Los Movimientos Sociales Resumen Sociología Prof. Miguel Alonso Macias Por: Gustavo Martinez Cuenta: 12411081 25 de febrero de 2024 Los Movimientos Sociales como Política Tilly, Ch. & Wood, L. (2010). Los movimientos sociales como política. En Los movimientos sociales 1768 a 2008. Desde sus orígenes a Facebook. (12. Ed., pp. 1743). Editorial Crítica, Barcelona Resumen El primer capítulo del libro “Los Movimientos Sociales” de Charles Tilly se titula “Los Movimientos Sociales como Política”. En él, los autores analizan el papel de los movimientos sociales en la promoción de la democracia, sobre todo en situaciones de autoritarismo y violencia política. Los movimientos sociales se definen como redes globales que movilizan a los sectores más relevantes de la sociedad, tales como trabajadores, mujeres, estudiantes, jóvenes e intelectuales. Estos sectores comparten una demanda colectiva, frecuentemente relacionada con la falta de democracia. El capítulo presenta el ejemplo de Zimbabue, donde la sociedad civil lleva años resistiendo la tiranía política. Pese a las fracturas y la represión, los dirigentes opositores han conseguido forjar una alianza que integra a los movimientos populares, los sindicatos y los movimientos sociales. No obstante, esta alianza ha afrontado obstáculos, como el rechazo del gobierno a reconocer los resultados electorales de 2008. Así mismo, el capítulo hace referencia a la propuesta de formar un “movimiento social europeo” en 1997 para proteger los derechos laborales ante los recortes sociales de la Comisión Europea. Igualmente, resalta el papel de la red global “Jubilee 2000”, que reclamó la cancelación de la deuda externa de los países pobres, generando un movimiento social mundial. Continuando con la campaña Jubilee 2000, que se extendió por 68 países en cuatro años, tenía como objetivo la condonación de la deuda externa de los países pobres. Las campañas nacionales operaban de forma independiente, pero compartían una visión común, unos símbolos identitarios y unos canales de comunicación, lo que les permitía colaborar y coordinarse eficazmente, aprovechando el potencial de Internet. El texto también señala que, en 2008, muchos europeos veían en las protestas contra el capitalismo global una oportunidad para recuperar la esperanza de los trabajadores europeos y para solucionar los problemas del Tercer Mundo. Asimismo, el texto muestra cómo otras regiones del mundo se sumaron a la lucha por causas sociales. Por ejemplo, en noviembre de 2007, el periódico bangladesí New Nation informó de que la Alianza para la Soberanía Alimentaria exigía la formación de un movimiento social contra los alimentos transgénicos, que consideraban un riesgo grave para la salud humana. Además, el texto menciona que, en Estados Unidos, también hubo iniciativas esperanzadoras para crear movimientos sociales. En 2007, un grupo de activistas por los derechos humanos participó en una conferencia internacional en Berkeley, California, bajo el lema de “Responsabilidad para proteger”. Como ejemplo, mencionan una conferencia en Berkeley, California, donde diversos grupos, entre ellos Estudiantes de la Fe Progresistas, Amnistía Internacional y el Centro para el Progreso Americano, se congregaron para debatir la formación de un movimiento social para detener las atrocidades masivas. Marc Train, de los Veteranos de Irak contra la Guerra, propuso un movimiento pacifista que unificara a la población. Asimismo, destacan que el término “movimiento social” se ha convertido en una convocatoria a la acción popular frente a una variedad de problemas. No obstante, indican que este fenómeno no es eterno. A pesar de que la gente se ha rebelado por distintas razones a lo largo de la historia, lo que el Harare Daily News definió como “organizaciones globales conformadas por diferentes grupos de interés” no existía hace tres siglos en ningún lugar del mundo. A finales del siglo XVIII, los habitantes de Europa Occidental y de Norteamérica empezaron a crear un nuevo fenómeno político con el surgimiento de los primeros movimientos sociales. El libro narra la historia de esta forma política innovadora y sostiene que los movimientos sociales son una forma singular de contienda política. Luego, resaltan que esta versión específica de la contienda política exige un análisis histórico de cierta profundidad. La historia es útil porque explica por qué los movimientos sociales adquirieron ciertas características esenciales, identifica una serie de cambios relevantes en el trabajo de los movimientos sociales y se enfoca en las condiciones cambiantes que favorecieron la aparición de los movimientos sociales. Si los movimientos sociales empiezan a desvanecerse, su desaparición será la evidencia del colapso de uno de los principales medios de participación del ciudadano común en la política pública. Los autores señalan tres elementos clave en la conformación de un movimiento social: 1. Un esfuerzo público, organizado y sostenido para presentar a las autoridades competentes las demandas colectivas (llamado campaña). 2. El uso combinado de varias formas de acción política, como la formación de coaliciones y asociaciones con un propósito específico, encuentros públicos, procesiones solemnes, vigilias, mítines, manifestaciones, peticiones, declaraciones a y en los medios públicos, y propaganda (llamado repertorio del movimiento social). 3. Demostraciones públicas y coordinadas de WUNC (valor, unidad, número y compromiso) de los participantes. Los autores también resaltan que una campaña siempre implica al menos a tres partes: el grupo de quienes se adjudican la demanda, el objeto o los objetos de dicha demanda y el público. Lo que define al movimiento social no son las acciones aisladas de los contendientes, su objeto(s) o su público, sino la interacción de estos tres elementos. Tilly y Wood mencionan que el repertorio del movimiento social se superpone con el repertorio de fenómenos políticos como la actividad sindical o las campañas electorales. Sin embargo, la integración de la mayoría o de la totalidad de estas acciones en el marco de campañas prolongadas es lo que diferencia a los movimientos sociales de otras formas de hacer política. Los autores discuten el concepto de “WUNC” (valor, unidad, número y compromiso), que se refiere a cómo los movimientos sociales se muestran a sí mismos a través de un lenguaje que el público local conoce. Este lenguaje varía mucho según el contexto, pero todos estos lenguajes comparten la difusión general del WUNC. Los autores admiten que los tres elementos clave de los movimientos sociales: las campañas, el repertorio del movimiento social y las demostraciones de WUNC (valor, unidad, número y compromiso), tienen antecedentes históricos. Ellos señalan que, antes de 1750, los protestantes europeos ya habían organizado campañas públicas prolongadas contra las autoridades católicas. Asimismo, indican que había diferentes versiones de las asociaciones con un fin específico, los encuentros públicos, las marchas y otras formas de acción política antes de que se integraran en los movimientos sociales. Los autores también resaltan que lo que caracteriza a los movimientos sociales no es un elemento aislado, sino la combinación, durante las campañas, del repertorio y de las demostraciones de WUNC. Así mismo, mencionan que, junto con los movimientos sociales, también aparecieron algunos fenómenos políticos que tenían algunas similitudes con ellos. Por ejemplo, las campañas políticas, con sus partidos y contiendas electorales, a veces se relacionaban con los movimientos sociales, mientras desarrollaban sus propios repertorios de derechos, obligaciones, personal y prácticas. Argumentan que después de 1750, los movimientos sociales dieron lugar a un poderoso conjunto de leyes y prácticas. A pesar de la diversidad de actividades y organizaciones que pueden derivar de los movimientos sociales, estos siguen siendo una fuerza potente y diferenciada en la política. Hay distintas interpretaciones para los movimientos sociales, entre ellas estan: 1. Los analistas y activistas suelen usar la expresión “movimiento social” de forma amplia para abarcar cualquier actividad de protesta o todas las protestas populares relevantes con las que simpatizan. Por ejemplo, las feministas incluyen retroactivamente a las heroínas anteriores a 1750 en el movimiento feminista, mientras que para los activistas medioambientales, cualquier iniciativa popular realizada en cualquier parte del mundo en favor del medio ambiente se considera parte del movimiento ecologista mundial. 2. Los analistas suelen confundir la acción colectiva de un movimiento con las organizaciones y redes que apoyan dicha acción, o incluso afirman que las organizaciones y redes constituyen ese movimiento. Por ejemplo, asocian el movimiento ecologista con las personas, las redes interpersonales y las organizaciones de defensa del medio ambiente, en vez de con las campañas en las que todos participan. 3. Los analistas suelen tratar “al movimiento” como un actor unitario, ignorando tanto los conflictos y ajustes que ocurren constantemente dentro de los movimientos sociales como la interacción entre los activistas, los votantes, los objetivos, las autoridades, los aliados, los rivales, los enemigos y el público que configuran la dinámica de los movimientos sociales. Los sociólogos argumentan que, aunque estas interpretaciones pueden ser útiles en un debate político informal, también pueden tener efectos negativos en cualquier intento de describir y explicar el funcionamiento real de los movimientos sociales, especialmente cuando es importante situar a los movimientos sociales en una perspectiva histórica. Tilly y Wood afirman que nadie tiene el monopolio de la expresión “movimiento social”; tanto los analistas como los activistas o los detractores son libres para usarla como quieran. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, surgió en los países occidentales una forma peculiar de hacer política pública que se consolidó en Europa Occidental y Norteamérica a principios del siglo XIX. Este constructo político, que combina campañas de demandas colectivas contra las autoridades afectadas, un abanico de acciones para realizar esas demandas, y manifestaciones públicas del valor, la unidad, el número y el compromiso de la causa, es lo que Tilly llama “movimiento social”. A pesar de las constantes innovaciones y las pequeñas variaciones entre un contexto político y otro, los elementos que conforman el movimiento social evolucionaron y se propagaron como un todo interconectado, dando al movimiento social su propia historia, distinta a la historia de otras formas políticas. Está bien, voy a intentar reescribir este párrafo de una manera más natural y académica, y hacer una conclusión general. Aquí está mi versión: Se aclara que el concepto de movimientos sociales no abarca todas las acciones populares, todas las acciones de la gente por una causa, todas las personas y organizaciones que apoyan esas causas, o los actores heroicos que han sobresalido en la historia. En cambio, se refiere a un conjunto histórico, concreto, interconectado y cambiante de interacciones y prácticas políticas, a la combinación única de campañas, repertorios y demostraciones de WUNC. Se discute si las movilizaciones en Zimbabue, Europa, Bangladesh y Estados Unidos pueden considerarse como movimientos sociales. En general, sí. Estos movimientos usaban algunos de los mecanismos propios de las demandas de los movimientos sociales, como las manifestaciones, las reuniones y los comunicados de prensa. Se menciona que, en gran parte del mundo, el movimiento social se ha convertido en un medio familiar y generalmente confiable de la política popular. Sin embargo, los estudiosos de un movimiento social específico apenas han mostrado interés en el lugar que estos ocupan en la historia global de los movimientos sociales como forma de hacer política. Se argumenta que los analistas de los movimientos sociales a menudo los ven más como la expresión de las actitudes, los intereses o las condiciones sociales del momento que como elementos de una historia de largo plazo. A pesar de esto, los estudiosos de movimientos decimonónicos como el movimiento contra la esclavitud, contra el consumo de alcohol o el sufragista han tenido que contextualizarlos y estudiar su desarrollo histórico. En este sentido, la literatura histórica sobre política, vigilancia y represión a menudo relata, de forma indirecta, los movimientos sociales desde varias perspectivas. En conclusión, este capítulo ha presentado una definición, una historia y una interpretación de los movimientos sociales como una forma peculiar de hacer política. Ha mostrado cómo los movimientos sociales surgieron en el siglo XVIII en los países occidentales, y cómo se expandieron y se transformaron a lo largo del tiempo. Ha explicado cómo los movimientos sociales se componen de tres elementos esenciales: las campañas, el repertorio del movimiento social y las demostraciones de WUNC. Ha reconocido que hay diferentes formas de entender y usar el concepto de movimientos sociales, y que hay que situarlos en una perspectiva histórica. Ha destacado el papel de los movimientos sociales en la promoción de la democracia y el cambio social, así como los desafíos que enfrentan. Bibliografía Tilly, Ch. & Wood, L. (2010). Los movimientos sociales como política. En Los movimientos sociales 1768 a 2008. Desde sus orígenes a Facebook. (12. Ed., pp. 1743). Editorial Crítica, Barcelona