Anatomía del ejercicio y el movimiento Jo Ann Staugaard-Jones Deportes Pilates Danza Yoga Publicado según acuerdo con North Athlantic Books y Lotus Publishing Media Copyright de la edición original: © 2011 by Jo Ann Staugaard-Jones, except chapters 1 & 2, contributed by Jonathan Hutchings. All rights reserved. Título original: The Anatomy of Exercise & Movement for the Study of Dance, Pilates, Sports and Yoga Traducción: Pedro González del Campo Román Diseño cubierta: David Carretero © 2014, Jo Ann Staugaard-Jones Editorial Paidotribo Les Guixeres C/ de la Energía, 19-21 08915 Badalona (España) Tel.: 93 323 33 11 – Fax: 93 453 50 33 http://www.paidotribo.com E-mail: paidotribo@paidotribo.com Primera edición: ISBN: 978-84-9910-451-5 ISBN EPUB: 978-84-9910-589-5 BIC: MFC; WS; WSU; WSDF Fotocomposición: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona Índice Introducción Capítulo 1. Dirección anatómica, planos y movimientos Términos para describir la dirección Planos del cuerpo Términos para describir el movimiento Capítulo 2. El músculo esquelético y la mecánica muscular Fisiología de las contracciones musculares Reflejos musculares Mecánica musculoesquelética Palancas Generación de fuerza Músculos implicados en la respiración Articulaciones sinoviales Capítulo 3. La columna vertebral La columna vertebral Región cervical Músculos cervicales Región torácica Músculos torácicos Mitos disipados sobre la porción superior de la columna Principales músculos usados en los movimientos de la columna torácica/lumbar Capítulo 4. El núcleo corporal Región lumbar Músculos lumbares Primer músculo abdominal: recto del abdomen Segundo músculo abdominal: oblicuos externos del abdomen Tercer músculo abdominal: oblicuos internos del abdomen Cuarto músculo abdominal: transverso del abdomen Músculo psoas mayor Músculo cuadrado lumbar La pelvis Mitos disipados sobre el núcleo corporal Principales músculos usados en los movimientos de la columna torácica/lumbar Capítulo 5. La región del hombro Articulación glenohumeral Movimientos de la articulación del hombro Músculos de la articulación del hombro Músculo deltoides Músculo pectoral mayor Músculo dorsal ancho El manguito de los rotadores Articulación de la cintura escapular Movimientos de la cintura escapular Músculos de la cintura escapular Músculo trapecio Resumen. La articulación del hombro y la cintura escapular combinadas Mitos disipados sobre los hombros Principales músculos usados en los movimientos de la región del hombro Capítulo 6. Las articulaciones radiocubital y del codo Articulación del codo Músculo bíceps braquial Músculo tríceps braquial Lesiones del codo Articulación radiocubital Músculos de la articulación radiocubital Mitos disipados sobre las articulaciones del codo y radiocubital Principales músculos usados en los movimientos de la región de las articulaciones del codo y radiocubital Capítulo 7. La muñeca y la mano Músculos de la muñeca Lesiones/patologías de la muñeca y la mano Mitos disipados sobre la muñeca y la mano Principales músculos usados en los movimientos de la muñeca, la mano, los dedos y el pulgar Capítulo 8. La articulación coxofemoral (cadera) Músculos anteriores (flexores) de la cadera Músculos laterales (abductores) de la cadera Músculos posteriores (extensores) de la cadera Ligamento iliofemoral (o en ‘Y’ de Bigelow) Músculos mediales (aductores) de la cadera Los seis rotadores profundos Músculos rotadores internos de la cadera Mitos disipados sobre la articulación coxofemoral (cadera) Principales músculos usados en los movimientos de la articulación coxofemoral (cadera) Capítulo 9. La articulación de la rodilla Músculos extensores de la rodilla: cuádriceps femoral Músculos flexores de la rodilla: isquiotibiales Lesiones de rodilla Mitos disipados sobre la articulación de la rodilla Principales músculos usados en los movimientos de la articulación de la rodilla Capítulo 10. La articulación del tobillo y el pie Articulaciones y acciones de la articulación del tobillo y el pie Músculos de la articulación del tobillo y el pie El pie Ligamentos de la articulación del tobillo y el pie Patologías de la articulación del tobillo y el pie Mitos disipados sobre el pie Principales músculos usados en los movimientos de la articulación del tobillo y el pie Apéndice. La Mandíbula y la garganta Bibliografía Índice alfabético Introducción Es éste un libro que versa sobre músculos y movimiento. Los capítulos se centran en áreas articulares específicas, y de forma útil e instructiva establecen relaciones entre ellas junto con conceptos actuales y antiguas creencias. El libro contiene material detallado sobre la localización y las acciones de distintos músculos, además ofrece descripciones e ilustraciones sobre los ejercicios destinados a fortalecer y estirar cada área articular. Los ejercicios abarcan un amplio espectro de áreas de la condición física: el entrenamiento con pesas, yoga, Pilates, danza y deportes. La autora en el Shoshoni Yoga Retreat Center, Colorado. La intención del libro es especial porque sirve a la vez de manual y fuente de información a quienes deseen saber más sobre el cuerpo humano sin tener que leer un pesado libro de texto. El libro es interesante y de fácil lectura para todos, sean principiantes, profesores de movimiento o entusiastas y profesionales de la ciencia del ejercicio y la condición física. Existe una demanda de material escrito sobre movimiento que sea comprensible a la mayoría de la población. Hay un número creciente de personas interesadas en aprender cómo es el cuerpo, cómo se mueve y qué se puede hacer para mejorarlo, pero sin todo el bombo publicitario que acompaña al mundo del fitness. Este libro adopta un enfoque válido y necesario para facilitar el conocimiento de la cinesiología. Muchos estudiantes y profesores buscan un libro que sea preciso y comprensible y guarde relación directa con su estilo de vida. Eso es lo que hace este libro. Mi motivación para escribir hunde sus raíces en toda mi experiencia en el campo de la enseñanza del movimiento, en haber escuchado a mis alumnos y en saber lo que quieren. Mi formación universitaria en Ciencia del ejercicio y Danza me ha brindado la oportunidad de enseñar en universidades durante más de 30 años. Mi formación en deportes y danza, junto con los certificados en Pilates y yoga, ha dado como fruto mucho material didáctico y una pasión por trabajar con personas que se plantean seriamente gozar de una buena salud por medios naturales. Creo que cualquiera que esté interesado en el cuerpo humano y su potencial disfrutará de la lectura de este libro. La prevención mediante medios naturales es la clave para gozar de un cuerpo sano. Jo Ann Staugaard-Jones Semblanza de la autora Jo Ann Staugaard-Jones, catedrática y escritora, ha enseñado cinesiología en talleres y clases de máster en universidades como Boston University, Colorado State University, Williams College, Cornell, Temple, University of Buffalo, Arizona State University y Miami, así como en muchos clubes deportivos y centros de yoga y Pilates por todo Estados Unidos y el extranjero. Es catedrática de danza y cinesiología, miembro de la IADMS –la International Association of Dance Medicine & Science–, instructora certificada de Shambhava Hatha Yoga y profesora de Pilates. Se graduó por la Universidad de Kansas y se licenció por la Universidad de Nueva York, y sigue viviendo en el noreste de Nueva Jersey y Colorado. En la actualidad organiza talleres de movimiento interactivo por todo Estados Unidos y patrocina retiros holísticos internacionales en www.neatretreats.com. Se puede uno poner en contacto con ella enjojones3@verizon.net. Notas sobre el ejercicio Anatomía del ejercicio y el movimiento está pensado para que ofrezca información teórica sobre músculos y movimiento, centrándose los capítulos 3 a 10 en articulaciones específicas. Para complementar el material escrito sobre cada articulación, hay una serie de ejercicios apropiados de estiramiento y fortalecimiento, así como instrucciones técnicas sobre el modo de practicar cada ejercicio. Para ayudar visualmente al lector a comprender del todo los matices y los músculos implicados, siempre que es posible se aporta una ilustración del ejercicio. La dificultad de cada ejercicio se marca con I = principiante; II = intermedio; III = avanzado. La información sobre los músculos tal vez sea excesiva para algunas personas o insuficiente para otras, si bien espero que ayude a todo el que quiera tonificar o fortalecer ciertas áreas de su cuerpo. Si uno sabe dónde se localiza un músculo y qué ejercicio lo ejercita, entonces es posible diseñar un programa de ejercicios específicos. Los estiramientos son siempre una forma estupenda de iniciar una sesión, siendo los estiramientos dinámicos los más eficaces. Los estiramientos estáticos son mejores al final de una sesión de ejercicio para relajar y elongar los músculos. Ejemplo de ilustración del texto TÉCNICA Arrodíllate en el suelo y extiende los brazos hacia delante. Deja que la cabeza descienda entre los brazos y empuja las nalgas para que desciendan hacia los pies. La posición anatómica ofrece un punto de referencia estándar del ser humano, donde el cuerpo aparece erguido, con la cabeza, ojos y dedos de los pies mirando hacia delante, y con los brazos y manos junto a los costados, con las palmas abiertas y mirando hacia delante. Términos para describir la dirección Anterior. Situado o que se dirige hacia el frente del cuerpo. (También llamado ventral.) Cualquier término prefijado con antero significa ‘anterior’. Posterior. Situado o que se dirige hacia el dorso del cuerpo. (También llamado dorsal.) Postero es un prefijo que denota relación con la porción posterior; p. ej., posterolateral. Inferior. Situado debajo, o que se dirige hacia abajo, que se aleja de la cabeza. Superior. Situado arriba, próximo a la cabeza. Lateral. Hacia el costado del cuerpo, o lejos de la línea media del cuerpo o de un órgano. Medial. Hacia la línea media del cuerpo o de un órgano. Periférico. Hacia la superficie externa del cuerpo u órgano. Distal. Distante, remoto; lejos del punto de origen de una estructura. Proximal. Cercano a cualquier punto de origen de una estructura. Profundo. Situado lejos de la superficie del cuerpo. Superficial. Situado cerca o en la superficie del cuerpo. Dorso. Superficie posterior de algo; p. ej., el dorso de la mano o la superficie superior del pie. Palmar. Superficie anterior de la mano. Plantar. Planta del pie. Decúbito prono. Posición del cuerpo en que la superficie ventral (anterior) mira hacia abajo. Decúbito supino. Posición del cuerpo en que la superficie ventral (anterior) mira hacia arriba. Oposición. Movimiento del pulgar, que se aproxima o toca una o más yemas de los dedos. Reposición. Retorno del pulgar de una posición paralela con los dedos. Ipsolateral. En el mismo lado. Contralateral. En el lado opuesto. Planos del cuerpo El plano sagital medio (‘sagita’ significa ‘flecha’ en latín) es un plano vertical que se extiende en dirección anteroposterior y divide el cuerpo en las porciones derecha e izquierda; en realidad es el plano anterior y posterior. (Un plano sagital es cualquier plano paralelo al plano mediano.) El plano coronal (o frontal) es un plano vertical en ángulo recto respecto al plano sagital, que divide el cuerpo en las porciones anterior y posterior; en realidad es el plano de movimiento lateral. El plano transverso (u horizontal) es una sección transversal horizontal que divide el cuerpo en las secciones superior e inferior, y se extiende en ángulo recto respecto a los otros dos planos; en realidad es el plano de movimiento rotacional. Planos del cuerpo Cada plano presenta acciones articulares específicas. En el plano sagital se producen las acciones de flexión y extensión. Un buen ejemplo de flexión es cualquier movimiento que aproxima el cuerpo a la posición fetal; la extensión es el movimiento contrario a la flexión. En el plano frontal se producen por lo general los movimientos de abducción y aducción; los saltos abriendo las piernas hacia los lados son un ejemplo de estas dos acciones en las articulaciones del hombro y la cadera. En la columna vertebral, las acciones frontales son flexión lateral a derecha e izquierda (lateroflexión). En el plano transverso se producen diversas formas de rotación dependiendo de la articulación, como rotación interna y externa, pronación y supinación, y rotación ascendente y descendente. Términos para describir el movimiento Abducción. Movimiento que se aleja de la línea media del cuerpo (o movimiento de vuelta tras aducción). Aducción. Movimiento hacia la línea media del cuerpo (o movimiento de vuelta tras abducción). Circunducción. Movimiento en que el extremo distal de un hueso se mueve trazando un círculo, mientras el extremo proximal se mantiene relativamente estable; combinación de flexión, extensión, abducción y aducción. Flexión lateral. Acto de doblar el cuerpo o la cabeza hacia un lado en el plano coronal. Extensión. Movimiento que endereza o aumenta el ángulo entre los huesos o una porción del cuerpo. (La hiperextensión es una extensión extremada o excesiva más allá de la amplitud normal.) Flexión. Movimiento que implica doblar, por ejemplo, cuando doblamos la columna vertebral hacia delante. Pronación. Rotación del antebrazo para girar la palma de la mano hacia abajo y que mire al suelo, o para mirar en sentido posterior respecto a la posición anatómica. Supinación. Rotación del antebrazo para girar la palma de la mano hacia arriba y que mire al techo, o para mirar hacia delante, como en la posición anatómica. Depresión. Movimiento de una porción elevada del cuerpo hacia abajo hasta su posición original. Elevación. Movimiento de una porción del cuerpo hacia arriba en el plano frontal. El cuerpo humano contiene más de 215 pares de músculos esqueléticos, que constituyen aproximadamente el 40% del peso corporal. Los músculos esqueléticos reciben tal nombre porque en su mayoría se insertan en huesos y mueven el esqueleto y porque, por tanto, son responsables del movimiento del cuerpo. Los músculos esqueléticos cuentan con abundante irrigación e inervación de vasos sanguíneos y nervios que están directamente relacionados con las contracciones musculares, que no son sino la función principal del músculo esquelético. Cada músculo esquelético cuenta por lo general con una arteria principal que aporta nutrientes por medio de la sangre, así como varias venas para eliminar los desechos metabólicos. La irrigación e inervación suelen llegar a los músculos a través de orificios presentes en ellos, aunque ocasionalmente éstos se encuentren en un extremo y terminen penetrando en el endomisio de cada fibra muscular. Figura 2.1. Sección transversal de tejido de músculo esquelético. Existen tres tipos de fibras musculares: fibras rojas de contracción lenta, fibras intermedias de contracción rápida y fibras blancas de contracción rápida. El color de cada una refleja el nivel de mioglobina presente, es decir, su reserva de oxígeno. La mioglobina permite aumentar el ritmo de difusión de oxígeno de modo que las fibras rojas de contracción lenta se contraigan durante largos períodos, lo cual es muy útil en pruebas de fondo. Las fibras blancas de contracción rápida tienen un contenido menor de mioglobina. Como dependen de sus reservas de glucógeno (energía), se contraen con rapidez, pero también se fatigan muy rápido, por lo que son más abundantes en los velocistas o en deportes en que se requieren movimientos rápidos y cortos, como la halterofilia. Los maratonianos de clase mundial poseen hasta un 9399% de fibras de contracción lenta en su músculo gastrocnemio, mientras que los velocistas de clase mundial sólo poseen en torno a un 25% en ese mismo músculo (Wilmore y Costill, 1994). Cada fibra de músculo esquelético es una célula muscular o miocito, cilíndrica y rodeada por una membrana plasmática llamada sarcolema. Éste crea orificios específicos que conducen a unos tubos llamados túbulos transversos (T). (El sarcolema conserva un potencial de membrana que permite a los impulsos, específicamente al retículo sarcoplasmático [RS], generar o inhibir las contracciones.) Un músculo esquelético puede estar integrado por cientos, incluso miles, de fibras musculares que forman haces y están rodeadas por una vaina de tejido conjuntivo llamada epimisio, que confiere al músculo su forma, además de aportar una superficie sobre la que moverse los músculos circundantes. La fascia, el tejido conjuntivo situado fuera del epimisio, rodea y separa los músculos. Figura 2.2. Cada fibra de músculo esquelético es una célula muscular cilíndrica. Porciones del epimisio se proyectan hacia dentro y dividen el músculo en compartimientos. Cada compartimiento contiene un haz de fibras musculares; cada uno de estos haces se llama fascículo (en latín, ‘manojo de ramas’) y está rodeado por una capa de tejido conjuntivo llamada perimisio. Cada fascículo se compone de varios miocitos, y dentro del fascículo cada miocito está rodeado por el endomisio, una fina vaina de tejido conjuntivo delicado. Los músculos esqueléticos adoptan variedad de formas debido a la disposición de sus fascículos, dependiendo de la función del músculo respecto a su posición y acción. Los músculos paralelos presentan sus fascículos paralelos al eje mayor del músculo, por ejemplo, el sartorio. Los músculos penniformes contienen fascículos cortos que se insertan oblicuamente en el tendón y tienen forma de pluma, por ejemplo, el recto femoral. Los músculos convergentes (triangulares) tienen un origen ancho con los fascículos convergiendo en un único tendón, por ejemplo, el pectoral mayor. Los músculos circulares (esfínteres) tienen sus fascículos dispuestos en anillos concéntricos alrededor de un orificio, por ejemplo, el músculo orbicular del ojo. Figura 2.3. Forma de los músculos: a) paralelo, b) penniforme, c) convergente y d) circular. Cada fibra muscular se compone de pequeñas estructuras llamadas fibrillas musculares o miofibrillas (mio significa ‘músculo’ en latín). Estas miofibrillas se disponen en paralelo y confieren al miocito su aspecto estriado, porque se componen de miofilamentos alineados según un patrón regular. Los miofilamentos son cadenas de moléculas de proteína que bajo el microscopio parecen bandas que alternan un color más oscuro o claro. Las bandas isotrópicas (I) claras se componen de la proteína actina. Las bandas anisotrópicas (A) oscuras se componen de la proteína miosina. (Se ha identificado una tercera proteína llamada titina, que constituye un 11% del contenido proteico combinado del músculo.) Cuando un músculo se contrae, los filamentos de actina se mueven entre los filamentos de miosina, estableciendo puentes cruzados que provocan el acortamiento y engrosamiento de las miofibrillas. (Ver ‘Fisiología de las contracciones musculares’.) Figura 2.4. Miofilamentos de una sarcómera, la cual está limitada por ambos extremos por la línea Z; la línea M es el centro de la misma; la banda I se compone de actina; la banda A se compone de miosina. Por lo general, epimisio, perimisio y endomisio se extienden más allá de la porción carnosa del músculo –el vientre– para formar un tendón grueso y cordiforme o un tejido tendinoso, plano, ancho, igual que una sábana, conocido como aponeurosis. El tendón y la aponeurosis forman inserciones indirectas de los músculos en el periostio de los huesos o en el tejido conjuntivo de otros músculos. Sin embargo, músculos más complejos pueden contar con múltiples inserciones, como el cuádriceps (cuatro inserciones). Así, por lo general, un músculo abarca una articulación y se inserta por ambos extremos en huesos mediante tendones. Uno de los huesos se mantiene relativamente fijo o estable mientras el otro extremo se mueve como resultado de la contracción muscular. Cada fibra muscular está inervada por una única fibra de un nervio motor, terminando cerca del punto medio de la fibra muscular. Esta única fibra de un nervio motor y todas las fibras musculares que inerva forman lo que se conoce como una unidad motora. El número de fibras musculares inervadas por una sola fibra nerviosa depende del movimiento requerido. Cuando se necesita un grado exacto de movilidad controlada, como los movimientos de los ojos o los dedos, sólo se inervan unas pocas fibras musculares; cuando se requiere un movimiento más grueso, como en los músculos grandes, por ejemplo, el glúteo mayor, pueden estar inervados varios cientos de fibras. Figura 2.5. Unidad motora de un músculo esquelético. Las fibras musculares individuales actúan según el principio de ‘todo o nada’, en el cual la estimulación de la fibra causa una contracción completa de dicha fibra o ninguna en absoluto: una fibra no se puede «contraer ligeramente». La contracción general de cualquier músculo implica la contracción de una proporción de fibras en cualquier momento dado, mientras que otras se mantienen relajadas. Fisiología de las contracciones musculares Los impulsos nerviosos causan la contracción de las fibras de músculo esquelético donde terminan. La unión entre una fibra muscular y el nervio motor se conoce como unión neuromuscular, y es aquí donde se produce la comunicación entre el nervio y el músculo. Los impulsos nerviosos llegan a las terminaciones del nervio, llamadas terminaciones axónicas, cerca del sarcolema. Estas terminaciones contienen miles de vesículas llenas de un neurotransmisor llamado acetilcolina (ACh). Cuando un impulso nervioso llega a la terminación axónica, cientos de estas vesículas descargan ACh. La ACh abre los canales, que permiten a los iones de sodio (Na+) difundirse por su interior. Una fibra muscular inactiva tiene un potencial en reposo de -95 mV. El influjo de iones de sodio reduce la carga, creando un potencial de placa terminal. Si este potencial alcanza el voltaje liminal (aproximadamente -50 mV), los iones de sodio entran y se crea un potencial de acción en la fibra. Figura 2.6. El impulso nervioso desencadena un potencial de acción/contracción muscular. No se produce ningún cambio visible en la fibra muscular durante el potencial de acción (e inmediatamente después). Este período, llamado período latente, dura de 3 a 10 milisegundos. Antes de terminar el período latente, la enzima acetilcolinesterasa descompone ACh en la unión neuromuscular, los canales del sodio se cierran y se despeja el terreno para la llegada de un nuevo impulso nervioso. El potencial en reposo de la fibra se restablece mediante el flujo de salida de iones de potasio. El breve período necesario para restablecer el potencial en reposo se llama período refractario. ¿Cuánto se acorta una fibra muscular? La mejor explicación es la teoría de los filamentos deslizantes (Huxley y Hanson, 1954), que propone que las fibras musculares reciben un impulso nervioso (ver anteriormente) que causa la liberación de calcio almacenado en el retículo sarcoplasmático (RS). Para que los músculos trabajen con eficacia, se requiere energía, que se consigue con la descomposición de ade-nosintrifosfato (ATP). Esta energía permite a los iones de calcio ligarse a los filamentos de actina y miosina, y formar un enlace magnético, lo cual causa el acortamiento de las fibras y genera una contracción. La acción muscular prosigue hasta que se agota el calcio, punto en que éste se bombea de nuevo al RS, donde se almacena hasta que llega otro impulso nervioso. Reflejos musculares Los músculos esqueléticos contienen unidades sensitivas especializadas que perciben la elongación muscular (estiramiento). Estas unidades sensitivas se llaman husos musculares y órganos tendinosos de Golgi, y son importantes para detectar, responder y modular los cambios en la longitud del músculo. Los husos musculares se componen de cordones espirales llamados fibras intrafusales y terminaciones nerviosas, ambas encerradas en una vaina de tejido conjuntivo, que controlan la velocidad a la que se elonga un músculo. Si se elonga con rapidez, las señales de las fibras intrafusales enviarán información a través de la médula espinal al sistema nervioso de modo que un impulso nervioso vuelva y cause la contracción del músculo elongado. Las señales aportan información continua de ida y vuelta al músculo sobre su posición y potencia (propiocepción). Figura 2.7. Anatomía de un huso muscular y un órgano tendinoso de Golgi. Además, cuando un músculo se elonga y mantiene así, prolongará la respuesta contráctil siempre y cuando se mantenga extendido. Esta capacidad se conoce como arco reflejo de estiramiento. Los husos musculares se mantienen estimulados mientras dura el estiramiento. El ejemplo clínico clásico del reflejo de estiramiento es la prueba del reflejo rotuliano, que consiste en la activación de los receptores del estiramiento del tendón, lo cual causa la contracción refleja del músculo insertado, es decir, el cuádriceps. Mientras los husos musculares monitorizan la longitud de un músculo, los órganos tendinosos de Golgi (OTG) presentes en el tendón muscular son tan sensibles a la tensión en el complejo tendinoso que responden a la contracción de una sola fibra muscular. Los OTG son de naturaleza inhibidora y realizan funciones protectoras y reducen el riesgo de lesión. Cuando se estimulan, los OTG inhiben los músculos que se contraen (agonistas) y excitan los músculos antagonistas. Mecánica musculoesquelética La mayoría de los movimientos coordinados requieren que la inserción de un músculo esquelético se mantenga relativamente estática mientras se mueve la inserción en el otro extremo. La inserción proximal, más fija, se conoce como origen, mientras que la más distal y que se mueve se conoce como inserción. (Sin embargo, inserción es el término preferido porque reconoce que los músculos a menudo trabajan de modo que cualquiera de sus extremos puede estar fijo mientras el otro se mueve.) La mayoría de los movimientos requieren la aplicación de fuerza muscular, que a menudo ejercen los agonistas (movilizadores principales), que son sobre todo responsables del movimiento y aportan la mayoría de la fuerza requerida para el movimiento; los antagonistas se elongan para permitir el movimiento producido por los agonistas y ejercen un papel protector; los sinergistas (más específicamente llamados estabilizadores, ver página 21) ayudan a los agonistas y a veces intervienen en el ajuste de la dirección del movimiento. Un ejemplo sencillo es la flexión del codo, que requiere acortar los músculos braquial y bíceps braquial (agonistas), y relajar el tríceps braquial (antagonista). El músculo braquiorradial actúa de sinergista ayudando al braquial y al bíceps braquial. El movimiento muscular se puede descomponer en tres tipos de contracciones: concéntricas, excéntricas y estáticas (isométricas). En muchas actividades, como correr, Pilates y yoga, los tres tipos de contracción producen movimientos armónicos y coordinados. Figura 2.8. Flexión del codo, en la cual los músculos braquial y bíceps braquial actúan de agonistas, el tríceps braquial de antagonista y el braquiorradial de sinergista. Los músculos esqueléticos se clasifican a grandes rasgos en dos tipos: 1. Los estabilizadores*, que esencialmente estabilizan una articulación. Se componen de fibras de contracción lenta, aptas para la tolerancia física, y ayudan a mantener las posturas. Se dividen a su vez en estabilizadores primarios, con inserciones muy profundas, situados cerca del eje de rotación de la articulación, y estabilizadores secundarios, que son músculos poderosos con capacidad de absorber mucha fuerza. Los estabilizadores trabajan contra la gravedad y tienden a debilitarse y alargarse con el tiempo (Norris, 1998). Son ejemplos los multífidos, el transverso del abdomen (primario), el glúteo mayor y el aductor mayor (secundarios). 2. Los movilizadores* son responsables del movimiento. Tienden a ser más superficiales, aunque menos poderosos, que los estabilizadores, pero generan un movimiento de mayor amplitud. Tienden a cruzar dos articulaciones, y se componen de fibras de contracción rápida que generan potencia, pero carecen de mucha tolerancia física. Los movilizadores ayudan con movimientos rápidos o balísticos y generan mucha fuerza. Con el tiempo y el uso, tienden a adquirir rigidez y a acortarse. Son ejemplos los isquiotibiales, el piriforme y el romboides. La principal acción de un músculo es su acortamiento, en el cual las inserciones del músculo se aproximan, y recibe el nombre de contracción concéntrica. Como se genera movimiento articular, las contracciones concéntricas también se consideran contracciones dinámicas. Un ejemplo es sostener un objeto, en el que el bíceps braquial se contrae concéntricamente, la articulación del codo se flexiona y la mano sube y se mueve hacia el hombro. Un movimiento se considera que es una contracción excéntrica cuando el músculo ejerce fuerza mientras se elonga. Al igual que las contracciones concéntricas, en las que se genera movimiento, también se consideran contracciones dinámicas. Los filamentos de actina experimentan más tracción desde el centro de la sarcómera y se estiran con más eficacia. Figura 2.9. Un ejemplo de contracción excéntrica es la acción del bíceps braquial cuando el codo está extendido para bajar una carga pesada. El bíceps braquial está controlando el movimiento y se elonga de forma gradual para oponer resistencia a la fuerza de la gravedad. Cuando un músculo actúa sin moverse, se genera fuerza pero su longitud se mantiene inalterada. Esto se conoce como contracción estática (isométrica). Figura 2.10. Ejemplo de contracción estática (isométrica), en el que se sostiene un gran peso con el codo estático y flexionado 90º. Palancas Una palanca es una herramienta que transmite fuerza (no la crea) y consiste en una barra rígida que se mueve sobre un punto fijo (fulcro). Más específicamente, una palanca se compone de una fuerza, una resistencia, una palanca rígida y un fulcro. Los huesos, articulaciones y músculos forman un sistema de palancas corporales en el que las articulaciones actúan de fulcro, los músculos generan la fuerza o esfuerzo y los huesos soportan el peso de la porción del cuerpo que se mueve. Las palancas se clasifican según la posición del fulcro, la resistencia (carga) y el esfuerzo entre sí. En una palanca de primer orden, la fuerza y la resistencia se localizan en lados opuestos del fulcro. En una palanca de segundo orden, la fuerza y la resistencia se localizan en el mismo lado del fulcro, situándose la resistencia entre el fulcro y la fuerza. Finalmente, en una palanca de tercer orden, la fuerza y la resistencia se localizan en el mismo lado del fulcro, pero el esfuerzo se sitúa entre el fulcro y la resistencia, y es éste el tipo más habitual de palanca en el cuerpo humano. Figura 2.11. Ejemplos de palancas en el cuerpo humano: a) palanca de primer orden; b) palanca de segundo orden, y c) palanca de tercer orden. Generación de fuerza La fuerza del músculo esquelético se refleja en su capacidad para generar fuerza. Si un halterófilo es capaz de levantar 75 kilogramos, sus músculos son capaces de generar suficiente fuerza como para levantar 75 kilogramos. Incluso cuando no tratan de levantar una pesa, los músculos tienen que seguir generando suficiente fuerza para mover los huesos en los que se insertan. Varios factores influyen en su capacidad para generar fuerza, como el número y tipo de unidades motoras activadas, el tamaño del músculo y el ángulo de la articulación. Inhibición recíproca La mayoría de los movimientos implican el esfuerzo combinado de dos o más músculos, de los cuales uno actúa de agonista. La mayoría de los músculos agonistas suelen contar con un músculo sinergista que les ayuda. Además, la mayoría de los músculos esqueléticos tienen uno o más antagonistas que realizan la acción opuesta. Un buen ejemplo podría ser la abducción de la cadera, en la que el músculo glúteo medio actúa de agonista, siendo el tensor de la fascia lata el que actúa sinergísticamente y los aductores de la cadera actúan de antagonistas, inhibiéndose recíprocamente por la acción de los agonistas. La inhibición recíproca (IR) es un fenómeno fisiológico en que hay una inhibición automática de un músculo cuando su antagonista se contrae. En circunstancias específicas, tanto el agonista como el antagonista se pueden contraer juntos, lo cual se conoce como cocontracción. Músculos implicados en la respiración La respiración es vital para la vida y el deporte, y desempeña un papel importante en Pilates y yoga. Por eso vale la pena fijarse en los principales músculos esqueléticos implicados. 1. Diafragma El diafragma es el principal músculo de la inspiración. Su contracción hace que la cúpula del diafragma descienda, aumentando las dimensiones del tórax en todas direcciones. El diafragma contribuye a la estabilidad vertebral al aumentar la presión intraabdominal y, junto con el músculo transverso del abdomen, trabaja continuamente para controlar el movimiento del tronco y mejorar el patrón respiratorio durante los movimientos, sobre todo los de las extremidades. 2. Músculos intercostales La capa más externa de los músculos intercostales es responsable de la expansión lateral del pecho y de la estabilización de las costillas durante la inspiración. A nivel profundo de ellos, los intercostales internos desempeñan la acción opuesta en la espiración forzada durante el ejercicio. Los músculos intercostales mantienen una estrecha relación anatómica con los músculos oblicuos internos y externos del abdomen. 3. Músculos abdominales Éste es el principal grupo de músculos implicados en la espiración forzada. Estos músculos alteran la presión intraabdominal y ayudan a vaciar los pulmones y transmitir la presión generada por el diafragma. La presión intraabdominal es la presión creada dentro del tronco, en el cilindro cerrado del diafragma, el suelo de la pelvis y la pared abdominal. Una mayor presión proporciona estabilidad al tronco y la pelvis. 4. Músculos del suelo de la pelvis Son un grupo de músculos y tejidos blandos que forman la base de la cavidad abdominalpélvica. Intervienen en el mantenimiento de la presión intraabdominal y la transferencia de la estabilidad creada por la respiración. No obstante, sus funciones principales son sostener los órganos internos de la pelvis y ayudar a mantener la continencia. 5. Otros grupos de músculos Otros grupos de músculos trabajan de forma activa junto con los principales músculos de la respiración, pero se activan cuando el ejercicio o los asanas son exigentes, o cuando hay un cambio de posición durante el ejercicio o asana. Son necesarios para estabilizar las partes del cuerpo y mejorar la acción respiratoria. Los músculos escalenos ayudan a la respiración profunda fijando la primera y segunda costillas durante la espiración contra la contracción de los músculos abdominales. El músculo esternocleidomastoideo eleva el esternón y aumenta la dimensión anterior y posterior del pecho durante la inspiración moderada a honda si la columna cervical se mantiene estable. El músculo serrato anterior ayuda a la inspiración para expandir lateralmente la caja torácica si las escápulas están estabilizadas. Los músculos pectorales actúan durante la inspiración forzada para elevar las costillas, aunque haya que estabilizar las escápulas mediante la acción del trapecio y el serrato anterior con el fin de impedir el aleteo de la escápula. El músculo dorsal ancho interviene en la inspiración y espiración forzadas. El músculo erector de la columna ayuda a la respiración extendiendo la columna torácica y elevando la caja torácica. El músculo cuadrado lumbar estabiliza la XII costilla para impedir su elevación durante la respiración. Articulaciones sinoviales Los capítulos 3 a 10 describen con detalle la función de los grupos musculares y articulaciones sinoviales en relación con el movimiento. Las articulaciones desempeñan dos funciones: mantener juntos los huesos y dotar de movilidad al esqueleto rígido. Las articulaciones inamovibles (sinartrosis) y ligeramente móviles (anfiartrosis) se encuentran sobre todo en el esqueleto axial, donde la estabilidad articular es importante para proteger los órganos internos. Las articulaciones sinoviales se mueven con libertad (diartrosis) y por eso se encuentran sobre todo en las extremidades, donde se requiere un mayor grado de movilidad. Dichas articulaciones sinoviales presentan varias características distintivas: el cartílago articular (hialino) que cubre los extremos de los huesos que forman la articulación; una cavidad articular llena de líquido sinovial lubricante (un líquido resbaladizo que crea una película que reduce la fricción); ligamentos colaterales o accesorios que refuerzan y aportan resistencia; bolsas llenas de líquido que amortiguan; vainas tendinosas que envuelven los tendones sometidos a fricción para protegerlos. Hay discos articulares (meniscos) en algunas articulaciones sinoviales (p. ej., la rodilla) que actúan de amortiguadores. Hay seis tipos de articulaciones sinoviales: Articulaciones anfiartrodiales El movimiento ocurre donde dos superficies, por lo general planas o ligeramente curvas, se deslizan una sobre otra. Son ejemplos las articulaciones acromioclavicular y sacroilíaca. Articulaciones trocleares El movimiento ocurre en sólo un eje (transverso), como la bisagra de la tapa de una caja; el plano es sagital. La protrusión de un hueso se acomoda en la superficie articular cóncava o cilíndrica de otro hueso, permitiendo flexión y extensión. Ejemplos: las articulaciones interfalángicas, el codo y la rodilla. Articulaciones trocoideas El movimiento ocurre en un eje vertical, como la bisagra de una puerta. Una superficie articular más o menos cilíndrica de un hueso sobresale y gira dentro de un anillo formado por hueso o ligamento. Ejemplo: la articulación entre el radio y el cúbito en el codo. Articulaciones esferoideas Se componen de una ‘esfera’ formada por la cabeza esférica o semiesférica de un hueso que gira dentro de la cavidad cóncava de otro hueso, permitiendo flexión, extensión, aducción, abducción, circunducción y rotación. Por tanto, son articulaciones multiaxiales y capaces de la mayor movilidad entre articulaciones. Ejemplos: las articulaciones del hombro y la cadera. Articulaciones condiloideas Presentan una superficie articular esférica o elipsoide que encaja en una concavidad. Permiten flexión, extensión, abducción y aducción, que se combinan para crear circunducción. Ejemplo: la muñeca, las articulaciones metacarpofalángicas de los dedos (pero no el pulgar). Articulaciones sellares Las superficies articulares presentan áreas convexas y cóncavas, y se parecen a dos ‘sillas de montar’ que se unen acomodando la superficie cóncava de una a la convexa de la otra. Permiten incluso más movimiento que las articulaciones condiloideas; por ejemplo, permiten la ‘oposición’ del pulgar con los dedos. Ejemplo: la articulación carpometacarpiana del pulgar. * Hay que destacar que todos los músculos esqueléticos son estabilizadores y movilizadores, ello depende del movimiento y de la posición del cuerpo, así como de los músculos que reaccionan al mismo tiempo. La columna vertebral es el centro del universo del cuerpo desde un punto de vista mecánico. Es humanamente imposible desplazar el cuerpo en el espacio sin que la columna nos ayude a extender el cuerpo y los brazos, flexionar el tronco, darse la vuelta, ponerse de pie erguido o mover la cabeza para ver. Las funciones de la columna vertebral son sostener, equilibrar, conectar, proteger y permitir el movimiento. Sostiene y equilibra el cuerpo durante la postura erguida. Conecta las extremidades inferiores con las extremidades superiores. La columna vertebral protege la médula espinal, que sale del encéfalo. Junto con las costillas, la columna vertebral protege el corazón y los pulmones. Las acciones del cuerpo (movimientos articulares) ocurren en los tres planos cuando movemos la cabeza y el tronco. Las acciones articulares son distintas de las ‘funciones’ (ver página 27). Las acciones articulares de la columna vertebral son flexión, extensión, hiperextensión, flexión lateral a derecha e izquierda y rotación a derecha e izquierda. Cada porción de la columna desempeña algunas acciones mejor que otras. Figura 3.1. Movimientos del cuello: a) flexión, b) hiperextensión, c) flexión lateral y d) rotación. La columna vertebral La columna vertebral se divide en las secciones cervical, torácica, lumbar, sacra y coccígea. Cada una se caracteriza por unas especialidades. Figura 3.2. Columna vertebral: a) articulación atlantooccipital; b) articulación atloaxoidea; c) articulaciones entre los cuerpos de las vértebras y d) articulaciones entre los arcos vertebrales. El área cervical principal (C3-C7) es la más móvil, sólo un poco limitada en la flexión lateral. Estas vértebras son pequeñas y finas, y, por tanto, fáciles de mover. C1 (atlas) y C2 (axis) están más especializadas. C1 se articula con el cráneo para formar la articulación atlantooccipital (ver figura 3.2a), donde sólo se produce flexión y extensión (asentir para afirmar). C1 y C2 forman la articulación atloaxoidea (ver figura 3.2b), en la que se produce rotación (negar con la cabeza). Las 12 vértebras torácicas son capaces de todas las acciones vertebrales, pero se ve restringida su hiperextensión por la presencia de las apófisis posteriores. Ésta es la porción ósea de la columna que vemos en la espalda; en el área torácica son largas y orientadas sobre todo hacia abajo, lo cual limita la posteroflexión del tronco. Las 5 vértebras lumbares, grandes y pesadas, presentan limitación en la rotación, y el sacro apenas muestra movilidad después de la pubertad. Las limitaciones naturales son causadas por la forma variable de los huesos, que reducen el grado de movilidad. Las curvaturas de estas áreas son necesarias para equilibrar el peso de la cabeza, la cavidad torácica, los órganos sexuales y la pelvis (figura 3.2). Es un ejemplo ingenioso de contrapeso frente a la gravedad. Región cervical La región cervical (cuello), con su somera curvatura anterior y 7 vértebras, equilibra la cabeza y permite girarla y mirar lo que se quiera y cuando se quiera. Sin embargo, como es la sección con mayor movilidad, mientras sostiene los 6,7 a 9 kilogramos de peso de la cabeza, debe mantenerla en perfecto equilibrio. Cualquier desviación de la carga afectará no sólo al área cervical, sino también al resto de la columna. Los bebés aprenden a mantener la cabeza equilibrada a medida que se van formando las curvaturas de la columna. Si retiras la mano que sostiene la espalda del bebé, el peso de la cabeza y el pecho harán que se venza hacia delante. Ello es porque los músculos que sostienen las curvaturas cervical, torácica y lumbar, que se contrarrestarán en el futuro, todavía se están desarrollando. Una vez que esta capacidad queda establecida por las pataletas, el llanto y el movimiento de los brazos (llorar o incluso gimotear desarrollan los músculos más profundos de la respiración que colaboran con la columna), el bebé es capaz de mantener la cabeza en alto gracias a la fuerza de los músculos vertebrales y ligamentos que actúan sobre las curvaturas. A medida que continúa el crecimiento, este delicado acto de equilibrio cambia dependiendo de cómo uno se siente, camine, trabaje y duerma. En esta época de tensión continua, el trabajo sobre el equilibrio mecánico del cuello es eminente. La tensión influye en esta área por varios medios, sobre todo tensando los músculos del hombro y el cuello. Esto puede cambiar la postura, comprimir los discos vertebrales y desalinear las vértebras. La movilidad activa alivia la tirantez y es clave para la salud del cuello; un masaje también ayudará. Esto suena muy sencillo, pero el área es muy compleja. En las 24 vértebras articuladas y en los 31 pares de nervios espinales, una pequeña rotura en un área concreta puede paralizar el cuerpo de por vida. Músculos cervicales La mayoría de los músculos anteriores del cuello flexionan la columna cervical e inclinan la cabeza hacia abajo. De pie o sentados, la gravedad ayuda; el gran peso de la cabeza también ayuda. Esto puede causar debilidad en los músculos antagonistas, los extensores, si la postura se vuelve habitual. La poderosa tracción del gran músculo esternocleidomastoideo, junto con los músculos pequeños más profundos (lar-go del cuello, largo de la cabeza y recto anterior de la cabeza), ejercen tracción sobre la cabeza hacia abajo además de sostenerla. Figura 3.3. Músculos anteriores del cuello. Los músculos extensores de la espalda y el cuello se deben contraer concéntricamente para levantar la cabeza. Enderezar la porción superior de la cabeza es el trabajo de muchos músculos: esplenios, escale-nos, porción superior del erector de la columna, semiespinoso, posteriores profundos, oblicuo de la cabeza e incluso el trapecio. Estos músculos también generan flexión lateral (junto con el elevador de la escápula) o rotación del cuello, por lo que son fáciles de fortalecer debido a las muchas acciones que generan. (El trapecio se trata más específicamente en el capítulo 5.) Figura 3.4. Músculos posteriores del cuello. Tensión de la columna cervical Como analista del movimiento, he descubierto que las personas abusan de la flexión del cuello hacia delante. Se suele tratar de un movimiento inconsciente, pero dicha posición se suele mantener demasiado tiempo. Observa a alguien cuando camina y fíjate en lo mucho que mira hacia abajo. Es probable que esté mirando por dónde anda, pero, pasado un tiempo, se convierte en un hábito, sobre todo en los ancianos. En otros, la cabeza pende porque los músculos de la espalda y el hombro se han debilitado. Otros ocultan el pecho y se encorvan de hombros echando la cabeza hacia delante. Los estudiantes se sientan a estudiar, leer y escribir con las cabezas hacia abajo. De hecho, cualquiera que lea suele hacerlo mirando hacia abajo, no moviendo los ojos, sino inclinando la cabeza. Al sentarnos al ordenador y mirar el monitor, ¿dónde está la cabeza? La mayoría de las empresas no buscan la comodidad de sus empleados situando el monitor al nivel de los ojos; está demasiado alto, demasiado bajo o es demasiado pequeño, lo cual pone en tensión el cuello y los ojos. En casa, la gente hace lo mismo. Los cuerpos comienzan a compensarlo por varias razones; el esfuerzo físico al que se someten las articulaciones cervicales y torácicas superiores se acumula con el tiempo. Esto puede causar molestias, dolor y/o desintegración de las articulaciones. Si la flexión es constante, la porción posterior de la columna vertebral se estirará mientras que la anterior se comprimirá. Si la cabeza se mantiene en alto, ocurrirá lo contrario. Ejercicios de movilidad y estiramientos para la región cervical Los estiramientos ayudan a conseguir el movimiento deseado del cuello en todos los planos. También alivian la tensión de los músculos. Se recomiendan los siguientes ejercicios de nivel I: 1. Empleando el suelo como base de apoyo, túmbate boca arriba con la cabeza apoyada en el suelo. Extiende el área cervical aproximando un poco el mentón a la garganta. Deja que el peso de la cabeza se apoye en el suelo. Rueda la cabeza por el suelo hacia un lado, respira hondo y rueda la cabeza hacia el otro lado sin levantarla del suelo. Descansa los hombros y relájate al espirar. 2. Siéntate o ponte de pie delante de un espejo. Cierra los ojos y centra la cabeza, luego abre los ojos y fíjate dónde está realmente. Usa el espejo e intenta centrarla directamente entre los hombros, con los hombros nivelados. Comienza a mover la cabeza en toda su movilidad: flexión, extensión, flexión lateral a derecha e izquierda, y rotación a derecha e izquierda. No permitas que el cuello alcance la hiperextensión, ni que los hombros se desvíen. 3. Emplea la mano izquierda para llevar la cabeza en rotación lateral a la izquierda, mientras la mano derecha ayuda a mantener el hombro derecho abajo. Aguanta la respiración y emplea la espiración para relajar la postura; repite por el otro lado. Para avanzar, prueba esto. 4. Inversiones avanzadas (nivel III) Busca una posición en la que la cabeza pueda pender por acción de la gravedad, no contra ella. Esto supone invertir la posición del cuerpo. Mediante anteroflexión del tronco estando de pie (flexiona siempre un poco las rodillas para no sobrecargar el área lumbar), colgarse de las rodillas o los tobillos de una barra (no es recomendable para todo el mundo) o hacer la vertical sitúan la cabeza en esta posición. El área cervical se elongará por acción de la gravedad si no está sujeta por nada. Muchas personas se quejan de debilidad en el cuello cuando acuden a las clases de Pilates. Ello suele ser porque los músculos abdominales no son todavía lo bastante fuertes como para ejercer tracción del tronco hacia delante, razón por la que los músculos anteriores del cuello tienen que trabajar duro para mantener la cabeza en alto. A medida que los abdominales aumentan su fuerza, los músculos del cuello trabajan con más eficacia. Los poderosos músculos flexores de la columna (abdominales) son el foco de interés de los ejercicios del capítulo 4. Figura 3.5. Posición del cuello en el ejercicio de Pilates 100. TÉCNICA En el trabajo de suelo de Pilates, estando en decúbito supino, la cabeza se eleva y lleva hacia delante (flexiona) y también se flexiona el tronco. Con la gravedad actuando de fuerza de oposición, los abdominales que flexionan las porciones torácica y lumbar se fortalecen, igual que los músculos flexores del cuello. Con la cabeza correctamente equilibrada sobre las vértebras cervicales y con unos músculos del cuello fuertes, se puede pasar a la siguiente sección de la columna vertebral. Región torácica Doce vértebras componen la sección más larga de la columna, que se curva posteriormente (cifosis). Esta curvatura mantiene el equilibrio y sostiene la cavidad torácica. Imagina la articulación de las 12 vértebras torácicas con las 12 costillas en el dorso, y la circunferencia de las costillas que rodean el cuerpo por delante y se conectan con el esternón. Sólo las 2 costillas inferiores, las costillas flotantes, no están unidas por delante con el esternón. La cavidad creada aloja el corazón y los pulmones. Figura 3.6. La cavidad torácica aloja el corazón y los pulmones. La curvatura posterior de las vértebras torácicas es natural, aunque lo siguiente puede volverla más pronunciada: 1. 2. 3. 4. 5. Debilidad de los músculos de la porción superior de la espalda. Tirantez de los músculos torácicos. El peso del tórax. La fatiga. La pereza. Estas circunstancias, unidas a la tracción de la gravedad, agudizan la cifosis y provocan que una persona esté echada hacia delante o cargada de espaldas. Figura 3.7. Cifosis, patología en la que el afectado parece encorvado o con los hombros echados hacia delante. Músculos torácicos Erector de la columna, semiespinoso y los músculos posteriores profundos son los principales extensores de la columna, lo cual consiste simplemente en mantenerse de pie y erguidos. Figura 3.8. Músculos superiores de la columna vertebral. Ejercicios de movilidad y estiramientos para la región torácica Los mejores regímenes de ejercicio para extender la columna son el yoga y el ballet. Las personas que practican yoga mejoran la flexibilidad, el equilibrio, la fuerza, la circulación, la postura y la respiración. El yoga es posiblemente la disciplina más practicada en el mundo, aunque sigue causando rechazo en muchas personas. Ello se suele deber al estigma cultural y religioso que algunos atribuyen a esta disciplina. Descarta esas ideas; sus beneficios a largo plazo son demasiado importantes. Los músculos son responsables del movimiento de los huesos. Desempeñan mejor su papel cuando no tienen que soportar la carga del peso. La postura erguida les permite hacer su trabajo con eficacia y sin tensión. Cuando un profesor de yoga explica el arqueo de hombros o «echar los hombros atrás y hacia abajo con los omoplatos descendiendo por la columna», el torso se elonga. Las escá-pulas están en ligera aducción (se aproximan a la columna) y hacen trabajar los músculos trapecio y romboides. Éste es también un concepto importante en Pilates y útil en cualquier tipo de ejercicio. El pecho y las costillas se abren y relajan sin «ejercer empuje hacia fuera», con los abdominales ligeramente hacia dentro y arriba. En esta posición, la columna respira en cierto sentido: las vértebras están alineadas unas sobre otras con los discos libres de compresión. Sus curvaturas están equilibradas, flexibles y en simetría unas con otras. Practica este trabajo postural sentado, de pie o caminando, y aprecia la diferencia. Figura 3.9. La flexible columna vertebral, aquí extendida. Figura 3.10. Posturas para mantener el cuerpo equilibrado, apoyado y alineado en la barra de ballet (nivel I). TÉCNICA De pie sobre una sola pierna, adopta con la otra la posición de passé (rodilla flexionada, cadera en rotación externa, el pie apuntando hacia la cara interna de la rodilla de la extremidad en carga). Manteniendo las caderas niveladas, conserva el equilibrio mientras fortaleces las piernas y el núcleo corporal. Para aumentar la fuerza, agárrate a la barra de ballet o a una pared y desarrolla la pierna en carga practicando pliés y relevés (rodilla flexionada y luego ponerse de puntillas). Sitúa siempre la rodilla sobre los dedos del pie. Figura 3.11. Posturas de rodillas para estiramientos y flexibilidad: (a) el «perro», (b) el «gato» (nivel I). TÉCNICA El perro o vaca de Yoga. Comienza poniéndote a gatas, con las muñecas justo debajo de los hombros y las caderas sobre las rodillas. Arquea (hunde) la columna lumbar y deja que el cóccix y la cabeza se eleven ligeramente. Haz esto al inspirar, tensando un poco los abdominales para sostener la postura y aproximando los omoplatos. El gato. Todavía en cuadrupedia, redondea la espalda flexionando la columna, deja caer el cóccix y la cabeza. Posturas en decúbito prono para la fuerza y la flexibilidad Figura 3.12. Bhujangasana (postura de la cobra) para la porción superior de la espalda (nivel I). TÉCNICA La cobra es un ejercicio para fortalecer la porción posterosuperior de la espalda. Tumbado en decúbito prono, eleva el hemicuerpo superior y mantén la cabeza alineada con la columna. Las manos están debajo de los hombros con los codos junto a las costillas. No hagas fuerza con las manos, deja que sean los músculos extensores de la columna los que hagan el trabajo. La pelvis se debe mantener en contacto con el suelo. Figura 3.13. Salabhasana (postura de la langosta) para las porciones superior e inferior de la espalda (nivel II). TÉCNICA La langosta fortalece los músculos de las porciones inferior y superior de la columna. Cuando las piernas se elevan, también fortalece los músculos isquiotibiales y glúteo mayor. Extiende los brazos junto a los costados mientras levantas del suelo las extremidades superiores e inferiores. No hiperextiendas el cuello. Figura 3.14. Urdhva mukha svanasana (el perro mirando hacia arriba) (nivel III). TÉCNICA El perro mirando hacia arriba es un ejercicio de nivel más alto por el esfuerzo de los brazos y la región lumbar. En decúbito prono, el hemicuerpo superior se hiperextiende mientras los brazos se elongan y las manos ejercen presión contra el suelo. Si se activan los abdominales, la pelvis se puede levantar del suelo. Se extienden los pies. Mantener la vista hacia delante reducirá el esfuerzo del área cervical. Figura 3.15. Adho mukha svanasana (el perro mirando hacia abajo) (dependiendo de la posición, niveles I-III). TÉCNICA El perro mirando hacia abajo es uno de los ejercicios más eficaces del Yoga. Elonga los isquiotibiales y las pantorrillas, activa el núcleo del cuerpo y fortalece los músculos de los hombros. En decúbito prono, comienza por ponerte a gatas. Nivel I. Esconde los dedos debajo, mantén el cóccix en alto y extiende los brazos hacia delante por el suelo y abre los dedos de las manos. Nivel II. Levanta las rodillas del suelo, pero mantenlas flexionadas mientras echas el peso del cuerpo hacia atrás sobre las piernas. Deja que la cabeza cuelgue entre los brazos. Nivel II-III. Adopta la postura del nivel II. Extiende las rodillas, alza el cóccix mientras empujas para desplazar el peso de los brazos hacia los muslos. Mantén los hombros alejados de las orejas hundiendo para ello los omoplatos mientras la articulación del hombro gira en valgo. Deja que la cabeza cuelgue libremente. Percibe los cimientos sobre los que descansas, es decir, manos y pies, y activa el núcleo del cuerpo (dibujado). Posturas en decúbito supino para la fuerza y la flexibilidad Figura 3.16. Matsyasana (postura del pez) (se muestra el nivel II). En el nivel III se elevan los brazos hacia el techo. TÉCNICA En decúbito supino, extiende el cuerpo y pon las manos debajo del cóccix con los brazos extendidos. Eleva el esternón y deja que la columna torácica se hiperextienda levantada del suelo. La cabeza mantiene el equilibrio apoyada en el suelo, al igual que el cóccix. Situar una manta, bloque o travesaño horizontalmente bajo T4 a T7 facilita la postura. Algunas personas podrían necesitar también una manta o sujeción bajo la cabeza o las rodillas. La postura del pez abre el pecho y fortalece la espalda. Figura 3.17. Estiramiento de Pilates para la columna vertebral (nivel I). TÉCNICA El estiramiento de Pilates para la columna vertebral se practica con las piernas un poco abiertas a horcajadas y los pies flexionados. Comienza sentado contra una pared con la columna recta y los brazos extendidos hacia delante. Al encorvar la columna hacia delante (flexión), tensa los abdominales hacia la pared; la región lumbar no debe dejar de tocar la pared. Extiende y alza de nuevo la espalda hasta que, vértebra a vértebra, quede en contacto con la pared. En la sala de pesas, el ejercicio de buenos días trabaja la columna vertebral mediante una constante contracción de los músculos extensores. Figura 3.18. Buenos días. TÉCNICA Mediante un movimiento lento, controlado y en toda la amplitud articular, baja el torso hacia el suelo flexionando el tronco por la cintura, manteniendo la espalda recta con caderas y rodillas ligeramente flexionadas. Vuelve a incorporar el torso hasta que el tronco quede encima de las piernas. Inspira en la fase ascendente. Este ejercicio se puede repetir de 8 a 12 veces en 2-3 series. Un segundo ejercicio, el peso muerto, es popular entre los culturistas, a veces como preparación para levantamientos de potencia. Aunque la acción principal en la sentadilla tipo peso muerto sea la extensión de caderas y rodillas contra la gravedad y las pesas, un movimiento secundario es la extensión de la columna vertebral; abajo se muestran algunos de estos músculos. Figura 3.19. Extensiones de espalda. TÉCNICA Adopta la postura mostrada dejando que las articulaciones coxofemorales se flexionen sobre el banco. El torso puede comenzar en una posición baja y estirada; el ejercicio consiste en elevar el torso e hiperextender la columna contra una resistencia. Este ejercicio se considera de nivel II o III dependiendo del estado de la columna lumbar. Si los discos lumbares no están en buenas condiciones, no se debe practicar este ejercicio. Ejercicios de flexibilidad Figura 3.20. En sedestación, estiramiento lateral hasta alcanzar el pie (para la columna torácica). TÉCNICA Siéntate con una pierna extendida y abierta hacia un lado y los dedos del pie apuntando hacia arriba. Lleva el otro pie hasta apoyarlo contra la cara interna de la rodilla contralateral, y extiende la cabeza hacia delante. Extiende las manos hacia la cara externa de los dedos del pie, manteniendo los hombros bajos y lejos de las orejas. Flexiona la rodilla si los isquiotibiales están demasiado tirantes. Figura 3.21. Estiramiento de la espalda con rotación y de rodillas (para la columna torácica). TÉCNICA Arrodíllate en el suelo en la postura de la mesa y eleva un brazo. Luego gira los hombros y la porción media de la espalda mientras miras hacia arriba. Pon una manta bajo las rodillas si es necesario. Los giros de columna son excelentes para estirar y fortalecer la columna vertebral, así como para liberar toxinas y tensiones. Hay muchos giros de columna que se pueden practicar de pie, sentados, de rodillas o en decúbito supino. Figura 3.22. Ejercicio de la mecedora de Pilates para toda la columna vertebral. TÉCNICA Comienza esta posición sentado en la postura de la mesa o el bromista de Pilates, manteniendo el equilibrio justo detrás del cóccix. Pon una manta debajo de las tuberosidades isquiáticas y la columna si fuera necesario. El objetivo es hacer rodar la espalda hacia atrás articulando el movimiento en todas y cada una de las vértebras; el movimiento no debe llegar al cuello, sino ceñirse a la región inferior y media de la columna. Si esto no le sienta bien a tu espalda, no lo hagas; trabaja el equilibrio sentado si eso no causa molestias en la columna lumbar. Este ejercicio se practica lentamente, sólo 3-4 repeticiones, incorporándose hasta sentarse en equilibrio cada vez que se rueda. También es un ejercicio estupendo para los abdominales y el psoas (ver capítulo 4). Nivel II: rodillas flexionadas. Nivel III: rodillas rectas. El movimiento opuesto de la extensión en el plano sagital es la flexión. En el área torácica, se consigue mediante la contracción de los abdominales. Esto, junto con las áreas lumbar/sacra de la columna, se abordará en el capítulo 4. Mitos disipados sobre la porción superior de la columna Los patrones corrientes de la posición del cuello pueden causar disfunciones Lo habitual es que el cuello esté sometido a un uso excesivo constante, manteniendo la cabeza en alto contra la gravedad o girándola de algún modo. Incluso en reposo, el cuello está en desventaja si uno se tumba sobre el estómago. Los patrones de movimientos aprendidos son difíciles de deshacer, y la gente tiende a dejar que el cuello, el área de mayor movilidad de la columna, asuma la mayor parte del trabajo. Las vértebras cervicales necesitan descansar en la posición neutra. Tumbarse boca arriba con la cabeza alineada con la columna es la mejor postura para dormir. Usar los brazos demasiado puede debilitar la porción superior de la columna Usar los brazos puede fortalecer las áreas relacionadas con ellos, específicamente las áreas vertebrales cervical y torácica. Sin embargo, el uso frecuente (levantar, alcanzar, lanzar, nadar mucho tiempo) puede cansar las mismas áreas, por lo que los músculos estabilizadores necesitan activarse correctamente. Hay ejercicios específicos para lograrlo. Los mejores ejercicios de estabiliza-ción para la columna se encuentran en las posturas de yoga como el perro mirando hacia abajo, donde la correcta colocación de la articulación del hombro y la cintura escapular alinea y acti-va el cuello y los músculos torácicos al elongarse. El tejido conjuntivo es culpable de la movilidad Las lesiones, el grado de movilidad, la tensión y las posturas afectan al tejido conjuntivo presente entre las vértebras, lo cual en ocasiones deriva en disfunciones, dolor e incluso degeneración con el tiempo. El pequeño tejido conjuntivo puede inflamarse, desplazarse o romperse. El resultado es la aparición de tejido cicatrizal, que causa rigidez crónica. La afección es difícil de diagnosticar y tratar, pero no imposible. La masoterapia ayuda a aliviar los problemas del tejido conjuntivo, así como el uso de la visualización positiva y ejercicios adecuados. Principales músculos usados en los movimientos de la columna torácica/lumbar Articulaciones atloaxoidea y atlantooccipital Flexión Largo de la cabeza, recto anterior de la cabeza y esternocleidomastoideo (fibras anteriores). Extensión Semiespinoso de la cabeza, esplenio de la cabeza, recto posterior mayor de la cabeza, recto posterior menor de la cabeza, oblicuo superior de la cabeza, longísimo de la cabeza, trapecio y esternocleidomastoideo (fibras posteriores). Rotación y flexión lateral Esternocleidomastoideo, oblicuo inferior de la cabeza, oblicuo superior de la cabeza, recto lateral de la cabeza, longísimo de la cabeza y esplenio de la cabeza. Articulaciones intervertebrales (región cervical) Flexión Largo del cuello, largo de la cabeza y esternocleidomastoideo. Extensión Longísimo del cuello, longísimo de la cabeza, esplenio de la cabeza, esplenio del cuello, semiespinoso del cuello, semiespinoso de la cabeza, trapecio, interespinosos e iliocostal del cuello. Rotación y flexión lateral Longísimo del cuello, longísimo de la cabeza, esplenio de la cabeza, esplenio del cuello, multífidos, largo del cuello, escaleno anterior, escaleno medio, escaleno posterior, esternocleidomastoideo, elevador de la escápula, iliocostal del cuello e intertransversos. Articulaciones intervertebrales (regiones torácica y lumbar) Flexión Músculos de la pared anterior del abdomen. Extensión Erector de la columna, cuadrado lumbar, largo del cuello, interespinosos, intertransversos, multífidos, rotadores y semiespinoso torácico. Rotación y flexión lateral Iliocostal lumbar, iliocostal torácico, multífidos, rotadores, intertransversos, cuadrado lumbar y músculos de la pared anterior del abdomen. El núcleo del cuerpo es objeto de mucha atención, pero ¿de qué estamos hablando en realidad? Dependiendo del autor, se puede referir a los abdominales o al torso en su totalidad. Por lo que a este libro se refiere, se considera el área comprendida entre la columna lumbar y la pelvis, por lo general, considerada el núcleo central. Tanto la columna lumbar como la pelvis son interdependientes; deben estar equilibradas y alineadas para funcionar correctamente. Cualquier incongruencia afecta a otras áreas, desde la porción superior de la columna hasta los pies, es decir, en esencia, todo el cuerpo. Región lumbar Hay cinco vértebras lumbares localizadas aproximadamente en el centro del cuerpo. Son más grandes, gruesas y, por tanto, más pesadas que los otros huesos de la columna vertebral. Presentan una curvatura lordótica, es decir, anterior o hacia el frente, que contrarresta la curvatura torácica posterior. Los discos (los cartílagos entre los huesos) presentan un tercio del grosor de los cuerpos de las vértebras, lo cual permite una mayor movilidad en flexión, extensión y flexión lateral. La rotación queda limitada por la proyección recta, la corta longitud y el bulto de las apófisis espinosas posteriores, a lo cual se suma la orientación de las carillas (superficies articulares de las apófisis espinosas). Figura 4.1. Vértebras lumbares (L3): a) vista superior, b) vista de perfil. Músculos lumbares Los abdominales son el principal grupo de músculos que flexionan la columna lumbar y torácica. Es la acción por la que el tronco se inclina hacia delante, o se encoge en la posición fetal. Si se practica esta acción contra una resistencia, como la fuerza de la gravedad, los músculos se fortalecen. Se hablará de cada uno de los cuatro músculos abdominales por separado, pero también como una unidad debido a su localización e inserción en la porción anterior de la columna vertebral. Son sobre todo responsables de la salud de la región lumbar de la espalda. Figura 4.2. Flexión de abdominales en decúbito supino. Primer músculo abdominal: recto del abdomen Este músculo es el más superficial (más próximo a la piel) y largo de los abdominales, y, por tanto, el más «visible». Sus fibras discurren verticalmente y están estriadas en su porción superior, a lo cual se debe el aspecto de chocolatina del vientre. En realidad se debe al aspecto segmentado de las fibras musculares, lo cual se aprecia sobre todo en personas muy delgadas. Figura 4.3. Músculo recto del abdomen. Para fortalecer el músculo recto del abdomen, practica ejercicios que flexionen la columna vertebral contra una resistencia y ejecútalos correctamente. Túmbate boca arriba y flexiona el tronco hacia delante, como al practicar flexiones de abdominales, y la columna se flexionará con la fuerza de la gravedad como resistencia. Trabajar contra una resistencia es el aspecto más importante; cuando se flexiona el tronco hacia delante estando de pie o sentado, la columna se flexiona, pero la gravedad ayuda, no opone resistencia, por lo que los músculos abdominales no se contraen lo suficiente como para aumentar su fuerza. Cuando se activa correctamente, el músculo recto del abdomen sustenta la porción inferior de la espalda y ayuda a estabilizar la pelvis elevándola (éste es uno de los conceptos clave del método Pilates y para saber por qué funciona). Activar un músculo significa hacerlo trabajar; trabajar significa que se contraiga. La contracción muscular es la fuerza o trabajo que genera un músculo para producir un movimiento articular. El vientre del músculo se puede acortar (contracción concéntrica), elongar (contracción excéntrica) o conservar la misma longitud (contracción isométrica). Un músculo no se flexiona, sólo se contrae (una articulación sí se flexiona; cuidado con los «mitos» que circulan por ahí sobre los músculos). Además, un músculo no debe cruzar una articulación para moverla. El recto del abdomen se contrae y genera flexión de la columna porque sus fibras la envuelven junto con las vainas de los otros abdominales en sentido lateral a posterior, con lo cual su acción también ayuda a las áreas torácica y lumbar. Sus principales inserciones anteriormente están en las costillas V a VII, así como en la apófisis xifoides en el vértice del esternón, y también en la sínfisis púbica. Estos puntos de inserción se aproximan entre sí cuando el músculo se contrae concéntricamente. La mayoría de los músculos generan más de una acción en una articulación dada. El músculo recto del abdomen flexiona lateralmente la columna (flexión del tronco hacia el costado), así como hacia delante. Genera flexión lateral ipsolateralmente (el músculo recto del abdomen del lado derecho flexiona la columna hacia la derecha; el recto del abdomen del lado izquierdo hace lo mismo hacia la izquierda). También ayuda a los otros tres abdominales en la compresión del área abdominal, lo cual previene la hiperextensión del área lumbar. En una flexión de abdominales, el músculo recto del abdomen se contrae concéntricamente (se acorta) para levantar el tronco del suelo. Una vez que el tronco está lo bastante alto y comienzan a intervenir las caderas, los poderosos flexores coxales ayudan o, en ocasiones, asumen la acción. Por tanto, la porción más eficaz del ejercicio para el área abdominal es la primera mitad de la flexión, cuando los abdominales tienden a actuar de forma más aislada y la acción de la gravedad es más eficaz. Al echarse de nuevo hacia atrás y tumbarse, el recto del abdomen se contrae excéntricamente (se elonga). El músculo sigue contrayéndose contra una resistencia (la gravedad) para evitar que la espalda descienda demasiado rápido y se golpee contra el suelo. Por tanto, el recto del abdomen es el músculo agonista durante la fase plena del ejercicio (ver figura 4.2). En la figura 4.4 al pie del texto, la flexión de la columna se muestra con claridad, aunque los músculos flexores no trabajan duro porque la gravedad ayuda al movimiento. Se trata más de un estiramiento para los músculos posteriores. Figura 4.4. Anteroflexión de la columna vertebral durante uttanasana (flexión del tronco hacia delante en bipedestación). Ejercicios de fortalecimiento para el músculo recto del abdomen 1. Flexión lateral del tronco (nivel I). Figura 4.5. Flexión lateral del tronco (nivel I). TÉCNICA En bipedestación con los pies separados la anchura de los hombros. Mantén el cuerpo erguido y flexiona el tronco hacia la izquierda o la derecha. Se puede practicar sentado, de rodillas o de pie, y es un ejercicio a la vez de estiramiento y fortalecimiento de los abdominales. Mantener los brazos por encima de la cabeza aumenta la dificultad. 2. Abdominales parciales o cortos (niveles I-III). Figura 4.6. Abdominales parciales o cortos (niveles I-III). TÉCNICA Túmbate boca arriba (en decúbito supino) con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. Flexiona la columna (espira siempre al flexionar) y eleva el tronco hasta medio camino, y vuelve a la posición inicial mientras inhalas y percibes la extensión de cada una de las vértebras. 3. Pilates 100 (nivel II). Figura 4.7. Pilates 100 (nivel II). TÉCNICA Túmbate boca arriba y flexiona la columna vertebral con los pies apoyados o no en el suelo, con las rodillas flexionadas (hacerlo con las piernas extendidas y/o próximas al suelo supone un nivel más avanzado); se mantiene la posición y «100» es el número de veces que se mueven los brazos (extendidos y en cruz). Esta posición fortalece los músculos anteriores del cuello. 4. Descenso de las piernas en decúbito supino (niveles II-III). Figura 4.8. Descenso de las piernas en decúbito supino (niveles II-III). TÉCNICA Nivel II. Túmbate boca arriba y eleva las piernas con las rodillas ligeramente flexionadas. Las manos pueden estar debajo del cóccix (nivel más fácil), o junto a los costados/levantadas del suelo (nivel más difícil). Haz descender las piernas hasta 45° mientras contraes los abdominales contra la columna vertebral, para, a continuación, levantar las piernas con las rodillas flexionadas; intenta levantar ligeramente las caderas del suelo al final de la elevación de las piernas. Nivel III. Mantén las piernas extendidas durante todo el ejercicio. Se puede levantar la cabeza, como en la ilustración del cuadro arriba a la derecha. Repetir el movimiento hasta sentir fatiga es una de las mejores formas de someter a sobrecarga los músculos ejercitados. La fuerza aumenta gracias a la sobrecarga. En el yoga se mantienen las posturas (contracción isométrica) para generar sobrecarga. En Pilates y el entrenamiento con pesas, se repite el movimiento mediante contracciones concéntricas y excéntricas. La velocidad de las contracciones es una elección individual, pero recuerda que una mayor lentitud puede ser más beneficiosa; invertir tiempo en conectar la mente con el cuerpo y trabajar los músculos adecuados de la forma correcta y con lentitud pueden agotar los músculos trabajados. Cuando se complete el último movimiento, uno debería estar al borde del agotamiento. Hay que recordar siete puntos con independencia de la edad y el nivel: 1. Cualquier ejercicio que flexione la columna contra una resistencia (fuerza de la gravedad, pesas, etc.), o flexione lateralmente la columna, contraerá (trabajará) el músculo recto del abdomen. 2. Todo músculo se tiene que sobrecargar para aumentar su fuerza; las repeticiones y series son una de las mejores formas para conseguirlo, completando al menos 8 repeticiones en 2-3 series, siendo la fatiga el indicador de la sobrecarga. (En Pilates, el énfasis se pone en hacer menos repeticiones y más lentas, lo cual también agota el músculo.) Se pueden usar pesas para aumentar la sobrecarga. 3. Todo músculo presenta un lado derecho y otro izquierdo: trabaja ambos lados por igual. 4. Plantéate la fuerza y longitud como meta; al final se conseguirá el aspecto deseado. 5. La chocolatina ventral queda definida por tres inserciones tendinosas a las que se adhieren las fibras del recto del abdomen, que son «surcos» visibles cuando el músculo se contrae. Si se quiere tener ese aspecto, hay que reducir la grasa corporal y «activar» el músculo para que se vea. 6. ¡RESPIRA! En realidad es un ejercicio para los cuatro músculos abdominales. 7. ¡DISFRUTA! Segundo músculo abdominal: oblicuos externos del abdomen Este músculo se encuentra a nivel profundo del recto del abdomen, no directamente debajo, sino más lateral a él. Cuando se contraen juntos ambos lados, derecho e izquierdo del músculo, ayuda al recto del abdomen a la flexión de la columna. Cuando se contrae un lado, ayuda a la flexión lateral (el músculo oblicuo externo derecho flexiona la columna hacia la derecha, definido previamente como ipsolateral). Es sobre todo un rotador de la columna contralateralmente (el oblicuo externo derecho gira la columna hacia la izquierda o hacia el lado opuesto). Figura 4.9. Músculos oblicuos externos del abdomen. Ejercicios de fortalecimiento para los músculos oblicuos del abdomen 1. Molinos (nivel I). Figura 4.10. Molinos (nivel I). TÉCNICA De pie con los brazos en cruz, lleva la mano derecha hasta tocar el tobillo izquierdo, incorpórate y repite por el otro lado. Esto activa las tres acciones del músculo oblicuo externo y hace de él un ejercicio de fortalecimiento y estiramiento. Es suave porque la rotación contra una resistencia es mínima: flexiona un poco las rodillas para evitar su hiperextensión. 2. En sedestación, molinos de Pilates con las piernas en tijera (niveles I-II). Figura 4.11. En sedestación, molinos de Pilates con las piernas en tijera. TÉCNICA Sentado con las piernas extendidas y separadas 60 centímetros, los brazos en cruz; gira hacia la derecha, inclina el tronco hacia delante y extiende la mano izquierda hacia el pie derecho. Espira y aumenta el estiramiento de la columna contrayendo los abdominales hacia la espalda. Vuelve a erguirte y repite por el otro lado. 3. Flexiones entrecruzadas de Pilates (nivel II). Figura 4.12. Abdominales cortos en diagonal/flexiones entrecruzadas de Pilates (nivel II). TÉCNICA Túmbate boca arriba con las manos detrás de la cabeza sin ejercer tracción sobre el cuello, los codos abiertos hacia los lados, las rodillas flexionadas, los pies en el suelo o en el aire. Levanta la espalda unos centímetros del suelo con los ojos mirando al techo o a los abdominales. Gira el codo derecho hacia la rodilla izquierda, vuelve al centro y repite por el otro lado. Inspira durante el giro, asegúrate de que la columna gire todo lo posible mientras las caderas se mantienen estables; espira en el centro (presiona siempre los abdominales contra la columna al espirar). Esta técnica es ideal para todos los abdominales, sobre todo los oblicuos. 4. Elevaciones de tronco en silla romana (niveles I-III). Figura 4.13. Elevaciones de tronco en silla romana (niveles I-III). TÉCNICA (Este ejercicio somete a mucho esfuerzo la columna lumbar, así que asegúrate de tener unos abdominales fuertes para empezar.) Siéntate atravesado sobre una banqueta con los pies estabilizados en el suelo. Échate hacia atrás lentamente en una posición flexionada hasta quedar paralelo al suelo; vuelve a la posición inicial. Para aislar los músculos oblicuos del abdomen, gira la columna, alternando el lado al volver. Tercer músculo abdominal: oblicuos internos del abdomen A nivel profundo del oblicuo externo y en ángulo recto respecto a él, el músculo oblicuo interno también colabora en la flexión y flexión lateral de la columna vertebral, además de ser un rotador primario. Cuando se contraen ambos lados (contracción bilateral), se produce la flexión; cuando se contrae un solo lado (contracción unilateral), las acciones resultantes son flexión lateral y rotación. El músculo oblicuo interno gira hacia el mismo lado (el oblicuo interno derecho gira y flexiona lateralmente la columna hacia la derecha) trabajando ipsolateralmente. (El oblicuo externo gira hacia el lado opuesto o contralateral, como se explicó en la página 54.) Figura 4.14. Músculos oblicuos internos del abdomen. Los mismos ejercicios explicados para los músculos oblicuos externos también ejercitan los músculos oblicuos internos. Cuarto músculo abdominal: transverso del abdomen El músculo transverso del abdomen es el más profundo de los abdominales. Sus fibras musculares discurren en sentido horizontal y rodean la cintura, de ahí el término «faja». Se inserta posteriormente (hacia la espalda) en la fascia toracolumbar, pero no mueve la columna vertebral en el sentido habitual. En realidad reduce el diámetro del abdomen y nos permite «meter barriga». Este músculo se palpa si ponemos las manos en los costados de la cintura y tosemos. El músculo transverso del abdomen también se inserta en el ligamento inguinal (que discurre desde la espina ilíaca anterosuperior hasta la espina del pubis) y la cresta ilíaca, ambos parte de la cintura pélvica. Esto hace del transverso del abdomen un músculo muy importante, porque es un estabilizador de la columna vertebral y la pelvis. Figura 4.15. a) Músculo transverso del abdomen, b) músculos transverso del abdomen y oblicuos internos del abdomen, que se insertan en la fascia toracolumbar. Ejercicios para el músculo transverso del abdomen Los mejores ejercicios para este músculo son los que posibilitan la respiración profunda. Este músculo se contrae concéntricamente al espirar. La espiración forzada en cualquier tipo de ejercicio respiratorio activará el músculo transverso del abdomen. Ciertos tipos de respiración del yoga, llamados pranayamas, son buenos ejemplos. También se activa en cualquier ejercicio, como flexiones de abdominales y de brazos al espirar hondo cuando uno se mueve contra la fuerza de la gravedad/resistencia. Un buen estiramiento del músculo transverso del abdomen es el estiramiento del abdomen en decúbito prono elevando el tronco. Figura 4.16. Estiramiento del abdomen en decúbito prono elevando el tronco. TÉCNICA Túmbate boca abajo y aproxima las manos a los hombros. No levantes las caderas del suelo, mira hacia delante y eleva el tronco extendiendo los brazos. La «malla» Los abdominales se localizan uno encima de otro y en este sentido parecen entretejidos, no como la tela de una prenda de vestir; las fibras se entretejen para dotar de resistencia a la tela. Los abdominales se disponen en capas y las fibras musculares también se cruzan en ángulos para dotarse de fuerza. Figura 4.17. La «malla»; los cuatro músculos abdominales. Si se ejercita correctamente cada uno de los músculos abdominales, el área central será más fuerte y ejercerá mayor sustentación sobre la espalda y la pelvis. Hago hincapié en CORRECTAMENTE. Algunas series de ejercicios convencionales tienden a aumentar la masa muscular; en el caso de los abdominales, es mejor planos que abultados. Algunos de los mejores ejercicios para la fuerza y «longitud» de los abdominales, que los hace parecer más planos, se incluyen en las técnicas de preparación física como el método Pilates. Al método Pilates se lo ha tildado «de moda», pero bailarines y deportistas llevan años estudiándolo. Joseph Pilates desarrolló el sistema en la década de 1920 y se ha convertido en un sistema excelente de rehabilitación, preparación física y entrenamiento empleado en todo el mundo. Creo que en la actualidad es más popular porque otros métodos de entrenamiento no han cumplido las expectativas de lo que la gente realmente quería y esperaba. El aspecto de los abdominales es secundario; planos o abultados, lo más importante es su fuerza. Las personas con el estómago más plano porque son delgadas a veces también tienen el estómago más débil. Esto puede causar lumbalgia o posturas incorrectas. Sólo porque uno sea delgado no significa que no tenga que hacer ejercicio. Por otra parte, las personas con sobrepeso o «bajas de forma» posiblemente necesiten ejercicios correctos y paciencia para entender cómo tienen que trabajar el cuerpo para obtener resultados. Es sorprendente que se preste tanta atención al aspecto y que muchas personas no estén contentas con su apariencia sea cual sea su aspecto; se sentirían mejor si fueran más fuertes y equilibradas. La fuerza de los abdominales aumenta las posibilidades de superar problemas lumbares. En Estados Unidos, la lumbalgia por sí sola se ha convertido en una «enfermedad» de proporciones desconocidas que causa un número infinito de reclamaciones al seguro, parados y discapacidades que terminan generando pérdidas multimillonarias. Hay otras causas, desde luego, pero si los abdominales son fuertes, en la mayoría de los casos se puede evitar el dolor debilitante de una lesión de espalda. Utiliza todos los abdominales, porque están hechos para trabajar juntos. Permíteles entrar al espirar y salir al inhalar. Elóngalos sin sobrecargar el centro. Relaja los hombros y respira a través de la caja torácica. Estiramientos Aunque los beneficios de los estiramientos sean debatibles, la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que estirar con cuidado un músculo aumenta su grado de movilidad (ROM) a lo largo del tiempo, posibilitando una mayor y más segura movilidad articular. Los estiramientos se pueden hacer antes, durante o después del ejercicio, y es muy eficaz seguir un entrenamiento duro concreto cuando los músculos se han contraído concéntricamente (acortados o abultados). Una vez que los músculos comienzan a relajarse, se pueden hacer los estiramientos. Un músculo tenso no se puede estirar. Procede a la elongación por medio de estiramientos mientras el músculo esté relajado, luego aguanta dos segundos o más. Si no se ha activado el reflejo de estiramiento, podrás mantener más tiempo la posición. El reflejo de estiramiento es una función del sistema neuromuscular (ver capítulo 2, página 20). Es una contracción refleja del músculo que se estira, un sistema protector interno que ayuda a evitar la hipermovilidad de una articulación. Dicho de otro modo, cuando el músculo se estire demasiado, te dirá que pares antes de sufrir daños. Si se tiene cuidado durante los estiramientos y se escucha al músculo, podremos mantener un estiramiento sin molestias. Mantén una postura lo bastante forzada como para sentir el estiramiento, pero sin ir más allá a menos que no sea doloroso. Respira durante el estiramiento y relájate. Los abdominales se pueden estirar igual que otro músculo. Los estiramientos permitirán una mejor movilidad de la columna vertebral. Estiramientos para los abdominales 1. El puente apoyándose en los hombros (nivel I). Figura 4.18. El puente apoyándose en los hombros (nivel I). TÉCNICA Tumbado sobre la espalda con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo, levanta el cóccix del suelo y empieza a elevar las caderas cuanto puedas sin sentir molestias. El peso se tiene que distribuir de forma equilibrada sobre ambos pies y los omoplatos. 2. Torsiones de espalda (nivel I). Figura 4.19. Torsiones de espalda (nivel I). TÉCNICA Nivel I (principiante). Sentado en una silla y con los pies en el suelo, pon la mano derecha en el respaldo de la silla y la izquierda en la rodilla derecha; gira la columna hacia la derecha, comenzando primero por la región lumbar, luego la zona media, y después la zona superior y el cuello. La columna vertebral se tiene que extender (enderezarse). Se repite por el otro lado. No se debe torcer demasiado la columna lumbar; puede causar lesiones porque la rotación no es la mejor acción posible. 3. Torsiones de espalda (niveles II-III). Figura 4.20. Torsiones de espalda (niveles II-III). TÉCNICA Nivel II. Siéntate en el suelo con la pierna izquierda extendida, la pierna derecha flexionada con el muslo contra el pecho y la columna vertebral extendida. El pie derecho puede situarse junto al lado interno o externo de la rodilla izquierda. Sujeta la rodilla derecha con el antebrazo izquierdo, pon la mano derecha detrás de la cadera izquierda en el suelo y gira la columna hacia la derecha. Repite por el otro lado. Nivel III (avanzado). Igual que el ejercicio anterior, excepto que hay que flexionar la pierna izquierda debajo de la derecha, y poner el pie derecho junto a la cara externa de la rodilla izquierda. Gira hacia la derecha, y repite por el otro lado. 4. Parivrtta trikonasana (postura del triángulo girado) (niveles II-III). Transverso y oblicuo interno del abdomen Figura 4.21. Parivrtta trikonasana (postura del triángulo girado). TÉCNICA Una de las posturas de yoga más beneficiosas, es mucho más que un estiramiento o un ejercicio para fortalecer los músculos oblicuos del abdomen. Estimula los órganos, enseña al cuerpo equilibrio y a saber alinearse, y extiende las extremidades. Para aprenderlo correctamente, ¡apúntate a clases de yoga! 5. Posteroflexión del tronco (nivel III plus). Figura 4.22. Posteroflexión del tronco (nivel III plus). TÉCNICA Túmbate boca arriba, con las rodillas flexionadas y los pies en el suelo. Con los brazos flexionados, apoya las palmas de las manos en el suelo junto a las orejas. Levanta las caderas del suelo e intenta extender los brazos y las piernas. La columna vertebral experimentará hiperextensión (se arqueará). Ten cuidado; la mayoría de las personas no deben exagerar esta postura. 6. ¡Nada! Cualquier estilo servirá para estirar los abdominales. Hay muchos otros estiramientos para los abdominales. Cualquier posición del cuerpo que haga girar, hiperextender o flexionar lateralmente la columna también estirará el área abdominal. La única posición de la columna que no estira los abdominales es la flexión (posición fetal). Muchos estudiantes preguntan el modo de ejercitar los abdominales. Sólo con usarlos se fortalecerán. Mientras conduces o trabajas con el ordenador, siéntate recto y ténsalos; mientras te lavas los dientes, contráelos contra la columna vertebral; mientras te tumbas boca abajo (en decúbito prono), intenta levantarlos del suelo (hazlo mientras ves la televisión). Sé más consciente de lo que haces cuando estás de pie y hablando con alguien, o mientras estás a la cola en algún sitio. ¡Actívalos! El simple acto de meter tripa y encoger los abdominales contra las costillas y la pelvis (sin constreñir el centro en exceso) sirve para elongarlos y fortalecerlos. Haz esto mientras caminas, corres, bailas, montas en bicicleta, estás sentado o de pie; te ayudará con la postura corporal y la armonía de todo el cuerpo. Recuerda que hacer ejercicio con más lentitud te permitirá centrarte más y corregir los músculos y la alineación, además de adquirir más fuerza y tolerancia física, que si te «precipitas» en su ejecución. No es necesario practicar repeticiones interminables; además es aburrido. La mejor receta para el ejercicio es: 1. Fortalece el músculo sometiéndolo a una sobrecarga (con seguridad). 2. Estira un músculo, relájalo para que se elongue. 3. Respira y diviértete. Músculo psoas mayor El psoas es el único músculo que conecta la extremidad superior con la extremidad inferior, haciendo de él un músculo postural muy importante. Figura 4.23. Músculo psoas mayor. El psoas cuenta con un músculo mayor y otro menor, ambos sinergistas (pueden desempeñar las mismas acciones articulares en la columna lumbar). La diferencia radica en sus inserciones: el psoas mayor es el único que conecta el fémur con la columna vertebral (extremidades superior e inferior); el psoas menor conecta la pelvis con la columna vertebral. Hay quien dice que el psoas menor terminará desapareciendo, porque fue importante cuando los humanos pasaron de andar de cuatro a dos extremidades, pero ahora ya no es necesario. De hecho, algunas personas sólo presentan este músculo en un lado del cuerpo. Figura 4.24. Músculo ilíaco. Ambos músculos psoas forman parte de un grupo muscular más amplio llamado psoasilíaco, que también incluye el gran músculo ilíaco. Este grupo, que se contrae de forma simultánea, flexiona la cadera. Es el más profundo de los músculos flexores coxales, lo cual dificulta el llegar a palparlo. El músculo ilíaco se inserta desde el fémur hasta el ilion de la pelvis, mientras que el psoas mayor se inserta distalmente en el fémur y proximalmente (más cerca del centro corporal) pasada la cadera en las apófisis transversas de las vértebras lumbares I a V. El músculo psoas flexiona la columna lumbar y la cadera. Si el fémur está fijo (como cuando estamos sentados), el músculo ilíaco actuará sobre la pelvis, mientras que el psoas lo hará sobre la columna lumbar. El músculo ilíaco también ayuda a inclinar la pelvis hacia delante; esta inclinación anterior muestra tendencia a mejorar la lordosis lumbar (curvatura anterior), de modo que el psoas, junto con otro músculo lumbar llamado cuadrado lumbar (ver página 68), debe tener fuerza suficiente para estabilizar toda el área y que no adopte una lordosis avanzada, es decir, una postura excesivamente relajada que da origen a muchas patologías. Como se dijo al comienzo de este capítulo, los abdominales también sirven para evitar esto. Figura 4.25. Postura lordótica. Obsérvese la exagerada curvatura lumbar. Figura 4.26. Inclinación posterior de la pelvis. Los estudios sugieren que los músculos psoas, al formar un fascículo muscular alrededor de la columna lumbar con los músculos transversoespinosos inferiores, ayudan a mantener erguida la columna. De cualquier modo, al ser un músculo de la zona media del cuerpo, el psoas mayor es importante para corregir la alineación del cuerpo. También se considera importante para transferir el peso del tronco a las piernas y pies. El mejor modo de ejercitar el músculo psoasilíaco es mantener los muslos en sentido anterior (delante) a la pelvis contra la acción de la gravedad. Algunos autores apuntan que el músculo psoasilíaco también puede girar hacia fuera la articulación coxofemoral (de la cadera). Añadir rotación externa del muslo a los siguientes ejercicios posiblemente aísle más si cabe este músculo. En estas posiciones, los músculos flexores de la cadera dominarán la acción, y los abdominales actuarán de estabilizadores. Ejercicios para fortalecer el músculo psoasilíaco 1. La V o abdominales carpados (niveles I-III).. Figura 4.27. La V o abdominales carpados (niveles I-III). TÉCNICA Nivel I. Siéntate justo detrás de las tuberosidades isquiáticas, pon las manos en el suelo, inclínate un poco hacia atrás y levanta las rodillas hacia el pecho. Aguanta 10 segundos. Nivel II. Adopta la posición del nivel I e intenta extender las piernas. Nivel III. Adopta la posición del nivel II y extiende los brazos hacia delante o abiertos en cruz (una posición habitual en gimnasia y parecida a la postura del barco o navasana del yoga, o al bromista de Pilates). 2. La L o elevación de piernas en barras paralelas (niveles I-III). Figura 4.28. La L o elevación de piernas en barras paralelas (niveles I-III). TÉCNICA Nivel I. Con las manos apoyadas en una máquina de fondos o en unas barras paralelas, eleva las piernas hacia delante con las rodillas flexionadas y aguanta 10 segundos. Niveles II-III. Adopta la postura del nivel I y extiende las piernas; aguanta 10-30 segundos. Estiramientos para el músculo psoasilíaco El psoasilíaco es un músculo que se debe estirar por tres razones importantes: 1. Muchas personas están acostumbradas a pasar el día sentadas (flexión coxal). Esto acorta los músculos flexores de la cadera, entre los que se incluye el psoasilíaco, por lo que los estiramientos contrarrestan esta tendencia. 2. Si el músculo psoasilíaco se acorta o está tirante, causará excesiva flexión de las caderas y la pelvis se inclinará hacia delante, provocando que se acorten los músculos de la porción inferior de la espalda. Con el tiempo estos músculos adquieren tirantez y puede sobrevenir la atrofia de los abdominales (los abdominales tienden a relajarse con la inclinación anterior de la pelvis). La lordosis pronunciada resultante (ver página 64) o hiperlordosis puede derivar en problemas lumbares. 3. La liberación del psoas puede estimular los órganos, la circulación de la sangre y la movilidad, afectar al sistema nervioso y al aparato reproductor, y aliviar la ciática y el reflejo del miedo. Para estirar el grupo muscular del psoas, las piernas se deben extender por detrás de la pelvis. Para descansarlo, intenta la posición de reposo constructivo. La posición de reposo constructivo, a veces llamada posición de reposo horizontal, es un valioso método de alineación, que permite al esqueleto sostener el cuerpo mientras se relaja la tensión muscular. En decúbito supino, las rodillas están flexionadas y descansan una contra la otra con los pies separados y en varo. Esto permite a los poderosos fémures soportar su propio peso y mantener una correcta trayectoria dentro de su acetábulo. La columna y la pelvis descansan neutralmente contra el suelo, mientras los brazos están cruzados sobre el pecho. Las manos penden sueltas junto a los costados. Se emplea la visualización para promover el flujo de energía del cuerpo, relajar la respiración y rejuvenecer el cuerpo. 1. Extensiones posteriores de piernas (niveles I-III). TÉCNICA De pie, se estira una pierna cada vez hacia atrás con la rodilla recta o flexionada. El arabesco de ballet obliga a la pierna a asumir esta posición (III). Gira la pierna en varo para mejorar el estiramiento. 2. Elevación del psoas (nivel I). Figura 4.29. Elevación del psoas (nivel I). TÉCNICA Túmbate en el suelo con las rodillas flexionadas, los pies en el suelo separados la anchura de los hombros y los brazos abiertos en cruz para sujetarte. Abre la pierna derecha hacia un lado mientras los pies se mantienen contra el suelo. Levanta la cadera izquierda del suelo y mantén el estiramiento. Repite por el otro lado. 3. Estiramiento avanzado de psoas (nivel III plus). Dhanurasana (postura del arco). Similar al cisne de Pilates. Figura 4.30. El cisne de Pilates. TÉCNICA En decúbito prono, flexiona las rodillas y sostén los tobillos con las manos. Así se estira la cara anterior del cuerpo; se debe tener cuidado de no excederse con este estiramiento. Es una postura avanzada porque se someten la columna vertebral y los hombros a hiperextensión. Por motivos de seguridad, tensa los abdominales para proteger la región lumbar. Siente lo que estás estirando o fortaleciendo, y que el cuerpo responde de forma positiva sin molestias. Mirar dentro de uno y apercibirse cinestésicamente de lo que ocurre lleva a realizar entrenamientos con más sabiduría, profundidad y equilibrio. Músculo cuadrado lumbar El cuadrado lumbar es un músculo posterior que cubre el área lumbar desde la cresta ilíaca de la pelvis hasta las apófisis transversas de la columna lumbar y la XII costilla. A veces se alude a él como a un vientre muscular lateral que discurre a lo largo de los músculos oblicuos del abdomen, si bien no se suele considerar un músculo abdominal. Figura 4.31. Músculo cuadrado lumbar. Es sobre todo un músculo estabilizador de la columna lumbar y la pelvis, aunque se pueda activar en extensión y flexión lateral de la columna vertebral y en la rotación de la pelvis. Al ser un importante estabilizador, necesita ser lo bastante fuerte para mantener alineada la columna vertebral con la pelvis. Se desarrolla con ejercicios de estiramiento y fuerza, que comprenden la flexión lateral de la columna o inclinación pélvica. Se puede estirar durante la flexión de la columna. Estiramiento para el músculo cuadrado lumbar Figura 4.32. Estiramiento lateral del tronco en bipedestación. TÉCNICA En bipedestación con los pies separados la anchura de los hombros y mirando hacia delante. Mantén el cuerpo erguido y ligeramente flexionado a derecha o izquierda. Extiende el brazo pierna abajo sin doblar el tronco hacia delante. La pelvis La pelvis es una gran masa circular ósea situada entre la columna vertebral (extremidad superior) y las piernas (extremidad inferior). Se llama la «palangana» del cuerpo y a partir de la pubertad sus tres huesos están fusionados: los dos iliones y el sacro. Figura 4.33. Localización de la pelvis: a) vista anterior, b) vista posterior. La pelvis es una estructura sensible antes de la pubertad. Los huesos se fusionan a lo largo de la infancia. Imagina lo que ocurre, por tanto, cuando un deportista joven sufre caídas repetidas sobre la pelvis, y los tejidos blandos y suturas están evolucionando a superficies más duras. La única sugerencia a este dilema es si almohadillar esta área o dejar de insistir en que los niños se conviertan en estrellas del deporte a edad tan temprana. La pelvis presenta dos áreas articulares importantes, las articulaciones sacroilíaca y coxofemoral. La articulación sacroilíaca es la que presenta menos movilidad, donde se articulan el sacro y los iliones. Se considera una articulación anfiartrodial, muy activa durante el embarazo. Figura 4.34. Articulación sacroilíaca: a) sección transversal de la pelvis, b) ligamentos de la pelvis. Hay dos ligamentos poderosos que conectan los dos huesos. Los ligamentos son un tanto inelásticos; una vez que los ligamentos se estiran excesivamente, es poco probable que recuperen su longitud y forma original. Por tanto, parece razonable asumir que muchas mujeres, después del parto, experimentan un desplazamiento sacroilíaco debido a la laxitud de los ligamentos. Esto causa a veces molestias en el área lumbar y se trata con algunos ejercicios de fuerza para compensar dicha laxitud. Estos ejercicios también complementan el estiramiento de los seis rotadores profundos de la cadera, incluyendo el piriforme, un músculo que puede comprimir el nervio ciático y causar dolor. Estos músculos se describen en el capítulo 8. Ejercicios para fortalecer y estirar la pelvis 1. Estiramiento de la articulación sacroilíaca (nivel I). Figura 4.35. Estiramiento de la articulación sacroilíaca. TÉCNICA Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas, los pies en el suelo y los brazos abiertos en cruz. Cruza un tobillo sobre la rodilla contralateral y haz oscilar y rodar las piernas lentamente hacia un lado y luego hacia el otro. Cambia de pierna y repite. 2. Fortalecimiento de la articulación sacroilíaca (nivel I). Figura 4.36. Fortalecimiento de la articulación sacroilíaca (nivel I). Inclinación pélvica (arriba): a) neutra, con el triángulo paralelo al suelo, b) inclinación posterior, también llamada «impresión», c) inclinación anterior. TÉCNICA Se puede practicar con el cóccix en el suelo o en el aire. Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies en el suelo. Deja que la pelvis se incline hacia delante (los huesos coxales, la EIAS, hacia el techo) y luego hacia atrás (los huesos coxales hacia el suelo). Concéntrate en ejercitar los abdominales profundos y los músculos lumbares y pélvicos. La segunda articulación de la pelvis, la articulación coxofemoral, es la principal de la cadera. Es el punto de articulación entre el ilion y el fémur. Es la mayor articulación esferoidea del cuerpo; el fémur se aloja dentro del acetábulo, la cavidad cotiloidea de la pelvis. Tres ligamentos muy grandes mantienen juntos ambos huesos, además de los tendones de músculos poderosos como el recto femoral, un músculo flexor de la cadera y extensor de la rodilla. El capítulo 8 se centra específicamente en esta articulación. Figura 4.37. Articulación coxofemoral: a) extremidad inferior derecha, vista anterior, b) extremidad inferior (ó pierna las dos) derecha, vista de perfil. Además de estas dos áreas articulares importantes donde se produce el movimiento, la pelvis parece capaz de moverse por sí misma. El balanceo de las caderas es en realidad un movimiento rotatorio de la cintura pélvica. Esto sucede sólo con la ayuda de la columna lumbar y las articulaciones coxofemorales derecha e izquierda. La pelvis se puede mover en los tres planos. Figura 4.38. La pelvis se mueve en tres planos: a) sagital, b) frontal, c) horizontal. Plano 1 En el plano sagital, se mueve adelante y atrás, a lo cual se suele llamar inclinación pélvica, ver página 71. Se emplea la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) como punto de referencia. Este punto se palpa situando las manos sobre la cara anterior de los huesos coxales. Mueve la pelvis adelante y atrás. La columna lumbar experimentará hiperextensión y las caderas se flexionarán con un movimiento hacia delante de la pelvis. Durante la inclinación posterior, se flexiona la columna lumbar y se activan los músculos psoas y abdominales. Plano 2 En el plano frontal, la pelvis se flexiona lateral y medialmente, como al andar elevando un lado de la pelvis. Algunos autores hablan de flexión lateral a derecha e izquierda, pero es lo mismo. La columna lumbar también se flexionará lateralmente y las caderas se moverán en abducción y aducción. Plano 3 En el plano horizontal, la pelvis gira hacia dentro y afuera, aunque es un movimiento muy limitado y no puede ocurrir sin la ayuda de las articulaciones sacroilíaca, lumbares y coxofemoral. Es un movimiento de «rotación». Uno de los aspectos más frustrantes en el campo de la anatomía y la cinesiología es la terminología. Diversos autores se refieren a los mismos movimientos o incluso a músculos con términos distintos. Los seis movimientos mencionados de la pelvis se describen como rotación; si ayuda a visualizar el movimiento, ¿por qué no? Lo que importa es comprender el movimiento. El centro perineal Eric Franklin emplea este término en su libro Pelvic Power. Es un área donde se localizan músculos profundos en el suelo de la pelvis, y donde se encuentra el tendón central del diafragma con otros músculos como el esfínter, el músculo bulbocavernoso y los músculos del periné. Estos músculos desempeñan funciones importantes en la respiración, las relaciones sexuales y el parto, y son un centro de terminaciones nerviosas sensitivas. Cuando se estimulan y fortalecen, el área influye en la energía, las sensaciones y las emociones. Órganos como la vejiga urinaria y los riñones también resultan influidos. Una de las mejores formas de desarrollar correctamente este centro profundo es tumbarse con pequeñas pelotas o una toalla suave o almohada debajo de la pelvis. Esto permite desplazar los órganos hacia arriba para aliviar la presión sobre el suelo de la pelvis. Luego se puede levantar una o ambas piernas como en la postura del bebé feliz de yoga para centrar y fortalecer el área. En la postura en decúbito supino del bebé feliz, las rodillas están flexionadas y separadas, con los muslos contra el pecho; las manos pueden asir los pies, que se mantienen paralelos al techo. Ejercicios para la cintura pélvica: todos los niveles 1. Ejercicios aislados de la pelvis en las clases de danza jazz. 2. Inclinaciones pélvicas o «balanceos» (ver página 71). 3. Figura de 8: túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies planos. Eleva las caderas para levantarlas del suelo, y traza un 8 con las caderas. 4. Bailes étnicos, como la danza del vientre, bailes hawaianos o polinesios, y/o africanos. ¡Diviértete mientras haces ejercicio! No he conocido a nadie que no se divierta en las clases de danza jazz o de bailes étnicos. Ten cuidado con las posiciones de la región lumbar; sustenta la columna lumbar con ayuda de los músculos abdominales, psoas y cuadrado lumbar. Mitos disipados sobre el núcleo corporal No son sólo los abdominales El núcleo corporal se estabiliza con los CUATRO músculos abdominales, así como el psoas mayor, el cuadrado lumbar, el grupo erector de la columna, incluso el dorsal ancho, los romboides y el trapecio, debido a su proximidad a la columna vertebral. Estos músculos «rodean» la columna vertebral como un cinto, sustentándola y dotándola de libertad de movimiento. Músculos más pequeños y profundos también influyen mucho en la postura, como los músculos posteriores –transversoespinosos e intertransversos– de la columna, que le permiten fortalecerse, doblarse, girar y curvarse de forma natural. La elasticidad y preparación física de todos los músculos de la zona media en equilibrio es de la máxima importancia para aportar estabilidad a la columna vertebral, porque permite los movimientos del cuerpo. «Del ombligo a la columna vertebral» es sólo una imagen Esta visualización ayuda a muchas personas a activar los abdominales más profundos, el transverso del abdomen, que es un poderoso estabilizador de la porción inferior del torso. Sin embargo, hay que decir que al «encoger el ombligo hacia la columna» hay que imaginarse los abdominales contra la columna vertebral, desde la porción inferior del esternón hasta el pubis. Este método se opone a los «abdominales cortos» y elonga los abdominales para sostener la columna y, por tanto, para aliviar la tensión y compresión que soporta el área lumbar. Todos los músculos del área central se tienen que trabajar en los entrenamientos, sin centrarse en uno solo, porque esto conduciría a desequilibrios. La chocolatina abdominal no es tan importante El músculo recto del abdomen y sus tres inserciones tendinosas (como están a ambos lados, en total son seis) son visibles cuando el músculo se contrae. Este músculo, en constante contracción, derivaría en un desequilibrio. No es el aspecto sino la fuerza y su uso correcto lo que cuenta. Principales músculos usados en los movimientos de la columna torácica/lumbar Flexión Músculos de la pared abdominal anterior y psoas mayor y menor. Extensión Erector de la columna, cuadrado lumbar, largo del cuello, interespinosos, intertransversos, multífidos, rotadores y semiespinoso torácico. Rotación y flexión lateral Iliocostal lumbar, iliocostal torácico, multífidos, rotadores, intertransversos, cuadrado lumbar y músculos de la pared abdominal anterior. La región del hombro se compone de cinco articulaciones: la articulación esternoclavicular (EC), la articulación acromioclavicular (AC), la articulación coracoclavicular, la articulación glenohumeral y la articulación escapulotorácica, donde el omoplato se desliza sobre la pared torácica. La articulación que describimos específicamente como articulación del hombro es la articulación glenohumeral, mientras que las otras pertenecen a la cintura escapular. La estructura del hombro le confiere una gran movilidad y permite situar la extremidad superior y la mano casi en cualquier posición. El movimiento de la región del hombro depende de los músculos situados en el pecho, la espalda y los brazos. Por tanto, lo que haga la región del hombro determinará la apariencia de la mayor parte de la extremidad superior. Los movimientos de las extremidades superiores son los que conforman la mayoría de los músculos de la espalda, así como del pecho y el brazo. Otros músculos de estas áreas se definen con los movimientos de la escápula, el área articular de la cintura escapular. Articulación glenohumeral Es la principal articulación del hombro, específicamente entre la escápula y el húmero. Articulación esferoidea multiaxial, la cabeza del húmero se aloja en la cavidad glenoidea. La cavidad es somera en comparación con otras articulaciones esferoideas, lo cual le confiere más movilidad, pero reduce su estabilidad. La cabeza del húmero es más grande que la cavidad en la que se aloja. Para aumentar la congruencia hay un anillo fibrocartilaginoso llamado rodete glenoideo que ayuda a ajustar y ceñir mejor el húmero en su cavidad. Figura 5.1. Articulación glenohumeral: a) brazo derecho, vista de perfil, b) brazo derecho, vista anterior (cortada). Ligamentos de la articulación del hombro Como la articulación del hombro no es profunda y la gravedad ejerce de fuerza sobre el húmero, los ligamentos de la articulación deben ser muy fuertes y estar intactos para mantener la integridad articular. Hay tres ligamentos glenohumerales en la cara anterior de la articulación, así como los ligamentos coracohumerales inferior y superior (que van de la apófisis coracoides al húmero), que son las principales estructuras que refuerzan el área. La cápsula de la articulación del hombro se refuerza con el ligamento semicircular del húmero, una banda de tejido ligamentario que guarda estrecha relación con los tendones del manguito de los rotadores para dotar de integridad al área. Movimientos de la articulación del hombro Según el autor, se describen más o menos acciones en la articulación del hombro. Las principales acciones son las verdaderas de una articulación esferoidea: flexión, extensión, abducción, aducción y rotación interna (medial) y externa (lateral). Como la articulación tiene tanta movilidad (gracias a la ayuda del área articular de la cintura escapular), también puede adoptar grados extremos de flexión, extensión, abducción y aducción. Suma otra acción articular como es mover el húmero del plano frontal al plano sagital y vuelta, y la aducción/abducción horizontales. Los movimientos diagonales son algunas de estas acciones combinadas. Nota. La acción articular de aducción horizontal a veces se llama flexión horizontal; la acción de abducción horizontal también recibe el nombre de extensión horizontal. Figura 5.2. Movimientos de la articulación del hombro. Músculos de la articulación del hombro Los músculos que mueven el brazo tienen que cruzar la articulación glenohumeral para actuar en él; éste es uno de los grandes principios de la cinesiología; si un músculo no cruza y abarca dos huesos articulados, ¿cómo podría mover la articulación? Ejemplo. El músculo infraespinoso cruza la articulación del hombro, de la escápula al húmero, para actuar sobre ella. Figura 5.3. Músculo infraespinoso. Anteriormente, los músculos que cruzan la articulación del hombro son el pectoral mayor, las fibras anteriores del deltoides, el coracobraquial y el bíceps braquial. Los músculos posteriores son supraespinoso, infraespinoso, redondos mayor y menor, dorsal ancho, las fibras posteriores del deltoides y el tríceps braquial. El músculo subescapular rodea los once músculos de la articulación del hombro, oculto detrás de la caja torácica y sobre la cara anterior de la escápula. Los tendones de estos músculos cruzan la articulación del hombro de uno a otro hueso. Figura 5.4. Músculos superficiales e intermedios del hemicuerpo superior: a) vista anterior, b) vista posterior. La articulación del hombro es una zona complicada, de múltiples caras y llena de músculos. Esta sección se centrará en los tres músculos más grandes de la articulación, así como en los músculos del manguito de los rotadores. Músculo deltoides Multipenniforme define al músculo que presenta varios tendones con fibras que discurren diagonales entre sí, de forma parecida a una pluma. El deltoides es un ejemplo. Este músculo superficial que redondea el hombro se divide en sus fibras anteriores, medias y posteriores. Figura 5.5. Músculo deltoides (brazo derecho, vista de perfil). Las fibras anteriores tienen origen en la clavícula; las fibras medias, en el acromion de la escápula, y las posteriores, en la espina escapular, uniéndose todas al dar el músculo su forma redondeada al hombro. La inserción distal confluye sobre el húmero en la tuberosidad deltoidea. Cuando las tres secciones se contraen simultáneamente, mueven el brazo en abducción, abriéndolo lateralmente hacia arriba en el plano frontal. El músculo deltoides interviene en la mayoría de los movimientos de elevación. Lo complicado surge cuando intentamos definir las diferencias. Las fibras anteriores del deltoides flexionan el brazo, mientras que las fibras posteriores lo extienden. Son acciones opuestas en el mismo plano (sagital), lo cual parece imposible en un mismo músculo. Sin embargo, la localización o curso de las fibras explica el hecho. Las fibras anteriores del deltoides también generan rotación interna –mientras que las fibras posteriores generan rotación externa–, y pueden mover el brazo en aducción horizontal, mientras que las fibras posteriores lo mueven en abducción horizontal. Las fibras medias del deltoides son las menos complicadas; sólo mueven el brazo en abducción, actuando sinergísticamente con el músculo supraespinoso. Un músculo tan complicado también actúa de amortiguador, pues protege el hombro de impactos. No actúa sobre otras articulaciones aparte del hombro. Como es tan visible, es un músculo popular en las salas de pesas. Ejercicios para fortalecer el músculo deltoides Elevaciones laterales con mancuernas, press de brazos por encima de la cabeza. Para aislar las distintas porciones, haz que el brazo haga todas las acciones, usando mancuernas. Figura 5.6. Elevaciones laterales con mancuernas en bipedestación. TÉCNICA En bipedestación con los pies separados la anchura de los hombros. Con la columna vertebral neutra, las rodillas laxas y las mancuernas colgando junto a los costados. Manteniendo un ángulo fijo en el codo de 10°, eleva los brazos lateralmente hasta la altura del hombro. Mantén alineados muñeca, codo y hombro. Baja los brazos y repite. Estiramiento para el músculo deltoides Figura 5.7. Estiramiento del hombro con el brazo flexionado. TÉCNICA En bipedestación y erguido, cruza una extremidad superior por delante del cuerpo. Flexiona el codo 90° y con la otra mano tira del codo hacia el hombro contralateral. Mantén el brazo paralelo al suelo. En la figura 5.10 aparece el estiramiento para las fibras anteriores del deltoides. Músculo pectoral mayor El músculo pectoral mayor cubre la cara anterior del pecho, abarcando la clavícula, el esternón y las costillas I a V hasta el húmero. Dependiendo del autor que estés consultando, este músculo presenta dos o tres secciones. Se describen dos porciones, clavicular y esternocostal, o tres porciones, superior, media e inferior. El pectoral mayor, otro músculo multipenniforme, actúa sólo en la articulación del hombro. El músculo pectoral menor, localizado debajo del pectoral mayor, actúa sobre otra articulación, la cintura escapular, de la que se hablará en la sección siguiente. El pectoral mayor presenta un «giro» interesante: al insertarse distalmente en el húmero, los tendones de las dos secciones giran, de modo que la porción superior del tendón (clavicular) termina debajo de la porción esternocostal en el húmero. La torsión del tendón genera rotación interna, al igual que la torsión del músculo dorsal ancho en sentido posterior. La otra acción principal de ambas secciones del músculo pectoral mayor es la aducción horizontal o desplazamiento de los brazos de los lados hacia el frente (planos frontal a sagital). Figura 5.8. Músculo pectoral mayor. Las dos secciones difieren en el plano sagital: la cabeza clavicular flexiona, mientras que la porción esternocostal extiende. Es difícil de entender desde un punto de vista mecánico, porque todo el pectoral mayor se considera un músculo anterior. Por lo general, los músculos que se localizan anteriormente sólo pueden desempeñar acciones hacia la cara anterior del cuerpo; la extensión es una acción que es posterior, de vuelta hacia atrás o detrás del cuerpo. Para complicar más las cosas, cuando el brazo adopta un ángulo de 90° (abierto lateralmente hasta la altura del hombro), la porción clavicular lo puede elevar todavía más mediante abducción. También puede bajar el brazo (aducción) junto con la porción esternocostal, por debajo de 90°. Ejercicios para fortalecer el músculo pectoral mayor Press de banca, flexiones de brazos, lanzamiento de una pelota, natación, tenis. Figura 5.9. Press de banca. TÉCNICA Túmbate en un banco y sostén una barra de pesas por encima del pecho con los brazos directamente por encima de la clavícula. Los brazos están extendidos, los pies se apoyan en el suelo y la columna adopta una postura neutra. Usa una empuñadura más ancha que los hombros; inspira y baja la barra hacia el pecho. Espira y extiende los brazos para elevar la barra y volver a la posición inicial. Estiramiento para el músculo pectoral mayor Figura 5.10. Estiramiento del pecho con el brazo flexionado. TÉCNICA En bipedestación con el brazo extendido y el antebrazo girado 90° respecto al suelo. Apoya el antebrazo contra un objeto inmóvil y gira los hombros y el cuerpo apartándote de la extremidad extendida. Músculo dorsal ancho El dorsal ancho cubre la mayor parte de las porciones media e inferior de la espalda. Discurre desde las apófisis espinosas de las vértebras torácicas T7 a T12 hasta las crestas ilíaca y del sacro, para luego extenderse hasta el húmero. Sus acciones principales son extensión, aducción y rotación interna (medial) de la articulación del hombro. También es un poderoso asistente en la abducción horizontal durante la rotación interna y en la elevación del tórax hacia el brazo durante la ejecución de mentones. Es un músculo muy poderoso, que aproxima cualquier cosa al cuerpo. Se usa mucho en escalada, remo, natación, gimnasia y hasta para levantar una maleta. Figura 5.11. Músculo dorsal ancho. Ejercicios para fortalecer el músculo dorsal ancho Mentones con empuñadura por delante y detrás, dominadas por delante del cuerpo, máquina de remo. Figura 5.12. Músculo dorsal ancho: dominadas. TÉCNICA Siéntate con los muslos recogidos debajo del asiento y emplea una empuñadura ancha por delante para asir la barra. Mantén el tronco estático y tira de la barra hacia abajo hasta que toque el pecho. Vuelve a la posición inicial. Estiramientos para el músculo dorsal ancho El perro mirando hacia abajo; de rodillas, extensión de los brazos hacia delante sobre el suelo; postrarse en genuflexión. Figura 5.13. De rodillas, extensión de los brazos hacia delante sobre el suelo. TÉCNICA Arrodíllate en el suelo y extiende los brazos hacia delante. Deja que la cabeza descienda entre los brazos y empuja las nalgas para que desciendan hacia los pies. El manguito de los rotadores Su nombre es engañoso: la rotación no es la función primaria de los músculos del manguito de los rotadores. El principal propósito del manguito de los rotadores es estabilizar la cabeza del húmero dentro de la cavidad glenoidea; es decir, mantener el brazo en su sitio. Depende sobre todo de los tendones de los cuatro músculos del manguito de la articulación glenohumeral: supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular. Estos músculos son pequeños en comparación con otros músculos de la articulación del hombro, si bien son lo bastante fuertes como para soportar los continuos movimientos de la extremidad superior, sobre todo hacia delante y/o por encima de la cabeza. ¿Cuántas veces al día lanzamos algo, extendemos el brazo o levantamos algo? Estos movimientos forman parte del día a día y son sobre todo importantes en muchos deportes: natación, béisbol, halterofilia, golf, etc. La sobrecarga de estos tendones puede provocar inflamación o roturas (parciales o completas) que causan dolor y lesiones en el manguito de los rotadores. La prevención es la clave para la supervivencia; ejercitar el manguito antes de que se lesione fortalecerá el área articular. La bolsa subacromial (un saco lleno de líquido) proporciona al manguito lubricación para facilitar el movimiento (ver figura 5.1a). Es la bolsa más grande y la que más se lesiona en la región del hombro debido al esfuerzo al que se somete de continuo a los músculos del manguito de los rotadores. El uso excesivo es la principal causa de bursitis. Figura 5.14. Músculos del manguito de los rotadores. Ejercicios para fortalecer el manguito de los rotadores Los cuatro músculos del manguito ejecutan acciones que, cuando se combinan, son abducción, rotación interna, rotación externa, extensión y abducción horizontal de la articulación del hombro. Los ejercicios siguientes practican todas esas acciones y, por tanto, fortalecen los músculos: Figura 5.15. Direcciones de la acción muscular del manguito de los rotadores. 1. Elevaciones laterales con mancuernas (nivel I) (ver figura 5.6). Abducción a cargo de los deltoides y el supraespinoso. TÉCNICA Usando pesas o cintas elásticas en las manos para aumentar la resistencia, comienza con los brazos abajo junto a los costados y levántalos hacia fuera y arriba hasta quedar al nivel de los hombros. Cuenta hasta 10, luego baja los brazos lentamente. Repite al menos 3 veces. 2. Elevaciones laterales con mancuernas con rotación hacia dentro/fuera (nivel I). Se trabajan así los cuatro músculos del manguito de los rotadores más el deltoides. TÉCNICA Mientras practicas las elevaciones laterales con mancuernas, gira los brazos hacia delante y hacia atrás, con los codos extendidos o doblados. El antebrazo mira hacia delante durante la rotación interna y hacia atrás durante la rotación externa. Trabajar un brazo cada vez puede ser beneficioso, porque así el brazo más fuerte no asume el protagonismo del ejercicio. 3. Elevaciones laterales con mancuernas con anteroflexión (elevaciones laterales inversas) (nivel II). Extensión horizontal: infraespinoso y redondo menor. Figura 5.16. Elevaciones laterales con mancuernas en anteroflexión. TÉCNICA Adopta la posición del primer ejercicio, las elevaciones laterales con mancuernas. Inclina el tronco hacia delante doblando la cintura con las rodillas ligeramente flexionadas y los abdominales sustentando la columna vertebral. Lleva los brazos hacia el suelo y luego levántalos hacia los lados. Este cambio en la posición del cuerpo permite la extensión horizontal (a veces llamada abducción horizontal). Así se trabajan los dos rotadores: el redondo menor y el infraespinoso. Los músculos dorsal ancho y redondo mayor también realizan esta acción, si bien no forman parte del manguito de los rotadores. Para aislar los dos músculos del manguito, gira ligeramente los brazos hacia fuera. 4. Press de hombros con mancuernas (nivel II). Abducción y rotación; se trabajan los cuatro músculos del manguito. TÉCNICA Siéntate con la espalda recta, las mancuernas en las manos, los brazos junto a los costados y los codos flexionados. Sube y baja los brazos para la abducción; gira los brazos adelante y atrás para la rotación. Para sumar extensión horizontal, sitúa los brazos detrás de los hombros. La rotación hacia atrás (externa del hombro) es obligatoria para fortalecer el manguito de los rotadores, y es un ejercicio estupendo para los golfistas, que necesitan estirar y fortalecer dichos músculos. 5. Extensiones (dependiendo de las pesas) (niveles I-III). Patada de tríceps con mancuernas. TÉCNICA En bipedestación con un pie delante del otro para mantener el equilibrio, y con las rodillas un poco flexionadas. Inclina el tronco hacia delante doblando la cintura pero manteniendo recta la espalda. Mientras descansas la mano del mismo lado sobre la rodilla adelantada, lleva el otro brazo hacia atrás y arriba. Repite 8-12 veces, en series, hasta sentir fatigados los músculos. 6. Natación (todos los estilos). TÉCNICA Los estilos espalda y braza de natación ejercitan rotación, circunducción (una combinación de flexión, extensión, abducción y aducción) y extensión horizontal respectivamente. Es casi un entrenamiento completo para la articulación del hombro; prueba con la rotación externa mientras nadas estilo espalda para introducir variedad. El estilo mariposa hace hincapié en la rotación interna hasta el extremo (contra la resistencia del agua mientras se impulsa el cuerpo hacia delante). Esto causa daños en el manguito a menos que se proceda a una preparación física adecuada: hay que fortalecer y estirar los hombros incluso‘fuera de temporada’. Estiramiento para el manguito de los rotadores Figura 5.17. Estiramiento del manguito de los rotadores con el codo en valgo. TÉCNICA De pie con una mano detrás de la espalda y el codo apuntando hacia fuera. Con la otra mano rodea el codo y tira suavemente de él hacia delante. Remitimos a la figura 5.10 para estirar el músculo subescapular, el músculo anterior del manguito de los rotadores. Articulación de la cintura escapular La cintura escapular es un área articular separada que permite a la articulación del hombro alcanzar un mayor grado de movilidad. Tres huesos se articulan en dos áreas distintas para formar la cintura escapular: la clavícula, la escápula y el esternón. Los movimientos de la cintura escapular se activan sobre todo en la articulación esternoclavicular, la cual a su vez mueve la escápula. Es el único punto en que el esqueleto axial se conecta con el tronco. Figura 5.18. Articulación esternoclavicular (vista anterior). Obsérvese que la cara posterior de la articulación presenta un ligamento esternoclavicular posterior similar, aunque más débil, al ligamento esternoclavicular anterior. Movimientos de la cintura escapular La cintura escapular es capaz de ocho acciones dependiendo, una vez más, del autor (ver figura 5.19). Los movimientos enumerados en este libro son los que más se asocian con el ejercicio: elevación, depresión, abducción (protracción) y aducción (retracción), rotación ascendente y descendente, e inclinación anterior y posterior. Las acciones se revelan por el modo en que la escápula se mueve en el espacio: cuando sube es elevación; cuando baja es depresión; cuando se aleja de la columna es abducción, y cuan-do se aproxima a ella, aducción. La rotación ascendente se consigue cuando el ángulo inferior de la escá-pula se eleva hacia fuera; la rotación descendente es la vuelta de esta posición. La inclinación anterior se aprecia mejor cuando el brazo se extiende por detrás del cuerpo, y la inclinación hacia atrás ocurre en la posteroflexión del tronco, cuando la porción superior de la escápula se inclina posteriormente. Figura 5.19. Movimientos de la articulación de la cintura escapular. Músculos de la cintura escapular Los seis músculos que trabajan en la cintura escapular son pectoral menor, serrato anterior, subclavio, elevador de la escápula, romboides y trapecio (ver figura 5.4). Los seis músculos se localizan en el pecho anteriormente y en la espalda posteriormente. Dos de ellos, el elevador de la escápula y las fibras superiores del trapecio, son biartrodiales con la columna cervical. El mayor de ellos, el trapecio, merece una explicación, porque sus partes son muy específicas. Músculo trapecio Se compone, según algunos autores, de CUATRO porciones, tres según otros. Ambos músculos cubren la porción superior de la espalda formando un rombo, abarcando su sección más larga desde el cráneo hasta la última vértebra torácica. Su anchura también es impresionante, abarcando desde la cara externa de uno a otro hombro. Aunque grande, actúa sobre todo en una articulación: la cintura escapular. Ayuda a otras articulaciones en la respiración o la estabilidad, pero esencialmente eleva, deprime, gira o aproxima la escápula a la columna vertebral como parte de la cintura escapular. El nombre deriva del latín ‘trapezium’ o ‘forma del músculo pareado’, un cuadrilátero sin lados paralelos. También está tan especializado que puede ejercer acciones opuestas en el mismo plano. Figura 5.20. Músculo trapecio. Lo mejor es enumerar las porciones del músculo trapecio junto con sus acciones específicas: Porción I (superior): elevación de la escápula y extensión de la cabeza. Porción II (media): elevación, rotación ascendente y aducción. Porción III: aducción. Porción IV (inferior): depresión, rotación ascendente y aducción. Cuando el trapecio se contrae simultáneamente, la acción poderosa es la aducción, con lo cual se aproxima la escápula a la columna vertebral con la ayuda del romboides. Estos músculos se activan en la postura correcta y se usan cuando levantamos objetos pesados. Las fibras medias e inferiores del trapecio también generan rotación ascendente, moviendo hacia arriba y afuera la porción inferior de la escápula. Esto ocurre en combinación cuando se elevan los brazos en cruz. Las porciones I y II también elevan la escápula directamente hacia arriba, alzando los hombros como cuando nos encogemos de hombros, mientras que la porción IV ejerce presión sobre los hombros directamente hacia abajo. Como el trapecio es un músculo grande y superficial, es objeto de mucha atención en halterofilia y programas de tonificación. La porción superior del músculo se ve afectada cuando se somete a esfuerzo, como cuando los hombros adquieren tirantez por la tensión, física y/o emocional. La conexión entre energía, tejido conjuntivo y contracción muscular ha sido reconocida hace poco a nivel científico. Ejercicios para fortalecer el músculo trapecio Elevaciones laterales con mancuernas en anteroflexión, remo vertical, máquinas de remo, elevación del área superior con aducción. Figura 5.21. Remo vertical. TÉCNICA Sostén la barra de pesas con una empuñadura hacia abajo, las manos separadas un poco menos que la anchura de los hombros, y los brazos extendidos hacia abajo. Eleva las manos verticalmente hasta llegar a la porción superior del pecho y mantén los codos en alto. Vuelve lentamente a la posición inicial. Precaución: el remo vertical puede afectar a las fibras superiores del deltoides si se elevan demasiado los hombros; hay que potenciar la depresión de la escápula. Estiramiento para el músculo trapecio Figura 5.22. De pie, extender los brazos y la porción superior de la espalda hacia delante. TÉCNICA De pie con los brazos extendidos hacia delante y cruzados. Extiende cuanto puedas las manos hacia delante y deja que la cabeza se hunda entre los brazos. Concéntrate en extender las manos hacia delante y en separar los omoplatos. Para las fibras superiores del trapecio, estira la cabeza de lado a lado. Resumen. La articulación del hombro y la cintura escapular combinadas Los diecisiete músculos unidos de ambas áreas articulares se contraen para mover la parte más flexible del cuerpo, pero también la más inestable. Flexible porque realiza muchas acciones (piensa en todas las direcciones en que se puede mover el brazo); ello es porque la articulación y la cintura escapular actúan juntas para aumentar el grado de movilidad. Cuando el húmero se eleva lateralmente (abducción de la articulación del hombro), el brazo sólo es capaz de llegar hasta el nivel del hombro porque el húmero choca con el acromion de la escápula. Es entonces cuando la articulación de la cintura escapular genera rotación ascendente para elevar la escápula y para que el húmero pueda subir más. Lo mismo ocurre en la flexión de la articulación del hombro: el brazo (el húmero) se eleva en el plano sagital y choca con el acromion; las acciones de la escápula permiten al brazo levantarse más alto. El área es inestable, como se ha dicho antes, porque la cavidad glenoidea no es lo bastante profunda para que la congruencia con el húmero sea total. La gravedad y otras fuerzas obligan a tendones y ligamentos a trabajar duro para mantener la cabeza del húmero en su sitio, es decir, para estabilizar la articulación. La región del hombro es realmente única. Más ejercicios para fortalecer el hombro Hay muchos otros ejercicios para trabajar los músculos del hombro. Las flexiones de brazos contra una resistencia (la fuerza de la gravedad) fortalecen los músculos pectoral mayor, pectoral menor, serrato anterior, fibras anteriores del deltoides, coracobraquial, bíceps braquial y tríceps braquial. Suma los abdominales si se activan para sustentar la columna vertebral, tanto si las rodillas están extendidas como flexionadas. Mantén los codos cerca del cuerpo. Los fondos son uno de los mejores ejercicios para los brazos y hombros, y se pueden practicar con o sin barras paralelas o un banco. Fortalecen los músculos anteriores de la articulación del hombro (pectoral mayor y fibras anteriores del deltoides) y los músculos dorsales de la articulación del codo, el tríceps braquial y el ancóneo. También contraen concéntricamente los abductores e inclinadores posteriores de la cintura escapular: pectoral menor y serrato anterior. El tríceps braquial trabaja especialmente en este ejercicio. Figura 5.23. Fondos. TÉCNICA Ase las barras con los brazos extendidos y el pecho inclinado hacia delante. Flexiona 90° los codos y haz que el cuerpo descienda. Vuelve a la posición inicial. Si no dispones de barras o una máquina apropiada, pon el cuerpo en decúbito supino en el suelo con los brazos extendidos bajo los hombros y las caderas sin tocar el suelo. Flexiona y extiende los codos. En los niveles I-II, las rodillas están flexionadas y los pies en el suelo. En el nivel III, las piernas están extendidas. En yoga, el perro mirando hacia arriba o hacia abajo (ver capítulo 3, figuras 3.14 y 3.15) son posturas estupendas para estabilizar y fortalecer los hombros. La postura del perro mirando hacia abajo somete a hiperflexión la articulación del hombro y mueve en aducción y depresión la cintura escapular. Esto obliga a intervenir a los músculos anteriores de la articulación del hombro, así como a las fibras posteriores del trapecio y los romboides, además del subclavio. La postura del perro mirando hacia arriba también mueve en aducción la cintura escapular y hace trabajar la articulación del hombro en tareas de estabilización, contrayendo isométricamente los músculos extensores. La postura de yoga del tablón es una flexión de brazos isométrica, parecida al soporte frontal de Pilates. En ambos ejercicios se puede bajar lentamente hacia el suelo para contraer excéntricamente los músculos flexores de la articulación del hombro, los abductores de la cintura escapular y los extensores del codo. Estos mismos músculos se contraen concéntricamente al levantar el cuerpo del suelo contra la fuerza de la gravedad. El tablón invertido de yoga (parecido a un fondo horizontal pero con los brazos extendidos) es un ejercicio estupendo para estabilizar el área del hombro. Se debe tener cuidado cuando el brazo adopte una posición hiperextendida y la escápula se incline hacia delante. Figura 5.24. Purvottanasana (tablón ascendente). TÉCNICA Siéntate y pon las manos en el suelo unos centímetros por detrás de las caderas, con los dedos apuntando hacia delante. Con las rodillas extendidas o flexionadas, ejerce presión con los pies y las manos contra el suelo y levanta las caderas. Mantén los omoplatos juntos y deprimidos para elevar el pecho. Mantén la cabeza alineada con la columna vertebral para evitar una excesiva hiperextensión del cuello. Este ejercicio es ideal para «abrir el corazón», es decir, para estirar la cara anterior del cuerpo. Más estiramientos para el hombro No se suele prestar suficiente atención al estiramiento de los músculos del hombro. Muchas personas se centran en la fuerza, sea por la apariencia, sea para rendir mejor, y descartan los ejercicios de estiramiento. Sin estiramientos, los músculos se hipertrofian y terminan limitando la flexibilidad. Recuerda que los estiramientos elongan los músculos y permiten un mayor grado de movilidad a las articulaciones, que es como se define la flexibilidad. Contar con mayor movilidad y un adecuado entrenamiento de la fuerza sirve para evitar lesiones. Los estiramientos son sencillos y rápidos, y más eficaces cuando se practican después de un entrenamiento duro. Los ejercicios aquí presentados son fáciles de practicar por cualquier persona. Aquellos que hayan ejercitado las extremidades superiores en enormes proporciones tendrán problemas porque los músculos «estorbarán» la movilidad. He tenido estudiantes que no eran capaces de hacer el primer ejercicio porque no podían tocarse el hombro con la mano del mismo lado: ¡el tríceps estaba tirante y el bíceps era demasiado grande! Círculos con los brazos flexionados TÉCNICA Lleva la mano derecha al hombro derecho, la mano izquierda al hombro izquierdo, y traza círculos con los codos en todo su grado de movilidad, diez círculos en cada dirección. Estiramientos laterales TÉCNICA Entrecruza las manos delante del pecho y gira las palmas hacia delante. Levanta los brazos por encima de la cabeza manteniendo los hombros abajo, para luego estirar los brazos a derecha e izquierda. Mantén los codos extendidos si es posible. Estiramiento posterior con toalla Figura 5.25. Estiramiento posterior con toalla. TÉCNICA Toma una toalla o cinta, coge un extremo con cada mano y pasa los brazos por delante y detrás del cuerpo en su máxima movilidad articular. Mitos disipados sobre los hombros Trabajar el dorsal ancho no significa trabajar la espalda Incontables estudiantes han hablado del modo en que ejercitan la espalda trabajando este músculo. La espalda no es una articulación; el músculo dorsal ancho se localiza posteriormente en el dorso de las extremidades superiores, pero con él se trabaja la articulación del hombro. Si se tiene que fortalecer, se debe mover en aducción, extensión, rotación interna o abducción horizontal el húmero (brazo) como parte que es de la articulación del hombro. El músculo dorsal ancho no trabaja la columna vertebral ni la cintura escapular, que son las únicas áreas articulares de la espalda: lo que se ejercita es el hombro. El músculo dorsal ancho ejercita la articulación del hombro, no la columna vertebral. Luxación y separación del hombro no son lo mismo En las luxaciones, el húmero y la escápula se salen de la articulación. Separación suele significar que el acromion de la escápula y la clavícula se apartan de la articulación acromioclavicular. La articulación real del hombro es la existente entre el húmero y la cavidad glenoidea de la escápula, que mueve el brazo. La periartritis o capsulitis adhesiva escapulohumeral se puede curar Muchas personas sufren esta lesión, cuya gravedad puede oscilar desde inflamación y dolor hasta inmovilidad completa. Los ligamentos se inflaman y limitan la movilidad, o se forma tejido cicatrizal que imposibilita el movimiento. El tratamiento consiste desde el consumo de antiinflamatorios hasta fisioterapia y/o cirugía, pero sí tiene solución. No todo el mundo tiene la misma movilidad en los hombros El grado de movilidad se ve limitado por los siguientes factores: estructura ósea, elasticidad de los ligamentos, estado de los músculos, lesiones e incluso la nutrición. El grado de movilidad de cualquier articulación es un aspecto muy individual. Principales músculos usados en los movimientos de la región del hombro Articulación del hombro Flexión Deltoides (fibras anteriores), pectoral mayor (porción clavicular, la porción esternocostal flexiona el húmero extendido hasta la posición en reposo), bíceps braquial y coracobraquial. Extensión Deltoides (fibras posteriores), redondo mayor (del húmero flexionado), dorsal ancho (del húmero flexionado), pectoral mayor (porción esternocostal del húmero flexionado), tríceps braquial (cabeza larga hasta la posición en reposo), redondo menor e infraespinoso. Abducción Deltoides, supraespinoso, bíceps braquial (cabeza larga, acción débil) y pectoral mayor (porción clavicular) por encima de 90°. Aducción Pectoral mayor, redondo mayor, dorsal ancho, tríceps braquial (cabeza larga) y coracobraquial (débil). Rotación lateral Deltoides (fibras posteriores), infraespinoso y redondo menor. Rotación medial Pectoral mayor, redondo mayor, dorsal ancho, deltoides (fibras anteriores) y subescapular. Flexión horizontal (aducción horizontal) Deltoides (fibras anteriores), pectoral mayor, subescapular, bíceps braquial y coracobraquial. Extensión horizontal (abducción horizontal) Deltoides (porción posterior), infraespinoso, redondo menor, dorsal ancho y redondo mayor con el hombro en rotación externa. Cintura escapular Elevación Trapecio (fibras superiores), elevador de la escápula, romboides menor y romboides mayor. Depresión Trapecio (fibras inferiores), pectoral menor y subclavio. Protracción (abducción) Serrato anterior y pectoral menor. Inclinación anterior Pectoral menor. Retracción (aducción) Trapecio (fibras medias e inferiores), romboides menor y romboides mayor. Desplazamiento lateral del ángulo inferior de la escápula (rotación ascendente) Serrato anterior y trapecio (fibras medias e inferiores). Desplazamiento medial del ángulo inferior de la escápula (rotación descendente) Pectoral menor, romboides menor y romboides mayor. Articulación del codo La articulación del codo está compuesta por el húmero (hueso del brazo) y el radio y el cúbito (huesos del antebrazo, de los cuales el cúbito es el más medial). En el extremo distal del húmero se encuentran la tróclea y el capítulo, que juntos forman parte de la articulación del codo con el radio y el cúbito. Articulación radiocubital A menudo confundida con la articulación del codo, la articulación radiocubital es una articulación rotatoria clasificada como trocoidea. Es uniaxial y sólo se mueve en el plano horizontal/transverso, efectuando movimientos rotatorios de supinación y pronación. Articulación del codo El codo es una articulación troclear verdadera, es decir, trabaja sólo en el plano sagital y únicamente es capaz de las acciones de flexión y extensión. Ligamentos y músculos trabajan juntos para aportar estabilidad y movilidad a la articulación. El ligamento colateral cubital (medial) se compone de tres bandas poderosas –los ligamentos oblicuo anterior, posterior y transverso– que refuerzan la cara interna de la cápsula articular. El ligamento colateral radial (lateral) es un poderoso ligamento triangular que refuerza la cara externa de la cápsula articular. Estos ligamentos conectan el húmero con el cúbito y actúan juntos para estabilizar el codo. El ligamento anular une la cabeza del radio con el cúbito para formar la articulación radiocubital proximal. Figura 6.1. Articulación del codo (brazo derecho): a) vista lateral, b) vista medial, c) vista sagital media. Los músculos anteriores del codo son bíceps braquial, braquiorradial, braquial y pronador redondo. Los músculos posteriores son el tríceps braquial y el ancóneo. Los tendones de estos músculos actúan de estabilizadores, cruzan la articulación del codo y también ofrecen seguridad adicional. Es fácil determinar la acción de los músculos: los flexores son anteriores (posición anatómica); los extensores son posteriores. Algunos de los músculos extrínsecos del antebrazo también ayudan a la flexión, pero su contracción es muy débil. La terminología ayuda a descifrar algunos de los músculos: Bíceps = dos cabezas; tríceps = tres cabezas. Bíceps braquial se traduce como las dos cabezas del brazo. Tríceps braquial significa las tres cabezas del brazo. El bíceps y el tríceps son multiartrodiales (trabajan en más de una articulación), y presentan más de una cabeza. Esto significa más de dos puntos de inserción (por lo general, un músculo presenta una inserción tendinosa proximal y otra distal en los huesos). Figura 6.2. Músculos superficiales del brazo; a) vista posterior, b) vista anterior. Músculo bíceps braquial Normalmente llamado bíceps a secas, discurre por tres articulaciones: hombro, codo y articulación radiocubital, por lo que se puede llamar triartrodial. Las cabezas larga y corta cruzan la articulación del hombro insertándose proximalmente en dos porciones distintas de la escápula, la apófisis coracoides y la cavidad glenoidea. Ambas cabezas se unen para formar el principal vientre del músculo, que se contrae para generar flexión del hombro, codo y supinación del antebrazo. Distalmente, o alejado del centro del cuerpo, el bíceps se vuelve a separar para cruzar el codo e insertarse en el radio y la aponeurosis bicipital. Figura 6.3. Músculo bíceps braquial. La contracción del bíceps es débil en la articulación del hombro; su papel más importante es la estabilidad y mantener la cabeza del húmero en su cavidad. No es un músculo del manguito de los rotadores, aunque puede influir del mismo modo si queda comprometida la estabilidad de la articulación del hombro. La cabeza larga del bíceps discurre por el surco bicipital del húmero; este pequeño surco se puede estrechar, sobre todo si el tendón se inflama. Tendinitis es una lesión habitual por uso excesivo y sólo se cura con reposo y reducción de la inflamación (lo mejor es aplicar hielo, no recurrir a pastillas ni inyecciones). Cualquier movimiento anterior de la articulación del hombro inhibirá el proceso de curación; se ha demostrado que los estiramientos ayudan cuando se forma tejido cicatrizal rígido. La tendinitis de codo también es corriente (ver páginas 107-108). La contracción es más fuerte en el codo, donde flexiona la articulación (el codo se dobla). Si el antebrazo está en supinación (la palma de la mano hacia arriba), como en el ejercicio de flexión de bíceps o en los mentones, la contracción es más poderosa. Cuando dicen «saca bola», los niños (¡y los adultos!) flexionan el codo para hacer alarde de sus bíceps. El músculo no se flexiona, la articulación sí; un músculo sólo se contrae. Figura 6.4. Mentones: el bíceps braquial es más poderoso cuando el antebrazo está en supinación (palmas hacia arriba). Músculo tríceps braquial Es éste uno de los pocos músculos del cuerpo humano con tres cabezas verdaderas: larga, lateral y medial. La cabeza larga es la única que actúa en el hombro. Cruza la articulación desde el húmero hasta la escápula, y extiende el brazo y lo mueve el brazo en aducción. Las otras dos cabezas tienen origen en el brazo y las tres forman el vientre muscular, para luego cruzar la articulación del codo hasta el cúbito. Es un músculo biartrodial. En el codo, el tríceps es el principal músculo extensor del codo. La mayoría de la gente piensa que es el único, pero también ayuda el pequeño músculo ancóneo que se encuentra a nivel profundo y debajo del tríceps. Figura 6.5. Músculo tríceps braquial. Las mujeres tienden a tener un tríceps más débil, reblandeciéndose el tejido del dorso del brazo a medida que envejecen. Ello está directamente relacionado con lo que el brazo hace a diario. En las sociedades tradicionales, la mayor parte del trabajo doméstico recaía en las mujeres; levantar y llevar a los niños en brazos también es un movimiento diario y repetitivo de muchas mujeres. Estas prácticas se hacen con los brazos delante del cuerpo, con lo cual se trabajan los músculos anteriores. De hecho, la mayoría de las personas, con independencia de su profesión o sexo, tienden a usar más la cara anterior del cuerpo. El tríceps es un músculo posterior; la mejor posición para tonificar el tríceps es con el codo extendido y tratando de alcanzar un punto detrás del cuerpo y aplicando resistencia contra dicha extensión. También se puede empujar con la mano una pared con el codo extendido, y el tríceps se contraerá isométricamente fortaleciéndose. Ejercicios para fortalecer y estirar el codo Muchos ejercicios (el número de página indica dónde aparece la ilustración correspondiente) sirven para fortalecer y estirar los músculos del codo. Usa la tabla siguiente para tener una idea más clara de los ejercicios. Ejercicios Músculos Bíceps braquial, braquial, Fuerza o estiramiento Flexiones de bíceps, pág. 110 braquiorradial Fuerza, contracción concéntrica Mentones, pág. 105/111 Bíceps braquial, braquial, braquiorradial Fuerza, contracción concéntrica Flexiones de brazos Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción concéntrica Chataranga dandasana (postura de los cuatro miembros o del bastón) Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción excéntrica Urdhva mukha svanasana (el perro hacia arriba), pág. 40 Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción concéntrica Adho mukha svanasana (el perro hacia abajo), pág. 40 Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción isométrica Purvottanasana (tablón ascendente), Tríceps braquial, ancóneo pág. 97 Fuerza, contracción isométrica Fondos, pág. 96 Tríceps braquial, ancóneo (bíceps braquial en el hombro) Fuerza, contracción concéntrica El trípode sobre los codos (postura del delfín) Bíceps braquial, braquial, braquiorradial Fuerza, contracción isométrica Adho mukha vrksasana (postura del árbol), pág. 119 Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción isométrica Molinos con las piernas en tijera pág. Tríceps braquial (brazo adelantado) 55 Bíceps braquial (brazo retrasado) Estiramiento Gomukhasana (postura de la cara de Tríceps braquial (brazo superior) vaca) Bíceps braquial (brazo inferior) Estiramiento Garudasana (postura del águila), pág. 111 Tríceps braquial (cabeza larga) Estiramiento Dhanurasana (postura del arco) Bíceps braquial, braquial, braquiorradial Estiramiento Natación (crol) Bíceps braquial y tríceps braquial (dependiendo de la parte del movimiento) Estiramiento y fuerza (según el momento) Natación (espalda) Tríceps braquial, ancóneo Fuerza, contracción concéntrica (estiramiento para el bíceps) Remo Bíceps braquial, braquial, braquiorradial Fuerza, contracción concéntrica Kayak Bíceps braquial, braquial, braquiorradial (brazo retrasado) Tríceps braquial, ancóneo (brazo adelantado) Fuerza, contracción concéntrica Fuerza, contracción concéntrica Trabaja el tríceps braquial en la articulación del codo y el bíceps braquial en la articulación del hombro: Figura 6.6. Fondos. Ejercicio para fortalecer el tríceps braquial y el ancóneo. TÉCNICA Baja el cuerpo hasta que los brazos queden paralelos al suelo. Las rodillas deben estar ligeramente detrás de las caderas y el pecho un poco inclinado hacia delante. Vuelve a la posición inicial extendiendo los codos. Lesiones del codo Codo de tenista (epicondilitis lateral) Los lados externo e interno del codo son puntos de inserción para tendones que también dirigen los movimientos de la muñeca y la mano. Este punto común de inserción de tendones se puede inflamar, sobre todo con movimientos repetitivos que impliquen asir y retorcer, como al jugar al tenis, o al girar un destornillador. La afición a la jardinería también puede ser el culpable. Suele apreciarse sensibilidad dolorosa a la palpación en la cara externa del codo, y en los casos de lesiones agudas, puede haber cierta hinchazón. Es un caso de tendinitis y por eso se necesita descanso y reducir la inflamación. La fisioterapia a veces es útil; la prevención pasa por tratar cualquier tirantez o debilidad musculares. Figura 6.7. Codo de tenista. Codo de golfista (epicondilitis medial) El codo de golfista es una lesión menos habitual, pero parecida al codo de tenista, ya que la inserción común de los tendones en la cara interna de la articulación se puede inflamar. Esto sucede cuando se producen movimientos repetitivos que implican asir y portar cargas, o cuando una fuerza medial se dirige hacia arriba, como en el swing de golf. Una técnica correcta y realizar estiramientos después de un partido ayudan a prevenir esta patología. Figura 6.8. Codo de golfista. Articulación radiocubital La supinación se define en esta articulación como la posición en que la palma mira hacia arriba (posición anatómica). El radio gira externamente hasta una posición paralela con el cúbito. En pronación, la palma de la mano mira hacia abajo. El radio gira internamente, de modo que se encuentra en diagonal sobre el cúbito. El radio y el cúbito se unen en dos puntos articulares distintos: las articulaciones radiocubitales proximal y distal. Los huesos son curvos, pues de otro modo chocarían al girar el radio. En el extremo proximal (cerca del codo) hay un ‘anillo’ formado por la escotadura radial y el ligamento anular, recubierto por una membrana sinovial. Este anillo facilita la rotación del radio durante la pronación. En el extremo distal (cerca de la muñeca), hay un disco articular que es un punto de inserción fuerte para el cúbito y el radio. La membrana interósea también conecta los dos huesos y limita el exceso de supinación. Figura 6.9. Articulación radiocubital proximal: a) brazo izquierdo, vista anterior; b) brazo izquierdo, vista superior. Figura 6.10. Articulación radiocubital distal: a) brazo izquierdo, vista anterior; b) mano/brazo izquierdos, vista coronal. Estos movimientos son necesarios para muchas actividades cotidianas: girar una llave o un destornillador, pasar las páginas de un libro, sostener un objeto en la palma de la mano. Si estos movimientos ocurren con el codo extendido, se pueden confundir con rotación de la articulación del hombro. La pronación de la articulación radiocubital se puede acompañar de rotación interna del hombro; la supinación extrema permite la rotación externa del hombro. Si se flexiona el codo, es fácil ver el modo en que se mueve la articulación. Músculos de la articulación radiocubital Los dos pronadores principales son el pronador redondo y el pronador cuadrado. El pronador redondo es proximal y cruza el codo para ayudar en la flexión. El pronador cuadrado es distal y tira del radio cruzándolo sobre el cúbito. Los dos supinadores principales son el bíceps braquial y el músculo supinador. El bíceps ayuda a descruzar la porción superior del radio en pronación. El supinador presenta dos capas que rodean el radio para permitir la supinación. Se puede aislar del bíceps extendiendo el codo en supinación, como cuando se lanza la pelota de béisbol en una trayectoria curva. Cuando el codo está flexionado, el bíceps participa más en la supinación, como en el ejercicio de flexiones de bíceps. Un quinto músculo interviene en ambas acciones: el braquiorradial. Es sobre todo un flexor del codo, pero de una posición de pronación extrema puede moverse en supinación de vuelta a la posición normal, y de una posición de supinación extrema moverse en pronación de vuelta a la posición normal. Se distingue en la mayoría de las personas como un músculo que sobresale en el antebrazo. Figura 6.11. Músculos profundos del brazo (vista anterior). Ejercicios para la articulación radiocubital Las pesas de mano y las mancuernas son útiles para desarrollar esta articulación. Mientras practicas una flexión de codo, adopta supinación mientras flexionas el codo y pronación al extenderlo. También se puede hacer esto con poleas, o incorporando el movimiento al ejercicio de Pilates 100. Figura 6.12. Flexiones de bíceps con mancuerna para fortalecer la articulación del codo. La empuñadura por arriba en una barra de pesas o una mancuerna se manifiesta en la pronación, con los pulgares enfrentados. El ejercicio de remo vertical utiliza esta empuñadura. Si nos colgamos de una barra en pronación, se trata de un ejercicio de mentones. La empuñadura por abajo exige supinación, con los pulgares en lados opuestos. Esto ocurre en el ejercicio de mentones, en donde el bíceps braquial se contrae concéntricamente al subir el cuerpo, y se contrae excéntricamente al bajar (ver figura 6.4). Figura 6.13. Mentones. TÉCNICA Con las palmas mirando hacia los lados y aferrándose a una barra alta, las manos separadas al menos la anchura de los hombros, comienza a elevar el cuerpo y luego bájalo; se pueden usar repeticiones y series para provocar una sobrecarga y, de este modo, fortalecer los músculos. En yoga, la mayoría de las posturas se practican en pronación. Los equilibrios con los brazos afectarán en realidad más a la muñeca. Uno siempre puede mover los brazos en supinación y pronación mientras practica el guerrero II. Figura 6.14. Garudasana (postura del águila). TÉCNICA Cruza el brazo derecho sobre el izquierdo a la altura del codo; luego gira el antebrazo en supinación (gira las palmas la una hacia la otra) mientras flexionas los codos. Mantén el estiramiento; repite por el otro lado. La postura completa también implica mantenerse sobre una sola pierna y rodearla con el otro pie mientras mantienes las caderas y rodillas flexionadas. Los antebrazos asumen la pronación con facilidad; añadir supinación profundizará la postura y completará el asana. Mitos disipados sobre las articulaciones del codo y radiocubital El codo no puede girar El codo es una articulación troclear verdadera, lo que significa que sólo trabaja en el plano sagi-tal y únicamente permite las acciones de flexión y extensión. Esto ocurre sobre todo en el punto de articulación del húmero y el cúbito. La rotación en el plano transverso u horizontal ocurre en un punto separado, la articulación radiocubital, debajo del codo. La rotación del antebrazo (supinación y pronación) ocurre en la unión del radio y el cúbito, no en el codo. Esto permite a la mano girar hacia arriba y hacia abajo. El codo de tenista y el codo de golfista no ocurren sólo en el deporte Dos lesiones habituales en el codo se producen por uso excesivo. El codo de golfista afecta al tendón común de los músculos flexores, que tiene su origen en el epicóndilo medial del húmero en la cara interna del codo. El codo de tenista es una lesión similar, pero en el origen del tendón común de los extensores en la cara externa del codo, el epicóndilo lateral del húmero. Ambas lesiones son en realidad casos de tendinitis, lo cual también puede ocurrir en otras actividades como un trabajo excesivo de jardinería y limpieza del hogar. Demasiadas repeticiones pueden causar lesiones. El ángulo de los huesos del codo no es recto Se produce una alineación extraña cuando el brazo no está extendido, con la palma de la mano mirando hacia delante o arriba (supinación), la cual recibe el nombre de ‘ángulo de reducción’. Los huesos del húmero y antebrazo no están perfectamente alineados. Existe una desviación de una línea recta que se produce en la dirección del pulgar, apreciable en la posición anatómica. Este ángulo permite al brazo balancearse sin que golpee la cadera. Puede variar, sobre todo entre la mano dominante y la otra. «La forma se adapta a la función». Las fuerzas naturales afectan a la posición del cuerpo. Principales músculos usados en los movimientos de la región de las articulaciones del codo y radiocubital Articulación del codo Flexión Braquial, bíceps braquial, braquiorradial, pronador redondo, extensores radiales largo y corto del carpo, flexores radial y cubital del carpo, flexor superficial de los dedos y palmar largo (los últimos 6 músculos son flexores débiles del codo). Extensión Tríceps braquial, ancóneo, extensor cubital del carpo; el extensor de los dedos y el extensor del meñique son extensores débiles. Articulación radiocubital Supinación Supinador, bíceps braquial, braquiorradial, extensor largo del pulgar; el extensor del índice y el abductor largo del pulgar son supinadores débiles. Pronación Pronador cuadrado, pronador redondo, braquiorradial; el flexor radial del carpo y el extensor radial corto del carpo son pronadores débiles. La muñeca y la mano se componen de veintisiete huesos, numerosos ligamentos y muchos músculos y tendones, todo lo cual dota a los dedos de capacidades motoras finas. La muñeca y la mano alojan los ocho huesos del carpo, cuya fila proximal se compone del escafoides, el semilunar, el piramidal y el pisiforme, y se articula con el radio y el cúbito para crear la articulación radiocarpiana. Aquí es donde se producen las acciones principales de la muñeca; al ser una articulación condiloidea (elipsoidea), permite flexión, extensión, abducción y aducción. La combinación de estas cuatro acciones se llama circunducción. La fila distal de huesos del carpo, que se compone del trapecio, trapezoide, hueso grande y hueso ganchoso, se encuentra con los cinco metacarpianos, que se articulan con las falanges proximales. Cada dedo cuenta con tres falanges, mientras que el pulgar sólo tiene dos. Esta articulación metacarpofalángica también es una articulación condiloidea. Las articulaciones interfalángicas son trocleares, y en ellas se produce la flexión y extensión de los dedos. Figura 7.1. Huesos de la mano y antebrazo derechos (vista anterior). Figura 7.2. Articulaciones radiocarpiana (muñeca), intercarpianas, carpometacarpianas e intermetacarpianas (vista coronal). Figura 7.3. Articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas: a) vista anterior, b) vista medial. La mano del ser humano es un aparato de maravillosa destreza. Presenta muchas pequeñas articulaciones, siendo la más significativa la articulación sellar del pulgar. Aquí es donde se produce la acción de ‘oposición’ que permite al pulgar tocar cada dedo por separado. Figura 7.4. La oposición se establece en la articulación sellar del pulgar, permitiendo al pulgar tocar por separado cada uno de los dedos de la misma mano. Sin esta acción, el ser humano no hubiera evolucionado hasta esta era tecnológica. La especialización de la mano nos ha permitido hacer fuego, crear herramientas y dar forma al mundo. La acción de oposición diferencia al ser humano de los demás primates. Los músculos que cumplen esta acción están en la palma de la mano. Ligamentos de la muñeca y la mano Con tantos huesos por mantener unidos, los ligamentos de la muñeca y la mano son numerosos. Los principales a los que debemos prestar atención son: 1. El retináculo de los músculos flexores es un ligamento ancho que cruza horizontalmente los huesos del carpo por el lado palmar de la mano. Conecta el hueso ganchoso y el pisiforme con el escafoides y el trapecio, lo cual garantiza la estabilidad de los carpianos. Este ligamento ayuda a formar un espacio estrecho llamado canal carpiano, por donde pasan muchos tendones de los músculos flexores de la mano. 2. El retináculo de los músculos extensores es un ligamento posterior o dorsal que se inserta en el radio, luego sobre el cúbito, el piramidal y el pisiforme. Mantiene en su sitio los tendones de los músculos extensores. 3. Los ligamentos interóseos del carpo conectan el semilunar con el escafoides y el piramidal, y ayudan a estabilizar la cavidad articular de la muñeca. 4. Los ligamentos interóseos y el metacarpiano transverso profundo son los ligamentos intermetacarpianos y ayudan a sustentar la estructura de la palma de la mano. 5. Los ligamentos colaterales cubital y radial a los lados de los huesos del carpo sostienen la mano insertando el cúbito en la V falange en el lado medial, y el radio en el pulgar en el lado lateral. También hay ligamentos colaterales que ayudan a mantener unidas las articulaciones metacarpofalángicas. 6. El ligamento palmar es una banda densa de tejido fibrocartilaginoso que refuerza las articulaciones metacarpofalángicas en el lado palmar de la mano. También hay una estructura importante de tejido conjuntivo llamada aponeurosis palmar que se extiende desde el retináculo de los músculos flexores hasta los cuatro dedos y se inserta en la piel de la palma. Este ‘compartimiento’ ayuda a mantener los tendones en su sitio. Figura 7.5. Ejemplo de ligamento de la muñeca/mano, retináculo de los músculos flexores, y tejido conjuntivo, aponeurosis palmar. Músculos de la muñeca Los músculos principales que mueven la muñeca parecen complicados, pero su nomenclatura facilita las cosas: • Si un músculo flexiona la muñeca, ‘flexor’ es el nombre del músculo. • Si mueve la muñeca en abducción (movimiento en valgo o hacia fuera de la muñeca, o hacia la cara lateral en la posición anatómica), se adjetiva como ‘radial’, lo cual significa que mueve hacia el lado radial (del pulgar). • Si el músculo extiende la muñeca, ‘extensor’ es el nombre del músculo. • Si mueve la muñeca en aducción (movimiento en varo o hacia el cuerpo en la posición anatómica), se adjetiva como ‘cubital’, lo cual significa que la mueve hacia el lado del meñique. • Otros músculos que mueven el pulgar se adjetivan como ‘del pulgar’. Por tanto, los músculos siguientes se denominan atendiendo a las acciones que generan en las articulaciones: Flexor radial del carpo (flexión y abducción); flexor cubital del carpo (flexión y aducción); extensor radial largo del carpo (extensión y abducción); extensor radial corto del carpo (extensión y abducción), y extensor cubital del carpo (extensión y aducción). Los músculos flexores de la muñeca se localizan anteriormente, y los extensores, posteriormente (ver figuras 6.2 y 6.11). Lesiones/patologías de la muñeca y la mano Las destrezas motoras finas de la mano nos permiten asir, alcanzar, sostener, escribir, tocar; es decir, comunicarnos. Los músculos están inervados por el plexo braquial, un grupo de nervios espinales (nervios cervicales V a VIII y nervio torácico) que ejercen la función motora y sensitiva de la extremidad superior. Los nervios cubital, radial y mediano se extienden a partir de este sistema e inervan los músculos de la muñeca y la mano. Esto es importante debido a dos patologías habituales: síndrome del canal carpiano y entumecimiento de los dedos. Figura 7.6. Síndrome del canal carpiano. El nervio mediano discurre por entre los huesos del carpo en la muñeca. Hay un área o túnel que comparten el nervio y los tendones flexores. La presión en este canal carpiano aumenta cuando se inflaman los tendones e interfiere con el normal funcionamiento del nervio mediano. Esto es lo que conocemos como síndrome del canal carpiano, una patología crónica y dolorosa causada por uso excesivo de la articulación de la muñeca en actividades como teclear y limpiar. La cirugía alivia el dolor de esta lesión, pero, por desgracia, muchas de estas intervenciones no son eficaces. Han surgido nuevas técnicas desarrolladas por profesionales que se espera que eviten la cirugía y alivien esta afección. Un fisioterapeuta puede ayudar a estirar y fortalecer esta pequeña área de movimiento, donde los huesos del carpo tienden a deslizarse en vez de completar movimientos articulares verdaderos. Figura 7.7. Síndrome del canal de Guyon (vista anterior). Una patología similar, el síndrome del canal de Guyon, causa dolor, pérdida de sensibilidad y debilidad muscular en la mano. El nervio cubital discurre por el interior del antebrazo hasta llegar a la base de la mano, donde se ramifica por la palma y se adentra en el meñique y el dedo anular. PREVENCIÓN La prevención es importante. Si la muñeca está en hiperextensión, los músculos flexores de la muñeca se estiran y el área del carpo se «expande». Pon las palmas en el suelo con los dedos mirando hacia el cuerpo mientras estás sentado o de rodillas. Esto también se puede hacer de pie con las palmas apoyadas en una pared y los dedos mirando hacia fuera. El estiramiento debería hacerse antes de que se extienda la inflamación. Trabajar al teclado de un ordenador o un piano durante horas puede sobrecargar las muñecas y manos con el esfuerzo. Hay varias modalidades diferentes para ayudar. Tamborilear con los dedos en una superficie es un modo excelente de ejercitar las manos de otro modo. El yoga también cuenta con varias posturas importantes de equilibrio sobre las manos que son de ayuda. La muñeca está en hiperextensión; los dedos están extendidos; esto puede generar tensión o incluso dolor a menos que el peso descanse sobre la base de la mano, específicamente debajo del pulgar y el índice, para así aliviar la presión sobre la palma de la mano. Figura 7.8. Sección transversal de la muñeca. Figura 7.9. Adho mukha vrksasana (la vertical o el pino). El entumecimiento de los dedos se relaciona con nervios pinzados en el plexo braquial que tienen origen en las áreas torácica y cervical de la columna vertebral. Los nervios se ven afectados por traumatismos, tirantez o espasmos musculares, alineación defectuosa de los huesos, o hernias discales (del cartílago intermedio de las vértebras, no de los huesos en sí). La corrección de la alineación y ejercicios para aliviar el pinzamiento de los nervios aparecen en el capítulo 3. La prevención consiste en adoptar posturas correctas. Estiramientos para la muñeca y la mano Figura 7.10. Estiramiento con la muñeca girada. TÉCNICA Extiende un brazo delante del cuerpo y paralelo al suelo. Gira la muñeca hacia abajo y afuera, y luego usa la otra mano para seguir girando la mano hacia arriba. Estiramientos para el plexo braquial Figura 7.11. Estiramiento pectoral asiéndose las manos por detrás de la espalda. TÉCNICA Extiende los brazos detrás de la espalda y entrelaza las manos; eleva los brazos con la espalda recta. Traza círculos con los brazos hacia atrás (circunducción). TÉCNICA Mueve el brazo en toda su movilidad articular mientras estiras la cabeza extendiéndola hacia delante. Mitos disipados sobre la muñeca y la mano La muñeca y los dedos no pueden girar Tal vez ‘parezca’ que hacen eso, pero no se produce rotación, sino circunducción. Ocurre esto en cualquier articulación condiloidea, y es una combinación de flexión, extensión, abducción y aducción. Cualquier apariencia de movimiento rotatorio en el antebrazo respecto a la mano corresponde a la pronación y supinación de la articulación radiocubital, que no es la articulación de la muñeca ni la mano. La muñeca y la mano son estructuras complicadas, pero frágiles El diseño anatómico de la muñeca y la mano es digno de consideración. Su diseño permite al ser humano diferenciarse de todos los demás primates. Por muy maravilloso que sea, es propenso a las lesiones. Cada vez que nos caemos, extendemos las manos para amortiguar el impacto del cuerpo. Es una respuesta neuromuscular normal, pero que también deriva en esguinces, distensiones y fracturas en el área. Se pueden practicar ejercicios para fortalecer la muñeca y la mano, fáciles de incorporar a cualquier entrenamiento. El área del carpo puede ser inestable Los ocho huesos del carpo se deslizan, lo cual significa que su capacidad de ‘ceder’ es escasa cuando se usa la palma de la mano. Con la incorporación de más personas al mundo del deporte, los deportistas están sufriendo cada vez más lesiones en esta área, al igual que los usuarios de teclados (¡ordenadores!). Se necesitan más estudios sobre el modo de preparar físicamente esta área, ya que resulta difícil prevenir lesiones aquí; el canal por el que viaja el nervio mediano es estrecho y el tejido se puede irritar, sobre todo por uso excesivo cuando se flexiona la muñeca. Las manos son únicas y debemos cuidarlas. Principales músculos usados en los movimientos de la muñeca, la mano, los dedos y el pulgar Articulaciones radiocarpiana y mediocarpiana de los dedos Flexión Flexor radial del carpo, flexor cubital del carpo, palmar largo, flexor superficial de los dedos, flexor profundo de los dedos, flexor largo del pulgar, abductor largo del pulgar y extensor corto del pulgar. Extensión Extensor radial corto del carpo, extensor radial largo del carpo, extensor cubital del carpo, extensor de los dedos, extensor del índice, extensor largo del pulgar y extensor del meñique. Abducción Extensor radial corto del carpo, extensor radial largo del carpo, flexor radial del carpo, abductor largo del pulgar, extensor largo del pulgar y extensor corto del pulgar. Aducción Flexor cubital del carpo y extensor cubital del carpo. Articulaciones metacarpofalángicas de los dedos Flexión Flexor profundo de los dedos, flexor superficial de los dedos, lumbricales, interóseos, flexor del meñique, abductor del meñique y palmar largo (a través de la aponeurosis palmar). Extensión Extensor de los dedos, extensor del índice y extensor del meñique. Abducción y aducción Interóseos, abductor del meñique y lumbricales (pueden ayudar a la desviación radial), extensor de los dedos (se abducen mediante hiperextensión; el tendón del índice se desvía radialmente), flexor profundo de los dedos (se aduce mediante flexión) y flexor superficial de los dedos (se aduce mediante flexión). Rotación Lumbricales, interóseos (movimiento ligero excepto en el índice; sólo es eficaz cuando la falange está flexionada) y oponente del meñique (lo gira en la articulación carpometacarpiana). Articulaciones interfalángicas de los dedos Flexión Flexor profundo de los dedos (ambas articulaciones) y flexor superficial de los dedos (sólo la articulación proximal). Extensión Extensor de los dedos, extensor del meñique, extensor del índice, lumbricales e interóseos. Articulación carpometacarpiana del pulgar Flexión Flexor corto del pulgar, flexor largo del pulgar y oponente del pulgar. Extensión Extensor corto del pulgar, extensor largo del pulgar y abductor largo del pulgar. Abducción Abductor corto del pulgar y abductor largo del pulgar. Aducción Aductor del pulgar, interóseos dorsales (sólo el primero), extensor largo del pulgar (en extensión/abducción completas) y flexor largo del pulgar (en extensión/abducción completas). Oposición Oponente del pulgar, abductor corto del pulgar, flexor corto del pulgar, flexor largo del pulgar y aductor del pulgar. Articulación metacarpofalángica del pulgar Flexión Flexor corto del pulgar, flexor largo del pulgar, interóseos palmares (sólo el primero) y abductor corto del pulgar. Extensión Extensor corto del pulgar y extensor largo del pulgar. Abducción Abductor corto del pulgar. Aducción Aductor del pulgar e interóseos palmares (sólo el primero). Articulación interfalángica del pulgar Flexión Flexor largo del pulgar. Extensión Abductor corto del pulgar, extensor largo del pulgar, aductor del pulgar y extensor corto del pulgar (inserción ocasional). La articulación coxofemoral es una gran articulación esferoidea formada por el acetábulo de la pelvis (la cavidad) y la cabeza del fémur (la esfera). En términos arquitectónicos, la pelvis es la piedra angular y los fémures son los arbotantes. Esta estructura dota a la articulación de gran estabilidad. Los músculos que actúan en la cadera se extienden desde la pelvis hasta el fémur, llegando algunos incluso hasta más allá de la articulación de la rodilla. Todos los músculos grandes configuran la forma del muslo. Los músculos de la cara anterior del muslo flexionan la cadera; los músculos laterales (externos) la mueven en abducción; los músculos del dorso del muslo la extienden, y los músculos mediales (internos) la mueven en aducción. La mayoría de los músculos mencionados también generan rotación en varo o en valgo, las dos acciones finales de la cadera. Figura 8.1. Articulación coxofemoral, extremidad inferior derecha: a) vista lateral, b) vista anterior. Músculos anteriores (flexores) de la cadera Agonistas de la flexión: recto femoral, sartorio y psoasilíaco. El recto femoral es el músculo flexor más superficial del muslo. También forma parte del grupo del cuádriceps, que extiende la rodilla. Como actúa en dos articulaciones, se denomina ‘biartrodial’. Es el único músculo grande de la cadera que sólo realiza una acción en ella. Permite la inclinación anterior de la pelvis cuando está acortado o tirante; los músculos abdominales débiles también son responsables de este defecto en la alineación postural. Debido a sus acciones en la cadera y la rodilla, es un poderoso músculo que usamos al correr. Figura 8.2. a) Recto femoral y b) sartorio. El sartorio es el músculo más largo del cuerpo humano; cruza la articulación de la cadera por la cara lateral o externa de la pelvis y desciende diagonalmente hasta la cara medial o interna de la rodilla. Cuando la cadera está flexionada, también actúa de rotador externo. Cuando se contrae, puede generar inclinación anterior de la pelvis, de forma similar al músculo recto femoral; se necesitan los abdominales para contrarrestar este movimiento. El sartorio es especialmente activo al dar patadas a un balón, porque se produce rotación externa de la cadera y extensión de la rodilla, así como en las patadas de ballet al frente y a los lados. Figura 8.3. a) Patadas al frente de ballet (efecto fantasma), b) patadas laterales. (El músculo recto femoral trabaja para la flexión de la cadera y la extensión de la rodilla, mientras que el músculo sartorio flexiona y gira externamente la cadera.) El grupo muscular del psoasilíaco es el más profundo de los flexores de la cadera. Estos músculos son el ilíaco, el psoas mayor y el psoas menor. En el capítulo 4 aparece información detallada sobre este grupo de músculos. Al igual que los dos primeros músculos flexores, si está tirante, puede influir en la inclinación anterior de la pelvis, lo cual agudiza la curvatura anterior del área lumbar. Es una patología corriente en las bailarinas jóvenes. Se puede aliviar mediante correctos estiramientos, sin forzar en las aperturas, y siendo más conscientes a la hora de trabajar el núcleo corporal (abdominales, pelvis y porción inferior de la columna). El psoasilíaco se contrae poderosamente cuando practicamos flexiones de abdominales con las piernas rectas (la flexión del tronco hacia delante en Pilates), si bien los abdominales también necesitan ser fuertes para impedir que se agrave el estado de la región lumbar. Si se practican las flexiones de abdominales con las rodillas flexionadas (las caderas ya están flexionadas), el psoasilíaco trabajará menos a medida que los abdominales flexionen la columna. Figura 8.4. Flexión del tronco hacia delante de Pilates. TÉCNICA En decúbito supino, extiende las piernas juntas y flexiona dorsalmente los pies. Extiende los brazos hacia el techo e inspira; al espirar, levanta la cabeza del suelo y sigue flexionando lentamente el tronco, contrayendo los abdominales y tratando de tocar los pies con las manos. Mantén los talones en el suelo; si te resulta imposible, flexiona las rodillas o apoya las manos en el suelo para mantener la correcta ejecución del ejercicio. Las extensiones del tronco hacia atrás son igual de eficaces, si no más. Y no porque su ejecución resulte más difícil; en realidad, son más fáciles de practicar porque ayuda la fuerza de la gravedad. Al extender hacia atrás la espalda hasta descansar en el suelo partiendo de una posición sedente y recta, los abdominales y el psoas se contraen excéntricamente mientras las áreas vertebrales se articulan en el suelo (mantén la barbilla hundida en el pecho y procede con lentitud). Durante las flexiones y extensiones del tronco, los flexores coxales secundarios son los músculos pectíneo y tensor de la fascia lata. Se describen más adelante con más detalle. Ejercicios para fortalecer los músculos flexores de la cadera Todos los movimientos al caminar, correr, saltar, saltar a la pata coja, saltar con los pies juntos y dar patadas ejercitan de algún modo los músculos flexores de la cadera, sean agonistas, antagonistas o estabilizadores. Eso depende de la fase del movimiento. Agonistas son los músculos protagonistas de una acción articular concreta. Los antagonistas se suelen localizar enfrente de los agonistas y contrarrestan su acción. Los estabilizadores también se llaman fijadores y actúan como una base firme mientras los otros músculos ejercen fuerza para generar movimiento. Todos los músculos esqueléticos son movilizadores y estabilizadores; del movimiento y la posición del cuerpo depende cómo reaccionan los músculos en un momento determinado. Los músculos esqueléticos son todos de ese tipo; ello depende del movimiento y posición del cuerpo y de qué papel estén desempeñando los músculos en ese momento. Los entrenamientos que ejercitan la articulación coxofemoral en el plano sagital son máquinas cardiovasculares, lo cual significa que se desarrollan acciones articulares de flexión y extensión. La cinta sin fin es especialmente buena; caminar o correr al aire libre es incluso mejor (¡aire fresco!) siempre y cuando se disponga de calzado adecuado y se corra por superficies propicias. 1. Flexión de la cadera en decúbito supino (nivel I). Figura 8.5. Flexión de la cadera en decúbito supino (nivel I). TÉCNICA Túmbate boca arriba y eleva una pierna en un ángulo de 45°. Mantener la rodilla flexionada facilita el ejercicio; mantenerla extendida lo dificulta. Activa los abdominales y mantén la postura al menos 10 segundos. Añade tobilleras lastradas si necesitas más resistencia. Repite con la otra pierna. ¡No eleves ambas piernas a la vez! Hay muchos datos que demuestran que la región lumbar sufre daños en esta posición, ya que el músculo psoas mayor trabaja en exceso debido a su origen en la región lumbar y a su inserción en el fémur. En una clase de barra al suelo de ballet, túmbate en decúbito supino y levanta una pierna hasta 90° o más (hacia el techo). Levanta y baja lentamente la pierna sintiendo la oposición de la gravedad. Se repite de 8 a 10 veces con cada pierna. Se incorpora rotación de la cadera para aumentar el trabajo muscular. Esto también se puede hacer de pie junto a la barra (ver figura 8.3), en cuyo caso aumenta la dificultad por acción de la gravedad y por la falta de apoyo del suelo. Muchas posturas de yoga de pie ejercitan los músculos flexores de la cadera, porque el muslo se sitúa delante de la cadera, por lo general mediante una contracción isométrica. Las posturas del guerrero (vi-rabhadrasanas) son especialmente buenas, ya que la rodilla adelantada se flexiona encima (no por delante) de los dedos del pie, y el muslo se mantiene paralelo al suelo o ligeramente en valgo. Son los músculos flexores de la pierna adelantada los que se fortalecen. 2. Posturas de yoga de pie (niveles I-III). Figura 8.6. Virabhadrasana II (postura del guerrero). TÉCNICA En bipedestación (tadasana, postura de la montaña), da un paso atrás de 0,9 a 1,2 metros; el pie adelantado mira hacia delante, mientras que los dedos del pie retrasado giran en varo (30-60°). Flexiona la rodilla adelantada justo por encima de los dedos del pie mientras la pierna atrasada se mantiene extendida. Las caderas se abrirán a medida que el peso se centre entre ambas piernas y abras los brazos en cruz. Aguanta al menos 30 segundos antes de adoptar la postura por el otro lado. Las posturas del guerrero I y III y la postura del triángulo también son buenas para ejercitar los músculos flexores. Nota sobre las sentadillas Las sentadillas son uno de los ejercicios más populares de las salas de pesas. Muchos estudiantes están convencidos de que las sentadillas ejercitan los músculos flexores coxales. El único flexor coxal que se trabaja durante las sentadillas es el recto femoral, y eso es porque es un músculo del cuádriceps que extiende la rodilla. Ten presente que la parte más importante de una sentadilla es al ascender desde la posición sedente, contra la gravedad y las pesas. Las rodillas se están extendiendo (cuádriceps) y las caderas también (glúteo mayor e isquiotibiales) mediante una contracción concéntrica. En el descenso esos mismos músculos se contraen excéntricamente para evitar que el cuerpo se precipite contra el suelo. Por tanto, los músculos flexores coxales en conjunto no son los agonistas en ningún momento de las sentadillas. El mismo principio se aplica al plié en ballet. Nota sobre Pilates El trabajo de Pilates sobre colchoneta incorpora muchos movimientos de flexión de las caderas. Varios ejercicios se practican en posición sedente o en decúbito con las piernas en el aire. Esto no es problema si los abdominales se activan para contrarrestar la tracción ejercida por los flexores coxales y el peso del fémur (el hueso más pesado del cuerpo). Para compensar las posiciones de flexión coxal de Pilates, se practican los siguientes ejercicios en decúbito prono: 1. 3. 2. 4. Preparación para el cisne Patada simple o doble La zambullida del cisne Natación Se suelen practicar hacia la mitad de una sesión completa. En una clase de Pilates con colchoneta para principiantes uno siempre puede incorporar más estiramientos para los flexores coxales y así «abrir» la cara anterior de la cadera. Una vez que un estudiante ha asimilado el concepto del uso correcto de los abdominales como estabilizadores, la flexión de las caderas no debería ser un problema. Sentarse significa flexionar las caderas. Todo el mundo necesita estirar los flexores coxales para evitar que se acorten ¡si pasamos demasiado tiempo sentados! Estiramientos para los músculos flexores de la cadera Cualquier ejercicio que estire los músculos abdominales también estirará los flexores coxales, como se explica en el capítulo 4. 1. Setu Bandha (el puente) (nivel I). Figura 8.7. Setu bandha (postura del puente) (nivel I). (No se ven los músculos sartorio y psoasilíaco.) TÉCNICA Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas, las manos a los lados o debajo del cóccix, con los pies planos en el suelo separados de 1,8 a 2,4 metros. Levanta las caderas del suelo y empuja hacia el techo, permitiendo que el peso descanse sobre los hombros y los pies. Aguanta un minuto respirando hondo. Al espirar, desciende el tronco y la columna vertebral. 2. Elevación posterior de piernas rectas en decúbito prono (nivel I). Figura 8.8. Elevación posterior de piernas rectas en decúbito prono (nivel I). TÉCNICA Túmbate en decúbito prono (sobre el estómago) apoyando la frente sobre las manos. Levanta la pierna derecha unos centímetros del suelo, con la cadera derecha todavía en contacto con el suelo. Extiende la pierna en valgo desde la articulación coxofemoral. Aumenta el estiramiento flexionando la rodilla, con el pie mirando al techo; si no hay problemas de rodilla, ase el tobillo. 3. Tijeras (nivel II). Figura 8.9. Virabhadrasana I (postura del guerrero). En las tijeras, las piernas se sitúan del mismo modo, a veces más abiertas, que en el estiramiento de corredores descrito en la técnica. TÉCNICA Comienza en bipedestación con el pie izquierdo adelantado y la pierna derecha retrasada. Flexiona la rodilla adelantada hasta quedar directamente encima de los dedos del pie; desliza hacia atrás la pierna derecha extendida hasta quedar paralela al suelo si es posible. Mantén los pies mirando hacia delante y no dejes que la rodilla adelantada avance los dedos del pie. La columna vertebral está recta y las manos pueden descansar sobre el muslo adelantado o mantenerse en alto. Los músculos fle-xores de la cadera se fortalecen en la pierna adelantada y se estiran en la pierna retrasada. Aguanta 30 segundos; luego repite por el otro lado. Las posturas del guerrero de yoga (virabhadrasanas I, II y III) son parecidas; se representa en la figura el guerrero I. 4. Ustrasana (postura del camello) (niveles I-III). TÉCNICA Es un ejercicio de posteroflexión del tronco que abre el pecho y los hombros, además de estirar los músculos flexores de la cadera y los abdominales. Arrodíllate (las rodillas pueden descansar sobre una colchoneta) con las rodillas y los pies en línea y paralelos entre sí, y el hemicuerpo superior totalmente erguido, las manos en las caderas o en el área sacra para sustentarse. Comienza a arquear la espalda hacia atrás doblando el área torácica al tiempo que extiendes la cabeza y elevas el esternón. Deja que los omoplatos se aproximen y desciendan por la columna mientras levantas los abdominales. 5. La zambullida del cisne (nivel III). Figura 8.10. La zambullida del cisne de Pilates (nivel III), y luego anteroflexión del tronco con las piernas abiertas. TÉCNICA Túmbate en decúbito prono con los talones juntos e inicia un balanceo adelante y atrás. Hay que tener una espalda muy fuerte para realizar este ejercicio. Después del ejercicio, estira la espalda y las caderas. Músculos laterales (abductores) de la cadera Agonistas de la abducción: tensor de la fascia lata, glúteo medio y glúteo menor. El músculo tensor de la fascia lata se encuentra en la cara externa del muslo y cruza la articulación coxofemoral a partir de la cresta ilíaca y sigue mediante la cintilla iliotibial (CIT). Esta cintilla es una combinación de dos músculos, el glúteo mayor y el tensor de la fascia lata, a los cuales se suma fascia (tejido conjuntivo). Desciende más allá de la cara externa de la rodilla hasta la tibia, y es importante para estabilizar la cadera y la rodilla en bipedestación y durante la marcha. La acción principal del tensor de la fascia lata es la abducción de la cadera; cuando el muslo está extendido y en rotación interna, también se muestra muy activo. No es un flexor poderoso cuando la cadera adopta rotación externa. Las personas que se quejan de ‘pistoleras’ (que se describen como una protuberancia en la cara superior externa del muslo) necesitan tonificar el músculo tensor de la fascia lata. Figura 8.11. Músculo tensor de la fascia lata. El músculo glúteo medio se encuentra directamente debajo del glúteo mayor, situándose una pequeña porción por encima, que se inserta durante su ascenso a todo lo largo de la cresta ilíaca de la pelvis. Las personas con ‘caderas altas’ podrían tener bien desarrollado el músculo glúteo medio, cuya porción superior es muy visible. El glúteo medio cruza a continuación la articulación coxofemoral para insertarse distalmente en el trocánter mayor del fémur, permitiendo al músculo trabajar en la articulación de la cadera. Un mito extendido es que los músculos glúteos trabajan juntos o son si-nergistas completos (es decir, realizan todos las mismas acciones); esto no sucede siempre con el glúteo mayor en relación con los otros dos glúteos. Las fibras anteriores del glúteo medio son responsables de las dos acciones principales en la cadera que el glúteo mayor no es capaz de desempeñar bien: abducción y rotación medial (sólo las fibras anterosuperiores del glúteo mayor podrían generar abducción, pero en grado mínimo). La abducción de la cadera es la acción del muslo al alejarse del centro del cuerpo en el plano frontal, mientras la pierna se mueve en valgo. Figura 8.12. Músculo glúteo medio y cintilla iliotibial. En rotación medial o interna, la cabeza del fémur rueda en varo hacia el cuerpo. Con ‘dedos de paloma’, las caderas suelen mostrar rotación en varo. Sólo las fibras anteriores del glúteo medio generan rotación interna. Las fibras posteriores lo que hacen es generar rotación externa mientras la pierna se mueve en abducción, lo cual lo convierte en un sinergista junto con las fibras anterosuperiores del glúteo mayor. Los músculos son complicados. El más profundo de los músculos glúteos, el glúteo menor, también es el más pequeño. Se sitúa ligeramente anterior y es sinergista junto con la porción anterior del glúteo medio, así como con el tensor de la fascia lata. Esto significa que mueve en abducción y rotación interna la cadera. Puede ayudar a la flexión, pero su acción es débil. Todos los ejercicios de abducción también ejercitan el músculo glúteo menor. Figura 8.13. Músculo glúteo menor. Cuando la pelvis se inclina hacia delante, el glúteo menor se muestra activo si el fémur está fijo. También puede trabajar durante todas las fases de la movilidad pélvica. Ejercicios para fortalecer los músculos abductores de la cadera 1. Abducción en sedestación (nivel I). Figura 8.14. Abducción en sedestación. TÉCNICA Sentado con la espalda recta, pon las manos sobre la cara externa de los muslos. Ejerce presión con las manos hacia fuera sobre los muslos. Aguanta y cuenta hasta 10, luego repite. Los músculos abductores se encuentran en la cara posterior de los muslos y trabajan contra la resistencia ejercida por las manos mientras se están estirando los músculos aductores. 2. Aperturas laterales y círculos con las piernas (nivel I). Figura 8.15. Aperturas laterales de Pilates y círculos con las piernas. TÉCNICA Túmbate en decúbito lateral, apoya la cabeza sobre el brazo o la mano, quedando la otra mano en el suelo delante del pecho. La cabeza y el cuello tienen que estar alineados con la columna vertebral en la posición ‘sostenida por la mano’ mientras el núcleo central del cuerpo se mantiene activado. Levanta la pierna superior con la rodilla extendida y adelante. Aguanta y extiende bien la pierna; no la levantes más de la mitad (45°). Con la pierna en alto, gírala en valgo (con la rodilla mirando al techo) y luego en varo (la rodilla mirando hacia abajo). Repite de 5 a 8 veces y cambia de lado. Las aperturas laterales y los círculos con las piernas de Pilates (se completan cinco círculos pequeños con la pierna en ambas direcciones) también son ideales para los músculos abductores y rotadores externos. 3. Aperturas laterales con las piernas lastradas (niveles I-II). Figura 8.16. Aperturas laterales con las piernas lastradas (niveles I-II). TÉCNICA Como alternativa, el ejercicio se puede practicar de pie, agarrándose a la barra de ballet o a una silla, levantando la pierna lateralmente hacia fuera, manteniendo la rodilla hacia delante para que la pierna se mantenga paralela. También se usan cables ciñendo los manguitos a los tobillos y levantando la pierna lateralmente en valgo contra esa resistencia. 4. Press de pierna lateral (nivel I). Figura 8.17. Press de pierna lateral (nivel I). TÉCNICA Ponte de pie a 60 centímetros de la pared, con el costado izquierdo hacia ella, la mano izquierda apoyada en la pared. Levanta la pierna izquierda lateralmente hacia fuera hasta que el pie toque la pared. Ejerce presión con el pie contra ella, mantén la rodilla extendida y aguanta al menos hasta contar 10. Repite por el otro lado. Este ejercicio fortalecerá los músculos abductores de ambas piernas; la pierna de apoyo trabaja igual de duro mediante contracciones isométricas. 5. Abducción de pierna en cuadrupedia (nivel III). Figura 8.18. Abducción de pierna en cuadrupedia (nivel III). TÉCNICA En cuadrupedia con las manos y los codos en el suelo directamente debajo de los hombros (a gatas), levanta una pierna en valgo con la rodilla flexionada hasta que se sitúe paralela al suelo. Para aumentar la dificultad, extiende la pierna mientras intentas conservar la misma altura del muslo. Aguanta y cuenta hasta 10. Centra el peso del cuerpo sobre ambos brazos y no dejes que la pierna se mueva hacia delante: la cadera y la rodilla deben formar una línea recta. El grado de movilidad queda limitado con la pierna en abducción. Ello es porque el hueso choca con hueso: la cabeza del fémur topa con el borde del acetábulo de la pelvis e impide que la pierna suba más. Esta traba se desactiva cuando la pierna gira en valgo, pues permite al fémur girar dentro del acetábulo y aumentar la movilidad. Ésta es una de las razones por las que el ballet se basa en la rotación externa de la cadera, pues permite que la pierna se eleve más. Cuando se hace esto, los poderosos músculos flexores coxales ayudan a sostener la pierna mientras la cadera se aproxima a la flexión (la cara anterior del muslo) y gira. Para aislar los músculos abductores, la pierna debe mantener una postura neutra, no girada. Figura 8.19. a) Abducción, b) rotación externa. Los músculos abductores trabajan en bipedestación para mantener las piernas estabilizadas. Esto ocurre también mientras practicamos sentadillas, con la resistencia añadida de la gravedad, las pesas o ambas. En monopedestación o al caminar, estos músculos estabilizan la pelvis. Los abductores se ejercitan en muchas posturas de yoga en pie, como vrksasana (postura del árbol). Figura 8.20. Vrksasana (postura del árbol). Estiramientos para los músculos abductores de la cadera Como la principal acción de estos tres músculos es la abducción, para estirar el músculo hay que ejercer la acción opuesta, es decir, la aducción aproximando la pierna o cruzando la línea media del cuerpo. Cualquier ejercicio que elongue la cara externa del muslo, donde se localizan los músculos abductores, conseguirá estirar estos músculos. 1. Muslo en diagonal en decúbito supino (nivel I). Figura 8.21. Muslo en diagonal en decúbito supino (nivel I). TÉCNICA Túmbate boca arriba y lleva la rodilla derecha al pecho, y mantén la pierna izquierda flexionada o extendida en el suelo. Tira con la mano derecha de la rodilla derecha hacia el hombro izquierdo. Mantén ambas caderas en el suelo. El muslo cruza el pecho. 2. Pierna en diagonal en decúbito supino (nivel II). Figura 8.22. Pierna en diagonal en decúbito supino (nivel II). TÉCNICA Adopta la posición del ejercicio nº 1 y extiende la pierna. La cabeza también debe estar descansando en el suelo mientras la pierna izquierda se estira en diagonal cruzando el cuerpo hasta el hombro contralateral. 3. Estiramiento de la pierna en diagonal (niveles II-III). TÉCNICA Adopta la posición del ejercicio nº 2 y lleva la pierna izquierda hasta el suelo hacia la mano contralateral, manteniendo los brazos en cruz. Estos tres ejercicios se pueden practicar en una secuencia antes de cambiar de lado. El estiramiento combinado para los tres músculos glúteos, así como para la mayoría de los otros músculos de la articulación de la cadera, parece no tener nombre. A veces se denomina estiramiento del piri-forme (el piriforme es un músculo rotador coxal pequeño y profundo, descrito en la página 152). 4. Estiramiento del piriforme o del muslo en diagonal (nivel II). Figura 8.23. Estiramiento del muslo en diagonal (nivel II). Ilustración interior: pierna derecha, vista posterior. TÉCNICA Túmbate boca arriba, cruza una pierna sobre la otra, rodilla con rodilla, con el pie de la pierna inferior en contacto con el suelo, y los brazos abiertos en cruz. Rueda las piernas lentamente hacia un lado y luego hacia el otro. Sigue con este lento movimiento de balanceo mientras las piernas se aproximan al suelo, para luego aguantar la posición y respirar. Cambia de piernas y repite. La pierna inferior debe estar flexionada con el pie en el suelo para mejorar el estiramiento mientras las piernas ruedan de lado. 5. Patadas de karate (nivel III). No te sorprenda que se consideren un ejercicio de nivel III; la mayoría de las personas tienen problemas para mantener el equilibrio sobre una pierna mientras se da una patada forzada con la otra sin apoyarse en algo. Los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento que se enumeran no pretenden ser una lista completa, pero su práctica constante ayudará a corregir desequilibrios en el cuerpo. Músculos posteriores (extensores) de la cadera Agonistas de la semimembranoso. extensión: glúteo mayor, bíceps femoral, semitendinoso y El glúteo mayor es el músculo al que nos solemos referir al hablar del trasero. ‘Glúteo’ deriva del vocablo griego gloutos, que significa ‘nalgas’. Al contrario de lo que se suele creer, no es el músculo más grande del cuerpo humano. Figura 8.24. Músculo glúteo mayor. Ejercitación del músculo glúteo mayor El glúteo mayor es un gran músculo superficial respecto a los otros glúteos; por lo tanto, es el más visible. Es un poderoso extensor coxal, que es la acción que sitúa el muslo posterior o detrás de la pelvis. La extensión también es la ‘vuelta de la flexión’, si el muslo está delante del cuerpo (flexión) y vuelve a la posición neutra, es decir, extensión de la cadera. Pasa de sentado (flexión coxal) a de pie, y se habrá producido la extensión de la cadera, siendo el glúteo mayor el más poderoso mediante su contracción concéntrica. Se contrae excéntricamente al pasar de bipedestación a sedestación. El ejercicio cardiovascular, como andar, correr, nadar, montar en bicicleta, esquiar y patinar, permite trabajar el glúteo mayor. Como estos ejercicios son aeróbicos, queman grasa corporal de forma natural (las pastillas y la cirugía no son naturales). La fórmula mágica es 3-4 veces por semana, al menos 20 minutos en cada sesión, lo suficiente como para alcanzar la frecuencia cardíaca de esfuerzo y mantenerla a un nivel constante durante ese tiempo. (Véanse artículos sobre aeróbic o máquinas para determinar el ritmo de entrenamiento.) También se producirá al mismo tiempo el fortalecimiento y tonificación del área. He aquí una lista de actividades que incorporan la extensión de la cadera y el trabajo del músculo glúteo mayor: 1. Subir escaleras. Cada vez que se planta el pie y éste empuja para ascender, la cadera se extiende. 2. Caminar/correr. La extensión de la cadera ocurre cuando el pie adelantado se apoya para impulsar el cuerpo hacia delante. 3. Saltos. El cuerpo pasa de semisedestación o en cuclillas a suspenderse en el aire con las piernas extendidas. 4. Natación. La patada de rana del estilo braza es un estupendo ejercicio para los músculos extensores de la cadera mientras las piernas se extienden para impulsarse hacia delante; el glúteo mayor trabaja el doble, porque las piernas también pueden rotar hacia fuera (una segunda acción del glúteo mayor). 5. Ciclismo. Al tiempo que se extiende la pierna, también lo hace la articulación de la cadera. 6. Sentadillas. Se pasa de sedestación a bipedestación, por lo que el glúteo mayor trabaja al máximo dependiendo del peso que se use. Cuanto mayor sea el peso, más trabajará el músculo. Algunos halterófilos han trabajado el glúteo mayor hasta adquirir proporciones enormes debido al tremendo peso levantado, y luego se preguntan por qué sus caderas son tan grandes. La región lumbar y las rodillas también se pueden ver comprometidas por el peso excesivo y/o las malas posturas. 7. Los grand pliés en las clases técnicas de danza. El glúteo mayor trabaja tanto en la extensión como en la rotación externa de la cadera durante el ascenso del cuerpo desde una ‘sentadilla’, una posición de giro en valgo, con la gravedad actuando de resistencia. Figura 8.25. Sentadillas donde se muestra el músculo glúteo mayor, necesario para una poderosa extensión de la cadera. Ejercicios para fortalecer el músculo glúteo mayor 1. Setu Bandha (postura del puente) (nivel I). También se describe como un estiramiento de los flexores coxales (ver página 129). 2. Elevación posterior de piernas rectas en decúbito prono (nivel II). Figura 8.26. Elevación posterior de piernas rectas en decúbito prono (nivel II). TÉCNICA Túmbate boca abajo y levanta ambas piernas al mismo tiempo. Mantén las piernas separadas la anchura de las caderas, con los abdominales elevados contra la columna vertebral para mantener firme la región lumbar. Respira por las costillas. Aguanta la posición, o sube y baja las piernas. Levanta una pierna cada vez si el ejercicio es de nivel I. Máquinas para el glúteo mayor 1. Press de piernas (niveles I-III), dependiendo de las pesas empleadas. Figura 8.27. Press de piernas (niveles I-III). TÉCNICA Mantén las piernas paralelas o giradas hacia fuera para lograr un beneficio añadido para el músculo glúteo mayor. 2. Máquinas de remo (niveles I-III). Cuanto más largo sea el entrenamiento, más beneficioso resultará el ejercicio, acondicionando también el sistema cardiovascular. 3. Patadas hacia atrás con cable (niveles I-III). El nivel depende del peso empleado y del grado de movilidad. Ligamento iliofemoral (o en ‘Y’ de Bigelow) El ligamento iliofemoral (o en ‘Y’ de Bigelow), situado en la cara anterior de la articulación coxofemoral, limita la extensión y rotación externa de la cadera; ¡no superes los límites impuestos por este ligamento! Una vez sobreestirado, ya no recupera su longitud original, lo cual vuelve inestable la articulación. Si esto ha ocurrido ya, se necesitarán ejercicios de fortalecimiento adicionales para equilibrar la articulación. Figura 8.28. Ligamento iliofemoral (en ‘Y’ de Bigelow). Los deportistas durante el entrenamiento deben tener cuidado de no excederse en ciertos movimientos. Una bailarina de ballet practica muchos pliés a diario sólo para calentar, y luego saltos. Los patinadores artísticos pueden saltar al menos cincuenta veces en una sola sesión. Muchos halterófilos se exceden con el peso en las sentadillas. Los jugadores de baloncesto corren y saltan durante horas. Dependiendo del entrenamiento, las caderas se pueden volver «demasiado grandes» o desproporcionadas para el resto del cuerpo. El estiramiento puede ayudar más tarde a elongar en vez de ‘hipertrofiar’ el músculo. Estiramientos para el músculo glúteo mayor 1. Postrarse en genuflexión (nivel I). Ver la figura 5.13. 2. Torsiones de espalda en decúbito supino (niveles I-III). Figura 8.29. Torsiones de espalda en decúbito supino (niveles I-III). TÉCNICA Túmbate boca arriba con las piernas extendidas. Tira de la rodilla izquierda hasta tocar el pecho y luego deja que la rodilla se estire hacia el hombro derecho (usa la mano derecha para ayudar en la tracción). Suelta la pierna izquierda hacia la derecha girando para ello la columna vertebral, con los brazos abiertos a los lados. Respira hondo y relájate en el estiramiento. Repite por el otro lado. Si se extiende la pierna izquierda, el ejercicio es de nivel III. 3. Uttanasana (de pie, anteroflexión del tronco con las piernas rectas) (niveles II-III). Figura 8.30. Uttanasana (de pie, anteroflexión del tronco con las piernas rectas). TÉCNICA En bipedestación con los pies separados la anchura de las caderas, extiende la cabeza y el tronco doblando la cintura para dirigirse hacia el suelo. Mantén las rodillas laxas con el peso echado hacia delante sobre el antepié. Deja que los brazos y la cabeza se extiendan y alineen con el torso, y respira hondo. Levanta la cabeza y la espalda lentamente sintiendo la extensión de una vértebra tras otra, tensando los abdominales contra la espalda. No ‘bloquees’ las rodillas. El estómago y los muslos se conectan para estimular los órganos, mientras el cuerpo se elonga pasivamente. Si te parece imposible, prueba a flexionar más las rodillas. 4. Paschimottanasana (en sedestación, anteroflexión del tronco con las piernas rectas) (nivel III). Figura 8.31. Paschimottanasana (en sedestación, anteroflexión del tronco con las piernas rectas). TÉCNICA Siéntate con las piernas extendidas hacia delante e intenta alcanzar los dedos de los pies con las manos. Si las rodillas están flexionadas, ello afectará más al músculo glúteo mayor que a los isquiotibiales. La columna vertebral está extendida. La anteroflexión en sedestación también es un buen estiramiento para los músculos extensores de la espalda y, con las rodillas extendidas, para los isquiotibiales. Los isquiotibiales son un grupo muscular poderoso en la extensión de la cadera, y son estos tres músculos los que conforman el dorso del muslo. Figura 8.32. Músculos isquiotibiales: bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso. El bíceps femoral es el más externo de los tres músculos isquiotibiales y suele ser el más grande. Cuenta con dos cabezas (eso es lo que significa ‘bíceps’), una larga y otra corta. Es la cabeza larga la que cruza la articulación de la cadera y actúa en ella. También se puede contraer para ayudar a la rotación externa de la cadera. Los otros dos isquiotibiales, los músculos semitendinoso y semimembranoso, son totalmente sinergistas, es decir, ambos hacen las mismas acciones, por lo que se puede hablar de ellos a la vez. Al actuar sobre la cadera, extienden y se muestran activos en la rotación interna, la acción rotatoria opuesta a la del bíceps femoral. Aunque los tres músculos isquiotibiales se insertan proximalmente en el mismo punto de la pelvis, en las tuberosidades isquiáticas, se dividen en la rodilla. El bíceps femoral se inserta por debajo de la cara externa de la rodilla (peroné), mientras que los otros dos se insertan en la cara interna debajo de la rodilla (tibia). Los tres músculos isquiotibiales son biartrodiales o poliarticulares, porque actúan en dos articulaciones: la cadera y la rodilla. Su principal acción en la rodilla es la flexión. Ejercicios para fortalecer los músculos extensores de la cadera Los ejercicios para fortalecer y estirar los músculos extensores de la cadera expuestos en la sección sobre el músculo glúteo mayor también sirven para los isquiotibiales. Sentadillas y grand pliés tienden a aislar y trabajar más el glúteo mayor, mientras que los isquiotibiales trabajan más que el glúteo mayor al caminar. Los isquiotibiales se pueden aislar del glúteo mayor mediante lo siguiente: 1. Flexiones de piernas en decúbito prono (niveles I-III), dependiendo de las pesas. TÉCNICA Túmbate boca abajo (en decúbito prono) y flexiona una rodilla cada vez, usando tobilleras lastradas para aumentar la resistencia. Esto también se puede hacer con máquinas, diseñadas para ejercitarse de pie, sentado o en decúbito prono. Cuando se practican en el suelo, una vez que la rodilla está flexionada, el muslo se puede levantar del suelo y activar el músculo glúteo mayor. 2. Flexiones de rodilla en decúbito prono de Pilates (niveles I-II). Figura 8.33. Flexiones de rodilla en decúbito prono de Pilates (niveles I-II). TÉCNICA Túmbate boca abajo sobre el estómago y eleva el pecho con los antebrazos en el suelo, los codos flexionados debajo de los hombros y las manos cerradas en puño. Estabiliza la región lumbar levantando del suelo los abdominales, no las caderas. Flexiona una pierna con el pie flexionado y luego cambia de pierna. Repite varias veces. 3. Buenos días (niveles I-III), dependiendo del peso de la barra (ver figura 3.18). TÉCNICA En bipedestación con los pies separados la anchura de la cadera, flexiona el tronco hacia delante manteniendo recta la columna. Vuelve a la posición inicial. Las rodillas extendidas (no hiperextendidas) aislarán los isquiotibiales; con las rodillas flexionadas se trabajará el glúteo mayor. Este ejercicio también trabaja los músculos extensores de la columna (ver capítulo 3). Como los tres isquiotibiales se insertan en las tuberosidades isquiáticas, ejercen tracción descendente sobre la porción posterior de la pelvis. Esto ocurre en el ejercicio buenos días con las rodillas extendidas. Para separar los extensores de la cadera entre sí en los centros de fitness o en casa con máquinas cardiovasculares, usa la cinta sin fin para los isquiotibiales (movimiento hacia delante) y la subida de escaleras o la bicicleta elíptica para el glúteo mayor (movimientos ascendentes y descendentes). Añadir rotación externa de la cadera a cualquier ejercicio para los extensores coxales trabajará el glúteo mayor y el bíceps femoral. Sumar rotación interna de la cadera aislará los músculos semitendinoso y semimembranoso. De la rotación de la cadera se hablará al final de este capítulo. Estiramientos para los músculos extensores de la cadera Los estiramientos que incorporan la extensión de la rodilla con la pierna delante del cuerpo elongarán por completo los músculos isquiotibiales. Cuando las rodillas se relajan o doblan, los isquiotibiales se desvían de su línea de tracción en la rodilla y se estira más el músculo glúteo mayor. Figura 8.34. De pie, estiramiento de isquiotibiales con flexión dorsal del pie. TÉCNICA En bipedestación con una rodilla flexionada y la otra pierna extendida hacia delante. Los dedos del pie apuntan hacia el cuerpo mientras te inclinas hacia delante. Mantén la espalda recta y apoya las manos en la rodilla flexionada. Figura 8.35. En decúbito supino, estiramiento de isquiotibiales con flexión de la rodilla. TÉCNICA Túmbate boca arriba (en decúbito supino) y flexiona una pierna. Lleva la otra rodilla hacia el pecho, para luego extender lenta y suavemente la pierna levantada. En los ejercicios previos, los isquiotibiales se trabajan al máximo en el estiramiento porque las rodillas están extendidas. Estiramientos para aislar el otro músculo extensor de la cadera, el glúteo mayor, se encuentran en otra sección (ver páginas 142-143 para los estiramientos del glúteo mayor). Músculos mediales (aductores) de la cadera Agonistas de la aducción: pectíneo, aductor mayor, aductor corto, aductor largo y recto interno. Estos músculos conforman la cara interna del muslo. Los aductores se parecen a los ‘cinco dedos’ con el ‘pulgar’ en lo más alto de la cara interna del muslo, y con el ‘meñique’ en la base. Cuando el fémur desciende por la cara externa de la pelvis, establece un ángulo interno respecto a la rodilla. Esto crea un ‘espacio’ dentro de la porción superior del muslo que ocupan los músculos aductores. Figura 8.36. Músculos mediales de la cadera (aductores). El pectíneo es el más proximal (origen más alto) de los aductores, y se considera el área de la ‘ingle’. Ya se ha identificado como un músculo asistente de la flexión coxal. Su acción primaria es la aducción, es decir, aproximar el muslo a la línea media del cuerpo. Los tres músculos que reciben el nombre de aductores son los aductores mayor, corto y largo. Descienden por la cara interna del muslo, comenzando en la cara anterior del pubis en la pelvis, y se insertan todo a lo largo de la cara medial del fémur. El aductor mayor es el más grande de los tres, como su nombre implica, y se extiende hasta cubrir el área más grande de la cara interna del muslo. Cuenta con una sección anterior y otra posterior; el espacio comprendido entre las dos inserciones distales se llama hiato tendinoso. El largo y delgado músculo recto interno se inserta en la sínfisis del pubis y en la tibia por debajo de la rodilla. Conforma la superficie interna del muslo, pero es relativamente débil. Es el único músculo aductor biartrodial, pues actúa tanto en la rodilla como en la cadera. La mayoría de los aductores también ejercen rotación en la cadera. Los músculos pectíneo y recto interno generan rotación interna, y los aductores corto y mayor, rotación externa. Todos los aductores actúan de estabilizadores de la pierna en carga; ayudan a mantener las piernas justo debajo del cuerpo. También estabilizan la pelvis. Ejercicios para fortalecer los músculos aductores de la cadera 1. Elevaciones de la pierna inferior en decúbito lateral (niveles I-II). Las elevaciones de la pierna inferior en decúbito lateral son el ejercicio de aductores más popular practicado en Pilates y en muchas clases de ejercicios de suelo. TÉCNICA Túmbate en decúbito lateral con la cabeza apoyada en el brazo inferior y con la mano superior en el suelo delante del pecho o asiendo el tobillo. La pierna superior se flexiona delante para que la pierna inferior tenga libertad de movimiento. Sube y baja la pierna inferior 5-8 veces; añade tobilleras lastradas o practica rotaciones o círculos con las piernas para endurecer el entrenamiento. Repite siempre con el otro lado. 2. Aducción en sedestación (nivel I). TÉCNICA Siéntate erguido en una silla con las piernas separadas la anchura de las caderas. Pon las manos entre las piernas y empuja los muslos hacia dentro. Beneficio extra: al usar las manos se ejercitan los músculos de hombros y brazos mientras se empujan los muslos. 3. Ejercicios acuáticos (nivel I). Hacer ejercicio en una piscina ofrece la ventaja de la resistencia del agua y de la ausencia de impactos sobre el cuerpo. TÉCNICA a) De pie agarrado a la pared de la piscina, cruza una pierna por delante del cuerpo y luego por detrás. Mantén la pierna en rotación externa unas cuantas repeticiones, y luego en rotación interna. Repite con la otra pierna. b) Para ejercitar ambas piernas al mismo tiempo, agárrate a un trampolín o a la pared de la piscina con la columna apoyada en ella. Ponte a horcajadas y luego cierra las piernas; repite 8-10 veces. Es bueno para la aducción y la abducción. 4. Aducción con cable (nivel II). Figura 8.37. Aducción con cable (nivel II). TÉCNICA Se rodea el pie con una banda elástica. La elasticidad genera tensión cuando la pierna cruza el cuerpo por delante de su línea media. Con la resistencia añadida de la banda ceñida al pie o al tobillo, ase la máquina y ejerce tracción con la pierna hacia la línea media, y luego cruzando la otra pierna. 5. Aducción en máquina (niveles II-III). Figura 8.38. Máquina de aducción de la cadera. TÉCNICA Siéntate con las piernas bien abiertas. Se aplica resistencia por la cara interna de los muslos, mientras las piernas empujan en varo contra su oposición. Se puede mantener la postura o repetir creando series. Estiramientos para los músculos aductores de la cadera Cualquier postura del cuerpo que exija que las piernas asuman una posición de aducción estirará los músculos aductores. 1. Baddha Konasana (postura de la flor de loto) (nivel I). Figura 8.39. Baddha konasana (postura de la flor de loto) (nivel I). TÉCNICA Siéntate y abre los muslos hacia los lados, con las plantas de los pies tocándose entre sí. Las manos pueden sostener la columna vertebral apoyándolas en el suelo detrás de las caderas. Para agudizar el estiramiento, pon las manos en la cara interna de las rodillas y ejerce una ligera presión hacia abajo; si curvamos la columna con la cabeza hacia los pies, también aumentará el estiramiento. 2. Anteroflexión del tronco en sedestación con las piernas abiertas (niveles II-III). Figura 8.40. En sedestación, anteroflexión del tronco con las piernas abiertas (niveles II-III). TÉCNICA Siéntate con las piernas rectas y bien abiertas. Mantén la espalda erguida e inclina el tronco hacia delante. Para el nivel III, separa las piernas más si cabe. 3. La flor de loto con los brazos por dentro (niveles I-II). TÉCNICA Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas y pegadas al pecho. Abre los muslos hacia los lados, con las plantas de los pies tocándose. Extiende los brazos entre las piernas y ase los tobillos. Tira de ellos hacia el pecho para aumentar el estiramiento, mientras los codos ejercen presión sobre las rodillas para separarlas. Extiende una pierna a la vez hacia el lateral para aumentar el estiramiento. 4. De pie, estiramiento con elevación lateral de la pierna recta (niveles I-II). Figura 8.41. De pie, estiramiento con elevación lateral de la pierna recta (nivel I). TÉCNICA En bipedestación y erguido, eleva una pierna lateralmente y apoya el pie en alto sobre un objeto. Mantén los dedos del pie mirando hacia delante y mueve lentamente la otra pierna alejándola del objeto. Para el nivel II, usa un objeto más alto y, si lo necesitas, agárrate a algo para mantener el equilibrio. Los seis rotadores profundos Piriforme, géminos superior e inferior, obturadores interno y externo, y cuadrado femoral. Situados debajo de los músculos glúteos, los seis rotadores profundos son los músculos más pequeños de la cadera y sobre todo son los responsables de la rotación externa. En ballet, la rotación externa de las piernas que tanto se desea tiene mucho que ver con estos pequeños músculos posteriores y profundos bajo las nalgas. Otros músculos más grandes de la cadera también colaboran. Figura 8.42. Los seis rotadores profundos: piriforme, géminos superior e inferior, obturadores interno y externo, y cuadrado femoral. El músculo piriforme se sitúa superior y es el único de los seis que se inserta en el sacro, atraviesa la escotadura ciática mayor y se inserta en el trocánter mayor del fémur. Genera rotación externa cuando el sacro está fijo; también se muestra activo cuando se ‘desvía’ la pelvis. El curso del músculo revela que, cuando está tirante o espasmódico, podría interferir el nervio ciático, provocando lo que los médicos denominan ciática. Esta afección genera dolor a lo largo del curso del nervio por el muslo, y se suele atribuir a problemas discales en el área lumbar de la columna. Es mejor descargar un músculo tirante de la cadera antes de pensar que haya un problema de hernia discal. Los géminos superior e inferior son músculos pequeños y delgados que cruzan la articulación coxofemoral desde el área del isquion hasta el trocánter mayor del fémur. Su curso es casi horizontal al cruzar la articulación. Situado entre los dos géminos, el músculo obturador interno tiene un origen ancho en una porción de la pelvis llamada agujero obturado, junto con porciones de la cresta ilíaca inferior. A continuación, las fibras pasan por la escotadura ciática menor y sobre el fémur. Además de generar rotación externa, es un poderoso estabilizador de la cadera. El músculo obturador externo es un rotador ideal de la cadera debido a su posición. Tiene origen en el extremo inferior del agujero obturado, pasa por detrás del cuello del fémur y se inserta en el trocánter mayor del fémur en la cara interna. Su línea de tracción permite a la cabeza del fémur rodar lateralmente dentro del acetábulo de la pelvis, lo cual crea rotación externa. Figura 8.43. Huesos de la cintura pélvica (vista posterior). El más distal (origen más bajo) de los rotadores profundos es el cuadrado femoral. Es un músculo corto que discurre casi horizontal a partir de la porción superior de la tuberosidad isquiática del fémur. No se debe confundir este músculo con el grupo del cuádriceps femoral, que son los músculos extensores de la rodilla. Los seis músculos rotadores profundos ejercen tracción anterior sobre la pelvis y ayudan a equilibrar la pelvis y la columna vertebral junto con el músculo psoas. También desempeñan acciones menores secundarias en la cadera. Los tres superiores extienden y abducen; los tres inferiores extienden y aducen. Los músculos sartorio, glúteo mayor, bíceps femoral y tres aductores también colaboran con los seis rotadores profundos en la rotación externa. Con tantos músculos capaces de una acción, los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento son muy importantes. (Es muy fácil aislar los rotadores si la pierna no está apoyada en el suelo.) Ejercicios para fortalecer los músculos rotadores externos 1. Rotación de las piernas sentado/tumbado (nivel I). TÉCNICA Siéntate erguido en una silla con las manos junto a los costados; extiende las piernas hacia delante con los talones juntos. Gira las piernas en valgo y luego en varo. Pese a ser muy sencillo, es una buena forma de encontrar y sentir los músculos trabajando. Intenta levantar el torso para que el peso esté ‘elevado’ en la silla, y ‘tensa y comprime las nalgas’. Así se activan los músculos pequeños del suelo de la pelvis. Esto también se puede hacer sentándose en el suelo, o en decúbito supino con las piernas hacia el techo. 2. De pie, rotación de la pierna (nivel I). Figura 8.44. De pie, rotación de la pierna (nivel I). (Se muestra rotación interna.) TÉCNICA Agarrándote a la pared o la barra de ballet con una mano, levanta una pierna lateralmente unos cuantos centímetros del suelo, manteniendo la cadera baja. Genera rotación en valgo y en varo. Intenta levantar la pierna más alto, pero nunca por encima de 45°. 3. Rond de jambe (niveles I-III). TÉCNICA Es un ejercicio de ballet que se practica de pie; se ejecuta extendiendo una pierna hacia delante, al lado y luego atrás en un movimiento circular continuo, manteniendo la rotación externa en todo momento. Si los dedos del pie tocan el suelo el ejercicio es de nivel I; si no tocan el suelo, de nivel II. Por difícil que parezca, intenta levantar la pierna hasta la altura de la cintura (nivel III). ¡El ballet no es fácil! Estiramientos para los músculos rotadores externos Uno debe adoptar rotación interna para estirar los músculos rotadores externos. Cuando las piernas están cruzadas, la pierna inferior gira un poco hacia dentro. Prueba el estiramiento de la pierna en dia-gonal (ver página 138) con la pierna inferior flexionada. Es uno de los mejores estiramientos para el músculo superior de los seis rotadores profundos, el piriforme. Recuerda que este músculo es uno de los culpables de la ‘ciática’, un término usado cuando el nervio ciático sufre presión o daños. Un músculo piriforme tirante afectará al nervio, lo cual causará molestias y/o dolor en la cadera y el muslo. La capacidad de relajar y elongar este músculo es sencilla; piensa en las muchas facturas médicas que te puedes ahorrar. Prueba también el estiramiento de nalgas en sedestación llevando el pie al pecho. Figura 8.45. Estiramiento de nalgas en sedestación llevando el pie al pecho. TÉCNICA Siéntate con una pierna extendida y agarra el tobillo de la otra para tirar de él directamente hacia el pecho. Usa las manos y brazos para regular la intensidad del estiramiento. Cuanto más se acerque el pie al pecho, más intenso será el estiramiento. Músculos rotadores internos de la cadera No te pongas nervioso, de estos músculos ya hemos hablado, y son: glúteos medio y menor, tensor de la fascia lata, semitendinoso, semimembranoso, recto interno y pectíneo (según la mayoría de los autores). La mayor parte de los ejercicios de rotación externa se pueden convertir en ejercicios de rotación interna; sólo hay que girar el muslo en varo y no en valgo. Desequilibrios en la cadera Todo el mundo presenta desequilibrios. Casos: 1) Una cadera puede estar más alta que la otra simplemente por descargar más el peso sobre una pierna que sobre la otra cuando estamos de pie. 2) La actividad física que exige fuerza a las extremidades inferiores, como correr o montar en bicicleta, requiere hacer más estiramientos para aliviar la tirantez de los músculos. 3) Cualquier deporte donde lo ideal sea conseguir unas piernas flexibles capaces de subir alto (danza, patinaje artístico, gimnasia rítmica) podría causar alguna inestabilidad articular a menos que se practiquen ejercicios de fortalecimiento con el fin de contrarrestar su laxitud. No existen ‘dobles articulaciones’, sólo articulaciones muy laxas. El área de la cadera tal vez sea amplia, pero aloja la pelvis, que se conecta con las extremidades inferiores. Respétala. Mitos disipados sobre la articulación coxofemoral (cadera) La mayoría de los músculos de la cadera ejercen más de una acción en ella Es cierto en el caso de las articulaciones esferoideas y la cadera no es una excepción. De todos los grandes músculos que rodean la articulación coxofemoral, el recto femoral es el único que sólo es capaz de una acción en la cadera: flexión. Desde luego, también es un músculo del cuádriceps y, por tanto, también extiende la rodilla. Los otros catorce grandes músculos pueden desarrollar otras acciones. Los seis rotadores profundos generan rotación externa, pero son músculos pequeños y también desempeñan algún trabajo secundario. Resulta fácil confundir el recto femoral con el cuadrado femoral por su nombre. El recto es un músculo grande, anterior y biartrodial; el cuadrado femoral es uno de los seis pequeños rotadores profundos que se sitúan posterior-mente y a nivel inferior a los otros cinco. Ambos trabajan de forma distinta en la articulación de la cadera. Los desequilibrios en la cadera se pueden corregir Existe cierto trabajo postural que ayuda a mantener la cadera equilibrada. La mayoría de los casos de sustitución de la cadera se producen cuando el hueso está desgastado. La presión puede desplazar los amortiguadores entre los huesos (cartílago) si el fémur y la pelvis se alinean correctamente y el peso del cuerpo se distribuye bien. Demasiado peso entorpecerá la eficacia de la articulación. Los pacientes sometidos (¡o no!) a cirugía tienen que mantener un buen peso para preservar su estructura ósea; los médicos deben ayudar a que cumplan este requisito. Deportistas de fin de semana Cuida de no convertirte en un ‘deportista de fin de semana’; mantén tu condición física a lo largo de la semana para evitar someter a excesiva tensión el cuerpo y, específicamente, las articulaciones. Además, hay que tener cuidado con el uso excesivo a lo largo de los años. Los deportes que se practican toda la vida son estupendos si se tiene cuidado de no sufrir lesiones repetida-mente. En resumen, ¡evita tener que someterte a una sustitución de cadera! Principales músculos usados en los movimientos de la articulación coxofemoral (cadera) Flexión Psoasilíaco, recto femoral, tensor de la fascia lata, sartorio, aductor corto, aductor largo y pectíneo. Extensión Glúteo mayor, semitendinoso, semimembranoso, bíceps femoral (cabeza larga) y aductor mayor (fibras isquiáticas). Abducción Glúteo medio, glúteo menor, tensor de la fascia lata, obturador interno (en flexión) y piriforme (en flexión). Aducción Aductor mayor, aductor corto, aductor largo, pectíneo, recto interno, glúteo mayor (fibras inferiores) y cuadrado femoral. Rotación lateral Glúteo mayor, obturador interno, géminos, obturador externo, cuadrado femoral, piriforme, sartorio, aductor mayor, aductor corto, aductor largo y bíceps femoral. Rotación medial Tensor de la fascia lata, glúteo medio (fibras anteriores), glúteo menor (fibras anteriores), semitendinoso, semimembranoso y recto interno. Las rodillas son un ejemplo perfecto de articulación: dos huesos articulados que se mantienen unidos por medio de ligamentos; con músculos que mediante tendones se insertan en dichos huesos para mover la articulación; con cartílagos que amortiguan los golpes, y líquido sinovial dentro de una membrana para lubricarla. Es la articulación más grande del cuerpo, compuesta por dos huesos largos (fémur y tibia) que actúan de palancas; en el punto de encuentro se aprecia un poco de movilidad lateral. Figura 9.1. Articulación de la rodilla, vista anterior (ambas ilustraciones). Los dos ligamentos colaterales se localizan a los lados de la rodilla, a saber, los ligamentos lateral tibial (medial) y peroneo (lateral). Los ligamentos cruzados anterior y posterior se entrecruzan dentro de la articulación de la rodilla. El cartílago (meniscos medial y lateral) se encuentra entre los dos huesos, el fémur y la tibia. La rótula aparece omitida en la ilustración para poder ver las estructuras más profundas. La articulación de la rodilla contiene varias bolsas (o sacos) llenas de un líquido viscoso que reducen la fricción al actuar como almohadillas en la articulación. La bolsa profunda formada por la cápsula articular de la rodilla –la bolsa suprarrotuliana– es la más grande del cuerpo. Se localiza entre el fémur y el tendón del cuádriceps femoral. Otras tres grandes bolsas de la rodilla son la bolsa prerrotuliana subcutánea, localizada entre la piel y la superficie anterior de la rótula; la bolsa infrarrotuliana superficial, localizada entre la piel y el tendón rotuliano, y la bolsa infrarrotuliana profunda, situada entre la tuberosidad de la tibia y el tendón rotuliano. Por último, la bolsa anserina se localiza en la cara inferior interna de la articulación de la rodilla, donde los músculos sartorio, recto interno y semitendinoso se insertan juntos mediante el tendón de la pata de ganso. Figura 9.2. Articulación de la rodilla: a) vista sagital media, b) vista medial. Súmale la rótula y su ligamento que procede del tendón del cuádriceps; el peroné que actúa de anclaje para tendones y ligamentos, y dos acciones rotatorias para movilizar la articulación, y la estructura adquirirá mayor complejidad. La rodilla es un mecanismo de diseño muy especializado. Imagina la articulación de la rodilla sin la rótula para protegerla anteriormente, o sin los ligamentos cruzados y colaterales para estabilizarla. Algunas personas han abusado tanto de sus rodillas que caminan sin la ayuda de este sistema protector integrado. Ligamentos y cartílago se estiran, se desgarran o desgastan; los músculos se debilitan; los huesos pierden su alineación. La disfunción crónica se tolera hasta que el dolor se vuelve insoportable. Y he aquí la maravilla de la medicina moderna: ¡la sustitución de rodilla! Una operación milagrosa para algunos, pero que otros pueden evitar. Con tratamiento adecuado, trabajo de fuerza y postural, se consigue aliviar el dolor y el cuerpo se equilibra sin soluciones cruentas como la cirugía. Si las patologías se tratan temprano, se evitará la sustitución articular. Músculos extensores de la rodilla: cuádriceps femoral El famoso cuádriceps está compuesto por cuatro músculos que actúan juntos para generar un movimiento principal: la extensión de la rodilla. Los cuatro músculos del cuádriceps son: recto femoral, vasto medial, vasto intermedio y vasto lateral. Figura 9.3. Músculo cuádriceps. (El ángulo Q se delinea y describe en la próxima página.) El cuádriceps se activa en muchos movimientos, como caminar, correr, saltar, dar patadas… en cualquier movimiento que extienda la rodilla. Es el grupo muscular más poderoso y grande del cuerpo humano. El cuádriceps es más fuerte que sus antagonistas, los músculos isquiotibiales. Lo deseable es que el cuádriceps sea un 20% más fuerte que los isquiotibiales para equilibrar los mecanismos de la articulación de la rodilla. Aunque son los únicos músculos extensores de la rodilla, dos de ellos también colaboran en el movimiento rotatorio de la pierna. Con la rodilla flexionada, el vasto medial genera rotación interna, y el vasto lateral, rotación externa. No es posible rotación alguna cuando la rodilla está extendida. El músculo más superficial del cuádriceps, el recto femoral, también es el único que trabaja en dos articulaciones (biartrodial). Descrito en el capítulo 8 como un flexor coxal, desciende por la cara anterior del muslo y se inserta con los otros tres por medio del tendón común del cuádriceps. Este tendón pasa por encima de la rótula y llega a la tibia convertido en el ligamento rotuliano. Aunque los cuatro músculos del cuádriceps se contraen concéntricamente para extender la rodilla cuando saltamos, también actúan como frenos al aterrizar, contrayéndose excéntricamente mientras las rodillas se doblan para evitar que el cuerpo se derrumbe. Esto lo convierte en el principal músculo generador de movimiento en la rodilla durante todo el salto. El ángulo Q constituye la línea de tracción del cuádriceps en la rótula. Como se aprecia en la figura 9.3, no es vertical. Una línea trazada desde la rótula hasta la EIAS intersecta otra línea que a partir del fémur cruza la rótula hasta la tuberosidad de la tibia. Esto determina el ángulo, con una movilidad normal entre 10° y 17°. Suele ser más alto en las mujeres. Los ángulos mayores pueden causar problemas por la descentralización de la tracción. La diáfisis del fémur tampoco es vertical, aunque el centro de la articulación coxofemoral se alinea casi directamente con el centro de la articulación de la rodilla. Esto recibe el nombre de eje mecánico del fémur y es crucial para la correcta transmisión del peso por la pierna. Ejercicios para fortalecer el músculo cuádriceps femoral Máquinas: press de piernas, extensiones de rodillas y remo. Cualquier máquina cardiovascular en que la rodilla se extienda contra una resistencia favorecerá la contracción concéntrica. Contracciones isométricas de una pierna recta contra una fuerza inamovible (una pared o el suelo). Pesas. Sentadillas en plié paralelo con barra de pesas (ilustración de abajo). Ballet. Grand plié y patadas al frente. Pilates. La rana en máquina reformer. Figura 9.4. Sentadillas en plié paralelo con barra de pesas. TÉCNICA Para ejecutarlo correctamente, evita la inercia mediante movimientos lentos y controlados. Mantén el pecho abierto y evita encorvar los hombros. Mantén el peso directamente sobre los talones y el mesopié, y evita que las rodillas superen la vertical de los dedos del pie. Impide que las rodillas y tobillos giren hacia dentro. Las sentadillas también se pueden practicar en paralelo (con los pies apuntando hacia delante); se suelen practicar repeticiones y series. El cuádriceps se fortalece al máximo durante el ascenso. La alineación de las rodillas y un peso correcto son importantes para prevenir lesiones. Para el recto femoral: El músculo se aísla cuando la cadera está flexionada con una rodilla extendida contra la gravedad. En posición sedente y con las piernas hacia delante, flexiona ligeramente el tronco hacia delante y levanta una pierna unos centímetros del suelo durante 10 segundos. El músculo recto femoral será firme al tacto; la fatiga sobrevendrá al poco tiempo. Para el vasto medial: Siéntate en una silla y estabiliza los pies poniendo un bloque entre ellos en el suelo. Mantén el muslo extendido, gira las piernas en varo hacia el bloque y aguanta la contracción 10 segundos. Repite hasta sentir fatiga. Para el vasto medial y el vasto lateral: Retira el bloque y gira la pierna en valgo y varo, manteniendo el muslo estático. Usa tobilleras lastradas para aumentar la resistencia y practica extensiones de rodilla para todos los cuádriceps. Muchas posturas de yoga también ejercitan el cuádriceps, como virabhadrasanas, trikonasanas, uttanasanas (con las rodillas extendidas) y el perro mirando hacia abajo. Estiramientos para el músculo cuádriceps femoral 1) Postura del puente (estiramiento también para los abdominales). 2) Tijeras. El estiramiento para los músculos extensores de la rodilla se aprecia en la pierna retrasada. Con la rodilla flexionada hasta el suelo y la pelvis adelantada, se incrementa el estiramiento. 3) El músculo recto femoral se estirará cuando la cadera se extienda y la rodilla esté flexionada, como en la postura del arco de yoga. 4) Los músculos vastos se estirarán siempre que la rodilla esté flexionada. Figura 9.5. Medio arrodillado, estiramiento de cuádriceps. TÉCNICA En la postura de tijeras, apoya la rodilla retrasada en el suelo. Si fuera necesario, agárrate a algo para mantener el equilibrio. Echa las caderas hacia delante. Si fuera necesario, pon una toalla o alfombrilla debajo de la rodilla para estar cómodo. Músculos flexores de la rodilla: isquiotibiales Los músculos flexores de la rodilla se conocen con el nombre colectivo de isquiotibiales, de los que se habla en el capítulo 8 dentro del apartado dedicado a los músculos extensores de la cadera; son, por tanto, biartrodiales. Al contrario de la creencia general, no son los únicos flexores de la rodilla. Otros cinco músculos ayudan a los tres isquiotibiales a flexionar la rodilla: sartorio, recto interno, poplíteo, gas-trocnemio y plantar (estos dos últimos son flexores débiles de la rodilla). Figura 9.6. Los isquiotibiales y los cinco músculos que ayudan a la flexión de la rodilla: sartorio, recto interno, poplíteo, gastrocnemio y plantar; a) vista posterior, b) vista anterior. El único músculo flexor que genera rotación externa de la rodilla es el bíceps femoral, del grupo de los isquiotibiales. Los rotadores internos son el semitendinoso, el semimembranoso (ambos isquiotibiales), el sartorio, el poplíteo y el recto interno. Estos movimientos rotatorios son vitales para conservar la capacidad de la rodilla para adaptarse a los cambios direccionales. De los ocho músculos flexores de la rodilla, el poplíteo es el único que no es biartrodial. Al actuar sólo en la rodilla, es esencial para la estabilidad de la cara posterior. Puede corregir la hiperextensión de la rodilla, lo cual lo hace valiosísimo para compensar un problema postural corriente. Hiperextensión es cuando la pierna recta supera la alineación vertical y comienza a arquearse. Una de las lecciones más importantes del movimiento es: ¡no bloquees las rodillas! En la mayoría de las personas en que ocurre esto, ligamentos y tendones se han distendido por el bloqueo al que se ha sometido la rodilla al extenderla y al haberse desalineado la rótula. En un número menor de casos, la hiperextensión es aparente desde el nacimiento, por lo general debido a la estructura ósea o tisular. Existe una sencilla cura postural para la hiperextensión genicular: cuando la rodilla está extendida, no se debe forzar más allá de su posición normal. La corva debe estar laxa y no completamente estirada. La pierna parece recta, pero no se bloquea más allá de la vertical. Este proceso de alineamiento es importante; sitúa el peso sobre el hueso correcto del tobillo, el astrágalo, por lo que el peso del cuerpo se transfiere correctamente al pie. La correcta alineación de las rodillas entre el tobillo y la cadera es necesaria para el correcto funcionamiento de todo el sistema musculoesquelético. Ejercicios para fortalecer los músculos flexores de la rodilla Máquinas. Flexiones de piernas. Cualquier máquina de ejercicio cardiovascular en que las rodillas se flexionen contra una resistencia y que favorezca las contracciones concéntricas. Las contracciones isométricas de una pierna flexionada contra una fuerza inamovible. Pesas. Elevaciones posteriores de las piernas con tobilleras lastradas; si se flexionan las rodillas, aumenta el nivel de exigencia. Pilates. Única o doble elevación de las piernas rectas en decúbito prono. Ballet. Patadas hacia atrás. Flexiona las rodillas como en una attitude derrière y se activarán todos los músculos flexores de la rodilla. Yoga. El puente, el camello, el perro mirando hacia arriba (sólo isquiotibiales) y virabhadrasana III (flexionar la pierna retrasada para sumar ejercicio de fortalecimiento). Figura 9.7. Doble elevación de las piernas rectas en decúbito prono. TÉCNICA Túmbate sobre el estómago, la cabeza girada hacia un lado, las piernas juntas y los pies apuntando hacia atrás. Entrelaza las manos detrás de la espalda y llévalas todo lo alto que puedas. Mantén los codos abiertos y en contacto con la colchoneta. Flexiona ambas rodillas y da una patada hacia el fondo. Estira las manos entrelazadas detrás de ti extendiendo los brazos hacia abajo y atrás al mismo tiempo que levantas las piernas de la colchoneta. La cabeza y el pecho se pueden levantar del suelo para aumentar la dificultad, y luego se vuelve a la posición inicial. Estiramientos para los músculos flexores de la rodilla El estiramiento de los músculos isquiotibiales se consigue con cualquier ejercicio que los elongue, sea flexionando la cadera, sea extendiendo la rodilla, o ambas cosas. Los estiramientos del músculo glúteo mayor del capítulo 8 estirarán los isquiotibiales, así como cualquier flexión anterior (de pie o sentado). Uno de los mejores estiramientos es el estiramiento de isquiotibiales en decúbito supino con las ro-dillas extendidas. TÉCNICA Túmbate boca arriba con una pierna extendida y en alto, rodeando el pie con una banda elástica para tirar de la pierna hacia el pecho con la rodilla lo más extendida posible. Otros músculos flexores, como el poplíteo y el gastrocnemio, se estiran mejor de pie y adoptando una tijera, extendiendo la rodilla retrasada mientras el talón se mantiene apoyado en el suelo. Lesiones de rodilla La localización de la rodilla entre la cadera y el tobillo hacen de ella una articulación en carga muy vulnerable. Es un recuerdo de que la especie humana evolucionó de andar a cuatro patas a dos piernas, lo cual expone las dos articulaciones de la rodilla a un esfuerzo continuo. Debido a sus muchas lesiones, los estudios sobre dinámica genicular se han multiplicado y todavía queda mucho por descubrir. Describimos a continuación algunas de las lesiones de rodilla más prevalentes. Roturas del LCA (ligamento cruzado anterior) Durante los últimos años ha ido aflorando nueva información sobre las roturas del ligamento cruzado anterior, sobre todo en las mujeres. Los estudios intentan establecer que las diferencias entre las rodillas de hombres y mujeres son las culpables; tal vez la realidad sea que hay más mujeres deportistas que necesitan estar tan preparadas físicamente como lo han estado históricamente los hombres. Dicho esto, también tiene cierta validez el argumento anatómico. 1) El estrecho superior de la pelvis femenina puede ser más grande que el de los hombres (para tener niños). Esto hace que la pelvis sea más ancha, lo cual aumenta el ángulo del fémur desde la cadera a la rodilla (la relación ya descrita del ángulo Q). Los estudios hasta la fecha no han establecido que sea un factor importante en el elevado porcentaje de roturas del LCA. 2) El interés se está desviando hacia los isquiotibiales. Este grupo de músculos ayudan al LCA a evitar que la tibia se desplace hacia delante bajo el fémur, lo cual se llama traslación anterior de la tibia. Existe una teoría según la cual el cuádriceps de las mujeres (antagonista de los isquiotibiales) se recluta medio segundo más rápido que los isquiotibiales cuando la tibia se fuerza en dirección anterior. Esto ejerce más tensión sobre el LCA en la fase inicial del movimiento. 3) Los cambios hormonales también influyen en la mecánica corporal. Durante el parto se liberan hormonas (relaxina) que aumentan la laxitud del tejido. Las hormonas también se ven influidas por las píldoras anticonceptivas. No hay estudios concluyentes hasta el momento sobre el efecto de los cambios hormonales sobre el LCA durante el ciclo menstrual. Una solución al problema dictada por el sentido común es aumentar la fuerza y velocidad de los isquiotibiales. Si éstos no alcanzan el 60% de la fuerza del cuádriceps, existe un desequilibrio y hay riesgo de lesión. Después de medir la fuerza de las rodillas en muchos estudiantes de cinesiología durante los últimos años, la autora ha hallado que los isquiotibiales son mucho más débiles que el cuádriceps (una relación inferior al 60/100) en las mujeres, sobre todo en las bailarinas. Para aumentar la fuerza de los isquiotibiales es mejor aislarlos durante la extensión de la cadera del más poderoso glúteo mayor. Las flexiones de piernas son una forma estupenda de conseguirlo, pero es un ejercicio que las bailarinas no suelen practicar. (¡Las bailarinas necesitan pasar más tiempo en la sala de pesas!) Para aumentar la velocidad, existe una serie de patrones de movimientos que se pueden practicar, como tijeras, combinaciones de saltos con los pies juntos y ejercicios de salto para ‘volver a entrenar’ la biomecánica de la pierna en combinaciones muy rápidas. Los ejercicios pliométricos son una herramienta estupenda para el entrenamiento. Figura 9.8. Ejemplos de entrenamiento pliométrico: a) saltos laterales, b) empujones a un saco de boxeo, c) flexión del tronco y lanzamiento de pelota. Tirantez de isquiotibiales Le pasa a mucha gente. La tirantez puede causar desequilibrios en el resto del cuerpo. Los isquiotibiales adquieren tirantez si uno pasa mucho tiempo sentado (las rodillas están siempre flexionadas). También destaca la tirantez en los deportistas que corren o practican ciclismo, caso en que los isquiotibiales actúan juntos para generar flexión genicular y extensión coxal, con lo cual el grupo muscular se hipertrofia. Los expertos en tai chi presentan tirantez en los isquiotibiales porque las rodillas están en un estado constante de flexión mientras practican las formas. Los esquiadores alpinos también adoptan esta posición cuando descienden por las pistas. Es un área fácil de estirar: dedícate a mantener las rodillas lo más extendidas posible, sin bloquearlas, mientras inclinas el tronco hacia delante (flexión coxal), sentado o de pie. Los estiramientos son una forma de ejercicio. El ejercicio incrementa el riego sanguíneo, no sólo de los músculos, sino también del encéfalo, lo cual mejora su funcionamiento. Ha llegado el momento de poner punto y final al debate sobre los beneficios de los estiramientos. Desgaste de los cartílagos El desgaste de los cartílagos ha dejado de ser sintomático sólo en personas mayores; ahora es más prevalente si cabe entre los jóvenes. La razón es el incremento e impacto de los deportes. Dos son las áreas principales de cartílago en la rodilla que pueden resultar afectadas. El cartílago presente debajo de la rótula se va desgastando con el tiempo por un uso repetido, lo cual provoca condro-malacia rotuliana (rodilla del corredor). Es muy habitual en corredores y saltadores, pero también puede haber desgaste bajo la rodilla cuando se conduce con cambio manual de marchas, pues exige el uso constante del embrague para conducir. Se aprecia una sensación de rechinamiento y, al agudizarse, dolor y edema. Figura 9.9. Condromalacia rotuliana (rodilla del corredor). La situación de la rótula respecto al fémur puede ser la causa, así como un uso excesivo. La rótula se mantiene en su sitio gracias al tendón del cuádriceps. Si hay un desequilibrio en la fuerza de los músculos del cuádriceps, ello afectará a la ubicación de la rótula. Ejercitar los músculos vastos lateral y medial del cuádriceps ayuda a alinear la rótula. Mediante pruebas de fuerza con estudiantes universitarios, se ha identificado más debilidad en el músculo vasto medial que en cualquier otro músculo del cuádriceps. Este músculo no sólo extiende, sino que también genera cierto grado de rotación interna en la rodilla cuando está flexionada. Se puede ver directamente por encima de la rodilla en la cara interna de la pierna. Rotura de meniscos El principal cartílago de la rodilla se encuentra entre la tibia y el fémur, y se llama menisco. Su aspecto recuerda un 8 dentro de la articulación, siendo el menisco medial más grueso que el lateral. Se desgasta por uso excesivo o un impacto en una postura forzada. Cualquier postura que implique una flexión profunda de la rodilla puede ser la culpable: halterófilos que practican sentadillas, receptores de béisbol, porteros de fútbol, grand pliés en ballet, corredores de pista en los bloques de salida, por nombrar unos pocos ejemplos. Rápidos cambios de dirección en carrera o al esquiar también causan daños en el menisco. Aterrizar repetidamente sobre superficies duras, sobre todo cuando se lleva calzado inadecuado, anula por completo el efecto amortiguador del cartílago. Figura 9.10. Articulación de la rodilla, vista anterior. Daños en el ligamento colateral medial (tibial). El cartílago articular o hialino protege la superficie de los dos huesos intermedios. El gran menisco medial y el lateral (más pequeño) de la rodilla también ayudan a estabilizar además de amortiguar. Cuando están dañados, se aprecia una sensación de bloqueo, y, si se rompen, se siente dolor extremo y aparece edema. Mantener la rodilla equilibrada fortaleciendo los músculos previene lesiones y operaciones. Una vez que el cartílago está dañado, un uso limitado o un reposo completo ayudan a sanar el área. El cartílago presenta un metabolismo ínfimo; hay pequeños capilares que irrigan el tejido. Esto significa que se puede reparar, aunque el ritmo metabólico es muy lento. Muchas personas no quieren esperar esta curación a largo plazo. La cirugía es la alternativa si el cartílago está roto. Cada vez se emplean técnicas menos cruentas que ‘limpian’ el interior de la rodilla del tejido deshilachado, a lo cual sigue un régimen de ejercicio a medida. Clínicas como el Steadman-Hawkins Center en Vail, Colorado, están desempeñando una labor estupenda en el campo de la traumatología. Daños en los ligamentos colaterales Las lesiones de rodilla más habituales son de ligamentos. Los ligamentos colaterales se localizan en la cara interna y externa de la rodilla, y sirven para mantener en su sitio la tibia y el fémur. El ligamento colateral tibial o medial (LCT) es el que más soporta el castigo. Aunque sea más grande y largo que el ligamento colateral peroneo, sufre la mayoría de los impactos en forma de golpes en la cara externa de la rodilla, lo cual le obliga a estirar el interior. Esto sucede en deportes de contacto en los que una caída suele generar una fuerza contra la cara externa de la rodilla por la acción de otros compañeros u oponentes. El tejido medial sufre un estiramiento excesivo y puede llegar a romper el LCT si soporta toda la carga del impacto. El esfuerzo continuo del ligamento puede afectar al menisco tibial, ya que las fibras más profundas se insertan en él, en cuyo caso los traumatismos son más graves. Los ligamentos no recuperan su longitud cuando se estiran en exceso. Esto causa inestabilidad articu-lar. Una vez que los ligamentos son inestables, los tendones de los músculos tienen que asumir el papel de mantener la integridad articular. Se necesitan ejercicios para fortalecer todos los músculos de la articulación. La pronación del tobillo afecta a la rodilla La articulación distal del tobillo permite generar pronación y supinación, con lo cual el peso se distribuye por los lados del pie. La pronación extrema es evidente en bipedestación con el peso descansando sobre la cara interna del pie. Esto puede terminar siendo crónico y afectar al tobillo, la rodilla y la cadera. La pronación excesiva es tristemente célebre entre las bailarinas de ballet por: 1. Haberse potenciado incorrectamente la rotación externa de la cadera. 2. Las zapatillas de ballet no ofrecen mucho soporte. Además de ser siempre consciente de distribuir correctamente el peso sobre los pies, haz los ejercicios siguientes: 1. Apunta y flexiona. Se fortalecen los músculos de la pantorrilla, sobre todo el tibial posterior al apuntar el pie (flexión plantar); se deben elongar ambos lados del pie usando los dedos. La flexión (dorsal) estira los mismos músculos. 2. Elevación de gemelos. Sube y baja de puntillas con el peso descansando en lo posible sobre los primeros tres dedos. Error habitual: el peso descansa sobre el V dedo (supinación) o sólo sobre el dedo gordo (pronación). Mírate en un espejo durante el ejercicio para corregir la alineación del cuerpo. 3. Masaje y ejercicios podales haciendo rodar una pelota bajo el pie. Mitos disipados sobre la articulación de la rodilla Sólo el músculo cuádriceps es biartrodial El cuádriceps se compone de cuatro músculos situados en la cara anterior del muslo y que extienden la rodilla. Los flexores coxales son un grupo de cuatro músculos que también se encuentran en la cara anterior del muslo y ejercen flexión en la cadera. El único músculo que ejerce extensión de la rodilla y flexión de la cadera –aparte de estos dos grupos– es el recto femoral. Cadera y rodilla comparten muchos músculos, pero sólo uno de ellos es un músculo cuádriceps de la rodilla. Los isquiotibiales no son los únicos músculos flexores de la rodilla Bíceps femoral, semimembranoso y semitendinoso son los tres músculos individuales que conforman el grupo de los isquiotibiales, famoso por flexionar la rodilla y contraerse poderosamente durante la flexión de la pierna. Hay otros cinco flexores de la rodilla y la mayoría también actúan sobre la articulación de la cadera o el tobillo: el sartorio y el recto interno (biartrodiales con la cadera), y el gastrocnemio y el plantar (biartrodiales con el tobillo). Todos los músculos flexores de la rodilla son biartrodiales excepto el poplíteo. La artritis en la rodilla es demasiado habitual Una causa principal de artritis es el excesivo desgaste de una articulación; es una de las patologías más habituales que limitan el uso de la rodilla. Durante años, la profesión médica ha tratado este problema con medicación y, a veces, cirugía. Hace veinte años la reparación del cartílago dejaba una gran cicatriz parecida a una cremallera en la rodilla; también ‘se drenaba la rodilla’ cuando estaba hinchada por la artritis. Aunque las técnicas de tratamiento hayan avanzado, las industrias médica y farmacéutica parecen interesadas en recurrir a la cirugía y a los fármacos. En algunos casos esto es necesario, pero es mejor una preparación física correcta y natural de la rodilla, y lograr la prevención o rehabilitación mediante ejercicio. La artritis es una inflamación articular. Se ha hallado que la actividad aeróbica de bajo impacto, los ejercicios de movilidad articular y el entrenamiento de la fuerza alivian los efectos de esta patología. Principales músculos usados en los movimientos de la articulación de la rodilla Flexión Semitendinoso, semimembranoso, bíceps femoral, gastrocnemio, plantar, sartorio, recto interno y poplíteo. Extensión Recto femoral, vasto medial, vasto lateral y vasto intermedio. Rotación medial de la tibia sobre el fémur Poplíteo, semitendinoso, semimembranoso, sartorio, recto interno y vasto medial. Rotación lateral de la tibia sobre el fémur Bíceps femoral y vasto lateral. La arquitectura de la articulación del tobillo/pie es intrigante. Veintiséis huesos (7 tarsianos, 5 metatarsianos y 14 falanges), 19 grandes músculos, muchos músculos intrínsecos pequeños en la planta del pie y más de 100 ligamentos componen la estructura principal de la articulación del tobillo y el pie. La transferencia del peso del cuerpo sobre la tibia, el astrágalo y el calcáneo es una hazaña de equilibrio sorprendente, porque asumen el peso de todo el cuerpo, para luego impulsarlo hacia delante utilizando el resto del pie. Articulaciones y acciones de la articulación del tobillo y el pie La articulación tibioastragalina es el punto de articulación de la tibia, el peroné y el astrágalo. Encajan de forma muy ceñida; es una articulación troclear verdadera donde ocurren las acciones de flexión plantar o dorsal. La articulación inferior del tobillo es una combinación de las articulaciones subastragalina y transversa del tarso. Los siete huesos del tarso se localizan en esta área, y hay diversos movimientos entre las distintas articulaciones. La autora prefiere simplificar las acciones articulares de la zona y por eso utiliza los términos ‘pronación’ y ‘supinación’ (ver página 175). Figura 10.1. Articulación del tobillo/pie derechos, vista anteromedial. Existe una zona de articulaciones tarsometatarsianas que se considera ‘irregular’ y donde se producen deslizamientos. Algunos autores se refieren incluso a la posibilidad de flexión plantar y dorsal en esta zona. Las articulaciones se refuerzan mediante muchos ligamentos pequeños. Las articulaciones metatarsofalángicas producen mínima flexión (dorsal), extensión (plantar) y abducción, aducción y rotación. Las articulaciones interfalángicas sólo flexionan y extienden. La porción proximal sólo puede extender; la sección distal es capaz de flexión y extensión. Figura 10.2. Articulaciones del pie: a) sección horizontal del pie derecho, b) vista plantar. Existe siempre cierta confusión sobre los términos usados para describir acciones del tobillo. Para clarificar los términos, la flexión dorsal es el acto de ‘flexionar el pie’, mientras que la flexión plantar es el acto de ‘apuntar el pie’ o extenderlo. La articulación es más estable en flexión dorsal. La pronación es una combinación de eversión y abducción, donde el peso recae sobre el lado interno del pie. Cuando se flexionan los dedos del pie, se curvan hacia delante; cuando se extienden, se enderezan. El dedo gordo del pie presenta huesos más grandes que los otros dedos. Desempeña un papel importante al caminar, correr e incluso al permanecer de pie. Músculos de la articulación del tobillo y el pie Los músculos extrínsecos del pie se insertan en la porción superior de los huesos del tobillo, es decir, la tibia y el peroné. Dos de ellos, el gastrocnemio y el plantar, incluso se insertan en el fémur. Los músculos extrínsecos tienen origen lejos de la porción del cuerpo en la que actúan; proximalmente se insertan por encima del pie, y luego los largos tendones se insertan distalmente en el pie para moverlo. Los músculos intrínsecos son cortos y se sitúan en la planta del pie, la superficie plantar. Los músculos del tobillo se clasifican según su localización: 1. Los flexores dorsales son anteriores. 2. Los flexores plantares son posteriores. 3. Los pronadores son sobre todo laterales. 4. Los supinadores son anteriores, posteriores (como el tibial anterior y el tibial posterior) o se encuentran en la cara plantar del pie. 5. Los flexores de los dedos son posteriores. 6. Los extensores de los dedos son anteriores. Figura 10.3. Músculos de la pantorrilla, extremidad inferior derecha, vista posterior. Como la mayoría de las otras articulaciones del cuerpo, las dos últimas acciones, flexión y extensión, se invierten según la localización; los músculos flexores son anteriores y los extensores son posteriores. Hay tres músculos anteriores en el tobillo/pie: tibial anterior, extensor largo de los dedos y extensor largo del dedo gordo. Cada uno de ellos es un poderoso flexor dorsal, así como el peroneo tercero, cuyo tendón distal es anterior. Estos músculos también actúan en las articulaciones inferiores, haciendo de ellos músculos bi o multiartrodiales. Figura 10.4. Músculos superficiales de la pierna (vista anterior). Imagen derecha, a) extensor largo del dedo gordo, b) peroneo tercero. Hay seis músculos posteriores. Los más conocidos son el gastrocnemio y el sóleo. Considerados músculos de la pantorrilla, el nombre del gastrocnemio procede del griego ‘gastroknemia’, que significa ‘vientre de la pantorrilla’. Las dos cabezas proximales del músculo no se encuentran en la pierna, sino por encima de la rodilla. Se insertan en los cóndilos del fémur en el dorso de este hueso, y, como cruzan la articulación de la rodilla, ayudan a su flexión junto con los isquiotibiales. Su acción más importante es en el tobillo, donde cruza la articulación mediante el tendón más fuerte pero que más se lesiona del cuerpo, el tendón de Aquiles. El gastrocnemio realiza flexión plantar (apuntamiento del pie). El sóleo es un músculo único que da forma a la pantorrilla y, junto con el gastrocnemio, es conocido como tríceps sural (tres cabezas; dos músculos). De pie sobre la porción anterior, se contrae y potencia el área, ya que se produce flexión plantar del tobillo. Para estirar estos músculos, flexiona dorsalmente el pie. Para aislar el estiramiento del gastrocnemio, extiende también la rodilla. Figura 10.5. Los dos músculos posteriores principales de la pantorrilla: a) gastrocnemio, b) sóleo. El gastrocnemio es un músculo ‘de acción rápida’, por lo que interviene mucho en los saltos, mientras que el sóleo se puede definir como un músculo sustentante, que trabaja duro en ballet durante los relevés y el trabajo de puntas. Como músculo biartrodial, el gastrocnemio es más fuerte cuando sólo actúa en una de sus articulaciones. Su acción de flexor plantar se potencia si la rodilla está extendida, y flexionará más la rodilla si el tobillo está en flexión dorsal, sobre todo si el pie no está en el suelo. El gastrocnemio, como principal agonista del tobillo cuando saltamos, se contrae concéntricamente (acorta) durante el ascenso, y se contrae excéntricamente (elonga) durante el aterrizaje. Esto significa que es sobre todo un músculo del tobillo que actúa durante todo el salto. Recuerda que los músculos no se flexionan; son las articulaciones las que lo hacen; los músculos se contraen. El músculo tibial posterior es un músculo profundo de la pantorrilla. Aunque genera flexión plantar y supinación, también sostiene los arcos plantares. El plantar es un músculo biartrodial de la rodilla y el tobillo, pero sólo es capaz de una débil flexión en ambas articulaciones. Otros músculos posteriores son el flexor largo de los dedos y el flexor largo del dedo gordo. Este último es un músculo importante en el trabajo de puntas en ballet, porque ayuda a mantener el equilibrio de puntillas. Ejercicios para fortalecer la pantorrilla Figura 10.6. Elevación de gemelos. TÉCNICA Con el cuerpo vertical, apoya el antepié con los dedos de uno o ambos pies en un escalón. Uno o ambos pies deben estar extendidos, de modo que el talón y el arco de cada pie queden en suspensión más allá del borde del escalón. Caderas, tobillos y hombros están alineados; la columna vertebral está en una posición neutra; la cabeza está en alto. Usa una mancuerna si estás sobre una sola pierna. Estiramiento para la pantorrilla Figura 10.7. De pie, estiramiento de pantorrilla con flexión dorsal del pie. TÉCNICA En bipedestación y bien erguido, apoya los dedos del pie en la cara vertical de un escalón. Mantén la pierna recta e inclina el cuerpo hacia los dedos. El pie Su arquitectura similar a un arco, hace al pie apropiado para sostener, adaptarse, amortiguar, transferir el peso e impulsar el cuerpo. Cinco metatarsianos forman el empeine o planta del pie, y cada dedo cuenta con tres falanges, excepto el dedo gordo, que sólo tiene dos. Los arcos plantares son toda una lección de arquitectura. Tres arcos forman una «cúpula» que desempeña las funciones del pie. El arco longitudinal principal se halla en el lado medial y se compone del calcáneo a un lado, cuatro tarsianos en la cara anterior, actuando de «piedra angular», y el astrágalo en el medio. Lateralmente, un arco longitudinal se extiende desde el calcáneo hasta el cuboides y el IV y el V metatarsianos pasando por el astrágalo. El arco transverso cruza el pie desde el metatarsiano del I al V dedos. La acción de todas las líneas de fuerza se centra en el punto donde se encuentran los arcos transverso y longitudinales, asumiendo el peso que procede de arriba y los impactos de abajo. Los músculos extrínsecos y los de la planta del pie refuerzan los arcos. Junta y pon los dos pies paralelos y verás que se forma una cúpula completa en el centro de ambos. Figura 10.8. Arcos plantares del pie: a) pie derecho, vista medial, b) pie derecho, vista de perfil. Ligamentos de la articulación del tobillo y el pie Los ligamentos y tendones de la articulación del tobillo/pie actúan juntos para sostener y mantener la posición de los arcos plantares además de conectar sus 26 huesos. El más largo de todos los ligamentos del tarso es el ligamento plantar. Tiene su origen en el calcáneo, se inserta en el cuboides y se extiende hasta el II, III y IV metatarsianos. La fascia plantar es una estructura ancha que sigue un curso similar y sostiene el arco longitudinal medial. Los ligamentos peroneoastragalinos anterior y posterior discurren desde los maléolos (en la cara externa del extremo distal del peroné y la tibia, son fáciles de ver) hasta el astrágalo. El ligamento calcaneoperoneo tiene origen en el maléolo lateral y se conecta con el calcáneo. Medialmente, el gran ligamento deltoideo va del maléolo medial al astrágalo y el navicular. Este ligamento es tan fuerte que, en casos de pronación extrema y forzada, el hueso llega a fracturarse antes de que se rompa el ligamento. Figura 10.9. Articulación del tobillo: a) pie derecho, vista lateral, b) pie derecho, vista medial. Patologías de la articulación del tobillo y el pie Las patologías de la articulación del tobillo/pie aparecen por una alineación defectuosa, uso incorrecto o por llevar calzado malo (del calzado se hablará más adelante). He aquí unas cuantas: Patologías óseas El arco plantar medial es más alto que el lateral porque interviene en el movimiento, mientras que el otro soporta más peso. El peso en el lado medial se transfiere al primer metatarsiano, un hueso grande que se articula con el dedo gordo. La presión puede derivar aquí en la aparición de juanetes o espolones óseos, debido a que el peso se absorbe en ese punto. Correcciones. La alineación defectuosa durante impactos se corrige con una mejor distribución del peso o llevando un calzado adecuado, si es posible antes de que haya que recurrir a la cirugía. Figura 10.10. Juanete y alineamiento defectuoso del dedo gordo, causado sobre todo por llevar calzado mal ajustado. Puede haber una fractura por sobrecarga (fractura capilar) en los huesos de la pierna o el pie, y deberá ser diagnosticada con radiografías por un médico. En realidad, se pueden producir en cualquier punto del cuerpo, y se deben a una alineación defectuosa o a un uso excesivo. Patologías musculares Los síndromes tibiales por sobrecarga son corrientes y están causados por un fuerte impacto con el suelo, que asciende por el pie hasta los músculos tibiales. Cualquiera puede sufrir uno de estos síndromes, por caminar o correr por superficies duras, por aterrizar incorrectamente, o por un uso excesivo. (¡Caminar por asfalto con tacones termina causando un uso excesivo de los músculos de las piernas!) Las fibras musculares se pueden romper o desgarrar del hueso causando dolor e inflamación. Correcciones. El único tratamiento es aplicación de hielo y reposo; una vez que desaparezca el dolor, se pueden iniciar ejercicios para los tobillos. Figura 10.11. Síndrome álgico del compartimiento medial de la tibia (síndrome tibial por sobrecarga). Patologías del tejido conjuntivo La aponeurosis plantar (o fascia plantar) es una capa gruesa de tejido fibroso y duro que se extiende desde el calcáneo hasta las cabezas de los metatarsianos (de forma parecida a como hace la aponeurosis palmar en la mano). La fascia plantar ayuda a sostener los arcos plantares del pie, pero se puede inflamar y derivar en fascitis plantar. Ello se debe a tirantez de las pantorrillas, a llevar tacones altos, a llevar chancletas, a actividades que requieran un juego de pies exigente, como el ballet y el atletismo, a una mala mecánica del pie, e incluso a la obesidad. Figura 10.12. Fascitis plantar. Correcciones. Los ejercicios de estiramiento sirven para el tendón de Aquiles, la fascia y los músculos que sustentan la pierna (ver figura 10.13), además de aportar algo de trabajo de fortalecimiento. No se pueden practicar en exceso o el dolor persistirá. Se pueden usar plantillas para distribuir mejor la presión, plantillas que serán prescritas por un terapeuta o un médico. Figura 10.13. a) Pie derecho, vista plantar, y b) estiramiento de los dedos del pie en cuclillas. TÉCNICA Arrodíllate sobre una pierna con las manos en el suelo. Apoya el peso del cuerpo sobre la rodilla y desplázala lentamente hacia delante. Mantén los dedos del pie en el suelo y arquea el pie. Un hecho alarmante es lo que la gente hace a sus pies, por ejemplo: 1. Los tacones altos son el peor calzado que podría llevarse para mantener el equilibrio y la integridad del tendón de Aquiles. 2. Las chancletas de plástico o goma no son mucho mejores: no hay sujeción, y por ello las patologías de tobillo y rodilla se están generalizando. 3. Los dedos del pie quedan comprimidos cuando el calzado acaba en punta y sufren calambres. Lleva un calzado que se adapte a la forma del pie y lo sujete. Si la pronación es el problema (se carga el peso sobre la cara interna del pie), lleva un calzado que soporte el arco medial. Si hay supinación (el peso se carga sobre la cara externa del pie), lleva un calzado que apoye el arco lateral del pie. Si no estás seguro, busca un par de zapatillas que hayas gastado por el uso y observa qué lado de la suela está más desgastado. Un buen vendedor de calzado o un fisioterapeuta también te ayudarán a determinar el desequilibrio. Unas buenas zapatillas de deporte o sandalias a medida corrigen alineaciones defectuosas y ayudan a amortiguar los impactos contra el suelo mientras ejercitas los músculos. Mitos disipados sobre el pie Un arco plantar bajo no significa necesariamente que el pie sea plano o débil Un arco plantar bajo es habitual en el lado medial y, aunque se muestre así en descarga, no suele causar ningún problema. No obstante, se dan casos de ‘hundimiento del arco’, causados por inacción o mal funcionamiento del pie; si duele, requiere tratamiento. También se puede diagnosticar ‘pie plano’, una anomalía habitual y presente desde el nacimiento. Los métodos para corregir estas patologías son el uso de plantillas ortopédicas o calzado correctivo. El arco medial no soporta el peso del cuerpo, pero, si los músculos no son lo bastante fuertes, el arco termina debilitándose. El flexor largo del dedo gordo es un músculo que flexiona dicho dedo, pero también se extiende a lo largo de este arco desde las falanges hasta el peroné. Otros músculos de la infrasuperficie medial del pie ayudan asimismo a mantener el arco. Los tres huesos en carga del pie son el calcáneo, el primer metatarsiano (el dedo gordo) y el V metatarsiano (V dedo), mediando muchos ligamentos que los estabilizan. Todo el mecanismo del pie debe estar equilibrado y usarse adecuadamente para que funcione correctamente. El deseado arco plantar alto no siempre es ideal en todos los casos Aunque la forma del pie pueda ser preciosa, si el arco medial y transverso son altos, esto puede causar inestabilidad. Hay problemas porque: 1. El calzado no se ajusta bien debido a la altura del arco plantar. 2. Puede haber dolor en el área del arco por la presión. Puede haber supinación. En el caso de las estudiantes de ballet, el arco plantar alto es deseable, pero las zapatillas de ballet y/o el giro forzado en valgo pueden causar pronación. Las patologías del pie se pueden extender por el cuerpo, causando problemas en el tobillo, rodilla, cadera e incluso la columna vertebral. Hay que tener cuidado con los pies para prevenir lesiones. La industria de la moda ha hecho que el calzado no sea todo lo que debiera Elevarse sobre el antepié, como en los relevés de ballet o en las elevaciones de gemelos en la sala de pesas, puede fortalecer los pies, pero mantenerse en alto todo el tiempo es perjudicial (como cuando llevamos tacones altos). Mantenerse plano llevando chancletas y sobre superficies lisas también está contraindicado. Principales músculos usados en los movimientos de la articulación del tobillo y el pie Flexión dorsal Tibial anterior, extensor largo del dedo gordo, extensor largo de los dedos y peroneo tercero. Flexión plantar Gastrocnemio, plantar, sóleo, tibial posterior, flexor largo del dedo gordo, flexor largo de los dedos, peroneo largo y peroneo corto. Articulaciones intertarsianas Inversión (supinación) Tibial anterior y tibial posterior. Eversión (pronación) Peroneo tercero, peroneo largo y peroneo corto. Otros movimientos Los deslizamientos, que permiten cierto grado de flexión dorsal, flexión plantar, abducción y aducción, dependen de los músculos que actúan sobre los dedos del pie. Tibial anterior, tibial posterior y peroneo tercero también intervienen. Articulaciones metatarsofalángicas de los dedos Flexión Flexor corto del dedo gordo, flexor largo del dedo gordo, flexor largo de los dedos, flexor corto de los dedos, flexor corto del V dedo, lumbricales e interóseos. Extensión Extensor largo del dedo gordo, extensor corto de los dedos y extensor largo de los dedos. Abducción y aducción Abductor del dedo gordo, aductor del dedo gordo, interóseos y abductor del quinto dedo. Articulaciones interfalángicas de los dedos Flexión Flexor largo del dedo gordo, flexor corto de los dedos (sólo la articulación proximal) y flexor largo de los dedos. Extensión Extensor largo del dedo gordo, extensor corto de los dedos (no presente en el dedo gordo), extensor largo de los dedos y lumbricales. Apéndice. Mandíbula y garganta La mandíbula se articula con el cráneo para formar la articulación temporomandibular; sus músculos intervienen en la masticación. Otro movimiento masticatorio consiste en atrapar la comida mediante los poderosos músculos de la mandíbula: temporal, masetero y pterigoideos. Abren y cierran la boca y hacen rechinar los dientes en casos de estrés, a veces durante el sueño. Figura A1. Articulación temporomandibular. Disfunción de la articulación temporomandibular Es una disfunción prevalente hoy en día, en muchos casos por culpa del estrés. La tensión desalinea la ubicación de la mandíbula y comprime los nervios, causando más problemas y exigiendo una posible cirugía. Ten presente que no es la única causa de disfunciones de la ATM; puede haber limitaciones impuestas por los huesos y otras causas. La clave es de nuevo una correcta alineación. La voz Dentro del área de la garganta está la laringe, que aloja las cuerdas vocales. Está suspendida del cráneo mediante un complicado sistema de músculos, y discurre con el tiroides y la faringe hacia la tráquea y el esófago. No explicaré este mecanismo, porque queda fuera del alcance de este libro y de mis conocimientos. Como mi hija es cantante, mencionaré dos áreas afines, la lengua y el paladar. La lengua es un músculo que posee un sistema de músculos extrínsecos que le permiten moverse en todas direcciones. Los músculos intrínsecos son fibras presentes dentro de la lengua que mueven su punta para hablar, desplazar la comida y limpiar los dientes. La lengua está conectada con el hioides por encima de la laringe en la porción posterior de la garganta. Esta conexión está relacionada con la operación de la laringe, e incluso con el equilibrio de la cabeza. Cuando la lengua está relajada en el suelo de la boca, hay menos tensión en la mandíbula y la garganta, lo cual dota a la voz de más fuerza. Figura A2. Sección sagital de las fosas nasales. El paladar forma el techo de la boca. El paladar duro o bóveda del paladar está delante, y el velo del paladar, detrás. Los foniatras hablan de «elevar el paladar» para abrir la garganta y generar un sonido más claro. Ello se consigue con músculos pequeños pero importantes, como los músculos del paladar y el sal-pingofaríngeo; usar estos músculos ayuda a la resonancia, y se pueden encontrar si observamos el velo del paladar al bostezar y se perciben cuando canturreamos. Bibliografía 1. Biel, A. 2001. Trail Guide to the Body. 2ª ed. Books of Discovery, Boulder, EE.UU. 2. Calais-Germain, B. 2007. Anatomy of Movement, Revised Edition. Eastland Press, Seattle, EE.UU. 3. Clippinger, K. S. 2006. Dance Anatomy & Kinesiology. Human Kinetics, Champaign, EE.UU. 4. Coulter, D. H. 2001. Anatomy of Hatha Yoga. Body and Breath, Nueva York, EE.UU. 5. Delavier, F. 2006. Strength Training Anatomy. 2ª ed. Human Kinetics, Champaign, EE.UU. 6. Dimon, T. 2001. Anatomy of the Human Body. 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Índice alfabético Índice general Abducción 10 Acetábulo 72 Acetilcolina 18 Acromion 82 Actina 16, 19 Adenosintrifosfato (ATP) 19 Aducción 10 Agonista 20, 127 Anfiartrosis, ver también articulaciones artrodiales 25 Ángulo Q 163 Antagonista 20, 127 Anterior 8 Apófisis coracoides 104 Aponeurosis 17 Aponeurosis palmar 116 Arco reflejo de estiramiento 20, 59 Articulación atlantooccipital 30 Articulación atloaxoidea 30 Articulación coxofemoral 70, 72, 123 Articulación de la cadera 123 Articulación de la cintura escapular 91 Articulación de la rodilla 159 Articulación del codo 101 Articulación del tobillo 173 Articulación esternoclavicular 91 Articulación glenohumeral 78 Articulación interfalángica 114 Articulación metacarpofalángica 114 Articulación metatarsofalángica 175 Articulación radiocubital 101, 108 Articulación sacroilíaca 70 Articulación temporomandibular 187 Articulaciones artrodiales 26 Articulaciones esferoideas 26 Articulaciones fibrosas 25 Articulaciones sellares 26 Articulaciones sinoviales 25 Articulaciones trocleares 26 Articulaciones trocoideas 26 Bandas anisotrópicas (A) 16 Bandas isotrópicas (I) 16 Bolsa subacromial 87 Bolsas 25, 160 Cartílago 169 Cavidad glenoidea 104 Centro perineal 74 Ciática 152 Cintilla iliotibial 131 Circunducción 10 Codo de golfista, ver epicondilitis medial Codo de tenista, ver epicondilitis lateral Columna vertebral 29 Condromalacia rotuliana 169 Contracción estática, ver contracciones isométricas Contracción muscular 18 Contracciones concéntricas 21, 49, 53 Contracciones excéntricas 22, 49, 53 Contracciones isométricas 22, 49, 53 Contracciones 20 Contralateral 8 Costillas flotantes 35 Decúbito prono 8 Decúbito supino 8 Depresión 11 Diáfisis 41 Diartrosis 25 Distal 18 Dorso 8 Elevación 11 Endomisio 15, 17 Epicondilitis lateral 107 Epicondilitis medial 108 Epimisio 15, 17 Espolones óseos 182 Esternón 35 Estiramientos 59 Eversión 12 Extensión 11 Fascia 15 Fascia plantar 184 Fascículo 15 Fibra nerviosa motora 17 Fibras blancas de contracción rápida 14 Fibras intermedias de contracción rápida 14 Fibras intrafusales 19 Fibras rojas de contracción lenta 124 Flexión 11 Flexión dorsal 12 Flexión lateral 11 Flexión plantar 12 Fractura por sobrecarga 183 Fuerza 23 Glucógeno 14 Grado de movilidad 59 Huesos del carpo 121 Huesos del tarso 173 Husos musculares 19 Ilion 69 Inclinación pélvica 71 Inferior 8 Inserciones 20 Inversión 12 Ipsolateral 8, 50 Juanetes 182 Laringe 187 Lateral 8 Lengua 187 Ligamento anular del radio 108 Ligamento cruzado anterior 167 Ligamento iliofemoral 142 Ligamentos 70, 79, 102, 160, 181 Ligamentos colaterales 170 Manguito de los rotadores 12 Mecánica musculoesquelética 20 Medial 8 Menisco 170 Metatarsianos 173 Miofibrillas 16 Mioglobina 14 Miosina 16, 19 Músculo esquelético 13 Músculos circulares 16 Músculos convergentes 16 Músculos del suelo de la pelvis 25 Músculos estabilizadores 21, 127 Músculos movilizadores 21 Músculos multipenniformes 82 Músculos paralelos 16 Músculos penniformes 16 Músculos unipenniformes 132 Oposición 8, 115 Órganos tendinosos de Golgi 19 Origen 20 Palancas 22 Palmar 8 Pelvis 69 Periférico 8 Perimisio 15, 17 Periostio 17 Pie 180 Pilates 129 Plano coronal 9, 73 Plano frontal, ver plano coronal Plano horizontal, ver plano transverso Plano medial 9, 73 Plano sagital medio, ver plano medial Plano sagital, ver plano medial Plano transverso 9, 10, 73 Planos del cuerpo 19 Plantar 8 Plexo braquial 117 Pliometría 168 Posición anatómica 16 Posterior 8 Potencial de acción 18 Potencial de acción de placa terminal 18 Potencial en reposo 18 Potencial latente 18 Pranayamas 57 Presión intraabdominal 24 Principio de todo o nada 17 Profundo 8 Pronación 11, 108, 175 Propiocepción 19 Protracción 12 Proximal 8 Prueba del reflejo rotuliano 20 Puentes cruzados 16 Reflejos musculares 19 Reposición 8 Respiración 24 Retículo sarcoplasmático 15, 18 Retináculo de los músculos extensores 116 Retináculo de los músculos flexores 116 Retracción 12 Rodete glenoideo 78 Rodilla de corredor, ver condromalacia rotuliana Rotación 12 Sacro 69 Sarcolema 15, 18 Sentadillas 129 Sinartrosis, ver articulaciones fibrosas Síndrome del canal carpiano 117 Síndrome del canal de Guyon 118 Síndrome tibial por sobrecarga 183 Sinergista 20, 63 Sobrecarga 53 Superficial 8 Superior 8 Supinación 11, 108, 175 Tendinitis 104 Teoría de los filamentos deslizantes 18 Terminaciones nerviosas 19 Terminaciones sinápticas 18 Titina 16 Traslación anterior de la tibia 167 Tríceps sural 178 Túbulos transversos (T) 15 Unidad motora 17 Unión neuromuscular 18 Útero 244 Vértebras lumbares 48 Índice de músculos Aductor corto 147 Aductor largo 147 Aductor mayor 147 Ancóneo 103 Bíceps braquial 81, 103, 104, 109 Bíceps femoral 144, 165 Braquial 103 Braquiorradial 103, 109 Coracobraquial 81 Cuadrado femoral 153 Cuadrado lumbar 64, 68 Deltoides 81 Diafragma 24 Dorsal ancho 81, 86 Elevador de la escápula 31 Erector de la columna 31, 36 Escalenos 31 Esplenios 31 Esternocleidomastoideo 31 Extensor cubital del carpo 117 Extensor largo de los dedos 177 Extensor largo del dedo gordo 177 Extensor radial corto del carpo 117 Extensor radial largo del carpo 117 Flexor cubital del carpo 117 Flexor largo de los dedos 178 Flexor largo del dedo gordo 178 Flexor radial del carpo 117 Gastrocnemio 165, 177 Gémino inferior 152 Gémino superior 152 Glúteo mayor 139 Glúteo medio 132 Glúteo menor 133 Ilíaco 165, 177 Infraespinoso 81, 87 Largo de la cabeza 31 Largo del cuello 31 Masetero 187 Oblicuo de la cabeza 31 Oblicuos externos del abdomen 54 Oblicuos internos del abdomen 56 Obturador externo 153 Obturador interno 152 Pectíneo 147 Pectoral mayor 81, 84 Peroneo corto 177 Peroneo largo 177 Peroneo tercero 177 Piriforme 79, 152 Plantar 165, 178 Poplíteo 165 Pronador cuadrado 109 Pronador redondo 103, 109 Psoas mayor 63, 126 Psoas menor 63, 126 Psoasilíaco 63, 126 Pterigoideos 187 Recto anterior de la cabeza 31 Recto del abdomen 49 Recto femoral 124, 162 Recto interno 148, 165 Redondo mayor 81 Redondo menor 81, 87 Romboides 37 Sartorio 125, 165 Semiespinoso 31, 36 Semimembranoso 144, 165 Semitendinoso 144, 165 Sóleo 177 Subescapular 87 Supinador 109 Supraespinoso 87 Temporal 187 Tensor de la fascia lata 131 Tibial anterior 177 Tibial posterior 178 Transverso del abdomen 57 Trapecio 31, 37, 93 Tríceps braquial 81, 103, 105 Vasto intermedio 162 Vasto lateral 162 Vasto medial 162