CUATRO PAREDES Jaula prematura Diego Sáez y Javiera Barraza 29-08-2023 4c Alejandra Guerrero Taller de literatura Análisis El hablante lírico, un joven atrapado en una implacable represión de la que no halla salida, busca refugio en la voz del poema. Su inspiración toma forma en el objeto lírico, una figura paterna o tal vez un vínculo familiar arraigado. El núcleo familiar, una vez cálido y cercano, ahora es un recuerdo difuminado por la desvinculación y la opresión que siente. Este objeto lírico se metamorfosea en la "jaula", un término que adquiere una doble dimensión. Por un lado, es la habitación física que el hablante denomina jaula, un espacio que limita su libertad y lejos de ser acogedor, le produce angustia. Pero también, la "jaula" se convierte en el símbolo de su encierro emocional, de la sensación de estar atrapado dentro de sí mismo, incapaz de escapar de sus sentimientos abrumadores. El tema central es la represión y la desvinculación familiar, una vez llena de momentos de alegría que ahora parecen inexistentes. El hablante lírico sufre la presión de encajar en un molde impuesto por otros, de transformarse en algo que no es para ser aceptado. Esta búsqueda de una nueva versión, personificada en la "jaula", representa su lucha por redefinirse y adaptarse a las expectativas externas. El tono del poema oscila entre la melancolía y la desesperación. El hablante lidia con una carga emocional abrumadora: la culpa por no ser lo que se espera de él, la nostalgia por lo que solía ser y el odio hacia las fuerzas que lo empujan a cambiar. Las actitudes líricas se entrelazan en un discurso complejo: en momentos, se dirige al lector como el individuo ("nosotros" apostrófica); en otros, narra eventos imaginarios que fluyen como versos de una historia ficticia ("enunciativa"); y finalmente, expresa sus sentimientos internos con un toque introspectivo y personal ("carmínica"). En este poema, el hablante lírico pinta un retrato conmovedor de su lucha interna, capturando la tensión entre la necesidad de autenticidad y la presión por conformarse. La metáfora de la "jaula" encapsula la complejidad de sus emociones y su deseo de liberación, convirtiendo este poema en un reflejo vívido de la lucha universal por encontrar identidad y aceptación en un mundo que impone limitaciones. Y con tiza cubierta. Polvo encerrado. Escribo en paredes tuertas, palabras encapsuladas: Se me olvido ¿Cuántas estrellas murieron en estas paredes? Hace mucho tiempo no me ves igual. Tus ojos juzgan, tus ojos en la esquina, tus ojos en mi. Problemas por lo que fui, por lo que soy. En esta jaula prematura, no tienes idea de cuanto me esforcé en mentir, los barrotes se tiñeron rojos por el óxido, rojo que cubre mi rostro, y gotea gatillado. Gritas tan fuerte. No me oyes llorar, se me oxidan las mejillas. En estas paredes, mundos nacen, nacen para crear fantasías. Creo historias donde acepto disculpas, se que nunca llegarán. No tenía alas. No tenía idea. No podía, culparte en su entonces. Aún busco decorar los espacios de tu ausencia presente. Aun espero los muebles. Soy más feliz sin pensar en ellos. Siento este cuarto embrujado, no en el sentido de fantasma, sí no, Como me hace sentir. A veces extraño lo que era sentir que me querías, aunque aquel que tanto orgullo te causaba no era yo. Creé máscaras, con el fin de no perderte, con el fin de asegurar un abrazo. Un "te quiero" Me gustaba sentarme a tu lado, me hacía sentir cercano a ti. Ahora nos sentamos frente a frente, como suelen hacer dos enemigos Recuerdo como en aquel entonces me encerrabas en esa jaula, Esa maldita jaula Y solo liberabas a ese yo. Ese "yo" qué cumplío con lo que querías. Ese "yo" qué nunca falló en nada. Ese "yo" qué te recordaba a ti. Ahora que crecí me doy cuenta, nunca fuimos tu y yo, fue más un: "Tú y él. Yo" Se pudren de a poco. Papeles rayados, con frases talladas. Aún nos quedamos callados. Existen grietas de un dios, que se juntan en punta. Pliegos de origami, que cierran en herméticamente. Me asfixia. Tu vista como comida. Carne en esta bandeja, bandeja sellada. y ceniza cae y la carne se quema y la carne se oxida y la carne se pudre. Se incendia esta jaula de roble, artesano, Figurado con la niñez ¿No soy grande para esto? Un niño duerme. El fuego se le acerca. Su corazón se incendia. Los girasoles se acercan. Su corazón se carbonizo. En estas praderas carbónicas, he dado vueltas con-migo, Migo del alma, Migo del suelo, Migo del gusto. Rondas imaginarias de mano en mano, que vuelca en el suelo tallado en palo. Tejo promesas incumplidas. Tapan las impurezas, Imperfecciones de este cuarto. Tejo tu compañía. Tienes una imagen totalmente distorsionada. Se tejen palabras como corona. Parece que fue muy fácil dejar de quererme. Coronado en su reino dictatorial. Desarrolle tantas habilidades que te hice nuevo. Pinté, tejí, esculpí, costuré, cociné, planté, para verte de nuevo, para verlo de nuevo. El viento a tocado más veces mi pelo que tú, no le tengas envidia. Parece que ni la tienes. Miro en las heridas de las paredes. Mis manos de llaves y tiza pisada, polvo mezclado. Tiza que dibuja. Puerta de niño ¿Qué llave abre? Gira Gira Gira, y gira como ojos alterados. Sin tiza, ni polvo. Sin cuarto rasgado.