HERBARIO Girasol: Cualquiera que viera a un girasol tendría una suave sensación de dulzura veraniega. Sin embargo, todo este tiempo hemos estado malinterpretando a los girasoles pues en realidad son flores intrínsecamente melancólicas; procuran desesperadamente al sol como los solitarios, la más mínima fuente de compañía. La raíz de esto puede ser que la gente no le pone la debida atención a lo más vital, o tal vez simplemente desconocen que las luces más brillantes son las que mejor conocen la tristeza, por eso evitan a toda costa volver a ella. Para entender a los girasoles se necesita un temperamento introspectivo y silencioso como el de Van Gogh, el pintor que mejor los ha comprendido al retratarlos decaídos y marchitos sobre bellos fondos azules. Rosa: La fisionomía de las rosas es una vía por la cual las plantas han intentado, desde el principio de los tiempos, darnos una lección; pues esta flor se conoce bien en el reino vegetal por su belleza inaudita. No obstante, algo que las personas siempre prefieren olvidar son las espinas que cubren su delgado cuerpo. Sus espinas funcionan como furiosas armas para proteger los delicados pétalos que las coronan; y al mismo tiempo son una sutil manera de abrazar las contracciones del mundo. El áspero tallo verde se complementa con los suaves pétalos en una unión en la que a pesar de ser tan distintos se necesitan mutuamente, y al mismo tiempo ejemplifican el equilibrio de la vida en el reino vegetal.