Relaja, Enraiza y Despeja Cierra tus ojos y descansa tus manos sobre tus rodillas. Lleva tu atención al tacto de tu cuerpo con tu asiento. Siente el peso de tu cuerpo en tu silla o cojín. Toma unas respiraciones profundas. Mientras respiras profundamente, relaja tus hombros, los músculos de tu estómago, los músculos de tu cara, de tus manos y tus piernas. Suelta toda la tensión en tu cuerpo. Ahora regresa tu atención a tu respiración. Nota cómo se siente cuando entra por tu nariz, baja por tu garganta, llena tus pulmones y sale por tu nariz. Nota que tu estómago y pecho suben y bajan con cada inhalación y exhalación. Ahora deja que tu respiración sea natural y relajada. Imagina una sensación de calma y tranquilidad que te envuelve lentamente a través de tu cuerpo. Siente la calma y tranquilidad en tu cabeza. Siente esta sensación de calma y tranquilidad moverse a través de tu garganta, a tus hombros, a través de la parte superior de tu cuerpo, tus brazos y manos, llenos de paz y una profunda serenidad. Abajo por tu estómago y la parte inferior del cuerpo, a través de tus piernas, tus tobillos y tus pies, llenos de paz y tranquilidad. Suelta toda la tensión en tu cuerpo. Todo tu ser está lleno de paz y tranquilidad: cada célula, cada espacio. Ahora siente esta sensación de calma y tranquilidad a medida que se expande y llena tu habitación, y aún más llena toda tu ciudad, y hasta el mundo entero, ---llenando todo de paz y tranquilidad. Todos los sonidos y distracciones se convierten en sonidos de calma y tranquilidad. Ahora enfoca tu atención en el tacto de tu cuerpo con tu asiento. Ya sea que estés en una silla o en el piso, estás sentado en el suelo, la tierra. Siente las cualidades de la tierra: es firme y sólida. Siente la fuerza de la tierra, la pesadez y la solidez inquebrantable. Imagina que la energía de la tierra sube desde el suelo, a través de tus pies y sube por tus piernas; a través de tu cuerpo, de tus hombros, y arriba a través de tu cabeza. Todo tu cuerpo está lleno de paz, tranquilidad y la energía de la tierra. Estás enraizado, seguro y en paz. Imagina que estás ahora en la cima de una montaña, la montaña más alta del mundo. Siente la textura del suelo. Está hecho de tierra y piedra; inquebrantable, firme, sólido. Estás anclado a esta montaña con tu cuerpo y tu mente. Respira profundamente. Siente cómo el aire claro y fresco de la montaña llena tus pulmones. Deja que el aire fluya a través de todo tu cuerpo, llenándolo de luz, paz y tranquilidad. Desde lo alto de esta montaña, mira el cielo. Es azul, despejado y perfectamente claro. Todo lo que puedes ver en cualquier dirección es ilimitado, cielo azul profundo. Es puro y vacío. Y cuando miras hacia este cielo, sientes que tu mente se expande y se vacía en el vasto espacio abierto. Todos tus pensamientos y emociones se disuelven en la inmensidad. Tu mente es clara, vacía y tan vasta como el cielo. Ahora, solo descansa en esta quietud. Cuando estés listo, regresa tu atención a la sensación de tu cuerpo con el asiento y abre tus ojos.