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1981-La poesía cubana entre 1923 y 1958-enrique sainz

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Amigo lector:
A la Editorial Gente Nueva le gustaría saber lo que opinas acerca del
libro que vas a. leer. Te agradeceríamos que enviaras tu opinión o cualquier otra sugerencia a nuestra dirección: Editorial Gente Nueva, Calle
8 no. 469, Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana.
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Edición: Marta Esber Rodrí§Jctez/Il GÍibierta, diseño y mareaje tipográfico: Enrique Martínez Blanco^Górretción: María de la Trinidad Hervé
Pelayo / Nivel Juvenil / Ql-^y^
\l
Todos los derechos reservqtfos "/:• $¡)í Sobre la presente edición:
Editorial Gente Nueva, 1
9, Plaza de la Revolución, Ciudad
Editorial Gente Nueva, G
de La Habana
obinc^ isb exiaut 0 J
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VÍ¿X.& lawasO .ih«s>\ W ^ ' í ^ t&vw&VaJl p t ó r n ^ o^ta^oíl sV¡
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^écua^a^-Escogimos los autores y feWé¥^bi$$i tmpéñaútes^^éé- Tás%Mos\
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fuesen representativas de sus autores. E%'%^É~¿ñhós^-í&-Ms^>n&s'svim&s, obligadas\, a realizar .mufhaj
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1959 lograron la nombradla que merecían, como son los casos
de Roberto Fernández Retamar y Fayad> Jamís. Creemos haber
dado de cada poeta un ejemplo valioso de su quehacer. A la
hora de seleccionar las poesías de Ballagas, precisados a no exceder de tres las muestras de su obra para lograr un equilibrio justo con otros poetas de su misma valía, preferimos
sustituir uno de sus poemas representativos por el que escribió
a propósito de la guerra civil española, titulado «Madrid,
1937», dado su relativo desconocimiento por parte de nuestros lectores, especialmente los jóvenes, a causa de su escasa
difusión, y teniendo en cuenta su calidad artística y su mensaje en favor del pueblo español. En el caso de Guillen hemos seleccionado un poema de cada uno de los libros más importantes entre 1930 y 1958, todos ellos muestras ejemplares de su obra en más de un sentido.
No podían faltar en esta selección, dedicada a los jóvenes, los
poetas que consagraron y dieron su vida, en plena juventud,
por la libertad de la patria. Junto a las preocupaciones literarias, la más decidida acción revolucionaria bajo la tiranía batistiana; junto a las preocupaciones ideológicas, la afanosa búsqueda de la poesía. Bajo el signo del asalto al Cuartel Moneada, que abrió el camino hacia la verdadera independencia
del país, estos jóvenes dieron lo mejor de sí en la acción y
en la palabra, en la militancia y en los versos, expresión de
sus anhelos más puros. Si en sus poemas encontramos a veces
algún verso que pudo ser mejor, no olvidemos que apenas hallaremos un poeta de cuya obra no podamos decir algo semejante. No olvidemos tampoco que su poesía estaba en plena
formación cuando llegó la muerte implacable que les impidió
perfeccionar la obra comenzada. Aunque no llegaron a alcanzar la plenitud artística, que sólo se logra con los años y la
dedicación a la poesía, ocupan ya un sitio innegable en nuestro desarrollo literario.
Rara el ordenamiento de los autores hemos tenido en cuenta
los años en que dieron lo fundamental de sus obras y, en los
casos en que hay coincidencias, su comunidad de intereses y de
6
pensamiento. Así, Guillen y Lezama, por ejemplo, que escriben sus obras paralelamente, aparecen separados y más cerca
de aquellos poetas con los que estuvieron identificados ideológicamente. Aunque no podemos agrupar a los autores por
tendencias estéticas dada la brevedad de esta selección —que
no pretende ser más que una muestra panorámica de la poesía de esos años—, la filiación dentro de una u otra línea de
expresión ha influido a la hora del ordenamiento. Así, los
cultivadores de la llamada poesía pura, Brull *y Ballagas, aparecen uno a continuación del otro, y lo mismo sucede con los
poetas agrupados en torno a la revista Orígenes, dirigida por
Lezama, su autor más importante. Para el final dejamos a los
jóvenes de la generación del centenario, que mueren en el enfrentamiento con la tiranía y son un ejemplo de lo que habrían de ser los escritores después del triunfo de la Revolución.
Esperamos que los jóvenes que lean esta selección reciban
no sólo información acerca de nuestros autores entre 1928 y
1958, sino además un estímulo para que se interesen por la
obra de estos creadores y por las circunstancias difíciles en
que tuvieron que alcanzar la madurez de su expresión o iniciar sus primeros pasos en la poesía. Si logramos ese propósito daremos por bien empleado el esfuerzo de nuestro trabajo y tendremos la satisfacción de haber contribuido en alguna medida, en colaboración con la Editorial Gente Nueva
del Ministerio de Cultura, con la tarea de difundir nuestros
valores artísticos y literarios.
7
RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA
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RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA nació en Alquízar, antigua provincia
de La Habana, el 20 de diciembre de 1899. Se graduó de bachiller en
ciencias y letras en 1916. Seis años más tarde, en 1922, obtuvo el
título de abogado en la Universidad de La Habana. Encabezó la Protesta de los Trece, participó en la organización de Falange de Acción
Cubana, formó parte del Grupo Minorista, trabajó en la Universidad
Popular José Martí —a la que dio su esfuerzo en unión de Julio
Antonio Mella, el otro gran líder de esos años—, en la Liga Anticlerical y en la Liga Antimperialista de Cuba, de la que llegó a ser miembro directivo. Integró, además, el consejo supremo del movimiento de
Veteranos y Patriotas. En 1924 se trasladó a la Florida para entrenarse
como aviador, con vistas a respaldar el alzamiento contra el presidente
Zayas, en el poder en esos momentos, pero fue detenido y encarcelado
xen Ocala (Florida). Dirigió la revista Venezuela Ubre. Ingresó en el
Partido Comunista de Cuba en 1927. Fiel a la causa de la verdadera
independencia de Cuba, desplegó una intensa actividad política y cultural en organizaciones nacionales e internacionales y en publicaciones
periódicas en las que colaboró con textos de toda índole, tanto en Cuba
como en el extranjero. Su condición de dirigente de la huelga de marzo
de 1930 contra el dictador Machado le valió ser condenado a muerte,
por lo que se vio precisado a partir hacia el extranjero. Después de
permanecer algún tiempo en la Unión Soviética regresa a Cuba. Falleció de tuberculosis el 16 de enero de 1934. Su poesía se caracteriza
por enfática y sencilla. En ocasiones es de un delicado lirismo, en
otros momentos irónica y risueña, otras veces ardorosa y combativa,
siempre sincera y genuina, fiel expresión de los sentimientos del poeta.
Está recogida en La pupila insomne (1936), Poesías (1955), Órbita de
Rubén Martínez V'Hiena (1964) y Poesía y prosa (1978, 2 tomos).
LENIN 1
Lenin
Maestro de hierro, conductor infalible
La enseñanza de Marx hecha acción.
Partido Bolchevique Ruso,
Táctica, programa y organización.
Lenin:
Dictadura del proletariado.
Lenin:
Tercera Internacional Comunista,
¡Triunfo de la Revolución!
Maestro de parias, los parias
¡Han aprendido la lección!
1
Distribuido en volantes anónimos cuando f
la nota de la edición de base.)
11
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Como en castillo de soberbia, piedra
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la pequenez humilde de una hiedra
sólo alcanza una &grieta del portal, ,
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aquí la pasma final.
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Y por motivo igual —como se cuenta
de aquella desdichada cenicienta
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que hubo tan solo sitio en el fogón/
así mi alma, huérfana de gloria,
en el palacio azul de tu memoria
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busca también el último r i n c ó n a u í f . J >f^ff
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¡nóboa! si obibrraiqis nñH¡
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i ' aqmsasG .slehociM oquiO b y a s i o h i s l y BOÍÍMSISV 3b otnsimiv
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l;b io:;3-ib ^-MMMK s i bUitnJl si 3b toíiba ¿s~A\l ú^,r^!
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3b ,sí:ií»l2 ssopiiM hsssísM omaibchsl 3b íñnofesioi*! BÍsusaH B! ::Í
í«fr'~:'7:£qsb nu sb noñssiib EI óñsqmsasG .lOJosiib is? s 633Í! sup E!
-eíco s i l .astober-.a asaoisfilsíS 3b oiistóaiM ¡3 na bsnoigsi Bsüjloq sb
-;i >,.! C3 fibigoDaí «las slasoq u8 . M S K ^ O S y sroittTJ .'«ski ría obísiod
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BSÚñrasídoiq fiiqoíq uz^eozísv EIJR ns isnoqxs ozaqoíq ss sJtr.irnkJnsr.'t
rts 'sr:oi?s}noD onoi OÍISÍJ osidcníi eomsijflosns sup iris sQ .Bmim!
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•:
JOSÉ ZACARÍAS TALLET nació en Matanzas el 18 de octubre de
1893. Cursó estudios de contaduría en Nueva York. Ha desempeñado
numerosas y diversas ocupaciones: cajero, secretario, mecanógrafo, contador, escribiente, bibliotecario. Fue amigo íntimo y cuñado de Rubén
Martínez Villena.. Tomó parte activa en la Protesta de los Trece, la
Universidad Popular José Martí, la Falange de Acción Cubana, el movimiento de Veteranos y Patriotas y el Grupo Minorista. Desempeñó
el cargo de administrador y fue miembro del consejo de dirección del periódico Venezuela Libre, editor de la Revista de Avance, director del
magazine de El Mundo, subdirector del diario Ahora, jefe de redacción
de la revista Baraguá y, entre 1943 y 1960, redactor de El País. Trabajó como redactor en El Mundo. Enseñó historia de Cuba y universal
en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, de
la que llegó a ser director. Desempeñó la dirección de un departamento
de política regional en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ha colaborado en Islas, Unión y Bohemia. Su poesía está recogida en La semilla estéril (La Habana, 1951), en Órbita de José Z. Tallet (La Habana, 1969) y en Poesía y prosa (La Habana, 1980). Su característica
principal es el prosaísmo, la utilización de un lenguaje y de un estilo
propios de la conversación cotidiana y cierto tono de burla contra la
delicadeza de la poesía más convencional. Sus versos son de una espontaneidad y de una brusquedad que rompen con los esquemas al uso.
Cultivó la poesía negra y la poesía de carácter social, aunque fundamentalmente se propuso exponer en sus versos g su propia problemática
íntima. De ahí que encontremos también cierto tono confesional en
esta poesía, expresión de una visión del mundo muy particular.
Si no me parte un rayo, vendrá por fin el día
en que un buen matasano circunspecto,
arriesgará una negra profecía
monosilábica en un «no» discreto.
Y habrá ese día en toda la casa
profusión de querellas y lágrimas
que quizá se prolongue unas semanas.
No volveré a purgarme el alma
con mi lirismo chabacano,
ni a aliviar con jarabe de ensueño
el crónico mal del fracaso.
Ante el horror de no seguir mintiendo,
despertarán tal vez dormidos miedos
para sólo provecho de unos cuervos.
Demiurgo ruin, ejercerá a conciencia
la facultad fatal, por vez postrera,
de provocar en torno a mí la pena.
¡El pavor de los ojos que se quedan!
¡El pavor del minuto que se allega!
¡El pavor del pavor cuando se piensa!
15
Y el que busque de un dios el rastro,
hallará solamente, por acaso,
un montón de versos prosaicos.
16
¿%É^>
Y YA BASTA.
...Y ya basta de versos.
Me torturaron
con fruiciosas caricias;
y yo los torturé con mi arbitrario
modo de usar sus generosidades.
En justicia,
estamos a 29 iguales.
Ya os dejo...
Gracias, deliciosos cármenes,
por haberme servido de instrumento
para arrojar mi carga.
¡Me siento ahora mucho más ligero!
Y al afirmar que os dejo,
ignoro si es adiós o hasta mañana.
17
MARÍA VILLAR BUCETA
MARÍA VILLAR,BU^T^inawkial¥eíircI : \SéMcburt, en la antigua
provincia de Matanzas, el 25 de abril de 1899. Tuvo una formación
autodidacta. Desde muy joven dio a conocer sus poemas en publicaciones habaneras, pero sin revelar su nombre. Trabajó en los periódicos
La Noche y Heraldo de Cuba. Cesanteada en este último diario en 1924,
comenzó a trabajar en la Biblioteca Nacional como bibliotecaria. Durante la tiranía de Gerardo Machado luchó activamente junto a Rubén
Martínez Villena, su amigo y compañero de ideales. Durante muchos
años trabajó en diversas bibliotecas, entre ellas la del Ministerio de
Relaciones Exteriores. Sus colaboraciones aparecieron en Bohemia, Social,
Antenas, Cuba Contemporánea, Orígenes, Universidad de La Habana. Su
poesía está recogida en Unanimismo (La Habana, 1927) y en Poesía y
carácter (La Habana, 1978), donde se recogen además trabajos en prosa
como «Evocación de Rubén Martínez Villena». Su poesía se caracteriza,
en líneas generales, por la sencillez de expresión y por su espontánea
sinceridad. Hay una nota confesional en sus versos y cierto sabor de
filosofía íntima, siempre dentro de un lirismo esencial, unas veces expresado en toda su pureza y otras matizado con un lenguaje menos
esbelto, más cotidiano. Cuando leemos su obra sentimos que su mensaje nos llega como expresión del sufrimiento y del dolor, constantes
a lo largo de los años en su poesía. Pero además, se hace ostensible una
enorme capacidad de resistencia para el sufrimiento en estos versos,
escritos al calor de un temperamento especialmente sensible a la angustia, al tedio y al dolor. Su autora falleció en La Habana el 29 de junio de 1977.
Tiempo y espacio la memoria horada,
y descubre en su vía silenciosa
una imagen de ayer, casi apagada,
en cuya niebla el alma se reposa:
llano el paisaje; virgen la mirada
que humedecida en el verdor se posa
y en la primera luz yace entregada
como al esposo entrégase la esposa;
estampa de niñez reproducida
con su luz inicial, amanecida
en el recuerdo con fulgor de aurora
en una inmarcesible primavera...
Inolvidable estampa ¡quien me diera
aquellos ojos para verte ahora!
21
JUAN MARINELLO
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C ÍRCULANTE
JUAN MARINELLO nació en Jicotea, antigua provincia de Las Villas,»
el 2 de noviembre de 1898. En 1916 se graduó de bachiller en Santa;
Clara. Obtuvo el título de abogado en la Universidad de La Habana en
1920. Cursó estudios en España. De regreso en Cuba en 1923, participa en la Protesta de los Trece contra el gobierno de Zayas. Tomó
parte en la fundación de Falange de Acción Cubana e integró el comité
ejecutivo del movimiento de Veteranos y Patriotas. En su larga y fecunda carrera política y literaria, tomó parte en actividades de distintas
organizaciones, como la Liga Antimperialísta de Cuba, la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México, el Partido Comunista deCuba. Colaboró en numerosísimas publicaciones periódicas de Cuba y
del extranjero, como dirigente y como escritor; entre ellas merecen citarse Masas, La Palabra, Mediodía, Cuba Contemporánea, La Lucha, Revista Bimestre Cubana, Noticias de Hoy. Fue profesor de la Escuela
Normal para Maestros de La Habana y en la Universidad Nacional Autónoma de México. Después del triunfo de la Revolución, desempeñó
importantes cargos en Cuba y en el extranjero en representación del
Gobierno Revolucionario. Dio sus colaboraciones a las más importantes
publicaciones periódicas del país, a las que animó con su bien ganado
prestigio intelectual. Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Al morir en La Habana el 27 de marzo de 1977
había recibido condecoraciones y homenajes en reconocimiento a su
sostenida labor en beneficio de la libertad, el progreso y la cultura. Su
obra de militante y de escritor es reconocida en toda América y lo
acredita como una de las más altas figuras de la cultura cubana. Entre
sus más destacados aportes se encuentran sus ensayos martianos. Su
poesía, recogida en Liberación (1927), Órbita de Juan Marinello (1968)
y Poesías, está elaborada con sumo cuidado y utiliza un lenguaje que
no se entrega en la primera lectura, en especial por las alusiones al
mundo del autor.
Con tus vientos, camino
afina mis metales y mis flechas
—metal que suena a espacio
y que siembra de espacios
la ruta de mi flecha aventurera.
Flecha llena de mí
viva de mí en mi eclíptica
viajadora —sin vuelta—.
Flecha y metal, camino
—lejanía de mí—
te pintaran tus vientos
con órbitas de estrellas.
Metal y flecha: —vuelo—
son perdido en sí mismo
y disparo hacia el vértice
de oscuridades nuevas.
Viento antiguo, jinete
a caballo en el ansia
—lejana, eterna, pura—
de desflorar fronteras:
%
Haz de mi hondo metal
—oro y tierra—
la punta de mi flecha aventurera.
Risa nueva del viento
turista, con mis flechas,
de los espacios nuevos,
turista y peinadora de mis cometas!
26
1
El mar me trajo el ruido
—ala y avión— de tus ecos.
En cada punta de espumas
punta y rumor de tus pechos.
En cada temblor sonante
caderas de tus acechos.
Los ecos de tus marinas
resonancias —¿nado?, ¿vuelo?—
se desangraron gritando
en las puntas de mi anzuelo.
Nuevo mar lloró en tu rojo
pleamar —y en tu pañuelo.
Los caracoles diafragmas
se quedaron con tus ecos.
2
El mar —todo senderos.
La tarde —toda huidas.
Garfios y ancla tus ecos.
27
Vecindades'abisales
—concha"? molusco-^ 1 ^tús* driclas
ciclones de mis deseos.
Rfl
m
¡Trueno de tu mar antiguo
en mis manos argonautas!
Las manos dieron el trueno
a mi voz — y a la resaca.
obi ri ¡3 o¡fiW sai ism 13
.2033 BOJ 3b
nOXVfi V ELE
Los rompientes centinelas
se tiñeron de tus aguas.
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28
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;iabai fi¡ sb aóiaaaiib sb o°¡s¿nos b óigaJnl .wi»WI s»J no x —*>l
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(lA s g ü Í ' ab i-;:,;'' ,fs:aiw; si sb n o b s s b b B1 sb EainMgaífli sisrnsb
¡jsidO üanaiaQ noÍDBsinsgío B! sb asíil sel oigaml .*duD ab Biaibhaqmii <
jrdii i.-; íoq sizaoq ab tenobr.n oimaiq b oneg PÍ.PI riH .IsnobBinaJnl
MG / / / O ^vtaUsO ^o^gri tít na obinorbíco fcíí Afcw ta tówws MUs Ú¡WÍ
itnaoq us laaoooa s oib ohstalil oJnamalquz ovus ns— sswvmM ft\ v>\s oii
, ; sin: si aop b nos ,V£<?Í na «oainibacti ISIIBI IB emaieil nobslubS»
'i ..Vr.vüit ../vi:- ,5. .—sdü3 na slarasfo nóbfiiftáho ab b b o a Biaaoq si
.-y.Ad^'u) ••.'_•-"•'•>'' b ' í ¿Mttíft •:•-''* t okttsM \H ¿sVsYwrD ,»ttwsK <A stow
-iiamsajion) bv,v\.-vO <p5%oc5 ,'_•.-,'.-¡sil uviasl Ms"*l sc\T ,<r\s«wv«5<\<$0
\í] sí sb Í.-5¡3:•/•; íab aauqaaCT .(sgíad) i s b o ^ i-Ai W«tsío\ sA v (aanBa
iírtaoq ab íoídil aoaia-/ib au2 .zoaiJfimoíqib aogiK) óñaqmaeab ft&bulov
us oh *••V7Í:.-:Í iisafciisqmi B J .?T£t ns omoj nu r¡s ¡-obigcosi notsu'i
oraos sbr¿shaqxa ui ab -tbiísq ti f,ihsaa .íuisoe fikaoq el na Biaa etdo
'ii uz ns oboj s:ido2 ,B}airniíni Bbaoq Jií nsidatsj oviíluD .oíaido
íiíaa Ü:Í ab .oüqmí; oztav no oviw fa ?3 .s\l ;s°i tíb«Y *sl> ofesí^b Vi
•Z .Isboí obidatao) ab íficraoq sol na oboi aidoa .oi'isnag ^ oiss'iib
ibissaiir!..: ¿km affií/gnal nu sb i m s q e &b/;icdo'~ b e s siaijobni- absoq
REGINO PEDROSO nació en Unión de Reyes, antigua provincia de
Matanzas, el 5 de abril de 1896. Abandonó los estudios a la edad de
trece años. Fue aprendiz de carpintería y en diversas labores agrícolas,
en una constructora de acero y en un taller ferroviario. Militó en el
sector Pro Unidad de la Hermandad Ferroviaria de Cuba. Separado de
su puesto en el taller ferroviario, comenzó a trabajar ese mismo año de
1930 en la redacción del periódico La Prensa. Desempeñó el cargo de
corrector de pruebas en Ahora —donde además trabajó como redactor— y en La Palabra. Integró el consejo de dirección de la revista
Masas. En 1935 fue condenado a seis meses de prisión, al igual que los
demás integrantes de la dirección de la revista, órgano de la Liga Antimperialista de Cuba. Integró las filas de la organización Defensa Obrera
Internacional. En 1939 ganó el premio nacional de poesía por su libro
Más allá canta el tnar. Ha colaborado en El Fígaro, Castalia, Chic, Diario de la Marina —en cuyo suplemento literario dio a conocer su poema
«Salutación fraterna al taller mecánico» en 1927, con el que se inicia
la poesía social de orientación clasista en Cuba—, Bohemia, Social, Revista de Avance, Carteles, El Mundo, New Masses, The Survey Graphic,
Opportunity, The West Indian Review, Poetry Quarterly (norteamericanas) y Le Journal des Poetes (belga). Después del triunfo de la Revolución desempeñó cargos diplomáticos. Sus diversos libros de poemas
fueron recogidos en un tomo en 1975. La importancia mayor de su
-obra está en la poesía social, escrita a partir de su experiencia como
obrero. Cultivó también la poesía intimista, sobre todo en su libro
El ciruelo de Yuan Pei Fu. Es el suyo un verso amplio, de un estilo
directo y sencillo, sobre todo en los poemas de contenido social. Su
poesía intimista está elaborada a partir de un lenguaje más rebuscado.
Tensión violenta del esfuerzo
muscular. Lenguas de acero, las mandarrias,
ensayan en los yunques poemas estridentistas
de literatura de vanguardia.
Metalurgia sinfónica
de instrumentales maquinarias;
ultraístas imágenes de transmisiones y poleas;
exaltación soviética de fraguas.
¡Oh taller, férreo ovario de producción! Jadeas
como un gran tórax que se cansa.
Tema de moda del momento
para geométrico cubismo
e impresionismo de metáforas.
Pero tienes un alma colectiva
hecha de luchas societarias;
de inquietudes, de hambre, de laceria,
de pobres carnes destrozadas:
alma forjada al odio de injusticias sociales
y anhelos sordos de venganza...
Te agitas, sufres, eres
más que un motivo de palabras.
Sé tu dolor perenne,
31
sé tu ansiedad humana,
sé cómo largos siglos de ergástula te han hecho
una conciencia acrática.
Me hablas de Marx, del Kuo Ming Tang, de Lenin;
y en el deslumbramiento de Rusia Libertada
vives un sueño ardiente de redención;
palpitas, anhelas, sueñas; lo puedes todo y sigues
tu oscura vida esclava.
Y me abrumas, me entristeces el alma,
me haces escéptico, aunque a veces
vibre al calor de tus proclamas,
Bíulfiísjií sb
y diga siempre a mis hermanos
de labores:
«Buenos días, compañero, camarada.»
somoma BigiMBiww
jasiiGniopcm estalnsmmtgfli sb
Son tus hijos, los hijos < ^ofeimznini sb nas^um
ztíúsolu
BU
de cien generaciones proletariasf §
KMJSIVOÍ oomJlBxs
que igual que hace mil años piden en grito unánime.,
una justicia i g ú a l k á a l - w i ^ o i q sb o'mvo ombi «w IBÍ riO;
.EansD 32 sup xeiói rt&ig nu omoa
Son tus hijos, los tristes,
que angustiados trabajan, trabajan, ti
en un esfuerzo fértil de músculol^^efvloi;" '
pero estéril al sueño de gestas libertarias.
B7Í503ÍO3 £CÜ!B fUI Z3ttS¡Í
013*1
Son tus hijos que sueñan,
r ;SBÍIB}3ÍDO8 sBriaul sb «¿»ii
mientras los eslabones CK*I:SBI c1fas'?iseffe'nÍazáii,ía3"iJÍ9toPni 3J
que en los entristecidos cielos d é 8 f á f s ^ p l l a s , ; 5 r m 3 « i c XJ sb
surge un fulgor de'nüevás SffiJK^1" 3 0 o i b o j* E b f i Í i o i E I T Í { B
...fisriBgnav sb gobios aobrinB y
Son tus hijos, que a diario
te ofrendan las vendimias de sus vidas^cSaiíaS,"18 <ZBÍI§B 3-1
que gritan sus angustias al rethlnte del ÍSÍÍftP r l u 3U P e w n
mientras tú, apenas óyeles, como a rosaJ?°ft3Jcl!8ú2a>s. ü l 9 ¿
*fe
¡Oh, taller resonante de fiebre creadora!
¡Ubre que a la riqueza y la miseria amamanta!
¡Fragua que miro a diario forjar propias cadenas
sobre los yunques de tus ansias!
¡Esclavos del Progreso,
que en tu liturgia nueva y bárbara
elevas al futuro, con tus voces de hierro,
tu inmenso salmo de esperanza!
Ah, cómo voy sintiendo que también de mí un poco
te nutres; yo que odiaba,
sin comprender, tu triste alma colectiva
y tu tecnología mecánica.
Yo que te odié por absorbente;
que odié tus engranajes y tus válvulas;
que odié tu ritmo inmenso porque ahogaba
mi ritmo interno en ronca trepidación de máquinas.
¡Yo te saludo en grito de igual angustia humana!
¿Fundirán tus crisoles los nuevos postulados?
¿Eres sólo un vocablo de lo industrial: la fábrica?
¿O también eres templo
de amor, de fe, de intensos anhelos ideológicos
y comunicación de razas?...
Yo dudo a veces y otras,
pajito, y tiemblo, y vibro con tu inmensa esperanza;
y oigo en mi carne la honda VERDAD de tus apóstoles:
¡que eres la entraña cósmica que incubas el mañana!
33
2
LA pOESÍA
FIVE O'CLOCK TEA
Voy con las manos sucias de grasa...
Los hermosos vehículos no se detienen cuando los llamo;.
y marcho por las calles, pródigo de saludos,
pero los hombres me ignoran, y pasan;
porque en la fiesta espléndida de la ciudad lujosa
llevo las manos sucias de grasa
Sólo el paisaje y el crepúsculo me abrazan cordiales
y el viejo pavimento
que recuenta el cansado rosario de mis pasos.
Pero las grandes vitrinas del lujo
me cierran sus puertas;
el ascensor de la opulencia no me conduce a las terrazas
donde la vida canta y ríe;
porque en la hora ebria del té fragante de oro,
de enriquecer al mundo,
llevo las manos sucias de grasa.
34
A Liu Jushihlh, por la hermosa
pasión que en río de perlas
inundaba sus pestañas.
•—Una canción canta, discípulo amado,
que en sus alas traiga el sueño a mis párpados...
Yo tomo mi chin1 y en voz baja canto:
«La regia princesa de las Vanas Nubes
abre su abanico de fastuosas pompas:
»—Si me desposaras, te haría una túnica
con las cabelleras de mis cien esclavas.
•—¡Oh, hermosa princesa:
cuando con sus cestas de luz y de nidos
Primavera venga!
»—Si tú me desposas, sandalias de perlas
para ti, ligeras, tejerán mis manos.
—¡Oh, bella princesa:
cuando con sus mantos de noches brillantes
se acerque el Verano!
s>—Si me haces tu esposa, un regio palacio
de marfil y oro te alzará mi madre.
—¡Oh, regia princesa:
cuando con sus grandes arpas de hojas mustias
el Otoño cante!
Laúd de tres y cinco cuerdas. (Nota de la edición de base.)
35
«
»—Si al lecho me llevas, mi padre un gran reino
te dará por dones, quizás si un imperio.
—¡Oh, hermosa princesa:
cierra las mil jo5'as de tu varillaje.
No será en verano,
no cuando el otoño con sus arpas cante,
no será en invierno
ni en la primavera.»
El Maestro abre sus ojos lejanos.
Me mira, sonríe...
Y el ala del sueño sus pupilas cierra.
36
NICOLÁS GUILLEN
0
NICOLÁS GÜILLÉiN nació en Camagüey el .10 de julio de 1902. Antes de concluir sus estudios de bachillerato en 1920, aprendió tipografía
en el diario La Libertad y trabajó como operario tipógrafo. Abandonó
la carrera de derecho por falta de recursos económicos. Antes de radicarse
en La Habana en 1926 colabora y trabaja en diversas publicaciones periódicas En la capital continúa sus actividades en revistas y periódicos,
donde trabaja como editor y colaborador. En 193/ ingresó en el Partido
Comunista de Cuba A partir dt ese momento despliega una intensa
actividad como militante en múltiples eventos político- v culturales y
hace amplia labor de difusión cultural a través de la prensa y median trecitales y conferencias en instituciones extranjeras. Colaboró en Cxmt
güey Gráfico, Orto, Castalia, Alma Maler, Diario de la Marina -—donde
dio a conocer poemas de su libro Motivos de son, de gran resonan ia
en la vida intelectual de la época, el año 1930—, El Mundo, Noticias
de Hoy —editado por el Partido Comunista—, Vanguardia Obrera,
Viernes, La Última Hora. Después del triunfo de la Revolución continuó su labor de militante y escritor, ahora con el respaldo de las instituciones y los órganos de difusión. Desde el año 1961 ocupa la presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la que fue
uno de los fundadores ese mismo año. Es miembro del Comité Central
del Partido Comunista de Cuba Su obra, ampliamente conocida en Europa y América, es una de las más importantes de la literatura cubana.
Su poesía fue recogida en dos tomos con el título de Obra poética
(1972-1973). Su poesía, de una gran musicalidad, está magistralmerte
trabajada y es de extraordinaria calidad formal. Poesía de hondas raí
ees populares, sus características fundamentales son la diafanidad y su
contenido político, que lo convierten en el más importante cultivador
entre nosotros de la poesía negra y social. Pero además, entre sus poemas encontramos muchos de los mejores de nuestra poesía amorosa.
José Ramón Cantaliso,
canta liso, canta liso
José Ramón.
Duro espinazo insumiso:
por eso es que canta liso
José Ramón Cantaliso,
José Ramón.
En bares, hachas, bachatas,
a los turistas a gatas
y a los nativos también,
a todos, el son preciso
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.
Voz de canceresa entraña,
humo de solar y caña,
que es nube prieta después:
son de guitarra madura,
cuya cuerda ronca y dura
no se enreda en la cintura,
ni prende fuego en los pies.
É] sabe que no hay trabajo,
^ue el pobre se pudre abajo,
y que tras tanto luchar,
39
el que no perdió el resuello,
o tiene en la frente un sello,
o está con el agua al cuello,
sin poderlo remediar.
Por eso de fiesta en fiesta,
con su guitarra protesta,
que es su corazón también,
y a todos el son preciso,
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.
I.
CANTALISO EN UN BAR
(Los turistas en el bar:
Cantaliso, su guitarra,
y un son que comienza a andar.)
—No me paguen porque cante
lo que no les cantaré;
ahora tendrán que escucharme
todo lo que antes callé.
¿Quién los llamó?
Gasten su plata,
beban su alcol,
cómprense un güiro,
pero a mí no,
pero a mí no,
pero a mí no.
Todos estos yanquis rojos
son hijos de un camarón,
y los parió una botella,
una botella de ron.
40
¿Quién los llamó?
Ustedes viven,
me muero yo,
comen y beben,
pero yo no,
pero yo no,
pero yo no.
Aunque soy un pobre negro,
sé que el mundo no anda bien;
¡ay, yo conozco a un mecánico
que lo puede componer!
¿Quién los llamó?
Cuando regresen
a Nueva York,
mándenme pobres
corno soy yo,
como soy yo,
como soy yo.
A ellos les daré la mano
y con ellos cantaré,
porque el canto que ellos saben
es el mismo que yo sé.
II.
VISITA A UN SOLAR
(Turistas en un solar.
Canta Cantaliso un son
que no se puede bailar.)
—Mejor que en hotel de lujo,
quédense en este solar:
aquí encontrarán de sobra
lo que allá no han de encontrar.
41
Voy a presentar, señores,
a Juan Cocinero:
tiene una mesa, tiene una silla,
tiene una silla, tiene una mesa
y un reverbero.
El reverbero está sin candela,
muy disgustado con la cazuela.
¡Verán qué alegre, qué placentero,
qué alimentado, qué complacido
pasa la vida Juan Cocinero!
Interrumpe Juan Cocinero:
—¡Con lo que un turista traga
nada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga I
Sigue el son:
—...Y éste es Luis, el caramelero;
y éste es Carlos, el isleño;
y aquel negro
se llama Pedro Martínez,
y aquel otro,
Norberto Soto,
y aquella negra de más allá,
Petra Sarda.
Todos viven en un cuarto,
seguramente
porque resulta barato.
¡Qué gente,
qué gente tan consecuente!
Todos a coro:
—¡Con lo que un turista traga
jiada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga!
42
Sigue el son:
—y la que tose, señores,
sobre esa cama,
se llama Juana:
Tuberculosis en tercer grado,
por un resfriado
muy mal cuidado.
La muy idiota pasaba el día
sin un bocado.
¡Qué tontería!
¡Tanta comida que se ha botado!
Todos a coro:
—¡Con lo que un yanqui ha gastado
no más que en comprar botellas
se hubiera Juana curado!
Termina el son:
—¡Turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar;
turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar,
cantándoles sones, sones
que no se pueden bailar!
III.
SON DEL DESAHUCIO
—El alquiler se cumplió
te tienes que mudar,
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio
porque no hay con qué pagar.
43
Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar;
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.
Si el dueño dice: «Lo siento»,
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.
Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar,
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar,
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
¡te tienes que mudar!
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado.
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
venga usted, casero, y diga,
diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja.
44
Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿Cómo voy a estar de pie,
con tantos puestos vacantes?
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
¿Es que a usted lo achica el miedo?
No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo...
45
0
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorgnera en el cuello ancho
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antartico
las de mi blanco!
África de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
—¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
—¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
—¡Me muero!
48
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
—¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo
me escoltan mis dos abuelos
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
—¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
49
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
; Cantan!
50
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me due1e que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
be de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
H
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
52
El alma vuela y vuela
buscándote a lo lejos,
Rosa tú, melancólica
tosa de mi recuerdo.
Cuando la madrugada
va el campo humedeciendo,
y el día es como un niño
que despierta en el cielo,
Rosa tú, melancólica,
ojos de sombra llenos,
desde mi estrecha sábana,
toco tu firme cuerpo.
Cuando ya el alto sol
ardió con su alto fuego,
cuando la tarde cae
•del ocaso deshecho,
yo en mi lejana mesa
tu oscuro pan contemplo.
Y en la noche cargada
<le ardoroso silencio,
Rosa tú, melancólica
rosa de mi recuerdo,
dorada, viva y húmeda,
bajando vas del techo,
tomas mi mano fría
y te me quedas viendo.
53
Cierro entonces los ojos,
pero siempre te veo,
clavada allí, clavando
tu mirada en mi pecho,
larga mirada fija,
corno un puñal de sueño.
0
54
Nacido entre las cañas, muerto luchando por ellas,
Jesús Menéndez fue el más alto líder de los trabajadores cubanos del azúcar. Cayó asesinado en
la ciudad de Manzanillo, el 22 de enero de 1948.
I
más de valor que de acero.
...armado
GÓNGORA
Las cañas iban y venían
desesperadas, agitando
las manos.
Te avisaban la muerte,
la espalda rota y el disparo.
El capitán de plomo y cuero,
de diente y plomo y cuero te enseñaban
de pezuña y mandíbula,
de ojo de selva y trópico,
sentado en su pistola el capitán.
¡Con qué voz te llamaban,
te lo decían,
cañas
desesperadas,
agitando las manos!
Allí estaba,
la boca líquida entreabierta,
el salto próximo esculpido
bajo la piel eléctrica,
sentado en su pistola el capitán
5J
Allí estaba,
las narices venteando
tus venas inmediatas,
casi ya derramadas,
el ojo fijo en tu pulmón,
el odio recto hacia tu voz,
sentado en su pistola el capitán.
Cañas
desesperadas
te avisaban,
agitando las manos.
Tú andabas entre ellas. Sonreías
en tu estatura primordial y ardía;-.
Violento azúcar en tu voz de mando,
con su luz de relámpago nocturno
iba de yanqui en yanqui resonando.
De pronto, el golpe de la pólvora. El zarpazc
puesto en la punta de un rugido,
y el capitán de p'omo y cuero,
el capitán de diente y plomo y cuero,
ya en tu incansable, en tu marítima,
ya en tu profunda sangre sumergido.
II
...Hubo muchos valores que se destacaron.
NEW YORK HERALD TWBXTNE'
(«Sección Financiera»)'
Al fin sangre solar caías,
dísuelta en agrio charco sobre azúcar.
A! fin arteria rota;
sangre anunciada, en venta
una mañana de la Bolsa
de Nueva York. Sangre anunciada, en venta
desde esa cinta vertiginosa
%
_
•que envenena y se arrastra como una
víbora interminable de piel veloz marcada
con un tatuaje de números y crímenes.
Títulos que mejoran
o bajan medio punto.
Bonos sin vencimiento que ganaron
hasta el cinco por ciento de interés en un año.
La Cuban Atlantic Company
ayer martes,
operó, por ejemplo,
a veintinueve y medio con baja de dos puntos.
La Punta Alegre Sugar Company,
cerró con alza de un octavo de punto.
El Wall Street Journal anuncia
que la Minnesota and Ontario Paper Company
ganó cuatro millones
más que eí año anterior. (El New York Times
bate palmas y chilla: ¡Vamos bien!)
Dow Jones comunica por un hilo exclusivo
que la Fedders Quigan Corporation
ha retirado su propuesta para
advertir las acciones comunes.
La Cuban Railroad Company
estuvo activa y firme.
La Mullings Manufacturing Company
recibió del Ejército
xm colosal pedido
para fabricar proyectiles de artillería.
En fin, cotizaciones varias:
Cuban Company Communes:
abre con 5 puntos,
cierra con 5 3/8.
West Indies Company,
abre con 69 puntos
cierra con 69 5/8.
57
United Fruit Company,
abre con 31 puntos,
cierra con 31 1/8.
Cuban American Company,
abre con 21 puntos,
cierra con 21 3/4.
Foster Wells Company
abre con 40 puntos,
cierra con 41 5/8
De repente
un gran trueno cuartea el techo frágil.
un rayo cae
desde aquel bajo cielo sulfúrico
hasta el salón congestionado:
Sangre Menéndez, boy, al cierre,
150 puntos 7/8 con tendencia al alza
El coro allí de
comerciantes
usureros
papagayos
lynchadores
amanuenses
policías
capataces
proxenetas
recaderos
delatores
accionistas
mayorales
trúmanes
macártures
eunucos
bufones
tahúres;
58
el coro allí de gente
seca
sorda
ciega
dura;
el coro allí junto a la abierta espalda
del alto atleta vegetal, vendiendo
borbotones de angustia, pregonando
coágulos cotizables, nervios, huesos de aquella
descuartizada rebeldía;
una mordida
no más en el pulmón ya perforado.
V el capitán detrás de las medallas,
cóncavo en la librea,
el pensamiento en la propina,
la voz a ras con las espuelas:
—Please please! Come on, ladies and gentlemen!
Oh please! Come on, come on, come on!
Finalmente, este cauteloso suspiro de angustia se
escapó de un diario de la tarde:
Aunque las ganancias ayer fueron impresionantes, el volumen relativamente bajo de un millón seiscientas mil
acciones da motivo para reflexionar. A. pesar de la variedad de razones expresadas, parece muy probable que la
mejoría haya sido de naturaleza técnica, y puede o no
resultar de un viraje de la tendencia reciente, dependiendo
de que los promedios logren penetrar sus máximos anteriores...
El capitán partió rumbo al cuartel
con una aguja de cuajada sangre
pinchándole los ojos.
59
III
,
...si no hay entre nosotros
hombre a quien este bárbaro no afrente?
LOPE DE VEGA
Mirad al Capitán del Odio
entre un buitre y una serpiente;
amargo gemido lo busca,
metálico viento lo envuelve.
En una ráfaga de pólvora
su rostro lívido se pierde;
parte a caballo y es de noche,
pero tras él corre la Muerte.
Allá donde anda su revólver
en diálogos con su machete
y le velan cuatro fusiles
el pesado sueño que duerme,
libre prisión un alto muro
su duro asilo le concede.
¡Oh capitán, el bien guardado!
Pero tras él corre la Muerte.
Quien le cuajara en nueve lunas
el violento perfil terrestre,
si doce meses lo maldice,
también lo llora doce meses.
Un angustiado puente líquido
de rojas lágrimas le tiende:
lo pasa huyendo el capitán,
pero tras él corre la Muerte.
Quien le enganchó dientes de lobo
soñándole angélica veste,
el ojo fijo arder le mira
60
y en
Baja,
cubil
huye
pero
lenta baba revolverse.
buscándole en el bosque
seguro en que esconderle:
hasta el bosque el capitán,
tras él corre la Muerte.
Un mozo de dorado bozo,
de verde tronco y hojas verdes,
derrama en el viento su voz,
llora por la sangre que tiene.
¡Ay, sangre (sollozando dice)
cómo me quemas y me dueles!
El capitán huye en un grito,
pero tras él corre la Muerte.
Quien de sus rosas amorosas
le regaló la de más fiebre,
teje una cruel corona oscura
y es con vergüenza como teje.
Le resplandece el corazón
en la gran noche de la frente;
huye sin verla el capitán,
pero tras él corre la Muerte.
En medio de las cañas foscas
galopa el hirsuto jinete;
va con un látigo de fósforo
y el odio cuando pasa enciende.
Jesús Menéndez se sonríe,
desde su pulmón amanece:
huye de un golpe el capitán,
pero tras él corre la Muerte.
61
IV
Un corazón en el pecho
de crímenes no manchado.
PLÁCIDO
Jesús es negro y fino y procer, como un bastón
de ébano, y tiene los dientes blancos y corteses,
por lo que su boca se abre siempre amanecida;
Jesús brilla a veces con ojos tristes y dulces;
a veces óyese bramar en sus ojos un agua embravecida;
Jesús dice carro, río, ferrocarril, cigarro,
como un francés renuente a olvidar su lengua
de niño, nunca perdida;
pero es cubano y su padre habló con Maceo; su
padre, que llevaba en el hombro una estrella de
oro, una ardiente estrella encendida;
alguna vez anduve con Jesús transitando de
sueño en sueño su gran provincia llena de hombres
que le tendían la mocha encallecida;
si: gran provincia llena de hombres que gritaban
¡Oh Jesús! como si hubiera estado esperando
largamente su venida;
viósele entonces hablarles sin tribuna y tan
cerca de ellos que les contaba los poros y les
olía la piel agria y repartida;
se le vio luego sentárseles a la mesa
de blanco arroz y oscura carne; a la mesa sin vino
ni mantel, y presidirles la comida;
Jesús nació en el centro de su Isla y allí
se le descubre desde el mar, en los días claros,
62
cubierto de nubes fijas;
¡subid, subidlo y contemplaréis desde su frente
con qué fragor hierve a sus pies y se renueva
en ondas interminables la vida!
V
Vuelve a buscar a aquel que lo ha herido,.
y al punto que miró, le conocía.
ERCILLA
Los grandes muertos son inmortales: no mueren nunca. Parece que se marchan; parece que se los llevan, que se pudren,
que se deshacen. Pensamos que la última tierra que les llena
la boca va a enmudecerlos para siempre. Pero la lengua se les
hincha, les crece; la lengua se les abre como una semilla bárbara y expulsa un árbol gigantesco, un árbol duro, cargado de
plumas y de nidos. ¿Quién vio caer a Jesús? Nadie lo viera, ni
aun su asesino. Quedó en pie, rodeado de cañas insurrectas, <
de cañas coléricas. Y ahora grita, resuena, no se detiene. Marcha por un camino sin término, hecho de tiempo sutil, polvoriento de instantes menudos, como una arena fina. No esperes a
que Jesús te bendiga y te oiga cada año, luego de la romería
y el sermón y la salve y el incienso, porque él no espera tanto
tiempo para hablarte. Te habla siempre, como un dios cotidiano, a quien puedes tocar la piel húmeda temblorosa de
latidos, de pequeñas mariposas de fuego aleteándole en las
venas; te habla siempre como un amigo puro que no desaparece. El desaparecido es el otro. El vivo es el muerto, cuya
persistencia mineral es apenas una caída anticipada, un adelanto lúgubre. El vivo es el muerto. Rojo de sangre ajena, habla
sin voz y nadie le atiende ni le oye. El vivo es el muerto.
Anda de noche en noche y amenaza en el aire con un puño de
agua podrida. El vivo es el muerto. Con un puño de limo y
¿loaca, que hiede como el estómago de una hiena. El vivo es
63
el muerto. ¡Ah, no sabéis cuántos recuerdos de metal le martillean a modo de pequeños martillos y le clavan largos clavos
en las sienes!
Caña Manzanillo ejército
bala yanqui azúcar
crimen Manzanillo huelga
ingenio partido cárcel
dólar Manzanillo viuda
entierro hijos padres
venganza Manzanillo zafra.
Un torbellino de voces que lo rodean y golpean, o que de
repente se quedan fijas, pegadas al vidrio celeste. Voces de macheteros y campesinos y cortadores y ferroviarios. Ásperas
voces también de soldados que aprietan un fusil en las manos y
un sollozo en la garganta.
Yo bien conozco a un soldado,
compañero de Jesús,
que al pie de Jesús lloraba
y los ojos se secaba
con un pañolón azul.
Después este son cantaba:
Pasó una paloma herida,
volando cerca de mí;
roja le brillaba un ala,
que yo la vi.
Ay, mi amigo,
he andado siempre contigo:
tú ya sabes quién tiró,
Jesús, que no he sido yo.
En tu pulmón enterrado
alguien un plomo dejó,
pero no fue este soldado,
64
pero no fue este soldado,
Jesús,
¡por Jesús que no fui yo!
Pasó una paloma herida,
volando cerca de mí;
rojo le brillaba el pico,
que yo la vi.
Nunca quiera
contar si en mi cartuchera
todas las balas están:
nunca quiera, capitán.
Pues faltarán de seguro
(de seguro faltarán)
las balas que a un pecho puro,
las balas que a un pecho puro,
mi flor,
por odio a clavarse van.
Pasó una paloma herida,
volando cerca de mí;
rojo le brillaba el cuello,
que yo la vi.
¡Ay, que triste
saber que el verdugo existe!
Pero es más triste saber
que mata para comer.
Pues que tendrá la comida
(todo puede suceder)
un gusto a sangre caída,
un gusto a sangre caída,
caramba,
y a lágrima de mujer.
Pasó una paloma herida,
volando cerca de mí;
65
3—LA pOESÍA
rojo le brillaba el pecho,
que yo la vi.
Un sinsonte
perdido murió en el monte,
y vi una vez naufragar
un barco en medio del mar.
Por el sinsonte perdido
ay, otro vino a cantar,
y en vez de aquel barco hundido
y en vez de aquel barco hundido,
mi bien,
otro salió a navegar.
Pasó una paloma herida,
volando cerca de mí;
iba volando, volando,
volando, que yo la vi.
VI
Y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la libertad levanta su antorcha en Nueva York.
RUBÉN DARÍO
Jesús trabaja y sueña. Anda por su isla, pero también se sale
de ella, en un gran barco de fuego. Recorre las cañas míseras,
se inclina sobre su dulce angustia, habla con el cortador desollado, lo anima y lo sostiene. De pronto, llegan telegramas,
noticias, voces, signos sobre el mar de que lo han visto los
obreros de Zulia cuajados en gordo aceite, contar las veces
que el balancín petrolero, como un ave de amargo hierro, pica
la roca hasta llegarle al corazón. De Chile se supo que Jesús
visitó las sombrías oficinas del salitre, en Tarapacá y Tocopilla, allá donde el viento está hecho de ardiente cal, de polvo
asesino. Dicen los bogas del Magdalena que cuando lo condu-
66
jeron a lo largo del gran río, bajo el sol de grasa de coco,
Jesús les recordó el plátano servil y el café esclavo en el valle
del Cauca, y el negro dramático, acorralado al borde del Caribe, mar pirata. Desde el Puente Rojo exclama Dessalines:
«¡Traición, traición, todavía!» Y lo presenta a Defilée, loca y
trágica, que le veló la muerte haitiana llena de moscas. Hierven los morros y favelas en Río de Janeiro, porque allá anunciaron la llegada de Jesús, con otros trabajadores, en el tren
de la Leopoldina. Puerto Rico le enseña sus cadenas, pero levanta el puño ennegrecido por la pólvora. Un indio de México
habló sin mentarse. Dijo: «Anoche lo tuve en mi casa.» A veces se demora en el Perú de plata fina y sangrienta. O bajando
hacia la punta sur de nuestro mapa, júntase a los peones en los
pagos enérgicos y les acompaña la queja viril en la guitarra decorosa. ¿A dónde vuela ahora, a dónde va volando, más allá
del cinturón de volcanes con que América defiende su ombligo
torturado por la United Fruit desde el Istmo roto hasta la linde azteca? Vuela ahora nube por el aire espeso de los Estados
Unidos, por ese negro humo. Un vasto estrépito le hace volver
los ojos hacia las luces de Washington y Nueva York, donde
bul'e el festín de Baltasar.
Ahí ve que de un zarpazo Norteamérica
alza una copa de negro metal;
la negra copa del violento hidrógeno
con que brinda el Tío Sam.
Lúbrico mono de pequeño cráneo
chilla en su mesa: «¡Por la muerte va!»
Crepuscular responde un coro múltiple:
«¡Va por la muerte, por la muerte va!»
Aire de buitre removiendo el águila
mira de un mar al otro mar;
encapuchados danzan hombres fúnebres,
67
baten un fúnebre timbal
y encendiendo las tres letras fatídicas
con que se anuncia el Ku Klux Klan,
lanzan del Sur un alarido unánime:
«¡Va por la muerte, por la muerte va!»
Arde la calle donde nace el dólar
bajo un incendio colosal.
En la retorta hierve el agua química.
Establece la asfixia el gas.
Alegre está Jim Crow junto a un sarcófago.
Lo viene Lynch a saludar.
Entre los dos se desenreda un látigo:
«¡Va por la muerte, por la muerte va!»
Fijo en la cruz de su caballo, Walker
abrió una risa mineral.
Cultiva en su jardín rosas de pólvora
y las riega con alquitrán;
sueña con huesos ya sin epidermis,
sangre en un chorro torrencial;
bajo la gorra, un pensamiento bárbaro:
«¡Va por la muerte, por la muerte va!»
Jesús oye el brindis, las temibles palabras, el largo trueno, pero
no desanda sus pasos. Avanza seguido de una canción ancha
y alta como un pedazo de océano. ¡Ay, pero a veces la canción
se quiebra en un alarido, y sube a Martinsville un seco humo
de piel cocida a fuego lento en los fogones del diablo! Allá
abajo están las amargas tierras del Sur yanqui, donde los negios mueren quemados, emplumados, violados, arrastrados, desangrados, ahorcados, el cuerpo campaneando trágicamente en una
torre de espanto. El jazz estalla en lágrimas, se muerde los
gordos labios de música y espera el día del Juicio Inicial, cuando su ritmo en síncopa ciña y apriete con una cobra metálica
el cuello del opresor. ¡Danzad despreocupados, verdugos crueles, fríos asesinos! Danzad bajo la luz amarilla de vuestros lá68
tígos, bajo la luz verde de vuestra hiél, bajo la luz roja de vuestras hogueras, bajo la luz azul del gas de la muerte, bajo la luz
violácea de vuestra putrefacción! ¡Danzad sobre los cadáveres de vuestras víctimas^, que no escaparéis a su regreso irascible! Todavía se oye, oímos todavía; suena, se levanta, arde todavía el largo rugido de Martinsville. Siete voces negras en
Martinsville llaman siete veces a Jesús por su nombre y le piden en Martinsville, le piden en siete gritos de rabia, como siete lanzas, le piden en Martinsville, en siete golpes de azufre,
como siete volcánicas, le piden siete veces venganza. Jesús nada dice, pero hay en sus ojos un resplandor de grávida promesa, como el de las hoces en la siega, cuando son heridas por el
sol. Levanta su puño poderoso como un seguro martillo y
avanza seguido de duras gargantas, que entonan en un idioma
nuevo una canción ancha y alta, como un pedazo de océano,
Jesús no está en el cielo, sino en la tierra; no demanda oraciones, sino lucha; no quiere sacerdotes, sino compañeros; no erige iglesias, sino sindicatos: nadie lo podrá matar.
VII
Apriessa cantan los gallos
e quieren crebar albores
POEMA DEL CID
¡Qué dedos tiene, cuántas
uñas saliéndole del sueño! Brilla
duro fulgor sobre la hundida zona
del aire en que quisieron destruirle
la piel, la luz, los huesos, la garganta.
¡Cómo le vemos, cómo habrá de vérsele
pasar aullando en medio de las cañas,
o bien quedar suspenso remolino,
o bien bajar, subir,
o bien de mano en mano
69
rodar como una constante moneda,
o bien arder al filo de la calle
en demorada llamarada,
o bien tirar al río de los hombres,
al mar, a los estanques de los hombres
canciones como piedras,
que van haciendo círculos de música
vengadora, de música
puesta, llevada en hombros como un himno!
Su vo2 aquí nos acompaña y ciñe.
Estrujamos su voz
como una flor de insomnio
y suelta un zumo amargo,
suelta un olor mojado,
un agua de palabras puntiagudas
que encuentran en el viento
el camino del grito,
que encuentran en el grito
el camino del canto,
que encuentran en el canto
el camino del fuego,
que encuentran en el fuego
el camino del alba,
que encuentran en el alba un gallo rojo,
de pólvora, un metálico
gallo desparramando el día con sus alas.
Venid, venid y en la a'ta
torre estaréis, campana y campanero;
estaremos, venid,
metal y huesos juntos que saludan
el fino, el esperado amanecer
de las raíces; el tremendo hallazgo
de una súbita estrella;
metal y huesos juntos que saludan
la paloma de vuelo popular
70
y verde ramo en el aire sin dueño;
el carro ya de espigas
lleno recién cortadas;
la presencia esencial
del acero y la rosa:
metal y huesos juntos que saludan
la procesión final, el ancho séquito
de la victoria.
Entonces llegará,
General de las Cañas, con su sable
hecho de un gran relámpago bruñido;
entonces llegará,
jinete en un caballo de agua y humo
lenta sonrisa en el saludo lento;
entonces llegará para decir,
Jesús, para decir:
—Mirad, he aquí el azúcar ya sin lágrimas.
Para decir:
—He vuelto, no temáis.
Para decir:
—Fue largo el viaje y áspero el camino.
Creció un árbol con sangre de mi herida.
Canta desde él un pájaro a la vida.
La mañana se anuncia con un trino.
71
RAMÓN GUIRAO
RAMÓN GUIRAO nació en La Habana en 1908. Se dio a conocer
como escritor en el suplemento literario del Diario de la Marina en
1928 con su poema «Bailadora de rumba». Trabajó en casas comerciales. En 1933 viajó a México. Colaboró de manera asidua en el suplemento literario antes mencionado entre 1933 y 1940. En 1937 mereció el premio de ensayo de tema cubano en el concurso de la Secretaría de Educación. Fue jefe de redacción de la revista Grafos. Colaboró en Revista de Avance, La Prensa, Orbe, Carteles, Revista de la
Habana, Línea, Social, Confederación, Masas, Resumen, Revista Bimestre Cubana, Revista Cubana, Bohemia, Espuela de Plata, La Verónica,
Verbum, Orígenes, Repertorio Americano (Costa Rica), Semanario Ercilla (Chile), Sur (Argentina). Trabajó en las redacciones de Avance y
Alerta. Fue miembro fundador de la Sociedad de Estudios Afrocubanos.
Su poesía está recogida en Bongó. Poemas negros (1934) y Presencia
(1947). Dejó inéditos los poemarios Cuadrante (1930) y Seguro secreto
(1936). Falleció en La Habana el 17 de abril de 1949. En su poesía
encontramos la vertiente negra y la intimista, muy depurada en su expresión. Observamos un cuidado formal como preocupación constante
en sus décimas y en general en toda su obra. Es uno de los más
importantes cultivadores de poesía afrocubana entre nosotros.
Bailadora de guaguancó,
piel negra,
tersura de bongó.
Agita la maraca de su risa
con los dedos de leche
de sus dientes.
Pañuelo rojo
•—seda—,
bata blanca
—almidón—,
recorren el trayecto
de una cuerda
en un ritmo afrocubano
de
guitarra,
clave
y cajón.
«¡Arriba, María Antonia,
alabao sea Dio!»
Las serpientes de sus brazos
van soltando las cuentas
de un collar de jabón.
75
MANUEL NAVARRO LUNA
;•
MANUEL NAVARRO LUNA nació en Jovellanos, en la provincia de
Matanzas, el 29 de agosto de 1894. Muy niño aún fue llevado a vivir
a Manzanillo, ya fallecido su padre, y allí permaneció durante casi toda
su vida. Cursó estudios de música y fue uno de los fundadores de la
Banda Infantil de Música de Manzanillo. Se vio obligado a trabajar en
los más humildes oficios y fue procurador público. Se inició desde muy
joven en la vida literaria. En las revistas manzanilleras Penachos y
Orto aparecieron sus primeros poemas. Dirigió las publicaciones La Defensa y La Montaña. Fue uno de los miembros más importantes del
Grupo Literario de Manzanillo desde su fundación en 1921. En 1929
ingresó en Defensa Obrera Internacional y en 1930 en el Partido Comunista de Cuba. Su militancia se caracterizó por una combativa actitud
antimperialista. Fue acusador privado en la causa del asesinato del líder
azucarero Jesús Menéndez. Ese mismo año, 1949, asistió al Congreso
Continental por la Paz, celebrado en México. Fue colaborador activo
de los grupos revolucionarios durante la tiranía de Batista. Después del
triunfo de la Revolución prestó su infatigable colaboración en la prensa
radial y escrita. Dio conferencias y recitales en unidades del ejército y
la milicia. En 1962 viajó a la Unión Soviética como parte de la delegación cubana al Congreso Mundial por el Desarme y la Paz. Colaboró,
a lo largo de toda su vida, en las más importantes publicaciones periódicas del país. Su poesía, recogida en Ritmos dolientes (1919), Corazón
adentro (1922), Refugio (1927), Surco (1928), Pulso y onda (1932),
Poemas mambises (1942), La tierra herida (1936) y Doña Martina
(1952), se mueve dentro de la mejor tradición de poesía patriótica.
Cultivó además la línea íntimista. Es el suyo un verso amplio, enfático.
Su estilo es directo y de un vocabulario sencillo. Poesía exclamativa y
apasionada, se conjuga muy bien con el temperamento de su autor.
Horizonte de lágrimas...!
Escándalo de cruces que se posan sobre siembras de tumbas...!
Los niños, ya
Se abrazan al
el niño débil,
Y se enredan
no cierran los ojos.
niño negro, que es más fuerte,
que es el blanco.
en el dolor espeso, obscuro y torvo de la tierra
[crucificada
y escuchan el ruido de su sangre molida por la muerte.
Por los surcos desamparados,
corren ¡as calaveras de los niños que no tuvieron nombres;
—nadie supo jamás cómo esos niños muertos se llamaron...
nadie supo jamás si alguna vez vivieron:...!—
la calavera del niño blanco...!
la calavera del niño negro...!
El bohío...!
Ese tallo de sombras, ese copo de sombras
anudado a la madrugada delirante con la voz del gemido;
esa mancha estucada en el temblor de las soledades inermes:
Mugre del campo...!
Greña de la abulia...!
El bohío...!
Clava sus desamparos en las ramas yertas del hambre
y muerde las palideces vacilantes de los niños que juegan,
[muriendo, con las ramas.
79
Puño de la miseria,
pico desesperado de la angustia sin migajas de lumbre;
escara de la noche,
hipo de lá última tiniebla...!
Por entre filos alarmados de telarañas rondan los esqueletos,
y se alimentan con un caldo obscuro de agonías,
mientras la tos desgrana esputos rencorosos en los graneros
[de los rincones,
o sobre los bordes, sin pestañas, donde jamás estuvo una
[palpitación perdida.
El campesino muere...!
Sin luz,
sin pan,
sin agua limpia...!
Muere, para morir,
pegado al suelo renegrido que es como la espuma de la muerte.
Y el campesino,
muere...!
Abrazado a una estrella que los hombres ataron a un muro
fue como un garfio enloquecido cuando se puso en pie el denuedo
[de las trompetas.
Fue como un garfio enloquecido
clavado en el pulmón de la tormenta.
Fue chispa disparada
a un centro de negrura:
harapo guerreador,
cólera en puntas...!
Sobre un charco de muertes sangró por la luz atribulada.
La úlcera de enconos que supura en la carne de los esclavos
[ofendidos
cortó los hierros a las violencias azuzadas. Y los andrajos
[iracundos
80
se levantaron de un lecho de lacerias para ya acabar de morir...!
El pantano famélico abrió la boca desdentada y pestilente
para morder el ímpetu que corrió tras la luz prisionera.
Y el ímpetu,
harapiento y escuálido,
se derribó sobre el frío de sus propios temblores.
Pero subió sobre su cuerpo;
subió sobre su sangre;
subió sobre la muerte...
Y fue como una crecida de clarines,
como el músculo desbordado de la venganza
frente a una verde iluminación de palmeras...!
Corrió...
Corrió tras una estrella,
tras un resplandor encadenado...
¡Para morir sin luz,
sin pan,
sin agua limpia...!
Campesino...!
Campesino cubano...!
81
UN CANTO A
MARIANA GRAJALES
•&Xh£
Pecho fuerte y profundo,
—¡pecho como el de nadie!—;
pecho firme y sereno
en cuyos limpios y anchos cauces
desbordó sus latidos la libertad. ¡Qué pecho
de montaña sin sueño, de bandera sis sueño, de aurora
[resonante.
El infinito pecho
de Mariana Grajales...!
Once puros hombres;
once puros mambises, que eran hierro y coraje;
once puros cachorros de leones
amamantó la madre...!
A cada uno, clavándole la estrella colérica en la frente,
le señaló el camino terrible! Y levantándose
después, hizo que todos, de rodillas,
morir por la Patria jurasen...!
Todos se fueron a la guerra...!
La madre fue con ellos a los largos y fieros combates!
Y cuando cayó Antonio, herido mortalmente,
—¡nada menos que Antonio!—
a Marcos, que era un niño, increpa: y tú, ¿que haces,
por qué no creces para que mueras también por la Patria,
para que también le des tu sangre...?
82
Otra vez se despiertan los jóvenes clarines;
otra vez en los surcos de la noche está la tiniebla desbordándose,
y la vida, sin pulso, cayendo sobre los días desgarrados
y floreciendo tumbas y negros estandartes...!
Otra vez son llamados los hombres...!
Otra vez son llamados los héroes por la campana delirante...!
Se levanta la sombra y se levanta el crimen;
se levanta la muerte y la opresión inacabable
donde la fuerza obscura del terror ha podido
enterrar las espadas negras de la barbarie...!
Y nuestra Patria siente las heridas profundas;
pero lucha por levantarse,
porque va a sacudir el yugo que la oprime;
porque va a libertarse
de la tiniebla, del horror y del espanto
y a castigar a los culpables...!
¡Bajo la luz intacta, poderosa y eterna
de Mariana Grajales...!
Otra vez, por la Patria,
tenemos que salir a los caminos de la sangre...!
Cuando la voz del trueno
y la garganta del clarín nos llamen...!
que no llore la esposa; que no llore la hermana;
que no llore la hija ni que llore la novia ni que llore la madre...
sino que se yergan, con su luz, sobre la tierra;
que frente al sacrificio más duro y sangriento se alcen,
para que todas vivan, lo mismo en el sepulcro que en el
[triángulo rojo,
al resplandor eterno de Mariana Grajales...!
83
MIRTA AGUIRRE
>:
MIRTA AGUIRRE nació en La Habana el 18 de octubre de 1912. Desde
muy joven se incorporó a las luchas revolucionarias. Ingresó en el Partido Comunista de Cuba en 1932. A causa de la represión desatada por
el gobierno dictatorial de Gerardo Machado, se vio precisada a exiliarse
en México. Asistió como delegada al Congreso Nacional Femenino celebrado en La Habana en 1939. Se graduó de leyes en la Universidad de La
Habana en 1941. Ha realizado estudios de filosofía marxista, música y
literatura. Ganó premio en los Juegos Florales Iberoamericanos, en 1947,
con su libro Influencia de la mujer en Iberoamérica. En 1948 mereció
el premio del concurso del Lyceum Lawn Tennis Club por su libro Un
hombre a través de su obra: Miguel de Cervantes Saavedra. Fue militante activa de la Liga Juvenil Comunista, la Liga Antimperialista, Defensa Obrera Internacional y el Partido Socialista Popular. Fue responsable político de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo. Trabajó como
traductora, redactora y guionista de radío y televisión. Integró el consejo de redacción de Nuestro Tiempo y de Cuadernos de Arte y Ciencia.
Colaboró en Mensajes, Mediodía, La Ultima Hora •—de la que fue
además subdirectora—, La Palabra, Cuba Socialista, Casa de las Américas, Universidad de La Habana. Después del triunfo de la Revolución
ocupó cargos de dirección en el Consejo Nacional de Cultura y, desde
1962, fue profesora de la Escuela de Letras y de Arte de la Universidad de La Habana. Militó en el Partido Comunista de Cuba. Su
poesía está publicada en Presencia interior (1938), Canción antigua a Che
Guevara (1970) y Juegos y otros poemas (1974). Su obra lírica se caracteriza por el estilo sobrio y depurado, por el empleo de un lenguaje
simple y refinado. La sensibilidad de la autora se expresa en su poesía
de carácter intimista y en sus versos de contenido social. Fue directora
del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias
de Cuba hasta su fallecimiento el 8 de agosto de 1980.
(A Juan Ramón Jiménez)
Una noche,
nos hemos de encontrar tú y yo, Platero.
Una noche quizás tan cursi que habrá luna
y patines de luz sobre los árboles
y un apagado silencio de rocío.
Una noche, como tu hocico, tibia,
como mi voz, sin ecos,
nos hemos de encontrar tú y yo, Platero.
Yo te diré lo que no be dicho a nadie
y acaso aquello que ni a mí me digo.
¡Hay tanto en mí empolvado que ya temo
que se me muera medio Yo sin yo saberlo!
Y tengo miedo, Platero, tengo miedo
de algo que no recuerdo y nunca olvido,
que me quiebra los dedos,
que me pone inseguros los pasos.
Algo que llevo en mí, callado, siempre.
Mas esa noche lo diré, Platero.
Te enseñaré mi sangre y mi sonrisa.
Confesaré que amo a Chopin en tardes turbias
y a Grieg en las mañanas,
que hay versos de Neruda que no entiendo
y que, a veces, me ocurre imaginar lo fácil
87
que sería morirse...
Te diré cómo soy. Ni más, ni menos.
Te diré la verdad, la verdad plena,
la sincera verdad si es que es posible
ser sinceros del todo alguna vez...
Te la diré porque no hablas, Platero,
y porque eres un asno comprensivo.
Una noche,
nos hemos de encontrar tú y yo, Platero.
Tú tendrás ante ti mi desconcierto
y yo tendré ante mí tu mansedumbre
y hablaremos sin voz, con un callar profundo
cortado por tus ojos y los míos.
Una noche,
nos hemos de encontrar tú y yo, Platero.
88
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—
Habrá sombra quizás, quizás un leve
rumor de gamos persiguiendo el viento,
como una voz desvanecida en nieve.
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—
Pasarán los asombros: Los gigantes
de cara gris dormida en terciopelo,
el esqueleto que hacían bailar los estudiantes,
el recuerdo y el cuento,
los animales que bordaba el cielo.
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—
La infancia pasará y pasará el día
que se rompió en violencia. Los dibujos de cera
que pintó en nuestras puertas la alegría
y, en un golpe, la voz de un instrumento
que sonó a primavera.
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—
89
Ritmos en fuga y gestos desprendidos
se reunirán por siempre acompasados
bajo una ..niebla humilde mojada de sonidos,
en un único acento
de recios pleamares conjugados.
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—•
Y habrá quizás... No sé. No como digo
habrá de ser. Será como lo siento
y no puedo decir y está conmigo.
—Será el momento
en que todo se irá y vendrá temblando...—
90
ÁNGEL AUGIER
ó'
ÁNGEL AUGIER nació en Gibara, antigua provincia de Oriente, el
1 de diciembre de 1910. Trabajó en las oficinas del Central Santa Lucía. Ocupó la jefatura de redacción de la revista Ellas, en La Habana,
entre 1936 y 1945. Por esos mismos años realizó investigaciones en la
Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Ganó el premio
nacional de ensayo de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, en 1941, por su trabajo «Martí, poeta, y su influencia en la poesía de América». Entre 1946 y 1962 fue profesor de artes gráficas en
la Escuela Técnica Industrial José B. Alemán. Asistió como delegado
al Congreso Continental de la Paz celebrado en México en 1949. En
su larga carrera periodística ha desempeñado cargos ejecutivos y colaborado en numerosas publicaciones, como Mediodía, Gaceta del Caribe,
Universidad de La Habana, El Mundo, magazine dominical del periódico Noticias de Hoy, La Palabra, Diario de Cuba, Ahora, Orto, Carteles, Bohemia, etcétera. Fue subdirector del Instituto de Literatura y
Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Es miembro del Partido Comunista de Cuba. Obtuvo el título de Candidato a Doctor en
Ciencias Filológicas en el Instituto de Literatura Mundial Máximo Gorki, de la Academia de Ciencias de la URSS. Su obra poética está recogida en Uno (1932), Canciones para tu historia (1936-1939) (1941),
Breve Antología (1963), Isla en el tacto (1965) y Do Svidanya (1971).
Es la suya una poesía de preocupaciones sociales y trabajada a partir
de un lenguaje limpio y claro, con un estilo perfectamente accesible. La
adjetivación y las imágenes son sobrias y serenas.
Si mis palabras
pudieran andar descalzas
como esos niños indios que van para la escuela.
Pies desnudos que saben muchas cosas,
que van palpando las asperezas de la tierra,
que conocen la caricia cálida del sol
y la ternura de las yerbas
humedecidas del rocío
junto con la magulladura de las piedras
y la pintura gris del lodo que la lluvia
extiende por calles y caminos.
Y saben y enseñan más que todo eso.
Humildes plantas campesinas
que van rozando la miseria,
recogiendo gérmenes de enfermedad y muerte,
recorriendo hasta el fondo la injusticia social.
Protestas silenciosas que frotan lentas, desesperadas,
el pedernal de los dolores colectivos
que producirá chispas rebeldes...
Si mis palabras
pudieran andar también descalzas...
Si pudieran andar con las plantas desnudas
por todos los caminos:
sucias, magulladas, endurecidas,
pero protestas directas y vigorosas,
93
gritando sin retóricas inútiles,
sencilla, elementalmente,
este dolor enorme, universal y sin fronteras,
de los pobres y los humildes,
de los que sufren, padecen y perecen
bajo el régimen capitalista.
Si mis palabras
pudieran expresar de esa manera
esta angustia callada donde laten tumultos
de los que llevan el peso de todas las miserias
sobre sus hombros proletarios...
94
RAÚL FERRER
0
RAÜL FERRER nació en Mayajigua, en la antigua provincia de Las
Villas, el 1 de julio de 1915. En Santa Clara obtuvo los títulos de
maestro y de bachiller en ciencias. Trabajó como profesor de primaria
y de secundaria en diversos centros docentes durante treinta años. Entre
1942 y 1962 desempeñó distintos cargos en el movimiento sindical de
los educadores del país. Viajó a la Unión Soviética en 1953. Después
del triunfo de la Revolución ocupó la dirección del Viceministerio para
la Educación de Adultos. Fue vicecoordinador nacional de la campaña
de alfabetización. Ha tomado parte en eventos nacionales e internacionales. Dirigió las revistas El Placer de Leer y Magisterio de Cuba.
A través de los años ha colaborado en Noticias de Hoy, Carta Semanal,
Archipiélago, Bohemia, El Mundo, Cuba Internacional, La Gaceta de
Cuba, El Caimán Barbudo, Revolución y Cultura, Juventud Rebelde,
Cuba Socialista, Granma. Su poesía está publicada en El romancillo de
las cosas negras y otros poemas escolares (1947) y Viajero sin retorno
(1979). Su poesía es de fuerte contenido patriótico, muy bien trabajada para buscar una sonoridad y una armonía propias de las formas tradicionales, como el soneto, que cultivó abundantemente. Percibimos en
sus versos la delicadeza de su vocabulario y su autenticidad, a pesar de
los cuidados formales que se observan en la elaboración de las ideas.
ANSIEDAD
Esta flor mía, encendida, viva luz sin reflejo,
ahogada en ella misma,
bebiéndose a mi sombra su más íntima savia,
su perfume más puro,
sintiendo en cada pétalo la clausura del aire
y el secuestro del agua, de la nube y del árbol..
Esta flor mía, encendida, consumiéndose sola,
muerta en su propia música,
apretada a su tallo, quebrado ya de angustia;
quemándose a sí misma,
en tanto que la tierra desnuda su ternura
y es más ancha la vida,
y el canto,
y el mañana...
97
4—LA pOESÍA
Crece y orienta y vive aquel muchacho
en el que floreció cabal el hombre.
Y fue desde su luz al proletario
para cuajar en él, líder y roble!
Construyó su salud, templó la vida
que le rastreó el tirano miserable.
Vencedor por su aliento y su doctrina,
aún su ceniza por los hombres arde!
Toda su juventud fecunda y sabia
la echó en la ciencia que se da viviendo,
y en el combate previo de la patria.
Ni aquella bala ni el silencio llevan
tanta muerte que logren de su pueblo
desentrañar a Julio Antonio Mella!
98
MONÓLOGO DEL
MAESTRO ANTE
EL NIÑO
A Belarmino Castilla
Niño, niño:
Si es amarga esta copa de verdades
que sin querer derramo aquí,
échame la culpa a mí.
Si ignoras que en la lluvia, el sol y el viento
cuaja el futuro para ti,
que eres dueño del cielo y de la tierra
que se encienden y paren para ti,
échame la culpa a mí.
Si no supieras distinguir entre una gota
de sangre y un rubí,
échame la culpa a mí.
Si te dije que hay pobres en el mundo
porque siempre fue así;
que el girasol que cuida tu vecino
es más flor que tu mínimo alelí,
y que está hecha de perdón y olvido
la rosa blanca de José Martí,
échame la culpa a mí!
Si te crees que es toda la victoria
la que a caballo conquistó el mambí;
que esos héroes que adornan las paredes
99
sólo flores esperan desde ahí,
échame la culpa a mí!
Por todo lo que ignoro. Sí.
Por todo lo que ignoro,
y por lo que sabiendo no te di,
aunque mamá te diga que perdones,
échame la culpa a mí!
100
FÉLIX PITA RODRÍGUEZ
í
FÉLIX PITA RODRÍGUEZ nació en Bejucal el 18 de febrero de 1909.
Muy joven viajó por México y Guatemala como ayudante de un vendedor de bisuterías. Por esa época colabora en el suplemento literario
del Diario de la Marina y en la Revista de Avance. Durante su permanencia en Francia entró en relación directa con escritores de importancia. De regreso en Cuba en 1940, después de algunos años de ausencia, ocupó la dirección del magazine dominical de Noticias de Hoy,
órgano oficial del Partido Socialista Popular. Ha colaborado en distintas publicaciones: Social, Orto, Revista de Oriente, Carteles, Bohemia,
El Mundo, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Unión. Ha trabajado para la radio y la televisión en calidad de escritor. Jurado en diversos premios nacionales. Su obra poética fue recogida en un volumen
en 1978. Es la suya una poesía de múltiples alusiones, de un vocabulario amplio y rico, de versos largos y libres. Gusta de las fantasías
de la imaginación, con relación escasa con el acontecer de la realidad.
Ha cultivado también la poesía política, en la que se deja ver el estilo
que siempre ha caracterizado a su creación.
Un candor cierto por la persistencia de tu tesis brillante;
un candor y otras cosas que no pueden nombrarse.
Ciertos pájaros claros, de evidencia metálica; cierta anfibia
[manera
de pronunciar la erre, y una sombra y su acento de haber
[perdido
siempre varias frutas maduras.
Eso va delatando como un jardín cualquiera, tu sentido del
[tacto.
El color amaranto no te va bien volando. Te recoge, te ciñe
como un color guerrero. Y más que no recuerdo.
Parlamenta, convence. Tu ternura sin ruedas, sin ángeles
ni cintas, de placidez de alfombra, puede sacar partido.
Y es lo que no se espera lo que tiene remedio, lo que puede
[ser cierto.
Es esa muerte dulce la que espera a destiempo,
una nomenclatura de pedazos de viña por donde te acortina?,
entre un doblado miedo, jicara persistente y un tafetán de
[sueños,
te descalabra nueces, donde mi corazón guarda sus arrabales.
Oh, mi dulce hoja verde.
103
POEMA
i1
Abriendo manantiales donde la pulpa tierna
se pertenece en dobles, materiales extravíos.
Convenciendo grutas que oscilan y no pierden, de pie, sus
[ infalibles
profundidades,
pasando bajo agosto de llamas y lagartos
y flores amplias que ondulan su vivir enterrado.
Mixtificando fibras de cobre y algodones,
aún de una tierra roja la ampulosa blancura.
Haciendo que semillas podridas no se obstinen, invoquen
leyes, nieguen su anuncio para seguir ahondando en la rebusca;
tras el fragor, el clima, el titubeo de barreras de hormigas
que no
saben si deben.
Los tres y yo.
Un azadón de aire con color de limones traspasa los heléchos
y los cauces calizos y el pueblo ciego del carbón.
¡Oh senectudes! Aguas de tres mil años se adivinan, traspasan
paños, guantes, nos rodean en juventud difusa de humedades.
Y él no aparece. Pórticos de sangre le inmovilizan, lento,
en un fugarse de acueductos sombríos.
Qué soledad cerrada para el canto! Y es un arpón con garras,
104
con mandíbulas, con restos de cabellos entre las fauces duras
quien entrega, canalizando jugos de espinacas, su tierna frente
acostumbrada al viento.
Un pecho.
¡Pronto, un pecho! Reclinarlo. Nadie le toque
[nadie
acerque hasta sus ojos dominados imágenes de arriba.
Pero no es él. Es otro que habla, sin saberlo, de galopes
de muchedumbres, de una avellana que perdió a su dueño
y anda rodando desde entonces, muerta, entre abejas, caballos
y altozanos.
Ocho mundos de tierra más abajo,
los tres y yo.
¡Vendimiadores dulces! Algo tan desolado, tan mínimo y ajeno
como un huso, como la última fruta de un árbol, como un
[hombre
ante otro hombre, va trepando, reptando, deslizándose
desde el estrato antiguo. Manantiales que ya no están,
[despiertan
las vitrinas de piedra en que se exhiben esqueletos de peces,
los lagartos, las flores de carbón. Las galerías de estaño
no lo devuelven. Nos lo niegan las láminas profundas, las
[vetas,
los carbunclos.
Hemos de comenzar desde la calle. Hemos de hallar su pie,
su mano intacta, su cabello de vino.
Una lepra de liqúenes, de musgos, las llagas de los cólchicos
de junios y de agostos de mil años y un olor sobre todo,
un olor a praderas, a dulces menestrales y artesanos,
un olor que se pliega y no se arruga, de madejas de seda,
delata cauces, sendas, monasterios.
105
Por aquí.
Por aquí las espadas y las túnicas, los gremios, las estatuas.
Un sonar alto, altivo, congregante, tiende fervores.
Pero él no está.
¡Oh aceites de la muerte! Ni un banco ni un anillo, ni su
[ sombrero
amargo,
ni su sangre oxidada por el vino. Se ha disgregado tanto,
[que no se
le conoce,
tanto que ninguna raíz sabe su nombre, no le han visto.
Pero una tibia al menos, una falange, un diente. Con un
[diente nos
basta
para volver al aire con su muerte en las manos.
206'
MARIANO BRULL
MARIANO BRULL nació en Camagüey el 24 de febrero de 1891. Pasó parte de su infancia en España. Después de su regreso a Cuba cursó
la segunda enseñanza y dio a conocer sus primeros poemas en revistas
de su provincia. Se graduó de doctor en derecho en la Universidad
de La Habana en 1913. Entre 1914 y 1915 integró un reducido grupo
que tuvo como centro y maestro a Pedro Henríquez Ureña. En 1917
ocupó el cargo de secretario de segunda clase en la legación de Cuba
en Washington. Desempeñó cargos diplomáticos también en Lima, Bruselas, Madrid, París, Berna, Roma. Sus colaboraciones aparecieron en
El Fígaro, Gaceta del Caribe, Espuela de Plata, Clavileño, Orígenes.
Se destacó como traductor del poeta francés Paul Valéry. Su poesía
está recogida en La casa del silencio (1916), Poemas en menguante
(1928), Canto redondo (1934) y Solo de rosa (1941). Falleció en La
Habana el 8 de junio de 1956. Es el más alto representante entre nosotros de la llamada poesía pura, caracterizada por el papel prácticamente nulo que desempeña en ella el contenido. En todos sus libros
—exceptuado el primero, de raíz postmodernista— encontramos una
poesía despreocupada del acontecer, interesada sólo en los valores formales del poema, en su armonía sonora. Apenas es posible hallar en
esta obra alusiones al mundo personal del autor, preocupado en lo esencial por alcanzar definiciones abstractas. La culminación de esta poesía
es la jitanjáfora, cuerpo de sonoridades puras sin referencias a la realidad.
Yo me voy a la mar de junio,
a la mar de junio, niña.
Lunes. Hay sol. Novilunio.
Yo me voy a la mar, niña.
A la mar canto llano del viejo
Palestrina.
—Portada añil y púrpura
con caracoles de nubes blancas
y olitas enlazadas en fuga.
A la mar, ceñidor claro.
A la mar, lección expresiva
de geometría clásica.
Carrera de líneas en fuga
de la prisión de los poliedros
a la libertad de las parábolas.
—Como la vio Picasso el dorio—.
Todavía en la pendiente del alma
descendiendo por el plano inclinado.
A la mar bárbara, ya sometida
al imperio de helenos y galos;
no en paz romana esclava,
con todos los deseos alerta:
grito en la flauta apolínea.
Yo me voy a la mar de junio,
a la mar, niña,
por sal, saladita...
—¡Qué dulce!
109
Rompo una rosa y no te encuentro.
Al viento, así, columnas deshojadas,
palacio de la rosa en ruinas.
Ahora —rosa imposible— empiezas:
por agujas de aire entretejida
al mar de la delicia intacta, donde todas las rosas
—antes que rosa—
belleza son sin cárcel de belleza.
110
¿ñ¿5^
TITÁN T AFORA
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera
Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
111
*'
EMILIO BALLAGAS
./
EMILIO BALLAGAS nació en Camagüey el 7 de noviembre de 1908.
Se graduó de bachiller en 1926. En 1933 terminó sus estudios en la
Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana. Fue profesor
de la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara entre 1933 y 1946.
Viajó por Europa y Estados Unidos. Colaboró en Antenas, Social, Revista de Avance, Grafos, Clavileño, Orígenes, Revista Cubana, Diario
de la Marina, Sur (Argentina) y Cuadernos Americanos (México). Editó la revista Fray Junípero: cuadernos de la vida espiritual. Su poesía
está recogida en Obra poética de Emilio Ballagas (1955) y Órbita de
Emilio Ballagas (1965). Falleció en La Habana el 11 de septiembre de
1954. En su obra hay una evolución desde la poesía pura de los primeros poemas hasta la expresión de una angustia de raíz cristiana. Su
vocabulario es rico y su estilo diáfano, con excepción de algunos momentos en que la sintaxis presenta ciertas complejidades, sobre todo en
algunos sonetos. Es una poesía muy trabajada y rica en afectividad, con
múltiples alusiones a la vida íntima del autor.
A Pablo Neruda,
a Rafael Alberti.
1936.
Soñaban
trincheras de papel,
barricadas de tela y cartonpiedra.
1936.
Soñaban
con niños indefensos y soldados sin armas.
Soñaban una alfombra de pavesas
en que nula, caída la justicia,
fuese esa flor anónima, apagada,
que el pie brutal estruja sobre el polvo.
«Dentro de pocas horas entraremos.»
Soñaban un Madrid
como un arco de triunfo de cadáveres.
Era en el 36... Hace ya un año.
Se escuchaban campanas de otro mundo
tañendo en una catedral anciana
podrida en su pasado de marquesas.
Por la radio se oían
—orín, polvo, cenizas—
, _.
viejas voces de espaldas a la historia;
115
grajos, cuervos y buitres que anunciaban:
«Dentro de pocas horas entraremos...»
...Era en el 36. Hace ya un año.
Y unas voces profundas respondían
alzadas sobre el hoy
con toda la frescura del mañana:
«¡No pasarán! ¡no pasarán!»
Y abrían
profundas rosas rojas de esperanza.
Madrid se alzaba entero, sostenido
por cimientos de acero y de granito,
con su puño de luz, retando, en alto.
...Y el viejo mundo de la cruz gamada
soñaba... si es que puede haber un sueño
en la frente de cera del cobarde.
Embriaguez, pesadilla, ojo siniestro,
el viejo mundo viejo fantaseaba:
entraban con sus tropas, paso a paso de tigres
rastrero el rabo, las orejas gachas,
narices aventadas,
legua y media de lengua relamiendo
el belfo blando en ademán de sangre...
Iban a celebrar la Nochebuena
sobre un mantel de lágrimas y pólvora.
Sobre la mesa fría de la muerte
iban a colocar fuentes y copas,
ellos, los muertos, los desenterrados,
las figuras de cera, de un mundo ya de espaldas a la historia.
Era en el 36. Hace ya un año.
Se escucha ahora un eco, un eco vivo
que hincha de fuego y luz el universo:
«No pasarán, no pasarán.»
116
Madrid, deja que llore y me arrodille,
Madrid, deja que llore y que en ti abrace
la criatura de sangre de la historia,
esa palabra nueva, Madrid mío.
¡Alborada! ¡Alborada!
Arco de gloria
por donde el hombre entra
a su destino verdadero de hombre.
117
ELEGÍA' SIN NOMBRE
Bul now I think ihere is no unreturríd love, the pay
is certain one way or another.
(I loved a certain person ardently and my love was
not return'd
Yet out of that I have written these songs.)
WALT WHITMAN
Mas ¿qué importa a mi vida las playas del mundo?
Es ésta solamente quien clava mi memoria.
Luis CERNUDA
Descalza arena y mar desnudo.
Mar desnudo, impaciente, mirándose en el cielo.
El cielo 'continuándose a sí mismo,
persiguiendo su azul sin encontrarlo
nunca definitivo, destilado.
Yo andaba por la arena demasiado ligero,
demasiado dios trémulo para mis soledades,
hijo del esperanto de todas las gargantas,
pródigo de miradas blancas, sin vuelo fijo.
Se hacían las gaviotas, se deshacían las nubes
y tornaban las olas a embestir a la orilla.
(Tanta batalla blanca de espumas desatadas
era para cuajar en una sola concha, sin imagen de
nieve ni sal pulida y dura.)
118
El viento henchía sus velas de un vigor invisible,
danzaba olvidadizo, despedido, encontrado
y tú eras tú.
Yo aún no te había visto.
Hijo de mi presente —fresco niño de olvido—
la sangre me traía noticias de las manos.
Sabía dividir la vida de mi cuerpo como el canto
en estrofas:
cabeza libre, hombros,
pecho,
mus'os y piernas estrenadas.
Por dentro me iba una tristeza de lejanas
de extraviadas palomas,
de perdidas palabras más allá del silencio,
hechas de alas en polvo de mariposas
y de rosas cenizas ausentes de la noche...
Girasol en los sueños: aún no te había visto.
Imán. Clavel vivido en detenido gesto,
Tú no eras tú.
Yo andaba, andaba, andaba
en un andar en andas más frágil que yo mismo,
con una ingravidez transparente y dormida
suelto de mis recuerdos, con el ombligo al viento...
Mi sombra iba a mi lado sin pies para seguirme,
mi sombra se caía rota, inútil y magra;
como un pez sin espinas mi sombra iba a mi lado,
como un perro de sombras
tan pobre que ni un perro de sombras le ladraba.
¡Ya es mucho siempre siempre, ya es demasiado siempre,
mi lámpara de arcilla!
¡Ya es mucho parecerme a mis pálidas manos
y a mi frente clavada por un amor inmenso,
frutecido de nombres, sin identificarse
con la luz que recorta las cosas agriamente!
119
¡Ya es mucho unir los labios para que no se escape
y huya y se desvanezca
mi secreto de carne, mi secreto de lágrimas,
mi beso entrecortado!
Iba yo. Tú venías,
aunque tu cuerpo bello reposara tendido.
Tú avanzabas, amor, te empujaba el destino,
como empuja a las velas el titánico viento de hombros
estremecidos.
Te empujaban la vida, y la tierra, y la muerte
y unas manos que pueden más que nosotros mismos:
unas manos que pueden unirnos y arrancarnos
y frotar nuestros ojos con el zumo de anémonas...
La sal y el yodo eran: eran la sal y el alga;
eran, y nada más, yo te digo que eran
en el preciso instante de ser.
Porque antes de que el sol terminara su escena
y la noche moviera su tramoya de sombras
te vi al fin frente a frente,
seda y acero cables nos tendió la mirada.
(Mis dedos sin moverse repasaban en sueños
tus cabellos endrinos.)
Así anduvimos luego uno al lado del otro,
y pude descubrir que era tu cuerpo alegre
una cosa que crece como una llamarada que desafía al viento
mástil, columna, torre, en ritmo de estatura
y era la primavera inquieta de tu sangre
una música presa en tus quemadas carnes.
Luz de soles remotos,
perdidos en la noche morada de los siglos,
venía a acrisolarse en tus ojos oblicuos,
rasgados levemente,
con esa indiferencia que levanta las cejas.
120
Nadabas,
yo quería amarte con un pecho
parecido al del agua; que atravesaras ágil,
fugaz, sin fatigarte. Tenías y aún las tienes
las uñas ovaladas,
metal casi cristal en la garganta
que da su timbre fresco sin quebrarse.
Sé que ya la paz no es mía:
te trajeron las olas
que venían ¿de dónde? que son inquietas siempre;
que te vas ya por ellas o sobre las arenas,
que el viento te conduce
como un árbol que crece con musicales hojas.
Sé que vives y alientas
con un alma distinta cada vez que respiras.
Y yo con mi alma única, invariable y segura,
con mi barbilla triste en la flor de las manos,
con un libro entreabierto sobre las piernas quietas,
te estoy queriendo más,
te estoy amando en sombras,
en una gran tristeza caída de las nubes,
en una gran tristeza en remos mutilados,
de carbón y cenizas sobre alas derrotadas...
Te be alimentado tanto de mi luz sin estrías
que ya no puedo más con tu belleza dentro,
que hiere mis entrañas y me rasga la carne
como anzuelo que hiere la mejilla por dentro.
Yo te doy a la vida entera del poema:
No me avergüenzo de mi gran fracaso,
que de este limo oscuro de lágrimas sin preces,
naces —dalia de aire— más desnuda que el mar
más abierta que el cielo:
más eterna que ese destino que empujaba tu presencia
a la mía.
121
Mi dolor o tu gozo.
¿Sabes?
me iré mañana, me perderé bogando
en un barco de sombras,
entre moradas olas y cantos marineros,
bajo un silencio cósmico, grave y fosforescente...
Y entre mis labios tristes se mecerá tu nombre
que no me servirá para llamarte
y lo pronuncio siempre para endulzar mi sangre,
canción inútil siempre, inútil, siempre inútil,
inútilmente siempre.
Los pechos de la muerte me alimentan la vida.
122
Si pregunta por mí, traza en el suelo
una cruz de silencio y de ceniza
sobre el impuro nombre que padezco.
Si pregunta por mí, di que me he muerto
y que me pudro bajo las hormigas.
Dile que soy la rama de un naranjo,
la sencilla veleta de una torre.
No le digas que lloro todavía
acariciando el hueco de su ausencia
donde su ciega estatua quedó impresa
siempre al acecho de que el cuerpo vuelva.
La carne es un laurel que canta y sufre
y yo en vano esperé bajo su sombra.
Ya es tarde. Soy un mudo pececillo.
Si pregunta por mí dale estos ojos,
estas grises palabras, estos dedos:
y la gota de sangre en el pañuelo.
Dile que me he perdido, que me he vuelto
una oscura perdiz, un falso anillo
o una orilla de juncos olvidados:
dile que voy del azafrán al lirio.
123
Dile que quise perpetuar sus labios,
habitar el palacio de su frente.
Navegar una noche en sus cabellos.
Aprender el color de sus pupilas
y apagarme en su pecho suavemente,
nocturnamente hundido, aletargado
en un rumor de venas y sordina.
Ahora no puedo ver aunque suplique
el cuerpo que vestí de mi cariño,
me quedé fijo, roto, desprendido,,
Y si dudáis de mí creed al viento,
mirad al norte, preguntad al cielo.
Y os dirán si aún espero o si anochezco.
¡Ah! Si pregunta dile lo que sabes.
De mí hablarán un día los olivos
cuando yo sea el ojo de la luna,
impar sobre la frente de la noche,
adivinando conchas de la arena,
el ruiseñor suspenso de un lucero
y el hipnótico amor de las mareas.
Es verdad que estoy triste, pero tengo
sembrada una sonrisa en el tomillo,
otra sonrisa la escondí en Saturno
y he perdido la otra no sé dónde.
Mejor será que espere a medianoche
al extraviado olor de los jazmines,
y a la vigilia del tejado, fría.
No me recuerdes su entregada sangre
ni que yo puse espinas y gusanos
a morder su amistad de nube y brisa.
No soy el ogro que escupió en su agua
ni el que un cansado amor paga en mone
124
¡No soy el que frecuenta aquella casa
presidida por una sanguijuela!
(Allí se va con un ramo de lirios
a que lo estruje un ángel de alas turbias.)
No soy el que traiciona a las palomas,
a los niños, a las constelaciones...
Soy una verde voz desamparada
que su inocencia busca y solicita
con dulce silbo de pastor herido.
Soy un árbol, la punta de una aguja,
un alto gesto ecuestre en equilibrio:
la golondrina en cruz, el aceitado
vuelo de un buho, el susto de una ardilla.
Soy todo, menos eso que dibuja
un índice con cieno en las paredes
de los burdeles y los cementerios.
Todo, menos aquello que se oculta
bajo una seca máscara de esparto.
Todo, menos la carne que procura
voluptuosos anillos de serpiente
ciñendo en espiral viscosa y lenta.
Soy lo que me destines, lo que inventes
para enterrar mi llanto en la neblina.
Si pregunta por mí, dile que habito
en la hoja del acanto y en la acacia.
O dile, si prefieres, que me he muerto.
Dale el suspiro mío, mi pañuelo;
mi fantasma en la nave del espejo.
Tal vez me llore en el laurel o busque
mi recuerdo en la forma de una estrella.
125
I
DULCE MARÍA LOYNAZ
DULCE MARÍA LOYNAZ nació en La Habana el 10 de diciembre de
1903. Estudió en su propio hogar, con profesores particulares. Dio a
conocer sus poemas en La Nación en 1920. Terminó sus estudios de
derecho en la Universidad de La Habana en 1927. Ha viajado por Estados Unidos, Europa, América Latina. Perteneció a la Academia Nacional de Artes y Letras y a la Academia Cubana de la Lengua. Publicó
crónicas semanales en El País y en Excelsior. Colaboró además en Social, Grafos, Diario de la Marina, El Mundo, Revista Cubana, Revista
Bimestre Cubana, Orígenes. Su poesía está publicada en Canto a la mu.
jer estéril (1938), Versos. 1920-1938 (1938), Juegos de agua. Versos del
agua y del amor (1947), Carta de amor a Tut-Ank-Amen (1953), Poemas sin nombre (1953) y Obra lírica (1955). La característica más sobresaliente de su poesía es el lirismo depurado. Vocabulario e imágenes
seleccionados con un criterio esteticísta, según juicios tradicionales de
la belleza, son los que encontramos en esta obra. Ese refinamiento estilizado nos convence de que las emociones que animan al poema no
siempre son auténticas.
Estrellas en el río!
Cuántas estrellas han caído en el agua...
Míralas cómo tiemblan;
míralas cómo brillan y se esconden
y vuelven a salir
sobre el agua encantada...
¡Las estrellas están jugando...!
Hermana:
¿Tú no sabes que yo soy luminosa
porque bebí en el río el agua con estrellas?
129
5
LA pOESÍA
JOSÉ LEZAMA LIMA
>'
JOSÉ LEZAMA LIMA nació en Marianao el 10 de diciembre de 1910.
Se graduó de bachiller en 1928. Diez años más tarde se doctoró en leyes en la Universidad de La Habana. Después de trabajar en un bufete, pasó a desempeñar un puesto en las oficinas del Consejo Superior de Defensa Social en 1941. En 1945 comenzó a trabajar en la
Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Viajó a México y a
Jamaica en 1949 y 1950 respectivamente. Tomó parte decisiva en la
dirección de cuatro revistas literarias: Verbum (1937), Espuela de Plata
(1939-1941), Nadie Parecía (1942-1944) y Orígenes (1944-1956), la
más importante por su calidad y por el grupo de colaboradores que
la animaron. Después del triunfo de la Revolución ocupó el cargo de
director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Consejo Nacional de Cultura y más tarde el de investigador en el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Sus colaboraciones aparecieron en Revista Cubana, Lyceum, Diario de la Marina, Islas, Lunes de "Revolución, Cuba en la Unesco, Revolución y Cultura, Unión, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Signos, además
de las mencionadas anteriormente y de otras de América y Europa. Su
obra poética está recogida en Poesía completa (1970) y Fragmentos a
su imán (1978). Su poesía es una de las más complejas y oscuras de
la literatura cubana, en especial por la amplitud de su vocabulario y
por las constantes alusiones al mundo de la cultura. Hay un intento
de abarcar la realidad en toda su riqueza, de llegar a su esencia última.
De ahí que el autor se desentienda de la realidad inmediata, de todo
acontecer transitorio. Más que de estados emocionales, esta poesía parte
de intuiciones y de los aportes de la cultura a la sensibilidad. Las palabras tienen aquí un peso mucho mayor que en la poesía pura, con la
que guarda ciertas relaciones.
Río cansado se acogió a 7a sombra
de los árboles dulces..., de los árboles
serenos que no tienen que correr...
Y al1í se quedó en gracia de recodo.
Ya está el remanso. Mínimas raíces
lo fijan a la orilla de su alma:
reflejando las luces y las sombras,
se duerme con su sueño sin distancias...
Es mediodía: por el cielo azul
una paloma pasa...
El río está tan quieto
que el gavilán, oculto entre las ramas,
no sabe ya por un instante
dónde tender el vuelo con la garra:
si al fino pájaro del aire
o al pájaro, más fino aún, del agua.,.
133
AH, QUE TÚ ESCAPES
Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados,
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
134
UNA OSCURA PRADERA
ME CONVIDA
Una oscura pradera me convida,
sus manteles estables y ceñidos,
giran en mí, en mi balcón se aduermen.
Dominan su extensión, su indefinida
cúpula de alabastro se recrea.
Sobre las aguas del espejo,
breve la voz en mitad de cien caminos,
mi memoria prepara su sorpresa:
gamo en el cielo, rocío, llamarada.
Sin sentir que me llaman
penetro en la pradera despacioso,
ufano en nuevo laberinto derretido.
Allí se ven, ilustres restos,
cien cabezas, cornetas, mil funciones
abren su cielo, su girasol cal'ando.
Extraña la sorpresa en este cielo,
donde sin querer vuelven pisadas
y suenan las voces en su centro henchido.
Una oscura pradera va pasando.
Entre los dos, viento o fino papel,
el viento, herido viento de esta muerte
mágica, una y despedida.
Un pájaro y otro ya no tiemblan.
135
ELÍSEO DIEGO
0
ELÍSEO DIEGO nació en La Habana el 2 de julio de 1920. A los
seis años realizó un viaje con su familia por Francia y Suiza. En 1940
se graduó de bachiller. Abandonó los estudios de derecho que había
comenzado en la Universidad de La Habana en 1941. Formó parte del
cuerpo de redactores de la revista Clavileño. Es uno de los miembros
fundadores del Grupo Orígenes, reunido en torno a José Lezama Lima.
Fue maestro de inglés en centros especiales nocturnos entre 1944 y
1947. Desde ese año hasta 1959 trabajó como inspector de inglés en el
Ministerio de Educación. Viajó a Estados Unidos en 1948 y 1950. Estudió pedagogía en la Universidad de La Habana entre 1955 y 1959.
Fue profesor de literatura inglesa y norteamericana en cursos especiales
que ofreció la Casa de las Américas en 1959 y 1960. Trabajó en el Departamento de Literatura y Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional José Martí entre 1962 y 1970. Ha sido jurado en diferentes concursos nacionales. Ha viajado a la Unión Soviética invitado por instituciones culturales. Sus colaboraciones han aparecido en Nueva Revista
Cubana, "Bohemia, Verde Olivo, Casa de las Américas, La Gaceta de
Cuba, El Mundo, Granma, El Caimán Barbudo, Revista de la Biblioteca
Nacional José Martí, Unión y Literatura Extranjera (Unión Soviética),
además de aquéllas de cuyo centro formó parte, como Orígenes y Clavileño. Sus libros de poesía están reunidos en Muestrario del mundo o
Libro de las maravillas de Boloña (1968), Nombrar las cosas (1973)
—que recoge toda su obra menos los libros mencionados, editados fragmentariamente en este volumen— y Los días de tu vida (1977). La
preocupación por el transcurso del tiempo es una de las constantes de
esta poesía. El esplendor definitivamente perdido de un momento de la
vida familiar del pasado o el recuerdo de los sitios y de los objetos que
rodearon al poeta, aparecen una y otra vez en esta obra. La sintaxis —a
veces simple, a veces compleja— y el vocabulario, denotan gran sensibilidad.
En la Calzada más bien enorme de Jesús del Monte
donde la demasiada luz forma otras paredes- con el polvo
cansa mi principal costumbre de recordar un nombre,
y ya voy figurándome que soy algún portón insomne
que fijamente mira el ruido suave de las sombras
alrededor de las columnas distraídas y grandes en su calma.
Cuánto abruma mi suerte, que barajan mis días estos
dedos- de piedra
en el rincón oculto que orea de prisa la nostalgia
como un soplo que nombra el espacio dichoso de la fiesta.
Al centro de la noche, centro también de la provincia,
he sentido los astros como espuma de oro deshacerse
si en el silencio delgado penetraba.
Redondas naves despaciosas lanudas de celestes algas
daban ganas de irse por la bahía en sosiego
más allá de las finas rompientes estrelladas.
Y en la ciudad las casas eran altas murallas para que las
tinieblas quiebren,
¡oh el hervor cal'ado de la luna que sitia las tapias
blancas
y el ruido de las aguas que hacia el origen se apresuran!,
139
y daban miedo las tablas frágiles del sueño lamidas por
la noche vasta.
Mas en los días el vuelo desgarrador de la paloma
embriagaba mis ojos con la gracia cruel de las distancias.
Cómo pesa mi nombre, qué maciza paciencia para jugar
sus días
en esta isla pequeña rodeada por Dios en todas partes,
canto del mar y canto irrestañable de los astros.
Calzada, reino, sueño mío, de veras tú me comprendes
cuando la demasiada luz forma nuevas paredes con el
polvo
y mi costumbre me abruma y en ti ciego me descanso.
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1
El sitio donde gustamos las costumbres,
las distracciones y demoras de la suerte,
y el sabor breve por más que sea denso,
difícil de cruzarlo como fragancia de madera,
el nocturno café,
bueno para decir esto es la vida,
confúndanse la tarde y el gusto,
no pase nada, todo sea
lento y paladeable como espesa noche,
si alguien pregunta díganle
aquí no pasa nada, no es más que la vida,
y usted tendrá la culpa como un lío de trapos
si luego nos dijeran qué se hizo la tarde,
qué secreto perdimos que ya no sabe,
que ya no sabe nada.
2
Y hablando de la suerte sean los espejos
por un ejemplo comprobación de los difuntos,
y hablando y trabajando
en las reparaciones imprescindibles del invierno,
sean los honorables como fardos de lino
y al más pesado trábelo
141
una florida cuerda y sea presidente,
que todo lo compone,
el hígado morado de mi abuela y su entierro
que nunca hicimosi como quiso porque llovía tanto.
Ella, siempre
lo dijo: tápenme
bien los espejos,
que la muerte presume.
Mi abuela, siempre
lo dijo: guarden
el pan,
para que haya
con qué alumbrar la casa.
Mi abuela, que no tiene,
la pobre, casa
ya,
ni cara.
Mi abuela,
que
en paz
descanse.
Los domingos en paz me descansa
la finca de los fieles difuntos,
cuyo gesto tan propio,
el silencio «pasen» dignísimo
me conmueve y extraña
142
como palabra de otra lengua.
En avenidas los crepúsculos
para el que, cansado, sin prisa
se vuelve por su pecho adentro
hacia los días de dulces nombres,
jueves, viernes, domingo de antes.
No hay aquí más que las tardes
en orden bajo los graves álamos.
(Las mañanas, en otra parte,
las noches, puede que por la costa.)
Vengo de gala negra, saludo,
escojo, al azar, alguna,
vuelvo, despacio, crujiendo hojas
de mi año mejor, el noventa.
Y en paz descanso estas memorias
que todo es una misma copa
y un s o ^ sorbo la vida ésta.
Qué fiel tu cariño, recinto,
vaso dorado, buen amigo.
5
Un sorbo de café a la madrugada,
de café solo, casi amargo,
he aquí el reposo mayor, mi buen amigo,
la confortable arcilla donde bien estamos.
Alta la noche de los flancos largos
y pelo de mojado algodón ceniciento,
en el estrecho patio reza
sus pobres cuentas de vidrio fervorosas,
en beneficio del tranquilo,
que todo lo soporta en buena calma y cruza
sobre su pecho las manos como bestias mansas.
¡Qué parecido!, ha dicho, vago buho,
su gran reloj de mesa,
y la comadre cruje sus leños junto a la mampara
143
si en soledad la dejan,
como anciana que duerme sus angustias
con el murmullo confortador del viento.
De nuevo la salmodia de la lluvia cayendo,
lentos pasos nocturnos, que se han ido,
lentos pasos del alba, que vuelve
para echarnos, despacio, su ceniza
en los ojos, su sueño,
y entonces sólo un sorbo de café nos amiga
en su dulzura con la tierra.
6
Y hablando del pasado y la penuria,
de lo que cuesta hoy una esperanza,
del interior y la penumbra,
de la Divina Comedia, Dante: mi seudónimo,
que fatigosamente compongo cuando llueve,
verso con verso y sombra y sombra
y el olor de las hojas mojadas: la pobreza,
y el raído jardín y las hormigas que mueren
cuando tocaban ya los muros del puerto,
y o'or de la sombra
y del agua y la tierra
y el tedio y el papel de la Divina Comedia,
y hablando y trabajando
en estos alegatos de socavar miserias,
giro por giro hasta ganar la pompa,
contra el vacío, el oro y las volutas,
la elocuencia embistiendo los miedos,
contra la lluvia la República,
contra el paludismo quién sino la República,
a favor de las viudas
y la Rural contra toda suerte de fantasmas:
no tenga miedo, señor, somos nosotros, duerma
no tenga miedo de morirse,
144
contra la nada estará la República
en tanto el café como la noche nos acoja,
con todo eso, señor, con todo eso,
trabajoso levanto a través de la lluvia,
con el terror y mi pobreza,
giro por giro hasta ganar la pompa,
la Divina Comedia, mi comedia.
Tendrá que ver
cómo mi padre lo decía:
la República.
En el tranvía amarillo:
la República, era,
lleno el pecho, como
decir la suave,
amplia, sagrada
mujer que le dio hijos.
En el café morado:
la República, luego
de cierta pausa, como
quien pone su bastón
de granadino, su alma,
su ofrendada justicia,
sobre la mesa fría.
Como si fuese una materia,
el alma, la camisa,
las dos manos,
una parte cualquiera
de su vida.
Yo, que no sé
decirlo: la República.
145
s
Y hablando y trabajando
en las reparaciones imprescindibles del recuerdo,
de la tristeza y la paloma
y el vals sobre las olas
y el color de la luna, mi bien amada,
tu misterioso color de luna entre hojas,
y las volutas doradas ascendiendo
por las- consolas que nublan las penumbras,
giro por giro hasta ganar la noche,
y el General sobre la mesa erguido
con su abrigo de hieles,
siempre derecho, siempre:
¡si aquel invierno ya muerto cómo nos enfría!
pero tu delicada música,
oh mi señora de las cintas teñidas en la niebla,
vuelve si cantan los gorriones sombríos en las
tapias,
a la hora del sueño y de la soledad, los constructores,
cuando me daban tanta pena los muertos
y bastaría que callen los sirvientes,
en los bajos oscuros, para que ruede
de mi mano la última esfera de vidrio
al suelo de madera sonando sordo
en la penumbra como deshabitado sueño.
9
Tenías el portal
ancho, franco, según se manda
como una generosa
palabra: pasen—reposada.
Se te colmaba
la espaciosa frente, como
146
ri-
de buenos pensamientos,
de palomas.
Qué regazo el tuyo
de piedra, fresco, para
las hojas!
Qué corazón el tuyo,
qué abrigada púrpura,
silenciosa!
Deshabitada,
tu familia
dispersa, ciegas
tus vidrieras,
qué sola te quedaste,
mi madre, con tus huesos,
que tengo que soñarte, tan despacio,
por tu arrasada tierra.
10
Y hablando de los sueños
en este sitio donde gustamos lo nocturno
espeso y lento, lujoso de promesas,
el pardo confortable,
si me callase de repente,
bien miradas las heces,
los enlodados fondos y las márgenes,
las volutas del humo, su demorada filtración
giro por giro hasta llenar el aire,
aquí no pasa nada, no es más que la vida
pasando de la noche a los espejos
arreciados en oro, en espirales,
y en los espejos una máscara
147
lo más ornada que podamos pensarla,
y esta máscara gusta
dulcemente su sombra en una taza
lo más ornada que podamos soñarla,
su pastosa penuria, su esperanza.
Y un cuidadoso giro
azul que dibujamos sopando lento.
148
r
Voy a nombrar las cosas, los sonoros
altos que ven el festejar del viento,
los portales profundos, las mamparas
cerradas a la sombra y al silencio.
Y el interior sagrado, la penumbra
que surcan ios oficios polvorientos,
¡a madera del hombre, la nocturna
madera de mi cuerpo cuando duermo.
Y la pobreza del lugar, y el polvo
en que testaron las huellas de mi padre,
sitios de piedra decidida y limpia,
despojados de sombra, siempre iguales.
Sin olvidar la compasión del fuego
en la intemperie del solar distante
ni el sacramento gozoso de la lluvia
en el humilde cáliz de mi parque.
Ni tu estupendo muro, mediodía,
terso y añil e interminable.
Con la mirada inmóvil del verano
mi cariño sabrá de las veredas
por donde huyen los ávidos domingos
y regresan, ya lunes, cabizbajos.
149
Y nombraré las cosas, tan despacio
que cuando pierda el Paraíso de mi calle
y mis olvidos me la vuelvan sueños,
pueda llamarla de pronto con el alba.
150
Este sonido de la lluvia cae
más adentro de mí que la amargura:
esa ráfaga que la inclina trae
golpes de tiempo y de humedad más pura.
Todo vuelve a nacer igual que era
cuando oculto soñaba en el morado
resplandor de la trágica vidriera
bajo el candor del aguacero amado.
El patio, el pescador, el río, están
generosos y humildes esperando
afuera de mi vida... ¿Volverán
a'gún día a brillar en viva gloria,
estrellas de mi ser, cielo girando
con todo el polvo de eternal historia?
m
CINTIO VITIER
CINTIO VITIER nació en Cayo Hueso, Estados Unidos, el 25 de septiembre de 1921. En 1935, después de haber vivido en Matanzas, se
trasladó a La Habana. Entre 1942 y 1943 editó Clavileño. Se graduó
de doctor en derecho civil en 1947, pero no ha ejercido la carrera.
Entre 1947 y 1961 trabajó como profesor de francés en la Escuela Normal para Maestros de La Habana. Formó parte del Grupo Orígenes,
reunido en torno a Lezama Lima. Fue profesor de literatura cubana e
hispanoamericana y director del Departamento de Estudios Hispánicos,
entre 1959 y 1960, en la Universidad Central de Las Villas. Fue director
de la Nueva Revista Cubana, Revista de la Biblioteca Nacional José
Martí y Anuario Martiano. Sus colaboraciones han aparecido, además de
en las mencionadas publicaciones, en Espuela de Plata, Poeta, Orígenes,
Lycewn, Revista Cubana, Boletín de la Academia Cubana de la Lengua,
Prometeo, El Mundo, Diario de la Marina, Grajos, Islas, Lunes de Revolución, Casa de las Américas, Unión, La Gaceta de Cuba, Bohemia,
Signos, entre otras, tanto nacionales como extranjeras. Es autor de importantes libros de ensayo. Desde hace años trabaja como investigador
de literatura cubana. Su obra poética está recogida en los siguientes libros: Vísperas, 1938-1953 (1953) y Testimonios. 1953-1968 (1968). Es
ésta una poesía compleja, surgida en lo esencial a partir de la interrogante que el mundo ofrece al poeta, en constante asombro por el acontecer natural o por la presencia de las cosas. Apreciamos en ella el papel
de los sentidos, siempre estimulados por los múltiples y riquísimos
sucesos de la más cotidiana realidad. Los versos están trabajados a plena
conciencia y la sintaxis responde a un estilo claro y preciso.
LAS HOJAS
La libertad de las hojas
creando la sombra y la luz en el sitio
donde el anciano con un dulce sombrero
bajo el tornasol ya sombrío de otra noche
humildemente fuma un cigarrillo,
me asalta como una muralla de blancura,
se apodera de mí como ciudad que el tiempo no destruye
Aún entonces prefiero seguir a otro mundo.
La punta encendida, brasa de imposible,
astro tenaz de su nostalgia, es lo único
que el anciano me envía en esta noche.
Un soplo rompe ú surtidor y siento
la humedad de las hojas en París o en mi barrio
entrando por mis huesos como la palabra nunca oída.
155
FINA GARCÍA MARRUZ
FINA GARCÍA MARRUZ nació en La Habana el 28 de abril de 1923.
En los primeros años de su adolescencia comenzó a interesarse por la
literatura, por la época de la visita del poeta Juan Ramón Jiménez a
Cuba, alrededor de 1936. Formó parte del consejo de redacción de la
revista Clavileño. Perteneció al Grupo Orígenes y colaboró asiduamente
en su órgano literario, la revista Orígenes, de la que también era la figura más importante el poeta José Lezama Lima. Ha dado a conocer
su obra, además, en Lyceum, Nueva Revista Cubana, Cuba en la UNESCO y, más recientemente, en Islas, La Gaceta de Cuba, Unión, Revista
de la Biblioteca Nacional José Martí y Anuario Martiano. Se doctoró
en ciencias sociales en la Universidad de La Habana. Desde hace años
trabaja como investigadora de literatura cubana. Sus libros de poesía
son los siguientes: Poemas (1942), Transfiguración de Jesús en el Monte (1947), Las miradas perdidas. 1944-1950 (1951) y Visitaciones (1970).
En su obra encontramos una delicadeza muy femenina y la nostalgia
que traen los recuerdos familiares o las experiencias con la soledad. Ha
cultivado el verso libre, de gran aliento expresivo. La influencia del
catolicismo está presente en casi toda su poesía.
Yo quiero ver la tarde conocida,
el parque aquel que vimos tantas veces.
Yo quiero oír la música ya oída
en la sala nocturna que me mece
el tiempo más veraz. Oh qué futuro
en ti brilla más fiel y esplendoroso,
qué posibilidades en tu hojoso
jardín caído, infancia, falso muro.
¡Sustancia venidera de la oscura
tarde que fue! ¡Oh instante, astro velado!
Te quiero, ayer, mas sin nostalgia impura,
no por amor al polvo de mi vida,
sino porque tan sólo tú, pasado,
me entrarás en la luz desconocida.
159
¡Ah, que todos se han ido
a comer, mientras queda
el cuarto en la dulcísima
penumbra de las siete!
Mi edad me envuelve tierna,
tranquila y segurísima.
Me vela mi tamaño
como un pobre que espera.
Y es maternal la extraña
dulzura de taparse
tras la abrigada manta.
Apartada, poseo
lentamente. ¿Qué otra
eres, de pronto, mampara,
ahora que eres, bella,
pura y sola, tú misma?
Me llaman. ¿Qué obedezco
oculta y suavemente?
Estoy aquí. ¿Regreso?
¿Y de qué extraño pueblo?
Ah, que viene mi madre,
de larga bata oscura,
con el vaso y la lámpara
en sus manos suavísimas!
160
OCTAVIO SMITH
(j—¿A pOESIA
OCTAVIO SMITH nació en Caibarién, en la antigua provincia de Las
Villas, el 31 de marzo de 1921. Se radicó en La Habana en 1935. En
1938 se graduó de bachiller. Se doctoró en derecho civil en la Universidad de La Habana en 1942. Ha trabajado como abogado y notario.
Tiene colaboraciones en Diario de la Marina, Clavileño, Orígenes, Islas,
Unión, La Gaceta de Cuba, Anuario Martiano, Santiago, Revista de la
Biblioteca Nacional José Martí. Formó parte del Grupo Orígenes. Desde
hace años trabaja como investigador de literatura cubana. Es autor de
tres libros de poesía: Bel furtivo destierro (1946), Estos barrios (1966)
y Crónica (1974). Su obra lírica se caracteriza por su hermetismo, que nos
viene dado por el vocabulario y por las inusitadas asociaciones. No son
ostensibles los estados de ánimo del autor, ocultos tras oscuras alusiones
y sorprendentes adjetivos. No basta una primera lectura para captar la
problemática central de esta obra, que requiere todo un ejercicio de
concentración por parte del lector.
CASA MARINA
Casa marina, iridiscente tuve,
sienes tersas para la amiga linfa sigilos;
del aire en la ferviente galería,
su azuleante, vivaz, rizado colmo.
Con pulcro translúcido redoble los cristiles
se abrían festoneados de salinos envíos,
mojados del fresco encaje onírico asestado
por el mar en diálogo brioso.
Inmerso en isla extática y halina.
Asistíame el recio maderamen
de sobrio azul con su estatura
de reposado nauta,
con tácita afición, mi deudo misterioso.
Él componía lo interior, el vuelo
fiel de la luz atesorada
que umbroso tornasol era o ritual
recuento de las joyas de mi estirpe.
Casa cogida por el mar, poblada
de intrépidos tesoros de pausado rielar.
Dones sutiles, sigilosos rielaron en mis labios.
Absorto bebí, comprometido fantasioso oyendo
mi presteza en susurro de latente velamen.
Conchas los días de estable claridad oteada,
163
dulcemente veteados de próvidos rumores,
ágil trama de iris vibrátiles llevábanme,
enunciados eran por la amistad del tiempo como un cálido
labio ál oído enciende morosas maravillas.
Era el amable, solitario príncipe,
su dorado manto en taciturno oleaje,
era el ocio espaciándose para que yo lanzara
mi respuesta en enfático tejido cabrilleante.
Era mi reino que me aguarda
temblando de incorpórea lozanía,
preso en el timbre incierto de mis manos
conducidas a magra disidencia.
Cristalizado ya su esbelto desamparo,
su tersa llama en urna asordinada
donde sólo el color persiste y aletea,
carne evadida cuándo de mi carne.
Casa marina, reino de sal rielante tuve
y destronado fui mientras dormía.
164
Manto suntuoso y taciturno, sella
con tu moroso ahínco, con tu huraño
brocado victorioso como estrella
de lejano perdón al desengaño.
esta exaltada pausa en que me huella
tu soplo, ventanal en que no extraño
la carne sideral de la doncella,
su eternidad de constelado paño.
Fulminante y efímero. Gallardo
vidrio pulsado ser por el henchido
soplo morado de tu verbo tardo.
De tu verbo al acecho del sentido
del vendaval del Verbo por quien ardo
bajo moradas joyas sumergido.
165
r
SAMUEL FEIJOO
SAMUEL FEIJÓO nació en San Juan de los Yeras, antigua provincia
de Las Villas, el 31 de marzo de 1914. Su formación como escritor y
pintor es autodidacta. Durante su estancia en Nueva York trabajó como
diseñador en una fábrica de corbatas y tomó parte activa en movimientos huelguísticos. Ha viajado por diferentes países de Europa. Fue director del Departamento de Estudios Folklóricos de la Universidad Central de Las Villas. Desde la Dirección de Publicaciones de la misma
universidad llevó a cabo una amplia labor de difusión cultural. Tuvo
bajo su responsabilidad la edición de la revista Islas. Actualmente edita
Signos. Ha colaborado en Carteles, Orígenes, El Mundo, Noticias de
Hoy, Granma, Bohemia, etcétera. Es autor de una obra vasta y diversa.
Sus poemas están recogidos en los siguientes libros: Camarada celeste
(1944), Beth-el (1949), Jiras guajiras (1949), Gajo joven (1950), Gallo
campero (1950), Libro de apuntes (1954), Faz (1956), Carta en otoño
(1957), Violas (1958), Poemas del bosquezuelo y Haz de la ceniza
{1960), El pájaro de las soledades. Diario de un joven poeta enfermo (1961), El girasol sediento (1963), Cuerda menor (1964), Ser fiel
(1964), Pleno sol (1974). Su obra lírica se caracteriza, en líneas generales, por sus constantes alusiones al mundo natural y por cierta nostalgia o rememoración de momentos de complacencia espiritual o sensorial. En muchos de sus poemas alcanza una singular sobriedad en la
expresión; en otros, en cambio, se impone un desbordado torrente de
palabras dispuestas de manera un tanto caótica.
No me engañas
en la ribera donde ardes.
Verdes fronteras de esperanza
rompen la niebla con sus árboles,
y la música se inicia como un sol.
Pero no me
quiero besar
y cantar las
soñadas con
engañas:
tus labios de vida hermosa,
humildes canciones
todo mi acento.
No me engañas: no puedo
oírte gemir en mi locura
dulcemente lo que te quema.
169
^p
MEMORIA
i'
Tu mano estremecía las violetas
que arrancabas al viento de la noche,
y tu voz, sonreída en mis palabras,. -.-.,,;
era la melodía de las hojas. . ,
Así errantes paseábamos la fronda
de aquel jardín del pueblo oscurecido,
cuando la fiesta, el frío, la nostalgia,
nos apartaron al florido, .campo... La temblorosa hora, despertando
fiel hija de los nervios, la que oscila
libre de amor, ya para siempre pura,
teme hendir nuestra gracia compañera,
con los días cobardes, en que escondan,
sus matices fragantes las violetas .
que arrancamos en gesto de sorpresa
al aire de la noche apresurado
entre el gusto fresquísimo, y tan nuestro
que las palabras ciertas no lo habían
y no lograban más que sonreírse.
im
Muchacha, no te vayas.
Seria extraño quedarse
en un oculto llanto de renuncia.
Tú rodeaste la crujidora tarde,
los paseos amados por mi alma
bajo el transparente sol risueño.
Guardando los caminos de los días,
de madrugada en tu lenguaje,
evoco que te hablaba de los astros,
del mundo muerto, las almas que pasaron,
toda una historia yerta de huesos y cenizas.
En tu rostro mi voz acariciaba,
con una temblorosa plenitud,
dada en profundidad tierna a las palabras,
goteadores racimos de purezas.
En tus ojos estaba el crepúsculo débil,
la umbría de los mundos redondos,
las voces serenas, la brisa de los mares,
aquellas montañas que iluminaba la luna lenta,
tantas cosas de niñez que pasaron
comenzadas a sollozar dulcemente
en apretadas venas de lo ido.
Blanca y tenue inquietud del recuerdo
de lo nunca vuelto y disperso
171
en la oscurísima sombra de los días sin memoria,
hecho en un aleteo de misterio.
Aquella belleza junta que alzábamos
voló en sus mariposas un momento;
soplaba estremecido
en nuestro amor el viento de las noches.
Por las palabras quietas, unidas
en un instante de extrañeza y miedo,
corría una sutil lumbre de añoro
uniendo nuestras cabezas en silencio.
172
ALCIDES IZNAGA
ALCIDES IZNAGA nació en Cienfuegos el 19 de mayo de 1910. Se
graduó de bachiller en 1938 y de doctor en pedagogía en 1941. Trabajó como maestro en Matanzas y en Cienfuegos entre 1941 y 1961.
Radicado en La Habana desde esa última fecha, laboró como corrector
y redactor en la Editorial Pedagógica del Ministerio de Educación hasta
1966. Ha colaborado en las publicaciones cienfuegueras El Comercio,
La Correspondencia, Liberación, etcétera, y en Social, Orígenes, Islas,
Nueva Revista Cubana, Noticias de Hoy, Bohemia, Juventud Rebelde,
y otras. Su poesía está reunida en Hojas evasivas (1956), Patria imperecedera (1959), Tiempo erosivo (1960), La roca y la espuma (1965).
Es la suya una poesía matizada de cierto tono angustioso, en diálogo
con el mundo natural en el que se mueve el poeta y con el que guarda
una indudable relación afectiva. Sus versos son concentrados y su vocabulario muy cuidadosamente escogido, como si el autor pesara cada palabra a la hora de darle entrada en el poema.
No sé adonde voy.
Mi historia se ha quemado en fuego blanco.
Delante de mí nada tiene signo.
Las estrellas pueden ser verdes esta noche, o moradas,
como serían azules o rojas ayer.
No oigo la música que se alzaba del río.
Ni la voz de los niños.
Aquella imagen también se ha perdido.
Siento que mi alma es blanca,
que no abriga facultades.
El amor ha agotado su llama devorante,
y he cruzado sus cenizas.
¿Dónde está el ardor, la pupila?
No tengo noticias de mi corazón.
Un velo sobre la maravilla,
que mi brazo no intenta levantar:
sobre el mundo, y la ciudad y los rostros y la vida.
Un velo que no deseo levantar.
Estoy al otro lado de un muro:
sin oído ni pensamiento ni significación.
175
.
RAFAELA CHACÓN NARDI
RAFAELA CHACÓN NARDI nació en La Habana el 24 de febrero de
1926. Es maestra normalista y graduada de la Facultad de Educación de
la Universidad de La Habana. Cursó estudios de postgrado en Francia
y en Chile. Ha trabajado como profesora, tanto de enseñanza primaria
como superior. Fue funcionaría del Centro Regional de la UNESCO
en el Hemisferio Occidental y coordinadora e inspectora nacional de artes visuales en el Ministerio de Educación. Ocupó la dirección de Extensión Educacional y la vicedirección del Instituto de Superación Educacional. Ha representado a Cuba en distintos congresos internacionales.
Sus colaboraciones han aparecido en Gaceta del Caribe, Noticias de Hoy,
El País, Revista Lyceum, El Mundo, Boletín Cubano de la UNESCO,
Bohemia, La Gaceta de Cuba, Casa de las Americas. Ha publicado
Viaje al sueño (1948), Ve rocío y de humo (1965) y Del silencio y las
voces (1978). Una de las características de su poesía es la búsqueda de
perfección formal. Una bien lograda musicalidad y el empleo de un lenguaje acendrado y esbelto son cualidades que resaltan en la lectura de
su obra. Hay un fluir tranquilo en sus versos y una armonía total en
los sonetos como cuerpo expresivo. Esas características están presentes
también en sus poemas para niños.
Aquí el recuerdo firme y obstinado
presidiendo el minuto decisivo,
el color de mis lirios, el callado
júbilo oculto y el silencio altivo.
Aquí la voz lejana y el morado
sueño de la pupila... Aquí el motivo
de tanta ausencia y sueño asesinado:
el gesto en mármol ya, definitivo.
¿Qué importa si hubo allí, celeste y fría
estrella alguna, si hubo allí alegría,
blancas palomas y deseo puro?
¿Qué importa que esté triste o que sonría
si siempre en la ansiedad o en la agonía
vendrá el recuerdo a vigilar seguro?
179
ROLANDO ESCARDÓ
k
ROLANDO ESCARDÓ nació en Camagüey el 7 de marzo de 1925. Adquirió su cultura de manera autodidacta. En su provincia natal fundó
el Grupo Los Nuevos, En 1958 fundó el Grupo Yarabey. Tomó parte
activa en la lucha contra la tiranía batistiana, por lo que sufrió persecución y cárcel. En 1958 se vio precisado a abandonar el país y se estableció en Mérida, Yucatán. Después del triunfo de la Revolución, integró las filas del Ejército Rebelde con el grado de teniente. Organizó
cooperativas de carboneros en la ciénaga de Zapata. Practicó la espeleología. Colaboró en Ciclón y en Lunes de Revolución. Su poesía está
reunida en Libro de Rolando (1961) y en Las ráfagas (1961). Falleció
en accidente automovilístico en las cercanías de Matanzas el 16 de octubre de 1960, cuando organizaba el Primer Encuentro de Poetas Cubanos, que debía celebrarse en Camagüey. Su poesía se caracteriza por
la sencillez de la expresión y por su autenticidad. Hay un desgarramiento esencial en estos versos, escritos sin preocupaciones formales. La
angustia del poeta, inmerso en la cotidianidad y abrumado por el pesimismo, es el centro creador de esta poesía.
Sé que existo en el tiempo
palpo
respiro
siento la eternidad constante.
Percibo ráfagas calientes en verano
las ventoleras del otoño
azotándome el rostro en día de medio sol.
Siento la vida frente a mí
tras de mí
sobre mí.
La tempestad del mundo que me lleva
la vida con la sombra
en la parte del tiempo que me quema.
183
0
JOSÉ ÁLVAREZ BARAGANO nació en Pinar del Río el 19 de marzo
de 1932. Cursó estudios de comercio y de bachillerato. En 1950 se trasr
lado a La Habana e ingresó en la universidad como alumno de Ciencias Sociales. Al año siguiente, después de abandonar la carrera, partió
hacia Europa. Entre 1951 y 1954 vivió en París y viajó por Italia y
España. En París colaboró en Le Premier Bilan de l'Art Actuel {Cahiers
Le Soleil Noir) y en las revistas Le Soleil Noir, Position, Espacio y Pandemia. Después de su regreso a Cuba trabajó en Revolución y en Lunes de Revolución. Colaboró en Casa de las Améñcas, Unión, La Gaceta de Cuba y Bohemia. Fue profesor de francés y de historia del arte
y de literatura en la escuela profesoral de periodismo de La Habana.
Participó activamente en la movilización de Playa Girón y en la campaña de limpia del Escambray en 1961. Trabajó como secretario de relaciones públicas en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la
que fue miembro fundador. Falleció en La Habana el 30 de octubre
de 1962. Su obra poética está recogida en el volumen Poesía color de la
libertad (1977). En su poesía encontramos un constante fluir de alusiones a los más diversos elementos de la realidad. Asombra esa constante asociación de nombres y hechos disímiles que van conformando
el poema a medida que lo leemos, agrupados en una unidad de sentido
como para captar de una sola vez la esencia de esa multiplicidad.
^CY75>
Saber de mí es ir al agua del lavabo que dice
las mil historias
de mi cuerpo
ver las manchas de mis dedos sobre el forro
de un libro
recoger mis miradas abandonadas en el rostro
de alguna sombra azul
Saber de mí es caminar los sitios que camino
y saber que no amo ninguno
entrar en las alamedas en que un día me dije
luminoso
ver cuántos cristales rotos se agrupan
a desordenar mi esencia
pero aun más saber de mí
es comprender mi odio hacia las cosas
que he de amar
las que me aman
mi odio hacia las ropas que un día creí vida
o el asco con que mi uña hace herida en un pétalo
Saber de mí es saber de mi arrepentimiento
después de besar un rostro que se vende
o después de caminar toda una noche sin rumbo
lo hago muy a menudo
aun más saber de mí es mirarme de lejos
de cerca yo confundo
187
y entre toda la suprema sabiduría está
en ver lo agónico de mis ojos después de cada
baño
cuando mi ser angélico desaparece con el agua
o hundir la mano en esa agua de existencia
casi roedora
en fin saber de mí es ver mi existencia
en lo que hago
pero aún queda una cosa que es necesario revisar
las mil empresas que no realizo
mis proyectos que se rompen en las aceras
sobre todo la realidad de mi modestia
Saber de mí es llenarse de distancia
de musicales vidas submarinas
de estrellas gastadas
y de un agua estéril que corre en mi lavabo
Saber de mí
y eso es todo
188
ROBERTO FERNANDEZ RETAMAR
é
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR nació en La Habana el 9 de junio de 1930. Se graduó de bachiller en 1947. En sus años de estudiante
universitario participa en actividades políticas y en la formación de la
Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, que agrupaba a destacados intelectuales de izquierda. Se graduó de doctor en filosofía y letras en 1954.
Cursó estudios en La Sorbona y en la Universidad de Londres. De regreso en Cuba después de su viaje por Europa, se incorporó al grupo
clandestino Resistencia. Viajó a Estados Unidos para ofrecer conferencias en las universidades de Yale y de Columbia. De nuevo en Cuba,
colaboró en el periódico Resistencia con el seudónimo David. Después
del triunfo de la Revolución ha desempeñado numerosos cargos en Cuba
y en el extranjero y ha asistido a diversos eventos internacionales. Desde
1962 y 1965 respectivamente es profesor de la Universidad de La Habana —en la que ya había ejercido como catedrático desde los años
posteriores a su graduación— y director de la revista Casa de las Américas. Sus colaboraciones han aparecido, a través de los años, en Orígenes, Nuestro Tiempo, Lunes de Revolución, Bohemia, Cuba, Cuba Socialista. Ha colaborado, además, en publicaciones extranjeras. Es autor
de importantes libros de ensayo. Su obra poética está recogida en Poesía reunida. 1948-1965 (1966), Que veremos arder (1970), Cuaderno
paralelo (1973) y Situación de la poesía. Es la suya una poesía muy
bien trabajada y muy concientemente escrita. Su lectura ofrece cierta resistencia inicial, sobre todo por el estilo con que el poeta nos va
diciendo el poema, por ese regodeo lento en torno al objeto de su
canto. Su lenguaje y su organización estructural han ido ganando en
claridad a medida que su estilo se fue haciendo conversacional, fue
abandonando el lirismo de sus primeros libros y acercándose a modos
más directos de expresión
Canta a mi lado, sustenta mi oído,
Entre trabazón de números
Que esconden ambiguas bestias,
Aventuras frutales, dura
Fidelidad a las cosas ásperas
Y final temblor de letras,
Como voz de adolescente.
Sale de polvorientos billetes,
De estentóreas bocas obreras,
O de risas relucientes,
Y corre sobre las azoteas
Que blanden humildes banderas,
Sobre solares apagados,
Y calles muchas y ligero aire,
Hasta estancias de reposada vida.
Sustenta mi oído, canta a mi lado,
Lengua siempre recién hecha,
Rota y atendida siempre,
Abierta y alegre como pecho de pobre:
Acoge mi atención, colma mi boca.
191
0
FAYAD JAMÍS
7
LA POESÍA
h
FAYAD JAMÍS nació en Palma Soriano, antigua provincia de Oriente,
el 27 de octubre de 1930. Se interesó desde muy joven por la cultura.
Se graduó en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro en 1952.
Viajó a París en 1954. Fue alumno de la Escuela de Altos Estudios
de La Sorbona. Después de su regreso a Cuba en 1959, fue coeditor
de las Ediciones La Tertulia entre 1959 y 1960 y responsable de Hoy
Domingo, suplemento del periódico Noticias de Hoy, entre 1960 y 1964.
Obtuvo el premio Casa de las Américas de 1962 por su poemario Por
esta libertad. Trabajó como profesor de pintura en la Escuela Nacional
de Arte de Cubanacán entre 1963 y 1966. A través de su carrera liteteraria ha colaborado en Orígenes, Ciclón, Islas, Nueva Revista Cubana,
Lunes de Revolución, Casa de las Américas, Universidad de La Habana,
La Gaceta de Cuba, Unión y varias publicaciones extranjeras. Ha participado en numerosas exposiciones de pintura. Su obra poética está
recogida en Cuerpos (1966) y Abrí la verja de hierro (1973). En su
poesía apreciamos una compleja relación del poeta con las cosas, cierta
inquietud ante la realidad cotidiana y estable de los objetos. En lo mejor de su obra hay una conciencia muy lúcida de lo sombrío, una interrogante que trata de explicarse y de explicarnos su propia angustia
por el extraño acontecer de la realidad inmediata. Sus versos son amplios y la sintaxis muy simple, sin rebuscamientos formales.
i
Aquí se pierde algo, algo suena por última vez,
resuena en las paredes como un cuerno vacío.
Aquí se cae algo, algo cae de aquí,
alguien desciende con estrépito, con llanto,
las viejas escaleras llenas de polvo muerto.
Aquí se muere algo, alguien se muere rodeado de zumbidos,
¡a'guien pasa!
Y luego ya no queda ni el eco. Esto es muy negro,
nadie habla, nadie se conoce;
desde el fondo, contemplan los ojos exprimidos,
los ojos de los oscuros moradores de este caserón.
II
Tiempo de estar despierto, estación del insomnio.
Silencio donde caen lágrimas, piedras,
palabras con ruido y frescura de yerba,
simples palabras de ternura y oro.
Tiempo de revolver las cosas que dormían:
trabajados libros, vasos, cartas,
cuchillos sin muerte ni fulgor.
Silencio de párpados adoloridos,
acechantes, mientras en un espejo
195
terriblemente cuadrado y vacío
la noche se detiene.
III
Es febrero
arrastrando cenizas y voces aplastadas.
Es el invierno detenido, la vida negra que está siempre.
Febrero acorralado entre paredes rotas.
Y ahora ¿quién solloza a los pies de la estatua,
quién marca sus pisadas en la tierra
mientras las luces de la noche cuelgan de los árboles
como frutos de un tiempo lleno de amor?
Todo estará en silencio, sin hojas, sin estrellas.
Los guardas se habrán ido, cansados de mirar
eternamente los bancos asaltados por la sombra
y la bahía donde sólo desamarra la soledad.
IV
Y mañana, ¿qué cosa?
¿Quién velará mañana estos recuerdos?
El polvo permanece inmóvil
como un castillo en ruinas.
No hay mañana, sólo habrá otro día
de sed, un día ciego de ¡angustia,
sin pájaros, día sin esplendor,
perdido y frío para siempre.
V
De soñar estoy lejos. He aprendido a cantar.
Madre y padre sonríen junto a la ventana.
Alguien sabe que amo.
Alguien me llama con ternura.
Niña: ¿hoy vamos a subir?
196
Al lado mío ella sueña.
El tiempo es dulce, las ventanas
todas están abiertas. ¿Hoy paseamos?
Los almendros esperan nuestras sombras
tranquilos, frente al mar.
VI
Pero de pronto el gran silencio de siempre,
los párpados pesados en el polvo que cae
obstinado, incesante.
La misma puerta con sus viejas hendiduras.
La misma humedad, la misma escalera
retorcida, con pasos y voces de ancianos o fantasmas.
Nadie viene a hablar de la luz que llueve en la ciudad,
ni del estrépito que golpea las calles,
ni de la risa que invade las aceras.
Nadie escupe en el rostro del invierno.
Aquí sólo persisten los días, los insectos,
y esta soledad de arco tenso entre ruinas.
197
*'
RAÚL GÓMEZ GARCÍA
$
RAÜL GÓMEZ GARCÍA nació en La Habana el 14 de diciembre de
1928. Cursó estudios de bachillerato. Trabajó como mensajero, pintor y
oficinista. Fue alumno de pedagogía. Fue expulsado del Colegio Daldor,
donde trabajaba como maestro, por sus actividades subversivas. Por esa
época conoció a Fidel Castro, entonces destacado líder estudiantil. Diversos trabajos suyos aparecieron publicados en un periódico editado
por los estudiantes. Escribió el manifiesto «Revolución sin juventud»
contra el golpe de Estado de Batista del 10 de marzo de 1952. participó en actividades clandestinas y editó, en unión de varios compañeros
de lucha, el periódico subversivo Son los Mismos, título que más tarde
fue cambiado, por sugerencia de Fidel, por el de El Acusador. Por orden del propio Fidel redactó el «Manifiesto del Moneada», publicado
más tarde con el anterior. Formó parte del grupo que preparó el ataque
al Cuartel Moneada el 26 de julio de 1953. Su poema «Ya estamos en
combate», incluido en esta selección, fue leído poco antes de iniciarse
el asalto a la fortaleza militar. Le fue encomendada la misión, junto a
otros compañeros, de ocupar el hospital próximo al cuartel. Detenido
por los esbirros de la tiranía, fue asesinado el 29 de julio de 1953. Su
obra literaria ha sido recogida en Raúl Gómez García (1971) y Escritos
y poemas (1973). Su poesía muestra un fervoroso patriotismo. Como
rasgos característicos de su estilo sobresalen el énfasis y la sencillez expresiva. Sus poemas están elaborados con un lenguaje perfectamente accesible, sin rebuscamientos formales ni conceptuales.
Ya estamos en combate
Por defender la idea de todos los que han muerto.
Para arrojar a los malos del histórico Templo
Por el heroico gesto de Maceo,
Por la dulce memoria de Martí.
En nuestra sangre hierve el hado azoroso
De las generaciones que todo lo brindaron,
En nuestros brazos se alzan JOS sueños clamorosos
Que vibran en el alma superior del cubano
Ya estamos en combate...
En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra
[heroica
En nombre del honor y del decoro que construyó su historia
Por la estrofa magnífica del himno
«¡Que morir por la patria es vivir!»
La libertad unida entre los pechos de los que viven hombres
Y por verla en la estrella solitaria es un honor luchar
A la generación del centenario le caben los honores,
De construir la patria que soñara el Maestro Inmortal.
Ya estamos en combate... ¡Adelante!
Adelante basta el nido superior de la gloria
Para que nazca en esta nueva aurora
La república digna y decorosa
Que fue el último anhelo de Chibas.
202
No importa que en la lucha caigan más héroes dignos
Serán más culpa y fango para el fiero tirano
Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo
Si no. se tiene armas se pelea con las manos.
Ya estamos en combate... ¡Adelante!
De nuestra lucha heroica depende la Cuba verdadera
La furia loca de Gómez y Agramonte...
La lucha pura de Mella y de Guiteras..
Adelante, Cubanos... ¡Ade1ante!
Por nuestro hoaor de hombres ya estamos en combate
Pongamos en ridículo la acttiud egoísta del Tirano
Luchamos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos
Sintamos en lo hondo la sed enfurecida de la patria
Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.
202
AGUSTÍN ("CHIQUI") GÓMEZ-LUBIÁN
k
AGUSTÍN ("CHIQUI") GÓMEZ-LUBIÁN nació en Santa Clara el 25
de junio de 1937. Inmediatamente depués del golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, se incorporó a la lucha contra la tiranía. Se
graduó de bachiller en 1954. En 1955 inició estudios de medicina en la
Universidad de La Habana. Como militante revolucionario se encarga de
distribuir material de propaganda y toma parte activa en actos de sabotaje.
En 1956 es detenido y sufre torturas. A fines de ese mismo año regresa
a su ciudad natal, una vez clausurada la universidad. Fundó el Bloque
Estudiantil ViUaclareño y fue dirigente del Directorio Revolucionario en
Las Villas. Fue jefe de acción y sabotaje en la región central de la provincia. Colaboró en El Villareño y en el clandestino El Baluarte. Falleció
el 26 de mayo de 1957 al estallar la bomba con la que iba a realizar un
sabotaje contra la tiranía. Su obra fue publicada en un volumen después
de su muerte y en el libro Breve antología (1972). En su poesía encontramos la inmadurez propia de un joven de menos de veinte años; no obstante,
y poemas (1973). Su poesía muestra un fervoroso patriotismo. Como
innegable sensibilidad que muy probablemente encontraría su camino con
el transcurso de los años. La sobriedad expresiva es una de las características más sobresalientes de sus textos.
PRIMER AMOR
Amor de juventud, amor primero,
amor de paz, de gloria duradera,
que perdura por siempre en el recuerdo,
que nos parece un sueño,
y nos recuerda la dulce primavera.
Ese amor juvenil es la quimera
de dicha, de alegría, de tristeza y dolor,
es nuestro amor sublime,
es la ilusión primera,
que perdura por siempre en nuestro corazón.
Después olvidaremos, volveremos a amar
y quizás algún día en nuestro propio hogar
al hacer un recuento de nuestro corazón,
encontramos que queda aquel primer amor,
como quedan los tallos cuando cortan la flor.
205
0
JUAN ÓSCAR ALVARADO
>;
JUAN ÓSCAR AL VARADO nació en Santa Clara el 24 de noviembre de
1938. A los seis años de edad escribió su primer poema. Cursó estudios
en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterüng. En
unión de otros jóvenes fundó el grupo literario Renuevo, con el cual rompió más tarde por discrepancias políticas. Perteneció al Movimiento 26 de
Julio. Tomó parte activa en la organización de la huelga general del 9 de
abril de 1958 contra la tiranía batistiana y en otras actividades clandestinas. Fue asesinado por los esbirros de la tiranía batistiana el 10 de abril,
al día siguiente de la huelga. Su obra fue recogida en el volumen ]uan Osear Alvarado (1971). En su poesía también encontramos una obra en formación y un desvelo por el destino de la patria. La expresión simple y
una ostensible delicadeza son las características que más resaltan en sus
versos.
Cuando'el blanco de mi rostro
sea cubierto por la muerte
con su negro centellear,
y la sangre de mis venas
torne rojo el pétreo lecho
del eterno reposar,
habrá un niño sobre el suelo,
una flor entre sus manos
y en su frente un ideal.
Cuando el cielo de mi patria
se estremezca con mil rayos
de sublime libertad,
y en el fondo de las almas
nazca erguido un nuevo héroe
de serena castidad,
podrá Cuba ser la madre
bondadosa de la rosa
que ya brilla en nuestro ojal;
podrá Cuba ser la tumba
sacrosanta de los héroes.
209
¿'
LUIS SAÍZ nació en La Habana el 24 de noviembre de 1938. Niño aún,
fue trasladado a San Juan y Martínez, en la antigua provincia de Pinar
del Río. Al igual que su hermano Sergio, cursó estudios de inglés en un
centro nocturno. De sus tres viajes a Estados Unidos regresó muy impresionado por la discriminación racial. Graduado de bachiller, se trasladó
a La Habana para estudiar derecho civil en la Universidad. En el alto
centro docente se destacó entre los primeros expedientes del curso, ganó
varios premios y sobresalió como orador. Fue delegado de la FEU y miembro del Directorio Revolucionario. Participó en diversas manifestaciones de
protesta corita el régimen de Batista en unión de José Antonio Echeverría
y Fructuoso Rodríguez. Vinculado al Movimiento 26 de Julio, desarrolló
una amplia labor conspirativa. Colaboró en publicaciones periódicas de
Cuba y del extranjero. Asesinado por un esbirro de la tiranía, cayó junto
a "su hermano el 13 de agosto de 1957 en San Juan y Martínez. Sus textos
fueron recogidos en Obras completas de los mártires cubanos, hermanos
Luis y Sergio Saíz Montes de Oca (1960). En su poesía hay una madurez
que no encontramos en Sergio, un mayor cuidado en el estilo, siempre
dentro de las características propias de una obra en gestación.
...Y llegó íriste con su rifle al hombro;
era casi un niño... ¡iba a morir!
Le dio un beso largo con sabor a fin
a la novia que entre rezo y llanto, ¡lo dejó partir!
Tocó a su puerta con dolor de vida,
en su hombro el rifle... en su mente un sol...
La frente en alto... la fe encendida;
escapa alegre ¡para no volver!
Y la anciana de arrugada faz,
entre rezo y llanto... entre beso y sol,
tocó su rifle y mojó su frente,
¡pensó en la patria!... ¡y lo dejó partir!
213
SERGIO SAIZ
í;
SERGIO SAÍZ nació en San Juan y Martínez, en la antigua provincia de
Pinar del Río, el 8 de marzo de 1940. Al igual que su hermano Luis, cursd
estudios de inglés en un centro nocturno de su puebio natal. Ganó el:
Premio Nacional de Inglés en 1950 con una composición sobre Martí. Se
graduó de bachiller en 1957. Estudiante en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río, fue elegido secretario general de la Asociación.
de Alumnos e intentó fundar una cátedra martiana, inmediatamente combatida y ahogada por profesores reaccionarios antes de que fuera ejercida.
Colaboró en publicaciones estudiantiles. Como miembro del Movimiento
26 de Julio combatió tenazmente a la tiranía batistiana. Pronunció combativos discursos contra el régimen dictatorial y fundó, en unión de otros
compañeros, Las Milicias en el Llano, grupos de jóvenes armados que se
oponían a la Guardia Rural cuando ésta pretendía desahuciar a los campesinos. Asesinado por un esbirro de la tiranía en San Juan y Martínez, cayó*
junto a su hermano el 13 de agosto de 1957. Sus textos están recogidos
en Obras completas de los mártires cubanos, hermanos Luis y Sergio Saíz
Montes de Oca (1960). En su poesía resalta su patriotismo y el fervorcandoroso de sus escasos diecisiete años. A pesar de los defectos que su.
juventud dejó escapar en esta poesía, es posible percibir un trabajo detenido en la elaboración de los versos.
Profeta de la cara cubierta
por blanco que sobra,
de adentro del alma.
Apóstol sencillo, de los de mano dura,
•encía en desilusión,
•y pecho abierto que toca las nubes.
Cantos al martillo, y a los ojos tristes,
defensor de hombres que lloran atados
a un monstruo aceitado.
'Karl, el duro de tu nombre
sirve de ariete, en el asalto final
-al enemigo de piernas fuertes y tórax grasoso.
Marx, el suave latir acompasado de tu apellido,
-es el nuncio profético del nuevo mundo
de justicia y decoro.
Germano de cuerpo, universal de miras,
en el fondo de tu cerebro siempre brilló la frase inmortal
«Proletarios del mundo ¡Unios!».
La historia se estaba aburguesando,
viniste tú, y de un golpe de arrojo
217
la suave dureza de tus ondas,
sirvió de quiebra, de despertar.
Karl Marx, el espacio se puebla de solemnidad,
al vibrar en sonoro, tu obra de redención,
tu mano golpeó muy hondo,
arremetió muy cerca, para dormir en paz.
Te saludo, lanzo al imperio de los soles
el grito sin sonidos, de mi corazón
y uno mi mano ; a tu cuerpo rudo
para luchar en alto, por la dignidad.
Tu rostro, cincelado en verdad,
en frío y en realidad, penetra en reto
hunde con sinceridad de alma cansada de esperar
el mudo escalpelo de tu doctrina,
hace temblar en vibraciones el duro templo
de la explotación.
Tu frente abombada, germano en luz,
supiste hacer de ella,
cañón de grafito, bombas destructoras
de la infelicidad.
ÍNDICE DEL POEMA POR ORDEN ALFABÉTICO
vw3
Abanico de las mil joyas, 1
Ah, que tú escapes
Ansiedad
Bailadora de rumba
Balada de los dos abuelos
Biografía
Candor cierto, Un
Canto de la agonía
Canto a Mariana Grajales, Un
Casa marina
Constancia
Convalecencia
Elegía a Jesús Menéndez
Elegía a Karl Marx
Elegía sin nombre
Encuentro
-Epitafio a la rosa
Este sonido de la lluvia cae
Estrellas en el río
Five o'clock tea
Flecha, metal
Hojas, Las
Jitanjáfora
José Ramón Cantaliso
Lenin
Llegada
".
'.
Madrid, 1937
"
•
,
35
134
97
75
48
98
103
79
82
163
183
160
55
217
118
89
110
151
129
34
25
155
111
39
11
46
115
Mar de la tarde
Mañana, La
Memoria
Momento
Monólogo del maestro ante el niño
Niño y la rosa, El
No me engañas
No sé por qué piensas tú
¡Nocturno y elegía
Nuevo mar, Del
Oscura pradera me convida, U ; i
Palabra de mi pueblo
Partida
Párpados y el polvo, Los
Platero y yo
Poema
Primer amor
Primer discurso, El
Remanso, El
Rosa, tú melancólica
Saber de mí
Salutación fraterna al taller mecánico
Si mis palabras
Sitio en que tan bien se está, El
Soneto del recuerdo
Tarde o temprano
Tiempo neutro
Ultima página
Voy a nombrar las cosas
Ya estarnos en combate
Yo me voy a la mar de junio
Yo quiero ver
Y ya basta
,
;
165
21
170
171
99
209
169
51
123
27
135'
191
213
195
87
104
205
139
133
53
187
31
93
141
179
15
175
12
149
201
109
159
17
ÍNDICE DE AUTORES
Nota introductoria
Rubén Martínez Villena
José Zacarías Tallet
María Villar Buceta
Juan Marinello
Regino Pedroso
Nicolás Guillen
Ramón Guirao
Manuel Navarro Luna
Mirta Aguirre
Ángel Augier
Raúl Ferrer
Félix Pita Rodríguez
Mariano Brull
Emilio Ballagas
Dulce María Loynaz
José Lezama Lima
Elíseo Diego
Cintio Vitier
Fina García Marruz
Octavio Smith
Samuel Feijóo
Alcides Iznaga
Rafaela Chacón Nardi
Rolando Escardó
José Álvarez Baragaño
5
9
13
19
23
29
37
73
77
85
91
95
101
107
113
127
131
137
153
157
161
167
173
174
181
185
Roberto Fernández Retamar
Fayad Jamís
Raúl .Gómez García
Agustín («Chiqui») Gómez-Lubián
Juan Osear Alvarado
Luis Saíz
Sergio Saíz
189
193
199
203
207
211
215
Impreso en el mes de diciembre de 1980, «Año del Segundo
Congreso» en el Establecimiento 08 «Mario Reguera Gómez»,
Benjumeda 407, Ciudad de La Habana.
oeva
vuvam
viwo
oeua.
cuoana
vuvam
vt\do
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