Uploaded by Matias Barrera

resumen-santo-tomas-suma-de-teologia

advertisement
lOMoARcPSD|33119825
Resumen Santo Tomás Suma de Teología
Ética y política: Platón, Aristóteles y Tomás de Aquino (Universidad Adolfo Ibáñez)
Escanea para abrir en Studocu
Studocu no está patrocinado ni avalado por ningún colegio o universidad.
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
Para Santo Tomás, la bienaventuranza, última y perfecta, consiste en la visión
y posesión de Dios (esencia divina), alcanzada a través de una vida virtuosa y
en conformidad con la razón y la ley divina, de hecho recalca que solo puede
estar en la visión de la esencia divina. La visión de Dios implica el conocimiento
perfecto de todas las cosas. La ley divina es la ordenación de la razón divina
que guía al hombre hacia Dios por medio de actos virtuosos (actos que tienden
al bien en base a una recta razón que distingue el bien del mal y lo justo de lo
insjuto).
De esto obtenemos dos cosas, primer que el hombre no es perfectamente
bienaventurado mientras le quede algo por desear, pues nosotros estamos
en constante búsqueda de nuestra felicidad y queremos cumplir nuestros
deseos para ello, en cambio, cuando no se tienen más deseos, implica que ya
se alcanzó la felicidad plena, no se necesita más para ser feliz, pues ya se está
en un estado de tranquilidad y satisfacción eterna, alcanzando la
bienaventuranza perfecta, la cual solo tiene Dios por su naturaleza divina y
felicidad eterna.
Por otro lado hay que fijarse que la perfección de cualquier potencia se aprecia
según la razón de su objeto, en este caso, la perfección del entendimiento
viene de conocer su esencia, para aquello hay que entender la esencia de la
causa y no del efecto, aunque por medio del efecto se sabe que si existe, si no
se entiende la causa, no se llegará a la esencia de algo, pues de esto nace el
deseo de saber cuál es la causa, y para alcanzar la felicidad, hay que satisfacer
aquel deseo, pues cuando se conoce el efecto de algo y no se conoce su causa,
se admira de ella, porque no se sabe que es, pues al percibir algo como
extraordinario o superior a nosotros, lo cual nos sorprende, su causa también
nos sorprende, pues al saberla, nos hace comprender aquel efecto que nos
llama la atención, despierta nuestro deseo de comprenderlo mejor, si se
supiera que es la causa, no produciría admiración, ya que esta hace
que queramos saber, es el inicio del deseo de conocimiento.
Por lo tanto, como solo Dios tiene la bienaventuranza perfecta y la perfección
del entendimiento de la bienaventuranza está en comprender la esencia y al
mismo tiempo es un deseo comprenderla, el ser humano solo alcanzará la
verdadera bienaventuranza participando de la naturaleza divina a través de la
posesión y visión de Dios. Anhelamos conocer la verdad de manera
completa y definitiva, lo cual solo es posible en la visión de Dios, de lo
contrario nuestro deseo será insatisfecho. Una vez satisfecho el deseo
de conocer la verdad completamente, nos acercaremos a la visión de
Dios, a la verdadera bienaventuranza, la causa primera es conocer a
Dios como origen y fundamento de todo lo existente, hasta no
conocerla, nos quedará un deseo natural, y no se alcanzará la
bienaventuranza perfecta.
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
En la vida, se puede participar de la bienaventuranza, por medio de actos
virtuosos, producto de una disposición habitual a la virtud (hábito bueno que
inclina a obrar rectamente según la razón) y que se realiza de acuerdo con la
recta razón, implica una elección consciente y voluntaria de lo que es
moralmente bueno, en línea con la ley divina y la razón, pero no se puede
tener la bienaventuranza verdadera y perfecta. Por un lado porque esta
excluye todo mal y colma todo deseo, pues es el bien perfecto y suficiente, en
cambio nosotros estamos sometidos a muchos males, como la ignorancia del
entendimiento, el deseo desordenado por parte del apetito y múltiples
penalidad por parte del cuerpo, al mismo tiempo el deseo de bien no puede
saciarse en esta vida, ya que el hombre naturalmente desea la permanencia de
los bienes (si nos hace feliz porque dejarlo), pues naturalmente los bienes
terrenales son temporales y fugaces, así también sucede con la vida,
deseamos una vida ininterrumpida rehuyendo la muerte, y estos límites de
tiempo y vicisitudes terrenales impide la plenitud de la felicidad que se alcanza
en la vida eterna, hay una fragilidad de la dicha humana y los enormes
obstáculos que la acompañan. Nos podemos acercar a la bienaventuranza
perfecta, pero no alcanzarla, solo Dios puede alcanzarla. La bienaventuranza
perfecta consiste en la contemplación de la verdad divina (fundamento de toda
verdad y conocimiento de Dios, ser que es perfecto en cuanto a virtudes y de
las realidades eternas y espirituales) es algo que trasciende la capacidad de
comprensión de nuestra naturaleza humana.
En el ejercicio de la virtud consiste la felicidad, entre más virtuoso, más feliz,
así ética y felicidad quedan unidas y ensambladas, el ejercicio moral lleva a la
felicidad, y si no es así, algo falla en la vida
Cuestion 18 artículo 1
El bien y el mal de las acciones se ve de acuerdo a la plenitud (ser, Estado
completo de perfección o satisfacción en todas sus partes) de su esencia o por
su defecto, y así como una cosa natural tiene la especie (naturaleza) en su
forma, la acción la tiene por su objeto, el objeto le de plenitud a la acción, la
bondad de una acción se aprecia en su objeto (a lo que tiende la facultad o
potencia, al bien o al mal), bien por género o mal por género, la primera
bondad o maldad proceden de su objeto, sobre si tu acción va dirigida a hacer
mal o bien, la intención o finalidad hacia la que se dirige la acción. Si la acción
se dirige hacia un bien, entonces será buena; si se dirige hacia un mal, será
mala (se toma género en lugar de especie, así como se dice género humano,
naturaleza humana, hay acciones que simplemente son del género del bien o
el mal).
La plenitud de la bondad no reside toda en su naturaleza, sino que se añade
algo con las cosas que sobrevienen como accidentes, o en otras palabras, las
circunstancias, si falta algo que se requiere para las debidas circunstancias, la
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
acción será mala, pues no cumple con los requisitos morales completos. Por
ejemplo, dar limosna con dinero robado, la circunstancia es la forma en la que
consiguió dinero, la rectitud moral en la obtención del dinero utilizado para dar
limosna. Al obtener el dinero de manera injusta, la acción se vuelve
moralmente incorrecta, pues carece de rectitud moral. Esta circunstancia hace
que la acción sea moralmente incorrecta.
Hay cosas que dependen de otra según su causa, así como la bondad depende
del fin, por ejemplo, en el aspecto divino, la bondad no depende de un fin, pues
Dios es bondadoso por esencia misma, ya que es perfecto, sin embargo, el ser
humano común tienen razón de bondad que procede del fin del que dependen,
cual es el objetivo de ese fin, a que se debe su causa, es por el bien en sí
mismo, es interesado, obligado, etc. La acción humana puede considerarse fin
en 4 niveles: 1 por el género en cuanto es acción, pues tiene tanta bondad
como acción y entidad. 2 por la especie, que se recibe según el objeto
conveniente. 3 por las circunstancias, como accidentes que son. 4 por el fin,
según su relación con la causa de la bondad.
A su vez, las acciones reciben la naturaleza de su objeto, diferente objeto es
igual a diferente especie del acto, una inclinación al mal implica una especie
mala en la acción y así también con lo bueno. Aunque nada que sea por
accidente constituye la especie en sí misma, sino que influye en la moralidad
de la acción, por ejemplo, donar dinero robado, por el hecho de donarlo no
hace que la acción sea naturalmente buena en sí, o sea mala en sí, pero puede afectar
su moralidad. el hecho de donar dinero ajeno no es una acción moralmente buena
en sí misma, pero el accidente de donar ese dinero puede hacer que la acción
sea mala si la persona sabe que el dinero es ajeno y lo dona de todas formas.
En este caso, el conocimiento de la propiedad del dinero (accidente) se
superpone a la acción de donar, volviéndola moralmente incorrecta. Es
comprensible tu confusión. En la filosofía moral de Santo Tomás, un
accidente no constituye una acción por sí mismo, pero puede influir en
la moralidad de una acción al superponerse a ella. Es decir, mientras
que un accidente en sí mismo no es una acción moralmente buena o
mala, puede modificar la moralidad de una acción al afectar su
contexto o circunstancias. Un accidente naturalmente no determina
nada (la especiee como se hizo la acción es malo o bueno
completamente), pero si lo podemos tomar y superponerlo,
modificando la moralidad de una acción
en los actos humanos el bien y el mal se dicen en relación con la razón, el bien
del hombre es la esencia según la razón y el mal lo que está fuera de la razón,
la diferencia de estos dos es en cuanto a su objeto relacionado con la razón,
encargado de discernir de lo que está bien y lo que está mal, según que el
objeto convenga o no con la razón. Que el objeto de una acción esté de
acuerdo con la razón significa que la acción misma esté en línea con lo que la
razón considera como bueno y correcto, según los principios de la moralidad y
la rectitud y fuera de la razón lo que como lo que la razón considera malo, bien
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
es lo que conviene según su forma y mal lo que está fuera de ella y así el bien
y el mal diversifican la especie de los actos morales, determinan si la
naturaleza es buena o mala.
Tenemos que los actos exteriores (actividad física) solo tienen razón de
moralidad en cuanto son voluntarios, pues un acto humano es voluntario, y su
objeto está sobre lo que se versa (que se quiere hacer materialmente con
nuestra voluntad), no como el acto interior, que es la actividad mental,
pues su objeto es propiamente el fin, el acto exterior recibe la especie del
objeto sobre el que se versa. La especie de un acto humano se considera
formalmente según el fin (actividad mental de hacer el bien) y materialmente
según el objeto del acto exterior (que se hace y que tanto bien produce).
El objeto de actos exteriores se pueden relacionar con el fin de dos modos,
ordenado de por sí al fin y por accidente, como tomar dinero ajeno y dar
limosna, pues dar limosna no es el propósito original, sino que es una
respuesta a su acción previa. Articulo7
El acto humano o moral recibe su especie del objeto referido al principio de los
actos humano, que es la razón, al orden de la razón, un acto será bueno según
su naturaleza, más allá del fin, que es lograr el bien, la especie se refiere a que
si el acto fue bueno o malo en sí, el fin se refiere al objetivo final,
mientras que la especie describe cómo se realiza la acción. No
obstante, puede suceder que el objeto no incluya nada perteneciente al orden
de la razón, como levantar una brizna del suelo, este tipo de acto son
indiferentes según su especie, su objetivo o naturaleza, que no busca ni bien ni
mal, es una acción indiferente, el objetivo de un acto viene de su
razonamiento, si se razona mal, el objetivo será malo y así también con el buen
razonamiento.
Sin embargo, un acto indiferente no viene del razonamiento, pues todo acto se
ordena por la razón , individualmente hacia un fin, el cuál será bueno o malo,
por lo que el acto indiferente puede ser tomado como bueno o malo
moralmente, ya que la bondad no solo viene de su objeto, sino también de las
circunstancias, y todo acto tiene circunstancias que nos acercan al bien o al
mal, al menos desde la intención del fin, todo lo que procede de la razón
deliberativa y que no esta acorde al fin debido (al bien), este se opone a la
razón y tiene razón de mal, de lo contrario, razón de bien, por lo que todo acto
procede de la deliberación de la razón, es decir, que sea bueno o malo, sin
embargo sin no es parte de la razón deliberativa, es de la imaginación, como
frotarse la barba, de ahí viene el acto indiferente, este acto no es propiamente
moral o humano, pues eso es parte de la razón, y si un acto no tiene
moralidad, por lo tanto no viene de la razón, sino de la imaginación, lo
indiferente queda del género de actos morales. Un acto indiferente no viene de
la razón ya que no implica moralidad.
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
Tenemos una única naturaleza que nos determina, la razón, pues las cosas no
tienen varias naturalezas, y así como es algo específico lo que nos determina,
también es lo que nos diferencia, lo que nos diferencia a los humanos es
razonar bien o mal, por lo que no podría haber una diferencia por accidente
que nos determine, ya que implicaría definirnos por otra naturaleza, es decir,
que haya otra naturaleza en la que nos podamos diferencia, es como sr bueno
por un lado y malo por el otro, y así mismo, las circunstancias (elementos
externos, accidentes que no son parte de la naturaleza del acto) no determinan
la naturaleza de un acto, pero si pueden influir en nuestro razonamiento,
ya que el proceso de la razón no está determinado por una cosa sino
por múltiples factores a considerar, dada una cosa puede proceder más
allá, un accidente puede ser tomado de nuevo por la razón y ser ordenada
como condición principal del objeto que determine la especie del acto,
tomando en cuenta lugar, tiempo, reglas, etc, por ejemplo la especie de donar
plata es buena, sin embargo, si esta fuera robada, sabemos que moralmente
es incorrecto, por lo que si bien donar naturalmente es bueno, podemos tomar
la circunstancia de hurto y al ser opositora al orden de la razón, y pasa a ser
considerada como condición principal del objeto. Todas las veces que una
circunstancia se refiere a un orden especial de la razón, a favor o en contra, ES
NECESARIO QUE LA CIRCUNSTANCIA DE ESPECIEA AL ACTO BUENO O MALO ,
no constituye la naturaleza, pero le puede dar la naturaleza de bien o de mal al
acto moral.
Ahora bien, una circunstancia da especie de bien o del mal al acto moral en
cuanto se refiere a un orden especial de la razón, pero no toda
circunstancia se refiere al orden de la razón en bien o en mal, a no ser
que se superponga otra circunstancia que si lo haga, por ejemplo
tomar algo en gran cantidad o pequeña cantidad no se relaciona con
el orden de razón de bien o mal, pero si se superpone otra
circunstancia que si lo haga, como tomar algo ajeno, que si se opone a la
razón. Por lo tanto, tomar algo en gran cantidad o pequeña cantidad lo cual
añade más malicia o bondad a la especie de la acción no determina la
especia de la acción ni se relaciona con el orden de la razón en bien o
mal, esta es mala o buena por el hecho de tomar algo ajeno, puede
agravarlo o disminuirlo, pero no hace que sea más malo o bueno, no toda
circunstancia que añada bondad o malicia hace variar la especie del acto
moral, esta se determina por el fin y el objeto (aquello a lo que tiene la
facultad) del acto, es decir, robar. Más o menos no se relaciona con bien o mal
robar es malo de por sí, va en contra de la razón.
Por lo tanto, si bien tenemos que las circunstancias no pueden determinar la
naturaleza del acto, si puede influir en nuestro razonamiento y así tomar la
circunstancia y ser ordenada como condición principal del objeto que
determina la especie del acto, superponiéndolo y afectando la evaluación en la
moralidad del acto. No es la circunstancia en sí misma, sino nuestro proceso de
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
razonamiento, con la capacidad de analizar y deliberar, que llevamos la
circunstancia como condición principal. Y también, si bien puede añadir malicia
o bondad por medio de circunstancia sin orden de razón, como tomar cantidad,
esta no cambia la especie moral del acto, que sigue siendo tomar algo ajeno en
contra de la razón, la circunstancia puede ser tomar algo ajeno, lo cual hace
que la especie de la acción sea mala, pero las cantidades no cambian la
especie del acto, por ejemplo, una menor cantidad (aumentar bondad?) no
hace que sea un acto no malo, tal vez no tan grave, pero sigue siendo malo
moralmente.
Sobre la virtud
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
La virtud es un hábito por el cual se obra bien, actuar virtuosamente es
una sucesión de actos que tienden al bien, y el hábito puede ordenarse a
un acto bueno de dos modos, primero por medio del hábito se adquiere
la facultad de obrar bien, recibimos potencias, y por medio del hábito las
perfeccionamos, por ejemplo uno puede saber gramática, pero eso no implica
que el hombre hable siempre correctamente, esto se logra por medio del
hábito de la buena gramática. Por otro lado, se tiene que un hábito se
ordena a un acto bueno no solo teniendo la facultad de obrar, sino que también
en cuanto que hace que uno use correctamente de ella, como la justicia. No se
dice que algo es bueno en cuanto a la potencia (facultad o capacidad de hacer
algo) sino cuanto está en acto, es decir, una vez que por medio de la
facultad de obrar elijamos actuar bien, y así se genera un hábito por
el cual se adquiera la facultad de actuar bien, virtud es la que hace
bueno al que la tiene y que su obrar sea bueno (hábito de querer
actuar bien). Por lo tanto, un hábito da facultad para obrar bien, pero
no confiere el obrar bien, un artífice no es bueno por tener la facultad,
tener la facultad no implica usarla bien. Por lo tanto, el entendimiento
especulativo también es importante en el sujeto del hábito que es virtud, el
entender cómo usar bien la facultad, sin embargo el sujeto del hábito que es
virtud no puede serlo sino la voluntad, parte del entendimiento práctico, pues
la voluntad mueve todas las potencias que son de algún modo racionales a sus
propios actos. El hombre obra bien en acto principalmente por la buena
voluntad. La virtud que impulsa a obrar bien en acto reside en la misma
voluntad o en la potencia que es movida por la voluntad. Así también
tenemos que el sujeto de la prudencia es el entendimiento práctico en
orden a la recta voluntad, la que nos ayudar a discernir entre el bien y
el mal, pues para tener voluntad de actuar bien, de forma recta, hay
que saber que es el bien, y esta se logra mediante a la prudencia,
significa que la prudencia se basa en el entendimiento práctico en orden a la
recta voluntad para tomar decisiones correctas y actuar de manera virtuosa en
la vida cotidiana, es decir, entender cómo actuar y querer hacerlo bien,
en eso se basa la prudencia.
Como tenemos que la razón mueve a la voluntad, y cuando tenemos un apetito
sensitivo que solo responde a nuestros deseos no puede ser parte de la virtud,
sin embargo, cuanto participan de la razón, es decir, hay una voluntad en
aquel acto, si puede participar de la virtud, ya que así son principios de actos
humanos en cuanto participan de la razón, es decir, en las facultades del alma
(potencias) es necesario que existan virtudes. La virtud se manifiesta cuando
ambos apetitos, concupiscible (superar obstáculos) y el irascible (sensitivo)
están en armonía con la razón, en lugar de actuar con impulsos emocionales
que no consideran el razonar, pues en esto está el actuar con prudencia, que
se opone a los impulsos emocionales. La voluntad del artífice y el uso del
instrumento deben estar bien dispuestos al acto, es decir, la voluntad de obrar
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
bien y el bueno uso del instrumento, así se vuelve al hábito, que por
medio de este se adquiere la facultad de obrar bien, así los hábitos
perfectivos también disponen de los apetitos mientras sean guiados
por la recta razón.
El hábito no solo implica usar una facultad, sino usarla bien por
medio de actos, así se adquiere la facultad de obrar bien, el
hábito, nuestros buenos actos perfeccionan las facultades para
obrar. El hábito es una cualidad estable y duradera del alma que
capacita a una persona para actuar de una manera particular y habitual.
los hábitos virtuosos llevan a la virtud. La virtud, para él, es una disposición habitual y
firme para hacer el bien, que permite a la persona llevar una vida buena y actuar
correctamente en diversas situaciones. Santo Tomás distinguiría entre hábitos
que son virtuosos y aquellos que no lo son. Los hábitos que no llevan
a la virtud serían aquellos que no están en conformidad con la
razón y la moralidad, como hacer algo de manera deficiente o
incorrecta.
Articulo 5 pp. 36
La voluntad puede tender hacia el bien de la razón sin la necesidad de tener
virtud previa, pues la disposición hacia el bien es en ella natural, no por tener
virtud previa, tu voluntad no va tender al bien, para actuar bien, no es
necesario ser virtuoso previamente, la voluntad, sea cuando sea, tiende
naturalmente al bien. La voluntad es la facultad o potencia del alma que elige
y mueve hacia un fin. Es el poder mediante el cual una persona elige
libremente entre distintas opciones y dirige sus acciones hacia un objetivo
determinado. Según Santo Tomás de Aquino, la voluntad busca naturalmente
lo que percibe como bueno, pero puede equivocarse en su juicio debido a la
imperfección de la razón o a la influencia de pasiones desordenadas. Por lo
tanto, el fin que busca la voluntad puede no ser siempre
intrínsecamente bueno, aunque desde su perspectiva parezca serlo. En
cambio, para alcanzar un bien divino, como la unión a Dios, se necesita ser
virtuoso previamente, la voluntad solo tenderá al bien divino siendo virtuoso en
cuanto a fe, caridad, etc. pues Dios es lo más perfecto y solo por medio de la
perfecta virtud se puede llegar a él, el cual posee el bien supremo. Tenemos
que la virtud reside en la voluntad.
1 es sujeto de 2
1 es autor de los actos de 2 o 2 reside en 1
En el caso de arte, por ejemplo, el objetivo principal es la producción de un
objeto externo (obra de arte) y no la satisfacción de un deseo, crear algo bello
independiente de su deseo… pp.40
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
Respecto a la parte apetitiva del alma, que son los deseos, pasiones,
emociones, parte que no razona, ante esto, el ser humano se prepara mediante
la prudencia, que perfecciona la parte que no razona del alma, cuyo objeto es
el bien, virtud que orienta hacia el fin último. Como esta parte del alma no
razona, esta virtud la lleva a actuar en base de la razón y no dejarse
llevar solo por las pasiones, y así buscar el bien de forma cte. y
deliberada. Al cultivar estas virtudes se desarrollan hábitos virtuosos
que le permiten tomar decisiones correctas a base de la recta razón y
actuar en armonía con su naturaleza racional.
Necesitamos la prudencia para elegir bien el medio correcto, y así
actuar con moderación y cautela (no dejarse llevar por impulsos o
acciones no éticas)
Obrar bien es realizar una acción moralmente correcta de acuerdo con las
virtudes y principios éticos, en cambio causar la buena obra es promover
que otros realicen acciones moralmente buenas, sin necesariamente realizarlas
uno mismo. Rectitud de apetito implica el ordenamiento correcto de los
deseos y pasiones hacia el bien, de lo contrario no pueden ejercerse de manera
plena y adecuada. Virtudes morales son hábitos que regulan acciones y
pasiones según la razón y voluntad. Toda virtud que implique rectitud de
apetito es principal o cardinal, las cuales, por ende, son consideradas en la
virtudes morales, ya que estas regulan las acciones humanas según la razón y
la recta voluntad (rectitud de apetito) orientadas hacia el bien. Las virtudes
principales están colocadas entre las virtudes morales. Las virtudes que
implican rectitud de apetito, como la prudencia, son morales, la cual es
intelectual y moral por razón de la materia, intelectual porque implica el
uso adecuado de la razón para discernir y elegir los medios adecuados
para alcanzar el bien, requiere un juicio correcto y una sabiduría
práctica para tomar decisiones prudentes en la vida cotidiana. Y por
razón de la materia porque está relacionado con los asuntos prácticos y
concretos en el propio ámbito de las virtudes morales, toma las decisiones
correctas en situaciones concretas.
Las virtudes principales son 4, las primeras dos, en cuanto al principio formal
de la virtud el cual es el bien de la razón, en la misma consideración con la
razón y racional por esencia, la prudencia. El orden de la razón se realiza en
alguna otra cosa, ya sea operaciones y es racional por participación es la
justicia. Ahora, en cuantos a las pasiones, ya que es necesario poner el
orden de la razón en las pasiones y así no actuar en cuanto a
impulsos, ya que así se repugna la razón, en cuanto a la pasión que
impulsa algo contrario a la razón y es necesario que la pasión sea reprimida
(apetito concupiscible) está la templanza, y en cuanto a la pasión que retrae de
realizar lo que la razón dicta (pasión irascible) como es el temor de los peligros
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
y de los trabajos, es necesario que el hombre se afiance en lo que dicta la
razón para que no retroceda, y así se tiene la fortaleza.
Estas son llamadas principales debido por la razón de la materia y están entre
las virtudes morales ya que son propias del ámbito de las virtudes morales (son
hábitos que regulan acciones y pasiones según la razón y voluntad). Estas 4
virtudes se toman según las cuatro razones formales de virtud, y as otras
virtudes están contenidas en estas (después seguir escribiendo)
pp.45..eeijvsniun
Estas virtudes se toman como representativas de ciertas condiciones generales
o disposiciones del alma humana que son fundamentales para la vida moral y
ética. La prudencia es rectitud de discreción (sensatez o prudencia para formar
juicio y tacto para obrar o hablar) en toda clase de actos y de materias. La
justicia es la rectitud de alma por la que el hombre obra lo que debe en
cualquier material. La templanza es la disposición del alma que modera
cualquier pasión u operación, para que no traspasen los límites debidos. La
fortaleza es la disposición del alma por la que se afianza en lo que es conforme
a la razón frente a cualquier ímpetu pasional o al cansancio de las
operaciones….. pp.47
Otros, toman estas 4 virtudes en su determinación a materias especiales, cada
una de ellas se concreta en una materia en la que es de alabar principalmente
aquella condición general que da nombre a la virtud, en distintas materias,
cada una funciona a su modo y son alabadas, dichas virtudes son hábitos
diversos, distintos según la diversidad de objetos, según el objeto, es la virtud
que se presenta.
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
La ley natural
Es el orden moral (conjunto de principios y normas que rigen la conducta
humana en relación con el bien y el mal, lo justo y lo injusto) inherente al ser
humano, basado en la razón y que se revela en la conciencia.
Los principios de la ley natural son en el orden práctico lo que los primeros
principios de la demostración en el orden especulativo. ….pp.55
Naturalmente, tendemos a actuar virtuosamente, pues nos genera felicidad, y
ahora bien, como la forma propia del hombre es el alma racional, todo
hombre se siente naturalmente inclinado de acuerdo a la razón, pues
es lo que nos determina y diferencia de los demás animales. Por lo tanto, si
tendemos a actuar con la razón, todos los actos de las virtudes
caerían bajo la ley natural, ya que solo por medio de la razón podemos
distinguir el bien del mal, por lo que si actuamos en base a una recta
razón, esta impulsa por naturaleza a actuar virtuosamente, y como
tendemos a la felicidad, tenderemos a usar la recta razón para llegar a
esta, ya que el razonar mal lleva a ser desdichado. La ley natural no se
limita a lo instintivo o innato (algo inherente a la naturaleza humana sin
necesidad de aprendizaje previo, como proteger la propia vida), incluye
decisiones racionales que buscan el bien común descubierto por la razón y la
virtud. Hay una elección consiente de actuar virtuosamente por medio
de un proceso racional que va más allá de las inclinaciones naturales,
en vez de haber actuado naturalmente, fue una idea preconcebida por mi
razón, una decisión deliberada y consciente. En fin, hay mucha acciones
virtuosas que no responden de manera inmediata a una inclinación
natural, sino que son el resultado del proceso racional por el que los
hombres buscan lo más útil para vivir bien.
La razón especulativa se centra en la contemplación y el conocimiento
teórico, mientras que la razón práctica se orienta hacia la acción y la
aplicación de ese conocimiento en la vida diaria.
Pertenece a la ley natural todo aquello a lo cual el hombre se encuentre
naturalmente inclinado en cuanto a la razón. Tenemos que lo específico del
hombre es que se sienta inclinado a obrar conforme a la razón, y es propio de
la razón proceder de común a lo particular (primero establece principios
generales y luego los aplica a casos específicos), de diferente manera,
según sea la especulativa o la práctica. La razón especulativa versa
principalmente sobre las cosas necesarias, que no pueden comportarse más
que como lo hacen, a nivel universal, la verdad, por ejemplo, es la misma para
todos, no cambia, no hay dos tipos de verdades en una situación general y
particular, no admiten excepción. En cambio, la razón práctica, se encarga de
operaciones humanas, las cuales descienden más a lo particular mientras más
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
excepciones tiene, mientras más accidentes tiene una situación, más
excepciones tiene, por lo que esta situación particular es diferente a las otras y
las decisiones que se van a tomar son distintas a las que se toman en
situaciones comunes.
El conocimiento particular, el orden práctico, la verdad o rectitud práctica no es
la misma en todos, pues esta la adquirimos por nuestras experiencias
prácticas, no como el conocimiento universal, por lo que los principios
comunes, situaciones comunes que no tienes situaciones o excepciones
particulares, como por ejemplo, solo matar, tanto en la razón práctica como
especulativa la razón o verdad es la misma en todos e igualmente
conocida por todos.
Ahora si hablamos de conclusiones particulares en la razón especulativa,
la verdad es la misma para todos, pero no todos la conocen por igual, por
ejemplo, las matemáticas, es verdadero para todos por igual, pero es una
verdad que no todos conocen.
Así tenemos que en lo especulativo, tanto particular como universalmente,
la razón y la verdad es la misma para todos, aunque no todos la conocen, pero
de igual manera es la misma para todos.
Ahora, si nos vamos a lo práctico, la razón recta es la misma en
principios comunes, pero el conocimiento común difiere del particular,
la experiencia particular nos da conocimiento particular, la verdad o rectitud no
es la misma en todos. Común sería considerar recto y verdadero el obrar de
acuerdo a la razón. En cambio como conclusión particular tendríamos que un
depósito debe ser devuelto a su dueño, lo cual en la mayoría de los casos es
cierto, pero que pasa si hacer esto es perjudicial, y por lo tanto, contrario a la
razón devolver el depósito, por ejemplo, que hayan armas de por medio. El
obrar bien sería común, pero el cómo hacerlo según las circunstancias sería
particular, cuantas más condiciones se añaden mayor es el riesgo de que sea
inconveniente o el devolver o el retener el depósito. El devolverlo es universal,
pero las condiciones condicionan el actuar siendo particular, distintas
condiciones implican distintas razones prácticas de acuerdo a ellas.
conclusión
Así, la ley natural es en cuanto a los primeros principios universales es la
misma en todas las personas, tanto en contenido como el grado de
conocimiento (especulativo y práctico).
En cuanto a los preceptos particulares, como conclusiones derivadas de los
principios universales, puede ser la misma en la mayor parte de los casos, pero
pueden ocurrir algunas excepciones, ya sea en cuanto a la rectitud del
contenido a causa de impedimentos especiales o casos que fallan las causas
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
naturales por algún impedimento, ya sea en cuanto al grado de conocimiento,
debido a que algunos tienes la razón oscurecida por una pasión, por una mala
costumbre o por una torcida disposición natural (la verdad es la misma para
todos, pero no todos la conocen, pero ahí está). “entre los germanos no se
consideraba ilícito el robo a pesar de que es expresamente contrario a la ley”
Hay factores que pueden afectar nuestro obrar (la razón práctica), por lo que el
buen actuar según la ley natural puede cambiar ante excepciones,
condicionantes que te condicionan, sin un accidente se refiere al orden de la
razón, puede ser tomado como motivo principal de nuestro actuar.
Un principio general sería "mentir es incorrecto", y un caso específico
sería decidir si está bien mentir para proteger a alguien de un daño
inminente.
A la ley natural no se le pueden sacar principios, pues estos son buenos y se
inclinan al bien, y si se le llegara a agregar algo es para su mejora. Por otro
lado, la ley podría cambiar por sustracción, es decir, algo que antes era de ley
natural deja de serlo, y en ese sentido, la ley natural es inmutable en lo que se
refiere a los primeros principios de la misma, pues los principios de la ley
natural, que tienden al bien, no hay razón para sacarlos, pues sería rechazar o
negar principios en relación al bien y a la justicia, sin embargo, el ser humano
como razona, tiende a esto, ya que el razonar es distinguir el bien del mal.
Estos son universales e inmutables, pues se basan en la naturaleza misma de
las cosas, que es buscar la felicidad por medio del buen actuar y así alcanzar la
bienaventuranza (en nosotros es innato la busca de la felicidad) y se basa en la
razón divina (la razón divina es la fuente de la ley natural y guía moral debido a
su concepción de Dios como el ser perfecto y la causa final de todas las cosas),
que es la de Dios, que es perfecta y no cambia, pues los cambios son para
mejorar algo y lo que es perfecto esta exento de cambios, Dios no tiene
imperfecciones que cambiar, pues el ser humano naturalmente tiene el deseo
de alcanzar esta perfección, que es el saber supremo de todas las cosas, Dios
es el principio ordenador del universo y su voluntad es la norma
suprema de la moralidad. La ley natural, según él, es una
participación de la ley eterna en la mente humana, y es conocida por
la razón. Esto implica que la ley natural no es arbitraria, sino que está
fundamentada en la naturaleza racional y ordenada del universo, que
es el reflejo de la mente divina.
Eso sí, puede cambiar en algunos casos particulares, pues como ya
dijimos, antes más excepciones, más particular se vuelve una
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
situación, y ante esto, hay más factores que pueden superponer
ciertos accidentes como condición primera que determine la
naturaleza del acto (evaluar si el acto es moralmente bueno o malo y
tomar decisiones a partir de ello).
Pecados
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
Un acto es humano no solo por ser realizado por un ser humano sino porque es
resultado de la voluntad consiente, así, el pecado no es más que un acto
humano malo, que viene de una voluntad consiente hacia el mal. Si no hay
acto humano (consiente) no hay pecado. La gravedad de este se mide por la
intención de la persona “Dios no se aparta del hombre por el pecado, sino en la
medida en que el hombre se aparta de él”
Pecar es una acción contra la ley divina, la de Dios, quien siempre
obra bien, y como esta participa en la razón humana, pecar es
también obrar contra ella. El ser humano obra contra su razón (que sabe
distinguir el bien del mal) y contra la ley eterna de Dios cuando se decanta
por los bienes de su alcance inmediato y formula preferencias que
entrañan un rechazo del orden de valores establecidos por Dios. Se
peca cuando se quebranta tanto el orden de la razón divina como el
orden de la razón humana, es decir, se quebranta la recta razón y la
capacidad de distinguir el bien del mal.
La regla de la voluntad es doble, se tiene por un lado la misma razón humana y
otra, la regla primera, esto es, la ley eterna, que es como la razón de Dios.
Por un lado tenemos el aspecto formal en el pecado (la razón de mal) el cual
implica una transgresión de la ley moral divina, que es la base de la
moralidad humana, es un principio o razón general que hace que el acto sea
considerado pecado (ir en contra de la ley divina, ir en contra de la visión y
voluntad de Dios y su perfección revelada en las Escrituras y la tradición
cristiana, es decir, el actuar en base al bien, o de otra forma, en contra de los
principios divinos y morales).
Por otro lado tenemos el pecado que pertenece a la sustancia del acto
humano, lo cual es como material en el pecado, es decir, aspecto específico y
concreto de un acto, que lo hace pecaminoso, como una acción, palabra o
deseo particular.
La razón humana de por sí es la llamada a poner orden, ya que tiene la
capacidad de deliberar y distinguir el bien del mal, y de ella viene el actuar
prudente, ella no inventa el orden, solo lo descubre. De ella se ven los medios
para llegar a los fines u objetivos, en eso consiste la razón, y cuando esta se
pierde, se corrompe, los medios se pierden, se desnaturalizan y se malean. La
conducta humana buscar arropar la acción por medio de la acción dentro de un
conjunto de circunstancias, es decir, llevar a la acción por la mejor opción, de
manera virtuosa (la especie del medio sea buena) y cuando se desvía del
objetivo connatural, esta se malea, se desnaturaliza y la malea.
«El orden de la razón» significa, por lo menos, tres cosas: a) la acción de
orientar los medios hacia el fin pertinente; b) ordenar las circunstancias
conforme a la realización global de fines y medios de la acción humana; c) la
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
acción ordenadora deriva en unas exigencias éticas, esto es, en una jerarquía
de valores y preferencias y en unas pautas de acción auténticamente
humanizadoras. Sobre esta base se afirma que el pecado es la acción
humana contraria al orden y medida de la razón.
Sobre la justicia
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
La justicia particular se enfoca en las relaciones individuales entre personas,
cada individuo es como una parte en relación con la comunidad o la sociedad
en su totalidad, buscando equidad y armonía.
Hay dos tipos de justicias, el orden de una persona privada a otra, la cual se
llama justicia conmutativa, , consiste en cambios que mutuamente tienen
lugar entre dos personas, siendo los cambios transacciones o intercambios que
ocurren entre dos personas con el objetivo de lograr un acuerdo justo y
equitativo, que cada uno reciba lo que le corresponda.
La otra es la del todo respecto a las partes, el orden al que pertenece el
aspecto de la comunidad en relación con cada una de las personas, este orden
es el de la justicia distributiva, distribuye proporcionalmente los bienes
comunes, de ahí hay dos especies de justicia. En esta justicia distributiva de los
bienes comunes debe observarse moderación n lo cual lleva la dirección la
justicia distributiva. En una justicia se debe a alguien lo que es común
(agua) y en el otro lo que es propio. La justicia distributiva implica la
asignación de bienes comunes a individuos según sus méritos y necesidades.
En cuanto a la justicia distributiva, se da a una persona no en cuanto a
igualdad, sino a proporción, es decir, se da a una persona tanto más de los
bienes comunes cuanto más preponderancia tiene dicha persona en la
comunidad, esta preponderancia se determina en la comunidad aristocrática
por la virtud.
Quien necesita más, se le da más, debe estar en proporción con la necesidad
en comparación con la otra persona en la transacción., en ambos lugares se
debe tener una proporción sesquiáltera, más no hay igualdad de exceso según
la cantidad, pues el número mayor mantiene íntegro al menor y su mitad, pues
por ejemplo, 6 excede a 4 en 2 y 3 excede a 2 en 1, la diferencia va
aumentando proporcionalmente en 1 (proporcionalidad geométrica).
En los cambios se da algo a una persona particular (justicia conmutativa) en
razón de la cosa de dicha persona que ha recibido, pues hay una noción de
cambio. Es preciso igualar cosa a cosa, de modo que cuanto éste tenga más de
lo suyo, otro tanto restituirá a aquel a quien pertenece, hay una igual según la
regla aritmética, es decir, si una persona recibe más de lo que le corresponde
en un intercambio, debe restituir la cantidad excedente del otro, a tal punto de
igualar, si una persona tenía cierta cantidad, es necesario que la otra persona
devuelva aquello en la misma cantidad.
Pues si al principio ambas partes tenían 5, y una de ellas recibe 1 de lo que es
propio de la otra, una, es decir, la que recibe, tendrá 6, y a la otra le quedarán
4. Habrá, pues, justicia si se reduce a ambas al término medio, de modo que se
quite 1 a la que tiene 6 y que se dé a la que tiene 4; pues de este modo tendrá
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
cada una 5, que es el medio. En un intercambio particular habrá justicia si
ambas partes reciben partes iguales.
La justicia trata sobre operaciones exteriores, es decir, la distribución y la
conmutación, consiste en el uso de realidades exteriores (conjunto de objetos y
fenómenos que existen fuera de la mente humana): cosas, personas u obras.
Si se considera como materia de una y otra justicia cosas cuyo uso son las
operaciones (bienes y recursos que están destinados a ser utilizados en
actividades humanas, como trabajo, propiedad o bienes materiales) la materia
de ambas justicias es la misma, ya que ambas se ocupan de distribuir o
intercambiar cosas que son objeto de uso y operaciones humanas.
Pero si tomáramos como materia de una y otra justicia las mismas acciones
principales, por las cuales nos servimos de las personas, de las cosas y de las
obras, entonces en una y otra justica encontraremos diversa materia, la
distributiva se dirige a la distribución y la conmutativa es la que dirige los
cambios que pueden darse entre dos personas.
En las conmutaciones, una son involuntarias, y tras voluntarias.
Involuntarias cuando alguien usa de las cosas de otro, o de su persona, o de su
obra, contra su voluntad, esto puede ser por fraude (ocultamente) o por la
violencia (abiertamente), y lo otro puede suceder, sin embargo, en las cosas,
en la propia persona o en la persona de un allegado (persona que está cercana
emocionalmente o que tiene una relación estrecha).
Primero, en las cosas, si uno sustrae las de otro ocultamente, lo que se llama
hurto; pero si lo hace públicamente, entonces se denomina rapiña o robo.
Segundo, en la misma persona, en cuanto que es atacada ya en su existencia,
ya en su dignidad. En cuanto a la existencia de la persona, ésta es atacada
ocultamente hiriéndola, matándola con alevosía o envenenándola; en cambio,
abiertamente, matándola públicamente, encarcelándola, azotándola o
mutilándole algún miembro. En cuanto a la dignidad, es dañado alguien
ocultamente por falsos testimonios o detracciones, con que se le priva de su
reputación; y manifiestamente, por la acusación en juicio o cubriéndole de
injurias.
Tercero, en cuanto a la persona allegada, si uno puede ser dañado en su
esposa (le cometen una injusticia por medio de su esposa), la mayoría de las
veces secretamente por medio del adulterio, y en el siervo, cuando alguien
soborna a éste para que se separe de su amo; cosas estas que también pueden
ejecutarse con publicidad (quien soborna al ciervo y se mete con la esposa,
comete la injusticia). Y la misma razón existe respecto de otras personas
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
allegadas, contra las que también pueden realizarse injurias de todas
las clases, como también contra la persona principal (no solo se
comete injustica contra uno, sino que también a la persona allegada).
Pero el adulterio y la seducción del siervo, si bien son propiamente injurias
frente a estas personas, sin embargo, puesto que el siervo es cierta posesión
del señor, tal violación de la justicia se reduce al hurto.
Las conmutaciones se llaman voluntarias cuando una persona transfiere a
otra voluntariamente lo que es suyo. Si le transmite simplemente la cosa suya
sin débito, como en la donación, no hay un acto de justicia, sino de liberalidad
(sino se adeuda, si la otra persona no le debe devolver aquello, no tendrá que
haber un acto de justicia, es como un regalo). Mas la transferencia voluntaria
pertenece a la justicia en tanto en cuanto hay algo en ella por razón de débito
(obligación moral de pagar o devolver algo), lo cual puede suceder de tres
modos:
primero, cuando alguien transmite simplemente una cosa suya a otro en
compensación de una propiedad del otro, como sucede en la compraventa.
Segundo, cuando alguien entrega a otro alguna cosa propia, concediéndole el
uso de ella con la obligación de devolverla; si se concede el uso de la cosa
gratuitamente, se llama usufructo en las cosas que algo producen (producen
algo útil o beneficioso, como cultivos, maquinas, terrenos, etc), o simplemente
mutuo o comodato en las que no producen, como son el dinero, vasijas y cosas
semejantes. Pero si ni aun este uso se concede gratuitamente, se tiene
locación y arrendamiento.
Tercero, cuando alguien entrega una cosa como para recuperarla y no por
razón de su uso, sino de su conservación, como en el depósito, o a título de
obligación (conservarlo mientras no estoy), como cuando uno entrega una cosa
suya en prenda o sale fiador de otro. (Se refiere a situaciones en las que
alguien ofrece algo propio como garantía o respalda la obligación de otra
persona), se entrega algo no para qu sea usado, sino para recuperarlo en el
futuro (expectativa) como una garantía de una transacción o una inversión
(implica asumir una responsabilidad en nombre de alguien más, similar a
invertir recursos propios en algo que puede generar un retorno.)
En todas las acciones de este género, ya voluntarias, ya involuntarias, existe
un mismo módulo para determinar el término medio, según la igualdad de la
compensación, y por esto todas estas acciones pertenecen a una sola especie
de justicia, es decir, la conmutativa. en el caso de la justicia conmutativa, la
materia es la misma, ya que implica intercambios equitativos entre personas.
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
Lo recibido en retribución implica igualdad de compensación entre lo que se
recibe y la acción precedente; lo cual se dice que tiene lugar con máxima
propiedad en las acciones injuriosas con que alguno hiere a la persona del
prójimo; como, por ejemplo, si un hombre golpea a otro, que sea golpeado a su
vez.
En la ley mosaica se determina esta especie de justicia: Pagarás vida por vida,
ojo por ojo... (Ex 21,23). Mas, puesto que quitar una cosa del otro es realizar
una acción injusta, quitar es siempre injusto, por lo tanto debe haber un
castigo que inflija daño y que la otra persona sea perjudicada por robar en
base a reciprocidad. Por ello, secundariamente, también se puede hablar
de cumplir la reciprocidad, es decir, en cuanto que cualquiera que
haga daño a otro en sus bienes ha de ser, a su vez, perjudicado; y
esta justicia también es recogida en la ley antigua: Si alguien hubiere
hurtado buey u oveja y los matare o vendiere, restituirá cinco bueyes
por un buey y cuatro ovejas por una oveja
Se aplica en tercer lugar esta denominación de recibido en reciprocidad a los
cambios voluntarios, en los que hay por una y otra parte acción y pasión; pero
la voluntariedad disminuye aquí por razón de pasión, como se ha dicho (una
pasión puede influir al distorsionar el juicio o la percepción, llevando a
decisiones irracionales o impulsivas en una situación emocionalmente cargada.
En este contexto, la reciprocidad se refiere a los intercambios voluntarios en
los que ambas partes están involucradas activamente, tanto en la acción como
en la reacción, si causas daño, debes causar daño equivalente pero justifica el
robo, solo debes perjudicarlo así como tú te viste perjudicado.
Pero, en todos estos casos, debe hacerse, según la naturaleza de la justicia
conmutativa, la compensación conforme a la igualdad, es decir, de modo que
la reacción sea igual a la acción. Pero no tendría lugar siempre esa
igualdad si alguien experimentase la misma especie de mal que a su vez hizo,
porque, en primer lugar, cuando uno ofende injuriosamente a la persona de
otro de más alta categoría, es mayor la acción que la pena de la misma especie
que él habría de padecer en retribución; por lo cual, al que hiere al príncipe no
sólo debe infligírsele igual daño, sino que, además, debe ser castigado más
severamente. (Es más grave lo que hizo (ofender al presidente) que el castigo
igualitario que debería recibir (otro insulto), este recibirá un castigo mayor por
lo que hizo, pues fue más grave la acción injuriosa que la misma pena injuriosa
que podría recibir de vuelta.
Igualmente también, cuando alguien perjudica a otro en sus bienes sin su
consentimiento, mayor es la acción que sería la retribución si solamente se le
quitase aquella cosa que él arrebató, pues el que dañó a otro en lo suyo en
nada propio quedaría perjudicado; y por esto se le castiga a que restituya una
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
lOMoARcPSD|33119825
mayor cantidad, porque no sólo perjudicó a una persona privada, sino al
Estado, violando la seguridad de su tutela. (Aparte de devolver lo que tomó, no
sería perjudicado por solo devolver algo que no le pertenecía, por lo que aparte
de retribuir, será perjudicado, pues al final él robó y perjudicó, por lo tanto,
aparte de retribuir, será perjudicado y castigado, ya que solo devolver no es un
castigo, debe haber un castigo en cuanto a la acción).
Tampoco, asimismo, en las transacciones voluntarias la retribución sería
siempre igual si uno diera cosa suya recibiendo la de otro, porque tal vez ésta
sea mucho mayor que la suya. Por eso es preciso en los cambios igualar la
contraprestación a la acción, según cierta medida proporcional, por lo cual se
inventaron las monedas (intercambio más equitativo y ver cuánto vale cada
cosa, por ejemplo, como saber que dos cerdos son iguales a una vaca, pues
con el valor de las monedas se adquiere cierto valor concreto a cada cosa,
nosotros le damos el valor a cada cosa de forma numérica) De este modo, la
reciprocidad en las prestaciones es lo justo conmutativo.
Mas, en la justicia distributiva, esto no tiene lugar, puesto que en ésta no se
determina la igualdad según la proporción de cosa a cosa, o de acción a pasión
—de ahí que se llame contrapasión—, sino según la proporción.alidad de cosas
a personas, como ya se ha dicho
Descargado por Matias Barrera (mati.barrera11@gmail.com)
Download