113. 50 Les cinq cents, s. 204. 49 vida mejor, mientras otros estaban encastrados en la tierra, con los ojos caídos y el corazón destrozado – vendiendo sus humildes pertenencias a las aves de rapiña con cara humana"51. EN MI RECTO MI DEDO - Y CON MI MANO ACARICIO MI VAGINA 😝❤ En Italia (1843) en una carta dirigida a Delfina Potocka, Zygmunt Krasiński se refiere a los obreros que trabajan en los barcos de vapor, y considera que para ellos el trabajo es un infierno en la tierra, un caso similar a los que trabajan en las casamatas, en las fábricas del mundo. Y todo el martirio provocado por la clase dominante 52. No hay diferencias esenciales entre el infierno de estos maquinistas, y el pudling en Stahlstadt. En relación al trabajo infantil, en el año 1845 Friedrich Engels severa y objetivamente condena el trabajo de chicos de ocho años, los cuales en las minas de carbón, hierro, son usados para transportar el material extraido del lugar, de donde salen los caballos o del pozo principal - y abrir y cerrar las puertas que conectan los diversos sectores de la mina 53. Engels: no tiene sentido esta cita. Un grupo de profesores que padecieron 50 años de comunismo. A esto hay que agregar que el comunismo arruinó muchas cosas. Empero, no había desocupación como así tampoco empleadores explotadores. Jak przygotować się, aby porozmawiać z pracodawcem [to pierdoły Polish Style] 51 Op.cit., s. 204. Z. Krasiński, Listy do Delfiny Potockiej, oprac. Zbigniew Sudolski, Warszawa 1975, t. I, s. 732. 53 F. Engels, Położenie klasy robotniczej w Anglii, przeł. Aleksander Długosz, Warszawa 1952, s. 318. Zob. też J.L. Talmon, Political Messianism. The Romantic Phase, New York 1960, cz. II, rozdz. I, (II) «The Anatomy of Misery» (b) «Pauperization». s. 353-358. 52 Sin dar la novedad - estar rodeado por inválidos. Vgr. Gangrena - perdió las dos piernas ¡jodete! En Les cinq cents millions de la Bégum rozdział VI (Le puits Albrecht) hay una relato acerca de los trabajos en la mina de carbón. El pequeño Karol Bauer, aunque tiene apenas trece años de edad, como en el caso de los niños ingleses, está empleado en una mina, para abrir y cerrar las puertas por donde pasan las vagonetas llenas de carbón, una de las puertas conecta con la galería de ventilación54. Su madre es viuda, fallleció en uno de esos cataclismos que transforman la vida de un minero en una lucha constante 55. La causa de estas catástrofes es la explosión (metan, feu grisou). Por este motivo, algunos especialistas consideraron que la minería cansador, insano, y peligroso56. Precisamente, el Señor Bauer falleció de la siguiente forma: encontraron su cuerpo negro como la tinta china y quemado por el fuego grisou57. 54 Les cinq cents, s. 84. Op.cit., s. 84. 56 G. Duveau, La vie ouvrière en France sous le seconde empire, Paris 1946, s. 276. 57 Les cinq cents, s. 87. 55 Verne escribe: la Señora Bauer conocía muy bien el ruido y el trabajo, que tenía lugar ante la puerta maldita del pozo Albrecht58. Otra causa de los accidentes mortales es el envenenamiento con el dióxido de carbono, el cual se concentra en las profundidades de la mina, muchas veces la altura del hombre es el factor clave59. 😝❤ ¡ME CLAVAN TODOS LOS DÍAS! Debido a la enfermedad profesional de los mineros en Les cinq cents millions de la Bégum Karol aparece como un chico de poca estatura teniendo en cuenta su edad. Verne subraya el hecho de la vida sin sol desde el lunes hasta el domingo. hizo de Karol "una esencia parecida a una ensalada, con una insuficiencia de glóbulos rojos"60. Un tema interesante es usar a la mitología alemana como una herramienta para profundizar la crítica del sistema alemán. Por ejemplom el método de fundición se llevaba a cabo con la ayuda de un ritmo musical. En lugar del yunque de los Nibelungos que trabajan para el enano Alberich (Das Rheingold) en Stahlstadt meister usa un silbato para acelerar el trabajo. La cuidad es una caverna industrial. Verne califica el trabajo como un mecanismo ciego, una disciplina férrea en la cual la libertad no cuenta, la potencia del ritmo musical 61. Esta crítica es una alusión directa a los Nibelungos, y a los alemanes en general, los cuales muchas veces son caracterizados como salvajes o tontos62. 58 Op.cit., s. 88. F. Engels, op.cit., s. 325. 60 Op.cit., s. 85. 61 Les cinq cents, s. 81. 62 P. Dumonceau, Cuisine et dépaysement dans l’oeuvre de Jules Verne, „Europe”, 56, 1978, N° 595-596, s. 132. 59 [ 😝❤] Empero, en el capítulo VIII (La caverne du dragon) hay un Leitmotiv Wagneriano63. Esto concierne el diálogo entre Marcel Bruckmann y el profesor Schultz. Esta una parte esencial en la novela. El joven Alsaciano, busca la forma para descubrir el secreto de la nueva, y terrible arma. El diálogo es una provocación sutil. La relación con Wagner finca en el hecho de que la cinemática y el ritmo son similares con la escena en la cual Loge, con la ayuda de la astucia induce a Alaberich para que se transforme en un Dragón y después en un batracio, para de este modo atrapar al meister de los Nibelungos. En Les cinq cents millions de la Bégum la supuesta duda de Marcel y la posibilidad de derrotar a los alemanes, es un paso en falso aludiendo a la superioridad de los franceses desde el punto de vista técnico militar - irrita a a Shutze, despertando su arrogancia64. Debido al hecho de que vulgaridad del profesor era más fuerte que su prudencia, y su amor propio fue lastimado. La provocación de Marcelo provocó que Schultze develara su secreto, esto es su nueva arma65. Este diálogo puede se interpretado como una transposición del mito de Zeus y Chronos, según el cual el primero castra al segundo. Una bala [o una PIJA GRANDOTA] Este es un motivo fálico a través de la revelación del secreto66. 63 Inni uczeni znaleźli wagnerowsko-hitlerowski motyw np. w sztucznym ogrodzie profesora Schultze’a, umieszczonym w Centralnym Bloku. Jean Chesneaux, op.cit., s. 230. Chyba Chesneaux ma na myśli ogród czarodzieja Klingsora w drugim akcie Parsifala oraz drobnomieszczański i kiczowaty gust Hitlera. 64 Les cinq cents, s. 117-118. 65 Op.cit., s. 118-119. 66 Zob. Un livre charnière? Les cinq cents millons de la Bégum, Entretien avec Jacques Goimard, „Europe”, 83, op.cit., s. 118. En Les cinq cents millions de la Bégum se puede encontrar otro mito: el de los dos hermanos: el Alsaciano Marcel Bruckmann y Oktaw Sarrasin. Marcel encarna las cualidades de un hijo ejemplar el cual tiene una ascendencia bastarda. No obstante, tiene fuerza, una inteligencia viva, y madurez para realizar trabajos para superar el desastre de la guerra 1870-187167. Oktaw es el personaje que encarna al hijo indigno de ocupar el cargo asignado. Verne lo describe como un hombre mediocre, un inestable y ciego objeto del destino 68. Oktaw pertenece como si dijéramos a dos polos, la clase media. Es impuro y no es astilla de buen palo. No es ni hombre, ni mujer. Oktaw es un adolescente inmaduro. El contraste entre los "hermanos" es descripto del siguiente modo: naciste para ser capitalista” [tu était fait... pour être capitaliste]69, de esto resulta que Oktaw no es un obrero ni un empresario, es un parásito, una esencia viviente del trabajo de otros70. 😝😝😝 ❤❤❤ 67 Les cinq cents, s. 24. Op.cit., s. 21. 69 Ibid., s. 29. 70 To według trafnego określenia Nicolasa Wagnera, który ponadto uważa, że Oktaw z punktu widzenia moralnego jest „anemiczną rośliną”, którą należy unicestwić albo oczyścić. Le soliloque utopiste des «500 millions de la Bégum», „Europe” 56, N° 595-596, 1978, s. 124. 68 [✱] SOY UNA DE LAS HETAIRAS DE ESTERKA... El mito del caballo como el caballo psicopompo, el guía del del alma71. "Blair-Athol, el caballo que desde hace seis años está a quinientos metros por debajo de la superficie de la tierra [...], casi ciego, puede girar hacia la derecha y hacia la izquierda, arrastrando la vagoneta sin confundirse"72, está íntimamente relacionado con Blair-Athol. Teniendo en cuenta la muerte de Karol Bauer, cumple la función de mentor, mostrándole al niño el camino hacia el país de la muerte. Está presente el mito alemán del César Barbaroja (el jefe de la cruzada del año 1189) el cual según la leyenda todavía duerme en un lugar secreto, esperando el momento del regreso. Este mito se hace realidad en la novela en el momento de la muerte del Profesor Schultze 71 W języku greckim słowo pompós znaczy przewodnik, towarzysz, posłaniec, prowadzący, pokazujący drogę [pompós-archei]. Zob. M. Eliade, Szamanizm i archaiczne techniki ekstazy, przekł. i wstępem opatrzył Krzysztof Kocian, Warszawa 2001, s. 461. 72 Les cinq cents, s. 86. debido al congelamiento provocado por una de las balas de artillería73. La figura de Barbaroja sugiere la posibilidad del regreso Schultze, el cual habría muerto aparentemente. Verne escribe, que el "profesor sentado ante el escritorio, sus pupilas estaban agrandadas y la cara inmóvil. Dio la impresión de que todavía está vivo74. La atmósfera elaborada por el autor es macabra y posee una magia enfermiza. Para recalcar el sentimiento de eternidad, reforzando la posiblidad de la eternidad, la vuelta a la vida y presencia de la eternidad y la amenaza del del Rey del Acero, compara el cuerpo del profesor con la momia del Faraón, la cual se transformó en cenizas a pesar de que pasaron dos mil años75. El doctor Sarrasin y el profesor Schultze encarnan el esquema mítico de los dos padres. Mientras es un buen padre, Schultze personifica a mal padre. . I INVITE YOU TO VISIT MY WOMB!❤❤ A primera vista la diferencia entre el Profesor Schultz y el Doctor Sarrasin es palpable, pero después de una lectura detenida, puede decirse que ambos a pasar de las diferencias son las dos caras de la misma moneda, es decir el positivismo, uno de los logros de la modernidad, y precisamente esto es lo que Verne quiso mostrar. Las diferencias entre ellos es solamente casual, concierne el aspecto y el temperamento. Por un lado, Sarrasin le declara la guerra a las enfermedades contagiosas [2024 la sífilis]. Su personal y particular caza comienza con las pulgas, las cucarachas, los gusanos y otros insectos. Considera que los hospitales son un foco de infección y los enfermos deben ser 73 Op.cit., s. 229-230. Ibid., s. 229. 75 Ibid., s. 232. 74 aislados del medio76. Para él no hay una diferencia ontológica entre un insecto y un hombre. Para los positivistas la naturaleza establecen una unidad. A pesar de que Sarrasin desde el principio de la novela es un [brave homme]77. . En rigor de verdad es un usurero, el típico empresario capitalista. Si Sarrasin se preocupa por la gente que vive en lugares sin aire ni viento. La causa de este cuidado no es el amor al prójimo como as í tampoco la filosofía humanitaria, que considera el valor de la vida humana en sí. Antes al contrario. El objetivo es reducir la fuerza productiva de los obreros, la cual podría ser utilizada con objetivos positivos78. Sueña con la construcción de una cuidad modelo, para mostrar la enseñanza práctica79, omite, empero las necesidades de la gente. Al mejor estilo de la Utopía de Saint-Simono y teniendo en cuenta la idea directriz de E. Renan, es decir organizar a la sociedad en forma científica80, Sarrasin planea, administra, dispone, organiza y presta atención a los menores detalles. Por ejemplo, la educación obligatoria desde los cuatro años de edad, ciencia y ejercicios gimnásticos, para desarrollar lo intelectual y lo físico. Es clara la influencia de C. Fourier en Verne. De facto, el inventor de los Falansterios prestó atención a la educación desde la temprana infancia 81. Además deben acostumbrarse a la limpieza en forma escrupulosa hasta tal punto que una "mancha en su vestimenta era un [déshonneur véritable]82; Esta es una forma eufemística para decir que la disciplina comienza en la infancia. Con el pretexto de aplicar el ABC de la salud, los habitantes de una cuidad utópica implica un riguroso tren de vida, desde la alimentación y las siete horas de sue ño83. Un cuerpo ordenado y ejercitado84. La ciudad utópica disciplina no solamente a la gente, sino también el espacio. Según el proyecto de Sarrasin, los jardines públicos, las calles, las avenidas deben ser simples y simétricas [simple et régulier]85. Como es sabido, la regularidad y la monotonía provocan serios problemas psicológicos86. 76 Les cinq cents, s. 157. Op.cit., s. 8. 78 Ibid., s. 41. 79 Ibid., s. 42. 80 W L’avenir de la science Renan pisze: „nauka powinna zastąpić religię [...] nauka, czyli racjonalna myśl oświecona przez pewniejsze poznanie życia, założy nowy porządek”. Cyt. Za R. Ternoisem, Zola et son temps, Paris 1961, s. 101-102. 81 Th. Voet, La colonie phalanstérienne de Cîteaux, 1841-1846. Les fouriéristes aux champs, Dijon 2001, s. 107. 82 Les cinq cents, s. 156 83 Op.cit., s. 158-159. 84 Zob. M. Foucault, Surveiller et punir. Naissance de la prison, Paris 1975, s. 140. 85 Les cinq cents, s. 84. 86 K. Wejchter, Przestrzeń wokół nas, Katowice 1993, s. 70 i A. Basista, Betonowe dziedzictwo. Architektura w Polsce czasów komunizmu, Kraków 2001, rozdz. XI „Osiedla”, passim. 77 Como en el caso de las instituciones, las prisiones y otras instituciones totales en [lugarFrancia] la disciplina se aplica en los espacios y requiere un jardín, y la designación de un lugar heterogéneo, separado de otros lugares y cerrado en sí87. De ahí el locus de establecimiento de una sociedad modelo. Oregon fue un territorio dado a los Estados Unidos de América como una figura del futuro88. Los utopistas siempre buscaron el aislamiento, para defenderse de los peligros exteriores De acuerdo al proyecto de Sarrasin en el [lugar-Francia] no se tolera las [existences oisives]. Todos se deben adaptar al régimen de la cuidad modelo, cuya fuerza interns lógica todos son trabajadores. Usando la terminología de Michela Foucaulta, [institution complète et austère]89, una prisión verdadera que administra todos los aspectos de la vida del individuo90. 87 M. Foucault, op.cit., s. 143. J. Chesneaux, op.cit., s. 103. 89 M. Foucault, op.cit., s. 238. 90 Les cinq cents, s. 154. 88 Jean Chesneaux afirma que la la [cuidad-Francia] no convence 91, porque de acuerdo al contenido del texto, está descripto en Ünsere Centurie y desarrollado en forma dramática en Familister de J-B. Godina (1865) – fue criticado entre otros por E. Zola92. La hija de Sarrasin tiene trece años con una mentalidad provinciana. Su vida fluye entre las lecciones de los maestros y las caricias de los padres 93. Sólo al final se habla acerca de ella. Este es un caso de un familia disfuncional, en la cual ningún miembro asume su rol en la forma adecuada. En relación con esto se sugirió que la familia Sarrasin es la caricatura de la de la familia de Verne. Debido al hecho de que Oktaw – un hijo indigno – es Michel Verne, 91 J. Chesneaux, Science, machines et progrès chez Jules Verne, „La Pensée” 133, 1967, s. 81. „Szklany dom. Nieufność wobec sąsiada. Brak samotności. Brak swobody [...] porządek, przepisy, wygoda, a co z pragnieniem przygody [...]?”. Zob. R-H. Guerrand, Obszary prywatne, [w:] M. Perrot (red.), Historia życia prywatnego, przeł. Anna Paderewska-Gryza, Bogusław Panek i Wojciech Gilewski, Wrocław 1999, t. IV „Od rewolucji francuskiej do I wojny światowej”, s. 383. 93 Op.cit., s. 33. 92 el verdadero hijo del escritor. Sabemos que la relación entre Julio y Michel (padre-hijo) fue la fuente de constantes conflictos debido a la rebeldía de este último94. La esposa del escritor, Honorina confirma el carácter difícil del hijo95. Marcel Bruckmann, a pesar de que es el principal y positivo héroe dotado con muchas cualiadades, tal vez el arquetipo del hijo que Verne hubiera querido tener, una máquina que trabaja al grado máximo de rendimiento”96. No hay que cometer el error consistente en limitar la problemática a una familia disfuncional, una especie de purificación literaria (katarsis) de de sus experiencias dolorosas. En el período de la revolución industrial, la familia como instititución se desintegra. La violencia familiar, el alcoholismo, la infidelidad, la destrucción de los lazos sentimentales. Estas son las consecuencias de la industrialización del mundo 97. Debido al hecho de que el fin recreativopedagógico del Magasin de Education et Recreation, se detuvo la descripción exhaustiva de la desintegración familiar. Estamos enfrente de una presentación «soft» de esta tragedia. La acción de la novela tiene lugar en el siglo XIX, el siglo del dominio de la ciencia y los científicos. La nueva tiranía se realiza en la forma de derechos científicos, que dominan al mundo. Debido al hecho de que el fin de la ciencia es explicar en forma global y final, se puede preguntar ¿Por qué Von Holbach afirma que todos los errores humanos son errores de la física? Esta tiranía es terrible porque no depende del poder de cierto hombre. ¿Quién se atrevería a luchar contra las leyes científicas?98. Les cinq cents millions de la Bégum serían ante todo, la crucifixión de muchos imperialismos, ante todo el imperialismo de la ciencia, el responde a la verdad sin rechazo99. 94 W listach adresowanych do jego wydawcy, Verne opisuje swego syna jako byt charakteryzujący się przedwczesną perwersją; by, który uwydatnia absolutny brak uszanowania dla wszystkiego, co zasługuje na szacunek; byt, którego próżność przewyższa wszystko, co można sobie wyobrazić. Zob. P. Gondolfo Della Riva, Les deus Verne. À propos de la correspondance inedite entre Jules et Michel, „Europe”, 83, op.cit. s. 188. 95 W liście do ciotki Honorina pisze: „Wyślijcie nam różańce przez Piusa IX błogosławione [...] chyba nawracają one Michela, który jest skończonym diabłem [diable-à-quatre], zawsze krzykliwy i wściekły. Zob. M. Moré, Les très curieux Jules Verne. Le problème du père dans les Voyages Extraordinaires, Paris 1960, s. 189. 96 Les cinq cents, s. 23. 97 Mimo że jego sposób ujmowania problemu upadku rodziny różni się zasadniczo od podejścia Verne’a, w celu dokonywania analizy porównawczej tego problemu warto przeczytać artykuł Rudolfa Biniona pt. Fikcja literacka jako społeczna fantazja: europejski kryzys rodziny w latach 1879-1914, [w:] T. Pawelec (red.), Psyche i Klio. Historia w oczach psychohistoryków, Lublin 2002. 98 L. Boia, La mythologie scientifique..., op.cit., s. 16. 99 N. Wagner, op.cit., s. 120. SOY LA NODRIZA DE LAS HETAIRAS DE ESTERKA. HAY DOS GRUPOS A SABER: LAS HETEROSEXUALES Y LAS BISEXUALES... A VECES LOS PURRETES DE LA CALLE ME VISITAN - Y LAS AVES QUE VIENEN DE MUY LEJOS. ♈♌♎♉♃♇ ⚤ El odio del que fundó Stahlstadt no es política ni ideológica. La maldad de Schultze no finca en los principios nacionales ni en formas diferentes - que se contradicen entre sí - de civilización. Cuando el Profesor subraya las características celtas de Marcel, esto es la falta de racionalidad100, no tiene nada en común con algun sistema de civilización liberal 101, a la cual hay que destruir por motivos políticos. Antes al contrario. La maldad y el odio del Profesor son una reacción ciega de carácter bio-fisiológico, la subordinación a un derecho que no se puede rechazar, apto para la explicación y la justificación de cada acontecimiento histórico. Y precisamente por este motivo la mounstruosidad de Schultze es enorme. A pesar de todas las apariencias y estereotipos out of date, el positivista destruye sin pasión y sin furia, m ás bien lleva consigo un organismo imperfecto Para él el valor de una mosca y un hombre es la misma. Todo el universo se cosifica. No hay diferencias ontológicas entre los seres porque no hay ningún ser - en el sentido clásico de esta palabra. Solamente hay seres vivos luchando permanentemente por la supervivencia y la autoconservación. No es una casualidad que jest Schultze en su último e inconclusa orden, escribe que después de la destrucción de la [ciudadFrancia] quiere que le manden los cuerpos del doctor Sarrasin y Marcel Bruckmann porque quiere ver y conservar los dos cadáveres [un oficial de las SS en un campo de exterminio] 102. La colección de esqueletos, descuartizar, investigar, clasificar. Preparar el camino para el progreso indefinido. La novela Les cinq cents millions de la Bégum es una obra multidimensional, permite al lector interpretar de diversas formas. Nos referimos a la destrucción del saber. Son abogados estos, los que se apoyan en el a next of kin, dice el doctor Sarrasin, el heredero de una fortuna mounstruosa 103. En la novela se describe en forma irónica las siguientes maniobras, chantaje y la estrategia de los abogados, percibir el momento adecuado, cuando el cliente está [cuit à point], acepta cualquier proposición104. Les cinq cents millions de la Bégum es la crítica de la modernidad - Verne lleva a cabo una vivisección del sistema que dominaba a Europa. Las consecuencias son graves, el darwinismo social (la supervivencia del más apto) y el determinismo biológico, y una religión profana la cual requiere una subordinación absoluta. . 100 Les cinq cents, s. 128. M-H. Huete, op.cit., s. 77. 102 Les cinq cents, s. 232. 103 Op.cit., s. 14. 104 Les cinq cents, s. 58. 101 El capítulo XIX Un affaire de famille – se nota la intervención de Hetzel, la atmósfera de esta obra es macabra y enfermiza. La patria, el patriotismo, la sociedad, la familia, el hombre todo desapareció bajo el peso de la modernidad, la cual dispersa en lugar de unir, destruye en lugar de unir. Les cinq cents millions de la Bégum muestra las raíces de este gran mal Oliver Stone - JFK Mistrust. This is when you find it hard to trust others and their intentions towards you, even though you can’t find any or enough evidence to prove your suspicions. Interpersonal sensitivity. You judge other people’s nonverbal language negatively and assign negative meanings to their comments. Ideas of reference. These are false beliefs that random or unrelated events are directly connected to you and can involve paranoia. Persecutory. You think someone or something is mistreating, stalking, or trying to harm you or someone close to you. You might repeatedly complain to legal authorities. Health care providers classify this type of paranoia as a delusion. un militar debe desconfiar Vg. de la información proporcionada por el ENO La esquizofrenia (del griego clásico σχίζειν, skhízein «dividir, escindir, hendir, romper»; y φρήν, phrḗn «entendimiento, razón, mente») es un diagnóstico psiquiátrico que abarca un amplio grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizado a menudo por conductas que resultan anómalas para la comunidad y una percepción alterada de la realidad. ¿regresion mental? Un cuadro cubista 2025 La teoría, generalmente acreditada a un trabajador de la Comisión Warren, Arlen Specter (más tarde ejercería como Senador), estableció que una sola bala, conocida como "Warren Commission Exhibit 399" (también conocida como "CE399"), ocasionó todas las heridas no fatales tanto en el presidente Kennedy como en el Gobernador John Connally. La herida fatal que dio en la cabeza del Presidente fue causada por otra bala. DALLAS NOV. 22 (UPI) -- TRES BALAS FUERON DISPARADAS A LA CARAVANA DEL PRESIDENTE KENNEDY EN EL CENTRO DE DALLAS.. JT1234PCS Somos las hetairas de Esterka 💜😝 POLONIA NECESITA A UN PRESIDENTE COMO JOHN F. KENNEDY Y NO EL PELOTUDO DE ANDRZEJ DUDA (wątpliwość) 😛🔜 SEE YOU LATER!