27 TEORÍAS DE SISTEMAS BERTA LA N FFY Bertalanffy define la teoría general de sistemas como el conjunto de disciplinas que tratan de las propiedades y leyes generales de los “siste­ mas” . Esta teoría intenta explicar los principios aplicables a los sistemas en general, sin im portar la naturaleza de éstos, de sus com ponentes y de las relaciones o fuerzas entre ellas. En relación con la teoría general de sistemas utilizada como m edio para transferir los principios de unos campos a otros, Bertalanffy señala: “La existencia de leyes de análoga estructura en diferentes campos perm ite el empleo de m odelos más sencillos o m ejor conocidos, para fe­ nóm enos más com plicados y m enos tratables. De esta m anera la teoría general de sistemas tiene que ser, m etodológicam ente, un im portante medio para controlar y estim ular la transferencia de principios de uno a otro cam po” . Sin embargo, “existe el peligro de que la teo ría general de sistemas desem boque en analogías sin sen tid o ” , por lo que Bertalanffy propone tres criterios para la existencia de isom orfism o en diferentes campos de la ciencia. En la ciencia, el isom orfism o se refiere a que “el total de fenóm enos observables exhibe una uniform idad estructural que se m anifiesta por m uestras isom orfas de orden en sus diferentes niveles o reinos” . En cuanto a la hom ología lógica, Bertalanffy m enciona que “no sólo perm ite el isom orfism o en la ciencia sino que, como m odelo conceptual, está en situación de dar instrucciones para la consideración correcta y eventual explicación de fenóm enos. La teoría general de sistemas se ocupa de hom ologías lógicas. Esto puede expresarse así: si un objeto es un sistema, debe tener ciertas características de los sistemas, sin im portar de qué sistema se tra te ” . Cuando se estudian los fenóm enos desde un enfoque sistem ático, los isomorfismos aparecen en ellos. A este respecto, Bertalanffy opina que una: “Consecuencia de la existencia de propiedades generales es la aparición de similaridades estructurales o isom orfismo en diferentes campos. Hay correspondencia entre los principios que rigen el com por­ tam iento de entidades que son intrínsecam ente m uy distintas. Esta correspondencia se debe a que las entidades consideradas pueden verse como sistemas, o sea, com plejos de elem entos en interacción” . Los isom orfismos descansan en la realidad y en nuestra cognición, por lo tan to , las leyes enunciadas en lenguaje ordinario, las expresiones m a­ tem áticas y los esquem as intelectuales diversos, servirían de m uy poco si el m undo, es decir, la totalidad de acontecim ientos observables, fuera tal que no le resultaran aplicables. La conform ación de la realidad es tal que perm ite la aplicación de nuestras construcciones conceptuales, ya que el conjunto de las leyes científicas no representan más que abstracciones e idealizaciones que dem uestran algunos aspectos de la realidad. El isom orfismo entre terrenos diferentes se origina en la existencia de principios generales de sistemas. A la definición de sistemas como complejo de elem entos en interacción, se continúan m uchas propiedades descritas de leyes conocidas en diferentes campos de la ciencia. El paralelismo de concepciones generales y aun de leyes especiales entre diferentes campos, es resultado del hecho de que se ocupen de sistemas y de que ciertos principios generales se apliquen a sistemas, sin im portar su naturaleza. El isom orfism o es, ante to d o , una hom ología lógica. Se deben distinguir tres niveles en la descripción de fenóm enos: 1. La analogía, semejanza o parecido, que es una igualdad superfi­ cial entre fenóm enos que no se corresponden ni en factores cau­ sales ni en leyes pertinentes. 2. La hom ología lógica, que está presente cuando los factores causa­ les difieren, pero las leyes respectivas son form alm ente idénticas. Dichas hom ologías tienen gran im portancia como m odelos conceptuales en la ciencia. 3. La explicación, es decir, el enunciado de condiciones y leyes es­ pecíficas que tienen validez para un objeto separado o para una clase de objetos. Las analogías son científicam ente inválidas. Sin em bargo, las hom o­ logías con frecuencia proporcionan m odelos valiosos. (La teo ría general de sistemas sirve para discernir analogías y hom ologías, es decir, los parecidos sin sentido de los traslados significativos.) La hom ología de características de sistemas no quiere decir reduc­ ción de un dom inio a o tro inferior; pero tam poco se trata de m era m etá­ fora o analogía; es pues, una correspondencia form al originada en la realidad, en la m edida en que pueda considerarse form ada de “sistemas” de cualquier índole. Bertalanffy establece que “las ventajas de los m odelos m atem áticos, como son la no am bigüedad, posibilidad de deducción estricta, verificabilidad por datos observados, etc., son bien conocidas. No quiere esto decir que m odelos form ulados en lenguaje ordinario hayan de ser desde­ ñados o rechazados. Un m odelo verbal es preferible a ninguno o a un m odelo que, por poder ser form ulado m atem áticam ente, es im puesto por la fuerza a la realidad y la falsifica” . La teoría general de sistemas como marco de estudio de la familia. Una manera de estudiar a la familia y sus características es dentro del m arco de referencia de la teoría de los sistemas. Como sistem a, la familia es una complejidad organizada form ada por subsistemas en in te­ racción m utua, el sistema fam iliar es más que sólo la suma de sus partes individuales. Cuando la familia se estudia a partir de este enfoque, las caracterís­ ticas generales de los sistemas se aplican a ella. Conceptos básicos de la teoría de los sistemas Bertalanffy define a esta teoría com o una “disciplina que trata de las propiedades y leyes generales de los sistem as” . El tem a de esta teoría “es la form ulación y derivación de aquellos principios que son válidos para los sistemas en general” . Un sistema se define com o un complejo de elem entos interactuantes, con las características siguientes: a) Totalidad. Un sistema no sólo se com porta como un simple con­ ju n to de elem entos independientes, sino como un todo inseparable y coherente. Su corolario, el principio de la no-sum atividad, proporciona una guía negativa para definir al sistem a: el sistema no puede entenderse como la suma de sus partes. Esto es, que las propiedades y m odos de acción de niveles más altos del sistema no son explicables por la suma de las propiedades y m odos de acción de los com ponentes considerados por separado. b) Lím ites. Todos los sistemas tienen lím ites, y éstos se refieren a aquella zona que divide a un subsistem a de o tro , cuya función es filtrar las entradas y salidas en el sistema. c) Entradas y salidas. Los sistemas abiertos están en contacto perm a­ nente con su m edio por la acción de sus entradas y salidas. La primera se refiere a la energía, inform ación, etc., absorbidas por el sistema; la segun­ da, a aquella energía, inform ación que el sistema m anda al exterior. d ) Retroalim entación. Quiere decir que de la salida de un sistema alguna cantidad es devuelta, como “inform ación” , a la entrada, de m odo que regule ésta y así equilibre al sistem a o lo guíe a la acción. Hay dos tipos de retroalim entación, la positiva y la negativa, en las dos, parte de la salida de un sistema vuelve a introducirse como inform ación de di­ cha salida. La diferencia consiste en que en la negativa, esta inform ación se utiliza para dism inuir la desviación de la salida con respecto a una norm a establecida. En tan to , en la positiva la inform ación es empleada para amplificar la desviación de la salida. La retroalim entación es una forma de hablar de las propiedades de los sistemas para m antener estable un estado característico (negativo) y para la búsqueda y alcance de nue­ vos estados o metas (positiva). e) Diferenciación, crecim iento. El sistema se desarrolla m ediante procesos de diferenciación, es decir, desde una estabilidad relativa hasta una elaboración y diferenciación más com plicada. f ) Equifinalidad. El sistema puede llegar al mismo estado final partiendo de distintas condiciones iniciales y pasando por diferentes ca­ minos. Dicho de otro m odo, el sistema puede tener resultados idénticos aun cuando tenga distintos orígenes, porque lo decisivo es la naturaleza de la organización. Aplicaciones de la T. G. S. al estudio de la familia La familia se ve como totalidad, donde ninguna parte o conducta es causa de otra, sino que están interconectadas de manera circular con las otras partes o conductas. La familia tiene la propiedad de m antener estable su organización, a pesar del constante intercam bio de com po­ nentes con el exterior. La familia tiene tam bién la propiedad de evolu­ cionar de un estado de desarrollo a otro. Ambos procesos hablan de una estabilidad m orfoestasis y un cambio morfogénesis en la familia, es decir, del m antenim iento de un estado es­ table y de la m odificación de su estructura básica, respectivam ente. La familia: un modelo de sistema abierto Un sistema abierto es definido por Bertalanffy como “sistema que intercam bia com ponentes con el m edio circundante ( “inform ación” , “energía” , etc.) y exhibe im portación y exportación, constitución y degradación de sus com ponentes m ateriales” . Todo organismo es un sistema vivo, es decir, un complejo dinámico de partes y procesos que están en m utua interacción. Los sistemas vivos son sistemas abiertos, en cuanto son m antenidos en continuo intercam ­ bio de com ponentes. Veamos algunas características de los sistemas vivos: 1. Los sistemas vivos. Bertaíanffy denota que una característica de éstos es “ la autorregulación del m etabolism o y la conservación de com ­ ponentes m ediante el intercam bio” y agrega, “en el sistema vivo hay innumerables procesos quím icos y físicos organizados de tal m anera que perm iten al sistema persistir, crecer, desarrollarse, reproducirse, etcétera” . Bertaíanffy observa que “la vida no es m antenim iento o restaura­ ción de equilibrios sino más bien m antenim iento de desequilibrios. Alcanzar el equilibrio significa la m uerte y la descom posición consi­ guiente. Psicológicamente, el com portam iento no sólo tiende a aflojar tensiones, sino que tam bién las establece; si esto se detiene, el paciente es un cadáver m ental en descom posición, lo mismo que el cuerpo cuando se pudre al interrum pirse las tensiones y las fuerzas que lo apartan del equilibrio. Si, luego de ser perturbada, la vida volviera a lo que se lla­ ma equilibrio hom eostático, nunca habría progresado más allá de la am iba” . Bertaíanffy considera que la hom eostasis “no es aplicable a regulacio­ nes dinámicas, a procesos cuya m eta no es la reducción de tensiones, y a procesos de crecim iento, desarrollo, creación, y otros similares. Ade­ más, la hom eostasis es inapropiada como principio explicativo para las actividades hum anas no utilitarias, que no sirven a las necesidades de conservación y supervivencia, como ocurre con tantas m anifestaciones culturales” . Por otro lado, los sistemas vivos no se rigen por la Segunda Ley de la Termodinámica. Esto es aclarado por B ertaíanffy, “los procesos físicos obedecen al Segundo Principio de la term odinám ica, que determ ina que vayan a una creciente entropía, es decir, hacia estados de m ayor proba­ bilidad, que son estados de equilibrio, de distribución uniform e y de desaparición de difererencias y de orden. Pero los sistemas vivos se com ­ portan, al parecer, de forma com pletam ente opuesta, ya que tienden a conservar un estado organizado de fantástica im probabilidad; se m antie­ nen en estado de desequilibrio y hasta se desarrollan hacia estados más im probables, que aum entan la diferenciación y el o rden” . En resum en, la familia como sistema abierto atraviesa por diferentes etapas de un ciclo vital que van desde el periodo de galanteo hasta la vejez y la m uerte. Bibliografía BERTALANFFY, L. VON, Robots, hombres y mentes, Guadarrama, Madrid, Es­ paña, 1974. BERTALANFFY, L. VON, Teoría General de Sistemas, Fondo de Cultura Econó­ mica, México, 1986. WATZLAWICK, P., BEAVIN, J. H. y JACKSON, D. D., Teoría de la Comunicación Humana, Herder, Barcelona, 1983. MINUCHIN El modelo estructural de la familia A partir de este m odelo, la familia es vista como un grupo social natural, que determ ina las respuestas de sus m iem bros m ediante estím u­ los desde su interior. Es decir, que la familia m ediante su organización y estructura, filtra y califica la experiencia de sus miembros. Com o unidad social, la familia se enfrenta a una serie de tareas de desarrollo. Estas difieren de acuerdo a las diversas culturas, aunque sus raíces sean universales. Así, la familia debe enfrentar el reto de estos cambios y m antener su continuidad, y debe apoyar y m otivar el creci­ m iento de sus m iem bros, m ientras se adapta a una sociedad en transición. De este m odo la familia tiene las siguientes funciones: la protección psicosocial de sus m iembros, el acom odo a una cultura y la trasm isión de dicha cultura. La familia es el origen del desarrollo psicosocial de sus m iembros, debe acom odarse a la sociedad y ofrecer cierta continuidad a la cultura. En form a com plem entaria, la sociedad creará estructuras extrafam iliares para adaptarse a las nuevas ideologías y a las nuevas reali­ dades sociales y económicas. Terapia familiar estructural Es el grupo de teorías y técnicas que estudian al individuo en su contexto social. El fín de esta terapia es m odificar la relación y estruc­ tura familiares. Su teoría está basada en el hecho de que el hom bre no es un ser aislado, sino un m iem bro reactivo y activo de grupos sociales. Se pueden m encionar algunos de los axiomas de esta terapia: 1. La vida psíquica de un individuo no es solam ente un proceso in­ terno. 2. Al m odificar la estructura fam iliar se facilita la producción de cambios en la conducta de los procesos psíquicos de ios miem­ bros que form an ese sistema. 3. Cuando un terapeuta trabaja, su conducta es incluida en el con­ texto, pues form a con la familia un nuevo sistema, terapéutico en este caso. La finalidad de la terapia estructural es m odificar el presente, no explorar e interpretar el pasado. El objetivo de sus intervenciones es el sistema familiar. El terapeuta se une a este sistema y utiliza a su persona para m odificarlo. Una transform ación en la estructura fam iliar perm ite cuando m enos una posibilidad de cambio. El sistema fam iliar se organiza sobre la base del apoyo, regulación, alim entación y socialización de sus miembros. De este m odo, el terapeuta se une a la familia con el fin de reparar o m odificar su funcionam iento para que pueda desarrollar las tareas m encionadas con m ayor eficacia, y además, com o la familia posee propiedades de perpetuación, los procesos que el terapeuta comienza serán m antenidos en su ausencia por los m ecanismos de autorregulación del sistema. Estos conceptos de estructura originan el fundam ento de la terapia familiar. La estructura familiar La familia no se reduce a los aspectos biopsicodinám icos privativos de sus m iem bros, sino que éstos se relacionan según ciertas disposiciones que dom inan sus transacciones. Estas disposiciones constituyen la estructura familiar; ésta se refiere especialm ente al conjunto no visible de demandas funcionales que organizan los estilos con los que interactúan los m iem bros de la familia. Así, la familia es un sistema que trabaja por medio de pautas interaccionales. Las transacciones repetitivas fundan pautas acerca de qué m anera, cuándo y con quién relacionarse y es­ tas pautas tam bién sirven de base al sistema y se m antienen a su vez, por dos sistemas de coacción; el prim ero se refiere a las reglas universales que regulan las organizaciones familiares, y la segunda implica las expectati­ vas de los m iem bros de la familia. El origen de estas expectativas está desde hace m uchos años dentro de negociaciones explícitas e im plícitas entre sus m iem bros familiares, relacionadas de manera frecuente con los acontecim ientos diarios. La estructura familiar debe estar capacitada para adaptarse cuando cambian las circunstancias. La existencia continua de la familia como un sistema, es dependiente en gran m edida a una gama suficiente de pautas; a el acceso a esas pautas transaccionales alternativas, y a la flexibilidad para movilizarlas cuando sea necesario hacerlo. Los subsistemas familiares El sistema familiar se diferencia y desem peña sus funciones m ediante subsistemas, los cuales pueden estar form ados por generación, sexo, interés o función, etc. Por ejem plo, un hom bre puede ser hijo, sobrino, herm ano, esposo, padre, y así sucesivamente. Los subsistem as están divididos por lím ites y éstos están form ados por las reglas que determ i­ nan quiénes participan y cómo. La función de los lím ites es proteger la diferenciación del sistema. Todo subsistema familiar posee funciones específicas y plantea demandas especiales a sus miembros. Para que el funcionam iento familiar sea co­ rrecto, los lím ites entre los subsistemas deben estar claram ente marcados. Veamos algunos de los subsistemas más im portantes: 1. El susbsistema conyugal. Se forma cuando dos adultos de dife­ rente sexo se unen con la intención de form ar una familia. Desempeña funciones vitales para el desarrollo de la familia. Para realizar estas tareas se requiere la com plem entariedad y la acom odación m utua, donde cada cónyuge apuntala la acción del otro en m uchas áreas. Este subsis­ tem a puede volverse un refugio ante la presión externa y en el origen para el contacto con otros sistemas sociales. Fom enta el aprendizaje, la creatividad, y el crecim iento. 2. E l subsistem aparental Al nacer el prim er hijo se llega a un nuevo nivel de form ación familiar. A m edida que el niño crece, sus demandas para el desarrollo, tan to de la autonom ía como de la orientación, im po­ nen requerim ientos al subsistema parental, el cual debe modificarse para satisfacerlas. Se espera que los padres com prendan las necesidades de sus hijos y les expliquen las reglas que im ponen, pero es im posible que los padres protejan y guíen sin al mismo tiem po controlar y restringir. De igual m anera, los herm anos no pueden crecer e individualizarse sin rechazar y atacar. 3. El subsistema fraterno. Es el prim er contacto social en el que los niños desarrollan relaciones con sus iguales. De este m odo aprenden a negociar, com petir, cooperar. Cuando se relacionan con el m undo de sus iguales extrafam illares, tratan de actuar de acuerdo con las normas del subsistema fraterno. Este subsistema debe protegerse con sus lím ites, es decir, los niños no deben tener ninguna interferencia de los adultos para que puedan ejercer su derecho a la privacidad, tener sus propios intereses y disponer de la libertad de com eter errores. La familia funcional La familia está som etida a la presión interna que se origina en la evo­ lución de sus propios m iem bros y subsistemas, y a la presión externa que tiene su origen en las necesidades para acom odarse a las instituciones sociales significativas. Las respuestas a ambas presiones requieren una transform ación constante de la posición de los m iem bros en sus relacio­ nes, para que puedan crecer m ientras que el sistema conserva su conti­ nuidad. La estructura de la fam ilia corresponde a la de un sistema sociocultural abierto en proceso de transform ación. De este m odo, la familia m uestra un desarrollo al pasar por un cierto núm ero de etapas que exigen una reestructuración. De esta m anera, la familia se adapta a las circunstancias cam biantes de tal m odo que m antiene su continuidad pero al mismo tiem po perm ite las reestructuraciones. La familia en terapia Los síntom as patológicos de uno o más de sus m iem bros es lo que lleva a la familia a recurrir a la terapia. Se puede considerar a los sín­ tom as del paciente identificado como un m edio para m antener el sistema. Entonces, una familia disfuncional es un sistema que ha respondido a las necesidades de cambio con el estereotipo de su funcionam iento. La selección de una persona como problem a constituye un m étodo simple para m antener una estructura familiar rígida e inadecuada. El diagnóstico familiar El terapeuta desarrolla un diagnóstico familiar basándose en sus ex­ periencias y observaciones relacionadas con el proceso de unirse a la familia, este diagnóstico requiere que el terapeuta se entienda con ia fa­ milia para form ar un sistema terapéutico, seguido por la valoración de sus experiencias de la interacción de la familia en el presente. Dicha valoración se concentra en seis áreas fundam entales: 1. Considerar la estructura familiar, sus pautas, transaccional prefe­ ridas y las alternativas disponibles. 2. Evaluar la flexibilidad del sistema y su capacidad de elaboración y reestructuración, tal como se m uestra al m odificar las alianzas y coaliciones del sistema. 3. Exam inar la resonancia del sistema y su sensibilidad ante las ac­ ciones individuales. 4. Exam inar el contexto de la vida de la familia y analizar las fuentes de apoyo y de presión en la ecología familiar. 5. Exam inar el periodo de desarrollo de la familia y su rendim iento en las tareas apropiadas en esa etapa. 6. Explorar la form a en que los síntom as del paciente identificado se utilizan para el m antenim iento de las pautas preferidas por la familia. La reestructuración de la familia Las operaciones de reestructuración son las intervenciones terapéu­ ticas que una familia debe enfrentar en el in ten to de lograr algún cambio. En la reestructuración, el terapeuta crea escenarios, coreografías, aclara tem as, se usa a sí mismo, incorporándose a alianzas y coaliciones, al for­ talecer o debilitar lím ites y enfrentar o apoyar las pautas transaccionales. El cambio m ediante la terapia, al igual que todos los cambios, se acom paña de cierta tensión, y el sistema terapéutico debe estar capaci­ tado para m anejar dichas circunstancias. La evolución de los pacientes se debe a tres m otivos: en prim er lugar, se pregunta sobre su percepción de la realidad; en segundo, se les pro­ porcionan alternativas posibles que les parezcan adecuadas y, en tercer lugar, una vez que se ensayaron las pautas transaccionales alternativas, se presentan nuevas relaciones que se refuerzan a ellas mismas. Por últim o, en la terapia familiar ningún m odelo de la familia es, de manera inherente, norm al o anorm al, disfuncional o funcional. La dife­ renciación de una familia depende de sus tradiciones o tem peram ento propio en relación con su propia com posición, etapa de desarrollo y subcultura.