La belleza de la muerte desde una mirada introspectiva. Durante largo tiempo se ha asociado a la muerte a sin número de elementos y experiencias negativas que en la sociedad moderna, termina siendo una cambio abrupto en la existencia, un final no negociable o la terminación de una conciencia, por ende, se observa la muerte desde las peores de sus aristas la cual se asocia a su experiencia más cercana como podría ser alguna muerte que nos afecte de manera directa, sin ponerse a pensar que de cierta forma, todos estamos muriendo con cada día que pasa, no solo esta muriendo nuestro cuerpo físico, sino nuestra mente también, pero eso es bueno a su vez. Podemos encontrar la muerte en el día a día, desde algo insignificante como algún animal pequeño o insecto, hasta cosas más contextuales y especificas como el final de alguna situación o entorno en donde solíamos estar o interactuar de una manera específica, o de pronto frente a ciertas personas y objetos. La muerte no solo permea áreas más acordes a su entendimiento básico del término, sino que su visión de significado se agranda tanto que se podría llegar a analizar, pensar y sentir de qué manera la muerte nos afecta día a día, en nuestras situaciones diarias a un nivel micro, como entornos habitacionales, laborales, recraetivos, etc, hasta un nivel macro, por ejemplo, las situaciones, ideas aceptadas de vida o convivencias de largo plazo. Pensando desde la idea de que absolutamente todo esta en cambio, todo esta en movimiento, todo muere y renace, algunos animales salvajes cambian sus viviendas, se inician y terminan diferentes estaciones a lo largo del año, las personas cambian de ideas y de pensamientos, dando muerte así a su versión anterior y dando nacimiento a su nuevo “yo”, su nueva conciencia, por eso, al abordar la idea de la muerte pensada desde un punto profundo y estético, nos encontramos con que podemos llenar de un profundo significado la muerte, más allá del establecido y terminar interactuando con la misma a fin de mejorar como personas, seres vivientes y elementos. Mi obra se fundamenta en la apreciación, interacción y aceptación de la muerte de estas situaciones u elementos etéreos y sublimes que se podrían convertir en epifanías, esos contextos pequeños y grandes que nos podrían llevar por nuevos caminos socialmente, psicológicamente y habitacionalmente, aclarando esto como “dejar morir” o “asesinar” a una versión de lo que llegó a ser para que desde la conciencia podamos dar vida a algo que nos encamine en lo que creemos que nos pueda beneficiar o ayudar en nuestro camino. Llegar a apreciar la muerte como un proceso natural del universo y para cuando se presente, se resignifique para que sea una oportunidad de cambio, como la estabilidad actual del espacio y el tiempo, no solo de las cosas y las personas, sino sentimientos, maneras de pensar, etapas y hábitos de vida que nos permita apreciar y aceptar el cambio contextual y general por el que atraviesa los elementos en el espacio y saber atravesar el umbral de la muerte, a fin de dar muerte a viejas, obsoletas e inútiles paradigmas y contextos para reconstruir nuevas estructuras. Para lograrlo, me he centrado en la representación de ideas y visiones de la muerte por medio de la ilustración surrealista pesadillesca, valiéndome de elementos arquetípicos que representan la muerte puedo expresar diferentes percepciones mortuorias con técnicas basadas en el óleo, pinturas y solventes aceitosas y acuosas con el objetivo de que con éste método se pueda representar de una manera contundente la percepción a expresar, nótese que el hecho de que desde la misma técnica ya se encuentra una dualidad, el agua y el aceite, elementos que se tiene conocimiento que son repelentes entre sí mismos, pero que al usarse en conjunción, llegan a entregar un resultado óptimo, venido de la dualidad, la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, lo bello y lo visceral. La representación figurativa surrealista llega siendo la mejor opción a la hora de representar estas percepciones mortuorias, pues expresa de una manera más directa el sentimiento y la experiencia inducida en la obra; pues el miedo, la reflexión, ansiedad y remordimiento son elementos característicos de una visión estética desde la belleza de la muerte con todas sus aristas posibles y que en conjunto dotan de un rico significado e interacción frente a las percepciones mortuorias, no solo para un individuo en específico, sino para una conciencia colectiva moderna que se plantea, cuestiona e indaga sobre su existencia, su significación para con ciertos elementos y el trascurso que lleva su finita existencia a fin de tomar un mejor camino o llegar a un mejor estadio de existencia, usando el cambio y la renovación como herramienta de acción y usando la conciencia como elemento apreciativo, reflexivo y decisivo a la hora de interactuar con la muerte cuando llega a cambiar niveles pequeños y puntuales o niveles grandes y contextuales.