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Mujeres Escritoras Cubanas Siglo XIX

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La Mujer en defensa de la mujer. Escritoras cubanas del siglo XIX.
Autoras: Lic Danay Castillo Almaguer
Dra. C. Mercedes Causse Cathcard
Zenaida Chillón
Universidad de Oriente.
Las mujeres decimonónicas debían pensar no solo en escribir, sino en cómo
hacerlo pues muchas veces era escasa su educación y casi siempre
encaminada hacia su vida como domésticas y madres. El prototipo más
frecuente fue de reina del hogar, bondadosa, buena madre y sacrificada
esposa. Este concepto correspondía a un discurso ideológico sobre lo
hogareño, y la Iglesia católica era su más agresivo portavoz 1. Por esto, su
instrucción en establecimientos educativos, oficiales o preferentemente
privados, no estaba dirigida a formar académicas, sino mujeres instruidas en
las labores domésticas, en los tejidos y bordados.
A pesar de este rígido canon impuesto por la Iglesia y el régimen patriarcal,
ellas no se conformaron y decidieron alzar sus voces como muestra de
rebeldía; y muchas se manifestaron a través de la literatura
la literatura.
Entonces plasmaron bajo otros nombres, iniciales o en anonimato, su sentir;
algunas incluso usaron como seudónimos nombres masculinos, como la
célebre
Fernán Caballero. Las más prestigiosas tuvieron la dicha de ser
reconocidas ya desde su tiempo de existencia. Sin embargo, existen otras,
como las que serán objeto de análisis, que se pierden irremediablemente en la
memoria del tiempo de la región santiaguera. Constituyen precisamente ellas,
colaboradoras de diferentes publicaciones periódicas de la ciudad de Santiago
de Cuba, el objeto esencial de nuestra investigación.
La mujer escritora durante el siglo XIX no siempre pudo decir libremente lo que
pensaba, en muchos casos
se sintió
forzada a expresar públicamente un
deseo de aceptar el modelo ideal de feminidad socialmente establecido; incluso
1
Helen Hernández Hormilla: Rutas de mujeres escritoras entre Cuba y España, p.5.
no pocas mujeres optaron por el anonimato como escritoras, para evitar así ser
censuradas y castigadas.
La poca producción literaria femenina en siglos anteriores, llevó a la mujer en el
siglo XIX enfrentar varias dificultades, no sólo en su intensión de tomar la
pluma2 y escribir sino en la esfera de la publicación, pues se consideraba
ambos intentos una invasión en un territorio de dominio masculino. Muchas de
estas mujeres tuvieron que adaptarse a los cánones sociales y exponer sus
ideas, sin desafiar muy abiertamente los convencionalismos sociales del
momento. Susan Kirkpatrick destaca que “(“) el arma más poderosa de la que se
servían quienes se oponían a la participación de las mujeres en la cultura escrita era la
supuesta incompatibilidad de la literatura con la virtud femenina. Argumento que fue
esgrimido amenazadoramente contra las mujeres escritoras“. 3Célebres son los
casos de autoras muy femeninas en las que los rasgos literarios fueron vistos
como masculinos.
En Santiago de Cuba el papel de las mujeres dentro de los procesos culturales,
sociales, políticos y económicos fue de significativa importancia. La lectura de
la prensa periódica de la época muestra que hubo una gran participación de las
féminas. Quizás no tanto en número pero si en cuanto a la riqueza de lo
publicado. En este artículo se recogen textos escritos por mujeres en
publicaciones relevantes de la ciudad que expresan juicios valorativos referidos
al matrimonio.
Para los investigadores Gilbert y Gubar existe una metáfora sobre la paternidad
literaria afirman que en la cultura patriarcal occidental "( ) el autor del texto es un
padre, un progenitor, un procreador, un patriarca estético cuya pluma es un
instrumento de poder generativo como su pene". Nótese la comparación que iguala al
instrumento de la escritura con el de la procreación. Respecto a esto Showalter afirmó
que “ ( ) al carecer de autoridad fálica, sugieren luego, la escritura femenina está
profundamente marcada por las ansiedades de esta diferencia: "Si la pluma es un
pene metafórico, ¿de qué órgano pueden las mujeres generar textos?. Elaine
Showalter: “La crítica feminista en el desierto“ en Textos de Teoría y Crítica. Pp-597639. Compliladoras Nara Araujo y teresa Delgado. Universidad Autónoma
metropolitana de Iztapalapa, México. DF. 2003.
2
Susan Kirpatrick. La hermandad lírica de la década de 1840, en Marina Mayoral,
edición, Escritoras románticas españolas. Madrid: Fundación Banco Exterior, 1990,
pp. 33
3
La prensa nacida y utilizada para legitimar el ideario de la masculinidad, unido
al poder, propició un discurso que enfatizó en la necesidad de "ilustrar, recrear
e instruir a las damas". A partir de esta perspectiva se validó en la prensa
periódica una instrucción encaminada a ejercer su rol de madre, pues debían
dar “buenos hijos a la patria”. Las mujeres eran educadas para ser formadoras
de hombres en tanto se convirtieron muchas en la primera maestra de los
hijos. Tenían que estar preparadas para trasmitir valores preestablecidos de la
ética moral cristiana. Este tipo de educación ahogó las posibilidades de
realización personal. Los ideales de emancipación u otro tipo de edificación
individual no se ajustaban con la época; prácticamente el único futuro
halagüeño estaba en el matrimonio. Sólo admitía una educación que abriera las
puertas a las << faenas propias de su sexo>>.
El tema de la mujer estuvo siempre presente de una u otra forma en las
publicaciones de la ciudad. Los poetas cantaban a las mujeres de la localidad,
célebres por su belleza o inteligencia. En diferentes artículos de El Redactor, se
exponía el controversial tema de la llamada <<misión de la mujer>>.
Se
distingue un artículo que M.V publicó el 16 de enero de 1846 titulado: “La
muger en Cuba. Al bello secso4 de la isla“.
En este, el autor brinda una
pormenorizada explicación de la educación de las mujeres en el país. Enfatiza
por supuesto, en lo escasa que era y sobre todo hacía referencia a que muchas
familias obligaban a sus hijas a abandonar la instrucción primaria para ser
educadas como <<adorno>> del hogar en el mejor de los casos, pues las
mujeres más pobres se convertirían en <<esclavas>> de la casa. M.V dejaba
una pregunta retórica a sus lectores: “¿Cuál es la educación que recibe la mujer
en Cuba? Escasa por mas que no falten personas que digan lo contrario?”5
Desde un punto de vista más ligado al patrón masculino Juan Cancio Mena
intentó acercarse a un estudio sobre la mujer, en el artículo “La mujer en el
4
Las peculiaridades en torno al empleo de la lengua pueden apreciarse en numerosas
muestras, como consecuencia de las características fonéticas del español de la época. Se
encuentran con frecuencia palabras sin tilde, cambios de g por j, j por x, x por s, s por c, por
señalar solo algunas. Es válido destacar que muchas otras inexactitudes ortográficas
encontradas, pudieran ser quizás, consecuencia de errores de los cajistas, tipógrafos y editores
del periódico.
5
M.V: “La muger en Cuba“ en El Redactor, 16 de enero del 1846.
mundo“ publicado en El Redactor, vista casi como un animal al que se le
practicará una disección:
Si pretendemos generalizar el conocimiento de las ciencias, si procuramos
difundir la instrucción, si aspiramos á que por doquier se hagan ostensibles los
beneficios del adelanto, mal podríamos dar cima á nuestra empresa, si no
consagraremos particulares estudios á la mujer, si no la apreciamos en si
misma, si no la observáramos en sus relaciones, si no la juzgáramos en el
terreno histórico, pues bajo todas esas fases debemos examinarla para
conocer sus facultades, para valorar su poder, para señalar su influencia, para
acreditar sus derechos, para determinar sus deberes, para definir todas las
funciones que está llamada á desempeñar en el mundo social6.
Nótese el discurso revelador de ese poder que creían tener los hombres sobre
la mujer, este autor al punto llega de referir la necesidad de examinar a la
mujer para entonces definir sus funciones y acreditar sus derechos. Es de
suponer la insatisfacción que sintieron muchas lectoras y que sin dudas
muchas disimularon ante sus esposos.
Estas palabras recuerdan las del Doctor Arturo Montori cuando en su texto El
feminismo contemporáneo expresa que “[...] La mujer ha sido siempre el fenómeno
más inquietante para el hombre, por la extraordinaria influencia que sobre él ejerce en
todo el transcurso de su vida7“. De esta forma aparecen los estudios de la
psique de la mujer como si se tratase de escudriñar un hecho verdaderamente
incomprensible.
Más allá de las opiniones que sobre ella tenían los hombres que publicaban en
los periódicos, la palabra de esta se hizo sentir fuerte, clara y sincera. Fue
importante también el territorio que ganaron las diversas escritoras en las
secciones del periódico. Ese espacio, en medio de una ciudad colonial
dominada por un sistema extremadamente patriarcal representaba mucho,
pues daba voces a mujeres silenciadas, por lo que son muy pocas las que con
su pluma alzan sus voces en defensa de la mujer.
Todavía no hay un desarrollo en el pensamiento feminista tal y como se haría
evidente con la llegada del siglo XX. Sin embargo, resultado de varios años de
Juan Cancio Mena: “La mujer en el mundo“ en El Redactor, 9 de agosto de 1861.
Arturo Montori: El feminismo contemporáneo. Imprenta La moderna poesía. Obispo, 1922.
Cuba.
6
7
investigación en Fondos raros y valiosos, se presenta una antología titulada ¨La
mujer en defensa de la mujer¨. Dicha antología contiene textos de escritoras
santiagueras de la etapa colonial, las que levantaron sus voces en defensa de
la mujer.
Dentro de El Redactor, sin firma alguna de autora, el primer texto en prosa que
aparece en este período y que aborda el tema del matrimonio data del 1 de
febrero de 1845, titulado “Un marido según
las leyes“. Se infiere por la
lectura del relato que es realizado por una escritora francesa, a juzgar por la
ubicación espacial, la ciudad de Etampe. Sin embargo este viene a provocar
una serie de colaboraciones en las que de una u otra forma se exponían las
inconformidades de las mujeres en la sociedad y en el matrimonio. Es un texto
original desde su inicio, cuando la autora declara: Yo tengo un marido que conoce
perfectamente las leyes; y porque no hace lo que ellas le prohíben, se cree un hombre
de honor. En efecto, legalmente nadie puede acusarle de conducirse mal; pero en
realidad ¿Soy yo feliz en nuestro matrimonio? mis lectores van á juzgarlo.8
En este texto relatado en primera persona, se aprecian las carencias afectivas
a las que muchas veces estaban expuestas las mujeres en las relaciones
matrimoniales. Se refleja cómo en muchas ocasiones no eran apoyadas por
sus esposos, más bien eran maltratadas e incomprendidas. La autora expuso
una serie de sucesos que le acontecieron, entre ellos varias inmoralidades de
su esposo. Unía a esto la explicación sobre los decretos y las leyes que regían
el matrimonio en la época para dejar al descubierto el profundo machismo que
existía en la sociedad y en la legislación, ya que no estaban presentes
derechos que protegiesen a las mujeres.
El siguiente fragmento es un ejemplo de lo antes expuesto:
(...) Hace diez años y ocho años que nos hemos casado, y todas las mañanas
antes de almorzar, me recuerda que le debo obediencia y que puedo contar
con su protección. (Código civil, artículo 213). Yo escucho sin decir nada,
porque ¿Qué he de responder? Este es el testo mismo de la ley.(...) nosotros
nos hemos casado en comunidad de bienes, madame: y así sabed, para
vuestra instrucción, que solo el marido administra los bienes de la comunidad,
y que puede venderlos sin el concurso de su muger. Agradecedme pues mi
Anónimo: “Un marido según las leyes , en El Redactor, año 12, No 1735, 1 de
febrero de1845.
8
economía, mi vigilancia, mi buena administración, y obedeced9. (...)Hoy
conozco ya las leyes que oprimen a la mujeres; que somos esclavas sometidas
á la voluntad del marido; que este puede transportarnos y vestirnos como
quiera, altrajarnos10 como quiera, fuera de la mansión conyugal, y por último
que el marido puede disponer de los hijos de su muger sin su consentimiento11.
Se observó que este relato iniciático en la temática motivó la publicación de
otros, propios ya del suelo patrio, y en los que se explora el matrimonio desde
la visión y la perspectiva de la mujer. El siguiente texto “La luna de miel“,
apareció el 29 de octubre de 1847, sin firmar, en el que se cuenta la
experiencia de la propia autora, por tanto fue narrada en primera persona. Se
muestra a una protagonista que expuso ante la sociedad machista y patriarcal
santiaguera el fracaso de su
idilio matrimonial.
El lenguaje es sencillo y
ameno, asequible a las lectoras de diferentes niveles de instrucción. La historia
comienza cuando se relatan los acontecimientos de una joven inocente que
contrae
nupcias,
unido
a
esto
se
describen
todas
sus
ilusiones
prematrimoniales.
1. o de Abril. Era una hermosa mañana de la estación cuya fascinadora
influencia trae al alma tanto bien y serenidad, en la que no sé que
presentimiento me había hecho adelantar la hora de levantarme. Paseabame
sin dirección en las sombrías calles de nuestros bosques. El aire estaba
impregnado en esos deliciosos aromas que anuncian la vida de la naturaleza;
interrogaba mezclando á las ideas misteriosas que inspiran las brisas de la
primavera, y mi loca imaginación se dejaba llevar de mil caprichosas fantasías.
Me figuraba bien dichosa, y sentía que me faltaba alguna cosa. Al entrar en
casa, todo me fue bien prontamente esplicado: mis pensamientos
melancólicos, mis sueños de muchacha, la turbación de mis sentidos. En fin,
tenía la necesidad de amar.....Me presentaron á Arturo como hijo de un antiguo
amigo de mi padre; y adiviné bien pronto que le destinaban un título mas
querido, y que por consiguiente la obediencia fué para mi una virtud bien
fácil...en fin me caso con aquel que mi corazón había adivinado: Arturo me
quiere con delirio: estoy loca de gozo y de felicidad12.
Ídem.
Las peculiaridades de la lengua pueden apreciarse en numerosas muestras, como
consecuencia de las características fonéticas del español de la época. Se encuentran
con frecuencia palabras sin tilde, cambios de g por j, j por x, x por s, s por c, por
señalar solo algunas. Es válido destacar que muchas otras inexactitudes ortográficas
encontradas, pudieran ser quizás, consecuencia de errores de los cajistas, tipógrafos y
editores del periódico.
9
10
Ibíd.
Anónimo:
1847.
11
12
La luna de miel , en El Redactor. Año 14, No. 2713, 29 de octubre de
Obsérvese como la protagonista misma se declara obediente al designio del
padre y dispuesta a amar a su esposo, sin saber quién era. Con el paso del
tiempo, ese amor se va tornando aburrido y falso, hasta que llegó a convertirse
en una relación de hastío, cansancio y humillación, en la que el esposo
desaprueba las inclinaciones literarias de la esposa:
1o Junio. Arturo se está volviendo triste y de mal humor, no sé por qué, yo que
generalmente soy tan risueña y tan loca, tengo también momentos de tristeza;
para matar el tiempo, me he puesto á escribir las fases tan rápidas de nuestra
luna de miel. Arturo con cierto aire doctoral que no le está bien, ha reprimido
mis veleidades literarias llamandome azul bajo, de la tinta añadió
maliciosamente, sienta mal á los dedos de rosa...No había yo notado hasta
ahora que tiene un carácter sardónico, y espíritu de contradicción. Es una falta
bien fea.13
Al finalizar,
ve en el esposo la causa
de todos sus infortunios, ya no le
profesaba todo el amor que al principio sentía, le cuestionaba tener
un
“carácter sardónico y un espíritu de contradicción14 . Se percibe en el texto un
sentimiento de desilusión y al mismo tiempo de resignación por no poder hacer
nada para cambiar la situación, como se observa en el siguiente fragmento:
25 de Junio. Estamos reñidos; pero muy seriamente. Estoy decidida á no
sufrir su tiranía. Ahora lo conozco ya; es un talento común con muchas
pretensiones, con sus modelos patriarcales...de un viajero comisionista y la
desenvoltura parecida, á un fiscal de tribunal: sobre todo es mi marido.
26 de junio. El monstruo! me ha abandonado cobardemente: se ha marchado
sin duda para ir a jurarle á otra el amor que aparentaba tenerme. Que
indignamente se me ha sacrificado! soy la mas desgraciada de las mujeres!
!Ah! estoy decidida no lo veré mas; y pronto una separación.15
En una lectura más actual podemos ver una función moralizante, cuya intención
era servir de escarnio y guía para que otras jóvenes no tomasen decisiones
apresuradas de las que luego pudiesen arrepentirse. Esta voz anónima daba fe
de que las hijas de Eva en una ciudad provinciana como Santiago de Cuba no
siempre fueron sumisas ante los cánones que la época imponía.
El tema de la mujer y su emancipación, comienza a tratarse de una forma más
clara con el ensayo, en el que Gertrudis Gómez de Avellaneda arremete en
contra de la denominación “sexo débil“, referido a la mujer, tal como apunta
Luisa Campuzano: “A partir de este Álbum se podrá hablar en Cuba de dos tipos de
13
Ibid.
14 Ídem.
15 Ídem.
publicaciones femeninas: las destinadas por otros a preservar los roles tradicionales
asignados a la reina del hogar: modas, cocina, costura...; y las dirigidas por mujeres
con el fin de promover su propia emancipación16”
A partir de este texto se abrieron espacios para el desarrollo de mujeres no solo
poetas sino articulistas. Y dentro de esta se observó también un mayor grupo de
mujeres que ejercían la crítica a partir de una toma de conciencia de su
subalteridad, que implicará un énfasis en los análisis críticos de su situación.
Dentro de El Mercurio, luego de la poesía, la presencia más fuerte de escritura
femenina se vio en el artículo, donde se localizaron un total de 9 textos.
El 15 de octubre de 1882 -en el segundo número del periódico- hace su primera
aparición un escrito de mujer: ´´Tres edades del hombre´´, firmado por Delia.
Redactó este artículo a modo de respuesta a uno publicado en el número uno
del periódico titulado ´´Tres edades de la mujer´´, escrito por Martín Guerra
donde mengua en cierta medida al bello sexo, esto es notable en el siguiente
fragmento: “Para todo hay valor y resolución menos para luchar con una mujer: se
puede evitar el veneno de la víbora, porque lo lleva en los dientes, pero es inevitable el
de
una
mujer
porque
lo
lleva
en
los
ojos”.17
Como se apreciará a continuación, esta provocación no fue tolerada por esta
mujer quien no tardó en dar una digna respuesta con su texto ´´Tres edades del
hombre´´.
Este artículo de carácter expositivo; ofrece una caracterización sugerente y
atrevida para su época de las tres edades que, según la propia autora, posee el
hombre: “El hombre tiene tres edades, desde que nace hasta que se enamora, desde
que se enamora hasta que le dan calabazas, y desde que le dan calabazas hasta que
muere”18. Criterios como este aún se manejan en nuestra sociedad aunque con
otras palabras pero la esencia es la misma y esto da una medida al hecho de
que siempre los hombres han atacado a la mujer culpándola de todos sus males
y viceversa.
Con el mismo pone al desnudo a la figura masculina como sexo fuerte e
16 Luisa Campusano: Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios... Escritoras
Cubanas (S XVIII-XXI). Ciudad de La Habana, Ediciones Unión, 2010,p.4.
17 Martín Guerra: Tres edades de la mujer .El Mercurio, 8 de octubre de 1882, núm. 1, p.4.
18 Delia: Tres edades del hombre. El Mercurio, 15 de octubre de 1882, núm.1, p.9.
inexpugnable, demuestra sus debilidades y las ridiculiza con ironía quizás a
modo de desafío y liberación personal-entiéndase con esto el hecho de que en
la época a la se hace alusión en este trabajo no era común la escritura femenina
de este tipo: desenfadada y atrevida-.
Lo único bueno que Dios le había puesto fue el corazón de paloma y se lo
extrajo para formar el de la mujer, sustituyéndoselo con uno de piedra. A los
veinte años el hombre es un ser al revés. Engreído en sí mismo piensa que
las mujeres son suyas por derecho de herencia: cree que ellas van hacia él
como los ríos a la mar: que es un imán poderoso que atrae por su propia
virtud19
Aparece de nuevo con este fragmento la visión machista y patriarcal masculina
propia de la época con su ideología posesiva y creyente de merecerlo todo por
derecho de nacimiento. Con un estilo sencillo y locuaz, Delia brinda un sustrato
del comportamiento varonil a modo -por supuesto- de enseñanza y advertencia
para las jóvenes de esos años a quienes aconseja sentenciosa en otro
momento del texto:
La mujer galanteada desde muy joven se envejece prematuramente, se gasta.
Es como una pieza de música que se está oyendo continuamente. El secreto
tan solicitado en vano, para rejuvenecer, no existe; pero sí el de no pasar antes
de tiempo y consiste en no gastar ( ) los atractivos de su sexo. Vale más jugar
a las muñecas hasta los veinte años que empezar a figurar como señorita a los
quince. La flor que abre poco a poco sus pétalos, dura más.20
Se observa la intención doblemente educativa y moralizante en este artículo
donde, por un lado, se desenmascaran las interioridades masculinas y por otro
se aconseja a las muchachas a no quemar etapas y sobre el correcto modo de
proceder ante las diferentes etapas de su vida. Con ´´Tres edades del hombre´´,
hace su aparición oficial la presencia femenina en el Mercurio, como sujeto
activo y pensante dispuesto a reclamar y si es preciso arrebatar para sí un lugar
de respeto en la memoria cultural santiaguera del momento y que de
preferencia quedará su labor para la posteridad.
Luisa Pérez de Zambrana también colaboró en este periódico con el artículo
titulado ´´La mujer fina´´, el cual apareció en la publicación correspondiente al
domingo 3 de diciembre de 1882.Constituye este texto un tratado conceptual
19 Ibídem. El Mercurio, p.10.
20 Ídem.
sobre el significado que -según la propia escritora- tiene la mujer fina:
( ) la mujer fina está adornada con las virtudes más amables, porque es
benévola, afable, sensible y discreta. Aunque carezca de gracias exteriores, la
hacen parecer hermosa la suavidad de su voz, la dulzura de su sonrisa, la
sensibilidad de su mirada y la expresión cariñosa y atractiva de todo su
semblante21
He aquí la caracterización de la mujer ángel, la mujer ideal de la que tanto
escribían los románticos y el punto álgido al que aspiraban ganar las doncellas
para ser merecedoras de un buen matrimonio. Cualidades como la delicadeza
y la mesura en el arte del escribir propias de esta autora son las que mejor
caracterizan este sencillo y breve texto pero poseedor de una fuerte carga
didáctica para las jóvenes, escrito en primera persona y de forma impresionista
nos da una medida exacta de cuán involucrada se haya su autora en estos
menesteres pues, ciertamente, ella es la personificación de esa mujer fina y
educada descrita con tanto detenimiento: ´´Esta no conocerá las pequeñeces de
la vanidad, ni el tormento de la envidia´´22.Enuncia en otro momento esta mujer
fina.
Sencillez, didactismo y gracia son los elementos a tener en cuenta para
referirse a este texto, el cual encierra a modo de discreto trasfondo las ansias
de reconocimiento a las féminas como seres imprescindibles para garantizar la
felicidad del hogar. Debido a la profunda feminidad y docilidad
de La
Zambrana este trasfondo aparece resaltado con su conceptualización acerca
del significado de la mujer fina cuyo sustento es la esmerada educación en los
preceptos cristianos y hogareños. Ese según ella es la base de la verdadera
belleza femenina, el criterio sustentado por este articulo a pesar de ser escrito
por una mujer de su tiempo y que se mantuvo al margen de todo tipo de
circunstancias, refleja actualidad y vigencia su pensamiento porque realmente
la base para formar una mujer íntegra y capaz es la educación, ahí radica la
verdadera belleza femenina la del pensamiento y su accionar como ser social.
María del Pilar Sinués fue la fémina más destacada en este género, tres
artículos suyos figuran en la muestra localizada los cuales aparecen en los
21 Luisa Pérez de Zambrana: La mujer fina. El Mercurio 3 de diciembre de 1882, núm.9.T1,
p.52.
22 Ídem.
números 31,35 y 36 de la presente publicación. Todos caracterizados por un
estilo claro y sencillo con una intención informativa y didáctica, portadores de
mensajes dirigidos exclusivamente a ellas con el objeto de prepararlas lo mejor
posible para afrontar las diversas etapas de su vida. El primero de estos titulado
´´El lujo´´ apareció el 6 de mayo de 1883 y no es más que una invitación al
abandono de ese mal denominado lujo, que corroe el alma y la felicidad
hogareña.
Este artículo tiene una tónica similar al de La Zambrana donde se defiende la
belleza auténtica sin adornos ni ostentación: “No debe aspirar la mujer a competir
sino a distinguirse ( ) será mejor que cree un género original donde resalten el buen
gusto, la sencillez y la armonía perfecta de los detalles”23. De nuevo se observa la
reiteración a la mujer de la mesura en el vestir y la elegancia de los detalles.
Concluye con la siguiente exhortación : “( )Y recordad las que estéis atacadas de
la pasión del lujo, que si obligáis a vuestros esposos a entrar por esa puerta nombrada
negocio, es posible que tengan que salir por la del suicidio”.24
´´Los Celos´´, segundo artículo de la Sinués, no es más que otro tratado
educativo para las mujeres, donde, a través de la comparación que establece
entre los celos y la envidia busca inculcar la docilidad y comprensión de las
esposas para con sus maridos; “ la envidia nace de la pequeñez del alma; los celos
de la gran sensibilidad del corazón ( ) Los celos se sienten únicamente cuando un
amor grande, inmenso, llena el corazón.
25
En otro momento del texto se siente un
trasfondo patriarcal cuidadosamente colocado muy a propósito del tema: “No
pidáis más de lo que pueda concederos, no queráis violentar sus gustos, sus
sentimientos, sus inclinaciones. Respetadle al mismo tiempo que lo améis, pero sabed
haceros precisas a su bienestar, a su dicha, a su vida doméstica que es la sola ciencia
y el gran talento que debe ostentar la mujer”.26
Una vez más estamos en presencia de la ideología femenina de sumisión y
dulzura ante el varón, de soportar y garantizar la estabilidad hogareña. Este
23 María del Pilar Sinués: El lujo. El Mercurio 6 de mayo de 1883 núm. 31.T1, p.183.
24 Ídem.
25 _______: Los Celos. El Mercurio 3 de junio de 1883 núm.35.T1, p.206.
26
Ibídem, p.207.
breve escrito no hay rebeldía, ni queja solo consejos para asumir la vida de
forma más cómoda y con menos tropiezos.
´´Las armas de la mujer´´, tercer y último texto publicado 10 de junio de 1883,
recurre a los mismos elementos ya referidos. La dulzura, la resignación, la
persuasión, la belleza, el llanto, la paciencia y la coquetería- armas todas de la
mujer-son instrumentos para alcanzar un fin específico: la felicidad marital.
Estamos en presencia de
una escritora que nos guía con paciencia y
dulzura hacia los caminos de la felicidad, una escritora que no concibe una
mujer trabajadora con ansias de estudiar o hacer algo diferente a atender el
hogar: “ Habrá quien comprenda y ame a la mujer fuerte ( ) y yo siento no ser de ese
número para amar de otro modo ( ) admiro más a la mártir de las oscuras penas del
hogar doméstico que a las heroínas como Juana de Arco y la Monja Alferez( )A las
mujeres les toca, no herir, sino rezar, amar y bendecir”.27
María del Pilar Sinués con este y el resto de sus artículos brinda una visión clara
de la ideología femenina de la época y su comportamiento responde asimismo a
la época que le tocó vivir, no se le critica la simpleza de sus escritos con pocos
valores literarios; se le encomia el hecho de haber alzado su pluma para escribir
sus interioridades y su sentir como mujer del siglo XIX que no comprende las
otras facetas de realización para las féminas. Sus artículos costumbristas y de
corte didáctico responden a su tiempo igual que su ideología. Sin embargo
estamos en presencia de una mujer que enriqueció con su producción la vida de
este periódico y sus escritos de seguro fueron muy apreciados y agradecidos
por el público lector.
En ´´La mujer médico´´ hay cierta apertura a mostrar la mujer científica y su
aceptación como alternativa para las mismas, firmado tímidamente por
Conchita, el
12 de octubre 1884 vio la luz en El Mercurio. Este artículo
expositivo promociona las estupendas actitudes de las mujeres para dedicarse a
las ciencias médicas; para lograr un mayor convencimiento en las masas se
vale de un conjunto de historias cuyas protagonistas desempeñan papeles de
importancia en esta esfera: “La historia nos refiere que una carta real concede una
pensión diaria a una mujer que a título de médico real había acompañado a Luis IX a la
27 _________: Las armas de la mujer. El Mercurio 10 de junio de 1883 núm. 36.T1, p.212.
Cruzada”28
En otro momento del texto su fe en las capacidades del bello sexo se hace
latente: “En todas épocas ha habido mujeres eminentes capaces de mostrar que
nuestra inteligencia es igual a la del hombre29”. Con este articulo se denota cierta
evolución en la escritura, ya el tratamiento de los temas no son meramente
costumbristas sino de temáticas más serias como la inserción de la mujer en la
sociedad.
Pero es con Manuela García Duque-Melsonac- con quien el género se
enriquece y marca en cierta medida una ruptura con lo antes visto, entiéndase
con esto que los escritos de la época iban encaminados a educar a la mujer y a
recordarles su lugar en esa sociedad. En este texto se incita a la mujer a
interesarse en algo más que no sea la casa, la ciencia en este caso. Aunque su
labor en esta publicación fue más intensa como poeta incursionó también como
articulista; de esta escritora solo se conoce hasta el momento que: nació en
Madrid en el año 1853, contando apenas 6 años de edad se trasladó a esta
ciudad y falleció prematuramente el 1 de febrero de 188530´´; sus dos artículos
denotan gran dominio de la técnica de escritura y madurez en su pensamiento.
El primero de estos titulado ´´El conocimiento de sí mismo es el principio de la
ciencia´´ es un homenaje a la insigne figura de Simón Bolívar quien “poseía el
doble talento de conocerse a sí mismo y a los demás”31.Se observa una Melsonac
amante de la libertad y la justicia social- ideología un poco contradictoria para
una mujer que no es cubana- pero no por esto su compromiso con la Patria es
menor. El artículo denota un adecuado dominio de la técnica y del lenguaje
científico, además del hondo contenido filosófico que encierra el mismo: “Hay
un estudio sobre todos los estudios: un conocimiento superior al de todos los demás,
noble al par que honroso ( ) Tal es el estudio de sí mismo, origen de la sabiduría; el
estudio de nuestras debilidades, de nuestros defectos, de nuestros vicios ( ) de los
28 Conchita: La mujer médico. El Mercurio 12 de octubre 1884.T2, p.10.
29 Ídem.
30 El Cautivo: Corona fúnebre a Manuela García Duque .El Mercurio 8 de febrero de 1885, núm.
19, p.1.
31 Melsonac: El conocimiento de sí mismo es el principio de la ciencia. El Mercurio 26 de
octubre de 1884, núm. 4, p.2.
vagos intereses que se deslizan en nuestra conducta.”32
La madurez del pensamiento de esta mujer es notable, el tratamiento de esta
temática es novedoso para su época, recordemos que todos los escritos de
mujeres vistos hasta el momento son de temas hogareños y de interioridades
femeninas, por vez primera vemos una mujer abordando otras temáticas, por la
profundidad de su reflexión, una mujer involucrada en temas elevados como
este.
Su segundo artículo ´´La mujer en Cuba´´ es un reclamo al patriarcado
dominante por la triste situación de la mujer de esa época confinada a los
estrechos marcos del hogar y la familia, es una incitación a las féminas para que
estudien y exijan ese derecho, es un clamor de libertad para las de su sexo. Se
vale de comparaciones entre la educación en Cuba y la del extranjero para
hacer notable la diferencia abismal que existe:
Mientras que en otros países la educación de la mujer no se considera
terminada hasta los 18 años, edad en la que ya está apta para penetrar en el
mundo dotada de instrucción suficiente para precaver sus peligros ( ) en Cuba
la transición es por demás brusca y rápida: la niña se ve convertida en esposa,
la esposa en madre, sin tener tiempo apenas de darse cuenta de la importante
carga que sobre sus hombros gravita.33
Cuánta madurez y profundidad la de esta mujer quien no solo defiende los
derechos de las féminas sino también le profesa amor a esta Patria extranjera
que la acogió desde niña:
Si hemos crecido, y gozado y sufrido al arrullo de sus tropicales brisas ( )
¿Cómo no amarla si a los destellos de su espléndido sol se abrieron nuestros
ojos a la luz de la razón? ¿Cómo no amar a sus hijas, las bellísimas cubanas, si
entre ellas contamos con tiernas hermanas ( ) a las que vivimos unidas por
vínculos del corazón nos prodigan de cuidados de sincera amistad y
desinteresado cariño?34
De sincero amor a la patria cubana, apoyo incondicional a las cubanas de
quienes apunta: “La cubana, con orgullo lo decimos, puede ser considerada como una
heroína ( ) es modelo de esposa, de madre, dando cima con notable acierto a la
grandiosa misión que a su cuidado le confió la Providencia”35; de reclamo y orgullo
de ser mujer están plagadas estas emotivas páginas de encomio a ellas donde
la docta Melsonac las exalta y motiva a luchar contra el anonimato y la
32 Ibídem, p.1.
33 Melsonac: La mujer en Cuba. El Mercurio 11 de mayo de 1884, núm. 32, p.1.
34 Ibídem, p.2.
35 Ídem.
sumisión. En estos artículos emergió una Melsonac enérgica, digna de su sexo
y patriota, dispuesta a luchar con tenacidad por los intereses de sus hermanas,
con esta mujer se detecta un cambio de mentalidad, un despertar a la luz del
conocimiento.
La prosa de manera general ya sea a modo de artículo o cuento, se comportó
de manera tradicionalista, a excepción de Delia y Melsonac, es decir los textos
giraron en torno a problemáticas muy cotidianas de las féminas: el lujo, los
celos, la envidia ,la vanidad. El movimiento romántico les aportó tramas y
personajes entusiastas que no se dejaron dominar por la pasión. Los años
privilegiados por este estilo fueron el 1883 y 1884, donde la demanda fue
elevada y fructífera en narraciones femeninas.
En La Guirnalda, el 3 de enero del 86, se publicó el artículo “Alfa intelectual“,
firmado por M. del J. de P y R, en el que la autora declara que a solicitud del
editor colaboraba con el texto para ayudar a la instrucción de los más jóvenes
en la sociedad santiaguera de la época. En un punto especial se refirió al papel
de las mujeres como formadora:
La familia en Cuba, por los tristes males que toda guerra trae consigo, mucho
ha sufrido y sufre en su influencia moral, y el hogar cubano, asilo en más
venturosos días de todas las virtudes, ha sufrido males sin cuento, á los cuales
es indispensable poner remedio con solicitud y pronta mano para tal ora, si
mucho pede hacer el hombre, es innegable que más puede hacer la mujer.36
En ese mismo año el 30 de mayo, bajo la firma de “Una madre“ salió el
artículo “La poesía del hogar“ original desde el comienzo en que declara: “ Si
no teneis niños, no leais estas líneas hasta que no lo tengais. Si teneis un niño, no lo
leias hasta que no esté dormido37.“ Un artículo dirigido a llamar la atención a las
madres sobre la felicidad que proporciona un hijo, no comparable con ninguna
otra. Y sobre el temor de algunas mujeres de avejentarse al parir la madre dice:
“Contáis el tiempo de otra manera que ántes; no veis que os envejece, solo veis que
hace crecer á vuestro pimpollo. Pero vosotras no envejeceis ya, al contrario os
rejuvenecéis. El niño os quita los años que va teniendo.“38 En El Álbum, el 4 de
octubre del 91 vio la luz el texto “Lo que ama una mujer“ en el que se interroga
sobre este particular y se produce este interesante diálogo, cuyo resultado final
36
37
38
es asegurar que la mujer se ama a si misma.
BIBLIOGRAFÍA.
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1979, pp 6-7.
2. Gómez, Luís Marcelino: La mujer en defensa de la mujer: voces
femeninas del romanticismo cubano. (poesía y cuento). Florida
Internacional University.
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de febrero de 2013.
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Mayoral, edición, Escritoras románticas españolas. Madrid: Fundación
Banco Exterior, 1990.
5. Montori, Arturo: El feminismo contemporáneo. Imprenta La moderna
poesía. Obispo, 1922. Cuba.
6. Pastor, Brígida M: Progreso y Conflicto en la mujer escritora en la Cuba
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7. Showalter, Elaine: “La crítica feminista en el desierto“ en Textos de
Teoría y Crítica. Pp-597-639. Compliladoras Nara Araujo y teresa
Delgado. Universidad Autónoma metropolitana de Iztapalapa, México.
DF. 2003.
Publicaciones periódicas.
1. El Mercurio.
2. El Redactor.
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