WAR GAMES MATRIX Daniel H. Valsecchi I.Introducción: Hoy es cosa común mencionar el tema y el “hecho” de la violencia materializada en el aumento de la delincuencia. De la mano de “comunicadores sociales” tenemos frente a nosotros un panorama inquietante. Indices, estadísticas, cuantificación de robos, lesiones y asesinatos, nos dan la impresión de que estamos sufriendo un asedio. Los atacantes son ellos, los otros los marginados, grupos de marginados, de inadaptados que conforme a algunas interpretaciones serían producidas por la misma sociedad. Entonces entran en juego conceptos tales como “responsabilidad social”, “condiciones estructurales”, etc. Por otra parte, los factores socioeconómicos son puestos de manifiesto como agentes catalíticos. La disociación entre objetivos propuestos (e impuestos) y las vías aceptadas para la conquista de los mismos es esgrimida por sociólogos y criminólogos como hecho desencadenante. Siglo XXI – la guerra Rusia-Ucrania – Pregnancy during the War. El phoetus escucha el ruido de las bombas, los gritos. El cambio in the Matrix – el vientre es un falo. La mano es el sector erógeno. Un sujeto sexual. La infancia robada ( En los Campos de Concentración) – The Devil's Playground. Lo escrito tiene validez. En Polonia, el que gana plata está en otra. La foto fue tomada en un lugar desconocido. Una provocación sutil. La de la foto no es una polaca. Y muchos, masturbatio. Muchas son las posiciones sustentadas. Sin embargo, es posible encontrar una suerte de denominador común: la existencia de un sistema social funcionando con pautas con orientación marxista (clasista con su correlato: las articulaciones entre base y superestructura) o con modelos de corte total – funcionalista, por ejemplo Talcott Parsons y su teoría del sistema social, la cual podría ser conceptualizada – sintetizando mucho – como una máquina inteligente. Simplificando, estas serían las dos corrientes dominantes. Empero, en ambos casos, se verifica un sistema dotado de coherencia interna. En el caso marxista, las claves interpretativas son la dialéctica como motor de la sociedad y de la lucha de clases como principio activo, además de los elementos especulativos y teleológicos (inclusive metafísicos) las cuales desembocarían en un “fin de la historia” intratemporal. La violencia es la consecuencia de la opresión de las clases dominantes. Existe una relación entre la violencia opresora y la violencia liberadora (la violencia de arriba engendra la violencia de abajo). Para la corriente funcionalista, el adecuado rendimiento de la máquina inteligente se logra por medio de la optimización de la vinculación de los inputs y los outputs. La violencia se visualiza como desajuste con respecto al “sistema”. La expresión “conducta desviada” es el indicador de los comportamientos alejados a lo standarizado, es decir lo que está sometido a pautas. Si, de acuerdo con Parsons, un sistema social para su funcionamiento comporta un sistema culturalmente estructurado y compartido1, las desviaciones son subjetivadas por aquellos que se resistan a la conformidad, desafiando a los controles sociales. [My Womb is for You!] Nótese que, en ambas corrientes se mantiene lo expresado, es decir la existencia de una estructura con determinadas pautas y mecanismos de funcionamiento y lo más importante: un mínimo de consenso con respecto al significado de una serie de términos que van desde lo general, un sistema, por ejemplo hasta lo más técnico y particularizable, v.gr. el control social. Dicho de otra forma: existe un conjunto de parámetros más o menos claros, operando como puntos de referencia. Más todavía: puede aseverarse que la disponibilidad de absolutos – inclusive en las versiones marxistas – la violencia, la delincuencia, serán subsumidas en los puntos de referencia consensuados. Así se concreta la posibilidad de una u otra criminología como asimismo una u otra sociología del conflicto. A nadie le importa hoy el mecanismo del sistema Ahora bien, partiendo de la base de que en la Argentina de hoy (1997) existen determinadas formas de violencia, me pregunto si las teorías existentes explican la realidad en forma satisfactoria. No. Las teorías son insuficientes para explicar la situación actual. En función de este discrédito intentaré describir en las páginas siguientes las características de una violencia que se diferencia de las clásicas concepciones. Y a renglón seguido trataré de delinear un esquema de análisis para comprender mejor estos fenómenos. 1 T. Parsons, El Sistema Social, Madrid 1984, pag, 17. 2. Una primera aproximación al problema Como paso preliminar, antes de describir al objeto (la nueva violencia) debo hacer lo propio con el contexto. Estimo que el marco de la Argentina presente es de naturaleza post-moderna. Dejando de lado, por razones de método y de espacio, la cuestión de la génesis de esta concepción en este caso particular – por ejemplo, una indagación acerca de las concatenaciones entre antecedentes y consecuentes, los dadores de previsibilidad al fenómeno – puedo afirmar que la post-modernidad como contexto cultural es, por una parte, una sumatoria de fragmentos la cual tiene por remate una pérdida de sentido tal como surge de la diagnosis weberiana de la modernidad – en rigor de verdad, el epitafio de la Weltanschauung moderna. The Matrix – potra domada, mi ombligo es un falo. Por otra parte, la fragmentación lógicamente oblitera la ordenación espacio temporal (en especial el orden temporal: pasado-presente-futuro) la interrelación entre la fragmentación y la pérdida del sentido origina la disolución de todos los límites, ya sean geopolíticos (centro-periferia), topológicos (entre espacios semánticos), sociales (individuo-grupo), políticos (público-privado), como asimismo éticos (bien-mal). POLONIA EN LA PERIFERIA DEL MUNDO HISTÓRICO. En City Bell, en la casa maldita, en la alcoba el coito negro. Y todo estalló como una olla a presión. Todos se levantan temprano para ir al trabajo. Los medios de comunicación públicos están totalmente arruinados. La salvación consiste en vivir in the Matrix. Las mujeres grávidas son el refugio, una construcción de una noosfera positiva. Sujetos sexuales, una acumulación de zonas erógenas, en búsqueda de la madre normal. Muchas veces en el útero hay un parásito. Los plutócratas llegan en auto al lugar de trabajo. Y la realidad del que busca un empleo y no encuentra nada. Y la realidad estalló en la cabeza de los desocupados como una naranja podrida. En la calle una madre con su hijita en el cochecito, frunce el ceño cuando alguien mira. Polonia apuesta a la muerte. Y la historia sigue como un laberinto intrincado – cfr. Infra. El negocio de los materiales gráficos. Y las fotos son el antídoto. The honor to be a pregnant woman. Vienen al mundo en Polonia. Y a la escuelita, el camino del adoctrinamiento. La Fábrica de Shindler, etc. Mejor es evitar el contacto con la gente infectada con el virus del pasado. AGE RESTRICTION. THE MATRIX La violencia constituye un caso especial. Entendida desde la perspectiva que se remonta a autores como Hobbes o Rousseau, la violencia puede ser entendida en el ámbito de lo imprevisible, como lo no-social dentro de lo social. De acuerdo con Yves Michaud, la tarea autoimpuesta del pensamiento político clásico fue la de hacer desaparecer la violencia bajo las categorías específicas de lo calculable2. Esto presupone un sistema protegido por controles. El sistema existe merced a un umbral de consenso. Para decirlo de otro modo: que los límites como los que hemos mencionado se mantengan. Entonces, la violencia será desajuste, desvío, síntoma e inclusive enfermedad. Todos estos etiquetamientos remiten a un orden, un más allá compuesto por relaciones, roles, instituciones y pautas. [la posición de las manos] I invite you to visit my womb!] Ahora bien, si lo post-moderno expulsa la parodia a través del pastiche – esto es: la pérdida del 2 Y. Michaud, Violencia y Política – una reflexión post-marxista acerca del campo social moderno. Buenos Aires 1989, págs. 108-113. referente de saludable normalidad: lingüística, axiológica etc.3 No debe sorprendernos el hecho de que el mismo eclipse se haya producido con respecto al problema de la violencia. El pastiche homologa lo no-social (la enfermedad, el desajuste, el desvío) y lo social (las pautas, los controles) en forma simultánea. Inclusive un comportamiento al estilo de admirar a los grandes delitos y a los grandes criminales por el hecjo de que éstos desafían lo que en principio no puede ser desafiado 4, pierde todo su significado al desdibujarse su coherencia interna. Efectivamente, aquello que no puede ser desafiado – el recinto de normas e imperativos – se confunde con lo otro, con la trangresión misma. Tiene lugar una ὲπoχἡ, una puesta del mundo, de la totalidad social, entre paréntesis. La totalidad se reduce a lo básico: un conjunto de interacciones dentro de un espacio de experiencia abstracto. Estamos así más cerca de Hobbes y de su contractualismo y de su concepto de guerra civil (Bellum omnium contra omnes) que de Rousseau y contractualismo. Llevada hasta sus últimas consecuencias, esa totalidad sería una variante del Estado de Naturaleza hobbesiano: “puede cada uno matar a quien quiera… todos son iguales… Reina, por consiguiente la «democracia». Todos saben que cada uno puede matar a los demás. De ahí que cada uno sea enemigo y contrincante del otro...”5. Lo que antes era, dentro de los contextos clásicos o modernos, era «la» sociedad, «el» sistema, es decir lo que controlaba a lo otro, a lo no-social, dentro de la cosmovisión post-moderna es un campo de batalla, una tierra de nadie, la politización extrema, tal como lo concibió Mannheim: el universo de lo no-reglado6. [My rule, sex, orgasms] Entonces debo realizar una nueva lectura de lo cotidiano, debo cartografiar la realidad con otras escalas. Porque esto parece ser un retorno al mundo de los espíritus elementales de la tierra. No es un fin de la historia, tampoco es una nueva génesis. Antes al contario. Es la prolongación de un hiato, una suspensión, donde la inmovilidad es ausencia de cambio. Este campo de batalla es el ámbito de la política. Pero nadie puede efectuar modificaciones. Es un Verdún globalizado, tierra de nadie salpicada por escaramuzas – la objetivación de la inseguridad en el espacio geográfico. Pequeños combates que son circulares en su no-resolución. Así como los mecanismos de adaptación individual pertenecen a la “sociedad” (con todo lo que implica este término) la realización de la política en el orden Vgr. de la operatio aesthetica, es con respecto a una última finalidad es decir, la autonomía a conquistar. 3 4 5 6 F. Jameson, Ensayos sobre el Postmodernismo, Buenos Aires 1991, págs. 36-37. Y. Michaud, Op.cit., págs. 135-136. C. Schmitt, El Leviathan en la Teoría del Estado de Tomás Hobbes, Buenos Aires 1990. págs. 101-103 K. Mannheim, Ideología y Utopía – Introducción a la Sociología del Conocimiento, México 1993, págis. 101-103. Pero si la sociedad se licúa y la política se reduce a un fenómeno reglado por la gramática de Verdún y la lógica de Darwin – la supervivencia del más apto en el Estado de Naturaleza, entonces todas las taxonomías existentes pierden su fuerza significativa y necesitan una nueva revisión. THE MATRIX... La política se convierte en el arte del movimiento puro. Tomo un referente europeo. Según Alan Minc, “el poder pertenece al que asegura la supervivencia y[…] la violelncia constituye la forma más natural de relacionarse [...]”7. Dice este autor que en la periferia de las grandes urbes están surgiendo barrios extraterritoriales. Allí los traficantes de drogas posibilitan la supervivencia y los inetgristas la pertenencia8. Esto quiere decir que un subsistema existe en el seno de otro. No hay enfrentamiento directo, sino más bien indiferencia. Por otro lado, empieza a tomar forma lo que Minc entiende como el triunfo de las sociedades grises, zonas de indefinición conceptual y descontrol fáctico. Una regresión a la Ley de la Selva9. My womb is for you! Pongo por caso una expresión trivial: casa tomada. La misma sugiere invasión, estado de guerra. Aquí vale lo que dice Minc: que el vocabulario es el primero en dar fe de las nuevas realidades 10. Casas tomadas, asentamientos ilegales, villas miseria: son las fortalezas, verdaderos «agujeros negros» sociales que absorben el conflicto de escala mayor y devuelven sólo epifenómenos desconectados. Por este motivo propongo la expresión microguerra civil. Un conflicto en estado puro, globalizado, que impregna la totalidad social con una duración indefinida y con una intensidad muy baja – no por ello deja de ser sangriento. Esto se ajusta al siglo XXI en la Argentina. Conflicto que es una modalidad de lo político porque, en última instancia, lo que subyace y permanece igual a sí mismo es el deseo de supervivencia. Es en efecto de la ruptura de la cadena de significantes y de la imposibilidad para recomponer la misma. Todos son presentes instantáneos. Es el sobrevivir aquí y ahora, siendo los mismos idénticos en su indefinida repetición. En abril tocamos fondo, el rebote, y la 'V' Milei es un Kamikaze. Congruentemente con lo expresado, puede decirse que las fronteras se diluyen – otra licuación de conceptos – no para desaparecer sino para impregnar todo el espacio de experiencia. Frontera como lugar lógico-geométrico del conflicto y del desgaste. La totalidad es frontera porque la totalidad es fricción, hipertrofia de un proceso social disyuntivo. Se agotan las referencias claras con respecto al significado de los términos conjunción y disyunción. 7 8 9 10 A. Minc, La nueva Edad Media – el gran vacío ideológico. Madrid 1994. páginas 107-108. Op.cit. pág. 109. Ibidem, pág. 86. Ibidem, pág. 88-89 3. Las interpretaciones En este particular contexto es posible hablar de un teatro de operaciones archipielágico. En efecto, así como Jünger ve en la arquitectura la intrusión de lo bélico en la ciudad – bancos comerciales convertidos en alcázares blindados11, autores como Enzensberger, interpretan los barrios a los que sólo se puede acceder con pase especial (barrios privados) y que poseen barreras, cámaras electrónicas y guardias armados, como la reconstrucción del Limes romano, destinado a protegerlo del asalto de los bárbaros12. Empero, no debe perderse de vista lo siguiente: la diferencia que existe entre los constructores de la muralla y los «bárbaros» no es ontológica sino meramente crematística. Los primeros pueden pagar la seguridad, los segundos no. En síntesis: Ricos vs. Pobres. Quizás esta sea una de las pocas discriminaciones – si no la única plausible al dia de hoy. El único obstáculo contra la democratización absoluta de la existencia. Los que pueden pagar protección impiden el pleroma de la guerra de todos contra todos. [en POLONIA HAY BARRIOS PRIVADOS. Todavía no hay saqueos][↑] PREGNANCY, MOTHERHOOD, ORGASMS, MASTURBATION – SOY ACTIVA IN THE MATRIX – SE QUE ESTÁS CALIENTE CONMIGO. Y LA HISTORIA: the Matrix – infra. No hay abortos, todas estamos programadas, y todo es una idea, una metafísica del deseo multifacético. La vida social se redujo a cero. Y la posibilidad de encontrar una ocupación – un empleo digno, y no la explotación de un ser humano, en condiciones miserables. Sin calefacción, sin ascensor, las aulas sucias... sin cuidadanía, una pelota de trapo. The Matrix en Polonia, es una gran sala de tortura. La propiedad matemática, y la mala adaptación a los cambios de situación: POLONIA SE ESTANCÓ EN 1939. Mirar para otro lado: hacia Otrava – WALK! Limpieza. Los medios de transporte y el apelotonamiento de los pasajeros... 11 12 E. Jünger, Sobre el Dolor. Barcelona 1995. pág. 47. H.M. Enzensberger. Perspectivas de Guerra Civil, Barcelona 1994, pág. 51. Estoy programada: SEXO DURO CON HOMBRES MADUROS. Dentro de nuestro ámbito específico, Norberto Ceresole habla de «seguridad privada», la cual sería más significativa que la seguridad «pública» en lo que concierne a cantidad de efectivos y poder de fuego. Conforme a este autor – politólogo y sociólogo – se estaría desarrollando una verdadera guerra social civil, es decir una guerra de ricos contra pobres13. Empero, Ceresole utiliza categorías que se hallan en franca crisis, tales como Estado, Público, Privado, Social. Fundamentándose en 13 N. Ceresole, Subversión, Contrasubversión y Disolución del Poder – Guerra y Sociedad en la Argentina Contemporánea - un País entrópico en un Mundo Apolar, Buenos Aires 1996. páginas 27-31. Nb. Ceresole tuvo que retirar un libro de su autoría que niega el holocausto: la cifra sionista: 6.000.000. Otra cifra: 4.500000. Dirty Work! Minc, sostiene que la única manera de controlar a una sociedad gris, es por medio de una neomafia privada. En el futuro, pues, se entablarían batallas entre dicha neomafia y los bolsones de resistencia de una sociedad pública14. Más todavía. Nuestro autor imagina un liderazgo de los caudillos del viejo interior argentino que intentarían restaurar forma de liderazgo político para rescatar un espacio nacional del poder15. Las esperanzas de Ceresole no toman en cuenta la difuminación progresiva de todos los límites. Por otra parte, la microguerra civil como lugar lógico del conflicto idéntico a sí mismo en su superposición de significantes inconexos, es en efecto un agujero social en el sentido que ya he explicado – la devolución de epifenómenos desconectados – y también en el sentido omniabarcador que posee. Acaso se esté aproximando el momento en que sea absolutamente imposible la «toma de distancia», que el conjunto de interacciones se tranforme en una única e inamovible forma de ser, que impedirá a los hombres – tomando el ejemplo de Jon Elster16 - es dejar de cumplir sus respectivos papeles en la realización de una bandera viviente (sistema) durante un sempiterno desfile patriótico, donde el que se eleve para mirar el panorama (toma de distancia) no tendrá nada que ver, donde nadie indagará acerca de la orfandad de sentido del hecho de tener que formar una bandera (sistema) que nadie puede ver. La totalidad es frontera (área de frición y desgaste). El mundo urbano es la tierra de nadie. En otras palabras, sociología comteana cristalizada: física social en el más literal de los sentidos. Fuerzas actuando, acciones y reacciones, estímulos y respuestas gobernados por el instinto de supervivencia. No obstante, si para Jünger el Trabajador y el Soldado Desconocido fueron las grandes figuras de nuestro tiempo, las cuales encontrarían la superación en el Emboscado, es decir el individuo aislado entregado al aniquilamiento17; puedo forzar los conceptos, tratar de definir a los sujetos del drama de la microguerra civil, no como simples fuerzas sin como anónimos emboscados, hombres que ingresan en el bosque (tierra de nadie) para vivir sin las ataduras del sistema pero aceptando la posibilidad permanente de ser muertos por cualquiera que los encuentre. ¿No es esta una forma de dar el coup de grace a los límites y a los puntos de referencia? Inclusive algunos vislumbran pautas de signo contrario en las escaramuzas de la microgerra civil: LA GRAN FIGURA ES LA MUJER ENCINTA... 14 15 16 17 Op.cit. Pág 32. Ibidem, Pág 32. J. Elster, Tuercas y Tornillos – una introducción a los conceptos básicas de las Ciencias Sociales. Barcelona 1991. págs. 125-126. E. Jünger, La Emboscadura, Barcelona 1993. pág. 59. LA DE LA FOTO NO ES UNA MUJER POLACA – Polonia es un país reaccionario. “El vandalismo… Ataca a las cosas, los instrumentos a fin de arruinarlos, mancharlos, inutilizarlos… este saqueo a menudo está ritualizado, es una transgresión al mismo tiempo que una infracción, expresa un rechazo confusamente formulado, significa la ruptura de un vínculo social débil y no aceptado; produce una especie de goce, un sacrificio de las cosas, un culto ridículo al desorden”18 ¿Una búsqueda patológica de sentido en un mundo que se ha desmoronado? ¿lo circular o la reificación? Por el momento sólo disgregación: “Poco a poco, en la calle se van acumulando las basuras. En el parque aumenta el número de jeringuillas y de botellas de cerveza destrozadas… los colegios aparecen con el mobiliario destrozado, los patios apestan […] Neumáticos pinchados, teléfonos públicos inutilizados, coches incendiados. Estos actos espontáneos exteriorizan la rabia por todo cuanto todavía está entero, el odio contra todo aquello que aún funciona”19 El mismo Enzesberger ve en ese odio una forma de autoaborrecimiento. La destrucción como autodestrucción y la oscura certeza de no tener nada que ofrecer como alternativa. Otra faceta del desgaste. La pérdida de los referentes, la imposibilidad de organizar la experiencia. La lucha por la supervivencia implica combatir en la primera línea. Ya no se trata de elaborar derechos subjetivos sino de pertrecharse para resistir violentas acometidas. En una ambientación, como la estoy describiendo, la noción de derecho subjetivo (tengo derecho...) se desdibuja. El aniquilamiento de toda norma y de toda seguridad hace lo propio con los derechos. “Sólo puede triunfar quien es apto para sobrevivir. El resto, criaturas apocadas en su perplejidad, en su falta de sincronización con la nueva cosmovisión – en la post-modernidad lo que hagan o dejen de hacer tiene poco o ningún significado”20. 18 19 20 G. Balandier, El Desorden. La Teoría del Caos y las Ciencias Sociales – Elogio de la fecundidad del movimiento. Barcelona 1993. pág. 192. H.M. Enzesberger, Op.cit., pág. 47. J. Lyotard, La condición post-moderna, Buenos Aires 1991. pág. 36-37. Vanas ilusiones. El caso argentino se destaca. La discronía con respecto al mundo histórico lo único que consiguió fue retrasar la hora del derrumbe. En 1941 Pitirim Sorokin prefiguraba las notas distintivas de la crisis que recién cobraba formas definibles: la dicotomía entre el antropocentrismo y la disociación entre teoría y práctica (the Culture of man’s glorification and degradation), la ruptura de la unidad y el consiguiente perecimiento de los “grandes relatos” (chaotic syncretism) y el fallido intento de superación de dicha ruptura por medio de la precedencia del gigantismo sobre la calidad de las producciones de una cultura herida de muerte (the Culture of quantitative colossalism)21. EL PHOETUS INVERTIDO DEBIDO A LOS ALARAIDOS Por el contrario, en la Argentina y durante mucho tiempo, apuntalábamos los metarelatos a la fuerza. Inclusive en épocas políticas revulsivas – el período 1960-1982, la lucha era la imposición de escalas de valores y estilos de vida (expresiones que en 1987 suenan arcaicas y hasta 21 P. Sorokin, The Crisis of our Age, Oxford 1992, págs. 196-208. extravagantes). Estos conflictos permitían la distinción precisa. Era la modernidad en acción, la prepotencia de querer organizar el todo social. También era «el» Estado, que en esa época aún ejercía “… esa peculiarmente sagrada y erótica, cuasi fascinación combinada con disgusto”22. Era el Estado con E mayúscula, el referente de los referentes, la organización de las organizaciones. Era el tiempo del Estado-Fetiche, es decir el Estado capaz de convencer y justificar el destino de sus súbditos… y de sus víctimas. El Estado-Fetiche, armado con un fantasmagórico arsenal de imaginería supletoria: escudo, bandera, himno, cenotafio. El Estado Fetiche, succionador de su propia representación imaginaria, gigante que absorbía en sí lo que representaba. Durante los años 1960-1982 había lucha, coflicto, violencia, pero con reglas más o menos definidas. Existían objetivos a conquistar. Existía lo teleológico. Si el paradigma de lo establecido – encarnado en el Estado Fetiche – poseía una escala de valores, una Weltanschauung impuesta a rajatablas como la única opción ofertada a una inquieta clientela política23. THE MATRIX SEX ¿Qué es lo que ha quedado hoy después de este largo y sangriento derrotero? En primer lugar, una disociación. Además de la descripción que he ensayado sobre lo post-moderno en acción, puedo decir que, por un lado, el Estado permanece a título desecho, elemento relictual percibido históricamente. Por otro lado, y al mismo tiempo, la muerte de este Estado: el desmoronamiento del Estado-Fetiche y el consecuente descubrimiento de la realidad emergente – una arista de lo postmoderno en acción, es decir “un conjunto de individuos humanos conectados a una compleja red de relaciones”24. A la Argentina hay que reconstruirla de la NADA. En segundo lugar, un desencanto. En efecto, el derrumbe puso a los hombres frente a s í mismos. La valía de dichos hombres calificarían las reacciones como emboscados o meros sujetos interactivos. ¿Qué combates se pueden esperar en estas circunstancias? Aparentemente estaría obturada la vía para la repetición de conflictos similares a los del pasado. Esto es así porque es 22 23 24 M. Taussig, Un Gigante en Convulsiones – el mundo humano como sistema nervioso en emergencia permanente, Barcelona 1995. pág. 144. S. Colás, Postmodernity in Latin America – The Argentine Paradigm, North Carolina, páginas 121-126. M. Taussig, Op.cit., pág. 146. evidente la impotencia para legitimar discursos. Y esta impotencia se ha generalizado: “Ya no queda el menor vestigio de la aureola heroica de los guerrilleros, partisanos y rebeldes. Antaño pertrechados con un bagaje ideológico y respaldados por aliados extranjeros, hoy la guerrilla y la antiguerrilla han acabado independizándose. Lo que queda es el populacho armado. Todos estos autoproclamados ejércitos, movimientos y frentes populares de liberación han degenerado en bandas merodeadoras que apenas se diferencian de sus contrincantes”25 He hecho referencia al Estado y su carácter presente de formación relictual. Asimismo su oponente de los años 1960-1982 – simplificando al máximo: la revolución – existe hoy un detrito remanente. Esto significa que se verificaría la disgregación post-moderna: una cultura de fragmentos. Ahora bien, es posible imaginar la interacción de esos objetos culturales, relictos dentro de un espacio al cual llamaré: inconsciente colectivo (en un sentido diferente al de Mannheim y Jung) concebible como una extrapolación de lo individual a lo social – asumiendo los riesgos y aún la impropiedad, de esta clase de transposiciones. Partiendo de este presupuesto formularé la siguiente hipótesis: Entendiendo lo post-moderno como sumatoria de fragmentos, la microguerra civil que creo ver perfilada y en crecimiento, también es una sumatoria, un compendio de estrategias y tácticas: guerra de fragmentos de fragmentos… Los componentes de dicha sumatoria quizás haya que buscarlos en los huecos más profundos de nuestro inconciente colectivo y también en los residuos de nuestra memoria histórica. Los conflictos sangrientos del período 1960-1982.(esto incluye a la Guerra del Atlántico Sur), tal vez influyan en nuestras conductas y actitudes cotidianas. Siguiendo las ideaciones de Freud26, el relicto cumple el papel de lo «desalojado» que intenta penetrar dentro de nuestra realidad como formación sustitutiva y los fragmentos desconectados de la historia harían las veces de símbolos mnémicos, los cuales nos obligan a comportarnos de una determinada manera, neuróticamente, recordando las dolorosas vivencias del pasado, sin podernos liberar de ellas. En el año 1974 en la ENP N° 2 Mariano Acosta, un concurso. El maestro preguntó: ¿Cuál es la capital de las Islas Malvinas? Pasé a frente y escribí Puerto Stanley. Los relictos actuan caóticamente, lo mismo que los fragmentos de la historia, siendo imposible ordenarlos, sistematizarlos. La adición de fragmentos de fragmentos, bien podría rotularse – teniendo en cuenta la perspectiva freudiana – como guerra ecolálica, repetición patológica multiforme de un conflicto (complejo) no resuelto satisfactoriamente. Es aquí donde tal vez arraigue la causa profunda del vertiginoso cambio de una Weltanschauung por otra (en menos de diez años). Polonia está cerca de una guerra. Lo falso y lo verdadero es lo mismo. El bombardeo de información es abrumador. La higiene mental para zafar de este este ataque de ideas contradictorias. Muchas modificaciones. Y un texto no arregla la situación reinante en Ucrania. 25 26 H.M. Enzenberger, Op.cit. Págs. 16-17. S. Freud, Obras Completas. T VI. Cinco Conferencias sobre Psicoanálisis, Buenos Aires 1986, págis. 13-17. I am in the MATRIX – My BODY is For You! TeEn síntesis el Estado perdió su E mayúscula. También perdió su enorme fuerza legitimatoria. El estado se privatizó y esto es la antítesis del fetichismo. Por su parte el contrincante – lo insurreccional – perdió consistencia interna a raíz de la devaluación de «su» enemigo. Y del hecho de estar también lo revolucionario sumergido en el mismo ámbito de fragmenmtación. La privacidad implica desregulación. Si la seguridad se desregula, lo mismo el estado y el todo social, la violencia formará parte de ese proceso y la Ley de la Selva será la cúspide de dicho todo. Los comunicadores sociales quienes entre sus más conspícuos agenciamientos poseen el poder de dosificación o la diseminación calculada de información. ALMA MAHLER: Freud ist an IDIOT... La guerra de trincheras, humedad, ratas. MOTHERHOOD PREGNANCY SEX ORGASMS DREAMS THE MAGIC TRAVEL ���� old video game! THE MATRIX. ESTAMOS LEJOS DE LOS CONFLICTOS THE MATRIX SEE YOU LATER! MY BODY IS FOR YOU! ☺♥...............................