See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/331875973 Inteligencia Espiritual Conference Paper · March 2019 CITATIONS READS 0 5,759 5 authors, including: Lourdes I. Morales University of Puerto Rico, Río Piedras Campus 15 PUBLICATIONS 12 CITATIONS SEE PROFILE Some of the authors of this publication are also working on these related projects: Spirituality integrated in social work intervention; Social work and Spirituality and Religion; Children and Adolescence Spirituality View project Espiritualidad y religión: Su influencia en las conductas de riesgo de la salud- uso de drogas, alcohol y sexualidad temprana- en niños/as y adolescentes View project All content following this page was uploaded by Lourdes I. Morales on 19 March 2019. The user has requested enhancement of the downloaded file. Inteligencia Espiritual Dra. Lourdes I. Morales Alejandro MSW, EdD Simposio Teológico: Activando la Esperanza 29 de septiembre de 2018 Iglesia Ministerio Sanador, Inc. San Juan, Puerto Rico Mi saludo cordial a todos los presentes. Me propongo en estos momentos hablarles sobre el concepto de Inteligencia Espiritual. Concepto, que puede ser nuevo cuando se le ve acompañado con el de Inteligencia. Sin embargo, no lo es. En la Epístola de San Pablo a los Colosenses, en el capítulo 1, verso 19, Pablo le dice a los de colosas que está orando por ellos para que sean llenos de conocimiento de la voluntad de Dios, en toda sabiduría e inteligencia espiritual. El concepto de inteligencia ha sido objeto de estudio a través de los años. Mucho se ha teorizado sobre él. Bhullar (2015) lo define como la capacidad de aprender o comprender, a partir de la experiencia, o para responder con éxito a nuevas experiencias; capacidad de adquirir y retener el conocimiento. Implica el uso de la razón o el intelecto para resolver problemas y dirigir la conducta (Bhullar, 2015) y planificar, pensar de manera abstracta, y comprender ideas complejas (Ardila, 2011). También se ha teorizado sobre la existencia de diversas inteligencias. Observemos que a finales del siglo 19 y comienzos del siglo 20 Albert Binet (1857-1911) y Lewis Terman (1877-1956) presentaban y discutían la Inteligencia Intelectual (Cociente de Inteligencia). Edward Thorndike, en el 1930, introdujo la Inteligencia Social, la que describe la capacidad de relacionarse bien con otras personas. En el 1975, Howard Gardner elabora la teoría de Inteligencias Múltiples. Los psicólogos Peter Salovey y John Mayer, en el año 1990, trabajan la teoría de la Inteligencia Emocional y cinco años más tarde el psicólogo Daniel Goleman la popularizó al publicar su libro, La Inteligencia Emocional. En el siglo 21, año 2001, Danah Zohar e Ian Marshall introducen el concepto Inteligencia Espiritual (IES) en su libro: Inteligencia Espiritual: La inteligencia que permite ser creativo, tener valores y fe, publicado por la editorial española Plaza & Janés Editores. Es en este libro, donde por primera vez este concepto se desarrolla en detalle. La presentación que a continuación desarrollo está basada en este importante escrito. Es ineludible que les ofrezca algunos datos sobre la inteligencia intelectual y la emocional porque son interdependientes con la inteligencia espiritual. De acuerdo a Zohar y Marshall (2001) la Inteligencia Intelectual o racional es la que usamos para resolver problemas lógicos o estratégicos. Notoria en cuanto a la conciencia, reflexiva, capaz de analizar y meditar. Los psicólogos crearon pruebas (tests) para medir la capacidad intelectual de las personas. Estas pruebas clasifican a la gente en distintos niveles de inteligencia, conocida como cociente de inteligencia (IQ o CI). Según la teoría, cuanto más alto el cociente, más inteligencia tiene la persona. Por su parte, Goleman (2000) comienza su exposición del concepto de Inteligencia Emocional definiendo lo que es emoción. Es un sentimiento y sus pensamientos característicos. Son impulsos para actuar, PAGE 1 planes instantáneos para enfrentarnos a la vida. Esta alimenta e informa las operaciones de la mente racional. Además, nuestras emociones tienen mente propia; una mente que puede sostener puntos de vista con bastante independencia de la mente racional. Así pues, inteligencia emocional incluye habilidades tales como: ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso y demorar la gratificación; regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas (p. 54). Para Goleman, la inteligencia emocional es el equilibrio entre las dos mentes: intelectual (la que piensa) y emocional (la que siente). Su piedra angular es conócete a ti mismo (p. 67). Aclara que no se trata de que suprimamos la emoción y colocar en lugar la razón, sino encontrar el equilibrio inteligente entre ambas. Goleman cita a Aristóteles diciendo: “es dominar la capacidad de enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto” (p. 67). La inteligencia emocional se origina en el cerebro (Goleman, 2000). La amígdala actúa como depósito de la memoria emocional. Es como un centinela psicológico. Reacciona instantáneamente como una red de transporte nervioso, telegrafiando un mensaje de crisis a todas las partes del cerebro. Observemos esta imagen (IN Slide Share, 2019). Según Goleman (2000), existen cientos de emociones y familias de ellas (p. 331,332). Algunas son: PAGE 2 • Ira: furia, ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, aspereza, animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad; y en el extremo: violencia; y odio patológicos. • Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento, desesperación; y en casos patológicos: depresión grave. • Temor: ansiedad, recelo, nerviosismo, preocupación, abatimiento, inquietud, cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror; en un nivel psicopatológico: fobia y pánico. • Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto • Placer: felicidad, alegría, alivio, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer sensual, estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, extravagancia, éxtasis; y en el extremo: manía. • Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación, ágape (amor espiritual). • Disgusto: indiferencia-despego, menosprecio, aborrecimiento, aversión, repulsión. • Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento, mortificación y contrición (arrepentimiento de una culpa). Igualmente, existen las siguientes habilidades emocionales: • Autoconocimiento • Autocontrol o el dominio de uno mismo; control de los impulsos; confianza en uno mismo • Una personalidad fácil de llevar • Entusiasmo; actitud persistente de optimismo ante el fracaso y la frustración • Habilidad de recuperarse rápidamente tras un revés • • Empatía, ponerse en la piel de los demás Conocimiento de la diferencia entre sentimientos y acciones PAGE 3 De igual modo, antes de ampliar el concepto inteligencia espiritual, considero pertinente definir los de espiritualidad y religión. Llevo más de una década, en mis funciones como docente universitaria, estudiando la espiritualidad, la religión y su influencia en la conducta de los niños y las niñas, y en las personas adolescentes. En esta travesía, me he topado con muchas definiciones de espiritualidad, particularmente, con aquellas que permiten su estudio científico. Les comparto algunas de ellas. • “La búsqueda personal de significado, trascendencia, integridad, propósito y la realización del espíritu como esencia animadora en el centro de la vida” (Parks, 2000). • “Es el sentido de conexión a un todo mucho más grande que nosotros mismos, que incluye una experiencia emocional de inspiración y reverencia (un sentimiento abrumador de reverencia, admiración, miedo, etc.), producido por aquello que es grande, sublime, extremadamente poderoso o similar; por ejemplo Dios...” (Pargament, 2007). Desde la perspectiva cristiana, espiritualidad es la relación estrecha, la conexión fuerte, dependiente e interdependiente con Dios, llena de total convicción del significado de Cristo en nosotros y nuestra completa responsabilidad con seguir sus principios y reflejar en nuestro ser los frutos de esa unión. Como proclamara el pastor evangélico, Orlando Figueroa1, “es el estado de la vida del creyente que anda, escucha, se somete a la vida del espíritu para dar continuidad a las enseñanzas de Cristo”i. Religión se define como el patrón institucionalizado (sistemático y organizado) de valores, creencias, símbolos, conductas y experiencias que involucra espiritualidad, una comunidad de adherentes o feligreses, transmisión de tradiciones a través del tiempo y funciones de apoyo a la comunidad (por ejemplo, estructura organizacional, asistencia material, apoyo emocional o defensa política) que están directa o indirectamente relacionadas con la espiritualidad (Canda & Furman, 2010). La inteligencia espiritual, según es abordada por Zohar y Marshall (2001, p. 24), es: (a) nuestra inteligencia primordial; (b) una capacidad interna e innata del cerebro y la psiquis humanas, que extrae sus recursos más profundos del meollo del mismo universo; (c) una prestación desarrollada a lo largo de millones de años 1 Sermón presentado en la Iglesia Ministerio Sanador Inc., 16 de septiembre de 2018. PAGE 4 que permite al cerebro encontrar y usar significados en la solución de los problemas; (d) es el alma de la inteligencia; y (e) la inteligencia que cura y nos hace completos. Está conectada con la sabiduría más allá del ego o de la mente consciente. Es la inteligencia con la que no sólo reconocemos los valores existentes, sino que creativamente descubrimos nuevos valores. Esta tiene que ver con la rectitud, la conciencia, el discernimiento, la veracidad, el significado iluminado del yo y la sabiduría. Nos da capacidad para determinar que un curso de acción o un camino es más valioso que otro. Además, nos transmite nuestro sentido moral, una capacidad para atemperar reglas rígidas con comprensión y compasión, y una capacidad similar para ver cuándo la compasión y la comprensión han llegado a su límite. La utilizamos para afrontar cuestiones sobre el bien y el mal; imaginarnos posibilidades no realizadas; soñar; anhelar; y levantarnos del lodo. Es la inteligencia con la que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores; con la que podemos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo. Esta inteligencia es la base necesaria para el eficaz funcionamiento, tanto de la Inteligencia Intelectual como de la Inteligencia Emocional (p. 24). Nuestros cerebros están diseñados de modo que nuestras tres inteligencias básicas funcionen juntas y se complementen. Aunque, necesariamente no seamos óptimos en las tres inteligencias de forma simultánea, cada una de ellas tiene su propia área de acción y pueden funcionar por separado. Observemos la siguiente figura (3 Q Institute, 2012-2019). PAGE 5 Figura 1 Esencia medular del ser humano La IES no se refiere a ser religioso o no tiene necesariamente conexión con la religión (p. 23, 24). Para algunos, la IES puede hallar un modo de expresión a través de la religión organizada, pero ser religioso no garantiza un alto coeficiente de inteligencia espiritual. Una persona de alta IES puede practicar cualquier religión, pero sin estrechez mental, fanatismo ni prejuicios (p. 28). De igual manera, una persona con alta IES puede tener grandes cualidades espirituales sin ser religioso. Sin embargo, el desafío de lograr una alta inteligencia espiritual no es de ningún modo antirreligioso (p. 267). La mayoría de nosotros necesitamos alguna especie de marco religioso como referencia para la vida: los pensamientos de los grandes maestros, los actos de los santos, las pautas de algún código ético (p. 268). Gran parte de las personas se apoyan en algunas creencias básicas muy profundas y se sentirían perdidos sin ellas. Según Zohar y Marshall (2001, p. 20), la IES no depende de la cultura ni de los valores. No sucede a partir de valores existentes, sino que más bien crea la posibilidad de tener valores. En la historia humana, toda cultura conocida ha tenido algún conjunto de valores, aunque estos difieran de cultura en cultura. Por tanto, la IES es anterior a todos los valores específicos y a cualquier cultura y es primero a cualquier forma de expresión religiosa. Hace posible (y quizá necesaria) la religión, pero no depende de ella. PAGE 6 La inteligencia espiritual nos permite integrar lo intrapersonal con lo interpersonal (superar el abismo entre el ser y el otro) y avanzar con mayor plenitud hacia la persona desarrollada que tenemos el potencial de llegar a ser (p. 268). Podemos ser egoístas, ambiciosos y otras cosas más, pero la IES nos ayuda a vivir la vida a un nivel más profundo de significado, a afrontar los problemas y los orígenes más profundos del sufrimiento y desesperación humanos. De acuerdo con Zohar y Marshall (2001), para poder lograr la plena posesión de nuestra inteligencia espiritual debemos haber conocido personalmente la desesperación, el dolor, el sufrimiento profundo y la pérdida, y haber logrado la paz en todo ello. Existen pruebas científicas de la existencia de la inteligencia espiritual. Zohar y Marshall (2001) aseveran que el ser humano tiene un punto divino, al que se le ha llamado el módulo de Dios (p. 95). Se ha comprobado que la gente propensa a ataques epilépticos en los lóbulos temporales tiene mayor tendencia de lo normal a vivir intensas experiencias espirituales (p. 94). El profesor V. S. Ramachandran, director del Center for Brain and Cognition de la Universidad de California en San Diego, ha trabajado toda su vida profesional con pacientes con epilepsia. Después de un ataque, es frecuente que el paciente diga, por ejemplo, que hay «una luz divina que lo ilumina todo». Se sabe que la epilepsia origina fuertes y frecuentes oleadas de actividad eléctrica en ciertas zonas del cerebro. De este modo, se han relacionado esas intensas experiencias espirituales con el aumento de actividad en el lóbulo temporal. Como parte de mi experiencia como trabajadora social en la Sociedad Puertorriqueña de Ayuda a Pacientes con Epilepsia en los años 70, me topé con un paciente que aseguraba tener visiones de personas con problemas mientras convulsaba. Este paciente padecía del tipo de epilepsia parcial compleja, originada en el lóbulo temporal. Michael Persinger (1996, citado en Zohar & Marshall, 2001, p. 95), neuroteólogo y neurobiólogo estadounidense, descubrió que podía estimular artificialmente los lóbulos temporales con actividad de campo magnético (“Casco de Dios”), y había podido identificar e investigar, dentro del control del laboratorio, diferentes clases de experiencias místicas (de más allá del propio cuerpo, del pasado, de ovnis, etc.). En la gran mayoría de los casos, la estimulación de los lóbulos temporales produjo una o más experiencias de este tipo. Observemos esta imagen del cerebro, que nos permitirá conocer la ubicación de los diferentes lóbulos (Science ABC, 2019). PAGE 7 Figura 2 Lóbulos del cerebro En 1997, Ramachandran y sus colegas realizaron más experimentos sobre la relación entre la actividad del lóbulo temporal y las experiencias espirituales. Llevaron a cabo un experimento con gente sin padecimiento de epilepsia y en condiciones normales y con personas padeciendo la condición (Ramachandran & Blakeslee, 1998, citado en Zohar & Marshall, 2001, p. 96) Le fijaron electrodos del Electroencefalograma (EEG) a las sienes de los sujetos sin epilepsia, así como a los que la padecían. Descubrieron que cuando las personas con epilepsia son expuestas a palabras evocadoras de religión o espiritualidad, la actividad en el lóbulo temporal aumenta casi como la de una persona con epilepsia durante una crisis. Concluyeron, que “puede haber una maquinaria neural en los lóbulos temporales (de gente bastante normal) relacionada con la religión y que el fenómeno de la creencia religiosa puede estar cableado en el cerebro”. Neurobiólogos como Persinger y Ramachandran han apodado «el punto divino o de Dios» a esta zona de los lóbulos temporales relacionada con la experiencia religiosa o espiritual. La mayoría sugiere que esta se ha desarrollado en el cerebro siguiendo algún propósito evolutivo, pero también se apresuran a decir que eso no prueba ni deja de probar que Dios exista o que los seres humanos se comuniquen de verdad con Él. Cuestionamientos han surgido sobre este punto divino, como por ejemplo: si la fuerza de la conversión de Pablo en el camino de Damasco fue el efecto de un ataque epiléptico o si este punto divino es un componente determinante de nuestra inteligencia espiritual y la actividad en el lóbulo temporal es la forma que tiene la PAGE 8 naturaleza de permitir que el cerebro tenga un papel en el conocimiento más profundo de nosotros mismos y del universo (Zohar y Marshall, 2001). El trabajo de Persinger y Ramachandran y de los demás neurólogos y psicólogos que han estudiado la actividad del punto divino en relación con la locura y la creatividad, confirma la correlación del lóbulo temporal o zona límbica de estimulación con experiencias «anormales» o «extraordinarias» de toda clase y tiene un papel biológico esencial en la experiencia espiritual (p. 97). Algunos escépticos sugieren que todas las experiencias de esta naturaleza son una señal de perturbaciones mentales reales o incipientes, porque tanto los esquizofrénicos como los maniacodepresivos tienen visiones, sienten presencias y reciben instrucciones sobre actos que se espera que lleven a cabo (p. 101). Esto, debido a que tienen como característica un aumento de la actividad en el lóbulo temporal o punto divino. No obstante, los psicólogos especializados en los vínculos entre experiencias espirituales y enfermedades mentales no están de acuerdo. Ramachandran, por ejemplo, ha demostrado que gente mentalmente sana tiene un aumento de actividad en el lóbulo temporal cuando se le expone a palabras o temas espirituales. Otros investigadores afirman que hay diferencias importantes entre las experiencias de la gente sin problemas mentales y las de los enfermos mentales. Por ejemplo, Jackson (1991, citado en Zohar & Marshall, 2001, p. 101) afirma que los psicóticos tienden a sentirse más abrumados por esas experiencias que la gente normal «y pierden efectivamente contacto con la realidad por mayores períodos de tiempo, durante los cuales viven sus visiones con comportamientos estrafalarios». Arguyen Zohar y Marshall, que a diferencia de la gente sana, a los psicóticos les resulta difícil integrar sus experiencias espirituales en su vida cotidiana y, por tanto, no pueden hacer un uso duradero y positivo de las mismas. Aseveran Zohar y Marshall (2001), que el punto divino puede ser una condición necesaria para la IES, pero no es suficiente. Para conseguirla, todo el cerebro, todo el ego, toda la vida, deben estar integrados. Así como se observa en la siguiente gráfica (3 Q Institute, 2012-2019). PAGE 9 Figura 3 Holismo de la inteligencia espiritual En conclusión, tanto para la neurología como para la física de la conciencia, la Inteligencia Espiritual es una capacidad innata del cerebro humano y de la manera que el cerebro se relaciona con una realidad más amplia (Zohar & Marshall, 2001, p. 181). No tenemos que aprenderla ni heredarla. Nunca está ausente, pero nuestra visión de la misma y, por tanto, nuestra capacidad para usarla, puede estar bloqueada. Lo que puede bloquearnos es el acto de mirarla como si fuera un objeto exterior ajeno a nosotros, no obstante, la IES está tanto en el que mira como en lo mirado. Desde la perspectiva cristiana ese Centro es Dios. En la persona cristiana, el Espíritu Santo siempre está con la persona y en la persona. En la fábrica de la vida tenemos muchas travesías o caminos. El camino se refiere a nuestro viaje por la vida, nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestros sueños y cómo vivimos todas estas cosas (p. 209). Hay caminos espirituales inteligentes y enfermos. Los caminos de mayor inteligencia espiritual se distinguen porque buscan una transformación personal. El primer paso es querer comprendernos a nosotros mismos. Es poner al descubierto las motivaciones que nos hacen actuar y «limpiarlas» (p. 214). Es necesario evitar los prejuicios y el PAGE 10 dogmatismo, y protegernos de seguir a mi grupo ciegamente y de caer en el error o en el mal. El camino de mayor inteligencia espiritual requiere la disciplina de la reflexión, la oración, la meditación y el estudio (p. 225). Abarca, desde comprender problemas prácticos generales, la búsqueda filosófica de la verdad, la búsqueda espiritual de Dios y su voluntad hasta la unión definitiva con Él por medio del conocimiento (p. 221). Busca resolver cualquier problema teórico o práctico poniéndolo en una perspectiva amplia para verlo con la mayor claridad posible (p. 224). Asimismo, reconocer o aceptar los problemas, analizarlos desde un punto amplio, reconocer nuestra parte en ellos, y generar y pesar alternativas tanto reales como sabias. El énfasis es en el amor ágape, en la compasión (p. 216). Primera de Corintios 13: 4-8 expone que el amor es paciente, benigno; no es envidioso, ni jactancioso… (Biblia de Referencia Thompson, 1988). Este es un amor transformador, que acentúa el afecto y la empatía (Zohar y Marshall, 2001, p. 234); hace lo que esté en sus manos para no imponer sus propios valores y expectativas (p. 220). Cuando aplicamos el camino de mayor inteligencia espiritual al liderazgo, hablamos de un líder o lideresa con voluntad de servicio. El mayor camino espiritual es el servicio, el que requiere de una integridad inquebrantable. Este o esta líder sabe que sirve más que a su familia, más que a su comunidad, a su empresa o nación, incluso más que a sus visiones y valores; logra que sucedan cosas que los demás creen imposibles; inventa nuevas maneras de relación entre la gente, nuevos modos en que las empresas puedan servir a la sociedad; y nuevas formas de ser para la misma sociedad (p. 237). Ejemplos de este tipo de líder son: Moisés, Jesús, Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mándela y el Dalai Lama. Por otro lado, está el camino espiritual enfermo. El camino más enfermo o distorsionado es el del odio y la venganza; lo opuesto al amor y la entrega. El amor puede ser paciente y bondadoso, pero también tempestuoso, amargo y destructivo (p. 217). Este camino conduce al dogmatismo, al prejuicio, a la estrechez de visión, a la falta de imaginación y dinamismo (p. 213). Está motivado por el narcisismo; rompe de forma radical con el grupo y las relaciones para perder contacto creativo con el propio entorno y para encerrarse por completo en sí mismo. La persona espiritualmente enferma es fría, pedante y aburrida. Sigue las reglas y normas del grupo por miedo, hábito, aburrimiento o por no desentonar con los demás. También, tiende a entregarse con pasión al comportamiento autodestructivo o a buscar y crear cosas grotescas (p. 226) y son incapaces de conocer y vivir los conflictos (p. 231). PAGE 11 Cuando se traslada este camino espiritual al liderazgo, es su forma negativa. Es el líder y lideresa tirano/a que utiliza el poder para sus propios fines o para fines perversos. También se observa en personas que sienten una pasión intensa por su trabajo, pero se encadenan al servicio de lo minúsculo; se alejan del conocimiento más amplio y abierto de la vida y de la realidad verdadera (p. 224). Una persona que disfruta de una mayor o alta inteligencia espiritual tiene la capacidad para (Emmons, 2000 a, citado en Zohar & Marshall, 2001, p. 29): (a) expresar conducta e integridad moral; (b) ser flexible (activa y espontáneamente adaptable); (c) enfrentar, usar y trascender el sufrimiento y el dolor; (d) regular sus emociones o convertir lo negativo en pensamientos y emociones positivas; y (e) participar en un comportamiento virtuoso o de ser virtuoso (por ej.: capacidad para el perdón y el amor, expresar gratitud, ser humilde, mostrar compasión, sabiduría, fe, alegría, creatividad, paz). Igualmente, posee un alto grado de conciencia de sí misma; tiene capacidad de trascendencia y de entrar en estados elevados de conciencia espiritual; encuentra significado y propósito más profundo de la vida; emplea sus recursos completos y es la mejor en cualquier situación; y se opone a causar daños innecesarios. Es una persona que se distingue por su empatía, el ayudar a otros y mejorar la sociedad mediante el uso de una mayor dimensión de su inteligencia (Griffiths, 2017, citado en Zohar & Marshall, 2001)). Ostenta una marcada tendencia a preguntar "por qué" o "qué pasa si…" y a buscar respuestas "esenciales". Además, expone facilidad para trabajar en contra de lo convencional (conformidad). Retomemos el libro de Colosenses, capítulo uno y verso nueve, que nos permite enfocar la inteligencia espiritual. Este capítulo a su vez nos conduce a Primera de Corintios 2, versos del 10 al 16 (Biblia de Referencia Thompson, 1988). Versos en los que San Pablo quiere establecer una comparación entre la persona espiritual (inteligente espiritual) y la carnal o natural. El apóstol describe a estos dos tipos de personas porque insta a los colosenses a comportarse como individuos con alta inteligencia espiritual. Deja establecido que todos los creyentes cuando vienen a los pies de Cristo reciben el Espíritu Santo; que Jesucristo es el único fundamento (Comentario Bíblico Beacon, Tomo VIII, 1984). Además, que la vida espiritual solo es posible en y mediante el Espíritu Santo. Por ello, la persona espiritual tiene capacidad espiritual para cerner (depurar), investigar, examinar, discernir todas las cosas dentro del marco de la divina revelación de la redención (Primera Co 2: 15-16). La persona espiritual acostumbra “acomodar lo espiritual a lo espiritual”. La plenitud (totalidad) espiritual satisface las más profundas necesidades del ser humano (Biblia de Referencia Thompson, 1988) y provee abundancia de bendiciones, gozo, sabiduría y llenura del Espíritu. PAGE 12 La persona espiritual está dotada de sabiduría verdadera o de conocimiento espiritual (Biblia de Referencia Thompson, 1988). Esto es, “buen juicio frente a las demandas hechas por la vida humana y específicamente, por la vida cristiana”. Vida constituida por el temor de Dios, el apartarse del mal es la sabiduríainteligencia/discernimiento (Job 28:28), aumenta la experiencia, percibe la verdad divina, pone un fundamento sólido, su fuente es la Biblia, y está llena de frutos espirituales. Por el contrario, el hombre natural (psychicos) denota la vida del mundo natural y lo que a él pertenece, en contraste con el mundo sobrenatural que se caracteriza por el pneuma o espíritu (Comentario Bíblico Beacon, Tomo VIII, 1984). La persona natural tiene solo los poderes comunes del hombre o mujer separado/a de Dios, como tal, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios… y no las puede entender porque se han de discernir espiritualmente (p. 353). Es “alguien que posee… simplemente el órgano de la cognición puramente humana, pero aún no tiene el órgano de la cognición religiosa en el espíritu” (Vincent, 1957, citado en Comentario Bíblico Beacon, Tomo VIII, 1984). Vive de acuerdo a la razón humana o los impulsos humanos. Igualmente, vive como si la totalidad de la vida estuviera en las cosas físicas; vive solamente para el mundo. Sus valores se basan en lo material y lo físico, y lo juzga todo a la luz de estos términos; no puede entender las cosas espirituales. Algunas de sus características personales son: celos, contiendas, falsas lealtades, discordia, disensión, orgullo, entre otras. Ser espiritualmente inteligente en una cultura espiritualmente enfermiza Ahora bien, qué retos existen para la persona espiritualmente inteligente en una cultura espiritualmente enferma. Escuchemos esta anécdota discutida por Zohar & Marshall (2001, p. 259-260) en su libro, la que intenta describir el choque de estas dos culturas. Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante con atunes de gran tamaño. El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo. El mexicano le contestó que sólo un ratito. Entonces, el norteamericano indagó la razón por la que no se había quedado más tiempo para capturar más peces. El mexicano le dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia. El norteamericano le cuestionó lo que hacía con el resto de su tiempo. Ante lo que su contraparte le responde: “duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde PAGE 13 al pueblo… a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor”. En tono burlón, el norteamericano le respondió que era graduado de Harvard y le podía “echar una mano”. Le expresó que debía dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que esta le reportaría, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse de una flotilla de barcas de pesca y en vez de vender su captura a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso, podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Así, controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de su aldea y mudarse a Ciudad México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión. Pero señor, le pregunta el mexicano, cuánto tiempo tardaría todo eso. De quince a veinte años, le respondió el hombre de negocios. Y luego qué, añadió el mexicano. El norteamericano soltó una carcajada y le dijo que eso era la mejor parte de todo porque cuando llegara el momento oportuno podía vender la empresa…, hacerse muy rico y ganaría millones de dólares. ¿Millones, señor; y luego qué?, preguntó el mexicano. El norteamericano le responde que luego podría retirarse; irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, dormir la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos. Como hemos escuchado, de acuerdo al análisis de Zohar y Marshall (2001, p. 260), el hombre de negocios de esta historia está espiritualmente atontado mientras que el pescador es espiritualmente inteligente. Esto, porque tiene un sentido inteligente de los propósitos profundos de su vida y de sus propias motivaciones. Él se ha creado un estilo de vida que satisface sus propias necesidades y las de su familia, dedica su tiempo a cosas que le importan, está tranquilo y centrado. Mientras, que el otro es un producto de su propia cultura espiritualmente enfermiza. Está presionado y tiene que obtener logros por el mero hecho de tenerlos; está fuera de contacto con aquellas cosas de la vida que motivan a alguien como al pescador; ha absorbido objetivos sin sentido sólo porque los aprendió en Harvard. Es probable que el pescador disfrute de una larga vida y muera en paz. Mientras, el de negocios va rumbo a un ataque cardíaco a los cincuenta y cinco años, y morirá sintiendo que nunca logró sus objetivos, enfatizan Zohar y Marshall. En la sociedad moderna, la IES es baja. Vivimos en una cultura espiritualmente pobre caracterizada por el materialismo, la eficacia, la estrechez de visión y carencia de significado y compromiso (Zohar & Marshall, 2001, p. 261). En PAGE 14 una cultura espiritualmente enferma, las motivaciones se distorsionan. Las presiones sociales y económicas que nos rodean nos hacen confundir deseos con necesidades y nos presionan a querer más de lo que necesitamos, a querer más de forma constante e insaciable. La medida del éxito en nuestra sociedad nos hace querer más posesiones, más dinero y más poder. Existe una crisis de sentido. Zohar y Marshall aseveran que la cultura moderna es espiritualmente pobre (p. 34). Que hemos perdido el sentido de los valores fundamentales, aquellos enraizados a la tierra y sus estaciones, al día y a las horas que pasan, a los instrumentos y rituales cotidianos de nuestras vidas, al cuerpo y sus cambios, al trabajo y sus frutos, a las etapas de la vida y a la muerte como fin natural. Vemos, usamos y experimentamos sólo lo inmediato, visible y pragmático. Este desierto espiritual es el producto de nuestra elevada inteligencia racional (p. 37). Por medio de la razón las personas se han alejado de la naturaleza, de sus semejantes y la religión; dejado atrás la cultura tradicional y los valores que implicaba. Como resultado, con frecuencia se busca sentido en actividades distorsionadas o periféricas como el materialismo, el sexo promiscuo, la rebelión insensata, la violencia, el abuso de drogas o el ocultismo. Gran parte del sufrimiento, incluso de condiciones físicas crónicas, consiste en «enfermedades de significado» y no algún desequilibrio químico (p. 40). El sistema médico y científico aumenta la proliferación de enfermedades de significado al ignorar los orígenes complejos de esos males. En cambio, se atan a «la medicalización” de la enfermedad (encontrar el gen "correcto", diseñar la droga "correcta" para bloquear o eliminar la anomalía) mientras hacen caso omiso de que muchas patologías no son básicamente físicas, sino más bien espirituales o psicofísicas. Ejemplos de estas son el cáncer, las enfermedades coronarias, el Alzheimer y otras demencias que pueden estar precedidas por la depresión, la fatiga, el alcoholismo o el abuso de drogas. La muerte es vivida con dolor y terror porque no tenemos un contexto, que tenga sentido, donde colocar el fin natural de esta vida, y así no hay modo de morir con paz, gracia o bendición. Así que, cómo podemos mejorar la inteligencia espiritual. He aquí algunas alternativas (Zohar & Marshall, 2001, p. 30). • • • aumentar nuestra tendencia a preguntar por qué buscar la realidad por debajo de cualquier deseo superficial buscar conexiones entre las cosas o a poner de manifiesto las creencias que hemos creado sobre el sentido que tienen las cosas en sí mismas o más allá de ellas PAGE 15 • • • • • • • ser más reflexivos ir más allá de nosotros mismos asumir responsabilidades ser más conscientes de nosotros mismos ser más honestos con nosotros mismos ser más valientes volver a conectarnos con las fuentes y los significados profundos, y usar esa reconexión para causas y procesos mucho más importantes que nosotros mismos. La inteligencia espiritual y la iglesia En mis investigaciones y en varias de mis publicaciones como académica, he obtenido y divulgado evidencia científica de la alianza entre la familia y la iglesia, y su influencia en la vida de los niños y las niñas, las personas adolescentes y sus padres y madres. Al respecto, en un estudio que conduje para determinar la influencia de la religión y la espiritualidad en las conductas de riesgo de la salud, particularmente, en el uso de drogas, alcohol y sexualidad temprana en niños, niñas y adolescentes, publicado en el 2014, concluyo lo siguiente (Morales Alejandro, 2014, p. 233): La iglesia cuenta con un andamiaje bien estructurado y organizado para operar y sostener este nuevo mundo descrito previamente. Los/as entrevistados/as religiosos/as la perciben como un lugar seguro; un santuario sagrado en el que Dios habla y se manifiesta. En ella “fortalecen su relación con Dios”; reciben ayuda para “luchar contra las tentaciones”; “los separa del mundo corrompido”; y “conecta con Dios” y los “ilumina para tomar buenas decisiones”. De igual manera, parece que juega un papel importante en evitar que los/as niños/as y adolescentes religiosos/as se involucren en las conductas de riesgo estudiadas. Lo hace orientándoles sobre las mismas en la escuela bíblica, la catequesis, los retiros, las vigilias, predicaciones y en el Colegio, en el caso de los Protestantes 2, entre otras formas. También, les desarrolla su liderazgo, les provee sentido de pertenencia y autorrealización; es su familia. Familia e iglesia desarrollan y fomentan la inteligencia espiritual de los niños y las niñas, las personas adolescentes, y los padres y madres. Voy a presentarles algunas viñetas de varios niños que respondieron a mis preguntas abiertas y reflexivas dirigidas a conocer su espiritualidad y cómo la viven. Las edades de estas personas son de 10 y 11 años y usan seudónimos seleccionados por ellos/as mismos/as. Deseo que los y las maestros/as de escuela bíblica y los padres PAGE 16 y madres aquí presentes, observen que lo que les enseñan a los/as niños/as lo entienden y lo usan para conducir sus vidas. Investigadora- ¿Por qué razón tú vienes a la iglesia? Código Azul- “Para aprender más de Dios, eso sería la primera. Este, este para enseñarle a los demás que Dios existe, este adorar a Dios también sobre todas las cosas, confiar y creer en él, esas dos serían lo mismo. Este, pues también vengo para si alguien, por ejemplo si alguien tiene una preocupación o alguna, algún problema que tenga en su vida pues así yo le puedo decir a la persona que Dios está contigo, que no tengas que sentirte tan preocupado y que Dios va a estar siempre contigo para resolver ese problema que tu tengas, que tú tienes en tu vida”. Sonic- “Este, cuando yo era chiquito este, eh pensaba que era aburrido pero ahora que crecí, y aprendí como era Dios pues vengo y me divierto y aprendo de su palabra y la comparto”. Luis (Católico): “Para comunicarme con Dios, para perdonar los pecado que yo he hecho y para escuchar la palabra de Dios”. Investigadora- Cuando tú tienes algún problema o estás preocupado o estás enfermo o estás triste, qué tú haces. Pokemon- “Me ayuda a resolver los problemas. Me ayuda a entender mejor las cosas y saber si eso se debe hacer o no, se puede hacer o no”. Investigadora- ¿Hay algún pasaje de la Biblia que te guste, que te ha ayudado mucho cuando has tenido, te has sentido triste o…? Pokemon- “Salmos capítulo uno versículo uno”. Investigadora-¿Qué dice ese Salmo que te ha ayudado tanto? Pokemon- “No me recuerdo bien porque es bastante largo, pero te voy a decir lo que se me… “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malo ni en anduvo en camino de pecadores ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Ante la ley de Jehová está su delicia que medita de ley de noche, como el tramo que arrebata el viento junto arroyos de agua” Eh, ahí es que me quedé”. PAGE 17 Tom: “Pues cuando yo estoy, cuando yo estoy triste al ratito me viene felicidad; más si estoy preocupado, no me siento más preocupado porque se lo puse en las manos de Dios”. Rosalina- “Pues, cuando yo estaba en segundo grado yo me acuerdo que a mí me dio un virus bien fuerte que hasta que tuvieron que ponerme un suero, yo estaba con terapia y yo estaba pidiéndole al Señor que me sanara. Mami oraba por las noches a veces yo dormía en la cama de ella por tan cansada que yo estaba, hasta que pasó una semana y Dios me sanó”. Investigadora- Tú dices que Dios te sanó, ¿Cómo tú sabes que fue Dios el que te sanó? Rosalina- “Porque cuando yo estoy en la iglesia ellos hablan que no hay ningún médico mejor que Dios y yo me lo imagino y yo sé que aunque me den eh, me den medicina, o lo que sea yo sé que Dios sigue siendo mi médico, porque él es el único que te puede sanar”. Investigadora- ¿qué cualidades deben tener las niñas y los niños para que sean tus amigos? Juan Carlos- “Este que siempre, en todo momento, sean corteses, sean tolerantes, sean pacientes; que si algo hago mal, que ellos siempre tengan la confianza de sentirse bien, de que me lo corrijan; de que sea respetuoso en todo momento con todas las personas, sean, sean gente de que, decente, de que en todo momento pues, este respeten a todo el mundo, amen a todo el mundo por igual, que, y que sean tolerantes y pacientes; todas esas cosas. Ah y cariñosos, y tenga caridad”. La espiritualidad en los niños y las niñas ha sido investigada por muchos científicos. En particular, estos argumentan que los niños y las niñas pequeños/as tienen una comprensión espiritual intuitiva que es andamiada no sólo por el pensamiento reflexivo, sino también por las interacciones familiares, sociales y culturales (Johnson y Boyatzis, 2006). Esta espiritualidad innata es obstaculizada por la falta de lenguaje para expresarla. Es la educación religiosa, incluyendo la escritura espiritual, la que les provee el lenguaje y las herramientas que necesitan para reflejar y explorar sus experiencias espirituales (Sasso, 2017). Ante las expresiones de estos niños y niñas podemos confirmar que estos/as desarrollan su experiencia espiritual a lo largo de su vida y son recipiendarios/as de cómo viven la suya los que le rodean, les enseñan y modelan. PAGE 18 Implicaciones generales para la iglesia Lo que les he expuesto tiene unas implicaciones importantes para la iglesia cristiana como institución eclesiástica en la sociedad, desde el punto de vista congregacional y liderazgo eclesiástico. En nuestra sesión de preguntas, los invito a ampliarlas. Estas son: • Es necesario concienciarse y comprometerse con el desarrollo permanente de la inteligencia espiritual de los feligreses y de sus líderes o servidores. • Desarrollar un currículo de enseñanza bíblica o religioso de acuerdo a la diversidad de sus feligreses (género, edades, lugar de residencia, cultura, tiempo de conversión, entre otros) y levantar evidencia científica de sus resultados. • Fomentar eficazmente el aprendizaje bíblico en sus feligreses. • Maestros bíblicos se conciencien que están desempeñando un rol extraordinario en el desarrollo de la inteligencia espiritual de los niños, las niñas, la juventud y los adultos. • Crear iniciativas que incorporen a los padres y a las madres en la escuela bíblica de sus hijos e hijas para evaluar y fortalecer lo enseñado en y fuera del hogar. • Padres/madres garanticen en sus hijos/as el desarrollo de una inteligencia espiritual sana y la de ellos como fuente de enseñanza y modelaje. 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