Uploaded by Sergio Augusto Cáceres Peña

Neuroarquitectura

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Neuroarquitectura – Neurociencia
Belén Moneo (contact@moneobrock.com)
Arquitecta
Moneo Brock Estudio de Arquitectura
Neuroarquitectura
El impacto que tienen en los usuarios los espacios que diseñamos los arquitectos es un aspecto verdaderamente esencial en
nuestro trabajo y de gran interés para nosotros. Temas como el efecto del color, que ya en su día fue identificado por la Bauhaus
como esencial para la estimulación de los sentidos, o la arquitectura emocional descrita en el manifiesto de Mathias Goeritz, nos
adelantan algunas de estas preocupaciones.
La responsabilidad del arquitecto
al proyectar un edificio
Al comenzar mis estudios, asistí a una
conferencia de D. Francesco DalCo, en la
cual explicaba la definición etimológica de
la palabra proyectar. Mientras explicaba el
término, construía una imagen de algo
que era lanzado al mundo como un proyectil cargado de esperanza y expectativas, y que aterrizaría en algún lugar de la
tierra donde generaría un impacto del cual
el arquitecto es responsable.
Y es cierto: proyectar conlleva profundas implicaciones sociales que incluyen la
manipulación de vastos recursos materiales, la realización de ciertas necesidades
humanas básicas no sólo de refugio, sino
también de otras que son intangibles
como son la memoria y el ritual. No en
vano la arquitectura y su entorno construido conforman el escenario para todas
las actividades asociadas con nuestra historia y nuestra cultura.
Pero volviendo al tema principal, la
Neuroarquitectura, en su artículo titulado
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“Cómo puede la Neurociencia influir en la
Arquitectura” el arquitecto Thomas Fisher, explica lo poco que realmente sabemos sobre la interacción de estas dos
disciplinas, a pesar de que nuestros edificios se generan en nuestros cerebros, y
por lo tanto en nuestros cuerpos, y de que
nosotros estamos el 87% de nuestros
tiempo dentro de los edificios. Los dos
campos tratan con estructuras bellas y
complejas –edificios y cerebros– pero
Fisher, igual que nosotros, se pregunta
cómo se genera el espacio arquitectónico
y cómo afecta éste a la actividad neuronal. Mientras, reconoce que la neurociencia puede informar, pero no determinar, la
solución arquitectónica, dada la variedad
de condicionantes a los que ésta está sujeta.
Dicotomía Arquitecto-ingeniero vs.
Arquitecto-artista
Todos sabemos que el diseño y la arquitectura son campos en los que se
combina la expresión artística con las
exigencias del conocimiento constructivo y la producción técnica. Por el lado
del arquitecto-ingeniero, nos encontramos con una serie de conceptos operativos que podrían parecer derivaciones
naturales de nuestras obligaciones éticas: funcionalidad, eficiencia estructural
y constructiva y por supuesto, (hoy más
que nunca) sostenibilidad ambiental y
socio-económica.
Pero aquí entra el arquitecto-artista.
Más allá del estricto análisis numérico del
rendimiento de un edificio, el puzle que
supone el momento de conceptualizar un
diseño resulta a su vez en una forma, en
una materia plástica con una determinada
estética.
Está claro que criterios de funcionalidad y utilidad no son directrices suficientes para la práctica de la arquitectura y
que en algún momento del proceso, el
valor cualitativo, el juicio plástico, debe
ser decisivo. Nos preguntamos entonces
si es la condición estética de la Arquitectura, entendida como la síntesis de todos
los condicionantes que la han integrado,
la clave para entender su efecto en las
personas.
Neuroarquitectura – Neurociencia
El juego como estrategia
creativa = estimulación del visitante
Cuando nos propusieron diseñar el
jardín del 12 de octubre, nos pareció un
proyecto muy bonito. Los niños ingresados por cáncer en el hospital, unos 7.000
al año, pasan por allí. La azotea estaba inutilizada y hubo que adaptar el espacio a
este nuevo uso. Esta bonita iniciativa fue
idea de la Fundación Juegaterapia y ha
sido una experiencia maravillosa, especialmente porque sabemos que los niños
que lo usan, realmente lo aprecian. Ahora
pueden salir desde su colegio en el hospital, a jugar al aire libre. Junto con “Juegaterapia”, creemos que el juego –que es
fundamental en la vida de todo– es aún
más importante en su vida, por los efectos
curativos que ofrece.
Nosotros nos imaginamos niños para
dibujar este proyecto. Queríamos que hubiera flores, peces, colores, caminos, columpios, sombras, figuras, círculos…
espacio para correr y jugar… montar en triciclo… El juego nos guió la mano y el lápiz.
El juego puede considerarse como estrategia creativa para el propio arquitecto.
Por un lado, el momento creativo
puede ser un momento de disfrute, puede
parecerse a un juego en su complejidad y
en el sentido de que muchas veces tenemos que inventarnos las reglas del juego,
del encaje de bolillos y con ellas hay que
construir un puzle. Por otro lado, el juego
generador y sus reglas, han quedado impregnados en el Proyecto. Y la percepción
del carácter lúdico de un edificio, estimula
la experiencia fenomenológica del usuario.
todo juego es, antes que nada una actividad libre…”el juego y por extensión, el
mundo de la cultura, sólo es posible
cuando el hombre funciona libremente en
un margen de seguridad proporcionado
por la satisfacción de sus necesidades.
Algunos proyectos reflejan mejor que
otros esta condición lúdica de sus espacios, del momento creativo plasmado en
la arquitectura. Pero sabemos gracias a la
Neuroarquitectura, y parafraseando a Fisher, que las personas mayores y seguramente las demás también, se benefician
de estar en espacios complejos, aquellos
que son novedosos y estimulantes.
Sobre la Fenomenología, parecido, pero
no igual a la Neuroarquitectura
Veamos un fragmento del Manifiesto
de arquitectura emocional que el artista
alemán afincado en México, Mathias Goeritz, publicó en marzo del 1954.
“El arte en general, y naturalmente
también la arquitectura, es un reflejo del
estado espiritual del hombre en su tiempo.
Pero existe la impresión de que el arquitecto moderno, individualizado e intelectual, está exagerando a veces, quizás por
haber perdido el contacto estrecho con la
comunidad, al querer destacar demasiado
la parte racional de la arquitectura.
Pide –o tendrá que pedir un día– de la arquitectura y de sus medios y materiales
modernos, una elevación espiritual; o simplemente dicho: una emoción, como se lo
dio en su tiempo la arquitectura de la pirámide, la del templo griego, la de la catedral gótica –o incluso– la de palacio
barroco. Sólo recibiendo de la arquitectura
emociones verdaderas, el hombre puede
volver a considerarla como un arte”.
En su libro sobre la arquitecta italobrasileña Lina Bo Bardi, la académica Mara
Sánchez Llorens escribe: “Nos concierne la
arquitectura (de Bo Bardi) donde habita el
juego como posibilitador de las buenas relaciones con las demás personas, lo que
implica que a mayor conciencia lúdica,
mayor posibilidad de comprenderse a sí
mismo y comprender el mundo (conocimiento).”
El juego es un mecanismo proyectual,
que luego utiliza el proyecto arquitectónico como facilitador de la acción colectiva. O como explica Johan Huizinga: “la
cultura humana brota del juego” y además
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Neuroarquitectura – Neurociencia
Hace tiempo, los arquitectos reconocieron la importancia primordial que las
cualidades del espacio arquitectónico tienen sobre la percepción, los sentidos y el
cuerpo humano. Desde entonces la comprensión y el conocimiento fenomenológico de la Arquitectura se han asentado y
este enfoque ha sido una revelación liberadora para muchos arquitectos.
Bajo estos parámetros, la experiencia
fenomenológica de la arquitectura se traduce en que algunos profesionales se ven
a sí mismos como artistas trabajando libremente. Impulsados por el deseo de
que su trabajo sea juzgado en los mismos
términos de experiencia fenomenológica
en la que ellos se ven inmersos; estos profesionales esperan que su lenguaje arquitectónico se construya sobre aquellas
características espaciales y materiales que
la propia obra genera. Trabajando de esta
manera, la paleta de colores de la que dispone el arquitecto se convierte en un abanico de impactos sensoriales tan amplio
como se pueda imaginar y el papel de la
intuición se magnifica.
Academia de Neurociencia para Arquitectura.
Explica Elsa Punset que esta disciplina:
“Empieza a arrojar indicios interesantes para ayudarnos a comprender cómo el
hábitat en el que vivimos afecta a nuestra
salud física y mental. No se trata sólo de
intuir que el color o el espacio tienen un
impacto sobre nuestro estado de ánimo.
Se trata de ir un paso más allá e indagar
sobre qué efecto específico tienen los espacios sobre el estrés, las hormonas y el
tipo de pensamientos que generamos. Actualmente se está investigando la relación
entre espacios amplios y pensamiento
Pero aun cuando aceptamos que hay
un abismo entre lo que quieren expresar
unos arquitectos y otros, aun así debemos
ser capaces de poder discutir cuales son
los mecanismos operativos para la transmisión de una idea arquitectónica.
Esto querría decir que ,para que podamos descifrar y apreciar el significado de
una obra de arquitectura, debemos acercarnos a ella por medio de lo conocido y
familiar, antes de que ésta pueda sorprendernos.
Neuroarquitectura, una nueva ciencia
Volvamos a la Neuroarquitectura que
ya es una disciplina emergente en Estados
Unidos, y que cuenta incluso con una
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Conclusión
Al final, nuestra tarea como arquitectos y diseñadores es compleja, y la máxima
de la buena práctica arquitectónica siempre ha sido la de estimular al visitante en
muchos sentidos. Por un lado somos una
profesión que aporta un servicio, mientras
que por otro lado sabemos que nuestro
trabajo conlleva la posibilidad de generar
espacios transformadores y que la obra es
más que un mero ejercicio de funcionalidad neutral.
Creemos que debemos simultáneamente dar soluciones satisfactorias a los
usuarios y a la vez expandir sus horizontes. Debemos facilitar sus necesidades
funcionales y en el proceso sorprenderles
y captar su atención. Consideramos que
en esto consiste hacer buena arquitectura.
Sobre el significado y su comunicación
Cuando un edificio tiene la capacidad
de transmitir ideas a un público, es importante reconocer que el contexto en el que
se hace tal lectura es vital para el significado. En palabras de George Baird,“si queremos que se registre, el mensaje debe ser
de alguna manera sorprendente ,pero no
completamente inesperado”.
nar si el análisis de la Neurociencia podría
ayudarnos a crear espacios que potenciaran y aumentaran la capacidad de nuestro
cerebro.
creativo; sobre el poder misterioso de la
naturaleza para estimular tanto la concentración, como la curación de las personas tras una enfermedad; o sobre el
impacto de los edificios y muebles con ángulos afilados sobre la amígdala, implicada en los procesos de defensa y
agresión del cerebro. Se trata pues de descubrir y reconocer de forma consciente el
impacto, positivo o negativo, del espacio
que nos rodea en nuestras vidas, en nuestra creatividad, en nuestros ánimos.”
O aún más, Zeisel nos invita a reflexio-
Nuestra esperanza es que los usuarios
así sorprendidos –y por lo tanto motivados– consideren la experiencia arquitectónica o del espacio como una experiencia
memorable. Seguramente con el tiempo la
nueva disciplina de la neuroarquitectura,
podrá comprobar que la buena arquitectura –que se preocupa de que los espacios
estén conectados con la naturaleza, con
luz natural, buena ventilación, bien organizados espacialmente, con color y textura– es aquella que más estimula nuestro
cerebro. Y quizás también pueda demostrar que el acto creativo entendido como
un juego desarrollado con libertad, es
aquel que nos ayuda a producir espacios
más innovadores, atractivos y estimulantes para nuestras neuronas.
Bibliografía
– Fisher, Thomas. How Neuroscience Can
Influence Architecture.
– Goeritz, M. (1953). Manifiesto de Arquitectura Emocional. Mathias Goeritz, 323-24.
– Sánchez Llorens, M. (2010). Objetos y
Acciones Colectivas de Lina Bo Bardi (Tesis Doctoral, Universidad Politécnica de Madrid).
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