“TE HABÍAS PERDIDO, PERO YA TE HEMOS ENCONTRADO” LUCAS 15:32 - Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. INTRODUCCIÓN: Generalmente, cuando algún miembro de nuestra familia llega a los pies de Cristo, conoce la verdad que nosotros conocemos, y se empieza a involucrar en las cosas de Dios, sentimos muchísima alegría, en algunos casos incluso más que cuando nosotros mismos lo vivimos. Pero, ¿cuál es nuestra actitud cuando una persona que no conocemos, o quizá una persona que nos ha hecho daño, o de la cual no tenemos muy buenas referencias pasadas, llega al cristianismo? Quisiera retomar la parábola del Hijo perdido, la cual es bastante conocida, muchos como yo nos podemos identificar con aquel hijo rebelde que se aleja de la casa de su padre. Pero en esta ocasión me gustaría que analizáramos dos personajes distintos: el Padre, y el hijo que se quedó en casa. Para esto vamos a Dividir la predicación en 2 capítulos. CAPITULO 1: EL CONTRASTE ENTRE DIOS Y EL HOMBRE TERRENAL DIOS EL HOMBRE TERRENAL 1. LA VISIÓN DE DIOS – v.20. 1. LA VISIÓN DEL HOMBRE TERRENAL– v.25-27. Dios nos ve, mucho antes que nosotros a él. Ya conoce nuestra actitud Preocupado más por el hacer que por el ser. antes que digamos nada. Jeremías 17:10 - «Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras». 2. LA ACTITUD DE DIOS – v.22. Dios nos bendice y restaura a través de sus siervos. 2. LA ACTITUD DEL HOMBRE TERRENAL – v.28-29. Se indigna ya que no está de acuerdo con su padre, siente que su hermano no merece nada y él sí. Gálatas 6:1 - Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. 3. EL FRUTO DEL AMOR 3. EL FRUTO DE LA AMARGURA – v.30-31. a) Nos da lo mejor, aun cuando sentimos que merecemos lo peor. Queja, resentimiento, falta de identidad. V.23. 1 Corintios 15: 9 - Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. b) Nos da vida y cambia nuestra tristeza en alegría. V.24. Salmos 30:11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta CAPITULO 2: ¿QUE PODEMOS HACER COMO SIERVOS? 1. OBEDECER - v.22-24. Filipenses 2:4 - Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás. 2. NUNCA MURMURAR - v.25-27. 1 Corintios 4:5 - Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda. 3. RECONOCER LA IDENTIDAD DE NUESTRO HERMANO – v.27. Romanos 8:29 - Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 4. CELEBRAR CON EL PADRE - v.32. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. CONCLUSIÓN: Hemos recibido el amor de Dios en nuestras vidas, nuestro corazón ha sido llenado y muchas áreas de nuestras vidas restauradas. Es nuestro deber poder entregar a nuestro prójimo ese mismo amor y que puedan conocer a Dios a través de nosotros, no convertirnos en piedra de tropiezo sino por el contrario que seamos de ayuda y bendición para un mundo en el cual ya abunda la crítica y los prejuicios. “Cuando tienes una necesidad y Dios te la suple, es para que tu puedas mas adelante suplir la necesidad de otra persona”. Esther Lucia SilvaSilva, Los tesoros que Dios me Dios, Pág. 82.
