Uploaded by Ignacia Gothe

ensayo teologico final

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María Ignacia Gothe
Sección 3
“Salvación” y la crisis ecológica
La modernidad significo un reemplazo del rol que tenía la Salvación
cristiana por el avance científico ilimitado, el cual se convirtió en la
esperanza de la humanidad para alcanzar una vida buena para todos.
Sin embargo, al igual que la religión, dejo de ser solo un camino hacia
una vida valiosa. Se convirtió en una herramienta de control y dominio,
donde solo unos pocos son beneficiados por su poder e influencia.
La historia de la humanidad y el análisis de los procesos sociales de
distintos periodos deja en evidencia la problemática que implica la
creencia del hombre en un fin último y salvación provenientes de un
poder o fuerza inexplicable y superior. Actualmente, este problema
adquiere importancia principalmente por la crisis ecológica a la que
estamos sometidos. Por esto, se vuelve fundamental que la humanidad
reflexione y considere el progreso tecnocientífico como un camino, una
mera herramienta, para lograr un fin (felicidad de la humanidad), y no un
fin en sí mismo.
Para justificar este planteamiento, se adopta una visión hegeliana de la
historia, tratando de comprender a posteriori las acciones de sociedad.
Se comienza analizando el importante rol que tuvo la religión en la
humanidad al proporcionar un sentido y camino con un fin en el “más
allá”. Sobre esto se plantea la mirada de Freud sobre las causas del
comportamiento humano y sus creencias. También se presentan
brevemente las perspectivas de Marx y Lowith sobre la religión. Luego
se discute sobre el declive de la religión y el surgimiento de la
modernidad, para así poder terminar de respaldar la tesis analizando las
perspectivas de autores con distintas ideologías respecto a la crisis de
la modernidad y específicamente la crisis social y ecológica.
Desde el comienzo, desde la “Creación”, la incerteza sobre la realidad y
la impotencia ante la desgracia ha estado presente trasversalmente en
toda la humanidad. Los hombres, al igual que el resto de la naturaleza,
tienen como propósito la supervivencia y el bienestar, es la parte de la
escénica del ser humano y de su evolución. En este entonces, era difícil
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darle sentido a la existencia y al sufrimiento provocado por la realidad y
el mundo exterior. Aun es difícil.
Según Freud, para sobrellevar la incertidumbre y sufrimiento de una
existencia inexplicada, el hombre, adopta uno de dos caminos hacia la
felicidad; “por un lado, evitar el dolor y el displacer; por el otro,
experimentar intensas sensaciones placenteras.” De estos, la postura
más factible con la humanidad es la primera, aislarse y distanciarse del
mundo exterior para insensibilizarse e independizarse ante los sucesos
del mundo y así evitar el sufrimiento de la realidad. Esto se puede lograr
de distintas maneras, como los narcóticos o distracciones placenteras,
pero una de las más comunes es refugiarse en una realidad inventada,
delirante. La religión otorga una de estas realidades en las que
refugiarse y al ser comunes a muchos, autores como Freud y Marx la
consideran un delirio colectivo.
De esta manera, por medio de la religión, el hombre le concede valor a
su vida dándole a la existencia un fin último dependiente de algo
infinitamente superior a él. Según Lowith, es la noción del fin y destino
lo que hace posible dar un sentido a la historia, pero “los
acontecimientos históricos no ofrecen la menor indicación de un sentido
global y ultimo”. También, Lowith plantea que la esperanza en un futuro
reino de Dios y el mandamiento cristiano llevan al hombre a transformar
el mundo a su imagen, que es la imagen de Dios. Es decir, la religión
entrego legitimación al hombre para imponerse sobre la naturaleza y
sobre todas las culturas en nombre de Dios. Por lo tanto, la idea de
progreso ilimitado hacia una realidad inalcanzable, que es un
pensamiento propio de la modernidad, se puede remontar hacia la
ideología cristiana.
Las creencias religiosas mencionadas se enfrentaron a un gran declive,
casi de manera global, pero con varias excepciones. La modernidad,
comenzando con la ilustración, ofreció una respuesta alternativa a las
preguntas fundamentales de la humanidad que antes entregaba la
religión. El avance científico llevo a un entendimiento lógico del mundo
y así la religión se volvió en una explicación implausible para la verdad
absoluta y el sentido ultimo. Por esto, fue cuestionada de manera radical
y ante la crítica y la secularización, la respuesta religiosa fue “oponerse
a la nueva situación (…) El cristianismo fue adquiriendo así ante la
opinión la figura de un poder ya caduco que se oponía al nuevo avance
de la humanidad” (No es la persona para el sábado, Queiruga,2).
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Esto, escrito por Queiruga, pero compartido por varios autores, genero
un rechazo aun mayor a las instituciones, las que en su desesperación
por defenderla restructuraron y adaptaron su paradigma tratando de
plantear lo mismo, pero de manera menos ridícula y acusando de que
se estaba interpretando la biblia de manera muy literal. Se busco
recuperar la intención originaria, es decir, el sentido genuino y profundo
de la historia de la salvación y recuperar la global de Dios; no es
castigador ni amenazador solo nos creó por amor y dejo libres de decidir
nuestro camino. Por amor también nos guía en el camino hacia la
salvación.
El nuevo esquema del paradigma religioso es presentado por Queiruga.
Primero presenta una mirada más clara y coherente sobre la Creación;
“Dios crea solo con la intención de felicidad para todo hombre, y los crea
libres a seguir el camino del bien y la Salvación” (No es la persona para
el sábado,4). En segundo lugar, Queiruga se refiere a la Salvación de
Dios a través de Cristo y remarca que el mal no es un castigo, sino la
libertad humana de elegir su camino.
Otros autores buscan remarcar la misma visión, por ejemplo, Dalferth
escribe “los seres humanos, a su vez, puedes posicionarse a favor o en
contra de esta decisión de Dios, creyendo en el mensaje cristiano de la
opción divina a favor de ellas o no.” (Orientarse mediante decisiones,
Ingolf U. Dalferth,15).
Esta reestructuración del paradigma bíblico tuvo, en general, una
recepción menos aclamada de lo esperado, lo que se evidencia en las
críticas de los pensadores modernos y posmodernos. Por ejemplo,
Freud considera “humillante” la cantidad de sus contemporáneos que
“obligados a reconocer la posición insostenible de esta religión, intentan,
no obstante, defenderla palmo a palmo en lastimosas acciones de
retirada” (Freud, Malestar de la cultura, II).
Entonces, en la modernidad, muchas sociedades (con excepciones
como América latina) se vieron desprovistas del sentido y esperanza
que promulgaba la religión y la reemplazaron por esperanza en el
progreso ilimitado que prometía el desarrollo de la ciencia y la
tecnología. También, algunos autores de esta época argumentaron que
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el nuevo Dios que el hombre idolatra y reemplaza al Dios trascendente
es el mercado. Al igual que el cristianismo, que tiene un Dios
trascendente, el capitalismo es una religión cuyo ser supremo no es el
ser humano sino un dios falso inmanente. En palabras de Hinkelammert;
“un dios que no sea un falso Dios necesariamente es un dios para el
cual el ser supremo para el ser humano es el ser humano”
(Hinkelammert, 26). Por lo tanto, con la crisis socio-ecologica actual, el
progreso indefinido también pasa a considerarse como un dios falso. Se
termina perdiendo la esperanza en el fin último que prometía el avance
tecnocientífico
Esta pérdida del a esperanza y rechazo a una fuente única y absoluta
de sentido a la vida, caracteriza el pensamiento posmoderno y la
sociedad actual. Se perdió la esperanza en la salvación que prometía el
avance de la ciencia, así como en su momento se perdió la fe en la
religión. En el texto “Serenidad”, Heiggdeger refiere a la crisis; “Ahora el
mundo aparece como un objeto al que el pensamiento calculador dirige
sus ataques y a los que ya nada debe poder resistir. La naturaleza se
convierte así en una única estación gigantesca de gasolina, en fuente
de energía para la técnica y la industria modernas.”.
El argumenta que el pensamiento calculador, la técnica moderna, debe
ser acompañado de reflexión, pensamiento meditativo, que prepare al
hombre ante la tecnificación del mundo y así evitar dejar de lado las
consecuencias negativas. Además, en la ausencia de pensamiento
meditativo, el hombre termina condicionado a los objectos creados a
partir tecnociencia ya que muchas veces el progreso y los objetos se
crean acorde a los intereses de determinados grupos de poder. En
conjunto, los objetos tecnocientíficos podrían terminan dominando los
estilos de vida y todos los aspectos de la humanidad.
Sobre esto, Freud se pronuncia de manera indirecta pero concordante
en “Malestar de la cultura”. A pesar de que no se refiere al tema de la
crisis ecológica directamente, afirma de manera mas general que la
mejor manera para afrontar los dolores del mundo exterior es tomar el
camino que “hace del amor el centro de todas las cosas, que deriva toda
satisfacción del amar y ser amado.” Y agrega también la importancia de
los objetos de la naturaleza en la felicidad. (Sigmund Freud, El malestar
en la cultura, pg 6)
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Las instituciones religiosas y teólogos también manifestaron su
preocupación ante la crisis. Plantean que el desarrollo tecnocientífico no
fue acompañado del desarrollo social necesario por lo que la humanidad
esta indefensa ante su propia actividad y no esta preparada para utilizar
el poder para el bien.
El papa Fráncico sostiene que “falta una ética sólida, una cultura y una
espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida
abnegación” y, a lo largo de laudo si, recuerda las enseñanzas del
catecismo para un desarrollo equilibrado, participación responsable con
la acción creadora de Dios, pero a su vez reconoce que “la tecnología
ha remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser
humano. No podemos dejar de valorar y de agradecer el progreso
técnico”.
Por ejemplo, aclara el mandato de dominar la tierra y participar de la
creación significa una “relación de reciprocidad responsable entre el ser
humano y la naturaleza, la ruptura de la armonía entre Dios, la
humanidad y la naturaleza es un pecado”.” (Francisco, 66., pg 52).
A pesar de ser una mirada específicamente cristiana, alude al mismo
comportamiento de reflexión y desarrollo social presentado por
Heidegger, Freud y otros pensadores contemporáneos. Ambos, a su
manera, aluden al mismo comportamiento que la tesis planteada. Esto
es, recordar que el objetivo no es la dominación, sino el bienestar de
toda la humanidad y el sentido detrás del progreso siempre debe ser en
el beneficio de todos. Tanto Freud como el cristianismo comparten que
el camino hacia la felicidad de la humanidad debe ser basado en
decisiones de amor al prójimo
Tanto la religión como los pensadores no teológicos entregan una
misma mirada frente a la crisis y están de acuerdo en que la solución a
la crisis debe consistir en un cambio integral en la cultura más que en
soluciones específicas a los problemas individuales que se presentan.
La respuesta ante la crisis debe tener forma de desarrollo humano, sea
en la educación, política o espiritualidad lo lideres deben promover a
que la humanidad reflexione y resista ante la dominación del avance
indiscriminado. El hombre debe tomar una postura que busque el
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desarrollo y el progreso con el beneficio de la humanidad en mente y no
por el progreso en sí mismo.
Bibliografía
Freud. (2017). El malestar en la cultura (Brotons Muñoz, Ed.). Akal.
Ingolf U. Dalferth autor. (2017). Trascendencia y mundo secular : la
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Peter Sloterdijk 1947-. (2012). Has de cambiar tu vida : sobre
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Torres Queiruga. (2001). No es la persona para el sábado. Contra las
deformaciones y opresiones de lo religioso. Selecciones de Teología,
160, 275-282.
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