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Poesía de El Salvador: Lars, Galindo, Espino, Dalton, Arrué

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Cara y cruz de Claudia Lars
Alta visión de un sueño sin espina,
honda visión en realidad clavada;
ansia de vuelo en recta que se empina,
miedo del paso en curva accidentada.
Rosa de sombra, rosa matutina,
una caída y otra levantada;
ángeles invisibles en la esquina
donde el presente cambia de jornada.
Marca el momento signo de la altura:
brote de carne limpia y sangre pura
en renovado campo de infinito...
Y en promesa inefable y verdadera
-Gabriel de anunciaciones y de esperaun mundo sin cadenas y sin grito.
La armonía (David Escobar Galindo)
La armonía es un río transitable.
Cada aurora embarcamos
corriente abajo, en ceremonia inédita.
No recordamos nunca
las estaciones en las que paramos
ayer o antes de ayer o antes de siempre.
En el viaje que a diario se repite
en una barca nunca vista.
Y aunque escribamos cotidianamente
las minuciosas obras del trayecto,
mañana la aventura será virgen.
Un Rancho y Un Lucero
Alfredo Espino
Un día ?¡primero Dios!?
has de quererme un poquito.
Yo levantaré el ranchito
en que vivamos los dos.
¿Que más pedir? Con tu amor,
mi rancho, un árbol, un perro,
y enfrente el cielo y el cerro
y el cafetalito en flor...
Y entre aroma de saúcos,
un zenzontle que cantará
y una poza que copiará
pajaritos y bejucos.
Lo que los pobres queremos,
lo que los pobres amamos,
eso que tanto adoramos
porque es lo que no tenemos...
Con sólo eso, vida mía;
con sólo eso:
con mi verso, con tu beso,
lo demás nos sobraría...
Porque no hay nada mejor
que un monte, un rancho, un lucero,
cuando se tiene un "Te quiero"
y huele a sendas en flor...
El Nido
Alfredo Espino
Es porque un pajarito de la montaña ha hecho,
en el hueco de un árbol, su nido matinal,
que el árbol amanece con música en el pecho,
como que si tuviera corazón musical.
Si el dulce pajarito por entre el hueco asoma,
para beber rocío, para beber aroma,
el árbol de la sierra me da la sensación
de que se le ha salido, cantando, el corazón.
Quezaltepec
Alfredo Espino
La noche fue dantesca... En medio del mutismo
rompió de pronto el retumbar de un trueno...
Tropel de potros que rompiera el freno
y se lanzara, indómito, al abismo...
Un pálido fulgor de cataclismo,
al cielo que antes se mostró sereno,
siniestramente iluminó de lleno,
como si el cielo se incendiara él mismo...
Entre mil convulsiones de montaña
se abrió la roja y palpitante entraña
en esa amarga noche de penuria...
Y desde el cráter en la abierta herida
brotó la ardiente lava enfurecida
como un boa incendiando de lujuria.
Cañal en flor
Alfredo Espino
Eran mares los cañales
que yo contemplaba un día
(mi barca de fantasía
bogaba sobre esos mares).
El cañal no se enguirnalda
como los mares, de espumas;
sus flores más bien son plumas
sobre espadas de esmeralda...
Los vientos-niños perversosbajan desde las montañas,
y se oyen entre las cañas
como deshojando versos...
Mientras el hombre es infiel,
tan buenos son los cañales,
porque teniendo puñales,
se dejan robar la miel...
Y que triste la molienda
aunque vuela por la hacienda
de la alegría el tropel,
porque destrozan entrañas
los trapiches y las cañas...
¡Vierten lagrimas de miel!
El Salvador será (Roque Dalton)
El Salvador será un lindo
y (sin exagerar) serio país
cuando la clase obrera y el campesinado
lo fertilicen lo peinen lo talqueen
le curen la goma historica
lo adecenten lo reconstituyan
y lo echen a andar.
El problema es que hoy El Salvador
tiene como mil puyas y cien mil desniveles
quinimil callos y algunas postemillas
cánceres cáscaras caspas shuquedades
llagas fracturas tembladeras tufos.
Habrá que darle un poco de machete
lija torno aguarrás penicilina
baños de asiento besos pólvora.
Hugo Lindo
Dormiremos aquí
Dormiremos aquí
donde la hormiga
acumula su sórdida riqueza.
Aquí, donde el verano no se atreve
a hincar la azada
ni a plantar la flecha.
Aquí donde el festón de las raíces
se agazapa y enreda.
Dormiremos.
Donde el agua inefable del invierno
se filtra,
leve, queda,
hasta mojar los párpados
y la sonrisa yerta.
Aquí,
taller sombrío en que se forjan
las cosechas.
Dormiremos aquí.
Cerrad la puerta.
El Ojo De Agua de Salvador Salazar Arrué
Entre cañas,
entre yerbas,
abrazando furtivo la paloma del cielo…
Escondido,
tembloroso,
ambicioso,
lúbrico…
Agua pechuga;
agua pluma;
agua…
¡Ladrón de luz, niño malo,
devuelve al aire
la mensajera luminosa,
la mensajera de amor,
la cristófora-colomba
que escondes contra el pecho!
La Brisa de Salvador Salazar Arrué
Sopla la caña de la brisa leve
y hay la melodía que se irisa;
se danza con la dicha de la brisa
y hay dicha en la hoja que se mueve.
Al soplo de esta música en ?crechendo?
la espiga ensaya un ritmo trascendente
aprendido en la fuga de la fuente
y se sabe fugar, permaneciendo…
Sobre el juncal que cimbra con delicia,
ondulando la luz, en su caricia
despierta melodías olvidadas
y se mueven sus manos angelinas,
que interpretan llanuras y colinas,
con prisa de palomas desaladas.
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