6) Hayek, F: “El uso del conocimiento en la sociedad”. Christian Gadea (5.272.786-2) - Melisa Reboiras (4.180.715-4) ¿Qué problema pretendemos resolver cuando tratamos de establecer un orden económico racional? Ésta es la pregunta que motiva el razonamiento de Friedrich Hayek, principal exponente de la escuela austriaca del pensamiento económico y reconocido con un Premio Nobel en 1974. Tanto dicha pregunta, como los caminos elegidos para responderla tienen una vinculación estrecha con el contexto, antecedentes del autor y por supuesto con la ideología de la propia escuela austríaca donde nuestro protagonista participa de su tercera generación, siguiendo la tradición de Carl Menger, fundador de esta corriente del pensamiento. Es inevitable aquí, plantear las principales ideas de esta Escuela, para poder entender el razonamiento del propio Hayek que lo guía a la respuesta buscada. A modo de resumen y sin entrar en detalles, podemos destacar elementos centrales como el individualismo y el subjetivismo metodológicos, el marginalismo, el papel de la utilidad marginal decreciente en la demanda, los costos de oportunidad, la estructura temporal del consumo y la producción, los procesos de aprendizaje y de descubrimiento, y la decisión individual como acto de elección en un contexto incierto. A modo de anticiparnos al siguiente desarrollo, podemos mencionar que la explicación de Hayek del fenómeno económico como un problema de coordinación incluye teoría de precios, del capital y del dinero. Plantea la realidad económica como un orden espontáneo más que un esfuerzo deliberado y que el mercado es el proceso que permite la coordinación, aunque con fallas (descoordinación intertemporal y crisis por planes de inversión). Siguiendo la idea del orden espontáneo, Hayek insiste en que las ciencias sociales deben enfocarse en el estudio de las acciones individuales, y que dicho orden sea fruto de acciones humanas no de instituciones diseñadas. De esta manera, nuestro autor irá más allá de la búsqueda implacable de muchos otros economistas sobre la mejor explicación del comportamiento de la economía, criticando por igual tanto posturas socialistas como posturas neoclásicas y keynesianas. Su perspectiva parte de la base de que los problemas de maximización (y por ende, los problemas que impliquen el uso de las matemáticas con el fin de ser “científicamente” correctos) no se centran en el verdadero foco que la economía debería discutir, el verdadero problema económico con que se enfrenta la sociedad. Pero antes de entrar en detalle en este “verdadero problema económico”, proponemos realizar una síntesis del razonamiento de Hayek, respetando su camino hacia la conclusión, siendo ésta la respuesta al verdadero problema que pretendemos resolver al intentar establecer un orden económico racional. El problema del uso de los bienes El primero de los problemas a resolver que Hayek identifica como una respuesta tentativa a la cuestión principal de su trabajo es el problema sobre: ¿cuál ha de ser el mejor uso de los medios disponibles? Entendido como un problema de optimización, la literatura clásica no se cansará de responder a esta interrogante como: las tasas marginales de sustitución entre cualesquiera dos mercancías o factores han de ser las mismas para todo uso que se haga de ellas. Esta conclusión analítica, según Hayek, estará alejada completamente de una respuesta satisfactoria, ya que considera que se parte de cálculos económicos con una insuficiencia de datos relevantes para su completa consideración del conjunto de la sociedad. Y he aquí una de las principales discrepancias que Hayek tendrá con la tradición clásica del problema de un orden económico racional. Para él, el carácter del problema viene determinado por el hecho de que el conocimiento no se da en forma concentrada o integrada, “sino solamente como fragmentos dispersos de un conocimiento incompleto y frecuentemente contradictorio que todos los individuos poseen por separado”. Para Hayek este problema se trata más bien de cómo garantizar el mejor uso de los recursos por cualesquiera miembros de una sociedad para conseguir fines cuya importancia sólo ellos conocen. De alguna manera esto no sólo NO nos deja una respuesta al problema del uso de los bienes, sino más bien nos traslada la interrogante hacia el siguiente tema a discutir. El problema de la responsabilidad Aquí la pregunta es: ¿quién ha de llevar a cabo la planificación del uso de los medios disponibles? Para Hayek, el sistema más eficaz será aquel que consiga ofrecer las mayores posibilidades respecto a la utilización más completa de los conocimientos disponibles. Siguiendo con la idea que teníamos en el apartado anterior sobre la multiplicidad de conocimientos existentes, en “La fatal arrogancia” Hayek justifica que las motivaciones de los individuos son indefinidas, es decir su accionar no siempre es consciente o deliberado, y esto se debe a dos cuestiones. En primer lugar, el surgimiento real de nuestro conocimiento es entendido por Hayek como el resultado de un proceso de análisis crítico del cúmulo de los conocimientos que, a través de anteriores generaciones, nos han llegado. Hayek afirma que “ese proceso de selección que alumbra determinados usos y hábitos morales es capaz de tomar en consideración mucha más información acerca de la realidad circundante de lo que pudiera lograrse a través de la directa interpretación de los acontecimientos”. En segundo lugar, y como continuación de la primera, las tradiciones recibidas facilitan a los individuos la “adaptación a la desconocida evolución de los acontecimientos”, es decir, en su análisis de información, los individuos toman decisiones, ayudados con el abordaje de datos y abstractas señalizaciones, en el proceso de cambios que la economía presenta. Estos cambios en la economía, no son más que la estructura del conjunto de comportamientos generados por las adaptaciones de los individuos a esas señales parciales y fragmentarias. Para sintetizar estas ideas, lo que Hayek intenta demostrar es que existen conocimientos parciales y exclusivos a los individuos que no pueden ser interpretados, observados o poseídos de manera generalizada por un planificador, y éstos conocimientos van más allá del espectro científico. Éste conjunto de conocimientos Hayek los reconoce como el “conocimiento de las circunstancias situacionales y temporales específicas”. Nuestro autor trae a modo de ejemplo el caso de los conocimientos derivados de la práctica de un individuo en su trabajo en una fábrica. Conocer cómo rentabilizar al máximo una máquina, como optimizar las capacidades de alguna persona o cómo poner en circulación mercancías almacenadas son ejemplos de un conocimiento socialmente tan útil como el conocimiento de mejores técnicas alternativas, y sin embargo es exclusivo de cada individuo particular y no se deriva de ningún problema que la ciencia pueda resolver. Dado que este tipo de conocimiento por naturaleza no puede formar parte de las estadísticas ni, por tanto, ser transmitido a ninguna autoridad central, Hayek insiste en que es este conocimiento el verdaderamente relevante a la hora de estudiar la economía, dando lugar a una nueva reformulación del problema a resolver. El problema de la adaptación al cambio La siguiente pregunta no sólo responderá este nuevo problema que nos planteamos, sino que también será la respuesta al anterior, ya que de él derivamos esta nueva interrogante. Además nos ayudará en la resolución del primer problema que nos planteamos y nos llevará por fin a sintetizar cuál es el tan esperado “verdadero problema económico”. Si aceptamos que el principal problema de la sociedad es el de cómo adaptarse rápidamente a los cambios de determinadas circunstancias de espacio y tiempo, ¿quiénes están familiarizados con el conocimiento directo de los cambios relevantes y de los recursos disponibles en ese momento para hacerles frente? Hayek responderá que “no hay posible alternativa planificadora a semejante proceso capaz de auto-organizarse y adaptarse a lo desconocido… más que la del mercado”. La justificación a ésta afirmación que Hayek realiza en la última de sus obras se resume a los siguientes puntos que desprendemos del seguimiento que hasta ahora venimos haciendo de su razonamiento: · La existencia del conocimiento “de las circunstancias temporales y situaciones específicas” implica la imposibilidad de la aproximación científica (o estadística propiamente hablando) a resultados optimizadores para la sociedad. · La centralización de la toma de decisiones no admite el uso de superiores cuotas de información que la descentralización permite, rechazando cualquier receta sugerida por el constructivismo racionalista. · “La específica información que se halla al alcance de cualquier actor sólo podrá ser aprovechada por éste si es libre para tomar sus propias decisiones”. · “El mercado es el único mecanismo descubierto hasta ahora capaz de facilitar a los diferentes actores esa información que les permite evaluar las relativas ventajas de la alternativa utilización de aquellos recursos de cuya existencia y específicas características tienen conocimiento directo”. En resumidas cuentas, y respondiendo a las preguntas que nos hemos planteado, Hayek encuentra en el mercado el único sistema capaz de realizar de la manera más eficiente el uso de los medios disponibles, capaz de auto-planificarse de la manera más óptima, y lo considera además el mejor sistema que se adapta a los cambios específicos en cada momento del tiempo. Conclusión Llegados a este punto, la única respuesta que nos queda por responder es ¿cuál es el problema que pretendemos resolver cuando tratamos de establecer un orden económico racional? Ese problema a resolver será nada menos que responder: ¿quién controla la multiplicidad de conocimientos y su comunicación entre agentes a través de señales? Nótese que esta última pregunta es la respuesta a la cuestión que origina este trabajo, más Hayek no se queda aquí sino que buscará una respuesta para esta interrogante. Una vez que aceptamos al mercado como el mejor sistema porque es “la economía del conocimiento con que opera… lo poco que los participantes individuales necesitan saber para poder actuar correctamente”, ¿cuál es ése factor que amalgama la información que los individuos necesitan en forma de señales para actuar de manera óptima en su búsqueda de sus propios intereses? Hayek responde: “en un sistema en el que el conocimiento de los hechos relevantes se halla disperso entre varios individuos, los precios pueden actuar como elementos de coordinación de las acciones individuales llevadas a cabo por diferentes sujetos”. Para él, es el sistema de precios y su comprensión el mecanismo de transmisión de información donde los individuos, sin intervención, interpretan y actúan conforme el conocimiento relevante que poseen. El sistema de precios permite a los individuos ajustar sus actividades a cambios de los que puede ser que nunca lleguen a saber más que lo que se refleja en el movimiento de los precios, haciendo de éste mecanismo el eslabón perfecto que conecta las circunstancias originales de un cambio en la economía con cada agente. Los individuos no necesitan conocimiento perfecto (ni lo poseen), sino que tan sólo interpretando las señales que lo alcanzan por medio del sistema de precios puede tomar las decisiones más eficientes conforme a sus intereses. Ahora bien, Hayek admite que los ajustes derivados del uso del sistema de precios puede que nunca sean “perfectos” en el sentido en que los entiende el economista en un análisis de equilibrio, pero del estudio de su correcta interpretación encontraremos quizá las respuestas a todas las interrogantes del conocimiento económico. Para Hayek, serán “engreídos” aquellos que estén convencidos de poder realizar de mejor manera que el mercado una reconstrucción del orden natural existente. También afirmará que la raíz más profunda del error cientista es su falsa suposición de poder justificar, proyectar y aprehender racionalmente la realidad. “La extraña tarea de la economía es mostrar a los hombres lo poco que realmente saben acerca de lo que se imaginan que pueden diseñar”. Referencias bibliográficas: Hayek, Friedrich (1945): Artículo “El uso del conocimiento en la sociedad”. Revista “American Economic Review”. Hayek, Friedrich (1988): Libro “La fatal arrogancia. Los errores del socialismo”. Perdices de Blas, Luis (2003): Libro “Historia del pensamiento económico”. Screpanti, Ernesto y Zamagni, Stefano (1993): “Panorama de Historia del Pensamiento Económico”, Oxford Univesity Press. Cap 5.