LA FRANJA AMARILLA: UNA MIRADA DE LA COTIDIANIDAD COLOMBIANA Ricardo Luis Castilla De La Hoz- 0442110052 Humanidades I Jerson Espitia Mercado Facultad de Ciencias Económicas, Administración de Empresas Diurna Cartagena D.TC 29 de septiembre del 2021 LA FRANJA AMARILLA: UNA MIRADA DE LA COTIDIANIDAD COLOMBIANA Uno de los componentes más preponderantes para una sociedad son los aspectos históricos que proporcionan experiencias gratas y no gratas de una comunidad contribuyendo a su construcción o decadencia como nación de ser así, si nos detuviéramos a analizar todos los sucesos históricos de una nación, entenderíamos que la actualidad de ese territorio está determinada por un proceso histórico en especial, la forma en cómo afrontaron los procesos. En ese sentido, esa forma de afrontar posibilita el progreso social, político, económico, y tecnológico de una nación, pero ese no es el caso de Colombia, país que ha tenido sucesos que otros países han logrado solucionar pero Colombia los ha procrastinado, quizás ha sido un país que intenta desarrollar teniendo buenos índices económicos o en el crecimiento de su PIB pero la situación interna de este país es deplorable, un país donde la mitad de sus habitantes está en la pobreza, un país con criminalidad alta, donde los privilegiados intentan imitar a los europeos, y donde a la sociedad no le queda más que resignarse. Esa desmotivación de la ciudadanía se da cuando este país es ineficiente y los altos dirigentes siguen en el poder formando élites que destruyen a la sociedad pero sobre todo porque también nublan el aspecto educativo, a menudo escuchamos que “el gobierno te quiere ignorante” esa frase aplica a la situación colombiana ya que, de aprender nuevas cosas tendríamos sentido común y criticáramos la ausencia del Estado soñando con un país libre de esquemas conservadores que fueron heredados por españoles y que después de independizarnos aún siguen vigentes pero aquí en Colombia no se puede discernir, no se puede criticar hacer una crítica para la construcción de un Estado democrático, libre y fuerte. Esa necesidad de hacer un cambio en el país queda frustrado, Colombia ya tiene dueño, su dueño es un grupo, no el pueblo, se ha entregado al país a los extranjeros y que se hacen críticas porque ellos le sacan provechos a las materias primas sin embargo, no tenemos en cuenta de que sí fuéramos nosotros los que estuviéramos en su posición nos aprovecharíamos de países con muchos recursos naturales ya que en Colombia se ha creado una sociedad de egoísmo e individualidad, donde el privilegiado se enfoca meramente en sus intereses privados dejando a los demás en el olvido, no hay identidad, somos una repetición de sucesos históricos por no solucionar nada y postergar la construcción de un Estado que garantice el progreso colectivo más que el de ciertos sectores de la sociedad. Es cierto que Colombia se independizó de los españoles, pero ¿De verdad nos independizamos ideológicamente? Este país ha vivido en el conservadurismo, se tenía una perspectiva para nada laica inmiscuyendo al Estado con la Iglesia y si algo nos ha enseñado la historia es que cuando estos dos se juntan, los abusos de poder son el pan de cada día. El conservadurismo inhibió cualquier ideología liberal que buscaba un avance en temas civiles, económicos, y políticos siendo el Clero y el Estado íntimos compañeros de trabajos dominando a una nación bajo preceptos meramente religiosos y adoctrinándolos para los intereses de los más privilegiados y de la Iglesia. Colombia ha estado siempre una época atrasada en comparación a los países industrializados, es por esto que a principios del siglo XX con Pumarejo y otros liberales se intentaba proponer una industrialización que contribuyera a la economía del país, la disolución de la IglesiaEstado y temas relacionados con la propiedad de la tierra aprovechándose de la clase popular que estaba en descontento con los gobiernos conservadores en especial por la Masacre de las Bananeras y destrucción de sindicatos. pero para el otro bando, los conservadores, esto fue una declaración de guerra eterna que aún perdura a mi parecer, el intento de los campesinos por silenciar a los liberales desató sucesos históricos sangrientos, de temor, dolor, de olvido. “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”, es la frase del político más humilde y humano de la historia de Colombia, Jorge Eliécer Gaitán que pertenecía al partido liberal proponía un país libre, nuevo, un país con educación, trabajo, reconciliación, un país con derechos y que se velen pero siempre generará un descontento esta ideología en especial a los conservadores que sabían que la presidencia era de Gaitán y emprendieron de esta forma, una campaña de desprestigio al político más querido por el pueblo, que convocaba manifestaciones pacíficas, espacios para compartir ideales pero uno de los temas que necesitaba solucionarse para Gaitán era el bipartidismo, eliminar esa lucha de puestos más que de ideales y concentrarse en el pueblo pero por ideales así, debes ser asesinado. No obstante, como afirmó otro casi héroe de la nación, Luis Carlos Galán en una de sus frases célebres “A los hombres se les puede eliminar, pero a sus ideas, no” de esta forma nace una serie de acontecimientos. El gaitanismo siguió latente, en el corazón de escritores, pensadores, políticos y del pueblo en general, formando así una lucha eterna del pueblo que incluso el día de la muerte de Gaitán se incendió la capital, ese día fue el Bogotazo, cambió radicalmente los intereses del bipartidismo y comenzaron a formarse grupos que criticaban toda la situación social de Colombia y para eso el bipartidismo se enfocó en ser radicales con su ideología dividendo a un país de pobres en dos bandos “Conservador vs Liberal” asesinándose el pueblo por partidos que quizás ni sabían la existencia de esas personas por lo que generó odio, temor, el período llamado “La Violencia”, en especial Colombia tuvo una Segunda Patria Boba, mientras se luchaba ridículamente por partidos, personas con privilegios se llenaban de poder y perduraban en la política colombiana que firmaron un pacto para poder “reconciliarse”. El pacto ha sido una farsa, era antidemocrático inhibiendo el surgimiento de cualquier otro partido y en sí esto intensificó la lucha a su vez, se incrementó la inversión a la rama militar por el auge de las ideas comunistas a nivel internacional en ese sentido, por ese incremento y por las fallas persistentes del gobierno de turno llegó a América Latina pero en Colombia especialmente la dictadura militar la de Rojas Pinilla que se dio cuenta la ineficiencia de ese Estado y propuso nuevas “soluciones” en relación a la construcción, a lo social y económico sin embargo, en su gobierno se reprime las diversas opiniones por lo que la ineficiencia estatal causa este tipo de problemas y se suma otro, los grupos armados organizados. La situación de las guerrillas, delincuentes, narcotraficantes fue la mera consecuencia de las fallas estructurales del Estado en sí ocasionando que estos grupos compuestos por pobres, se vean en la necesidad de armarse en oposición al gobierno en búsqueda de una mejor situación o de obtener beneficios monetarios de manera ilícita por la ausencia de trabajo quizás de haber mejores oportunidades no hubiesen existido estos grupos o personas que lo que hicieron fue empeorar las cosas ya que se perdieron de su rumbo. En ese mismo orden de ideas, observamos que en Colombia se quiere atender las condiciones de las cosas, pero no sus causas, postergando o retrasando la solución de las cosas y los directamente implicados son aquellos privilegiados capaces de sacrificar hasta su dignidad por mantenerse en el poder y que frustarán si es necesario a balas, cualquier intento de cambio por temor a perder esa posición que se han ganado por ser “gente de bien” que convirtieron a su país en un país pobre y que vive en la miseria. Quizás pueda haber una salvación a Colombia, o quizás no, quizás podamos renacer de esas cenizas producto del fuego de las oligarquías y de personas egoístas que no tienen identidad nacional, grandes pensadores, escritores, científicos en Colombia quieren un cambio sin utilizar las armas, un cambio inteligente donde se promueva un lenguaje de unión y reconciliación, un esfuerzo colectivo, un aporte a cada rama de la vida, una unión sincera que posibilite el desarrollo para todos pero el primer paso es dejar el horror, miedo, William Ospina dice mucho “sueño” y no es un sueño, es una meta porque se puede hacer realidad si se enseña a tener identidad de nuestro país de nuestra riqueza representada en franja amarilla, en azul los mares y en rojo la sangre que representa la pasión, el amor, la fuerza y progreso.