Uploaded by Francisca Salamanca

trabajo etico sin modificaciones

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Planteamiento del problema
La violencia obstétrica es un tipo de violencia de género, que está caracterizada por el mal uso del
poder que tiene el personal médico en general sobre una mujer. Por un lado, tenemos todas las
acciones que puedan constituirse como maltrato verbal o físico, y por otro son todas las
intervenciones innecesarias que se hacen a las usuarias que están en un estado vulnerable. (1-2)
La violencia obstétrica ha sido invisibilizada, desde el momento que en Chile aborda la maternidad
mediante el modelo biomédico, el cual es centrado en los factores de riesgo sin considerar la
experiencia de la maternidad. En sus comienzos, la profesionalización de la obstetricia
desvalorizaba los saberes de las parteras que fue desplazado por la ciencia, segregada en género y
jerarquía. La especialidad de obstetricia se interesó por el desarrollo de la gestación, y el proceso
del parto considerándolo un fenómeno mecánico. (1) Las practicas realizadas en el contexto de la
salud enfatizan en la medicalización y patologización de sus procesos reproductivos, produciendo
en la mujer la perdida de la autonomía, traduciendo dichas costumbres en episiotomía sistemática,
la maniobra de Kristeller, la cesaría sin justificación, la rotura de la membrana, el uso de oxitocina
sintética para alterar las contracciones uterinas, los tactos vaginales reiteradas, son algunos
procedimientos que las mujeres han mencionado que les ha afectado, siendo no solo estas praxis
las que han sufridos, sino también las practicas con impacto psicológico que dejan marcas por
malos tratos. (2)
Es importante visibilizar la relevancia de la violencia obstétrica, ya que esta se constituye de una
discriminación de género y una violación de los derechos humanos, desde el enfoque de los
derechos sexuales y reproductivos. Para muchas de estas personas la atención ginecológica puede
llegar a ser una experiencia traumática, debido a que se tiene el pensamiento predeterminado que
el personal de salud debería cuidarlas y no infringir un daño hacia quienes se encuentran en un
momento totalmente vulnerable. La vulnerabilidad es un actor importante en este tema ya que esta
puede estar determina por diferentes factores externos, según PRODEMU (Promoción y
Desarrollo para la Mujer) que trabaja con 27.000 personas que han sufrido violencia obstétrica
declara que las mujeres con educación básica incompleta han vivido la represión de expresión de
dolor y emociones al parir (58%), también un 39,8% de las 27000 personas, no tienen educación
media completa, lo que las hace estar vulnerables a este tipo de violencia oculta, lo que quieren
decir estos porcentajes que la educación es fundamental para evitar este tipo de violencia, debemos
educar a los usuarios sobre lo que está bien y mal respecto a su atención para que esto no suceda
esto.(9).La calidad de atención de salud del sistema chileno se basa por criterios socioeconómicos, factores
sociales, factores culturales, variables sociodemográficas, etc. (3-4)
Según las Organización Mundial de la Salud, recomiendan que los países no superen un 10% a
15% de cesáreas del total de partos que se atienden cada año, pero cifras que han alertado han sido
la realización de cesarías en Chile con una tasa del 59%, que esa por sobre de la recomendación
de la OMS (5-6)
Conforme a los resultados que se pudieron de la primera encuesta sobre la violencia obstétrica en
Chile se evidencia que en la muestra constituida por 2.105 mujeres de todas las regiones de Chile
el 79,3% de las mujeres cree haber experimentado alguna forma de violencia obstétrica. (8)
La percepción de estas personas es que las han tratado como infantes o muchas veces han sido
anuladas por parte del personal médico, la atención recibida por este personal hace que la persona
se sienta aún más vulnerable de lo que se encuentra por prácticas como la realización de
procedimientos sin algún consentimiento informado previamente, o como el hecho de no poder
estar acompañadas durante el parto o la atención médica. (7)
La violencia obstétrica en el sistema de salud chileno se encuentra de alguna forma naturalizada,
lo que favorece a que dichas prácticas se sigan realizando, esto no permite visibilizar la VO por
parte del sistema de salud a estas personas. Estas malas prácticas se seguirán realizando si no se
capacita correctamente al personal de salud y los imaginarios sociales, ya que estos factores están
estrictamente ligados con la violencia obstétrica. Si esto
sigue invisibilizándose habrá más personas con consecuencias graves resultantes de este tipo de
violencia, como lo son consecuencias mentales y físicas de las personas que la experimentan. (7)
La atención obstétrica puede convertirse en violencia cuando se actúa desde un enfoque, que, en
lugar de garantizar la dignidad y derechos de la persona durante su proceso reproductivo, se genera
un abuso y se atenta en contra de la salud, desde una mirada biomédica, dejando de lado el proceso
emocional.
Los daños ocasionados por la violencia obstétrica son múltiples y severos, llegando incluso a ser
irreversibles. Algunas de estas consecuencias son físicas, que pueden ser leves o incluso pueden
llegar a la muerte, también hay consecuencias psicológicas, que son producto de la violencia física
o la agresión verbal que consiste en burlas, humillaciones, insultos, entre otras cosas acciones que
se dan por una relación de desigualdad entre la usuaria y el personal de la salud. Cabe mencionar
que los daños que se mencionan también pueden repercutir en familiares y el entorno de la víctima.
Aunque no se perciba a simple vista, entre el 30% y el 60% de los afectados por violencia obstétrica
tienden a desarrollar trastornos que afectan a su salud mental, es decir, se ven expuestos a
depresión, estrés, angustia, impotencia, soledad, baja autoestima, entre otras cosas. Las personas
que han pasado por esta situación normalmente manifiestan sentirse sin poder sobre si mismos, al
haber sido vulnerados.
Una consecuencia de la violencia obstétrica es el desarrollo de depresión postparto, trastorno de
estrés postraumático y problemas de apego con el bebé.
Se entiende por violencia obstétrica física toda acción o procedimiento no imprescindible en la
atención, o que se hizo sin consentimiento de la persona, además se incluyen las negligencias hacia
necesidades del dolor y también la negación a un tratamiento. Algunas consecuencias pueden ser
la episiotomía, las hemorragias, las cesáreas injustificadas, las maniobras ilegales, la inducción del
parto, entre otras cosas que hacen del parto una experiencia traumática.
Ser testigo de la violencia obstétrica también genera traumas, e impotencia al no poder defender a
la persona vulnerada. Una de las formas de ejercer esta violencia sobre familia y acompañantes,
es no permitir la entrada al parto.
Cómo mencionamos antes, los daños que ocasiona la violencia obstétrica pueden ser múltiples y
severos para las personas que se han visto envueltas en este tipo de maltrato proveniente del
personal de salud que, en el contexto social actual, justifican este tipo de acciones por la sobrecarga
laboral, el estrés, la falta de personal, entre otros. Lo que no justifica la violencia y el hecho de que
las personas queden con una desconfianza en el sistema de salud.
Se trata de un problema grave de salud pública y del respeto hacia los derechos humanos, en Chile
se encuentra en un estado de alerta por la gran proporción de mujeres que refiere haber sufrido de
alguna forma VO. Chile se estaría encontrando en una gran deuda con las mujeres y sus derechos
en donde al no tomar mayores medidas contra estas prácticas, contribuyendo de manera activa a
su normalización, siendo la sociedad quien ha creado asociaciones que se dedican a estudiar y a
apoyar a mujeres en la VO, cumpliendo con un rol propio del estado. (4)
El rol y el papel que tiene la matrona es de suma importancia, puesto que son las que se encuentran
en primera línea con esta problemática, donde se deben cortar los patrones y dejar atrás el legado
de mala reputación que precede a la profesión por la violencia ejercida. Para hacer el cambio,
enfatizamos mucho en la promoción del parto humanizado y personalizado, ya que este prioriza el
respeto y el empoderamiento de la mujer, poniéndola en el centro de atención y bajo el control de
su parto con un equipo médico que trabaja para apoyar el proceso que está viviendo sin intervenir
y siendo un observador. Debemos dejar atrás el enfoque biomédico y dar cuenta que la mujer tiene
un rol central en todos los aspectos de este proceso, y tiene el derecho de participar en el
planeamiento, desarrollo y evaluación de la atención y dar cuenta de las opciones que tiene, todo
esto con el fin de erradicar el maltrato. Este tipo
de parto trae ventajas tales como mejor apego con el recién nacido, recuperación más rápida,
menos probabilidades de tener depresión postparto e incluso tiene consecuencias a largo plazo
tales como relaciones familiares más sanas y duraderas. Cada día hay más concientización de lo
importante que es el parto respetado y tanto en el mundo como en el Chile se hace el esfuerzo para
romper con los paradigmas, capacitando al personal, educando a las madres e incluso creando un
proyecto de ley que respalda a las mujeres en este proceso.
Objetivos
Objetivo General: Analizar cómo se ejerce la violencia obstétrica en entornos hospitalarios y cómo
las personas han sido afectadas por este problema.
Objetivos específicos:
 Investigar experiencias y percepciones de personas que han sido violentadas en el
transcurso de su embarazo.
 Medir el impacto que ha generado la violencia obstétrica, incluyendo la salud
mental, físicas u otros problemas obstétricos.
 Identificar qué factores hospitalarios son los que influyen para que la violencia
obstétrica se siga ejerciendo.
Marco teórico
La violencia obstétrica afecta directamente a la libertad y a la autonomía de estas personas que han
sido violentadas, no toman en cuenta en su capacidad de tomar sus propias decisiones, así como
también se pasa a llevar la falta de consentimiento informado, ya que se debe tener la voluntad de
la persona antes de realizar alguna práctica médica. Esto respalda que ninguna persona puede ser
sometida a alguna prestación de salud durante en la gestación, preparto, parto, postparto o aborto,
tampoco en las atenciones ginecológicas y sexuales. (10)
Toda persona gestante o no gestante tiene el derecho a la información, así como la completa
libertad de poder decidir libre e informadamente en los aspectos relacionados en el ámbito de
salud. (11)
Estas actitudes paternalistas de los profesionales de salud que se toman contra las personas
potencian lamentablemente la desigualdad entre hombres y mujeres, ya que está violencia va
dirigida especialmente a mujeres. (11)
En la violencia obstétrica no se cumple la obligación moral de hacer el bien a otras personas, aquí
se considera violencia obstétrica todo acto de dañe, denigre, lastime o cause la muerte en la mujer
durante el embarazo, parto y puerperio. Se debiese de hacer entrega del mayor beneficio siempre
para procurar el de la persona. La mujer en este caso puede determinar lo que es mejor para ella
de acuerdo a su cultura, creencias, valores; estos valores pueden o no coincidir con el punto de
vista médico. En la VO no se cumple el dialogo con la mujer para poder comprender lo que ella
estima beneficioso para ella y su futuro/a hijo/a, por ende, no se respetan las decisiones que toma
la persona. (15)
La acción de violencia ejercida hacia la mujer en contexto clínico, por parte bienestar del personal
de salud vulnera los derechos que pueden tener consecuencias físicas, psicológicas y/o daños en
la moral. El personal que practica este tipo de vulneraciones falla en labores básicas de su profesión
como; la asistencia, atención integral, respeto de la dignidad, igualdad, autonomía y la entrega de
atención de calidad, cualidades y principios que cualquier profesional de salud debería tener, sin
infringir daño intencionalmente, sobre todo con la confianza que entregan las usuarias.
Los usuarios en el sistema de salud deben recibir tratamiento y cuidados basados en sus
necesidades, procurando entregarles información completa y comprensible sobre su salud, además
de dejarlas participar activamente en las decisiones relacionadas con su cuerpo. La atención debe
adecuarse a las demandas, culturas y creencias que las usuarias tengan, respetando en todo
momento sus necesidades. La atención integral debería ser un derecho para cada paciente y un rol
importante seria el del estado que pueda garantizar que cada mujer reciba el trato, la atención, el
respeto y la protección que merece, sin hacer diferencias. Actualmente no hay ley aprobada que
haga justicia a las demandas sociales en el contexto de
la violencia ejercida hacia las mujeres, puesto que la “Ley Adriana” es un proyecto que viene
gestándose desde el año 2018 y a la fecha sigue siendo un proyecto de ley, que por consecuencia
debería “establecer derechos en el ámbito de la gestación, preparto, parto, postparto, aborto, salud
ginecológica y salud sexual, y sancionar la violencia obstétrica” dicho esto nos deja una
interrogante, ¿Por qué se tardaría tanto en aprobar una ley que deba velar por la dignidad y
seguridad de las mujeres? (16)
En Chile, la Ley N° 20.584, conocida como la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes. Esta
ley establece los derechos y deberes de las personas que reciben atención de salud en instituciones
públicas o privadas en el país. Algunos de los derechos que garantiza incluyen el consentimiento
informado, la confidencialidad de la información médica, el acceso a un trato digno y respetuoso,
y el derecho a conocer su diagnóstico, pronóstico, tratamiento y alternativas disponibles. Además,
la ley también establece ciertas obligaciones para los pacientes, como proporcionar información
precisa sobre su historial médico y cumplir con las indicaciones del personal de salud para
garantizar una adecuada atención. Considerando las definiciones de la violencia obstetricia y la
declaración de mujeres que admiten haber sufrido dichas vulneraciones, podemos entender que
sus derechos no han sido validados, como el recibir un trato digno, ser atendidas con amabilidad,
calidad y seguridad entre otras, teniendo en cuenta esta problemática, se debería cuestionar la
vigilancia puesta sobre los servicios de salud, considerando que es un problema que afecta a una
gran cantidad de mujeres. (18)
Ley
Cuando este tipo de violencia sucede, la persona que está siendo dañada tiene el derecho de
hacer una acción legal en contra tanto del establecimiento como del personal de salud que la
agredió independiente si es físico o verbal, para hacer esta acción legal debe acogerse a la ley
20.584 de es la que regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con
acciones vinculadas a su atención en salud, donde en sus artículos habla expresamente sobre lo
que deben hacer los funcionarios de la salud como en el Artículo 5: En su atención de salud, las
personas tienen derecho a recibir un trato digno y respetuoso en todo momento y en cualquier
circunstancia. (13)
También esta ley dice en el Artículo 10: Toda persona tiene derecho a ser informada, de forma
oportuna y comprensible, por parte del médico, u otro profesional tratante, acerca de su estado de
salud, del posible diagnóstico de su enfermedad, de las alternativas de tratamiento disponibles
para su recuperación y de los riesgos que ello pueda representar, así como del pronóstico
esperado, y del proceso previsible del postoperatorio cuando sea necesario, de acuerdo con su
edad y condición personal y emocional. Asimismo, todo niño, niña y adolescente tiene derecho a
recibir información sobre su enfermedad y la forma en que se realizará su tratamiento, adaptada a
su edad, desarrollo mental y estado afectivo y psicológico. Aquí se puede observar la vulneración
de los derechos cuando a la persona que ha sufrido violencia obstétrica no le explican los
procedimientos que harán. (13)
Además, en bastantes de las ocasiones en que sucede esta acción violenta no se pide el
consentimiento a la realización de los procedimientos, y nuevamente no se respeta lo que dice la
ley en el Artículo 14: Toda persona tiene derecho a otorgar o denegar su voluntad para someterse
a cualquier procedimiento o tratamiento vinculado a su atención de salud. (13)
Asimismo, existe otro proyecto de ley que fue Aprobada generalmente en la Cámara de
Diputados, y desde noviembre en tabla, pero sin carácter urgente, se encuentra la Ley Adriana
que sanciona la violencia gineco-obstetra contra personas gestantes, una normativa que establece
derechos en el ámbito de gestación, preparto, parto, postparto, aborto, salud ginecológica y
sexual. La ley Adriana se pone sobre la mesa con el propósito de regular, garantizar y promover
derechos de las mujeres, las personas gestantes, los recién nacidos y la pareja durante el parto,
preparto y posparto. (14)
Metodología: revisión sistemática
Nuestra metodología de trabajo se basó en primer lugar encontrar un tema que fuera de nuestro
interés, el cual es la violencia obstétrica que está muy interconectado con la carrera que estamos
cursando en la actualidad, luego de este planteamos el problema, buscamos que es la violencia
obstétrica, y porque es un tema tan importante para investigar, además de plantear la magnitud,
relevancia social y como esto puede llevar a vulnerar los derechos de los usuarios que sufren esto.
Posteriormente elaboramos tanto un objetivo general como específico para esta investigación
donde se buscó que estos fueran claros y precisos, además que tuvieran un orden lógico y que
fueran de entendimiento de cualquier persona que lea esta investigación.
Más tarde se construyó el marco teórico donde se abordó la situación problema, el resultado de
análisis y todas las variables de importancia de esta investigación, pero aplicando los principios de
la bioética que son no maleficencia, justicia, beneficencia y respeto a la autonomía de las personas.
Después se realizaron los resultados y las conclusiones de la investigación, en los resultados se
planteó por qué sucede la violencia obstetricia en chile y América Latina, además de aportar datos
estadísticos para visibilizar como esto afecta a las personas y en la conclusión se describió lo que
deberían hacer los futuros profesionales de la salud, pero más abocado a la matonería,
especificando algunas acciones como promover la de sensibilidad, parto humanizado, crear más
espacio de diálogo, entre otras cosas.
Resultados
La medicalización y patologización del parto son de los problemas principales por los cuales el
personal de salud se siente con el derecho de vulnerar a la mujer, ya que siempre que se cumple el
fin es válido. (2)
En una revisión sistemática reciente, sobre la falta de respeto o el maltrato durante el parto en
América Latina, identificó una prevalencia durante la atención institucional del parto de 43%. Esta
medida no se diferencia significativamente según el tipo de hospital; público o privado. Si bien
existen pocos estudios en un contexto chileno, uno conocido indica que 92,7% de las mujeres que
participaron en el estudio informaron que se usaron prácticas comunes como la rotura de
membranas, el uso de oxitocina y la anestesia epidural. Un tercio de las mujeres de dicho estudio
informó estar descontentas con la atención recibida.
El objetivo de dicho estudio es informar acerca de los resultados de la primera encuesta sobre la
violencia obstétrica en Chile, de modo que se visibilice, y comparar la ocurrencia según el tipo de
servicio de salud en el que se ha atendido el parto. (2)
El estudio, de tipo descriptivo y transversal fue hecho entre diciembre de 2019 y mayo de 2020.
La población objetivo fueron mujeres de 18 años que habían tenido un parto en el sistema de salud
en Chile y que se encontraban dentro de territorio chileno. La muestra, no probabilística, quedó
compuesta por 2.105 mujeres que respondieron el cuestionario en su totalidad, y cuyas edades
varían entre 18 y 82 años. (2)
Los datos fueron obtenidos mediante la Primera Encuesta Nacional de Violencia Ginecológica y
Obstétrica en Chile (GINOBS2020). El cuestionario fue aplicado por una plataforma en línea y se
realizó una amplia invitación a contestar la encuesta, por redes sociales y contactos de diversas
organizaciones y colectivos feministas. Este cuestionario indagaba sobre una serie de variables
referidas al historial de atención ginecológica y obstétrica de las mujeres. En este estudio solo se
informan los resultados referidos a violencia obstétrica y en la porción de la muestra que comunicó
haber tenido al menos un parto. En el primer apartado se consultaba sobre variable
sociodemográficas (edad, orientación sexual, identidad sexual, nivel educacional, tipo de centro
donde se realizó el parto e identificación con pueblos originarios o como afrodescendiente, entre
otras). (2)
Se utilizó una escala de violencia obstétrica que consta de 14 ítems en formato Likert con
cinco opciones de respuesta (que van desde 1= No describe para nada lo que me ocurrió, hasta 5=
Definitivamente esto me ocurrió). Además, se consultó a las participantes acerca de una serie de
prácticas sistemáticas por parte de miembros del equipo médico durante el parto: rasurado de
genitales externos, la prohibición de tomar líquidos o comer durante el trabajo de parto,
permanecer acostada durante todo el parto bajo indicación, el uso de oxitocina para desencadenar
el parto, la rotura artificial de membranas, maniobra de Kristeller, el legrado o raspaje de útero sin
anestesia, la cesárea injustificada, tactos vaginales reiterados y la episiotomía. Es formato de
respuesta fue dicotómico, para detectar la presencia o ausencia del procedimiento. También se
consultó si se les había pedido firmar el consentimiento informado y en qué circunstancias. (2)
En el cuadro 1 se describe el porcentaje de partos realizados en el sistema público o privado para
cada categoría de las variables edad, nacionalidad, orientación sexual e identificación étnica, así
como los porcentajes de respuesta a la pregunta referida a si considera que sufrió de violencia
obstétrica durante su parto. (2)
Los resultados obtenidos indican que, de las 2.105 mujeres encuestadas, 79.28% considera que
experimentó violencia obstétrica durante su parto. Con relación a la institución en donde fue
realizado, la cifra aumenta a un 86,5% en hospitales públicos y desciende a 72,4% en clínicas
privadas. (2)
En el cuadro 2 se pueden observar los estadísticos descriptivos para los ítems de la escala de VO
utilizados, tanto para la muestra global como para las muestras divididas por la variable
relacionada con el centro donde se atendió el parto. Estos resultados indican que la percepción de
ser infantilizadas o anuladas por parte del equipo médico, la percepción de vulnerabilidad que sale
de este tipo de atención, el impedimento de estar acompañadas durante el parto y la realización de
procedimientos en ausencia de un consentimiento debidamente informado son las más frecuentes.
(2)
En el cuadro 3 se muestran resultados obtenidos sobre la consulta referida a la realización de la
serie de prácticas sistemáticas, anteriormente mencionadas, durante el parto. Dada la alta
frecuencia de realización de estas prácticas tanto en servicios públicos como privados, algunas de
las diferencias no resultan estadísticamente significativas. Entre las que sí lo son, se señala que, en
las instituciones públicas, estas prácticas suelen ser más frecuentes, sobre todo las referidas a los
tactos vaginales reiterados, la episiotomía, la compresión del abdomen al momento de los pujos y
la administración de medicamentos para “apurar” el parto. Entre las que se realizan con más
frecuencia en servicios privados (clínicas) que en públicos (hospitales), se informan las cesáreas.
(2)
Con respecto al uso de consentimientos informados referidos a los procedimientos realizados
durante el parto, se encontró que 55,4% de las mujeres declaran haber firmado dicho
consentimiento. Del mismo modo, 63% de este grupo declara que dicho consentimiento era claro
y preciso y que, por lo tanto, que lo entendieron. Del total de mujeres que firmó un consentimiento,
21,4% lo hizo en las consultas o controles previos al trabajo de parto y 24,3% tuvo que firmarlo
durante el trabajo de parto. Al desagregar estos datos por tipo de institución, se observa que 49,9%
de quienes se atendieron en hospitales públicos y 63,7% en clínicas privadas recuerdan haber
firmado un consentimiento; por otra parte, 53,2% y 71,9%,
respectivamente, consideran que la información entregada en el mismo era clara y precisa.
(10)
Los resultados del estudio en general indican que, en comparación con la prevalencia en otros
países, en Chile hay una alarmante proporción de mujeres que comunica haber sufrido violencia
obstétrica. Esto nos indica que la violencia es la norma y no la excepción. Se trata de un problema
grave de salud pública y de respecto a los derechos humanos. Ocho de cada diez mujeres han
padecido de violencia dentro del sistema de salud, revelando este espacio como una parte de la
continua violencia que mujeres sufren a diario. (10)
Se debe tomar en cuenta que, probablemente, estas cifras de violencia obstétrica hayan aumentado
durante el periodo de pandemia, con justificación de la distancia social incluyendo el separar al
bebé de la madre por la misma razón. Además, este estudio no incluye mujeres menores de 18
años, que de igual manera sufren violencia obstétrica dirigida a la edad en la que cursan su
embarazo.
Conclusión
Como futuras profesionales de salud debemos concientizarnos sobre la violencia obstétrica para
cambiar el modelo estandarizado que se usa a hoy en día, con un enfoque de género. Esta violencia
en particular se destaca por el abuso de poder que ejercen las instituciones y los profesionales de
la salud en contra de la libertad de la mujer. Se debe mejorar la atención en salud para que sea una
atención de calidad e integral, además entregar las herramientas necesarias para que profesionales
de la salud puedan detectar signos de violencia obstétrica. De esta forma cumplir protocolos
necesarios, pero que no resulten invasivos, arriesgados ni dolorosos, y con esto generar que los
partos sean realizados con un trato respetuoso, digno y humanizado.
Es necesario crear diálogos con las usuarias para realizar el intercambio de perspectivas y
percepciones, para evitar las interferencias comunicativas o bien la ausencia de la comunicación.
Seria de total ayuda para las mujeres que se creara un tipo o más tipos de plan de parto, ya que no
todas las mujeres desean tener a sus bebes de la misma forma. En este plan debería respetarse
totalmente la autonomía de la usuaria.
Un concepto que también sería beneficioso de implementar son los programas para visibilizar la
violencia de género y así potenciar la autonomía de estas personas. El reconocer que la violencia
obstétrica existe y es un problema sería la forma más viable de ayudar a que estos casos disminuyan
y que estas prácticas perjudiciales no se sigan ejerciendo. En la violencia obstétrica se vulneran
derechos fundamentales, por lo tanto, es necesario promover la sensibilización y consideración
sobre este tema, especialmente en los profesionales de salud, para poder modificar y cambiar estas
prácticas que violan los derechos de estas usuarias.
Se debe garantizar el derecho a la información completa relacionada a los tratamientos, recibir el
mejor trato posible por parte de los profesionales a las usuarias para garantizar una calidad de
atención independientemente de los diversos factores socioeconómicos o culturales que tenga esa
usuaria, así como también garantizando la igualdad del acceso a los servicios de salud sexual y
reproductiva.
Es necesario que en Chile se asuma la responsabilidad por parte del gobierno de implementar
políticas públicas mediante la elaboración de programas o cambios en los existentes que afecten a
la salud de las usuarias, incorporando la perspectiva de género, leyes de autonomía y los derechos
humanos de estas mujeres, etc. Estos programas le podrán garantizar una atención integral y de
calidad a la mujer antes, durante y después del parto.
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