Uploaded by Octavio Colmenares

en contra o a favor

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Tomar una posición: Estar en contra o estar a favor
Hoy en día en nuestro México se nos impone en toda conversación y en cada
momento, que tomemos una posición con respecto a los temas de masa deforme en
que está sumida la política nacional o los temas sociales como la inseguridad, la
actitud en redes, o la educación: temas que sacuden al país. Aun más, nos piden
que tengamos una idea o posición clara sobre los temas que están en la opinión
pública sobre cualquier evento de la política mundial. Hay que tomar una posición
clara: a favor o en contra.
Bajo el lema de “todo está clarísimo de acuerdo con…”, no se acepta la costumbre
de pensar uno mismo y poder generar una idea personal. El tratar de discernir sobre
los temas para contrarrestar posturas radicales genera una incertidumbre, el matiz
de la incertidumbre lleva a la duda y ésta, con frecuencia, en este mundo agitado
puede ser fatal o por lo menos a la descalificación.
Les doy un ejemplo. Hace algunos días durante una cena entre varios exalumnos del
ITAM, uno de ellos con ideas radicales, dijo: “…los mejor que le puede pasar a
México es que AMLO muera…” Al yo cuestionarlo por su posición, no solo radical
sino de violencia, me dijo “…es que prefiero tener a un Bolsonaro o a un Pinochet
que a este loco.” Posición más radical creo que no había oído antes y era obvio que
el resto de la mesa (ex-ITAM) deseaba que yo apoyara su postura. La discusión fue
bastante desagradable con posiciones radicales e ambas partes, la mía en apoyo a
las políticas de AMLO y él con su teoría del dictador bueno. Eso si pensamos que
Pinochet fue un buen tirano y que AMLO si está revirtiendo todos los problemas que
nos dejaron años de malos gobiernos.
El punto es que lo que se pide de los participantes es que se debe optar ya, sin
muchos remilgos, por unos o por otros. De manera urgente. A favor o en contra de
Maduro, de la estrategia para detener el huachicoleo y lo relacionado con el robo de
hidrocarburos, del manejo de PEMEX, de la respuesta a TRUMP, de la legalización
de la marihuana, de los expresidentes, de los inmigrantes, de los independistas
catalanes, de lo que sea pero eso sí: a favor o en contra; con la Ley o con los
corruptos; con los que protestan o a favor de los que guardan silencio de manera
aprobatoria. Todos los días, a cada momento nos enfrentamos a la posibilidad de
realizar este tipo de elecciones. Las personas, que los medios consideran
informadas, se reconocen al instante por eso: siempre que se les pide (y cuando no,
también) tienen su opinión de inmediato, no piensan la respuesta, más bien esta ya
está preparada para dársela a la audiencia a favor o en contra de lo que sea.
La comunicación digital hace que ahora comunidades y países enteros estén
informados de los acontecimientos en la casa del vecino o de un poblado a miles de
kilómetros de distancia y de esa vorágine ya no hemos podido salir en ningún
momento. El curso de la historia y sus catástrofes junto con la sociedad globalizada
se han visto aceleradas de forma inédita por distintos factores y eso hace que tomar
partido ya no es solo una posibilidad sino una obligación.
Por eso, deberíamos defender nuestra libertad de pensar nuestras posturas respecto
a las continuas preguntas e inquisiciones diarias, más aun cuando las circunstancias
del tema de la pregunta no pueden ser analizadas. Se debe poder impugnar los
términos en los que se plantea la pregunta para que nuestra opinión de este trucada.
Muchas veces carecemos de voluntad para la satisfacer muchas de nuestras
necesidades básicas y sin embargo se nos acumulan montones de cuestiones
banales de actualidad sobre las que nos piden o debemos pronunciarnos, muchas
veces cayendo en la trampa y dedicándoles a menudo tiempo y discusión con quien
lo ignora casi todo. La atención que le dedicamos a esos temas bajo la influencia de
aparatos complejos pero sencillos de operar que nos señalan con claridad la medida
en que nuestra opinión a favor o en contra opera minimiza el tiempo de aquellos que
nos incumben más directamente.
He aquí un grupo de temas sobre los que nuestra vida diaria en México nos piden
tomar partido. Lo haremos con la advertencia de que en cada uno se desarrolla la
debida costumbre de pensar y de esta forma tomar una posición. Espero contribuir
con estas notas a fomentar esa actitud de pensar antes de escupir el palabras sin
haber sido razonadas de manera consiente. Yo también soy hijo de este tiempo. La
pregunta ¿entonces, qué hacemos? O ¿si tú fueras el personaje central como
habrías actuado? Es una forma de iniciar el razonamiento de tomar una posición.
Peor por supuesto, no hay respuesta a esa pregunta; por lo menos planteada de ese
modo. Pues ese es el problema: que nos vemos abocados a la inacción cuando
pensamos qué hacer y consideramos que quienes tienen el poder de actuar no
saben lo que hacen.
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