Uploaded by Alberto Romero Sánchez

Relaja-Enraiza-y-Despeja

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Relaja, Enraiza y Despeja
Cierra tus ojos y descansa tus manos sobre tus rodillas. Lleva tu atención al tacto de tu cuerpo
con tu asiento. Siente el peso de tu cuerpo en tu silla o cojín. Toma unas respiraciones
profundas. Mientras respiras profundamente, relaja tus hombros, los músculos de tu estómago,
los músculos de tu cara, de tus manos y tus piernas. Suelta toda la tensión en tu cuerpo.
Ahora regresa tu atención a tu respiración. Nota cómo se siente cuando entra por tu nariz, baja
por tu garganta, llena tus pulmones y sale por tu nariz. Nota que tu estómago y pecho suben y
bajan con cada inhalación y exhalación. Ahora deja que tu respiración sea natural y relajada.
Imagina una sensación de calma y tranquilidad que te envuelve lentamente a través de tu
cuerpo. Siente la calma y tranquilidad en tu cabeza. Siente esta sensación de calma y
tranquilidad moverse a través de tu garganta, a tus hombros, a través de la parte superior de tu
cuerpo, tus brazos y manos, llenos de paz y una profunda serenidad. Abajo por tu estómago y
la parte inferior del cuerpo, a través de tus piernas, tus tobillos y tus pies, llenos de paz y
tranquilidad.
Suelta toda la tensión en tu cuerpo. Todo tu ser está lleno de paz y tranquilidad: cada célula,
cada espacio.
Ahora siente esta sensación de calma y tranquilidad a medida que se expande y llena tu
habitación, y aún más llena toda tu ciudad, y hasta el mundo entero, ---llenando todo de paz y
tranquilidad.
Todos los sonidos y distracciones se convierten en sonidos de calma y tranquilidad.
Ahora enfoca tu atención en el tacto de tu cuerpo con tu asiento. Ya sea que estés en una silla
o en el piso, estás sentado en el suelo, la tierra.
Siente las cualidades de la tierra: es firme y sólida. Siente la fuerza de la tierra, la pesadez y la
solidez inquebrantable.
Imagina que la energía de la tierra sube desde el suelo, a través de tus pies y sube por tus
piernas; a través de tu cuerpo, de tus hombros, y arriba a través de tu cabeza.
Todo tu cuerpo está lleno de paz, tranquilidad y la energía de la tierra. Estás enraizado, seguro
y en paz.
Imagina que estás ahora en la cima de una montaña, la montaña más alta del mundo.
Siente la textura del suelo. Está hecho de tierra y piedra; inquebrantable, firme, sólido. Estás
anclado a esta montaña con tu cuerpo y tu mente.
Respira profundamente. Siente cómo el aire claro y fresco de la montaña llena tus pulmones.
Deja que el aire fluya a través de todo tu cuerpo, llenándolo de luz, paz y tranquilidad.
Desde lo alto de esta montaña, mira el cielo. Es azul, despejado y perfectamente claro. Todo lo
que puedes ver en cualquier dirección es ilimitado, cielo azul profundo. Es puro y vacío.
Y cuando miras hacia este cielo, sientes que tu mente se expande y se vacía en el vasto
espacio abierto. Todos tus pensamientos y emociones se disuelven en la inmensidad. Tu
mente es clara, vacía y tan vasta como el cielo. Ahora, solo descansa en esta quietud.
Cuando estés listo, regresa tu atención a la sensación de tu cuerpo con el asiento y abre tus
ojos.
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