Departamento de Letras, Humanidades e Historia del Arte Argumentación Académica ESP0012-10 La imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer Ana Belén Espinosa Espinosa 170382 (8) ana.espinosaea@udlap.mx Profra. Liliana Hernández Ramos Cholula, Pue. a: 11 de mayo de 2021 La imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer En la actualidad la maternidad tradicional ha comenzado a ser cuestionada, teniendo como resultado la desconstrucción de la misma buscando que esta ponga en primer lugar la salud y vida de las mujeres en lugar del mandato de ser madre a cualquier precio. No obstante, este ideal clásico todavía tiene un papel hegemónico en la sociedad, por lo que en este ensayo nos centraremos en él. La maternidad se ha construido a lo largo de la historia a través de narrativas sociales, culturales y religiosas las cuales dicen que la mujer debe de tener como principal objetivo ser madre, y cuando lo sea debe de cumplir con las siguientes características: estar casada en un matrimonio heterosexual, tener entre 25 y 33 años, ser la encargada de la educación de sus hijos, tanto académica como personal, lo que justifica la ausencia del padre en la crianza, además no tiene permiso mostrar otra emoción que sea amor o compasión, entre otras cosas. De esta forma los intereses y metas personales de la madre que no tienen que ver con la crianza, son descuidados por ella misma, y en el peor de los casos son ignorados cuando la mujer que no busca el camino de la maternidad. Por otro lado, tenemos que dejar claro que esta imposición es exclusiva del sexo femenino ya que la sociedad no obliga a los padres a cumplir con las características antes mencionadas, tampoco enfrentan las consecuencias de abandonar a sus hijos y si ellos deciden no tener hijos no sufren de la desaprobación social que se hace presente en el caso de las mujeres. También debemos de puntualizar que a pesar de contar con una pareja todo el peso de el cuidado de los hijos cae sobre la mujer, ya que cuando ella tiene algún contratiempo o no puede realizar alguna tarea, en respuesta recibe una ausencia de ayuda e incluso reclamos debido a que todo el aspecto doméstico se ve como responsabilidad únicamente del sexo femenino. La carrera de Relaciones Internacionales se enlaza directamente con este tema ya que con la reciente ampliación de los actores que estudia, se han incorporado algunos movimientos sociales como el feminista. De esta forma las demandas y acciones que realizan, entre ellas la lucha por dejar los roles tradicionales de género, comienzan a tener incidencia en el escenario internacional que es el campo de estudio de esta disciplina. No podemos excusarnos en la falta de una teoría que se encargue de analizar estos problemas porque sí existe, es la teoría feminista de las relaciones internacionales. El problema es que durante mucho tiempo la mayoría de internacionalistas la ha relegado a un segundo plano, sin embargo esto debe de cambiar ya que no puede crearse el sistema de justicia, igualdad y cooperación mundial que anhelan los académicos de la teoría liberal si no se consigue ejercer de manera completa el derecho de decisión acerca de un aspecto tan básico en la vida: ser madre o no. De este modo, la hipótesis que se pretende demostrar en este ensayo argumentativo es que las principales evidencias de la imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer, son las siguientes: a) la privación del derecho a decidir sobre sus cuerpos, que comienza desde la exigencia, generalmente de los padres, por tener hijos, impedimento que también se hace presente durante el embarazo, y finalmente a lo largo de toda la crianza, b) la señalización de aquellas mujeres que deciden dar en adopción o abortar, ya que no se sienten listas o no quieren ejercer el papel materno y c) la obligación de equilibrar el trabajo profesional y los cuidados del hogar para cumplir con el rol de una “buena” madre. Como siguiente aspecto, presentamos una panorámica de las principales aportaciones teóricas en relación con el tema. Para comenzar, en relación con este tema, en “Maternidad: opción de vida o imposición social”, Laury Katherine Julio Muñoz dice que este conjunto de comportamientos y deberes construidos en torno a la maternidad da lugar a una obligación que tiene la mujer de dejar sus intereses y voluntad en segundo plano para cumplir con su rol tradicional. La autora pone como ejemplo, ya que es en lo que se centra mayoritariamente el artículo, la esterilización, que a pesar de ser legal una parte de la sociedad sigue teniendo una posición en contra de esta práctica, la cual está basada en fundamentos éticos y religiosos. Según la teórica, lo que hace este discurso es perpetuar la narrativa en la que las mujeres debido a su anatomía tienen la obligación de procrear, por esta razón es que es muy probable que los médicos se nieguen a realizar dicho procedimiento en mujeres que no tengan hijos, lo cual violenta sus derechos. Además, afirma que esta violencia también se hace presente en el momento del parto cuando se le impone a la mujer la cesárea como forma en la que debe de dar a luz sin importar que esta no sea la mejor opción para ella, debido a que se busca el camino que proporcione mayor facilidad y ahorro de tiempo al personal médico. Por último, concluye que las mujeres realmente no pueden ejercer sus derechos de forma libre y plena a pesar de los avances en esta materia en años recientes, y la razón de esta situación es que en la práctica y ejercicio estos siempre se verán sometidos por el sistema patriarcal formado por el Estado, las instituciones religiosas y la sociedad (54-69). Ahora bien, un aspecto interesante que debemos analizar respecto a las relaciones familiares, es cuanto interviene este entorno en la construcción de conceptos como la maternidad o la paternidad. En “Madres e hijas: ¿Se hereda el modelo de maternidad?” se plantea una hipótesis afirmativa para esta influencia centrándose en la cuestión de lograr un equilibrio entre la vida profesional de las mujeres y el cuidado de los hijos. Para esto se distingue entre dos tipos de influencia: una implícita a través del ejemplo y una explícita en la que se aconseja a las hijas. Después de esto se señala que, si bien las relaciones no son el único aspecto que interviene en la decisión de una madre en cómo ejercer su maternidad, sí juegan un papel fundamental a la hora de tomar dicha decisión. Para los fines de este artículo, esto se confirma mediante el uso de la técnica del grupo de discusión, ya que esta provee un ambiente de conexión entre las mujeres, lo que provoca una mayor apertura para contar sus experiencias, logrando así resultados más completos. Lo obtenido a través de este método, basándose en la tipología de González y Jurado, muestra dos tipos maternidad, que a su vez influencian el modelo adoptado por las hijas de la siguiente manera: madre cuidadora convencida (más tradicional) que genera el de madre cuidadora corresponsable, y madre cuidadora principal ambivalente (más moderno) que produce el de madre cuidadora conciliadora. Se concluye que efectivamente, la madre tiene un rol predominante en la maternidad de la hija, y se heredará el modelo siempre que se cumplan los siguientes factores: cuando el asumido por la madre no se encuentre muy alejado de las expectativas contemporáneas y la experiencia de esta estrategia haya sido vivida de manera satisfactoria por la hija (De Linos Escario 173-197). Por otro lado, las mujeres desde que están embarazadas, comienzan a experimentar un gran control por parte de las instituciones de salud, acompañado de la idea de que disminuirá su desempeño laboral debido a su condición. En relación con este tema, en “Desenmascarando la tecnociencia desde mi embarazo. En búsqueda de la reapropiación de nuestros procesos y cuerpos en nuestros términos”, Aguirre Calleja, a partir de su propia experiencia y haciendo uso de un diario de campo, demuestra que la mayor parte de la sociedad tiende a catalogar el embarazo como perteneciente al ámbito privado e incluso es visto como un impedimento. Según la teórica, estas ideas erróneas surgen debido a la existencia de un concepto llamado “cabeza de embarazada”, el cual dice que el cerebro de la mujer embarazada sufre una serie de transformaciones que provocan una pérdida de memoria, lo cual es totalmente falso ya que esta hipótesis se encuentra basada solamente en los estereotipos de género. La autora pone como ejemplo su propio proceso, en el que de hecho se volvió más organizada y puntual para evitar que sus jefes la despidieran bajo una excusa de carácter “biológico”. Por esta razón afirma que, debido a la presión social, las mujeres embarazadas se ven obligadas a someterse a unos estándares más estrictos para evitar cualquier duda acerca de su desempeño. Finalmente, desde su punto de vista cree que las mujeres durante el embarazo son víctimas de una gran violencia, debido a la forma en la que se trata a su cuerpo día tras día. Desde concebir su condición como un impedimento hasta la total deshumanización de su cuerpo por parte de los centros de salud, en los cuales se deja en un segundo plano el bienestar de ellas. Lo que la lleva a concluir que la ciencia y la sociedad están gobernadas por un discurso biológico-sexista (193-212). Con base en la revisión anterior, podemos ver que las tres autoras coinciden en el concepto de la maternidad como un constructo social. Respecto a este punto nos parece pertinente señalar que, no importa el espacio geográfico ni el contexto histórico, político o cultural, en la mayoría de sociedades este aspecto es considerado como el rol que define a la mujer, y en el cual deberían basarse todas las relaciones con su entorno y con ella misma. Por otra parte, en base a los textos consultados, podemos concluir que tanto el Estado como la Iglesia tienen un papel importante en cuanto a la imposición de este ideal patriarcal, no obstante, nos gustaría agregar a un actor más: los medios de comunicación, ya que estos últimos se encargan de reforzar y expandir la narrativa legitimada por los sistemas e instituciones de los dos primeros actores, y es a través de este mecanismo que se impide a las mujeres ejercer sus derechos libremente. Para continuar este análisis, se expone un bloque argumentativo con base en el modelo de Toulmin. Se reconoce que una primera evidencia de la imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer es la privación del derecho a decidir sobre sus cuerpos. En relación a esto, podemos cotejar el caso registrado por Aguirre, quien mediante su propia experiencia reporta que: “Me di cuenta de que mi cuerpo ya no era mío, de que era tutelada por un estado […] que decidía administrar los cuerpos y decisiones de las mujeres, y que yo ya estaba dentro del juego” (209). Gracias a esta evidencia, demostramos la existencia de un Estado que hace uso del biopoder para controlar los cuerpos de las mujeres en contra de su propia voluntad, y que constantemente justifica estos actos con la excusa de proteger al bebé que la mujer lleva dentro, lo cual incluso nos demuestra que la prioridad de el sistema de salud no es salvar a la madre en caso de peligro, si no a la vida que ni siquiera ha nacido. Este tipo de comportamientos que impiden a la mujer tomar una decisión propia sobre como ejercer su maternidad, son inaceptables, ya que incluso violan sus derechos humanos. Como garantía que valida este hecho se encuentra el Artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual establece que: “Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos” (25). Como podemos ver, este derecho se vuelve muy relevante en el caso de las mujeres, dado que al llevarlo a cabo, al mismo tiempo ejercen su independencia, lo que hace que ellas se sientan escuchadas y respetadas; esto es de suma importancia puesto que de esta forma se rompe un medio de control sobre su cuerpo. Podemos comprobar teóricamente la afirmación anterior con Heflick y Goldenberg, estos autores establecen que: “…cuando las mujeres perciben que están siendo objetivadas, actúan todavía más como objetos: se mueven y hablan menos” (227). De este modo podemos decir que seguramente no es coincidencia que las instituciones del Estado tengan esta actitud frente a las mujeres con el fin de lograr su sumisión mediante la resignación frente a la situación en la cual su opinión es ignorada. Ahora bien, como contrargumento, constantemente encontramos la postura religiosa promovida por el Vaticano: “…los seres humanos somos solamente instrumentos de Dios, y es él el que quita o da la vida” (Lamas 111). Esta idea hace referencia a la oposición del control de natalidad y aborto; no obstante no podemos dejar que concepciones morales que no son universales y por ende, no son compartidas por todos, bloqueen el camino para que las mujeres tengan plena libertad de decisión sobre ellas mismas. Por otro lado, es posible afirmar que una segunda evidencia de la imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer es la señalización de aquellas mujeres que deciden dar en adopción o abortar. Con base en lo anterior, este punto se ejemplifica con el hecho registrado por Savage en una nota periodística: E. Scott Lloyd, el director de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de Estados Unidos, decidió que Jane Doe, una inmigrante que había sido violada y se encontraba embarazada, no debía abortar ya que llevar a cabo este procedimiento no era lo mejor para ella (¶3). En los párrafos siguientes Lloyd justifica su decisión diciendo que no es correcto cometer violencia en contra de una vida inocente, refiriéndose al feto. Debido a esto es necesario que planteemos una pregunta ¿no también se estará cometiendo violencia en contra de una vida inocente al impedirle a la niña realizar un aborto? Porque Doe no tuvo la culpa de ser violada, y si el Estado fracasó en su obligación de proporcionar seguridad a sus ciudadanos, típicamente lo mínimo que puede hacer es darles a las víctimas la libertad de decidir que hacer con las consecuencias de dichos actos y al no hacerlo se estaría incurriendo incluso en maltrato. La norma que valida esto es el pronunciamiento en 2009 por parte del Comité Contra la Tortura (CAT) el cual dice que: …la negación de los servicios reales, sanciones o represalias a mujeres por un aborto legal es equivalente a la tortura. Los Estados cuya legislación nacional autorice los abortos en diversas circunstancias deberán velar por la disponibilidad real de los servicios sin consecuencias adversas para la mujer o el profesional de la salud” (Méndez ¶1). De esta forma podemos decir que la penalización del aborto seguramente es otra forma de imponer la maternidad como un destino inevitable para las mujeres, a pesar de que esto represente una violación a sus derechos. Como dato teórico que respalda esto, Lagarde expone que: “…vale más tener un hijo indeseado […] que asumir el valor negativo que tiene en el mundo patriarcal la dirección de cada mujer sobre la propia sexualidad” (321). Con base en lo anterior, podemos dar cuenta del gran castigo que impone la sociedad a aquellas mujeres que deciden abortar o dar en adopción, debido a que por distintas cuestiones no se encontraba entre sus planes la labor de la crianza. Esta penitencia la mayoría de veces llega al punto de orillar a las mujeres a tener un hijo en condiciones socioeconómicas inadecuadas para su pleno desarrollo, se prefiere tener un infante que viva situaciones de violencia doméstica o de pobreza, a ser señalada como la mujer que “asesinó” a su descendencia. Sin embargo, la contraparte argumenta que: …los discursos de los(as) expertos(as) en el campo de la salud mental […] sostienen que la maternidad para las mujeres significa un deseo natural y universal, un estado de maduración o un estado de desarrollo psicosexual "normal" […] típicamente desde una visión dominante se considera que las mujeres tienen mayor oportunidad de lograr su madurez psíquica y emocional cuando aceptan la maternidad que cuando la rechazan (Ávila ¶ 69). En otras palabras, si eres mujer y quieres lograr tu desarrollo personal tienes que ser madre. Esto además de ser falso, pues varios estudios psicológicos lo han desmentido, también causa un grave daño en la percepción que tienen de sí mismas algunas mujeres, dado que se sienten incompletas si no cumplen con el rol materno, a pesar del éxito alcanzado en los demás ámbitos de sus vidas. Se sugiere que, una tercera evidencia de la imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer es la obligación de equilibrar el trabajo profesional y los cuidados del hogar para cumplir con el rol de una “buena” madre. Respecto a esto una investigación llevada a cabo por la socióloga Arias-Palomeque plantea el caso de Diana M: “…las tensiones que surgían al buscar compatibilizar sus responsabilidades maternas con sus aspiraciones personales y las críticas que recibía cuando no lograba armonizar todo. Estas críticas le hacían cuestionarse sobre lo que realmente ella debía priorizar” (162). Partiendo de esta evidencia podemos ser testigos de cómo, con la entrada de las mujeres al mercado laboral, se dio paso a una doble exigencia, tener un excelente desempeño en el trabajo sin descuidar el hogar, lo cual es injusto, ya que usualmente a las mujeres se les responsabiliza por todas las tareas domésticas, sin dejarle ninguna de estas a su pareja. Esta situación tiene un gran impacto para ellas, como dato duro que lo confirma, Chemaly dice que: “Un meta análisis […] en más de 15 países demostró que las mujeres están física y emocionalmente más cansadas que los hombres […] el tiempo de descanso para ellas se reduce al 19%” (90). Ciertamente la obligación de tener que cumplir con los estándares para ser una “madre perfecta” afectan profundamente a las mujeres. Además de esto, las madres que realizan estos esfuerzos reciben poca o nula visibilidad. Esta situación es explicada teóricamente por Lamas, quien plantea que: La familia es el lugar de trabajo no reconocido de las mujeres, en su mayoría madres. El mito privilegia el ámbito de la familia, y oculta que la responsabilidad de las madres por este espacio privado limita su participación pública […] La mistificación de la maternidad sirve para ocultar la poca importancia real que la sociedad otorga al laborioso, complejo y determinante trabajo doméstico. Como ser madre es algo "natural" tampoco se reconoce el alto costo personal que la maternidad supone para las mujeres (¶ 9). La cita anterior es importante ya que la autora encuentra la razón por la cual el trabajo doméstico usualmente es visto como una tarea poco productiva y exclusiva del sexo femenino, lo que además tiene consecuencias en la participación de la mujer en cuestiones públicas. No obstante, se advierte que: A pesar de que actualmente no existe un modelo único de maternidad posible, para la mayoría de las madres, el principal supuesto instalado sigue siendo que, lo más importante son sus hijos. Lo han reiterado durante generaciones: “dejé todo por mis hijos” fue la muletilla repetida en buena parte de las mujeres que antecedieron a las madres actuales, incluso aquellas que décadas atrás habían comenzado a integrarse en el mundo laboral (Zicavo 77). Gracias a esto podemos darnos cuenta de que la mistificación de la maternidad planteada por Lamas, se ha instalado tan profundamente en el tejido social que, muchas mujeres todavía creen que su máxima obligación es cuidar de sus hijos y del hogar. En este punto es importante tomar en cuenta que esta visión que tienen es mucha veces impuesta por el constructo social de la maternidad, y por lo tanto no es un aspecto el cual ellas hayan decidido libremente sin ninguna influencia externa. Como pudimos observar, en este ensayo hemos logrado demostrar que la maternidad tradicional es una forma de ejercer poder sobre la mujer, esto lo hicimos mediante la presentación de tres evidencias; en primer lugar, la toma de decisiones sobre el cuerpo de la mujer sin su consentimiento, a continuación, la señalización de mujeres que se practican un aborto o dan en adopción, y por último, la exigencia de cumplir de forma adecuada con las tareas del hogar a la vez que se da un desarrollo profesional. De este modo, la consulta de diversas fuentes documentales reportó que el modelo de maternidad actual, a pesar de las reivindicaciones hechas por el feminismo a lo largo de los años, puede seguir siendo considerado como hegemónico, ya que pese a nuevos modelos que comienzan a surgir, son muy pocas las mujeres que tienen conocimiento de ellos y los llevan a la práctica. De esta forma, la maternidad tradicional, como pudimos observar, las afecta profundamente, tanto física como mentalmente. Asimismo, fue destacable encontrar que, a pesar de las garantías que protegen los derechos de las mujeres, como la Constitución o la ONU, en la práctica estos no se llevan a cabo. Lo que nos lleva a concluir que debe vigilarse la aplicación de lo escrito en papel para asegurarse de su correcto uso. Con base en lo anterior, proponemos que para erradicar el problema detectado, se implemente una legislación con perspectiva de género en las diferentes instituciones que componen una sociedad, esto es, instancias gubernamentales, centros de salud, empresas, etc., lo que daría como resultado una nueva forma de ejercer la maternidad que no ponga en riesgo la salud o las aspiraciones de las mujeres que quieran llevarla a cabo. Bibliografía Arias-Palomeque, Mireya. “Análisis interseccional de la construcción social de la maternidad: historias de vida de mujeres cuencanas”. Revista Latinoamericana de Estudios de Familia, vol. 10, no. 2, Julio 2018, pp. 148168, doi:10.17151/rlef.2018.10.2.9. Ávila, Yanina. “Mujeres frente a los espejos de la maternidad: las que eligen no ser madres”. Desacatos, enero-abril 2005: 107-126, ISSN 2448-5144. Calquín, Claudia y Herminia Gonzálvez. Comp. Epistemologías feministas desde el sur: aportes, tensiones y perspectivas. Chile: RIL editores, 2018. Chemaly, Soraya. Rabia somos todas: El poder del enojo femenino para cambiar el mundo. México: Océano, 2018. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Disponible 6 de abril de 2021: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Constitucion_Politica.pdf De Linos Escario, Almudena. “Madres e hijas: ¿Se hereda el modelo de maternidad?” EMPIRIA: Revista de Metodología de Ciencias Sociales, vol. 39, Enero 2018, pp. 173–197. EBSCOhost, doi:10.5944/empiria.39.2018.20882 Heflick, Nathan y Jamie Goldenberg. “Seeing eye to Body: The literal objectification of women” (Ver cara a cara: la objetivización literal de la mujer). Current Directions in Psychological Science, vol. 23, nov. 2014: 225–229, doi:10.1177/0963721414531599. Katherine, Laury y Muñoz Julio. “Maternidad: opción de vida o imposición social”. Palobra: Palabra que obra, vol. 19, Oct. 2019, pp. 54-69. Dialnet, doi: 10.32997/2346-2884-vol.19-num.2-2019-2534. Lagarde, Marcela. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. México: Siglo XXI Editores, 2015. Lamas, Marta. “Madrecita Santa”. Disponible: 6 de abril de 2021. https://www.mty.itesm.mx/dhcs/deptos/ri/ri-802/lecturas/lecvmx329.html Lamas, Marta. “Maternidad voluntaria y aborto”. Géneros, febrero 2010: 109-122. Méndez, Juan. “Negar servicios por aborto legal equivalen a tortura”. Disponible: 6 de abril de 2021. https://clacai.org/2013/03/08/negar-servicios-por-abortolegal-equivalen-a-tortura/ Savage, David. “Trump Official Sought to Block Abortion for a 17-year-old Rape Victim” (Oficial de Trump busca bloquear el aborto de una víctima de violación de 17 años), Los Angeles Times, 21 de diciembre de 2017. Disponible: 6 de abril de 2021 https://www.latimes.com/politics/la-na-polabortion-trump-migrant-20171221-story.html Zicavo, Eugenia. “Dilemas de la maternidad en la actualidad: Antiguos y nuevos mandatos en mujeres profesionales de la ciudad de Buenos Aires”. La ventana. Revista de estudios de género, vol. 4, jul-dic. 2013: 50-87, ISSN 1405-9436. Cuadro de Toulmin Categoría Características Aserción Afirmación que se va a defender, debatir o analizar. Evidencias Casos concretos observables en la realidad que proceden de la experiencia y que han sido registrados en una referencia documental Garantías Leyes, normas de carácter social o números duros que buscan validar la evidencia. Datos Probablemente las principales evidencias de la imposición de la maternidad tradicional como forma de ejercer poder sobre la mujer, son las siguientes: a) la privación del derecho a decidir sobre sus cuerpos, b) la señalización de aquellas mujeres que deciden dar en adopción o abortar, y c) la obligación de equilibrar el trabajo profesional y los cuidados del hogar para cumplir con el rol de una “buena” madre. a) Me di cuenta de que mi cuerpo ya no era mío, de que era tutelada por un estado aterrado de las estadísticas de muerte materna, y que decidía administrar los cuerpos y decisiones de las mujeres (Aguirre 209). b) El director de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de Estados Unidos, decidió que Jane Doe, que había sido violada y se encontraba embarazada, no debía abortar ya que llevar a cabo un aborto no era lo mejor para ella (Savage ¶3). c) Diana M. expresa las tensiones que surgían al buscar compatibilizar sus responsabilidades maternas con sus aspiraciones personales y las críticas que recibía cuando no lograba armonizar todo. Estas críticas le hacían cuestionarse sobre lo que realmente ella debía priorizar (Arias-Palomeque 162). a) Según el Artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos” (25). b) En 2009, el Comité encargado de registrar y denunciar los actos de tortura en la ONU ha hecho un pronunciamiento que vincula la prohibición del aborto terapéutico con la tortura (Méndez ¶1). c) Un análisis en 15 países demostró que las mujeres están más cansadas físicamente y emocionalmente que los hombres. El tiempo de descanso para ellas se reduce al 19% (Chemaly 90). a) Cuando las mujeres perciben que están siendo objetivadas, actúan todavía más como objetos: se mueven y hablan menos (Heflick y Goldenberg 227). Respaldos Limitaciones Conocimiento exclusivamente teórico (de expertos) que sustenta la aserción. Refutaciones, contraargumentos que tratan de invalidar o cuestionar la aserción y las conclusiones. b) Vale más tener un hijo indeseado … que asumir el valor negativo que tiene en el mundo patriarcal la dirección de cada mujer sobre la propia sexualidad (Lagarde 321). c) La mistificación de la maternidad sirve para ocultar la poca importancia real que la sociedad otorga al laborioso, complejo y determinante trabajo doméstico. Como ser madre es algo "natural" tampoco se reconoce el alto costo personal que la maternidad supone para las mujeres (Lamas ¶ 9). a) Constantemente la oposición del Vaticano al control de natalidad y aborto, se desprende de la idea de que los seres humanos somos solamente instrumentos de Dios, y es él el que quita o da la vida (Lamas 111). b) Típicamente desde una visión dominante se considera que "las mujeres tienen mayor oportunidad de lograr su madurez psíquica y emocional cuando aceptan la maternidad que cuando la rechazan" (Ávila ¶ 69). c) Para la mayoría de las madres, el principal supuesto instalado sigue siendo que, lo más importante son sus hijos (Zicavo 77). Cualificadores modales Frases que determinan el grado de certeza, probabilidad o concesión que se concede a los interlocutores. Constantemente, típicamente, la mayoría.