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Astronomía de Plinio y Vitruvio

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La Astronomía de Plinio (el viejo) y
Vitruvio
y
Complementos Astronómicos
Dr. Humberto Fuentes Villalobos (DAT)
SOCIEDAD MARSILIO FICINO
F.A.M.A.S
http://www.ficino.cl
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LA CIENCIA ASTRONOMICA DE
PLINIO (EL VIEJO)
(23 DC- 79 DC.)
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A medida que la tierra hace su translación alrededor del sol, el sol “entra” en una
distinta constelación zodiacal cada mes. En este diagrama el sol se “encuentra” en
Aries. En realidad el sol tiene de fondo (como un telón y visto desde la tierra) a una de
las doce constelaciones zodiacales. Lo mismo acontece con cada uno de los otros
planetas (errantes), incluyendo a la Luna.
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DISTINTAS ORBITAS PLANETARIAS.
SATURNO TIENE SU ORBITA MAS LEJANA A LA TIERRA Y MAYOR, LA LUNA LA
MAS CERCANA Y MENOR. MIENTRAS MAS LEJANA LA ORBITA PLANETARIA MAS
LENTO SERA EL MOVIMIENTO DE AQUEL PLANETA POR CADA SIGNO ZODIACAL
Y MAS TARDARA EN HACER UNA REVOLUCION COMPLETA. MAS ALLA DE
SATURNO ESTAN LAS ESTRELLAS FIJAS, LAS CONSTELACIONES ZODIACALES,
COMO TELON DE FONDO. EN EL CENTRO DE TODO SE ENCUENTRA LA TIERRA
(VISION GEOCENTRICA O ASTROLOGICA).
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CUANDO EL SOL “ENTRA” EN LOS DISTINTOS SIGNOS ZODIACALES (LOS TIENE
COMO TELON DE FONDO) SE PRODUCEN LAS DISTINTAS ESTACIONES DEL AÑO.
ESTE DIAGRAMA REPRESENTA LA REALIDAD DEL HEMISFERIO NORTE. PARA EL
HEMISFERIO SUR ES TODO LO CONTRARIO.
TODOS LOS PLANETAS INCLUYENDO AL SOL HACEN UN PEQUEÑO MOVIMIENTO
DIARIO EN LOS SIGNOS ZODIACALES DE OESTE A ESTE, DEPENDIENDO DE LA
VELOCIDAD DE CADA UNO. EL SOL AVANZA A LA VELOCIDAD DE 1º POR DIA, ASI
EL SOL COMIENZA EN ARIES, AVANZA CADA DIA UN GRADO EN ESE SIGNO
HASTA COMPLETAR 30º, LUEGO PASA A TAURO, LUEGO A GEMINIS, A CANCER,
LEO, VIRGO, LIBRA, ETC.. HASTA REGRESAR A ARIES, O PUNTO DE PARTIDA, AL
TERMINO DE UN AÑO (DOCE MESES). ES UN MOVIMIENTO CONTRARIO A LAS
MANECILLAS DEL RELOJ.
EL CIELO EN CAMBIO, MINUTO A MINUTO, HORA TRAS HORA, SE TRASLADA DE
ESTE A OESTE A GRAN VELOCIDAD: SE ELEVA EN EL HORIZONTE UN SIGNO
DISTINTO CADA DOS HORAS. ES DECIR, PODEMOS TENER MUY TEMPRANO EN
LA MAÑANA ASCENDIENDO A ARIES, A LAS DOS HORAS MAS TARDE ESTARA
ASCENDIENDO TAURO, LUEGO GEMINIS, CANCER, LEO, ETC..LOS DOCE SIGNOS
ZODIACALES PASAN POR EL HORIZONTE DURANTE LAS 24 HORAS DEL DIA.
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OTRA VISION GEOCENTRICA. PERMITE VER LAS DISTINTAS ORBITAS
PLANETARIAS DE LOS SIETE PLANETAS INCLUYENDO AL SOL Y LA LUNA.
MIENTRAS MAS GRANDE LA ORBITA MAS TARDARA EL PLANETA EN
HACER SU REVOLUCION COMPLETA EN LOS DOCE SIGNOS ZODIACALES.
SATURNO TARDA CERCA DE TRES AÑOS EN RECORRER (TENER DE
FONDO) UN SIGNO ZODIACAL, LA LUNA SOLO DOS DIAS Y MEDIO, Y EL
SOL 30 DIAS (1 SIGNO POR MES).
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SI EL MUNDO ES FINITO Y SI ES UNO SOLO
El mundo y todo aquello que con otra denominación se vino a llamar cielo,
en cuyo seno transcurren todas las cosas, muchos creen que es igual a la
divinidad, eterno, y que no ha sido engendrado ni jamás va a perecer.
Indagar más allá de él no lo puede alcanzar el entendimiento humano ni cabe
en las conjeturas de la mente humana. Es sagrado, eterno, inmenso, un todo
en el todo o, mejor dicho, él es el todo: infinito y similar a lo finito, concreto
en todas sus partes y similar a lo inconcreto, compuesto esencialmente por la
totalidad de elementos intrínsecos y extrínsecos; no sólo es la propia obra de
la naturaleza fisica, sino también la misma naturaleza fisica.
SU FORMA
Su forma es redondeada a modo de una bola o esfera perfecta; su nombre,
principalmente, y el común acuerdo de los mortales en llamarle orbe o globo
lo demuestran, así como también argumentos de la realidad.
No sólo porque dicha figura converge hacia el centro de sí misma en todos
sus puntos, es y está contenida y cerrada en sí misma sin precisar ninguna
juntura o unión y sin tener principio o fin, de ninguna de sus partes; ni
tampoco porque, al ser así, resulta totalmente adecuada para el movimiento,
por el que se muestra que gira sin cesar, incluso también por comprobación
visual, dado que desde cualquier punto que le miremos se nos muestra
cóncava y se se divisan su bóveda y su centro, lo cual no podría darse en
ninguna otra figura.
SU MOVIMIENTO
El nacimiento y la puesta del sol demuestra que es esférico y en un intervalo
de veinticuatro horas, da una vuelta redonda completa y gira en un
movimiento continuo que jamás se detiene y con indescriptible rapidez.
Pero si el sonido de una mole tan grande, que rota persistentemente sobre su
eje, es inmenso y supera por eso la sensibilidad de los oídos, desde luego no
lo afirmaría yo tranquilamente, como tampoco, por Hércules, que sea una
melodía dulce y de increible delicadeza el tintineo de los astros que giran alrededor y recorren sus órbitas.
Para nosotros que vivimos en su interior, el mundo se mueve en silencio
durante los días y las noches.
Tiene innumerables figuras de animales y de tipos de los seres y de todas
las cosas impresos o esculpidas en él y no es, como advertimos en los
huevos de las aves, una masa totalmente lisa, dado que al desprenderse de él
los gérmenes o simientes de todas las materias se engendran multitud de
formas, principalmente en el mar y, por lo general, monstruosos al
entremezclarse aquellas simientes; se muestra, además y a la vista de todos
diversas figuras; un carro, aquí de oso, allá de toro, en otra parte de una
letra, siendo el centro de su círculo más nítido y blanco el Círculo Lacteo que
pasa por encima de nuestras cabezas.
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POR QUE SE DENOMINA MUNDO
Yo desde luego me dejo guiar también por el consenso de los pueblos, pues
los griegos lo designaron con la palabra de la belleza u ornamento (cosmos),
como también nosotros, los latinos, lo llamamos mundo por su perfecta y
consumada elegancia y absoluta hermosura (*).
Y al cielo le hemos puesto tal nombre por razón de que, sin ninguna duda, ha
sido cincelado, o esculpido, como interpreta Marco Varrón.
A esto ayuda el orden de las cosas, pues se ha descrito el círculo que se denomina zodiaco en los signos de doce seres vivos (animales), y, por
añadidura, la correspondencia del curso del sol a través de ellos a lo largo de
tantos siglos sin ninguna desviación o mudanza.
RESPECTO A LOS CUATRO ELEMENTOS
Respecto a sus elementos no hay duda de que son cuatro: el más elevado es el
fuego y de ahí todos esos guiños y ojos de los astros brillantes, de tantas y tan
relumbrantes estrellas; el siguiente, el spiritus al que los griegos y nosotros
denominamos con la misma palabra, aire (éste es el elemento vital que se
infiltra en el conjunto de las cosas y se mezcla por entero con ellas); gracias a
su energía la tierra se sostiene en posición central, estando contrapesada por
el cuarto elemento del agua.
Así, por la interrelación recíproca de la opuesto, se produce la cohesión y las
materias ligeras no pueden volar gracias a las pesadas y, a la inversa, las
pesadas están sostenidas para no caer por las ligeras, que tienden hacia arriba;
del mismo modo, todas las cosas se mantienen en su sitio por la acción de
una fuerza igual en sentido opuesto, estando encadenadas por el giro
imparable del propio mundo.
Merced a éste, y debido a su eterno retorno, la tierra queda en su totalidad
abajo y en posición central, y se mantiene también ella suspendida por el eje
del universo contrapesando los elementos que la sostienen. De este modo ella
sola permanece inmóvil en medio de un universo en movimiento a su
alrededor; ella está estructurada por todos los elementos y todos los
elementos se sustentan en ella.
LOS SIETE PLANETAS
Entre ésta y el cielo, están sostenidos en ese mismo hálito o aire siete astros,
separados a unas distancias fijas, las siete estrellas, a los que llamamos
errantes por su movimiento a pesar de que son los menos errantes de todos y
ninguna otra cosa anda con más concierto que ellos.
En medio de ellos se desplaza el sol, de un tamaño y poder extraordinarios,
rector de las estaciones y las tierras, de los propios astros y del cielo.
Gobierna no sólo tiempos y tierras sino también las otras estrellas y el cielo.
Considerando sus obras, es obligado creer que es el alma o, más llanamente,
la mente de todo el universo, el árbitro o divinidad primordial de la
naturaleza.
Él da luz a las cosas y quita las tinieblas, él oscurece y oculta a las demás
estrellas y con su resplandor, él regula la sucesión de las estaciones y los
años que siempre retornan por ley natural, él disipa la tristeza del cielo y
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también serena los nubarrones del espíritu humano; él también presta su luz y
comunica a las demás estrellas su lumbre, él el más resplandeciente, el
excepcional, el que todo lo ve, incluso el que todo lo oye, tal como veo yo
que le gustaba decir, sólo de él, a Homero el príncipe de las letras.
NATURALEZA DE LOS SIETE PLANETAS Y SU AMBITO
Las estrellas, que señalamos que están fijas y como clavadas en el cielo, no
nos están asignadas a cada uno de nosotros, como se cree vulgarmente,
brillantes para los ricos, más pequeñas para los pobres, oscuras para los
desafortunados, ni relucen según la suerte de cada cual, dado que no nacen y
mueren con la persona correspondiente, ni cuando declinan significan que
alguien se esté extinguiendo.
No es tan estrecha nuestra relación con el cielo como para que el resplandor
de los astros sea, incluso en él, mortal por culpa de nuestro destino. Esas
estrellas, cuando parece que caen, es que vomitan con una fuerte llamarada la
sobrecarga del humor acumulado por exceso de alimentación, como también
notamos entre nosotros que ocurre con el aceite al encender las lámparas.
En realidad, la naturaleza de los objetos celestes es eterna, ya que forman el
entramado del universo y están determinados por su entramado, la tierra es
afectada fundamentalmente por el influjo de las estrellas. Éstas se han
podido conocer con tanto detalle y sutileza por sus efectos, su claridad y
tamaño, como demostraremos a su tiempo.
Es tradición decir que Anaximandro de Mileto fue el primero que percibió
su inclinación u oblicuidad, o sea el que abrió las puertas de la naturaleza en
la Olimpiada quincuagésima octava (58); después Cleóstrato descubrió sus
signos, pero Aries y Sagitario, y la propia esfera lo hizo mucho antes Athlas.
Ahora, dejando la configuración del cielo en sí mismo, trataremos de los
elementos restantes, de aquello que se encuentra entre él y la tierra.
Es evidente que el astro más elevado y alto es el que denominan Saturno y
por esta razón se ve aparentemente como muy pequeño. Y se mueve en
mayor círculo que los otros; es decir, recorre una órbita mayor que los
demás y retorna a los treinta años al punto inicial de su posición, se decir al
lugar de donde partió.
La traslación, o el curso particular de todos los astros errantes,
incluyendo a la del sol y la luna, se hace en dirección contraria a la del
movimiento del cielo, o sea, hacia la izquierda (de Oeste a Este). El
movimiento del cielo, que se realiza con gran rapidez, es siempre hacia
la derecha (de Este a Oeste, a la inversa del movimiento planetario en
sus órbitas anuales).
Así, aunque con la rotación incesante de inconmesurable rapidez del cielo
sean todos estos planetas llevados y arrastrados por el cielo y las estrellas
hacia el Oeste, sin embargo porfían todo el tiempo en sentido opuesto, con
un movimiento contrario al del cielo, cada cual por su propia órbita.
De este modo ocurre que el aire, al no estar concentrado en la misma dirección por el eterno torbellino del universo, no permanece inmóvil en forma
de un globo inerte, sino que se difunde expandiéndose y distribuyéndose en
virtud del impulso opuesto de los astros.
Saturno es de naturaleza fría y seca.
La órbita o círculo de Júpiter está por debajo de él y de ahí que la recorra
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con un movimiento más acelerado en doce años.
El tercer astro es Marte, que algunos llaman Hércules, ígneo y ardiente en
llamas por su proximidad con el sol; recorre su órbita aproximadamente en
dos años y, debido al calor excesivo de éste y el frío de Saturno, Júpiter al
estar en medio de ambos se templa por la acción de los dos y resulta más saludable.
Por último, el recorrido del Sol es, de trescientos sesenta partes (grados),
pero para que su sombra coincida exactamente con las marcas o rayas
anuales, se añaden al año cinco días más la cuarta parte de otro. Por esta
razón, cada cuatro años se intercala un día, para que la división de las
estaciones concuerde con el curso del sol.
Por debajo del sol y muy cerca de él gira el astro inmenso llamado Venus
que vagabundea y se mueve en dirección alterna y con trastocado curso, que,
de acuerdo con sus propios sobrenombres, es rival del sol y de la luna. Así
que cuando sale temprano y aparece antes que el sol al amanecer se
denomina Lucífero, ya que anticipa el día como si fuese otro sol; por el
contrario, cuando resplandece después que el sol se ha puesto, se le llama
Vespertino como si prolongara el día e hiciera las veces de la luna.
Fue Pitágoras de Samos el primero que descubrió esta característica suya,
aproximadamente en la cuadragésima segunda Olimpiada (42), que fue el año
142 de la fundación de Roma. Es por su tamaño, aparentemente, mucho
mayor que todos los demás astros y tiene tanta luminosidad y claridad que de
las demás estrellas y astros es la única que produce sombra.
También por eso figura con una amplia serie de nombres, pues unos la
llamaron Juno, otros Isis y otros Madre de los Dioses.
Por acción de su naturaleza y por sus constantes nacimientos diarios, riega el
mundo con rocío regenerativo y así se originan todas las criaturas en la
tierra, ya que al impregnarse de aquel rocío genital no sólo da fecundidad a
la tierra sino que además estimula la de todos los seres vivos sobre ella.
Recorre el curso del Zodíaco en trescientos cuarenta y ocho días sin
separarse nunca del sol más allá de cuarenta y seis grados, como opina
Timeo.
Finalmente, cercano a Venus y por un motivo similar, aunque no en
semejante tamaño ni fuerza, se encuentra Mercurio, denominado por
algunos Apolo, que se desplaza por una órbita o círculo inferior en un curso
nueve días más rápido, mostrándose algunas veces antes de la salida del sol
y otras después del ocaso, pero nunca alejándose más de veintidós grados
de él, como enseñan Cidenas y Sosígenes.
Por lo tanto, es muy peculiar la naturaleza de estos dos astros y no es
compartida con los demás astros anteriormente mencionados, pues éstos no
sólo se ve que están distantes del sol a una tercera y a una cuarta parte del
cielo o firmamento sino que también se ven muchas veces enfrente u
opuestos a él.
Además, todos aquellos juntos dan otras vueltas mayores de giro completo,
de las que se hablará a propósito del Gran Año.
DE LA NATURALEZA DE LA LUNA
El último astro excede en admiración a todos los demás, es el más familiar
para nuestra tierra y el que fue descubierto por la naturaleza para remediar
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las tinieblas: la Luna.
Multiforme y ambigua, fue un tormento para la inteligencia de sus
observadores, quiénes se indignaban de que el astro más próximo a nosotros
fuese el más desconocido. Siempre creciendo o menguando, jaciéndose
algunas veces con curva con dos cuernos, otras veces partida justamente por
la mitad o de media esfera, otras redondeada en círculo, de consumada
redondez; unas veces llena de manchas y otras súbitamente resplandeciente;
inmensa o muy grande en su plenitud total, cuando se encuentra llena y de
repente, cuando menos pensamos, reducida a nada. Unas veces pernocta, y
dura toda la noche, otras veces sale tarde y que durante parte el día ayuda a
la luz del sol. Otras veces eclipsada, pero es visible a pesar del eclipse. Que a
la salida del mes se esconde cuando se dice que trabaja.
CUATRO FASES LUNARES DEBIDO A LA RELACION DE LA LUNA CON EL SOL. El “ojo”, en el
diagrama indica la posición de la tierra. Cuando la Luna está en oposición al sol, (posición más inferior
en el diagrama) se nos muestra llena, con toda su fase luminosa hacia nosotros. Cuando la luna está
conjunta al sol (posición más alta en el diagrama), se nos muestra oscura o “nueva” (nos muestra solo
su lado oscuro). Luna Llena: la luna está en el signo zodiacal opuesto a aquel del sol. Luna Nueva: la
Luna está en el mismo signo zodiacal que el sol. IONNAES SACROBOSCO, 1557.
Además, está alta o baja, pero tampoco ésto conforme a una misma ley, sino
que unas veces está cercana al cielo, otras próxima a los montes, o bien
elevada al aquilón o descendida hacia los austros. Estas singularidades suyas
fue Endimión el primer hombre que las advirtió; por eso cuenta la tradición
su gran amor por ella.
No somos agradecidos con aquellos cuyo trabajo y esfuerzo nos iluminaron
respecto a los astros, mientras que por un morbo extraño del espíritu humano
nos gusta incluir en los anales las muertes sangrientas: para que los crímenes
de los hombres sean reconocidos hasta por los que ignoran su propio mundo.
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Es la luna, la más cercana al eje y, por tanto, la de un curso o circulo más
corto de todos, recorre en veintisiete días más un tercio de otro las mismas
distancias que Satumo, el más elevado de todos los astros, en treinta años.
Y alcanzando, después, en dos días al SOL entra en conjunción (coito) con
él, reinicia el mismo ciclo al cabo de treinta días máximo.
No sé si no ha sido ella la maestra de todas las cosas que pudieron ser
conocidas en el cielo, a saber: que debe dividirse el año en intervalos de doce
meses, es decir, tantos como veces ella alcanza y se une al sol, llénandose
de su fuerza y resplandor, cuando retorna a su punto inicial; que, como los
demás astros, está gobernada por la luz del sol, puesto que brilla con luz
totalmente prestada por él, tal como la vemos titilar o reververar en el reflejo
del agua. Por tanto con virtud o energía más débil e imperfecta, dilata o
incluso aumenta las cosas húmedas (inclyendo el nivel de agua) a las cuales,
por el contrario, consumen y secan los rayos del sol.
CUATRO FASES LUNARES, DEBIDO A LA RELACION DE LA LUNA CON EL SOL Y A COMO LA
VEMOS DESDE LA TIERRA. IONNAES SACROBOSCO, 1557.
También por eso, se ve con distinta luz, ya que sólo muestra a la tierra su
plenitud cuando está opuesta al sol (en luna llena o plenilunio) y los
demás días tanto se muestra a la tierra como la alumbra el sol y
exclusivamente la parte en que recibe el sol y aquella que está mirandonos a
nosotros. Durante su conjunción con el sol no es visible a nosotros (durante
el novilunio o luna nueva) porque, al estar nosotros por detrás, le devuelve
al sol todo el acopio de luz que había tomado prestada
Indudablemente, los astros se nutren de la humedad terrestre ya que, cuando
el disco lunar está en la mitad, jamás se ve manchado, evidentemente porque
todavía no alcanza la potencia debida para absorber más cantidad, pues sus
manchas no son otra cosa que los desechos que ha tomado de la tierra junto
con el agua.
DEL ECLIPSE DE SOL Y LUNA.
Y DE LA NOCHE
Son los eclipses de la Luna y el sol (que son el hecho más sorprendente,
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maravilloso en toda la observación o contemplación general de la naturaleza
y siempre se trata de una monstruosidad). Estos indican los tamaños de estos
astros y son los indicadores de su sombra.
Efectivamente, es cierto que el sol se eclipsa por la interposición de la luna,
la luna por la interposición de la tierra, y ambos eclipses son equivalentes, y
se pagan con la misma moneda, ya que con su respectiva interposición la luna
quita a la tierra (y la tierra a la luna) los mismos rayos de sol. Al introducirse
la luna, entre la Tierra y el sol se originan inmediatamente las tinieblas y se
oscurece la tierra, a su vez, el tal astro se oscurece por la sombra de la tierra
que se interpone entre ella y el sol.
ECLIPSE DE SOL. LA LUNA SE INTERPONE ENTRE EL SOL Y LA TIERRA. Y ELLA PROYECTA SU
CONO DE SOMBRA SOBRE EL SOL OSCURECIENDOLE. IONNAES SACROBOSCO, 1557.
ECLIPSE DE LUNA: LA TIERRA SE INTERPONE ENTRE EL SOL Y LA LUNA Y PROYECTA SU
CONO DE SOMBRA SOBRE LA LUNA. IONNAES SACROBOSCO, 1557.
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Así, la noche no es otra cosa que la sombra de la tierra. Es semejante su
sombra a un cono o a una peonza con el pico hacia arriba, porque cae sobre la
luna exclusivamente por su punta y no excede su altura, siendo así que
ningún otro astro se oscurece del mismo modo y que una figura como ésa
siempre termina en punta.
Desde luego, los vuelos más elevados de los pájaros sirven de comprobación
de que las sombras desaparecen en el espacio, así que el límite de ellas es el
final del aire y el comienzo del éter.
Por encima de la luna todo es nítido y lleno de luz divina.
Nosotros, en cambio, vemos por la noche las estrellas, como solemos ver en
las tinieblas cualesquiera de las luces y, por estos motivos, la luna se eclipsa
solo durante el transcurso de la noche.
Ahora bien, ambos eclipses son regulares, pero no cada mes, por razón de la
oblicuidad del Zodíaco y de los múltiples viajes (y fases) de la luna, sin que
coincida siempre el movimiento de estos astros con las precisas subdivisiones
de sus grados.
LO QUE ALGUNOS SABIOS ANTIGUOS ENCONTRARON EN LA
CONSIDERACION CELESTE
El primer hombre de estirpe romana que expuso en público la causa precisa
de los eclipses de sol y Luna fue Sulpicio Galo, cónsul con Marco y, a la
sazón, tribuno militar. Éste liberó de temores el día antes que fuese vencido
el rey Perseo por Paulo, cuando fue llevado a la asamblea por su general para
predecir el eclipse; y posteriomente lo dejó escrito en un libro.
Entre los griegos, fue Tales de Mileto el primero de todos en descubrirlos, en
el cuarto año de la cuadragésima octava (48) Olimpiada al predecir el eclipse
de sol que ocurrió en el reinado de Aliates, en el año ciento setenta de la
fundación de Roma.
Después de esto, Hiparco manifestó los eclipses que ambos astros iban a
realizar por un período de seiscientos años, incluyendo los meses, días y
horas de los diversos pueblos, la situación de los lugares y la perspectiva de
visión de los distintos pueblos: tal como si él hubiese sido secretario y
partícipe de los secretos de la naturaleza.
Valientes fueron aquellos hombres extraordinarios y sobrehumanos por
haber comprendido las leyes y regulares movimientos de tan importantes
grandes deidades y estrellas y haber liberado del miedo a los miserables
ánimos de los hombres que en los eclipses veían con temor hechicerías o o
incluso la misma muerte de los astros (es notorio que en medio de este
temor estuvieron los excelentes poetas Píndaro y Estesícoro) todos creían
ver en estos ecplipses hechicerías y por eso la ayudaba con un ruido
desconcertado.
Por este mismo miedo, al desconocer la causa, Nicias, general de los
atenienses, temiendo sacar la flota del puerto, perdió sus tropas: ¡sed
glorificados por vuestra inteligencia, sabios que abarcáis el cielo y la
naturaleza fisica, descubridores de la razón por la que os habéis impuesto a
los hombres y a los dioses! ¿Quién contemplando este espectáculo, así como
los trances regulares de los astros (porque así se convino en llamarlos) no
perdonaría que seamos mortales por una ley ineludible?
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Y ahora tocaré brevemente las opiniones que hay sobre estos temas dando
razones sólo en los puntos imprescindibles, dado que la argumentación no es
propia de una obra de este tenor, ni tampoco el poder aportar las causas de
todos los fenómenos es menos admirable que detenerse en alguna de ellas.
DE LOS ECLIPSES
Es cosa comprobada que los eclipses se repiten en los mismos lugares en que
antes habían ocurrido a los doscientos veintitrés meses. E indicar que el
eclipse de sol ocurre solamente en el último cuarto de luna o cuando la luna
está llena; y siempre en el orden del zodíaco; y siempre más acá de donde se
produjo la última vez y, además, todos los años se suceden los eclipses de
ambos astros, en días y horas fijos, bajo la tierra; cuando se producen por
encima de ella, no son visibles desde todas partes, a veces por las nubes y
más a menudo por el obstáculo del globo terráqueo a causa de la forma
abovedada del universo.
Hace doscientos años se supo, gracias a la sagacidad de Hiparco, que el
eclipse de luna ocurría a veces a los cinco meses del anterior y el de sol, en
cambio, a los siete; además, que el sol se ocultaba dos veces cada treinta días
por encima del horizonte, sólo que tal fenómeno lo observaban unas veces
unos y otras veces otros; se supo también que unas veces la luna sufría el
eclipse por la parte de occidente y otras por la del oriente (lo más maravilloso
dentro de esta maravilla, ya que hay coincidencia en que la luna se oscurece
por la sombra de la tierra) y asimismo se supo por qué razón, si a la salida del
sol dicha sombra oscurecedora debería estar por debajo de la tierra, ya había
ocurrido en una ocasión que la luna se eclipsó por el occidente, siendo visibles los dos astros sobre la tierra. Respecto a que en quince días se eclipsen
ambos astros, ya sucedió en nuestros tiempos bajo el imperio de los
Vespasianos, siendo el padre cónsul por tercera vez junto con su hijo.
DEL MOVIMIENTO DE LA LUNA
No cabe duda de que la luna, siempre con sus cuernos opuestos al sol, mira al
este si está en creciente y al poniente si está en menguante; además, que brilla
ganando cuarenta y siete minutos y medio desde el segundo día hasta el
plenilunio y los va perdiendo a medida que mengua; también, que a catorce
grados del sol siempre está oculta.
De este argumento se deduce que el tamaño de los astros errantes es mayor
que el de la luna, porque aquellos aparecen esporádicamente incluso a los
siete grados, pero su altura hace que parezcan más pequeños, del mismo
modo que el resplandor del sol no deja que se vean las estrellas fijas del cielo
durante el día, aunque ellas brillan igual que por la noche: así se pone de
manifiesto durante los eclipses de sol y en los pozos de gran profundidad.
DEL MOVIMIENTO REGULAR DE LAS APARICIONES Y
OCULTACIONES DE LOS PLANETAS
Pues bien, los tres astros errantes superiores (actualmente llamados
“exteriores”) que señalamos que estaban situados por encima del sol
(Saturno, Júpiter y Marte) quedan ocultos en el momento que están en
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conjunción con él. Aparecen (son visibles al ojo) por la mañana solamente
cuando están lejos del sol a una distancia no mayor de once grados. Después
se ocultan al caer bajo los rayos del sol sobre ellos y cuando alcanzan una
distancia de ciento veinte grados (y hacen un aspecto trino con el sol),
realizan su estacionamiento
matinal que también denominamos
estacionamiento primero. Luego, cuando alcanzan la oposición al sol; es
decir, a ciento ochenta grados de distancia de él, hacen su aparición
vespertina (son visibles al ojo) y, nuevamente, aproximándose al sol a ciento
veinte grados desde el otro sentido, hacen el estacionamiento que se
denomina vespertino, o también llamado estacionamiento segundo, hasta
que –nuevamente- el sol se les aproxima y cuando los alcanza, a los doce
grados los oculta nuevamente bajo sus rayos, que es el llamado ocaso
vespertino.
Marte, como es el más cercano de los tres planetas superiores (o “exterores”),
también es afectado por los rayos del sol en cuadrado (cuadratura), o sea, a
una distancia de noventa grados, por lo que también recibe el nombre de su
movimiento, llamándose el nonagésimo primero y segundo de acuerdo con
sus dos apariciones. Dicho astro permanece estacionario durante seis meses
en un signo y dos meses en el resto, mientras que los demás (Saturno y
Júpiter) no llegan a estar cuatro meses en los dos estacionamientos.
Los dos astros inferiores (actualmente llamados “interiores”) se ocultan
igualmente en su conjunción vespertina y, al quedar abandonados por el sol,
hacen a los mismos grados su aparición matinal; en dirección a ésta siguen al
sol desde el límite máximo de distancia y, una vez que lo han alcanzado, se
ocultan en su ocaso matinal y lo sobrepasan. Luego, reaparecen por la tarde a
la misma distancia
hasta los extremos señalados; experimentan
retrogradación desde ellos en dirección al sol y desaparecen en el ocaso
vespertino.
Venus también realiza dos estacionamientos, por la mañana y por la tarde,
después de sus dos apariciones por los puntos extremos de su distancia.
La duración de los estacionamientos de Mercurio es demasiado breve para
que pueda ser captada.
Tal es el cálculo de sus luces y de sus desapariciones, más complicado
todavía por su movimiento y envuelto en múltiples portentos, dado que
cambian de tamaño y de color, se acercan al septentrión y se alejan hacia el
sur, y, por añadidura, se ven de repente muy próximos a la tierra o bien al
cielo.
En estos temas vamos a transmitir muchas cuestiones de forma diferente a
nuestros predecesores, pero reconozcamos que también esto se debe a la
aportación de aquéllos que mostraron, como pioneros, los caminos de la
investigación: para que nadie pierda de vista que las generaciones siempre
progresan.
Todas estas cuestiones ocurren por múltiples causas. La primera es la de los
círculos, que, en el caso de los astros errantes, los griegos llaman ápsides:
conque habrá que emplear los términos griegos. Éstos son particulares de
cada astro y diferentes de los del mundo, ya que la tierra, desde los dos
extremos que se han denominado polos, es el centro del cielo y, además, del
Zodíaco, que se extiende inclinado entre ambos. Todos estos hechos constan
por la demostración nunca puesta en duda del compás. Por ello los ápsides
surgen para cada astro desde un centro distinto y, en consecuencia, tienen
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órbitas diferentes y movimientos desiguales precisamente porque es
inevitable que los ápsides interiores sean más cortos.
CAUSAS POR LAS CUALES LOS MISMOS PLANETAS UNAS
VECES PARECEN MAS ALTOS Y OTRAS MAS BAJOS
Así, pues, desde el centro de la tierra los ápsides más elevados son: para
Saturno en Escorpio, para Júpiter en Virgo, para Marte en Leo, para el sol en
Géminis, para Venus en Sagitario, para Mercurio en Capricornio, para la luna
en Tauro (en las zonas centrales de todos ellos), y, a la inversa, hacia el
centro de la tierra están los más bajos y los más proximos.
Por eso ocurre que parece que se mueven más lentamente cuando se
desplazan por la parte más elevada de la órbita; no es porque aceleren o
frenen su movimiento natural, sino porque es forzoso que las líneas que
descienden desde el punto más elevado del ápside vayan convergiendo hacia
el centro, igual que los radios de las ruedas, y un movimiento idéntico se
percibe en un lugar con más intensidad y en otro con menos según su
proximidad al centro.
El segundo motivo de su elevación radica en que desde su centro respectivo
poseen los puntos más elevados de su ápsides en otros signos: Saturno a
veintiún grados de Libra, Júpiter a quince de Cáncer, Marte a
veintiocho de Capricornio, el sol a diecinueve de Aries, Venus a
veintisiete de Piscis, Mercurio a quince de Virgo y la luna a tres de
Tauro (1)…
Hay acuerdo en que los astros en su ocaso vespertino están más cerca de la
tierra, tanto en altitud como en latitud; en que su aparición matinal se produce
en el punto inicial de ambas dimensiones y sus estacionamientos en los
puntos medios de las latitudes, que se denominan eclípticas.
Además, se admite que su movimiento va en progresión a medida que están
en la proximidad de la tierra y que retrogradan cuando se alejan en altitud.
Este argumento se comprueba sobre todo por las elevaciones de la luna.
Asimismo, no cabe duda de que los tres astros superiores desde su salida
matinal todavía ganan altura y que desde su primer estacionamiento hasta el
segundo descienden. Siendo esto así, resultará claro que sus latitudes se
elevan desde su aparición matinal, dado que en tal situación su movimiento
empieza por primera vez a hacerse menor; además, en su primer estacionamiento también su altura va en aumento, porque entonces por primera
vez los grados comienzan a disminuir y los astros a retrogradar.
La causa de este hecho debe ser tratada aparte.
Estos astros al resultar golpeados en la parte que hemos señalado, en aspecto
trino, se ven obstaculizados para realizar su movimiento directo por los rayos
del sol y, además, por la potencia del calor resultan elevados hacia lo alto;
este fenómeno no puede ser captado a simple vista y, por eso, se considera
que están estacionados, de donde procede el nombre de estacionamiento.
Posteriormente, la intensidad de sus rayos se acentúa y los obliga a
retrogradar al quedar golpeados por su calor. Así ocurre sobre todo en sus
apariciones vespertinas, cuando al estar el sol totalmente frontal resultan
propulsados a los puntos más elevados de sus ápsides.
Entonces se ven muy pequeños porque están alejados a gran altura y se
desplazan con un movimiento muy reducido, progresivamente menor a
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medida que se realiza en los signos zodiacales más elevados de sus ápsides.
Después de su aparición vespertina su latitud desciende, disminuyendo al
tiempo paulatinamente su movimiento, aunque sin aumentar antes de su
segundo estacionamiento, que es cuando también desciende su altitud al
incidir sobre ellos la radiación por el otro lado e impulsarlos otra vez hacia la
tierra la misma fuerza que los había elevado hacia el cielo en su primer
aspecto trino: tan distinto es que los rayos les den desde abajo o incidan
desde arriba, y los mismos factores actúan en medida mucho mayor en su
ocaso vespertino.
Así es la ley de los astros superiores.
La de los demás es aún más complicada sin que haya sido formulada por ningún otro antes que por mí.
DE LOS PLANETAS EN GENERAL. PLANETAS INFERIORES Y
PLANETAS SUPERIORES DIFERENCIAS EN SUS MOVIMIENTOS
En consecuencia, se dirá ahora por qué Venus nunca se separa más de
cuarenta y seis grados del sol ni Mercurio más de veinte (2), y muchas
veces retrocediendo hacia el lugar donde está sol aún antes de apartarse de
esa cantidad de grados.
Ambos, como están situados bajo el sol, tienen sus ápsides opuestos y sus
órbitas tienen bajo él tanto espacio como las anteriormente mencionadas por
la parte superior. No pueden estar a más distancia de él precisamente
porque la curvatura de sus ápsides no tiene una longitud mayor.
Por lo tanto, los extremos de sus ápsides marcan por la misma razón el límite
del uno y del otro, compensando el espacio de su longitud con el recorrido
de sus latitudes.
Ahora bien, ¿por qué no siempre llegan a los cuarenta y seis grados y a los
veinte? Claro que llegan, sólo que su ley escapa a los cánopes.
Efectivamente, se ve que sus ápsides también se mueven porque nunca
cruzan el so1, por eso, cuando los extremos de sus ápsides por uno y otro
lado coinciden en los mismos grados que él, es cuando se comprende que los
astros alcanzan sus distancias más grandes; cuando sus extremos quedaban
por debajo de él, están abocados a retroceder rápidamente a los mismos
grados aunque ambos alcancen siempre la extremidad máxima.
Como consecuencia de ello, también se comprende la ley de sus
movimientos, que es inversa.
En efecto, los superiores se desplazan muy deprisa en su ocaso
vespertino, éstos muy despacio; aquéllos se alejan de la tierra a la mayor
altura cuando más despacio se mueven, éstos cuando van con más
rapidez, ya que igual que a aquéllos los acelera la proximidad del centro,
a éstos el extremo de la órbita. Aquéllos desde su aparición matinal
comienzan a disminuir su velocidad y, en cambio, éstos a aumentarla;
aquéllos experimentan retrogradación desde su estacionamiento matinal
hasta el vespertino, Venus desde el vespertino hasta el matinal. Comienza
éste a ascender en latitud desde su aparición matinal y además a cobrar altura
y a seguir al sol desde su estacionamiento matinal, alcanzando su velocidad y
altura máximas en el ocaso matinal; desciende en latitud y disminuye la
aceleración a partir de su aparición vespertina, y retrograda al tiempo que
desciende en altura desde su estacionamiento vespertino.
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A su vez, Mercurio comienza a ascender en ambas dimensiones desde su
aparición matinal, a descender en latitud desde la vespertina y, tras alcanzar
al sol a una distancia de quince grados, queda prácticamente inmóvil
durante cuatro días. Luego, baja en altura y retrograda desde su ocaso
vespertino hasta su aparición matinal.
Él y la luna son los únicos que descienden tantos grados como habían
subido y en los mismos días: Venus tarda en ascender quince veces más;
por su parte Saturno y Júpiter descienden en el doble de tiempo y Marte
incluso en el cuádruplo. Así de grande es la diversidad de la naturaleza,
pero el motivo es evidente, ya que los astros que tienden hacia el calor
del sol, descienden también con mayor dificultad.
Pueden exponerse muchas otras cuestiones sobre los secretos de la naturaleza
y las leyes que ella misma obedece, por ejemplo, en el caso Marte, cuyo
recorrido es muy poco perceptible: nunca se estaciona estando en aspecto
trino con Júpiter, rara vez cuando dista de él alrededor de sesenta grados,
cifra ésta que da las formas hexagonales del universo, y su conjunción con él
sólo se produce en los dos signos de Cáncer y Leo.
Respecto a Mercurio, su aparición vespertina se da esporádicamente en Piscis
y con mucha frecuencia en Virgo; la matinal en Libra y también la matinal en
Acuario, muy rara vez en Leo; su retrogradación no ocurre en Tauro ni en
Géminis sino en Cáncer y no a menos de veinticinco grados.
La luna sólo está dos veces en conjunción con el sol en Géminis y en ningún
otro signo, y sólo alguna vez no tiene conjunción con él en Sagitario. En
cambio, la luna nueva y el cuarto menguante no se ven en el mismo día o en
la misma noche en otro signo que en el de Aries (e incluso eso sólo les ocurre
a unos pocos mortales, y de ahí le vino a Linceo la fama de su buena vista).
Satumo y Marte dejan de aparecer en el cielo, como máximo, durante ciento
setenta días; Júpiter treinta y seis o, como mínimo, diez días menos; Venus
sesenta y nueve o, como mínimo, cincuenta y dos; Mercurio trece o, como
máximo, diecisiete.
LAS CAUSAS DE LOS CAMBIOS EN LOS COLORES
Su grado de elevación condiciona sus colores dado que según van subiendo
se asemejan a los de las capas de aire que van alcanzando y, además, cuando
se acercan a la órbita de traslación de otro astro en cualquier dirección, se
tiñen de un color pálido si es más fría, rojizo si es más calurosa, sombrío si
es ventosa.
El sol, los nudos de los ápsides así como los puntos extremos de su órbita, los
reducen a la negra oscuridad.
Desde luego, cada uno tiene su propio color: Satumo blanco, Júpiter brillante,
Marte ígneo, el Lucífero de la mañana blanco, el Vespertino es
resplandeciente, Mercurio radiante, la luna tenue, el sol cuando sale es
rojizo, luego radiante, estando en relación con estas causas el aspecto de
aquellas estrellas que están fijas en el cielo.
Pues unas veces están concentradas en gran número en torno a las dos mitades del disco lunar en una noche tranquila que las realza suavemente; otras
veces, son tan poquitas que nos extrañamos de que hayan desaparecido, bien
porque las oculta el plenilunio o bien porque los rayos del solo de los susodichos astros deslumbran nuestros ojos.
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También la misma luna nota sin duda la diferencia de los rayos que recibe del
sol, dado que la bóveda del mundo no deja pasar, tampoco, los rayos que
presentan inflexiones sino sólo cuando inciden verticales en ángulo recto. Por
eso, en cuadratura con respecto al sol, está en la mitad y en aspecto trino se
rodea de un disco semilleno; es plena en oposición y nuevamente al menguar
reproduce las mismas fases a intervalos iguales, por la misma razón que los
tres astros que están por encima del sol.
MOVIMIENTO DEL SOL Y CAUSA DE LAS DESIGUALDAD DE
LOS DIAS
Además, el propio sol muestra cuatro diferencias, dado que iguala la noche al
día en dos momentos: en primavera y en otoño, cuando incide sobre el centro
de la tierra a ocho grados de Aries y de Libra respectivamente; en otros dos
momentos cambia radicalmente de situación: en el solsticio de invierno, para
el crecimiento del día, cuando está a ocho grados de Capricornio y en el
solsticio de verano para el de la noche, a otros tantos grados de Cáncer.
La causa de la desigualdad es la oblicuidad del Zodíaco (tierra): aunque la
misma porción de universo quede en cada momento por encima y por debajo
de la tierra, sin embargo los signos que se alzan en línea recta cuando sale el
sol, retienen su luz durante un trecho más largo; en cambio, los que la hacen
en línea oblicua la cruzan en un tiempo más rápido.
PORQUE SE ATRIBUYEN LOS RAYOS A JUPITER
Pasa desapercibido a la mayoría algo que se ha sabido en la detenida
observación del cielo gracias a las principales personalidades de esta ciencia:
que los fuegos de los tres astros superiores son los que al caer a las tierras
reciben el nombre de rayos, especialmente los de Júpiter, que está situado en
el centro, quizás porque expulsa de ese modo el exceso de humedad que
había absorbido del círculo superior así como el de calor del inferior; y, por
eso, se dice que Júpiter lanza los rayos.
Así, pues, igual que de la madera ardiendo se desprende carbón con un
crujido, así también sale despedido del astro el fuego celestial que lleva
consigo los presagios, sin que ni siquiera el propio fragmento que él ha
expelido cese en sus trabajos divinos.
Este proceso se realiza con una gran perturbación atmosférica, bien porque la
humedad que ha acumulado provoca una sobrecarga o bien porque se produce la perturbación como en una especie de alumbramiento de un astro
preñado.
DISTANCIA DE LOS ASTROS
Muchos intentaron además averiguar la distancia desde la tierra a los astros y
revelaron que el sol distaba de la luna diecinueve veces lo que la propia luna
de la tierra. Pero Pitágoras, que era hombre de mente sagaz, dedujo que desde
la tierra a la luna había 126.000 estadios, desde ésta al sol el doble, desde él a
los doce signos del Zodíaco el triple. De este mismo parecer fue también
Sulpicio Galo.
21
LA MUSICA DE LAS ESFERAS
Ahora bien, Pitágoras a veces también llama tono, según la teoría musical, a
lo que dista la luna de la tierra: desde ella hasta Mercurio, un semitono, igual
que desde él hasta Venus. Desde éste hasta el sol un tono y medio, desde el
sol hasta Marte un tono [osea lo mismo que desde la tierra a la luna], desde
éste a Júpiter un semitono, igual que desde él a Satumo, y desde Satumo al
Zodiaco un tono y medio. De este modo, se cumple con siete tonos la que
denominan diapason harmonia, o sea, la armonía universal.
En ella Satumo se mueve según el son dorio, Mercurio con Ohtongo, Júpiter
con el frigio y los otros planetas, de forma por el estilo, de acuerdo con una
sutileza más entretenida que práctica.
DE LAS ESTRELLAS REPENTINAS, COMETAS Y PRODIGIOS
CELESTES
Quedan pendientes unas cuantas cuestiones del cielo, pues también en el
aparecen repentinamente estrellas.
Las hay de muchas clases: los griegos llaman cometas y nosotros critinas o
estrellas de cola a las que están encrespadas con una cabellera de color
sangre, horribles y temerosas, y erizadas y vellosas en su vértice o parte alta
por una especie de melenas; pogonias, a las que les sale por su parte inferior
un penacho o crin a modo de una larga barba. Las acontias vibran como
jabalinas y su pronóstico es inmediato: fue una de éstas la que el emperador
Tito César, en su quinto consulado, describió en un espléndido poema, y la
última que se vió hasta la fecha.
A otras similares, más cortas y rematadas en punta, les han dado el nombre
de xifias, que son las más amarillas de todas, resplandecientes como un
cuchillo y si rayo alguno; tambien desprende rayos espaciados desde su
contorno el disco, que es tal como su nombre indica y de color ámbar. El
piteo se ve en forma de tonel con una luz ahumada. La ceratia tiene aspecto
de un cuerno, tal como se mostró cuando los griegos peleaban en Salamina.
La lampadia se parece a las antorchas en llamas, el hipeo a las crines del
caballo que se mueven en círculo sobre sí mismas a muchísima velocidad.
Hay también cometas de color blanco, con cabellos plateados, de cola
plateada, tan resplandecientes que apenas se dejan mirar, mostrando en su
interior una efigie del dios con forma humana. También hay los «chivos»,
rodeados de una especie de pelos y de una estela. Una sola vez, hasta ahora,
la estrella con forma de penacho se transformó en la de lanza, y esto ocurrió
en la centésima octava Olimpiada, en el año 398 ocho de la fundación de
Roma. Está comprobado que el período más corto en el que se ven es de siete
días y el más largo de ochenta.
Unas se mueven como los astros errantes, otras permanecen inmóviles; todas,
prácticamente, están en el mismo septentrión, en una parte no determinada de
él, aunque principalmente en la zona blanca que ha recibido el nombre de Vía
Láctea. Aristóteles indica que también se pueden ver muchas al mismo
tiempo (cuestión que no ha sido confirmada por ningún otro, por lo menos,
que yo sepa) y que son señal de vientos y de calores intensos. Además,
aparecen en los meses de invierno incluso en el extremo austral, pero allí sin
ningún tipo de penacho.
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Hay otras, terribles, que fueron conocidas por los pueblos de Etiopía y de
Egipto, a las que les dio su nombre el rey de aquella época, Tifón. Son de
apariencia ígnea y enroscadas en forma de espiral, de aspecto espantoso: una
especie de nudo de fuego más que una estrella de verdad.
A veces tanto los astros errantes como los otros aparecen con unas crines
esparcidas. Ahora bien, un cometa nunca se halla en la parte de poniente del
cielo y es por la mayor parte horrible y temeroso. Se trata de un astro
terrorífico en alto grado y que no se aplaca fácilmente, como ocurrió en la
contienda civil durante el consulado de Octavio y otra vez en la guerra entre
César y Pompeyo.
En nuestro tiempo, hacia la época del envenenamiento por el que el César
Claudio hubo de dejar el imperio a Domicio Nerón y luego, durante el
reinado de éste, fue visto muchas veces y siempre cruel, ya que el reinado de
aquel fue algo tan constante como funesto.
Se estima que tiene relevancia hacia qué zonas se proyectan, por qué estrellas
se ven influidos o de cuáles toma su fuerza, de qué forma aparecen, o que
semejanzas representan, y en qué lugares brillan. Porque si tienen forma de
flauta se estima, que son presagio de arte musical, y si están en las partes
pudendas o vergonzosas de los signos zodiacales, son presagio de de
costumbres degeneradas, lujuriosas y deshonestas; y de inteligencia, ingenio,
y saber si están en aspecto trino o cuadrado de ángulos iguales con respecto a
la posición de algunas ciertas estrellas fijas, y exhalan venenos y epidemias
cuando están junto con la cabeza de la Serpiente septentrional o austral.
Un cometa es objeto de culto en un solo lugar del mundo entero: en un
templo de Roma. Fue considerado absolutamente propicio por el Divino
Augusto en persona, ya que apareció cuando él iniciaba su reinado, durante
los juegos que ofrecía a Venus Generadora, no mucho después de la muerte
de César, su padre, en el colegio fundado por él.
Precisamente manifestó su alegría en los siguientes términos: «en los mismos
días de mis juegos se ha visto una estrella de cola durante siete días en la
parte septentrional del cielo. Salía alrededor de la hora undécima del día poco
antes que el sol se pusiera en el horizonte y se divisó clara y perfectamente
desde todas las tierras. Con esa estrella la gente creyó que se indicaba que el
alma de César había sido admitida entre los númenes de los dioses inmortales
y en nombre de ello se le añadió como distintivo a la cabeza de la estatua que
poco después hemos consagrado en el foro».
Esto fue lo que dijo en público, pero con complacencia interna consideró que
aquella estrella había surgido para él y que era él quien surgía con ella. Y, si
confesamos la verdad, fue beneficiosa para las naciones.
Hay algunos que creen que estas estrellas son perpetuas y que se desplazan
circularmente cono las demás, sólo que no se ven más que cuando el sol las
abandona o cuando elas se apartan del él.
Otros, por el contrario, creen que se originan a consecuencia de una humedad
o vapores con fuerza ígnea, y que por eso se deshacen o de la misma manera
perecen.
RESPECTO A LA OBRA DE HIPARCO
El mismo Hiparco, nunca suficientemente ensalzado ya que ningún otro
hombre aseguró tanto como él la vinculación de las estrellas con cada
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persona, así como que nuestras almas formaban parte del cielo, descubrió una
estrella nueva y diferente que había surgido en su época, y por el movimiento
de ésta y por el lugar por donde brilló empezó a dudar de si este fenómeno
era más general y si también se movían las que nosotros consideramos fijas.
A raíz de ello acometió una empresa ímproba incluso para un dios: catalogar
las estrellas a beneficio de la posteridad, apuntar los astros al lado de su
nombre correspondiente inventando los instrumentos con que señalar la
posición y el tamaño de cada uno, para que con ello pudiera discemirse
fácilmente no sólo si nacían y morían, sino también si se desplazaban y se
movían sólo algunas de ellas, o si además crecían o menguaban, dejando el
cielo en herencia a todos por igual si hubiera encontrado a alguien que la
hubiera aceptado.
También resplandecen las «antorchas» que no son visibles más que cuando
caen, como la que cruzó un mediodía ante los ojos de la gente cuando
Germánico César ofrecía un espectáculo de gladiadores. Hay dos clases de
ellas: las que llaman lámpades, simples «antorchas» y, en segundo lugar los
bólidos, como el que se divisó en los desastres de Módena. Difieren en que
las «antorchas» dejan unas huellas alargadas por tener su parte delantera en
llamas, en cambio el bólido arrastra una estela más larga.
Brillan también de forma similar las «vigas», que los griegos llaman docos,
como cuando los lacedemonios fueron derrotados por la armada y perdieron
la hegemonía de Grecia. Existe además la abertura del propio cielo, lo que
llaman chasma.
DE LOS COLORES DEL CIELO
También se produce un fuego que cae desde el cielo a las tierras con un tinte
sanguinolento; no hay nada más espantoso que eso para aterrorizar a los
mortales, como ocurrió en el tercer año de la centésimo séptima Olimpiada
cuando el rey Filipo azotaba la Grecia.
Por lo que a mí respecta, creo que estos fenómenos, igual que los demás,
ocurren en su debido momento por la acción de la naturaleza y no, como
piensa la gran mayoría, por los motivos variopintos que inventa la
imaginación, precisamente porque resultaron ser premoniciones de grandes
males.
Yo considero que dichos males no acontecieron a consecuencia de que se
hubieran producido tales fenómenos, sino que éstos se produjeron
precisamente porque iban a suceder aquellos males, como anuncio y
pronóstico de los males que se acercaban a los hombres.
Ahora bien, por su carácter esporádico permanece oculta su ley y por eso no
se conoce, como tampoco las aludidas aparíciones y desapariciones de los
astros entre otras muchas cuestiones.
DE LA LLAMA DEL CIELO
Se ven también estrellas al mismo tiempo que el sol durante días enteros y,
además, muchas veces una especie de corona de espigas y también cercos de
distintos colores alrededor del disco solar, como cuando el César Augusto, en
su primera juventud, entraba en Roma después de la muerte de su padre, en
su primera jventud, para gran gloria y fama suya.
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DE LAS CORONAS CELESTES
Surgen estas mismas coronas alrededor de la luna y alrededor de los astros
errantes más visibles (planetas), y también alrededor de las estrellas fijas en
el cielo.
Alrededor del sol apareció un arco en el consulado de Lucio Opimio y Quinto
Fabio, un cerco de fuego en el de Cayo Porcio y Manio Acilio.
CIRCULOS REPENTINOS
Apareció un círculo de color rojo siendo cónsules Lucio Tullio y Publio
Rutilio. Hay también eclipses de sol monstruosos, prodigiosos y muy
duraderos, como cuando murió el dictador César y en la guerra contra Antonio en la que estuvo permanentemente empalidecido y con amarillez continua
durante casi un año entero.
DE LOS MUCHOS SOLES
También, a la inversa, cabe ver varios soles simultáneamente, pero no en
plano superior ni inferior al suyo, sino en oblicuo, ni tampoco junto a la tierra
ni frontalmente ni de noche, sino en el naciente o en el poniente. Cuentan que
en una ocasión se vieron incluso al mediodía en el Bósforo permaneciendo
desde la mañana hasta la caída de la tarde.
Los antiguos vieron a menudo tres soles, como en los consulados de Espurio
Postumio y Quinto Mucio, Quinto Marcio y Marco Porcio, Marco Antonio y
Publio Dolabela, Marco Lépido y Lucio Planco; y también nuestra época los
contempló durante el principado del Divino Claudio, cuando era su colega en
el consulado Comelio Órfito. Nunca se señaló hasta la fecha que se vieran
más de tres al mismo tiempo.
Nota: esto ocurre cuando alguna nube igual y de uniforme aspereza se halla
al lado del sol, en el momento que este se pone o sale. Entonces por la
refracción de los rayos representa su imagen como lo hace un espejo o el
agua.
DE LAS MUCHAS LUNAS
También aparecieron tres lunas, así cuando eran consules Domicio y Gayo
Fannio. Lo que muchos llamaron soles nocturnos.
LUZ DIURNA QUE APARECE DE NOCHE
Se observó en el consulado de Cayo Cecilio y Gneo Papirio, amén de
muchas otras veces, hasta el extremo de alumbrar una especie de día en la
noche. Realmente parecía estar de día.
ESCUDOS ARDIENTES
Un escudo en llamas cruzó cente lleando desde el poniente al oriente a la
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caída de la tarde siendo cónsules Lucio Valerio y Cayo Mario.
Se refirió exclusivamente en una ocasión, siendo cónsules Gneo Octavio y
Gayo Escribonio, que una centella que se vió desprender de una estrella,
aumentó de tamaño en su aproximación a la tierra y, tan pronto como alcanzó
las dimensiones de la luna, empezó a dar una luz como la de un día nublado;
luego, al retroceder al firmamento, se convirtió en una «antorcha». Este
fenómeno lo contempló el procónsul Silano juntamente con su comitiva.
DISCURSO DE LAS ESTRELLAS
Se ven aparecer además estrellas fugaces y nunca sin motivo, hasta el punto
de que por esa zona no cesan de levantarse vientos fuertes.
Nota: se llaman centelas y discursos de estrellas a las que Ptolomeo
denomina “trageciones”, en el Aforismo 99 de su Centiloquio Ptolomeo
explica su significado.
LAS ESTRELLAS CASTORES
Hay también estrellas en el mar y en las tierras. Yo he visto durante las guardias nocturnas de los soldados que un resplandor en forma de estrella se
pegaba a las jabalinas ante la empalizada. También se posan en los mástiles
de los navíos así como en otras partes de las naves con una especie de ruido
sonoro, como pájaros que pasan de sitio en sitio.
Son de mal agüero cuando llegan solas, hundiendo y quemando los navíos si
caen en el fondo de la carena. Pero si son dos, resultan favorables y anuncian
un buen viaje. Ante su llegada dicen que se marcha aquella funesta y cruel
estrella llamada Helena; por eso, atribuyen a Cástor y Pólux tal poder, y los
invocan en el mar. También en los atardeceres resplandecen alrededor de la
cabeza de las personas con un presagio de grandeza. Todos estos fenómenos
son inciertos en su causa y están ocultos en la majestad de la naturaleza.
DEL AIRE
Hasta aquí el mundo, en sentido estricto, y sus constelaciones; ahora las
demás particularidades destacables del cielo, puesto que nuestros antepasados
llamaron «cielo» y, con otro nombre, «aire» a todo el espacio que, siendo
parecido al vacío, difunde nuestro hálito vital. Tal ámbito (por debajo de la
luna y aún mucho más abajo, según advierto que consta casi unánimemente)
entremezclando una cantidad infinita del aire de la naturaleza superior y una
cantidad infinita del de la emanación terrestre, produce la fusión de ambas
clases: consecuencia de ello son las nubes, los truenos y determinados rayos;
consecuencia de ello son el granizo, las escarchas, las lluvias, las borrascas y
los vendavales; consecuencia de ello son las muchísimas calamidades para
los mortales y la pugna de los elementos de la naturaleza entre sí.
El influjo de los astros frena la tendencia de los elementos terrestres a subir
hacia el cielo atrayéndolos hacia ellos para evitar que suban libremente. Caen
las lluvias, las nieblas suben, se evaporan los ríos y se precipita el granizo;
los rayos del sol abrasan y empujan desde todas partes a la tierra hacia el
centro, pero estos mismos vuelven refractados llevándose con ellos lo que
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pueden. El calor incide desde arriba y nuevamente retorna hacia arriba. Los
vientos se desencadenan vacíos y vuelven con su presa. La respiración de
tantos seres vivos toma el aire de lo más alto, pero éste se desprende en
sentido contrario y la tierra esparce su aliento al cielo según éste se vacía.
Así, al moverse la naturaleza de acá para allá, se enciende la discordia por la
rapidez del mundo, que actúa como una especie de máquina de guerra y no
da reposo a la lucha, sino que, presa de ella, se revuelve continuamente y
muestra el orígen de los fenómenos en el globo inmenso de alrededor de la
tierra, entretejiendo a veces otro cielo con las nubes. Este es el reino de los
vientos. Ahí radica, pues, la característica principal de ellos, que abarca
prácticamente las demás causas, dado que se atribuye comúnmente a la
potencia del viento el desencadenamiento de los rayos y los truenos, e incluso
el que caigan a veces lluvias de piedras (porque habrían sido arrebatadas por
el viento ), amén de otros muchos fenómenos análogos. Por ello deben
exponerse conjuntamente varias cuestiones más.
DE LOS TIEMPOS, ESTACIONES Y CLIMAS
Es evidente que han sido establecidas algunas causas de las tempestades y de
las lluvias; pero otras son fortuitas o de origen hasta ahora desconocido.
¿Pues quién dudaría de que los veranos y los inviernos y los fenómenos que
se perciben en las estaciones al paso del año están ocasionados por el curso
de los astros? Por consiguiente, igual que el efecto del sol se advierte en la regulación del año, del mismo modo también los demás astros ejercen cada uno
su influjo particular y positivo según su naturaleza respectiva: unos son
estimuladores de la humedad que se resuelve en el estado líquido, otros de la
que se concreta en escarchas o de la que cuaja en nieves o de la que se
solidifica en granizos, otros del viento, otros del aire templado o caliente,
otros del rocío, otros del frío; y ni siquiera debe considerarse que estos astros
son tan grandes como se ven, dado que el factor de su altura, que es tan inconmensurable, expresa que todos son mayores que la luna. Por eso, en su
movimiento, cada uno desarrolla su propia naturaleza, como pone de
especial relieve el curso de Saturno con sus lluvias.
Tampoco este influjo es exclusivo de los astros errantes, sino también de
muchas estrellas fijas en el cielo cada vez que se ven impulsadas por la
aproximación de los astros errantes o estimuladas por el alcance de sus rayos,
tal como nosotros percibimos en el caso de las Híades, que los griegos llaman
con un nombre pluvial precisamente por serlo. Es más: incluso algunas
actúan espontáneamente en momentos determinados, como la salida de las
Cabritillas. A su vez, la constelación de Arturo casi nunca aparece sin una
granizada.
DE LA FUERZA DE LA CANICULA
¿Quién ignora, pues, que la salida de la Canícula enciende los calores del
so1? Los efectos de esta constelación se notan en la tierra con gran
intensidad: cuando sale los mares se agitan, el vino da la vuelta en las
bodegas y las aguas estancadas se mueven.
En Egipto se llama Orix al animal que a la salida de la constelación dicen que
se pone en pie frente a ella, la mira y casi la adora después de haber
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estornudado. Desde luego no cabe duda de que los perros en todo ese tiempo
son más propensos que nunca a la rabia.
LAS ESTRELLAS INFLUYEN DIVERSAMENTE SEGÚN LOS
SIGNOS Y EN DIVERSOS TIEMPOS
Por supuesto que en ciertos períodos de algunos signos zodiacales se
concentra un influjo particular, como en el equinoccio de otoño o en el
solsticio de invierno, que es cuando advertimos por las tempestades que ha
pasado una constelación, y no sólo por las lluvias y las tempestades sino por
otros muchos síntomas en los cuerpos y en el campo, en las plantas.
Hay personas que resultan afectadas por el efluvio de la constelación, otras
sufren en determinados momentos perturbaciones del intestino, músculos,
cabeza y mente. El olivo, el álamo blanco y los sauces le dan la vuelta a la
hoja en el solsticio de verano. Florece el mismo día del solsticio invernal el
poleo que se pone a secar colgado en los techos y explotan las vejigas
hinchadas de aire. Se pasmará de esto quien no haya observado por la
experíencia de cada día una planta que se llama girasol que mira al sol
constantemente según va pasando y gira en cada instante con él, incluso
cuando está tapado por las nubes. Desde luego ya personas muy perspicaces
averiguaron que por la influencia de la luna aumentaba y luego disminuía el
tamaño de las ostras, de los moluscos y de las conchas en general; incluso los
lóbulos del hígado de los ratones de campo respondían al ciclo de la luna y
hasta un bicho minúsculo como es la hormiga notaba los influjos del astro,
descansando siempre en la luna nueva.
En este aspecto es más bochornosa aún la ignorancia respecto al hombre,
máxime cuando éste puede afirmar que las enfermedades de los ojos,
concretamente de algunos jumentos, se agravan y se alivian al compás de la
luna.
Nos sirve de excusa la amplitud del objeto al estar dividida la altura
insondable del cielo en setenta y dos signos, o sea, los símbolos de los seres y
las cosas en que los expertos lo dividieron. En ellos anotaron mil seiscientas
estrellas, por supuesto las más notables por sus efectos o su apariencia; por
ejemplo, en la cola de Tauro las siete a las que dieron el nombre de Pléyades,
en su testuz las Híades y Bootes que va en pos de Septentrión.
NOTAS
1) Estos signos y grados indican, astrológicamente,
EXALTACION de los siete planetas.
los lugares de
2) En la época de Plinio (el viejo) se consideraban estas longitudes en grados.
Pero en las páginas finales de este libro, complementarias al trabajo de Plinio,
hacemos una presentación actualizada de la elongación máxima de los
planetas inferiores (Venus y Mercurio) en relación al sol, que varían, pero
muy levemente a las indicadas por Plinio.
28
LA CIENCIA ASTRONOMICA DE
VITRUVIO
(siglo I DC)
29
30
ASPECTOS PRINCIPALES QUE HACEN LOS PLANETAS, y OTROS
CUERPOS CELESTES, ENTRE SI. Sextil (60º de distancia entre dos cuerpos
celestes), cuadratura (90º), Trino (120º), Oposición (180º).
31
CAPITULO I
De la esfera y los planetas
1
Cosa es de la mente divina, y causa la mayor admiración a los que la consideran, el que la sombra
equinoccial de un gnomon (*) sea de una longitud en Atenas, de otra en Alejandría, de otra en
Roma, diferente en Placencia y demás parajes del mundo: motivo por el cual son muy diversas las
descripciones de los relojes (de sol) en parajes diferentes; pues por la longitud de la sombra
equinoccial se forman los analemas de los cuales se toma la delineación de las horas, con arreglo a
la situación de los pueblos, y sombra de su gnomon. El analema es una averiguación buscada por
el curso del sol, y hallada por el aumento de la sombra desde el solsticio invernal; con la cual por
razones arquitectónicas, y descripción de círculos, se vino a hallar el sistema del mundo. Llamo
mundo al complejo de todas las cosas naturales, y de todas las esferas celestes con sus astros.
Nota: Sombra “equinoccial” aquella que arroja un objeto puesto vertical en el suelo (gnomon) cuando el sol entra en
Aries o Libra (primavera u otoño). Vea la figura de la página 43. Según fuere la altura de polo del lugar (país o
ciudad) donde se fija un gnomon perpendicular al suelo así será la longitud de su sombra. Debajo de la línea
equinoccial (ecuatorial) no dará sombra alguna en el punto medio de mediodía. A los 45 grados será igual al gnomon
mismo, mayor altura de polo dará la sombra mayor: menor, la dará menor.
2
El cielo gira perennemente alrededor de la tierra y mar sobre los extremos del eje, pues en esta
conformidad está ordenada la verticidad natural en estos lugares, habiendo colocado los extremos
del eje como centros, el uno sobre la tierra y el mar en lo alto del cielo detrás de las estrellas de las
Ursas (*), y el otro a la parte opuesta debajo de la tierra en las regiones meridionales: puso allí los
anillos a su alrededor como centros, a semejanza de un torno, llamados en griego poloi, sobre los
cuales vuela el cielo perennemente. Así, el globo terráqueo ocupa el centro en su medio,
ordenadas por la naturaleza estas cosas de suerte, que por la parte septentrional está el polo elevado
y a vista de la tierra; y por la meridional, estando en regiones opuestas, la misma tierra nos la
oculta. (*)
(*) Las dos Osas, la mayor y menor, en el cielo del hemisferio Norte. Post ipsas stellas septentrionum (detrás de
estas estrellas septentrionales). Este polo está junto a la estrella de tercera magnitud, que se llama cinosura, o sea
cola del perro, por hallarse al extremo o al final de la cola de la Ursa (Osa) menor. Ninguna de estas estrellas es el
verdadero eje o polo norte del cielo, aunque no está lejos de la cinosura (cola del perro). Los antiguos conocieron
poco o ningún terreno en el hemisferio austral (Sur), por cuya razón decían que la tierra habitable estaba inclinada
hacia el polo Artico, pero no por esto ignoraban que había antípodas, o que podía haberlos. Orbem ceste dicimus
térrae, escribe Plinio 2, 64
3
También ciñe al cielo por el medio, con inclinación al mediodía, la zona de los doce signos, la
cual está dividida en doce partes iguales con dichos agregados de estrellas, que representan figuras
naturales (*), las cuales así luminosas, juntamente con la esfera y demás constelaciones, girando
velozmente alrededor de la tierra y mar, dan su vuelta circular como es el cielo:
(*) Los antiguos comprendieron cierto número de estrellas bajo diferentes figuras de personas, monstruos, y otras
cosas sacadas de la historias y mitología. Por este medio agregaron las estrellas visibles unas a una constelación y
otras a otra. En los antiguos tiempos debieron ser pocas estas figuras, pues en el Libro de Job, en Homero y Hesiodo
32
solo se hace mención a siete, que son la Osa mayor, Bootes, Orión, el Perro (Can) mayor, las Hidras, las Cabrillas y
Escorpión, pero después se fueron aumentando, cuando se fue ampliando la Astronomía. Los tiempos modernos,
descubrieron innumerables estrellas con el auxilio de los telescopios, y con sus navegaciones hacia el polo sur, han
añadido tantas o más que las que había. Vitruvio describe las 48 antiguas a saber, los 12 signos del zodíaco, 20
septentrionales y 16 boreales, al Canopo solamente le nombra. Sigue el sistema de Demócrito en estos grupos de
estrellas o constelaciones: y esta parece ser la causa de omitir la cabellera de Berenice. Tampoco nombra el Caballo
menor, porque debió figurarse esta constelación después de Demócrito. El Antinoo se figuró en el cielo en tiempos
posteriores a Vitruvio.
4
Todos los signos hora visibles, hora invisibles, tienen su determinado período; pues seis de ellos
corren con la esfera a nuestra vista; los otros haciendo su carrera por debajo de la tierra, nos lo
cubre su sombra. Así, siempre quedan seis a nuestra vista: porque cuanto se va escondiendo el
último debajo de la tierra llevado con el giro del cielo (*), tanto por la parte contraria va
apareciendo a nuestros ojos el otro, que por el mismo giro sale de las regiones ocultas e inferiores;
puesto que una fuerza misma les obliga a nacer y a ponerse continuamente.
(*) Giro diario del cielo de Este a Oeste, a diferencia del giro o movimiento de los planetas de Oeste a este.
5
Doce son estos signos; y ocupa cada uno la duodécima parte del cielo. Giran incesantemente del
oriente al ocaso; y corren por ellos con movimiento contrario a la Luna, Mercurio, Venus, el Sol,
Marte, Júpiter y Saturno: de modo que, haciendo su ascenso por grados, unos por circulo mayor
que otros, caminan todos en el cielo del ocaso al oriente (*).
(*) Ver nota del punto anterior.
6
La Luna saliendo de un signo, da su vuelta en veintiocho días y poco menos de una hora, y
volviendo al signo de donde salió, cumple el mes lunar (*).
(*) Esta era la opinión de todos los antiguos, incluyendo a Aulo Gelio, Varron, Microbio, Geminio (dice que en 27
días y ocho horas, como también Plinio). La verdad es que actualmente se sabe que la Luna cumple su revolución en
un período de 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,47 segundos, siendo por tanto, a efectos astrológicos, el planeta más
rápido del Sistema Solar, pero su velocidad aparente es muy variable, modificándose incluso en el curso del día.
7
El sol gasta un mes para correr el espacio de un signo, que es la duodécima parte del cielo; y así,
caminando en doce meses los doce intervalos de los signos, cuando vuelve al signo donde empezó,
cumple el tiempo de un año, por lo tanto, el circulo que hace la luna trece veces en doce meses, los
recorre en los mismos doce meses el sol pero solamente una sola vez.
8
Mercurio y Venus caminando alrededor del Sol, y circuyéndole como centro, ya retroceden, ya se
retardan, ya también se paran en los intervalos de los signos, por la observancia de sus giros.
33
Nótese esto principalmente en Venus, que siguiendo al Sol, se deja ver muchas veces muy rutilante
después de puesto este; y entonces la llamamos véspero: otras se adelanta, saliendo antes que
amanezca; y entonces se llama Lucero. Así que muchas veces se detienen algunos días más en un
signo, y otras corren más veloces al otro. Por lo cual, no empleando igual número de días en cada
signo, los que se detienen primero lo adelantan después acelerando la carrera; pues sin embargo de
su detención en algunos signos, luego que salen de la demora, corren más veloces a terminar su
giro (*).
(*) Para claridad remitirse a las páginas finales de este libro, complementarias, para entender estos movimientos de los
planetas inferiores o “interiores” que son Venus y Mercurio.
9
Mercurio, pues, hace su camino en el cielo de manera que, corriendo los espacios de los doce
signos en 360 días, vuelve al signo de quien empezó su carrera y primer giro: viniendo por tanto a
gastar poco menos de 30 días en cada signo (*).
(*) En la lección de “los planetas” se indican las velocidades asignados –actualmente- a cada planeta, tanto en su
movimiento diario como en su revolución zodiacal. No varían fundamentalmente de aquellas indicadas por Vitruvio,
dos milenios atrás, para efectos prácticos y astrológicos. Esto nos indica la sabiduría y extraordinario conocimiento
poseído por estos sabios de la antigüedad.
10
Y Venus, luego que sale del embarazo de los rayos solares, corre en 30 días el espacio de cada
signo, y los días menos de 40 que gasta en cada uno de ellos los suple después en sus demoras,
deteniéndose más en otro signo. Por lo cual, dado el entero giro en 485 días, vuelve al signo donde
principió.
11
Marte caminando en 683 días, con poca diferencia, los signos, se restituye a aquel de quien
empezó su carrera, supliendo la demasiada velocidad con que pasa unos signos, deteniéndose en
otros.
12
Júpiter, subiendo con movimiento más tardo de occidente a oriente, corre cada signo en poco
menos de 365 días, y concluyendo su giro en once años y 363 días, vuelve finalmente al signo en
que estaba doce años atrás.
13
Y saturno, corriendo el espacio de cada signo en 29 meses y algunos días más, en 29 años y unos
160 días se restituye al signo donde estaba 30 años antes: y así que cuanto más cerca está de la
circunferencia del universo, tanto mayor es el circulo que hace, y por eso parece más lento.
14
Los planetas que caminan más altos que el Sol, cuando están en el trígono (*) en que el Sol entra,
no adelantan, sino que retroceden y se retardan, hasta que el Sol, saliendo de aquel trígono, pasa a
otro signo (**). Quieren algunos que esto proceda de que estando el Sol a cierta larga distancia de
34
ellos, como caminan errantes por plagas privadas de luz en los signos, estorba su curso la
oscuridad misma (***). Pero yo siento diversamente, porque la luz del Sol se deja ver difundida
por todo el cielo sin oscuridad alguna, como lo observamos aún cuando dichos planetas hacen sus
regresos y demoras; luego si en tanta distancia puede nuestra vista discernirlo, ¿cómo hemos de
creer que a tanta divinidad y resplandor de los astros pueda acercarse oscuridad alguna?.
(*) Dos planetas distan en trígono entre sí, cuando están separados un tercio de todo el zodiaco. Por ejemplo, cuando
uno está en el primer punto de Aries, y el otro en el primero del León (Leo). Los Astrónomos antiguos (con Ptolomeo)
consideran solamente cuatro aspectos, que son el trígono, el cuadrado (cuadratura), el sextil (hexágono) y el opuesto
(oposición). A la conjunción no se le considera aspecto sino unión física o “coito”. El trígono es el indicado arriba
(120º), el cuadrado es cuando dos signos distan entre sí un cuarto del zodiaco (90º), como Aries y Cáncer: el aspecto
hexágono (sextil) es cuando distan un sexto del zodiaco (60º), v.gr. Aries y Géminis; y el opuesto es cuando distan
todo el diámetro del zodiaco, como Aries y Libra (180º). Excepto el opuesto, todos los demás aspectos son dobles,
esto es, que al mismo tiempo que un signo v. gr. Aries, está en trígono con León, lo está también con Sagitario por el
otro lado. El trino se da solamente entre signos de un mismo elemento (Fuego, agua, aire o Tierra). Vitruvio era
Pitagórico, razón por la cual insiste mucho en las formas geométricas que representan estos aspectos: Trígono (un
triángulo equilátero); cuadratura (un cuadrado); sextil (un hexágono) y opuesto (una línea recta).
(**) Para claridad sobre la RETROGRADACION de planetas superiores e inferiores remitirse a las páginas finales de
este libro, complementarias. Allí está todo muy bien explicado y con diagramas de apoyo.
(***) Algunos Platónicos fueron de opinión que los astros estaban animados, por haber dicho Platón in Epinom,
stellas esse animalis ignea.
15
Más probable parece la opinión de que como el calor atrae a sí todas las cosas, según notamos en
los frutos, que el calor del Sol los llama de la tierra hacia arriba, y hace subir de las fuentes a las
nubes los vapores, elevándolos en forma de arco; del modo mismo el vehemente ímpetu del Sol,
extendiendo sus rayos en forma de triángulo, atrae a sí los planetas que le siguen, y como
refrenando y deteniendo los que le preceden, no les deja proseguir, antes los hace retroceder, y
volver al signo de otro trígono.
16
Acaso querrá saber alguno ¿cómo es que el Sol detiene con su calor a los planetas más en el quinto
signo distantes de sí, que a los que distan de él en segundo o tercero que están más cercanos? Diré
lo que siento. Los rayos del Sol se difunden en forma de triángulo equilátero, y este termina al
quinto signo ni más ni menos, pues si se difundiesen en forma circular, y no triangularmente,
arderían más los cuerpos más cercanos. Ya parece que lo anunció Eurípides, poeta griego, cuando
dijo que con mayor vehemencia enardece el Sol los cuerpos que tiene distantes, dejando templados
los más vecinos. En la tragedia titulada Faeton, escribe así:
(El sol) Quema las cosas que le están distantes,
Y mantiene templadas las cercanas.
Luego, si la experiencia, la razón y la autoridad de un poeta antiguo demuestran nuestro discurso,
creo no debemos pensar diversamente de lo que arriba queda establecido.
35
17
Júpiter hace su carrera anual entre Marte y Saturno, y por eso camina más veloz que este, y menos
que aquel. Y generalmente todos los planetas, cuanto más distan de la circunferencia de la esfera
celeste, y giran más cercanos a la tierra, parecen que corren más veloces: porque formando cada
uno por su orden un circulo menor, se adelanta al superior, pasándole frecuentemente por debajo.
18
A la manera que si en una rueda de alfahar se pusieran siete hormigas en otras tantas canalitas
concéntricas con la rueda, a cierta distancia hasta lo exterior de ella, por donde caminasen, y la
rueda girase a la parte contraria, necesariamente darían las hormigas su vuelta, bien que contraria
al giro de la rueda, y la más vecina al centro la haría más rápida, como la cercana a la
circunferencia de la rueda, aunque camine al mismo paso, tardaría en cumplir su giro, por la
mayor grandeza y amplitud de este; del mismo modo los astros caminan y hacen sus carreras
particulares contra el giro del cielo, pero son juntamente llevados con él a hacer el circulo diario.
19
De que haya unos planetas templados, otros calientes y otros fríos parece la causa que todo fuego
mueve su llama hacia arriba, luego el Sol abrasando con sus rayos el éter que tiene sobre sí, le
hacer arder allí donde Marte tiene su curso, por cuyo vecino ardor se hace planeta cálido. Pero
Saturno que está al extremo del cielo, y sus regiones son heladas, es sumamente frío. Por la misma
razón Júpiter, teniendo su camino entre estos dos, parece participar de uno y otro, y hacerse
congruamente templado.
20
Expuse hasta aquí cuanto me enseñaron mis maestros (*) en orden a la zona de los doce signos y
siete planetas, con su opuesto camino y curso; y en qué manera y espacio de tiempo pasan de un
signo a otro, y cumplen su vuelta; ahora trataré de la creciente y menguante de la Luna, según
doctrina de los antiguos.
Beroso, que de la ciudad o nación de caldea pasó al Asia, y enseñó Astronomía, dice que la Luna
es un globo, cuya mitad es resplandeciente, y la otra mitad azul, porque cuando haciendo su
carrera se pone debajo del Sol, éste, con los rayos y vehemencia de su calor atrae y convierte a sí la
parte resplandeciente, por la analogía de ambas luces. Entonces, como vuelta su luz arriba hacia el
sol, su parte inferior que no resplandece por la semejanza que tiene con el aire, se muestra obscura,
y como el Sol la hiere perpendicularmente, y queda toda la luz arriba, la llamamos primera.
Cuando adelantándose camina a la playa oriental, se alivia del ímpetu del Sol, y descubre hacia la
tierra el limbo solamente de su resplandor en forma de una delgada línea, en este estado se llama
segunda. La cotidiana remisión de calor, por alejarse en su carrera, la hace de día en día tercera,
cuarta. El día séptimo al ponerse el Sol, como está la Luna en el punto medio entre oriente y
occidente, por distar del Sol la mitad del hemisferio, tiene también vuelta hacia la tierra la mitad de
su parte resplandeciente. Pero cuando entre el Sol y la Luna media todo el diámetro del cielo, y el
Sol desde el ocaso la mira sobre el oriente, por cuanto entonces está vuelta hacia el Sol a causa de
su mayor distancia, lo cual sucede el día catorce, despide su luz de todo su disco. Los días
siguientes, con la continua menguante en su giro hasta el mes lunar, atraída nuevamente por el Sol,
se encamina a ponérsele debajo, y cumplir los días que faltan para el mes (**).
36
(*) Estos maestros fueron los sabios de la antigüedad y sin duda, siendo Vitruvio un Pitagórico, sus maestros también
lo fueron.
(**) Respecto a las cuatros fases de la luna, y para entender sin dificultad por qué y como esto ocurre, cada mes, ver
otras secciones de este libro, sus diagramas y textos.
21
Expondré ahora el sistema que con gran aplicación halló sobre lo mismo el matemático de Samos,
Aristarco. Sabemos que la Luna no tiene luz propia, sino que es como un espejo, y la recibe del
sol. Su giro es el menor de los siete planetas, y el más cercano a la tierra y así el primer día de
cada mes (*), estando debajo del disco y rayos del sol, antes de salir de allí, está oculta y no se
descubre, y por estar con el sol se llama nueva (**). El día siguiente en que se llama segunda,
saliéndose debajo del sol, la ilumina una pequeña línea de su limbo. Cuando dista tres días del sol,
crece y tiene mayor porción iluminada. Continuando cada día en alejarse, cuando llega al séptimo
día, distando del sol, que está al ocaso, la mitad del hemisferio, resplandece la mitad de su disco, y
está iluminada la parte que mira al sol. El día catorce, como su distancia del sol es todo el
diámetro del cielo, se llena toda de luz, y sale cuando el sol se pone, pues distando del sol todo el
diámetro del cielo, le tiene de cara y recibe directamente todo el resplandor de su disco. El día
diecisiete al nacer el sol, se halla ella inclinada al occidente. El veintiuno, salido el sol, está la
luna hacia el medio del cielo, iluminada por la parte vuelta al sol, y lo demás obscuro. Y
caminando así cada día, cerca del vigésimoctavo, se pone debajo de los rayos del sol, y concluye
su mes.
(*) Al decir “el primer día de cada mes”, se entiende de cada mes lunar, esto es, el día de la conjunción de la luna
con el sol o la vuelta a comenzar (iniciar) su revolución mensual.
(**) Respecto a las cuatros fases de la luna, y para entender sin dificultad por qué y como esto ocurre, cada mes, ver
otras secciones de este libro, sus diagramas y textos.
Diré ahora el modo con que el sol, corriendo cada mes su signo, aumenta y disminuye los días y
horas…
CAPITULO II
Del curso del sol por los doce signos zodiacales
22
Cuando entra en el signo de Aries, y corre su octava parte (*), hace el equinoccio vernal. Cuando
pasa a la cola de Tauro (**) y Cabrillas, las cuales distinguen la parte anterior de Tauro, se
extiende hasta más de la mitad del cielo hacia el septentrión. Cuando de Tauro pasa a Géminis, en
cuyo tiempo aparecen las Cabrillas, sube más sobre nosotros, y alarga los días. De Géminis,
pasando a Cáncer, que ocupa muy poco espacio de cielo, y llegando a su octava parte, hace el
Solsticio, y pasa a la cabeza y pechos de León, que son aún partes pertenecientes a Cáncer. Salido
el Sol de los pechos de León y fines de Cáncer, corriendo lo restante de León, acorta los días y el
círculo de su carrera, volviendo a un giro igual al de Géminis. Pasando de León a Virgo, y
caminando hasta el pliegue de su túnica, contrae su círculo, y le iguala al de Tauro. Saliendo de
Virgo por el pliegue, que es ya el primer punto de Libra, y llegando a su octava parte, hace el
equinoccio autumnal; cuyo círculo es igual al que hizo en Aries.
37
(*) Cada signo contiene 30 grados; y por consiguiente la octava parte de un signo es lo mismo que el octavo grado en
ese signo, o el día octavo que entró el sol en un signo. Plinio y Columela también ponen el principio de las cuatro
estaciones del año, primavera, estío, otoño e invierno en la octava parte o 8º grado de Aries, Cáncer, Libra y
Capricornio, según establecieron los Astrónomos más antiguos; pero Hiparco pone el principio de las cuatro estaciones
en el primer punto de dichos signos, como hoy se acostumbra y acaecen (1º de Aries, Cáncer, Libra y Capricornio).
Hipócrates el médico, Libro De hominis structura, dirigido a Perdica, Rey de Macedonia, pone el equinoccio de
primavera a 25 de Marzo, el solsticio estival a 24 de Junio, el equinoccio de otoño a 25 de Septiembre, y el solsticio
de invierno a 1 de Enero. Sosigenes las pone a 25 de los referidos meses.
(**) Los antiguos figuraron el signo de Tauro ya entero, ya a la parte anterior sola, esto es, la cabeza, cuello, manos y
espalda o brazo derecho. Plinio, Gelio y otros se conforman con Vitruvio. Ovidio dice que sólo tiene la parte
anterior. Las cabrillas están sobre la espalda de Tauro.
23
Cuando ha entrado el sol en Escorpión, poniéndose las Cabrillas, disminuyen los días declinando a
la playa meridional. Pasando de Escorpión a Sagitario y llegando a sus muslos, hace la duración
del día todavía más corto. Y cuando pasa de los muslos de Sagitario, que ya pertenecen a
Capricornio, y llega a su octava parte, es brevísimo el espacio de cielo que corre (*) y de esa
brevedad de días vino el nombre de bruma, o días brumales. Saliendo de Capricornio y entrando
en Acuario, aumenta el día, y le iguala en longitud al de Sagitario. De Acuario entrado en Piscis,
tiempo en que comienza a soplar el favonio, su curso es igual al de Escorpión. De este modo
corriendo el sol los signos, aumenta o disminuye los días y horas en determinados tiempos.
(*) Para los que habitan hacia el Trópico de Cáncer (hemisferio Norte); pero para los que habitan bajo del Trópico de
Capricornio (hemisferio Sur), es todo lo contrario.
Voy a tratar ahora de las demás constelaciones que están a una y otra mano del zodiaco, esto es, a
las partes meridional (sur) y septentrional (norte), de los cielos, compuestas y figuradas con
estrellas.
CAPITULO III
De las Constelaciones Septentrionales (cielos del Norte) (*)
(*) Esta descripción de estrellas sigue el sistema de Demócrito, y a Demócrito pertenecen los aciertos o errores que en
él hubiere. Como los Astrónomos antiguos dibujaron las figuras de estas constelaciones con mucha diversidad,
nacieron de aquí dudas insuperables, y aún errores imaginarios. Consta aquí mismo que algunas estrellas han
desaparecido del cielo, y han aparecido otras: como también que muchas han mudado de magnitud, siendo en un
tiempo v.gr. de primera, y en otro de segunda, y al contrario.
Para un entendimiento y uso práctico de las estrellas fijas, la Sociedad Marsilio Ficino está preparando un librito sobre
“las estrellas fijas”. El contenido del texto de Vitruvio respecto a las “estrellas fijas” nos sirve de buena referencia y
nos permite observar como en los tiempos de Vitruvio, muchas de las estrellas más importantes ya estaban
identificadas y eran conocidas. Estas estrellas han migrado bastante de la posición descrita por Vitruvio. La posición
actual (2005) estará claramente indicada en el futuro librito.
24
El Septentrión, que los Griegos llaman arcton ó eliken, tiene detrás al Custodio (1). No lejos de él
está Virgo; sobre cuyo hombro derecho resplandece una clarísima estrella (2), que los nuestros
llaman Provindemia mayor, y los Griegos protrygeton: su luz es muy viva y resplandeciente.
38
Enfrente de ésta hay otra estrella llamada arcturo, a mitad de las rodillas del Custodio de la ursa.
El cochero está colocado enfrente de la cabeza de Ursa (3), atravesado hacia los pies de Géminis,
y en pie sobre la punta del cuerno de Tauro (4). En la punta del cuerno izquierdo a los pies del
Cochero tiene este por aquella parte una estrella llamada mano del Cochero; y sobre su hombro
izquierdo están los Cabritos y la Cabra (5). Sobre Tauro y Aries está Perseo que por la derecha se
extiende por debajo de la base de la base de las Cabrillas, y por la izquierda bajo la cabeza de
Aries. En su mano derecha se apoya el simulacro de Casiopea; y con la izquierda sobre Aries tiene
el Gorgoteo (6) por los cabellos, rindiéndole a los pies de Andrómeda.
(1) Es el que va detrás de la ursa (Osa) mayor, como custodiándola. Suele también llamarse Bootes, y/o Carretero,
porque parece ir detrás de las estrellas de la Ursa (Osas), las cuales están figuradas por un carro. Homero llama
también carro a la Ursa mayor, como que así la llamaba el vulgo.
(2) Según algunos es de segunda magnitud, según otros de primera. Geminio la llama stellula. Los latinos le dan el
nombre de provindemia, o vindemiato (vindemiatrix)r, tomado del griego protrygeton que es lo mismo, porque cuando
el sol sale de ella ya se acerca la vendimia. Suele situarse al término de la cola del León (Leo), y aún llamarse Leonis
cauda.
(3) Enfrente de la Ursa mayor, casi todo dentro de la vía láctea. Tiene unida por la espalda la cabra y los Cabritillas.
(4) Se le suele figurar medio arrodillado sobre el cuerno derecho de Tauro.
(5) Vitruvio omite los cabritos, y llama Haedus a la cabra, siendo cierto que la cabra levanta su cabeza sobre el
hombro izquierdo del Cochero, y los Cabritos están mucho más bajo, de manera que no puede decirse que están laevo
humero. Además, que la cabra es más notable que los cabritos, por tener una estrella de primera magnitud llamada
comúnmente la cabra.
(6) Que es la cabeza de Medusa, que cortó Perseo, hijo de Titán Crio. La cabeza de Medusa viene a caer encima de
Tauro...
25
Los Peces (7) están sobre Andrómeda y su vientre, y sobre el vientre y espinazo del caballo; en
cuyo vientre hay una clarísima estrella que le separa de la cabeza de Andrómeda. La mano
izquierda sobre el Pez aquilonar. Acuario está sobre la cabeza del caballo, y sus orejas hacia las
rodillas de Acuario (8). La estrella del medio de Acuario es dedicada a Capricornio. Encima en
lo alto están el Águila y el Delfín; y junto a estos la Flecha. Después está el Ave, cuya ala derecha
toca la mano de Cefeo, y la izquierda de este con el cetro descansa sobre Casiopea. Bajo de la cola
del Ave están cubiertos los pies del Caballo.
(7) Lo que Vitruvio quiere y debe decir es, que de los Peces el aquilonar está sobre el vientre de Andrómeda, y el
austral sobre el espinazo del caballo. Igualmente, que al extremo del vientre del Caballo hay una estrella muy
resplandeciente (es de segunda o tercera magnitud) que le separa de la cabeza de Andrómeda. Todo coincide con los
autores antiguos y modernos, pues los Peces se figuran el uno sobre el vientre de Andrómeda, y el otro sobre el
espinazo del Caballo mayor.
(8) Existen varias discrepancias de las descripciones de Vitruvio y algunos conocimientos actuales. Un futuro libro
sobre las “estrellas fijas” dará la posición y descripción aceptada. Después está el Ave, cuya ala derecha toca la mano
de Cefeo, consta claramente que el Cisne estaba figurado de otro modo que ahora. Vitruvio dice que su ala derecha
tocaba la mano de Cefeo, y que su cola cubría los pies del Caballo; pero en las cartas y globos celestes es al revés,
pues la cola del Cisne va hacia Andrómeda, su ala derecha es quien cubre los pies del caballo, y su izquierda va hacia
la mano derecha de Cefeo: ni la mano izquierda de éste se coloca con cetro sobre Casiopea (excepto uno u otro autor)
sino con el brazo encorvado sobre la cintura y lomo. Así que es fuerza decir que el Cisne estaba figurado de espaldas,
no con el pecho hacia fuera como ahora. No obstante siempre queda en pie la dificultad de que la cola del Cisne
cubra los pies del caballo…. Según Vitruvio, era la cola del Cisne quien tocaba o cubría los pies del caballo, no las
alas.
26
39
Síguense los signos de Sagitario, Escorpión y Libra, encima de los cuales está la Sierpe, que toca
con su hocico la Corona. El Ofiuco tiene con sus manos asida La Sierpe por el medio, y con el pie
izquierdo pisa en mitad de la frente de Escorpión (9) No lejos de la cabeza del Ofiuco está la del
Arrodillado (10), los extremos de cuya cabeza son fáciles de discernir, estando delineadas con
estrellas bastantes claras. El pie del Arrodillado sienta sobre la sien de la Sierpe (11) que se
enrosca entre las Ursas llamadas Septentriones, doblándose y rematando entre ellas (12). Enfrente
del pico del Ave está la Lira: la Corona entre los hombros del Custodio y del Arrodillado.
(9) Ofiuco es lo mismo que Serpentario, o que lleva la sierpe.
(10) El Arrodillado es Hércules.
(11) Debiera decir, Draconis, en vez de Serpentis, pues el pie de Hércules planta sobre la cabeza del Dragón que está
entre las dos Ursas, no sobre la de la otra sierpe del Ofiuco, pero por las palabras que se siguen lo declara bastante.
(12) Aquí hay una corrupción del texto sin duda, pues ni el Delfín está entre las Ursas sino muy distantes de ellas, ni
este era lugar de nombrarle, habiéndole ya descrito arriba, y no teniendo conexión alguna con las Ursas. Cerca de una
y otra Ursa y entre ambas corre y va dando ondas y giros el Dragón y define entre las dos hacia la cabeza de la mayor.
27
En el circulo septentrional están las dos Ursas constituidas de espaldas una a otra, y los pechos
hacia fuera. A la menor llaman los Griegos kynosoyra:a la mayor Belice. Sus cabezas miran al
contrario una de otra; y sus colas doblan contra sus cabezas, y se divisan en lo alto. La estrella
llamada Polo resplandece más cerca de la cabeza de la Ursa mayor (13). Entre las colas de las
Ursas se ve extendida la de la Culebra, doblándose sobre la cabeza de la que tiene más cercana: da
otra onda junto a la cabeza de la Cinosura, y baja próxima a sus pies. De aquí es donde comienza
su giro y ondeo hacia arriba, esto es, desde la cabeza de la Ursa menor hasta la de la mayor,
enfrente de su hocico, y sien derecha. Sobre la cola de la Ursa menor están los pies de Cefeo; y en
línea de este en lo alto las estrellas que forman el triángulo equilátero (14) sobre el signo de
Aries. Las figuras de la Ursa menor y de Cefeo tienen muchas estrellas comunes entre si (15).
(13) La estrella de tercera magnitud que solemos llamar Polo o Norte, está al extremo de la cola de la Ursa menor.
(14) Otros autores antiguos le forman escaleno, y los modernos escaleno, otros isósceles con ángulo muy agudo
hacia el Pez de Andrómeda. Junto a este triangulo han figurado otro los Astrónomos modernos, a que llaman triángulo
pequeño, y comprende las cuatro estrellas más vecinas a la palomilla, o sea rabadilla de Aries. Cerca del Polo austral,
debajo del Centauro y Bestia hay otro triángulo, cuya constelación no pudieron observar los antiguos.
(15) Es Cefeo quien tiene algunas estrellas comunes o mezcladas con las de la Ursa menor, puesto que según
Vitruvio mismo, está Cefeo sobre la cola de dicha Ursa. Antiguamente estarían sin duda en otra disposición estas
figuras, como es notorio, y acaso tendrían algunas estrellas que ahora se dan al Dragón.
28
Expuse las constelaciones celestes que están a la derecha del oriente, entre el zodiaco y las Ursas;
explicaré ahora las constituidas a la izquierda del oriente hacia el mediodía.
CAPITULO IV
De las constelaciones meridionales (Sur del cielo)
29
40
Primeramente, bajo de Capricornio, está el pez austral (1) mirando a la cola de la ballena (2)
Desde el Pez hasta Sagitario hay un espacio vacío (*) El Turibulo cae debajo del aguijón de
Escorpión. La parte anterior del Centauro está próxima a Libra y Escorpión, y en sus manos
sostiene el simulacro que los Astrónomos llaman Bestia. Junto a Virgo, Leo y Cáncer, alargándose
la sierpe (3) en una manga de estrellas, y enroscándose, circuye los límites de Cáncer, y levanta
el hocico hacia Leo (3) En mitad de su cuerpo sostiene la Copa, y mete su cola debajo de la mano
de Virgo, en donde para el Cuervo. Las estrellas que tiene sobre las espaldas todas son igualmente
luminosas. El Centauro está en el bajo vientre de la Sierpe hacia la cola.
(1) Esta es una constelación particular (que nada tiene que ver con Piscis), tiene en su boca la estrella Formalhaut.
(2) El pez austral mira de lejos a la cola de la ballena.
(3) Hydra. La boca de esta sierpe (Hydra) suele verse ahora dirigida hacia el Can menor (debajo de cáncer), no hacia
Leo, como en los tiempos de Vitruvio.
30
Junto a la Copa y Leo está la Nave llamada Argos, cuya proa no se descubre; pero el árbol y
gobernalles que tiene unidos se ven en lo alto. La misma Nave y su popa se junta al Perro (4) por
el extremo de la cola. El Perro menor sigue a Géminis enfrente de la cabeza de la Sierpe, y el
mayor sigue al menor (4). El Orión está debajo atravesado, y oprimido con el pie de Tauro (5);
teniendo con su mano izquierda el escudo, y con la otra levantada la clava hacia Géminis. Junto a
su base va el Perro detrás de la Liebre a poca distancia. Debajo de Aries y Piscis está la Ballena,
de cuya cresta sale por orden una pequeña banda de estrellas a entrambos Peces, llamada en
Griego hermedone, y su lazo metido gran espacio adentro, llega serpenteando a tocar lo alto de la
cresta de la ballena. Del pie izquierdo de Orión nace un río de estrellas comparado al Eridano. Y
el agua que se dice verter de Acuario corre entre la cabeza del Pez austral, y la cola de la Ballena.
(4) Can mayor. La estrella de primera magnitud que tiene en su boca es la que se denomina canícula o Sirio. Higinio
denomina canícula a dicha estrella y Sirio a otra distinta en la cabeza del mismo Can Mayor (perro). Pero el perro
menor o can menor está a una distancia considerable respecto al mayor. Este Can menor tiene una estrella de primera
magnitud denominada PROCION.
(5) Orion tiene en su pie izquierdo una estrella de primera magnitud llamada Pie de Orion o RIGEL.
31
Expuse hasta aquí las constelaciones figuradas y formadas en el cielo por la naturaleza y mente
Divina, según sentencia del físico Demócrito; bien que solo aquellas cuyo orto y ocaso podemos
observar con nuestros ojos porque así como las Ursas (Osas), que giran alrededor del eje, nunca se
nos ocultan ni ponen, así también las constelaciones vecinas al polo meridional, ocultas bajo de la
tierra por la inclinación del cielo, no se nos manifiestan en su giro sobre el horizonte, y por la
interposición de la tierra no sabemos sus configuraciones. Sirva de ejemplo el Canopo, estrella
desconocida en estas regiones, de quien nos dan relación los mercaderes que han viajado a lo
último del Egipto, y países próximos a los confines de la tierra.
32
He descrito el giro celeste alrededor de la tierra, la disposición que tienen los doce signos, y las
constelaciones septentrionales y meridionales, porque de este giro del cielo, del opuesto curso del
sol por los signos, y de las sombras equinocciales de los gnomones se saca la descripción de los
analemas. Lo demás que trata la Astrología, a saber, los efectos de los doce signos, de los cinco
planetas, del sol y de la luna en orden a la vida humana, se deja a los raciocinios de los Caldeos
cuya ciencia genetlíaca se reduce a poder explicar por los astros las cosas pasadas y venideras.
41
En efecto, los descubrimientos que nos dejaron en sus escritos muestran bien cuán diligentes,
agudos y grandes Astrólogos fueron los Caldeos.
33
Beroso fue el primero que se estableció en la isla y ciudad de Cóo, en la cual enseñó la doctrina
Astrológica. Después de él Antípatro su discípulo: luego después Achinapolo, el cual dio reglas
genetliacas, no por el nacimiento del hombre, sino por su concepción. De las cosas naturales Tales
Milesio, Anaxágoras Clazomenio, Pitágoras Samio, Xenófanes Colofonio, y Demócrito Abderita
nos dejaron el sistema de la naturaleza, con el modo y calidad de sus efectos. Siguiendo los
descubrimientos de estos Eudemon, Calixto, Melo, Filipo, Hiparco, Arrato y demás Astrólogos,
hallaron con instrumentos astronómicos los ocasos y ortos de los astros, y las señales de las
tempestades, dejándolo explicado a la posteridad.
Deben los hombres tener en mucha estimación la doctrina de estos; pues fue tanta, que parece
obraron como Dioses en anunciarnos y adivinar las mudanzas futuras de los tiempos; por cuya
razón se deben dejar tales cosas al cuidado e investigaciones de los referidos.
42
SOMBRA PROYECTADA POR UN GNOMON (OBJETO VERTICAL).
La longitud de la sombra va a variar de acuerdo a la estación del año. Si es un Gnomon
equinoccial (durante la entrada del sol en primavera o verano), y estamos en el Ecuador, no habrá
ninguna proyección de sombra. Si se trata de un Gnomon Solsticial (solsticio de verano) y
estamos en alguno de sus trópicos (Capricornio en el sur o Cancer en el Norte), el Gnomon
tampoco arrojará sombra alguna.
43
IMÁGENES DEL CIELO DEL NORTE (SEPTENTRIONAL). ESTRELLAS Y
CONSTELACIONES.
Grabado de Durero (1515)
44
IMÁGENES DEL CIELO DEL SUR (MERIDIONAL). ESTRELLAS Y
CONSTELACIONES.
Grabado de Durero (1515)
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COMPLEMENTOS ASTRONOMICOS
46
COMPLEMENTOS ASTRONOMICOS
LA LUNA
La luna es el satélite del Sistema solar que tiene mayor diámetro y
masa, por lo que se ha llegado a considerar a la pareja Luna-Tierra, no como
un astro con su satélite, sino como a un PLANETA DOBLE, pues al ser
observados desde otros puntos del espacio, deben verse como si se tratara de
dos planetas, girando ambos alrededor de un centro común (*).
A causa de que el período de rotación de la Luna coincide con su
período de traslación alrededor de la Tierra, al ser contemplada desde la
tierra, siempre nos muestra idénticas regiones de su superficie. Así s
producen las cuatro fases lunares (Nueva, Creciente, Llena, Menguante).
Por ello fueron tan importantes las primeras observaciones de la otra
cara de la Luna, realizadas en 1959 por el Lunik 111, ya que gracias a ellas se
descubrieron notables diferencias entre su faz desconocida y su cara
conocida.
La masa de la materia lunar es bastante menor que la de la Tierra (1,2
por 100), y su densidad de un 61 por 100 (siempre en comparación con los
valores de la materia terrestre).
Las desigualdades de su temperatura son muy acusadas por carecer de
atmósfera. Cumple su revolución en un período de 27 días, 7 horas, 43
minutos y 11,47 segundos, siendo por tanto, a efectos astrológicos, el planeta
más rápido del Sistema Solar, pero su velocidad aparente es muy variable,
modificándose incluso en el curso del día.
La Luna, observada ocular o telescópicamente, presenta una
superficie intensamente blanca, como si fuera esculpida, en la que se
destacan sus famosos «cráteres», «mares» y «desiertos». La luz que desde
ella nos llega, es también blanca, contrastando fuertemente con la oscuridad
de la noche.
(*) La luna no gira alrededor del centro de la tierra, sino que ambos cuerpos
47
(Tierra y Luna) tienen un CENTRO COMUN de gravedad que está fuera de
la Tierra. Como la masa de la Tierra es 81 veces mayor que la masa de la
Luna, este CENTRO COMUN se encuentra ubicado 81 veces más próximo
del centro de la Tierra que del centro de la Luna, en un punto situado a unas
3.000 millas del centro de nuestro planeta.
El centro de la tierra (por ser un planeta del sistema solar) describe su órbita
elíptica alrededor del Sol pero la UNIDAD Tierra-Luna forma, dentro del
sistema solar, algo así como UN ASTRO DOBLE, cuyo centro de gravedad
se encuentra entre la Tierra y la Luna.
48
LOS DOS PLANETAS INTERIORES (o INFERIORES)
Reciben este nombre, porque sus órbitas se hallan más próximas al
Sol que la órbita de la Tierra. Estos planetas son Mercurio y Venus.
Los planetas interiores presentan ciertas características comunes. Así,
por ejemplo, al ser observados desde la Tierra siempre aparecen en las
proximidades del Sol, con relación al cual la distancia angular de Mercurio
nunca es mayor de 28° y la de Venus no excede los 48°. Esto también se
debe a la observación astrológica o geocéntrica del sistema solar (no es una
distancia real).
Otra característica notable de los planetas interiores es que presentan
fases muy visibles, semejantes a las de la Luna. Estas fases coinciden con
ciertas posiciones de esos planetas en relación con el Sol y con la Tierra.
Los antiguos astrólogos valoraban mucho los ortos y ocasos helíacos
(solares) de los planetas interiores, llamado “ocaso” al momento en que el
planeta dejaba de ser visible desapareciendo en el Sol, y «orto helíaco» a
aquel en que por vez primera se hacía visible después de la conjunción con el
sol.
Astrológicamente se ha observado que los planetas interiores actúan
más poderosamente sobre la vida interna del hombre, acusando una particular
influencia psicológica. Su aportación a la interpretación de la carta natal
descubre siempre importantísimas motivaciones de las reacciones y el
comportamiento humano.
Una vez más, coinciden simbólicamente algunas peculiaridades
astronómicas de los factores astrológicos,
con su comportamiento
influencial.
Venus, es exceptuando al Sol y la Luna, el astro más brillante del
cielo, y en la antigüedad se le llamaba “lucero de la mañana” o “lucero de la
tarde o vespertino” (vespero), por ser visible antes del amanecer (poco antes
de salir el sol) o al anochecer (poco antes después que el sol se había
puesto), según si su posición en relación al Astro rey, estaba al Oeste o al
Este.
Mercurio, es un pequeño astro de luz pálida, rara vez visible a simple
vista, aparece siempre MUY CERCA DEL SOL (llamado también por esto
Afeta del sol). En su tránsito por el zodíaco, NUNCA SE ALEJA más de
28º, al Este u Oeste del sol. Estando, igual que Venus, oriental u occidental
de él.
49
PLANETAS DIRECTOS, RETROGRADOS y ESTACIONARIOS
A causa de un efecto de perspectiva geocéntrica todos los planetas
astrológicos (menos Sol y Luna) parecen moverse de dos maneras distintas:
-Con movimiento «directo», o normal, cuando avanzan de Oeste a
Este, o sea, en sentido contrario a los punteros del reloj. Esta es la dirección
en que caminan normalmente a través del Zodíaco.
- Con movimiento «retrógrado», cuando da la sensación de que
retroceden, yendo hacia atrás, en dirección contraria a su marcha normal
(sigla “R”).
- Otras veces, los planetas aparentan permanecer inmóviles en un
mismo punto, sin avanzar ni retroceder: Cuando esto ocurre, se dice que están
«estacionarios» (abreviado es EST).
Por supuesto que, en la realidad, nunca los planetas cambian el
sentido natural de su trayectoria y sus aparentes retrocesos y
estacionamientos son ficticios, debiéndose exclusivamente a la perspectiva
con que la mecánica del Sistema Solar se presenta a nuestros ojos, por
hallarnos situados, no en su centro, sino en uno de los planetas que gravitan
alrededor del Sol.
OTRAS OBSERVACIONES
Todos los planetas, excepto el Sol y la Luna, que no son realmente
planetas, tienen un período de Retrogradación cuando “parecen” moverse en
sentido o dirección CONTRARIA a lo normal; es decir, hacia atrás, en el
cielo.
Mercurio se hace Retrógrado cuando está aproximadamente 14
grados delante del Sol y está Retrógrado por tres semanas, tres veces, cada
año.
Los planetas superiores (Saturno, Júpiter y Marte), se hacen
Retrógrados cuando están al lado opuesto en el zodíaco al lugar donde está el
sol (o cercanos a la oposición del sol o en una distancia mayor a 120º del
astro rey). A menudo un planeta que forma un Trino (120º) del Sol también
estará Retrógrado. Marte está Retrógrado por poco menos de 2 ½ meses,
cada dos años.
Todos estos aparentes cambios de marcha y de velocidad son muy
importantes astrológicamente, pues el hecho de que un planeta se mueva más
rápido o más lento" o bien en sentido directo o retrógrado, varía la naturaleza
de la influencia que arroja en una carta sideral, sobre una persona, un evento
o un hecho.
Con relativa frecuencia los planetas aparecen Retrógrados, en las
cartas siderales, circunstancia que se debe tener presente al emitir un juicio
como astrólogo.
50
En Astrología, se dice que cuando un planeta está Retrógrado NO
TRABAJA EN FORMA NORMAL. De acuerdo a cada rama de la astrología
(Natal, horaria, elecciones, mundial) asumirá un sentido o significado
particular. En Astrología Natal, por ejemplo, un planeta Retrógrado no da
nunca sus años mayores si es Alcocoden (de acuerdo a Aly Ben Ragel),
también se dice que (en los tránsitos) una persona necesita hacer un cambio
o cambiar en un nivel sicológico antes que el planeta pueda expresarlo
externamente; en Astrología horaria o análisis de eventos, por ejemplo, un
planeta significador Retrógrado indica a una persona o cosa “pusilánime,
aturdida o angustiada” (Bethen 100 Aforismos).
CAUSAS ASTRONOMICAS DE LA RETROGRADACION
PLANETARIA
El movimiento ilusorio que se denomina «Retrogradación» puede
producirse de dos maneras, según que el planeta afectado tenga una órbita
«exterior» o «interior» a la de la Tierra. Ya hemos señalado que Mercurio y
Venus son los dos planetas interiores, antiguamente llamados “inferiores”.
Son aquellos cuya órbita se halla más próxima al Sol que la de la Tierra.
Los fenómenos de Retrogradación ocurren siempre cuando el
planeta se halla en la proximidad máxima a la Tierra. En el caso del Sol y
de la Luna, sus Perigeos (Perigeé) no coinciden con ninguna retrogradación.
Sólo coinciden con sus períodos de máxima velocidad. Así por ejemplo, el
Sol parece caminar más lento al empezar el verano, y moverse con mucha
mayor velocidad en el comienzo del invierno.
51
RETROGRADACION DE LOS PLANETAS EXTERIORES
Se llama planetas exteriores a Saturno, Júpiter o Marte.
Antiguamente se les llamaba “Superiores”.
La Retrogradación en estos planetas sólo puede producirse cuando el
planeta exterior (Saturno, Júpiter o Marte) está a más de 90° del Sol, y
próximo a la oposición con él, o sea, a las mayores distancias a que pueden
estar en el horóscopo o carta Sideral.
En tales condiciones, el planeta («P») está TAMBIEN lo más cerca
posible de la Tierra («T»), en el ciclo que estamos considerando, y
astronómicamente, la Tierra se halla entre el planeta y el Sol.
PLANETAS SUPERIORES (EXTERIORES) RETROGRADOS
La tierra (« T ») está entre el planeta («P») y el Sol. El planeta se halla en cercanía a la Tierra. En la
representación de este hecho astronómico, en una carta sideral, el Sol aparece, casi en oposición al
planeta.
Es un efecto parecido al que se observa cuando dos automóviles o trenes corren por vías paralelas,
pero a distintas velocidades. Un observador situado en el que va más rápido tendría la impresión de que
el otro camina hacia atrás. En este caso, como la tierra avanza a mayor velocidad que el planeta, éste
parece ir hacia atrás.
Pero se trata nada más que de un efecto de perspectiva. O de ilusión óptica.
la velocidad de la Tierra, por hallarse más próxima al Sol es superior a la del
planeta exterior, entonces da la impresión (al observar tal planeta desde la
Tierra) de que éste retrocede, en lugar de avanzar.
52
MAXIMA VELOCIDAD DE LOS PLANETAS SUPERIORES O
EXTERIORES
Cuando el Sol se halla entre la Tierra (« T ») y el planeta ( «P» ) el planeta,
así observado desde nuestra esfera, aparece cerca del Sol, casi en conjunción
con él .
Cuando un planeta está en conjunción con el Sol es cuando está más alejado
de la Tierra. Entonces su velocidad aparente es mayor.
PLANETAS EXTERIORES DIRECTOS
El Sol está entre el planeta ( «P" ) y la Tierra (« T " ) ; el planeta se halla a la mayor distancia
de la Tierra, y podríamos considerar que en conjunción con el Sol. Entonces el planeta sigue
la marcha directa. Siempre que, en el horóscopo, el Sol aparece en conjunción con un planeta
exterior, tal planeta se mueve a su máxima velocidad directa.
53
ESTACIONAMIENTO DE LOS PLANETAS
Los planetas parecen estacionarse en las fases entre la Retrogradación y la
puesta en directo. Un planeta que va directo se vuelve estacionario (EST)
antes de empezar a retrogradar, y un planeta retrógrado se estaciona antes de
iniciar su marcha directa.
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RETROGRADACION DE PLANETAS INTERIORES o INFERIORES
Los planetas interiores, antiguamente lamado “inferiores”, observados desde
la Tierra, no pueden estar nunca a 180° del Sol (o sea, nunca en oposición
con él), pues al estar sus órbitas más próximas al Sol que la de la Tierra,
siempre se ven, desde la Tierra, como en las proximidades del Sol.
Ya hemos indicado que la elongación máxima de Mercurio con relación al
Sol es de 28°, y la de Venus de 48°. Los planetas interíores forman con el
Sol dos conjunciones:
-Conjunción inferior, cuando el planeta se sitúa entre el Sol y la Tierra.
Entonces se nos aparece Retrógrado.
- Conjunción superior, cuando el Sol se halla entre la Tierra y el planeta. El
planeta entonces se mueve en sentido directo y con velocidad máxima.
Como la órbita de los planetas interiores está más próxima al Sol que la del
nuestro, su revolución es más rápida que la nuestra, y vistos desde la Tierra,
aparecen siempre en sus cercanías o proximidad.
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CICLO DE RETROGRADACION DE LOS PLANETAS INTERIORES
Supongamos que el planeta está en su máxima elongación Este, y por tanto
en su fase estacionaria antes de iniciar el período de retrogradación. El
planeta está más adelantado que el Sol, en el Zodiaco.
A partir de ahí, pasa a Retrógrado, alcanzando su máxima velocidad de
retrogradación en la conjunción inferior con el Sol: El planeta (P) está
entonces entre la Tierra (T) y el Sol. Luego, alcanza su máxima elongación
Oeste y, en el Zodíaco, se halla más atrás que el Sol, coincidiendo esta
posición con la otra fase estacionaria antes de iniciarse el período de su
marcha directa.
Por fin vemos que el planeta está directo en su conjunción superior con el
Sol, hallándose el Sol entre el planeta (P) y la Tierra (T), mientras que las dos
fases de máximo alejamiento del planeta con relación al Sol coinciden con
sus dos períodos estacionarios.
En la conjunción inferior con el Sol, el planeta está, pues, retrógrado, y en la
conjunción superior alcanza su máxima velocidad directa.
56
Estas cartas siderales representan las mismas realidades astronómicas.
-En la izquierda, se muestra al planeta estacionario (Mercurio), antes de
iniciar la marcha DIRECTA.
-En la derecha, se muestra al planeta estacionario (Mercurio), antes de la
Retrogradación.
Este planeta Interno (mercurio), tiene una elongación máxima con relación
al Sol es de 28°. No puede separarse una distancia mayor. Si fuera Venus,
sería una elongación máxima de 48° antes de Retrogradar.
57
La Sociedad Marsilio Ficino
La Sociedad Marsilio Ficino es una Institución científica, con enfoque
esencialmente humanista, dedicada al estudio y practica de filosofías,
corrientes de pensamiento y técnicas, que puedan ayudar al ser humano a
alcanzar un perfecto AUTO-CONOCIMIENTO PROFUNDO y así poder
acceder a la realización personal, a la felicidad y la satisfacción en la vida.
La Sociedad Marsilio Ficino, al igual que el ilustre pensador,
científico y genio Renacentista, cuyo nombre ha tomado, no está sometida a
prejuicios y sectarismos de ninguna clase, ya que todos ellos limitan la
capacidad de desarrollo humano, como ha quedado demostrado una y otra
vez en la historia de la humanidad.
Para el cumplimiento de su misión busca integrar filosofías y
prácticas que hayan demostrado ser realmente potentes y eficaces, aún
cuando ciertos grupos las hayan excluido sin haberles prestado la suficiente
atención o haberles un estudio detenido y serio.
Una de sus áreas de investigación y aplicación es la Astrología
antigua, aquella practicada antes de 1700. Esto lo realiza por medio de una de
sus departamentos denominado F.A.M.A.S (Faculty of Ancient and modern
astrological sciences). Otros de sus departamentos tienen que ver con el uso
de técnicas que potencian el uso de la mente, y la eficacia y felicidad
humana; y otros aún, con el área de la salud física.
A través de la F.A.M.A.S, y después de una prolongada y exhaustiva
investigación de las técnicas y métodos desarrollados por figuras legendarias
en el área de la astrología antigua, ha venido a constituir un cuerpo de
filosofías y técnicas astrológicas que se ha denominado "Astrología
Restituida, Kabbalística y Armonizadora", para diferenciarla de la
astrología practicada actualmente por la gran mayoría de astrólogos en el
mundo. Sin embargo no descartamos la astrología moderna y también la
usamos.
La "Astrología Restituida, Kabbalística y Armonizadora" es un
tipo de Astrología idéntica a aquella usada por los grandes maestros del
pasado, pero vigente en pleno siglo XXI, para enfocarse a situaciones y
problemas de estos tiempos.
La eficacia y resultados de este tipo de Astrología nos sorprende cada
día y no queda más que atribuir a un tipo de conciencia o percepción de la
realidad muy superior a la normal el descubrimiento de ella, el planteamiento
de sus principios, y el desarrollo de sus técnicas.
La F.A.M.A.S, dependiente de la Sociedad Marsilio Ficino, se
desenvuelve en dos áreas: el área de asesorías, donde se ponen a disposición
de toda persona las técnicas ancestrales que hemos investigado y probado en
la práctica, para asuntos personales, empresariales, etc.; y el área Académica,
dedicada a la enseñanza y de transmisión de tales tradiciones, con el objeto
58
de formar nuevos practicantes y maestros. Esto con el objeto de evitar que
vuelva a perderse y extraviarse como ocurrió entre los siglos XVIII y XX.
Sus Miembros son hombres y mujeres de sólida formación científica
que no se constriñen ni limitan a ningún tipo de prejuicio y buscan investigar,
explorar y aplicar, todas aquellas filosofías, enseñanzas y métodos, que
puedan ser realmente útiles y beneficiosos para los seres humanos. No
ceñidos a ningún dogma u ostracismo proveniente desde dentro o fuera de las
aulas universitarias del mundo.
Todas las consultas sobre la Sociedad Marsilio Ficino dirigirlas a
diplomados@ficino.cl
http://www.ficino.cl
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