A VUELTAS CON DIOS Fernando Arantegui Seral 1 2 Para todos aquellos que se han cruzado en mi camino y que, con su presencia, su sabiduría, sus consejos, sus reproches, sus críticas…me han ayudado a trazar el mío. 3 “Mas voy a oriente y no está, a occidente y no lo encuentro; lo busco al norte y no aparece, en el sur se esconde y no lo veo” (Jb 23, 8-9). “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Jb 42, 5). “El Espíritu Santo, que habló a través de los escritores sagrados, no quiso enseñar a los hombres lo que no es útil para ninguna salvación”. San Agustín “Si on soumet tout à la raison, notre religion n’aura rien de mystérieux et de surnaturel. Si on choque les principes de la raison, notre religion sera absurde et ridicule ». Pascal, Pensées, S 204 “Todo aquello que puede ser dicho, puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”. L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus “Busqué mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y no lo encontré. Busqué a mi hermano y encontré a los tres”. William Blake 4 5 6 PREFACIO A vueltas con Dios. Resulta presuntuoso. Y, sin embargo, describe muy bien lo que ha sido mi vida. Un continuo ir y venir. Una idea, un concepto, una convicción, una vivencia. Unas veces soleada y otras muchas brumosa. Algo claro y certero a veces. Difícil de asumir otras muchas. Posiblemente sea más fácil hablar de Dios en negativo, decir lo que no es, que dar una imagen positiva. Se hace sumamente difícil hablar de Dios. Y más en unos momentos en los que a nadie parece importarle. Es una lucha permanente entre sentimiento y razón. Difícil de llegar a la síntesis en esta dialéctica permanente que es el ser humano. Todos buscamos certezas. Y desgraciadamente hay pocas en la vida de un hombre. Quizás no haya sino dos: nacemos y morimos. Y entre ambas se abre a cada humano un camino que debe recorrer solo, aunque lo haga acompañado. Y el camino lo vamos haciendo a medida que lo recorremos. No hay una pista trazada. Ni un sentido único. A menudo nuestra vida se parece bastante a una representación de teatro en la que los actores aparecen con máscaras. En nuestro caso es un monólogo y la máscara (alegría, tristeza, dolor, entusiasmo, desánimo, tragedia…) dependerá del momento, aunque sabemos que acabaremos usándolas todas. A pesar de todo hay en nosotros una chispa de eternidad que nos impide resignarnos. ¿Ilusión? ¿Anhelo? ¿Esperanza? O ¿Espejismo? ¿Ensueño? ¿Delirio? ¿Por qué seríamos distintos del resto de criaturas? Preguntas, siempre presentes. Respuestas inciertas. ¿Desde dónde podemos responderlas? ¿Desde las ciencias? ¿Desde la experiencia? ¿Desde la vivencia de los que nos han precedido? Aunque quizás debiéramos preguntarnos si tienen respuesta. Supongo que el ser de cada uno convierte la búsqueda en algo condicionado de antemano. Abierto, pero limitado. No reaccionamos de la misma manera ante un paisaje, una fórmula física o una obra literaria. Donde unos ven unas cosas otros sienten esas cosas. Donde unos se extasían otros racionalizan. Nacemos en un lugar determinado. En un momento de la historia preciso. Con unas condiciones concretas. Unos nacen ricos y otros pobres. Los hay que podrán desarrollar sus capacidades y los hay que no. La naturaleza, la vida, no es justa. El pez grande se come al pez chico. ¿Nos adaptamos? ¿Sólo sobreviven los mejor dotados? ¿Cuál es el papel de la suerte? Los clásicos hablaban del destino. ¿La ruleta rusa? ¿Nos resignamos? ¿Nos enfrentamos? ¿Hay luz al final del túnel? 7 Supongo que cada individuo, de una forma u otra, deberá responder en algún momento de su vida a todos esos interrogantes. Incluso todos aquellos que parecen estar de paso de todo. Y deberá asumir las consecuencias. Las que sean. Es indudable que el ser humano progresa, mejora, avanza…aunque en ciertos momentos nos parezca lo contrario. Está claro que no vamos todos en el mismo vagón. Sí en el mismo tren. Pero unos van en primera clase, otros en segunda, tercera e incluso encima del vagón. Supongo que el paisaje, siendo el mismo, no lo disfrutamos de la misma manera. Y de alguna manera todos tendremos razón cuando lo describamos. Aunque no lo habremos vivido de la misma manera. Es cierto que de alguna forma todo es relativo. ¿Hay algo o alguien que pueda de un modo u otro dar sentido desde la posición de cada uno a todo eso? Dar sentido. Llegamos al núcleo. Y esto se parece más a un casino que a una biblioteca. La apuesta de Pascal. Un científico, físico y matemático, que pretende convencernos de que, ante la imposibilidad de demostrar la existencia o no existencia de Dios, lo mejor es apostar por la existencia. Tiene más ventajas. “En la probabilidad de que Dios no exista, el creyente y el no creyente no pierden nada o casi nada. En cambio, si Dios existe, el creyente gana la inmortalidad y el paraíso de la religión del Libro, mientras que el ateo no creyente corre el riesgo de ser condenado al infierno por la eternidad” nos explica la Wikipedia. Aunque probablemente el lenguaje nos parezca anticuado y obsoleto, esto es lo que hacemos a menudo en nuestras vidas cuando optamos por una cosa u otra. Sopesamos los pros y los contras y en función de lo que vemos, nos decidimos. ¿Tiene sentido creer en Dios hoy? Esta pregunta es recurrente y suena en la historia desde que el hombre tiene la capacidad de pensar, de reflexionar. Y por supuesto, la pregunta que le acompaña es, ¿en qué Dios? A vueltas con Dios. Con el que nos ha tocado vivir. Aquí y ahora. Hemos recibido una enseñanza, una fe, una educación religiosa concreta. Por supuesto, nada o nadie nos impide ir a ver en otra parte. Sin embargo, debemos de admitir que es difícil cambiar lo que hemos “mamado” en nuestra tierna infancia y juventud. Lo que sí podemos hacer es modificar lo que creíamos o la forma en que creíamos. Y eso es de alguna manera lo que cuenta este libro. Recorrido que probablemente tenga poco de original. Ese mismo camino lo han seguido muchísimas personas. ¿Fe o convicción? Parece mentira que hablemos de creer y que no aparezca la fe por ningún sitio. ¿Creencia, convicción, confianza? ¿Apuesta? Quizás todo eso…y algo más que es difícil de definir. No sé tampoco lo que es la fe. Creo y dudo al mismo tiempo. Y eso es algo que me ha acompañado toda mi vida. Quizás las palabras del poeta inglés que se encuentran citadas al comienzo y final de este libro, son un buen resumen de lo que es Dios y lo que significa creer para mí: “Busqué mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y no lo encontré. Busqué a mi hermano y encontré a los tres”. William Blake 8 9 10 1. Reflexiones. No hay guion. No hay esquema. No hay plan. Ni capítulos. Sin orden ni concierto. “A vueltas con Dios” he llamado a este batiburrillo de ideas, de reflexiones, de idas y venidas, de citas… Es el título de la traducción de un libro de un teólogo alemán, E. Zharnt (“Die sache mit Gott”) que trata de la teología alemana del siglo XX. Pero es válido para cualquier época porque la teología, la religión, no son sino un constante a vueltas con Dios. Porque de alguna manera toda mi vida ha sido un estar a vueltas con Dios. A vueltas con Dios es lo que hace el hombre desde que tiene la capacidad de pensar y comunicar. En este largo caminar siempre ha estado presente de una u otra forma. Ha recibido numerosos nombres, atributos, formas, apariencias… Ha sido el reconocimiento por parte del hombre de su nimiedad, de sus miedos, de sus interrogantes, de su ser… La idea de Dios va a evolucionar con el hombre. Animista, politeísta, monólatra, monoteísta…Siempre presente. Hasta ese momento que el hombre descubre sus capacidades y lo deja de lado: « ¿Dieu ? Je n’ai pas besoin de cette hypothèse », respondió Laplace a Napoléon. “Los hombres religiosos hablan de Dios cuando el conocimiento humano no da más de sí o cuando fracasan las fuerzas humanas”.1 Empezó a pensar anticipadamente en su propia muerte, lo que desarrolló en ella una suerte de inquietud existencial crónica que ningún animal había conocido antes. Los desasosiegos de la autoconsciencia eran tan duros que esta criatura tuvo que desarrollar mecanismos de defensa. La religión fue uno de ellos. Una vez expulsado del terreno de la ciencia, de la explicación del mundo… ¿ya está? ¿Su “función” ya no es necesaria? ¿Necesita Dios ser funcional para existir? ¿Es Dios una respuesta a esas preguntas que no tienen respuesta o cuya respuesta no nos satisface? ¿De qué Dios estamos hablando? En nuestros días hemos pasado del qué debemos creer al qué debemos hacer. Pero, ¿se puede reducir la religión solamente a lo ético? “¿Cómo pensar en Dios? ¿Cómo vincular las realidades humanas y el discurso de Dios? ¿Cómo evitar forjar una idea monolítica y simplificadora de Dios? ¿Cómo, sobre todo, podemos hacer frente a las complejidades y contradicciones de la vida sin perder la relevancia de la creencia en Dios?”2 A vueltas con Dios. El Dios de mi infancia y del catecismo. Ese que lo veía todo, lo anotaba todo y no se olvidaba de nada. Ese que castigaba y mandaba al infierno. 1 2 D. Bonhoeffer, Resistencia y sumisión, Sígueme, Salamanca, p. 198 D. Müller, « Dieu. Le désir de toute une vie », Labor et Fides, Genève, 2016, p 35 11 Ese con el que había que negociar (primeros viernes, primeros sábados de mes) para asegurarse un final con posibilidad de arrepentimiento. Ese Dios siempre presente en todas partes al que no se le podía mentir o engañar. La eternidad, esa sensación de vértigo que sentía con tres o cuatro años pensando en ella por la Gran Vía camino del colegio alemán. Castigo eterno. Las llamas del infierno por la eternidad. Lo que generaba, por lo menos en mí, mucho miedo. El miedo como arma. El miedo como poder. El miedo como fuerza de sumisión. Y el martirio como el camino más rápido y certero para asegurarse el cielo, renunciar a unos pocos años de “vida” por una vida eterna en el paraíso. ¿Quién no ha soñado con él? Esa seguridad que da el estar en la verdad, en el buen camino, en el de los elegidos. Creo que la pintura de El Bosco, El ojo de Dios, es un buen reflejo y exponente de todo lo que acabo de decir. Siempre me ha fascinado este pintor. El poder de la imaginación al servicio de la religión. A vueltas con Dios. El Dios de mi adolescencia y juventud, un Dios más personal con el que se podía establecer una cierta relación. La oración, la soledad, los demás…todos te pueden hablar y llevar a Dios. Un Dios al que poder dedicar su vida. Un Dios que predicar. Un Dios que llevar allí donde es desconocido. Así nace una vocación misionera. Una confesión general que me libera y me hace comprender que Dios no es, no puede ser, ese que aprendí en el catecismo. Y luego llegó el Dios de los filósofos, de los biblistas, de los teólogos…y todos juntos ayudaron a derrumbar lo que quedaba de mi andamio religioso de la infancia-juventud. Pero éramos jóvenes y más importante que pensar o reflexionar era actuar. Había que derribar la dictadura, cambiar el mundo, hacer la revolución. Nos sentíamos, pobres ingenuos, capaces de darle la vuelta al mundo. Teníamos un punto de apoyo que nos parecía inamovible: nuestra visión de lo que debía ser el mundo, las relaciones humanas, la justicia…TODO. Y con él nos sentíamos capaces de TODO. La percepción del paso del tiempo ha cambiado mucho. En nuestra sociedad las ideas, y todo lo que nos rodea, evolucionan a tal velocidad que cualquier cosa que digamos queda obsoleta pocos momentos después de haberla propuesto. ¿Alguien se acuerda hoy de lo que fue y supuso como avance el fax…y lo poco que duró? ¿Y el walkman? Si tienes menos de treinta años quizás ni te suenen, Y el problema no es otro que la aceptación o no de lo absoluto. Llámese Dios, Verdad... Y lo absoluto es excluyente. Si yo poseo la verdad, todos los demás están en el error. Si no se acepta lo absoluto se llega al relativismo. Todo depende del cristal con que se mira. Tu opinión es tan válida como la mía. Y si se acepta lo absoluto llegamos pues a lo que se ha llegado siempre: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. 12 Rozamos, no entraremos de lleno en un tema que daría para mucho más, en el problema de la violencia que se deriva del absolutismo de las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. “El monoteísmo no sólo adora a un único Dios, sino que además afirma que todos los otros dioses son falsos. Y es que, efectivamente, desde que nació el monoteísmo, con él nacieron también las fuentes de violencia que los monoteísmos han acarreado a la humanidad. Lo cual es comprensible. Porque, desde el momento en que una persona o un grupo afirma que existe un solo Dios verdadero, por eso mismo considera a los demás dioses, no sólo como falsos, sino además como enemigos. Una enemistad que se ve reforzada por la pretensión de absolutismo que es propia de una confesión religiosa monoteísta y, por eso también, exclusivista”3. “Hay que admitir que el absolutismo está lejos de morir. En efecto, gobierna las mentes de un gran número de personas del mundo actual, más peligrosamente en el mundo musulmán…Tal absolutismo origina casi siempre una poderosa fe religiosa, y constituye la principal razón para sugerir que la religión puede ser una fuerza del mal en el mundo”4. “La religión «genera pretensiones de validez que no tolera ninguna objeción. Y aquí es donde empiezan los problemas. Porque la validez absoluta de las propias convicciones se convierte automáticamente en violencia para todo el que no comparte tales convicciones”5. “En el corto plazo las religiones se resisten a los cambios, tienen pánico a reelaborar el patrimonio simbólico que heredaron. Están cautivas de una epistemología fixista, agravada por la convicción de ser «depositarias de la Revelación”6. El humanismo renacentista es una reacción al absolutismo religioso de la Edad Media. Dios deja de ser el centro que pasa a ser ocupado por el hombre (la medida de todas las cosas). La hija del renacimiento será el racionalismo y de éste llegará la Ilustración, la Aufklärung (la iluminación, las luces). Racionalismo e ilustración traerán la secularización. La hipótesis Dios ya no es necesaria. Pasa a ser un asunto privado. El estado debe de ser neutro. Las creencias son múltiples y todas se valen. Relativismo. Lo tuyo es tan válido como lo mío7. 3 J.M. Castillo, La humanización de Dios. Ensayo de Cristología”, Trotta, Madrid, p. 67 R. Dawkins, El espejismo de Dios, Espasa, Madrid, 2008, 5ª Ed., p 306 5 J.M. Castillo, o.c., p. 70 6 Vigil J.M., “Errores sobre sobre el mundo que redundan en errores sobre Dios”, en la Revista Fe y Pueblo, 2014, 137-146 7 Sigmund Freud hablaba de tres revoluciones científicas que han producido tres “ofensas” en el narcisismo humano: la cosmológica (Copérnico muestra que la tierra gira en torno al sol), la biológica (Darwin que hace del hombre una especia más surgida de la evolución) y la psicológica (ni siquiera somos dueños de nosotros mismos). En estos momentos suelen añadirse nuevas “ofensas” como la sociológica (A. Compte y K. Marx, el hombre deja de ser el protagonista de la historia). 4 13 El hombre se trasciende a sí mismo tratando de encontrar el sentido fuera de sí. Pero eso no le lleva necesariamente a Dios. Con la razón se ha impuesto lo demostrable, lo empírico. Lo razonable no son los medios o los fines sino la relación de los medios a los fines. Con Darwin el hombre deja de ser "distinto" del resto de criaturas, especial, diferente... Con Freud deja de ser consciente, libre, dueño de sí mismo... La neurología nos dice actualmente que el cerebro toma las decisiones unos segundos antes de que seamos conscientes. ¿Qué hacemos del libre albedrío? O, dicho de otro modo: la humanidad comenzó afirmando la diferencia del hombre con respecto del resto del mundo. Tras lo cual proclamó su superioridad sobre el resto de las criaturas y dedujo que podía conquistar (dominar) la naturaleza. Después de lo cual no le quedaba sino excluir toda dependencia (ya no necesitamos la hipótesis Dios). Sin embargo, hoy asistimos a una deconstrucción de esta lógica. El hombre ya no es diferente del resto de criaturas (derechos de los animales) y consecuentemente no tiene ninguna superioridad sobre ellas y no tiene ningún derecho de dominación sobre nada. Ni sobre nadie. ¿Por qué los derechos humanos serían superiores a las leyes de la Charia? ¿En nombre de qué esto es mejor que aquello? ¿Dónde ponemos los límites y con qué autoridad? A fin de cuentas, al negar lo absoluto hacemos del relativismo otro absoluto. Cuando se niega la biología y consecuentemente la naturaleza (el sexo como construcción social, fruto cultural, que puede modificarse a voluntad, basta con manifestarlo), entonces podemos afirmar tranquilamente la igualdad del hombre con el animal. Porque si todo es cuestión de “sentirse” hombre, mujer, ni lo uno ni lo otro… ¿por qué no animal? En el siglo de los derechos (del hombre, de la mujer, de las minorías, del niño...) no se puede excluir el derecho de los animales y a ser animal. En el relato que nos presenta la tradición sacerdotal en el libro del Génesis (Gn 1,1-2, 4a), hay una frase que se repite al final de cada día: "Y vio Dios que estaba bien". Y tras la creación del hombre, la última etapa, dice: "Vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí que estaba muy bien". ¿Qué hemos hecho los hombres con eso? Del dios centro del universo pasamos a la tierra centro del universo y más tarde hicimos del hombre el centro de la tierra. Lo que nos llevó unos cuántos siglos. Marx, Darwin, Freud…han venido a decirnos que no somos sino reflejo de estructuras sociales, económicas, culturales… O como dice el título de una obra de un premio nobel, Jacques Monod, somos fruto del "Azar y la necesidad". “Padre Nuestro que estás en el cielo”. Esa es la oración que se dirige a un Dios concebido como ser de un poder sobrenatural, que habita por encima del cielo de un universo dividido en tres niveles y del que, de algún modo, se cree todavía que controla nuestro mundo. A este Dios le pedimos aún «nuestro pan de cada día», el 14 establecimiento de su reino en la tierra, el perdón y la tutela. Todavía nos acercamos a este Dios, concebido como juez, de rodillas, suplicando misericordia, pidiendo favores y buscando salud. Cuando la tragedia nos golpea, todavía nos preguntamos por qué, y todavía preguntamos si esa tragedia es un reflejo de los deseos de Dios de que seamos «castigados por nuestros pecados». “¿Qué he hecho para merecer esto?”, decimos. Los autores bíblicos expresaron sus creencias a partir de los conocimientos y la ciencia de su tiempo. Sus relatos no van contra los conocimientos de su época, sino que se basan en ellos. “El teísmo como forma de entender a Dios es ahora una víctima de la expansión de nuestro conocimiento. Esa definición ya no tiene sentido en nuestro mundo. No hay una divinidad sobrenatural por encima del cielo esperando para venir en nuestra ayuda. El espacio es infinito y nosotros, los seres humanos, hemos asumido su infinitud. Ese lenguaje, por tanto, carece de sentido. Ahora bien, ¿significa esto que Dios no tiene sentido? Esta es la mayor cuestión que el cristianismo tiene hoy ante sí. ¿Podemos redefinir lo que entendemos por Dios? ¿Podemos captar ese significado de otra manera? ¿Podemos renunciar a nuestras definiciones teístas de Dios sin tener que rechazar al mismo tiempo la realidad de Dios?”8 Siempre me ha parecido injusto que seamos los únicos, de momento, que seamos capaces de interrogarnos, de preguntarnos por nuestro ser, nuestro destino, nuestro futuro…y que no podamos dar repuestas. ¿La naturaleza no se habrá equivocado al dejarnos llegar a este estadio? ¿Miles de millones de años desde el supuesto bigbang para llegar a esto? ¿Todo es fruto del “Azar y la necesidad”? ¿Nuestra supuesta “superioridad” se reducirá a un montón de preguntas sin respuestas? La naturaleza, la vida, es brutal, es violenta. Es una lucha constante. Una vida que pende de un hilo finísimo. Que puede romperse en cualquier momento. La naturaleza no es justa. El pez grande se come al pequeño. Y el predador a su presa. Y si pensamos en lo ocurrido en el siglo XX la cosa no ha ido a mejor. El hombre ha transformado la violencia en brutalidad y crueldad. Envejecer es la única manera de mantenerse con vida. El hombre “empezó a pensar anticipadamente en su propia muerte, lo que desarrolló en él una suerte de inquietud existencial crónica que ningún animal había conocido antes. Los desasosiegos de la autoconsciencia eran tan duros que 8 J. S. Spong, “Las doce tesis. Llamada a una nueva reforma”, en file:///C:/Users/Farantegui/Downloads/RELaT_no_436_SPONG_John_Shelby_Las_doce.pdf p 5 Publicado originalmente en inglés en la revista «HORIZONTE», vol. 13, nº 37 (2015)112-162 PUC-Minas, Belo Horizonte, Brasil. 15 esta criatura tuvo que desarrollar mecanismos de defensa. La religión fue uno de ellos”9. 2. Y uno tiene la impresión de volver a una cultura en la que el hombre era el juguete en manos de las divinidades, de las fuerzas de la naturaleza…como si hubiésemos cerrado el círculo. Comenzamos desprendiéndonos de los dioses, para terminar en mano de otros dioses que vuelven a empoderarse de nosotros. Hay una palabra nueva, por lo menos para mí, que resume muy bien todo esto: el metaverso. Después de un cierto tiempo todo el mundo habla del metaverso. Si lo he entendido bien se trata de un universo virtual en 3D. Un mundo ideal en el que refugiarse, divertirse, evadirse…y que puede convertirse en nuestro futuro mundo real en el que trabajemos, descansemos, juguemos, nos relacionemos… ¿Otra droga? En la física contemporánea se habla del multiverso, la posibilidad de la existencia de universos múltiples. La teoría de las cuerdas habla de más de diez dimensiones. La física cuántica10 habla de la intricación cuántica que supone que cuando un par de partículas, fotones, por ejemplo, que han sido emitidos simultáneamente, forman un sistema físico no separable, aunque se encuentren separadas por miles de kilómetros. De forma que, si modificamos el estado de una de ellas, la otra, automáticamente e independientemente de dónde se encuentre, se ve modificada a su vez. También se habla de la superposición cuántica. La superposición cuántica es un principio fundamental de la mecánica cuántica que sostiene que un sistema físico tal como un electrón, existe en parte en todos sus teóricamente posibles estados de forma simultánea. Dicho en román paladino, la “cosa” puede ser blanca y negra a la vez, pero cuando la miremos sólo veremos un color. Para que luego hablen del misterio de la santísima trinidad. Es como si todo formase parte de un TODO. Todos formamos parte de una misma realidad. ¿O habrá que escribir REALIDAD? En los relatos de la creación de la Mesopotamia del tiempo del predominio de dicha zona, se habla de la creación del hombre para alivio del trabajo de los dioses. “Quiero crear el hombre…que se le impongan las obligaciones de los dioses y estos puedan descansar”, leemos en la Tablilla VI, 5-8 del poema Enuma Elish. “¡Que las obligaciones de los dioses sean las obligaciones de los hombres!”, en el mito bilingüe de la creación del hombre (27-28). 9 S.J. Spong, o.c., p 11 Richard Feynman, premio nobel de física, decía: “Si crees que entiendes la física cuántica, en realidad no entiendes la física cuántica”. 10 16 Un Dios inmolado mezclado con la arcilla da nacimiento al hombre, “de este modo el dios y el hombre estarán asociados, reunidos en la arcilla, y, a partir de ese momento, nosotros estaremos ociosos” (Atra-Hasis o el Supersabio, 208-218). “¿Qué gana el que trabaja con fatiga? He considerado la tarea que Dios ha puesto a los humanos para que en ella se ocupen. Él ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha puesto el afán en sus corazones, sin que el hombre llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin. Lo que es, ya antes fue; lo que será, ya es”. “…pues todo es vanidad” (Si-Eclo 3,9-11.15.19b). Estas reflexiones están escritas en un espacio corto de tiempo. Y son el fruto de una vida. Una vida incoherente, llena de incongruencias, de contradicciones, de renuncias, de infidelidades, de miedos, de frustraciones, de reproches, de lamentos, de… Muchas preguntas. Muchísimas. La mayoría sin respuesta. Porque no sé si la tienen. Porque no las conozco si las tienen. Porque me parece una osadía cualquier respuesta. Tal vez uno tenga tendencia a acordarse más de los momentos malos, fallidos, que de los buenos. En cualquier caso, los años suelen darnos una pátina de escepticismo, de conformismo, de resignación. No trato de justificar, ni de justificarme. Supongo que la travesía no tiene nada de excepcional. Cada uno la hace como puede. Lo que sí puedo afirmar es que en estos momentos me siento libre. Libre de creer sin necesidad de credos. Libre de pensar y de afirmar lo que pienso y siento sin necesidad de acuerdos. Libre de saber que la singularidad está presente en cada uno. De que las afirmaciones se apropian o no sirven de nada. De que las creencias no pueden ser inmutables. Libre de saber que ese Dios en el que creo, me ama así. De que no necesito saber, conocer, distinguir los mil y un preceptos, dogmas, leyes…De que necesito a la comunidad de creyentes, a los otros, a mis hermanos, para vivirlo. Pero con la libertad de los hijos de Dios. De que la revelación no termina, sino que continua en cada uno de nosotros. Cada uno a su ritmo y según sus posibilidades. De que el camino está abierto y lleva a alguna parte. Y sobre todo de que se trata de ofrecer no de imponer. De darse y no de esperar. De ser más que de hacer. Y todo con una gran humildad, la de saber qué nunca estaremos a la altura de lo que se nos pide. 3. “Gran parte de lo que sucede en el cristianismo es una negación del Sermón de la Montaña”. “Los cristianos tienen un gran Cristo, pero tienen muy pequeños cristianos. Ojalá yo tuviera el Cristo que tienen los cristianos”. “Me gusta tu Cristo. No me gustan tus cristianos”. 17 Estas frases se atribuyen a Mahatma Gandhi. Pero supongo que la mayoría de nosotros las suscribiría. Desgraciadamente siempre será así. Cuanto más elevada es una idea, un pensamiento, más difícil es que logremos plasmarla de una forma concreta en la realidad. Y el peligro de todas las utopías, y el cristianismo no deja de ser una, es precisamente el convertirlas en algo tan grande que al final se tratan de imponer por cualquier medio. Sabio es el principio del “fin no justifica los medios”. Porque no se puede llegar a la justicia a través de la injusticia; ni a la libertad a través del absolutismo; ni a la paz a través del asesinato; ni a la libertad a través de la opresión. Y siempre habrá opositores. A lo que sea. Es la naturaleza humana. Se necesita fe. Y la fe es un don. Y se desgasta. Se consume. Cambia. Y a menudo se hace difícil. Y hasta desaparece. Pero puede volver, renacer cual ave Fénix. Pero ya no será la misma. Será una fe distinta. Ni mejor, ni peor. Una fe que muchas veces lo será “malgré”…y que cada uno ponga todo aquello que considere oportuno. No será la fe naif de la infancia; ni la del carbonero; ni tan siquiera una fe ilustrada. Jean Rostand, biólogo y académico francés, en su libro “Inquiétudes d’un biologiste” decía sobre la fe: «La cuestión de la fe... Me hago esta pregunta todos los días, una y otra vez... Le he dicho que no a Dios, diciéndole las cosas un poco sin rodeos, pero a cada momento vuelve la pregunta. Me digo: ¿es posible? Sobre el azar, por ejemplo, me repito: no puede ser el azar el que combina los átomos. Pero entonces, ¿qué? ... Biológicamente, me parece difícil explicar incluso una flor por casualidad. Se me escapa algo... viene una cadena de preguntas, siempre las mismas. Estoy obsesionado, digamos la palabra, obsesionado, si no por Dios, al menos por el no Dios»11. « La science a fait de nous des dieux, avant même que nous méritions d’être des hommes » (La ciencia nos ha convertido en dioses, incluso antes de merecer ser hombres). «No se puede utilizar luz eléctrica y aparatos de radio, no se puede en caso de enfermedad acudir a las medicinas y a los medios clínicos actuales, creyendo al mismo tiempo en el mundo de espíritus y de milagros del Nuevo Testamento. Y quien crea poder personalmente hacerlo así, debe de tener bien clara una cosa: que, 11 « La question de la foi…Je me la pose chaque jour, sans arrêt… J’ai dit non à Dieu, en affirmant les choses un peu brutalement, mais à chaque instant la question revient. Je me dis : Est-ce possible ? À propos du hasard, par exemple, je me répète : ce ne peut être le hasard qui combine les atomes. Mais alors quoi ? … Biologiquement, il me semble difficile d’expliquer même une fleur par le hasard. Quelque chose me manque… une chaîne de questions viennent, toujours les mêmes. Je les ressasse… Je suis obsédé, disons le mot, obsédé, sinon par Dieu, du moins par le non-Dieu » 18 si afirma ser ésta la actitud creyente cristiana, está volviendo incomprensible e imposible la predicación cristiana en la actualidad” (Rudolf Bultmann). Tener fe requiere coraje, la capacidad de correr un riesgo, la disposición a aceptar incluso el dolor y la desilusión, decía Eric Fromm. Una fe pascalina, una apuesta por algo o alguien sobre el que no poseemos ni certitudes ni seguridad. Es un salto al vacío. Una apuesta por algo que nos parece que puede darnos un mejor resultado. Quizás hoy el dilema no sea cielo-infierno. Ni premio-castigo. Tal vez sea simplemente sentido-sin sentido. “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob; no de los filósofos ni de los eruditos” (Pascal). Dios no es una idea, ni la parte de un sistema, ni siquiera una teología. Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Un Dios presente en la historia, en la vida de los hombres. Un Dios que se manifiesta, que sale al encuentro. Y esto en la vida de cada ser humano. No es el Dios de la historia, es el Dios de mi historia. Ese que a veces desaparece. Y otras se deja entrever. El que cierra puertas, pero abre ventanas. No se le puede encontrar sino en la propia vida, en la propia experiencia. Por eso decía Bultmann que “Hablar de Dios con sentido es tan imposible como hablar sobre amor. Si se quiere hablar de Dios, es preciso hablar de uno mismo”. “El hombre es la condición de posibilidad para la afirmación y la negación de Dios. La teoría de la evolución saca al hombre de este estatus intangible. Y si la propia especie humana desapareciera -el día anunciado de la extinción del sol-, ¿no se plantearía la cuestión en términos absolutamente diferentes? Sólo podemos responder a este problema de manera reflexiva, reconociendo que nosotros mismos sentimos un inmenso vértigo ante esta probabilidad inimaginable. La desaparición prevista del hombre nos embarga de un pánico existencial comparable al de la desaparición de Dios, con la diferencia de que conocemos con certeza la existencia del hombre y no la de Dios. La cuestión de Dios, en otras palabras, sólo tiene sentido para nosotros en el contexto de nuestro cuestionamiento humano. Acabar con el hombre, o prepararse para una era en la que el hombre ya no exista, es acabar con la posibilidad misma de la cuestión de Dios, o en todo caso eliminar su sentido o desplazar su significado a lo transhumano o posthumano”. Tras las afirmaciones hay comprensión. La Iglesia pretende haber recibido la autoridad para decirnos lo que hay que comprender tras las afirmaciones. ¿Pero no se esconde detrás de ello la justificación de asuntos que nada tienen que ver con lo que defienden? Quizás la Iglesia ha estado muy preocupada siempre por defender el qué hay que creer, pensar, decir…y mucho menos en acompañar ese caminar de cada uno sobre caminos y senderos que no siempre están bien trazados, que no son siempre claros y precisos. Caminos que incluso desaparecen por momentos. Como cuando uno se encuentra en la montaña y se ve envuelto por la bruma…Imposible de saber dónde estás, a dónde vas, qué camino seguir… 19 Credos, dogmas, leyes…que tienen más a menudo relación con situaciones históricas, políticas, sociales…que religiosas. Poco a poco hemos ido cargando la barca hasta el punto de que se nos hace casi imposible el moverla. “Se sabe que el dogma cristológico se planteó, se discutió, se definió y se promulgó en los cuatro primeros concilios ecuménicos, Nicea, Constantinopla I, Éfeso y Calcedonia. Especialmente en Nicea y Calcedonia. Pues bien, lo primero que llama la atención es que estos cuatro concilios no fueron ni convocados, ni presididos, ni promulgados por los papas correspondientes, sino por los emperadores. Este hecho es especialmente significativo, por ejemplo, en el caso del concilio de Nicea, en el que se definió el Símbolo de la fe, el Credo de la Iglesia, y dentro de eso, el dato dogmático fundamental de que Jesucristo es «de la misma naturaleza» (homoúsios) que el Padre. El concilio fue convocado por el emperador Constantino, fue costeado por él, presidido por él en su propio palacio imperial, y al final fue aprobado y promulgado por el mismo emperador, que ostentaba el título de Pontifex Maximus, el «Sumo Pontífice», un título que los emperadores conservaron hasta Teodosio I, que presidió el segundo concilio ecuménico. Precisamente fue en el 383 cuando san Ambrosio consiguió que el emperador renunciara a utilizar semejante título”.12 “Más que una causa del triunfo del cristianismo, el Edicto de Milán del emperador Constantino fue una respuesta astuta al rápido crecimiento de esa religión el cual había hecho de ella una fuerza política importante”13. Dos opiniones. La de un teólogo y la de un sociólogo. Dos visiones distintas. Dos enfoques. Pero las dos tratan de mostrar el fondo político que subyace y que no dice su nombre. Constantino encuentra el medio de unificar su imperio, de hacerlo gobernable, e impone su visión. La Iglesia deja de ser perseguida y pasa a ser dominadora…y con el tiempo perseguidora. “Se pueden considerar los herejes desde el puno de vista de ellos mismos y desde el de la Iglesia. Desde ellos mismos, la herejía es pecado por el cual merecen no sólo ser separados de la Iglesia por excomunión sino excluidos del mundo por la muerte. Pues es mucho más grave corromper la fe, por la que el alma tiene vida, que falsificar moneda. Por eso, si los falsificadores de moneda y otros malhechores son entregados a muerte al instante por los príncipes, mucho más los herejes, al ser convictos de herejía, pueden no sólo ser excomulgados sino justamente ajusticiados. Por parte de la Iglesia hay misericordia, para la conversión de los errados. Y por eso no los condena al instante, sino después de una y otra amonestación…Pero después, comprobada la pertinencia y desesperando de su conversión, provee a la salud de los demás separándolos por 12 13 En la “Humanización de Dios” de J.M. Castillo, p 15-16 R. Stark, “La expansión del cristianismo. Un estudio sociológico”, Trotta, Madrid, 2009, p. 14 20 sentencia de excomunión y ulteriormente los entrega al juicio secular para ser exterminados del mundo por la muerte14”. “Un conocimiento mayor y más crítico de la historia, como el desafío del pluralismo cultural y religioso nos proporcionan razones teológicas y pastorales para cuestionar las expresiones cristológicas de los concilios antiguos, ya diferentes de la fe expresada en el Nuevo Testamento, que, en sí, ya es diversa de la forma como el movimiento de Jesús proponía la fe en el primer momento”15. Una simbiosis perfecta. Winner-winner, como se dice ahora. Todos ganan. No hay perdedor. ¿O sí lo hay? 4. Pero volvamos a nuestras reflexiones. “Cómo puede usted repetir «Dios» una y otra vez? ¿Cómo puede esperar que sus lectores tomen la palabra en el sentido en el que usted quiere que sea tomada? Lo que usted quiere decir con el nombre de Dios es algo muy por encima de todo alcance y comprensión humanas, pero al hablar de él lo ha hecho usted descender al plano de la conceptualización del hombre. ¡Qué otra palabra de habla humana ha sufrido tantos abusos, ha sido tan corrompida, tan profanada! Toda la sangre inocente por ella derramada la ha despojado de todo su esplendor. Toda la injusticia con ella cubierta ha borrado sus rasgos salientes. Cuando oigo llamar «Dios» a lo más elevado, me parece a veces casi una blasfemia”. “Sí —dije—, es la más abrumada de cargas de todas las palabras humanas. Ninguna ha sido tan envilecida, tan mutilada. Precisamente por esta razón no puedo abandonarla. Generaciones de hombres han depositado la carga de sus vidas angustiadas sobre esta palabra y la han abatido hasta dar con ella por tierra; yace ahora en el polvo y soporta todas esas cargas. Las razas humanas la han despedazado con sus facciones religiosas; han matado por ella y han muerto por ella y ostenta las huellas de sus dedos y su sangre”16. “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Jb 42, 5). Quizás lo que nos enseña Job es que el error más grande que cometemos los creyentes es pensar que conocemos a Dios porque hemos oído hablar mucho de él. “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos”. Esa es la conclusión del libro de Job. Es una nueva “percepción de la realidad de Dios”. Job, que no tenia de Dios más que una idea comúnmente aceptada, ha captado su misterio y se inclina ante la Omnipotencia. Sus problemas sobre la 14 Tomás de Aquino, Summa theologiae, art 3, cuestión 1,1 Parte 2-2 Marcelo Barros en “Bajar de la cruz a los pobres: cristología de la liberación”, 2007 Respuesta de teólogos en la Comisión Teológica Internacional a la notificación vaticana de la Sagrada Congragación para la doctrina de la fe, el antiguo Santo Oficio, sobre las obras del jesuita español Jon Sobrino, 16 M. Buber, “Eclipse de Dios”, Fondo de Cultura Económica, México, 1993, pp 21-24 15 21 justicia quedan sin solución. Pero ha comprendido que Dios no tiene por qué rendir cuentas y que su Sabiduría puede dar un sentido insospechado a realidades como el sufrimiento y la muerte”, leemos en el comentario a pie de página de la biblia de Jerusalén. El mayor pecado que cometemos es quizás el querer “dominar”, “comprender”, “encerrar” en nuestras palabras y conceptos algo que nos desborda: el misterio. Uno tiene la misma impresión, al tratar estos temas, como cuando se trata de retener el agua en las manos y vemos como poco a poco esta desaparece. “Misterio no es una realidad oscura que tenemos que desvelar sino la realidad en su exceso y plenitud. El misterio de Dios es el nombre que damos a la revelación de Dios en el ocultamiento. El Misterio es la realidad personal que se manifiesta en su irreductible e irrepetible singularidad. Misterio es la realidad que está ahí presente y se nos manifiesta. “Cuando la fe cristiana afirma que Dios es uno (naturaleza) y trino (personas) no ofrece la solución a un rompecabezas o un jeroglífico, sino más bien quiere asegurar desde el lenguaje que el ser de Dios en su ultimidad es relación y es amor, y esto constituye la verdad de nuestra salvación y el fundamento último de toda la realidad. El Misterio es la realidad personal que se manifiesta en su irreductible e irrepetible singularidad. Misterio es la realidad que está ahí presente y se nos manifiesta”17. Revelación de Dios en el ocultamiento… ¿Lo vemos más claro? Quizás debiéramos, con Wittgenstein, aplicar aquello de “Todo aquello que puede ser dicho, puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”. En una teología trascendental con una cristología de arriba abajo no hay ningún camino que lleve del hombre a Dios. El camino es de Dios hacia el hombre. Y este camino Dios lo recorre de la mano de Jesucristo. Y el hombre solo lo puede encontrar en la Escritura. “¿Que ha traído Jesús realmente, si no ha traído la paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor? ¿Qué ha traído? La respuesta es muy sencilla: a Dios”18. ¿Qué es lo que se quiere decir con la palabra Dios? ¿Hay una religiosidad sin Dios? El misterio. Hemos abusado tanto de las palabras que éstas pierden a menudo su significado. Necesitamos de las palabras. Pero también necesitamos del silencio. No todo tiene respuesta. No tenemos respuesta para todo. Pero tampoco es válido añadir misterio tras misterio, dogma tras dogma, y como toda explicación terminar diciendo que se trata de un misterio, de algo que nos sobrepasa. Porque a fuerza de sobrepasarnos podemos fácilmente darle la espalda. Demasiado complicado. 17 18 Cordovilla, “La lógica de la fe manual de teología dogmática”, p. 96-99 J. Ratzinger, “Jesús de Nazaret”. 22 Demasiados misterios. Demasiadas cosas “increíbles”. “Misterio no es una realidad oscura que tenemos que desvelar sino la realidad en su exceso y plenitud”, acabamos de citar. ¿Qué significa “la realidad en su exceso y plenitud”, “Revelación de Dios en el ocultamiento?” “Lo que nos molesta de la fe cristiana es sobre todo la carga de tantas y tantas afirmaciones acumuladas a lo largo de la historia y que hoy nos salen al paso, exigiendo toda nuestra fe19” nos decía ya en 1969 el teólogo alemán Joseph Ratzinger que se convertiría en el papa Benedicto XVI. Que me perdonen los teólogos, y en especial los dogmáticos, pero es un metalenguaje que quizás dé mucho tono en las facultades de teología pero que son incomprensibles para el creyente de a pie entre los que me encuentro. Extraído de “Teología dogmática para seglares”, de Pablo Arce Gargollo: “La existencia de Dios es la verdad fundamental de la religión, el punto de partida. No tendría siquiera sentido hablar de la fe, de la religión o del dogma sin antes dejar sentada esta verdad. La razón humana, con su sola fuerza, sin ayuda de lo sobrenatural, puede llegar a demostrar la existencia de Dios, y a deducir muchas de sus perfecciones. Ciertamente no podemos comprender a Dios, pues siendo infinito, no puede abarcarlo el limitado entendimiento humano; pero podemos conocerlo. Lo anterior es, además, verdad de fe”. “Ciertamente no podemos comprender a Dios, pues siendo infinito, no puede abarcarlo el limitado entendimiento humano; pero podemos conocerlo”. “Aunque la existencia de Dios es una verdad que puede ser conocida por todos los hombres, sin embargo, en su conocimiento "el entendimiento humano encuentra dificultades, ya a causa de los sentidos o imaginación, ya por las concupiscencias derivadas del pecado original20. Y así sucede que, en estas cosas, los hombres fácilmente se persuaden de que es falso o dudoso lo que no quieren que sea verdadero21". “Dios conoce todo lo que existe, existió o puede existir. Aquellas cosas que aún no existen, pero existirán las conoce con ciencia de visión, porque todo el curso del tiempo (pasado, presente y futuro) está presente actualmente en Él. Aquellas cosas que pueden existir, pero nunca existirán las conoce con ciencia de simple inteligencia”22. 19 J. Ratzinger, “Fe y futuro”, Sígueme, Salamanca, 1973, p. 20 La doctrina del pecado original se basa en parte en un intento de interpretar un pasaje de la carta de Pablo a los Romanos, intento que hoy en día se considera erróneo desde el punto de vista filológico. Y dicha doctrina está íntimamente asociada a la imagen de Jesús redentor. Pero no por todo ello deja de ser discutida. 21 Hasta aquí la cita de” La teología dogmática para seglares”, encontrada en internet. 22 Tomás de Aquino, Summa theologiae, I, Q. 14, art. 9 y 13. 20 23 Esto es doctrina de la buena, doctrina fetén, de la de siempre. Aunque hoy nos huela como…a naftalina. Es verdad que ha habido un Concilio, Vaticano II, que ha pasado por ahí. ¿Cómo se compagina todo esto en la persona de Jesús, Dios y hombre al mismo tiempo? ¿Realmente pensamos y creemos que Jesús se creyó Dios? “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia”23. “Toda comunidad que pierde su imaginación y su propia capacidad de inventar pierde su dinamismo, su elocuencia y su rumbo” (A. Gesché, Jesucristo, 230, citado por Ángel Cordovilla Ed., en “La lógica de la fe, manual de teología dogmática, p 20). “El acceso del hombre al misterio de Dios. La característica fundamental que determina este acceso del hombre al misterio de Dios es la paradoja. Este se muestra en la relación dialéctica entre fe y razón, la tensión entre el ocultamiento de Dios y su revelación, la relación necesaria entre Dios en sí y Dios para nosotros; la experiencia íntima de Dios y su alteridad personal, la afirmación de la posibilidad de su conocimiento y la respuesta del hombre en el ateísmo o la indiferencia, el lenguaje y la necesidad del silencio, la analogía e idolatría24”. “La experiencia sin razón es ciega, la razón sin experiencia es inhumana.25” Paradoja. Παραδοξα. “Expresión o hecho aparentemente contrarios a la lógica”, “lo contrario a la opinión común”. Contradicción aparente. ¿Cómo conciliar opuestos? ¿Trascendencia inmanente? Aunque quizás suene mejor lo de “tensión dialéctica”, “tensión entre ocultamiento y revelación”, sin que por ello nos saque de nuestro estupor de no poder comprender algo que nos sobrepasa. Con la llegada del estado se pasa del orden recibido al orden querido. La religiosidad pasa con el estado de lo inaccesible a la sociedad y finalmente al interior del hombre. La unidad desaparece. Lo visible y lo invisible cesan de ser una misma realidad. “Las religiones pasan de ser un sistema de ritos, que a partir de un determinado momento se experimenta como un conjunto de acciones mecánicas, a ser un 23 Gaudium et spes, 1 Cordovilla, o.c., p 89 25 Cordovilla, o.c., p 93 24 24 conjunto de actividades ejercidas desde la interioridad. La emergencia de la interioridad es solidaria de la emancipación de la palabra respecto a los demás elementos rituales”26. “En el orden religioso el momento de la interiorización, de la eclosión de la responsabilidad personal, coincide con el de la desaparición de las monarquías y la aparición de las repúblicas (?) y las constituciones escritas en el orden político, con el momento de la aparición del derecho abstracto en el orden jurídico, con el momento de la acuñación de moneda en el orden económico, con el momento de la aparición de la tragedia en el orden artístico, y con el momento de aparición de la prosa meramente enunciativa, del logos teórico, en el orden científico y filosófico. Es el momento de la reforma religiosa de Zaratustra en Irán, de la caída de Jerusalén (587 a.C.), de la cautividad de Babilonia y del culto desligado del templo y de la tierra prometida y apoyado en la predicación de los profetas, del nacimiento de Buda (circa, 563 a.C.) en la India, de la predicación de Confucio y Lao-Tzu en China, y del descubrimiento del logos por parte de Heráclito, Empédocles y Pitágoras en Grecia”27. El individualismo que hoy observamos en nuestras sociedades occidentales es hijo del cristianismo. Libertad para creer, para adherirse, para practicar… El peso se desplaza del grupo, de la tribu, de la sociedad, al individuo. Pero el individualismo y su pensamiento están determinados por representaciones colectivas recibidas. Cada uno la de su época. Tal vez nos suene aquello de “remar contra corriente”. Difícil. Todos lo hemos experimentado alguna vez. Lo que demuestra que el medio en el que vivimos es en buena parte el “culpable” de nuestra manera de pensar, de actuar, de juzgar…Es difícil sustraerse. Y los que lo intentan suelen acabar mal. Mal vistos, marginados, excluidos… ¿Cómo compaginar este individualismo, esta interiorización de la creencia y la necesidad de expresarla, de compartirla, de vivirla en grupo? ¿Cómo expresarla, con qué lenguaje? Nuestra religiosidad se ha basado en la palabra, en el lenguaje y sus derivados, la filosofía, la teología, las grandes teorías. Sin embargo, no todas las sociedades se basan en los mismos principios. La Iglesia naciente adoptó las categorías filosóficas griegas. Adoptó su lengua y su lenguaje. Y con ellas sus categorías mentales. ¿Todo el mundo debe de aceptarlas para recibir el mensaje? ¿La culturización del mensaje se reduce a traducir la liturgia en las diferentes lenguas, pero respetando siempre el marco ideológico? ¿Nuestras categorías son universales? ¿Qué sentido tiene hablar de pan y vino en lugares del mundo donde el trigo y la vid eran desconocidos? ¿Qué 26 27 Jacinto Choza, Antropología filosófica”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, p. 59 J. Choza, o.c., p. 60 Quizás un poco exagerado al tratar de hacer del siglo VI a.C. una panacea del cambio. 25 sentido tienen hoy parábolas que ni siquiera se pueden atribuir a Jesús y que hablan de un medio físico, mental e histórico concretos? Para Durkheim la religión es “un sistema solidario de creencias y de prácticas relativas a cosas sagradas, separadas; este sistema es sostenido por una comunidad moral, que llama Iglesia”. Señala tres aspectos de la religión: lo sagrado, al que se llega mediante ritos; la creencia y la moral, que permite la vida en sociedad. Marcel Gauchet, historiador y sociólogo francés, piensa que en el fondo toda religión pretende restaurar lo que está separado, roto; es una vuelta a una unidad primigenia. Busca la fusión de lo que está dividido (lo actual y lo original). Lo escatológico no es sino un retorno a la unidad en un entorno incierto. La iglesia es el agrupamiento de los creyentes individuales. La iglesia administra el sentido de la historia y el fin de los tiempos; supervisa a los fieles y controla la creencia. Pero se queda con la incertidumbre cuestionadora en cuanto a qué significado administrar, ya que siempre hay disenso. En otras palabras, la burocracia va de la mano de la autonomía de las conciencias. Lo que hoy está desapareciendo en Europa es lo que podríamos llamar el “cristianismo sociológico” transmitido por las familias y que define el marco ritual de la existencia de las comunidades. De la misma manera que está desapareciendo la “familia tradicional” como célula de la sociedad. Pero subsiste la religión de los individuos, la de los verdaderos creyentes, la de aquellos cuya fe nada tiene que ver con el conformismo social. No son más que una minoría, pero una minoría cuyo dinamismo podría sorprendernos. En la crítica que hace Nodet28 de Gauchet afirma que “el hombre es un animal religioso, en el sentido de que se esfuerza por dominar las fuerzas que le sobrepasan a través de rituales o símbolos”. En una sociedad secularizada como la que vivimos habría que preguntarse dónde han ido a parar esos rituales y símbolos que ayudaban a sobrepasar todo aquello…porque seguramente el hombre sigue sintiéndose a menudo sobrepasado por circunstancias y “fuerzas” sobre las que no podemos actuar, cambiar o superar. Evidentemente esto supone que el hombre sigue interrogándose, cuestionando lo que vive y lo que es. En el libro “La humanización de Dios”, de José María Castillo, se nos plantea desde la introducción algo que nos parece fundamental y que afecta a lo esencial del cristianismo: “Las religiones tienen como finalidad explicar, justificar y organizar la relación de los seres humanos con Dios. La originalidad del cristianismo consiste, entre otras cosas, en que no se limita a hablar de la relación de Dios con el ser humano, sino que, además de eso, establece como punto de partida la unión de Dios con el ser humano. Jesús es la encarnación de Dios 28 E. Nodet, “La sécularisation : un heureux défi », p 54 26 en este mundo. Con lo cual la Iglesia se ha visto (y se ve) ante la exigencia de explicar cómo es eso posible, es decir, cómo y en qué sentido se puede afirmar que Jesús es, a la vez, Dios y hombre. No olvidemos que la distancia entre lo divino y lo humano es infinita. Lo divino y lo humano se sitúan en dos ámbitos de la realidad tan radicalmente distintos que, si se pretende unirlos, corremos el peligro de desnaturalizarlos. Cuando hablamos de la unión de Dios con el ser humano, ¿se trata primordialmente y ante todo de la humanización de lo divino o más bien estamos hablando de la divinización de lo humano?29” “La sangre humana circula por las venas de Dios y el aliento de Dios late en el corazón del hombre”, escuchaba en el sermón de la misa de gallo de este año (2022). Imagen hermosa y acertada. “Quizá el camino hacia la plenitud e incluso hasta lo divino consiste en hacerse profunda y plenamente humano. Quizá el impulso biológico hacia la supervivencia no es el valor supremo para los humanos, sino que ese valor supremo consiste más bien en trascender la necesidad de sobrevivir y en ser capaz de darse a uno mismo en el amor a otro. Quizá se encuentre a Dios en la libertad de permitir –y, en realidad, aceptar- la responsabilidad de ayudar a los demás a ser aquello que cada uno fue creado para ser, sin imponerles nuestras ideas. Quizá es eso lo que Pablo trataba de decir cuando escribió que “Dios estaba en Cristo”, reconciliando al mundo con Dios y con la unidad de Dios”30. Cuando la Iglesia afirma que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, en realidad lo que se subraya es el carácter divino. Y los cristianos cuando piensan en Jesús ven sobre todo a Dios. Y se subraya el carácter sagrado, sacral, en detrimento de lo profano. La Iglesia ha sido, y en buena medida lo sigue siendo, el clero. Porque es fundamentalmente cultual. El resto éramos el rebaño. Y a pesar de los tímidos intentos desde el concilio Vaticano II seguimos siendo una Iglesia fundamentalmente clerical, cultual y sacral. Media humanidad, las mujeres, están marginadas, y la humanidad entera, los laicos, seguimos siendo el rebaño. ¿Simples espectadores? En buena medida, sí. «¿Y por qué una mujer no puede entrar a los ministerios, a la ordenación? Es porque el principio petrino no da cabida a eso. Sí tiene que estar en el principio mariano, que es más importante. La mujer, es más, asemeja más a la Iglesia, que es mujer y que es esposa», esto respondía el Papa en una entrevista el 28 de noviembre de 2022 en la revista America Magazine. “Sólo el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación. El Señor Jesús eligió a hombres para formar el colegio de los doce apóstoles, y los apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores. El Colegio de los 29 30 El subrayado en negrilla es mío. J.S. Spong, o.c., p 8 27 Obispos, con quienes los presbíteros están unidos en el sacerdocio, hace presente y actualiza hasta el retorno de Cristo el Colegio de los Doce. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor, que ha mantenido en su magisterio de modo coherente. Estas son las razones por las que las mujeres no reciben la ordenación”. San Juan Pablo II declaró que esta doctrina debe ser considerada como definitiva y atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, que no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres”31. ¿Y todavía os sorprende que las Iglesias estén vacías? “El Señor Jesús eligió a hombres para formar el colegio de los doce apóstoles”. Amén. ¿Y qué quería que hiciera en una sociedad donde el testimonio de la mujer no valía nada? Nos llama la atención, nos escandaliza y nos repugna el papel que el Islam otorga a la mujer. Mahoma vivió seis siglos después que Jesús. Cuando lo leo me pregunto si hablamos del mismo Jesús. Probablemente no. Otro tanto se podría decir del emperramiento de la Iglesia con el celibato de los sacerdotes. La Iglesia ha pasado más tiempo con curas casados que con curas célibes (siglo XII). De hecho, la Iglesia ortodoxa mantiene el celibato libre para aquellos que quieran seguirlo, pero no obliga a todos a ser célibes. Estamos hablando de una regla impuesta por la propia Iglesia que puede quitarse en cualquier momento. Y por supuesto hay bastantes confesiones cristianas que permiten el sacerdocio a mujeres. Todos los años celebramos una semana por la unidad de los cristianos. Sin embargo, parece que más que acercarnos lo que hacemos es alejarnos cada día más. 5. “¿Cómo pensar en Dios? ¿Cómo vincular las realidades humanas y el discurso sobre Dios? ¿Cómo evitar formarse una idea monolítica y simplificadora de Dios? ¿Cómo afrontar, sobre todo, las complejidades y contradicciones de la vida?”, nos preguntábamos al comienzo.32 “¿Quién es Dios? Nuestra relación con Dios no es una relación “religiosa” con el ser más alto, más poderoso y mejor que podamos imaginar- lo cual no es la auténtica trascendencia-, sino que nuestra relación con Dios es una nueva vida en el “ser para los demás”, en la participación en el ser de Jesús. Las tareas infinitas 31 https://www.lexicon-canonicum.org/materias/derecho-canonico-de-la-persona/ordenacionsacerdotal-de-mujeres/ Hay un reportaje sobre esto de la BBC: https://www.bbc.com/mundo/noticiasinternacional-63931644 Habrá que ver que dice la reflexión que se ha hecho en toda la Iglesia en 2022 en el Sínodo. 32 La cita se encuentra en el número 1, página 11 28 e inaccesibles no son lo trascendente, sino el prójimo que cada vez hallamos a nuestro alcance, Dios bajo forma humana”33. “Gregorio Nacianceno llamaba la atención, en un sermón contra los discípulos de Eunomio, sobre la necesidad de hablar de Dios con decoro, dentro de nuestros límites, de manera desinteresada y en el momento oportuno; no bajo cualquier aspecto, sino ‘con aquellos que se toman el asunto en serio y no como una cosa cualquiera, objeto también de diversión placentera’” (Discurso 27, 3 [BPa 30, ¡79])!34 ¿Jesús es Dios? La pregunta supone que ya sabemos lo que es Dios. Que lo conocemos y podemos afirmar cómo es. De ahí que podamos deducir y concluir. Santo Tomás de Aquino decía que Dios está por encima de todo cuanto podemos decir o entender sobré él. Todo lo que digamos sobre Dios no es él mismo, sino nuestras ideas sobre él (Deo nihil scimus). Si lo conoces…no es Dios, decía San Agustín. Creer en un Dios que creamos no se puede creer. ¿Qué es la revelación? ¿Quién determina lo que es revelado y lo que no? ¿Quién dice que la revelación comienza aquí y se termina allí? “Un Dios que concebimos no es dios”. Gerhard Tersteegen, 6. REFLEXIONES DE UNA NOCHE DE HOSPITAL “Yo creo en Dios. Tú dices que no crees en Dios. Pero ambos creemos. Yo positivamente. Tú negativamente. Ninguno de los dos sabemos si Dios existe. No podemos demostrar ni lo uno ni lo otro. La filosofía está llena de intentos de lo uno y lo otro. Como decía alguien la ciencia nos dice cómo es el cielo y la religión cómo ir al cielo. Los creyentes reivindicamos un mundo mejor, más justo, más perfecto. Ya nos lo decía Karl Marx: la religión es el suspiro de la criatura oprimida35. El mundo es complejo. La ciencia lleva siglos desentrañándolo. Y cuanto más descubre y avanza, más basto es el campo. Cada puerta abierta nos conduce a nuevas puertas cerradas. Los científicos tienen la enorme satisfacción de ir abriéndolas, aunque supongo que en algunos momentos se les tiene que poner cara de Sísifo. 33 D. Bonhoeffer, o.c., p 266 A. Cordovilla, La lógica de la fe, manual de teología dogmática, p 20 35 La cita completa dice así: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo descorazonado, tal como lo es el espíritu de una situación sin espíritu. Es el opio del pueblo”. 34 29 El hecho de que existan leyes que nos permiten comprender su funcionamiento es para mí, como creyente, una prueba de algo superior. Quizás el científico piense que la materia, o la energía, o lo que sea, tiene vida propia y es eterna. En cualquier caso, en ambos casos tenemos fe. Fe en que todo esto tiene sentido. Es descifrable. Y de alguna manera viene de algún sitio y va a algún otro. Y qué duda cabe de que, entre la energía pura, y lo que eso quiera significar, y el mundo que contemplamos hoy, hay mucho camino. Como lo hay entre el primer ser vivo y nosotros. Puede que todo sea producto del azar. El azar y la necesidad decía un gran biólogo. Buena combinación. Y muchos millones de años para experimentar. ¿Todo se reduce a un prueba y error hasta que sale bien? En el fondo tanto los creyentes como los científicos tenemos fe. Y si Dios es un misterio, no lo es menos la intricación cuántica o el efecto túnel. Que la luz se comporte en ciertos momentos como onda y en otros como partícula. Siempre nos quedará la pregunta de por qué hay algo en lugar de nada. O lo que es lo mismo que haya alguien que se la formule. Dios, nadie lo ha visto. Supongo que se proyectan sobre su imagen nuestros miedos, inquietudes, deseos, frustraciones…y podéis seguir enumerando. Y cabe preguntarse si no hemos hecho de él un «manitas» que nos sirve para un roto y para un cosido. Dios no es eso. Pero también está claro que no podemos sino expresarnos con los medios de abordo. Y que esa imagen va cambiando. Como va cambiando quien de eso habla. Las palabras son importantes. Pero son también hijas de su tiempo. Los creyentes tenemos la “pretensión “de que Dios nos habla, se nos manifiesta, se nos revela. Entre esos creyentes, los cristianos, pensamos que tenemos incluso una definición de Dios: Dios es amor. Y que no se puede amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos a nuestro prójimo, nuestro hermano, a quien vemos. Ya sé que la realidad de los creyentes está terriblemente lejos de la teoría. ¿Pero podría ser de otra manera? ¿Dónde quedaría si no la libertad humana? Ésta es tan grande como para poder decir NO a Dios. La exigencia es bestial. ¿Utópica? ¿Imposible? Quizás. Tal vez por eso sea tan grande. Tan hermosa. Y quizás por eso debemos ser tolerantes y humildes. Solos no podemos. Eso es evidente. Por lo menos para todos aquellos que lo han intentado. Te escribo todo esto una noche de hospital. Una de esas noches que intentando coger el sueño y descansar…las ideas comienzan a brotar. Y como ya sabes, por lo que te ha ocurrido muchas veces, que si no las escribes inmediatamente acabarán en el sueño de los justos…pues adiós descanso y sueño. 30 Una noche de esas es las que uno se pregunta qué sentido tiene el dolor, la enfermedad. Hace un rato oía llorar a un niño. Podría ser de dolor o simplemente por cualquier otra razón: hambre, sueño, cansancio… No podría Dios… ¿Y cómo quedaríamos nosotros? Y todo ello sabiendo además que no has resuelto nada. Nos levantaremos, yo con mi creencia, y tú con tu no creencia”. Esto escribía una noche en el hospital mientras acompañaba a mi mujer recién operada. El destinatario era uno de mis hijos. Aunque en realidad me dirigía a toda esa gente que niega, reniega, combate…o en el peor de los casos le parece que es una cuestión intrascendente, sin interés. La mayoría no ha reflexionado sobre el tema. Le parece que es un no-problema, una no-cuestión. Con lenguaje crudo pero real: “una paja mental”. ¿Cómo hablar de Dios en estos tiempos en los que lo más audible es quizás el silencio de Dios? “Sólo de oídas te conocía…” (Jb 42,5) Está claro que en el mundo en que vivimos si no sales en la tv, en las redes sociales, en YouTube…no existes. De la misma manera que si no tienes un teléfono no eres nadie…Vivimos en la sociedad del reconocimiento. Reconocimiento sin conocimiento. Meramente superficial. Y una de las características del homo cyberneticus es su capacidad de hacer zapping y por otra parte su incapacidad de fijar su atención en algo que exija esfuerzo. Los creyentes seguimos hablando, presentando cada uno lo que piensa de su dios. Tan diferentes, tan opuestos incluso…tan increíbles muchas veces. Todopoderoso, creador, omnipotente, omnisciente… ¿Cómo podemos tras estas afirmaciones justificar el sufrimiento, la maldad, la injusticia, el dolor...? ¿Dónde está la bondad de un Dios que habiendo podido crear un mundo sin todo eso no lo haya hecho? ¿Cómo puede explicarse la existencia de un Dios que permite la existencia del mal, del dolor, del sufrimiento, siendo omnisciente, omnipotente y benevolente? Y a todo ello los cristianos añadimos encarnado, hecho hombre. Hablamos de Jesús Hijo de Dios, Dios y hombre al mismo tiempo. Y si todo esto no fuese suficiente añadimos que se trata de un Dios trinitario, tres personas distintas, un solo Dios verdadero. Es evidente, desde el comienzo de los tiempos, que cada uno lo ha entendido a su manera. Unos lo han expresado y otros se lo han callado. Unos han pagado su osadía a veces con la muerte, y muchos otros se han visto “desterrados” dentro de 31 su propia existencia. A dios gracias ya no hay una inquisición para juzgar y condenar. Está claro que recitamos un mismo credo, pero cada uno lo entiende a su manera36. 7. ¿El mal es el precio que hay que pagar por la libertad? San Agustín de Hipona dirá que el mal es ausencia de bien y que es generado enteramente por el hombre, es decir, el responsable del mal es el hombre y no Dios ya que el primero tiene libre albedrío para hacer el mal o el bien, es su decisión. ¿Cómo hay que entender Isaías 45,7?: “Yo modelo la luz y creo la tiniebla, Yo hago la dicha y creo la desgracia, Yo soy Yhwh, el que hago todo esto”. O este otro del Deuteronomio: “Ved ahora que yo soy yo, y que no hay otro Dios junto a mí. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y yo sano” (Dt 32, 39). “El mal es siempre la destrucción de las cosas sensibles en las que hay presencia real del bien. El mal se opera por parte de quienes no tienen conocimiento de esa presencia real. En ese sentido, es verdad que nadie es malvado voluntariamente”37. La tercera religión en el mundo es la de los “sin religión”. Hay ateos militantes, algunos, pero la inmensa mayoría está formada por ateos indiferentes sin más. Los primeros suelen llegar tras arduas reflexiones o tras experiencias negativas. En algunos casos se trata de defender posiciones que se piensan más científicas, lógicas o “normales”. Se juzga la religión como algo atrasado, para ignorantes o inmaduros38. El Vaticano II, en su documento Gaudium et Spes, en el número 19 hizo un buen análisis, que sigue estando de actualidad, del ateísmo: “La palabra "ateísmo" designa realidades muy diversas. Unos niegan a Dios expresamente. Otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios. Los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal, que reputa (juzga) como inútil el propio planteamiento de la cuestión. Muchos, rebasando indebidamente los límites sobre esta base puramente científica o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta. Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la 36 Se puede encontrar un credo negativo propuesto por un obispo anglicano, John SPONG, en su libro: “Un nuevo cristianismo para un mundo nuevo”. 37 S. Weil, “La gravedad y la gracia”, Trotta, Madrid, 1994, p 68 38 Es el caso de Richard Dawkins y su El espejismo de Dios. 32 negación de Dios. Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio. Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el hecho religiosos. Además, el ateísmo nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo o como adjudicación indebida del carácter absoluto a ciertos bienes humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios. La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra, puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios”. Hay intentos de contrarrestar los argumentos de los que defienden el ateísmo científico a partir de sus propios argumentos científicos39. A mí me parece que es pena perdida. Partimos del principio de que no es posible “demostrar” ni la existencia ni la no-existencia de Dios. No sé lo que es Dios. No sé si hay alguien que lo sepa. En cualquier caso, no se trata de una entidad, cosa, materia o ser que se pueda analizar, examinar, descomponer… “Casos de contradicciones verdaderas: Dios existe; Dios no existe. ¿Cuál es el problema? No hay incertidumbre. Estoy completamente seguro de que existe Dios, en el sentido de que estoy completamente seguro de que mi amor no es ilusorio. Estoy completamente seguro de que no existe Dios en el sentido de que estoy completamente seguro de que no hay nada real como lo que puedo concebir cuando digo ese nombre, ya que no puedo concebir a Dios. Pero esto, que no puedo concebir, no es una ilusión. Esta imposibilidad me es dada más inmediatamente que el sentimiento de mi propia existencia.”40 Desde el momento en que Dios es expulsado del mundo, este deja de ser un mundo de Dios para pasar a ser un mundo de los hombres. La meta final de la secularización es el ateísmo. Y hasta el ateísmo se ha secularizado; ya no es necesaria una refutación de la existencia de Dios, el problema de Dios ya no es problema, el hombre se encuentra más allá de Dios. “La salida de la religión es la salida de la estructuración religiosa de las sociedades; la salida de la religión no significa el final de las creencias religiosas. Ellas cambian de sitio y de función, pero subsisten en el interior de un mundo que la religión ya no organiza”41. Hemos privatizado la religión, la hemos expulsado del dominio público. 39 El último intento que yo conozco es el libro aparecido en Francia en 2021, “Dieu. La science. Les preuves”, chez Trédaniel éditeur. Ya hay traducción española: Dios-La ciencia- Las pruebas, Editorial Funambulista, 2023 40 S. Weil, o.c., p 89. Ver también el artículo de Carmen Herrando: “Simone Weil. Una respuesta a la lejanía de Dios”, en Comprendre, Vol. 22/2 2020, p. 29-47 S. Weil 41 M. Gauchet, o.c., p 294 33 8. ¿Es Dios una persona, como nosotros? ¿O deberíamos pensar en él como un poder? ¿Poder sobre qué o sobre quién? ¿O como energía pura? “Esta Energía tal vez sea la mejor metáfora de lo que significa Dios, cuyos nombres pueden variar, pero señalan siempre la misma Energía subyacente. Ya el Tao Te Ching (§ 4) decía lo mismo del Tao: «El Tao es vacío, imposible de colmar, y por eso, inagotable en su acción. En su profundidad reside el origen de todas las cosas y unifica el mundo42». ¿Son compatibles energía y persona? ¿Cómo podemos hoy hablar de Dios para que las iglesias no se conviertan en “sepulcros y monumentos de Dios”? ¿Cómo hablar de Dios en un mundo secularizado? Asistimos a una proliferación de libros sobre Dios43. Una buena parte contra Dios. Sin embargo, me parece que tanto los defensores como los detractores no son sino una minoría bastante intelectualizada. Porque el gran fenómeno entre la mayoría de la gente en las sociedades desarrolladas es la indiferencia. Este tema no les produce ni frío ni calor. Es un no-tema. Ni les va ni les viene. La sensibilidad religiosa ha derivado hacia otros lares: la justicia social, el ecologismo, el pacifismo, el nacionalismo, el animalismo… El individuo se encuentra en el centro de todo. Egocentrismo que piensa que lo único que cuenta es el aquí y ahora, el momento presente, mis necesidades y ambiciones, mis deseos y objetivos en la vida… Pero a la mayoría, me cuesta llamarlos ateos, ni se lo cuestionan. Son ateos por comodidad. No ha lugar. Cuestión intrascendente. Fuera de lugar. ¿Para qué? El horizonte humano se reduce al hoy, al ahora, al momento. A lo visible. A la superficie: imagen, video, foto…tomada y compartida al instante. Y olvidada al momento. Y es tal vez por eso, el más peligroso. Y también el más extendido: “Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el 42 Muy interesante y sencillo de leer el artículo de Leonardo Boff, célebre teólogo de la liberación brasileño, aparecido en la revista Koinonía en 2010 y accesible en esta dirección: https://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=402 43 He aquí algunos ejemplos accesibles en castellano de esa proliferación: R. Dawkins, El espejismo de Dios, Espasa-Calpe, Madrid, 2007; Ch. Hitchens, Dios no es bueno, Debate, Barcelona, 2008; F. Savater, La vida eterna, Ariel, Barcelona, 2007; É. Barnavi, Las religiones asesinas, Turner, Madrid, 2006; M. Onfray, Tratado de ateología, Anagrama, Barcelona, 2006; J. Kirsch, Dios contra los dioses, Ediciones B, Barcelona, 2006; R. Sánchez Ferlosio, God & Gun, Destino, Barcelona, 2008; P. Odifreddi, Por qué no podemos ser cristianos y menos aún católicos, RBA, Barcelona, 2008; J. Konner, La biblia del ateo. Una ilustre colección de pensamientos irreverentes, Seix-Barral, Barcelona, 2008; G. Puente Ojea, Elogio del ateísmo. Los espejos de una ilusión, Siglo XXI, Madrid, 1995; A. García-Santesmases, Laicismo, agnosticismo y fundamentalismo, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007. Chóliz M., Elogio del ateísmo. Fundamentos científicos para una sociedad laica, Buenos Aires, 2009 34 hecho religiosos”, nos decía la Gaudium et Spes ya en los años sesenta del siglo pasado. No hay argumentos, ni ideas, ni oposición, ni negación. Indiferencia ante un tema que ni les va ni les viene. Pasan de él. “No sienten inquietud religiosa alguna”. Dietrich Bonhoeffer fue un pastor-teólogo alemán que fue encarcelado por los nazis en 1943, condenado a muerte y ahorcado en 1945. En la cárcel se encontró con hombres no religiosos que prescindían de Dios. Y se pregunta, ¿cómo puede Cristo convertirse en el Señor de los no religiosos también? ¿Cómo podemos pensar en el cristianismo sin un lenguaje religioso? ¿Cómo podemos hablar de Dios sin religión? En la correspondencia que mantuvo mientras estuvo en la cárcel, y que fue publicada bajo el título de Resistencia y sumisión44, leemos: “Lo que realmente me preocupa, estamos en abril de 1944, es la cuestión de qué es el cristianismo o también quién es Cristo realmente hoy para nosotros. Ha pasado ya el tiempo en que a los hombres se les podía explicar esto por medio de palabras, sean teológicas o piadosas; ha pasado asimismo el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa”45. “Pero toda nuestra predicación y teología cristianas, con sus mil novecientos años, descansan sobre el “a priori religioso” de los hombres. Ahora bien, si un día resulta que este “a priori” no existe, sino que ha sido una forma de expresión del hombre históricamente condicionada y transitoria, si, pues, los hombres llegan a ser arreligiosos de una manera verdaderamente radical, ¿qué significa entonces esto para el cristianismo? Todo el cristianismo precedente queda privado de su fundamento, y ya no podemos pisar tierra firme desde un punto de vista “religioso…”46 “Veo de nuevo con claridad que no debemos utilizar a Dios como tapaagujeros de nuestro conocimiento imperfecto. El hombre ha aprendido a componérselas solo en todas las cuestiones importantes sin recurrir a Dios como “hipótesis de trabajo”. Eso es ya evidente en las cuestiones científicas, artísticas y éticas, y ya nadie osaría ponerlo en duda; pero de un centenar de años a esta parte, ha ido haciéndose asimismo cada vez más válido en las cuestiones religiosas: se ha puesto de manifiesto que también sin “Dios” marcha todo, y tan bien como antes. Al igual que en el campo 44 En Ediciones sígueme, Salamanca, 2001 D. Bonhoeffer, Resistencia y sumisión, Sígueme Salamanca, 2001, p. 197 46 O.c. p. 197 45 35 científico, en el dominio humano a “Dios” se le va haciendo retroceder cada vez más lejos y más fuera de la vida, está perdiendo terreno”47. Poco a poco el hombre ha ido “expulsando” a Dios de los diferentes terrenos. La ciencia, la política, la moral, la filosofía…En todas ellas el hombre y el mundo han adquirido su autonomía. «Dieu? Je n’ai pas besoin de cette hypothèse». ¿Queda en algún sitio lugar para Dios? “El desplazamiento de Dios fuera del mundo, fuera del ámbito público de la existencia humana, condujo al intento de conservarlo por lo menos en el ámbito de lo “personal”, “íntimo”, privado”. Siempre nos quedará la muerte y el más allá”. Simone Weil afirmaba “que la religión como fuente de consuelo constituye un obstáculo para la verdadera fe: en ese sentido, el ateísmo es una purificación”48. Lo mismo decía Karl Barth: “El grito del que se subleva contra este Dios está más cercano a la verdad que los artificios de quienes pretenden justificarlo”49. “Y nosotros no podemos ser honestos sin reconocer que hemos de vivir en el mundo etsi deus non daretur50. Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran vivir sin Dios. ¡El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona! (Mc 15,34). El Dios que nos hace vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo Dios, es el Dios ante el cual nos hallamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios, clavado en la cruz, permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y precisamente sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda. Mt 8, 17 indica claramente que Cristo no nos ayuda por su omnipotencia, sino por su debilidad y por sus sufrimientos. Y esa es la diferencia decisiva con respecto a todas las demás religiones. La religiosidad humana remite al hombre, en su necesidad, al poder de Dios en el mundo: así Dios es el deus ex machina. Pero la Biblia lo remite a la debilidad y al sufrimiento de Dios; solo el Dios sufriente puede ayudarnos. En este sentido podemos decir que la evolución hacia la edad adulta del mundo, de la que antes hemos hablado, al dar fin a toda imagen de Dios, libera la mirada del hombre hacia el Dios de la Biblia, el cual adquiere poder y sitio en el mundo gracias a su impotencia”51. Ya estamos. Se trata de una verdadera visión profética. Que como la mayoría de las veces no hemos sabido escuchar, ver, sentir… 47 O.c., p. 228 S. Weil, o.c., p 89 49 Citado por H. Zahrnt, A vueltas con Dios. La teología protestante en el siglo XX, Zaragoza 1972, 25 50 Como si Dios no existiera. 51 O.c., pp. 252-253 48 36 “Pero yo no quiero hablar de Dios en los límites, sino en el centro; no en las debilidades, sino en la fuerza; esto es, no a la hora de la muerte y de la culpa, sino en la vida y en lo bueno del hombre. En los límites, me parece mejor guardar silencio y dejar sin solución lo insoluble”52. “Dios no se avergüenza de la bajeza del hombre, entra en ella […] Dios ama lo perdido, lo despreciado, lo insignificante, lo marginado, lo débil y lo afligido; donde los hombres dicen ‘perdido’, allí dice ‘salvado’[…] Donde los hombres desvían indiferente o altivamente su mirada, allí pone su mirada llena de incomparable amor ardiente. Donde los hombres dicen ‘despreciable’, allí Dios exclama’ bendito’. Allí donde en nuestras vidas hemos llegado a una situación en la que solo podemos avergonzarnos ente nosotros mismos y ante Dios […] es precisamente allí donde Dios se acerca a nosotros como nunca antes, allí donde quiere irrumpir en nuestras vidas, allí donde nos hace sentir su acercamiento, para que comprendamos el milagro de su amor, de su cercanía y de su gracia”53 “El límite es el testimonio de que Dios nos ama”54 Etsi Deus non daretur. ¡Vivir como si Dios no existiera! 9. Nunca hemos tenido tantos medios para llegar a la gente: periódicos, radios, televisiones; centenares de parroquias; centros educativos; centros asistenciales… Nunca hemos tenido tanto dinero. Nunca se ha valorado tanto la acción caritativa de los cristianos. Nunca hemos tenido gente tan preparada. Y sin embargo nunca hemos sido tan poco escuchados. Los seminarios están vacíos. Las órdenes religiosas en declive y desapareciendo. El mensaje no llega. Somos inaudibles. Un ejemplo. Este año (2022) se ha hecho una campaña para recoger 500.000 firmas para la regularización de inmigrantes ilegales. En esta recogida hay implicadas multitud de asociaciones y organismos. Entre ellos la Iglesia. Había un plazo que ha habido que prorrogar para llegar a las 500.000. Al final se ha conseguido (502.000 confirmadas y verificadas). Lo llamativo es que la Iglesia con todo su poder mediático, su red extendida por todo el territorio nacional, su implicación en el mundo educativo y asistencial…no ha sido capaz de llegar a la gente. Poca publicidad, prácticamente nada. Campaña desapercibida. Esta no es la de la cruz en la declaración de la renta. Esto ocurre en los países desarrollados. Otro cantar es el de los países en desarrollo. Allí no faltan vocaciones. Como tampoco faltaban hace un siglo en Europa. Hace 52 O.c., pp. 198-199 D. Bonhoeffer, “Sermone della 3ª Domenica du Avvento”, en Id., D. Bonhoeffer, “Riconoscere Dio al centro della vita”, Brescia, Queriniana, 2002, 12 Esta cita se la debo al cura de mi comunidad, Don Jesús Jaime, en uno de sus mejores sermones que le he escuchado. 54 S. Weil, “La gravedad y la gracia”, Trotta, Madrid, 1994, p 84 53 37 cien, noventa, sesenta…años los reclutadores no tenían problemas para llenar seminarios y casas de formación. Niños que se iban a conventos de congregaciones de las que no conocían ni el nombre. Eso mismo ocurre hoy en el tercer mundo. No me lo han contado. Lo he vivido. He sido testigo en uno de esos países donde los formandos vivían en mejores condiciones que los propios formadores en sus países de origen. Pero la historia nos enseña que esto no es más que “pan para hoy y hambre para mañana”. Los que tenemos una cierta edad lo hemos vivido, lo estamos viviendo. Podemos echarle la culpa a la sociedad. Al materialismo. A la comodidad. Al bienestar. A la falta de generosidad. Al egoísmo. Pero si el diagnóstico no es acertado difícilmente daremos con el tratamiento. Y me parece que estamos lejos de haber hecho el buen diagnóstico. “Muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mt 22,14). ¿Es posible un cristianismo de masas? ¿Alguien en su sano juicio piensa que vivir el cristianismo es algo fácil? ¿Hay grados de vivencia, llamadas particulares? ¿Esto es para unos pocos, esto para muchos más y el resto para la masa? En un programa de radio en 1969, el hoy fallecido Benedicto XVI, cuando solo era Joseph Ratzinger, hablando del futuro de la Iglesia decía: “Demos un paso más. También en esta ocasión, de la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión. Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros. Será una iglesia interiorizada, sin reclamar su mandato político y coqueteando tan poco con la izquierda como con la derecha. Será una situación difícil. Porque este proceso de cristalización y aclaración le costará muchas fuerzas valiosas. La empobrecerá, la transformará en una iglesia de los pequeños. El proceso será tanto más difícil porque habrán de suprimirse tanto la cerrada parcialidad sectaria como la obstinación jactanciosa”55. 55 https://es.aleteia.org/2016/11/28/cuando-el-sacerdote-joseph-ratzinger-predijo-el-futuro-de-laiglesia/?utm_campaign=EM-ES-Newsletter-Daily&utm_content=Newsletter&utm_medium=email&utm_source=sendgrid&utm_term=20230102 En 2007, se publicó Fe y futuro, un libro donde queda recogido al completo este discurso del padre Joseph Ratzinger. La cita está sacada del capítulo 5: ¿Qué aspecto tendrá la Iglesia del año 2000?, p 76-77 38 10. En realidad, hay numerosos dioses. El de los pensadores, el de los filósofos, el de las religiones… ¿De cuál de ellos vamos a hablar? No lo sé. Probablemente sea una mezcla de todos ellos. Quizás el fruto de la propia experiencia. En cualquier caso, se tratará de un dios que ha ido caminando, y por lo tanto cambiando, conmigo. Y luego están los propios dioses, todas esas cosas que ponemos por encima de todo en nuestras vidas…que cada uno coloque aquí sus propios dioses. Todos tenemos unos cuantos. Se trata de una realidad. La propia. Eso que constituye algo tan intransferible como la propia experiencia. Será mi Dios. El que me he ido “fabricando” a través de los años, las lecturas, la reflexión, los encuentros, la realidad vivida, la experiencia… Algo muy personal e intransferible. Nadie vive en lugar del otro. Nadie transmite su experiencia al otro. La idea de Dios viene acompañada con diferentes sentimientos según los momentos: sorpresa, sumisión, miedo, asombro, temor, incomprensión, rebeldía… El credo, las definiciones, lo que la comunidad piensa, lo que los teólogos afirman, lo que los exégetas nos enseñan…todo eso está muy bien. Pero cada ser humano tiene que apropiárselo, hacerlo suyo y vivirlo. Es fácil usar palabras, atribuir adjetivos, especular sobre lo que no sabemos, apoyarnos en sabios, en hombres piadosos, en santos…pero todo eso no será nada si no lo hacemos nuestro, si no lo integramos, lo hacemos formar parte de nosotros mismos. Cada hombre es un mundo. Y cada hombre viene con sus potencialidades y sus limitaciones. Unos son más crédulos, otros más escépticos. Algunos son optimistas y otros más bien pesimistas. Los hay que son todo corazón y los hay todo cerebro. Unos son racionales y los otros apasionados. ¿Cómo vamos a concebir, a pensar, a sentir todos de la misma manera y nos vamos a conformar con lo que se nos diga o se nos presente? Me considero creyente. No sé casi nada sobre Dios. Por no decir nada. Parto de tres principios. Primero: “A Dios nadie le ha visto jamás”. (Jn 1, 18a) “A Dios nadie le ha visto nunca” (1 Jn 4, 12a) Segundo: “Dios es amor” (1 Jn 4, 8b; 16) Tercero: 39 “…quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Jn 4, 20b). Como cristiano reconozco que la imagen de Dios ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Somos herederos de esa evolución. La Biblia nos cuenta cómo ha ido “revelándose” en la historia. Hemos sido politeístas, monólatras…antes de llegar a la unicidad de Dios. Quizás el Elohim (dios, dioses) inclusivo de los comienzos sea un buen resumen. “Dios no es solamente un Dios en la historia, sino Dios mismo es parte de la historia y no puede ser sino parte. Por eso el título que da al capítulo V sobre Job es: Dios no es inocente. Tiene una deuda (Jorge Pixley habla de culpa) con los seres humanos y la puede saldar solamente al hacerse parte de la liberación humana. Y tiene que hacerlo para liberarse a sí mismo también. La liberación no es solamente de los seres humanos, sino también de Dios. La liberación es un proceso, que incluye al ser humano y a Dios a la vez”56. Teología de la historia, teología del proceso, teología de la liberación…todas las formas de teología que enfatizan el acontecimiento, el suceso, volviéndose contra la hegemonía de la sustancia. Necesitamos palabras para hablar, para expresarnos, para comunicarnos, para decir lo que sentimos. Y las palabras son en muchos casos las cárceles donde lo encerramos todo: conocimientos, sentimientos, experiencias, encuentros… La palabra es liberadora y esclavizadora al mismo tiempo. Es terriblemente limitante. Frustrante a menudo. Ambigua siempre. Y también necesaria. Sin ella no somos nada. Y si todo esto lo podemos decir de lo que vemos, de lo que sabemos, de lo que sentimos…con mucha más razón de todo aquello que no conocemos, ni vemos, ni…de Dios. Todo poderoso. Omnisciente. Omnipresente. Omnipotente. Encarnado. Padre. Misericordioso. Celoso. Justiciero. Sabio. Amor… ¿Podemos encerrarlo en nuestro mundo de palabras? ¿Tenemos derecho? Proyectamos, imaginamos, describimos…no tenemos otro medio para poder representarnos eso que queremos expresar. Tan alto lo hemos puesto, tan distante, tan lejos…que de alguna manera ha habido que buscar contrapuntos, contrapesos…y se ha hecho de los santos y de la madre de Jesús esa figura. La Iglesia, que tiene a Dios como Padre57, ha necesitado compensarlo con una figura femenina, la Virgen, que, sin ser Dios, se la ha 56 J. Pixley, “Biblia y teología de la liberación y filosofía procesual. El Dios liberador en la Biblia”, PDF, p 11 57 ¿Padre? ¿Madre? Ni lo uno ni lo otro. ¿Cómo llamarlo? ¿Cómo describirlo? ¿Cómo hablar hoy, mañana…? 40 adornado con atributos cuasi divinos: Inmaculada, Virgen, Madre del Salvador, madre de Dios. Lo que nos recuerda un poco la figura de Yhwh y su Ashérah o Reina de los Cielos. “En eso que nos has dicho en nombre de Yhwh, no te hacemos caso, sino que cumpliremos concienzudamente cuanto tenemos prometido, que es quemar incienso a la Reina de los Cielos y hacerle libaciones, como venimos haciendo nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros dignatarios en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que nos hartábamos de pan, éramos felices y ningún mal nos sucedía. En cambio, desde que dejamos de quemar incienso a la Reina de los Cielos y de hacerle libaciones, carecemos de todo, y vamos acabando, víctimas de la espada y el hambre”. “Pues cuando nosotras quemábamos incienso a la Reina de los Cielos y nos dedicábamos a hacerle libaciones, ¿acaso le hacíamos pasteles con su efigie, derramando libaciones, sin que nuestros maridos lo supieran?” (Jr 44, 16-19) Pero todas las confesiones religiosas monoteístas y reveladas, dan por terminada dicha revelación a un momento dado. Todas establecen un canon de lo que se considera revelado y lo que no lo es. Todas pretenden haber llegado al culmen del conocimiento de Dios. Todas son poseedoras del verdadero Dios y de la verdad. ¿Qué vale una revelación limitada por el momento histórico en la que se realiza, la cultura en la que nace, la lengua en la que se expresa...? ¿Por qué se da por finalizada? ¿Quién establece que Dios ha dejado de revelarse y que ya ha dicho todo lo que tenía que decir? ¿Dios nos ha dicho todo lo que quería decirnos? ¿No tiene nada que añadir? ¿TODO está YA dicho? ¿Quiénes somos nosotros para decidir lo que Dios ha hecho o dejado de hacer? ¿Con qué derecho limitamos la LIBERTAD de Dios para seguir manifestándose o revelándose? Todas estas cuestiones han existido siempre. Han recibido respuestas que quizás nos convencieron en un momento dado pero que, sin embargo, quizás la edad nos vuelve más escépticos, actualmente no consideramos satisfactorias. Y el problema proviene precisamente de esa seguridad en las respuestas, de ese convencimiento de tener respuesta para todo. Cada dogma añade una pieza a la coraza con la que protegerse hasta el punto de que al final la coraza es tan pesada que nos impide movernos. Balizamos el terreno y este se vuelve cada vez más estrecho y angosto. La institucionalización de la vida religiosa facilita la supervivencia, la continuidad, la presencia en el tiempo. Crea estructuras que permiten la perennidad. Las leyes, el culto, los servidores… La contrapartida es la pérdida de frescura y entusiasmo de la idea que está a la base de la institución. Recordemos: «Toda comunidad que pierde su imaginación y su propia capacidad de inventar pierde su dinamismo, su elocuencia y su rumbo». 41 El camino se baliza y es quizás más fácil el seguirlo, pero esto lo reduce y lo empobrece. Es quizás inevitable y probablemente lo que les ocurre a todas las instituciones humanas. Y POR SUPUESTO A LAS RELIGIOSAS. “Yo te conocía sólo de oídas” dice Job. Quizás hay demasiados discursos sobre Dios. Discursos contradictorios, opuestos, violentos… Las tres grandes religiones son fundamentalmente “machistas”. Desde la concepción de Dios al lugar que ocupa la mujer. Unas más que otras. ¿Pero podía ser de otra manera? Es evidente que si esa revelación se llevase a cabo hoy no podría tener ese mismo discurso. Entonces, ¿qué valor tiene el seguir defendiendo posiciones que son consecuencia de una cultura de hace mil, dos mil, tres mil años…? ¿Qué es lo inmutable, lo perenne, lo propio e imborrable…y qué lo superfluo, intranscendente, trivial? ¿Quién determina eso? El grado de evolución en las religiones no es el mismo. Unas se adaptan mejor que otras. Unas son menos dogmáticas que otras. Pero en todas ellas hay un fondo dogmático que estructura y que se defiende a capa y espada, y sin el cual quizás no sería posible su supervivencia. Parece absurdo el pretender que un discurso de hace cientos, miles de años, pueda seguir siendo válido hasta el punto de no poder cambiar ni una coma. Si nos fijamos en la evolución que de la imagen de Dios vemos en la Biblia (EL, ELOHIM, EL SADDAY, YHWH, ABBA…), ¿Por qué poner un punto final? La exégesis contemporánea nos habla de un doble origen del pueblo de Israel. De dos tradiciones distintas que explican el origen del pueblo. Por un lado, nos encontramos con la tradición Patriarcal. Instalados en un país, reciben la promesa de esa tierra que ocupan; les es prometida para ellos y sus descendientes. De ahí las numerosas genealogías, la descendencia-ascendencia, para justificar la posesión recibida. Alianza y promesa son un poco el resumen. Y por otro lado tenemos la tradición del éxodo. Aquí aparece un personaje, Moisés, del que se sabe más bien poco. Este es llamado para cumplir una misión, liberar al pueblo y dirigirlo a la tierra prometida. Dos relatos que probablemente reflejan dos situaciones históricas ocurridas tras la destrucción de Jerusalén el 587 a.C. y el exilio consiguiente de una buena parte de la población en Babilonia. Unos se quedan en la tierra prometida. Los exilados volverán a la tierra prometida. Y eso debió de crear conflictos. Como toda reunificación. ¿Por qué saco a relucir esto aquí y ahora? Sencillamente porque sigue siendo de actualidad. Aunque hoy el discurso se hace entre nacionales e inmigrantes. Aquí estamos los que hemos ocupado el país durante siglos. Somos nativos. Tenemos derechos. Nuestros antepasados nos lo 42 han legado. Y luego están los inmigrantes. Sin pedigrí. Con sus culturas. Sus idiomas, Sus creencias. Unos advenedizos. “Al integrar estas dos tradiciones concurrentes en una única historia nacional de los orígenes, los sacerdotes58 legitiman y reconcilian a los dos grupos desde el principio. Todos los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob tienen su lugar en el seno del “pueblo de Israel”. Al mismo tiempo, aunque el patrón genealógico es cronológicamente el primero, no es el que tiene la última palabra en la historia. La crítica histórica nos muestra que el mito patriarcal se ha incrustado en el mito exódico (el éxodo) trayendo a la familia de Abraham desde Ur de los Caldeos, lo que era una clara alusión al exilio de judeanos (habitantes de Judá) en Babilonia. Así que este recuadre transforma la narración de los Patriarcas en un preludio de la historia exódica, un preludio importante, por supuesto, ya que sitúa en ella el origen del Pacto (Alianza) e instituciones esenciales como el sábado, las reglas dietéticas y la circuncisión. Sin embargo, lo que parece ser el verdadero acontecimiento fundacional del pueblo de Yhwh, es la historia del Éxodo y la entrega de la Ley en el Sinaí. El regalo de la tierra que Yhwh había dado a los Patriarcas sigue legitimado por la genealogía, pero su realización está ahora suspendida a la adhesión de sus descendientes a un proyecto común, en este caso el pacto en el Sinaí. Y esta adhesión pasa por la veneración exclusiva de Yhwh por parte de los descendientes de Abraham”59. En la Biblia asistimos a un suceso que ocurre en todas las sociedades e instituciones. Vamos de lo general a lo concreto. De lo universal a lo particular. Me explico. En el relato de los orígenes del Génesis (Gn 1-11) Dios (Elohim) está presente en el mundo que ha creado y ofrece su protección a toda la humanidad. El pacto con Noé es un pacto universal, para toda la humanidad, incluso para toda la creación. Sin embargo, la experiencia del exilio muestra que esta adhesión, contrapartida del pacto, está lejos de ser algo universal y unánime. Y se va a interpretar la historia para explicar lo que sucede. Del pacto universal de un Dios que concluye una alianza universal tras el diluvio (Gn 9), Dios va a escoger un hombre, Abram (Gn 15), con el que va a establecer una alianza (Gn 17). Alianza que comienza cambiando el nombre del personaje y del nombre con el que Dios se presenta (Abram pasa a Abraham y Elohim a El-Sadday) y que acabará restringiéndose a los descendientes de Jacob (las doce tribus de Israel). Hasta la llegada de Moisés y su alianza (el pacto del Sinaí) en el que Dios revela su 58 Habla del documento llamado Sacerdotal (P), uno de los documentos que conforman el Pentateuco, la Torah. 59 Extracto de una entrevista sacada de la revista Le monde de la Bible. Hay cuatro números en los que la arqueóloga Estelle Villeneuve mantiene un diálogo con el exégeta suizo, profesor del Collège de France, Thoma Römer. Son cuatro números titulados: La Bible, quelles hisoires! La cita está sacada del número 2, página 23. Desconozco si hay traducción al castellano. 43 verdadero nombre (Yhwh) y establece su presencia en medio del pueblo mediante la Tienda como santuario portátil, preludio del Templo. « Je n’étais rien qu’un mortel égaré entre du sable et des étoiles… 60» (A. de Saint Exupéry, Terre des hommes). El Dios de la Biblia es un personaje complejo. Con una gama muy vasta y variada de conflictos y rasgos, incluso contradictorios a veces, que hacen muy difícil su comprensión y sistematización. El Dios de la Biblia es celoso, guerrero, sanguinario, fiel… En una entrevista hecha por “Le monde de la Bible”, el número 169 del mes de febrero de 2006, al gran historiador del mundo greco-romano, Paul Veyne, habla del monoteísmo y de la revolución que supuso el cristianismo en el mundo religioso del mundo greco-romano. A la pregunta del entrevistador: “Con dos mil años de retrospectiva, ¿cómo percibe el historiador antiguo la aparición del cristianismo?” responde: “Se trata de una agitación considerable en la historia de las religiones; es un pliegue geológico. El antiguo paganismo, extendido por todo el mundo -incluido Japón-, ha quedado obsoleto. Para este antiguo paganismo, hay una raza de dioses y una raza de hombres, cuyas relaciones son del orden de las relaciones internacionales. Los hombres son humildes ante los dioses para obtener algo de ellos; pero los dioses tienen su propia vida y sus propios intereses. Son dos mundos distintos. Con el cristianismo, el cambio es gigantesco. Se produce no tanto por el Dios único como por el Dios celoso del Antiguo Testamento. Este Dios, o las diferentes caras de este Dios -no importa- tiene ahora una relación apasionada con las personas y viceversa. ¿Sin embargo, la "revolución" monoteísta tuvo lugar en Israel seis o siete siglos antes del nacimiento de Jesús? No creo que el término monoteísmo sea una palabra clave en la historia de las religiones. Es para San Agustín, para los teólogos, de acuerdo. Pero como ha demostrado Jacques Le Goff, los creyentes se dirigen a un santo, a la Virgen, a Jesús. El monoteísmo es un concepto muy difuso y mucho más complejo de lo que se cree. Profesar que sólo un Dios es verdadero en el mundo es otra cosa. Y existe la idea errónea de que una vez que se cree en una verdad, las verdades de los demás no pueden ser ciertas. Esto es incorrecto. Una religión, incluso una monoteísta, no es necesariamente intolerante. Lo esencial no es el monoteísmo, es la relación bipasional entre el hombre y Dios. ¿Qué hay de nuevo en el cristianismo en este contexto? 60 “No era más que un mortal perdido entre la arena y las estrellas” 44 Los dioses paganos no imponen su moral, ya que tienen la misma moral que los hombres. Todos viven en el mismo universo y respiran el mismo aire. Por lo tanto, los dioses no tienen que traer las tablas de la ley. La gigantesca ruptura cristiana es el establecimiento de una relación apasionada entre el creador y la criatura, y una relación que va en ambos sentidos. Porque a Dios le apasionan las personas. Esta es la ruptura”. Y en cuanto a la figura de Jesús, Paul Veyne afirma: “Un profeta judío, que innovará en comparación con los innumerables profetas judíos de su tiempo. Sólo se dirige a los suyos, recordando de vez en cuando que el mundo es algo más que Judea y Galilea. Es famoso en su país como hacedor de milagros, pero también lo es todo el mundo. Y tiene una idea original que seguro gustará a su público: los pequeños debemos ayudarnos y querernos. La delicadeza es una virtud. Su poder carismático es fabuloso. Tiene discípulos que dedican su tiempo -y no sólo San Pablo, ¡todos ellos! - ampliando su personalidad hasta que adquiere proporciones desmesuradas”61. 11. Relación apasionada. Este puede ser el resumen de la entrevista que acabamos de leer. El subrayado en negrilla es mío. Pero nosotros debemos de preguntarnos: ¿Qué clase de relación? ¿Distante? ¿Próxima? ¿Igualitaria? ¿De sumisión? ¿Apasionada? “Entre el creador y la criatura. Entre Dios y el hombre. Porque a Dios le apasionan las personas”. Hemos citado a Juan en la definición de Dios como amor. Y el amor supone relación. Pero nos queda la segunda parte, el adjetivo. Y aquí cada uno deberá adjetivarla. No hay un adjetivo común. Ni tan siquiera es posible que podamos limitarnos a un solo adjetivo. Porque a menudo hemos pasado por diferentes fases. Y hemos mantenido una relación apasionada, distante, sumisa, rebelde… Hermoso programa. Pero vago. Muy vago. Poco definido y bastante gratuito. Y, sin embargo, certero. Jesús vive y muere en Palestina en una época determinada. Nacido en una cultura, con un idioma y unas creencias ancladas en la biblia hebrea, sobre todo la Torah. Tras su muerte un número indeterminado de predicadores se lanzan a proclamar la Buena Nueva. Cada uno lo hace como lo entiende. Y por supuesto surgen las divergencias. Una de las más importantes será la de Pablo y el resto de los apóstoles jerosolimitanos. Luego vendrán otras muchas: gnósticos, docetas, arrianos… 61 Extracto sacado de una entrevista realizada en febrero de 2006 en la Revista “Le monde de la Bible”. Las palabras en negrilla soy yo quien las ha subrayado. 45 En estos primeros momentos el mensaje va a bascular desde la antropologíacultura bíblicas a moldearse en la cultura greco-latina. Siempre me ha parecido curioso que ninguno de los seguidores que vivieron y conocieron a Jesús escribió nada. Se limitaron a tratar de vivir lo que habían oído de la forma en que lo comprendieron. También predicaron…pero no se puede decir que tuvieran mucho éxito. Se calcula en unos siete mil quinientos los cristianos del imperio romano, compuesto de unos sesenta millones, a finales del siglo I. “La progresión debió de haber parecido extremadamente lenta durante el siglo I: el total proyectado es de sólo 7.530 conversos en el año 100. Hubo un mayor aumento de las cifras alrededor de la mitad del siglo ll, pero el total llegaba a poco más de 40.000 cristianos. Esta proyección está absolutamente de acuerdo con la estimación de Robert L. Wilken de «menos de cincuenta mil cristianos» en ese tiempo, «cifra infinitesimal dentro de una sociedad de sesenta millones”62. El primero que nos ha dejado documentos escritos es Pablo y sus cartas. Y lo menos que se puede decir es que se muestra bastante parco en lo que nos cuenta de Jesús: “La verdad es que en las cartas de Pablo no se dice nada de la actividad taumatúrgica del nazareno, falta toda referencia a las parábolas, no se descubre ninguna huella del rico material del relato de la pasión, se constata un silencio absoluto sobre las controversias que surgieron entre Jesús y los dirigentes del pueblo judío de su época”63y prácticamente no se habla del Reino, añadiríamos nosotros. Reino que es el tema central de la predicación de Jesús y que solo es citado una decena de veces en las cartas paulinas. Los evangelios, escritos todos cuando la generación que vivió y conoció a Jesús había desaparecido, nos presentan diferentes caras de Jesús. Cada evangelio predica a su Jesús. Y lo hace a su manera. Crean, cambian, adaptan, añaden, con una libertad que es envidiable. No hay barreras. Ni límites. Sería interesante, y probablemente ya exista, aunque yo lo desconozca, el estudiar y comparar los diferentes Jesús de los evangelios. Probablemente nos sorprendería. Como nos sorprende cómo a medida que nos alejamos de la vida y muerte de Jesús los testimonios escritos se van haciendo más largos. Aparecen narraciones, interpretaciones, detalles de la vida y muerte de Jesús… Pablo no nos dice prácticamente nada sobre la vida de Jesús. Marcos comienza su evangelio con el inicio de la predicación de Jesús. Mateo y Lucas añaden los relatos del nacimiento y Juan, que no dice nada del nacimiento, habla sin embargo de la 62 R.Stark, o.c., p 20 Barbaglio, Pablo de Tarso y los orígenes cristianos, p 208 63 46 preexistencia. Lo cual nos muestra una evolución de la manera de comprender e interpretar a Jesús. Y no debemos olvidarnos de todos los que se han quedado fuera (los apócrifos). Jesús predicó el Reino y llegó la Iglesia. “Jesús quiso reformar el judaísmo en nombre de un Dios insistente, que rompe todo compromiso, toda protección, todo límite a la aceptación de los demás. Jesús quiso promover un judaísmo más fiel, pero fracasó”64. Por eso no es erróneo decir con Alfred Loisy que "Jesús anunció el Reino, y es la Iglesia la que ha venido" (L'Évangile et l'Église, 1904). Si Jesús no fundó la Iglesia, ¿sería Pablo? ”65. Entramos en un vasto terreno al que quizás podamos un día dedicar más tiempo pero que en estos momentos nos desvía de nuestro tema. La Iglesia primitiva esperaba la segunda venida que creía inminente. Está claro que el sesgo escatológico de la predicación de Jesús caló hondamente. Y que con el paso del tiempo hubo que “recentrar” todo el mensaje. Nada nuevo en la tradición bíblica. Los evangelistas han recogido la relación que Jesús mantuvo con Dios como una relación cercana (Abba), exigente, muy exigente, e incluso dura a veces (“deja que los muertos entierren…); fiel a la Torah, pero sin excesos; una relación cercana sobre todo con los más necesitados: pobres, pecadores, enfermos… Es probablemente donde Jesús se muestra más innovador. Dios perdona y está cercano de los pecadores. Jesús, fiel judío, no fue nunca un fanático del Templo. Ni de la Ley. Sin embargo, siempre se mantuvo fiel a su Dios y a su pueblo. Y así lo entendieron sus más próximos seguidores. Tuvo que ser alguien venido de fuera, Pablo, un judío helenista, quien cambiase el rumbo. No es una crítica. Es una constatación. El movimiento era lo suficientemente joven para adaptarse, para cambiar, para tomar un rumbo que probablemente era inimaginable para muchos de los primeros creyentes, entre ellos la mayoría de los apóstoles. El problema se produce cuando se pierde esa flexibilidad y el mensaje se dogmatiza y, de alguna manera, se fosiliza. A partir de ese momento todo viene a reforzar lo que se considera esencial. Se adapta una línea y se excluyen, en el 64 65 D. Marguerat-E. Junod, « Qui a fondé le christianisme 1 ? », Le monde de la Bible, p.17 D. Marguerat- E. Junod, o.c., p 16-17 47 comienzo verbalmente, y más tarde violentamente, todo lo que se desvíe de la línea que se considera normativa. ¿Cuántos obispos en el mundo son licenciados o doctores en Derecho Canónico? Su importancia es una muestra de lo que prima a menudo en la Iglesia. 12. Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de María la Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén. Es el Símbolo de los Apóstoles. Esto es lo que la Iglesia dice que todo buen cristiano católico debe de creer. Como podéis constatar se habla sobre todo de antes del nacimiento y de después de la muerte, fundamentalmente. En cuanto al “durante” (en negrilla), entre nacimiento y muerte, sólo se dice que padeció bajo el poder de Poncio Pilato, que fue muerto y sepultado. Todos y cada uno de los artículos del Credo de los Apóstoles son artículos de fe, y dogmas, para los católicos. Un dogma es un principio o creencia que es considerado como verdad absoluta, irrefutable, y se establece como base para cualquier campo de conocimiento. Diferentes fuentes católicas establecen que los principales dogmas de la religión católica son 44, y están clasificados en ocho grupos diferentes: Dogmas sobre Dios. Dogmas sobre Jesucristo. Dogmas sobre la creación del mundo. Dogmas sobre el ser humano. Dogmas marianos. Dogmas sobre el Papa y la Iglesia. Dogmas sobre los sacramentos. Dogmas sobre las últimas cosas. El que quiera conocerlos un poco más puede consultarlos en la Wikipedia o en el catecismo de la Iglesia. No vamos a examinarlos, ni explicarlos, ni discutirlos. Están ahí. Que cada uno vea cómo los entiende y cómo cree en ellos. De todas formas, para que sean viables estos dogmas tienen que adaptarse. Nuestra cultura, nuestros conocimientos, la evolución del pensamiento y de la 48 sociedad…no son las de los siglos en los que se promulgaron. “tout dogme est conditionné par le moment historique de sa promulgation, par les questions qu’on y pose et par les outils culturels dont on dispose à ce moment. Les questions qui circulent dans une société à un moment donné et les réponses qu’on y donne s’inscrivent dans le « pensable disponible » de ce lieu et de ce temps (pour reprendre une formule utilisée aussi par Paul Ricœur)”66. El problema estriba en encontrar un equilibrio entre pasado y futuro, entre lo que constituyen las raíces de la Iglesia y lo nuevo sin lo cual no es posible un futuro. “…je me sens obligé de dire que si la foi chrétienne est habitable pour moi aujourd’hui, si elle me fait vivre, c’est en dépit de pas mal d’énoncés dogmatiques du passé, y compris ceux sur l’infaillibilité. Pour le dire de façon provocante, notre tâche de théologiens est de contribuer à libérer l’annonce de l’Évangile de la prison que constitue une certaine compréhension du dogme, compréhension qu’une théologisation dépassée contribue à entretenir.”67 Como decíamos en el punto 2 los primeros concilios fueron los más importantes de la historia de la Iglesia porque fueron los que fijaron el credo católico, el canon de las escrituras, las doctrinas erróneas… El cristianismo, aunque probablemente esto es ampliable a todas las religiones absolutistas, tiene dificultades para lidiar con la idea de una tradición plural. En estos concilios se van a proclamar una serie de dogmas que se van a encontrar a la base de futuras controversias, herejías, separaciones… Muchos de ellos son incomprensibles, difíciles de entender, innecesarios (?)… y cuando se objeta o se discuten se suele acabar siempre con aquello del “misterio”. La palabra herejía (αιρεσις) significa decisión, elección y hereje (αιρετικÏŒς) significa el que elige, el que es libre para elegir. Evidentemente hoy día no lo entendemos así. Hoy comprendemos la herejía como una doctrina que contradice de forma directa una creencia ya establecida. “La Iglesia que crecía y se desarrollaba, tenía que explicar sus creencias en términos filosóficos aceptables, tanto para la cultura de habla griega del mundo 66 “Todo dogma está condicionado por el momento histórico de su promulgación, por las cuestiones implicadas y por las herramientas culturales de las que se dispone en ese momento. Las preguntas que circulan en una sociedad en un momento dado y las respuestas que se les dan se inscriben en lo “pensable disponible” de este lugar y de este tiempo (por usar una expresión utilizada también por Paul Ricoeur)”. En Paul Thion. Ver nota 67. 67 “Si la fe cristiana es habitable hoy en día, si me hace vivir, es a pesar de no pocos enunciados dogmáticos del pasado, incluidos los de la infalibilidad. Nuestra tarea de teólogos es la de contribuir a liberar el anuncio del evangelio de la prisión que constituye una cierta comprensión del dogma” en: Y at-il des dogmes périmés ?, Paul Tihon Dans Recherches de Science Religieuse 2007/4 (Tome 95)2007/4 (Tome 95), pages 515 à 528 Éditions Centre Sèvres. Hay traducción castellana en: JOQUIM PONS ZANOTTI, Publicado en "Selecciones de Teología" vol. 47, nº 188 (octubre-diciembre de 2008) 299-309. 49 mediterráneo como para sí misma; y después de la conversión del emperador Constantino al cristianismo, la paz del Imperio pasó a exigir un conjunto unitario de creencias cristianas. Por eso, Constantino convocó en el año 325 el Concilio de Nicea, “con el propósito de restaurar la concordia en la Iglesia y en el imperio”68 “Dos vivencias mantuvieron vigentes las utopías “supra-religiosas” del cristianismo naciente La primera tiene que ver con la persecución religiosa, tanto judía como romana, y el martirio. Pero una segunda experiencia espiritual contribuyó poderosamente a la radicalización cristiana. Se trata de la esperanza escatológica fundada en la fe en la resurrección de Cristo y de la espera de la Parusía como acontecimiento contemporáneo cercano ansiosamente esperado”. “La conclusión de la era martirial y la inclusión del cristianismo en el sistema imperial romano, como su brazo ideológico, inicia la lenta pero segura deriva religiosa de lo que, en adelante, llamaremos la Cristiandad. Lo que Jesús nunca había imaginado (crear una nueva religión), lo que nos había invitado a superar por el anuncio del Reino, se vuelve realidad. La institucionalización clerical del cristianismo se traduce en un discurso y una ritualidad nuevos y específicos, profundamente influenciados por el entorno cultural tanto helenístico como judío”69. ¿Necesitamos creer en la concepción virginal para saber que Dios nos ama? ¿Necesitamos creer en la inmaculada concepción de María para saber que una madre ama a sus hijos? ¿Hace falta que el Papa sea infalible cuando vemos todos los errores cometidos por unos y otros al correr de los siglos? ¿Cómo podemos afirmar que fuera de la Iglesia no hay salvación? ¿Es justo considerar que cada humano nace con un pecado? ¿Dónde está escrito?70 “El dogma es un medio para alcanzar un fin, no un fin en sí mismo. Como medio, es indispensable, pero también debe ser cuestionable: saber si en el curso de los tiempos cambiantes sigue cumpliendo su finalidad -la exposición en forma de proposiciones del evangelium, que sólo tiene éxito si éste, como tal, no sólo se expresa, sino que también se comprende. Si el dogma ya no sirve a su propósito, no se convierte en falso, sino que, a pesar de cualquier imposibilidad de reformarlo, de alguna manera pierde su relevancia y, por lo tanto, ya no es de ningún beneficio para el propósito al que se supone que sirve”71. 68 J. Hick, “La metáfora del Dios encarnado. Cristología en una época pluralista”, Ed. Abya-Yala, Quito, 2004, p. 71 69 S. P. Arnold, “¿Un cristianismo postreligional?”, PDF, p 4 70 Ver nota 20 71 M. Seewal, « Dogmes en devenir », Paris, Éd. Du Cerf, 2022 50 13. Pedimos perdón por los pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión. Me parece que los pecados más graves que cometemos suelen ser los de “omisión”. Todo lo que podríamos haber hecho y no hicimos. Todas las veces que miramos para otro lado para no ver y no complicarnos la vida. Todas esas situaciones que nos parecen injustas, inmorales, despreciables incluso, pero por las que no movemos ni un dedo. Toda esa indignación que se queda en un exabrupto…Reconozco que he pecado muchísimo por omisión. Por falta de coherencia. Por falta de valor para practicar lo que creo. En realidad, todo esto son sutilezas. A la gente corriente todo esto le importa un pimiento. Y si para entrar en el cielo hubiese que pasar un examen de doctrina…me temo que no habría mucha gente que lo aprobara. Personalmente asumo el credo y lo hago mío. Experiencia, conocimiento y lenguaje. Esta es la trinidad que nos permite acceder al misterio. “El misterio de Dios es el nombre que damos a la revelación de Dios en el ocultamiento”72. “Ser cristiano no significa ser religioso de una cierta manera, convertirse en una clase determinada de hombre por un método determinado (un pecador, un penitente o un santo), sino que significa ser hombre; Cristo no crea en nosotros un tipo de hombre, sino un hombre. No es el acto religioso quien hace que el cristiano lo sea, sino su participación en el sufrimiento de Dios en la vida del hombre”73 ¿Podemos entonces reprochar a los hombres su incredulidad? Ante la pregunta sobre la existencia o no de Dios, ¿no cabe más que una respuesta correcta? Si decimos no a Dios, ¿eso nos condena? “Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento (1857)”, nos dice y nos ha dicho siempre el catecismo de la Iglesia Católica. “El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal (1860)”. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios (1861)” (Los subrayados en negrilla son míos). 72 73 Cordovilla Pérez, o.c., p 97 D. Bonhoeffer, o.c., p. 253 El subrayado en negrilla es mío. 51 A la base de todo se encuentra la noción de libertad. El libreo albedrío. La libertad es una de las condiciones necesarias para que una acción sea genuinamente moral. ¿Pero existe realmente? ¿Somos libres? ¿Qué es lo que nos lo prueba? ¿No es toda una ilusión? Hay neurocientíficos que han demostrado que el cerebro toma su decisión bastante antes de que seamos conscientes de que vamos a tomar una decisión y que ésta se conoce antes incluso de que el individuo sea consciente. Es el caso que se ve en la siguiente entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=79-afiY8btQ Hay sin embargo otros neurocientíficos que no están de acuerdo. “La dificultad de llevar a cabo una investigación sobre la existencia del libre albedrío desde una perspectiva naturalista radica en determinar si es o no posible la cuantificación de la libertad o de su inexistencia como un hecho, y de serlo qué consideraciones metodológicas habrían de ser tenidas en cuenta”. “A lo largo del artículo argumentaré a favor de la siguiente tesis: si bien la existencia o inexistencia del libre albedrío en el ser humano es una realidad, existen dificultades, quizás una imposibilidad, para cuantificar esta desde el método científico, lo cual otorga un papel preminente a la filosofía a la hora de abordar la cuestión”74. El tema no es baladí. Está en juego si somos libres y responsables de nuestros actos. ¿Libertad o determinismo? “Evers sostiene que podemos hablar de actos libres en el sentido de voluntarios, aunque fuesen una construcción causalmente determinada por procesos neuronales no conscientes. Asimismo, considera que se puede ser responsable a pesar de los procesos no conscientes que subyacen a las decisiones y a las acciones, ya que somos personalmente responsables de esos estados y procesos en la medida en que podemos influir en ellos”75. Libres de y libres para, según Aranguren en su Ética. En el experimento de Libet, que pretendía demostrar el libre albedrío, sin embargo, dicho experimento sugirió lo contrario. “Su conocido experimento trata de medir si la decisión consciente es anterior o posterior a la actividad cerebral que posibilita su ejecución. el proceso de la voluntad se iniciaría inconscientemente, unos milisegundos después tendríamos conciencia de él. No cabría hablar de acciones libres en la medida en que el sujeto no las elige conscientemente. Pudo matizar más tarde el resultado de sus experimentos, sugiriendo que, a pesar de que la decisión parte de forma 74 Andrés D. Richart, “Qué puede decir la neurociencia sobre el libre albedrío: Cuestionando su metodología y la posibilidad de resolver su problema”, en Pensamiento, vol 75 (2019), num 283, p. 253 75 A. D. Richart, o.c. pp. 254-255 52 inconsciente desde el cerebro, la voluntad puede vetarla, existiendo así cierto terreno para la libertad y la responsabilidad en la acción.76” ¿Es todo cuestión de voluntad? “Facultad de decidir y ordenar la propia conducta”, es la primera definición de voluntad que nos da la RAE. La tercera dice: “Libre albedrío o libre determinación”. “La voluntad es el poder de elección con la ayuda de la conciencia”, leemos en la Wikipedia. ¿Qué clase de voluntad? ¿La de Schopenhauer? ¿La de Nietzsche? ¿Voluntad de poder? ¿De dominio? ¿Qué es la conciencia? ¿De qué clase de conciencia hablamos? ¿Conciencia o consciencia? En cualquier caso, no vamos a entrar en una discusión que nos desborda y sobre la cual sigue habiendo posturas enfrentadas. No vamos a negar que estamos condicionados por la biología y la adaptación que nos ha llevado a sobrevivir durante miles de años. Pero tampoco vamos a negar lo que con esos medios hemos llegado a crear y que también nos condicionan: lenguaje, cultura, religión…Nuestro cerebro, ese milagro de la evolución, ¿no forma parte de nosotros mismos? Somos un todo. La dicotomía de la cultura occidental, cuerpo y alma, carneespíritu, naturaleza-cultura…tienen un origen griego que la Iglesia adoptó y que van en contra de la antropología bíblica que ve al hombre como a un Todo. Podríamos hablar de la consideración del límite como categoría existencial. O dicho más sencillamente, no somos perfectos. Así de simple. Aunque a veces es más fácil de decir que de aceptar. Porque llegamos a considerar el límite como algo molesto, negativo y que exige al hombre libre quebrantarlo, no someterse, reaccionar contra él. Lo que en sí mismo no es malo. Salvo que hagamos de él un absoluto. Aceptar nuestros límites supone a veces, si no siempre, renunciar a nuestros deseos de poder, de poseer, de ser lo que no podemos ser… Aunque tal vez debería de hablar quizás con más propiedad y decir que en realidad lo que deberíamos cambiar son nuestros deseos. “El límite es el testimonio de que Dios nos ama”77 Está claro que no “dominamos” todo, que no somos conscientes de todo, que no somos “independientes” de nuestro entorno y de nosotros mismos. Pero eso es el hombre. Criatura imperfecta, limitada, evolutiva, cambiante…resultado de múltiples procesos que nos han traído hasta aquí. Hasta la pregunta. Hasta la duda. Hasta el hastío. Hasta lo maravilloso. Hasta la generosidad. Hasta el amor. Hasta la fe. 76 77 O.c., p 259 S. Weil, “La gravedad y la gracia”, Trotta, Madrid, 1994, p 84 53 14. Estamos celebrando la Semana Santa en el momento en que escribo esto. La semana más importante para un cristiano. Una semana que, junto con la navidad, resume el credo de un creyente. La manifestación de un Dios-Hombre, un Dios que asume nuestra condición. Un Dios con nosotros, Emmanuel. Un Dios que no es un relojero, organizador, reemplazante, deus est machina…No es un Dios NECESARIO, es un Dios gratuito, es un Dios que no sirve, que no es ni utilitario, ni respuesta, ni sucedáneo. Es un Dios AMOR. Por las venas de Dios corre sangre humana y en los hombres sentimos los latidos de Dios en nuestro corazón78. No hay nada perfecto, acabado, completo…ni en este mundo ni en cualquier otro que pueda existir. No hay vidas lineales, simples, sin dudas, sin baches, sin zonas obscuras…nada es fácil. No lo necesitamos para resolver nuestros problemas, nuestras lagunas, como un sucedáneo. Hay muchas formas de vivir una creencia, una fe. Lo importante es vivirla personalmente. O por lo menos tratar de hacerlo. No cerrarse. Estar abiertos. La religión ha sido a veces la “solución” para muchos problemas para los que el hombre no encontraba respuesta. Pero también ha servido para dar respuesta a preguntas que el hombre se ha hecho siempre: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué? ¿Por qué hay algo en lugar de nada? Nos parece fácil negar la existencia de un ser creador, pero no nos cuesta pensar que la materia debería ser eterna. O creer que algo puede surgir de la nada sin más. La fe evoluciona, cambia. Porque nosotros cambiamos, evolucionamos… La experiencia, las vivencias, los choques de la vida, las desgracias, las alegrías…todo ello marca y modifica. Como ha evolucionado la concepción de Dios. Fijémonos simplemente en la evolución del término Dios en la Biblia. El es el Dios primitivo, probablemente de los cananeos, que los israelitas van a encontrar y adoptar a su llegada a Canaan. “Erigió allí un altar, y lo llamó de “EL Dios de Israel” (Gn 33, 20). ELOHIM, dios o dioses, será el Dios de la humanidad, de los comienzos. Con los patriarcas pasamos a EL-SADDAY, nombre 78 Frase que debo al sermón ya citado del cura de mi comunidad. 54 compuesto (Dios todopoderoso). Y será solamente en el Sinaí donde Dios revelará su nombre al pueblo de Israel: YHWH. “No tendrás otros dioses fuera de mí. No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les darás culto, porque yo, Yhwh, tu Dios… No pronunciarás el nombre de Yhwh, tu Dios, en falso “(Ex 20, 3-5b.7ª). Aunque esto pueda parecer un punto de partida, se trata en realidad de una conclusión. El pueblo evoluciona desde el politeísmo a la monolatría antes de llegar al monoteísmo. Yhwh va a compartir el culto durante siglos con otros diosesdiosas hasta llegar a proclamarse como el único Dios, relegando el resto a simples ídolos. Esta es la evolución que observamos en la biblia hebrea, nuestro Antiguo Testamento. Pero para nosotros los cristianos la evolución no termina ahí. Con Jesús llegamos a considerar a Dios como ABBA. ¿Padre? ¿Madre? ¿Ni lo uno ni lo otro? ¿Qué, entonces? 15. ¿Es posible hablar de trascendencia hoy? ¿Es posible estar abierto a la trascendencia? ¿Es posible seguir creyendo? Tras un siglo XX en el que hemos asistido al genocidio armenio, al exterminio judío y gitano, a las masacres comunistas, al genocidio khmer, a la matanza tutsi en Ruanda, a dos guerras mundiales y numerosas otras locales (Vietnam, Tíbet, Somalia, Sudán, Afganistán, Ucrania…), ¿es posible seguir creyendo en un Dios que nos ama y vela por nosotros? Vivimos en una sociedad intrascendente. Donde lo que predomina es el ruido y la vacuidad. Lo que mola es tener, poseer, aparentar…Y llega el confinamiento y se nos cae el mundo encima. La soledad, el silencio, la introspección, el estar con uno mismo…asusta, da miedo, produce angustia. Muchos no lo han soportado y desde entonces uno de los temas societarios es el de la salud mental. Aquí van algunas cifras que deberían hacernos reflexionar como sociedad. Animales domésticos en España79: .-9.313.000 perros .- 7.860.966 peces .- 5.858.649 gatos .- 5.001.769 pájaros .- 1.523.757 pequeños mamíferos 79 Fuente: Estudios de censos 2021 ANFAAC 55 .- 1.464.476 reptiles Niños menores de 15 años: 6,3 millones. Entre peces y gatos. Y muy por debajo de perros. 4.227 suicidios en España en 2022. 11,6 al día. Tres veces más que accidentes de tráfico sobre los que se hacen campaña publicitaria tras campaña. Y de los que nadie habla. Porque están los suicidados vivos, todos aquellos que lo intentaron y de alguna manera fracasaron en el intento. “El suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles. Nos mata el populismo de decir que estamos tan mal y entonces nos lo creemos y nos queremos matar. Nos mata la educación blanda, siempre en el victimismo. Nos mata la falta de ambición, de competencia. Nos mata que lo importante sea participar y que ganar no tenga prestigio. Nos mata no querer estirar los dedos para tocar la cara de Dios, nos mata la negación de la trascendencia, el laicismo, el alma vaciada. No son muertes, son crímenes. Estos chicos dieron su último salto al vacío, pero fueron muchos los que les empujaron hacia el abismo”. Esto escribía Salvador Sostres en ABC el 24 de noviembre de 2022. Se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con el diagnóstico. Se podrá decir que hay otras causas. Los hechos están ahí. ¿Qué futuro puede tener una sociedad en la que la primera causa de muerte entre sus jóvenes se encuentra el suicidio? En 2021 abortaron 90.189 mujeres en España, de las cuales 9.400 tenían menos de 19 años, con una tasa de 10,7 interrupciones. En España han abortado 100.000 mujeres de media al año desde que entró en vigor la actual ley de plazos de 2010, que permite la interrupción libre del embarazo hasta la semana 14 de gestación, aunque en los últimos años la cifra se ha mantenido por debajo de ese umbral. La tasa media de los últimos diez años ha sido de 11 abortos por cada 1.000 mujeres de 15 a 44 años80. Una embarazada de cada cinco aborta. Evolución. La gerontocracia se instala un poco en todas partes. En la política y en la Iglesia, que es la política con otros medios. En el último consistorio el Papa ha nombrado un misionero de 47 años cardenal, pero es la excepción que confirma la regla. De los 208 cardenales existentes antes del último consistorio de mayo de 2022 hay 6 cardenales nacidos en los años sesenta (con más de 60 años), 29 nacidos en los años cincuenta (con más de 70 años), y el resto, 173, nacidos en los años 20, 30 y 40 del siglo pasado (o sea con más de 80 años). Saquen la media. 80 https://www.rtve.es/noticias/20230119/aborto-espana-cifras/2348202.shtml 56 Basta asistir a un oficio dominical en cualquiera de las iglesias occidentales para constatar la desafección de los menores de sesenta años por la religión. Lo que hace representativo al colegio cardenalicio. Quizás ha llegado la hora de preguntarse si la Iglesia no debería centrarse en su mensaje. Y quizás aceptar que este es tan sumamente exigente y difícil de practicar qui tal vez no esté hecho para todo el mundo. Quizás ha llegado el momento de dejar de defender parcelas de autoridad, de poder, de influencia…y centrarnos más en vivir lo que predicamos. Porque me parece que ese ha sido, y sigue siendo, el reproche que se nos hace. “Gran parte de lo que sucede en el cristianismo es una negación del Sermón de la Montaña”. “Los cristianos tienen un gran Cristo, pero tienen muy pequeños cristianos. Ojalá yo tuviera el Cristo que tienen los cristianos”. Ambas afirmaciones se atribuyen al Mahatma Gandhi. La fe del hombre en un ser superior es una hermosa historia que dignifica al ser humano. ¿Es una huida hacia adelante? ¿Es una forma de no aceptar nuestra condición? “Hemos suprimido en la idea de Dios las limitaciones humanas, pero los rasgos humanos permanecen. Por eso la mayoría de las ideas humanas sobre Dios se expresan como negación. La condición humana es finita, así que Dios ha de ser infinito, o “no finito”, decimos. Los seres humanos estamos vinculados a un lugar determinado; Dios no debe tener esa atadura, así que se le llama “omnipresente”. Los seres humanos tenemos un conocimiento limitado; Dios, por definición, no debe tener ese límite, así que decimos que es omnisciente. La condición humana es mortal; Dios debe desbordar esa limitación, así que decimos que Dios es inmortal. Los seres humanos somos limitados en poder; Dios no debe tener esa limitación, así que decimos que es omnipotente. Así podríamos seguir con repetidos ejemplos, pero el resultado es siempre el mismo. Todos los dioses que los seres humanos han pensado en la historia se parecen siempre a los humanos, pero sin sus limitaciones”81. Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, entonces, ¿en qué nos parecemos, aunque sea a una escala ínfima? La verdad es que si somos un reflejo de lo que es Dios…somos un pálido reflejo. O como decían Feuerbach y Marx lo que está hecho a nuestra imagen y semejanza es la imagen de Dios. ¿Estamos alienados? Jenófanes, autor griego del siglo VI-V a.C. decía: Chatos, negros: así ven los etíopes a sus dioses. De ojos azules y rubios: así ven a sus dioses los tracios. 81 J.S.Spong, o.c., p 6 57 Pero si los bueyes y los caballos y leones tuvieran manos, manos como las personas, para dibujar, para pintar, para crear una obra de arte, entonces los caballos pintarían a los dioses semejantes a los caballos, los bueyes semejantes a bueyes, y a partir de sus figuras crearían las formas de los cuerpos divinos según su propia imagen: cada uno según la suya. El cristianismo es exigente. Y lo es porque nos obliga a cambiar de lógica. Ya no es la lógica humana la que impera. El cristianismo se mueve en otra esfera de valores. Su lógica no es de este mundo. ¿Por qué amar al otro? Más aún, ¿por qué amar al enemigo? ¿Cómo se puede pedir por el que te persigue? ¿Cómo se puede dejar todo, sobre todo si hay cosas que dejar, sin saber de qué estará hecho el mañana? Los religiosos hacen voto de pobreza. No tienen nada propio. Pero no les falta de nada. Marcel Gauchet, del que ya hemos hablado, nos dice que “lo que hoy está desapareciendo en Europa es lo que podríamos llamar el «cristianismo sociológico» transmitido por las familias y que define el marco ritual de la existencia de las comunidades. Pero subsiste la religión de los individuos, la de los verdaderos creyentes, la de aquellos cuya fe nada tiene que ver con el conformismo social. No son más que una minoría, pero una minoría cuyo dinamismo podría sorprendernos”82. Si Dios es el dueño del mundo y esta es su voluntad, ¿quién es el hombre para estar a su altura? El libro de Qohelet extrae, en cierto modo, las consecuencias de esta lección. También para él no hay nada que entender: Dios está en el cielo; el hombre está en la tierra; y nada puede unirlos. Qohelet rechaza la idea de un Dios personal, con el que se puede entrar en contacto directo. A fin de cuentas, Qohelet es la quintaesencia del monoteísmo: lleva al extremo la idea de un Dios trascendente que no es humano. Algunos ven en Qohelet al primer ateo. Es más bien un escéptico. A sus ojos, es efectivamente Dios quien ha creado todo, pero el sentido de esta creación escapa irremediablemente al hombre: "El hombre no puede comprender nada de lo que se hace bajo el cielo. Lo que busca no lo encuentra" (Qo 8,17). “Ve, come con alegría tu pan y bebe con buen ánimo tu vino porque hace tiempo se complace Dios en tus obras. Que siempre sean blancos tus vestidos y el aceite no falte sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas todos los días de tu vana vida que Dios te ha concedido bajo el sol, todos tus días de vanidad, pues es tu porción en la vida y en el trabajo en que te esfuerzas bajo el sol. Todo lo que encuentres a mano, hazlo según tus fuerzas, porque no hay obra, ni razón, ni ciencia, ni sabiduría, en el šeol, adonde te encaminas. (Qo 9, 7-10). Conclusión: el hombre debe disfrutar de la vida, sin preocuparse demasiado por sus contradicciones. Carpe diem. 82 M. Gauchet, El desencantamiento del mundo”, p 294 58 Desde un punto de vista antropológico la multiplicación de intermediarios que han proliferado en la Iglesia católica son un poco una reproducción de los esquemas politeístas. La proliferación y gran popularidad de los santos a partir de la edad media son o pueden interpretarse como la reproducción de los roles de los dioses inferiores del mundo politeísta: el viajero reza a san Cristóbal para que le proteja en su viaje; a san Antonio para recuperar los objetos perdidos; a santa Bárbara en las tormentas, etc. El subjetivismo moderno, ese centrar todo en el yo, en el aquí y ahora, ha obstruido el acceso a la trascendencia. En ese diálogo YO-TU el YO ha adquirido una enorme proporción en detrimento del TÚ. Sartre ha partido del silencio de Dios sin preguntarse qué parte ha correspondido en ese silencio a nuestro no oír y a nuestro no haber oído. La revelación no es solo un autodescubrimiento y Dios no se reduce a una proyección humana. Bultmann, en un artículo publicado en 1925 (“¿Qué sentido tiene hablar de Dios?”) que podéis encontrar en el tomo I de Creer y comprender, dice: “Hablar de Dios con sentido es tan imposible como hablar sobre amor. Si se quiere hablar de Dios, es preciso hablar de uno mismo.”. “De Dios únicamente podemos afirmar lo que él hace en nosotros” (W. Herrmann, citado por Bultmann). “No existe garantía alguna sobre la cual poder creer”. Para Fueubarch y Marx Dios es una proyección de las necesidades humanas. Se suele citar una frase de Marx: “La religión es el opio del pueblo”. Lo que no suele citarse es la primera parte de esta frase: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo descorazonado, tal como lo es el espíritu de una situación sin espíritu. Es el opio del pueblo”. 16. Algunos textos para reflexionar y que cada uno saque sus propias conclusiones. “¡Dónde podría encontrar una palabra como ésta para describir lo más elevado! Si escogiera el concepto más puro, más resplandeciente, del santuario más resguardado de los filósofos, sólo podría captar con él un producto del pensamiento, que no establece ligazón alguna. No podría captar la presencia de Aquel a quien las generaciones de hombres han honrado y degradado con su pavoroso vivir y morir. Me refiero a Aquel a quien se refieren las generaciones de hombres atormentados por el infierno y golpeando a las puertas del cielo. Es cierto, ellos dibujan caricaturas y les ponen por título «Dios»; se asesinan unos a otros y dicen «en el nombre de Dios». Pero cuando toda la locura y el engaño vuelven al polvo, cuando los hombres se encuentran frente a Él en la más solitaria oscuridad 59 y ya no dicen «Él, Él», sino que suspiran «Tú», gritan «Tú», todos ellos la misma palabra, y cuando agregan «Dios», ¿no es acaso el verdadero Dios al que imploran, al único Dios Viviente, al Dios de los hijos del hombre? ¿No es Él acaso quien les oye? Y sólo por este motivo, ¿no es la palabra «Dios» la palabra de la súplica, la palabra convertida en nombre consagrado en todos los idiomas humanos para todos los tiempos? Debemos estimar a quienes la prohíben porque se rebelan contra la injusticia y el mal tan prontamente remitidos a «Dios» en procura de autorización. Pero no podemos renunciar a ella. ¡Qué comprensible resulta que algunos sugieran permanecer en silencio durante algún tiempo respecto de las «cosas últimas», para que las palabras mal empleadas puedan ser redimidas! Mas no han de ser redimidas así. No podemos limpiar la palabra «Dios» y no podemos devolverle su integridad; sin embargo, profanada y mutilada como está, podemos levantarla del polvo y erigirla por sobre una hora de gran zozobra”. Martin BUBER, Eclipse de Dios, pp. 23-24 “Dios es, por supuesto, infinitamente superior al ser humano, lo cual quiere decir que Dios se sitúa en otro orden del ser que es absolutamente distinto del nuestro. Por eso decimos que «epistemológicamente», Dios es el Trascendente, es decir, trasciende nuestra capacidad de conocimiento y, por tanto, ni está ni puede estar a nuestro alcance. De ahí que Dios es siempre el desconocido, que no puede ser nunca el referente desde el que los seres humanos podemos conocer lo que más cerca tenemos y lo que mejor conocemos, el ser humano, concretamente y en el caso de la cristología, el ser humano que fue Jesús”. José María CASTILLO, La humanización de Dios. Ensayo de cristología, p. 14 “Crecimiento del cristianismo proyectado con una tasa de 40 % por decenio * Basado en una población estimada de 60 millones. La progresión debió de haber parecido extremadamente lenta durante el siglo I: el total proyectado es de sólo 7.530 conversos en el año 100. Hubo un mayor aumento de las cifras alrededor de la mitad del siglo ll, pero el total llegaba a poco más de 40.000 cristianos. Esta proyección está absolutamente de acuerdo con la estimación de Robert L. Wilken de «menos de cincuenta mil cristianos» en ese tiempo, «cifra infinitesimal dentro de una sociedad de sesenta millones» (1984, 31). En efecto, según L. Michael White (1990, 110), los cristianos de Roma aún se reunían por entonces en casas particulares. Luego, a comienzos del siglo III, el tamaño proyectado de la población cristiana aumenta un poco, y alrededor del año 250 alcanza un porcentaje del 1,9. Esta estimación se ve respaldada también por las «sensaciones» acerca de la época de un historiador importante. Robin Lane Fox, al debatir el proceso de conversión al cristianismo, advirtió que debemos considerar «el número total de cristianos en su debida 60 perspectiva: esta religión fue con mucho la que más rápidamente creció en el Mediterráneo de la época, pero el número total de sus miembros era todavía pequeño en términos absolutos; se estima quizás que sólo un 2 % de la población total del Imperio alrededor del año 250» (1987, 317). Pero aún más convincente es constatar cómo el número total (y el porcentaje) se dispara repentinamente entre el 250 y el 300, tal como señalan los historiadores 1, y corroboran los recientes hallazgos arqueológicos de Dura-Europos. La excavación de un edificio cristiano muestra que durante la mitad del siglo IlI una iglesia doméstica fue remodelada y transformada en una construcción «enteramente dedicada a funciones religiosas», después de lo cual «cesaron todas las actividades domésticas» (White, 1990, 120). La renovación consistió principalmente en eliminar los muros medianeros para crear una sala de reuniones, lo que indica la necesidad de acomodar más fieles. El hecho de que mi reconstrucción del crecimiento del cristianismo muestre que el «arrebato repentino» se halla asociado a la segunda mitad del siglo III añade plausibilidad a estas cifras. Rodney STARK, La expansión del cristianismo, p. 20 “Durante estos últimos años he aprendido cada vez más a ver y comprender la profunda intramundanidad del cristianismo. El cristiano no es un homo religiosus, sino sencillamente un hombre. …Sólo en la plena intramundanidad de la vida aprendemos a creer. Cuando uno ha renunciado por completo a llegar a ser algo, tanto un santo como un pecador convertido o un hombre de iglesia, un justo o un injusto, un enfermo o un sano- y esto es lo que yo llamo intramundanidad, es decir, vivir en la plenitud de tareas, problemas, éxitos y fracasos, experiencias y perplejidades- entonces se arroja uno por completo en los brazos de Dios, entonces ya no nos tomamos en serio nuestros propios sufrimientos, sino los sufrimientos de Dios en el mundo, entonces velamos con Cristo en Getsemaní. Creo que esto es la fe, μετάνοια, y así nos hacemos hombres, cristianos (Jr 45) ¿Cómo habríamos de ser arrogantes a causa de nuestros éxitos o sentirnos derrotados ante nuestros fracasos, si en la vida intramundana también nosotros sufrimos la pasión de Dios?” “La Iglesia sólo es iglesia cuando existe para los demás. Para empezar, debe dar a los indigentes todo cuanto posee. Los pastores han de vivir exclusivamente de las dádivas voluntarias de sus parroquias, y eventualmente han de ejercer una profesión civil. La iglesia ha de colaborar en las tareas profanas de la vida social humana, no dominando, sino ayudando y sirviendo. D. Bonhoeffer, Resistencia y sumisión, pp 257-258 y 267 «53. Ni la recitación de los Vedas, ni la vida de austeridad, ni las limosnas a los pobres, ni los rituales, ni las ofrendas pueden revelar la visión de Mí, que has tenido por Mi infinita Gracia. 61 54. Sólo aquellos hombres que Me ofrecen su amor obtienen la Gracia de poder verme a través de la visión espiritual. Sólo a través del Amor pueden recibir Mi Conocimiento. Me revelo sólo a aquellos que vienen a Mí con humildad y con amor en sus corazones, deseando sinceramente conocer la Verdad. 55. El que trabaja por Mí y para Mí, el que Me ama y para el que Yo soy su meta suprema, ya liberado de todas las ataduras de las cosas de este mundo, y con inmenso amor por todo lo que existe, él sí que viene a Mí». (11, 53-55) Bhagavad Gita “Un atardecer de verano me hallaba yo tendido en un monte de cara al Sol y me quedé dormido. Entonces me soñé que me despertaba en un camposanto. Lo que me desvelaba era la maquinaria siempre en movimiento del reloj de la torre, que estaba dando las once en aquel momento. En el cielo nocturno, que se hallaba completamente vacío, yo buscaba el Sol, pues creía que un eclipse lo ocultaba con la luna. Todas las tumbas estaban abiertas; y las puertas de hierro del osario, como si unas manos invisibles las moviesen, se abrían y se cerraban. Sombras rápidas, sombras que nadie proyectaba, se deslizaban por los muros, y había otras que se elevaban por los aires. Los únicos que seguían dormidos en sus abiertos ataúdes eran los niños. Del cielo colgaba formando grandes pliegues, sólo una niebla grisácea y pesada, que una sombra gigantesca iba acercando; aquella niebla se parecía a una red y a cada momento se volvía más estrecha y ardiente. Yo oía por encima de mí la lejana caída de los aludes, y por debajo las primeras pisadas de un inmenso temblor de tierra. Dos inacabables notas disonantes, que dentro de la iglesia luchaban entre sí e inútilmente procuraban confluir en un sonido armonioso, hacían que la iglesia oscilase arriba y abajo. De vez en cuando un resplandor grisáceo se aproximaba convulso hacia los ventanales y a su luz podía verse como se deslizaban por ellos el plomo y el hierro derretidos. La red de aquella niebla y el suelo oscilante me empujaban dentro del templo; dos basiliscos que desprendían chispas hallábanse apostados en dos setos de plantas venenosas delante de sus puertas. Yo iba avanzando a través de sombras desconocidas en las que estaba impresa la huella de varios siglos. Todas ellas se hallaban congregadas en torno al altar y a todas les temblaba y palpitaba, no el corazón, sino el pecho. El único muerto al que no le temblaba el pecho era uno que, enterrado recientemente en la iglesia, aún reposaba sobre sus almohadones; en su rostro, cruzado por una sonrisa, quedaba la huella de un sueño feliz. Pero como entraba un viviente, también aquel muerto se desvelaba; y de su rostro desaparecía la sonrisa. Haciendo un gran esfuerzo levantaba sus pesados párpados, pero allí dentro no había ojos, y no era un corazón, sino una herida, lo que había en su pecho palpitante. Alzaba sus manos y las juntaba para rezar, pero sus brazos se alargaban y se desprendían, y las manos aún juntas, iban a caer lejos. 62 Arriba, en lo alto de la cúpula de la iglesia, se hallaba la esfera del reloj de la Eternidad. No aparecían en ellas números que indicasen las horas, la esfera misma era su propia aguja; solo un dedo negro apuntaba hacia allí. Y los muertos querían ver el Tiempo en aquel reloj. De lo alto descendía hasta el altar en aquel momento una noble figura en la que se advertía un dolor inextinguible. Y todos los muertos gritaban: - Cristo, ¿es que no hay Dios? Y él respondía: - No lo hay La sombra entera de cada uno de los muertos, y no solo su pecho, se estremecía entonces violentamente; y aquel temblor iba dispersándolos uno tras otro. Y Cristo continuaba: - He cruzado los mundos, he penetrado en los soles, he volado en compañía de las vías lácteas por los desiertos del cielo; pero no hay Dios. Hasta dónde llega la sombra del ser, hasta allí he bajado, y he mirado en aquel abismo, y he llamado: “Padre ¿Dónde estás?”, pero lo único que hasta mis oídos ha llegado ha sido el estruendo de la tempestad que nadie gobierna. Y encima del abismo estaba el brillante arco iris formado por los seres, sin ningún sol que lo hubiese creado; y de aquel arco iris se desprendían gotas. Y cuando he alzado la vista hacia el inmenso mundo, buscando el ojo de Dios, el mundo me ha mirado con sus cuencas; estaban vacías y no tenían fondo. Y la eternidad yacía sobre el Caos, y lo roía, y se rumiaba a sí misma. Seguid chillando, notas disonantes, dispersar con vuestros chillidos las sombras. ¡Pues Él no existe! Igual que un vaho blanco al que el frío helado ha dotado de forma, se deshace ante un soplo cálido, así se desvanecían aleteando aquellas sombras descoloridas; y todo quedaba vacío. En el templo penetraban entonces, cosa terrible para el corazón, los niños muertos, que se habían desvelado en el camposanto; se prosternaban ante la elevada figura que estaba en el altar y decían: - ¡Jesús!, ¿es que no tenemos padre? Y llorando a lágrima viva, Jesús respondía: - Todos nosotros somos huérfanos, ni yo ni vosotros tenemos padre. En aquel momento el chirrido de las notas disonantes se hacía cada vez más fuerte y las temblorosas paredes del templo se alejaban unas de otras. Y el templo y los niños se hundían, y a continuación se hundía la tierra, y se hundía el sol, y se hundía con toda su inmensidad el cosmos entero. Y, a medida que se hundían, todas esas cosas iban pasando a nuestro lado. 63 Y allá arriba, en la cúspide de la inmensa Naturaleza, estaba erguido Cristo y bajaba sus ojos hacia el cosmos, atravesados por mil soles; lo que Cristo contemplaba era, por así decir, la mina excavada en la noche eterna, mina por la que caminaban los soles como lámparas de mineros y las vías lácteas como venas de plata. Y mientras Cristo estaba mirando la rechinante aglomeración de los mundos y la danza de antorchas de los fuegos fatuos del cielo y los bancos de coral de los corazones palpitantes, mientras veía cómo, a las bolas de agua que derraman luces flotantes sobre las olas, así las bolas de los mundos iban una tras otra sus fosforescentes luces en el mar de lo muerto, mientras veía aquello, Cristo, el más grande de los seres finitos, alzaba sus ojos hacia la Nada y hacia la vacía inmensidad y decía: - ¡Oh, Nada rígida y muda! ¡Oh, necesidad fría y eterna! ¡Oh, Azar loco! ¿Conocéis estas cosas que quedan debajo de vosotros? ¿Cuándo romperéis a golpes este cosmos y a mí con él? ¡Oh, Azar! ¿Tienes tu conocimiento de estas cosas cuando recorres con tus huracanes la tempestad de nieve de las estrellas y vas apartando uno tras otro con tu soplo los soles y a tu paso va dando destellos el luciente rocío de los astros? ¡Qué solo se encuentra cada uno de nosotros en esta vasta cripta del universo! Lo único que está a mi lado soy yo. ¡Oh, Padre!, ¿dónde está tu infinito pecho para que pueda descansar en él? Ay, ya que cada uno es su propio padre y su propio creador, ¿por qué no puede ser también su propio ángel exterminador...? Eso que está ahí, junto a mí, ¿continúa siendo un ser humano? ¡Eh, tú, pobre hombre! Vuestra pequeña vida es un suspiro de la Naturaleza, o sólo el eco de ese suspiro. Un espejo cóncavo lanza sus rayos en las nubes de polvo hechas de ceniza muerta, los deja caer sobre vuestra Tierra y entonces surgís vosotros, imágenes oscilantes y cubiertas de nubes. Baja tu mirada, hombre, bájala hacia el abismo, sobre el que se desplazan nubes de polvo. Desde el mar de lo muerto ascienden nieblas llenas de mundos; una niebla que sube es el futuro, y el presente, la niebla que cae. ¿Reconoces esa Tierra tuya? En aquel momento miraba Cristo hacia abajo y sus ojos se llenaban de lágrimas y decía: - Ay, yo estuve también en la tierra; pero en aquel tiempo yo aún era feliz, aún tenía a mi padre infinito, aun miraba alegre desde los montes hacia el inmenso cielo y apretaba mi taladrado pecho contra su imagen aliviadora, y hasta en la acerba muerte decía: “¡Oh, Padre, ¡saca a tu hijo de esta sangrienta envoltura y llévalo hasta tu corazón!” ... Ay, vosotros afortunadísimos habitantes de la Tierra, vosotros seguís creyendo en Él. Tal vez en este preciso instante esté poniéndose vuestro Sol, y entre flores, resplandor y lágrimas de alegría: “También a mí me conoces tú, ¡oh, Infinito!, y conoces asimismo todas mis heridas, y después de la muerte me acogerás y me las cerrarás todas...”. Oh, desventurados, no serán cerradas vuestras heridas después de la muerte. Cuando, cubiertas de ellas su 64 espalda, ese ser lastimoso que es el hombre se eche en tierra para encaminarse adormilado hacia su hermosa mañana llena de verdad, llena de virtud y de alegría, cuando eso ocurra, el hombre se despertará en el tempestuoso caos, en la medianoche eterna. ¡Y no llegará ninguna mañana, no llegará ninguna mano que cure, no llegará ningún padre infinito! Oh, tú, mortal que te hallas ahí a mi lado, si aún estás vivo, ¡adóralo! Pues de lo contrario lo habrás perdido para siempre. Y mientras yo iba descendiendo y mirando el resplandeciente cosmos, lo que veía eran los levantados anillos de la gigantesca serpiente de la Eternidad, que estaba tumbada alrededor del universo de los mundos. Y los anillos descendían y la serpiente rodeaba con un doble cerco el universo: luego se enroscaba de mil maneras en torno a la Naturaleza, y aplastando los mundos los dispersaba, y machacando el templo infinito lo reducía a las dimensiones de una iglesia de camposanto. Y todo se volvía angosto, sombrío y medroso. Y el badajo desmesuradamente largo de una campana iba a dar la última hora del Tiempo y a hacer pedazos el cosmos... Y fue en ese instante cuando me desperté. Mi alma lloró de alegría de poder volver a adorar a Dios; la alegría y el llanto y la fe en Dios eran mi oración. Y cuando me puse en pie el Sol brillaba a baja altura en el horizonte, detrás de las purpúreas espigas henchidas de grano, y lanzaba apaciblemente el resplandor de su luz crepuscular hacia la pequeña Luna que, sin Aurora, iba descendiendo en la mañana. Y entre el Cielo y la Tierra desplegaba sus cortas alas un mundo perecedero, pero alegre, que, igual que yo, vivía en presencia del Padre infinito. Y de la entera Naturaleza que me rodeaba brotaban unos sonidos apacibles; parecía que tocasen al atardecer”. Jean Paul, seudónimo de Johann Paul Friedrich Richter (1763-1825), “Discurso de Cristo muerto desde lo alto del cosmos diciendo que no hay Dios”. “No oísteis hablar de aquel loco que en pleno día corría por la plaza pública con una linterna encendida, gritando sin cesar: ¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios! Como estaban presentes muchos que no creían en Dios sus gritos provocaron risa. - ¿Se te ha extraviado?, decía uno. - ¿Se ha perdido como un niño?, decía otro. - ¿Se ha escondido?, ¿tiene miedo de nosotros? ¿se ha embarcado? ¿ha emigrado? Y a estas preguntas acompañaban risas en el corro. El loco se encaró con ellos, y clavándoles la mirada, exclamó: ¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir. Le hemos matado; vosotros y yo, todos nosotros somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo pudimos vaciar el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho después de desprender al a tierra de la cadena de su sol? ¿Dónde la conducen ahora sus movimientos? ¿A dónde la llevan los nuestros? ¿Es que caemos sin cesar? ¿Vamos hacia adelante, hacia atrás, hacia algún lado, erramos en todas direcciones? ¿Hay todavía un arriba y un abajo? ¿Flotamos en 65 una nada infinita? ¿Nos persigue el vacío con su aliento? ¿No sentimos frío? ¿No veis de continuo acercarse la noche, cada vez más cerrada? ¿Necesitamos encender las linternas antes de mediodía? ¿O oís el rumor de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No percibimos aún nada de la descomposición divina? ...Los dioses también se descomponen. ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros le dimos muerte! ¡Cómo consolarnos, nosotros, asesinos entre los asesinos! Lo más sagrado, lo más poderoso que había hasta ahora en el mundo ha teñido con su sangre nuestro cuchillo. ¿Quién borrará esa mancha de sangre? ¿Qué agua servirá para purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué ceremonias sagradas tendremos que inventar? La grandeza de este acto, ¿no es demasiado grande para nosotros? ¿Tendremos que convertirnos en dioses o al menos que parecer dignos de los dioses? Jamás hubo acción más grandiosa, y los que nazcan después de nosotros, pertenecerán, a causa de ella, a una historia más elevada que lo fue nunca historia alguna”. Al llegar a este punto, calló el loco y volvió a mirar a sus oyentes; también ellos callaron, mirándole con asombro. Luego tiró al suelo la linterna, de modo que se apagó y se hizo pedazos. “Vine demasiado pronto- dijo él entonces-; mi tiempo no ha llegado. Ese acontecimiento inmenso está todavía en camino, viene andando; mas aún o ha llegado a los oídos de los hombres. Han menester tiempo el relámpago y el trueno, la luz de los astros ha menester tiempo; lo han menester los actos, hasta después de realizados, para ser vistos y entendidos. Ese acto está todavía más lejos de los hombres que la estrella más lejana. ¡Y, sin embargo, ellos lo han ejecutado!” Se añade que el loco penetró el mismo día en muchas iglesias y entonó su Requiem aeternam deo. Expulsado y preguntado por qué hacía, contestaba siempre lo mismo: “¿De qué sirven estas iglesias, si no son los sepulcros y los monumentos de Dios?”. Friedrich Nietzsche, “La gaya ciencia”, publicado en 1882 Hablamos de Dios, de su existencia, de su personalidad, de tres personas en Dios, de su libertad, de su voluntad que nos compromete, etc. Debemos hacerlo, por supuesto; no podemos simplemente guardar silencio acerca de Dios, pues sólo podemos hacerlo, sólo podemos hacerlo de verdad, si antes hemos hablado. Pero al hablar, la mayoría de las veces olvidamos que nada puede afirmarse sobre Dios con alguna posibilidad de legitimidad a menos que añadamos una negación y sostengamos que la temida oscilación entre el sí y el no es el verdadero y único punto fijo de nuestro desconocimiento, a condición, por tanto, de que siempre basemos nuestras expresiones en el silencio de un Dios inasible. ¿Qué significa realmente esto, por ejemplo, que el Hijo del Hombre debe volver sobre las nubes del cielo, que realmente se da a nosotros en las especies eucarísticas con su cuerpo y su sangre, que el Papa es infalible en las decisiones ex cathedra, si hay un infierno eterno, o si la más pequeña criatura puede tener que ver, para 66 bien, más allá de la infinidad de las distancias, con la inefable e ilimitada realidad del mismo Dios? La experiencia de la que sólo quisiera testimoniar es ésta: sólo se es verdaderamente teólogo desde el momento en que, dejando de creer, con toda tranquilidad de alma, de hablar claro y de decir cosas límpidas, se experimenta y se atestigua, con terror y felicidad al mismo tiempo, la tensión de un discurso analógico que cubre, entre el sí y el no, el abismo de lo incognoscible de Dios. Quisiera simplemente confesar que el pobre teólogo que soy, a pesar de toda su teología, piensa demasiado poco en este coeficiente analógico de todas sus afirmaciones. Nos detenemos demasiado en el discurso sobre la cosa y olvidamos básicamente, en todo este discurso, de qué se trata. Karl Rahner, Expériences d’un théologien catholique 67 17. Jean Claude Gianadda, canta autor francés de canciones religiosas, tiene esta canción que refleja un poco la realidad de nuestras celebraciones y sus posibles causas: Toi mon église aux chaises vides Ton Dieu aurait-il disparu ? Ta religion a pris des rides Dieu est parti vivre à la rue. Tú mi iglesia con sillas vacías ¿Tu Dios ha desaparecido? Tu religión ha envejecido Dios se ha ido a vivir a las calles. 1.- Mon Dieu, j’ai trouvé Ton visage Caché dans les yeux d’un migrant, Portant sur son dos le chômage, Le pauvre est ton “Saint Sacrement”. 1.- Dios mío, encontré tu rostro Escondido en los ojos de un migrante, Llevando el paro a la espalda, El pobre es tu “Santísimo Sacramento”. 2.- Mon Dieu, j’ai trouvé Ton visage Aux grands yeux creux des affamés. Dans tous les exclus hors d’usage Aux cris de tous les mal aimés. 2.- Dios mío, encontré tu rostro En los grandes ojos vacíos de los hambrientos. En todos los excluidos inservibles En los gritos de todos los no amados. Ubi caritas et amor Deus, Deus ibi est. Là où sont la charité et l'amour, Dieu, Dieu est là Ubi caritas et amor Deus, Deus ibi est. Donde están la caridad y el amor Dios, Dios está ahí. 3.- Mon Dieu, j’ai trouvé Ton visage Chez tous les vaincus d’aujourd’hui, Chez tous les vieillards avant l’âge, Tous les galériens de la nuit. 3.- Dios mío, encontré tu rostro En todos los vencidos hoy, En todos los envejecidos antes de tiempo, Todos los reos de la noche. 4.- Mon Dieu, j’ai trouvé Ton visage, Dans les regards des crucifiés, Ceux des prisonniers dans leur cage C’est Toi mon Dieu qui m’es confié. 4.- Dios mío, encontré tu rostro, En la mirada de los crucificados, Las de los presos en su jaula Eres Tú, Dios mío, quien me los has confiado. Mon Dieu, j’ai cherché ta Présence Partout mes prières ont couru, Mais Tu te caches en longs silences Es-Tu parti ? Es-Tu parti vivre à la rue ? Dios mío, busqué tu Presencia Por todas partes corrían mis oraciones, Pero te escondes en largos silencios ¿Te Has ido? ¿Te fuiste a vivir a la calle? 68 Donde están la caridad y el amor ahí está El. Citábamos al comienzo unos versos de un poeta inglés, William Blake: “Busqué mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y no lo encontré. Busqué a mi hermano y encontré a los tres”. Creo que son un buen resumen. Dios se ha ido a vivir en las calles. Si lo buscamos, necesariamente lo encontraremos en el otro. En el pobre, en el necesitado, en el inmigrante, en el que sufre…principalmente. “No todo el que me diga ‘Señor, Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 21). “Porque tuve hambre…” Hay mucho cristiano anónimo y que no se reconoce como tal. Y hay mucho cristiano que está lejos de serlo realmente. Es evidente que toda creencia tiene una parte de misterio. Ni lo niego ni lo rechazo. Digamos que lo que me incomoda es el exceso de misterio. Me explico. Decimos que Dios ha creado el mundo, lo ha dotado de leyes y autonomía. Y luego se nos presenta un Dios que no para de saltarse sus propias leyes a la torera. Volvamos al credo83. Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Doble afirmación. Todopoderoso y creador. Creador porque todopoderoso. En cuanto a padre, recordemos lo que nos decía Dionisio el Aropagita: “Después de haber afirmado, en un primer momento y siguiendo a la Escritura, que "Dios es Padre", nos conviene pasar esta fórmula por el crisol de la negación "Dios no es Padre", para que podamos purgar la imagen que nos hacemos de un padre de todo aquello que no se corresponde con el Padre revelado en Jesucristo. En un tercer momento, podremos decir de nuevo "Dios es Padre", pero entonces lo diremos con un sentido nuevo: Dios es Padre de un modo supereminente y, si habláramos propiamente, de una manera indecible”. O dicho con palabras de un gran teólogo católico del siglo XX, Karl RAHNER: “Todas las proposiciones teológicas -a niveles diversos y según las maneras más diversas- son proposiciones analógicas. Esto todo teólogo católico lo sabe, pero -y es algo que me espanta- siempre acaba por ser olvidado. Una proposición analógica se caracteriza por el hecho de que una tal afirmación, siendo legítima e inevitable, debe ser al mismo tiempo negada o retirada. La mayor parte de las 83 En el libro del obispo anglicano J.S. SPONG,” Por qué el cristianismo tiene que cambiar o morir”, se hace un análisis del credo y aunque no esté de acuerdo con todo me parece un análisis bastante certero de los problemas del creyente actualmente con el credo. 69 veces esta negación, o esta retirada, que es la condición que de manera extraña da legitimidad a una afirmación analógica, no se da. Hablamos de Dios, de su existencia, de su personalidad, de tres personas en Dios, de su libertad, de su voluntad que nos compromete, etc. Debemos hacerlo, por supuesto; no podemos simplemente guardar silencio acerca de Dios, pues sólo podemos hacerlo, sólo podemos hacerlo de verdad, si antes hemos hablado. Pero al hablar, la mayoría de las veces olvidamos que nada puede afirmarse sobre Dios con alguna posibilidad de legitimidad a menos que añadamos una negación y sostengamos que la temida oscilación entre el sí y el no es el verdadero y único punto fijo de nuestro desconocimiento, a condición, por tanto, de que siempre basemos nuestras expresiones en el silencio de un Dios inasible.84.” Creo que estas palabras de Rahner resumen a la perfección el dilema de todo discurso sobre Dios. Y por supuesto el mío. Creo que deberíamos comenzar siempre diciendo que lo que vayamos a decir sobre Dios no es sino una forma de hablar de algo del que desconocemos todo. Y que nuestro discurso no podrá nunca encerrar el sujeto del que hablamos: “Entre el Creador y la criatura no se puede afirmar semejanza alguna, sin afirmar que entre uno y otra es más grande todavía la desemejanza” nos decía el Concilio de Letrán de 121585. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de María la Virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. En este párrafo hay una buena concentración de misterios. Padre, Hijo…y en el párrafo siguiente Espíritu Santo. La Trinidad. Concebido por el Espíritu Santo. Nacido de María Virgen. Descendió a los infiernos. Resucitó al tercer día. Subió a los cielos. Dios Padre todopoderoso. Dios creador. Temor y miedo son dos cosas diferentes. Un teólogo protestante, Rudolf Otto, propuso utilizar los términos "numinoso" y "numinosidad para caracterizar esa mezcla de temor, asombro e incluso terror que acompaña al ser humano cuando se enfrenta a lo divino. Y es verdad que el temor de Dios está, casi universalmente, en la base del sentimiento religioso: la divinidad fascina tanto como atemoriza: “Para toda idea teísta de Dios, pero muy singularmente par la cristiana, es esencial que la divinidad sea concebida y designada con rigurosa precisión por predicados tales como espíritu, razón, voluntad, voluntad inteligente, buena 84 Karl Rahner en el homenaje que la Academia Católica de Friburgo le rindió el 12 de febrero de 1984 con ocasión de su 80 aniversario. Extraído del blog: https://usuaris.tinet.cat/fqi_sp04/rahn_anal_sp.htm 85 “Quia inter creatorem et creaturam non potest tanta similitudo notari, quin inter eos maior sit dissimilitudo notanda”. Estamos ante dos teologias, la apofática (que subraya la negación) y la catafática (la que subraya la afirmación). La dialéctica: tesis, antítesis y síntesis. 70 voluntad, omnipotencia, unidad de sustancia, sabiduría y otros semejantes. Lo sagrado como categoría autónoma, más allá de la esfera de lo ético o de lo racional. Lo numinoso.”86. Un concentrado de misterios. ¿Necesarios? No lo sé. No me lo parecen. ¿Necesita Dios de todo eso para hacerse oír? ¿Para mostrarse? La mayoría han ido añadiéndose con el tiempo. ¿Hay algún parecido entre el mensaje de Jesús y el credo? ¿Son realmente necesarias todas estas “verdades” para la salvación? Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén. Para Larry Hurtado, referencia en este campo, “Jesús llegó a ser Dios y en la tierra (es decir, expresado mediante fenómenos históricamente observables) en la praxis devocional del cristianismo primitivo”87. “Y cómo pudieron llegar a tan sorprendente convicción?, se pregunta el autor, pues “a mi entender debemos de postular que los seguidores de Jesús fueron objeto de intensas experiencias reveladoras88”. Supongo que esto es lo que el autor entiende por prueba “para estudiar desde el punto de vista histórico esta entusiasta devoción a Jesús”89, “en un ensayo que pretende describir y comprender en términos históricos y como un fenómeno histórico la devoción a Jesús…90” En otras palabras, a Jesús lo han hecho Dios los primeros cristianos. La verdad es que esto no nos debería sorprender. La Biblia es un compendio de miradas al pasado. La reflexión de lo que nos ocurre en el presente se proyecta sobre el pasado. Abraham es un patriarca modelo (aun cuando era politeísta, polígamo…); Moisés es un personaje de “leyenda” con un cúmulo de virtudes y capacidades capaces de dar envidia al más pintado; y otro tanto se puede decir de la mayoría de personajes e incluso de ideas del Antiguo Testamento. La mayoría de los libros del Antiguo Testamento han sido puestos por escrito en tiempos del exilio o del retorno del exilio, siglos VI, V y IV a.C. ¿Es legítima esta postura de mirar hacia atrás? La fe se convierte en “creer algo”. Pero la Biblia es historia, es movimiento, es encuentro, es vida. “La historia de Israel no se hace en la Biblia; debe hacerse con la ayuda de la Biblia: ésta es sólo el registro”91. 86 R. Otto, “Lo santo, lo racional y lo irracional en la idea de Dios”, Alianza editorial, Madrid, 1996, p. 2 Larry Hurtado, ¿Cómo llegó Jesús a ser Dios?, Sígueme, Salamanca, p. 53 88 Hurtado, O.c. P 55 89 Hurtado, O.c., p. 14 90 Hurtado, O.c., p 15, el subrayado es del autor. 91 Bottéro J, “ Naissance de Dieu”, Paris, Gallimard, 1992, p. 38 87 71 18. He aquí un credo alternativo: Yo jamás creeré que Cristo ha muerto por mí; quiero creer que él está vivo para todos nosotros. Yo jamás creeré en un Dios que esté ahí para juzgarnos; quiero creer en Dios que nos acepta tal como somos. Yo jamás creeré que el niño que acaba de nacer lleva el peso de un pecado cometido milenios antes de su venida al mundo. Yo quiero creer en la positividad* de la vida, en el gesto inaugural del comienzo absoluto, presente en todo nacimiento. Yo jamás creeré que sea necesario que suframos para merecer en el futuro un paraíso; quiero creer en la felicidad de la vida, en la fragilidad de la existencia, en la posibilidad siempre otorgada de acceder a la vida eterna. Yo jamás creeré en historias de doble naturaleza, de trinidad o de inmaculada concepción; quiero creer en la llamada de nuestro Dios, en la dignidad humana, en la soberana libertad de la conciencia. Yo jamás creeré que la naturaleza sea mala y que el cuerpo sea despreciable; quiero creer que Dios nos ha dado la oportunidad de la vida, la alegría del cuerpo hecho para amar, el riesgo del encuentro, la esperanza de lo que viene. Yo jamás creeré en un Dios que exista sólo para los cristianos; quiero creer que Dios está actuando en todas las culturas, que habla al corazón del hombre, sin preocuparse de las fronteras artificiales en las que nosotros nos aprisionamos. Yo jamás creeré que la resignación y la obediencia sean virtudes; sólo puedo creer en la ternura compartida, en el porvenir siempre abierto, en ese Reino que hemos de construir, codo a codo con nuestro Dios. Yo jamás creeré que la voluntad sea la última palabra de la fe, que el saber sea el objetivo de la vida, 72 que las obras sean la medida del hombre; yo espero en tu presencia, y te llamo Dios. Es así como tú existes y yo te expreso mi reconocimiento. Amén92. Otro credo, que nos sonará más, propuesto por un jesuita, Roger Lenaers, en una de sus obras, “Otro cristianismo es posible”: Creo en Dios, amor infinito, que expresa soberanamente su ser más profundo en la evolución del cosmos y de la humanidad. Y en Jesús, nuestro Mesías, imagen única de Dios, nacido de padres humanos, sin ser obra humana, sino fruto enteramente de la gracia salvadora de Dios. El recorrió el camino del sufrimiento y de la muerte, fue crucificado por orden de Poncio Pilato, murió y fue sepultado, pero vive en plenitud, porque se abrió y quedó absorbido enteramente en Dios, llegando a ser por lo mismo una fuerza sanadora, de manera que puede guiar a toda la humanidad a su plenitud. Creo en la acción inspiradora del soplo de vida de Dios y en la comunidad universal de la Iglesia, en la que Jesús, el Cristo, sigue viviendo con rostro humano. Creo en el don de Dios, que nos sana y hace de nosotros una nueva creación, para llegar a ser, por fin, seres humanos. Y creo en el futuro divino de la humanidad, un futuro que significa la vida sin límites. Amén. 92 https://usuaris.tinet.cat/fqi_sp04/foith_sp.htm 73 19. Esto es un extracto del blog de Rafael Narbona, del texto Moisés, https://www.revistadelibros.com/author/rafael-narbona/ “Mi mujer estuvo a punto de morir cuando enviaron un nuevo comandante a Auschwitz. El oficial que asumió el mando no apreciaba la música y la devolvió a los barracones. Perdió tanto peso que casi no podía sostenerse en pie. Otra mujer, una campesina, se ocupó de cuidarla, cediéndole parte de su comida. Y la ocultó con ella en un almacén cuando los nazis evacuaron el campo. Encogidas, hambrientas, aterrorizadas, lograron sobrevivir hasta que el Ejército Rojo liberó Auschwitz. Ese gesto de solidaridad hizo que mi mujer recobrara la confianza en el ser humano, algo que había perdido al ser deportada. Y le sirvió para vivir sin odio ni rabia. Cuando murieron nuestros hijos, el recuerdo de esa mujer, a la que no volvió a ver, le ayudó a preservar la fe y no maldecir a Dios. Yo sí lo hice. No fui como Job. -¿Y ahora qué piensa? -Que Dios no interviene en el mundo. Se limitó a crearlo. Todo lo que sucede en la historia es responsabilidad de los hombres. No debemos pedirle cuentas. Somos nosotros los que tendremos que justificar nuestros actos. No me he resignado a las pérdidas, pero tengo esperanza. -¿Cree en la resurrección? -Creo que al morir conocemos la paz de Dios y presumo que ahí descansan los que amamos”. 20. Seguimos adelante. Tal vez algunas de estas reflexiones parezcan fuera de lugar. Es posible, incluso probable. Pero de alguna manera son el caldo de cultivo del que y en el que nacen estas reflexiones. El hombre ha perdido el “telos”, la meta, la finalidad de su existencia. ¿Cómo debería vivir mi vida? En otros tiempos se hablaba de virtud y vicios. ¿Qué es importante? ¿Qué merece la pena? “In medio virtus”, entre el exceso de y la falta de. Entre la temeridad y la cobardía está el coraje. “Los jóvenes actuales son frágiles, hiper susceptibles y maniqueos. No están preparados para encarar la vida, que es conflicto, ni la democracia, que es debate. Van de cabeza al fracaso.93» Entre las causas estos autores señalan: 93 Jonathan Haidt y Greg Lukianoff, La transformación de la mente moderna”, Deusto, 2019 74 La primera: lo que no te mata te hace más débil. La segunda: debes confiar siempre en tus sentimientos. Y, por último: la vida es una lucha entre las personas buenas y las malas. Asistimos cada vez más a una división entre buenos y malos. Buenos los de mi cuerda, malos todos los demás. Esto se puede aplicar a cualquier campo de la vida. No hay matices. O estás conmigo o contra mí. Blanco o negro. El pensamiento moderno ha obstruido el acceso a lo trascendente, dando como resultado una ceguera espiritual de la presencia viva de Dios. Nuestro horizonte se ha bajado tanto que ha desaparecido. En un artículo de José F. Peláez aparecido en el periódico ABC del 3 de diciembre de 2022 se habla de una serie de jóvenes insatisfechos con sus estudios, sus trabajos, su vida… Todos quieren cambiar. La conclusión del articulo dice: “Los populismos no son una tontería inofensiva sino un atentado contra la juventud, una forma de terrorismo que destruye su capacidad de soñar con una vida mejor y les hace pensar que es inútil luchar para conseguirla”. Estos casos, ¿quién no conoce o ha vivido de cerca alguno?, son signos de una sociedad desilusionada, derrotada, apática… sin ideales, se decía en otra época. ¿Sin sueños? No quieren cambiar el mundo. Lo que quieren es cambiar “su” mundo. Trabajar lo justo. No padecer ni sufrir. Esforzarse lo imprescindible. Y los más combativos se comprometen con causas propias, justas y probablemente necesarias, pero alejadas del mundo real (la lucha animalista deja indiferente a muchos cientos de millones de personas cuyo problema no es comer carne u otra cosa, sino simplemente comer. El ecologismo es un bien de sociedad desarrollada y rica y que no prosperará mientras no se vuelva positivo). Con relación al maltrato animal…está claro que deberíamos incluir a la raza humana dentro del mundo animal. ¿Qué es importante? La frase “eclipse de Dios” es la alternativa de Buber a la expresión nietzscheana de la “muerte de Dios”. Laicismo, secularización, racionalismo…A medida que el hombre crece, se engrandece, nuestra imagen de Dios disminuye, se empequeñece hasta desaparecer de nuestro horizonte. ¿Nos hace eso mejores? ¿Es más justo el mundo que nos rodea? ¿La sociedad es más acogedora? ¿Nos sentimos más realizados? Hemos pasado de querer cambiar el mundo, de ser santos, revolucionarios internacionalistas, “haz el amor, no la guerra” …al “chacun pour soi et Dieu pour tous”. “El entusiasmo es el pan diario de la juventud, el escepticismo, el vino diario de la vejez”. “Una persona no envejece cuando se le arruga la piel, sino cuando se le arrugan los sueños y las esperanzas”. 75 ¿Hemos dejado de buscar? ¿Vivimos en una sociedad adormecida? ¿Un mundo de viejos prematuros? Dios sale al encuentro. Pero sólo puede encontrar a aquellos que están abiertos. Dios no fuerza las puertas. La fe es ver más allá. Es como el viento, lo sientes, pero no lo ves: “El viento sopla donde quiere, y oyes su rumor, pero no sabes de donde viene ni adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Jn 3,8). 21. Hoy en día se habla de la Teología del pluralismo religioso (TPR). Y se considera esta como un paso adelante de la Teología de la liberación. Se pretende hacer una nueva teología desde la perspectiva del pluralismo religioso, lo que llevaría en la práctica a efectuar un cambio de paradigma. “El concepto de “cambio de paradigma”, proveniente, como decimos, del ámbito científico, se ha aplicado ya a la teología, y podríamos aplicarlo a la cosmovisión cristiana en general. También éstas se desarrollan en tiempos “normales” por un crecimiento “cuantitativo” que se va acumulando, pero después de un tiempo surge un malestar ante las nuevas preguntas que surgen de la realidad, los nuevos desafíos, y la sensación de que la representación que nos hacemos de todo ello ya no da respuesta adecuada a las nuevas preguntas. TPR es toda teología (eclesiología, cristología y sacramentología entre otras) que estudia su respectivo objeto de estudio desde la perspectiva del pluralismo religioso asumido. ¿De qué habla la TPR? ¿De pluralidad de religiones? No. Habla de todos los mismos temas de que habla la teología clásica, sólo que lo hace desde una perspectiva nueva: el pluralismo religioso asumido como principio (el llamado «pluralismo de principio»)”94. Una nueva teología desde la perspectiva del pluralismo religioso. Todas las religiones son verdaderas. Estoy de acuerdo en los principios: asistimos a un cambio de paradigma. Pero no con las conclusiones. No creo que el cambio, de una a todas las religiones, la perspectiva del pluralismo religioso, suponga un real cambio porque me parece que no va a la raíz del problema. “El cristianismo pluralista”, es el mismo cristianismo de siempre, pero despojado de el mito de su superioridad religiosa95”. ¿Y ya está? ¿Basta pasar de una religión exclusiva a otra inclusiva para terminar en el pluralismo? Supongo que el hecho de que la teología pluralista nazca en el continente 94 95 J.M Vigil, “Teología del pluralismo religioso: nueva etapa para la teología de la liberación”, PDF, pp 2-3 J.M. Vigil, o.c., p 6 76 americano tiene mucho de la competencia religiosa entre católicos, evangelistas, presbiterianos, mormones... Pero el problema es mucho más grave y profundo. No se trata de “religiosos de todo el mundo…uníos”. Está claro que la secularización no ha llegado a todas partes. Que en muchos países las iglesias siguen siendo “necesarias” y vitales todavía en muchos casos: sanidad, educación…Pero eso no justifica, tan solo est un pis-aller, un parche. El problema está en lo que Bonhoeffer llamaba el “a priori religioso”: “Pero toda nuestra predicación y teología cristianas, con sus mil novecientos años, descansan sobre el ‘a priori religioso’ de los hombres. Ahora bien, si un día resulta que este ‘a priori’ no existe, sino que ha sido una forma de expresión del hombre históricamente condicionada y transitoria, si, pues, los hombres llegan a ser arreligiosos de una manera verdaderamente radical, ¿qué significa entonces esto para el cristianismo? “La "salida de la religión" debe evaluarse no en función de las creencias, sino de las prácticas: organización del pensamiento, acción sobre las cosas. Ambas se han vuelto autónomas, liberadas de una lógica de dependencia, debido a la autonomía reconocida del mundo, cualesquiera que sean las creencias o las instituciones estructurantes: se ha disuelto la necesidad de vinculación jerárquica, es decir, la obligación de unir el mundo con sus orígenes (pensamiento mítico), o de unirlo consigo mismo (pensamiento simbólico). Siempre quedará la posibilidad individual de la experiencia religiosa, pues hay una experiencia religiosa, pues existe una raíz antropológica, lógica o psicológica”96. En Europa nos encontramos en esa situación. Es evidente que Europa no es el mundo y que en otras muchas partes del mundo esto no se cumple. Lo que habría que ver es por qué no se cumple y si el camino no los llevará a donde nos encontramos hoy nosotros. Personalmente esa evolución la he visto con mis propios ojos en mi propia vida. Cuando tenía veinte años tuve la oportunidad de convivir con jóvenes franceses. La situación religiosa de Francia en aquellos momentos es la que vivimos aquí desde hace unos pocos años. Iglesias desiertas, órdenes religiosas sin vocaciones, tareas tradicionales que ha ocupado la Iglesia durante siglos asumidas por la sociedad civil, el estado… El hombre occidental, europeo por lo menos, está viviendo “ya” sin ese a priori religioso. No sé si el fenómeno hay que analizarlo sociológicamente, filosóficamente, económicamente…o todo a la vez. Da la sensación de que el hombre asume su “finitud”, su ser natural, como cualquier otro ser y que la única diferencia es que hemos alcanzado un grado mayor o más alto en el camino de la evolución. Y en este momento de la evolución incluso hemos llegado a 96 E. Nodet, « La sécularisation : un heureux défi », RB 2017 – T 124-1 (PP 3856), P. 41 77 darnos unos códigos de conducta morales sancionados por leyes con las que tratamos de construir una sociedad mejor. Lo que nos acerca mucho a lo que se nos cuenta en el Antiguo Testamento y en el predominio de la Ley por encima de todo. La diferencia está en que en el AT se atribuyen esas leyes a Dios mientras que en nuestro mundo no se necesita ese refrendo divino y se asumen como una evolución de la sociedad humana. “Ya no hay política cristiana posible. Hay una política profana, o ‘secular’, o ‘laica’, poco importa, en la que participan los cristianos con sus valores y convicciones, pero cuya última palabra no tienen.97” “Este último paradigma, todavía prácticamente no abordado ni siquiera vislumbrado en la teología actual, se nos presenta lleno de implicaciones inimaginables: la nueva forma ‘religiosa’ de ser será una religión sin ‘creencias’, sin ‘religión’, y probablemente será una religión liberada del ‘teísmo’98”. Etsi Deus non daretur! 22. ¿Se puede hablar de Dios sin traer a cuenta la muerte, el sufrimiento, el dolor? La religión es la respuesta del hombre al paso del ser a la nada. Durante siglos la religión pensó que la retribución o el castigo eran algo que se daba en vida. Ser rico o pobre, enfermo o con buena salud eran las pruebas de nuestro premio o castigo por nuestras obras. Incluso en la época de Jesús se seguía pensando que si uno era pobre o enfermo era por culpa de su pecado o el de sus padres. Cuando Jesús iba caminando con sus discípulos encuentran un ciego de nacimiento. “Sus discípulos le preguntaron: Rabí; ¿quién pecó, él o sus padres para que haya nacido ciego?” (Jn 9, 12). Job ya se había dado cuenta de que había algo que no era muy normal. “Por qué siguen vivos los malvados, que envejecen y aumentan su poder? Viven seguros con sus hijos, ven cómo crecen sus retoños: un hogar en paz, sin miedo, sin probar el castigo de Dios” (Jb 21, 7-9). “Hay quien muere en pleno vigor, colmado de dicha y de paz, con los lomos forrados de grasa y tierna la médula de sus huesos. Y hay quien muere harto de amargura, sin haber probado la dicha” (Jb 21, 23-25). 97 98 P. Gauchet, o.c., p 299 J.M. Vigil, o.c., p 4 78 “La paradoja del ser humano en general: está totalmente referido al futuro y, con todo, el futuro le está en definitiva vedado, pues su fin es la muerte”99. Simone de Beauvoir decía en sus memorias: “A veces la idea de disolverme en la nada, me es tan espantosa como antes. Llena de melancolía pienso en todos los libros que he leído, en todos los lugares que he visitado, en el saber que se ha acumulado que ya no existirá más. Toda la música, toda la pintura, toda la cultura, tantos vínculos: repentinamente ya no queda nada...” No es justo. El mundo no es justo. La vida no es justa. ¿Quién tiene la culpa? ¿La naturaleza? ¿Dios? ¿El hombre? ¿Nadie? Las cosas son como son. Sin embargo, si Dios es el creador, se supone que tiene algo que decir. Esto no puede quedarse así. Poco a poco se evoluciona hacia un premio y un castigo para todos según sus obras en algún momento (si no es en vida será después). Y uno se queda más tranquilo pensando que los malvados serán castigados y los buenos recompensados. Cielo o infierno. Castigo eterno. Premio eterno. La espera es dura, pero vale la pena. Esto decía, no sé si lo sigue diciendo, no he leído el catecismo actual de la Iglesia, el catecismo que nos enseñaron. Dies irae ¡Será un día de ira, aquel día en que el mundo se reduzca a cenizas, como predijeron David y la Sibila! ¡Cuánto terror habrá en el futuro cuando el juez haya de venir para hacer estrictas cuentas! La trompeta resonará terrible por todo el reino de los muertos, para reunir a todos ante el trono… Colócame entre tu rebaño y sepárame de los impíos situándome a tu derecha. Confundidos los malditos, arrojados a las llamas acerbas, llámame entre los benditos. Te ruego compungido y de rodillas, con el corazón contrito, casi en cenizas, que cuides de mí en el final. “Para toda idea teísta de Dios, pero muy singularmente para la cristiana, es esencial que la divinidad sea concebida y designada con rigurosa precisión por predicados tales como espíritu, razón, voluntad, voluntad inteligente, buena voluntad, omnipotencia, unidad de sustancia, sabiduría y otros semejantes; es decir, por predicados que corresponden a los elementos personales y racionales que el hombre posee en sí mismo, aunque en forma 99 J. Ratzinger, o.c., p 36 79 más limitada y restringida. Al mismo tiempo, todos esos predicados son, en la idea de lo divino, pensados como absolutos; es decir, como perfectos y sumos”100. Dios es justo. Pero Dios es bueno. Por lo menos eso pensamos. ¿Son compatibles justicia y bondad? ¿Dios perdona solo al que se arrepiente? ¿O será, como decía Feuerbach en ‘La esencia del cristianismo’, una transferencia, una proyección, en la que el hombre se aliena al perder su esencia? Ese Dios, ¿no es un reflejo de lo que es el hombre? “Tal y como el hombre piensa, y siente, así es su Dios; lo que vale el hombre, lo vale su Dios y no más. La conciencia de Dios es la autoconciencia del hombre; el conocimiento de Dios, el autoconocimiento del hombre. Conoces al hombre por su Dios, y viceversa, conoces su Dios por el hombre; los dos son una misma cosa”. “La religión es la revelación solemne de los tesoros ocultos del hombre, la confesión de sus pensamientos más íntimos, la confesión pública de sus secretos de amor101”. Del Homo homini lupus de Plauto, pero atribuido a Hobbes, hemos pasado al ¡Homo, Homini Deus! De Feuerbach. ¡Y es muy posible que hayamos llegado al ¡Homo, hominis homo! Lo que está claro desde siempre es que todos somos iguales delante de la muerte. Omnia mors aequat. La muerte nos iguala. Hace tabla rasa. Pero no creo que eso sea un consuelo para nadie. Consuelo. Tal vez esta palabra sea el meollo de la cuestión. “Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final sin embargo, hay que vivir como si fuéramos inmortales sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra pero no es descartable que en una nochebuena se lancen a volar sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando más triunfos y que volveremos a ser inexorablemente derrotados vale decir que venceremos sabemos que el odio viene lleno de imposturas pero que las va a perder antes del diluvio o después del carnaval sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos pero también que los saciados responderán por los hambrientos sabemos que la melancolía es un resplandor y sólo eso pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad 100 R. Otto, “Lo santo, lo racional y lo irracional en la idea de Dios”, Alianza Editorial, Madrid, 1996, p. 2 en la edición PDF 101 L. Feuerbach, La esencia del cristianismo, p. 24 80 pero la bondad suele escaparse por los tejados sabemos que los decididores deciden como locos o miserables y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales102” La muerte me ha angustiado desde siempre. La obscuridad, dejar de sentir, de ver, de ser…La nada. Vivir como si fuéramos inmortales. Recordemos lo que decía Simone de Beauvoir y que hemos citado hace unos cuantos párrafos: “A veces la idea de disolverme en la nada, me es tan espantosa como antes… pienso en todos los libros que he leído, en todos los lugares que he visitado, en el saber que se ha acumulado que ya no existirá más. Toda la música, toda la pintura, toda la cultura, tantos vínculos: repentinamente ya no queda nada...” La muerte es la ausencia de futuro103. “Toda realidad religiosa comienza con lo que la religión bíblica llama el ‘temor a Dios’. Este se hace presente cuando nuestra existencia entre el nacimiento y la muerte se torna incomprensible y misteriosa, cuando la seguridad queda hecha añicos por causa del misterio104”. ¿Tenemos miedo de Dios? “He oído tu voz…y he tenido miedo” (Gn 3, 10) Naturalmente ese miedo a la muerte no ha desaparecido, pero se ha dulcificado. Supongo que la naturaleza nos va preparando de forma que poco a poco se va aceptando. No obstante, siempre está presente. Y con ella sus múltiples preguntas. “El desplazamiento de Dios fuera del mundo, fuera del ámbito público de la existencia humana, condujo al intento de conservarlo por lo menos en el ámbito de lo “personal”, “íntimo”, privado”. Siempre nos quedará la muerte y el más allá”. “La muerte es lo más precioso que le ha sido dado al hombre. Por esa razón hacer un mal uso de la misma constituye una impiedad suprema”105. “Pero yo no quiero hablar de Dios en los límites, sino en el centro; no en las debilidades, sino en la fuerza; esto es, no a la hora de la muerte y de la culpa, sino en la vida y en lo bueno del hombre. En los límites, me parece mejor guardar silencio y dejar sin solución lo insoluble”106 102 M. Benedetti, Como si fuéramos inmortales “Pero la fe en el Dios que ha resucitado a Jesús ¿qué es propiamente sino la fe en un futuro otorgado por Dios? “. J. Ratzinger, o.c., p 35 104 Buber, o.c., p 41 105 S. Weil, o.c., p. 73 106 O.c., pp. 198-199 103 81 Etsi Deus non daretur. ¡Vivir como si Dios no existiera! “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob; no de los filósofos ni de los eruditos” (Pascal). Dios no es una idea, ni la parte de un sistema, ni siquiera una teología. Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Un Dios presente en la historia, en la vida de los hombres. Un Dios que se manifiesta, que sale al encuentro Jean Rostand, biólogo y académico francés, en su libro “Inquiétudes d’un biologiste” decía: «Moins on croit en Dieu, plus on comprend que d’autres y croient» (Cuanto menos creemos en Dios, más comprendemos que los demás lo hagan). Y en cuanto a la fe : “Je me la pose chaque jour, sans arrêt… J’ai dit non à Dieu, en affirmant les choses un peu brutalement, mais à chaque instant la question revient. Je me dis : Est-ce possible ? À propos du hasard, par exemple, je me répète : ce ne peut être le hasard qui combine les atomes. Mais alors quoi ? … Biologiquement, il me semble difficile d’expliquer même une fleur par le hasard. Quelque chose me manque… une chaîne de questions viennent, toujours les mêmes. Je les ressasse… Je suis obsédé, disons le mot, obsédé, sinon par Dieu, du moins par le non-Dieu.” (Me hago esta pregunta todos los días, una y otra vez... Le he dicho que no a Dios, afirmando las cosas de una manera un tanto brusca, pero a cada momento vuelve la pregunta. Me digo: ¿es posible? Sobre el azar, por ejemplo, me repito: no puede ser el azar el que combina los átomos. Pero entonces, ¿qué? ... Biológicamente, me parece difícil explicar incluso una flor por casualidad. Se me escapa algo... viene una cadena de preguntas, siempre las mismas. Estoy obsesionado, digamos la palabra, obsesionado, si no por Dios, al menos por el no Dios”. « La science a fait de nous des dieux, avant même que nous méritions d'être des hommes. » ("La ciencia nos ha convertido en dioses, incluso antes de merecer ser hombres). La idea de Dios viene acompañada con diferentes sentimientos según los momentos. Sorpresa, sumisión, temor, miedo, asombro, incomprensión, rebeldía… 23. Si has llegado hasta aquí es muy probable que te estés preguntado: este tío, ¿en qué Dios cree? En este momento abandonamos el terreno del conocimiento para entrar en el de la convicción. La fe es convicción basada en conocimiento. Y el conocimiento es creencia y evidencia. Un conocimiento es enteramente seguro cuando los criterios o argumentos en que se fundamenta no admiten duda. Es el caso de las matemáticas, por ejemplo. 82 La convicción se basa en criterios que nos parecen fiables. No son seguros y no están exentos de posibles dudas. El conocimiento seguro no necesita de nosotros sino comprensión. Entender y aceptar. La convicción es algo más íntimo que exige de nosotros dar un paso adelante. Nos pide de alguna manera dar un salto. Nos compromete. Ponemos en juego algo más que el conocimiento no nos exige. Entramos en un plano diferente. ¿En qué Dios creo? La pregunta es legítima. Y quizás la respuesta sea decepcionante. No lo sé. No sé en qué Dios creo. Mi Dios ha ido cambiando con los años. Lo que sí sé es que no es el Dios de mi infancia, aunque en mi subconsciente siga bien anclado. Es terrible la influencia de los primeros años y lo difícil que resulta el desprenderse de lo recibido en la infancia. En realidad, me parece que es del todo imposible el llegar a desprenderse de todo ello o por lo menos de una buena parte. Tampoco es el Dios de mi adolescencia y juventud. Ese Dios más cercano, más personal, más afectivo. Este ha ido desapareciendo, se ha ido desdibujando como si el tiempo lo hubiese borrado poco a poco. Quizás no ha aguantado los vaivenes de la vida. Tampoco es el Dios de mi práctica cultual, sacramental. Nunca he sido muy de manifestaciones exteriores. Quizás en esto esté más próximo de los protestantes que de los católicos. Porque la verdad es que, aunque mi práctica sea católica, mis convicciones están muy próximas de los otros cristianos. No me interesan tanto las confesiones, “soy de Pablo, soy de…” cuanto algo que me llene, venga de donde venga. Y me convenza. Soy más de iglesia románica que barroca. Simplicidad, sencillez. Tanto en las creencias como en las manifestaciones. Tampoco es el Dios de mi madurez. Ese que se ha desprendido de muchísimas cosas. La primera de todas: el miedo. Porque ya no creo en ese Dios relojero, vengativo, espía, contable… Quizás sería más fácil decir el Dios en el que no creo. Aunque probablemente es lo que llevo haciendo desde un principio. Creo en un Dios que es más humano que divino y al mismo tiempo más divino que humano. No sé si eso es posible en una misma persona (lo de las dos naturalezas…). Creo que, si hay un mediador entre ambos, ese es Jesús. Un Jesús más hombre que Dios. Un Jesús que nos muestra que el único camino para llegar a Dios, son mis hermanos, los hombres. “Busqué mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y no lo encontré. Busqué a mi hermano y encontré a los tres”. ¿Cómo fue posible que se llegara a tratar a Jesús como un ser divino?107 107 En este tema suelen citarse los libros de Larry W. Hurtado. Se pueden consultar en la bibliografía. También trata el tema R. Brown en “Introducción a la cristología del nuevo testamento”, Sígueme, Salamanca, 2005 En mi libro sobre Jesús, Yehsua bar Yosef, hay un apéndice sobre este tema. 83 Jesús, se nos enseñó, era capaz de andar sobre las aguas, de multiplicar los panes para dar de comer a una multitud, de resucitar a los muertos y curar a los enfermos… Estábamos en presencia de un ser sobrenatural, por encima de todo, capaz de todo…y así aparece en algunos de los evangelios apócrifos que no hacen sino llevar hasta el extremo, a menudo ridículo, esta imagen de un Jesús-Dios por encima de la naturaleza y sus leyes. Jesús era Dios. 24. Voy a presentar algunos de los textos evangélicos que más aprecio, lo que dará una idea de lo que para mí es más importante en el evangelio y en mi creencia religiosa. Algunos de estos textos ni siquiera se pueden atribuir a Jesús. Pero me parecen legítimos porque manifiestan cómo comprendieron a Jesús algunos de sus primeros seguidores. Algunas de las parábolas más hermosas no tienen, por lo menos en el estado en el que nos han llegado, como autor a Jesús. Lo que sí sé es que si los redactores de esos evangelios se las atribuyen a Jesús es porque pensaron que eran manifestaciones de su mensaje, que están dentro de los parámetros de lo que Jesús pensaba. O tal vez debiera decir que es la visión que el autor-autores de esos evangelios, tenían de Jesús. Visiones diversas. Y condicionadas, como no podía ser de otra manera. Necesitamos de un marco interpretativo general del ministerio de Jesús para poder interpretar las parábolas. Sin ese marco es difícil saber lo que Jesús pudo haber querido o no decir, ya que tomadas aisladamente se les puede hacer decir cualquier cosa. Y esto es altamente especulativo. No hay manual. De ahí las diferentes visiones, interpretaciones, diferencias entre los estudiosos. Una parte considerable de la enseñanza de Jesús consiste en asegurar que Dios ama a cada individuo, sean cuales sean los fallos de la persona, y desea el regreso hasta de los peores. El amor de Dios a los marginados, incluso a los que por lo general no obedecen su voluntad, es el tema de algunas de las más grandes parábolas de Jesús. En el lado humano, Jesús instó a la gente a mirar a Dios como un padre perfectamente fiable, a aceptar su amor y a responder con confianza. Puesto que Dios cuida incluso de los lirios del campo y de los gorriones, mucho más dará a sus hijos lo que necesiten. “Así que no os inquietéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Ésas son las cosas por las que se preocupan los paganos. Ya sabe vuestro Padre celestial que las necesitáis. Buscad ante todo el Reino de Dios y lo que es propio de él, y Dios os dará lo demás” (Mt 6,31-33). “Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad, y os abrirán... ¿Acaso si a alguno de vosotros su hijo le pide pan le da una piedra?, o si le pide un pez, ¿le da una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!” (Mt 7,711). 84 Los lectores de los evangelios han observado desde hace mucho tiempo que gran parte de la enseñanza de Jesús apunta a una inversión de valores. Una frase, que aparece varias veces en los evangelios, resume esta idea: “Los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos” (Mt 19,30 // Mc 10,31; Mt 20,16; Lc 13,30; cf. Mc 9,35, “El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”). La exhortación a ser como un niño (Mt 18,1-4 // Mc 10,13-16 // Lc 18,15-17) tiene aquí su ámbito propio, lo mismo que la parábola de Lázaro y Epulón: Lázaro, que llevaba una vida excepcionalmente dura, prosperó en el mundo venidero, mientras que la suerte del rico Epulón se volvió del revés (Lc 16,19-31)108. Entre mis textos preferidos del Nuevo Testamento se encuentran: 1. Mc 1,1-3; 15, 33-34; 16, 1-8 2. Lc: 10, 29-37; 15, 11-32 3. Mt: 5, 1-12; 25, 31-42 4. Jn: 1,1-18; 8, 1-11; 14 Pero quizás sean los profetas quienes mejor definen lo que creo: “Porque yo quiero amor, no sacrificios, conocimiento de Dios mejor que holocaustos” (Os 6, 6). “¿A mí que vuestros sacrificios? – dice Yhwh--. Harto estoy de holocaustos de carneros, de sebo de cebones; no me agrada la sangre de novillos, de corderos y machos cabríos. Vuestras manos están llenas de sangre: lavaos, purificaos, apartad vuestras fechorías de mi vista, desistid de hacer el mal y aprended a hacer el bien: buscad lo que es justo, reconoced los derechos del oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda” (Is 1, 11.15b-17). “Se te ha hecho saber, hombre, lo que es bueno, lo que Yhwh quiere de ti: tan solo respetar el derecho, amar la lealtad y proceder humildemente con tu Dios” (Mi 6,8). “No se alabe el sabio por su sabiduría, ni se alabe el valiente por su valentía, ni se alabe el rico por su riqueza. Quien se alabe, que se alabe en esto: en tener entendimiento y en conocerme, porque yo soy Yhwh, que practico la fidelidad, el derecho y la justicia en la tierra, porque en eso me complazco- oráculo de Yhwh.” (Jr 9, 23). “Parte tu pan con el hambriento, Hospeda a los pobres sin techo, Cubre a quien ves desnudo y no te desentiendas de los tuyos. Cuando alejes de ti la opresión, El dedo acusador y la calumnia, Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo 108 Según Sanders, La figura histórica de Jesús, pp 216-219 85 Y sacies al alma agitada, Brillará tu luz en las tinieblas, Tu obscuridad como el mediodía” (Is 58, 7-10) Si tuviera que resumir en pocas palabras lo que más me ha marcado en los últimos tiempos en mi caminar en pos de Dios, lo haría con dos citas. Una que es una composición de varias páginas de D. Bonhoeffer: “Lo que realmente me preocupa es la cuestión de qué es el cristianismo o también quién es Cristo realmente hoy para nosotros. Ha pasado ya el tiempo en que a los hombres se les podía explicar esto por medio de palabras, sean teológicas o piadosas; ha pasado asimismo el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa”. “Pero toda nuestra predicación y teología cristianas, con sus mil novecientos años, descansan sobre el “a priori religioso” de los hombres. Ahora bien, si un día resulta que este “a priori” no existe, sino que ha sido una forma de expresión del hombre históricamente condicionada y transitoria, si, pues, los hombres llegan a ser arreligiosos de una manera verdaderamente radical, ¿qué significa entonces esto para el cristianismo? Todo el cristianismo precedente queda privado de su fundamento, y ya no podemos pisar tierra firme desde un punto de vista “religioso…” “El desplazamiento de Dios fuera del mundo, fuera del ámbito público de la existencia humana, condujo al intento de conservarlo por lo menos en el ámbito de lo “personal”, “íntimo”, privado”. Siempre nos quedará la muerte y el más allá”. “Y nosotros no podemos ser honestos sin reconocer que hemos de vivir en el mundo etsi deus non daretur109. Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran vivir sin Dios. ¡El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona! (Mc 15,34). El Dios que nos hace vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo Dios, es el Dios ante el cual nos hallamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios”. “Pero yo no quiero hablar de Dios en los límites, sino en el centro; no en las debilidades, sino en la fuerza; esto es, no a la hora de la muerte y de la culpa, sino en la vida y en lo bueno del hombre. En los límites, me parece mejor guardar silencio y dejar sin solución lo insoluble”. “Dios no se avergüenza de la bajeza del hombre, entra en ella […] Dios ama lo perdido, lo despreciado, lo insignificante, lo marginado, lo débil y lo afligido; donde los hombres dicen ‘perdido’, allí dice ‘salvado’ […] Donde los hombres desvían indiferente o altivamente su mirada, allí pone su mirada llena de 109 Como si Dios no existiera. Los subrayados en negrilla son míos. 86 incomparable amor ardiente. Donde los hombres dicen ‘despreciable’, allí Dios exclama’ bendito’. Allí donde en nuestras vidas hemos llegado a una situación en la que solo podemos avergonzarnos ente nosotros mismos y ante Dios […] es precisamente allí donde Dios se acerca a nosotros como nunca antes, allí donde quiere irrumpir en nuestras vidas, allí donde nos hace sentir su acercamiento, para que comprendamos el milagro de su amor, de su cercanía y de su gracia” La otra es de Simone Weil: “Dios sólo puede estar presente en la creación en forma de ausencia”110. “Quien ama a su prójimo como a sí mismo, aunque niegue la existencia de Dios, ama a Dios” 111. Y si hubiese que resumirlo todo en un par de líneas, volvería a poner la cita del poeta inglés William Blake: “Busqué mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y no lo encontré. Busqué a mi hermano y encontré a los tres”. 110 111 S. Weil, “La gravedad y la gracia”, Trotta, Madrid, 1994, p 89 S. Weil en C. Herrando, o.c., p 42 87 EL OJO DE DIOS Cuando llegó el momento de escoger una portada para este libro no lo veía nada claro. Buscaba un cuadro, una imagen, que saliese un poco de lo trillado. Y me encontré con este cuadro de el Bosco (la Mesa de los pecados capitales), uno de mis pintores favoritos. Y además era una buena imagen representativa de lo que ha sido durante siglos el cristianismo. Se le conoce también como el ojo de Dios. Los siete pecados capitales (el gran círculo central). Cuatro círculos en las esquinas que representan cuatro momentos. 88 De arriba abajo y de izquierda a derecha: la muerte del pecador, el juicio final, el infierno y el cielo. La muerte El juicio final El infierno El cielo En el centro del cuadro se encuentra un gran círculo con los siete pecados capitales. Empezando por abajo y siguiendo las agujas de un reloj tenemos: la ira, la envidia, la avaricia, la gula, la pereza, la lujuria y la soberbia en escenas de la vida cotidiana y no en representaciones alegóricas de los pecados. La ira La gula La envidia La pereza La avaricia La lujuria La soberbia Jesús en el centro de la imagen. Círculos más o menos grandes que giran en torno a Jesús. Un Jesús que se encuentra en el centro de todo pero que parece bien pequeño (¿la pupila del ojo de Dios?). Con esta inscripción: CAVE CAVE D[omi]N[u]S VIDET ("Cuidado, cuidado, Dios lo ve"). Seguro que a los más mayores les recordará algunas lecciones del catecismo. Aquel Dios que lo veía todo, lo anotaba todo y no dejaba pasar una. En la parte superior hay un texto sacado del Deuteronomio: “Porque esa gente ha perdido el juicio y no hay inteligencia en ellos” (Dt 32, 20) Y en la parte inferior: “Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro, para ver en qué terminan” (Dt 32, 28) 89