10 el asesor inmobiliario perfecto © Pedro Trueba de Torres © Ocatvo Funes, diseño de portada © iStockphoto y Bigstock, imágenes de portada D.R. © Selector S.A. de C.V. 2017 Doctor Erazo 120, Col. Doctores, C.P. 06720, México D.F. ISBN: 978-607-453-432-0 ISBN: 978-607-453-458-0 (eBook) Primera edición en Sélector: enero 2017 Características tipográficas aseguradas conforme a la ley. Prohibida la reproducción parcial o total mediante cualquier método conocido o por conocer, mecánico o electrónico, sin la autorización de los editores. Impreso en México Printed in Mexico Dedicado a todas las asesoras y al personal administrativo que integran “el equipo diferente”, pues gracias a su apoyo, ejemplo y compromiso logré realizar este trabajo. Con mi cariño y respeto. Todos son un equipo de 10. Contenido Introducción 6 Objetivos claros 9 Dónde estás actualmente 12 Adónde quieres ir 14 El mapa del éxito 15 Identidad 17 Valores 19 Fijar metas 20 1. Tiempo de reflexión 22 Plan de acción 26 Motivación 27 Disciplina 27 Flexibilidad 28 Resultado 28 Actitud positiva 31 Actitud negativa 32 Problemas y fracasos 35 El mundo en el que te mueves 40 ¿Qué es para ti la actividad inmobiliaria? 41 Imagen profesional 45 Imagen 45 La fama 52 Sangre de inmobiliario 55 Perseverancia 56 Servicio 58 Construyendo relaciones con clientes 64 Motivación 65 Aptitud 71 La tecnología 75 La tecnología no es una cosa del futuro 75 Analfabetismo tecnológico 76 Tecnología y servicio 79 Saber exclusivar 87 Exclusivar, exclusivar y seguir exclusivando 88 Consejos para exclusivar 95 Presentación de lujo 96 El talón de Aquiles 101 Cuando el cliente fija el precio de venta 102 El final feliz 111 ¿Quieres casarte conmigo? 111 Relación del asesor inmobiliario y el propietario 113 Relación del asesor inmobiliario y el comprador 115 Demostración de inmuebles 117 Materializar el cierre 118 Cuando el cliente dice “no”, es “no” 120 Vida después del cierre 123 Pensar a largo plazo 124 Más vale malo por conocido… 125 Grabar tu nombre en la mente del cliente 127 Servicio postventa 129 Sexo inmobiliario 133 Contacto y comunicación 134 Ojo con los clientes visuales 135 Escucha a tus clientes auditivos 136 Siente a los cinestésicos 137 El “punto X” 139 Aplicación correcta de la técnica 141 Concluyendo 145 Si tú crees que puedes, ¡estás en lo cierto! 147 Introducción Este libro pretende hacer llegar al lector una serie de conocimientos, herramientas y tácticas que usan los asesores inmobiliarios de éxito. Mi experiencia profesional en la actividad inmobiliaria data de principios de los años ochenta como abogado externo de un banco que administraba inmuebles de sus clientes. Ya en 1986 incursioné de lleno en la actividad inmobiliaria, y desde entonces he conocido a muchas personas que intentan incursionar en esta profesión, que han tenido éxito o han fracasado; he visto sus estrategias, aciertos y errores, sus luces y sombras, los cuales trataré de transmitir en este libro a modo de ejemplos reales de lo que ayuda o perjudica en la actividad del inmobiliario. Todas las personas mencionadas en el libro existen, tienen nombre y apellido y sus historias son reales; sin embargo, decidí cambiar sus nombres para que nadie se sintiera afectado. Aprovecho para agradecer a todas ellas, pues con su actuación le imprimen veracidad y sentido a este libro, tanto que el lector posiblemente se sienta identificado con muchos de los relatos; el objetivo es que adquiera conocimientos, herramientas y técnicas que hagan su vida profesional más efectiva. 10 el asesor inmobiliario perfecto contiene diez principios que he comprobado que debe tener todo inmobiliario exitoso, es decir, de 10. Son los diez principios básicos que componen la esencia de un asesor exitoso y aunque hay muchos otros elementos, si se dominan éstos, los demás pueden adquirirse de una u otra forma para complementar la personalidad y la actividad de un asesor de éxito. A lo largo del texto hago preguntas que el lector debe contestar de forma sincera para ayudarle a determinar si puede o podrá ser considerado un excelente asesor inmobiliario. Cada tema tratado es actualmente materia de conferencias que he tenido la oportunidad de impartir y puede también ser materia de un libro completo. Si este volumen es bien recibido, seguramente me animaré a escribir otro con los temas abordados aquí, en caso contrario, prometo dedicarme a lo que sé hacer y no volver a distraer la atención del lector. En el año 2010 escribí lo anterior y hoy en día (2016) he confirmado que ha servido para mejorar la vida inmobiliaria de muchos lectores. En virtud de esto es que he publicado otros dos libros, Consejos que valen oro y Las Exclusivas, y estoy escribiendo un cuarto que versará sobre cómo vender nuestros servicios a los clientes. Esta nueva edición de 10 el asesor inmobiliario perfecto ha sido minuciosamente revisada y editada, y algunos conceptos se actualizaron conservando su esencia, que al día de hoy sigue definitivamente vigente. En fin, espero que este libro sea bien aceptado por los profesionales inmobiliarios que constantemente se esfuerzan para dar mejores servicios a sus clientes. Con mucho gusto recibiré sus comentarios en el correo electrónico pedro@truebadetorres.com 8 de junio de 2016 1 Objetivos claros Desde 1986 cuando comencé a incursionar en el fascinante mundo inmobiliario he tenido la oportunidad de trabajar con muchos asesores, principalmente del sexo femenino, pues he dirigido una oficina inmobiliaria integrada por 35 mujeres. Reconozco que la oficina que dirijo ha sido exitosa gracias al equipo de asesoras con quienes he trabajado y de quienes he aprendido un sinfín de cosas que ahora quiero compartir. Durante todos estos años he tenido también la oportunidad de observar muchos perfiles de asesoras y asesores, unos exitosos y otros definitivamente no. Como en cualquier actividad, el éxito está reservado para un grupo minoritario con ciertas características (no extraordinarias) que los hacen diferentes y, al mismo tiempo, exitosos. Al hablar de asesores inmobiliarios, me refiero a personas que ejercen o pretenden ejercer la actividad inmobiliaria como una forma de vida profesional; no hablo de quienes lo hacen como pasatiempo o porque no tienen nada mejor que hacer, y que estarán insertas en el medio inmobiliario por un periodo corto y no aspiran a permanecer en él de una forma seria y comprometida. Son personas que se esconden atrás de un rótulo de “trato directo”, haciéndose pasar como propietarios, no les interesa capacitarse, no tienen una oficina establecida, su única herramienta es un teléfono móvil, y párale de contar. Ojalá algún día tomen la decisión de integrarse a la actividad inmobiliaria de forma profesional, creo que hay una gran cantidad de talentos que, por actuar como lo hacen, están desperdiciados en el anonimato y muy limitados en su mundo individual, sin posibilidades de crecimiento ni desarrollo profesional. Si crees que tienes el perfil necesario para desempeñarte como asesor inmobiliario, pero por alguna razón no te has decidido a hacer las cosas de una forma profesional, te invito a que des un paso importante y pienses en formar parte de una red que podrá ayudarte a crecer como persona y como profesional, a que te integres a una asociación inmobiliaria, sistema de franquicias o empresa donde encuentres el apoyo necesario para que seas más eficiente y logres mejores resultados. Centrándonos en nuestro tema, te diré que la primera característica que he percibido a lo largo del tiempo en los asesores que han triunfado es que tienen metas claras; las demás personas que se dedican a esta actividad simplemente quieren tener éxito, un éxito tan subjetivo que nunca logran aterrizar. Para que el contenido de este libro te sea útil, debes contestar con sinceridad las preguntas que te formularé a lo largo del mismo. Si realmente quieres lograr éxito, te repito, tienes que actuar con honestidad contigo mismo, de lo contrario te estarás engañando y no tendrás resultados positivos. De entrada te voy a plantear una serie de preguntas para que las contestes y anotes tus respuestas. ¿Por qué te integraste a la actividad inmobiliaria? ¿Anteriormente te has fijado metas en relación con tu carrera inmobiliaria? ¿Has cumplido los objetivos que te has fijado? ¿Sí?, ¿por qué? ¿No?, ¿por qué? ¿Dónde te ubicas como profesional inmobiliario? ¿Has tenido éxito, sobrevives o has fracasado? Acuérdate, tienes que contestar con sinceridad aunque no te guste, no te justifiques con factores ajenos a ti como las crisis económicas, las situaciones políticas adversas, la tan odiada competencia, etcétera. ¿Qué crees? Mientras en tu ciudad, en tu país y en el mundo hay situaciones adversas, hay personas que triunfan hoy y siempre. ¡No te justifiques! Esto no te ayuda en nada; al contrario, te afectará y no te dejará crecer. Si has fracasado o triunfado, el único responsable eres tú. ¿Estás donde quieres estar profesionalmente? ¿Estás satisfecho con lo que has logrado en el medio inmobiliario? Si consideras oportuno completar estas preguntas con otras similares hazlo, todo sirve para ubicarte. ¡El chiste es que te ubiques! No seas light, no te des respuestas cómodas que te dejen tranquilo, esto debe ser una reflexión a fondo, pues se trata de triunfar, fracasar o seguir igual, de dejar tu zona de confort si es necesario, de romper paradigmas negativos incrustados que no te dejan triunfar. Veamos: si tus respuestas en general son positivas, te felicito, pues quiere decir que tienes éxito en lo personal y en lo económico en el mundo inmobiliario; si, por el contrario, tus respuestas en general son negativas y te llevan a una esquina incómoda donde aceptas que no has encontrado el éxito, y te manifiestas insatisfecho con tus logros en la actividad inmobiliaria, es hora de que empieces a fijarte objetivos. Otra vez, ¿qué crees? La mayoría de las personas no se fija objetivos de vida y va donde la corriente lo lleva, donde la vida lo va llevando, y se va acomodando a veces bien y a veces mal. No es suficiente pensar lo que todos pensamos: “quiero tener éxito, quiero ser feliz”, éstas son cosas por las que todos vivimos, pero a veces no sabemos cómo buscar, aterrizar o lograr. Una de las características que distinguen a las personas que han tenido éxito en cualquier profesión es que se fijan objetivos y actúan. Dónde estás actualmente Como mencioné antes, fijar objetivos es todo un arte y no es fácil, pues no estamos acostumbrados a hablarnos a nosotros mismos en forma sincera. Es muy usual que lo hagamos hasta que padecemos alguna enfermedad grave o estamos en un problema fuerte y no nos cansamos de lamentar que algo malo pasara. Hasta ahora te he hecho preguntas de tu estatus actual para que te ubiques profesionalmente. Sin darle muchas vueltas al tema, como yo lo veo, las respuestas pueden ser tres: 1. He tenido éxito. 2. La verdad, simplemente sobrevivo, no gano mucho dinero, no me va bien, ando nomás “correteando la chuleta”. 3. No he logrado tener ni siquiera resultados mínimos para sobrevivir con esta actividad, realmente he fracasado. La conclusión te puede llevar a abandonar la actividad inmobiliaria y yo te diría que no está mal, no todos están destinados a tener éxito en el mundo inmobiliario, como sucede en cualquier otra actividad. Muchas veces, las personas se quejan de que uno o más aspectos de su vida no funcionan bien, pero no ponen el remedio necesario, caen en los mismos errores y siguen haciendo la misma rutina que no les ha generado bienestar personal, familiar o económico. Debemos entender que este tipo de quejas contra la vida son solamente quejas, y mientras tú no decidas ponerles remedio, nadie lo hará; es más, si las cosas no van bien en cuestión de salud, de familia, de economía, etcétera, si solamente te quejas, conforme el tiempo avanza los problemas van creciendo. Si padeces un dolor y te quejas, pero no acudes a un médico, seguramente tendrás problemas que irán empeorando conforme el tiempo transcurra. En temas familiares, matrimoniales y económicos es igual, mientras no los enfrentes, seguirán creciendo de forma lenta y callada hasta convertirse en asuntos muy complicados cuyas soluciones serán muy drásticas y dolorosas. Normalmente, la gente busca momentos más propicios en el futuro para hacer los cambios necesarios en su vida, y muchas veces esos momentos se posponen por distintas causas, lo cual cancela las posibilidades de mejorar. Muchas personas que piensan dejar de fumar se ponen fechas como el próximo cumpleaños o el Año Nuevo para cumplir su objetivo, y mientras más lejana es la fecha, mejor, pues en realidad no quieren dejar de fumar, sino que su objetivo obedece a presiones familiares, de salud, de trabajo, de apuestas, etcétera. El momento ideal para cambiar tu vida es ahora, es hoy. No esperes mejores momentos en el futuro, pues puede que nunca lleguen, o si lo hacen, estarás tan enfermo o viejo que ya no tendrás la fuerza y el coraje para intentar cambiar. Si no has tenido éxito, pero te sientes cómodo y al mismo tiempo te das el lujo de quejarte, no hay mucho que hacer. Todo empezará a cambiar solamente cuando decidas abandonar tu zona de confort para mejorar las cosas que sientes que tienen que cambiar en tu vida. Los triunfadores son los que después de fijarse objetivos hacen lo necesario para lograrlos. El hubiera no existe, nadie ha triunfado en la vida si hubiera tomado determinadas decisiones. Todos los triunfadores han decidido y actuado. Si estás satisfecho fundadamente, debes fijar objetivos como parte de tu crecimiento personal; si por el contrario, no estás satisfecho, tus metas deben tener como finalidad cambiar radicalmente tu vida. No necesitas una aspirina, sino una terapia intensiva; esto quiere decir que deberás abandonar la zona cómoda en la que has vivido los últimos años y pasar de un ritmo tranquilo a uno desconocido, pero necesario, para generar los cambios que necesitas en los diferentes ámbitos de tu vida. Esto, si aspiras a algo; si no, no te preocupes ni te alteres. Adónde quieres ir Si ya te ubicaste actualmente y ya sabes adónde estás, es hora de mirar hacia el futuro, de soñar adónde quieres llegar en tu vida profesional. Es hora de que te respondas: ¿sé adónde quiero llegar como inmobiliario? Para ir a la ciudad de Guadalajara necesitas saber dónde te ubicas con el fin de planear el viaje por autopistas o carreteras que habrás de circular para llegar en el menor tiempo posible y sin contratiempos. Imagina que estás en una carretera junto al mar, es de noche y no hay letreros, ¿qué camino tomarías para ir a la ciudad mencionada? Primero tienes que saber dónde estás, sólo entonces puedes decidir hacia dónde dirigirte, de lo contrario, puedes tomar un camino que te aleje de tu destino, de tu objetivo. Aunque esto sea muy elemental, siempre debes determinar tu ubicación actual; muchas personas no lo logran y dicen o piensan que están bien, que están satisfechas, aunque en la realidad su desempeño sea mediocre. Ten cuidado de no caer en este hueco neblinoso que te puede alejar de la realidad, de no confundir tu intención de mejorar con verte realmente como estás ahora. Insisto mucho en este tema, pues un sinnúmero de personas dicen que están bien, cuando en realidad sus logros son bastante mediocres desde una óptica objetiva general. Si piensas que lo estás, es normal que no tengas interés en cambiar, pues si estás bien, si vas por buen camino, ¿por qué deberías cambiar si ya te has ubicado y puedes decidir adónde quieres llegar como profesional inmobiliario? El mapa del éxito He denominado como mapa del éxito a los pasos a seguir para lograr resultados positivos cuando te fijas metas. En enero de 1995 invité a mi equipo de ventas a una reunión en la ciudad de Cuernavaca; después de convivir toda la mañana y comer, les pedí que cada quien se fijara metas para ese año. Cada asesora fijó sus objetivos, recuerdo que casi todas mencionaron cuánto dinero querían ganar. Es totalmente lógico que uno de tus objetivos principales de trabajo sea ganar el dinero que sientes que te mereces. Al concluir el año, en una reunión para evaluar los compromisos de cada quien, el resultado fue desastroso, pues nadie logró cabalmente sus objetivos y argumentaban, eso sí, diversos pretextos y justificaciones. Es más, muchas no se acordaban de cuáles habían sido los objetivos que ellas mismas se habían planteado. Me llamó la atención que ninguna se sentía mal o responsable por no haber cumplido su cometido, el pensamiento generalizado era: “¡No cumplí y qué! ¡En realidad nadie cumplió! No va a pasar nada, ya lo intentaré el próximo año”. Nadie sintió responsabilidad de no lograr sus metas. Después de analizar el fracaso de cada quien, concluí que ninguna de las asesoras había seguido los pasos del mapa del éxito para fijar metas, y no lo hicieron pues simplemente no lo conocían. Sólo realizaron uno de los ocho pasos que componen el mapa del éxito. El mapa del éxito para fijar objetivos se compone de los siguientes elementos: 1. Identidad 2. Valores 3. Fijar metas 4. Plan de acción 5. Motivación 6. Disciplina 7. Flexibilidad 8. Resultado Las preguntas que hice al inicio de este capítulo tienen como finalidad que reconozcas tu realidad. Si contestaste sinceramente, estás bien ubicado, pues la respuesta es real (te guste o no te guste tu ubicación); si lo hiciste en forma velada, errada, justificada, etcétera, para poder decir que estás bien, te lo recuerdo una vez más, ¡sólo tú pierdes! Si tu situación no es buena, no vas a pasar de ahí nunca, no vas a crecer, no vas a mejorar. ¿Te queda claro? Identidad Es de vital importancia que sepas cuál es tu identidad, cuáles son tus fortalezas y debilidades, qué características te definen como persona, cuáles tus habilidades, tus gustos, qué se te facilita y qué se te complica, qué te gusta y qué odias hacer, qué te apasiona y qué te es indiferente, etcétera. Te sugiero tomar una hoja blanca, poner una raya vertical en medio, del lado izquierdo, anotar tus fortalezas; del derecho, tus debilidades. Te sugiero tomar una hoja blanca, poner una raya vertical en medio, del lado izquierdo, anotar tus fortalezas; del derecho, tus debilidades. El párrafo anterior no se repitió por error, lo hice a propósito para que tomes la hoja en blanco y procedas como te indico. ¡Por favor, hazlo! Si no lo haces ahora, posiblemente se te olvidará hacerlo más tarde, y no te conviene, pues esto puede cambiar tu vida. Hazlo, no pierdes nada. Hoja en blanco, raya en medio, fortalezas del lado izquierdo y debilidades del lado derecho. Debes anotar todas tus fortalezas y todas tus debilidades. Muchas veces, la lista de la izquierda es más grande que la de la derecha, no te preocupes, es normal. Si la de la derecha es mayor y solamente percibes tus debilidades o defectos debes recurrir a un especialista, pues tus complejos y falta de confianza no te dejarán progresar ni en esto ni en nada. Usa el espacio de la página siguiente para hacer el ejercicio sugerido. Recuerda: es muy importante que lo hagas. El día de hoy eres como eres y estás donde estás gracias a tus fortalezas, debilidades y a las decisiones buenas y malas que has tomado. Identidad, según el diccionario, es “el conjunto de caracteres o circunstancias que hacen que alguien o algo sea reconocido sin posibilidad de confusión con otro”. Si logras definir bien tu identidad podrás saber si adónde quieres llegar es posible o imposible. Te sugiero tomar este tema con toda seriedad, pues es el punto de quiebre entre el éxito y la mediocridad, por lo tanto, “defínete” bien. Si lo haces correctamente, puede que decidas seguir adelante o bien que, de acuerdo con tu identidad, debas cambiar tu actividad por una que te guste tanto que puedas triunfar sin sentir que trabajas. Valores Los valores son las creencias que guían tu vida y te ayudan a definirte como persona. Si crees en el respeto, siempre respetarás y tratarás de que te respeten, si solamente es “pose”, cuando no te convenga no respetarás. No puede existir brecha entre la identidad y los valores. No habría congruencia en nosotros. ¿Cuáles son los valores que guían tu vida?: honestidad, poder, servicio, riqueza, espiritualidad, estética, liderazgo, respeto, lealtad, constancia, etcétera. Una vez más tienes actuar con sinceridad, no se vale engañar o fanfarronear. Si entráramos al recinto legislativo, al azar escogiéramos a cinco integrantes de cada partido político y les preguntáramos: “¿Es usted honesto?”, ¿cuál crees que sería la respuesta? Te apuesto, sin temor a equivocarme, que todos contestarían que sí lo son, es más, posiblemente se ofenderían por la pregunta. La realidad es que a lo mejor sólo uno de ellos es honesto, los demás dicen que son honestos sin serlo. Ya sabemos que así son los políticos. La verdad es que así funcionamos todas las personas, no nada más los políticos. Nos atribuimos valores que en realidad no tenemos, y lo hacemos para aparentar, para caer bien, para conseguir cosas o trabajos, etcétera. Hace ya algún tiempo, durante una conferencia hice esta pregunta al público: “¿Realmente eres honesto?”; un participante, además buen amigo, respondió de forma espontánea: “¡Honesto sí soy!; ahora bien, honesto, honesto, honesto, lo que se dice honesto, depende de la tentación que se me presente, pues si es muy grande, puede que vaya dudando y cediendo.” Si nos camuflamos de valores falsos, algún día la verdad se hará evidente y nos exhibiremos ante clientes o personas que nos rodean como hipócritas o falsos. Distingue qué valores realmente tienes y júntalos con tu identidad; si logras hacerlo, ya te tienes a ti y puedes definir si tienes el bagaje, el perfil ideal y necesario para alcanzar los objetivos que pretendes. Si quieres llegar tan alto y lejos como las estrellas debes estar hecho de un material que pueda llegar a las estrellas. Fijar metas Aquel enero de 1995 cuando nos fijamos metas y no las cumplimos, se debió a que, sin tener en cuenta nuestra identidad, nuestros valores y nuestra ubicación, simplemente planteamos metas creyendo que eso era suficiente para que nuestras vidas cambiaran por arte de magia. Este es el aspecto más importante que deberás considerar. Mientras no te reconozcas con todo lo que eres es imposible que sigas adelante, pues no pasarás de planear y planear sin ningún resultado favorable. Un buen número de asesoras de mi oficina, después de hacer este ejercicio de reflexión personal, serio y comprometido, obtienen logros muy positivos y ascendentes. Cierto día, al terminar de dar una conferencia a los asesores de varias oficinas inmobiliarias titulada “Cuando los sueños se hacen realidad” y que trata precisamente este tema de fijarse objetivos, una asesora se me acercó y me dijo: “Señor Trueba, muchas gracias, su plática me abrió los ojos, llevo diez meses en la actividad inmobiliaria, pero no he obtenido resultados satisfactorios y no sabía por qué, después de esta conferencia hice click y me he dado cuenta de que yo no pertenezco al mundo inmobiliario, mi identidad y valores no coinciden con esta actividad, por lo tanto, me retiraré a la brevedad posible.” Yo me sentí responsable de sus afirmaciones y le dije: “Piénsalo bien, a lo mejor con estrategias distintas puedes lograr mejores resultados.” La directora de la oficina donde trabajaba esta asesora era amiga mía y no quería que me viera como un desmotivador de asesores inmobiliarios, sino todo lo contrario. La asesora en cuestión me miró fijamente y me dijo con tono muy firme: “Punto número uno, soy introvertida; punto número dos, el teléfono me da pánico; punto número tres, no estoy dispuesta a salir de mi casa en fines de semana; punto número cuatro, ingresé a la oficina en que trabajo porque una amiga me convenció y como perdí mi trabajo, pensé que podría funcionar. Puedo enumerar otros tantos puntos en que baso mi decisión, ¿quiere oírlos?”. Hoy en día esta ex asesora dirige una pastelería. Empezó el negocio en la cocina de su casa, renta un local y tiene tres empleadas. No conozco la historia a detalle, pero obviamente no ha sido fácil, lleva varios años trabajando en lo que a ella le gusta, en lo que su identidad coincide, está alineada en el canal de la repostería y por lo tanto, sus fortalezas la han hecho sobreponerse e incluso triunfar sobre los problemas que se le han presentado y que seguramente se le seguirán presentando en el futuro. Fijarse metas requiere una técnica; a continuación menciono lo que debes hacer en este importante punto del mapa del éxito y que Tom Hopkins menciona en sus libros. 1. Tiempo de reflexión Necesitas buscar un espacio de tiempo, un par de horas a solas sin interrupciones, sin ruido, sin televisión ni hijos para pensar en ti, en tu pasado, en tus logros y fracasos, reflexionar acerca de por qué te dedicas a lo que te dedicas y qué resultados has tenido, también debes soñar con lo que quieres lograr en todos los aspectos de tu vida, incluyendo tu vida profesional. En este punto, los sueños empiezan a ser realidad, pues es cuando los visualizas y pueden constituir el principio de algo mágico en tu vida. Yo personalmente hago este ejercicio en el mes de diciembre de cada año y mi vida ha cambiado. 2. Mejora lo conseguido Las metas que te fijes deben ser mejores que las que a la fecha has conseguido, cada periodo en que las establezcas debes mejorarlas, siempre mira hacia arriba. Como decía un expresidente mexicano al terminar sus discursos: “¡Arriba y adelante!”. Y resulta lógico, porque si miraras abajo y atrás estarías más que jodido. Al fijarte metas más ambiciosas y al cumplirlas vas subiendo escalones y por lo tanto, vas en el camino que deseas. Lo ideal es fijarse metas anualmente, con revisiones mensuales, trimestrales, etcétera, como tú quieras, el chiste es que lo hagas. 3. Fijarse metas en tres niveles Personal, social y profesional. Si solamente te fijas metas relacionadas con tu profesión y las cumples, puede que alcances el éxito profesional y el fracaso familiar, por lo tanto, debes cuidar siempre estos tres aspectos de tu vida. Debe haber un equilibrio sano entre todas las actividades que como persona has decidido manejar. Piensa en todo lo que rodea tu vida y ordénalo, trata de quitar los malos hábitos, de superarte, y nunca olvides a tu familia, pues es lo más importante que tienes. Lo primero que debes hacer en este punto es definir tu realidad actual desde diversos puntos de vista como el físico, el familiar, el social y el económico. No necesitas justificarte, mentirte, torturarte, etcétera, sino hablarte en serio. Después, ver qué quieres lograr en los distintos aspectos de tu vida y cómo lo lograrás. Si tu situación económica es mala, analiza por qué estás en esa situación y establece objetivos para mejorarla, obviamente esto implicará trabajar más, por lo tanto, deberás analizar si estás dispuesto. 4. Fijarse objetivos basados en actividades No se trata de fijar objetivos monetarios. Si las actividades son bien definidas y realizadas, traerán el dinero que esperas; si solamente pretendes ganar cierta cantidad de dinero, sufrirás una falta de conexión y no lograrás lo pretendido. Esto básicamente se refiere a la parte profesional de tu vida. 5. Las metas deben escribirse Mientras no se escriben, son solamente sueños, cuando los puedes escribir es que los empiezas a aterrizar. ¿Te acuerdas que mencioné que algunas asesoras que fijaron metas al inicio de 1995 para diciembre ya no las recordaban? Nunca escribieron sus metas. En realidad, no tenemos la costumbre de escribir nuestros proyectos; muchas personas se pasan la vida diciendo lo que quieren hacer y nunca lo hacen, nunca aterrizan sus sueños. Este es un tema complicado, pues aterrizar los pensamientos no es sencillo y por esta razón muchas personas no lo hacen. Tere era una asesora inmobiliaria que empezó como muchas otras, de cero, pero tenía una excelente actitud y hoy en día es propietaria y directora de una inmobiliaria. Pues bien, al iniciar 1996 se propuso comprar un automóvil nuevo; definió que quería un Chrysler Stratus color gris, recortó la fotografía del coche de una revista y la puso en un lugar donde todos los días podía verla, planeó cómo lo pagaría, lo fue a ver a la agencia para enamorarse de su sueño. Aterrizó tanto su deseo que lo vio, lo tocó y hasta se sentó en él. Soñar no cuesta nada, aterrizar tu sueño ya es diferente, significa abandonar paradigmas, comprometerse, abandonar la zona de confort personal y actuar, y toda acción representa esfuerzo, un costo. Pero, ¿te has puesto a pensar que también quedarte donde estás tiene un costo que puede ser más pesado con el paso del tiempo? 6. Define los beneficios que tendrás al conseguir tus metas Si no hay un beneficio que sea necesario o muy atractivo para ti, no tendrás el interés suficiente para perseguir tu meta hasta el final. Es importante que escribas y estés muy consciente y convencido de los beneficios que obtendrás con la meta planteada. Si el médico te dice que debes dejar de fumar, pues tu vida peligra, tienes un beneficio necesario que, aunque no te guste, es imprescindible para motivarte a seguir tu meta y seguir viviendo. 7. Cuando fijes metas siempre ponles un plazo Fija metas a corto, mediano y largo plazos; las más importantes normalmente son las de largo plazo. ¿Qué quieres lograr en uno, en cinco y en diez años? Después de trabajar duro y eficientemente, Tere compró su coche gris al finalizar 1996. Simplemente logró aterrizar su sueño. Para obtener tus metas a diez años debes empezar hoy y por partes, por escalones, hasta que llegues al último escalón. 8. Las metas u objetivos deben ser medibles Cuantificables en unidades de porcentaje, en cantidades que podamos ver, contar, etcétera. Si tu objetivo es tener éxito, resulta muy válido pero muy subjetivo. Algo medible podría ser cuántas exclusivas quieres obtener mensualmente. 9. Tienes que comprometerte contigo mismo Éste es otro de los factores que pueden hacer la diferencia entre un sueño y un sueño hecho realidad. Comprometerte contigo mismo significa que estás dispuesto a pagar la factura necesaria para conseguir tu sueño. Hablando de sueños, cuando logras escribirlos, ponerles fecha, los puedes medir y te comprometes con ellos, dejan de ser sueños y se convierten en metas reales por cumplir. Simplemente debes actuar con decisión. A todos nos gusta soñar; sin embargo, pocos son los que tienen la decisión y determinación para aterrizar sus sueños. ¿Ya tomaste tu decisión? Plan de acción El cuarto paso del camino al éxito consiste en el plan de acción. El éxito está íntimamente relacionado con la capacidad de acción. Pasar de los pensamientos, los sueños y la teoría a la acción. Un plan te ayuda a cumplir las metas que te has fijado. En el medio inmobiliario, los profesionales saben que las exclusivas son la base de un negocio sólido, confiable, serio y económicamente sano, por lo tanto, una meta sería conseguir tres exclusivas por mes, y el plan de acción respondería la pregunta: “¿Cómo consigo tres exclusivas al mes?”. El plan de acción te levanta de tu cómoda silla de la oficina y te lleva a la calle a hacer recorridos de varias horas para conseguir teléfonos de personas que venden directamente su inmueble, llamarles y seguir el proceso hasta captar el contrato en exclusiva. Te vuelve a levantar de tu cómoda silla de la oficina y te traslada a un salón donde tomes los cursos necesarios para que puedas obtener más exclusivas y mejores tu trabajo. Determina las actividades y cuándo las realizarás para obtener tres contratos en exclusiva al mes. Escribe cada meta y esas actividades con sus fechas de ejecución. La clave es escribir, no memorizar. Te lo recuerdo una vez más, mientras no escribas tus metas no pasará nada, no cambiará tu vida. Meta Tres exclusivas Actividad Dos horas de recorrido Fecha Diario (mes) Curso de cierres 6 de abril Llamar a clientes anteriores 5/semanales revisar anuncios en prensa e internet Domingo/marte s Motivación Solamente cuando tienes una motivación poderosa logras realizar tus objetivos personales. ¿Cuál es tu motivación para desear buscar el éxito en tu profesión? ¿Cuál es tu motivación para lograr tres exclusivas en un mes? Descubre cuál es tu motivación. ¿La tienes o no? La motivación está relacionada con la determinación de los beneficios que obtendrás al completar tus metas. ¿Por qué muchas personas que quieren adelgazar lo intentan muchas veces sin lograrlo? La respuesta es que no tienen una motivación interna real que las haga comprometerse consigo mismas para pagar la factura de adelgazar. Disciplina En el tema que nos ocupa podríamos definir que la disciplina es el conjunto de normas para mantener el orden y control de las acciones que nos harán cumplir nuestras metas. La autodisciplina te ayuda a ejecutar el plan de trabajo como se planeó y descartar la flojera, el frío, el calor, el tránsito, la lluvia, etcétera. Por lo tanto, tenemos que disciplinarnos y hacer lo que debemos las veces que se requiera y cuando sea necesario, nos guste o no… punto. Todos los eneros vemos personas que abarrotan los parques y gimnasios haciendo ejercicio con pants y tenis nuevos; después de dos meses, las cosas vuelven a la normalidad y asisten a los parques quienes lo han hecho toda la vida y tienen autodisciplina. Las actividades de cada profesión requieren autodisciplina y constancia, no solamente durante dos semanas o dos meses. Flexibilidad Este factor nos permite intentar el cumplimiento de nuestras metas independientemente de factores internos o externos que puedan afectarnos. Por ejemplo, una crisis económica puede alterar nuestra actividad externamente, entonces tenemos que buscar caminos nuevos para acercarnos a nuestras metas. Conocí a una persona que decía que era asesora inmobiliaria, cierto día se rompió una pierna, dejó su trabajo y se alejó para siempre de dicha actividad. El accidente pudo alejarla de conseguir ciertos logros a corto plazo (de dos a cuatro meses), pero no debió apartarla de forma permanente de su profesión; en este caso, la persona usó un pretexto para hacerse a un lado. Resultado Cuando cumples la meta, debes festejar el logro en forma proporcional, es decir, autopremiarte según el dinero ganado con una comida, un libro, etcétera. Cuando la operación lo amerite y hayas hecho un buen esfuerzo, tu premio debe ser mejor, por ejemplo, una pluma, que además de ser un premio tiene el objetivo de que cada vez que la veas y uses, recuerdes que la ganaste por hacer bien y profesionalmente tu trabajo. He tenido amargas experiencias de asesores que, por intervenir en una operación importante, pierden el piso, sienten que el mundo no los merece y toman una actitud prepotente que no les ayudará ni con sus colegas ni con sus clientes. Ten cuidado de tener siempre los pies en el piso. Al respecto, Mario Benedetti escribió: “La mariposa recordará por siempre que fue gusano.” Una vez cumplida la meta, tienes que volver a soñar, aterrizar, comprometerte y ejecutar tu plan de acción. Cuando el resultado no haya sido el esperado, debes reconsiderar dónde fallaste y volver a intentar; si fallas constantemente, tal vez no te interesa tu profesión. El filósofo danés Sören Aabye Kierkegaard decía: “La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante.” Otra frase que considero oportuna es de Alan Kay, que decía: “La mejor manera de predecir el futuro es determinándolo.” Espero que con este capítulo tengas más claro cómo fijarte metas de una forma efectiva; por lo tanto, yo te haría una última pregunta: Ahora que ya sabes cómo hacer realidad tus sueños, ¿piensas seguir navegando sin rumbo definitivo? Fijarte metas no te garantiza el éxito, pero es un excelente principio saber adónde quieres ir. 2 Actitud positiva Todos los asesores y asesoras exitosos que conozco siempre han detentado una actitud positiva, una actitud de triunfo. Esa es una de sus principales armas para alcanzar el éxito profesional. No hay ninguna profesión, independientemente de lo fácil o complicada que sea, en que no se necesite una actitud así. Todas estas personas ven el mundo de forma positiva, consideran su actividad como la gran oportunidad de realización personal y profesional. Están acostumbradas a empujar su vida en sentido ascendente y muchas veces inspiran a otras con su ejemplo. Muchas veces menospreciamos o no nos damos cuenta del poder que tiene nuestra mente. En realidad, ésta es la que ordena a nuestro cuerpo y no al revés. Cada uno de nosotros es lo que nuestra mente quiere que seamos. Si piensas que eres una persona exitosa, serás una persona de éxito. Los triunfadores basan su éxito en su actitud, creen que pueden lograr todo lo que se proponen. El tema de la actitud está íntimamente relacionado con el capítulo anterior. La actitud implica una elección de cómo vivir, una elección entre formas de percibir la vida, entre maneras de abordar los problemas. Cada quien elige entre lo bueno y lo malo, lo positivo y lo negativo, lo alegre y lo triste, lo optimista y lo pesimista, lo relacionado con el éxito y lo relacionado con el fracaso o la mediocridad. Se puede decir que tú eres como eres y estás donde estás gracias a tu actitud ante la vida, a tus fortalezas, debilidades y a las decisiones buenas y malas que has tomado. La actitud positiva te acerca a tus metas, la actitud negativa te aleja de tus objetivos. ¿Qué piensas acerca de los lunes? ¿Son buenos o malos? Yo diría que los lunes son lunes y algunos los han convertido en “San lunes” por paradigmas o costumbres equivocadas, pero arraigadas en nosotros desde quién sabe cuándo. Hay empresas que tienen preparado personal “de emergencia” para los lunes, cuando trabajadores de cierto nivel acostumbran ausentarse. La actitud es una de las cosas que podemos controlar desde adentro de nosotros, no depende de factores externos, sino de lo que decidamos en nuestro diálogo interior. Si ese diálogo es positivo, podremos tener éxito en cualquier actividad que emprendamos y que podamos dominar, siempre y cuando no requiera un conocimiento muy especializado, como en el caso de un astronauta, que necesita capacitación y conocimientos técnicos sin los cuales le sería imposible intentar su cometido. Actitud negativa Si, por el contrario, nuestro diálogo interno es negativo, sin darnos cuenta nos acostumbramos a usar pretextos y justificaciones para explicar lo que nos pasa o lo que no nos pasa, y lo más seguro es que tendremos un desempeño mediocre, definitivamente incómodo y que hará que nos sintamos inconformes con nosotros mismos. En el fondo sabemos que estamos mal pero no lo aceptamos. ¿Te has sentido así alguna vez? Una antigua asesora y buena amiga llamada Cristina, hace ya varios años perdió su automóvil en una inundación. Muy angustiada y triste me comentaba las dificultades para hacerse de un automóvil nuevo, es más, también pasó por su mente la posibilidad de dejar la actividad inmobiliaria por no tener vehículo. En realidad yo pensaba que el problema no era tan grande y así se lo hice ver; le dije: “Vamos a hacer números y verás cómo resuelves tu problema. Con lo que la compañía aseguradora te pague por tu coche, das un enganche en la agencia y el resto lo puedes pagar en 24 mensualidades de aproximadamente $3800 pesos (esta cantidad no era difícil de ganar en el año 2000). A la semana le pregunté si ya había hecho los trámites para conseguir su coche nuevo y su respuesta fue que no, me recitó una cantidad de pretextos por los cuales creía que no podía ni debía arriesgarse: “Si un mes me va mal, si me enfermo, si la situación económica empeora, etcétera.” Su actitud fue negativa, su diálogo interno fue de inseguridad, de falta de confianza, y como resultado tuvo que prescindir de automóvil, lo cual le complicó el trabajo de forma considerable. En aquel momento, en el año 2000, Cristina no consiguió un automóvil nuevo por su actitud negativa, pues no confió en sus fortalezas y tomó una decisión equivocada de no comprometerse a comprar el automóvil nuevo a crédito. Su actuación obedeció a sus pensamientos de falta de confianza. Antes de relatar esta historia te pregunté: ¿Te has sentido así alguna vez?, es decir, que tienes un desempeño mediocre, que nunca tienes logros que consideres importantes, que no estás satisfecho contigo mismo, que no tienes todo lo que quisieras aunque haces esfuerzos para conseguir felicidad, éxito profesional y económico, y tranquilidad a futuro. La solución es muy fácil y muy difícil, la solución está dentro de ti, la solución está en tu actitud. Admitir que uno tiene una actitud equivocada es muy difícil. Pienso que una mala actitud no será reconocida por quien la tiene. Éste es el gran problema, pues el que la tiene, nunca se da cuenta o no la admite, los que la perciben son quienes se relacionan con esa persona. Pregúntales a todos tus compañeros de trabajo si tienen mala actitud, te puedo anticipar que ninguno lo aceptará, sin embargo, puede que sí haya uno o varios que la tengan. Normalmente pensamos que no tenemos éxito por otras cosas, pero nunca por causa de nosotros y nuestra actitud. En el capítulo anterior te mencioné que cada quien es responsable de sus éxitos y fracasos, y no debemos buscar fuera de nosotros las causas de las fallas. Es muy importante alimentar tu mente con pensamientos positivos de éxito, responsabilidad, optimismo, etcétera, así tus planteamientos, soluciones y reacciones serán positivas; si por el contrario, llenas tu mente de pensamientos negativos de inseguridad, envidia, rencor, pesimismo, etcétera, cuando debas resolver algo, normalmente lo harás contaminado de negativismo y los resultados no serán buenos para ti. Hay personas que tienen todo a su favor, pero su mala actitud las pierde, puede que tengan excelente imagen, sepan mucho y tengan toda la experiencia del mundo, pero en realidad no tienen éxito debido a su actitud negativa. La actitud negativa puede ser contagiosa. He conocido equipos contaminados por la actitud negativa de una sola persona que infecta a las demás con miles de telarañas, conflictos, problemas, sentimientos e intimidades que van creciendo como una bola de nieve en una sinergia negativa y muy peligrosa. Si se cruzan en tu camino personas con actitud negativa, como seguramente sucederá, aléjate rápido, pues te puedes contagiar y acabar mal. Si aunque sea muy difícil determinas que tu actitud no te ayuda a triunfar, creo que es un buen principio, pues estás reconociendo que tienes un problema; te aconsejo que leas libros de motivación personal y trates de enfocar tus pensamientos en cosas positivas. Problemas y fracasos Cuando se presenta un problema debemos afrontarlo rápidamente y enfocarnos en las respuestas. A veces nos concentramos sólo en el problema y le damos vueltas sin contemplar las posibles soluciones. Los problemas son cotidianos en la actividad inmobiliaria y derivan de la gran cantidad de cuestiones y aspectos que integran una operación. Por una parte, el carácter de los clientes puede ser favorable o un reto, sobre todo cuando son inseguros, agresivos, desconfiados, etcétera. El carácter y capacidad de los asesores que intervengan también es un elemento generador de conflictos. Aunado a lo anterior, los trámites a realizar ante autoridades e instituciones crediticias pueden ser tardados en algunos casos y complicados en otros. Todos estos factores pueden generar problemas de distintas dimensiones y consecuencias, que bien manejados deben resolverse positivamente, pero mal manejados pueden constituir fracasos que, a su vez, pueden terminar con la carrera de muchos asesores inmobiliarios. La actitud positiva puede ser la diferencia entre resolver o no un problema, entre el triunfo y la derrota cuando se presenta un fracaso. Una de las causas de que haya fracasos es la falta de solución o la solución incorrecta de problemas, y esto sucede muchas veces cuando la actitud es negativa. Según el Diccionario de la Lengua Española, un problema es: el conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin. Según el mismo diccionario, fracaso es el malogro o resultado adverso de una empresa o negocio. Todos invariablemente hemos enfrentado y enfrentaremos problemas y fracasos, y según el manejo que les demos nos podemos frustrar o subir un escalón hacia el éxito. Los asesores exitosos enfrentan los fracasos como un medio para aprender lecciones y luego seguir adelante hasta lograr el triunfo; los demás ven el fracaso como la forma de terminar algo sin éxito o, como dice el diccionario, como un resultado adverso, y por ende, ya no aprenden, no se mueven ni siguen adelante. Su historia termina en fracaso, no en aprendizaje para triunfar. Sólo la muerte no tiene solución, todo lo demás, ya sean problemas o fracasos, puede ser manejado de forma positiva o negativa, obviamente con resultados buenos o malos. Todos los asesores que han tenido éxito admiten que en alguna época fracasaron una o varias veces, y que gracias a su actitud supieron manejar la situación y nunca se dieron por vencidos, sino por el contrario, después de aprender las lecciones intentaron nuevos caminos hacia el éxito tantas veces como fue necesario. Todas las historias de éxito están plagadas de problemas y fracasos bien manejados. A los clientes les gusta tratar con prestadores de servicios, empleados y asesores inmobiliarios con actitud positiva. La confianza en uno mismo, la empatía, la imagen, los conocimientos, la comunicación cercana y oportuna, etcétera, se logran gracias a la actitud positiva. El asesor inmobiliario con actitud positiva normalmente encontrará soluciones positivas y efectivas que satisfacen a sus clientes. Los asesores con actitud negativa no encuentran soluciones éstas serán equivocadas porque la actitud negativa los hace pensar y actuar en negativo, y siempre ven solamente los problemas en todo lo que hacen. Por ejemplo, ven las dificultades que pueden tener al hacer la presentación de sus servicios. Una asesora llamada Alicia mencionaba en una junta de ventas que lo más complicado de su trabajo era llegar a una cita y hacer la presentación del servicio para conseguir exclusivas, pues le daba miedo la conducta de los clientes, abundaba y decía que la gran mayoría eran muy difíciles, no aceptaban nada de lo que ella ofrecía y por lo tanto, no la contrataban. Repetía una y otra vez que así eran casi todos los clientes. Después de platicar su caso a fondo nos dimos cuenta juntos de que por su actitud negativa ella misma evitaba o boicoteaba cualquier cita con clientes propietarios, y el resultado era ausencia de exclusivas. Es más, si llegaba a concertar una, como sólo tenía en la mente el problema, se sentía nerviosa, insegura y a la defensiva, el cliente lo percibía y obviamente no confiaba su patrimonio a alguien con esas características. Cuando un cliente cancelaba la cita sentía que le quitaban un peso de encima, pues decía que ella “ya había cumplido” y se sentía tranquila; entonces también se boicoteaba, pues ya no buscaba conseguir otra cita, ya que no quería molestar al cliente y esperaría su llamada para concertar la nueva cita. Normalmente esa llamada nunca llegaba y el problema, según ella, era de los clientes. Nosotros mismos y nuestra actitud atraemos o alejamos a los clientes y a las personas con las que tratamos todos los días. La actitud positiva te hace carismático, apasionado, profesional, interesado en tus clientes y sus inmuebles; por el contrario, la actitud negativa te hace inseguro, antipático, indiferente, no profesional, lejano, etcétera, y esto lo notan los clientes. ¿Acaso tú no percibes la buena o mala actitud de tus compañeros de trabajo, del empleado de la tienda o de la mesera que te atendió en tu última visita a un restaurante? En todas las situaciones que se nos presenten en la vida deberemos escoger un modo de enfrentarlas, y según nuestra decisión será el resultado que obtendremos. La actitud negativa tiene muchos vestidos, desde los que parecen inofensivos hasta los más agresivos, desde la pasividad, la desidia y la flojera hasta la envidia, la mentira y el ataque a las personas que nos rodean, entre ellos, nuestros clientes. La actitud negativa bloquea, inhibe, boicotea, prohíbe, desalienta, aleja, ahuyenta, etcétera. Y hablando de clientes, también los hay de actitud positiva y de actitud negativa. A veces, y sin ánimo de ofender, las operaciones inmobiliarias concluyen a pesar de los asesores y su actitud. En efecto, muchas veces y gracias a la buena actitud de los clientes, las operaciones se mantienen en pie y concluyen exitosamente, aunque los asesores hayan dejado mucho que desear. ¿Alguna vez un cliente te ha cuestionado los honorarios que debe pagarte? Ponte a pensar que a lo mejor tu actitud no fue adecuada, el cliente sintió que tus servicios no estuvieron a la altura de los honorarios y reclama justamente. Hay casos en que un cliente con mala actitud y sin muchas ganas de pagar se escuda en argumentos falsos para conseguir sus propósitos deshonestos. Si tú estás seguro de esto, no cedas ante la deshonestidad y las presiones de un mal cliente, defiende tu trabajo y tus honorarios con todo. Si sientes que tu actitud no te ayuda, pide auxilio a tus compañeros para no afectar a tu cliente, pues puedes afectar su patrimonio. Normalmente, la actitud es constante en las personas, por lo tanto, se mantiene en el nivel positivo o negativo, es decir, no cambia de la noche a la mañana. Pensemos ahora en un cliente y un asesor inmobiliario que tienen actitud negativa. Independientemente de las dificultades o los problemas de la operación inmobiliaria, esa carga negativa en las personas que intervienen puede desencadenar un fracaso total. Aprovecho el momento para alertar al asesor inmobiliario para que detecte qué actitud tiene su cliente y tome las medidas pertinentes para evitar malas experiencias. Si tu cliente tiene actitud negativa, piensa cómo deberás tratarlo para llevar la operación a buen puerto. Cada cliente es distinto y por lo tanto, debes tratarlo con el cuidado debido en beneficio suyo y el tuyo propio. La actitud mental positiva está íntimamente relacionada con la capacidad de acción. Las personas que han tenido éxito son las que se han atrevido a hacer las cosas mientras otros soñaban, pensaban, planeaban, temían o dudaban. Henry Ford solía decir: “Si tú crees que puedes, tienes razón, si crees que no puedes, también tienes razón”; si logras concebir una idea, es que puedes ir tras ella y conseguirla. Una operación inmobiliaria exitosa depende más de la actitud positiva de un excelente asesor que de cualquier otro factor. Una buena asesora llamada María Eugenia comentó en una junta de ventas: “Nuestro trabajo es muy difícil e ingrato, pues el resultado no depende del trabajo y esfuerzo de la asesora, sino de las decisiones de los clientes, aunque éstas sean equivocadas”. Si tú piensas igual, estás en un serio problema, pues piensas que no controlas tu trabajo ni tu profesión. En definitiva es una pésima actitud, o la cambias o no tendrás un gran futuro en la actividad inmobiliaria. Con el tiempo, María Eugenia logró superar su forma negativa de pensar y por lo tanto, cambió su actitud respecto a la actividad inmobiliaria, si no lo hubiera hecho, seguramente ya estaría trabajando en otra actividad hoy en día. Yo pienso que nuestro trabajo y sus resultados dependen de nosotros y aunque intervienen las decisiones de los clientes, si hacemos las cosas correctamente, el final será siempre favorable. Si pensáramos como lo hacía María Eugenia en sus inicios, no tendrían sentido nuestra actividad ni nuestro trabajo, pues los resultados no dependerían de nosotros. El cambio positivo que logró esta asesora se ha reflejado de manera positiva en sus logros personales y económicos. El mundo en el que te mueves Normalmente, los asesores de éxito disfrutan lo que hacen. Tienen una actitud positiva y constantemente buscan capacitarse para aprender más acerca de su trabajo, pues entienden que si saben más que sus competidores, tendrán más herramientas, y esto obviamente es una ventaja. Esta satisfacción se logra como dicen Napoleón Hill y W. Clement Stone en su libro La actitud mental positiva. Un camino hacia el éxito: “Uno de los secretos de la satisfacción laboral consiste en ver algo más allá de la rutina.” “Consiste en saber que el propio trabajo conduce a alguna parte.” Creo que esta afirmación es muy cierta, el espíritu de los exitosos es contagioso y constantemente están planeando, preguntándose adónde van, subiendo escalones que los llevarán más arriba. Esta forma de ser no es comprendida por las personas que simplemente trabajan para sobrevivir. Te propongo que platiques con personas que han tenido éxito en tu profesión y verás que siempre tienen una visión positiva de ellos, de su entorno, de su trabajo y de sus clientes. Son personas que están acostumbradas a empujar, no a que las empujen, no necesitan que les digan qué tienen que hacer, ellos ya saben qué hacer, normalmente ganan, pero cuando les toca perder no se sienten derrotados y piensan que aprendieron algo más para aplicar y tener éxito en el futuro. ¿Qué es para ti la actividad inmobiliaria? Según la forma en que percibes tu actividad y tu trabajo reaccionas en consecuencia. La percepción que tienes de una actividad o situación, se refleja en tu actitud frente a la misma. Si percibes que tu actividad es un medio para desarrollarte profesionalmente, te encanta lo que haces, piensas que tu futuro está ahí, te enorgulleces de ser asesor inmobiliario, piensas a largo plazo y piensas triunfar, tu actitud será positiva y siempre tendrás logros satisfactorios. Si te integraste a la actividad inmobiliaria porque no tienes nada mejor que hacer, porque a tu edad ya no encuentras otro trabajo, porque quieres tener un hobby para entretenerte algunas horas en la mañana, porque es una actividad no regulada por el gobierno y puedes hacer fechorías, etcétera, tu actitud irá en ese sentido y tus resultados no serán positivos. Tratando de ayudar a una asesora inmobiliaria que después de algún tiempo no había tenido buenos resultados, le pregunté: “¿Qué es para ti la actividad inmobiliaria?”. De forma rápida y espontánea me respondió: “¡Pues es para conocer personas y hacer amistades!”. Pensar así quiere decir que no estás en tu trabajo para ganar dinero y las actividades que realices estarán más enfocadas a conocer personas que a vender inmuebles. Con la finalidad de comparar respuestas, hice la misma pregunta a una asesora que constantemente tiene excelentes resultados y su respuesta tuvo la misma forma que la anterior, es decir, rápida y espontánea, pero en cuanto al fondo fue totalmente distinta: “¡Es la forma de ganar mucho dinero!”. Pensar de esta forma quiere decir que tu percepción acerca de la actividad inmobiliaria revela que tus acciones estarán enfocadas a este fin y como resultado ganarás dinero. Ojo, esto no quiere decir que las personas no sean importantes. De hecho, el negocio inmobiliario no es de inmuebles, sino de personas, y los inmuebles están en medio. Las relaciones con personas son fundamentales, pero no solamente para socializar, tienen un enfoque profesional donde salen ganando las dos partes. Y tú, ¿qué piensas de esto? ¿Qué es para ti la actividad inmobiliaria? La llamada profecía de autorrealización está relacionada con este tema, pues dice que cuanto más se espera de una situación, más se consigue de ella. Si esperas tener éxito en un trabajo o actividad, lo tendrás, si tu expectativa es que vas a fracasar, posiblemente fracasarás. Todos, de pequeños, fuimos poco a poco programados por nuestros padres, maestros y amigos, y a través de su influencia nos hicieron ver el mundo de una forma, nos sembraron paradigmas, tendencias y actitudes. Si nuestros padres eran pesimistas y crecimos viendo y oyendo pesimismo puede que adoptemos esas actitudes negativas. No obstante, la buena noticia es que las actitudes se pueden modificar, esto quiere decir que si creciste rodeado de pesimismo, puedes cambiar y ver las cosas de otra forma y no te tienes que resignar a seguir una tendencia negativa. Por último, podría conectar los dos primeros capítulos, o sea, metas y actitud, diciendo que si tienes una percepción de la actividad inmobiliaria positiva, tu actitud será positiva. En virtud de lo anterior, siempre harás cosas que favorezcan tu trabajo y por lo tanto te fijarás metas que al final del camino te harán ser parte de los asesores de 10, que casualmente son los preferidos por los clientes para confiarles su patrimonio. 3 Imagen profesional Un asesor inmobiliario exitoso debe parecer asesor inmobiliario exitoso. Así lo espera el cliente, después analizará otras cosas. ¿Te has puesto a pensar si tienes una imagen profesional de asesor inmobiliario, o nada más pareces ser hombre o mujer? Imagen Empecemos por definir lo que se entiende por imagen. Imagen, según el Diccionario de la lengua española, es el conjunto de rasgos que caracterizan ante la sociedad a una persona o entidad. Fernanda Gálvez, directora de Estrategia en Imagen, dice: “Tu imagen es la opinión que el mundo tiene de ti”. Según Víctor Gordoa, autor del libro El poder de la imagen pública: “Imagen es percepción”. Es la imagen de nosotros que tienen las demás personas, motivada por los estímulos que emitimos. Los estímulos pueden ser verbales, no verbales y mixtos, y al percibirlos otras personas crean o no identidad con quien los envía. Identidad es lo que hace que el receptor vote, compre, actúe de ciertas formas, etcétera. Cada uno de nosotros, queramos o no, lo pensemos o no, nos importe o no, tiene una imagen. ¿La opinión que las demás personas tienen de ti, es la misma que piensas que tienes? Recuerda: la imagen es percepción. Aunque pienses que tienes muy buena imagen, si las personas que te rodean no piensan igual, no quiere decir que estén equivocadas, quiere decir que tu imagen es negativa en alguna forma. Todos, a lo largo de nuestras vidas, nos hemos ido haciendo de una imagen como personas y como profesionistas, y lo que el mundo piensa que somos es lo que somos. Te vuelvo a preguntar: ¿Tienes una imagen profesional de asesor inmobiliario? Tienes que ser sincero, por tu propio bien. Sé autocrítico y constructivo contigo mismo. Te conviene. Si logras captar correctamente qué opinión tiene el mundo de ti, tienes la posibilidad de modificarla (si es mala) o reforzarla (si es positiva) y tus escenarios pueden ser de éxito o fracaso. ¿Qué imagen profesional te has creado con tus compañeros, tus familiares y tus clientes? La imagen no se refiere solamente a la forma de vestirte. ¡Esto es sólo el principio! También se refiere a cómo actúas, qué dices, cómo hueles, cómo saludas, qué sabes, etcétera. Todo esto es muy importante, no es para leerse y mover la cabeza en sentido afirmativo como si tú estuvieras en el lado positivo de todo. Detente un poco y analiza cómo actúas, si eres puntual o tus amigos ya saben que vas a llegar tarde a la cita, si hueles bien o tienes un olor a rancio, si saludas con mano firme o cuando alguien te saluda es como si agarrara un pescado muerto. La actividad inmobiliaria involucra patrimonios y esto está asociado con la formalidad, con la imagen ejecutiva de quien presta servicios. Comencemos a hablar de la imagen profesional que emitimos por nuestra forma de vestirnos y arreglarnos. Decíamos en el capítulo anterior que si tu precepción de la actividad inmobiliaria es importante y positiva, tu actitud será positiva, y si tu carrera profesional como inmobiliario es muy importante para ti, la manera en que vistes deberá ser también una de tus prioridades. A lo largo de los años he tratado con muchas personas en el sector inmobiliario y puedo afirmar que hay muchas que no están conscientes de esta cuestión que es tan importante y que distingue a los asesores de 10, es decir, a los exitosos. Para torear, un torero se debe vestir de torero, para participar en un juego profesional un futbolista deberá vestirse de futbolista, etcétera. Al igual que en otras actividades, en la actividad inmobiliaria, el asesor inmobiliario deberá vestirse de asesor inmobiliario. La actividad inmobiliaria, como todos sabemos, involucra personas e inmuebles en compra o en venta. Los inmuebles constituyen el patrimonio o gran parte del patrimonio de los clientes y sus familias, por lo tanto, es muy importante quién los asesore en estas actividades. Obviamente, la imagen del asesor inmobiliario deberá ser definitivamente ejecutiva y profesional, dependiendo de las costumbres, la vestimenta y los climas de los distintos países o ciudades de que se trate. La primera impresión que cualquier profesionista causa en sus clientes es clave. Nunca tendrás una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. A la hora de reclutar asesoras inmobiliarias respecto de la imagen de la persona que pretende entrar a mi oficina, si parece asesora inmobiliaria o ejecutiva de cualquier actividad, ya tiene un punto ganado. Esto no tiene nada que ver con el precio o la marca de la ropa que usa la aspirante, sino con su imagen profesional. Muchas personas que pretenden ingresar a un trabajo que requiere imagen profesional no la tienen, ¡ni siquiera cuando están buscando empleo! Una querida amiga y asesora no parecía asesora, pues iba vestida muy veraniega y resultaba demasiado informal, y por lo tanto le solicité que fuera bien vestida a la oficina; al día siguiente, llegó con un vestido rojo con flores blancas, sin mangas, como los que usaban las actrices de las películas de Jorge Negrete para ir de fiesta. Me di cuenta de mi error. Ahora, cuando quiero pedirle a alguien que mejore su vestimenta, pido que se vista de ejecutiva, de profesional, de asesora inmobiliaria, es decir, que use vestimenta formal como falda o pantalón con blusa y un saco, además, le enseño una fotografía de lo que se considera imagen profesional. Los hombres deben vestir de saco y corbata. Como ya dije, esta regla es para ciudades en que se acostumbra que los ejecutivos vayan vestidos formalmente. En ciudades en que por el clima u otras situaciones la vestimenta de un ejecutivo es diferente, se deberá adoptar la costumbre del lugar. En virtud de lo anterior, cuida tu imagen en cuanto a tu arreglo personal y tu vestimenta. Piensa que esa primera impresión que causes tiene que ser mejor que la de tus competidores. Lo primero que hacemos cuando conocemos a alguien es fijarnos en su aspecto, consciente o inconscientemente registramos su edad, altura, peso, cabello, ojos, expresiones, lenguaje corporal, seguridad, tono de voz, olor, forma de vestir, forma de saludar, primeras palabras, etcétera. Todo esto hace que cada persona transmita algo que el mundo percibe y emita un juicio. Algo que puede ser positivo o negativo, y el cliente reaccionará con una actitud a favor o en contra. Los clientes querrán seguir tratando a una persona con la cual se identifican; es más, desearán que llegue otra oportunidad para verla; por el contrario, si en los primeros instantes tu imagen no dice nada o dice cosas negativas de ti, tendrás que trabajar en otras áreas para intentar revertir esa primera mala imagen. Los clientes hacen click con las personas que logran cautivarlos y rechazan a las que no se identifican con ellos. Estos primeros instantes son el equivalente al amor a primera vista entre los enamorados. Necesitamos alrededor de 30 segundos para formarnos una primera impresión de una persona. Hablando de negocios, te identificas o no, haces química o no. Tu imagen es una herramienta para tu trabajo. Como decía, lo pensemos o no, lo queramos o no, nos importe o no, tenemos una imagen que constantemente comunica cosas de nosotros. Si manejas correctamente esta herramienta, tu trabajo será más fácil y eficiente. Como profesional, estás obligado a tener la mejor imagen que puedas. No es lo mismo que te atienda una asesora con dientes sucios y que huela entre ajo y sudor, que una asesora con una imagen y olor agradables. Siempre que hablo de imagen en alguna conferencia pongo como ejemplo negativo el de la dueña de una oficina inmobiliaria con la cual hicimos una operación compartida. Al acudir a la notaría para firmar la escritura respectiva, nos asignaron una sala con una mesa cuya cubierta era de cristal y por lo tanto, transparente. La dama en cuestión acompañaba a su cliente y yo al mío. Cuando la abogada de la notaría concluyó la lectura de la escritura, salió un momento para buscar al notario, y la protagonista de esta historia salió para ir a los servicios. En cuanto salieron, el cliente de la otra inmobiliaria nos dijo a mi cliente y a mí que nos fijáramos en las piernas de su asesora, y ambos dijimos que ya lo habíamos hecho. La señora tenía las piernas más peludas que cualquier señor, realmente fue un espectáculo desagradable y grotesco que no podía pasar inadvertido y que dio pie a que hiciéramos varios chistes y especulaciones acerca de la Señora de los Pelos, pues así la bautizamos mientras regresaba a la sala de firmas. El apodo fue comentado con la abogada, pues también se había percatado de las piernas de la inmobiliaria. Después de mucho tiempo, la abogada me comentó entre risas que había vuelto a ver en la notaría a Señora de los Pelos. El problema no es si tienes pelos en las piernas. Desde mi punto de vista es verdaderamente desatinado que a una profesional inmobiliaria no le importe exhibir sus peludas piernas usando una falda a la altura de las rodillas, cuando puede usar pantalones o depilarse. Ojalá hoy en día me acordara de esta persona como una excelente profesional inmobiliaria o de su buena imagen, sin embargo, me acuerdo de ella por sus piernas. Nuestra imagen siempre puede ser mejorada y todos los profesionales estamos obligados a hacerlo en la medida de nuestras posibilidades. ¿Tú sabes qué comunica tu imagen?, ¿concuerda con lo que espera el cliente? ¿Te has detenido a pensar en esto? Tu arreglo personal debe comunicar a tus clientes que eres un asesor inmobiliario y que tienes éxito en tu profesión. Si no expresa algo concreto, los clientes tratarán de descifrar o interpretar lo que comunicas y puede haber malinterpretaciones que te perjudiquen. Mírate al espejo y con toda sinceridad pregúntate si lo que ves comunica profesionalismo, éxito, confianza, etcétera. ¡Esto es marketing! Aunque un profesional inmobiliario no vive de su imagen como en otras actividades, si es congruente, esa primera impresión ante un cliente cuenta muchos puntos a favor. Después de los primeros instantes empiezas a hablar, a actuar y el cliente sigue haciéndose un juicio de ti, de tus conocimientos, de tu experiencia, etcétera, pero además también valora a tus competidores en todas esas cosas y al final escoge a la persona que se vendió bien, cuya imagen le comunicó que es profesional, que le inspira confianza. Si tu imagen es muy buena, pero llegaste tarde a la cita, a la hora de abrir la boca dices muchas tonterías, no dominas el mundo inmobiliario y no das respuestas profesionales, los clientes se decepcionarán rápidamente y optarán por alguno de tus competidores. La imagen profesional sola no funciona. Si tienes muchas citas y no obtienes exclusivas estás en este caso. Ahora bien, si no tienes buena imagen, no tienes conocimientos y por lo tanto no eres profesional, te aconsejo intentar en otras actividades en las que a lo mejor puedes lograr mejores resultados. Dejando atrás el tema del arreglo personal y la forma de vestir, todos tenemos una imagen que hemos ido forjando a lo largo de la vida. En la actividad inmobiliaria hay personas que han cuidado su imagen profesional desde varios puntos de vista, es decir, han cuidado su apariencia y vestimenta, se han preocupado por su capacitación, ponen especial interés en dar buen servicio a sus clientes y cuidan su reputación basándose en sus valores. Es muy importante destacar que cuando tienes un equipo de trabajo, también su imagen cuenta. Desde la forma en que contesta la recepcionista el teléfono y cómo recibe a los clientes, hasta el mensajero que envías a colocar rótulos o a entregar documentos. Si la imagen de este personal no coincide con la imagen que quieres transmitir a los clientes, estos sentirán una incongruencia entre lo que dices y lo que haces. Hace unos días salí de mi oficina para acudir a una cita, al pasar por la recepción me percaté de que había un personaje con muy mala facha, como si fuera pandillero. Mi instinto me indicó que no saliera de la oficina, regresé y pregunté a la recepcionista quién era esa persona, a lo que me contestó que era el mensajero de otra inmobiliaria que había ido a dejar algún documento. El mensajero es tu representante ante los clientes y ante todas las personas con las que tratas, por lo tanto, deberá tener una imagen acorde al servicio que otorgas, pero si usa pantalones de camuflaje y botas de soldado, tiene los pelos parados tipo punk y usa un arete exagerado, la imagen que refleja de ti o de tu oficina es la peor que puedes tener. Esa persona encuadra perfectamente en el ambiente de la música, el mundo artístico, bares, etcétera. Entiendo que hay modas, pero también hay códigos de vestimenta para diversas actividades. Lo ideal es ser congruente. Y qué tal tu oficina, su imagen es la de una oficina de bienes raíces, si es el lugar donde cuelgas los cuadros que sobraron en tu casa o la recepción es la sala vieja que ya no te gustaba. Todo esto es imagen, y como mencioné antes, es marketing. La fama Al cabo del tiempo, todas las personas exitosas adquieren ante el entorno una buena fama, es decir, una imagen positiva que les ayudará a desenvolverse mejor en el medio. Si tienes buena fama, se te abren las puertas como si fueran automáticas, simplemente te pones frente a ellas y se abren; por el contrario, si cultivaste una imagen negativa, de irresponsabilidad, falta de profesionalismo, deshonestidad, prepotencia, etcétera, las puertas dejan de ser automáticas y se vuelven muy pesadas y complicadas de abrir. ¿Qué percepción tiene el mundo acerca de ti? ¿Qué fama tienes? ¿El mundo percibe que eres profesional? La fama es el resultado de lo que has hecho de ti como persona y como profesional. Tu fama, buena o mala, la has construido todos los días con tu conducta, tus acciones, tu forma de responder ante los problemas, tu capacidad de relacionarte, tu responsabilidad, tu prepotencia, tu amabilidad, tu honestidad, tu profesionalismo, etcétera. Reconocer una mala actitud es prácticamente imposible, y sucede lo mismo con la fama; es decir, es muy difícil que alguien reconozca su mala fama, por lo tanto, no sentirá la necesidad de trabajarla. La realidad es que una buena fama facilita tu trabajo y atrae más clientes, y una mala fama te aleja de todo esto, por lo tanto, es importante reconocer cómo andas de fama y trabajar en consecuencia. Aunque seas muy inteligente y experto en tu área, si la gente te evita es por algo, si el río suena es que lleva agua, y esto quiere decir que tienes mala fama de algo que hace que las personas que te rodean se alejen de ti. Obviamente, los asesores exitosos tienen fama de ser triunfadores, efectivos y profesionales y esto es lo que los clientes buscan para vender o comprar un inmueble. Buscan al de mejor fama, no al de fama dudosa o mala. Si la gente no sabe si tienes buena fama o mala fama, quiere decir que eres invisible y esto es tan malo como tener mala fama. Los clientes no contratan a gente que no sabe que existe, por lo tanto, la opción viable es tener buena fama. Si quieres triunfar en tu profesión, tienes la obligación de saber qué piensa el mundo de ti. Si la respuesta es favorable, debes reforzar tu imagen; si no lo es, te aconsejo trabajar para revertirla, pues será siempre un punto en contra tuya. Cuando esto último sucede, es decir, que la gente tiene una percepción negativa de nosotros, muchas veces metemos la cabeza como el avestruz, no aceptamos la realidad, manifestamos que no nos importa lo que piense la gente y seguimos actuando como siempre, aunque sea desfavorable. Hay un dicho que reza: “Crea fama y échate a dormir”. Creo que es muy cierto y sabio si la fama es buena, pero si es mala y te echas a dormir, seguramente tendrás pesadillas muy amargas. Cuando despiertes, te darás cuenta de qué tan rezagado estás de todos tus competidores. 4 Sangre de inmobiliario Desde 1986 he visto crecer y triunfar a grandes estrellas inmobiliarias. Normalmente, esta casta especial de personas que yo llamo estrellas inmobiliarias reúnen todos los elementos que menciono en este libro, uno de estos elementos o características es la sangre de inmobiliario. Digo que es sangre, pues estas personas ya traen esta característica desde que nacen, son personas que con o sin capacitación, con o sin medios a su alcance, con o sin contactos tienen la esencia necesaria para triunfar en la actividad inmobiliaria. Obviamente, si se capacitan, se integran a una asociación inmobiliaria de prestigio como la ampi y empiezan a tejer una red de contactos, su desempeño natural se verá potenciado en forma muy importante. La sangre de inmobiliario está compuesta por cinco elementos esenciales: 1. Perseverancia 2. Servicio 3. Motivación 4. Aptitud 5. Actitud Todos los grandes asesores tienen estos cinco elementos en mayor o menor grado, a veces alguno destaca en unas personas y otro en otras, es normal. Yo te diría es que si eres asesor de 10 y sientes que cojeas en algún elemento, trates de reforzarlo a toda costa, pues mientras más fuerte seas en todos, serás mejor cada día. Perseverancia Es el don de insistir, volver a empezar, redoblar los esfuerzos y multiplicar las tentativas sin darse jamás por vencido en la búsqueda de un logro u objetivo. Es un esfuerzo continuo y constante. Es una característica de los triunfadores que les ayuda a obtener resultados concretos. Con la perseverancia se logra lo que parece imposible para otros que se desaniman en la consecución de objetivos cuando se presentan obstáculos. Como ejemplo de un hombre perseverante puedo mencionar a Thomas Alva Edison, que después de más de ocho mil intentos logró inventar la iluminación a través de electricidad, y por ende lo que hoy conocemos como focos. La constancia está íntimamente relacionada con la perseverancia. Constancia: Chabelo, “el amigo de todos los niños”, actor y comediante orgullosamente mexicano, tuvo un programa de televisión que permaneció en el aire 48 años. Muchas generaciones en México lo vimos las mañanas de todos los domingos. Eso es constancia. Cuando tienes una idea y te sientes capaz, debes intentarlo tantas veces como sea necesario, sin importar las actividades a las que te dediques, incluyendo la inmobiliaria. Uno de los requisitos indispensables para obtener el éxito es la perseverancia. Nuestra mexicana forma de ser nos dice que las cosas deben conseguirse fácil y rápidamente. Si al hacer el análisis para determinar tu identidad, como lo sugerí en el primer capítulo, concluyes que entre tus fortalezas cuentas con la perseverancia, te aseguro que ya tienes una gran parte del camino hacia el éxito recorrido. En efecto, muchos de tus competidores en la actividad inmobiliaria no tienen esta característica y por lo tanto se desaniman y desisten rápidamente ante las piedras y los problemas que tienen que enfrentar al atender a clientes con diferentes necesidades inmobiliarias. La actividad inmobiliaria pondrá a prueba a los profesionales en innumerables ocasiones para que demuestren si tienen o no esta característica que diferencia a los exitosos de los demás. Los triunfadores están dispuestos a insistir en muchas ocasiones para lograr los objetivos que pretenden cuando exclusiven, manejen ofertas, muestren inmuebles, etcétera. Saben que posiblemente deban insistir durante varios meses para obtener una exclusiva. Los asesores y asesoras del montón dejarán de insistir. No se trata de insistir por todo, en todo y a toda hora, hay que saber cuándo, cómo y por qué; vale la pena insistir. Si insistes por algo que no vale la pena, ya sea una exclusiva o una venta, simplemente estarás perdiendo tu tiempo en algo que no te dejará nada ni en lo profesional ni en lo económico. Las personas con buen criterio, inteligencia y prudencia saben bien cuándo, cómo y por qué insistir hasta conseguir el objetivo deseado. Decía párrafos atrás que nuestra forma de ser y nuestra educación en México nos lleva a pensar y actuar de forma que, cuando no conseguimos con rapidez lo que queremos, nos retiramos y nos enfocamos en otras cosas o actividades más fáciles de obtener, por lo tanto, el asesor perseverante tiene un arma secreta invaluable a la hora de competir con la mayoría de inmobiliarios, que no estarán dispuestos a resistir tanto como el que persevera. Acuérdate de que “el que persevera alcanza”, y aunque el refrán no lo dice, yo añado: “y el que no, no”. Cabe mencionar que los objetivos importantes en la vida se consiguen a largo plazo y tras mucho trabajo; sobre todo, estimados amigos y amigas, con grandes dosis de perseverancia, la cual pocos poseen. A veces me pregunto cuántas personas he tratado con perfiles muy competitivos y profesionales que hoy en día ya se dedican a otras cosas, pues no tuvieron la perseverancia que las hubiera mantenido en esta actividad más tiempo y con la que seguramente habrían encontrado el éxito que esperaban. Servicio Éste es uno de esos apasionantes temas acerca de los cuales se puede escribir un libro completo o más bien muchos libros, pero en esta ocasión solamente abordaremos algunos aspectos importantes relacionados con el tema que nos ocupa. Entre lo que he denominado “sangre de inmobiliario” está este elemento, característica o virtud respecto del cual todos hablan y pocos materializan. Tanto empresas como personas hablan del servicio de calidad, de la excelencia en el servicio, del servicio al cliente y de cómo lograrlo; sin embargo, cuántas veces a la hora de recibir el servicio quedamos desencantados y hasta molestos por cómo fuimos tratados. Prácticamente todas las empresas, en sus visiones y misiones, dedican un espacio para hablar del cliente en términos muy elegantes y comprometidos. Solemos decir, por ejemplo: Buscamos satisfacer las necesidades de nuestros clientes. El cliente es el motivo de ser de nuestra empresa. Para nosotros lo más importante es el cliente. Nos comprometemos a superar las expectativas del cliente. El cliente es la fuerza que nos impulsa todos los días a dar lo mejor de nosotros. Creo que este es un buen principio, pero también considero que sería mejor si cumpliéramos todo lo que decimos, pues a la hora de prestar el servicio, muchas empresas y personas no recuerdan lo que un día lejano prometieron y en lugar de ser congruentes con sus promesas, actúan de forma tal que el cliente se siente, además de mal atendido, saqueado. En principio, diremos que servicio es un conjunto de actividades que buscan responder a una o más necesidades de un cliente. Dos de las características más importantes de los servicios son: La intangibilidad, es decir, que los servicios no pueden percibirse a través de los sentidos, pues no pueden verse, olerse, tocarse ni oírse antes de su compra. La heterogeneidad, que quiere decir que dos servicios pueden ser similares, pero nunca serán iguales en esencia, pues son otorgados por unas personas y recibidos por otras. La venta de servicios implica la promesa de que el que vende hará algo en el futuro por el cliente. Es decir, promesas y más promesas. Unos las cumplen, otros, la gran mayoría, nunca cumple lo que promete. En nuestro medio casi todos los asesores e inmobiliarias prometen vender al mejor precio, en el menor tiempo y con el mejor servicio; todos decimos lo mismo para ganar las exclusivas y como lo que ofrecemos todos es parecido, algunos recurren al poco elegante recurso de criticar a la competencia. Qué poca imaginación y poco profesionalismo demuestra quien descalifica a sus competidores. Normalmente, los que usan esta estrategia saben que tienen muy pocas cosas que ofrecer a sus clientes y, por lo tanto, creen que descalificando lograrán su cometido. Si tú o tu inmobiliaria usan esta estrategia, yo te diría que te fijes más en tu propia incompetencia que en atacar a tus colegas. Todos los que hacen esto no son queridos en el medio inmobiliario, por la poca nobleza y baja estrategia que usan. Las inmobiliarias y los asesores inmobiliarios venden servicios que concluyen con la compraventa de un inmueble, después de satisfacer las necesidades del propietario y del comprador. Todos prometemos que somos los mejores y que haremos lo mejor para satisfacer a los clientes. Los clientes vendedores y compradores tienen expectativas acerca de los inmobiliarios, expectativas que en muchos casos no se cumplen como fueron prometidas, y por lo tanto, se da el mencionado desencanto. Los asesores exitosos tienen vocación de servicio, son personas que piensan cómo servir a sus clientes, no cómo se servirán de ellos. Su enfoque siempre es a favor del cliente, nunca hay conflicto entre sus intereses y los del cliente, que en principio deben ser los mismos. El asesor inmobiliario debe ponerse en los zapatos del cliente y actuar siempre en beneficio del mismo. El asesor que tiene por cliente a un propietario deberá cumplir cabalmente con lo que se establece en el contrato de prestación de servicios. Todo lo que está estipulado en él deberá ser cumplido, pues es el compromiso adquirido y eso es lo que espera el cliente. Quiero destacar que los asesores o inmobiliarias patito prefieren no firmar para no comprometerse a nada e irse por la libre. En relación con este tema, hago un llamado a los clientes que hacen tratos con quienes dicen que son asesores y no se comprometen a nada, pues nada pueden ofrecer, para que tengan mucho cuidado, pues cada vez que se acercan a un personaje de estos, que por desgracia hay muchos por la falta de regulación de la actividad inmobiliaria, están arriesgando su patrimonio y el de su familia por contratar gente barata que le ayude a vender su inmueble. Ya dijimos que los servicios son un conjunto de actividades que buscan responder o satisfacer una o más necesidades de un cliente. Te vuelvo a hacer preguntas para que medites un poco, ahora del tema de servicios: ¿Sabes cuáles son las necesidades de tus clientes vendedores y compradores de inmuebles? ¿Sabes cómo satisfacer sus necesidades? Tuve la suerte de trabajar con una asesora llamada Emilia que tenía muy claro lo que era dar servicio a sus clientes. Ella detectaba las necesidades de sus clientes y los asesoraba para que tomaran la mejor decisión. Su estilo hacía que el cliente se sintiera cómodo y con confianza en ella. Después de calificar las necesidades de una clienta, visitaron juntas una casa que tenía en exclusiva otra asesora de nuestra oficina y que reunía ciertas características que quería la clienta, pero no estaba cien por ciento convencida, y del 1 al 10, la calificaba con 8. Preguntó a Emilia si pensaba que debería presentar una intención de compra, después de platicar y asesorada por Emilia, la clienta decidió no presentar la intención de compra. Muchas asesoras no hubieran actuado de la misma forma, sino que habrían tratado de convencer a toda costa a la clienta para presentar la propuesta de compra. ¿Piensas que Emilia actuó correctamente o que se le fue la gran oportunidad de vender una casa? ¿Tú como hubieras procedido? Hay asesores que tratan de vender inmuebles sin importarles nada más que la comisión que obtendrán con la venta. Varios meses después y con la asesoría de Emilia, la clienta compró una casa que satisfacía sus necesidades, el precio era 20% más alto, pero resultó ser la casa con la cual había soñado por mucho tiempo. El día de la firma de la escritura fui testigo de un abrazo entre Emilia y su clienta que nunca había visto, fue con tanta emoción, cariño y alegría que las dos derramaron algunas lágrimas. La clienta, ante mi sorpresa, me explicó que ellas dos habían hecho un gran equipo para encontrar la casa y habían festejado de esa forma. Me dijo también que la asesora había sobrepasado su expectativa del servicio, que siempre tuvo disposición para informarle, llevarla, asesorarla, ayudarle, aclararle, calmarla, aconsejarle, etcétera, y que ella lo valoraba mucho. Después de la experiencia, la clienta se convirtió en una de nuestras mejores publicistas y nos ha recomendado con varios parientes y amigos. Ese día confirmé muchas cosas que a veces se nos olvidan. En primer lugar, que un cliente puede tener grandes expectativas acerca de su asesor inmobiliario; también entendí que cuando un cliente ha soñado con una casa, ésta tiene que ser calificada con diez, no con ocho; entendí que el servicio lo califica el cliente, no los prestadores; ratifiqué que simplemente escuchando a tu cliente y poniéndote en sus zapatos puedes satisfacer todas sus necesidades; confirmé que si la experiencia del cliente es positiva lograremos su lealtad y, por último, que cuando haces equipo con tu cliente, tarde o temprano serás recompensado. Primero debemos asegurar que podemos otorgar servicios y después podemos hablar de su calidad. Como lo mencioné, el servicio lo califica siempre el cliente y por lo tanto será excelente solamente cuando él lo diga. Los asesores exitosos tienen en su sangre vocación de servicio y por lo tanto satisfacen todas las necesidades de sus clientes, logran su lealtad, se convierten en sus asesores inmobiliarios de cabecera y hacen negocio a largo plazo. En el mismo sentido, otra asesora de nombre Carmen que tuvo logros muy importantes, al intervenir en un panel de asesores exitosos decía que: “Debemos ser expertos en conocer las necesidades de nuestros clientes, necesidades que en muchas ocasiones ellos no tienen suficientemente claras. Debemos ser expertos en escuchar, empatizar, diagnosticar, interpretar, comprender y descifrar. Debemos ser conscientes de todas las delicadas implicaciones, familiares, empresariales, incluso existenciales de las personas con quienes tratamos. Después de eso, podremos asesorar con honradez, honorabilidad y conocimiento de causa”. Cuando un asesor piensa y actúa como lo hacía Carmen, seguramente otorgará a sus clientes un servicio extraordinario y por ende triunfará y lo seguirá haciendo. Te quiero hacer una última pregunta relacionada con el servicio, y que si es manejada con honestidad y sinceridad puede hacerte pegar un gran salto por arriba de tus competidores. Si no es bien manejada, en lugar de llamarte asesor inmobiliario puedes denominarte a partir de hoy como avestruz inmobiliaria. La pregunta es muy corta, pero contundente: ¿Otorgo buen servicio a mis clientes? No la contestes tú, esta pregunta deberán contestarla tus clientes, pues son los que califican el servicio que reciben o recibieron de ti o de tu empresa. Puedo afirmar con conocimiento de causa que hay empresas y asesores que evaden esta pregunta por miedo, pues ya saben que sus clientes los reprobarán en cuanto les pregunten si están satisfechos con el servicio. Si resulta que la mayoría de tus clientes te reprueban, tienes la gran oportunidad de corregir el camino y cambiar lo que has hecho mal; si te aprueban, trata de mejorar, siempre hay áreas donde puedes ser mejor. Los asesores o empresas que dan mal servicio podrán estar en el escenario competitivo por algún tiempo, pero nunca podrán tapar el sol con un dedo, y tarde o temprano desaparecerán porque se olvidaron de las promesas que hicieron a sus clientes. ¿Y sabes qué?, se lo merecen. Obviamente, para dar un servicio de excelencia, el asesor debe contar con una actitud positiva, con capacitación suficiente y herramientas que le permitan aprovechar al máximo el potencial con que ya cuenta. Construyendo relaciones con clientes Por último, mencionaré que el servicio profesional consiste en que el prestador debe construir una relación con el cliente a mediano y largo plazos, una relación en la que debe haber comunicación, atención, presencia, asesoría, retroalimentación, etcétera. Como en un matrimonio, la relación entre los esposos depende de ambos, es decir, los dos deben procurar llevar a buen puerto su relación, cultivar la relación, resolver los problemas y, por último, tener una actitud activa todo el tiempo que dure el matrimonio. Ahora bien, en la prestación de servicios, la carga del manejo de la relación es responsabilidad del prestador, que debe tener una actitud activa, escuchar a su cliente, estar disponible, asesorar e informar al cliente, estar atento a las propuestas, dudas, inquietudes, etcétera, que el cliente tenga. En este caso, a diferencia del matrimonio, el asesor debe tener una actitud activa y el cliente adoptará una actitud pasiva, el asesor debe dar y el cliente recibir. Si el asesor inmobiliario logra que, durante la prestación del servicio la relación sea exitosa (relación a mediano plazo), el cliente lo premiará y le permitirá que esa relación continúe después de consumarse la venta (relación a largo plazo). Por el contrario, si durante la prestación del servicio (relación a mediano plazo) se dan desencuentros y jaloneos, la relación y el servicio no son buenos, tarde o temprano el cliente preferirá separarse y buscar a otro prestador de servicios inmobiliarios, lo cual cancelará la relación a largo plazo. Motivación La motivación consiste en estar convencido personalmente de que queremos hacer algo. Según el diccionario Webster, motivación deriva de la palabra motivo, que se define como: “Algo como una necesidad o deseo que causa a la persona a actuar”. El Diccionario de la lengua española dice que motivación es “el ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia”. Motivación es una palabra compuesta por dos palabras: motivo y acción. Es decir, “motivoacción”. ¿Cuál es el motivo para la acción? En el caso del asesor inmobiliario las preguntas son: ¿Por qué soy asesor inmobiliario? ¿Cuál es el motivo? Si tienes un buen porqué, el cómo es muy fácil. Para vivir 100% motivados es importantísimo definir el motivo, es decir, por qué hacemos lo que hacemos. ¿Tú sabes por qué eres asesor inmobiliario? Si tu motivación, tu porqué, es poderoso y estás convencido del mismo, podrás motivarte constantemente y triunfar como asesor inmobiliario. Por el contrario, si deviene de situaciones que te han obligado a ser inmobiliario como “a mi edad no me admiten en otro trabajo”, “mientras encuentro un trabajo estable”, “puedo trabajar como asesor inmobiliario en mis ratos libres” o “no tengo nada mejor que hacer”, nunca tendrás la energía necesaria para salir avante. Tratando de ayudar a Lucía para que obtuviera buenos resultados, pues los que tenía eran muy malos, le hice la pregunta ya citada y la respuesta fue contundente: “Quería salirme de mi casa, pues la relación con mi esposo era muy mala y pensé que ser asesora inmobiliaria me serviría de terapia.” Este tipo de porqués pueden constituir remedios temporales, distracciones, etcétera, pero nunca te llevarán al éxito. Si tu motivación es algo parecido a ésta, no tendrás el convencimiento de lo que estás haciendo, pues no es buena ni poderosa, sino obligada; por lo tanto, no podrás motivarte y seguramente desertarás cuando haya problemas. La mejor motivación no es la que viene de afuera, sino la que producimos nosotros mismos, la que viene de adentro, es decir, la automotivación. Antes de seguir adelante, es necesario precisar que la mayoría de las personas, y obviamente de los inmobiliarios, no tienen la facultad de generar su propia motivación, sino que dependen de otras personas o factores para motivarse. En virtud de la conexión natural entre las cinco características que componen la sangre de inmobiliario, es normal que veamos cómo en determinados momentos se entrelazan y se confunden unas con otras. Así como la actividad inmobiliaria pondrá a prueba en muchas ocasiones a las personas para calar su perseverancia, también pondrá a prueba al inmobiliario para salir adelante a través de su motivación personal o automotivación. Si entre tus objetivos está tener éxito como profesional inmobiliario, consolidarte económicamente y convertirte en imprescindible para tus clientes, la motivación será el elemento que te mantendrá en la batalla todo el tiempo. En nuestra actividad hemos estado y estaremos expuestos a una infinidad de crisis de distintos orígenes, ya sean personales, profesionales, de sector, nacionales o globales. Todas te pondrán a prueba una y otra vez. La actividad inmobiliaria es muy sensible a las situaciones de crisis y reacciona rápidamente a situaciones adversas. Me acuerdo de varios momentos críticos en nuestro escenario nacional y en el internacional que sirvieron para que muchos que se decían inmobiliarios hoy en día estén trabajando en otras actividades. Cuando se hablaba del Tratado de Libre Comercio, la aparición del Ejército Zapatista en Chiapas, la muerte de Luis Donaldo Colosio, la de Ruiz Massieu, el error de diciembre de 1994, la influenza en 2009 y la crisis global de 2008 y 2009, hubo sobresaltos en la economía, en nuestra moneda y en la actividad inmobiliaria, y por lo tanto muchas personas e incluso inmobiliarias fueron podadas o se autopodaron de nuestra actividad por carecer, entre otras cosas, de motivación. Esto definitivamente es aplicable a diferentes inmobiliarios de países ricos y pobres que han pasado por periodos de crisis. Trasládate a una época de crisis y seguramente recordarás a algún colega que decidió autopodarse. Puede suceder que después de varios meses de trabajo y a punto de firmar la escritura de una compraventa, la operación se caiga por diversas razones. Creo, sin temor a equivocarme, que a todos nos ha sucedido esto en una o más ocasiones. Pues bien, muchos no tienen la motivación para levantarse de la lona cuantas veces sea necesario como lo hacen los grandes boxeadores. Solamente si tu motivo para realizar la actividad inmobiliaria es muy poderoso, podrás vencer todas las adversidades que se presenten, ya sean personales, de grupo, nacionales o internacionales. En épocas de crisis siempre hay personas e inmobiliarias que siguen adelante y se fortalecen, así como “la yerba mala nunca muere”, el inmobiliario motivado nunca se da por vencido. Este tipo de escenarios de crisis llevados al terreno inmobiliario pueden convertirse en algo común cuando el asesor no hace bien su tarea y se refleja en operaciones fallidas por muchísimas razones, como estudios de mercado deficientes, malas presentaciones, demostraciones de inmuebles poco profesionales, propuestas de compra a la ligera, etcétera. La motivación, como dice Francisco Yuste, es la diferencia entre el qué se hace, el cómo se hace y el para qué o por qué se hace. Hay una leyenda que transmite muy bien lo que hemos tratado en este punto: en la Edad Media, un caballero francés que hacía el camino de Santiago (ruta que recorren los peregrinos de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela) se detuvo a descansar en una población. Mientras reponía fuerzas, contempló a tres canteros que realizaban exactamente el mismo trabajo, pero con una actitud muy diferente. Intrigado, le preguntó al primero, que parecía muy enfadado: “Perdone, ¿qué está haciendo”; el hombre, maldiciendo, contestó de mala manera: “¿No lo ve? Estoy picando piedras.” Entonces, el francés se acercó al segundo, que trabajaba muy concentrado en su labor y le repitió la pregunta; el cantero se volvió hacia él y con mucha parsimonia le dijo: “Está clarísimo. Pulo las piedras con el cincel y el buril para que puedan ser trabajadas más fácilmente.” Por último, el caballero se dirigió al tercer hombre, que silbaba y cantaba mientras picaba las piedras; al oír la pregunta, el cantero miró al forastero con una amplia sonrisa y le respondió entusiasmado: “¡Estoy construyendo la catedral de Burgos!”. ¿Te has puesto a pensar si tú simplemente vendes casas (picas piedras), o estás construyendo un negocio inmobiliario…? ¡Tu negocio inmobiliario! Los asesores inmobiliarios exitosos siempre tienen una motivación muy poderosa para hacer lo que hacen, por lo tanto pueden motivarse y hacer su trabajo de una forma diferente a los demás y salir adelante de todos los problemas que se presenten a lo largo de su carrera. Constantemente dicen que su trabajo les apasiona, y cuando dicen la verdad, ¿sabes qué?, los ojos les brillan. Muchos inmobiliarios dicen de dientes para afuera que les apasiona lo que hacen, pero mientras no les brillen los ojos… Es de vital importancia señalar que si un asesor inmobiliario no está motivado es poco creíble que pueda motivar a un cliente. Cuando el inmobiliario tiene en su sangre además de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, actitud positiva, actitud de servicio y motivación, se genera en él un sentido de compromiso ante sí mismo, su actividad, sus compañeros y los clientes. Desgraciadamente, este sentido de compromiso no se desarrolla en muchos asesores y piensan y tratan la actividad inmobiliaria como secundaria en sus vidas, con consecuencias negativas para ellos mismos y para sus clientes. Tengo varias historias que podría contarte al respecto, pero en esta ocasión te contaré la de Sandy y Carlitos, su hijo. Sandy era una asesora con excelente imagen, simpática y de muy buena posición económica que trabajó hace varios años en mi oficina unos cuantos meses, cumplía a veces con las guardias, las juntas de ventas y me imagino que con las citas con los clientes. Todo esto se reflejaba en muy baja productividad y pocos resultados positivos. Un lunes avisó que no podría asistir a la junta de ventas, pues se había quedado sin chofer y esto le impediría trasladarse de su casa a la oficina; en otra ocasión se disculpó porque tenía que llevar a Carlitos a la fiesta de un amiguito del colegio, lo cual le impediría asistir a la guardia que ya tenía programada, y el colmo fue cuando dejó plantado a un cliente, pues tenía una comida familiar. Platiqué con Sandy acerca de esta situación, le pregunté qué tan importante era para ella su trabajo, a lo que respondió que mucho, entonces le pregunté qué lugar ocupaba su actividad en su vida, y me respondió, después de pensarlo un poco y hacer cuentas con los dedos, que ocupaba el quinto lugar: el primero lo ocupaba Carlitos y todas sus actividades familiares, de colegio, deportivas, etcétera; el segundo, los compromisos sociales de su esposo y familia en general; el tercero lo ocupaba su físico, incluyendo los masajes, el club deportivo, sesiones de yoga, etcétera; en el cuarto lugar estaba ayudar a la administración del consultorio de su papá, que era dentista, y por fin y en quinto lugar, estaba su profesión inmobiliaria, es decir, si no tenía una actividad de las enumeradas en los cuatro primeros lugares podía atender guardias, juntas de ventas, clientes y todo lo demás derivado de la inmobiliaria. Era claro que para Sandy su trabajo no era importante, pues ocupaba el quinto lugar y obviamente no estaba comprometida con él ni todo lo que involucra. El compromiso del que hablo no tiene que ver con que el asesor abandone a su familia y su mundo personal, sino con organizar sus tiempos y darle la debida importancia a cada actividad. Aptitud El Diccionario de la lengua española define aptitud de cuatro formas similares que se complementan y nos dejan bien claro qué debe entenderse por aptitud: 1. Capacidad para operar competentemente en una determinada actividad. 2. Cualidad que hace que un objeto sea apto, adecuado o acomodado para cierto fin. 3. Capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, de una industria, de un arte, etcétera. 4. Suficiencia o idoneidad para obtener y ejercer un empleo o cargo. Atendiendo a las definiciones de aptitud te formulo varias preguntas, ¡sé sincero!: ¿Se te facilita el trato con otras personas? ¿Inspiras confianza? ¿Consigues más exclusivas que los demás? ¿Haces buenos avalúos o le sacas la vuelta? ¿Te sientes cómodo en el teléfono? ¿Disfrutas tu trabajo? Si contestas con honestidad y sinceridad estas preguntas y tus respuestas son positivas, seguramente triunfarás como asesor inmobiliario; si por el contrario, decides engañarte, la única persona que pierde eres tú y solamente tú, como lo dice la canción. Puedes estar, aprender, practicar e intentar por mucho tiempo en la actividad inmobiliaria, si no eres apto nunca serás de 10. Junto con las características ya mencionadas, la sangre que circula por el cuerpo de los asesores exitosos contiene una dosis de aptitud para el negocio inmobiliario. Los asesores exitosos hacen sentir que todo fluye fácilmente gracias a su aptitud para llevar a cabo las actividades inmobiliarias, nunca tendrán que ser “borregueados” por nadie para que hagan las cosas, pues ya circulan por su cuerpo la capacidad y la disposición para el buen desempeño o ejercicio del negocio inmobiliario. Muchos asesores con varios años de experiencia chocan una y otra vez con los mismos problemas y dificultades sin que al parecer la experiencia que da el tiempo los dote de pericia en actividades tan esenciales y básicas como el conseguir exclusivas. Para los asesores exitosos esto no es un problema insalvable, es un reto que gracias a su facilidad, a su suficiencia, logran resolver de modo muy favorable. Me queda muy claro que Plácido Domingo tiene una gran aptitud para cantar y que Lorena Ochoa es apta para jugar golf. Me imagino que a Plácido Domingo no le da flojera ensayar, que cuida su garganta y no es irresponsable con ella, que se siente bien cada vez que debe salir a un escenario lleno de calor, lámparas y mucha gente, que no le importa sudar, a lo mejor se cansa de viajar, pero es parte de su vida y lo asume así. Por lo que respecta a la golfista, hoy en día ya retirada, me imagino que entrenaba varias horas al día sin quejarse y sin que nadie la obligara, no se sentía atemorizada ante sus competidoras sino que, de acicate, seguramente a Lorena le gustaba caminar mucho. En los dos casos, su aptitud hace que lo que para otros sea un gran problema y hasta un impedimento, para ellos sea parte normal de su vida. En los inmobiliarios es igual, las actividades que para otros son prácticamente imposibles, para ellos son parte de su actividad, de su vida diaria. He convivido con asesoras que cada mes logran obtener cuatro o cinco exclusivas, ¿sabes por qué?, porque tienen la aptitud y por ende la capacidad para ser asesoras inmobiliarias exitosas. La aptitud es siempre innata y al ser estimulada se convierte en un as bajo la manga de quien la posee. Siempre está ahí, aun sin estimulación, pronta a desarrollarse ante cualquier estímulo. Recuerdo que hace muchos años se presentó una señora y dijo que quería trabajar de asesora inmobiliaria. Como ya habíamos terminado hacía varios días la etapa de reclutamiento y estábamos a la mitad de un curso de inducción para asesoras nuevas, le mandé decir con la recepcionista que si quería entrar a la oficina se presentara en las oficinas centrales de Century 21 a tomar un curso inmobiliario inicial, comprara un uniforme y entonces me fuera a ver. La verdad, pensé que nunca regresaría. A las dos semanas, Rosa María se presentó en mi oficina y me dijo: “Ya tomé el curso que me indicó, ya compré el uniforme y ya estoy aquí, ahora, ¿por dónde empiezo?”. Al mes, se notaba que tenía muchas ganas de hacer bien las cosas, al año ya tenía bastantes exclusivas y grandes logros. Actitud y aptitud fueron y son una mezcla de triunfo en esta excelente asesora. Después de esta experiencia siempre atiendo a una persona que desea integrarse a la oficina. El quinto elemento en la sangre de los asesores de 10 es la actitud, elemento al cual le dedicamos un capítulo especial debido a su importancia. Estos cinco elementos están siempre en mayor o menor medida en la sangre de las estrellas inmobiliarias, si falta alguno simplemente eres uno más. Si nada más tienes aptitud, pero no tienes actitud positiva o al revés, no tendrás logros importantes. Te sugiero volver a leer y meditar las preguntas acerca de los cinco elementos y concluyas si tienes la capacidad o habilidad y la disposición para un buen desempeño como asesor inmobiliario. Este tipo de sangre de inmobiliario no se puede obtener a través de una transfusión; el que la tiene, la tiene y el que no, no. El que la tiene triunfará, el que no, no… 5 La tecnología La tecnología no es una cosa del futuro ¿Tienes computadora?, ¿laptop?, ¿notebook? ¿Tienes e-mail?, ¿de los gratuitos, de los empresariales o ninguno?, ¿con qué frecuencia lo revisas? ¿Sabes adjuntar archivos a un correo electrónico? ¿Qué tanto sabes de internet?, ¿para qué lo usas? ¿Sabes qué es una usb? ¿Tienes cámara digital?, ¿de cuántos pixeles? ¿Sabes qué son Word, Excel, y los sabes usar? ¿Sabes escanear? ¿Tienes una pda para trabajar? ¿Cuál es el uso correcto de las redes sociales? ¿Qué sabes de Facebook? ¿Alguna vez has tuiteado? ¿Sabes para qué sirve el bluetooth? ¿Qué puedes comprar en una Apple Store? ¿Te parecen preguntas tontas? Hoy en día algunos contestarán en forma positiva y otros en forma negativa, pero en poco tiempo parecerán ridículas, pues la velocidad del mundo tecnológico es tal, que cuando logramos dominar algo ya debemos cambiar a un modelo más moderno con más aplicaciones. Por segunda vez: la tecnología no es cosa del futuro, es más, si no la usas, ya te quedaste en el pasado y tus competidores te van a aplastar, no exagero, ¡te van a aplastar! Analfabetismo tecnológico La tecnología se ha impuesto como consecuencia de una progresiva globalización mundial y no es posible sustraerse a ella o evitar usarla. Quiero precisar que me refiero al tema de la tecnología en cuanto a su relación con el mundo inmobiliario, es decir, las computadoras, las pda e internet, básicamente, sin meterme en mayores complicaciones, pues hablar de tecnología en términos generales me sería imposible, pues mis conocimientos al respecto son muy limitados. He tenido la oportunidad de viajar al extranjero para asistir a convenciones y eventos inmobiliarios de la nar (National Association of Realtors), tar (Texas Association of Realtors), Century 21, sima (Salón Inmobiliario Madrid) y otros congresos similares; pues bien, en las primeras ediciones de este tipo de eventos siempre compraba muchos artículos promocionales, herramientas de trabajo, formatos, tarjetas, etcétera, traía en general muchas ideas para replicarlas en México. Hace varios años no puedo hacerlo, pues la gran mayoría de lo que se ofrece a los inmobiliarios a nivel internacional es software y no es aplicable en nuestro país. La tendencia es muy clara, el mundo inmobiliario se está tecnologizando a pasos agigantados, y si no te has subido al barco, ya eres considerado analfabeta en esta área. En virtud de que la tecnología avanza de forma vertiginosa, la mayoría de las personas corremos el peligro de rezagarnos en cuanto a su uso, por lo tanto, tenemos que hacer el esfuerzo de irnos actualizando prácticamente a diario. Tienes que creerme, no estoy exagerando. A medida que las nuevas tecnologías de la información se incorporen a nuestra forma de vida, la distancia entre los que saben aprovecharlas y los que no, se irá haciendo cada vez más grande. Obviamente, unos se convierten en ganadores y otros en perdedores. ¿Tú perteneces al equipo de los ganadores o de los analfabetas? Sé que se oye muy agresivo, pero esa es la realidad desde hace varios años cuando empezó esta nueva forma de hacer negocios inmobiliarios. El analfabetismo tecnológico se refiere a la incapacidad para utilizar las nuevas tecnologías tanto en la vida diaria como en el mundo laboral y desde luego, en la actividad inmobiliaria, independientemente del grado de escolaridad que tenga cada persona. Es decir, cualquiera puede ser un analfabeto tecnológico, sin importar su nivel de educación, su clase social o su poder adquisitivo. Este nuevo tipo de analfabetismo no distingue sexos, estudios, puestos o cuentas bancarias. Se consideran como nuevas tecnologías las que se han desarrollado a partir de la segunda mitad de la década de los cincuenta, y su crecimiento es cada vez más acelerado, tanto, que se dice que cuando se presenta un producto al mercado, ahí empieza a ser obsoleto. Las inmobiliarias de vanguardia exigen a sus asesores que tengan conocimientos suficientes para manejarse en la actividad, por lo tanto, los espacios para los asesores inmobiliarios analfabetas tecnológicos son cada vez menos. Hoy en día los clientes consumidores de servicios inmobiliarios son mucho más sofisticados y exigentes debido a la cantidad de información y tecnología, luego entonces, el asesor inmobiliario debe estar a la altura de los clientes. A mediados de 2008 propuse una junta de trabajo a varios inmobiliarios de distintas ciudades del país y sugerí que nos conectáramos a través de Skype en cierta fecha. Uno de los convocados se comunicó conmigo telefónicamente y me dijo: “Pedro, yo no podré comunicarme cuando lo propones pues no tengo Sky, tengo Cablevisión”. Pienso que el problema no consiste en no tener Skype, sino en no saber qué es, en qué te puede ayudar y cómo lo puedes obtener. No conozco a ningún asesor exitoso que no tenga una computadora propia que sea una de sus principales armas en la competencia inmobiliaria. No hablo de la computadora familiar, sino de una computadora propia y de última generación, y menciono este término para no quedarme obsoleto en poco tiempo. Los asesores de vanguardia usan como su principal herramienta de trabajo una laptop o una notebook, pues son computadoras portátiles que proporcionan, como dicen los expertos, más movilidad y autonomía en la actividad diaria. Nada más ni nada menos que movilidad y autonomía en la actividad diaria. Además esta superclase de asesores usan los famosos pda (Personal Digital Assistant) es decir, Asistentes Personales Digitales, que son computadoras de mano que tienen agenda electrónica, calendario, directorio de contactos, bloc de notas, navegador de internet, correo electrónico, crean y modifican documentos, tienen mapas, gps, cámara fotográfica, reloj, despertador, recordatorios de eventos, citas, ah… y también son teléfonos y tienen una infinidad de programas que hacen la vida del profesional mucho más eficiente y divertida. Seguramente en un futuro no muy distante todo profesionista y por ende todo profesional inmobiliario usará uno de estos aparatos maravillosos. Asimismo, internet genera una cantidad de información y comunicación que bien utilizada puede conferirte más eficiencia que tus competidores, pero mal usada se convierte en una cadena de ineficiencia para muchas personas. Empléala para trabajar cuando tienes que hacerlo y diviértete en tus ratos de esparcimiento, el problema es si en tu tiempo de trabajo simplemente la usas para navegar, chatear, jugar, etcétera. ¿A ti internet te ayuda a trabajar o lo usas para distraerte y divertirte? El quehacer inmobiliario está rodeado de tecnología, tanto clientes como profesionales cada día dependen más de ella, unos para satisfacer sus formas de búsqueda y comunicación y otros para hacer más eficiente su trabajo. Para muchos que ya usamos estos dispositivos de forma cotidiana es preferible olvidar cualquier cosa al salir de casa en la mañana, pero nunca el pda, pues esto significa, ineficiencia, incomunicación y muchas otras cosas, todas negativas. Muchos profesionistas ya no imaginan la forma de trabajar sin las herramientas tecnológicas que te he mencionado. La tecnología te ayuda a dar mejor servicio, no lo sustituye. No es opcional, es necesaria y, por tercera vez, la tecnología no es cosa del futuro. Los asesores y empresas líderes tienen la obligación de estar actualizados en tecnología. Tecnología y servicio La tecnología aplicada correctamente es una bomba a tu favor, la clave es usarla sin dejar de dar un servicio personalizado al cliente. Desgraciadamente, para las grandes empresas e instituciones, las personas nos hemos convertido en números. Al llamar a un banco, antes que nada debes juntar y tener a la mano todos los números que te han dado, tus nips, passwords, claves de acceso, numero de cliente, etcétera, después armarte de paciencia y entonces ya puedes hacer la llamada. A todos sin excepción nos ha tocado vivir la desesperante experiencia de meterte al laberinto de las opciones. Todo es marcando opciones y números, el problema es que cuando quieres resolver algo, normalmente el ejecutivo está ocupado, y mientras esperas varios minutos te atiborran con comerciales o musiquita de espera, y antes de contestarte se corta la llamada y tienes que empezar de cero. Si te ha ido bien en la vida puede que tengas varias cuentas o tarjetas de crédito y en todas tienes nips, claves, accesos, etcétera, pero ya que por motivos de seguridad no debes apuntarlos y traerlos contigo sino memorizarlos, la cosa se torna más complicada, y si tienes mala memoria, ya mejor ni hablamos. Te repito lo que mencioné párrafos atrás: la clave es usar la tecnología sin dejar de dar un servicio personalizado al cliente. Seguramente los asesores inmobiliarios de vanguardia dominan, conocen y usan frecuentemente el lenguaje tecnológico, es decir: internet, las laptop, notebooks, las memorias, los sms (Short Message Service) o mms (Multimedia Messaging System), las conexiones inalámbricas por bluetooth y wifi, los gigabytes o megabytes, los pixeles (picture elements), los nip (Neural Information Processing) o el pin (Personal Identification Number), las usb (Universal Serial Bus), el msn (Micro Soft Network), el password o contraseña, los e-mail (correos electrónicos), los reproductores de música MP3, los Blue Ray, los chats o cibercharlas y los blogs. El tema tecnológico avanza tan rápido, que en cinco años ya estaremos usando muchas palabras que hoy no conocemos, y muchas de las actuales serán solamente recuerdos. Aunque domines todo esto, te aconsejo que trates a tus clientes como personas, no como números; debes hablarles con palabras que entiendan, palabras menos complicadas y en su idioma. Mientras otros usan nips y passwords, tú háblales a tus clientes por su nombre, ellos te lo agradecerán. Debes explicarles muy bien todo lo que requieran, no a través de sms donde las palabras se distorsionan y casi nadie entiende, pues esto les puede causar es3, perdón, estrés. Aunque la memoria usb es muy importante, sólo necesitas un poco de memoria para acordarte de que vives gracias a tus clientes. Trátalos muy bien, pues ellos no tienen funda de caucho para que cuando los maltrates no les pase nada, si ellos son maltratados, simplemente se van. En lugar de chatear con varios clientes a la vez, platica con uno y préstale toda la atención y el tiempo que se merece. La mejor música para ellos no es la de un MP3, sino la de tu voz cuando les informas algo atractivo o les das buenas noticias. En la carrera de la tecnología a veces las empresas se convierten en entes muy eficaces en su interés, pero insensibles y poco serviciales para afuera. Hace varios años, al adquirir un automóvil, la agencia me remitió con cierta compañía de calidad mundial, según dicen ellos, para otorgarme un crédito automotriz por 18 meses. Después de pagar puntualmente las mensualidades respectivas, me comuniqué a la agencia y me dijeron que llamara a la institución con la cual había contratado el crédito automotriz para que me devolvieran la factura respectiva. Para empezar, marqué un número telefónico 1-800, oí un breve comercial de la institución, escuché atentamente las cinco opciones de cajón, entre las cuales no estaban recoger factura ni hablar con un representante, marqué otra vez el menú para ver qué opción me convenía y escogí información (la información que daba la grabadora era de créditos hipotecarios, automotrices, etcétera), una vez que terminó la grabación, procedí a retomar con calma el menú inicial de opciones y creo, si mal no recuerdo marqué “aclaraciones”; otra grabación me pidió que marcara mi número de cliente, que era 714002232388896. Como eran 15 números chiquitos y los trataba de ver en el estado de cuenta para marcarlos en el teléfono, la grabación se desesperó y me dijo algo parecido a “número de cliente incorrecto, vuelva a marcar su número de cliente”. A estas alturas, aproximadamente cuatro minutos desde el inicio de la llamada, cualquier cliente se empieza a desesperar como ya lo estaba yo. Como me interesaba recoger mi factura, me armé de paciencia y volví a marcar el número de cliente, pero como la grabación pretendía que fuera rápido, creo que me puse nervioso y marqué un 8 de más; nuevamente la inteligente grabación se dio cuenta, me dijo “numero de cliente incorrecto” y me volvió a pedir que marcara mi número de cliente por tercera vez. Desesperado y nervioso, lo marqué, en este caso, la grabación estuvo en silencio por unos instantes mientras checaba si no me había vuelto a equivocar; la voz dijo que esa llamada sería grabada para efectos de calidad en el servicio, sinceramente a estas alturas ya estaba desesperado, nervioso y ahora cabreado, como dice un buen amigo. Mientras volvía a hablar la grabación, dije al teléfono muy molesto: ojalá estén grabando porque les voy a decir lo que pienso de su buen servicio, que me tienen como estúpido tratando de darle gusto a una grabación, qué maldita empresa de clase mundial ni qué ocho cuartos. De repente la grabación me interrumpió y me pidió que marcara mi nip, yo no me acordaba de que me hubieran dado uno y además nunca había llamado, pues no lo había requerido, creo que por instinto marqué el que tengo con un banco a lo cual la grabación rápidamente contestó: “nip incorrecto, su llamada será turnada a un representante”. Antes de que me contestara el representante me chuté tres o cuatro pausas que me decían: “Por el momento nuestros representantes están ocupados, favor de esperar” (música instrumental y anuncio de la empresa), a los 30 segundos se repetía lo mismo y así sucesivamente. Para cuando me contestó el representante me salía lumbre de las orejas y ya había planeado lo que le iba a decir al tal por cual que me atendiera. Con esto termino el relato, pues por educación no puedo repetir lo que le dije al &$#!? %/% representante, pero seguramente te imaginarás lo que salió de mi ronco pecho; es más, ni me acordé de la factura y solamente le solté todas las palabrotas que me sabía hasta que el tipo colgó y no logré nada. Esto que te acabo de narrar es real y, como mencioné, nos ha sucedido a todos cuando hablamos a esas grandes instituciones para las cuales nos hemos convertido en números. Yo simplemente quería que alguien me contestara y me dijera lo que tenía que hacer para recoger mi factura, pero para esa institución Pedro Trueba es alguien insignificante, que no importa, para ellos mi nombre no significa nada. Es triste que una empresa de clase mundial, con una tecnología tan avanzada llegue al final de una relación y deje al cliente con una experiencia deficiente, tan mala que cada vez que puedo hablar mal de esa institución lo hago y advierto a los clientes que pretenden un crédito automotriz o hipotecario de los peligros que corren si contratan a esa empresa. Mi consejo es que combines el uso de la tecnología sin olvidar que los clientes no son números sino personas que tienen sentimientos, y hay que hacer el mejor esfuerzo para que se acuerden de nosotros de una forma positiva y por lo tanto nos recomienden. Si algún día tienes mucho éxito y fundas una empresa muy importante, tan importante que tengas que cambiar el nombre y apellido de sus clientes por números, espero que establezcas una estrategia que haga que no se sientan tan mal como a mí me sucedió. Aunque se oiga contradictorio, combina la tecnología y la personalización del servicio, usa todas las herramientas tecnológicas a tu alcance para dar un servicio más eficiente y más profesional a todos tus clientes. Hoy en día muchos de ellos requieren ser atendidos por asesores de vanguardia que puedan satisfacer sus necesidades de forma oportuna. En un futuro no muy lejano, prácticamente todos los clientes necesitarán y exigirán ser atendidos por asesores de 10, es decir, que dominen la tecnología necesaria para darles el mejor servicio personalizado. Pienso que resulta ocioso mencionar que, si un cliente no está familiarizado con las cuestiones tecnológicas o su grado de conocimiento y uso de tecnología son bajos, nunca deberás presionarlo u obligarlo a que los use, tú deberás ponerte en sus zapatos y atenderlo como él espera. Te voy a pedir que regreses al principio de este capítulo, leas una vez más las preguntas que hice y contestes sinceramente qué tan tecnologizado estás. Como antes, también te pido que seas muy sincero, pues de eso depende tu futuro. Por última vez en este capítulo, te repito que la tecnología no es cosa del fututo. Después de más de diez mil ejemplares vendidos de este libro desde 2011, va a salir esta nueva edición aumentada y mejorada, como dicen los editores. En virtud de esto es que una de las opciones fue borrar este capítulo entero y escribir uno nuevo, pues a la fecha (2016), las cuestiones tecnológicas, obviamente, han seguido su espectacular carrera, con lo cual nos vemos rebasados día con día. Después de pensarlo, decidí dejar el capítulo original. Pienso que puede resultar interesante para el lector recordar la tecnología que usábamos y de la cual hablábamos en el año 2010, así como de la que hablamos y aplicamos (o deberíamos aplicar) hoy en día. En cada nueva edición espero hacer la actualización de este capítulo, dejando como antecedente el texto anterior. Seguramente en diez años nos reiremos de cómo hacíamos la actividad inmobiliaria y de los aparatos y tecnologías que usábamos. Desde el punto de vista tecnológico, las cosas siguen su camino con la velocidad ya conocida, y en el caso del asesor inmobiliario creo que eso no es lo importante, pues seguirá así lo deseemos o no, le tengamos miedo o nos encante. Lo importante es la actitud del profesional que la usa. Aunque siempre estemos un poco atrás de la misma, debemos esforzarnos por tratar de actualizarnos lo más posible. Tratemos, por lo tanto, de que nuestras posibilidades sean importantes. En 2010 no hablé de la domótica (conjunto de sistemas para automatizar una vivienda), no me referí a los crm (Customer Relationship Management) que hacen eficiente el manejo de una oficina de forma muy importante, tampoco mencioné los mls (Multiple Listing Services), la herramienta que permite a un grupo de inmobiliarios compartir su inventario con otros de forma segura y profesional, no usé el término dron, con el cual hoy en día muchos inmobiliarios de avanzada obtienen videos espectaculares que venden más, mucho menos hice mención de las app que son aplicaciones de software que sirven para que, desde un smartphone (teléfono móvil) o una tablet (computadora portátil con pantalla táctil), podamos mejorar nuestro trabajo o entretenernos. Hoy en día, a muchas personas les gustan más los lugares donde hay wifi (tecnología de comunicación inalámbrica) que lugares con historia o encanto. Antes admirábamos las nubes y ahora guardamos archivos en ellas. La tecnología nos permite una comunicación de manera veloz a través del WhatsApp (app para enviar y recibir mensajes, videos, fotos y audios de forma instantánea). Si queremos saber acerca de una persona, otra cosa o actividad, solamente con googlear (buscar algo o a alguien en internet usando Google) podemos saber lo que deseemos. Muchos inmobiliarios usan photoshop para retocar y editar fotografías de inmuebles para que tengan una mejor imagen en portales inmobiliarios. Si quieres llegar rápidamente a una cita o a un inmueble y no conoces la dirección solamente debes usar Waze o Google maps y te orientarás sin perderte para llegar en el menor tiempo posible. Esto es un gran avance para los desorientados como yo. Y para los inmobiliarios que quieren estar al día y en contacto con otros, hay redes sociales como The Affair Estate. Cada día, tus claves de acceso a redes sociales, bancos, etcétera, deben ser más sofisticadas, pues los hackers pueden afectarte como no te imaginas. Mientras más me pongo a investigar, más tecnología aparece, tanta que ya no sería suficiente mencionarla en un capítulo sino en un libro completo, pero como no se trata de eso, ahí lo dejamos, seguramente tú sabes de más aplicaciones, más software o hardware, más tecnología. El punto a destacar en este capítulo ya está escrito varias veces: el asesor inmobiliario vanguardista siempre se pondrá al día en cuanto a tecnología. Tú no te puedes quedar atrás. De hecho, conozco a algunas personas que en 2010 eran colegas inmobiliarios, digamos, rezagados, y hoy en día ya no están rezagados, simplemente ya no están. Si esto no te preocupa o no te importa, te tengo una mala noticia: en poco tiempo estarás fuera de la actividad inmobiliaria. 6 Saber exclusivar Si tienes capacidad para conseguir exclusivas, tienes posibilidades de ser asesor de 10; si no, te tengo otra mala noticia además de la que te di al final del capítulo anterior: serás simplemente un asesor común y corriente, de los que entran y salen sin pena ni gloria de la actividad inmobiliaria, de los que hacen una que otra operación de vez en cuando y dicen que la situación está difícil. Esto quiere decir que no tendrás éxito económico en la actividad inmobiliaria. Los grandes asesores inmobiliarios piensan que las exclusivas son la materia prima con la cual se hace el negocio inmobiliario. Marion, una asesora que sabe de esto, dice que son el motor del trabajo que hacemos todos los días. En países en que la actividad inmobiliaria es manejada por profesionales inmobiliarios autorizados por las autoridades, en virtud de haber acreditado los conocimientos para manejar el patrimonio de sus clientes, los asesores siempre trabajan con base en contratos de exclusiva para promover inmuebles. En México hay una gran variedad de opciones para que los clientes de servicios inmobiliarios puedan vender y comprar inmuebles, desde los auténticos profesionales inmobiliarios, hasta los inmobiliarios patito que representan un verdadero peligro. Desgraciadamente, debido a la facilidad para integrarse al negocio inmobiliario y a la costumbre del consumidor mexicano, que en muchas ocasiones prefiere comprar barato aunque sea de mala calidad, es que también en este medio hay personas que dicen ser asesores sin serlo. Menciono una frase que, aunque no sé de quién es, la replico, pues es aplicable a lo que comento en este capítulo: “El que cree que cuesta caro un profesional, no sabe lo caro que cuesta un incompetente”. Estos personajes normalmente cobran más barato que los profesionales inmobiliarios y por supuesto, no tienen inmuebles en exclusiva, pues el contrato de exclusiva representa una serie de obligaciones que ellos no están dispuestos a asumir; yo diría que, más que promover, manosean los inmuebles de personas que, por pagar menos honorarios, inocentemente entregan su patrimonio a individuos que no tienen los conocimientos necesarios para operar. Es importante que nuestros clientes distingan entre unos y otros, pues su patrimonio puede estar en peligro en manos de estos improvisados. Cada día, el público consumidor de servicios inmobiliarios está más informado y por lo tanto debe tomar mejores decisiones acerca de cómo asesorarse. Exclusivar, exclusivar y seguir exclusivando La palabra más usada por los asesores inmobiliarios exitosos es siempre exclusivar. Esta palabra representa compromiso, seguridad, transparencia, servicio, etcétera; por lo tanto, las personas que sin ser auténticos inmobiliarios ejercen como tales evitan la palabra y la acción de exclusivar, pues no quieren tener la carga que representa. A fines de los años noventa participé en una convención internacional de Century 21 en la ciudad de Orlando, Florida. Entre otros eventos, asistí a un panel de asesores exitosos de varios países para escuchar cómo habían logrado el éxito. Una de las panelistas fue galardonada como una de las mejores asesoras a nivel mundial de la citada franquicia; ella era de origen mexicano, se apellidaba Rodríguez y trabajaba en una oficina cerca de Los Angeles, California, y durante toda su intervención fue contundente al decir que las exclusivas vendibles garantizan el éxito profesional. No solamente lo decía, lo comprobaba con el éxito que había logrado. Me impresionó cómo alrededor de 15 000 personas aplaudieron su intervención. Pero en México la historia se repite y durante las ceremonias de premiación de Century 21, a nivel nacional, he sido testigo de cómo asesoras inmobiliarias de excelencia como Rosa María, Tere, Lisy, Emilia, Lety, Carmen, Mariana, Lupita, Gladys, Maria Elena, Pilar, Raquel, Montero, Alejandra y Socorro, entre otras, se han hecho acreedoras a premios de productividad. El común denominador siempre ha sido el mismo: un número extraordinario de exclusivas. Tengo estadísticas que demuestran que las asesoras que han tenido éxito en mi oficina, normalmente logran entre dos y tres exclusivas mensuales. Para lograrlo, dedican la mayor parte de su tiempo a obtener exclusivas, al menos dedican 70% de su tiempo a labores de exclusivar, es decir, si trabajan 8 horas diarias deben dedicar entre 5 y 6 horas al día para obtener exclusivas vendibles. Si tu distribución de tiempo productivo no es parecida a esto y por el contrario das más tiempo a labores de venta, seguramente tus resultados no deben ser nada espectaculares. Si trabajas menos horas al día y no dedicas ninguna a exclusivar, estás mal enfocado, tanto, que debes de ver tu futuro inmobiliario muy borroso. No tengo estadísticas al respecto, pero puedo afirmar sin temor a equivocarme que una gran cantidad de asesores trabajan alrededor de 4 horas al día, y este ritmo solamente puede garantizar una cosa: que no tendrán éxito como asesores. Acudir a tu oficina no quiere decir que trabajes, sino que estás en determinado lugar y puede que estés haciendo cosas que no son trabajo. Hazte las preguntas que te tengas que hacer en relación con este punto y concluye si tu enfoque actual de negocio está funcionando bien o si después de leer esto piensas que debes mejorar. Es indispensable que siempre cuentes cuando menos con un inventario personal de entre 12 y 15 exclusivas vendibles. Revisa tu cartera o inventario personal de exclusivas, resta las rentas bajas, resta las no vendibles, resta los elefantes blancos, ¿cuántas exclusivas te quedan? En principio, no deberías exclusivar lo que no es vendible, pero es una realidad que en la cartera de todo asesor hay este tipo de propiedades por muchas razones, que van desde los precios altos hasta la documentación insuficiente, pasando por la inexperiencia del mismo asesor inmobiliario. Te puedo decir que los asesores exitosos no escapan a esta tendencia funesta, pues también tienen propiedades invendibles en sus inventarios, pero las tienen en menor cantidad. Es de suma importancia que el asesor no caiga en la tentación de tener exclusivas simplemente por tenerlas, pues en lugar de producir dinero, los inmuebles que derivan de estas exclusivas se vuelven un dolor de cabeza y, por supuesto, mucho trabajo para el mismo asesor y para otros colegas que piensan que el inmueble que promueve su compañero será vendible. Para triunfar debes tener una cartera inmobiliaria compuesta por un número eficiente de inmuebles vendibles; si no es así, lo que tienes es un bote de basura inmobiliaria y lo mejor es deshacerte de él cuanto antes. ¿Cuántas exclusivas tienes actualmente? ¿Cuántas exclusivas vendibles tienes? ¿Cuántas exclusivas vendibles logras en un mes? ¿Cuántas exclusivas vendibles logras al año? Es imprescindible que cuentes con esta información, pues así te darás cuenta de qué tan eficiente eres como asesor inmobiliario. Si después de contestar las preguntas anteriores resulta que tus números están por debajo de los citados, en promedio tienes cinco exclusivas y lograste exclusivar en todo el año entre seis y ocho, además de la mala noticia que te di al iniciar este capítulo, te tengo que dar un consejo: debes pensar en retirarte de la actividad inmobiliaria, pues tus ingresos siempre serán muy limitados. Los asesores inmobiliarios que controlan las exclusivas controlan el mercado, y los demás los buscarán para hacer operaciones inmobiliarias. Además de que es muy importante el número de exclusivas que tengas, también es importante que cuentes con una cartera uniforme de inmuebles. Lo ideal es convertirte en especialista en zonas y productos, si tienes de todo y en todos los lugares, en realidad tienes muy poco. Desgraciadamente, los asesores tienden a tomar inmuebles de cualquier clase y en cualquier lugar de la ciudad, del estado y hasta del país; esto nunca dará resultados positivos, por el contrario, trabajas más, te cansas más, no ganas dinero y por lo tanto te desmotivas. Antes las niñas jugaban a la casita, hoy en día muchas asesoras y asesores juegan a la inmobiliaria. ¿Eres inmobiliario o juegas a la inmobiliaria? Una cosa es estar consciente de que este negocio se hace por medio de exclusivas y otra muy distinta es tener la capacidad de exclusivar. Sólo los grandes exclusivadores llegan a ser asesores de Ù¡Ù , los que no tienen esta sexta característica simplemente serán asesores. Saber exclusivar es la conjunción de muchas cosas que hemos visto y que veremos en este libro, y de muchas otras cosas que los grandes asesores ponen en práctica todos los días y a todas horas. Saber exclusivar tiene que ver con tus objetivos como asesor, con tu actitud ante tu actividad y ante tus clientes, y por supuesto con tu sangre de inmobiliario. Es la esencia del negocio de los asesores inmobiliarios y por lo tanto la base del éxito inmobiliario. Saber exclusivar es saber qué y cuántos inmuebles exclusivar. Es una mezcla de cantidad, calidad, ubicación y precio. Ante la falta de objetivos bien definidos acerca de cómo construir su negocio inmobiliario, los asesores se hacen de una cartera sin cantidad (muy pocas exclusivas), sin calidad, (inmuebles deteriorados o con problemas legales), sin ubicación (inmuebles regados por toda la ciudad) y con precios no competitivos (muy altos). En este escenario el asesor debe ofrecer algo que es difícil vender, pues competirá con muchos inmuebles sin los problemas citados. Cuando me iniciaba en el maravilloso mundo inmobiliario, una asesora llevó a la oficina a un cliente que quería que promoviéramos su casa de fin de semana en Cuautla, Morelos, la cual estaba bastante vieja y poco cuidada: el pasto muy crecido, la alberca no funcionaba y tenía el agua estancada y sucia, algunas ventanas tenían vidrios rotos, etcétera. El cliente y la asesora me dieron suficientes argumentos y me convencieron para que con mi poca experiencia considerara el asunto, y como apenas estábamos haciéndonos de una cartera de inmuebles, pensé que no sería mala idea tomar esta casa para vender en exclusiva. Al mes de promoverla recibimos la llamada de un vecino para que también promoviéramos su casa en el mismo fraccionamiento, y entonces pensé que, aunque no era lo ideal, la tomaríamos, así tendríamos dos oportunidades de venta. Para no hacer el cuento largo, al cabo de seis meses ya teníamos cuatro casas en venta en Cuautla, un cliente comprador al que no le gustó ninguna, un gasto considerable en publicidad, cuatro propietarios molestos pues no habíamos vendido sus casas y dos asesoras peleadas, la de las cuatro exclusivas y la que llevó al cliente comprador, pues según dijo, había tenido un problema conyugal derivado de no asistir a un evento familiar el domingo por culpa de las malas exclusivas de su compañera. En resumen, solamente teníamos problemas en Cuautla. Hoy en día, si llego a tener un cliente que quiera vender una casa en Cuautla, simplemente lo remito a un excelente profesional inmobiliario y amigo de aquella ciudad, llamado Ernesto. Aprende de los errores ajenos y no cometas el que yo cometí al promover inmuebles en lugares de los que no conoces el mercado, los precios, las costumbres, etcétera. De cada experiencia debes obtener algo positivo; ahora tratamos de que no entren a la oficina exclusivas no vendibles, pues los resultados definitivamente no son buenos ni para los clientes ni para nuestro equipo. También hay asesores que dicen que no tienen facilidad para exclusivar, pero sí para vender. Si piensas así, no te ayudas, te estás autobloqueando para no tener la carga de conseguir exclusivas, y al mismo tiempo, limitas tus aspiraciones de éxito, que siempre van por el camino de las exclusivas. Si estás en este grupo de asesores, te aconsejo que no te des por vencido, revisa tu forma de exclusivar y si no has tenido éxito determina qué has hecho mal, aprende la lección, vuelve a intentar por otra vía y tal vez encuentres el éxito. Si no haces esto y te quedas con tu idea de que no se te dan las exclusivas, simplemente no volverás a intentar y te quedarás ahí donde estás. Se puede decir que si empiezas a exclusivar es que estás aprendiendo lo que deberías aprender acerca de “cómo exclusivar” y que vas por buen camino; si intentas varias veces por diversos caminos y no tienes resultados favorables, posiblemente no tienes el perfil de asesor exitoso. Acuérdate de lo que platicamos acerca de la actitud positiva en el capítulo 2, es totalmente necesario en este caso si tu problema es que las exclusivas no se te facilitan. ¿A estas alturas ya definiste qué clase de asesor quieres ser? Hay algunos consejos para exclusivar que sólo voy a mencionar en este capítulo, aunque espero que leas un libro que trata el tema con detenimiento y seriedad. Al final de este capítulo te daré la información acerca del mismo. Si no te ha ido bien como asesor inmobiliario, recuerda: el secreto es exclusivar, exclusivar, exclusivar y exclusivar, sin olvidar la segunda parte, es decir, exclusivar inmuebles vendibles. Esto es primordial, pues si exclusivas muchos inmuebles no vendibles, estarás trabajando mucho, pero sin tener posibilidades de ganar dinero, y tu enfoque debe ser que trabajes, que realices una actividad determinada para obtener a cambio una remuneración económica. Se trata de que el trabajo que hagas tenga resultados visibles, resultados que se puedan contabilizar en dinero. El trabajo del asesor inmobiliario está en la calle buscando exclusivas vendibles, no sentado calentando una silla de la oficina y esperando que se dé un milagrito. Consejos para exclusivar Planear: es importantísimo que planees exclusivar, es decir, escoger cuántas horas al día, cuántos días a la semana, en qué zonas y qué clase de inmuebles vas a exclusivar. Acuérdate de que debes planear que 70% de tu tiempo esté destinado a esta actividad. Constancia: desgraciadamente, no es una virtud de la cual podamos presumir los mexicanos, pues queremos ganar mucho dinero con poco esfuerzo, y en el negocio inmobiliario debemos invertir trabajo, tiempo, compromiso y mucha constancia. Cuando implementes alguna forma para exclusivar deberás ser constante y no desanimarte porque no hay resultados rápidos. Cuando salgas a exclusivar tienes que ser constante y eso significa siempre, no dos semanas o dos meses. Los resultados en el ámbito inmobiliario no son como en otros negocios, los tiempos inmobiliarios son para personas pacientes y constantes. Los asesores exitosos saben que una exclusiva puede tardar varios meses en obtenerse, y por lo tanto son constantes y dan el seguimiento necesario hasta que se logra. Eficacia: en uno de tantos puentes vacacionales, una ex asesora llamada Laura dijo: “Ahora que no hay tráfico voy a salir a exclusivar.” Al siguiente lunes, mencionó que había conseguido 60 teléfonos de tratos directos y que hablaría con los propietarios para conseguir las exclusivas. Al concluir la semana, le pregunté con cuántas personas había hablado y su respuesta fue que no encontró a ninguna, esperé una semana y cuando volví a preguntarle, me dijo que había hablado con dos sin obtener ninguna cita. Al darme cuenta de que algo andaba mal, le pedí que nos sentáramos y procediera a hacer las llamadas respectivas para que yo la oyera y le hiciera observaciones al respecto. Laura no hizo ninguna llamada y con cara de angustia me dijo que el teléfono era para ella como un fantasma al cual le tenía terror. Si tú, como Laura, le tienes miedo al teléfono, te aconsejo que hagas lo mismo que ella, es decir, dedicarte a otra actividad. ¿Para qué sales a la calle y obtienes 60 teléfonos si no vas a hacer las llamadas respectivas? Eso se llama perder el tiempo, significa ser ineficaz. Mezcla: te aconsejo usar los distintos medios conocidos por todos los inmobiliarios para exclusivar. Con estos cuatro consejos tienes la base para poder exclusivar de una forma profesional y efectiva. Presentación de lujo Una vez que por medio de las distintas formas para exclusivar consigues una cita con un propietario, debes acudir y convencerlo de que a través de un contrato de exclusividad contigo o con tu empresa tendrá los mejores resultados. Esto no es fácil y lo sé, pero debes hacerle ver al propietario que es la forma segura y profesional de vender su inmueble. Seguramente lucharás contra muchos personajes que nada tienen que ver con un profesional inmobiliario, pero que se disfrazan tan bien que confunden al propietario y lo convencen de que sin un contrato de exclusiva pueden hacer lo mismo y más barato. Tu misión consiste en explicar bien lo que haces tú y lo que hace el supuesto inmobiliario. Cuando un propietario se decide a darte una cita también citará a varias personas que le prometen vender su inmueble; unos serán profesionales y otros sólo se ostentarán como tales sin serlo pero, como ya te dije, se pondrán su disfraz de inmobiliario e intentarán convencer al cliente. Todos recitarán una lista interminable de promesas, unas verdaderas y otras falsas, y solamente tendrán como objetivo convencer al cliente. Te sugiero que todas tus promesas y argumentos estén fundamentados en acciones ciertas y que den valor agregado a tu cliente. En esa cita deberás venderte tú, tus conocimientos, tu experiencia, tus logros, tu especialidad, si es que la tienes, tu sinceridad y tu compromiso, el cual será plasmado por medio de un contrato. También, y si es el caso, si representas a una inmobiliaria, deberás vender a tu empresa y todo lo que representa, por lo tanto, deberás hablar de la marca y de los logros obtenidos, de los años en el mercado de los clientes atendidos, del equipo del cual formas parte, de la fama de tu empresa, etcétera. Por último, también deberás platicar acerca del servicio que tú o tu empresa se comprometen a dar al cliente, y obviamente de las condiciones que implica dicho servicio, entre las cuales se encuentran tus honorarios. Esas presentaciones se convierten en concursos donde el propietario observa y califica desde su sillón favorito cómo desfilan asesores y asesoras profesionales y personas disfrazadas de asesores. Por la pasarela habrán de desfilar entre cinco y siete inmobiliarios y no inmobiliarios; el propietario se convierte en juez, pero en este caso no calificará las medidas de los concursantes, sino la capacidad, los conocimientos, el interés, el profesionalismo, la fama y por supuesto, el precio del servicio de los concursantes. Si no logras diferenciarte de tus oponentes, sean o no profesionales, el cliente siempre escogerá al más barato. Esto es lógico. Si constantemente tus competidores te ganan los inmuebles que pretendes exclusivar, es importante que te pongas a revisar cómo son tus presentaciones, pues posiblemente no estás logrando diferenciarte, como dice el dicho: “no te preocupes por la competencia, preocúpate por tu propia incompetencia”; revisa qué estás haciendo y cómo lo estás haciendo, pide la opinión de alguna amistad y que te diga si resultas convincente y confiable en tus presentaciones. Si estas citas se convierten en un problema, si se te hace que son de flojera, si te sientes rebasado, si no te gustan, si las evitas, a lo mejor es que en realidad no eres asesor inmobiliario; si por el contrario crees que las presentaciones son un reto, las disfrutas, te sientes mejor si logras más citas y presentaciones, y normalmente ganas a tus competidores, te tengo una buena noticia: eres un asesor de Ù¡Ù y estás triunfando. Si eres así, pero no has triunfado, eres un diamante en bruto y con mucha probabilidad algún día alguien te ayudará a pulirte para que puedas brillar como lo que eres. Por cierto, ¿cuántos contactos, cuántas citas y presentaciones haces al mes? Creo que este tema da para escribir un libro entero; de hecho, ya est á escrito y a disposición de todos los inmobiliarios. Si te interesa, no dudes en adquirirlo y leerlo porque seguramente te será de gran utilidad como a otros inmobiliarios que lo han leído y me han hecho comentarios muy positivos. El libro se llama Las exclusivas y tuve la suerte de escribirlo. 7 El talón de Aquiles Sin adentrarnos en los temas acerca de las clases de avalúos inmobiliarios y de cómo elaborarlos, analizaremos las ventajas y desventajas de saber hacerlos correctamente. Para la mayoría de los asesores, valuar un inmueble es su punto más débil, incluso hasta para los asesores de 10 es el tema que más trabajo les cuesta dominar de todos los que deben realizar en su actividad diaria. Valuación, según el Diccionario de la lengua española, es la acción y efecto de valuar o valorar, que a su vez consiste en señalar el precio de algo. Qué gran responsabilidad es para un inmobiliario señalar o sugerir el precio de venta de lo que representa el patrimonio de su cliente y su familia. Para el propietario, vender significa muchas veces dejar atrás su pasado con una carga emocional que en innumerables ocasiones pretende incluir en el precio de venta. La responsabilidad de la cual hablo consiste en que al mismo tiempo que se valora con elementos objetivos se debe entender esa carga emocional, y entenderla no quiere decir incluirla en el precio, sino saber manejarla, pero sin perder de vista el objetivo del cliente, que es vender. Este es un tema que considero de los más importantes de todas las actividades diarias del asesor inmobiliario, y sin embargo, pocos dominan el arte de valuar un inmueble correctamente. Como mencioné, y sin referirme a fondo a las distintas formas para señalar el precio de un inmueble como el avalúo físico, el avalúo por capitalización de rentas y el avalúo catastral, los asesores inmobiliarios normalmente obtienen el precio de los inmuebles que promueven haciendo un estudio de mercado comparativo que dice cuál puede ser el precio de un inmueble con ciertas características, según la ley de la oferta y la demanda, en una zona y un tiempo determinados. Los asesores exitosos dominan la técnica de este estudio de mercado comparativo en beneficio de sus clientes y del mercado en general. A veces, el desconocimiento, la falta de capacitación, incluso la flojera, hacen que en muchas ocasiones el asesor no pueda reflejar el valor real de un inmueble. La consecuencia será fijar un precio equivocado; si es por encima de su valor real lo convertirá en invendible, si es por debajo del valor real se convertirá automáticamente en un remate. Normalmente sucede lo primero y en contadas ocasiones, lo segundo. Una vez manifestado lo anterior, te hago las primeras preguntas: ¿Sabes en qué consisten, cómo y para qué se hacen los avalúos mencionados? ¿Podrías hablar a tus clientes acerca de ellos? Como asesor inmobiliario debes saberlo para resolver las dudas que tengan tus clientes, no sería profesional cobrar una cantidad y no saber de qué estás hablando. ¿Sabes cómo hacer un estudio de mercado comparativo? ¿Siempre elaboras un estudio de mercado comparativo de los inmuebles que promueves en venta? Cuando el cliente fija el precio de venta Cada vez que un inmueble sale a la venta, el precio es fijado de forma distinta; hay oficinas y asesores que tienen programas, procedimientos o métodos muy bien estructurados para no fallar al respecto. En muchas ocasiones, la infraestructura de la oficina resuelve el asunto a través del gerente o de un experto valuador; en otras, el asesor debe aprender este método y, si esto es controlado de modo correcto, normalmente no hay dificultades y los precios son bien fijados. En el caso de que el asesor no sea quien realice el estudio de mercado, está obligado a saber cómo se hace para responder a sus clientes las dudas que tengan al respecto. El problema se da cuando un asesor inexperto o sin escrúpulos fija o sugiere el precio de un inmueble y afecta de una u otra forma a su cliente. La actividad inmobiliaria requiere que quien otorga servicios conozca muchas áreas de gran importancia relacionadas con inmuebles y personas, de otra forma el peligro siempre estará presente. En párrafos anteriores mencionaba que el desconocimiento, la falta de capacitación, incluso la flojera, hacen que muchas veces el asesor no pueda reflejar el precio justo y competitivo de un inmueble, y entonces lo fija con base en elementos subjetivos con resultados negativos. En innumerables ocasiones, empresas o asesores no hacen esta importante tarea por las razones enumeradas; así, el propietario, muchas veces con elementos subjetivos y emocionales normales en todas las personas, fija o presiona al inmobiliario para señalar el precio con que será promovido su inmueble, que usualmente no será competitivo, pues el cliente, como digo, incluye sus emociones o necesidades. En cierta ocasión, un cliente nos solicitó poner a la venta una casa en muy mal estado, con un lugar de estacionamiento y en una calle muy transitada; su condición era que la vendiéramos en $5,300,000.00. Antes de emitir alguna opinión al respecto, procedimos a hacer un estudio serio y profesional del caso, entonces le informamos al cliente que el precio que arrojaba el estudio señalaba $2,600,000.00; él nos dijo que requería $5,000,000.00 libres, pues eran cinco hermanos y cada uno quería recibir cuando menos $1,000,000.00 y el resto sería para nuestros honorarios, pues la casa había sido de sus padres ya fallecidos y no pensaban venderla en menos del precio señalado. En virtud de que el precio que pretendía el cliente no era real, pues la casa no valía lo que cinco hermanos querían repartirse, más los honorarios de una inmobiliaria, decidimos no promover el inmueble. A la semana siguiente, vimos con sorpresa que sobre el inmueble había dos rótulos, uno de una empresa inmobiliaria que manejaba un precio de $500,000.00 arriba, y otro con el teléfono del hermano líder y copropietario. Después de un par de meses, apareció el rótulo de un dizque asesor inmobiliario, y aunque el rótulo decía que era “trato directo”, el personaje que contestaba decía que, no obstante que el precio era $5,500,000.00, el propietario estaba en una situación de emergencia económica y por lo tanto estaba dispuesto a bajar el precio en forma considerable. Al cabo de un año y un par de meses, varios inmobiliarios ya habían promovido el inmueble sin ningún resultado. Desgraciadamente, uno de los cinco hermanos falleció y dejó un auténtico problema sucesorio, pues murió intestado y con varios hijos: unos de su matrimonio y otros habidos fuera del mismo, pero al fin y al cabo hijos y todos peleando por la herencia, incluyendo la famosa Casa de los Cinco Hermanos, como la bautizamos en la oficina. No sé qué habrá pasado, pero después de varios años la casa siguió ofreciéndose ya con un deterioro considerable y bastante visible, con el problema legal al parecer pendiente, y con un precio de $2,700,000.00. Esta larga historia de la vida real fue ocasionada porque alguien con un criterio totalmente subjetivo decidió fijar el precio de un inmueble, solapado por un grupo de entes inmobiliarios poco profesionales. Todos los inmobiliarios hemos conocido o vivido historias parecidas en las cuales el final nunca es feliz. La consecuencia inmediata de fijar un precio alto de venta de un inmueble es que no se venda, pero también hay repercusiones a mediano y largo plazos. En efecto, muy a menudo vemos que hay inmobiliarias que por dominar una determinada zona promueven inmuebles sin hacer un estudio de mercado comparativo serio, simplemente preguntando al propietario el precio que desea por su inmueble y éste, sin experiencia y además con argumentos subjetivos, lo fija. Al crecer el inventario de la inmobiliaria, ésta llega a tener muchos inmuebles con precios altos; cuando los propietarios que quieren vender en esa zona ven los precios que hay, su expectativa sube automáticamente, y cuando otros inmobiliarios hacen estudios de mercado, comparan con propiedades que en realidad fueron mal valuadas o no valuadas, entonces introducen al mercado otro inmueble de precio alto y así se va generando un inventario de inmuebles invendibles en una zona. Son zonas donde constantemente oímos que todo se vende pero nadie compra, son zonas con precios deformados por la negligencia de quien domina ese mercado. Aprovecho para hacer un llamado a los profesionales inmobiliarios para que no sigan el ejemplo de estas empresas o personas físicas que en definitiva no tienen nada de profesionales y sí mucho de pirómanos inmobiliarios, pues se dedican a quemar inmuebles comercialmente hablando, como sucedió con la Casa de los Cinco Hermanos, cuyo único secreto para ganar clientes es bajar sus comisiones sin ton ni son y promover en el precio que desean sus clientes sin importar que no sea competitivo. El paso deben marcarlo los profesionales y cobrar lo que cada quien considere justo por los servicios que otorga, por hacer estudios de mercado comparativos profesionales donde el precio que se sugiere sea competitivo por estar fundamentado en elementos siempre objetivos, y por no dejarse influir por elementos de otra naturaleza. Es como si un médico, después de revisar a su paciente y estudiar sus análisis, le pregunta qué quiere tener o no tener; aunque tenga una enfermedad grave y no le guste oírlo, es el deber del médico decir la verdad. En nuestra actividad es igual, después de hacer un estudio de mercado profesional, los inmobiliarios deben decir al cliente la verdad acerca del precio, deben saber explicarle cómo hicieron ese estudio y cuáles fueron los elementos (siempre objetivos) usados para obtener la cantidad a la que llegaron; también es su deber explicarle la conveniencia de salir al mercado con un precio justo y competitivo y las consecuencias de promover el inmueble a un precio alto. Si esto es bien hecho, el cliente debe quedarse tranquilo de que está con un profesional, si el asesor no sabe hacer bien esto, el cliente será quien fije el precio con consecuencias negativas para sus mismos intereses. En el medio inmobiliario es bien sabido que solamente hay dos razones por las cuales no se vende un inmueble: 1. Promoción deficiente 2. Precio alto Muchas veces sucede que después de presentar un estudio al cliente, éste manifiesta su descontento y amenaza con no dar la exclusiva al asesor, el cual, por no perder la oportunidad, acepta tomar una propiedad invendible que promoverá por algún tiempo hasta que le sea cancelada por el propietario, obviamente por no venderse. Los auténticos profesionales, los asesores de 10, nunca caen en este juego que es perjudicial principalmente para los clientes y para el mercado en general, sino que usan argumentos de peso que convencen a los clientes, pues les explican que entre los servicios que se comprometen a otorgar está hacer una valuación real del inmueble por medio de un estudio de mercado comparativo, y le sugieren revisar si los competidores harán lo mismo, o simplemente por desconocimiento o flojera aceptarán promover con precios irreales e invendibles. El escenario ideal se da cuando el asesor hace un trabajo realmente profesional y con los argumentos esgrimidos, entre cliente y asesor fijan el precio de venta del inmueble. En caso de que el cliente haya visto un estudio bien realizado y escuchado argumentos objetivos y de peso acerca del precio de su inmueble, insista en que es el mejor de la zona y proponga un precio que resulta muy alto, el asesor exitoso preferirá dar un paso atrás y no promover un inmueble invendible, preferirá no dar un gusto dañino al cliente, no trabajar en balde, sino invertir su tiempo en algo factible, preferirá seguir siendo profesional. ¿Tu cliente inexperto fija el precio de venta de su inmueble?…, eres un asesor como de 7. Sé que esta aseveración se oye fuerte, ¿pero, sabes qué?, es cierta y la repito cuantas veces sea necesario. Es importante que los inmobiliarios actuemos diferente, que hagamos un trabajo serio, profesional y comprometido con nuestros clientes y con el mismo sector inmobiliario, es importante que si no dominas bien el arte de valuar un inmueble te preocupes por lo que has venido haciendo o dejando de hacer a la fecha y luego te ocupes de capacitarte. Si esto te da igual, no te ostentes como inmobiliario, pues no lo eres, y cada vez que lo menciones a tus clientes los estás engañando. Esta es una de las grandes diferencias entre los asesores exitosos y los asesores, digamos, de diario; los primeros saben que para dar un buen servicio es imprescindible hacer un buen estudio de mercado comparativo y por lo tanto le dan una importancia especial a capacitarse en este tema de la valuación inmobiliaria. Aunque sea un tema árido y complicado, pues para muchas personas los números no son cosa fácil, los exitosos siempre estarán interesados en dominarlo, pues se preocupan por que sus clientes no se vean afectados en lo que con tanto tiempo, ahínco y trabajo han logrado. También, y por otra parte, dominar el arte de valuar un inmueble es una ventaja competitiva que los asesores exitosos siempre usarán contra su competencia. Cuántas veces después de una intensa promoción llega un comprador interesado y presenta una intención de compra que después de negociarse con el propietario no culmina con la conclusión de la operación y sí con el enojo del mismo propietario, que reclama al asesor inmobiliario no haber vendido. Muchas veces, el comprador que se decide a hacer una propuesta, ya analizó varios inmuebles similares, su propuesta es objetiva y buena y no se llega al cierre, pues el precio del inmueble es exageradamente alto. Podríamos decir que quien toma una propiedad con precio alto por alguna de las razones enumeradas, “en el pecado lleva la penitencia”, es decir, si su pecado fue tomar un inmueble con precio alto, su penitencia será no venderlo. Pero, además, como en ese pecado arrastran al cliente, merecerían doble penitencia, y si no, cuando menos una mentada de madre (para los lectores de otros países, una mentada de madre es la peor ofensa que se le puede hacer a un mexicano). Hay otra práctica muy común en el medio inmobiliario que consiste en tomar inmuebles con precios altos (por exigencia del propietario) y luego aprovechar el tiempo y la desesperación del cliente e irlo orillando y presionando hasta que acepte una propuesta que a juicio del inmobiliario es la correcta y que obviamente es muy por abajo del precio que pretendía el cliente. Considero que esto no es ético, pues, como digo, es jugar y manipular a los clientes cuando ellos nos están confiando su patrimonio. El precio del inmueble se fija antes de promoverlo, y las consecuencias de haberlo hecho correctamente se verán reflejadas al final de la operación. Los mejores asesores aseguran el final exitoso de la operación desde el principio al sugerir un precio de venta competitivo y justo, los demás deberán cruzar los dedos para que todo salga bien, pues no hacen la tarea que deberían hacer. Al sugerirse y fijarse el precio de un inmueble se juntan dos aspectos básicos. Por una parte, la valuación es la tarea más trascendental e importante del trabajo del inmobiliario, y por otra, representa para él mismo, su talón de Aquiles, su debilidad. Realmente es muy importante, pues, fijar un buen precio, un precio competitivo; implica un gran paso para el éxito en cada operación inmobiliaria, y cuando éste se da, se beneficia el cliente y el mismo asesor inmobiliario. Por otra parte, que esta labor represente una posible debilidad la convierte en un reto que los asesores exitosos no dejan de enfrentar con el profesionalismo que los caracteriza, para lo cual se capacitan con el objetivo de dar un auténtico servicio inmobiliario. Cuanto más alto es el precio de venta de un inmueble, tardará más meses o incluso años en venderse. Esta es una fórmula que no falla nunca. Como lo mencioné, este es un tema de gran relevancia; sin embargo, por angas o mangas el grueso de asesores inmobiliarios le sacan la vuelta. Por lo tanto, considero que representa un área de oportunidad para que quienes quieren ser auténticos profesionales tengan el compromiso suficiente y hagan de un tema complicado para sus competidores, un elemento que agregue valor a sus servicios. 8 El final feliz En la venta de todo producto o servicio hay un proceso de acontecimientos que concluyen con el cierre. Si no hay cierre, no hay venta; si no hay venta, no hay comisión, y si no hay comisión ¡no hay final feliz! Normalmente se debe llegar al cierre y por ende al final feliz cuando se da una combinación de dos cosas, la primera es haber hecho bien tu trabajo desde que tomaste la exclusiva, hasta la negociación de la intención de compra, y la segunda es sacar al asesor inmobiliario que llevas dentro. ¿Quieres casarte conmigo? Cuando una pareja inicia una relación, uno de los posibles objetivos puede ser contraer matrimonio. Lo usual es que antes la pareja desarrolle una relación que le permita conocerse en general y por lo tanto saber los gustos, necesidades, objetivos, caprichos, valores, virtudes, etcétera, de la otra persona. Después de algún tiempo, cuando se considera que se conoce bien a la otra persona y que reúne los requisitos que se desean, normalmente el novio propone matrimonio a la novia quien también después de analizar a su pareja decide si acepta o no contraer matrimonio. En el ámbito inmobiliario, los asesores, tanto el que consigue la exclusiva como el que asesora al comprador, deben desarrollar una relación con sus clientes que les permita conocerlos a fondo y saber cuáles son sus gustos, objetivos, caprichos, virtudes, etcétera. Obviamente, esta relación no tiene como objetivo ningún matrimonio, sino conocer bien al cliente para satisfacer bien sus necesidades. Entre los objetivos de los asesores exitosos está desarrollar relaciones duraderas con los clientes. Recuerda: nuestro negocio no es de inmuebles, sino de personas donde los inmuebles están en medio. Cuando un asesor logra relacionarse bien con su cliente, después de algún tiempo ya conoce todo lo que necesita saber de él para ayudarle a vender o a comprar un inmueble. Cuando el novio pide matrimonio a la novia está seguro en 96.8% de que la respuesta será “Sí”. Te repito, si la relación fue positiva, la pregunta: “¿Quieres casarte conmigo?”, deberá ser simplemente un trámite que se debe realizar con mucha sensibilidad y creatividad, pues es la culminación feliz de una relación. Si la relación del asesor y su cliente comprador ha sido positiva, la pregunta: “¿Quieres comprar este inmueble?” deberá ser simplemente un trámite, pues el asesor ya debe saber para entonces lo que necesita saber del comprador para venderle el inmueble que necesita. El problema se da cuando el asesor ya sea del vendedor o del comprador no desarrolla esa relación con su cliente y no sabe qué quiere, pues no conoce sus necesidades, caprichos, objetivos, etcétera. En varias ocasiones he escuchado a clientes propietarios quejarse de sus asesores diciendo que el día que se firmó la exclusiva fue el último que vieron a su asesor. Los asesores exitosos siempre están en contacto con sus clientes, saben que la comunicación y la confianza son esenciales para que cuando llegue el momento del cierre, se logre sin ningún problema. Relación del asesor inmobiliario y el propietario Hablemos primero de la relación entre el asesor inmobiliario y el propietario. Esta relación puede durar, en su primera etapa (hasta lograr la venta), varios meses y luego mucho tiempo más. Inicia cuando se hace la presentación de servicios al cliente, cuando se hace un estudio de mercado comparativo objetivo, cuando se prometen muchas cosas, cuando se crean muchas expectativas, tantas que el propietario cree que su propiedad será vendida en muy corto plazo y como por arte de magia. Si tú creas expectativas es porque sabes que puedes lograr algo y luego ponerte a trabajar para hacer posible lo que el cliente espera; si creas expectativas simplemente para que te den en exclusiva un inmueble, estás actuando de forma equivocada, pues de antemano sabes que no podrás lograr lo prometido porque dependerá de la suerte o de un milagro. Esto es igual que en el noviazgo, si acaso no fuiste sincero y ocultaste la realidad de lo que eres para casarte, tarde o temprano la verdad saldrá a flote y a veces con consecuencias muy graves. Si conseguiste la exclusiva a base de mentiras, tarde o temprano el cliente descubrirá tu falta de honestidad y perderás la exclusiva y la oportunidad de vender el inmueble. Si hiciste bien tu tarea como asesor exclusivador, al momento de realizar tu trabajo y luego desarrollar una relación con tu cliente en la cual fuiste descubriendo algunas cosas y reafirmando otras, y además lograste ganarte la confianza de tu cliente, seguramente tendrás los elementos suficientes para asesorarlo en el momento del cierre. No se trata de vender por vender, no se trata de engañar y que cuando llegue una propuesta de compra mala ya sea por el perfil del comprador o por el precio bajo, tratemos de convencer, presionar y casi aplicar una llave de lucha libre al cliente hasta que te diga: “Me doy, me doy, sí vendo”. Si a tu cliente no le conviene vender, asesóralo para que no venda, si le conviene la operación, pero tiene dudas, acláralas y aconséjalo para que siga adelante, pero que sea siempre con argumentos verdaderos y no con presiones falsas. El momento del cierre requiere sensibilidad, creatividad, habilidad e inteligencia del asesor. Por lo tanto, no es el mejor momento para los asesores inmobiliarios principiantes sino, como mencioné antes, para que aparezca el gran asesor que llevas dentro. En efecto, es el momento en el que las grandes virtudes de un asesor de 10 brotan y en que las carencias o deficiencias de los inexpertos o malos asesores salen a relucir. Un excelente cliente y ahora buen amigo, cuando estaba a punto de tomar la decisión final acerca de si debía aceptar una propuesta de compra de su casa, me llamó y me dijo: “Mire, pienso que estoy en un momento crucial, pues estoy tomando una decisión que involucra el futuro de mi familia, lo que necesito no es una asesora que me presione todos los días con que si no tomo la decisión rápidamente perderé la oportunidad, sino una que me oriente, que me asesore, que yo sienta que está de mi parte y no que solamente le interesa que yo decida para que ella cobre. Cada vez que veo a la asesora o hablo con ella solamente percibo que tiene un signo de pesos en la frente.” Luego de la llamada, pedí a la asesora que dejara de llamarlo y procedí personalmente a actuar como en realidad debemos trabajar, que es en equipo con nuestros clientes, como ellos lo esperan. Lo primero que hice fue bajar la presión que la asesora había manejado y que molestó tanto al cliente, después me dediqué a asesorarlo para que tomara una buena decisión, posteriormente el cliente vendió y hoy en día somos amigos. Por su parte, la asesora me reclamó que la retirara de la operación, pues había trabajado mucho y no era justo que se le fuera la operación por una persona que no sabía tomar decisiones y a quien había que presionar hasta que cediera. Al final, la asesora cobró su comisión, que por cierto no merecía, y le pedí que buscara otra oficina que coincidiera con su forma de pensar. Pobres de los clientes que algún día caigan en manos de esta señora que piensa que es excelente en su trabajo, que presionando clientes construirá su negocio inmobiliario y que la actividad inmobiliaria es a costa de los clientes y no a través de ellos. Cuántas veces los clientes darán un paso atrás por las presiones de los asesores inexpertos o de los asesores patito o como se llamen, a quienes solamente les interesa ganar dinero, aunque el cliente salga afectado. Por esto menciono que este es el momento en que los asesores de 10 sacan el gran asesor que llevan dentro, es el momento en que usan su sensibilidad, su conocimiento, su experiencia y su magia interna en beneficio de su cliente. Relación del asesor inmobiliario y el comprador Ahora hablemos acerca de la relación entre un cliente comprador y un asesor inmobiliario, que en principio es más corta en su primera etapa que la relación con un propietario. Si el asesor manejó correctamente el teléfono al recibir la llamada de un prospecto comprador, si calificó correctamente al cliente, si se hizo una demostración profesional del inmueble, si se realizó suficiente sexo inmobiliario, si se cuenta con todas las herramientas necesarias para cerrar (formatos de propuesta, contratos, calculadora, pluma, papel, cinta métrica, información del inmueble), llega un momento en que se abre una puerta imaginaria que da paso al inicio del cierre. Analizando los puntos anteriores te diré que si no sabes manejar la información que das y cómo la das al recibir la llamada de un cliente comprador, las cosas empiezan mal. Cuando un cliente llama para preguntar acerca de un inmueble debes informarle acerca del mismo y precalificar sus necesidades, esa llamada no es para que trates de venderle un inmueble. Un martes estábamos en una junta de ventas cuando Adriana levantó la mano y me dijo que se retiraría, pues tenía que ir con una clienta que había llamado la tarde anterior a un tour de cuatro casas; en plan de broma, le pregunté si ya había cambiado la actividad inmobiliaria por la turística, y un poco molesta me dijo que ella trabajaría más de lo normal, pues le enseñaría cuatro casas de la zona, tres de nuestra oficina y una más de otra oficina inmobiliaria. Las tres casas que teníamos en exclusiva en la zona eran totalmente diferentes en precio, proyecto y antigüedad, y aunque estaban en la misma zona, una estaba en una calle privada, otra en una calle muy transitada y la tercera no recuerdo. Me queda claro que Adriana no había precalificado ni menos calificado a su clienta, solamente sabía que la llevaría a un recorrido inmobiliario. Una vez que la asesora se retiró, aposté una comida con las demás asesoras a que Adriana no vendería ninguna de las casas. No faltó quien me reclamara mi falta de confianza en la asesora y manifestara que seguramente entre cuatro casas una le gustaría a la clienta. Para no extender mucho esta historia, te puedo contar que entre todas las asesoras que aceptaron la apuesta me invitaron a comer al restaurante italiano que había yo elegido con toda premeditación, alevosía y ventaja. Adriana no vendió ninguna de las cuatro casas y era lógico, pues salió a la calle sin haber calificado a su cliente, la cual, al darse cuenta de que la asesora la había llevado a ver casas que no tenían nada de lo que ella necesitaba, en principio no compró y además no volvió a contestar el teléfono a la asesora por temor a que le organizara otro tour tan inútil como el anterior. Como esta historia me sé muchas otras en que los asesores muestran a sus clientes no lo que necesitan, sino lo que tienen en cartera, coincidan o no con los requerimientos. Unas veces la falta de capacitación y otras la desesperación de vender algo hacen que el asesor en lugar de calificar al cliente, se lance a la calle a mostrar inmuebles con la esperanza de vender alguno. Lo único que se logra es que el asesor pierda su tiempo, lo haga perder a otras inmobiliarias y pierda al cliente por ineficacia. Los asesores comúnmente dicen que los compradores son infieles, y aunque les enseñen varios inmuebles, a la hora de la hora le comprarán a otro asesor u oficina inmobiliaria. Con esta mentalidad no puedes atender a compradores, pues tu actitud hacia ellos no es positiva y seguramente por tu forma de trabajar te sucederá lo que ya sospechabas. La clave está en calificar a tus clientes compradores y luego venderles lo que ellos necesitan. Demostración de inmuebles Además de calificar al cliente, el asesor debe mostrar el inmueble de una forma profesional, como usualmente lo hacen los asesores exitosos. Éstos piensan que deben cuidar una serie de detalles que resultan muy importantes para que el cliente tome una decisión. Hay una diferencia muy grande entre un asesor exitoso y un abrepuertas: el primero impondrá a esta actividad una técnica que le asegure que sus clientes perciban que el inmueble demostrado reúne todas las características que solicitaron, el segundo simplemente se dedicará a abrir las puertas para que sus clientes entren y salgan del inmueble. De una demostración eficaz depende que el cliente acepte o rechace comprar un inmueble. Materializar el cierre Cuando ya se dieron los pasos señalados correctamente, cuando los asesores han hecho su tarea de forma eficaz, se presenta el momento de la verdad, se abre la puerta de la oportunidad que sirve para materializar el cierre. Por una parte, el exclusivador realizó el trabajo que le correspondía, es decir, hizo el estudio de mercado, hizo promesas, firmó un contrato y manejó una relación profesional con su cliente, por otra, el asesor del comprador calificó y demostró el inmueble con destreza y profesionalismo. Cuando todo esto coincide, se presenta un momento en el que se abre la puerta de la oportunidad, una puerta que aunque es invisible, el asesor exitoso siempre percibe, y es entonces cuando pide al comprador una propuesta de compra. Si después de visitar un inmueble la opinión de un comprador calificado es positiva en general, se procede a que el asesor solicite a su cliente la propuesta referida. En muchas ocasiones, los asesores hacen esta importante labor de forma verbal con consecuencias negativas para todos los involucrados, pues las cosas nunca quedan suficientemente claras y se ocasionan conflictos que pueden terminar hasta en los tribunales, con costos irreparables en tiempo y dinero. Paso a pasito, se hacen las cosas mejor y resultan más efectivas que cuando te brincas lo que tienes que hacer. Una buena técnica señala que los pasos a seguir para cuando se solicita una propuesta de compra y se transmite al propietario, debe reunir lo siguiente: 1. Solicitar al cliente comprador la propuesta. 2. Llenar junto con el comprador el formato respectivo. 3. Solicitar al comprador la garantía que proceda. 4. Informar al comprador acerca del avalúo y otros datos del inmueble para que la propuesta no sea especulativa. 5. Solicitar al comprador que fundamente su propuesta. 6. Seguir el procedimiento señalado en la oficina o en la asociación. 7. Comunicar personalmente al propietario un recuento acerca del estudio de mercado, la publicidad realizada, los resultados de llamadas y visitas al inmueble, el tiempo transcurrido, los fundamentos del comprador, etcétera. 8. Resolver objeciones tanto del comprador como del vendedor. La propuesta de compra debe ser obtenida en forma personal, pues en virtud de que debe llenarse un formato, el asesor debe contestar y aclarar muchas dudas que seguramente tendrá el comprador. También la propuesta de matrimonio es hecha en forma personal. ¿Conoces a fondo los formatos de propuesta de compra que usas? ¿Puedes aclarar todas las dudas que tiene un cliente al hacer una propuesta de compra? Si tu respuesta es negativa ponte cuanto antes a revisar el contenido de esos formatos y capacítate para que puedas contestar como todo un profesional. Se debe ser sensible en este importante tramo de la operación inmobiliaria. La puerta de la oportunidad se abre en forma natural después de resolver las objeciones que seguramente hará valer el comprador y digo seguramente, pues por lo común siempre esgrimirán alguna que otra objeción, ya sea para tratar de bajar el precio o bien para aclarar dudas. Cuando el cliente dice “no”, es “no” Cuando el cliente dice “no”, es “no”, pero cuando se toma la molestia de pensar y formular una o más objeciones quiere decir que “sí” y necesita ayuda y asesoría para resolver alguna duda y seguir adelante con la operación. Podríamos decir que la objeción es un “sí” disfrazado de “no”. Al concluir la firma de una escritura de compraventa un cliente mencionó que desde que había visitado la propiedad se enamoró de la misma, y que todos los argumentos y objeciones que en su oportunidad hizo valer, simplemente eran para ver qué tan buen precio podría lograr. Esto es normal y por lo tanto debes afrontar la situación poniendo a prueba tus cinco sentidos para captar si el cliente está siguiendo una estrategia para lograr buen precio o está optando por no comprar. ¿Sabes distinguir un no rotundo y contundente de una objeción? Responde la pregunta en silencio y, como ya pactamos, con toda sinceridad. Si sabes distinguir la diferencia, eres un asesor inmobiliario de 10, si no, considérate simplemente un asesor común y corriente. Cuando el cliente formula una objeción, la operación debe cerrarse, nunca debe caerse; el problema es que a veces el asesor no sabe si está ante una objeción o ante una negativa total. Hay asesores que nunca desarrollan la sensibilidad necesaria para captar ante que escenario se encuentran y es entonces cuando se confunden y actúan equivocadamente, o bien dan pasos atrás porque insisten cuando no deben; en ambos casos, el asesor echará la culpa a todo lo que se mueva, incluyendo a los clientes por no haber concluido la operación. En ciertas ocasiones, y a pesar de los asesores, las operaciones se cierran gracias al interés que tienen los clientes en comprar y vender. Si el cliente te objeta algo no lo tomes como algo personal, sino como algo normal en el proceso de compraventa. Si el cliente dice que está muy alto el precio no quiere decir que no comprará, sino que está muy alto el precio y estaría dispuesto a comprar en uno menor. En este caso, deberás aplicar la técnica para el manejo de objeciones, que por cierto es muy efectiva y te ayuda a resolver estos cuestionamientos que siempre, ¡óyelo bien!, siempre se harán valer por los clientes, tanto al hablar de exclusivas como de cierres, como es el caso. No me digas que tú compras todo a la primera, siempre regateas o consigues mejores condiciones, hasta cuando compras algo de menor importancia. Eran cerca de las 11 de la noche cuando recibí la llamada de Georgina, se encontraba muy molesta y me dijo: “Te advierto que no voy a transmitir a mi cliente la propuesta de compra que hizo el cliente de Yola, pues me llamó por teléfono para comunicarme que tenía una oferta, discutimos ¡y me dijo que era una pendeja!, por lo tanto, te llamo a esta hora para informarte de esta situación y que no te cuenten mañana otra cosa.” Lo primero que hice fue tapar la bocina del teléfono y reírme de lo que acababa de escuchar, después y cuando oí a lo lejos que Georgina decía “¡Estás ahí!, ¡estás ahí!”, destapé la bocina y le pregunté: “¿Piensas que sí eres lo que te dijo tu compañera?”, rápidamente Georgina me contestó que por supuesto no lo era, pero que Yola sí era una tal por cual. Volví a la carga y le respondí que si no era pendeja no se preocupara, no se comportara como tal e intentara separar la parte emocional y de conflicto con su compañera de su trabajo profesional; además le pedí que me dijera cómo debía explicarle yo al propietario que su inmueble corría el riesgo de no venderse por un problema personal entre dos asesoras. Después de un rato de discutir acerca de la personalidad de Yola, de las expectativas del propietario, de las políticas de la oficina, del comprador y del inmueble y oír y dar mil argumentos para que Georgina entrara en razón, decidí colgar y transmitir personalmente al propietario la mentada propuesta de compra, la cual fue aceptada en su oportunidad por el cliente, que no supo obviamente lo que hubo atrás de su operación. ¿Te has topado algún día con una personita que piense igual a Georgina? Cómo es posible que, a pesar de que hagamos mal nuestro trabajo, tengamos la caradura de querer cobrar. Los auténticos profesionales saben separar o aislar de su trabajo los problemas personales con otros colegas. Nunca contaminan su trabajo con conflictos personales. Las obligaciones que adquirieron con sus clientes están a salvo de sus problemas íntimos. Los asesores de 10 siempre profesionalizan su trabajo, los demás pueden hacerlo de forma visceral y entonces, actuarán en consecuencia de lo que sientan en ese momento, inclusive en contra de los intereses de los clientes. 9 Vida después del cierre Hay asesores que creen que después del cierre existe la posibilidad de seguir una relación con sus clientes, y por lo tanto el apretón de manos que les dan al finalizar la operación inmobiliaria es un apretón pensado. En realidad puede tener dos significados: 1. “Gracias, que te vaya bien.” 2. “Gracias por contratarme, espero haberte dado un buen servicio, estaré pendiente por si tienes dudas acerca de la operación concluída; hoy iniciamos una nueva relación, estaré en constante contacto contigo y con las personas con las que me recomiendes para tener la oportunidad de ofrecerte nuevamente mis servicios, pues quiero ser tu asesor inmobiliario de cabecera, de tu familia y amigos por mucho tiempo. ¡¡¡Ah!!!, y ganar más dinero.” Los asesores exitosos saben que al concluir la operación hay un mundo de posibilidades reales de negocio, saben que existe la vida después del cierre. Pensar a largo plazo El asesor inmobiliario de 10 piensa a largo plazo, el del montón, el de mente limitada, piensa a corto plazo, es decir, cumple su objetivo, cobra su dinero, se despide, se aleja y simplemente se olvida del cliente para siempre. Cuando eres un auténtico profesional, tus objetivos y tus pensamientos siempre son a largo plazo, tus clientes viven por siempre en tu mente y tú en la de ellos. En un foro inmobiliario organizado por la ampi tuve la gran oportunidad de escuchar que un excelente conferencista afirmaba que el activo más importante que puede tener cualquier profesionista o empresa consiste en una lista de clientes. Qué razón tenía: ésta es la forma ideal de construir cualquier negocio, tener una lista de clientes y ocuparte de actualizarla e incrementarla para sacarle provecho al trabajo realizado a lo largo del tiempo. Llega un momento en que posiblemente ya no tengas que conseguir clientes, sino atender a los que ya tienes. Una base de datos confiable es una de las grandes ventajas de los que trabajan pensando a largo plazo. Lo operación inmobiliaria normalmente termina el día en que las partes concurren ante un Notario Público para firmar las escrituras correspondientes que contengan el contrato de compraventa, pero nadie dijo que ese día debe terminar la relación con el cliente. Más vale malo por conocido… Se pueden presentar al respecto dos escenarios diferentes: cuando la relación ha sido buena y así concluye, y cuando independientemente de que se haya concluido la operación, la relación con el cliente termina resquebrajada. Por lo general, las cosas no terminan bien por dos razones: el servicio deficiente otorgado por el asesor y las características negativas de un mal cliente. Al terminar las cosas así, ni el cliente ni el asesor tienen ganas de encontrase en el futuro. Cuando esto suceda, yo sugiero intentar dejar las puertas abiertas con el cliente y a través de alguna comunicación, sea verbal o escrita, tratar de limar las asperezas que se hayan generado, sobre todo si se deben al mal servicio del asesor; los que han tenido éxito no se involucran sentimentalmente y por lo tanto, piensan que al final no deben quedar emociones negativas, menos aún si las cosas no terminan bien por su culpa. Hay un dicho que dice: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, y esto también lo puede llegar a pensar un cliente con el cual la relación no haya terminado bien. Lo primero que se debe hacer es analizar qué sucedió, si es el caso, reconocer el error propio y dejar falsas posturas. Siendo sincero y sin querer presumir, puedo afirmar que cuando terminamos una operación inmobiliaria en mi oficina el cliente queda satisfecho; sin embargo, he vivido la experiencia de terminar mal una relación con algún cliente. Cuando esto ha sucedido y pienso que las aguas ya están calmadas, me comunico con él y después de reconocer errores en la prestación del servicio pido una disculpa. Es de humanos cometer errores y creo que reconocerlo puede ser valioso tanto para el cliente como para el asesor o la empresa que presta servicios. Cuando el cliente se va con un mal sabor de boca, además de no volvernos a contratar, seguramente hablará mal de quien le brindó un mal servicio, esto es normal y todos lo hacemos. Creo que todos hemos experimentado cierto placer cuando logramos convencer a alguna persona de que no contrate al asesor o empresa que nos maltrató un día. Esto es una realidad general, no solamente en la actividad inmobiliaria. Cualquier prestador de servicios que haya otorgado un mal servicio puede ser un blanco ideal para tratar de destrozarlo. He sabido de estadísticas en las que se menciona que el cliente que se va enojado cuando menos cuenta a diez personas su experiencia negativa. En realidad no sé a cuántas personas sea transmitida esa publicidad, pero creo que se debe tratar de evitar y por lo tanto sugiero intentar la comunicación antes citada. La publicidad para tratar de conseguir clientes cuesta mucho dinero, la publicidad negativa se logra simplemente dando un mal servicio y el cliente enojado se encargará del resto. La asesoría inmobiliaria funciona bien cuando se hace de forma sincera y cuando tu porcentaje de buenas actuaciones es mayor que el de las malas experiencias. Puede llegar a cambiar la percepción negativa de un cliente y por lo tanto ser menos agudo en sus críticas. El peor escenario que puede haber es cuando después de haber trabajado mucho, por algún mal entendido, el cliente se va enojado. No dejes que esto suceda, aclara las cosas y puede que regrese pensando que “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Si esto sucede, quiere decir que el cliente te está dando una segunda oportunidad para que le demuestres que tu disculpa fue sincera; deberás aprovechar y sacarte la espina con un excelente servicio, esto definitivamente borrará la primera experiencia negativa del cliente. Cuando iniciamos la prestación del servicio debemos pensar que toda nuestra actuación de principio a fin será calificada por el cliente, y de eso depende que regrese o no regrese en el futuro. Un asesor o empresa son buenos o malos dependiendo de la experiencia que vivan sus clientes. Ellos tienen que experimentar los servicios ofrecidos para conocerlos realmente y entonces podrán hacer la calificación respectiva. Si es positiva regresarán; si es negativa, buscarán a la competencia y lo harán, por supuesto, sin ningún remordimiento. Si no estuviste a la altura de sus expectativas, ¿por qué tendrá que serte fiel para la siguiente vez que necesite un servicio? Aunque un asesor pregone que es el mejor del mundo, si sus clientes no opinan igual no logrará retenerlos y los irá perdiendo hasta quedarse sin su principal activo. Si un prestador de servicios o asesor inmobiliario se queda sin clientes, solamente es cuestión de tiempo que cierre su negocio. Grabar tu nombre en la mente del cliente Los asesores exitosos consiguen que sus clientes les sean leales dando un buen servicio y como consecuencia, los vuelvan a contratar y los recomienden. Los asesores sin esta visión simplemente terminan la operación inmobiliaria y desaparecen. En una ocasión, llamó por teléfono un cliente diciendo que hacía cuatro años había comprado una casa, el servicio que le dimos había sido muy satisfactorio y como quería hacer otra operación inmobiliaria, volvía a solicitar los servicios de la empresa. La recepcionista le preguntó qué asesora lo había atendido y él contestó que no recordaba su nombre pero que era de estatura mediana, gordita y de pelo castaño. Ante la imposibilidad de identificar a la asesora en ese momento, le asignamos a una asesora con las características señaladas para que lo atendiera, pues él demandaba rapidez, ya que salía de viaje y pretendía dejar arreglado el asunto con la inmobiliaria. Después de revisar nuestras bases de datos, se determinó que la asesora que lo había atendido hacía cuatro años era Adriana. A modo de prueba, guardé silencio al respecto para ver si ella se daba cuenta de que su ex cliente había vuelto a la oficina. El colmo fue que al mes de que tomamos la exclusiva, Adriana se presentó en mi oficina y me dijo: “¿Qué cree?, acabo de llevar a un prospecto comprador a una casa que vendí hace varios años y ahí me encontré a mi cliente y hasta le reclamé en plan de broma que no me hablara a mí, que le di muy buen servicio cuando compró la casa”. Se me hace una verdadera tragedia que después de haber tratado a un cliente y haber concluido exitosamente una operación, Adriana no haya hecho lo necesario para que el cliente se acordara de su nombre. Perdió la oportunidad de atender a un cliente, la empresa lo aprovechó y Adriana no, pues en cuatro años su imagen había cambiado totalmente, pues para verse más joven decidió adelgazar y además se alació y pintó el pelo de negro. Era diferente a la de hacía cuatro años, pero lo peor es que nunca logró grabar en la mente del cliente lo siguiente: “Adriana, mi asesora inmobiliaria de cabecera”. Moraleja: si quieres verte joven, no olvides grabar tu nombre en la mente y el corazón de tus clientes, pues cuando regresen no te conocerán. No es responsabilidad de los clientes recordar los nombres de los prestadores de servicios, esa es una obligación de éstos. Como ya mencioné, además de grabar su nombre en la mente del cliente, el asesor exitoso continúa la relación y se comunica periódicamente con cualquier pretexto para no perder el contacto: lo felicitará en su cumpleaños, en Navidad, lo llamará para saludarlo, etcétera, el chiste es no perder el contacto. Si ya atendiste a un cliente y la operación concluyó con éxito, lo que termina es la operación, pero la relación debe continuar y es obligación del asesor que continúe, pues ese es su trabajo. Cuando por medio del trabajo eficiente, oportuno y profesional se logró la lealtad del cliente, el asesor debe continuar la relación haciéndose presente constantemente a través de distintos medios para que cuando en el futuro esa persona que ha sido bien atendida tenga una necesidad de servicios inmobiliarios, su primera opción sea él. ¿Te aseguras de que tus clientes graben tu nombre en su mente? Servicio postventa Hablemos un poco del servicio postventa. La lista de clientes o base de datos de la que hemos hablado en este capítulo es esencial para las empresas y asesores que piensan en el futuro y que quieren competir con las mejores herramientas. Cuando termina la operación inmobiliaria es importante mantener el contacto con el cliente por varias razones: • Para que el cliente sea leal y nos vuelva a contratar. • Para que el cliente se convierta en nuestro publicista y nos recomiende. • Para que el cliente actúe como crítico y nos indique qué hicimos bien y qué hicimos mal al prestarle el servicio. • Para hacer grandes cambios en nuestra forma de prestar servicios. • Para que el cliente nos asesore y nos diga qué le gustaría que incluyéramos en nuestro servicio. • Para que nos diga cuáles son las necesidades generales del mercado. • Para convertirnos en mejores profesionales inmobiliarios. Este ejercicio requiere saber escuchar y estar dispuestos a cambiar, a romper paradigmas que no nos ayudan. Creo que es lógico que si el servicio de venta y postventa que dimos no fueron de calidad, en lugar de resolver o aminorar la problemática, sucederá todo lo contrario. No se trata de improvisar, sino de tener un plan y un sistema para hacerlo correctamente. Siempre que se concluye un servicio, el cliente tendrá algo que aportar que sea de utilidad para nosotros. Los asesores y empresas que no estén dispuestos a escuchar lo que los clientes tienen que decir son definitivamente perdedores. Cuando no logremos que un cliente nos sea leal, el siguiente servicio que contrate será con la competencia. El tiempo, el esfuerzo y el costo que inviertes en hacer un nuevo cliente es infinitamente mayor a lograr su lealtad, ¿no crees? Sabiendo ya que sí existe vida después del cierre, la próxima vez que te despidas de un cliente, ¿simplemente le dirás: “Gracias, que te vaya bien”? 10 Sexo inmobiliario Cuando en alguna conferencia abordo este tema, el público tiene reacciones diversas, desde las sonrisas pícaras hasta las que denotan preocupación por lo que pueda decir, pasando obviamente por la expectativa morbosa del asunto. Esto sucede ya que es un tema que la gente no ha escuchado, y que yo he manejado para que de una forma distinta el asesor asimile una conducta determinada en su beneficio y en el de sus clientes. Es mi deseo que este libro te deje algunos conocimientos para que los puedas aplicar tan pronto como lo consideres oportuno, incluyendo el relacionado con el sexo inmobiliario. Estoy casi seguro de que si el lector recuerda mi nombre como escritor de este libro, lo asociará a este tema. El sexo inmobiliario es la técnica empleada por los asesores que han triunfado, y su finalidad es que una operación concluya con éxito, así de sencillo y así de complejo es el asunto. El sexo, como todos sabemos, implica contacto. El sexo inmobiliario tiene que ver con muchas de las cosas que hemos analizado. Para empezar, está relacionado con los objetivos del asesor, también con su actitud y su vocación de servicio, con su forma de relacionarse con sus clientes y con la comunicación entre ambos. Tiene que ver con el sentido de la vista, pues es necesario que estemos atentos a todos los movimientos y al lenguaje corporal de los clientes. También con el sentido del oído para escuchar todo lo que tienen que decir acerca del servicio, los inmuebles, el asesor, la empresa, los contratos, sus expectativas, etcétera, todo lo bueno y lo malo que tengan que decir. Contacto y comunicación Además de hablar de los sentidos en estricto sentido, debemos de referirnos a los mismos como canales de comunicación de las personas. Los precursores de la programación neurolingüística, Richard Blander y John Grinder, afirman que todas las personas, de forma inconsciente, tienen tres formas básicas de percibir el mundo que los rodea y de comunicarse: pueden ser visuales, auditivas y sinestésicas; las visuales ven el mundo, las auditivas lo oyen y las sinestésicas lo sienten. Aunque todos percibimos el mundo y nos comunicamos a través de todos los sentidos, en cada uno de nosotros siempre se desarrolla un canal de comunicación dominante. Cuando nos enfrentamos a una situación que requiere esfuerzo o concentración, usamos nuestro canal dominante para asimilar y comunicar. Disponemos de los tres canales, pero para algunas cosas usamos más un sentido que otro, como les sucede a los diestros, que aunque usan ambas manos, prefieren la derecha para hacer la mayoría de las cosas. Si estamos conscientes de esto, podemos usar el canal que nos convenga para comunicarnos con quien queramos de una forma más efectiva, y luego regresar a nuestro canal dominante. En virtud de lo anterior, es importante que el asesor inmobiliario haga dos cosas. La primera es conocerse a sí mismo para saber cuál es su canal de percepción y de comunicación dominante. La segunda, tratar de identificar a sus clientes y tener el contacto necesario para reconocer su forma dominante de percepción y comunicación. En cuanto a ti, cuando hagas la introspección a la que me refiero en el primer capítulo, deberás determinar si según tu identidad y todas tus características personales eres visual, auditivo o cinestésico. En relación con tu cliente, deberás tener todo el contacto, todo el sexo inmobiliario necesario para determinar de qué pie cojea o, mejor dicho, cuál es su canal de percepción y comunicación preferido. Si logras esto, la comunicación con el cliente fluirá y las cosas se darán más fácilmente. Si por el contrario, nuestro canal dominante de percepción y comunicación es distinto al del interlocutor o cliente, se crea un círculo vicioso en el que cada quien se cierra y se incomunica. A continuación veremos algunas características que predominan en las personas que usan uno u otro de los tres canales citados para que te identifiques y puedas identificar a tus clientes. Ojo con los clientes visuales Hablando un poco acerca de los visuales, diremos que se distinguen porque sus mentes transforman en imágenes lo que se les dice o comunica. Recuerdan colores, figuras, formas, detalles visuales de personas o cosas. Piensan en imágenes del pasado, presente y futuro. Su presentación es cuidada, siempre estarán bien vestidos y bien arreglados, sin exageraciones, por lo tanto se fijarán mucho en tu imagen profesional. ¿Te acuerdas de lo que platicamos en el capítulo 3?, ahora es cuando más debes tomar en cuenta esto de la imagen. Estas personas mantienen buen contacto visual y por ende es importante que se les mire a los ojos. Les gustan las fotos, los mapas, etcétera. Hablan rápido y antes de terminar una idea pueden empezar otra, ya que ven varias imágenes al mismo tiempo en su mente y hablan sobre ellas. Además tienen buena ortografía (recuerdan las palabras). Si en el contacto que tengas con el cliente detectas que es visual, deberás tener especial cuidado en tu imagen personal y en que las herramientas que uses sean atractivas; prefieren los folletos que contengan ilustraciones, fotos, gráficas, etcétera. Cuando hagas presentaciones para obtener exclusivas, también deberás cuidar mucho su imagen. Al visitar un inmueble se enfocarán mucho más en las cosas visibles que en las explicaciones que les des. Mándalos a viajar con su imaginación para que se visualicen en el futuro disfrutando un jardín, una biblioteca, una vista boscosa o una playa. Escucha a tus clientes auditivos Los clientes auditivos escuchan la forma que tienen los demás de hablar. Se fijarán más en la forma de decir las cosas que en su contenido. Su contacto visual es deficiente, todo lo contrario a los visuales. Los auditivos piensan de manera secuencial, si no terminan una idea no pasan a otra, por lo tanto siempre buscan las palabras que encajen bien con el contenido de lo que quieren expresar; esto los hace más lentos o pausados al hablar, pero al final siempre sentiremos que se expresan correctamente. Se les facilita el diálogo, les gusta explicar y que les expliquen las cosas; por ende, muestran interés cuando alguien se toma el tiempo suficiente para exponerles algo. En virtud de sus características, la voz, la forma de exponer y la corrección al hablar son muy importantes. Recuerdan las palabras como representaciones sonoras, por lo cual se les facilitan los idiomas. Les gusta oír música; hablan y cantan solos. Les gusta el teléfono, por lo tanto te hablarán muy seguido y esperarán comunicación tuya constante. Cuando les muestres un inmueble, no debes olvidar resaltar sus beneficios auditivos si es que los tiene, por ejemplo, una calle cerrada se traduce en tranquilidad y silencio. Por supuesto que el cliente auditivo esperará que le expliques muy bien los documentos, formatos, contratos y folletos que le presentes, esto quiere decir que, si tú eres visual, deberás hacer un esfuerzo — aunque no te guste y no se te facilite— para salir un poco de tu canal de comunicación visual y adoptar el canal auditivo para satisfacer a tu cliente. Usa las palabras que le gustan: • ¿Quiere preguntarme algo más? • Le voy a explicar el procedimiento. • Vamos a platicar para resolverlo. • Estoy dispuesto a escuchar sus argumentos. Siente a los cinestésicos Esta clase de personas sienten el mundo y obtienen información a través del tacto, el gusto, el olfato, las emociones, los instintos y las intuiciones. Compran según se sienten, pues se consideran bien atendidos cuando se les consiente en sentido profesional, cuando nos enfocamos en sus sensaciones. Necesitan contacto físico constantemente, sienten frío, calor, humedad, y se les pone la carne de gallina. Tocan a las personas y las cosas, por lo tanto se sentirán bien si al saludarlos demuestras seguridad y amabilidad, o si los tomas del brazo para mostrarles el camino a seguir en un inmueble. Les encanta medir distancias, abrir y cerrar puertas, por lo cual, cuando les muestres un inmueble, invítalos a que toquen lo firme de las paredes, a que caminen desde la entrada al final de la amplia sala o a que midan si sus muebles cabrían en la habitación. Degustan los alimentos y las bebidas, por lo tanto las comidas con ellos se convierten en excelentes oportunidades para cerrar negocios. Disfrutan los perfumes, en virtud de lo cual, siempre suelen oler bien y les gusta que su asesor también huela bien. Lloran, ríen, se emocionan, se deprimen, perciben buenas o malas vibraciones en los inmuebles. Es importantísimo dirigirse a los sentimientos de este tipo de clientes, platicar con ellos de lo que les encantaría que tuviera un inmueble o de lo que siente al visitar otro. Te puedo asegurar que los asesores de 10 muchas veces intuyen las cosas, ni ellos saben a qué se debe. En muchas ocasiones he oído frases como: “No sé por qué, pero siento que esta operación se va a caer”. Y sin que al parecer haya causa alguna, de repente sucede algo que hace que la operación no pueda seguir adelante. Hay, por el contrario, personas que no se dan cuenta de lo que está pasando a su alrededor aunque alguna situación sea evidente. Como vemos, es vital conocerte a fondo y conocer a tus clientes para crear esa comunicación que hará que las cosas sucedan de una forma casi mágica. El “punto X” La misión del asesor inmobiliario consiste en juntar a los clientes propietario y comprador en un punto conocido como el “punto X”. Se puede decir que un propietario pretende vender su inmueble, el cual tiene ciertas características y un precio determinado. Por otra parte, un comprador movido por otras causas confluye buscando comprar un inmueble con ciertas características y un precio en mente. La misión del asesor es buscar en el mercado inmobiliario tanto al propietario como al comprador, primero convertirlos en clientes y después, de acuerdo con las necesidades de cada uno, que en realidad más o menos coinciden, irlos juntando hasta que uno el segundo decida comprar el inmueble que el otro vende. Los dos clientes empiezan en puntos distintos en el tiempo y en el espacio, y si el asesor hace bien su trabajo, logrará juntarlos en el “punto X”, justamente donde coinciden las dos líneas; si el asesor no hace bien su tarea, nunca logrará juntarlos, y seguirán sus caminos en distintas formas como señalan los dibujos 1 y 2, donde la línea izquierda representa al propietario y la línea derecha al comprador. En el esquema 1, el propietario o vendedor inicia la venta antes que el comprador, pero aunque coincidan sus intereses, nunca se juntarán y seguirán de forma paralela sus caminos, uno de venta y otro de compra. En el esquema 2, el comprador inicia y posteriormente aparece el vendedor, y aunque en ciertos momentos parecen juntarse, no lo hacen. Puede ser que tanto uno como otro sean clientes del mismo asesor, pero debido a su falta de experiencia o capacitación, éste no logre conectar sus necesidades como debería. En el esquema 3, aunque el comprador inicia antes que el propietario, están cerca uno del otro, posiblemente porque, como en el caso anterior, los dos son clientes del mismo asesor o de la misma oficina. En determinado momento, el asesor logra juntarlos y por diferentes causas cada uno sigue su camino sin cerrar la operación. Si los clientes solamente pasan, pero no se juntan en el “punto X”, la venta no se realiza y los clientes siguen adelante con sus necesidades y motivaciones, esto sucede cuando el asesor no sabe negociar correctamente algún tema que incluso puede ser de menor importancia, por ejemplo, cuando una operación de $2,000,000 no se cierra por una diferencia de $80,000. Parece poco probable que una diferencia de 4% sea la causa por la cual no se cierre una operación, pero si esto sucede, el asesor podrá apuntarse un punto malo en su contra por no tener la capacidad de negociar. En el dibujo 4, aunque las partes inician sus actividades de vender y comprar más alejadas tanto en el tiempo como en el espacio, el asesor inmobiliario logra juntarlos en un punto en donde coinciden las diferentes motivaciones, necesidades y precios de cada cliente para cerrar la operación inmobiliaria. Hay asesores que, por su falta de pasión, concentración y compromiso con la profesión, pueden ver pasar delante de sus ojos a un cliente potencial y lo dejan ir, pues nunca se dieron cuenta de que era el idóneo para hacer la operación. No importa qué tan distantes inicien los clientes en el tiempo y en el espacio, si el asesor es competente, siempre hará que coincidan en el “punto X”. Obviamente, para lograrlo deberá estar en constante contacto con ellos para identificar su canal dominante y entonces comunicarse correctamente con ellos. Aplicación correcta de la técnica La técnica para aplicar el sexo inmobiliario es muy sencilla, lo único que necesitas es pasión por tu trabajo. La pasión llega por todos los sentidos, esto implica que siempre estés interesado en asimilar todo lo que sirva a tus clientes. El asesor deberá captar, a través del contacto personal, todas las miradas, gestos, suspiros, jadeos, insinuaciones y lenguaje corporal del cliente, durante todas las etapas de la operación (presentación de servicios, demostración de inmuebles, solicitud de propuestas de compra o arrendamiento, etcétera), para que cuando llegue el momento de la verdad se logre el objetivo. En este negocio se involucran muchas emociones por parte de los clientes, por lo tanto, si usas herramientas como el teléfono o el correo electrónico en exceso, pierdes la oportunidad de tener contacto personal y no captarás todo lo que deberías. Hay momentos en que la presencia personal del asesor es imprescindible, son momentos determinantes en los cuales es su obligación captar lo que el cliente nunca dirá con palabras, o incluso distinguir si con palabras dice una cosa y con su lenguaje verbal otra muy distinta. Aunque toda la operación inmobiliaria requiere la presencia del asesor, hay momentos en que la misma no deberá faltar, como los siguientes: • Durante la primera cita con un propietario con el cual se está trabajando una exclusiva. • En el momento de la demostración de un inmueble. • Al momento de transmitir una propuesta de compra al propietario y la contraoferta al posible comprador. • En el momento final de la operación, al firmar contratos de compraventa o arrendamiento. Una práctica muy usada por asesores inexpertos o con un perfil poco profesional se da cuando se obtiene una propuesta de compra y el asesor del propietario, independientemente de sus políticas personales o las de su oficina, transmite la misma a su cliente usando el teléfono o el correo electrónico. El propietario recibe un documento que la mayoría de las veces no le ha sido explicado de manera correcta (la forma de intención de compra) y el asesor pretende que se le conteste a la brevedad por la misma vía. Este es uno de los momentos determinantes de la operación inmobiliaria, y por lo tanto, el asesor deberá estar presente siempre que sea posible para fijarse en todas las actitudes y lenguaje corporal del cliente cuando reciba la noticia, desde cómo frunce el ceño, hasta las muecas de gusto, disgusto o no entendimiento de lo que el comprador pretendió transmitir; a través del contacto directo, el asesor debe captar los suspiros, los movimientos de cabeza y todo lo que signifique aprobación o desaprobación. Cuando los asesores de 10 transmiten la propuesta de compra observan a sus clientes para percibir todo lo que digan sin palabras, pues las palabras pueden mentir, pero el lenguaje corporal casi nunca. Realizar por teléfono esta labor es como pedir matrimonio a tu pareja por teléfono, a lo mejor se muere de ganas de contestarte afirmativamente, pero debido a la distancia no lo hará por honor, por orgullo, por no ceder a la primera, etcétera. Del mismo modo, lo más seguro es que tu cliente te conteste como lo hacía un cómico de los años sesenta llamado Capulina, cuando le preguntaban algo contestaba: “No sé, tal vez, quizá, voy a ver, voy a pensarlo”. Si el teléfono es frío, el correo electrónico es congelante; en cambio, el contacto personal, al mismo tiempo que es cálido, sirve como apoyo de consulta para el cliente, y ayuda al asesor a ganar su confianza. Quiero dejar bien claro para las mentes más inocentes que cuando propongo al lector practicar sexo inmobiliario no estoy sugiriendo promiscuidad entre clientes y asesores, no estoy instando a los asesores a que seduzcan sexualmente a sus clientes; lo que realmente estoy proponiendo es que usen su pasión por la actividad inmobiliaria para tener el contacto personal profesional suficiente para comunicarse de forma efectiva con sus clientes y puedan concluir con éxito una operación inmobiliaria. Los asesores exitosos practican el sexo inmobiliario varias veces al día. Concluyendo Al cabo de los capítulos de este libro he tratado de dar mi punto de vista acerca de las diez características que pienso que distinguen a los asesores exitosos de la mayoría de los asesores inmobiliarios. Todos los relatos contados, como ya mencioné, son auténticos y nos ayudan a comprender que el nivel de los grandes asesores está por encima del general. Como hemos visto, las diferentes características se entrelazan y complementan, pues son rasgos reales de personas reales que marcan la diferencia. Resultaría imposible hablar de objetivos sin hablar de actitud, y obviamente ésta es imprescindible para llevar a cabo las actividades que ha de realizar un asesor inmobiliario, como conseguir exclusivas, valuar un inmueble o bien, llevar a cabo el cierre de una operación inmobiliaria. Pienso que las diez características son muy importantes, pero por encima de todas sobresale la actitud. Ésta puede incidir en casi todas las demás para hacer la diferencia, en el éxito que el asesor inmobiliario alcance en su vida y en su trabajo. Todo el tiempo me he referido al término de asesor y no al de vendedor, pues pienso que nuestra actividad es mucho de asesorar y poco de vender. Cuando se asesora de forma correcta al cliente, la venta es simplemente un resultado. Ser asesor inmobiliario es más que ser vendedor de inmuebles, requiere mucho más esfuerzo, conocimientos, compromiso. Aunque el asesor inmobiliario perfecto no sea abogado, contador, arquitecto o psicólogo tiene los conocimientos básicos para asesorar a sus clientes en ésas y otras áreas cuando se cruzan con la actividad inmobiliaria, y además tiene el criterio para derivar o consultar con especialistas cuando lo requieran para no poner nunca en riesgo el patrimonio de los clientes. Cuando a través de la relación que mantienes con el cliente lo asesoras para que satisfaga sus necesidades, estás creando un valor que te convierte en imprescindible para él. Un servicio de excelencia es el que crea valor para el cliente; cuando una empresa o asesor crean valor para su cliente, éste está dispuesto a pagar lo que cobra el prestador del servicio sin chistar. El asesor inmobiliario debe estar consciente y convencido de que lo que hace —es decir, su servicio— es positivo para el cliente ya que resuelve sus necesidades o problemas. Es obligación del asesor comunicar lo anterior al cliente, si no, él nunca se enterará y preferirá irse por el camino de lo barato. En el caso inmobiliario, los clientes necesitan ya sea vender al mejor precio, en el menor tiempo y sin contratiempos, o comprar en el mejor precio, en el tiempo adecuado y también sin contratiempos. Los asesores exitosos están convencidos de que su servicio crea valor para sus clientes y además lo saben transmitir de una forma efectiva. Salvo el tema de la aptitud, todos los demás se pueden adoptar en mayor o menor medida para enfrentar con más éxito la actividad inmobiliaria y sus innumerables retos. Todo se puede aplicar, todo lo dicho aquí lo puedes implementar a partir de hoy si es que quieres convertirte en un mejor asesor inmobiliario y tener los ingresos que piensas que mereces. Si tú crees que puedes, ¡estás en lo cierto! Si ya llegaste hasta esta parte del libro, ya tienes entre 15 y 20 ideas aplicables; si por alguna razón no te decides a ejecutar todas o algunas para mejorar tu actividad, estás a punto de dejar pasar una gran oportunidad de mejorar tu vida profesional. Puede ser que el libro te haya gustado y lo consideres útil, y es posible que sientas que no te aporta nada. Yo simplemente te puedo decir que en él no hay nada novelesco, nada de ficción, todo es real y todo es ejecutable si tú te lo propones, si tienes la actitud necesaria para mejorar o cambiar. El final de este libro puede representar el principio de una nueva y mejor etapa de tu vida. Si ya sabes qué hacen los grandes asesores inmobiliarios, cuándo, cómo y por qué lo hacen, simplemente tienes que decidirte a hacerlo tú. Te hice muchas preguntas que espero que hayan servido para ubicarte, retarte, animarte, desafiarte, moverte, decidirte, etcétera. Tú puedes convertirte en un asesor inmobiliario perfecto si te lo propones. Todos los asesores exitosos son personas ordinarias que hacen cosas extraordinarias, todos son seres humanos con virtudes y defectos que han sabido enfocar su vida y su actividad inmobiliaria para lograr cosas valiosas, para trascender. Simplemente acuérdate de lo que decía Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”.