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teorías cognitivas de la emoción

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Unidad 2 / Escenario 4
Lectura fundamental
Teorías cognitivas de la emoción
Contenido
1
2
Introducción a la teoría cognitiva de la emoción
Aspectos cognitivos de la emoción
Palabras clave: atribución, valoración, expectativa, emoción.
1. Introducción a la teoría cognitiva de la emoción
Como vimos en el escenario anterior, las personas dirigimos nuestras conductas hacia la consecución
de metas por medio de los planes que ideamos. Como bien lo sabemos, estos planes pueden llevarnos
al fracaso o al éxito, lo cual genera una respuesta emocional particular para cada evento. En el caso de
que fracasemos, nos sentiremos tristes o frustrados, mientras que, si logramos alcanzar la meta con
éxito, nos sentiremos felices y realizados.
En ambas situaciones seguimos la tendencia a preguntarnos la razón del fracaso o del éxito, y, en
este sentido, la teoría de la atribución y la valoración contiene algunos elementos teóricos para
entender de qué forma la explicación que le demos al éxito o al fracaso incide en nuestro estados
emocionales y motivacionales.
A lo largo de este texto se expondrán aquellos aspectos cognitivos que están relacionados con
nuestros estados emocionales, a partir de los cuales lograremos entender la forma en que los seres
humanos evitamos exponernos a emociones desagradables.
2. Aspectos cognitivos de la emoción
Como habíamos repasado en el escenario 2, los aspectos cognitivos de la emoción se pueden estudiar
a partir de dos enfoques, el de valoración y de las atribuciones.
2.1. El enfoque de la valoración
El enfoque de la valoración hace referencia a la importancia personal que le da una persona a un
determinado suceso. Por ejemplo, la manifestación de la emoción “miedo” de un individuo que siente
fobia a las arañas, al fijarse que una de ellas se pasea por su habitación, no será la misma que la de una
persona que no presenta esta fobia.
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2.2. El enfoque de la atribución
El enfoque de las atribuciones nos permite analizar lo que sucede a nivel cognitivo al producirse una
emoción. Así, la atribución equivale a la razón que la persona utiliza para explicar un desenlace vital
importante. Por ejemplo, la sensación de orgullo que experimenta una persona al recibir su diploma de
profesional, quien atribuye su éxito a sus capacidades sobresalientes, o la sensación que experimenta
otra persona, que no hace la misma atribución. Este enfoque tiene como principal postulado que los
individuos intentamos buscar explicaciones a los acontecimientos que enfrentamos. Reeve (2010)
plantea en su texto que los seres humanos quieren conocer las causas de las cosas que les ocurren a ellos
y a los demás, y la curiosidad muchas veces los empuja a saber por qué. Nos hacemos preguntas de tipo:
¿por qué suspendí ese examen?, ¿por qué perdió el campeonato nuestro equipo de futbol favorito?, etc.
Del planteamiento anterior, es posible deducir que las personas utilizan la cognición para tratar de
descifrar los motivos de algunos hechos que pueden ser inesperados, tanto de fracaso como de éxito.
Con seguridad, si logramos descubrir la causa de un fracaso nos quitaremos esa sensación de
incertidumbre de encima y nos sentiremos motivados a superarlo en una situación futura (Alonso, 2010).
Ahora bien, si pensamos en las razones o atribuciones que podemos asignar al hecho de haber
perdido una competencia de conocimientos sobre motivación y emoción, encontraremos que
pueden ser numerosas las respuestas que encontremos; por ejemplo, falta de habilidad o de esfuerzo,
incompetencia de los académicos que diseñaron las preguntas, falta de apoyo de los docentes, etc.
De estas atribuciones se puede deducir que hay algunas que son inherentes a la persona (internas) y
otras que son inherentes al ambiente (externo).
¿Sabía que...?
Las causas internas son aquellas que están dentro de la persona,
como la personalidad, la inteligencia, la habilidad, la estrategia y la
belleza física; mientras que las causas externas son aquellas que
se encuentran en el ambiente, como el tiempo, la influencia de
otra persona y el nivel de dificultad de la tarea, entre otras. Esta
dimensión de la atribución se conoce como foco de causalidad (García
Fernández-Abascal, Martín Díaz y Domínguez Sánchez, 2009).
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Al igual que el foco de causalidad permite diferenciar las atribuciones internas y externas, las
dimensiones de estas pueden evaluarse según sea su duración o prevalencia y se clasifican como
estables o inestables.
Ejemplos de atribuciones estables pueden ser la inteligencia, la habilidad y la personalidad, en tanto
que el humor, la suerte y el tiempo son atribuciones inestables (transitorias).
Según lo propuso Weiner en su teoría, las causas internas y estables producen atribuciones de
habilidad, las internas pero inestables producen atribuciones de esfuerzo, las externas y estables
producen atribuciones de dificultad y las causas externas e inestables producen atribuciones de suerte
(Reeve, 2010).
En la siguiente tabla podemos observar la clasificación de las atribuciones según el foco de causalidad
y la dimensión de estabilidad propuestas por Weiner (Reeve, 2010):
Tabla 1. Clasificación de las atribuciones según foco de causalidad y dimensión de estabilidad de Weiner
Dimensión de estabilidad
Foco de causalidad
Interno
Externo
Estable
Habilidad
Dificultad de la tarea
Inestable
Esfuerzo
Suerte
Fuente: elaboración propia
Como podemos deducir, este proceso de atribución involucra el procesamiento de información y, por
tanto, se da lugar a un proceso cognitivo racional y lógico. No obstante, siempre existirá un sesgo o
error al generar ciertas atribuciones, lo cual fue estudiado por Harvey y Weary en 1981.
•
Error de atribución:
Harvey y Weary explicaron que cuando una persona se pregunta el motivo de la conducta de otros,
tiende a atribuirlo a factores internos, como la personalidad, y no a factores inherentes al entorno. Por
ejemplo: cuando intentamos explicar por qué un jugador de futbol no anotó el gol en el último tiempo,
con seguridad diremos que esta situación se debe a la falta de talento del jugador y no pensaremos
que esta situación obedece a la ausencia de apoyo de su equipo. Esta tendencia de asignar causas
internas a las atribuciones de los demás es lo que se conoce como error de atribución fundamental.
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De igual manera, estos dos conductistas introdujeron el concepto de error-acto- observador,
mediante el cual explican que los individuos tendemos a utilizar factores externos para hacer
atribuciones acerca de nosotros mismos en las situaciones en las que fracasamos, mientras que
usamos los factores internos para atribuir las situaciones de fracaso de otras personas. Por ejemplo,
si perdemos en la competencia de atletismo, atribuiremos dicha situación al mal estado de la pista,
mientras que una persona que nos observa pensará que fue por nuestra falta de talento y habilidad.
De este concepto de error-acto-observador se desprende el término de sesgo egoísta, que consiste
en que, la mayoría de las veces, utilizamos los factores externos para hacer atribuciones a nuestros
fracasos, en tanto que hacemos uso de factores internos para hacer atribuciones a una situación de
éxito. Tomando el ejemplo anterior, si el competidor hubiera ganado, con seguridad, habría atribuido
este resultado a su excelente estado físico.
Este sesgo egoísta fue interpretado por Taylor y Brown como un fenómeno de la atribución que tienen
todas las personas que se catalogan como mentalmente sanas. Así, un individuo que entre en esa
clasificación tiene la capacidad de distorsionar la realidad, lo cual genera que aumente su autoestima, se
sostengan las creencias de autoeficacia y se tenga una actitud positiva hacia el futuro (Reeve, 2010).
Finalmente, vale la pena que tengamos en cuenta que las atribuciones internas producen sensaciones
de orgullo después del éxito (nos sentimos felices y realizados), en tanto que las atribuciones internas
después del fracaso producen sensaciones de vergüenza (sentimos tristeza y frustración).
2.3. La teoría de la atribución y la expectativa por valor
Como estudiamos en el escenario anterior, la teoría de la expectativa por valor indica que una
persona tiene una tendencia a acercase más a una meta según la valoración que haga del objeto y
de la expectativa que tenga respecto al resultado final. Al combinar estos dos elementos es posible
determinar la fuerza de las conductas que nos dirigen a determinadas metas. Ahora bien, al integrar
la teoría de la expectativa con la teoría de la atribución encontramos un mecanismo cognitivo que
introduce un elemento dinámico de asignación de puntajes a la valoración y a la expectativa.
A continuación, en la tabla 2, se presenta un ejemplo de cuantificación de la fuerza a partir de los
puntajes que asigna un estudiante, acorde con la expectativa de pasar las materias durante el primer
corte académico, y el valor (según la importancia en su formación profesional) que le asigna a cada
asignatura. De igual manera, se expone cómo los resultados que obtiene el estudiante inciden en la
atribución que realiza y la influencia que tienen en la definición de un nuevo puntaje para la expectativa
y valor futuros de cada materia. En las últimas tres columnas se presenta nuevamente el cálculo de la
fuerza que energizará cada una de las conductas que adopte en el segundo corte académico.
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Tabla 2. Ejemplo de integración de la teoría de expectativa por valor y la teoría de la atribución
Primer corte académico
Asignatura
Expectativa
de pasar la
materia
Valor que
tiene la
materia
en su
carrera
Motivación y
emoción
0,7
7
Segundo corte académico
Fuerza Resultado Categoría de
(E* V)
(Nota)
la atribución
4,9
Valor que
tiene la
materia
en su
carrera
Fuerza
(E* V)
0,8
8
6,4
0,7
6
4,2
Expectativa
Consecuencia
de pasar la
de la atribución
materia
Éxito
Expectativa:
Alta habilidad aumenta
Valor: aumenta
Baja
dificultad de
la tarea
Expectativa:
aumenta
Valor: no hay
cambios
Fundamentos
de psicología
0,6
6
3,6
Éxito
Teorías y
sistemas
psicológicos
0,5
4
2
Fracaso
Expectativa: no
Bajo esfuerzo hay cambios
Valor: baja
0,5
3
1,5
Expectativa: no
hay cambios
Valor: no hay
cambios
0,7
3
2,1
Expectativa:
baja
Valor: baja
0,3
4
1,2
Psicobiología
0,7
3
2,1
Fracaso
Mala suerte
Métodos
cualitativos
0,4
5
2
Fracaso
Baja
habilidad
Fuente: elaboración propia
2.4. La confrontación del Yo como mecanismo de defensa
Según vimos en los apartados anteriores, los seres humanos tenemos algunas estrategias para evitar
experimentar sensaciones desagradables en las situaciones en las que fracasamos (sesgo egoísta).
La confrontación del yo hace referencia a uno de estos mecanismos de defensa que activamos en el
momento en que nos enfrentamos a situaciones dolorosas y traumáticas.
Estos mecanismos son definidos como reacciones que las personas utilizan de modo inconsciente
para evitar experimentar emociones desagradables. De igual manera, estos mecanismos se utilizan
para conseguir una imagen idealizada de uno mismo, garantizando que podamos vivir tranquilamente.
Veamos algunas de estas estrategias que, según Freud, utilizamos en diversas situaciones de nuestra
vida cotidiana para evadir experimentar emociones desagradables.
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Estrategia
Descripción
Ejemplos
Consiste en huir de situaciones de
conflicto separando las ideas de los
afectos.
Un estudiante de psicología que está haciendo su
práctica en el consultorio clínico debe tratar a una
paciente que fue violada y ultrajada físicamente por su
cónyuge. En este caso, el estudiante se aparta de las
emociones que pueda generar esta situación (tristeza,
rabia, ira, etc.).
Compensación
Contrarrestar una debilidad real o
imaginaria buscando sobresalir en otra
actividad.
Una persona que no posee habilidades en los deportes
busca la forma de sobresalir en actividades musicales.
Desplazamiento
Descargar sentimientos hostiles sobre
personas u objetos que no suscitaron
las emociones.
Una persona le busca la pelea a otra porque en su casa
tuvo una discusión con su esposa.
Fantasía
Supone realizar con la imaginación
aquello que no podemos conseguir en
la realidad.
Una persona que no sabe manejar se imagina
conduciendo un carro.
Tendencia por incorporar al yo
las cualidades de otras personas;
generalmente sucede en los niños.
Un niño quiere seguir los pasos de su papá y estudiar
medicina en el futuro.
Aislamiento
afectivo
Identificación
Consiste en adoptar o expresar
Formación reactiva sentimientos contrarios a los que
verdaderamente siente.
Una persona dice que se siente bien al día siguiente
de haber terminado con su pareja, pero en realidad se
siente triste y decepcionada.
Consiste en ignorar las realidades
desagradables con la finalidad de no
tener que enfrentarse a ellas.
Un estudiante pierde una materia y se niega a revisar
sus notas en la plataforma.
Proyección
Se trata de atribuir nuestros defectos,
faltas o pensamientos inaceptables a
otros.
Acusamos a otra persona de dedicar tiempo en su
trabajo a conversaciones telefónicas personales,
cuando, en realidad, aprovechamos cualquier momento
para hablar por teléfono con nuestra pareja.
Racionalización
Se utiliza para justificar las conductas
o ideas propias ante el temor de que
no sean aceptadas por los demás.
Decimos que el profesor nos tiene entre ojos y que a
esa situación se deben nuestras bajas calificaciones.
Regresión
Significa volver a una fase anterior del
desarrollo ante situaciones de estrés o
ansiedad.
Ante el nacimiento de su hermana, un niño de 12 años
empieza a hacer pataletas a sus padres con el objetivo
de captar su atención.
Represión
Consiste en impedir que pensamientos
Tenemos rabia hacia una persona y queremos
y sentimientos dolorosos o peligrosos,
golpearla, pero empezamos a ocupar nuestra mente
que generan ansiedad, entren en la
para evitar pensar en eso.
conciencia.
Negación
Sublimación
Consiste en desviar algunos impulsos
agresivos hacia actividades superiores.
Podemos emplear la rabia que sentimos por alguna
situación molesta para ganar una carrera de atletismo.
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Referencias
Alonso, J. (2010). Psicología. Madrid: McGraw Hill.
García Fernández-Abascal, E., Martín Díaz, M. D. y Domínguez Sánchez, J. (2009). Procesos
Psicológicos. Madrid: Pirámide.
Reeve, J. (2010). Motivación y Emoción. Madrid: McGraw Hill.
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INFORMACIÓN TÉCNICA
Módulo: Motivación y Emoción
Unidad 2: Teorías cognitivas de la motivación y emoción
Escenario 4: Teorías cognitivas de la emoción
Autor: Mileth Catalina Bustos Arias
Asesor Pedagógico: Jeiner Velandia
Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Alejandra Morales
Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.
Prohibida su reproducción total o parcial.
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