Capítulo 2 El movimiento de independencia, 1810–1821 CAUSAS INTERNAS Y EXTERNAS DEL PROCESO DE INDEPENDENCIA S La llegada de extranjeros europeos —quienes traían consigo novedosas ideas ilustradas, como el barón alemán Alejandro von Humboldt— sirvió para transmitir las nuevas ideas en conversaciones y tertulias con algunos miembros del grupo criollo. Asimismo, estos extranjeros dieron origen a la formación de sociedades secretas francmasónicas que influyeron con profundas ideas de libertad. S Los repatriados jesuitas que llegaron a principios del siglo XIX, como el jesuita Rafael Campoy, que en Europa tuvo acceso a las ideas ilustradas, contribuyeron a forjar en los novohispanos una conciencia nacional americana. S Diferencias sociopolíticas entre las clases sociales novohispanas, principalmente entre peninsulares y criollos. Los peninsulares ocupaban los principales cargos políticos y administrativos dentro de la estructura virreinal, mientras que los criollos aspiraban a puestos políticos de importancia para, con ello, elevar su situación económica. Difusión de las ideas ilustradas E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. En el siglo XVIII se introdujo en México el pensamiento ilustrado francés. Esta corriente filosófica fue adoptada por los criollos, quienes tuvieron acceso a obras de los más grandes pensadores europeos. Otras condiciones históricas favorecieron el surgimiento de ideas libertarias: S Las Reformas Borbónicas, aplicadas por Carlos III, propiciaron que en las colonias hispanoamericanas apareciera una mayor conciencia libertadora y un profundo sentido ilustrado, que se empezó a manifestar como una cada vez mayor preocupación por los problemas relativos a la sociedad, el gobierno y el hombre mismo, generándose por primera ocasión en la Nueva España los conceptos de patria, nacionalidad e independencia. S La adquisición de obras, periódicos, gacetas y hojas volantes que difundían tanto los principios filosóficos y el liberalismo de los fisiócratas europeos como los acontecimientos políticos europeos, por ejemplo la Revolución Francesa, fueron elementos clave (introducidos en forma clandestina por los comerciantes ingleses a través del comercio directo con las colonias) para la formación de la conciencia revolucionaria de los criollos novohispanos. Influencia externa Varios acontecimientos políticos internacionales influyeron en la conciencia colonial hispanoamericana, en especial la independencia de las colonias anglosajonas, la Revolución Francesa y la invasión napoleónica a España. La emancipación de las 13 colonias anglosajonas El origen de la independencia estadounidense fue la aguda situación económica provocada por el conflicto 43 44 Alicia Izaguirre Castro franco–inglés, que duró siete años y que trajo como consecuencia una inmediata crisis que afectó poderosamente al Imperio Británico. Para solucionar la problemática interna el gobierno inglés aplicó una serie de medidas fiscales que afectaron a las 13 colonias, medidas que generaron graves protestas y contribuyeron a que las colonias se rebelaran en contra de la tiranía del rey Jorge III. Los primeros brotes de insurrección pronto se convirtieron en manifestaciones políticas que reclamaban la dignidad del hombre, la libertad, la fraternidad y la igualdad, transformadas en una autodeterminación de derechos sociales para constituir una patria. La vigorosa resistencia de las colonias, así como la reafirmación de sus derechos sociales a través del Acta de Declaración de Independencia, que fue ejemplo vivo para las colonias hispanoamericanas, amén del apoyo que los anglosajones recibían de España, permitieron afirmar el nacionalismo de los hispanoamericanos. Revolución Francesa La admiración que Europa sintió al confirmarse la independencia de las 13 colonias llegó a Francia como un huracán y propició el inicio de una movilización social encabezada por la burguesía, que transformaría la sociedad de la Francia absolutista. Esta movilización se reforzó a través de la labor constitucional efectuada por la Asamblea Legislativa, al elaborar el documento intitulado Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que establecía todo género de principios ilustrados. El ejemplo dado por la burguesía francesa estimuló a un sector social novohispano —el criollo— a dar los primeros pasos para consolidar la emancipación de México y de toda Hispanoamérica. (Capítulo 2) talla de Trafalgar, efectuada en 1805. Decidió castigarla económicamente, efectuando un bloqueo continental. Para lograr sus propósitos convocó a España y Portugal a formar una alianza, a la cual se negaron a ingresar, ya que la mayoría de las manufacturas introducidas en sus colonias eran de procedencia inglesa, de modo que de sumarse a la empresa napoleónica se verían afectadas sus economías. Como respuesta a su oposición al proyecto Napoleón decidió castigar a España y Portugal a través de una ingeniosa trama de invasión. Inició su conjura, firmando con el ministro español Manuel Godoy el Tratado de Fontainebleau, el cual combinaba intereses secretos. Éstos consistían en repartirse Portugal en tres porciones territoriales: una zona para Francia, otra parte para Manuel Godoy y una más para Carlos IV. Como parte del plan decidió engañar a Carlos IV, pidiéndole refuerzos militares para la campaña de Dinamarca, quedando el ejército español sitiado por los ejércitos austriaco y prusiano y el rey sin apoyo militar. Napoleón aprovechó la situación de rivalidad que existía entre el príncipe de Asturias, Fernando VII y el rey Carlos IV, ya que éste toleraba los manejos políticos y administrativos de Manuel Godoy, quien se ganó el desprecio del pueblo y del propio príncipe cuando se autonombró “Príncipe de la paz”. Fernando VII, que deseaba la corona de España, decidió entablar negociaciones con Napoleón I, quien le aseguró que lo respaldaría provocando la caída del ministro. Fernando VII se prestó al engaño y envió una carta a Napoleón apoyando su política. Dicho documento llegó a manos del rey y generó graves conflictos internos entre la familia reinante, cuyos resultados fueron la abdicación de Carlos IV y el motín de Aranjuez, conflictos que aprovechó Napoleón para invadir España e imponer a José Bonaparte, su hermano, como nuevo rey. Desarrollo y repercusión en las colonias INVASIÓN NAPOLEÓNICA A ESPAÑA. IMPACTO EN LA COLONIA Antecedentes El emperador Napoleón I, dueño absoluto de Francia, se dio a la titánica tarea de rehacer el mapa de Europa, derribando tronos y repartiendo coronas entre sus familiares. Después de derrotar varios imperios europeos sólo le faltaba debilitar a la poderosa Inglaterra, que lo había vencido en forma desastrosa y desmoralizante en la ba- Carlos IV, irritado por la reprobable actitud de su hijo, decidió reunir a las autoridades en Madrid para juzgarlo. El Consejo le sugería al Rey que, para evitar males mayores, acusara al ministro. Carlos IV procedió a la deposición de Godoy, perdonándole a su hijo la bajeza y la traición. Mientras estos acontecimientos ocurrían el ejército francés invadía Portugal, obligando a la familia Braganza a huir a América. Al mismo tiempo el general Murat, duque de Berg y cuñado de Napoleón, ocupaba las principales plazas de Madrid. Esto animó a Godoy para aprovechar la situación e iniciar los preparativos para que la familia Borbón huyera de España rumbo a Amé- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Historia de México moderna y contemporánea rica, pero el pueblo español descubrió el plan de huida de la familia real y suscitó un levantamiento social, conocido como el motín de Aranjuez, el cual le impidió a la familia salir de España. Para evitar que la sublevación se extendiera el rey decidió abdicar en favor de su hijo, ya que Carlos IV había perdido la confianza que su pueblo le había depositado. Napoleón decidió atraerse a Bayona a la familia real mediante engaños. Mientras en España el rey Fernando VII se veía envuelto por la presión popular que se había desencadenado en todas las provincias, decidió renunciar y se exilió en Bayona. Desde el exilio pidió la reunión de las Cortes, responsabilidad del Consejo de Castilla, la cual creó un gobierno provisional, denominado Junta de Gobierno, quedando a la cabeza del gobierno su tío, el infante Don Antonio, quien acabó cediendo a las exigencias de Murat. En Bayona, donde se encontraba reunida la familia real, Fernando VII regresó la corona a su padre, quien presionado por Napoleón se la otorgó al emperador francés, quien nombró como rey de España a su hermano José Bonaparte. Con la abdicación de los reyes quedó sin efecto la autoridad de Castilla; las provincias de Asturias y Valencia se enfrascaron en una tremenda lucha en contra del ejército francés, que tenía ocupada la sede del gobierno español: Madrid. Las Cortes reunidas en cada una de las provincias formaron una Junta Suprema de Gobierno de España y de las Indias, que recaía en la representación de Sevilla; los juntistas nombraron como presidente al ministro Floridablanca. La Junta Suprema quedó como representación absoluta de la monarquía en ausencia del soberano. Se procedió a organizar reformas políticas y dar a la nación una constitución que garantizara la seguridad nacional. Se nombró una regencia,144 representada por Calvo de Rozas, quien envió en 1810 una convocatoria para la reunión de diputados españoles y novohispanos, los cuales elaboraron una constitución, decretada en Cádiz en el año 1812. Dicha constitución aseguraba los intereses de España, pero no se acomodaba a las circunstancias de las colonias hispanoamericanas. ANTECEDENTES DE LA SITUACIÓN POLÍTICA NOVOHISPANA A partir de 1804 la Nueva España fue gobernada por el virrey José de Iturrigaray, militar español nombrado para el puesto por el “favorit” Manuel Godoy. Para aquel 45 hombre ambicioso e incondicional del ministro Godoy la situación no era nada favorecedora para el régimen novohispano, ya que se había ganado innumerables enemigos aristócratas y eclesiásticos como consecuencia de la aplicación de la Real Cédula de Consolidación de Vales Reales. Por otro lado, debido a su simpatía innata había ganado la amistad de los criollos, a quienes había favorecido al permitirles el ingreso al ejército novohispano y ocupar en él importantes cargos. En junio de 1808 México recibió las noticias del levantamiento de Aranjuez, de la caída del ministro Godoy y de la proclamación del nuevo monarca, Fernando VII. Estas nuevas fueron conducidas por el buque La Atrevida, que atracó en Veracruz trayendo consigo un ejemplar de La Gaceta de Madrid. Ese día se celebraba en la capital la feria de San Agustín, donde una multitud y el virrey se encontraban reunidos. La Gaceta fue llevada a dicho lugar, donde el virrey ordenó a uno de sus oficiales que leyera el texto; el regocijo de los concurrentes fue inmediato, mientras el virrey entendía que su puesto peligraba, ya que al caer el ministro español no tardaría en concretarse su propia caída. El virrey, presuroso, ordenó los preparativos de fiesta para la proclamación y el juramento del nuevo rey de España. Cuando se preparaba tal solemnidad fue recibido un segundo ejemplar de La Gaceta de Madrid llevada al puerto de Campeche en el barco La Ventura. El contenido de la gaceta describía las renuncias de los reyes, el traslado de la familia real a la ciudad de Bayona, el levantamiento heroico de Madrid y el nombramiento de José Bonaparte como rey de España. Este segundo ejemplar fue pasado a Real Acuerdo,143 efectuado entre el virrey y los miembros de la Audiencia, para revisar y decidir qué situación iban a definir ante tales acontecimientos. La resolución que se tomó fue poner a la colonia en estado de defensa. La actitud de los sectores sociales no se hizo esperar. Para los españoles tales acontecimientos representaban el mal presagio de que pronto caería el dominio español y con ello su situación privilegiada. Para el criollo aquellas eran muy buenas noticias, ya que, una vez dislocada la monarquía, pronto podía fraguarse la emancipación. POSICIONES POLÍTICAS DE LA REAL AUDIENCIA Y EL AYUNTAMIENTO El Ayuntamiento era un organismo político compuesto por criollos. Sus principales miembros eran el licenciado Francisco Primo de Verdad (síndico), Juan Fran- 46 Alicia Izaguirre Castro cisco Azcárate, Melchor de Talamantes y Jacobo Villaurrutia. Conocedores de las ambiciones del virrey, elaboraron un documento donde se establecían los principios y objetivos políticos del Partido Americano, nombre que adquirieron a partir de ese momento. Tal documento proponía establecer un gobierno provisional, ya que en esos momentos que no había representación monárquica en España la soberanía residía en todo el reino, en las clases que lo formaban y principalmente en los organismos gubernamentales. La soberanía se devolvería al legítimo sucesor español cuando se librara de las fuerzas extranjeras. El virrey continuaría provisionalmente encargado del gobierno, en calidad de gobernador y capitán general, y juraría no entregar la colonia a potencia alguna y regirse de acuerdo con las leyes establecidas. Aquel documento, denominado también “representación”, fue enviado al virrey, quien lo turnó a la Real Audiencia, organismo político integrado por peninsulares, entre los que destacaban Miguel Bataller —decano—56,57 y el licenciado Guillermo Aguirre. Se autonombraron Partido Realista. El Real Acuerdo o Audiencia desconfió del Ayuntamiento, pues le molestaba que en la representación propuesta manifestaran que la soberanía recaía en la colonia. La Real Audiencia consideraba que tanto el virrey como las organizaciones novohispanas debían permanecer en sus puestos, ya que habían sido colocados por el propio rey, el único representante de la soberanía del reino novohispano, a quien se le debía fidelidad y obediencia. Consideraban que esta representación era una maniobra hábil del Ayuntamiento para lograr su emancipación, ya que lisonjeaban al virrey, asegurándole con ello su estancia en el poder. A su vez, Iturrigaray se ganó la desconfianza de la Real Audiencia, ya que, lejos de castigar tal insolencia, contemporizaba con el Ayuntamiento. Pronto se aceleraron los acontecimientos sociales en la Nueva España. Se efectuaron reuniones donde se comentaba la ruina del virreinato. Otros realizaban reuniones conspiradoras para lograr su emancipación. Los gobiernos municipales, presurosos, pedían adherirse al virrey, deseando efectuar reuniones donde se perfilara la política que se iba a adoptar. Los españoles aristócratas, funcionarios de gobierno, afirmaban que el virrey apoyaba al Partido Americano para ceñirse la corona de la Nueva España. Mientras esto sucedía continuaba la alarmante situación en España, creciendo a cada momento el patriotismo peninsular en contra del invasor. Las juntas de Madrid y Sevilla luchaban por ser reconocidas como autoridad en ausencia de Fernando VII. (Capítulo 2) El virrey y los dos organismos de gobierno pronto comprendieron que Napoleón dominaría la situación en España y, por ende, en las colonias. Ante la alarmante situación el virrey convocó a una primera reunión donde estarían presentes los organismos políticos. El Real Acuerdo consideró que el virrey traicionaba al Rey al convocar dicha reunión. Se opusieron sin vacilación a establecer un gobierno provisional, propuesta hecha por el virrey, ya que afirmaban que respaldaban como única autoridad representativa del soberano Fernando VII a la Junta Suprema de Sevilla. Consideraban que el caso de España no era el mismo que el de la Nueva España, ya que ésta no tenía por qué defenderse de ninguna invasión; por otro lado, la reunión carecía de legitimidad, ya que no era convocada, como en el caso de España, por el rey. El establecimiento de un gobierno provisional era considerado un acto de rebeldía, ya que atentaba contra la soberanía del rey, único representante legítimo del imperio español. El ayuntamiento defendió su postura haciendo énfasis en la urgencia de establecer un gobierno provisional. Desconocieron a la Junta de Sevilla como suprema autoridad del reino, ya que no había sido colocada por el Rey y, como la de Madrid, estaba sujeta por el yugo francés; España carecía de autoridad. El virrey puso en claro su postura: declaró que él, como máxima autoridad del reino novohispano, procedería en contra de quien no se mantuviera en su puesto, atacando con ello directamente a los miembros de la Audiencia. Fue categórico al afirmar que no respaldaría a ninguna junta que no fuera la legítima representante de Fernando VII. España envió dos comisionados nombrados por la Junta Suprema de Sevilla. Manuel de Jáuregui y Juan Jabat tenían la misión principal de obligar al virrey a reconocerla y, en el caso de no aceptar, procederían a deponer58 a Iturrigaray en el acto. En presencia de los dos comisionados se celebró una nueva reunión, en la que el virrey planteó su posición. Comunicó a los dos comisionados que él era el gobernador y capitán del reino y que, como autoridad, les exigía retirarse del reino, ya que no reconocía a la Junta de Sevilla como legal. La Real Audiencia, en combinación con los comisionados, decidió conspirar contra el virrey eligiendo como autor material a un rico español, llamado Gabriel Joaquín Yermo. Este rico comerciante compró el silencio de la guardia nacional. Asaltó las habitaciones del virrey y lo tomó prisionero en compañía de sus hijos mayores, quienes fueron conducidos al edificio de la Inquisición. Historia de México moderna y contemporánea La virreina y sus hijas menores fueron conducidas al convento de San Bernardo. Depuesto el virrey, se le condujo en compañía de su familia al puerto de Veracruz, donde serían embarcados para España y enfrentarían su juicio de residencia el 20 de septiembre de 1808. Los miembros destacados del Ayuntamiento fueron encarcelados. Francisco Azcárate y Melchor de Talamantes fueron enviados a San Juan de Ulúa, donde murieron tiempo después. El Lic. Francisco Primo de Verdad fue objeto del mismo tratamiento y murió en el arzobispado de la ciudad de México. La Real Audiencia decidió proteger su autoridad e intereses colocando a dos virreyes peninsulares residentes en la Nueva España: Pedro Garibay y Francisco Javier Lizana. EL VIRREY PEDRO GARIBAY Inició su administración bajo la dirección de la Real Audiencia; como primer acto de gobierno suspendió la aplicación de la Real Cédula de Consolidación de Vales Reales. Siendo Garibay un virrey débil, no pudo contrarrestar los ánimos del Partido Americano, que decidió conspirar contra el gobierno español. La Real Audiencia, al no poder consolidar su poder, destituyó al mariscal Pedro Garibay e impuso a la cabeza del gobierno virreinal al arzobispo Francisco Javier Lizana. E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. EL VIRREY FRANCISCO JAVIER LIZANA Una de las principales características del virrey fue la persecución constante que efectuó en contra de los miembros del ayuntamiento, amén de consolidar las relaciones entre la península y la colonia, al enviar fuertes sumas de dinero para la defensa de España en contra del invasor. Lizana complicó su situación al adoptar una política autoritaria, restringiendo la participación de la Real Audiencia en las decisiones políticas. Para eliminar cualquier intento subversivo o conspirador que pudieran organizar los criollos creó una Junta de Seguridad y Buen Orden. Este organismo atentó contra Juan López Cancelada, director de La Gaceta de México, que publicó algunos artículos criticando la actuación del arzobispo. Fue hecho prisionero y enviado a 47 España, igual que el oidor Guillermo Aguirre, quien criticó la arbitraria conducta del virrey. Las actitudes del virrey motivaron la abierta oposición de la Real Audiencia, que envió un comunicado a la Junta Central de Sevilla para que mandara a la Nueva España un nuevo virrey a sustituir al arzobispo Lizana. Mientras se efectuaban en la península las gestiones conducentes para la imposición de un nuevo gobernante en Nueva España, en la colonia la actividad emancipadora se tornaba cada vez más activa: se preparaba una conspiración en Valladolid, iniciada por José Mariano Michelena y secundada por Ignacio Allende y Mariano Abasolo. Se pretendía que la revolución estallara el 21 de diciembre de 1809. Sin embargo, este primer intento emancipador fracasó al ser descubierto. En España la Junta de Sevilla decidió integrar una regencia, la cual envió al nuevo virrey, relevando del cargo al arzobispo. Mientras el virrey llegaba la Audiencia debía encargarse del poder novohispano. Durante el breve periodo gubernamental de la Audiencia se enviaron fuertes donativos para la defensa española, al igual que la elección que se efectuó en las colonias para el envío de diputados coloniales que debían viajar a la península para formar parte de las Cortes de Cádiz, las cuales elaborarían una constitución para España. El más célebre diputado novohispano que participó fue Miguel Ramos Arizpe. El nuevo virrey elegido por España para gobernar la colonia fue Francisco Javier Venegas, quien llegó a México el 25 de agosto de 1810. El 13 de septiembre del mismo año quedó instalado su gobierno en la capital. INSURGENCIA MILITAR Y POLÍTICA DE 1810 A 1815 Panorama general La historia oficial ha denominado al movimiento insurgente de 1810 como la Guerra de Independencia. Tal guerra no ocurrió jamás, pues una guerra es una lucha entre ejércitos que representan a naciones distintas. Lo que ocurrió en la Nueva España, acertadamente señalado por el maestro Luis Villoro, fue una revolución; fue la lucha de una masa enardecida que apenas podría denominarse como ejército popular contra las fuerzas armadas del régimen virreinal; fue el alzamiento de los ciudadanos contra su gobierno, buscando con ello la terminación de un injusto y opresor orden social que limitaba el desarrollo de los criollos y que mantenía avasa- 48 Alicia Izaguirre Castro llados a los indios y las castas. La revolución de independencia que ocurrió en la Nueva España en los albores del siglo XVII no fue un hecho aislado ni tampoco un acto heroico surgido de la febril inspiración patriótica de algunos próceres que supuestamente deseaban romper las cadenas de la dependencia con España. La revolución de independencia fue un hecho histórico, enmarcado en un largo proceso de toma de conciencia de los criollos americanos y ocurrido en la coyuntura excepcional de la invasión francesa a España y los cambios políticos aparejados. La independencia de México debe ser visualizada de manera global en la independencia de un subcontinente: Iberoamérica. La larga cadena de hechos históricos que dieron como resultado la desaparición del Virreinato de la Nueva España y la formación del México independiente tampoco es, como se ha pretendido enseñar a través de los años, un solo conjunto de hechos, compacto y con la misma dirección y orientación. Lejos de eso, la revolución de independencia tuvo, en sus 11 años de duración, varios objetivos, caudillos, etapas, intereses y resultados. En los capítulos subsiguientes se observarán cuatro fases de dicho movimiento: la inicial, denominada Libertad de gerencia insurgente; la segunda etapa, denominada Independencia; la tercera etapa, conocida como Resistencia; y la cuarta, denominada Contrarrevolución. Obra militar y política de Hidalgo, “Insurgencia” Miguel Hidalgo y Costilla, de origen criollo, nació el 16 de mayo de 1753. Hijo de un modesto español y de una criolla, tuvo tres hermanos que, igual que él, estudiaron la carrera eclesiástica, y dos de ellos se sumaron a la lucha insurgente: José María y Manuel Mariano. Vivió en el rancho de Corralejo, adscrito al obispado de Valladolid. Inició sus estudios en Valladolid, en el Colegio de San Nicolás, llegando a destacar como un brillante estudiante. En el año 1770 se trasladó a la ciudad de México, donde obtuvo el grado de bachiller en teología en la Real y Pontificia Universidad. En 1778 se ordenó sacerdote con la imposición de manos y cáliz. A los 37 años de edad publicó su primer libro, denominado Disertaciones. Por su gran astucia y perspicacia sus condiscípulos le designaron el mote de “El Zorro”. En 1790 Hidalgo, que había sido profesor, tesorero y vicerrector, fue nombrado rector del Colegio de San Nicolás, de donde fue depuesto por las autoridades de Valladolid, por la poderosa influencia liberal que ejercía sobre los alumnos; de ahí fue enviado a Colima; tenía (Capítulo 2) entonces 40 años. En 1800 se inició su primera persecución inquisitorial, acusándolo de herejía y blasfemia, de la cual salió bien librado, ya que no se le pudo comprobar nada. En 1803, tras la muerte de su hermano Joaquín, a Hidalgo se le asignó el curato de Dolores. Dentro de su feligresía inició una serie de importantes cambios y renovaciones. Compró la hacienda de Jaripeo, donde logró notables avances en la industria y la agricultura. Extendió el cultivo de la vid para el uso y consumo del vino de consagrar, plantó moreras114 para el cultivo del gusano de seda y estableció fábricas de loza para la elaboración de utensilios domésticos, como los aguamaniles,3 hornos para ladrillos y una curtiduría. Propició el desarrollo de la apicultura. Hombre sensible, inteligente y afecto a la música, se dedicó a enseñar a los indios apreciación musical, llegando a formar una orquesta de pueblo. Por los avances económicos que logró en la región llamó la atención y ganó la estima de personalidades como el intendente de Valladolid, Juan Antonio Riaño, y del obispo Abad y Queipo. Miguel Hidalgo y Costilla fue un hombre que se caracterizó por un profundo sentido progresista, al tanto de innovadoras teorías y aficionado a la lectura y la traducción de obras de arte y ciencia y de autores como Voltaire, Rousseau, Demóstenes y Cicerón; asimismo, fue lector de obras novohispanas de jesuitas, como la de Francisco Javier Clavijero. Fue inteligente, industrioso y dominador del francés, considerado dentro de una corriente liberal–democrática. Consideraba como grandes bienes sociales la religión y las costumbres propias de cada cultura. Afirmaba que la soberanía reside en el pueblo y no en los reyes, de modo que se debía establecer un pacto entre ambas partes, para ejercer el poder en beneficio y utilidad del pueblo, de lo contrario se debía deponer al poder con las armas. Proponía un gobierno republicano, con la participación de ciudades y villas. El Estado debía gobernar con dulzura, tratando a sus conciudadanos como humanos y dictando leyes que debían ser suaves, benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo. Afirmó que existía una contradicción en la historia eclesiástica, negaba la existencia del infierno y criticaba el desapego con que actuaban las altas dignidades eclesiásticas. INICIO DEL MOVIMIENTO LIBERTADOR Debido a los constantes obstáculos que veía a su paso para lograr el progreso decidió participar en la conspira- E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Historia de México moderna y contemporánea ción promovida por Ignacio Allende, Miguel Domínguez, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias y Francisco Lanzagorta, secundados por doña Josefa Ortiz de Domínguez. La conspiración fue denunciada por Mariano Galván, conjurado que había participado en las reuniones, decidiendo comunicárselo al jefe de correos, Joaquín Quintana, quien puso sobre aviso al gobierno. Hidalgo, que se encontraba en su casa reunido con Ignacio Allende, recibió la noticia de manos de Juan Aldama, quien había tenido conocimiento de que la conspiración había sido descubierta cuando recibió la carta que le enviaba la corregidora. La consternación y la confusión de los conspiradores fueron inmediatas; los jóvenes militares preguntaban nerviosamente al cura Hidalgo: “Señor, ¿qué vamos a hacer?”. Hidalgo, tranquilo, después de un breve lapso de reflexión respondió a los asistentes: “Señores, estamos perdidos, no nos queda otro remedio más que ir a agarrar gachupines”. Hidalgo, decidido a iniciar la insurgencia popular, salió de su casa con 10 hombres bien armados, quienes se dirigieron a la cárcel de la región para liberar a todos los reos. Acto seguido, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, se dirigió a su parroquia y tocó la campana para reunir a la población y pronunciar la siguiente consigna: “Vecinos del pueblo: estamos reunidos con el objeto de quitar el mando a los europeos, que quieren entregar el reino de la Nueva España a los franceses; quieren que corramos su misma suerte”. Acompañado de los lugareños que acudieron a su llamado, de los presos liberados y de 300 hombres que se dirigían hacia San Miguel El Grande, Hidalgo emprendió la independencia de México. En el santuario de Atotonilco tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe y la convirtió en el lábaro98 del que pronto sería el ejército insurgente. El plan del movimiento insurgente en esta primera etapa era defender a Fernando VII, defender la religión a través de la devoción que los pueblos tenían a la Virgen de Guadalupe y acabar con el mal gobierno. El “grito de independencia” original fue pronunciado por Hidalgo en Atotonilco, diciendo: “Viva Fernando VII; viva la Santísima Virgen de Guadalupe; viva la religión; muera el mal gobierno”. El movimiento continuó, tocando a su paso un sinnúmero de pueblos de la zona del Bajío, cuyos lugareños iban uniéndose a él. En Celaya, por su sabiduría y reputación, Hidalgo se hizo acreedor al título de Generalísimo de las Américas. Continuó por Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato; en este punto ya había formado un enorme ejército popular, constituido por 49 una muchedumbre desorganizada e indisciplinada, la cual se dedicó a saquear, robar y matar a los hacendados y comerciantes españoles. Sin control sobre aquel ejército vandálico, Hidalgo decidió ocupar Guanajuato, centro neurálgico de la defensa peninsular, y atacar la Alhóndiga9 de Granaditas, sitio donde se había alojado el intendente de Valladolid, junto con ricos españoles y un destacamento español. Después de una heroica ofensiva, que incluyó la valerosa hazaña de el Pípila,130 Hidalgo sometió el lugar requisando armas y fundiendo cañones, apoyado por los estudiantes del Colegio de Minas del lugar. La toma de Guanajuato fue el primero y más sonado triunfo militar insurgente. De Guanajuato se trasladó a Valladolid con rumbo a la ciudad de México, por el camino de Ixtlahuaca; en el Monte de las Cruces (paraje en el actual camino a Toluca que se denomina La Marquesa) se desarrolló el segundo triunfo insurgente. Con este triunfo sobre el ejército realista, única guarnición de la ciudad de México, la capital se encontraba a su merced y podría ser tomada sin mayor resistencia. En Cuajimalpa se detuvo y decidió no entrar a la capital, temiendo que el populacho enardecido que tenía como ejército saqueara la ciudad. Esta decisión fue juzgada como un grave error de Hidalgo, que le provocaría problemas con los oficiales de su ejército. De regreso a Guanajuato se enfrentó a otro regimiento del ejército realista en Aculco, donde fueron derrotados estrepitosamente por los soldados españoles. En este lugar hubo un rompimiento entre las filas insurgentes, dividiéndose lo que quedaba del ejército libertador. La división del ejército insurgente fue consecuencia del antagonismo militar que se había gestado entre Hidalgo e Ignacio Allende, quien deseaba ejercer un mayor control sobre el ejército y someter a la muchedumbre indisciplinada. Allende se dirigió a Guanajuato con una parte del ejército, mientras Hidalgo se internó en Michoacán, donde Allende, después de ser sometido por las fuerzas realistas, decidió unirse nuevamente al Padre de la Patria. Hidalgo y Allende entraron a Guadalajara a finales del año 1810, donde iniciaron los preparativos para la formación de un gobierno. En este lugar Hidalgo recibió el título de Alteza Serenísima. Propuso como línea de gobierno la democracia, estableciéndose un Congreso Nacional con representantes de villas, ciudades y pueblos. Su objetivo principal era mantener la religión como símbolo de unión nacional entre los mexicanos. Se constituyó un primer periódico insurgente, que se conoció como El Despertar Americano o El Despertador Americano. Nombró a dos secretarios de Estado, reca- 50 Alicia Izaguirre Castro yendo el título en José María Chico e Ignacio López Rayón. Para los asuntos comerciales y económicos nombró al guatemalteco Pascacio Ortiz. Aplicó sus primeras medidas sociales a través de los decretos del 5 de diciembre de 1810 (ver el documento Decretos a favor de indios y castas). La marcha insurgente continuó, siendo vencidos estrepitosamente en Puente de Calderón. Ante la falta de recursos Hidalgo decidió viajar a Estados Unidos para obtener armas y capital y continuar su movimiento; llegando a Saltillo nombró como jefe del ejército insurgente a Ignacio López Rayón. En este lugar se realizó la traición del también insurgente Ignacio Elizondo, quien solicitó a Allende que le otorgase el grado de teniente y lo considerara para un digno puesto dentro de la insurgencia; al ser denegada su petición se pasó al bando realista y les comunicó los planes del cura de Dolores. Hidalgo y su ejército, desconociendo ese hecho, llegaron a Chihuahua, donde encontraron a Elizondo con 350 hombres, quienes los dejaron entrar a la ciudad; una vez ubicados en el centro fueron apresados Hidalgo y sus oficiales, entre los que se encontraban Jiménez, Joaquín Arias, Allende, José María Chico, Juan Aldama, Mariano Hidalgo e Indalecio Allende, hijo del gran insurgente, quien murió posteriormente. Los caudillos de la insurgencia fueron conducidos por los realistas a la ciudad de Monclova, donde fueron objeto de múltiples vejaciones, incluyendo el juicio inquisitorial a Hidalgo y su ingreso en una prisión inmunda el día 26 de marzo de 1811. Posteriormente fueron trasladados de regreso a Chihuahua, donde fueron fusilados en Acatita de Baján el 30 de junio de 1811. Las cabezas de Hidalgo, Jiménez, Allende y Abasolo serían colocadas más tarde, como advertencia para los interesados en la independencia, en sendas jaulas ubicadas en las cornisas de la Alhóndiga de Granaditas. A la muerte de Hidalgo continuó el movimiento insurgente encabezado por Ignacio López Rayón. Factores del fracaso insurgente: S El desorden económico y el despilfarro de recursos. S La vaguedad del programa revolucionario. S La mayoría criolla creía que la revolución de independencia era una lucha de castas. S Desavenencias militares entre los caudillos. S Desorganización militar y anarquía, masas fuera de control. S Intentos de organización del movimiento, Ignacio López Rayón, obra militar y política. Después de la muerte de Hidalgo se formaron pequeñas guerrillas regionales, con Ignacio López Rayón, originario de Tlalpujahua, Michoacán, al frente de la direc- (Capítulo 2) ción del movimiento. Tuvo una participación activa en la primera etapa del movimiento durante el gobierno de Guadalajara, apoyando los decretos expedidos por Hidalgo y colaborando en el ámbito militar. Posteriormente López Rayón decidió evacuar Saltillo, ante la presencia de los realistas en el norte, trasladándose a Zitácuaro, donde organizó una Junta Nacional Americana que pretendía organizar y disciplinar al ejército insurgente, defender la justa causa libertadora de la patria contra la opresión y afirmar la soberanía que dimanaba del pueblo, la cual recaía en Fernando VII. Se procedió a nombrar vocales elegidos entre los 10 jefes militares; se asignó como presidente de la junta a Ignacio López Rayón, como vocales a José María Liceaga y José Sixto Berduzco. Posteriormente se continuó la labor periodística que informaría al pueblo los fines de la causa insurgente, mediante la edición de El Ilustrador Nacional y El Ilustrador Americano. En Sultepec un miembro de la junta, José María Coss, publicó un plan político denominado Plan de Paz y Guerra, donde se pretendía atenuar los crímenes y horrores de la guerra a través de un manifiesto nacional que pusiera fin a la rivalidad peninsular y colonial a través de medios pacíficos (ver el documento Plan de Paz y Guerra). Una vez concluido este primer intento unificador, López Rayón no logró consolidar el movimiento. Se presentaron fracasos militares y una nueva división del ejército insurgente, provocando que algunos oficiales por voluntad propia se lanzaran a la lucha formando guerrillas desorganizadas e indisciplinadas. López Rayón, después de haber sido sitiado en Zitácuaro por el general Félix María Calleja, pasó el mando del ejército a Don José María Morelos y Pavón. Esto marcó el fin de la primera etapa de la revolución de independencia, denominada Libertad de gerencia insurgente. Esta primera etapa, como se habrá advertido, pretendió la destrucción de un orden social opresor que limitaba el desarrollo de los hijos de españoles nacidos en América (criollos) por el fútil hecho de no haber nacido en España, para imponer un nuevo orden caracterizado por la libertad de gerencia, esto es, que los criollos se gobernaran sin la intervención de los españoles. Lamentablemente, el movimiento insurgente no podía lograr esos objetivos, por varias razones que lo llevaron a su ruina: se carecía de un programa político definido y de aplicación general; el ejército insurgente estaba integrado por masas enardecidas que respondían a la opresión, pero que carecían de formación militar, de disciplina; el principal líder militar era visto como un “iluminado” que buscaba la defensa de la religión católica y que convirtió al movimiento en una cruzada mariana, inspirada en la veneración a la Virgen de Guadalupe. Historia de México moderna y contemporánea JOSÉ MARÍA MORELOS Y PAVÓN, INTENTOS DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE UNA NUEVA NACIÓN. ETAPA DE “INDEPENDENCIA” E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Breve panorama biográfico de Morelos José María Teclo Morelos y Pavón nació en Valladolid el 30 de septiembre de 1765, en la hacienda San Rafael Tahuejo; sus padres fueron de la casta mestiza denominada “español” y analfabetas. Al haber sido abandonado por su padre, Manuel Morelos, desde los 11 años se dedicó al oficio de carpintero y a las actividades agrícolas, de ganadería y de albañilería, para mantener a su madre y a su hermano menor. Su tío, un maestro rural, le enseñó las primeras letras, formando al mismo tiempo en el joven Morelos una ferviente conciencia cívica y educativa. Su madre, Juana María Pérez Pavón, aficionada a la ortografía y la lengua española, infundió en su hijo el interés por la ortografía y la gramática. Morelos reunió un pequeño capital y decidió autofinanciarse sus estudios ingresando al Seminario de San Nicolás en 1789 para estudiar gramática, cuando Hidalgo era rector del Seminario. Cabe destacar que este colegio, denominado Nicolaíta, era exclusivo para la formación sacerdotal de los criollos y sus hijos, de modo que Morelos no podría haber estudiado ahí la carrera eclesiástica, aunque tuvo acceso a importantes obras de teología, moral y sagradas escrituras, que lo conducirían a la carrera eclesiástica. En el Seminario Tridentino, también de la orden jesuita, estudió artes, filosofía, teología moral y teología eclesiástica, graduándose de bachiller en 1795. Se ordenó sacerdote a los 30 años de edad en 1799, ocupando sucesivamente los curatos de Churumuco y la Huacana; después fue nombrado cura propietario y juez eclesiástico de Nocupétaro y agregado de Carácuaro. Sacerdote humilde y de escasos recursos, edificó su propia iglesia. Como resultado de un largo y escabroso proceso judicial, en el que su madre había sido despojada de una capellanía, con la venta de dicho inmueble Morelos compró el rancho La Concepción; se dedicó al comercio y abrió una tienda de abarrotes, sin dejar la función sacerdotal. Hombre de su tiempo, el cura Morelos tuvo un hijo con la señora Brígida Almonte, quien bautizó al infante con el nombre de Juan Nepomuceno Almonte. Al paso de los años este hijo de Morelos cobraría notoriedad por participar en dos episodios nacionales fundamentales: participó directamente en las negocia- 51 ciones a favor de la entrega de la patria a Maximiliano de Habsburgo y fue embajador de México ante Estados Unidos en 1846, cuando nuestro país fue asaltado por los estadounidenses y despojado de Texas y del enorme territorio que va del río Nueces al río Bravo. Más tarde Juan Nepomuceno Almonte secuestraría los restos de su padre de la cripta que se encuentra en la base de la columna de la independencia para arrojarlos al mar. Es por eso que los restos de Morelos están todavía desaparecidos, en lugar de descansar con Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, etc., en el altar de la patria mexicana. Entre los rasgos de su personalidad destacaron la formalidad, la honestidad, el metodismo y su espíritu ahorrador; fue un incansable hombre de estudios con grandes aspiraciones. Cuando estalló el movimiento insurgente de 1810 Hidalgo pasó con su ejército triunfante por Indaparapeo, donde Morelos lo abordó y le ofreció sus servicios a la causa; Hidalgo lo reconoció como su antiguo alumno, nombrándolo brigadier y encargándole el levantamiento del sur. Morelos, solo y sin armas ni ejército, regresó a Carácuaro, donde reunió un puñado de voluntarios, iniciando con ellos su movimiento revolucionario. En lo militar destacó por organizar un ejército poco numeroso pero perfectamente disciplinado y, sobre todo, bien armado. Predominó entre su tropa el grupo de soldados de composición mestiza y mulata. Se oponía a la muchedumbre que provocaba indisciplina, comprendiendo que esa había sido una de las causas del fracaso del movimiento de Hidalgo. Organizó a su ejército en guerrillas. Tuvo el apoyo de importantes e ilustres caudillos, entre los que destacan Mariano Matamoros —principal jefe de Morelos, quien inició sus hazañas en Tehuantepec, Chiapas y la Capitanía de Guatemala—, Manuel Mier y Terán, Guadalupe Victoria, Hermenegildo Galeana, Ignacio y Ramón López Rayón, y los hermanos Bravo: Leandro, Víctor, Manuel y Nicolás. Sus principales acciones militares se iniciaron en el estado de Guerrero. La zona de movimiento insurgente conducido por Morelos fue el sur, dirigiendo sus primeras acciones en Tecpan, donde se le incorporaron los hermanos Galeana. El primer triunfo lo consiguió en el cerro del Veladero, y de ahí pasó por Chilpancingo, Tixtla, Chautla de la Sal e Izúcar, donde se incorporó Mariano Matamoros, organizando en el lugar un cuartel general de reclutamiento insurgente. De Izúcar viajó a Cuautla, donde Morelos se enfrentó al asedio de Félix María Calleja, quien sitió la ciudad. Durante la heroica defensa de Cuautla Matamoros evadió el sitio para buscar recursos y apoyar al caudillo. Morelos, después de esperar 72, días logró romper el 52 Alicia Izaguirre Castro sitio y se trasladó a Huajuapan, donde apoyó a Valerio Trujano el 2 de mayo de 1812. Su ejército se movilizó a Orizaba, donde quemó los depósitos tabacaleros, disminuyendo así los recursos económicos del ejército realista; una vez logrado este primer objetivo ocupó Oaxaca. El 20 de agosto de 1813 se trasladó al puerto de Acapulco. En Chilpancingo decidió reunir un congreso para consolidar la unión nacional y política de la insurgencia, iniciando sus primeras labores como estadista. Importancia política y social del Congreso de Chilpancingo En Tecpan realizó la elección de diputados, entre los cuales se elegiría al representante del poder ejecutivo. Morelos proclamó entonces la necesidad de formar un gobierno que respetara la soberanía popular, misma que todos aquellos que defendieran la causa insurgente deberían obedecer. El 14 de septiembre de 1813 quedó instalado el Congreso de Anáhuac, donde se elaboró un documento extraordinario, denominado Sentimientos de la Nación (ver documento), que en 23 puntos exponía las concepciones sociales y políticas y las aspiraciones del pueblo explotado. Se desconocía a Fernando VII, proclamándose la total independencia de México. Dicho Congreso quedó consolidado y constituido por ilustres mexicanos, entre los que se encontraban Andrés Quintana Roo, José Sotero Castañeda, Francisco Argandor, Ignacio López Rayón y José María Morelos y Pavón. Se fundó el periódico Correo Americano del Sur. Una vez concluidos los trabajos del Congreso se le otorgó a Morelos por votación unánime el cargo del poder ejecutivo, título que rechazó aduciendo que él no era político, sino “siervo de la nación”. Una vez consolidada la unión política del movimiento prosiguieron las acciones militares encabezadas por Mariano Matamoros en Puruarán, donde fue vencido y hecho prisionero por el ejército realista. Fue fusilado en Valladolid el 3 de febrero de 1814. Ante el desastre insurgente el Congreso trasladó su sede de gobierno a Apatzingán, donde dieron inicio las labores constitucionales, promulgándose la primera Carta Magna el 24 de octubre de 1814. Este documento fue elaborado tomando como base Sentimientos de la Nación. Participaron en su elaboración, en la rama jurídica, Andrés Quintana Roo, Joaquín Herrera y José María Coss. En la definición de los principios políticos participaron José Sixto Berduzco, José (Capítulo 2) María Liceaga, Ignacio López Rayón y el generalísimo José María Morelos y Pavón, “Siervo de la nación”. La Constitución de Apatzingán se inspiró en los modelos de las constituciones francesas de 1793 y 1795; en lo concerniente a la parte dogmática contenía la declaración de principios fundamentales sobre derechos y normas. En la parte orgánica se describía la estructura y forma de gobierno. Constó de 242 artículos y se dividió en dos partes: Principios o elementos constitucionales y Forma de gobierno. La primera división describía en seis capítulos sus principios generales: S Establecía como única de la nación la religión católica, sin tolerancia de ninguna otra. S Con respecto a la soberanía, principio fundamental, establecía que la soberanía residía en la sociedad, que tiene la facultad de dictar leyes y establecer la forma de gobierno. S El Estado es una sociedad formada por la unión voluntaria de los ciudadanos. S Las naciones son libres y soberanas en el ejercicio de su gobierno. S La representación nacional es la población compuesta por los naturales y los extranjeros naturalizados. S La división de poderes —en legislativo, ejecutivo y judicial— es la atribución de la soberanía. S La ley es una expresión de la voluntad general. S Los derechos fundamentales de los ciudadanos son: S Igualdad: la ley es igual para todos, excluyendo privilegios; todo ciudadano tiene derecho al sufragio sin distinción de clase. S Seguridad: la seguridad es una garantía social. S Propiedad: todo ciudadano tiene derecho a adquirir propiedades y disponer de ellas a su arbitrio. La propiedad es inviolable. S Libertad: el ciudadano tiene derecho sobre la libertad de prensa, palabra, comercio o industria. S Las obligaciones que el ciudadano contrae con el Estado son: S Sumisión a las leyes. S Obediencia absoluta a las autoridades constituidas. S Disposición a contribuir a los gastos públicos. El ejercicio de estas virtudes forma el verdadero patriotismo. La segunda división, en mayor número de capítulos, establecía: Historia de México moderna y contemporánea E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. S La forma de gobierno será republicano, mediante una división de los tres poderes: S Legislativo: Supremo Congreso Nacional. S Ejecutivo: Supremo Gobierno. S Judicial: Supremo Tribunal de Justicia. S El gobierno quedará constituido por diputados elegidos por las provincias, mayores de 30 años, con buena reputación y patriotismo, elegidos cada dos años. S Las facultades del Supremo Congreso serán aprobar, sancionar, interpretar y derogar leyes, así como elegir tanto a los miembros del Supremo Gobierno como a los del Supremo Tribunal de Justicia. S El Supremo Tribunal de Justicia se compondrá de dos fiscales: uno para lo civil y otro para lo criminal. Tendrá la facultad de efectuar juicios de residencia a los representantes del Supremo Congreso. Concluida la labor constitucional Morelos prosiguió las acciones militares. Se trasladó a Texmalaca, donde fue tomado prisionero por el general realista Manuel Concha y trasladado a la ciudad de México. Después de un largo y penoso juicio inquisitorial, en el cual se le despojó de su grado eclesiástico, fue fusilado el 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec. Con la pérdida del gran caudillo el movimiento insurgente se disolvió. Muchos insurgentes fueron muertos y hechos prisioneros; otros pidieron el indulto. Las masas populares se dispersaron. Algunos oficiales, como Manuel Mier y Terán, consternados, se sumergieron en un letargo emocional, desvaneciéndose la unidad nacional. Victoria se reintegró a su estado natal, Veracruz, llevando una vida solitaria en la desolada serranía. Vicente Guerrero, con una pequeña guerrilla, continuó su movimiento en el estado de Guerrero, sin lograr un triunfo ni acierto. En la política virreinal los cambios de poder seguían sucediéndose: en 1812 el virrey Francisco Javier Venegas fue sustituido por el general Félix María Calleja. REFLEJO INTERNACIONAL España, apoyada por el ejército inglés bajo el mando del duque de Wellington, logró su liberación del yugo francés. Fernando VII, de regreso del exilio, se hizo cargo del poder absoluto. Dentro de este esquema peninsular sobresalía un caudillo: Francisco Javier Mina, quien 53 después de prestar sus servicios a la patria se ofreció para defender la causa insurgente. Esto marcó el fin de la segunda etapa de la revolución de independencia, denominada llanamente Independencia. Esta segunda etapa de la revolución de independencia, como se habrá advertido, pretendió la emancipación total de España, logrando desligarse del rey Fernando VII y de la monarquía; a diferencia de la primera etapa del movimiento, en ésta prevaleció la organización social y militar, y la dirección del movimiento por parte de caudillos que eran militares de carrera. Con la redacción de Sentimientos de la Nación y la promulgación de la Constitución de Apatzingán se consolidó en leyes la tarea insurgente y se empezó a perfilar la nación mexicana. LA GUERRILLA INSURGENTE. “RESISTENCIA” Espíritu de solidaridad de Mina Francisco Javier Mina nació en diciembre de 1789 en Navarra, España. Inició sus estudios de jurisprudencia en el Seminario de Pamplona y luego los continuó en Zaragoza. Su carrera se vio interrumpida cuando se alistó en el ejército para combatir a Napoleón, cuando éste invadió España. Regresó a su ciudad natal y organizó una guerrilla, apoyado por su tío Francisco Espoz. Sus hazañas le dieron popularidad en la propia España y más allá del Atlántico. Fue apresado por los franceses en abril de 1810 y enviado a Francia, donde fue encerrado en el castillo de Vincennes. Allí se dedicó a estudiar matemáticas y ciencias militares, utilizando la biblioteca del lugar. Tras la derrota francesa y el regreso del rey Fernando VII Mina fue liberado de su cautiverio y regresó a España, donde decidió organizar con su tío Espoz una revolución; ya que el rey había derogado la Constitución, se pretendía restablecerla. Esta conspiración fue descubierta, lo que obligó a Mina a trasladarse a Francia y de ahí a Inglaterra. La sede del liberalismo, Inglaterra, le permitió a Mina conocer a un ilustre mexicano refugiado, fray Servando Teresa de Mier, quien escribía sobre la revolución de independencia de México y contribuyó a que Mina se interesara y decidiera apoyar la causa insurgente. Como ferviente liberal, deslumbrado con la idea, fletó un bergantín por su cuenta (apoyado económicamente por ricos comerciantes ingleses) y zarpó del puerto de Liverpool, acompañado por el padre Mier y 22 oficia- 54 Alicia Izaguirre Castro les, entre españoles, italianos e ingleses. Desembarcó el 30 de junio de 1816 en Norfolk, Virginia, donde recibió apoyo de la burguesía estadounidense, junto con 250 mercenarios y armas, para emprender su campaña libertadora. El 15 de abril de 1817, después de una penosa travesía por el Caribe, tocó tierras mexicanas y desembarcó en el puerto de Soto la Marina, donde el padre Mier, con una imprenta rudimentaria, publicó un manifiesto a la nación donde Mina exponía los motivos por los cuales intervenía en la causa insurgente. El manifiesto de Mina explicaba: “Mexicanos: permítidme participar de vuestras gloriosas tareas, aceptad los servicios que os ofrezco en favor de vuestra sublime empresa y contadme entre vuestros compatriotas. Decid a vuestros hijos que esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos de un rey; pero decidles que hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por vuestro bien. Javier Mina, 26 de abril de 1817, Soto la Marina”. Después de manifestar su adición a la causa insurgente se internó en San Luis Potosí y Zacatecas, realizando los ataques de Valle de Maíz, Peotillas y Real de Pinos; el 24 de mayo llegó al fuerte de Sombrero en Guanajuato, lugar defendido por el insurgente Pedro Moreno. Mientras, en el fuerte de Soto la Marina fue apresado el padre Mier, y él y otros hombres que se habían quedado como retaguardia en el fuerte fueron enviados a los penales de San Juan de Ulúa y de Cofre de Perote. Sitiado el fuerte de Sombrero por el general realista Liñán, Mina se trasladó a Jaujilla, donde se encontraba reunida la Junta de Gobierno que apoyaba los postulados de Apatzingán, la cual dio a Mina un reconocimiento oficial; regresó a Guanajuato, donde Pedro Moreno hacía frente a los realistas. En el rancho El Venadito fueron atacados y murió Pedro Moreno. Mina fue apresado y conducido al Cerro del Borrego, donde fue fusilado el 11 de noviembre de 1817; con este hecho concluyó la etapa de “Resistencia”. Esta tercera etapa de la revolución de independencia, como se habrá advertido, con la llegada de Mina constituyó un motivo de esperanza para la insurgencia; reafirmó la defensa libertaria y una fe en la causa. Sin embargo, debemos señalar que esta heroica resistencia por la libertad también tuvo razones importantes de fracaso. La consumación de la independencia Agustín de Iturbide nació el 27 de septiembre de 1789 en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán. Fue hijo de un (Capítulo 2) rico hacendado español y de madre criolla. A los 15 años fungió como administrador de la hacienda Quirio. Se casó con Ana Huarte, hija del hombre más rico de la región. Estudió en el seminario de su ciudad natal, ingresando posteriormente al ejército virreinal como alférez del regimiento provincial. Participó en 1809 en la conspiración encabezada por García Obeso y Michelena, la cual, en un acto de traición, fue denunciada por él mismo. En 1810, al estallar la guerra de independencia, Iturbide rechazó el grado de teniente coronel que le ofrecía Hidalgo y marchó a la ciudad de México para ponerse a las órdenes del virrey Venegas, quien lo envió contra los insurgentes. En la batalla del Monte de las Cruces adquirió fama por su valor, crueldad y falta de escrúpulos. Su vida está llena de hazañas militares, destacando la captura de caudillos como Liceaga, López Rayón y Morelos. Se hizo famoso por la crueldad con sus conciudadanos y sus excesos, fusilando a la población civil y a muchos de sus soldados acusados de cobardía. Practicó sistemáticamente el saqueo y el latrocinio de las ciudades tomadas. Traficó con el comercio ilícito. Era conocido en la sociedad virreinal por su buena apariencia, léxico fluido y modales distinguidos. INICIO DE LA CONTRARREVOLUCIÓN Después de la muerte de Javier Mina el único caudillo victorioso que resistía en Acapulco y Chilpancingo los ataques realistas comandados por el general José Gabriel Armijo había sido Vicente Guerrero. Él decidió atraerse a oficiales realistas que manifestaban desconfianza entre sus miembros, siendo elegido Armijo y Carlos Moya, para que a través de ellos se consumara la causa insurgente. Armijo y Moya fueron sustituidos por el virrey Juan Ruiz Apodaca, quien había tomado el poder al ser depuesto Calleja. Después de que Apodaca destituyó a los generales Armijo y Moya puso en su lugar al coronel Agustín de Iturbide, que se integró a las órdenes del ejército realista en 1820; fue destacado a cargo de la campaña del sur para someter a Guerrero. En España, mientras tanto, se iniciaba un movimiento revolucionario liberal encabezado por Rafael del Riego y Quiroga, quien fraguaba una sublevación con la finalidad de restaurar la Constitución Liberal de Cádiz. Como consecuencia, en la Nueva España algunos miembros del alto clero, del ejército y de las clases acomodadas buscaban a un caudillo para que consumara la independencia de México e impidiera que se estableciera un gobierno liberal. Historia de México moderna y contemporánea 55 1 2 5 4 3 6 7 8 12 9 10 11 13 15 14 16 E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. Mapa 3. Gobierno e intendencias de la Nueva España. Principios del siglo XIX. 1. Gobierno de la Nueva California. 2. Gobierno del Nuevo México. 3. Intendencia de San Luis Potosí. 4. Gobierno de la Vieja California. 5. Intendencia de Arizpe. 6. Intendencia de Durango. 7. Intendencia de Zacatecas. 8. Intendencia de Guadalajara. 9. Intendencia de Santa Fe de Guanajuato. 10. Intendencia de Valladolid de Michoacán. 11. Intendencia de México. 12. Intendencia de Tlaxcala. 13. Intendencia de Puebla. 14. Intendencia de Veracruz. 15. Intendencia de Antequera de Oaxaca. 16. Intendencia de Mérida de Yucatán. Se preparó una conspiración en la Casa de la Profesa, presidida por el canónigo Matías Monteagudo y por el regente de la audiencia, Miguel Bataller. Para llevar a efecto su plan se decidió buscar a un militar de prestigiosa reputación, ferviente monarquista, hombre ambicioso y astuto; esta elección recayó en Agustín de Iturbide, quien se comprometió a garantizar los planes de los conjurados. Al recibir las órdenes del virrey de aniquilar a Guerrero Iturbide decidió no hacerlo y mejor negociar con él. El general llegó a Teloloapan, cerca de Iguala, Guerrero, el 1 de diciembre de 1820. En dicho lugar los realistas perdían a manos de los insurgentes, cosa que alarmó a Iturbide y lo llevó a negociar con el caudillo insurgente, enviándole varias cartas en las cuales le proponía a Guerrero anexarse a su movimiento, amén de enviarle una copia del Plan de Iguala (ver documento), donde Iturbide colocaba las bases de sus objetivos contra los revolucionarios. Guerrero se negaba aceptar el ofrecimiento que Iturbide había presentado a Fernando VII sobre la corona del reino de la Nueva España. Respecto a este punto, Iturbide explicó al caudillo suriano que era una maniobra política para ganarse adeptos, pero que una vez logrado el triunfo dicho artículo no se cumpliría. En Acatempan se efectuó la unión de fuerzas: la realista y la insurgente. En este lugar se dieron el famoso “abrazo”, consolidando el movimiento, en el que Guerrero ofreció sus 4 000 hombres para la defensa del sur y la conformidad del Plan de Iguala. A su vez, reconoció a Iturbide como jefe del Ejército Trigarante y de la independencia. En 1821 España envió a un nuevo virrey para deponer a Juan Ruiz de Apodaca, quien fue sustituido por Juan O’Donojú, el cual ostentaba el título de Jefe Político Superior y tenía la finalidad de pacificar al país. Como el movimiento insurgente ya tenía tal encauce, no le quedó más que negociar. O’Donojú, estando en Córdoba, Veracruz, le pidió a Iturbide una entrevista, la cual se efectuó y dio como resultado la firma del documento denominado Tratados de Córdoba (ver documento), firmado el 24 de agosto de 1821. En dicho tratado se ratificaba el plan de Iguala y se reconocía la independencia de México. Con este tratado se consolidó la contrarrevolución. Iturbide, concluido el tratado, se dirigió con el ejército trigarante a la Villa de Tacubaya, en donde logró que la ciudad de México capitulara, quedando consumada la independencia el 27 de septiembre de 1821; fue así como tomó inmediatamente la dirección de los asuntos políticos. Estudiar el mapa 3, relativo a la división territorial de los gobiernos e intendencias de la Nueva España.