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556149940-Cormier-Cormier-Estrategias-de-Entrevista-Para-Terapeutas-Habilidades-Basicas-e-Intervenciones-Cognitivo-conductuales (1)

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ESTRATEGIAS DE ENTREVISTA
PARA TERAPEUTAS
Habilidades básicas e intervenciones
cognitivo-conductuales
3.' Edición
WILLIAM H. CORMIER y L. SHERILYN CORMIER
con colaboradores
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTA
PARA TERAPEUTAS
Habilidades básicas e intervenciones
cognitivo-conductuales
3.' Edición
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
DESCLÉE DE BROUWER
Depósito Legal: SE-1212-2004
Impresión: Publidisa
Índice
- Prefacio
15
l. SOBRE EL PRESENTE LIBRO
Propósitos del presente libro
Un resumen sobre la terapia
Estructura del libro
Un último comentario
20
21
26
32
11. COMPONENTES DE UNA RELACIÓN
TERAPÉUTICA EFECTIVA
Objetivos
Características de los Terapeutas Eficientes
Factores que influyen sobre la Relación Terapéutica
Destrezas Fundamentales de la Terapia Centrada en la Persona
Empatía o Precisión en la Comprensión
Genuinidad
Aceptación Positiva
35
35
43
50
51
Resumen
56
62
69
Poste valuación
70
III. VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN
Y LA INFLUENCIA INTERPERSONAL
Objetivos
Modelo de Terapia de Strong como Influencia Interpersonal
78
78
8
íNDICE
Naturaleza Interacciona! del Proceso de Influencia
Características del Consultor Favorecedoras de la Relación
Pericia
Atractivo
Fiabilidad
79
82
82
88
Resumen
98
99
Postevaluación
92
IV. CONDUCTA NO VERBAL
Objetivos
Conducta No Verbal del Cliente
Cómo manejar la Conducta No Verbal del Cliente
Conducta No Verbal del Consultor
Resumen
Postevaluación
106
106
125
128
132
132
V. RESPUESTAS DE ESCUCHA
Objetivos
La Escucha como Requisito Previo
Escucha y Modalidades Sensoriales
Cuatro Respuestas de Escucha
140
141
141
141
Resumen
158
159
Postevaluación
VI. RESPUESTAS DE ACCIÓN
Objetivos
Respuestas de Acción y Temporalización
Cuatro Respuestas de Acción
Resumen
167
168
168
189
Integración de Destrezas
190
Postevaluación
190
VII. CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS
DEL CLIENTE
Objetivos
¿En qué consiste la Evaluación?
201
202
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Métodos para Conceptualizar los Problemas del Cliente
Nuestras Opiniones sobre la Evaluación y Terapia Cognitiva de la Conducta
El Modelo ABC de Conducta
Clasificación Diagnóstica de los Problemas del Cliente
Resumen
Postevaluación
9
202
213
216
223
230
231
VIII. DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Objetivos
Entrevista de Evaluación Directa
Entrevistas e Historial de Entrada
Examen del Estado Mental
Once Categorías para Evaluar los Problemas de los Clientes
Limitaciones de las Guías de Entrevista para la Evaluación de Problemas
Formación de Hipótesis sobre los Problemas
Registros Escritos
Evaluación de la Auto-Observación del Cliente
¿Cuándo es «Suficiente» una Evaluación?
Resumen
Postevaluación
Feedback
236
236
237
241
242
263
263
265
266
271
272
272
279
IX. SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS
DESEADOS
Objetivos
Propósitos de la Metas
Selección y Definición de Metas
Guías de Entrevista para la Selección de Metas
Guías de Entrevista para Definir Metas
Resumen
Postevaluación
Feedback
281
282
283
285
295
309
310
313
X. EVALUACIÓN DEL PROCESO Y RESULTADOS
DE LA TERAPIA
Objetivos
Definición y Propósitos al Evaluar la Terapia
318
318
10
ÍNDICE
Factores Ajenos al Tratamiento
Evaluación de los Resultados de la Terapia
Qué Medir: Dimensiones de Respuesta
Cómo Medir: Métodos de Medida
Cuándo Medir: Momento de Medida
Evaluación del Proceso Terapéutico
Resumen
Postevaluación
319
320
323
326
341
358
360
361
XI. SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
Objetivos
Temporalización de las Estrategias Terapéuticas: cinco Pautas
Criterios para Seleccionar las Estrategias
Selección de Una Combinación de Estrategias
Resumen
Pos te valuación
368
368
371
381
382
382
XII. ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN
DE ESTRATEGIAS
Objetivos
Razones para la Aplicación de las Estrategias Terapéuticas
Modelado
Ensayo o Práctica
Tareas y Transferencia del Aprendizaje
Contratos Escritos de Tratamiento
Resumen
Postevaluación
385
386
386
390
394
396
397
398
XIII. MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO
Y MODELADO PARTICIPANTE
Objetivos
Modelado Simbólico
Automodelado
Modelado Participante
Resumen
Postevaluación
404
404
407
411
416
417
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
11
XIV. IMAGINACIÓN EMOTIVA Y MODELADO
ENCUBIERTO
Objetivos
Evaluación de la Capacidad Imaginativa del Cliente
Imaginación Emotiva
Modelado Encubierto
Resumen
Postevaluación
425
426
427
431
442
442
XV. MODELADO COGNITIVO Y RESOLUCIÓN
DE PROBLEMAS
Objetivos
Modelado Cognitivo con Entrenamiento Cognitivo Autoinstructivo
Terapia de Resolución de Problemas
Resumen
Postevaluación
451
452
457
464
465
XVI. REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA, REELABORACIÓN
E INOCULACIÓN AL ESTRÉS
Objetivos
Reestructuración Cognitiva
Reelaboración
Inoculación al Estrés
Resumen
Postevaluación
475
475
488
493
506
506
XVII. MEDITACIÓN Y RELAJACIÓN MUSCULAR
Objetivos
Meditación
Fases de la Respuesta de Relajación y Meditación Zen
Fases de la Meditación Clínica Estandarizada
Meditación Consciente o Significativa
Contraindicaciones o Efectos Adversos de la Meditación
Relajación Muscular
Resumen
Postevaluación
516
516
518
524
526
527
528
539
540
12
INDICE
XVIII. DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA
Objetivos
Estudios sobre las Aplicaciones de la Desensibilización
Comparación con otros Enfoques Terapéuticos
Explicaciones sobre la Desensibilización
Componentes de la Desensibilización
Problemas Hallados durante la Desensibilización
Variantes de la Desensibilización Sistemática
Resumen
Postevaluación
550
551
552
553
556
578
579
580
581
XIX. ESTRATEGIAS DE AUTOMANEJO:
AUTO-OBSERVACIÓN, CONTROL
DE ESTÍMULOS Y AUTORRECOMPENSA
Objetivos
Características de un Programa de Manejo Efectivo
Fases para la Elaboración de un Programa de Automanejo para un Cliente
Auto-observación
Fases de la Auto-observación
Control de Estímulos: Ordenación previa de los Antecedentes
Autorrecompensa
Favorecer el Compromiso del Cliente para usar las Estrategias de Automanejo
Resumen
Postevaluación
592
593
596
598
601
611
617
626
627
628
XX. ESTRATEGIAS PARA MANEJAR LA RESISTENCIA
Objetivos
Definición de Resistencia
Resistencia debida a las Variables del Cliente
Resistencia debida a las Variables Ambientales
Resistencia debida al Terapeuta o a las Variables Terapéuticas
Cuando Todo el Resto Falla: Estrategias de última Oportunidad
Intervenciones Paradójicas
Estrategias para Clientes Involuntarios
Comentario Final
Postevaluación
633
634
636
639
643
650
652
664
665
666
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
13
APÉNDICE A. CUESTIONARIO MULTIMODAL DE LA VIDA DEL
CLIENTE
675
APÉNDICE B. CUESTIONARIO DEL ANÁLISIS CONDUCTUAL DE
LA HISTORIA
691
Bibliografía
701
Prefacio
El consejo y la terapia han sido equiparados con el «arte» (Golfried & Padawer,
1982). Un consultor habilidoso es equivalente a un maestro artesano, alguien que
ha adquirido y dominado las destrezas básicas de su arte, junto con un modo de
expresión individual que confiere al arte una forma única. Los virtuosos dominan
las destrezas básicas y las características más técnicas y complejas de su arte.
Estrategias de Entrevista para Terapeutas está diseñado para que los estudiantes
y psicólogos desarrollen o refinen el «arte» del consejo mediante la adquisición y
empleo de varias destrezas fundamentales asociadas a la terapia y mediante la
adquisición y refinamiento de algunas de las estrategias de intervención más complejas.
Las destrezas y estrategias incluidas en este libro son las más representativas
de las halladas en los cuatro estadios fundamentales del proceso terapéutico: relación, evaluación y establecimiento de metas, selección y aplicación de estrategias
y evaluación y conclusión. Los capítulos comprendidos entre el segundo y el sexto
describen las variables de relación, la conducta no verbal y las respuestas verbales
que son fundamentales para cualquier interacción terapéutica, esenciales para que
se establezca una relación terapéutica efectiva y que proceden, al parecer, de
diversas orientaciones teóricas. Los capítulos comprendidos entre el séptimo y el
vigésimo trasladan el centro de atención desde las destrezas básicas consideradas
importantes por diversas orientaciones teóricas hasta un marco más cognitivoconductual en su orientación. Desde el capítulo séptimo hasta el noveno se describen
modos de asesorar a los clientes para que estos evalúen sus problemas y definan
los objetivos o metas dentro de un marco de entrevista. En el décimo capítulo se
describen diversas formas para que el terapeuta pueda evaluar los efectos de las
intervenciones y guiar los progresos del cliente de un modo práctico. Desde el
undécimo hasta el vigésimo capítulo se describen algunos consejos para la selección
y aplicación de estrategias, así como .algunas estrategias de intervención que incluyen modos de manejar la resistencia o el «bloqueo».
16
PRÓLOGO
La utilidad de este libro reside, en parte, en la selección comprensiva de las
destrezas y las estrategias asociadas a las cuatro fases fundamentales de la terapia
efectiva en el consejo con individuos. Debería señalarse que aunque algunos materiales pueden ser relevantes para las intervenciones relacionales de grupos o
sistemas, el libro se centra fundamentalmente en las interacciones «uno a uno».
Otra característica del libro es el énfasis en la aplicación práctica. El contenido
del libro está diseñado para ayudar a los consultores y los terapeutas a adquirir y
refinar un repertorio de conductas terapéuticas efectivas. Los conceptos e investigaciones teóricas asociadas a las destrezas y estrategias incluidas son muy limitados porque estas áreas se desarrollan en otros textos.
La estructura del libro enfatiza también la adquisición y aplicación de estas
destrezas. Cada capítulo incluye una introducción breve, los objetivos del capítulo,
el material del contenido ilustrado con ejemplos. una evaluación posterior y una
evaluación de la entrevista a modo de role-play. Individualmente puede completarse
el libro en base a la autoinstrucción, dentro de un curso organizado o durante el
periodo de prácticas. Identificar algunas formas para el uso de esta estructura puede
favorecer la adquisición del contenido. En el primer capítulo se describe el contenido y la estructura del libro con el propósito de facilitar la selección para los
consultores, psicoterapeutas, trabajadores sociales, enfermeras y más personal comprometido en interacciones terapéuticas con otras personas. En esta edición del
libro hemos utilizado los términos consultor y terapeuta indistintamente. El propósito no ha sido confundir a nadie sino reconocer simplemente los diferentes tipos
de practicantes y estudiantes que se incluyen bajo el término genérico de asistentes
y que son lectores del libro.
Si ha manejado la segunda edición, puede estar interesado en los cambios que
incluimos en esta tercera edición. Además de la actualización del material y las
referencias de todas las destrezas y estrategias, hemos incluido los siguientes cambios:
• Suprimir el material asociado con la programación neurolinguística (NLP).
• Suprirnír la estrategia de detención de pensamientos.
• Añadir una nueva sección sobre la estrategia de resolución de problemas.
• Incluir material sobre la meditación significativa.
Como puede ver, en esta tercera edición se han realizado muy pocos cambios.
La teoría que subyace a esta escasez de cambios se refleja en la expresión de uno
de los corregidores de esta edición, «si está roto, ¿por qué intentar arreglarlo?».
Agradecemos los comentarios y sugerencias de todas las personas que nos han
ayudado a revisar la tercera edición: Alan Basham, Seattle Pacific University,
Seattle; Robert W. Brown, Oakland University, Rochester, Michigan; Ben Cohen,
State University de New York en Buffalo; Arthur M. Nezu, Hahneman University,
Philadelphia, Pennsylvania; Warren F. Shaffer, University of Minnesota; Fred
Stickle, Western Kentucky University, Bowling Green y Donald E. Ward, Pittsburg
State University, Pittsburg, Kansas.
También agradecemos su colaboración a nuestros tres colegas de la West Virginia University: Robert Marinelli, David Srebalus y Roy Tunick, que han utilizado
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
17
la segunda edición para sus secciones de nuestro curso de Técnicas de Consejo y
nos han proporcionado multitud de útiles sugerencias para esta edición. También
queremos reconocer la colaboración de Wayne Coombs, que revisó _el material,
las actividades de aprendizaje y el listado de la estrategia de resolución de problemas. También agradecemos el feedback proporcionado por nuestros propios
estudiantes. Para terminar reconocemos el apoyo de nuestro editor Claire Verduin.
W!LLIAN H. CüRMIER
L.
SHERJLYN CüRMIER
1
Sobre la obra
Imagine que es usted terapeuta en las siguientes cuatro situaciones. Intente ver,
oír y sentir lo que le está sucediendo.
Un joven de 14 años, acusado de provocar un incendio en el domicilio familiar
acude a usted de modo insolente. Ha sido enviado por el juez. El se sienta, cruza
sus brazos y piernas y mira al techo. No responde a su saludo inicial.
Una niña de 8 años acude a usted y no puede aguantar las lágrimas y los
sollozos. Después de un rato ella manifiesta lo confundida y desolada que se
encuentra. Según sigue hablando casi sin interrupción, usted descubre que durante
el último año han fallecido tres parientes y amigos muy cercanos y que sus padres
se han divorciado. Casi no tiene tiempo para expresar todos sus pensamientos.
Un adulto mayor, jubilado en la actualidad, se presenta a su puerta. El se mueve
con lentitud con los hombros levemente caídos. Su cara expresa resignación y
desánimo y también un poquito de orgullo. El se dirige a usted de forma vacilante
y con voz suave y lenta. Parece tener dificultades para concentrarse y no puede
recordar siempre lo que le está diciendo usted.
Una mujer de mediana edad acude a usted. Su marido la ha acompañado hasta
su consulta. Ella tiene tanto miedo de salir de casa que no se atreve a conducir.
Mientras conversa con ella descubre que durante el último año se ha confinado
casi exclusivamente a su casa como consecuencia de unos ataques incapacitantes
de ansiedad. Su esposo ha rechazado una buena oferta de trabajo para evitar que
ella deba trasladarse a un entorno diferente.
Ahora trate de procesar con exactitud cómo se imagina asistiendo o aconsejando
a cada uno de estos cuatro clientes. ¿Cómo se sentía? ¿Qué pensamientos pasaban
por su mente? ¿Cómo se veía y escuchaba a usted mismo mientras respondía? ¿De
qué aspectos sobre usted mismo era consciente que le ayudaron o le dificultaron
durante la interacción? ¿Qué destrezas utilizó para manejar al cliente? ¿Qué otras
destrezas hubiera necesitado? ¿Qué observó en el cliente y cómo afectaron estas
observaciones sobre su respuesta? ¿Cómo sabía si lo que estaba haciendo era útil?
20
SOBRE LA OBRA
Aunque pueda ser difícil para usted responder a este tipo de preguntas ahora,
probablemente le resultará más fácil en la medida que avance en el libro así como
según vaya adquiriendo mayor experiencia y más feedback. En el próximo apartado
se describen los propósitos específicos del libro.
PROPÓSITOS DEL LIBRO
Esperamos que en esta obra encuentre experiencias prácticas que favorezcan
su crecimiento personal, el desarrollo de destrezas para la práctica del consejo y
le proporcione modos de evaluar su propia efectividad. De las tres áreas, el crecimiento personal es la más difícil de definir. Aunque esta obra no se centre en el
autodesarrollo usted puede probar la autoexploración según vaya avanzando en el
libro, particularmente en los capítulos segundo y tercero. También le aconsejamos
que pruebe experiencias adicionales para que pueda obtener feedback sobre usted
mismo, sus puntos fuertes y algunas conductas que interfieren sobre el consejo.
Estas experiencias pueden consistir en actividades individuales o de clases y feedback, grupos de crecimiento y terapia personal. Repetidamente se ha demostrado
que la atención, empatía y la estimación positiva del consultor pueden contribuir
al cambio del cliente. Creemos que cuando usted compruebe la influencia de estas
condiciones relacionales, mejorará su forma de ejecutar las destrezas y estrategias
presentadas en este libro.
Elaboramos la obra con tres propósitos específicos. En primer lugar, creemos
que puede ayudarle a adquirir un repertorio de destrezas y estrategias para entrevistas terapéuticas. El libro se centra en las destrezas y estrategias de entrevista
que se utilizan en las relaciones terapéuticas. Esta dirigido (aunque no de modo
restrictivo) a las destrezas aplicadas en la relación diádica terapeuta/cliente. Aunque
algunas de las destrezas y estrategias pueden ser utilizadas adecuadamente en
situaciones de grupo, en intervenciones en organizaciones o en terapia marital o
familiar, el principal foco de este libro es la aplicación individual de estas destrezas.
En los primeros seis capítulos de este libro presentamos las denominadas «destrezas básicas». Estas incluyen las condiciones relacionales, la conducta no verbal
y las respuestas verbales que son útiles para los profesionales de diversas orientaciones teóricas. En los capítulos restantes, nuestra selección de modelos y estrategias refleja un marco cognitivo-conductual. Las estrategias de intervención que
hemos seleccionado disponen de bases de datos que las fundamentan, aunque la
mayoría de los estudios de investigación son de carácter análogo (esto es, realizados
en entornos terapéuticos simulados) y los resultados pueden no ser siempre generalizables a la situación actual.
Además del «Sabor» cognitivo-conductual de las estrategias, a lo largo del libro
se mencionan frecuentemente referencias a destrezas y estrategias basadas en otras
orientaciones teóricas. Esto es debido a que las terapias cognitivo-conductuales
son cada vez más variadas en su naturaleza y centro de atención (Goldfried, 1982)
y también porque en nuestra opinión el consultor experimentado debe conocer, si
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
21
no dominar más que un enfoque para trabajar con los diversos problemas de los
clientes. Si aún no conoce los conceptos asociados a los diversos enfoques teóricos
del consejo y la terapia, en la Tabla 1.1 se presenta una sinopsis de las once teorías
terapéuticas principales.
Nuestro segundo propósito es facilitatle la identificación de la posible aplicabilidad de muchas estrategias de intervención en base a los problemas que presentan
los clientes. Como sefialaton Krumboltz y Thoresen (1976) existe una variedad de
métodos terapéuticos útiles para las diferentes áreas de problemas. Esperamos que
cuando concluya el libro, sea usted capaz de seleccionar y utilizar estrategias
terapéuticas apropiadas al enfrentarse a un cliente depresivo, a un cliente ansioso,
a un cliente no asertivo, etc. Esperamos también que sea consciente de que en
algunas ocasiones los enfoques y estrategias incluidas en este libro no le serán
útiles.
Así pues, esperamos proporcionarle algunas formas de dirigir y evaluar su
conducta y la del cliente durante la terapia. El reciente énfasis en la cuantificación
requiere que cada uno de nosotros analice con mayor precisión los resultados de
nuestras actividades. La evaluación de la terapia valora también la medida en que
se logran los objetivos terapéuticos.
En definitiva, deseamos transmitir que el libro es fundamentalmente una aplicación práctica de destrezas y estrategias seleccionadas. Los conceptos teóricos y
experimentales incluidos son muy limitados porque estos se amplían adecuadamente
en otros textos.
UN RESUMEN SOBRE LA TERAPIA
El terapeuta profesional es alguien que facilita la exploración y resolución de
aspectos y problemas presentados por un cliente o por cualquier persona que solicite
ayuda. En las interacciones asistenciales se reconocen cuatro componentes:
(1) alguien que solicita ayuda, (2) alguien que desea dat dicha ayuda que también
(3) es capaz de o está habituado a hacerlo (4) en un entorno que permita dat y
recibir dicha ayuda (Hackney & Cormier, 1988, p. 2).
La mayoria de las interacciones terapéuticas y asistenciales también implican
ciertos estadios y procesos. En este libro, describimos las destrezas y las estrategias
asociadas con los cuatro estadios terapéuticos primarios:
l. Relación.
2. Evaluación y establecimiento de metas.
3. Selección y aplicación de estrategias.
4. Evaluación y conclusión.
TABLA 1.1. Sinopsis de enfoques teóricos en el consejo y la psicoterapia
Enfoque general
Capítulo y sistema
teórico
Teoría base de
personalidad y
fundador o
contribuyentes
Características Claves
Psicodinámico
2. Teoría
Psicoanalítica
Psicoanálisis
Fundador:
S. Freud
Detenninista, topográfico, dinámico, genético, analítico, evolutivo,
histórico, introspectivo, de motivación inconsciente
Psicología Social
3. Terapia Adleriana
Psicología Individual
Fundador:
Alfred Adler
Fenomenológico, de orientación social, teleológico, incluye la teoría de
campo, funcional
Humanística,
Experimental,
Existencial
4. Terapia centrada
Teoría centrada en la
persona
Fundador:
Carl Rogers
Humanístico, experiencial, existencial, organísmico evocativo-consciente,
orientado aquí y ahora, centrado en el cliente
Teoría de la terapia
Gestalt Frederick
Perls.
Experiencia!, existencial, humanístico, organísmico evocativo-consciente,
orientado aquí y ahora, centrado en el cliente, confrontativo
Teoría del Análisis
Transaccional
Fundador:
Eric Beme
Cognitivo, analítico, constrictivo, interpretativo, confrontativo, orientado
a la acción, evocativo-consciente, social-interactivo
Teoría Conductual y
Condicionamiento
Contribuyentes:
B.F. Skinner
J. Wolpe
Conductual, pragmático, científico, basado en la teoría del aprendizaje,
cognitivo, orientado a la acción, experimental, orientado a los objetivos,
constrictivo
en la persona
5. Terapia Gestalt
Cognitiva, Conductual, 6. Análisis
Orientada en la acción
Transaccional
(TA)
7. Terapia
Conductual
"'"'
i
•
~
>
8. Terapia Racional
Emotlva
Teoría Racional
Emotiva
Fundador:
Racional. cognitivo, cientffico, filosófico, orientado a la acción,
relativista, didáctico, orientado aquí y ahor.t, decisivo, constrictivo
humanístico
Albert Ellís
9. Tcrapia Real
!O. Terapia Cognitivo
C-Onductua!
Rasgo, Factor
Decisional la acción
11. Consejo rasgo~
factor
Teoría de la Realidlld
Fundador:
Wi!Ham Glasser
Basado en la realidad, racional, antidetenninísta cognitivo, orientado a la
acción, científico, directivo, didáctico, constrictivo, de apoyo, no
punitivo, positivista, orientado aquí y ahora
Teoría Cognitiva
Principales
Contribuyentes:
Cognitivo, racional, científico 1 orientado en fas metas, sistemáücn,
lógico, mental y emotivo, imaginario, perceptual, de manejo del estrés,
los pensamientos y las creencias
A. Beck
A. Ellis
D. Meichenbaum
A, Lazarus
J. Wolpe
Teoría del rasgo-factor
Principales
Contribuyentes:
E.G. WiUiamson
D. Patmon
12. Terapia Ecléctica
y psicoterapia
Eclecticismo
Principales
Contribuyentes:
F. C. Thorne
S. Garfield
l. Palmer
A. Jvey
R. Carkhuff
~
~
"
~
¡¡¡
m
Científico, empírico, decisivo, infomrativo. educativo, vocacional,
evaluafrvo, basado en daros, orientado en el pasado, presente y futuro,
orientado a la acción. tecnológico, interactivo pcrsona-an1biente. dirigido
a la resolución de conflictos, objetivo, sistemático, didáctico,
ínterpretativo
l. Darley
D. Biggs
Integradora
~
Integrador, sistemático, científico, cotnprcnsivo, organísmico-ambientai,
cognitivo, orientado al pasado, presente y futuro, conductual,
educacional, evolutivo, humanístico, analítico y decisivo
De Gilliland/James/Bow1nan, Teorías y Es1ra1egias en el Consejo y la Psicoterapia (2.da f!<l.).1989, pp. 2-3. Reproducción permitida por PrenticeHalt, lnc., Eng!ewood Cliffs, N.J.
~
~
1
~
~
24
SOBRE LA OBRA
El primer estadio del proceso de ayuda consiste en establecer una relación
terapéutica efectiva con el cliente. Esta parte del proceso se basa principalmente
en la terapia centrada en la persona o el cliente (Rogers, 1951) y más recientemente
en la teoría de la influencia social (Strong & Claibom, 1982). No puede pasarse
por alto el valor potencial de una base relacional, porque la relación es la parte
específica del proceso que expresa el interés y la aceptación del consultor por el
cliente como persona única y merecedora de atención y que genera un clima de
confianza suficiente para que se produzca la autoapertura y la autorrevelación. Para
algunos clientes, puede ser suficiente trabajar con un consultor que permanezca en
este estadio. Por ejemplo, como se menciona en el Capítulo 11, para algunos
clientes con problemas de ansiedad generalizados o autoestima baja, la terapia
orientada hacia la relación frecuentemente es el primer tratamiento a escoger. Para
otros clientes, la parte relacional de la terapia es necesaria pero no suficiente para
asistirles en las formas de elección y cambios que esperan obtener. Estos clientes
requieren formas de acción o estrategias de intervención adicionales.
La segunda fase, evaluación y definición de objetivos, se inicia normalmente
al mismo tiempo o poco después de entablar la relación. En ambos estadios, el
consultor está interesado básicamente en ayudar a los clientes para que se exploren
a sí mismos y sus preocupaciones. La evaluación está diseñada para ayudar al
consultor y al cliente a obtener un boceto o idea más clara de lo que sucede al
cliente y que le condujo a solicitar su ayuda en esta ocasión. La información
recogida durante la fase de evaluación es muy útil para planificar las estrategias y
también puede usarse para manejar la resistencia. Después de identificar y definir
los aspectos y problemas, el consultor y el cliente trabajarán juntos durante el
proceso de establecimiento de objetivos. Los objetivos o metas hacen referencia a
los resultados específicos que el cliente desea lograr como resultado de la terapia.
Los objetivos también proporcionan información útil para la planificación de estrategias de acción.
En la tercera fase de la ayuda, selección y aplicación de las estrategias, la labor
del consultor consiste en facilitar al cliente la comprensión y la relación entre las
acciones. La introspección puede ser útil, pero ésta, a solas, puede ser mucho
menos útil que la introspección acompañada de un plan de apoyo que permita al
cliente convertir sus ideas nuevas o diferentes en acciones o conductas observables
y específicas. Hacia el final de esta fase el consultor y el cliente seleccionan y
secuencian un plan de acción o de estrategias de intervención que se basa en los
datos obtenidos durante la evaluación y que esté diseñado para que el cliente pueda
alcanzar los objetivos establecidos. Al elaborar los planes de acción, es importante
seleccionar uno referido a los problemas y objetivos identificados y que no esté
en conflicto con los valores y creencias iniciales del cliente.
La última fase importante de este proceso, la evaluación, implica evaluar la
efectividad de sus intervenciones y los progresos que el cliente ha realizado en su
propósito de obtener los objetivos establecidos. Este tipo de evaluación le permite
saber cuándo finalizar o cuándo reorganizar sus planes de acción. Además, las
señales observables y concretas de progreso refuerzan normalmente a los clientes
que suelen desanimarse fácilmente durante el proceso terapéutico.
25
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
En la Tabla 1.2 se presenta un resumen del proceso de modificación siguiendo
el modelo que se describe en los capítulos restantes del libro. Al analizar esta tabla
puede advertir algunas interrelaciones entre los cuatro estadios principales del
proceso terapéutico.
TABLA 1.2. Cuatro estadios del proceso y capítulos donde se presentan las destrezas
implicadas.
Habilidades básicas
(condiciones de
Evaluación y
relación, conducta defmición de
no verbaJ,
objetivos
respuesta verbaJ).
2. «Ingredientes de
7. «Conceptualización
una Relación
de problemas del
cliente»
Terapéutica
Efectiva»
8. «Definición de los
J. Variables
problemas del
Favorecedoras de la
cliente en una
Relación e
entrevista de
Evaluación»
Influencia
Interpersonal»
9. «Selección y
4. «Conducta no
Definición de los
Verbal»
Objetivos»
5. «Respuesta de
Escucha»
6. «Respuesta de
Acción»
Evaluación
10. Evaluación de
Procesos y
Resultados
Terapéuticos»
Selección y
aplicación de
estrategias
11. «Selección de
Estrategias»
12. «Elementos
Comunes de la
Aplicación de
Estrategias»
13. «Modelado
Simbólico, Uno
mismo como
Modelo y Modelo
Participante»
14. «Imaginación
Emotiva Modelado
Encubierto»
15. «Modelado
Cognitivo y
Resolución de
Problemas»
16. «Reestructuración
Cognitiva,
Reelaboración e
Inoculación al
Estrés
17. «Meditación y
Relajación
Muscular»
18. «Desensibilización
Sistemática»
19. «Estrategias de
Automanejo:
Automonitoreo,
Control de
Estímulos y
Autorrefuerzo»
20. Estrategias para el
Manejo de la
Resistencia»
26
SOBRE LA OBRA
ESTRUCTURA DEL LIBRO
Se ha utilizado una estructura didáctica para que usted pueda demostrar y medir
su propio uso de las competencias terapéuticas presentadas en el libro. Cada capítulo
incluye una breve introducción, los objetivos del capítulo, material de contenido
ilustrado con ejemplos, una postevaluación y el feedback. Las personas que han
participado en las pruebas de campo de este libro han hallado que utilizar estas
actividades les ha permitido involucrarse e interactuar más con el material de
contenido. Usted puede completar por sí mismo o en clase los capítulos. Si usted
siente que debe repetir un ejercicio muchas veces, ¡hágalo! Si alguna parte del
material le es familiar, pásela. Dentro de cada capítulo, la ejecución de las actividades de aprendizaje y de las autoevaluaciones será una clave que determine el
ritmo de trabajo a lo largo del capítulo.
Para que pueda utilizar la estructura del libro con facilidad, a continuación se
explican brevemente cada uno de sus componentes.
Objetivos
Según elaboramos cada capítulo, tenemos en mente ciertas metas para el capítulo
y para usted. Cada tema principal incluye varios conceptos y destrezas. Pensamos
que la mejor forma de transmitirlo consiste en explicitar nuestras intenciones. Tras
una breve introducción al capítulo, encontrará una sección denominada «Objetivos». La lista de objetivos describe los tipos de aspectos que pueden aprenderse
en el capítulo. Los objetivos en el aprendizaje equivalen a las metas en la terapia.
Los objetivos proporcionan claves para sus «resultados finales» y sirven de raseros
para que usted evalúe su progreso. Como verá en el Capítulo 9, un objetivo o meta
contiene tres partes:
l. La conducta o lo que se debe aprender o ejecutar.
2. El nivel de ejecución o la cantidad o frecuencia con que debe aparecer la
conducta.
3. Las condiciones de ejecución o las circunstancias y situaciones en que debe
ejecutarse la conducta.
La primera parte de un objetivo se refiere a lo que usted debería aprender o
demostrar. La segunda y tercera partes están relacionadas con la evaluación de la
ejecución. Los apartados evaluativos de un objetivo, tales como el nivel de ejecución propuesto, pueden parecerle algo excesivos, sin embargo, se ha comprobado
que establecer objetivos con unos niveles de dominio levemente altos producen
resultados mejores (Johnston & O'Neill, 1973; Semb, Hopkins & Hursh, 1973).
En este libro, los objetivos se determinan al principio de cada capítulo de tal modo
que usted sepa qué aspectos trabajar y cómo evaluar su ejecución de las actividades
y autoevaluaciones. Si opina que puede serle útil ver ahora algunos objetivos, mire
al inicio del segundo capítulo.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
27
Actividades de Aprendizaje
Las actividades de aprendizaje referentes a los objetivos del capítulo se intercalan a lo largo de éste. Estas actividades de aprendizaje, que persiguen el propósito
de proporcionar práctica y feedback consisten en ejemplos modelo, ejercicios y
feedback. Usted puede utilizar las actividades de aprendizaje de múltiples formas.
Muchos ejercicios sugieren que usted escriba sus respuestas. Las respuestas escritas
pueden servir para que usted o su instructor comprueben la precisión y especificidad
de su trabajo. Coja un folio y escriba las respuestas o si prefiere hacerlo de modo
encubierto, piense en las respuestas.
Algunos ejercicios le proponen que responda de modo encubierto imaginándose
en cierta situación, o haciendo ciertas cosas. Creemos que esta forma de ensayo
puede favorecer su preparación en los diversos tipos de respuesta terapéutica que
puede necesitar en una situación particular. Las respuestas encubiertas no requieren
ser escritas, sin embargo, si le resulta útil tomar algunas anotaciones después de
finalizar la actividad, hágalo. Usted es la persona que mejor sabe cómo utilizar
estos ejercicios en beneficio propio.
La mayoría de estos ejercicios, particularmente los que se presentan en los
primeros seis capítulos, se basan en la autoinstrucción cognitiva. El objetivo que
se persigue con este tipo de actividad es ayudarle a que interiorice la destreza y
no sólo la adquiera de modo transitorio. Algunas investigaciones sugieren que este
puede ser un elemento a añadir en las prácticas comunes (modelado, ensayo,
feedback) porque se ha demostrado su utilidad en la adquisición de destrezas
(Richardson & Stone, 1981). La estrategia de aprendizaje cognitivo está diseñado
específicamente para ayudarle en el desarrollo de de su propia forma de pensar
sobre la destreza o en la «puesta en común» para que sea significativa para usted.
Otro tipo de actividades de aprendizaje conlleva un ensayo más directo que el
ejercicio escrito o encubierto. Estas actividades de «ensayos abiertos» están diseñadas para que pueda aplicar sus destrezas en sesiones simuladas de consejo con
una entrevista de role-play. Las actividades de role-play implican a tres personas
o tres roles: un consultor, un cliente y un observador. Cada grupo debería intercambiar los roles de modo que cada persona pueda experimentar el role-play desde
las diferentes perspectivas. La tarea de una persona consiste en desempeñar el rol
de consultor y practicar las destrezas especificadas en las instrucciones. El rol del
consultor proporciona una oportunidad de experimentar las destrezas en situaciones
terapéuticas simuladas. Una segunda persona, el cliente, será aconsejado durante
el role-play.
Sugerimos precaución a quien adopta el rol de cliente. Asumiendo que el
«consultor» y el «cliente» son compañeros de clase y no amigos íntimos o familiares, cada uno de ustedes se beneficiará más si al adoptar el rol de consultor, el
cliente muestra un interés real. Los aspectos a tratar no tienen por qué ser de vida
o muerte. Con frecuencia alguien dirá: «Yo no soy un buen cliente porque no tengo
ningún problema». Es difícil de imaginar una persona que no tenga ningún motivo
de preocupación. El tema del role-play puede ser una decisión que debe adoptar
28
SOBRE LA OBRA
el cliente, un conflicto interpersonal, alguna dificultad en una situación nueva o
un sentimiento de dolor o enfado con usted mismo o con otra persona. Para adoptar
el rol de cliente en estos ejercicios es necesario que en primer lugar reflexione
sobre sí mismo.
El «observador» es la tercera persona que participa en los ejercicios. Este es
un rol muy importante po!que desarrolla y agudiza las destrezas observacionales
que constituyen un apartado muy importante de la terapia efectiva. El observador
debe cumplir tres tareas. En primer lugar, esta persona debe observar el proceso
e identificar qué hace el cliente y cómo responde el consultor. Cuando el consultor
ensaya una destreza o estrategia particular, el observador también puede determinar
los puntos fuertes y las limitaciones que ha mostrado el consultor. En segundo
lugar, el observador también puede participar en la terapia en cualquier momento
del role-play si esto favorece al ejercicio. Tal participación puede ocurrir cuando
el consultor se estanca o el observador percibe que aquel está utilizando demasiadas
conductas innecesarias. En esta situación hemos comprobado que es útil para el
observador proceder a modo de «alter ego» del consultor. De esta forma, el observador puede implicarse en el role-play y asistir al consultor para que proporcione
al cliente más opciones o un mejor enfoque. Por otra parte es importante en estos
instantes, no adoptar las funciones del consultor y permanecer en el rol de observador. La tercera tarea, la más importante del observador, consiste en proporcionar
feedback al consultor sobre la ejecución de éste cuando haya finalizado el roleplay. La persona que ha desempeñado el rol del cliente también puede aportar su
feedback.
Proporcionar feedback es una destreza que se utiliza en algunas estrategias
terapéuticas (ver Capítulo 12). El feedback que sigue al role-play debería ser
considerado tan importante como el mismo role-play. Aunque todos los miembros
implicados reciben feedback después de desempeñar el rol de consultor, en ocasiones es difícil «escuchar» un feedback negativo. Algunas veces la receptividad
hacia el feedback depende de la forma en que lo presenta el observador. Le
animamos a que aproveche estas oportunidades para aportar feedback a otras personas de forma útil y constructiva. Intente proporcionar su feedback de modo
específico y conciso. Recuerde que el feedback sirve al consultor para mejorar su
role-play; el feedback no debe emplearse para analizar la personalidad o estilo de
vida del consultor.
Otra actividad de aprendizaje consiste en aprender estrategias por parejas o
pequeños grupos. Le sugerimos que intente intercambiar aprendizajes. Una persona
A puede enseñar a otra B el modelado encubierto y B puede enseñar a A la relajación
muscular. El «estudiante» puede ser evaluado durante el role-play. B será evaluado
sobre el modelado encubierto (enseñado por A) y A demostrará la estrategia aprendida de B. Este método permite que el profesor aprenda y enseñe al mismo tiempo.
Si el «estudiante» no domina las destrezas, se programarán sesiones adicionales
con el «profesor».
El papel del feedback en las actividades de aprendizaje. La mayoría de las
actividades de aprendizaje de cada capítulo van seguidas de algún tipo de feedback.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPElITAS
29
Por ejemplo, si una actividad de aprendizaje consiste en identificar ejemplos de
estilo conversacional positivo y negativo para la terapia, el feedback indicará qué
ejemplos son positivos y cuales negativos. También hemos inte¡¡tado aportar algunos conceptos teóricos sobre las respuestas. En muchas secciones de feedback
se incluyen multitud de posibles respuestas. Nuestro propósito al incluir feedback
no es que calcule cuántas de sus respuestas son «correctas» o «incorrectas». El
listado de respuestas incluido en las secciones de feedback debería servirle como
guía para codificar y valorar sus propias respuestas. Con esto en mente, deseamos
que las secciones de feedback le resulten útiles como fuente de información o
alternativas. Esperamos que no se desanime si sus respuestas son diferentes de las
que se sugieren en el feedback. No esperamos que usted responda de modo idéntico,
alguna de sus respuestas puede ser tan buena o mejor que las incluidas en el
feedback. El espacio limita las posibles respuestas que podemos aportar en el
feedback de cada actividad de aprendizaje.
Postevaluación
Al finalizar cada capítulo puede encontrar la postevaluación. Consiste en preguntas y actividades relativas a los conocimientos y las destrezas que deben ser
adquiridos en dicho capítulo. Como usted responde a las preguntas después de
completar el capítulo, esta evaluación se denomina post, ésto es, evalúa su nivel
de ejecución después de recibir la instrucción. Las actividades y preguntas de
evaluación reflejan las condiciones especificadas en los objetivos. Cuando las
condiciones solicitan que identifique una respuesta en una frase o caso por escrito,
coja papel y escriba sus respuestas, sin embargo, si el objetivo solicita que se
muestre una respuesta en un role-play, la evaluación sugerirá cómo puede valorar
su nivel de ejecución estableciendo una evaluación del role-play. Otras actividades
de evaluación pueden sugerir que usted haga algo o experimente algo para incrementar su información o su conciencia sobre la idea o destreza aprendida.
El principal propósito de la postevaluación es ayudarle a evaluar sus competencias después de completar el capítulo. Una forma de lograrlo es comparar sus
respuestas con las que se incluyen en el feedback del final de cada postevaluación.
Si existen discrepancias importantes, la postevaluación puede mostrarle las áreas
que son aún conflictivas para usted. Si desea mejorar estas áreas puede hacerlo
repasando partes del capítulo, repitiendo las actividades de aprendizaje o solicitando
información adicional a su instructor o un colega.
Evaluación del Role-Play
En la terapia real usted debe demostrar sus destrezas oralmente y no por escrito.
Para ayud:¡rle a determinar la medida en que usted puede aplicar y evaluar sus
destrezas, al final de cada capítulo se incluyen evaluaciones de role-play. Cada
30
SOBRE LA OBRA
evaluación de role-play consiste en una situación estructurada en la que se le pide
que demuestre ciertas destrezas como consultor frente a un individuo que desempeña
el rol de cliente. Su ejecución de la entrevista puede evaluarse utilizando el cuestionario de role-play que se incluye al final del capítulo. Estos cuestionarios proporcionan los pasos o posibles respuestas asociadas a una estrategia particular. El
cuestionario debería utilizarse sólo como guía. Usted debería adaptar todas las
estrategias terapéuticas al cliente y a las necesidades particulares de la situación.
Existen dos formas de evaluar su ejecución del role-play. Puede solicitar a su
instructor, a un colega o a otra persona que observe su ejecución utilizando para
ello el cuestionario. Su instructor también puede programar pruebas de role-play
individualmente o por grupos. Si no puede conseguir que nadie le observe, evalúese
usted mismo. Puede grabar su entrevista y puntuar su ejecución en base al cuestionario. También puede pedir a su «cliente» que le proporcione feedback. Si no
alcanza la primera vez el nivel de criterio propuesto en el objetivo, puede necesitar
algún trabajo complementario. En el próximo apartado se explica la necesidad de
la práctica adicional.
Práctica Adicional
Encontrará que algunas destrezas le resultan más difíciles que otras. Con frecuencia las personas se enfadan y desilusionan si no demuestran la estrategia tan
bien como les gustaría en su primer intento. Preguntamos a estas personas si
disponen de niveles de expectativas similares para sus clientes.
Usted no puede simple e inmediatamente abandonar las conductas que no sean
útiles para la terapia y adquirir otras que sean más útiles. Sería irreal asumir que
usted va a demostrar siempre un nivel de ejecución adecuado en todas las evaluaciones en un primer intento. Probablemente necesitará más ensayos para sentirse
cómodo ejecutando estas destrezas en las evaluaciones. En algunas ocasiones puede
ser necesario repetir más de una vez las actividades de aprendizaje y las postevaluaciones.
Algunos Consejos sobre el Uso de esta Estructura
Aunque creemos que la estructura del libro puede favorecer el aprendizaje,
deseamos que adopte algunas precauciones. Como observará, hemos definido las
destrezas y estrategias de forma precisa y sistemática para facilitarle la adquisición
y desarrollo de dichas destrezas, sin embargo, no pretendemos que nuestras definiciones y sugerencias sean adoptadas como las instrucciones de un libro de
cocina. Es probable que nuestras definiciones y categorías le proporcionen cierta
ayuda o metodología, pero no se limite a ésto, especialmente cuando aplique sus
destrezas en el proceso de entrevista. Según se vaya sintiendo más cómodo con
una estrategia, esperamos que utilice el procedimiento creativamente. Las destrezas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
31
técnicas no son suficientes en la terapia salvo que vayan acompañadas por la
capacidad de inventiva (Frey, 1975, p. 23) y las «sugerencias terapéuticas no
pueden sustituir la sensibilidad clínica y la ingenuidad del terapeuta» (Golfried &
Golfried, 1980, p. 125).
Uno de los aspectos más difíciles del aprendizaje de destrezas terapéuticas
consiste en confiar en el funcionamiento de las destrezas y no preocuparse por la
ejecución propia. Esto nos recuerda una historia publicada en Time (Noviembre
29, 1976) sobre el director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, Herbert Von
Karajan. Cuando le preguntaron por que no se fiaba de las indicaciones de entrada
o finalización al dirigir una orquesta tan numerosa, el contestó: «Mis manos hacen
su trabajo porque han aprendido lo que deben hacer. En las actuaciones me olvido
de ellas» (p. 28).
La preocupación por sí mismo, sus destrezas o un procedimiento particular
reduce su habilidad para dirigirse y ponerse en contacto con otra persona. En un
principio es normal centrar la atención en la destreza o estrategia porque es nueva
y puede resultar algo difícil, pero una vez que haya aprendido una destreza o
estrategia particular, surgirá cuando la necesite. Progresivamellte según vaya adquiriendo su repertorio de estrategias y destrezas será capaz de desplazar su atención
del procedimiento a la persona.
Recuerde también que la terapia es un proceso complejo con componentes
interrelacionados. Aunque los diferentes estadios, destrezas y estrategias terapéuticas se presenten en capítulos separados de la obra, en la práctica se entrecruzan
todos los componentes. Por ejemplo, la importancia de la relación no disminuye
o finaliza cuando el consultor y el cliente empiezan a evaluar los problemas,
establecer los objetivos o aplicar las estrategias. La evaluación tampoco se realiza
sólo al finalizar la terapia. La evaluación implica una observación continua durante
todo el proceso de interacción, incluso conseguir que el cliente se comprometa a
utilizar las estrategias consistentemente y a observar sus efectos puede depender
de la calidad de la relación y de la claridad con que se hayan definido los problemas
y metas del cliente. En el mismo orden, recuerde que la mayoría de los clientes
son complejos y con múltiples facetas. Cuando una terapia tiene éxito se pueden
producir cambios en los sentimientos del cliente, en la conducta observable, en
sus opiniones y en sus cogniciones. Para ilustrar algunas de las destrezas que usted
va a aprender, hemos incluido casos con diálogos modelo en la mayoría de los
capítulos. El propósito de éstos es ofrecer el ejemplo de un modo en que puede
utilizarse un procedimiento determinado con un cliente, sin embargo, se han simplificado los casos y los diálogos y las palabras impresas pueden no ser suficientes
para comunicar la sensación de fluidez y dirección que normalmente surge en los
intercambios terapeuta/cliente. Una vez más, cuando se encuentre con los clientes
hallará dimensiones de la relación y de los problemas del cliente que no están
reflejados en los ejemplos de los capítulos.
Nuestra tercera duda se refiere a la utilización que usted haga de las oportunidades de práctica y de los ejemplos que se presentan en el libro. Evidentemente,
leer un ejemplo o ejecutar una entrevista de role-play no es tan real como entre-
32
SOBRE LA OBRA
vistarse con el cliente o participar en una interacción terapéutica real, sin embargo,
en cualquier programa de aprendizaje se necesita cierta práctica; aunque los ejercicios parezcan artificiales, estos le permitirán adquirir ciertas destrezas-. Las oportunidades de práctica estructurada que se presentan en el libro pueden exigir mucha
disciplina por su parte pero el grado de generalización de sus destrezas puede
depender del interés invertido en las mismas.
Una última aclaración sobre la práctica: nuestra cultura occidental confía en la
práctica porque «la práctica perfecciona». Nosotros preferimos el concepto oriental:
«la práctica diferencia». La práctica no conduce a la perfección porque el ser
humano no tiene por qué ser perfecto, sin embargo la práctica puede provocar un
cambio en nosotros mismos, en nuestras ideas, actitudes, creencias y ejecuciones.
La práctica puede ayudarnos a convertimos en terapeutas competentes.
Opciones para Utilizar el Libro
Hemos escrito este libro con esta estructura particular porque cada componente
parece desempeñar un papel único en el proceso de aprendizaje, pero también
aceptamos que cada persona debe escoger el método de aprendizaje individual que
más le convenga. Con esta opinión sugerimos diferentes modos de utilizar el libro.
En primer lugar, puede leer el libro y utilizar la estructura completa como se
describe en este capítulo. Si usted procede así, le proponemos que se familiarice
con la estructura según aparece descrita en este capítulo. Si desea utilizar esta
estructura pero no la entiende, es probable que no le resulte provechoso. Otra
forma de utilizar el libro consiste en servirse de algunos apartados de la estructura
en cualquier combinación que usted escoja. Inicialmente puede experimentar para
decidir después qué componentes le parecen especialmente útiles. Por último, si
prefiere un formato «lineal» como corresponde a un libro de texto, puede leer sólo
el contenido del libro e ignorar el formato especial. Nuestro propósito es que utilice
el libro de la forma más conveniente para sus estrategias de aprendizaje.
UN ÚLTIMO COMENTARIO
En la medida que avance en la lectura del libro, indudablemente adoptará una
actitud ante las fonnas particulares en que se utilizan las estrategias. Sin embargo,
le recomendamos que no utilice el libro con carácter prescriptivo, como automedicarse sin meditación o imaginación. Estamos descubriendo que ningún método
de aprendizaje es igualmente útil para cualquier persona (McKeachie, 1976; Snow,
1974). Del mismo modo, una estrategia terapéutica puede no ser igualmente útil
para todos los clientes. Al seleccionar las estrategias terapéuticas, sirve de ayuda
estar orientado por una documentación referente a las formas para practicar dicha
estrategia. Pero es importante recordar que cada cliente puede responder de forma
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
33
idiosincrásica a cualquier enfoque particular. Mahoney y Mahoney (1976) insisten
en que el consejo «es una ciencia personal donde los problemas de cada cliente se
reconocen por su exclusividad y posible complejidad» (p. 100). Finalmente, recuerde que casi cualquier persona puede aprender y ejecutar una destreza de forma
mecánica, pero no cualquiera muestra las cualidades de sensibilidad e ingenio para
dotar a las destrezas de su propio toque de exclusividad.
2
Componentes de una relación
terapéutica efectiva
En la actualidad se acepta ampliamente, por personas que tienen diferentes
orientaciones teóricas para el consejo terapéutico, que la relación terapéutica es
una parte muy importante dentro del proceso. En opinión de Brammer, Shostrom
y Abrego (1989), la relación es importante no sólo porque «constituye el principal
medio para obtener y manejar los sentimientos e ideas significativas que se persiguen para que cambie la conducta del cliente», también porque con frecuencia
determina «si el consejo terapéutico se va a producir o no» (pp. 74-75). No es
probable que se produzca un cambio en el cliente si no existe una relación terapéutica
efectiva. Una relación efectiva proporciona el ímpetu y la base para que las estrategias de intervención directas «logren los efectos deseados» (Goldstein, 1980,
p. 20).
OBJETIVOS
Tras finalizar este capítulo, usted será capaz de:
1. Identificar actitudes y conductas propias que pueden facilitar o interferir el establecimiento
de una relación terapéutica positiva, en base a un listado de autoevaluación.
2. Identificar aspectos referentes a los valores, la ética y la objetividad emocional que podrían
afectar al desarrollo de una relación terapéutica, dadas seis descripciones escritas de casos.
3. Transmitir las tres condiciones facilitativas de la relación (empatía, genuinidad, autorrevelación positiva) con un cliente, en una situación de role-play.
CARACTERÍSTICAS DE UN TERAPEUTA EFECTIVO
Las actitudes y destrezas del terapeuta son determinantes importantes de la
calidad de la relación terapéutica. (Las actitudes y conductas del cliente también
modifican la relación, porque ésta es interactiva y recíproca). El terapeuta más
36
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
efectivo es aquel que es capaz de integrar sus apartados personal y científico. En
otras palabras, aquel que logra el equilibrio entre sus competencias interpersonales
y técnicas. En este apartado examinamos las cualidades y conductas presentes en
los terapeutas y consultores eficientes.
Competencia Intelectual
El consejo terapéutico es un proceso exigente desde el punto de vista intelectual.
Además, para empezar una terapia es necesario que se disponga de un conocimiento
global y adecuado de diversas áreas. Los terapeutas deben conocer y también querer
saber, deben de ser suficientemente curiosos para comprobar y conocer qué sucede
a los clientes. La competencia intelectual también implica la búsqueda de información para tomar decisiones acertadas sobre la elección del tratamiento y el
progreso del cliente (ver Capítulo 10).
Energía
El consejo y la terapia generan también demandas emocionales. Los terapeutas
que reciben multitud de clientes cada día probablemente finalizarán la jornada, si
no antes, emocional y físicamente fatigados. Probablemente los terapeutas pasivos
y poco enérgicos no inspirarán mucha confianza y seguridad a sus clientes. Es más
probable que el dinamismo y la intensidad inspiren la seguridad y el refuerzo
suficientes para que los clientes colaboren y sean activos durante las sesiones.
Flexibilidad
Los terapeutas eficientes también son flexibles, esto es, no están sujetos a una
ideología o metodología única que utilizan para todos los clientes. Los terapeutas
flexibles adaptan métodos y tecnologías a cada cliente en vez de forzar a los clientes
con sus problemas a ajustarse a una estrategia u orientación metodológica particular.
La conducta de un terapeuta flexible está siempre mediatizada por la cuestión
encubierta que planteó Kiesler ( 1966): ¿Qué técnica servirá mejor a este cliente
particular con esta muestra de problemas?
Apoyo
Los terapeutas eficientes apoyan a sus clientes. El apoyo tiene una serie de
funciones en la relación terapéutica tales como engendrar esperanza, reducir la
ansiedad del cliente y proporcionar seguridad emocional (Brammer, Shostrom &
Abrego, 1989). Ofrecer apoyo no significa animar al cliente para que aprenda de
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
37
usted o que usted adopte responsabilidades correspondientes al cliente. Como señala
Rogers (1951), la relación terapéutica «se experimenta como un apoyo pero de
ninguna manera como una protección incondicional. El cliente no siente que alguien
está detrás de él, que alguien aprueba todas sus conductas. El cliente experimenta
el hecho de que aquí hay alguien que le respeta tal como es, y que desea que
adopte una postura cual sea» (p. 209). (La intervención en crisis sería una excepción
donde el tratamiento más adecuado estaría constituido frecuentemente por técnicas
protectoras directas). El terapeuta debe mantener un equilibrio justo entre el apoyo
y la protección para evitar que se genere la dependencia del cliente y para evitar
«rescatar» al cliente, como extraer a los clientes de su propio sistema de autoapoyo.
Buenos Deseos
Los terapeutas que tienen «buenos deseos» trabajan en favor de sus clientes y
no en beneficio de sí mismos. Su deseo de ayudar no está mediatizado por sus
propias necesidades. Todos los que nos dedicamos al consejo nos topamos con
ciertas necesidades en determinadas circunstancias. Sin embargo, si nuestra intención es «buena», no dependemos de las relaciones asistenciales como fuente principal para hacer brotar nuestras propias necesidades. El «buen deseo» también
implica que nuestros motivos e intenciones son positivas y constructivas en vez de
negativas o destructivas. Por ejemplo, recabamos información sobre el historial
sexual del cliente porque es algo importante para la evaluación de un problema
particular y no por interés, curiosidad malsana o por la propia necesidad de un
refuerzo sexual vicario. El «buen deseo» implica también que nos comportamos
de forma ética y responsable con los clientes (ver «Aspectos éticos» más adelante
en el capítulo).
Conocimiento de Sí Mismo
La habilidad de implicarse en una interacción interpersonal efectiva está influida
por los sentimientos y actitudes que tenemos con respecto a nosotros mismos. Si
estamos faltos de dicho autoconocimiento, es probable que no seamos capaces de
establecer el tipo de relación terapéutica más idónea para el cliente.
Nuestro comportamiento puede estar influido significativamente por las actitudes que tengamos hacia nosotros mismos. Las personas que tengan un punto de
vista negativo sobre sí mismos se subestimarán y buscarán o evitarán las interacciones con otros que confirmen su autoimagen negativa. Esto plantea serias implicaciones para los terapeutas. Si no nos sentimos competentes o válidos como
personas, podemos transmitir esta actitud hacia el cliente, o si no nos sentimos
seguros de nuestra capacidad para llevar adelante un consejo, inconscientemente
podemos estructurar el proceso terapéutico para localizar los problemas de nuestra
propia autoimagen o para confirmar nuestra autoimagen negativa.
38
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
Todos nuestros sentimientos y pensamientos influyen sobre la forma de manejar,
ciertos aspectos de la relación terapéutica. Los sentimientos y actitudes sobre uno
mismo que sean muy fuertes pueden influir significativamente sobre nuestra conducta con los clientes. Por ejemplo, un terapeuta que es muy sensible a la negación
puede proceder con excesivo cuidado para no ofender al cliente o para evitar la
confrontación con el cliente incluso cuando es necesaria tal confrontación. Un
terapeuta que tenga problemas para tratar con sentimientos negativos puede estructurar la interacción de tal modo que los sentimientos negativos nunca «estén
en la agenda».
Además de las destrezas de intervención necesarias para producir el cambio
del cliente, debemos ser conscientes de nuestras capacidades y limitaciones o
«puntos negros». En otras palabras, es tan importante estar al tanto de nuestro
propio desarrollo personal como estar al tanto de la técnica o programa de cambio
que estamos utilizando con un cliente, de lo contrario, corremos el riesgo de
comportarnos incongruentemente en nuestras relaciones con los clientes. Existen
tres áreas personales que la mayoría de los terapeutas deberían examinar atentamente
porque pueden tener un impacto significativo sobre la calidad de la relación y el
tipo de servicio que ofrece a los clientes: competencia, poder e intimidad. Estas
tres áreas y los posibles sentimientos, actitudes y conductas asociadas a ellas se
representan en la Tabla 2.1. En los tres próximos apartados se describen con más
detalle.
Competencia. Sus sentimientos de competencia profesional pueden influir sobre su conducta observable y encubierta en las interacciones terapéuticas. Los
sentimientos de incompetencia pueden describirse como temor al fracaso o temor
al éxito. Un terapeuta que tema el fracaso puede enfocar el consejo con una actitud
excesivamente positiva «Pollyanna». El temor al fracaso puede intervenir para
evitar conflictos cuando el terapeuta está estructurando el consejo. La interacción
terapéutica puede permanecer superficial porque las dificultades y los temas conflictivos no se sacan encima de la mesa.
Otras personas pueden mantener una imagen negativa de sí mismos por temor
al éxito y porque evitan las situaciones e interacciones favorables. Un terapeuta
que teme el éxito puede estructurar un consejo de tal modo que puede mantener o
confirmar su autoconcepto negativo. Este terapeuta tiende a olvidar o eliminar el
feedback positivo y a tener expectativas que están fuera de alcance.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
39
TABLA 2.1. Efectos de la autoimagen del terapeuta sobre la interacción terapéutica
Posible área
conflictiva,
sentimientos y
necesidades no
resueltos
Actitud sobre sí mismo
Posibles Conductas en el Consejo
Competencia
l. Pollyanna; excesivamente
Estructura el consejo para mantener
la actitud Pollyanna y evitar los
conflictos:
l. eliminando el feedback negativo
2. dando feedback «falso»
3. evitando las dificultades
positivo - temor al fracaso
Incompetencia
lnadecuidad
Temor al
fracaso
2. Negativa; excesivamente
autocrítico - temor aléxito
Estructura el consejo para mantener
la auto-imagen negativa:
1. evitando las interacciones
positivas
2. eliminando el feedback positivo
3. proporcionándose un feedback
negativo
4. estableciendo objetivos y metas
irreales
5. haciendo comentarios que le
desprestigian o le disculpan
3. No suficientemente
masculina o no
suficientemente femenina
Estructura el consejo para sentirse
seguro/a como hombre o mujer;
1. sobreidentificándose o rechazando
a los clientes muy masculinos o
femeninos
2. seduciendo a los clientes del sexo
opuesto
3. exagerando o malinterpretando las
reacciones positivas y negativas de
los clientes
l. Omnipotente, temor a la
Estructura el consejo para conseguir y
mantener el control:
1. persuadiendo a los clientes para
que hagan todo lo que quiera el
terapeuta
2. transmitiendo sutilmente al cliente
la idea de que el terapeuta es
bueno
3. dominando el contenido y la
dirección de la entrevista
4. enfadándose cuando el cliente se
resiste o es reacio
Temor al éxito
Poder
pérdida de control
Impotencia
Control
Pasividad
Dependencia
Independencia
2. Débil y sin recursos,
Control temor al control
Estructura el consejo para evitar
controlar:
40
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
Contradependencia
3. Conversor del estilo de
vida
Intimidad
1. Necesidad de protección
afecto y aceptación, temor
al rechazo
Afecto
Rechazo
2. Necesidad de distancia,
temor a la cercanía, al
afecto
1. mostrándose excesivamente
silencioso o no participativo
2. pennitiendo que el cliente
determine excesivamente la
dirección
3. solicitando permiso al cliente
continuamente para hacer o decir
algo
4. no expresando su opinión;
remitiéndose siempre a lo dicho
por el cliente
5. evitando cualquier otro riesgo
Estructura el consejo para cambiar las
opiniones o estilo de vida del cliente:
1. favoreciendo la ideología
2. entrando en conflictos de poder
3. rechazando a los clientes que son
demasiado diferentes o que no
responden
4. «predicando»
Estructura el consejo para ser
aceptado:
1. provocando en el cliente
sentimientos positivos
2. evitando el uso de confrontaciones
3. ignorando las señales negativas
del cliente
4. haciendo cosas para el cliente
(favores ... )
Estructura el consejo para mantener
la distancia y evitar la intimidad
emocional:
1. ignorando los sentimientos
positivos del cliente
2. procediendo con excesiva frialdad
o distancia
3. manteniendo un rol profesional de
«experto»
Las preocupaciones sobre el propio ajuste como hombre o mujer también pueden
interferir en la relación terapéutica. Los terapeutas que no se sientan cómodos
consigo mismos como hombres o mujeres pueden comportarse de forma tal que
les aporta seguridad en este área. Por ejemplo, un terapeuta podría promover su
masculinidad o femineidad sobre identificándose o rechazando a los clientes del
mismo sexo, seduciendo a los clientes del sexo opuesto y reaccionando excesivamente o malinterpretando algunas señales de los clientes.
Poder. Los sentimientos no resueltos sobre sí mismo en relación al poder y al
control pueden incluir la impotencia, la pasividad, la dependencia. Existen múltiples
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
41
formas de utilizar indebidamente el poder en el consejo. En primer lugar, un
terapeuta que teme ser impotente o débil o que teme perder el control puede intentar
ser omnipotente. Para esta persona, el consejo sólo es manejable cuando es controlable. Tal terapeuta puede utilizar diversas maniobras para mantener el control
como son persuadir al cliente para que éste haga lo que él desea, desanimarse o
colocarse a la defensiva si un cliente se resiste o duda o puede dominar el contenido
y la dirección de la entrevista. El terapeuta que necesite controlar la entrevista
puede mostrar mayor tendencia a entablar un conflicto con el cliente.
Por el contrario, un terapeuta puede temer el poder o el control. Este terapeuta
tratará de eludir tanta responsabilidad y participación como le sea posible. Tal
terapeuta evita adoptar el control dando al cliente demasiada dirección y no expresando sus opiniones. En otras palabras, se evitan o ignoran los riesgos.
Otra forma en que las necesidades no resueltas de poder pueden influir sobre
el consejo se aprecia en el «conversor del estilo de vida». Esta persona tiene
sentimientos muy fuertes sobre el valor de un estilo de vida particular. Tal terapeuta
puede aprovecharse indebidamente del proceso de influencia de una relación asistencial y utilizar el consejo para transformar el estilo de vida o ideología del cliente.
El consejo en este caso se convierte en un foro para las opiniones e ideología del
terapeuta.
Intimidad. Las necesidades íntimas no resueltas del terapeuta también pueden
alterar significativamente la dirección y el curso del consejo. Generalmente, un
terapeuta que tiene problemas en su intimidad puede temer al rechazo o puede
sentirse amenazado por la cercanía y el afecto. Un terapeuta que teme al rechazo
puede comportarse de tal modo que encuentre la necesidad de ser aceptado y querido
por el cliente. Por ejemplo, el terapeuta puede evitar retar o enfrentarse al cliente
por temor a «decepcionar» al cliente, o el terapeuta puede buscar sutilmente el
feedback positivo del cliente para asegurarse la valoración y el afecto. Las señales
negativas del cliente también pueden ser ignoradas porque el terapeuta no quiere
oír expresiones de descontento en el cliente.
Un terapeuta que teme la intimidad y el afecto puede generar una relación
demasiado distante. El terapeuta puede evitar la intimidad emocional en la relación
ignorando las expresiones de afecto positivo que le muestra el cliente o comportándose de manera brusca y distante y tratando al cliente sólo a través del «rol
profesional».
ACTIVIDAD: AUTO-IMAGEN
La siguiente actividad de aprendizaje puede ayudarle a descubrir algunos sentimientos y actitudes sobre usted mismo y sus posibles efectos sobre las interacciones terapéuticas. La actividad consiste en un listado de autovaloración dividido en
tres áreas: competencia, poder e intimidad. Según vaya leyendo los ítems, incluidos
en cada sección, piense en qué medida describen los ítems su conducta frecuente
(siempre hay excepciones en nuestros comportamientos permanentes). Si un ítem
42
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
cuestiona la relación con su cliente y usted no. tiene mucha experlencia como terapeuta. Escoja los ítems que sean más descriptivos para usted. Trate de ser tan
honesto consigo mismo como le sea posible. Tras completar el cuestionario, compruebe el feedback que le sigue.
CUESTIONARIO DE AUTO·VALORACIÓN
Compruebe los ítems que sean más descriptivos para usted.
l. Evaluación de la Competencia
1. Un feedback constructivo negativo sobre mí mismo no me hace sentir
incompetente o inseguro.
2. Tiendo a subvalorarme frecuentemente.
3. Me siento seguro como terapeuta.
4. A menudo me preocupa que no vaya a ser un terapeuta competente.
5. Cuando estoy implicado en un conflicto no lo eludo para ignorarlo o evitarlo.
6. Cuando recibo feedback positivo sobre mí mismo, con frecuencia creo
que es falso.
7. Formulo metas realistas que están a mi alcance.
8. Creo que un cliente hostil o enfrentado puede hacer que me sienta incómodo o incompetente.
9. A menudo me descubro pidiendo disculpas por mi comportamiento.
-1 O. Estoy bastante seguro de que puedo triunfar como terapeuta.
-11. Con frecuencia me preocupo porque «no lo consigo)) como terapeuta.
-12. Tengo tendencia a asustarme ante los clientes que me idealizan.
-13. Muchas veces formulo objetivos y metas que son dlfíciles de obtener.
-14. Tiendo a evitar, sl es posible, el feedback negativo.
-15. No me cuesta tener éxito.
11. Evaluación del Poder
1. Si soy honesto, creo que mis métodos terapéuticos son un poco superiores
a los de otras personas.
2. A menudo intento que la gente haga lo que yo quiero. Puedo mostrarme
defensivo o enfadado si mi cliente se opone a lo que yo quiero que haga
o no ha seguido mi dirección durante la entrevista.
3. Creo que existe (o existirá) un equilibrio en las entrevistas entre mi participación y la del cliente.
4. Me podría enfadar con un cliente que opone resistencia o es testarudo.
5. Creo que podría estar tentado a transmitir algo de mi ideología a! cliente.
6. Como terapeuta, no creo que «predicar)) pueda ser un problema para mi.
7. Algunas veces me siento intranquilo cuando el cliente tiene una perspectiva del mundo diferente de la mía.
8. Sé que hay veces cuando sería reacio a derivar mi cliente a otro, especialmente si el estilo del otro terapeuta difiere del mío.
9. A veces soy reacio o Intolerante con clientes cuyos valores y estílo de
vida son diferentes de los míos.
-1 O. Me resulta difícil no entrar en conflictos de poder con algunos clientes.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
43
111. Evaluación de la Intimidad
1. Hay ocasiones en las que procedo con más frialdad de la que siento.
2. Es duro para mi expresar sentimientos positivos a un cliente.
3. Hay algunos clientes que preferiría tenerlos como amigos que como clientes.
4. Me sentiría deprimido si no gustara a un cliente.
5. Si siento que un cliente tiene algunos sentimientos negativos contra mí,
intento hablar de ellos en vez de evitarlos.
6. Muchas veces salgo de la ruta con el propósito de no ofender a un cliente.
7. Me siento más cómodo cuando mantengo una distancia profesional entre
mi persona y el cliente.
8. Ser cercano a la gente no es algo que me haga sentirme incómodo.
9. Me siento más cómodo cuando estoy un poco apartado.
-1 O. Soy muy sensible a lo que los clientes sienten por mí. especialmente
cuando es negativo.
-11. Puedo aceptar con facilidad el feedback positivo de los clientes.
-12. Me resulta difícil enfrentarme a un cliente.
FACTORES QUE INFLUYEN SOBRE LA RELACIÓN TERAPÉUTICA
Aunque cualquier relación terapéutica se define siempre de forma idiosincrásica
en base a la díada terapéutica, hay ciertos factores que pueden influir sobre esta
relación. Entre ellos se incluyen los valores, la ética y la objetividad emocional.
Valores
La palabra valor denota algo que apreciamos, consideramos elevado o preferimos. Los valores son nuestros sentimientos o actitudes sobre algo y nuestras
conductas o acciones preferidas. Por ejemplo, piense durante algunos minutos (o
quizá elabore una lista) sobre algo que le encanta hacer. Revise su lista y determine
con qué frecuencia y consistencia se dedica a esas cinco actividades. Sus valores
están determinados por sus acciones frecuentes y consistentes (Raths, Harmin &
Simon, 1966). Si usted dice que valora pasar su tiempo libre con sus amigos pero
rara vez lo hace, entonces sucede que otras actividades y acciones tienen probablemente más valor para usted.
En las interacciones con los clientes, es imposible «estar libre de valores». Los
valores se intercalan en cualquier interacción. Los terapeutas no pueden ser (<escrupulosamente neutrales» en sus interacciones con los clientes (Carey, Carey &
Callanan, 1988, p. 67). Okun (1987) asegura que «recientemente nos hemos percatado de que los valores se transmiten directa o indirectamente entre los participantes de las relaciones interpersonales, tanto si éstas son terapéuticas como si no
(p. 229). Los entrevistadores pueden influir sin intención alguna sobre el paciente
44
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
para convertir sus valores de formas sutiles como prestando atención o mediante
signos no verbales de aprobación o desaprobación (Corey et al., 1988). Si los
clientes sienten necesidad de la aprobación del terapeuta, pueden proceder de una
forma que creen que va a agradar al terapeuta en vez de hacer una elección
independiente de acuerdo con su propio sistema de valores.
Evidentemente no todos nuestros valores tienen el mismo impacto sobre el
proceso terapéutico. Por ejemplo, el terapeuta que valora la navegación puede
trabajar con un cliente que valora la profesión de marinero de tierra sin ningún
problema, sin embargo, los valores que reflejan nuestras ideas sobre «la buena
vida», la moralidad, la ética, el estilo de vida, los roles, las relaciones interpersonales, etc., tienen más posibilidad de introducirse en el proceso. De hecho,
escoger la profesión de terapeuta ya implica algunos valores. Como se describe en
el Capítulo 9, habrá momentos en que necesitemos un moderador porque exista
un conflicto de valores no resuelto que interfiere en nuestra relación con el cliente.
Por ejemplo, un terapeuta que considera la violación como el acto más terrible y
sexista que puede ejecutar una persona puede tener problemas para orientar a alguien
que está acusado de violación. Este terapeuta puede llegar a identificarse más con
la víctima que con el cliente. Desde un punto de vista ético, si un terapeuta no es
capaz de favorecer y respetar el bienestar de un cliente, en ese caso se precisa de
un moderador (Asociación Americana para la Terapia y el Desarrollo, 1981; Asociación Americana de Psicología, 1981).
En otros momentos del proceso terapéutico nuestros valores pueden semos
útiles no porque entren en conflicto con los del cliente sino porque restringen o
limitan al cliente. En estas circunstancias, nuestros valores introducen una forma
de ayudar al cliente a alcanzar sus potencialidades. Los valores restrictivos o
delimitadores se reflejan en áreas como nuestras expectativas con cada cliente,
nuestras opiniones sobre el cambio y nuestros valores sobre un «ismo» como el
sexismo, racismo ... Uno de nuestros valores es la necesidad del terapeuta de ser
consciente de los valores que impiden al cliente desarrollar sus potencialidades.
En la actividad 2 hemos incluido algunas formas para ayudarle a examinar sus
valores con respecto a algunos «ismos» y con respecto a sus expectativas de cambio
con un cliente.
Valores estereotipados. Los estereotipos del terapeuta pueden tener un efecto
!imitador sobre el proceso terapéutico. Maslin y Davis (1975, p. 87) definen los
estereotipos como características adscritas a la persona sobre la base de un supuesto
conocimiento del grupo al que pertenece. E.J. Smith (1977) asegura que los estereotipos «son los convencimienws que utiliza la gente para negarse a tratar con
otro en una relación individual» (p. 390). Los estereotipos pueden generarse en el
consejo cuando el terapeuta proyecta sus sesgos sobre el cliente o aplica características culturales o sociológicas de un grupo cultural particular «indiscriminadamente a todos los miembros de otro grupo» (p. 391).
Los tipos de estereotipos más perjudiciales están relacionados con los roles
sexuales y étnicos. Por ejemplo, hay pruebas de que durante el proceso de orien-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
45
tación, muchos terapeutas transmiten las actitudes estereotípicas de los roles sexuales que pertenecen a nuestra cultura occidental (Broverman, Broverman, Clarkson, Rosenkrantz & Vogel, 1970). En otras palabras, algunos terapeutas pueden
intentar influir sobre los clientes masculinos y femeninos para que se comporten
de acuerdo con los conceptos estereotipados de masculinidad y femineidad que
infunde nuestra cultura. Los clientes masculinos pueden ser reforzados para ser
fuertes, independientes y poco emocionales, mientras que se comunica a las clientes
femeninas que es más «saludable» que sean menos asertivas y más pasivas, dependientes y «fáciles». Nuestros valores sobre los roles sexuales pueden utilizarse
inadecuadamente en la terapia incluso cuando nuestros sesgos no reflejan los roles
femeninos y masculinos tradicionales. Emplear valores no tradicionales sobre el
rol sexual para convencer a una madre que no trabaja a que lo haga, es otro ejemplo
de cómo se pueden limitar las oportunidades de los clientes. Okun (1987) sugiere
que la orientación sexista se produce cuando el terapeuta emplea su propia ideología
sobre el rol sexual como base del consejo.
El sexismo no es el único área donde nuestros valores pueden dominar el proceso
terapéutico. Nuestros sesgos pueden interferir ante los clientes con incapacidades
o handicaps, ante personas con habilidades limitadas y personas de diferentes
culturas, razas y niveles socioeconómicos. E.J. Smith (1977) señala que el trata·
miento estereotipado con los negros se produce cada vez que el terapeuta aplica
criterios e investigaciones sobre la población negra en general y de modo no
idiosincrásico. Smith añade que muchas de las conclusiones sobre las terapias a
clientes negros, tales como que los negros tienen un autoconcepto pobre, que son
clientes no verbales o que sólo pueden mejorar en la terapia cuando ésta está muy
estructurada y orientada hacia la acción, son más mito que realidad y pueden reflejar
interpretaciones y valores de anglosajones blancos. Okun (1987) observa que otra
forma común de terapia estereotipada está relacionada con la edad, cuando transmitimos «nuestras opiniones y valores sobre lo que se puede o debería hacer en
cada edad» (p. 256). Un terapeuta que sea consciente de que sus expectativas o
valores estereotipados interfieren sobre el proceso terapéutico tienen la responsabilidad de modificar los estereotipos o derivar el cliente a otro terapeuta.
En algunos casos, un terapeuta puede no ser consciente de sus propias tendencias
porque no ha tenido oportunidades para atender a diferentes tipos de clientes. Por
ejemplo, si nunca ha trabajado con una persona mayor, un minusválido o una
persona de otra cultura, quizá nunca se haya enfrentado a sus propios valores sobre
tales clientes. La siguiente actividad puede proporcionarle la oportunidad de hacerlo.
ACTIVIDAD: VALORES PERSONALES
En esta activídad se presentan descripciones de varíos clientes. Si usted realiza
la actividad solo, le aconsejamos que se imagine atendiendo a cada uno de los
clientes. Trate de obtener una imagen real de usted y del cliente que tenga en
mente. Si realiza esta actividad con un compañero, usted puede asumir el rol de
46
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
terapeuta y él de cliente según se describe en los ejemplos. Cuando se imagine o
proceda como terapeuta, intente advertir sus sentimientos, actitudes, valores y
conducta durante la visualización o el role-play del proceso. Después de cada
ejemplo, pare y medite sobre las siguientes preguntas:
1. ¿Qué actitudes y opiniones ha tenido sobre el cliente?
2. ¿Sus actitudes y opiniones eran reales sobre el cliente presente o estaban
previamente infundadas?
3. ¿Cómo se ha comportado con el cliente?
4. ¿Qué valores pueden extraerse de su conducta?
5. ¿Podría usted trabajar eficientemente con este cliente?
No hay respuestas correctas o incorrectas. Una reacción ante esta actividad
puede hallarse en el apartado de feedback.
Cliente 1
Esta cliente es una mujer joven con problemas económicos. Ella es la única que
se hace cargo de tres niños pequeños. Trabaja como prostituta y como traficante
de droga. Reconoce que su situación económica le preocupa pero que no puede
recibir más dinero para mantener a sus hijos de la beneficencia o de un trabajo sin
requisitos académicos.
Cliente 2
El cliente es un señor de 60 años que se acerca a la jubilación. Ha trabajado la
mayor parte de su vida como vendedor de muebles. Cuenta con el diploma de la
Escuela Superior pero no ha estudiado desde que tenía 18 años. Ahora le gustaría
obtener un título.
Cliente 3
Le han asignado un cliente acusado de violación y acoso sexual. El cliente, un
hombre, le dice que no se arrepiente del hecho porque la víctima, una mujer «Se lo
buscaban.
Características Éticas
La relación terapéutica necesita ser manejada de forma que favorezca y proteja
el bienestar del cliente. Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego (1989, p. 81),
el manejo ético de las relaciones terapéuticas es una «señal distintiva» del terapeuta.
Todos los grupos asistenciales profesionales disponen de un código ético asignado
por su profesión, como los stándars éticos de la Asociación Americana para la
Terapia y el Desarrollo (1981), la Asociación Americana de Psicología (1981) y
la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales (1979). Los terapeutas maritales
y familiares, los terapeutas de rehabilitación y los profesionales de salud también
tienen su propio código ético.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
47
FEEDBACK: AUTO-IMAGEN
1. Para cada una de las tres áreas de evaluación puede repasar sus respuestas
y determinar las áreas que parecen estar resueltas y las áreas que-le plantean
dificultades. En un área hallará más problemas que en otras.
2. ¿Sus <cpuntos de conflicto>> parecen suceder con cualquier persona o sólo
con ciertos tipos de personas? ¿En cualquier situación o sólo en determinadas
circunstancias?
3. Compárese con lo que era hace cuatro años y con lo que podrá ser dentro
de otros cuatro.
4. Identifique cualquier área en la que le convendría recibir ayuda de un colega,
un supervisor o un terapeuta.
El sistema de valores del terapeuta es un factor importante que determina el
comportamiento ético. Un comportamiento no ético puede tener consecuencias
como la pérdida del apoyo del colegio profesional y las del incumplimiento legal.
La peor consecuencia puede ser el efecto que la conducta no ética tiene sobre el
cliente y sobre la relación terapéutica.
Todos los estudiantes y terapeutas deberían conocer el código ético de su
profesión. A continuación se subrayan algunos aspectos críticos que de ninguna
manera deberían sustituir el escrutinio de los códigos éticos de comportamiento
existentes.
Bienestar del Cliente. Los terapeutas están obligados a proteger el bienestar
de sus clientes. En la mayoría de los casos, esto significa anteponer a todo las
necesidades de los clientes. También implica que usted está intelectual y emocionalmente dispuesto a dar lo mejor que puede a cada cliente, o ver que el cliente
tiene una posibilidad alternativa si su atención no es la más conveniente.
Confidencialidad. La confidencialidad está estrechamente relacionada con el
bienestar del cliente. Los terapeutas que no respetan las confidencias del cliente
pueden causar daños graves y a menudo irreparables para la relación terapéutica.
Los terapeutas normalmente no pueden revelar información sobre los clientes salvo
que hayan recibido de antemano la autorización escrita del cliente. Un caso excepcional es aquel en el que el cliente está expuesto a una amenaza grave o pueda
incurrir en un delito grave.
Relaciones Duales. Una relación dual es aquella en la que el terapeuta mantiene
una relación terapéutica con el cliente y simultáneamente con la misma persona
mantiene otro tipo de relación, administrativa, instructiva, de supervisión, social,
sexual, etc. Las relaciones duales son problemáticas porque reducen la objetividad
del terapeuta, confunden la cuestión y a menudo colocan al cliente en una posición
de obligado consentimiento. Los terapeutas deberían evitar implicarse en relaciones
duales. Si tal implicación es inevitable, haga uso de la posibilidad de negarse
aduciendo a la inconveniencia de mantener dos relaciones simultáneamente.
48
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECITV A
Derechos de los Clientes. Establecer una relación terapéutica implica ser flexible con los derechos y las opciones de los clientes durante el curso de la terapia.
Nada puede ser más perjudicial para la confianza y el rapport que el cliente descubra
que el terapeuta no está preparado para el aspecto en cuestión o que los costes de
la terapia son elevados o que la terapia presenta algunas limitaciones o no garantiza
los resultados. Desde el inicio el terapeuta debe proporcionar al cliente suficiente
información sobre la terapia para que el cliente pueda hacer una elección consciente
(también denominado «consentimiento informado»). Normalmente esto implica
tratar con los clientes cuatro aspectos generales: (l) confidencialidad y sus limitaciones, (2) procedimientos y propósitos de la terapia y los posibles efectos secundarios del cambio (tales como la ansiedad, el dolor. .. ), (3) los conocimientos
y la experiencia del terapeuta y (4) otros recursos y fuentes de ayuda alternativa
a la terapia clásica (por ejemplo, los grupos de autoayuda) (Hare-Mustin, Maracek,
Kaplan & Liss-levinson, 1979; ver también «Estructura» en el Capítulo 3)
Derivaciones. Es importante que el terapeuta sepa manejar con responsabilidad
y efectividad las derivaciones. Derivar un cliente a otro terapeuta puede ser ne-
cesario cuando, por una razón u otra, usted no puede proporcionar al cliente el
servicio o cuidado requeridos, sin embargo, la derivación conlleva más que dar al
cliente el nombre de otro terapeuta. El cliente debería escoger entre varios terapeutas
que son competentes y están capacitados para manejar sus problemas. El terapeuta
debe obtener un permiso escrito del cliente antes de tratar el caso con otro terapeuta.
Y para prevenir el abandono, el terapeuta debería hacer un seguimiento de la
derivación y comprobar que se ha producido un contacto apropiado.
FEEDBACK: VALORES PERSONALES
1. Probablemente sus visualizaciones y role-plays han mostrado que usted tiene
ciertos sesgos y valores sobre los roles sexuales, la edad y la violación.
Algunos de sus sesgos pueden reflejar sus experiencias pasadas con una
persona o en un incidente. La mayoría de las personas de esta profesión
coinciden en que algunos de nuestros valores se transmiten a los clientes
con frecuencia sin el propósito de hacerlo. Intente identificar ahora los valores
y sesgos que podrían transmitir desacuerdo a los clientes o que podrían
impedirle la «promoción del bienestar» de su c!iente. Trace un plan para
reevaluar sus sesgos a solas, con un compañero o con un tutor y que podría
ayudarle a no imponer sus va!ores a los clientes
Objetividad Emocional
La relación terapéutica tiene el poder de invocar una intensidad emocional
fuerte, a menudo experimentada tanto por el terapeuta como por el cliente. En
cierta medida, los terapeutas necesitan implicarse en la relación. Si se mantienen
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
49
alejados o distantes en la relación, el cliente sentirá que el terapeuta es frío,
mecánico, y despreocupado. Sin embargo, si el terapeuta se implica demasiado
puede asustar al cliente o puede perder toda su objetividad y oscurecer su capacidad
de juicio.
El grado de objetividad emocional e intensidad sentida por los terapeutas puede
afectar dos aspectos de la relación, la transferencia y la contratransferencia.
La transferencia es el proceso mediante el cual el cliente proyecta sobre el terapeuta los
sentimientos o actitudes pasadas hacia personas significativas en su vida ... En la transferencia,
una cuestión inacabada del cliente produce una distorsión en la forma en que percibe al terapeuta.
Los sentimientos vividos en una transferencia pueden ser positivos o negativos ... Están relacionados con el pasado pero se dirigen ahora hacia el terapeuta [Carey et al., 1988, p. 47].
La transferencia puede originarse fácilmente cuando, con terapeutas de cualw
quier orientación teórica, la intensidad emocional es tan fuerte que el cliente pierde
su objetividad y empieza a dirigirse al terapeuta como si se tratara de una persona
significativa en la vida del cliente.
Es importante que los terapeutas sean conscientes de sus propias necesidades, motivaciones y
reacciones personales. Si no son conscientes de su propia dinámica pueden ser menos
eficientes con los clientes. Evitarán los aspectos terapéuticos importantes en vez de enfrentarse
a los clientes para comprender y resolver los sentimientos que acarrean desde el pasado hasta
el presente [Carey et al.; 1988, p. 48].
La contratransferencia - se produce cuando el terapeuta pierde su objetividad
y desarrolla una fuerte reacción emocional hacia el cliente. Según Corey et al.
(1988, pp. 50-52), la contratransferencia puede manifestarse de múltiples modos,
tales como:
1. Mostrándose sobreprotector con los clientes que se manifiestan en actitud
excesivamente solícita.
2. Tratar a los clientes de modo benigno puede estar provocado por el temor
del terapeuta al enfado del cliente.
3. El rechazo de los clientes puede derivarse de percibirlos como dependientes
y necesitados.
4. La necesidad de refuerzo y aceptación constante por parte de los clientes.
5. Al identificarse con sus clientes.
6. Generando sentimientos sexuales o románticos hacia sus clientes.
7. Al proporcionar recomendaciones compulsivas a sus clientes.
8. Por el deseo de aumentar las relaciones sociales con sus clientes.
Para manejar con eficiencia la transferencia y la contratransferencia el terapeuta
necesita, antes de nada, ser consciente de cuándo se produce dicha dinámica. Son
señales de transferencia y contratransferencia la aparición inmediata de emociones
fuertes (en el cliente o en el terapeuta) que parecen poco propias en el tiempo y
la intensidad, dado el contexto en el que surge el sentimiento (Reiser & Schroder,
1980, p. 150). El terapeuta que no acierta a reconocer la transferencia y la contratransferencia puede responder inadecuadamente a las necesidades del cliente.
so
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECilVA
En segundo lugar, los terapeutas deben estar siempre al tanto de los diversos
niveles de impacto que producen sobre los clientes y que los clientes producen
sobre ellos (Brammer, Shostrom & Abrego, 1989, p. 77). El impacto demasiado
débil o demasiado intenso al final o durante el proceso, puede afectar negativamente
sobre la relación terapéutica.
Por último, cada uno debe buscar el nivel de implicación emocional que sea
suficiente para generar la implicación del cliente sin que se nuble la objetividad
propia hacia el cliente (Brammer & Shostrom, 1982).
DESTREZAS FUNDAMENTALES Y TERAPIA CENTRADA EN LA
PERSONA
A lo largo de este capítulo así como entre los capítulos tercero y sexto se
describen una serie de destrezas fundamentales o básicas en la terapia. Las destrezas
de relación, de respuesta, de escucha se aplican en la mayoría de los enfoques
asistenciales. Estas destrezas tienen sus orígenes en una teoría del consejo desarrollada por Rogers ( 1951 ), denominada terapia «centrada en el cliente» o «Centrada
en la persona». Como esta teoría constituye la base de estas destrezas fundamentales, a continuación se añade un breve resumen.
El primer estadio de esta teoría (Rogers, 1942) recibió el nombre de período
no directivo. El terapeuta, fundamentalmente atiende y escucha al cliente con el
propósito de reflejar la comunicación del cliente. El segundo estadio de esta teoría
(Rogers, 1951) fue conocido como período centrado en el cliente. En esta fase,
el terapeuta no sólo refleja la comunicación del cliente sino también los afectos o
sentimientos implícitos o subyacentes. (Esta es la base de los conceptos normales
de la destreza de empatía que se plantea en el próximo apartado).
En el estadio más reciente, conocido por terapia centrada en la persona (Meador & Rogers, 1984), la terapia se constituye como una relación activa entre dos
personas. En el estadio actual se enfatiza el crecimiento de la persona a través de
experimentarse a sí mismo y a la otra persona en la relación.
Aunque la terapia centrada en el cliente ha cambiado y evolucionado, algunos
pilares fundamentales se han mantenido inalterables. Uno de estos consiste en que
cualquier persona tiene una tendencia inherente que le conduce hacia el crecimiento,
la autoactualización y la autodirección. Esta tendencia se produce cuando los
individuos tienen acceso a las condiciones (tanto fuera como dentro de la terapia)
que nutren el crecimiento. En el contexto de la terapia, el crecimiento del cliente
se asocia con niveles altos de tres condiciones relacionales nucleares o facilitativas:
empatía (comprensión precisa), respeto (atención positiva) y genuinidad (congruencia) (Rogers, Gendlin, Kiesler & Truax, 1967). Si estas condiciones están
ausentes en la relación terapéutica, los clientes no sólo no lograrán crecer sino que
pueden deteriorarse (Berenson & Mitchell, 1974; Carkhuff, 1969a, 1969b; Truax &
Mitchell, 1971). Presumiblemente, otras condiciones de estas que favorecen la
relación terapéutica deben de ser comunicadas por el terapeuta y percibidas por el
cliente (Rogers, 1951, 1957).
ESTRATEG(AS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
51
Gazda, Asbury, Balzer, Childers y Walters (1984, p. 131) recogen un número
de propósitos importantes de las condiciones facilitativas algunas de las cuales se
resumen a continuación:
1. El uso de las condiciones facilitativas establece una relación de confianza
y atención mútua en la que el cliente se siente seguro y capaz de expresarse
de cualquier forma o modo necesario.
2. Las condiciones facilitativas ayudan a definir el rol del terapeuta; los terapeutas utilízan las conductas terapéuticas efectivas e intentan evitar las
destrezas y conductas no efectivas.
3. El uso de condiciones facilitativas ayuda al cliente a obtener una imagen
de sí mismo más completa y concreta permitiéndole ver o comprender cosas
que anteriormente podían estar escondidas o eran comprensibles sólo en
parte.
4. La respuesta facilitativa es un modo concreto de mostrar a los clientes que
disponen de toda su atención sin ninguna distracción personal o ambiental.
Aunque las estrategias terapéuticas rogerianas «Se derivan de técnicas que
implican hacer algo para o por el cliente» (Gilliland, James, Roberts & Bowman,
1984), en los últimos textos de Rogers (1977), el autor asegura que estas tres
condiciones nucleares representan una muestra de destrezas así como una actitud
por parte del terapeuta. En los últimos años, muchas personas han desarrollado
destrezas concretas asociadas a estas tres condiciones nucleares; una gran parte de
este desarrollo se basa en los hallazgos científicos que se han ido acumulando
(Carkhufff, 1969a, 1969b; Egan, 1990; Gazda et al., 1984; lvey, 1988). Esta
conversión de las condiciones nucleares en destrezas que se pueden aprender ha
hecho posible que la gente aprenda a transmitir a los clientes dichas condiciones.
En los tres apartados siguientes describimos estas tres importantes condiciones
relacionales y las destrezas asociadas a ellas.
EMPATÍA O PRECISIÓN EN LA COMPRENSIÓN
Se puede definir la empatía como la capacidad de comprender a las personas
desde su propio marco de referencia en vez del correspondiente al terapeuta.
Responder empáticamente a un cliente puede ser «un intento de pensar con más
que para o sobre el cliente» (Brammer, Shostrom & Abrego, 1989, p. 92). Por
ejemplo, si un cliente dice «He intentado tratar con mi padre, pero no funciona.
Es demasiado duro conmigo» una respuesta empática sería algo como «Te sientes
desanimado por tus intentos fallidos de arreglarte con tu padre». Por el contrario,
si usted dice algo como «Deberías intentarlo con más ganas», usted responde desde
su marco de referencia y no la del cliente.
La empatía ha recibido siempre mucha atención tanto de los investigadores
como de los terapeutas. Los conceptos comunes subrayan que la empatía es mucho
más que un concepto o destreza simple. Se considera que la empatía es un proceso
52
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
que afecta a múltiples estadios y que está constituido por elementos diversos
(Barrett-Lennard, 1981; Gladstein, 1983).
La investigación actual ha abandonado el «mito de uniformidad» (Kiesler, 1966)
con respecto a la empatía y trata de determinar cuándo es más útil la comprensión
empática para los clientes y los problemas concretos y en los estadios particulares
del proceso terapéutico. Como observa Gladstein (1983, p. 178), «en la psicoterapia/consejo, la empatía afectiva y cognitiva puede ser útil en ciertos estadios,
con algunos clientes y para determinados objetivos, sin embargo, otras veces puede
entorpecer la consecución de resultados positivos». Generalmente, la empatía es
útil para la calidad y efectividad de la relación terapéutica. La empatía ayuda a
conseguir el rapport y a obtener información de los clientes mostrándoles comprensión, o atención (Egan, 1990), acordando que el terapeuta y el cliente están
trabajando «desde el mismo lado» (Krumboltz & Thoresen, 1976) y adoptando las
metas del cliente relativas a la autoexploración (Gladstein, 1983) (ver también
Tabla 2.2). La empatía se transmite a los clientes mediante los mensajes verbales
reflexivos y aditivos (Carkhuff, 1969a; Carkhuff & Pierce, 1975; Egan, 1990),
mediante la conducta no verbal (Maurer & Tindall, 1983; Smith-Hanen, 1977) y
mediante el uso de palabras o predicados seleccionados que inciden sobre los
sistemas sensoriales del cliente (Lankton, 1980; Hammer, 1983).
Medios Verbales de Transmisión de la Empatía
Considere los siguientes instrumentos específicos para transmitir empatía:
• Mostrar deseos de comprender. No sólo es necesario transmitir una comprensión precisa de la perspectiva del cliente sino también transmitir su deseo
de entender desde el marco de referencia del cliente. Esto se observa en las
afirmaciones que muestran sus esfuerzos por comprender el mundo del cliente
y por la clarificación y preguntas sobre las experiencias y sentimientos del
cliente.
• Tratar lo que es importante para el cliente. Sus preguntas y afirmaciones
muestran que usted conoce qué es lo más importante para el cliente, respondiendo de modo que se refiera a los problemas o dificultades básicas del
mismo. Esta debería ser una afirmación breve que capte los pensamientos
y sentimientos del cliente, relacionada directamente con las preocupaciones
de éste.
• Uso de respuestas verbales referentes a los sentimientos del cliente. Una
forma de definir la empatía consiste en hacer afirmaciones verbales que
reflejan los sentimientos del cliente (Uhlemann, Lea & Stone, 1976).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
53
TABLA 2.2. Componentes y propósitos de las condiciones relacionales facilitativas o
nucleares (empatía, genuinidad y aceptación positiva)
Condición
Componentes
Empatía
(Comprensión
precisa)
Deseo de comprender
Reflejo de los mensajes
implícitos del cliente
Tratar los aspectos más
importantes para el cliente
al ritmo de su propia
experiencia
Rol de conducta adecuado
Congruencia
Espontaneidad
Autorrevelación
Conductas de refuerzo no
verbales
Genuinidad
(Congruencia)
Aceptación
positiva
(respeto)
Compromiso
Esfuerzo para entender
Conducta no valorativa
Protección y cercanía
Propósitos
l. Conseguir el rapport
2. Obtener información mostrando
comprensión
3. Adoptar la autoexploración del cliente
l. Reducir la distancia emocional entre
el cliente y el terapeuta
2. Incrementar la identificación entre el
cliente y el terapeuta, contribuyendo
así a la confianza y al rapport
l. Transmitir el deseo de trabajar con el
cliente
2. Mostrar interés por el cliente como
persona
3. Manifestar la aceptación del cliente
• Utilizar repuestas que transmitan sus conocimientos sobre los sentimientos
del cliente. Centrándose en los sentimientos del cliente y definiéndolos o
etiquetándolos. En ocasiones ésto se denomina empatía «primaria» (Egan,
1990) o «intercambiable» (Carkhuff, I 969a).
• Utilizando respuestas verbales que conducen o siguen a los mensajes implícitos del cliente. La empatía también implica la comprensión de los pensamientos y perspectivas internas del cliente incluso cuando éstas no han
sido verbalizadas. Según Rogers (1977), «el terapeuta se introduce tanto en
el mundo privado del otro que puede esclarecer no sólo los mensajes de los
que el cliente es consciente sino también los que permanecen justo debajo
del nivel de consciencia» (p. 11). El terapeuta se dirige o continua los
mensajes del cliente comunicando que entiende lo que éste quiere decir o
infiere. con el propósito de añadirlo al marco de referencia del cliente o para
extraer las implicaciones de la cuestión. En algunas ocasiones esto se denomina «empatía aditiva» (Carkhuff, 1969a) o «empatía avanzada» (Egan,
1990).
Carkhuff y Pierce (1975) han elaborado un Inventario Discriminativo que presenta una escala para evaluar los mensajes de empatía primaria y aditiva. En esta
escala, las respuestas del terapeuta se valoran en base a cinco niveles; el Nivel 3
se considera como el nivel mínimo de aceptabilidad de la respuesta. El Nivel 3 de
respuesta de esta escala corresponde al concepto de empatía intercambiable de
54
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
Carkhuff y Pierce y al concepto de nivel primario de empatía de Egan (1975); el
Nivel 4 corresponde a la empatía aditiva (Carkhuff, l 969a) o a la empatía avanzada
(Egan) y el Nivel 5 representa la acción facilitativa. La escala puede utilizarse para
discriminar los diferentes niveles de respuesta o para valorar los niveles de comunicación del terapeuta. A continuación añadimos un ejemplo de respuesta verbal
empática correspondiente a cada nivel del Inventario Discriminativo de Carkhuff
y Pierce.
Cliente: He intentado llevarme bien con mi padre, pero no funciona. El es demasiado duro
conmigo.
Terapeuta: Estoy seguro que con el tiempo lo lograrás [aseveración y negación]
o
Deberías intentarlo con más ánimo para entender su punto de vista [consejo]
o
¿Por qué no os entendéis? [pregunta]
El Nivel 1 está constituido por preguntas, aseveraciones, negaciones o consejos.
Terapeuta en el Nivel 2: Estás sufriendo un momento difícil tratando de llevarte bien con tu
padre.
El Nivel 2 es una respuesta sólo para el contenido o porción cognitiva del mensaje; se ignoran
los sentimientos.
Terapeuta en el Nivel 3: Te sientes desanimado porque tus esfuerzos para llevarte bien con tu
padre no han tenido éxito.
El Nivel 3 implica comprensión pero no dirección; es un reflejo del sentimiento y del significado
basado en el mensaje explícito del cliente. En otras palabras, una respuesta del nivel 3 refleja
el sentimiento y la situación. La respuesta, "Te sientes desanimado» es el reflejo del sentimiento y «porque no te entiendes» es el reflejo de la situación.
Terapeuta en el Nivel 4: Te sientes desanimado porque te parece que no llegas a tu padre.
Quieres que te de una tregua.
El Nivel 4 implica comprensión y algo de dirección. Una respuesta del nivel 4 identifica los
sentimientos y el déficit implícito del cliente. En una respuesta del nivel 4 se personaliza el
déficit del cliente con el propósito de que éste acepte su responsabilidad en el déficit como
en el <1Tú no puedes llegar>> de esta respuesta.
Terapeuta en el Nivel 5: Te sientes desanimado porque te parece que no llegas a tu padre. Tu
quieres que te dé una tregua. Una forma de empezar podría consistir en expresar tus sentimientos sobre este particular a tu padre.
Una respuesta del Nivel 5 incluye todo lo del nivel 4 y además como mínimo un paso activo
que la persona puede adoptar para superar el déficit y obtener el objetivo. En este ejemplo,
el paso activo es «Una forma de empezar podría consistir en expresar rus sentimientos sobre
este particular a tu padre».
Medios No Verbales de Transmisión de la Empatía
Además del uso de mensajes verbales seleccionados, la empatía se transmite
mediante conductas no verbales como el contacto directo con los ojos, una posición
corporal directa, ofreciendo la cara al cliente (Haase & Tepper, 1972) y mostrándose con los brazos abiertos hacia el cliente (Smith-Hanen, 1977). Estas conductas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
55
no verbales son particularmente útiles cuando hacen blanco (o siguen el ritmo) con
la conducta no verbal del cliente. Seguir el ritmo quiere decir moverse cuando se
mueve el cliente o coincidir con la conducta no verbal del cliente -sin imitar al
cliente o sin hacerlo de forma tan deliberada que el cliente lo note. Por ejemplo,
cuando las posturas del terapeuta y del cliente son similares, es más probable que
el cliente perciba al terapeuta como más empático (Maurer & Tindall, 1983).
ACTIVIDAD: EMPA TÍA
Actividad Uno: Ejercicio de Discriminación de Empatía
Utilizando Ja descripción del Inventario Discriminativo de Carkhuff y Pierce (1975)
incluido anteriormente, decide si cada una de las respuestas siguientes pertenecen
a los niveles:
Nivel 1 - No comprensión, no dirección. La respuesta del terapeuta es una
pregunta, una negación o afirmación o una recomendación.
Nivel 2 - Ninguna comprensión, alguna dirección. La respuesta del terapeuta
sólo subraya el contenido del mensaje del cliente; se ignoran los sentimientos.
Nivel 3 - Comprensión presente; dirección ausente. El terapeuta responde tanto
al contenido como a los sentimientos.
Nivel 4- Comprensión y dirección presentes. La respuesta de! terapeuta incluye
todo lo del nivel 3 y una pauta de acción.
Nivel 5 - Presentes comprensión, dirección y una pauta de acción.
Después de puntuar cada respuesta, explique sus razones. Se incluye un ejemplo
al principio de la actividad. Más adelante podrá encontrar el feedback.
Ejemplo
Cliente: Estoy harto de la enseñanza. He pensado en cambiar de trabajo pero
usted sabe que es difícil encontrar un buen trabajo ahora.
Respuesta del Terapeuta: La enseñanza ya no le resulta satisfactoria.
Esta respuesta pertenece al Nivel 2.
Porque: La respuesta incluye sólo el contenido o la situación de enseñanza. Se
ignoran los sentimientos del cliente.
Práctica
1. Cliente: Siempre quise ser médico pero ahora estoy desanimado.
Terapeuta: Oh, estoy seguro que esto es algo que usted podría hacer si lo
desea de verdad.
Esta respuesta pertenece al nivel:
Porque:
2. Cliente: He tenido un semestre tan duro que no sé dónde estoy. No estoy
seguro de a dónde voy.
Terapeuta: Te sientes perturbado por los resultados del semestre y confun-
dido por ello.
Esta respuesta pertenece al nivel:
Porque:
56
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTfCA EFECTIVA
3. Cliente: El profesor siempre me llama la atención a mí.
Terapeuta: ¿Por qué supones que tu profesor te llama la atención a tí?
Esta respuesta pertenece al nivel:
Porque:
4. Cliente: Me aburre mi trabajo. Es siempre la misma historia. ¿Pero qué más
se puede hacer?
Terapeuta: Te sientes insatisfecho con tu trabajo a consecuencia de la rutina.
No puedes encontrar en él nada que te apetezca. Quieres encontrar algo que
te atraiga más. Un paso podría ser hacer un listado de los aspectos que
consideras necesarios en un trabajo y tratar de identificar en qué medida se
hallan cubiertos tales aspectos en determinados empleos.
Esta respuesta pertenece al nivel:
Porque:
GENUINIDAD
La genuinidad implica ser uno mismo sin llegar a ser magnetófono o actor.
Aunque la mayoría de los terapeutas están entrenados como «profesionales», un
terapeuta puede transmitir genuinidad siendo humano y colaborando con el cliente.
La genuinidad contribuye a establecer una relación terapéutica efectiva reduciendo
la distancia emocional entre el terapeuta y el cliente y ayudando al cliente a
identificarse con el terapeuta, a percibirlo como a una persona similar a sí. La
genuinidad tiene como mínimo cinco componentes que se resumen en la Tabla 2.2:
Rol de conducta adecuado, congruencia, espontaneidad, autorrevelación y conductas de refuerzo no verbales (ver también Egan, 1990).
Conductas de Refuerzo no Verbales
La genuinidad se transmite mediante el uso apropiado de conductas no verbales
que ejecute el terapeuta. Las conductas no verbales que comunican genuinidad
incluyen el contacto ocular, la sonrisa y la disposición frontal al sentarse con el
cliente (Seay & Altekruse, 1979). Sin embargo, estas conductas no verbales deberían utilizarse discretamente. Por ejemplo, el contacto ocular directo pero intermitente se percibe como más indicativo de genuinidad que el insistente, porque
los clientes pueden interpretar este último como mirada fija. Del mismo modo, la
sonrisa o la posición frontal continua puede considerarse artificial en vez de genuina
y sincera. Como mencionamos al comentar la empatía, al establecer el rapport, el
terapeuta debería desplegar conductas no verbales paralelas o que se corresponden
con las del cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
57
Rol de Condncta
Los terapeutas que no enfatizan su rol, autoridad o estatus tienden a ser percibidos como más genuinos por los clientes. El énfasis excesivo en el rol o posición
propias pueden generar un distanciamiento emocional excesivo e innecesario en la
relación. Los clientes pueden sentirse intimidados o incluso resentidos.
El terapeuta genuino es alguien que está a gusto consigo mismo y con diversas
personas en diferentes situaciones y que no necesita simular nuevos roles para
sentirse o comportarse confortable y eficientemente. Como señala Egan ( l 990,
p. 69), los terapeutas genuinos «no se refugian en el rol de terapeuta. La relación
y la ayuda son parte de su estilo de vida, no adoptan o abandonan roles a voluntad».
Congruencia
Congruencia implica simplemente que las palabras, acciones y sentimientos del
terapeuta coinciden, son consistentes. Por ejemplo, cuando un terapeuta está incómodo por los ataques verbales constantes del cliente, reconoce su sentimiento o
incomodidad al menos para sí y no intenta enmascarar o mostrar comodidad cuando
no existe. Los terapeutas que no son conscientes de sus sentimientos o discrepancias
entre sus sentimientos, palabras y acciones pueden emitir mensajes incongruentes
a los clientes; por ejemplo, diciendo «Adelante, dígame qué le parezco» mientras
se muestra inquietud o se mueven insistentemente los dedos o los pies. Tales
mensajes pueden ser confusos e incluso irritantes para los clientes.
Espontaneidad
La espontaneidad es la capacidad para expresarse a sí mismo con naturalidad
y sin conductas artificiales. La espontaneidad también implica tacto sin deliberar
sobre todo lo que se diga o haga, sin embargo, no implica que el terapeuta deba
verbalizar cualquier pensamiento o sentimiento al cliente, en especial los sentimientos negativos. Rogers (1957) sugiere que los terapeutas expresen los sentimientos negativos a los clientes sólo si estos sentimientos son constantes y persistentes o si interfieren con la capacidad del terapeuta para transmitir empatía y
aceptación positiva.
FEEDBACK: EMPA TÍA
Actividad Uno
La respuesta 1 del terapeuta pertenece al Nivel 1 - sin comprensión o dirección.
La respuesta es una negación al interés del cliente y una forma de consejo.
La respuesta 2 del terapeuta pertenece al Nivel 3 - sin comprensión ni dirección.
La respuesta es una ·pregunta que ignora el contenido y los sentimientos del mensaje
del cliente.
58
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECCTVA
La respuesta 4 del terapeuta pertenece al Nivel 5 - están presentes la comprensión, la dirección y la acción. La respuesta está a tono con los sentimientos,
Identifica el déficit del cliente y establece una pauta de acción (elaborar un listado
con los requerimientos que pre~enta un empleo).
Apertura y Autorrevelación
Una parte de la genuinidad implica la capacidad de ser abierto, de compartir
con otros, de autorrevelación. Como la autorrevelación es una destreza compleja
y no debería ser usada indiscriminadamente, en el próximo apartado trataremos
con más detalle este concepto.
Autorrevelación. Se puede definir la autorrevelación como cualquier información que el terapeuta transmite a los clientes sobre él mismo (Cozby, 1973).
Normalmente, los terapeutas pueden elegir entre revelar o no algo sobre sí mismos
a través del intercambio verbal de tal información. Evidentemente la autorrevelación
no se limita la conducta verbal, como señala Egan (1976, p. 55), siempre damos
información sobre nosotros mismos a través de los canales no verbales y a través
de nuestras acciones incluso cuando esa no es nuestra intención. Sin embargo este
apartado se centrará en el uso consciente de la disposición verbal como modo de
transmitir genuinidad.
Aunque la autorrevelación revela información sobre uno mismo, puede variar
el tipo de información que se ofrece. Como se muestra en la Figura 2. l, el contenido
de la autorrevelación puede categorizarse corno demográfica o personal (Simonson,
1976) y como positiva o negativa (Hoffmsn-Graff, 1977).
Tipo de Información
Positiva
Valencia
de la
Información
Negativa
FIGURA 2.1. Posible contenido de la información de autorrevelación.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
59
A través de la autorrevelación demográfica el terapeuta hace referencia a sucesos
no íntimos. En la autorrevelación personal o afirmaciones de auto-implicación
(McCarthy & Betz, 1978) el terapeuta revela sucesos personales más privados y
también se refiere a un sentimiento o sentimientos que cree que serán paralelos al
sentimiento implícito del cliente (McCarthy, 1982). Un ejemplo de autorrevelación
demográfica podría ser «Yo también sufrí momentos difíciles durante mi escolarización» o «Al principio yo también creía que no quería niños, después cambié
de opinión y en la actualidad ya tenemos». Una autorrevelación personal podría
ser algo como «Bueno, no siempre siento que quiero tanto a mis hijos. Algunas
veces me enfado bastante con ellos y lo único que deseo es paz y tranquilidad» o
«Me parece que es muy normal tener sentimientos de cariño fuertes hacia los
amigos cercanos. Hay veces que yo también me he sentido un poco asustado por
tener sentimientos tan fuertes hacia mis amigos».
Además, la autorrevelación de un terapeuta puede ser positiva o negativa. La
autorrevelación positiva revela experiencias positivas, puntos fuertes y experiencias
similares a las del cliente. La autorrevelación negativa proporciona información
sobre las limitaciones propias, sobre comportamientos y situaciones propias donde
se fracasó y experiencias diferentes a las del cliente. Algunos ejemplos de autorrevelación positiva son:
«Soy bastante honesto con las personas. Si tengo algo que decir, intento
decirlo con cierto tacto».
«Vivir con mi esposa durante 20 años ha sido una experiencia fantástica.
Evidentemente hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero en general
hemos mantenido una buena relación, y la estabilidad me hace sentir muy
bien».
Son ejemplos de autorrevelación negativa:
«A mí también, me cuesta mucho tomar decisiones propias sin los consejos de otras personas sobre las que pueda depender»
«Yo también estoy divorciado. Mi matrimonio fue muy conflictivo y no
funcionó».
Hay muchas razones para utilizar la autorrevelación con un cliente. La autorrevelación del terapeuta puede generar una atmósfera terapéutica abierta y facilitativa. En algunos momentos el terapeuta revelador puede ser percibido como
más cálido y sensible que quien no lo hace (Nilsson, Strassberg & Bannon, 1979).
La autorrevelación del terapeuta puede reducir la distancia producida por el rol
entre un terapeuta y un cliente (Egan, 1990). La autorrevelación del terapeuta
también puede utilizarse para potenciar el nivel de apertura de los clientes (Nilsson
et al., 1979), para provocar cambios en las percepciones que los clientes tienen
de su conducta (Hoffman-Graff, 1977) y para favorecer la expresión de sentimientos
del cliente (McCarthy, 1982). La autorrevelación del terapeuta también puede servir
60
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
para que los clientes desarrollen nuevas perspectivas necesarias para establecer
metas y para la acción (Egan, 1990).
Reglas básicas. Hay diversas reglas básicas que pueden ayudar al terapeuta a
decidir qué, cuándo y cuánto revelar. Como observan Nilsson et al. (1979, p. 399),
«La cuestión es más compleja que el mero hecho de revelar o no ... El contenido,
el ritmo y las expectativas del cliente son variables mediatizadoras críticas que
determinan la influencia de la revelación del terapeuta». Una de las reglas hace
referencia a la «extensión», la cantidad acumulativa de información revelada
(Cozby, 1973, p. 75). La mayoría de las experiencias indican que una cantidad de
revelación moderada tiene efectos más positivos que los niveles altos o bajos
(Banikiotes, Kubinski & Pursell, 1981). Algunas autorrevelaciones pueden mostrar
un deseo de estrechar la relación y esto puede aumentar la estimación del cliente
por la confianza que le da el terapeuta (Levin & Gergen, 1969). Los terapeutas
que revelan poco pueden añadir distancia a su rol entre ellos mismos y sus clientes.
Por el contrario, el exceso de revelación puede ser contraproducente. El terapeuta
que revela demasiado puede ser percibido como indiscreto, poco merecedor de
confianza (Levin & Gergen), muy preocupado por sí mismo (Cozby) o con necesidad de ayuda. Un peligro real del exceso de autorrevelación es el riesgo de ser
percibido como alguien que necesita una terapia tanto como el cliente. Esto podría
minar la confianza del cliente en la capacidad del terapeuta para serle útiL
Otra regla básica hace referencia a la duración de la autorrevelación, la cantidad
de tiempo utilizado para dar información sobre usted mismo. Los períodos prolongados de autorrevelación del terapeuta consumen tiempo que podría destinarse
a la revelación del cliente. Mientras más revele una persona, menos revelará,
necesariamente, la otra (Levin & Gergen, 1969). Desde este punto de vista. se
recomienda cierta concisión en la autorrevelación del terapeuta. Otra consideración
con respecto a la duración implica la capacidad del cliente para utilizar y beneficiarse
de la información compartida. Como advierte Egan (1990, p. 223), los terapeutas
deberían evitar la autorrevelación cuando el cliente está ya saturado.
Otra regla básica sobre el uso de la autorrevelación se refiere a la profundidad
o intimidad de la información revelada (Cozby, 1973, p. 75). Debería intentar que
sus afirmaciones fueran similares en contenido y forma a los mensajes del cliente.
lvey y Gluckstem (1976, p. 86) se refieren a esta similitud como «paralelismo»,
la autorrevelación del terapeuta está estrechamente vinculada a las manifestaciones
del cliente.
Cliente: Me siento tan deprimida. Mi marido es muy crítico conmigo y a menudo pienso que
tiene razón. No puedo hacer casi nada bien.
Terapeuta (paralelo): En ocasiones yo también me he sentido deprimida y puedo apreciar su
desánimo. Algunas veces. también. la crítica de un hombre me ha hecho sentir mal, aunque
estoy aprendiendo a valorarme sin tener en cuenta las críticas de mi marido o de mis amigos.
Terapeuta (paralelo): Yo también me he sentido hecha polvo. No todos los días salen bien.
Un terapeuta puede cambiar la profundidad de una autorrevelación adaptando
el contenido de la información revelada. Por ejemplo, si un cliente revela un suceso
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
61
no íntimo, puede ser más idónea una revelación demográfica que una revelación
personal. Si el cliente se refiere a una experiencia negativa, entonces una revelación
negativa del terapeuta será más similar que una positiva. De hecho, una_ revelación
positiva del terapeuta que sigue a la expresión del cliente de sentimientos negativos
(o viceversa) puede inhibir la comunicación del cliente más que expandirla. Imagine
que poco sensato sonaría si un terapeuta dijera «Hoy me siento muy feliz. Por
supuesto, me considero una persona muy optimista» justo después de que el cliente
haya revelado sentimientos de tristeza y depresión. Generalmente, el terapeuta
puede lograr el impacto deseado de autorrevelación cuando la profundidad o el
contenido de la información no discrepa mucho de los mensajes y las conductas
del cliente.
La profundidad o el grado de intimidad de sus autorrevelaciones también se
halla afectada por el ritmo de las interacciones. La revelación demográfica (no
íntima) puede ser útil en las fases iniciales porque muestra al cliente que la revelación es parte del proceso de tratamiento. Empezar con revelaciones no íntimas
es menos amenazante y más tarde el cliente no se sorprende con revelaciones más
íntimas. Las autorrevelaciones personales o muy íntimas son más efectivas que las
demográficas o poco íntimas para obtener el afecto del cliente y para potenciar las
auto-referencias del cliente (McCarthy, 1982; McCarthy & Betz, 1978). Además
la autorrevelaciones son 'aditivas' porque identifican de antemano sentimientos no
manifestados por el cliente añadiéndose así a la comprensión del problema del
cliente» (McCarthy, 1982, p. 130). Así pues, las revelaciones personales o muy
íntimas pueden ser más útiles después que la autorrevelación se haya convertido
en parte del contrato del tratamiento de un modo menos amenazador.
Al utilizar la autorrevelación el terapeuta debe ser consciente de los efectos
que produce sobre la entrevista. Siempre existe el riesgo de acelerar la autorrevelación hasta el punto de que el terapeuta y el cliente dedican el tiempo a contar
historias propias. Este efecto no refleja los propósitos que se siguen con la autorrevelación.
Además de conocer los efectos reales de la autorrevelación, los terapeutas
deberían ser conscientes de su motivación para utilizar la respuesta en primer lugar.
La autorrevelación es conveniente sólo cuando se puede explicar cómo beneficia
ésta al cliente. Los terapeutas que no sean conscientes de su propia vulnerabilidad
y sesgos pueden autorrevelarse porque se identifican demasiado con el cliente o
con un tema determinado. Otros terapeutas pueden autorrevelarse sólo porque
reduce su propia ansiedad en la entrevista. Del mismo modo que el resto de las
conductas del consultor, la autorrevelación debería estar estructurada para corresponder a las necesidades del cliente.
ACTIVIDAD: AUTORREVELACIÓN
Responda en las dos situaciones siguientes con una respuesta de autorrevelación. Asegúrese de que revela algo sobre usted mismo. Podría serle útil iniciar sus
afirmaciones con «Yo». Jntente también que sus afirmaciones sean similares en
contenido y profundidad a los mensajes y situaciones del cliente. En primer lugar
se incluye un ejemplo y posteriormente hallará el feedback.
62
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉlfTICA EFECTTV A
Ejemplo
Al cliente le cuesta bastante manifestar las razones que le han conducido a
solicitar terapia. Su respuesta de autorrevelación: «A veces soy reacio a comentar
algo personal con alguien que no conozco, Yo sé que lleva su tiempon.
Ahora aplique sus propias autorrevelaciones:
1. El cliente se siente como fracasado porque i<nada parece marchar bien)).
Su autorrevelación:
2. El cliente está insinuando que tiene problemas sexuales pero no sabe cómo
introducir este tema en la sesión.
Su autorrevelación:
ACEPTACIÓN POSITIVA
La aceptación positiva, también denominada «respeto», hace referencia a la
capacidad de valorar al cliente como persona merecedora de dignidad (Rogers,
1957). La transmisión de aceptación positiva tiene diversas funciones importantes
en el momento de establecer una relación terapéutica efectiva como el transmitir
al cliente su deseo de trabajar con él, el interés en el cliente como persona y la
aceptación de éste. Raush y Bordin (1957) y Egan (1990) han identificado cuatro
componentes en la aceptación positiva: Tener la sensación de compromiso hacia
el cliente, hacer un esfuerzo por entender al cliente, eliminar las valoraciones
críticas y expresar una cantidad razonable de protección (ver también Tabla 2.2).
Compromiso
El compromiso implica que usted desea trabajar con el cliente y está interesado
en hacerlo. Se traduce en acciones como ser puntual para las citas, reservar tiempo
para uso exclusivo del cliente, asegurar la privacidad durante las sesiones, mantener
la confidencialidad y aplicar destrezas para ayudar al cliente. La falta de tiempo
y la falta de interés son las dos barreras para comunicar una sensación de compromiso.
Esfuerzo por Entender
El cliente se sentirá respetado cuando sienta que el terapeuta trata de entenderle
y tratar sus problemas con interés. El terapeuta puede demostrar sus esfuerzos por
entenderle siendo empático, haciendo preguntas diseñadas para elicitar información
importante sobre el cliente y manifestando mediante comentarios o acciones su
interés por comprender al cliente (Raush & Bordin, 1957, p. 325). Los terapeutas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
63
también transmiten comprensión mediante el uso de respuestas de atención específicas tales como el parafraseo o el reflejo de los mensajes del cliente (ver también
Capítulo 5).
Actitud no valorativa
Una actitud no valorativa consiste en la capacidad del terapeuta para eliminar
la valoración de las acciones o motivos del cliente y para evitar la condena de los
pensamientos, sentimientos o acciones del cliente. Puede describirse también como
la aceptación del cliente sin condiciones o reservas por parte del terapeuta, esto
no quiere decir que el terapeuta apoye o esté de acuerdo con todo lo que diga o
haga el cliente. Un terapeuta transmite una actitud no valorativa mediante la aceptación de las expresiones y experiencias del cliente sin manifestar desacuerdo o
crítica. Por ejemplo, imagínese que un cliente dice «No puedo evitar engañar a mi
mujer. Yo le quiero pero tengo la necesidad de estar con otras mujeres». El terapeuta
que responde con interés y respeto podría decir algo como «Te sientes atrapado
entre los sentimientos hacia tu mujer y tu necesidad de otras mujeres». Esta respuesta no condena ni critica los sentimientos y conductas del cliente. Por el contrario, un terapeuta que responda «¡Qué desastre! Tú te casaste con tu esposa
porque la quieres y ahora estás tonteando con otras mujeres», transmite crítica y
falta de respeto hacia el cliente como ser humano. La experiencia de tener un
interés positivo por los clientes también puede identificarse en la presencia de
ciertos pensamientos y sentimientos (encubiertos) como «Me siento bien cuando
estoy con esta persona» o «No me siento molesto o inquieto con lo que me dice
esta persona».
Una duda que los terapeutas deben encarar con frecuencia es cómo superar los
sesgos personales y culturales para tratar con efectividad a los individuos que la
sociedad en general percibe como innecesarios, ofensivos o desagradables, por
ejemplo un violador o un perverso. George y Cristiani (1981) señalan que la
respuesta a esta pregunta reside en el hecho de que la naturaleza de la relación es
asistencial. Los terapeutas pueden crear un clima donde el cliente se sienta seguro
y no se comporte de forma defensiva, pueda mostrarse más receptivo al terapeuta
que a las personas con las que interactua en la vida diaria. En otras palabras, la
relación terapéutica puede proporcionar el ímpetu para que tales clientes «Se muevan
por encima de las conductas, defensas y fachadas que otros encontrarían ofensivas»(George & Cristiani, 1981, p. 152).
FEEDBACK. AUTORREVELACIÓN
Aquí se incluyen algunos ejemplos de autorrevelación del terapeuta para estas
dos situaciones con clientes. Observe si sus respuestas son similares; sus respuestas reflejarán probablemente más sentimientos y experiencias propias. ¿Son
64
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
sus respuestas concisas?, ¿Son parecidas a los mensajes del cliente en contenido
e intensidad?
1. <(Yo también me he sentido a disgusto conmigo mismo alguna vez))
o
<l Recuerdo que cuando era joven sobre todo, me sentía muy deprimido si las
cosas no salían como yo quería».
2. «Alguna vez me he preguntado si mi comportamiento sexual es apropiado)).
o
HA veces me resulta muy difícil empezar a hablar sobre temas personales
como el sexo)>.
Protección y Cercanía
Según Goldstein ( 1986), sin la expresión de protección y cercanía las estrategias
particulares y las intervenciones terapéuticas pueden ser «técnicamente correctas
pero terapéuticamente impotentes» (p. 43). La cercanía reduce la naturaleza impersonal o la esterilidad de un procedimiento de intervención o de tratamiento.
Además, la cercanía engendra cercanía. Como señalan Truax y Carkhuff (1967),
la mayoría de los clientes responden a la cercanía con cercanía. En las interacciones
con clientes hostiles o reacios, la protección y la cercanía pueden desarmar y reducir
la intensidad de los sentimientos de rechazo del cliente.
TABLA 2.3. Señales no verbales de cercanía y de frialdad
Señal no
verbal
Tono de voz
Expresión
Facial
Postura
Contacto ocular
Contacto
Gestos
Proximidad
física
Cercanía
Frialdad
Suave
Sonriente,
de interés
Relajada, inclinado hacia la
otra persona
Mira directamente a los
ojos de la otra persona
Toca a la otra persona
suave y discretamente
Abiertos, de bienvenida
Reservado, duro
Expresión de duda, ceño fruncido,
desinterés
Tensa, alejada de la persona
Cercano
Distante
Evita el contacto ocular
Evita cualquier contacto
Señales no verbales de cercanía. La forma más sencilla de transmitir cercanía
y protección consiste en utilizar conductas no verbales como tono de voz, contacto
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
65
ocular, expresiones faciales, gestos y contacto. Johnson (1986) describe algunas
señales no verbales de cercanía o frialdad (ver Tabla 2.3). Recuerde que estas
conductas pueden interpretarse como cercanas o lejanas por los clientes de cultura
occidental. Los clientes de otras culturas perciben de modo diferente estos aspectos.
Incluso los clientes de la cultura occidental pueden variar en la cantidad de cercanía
que necesitan o pueden manejar.
Un aspecto importante de la dimensión no verbal de la cercanía es el contacto
físico (ver también el Capítulo 4). En momentos de estrés emocional muchos
clientes agradecen un contacto físico bien intencionado. Lo difícil del contacto
físico es que puede tener para el cliente un significado diferente del que usted desea
transmitir. Al decidir si debe usar o no el contacto físico, es importante que tenga
en cuenta el nivel de confianza que existe entre el cliente y usted, si el cliente
podría percibir el contacto físico como sexual y la experiencia pasada del cliente
asociada al contacto físico (puede suceder que un cliente asocie el contacto físico
con el castigo y diga «No puedo soportar que me toquen»). Para facilitarle la
evaluación del probable impacto del contacto físico sobre el cliente, Gazda et al.
(1984, p. 111) le recomienda plantearse las siguientes preguntas:
l. ¿Cómo percibe esto la otra persona? ¿Se percibe como algo genuino o como
una técnica superficial?
2. ¿Se siente incómoda la otra persona? (Si la otra persona evita el contacto
físico deberá ajustar su conducta de acuerdo con esto).
3. ¿Estoy interesado en la persona o en el contacto físico de la otra persona?
¿A quién va dirigido, a mí, a la otra persona o para impresionar a los
observadores?
Respuestas verbales asociadas a la cercanía e inmediatez. La cercanía también puede ser transmitida a los clientes mediante determinadas respuestas verbales.
Un modo de expresar cercanía consiste en utilizar frases de elogio (lvey, lvey &
Simek-Downing, 1987) porque esto refleja algunos atributos o aspectos positivos
del cliente, tales como «Es estupendo ver qué bien manejas esta situación», «Te
expresas realmente bien» o «Has hecho un trabajo estupendo al elaborar este plan
de acción». Las frases de elogio proporcionan al cliente refuerzo positivo y deben
ser sinceras, merecidas y precisas para que sean efectivas.
Otra respuesta verbal utilizada para expresar cercanía es la inmediatez. La
inmediatez es una característica de la repuesta verbal del terapeuta que describe
algo según sucede en el transcurso de la sesión. La inmediatez implica autorrevelación, pero se limita a la autorrevelación de los sentimientos corrientes, los que
suceden en el momento presente de la relación o durante la sesión. Cuando las
personas evitan la inmediatez con otras personas a lo largo de una relación y
establecen distancias entonces desaparece cualquier cercanía que podía existir anteriormente. Egan (1990, p. 227) describe el posible impacto sobre una relación
cuando no existe inmediatez.
66
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
Con frecuencia las personas no son inmediatas en sus interacciones. Por ejemplo, un marido
se siente molesto por algo que dice su esposa. No dice nada y «traga» sus sentimientos, pero
durante los siguientes dos días está un poco distante o silencioso con su esposa. _Ella advierte
esto, se pregunta qué pasará pero no dice nada. Pronto, pequeñas cosas de su relación que en
circunstancias normales se ignorarían empiezan a ser irritantes. Las situaciones son cada vez
más tensas, pero aún no se sientan a hablar directamente sobre lo que sucede. Todo acaba en
una gran discusión sobre algo bastante pequeño (ver Beme, 1964). Una vez que han aireado
sus emociones se sienten aliviados porque se han liberado de las emociones pero culpables
porque lo han hecho de una forma algo infantil.
Al utilizar la inmediatez en el consejo, el terapeuta manifiesta un aspecto
corriente de (!)lo que piensa, siente o cómo se comporta el terapeuta, (2)lo que
piensa, siente o cómo se comporta el cliente o (3) algún aspecto de la relación. A
continuación se añaden algunos ejemplos de estas tres categorías de inmediatez:
1. Inmediatez del terapeuta: El terapeuta revela sus propias opiniones o sentimientos en el
proceso terapéutico según van surgiendo «en el momento».
«Me alegro de verte».
«Perdona que no lo haya entendido. Vamos a repetir esto otra vez».
2. Inmediatez del cliente: El terapeuta proporciona al cliente feedback sobre algunos comportamientos o sentimientos de este según surgen en la entrevista.
«En este momento pareces disgustado e incómodo».
«En este momento te estás riendo de verdad, debes de estar contento con lo que has hecho>>.
3. Inmediatez de la relación: El terapeuta revela sentimientos u opiniones sobre la relación.
«Me alegro que seas capaz de compartir eso conmigo».
«Me hace sentir bien que estemos llegando a algo hoy».
La inmediatez de la relación puede incluir referencias a transacciones específicas
de «aquí y ahora» o en general al desarrollo de la relación (Egan, 1990). Por
ejemplo, «Soy consiente de que en este momento, cuando me pongo a hablar de
nuevo, empiezas a distraerte y a mover tus dedos y pies. Me pregunto si te sientes
incómodo conmigo o si hablo demasiado» (transacción específica). Un ejemplo de
inmediatez sobre el modelo o desarrollo de la relación puede ser: «Esta sesión me
hace sentir bien. Recuerdo la primera vez que empezamos hace algunos meses
cuando ambos nos tratábamos con tanta cautela y dificultad para expresar lo que
transcurría por nuestras mentes. Hoy soy consciente de que no medimos nuestras
palabras con demasiada precaución. Parece que nos sentimos más cómodos el uno
con el otro».
La inmediatez no es un fin en sí mismo sino más bien un medio que facilita
el trabajo del terapeuta y el cliente. Si se convierte en un fin puede resultar
distractivo más que facilitador (Egan, 1990). A continuación se incluyen algunos
ejemplos donde la inmediatez puede ser facilitadora:
l. Duda o «precaución» en la conversación («María, me percato de que tu [o yo] estás selec-
cionando las palabras con mucho cuidado como si fueras (o fuera] a decir algo equivocado»).
2. Hostilidad, enfado, resentimiento, irritación («loe, me siento bastante enfadado porque
quieres que te reserve esta hora para la semana que viene y quizá no puedes venir, como
ya antes ha sucedido dos veces. Me preocupa qué va a suceder con nuestra relación»).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
67
3. Atracción («Al principio parecía estupendo que nos cayéramos tan bien. Ahora me pregunto
si nos sentimos tan cónlridos que estamos guardando y no compartiendo lo que realmente
está en nuestras mentes»).
4. Sentimiento de «bloqueo'>, falta de dirección o centro de atención («En esté momento me
parece que nuestra sesión es como un disco rayado. Somos como una aguja que gira en el
mismo círculo sin producir música ni conducimos a ninguna parte»).
5. Tensión («Me doy cuenta que en este momento estamos sintiendo un poco de incomodidad
o tensión, sobre lo que somos como personas, a dónde nos conduce esto y sobre qué va a
suceder»).
La inmediatez también puede ser útil para manejar aspectos relacionados con
la transferencia y contratransferencia que se han tratado anteriormente en este
capítulo.
La inmediatez persigue tres objetivos. Uno es exponer abiertamente algo que
siente dentro de usted mismo, en el cliente o en la relación y que no ha sido
expresado directamente. Generalmente se supone que los sentimientos referentes
a la relación y que han sido encubiertos o no expresados pueden inhibir la comunicación y dificultar el desarrollo posterior de la relación si el terapeuta no los
reconoce o no responde a ellos. Esto puede ser especialmente importante cuando
los sentimientos son negativos. Como señalan Eisenberg y Delaney (1977) «cuando
se genera estrés en la relación entre el terapeuta y el cliente, generalmente es más
adaptativo manejar abiertamente el estrés que evitarlo» (p. 203). De este modo,
la inmediatez puede reducir la distancia que enturbia la relación como consecuencia
de aspectos subyacentes desconocidos.
El segundo objetivo de la inmediatez consiste en generar conversación o proporcionar feedback sobre algunos aspectos de la relación o de las interacciones
según van sucediendo. Este feedback puede incluir la comunicación verbal de los
sentimientos del terapeuta o de algo que el terapeuta aprecia en el proceso interactivo. La inmediatez no se utiliza para describir cada uno de los sentimientos u
observaciones sobre el cliente que va teniendo el terapeuta, sino para tratar los
sucesos que influyen sobre el proceso terapéutico o sobre los sentimientos del
cliente. Normalmente el terapeuta decide iniciar la conversación de los aspectos o
sentimientos no resueltos (Eisenberg & Delaney, 1977, p. 202). La inmediatez
puede ser una forma de iniciar tales conversaciones y, cuando se utiliza adecuadamente, puede fortalecer la relación entre el terapeuta y el cliente y facilitar el
trabajo en común de ambos.
Finalmente, la inmediatez puede ser útil para facilitar la autoexploración del
cliente y para mantener el centro de atención sobre el cliente o sobre la relación
y no sobre el terapeuta (McCarthy, 1982; McCarthy & Betz, 1978).
Etapas en la inmediatez. La inmediatez es un conjunto de destrezas complejas.
La primera parte de la inmediatez, y un prerrequisito importante de la respuesta
verbal, es su reconocimiento o la capacidad de sentir qué esta sucediendo en la
interacción (Egan, 1990; Turock, 1980). Para conseguirlo, es importante observar
el transcurso de la interacción y procesar qué le está sucediendo a usted, al cliente
y a la relación que están generando. El reconocimiento también implica que usted
68
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
puede interpretar los signos sin cometer muchos errores de descodificación y sin
proyectar sus propios sesgos o «puntos flacos» sobre la interacción. Tras el reconocimiento, el siguiente eslabón consiste en formular una respuesta-verbal que
de algún modo transmita sus sensaciones o trazos del proceso con el cliente. La
forma final de la respuesta puede variar y puede incluir algunas de las respuestas
de escucha y acción que se describen en los capítulos quinto y sexto. Independientemente de su forma, la característica crítica de la inmediatez es su énfasis en
el «aquí y ahora», el presente.
Turock (1980, p. 170) sugiere algunas formas útiles para iniciar la expresión
de inmediatez:
l. «En este momento estoy sintiendo que .. » (inmediatez referida al terapeuta).
2. «Precisamente ahora estás sintiendo que .. »{sentimientos hacia el terapeuta) porque .. (inmediatez del cliente).
3. «Cuando veo (oigo, considero) que tu.. (conductas o sentimientos del cliente), yo ... »
(conductas o sentimientos del terapeuta).
Reglas básicas. Hay multitud de reglas que se deben tener en cuenta al emplear
la inmediatez con eficiencia. En primer lugar, el terapeuta debería describir lo que
él ve según está sucediendo. Si el terapeuta espera hasta más adelante en la sesión
o hasta la próxima entrevista para describir un sentimiento o experiencia, el impacto
se pierde. Además, los sentimientos sobre la relación que se ignoran pueden ir
amontonándose y expresarse en un momento de forma más intensa o distorsionada.
El terapeuta que postpone el empleo de la inmediatez para iniciar una conversación
necesaria corre el riesgo de acumular sentimientos o aspectos no resueltos que
perjudican a la relación.
En segundo lugar, para expresar la experiencia del «aquí y ahora», cualquier
afirmación inmediata debe formularse en presente, «Ahora me siento incómodo»
en vez de «Me he sentido incómodo». Esto aporta al cliente modelos para expresar
el momento en vez del pasado.
Por otra parte, al referirse a sus sentimientos y percepciones propias hágase
responsable de ellas mediante el empleo del pronombre personal Yo, me o mi como
en «Ahora, yo estoy preocupado por usted» en vez de «Haces cosas preocupantes».
Al expresar sus sentimientos inmediatos en primera persona, usted se hace responsable de sus sentimientos y observaciones y esto puede incrementar la receptividad del cliente hacia sus expresiones de inmediatez.
Finalmente, del mismo modo que con otras respuestas, el terapeuta debería
tomar en cuenta el ritmo. Emplear inmediatez en exceso en las primeras sesiones
puede ser aplastante para algunos clientes y puede provocar ansiedad en el cliente
o en el terapeuta. Como señalan Gazda et al. (1984, p. 191), «Un nivel alto de
comunicación de inmediatez sobre una relación implica hablar sobre personas que
están presentes y sentimientos que existen en un determinado momento. Por lo
tanto ... es deseable que exista una relación anterior fuerte antes de utilizar la
dimensión de inmediatez». Si un terapeuta emplea afirmaciones de inmediatez y
percibe que ésto asusta al cliente, entonces debe considerar que el cliente no está
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
69
aún preparado para manejar estos aspectos o sentimientos. Además, no todos los
sentimientos u observaciones que disponga el terapeuta deben de ser verbalizados
para el cliente. La sesión no tiene por qué convertirse en una conversación «pesada»,
tampoco debe parecerse a un confesionario. Generalmente, la inmediatez se reserva
para el inicio de la exploración de los sentimientos y aspectos más significativos
o influyentes. Evidentemente, un terapeuta que nunca se expresa con inmediatez
puede estar evitando algunos aspectos que tengan influjo significativo sobre la
relación.
Hay algunas pruebas de que los terapeutas tienden a evitar las cuestiones
inmediatas incluso cuando las plantean directamente los clientes (Turock, 1980).
Los terapeutas que no se sienten a gusto con su propia imagen o que tienen
problemas con aspectos íntimos de sus propias vidas (ver Características de los
Terapeutas Eficientes) es probable que tengan dificultades al emplear esta destreza
o intenten evitar su uso. Desafortunadamente, esto puede provocar que la relación
terapéutica posterior se estanque o no sea sana (Turock, 1980).
ACTIVIDAD: INMEDIATEZ
Escriba un ejemplo de respuesta inmediata para cada uno de los siguientes
estímulos ofrecidos por !os clientes. En primer lugar se presenta un ejemplo, posteriormente encontrará el feedback.
Ejemplo.
El cliente ha llegado tarde por tercera vez y a usted le preocupa esto.
Respuesta inmediata: <(Yo sé que tienes problemas para llegar a la hora y me
siento un poco incómodo por esto)).
Ahora emplee sus respuestas inmediatas para las siguientes situaciones:
1. Mientras el cliente relata la pérdida de una persona cercana, sus ojos se llenan
de lágrimas.
Su respuesta inmediata:
2. El cliente deja de hablar cada vez que usted plantea el tema de sus resultados
académicos.
Su respuesta inmediata:
3. El cliente le plantea multitud de preguntas sobre sus capacidades y competencias.
Su respuesta inmediata:
4. Usted experimenta tensión y distanciamiento entre el cliente y usted; ambos
parecen tratarse mutuamente con «guantes de plástico)); usted advierte sensaciones físicas de tensión en su cuerpo y también aprecia signos de tensión
al mirar al cliente.
Su respuesta inmediata:
RESUMEN
Es importante recordar que las tres condiciones nucleares o facilitativas descritas
en este capítulo - empatía, genuinidad y aceptación positiva - se refuerzan mutuamente y que en la práctica funcionan juntas. Las tres condiciones son siner-
70
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉlfTICA EFECTIVA
géticas, esto es, el efecto total de las tres es mayor que el efecto de cualquiera de
ellas.
La capacidad para transmitir estas condiciones nucleares a los clietites no está
sólo en función de las destrezas aprendidas sino también de sus propios sesgos y
cuestiones no resueltas, que pueden impedirle la adopción del marco de referencia
del cliente, o pueden conducirle a adoptar roles mecánicos o artificiales y pueden
reducir su capacidad para transmitir al cliente respeto y atención. Así pues, antes
de iniciar una relación terapéutica es conveniente el conocimiento, escrutinio y
resolución de las necesidades y conductas propias para después referirse a los
clientes con efectividad.
POSTEVALUACIÓN
l. En base al Objetivo Uno de este capítulo, usted será capaz de identificar
actitudes y conductas propias que pueden facilitar o dificultar el establecimiento de
una relación aslstencial positiva. En esta actividad se presenta un Cuestionario para
Terapeutas Eficientes. Su tarea consiste en utilizar el cuestionario para evaluarse en
este momento con respecto a esas actitudes y conductas. Si hasta e! momento no
ha tenido muchas oportunidades de contacto con los clientes, utilice el cuestionario
para evaluar cómo cree que actuaría en las interacciones. Identifique cualquier aspecto o área que le convenga trabajar para su desarrollo como consultor. Plantee
su evaluación en pequeño grupo o con un instructor, un colega o un supervisor. No
se incluye un feedback escrito para esta parte de la postevaluación.
CUESTIONARIO PARA TERAPEUTAS EFICIENTES
Instrucciones: Valórese en cada uno de los ítems rodeando el número y la palabra
que mejor le describa en el momento actual. Si en un ítem se presenta una situación
o conducta que no ha encontrado nunca, valore cómo cree que se comportaría o
manejaría la situación.
Competencia Intelectual
1. Creo que conozco teorías y técnicas de consejo/psicoterapia y también otros
aspectos relacionados con !a terapia.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
2. Tengo interés sobre las áreas del conocimiento relacionadas con la terapia e
intento buscar información sobre las áreas que desconozco
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
71
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
3. Es importante para mí observar el progreso de los clientes a lo largo de la terapia
para guardar un registro del progreso y de los resultados.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Energía
4. Tengo suficiente fortaleza física como para atender diariamente a muchos clientes.
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
5. Incluso después de atender a multitud de clientes, no me siento emocionalmente agotado.
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
6. Transmito intensidad y dinamismo a mis clientes
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Flexibilidad
7. Adapto mis técnicas y consejo terapéutico a cada cliente en vez de ajustar al
cliente a las técnicas o a la terapia.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
8. Utilizo una única metodología u orientación teórica con todos !os clientes.
En absoluto
2
3
4
Poco
Algo
Bastante
5
Casi siempre
Apoyo
9. Apoyo los esfuerzos de los clientes por adoptar opciones o conductas autodirigidas.
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
72
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECITV A
10. Apoyo a los cl!entes sin protegerlos o sin adoptar más responsabilidad de la
debida para el proceso y los resultados terapéuticos.
En absoluto
2
Poco
3
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
Buena Intención
11. Dispongo de otras relaciones y actividades (además de las relaciones terapéuticas) donde satisfago mis propias necesidades.
En absoluto
2
Poco
3
4
5
Algo
Bastante
Casi siempre
12. Conozco con claridad mis motivos para ser terapeuta.
En absoluto
2
Poco
3
4
5
Algo
Bastante
Casi siempre
13. Intento comportarme de forma ética al encontrar las necesidades de Jos clientes
y al proteger el bienestar de éstos.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Auto-conocimiento
14. Soy consciente de mis propios puntos fuertes que debo ofrecer a los clientes.
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
15. Soy consciente de mis limitaciones o conductas derrotistas que pueden interferir
en la terapia con los clientes.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
16. Soy consciente de los aspectos de mi propia vida que tengo sin resolver o
finalizar.
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
111. En base al tercer objetivo de este capítulo, usted será capaz de transmitir a
Jos clientes las tres condiciones facilitativas, dada una situación de role-play. Complete esta actividad en trío, de modo que una persona adopte el rol de terapeuta,
otra el rol de cliente y la tercera desempeñe el papel de observador. La tarea del
73
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
terapeuta consiste en transmitir aspectos comportamentales de empatía, genuínidad
y aceptación positiva del cliente. El cliente puede mostrar interés por el terapeuta.
El observador observará la interacción utilizando para ello el Cuestionario de Condiciones Faci!itativas a modo de guía y proporcionará feedback después de completar
la sesión. Cada role-play puede durar entre 10-15 minutos. Deben intercambiarse
los roles para que cada persona tenga la oportunidad de estar en cada uno de ellos.
Si no tiene posibilidad de encontrar a alguien que desempeñe e! rol de observador,
encuentre a una persona para que actúe como cliente en la Interacción, grabe la
conversación y utilice el siguiente cuestionario como guía para evaluar la grabación.
CUESTIONARIO DE CONDICIONES FACILITATIVAS
Terapeuta----------------------------Observador ___________________________~
Fecha _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
~
Instrucciones: Valore cómo transmite el terapeuta las tres condiciones facilitativas rodeando con un círculo el número y palabra que mejor describan la conducta
global del terapeuta durante la sesión.
Empatía
1. ¿Ha utilizado el terapeuta respuestas verbales que transmiten deseo de comprender al cliente?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
2. ¿Ha reflejado el terapeuta los mensajes implícitos del cliente?
En absoluto
2
Poco
3
4
Algo
Bastante
5
Casi siempre
3. ¿Se ha referido el terapeuta a los sentimientos del cliente?
En absoluto
2
Poco
3
4
Algo
Bastante
5
Casi siempre
4. ¿Ha tratado el terapeuta los aspectos que parecían ser importantes para el
cliente?
En absoluto
2
Poco
3
4
Algo
Bastante
5
Casi siempre
5. ¿Ha conectado el terapeuta con la conducta no verbal del cliente?
En absoluto
2
3
4
Poco
Algo
Bastante
5
Casi siempre
74
COMPONENTES DE UNA RELACIÓN TERAPÉUTICA EFECTIVA
6. ¿Coincidía el terapeuta con las peticiones y afirmaciones del cliente?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Genuinidad
7. ¿Ha evitado el terapeuta enfatizar en exceso su rol, posición o estatus?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
8. ¿Ha mostrado el terapeuta consistencia o congruencia entre los sentimientos,
palabras, conducta no verbal y acciones?
En absoluto
2
Poco
3
4
5
Algo
Bastante
Casi siempre
9. ¿Ha sido el terapeuta convenientemente espontáneo (lo ha hecho con tacto)?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
10. ¿Ha habido autorrevelaciones del terapeuta, o ha compartido con el cliente algún
sentimiento o experiencia similar?
En absoluto
2
3
Poco
Algo
4
Bastante
5
Casi siempre
11. ¿Ha mostrado el terapeuta conductas de apoyo no verbales como el contacto
ocular, sonrisa y disposición frontal?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Interés Positivo
12. ¿Ha mostrado el terapeuta conductas relacionadas con el compromiso o deseo
de ver al cliente (por ejemplo siendo puntual, respondiendo con intensidad)?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
13. ¿Ha respondido el terapeuta de forma verbal y no verbal al cliente sin juzgarlo
o evaluarlo?
1
2
3
4
5
En absoluto
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
75
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
14. ¿Ha transmitido el terapeuta interés por el cliente mediante conductas no verbales de apoyo {tono de voz suave, sonrisa, contacto ocular, contacto físico) y
con respuestas verbales (con respuestas de alabanza y/o inmediatas)?
En absoluto
2
3
4
5
Poco
Algo
Bastante
Casi siempre
Comentarios del O b s e r v a d o r - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
FEEDBACK: INMEDIATEZ
A continuación se incluyen algunas respuestas inmediatas. Compárelas con las
suyas.
1. l<En este momento pareces estar experimentando esa pérdida con mucha
intensidad».
o
«Siento en este momento que te resulta doloroso hablar sobre esto».
2. ((Cada vez que menciono tus resultados académicos, como lo he hecho ahora,
pareces alejarte de este tema>).
o
«Soy consciente de que, durante esta sesión, dejas de hablar cada vez que
surge el tema de tus estudios».
3. (<Parece que estas dudando ahora de mi capacidad para ayudarten.
o
(<Me pregunto si en este momento te resulta difícil confiar en míi>.
4. «Soy consciente de mi propia rigidez física y de tu tensión cuando me miras.
Siento que ahora no estamos muy cómodos el uno con el otro. Al parecer
nos estamos tratando con excesiva precaución y cautela en este momento».
3
Variables que favorecen la relación e
influencia interpersonal
En cualquier relación humana las personas tratan de influir unas sobre otras.
La relación terapéutica no es una excepción. Es un hecho comprobado que los
terapeutas influyen sobre los clientes y según Senour (1982, p. 364), el deseo de
evitar la influencia es «obviamente absurdo porque el consejo no tendría razón de
ser si no ejerciéramos ninguna influencia sobre esos con quienes trabajamos».
Además el proceso de influencia que opera en la terapia es de sentido doble. Los
clientes también intentan influir sobre los terapeutas. Como señala Dom (1984b,
p. 343), «aunque el cliente solicite terapia a consecuencia de su insatisfacción con
las circunstancias personales, este mismo cliente intentará influir sobre la conducta
del terapeuta».
Así pues, el proceso de influencia en la terapia es interpersonal, esto es, entre
dos personas, y recíproco o mútuo. Algunas investigaciones recientes (Heppner &
Heesacker, 1982) muestran los intercambios de influencia interpersonales y recíprocos. En un primer momento de la terapia, los clientes muy motivados percibían
a sus terapeutas como atractivos y admirables. Los terapeutas de estos mismos
clientes también percibían a sus clientes como interpersonalmente atractivos. Estos
eran los terapeutas que creían tener el mayor impacto o influencia sobre sus clientes.
La naturaleza interpersonal y recíproca de este proceso de influencia genera
«una dinámica muy especial» durante la terapia (Dom, l 984b, p. 344). Dom
describe un ejemplo útil de cómo se desarrolla el proceso de influencia entre las
dos partes:
La persona A muestra una conducta verbal y no verbal para hacer que la persona B responda
de un modo específico. La persona B responde, otra vez con conductas verbales y no verbales
y esta conducta es un feedback inmediato para que A compruebe si sus primeros intenros de
influencia han tenido éxito. Entonces la persona A evalúa este feedback y lo compara con sus
expectativas iniciales. Después, decide cual es su próxima conducta. Evidentemente, la persona
B está implicada simultáneamente en el mismo proceso [p. 344].
78
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INR.,UENCIA INTERPERSONAL
OBJETIVOS
1. Dada una interacción de role-play, identificar y oponerse a cu-alquier supresión, distorsión y generalización en los mensajes verbales del cliente
para obtener especificidad y concreción.
2. Dadas seis descripciones escritas de clientes, relacionar la descripción del
cliente con el correspondiente «test de confianza».
3. En una interacción de role-play, dirigir una entrevista inicial de 30 minutos
mostrando aspectos descriptivos y conductuales de atracción.
4. En una interacción'de role-play, dirigir una entrevista de identificación de
problemas durante 30 minutos mostrando conductas verbales y no verbales
de experiencia y fiabilidad.
MODELO DE TERAPIA COMO INFLUENCIA INTERPERSONAL DE
STRONG
En 1968, Strong publicó lo que en la actualidad se considera un hito en la
terapia como proceso de influencia social. El autor mantenía la hipótesis de que
los intentos de los terapeutas por cambiar a sus clientes provocaban disonancia en
éstos debido a la inconsistencia o discrepancia entre las actitudes del terapeuta y
las del cliente. Esta disonancia es incómoda para los clientes y estos intentan
reducirla de formas diferentes como desacreditando al terapeuta, racionalizando la
importancia de su problema, buscando información u opiniones que contradigan
al terapeuta, intentando cambiar la opinión del terapeuta o aceptando la misma.
Strong (1968) comprobó que los clientes tendían a aceptar en vez de rechazar o
desacreditar las opiniones del terapeuta cuando los clientes percibían al terapeuta
como hábil, atractivo y confiable. Estas tres características (habilidad, atractivo y
fiabilidad) también pueden denominarse «favorecedores de la relación» (Goldstein,
1986) porque han sido identificadas como modos de influir positivamente sobre la
relación terapéutica.
Strong (1968) sugiere un modelo terapéutico de dos estadios:
1. El terapeuta establece una base de poder o de influencia sobre el cliente
mediante las tres características favorecedoras de la relación. Esta base de influencia
favorece la calidad de la relación y también potencia la implicación del cliente en
la terapia. En este estadio del modelo (imagen de la literatura social y psicológica)
se asume que el terapeuta establece esta base de influencia atribuyéndose factores
de poder que pueden provocar un cambio de actitudes. Los factores de poder
frecuentemente utilizados por los terapeutas son:
• Poder legítimo: poder que se deriva del rol del terapeuta, una forma que la sociedad en
genera!, considera aceptable y útil.
• Poder pericial: poder que proviene de los signos descriptivos y conductuales de habilidad
y competencia.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
79
• Poder referente: poder que se deriva de los signos descriptivos y conductuales de atractivo,
amistad y similitud interpersonal entre el terapeuta y el cliente (como se ha comprobado,
por ejemplo, en los terapeutas «indígenas»).
2. El terapeuta utiliza estos factores de influencia para provocar cambios actitudinales en los clientes. En el segundo estadio del modelo, es importante que
los clientes perciban al terapeuta como experto, atractivo y confiable porque es la
percepción que los clientes tienen de estas características del terapeuta lo que
determina, al menos en parte, la cantidad de influencia que ejercerán los terapeutas
sobre los clientes.
Durante la última década han aparecido multitud de investigaciones sobre el
modelo de influencia social de Strong, aunque la mayoría de los estudios existentes
son investigaciones análogas (no «Sobre el terreno») que se limitan a uno o dos
contactos entre las personas (Corrigan, Del!, Lewis & Schmidt, 1980). El factor
de influencia arriba descrito parece tener su máximo efecto sobre los clientes durante
los contactos iniciales porque en ese momento formulan los clientes sus primeras
impresiones sobre los terapeutas.
NATURALEZA INTERACTIVA DEL PROCESO DE INFLUENCIA
Como hemos mencionado al inicio de este capítulo, los intentos de influencia
del terapeuta y del cliente son interdependientes y están interrelacionados. La
pericia, el atractivo y la fiabilidad son atributos y conductas que contribuyen a la
influencia del terapeuta, pero también hay que considerar las variables del cliente
que pueden favorecer o mediatizar los efectos de la influencia del terapeuta.
Aunque la mayor parte de este capítulo se centra en las tres características del
terapeuta que más contribuyen en el proceso de influencia terapéutica, recuerde
que ciertas características del cliente pueden favorecer o mediatizar los intentos de
influencia del terapeuta. En otras palabras, algunos clientes serán más o menos
susceptibles a la influencia del terapeuta, dependiendo de factores como:
•
•
•
•
•
•
•
Género, raza o medio socio cultural.
Atractivo y competencia social.
Nivel conceptual y estilo cognitivo.
«Mitos», opiniones y expectativas sobre la terapia.
Motivación.
Satisfacción con los resultados de la terapia.
Nivel de compromiso adquirido para cambiar las conductas de interés.
Además, como la terapia es un proceso que conlleva diferentes fases o estadios,
como se ha mencionado en el Capítulo 1 (relación, evaluación y formulación de
objetivos, intervención y acción y evaluación y conclusión), es imprescindible
tomar en cuenta qué tipo de influencia puede convenir a cada fase del proceso.
Por ejemplo, los aspectos descriptivos de la pericia como el rol, la reputación, la
80
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
educación y el entorno ejercen más influencia y son más útiles durante la primera
parte de la terapia en la que el terapeuta intenta animar al cliente, demostrando su
credibilidad, para que continúe con la terapia. Sin embargo, cuando la terapia sigue
adelante, estos signos externos no son suficientes salvo que vayan acompañados
por muestras conductuales de pericia o competencia que indican que el terapeuta
está capacitado para manejar con éxito los problemas del cliente. En la Tabla 3.1
se muestra un resumen de la relación entre los distintos aspectos del terapeuta y
los estadios de la terapia. Los signos descriptivos asociados a estas tres características favorecedoras de la relación se refieren a los aspectos no verbales del
terapeuta como el porte, el atavío y la apariencia así como a aspectos situacionales
como el entorno donde se encuentra la consulta y a la reputación del terapeuta
obtenida mediante los comentarios, el conocimiento previo y la lectura de diplomas
o certificados. Los aspectos conductuales de estas tres variables se refieren a las
conductas verbales y no verbales del terapeuta y a las cuestiones específicas que
el terapeuta dice o hace. A lo largo del presente capítulo describimos los componentes conductuales con ejemplos de estas tres variables.
TABLA 3.1. Relación de la pericia, atractivo y fiabilidad del terapeuta con los estadios
de la terapia.
Estadio de la terapia
Objetivos de los intentos de influencia
Rapport y relación (Estadio l)
• Aspectos descriptivos de la pericia:
educación, rol, reputación, entorno.
• Porte físico y atractivo
• Atractivo interpersonal transmitido
mediante la estructuración.
• Aspectos descriptivos de confiabilidad rol y reputación
• «Enganchar» al cliente para que
continúe la terapia mostrándole
credibilidad
• Crear una impresión inicial favorable
• Reducir Ja ansiedad del cliente,
«comprobar» las expectativas del cliente
• Favorecer la apertura y autoexpresión
del cliente
Evaluación y definición de objetivos
(Estadios 2)
Aspectos conductuales de pericia:
• Atención verbal y no verbal
• Contribuir a la comprensión del cliente
sobre sí mismo y sobre otros aspectos
• Concreción
• Enfrentarse a los errores lingüísticos y
omisiones del cliente
• Preguntas relevantes y que conduzcan a
pensar
• Lograr especificidad
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
81
Aspectos conductuales de atractivo:
• Conducta no verbal responsiva
• Favorecer la autorrevelació_n y
autoexploración relevante del cliente
Autorrevelación
• Transmitir deseabilidad y similitud
hacia el cliente
• Aspectos conductuales de fiabilidad:
aceptación no verbal de las revelaciones
del cliente, mantenimiento de la
confidencialidad, parafraseo exacto,
reacciones no defensivas ante las
«pruebas de confianza» del cliente
• Mostrarse merecedor de la confianza del
cliente para que este se sienta cómodo
«abriéndose» y autorrevelándose
Estrategias de intervención y fases de
acción (Estadio 3)
• Aspectos conductuales de la pericia:
capacidad de dirigir, fluidez, seguridad
en la presentación y transmisión;
interpretaciones
• Empleo de destrezas y estrategias
seleccionadas y exhibición de confianza
para demostrar la capacidad para ayudar
al cliente a resolver problemas e iniciar
las acciones necesarias
• Aspectos conductuales de fiabilidad:
dinamismo no verbal, dependencia y
consistencia de las palabras y los
hechos, información fiable y precisa
• Demostrar dinamismo, congruencia y
fiabilidad para animar al cliente a
confiar en sus sugerencias y pautas de
acción; también para eliminar la
resistencia a la acción, especialmente
cuando las conductas meta requieren un
nivel alto de compromiso o cambio
Evaluación, finalización y seguimiento
(Estadio 4)
• Areas conductuales de la pericia:
• Preguntas relevantes
• Evaluar los progresos del cliente y su
disposición para la finalización
• Capacidad de dirección y seguridad en
la presentación
• Contribuir a que el cliente tenga
confianza en la permanencia del cambio
mediante los esfuerzos autodirigidos
Atractivo interpersonal: estructuración
• reducir la ansiedad del cliente por la
finalización y disolución de la relación
terapéutica
Fiabilidad: reputación o carencia
demostrada mediante otros motivos o
logros personales, honestidad y claridad
• Aumentar la apertura del cliente para
disolver la relación cuando sea oportuno
o necesario
82
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN O FACTORES
FAVORECEDORES DE LA RELACIÓN
Anteriormente hemos descrito la importancia de tres características del terapeuta
para establecer y utilizar una base de influencia con los clientes: pericia, atractivo
y fiabilidad. Estas tres características también están relacionadas y de hecho, intercorrelacionadas (Zamostny, Corrigan & Eggert, 1981) hasta el punto de que los
terapeutas que son percibidos por los clientes como competentes también tienden
a ser percibidos como atractivos y fiables. Además, de las tres variables, la pericia
o competencia parece ser la más importante para la satisfacción del cliente (Zamostny et al., 1981) y para los resultados de los objetivos referidos al cliente
(LaCrosse, 1980). La pericia ha recibido la máxima atención en la investigación,
seguida por el atractivo. Existen pocos estudios que hayan investigado los parámetros de la fiabilidad a pesar de su reconocida importancia para el desarrollo de
la relación terapéutica.
PERICIA
La pericia, también conocida como «competencia» (Egan, 1990), es la percepción que tiene el cliente de que el terapeuta le será útil para la resolución de
sus problemas. Los clientes desarrollan esta percepción a través de aspectos del
terapeuta como el nivel de destreza aparente, los estudios relevantes, experiencia
o práctica especializada, certificados o licencias, madurez, estatus, tipo de entorno
en el que trabaja, historial de éxitos en la resolución de problemas ajenos y el rol
que se le atribuye como terapeuta. Los clientes parecen formular estas percepciones
a través de aspectos del terapeuta (lenguaje, porte, sexo, ... ) y del entorno (muestra
de diplomas, certificados, literatura profesional, título) que son inmediatamente
evidentes para el cliente, esto es, en los contactos iniciales. Así pues, en el estadio
inicial del consejo, donde el principal objetivo consiste en establecer una relación
terapéutica efectiva y el rapport, las señales descriptivas anteriormente citadas (ver
también Tabla 3.2) asociadas a la pericia desempeñan un papel predominante ayudando al terapeuta a establecer una influencia de base con el cliente.
En un principio, el rol de terapeuta también contribuye en las percepciones del
cliente sobre la competencia del terapeuta. En nuestra sociedad, un rol de «terapeuta» se percibe como socialmente aceptable y valorable. Los terapeutas transmiten poder o influencia legítima simplemente por el rol que desempeñan. De este
modo, el «rol de terapeuta conlleva una influencia inicial considerable, independientemente de quien lo desempeñe» (Corrigan et al., 1980, p. 425). Estos autores
opinan que el poder legítimo de nuestro rol es, de hecho, tan fuerte que los signos
conductuales o descriptivos de la pericia se enmascaran en el estadio inicial del
consejo porque se atribuye suficiente poder inherente al rol del terapeuta (Corrigan
et al., 1980).
E.STRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
83
Como se muestra en la Tabla 3 .1, en el estadio inicial del consejo, el terapeuta
quiere crear una impresión inicial favorable y animar al cliente transmitiendo
credibilidad para que acepte la terapia.
TABLA 3.2. Señales descriptivas y conductuales de la pericia, atractivo y fiabilidad
del terapeuta.
Pericia
Atractivo
Señales descriptivas
• Estudios relevantes.
• Experiencia o práctica
especializada
• Certificados o licencias
• Madurez
• Estatus
• Tipo de entorno
• Muestra de literatura
profesional
• Porte
• Reputación (historial de
éxitos en resolución de
problemas ajenos)
• Rol de terapeuta
socialmente valorado
Señales descriptivas
• Atractivo físico
Señales conductuales
Conducta.~
no verbales
• Contacto ocular
• Disposición frontal del
cuerpo
• Expresión fluida
Conductas verbales
• Preguntas relevantes que.
estimulen el pensamiento
• Atención verbal
• Con dirección y seguridad
en la presentación
• Interpretaciones
• Concreción
Fiabilidad
• Rol de terapeuta
(considerado como fiable
desde el punto de vista
social)
• Reputación de honestidad y
«claridad», falta de
cualquier otro interés
Señales conductuales
Conductas no verbales
(responsiva)
• Contacto ocular
• Orientación del cuerpo
mostrando la cara al cliente
• Disposición frontal
del cuerpo
• Sonrisa
• Asiente con la cabeza
Conductas verbales
• Estructuración
• Nivel moderado de
autorrevelación
• Contenido de las
autorrevelaciones similar a
las experiencias y opiniones
del cliente
Conductas no verbales
• Congruencia no verbal
• Aceptación no verbal de las
revelaciones del cliente
• Responsividad y dinamismo
no verbal
Conductas verbales
• Infonnación exacta y fiable
• Parafraseo exacto
• Consistencia y dependencia
entre las palabras y los
hechos
• Confidencialidad
• Honestidad, claridad
• Respuestas no defensivas a
las «pruebas de confianza»
84
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
En cierta medida, el terapeuta transmite tal credibilidad mediante el «poder»
inherente de nuestro rol como terapeutas. Además, los terapeutas pueden aumentar
las señales descriptivas asociadas a la pericia mostrando los diplomas, certificados,
literatura profesional, títulos, etc. La credibilidad inicial del terapeuta puede aumentar también si éste ha alcanzado una reputación positiva (basada en el historial
de clientes pasados a quienes ha ayudado a resolver problemas) y el cliente conoce
esta reputación.
Sin embargo, el rol, la reputación y los aspectos externos son insuficientes para
mantener una terapia después de la fase inicial. En las fases siguientes, el terapeuta
debe dar muestras evidentes de su competencia a través de la conducta. La pericia
conductual se mide en relación a la proporción en que el terapeuta ayuda al cliente
a lograr sus objetivos (Egan, 1990). Las demostraciones conductuales de la pericia
son particularmente cruciales en los estadios segundo y tercero de la terapia (evaluación, definición de objetivos e intervención). Estos estadios requieren mucha
destreza o competencia técnica para realizar una evaluación global y exacta del
problema del cliente, para ayudar al cliente a definir unos objetivos realistas y
apropiados y para ayudar al cliente a iniciar las acciones oportunas para lograr
dichos objetivos. Esto es extremadamente importante porque tener carisma o ser
un «buen chico» no le permitirá superar las sucesivas interacciones con los clientes.
Como señalan Corrigan et al. «En las terapias a largo plazo ... la evidencia continuada de falta de pericia puede negar a un terapeuta, el poder transferido en virtud
de su rol» (1980, p. 425).
La pericia percibida no parece ser equivalente a la experiencia del terapeuta,
esto es, los terapeutas experimentados no son considerados automáticamente como
más competentes o expertos que los de menor experiencia o incluso que los paraprofesionales (Heppner & Heesacker, 1982). Por el contrario, la pericia se favorece mediante la presencia o ausencia de conductas verbales y no verbales del
terapeuta que interactúan conjuntamente para transmitir manifestaciones conductuales de competencia (Barak, Patkin & Dell, 1982). Las conductas no verbales
asociadas a la comunicación de pericia incluyen:
l. Contacto ocular.
2. Disposición frontal del cuerpo.
3. Fluidez en el discurso (ver Capítulo 4).
Estas conductas no verbales parecen contribuir la percepción de pericia transmitiendo atención, espontaneidad y falta de vacilación del terapeuta en la presentación y el discurso (ver también Tabla 3.2).
Ciertas conductas verbales parecen contribuir a la percepción de pericia estableciendo al terapeuta como fuente de conocimiento y destreza y promocionando
la credibilidad de éste. Estas conductas incluyen:
1. Uso de preguntas relevantes y que estimulan el pensamiento (ver Capítulo
6).
ESTRATEGIAS DE ENTREVlSTAS PARA TERAPEUTAS
85
2. Indicaciones verbales de atención como el seguimiento del discurso, falta
de interrupciones, respuestas de atención (ver Capítulo 5).
3. Dirección y seguridad en la presentación.
4. Interpretaciones (vér Capítulo 6).
5. Concreción.
Concreción
Cómo la destreza referida a la concreción no se presenta en ninguna otra parte
del libro, la describimos en detalle en este apartado.
Lo que los clientes le manifiestan es frecuentemente una representación incompleta de su experiencia. Sus palabras y lenguaje (en ocasiones denominadas «estructura superficial») no representan realmente sus experiencias o el significado de
su mensaje (denominado también «estructura profunda»). El lenguaje no es el único
responsable de la representación incompleta de sus experiencias, existen también
multitud de sesgos que lo favorecen, tres en particular:
Omisión: cuando se excluyen algunos aspecto~.
Distorsión: cuando los hechos no son lo que parecen o están distorsionados.
Generalización: cuando toda la clase de hechos o personas se asocia a un sentimiento o a un
mismo significado o cuando se obtienen conclusiones sin datos que las avalen.
A consecuencia de estas diferencias, es importante que el terapeuta utilice
algunos instrumentos lingüísticos para obtener el significado de las palabras del
cliente y para completar estas diferencias. Las preguntas son los instrumentos
lingüísticos más eficientes para lograr estos dos objetivos, cualquier pregunta no
es idónea sólo unas cuantas son capaces de extraer del cliente la exactitud y
concreción necesarias. Estas preguntas también garantizan que usted no proyecte
sobre el cliente su propio senti~o del significado, porque su significado puede ser
irrelevante e inexacto.
Considere el siguiente ejemplo: Un cliente dice «Estoy deprimido». El terapeuta
A responde preguntando «¿Qué es concretamente lo que te deprime?». El terapeuta
B responde «¿Deprimido? Oh, sí, ya sé lo que es eso. ¿Cómo estás de deprimido?
El primer terapeuta obtendrá probablemente una respuesta del cliente que le conduzca a conocer el contenido de la depresión para este cliente y quizá también
otras respuestas que completen muchas piezas perdidas del problema porque la
afirmación inicial del cliente está llena de omisiones. El segundo terapeuta asume
que su experiencia sensitiva o significado de la palabra depresión es la misma que
la del cliente y no compara las diferencias entre el modelo de realidad (o depresión)
del cliente y el suyo propio o el de otros clientes.
La concreción es una forma de asegurar que las experiencias y sentimientos
comunes como la depresión, la ansiedad, la agresividad, etc. se definen idiosincrásicamente para cada cliente. Por otra parte, al obtener información de los clientes, usted no tiene por qué buscar sus propios significados o interpretaciones
86
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
equivalentes. Según Lankton (1980, p. 52), «convertir las palabras del cliente en
su propia experiencia subjetiva, en el mejor de los casos, implica la pérdida de
tiempo válido y atención de la terapia. En el peor de los casos, el significado
obtenido de la experiencia del cliente es completamente erróneo».
Es útil plantear preguntas diseñadas para obtener concreción de los clientes y
poder evaluar los problemas actuales y también los resultados esperados por éste.
Consecuentemente, es una faceta de la pericia particularmente crítica durante la
recogida de datos y durante la autoexploración así como para la comprensión del
proceso caracterizado por el segundo estadio de la terapia, evaluación y definición
de objetivos. Además, le permite identificar las limitaciones y los recursos del
cliente que pueden contribuir o dificultar la resolución de los problemas. Así pues,
es también una parte importante de la tercera fase de la terapia donde se seleccionan
y aplican los planes de acción e intervención.
Como hemos mencionado anteriormente, el lenguaje del cliente contiene errores
lingüísticos conocidos como omisiones, distorsiones y generalizaciones. En la
Tabla 3. 3 se muestran categorías frecuentes de los mensajes incompletos de los
clientes y muestras de las respuestas del terapeuta diseñadas para obtener la exactitud y la concreción.
TABLA 3.3. Categorías y ejemplos de errores lingüísticos del cliente y respuestas
modelo del terapeuta diseñadas para elicitar concreción
Categoría
Omisiones
Omisión simple
Omisión
comparativa
Descripción
Ejemplos
Respuesta modelo
del terapeuta
Se omite algún
objeto, suceso o
persona
Se omiten las bases
utilizadas para
formular una
comparación
«Me voy»
«Estoy asustado»
¿A dónde va?»
«¿De qué?»
«Mi hennano es
mejor que yo»
«Mejor, ¿cuándo (o
cómo o dónde)?
«Ella es la mejor»
«¿La mejor,
comparada con
quién?»
Falta de índice
referencial
Se omite o no se
especifica el objeto
o persona
mencionada
«Siempre están en
mi camino»
«¿Quién,
concretamente, está?
siempre en tu
camino»
Verbo inespecífico
Se omiten parte de
los hechos, por
ejemplo, se
introduce el verbo
pero no se explica
«Me frustra>>
«¿Concretamente.
cómo te frustra
ella?»
«¿Concretamente,
cómo estas jodido»?
«Estoy jodido»
87
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Operador modal de
necesidad
posibilidad
Se asume la no
elección- «tengo
que», «no puedo»,
«imposible)>,
«necesario»,
«debería», «no
debo».
«No puedo entender
esta lista))
«Es imposible
pensar bien>)
«Debería aprender
esta lista>).
«No debo abandonar
mis estudios>).
«¿Qué te lo
impide?»
«¿Qué te impide
pensar bien?))
«¿Qué ocurriría si
no lo haces?»
«¿Qué sucedería si
lo haces?»
Pérdida del ejecutor
Se omite a quien
juzga o evalúa
«Es malo dejar los
estudios)>
<<¿Para quién es
malo?»
«¿Malo, en opinión
de quién?»
La acción (verbo)
convertido en objeto
(nombre) tiende a
omitir la
responsabilidad de
acción de la persona
Se asume que un
suceso causa otro
<~No
Distorsiones
Nominalización
Causa/efecto
Lectura de mente
Presuposiciones
Generalizaciones
Cuantificadores
universales
Equivalencia
compleja
Se asume cómo
piensa o siente otra
persona sin ninguna
evidencia
Se asumen ciertas
experiencias para
que las afirmaciones
tengan sentido
Generalización a
toda la clase;
«Siempre», «nunca»,
«nadie», «todo»,
«todos»
Se asume que una
experiencia implica
otra (causa/efecto)
tengo libertad»
«Quiero seguridad»
«Tus amenazas me
enloquecen»
«¿Concretamente,
cómo no te sientes
libre?,, (cuándo,
dónde)
«¿Cómo deseas estar
seguro?»
«¿Concretamente,
cómo te causan
locura mis
amenazas?»
«Yo sé que no me
quiere»
«¿Concretamente,
cómo sabes eso?»
«Tú sabes que
sufro»
(Asume que tú
sabes)
«Mi hija es terca
como su padre»
(asume que el padre
es terco)
«¿Cómo sufres
concretamente?»
«¿Concretamente de
qué modo es terco
tu marido?»
«Siempre pierdo en
las discusiones»?»
«¿Alguna vez no ha
perdido una
discusión?»
«Cuando me
amenaza sé que me
odia»
«¿Hubo alguna
ocasión en la que
amenazó pero no le
odiaba?»
«¿Ama usted a su
mujer, y trabaja
usted?»
«Mi mujer quiere
trabajar, no me
ama»
Adaptado de la lista de R. Rittenhouse (comunicación personal, Junio 1982) y de Bandler y Grinder
(1975). Los autores agradecen su contribución.
88
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓ~ E INFLUENCIA INTERPERSONAL
La Pericia no consiste en que «Uno Gane»
Es muy importante recordar que la pericia no consiste en absoluto en ser
dogmático, autoritario o en que «Uno gane al otro». Los terapeutas expertos se
perciben como seguros de sí mismos, atentos y en razón de su entorno y conducta,
capaces de ayudar a los clientes a resolver problemas y a conseguir los objetivos.
Los terapeutas hacen un uso indebido de esta variable cuando se muestran como
«los expertos» ante los clientes. Esto puede intimidar al cliente, quien puede
entonces decidir no volver a la terapia. De hecho, en las sesiones iniciales especialmente, los terapeutas deben hacer justo lo opuesto: transmitir amabilidad, igualdad y simpatía. En las sesiones posteriores, también es importante no enfatizar
demasiado sus esfuerzos por influir sobre el cliente o debe hacerlo de modo sigiloso
para no suscitar la resistencia de éste (ver también Capítulo 20). En el próximo
apartado se describe cómo desplegar la simpatía y la amabilidad mediante la atracción.
LA ATRACCIÓN
Los clientes infieren atracción a través de la aparente amabilidad, simpatía y
similitud del terapeuta con el cliente. Como hemos señalado anteriormente, el
terapeuta que es percibido como atractivo por sus clientes dispone de un recurso
de poder referencial importante. Los efectos de la atracción son mayores cuando
ésta es mútua, cuando al cliente le gusta su terapeuta y al terapeuta le gusta trabajar
con su cliente (Heppner & Heesacker, 1982).
La atracción incluye las dimensiones física e interpersonal. El atractivo físico
es el primer signo descriptivo asociado con este factor favorecedor de la relación,
y como los signos descriptivos de la pericia, tiene mayor importancia en Ja fase
inicial de la terapia, durante la formación de la relación y el rapport, cuando los
clientes basan sus impresiones en señales aparentes y accesibles (Cash & Salzbach,
1978). Las destrezas, la competencia y las manifestaciones conductuales de la
pericia parecen superar los efectos del atractivo físico en las sesiones siguientes
de la terapia. En un estudio, los clientes no querían volver a terapia con terapeutas
poco diestros incluso si habían sido percibidos como físicamente atractivos (Vargas & Borkowski, 1982). Zlotlow y Allen (1981, p. 201) concluyeron que «aunque
el atractivo físico del terapeuta puede ser importante al inicio del rapport con los
clientes como resultado de los estereotipos generalizados sobre la apariencia física
de las personas, esta ventaja no sirve como sustituto de las destrezas técnicas o
las habilidades sociales.
En el estadio inicial de la terapia, el terapeuta puede utilizar los beneficios
potenciales del estereotipo atractivo intentando maximizar su atractivo físico, apariencia, porte. Aunque obviamente se puede hacer muy poco para cambiar algunos
aspectos de nuestra imagen física si no es mediante la cirugía plástica, otros aspectos
de nuestra apariencia están bajo nuestro control como la ropa, el peso y la higiene
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
89
personal y pueden utilizarse para favorecer y no detractar la impresión inicial que
los clientes reciben de nosotros.
Hay determinadas conductas verbales y no verbales que transmiten atracción
interpersonal y que también son importantes durante los dos primeros estadios de
la terapia, relación/rapport y evaluación y definición de objetivos. La atracción
interpersonal ayuda a los clientes a abrirse y autorrevelarse reduciendo la ansiedad
(mediante la autorrevelación y la estructuración) y creando la opinión de que este
terapeuta es alguien con quien el cliente quiere trabajar.
Las conductas no verbales que contribuyen a la atracción son el contacto ocular,
la orientación del cuerpo (de cara al cliente), disposición frontal del cuerpo, sonreír
y asentir con la cabeza (Barak, Patkin & Del!, 1982; ver también Tabla 3.2). Estos
y otros aspectos de la conducta no verbal del terapeuta se tratan en el Capítulo 4.
Las conductas verbales que contribuyen a la atracción incluyen la autorrevelación y la estructuración que se tratan a continuación. Estas conductas parecen
favorecer la relación creando expectativas positivas, reduciendo la ansiedad innecesaria y potenciando la percepción de similitud entre el cliente y el terapeuta.
Autorrevelación
Hay tres factores relacionados con la autorrevelación con respecto a la atracción,
que merecen ser tratados:
1. La atracción percibida está relacionada con un nivel moderado de autorrevelación del terapeuta (Banikiotes, Kubinski & Pursell, 1981). La autorrevelación excesiva o escasa desmejora la percepción del atractivo del terapeuta que recibe el cliente.
2. La profundidad de la intimidad reflejada mediante la autorrevelación necesita
adaptarse al estadio de la terapia y al grado de relación terapéutica. En las
primeras sesiones es más útil la autorrevelación de hechos de naturaleza no
íntima; en posteriores sesiones son más útiles las autorrevelaciones más
personales (McCarthy, 1982).
3. La atracción se favorece cuando el terapeuta revela problemas y conflictos
propios que ha experimentado alguna vez y que son similares a los problemas
actuales del cliente. La similitud de la autorrevelación puede favorecer
también la credibilidad y la competencia del terapeuta sugiriendo que éste
conoce y puede entender el problema del cliente (Corrigan et al., 1980).
Consecuentemente, «la revelación de un problema previo (actualmente resuelto) puede conferir al terapeuta cierta 'pericia en la resolución de problemas' o la credibilidad 'de quien también ha sufrido'» (Corrigan et al.,
1980, p. 425).
Estructuración
Otro modo de maximizar la percepción de similitud entre el terapeuta y el
cliente consiste en el uso de la estructuración directa. La estructuración hace
referencia al proceso interactivo entre el terapeuta y el cliente a donde ambos llegan
90
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
con percepciones similares del rol de terapeuta, la comprensión de lo que sucede
en el proceso terapéutico y el acuerdo de lograr los objetivos definidos (Brammer,
Shostrom y Abrego, 1989; Day & Sparacio, 1980). La estructuración potencia la
percepción de similitud y atracción interpersonal del terapeuta y del cliente (Goldstein, 1971) y también cubre una obligación ética que exige al terapeuta, informar
a los clientes de cuestiones como los propósitos, los objetivos, las técnicas y las
limitaciones de la terapia (Asociación Americana para la Terapia y el Desarrollo,
1981).
La estructuración directa implica que el terapeuta directa y activamente proporciona, en base a los elementos arriba citados, una estructura a los clientes. La
estructuración directa contribuye a la atracción potenciando el acuerdo entre el
terapeuta y el cliente sobre la información y aspectos básicos, y consecuentemente
dotando a la relación de cierta seguridad. La inseguridad se genera a partir de la
ambigüedad y ansiedad excesivas. La estructuración directa es importante sobre
todo, en algún momento d.el primer estadio de la terapia (relación y rapport), donde
probablemente la ambigüedad, ansiedad y la falta de información estén en su punto
álgido y sea conveniente potenciar la similitud entre ambos. A continuación se
incluye un ejemplo de entrevista inicial con un cliente nuevo:
Terapeuta: Mary, yo entiendo que esta es la primera vez que acudes a un terapeuta. ¿Es esto
cierto?
Cliente: Sí, así es. Durante un tiempo he pensado en la posibilidad de acudir a un terapeuta y
finalmente he tenido suficiente valentía para hacerlo.
Terapeuta: He notado que has utilizado la palabra valentía como si te sintieras al mismo tiempo
contenta de estar aquí pero un poco incómoda sobre lo que sucede en la terapia.
Cliente: Es verdad. Me alegro de haber venido pero creo que aún estoy un poco insegura.
Terapeuta: Algo que puede eliminar la incertidumbre es hablar durante unos pocos minutos
sobre el contenido de la terapia, cuales son mis funciones y las tuyas y el tipo de cosas con
las que quieres trabajar o tratar. ¿Qué te parece?
Cliente: Muy bien. Creo que puede ser útil.
Terapeuta: De acuerdo. Algunas personas acuden a terapia con algo que necesitan sacar «de
su pecho», a! principio sólo necesitan hablar y pensar un poco sobre ello. Posterionnente.
suele ser importante hacer algo sobre esa cuestión. Mi función consiste en ayudarte a identificar, plantear y comprender las cuestiones que te preocupan y después ayudarte a iniciar
las acciones que parecen oportunas para resolver el problema o para cambiar la dirección de
tu vida. Este proceso puede durar meses. En un principio resulta un poco duro abrirse y
compartir sucesos personales con alguien que no conoces, pero saber que. independientemente
de que tus sentimientos te hieran a tí o a cualquier otra persona. todo lo que me digas no
saldrá de esta habitación y de nosotros dos. puede ayudarte. Ahora dime, ¿Cuáles son tus
dudas o reacciones?
La estructuración directa también es muy útil durante el último estadio de la
terapia para asegurar una finalización suave, para reducir la ansiedad del cliente
sobre la disolución de la relación terapéutica y para transmitir expectativas de
acción e información sobre lo que puede suceder tras finalizar la terapia. Considere
el siguiente ejemplo de un terapeuta y el cliente cuando se aproximan al final de
la terapia:
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
91
Terapeuta: Jim, empezamos a vemos semanalmente hace seis meses; desde hace dos meses
vienes cada dos semanas. Muchas veces me has comentado lo bien que te sientes ahora y
que tus relaciones con las mujeres están empezando a funcionar en la dirección que tu quieres.
Me parece que con una o dos citas más estás preparado para dejar la terapia porque eres
capaz de manejar tu solo estas cuestiones. ¿Qué te parece esto?
Cliente: Me parece bien. Ahora me siento más seguro de mis relaciones. Sospecho que me
resulta un poco raro pensar que no voy a venir aquí.
Terapeuta: Sí, después de haber trabajado juntos, a veces la idea de finalizar la terapia puede
ser un poco extraña o aprensiva. Sin embargo, no te la propondría si no estuviera seguro de
que estás preparado para ello. Además puede serte útil saber que voy a llamarte varias veces
después de dejamos de ver para preguntar cómo marchan las cosas y por supuesto si en algún
momento quieres volver, !!ámame.
Según Day y Sparacio (1980), la estructura también es útil en los momentos
importantes de transición de la terapia, como el cambio de un estadio a otro. Esto
también reduce la ambigüedad, informa al cliente sobre cualquier cambio en el rol
o en el proceso al avanzar de estadio en la terapia y aumenta la probabilidad de
que el terapeuta y el cliente enfoquen el próximo estadio con percepciones similares.
Para proporcionar una estructura efectiva a los clientes tenga en cuenta las
siguientes sugerencias propuestas por Day y Sparacio (1980, pp. 248-249) en «La
estructuración del proceso terapéutico»:
1. La estructura debería ser negociada o cuestionada pero no impuesta. Los
clientes deberían tener la oportunidad de responder o reaccionar a la estructura y
la posibilidad de modificarla.
2. En la estructura, las limitaciones y restricciones particulares no deberían de
ser aplicadas por razones punitivas o de modo punitivo (Bixler, 1949).
3. El terapeuta debería de ser consciente de sus bases teóricas para la estructuración y debería explicar sus razones en el momento de la estructuración o estar
dispuesto para explicar sus razones en respuesta a la petición del cliente.
4. El terapeuta debería guiarse por la disposición del cliente hacia la estructura
y por el contexto de la relación y el proceso.
5. El exceso de estructura o una estructura demasiado rígida puede constreñir
al cliente y al terapeuta (Pietrofesa, Hoffman, Splete & Pinto, 1978).
6. La estructuración intensiva o prolongada o fuera de tiempo puede provocar
la frustración o resistencia del cliente (Benjamin, 1974), y puede interrumpir la
continuidad del proceso terapéutico (Pietrofesa et al., 1978).
7. La repetición innecesaria de reglas y sugerencias puede interpretarse como
que el terapeuta está más interesado en el procedimiento que en la ayuda, de hecho,
un enfoque compulsivo de la estructura puede ser indicativo de un nivel bajo de
seguridad en sí mismo (Hansen, Stevic & Warner, 1977).
8. El terapeuta debe subordinar la estructura a la predisposición emocional,
cognitiva y conductual del cliente. Por ejemplo, se puede suponer que el individuo
muy independiente o el aislado va a resistirse a lo que interpreta como amenaza
personal. En tales casos, la estructuración debe ir acompañada de sensibilidad,
atención y flexibilidad.
92
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
9. La estructuración también puede implicar «que la relación con este cliente
particular va a continuar. Puede suceder que el terapeuta decida que no quiere
trabajar con este cliente o que el cliente no sea idóneo para este terapeuta. Por lo
tanto, el cliente o el terapeuta pueden sentirse obligados por una relación que ha
sido sobre estructurada» (Brammer, Shostrom y Abrego, 1989, p. 121).
10. La estructura no puede sustituir o reemplazar a la competencia terapéutica.
La estructura no es una panacea. No es la solución definitiva para establecer una
relación terapéutica productiva. La estructura es un factor complementario y suplementario a las relaciones humanas, a las comunicaciones, al diagnóstico y a las
destrezas de intervención.
FIABILIDAD
«La confianza es la percepción y opinión del cliente de que el terapeuta no le
engañará o perjudicará de ningún modo»* (Fong & Cox, 1983, p. 163). Según el
modelo de influencia interpersonal, los clientes perciben la fiabilidad a través de
aspectos como el rol del terapeuta, su reputación de honestidad, su sinceridad o
claridad demostradas y la carencia de otros motivos (Strong, 1968).
Entablar confianza
En el estadio inicial del consejo (relación y rapport), los clientes también
dependen de las señales descriptivas disponibles para juzgar la fiabilidad del terapeuta. Por ejemplo, muchos clientes considerarán fiables a sus terapeutas, al
menos inicialmente, por el estatus social de éstos. De acuerdo con Egan (1975,
p. l 11), «En nuestra sociedad, las personas que desempeñan un rol son consideradas
fiables hasta que se demuestre lo contrario ... Cuando ocurre una excepción (como
cuando se denuncia a un dentista por acoso a un paciente), el escándalo es mayor
porque es inesperado». Los clientes también tienden a considerar fiable a su terapeuta si éste ha adquirido una reputación por su honestidad o por su conducta
ética y profesional. Del mismo modo, una reputación negativa puede perjudicar la
confianza inicial en el terapeuta. Así, muchos clientes pueden depositar su fe en
los terapeutas sólo por el rol y la reputación de éstos y a lo largo del proceso
terapéutico esta confianza permanece sí el terapeuta no abusa de ella. Esto es válido
para la mayoría de los grupos de clientes.
Para los clientes que pertenecen a algún grupo minoritario puede ser justo lo
opuesto. Como advierten La-Fromboise y Dixon (1981, p. 135), «El miembro de
* Esta y todo el resto de las citas de esta fuente pertenecen a «Trust as an underlying
dynamic in the counseling process: How clients test trust». De M.L. Fong y B.G. Cox.
The Personncl and Guidance Journal, 62. 163-166. Copyright AACD. Reproducción autorizada. No se permite ninguna otra reproducción sin el permiso autorizado de AACD.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
93
un grupo minoritario frecuentemente inicia la relación sin ninguna confianza hasta
que comprueba que el terapeuta se merece su confianza». Con éstos y algunos
otros clientes, los terapeutas deberán ganarse la confianza inicial. Esto puede ser
fundamental en la medida que avanza la terapia. La confianza puede ser muy difícil
de establecer pero muy fácil de perder. La confianza entre terapeuta y cliente
implica una serie de «intercambios relacionales» (Fong & Cox, 1983), requiere
cierto tiempo para desarrollarse completamente y no se trata de un fenómeno fijo
sino que cambia constantemente en razón de las acciones de las dos personas
(Johnson, 1986). La confianza inicial basada en factores externos como el rol y
reputación del terapeuta debe solidificarse con acciones y conductas apropiadas
que surgirán en las interacciones sucesivas (ver también Tabla 3.2).
Durante el segundo estadio del consejo, evaluación y definición de objetivos,
la confianza es fundamental para que el cliente revele sus problemas y conflictos
personales. La autoexploración de los problemas del cliente, durante esta fase,
puede estar limitada por la cantidad de confianza que se ha desarrollado anteriormente en la relación. La confianza también es un factor crítico durante los estadios
tercero y cuarto de la terapia. En el tercer estadio (acción/intervención), el cliente
debe poner en marcha el difícil y vulnerable proceso de cambio. La confianza
puede proporcionarle el ímpetu necesario para hacerlo. En la evaluación y finalización de la terapia, también es fundamental la confianza. La finalización efectiva
sobreviene cuando el cliente confía en la decisión de finalizar que ha adoptado el
terapeuta, confía que no es demasiado pronto (dejando colgado al cliente) o demasiado tarde (creando excesiva dependencia) y confía en que el terapeuta es fiable
y está suficientemente interesado en el cliente y realizará los chequeos de seguimiento de la terapia.
Las conductas que contribuyen más significativamente a la confianza incluyen
la congruencia o consistencia en la conducta verbal y no verbal del terapeuta, la
aceptación no verbal de las revelaciones del cliente y la responsividad y dinamismo
no verbal (ver también Capítulo 4). La incongruencia, las reacciones valorativas
o evaluativas y la pasividad destruyen fácilmente cualquier confianza inicial.
Las conductas verbales importantes (ver Tabla 3.2) que contribuyen en el
desarrollo de la confianza incluyen el parafraseo objetivo (ver Capítulo 5), dependencia y consistencia entre las palabras y los hechos, la confidencialidad, la claridad
y la honestidad, la precisión y fiabilidad al dar información (ver también Capítulo
6) y las interpretaciones o reacciones no defensivas a las «pruebas de confianza»
de los clientes. Esta última conducta se trata con mayor profundidad en el
siguiente apartado.
Tests de los Clientes para comprobar la Fiabilidad del Terapeuta
Según Johnson (1986), la confianza entre el cliente y el terapeuta no siempre
se genera automáticamente. Los clientes necesitan asegurarse de que el terapeuta
se estructurará para hallar las necesidades del cliente y de que no sacará provecho
94
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
de su vulnerabilidad (Johnson, 1986). Con frecuencia los clientes no preguntan
directamente por estos aspectos, sin embargo ponen en marcha maniobras sigilosas
para obtener datos sobre la fiabilidad del terapeuta. Fong y Cox (1983) denominan
«Test de Confianza» a estas maniobras y las asemejan con las pruebas de lanzamiento de globos para «ver como vuelan» antes de que el cliente decida lanzar el
globo grande o el real.
Los terapeutas pueden ser insensibles a tales «tests de fiabilidad» y no percatarse
de que el problema real del cliente es la falta de confianza. En vez de responder
al aspecto relacionado con la confianza puede responder al contenido del mismo,
el nivel superficial del mensaje o considerar al cliente como «defensivo, que se
resiste o es hostil» y responder negativamente (Fong & Cox, 1983; p. 163). Si la
cuestión de la confianza no se resuelve, la relación puede deteriorarse o incluso
terminar sin que el terapeuta sepa que «la razón fundamental que ha conducido al
cliente a tomar tal decisión ha sido la falta de confianza» (Fong & Cox, l 983,
p. 163).
Fong y Cox señalan que muchos clientes utilizan repetidamente conductas y
afirmaciones diversas a modo de «test de fiabilidad». Aseguran que «el contenido
específico de las preguntas y afirmaciones de los clientes es particular para cada
uno de ellos pero la forma general que adoptan tales pruebas es predictible, por
ejemplo la solicitud de información o el relato de un secreto (p. 164). Estos autores
han identificado seis formas típicas de «tests de fiabilidad» utilizados por los clientes
que se describen a continuación:
Solicitar información (o ¿Puedes entenderme y ayudarme?). Los terapeutas
deben estar al tanto de si las preguntas de los clientes están motivadas por el interés
en la información objetiva o en las opiniones y creencias del terapeuta. Los clientes
que preguntan «¿Tienes hijos?» o «¿Cuánto tiempo llevas casado?» probablemente
buscan algo más que la respuesta objetiva. La mayoría de las veces tratan de
verificar que usted es capaz de entenderle, aceptarle y ayudarle con sus problemas
particulares. Al responder a tales preguntas es importante transmitir su comprensión
y aceptación de los problemas del cliente y de su necesidad de sentirse comprendido.
Por ejemplo, un terapeuta puede decir «Sí, yo tengo dos hijos. Me pregunto si
crees que el hecho de tener hijos significa que puedo entenderte mejor».
Relatar un secreto (o «¿Puedo mostrarme vulnerable o correr riesgos con·
tigo?») Los clientes comparten sus secretos, aspectos muy personales de sus vidas,
para comprobar si pueden confiar en que usted les acepta tal y como son, si guarda
confidencialmente sus mensajes y si no explota su vulnerabilidad después de haber
revelado aspectos muy personaleS. Generalmente este secreto no es relevante para
el problema actual del cliente pero está relacionado con algo que hace el cliente y
le «averguenza» (Fong & Cox, 1983, p. 164). Y «si el terapeuta se muestra en
actitud visiblemente reactiva a la revelación del cliente o hace algún comentario
que parece ser valorativo, el cliente está casi seguro de su inseguridad con respecto
a esta persona. El nivel de confianza se reduce y es probable que necesite mucho
tiempo antes de volver a hacer autorrevelaciones de cierta profundidad» (p. 164).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
95
Los terapeutas deben recordar que los clientes que cuentan secretos están probando las aguas para ver si es seguro autorrevelar aspectos personales con usted.
Por ejemplo, suponga que un cliente reconoce abiertamente: «Yo tuve un ligue
hace algunos años. Nadie lo sabe, ni siquiera mi marido». El terapeuta debe
responder a todo el mensaje, consciente del «riesgo» que existe. «Es esa tu forma
de decirme que esto es un secreto entre tu y yo».
Pedir un favor (o ¿Se puede confiar en ti?). Los clientes pueden pedir al
terapeuta algún favor que puede ser adecuado o inadecuado. Según Fong y Cox
(1983, p. 165), «todas las peticiones de favores deben ser consideradas, sobre todo
en un principio, como posible 'test de fiabilidad'». Cuando un cliente le pide que
le preste un libro, le visite en su domicilio o llame a su jefe, no es importante el
hecho de que acceda o se niegue a cumplirlo si no la forma en que usted maneja
la petición y el modo en que respeta los compromisos adoptados. Es fundamental
respetar los compromisos adoptados para cumplir los favores razonables. Cuando
el favor que solicita el cliente no es razonable, es importante manifestar con cuidado
pero directamente las razones que le impiden ejecutar dicho favor. Los intentos de
camuflar la razón real mediante una excusa o acceder dubitativamente a hacer un
favor irracional puede perjudicar la fiabilidad del terapeuta tanto como la ruptura
de un compromiso (Fong & Cox, 1983, p. 165). Por ejemplo, si un cliente le pide
que le atienda en su domicilio porque esto le ahorraría tiempo y dinero, usted
puede negarlo pero con suavidad, si le responde: «Jane, entiendo que quieras ahorrar
tiempo y dinero, sin embargo yo preferiría seguir atendiéndote en el despacho
porque para mi es más fácil concentrarme si no hay nada fuera de lo normal que
me distraiga». La solicitud de un favor normalmente es indicativo de que el cliente
está probando la fiabilidad del terapeuta, su interés, su honestidad y su claridad.
Una regla básica es: «No prometa nunca más de lo que pueda cumplir y asegúrese
de cumplir lo que prometa».
Subvalorarse (o ¿Puedes aceptarme?). Los clientes se subvaloran para comprobar el nivel de aceptación del terapeuta. Esta prueba de confianza está diseñada
para ayudar a los clientes a determinar si el terapeuta seguirá aceptándoles incluso
cuando este conozca algunos apartados de la vida de los clientes que ellos mismos
valoran como malos, negativos o sucios. Frecuentemente esta prueba de confianza
se ejecuta mediante afirmaciones o conductas diseñadas para sorprender al terapeuta
seguidas de una observación cuidadosa de las reacciones verbales y no verbales
del terapeuta. El terapeuta debe responder neutralmente a las subvaloraciones del
cliente en vez de condenar o evaluar las afirmaciones y acciones del cliente. Como
señalan Fong y Cox,
Al responder a las subvaloraciones el terapeuta refleja lo que ha oído al cliente y responde con
frases de interés y aceptación. Si el terapeuta comete el error de reaccionar positiva o negativamente a las descripciones de la «mala» conducta del cliente al inicio de la relación, establecer
el clima de confianza será más difícil. El cliente observará al terapeuta como a alguien que
posiblemente puede opinar sobre él o juzgarle [1983, p. 165].
96
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
Un cliente puede decirle «¿Sabes que he tenido tres abortos en los tres últimos
años? Es culpa mía. Siempre se me olvida utilizar medidas preventivas». El terapeuta debe responder con aceptación no verbal o puede decir algo como «Te has
visto en situaciones de embarazos no deseados».
Molestar al terapeuta (o ¿Dispones de límites firmes?). Los clientes muchas
veces ponen a prueba su confiabilidad molestándole de formas diversas como puede
ser cambiando las horas de las citas, cancelando una cita en el último momento o
solicitando hacer una llamada de teléfono durante la sesión. Los terapeutas deben
responder directa y abiertamente a estas inconveniencias, sobre todo si ocurren
más que una o dos veces. Cuando el terapeuta establece límites, los clientes pueden
sentirse seguros de que el terapeuta mantiene dichos límites con firmeza. Establecer
los límites puede ser útil para un doble propósito: el cliente también se percata de
que él tiene la posibilidad de establecer límites en la relación. Como ejemplo de
esta prueba de confianza, imagínese un cliente que siempre llega tarde a sus citas.
Después de tres sesiones el terapeuta dice «Gary, me he dado cuenta de que las
tres últimas semanas hemos empezado las sesiones con retraso. Esto genera problemas porque si completamos la sesión, rompo el horario del resto de los clientes
y si termino a la hora acordada, tu sesión es más breve. ¿Crees que podemos
empezar a la hora o nos conviene cambiar el horario de las citas?».
Preguntar las razones del terapeuta (o ¿Es real tu interés?). Como se ha
mencionado anteriormente, la sinceridad es uno de los aspectos de la confianza.
Los clientes comprueban este aspecto de la fiabilidad mediante frases y preguntas
dirigidas a obtener una respuesta a la pregunta «¿Te interesas realmente por mí o
sólo porque es tu trabajo?». Los clientes pueden preguntarle por el número de
clientes que atiende, o cómo diferencia o recuerda a los distintos clientes o si el
terapeuta piensa en el cliente durante la semana (Fong & Cox, 1983). Fong y Cox
señalan que «Si los terapeutas no toman precauciones ante este hecho, pueden
responder inadecuadamente a este aspecto crucial; la necesidad del cliente de
considerarse un ser humano merecedor del interés y atención del terapeuta y no
sólo como una fuente de ingresos para éste» (p. 166). Por ejemplo, imagínese que
un cliente dice a su terapeuta «Estoy seguro de que acabas cansado escuchando a
personas como yo durante todo el tiempo». El terapeuta puede responder con alguna
frase que confirma su interés por el cliente, «Te sientes inseguro con respecto a
tu posición aquí y te preguntas si yo me preocupo por ti realmente cuando atiendo
a tantos clientes. Susana, de ti he aprendido que ... » (seguido de alguna afirmación
personal directamente relacionada con este cliente).
La Tabla 3.4 presenta un resumen de estas seis pruebas de confiabilidad con
ejemplos de frases de clientes y de posibles respuestas convenientes e inconvenientes del terapeuta.
97
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
TABLA 3.4. Ejemplos de tests de fiabilidad y respuestas convenientes e inconvenientes
del terapeuta
Prueba de
confianza
Afirmación del
cliente
Ejemplos de
respuestas no
convenientes
Solicitar
información
(¿Puedes
entenderme y
ayudarme?)
«¿Has trabajado
alguna vez con
alguien que esté tan
confundido como
yo?»
«Sí, continuamente»
«No, no siempre»
«Oh, tú no estás tan
mal»
«Mucha gente con
la que trabajo viene
sintiéndose
confundido o
preocupado.
Me pregunto si
quieres confirmar
que tengo la
suficiente
experiencia como
para ayudarte»
Relatar un secreto
(¿Puedo mostrarme
vulnerable contigo?)
«Nunca me he
atrevido a decir ésto
a nadie, ni siquiera
a mi marido o al
párroco. Pero tuve
un aborto hace
muchos años.
Yo no estoy
preparada
para ser una buena
madre»
«Üh, un aborto, ¿De
veras? Nunca le has
dicho esto a tu
marido aunque pudo
ser su hijo»
«Lo que me cuentas
ahora es nuestro
secreto. algo entre
tu y yo»
Pedir un favor
(¿Puedo confiar en
ti?)
«¿Podrías traerme
esta información (o
libro) para la
próxima semana?»
Promete hacerlo
pero lo olvida o no
lo hace para el día
acordado
Promete hacerlo y
respeta su
compromiso.
Subvalorarse
(¿Puedes
aceptarme?)
«No podía soportar
toda la presión de
los viajes continuos,
la competitividad, la
necesidad de ganar
más y de ser
siempre el mejor.
Cuando me
ofrecieron los
estimulantes, todo
me parecía más
fácil. Ahora cada
vez necesito más
estimulantes.
«¿No sabías que
seguir tomando
estimulantes es
peligroso?»
«La presión era tan
fuerte que te
resultaba difícil
encontrar una
salida»
Ejemplos de
respuestas útiles
98
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
Molestar al
terapeuta (¿Tienes
límites finnes?)
«¿Puedo volver a
usar tu teléfono
antes de empezar?
~<Por supuesto.
adelante, considérate
como en tu casa»
«En absoluto»
«Marc, las dos
últimas veces que
nos hemos visto has
empezado la sesión
pidiéndome usar el
teléfono. Cuando
haces esto. ni tú ni
yo tenemos el
tiempo completo
para la terapia.
¿Podrías hacer estas
llamadas antes de
empezar la sesión o
crees que
deberíamos cambiar
el horario de las
visitas?»
Preguntar por las
razones del
terapeuta (¿Tu
interés es real?)
«No entiendo cómo
puedes seguir
teniendo fuerza para
atenderme al final
de un día como
éste. Debes estar
agotado después de
atender a todas esas
personas con
problemas como yo.
«Üh, no. en
«Probablemente te
sientes un poco
inseguro con
respecto a la energía
que reservo para ti
después de atender a
otras personas .... es
algo que ine ayuda a
mantener suficiente
energía para ti.
absoluto»
«Sí, estoy algo
cansado»
RESUMEN
En este capítulo hemos analizado el modelo de influencia social en la terapia.
Según este modelo el terapeuta establece una base de influencia con el cliente
mediante tres factores favorecedores de la relación: la pericia, el atractivo y la
fiabilidad. El terapeuta utiliza esta base influencia! para provocar los cambios del
cliente.
Las características del terapeuta que contribuyen fundamentalmente en este
proceso influencial son la pericia (o competencia), el atractivo y la fiabilidad. Son
componentes de la pericia, las señales descriptivas tales como los estudios, la
experiencia, los certificados y licencias, el título y el estatus, el entorno y la
reputación y el rol. Las señales conductuales asociadas a la pericia incluyen las
conductas no verbales como la fluidez de expresión, la atención verbal y no verbal,
las preguntas que estimulan el pensamiento, las interpretaciones y la objetividad.
Las señales descriptivas asociadas al atractivo incluyen el atractivo físico y la
apariencia. Las señales conductuales relacionadas con el atractivo son las conductas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
99
no verbales, el nivel moderado de autorrevelación del terapeuta, la similitud de
los contenidos de las autorrevelaciones y la estructuración.
La confianza se basa en la reputación y el rol del terapeuta así _corno en la
congruencia, dinamismo y aceptación no verbal de las autorrevelaciones del cliente.
La confianza también se asocia a la previsión y exactitud de la información dada,
a la exactitud del parafraseo, a mantener la confidencialidad, a la claridad y a la
honestidad y a las reacciones no defensivas ante los «tests de fiabilidad» del cliente.
El atractivo físico e interpersonal, el rol y la reputación y el entorno del gabinete
contribuyen a que los clientes reciban inicialmente la impresión de que el terapeuta
es atractivo, competente y confiable. Estos aspectos son útiles sobre todo en las
sesiones iniciales mientras el terapeuta trata de establecer el rapport y de motivar
al cliente para que éste siga adelante con la terapia. Según avanza la terapia. estos
aspectos empiezan a tener menos influencia y deben de ser mantenidos por destrezas
reales que muestran la competencia y los recursos del terapeuta para resolver
problemas. Las expresiones conductuales de pericia y fiabilidad son especialmente
importantes en las restantes fases de la terapia: evaluación y definición de objetivos,
intervención y acción y la evaluación y finalización.
Los clientes también influyen sobre el proceso terapéutico. Las variables de
los clientes que favorecen o mediatizan los esfuerzos de influencia del terapeuta
son la motivación, las expectativas, el nivel conceptual, el sexo, la raza y el género
y grado de compromiso necesario para cambiar las conductas de interés.
POSTEVALUAC!ÓN
PRIMERA PARTE
Complete esta actividad en tríos, una de las personas adoptará el rol de cliente,
otra de terapeuta y el tercero de observador. Practique una entrevista o conversación
durante diez minutos. El cliente puede presentar o plantear un tema de interés. La
tartp del terapeuta consiste en escuchar y localizar las posibles omisiones. distorsiones y generalizaciones que aparezcan en los mensajes verbales del cliente. Una
vez que los haya identificado, responda convenientemente. Responda a las omisiones de tal modo que el cliente recuerde o añada los pasajes que faltan: responda
a las distorsiones de modo que el cliente se percate de las distorsiones cometidas
y responda a las generalizaciones de tal modo que el cliente necesite pensar si
incluye suficientes datos o argumentos que sustenten su conclusión. (Primer Objetivo del capítulo). El observador debe anotar las omisiones, distorsiones y generalizaciones del cliente y las correspondientes respuestas del terapeuta. Cuando
finaliza la interacción, el observador puede proporcionar feedback y después pueden
intercambiar los roles para que todas las personas tengan la opción de probar cada
uno de los roles.
SEGUNDA PARTE
A continuación se incluyen seis descripciones de diferentes clientes. Su tarea
consiste en relacionar cada descripción con el ({test de fiabilidad» correspondiente
(Segundo Objetivo del capítulo). En las próximas páginas encontrará el feedback.
100
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
Test de Fiabilidad:
a.
b.
c.
d.
e.
Solicitar Información
Relatar un secreto
Pedir un favor
Subvalorarse
Molestar al terapeuta
f. Preguntar las razones del terapeuta
Situación de los clientes:
1. El cliente le pregunta si acaba agotado o «hecho polvo)) hablando durante
todo el día con gente que tiene problemas.
2. La cliente dice que fue violada por su padre adoptivo.
3. El cliente le pide prestado un libro que hay sobre su escritorio.
4. El cliente quiere saber si usted ha estado casado anteriormente.
5. El cliente le pide que usted le atienda durante el fin de semana.
6. La cliente le dice que algunas personas creen que ella es una puta porque se
queda a dormir en otros domicilios.
TERCERA PARTE
Este apartado de Ja postevaluación debe completarse en tríos; la primera persona
asume el rol de terapeuta, otra adopta el rol de cliente y la tercera de observador.
Cambien los roles después para que todos puedan probar cada uno de los roles. Si
no es posible configurar un trío, el profesor puede observarles o pueden grabar la
entrevista en video o cassette para su posterior evaluación.
Instrucciones para el Terapeuta
Su tarea consiste en dirigir una entrevista inicial durante 30 minutos con un
cliente a quien desea demostrar los aspectos descriptivos y conductuales incluidos
en el ((Cuestionario de Aspectos Relacionados con el Atractivo» que se añade a
continuación (Tercer Objetivo del capítulo). Recuerde también que los propósitos de
potenciar la percepción de su atractivo en Ja entrevista inicial son: reducir la ansiedad
del cliente, ser percibido como amable y parecido al cliente y posibilitar la autorrevelación del cliente.
Instrucciones para el Cliente
Presente al terapeuta un problema real o hipotético. Intente asumir el rol de un
cliente ((nuevo)) típico en su entrevista inicial, algo aprensivo y un poco reticente.
CUESTIONARIO DE ASPECTOS RELACIONADOS CON EL ATRACTIVO
l. Señales descriptivas.
Instrucciones: Evalúe el grado de atractivo percibido en el terapeuta con respecto
a los tres factores que aparecen en la siguiente escala de valoración: 1 nada atractivo;
2 atractivo escaso; 3 atractivo; 4 bastante atractivo; 5 muy atractivo.
!01
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
1. Apariencia
1
2
3
4
5
2
3
4
5
2
3
4
5
2. Porte
1
3. Higiene
1
11. Señales Conductuales
Instrucciones: Rodee ((sí» cuando aparecen las siguientes destrezas o conductas
y t<no» cuando no aparecen:
4. Uso de estructura.
SI
NO
5. Nivel moderado de autorrevelación.
SI
NO
6. Contenido de autorrevelaciones similar a las experiencias y problemas del cliente.
SI
NO
7. Revelación de hechos, material no íntimo (porque es una sesión inlcial}.
SI
NO
8. Conductas responsivas no verbales.
a. Contacto ocular
SI
NO
b. Posición frontal de cara al cliente.
SI
NO
c. Sonrisa (intermitente, no constante).
SI
NO
OBSERVACIONES--------------------
CUARTA PARTE
Este apartado de la postevaluación será practicado en tríos de tal modo que una
de las personas adopta el rol de terapeuta, otra de cliente y otra de observador;
después pueden cambiar los roles del mismo modo que en el ejercicio anterior.
Instrucciones para el Terapeuta
Usted dirigirá durante 30 minutos una entrevista de identificación de problemas
en la que usted evalúa o explora los principales conflictos o problemas del cliente.
Durante esta entrevista su tarea consiste en demostrar las conductas asociadas a
la pericia y a la fiabilidad que se incluyen en el «Cuestionario de Pericia
y Fiabilidad)) (Cuarto Objetivo del capítulo). Recuerde también que los propósitos de
potenciar la percepción de su pericia y fiabilidad durante esta fase de la terapia son:
contribuir a la autoexploración y comprensión del cliente de sus propios problemas
y favorecer \a objetividad de la especificidad y animar al cliente a revelar información
personal.
102
VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL
Instrucciones para el Cliente
Asegúrese de presentar (<un problema reall> para tratarlo con un terapeuta durante
el role-play. Si el problema es real le resultará más fácil aunque no tiene por qué ser
«profundo)). Además de presentar su «problema)), intente también plantear preguntas relacionadas con los siguientes Htests de fiabilidad)): solicitar información,
relatar un secreto, pedir un favor, subvalorarse, molestar al terapeuta o preguntar al
terapeuta por sus razones.
Instrucciones para el Observador
Observe, escuche y evalúe el uso de conductas asociadas a la competencia y
fiabilidad por parte del terapeuta. Puede utilizar el cuestionario que se incluye a
continuación como guía de observación y para el feedback.
CUESTIONARIO DE PERICIA Y FIABILIDAD
l. PERICIA
Instrucciones para el observador: Rodee «sí)) cuando eJ terapeuta muestre la
conducta y «non cuando no la observe.
1. El terapeuta ha mantenido contacto ocular con el cliente.
SI
NO
2. El terapeuta ha adoptado una posición frontal de cara al cliente durante la interacción.
SI
NO
3. El terapeuta se ha expresado con fluidez y sin vacilaciones.
SI
NO
4. El terapeuta ha utilizado preguntas relevantes y que han estimulado el pensamiento del cliente.
SI
NO
5. El terapeuta ha sido atento con el cliente.
SI
NO
6. La presentación del terapeuta ha sido directa y segura.
SI
NO
7. El terapeuta ha interpretado con precisión algunos mensajes implícitos del cliente.
SI
NO
8. El terapeuta ha respondido convenientemente a las posibles omisiones, distorsiones y generalizaciones en los mensajes del cliente.
SI
NO
11. PERICIA
9. El terapeuta ha transmitido aceptación verbal y no verbal para las revelaciones
del cliente.
SI
NO
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
103
1O. La conducta no verbal del terapeuta ha sido responsiva y dinámica.
SI
NO
11. Los parafraseas del terapeuta han sido exactos.
SI
NO
12. El terapeuta parecía salvaguardar y respetar la confidencialidad de la información.
SI
NO
13. El terapeuta parecía abierto, honesto y directo con el cliente.
SI
NO
14. La información que ha dado el terapeuta ha sido <1comprobada)) (o ha prometido
comprobarla).
SI
NO
15. Los mensajes verbales del terapeuta han sido consistentes con sus acciones o
conductas.
SI
NO
16. El terapeuta ha respondido a los «test de fiabilidad)) del cliente de forma adecuada y no defensiva.
SI
NO
FEEDBACK: POSTEVALUAC!ÓN
SEGUNDA PARTE
1.f. Pregunta por sus razones para comprobar que usted está realmente interesado por él.
2.b. Le relata un secreto, algo que probablemente avergonzaba a ella.
3.c. Le pide un favor; en este caso razonable probablemente.
4.a. Solicita información abiertamente pero encubiertamente se pregunta si su
vida personal es suficiente para ayudar al cliente o si usted tiene suficientes
experiencias personales similares a las de él como para ayudarle.
5.e. Intenta molestarle para comprobar si usted pone límites, cómo los dispone
y cómo los mantiene.
6.d. Se subvalora revelando algún pasaje personal que ella considera «malo)} y
también algo para comprobar cómo reacciona usted ante ello.
4
Conducta no verbal
La conducta no verbal desempeña una importante función en la comunicación
y las relaciones con los demás. Al comunicarnos tendemos a dar más importancia
al lenguaje oral, donde gran parte del significado del mensaje el 65% o más, se
transmite a través del lenguaje no verbal (Birdwhistell, 1970). Knapp (1978, p. 38)
define la comunicación no verbal como «Cualquier suceso humano comunicativo
que trasciende de las palabras orales o escritas». Evidentemente, muchas conductas
no verbales se interpretan como símbolos verbales. La conducta no verbal es un
importante apartado de la terapia por la enorme cantidad de información que
transmite.
Los terapeutas pueden aprender mucho de los clientes si se sensibilizan a las
señales no verbales que emiten éstos. Además la conducta no verbal del terapeuta
tiene también un gran impacto sobre el cliente. Una de las principales clases de
mensajes verbales del cliente que se maneja en la terapia, el mensaje afectivo,
depende en gran medida de medios de comunicación no verbal. Ekman y Friesen
(1969a, p. 88) han señalado que gran parte de la información que puede recogerse
de las palabras de los clientes se deriva de su conducta no verbal. Schutz (1967)
en su libro Alegría: Desarrollo de la Conciencia Humana afirma que «la estrecha
conexión entre lo físico y lo emocional es evidente en las expresiones verbales que
se van desarrollando mediante la interacción social. Los sentimientos y la conducta
se expresan a través de todas las partes del cuerpo, del movimiento corporal y de
las funciones corporales» (pp. 25-26). Schutz añade una lista de algunos términos
que asocian lo físico a lo emocional: «perder la cabeza, ser caradura, tener roto el
corazón, llevar la cabeza bien alta, ... » (pp. 25-26).
Cinco dimensiones de la conducta no verbal que influyen grandemente sobre
la comunicación son las kinestesias, lo paralingüístico, las proxemias, losj"actores
ambientales y el tiempo.
El movimiento corporal, o la conducta kinestésica, incluye los gestos, los
movimientos del cuerpo, las expresiones faciales, los movimientos oculares y la
106
CONDUCTA NO VERBAL
postura (Knapp, 1972, p. 5). Según el trabajo de Birdwhistell ( 1970), las kinestesias
también incluyen características físicas como la fisionomía corporal, la altura, el
peso y el aspecto general que se mantienen relativamente constantes durante una
conversación. Además de la observación de los movimientos corporales, la terapia
implica la identificación de las señales vocales no verbales denominadas paralenguaje - la forma del mensaje. El paralenguaje incluye las características de la
voz y las vocalizaciones (Trager, 1858). Los silencios y los errores del discurso
también pueden considerarse parte del paralenguaje (Knapp, 1978, p. 19). El área
de las proxemias también es interesante para los terapeutas (Hall, 1966) - esto es,
el uso que uno hace de su espacio social y personal. La proxemia, en lo que respecta
a la relación terapéutica, incluye el tamaño del despacho, la disposición de las
sillas, el contacto y la distancia entre el terapeuta y el cliente.
La percepción del entorno propio es otra parte importante de la conducta no
verbal porque la gente reacciona emocionalmente al ambiente. El entorno puede
producir sobre los clientes efectos diversos como excitación o aburrimiento, comodidad o estrés dependiendo del grado en que un individuo selecciona determinadas partes relevantes del ambiente. El quinto aspecto de la conducta no verbal
hace referencia a la percepción y uso del tiempo. El tiempo puede ser un factor
significativo en la terapia. Los factores temporales incluyen la puntualidad o el
retraso al iniciar o finalizar las sesiones así como la cantidad de tiempo dedicado
a la comunicación con el cliente sobre unos temas o sucesos particulares.
OBJETIVOS
1. Dado un listado con descripciones de clientes y conductas no verbales,
describir un significado posible asociado a cada conducta no verbal.
2. En una situación de entrevista, identificar tantas conductas no verbales de
la otra persona como sea posible. Describir el posible significado asociado
a estas conductas. Las conductas identificadas pueden proceder de cualquiera
de las categorías kinestésicas o movimientos corporales, paralenguaje o
cualidades vocales, proxemia o espacio y distancia y del aspecto general de
la persona.
3. Mostrar el uso eficiente de conductas no verbales propias de un terapeuta
en una entrevista de role-play.
4. En una entrevista identificar cuatro de las cinco ocasiones que se presentan
para responder a la conducta no verbal del cliente
CONDUCTA NO VERBAL DEL CLIENTE
Una parte importante del repertorio de un terapeuta consiste en la capacidad
para discriminar las diversas conductas no verbales de los clientes y sus posibles
significados. En la terapia es muy importante reconocer y explorar las señales no
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
107
verbales del cliente por múltiples razones. Porque las conductas no verbales de los
clientes son claves de sus emociones y desde una perspectiva más global, las
conductas no verbales son parte de las expresiones personales de los clientes. Como
afirma Peris «todo lo que haga un paciente, oculto u obvio, pertenece a la expresión
de sí mismo» (1973, p. 75). La mayor parte de la conducta no verbal de un cliente
a usted puede parecerle obvia, sin embargo a él desconocida. Passons (1975, p. 102)
señala que la mayoría de los clientes son más conscientes de su palabras que de
su conducta no verbal. El análisis de la conducta no verbal puede proporcionar a
los clientes una visión más completa de su conducta.
Las señales no verbales del cliente pueden divulgar más «información secreta»
que sus mensajes verbales (Ekman & Friesen, 1969a). La divulgación de «información secreta» es la transmisión de mensajes válidos que no se emiten intencionadamente. Passons (1975) sugiere que, debido a esta divulgación, la conducta no
verbal del cliente puede describirse con más exactitud que sus mensajes verbales
(p. 102). Añade que «generalmente las conductas no verbales son más espontáneas
que las conductas verbales. Las palabras pueden ser seleccionadas y manipuladas
antes de ser emitidas ... las conductas no verbales, por el contrario, son más difíciles
de controlar» (p. 102). Un cliente puede contarle una historia y su lenguaje no
verbal puede transmitir una historia completamente diferente (Erickson, Rossi &
Rossi, 1976).
Knapp (1978, p. 20) señala que las conductas verbal y no verbal se relacionan.
Es útil reconocer las formas en que las señales no verbales apoyan los mensajes
verbales. Knapp diferencia seis formas:
l. Repetición. El mensaje verbal es «entra y siéntate>); el gesto de la mano que señala la
habitación y la silla reproduce el mensaje verbal.
2. Contradicción. El mensaje verbal es «Me gustas)>, y se manifiesta con el ceño fruncido y
con enfado en la voz. Algunas pruebas sugieren que cuando recibimos mensajes verbales y
no verbales contradictorios tendemos a creer los no verbales.
3. Sustitución. Con frecuencia se utiliza un mensaje no verbal en lugar del verbal. Por ejemplo
si pregunta a alguien «¿Cómo estás?» y recibe una sonrisa como respuesta, la sonrisa equivale
a «Hoy muy bien».
4. Complementación. Un mensaje no verbal complementa al verbal elaborando o modificando
el mensaje. Por ejemplo, si alguien comenta un sentimiento incómodo y empieza a hablar
más rápido cometiendo más errores, estos mensajes no verbales añaden información al verbal.
5. Acento. Los mensajes no verbales pueden subrayar los verbales y con frecuencia enfatizar
el impacto que producen. Por ejemplo, si usted trata de transmitir preocupación verbalmente,
su mensaje puede fortalecerse con gestos no verbales como fruncir el ceño, lágrimas, etc.
El tipo de emoción que alguien transmite se detecta mejor en sus expresione~ faciales. El
cuerpo transmite también una buena descripción de la emoción (Ekman, 1964; Ekman &
Friesen, 1967).
6. Regulación. La comunicación no verbal es útil para regular el flujo de la conversación. ¿Ha
advertido alguna vez que si usted asiente con la cabeza mientras la otra persona habla, ésta
tenderá a seguir hablando? Pero, si usted mira hacia otro lugar o se levanta del asiento, la
persona puede dejar de hablar, al menos momentáneamente. Tanto si lo advertimos como
108
CONDUCTA NO VERBAL
si no, confiamos en las señales no verbales como feedback para iniciar o finalizar una
conversación y para percatamos de la atención de la otra persona [pp. 21-24].*.
Identificar la relación entre la comunicación verbal y no verbal del Cliente puede
proporcionarnos una imagen más exacta del cliente, de sus sentimientos y de los
problemas que le han conducido a solicitar ayuda. Además, el terapeuta puede
detectar en qué medida coincide o es congruente la conducta verbal y no verbal
que muestra el cliente. La frecuencia de discrepancias entre las expresiones del
cliente puede ser indicativa de la falta de integración o presencia de conflictos
(Passons, 1975).
La conducta no verbal últimamente ha sido objeto de gran interés en los periódicos, artículos de revistas y libros. Estas publicaciones pueden ser válidas para
que los lectores se sensibilicen con respecto a la importancia de la conducta no
verbal, sin embargo, los significados atribuidos a determinadas conductas pueden
estar simplificados en exceso. Es importante señalar que el significado de la conducta no verbal varía en razón de las personas y las situaciones (contextos). Por
ejemplo, la humedad en los ojos puede ser signo de felicidad o alegría para una
persona; para otra puede ser señal de enfado, frustración o problemas con las lentes
de contacto. Una persona que balbucea puede ser insegura, otra puede tener un
problema de lenguaje. Encogerse o escurrirse en el asiento puede ser síntoma de
ansiedad en una persona o dolor de estómago en otra. Por otra parte, Las conductas
no verbales de una cultura pueden tener significados diferentes e incluso opuestos
en otra. Watson (1970) encontró diferencias significativas en el contacto y las
conductas no verbales (distancia, contacto físico, contacto ocular, etc.) entre las
culturas. Por ejemplo, en algunas culturas evitar el contacto ocular es signo de
respeto. Nosotros le aconsejamos que no asuma el significado de la conducta no
verbal como algo común o con el mismo efecto para todas las personas. Es importante recordar que gran parte de lo que sabemos sobre la conducta no verbal se
ha obtenido de la investigación con «poblaciones típicas» o mediante estudios
análogos, limitando así la generalidad de los resultados.
Nuestro Inventario de Conductas No Verbales (Tabla 4.1) presenta algunas de
las posibles categorías de conducta no verbal clasificadas como kinestésicas, paralingüísticas, proxemias, entorno y tiempo y los significados probables o posibles
asociados a cada conducta no verbal. Recuerde que el significado o efecto de cada
conducta no verbal que presentamos puede ser muy tentador; estos significados
variarán según las personas, contexto o cul~ura. Incluimos sólo algunos significados
posibles con el único propósito de ayudarle a aumentar su conciencia sobre las
diversas conductas y no para que se convierta en un experto de los sentimientos
del cliente utilizando un inventario para generalizar los significados aplicables a
todos los clientes. La conducta no verbal de cualquier cliente debe interpretarse
con respeto tanto a los antecedentes de la conducta como a la reacción del terapeuta
* Extraído de Nonverbal Communication in Human Interaction, 2.da Ed., de Mark L.
Knapp. Copyright 1978 de Holt, Rinehart y Wiston, lnc. Reproducido con permiso del CBS
College Publishing.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
109
tras la conducta. Para mostrarle la importancia de la interpretación del significado
de la conducta no verbal en un contexto determinado, incluimos las descripciones
de varias interacciones terapeuta/cliente e ilustrar así las señales no verbales y los
posibles significados en este inventario.
Kinestesias
Las kinestesias incluyen los ojos, la cara, la cabeza, los gestos, las expresiones
corporales y los movimientos.
Ojos. En nuestra cultura mostramos mucho interés por los ojos de las personas.
La cultura occidental en particular enfatiza la importancia del contacto ocular en
las interacciones interpersonales. Los terapeutas que sean sensibles al área ocular
de los clientes pueden detectar diversas emociones como:
Sorpresa: Se elevan Jos párpados y las cejas se curvan.
Temor: Se elevan y se juntan las cejas.
Enfado: Se bajan y se juntan las cejas. Entre las dos cejas aparecen líneas verticales.
En las interacciones terapeuta/cliente es muy significativo el contacto ocular
(también denominado «mirada mútua directa»). El contacto ocular puede expresar
sentimientos, deseos de cambio interpersonal o disposición para seguir o dejar de
hablar. La falta de contacto ocular o eludir la mirada puede ser signo de retracción,
vergüenza o incomodidad (Exline'& Winters, 1965). En oposición a la opinión
generalizada, la falta de contacto ocular no sugiere decepción o falta de sinceridad
(Sitton & Griffin, 1981). Las personas que generalmente evitan el contacto ocular
pueden buscarlo cuando esperan algún feedback. El contacto ocular también puede
ser una señal para pedir una pausa en la conversación o para decir algo (Knapp,
1978).
Cuanto mayor sea el número de miradas compartidas entre dos personas mayor
es el nivel de vinculación emocional y de comodidad entre ellas. Apartar la mirada
puede servir para esconder la vergüenza mientras se expresa un sentimiento particular que se valora social o culturalmente como tabú (Exline & Winters, 1965).
Cualquier movimiento breve de ojos o la mirada fija puede ser señal de rigidez o
preocupación (Singer, 1975). Los movimientos rápidos pueden ser síntoma de
excitación, enfado o problemas con las lentes de contacto.
El parpadeo excesivo (normal = de 6 a 10 veces por minuto en los adultos)
puede relacionarse con la ansiedad. La frecuencia del parpadeo decrece normalmente durante los períodos de atención y concentración. La humedad o las lágrimas
pueden tener significados emocionales contradictorios en personas diferentes. Alejar la mirada del terapeuta, a una pared por ejemplo, puede indicar que el cliente
se halla procesando o recordando material (Singer, 1975). La dilatación de las
pupilas, una respuesta autónomica (involuntaria), puede indicar activación emocional, atención e interés (Hess, 1975). Aunque la dilatación de las pupilas ocurre
110
CONDUCTA NO VERBAL
bajo ciertas condiciones que representan actitudes interpersonales positivas, no
existen pruebas de que lo contrario (la contracción de las pupilas) se asocie a las
actitudes negativas hacia las personas (Knapp, 1978).
En la terapia parece que se producen más miradas mutuas o contacto ocular
cuando:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
La distancia física que existe entre el terapeuta y el cliente es mayor.
Se discuten temas cómodos o impersonales.
Existe implicación interpersonal entre el terapeuta y el cliente.
Usted escucha más que habla.
Usted es mujer.
Usted pertenece a una cultura que valora el contacto visual durante la interacción.
Se producen menos miradas mutuas cuando:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
El terapeuta y el cliente están físicamente próximos.
Se tratan temas íntimos o difíciles.
El terapeuta o el cliente no están interesados en las reacciones del otro.
Usted habla más que escucha.
Usted se siente avergonzado, cohibido o intentando esconder algo.
Usted pertenece a una cultura que sanciona el contacto visual durante algunas
interacciones interpersonales.
Algunas conductas de los ojos se presentan en la Tabla 4.1, sin embargo, estos
significados pueden considerarse de diferente modo para cada cliente en particular
dependiendo del contexto y de la cultura.
Boca. La sonrisa se asocia a las emociones de felicidad y diversión. Los labios
tensos pueden implicar estrés, frustración, hostilidad o enfado. El temblor del labio
inferior o morderlo puede ser síntoma de ansiedad o tristeza. Una boca abierta sin
hablar puede indicar sorpresa o dificultad par hablar (ver Tabla 4.1 ).
Expresiones Faciales. La faz de la otra persona puede ser el estímulo más
importante en la interacción porque es el principal emisor de información emocional
(Ekman, Friesen & Ellsworth, 1972). Las expresiones faciales se utilizan para
iniciar y terminar las conversaciones, proporcionar feedback a los comentarios de
los otros, subrayar o apoyar un mensaje verbal y transmitir emociones (Ekman &
Friesen, 1969b). Por ejemplo, una emoción puede transmitirse mediante una parte
de la cara y otra diferente en otro área. Es raro que una cara exprese sólo una
única emoción cada vez. Con mayor frecuencia el rostro muestra una gama de
diversas emociones.
Las diferentes áreas faciales expresan diferentes emociones. Felicidad, sorpresa
y disgusto pueden transmitirse a través de la parte inferior del rostro (boca y región
de la mandíbula) mientras que la tristeza se transmite con los ojos. La parte inferior
del rostro y las cejas expresan el enfado; el temor se expresa generalmente a través
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
11 l
de los ojos (Ekman, Friesen & Tomkins, 1971). Aunque sea difícil «leer» a alguien
sólo por sus gestos faciales, estas señales pueden apoyar otros índices de emoción
no verbales en el contexto de la entrevista. Las expresiones faciales incluidas en
la Tabla 4.1 son combinaciones de las regiones bucal y ocular.
Las expresiones faciales que transmiten las emociones básicas anteriormente
descritas no parecen variar mucho entre las culturas. Según Harper, Wiens y
Matarazzo (1978, p. 99), «Hay bastantes pruebas sobre la 'universalidad' o no
'determinación cultural' de las expresiones faciales». En otras palabras, las emociones básicas o fundamentales como el enfado, el asco, el temor, la tristeza y la
felicidad parecen representru-se mediante las mismas expresiones faciales en las
distintas culturas, aunque las normas culturales individuales pueden influir sobre
cómo y cuándo se expresan dichas emociones.
Cabeza. Los movimientos de la cabeza pueden ser fuente de mucha información
para interpretar el estado afectivo o emocional de una persona. La cabeza erecta,
de frente a la otra persona de forma relajada indica receptividad para la comunicación interpersonal. Mover la cabeza de arriba hacia abajo implica confirmación
o asentimiento. Mover la cabeza de izquierda a derecha implica desacuerdo o
rechazo. Mover la cabeza al mismo tiempo que las piernas puede connotar enfado.
Sostener la cabeza con rigidez puede ser indicativo de ansiedad o enfado y cuando
la cabeza cuelga en dirección al pecho puede ser indicativo de desacuerdo o tristeza.
Ver Tabla 4.1 para más detalles sobre estas conductas.
Hombros. La orientación de los hombros puede proporcionar información sobre
la actitud de la persona con respecto a los intercambios interpersonales. Los hombros dirigidos al frente pueden indicar interés, atención o receptividad para la
comunicación interpersonal. Girar el hombro, o dirigirlo hacia otro sentido puede
implicar que la persona no es receptiva a los intercambios interpersonales. Esta
postura también puede reflejar tristeza o ambivalencia. Encoger los hombros puede
ser síntoma de desconcierto, sorpresa, ambivalencia o frustración.
Brazos y Manos. Los brazos y las manos pueden ser muy expresivos para
transmitir el estado emocional del individuo. Los brazos cruzados delante del pecho
pueden indicar la evitación del intercambio interpersonal o el rechazo a la revelación. La ansiedad o el enfado pueden reflejarse en las manos temblorosas. Los
brazos y manos que no se mueven y que se hallan en posiciones fijas pueden ser
indicativas de tensión, ansiedad o enfado. Los brazos desplegados, relajados y
unas manos gesticulantes pueden indicar apertura hacia la implicación interpersonal
o la acentuación de algunos puntos de la conversación. La respuesta autonómica
de sudoración de las palmas puede reflejar ansiedad o activación emocional.
Piernas y Pies. Si las piernas y los pies parecen cómodos y relajados la persona
parece indicar apertura para el intercambio personal. Cruzar las piernas o un pie
que da golpes puede indicar que la persona experimenta cierta ansiedad o impa~
112
CONDUCTA NO VERBAL
ciencia o que quiere decir algo. Cruzar y descruzar las piernas repetidamente puede
indicar ansiedad, depresión o impaciencia. Una persona que parezca tener unas
piernas y pies «muy controlados» o «rígidos» puede ser rígida, ansiosa o cerrada
a los intercambios personales (ver Tabla 4.1).
El cuerpo en su totalidad y los movimientos corporales. La mayoría de los
movimientos corporales no parecen tener un significado social preciso. Los movimientos corporales se aprenden en cada cultura. Los movimientos corporales que
tratamos en este apartado se derivan del análisis de (y por lo tanto preferiblemente
aplicables para) adultos blancos pertenecientes a las clases socioeconómicas media
y alta de los Estados Unidos.
Los movimientos corporales no se producen al azar. Por el contrario, parecen
estar ligados al discurso humano. Desde el nacimiento parece que se realiza un
esfuerzo para sincronizar los movimientos corporales y los sonoros. En los adultos,
la falta de dicha sincronía puede ser síntoma de patología. La falta de sincronía
en los movimientos y el discurso entre dos personas puede indicar que ninguna de
las dos personas atiende (Condon & Ogston, 1966).
TABLA 4.1. Inventario de conducta no verbal
Dimensión
no verbal
Conducta
observada
Ejemplo de interacción
cliente/terapeuta (contexto)
Posible efecto o significado
l. Kinestesias.
Ojos.
- Contacto ocular directo.
-
-
Falta de contacto ocular
sostenido.
Bajar la vista, mirar hacia
el suelo o evitar la
mirada.
El cliente acaba de manifestar
un problema; el terapeuta
responde; el cliente mantiene
el contacto ocular.
Disponibilidad o deseo de
comunicación o intercambio
personal; atención.
Cada vez que el terapeuta
plantea el tema familiar. él
mira hacia otro sitio.
Retraimiento o evitación del
intercambio personal; respeto o
deferencia.
El cliente muestra contactos
intermitentes mientras
conversa con el terapeuta.
Respeto o deferencia.
El cliente menciona problemas
sexuales, entonces mira
bruscamente hacia otro Jugar.
Cuando el terapeuta inicia este
tema, vuelve a mirar hacia
otro sitio.
Retraimiento del tema de
conversación; incomodidad o
vergüenza; preocupación.
El cliente habla bastante sobre
las posibles alternativas a su
actual situación laboral; hace'
una pausa breve y mira al
suelo; vuelve a hablar y a
restablecer el contacto ocular.
Preocupación.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
-
Mirar fijamente a una
persona o a un objeto.
-
Movimiento o parpadeo
rápido de ojos; cejas
contraídas.
-
Cerrar o surcar los
párpados.
-
Humedad en los ojos.
-
Movimiento de ojos.
-
Dilatación de las pupilas.
Boca
- Sonrisa.
113
El terapeuta acaba de pedir al
cliente que piense en las
posibles consecuencias de
cierta decisión. El cliente se
calla y mira fijamente a un
cuadro de la pared.
El cliente muestra interés por
discutir un tema pero duda.
Mientras el terapeuta lo intenta
los ojos del cliente se mueven
rápidamente alrededor del
despacho.
El cliente acaba de pedir
consejo al terapeuta. El
terapeuta explica el rol y el
cliente cierra y arruga los
párpados.
El terapeuta sugiere al cliente
algunas posibilidades para
explorar sus dificultades con
algunos miembros familiares.
El cliente no responde
verbalmente; aparecen surcos
en sus párpados.
El cliente acaba de relatar el
reciente fallecimiento de su
padre. Aparecen lágrimas en
lps ojos del cliente.
El cliente manifiesta haber
mejorado la comunicación
marital durante la semana
anterior; sus ojos se
humedecen.
El terapeuta pide al cliente que
recuerde !os sucesos
significativos de la semana; el
cliente hace una pausa y mira
hacia otro lugar, después
responde mirando otra vez al
terapeuta.
El cliente manifiesta el
repentino desinterés de su
cónyuge y las pupilas se
dilatan.
Mientras el terapeuta habla el
cliente se pone de frente y las
pupilas se dilatan.
Preocupación; posible rigidez
o incomodidad.
El terapeuta pide al cliente que
le cuente los sucesos positivos
de la semana. E! cliente sonríe
y después relata algunos de
éstos.
El cliente responde con una
sonrisa al saludo verbal del
terapeuta al iniciarse la
entrevista.
Pensamiento. sentimiento o
acción positiva en e! contenido
de la conversación.
Excitación o ansiedad; o usa
lentes de contacto.
Pensamiento o perplejidad;
evita la persona o el tema.
Evita la persona o el tema.
Tristeza, frustración, áreas
sensibles.
Felicidad.
Procesamiento o recobro de
material; interés. satisfacción.
Alarma; interés favorable.
Interés favorable; satisfacción
Saludo.
114
-
-
CONDUCTA NO VERBAL
Labios tensos. Sellados.
Muerde o le tiembla el
labio inferior.
·- Boca abierta sin hablar.
Expresión Facial.
- Contacto ocular con
sonrisa.
-
Ojos tensos y surcos en
las cejas; la boca cerrada.
-
Ojos rígidos, boca rígida
(inanimada).
-
El cliente se pone rojo,
aparecen manchas rojas
en su cuello.
Cabeza.
- Mueve la cabeza de
acriba hacia abajo.
El cliente acaba de describir
sus esfuerzos para acomodarse
a unas condiciones vitales
difíciles. Hace una pausa y
tensa los labios.
El cliente expresa irritación
por la tardanza del terapeuta.
El cliente se sienta con sus
labios tensos mientras el
terapeuta se justifica.
La cliente empieza a contar su
reciente violación. Mientras
sigue hablando su labio
inferior empieza a temblar, a
veces se muerde el labio
inferior.
El cliente manifiesta la pérdida
del apoyo parental tras el
reciente divorcio. El cliente
muerde su labio inferior
después de decir esto.
El terapeuta expresa sus
sentimientos sobre el bloqueo
en la relación. La boca del
cliente se abre; el cliente
manifiesta que no era
consciente de ello.
Ha sido una sesión larga.
Mientras el terapeuta habla, Ja
boca del cliente se abre
levemente.
Estrés o determinación; enfado
u hostilidad.
Enfado u hostilidad.
Ansiedad o tristeza.
Tristeza.
Sorpresa, evita bostezar,
fatiga.
Evita bostezar, fatiga.
El cliente habla con facilidad v
suavidad, sonriendo de vez en.
cuando; mantiene el contacto
ocular durante la mayor parte
de la sesión.
Felicidad y comodidad.
El cliente acaba de contar la
una situación tensa con un
niño, después el cliente cierra
los labios y frunce el ceño.
El cliente afirma que no tiene
nada que decir; no aparece
ninguna expresión evidente o
muestras de alerta en la faz del
cliente.
El cliente ha empezado a tratar
sus problemas sexuales.
Enfado; preocupación; tristeza.
El cliente ha manifestado
preocupación por su estado de
salud; el terapeuta refleja los
sentimientos del cliente. El
cliente mueve la cabeza y dice
«Esto eS>>.
Confirmación, acuerdo o
escucha atenta.
Preocupación; ansiedad;
miedo.
Ansiedad; incomodidad y
vergüenza.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA lERAPEUTAS
El cliente mueve la cabeza
durante la explicación del
terapeuta.
Escucha; atención.
115
-
Agita la cabeza de
izquierda a derecha.
El terapeuta acaba de decir
que la falta de puntualidad del
cliente es un aspecto que debe
ser discutido. El cliente
responde «No» y mueve su
cabeza de izquierda a derecha.
Desacuerdo; rechazo.
-
La cabeza y la mandíbula
cuelgan hacia el pecho.
El terapeuta inicia el tema de
la finalización. El cliente
agacha su cabeza en dirección
al pecho, entonces dice que no
está preparado para dejar las
sesiones de terapia.
Tristeza, preocupación.
El cliente dice que su cónyuge
se ha ido sin dar ninguna
explicación. Mientras lo
describe se encoge de
hombros.
Desconcierto o ambivalencia.
Hombros.
- Encoge los hombros.
-
Dirigidos hacia el frente.
El cliente ha estado reclinado
en el asiento. La terapeuta
revela algo sobre sí misma; el
cliente se acerca y pregunta
algo sobre la experiencia.
Interés, atención, apertura a la
comunicación.
-
Hombros encogidos,
recogidos o en otra
dirección que el
terapeuta.
El cliente manifiesta
sentimientos de incapacidad y
fracaso a consecuencia de sus
malas notas; se encoge en la
silla después de decir esto. El
cliente manifiesta dificultades
par hablar.
Tristeza o ambivalencia; falta
de receptividad al intercambio
personal.
Cuando el terapeuta inicia este
tema, el cliente se encoge en
su silla y dirige los hombros
en otro sentido.
Falta de receptividad al
intercambio personal.
-
Brazos cruzados frente al
pecho.
El terapeuta ha iniciado Ja
conversación. El cliente no
responde verbalmente; se
reclina en su asiento con los
brazos cruzados frente al
pecho.
Evita el intercambio personal;
desagrado.
-
Manos temblorosas.
El cliente expresa temor al
suicidio; las manos tiemblan
mientras habla de esto.
Ansiedad o enfado.
El cliente manifiesta
resentimiento con tono de voz
elevado; las manos del cliente
se agitan mientras habla.
Enfado.
El cliente acaba de llegar a
una entrevista inicial.
Dice que se siente incómodo
mientras sus manos se aferran
la una a la otra.
Ansiedad o enfado.
-
Puños agarrados a algún
objeto o manos cerradas.
116
CONDUCTA NO VERBAL
-
Brazos sueltos, gesticula
con brazos y manos.
-
Pocos gestos, manos y
brazos tensos.
Piernas y pies.
- Las piernas y Jos pies
parecen cómodos y
relajados.
-
Cruza y descruza las
piernas repetidamente.
-
Mueve un pie
insistentemente.
-
Las piernas y los pies
parecen tensos y
controlados.
-
De cara al terapeuta o en
disposición frontal.
-
Gira el cuerpo en otra
dirección a la del
terapeuta, se acurruca en
el asiento.
-
Balanceo en Ja silla, se
revuelve en el asiento.
El cliente expresa hostilidad
por su jefe; aprieta los puños
mientras habla.
El terapeuta formula una
pregunta; el cliente responde y
gesticula durante la respuesta.
El cliente inicia un nuevo
tema. El cliente responde con
buena disposición; los brazos
se mantienen abiertos mientras
tanto.
El cliente llega para la sesión
inicial. Responde a las
preguntas del terapeuta con
respuestas breves. Los brazos
se mantiene extendidos a
ambos lados del cuerpo.
El cliente ha sido derivado; se
sienta con los brazos
extendidos mientras explica las
razones de su derivación y su
enfado por estar aquí.
Las piernas del cliente están
relajadas sin excesivos
movimientos mientras el
cliente se refiere a sus
problemas personales.
El cliente está hablando
atropelladamente; cruza y
descruza sus piernas
continuamente mientras habla.
El cliente mueve un pie
durante el resumen prolongado
del terapeuta; el cliente
interrumpe al terapeuta para
sellalar algo.
El cliente está abierto y
relajado mientras habla del
trabajo. Cuando el terapeuta
menciona el tema del
matrimonio, las piernas del
cliente se tensan.
El cliente menciona uno de sus
problemas y mira directamente
al terapeuta mientras habla;
continúa de cara al terapeuta
mientras éste responde.
El cliente muestra dificultad
para «entrar» en la entrevista.
El terapeuta pide razones y el
cliente cambia la orientación
de su cuerpo.
El cliente se muestra nervioso
al enfocar una situación
conflictiva. El cliente se
balancea mientras trata el
tema.
Enfado
Acentúa o enfatiza un aspecto
de la conversación, o apertura
hacia el intercambio personal.
Apertura hacia el intercambio
personal.
Tensión o enfado.
Enfado.
Apertura al intercambio
personal; relajación.
Ansiedad, depresión.
Ansiedad, impaciencia (desea
hacer una aclaración).
Rigidez o ansiedad, cerrado al
intercambio personal
extensivo.
Abierto al intercambio y
comunicación interpersonal.
Menor apertura para el
intercambio personal.
Problemas. preocupaciones,
ansiedad.
ESTRATEGIAS DE ENTREVIST.-\S PARA TERAPEUTAS
117
-
Tenso, postura erecta y
ógida en la punta de la
silla.
El cliente muestra desconcierto
sobre Ja dirección de la
entrevista; postura tensa y
erecta mientras tanto.
Tensión, ansiedad y
preocupación.
-
Retuerce el pelo
repetidamente, golpea la
mesa con los dedos.
El cliente responde con
respuestas muy breves que no
incluyen ninguna
autorrevelación.
Se siente distraído, abunido o
incómodo, o indica alguna
emoción no expresada.
-
La respiración es más
lenta y profunda.
El cliente empieza a
acomodarse en el asiento y
relata un suceso positivo
ocurrido durante la semana.
El cliente se siente más
cómodo y relajado; Jos
cambios de respiración reflejan
que la activación ha
disminuido.
El cliente ha estado en silencio
durante mucho tiempo. El
terapeuta prueba; el cliente
responde pero con un tono de
voz tan bajo que casi no se le
oye.
Dificultad para autorrevelarsc.
El cliente habla con un nivel
de voz moderado mientras
trata el tema laboral. Empieza
a hablar del jefe y su tono de
voz se eleva
considerablemente.
Los temas de conversación
tienen diferentes significados
emocionales.
El cliente habla con rapidez
sobre la tensión que siente en
determinadas situaciones
sociales; el cliente tartamudea
y comete errores mientras lo
hace.
Sensibilidad sobre el tema de
conversación; ansiedad y
incomodidad.
II. Parafingüística.
Nivel y tono de voz.
- Susurra o casi no se le
oye.
-
Cambios de tono.
Fluidez de expresión.
- Tartamudeos, dudas,
errores.
-
Gimotea o balbucea.
El cliente se queja de sus
dificultades para adelgazar; la
voz se eleva como para gemir.
Dependencia o énfasis
emocional.
-
Ritmo lento, rápido o
desigual en el discurso.
El cliente inicia la entrevista
hablando lentamente sobre un
mal fin de semana. Según
avanza el tema hacia los
sentimientos del cliente por sí
mismo. este empieza a hablar
más rápidamente.
Sensibilidad a los temas de
conversación: los temas tienen
diferentes significados
emocionales.
-
Silencio.
El cliente entra y el terapeuta
le invita a hablar, el cliente se
mantiene en silencio.
Reacio a hablar. preocupado.
El terapeuta pregunta algo al
cliente. Este se calla y piensa
en la respuesta.
Preocupación, o deseo de
continuar hablando después de
!a aclaración.
118
CONDUCTA NO VERBAL
III. Proxemia.
Distancia.
- Se aleja.
-
Se acerca.
Posición en el despacho.
- Se sienta detrás o al lado
de un objeto como la
mesa o el escritorio.
- Se sienta cerca del
terapeuta sin que haya
entre ellos ningún objeto.
Contacto Físico.
- Da la mano junto con una
sonrisa y un saludo
verbal.
-
Toca el brazo del cliente.
El terapeuta se enfrenta al
cliente; éste se echa hacia atrás
antes de responder
verbalmente.
Señal de que el espacio ha
sido invadido; aumenta la
activación y la incomodidad.
A mitad de la sesión el cliente
acerca la silla hacia el
terapeuta.
Busca una interacción más
cercana o más íntima.
Un cliente nuevo entra y se
sienta en una silla alejada del
terapeuta.
Pide protección o más espacio.
El cliente que ya conoce al
terapeuta escoge la silla más
cercana al terapeuta.
Expresa un grado idóneo de
comodidad.
El cliente saluda al terapeuta y
responde al apretón de manos.
Deseo de iniciar la interacción
de forma no verbal.
El terapeuta toca al cliente en
el brazo mientras éste expresa
preocupación sobre su hijo
enfermo.
Deseo de transmitir apoyo y
confianza.
El cliente manifiesta que se
siente aletargado. La falta de
autorrevelación también es
evidente.
Se produce tan poca activación
en el entorno de la terapia que
el cliente se siente demasiado
cómodo para empezar a
«trabajar».
IV. Medio.
-
El despacho del terapeuta
es pequeño, pintado de
colores pasteles y hay
luces suaves.
V. Tiempo.
-
El cliente trata muchos
temas inconexos durante
la sesión.
El terapeuta inicia la
finalización de la terapia. El
cliente afirma que tiene «un
gran problema» sin comentar.
Ansiedad para iniciar un
problema por temor a ocupar
más tiempo del terapeuta.
-
Repetidamente e! cliente
demora las respuestas.
Después de que el terapeuta ha
comentado algo o formula una
pregunta, el cliente espera un
rato antes de resJXlnder
verbalmente.
Duda en responder al terapeuta
o desconfianza en la relación.
Una de las funciones más importantes de los movimientos del cuerpo es la
regulación. Varios movimientos corporales regulan o mantienen la interacción
interpersonal. Por ejemplo, los movimientos corporales importantes que acompañan
al saludo verbal que el terapeuta dirige al cliente incluyen la mirada, la sonrisa,
el uso de gestos de manos y el movimiento vertical o lateral de la cabeza (Krivonos & Knapp, 1975). Los movimientos corporales también son útiles para fi-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
119
nalizar una interacción, como puede ser el final de la entrevista. La salida no verbal
o las conductas de finalización que acompañan una afirmación verbal conclusiva
incluyen la disminución del contacto ocular y la disposición del organismo cerca
de la salida. Al finalizar una interacción, particularmente cuando es terapéutica,
es importante presentar conductas no verbales que impliquen apoyo, tales como
sonreír, dar la mano al cliente, dar una palmada en el hombro o brazo y asentir
con la cabeza. Como explica Knapp (1978, p. 213), «Las conductas de apoyo
tienden a eliminar cualquier sensación negativa derivada de las señales de la finalización del encuentro y establece al mismo tiempo un estado positivo para el
siguiente encuentro, ésto es, nuestra conversación ha terminado, pero nuestra relación no».
Otra forma de regular una interacción mediante el movimiento corporal consiste
en coger el turno, el intercambio de roles de emisor y receptor en la conversación.
La mayoría de las veces adoptamos los turnos de forma automática «Sin ser conscientes de lo que hacemos, utilizamos los movimientos corporales, las vocalizaciones y algunas conductas verbales que a menudo parecen acompañar a la adopción
del tumo con una eficacia asombrosa» (Knapp, 1978, p. 213). La efectividad en
el cambio de turnos es un factor importante en la interacción terapéutica porque
contribuye a la percepción de que usted y el cliente mantienen una buena relación
y de que, como terapeuta, es un interlocutor competente. Por el contrario el intercambio poco efectivo de los turnos puede provocar que el cliente le perciba
como una persona ruda (demasiadas intervenciones) o dominante (el cliente no
dispone de suficiente tiempo para hablar).
Duncan ( 1972, 1974) encontró diversas conductas no verbales, denominadas
señales de turno, que regulan el cambio de interlocutores. Estas señales de turno
se describen a continuación.
Ceder el turno. Se produce cuando el terapeuta (hablante) quiere dejar de hablar
y espera una respuesta del cliente (oyente). Para proceder a una cesión efectiva
del turno, el terapeuta puede formular una pregunta y hablar más lentamente, reducir
el ritmo del discurso, pararse en la última sílaba de la última palabra, incluir alguna
coletilla como «Ya sabes» o utilizar el silencio. Los movimientos corporales de
finalización y la mirada directa al cliente también indicarán que ahora corresponde
hablar al cliente. Si después de un silencio prolongado, el cliente no responde,
deberán utilizarse señales más explícitas de cesión del turno como tocar al cliente
o elevar y mantener alzadas las cejas en señal de expectación. El uso de estas
claves no verbales más explícitas puede ser particularmente importante con clientes
tranquilos y poco habladores.
Mantener el turno. Sucede cuando el terapeuta (o el cliente) quiere seguir
hablando y no ceder el tumo a la otra persona, probablemente porque trata de
expresar una idea importante. Las señales que indican este mantenimiento del turno
incluyen alzar la voz y continuar o incrementar el número de gestos y otros movimientos corporales que acompañen a las palabras. El terapeuta no desea mantener
su turno con tanta frecuencia porque de lo contrario el cliente puede sentirse
frustrado e incapaz de hacer aclaraciones. Sin embargo, los clientes muy charlatanes
120
CONDUCTA NO VERBAL
pueden intentar tomar el control de la entrevista manteniendo y no cediendo el
turno.
Solicitar el turno. Sucede cuando o el terapeuta o el cliente está escuchando y
quiere hablar. Puede solicitarse el turno de palabra levantando el dedo índice, a
menudo acompañado de una inspiración audible y del cambio de postura del cuerpo.
El terapeuta puede utilizar estas señales con los clientes que hablan en exceso o
con aquellos que mantienen insistentemente su turno como hablantes. De hecho,
para animar a un cliente a que finalice más rápidamente, el terapeuta puede utilizar
movimientos de cabeza más rápidos acompañados de verbalizaciones seudo-afirmativas como «Sí», «Mm-hmm» o «Ya veo» (Knapp, 1978).
Negar el turno. Sucede cuando recibimos una señal de cesión de tumo enviado
por el hablante pero no queremos decir nada. Por ejemplo, si el cliente no es muy
hablador o si el terapeuta desea que el cliente se responsabilice más de la relación,
el terapeuta puede decidir negar o no acoger un turno de palabra para que el cliente
siga hablando. Las señales que indican que no se acepta el tumo de palabra incluyen
la postura relajada, el silencio y la mirada atenta. El terapeuta también deseará
mostrar conductas que muestren su implicación en las ideas que expresa el cliente
mediante la sonrisa, asentimiento con la cabeza o utilizando señales verbales como
«Mm-hmm».
Además de regular, los movimientos corporales también cumplen la función
de adaptadores. Los adaptadores consisten en conductas como coger, rascar, frotar
y golpear repetidamente. En la terapia es importante advertir la frecuencia con que
un cliente utiliza los adaptadores no verbales porque estas conductas parecen estar
asociadas con la activación emocional y la incomodidad psicológica (Dittmann,
1962; Ekman & Friesen, 1972). El contacto con el propio cuerpo puede indicar
preocupación por sí mismo y retraimiento ante la interacción presente (Freedman,
1972). Un cliente que utiliza adaptadores con mucha frecuencia puede sentirse
incómodo con el terapeuta o con el tema que se discute. El terapeuta puede utilizar
la frecuencia del uso de adaptadores por parte del cliente como índice global del
nivel de comodidad del cliente durante la terapia.
Otro aspecto importante del cuerpo total del cliente es la respiración. Los
cambios del ritmo respiratorio (más lento, más rápido) o de la profundidad (más
ligera, más profunda) proporcionan claves sobre el nivel de comodidad, los sentimientos y los aspectos significativos. Por ejemplo, en la medida que un cliente
se relaje su respiración se vuelve generalmente más profunda y más lenta. La
respiración más rápida y más superficial se asocia comúnmente a la activación,
intranquilidad, incomodidad y ansiedad.
Aspectos Paralingüísticos
Los aspectos paralingüísticos son aquellas variables extralingüísticas como el
nivel voz (volumen), tono (entonación), ritmo del discurso y fluidez de expresión.
Las pausas y los silencios también pertenecen a esta categoría. Las señales para-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
121
lingüísticas influyen sobre la forma del mensaje aunque algunas veces estas señales
vocales representan también lo que se dice.
Las señales vocales son importantes en la terapia por múltiples ~azones. En
primer lugar, ayudan a manejar la interacción desempeñando un rol importante en
el intercambio de los papeles de hablante y oyente, esto es, cambio del tumo de
palabra. Como puede recordar del apartado referente a los movimientos corporales,
ciertas vocalizaciones se utilizan para ceder, mantener, solicitar o negar el turno
de palabra. Por ejemplo, reducir el tono se asocia con la cesión del turno mientras
que aumentar el volumen y el ritmo se asocian al mantenimiento del turno. En
segundo lugar, las características vocales transmiten información sobre el estado
emocional del cliente. Si usted es capaz de discriminar los sonidos, puede identificar
la presencia de emociones básicas a partir de las señales vocales del cliente. Para
reconocer emociones a partir de las claves vocales, es importante conocer algunas
características vocales de las emociones básicas. Por ejemplo, un cliente que habla
lenta y suavemente puede sentirse triste o puede ser reacio a tratar un tema sentimental. El aumento del volumen y del ritmo del discurso son normalmente síntomas de enfado o felicidad (ver también Tabla 4.1 ). Los cambios en el nivel y
tono de voz deberían interpretarse junto al resto de los cambios en los temas de
conversación y en otras conductas no verbales.
El nivel de voz puede variar en las diferentes culturas. Sue y Sue (1977) señalan
que algunos americanos tienen un nivel de voz más alto que la gente de otras
culturas. Un terapeuta americano, al recibir en la terapia un cliente procedente de
un medio cultural diferente no debería concluir automáticamente que el volumen
de voz bajo del cliente indica debilidad o vergüenza (Sue & Sue, p. 427).
Las señales vocales en forma de errores de pronunciación o aspectos de fluidez
de expresión también transmiten información importante para el terapeuta porque
la ansiedad o incomodidad del cliente a menudo se detecta identificando el tipo y
la frecuencia de los errores que comete el cliente durante el discurso. La mayoría
de los errores aumentan su frecuencia según aumenta la ansiedad y la incomodidad
(Knapp, 1978).
Las pausas y los silencios constituyen otra parcela paralingüística que puede
proporcionar datos al terapeuta sobre el nivel de activación y ansiedad experimentado por el cliente. Existen dos tipos de pausas: cubiertas y descubiertas.
Pausas cubiertas son aquellas que se rellenan simplemente con algún tipo de
fonema como «Uh», o el balbuceo, falsos inicios, repeticiones y sonidos con la
lengua (Knapp, 1978, p. 356). Las pausas cubiertas se asocian a la activación y
a la ansiedad (Knapp, 1978). Un cliente puede tender a usar el balbuceo o un falso
inicio cuando se siente incómodo o ansioso.
Pausas descubiertas son a.quellas que no se rellenan con ningún sonido. Las
pausas descubiertas ocurren para que la persona tenga tiempo de interpretar el
mensaje y tomar una decisión sobre las respuestas pasadas, presentes o futuras.
Las pausas descubiertas o los períodos de silencio, tienen diferentes funciones en
la entrevista de consejo. El propósito de una pausa descubierta depende a menudo
de quien inicie la pausa, el terapeuta o el cliente. Los clientes utilizan el silencio
122
CONDUCTA NO VERBAL
para expresar emociones, para reflejar un aspecto, para recordar una idea o sentimiento, para evitar un tema o para ajustarse al progreso del momento. Los silencios
iniciados por los terapeutas son más efectivos si se utilizan con un propósito
determinado como reducir el nivel de actividad del terapeuta, reducir el tiempo de
la sesión, dar al cliente tiempo para pensar o transferir al cliente alguna responsabilidad mediante la cesión o rechazo del turno de palabra. Cuando el terapeuta
hace una pausa por necesidad propia, por ejemplo porque le faltan las palabras,
los efectos del silencio pueden o no pueden ser terapéuticos. Como señalan Hackney
y Cormier (1988, p. 44), en tales momentos, el terapeuta puede sentirse más
afortunado que competente.
Proxemia
La proxemia hace referencia al concepto de espacio ambiental y personal (Hall,
1966). En aplicación a la interacción terapéutica, la proxemia se refiere al uso del
espacio en el despacho donde tienen lugar las terapias, la disposición del mobiliario,
la colocación de los asientos y la distancia entre el terapeuta y el cliente. La
proxemia también incluye una variable aparentemente importante en las interacciones humanas: la territorialidad. Muchas personas son posesivas no sólo respecto
a sus pertenencias sino también del espacio que les rodea. Es importante que el
terapeuta transmita sensibilidad no verbal por la necesidad de espacio del cliente.
Un cliente que sienta que su espacio o territorio ha sido invadido puede tratar de
restablecer la distancia conveniente. Tales conductas pueden incluir: mirar a otro
lado, cambiar el tema por otro menos personal o cruzar los brazos para establecer
una «barrera frontal» (Knapp, 1978, p. l 19).
En la terapia, la distancia de 90 a 120 centímetros entre el terapeuta y el cliente
parece ser la más productiva y la que menos ansiedad provoca, por lo menos con
los americanos adultos de clase media (Lecomte, Berstein & Dumont, 1981). Para
estos americanos, las distancias más cercanas pueden inhibir la productividad verbal(Schulz & Barefoot, 1974), aunque las mujeres de las culturas occidentales en
general son más tolerantes con su espacio personal que los hombres, especialmente
cuando interactúan con otras mujeres (Harper et al., l 978). Los clientes problemáticos parecen necesitar una mayor distancia de interacción (Harper et al., 1978).
Estos límites espaciales (90/l20 cm.) pueden no ser adecuados para todas las edades
o culturas. Los clientes muy jóvenes y muy ancianos parecen desarrollar una mejor
interacción en distancias más cercanas. Las personas procedentes de culturas de
«Contacto» (culturas donde los interactuantes se miran directamente a la cara,
interactúan de cerca usan más contacto físico y contacto ocular) pueden utilizar
distancias diferentes para las interacciones interpersonales que personas procedentes
de culturas de «DO contacto» (Watson, 1970). En resumen, a diferencia de las
expresiones faciales, los aspectos relacionados con la distancia parecen no ser
universales.
En la terapia la utilización de la proxemia puede ser importante para advertir
los cambios como el aumento o disminución del espacio o el acercamiento o el
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
123
alejamiento. Algunas pruebas muestran que los cambios proxémicos señalan segmentos o momentos importantes de una interacción como el inicio o el final de un
tema o el cambio a un tema diferente (Erickson, 1975). Los cambios proxémicos
pueden indicar al terapeuta cuando inicia el cliente un tema diferente, da por
terminado un tema o evita un tema cambiándolo.
Otro aspecto de la proxemia hace referencia a la disposición del mobiliario.
En las culturas occidentales, la mayoría de los terapeutas prefieren disponer los
asientos sin ninguna mesa o objeto intermedio aunque muchos clientes prefieran
tener el espacio protector o «escudo» que proporciona una mesa (Harper et al.,
1978).
La disposición espacial y de los asientos también es un aspecto fundamental
en las terapias familiares. Los terapeutas familiares con éxito dedican mucha atención a las proxemias familiares: ¿A qué distancia se sientan los miembros de la
familia?, ¿Quién se sienta cerca de quién?, ¿Quién se coloca más cerca del terapeuta? La respuesta a estas preguntas proporciona información sobre los roles
familiares, las relaciones, las preferencias, las alianzas, etc.
Un último aspecto de la proxemia se refiere al contacto físico. Aunque el
contacto físico puede ser un poderoso estímulo no verbal, sus efectos sobre la
interacción terapéutica rara vez han sido examinados. Un contacto iniciado por el
terapeuta puede ser percibido por el cliente como positivo o negativo dependiendo
del tipo de contacto (expresión de atención frente a gesto íntimo) y del contexto
o situación (apoyo frente a evaluación). En dos estudios recientes se ha comprobado
que el contacto físico (darse la mano y palmadas en el hombro o en el brazo) tienen
un efecto positivo en la evaluación que el cliente hace de la terapia (Alagna,
Whitcher, Fisher & Wicas, 1979) y en la percepción que tiene el cliente sobre la
pericia del terapeuta (Hubble, Noble & Robinson, 1981). Según Alagna et al.
(1979, p. 471), estos resultados
muestran la posibilidad de aislar algunas de las reservas que experimentan los terapeutas respecto
al contacto físico con los clientes, porque bajo ninguna condición el contacto físico produjo
efectos negativos sobre la comunicación. Sin embargo, aunque en este experimento el contacto
físico fuera consistentemente positivo, es obvio que en otras condiciones (e.g. interés abier~
tamente sexual), el contacto físico puede tener efectos negativos.
Los terapeutas deberían ser conscientes de los estándars éticos adoptados por
la Asociación Americana para La Terapia y el Desarrollo ( 1981) y la Asociación
Americana de Psicología (1981), según los cuales cualquier forma de intimidad
sexual con los clientes, incluida la sexualidad del contacto físico, no es ética.
Medio
La terapia y el consejo suelen desarrollarse normalmente en entornos o medios
similares a un despacho, aunque también pueden utilizarse otros entornos cubiertos.
Los mismos entornos pueden afectar de forma diferente a los clientes. El medio
124
CONDUCTA NO VERBAL
puede percibirse como activador o no activador (Mehrabian, 1976). Si un cliente
reacciona ante un entorno de baja activación y placer medio, el cliente se sentirá
cómodo y relajado. Los entornos deben ser moderadamente activadores para que
los clientes se sientan suficientemente relajados para explorar sus propios problemas
y para autorrevelarse. Si el cliente se siente tan cómodo que se inhibe su deseo de
trabajar sobre el problema, el terapeuta debe pensar en la forma de aumentar las
señales de activación asociadas al entorno cambiando la disposición del mobiliario,
utilizando colores más brillantes, utilizando más luz o aumentando la expresividad
de los mensajes verbales. Los terapeutas que hablan más alto y más rápido y
utilizan patrones expresivos de entonación son buenas fuentes de activación para
las personas que les rodean (Mehrabian, 1976).
Un concepto importante relacionado con la activación ambiental de los clientes
es la selección de estímulos: la proporción en que una persona selecciona diferenciadamente las partes menos relevantes del entorno y por lo tanto reduce eficientemente la carga ambiental y su propio nivel de activación (Mehrabian, 1976).
Este concepto es útil para comprender las diferentes reacciones de los clientes al
mismo espacio o despacho. Los individuos que seleccionan bien su entorno, seleccionan aquellas partes a las que pueden responder. Como resultado, se centran
más en los aspectos centrales del entorno porque extraen menos componentes
relevantes. Por el contrario los sujetos que extraen menos aspectos, son menos
selectivos y reaccionan a más estímulos ambientales. Por lo tanto, los clientes no
selectivos perciben los espacios como más complejos y cargados y consecuentemente sienten más activación y estrés (Mehrabian, 1976). En general, los no
selectivos son más sensibles a las reacciones emocionales de los otros y a advertir
antes los cambios en el entorno y tienden a reaccionar más fuertemente a dichos
cambios.
Tiempo
El tiempo incluye multitud de dimensiones que pueden afectar a la interacción
terapéutica. Uno de estos aspectos está relacionado con la percepción del tiempo
del cliente y del terapeuta, la puntualidad al iniciar y finalizar los temas y las
sesiones. Muchos clientes se sentirán desplazados por los retrasos o los cambios
de las citas, y por el contrario se sentirán apreciados y valorados cuando se les
dedica tiempo extra. Los clientes pueden manifestar ansiedad o resistencia mediante
su retraso o esperando a que finalice la sesión para iniciar un tema significativo.
Las percepciones del tiempo también varían. Algunas personas tienen una perspectiva del tiempo muy estructurada, de tal forma que estar «en punto» o preparados
para ver al terapeuta (o al cliente) es importante para ellos. Otros tienen una
percepción más informal del tiempo y no se sienten ofendidos o desplazados si el
terapeuta se retrasa y tampoco esperan que el terapeuta se moleste si ellos llegan
a la cita con retraso.
ES1RATEG!AS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
125
CÓMO TRABAJAR CON LA CONDUCTA NO VERBAL DEL CLIENTE
Muchos enfoques teóricos subrayan la importancia de trabajar con la conducta
no verbal del cliente. Por ejemplo, los terapeutas conductuales pueden reconocer
y señalar determinadas conductas no verbales de un cliente que constituyen habilidades sociales efectivas o inefectivas (Eisler & Frederiksen, 1980). Un cliente
que siempre refunfuña y evita el contacto ocular puede hallar que tales conductas
son inadecuadas para establecer relaciones interpersonales efectivas. El uso de
conductas no verbales efectivas también constituye una parte de los programas de
entrenamiento en aserción (Otter & Guerra, 1976). En el Análisis Transaccional
(TA), las conductas no verbales se utilizan para evaluar el «estado del ego», o
partes de la propia personalidad utilizadas para comunicarse o referirse a los otros.
Por ejemplo, el padre «crítico» o controlador puede estar asociado a un tono de
voz condescendiente y culpante, a dedos señaladores, a colocar las manos en las
caderas, etc. (Woollams & Brown, 1979). Los terapeutas TA advierten cómo la
conducta no verbal de un cliente puede mantener el curso de una comunicación
(transacciones complementarias) o cortar una comunicación (transacciones cruzadas). Los terapeutas centrados en el cliente utilizan las conductas no verbales del
cliente como indicadores de los sentimientos y emociones de éstos. Los terapeutas
de la Gestalt ayudan a los clientes a reconocer sus conductas no verbales para
aun1entar la conciencia que tienen sobre ellos mismos, sus conflictos o discrepancias. Por ejemplo, un cliente puede decir «sí, quiero licenciarme» y al mismo
tiempo niega con la cabeza y baja el tono de voz y los ojos. Los terapeutas de
orientación corporal utilizan el lenguaje del cuerpo activamente como un instrumento para entender los «asuntos» encubiertos o Íos conflictos no resueltos y la
personalidad. Los terapeutas de orientación Adleriana emplean las reacciones no
verbales de los clientes como recurso para descubrir los propósitos (encubiertos a
menudo) de la conducta y de la lógica equivocada. Los terapeutas familiares se
interesan por la comunicación no verbal (analógica) y la verbal (digital) de la
familia. Un instrumento basado en la comunicación no verbal de la familia se
denomina «escultura familiar» (Duhl, Kantor & Duhl, 1973). La escultura familiar
es una distribución no verbal de las personas que se colocan en diferentes posiciones
físicas en un espacio para representar las relaciones que tienen entre sí. En una
prolongación de esta técnica, la coreografía familiar (Papp, 1976), las esculturas
o las distribuciones espaciales se cambian intencionadamente para modificar las
relaciones existentes y para generar nuevos modelos.
Passons ( 1975) ha descrito cinco formas de responder a la conducta no verbal
del cliente en una entrevista. Sus sugerencias son útiles porque representan formas
no verbales de trabajar con los clientes que son consistentes con diversas orientaciones teóricas. A continuación se exponen las cinco formas:
1. Comprobar la congruencia entre la conducta verbal y no verbal del cliente.
2. Anotar o responder a las discrepancias o mensajes verbales y no verbales
mixtos.
126
CONDUCTA NO VERBAL
3. Responder o anotar las conductas no verbales cuando el cliente se mantiene
en silencio o no habla.
4. Centrarse en las conductas no verbales para cambiar el contenido de la
entrevista.
5. Advertir los cambios en la conducta no verbal del cliente que ocurren a lo
largo de una entrevista o en las diferentes sesiones.
Congruencia entre Conductas
El terapeuta puede determinar si el mensaje verbal del cliente es congruente
con su conducta no verbal. Un ejemplo de congruencia es si el cliente expresa
confusión sobre una situación al mismo tiempo que tuerce la vista o frunce el ceño.
Otro cliente puede decir «Estoy contento con la marcha de las cosas desde que
vengo a tu consulta>>, lo que se acompaña con el contacto ocular, una postura
relajada y una sonrisa. El terapeuta puede responder de una de las dos formas a
la congruencia entre la conducta verbal y no verbal del cliente. Un terapeuta puede
hacer una anotación mental de la congruencia de las conductas o puede pedir al
cliente que le explique el contenido de las conductas no verbales. Por ejemplo, el
terapeuta podría preguntar: «Mientras me decías que este tema es difícil para tí,
tus ojos se han humedecido, has agachado la cabeza y tus manos se han tensado.
Me pregunto qué significa esto».
Mensajes Mixtos
El terapeuta puede observar al cliente y ver si lo que éste dice y su conducta
no verbal configuran mensajes mixtos. La conducta verbal y no verbal contradictoria
sería aparente en un cliente que dice «Me siento muy [pausa] contento con la
relación. Nunca antes he [pausa] experimentado nada iguah>, mientras mira al suelo
y cambia la posición de su cuerpo en una dirección diferente a la del terapeuta.
El terapeuta tiene tres posibilidades como mínimo para manejar esta discrepancia
verbal/no verbal. La primera consiste en hacer una anotación mental de las discrepancias entre lo que dice el cliente y las señales corporales y paralingüísticas
que utiliza al emitir el mensaje. La segunda opción consiste en describir al cliente
dicha discrepancia de la siguiente forma: «Tú dices que estás contento con la
relación pero tu cabeza estaba gacha mientras hablabas y lo hacías dudando mucho».
(Otros ejemplos para enfrentarse al cliente se incluyen en el Capítulo 6). La tercera
opción 9onsiste en preguntar al cliente, «He advertido que bajabas la vista y te
callabas mientras lo decías. ¿Qué significa ésto?».
Conducta no Verbal durante los Silencios
La tercera forma en que el terapeuta puede responder a la conducta no verbal
del cliente es durante los períodos de silencio de la entrevista. ¡El silencio no
significa que no pasa nada! Recuerde también que el silencio tiene diferentes
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
127
significados en las distintas culturas. En algunas culturas, el silencio es un signo
de respeto, no una señal de que el cliente no quiera hablar más (Sue & Sue, 1977).
El terapeuta puede centrarse en la conducta no verbal del cliente durante los silencios
anotándolos mentalmente, describiéndolos para el cliente o preguntando al cliente
por el significado de los mismos.
Cambiar el Contenido de la Entrevista
Con algunos clientes puede ser necesario cambiar el curso de la entrevista
porque continuar con el mismo tema puede ser poco productivo. Cambiar el curso
de la entrevista también puede ser útil cuando el cliente está proporcionando mucha
información o está divagando. En tales momentos, el terapeuta puede interrumpir
el contenido verbal del cliente dirigiendo el centro de atención a su conducta no
verbal.
Ante un contenido «poco productivo» del mensaje del cliente, el terapeuta
puede decir «Nuestra conversación hasta el momento se refería a la muerte de tu
hermano y a la relación con tus padres. Ahora me gustaría que te centraras en lo
que hemos estado haciendo mientras hablábamos. ¿Eres consciente de lo que hacías
con tus manos?».
Estas interrupciones del terapeuta pueden ser favorecedoras o perjudiciales para
el progreso de la terapia. Passons (1975) sugiere que estas interrupciones son útiles
cuando ponen al cliente en contacto con la «conducta que presenta». Si alejan al
cliente del curso de sus sentimientos, entonces pueden ser perjudiciales (p. 105).
Passons también afirma que «la experiencia, el conocimiento y la intuición del
terapeuta» contribuyen en las decisiones que adopta el terapeuta para cambiar el
contenido de la entrevista utilizando para ello la conducta no verbal del cliente.
Cambios en la Conducta no Verbal del Cliente
Para algunos clientes las conductas no verbales pueden ser índices de cambio
terapéutico. Por ejemplo, al principio de la terapia los brazos del cliente pueden
estar cruzados delante de su pecho. Posteriormente el cliente puede encontrarse
más relajado con sus brazos sueltos mientras gesticula con las manos durante la
conversación. En los estadios iniciales de la terapia, el cliente puede enrojecer,
sudar o mostrar frecuentes movimientos corporales durante la entrevista si se discuten algunos temas. En estadios posteriores, estas conductas no verbales pueden
desaparecer y se sustituyen con posturas más relajadas y cómodas. Una vez más,
dependiendo del momento, el terapeuta puede responder a estos cambios no verbales
de forma abierta o encubierta.
Esta decisión de responder a la conducta no verbal del cliente encubiertamente
(con una anotación verbal) o abiertamente depende del interés en la conducta no
verbal y del tiempo. Passons (1975) cree que los terapeutas deben proporcionar
128
CONDUCTA NO VERBAL
respuestas abiertas e inmediatas (ver Capítulo 2) a la conducta no verbal del cliente
desde el principio del proceso terapéutico. De lo contrario, cuando se presta atención
a alguna conducta no verbal del cliente después de la décima sesión, es probable
que el cliente quede confundido al apreciar el cambio en su enfoque. Otro aspecto
relacionado con el tiempo implica la discriminación de los posibles efectos derivados de responder inmediatamente a la conducta no verbal. Si la inmediatez tiende
a aumentar la comprensión y la continuidad de la sesión, puede ser útil, sin embargo
si sus respuestas interrumpen el curso de la exploración del cliente, su respuesta
puede ser molesta y perjudicial.
Al responder con inmediatez a la conducta no verbal de un cliente, es conveniente ser descriptivo más que evaluador y emitir sus respuestas con cuidado.
Por ejemplo, decir algo como «¿Eres consciente de que mientras hablas con Gene,
te aparecen manchas rojas en el cuello y en la cara?» puede ser más conveniente
que hacer un comentario evaluador y dogmático como «¿Por qué te estás poniendo
rojo?», «Oye, estás rojo» o <<Te estás poniendo rojo, seguro que debes sentirte
muy avergonzado por ello».
CONDUCTA NO VERBAL DEL TERAPEUTA
Como terapeuta, es importante que preste atención a su conducta no verbal por
varias razones. En primer lugar porque algunos tipos de conducta no verbal del
terapeuta parecen contribuir a facilitar la relación; otras conductas no verbales
pueden deteriorar la relación. Por ejemplo, los niveles «altos» o facilitativos de
conductas como el contacto ocular directo, la orientación del cuerpo y la postura
relajada pueden contribuir a que el cliente valore positivamente la empatía del
terapeuta incluso en presencia de niveles bajos o deteriorantes del mensaje verbal
(Fretz, Corn, Tuemmler & Bellet, l 979). Además, el grado en que los clientes le
perciben como persona atractiva y experta está asociado en cierta medida al uso
efectivo de destrezas no verbales (Claibom, 1979).
Como la mayoría de las investigaciones sobre la conducta no verbal del terapeuta
se han realizado en base a valoraciones de videos y fotografías, es difícil especificar
con precisión qué conductas no verbales del terapeuta están relacionadas con la
efectividad terapéutica. La Tabla 4.2 incluye algunos usos presumiblemente efectivos e inefectivos de conductas no verbales del terapeuta. Al analizar este listado
es importante recordar que los efectos de algunas conductas no verbales del terapeuta están relacionadas con las variables contextuales en la terapia como el tipo
de cliente, el contenido verbal, la temporalización de la sesión y el estilo perceptual
del cliente (Hill, Siegelman, Gronsky, Sturniolo & Fretz, l 981; Seay & Altekruse,
1979). De este modo, los clientes que tienen una impresión subjetiva favorable del
terapeuta pueden no verse afectados negativamente por una conducta suya no verbal
inefectiva o «de nivel bajo» como puede ser martillear en la mesa con el dedo o
manipular un bolígrafo o su pelo (le recomendamos que trate de evitar tales manierismos). Del mismo modo, el empleo de las conductas no verbales clasificadas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
129
como efectivas en la Tabla 4.1 pueden ser insuficientes para eliminar la impresión
negativa que un cliente particular tiene sobre usted.
Además de utilizar conductas no verbales efectivas, existen otros tres aspectos
importantes en el porte no verbal del terapeuta: sensibilidad, congruencia y sincronía.
Sensibilidad
Probablemente los entrevistadores experimentados son más capaces de emitir
mensajes no verbales efectivos (codificar) y son más conscientes de los mensajes
no verbales de los clientes (descodificar) que los entrevistadores menos experimentados. Existen pruebas que muestran que las mujeres de diferentes culturas son
mejores descodificando (más sensibles a las señales no verbales de la otra persona)
que los hombres (Sweeney, Cottle & Kobayashi, 1980). Los terapeutas masculinos
deberían asegurarse de que no pasan por alto señales importantes que envía el
cliente. La sensibilidad no verbal también se relaciona con los sistemas representativos.
TABLA 4.2. Conducta no verbal efectiva e inefectiva del terapeuta
Forma de comunicación
no verbal
Uso inefectivo
Uso efectivo
Proceder de este
modo cerrará o
disminuirá la
conversación
probablemente
Estas conductas favorecen la
conversación porque
muestran aceptación y
respeto por la otra persona
Espacio
Distante o muy
cercano
Aproximadamente a
la distancia de un
brazo
Movimiento
Postura
Se aleja
Desgarbado, rígido,
no sentado de cara al
terapeuta
Ausente, desafiante
Continúa haciendo lo
mismo, después
responde; de prisa
Se utilizan para
mantener la distancia
entre las personas
Contacto ocular
Tiempo
Pies y piernas (está sentado)
De cara
Relajado pero atento; sentado
ligeramente hacia adelante
Usual
Responde a la primera
oportunidad; comparte tiempo
con el cliente
No estorban
130
CONDUCTA NO VERBAL
Muebles
Usados como barrera
Se utilizan para reunir a la
gente
Expresión facial
No coincide con los
sentimientos, ceñudo,
mirada vacía
Coincide con sus propios
sentimientos o con los de la
otra persona; sonrisa
Gestos
Coinciden con sus
palabras
Obvios, distrayentes
Subrayan sus palabras; no
dificultan; son suaves
Ninguno o no obstructivos
Muy alta o muy baja
Claramente audible
Media o levemente inferior
Manierismos
Voz: volumen
Voz: ritmo
Nivel de energía
Impaciente o
entrecortada; muy
lenta o dudosa
Apático, medio
dormido,inquieto
Alerta; se mantiene la alerta
durante una conversación larga
De Amity: Friendship in action, Part 1: Basicfriendship skills. Copyright 1980 por Richard P. Walters,
Bouldcr, Colo.: Christian Helpers, Incl. Con permiso de reproducción.
Como la mayoría de nosotros confía más en un sistema representativo (visual,
auditivo, kinestésico) que en otros, podemos aumentar nuestra sensibilidad no
verbal abriendo todos los canales sensoriales. Por ejemplo, las personas que tienden
a procesar la información a través de los canales auditivos pueden aprender a prestar
más atención a los signos visuales y las personas que procesan visualmente pueden
aprender a hacerlo a través de señales auditivas.
Congruencia
Las conductas no verbales del terapeuta paralelas a los mensajes verbales también tienen algunas consecuencias sobre la relación, particularmente cuando estos
mensajes son mixtos o incongruentes. Los mensajes mixtos pueden ser confusos
para el cliente. Por ejemplo, suponga que un terapeuta dice al cliente «Estoy muy
interesado en la relación que tienes con tus padres» mientras mueve su cuerpo en
una dirección diferente a la que se halla el cliente y con los brazos cruzados delante
de su pecho. El efecto de este mensaje inconsistente sobre el cliente podría ser
fuerte. De hecho, un mensaje no verbal negativo junto a uno verbal positivo puede
tener mayores efectos que el contrario (positivo no verbal y negativo verbal). Como
señalan Gazda et al. (1977, p. 93), «cuando se contradicen los mensajes verbales
y los no verbales, el receptor cree generalmente el mensaje no verbal». Los mensajes
no verbales negativos se comunican mediante el escaso contacto ocular, la posición
del cuerpo a 45.º del cliente, el cuerpo reclinado hacia atrás, las piernas cruzadas
y alejadas del cliente y los brazos cruzados en el pecho (Graves & Robinson, 1976;
Smith-Hanen, 1977). El cliente puede responder a los mensajes inconsistentes del
terapeuta aumentando la distancia interpersonal y puede apreciar tales mensajes
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
13 l
como indicadores de la decepción del terapeuta (Graves & Robinson, 1976). Además, los mensajes mixtos pueden disminuir la cercanía psicológica que el cliente
siente con el terapeuta y la percepción de genuinidad del terapeuta.
Por el contrario, la congruencia entre los mensajes verbales y no verbales del
cliente se relaciona con las valoraciones que hacen tanto los clientes como los
terapeutas de la capacidad facilitativa del terapeuta (Hill et al., 1981; Reade &
Smouse, 1980). La importancia de la congruencia o consistencia del terapeuta,
entre varias conductas verbales, kinestésicas y paralingüístícas no debe sobreenfatizarse. La congruencia entre los canales verbal y no verbal parece especialmente crítica al enfrentarse a los clientes (ver Capítulo 6) o cuando se discuten
aspectos personales, sentimentales o estresantes (Reade & Smouse, 1980). Un
aspecto útil respecto a la congruencia del terapeuta consiste en aprender a equiparar
la intensidad de las conductas no verbales con las que muestra el cliente. Por
ejemplo, si pide al cliente que recuerde un momento en el que se sintió fuerte,
con recursos o poderoso, puede ser conveniente transmitir estos sentimientos a
través de su propia conducta no verbal. Aumentar el grado de ánimo, hablar más
alto y enfatizar las palabras clave como «fuerte» y «poderoso». Muchos de nosotros
pasamos por alto una de nuestras armas más importantes para lograr la congruencia,
nuestra voz. Los cambios de tono, volumen, ritmo y énfasis son especialmente
importantes para equiparar nuestra experiencia a la del cliente.
Sincronía
La sincronía es el grado de armonía entre las conductas no verbales del cliente
y del terapeuta. En las interacciones terapéuticas, en las iniciales especialmente,
es importante corresponder o guardar el ritmo de las conductas no verbales del
cliente. Coincidir en la postura corporal y en otras conductas no verbales favorece
el rapport y la empatía (Maurer & Tindall, 1983). La sincronía no implica que el
terapeuta reproduzca cada movimiento o sonido que produce el cliente, implica
que la apariencia global no verbal del terapeuta es equiparable a la del cliente. Por
ejemplo, si el cliente se reclina en posición relajada con las piernas cruzadas, el
terapeuta también se disponge de forma similar. La falta de sincronía, o la falta
de sintonía, es evidente cuando por ejemplo, un cliente está reclinado, muy relajado
y el terapeuta se inclina hacia delante, muy atento, o cuando el cliente muestra
una expresión muy triste y el terapeuta sonríe, o cuando el cliente habla en voz
suave y muy baja y el terapeuta responde con una voz fuerte y poderosa. Mientras
más numeroso sea el número de conductas no verbales del terapeuta que coinciden
con las del cliente más poderoso será el efecto de las mismas. Sin embargo, al
aprender esta destreza, es excesivo intentar coincidir con muchos aspectos no
verbales de la conducta del cliente. Halle un aspecto del porte del cliente como su
voz, postura del cuerpo o gestos que sea cómodo para que usted los reproduzca y
concéntrese en sincronizar este aspecto único cada vez.
132
CONDUCTA NO VERBAL
RESUMEN
Este capítulo se ha centrado en la conducta no verbal del cliente y del terapeuta.
La importancia de la comunicación no verbal se ilustra a través de la confianza
que ponen tanto el cliente como el terapeuta en los mensajes no verbales del otro.
La conducta no verbal puede dar una imagen más exacta de nosotros mismos. La
mayoría de las conductas no verbales son muy espontáneas y no pueden ser falseadas
con facilidad. La conducta no verbal se añade de forma significativa a las interpretaciones que hacemos de los mensajes verbales.
En este capítulo se han tratado las cinco dimensiones significativas de la conducta no verbal: kinestesias (expresiones faciales y corporales), aspectos paralingüísticos (señales vocales), proxemias (espacio y distancia), medio y tiempo. Aunque mucha literatura haya especulado sobre el significado del «lenguaje corporal»,
en las interacciones terapéuticas es importante recordar que el significado de las
conductas no verbales varía según las personas, las situaciones y las culturas y
además no puede ser interpretada con facilidad sin el soporte del mensaje verbal.
Estas categorías de conducta no verbal también se aplican al empleo que hace
el terapeuta de conductas no verbales efectivas durante la entrevista. Además de
utilizar conductas no verbales para comunicar interés y atención, los terapeutas
deben intentar que sus mensajes verbales y no verbales sean congruentes y vayan
sincronizados a la conducta no verbal del cliente. La congruencia y la sincronía
son dos formas importantes de contribuir al rapport y a la formación de empatía
durante el desarrollo de la relación.
POSTEVALUAC!ÓN
PRIMERA PARTE
Describa brevemente el posible efecto o significado asociado con cada una de
las siguientes diez conductas no verbales del cliente (Primer Objetivo del capítulo).
Deduzca el significado de la conducta no verbal a través de la descripción y del
contexto presentados. Si lo desea puede escribir sus respuestas. Algunas páginas
más adelante se incluye el feeback.
Conducta No Verbal
Observada
Descripción de! Cliente
(Contexto)
1. Agacha la vista, mira al suelo
o en otra dirección.
El cliente acaba de describir las relaciones incestuosas que ha mantenido con su padre.
Agacha la vista después de relatar el episodio.
2. Se le dilatan las pupilas.
Se ha informado al cliente que debe ingresar en
el hospital. Sus pupilas se dilatan y se reclina en
el asiento para escuchar.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
3. El labio inferior tiembla y lo
muerde.
4. Mueve !a cabeza de arriba
hacia abajo.
5. Se encoge de hombros.
6. Se agarra a los objetos o
aprieta sus manos fuertemente.
7. Cruza y descruza sus piernas repetidamente.
8. Tartamudea, duda y comete
errores.
9. Se acerca.
1O. Se enrojece su cara y aparecen gotas de sudor.
133
La cliente cuenta al terapeuta que ha tenido un
aborto recientemente. Al finalizar el relato su labio inferior tiembla y lo muerde.
E! terapeuta describe las razones por las que el
cliente debería dejar de beber. El cliente responde asintiendo con la cabeza y diciendo «ya lo sé».
E\ terapeuta Informa al cliente que no puede ser
escogido para trabajar en esa agencia. El cliente
se encoge de hombros mientras escucha.
E\ cliente cuenta una discusión reciente con su
cónyuge. Mientras relata el suceso sus puños se
tensan.
El terapeuta pregunta al cliente si ha tomado la
medicina como se le prescribió. El cliente cruza
y descruza las piernas mientras contesta.
El cl!ente duda cuando e! terapeuta le pregunta
sobre su fidelidad marital. Empieza a tartamudear
y comete errores mientras describe sus affaires
extramatrimoniales.
Mientras el terapeuta autorrevela un episodio similar al relatado por el cliente, éste acerca su silla
hacia el terapeuta.
El terapeuta se enfrenta al cliente sobre el tema
del aspecto y postura provocativos.
SEGUNDA PARTE
Dirija una entrevista breve y vea cuántas conductas no verbales de kinestesias
(movimiento corporal), aspectos paralingüísticos (cualidades de la voz) y proxemias
(espacio) puede identificar comparándolas con las del observador después de la
sesión (Segundo Objetivo del capítulo). Describa los posibles efectos o significados
asociados a cada conducta que identifique. Compruebe con e! observador qué conductas de! cliente ha identificado y cuáles no.
TERCERA PARTE
En una entrevista de role-play en la que procederá como terapeuta, demuestre
el uso efectivo de su cara y cuerpo, su voz y Ja distancia/espacio/contacto (Tercer
Objetivo). Tenga en cuenta el grado de correspondencia entre su conducta no verbal
y sus mensajes verbales. Trate también de sincronizar con un aspecto de la conducta
no verbal del cliente como su postura corporal o el ritmo y profundidad de la respiración. Utilice el Cuestionario de Conductas No Verbales que se incluye al final de
este capítulo para evaluar su ejecución si ésta se ha grabado en video o disponga
de un observador durante la sesión.
CUARTA PARTE
Recuerde que hay cinco ocasiones para responder a !a conducta no verbal de\
cliente:
a. Evidencia de congruencia entre la conducta verbal y no verbal del cliente.
134
CONDUCTA NO VERBAL
b.
c.
d.
e.
Un mensaje no verbal y verbal «mixto)) (discrepante).
El cliente usa el silencio.
Cambios en las señales no verbales del cliente.
Centrarse en la conducta no verbal del cliente para cambiar o redirigir la
entrevista.
Identifique cuatro de las cinco ocasiones que se presentan a continuación en las
descripciones de los clientes (Cuarto Objetivo del capítulo).
1. El cliente dice que su feedback no le afecta; frunce el ceño, mira hacia otro
lugar y cambia la postura de su cuerpo.
2. El cliente se ha mantenido en silencio durante un buen rato después de su
última pregunta.
3. El cliente le ha inundado con una gran cantidad de información en los últimos
cinco minutos.
4. La cliente manifiesta estar enfadada por estar obllgada a permanecer en el
hospital. Según lo dice su tono de voz se eleva, frota sus manos y frunce el
ceño.
5. La cara del cliente estaba muy animada en la primera parte de la entrevista;
ahora su expresión es bastante seria.
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
Algunos de los posibles significados de la conducta no verbal del clíente son los
siguientes:
1. Esta cliente agacha la vista y evita la mirada probablemente porque se siente
avergonzada e incómoda al discutir este problema particular.
2. La dilatación pupilar de este cliente probablemente indica excitación y temor
a ser obligado.
3. En este ejemplo, el temblor del labio inferior denota probablemente la ambivalencia y el arrepentimiento de sus actos.
4. Los movimientos de asentimiento del cliente indican que está de acuerdo
con las razones expuestas por el terapeuta.
5. El gesto de encogerse de hombros puede indicar desconcierto o reconcilia-
ción.
6. En este caso, el gesto de apretar los puños puede indicar enfado con el
cónyuge.
7. Los movimientos de cruzar y descruzar las piernas pueden estar asociados
a la ansiedad e incomodidad sentidos por el cliente.
8. Las dudas al responder y los tartamudeos consiguientes así como los errores,
pueden indicar sensibilidad hacia este tema e incomodidad al referirse a sí
mismo.
9. En este caso, que el cliente se acerque al terapeuta, puede interpretarse
como intriga oidentificación con lo que está revelando el terapeuta.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
135
1O. El enrojecimiento y sudor del cliente pueden ser signos de excitación negativa, ésto es, ansiedad y/o vergüenza con la opinión enfrentada del terapeuta sobre el atuendo y postura provocativas.
SEGUNDA PARTE
Comente con el observador el feedback o utilice el Cuestionario de Conductas
No Verbales para recordar las conductas que ha identificado.
TERCERA PARTE
Usted o su observador pueden determinar que conductas no verbales efectivas
ha mostrado en su rol de terapeuta, utilizando para ello el Cuestionario de Conductas
No Verbales.
CUARTA PARTE
Las cuatro posibles ocasiones para responder a las señales no verbales del cliente
según se muestra en los ejemplos de la postevaluación son las siguientes:
1.b. Responder al mensaje mixto del cliente; en este caso el ceño fruncido y la
desviación de la mirada así como el cambio de postura contradicen el mensaje verbal del cliente.
2.c. Responder al silencio del cliente; en este ejemplo la pausa del cliente indica
silencio.
3.e. Responder a las conductas no verbales del cliente para redirigir el centro
de la entrevista, en este ejemplo, para parar el torrente de información.
4.a. Responder a la congruencia entre los mensajes verbal y no verbal del cliente;
en este caso las conductas no verbales del cllente coinciden con su expresión verbal de enfado.
5.d. Responder a los cambios en las señales no verbales del cliente; en este
ejemplo, responder al cambio en la expresión facial del cliente.
CUESTIONARIO DE CONDUCTAS NO VERBALES
Nombre del Terapeuta----------------------~
Nombre del O b s e r v a d o r - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Instrucciones: Para una grabación de video o para una entrevista en directo,
utilice las siguientes categorías al obse1Var la conducta no verbal. El cuestionario de
observación puede emplearse para obse1Var al terapeuta, al cliente o a ambos. La
columna de la izquierda incluye las conductas que deben obse!Varse. La columna
de la derecha tiene espacios para marcar con un (X) si se observa la conducta y para
incluir algún comentario descriptivo sobre ello. Por ejemplo, «parpadeo - Excesivo)>
o (<Colores
de la habitación - mucha excitación))_
l. Kinestesias
1. Ojos
Cejas elevadas, bajas o juntas
(X)
Comentarios
136
CONDUCTA NO VERBAL
Calidad de la mirada constante
Parpadeo- excesivo, moderado o leve
Humedad, lágrimas
Dilatación pupilar
2. Cara, boca, cabeza
Continuidad o cambios en las expresiones
faciales.
Sonrisa apropiada o inapropiada
Labios temblorosos, tensos
Cambios en el color de la piel
Enrojecimiento o manchas en cara y cuello
Aparecen gotas de sudor
3. Movimientos corporales, postura y gestos
Postura corporal, relajada o rígida
Continuidad o cambios en la postura del
cuerpo
Frecuencia de los movimientos corporales,
excesiva, moderada o leve
Gestos: abiertos o cerrados
Frecuencia de uso de adaptadores no verbales
(manierismos molestos): excesiva, moderada
o leve
Orientación del cuerpo: directa (de cara al
terapeuta) o lateral
Respiración: superficial o profunda, rápida o
lenta
Continuidad o cambio en el ritmo respiratorio
Cruzado de brazos o piernas
11. Aspectos Paralingüísticos
Continuidad o cambios en el nivel y tono de
voz y ritmo del discurso
Subrayado verbal: énfasis en la voz para
algunas palabras o frases
Susurros, voz baja
Dirección o falta de dirección en el discurso
Errores verbales: excesivos, moderados o
leves
Pausas iniciadas por el terapeuta
Pausas iniciadas por el cliente
111. Proxemias
Contínuidad o cambio en la distancia (más
cerca o más lejos)
Uso del contacto físico (apretón de manos,
palmada en el hombro ... )
Posición en el despacho
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
137
IV. Medio
Activación (alta o baja) asociada a: Distribución
del mobiliario
Colores
Luz
Voz
Espacio global
V. Tiempo
Inicio puntual o con retraso de la sesión
Rapidez o retardo en dar respuestas al otro
Cantidad de tiempo dedicado a problemas
primarios y secundarios: excesiva, moderada
o escasa
Continuidad o cambios en la tempora!ización
de la sesión
Finalización puntual o retrasada de la sesión
VI. Sincronía y Ritmo
Sincronía o falta de sincronía entre las
conductas no verbales y los mensajes
verbales
Ritmo semejante o arritmia entre las conductas
no verbales del cliente y del terapeuta
VII. Congruencia
Congruencia o incongruencia No verbal entre
las diferentes partes del cuerpo
No verbal/verbal, entre las conductas no
verbales y las palabras
VIII. Resumen
Teniendo en cuenta !as observaciones realizadas y las variables culturales/contextuales de la interacción, ¿qué conclusiones referentes al terapeuta puede deducir?, ¿sobre el cliente?, ¿sobre la relación terapéutica? Considere aspectos como
emociones, nivel de comodidad, deseo de más intercambios y atracción/gusto.
5
Respuestas de escucha
La comunicación tiene siempre dos direcciones. Escuchar es la otra mitad de hablar. Escuchar
bien no es menos importante que hablar bien y probablemente es más difícil. ¿Sería usted capaz
de escuchar un discurso de 45 minutos sin que sus pensamientos se evadan? La escucha es un
arte que requiere la concentración de todas sus capacidades mentales. En el mundo occidental
en general, las personas hablan mejor que escuchan [Potter, 1965, p. 6].
Escuchar es un requisito previo para todo el resto de las respuestas y estrategias
de la terapia. La escucha debería preceder a cualquier cosa que se haga en la
terapia. Cuando un terapeuta no escucha, el cliente puede sentirse desmotivado
para la auto-exploración, puede tratarse un problema erróneo o puede proponerse
una estrategia prematuramente.
Consideramos que la escucha incluye tres procesos: recibir el mensaje, procesar
el mensaje y enviar un mensaje. Estos tres procesos se ilustran en la Tabla 5.1.
Cada mensaje verbal o no verbal del cliente es un estímulo que debe ser recibido
y procesado por el terapeuta. Cuando el cliente envía un mensaje, el terapeuta lo
recibe. La recepción de un mensaje es un proceso encubierto, es decir, no podemos
ver cómo o qué recibe el terapeuta. Si el terapeuta deja de atender puede no recibir
ninguna fracción del mensaje.
Una vez que se haya recibido el mensaje, éste debe ser procesado de algún
modo. Procesar, como recibir, se realiza de forma encubierta porque se ejecuta en
la mente del terapeuta y no es visible para el resto de las personas, exceptuando,
quizá, las señales no verbales que emite el terapeuta. El procesamiento implica
pensar en el mensaje y ponderar su significado. El procesamiento es importante
porque las cogniciones, el autodiscurso y la preparación mental (encubierta) del
terapeuta constituye la base de la respuesta abierta (Richardson & Stone, 1981).
Con frecuencia se originan errores en el procesamiento exacto del mensaje cuando
los sesgos o puntos ciegos del terapeuta le impiden apreciar ciertas partes del
mensaje o le impiden interpretar el mensaje sin distorsiones. El terapeuta puede
oír lo que desea escuchar en lugar del mensaje emitido.
140
RESPUESTAS DE ESCUCHA
El tercer proceso de la escucha conlleva los mensajes verbales y no verbales
que emite el terapeuta.
(2)
(!)
Mensaje del
Recepción
- de1 mensaje
..
el iente
(Encubierto)
t
Procesamiento
de1 mensaje
. (Encubierto)
(3)
Emisión
.
mensaje
(Mamt·fiesto)
Verbal y
No Verbal
FIGURA 5.1. Tres procesos en la escucha.
En algunas ocasiones el terapeuta puede recibir y procesar con precisión un
mensaje pero tiene dificultades para emitir una respuesta porque le faltan las habilidades precisas. Afortunadamente usted puede aprender a utilizar respuestas de
escucha para emitir respuestas. Los problemas de emisión de mensajes se pueden
corregir más fácilmente que los errores en los procesos encubiertos de recepción
y procesamiento de los mensajes. Esperamos que usted sea ya capaz de recibir y
procesar un mensaje sin problemas. Evidentemente esta es una suposición gratuita.
Si considera que sus procesos encubiertos de recepción precisan mayor elaboración
deberá profundizar sobre ellos por su propia cuenta o con ayuda de alguna persona.
Este capítulo está diseñado para ayudarle a adquirir cuatro respuestas verbales
de escucha que puede utilizar para emitir mensajes al cliente: clarificación, paráfrasis, reflejo y síntesis.
OBJETIVOS
1. Utilizando un listado de doce respuestas del terapeuta, clasificar con precisión nueve como mínimo (clarificación, paráfrasis, reflejo, síntesis).
2. Partiendo de una lista, conectar cada respuesta de escucha con el propósito
que persigue.
3. Mediante un listado con tres afirmaciones de clientes, escribir un ejemplo
de cada u~a de las cuatro respuestas de escucha para cada afirmación del
cliente.
4. En una entrevista terapéutica de 15 minutos de duración donde usted desempeña la función de observador, perciba y registre cinco aspectos claves
de los mensajes del cliente que constituyen la base de una escucha efectiva.
5. En una entrevista de role-play o en una conversación de 15 minutos, donde
debe desempeñar el rol de receptor, muestre como mínimo dos ejemplos
exactos de las cuatro respuestas de escucha.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
141
LA ESCUCHA ES UN REQUISITO PREVIO
Nosotros consideramos que las respuestas de escucha son los cimientos del
proceso terapéutico en su totalidad. Si distribuimos la terapia y cada una de las
entrevistas en tres apartados: inicio, parte intermedia y fin, atender y escuchar son
las conductas predominantes del terapeuta durante el inicio o primer estadio de la
terapia. La escucha también desempeña un papel importante durante la primera
parte de cada entrevista.
Una de las dificultades relacionadas con la escucha consiste en lograr un equilibrio razonable entre la escasez y el exceso de escucha. Cuando la escucha es el
único instrumento utilizado en la terapia, probablemente faltará dirección en las
sesiones, si el terapeuta no escucha suficientemente, las sesiones pueden estar
sobre-estructuradas a expensas del cliente. Egan (1990) sefiala que los terapeutas
que inician acciones facilitativas con excesiva rapidez tratan de satisfacer sus propias
necesidades y no las del cliente.
ESCUCHA Y MODALIDADES SENSORIALES
La escucha efectiva conlleva tres modalidades sensoriales fundamentales: imagen (visual), sonido (auditiva) y experimentación/contacto (kinestésica). Recuerde
del Capítulo 2 que algunos clientes emplean predominantemente palabras sensoriales que son visuales (como claro, mira, parece), auditivas (oye, dice, suena,
escucha) o kinestésicas (sensación, siente, capta, toca). Otros emplean diferentes
palabras o modalidades mixtas para describir su experiencia y en alguna ocasión
un cliente puede no utilizar ninguna palabra de origen sensorial para un mensaje
particular.
Como las respuestas de escucha son una forma de transmitir empatía e interés,
es importante tratar de conectar con las palabras sensoriales que selecciona el cliente
para responderle. Si el cliente emplea palabras de orientación visual, usted puede
seleccionar un tipo de frase que coincida con estas palabras, por ejemplo, «Parece
como si ... » o «Puedo ver que ... » (Del mismo modo se puede proceder con los
términos auditivos o kínestésicos). Si el cliente selecciona palabras de modalidades
sensoriales mixtas o no incluye términos procedentes de ninguna modalidad sensorial, es más conveniente que en sus respuestas emplee términos de varios canales
sensoriales, en vez de limitarse a uno solo. Recuerde que los clientes se sentirán
escuchados y mejor comprendidos cuando usted muestra que ha visto las cosas
desde el marco de referencia del cliente, ha escuchado lo que han dicho y ha
sentido o captado sus sentimientos o experiencias.
CUATRO RESPUESTAS DE ESCUCHA
En este capítulo se presentan cuatro tipos de respuestas de escucha: clarificación,
paráfrasis, reflejo y síntesis. La clarificación es una pregunta, que se utiliza frecuentemente detrás de un mensaje ambiguo del cliente y que empieza con «¿Quieres
142
RESPUESTAS DE ESCUCHA
decir que ... ?» o «¿Estás diciendo que ... ?» seguido de una parte o todo el mensaje
previamente emitido por el cliente. La paráfrasis es similar a la clarificación y se
define como la repetición de la parte del contenido del mensaje que describe una
situación, acontecimiento, a una persona o una idea. Por el contrario, el reflejo es
la repetición de los sentimientos o la parte afectiva del mensaje del cliente. Generalmente la parte afectiva del mensaje revela los sentimientos del cliente sobre
el contenido; por ejemplo, un cliente puede sentirse decepcionado (afecto) por los
resultados negativos obtenidos en su clase (contenido). La síntesis es una prolongación de las respuestas de paráfrasis y reflejo que implica unir y repetir dos o
más partes diferentes de uno o varios mensajes.
Para ilustrar esta cuatro respuestas, a continuación presentamos un mensaje del
cliente con un ejemplo de cada respuesta:
Cliente, una viuda de 35 años, madre de dos hijos pequeños: Toda mi vida se quebró cuando
murió mi marido. Sigo sintiéndome muy insegura de mi capacidad para salir adelante y para
mantener a mis hijos. Mi marido tomaba siempre todas las decisiones por mí. Llevo tanto
tiempo sin dormir bien y cada vez bebo más, tanto que ni siquiera puedo pensar. Además
he engordado 7 kilos. Tengo el aspecto de una puta. ¿Quién podría querer emplearme en el
estado en que me encuentro?
Clarificación del terapeuta: ¿Tratas de decir que una de las mayores dificultades que debes
encarar ahora consiste en adquirir la confianza suficiente en tus capacidades para adoptar
decisiones tú sola?
Parafraseo del terapeuta: Desde la muerte de tu esposo tienes sobre tus hombros todas las
responsabilidades y decisiones.
Reflejo del terapeuta: Te preocupa tu capacidad para sobrellevar todas las responsabilidades
familiares ahora.
Síntesis del terapeuta: Ahora que ha muerto tu esposo, te enfrentas a algunas cosas que son
difíciles para tí en este momento ... mantener las responsabilidades familiares, tomar decisiones e intentar cuidar más a ti misma.
La Tabla 5. l presenta las definiciones y los propósitos intencionados o hipotéticos de las cuatro respuestas de escucha del terapeuta, a saber, la clarificación,
la paráfrasis, el reflejo y la síntesis. Las respuestas del terapeuta pueden tener
diferentes resultados según los clientes.
TABLA 5.1. Definiciones y propósitos intencionados de las respuestas de escucha del
terapeuta
Respuesta
Definicion
Propósito que persigue
Clarificación
Una pregunta que empieza por
ejemplo, «¿Quieres decir
que ... ?» o «¿Estás diciendo
que ... ?» más la repetición del
mensaje del cliente
L Para favorecer la
elaboración del mensaje por
parte del cliente
2. Para comprobar la precisión
de lo que ha entendido al
cliente
3. Para clarificar los mensajes
vagos o confusos
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Paráfrasis (Respuesta
al contenido)
Repetición del contenido del
mensaje del cliente
l. Para ayudar al cliente a
2.
Reflejo (Respuesta a
los sentimientos)
Repetición de la parte afectiva
del mensaje del cliente
l.
2.
3.
4.
5.
Síntesis
Dos o más paráfrasis o reflejos
que condensan los mensajes
del cliente o la sesión
143
l.
2.
3.
4.
centrarse en el contenido de
su mensaje
Para subrayar el contenido
cuando la atención a los
sentimientos es prematura o
autodefensiva
Para animar al cliente a
expresar sus sentimientos
Para que el cliente
experimente sus
sentimientos con mayor
intensidad
Para ayudar al cliente a ser
más consciente de los
sentimientos que le
dominan
Para ayudar al cliente a
conocer y manejar sus
sentimientos
Para ayudar al cliente a
discriminar entre sus
diferentes sentimientos con
mayor precisión
Para enlazar los múltiples
elementos de los mensajes
del cliente.
Para identificar un tema o
modelo común.
Para intenumpir la excesiva
ambigüedad.
Para resumir el progreso.
Por ejemplo, un terapeuta puede descubrir que el reflejo de los sentimientos
puede conducir a algunos clientes a discutir estos sentimientos mientras que otros
clientes pueden ignorar las afirmaciones del terapeuta (Highlen & Baccus, 1977;
Hill & Gormally, 1977). Nosotros presentamos algunas intenciones «modales» para
cada respuesta de escucha del terapeuta, sin embargo existen excepciones. Las
respuestas del terapeuta alcanzarán el propósito que persiguen la mayoría de las
veces, sin embargo, otros aspectos dinámicos internos de la entrevista pueden
producir diferentes resultados en los clientes. Además, los efectos de estos mensajes
verbales pueden variar dependiendo de las señales no verbales emitidas junto con
el mensaje. Conviene tener en mente algunos conocimientos teóricos sobre el uso
de las respuestas. De todos modos, recuerde que la influencia que una respuesta
puede tener sobre el cliente puede no ser la que usted pretende al seleccionarla.
Las sugerencias de la Tabla 5 .1 deberían utilizarse con cautela, sujetas a las
modificaciones pertinentes para las reacciones de cada cliente particular.
En los próximos tres apartados se describen las respuestas de escucha y se
presentan modelos ejemplares de cada destreza.
144
RESPUESTAS DE ESCUCHA
Escuchar para favorecer la Precisión: La Respuesta de Clarificación
Como la mayoría de los mensajes se expresan desde el marco de referencia
interno del emisor, estos pueden ser vagos o confusos. Los mensajes que pueden
ser particularmente confusos son aquellos que incluyen términos inclusivos (ellos
o a ellos), frases ambiguas (ya sabes) y palabras con significado doble (petrificado,
desliz) (Hein, 1980, p. 35). Cuando usted no está seguro del significado de un
mensaje puede ser útil clarificarlo.
Según Hein (1980, p. 56), la clarificación exige al cliente que elabore una
«afirmación vaga, ambigua o implícita». La solicitud de clarificación se expresa
normalmente en forma de pregunta y puede iniciarse con frase como «¿Estás
diciendo que ... ?» o «¿Podrías describir qué ... ?» o «¿Puedes aclarar qué ... ?».
Propósitos de la Clarificación. La clarificación puede utilizarse para explicitar
el mensaje previo del cliente y para confirmar la exactitud de su percepción del
mensaje. La clarificación puede ser apropiada en cualquier circunstancia en la que
usted no esté seguro de haber entendido el mensaje del cliente y necesite una mayor
especificación. El segundo objetivo de la clarificación consiste en comprobar lo
que usted ha escuchado del mensaje del cliente. lvey y Gluckstem (1974, p. 26)
señalan que con demasiada frecuencia los terapeutas «juzgan de antemano sin
pararse a comprobar si han escuchado lo que el cliente quiere decir». En este caso,
el terapeuta asume y establece conclusiones sobre el cliente que en cierta medida
están distorsionadas o son prematuras. Especialmente en los estadios iniciales de
la terapia, es importante verificar los mensajes del cliente antes de pasar a elaborar
conclusiones. El siguiente ejemplo puede ayudarle a apreciar el valor de la respuesta
de clarificación.
Cliente: A veces sólo quiero libranne de todo ello.
Terapeuta: Suena como si quisieras alejarte y establecerte por tu propia cuenta.
Cliente: No, no es eso. No quiero estar solo. Lo que pasa es que me gustaría poder superar
todo este trabajo que tengo que hacer.
En este ejemplo el terapeuta obtuvo una conclusión prematura sobre el mensaje
inicial del cliente que se comprobó inexacta. La sesión podía haber transcurrido
con más suavidad si el terapeuta hubiera solicitado la clarificación oportuna antes
de asumir algo sobre el cliente, como se muestra en el siguiente ejemplo:
Cliente: A veces sólo quiero librarme de todo ello.
Terapeuta: ¿Podrías describirme qué quieres decir con «librarte de todo ello»?
Cliente: Bueno, tengo tanto trabajo que hacer que siempre me siento sobrecargado y retrasado.
Me gustaría superar este sentimiento desgraciado.
En este caso, la clarificación permite a las dos personas establecer con exactitud
lo que se dice y siente. Ni el cliente ni el terapeuta tienen que fiarse de suposiciones
o inferencias que no se comprueban o confirman. El terapeuta experimentado utiliza
las respuestas de clarificación para determinar la precisión de los mensajes según
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
145
los va recibiendo y procesando. Si no, las informaciones poco precisas pueden
quedarse sin corregir y las suposiciones distorsionadas sin comprobar.
Fases en la Clariflcación. En la clarificación que persigue la objetividad existen
cuatro fases. La primera, identificar el contenido de los mensajes verbales y no
verbales del cliente (¿Qué le ha dicho el cliente?). La segunda, identificar si hay
alguna parte vaga o confusa en el mensaje que usted desee comprobar o elaborar.
En tercer lugar, decidir un inicio adecuado o modelo de frase para la clarificación
como «¿Podrías describir. .. ?» o «¿Estás diciendo que ... ?». Además, utilice su tono
de voz para que la clarificación suene más a pregunta que a afirmación. Finalmente,
recuerde evaluar la eficacia de su clarificación escuchando y observando la respuesta
del cliente. Si su clarificación es útil, el cliente profundizará la parte ambigua o
confusa del mensaje. Si no es útil, el cliente se callará, ignorará su solicitud de
clarificación y/o continuará cometiendo supresiones u omisiones. En este momento
usted puede solicitar una nueva aclaración o intentar una respuesta alternativa.
Para ayudarle a formular una clarificación, decidir cuándo utilizarla y evaluar
su efectividad, tenga en cuenta la siguiente estrategia de aprendizaje cognitivo:
l. ¿Qué me ha dicho este cliente?
2. ¿Hay apartados ambiguos o faltan aspectos para completar el mensaje que
debo comprobar? Si así es, ¿qué falta? (Si no falta nada opte por otra
respuesta más adecuada).
3. ¿Cómo puedo oír, ver o captar la forma de iniciar esta respuesta?
4. ¿Cómo puedo saber si mi clarificación ha sido útil?
A continuación se incluye un ejemplo de cómo aplica un terapeuta esta estrategia
de aprendizaje cognitivo para clarificar el mensaje del cliente en el ejemplo anterior:
Cliente: A veces sólo quiero librarme de todo ello.
Terapeuta: l. ¿Qué me ha dicho este cliente? Que quiere librarse de algo (pregunta y respuesta
cubiertas].
2. ¿Hay apartados ambiguos o faltan aspectos para completar el mensaje que debo comprobar?
Si así es, ¿qué falta? (Si no falta nada opte por otra respuesta más adecuada).
Sí, necesito comprobar a qué se refiere con «librarme de todo ello»
3. ¿Cómo puedo iniciar una respuesta de clarificación? Puedo escuchar, ver o captar el inicio.
Algo como «¿Podrías decinne ... ?» o «¿Podrías describir ... ?»
4. ¿Cómo puedo saber si mi clarificación ha sido útil? Tendré que ver, escuchar o captar si
profundiza o no. Voy a intentarlo ..
Suponga que en este instante finaliza la visualización o autodiscurso del terapeuta y se presenta el siguiente diálogo:
Clarificación de terapeuta: ¿Podrías describinne qué quieres decir con «librarte de todo ello»?
Cliente: Bueno, tengo tanto trabajo que hacer que siempre me siento sobrecargado y retrasado.
Me gustaría superar este sentimiento desgraciado.
De la respuesta del cliente el terapeuta puede determinar que la clarificación
ha sido efectiva porque el cliente ha profundizado su respuesta y ha añadido los
146
RESPUESTAS DE ESCUCHA
aspectos o imágenes que faltaban. El terapeuta puede sentirse satisfecho por no
haber avanzado y por haber dedicado más tiempo a comprobar la omisión del
cliente y la ambigüedad resultante.
Escuchar para captar el Contenido y el Afecto: Parafraseo y Reflejo. Además de clarificar la precisión de los mensajes del cliente, el terapeuta debe escuchar
para captar la información que revelan los mensajes sobre las situaciones o sucesos
significativos en la vida del cliente, y los sentimientos del cliente respecto a estos
acontecimientos. Cada mensaje del cliente expresará (directa o indirectamente)
alguna información sobre las situaciones o preocupaciones del cliente y sobre los
sentimientos de éste. La parte del mensaje que expresa información o describe una
situación o suceso se denomina contenido, o apartado cognitivo del mensaje. La
parte cognitiva de un mensaje incluye referencias a la situación o suceso, a personas,
objetos o ideas. Otra parte del mensaje puede revelar cómo siente el cliente con
respecto al contenido; las expresiones de sentimientos o el tono emocional se
denomina apartado afectivo del mensaje (Hackney & Cormier, 1988). Generalmente la parte afectiva del mensaje verbal se distingue por el uso que el cliente
hace de alguna palabra de afecto o sentimiento como contento, enfadado o triste.
Sin embargo, algunos clientes pueden expresar sus sentimientos de formas menos
obvias, especialmente mediante conductas no verbales.
Los siguientes ejemplos pueden ayudarle a diferenciar las partes de contenido
y afecto de los mensajes verbales del cliente.
Cliente, un alumno de 6 años: No me gusta la escuela, no es divertida.
La primera frase («No me gusta la escuela») incluye la parte afectiva del
mensaje. Los sentimientos del cliente se sugieren mediante las palabras «no me
gusta». La segunda frase (»no es divertida») se refiere a la parte del contenido del
mensaje porque hace referencia a una situación o un suceso en la vida de este niño,
no divertirse en la escuela.
Otro ejemplo:
Cliente, una mujer de 20 años de edad: ¿Cómo puedo decir a mi novio que quiero finalizar
nuestra relación? El se sentirá muy decepcionado. Creo que tengo miedo de decírselo.
En este ejemplo las dos frases iniciales se refieren al contenido porque describen
la situación de querer finalizar la relación. La tercera frase, la parte correspondiente
al afecto, muestra los sentimientos del cliente con respecto a esta situación, tener
miedo de comunicar al novio sus intenciones.
Veamos si usted puede discriminar entre el contenido y el afecto de los siguientes
ejemplos:
Cliente 1, un hombre joven: No puedo satisfacer sexualmente a mi esposa. Esto es muy frustrante
para mí.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
147
En este ejemplo, la parte del contenido es «No puedo satisfacer sexualmente
a mi esposa». La parte referente al afecto, o los sentimientos del cliente sobre el
contenido son «Esto es muy frustrante para mí».
Cliente 2, un hombre que vive en una residencia: Este lugar es como una ratonera. Me parece
que siempre voy a vivir aquí. Me sentiría mucho mejor si no estuviera aquí.
En el segundo ejemplo, las afirmaciones que se refieren a la institución como
a una ratonera y a permanecer ahí para siempre constituyen el contenido del
mensaje. La afirmación de «me sentiría mejor» constituye la parte afectiva.
El terapeuta experimentado trata de atender a las partes de contenido y de afecto
de los mensajes del cliente porque es importante manejar las relaciones o situaciones
significativas y los sentimientos del cliente relacionados con tales situaciones.
Responder a los mensajes cognitivos y afectivos permitirá modificar de formas
diferentes el centro de atención de las sesiones. En algunos aspectos, el terapeuta
responderá al contenido centrándose en los acontecimientos, objetos, personas o
ideas. En otros momentos, el terapeuta responderá a los afectos centrándose en los
sentimientos y afectos del cliente. Generalmente, el terapeuta puede responder al
contenido mediante el uso de una paráfrasis y puede responder al afecto mediante
el reflejo.
Paráfrasis. La paráfrasis es la repetición de las palabras y pensamientos principales del cliente. Parafrasear implica dar atención selectiva a la parte cognitiva
del mensaje, trasladando las ideas claves del cliente a sus propias palabras. De
este modo, una paráfrasis efectiva es algo más que repetir como un «papagayo»
las palabras del cliente. La repetición debería ser cuidadosamente seleccionada
para favorecer el posterior tratamiento o aumentar la comprensión de la parte del
cliente. Es conveniente subrayar las palabras e ideas importantes expresadas por
el cliente. Considere el siguiente ejemplo:
Cliente: Ya sé que estar sentada o permanecer en la cama todo el día no favorece nada a mi
depresión.
Terapeuta: Ya sabes que debes tratar de evitar estar todo el día en la cama o sentada para
mejorar tu depresión.
En este ejemplo, el terapeuta se limita meramente a repetir el mensaje del
cliente. El posible resultado es que el cliente responda con una respuesta escueta
como «Estoy de acuerdo» o «Así es» y no siga o que el cliente se sienta ridículo
por algo que parece una respuesta obvia. Una paráfrasis más efectiva podría ser
«Eres consciente de que debes salir y moverte para minimizar tu estado depresivo».
Propósitos de la Paráfrasis. Hay muchos posibles propósitos para emplear la
paráfrasis en determinados momentos de las interacciones con los clientes. En
primer lugar, el uso de la paráfrasis advierte al cliente que usted ha comprendido
su mensaje. Si su comprensión es incompleta, los clientes pueden ampliar o clarificar sus ideas. En segundo lugar, la paráfrasis puede animar al cliente a pro-
148
RESPUESTAS DE ESCUCHA
fundizar una idea o pensamiento clave. Los clientes pueden hablar sobre un tema
importante con mayor profundidad. Una tercera razón para el uso de las paráfrasis
consiste en ayudar al cliente a centrarse en una situación, suceso, idea o conducta
particular.
En algunas ocasiones, la paráfrasis puede ayudar al cliente a centrarse, por
ejemplo, parafrasear con exactitud puede evitar que el cliente repita literalmente
la misma «historia» (lvey, 1988).
El cuarto uso de la paráfrasis consiste en ayudar a aquel cliente que debe tomar
decisiones. Como señalan Ivey, lvey y Simek-Downing (1987, p. 73), «parafrasear
puede ser útil para los clientes que deben adoptar una decisión porque la repetición
de las ideas y frases claves clarifica la esencia del problema». Parafrasear también
puede ser conveniente para enfatizar el contenido cuando la atención al afecto es
prematura o contraproducente.
TABLA 5.2. Ejemplos de términos sensoriales empleados por el cliente y las correspondientes frases del terapeuta
Términos sensoriales
del cliente
Frases
correspondientes del
terapeuta
Visual
Ver
Parece que
Desde mi perspectiva
Aclarar
Enfocar
brillante
colorido
entrever
Según yo lo veo
Imagen
Observar
mostrar
«mira»
Ya veo lo que me dices
A primera vista parece
discutir
Suena como
Según lo oigo
Perspectiva
Auditivo
Escuchar
Gritar
alto
Decir
a voces
Lo que dices es que
Dicho
Oír
ruidoso
«escucha»
Oigo que dices
Algo te dice que
Oídos
Me dices que
Kinestésico
Sentir
Tocar
Presión
Dolor
Captar
relajado
sensación
experiencia
firme
«sabes»
Adaptado de Lankton (1980).
Tú sientes
Desde mi situación
Siento que
Tengo el presentimiento
de que ...
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
149
Fases de la Paráfrasis. Hay cuatro fases al parafrasear el contenido. En primer
lugar atender y recordar el mensaje repitiéndolo encubiertamente para usted mismo,
¿Qué le ha dicho el cliente? En segundo lugar, identificar la parte del contenido
del mensaje preguntándose a sí mismo ¿Qué situación, persona, objeto o idea se
incluye en el mensaje? En tercer lugar, seleccionar un inicio apropiado para la
paráfrasis. Las paráfrasis pueden empezarse de formas múltiples. Trate de seleccionar la que coincida con la elección de términos sensoriales del cliente. En la
Tabla 5.2 se incluyen algunos ejemplos de términos sensoriales típicos que los
clientes pueden utilizar con las correspondientes frases del terapeuta. Después de
utilizar el modelo de inicio que ha seleccionado, traduzca los constructos o contenidos claves a sus propias palabras y verbalícelas en una paráfrasis. Recuerde
que su tono de voz debe implicar una afirmación y no una pregunta cuando emite
una paráfrasis. Finalmente, evalúe la efectividad de una paráfrasis escuchando y
observando la respuesta del cliente. Si su paráfrasis es exacta el cliente, de algún
modo, verbal o no verbalmente confirmará esta precisión y utilidad. Considere el
siguiente ejemplo que ilustra la forma en que un terapeuta emplea la estrategia de
aprendizaje cognitivo para formular una paráfrasis:
Cliente, una mujer de 40 años de edad: ¿Cómo puedo decir a mi marido que deseo divorcianne?
Pensará que estoy loca. Creo que simplemente tengo miedo de decírselo. [Manifestado en
un tono de voz monótono].
l. ¿Qué me ha dicho esta cliente?
2.
3.
4.
5.
Que quiere divorciarse pero que tiene miedo de decírselo a su marido porque
el pensará que ella está loca.
¿Cuál es el contenido de este mensaje, a qué persona, objeto, idea o situación
se refiere el cliente?
Quiere divorciarse pero no se lo ha dicho a su marido porque éste pensará
que está loca.
¿Cuál puede ser un tema de inicio adecuado que coincida con los términos
sensoriales utilizados por el cliente?
El cliente utiliza el verbo decir dos veces y una vez pensar, por lo tanto
iniciaré mi frase con algo como «Tu piensas», «He oído que «O «Suena
como».
¿Cómo puedo convertir el contenido clave del cliente en mis propias palabras?
Deseo de divorcio = ruptura, final de la relación, separación.
¿Cómo compruebo si esta paráfrasis es útil?
Escucho y observo si el cliente confirma su precisión.
Suponga que en este punto finaliza el autodiscurso del terapeuta y se produce
el siguiente diálogo:
Paráfrasis del Terapeuta: Lo que me dices suena como si no hubieras encontrado la fonna de
decir a tu marido que deseas finalizar vuestra relación a consecuencia de su posible reacción.
¿Es así?
150
RESPUESTAS DE ESCUCHA
Cliente: Sí, lo he decidido, incluso he consultado a un abogado, pero no sé cómo plantearle
el tema. El piensa que entre nosotros todo marcha muy bien.
En este punto, el terapeuta puede felicitarse por haber formulado una paráfrasis
que ha favorecido la profundización del tema y que se centra ahora en el aspecto
fundamental.
Reflejo de sentimientos. Acabamos de ver que la paráfrasis se utiliza para
subrayar la parte cognitiva del mensaje. Aunque la paráfrasis y el reflejo de sentimientos no son respuestas que se excluyan mutuamente, el reflejo de sentimientos
se utiliza para repetir la parte afectiva del mensaje, el tono emocional del cliente.
El reflejo es similar a la paráfrasis pero difiere de ésta en el tono o componente
emocional que le añade al mensaje. A continuación se incluyen dos ejemplos que
pueden ilustrar la diferencia entre la paráfrasis y el reflejo de sentimientos.
Cliente: Todo es un aburrimiento. No hay nada nuevo, nada interesante. Todos mis amigos se
han marchado. Desearía tener dinero para poder hacer algo diferente.
Paráfrasis del Terapeuta: Como se han marchado todos tus amigos y no dispones de dinero,
ahora no tienes nada que hacer.
Reflejo del Terapeuta: Te sientes aburrido por la situación en la que te encuentras ahora.
Advierta el uso que el terapeuta hace de la palabra aburrido en la respuesta de
reflejo para hacer referencia a los sentimientos que una situación particular han
creado en el cliente.
Propósitos del reflejo. El reflejo de sentimientos persigue cinco propósitos
definidos. En primer lugar, esta respuesta si se utiliza con efectividad y precisión,
ayuda al cliente a sentirse comprendido. Los clientes tienden a comunicarse con
más libertad con aquellas personas que en su opinión tratan de entenderles. Como
señala Buggs (1975, p. 293), «Entender nunca perjudica los sentimientos; sólo les
ofrece la oportunidad de ser revelados».
El reflejo se utiliza también para animar a los clientes a expresar más sentimientos (positivos como negativos) una persona, situación o cualquier otro particular. Algunos clientes no revelan fácilmente sus sentimientos porque nunca han
aprendido a hacerlo, y otros clientes guardan sus sentimientos hasta que el terapeuta
les dé permiso para centrarse en ellos. La expresión de los sentimientos no es un
fin en sí mismo, es más un medio para que el cliente y el terapeuta entiendan el
conjunto del problema o situación. La mayoría, si no todos los problemas que
presentan los clientes implican factores emocionales subyacentes que deben ser
resueltos (lvey, Ivey & Simek-Downing, 1987, p. 73). Por ejemplo, al centrarse
en los sentimientos, el cliente puede percatarse de los sentimientos persistentes
sobre una situación inacabada o de que la intensidad de éstos parece dominar su
reacción ante una situación. Los clientes también pueden llegar a ser conscientes
de los sentimientos mixtos o conflictivos. La ambivalencia es una forma frecuente
en la que los clientes expresan sentimientos referentes a aspectos problemáticos.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
151
Un tercer propósito del reflejo consiste en ayudar a los clientes a manejar los
sentimientos. Aprender a manejar sentimientos puede ser muy importante cuando
un cliente experimenta sentimientos fuertes de miedo, dependencia o·enfado. Las
emociones fuertes pueden interferir la capacidad racional del cliente para responder
bajo presión.
Un cuarto empleo del reflejo se refiere a los clientes que expresan sentimientos
negativos sobre la terapia o sobre el terapeuta. Cuando un cliente se enfada o está
decepcionado con usted o con la ayuda que usted le otorga, hay cierta tendencia
a adoptar personalmente los comentarios y colocarse en postura defensiva. Utilizar
el reflejo en estos momentos «disminuye la posibilidad del conflicto emocional,
que con frecuencia surge sólo porque dos personas tratan de hacerse oír y ninguna
está tratando de escuchar» (Long & Prophit, 1981, p. 89). El empleo del reflejo
en estas situaciones permite a los clientes saber que el terapeuta entiende sus
sentimientos de tal modo que la intensidad del enfado disminuye normalmente. En
la medida que cede el enfado, el cliente puede adoptar una postura más receptiva
y el terapeuta puede iniciar de nuevo las respuestas orientadas a la acción o las
estrategias de intervención.
Finalmente, el reflejo permite al cliente discriminar diferentes sentimientos con
cierta precisión. Los clientes con frecuencia utilizan palabras como ansiedad o
nervios , que en ocasiones enmascaran sentimientos más profundos o intensos
(lvey, 1988). Los clientes también pueden utilizar un término referente a un afecto
que no describe realmente y con exactitud su estado emocional. Por ejemplo es
corriente que un cliente diga, «Soy nervioso» o «Se debe a mis nervios» para hacer
referencia a otros sentimientos como el resentimiento o la depresión. El reflejo
exacto de los sentimientos ayuda a los clientes a agudizar su comprensión de los
distintos estados emocionales.
Fases en el Reflejo de Sentimientos. El reflejo de sentimientos puede ser una
destreza difícil de aprender porque con frecuencia se ignoran o malinterpretan los
sentimientos (Long & Prophit, 1981). El reflejo de sentimientos conlleva seis fases
que incluyen la identificación del tono emocional de la comunicación y el reflejo
verbal de los sentimientos del cliente utilizando sus propias palabras.
La primera fase consiste en localizar la presencia de palabras que hagan referencia al sentimiento o términos afectivos en los mensajes del cliente. Los sentimientos positivos, negativos o ambivalentes se expresan mediante una o más
palabras afectivas que corresponden a alguna de las siete categorías principales:
enfado, temor, incertidumbre, tristeza, felicidad, fuerza y debilidad. La Tabla 5.3
presenta una lista de los términos afectivos comúnmente utilizados. Familiarizarse
con estos términos puede ayudarle a reconocerlos en las expresiones de los clientes
y aumentar su vocabulario para describir emociones.
Otra forma de identificar los sentimientos de los clientes consiste en observar
la conducta no verbal mientras se produce la verbal. Como puede recordar del
Capítulo 4, las señales no verbales como la postura corporal, la expresión facial
y la calidad de la voz son indicadores importantes de la emoción del cliente. De
TABLA 5.3. Términos afectivos de uso frecuente
Nivel de
Intensidad
Fuerte
Enfado
Fuerza
Debilidad
Capacidad
Incapacidad
Atemorizado
Aturdido
Aterrorizado
Oon pánico
Asustado
Desorientado
Escandalizado
Hostil
Furioso
Enfadado
Violento
Odioso
intencionado
Vengativo
Poderoso
Autoritario
Vigoroso
Avergonzado
Sin poder
Vulnerable
Cobarde
Exhausto
lnitado
Aspero
Importante
Seguro
Osado
Enérgico
Bravo
Tristeza
Temor
Excitado
Emocionado
Encantado
Desesperado
Deprimido
Abrumado
Triste
Abandonado
Decepcionado
Desolado
Contento
En éxtasis
Regocijado
Moderado
Im:ertidumbre
F•licidad
Bien
Contento
Feliz
Optimista
Alegre
Entusiasta
«En marcha»
Abatido
Consternado
Desilusionado
Solilario
Mal
Triste
Pesimista
D<>lido
Perdido
Inseguro
Confundido
Temeroso
Aplastado
Preocupado
Tembloroso
Tenso
Ansioso
Amenazado
Agitado
Dubitativo
Confundido
Inseguro
Escéptico
Desorientado
Ofendido
Enloquecido
Frustrado
Resentidt)
''Picado))
Disgustado
Impaciente
Obstinado
Potente
Con coraje
Atrevido
Confiado
Convenient
Avergont::ado
Imitil
Desmoralizado
Incapaz
Agradecido
Contento
Alegre
Relajado
Satisfecho
Calmado
«Bajo»
Desanimado
Decepcionado
Melancólico
Solitario
Abandonado
Inquieto
Asustadizo
Nervioso
Incó1nodo
Atado
Inseguro
Defensivo
Aprensivo
Inseguro
S-Orprendido
Dubitativo
Indeciso
Preocupado
Perturbado
Contrariado
Malhuinorado
Peleado
Preocupado
En desacuerdo
Determinado
"m
~
~
m
~
~
Rendido
¡;;
lncpro
o
Sin coraje
incompetente
Inadecuado
Abatido
Habilidoso
Débil
V•
N
Débíl
Firme
Capaz
Fuerte
Dudooo
Intranquilo
Adaptado de The Skills of Helping de R.R. Carkhuff y W,A, Anthony. Copyright, 1979, Human Resource Developn1ent Press, Jnc. A1nherst, Ma.<>sachusetts.
Derechos de reproducción. Todos. los derechos re.servados.
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ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
153
hecho, el comportamiento no verbal es a menudo una señal más fiable de las
emociones del cliente porque los comportamientos no verbales se controlan con
menor facilidad que las palabras. La observación de la conducta no verbal es más
importante cuando los sentimientos del cliente están implícitos o no se expresan
abiertamente.
Después de identificar los sentimientos reflejados a través de las palabras y la
conducta no verbal del cliente, la siguiente fase consiste en devolver verbalmente
al cliente dichos sentimientos utilizando para ello otras palabras. La selección de
las palabras que se emplean para reflejar los sentimientos del cliente es un aspecto
crítico de la efectividad de esta destreza. Por ejemplo si un cliente expresa sentirse
contrariado, términos relativos a este afecto que pueden utilizarse indistintamente
son irritado, molesto o dolido. Palabras como enfadado, enloquecido o fuera de
las casillas probablemente van más allá de la intensidad expresada por el cliente.
Es importante seleccionar los términos relativos al afecto para que coincidan no
sólo con el sentimiento expresado sino también con la intensidad del mismo, de
lo contrario el terapeuta expresa una subestimación que puede provocar el sentimiento de ridiculez en el cliente o una sobreestimación que provoca la intimidación
del cliente. Tenga en cuenta los tres principales grados de intensidad de las palabras
relativas al afecto que se presentan en la Tabla 5.3: débil, moderado y fuerte. Usted
también puede controlar la intensidad del afecto expresado por el tipo de adverbio
precedente empleado, por ejemplo, algo (débil), bastante (moderado) o muy (fuerte)
acongojado. Estudie cuidadosamente la Tabla 5.3 para poder disponer de un vocabulario amplio de términos relativos al afecto. El abuso de unos pocos términos
limita la variedad de la experiencia emocional del cliente.
El siguiente paso en el reflejo de sentimientos consiste en iniciar la frase con
un tema apropiado, si es posible, aquel que coincida con la selección de los términos
sensoriales que ha empleado el cliente. Algunos ejemplos modelo que reflejan la
modalidad visual son:
«Parece que ahora estás enfadado»
«Tu aspecto muestra ahora enfado»
«Veo claramente que ahora estás enfadado))
Ejemplos de la modalidad auditiva son:
«Tus palabras suenan como si estuvieras enfadado»
{<Te he oído decir que estás enfadado»
Modelos que se corresponden con los términos kinestésicos son:
«Puedo captar tu enfado»
«Te sientes enfadado ahora))
«Pongámonos en contacto con tu enfado»
Si usted desconoce el modo en que el cliente procesa la información o si el
cliente utiliza indistintamente términos kinestésícos, auditivos y visuales, puede
154
RESPUESTAS DE ESCUCHA
hacer lo mismo seleccionando diferentes modelos de frase (consulte también la
Tabla 5.2).
El siguiente paso del reflejo implica añadir algo sobre el contexto o situación
en el que se ptoducen los sentimientos. Esto adopta la forma de una paráfrasis
breve. Generalmente el contexto puede determinarse mediante la parte cognitiva
del mensaje del cliente. Por ejemplo, un cliente puede decir «No me puedo presentar
a los exámenes. Me pongo tan nervioso que nunca los hago bien aunque haya
estudiado mucho». En este mensaje el afecto es la ansiedad; el contexto es la
presentación a exámenes. El terapeuta refleja el afecto (»Te sientes incómodo») y
el contexto (»cada vez que tienes que presentarte a un examen»).
.
El último paso en el reflejo de los sentimientos consiste en evaluar la efectividad
de su reflejo después de haberla transmitido. Generalmente, si su reflejo identifica
con exactitud los sentimientos del cliente, este confirmará su respuesta diciendo
algo como «Sí, así es» o «Efectivamente, así es como me siento». Si su respuesta
no ha dado en el blanco, el cliente puede responder con «Bueno, no es exactamente
así» o «No, no me siento de ese modo». Cuando el cliente responde negando los
sentimientos, puede ser que su reflejo haya sido poco apropiado o improcedente.
Es muy importante que el terapeuta controle el momento en que responde a las
emociones. El reflejo de los sentimientos puede ser demasiado poderoso para ser
empleado frecuentemente en el primer estadio de la terapia. En ese momento, el
abuso de esta respuesta puede provocar la incomodidad del cliente,de donde se
puede derivar la negación más que el reconocimiento de las emociones. Pero no
ignore el posible impacto o utilidad del reflejo en los estadios posteriores, puede
facilitar la consecución de los objetivos de la sesión al centrarse en los sentimientos
del cliente. En el próximo ejemplo, advierta la forma en que el terapeuta utiliza
una estrategia de aprendizaje cognitivo (adaptado de Richardson & Stone, 1981)
para formular un reflejo' de los sentimientos del cliente:
Cliente, Un hombre de mediana edad: No te puedes imaginar lo que sucedió cuando descubrí
que mi mujer me estaba engaiiando. «Lo vi negro». ¿Qué puedo hacer? Seguir, dejarla. No
_estoy seguro. [En tono alto, casi chillando, con los puños apretados].
l. ¿Qué palabras relativas a sentimientos ha empleado el cliente?
Ninguna, exceptuando la frase «Lo vi negro» que parece sugerir afecto.
2. ¿Qué sentimientos están implícitos en el tono de voz y conducta no verbal?
¿Enfado, rabia, hostilidad?
3. ¿Cuál puede ser una buena selección de palabras relativas al afecto que
describan con cierta exactitud los sentimientos del cliente en su mismo nivel
de intensidad?
Furioso, enfadado, vengativo, hostil.
4. ¿Qué modo de inicio puede ser idóneo para que coincida con los términos
sensoriales utilizados por el cliente?
Por el uso que el cliente ha hecho de «imaginar» y «ver negro», intentaré
el modelo visual «Parece», «Al parecer», «A primera vista».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
155
5. ¿Cuál es el contexto o situación que rodea a los sentimientos que voy a
parafrasear?
Descubrir que su mujer le estaba engañando.
6. ¿Cómo puedo saber si mi reflejo es preciso y útil?
Escuchando y observando la respuesta del cliente, si confirma o niega el
sentimiento de enfado y las ganas de venganza.
Ejemplos de reflejos:
Parece que ahora estás bastante enfadado porque tu esposa no haya sido sincera
contigo.
Al parecer estás furioso con la actuación de tu mujer.
A primera vista ahora estás enfadado y con ganas de vengarte porque has
descubierto que tu mujer ha estado saliendo con otros hombres.
Suponga que después del reflejo el cliente dice «Sí, evidentemente estoy muy
enfadado, no sé si voy a vengarme pero creo que me gustaría que se sintiera tan
miserable como yo me siento ahora». El cliente ha confirmado el reflejo del
terapeuta sobre los sentimientos de enfado y deseo de venganza pero también ha
indicado que el término venganza era demasiado fuerte para que el cliente lo
aceptara en este momento. El terapeuta puede felicitarse por haber entendido los
sentimientos, advirtiendo que la palabra venganza podría utilizarse con posterioridad, después de que el cliente supere los sentimientos mixtos relativos a la
conducta de su mujer.
Escuchar para obtener el Tema: Síntesis
Generalmente, después que el cliente ha expresado muchos mensajes o ha
hablado durante un rato, sus mensajes sugerirán ciertos aspectos consistentes o
patrones a los que nosotros denominamos temas. Los temas se expresan en los
mensajes de los clientes mediante tópicos a los que se refiere o inicia éste de algún
modo. El terapeuta puede identificar los temas atendiendo a los aspectos que repite
«una y otra vez y con mucha intensidad» el cliente(Carkhuff, Pierce & Cannon,
1977). Los temas indican lo que el cliente trata de comunicarnos y la base sobre
la que deben enfocarse las sesiones terapéuticas. El terapeuta puede responder a
los temas del cliente utilizando una respuesta de síntesis. Por ejemplo, suponga
que ha atendido a un hombre joven, que durante las últimas tres sesiones ha hecho
repetidas alusiones a las relaciones homosexuales pero aún no ha identificado
intencionadamente este aspecto. Usted podría emplear la síntesis para identificar
el tema diciendo algo como «Soy consciente de que durante las últimas sesiones
has mencionado repetidamente las relaciones homosexuales. Quizás esta es una
cuestión sobre la que deberíamos centrarnos».
Propósitos de Ja Síntesis. Un propósito de la síntesis consiste en unir los
múltiples elementos que surgen en los mensajes del cliente. En este caso la síntesis
156
RESPUESTAS DE ESCUCHA
puede servir como un buen instrumento de feedback para el cliente porque es una
forma de extraer significados de los mensajes vagos y ambiguos. Un segundo
objetivo de la síntesis es identificar un tema o patrón común que se deja ver después
de muchos mensajes y en ocasiones después de múltiples sesiones. A veces, un
terapeuta puede sintetizar para interrumpir la divagación del cliente, en tales casos,
la síntesis es un importante instrumento de enfoque que confiere dirección a la
entrevista.
Un cuarto empleo de la síntesis consiste en moderar el ritmo de una sesión que
avanza demasiado rápido. En tales momentos las síntesis proporcionan intervalos
de descanso psicológico a lo largo de la sesión. Un último propósito de la síntesis
es comprobar la mejoría que se ha desarrollado durante una o más entrevistas.
La síntesis puede definirse como la suma de dos o más paráfrasis o reflejos
que contienen los mensajes del cliente o de la sesión. Al utilizar una síntesis, «el
terapeuta presta atención a los mensajes verbales del cliente durante un período de
tiempo (e.g., tres minutos de la sesión completa o incluso de varias sesiones).
Después el terapeuta entresaca dimensiones críticas de las afirmaciones del cliente
con la mayor precisión posible» (lvey & Gluckstem, 1974, p. 48).
La síntesis puede implicar la repetición de datos tanto cognitivos como afectivos.
Muchas respuestas de síntesis incluirán referencias tanto a los mensajes cognitivos
como a los afectivos, como puede observar en los siguientes ejemplos:
1. Ejemplo de síntesis para enlazar diferentes elementos del mensaje de un cliente:
Cliente, una estudiante: Siempre pensaba que quería ser maestra, ahora no estoy segura. Creía
que era la profesión ideal para una mujer. Ahora no sé si esta es una buena razón. Quizá
existan otras profesiones que me interesen más.
Síntesis: Te cuestionas si ser maestra es realmente lo que quieres o lo que piensas, como mujer,
que deberías ser.
2. Ejemplo de síntesis para identificar el tema:
Cliente, un hombre de 35 años: Una de las razones por las que nos divorciamos es porque ella
siempre me empujaba. Nunca podía negarle algo; yo cedía siempre. Supongo que me cuesta
mucho decir que no a las peticiones de la gente.
Síntesis: Estás descubriendo que tiendes a ceder o a no hacer realmente lo que tu quieres en
muchas de tus relaciones significativas y no sólo con tu ex mujer.
3. Ejemplo de síntesis para regular el ritmo de la sesión y para centrarla:
Cliente, una mujer joven: ¡Qué semana más terrible he tenido! Se estropeó el calentador del
agua, se perdió el perro, me robaron el billetero, mi coche se quedó sin gasolina y encima
de todo esto tuve una ganancia de sólo l.000 pesetas. Parece que todo me sucede a mí.
Síntesis: Tomemos una pausa de un minuto antes de seguir. Al parecer durante esta semana te
has enfrentado a un sin fin de sucesos desagradables.
4. Ejemplo de síntesis para comprobar el progreso (a menudo se utiliza como estrategia para
finalizar la sesión):
Síntesis del cliente: Jane, nos quedan unos cinco minutos. ¿Podrías hacer un resumen de los
aspectos principales que hemos trabajado hoy?
Síntesis del terapeuta: Jane, nos quedan unos cinco minutos. Parece que la mayor parte del
tiempo hemos estado trabajando sobre las formas que encuentras para sabotearte y no hacer
las cosas que quieres hacer pero sientes que se escapan de tu control. Me gustaría que durante
esta semana trabajaras en las siguientes tareas antes de nuestra próxima sesión ..
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
157
Fases de la Síntesis. La síntesis requiere mucha atención y concentración en
los mensajes verbales y no verbales del cliente. El uso adecuado de esta respuesta
implica un buen recobro de la conducta del cliente no sólo durante la sesión sino
también a lo largo del tiempo, a través de las sesiones o incluso muchos meses de
terapia. La elaboración de una síntesis implica los siguientes pasos:
1. Atender y recordar el mensaje o series de mensajes mediante la repetición
encubierta de los mismos, ¿qué me ha estado contando el cliente, en qué
se ha centrado, o sobre qué ha trabajado? Esta es una de las claves y una
parte difícil de las síntesis porque requiere que usted sea consciente de
muchos mensajes verbales y no verbales que irá procesando a lo largo del
tiempo.
2. Identificar cualquier patrón, tema o elemento de los mensajes planteándose
a sí mismo preguntas como «¿Qué aspectos ha repetido insistentemente el
cliente?» o «¿Cuáles son las diferentes piezas de su rompecabezas?».
3. Seleccionar un modelo de inicio apropiado para la síntesis que emplee el
pronombre personal tú o el nombre del cliente y que coincida con una o
más de los términos sensoriales utilizados por éste. (Ver Tabla 5.2).
4. A continuación, utilizando el inicio que haya seleccionado, escoger las
palabras que describen el tema o reúnen los múltiples elementos y verbalizarlo en forma de respuesta de síntesis. Recuerde que su tono de voz
durante la síntesis debe corresponderse con una afirmación y no con una
pregunta.
5. Evalúe la efectividad de su síntesis atendiendo y observando si el cliente
confirma o niega el tema o si la síntesis se incluye o se excluye del centro
de interés de la sesión.
Tenga en cuenta la siguiente estrategia de aprendizaje cognitivo al formular
una síntesis:
l. ¿Qué me ha estado diciendo hoy y a lo largo del tiempo este cliente? Es
decir, ¿Cuáles son el contenido y afecto claves?
2. ¿Qué ha estado repitiendo una y otra vez el cliente? Es decir, ¿Cuál es
patrón o tema?
3. ¿Qué modelo de inicio puede ser útil para que coincida con los términos
sensoriales que emplea el cliente?
4. ¿Cómo puedo saber si mi síntesis ha tenido algún valor?
A continuación incluimos un ejemplo donde el terapeuta aplica esta estrategia
de aprendizaje cognitivo:
Cliente, un hombre de mediana edad tratando de superar un problema de alcoholismo, ha
reconocido durante las tres últimas sesiones que la bebida está arruinando su vida familiar
pero que no puede dejarlo porque le ayuda a sentirse mejor y a superar el estrés laboral: Ya
sé que a la larga el alcohol no me beneficia, y evidentemente no ayuda en nada a mi familia.
Mi mujer me amenaza con el abandono repetidamente. Ya lo sé. pero me resulta tan difícil
escapar de todo ello. Tomando un trago me siento aliviado. [En tono de voz bajo, suave,
mirando al suelo y con los hombros encogidos].
158
RESPUESTAS DE ESCUCHA
Pregunta 1: ¿Qué me ha estado diciendo hoy y a lo largo del tiempo este cliente?
Contenido clave: Las consecuencias de la bebida no son buenas para él y su familia.
Afecto clave: beber le hace sentirse mejor, menos ansioso.
Pregunta 2: ¿Qué ha estado repitiendo una y otra vez el cliente? Es decir, ¿Cuál es patrón o
tema?. Que a pesar de los efectos negativos y el deterioro familiar, continua bebiendo para
reducir el estrés; es decir, la reducción del estrés mediante el alcohol parece que le resulta
preferible a la pérdida familiar.
Pregunta 3: ¿Qué modelo de inicio puede coincidir con los términos sensoriales que emplea
el cliente?
Probaré «Te sientes», «Mi sensación de ello» y otros similares para que concuerde con sus
palabras «SabeD> y «SentiD>.
Suponga que en este momento la síntesis que elabora el terapeuta es la siguiente:
«Jeny, me parece advertir que tu sientes que merece la pena sufrir todo los problemas familiares
a cambio de Jos sentimientos de calma y bienestar que te produce el alcohol».
<deny, sientes que tu continuo consumo de alcohol está creando un montón de problemas para
tí y tu familia, y yo advierto tu rechazo a dejar de beber a pesar de todos estos problemas».
«Jeny, tengo la sensación de que a pesar de todo, sientes que el alcohol te satisface más que
tu propia familia».
Si Jerry confirma que en este momento el alcohol es más importante que su
familia el terapeuta puede pensar que la síntesis ha sido útil. Si Jerry niega el tema
o lo sintetizado por el terapeuta, éste puede pedir a Jerry que le explique en qué
aspectos la síntesis no ha sido adecuada, tomando en cuenta, evidentemente, que
la síntesis puede ser inapropiada o que Jerry no se halla preparado aún para reconocer
este punto en ese momento.
RESUMEN
Con frecuencia escuchamos preguntas como «¿En qué beneficia tanta atención
y escucha?, ¿Cómo ayudan realmente las repeticiones de los mensajes del cliente?».
En respuesta añadimos los conceptos teóricos relacionados con el uso en terapia
de las respuestas de escucha.
l. Escuchar a los clientes es un refuerzo poderoso que puede potenciar el deseo
de éste para hablar sobre sí mismo y sobre sus problemas. No escuchar puede
provocar que el cliente deje de compartir información relevante (Morganstem,
1986, p. 102).
2. Escuchar primero al cliente puede implicar que las posibilidades de responderle con precisión sean mucho mayores en los estadios posteriores de la terapia,
como en la resolución de problemas (Carkhuff et al., 1977). Adoptando soluciones
rápidas sin la base de la e·scucha, se puede ignorar inadvertidamente el problema
principal o proponer pautas de acción inadecuadas.
3. La escucha anima al cliente a asumir la responsabilidad de seleccionar el
tema y centro de interés de la entrevista. No escucharle puede implicar que usted
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
159
debe descubrir esa información o resolver los problemas. Al proceder de ese modo,
usted puede presentarse como un experto más que como un colaborador. Limitarse
a plantear una serie de preguntas o proponer una serie de pautas de acción puede
ocasionar que el cliente le perciba como un experto y que pueda posponer el
desarrollo de la responsabilidad propia del cliente durante la entrevista.
4. Las destrezas de escucha y atención sirven de modelos socialmente apropiados para la conducta del cliente (Gazda et al., 1984). Muchos clientes no han
aprendido aún a utilizar el arte de la escucha para sus relaciones y contactos sociales.
Es más probable que incorporen estas destrezas para mejorar sus relaciones personales cuando lo experimentan por sí mismos mediante el contacto con una persona
significativa como el terapeuta.
Algunos terapeutas pueden proporcionar un buen discurso sobre el valor de la
escucha en la relación terapéutica, sin embargo durante las entrevistas no pueden
atender a los clientes a consecuencia de los obstáculos que inhiben la escucha
efectiva. Algunos de los obstáculos más comunes suelen ser:
1. La tendencia a juzgar y evaluar los mensajes del cliente.
2. La tendencia a dejar de escuchar por distracciones como el ruido, la hora
del día o el tema.
3. La tentación de responder a los fragmentos de información que faltan formulando preguntas.
4. La tentación o la presión impuesta sobre uno mismo de resolver problemas
o encontrar respuestas.
5. La preocupación sobre sí mismo cuando intenta poner en práctica todas
estas destrezas. Esta preocupación traslada el centro de atención del cliente
hacia el terapeuta y efectivamente reduce en vez de aumentar el potencial
de atención.
El empleo adecuado de las respuestas de escucha le exige que supere estos
obstáculos. Con frecuencia el terapeuta se desanimará simplemente y dejará de
escuchar porque es demasiado difícil. Empiece lentamente y trabaje con cada una
de las respuestas de escucha hasta que se sienta cómodo con ella. Según vaya
adquiriendo experiencia y confianza, podrá escuchar con mayor facilidad. Según
vaya avanzando en este libro y su repertorio de destrezas vaya aumentando, esperamos que incluya las respuestas de escucha en su repertorio fijo.
POSTEVALUAC/ÓN
PRIMERA PARTE
Esta parte está diseñada para que evalúe su ejecución del primer objetivo del
presente capítulo. En una hoja de papel, clasifique como clarificación, paráfrasis.
reflejo de sentimientos o síntesis cada una de las respuestas de escucha del terapeuta que se incluyen en la siguiente lista. Si identifica correctamente 9 de las 12
160
RESPUESTAS DE ESCUCHA
respuestas, usted ha completado este objetivo. Puede comprobar !as respuestas en
el feedback que se proporcionará al final del capítulo.
1. Cliente, un anciano retirado: «¿Cómo pueden esperar que viva con esta pequeña cantidad que me proporciona la Seguridad Social? He trabajado duramente toda mi vida. Ahora tengo tan poco reconocimiento de ello que tengo
que escoger entre Ja comida o la calefacción.))
a. «¿Podrías decirme quién exactamente espera que seas capaz de arreglarte
con esa cantidad de dinero?»
b. ({Durante toda tu vida has trabajado duramente con la esperanza de asegurarte un buen futuro. Ahora te decepciona mucho obtener sólo un poco
de dinero que difícilmente cubre tus necesidades básicas».
2. Cliente: «No me gusta administrarme está medicación. Me hace sentir peor.
No veo cómo puede ayudarme. Ya sé que te he pedido que me recetes algo
que me relaje pero no esperaba que tuviera estos efectos.>i
a. «¿Podrías aclararme exactamente qué efectos parecen provocar en tí estas
pi1doras?l>
b. «En un principio parece que querías que te administrara alguna medicación
para que te ayudara a calmar tus nervios. Ahora que la estás tomando te
parece difícil de ver si te favorece o te perjudican.
3. Cliente: «Me siento muy nervioso cada vez que tengo que dar un discurso
ante mucha gente»
a. «Sientes ansiedad cuando tienes que hablar ante un grupo de personas>).
b. «Tú preferirías no tener !a obligación de hablar ante la gente».
4. Cliente: 1<Siempre que estoy estresado tomo un trago.i>
a. ((¿Me estás dicíendo que utilizas el alcohol para relajarte?))
b. «Tu crees que el alcohol tiene sobre tí un efecto calmante».
5. Cliente: «No sé si he experimentado el orgasmo alguna vez. Sin embargo mi
marido cree que sí.»
a. «¿Estás tratando de decirme que has simulado el orgasmo ante tu marido?»
b. «No sabes con certeza si alguna vez has sentido un orgasmo aunque a tu
marido !e parece que sí.>>
6. C!iente: «No he salido de casa durante muchos años, incluso me da miedo
tender la ropa.))
a. «Te sientes atemorizada e incómoda cuando abandonas !a seguridad de
tu casa>L
b. «Debido a este temor has permanecido dentro de tu casa durante mucho
tiempo.>)
SEGUNDA PARTE
Relacione las respuestas de escucha que aparecen en la columna derecha con
los propósitos que cumplen que se incluyen en la columna de la izquierda (Objetivo
Segundo del capítulo). El feedback se encuentra al final de la postevaluación.
161
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Propósito de la
respuesta
___ 1. Para potenciar la expresión de sentimientos
___ 2. Para confirmar la veracidad de lo que oyó, vio o
Respuesta
escucha
a. Clarificación
b. Paráfrasis
captó
___ 3. Para subrayar la sentimientos parte del contenido del mensaje
___ 4. Para interrumpir la divagación y centrar la sesión
___ 5. Para aclarar mensajes vagos o ambiguos del
cliente
___ 6. Para ayudar al cliente a discriminar sentimientos
___ 7. Para identificar el tema común de los mensajes
del cliente
___ 8. Para unir múltiples elementos de los mensajes
del cliente
c. Reflejo de
sentimientos
d. Síntesis
TERCERA PARTE
Se presentan tres situaciones de clientes. Usted debe verbalizar o escribir un
ejemplo de cada una de las respuestas de escucha para cada cliente. Al elaborar
estas respuestas puede serle útil la estrategia de aprendizaje cognitivo que se ha
aplazado en anteriores ocasiones.
Cliente 1, una mujer de 28 años: Mi vida es un caos. Perdí mi trabajo, mis amigos
ya no me visitan. Y ésto viene siendo así desde hace meses pero al parecer no
puedo solucionarlo. No lo veo claro, parece irresoluble. [En tono agudo y alto, con
las piernas cruzadas, gestos nerviosos en cara y manos],
Clarificación:
Paráfrasis:
Reflejo:
Síntesis:
Cliente 2, un estudiante: Parece que no puedo arreglarme con mis padres.
Siempre me están hostigando, diciéndome qué hacer. A veces me enfado tanto que
me gustaría pegarles pero no lo hago porque sólo serviría para empeorar la situación.
Clarificación:
Paráfrasis:
Reflejo:
Síntesis:
Cliente 3, un hombre de 54 años: Desde que murió mi esposa hace cuatro años,
no me interesa nada. No quiero comer ni dormir. Estoy perdiendo peso. A veces
me digo a mí mismo que sería mejor si yo también me hubiese ido, si me hubiera
muerto.
Clarificación:
Paráfrasis:
Reflejo:
Síntesis:
162
RESPUESTAS DE ESCUCHA
CUARTA PARTE
Esta parte de la evaluación le proporciona la oportunidad de desarrollar sus destrezas de observación sobre los aspectos claves de la conducta del cliente que deben
ser tomados en cuenta para escuchar convenientemente:
1. Frases y mensajes vagos o confusos.
2. Contenido clave expresado.
3. Empleo de términos afectivos.
4. Conducta no verbal que ilustra sentimientos o estados de ánimo
5. Presencia de temas o patrones.
El cuarto objetivo Je pide que observe estos cinco aspectos de !a conducta de
un cliente durante una entrevista de 15 minutos dirigida por otra persona. Registre
sus observaciones en el Cuestionario para la Observación del Cliente que se incluye
a continuación. Otros dos observadores o evaluadores que observen la misma sesión
pueden proporcionarle el feedback.
CUESTIONARIO PARA LA OBSERVACIÓN DEL CLIENTE
Nombre del t e r a p e u t a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Nombre del observador( ) - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Instrucciones: Dadas cinco categorías de la conducta del cliente que deben ser
observadas (columna izquierda), utilice la columna derecha para registrar las diferentes presentaciones de estas categorías según vayan surgiendo a lo largo de una
entrevista breve. [Si no se dispone de observadores complementarios se puede
grabar la entrevista y completar el listado durante la revisión de la grabación].
Categoría de conducta obse1Vada
1. Mensajes y frases ambiguos,
vagos o confusos
Conducta no verbal y palabras claves
1.
2.
3.
4.
5.
2. Contenido clave (situación, idea,
suceso, persona)
1.
2.
3.
4.
5.
3. Términos afectivos empleados
1.
2.
3.
4.
5.
4. Conducta no verbal que indique
sentimientos
1.
2.
3.
4.
5.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
5. Te mas o patrones
1.
2.
163
-~~~~~~~~~~-
3.
4. ------------~
5. -----------~
Impresiones y comentarios del o b s e r v a d o r - - - - - - - - - - - - - - - -
QUINTA PARTE
En esta parte de la evaluación se le plantea la posibilidad de demostrar las cuatro
respuestas de escucha. El quinto objetivo pide que dirija una entrevista de 15 minutos
en la que debe emplear como mínimo dos ejemplos de cada una de las respuestas
de escucha. Otra persona puede observar la entrevista o puede grabarla para evaluar
posteriormente su ejecución. El observador o usted mismo pueden clasificar sus
respuestas utilizando para ello el Cuestionario de Escucha que se incluye a continuación. Trate de seleccionar la respuesta de escucha cuando tenga un propósito
particular en mente. Recuerde que para escuchar es conveniente:
1.
2.
3.
4.
5.
Evitar hacer juicios.
Resistirse a las distracciones.
Evitar hacer preguntas.
Evitar dar consejos.
Centrarse en el cliente.
Obtenga el feedback para esta actividad señalando las categorías de respuesta
en el Cuestionario de Escucha y la efectividad que han tenido.
CUESTIONARIO DE ESCUCHA
Nombre del terapeuta - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Nombre del o b s e r v a d o r - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Instrucciones: en la primera columna de la izquierda, «Respuesta del Terapeutal>,
resuma unas pocas palabras clave de cada intervención del terapeuta, seguida de
una breve anotación de la respuesta verbal y no verbal del cliente en la siguiente
columna, <(Respuesta del Cliente>). Después clasifique el mensaje como clarificación,
paráfrasis, reflejo de sentimientos, síntesis u otros bajo su correspondiente columna.
Puntúe la efectividad de cada respuesta del terapeuta en la primera columna de la
derecha, «Efectividad de la Respuesta» según la siguiente escala de 1 a 3:
1 = no efectiva. El cliente ignoró el mensaje del terapeuta o indicó que el mensaje
era poco preciso o improcedente.
2 = algo efectiva. El cliente dio alguna señal verbal o no verbal de que el mensaje
del terapeuta era en parte correcto, preciso o procedente.
3 = muy efectiva. La conducta verbal y no verbal del cliente confirma que la
respuesta del terapeuta fue muy precisa, conveniente o correcta.
Recuerde observar y escuchar la reacción del cliente a la respuesta del terapeuta
para puntuar la efectividad.
164
RESPUESTAS DE ESCUCHA
Efectividad de la
Tipo de respuesta del terapeuta
Respuesta del terapeuta
(claves)
Respuesta del
cliente
(claves)
respuesta
Clarificación
Paráfrasis
Reflejo
Síntesis
Otros
[determinada por
la res-
puesta
del clien-
te/
1. - 2. - 3.
--
4 --
5. - 6. - 7. - 8.
9.
---
10. - 11
--
--
12.
13. - 14
--
15 - 16. - 17. - 18.
19.
20.
----
Comentarios y observaciones generales del observador ___________
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
1.a. Clarificación
b. Síntesis
2.a. Clarificación
b. Síntesis
3.a. Reflejo
b. Paráfrasis
4.a. Clarificación
b. Paráfrasis
5.a. Clarificación
b. Reflejo
6.a. Reflejo
b. Paráfrasis
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
165
SEGUNDA PARTE
1.c.
2.a.
3.b.
4.d.
5.a.
6.c.
7 .d.
8.d.
Reflejo
Clarificación
Paráfrasis
Síntesis
Clarificación
Reflejo
Síntesis
Síntesis
TERCERA PARTE
Aquí se incluyen algunos ejemplos de respuestas de escucha. Observe si los
suyos son similares.
Mensaje del Cliente 1
1. Clarificación: <(¿Podrías decirme a qué te refieres con 'so!ucionarlo'?>i.
2. Paráfrasis: ((Pareces darte cuenta que no vas por el camino que quieres>).
3. Reflejo: ((Pareces asustada sobre el caos de tu vida, y ante Ja incertidumbre
de qué puedes hacer para enderezarla)).
4. Síntesis: <(Toda tu vida parece que se está despedazada. Tus amigos te evitan
y ahora ni siquiera tienes un trabajo al que acudir. Aunque has intentado
resolver el problema parece que no puedes resolverlo sola. Acudir aquí a
hablarme es un buen primer paso para aclararte)).
Mensaje del Cliente 2
1. Clarificación: <(¿Podrías describirme qué suele suceder cuando no te arreglas
con ellos?>>.
2. Paráfrasis: «Parece que la relación con tus padres se está deteriorando hasta
el punto en que sientes que estás perdiendo el control de tí mismo>).
3. Reflejo: HTe sientes frustrado y enfadado porque siempre te están dando
órdenesn.
4. Síntesis: (<Parece que la situación en casa con tus padres ha llegado a ser
intolerable. No puedes soportar su proceder y temes hacer algo de lo que
posteriormente te arrepientas)).
Mensaje del Cliente 3
1. Clarificación: ((¿Me estás diciendo que desde que murió tu esposa la vida te
resulta tan desgraciada que en ocasiones contemplas la posibilidad de acabar
con tu propia vida?)).
2. Paráfrasis: (<Tu vida ha perdido gran parte de su significado desde la reciente
desaparición de tu esposa)).
3. Reflejo: ((Suena como si estuvieras muy solo y deprimido desde la muerte
de tu esposa)).
4. Síntesis: «Desde que murió tu esposa has perdido las ganas de vivir. Ya no
hay diversión ni alegría. y además te dices a tí mismo que esto no va a
mejorar>).
6
Respuestas de acción
Las respuestas de escucha implican responder al mensaje del cliente fundamentalmente desde su punto de vista o marco de referencia. En el proceso terapéutico hay momentos en los que es legítimo moverse más allá del marco de
referencia del cliente y emplear respuestas que incluyen percepciones y datos
generados por el terapeuta. Estas respuestas, que nosotros denominamos respuestas
de acción, son más activas que pasivas y reflejan un estilo más directivo del
terapeuta y menos centrado en el cliente. Las respuestas de escucha influyen
indirectamente sobre el cliente mientras que las respuestas de acción ejercen sobre
éste una influencia más directa (lvey, 1988). Las respuestas de acción se basan
tanto en las hipótesis y percepciones del terapeuta como en los mensajes y conducta
del cliente. Nosotros hemos seleccionado cuatro respuestas de acción: las pruebas,
la confrontación, la interpretación y la información. El propósito fundamental de
las respuestas de acción es, según Egan (1990), ayudar a los clientes a ver la
necesidad de cambio y acción a través de un marco de referencia más objetivo.
OBJETIVOS
1. Dada una lista escrita con ocho respuestas de acción del terapeuta, ser capaz
de identificar correctamente un mínimo de seis respuestas.
2. Utilizando una lista escrita, enlazar las cuatro respuestas de acción con el
propósito que persigue cada respuesta.
3. Con un listado escrito de tres mensajes de clientes, escribir un ejemplo de
cada una de las respuestas de acción para cada mensaje.
4. En una entrevista terapéutica de 30 minutos, en la cual usted desempeñará
el papel de observador, escuche y registre cinco aspectos claves de la conducta del cliente que constituyan la base para las respuestas de acción.
168
RESPUESTAS DE ACCIÓN
5. Dirija una entrevista terapéutica durante 20 minutos integrando las variables
relacionales (Capítulos 2 y 3), la conducta no verbal (Capítulo 4), respuestas
de escucha (Capítulo 5) y las respuestas de acción (Capítulo 6).
RESPUESTAS DE ACCIÓN Y TEMPORALIZACIÓN
La temporalización, el momento en que se introducen las respuestas de acción
en la entrevista, es la parte más difícil del uso de las mismas. Como recordará del
Capítulo 5, algunos terapeutas tienden a avanzar hasta las respuestas de acción
antes de escuchar y establecer el rapport con el cliente. Las respuestas de escucha
reflejan generalmente la compresión de sí mismos de los clientes. Por el contrario,
las respuestas de acción reflejan la comprensión que tiene el terapeuta sobre el
cliente. Las respuestas de acción pueden utilizarse en la entrevista siempre que el
terapeuta las fundamente con la atención y la escucha. La base de atención puede
elevar la receptividad del cliente al mensaje de acción del terapeuta. Si el terapeuta
se fía sólo de sus opiniones y percepciones, el cliente puede responder con negaciones, con respuestas defensivas e incluso con el abandono de la terapia. Cuando
sucede esto, el terapeuta debe retroceder a un nivel de influencia menos obstructivo
y escuchar más al cliente, al menos hasta que se haya generado una fuerte base
de confianza con el cliente.
CUATRO RESPUESTAS DE ACCIÓN
Hemos seleccionado cuatro respuestas de acción para el presente capítulo: las
pruebas, la confrontación, la interpretación y la información Una prueba es una
pregunta o cuestión, abierta o cerrada. Una confrontación es la descripción de una
discrepancia del cliente. Una interpretación es una posible explicación de la conducta del cliente. La información es la comunicación de datos o hechos sobre
experiencias, sucesos, alternativas o personas.
Observe cómo se diferencian estas cuatro respuestas de acción en el siguiente
ejemplo:
Cliente. una viuda de 35 años, madre de dos hijos pequeños: Toda mi vida se quebró cuando
murió mi marido. Sigo sintiéndome muy insegura de mi capacidad para salir adelante y para
mantener a mis hijos. Mi marido tomaba siempre todas las deci.'iiones por mí. Llevo tanto
tiempo sin dormir bien y cada vez bebo más que ni siquiera puedo pensar. Además he
engordado 7 kilos. Tengo el aspecto de una puta. ¿Quién puede querer emplearme en el
estado en que me encuentro?
Prueba del Terapeuta: ¿Qué te hace pensar que no eres capaz de arreglártelas tu sola?
o
¿Cómo crees que podrías manejar la situación?
Confrontación del Terapeuta: Parece que me estás diciendo dos cosa.'.. primero que no estás
segura de tu capacidad para trabajar y mantener a tu familia pero también que estás dificul!ando
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA 1ERAPEUTAS
169
la posibilidad de que alguien te vea como apta para ocupar un puesto por las cosas que tu
estás haciendo, como beber y engordar.
Interpretación del Terapeuta: Es posible que tu consumo elevado de alcohol y el insomnio sean
las formas de continuar evitando la aceptación de la responsabilidad de ado'ptar decisiones
por tí misma.
Información dada por el Terapeuta: Quizá no hayas superado aún el proceso de dolor. Puede
ayudarte el reconocer tus sentimientos de pérdida y analizar el momento en que te hallas con
respecto a los diferentes estados de aflicción. Por ejemplo, ..
La Tabla 6.1 describe las definiciones y propósitos que persiguen cada una de
las cuatro respuestas de acción_ Recuerde que estos propósitos se presentan sólo
a modo de guía, no como «la verdad». A lo largo del capítulo se describirán y
presentarán ejemplos de estas cuatro destrezas.
Pruebas
Las pruebas o preguntas, son una parte indispensable del proceso de entrevista.
Su efectividad depende del tipo de pregunta y de la frecuencia de su uso. Las
preguntas tienen la capacidad de establecer un patrón de intercambio interpersonal
deseable o indeseable dependiendo de la destreza del terapeuta (Long, Paradise &
Long, 1981). Los entrevistadores noveles cometen el error de asumir que un
entrevista terapéutica consiste en una serie de preguntas y respuestas o en plantear
un tipo equivocado de respuesta. Estas prácticas pueden provocar que el cliente se
sienta interrogado más que comprendido. La investigación ha demostrado que
incluso los terapeutas con experiencia abusan de la respuesta verbal potencialmente
muy valiosa (Spooner & Stone, 1977). Desafortunadamente, es muy fácil hacer
una pregunta en los momentos de silencio o cuando el terapeuta no encuentra las
palabras. No se debería plantear ninguna pregunta sin un propósito determinado.
Por ejemplo, si usted utiliza una pregunta para animarle a hablar, tenga en cuenta
que de hecho pide al cliente que inicie el diálogo y le permite responder de este
modo (Long et al., 1981).
Pruebas Abiertas y Cerradas. La mayoría de las preguntas efectivas están
formuladas de modo abierto, empezando con palabras como qué, cómo, cuándo,
dónde o quién. Según lvey, lvey y Simek-Downing (1987, p. 71), «Las preguntas
abiertas predictiblemente producirán una respuesta bastante específica en el cliente,
proporcionando de este modo información importante sobre el problema». La
palabra con que se inicia una pregunta abierta es muy importante. La investigación
ha demostrado que las preguntas que empiezan con «qué» tienden a solicitar hechos
e información, con «cómo» se asocian con secuencias y procesos o emociones y
con «por qué» proporcionan razones e «intelectualización» (lvey, Ivey & SimekDowning, 1987). Del mismo modo, «Cuándo» y «dónde» solicitan información
sobre el tiempo y el lugar y «quién» se asocia con la información sobre las personas.
La importancia de utilizar diferentes palabras para formular preguntas abiertas es
muy crítica.
170
RESPUESTAS DE ACCIÓN
Las pruebas abiertas cumplen diferentes propósitos en diferentes situaciones
terapéuticas (Hackney & Cormier, 1988; Ivey, 1988; Long et al., 1981).
l. Al inicio de una entrevista («¿Sobre qué te gustaría hablar hoy?»).
2. Para animar al cliente a aportar más información («¿Qué más podrías decirme
sobre esto?»).
3. Obtener ejemplos de conductas pensamientos o sentimientos particulares
para que el terapeuta pueda entender mejor las condiciones vinculadas al
problema del cliente («¿Qué vas ha hacer en esta situación? ¿Qué estás
pensando en esta situación?, ¿Cómo te sientes con respecto a ésto?»).
4. Generar en el cliente la obligación de comunicarse invitándole a hablar y
guiándole hacia una interacción centrada.
TABLA 6.1. Definiciones y propósitos de las respuestas de acción del terapeuta
Respuesta
Definición
Propósitos que persiguen
Prueba
Pregunta o solicitud
abierta
Confrontación
Descripción de la
discrepancia del
cliente
Interpretación
Posible explicación
o asociación entre
las diferentes
conductas de los
clientes.
Información
Comunicación
verbal de datos o
hechos.
Preguntas abiertas
l. Para iniciar la entrevista.
2. Para favorecer la profundización a
cerca del cliente o para obtener
información.
3. Para obtener ejemplos específicos de
conductas, sentimientos o
pensamientos del cliente.
4. Para motivar la comunicación con el
cliente.
Preguntas cerradas:
l. Para limitar el tema que se comenta.
2. Para obtener información específica.
3. Para identificar los parámetros de un
problema o cuestión.
4. Para interrumpir al cliente charlatán,
por ejemplo, para centrar la sesión.
l. Para identificar los mensajes mixtos
del cliente.
2. Para explorar otras formas de percibir
la situación propia o la de otros.
l. Para identificar la relación entre los
mensajes implícitos y las conductas
del cliente.
2. Para examinar la conducta del cliente
desde un punto de vista alternativo o
mediante otra explicación.
3. Para añadirlo a la autocomprensión
del cliente como base de acción.
l. Para identificar alternativas.
2. Para evaluar alternativas.
3. Para eliminar mitos.
4. Para motivar al cliente a examinar los
aspectos que ha podido evitar.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
171
Al contrario de las preguntas abiertas, las cerradas o centradas en un aspecto
pueden ser útiles si el terapeuta busca hechos particulares o está interesado en una
cuestión específica. Estas preguntas empiezan con palabras como estás, has, puedes, . .. y pueden responderse con un si, un no o una respuesta muy breve. Como
veremos en el Capítulo 8, las preguntas son instrumentos fundamentales para
obtener información durante el proceso de evaluación. Estos son ejemplos de
preguntas cerradas:
1. «De todos los problemas que hemos comentado, ¿cuál te preocupa más?».
2. «¿Hay algún caso de depresión en tu familia?».
3. <(¿Has pensado buscar trabajo en los próximos meses?».
Los propósitos de las preguntas cerradas son:
l. Limitar el área de discusión pidiendo al cliente respuestas específicas («¿Hay algún caso de
depresión en tu familia?»).
2. Obtener información específica («¿Vive tu hija aún en casa?»).
3. Identificar parámetros de problemas («¿Has notado que algo empeora la depresión?»).
4. Interrumpir a un cliente excesivamente hablador que divaga («¿Podrías centrarte ahora en
el tema de la situación familiar que has mencionado antes?»).
Las preguntas cerradas deben introducirse en intervalos a lo largo de la entrevista. Demasiadas preguntas cerradas pueden desanimar el transcurso de la conversación y dan al cliente la oportunidad de evitar temas sensibles o
importantes.
Consejos para la aplicación de las pruebas. Las pruebas resultarán más útiles
y efectivas si usted recuerda algunos consejos para su aplicación.
En primer lugar, formule preguntas que se centren en los problemas del cliente.
Las preguntas más adecuadas surgen de lo que ya ha dicho el cliente, no de la
curiosidad o la necesidad de cercanía del terapeuta.
En segundo lugar, después de una pregunta, permita una pausa que dé al cliente
tiempo suficiente para responder. Recuerde que el cliente puede carecer de la
respuesta inmediata. La sensación de urgencia para responder puede ser amenazadora y puede conducir al cliente a dar una respuesta que agrada al terapeuta.
En tercer lugar, formule sólo una pregunta cada vez. Algunos entrevistadores
tienden a preguntar múltiples preguntas (dos o más) antes de dar tiempo para
responder al cliente. Esto confunde al cliente, quien puede responder sólo a la
pregunta menos importante de toda la serie.
En cuarto lugar, evite las preguntas acusadoras o antagonistas. Estas son preguntas que reflejan antagonismo o por el tono de voz del terapeuta o por el empleo
de la palabra por qué. Usted puede lograr la misma información preguntando «qué»
en vez de «por qué». Las preguntas acusadoras pueden colocar al cliente a una
actitud defensiva.
Finalmente, evite emplear preguntas como forma fundamental de respuesta
durante una entrevista (son casos excepcionales: los ingresos, el historial o una
172
RESPUESTAS DE ACCIÓN
sesión de evaluación). Recuerde que en algunas culturas no occidentales, las preguntas pueden parecer ofensivas e intrusivas. En cualquier cultura el abuso consistente de preguntas puede crear distintos problemas en la relación terapéutica
como la creación de dependencia, dar una imagen todopoderosa de usted, reducir
la responsabilidad e implicación del cliente y crear resentimiento en éste (Gazda
et al., 1984). La sensación de ser sometido a un interrogatorio puede ser especialmente peligrosa con los clientes «reacios». Las preguntas son más efectivas
cuando producen nuevos insights y generan nueva información. Para determinar
si es realmente imprescindible el empleo de una pregunta en un momento determinado durante una sesión, plantéese a sí mismo la pregunta y vea si puede
responderla usted por el cliente. Si lo puede, la pregunta es probablemente innecesaria y otra respuesta sería probablemente más productiva (D' Augelli, D' Augelli & Danish, 1981).
Fases para la aplicación de pruebas. En la formulación de pruebas efectivas
hay cuatro fases. En primer lugar determinar el propósito de su prueba, ¿Es legítima
y terapéuticamente útil? Con frecuencia, antes de introducir alguna prueba para
obtener información es terapéuticamente conveniente demostrar primero que usted
ha escuchado el mensaje del cliente. Escuchar antes de plantear pruebas es especialmente importante cuando los clientes revelan emociones fuertes. A los clientes
también les ayuda sentirse comprendidos en vez de interrogados. Por esta razón,
antes de cada uno de nuestros ejemplos de pruebas introducimos una respuesta de
paráfrasis o de reflexión. En la práctica real, este intercambio entre respuestas de
escucha y acción es muy importante. En segundo lugar, dependiendo del propósito,
decidir qué tipo de pregunta puede ser más útil. Recuerde que las preguntas abiertas
conllevan la exploración del cliente, mientras que las preguntas cerradas o específicas deberían reservarse para momentos cuando usted necesite información específica o limitar el área de discusión. Asegúrese de que su pregunta se centra en
las preocupaciones del cliente y no en aspectos de interés exclusivo del terapeuta.
Finalmente, recuerde evaluar la efectividad de sus preguntas determinando si se
consiguió el propósito que perseguían. Una pregunta no es útil sólo porque el
cliente la responda. Examine también, cómo responde el cliente y la explicación,
pregunta y diálogo que se produce como resultado de cada pregunta particular
(Long et al., 1981).
Estas fases se resumen en la siguiente estrategia de aprendizaje cognitivo:
l. ¿Cuál es el propósito de mi prueba, es ésta terapéuticamente útil?
2. ¿Puedo anticipar la respuesta del cliente?
3. Conociendo el propósito, ¿Cómo puedo formular mi prueba para que sea
más efectiva?
4. ¿Cómo puedo saber si mi prueba es efectiva?
Vea en el siguiente ejemplo como aplica el terapeuta esta estrategia de aprendizaje cognitivo:
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
173
Cliente: No sé cómo empezar. Mi matrimonio se está quebrando. Mi madre ha muerto recientemente y tengo problemas laborales.
Terapeuta:
1. ¿Cuál es el propósito de mi prueba, es ésta terapéuticamente útil?
Para conseguir que el cliente se centre en el aspecto que más Je preocupa.
2. ¿Puedo anticipar la respuesta del cliente?
No.
3. Conociendo el propósito, ¿Cómo puede formular mi prueba para que sea más efectiva'?
«¡,Cuál de estos aspectos quieres tratar?»
«¿Te gustaría hablar de ... ?»
4. ¿Cómo puedo saber si mi prueba es efectiva?
Examine las respuestas verbales y no verbales del cliente y el diálogo resultante
así como si se ha logrado el propósito original (si el cliente empieza ha centrarse
en el problema específico).
Suponga que en este momento finaliza la visualización o autodiscurso encubierto
del terapeuta y se genera el siguiente diálogo:
Pregunta del terapeuta: Las cosas te deben de parecer aplastantes ahora [reflexión]. De los tres
problemas que acabas de mencionar, ¿cuál es la que más te preocupa en este momento?
[prueba].
Respuesta del Cliente: MI matrimonio. Quiero mantenerlo, pero no creo que sea esa la voluntad
de mi marido [acompañado de contacto ocular directo; postura corporal que ha sido tensa,
empieza a relajarse].
De la respuesta verbal y no verbal del cliente, el terapeuta puede concluir que
la pregunta ha sido efectiva porque el cliente se ha centrado en uno de los problemas
y no parece sentirse amenazada por la pregunta. El terapeuta puede sentirse satisfecho de haber formulado al cliente una pregunta efectiva.
Confrontación
La confrontación es la respuesta verbal mediante la cual el terapeuta describe
las posibles discrepancias, conflictos y mensajes mixtos de los sentimientos, pensamientos o acciones del cliente. Patterson y Eisenberg (1983) creen que la confrontación es un instrumento para centrar «la atención del cliente en algunos aspectos de su conducta, que si cambia. puede implicar una mejora en el
funcionamiento» (p. 75). La confrontación cumple multitud de propósitos. Uno de
ellos con~iste en ayudar al cliente a explorar otras formas de autopercepción o un
aspecto que al final conduce a diferentes acciones o conductas. Un segundo objetivo
fundamental de la confrontación es ayudar al cliente a ser más consciente de las
discrepancias o incongruencias en los pensamientos, sentimientos y acciones. Hay
muchos momentos a lo largo de una entrevista en que el cliente dice o hace algo
que es inconsistente. Por ejemplo, un cliente puede decir que no quiere hablar con
usted porque usted es hombre, pero después sigue hablándole. En este caso. el
mensaje verbal del cliente es inconsistente con su conducta real. Este es un ejemplo
174
RESPUESTAS DE ACCIÓN
de un mensaje inconsistente o mixto. El propósito de emplear una confrontación
para manejar un mensaje mixto consiste eil describir al cliente dicha discrepancia
o contradicción. Con mucha frecuencia, el cliente no es consciente, o sólo vagamente, del conflicto hasta que el terapeuta se lo muestra. Al describir la discrepancia, a menudo es conveniente utilizar una confrontación que presenta o conecta
ambas partes de la discrepancia.
A continuación se presentan seis tipos de mensajes mixtos junto con las descripciones de los confrontaciones del terapeuta (ver también Egan, 1990; lvey,
1988).
1. Conducta verbal y no verbal
a. El cliente dice «Me siento cómodo» (mensaje verbal) y al mismo tiempo
está retorciendo sus dedos (mensaje no verbal).
Confrontación del Terapeuta: Dices que te sientes cómodo pero al mismo
tiempo tienes las manos tensas.
b. El cliente dice «Me alegro de que la relación haya terminado, así es
mejor» (mensaje verbal) y habla de forma lenta y en un tono de voz bajo
(mensaje no verbal).
2. Mensajes verbales y acciones o comportamientos
a. El cliente dice« Voy a llamarla» (mensaje verbal) pero la próxima semana
manifiesta que no lo ha hecho (acción).
Confrontación del terapeuta: Me dijiste que ibas a llamarla y dices que
no lo has hecho.
b. El cliente dice «La terapia es muy importante para mí» (mensaje verbal)
pero no acude a las próximas dos sesiones (conducta).
Confrontación del terapeuta: Hace algunas semanas me dijiste lo importante que era la terapia para tí; ahora me he dado cuenta de que has
faltado a las dos últimas sesiones.
3. Dos mensajes verbales (inconsistencias manifiestas)
a. El cliente dice «Se acuesta con otras personas. No me preocupa» (mensaje
verbal 1) pero creo que nuestra relación debería significar algo más para
él» (mensaje verbal 2).
Confrontación del terapeuta: Primero dices que te sientes bien con respecto a su conducta; ahora lamentas que vuestra relación no sea para él
tan importante como para tí.
b. El cliente dice «Realmente quiero al pequeño Georgie» (mensaje verbal
1) aunque muchas veces me exaspera (mensaje verbal 2).
Confrontación del terapeuta: Parece que eres consciente de que la mayor
parte del tiempo le quieres pero en algunos otros momentos te irrita
mucho también.
4. Dos mensajes verbales (inconsistencias aparentes)
a. El cliente sonríe (mensaje no verbal 1) y llora (mensaje no verbal 2) al
mismo tiempo.
Confrontación del terapeuta: Tu te ríes y lloras al mismo tiempo.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
175
b. El cliente mira directamente al terapeuta (mensaje no verbal 1) aunque
ha alejado su silla del terapeuta (mensaje no verbal 2).
Confrontación del terapeuta: Me estás mirando mientras dices ésto y al
mismo tiempo te alejas de mí.
3. Dos personas (terapeuta/cliente, padre/hijo, profesor/alumno, marido/mujer, etc.)
a. El marido de la cliente perdió su empleo hace dos afios. Ella quiere
cambiar de residencia; el marido quiere seguir viviendo cerca de su
familia.
Confrontación del terapeuta: Edie, a tí te gustaría cambiar de casa.
Marshall, tu aprecias los vínculos familiares y quieres seguir manteniéndolos.
b. Una mujer presenta ansiedad, depresión y pérdida de memoria. Usted
le sugiere un diagnóstico médico para descartar algunas disfunciones
orgánicas pero el cliente se niega.
Confrontación del terapeuta: Irene, me parece que es muy importante
para nosotros disponer del diagnóstico médico para saber qué podemos
hacer que sea beneficioso para tí. Parece que eres muy reacia a someterte
al diagnóstico médico. ¿Cómo podemos solucionarlo?
4. Mensaje verbal y contexto o situación
a. Una niña rechaza el divorció de sus padres y manifiesta que quiere
ayudar a sus padres para que vuelvan a vivir juntos.
Confrontación del terapeuta: Juanita, dices que quieres ayudar a tus
padres para que vuelvan a vivir juntos. Al mismo tiempo no has reconocido su separación. ¿Cómo relacionas estas dos cosas?
b. Una pareja de recién casados, ha sufrido muchos conflictos serios durante
los últimos tres años sin embargo quieren tener un niño para mejorar su
matrimonio.
Confrontación del terapeuta: Los dos os habéis separado tres veces desde
que acudís a terapia. Ahora decís que queréis un niño para mejorar vuestra
relación. Muchas parejas han comprobado que tener un hijo aumenta el
estrés en vez de disminuirlo. ¿Cómo relacionáis estos dos aspectos?
Reglas básicas de Ja confrontación. La confrontación debe ser transmitida de
tal modo que ayude al cliente a examinar las consecuencias de su conducta más
que a defender su acción (Johnson, 1981). En otras palabras, la confrontación debe
emplearse con cuidado para no favorecer la misma conducta o modelo que el
terapeuta cree que se debe reducir o modificar. Las siguientes reglas básicas pueden
servirle para que el empleo de esta respuesta sea beneficioso en vez de perjudicial.
En primer lugar, sea consciente de sus propios motivos para aplicar la confrontación. Aunque la misma palabra tenga un sentido punitivo o esté emocionalmente
cargada, la confrontación en el proceso terapéutico no es un ataque hacia el cliente
o una oportunidad para enfrentarse al cliente (Patterson & Eisenberg, 1983). La
confrontación tampoco debe usarse como una forma para ventilar o eliminar su
176
RESPUESTAS DE ACCIÓN
frustración sobre el cliente. Es un medio para ofrecer feedback constructivo que
sea positivo en el contexto y la intención y no rechaza al cliente ni es crítico
(Patterson & Eisenberg, 1983, p. 75). Para evitar la culpabilidad, piense en la
incongruencia y no en la persona como origen del problema «Y consiga que su
postura no valorativa se vea reflejada en su tono de voz y lenguaje corporal» (lvey,
1988, p. 175). Al describir la distorsión o discrepancia, la confrontación debería
citar un ejemplo especifico de la conducta en vez de limitarse a una inferencia
vaga. Una confrontación pobre puede ser «Tu quieres gustar a las personas, pero
tu personalidad les desanima». En este caso, el terapeuta está formulando una
inferencia general sobre la personalidad del cliente y también está implicando que
el cliente debe superar una «revisión importante» para relacionarse con otras personas. Una confrontación más idónea podría ser «Tu quieres gustar a las personas
y al mismo tiempo haces comentarios sobre tí mismo que parecen interponerse en
tu camino y desanimar a la gente».
Además, antes de que el terapeuta se confronte con un cliente, debe establecerse
el rapport y la confianza. La confrontación no debería introducirse salvo que usted,
como terapeuta, esté deseando mantener o incrementar su implicación en la relación
terapéutica (Johnson, 1986). Algunos terapeutas, sin contar con el nivel de la
relación terapéutica, sazonan su estilo terapéutico con dosis liberales de mensajes
críticos y negativos. Egan (1975, p. 171) sugiere que quien se especializa en la
confrontación puede ser una persona destructiva no muy apta para la especialidad
seleccionada. Por el contrario, algunos terapeutas pueden sentirse tan incómodos
con todo lo que no sea comunicación positiva o «buenas noticias». que evitan
totalmente el uso de la confrontación incluso con clientes en terapias prolongadas.
La primera consideración es juzgar cuál parece ser su nivel de implicación con
cada cliente y de acuerdo a ello adaptarse. Mientras más fuerte sea la relación,
más receptivo puede ser el cliente a la confrontación.
La temporalización es también un factor importante para la introducción de las
confrontaciones. Dado que el propósito es ayudar a la persona a autoexaminarse,
conviene emitir una confrontación en los momentos de mayor probabilidad de que
ésto suceda. La capacidad percibida del cliente para proceder ante una confrontación
debería ser la principal regla para decidir el momento de su uso (Johnson, 1986).
En otras palabras, antes de adelantarse y enfrentarse, determine el nivel de atención.
el nivel de ansiedad, el deseo de cambiar y la capacidad para escuchar que demuestra
la persona.
La temporalización adecuada también implica que el terapeuta no se enfrenta
con el propósito de «echar la piedra y esconder la mano» (Johnson, 1986). Después
de una confrontación de debería conceder mucho tiempo al cliente para permitirle
reaccionar y comentar los efectos de esta respuesta. Por esta razón, los terapeutas
deberían evitar la confrontación hacia el final de la sesión terapéutica.
También es una buena idea no sobrecargar al cliente con confrontaciones que
planteen demandas arduas en un espacio breve de tiempo. La regla de las «aproximaciones sucesivas» sugiere que las personas aprenden pequeños fragmentos de
comportamientos gradualmente con más facilidad que intentando producir grandes
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
177
cambios de un día para otro. Inicialmente, usted puede desear enfrentarse a la
persona con algo que puede ser manejado con relativa facilidad y con cierto éxito.
Carkhuff (1987) sugiere que dos confrontaciones contiguas pueden ser excesivamente intensas y deberían ser evitadas.
Por último, reconocer los límites de la confrontación. La confrontación normalmente despierta la conciencia del cliente sobre la discrepancia o el conflicto.
La conciencia de una discrepancia es el primer paso para resolver los conflictos.
La confrontación como respuesta simple, no siempre va a generar la resolución de
la discrepancia si no existe un tratamiento adicional o estrategias de intervención
como el role-play, diálogo Gestalt y trabajo de redecisión TA.
Reacciones del Cliente. Algunas veces los terapeutas temen aplicar la confrontación porque no están seguros de saber manejar las reacciones de los clientes
a la misma. Incluso los clientes que reciben y reconocen una confrontación pueden
sentir ansiedad o desazón sobre las implicaciones. Generalmente un terapeuta puede
esperar cuatro tipos de reacciones de los clientes ante una confrontación: la negación, la confusión, la aceptación falsa y la aceptación genuina.
En la negación de la confrontación, el cliente no quiere reconocer o estar de
acuerdo con el mensaje del terapeuta. Una negación puede indicar que el cliente
no está preparado o su actitud no es suficientemente tolerante para encarar la
discrepancia o conducta distorsionada. Egan ( l 990, pp. 206-207) menciona algunas
formas específicas en que el cliente puede negar la confrontación:
l. Desacreditar al terapeuta (por ejemplo. «¿Cómo lo sabes tu que ni siquiera tienes hijos?»).
2. Persuadir al terapeuta de que su punto de vista es erróneo o producto de una malinterpretación
(«Yo no quería decirlo de ese modo»).
3. Quitar importancia al tema («Esto no merece dedicarle tanto tiempo»).
4. Buscar apoyo de otra fuente cualquiera («Comenté a mis amigos lo que me dijiste la semana
pasada y ninguno de ellos lo ha notado nunca»).
5. Aceptar el reto pero no actuar en esa dirección («Creo que tienes razón. Debería hablar y
decirte cómo me siento, pero no estoy segura de que pueda hacerlo»).
En otros momentos, el cliente puede manifestar confusión o desconcierto sobre
el significado de la confrontación. En algunos casos, el cliente puede estar realmente
confuso sobre el mensaje del terapeuta. Esto puede ser indicativo de que su planteamiento de la confrontación no ha sido conciso o específico. En otras ocasiones,
el cliente puede utilizar la falta de comprensión como pantalla de humo, es decir,
como una forma de evitar el manejo del impacto de la confrontación.
A veces, el cliente puede parecer que acepta la confrontación. La aceptación
es normalmente genuina si el cliente responde con un deseo sincero de examinar
su conducta. Tales clientes pueden ser capaces de aceptar sus propias discrepancias
y confrontarlas ellos mismos. Pero Egan ( l 990) recomienda tener precaución ante
la falsa aceptación que también suele ocurrir, como otros juegos del cliente. En
este caso, el cliente reconoce verbalmente la confrontación del terapeuta, sin embargo, en vez de encararla, el cliente sólo la reconoce para que el terapeuta no
siga insistiendo y le deje tranquilo.
178
RESPUESTAS DE ACCIÓN
No existe una forma establecida para manejar las reacciones de los clientes a
los confrontaciones, sin embargo una regla general consiste en volver a las respuestas de escucha orientadas hacia el cliente como la paráfrasis y la reflexión y
seguir conectando con el sistema representativo básico (predicados) del cliente. Un
terapeuta puede apoyarse en estas respuestas antes de la confrontación. La secuencia
podría desarrollarse del siguiente modo:
Terapeuta: Pareces sentirte dolido por el divorcio de tus padre [reflexión].
Cliente: Realmente, me alegro mucho. Estoy contento de que se hayan divorciado, por ellos
mismos [en tono bajo y triste - mensaje mixto].
Terapeuta: Dices que estás contento y al mismo tiempo por el tono de voz que usas me parece
que te entristece. [confrontación].
Cliente: De verdad, no sé de qué me estás hablando [negación].
Terapeuta: Siento que mis palabras te han molestado [reflexión].
Fases de Ja confrontación. Rara formular confrontaciones efectivas existen
cuatro fases. Primero, observar al cliente atentamente para identificar el tipo de
discrepancia o mensaje mixto que presenta. Anote las señales verbales específicas,
las señales no verbales y las conductas que mantienen ese tipo de discrepancia.
En segundo lugar, sintetice los diferentes elementos de la discrepancia. Al hacerlo,
emplee una formulación que conecte las partes del conflicto en vez de discutir
alguna de sus partes porque el fin último de la confrontación es resolver conflictos
y lograr la integración. Una síntesis adecuada es «por una parte, tu
,y
por otra
». Advierta que los elementos se conectan con la conjunción
«y» preferentemente en vez de conjunciones adversativas como <<pero» o «sin
embargo». En tercer lugar, asegúrese de incluir en su síntesis palabras que reflejan
la selección de términos sensoriales o predicados del cliente para que la confrontación se acompase con la experiencia del cliente. Por último, recuerde evaluar la
efectividad de la confrontación. Una confrontación es efectiva cuando el cliente
reconoce la existencia del conflicto o incongruencia.
Al formular una confrontación, tenga en cuenta la siguiente estrategia de aprendizaje cognitivo:
l. ¿Qué discrepancia o mensaje mixto observo, escucho o capto en la comunicación del cliente?
2. ¿Cómo puedo resumir los diversos elementos de dicha discrepancia?
3. ¿Qué palabras puedo incluir en mi respuesta que coincidan con los términos
sensoriales empleados por el cliente?
4. ¿Cómo puedo evaluar mi confrontación?
A continuación se incluye un ejemplo donde un terapeuta emplea esta estrategia
de aprendizaje cognitivo para aplicar una confrontación con un cliente:
Cliente: Me resulta difícil educar a mi hijo. Reconozco que soy demasiado indulgente. Ya sé
que necesita ciertos límites, pero simplemente no los establezco. Le permito hacer casi todo
lo que quiere [con tono de voz bajo y suave].
Terapeuta: l. ¿Qué discrepancia o mensaje mixto observo, escucho o capto en la comunicación
del cliente?
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
179
Una discrepancia entre dos mensajes verbales y entre las señales verbales y la conducta: el
cliente sabe que su hijo necesita límites pero no los establece.
2. ¿Cómo puedo resumir los diversos elementos de dicha discrepancia?
El cliente cree que los límites favorecerían la conducta de su hijo; al mismo tiempo, el
cliente no lo sigue.
3. ¿Qué palabras puedo incluir en mi respuesta que coincidan con los ténninos sensoriales
empleados por el cliente?
En mi respuesta emplearé palabras como «sentir» y «advertir» que coinciden con las palabras
«Saber>> y «sentir» del cliente.
4. ¿Cómo puedo evaluar mi confrontación?
Observando la respuesta del cliente para ver si reconoce la discrepancia.
Suponga que en este momento finaliza la visualización o autodiscurso del
terapeuta y se produce el siguiente diálogo:
Confrontación del terapeuta: William, por una parte sientes que establecer algunos límites
beneficiarían a tu hijo y al mismo tiempo, él puede hacer casi todo lo que desea. ¿Cómo
puedes relacionar estos dos aspectos?
Respuesta del cliente: Bueno, supongo que lo que dices es correcto. Estoy convencido de que
se beneficiaría si tuviera ciertos límites. Consigue muchas cosas y acabará siendo un consentido, lo sé. Pero, parece que no consigo obligarle a hacer nada.
De la respuesta del cliente, que confirma la discrepancia, el terapeuta puede
concluir que la confrontación ha sido, en principio, útil (se precisa continuar con
el tema de la discrepancia para ayudar al cliente a resolver el conflicto entre los
sentimientos y las acciones).
Interpretación
La interpretación es una destreza que conlleva entender y comunicar el significado
de los mensajes del cliente. Al formular una interpretación, el terapeuta proporciona
al cliente una perspectiva diferente de sí mismo u otra explicación de sus actitudes
y conductas (lvey & Gluckstem, 1976). Según Brammer, Shostrom y Abrego
(1989, p. 175), la interpretación implica «presentar al cliente una hipótesis sobre/as
relaciones o significados existentes entre sus conductas». Johnson (1986, p. 154)
señala que la interpretación es útil para los clientes porque conduce a la introspección, y la introspección es la llave de acceso a la mejora del bienestar psicológico
y un precursor del cambio de conducta.
La respuesta interpretativa puede definirse de diversos modos (Brammer, Shostrom & Abrego, 1989; lvey & Gluckstem, 1976; Levy, 1963). Una interpretación
puede variar en cierto grado en razón de su propia perspectiva, su orientación
teórica y la causa o factores que contribuyen en el problema del cliente según usted
(Johnson, 1986). Definimos la interpretación como una afirmación del terapeuta
que asocia o establece relaciones causales entre varias conductas, sucesos o ideas
del cliente o presenta una posible explicación de la conducta del cliente (Incluyendo
los sentimientos, pensamientos y acciones observables). La interpretación difiere
180
RESPUESTAS DE ACCIÓN
de las respuestas de escucha (paráfrasis, clarificación, reflexión, síntesis) porque
maneja también la parte implfcita del mensaje, la parte que el cliente no verbaliza
explícita o directamente. Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego (1989), al
interpretar, un terapeuta verbalizará aspectos que probablemente el cliente ha sentido pero sólo vagamente. Nuestro concepto de la interpretación es equivalente a
lo que Egan (1990) denomina «empatía precisa avanzada», que es un instrumento
para ayudar al cliente «a moverse de menos a más» (p. 220). En otras palabras,
«Si el cliente no entiende con claridad algún aspecto o si habla cautelosamente,
entonces el terapeuta lo verbaliza directa, clara y abiertamente».
La interpretación proporciona multitud de beneficios y ventajas si se emplea
debidamente en la entrevista terapéutica. En primer lugar, las interpretaciones
efectivas pueden contribuir a desarrollar una relación terapéutica positiva reforzando
la autoapertura del cliente, potenciando la credibilidad del terapeuta y mostrando
al cliente las aptitudes del terapeuta (Claibom, 1982, p. 415). Otro propósito de
la interpretación es identificar las relaciones o patrones causales entre los mensajes
y conductas implícitos y explícitos del cliente. Un tercer propósito de la interpretación es asistir al cliente para que examine su conducta desde un marco de referencia diferente o con una explicación diferente para lograr una mejor comprensión del problema. La última y más importante razón para introducir la
interpretación es motivar al cliente a recolocar las conductas inefectivas por otras
más funcionales.
El marco de referencia seleccionado para una interpretación debería ser consistente con la propia orientación teórica del consejo psicológico: un terapeuta
psicodinámico puede interpretar conflictos o ansiedad no resueltos; un terapeuta
adleriano puede subrayar la lógica errónea del cliente; un entrevistador de Análisis
Transaccional puede interpretar los juegos del cliente o los estados del ego; un
terapeuta cognitivo puede enfatizar el pensamiento racional e irracional y un terapeuta conductista puede enfatizar los patrones desajustados de la conducta. Los
terapeutas tradicionales (o «de la vieja guardia») centrados en el cliente, a menudo
son reacios a emplear la interpretación, pero los nuevos terapeutas centrados en el
cliente interpretan y con frecuencia enfatizan en sus interpretaciones temas como
la autoimagen y la intimidad (Egan, 1990). Los terapeutas de la Gestalt consideran
la interpretación como un «error terapéutico» porque reduce la responsabilidad del
cliente.
A continuación incluimos un ejemplo que puede ayudarle a entender la naturaleza de la respuesta interpretativa con mayor claridad. Advierta que el marco de
referencia o contenido varía según la orientación teórica del terapeuta.
Cliente, una mujer jo~·en: Todo es un agobio. No pasa nada nuevo o interesante. Nte gustaría
tener dinero para hacer algo diferente.
l. lnlerpre1ación de orientación adleriana: Parece como si necesitaras amigos. dinero y mucho
movimiento para que tu vida merezca la pena y para sentirte bien contigo misma.
2. lnlerpretación desde la perspectiva del Análisis Transaccional: Parece como ~i tu funcionaras
mejor sólo cuando juegas y te diviertes. La «Niña» que hay en tí parece controlar mucho
en tu vida.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
181
3. Interpretación desde la perspectiva racional-emotiva: Parece que te muestras un poco catastrófica, como no tienes amigos a tu alrededor ahora y no tienes dinero, las cosas van a
ser terribles. ¿Dónde encuentras las pruebas o datos que confirman ésto? ~ospecho que tu
sensación de aburrimiento cambiaría si pudieras obtener una conclusión diferente o más
lógica sobre la falta de amigos y dinero en este momento.
4. Interpretación de orientación conductista: Pareces estar diciendo que no sabes cómo salir
adelante o divertirte si no hay gente a tu alrededor. Quizá, reconocer esto puede ayudarte
a aprender a comportarte con más confianza en tí misma.
En todos los ejemplos anteriores, los terapeutas emplean la interpretación para
señalar que la cliente depende más de las cosas o las personas que de sí misma
para llenar su vida de significado. En otras palabras, el terapeuta describe una
posible asociación o relación entre los sentimientos de aburrimiento explícitos del
cliente y su conducta explícita dependiente de otros para aliviar el aburrimiento.
El terapeuta espera que esta explicación proporcione al cliente una mejor comprensión de sí n1isma que puede emplear para generar significado y diversión a su
vida.
Contenido y formulación de las interpretaciones efectivas. Durante los últimos años diversas investigaciones han estudiado diferentes parámetros de la interpretación (Beck & Strong, 1982; Claibom, Ward & Strong, 1981; Forsyth &
Forsyth, 1982; Milne & Dowd, 1983; Strong, Wambach, López & Cooper, 1979).
Los resultados de estos estudios sugieren la existencia de tres parámetros que afectan
al contenido y formulación de una interpretación apropiada: (!) profundidad, (2)
centro de atención y (3) connotación. La profundidad es el grado de discrepancia
entre la perspectiva expresada por el terapeuta y las opiniones del cliente. Presentar
a los clientes una perspectiva diferente a la que tienen se cree que facilita el cambio
mediante la propuesta de reconceptualizar el problema (Claibom et al., l 98 l). U na
cuestión importante hace referencia a la proporción en que difieren la conceptualización del terapeuta con la opinión del cliente. Un estudio de Claibom et al.
(1981) investigó este factor. Los resultados apoyan la opinión generalizada de que
las interpretaciones con discrepancia elevada (muy profunda) tienden a ser más
rechazadas por el cliente, posiblemente porque son inaceptables, parecen demasiado
prepotentes o provocan resistencia. Por el contrario, las interpretaciones que son
congruentes o poco discrepantes con el punto de vista del cliente son las más
adecuadas para producir el cambio, posiblemente porque éstas son «más inmediatamente comprensibles y útiles para los clientes» (Claibom et al., p. !08).
Un segundo factor que afecta al contenido y la formulación de las interpretaciones está relacionado con el centro de atención o dirección de la interpretación.
La investigación sugiere que las interpretaciones centradas en el control subrayando
las causas que puede controlar el cliente son más efectivas que aquellas cuyas
causas no puede cambiar el cliente (Strong et al., 1979). Centrarse en causas
controlables parece especialmente útil con clientes que muestran un locus de control
altamente interno en oposición al externo (Forsyth & Forsyth, 1982).
El tercer parámetro que influye sobre el contenido y formulación de las interpretaciones hace referencia a la connotación de la interpretación, es decir, si el
182
RESPUESTAS DE ACCIÓN
terapeuta clasifica l'!_ conducta del cliente y cree en un modelo positivo o negativo.
Por ejemplo. una interpretación con connotación negativa podría ser «Harry, al
parecer estás diciendo que para tí es demasiado difícil compartir a tu padre con su
nueva esposa porque durante los últimos diez años te has acostumbrado a tenerlo
sólo para tí. Me pregunto si exiges ser el número uno para él o si no estás dispuesto
a colaborar. Esto equivale al comportamiento de un niño pequeño que pide atención
y cuando no la consigue hace pucheros». Por el contrario, una interpretación con
connotación positiva podría ser: «Harry, al parecer estás diciendo que para tí es
demasiado difícil compartir a tu padre con su nueva esposa porque durante los
últimos diez años te has acostumbrado a tenerlo sólo para tí. Probablemente el
hecho de que reconozcas que te sientes bloqueado ahora te ayudará a comportarte
de tal forma que aumentarán tus posibilidades para ser incluido en vez de excluido».
Aunque los dos tipos de interpretación pueden producir algún cambio inmediato,
estructurar las interpretaciones para reflejar una connotación positiva parece promover un cambio más firme (Beck & Strong, 1982).
En resumen, al formular una interpretación asegúrese de que el punto de vista
expresado en su afirmación sea sólo levemente discrepante de la opinión del cliente.
En segundo lugar, conviene centrarse en causas que el cliente puede controlar y
modificar, si eso es lo que se pretende. Por último, incluya preferentemente una
connotación positiva en vez de negativa, al nuevo o diferente marco de referencia.
Reacciones del cliente a las interpretaciones. Las reacciones del cliente a las
interpretaciones pueden variar desde la expresión de una mayor autocomprensión
y descarga de emociones hasta la reducción de la expresión verbal y el silencio.
Aunque las investigaciones sugieren que las interpretaciones pueden contribuir a
la autoexploración y al cambio de conducta (Auerswald, 1974; Beck & Strong,
1982; Claibom et al., 1981; Elliot, Barker, Caskey & Pistrang, 1982; Strong et
al., 1979), los clientes también pueden reaccionar a las interpretaciones con conductas defensivas y el descenso de apertura. Como señala Pope (1979), a menudo,
las interpretaciones ahondan en materiales o experiencias a cuyo ~prendizaje se ha
resistido el cliente por la ansiedad que produce esa situación particular.
Si la interpretación se encuentra originalmente con una conducta defensiva o
con hostilidad, puede ser mejor abandonar temporalmente ese aspecto y retomarlo
posteriormente. La repetición es un concepto importante para el uso de las interpretaciones_ Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego, «Como una interpretación válida puede hallar resistencia, puede ser necesario para el terapeuta repetir
la interpretación en momentos apropiados, de diferentes formas, y con pruebas
adicionales» (1989, p. 182). Sin embargo, ante la resistencia del cliente no es
conveniente insistir con una interpretación sin antes reexaminar la objetividad de
la misma (Brammer, Shostrom & Abrego, 1989). Otra forma para manejar la
resistencia del cliente ante una interpretación aparentemente válida consiste en
utilizar una metáfora, es decir, relatar una parábola, historia o mito que sirva como
espejo sobre el cual el cliente pueda proyectar su propia situación vital (Gordon,
1978; ver también el Capítulo 20).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
183
Reglas básicas para Ja formulación de interpretaciones. La interpretación
puede ser la única actividad del terapeuta que ayuda al cliente a encarar más que
defender o evitar, un conflicto o problema. Sin embargo, la contribución potencial
de una interpretación depende en cierta medida de la capacidad del terapeuta para
emplear esta respuesta con efectividad en los momentos idóneos. Existen multitud
de reglas básicas que deberían ser tomadas en consideración al emplear la interpretación. En primer lugar, hay que ser cauteloso con la temporalización. El cliente
debería mostrar cierto grado de disposición para autoexplorar o autoexaminarse
antes de emplear este recurso. Generalmente, una respuesta de interpretación no
se formula en las sesiones iniciales y se reserva para instantes posteriores porque
se necesita recoger información como base de la respuesta interpretativa y porque
el cliente típico requiere bastantes sesiones antes de acostumbrarse al tipo de
material discutido en la terapia. El cliente puede ser más receptivo a sus interpretaciones cuando se siente cómodo con los temas examinados y muestra cierta
disposición a aceptar la respuesta interpretativa. Como señalan Brammer, Shostrom
y Abrego (1989, p. 180), un terapeuta no interpreta normalmente hasta el momento
en que casi el mismo cliente podría formular la interpretación.
La temporalización es un factor importante incluso en el intervalo de una sesión.
Normalmente, una interpretación es más útil en la fase inicial o media de la
entrevista de modo que el terapeuta y el cliente tengan tiempo suficiente para
trabajar la reacción del cliente. Si el terapeuta sospecha que la interpretación puede
producir ansiedad o resistencia o ruptura del «dique emocional», puede ser conveniente posponerlo hasta el inicio de la próxima sesión (Brammer, Shostrom &
Abrego, 1989).
Una segunda regla básica consiste en asegurar que la interpretación está basada
en los mensajes emitidos por el cliente y no en sus propios sesgos y valores
proyectados sobre el cliente. Esto le exige que usted sea consciente de sus propios
puntos flacos. Por ejemplo, si usted ha tenido una mala experiencia matrimonial
y tiene prejuicios hacia las personas que están casadas o se casan, sea consciente
de cómo puede afectar esto sobre su forma de interpretar los mensajes de los
clientes referentes al matrimonio. Si usted no toma en consideración sus propios
valores, podría aconsejar a todos los clientes que acuden a terapia marital que se
alejen del matrimonio, lo cual no tiene por qué coincidir con los intereses de
algunos de ellos. Como afirman lvey y Gluckstem (1976, p. 135), debe evitarse
el «imperialismo psicológico», especialmente durante el uso de la interpretación.
Considere si usted interpreta con el propósito de presentar al cliente información
útil o con el único propósito de exhibir su capacidad. Asegúrese de que su interpretación se basa en datos suficientes y transmita con espíritu colaborador la interpretación haciendo del cliente un participante activo.
Una tercera regla básica para el uso de una interpretación eficaz está vinculada
a la formulación de la misma. Aunque las investigaciones iniciales sugieren que
no hay diferencias entre las interpretaciones emitidas con una formulación absoluta
y las emitidas de forma sugerente (Milne & Dowd, 1983), creemos que en Ja
mayoría de los casos las interpretaciones deberían formularse de forma sugerente,
184
RESPUESTAS Dt ACCIÓN
con frases como «me pregunto si», «quizás», «es posible que» o «parece como
si». Formulando de forma sugerente en vez de absoluta se evita la imagen todo~
poderosa del terapeuta y se suaviza la resistencia o actitud defensiva del cliente
ante la interpretación. Jones y Gelso (1988) defienden el empleo de las interpretaciones sugerentes (frente a las absolutas o las interrogativas), al menos en los
estadios iniciales de la terapia. Después de cada interpretación, es conveniente
comprobar la exactitud de su respuesta interpretativa preguntando al cliente la
veracidad de su mensaje. Volver a la clarificación es siempre una forma útil de
determinar la precisión de su interpretación del mensaje.
Fases de la interpretación. Para formular interpretaciones efectivas existen
cinco fases. En primer lugar. escuchar e identificar el significado in1plícito de los
mensajes del cliente, lo que el cliente transmite indirectamente. En segundo lugar,
formular una interpretación que proporcione al cliente una forma leven1ente diferente de observar el problema o aspecto. Este marco de referencia alternativo debería
ser consistente con su orientación teórica y no discrepar en exceso de las opiniones
del cliente. En tercer lugar, asegurarse de que su punto de vista sobre el problema,
su marco de referencia, enfatiza más los factores positivos que los negativos o
sobre los aspectos que el cliente puede modificar o cambiar. Después, seleccionar
las palabras que configurarán la interpretación para que coincidan con los términos
sensoriales o predicados del cliente. Finalmente, examinar la efectividad de su
interpretación evaluando la reacción del cliente. Busque señales de «reconocimiento» no verbal como la sonrisa o la mirada contemplativa así como las claves
verbales y de conducta que indican la discrepancia del cliente.
Informar
En la entrevista terapéutica hay muchos momentos en que el cliente puede sentir
una necesidad real de información. Por ejemplo, una cliente que dice ser sexualmente abusada por su marido puede necesitar información sobre sus derechos y
alternativas legales. Un paralítico reciente puede necesitar información sobre posibilidades de empleo y adaptaciones del estilo de vida con las tareas domésticas
o las relaciones sexuales. Según Selby y Calhoun (1980,p. 236). «Proporcionar
información sobre los cambios psicológicos y sociales que conlleva una situación
problemática particular ( ... como el divorcio) puede ser muy útil junto a cualquier
estrategia terapéutica». Selby y Calhoun aseguran que se ha prescindido de la
información como parte explícita e importante del tratamiento «a pesar de las
muestras que indican el valor terapéutico de la misma sobre la situación problemática del cliente» (p. 236).
Nosotros definimos el acto de informar como la transmisión verbal de datos o
hechos sobre experiencias, sucesos, alternativas o personas. Como se resume en
la Tabla 6.1, el acto informativo en el proceso terapéutico cumple cuatro funciones.
En primer lugar, la información es necesaria cuando el cliente desconoce sus
ESTRATEGIAS DE ENTREV!STAS PARA TERAPEUTAS
185
opciones. Proporcionarle información es una forma de ayudar al cliente a identificar
lasposibles alternativas. Como sugieren Gelatt, Varcnhorst, Carey y Miller (1973,
p. 6), «las posibilidades de una persona aumentan cuando basándose en la información, puede crear sus propias alternativas». Por ejemplo, usted puede estar
asistiendo a un cliente que asegura que va a abortar porque es su única alternativa.
Aunque ella puede decidir llevar adelante su propósito, debería conocer otras
opciones antes de adoptar la decisión final. Proporcionar información es también
útil cuando el cliente no es consciente de los resultados de una decisión o plan de
acción determinado. Proporcionar información puede ayudar al cliente a evaluar
las diferentes alternativas y posibles acciones. Por ejemplo, si la cliente es menor
de edad y desconoce que necesita el consentimiento de sus padres para abortar,
esta información puede influir sobre su elección. En los ejemplos anteriores se
proporciona información para equilibrar la ignorancia. Según Egan (1990, p. 212).
esto es especialmente crítico» cuando la ignorancia es la principal causa de la
situación problemática o está empeorando la situación problemática». Informar
puede ser conveniente para corregir datos no fiables o no válidos o para deshacer
un mito. En otras palabras, proporcionar información puede ser necesario cuando
el cliente se halla mal informado sobre algún aspecto. Por ejemplo. una cliente
embarazada puede decidir abortar por la falsa idea de que el aborto es una forma
de controlar la natalidad en el futuro.
La última función del acto informativo es ayudar a los clientes a examinar los
problemas que han estado evitando satisfactoriamente (Egan, 1990). Por ejemplo,
un cliente que no se ha sentido bien físicamente durante el último año puede ser
animado para que diagnostique su problema cuando se le presenta información
sobre los efectos de abandono del tratamiento en diversas enfermedades.
Diferencias entre informar y aconsejar. Es conveniente diferenciar la información del consejo. Al dar un consejo, una persona normalmente recomienda o
prescribe una solución o curso de acción particular para que siga el receptor. Por
el contrario, proporcionar información consiste en presentar información relevante
sobre el aspecto o problema y la decisión sobre el curso de acción final, si existe,
es adoptada por el cliente. Considere las diferencias entre las dos respuestas siguientes:
Cliente. una madre joven: Me resulta tan difícil negar las peticiones que me hace mi hija.
decirle no, incluso cuando sé que no son razonables y que pueden ser peligrosas para ella.
Terapeuta (consejo): ¿Por qué no empiezas respondiéndole «no» una vez al día? por el momento.
cualquier cosa que te resulte fácil rechazar, y después observas lo que pasa.
Terapeuta (información): Me parece que poden1os comentar dos aspectos que pueden afectar
la fonna en que manejas esta situación. En primer lugar podríamos hablar sobre qué sientes
que pasaría si respondes no. También deberíamos analizar cómo se manejaron tus peticiones
en tu propia fan1ilia cuando eras una niña. Con frecuencia los padres repiten con sus hijos
los esquemas que utilizaron con ellos sus propios padres, y lo hacemos de forma tan automática
que ni siquiera nos percatamos de que sucede así.
En el primer ejemplo, el terapeuta ha recomendado una acción que puede ser
o no ser útil. Si funciona, el cliente puede sentirse encantado y esperar en lo
186
RESPUESTAS DE ACCIÓN
sucesivo que el terapeuta disponga de otras soluciones mágicas. Si falla, el cliente
puede sentirse incluso más decepcionado y plantearse si la terapia puede ayudarle
a resolver sus problemas. La información adecuada y efectiva se presenta como
algo que el cliente podría ponderar o hacer pero no lo que éste debería hacer,
como lo que el cliente podría considerar pero no lo que debe tomar en cuenta
(D'Augelli et al., 1981, p. 80).
Dar consejos conlleva multitud de peligros que convierten a esta estrategia en
un posible atolladero para los terapeutas. En primer lugar, el cliente puede rechazar
no sólo esta parte de la recomendación sino también otras ideas que presenta el
terapeuta con el propósito de establecer cierta independencia y frustrar cualquier
esfuerzo del terapeuta por influir sobre el cliente. En segundo lugar, si el cliente
acepta el consejo y éste le conduce a una acción insatisfactoria, el cliente responsabilizará de ello al terapeuta y puede provocar la finalización prematura de la
terapia. En tercer lugar, si el cliente sigue el consejo y está satisfecho con la acción,
puede llegar a ser excesivamente dependiente del terapeuta y esperar o exigir más
«consejos» en las futuras sesiones. Por último, siempre existe la posibilidad de
que un cliente malinterprete el consejo y pueda perjudicarse o molestar a otros
tratando de cumplirlo.
Reglas básicas para proporcionar información. Lewis (1970) señala que la
información debería ser un instrumento dentro de la terapia, no un fin en sí mismo.
Generalmente se considera que proporcionar información es apropiado cuando la
necesidad de información está directamente relacionada con los problemas o fines
del cliente y cuando la presentación y tratamiento de la información se emplean
para favorecer al cliente en el logro de dichos objetivos (p. 135).
Para introducir la información adecuadamente, el terapeuta debería tener en
cuenta tres reglas fundamentales: cuándo informar, qué información se requiere y
cómo informar. En la Tabla 6.2 se resumen las reglas referentes a «cuándo», «qué»
y «cómo» informar en la terapia. La primera regla, el «Cuándo», implica reconocer
la necesidad de información en el cliente. Si el cliente no dispone de todos los
datos o los que tiene no son válidos, existe una necesidad.
Para que sea útil, la información debe contemplarse en la temporalización. El
cliente debe mostrar receptividad a la información antes de que ésta sea proporcionada. Como señala Lewis (1970, p. 135), un cliente puede ignorar la información si ésta se introduce con demasiada urgencia en la interacción terapéutica.
TABLA 6.2. El «cuándo», «qué» y «cómo» de la información en la terapia
Cuándo- Reconocer la
necesidad de información
del cliente
1. Identificar la
información que
dispone el cliente en el
momento actual.
Qué- Identificar el tipo de
información
Cómo· Proporcionar la
información durante la
entrevista
l. Identificar el tipo de
1. Evitar la jerga.
información que sea útil
para el cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
2. Evaluar la información
que dispone el cliente,
¿Es válida?, ¿Está
basada en hechos?, ¿Es
suficiente?
3. Esperar a las señales de
disposición por parte
del cliente para evitar la
información prematura.
187
2. Identificar fuentes de
información fiables para
validar la objetividad de
la información.
2. Presentar todos los
hechos relevantes; no
proteger al cliente de la
información ·negativa.
3. Identificar alguna
secuencia para la
transmisión de la
información (opción A
antes que opción B).
3. Limitar la cantidad de
información que se
proporciona cada vez;
no sobrecargar.
4. Preguntar y comentar
los sentimientos y
sesgos del cliente
relacionados con la
información.
5. Saber cuándo finalizar
la información para que
no afecte a la acción.
6. Utilizar papel y lápiz
para subrayar las ideas
o hechos claves.
El terapeuta también debe determinar qué información es útil y relevante para
el cliente. Generalmente, la información es útil si incluye algo que el cliente
probablemente no puede encontrarlo por su propia cuenta y si el cliente cuenta con
los medios para actuar en base a la información obtenida. El terapeuta también
debe decidir si la información se presenta en secuencias para favorecer la lógica
del cliente. Como los clientes recordarán mejor la información inicial, presentar
la información más significativa en primer lugar puede ser una buena norma al
secuenciar la información. Por último, al seleccionar la información que se va a
dar, conviene no imponer ninguna información al cliente, porque en última instancia
él es responsable de decidir qué información desea emplear (Lewis, 1970). En
otras palabras, la información no debería utilizarse como una clase magistral a
través de la cual el terapeuta introduce en el cliente sus propios valores (Egan,
1990).
En la misma entrevista, la transmisión de la información, el «Cómo» informar,
es crucial. La información debería ser comentada de tal forma que sea «manejable»
para el cliente y le anime a «escuchar y aplicar» dicha información (Gazda et al.,
1984). Además la información debería presentarse con la debida objetividad. No
eliminar hechos simplemente porque no resultan agradables. Se debe procurar no
sobrecargar de información al cliente. La mayoría de las personas no son «biónicas»
y no pueden asimilar una gran cantidad de información «de un tirón». Limitar la
cantidad de información presentada cada vez puede ser beneficioso. Normalmente,
mientras más información se proporciona a los clientes, menos recuerdan éstos.
Los clientes recuerdan mejor la información cuando ésta se presenta fragmentadamente (Ley, 1976).
188
RESPUESTAS DE ACCIÓN
La información que se presenta puede diferir en la profundidad y en el impacto
emocional que produce sobre los clientes. Los clientes pueden no reaccionar emocionalmente ante la información simple o ante la presentación de algunos hechos
como la información sobre el procedimiento terapéutico o sobre un empleo o ante
un resumen. Sin embargo, los clientes pueden reaccionar con enfado, ansiedad o
alivio ante información más profunda o con mayores consecuencias como es el
caso del resultado de una prueba. Pregunte y comente con el cliente las reacciones
de éste a la información que usted le presenta. Además, le conviene esforzarse
para que el cliente entienda la información que le presenta. Evite la jerga al incluir
explicaciones y utilice papel y lápiz mientras presenta la información para dibujar
o hacer diagramas que subrayen los puntos más importantes, u ofrezca a los clientes
papel y lápiz para que apunten las ideas claves. Recuerde pedir a los clientes que
verifiquen su impresión de la información bien resumiéndola o bien repitiéndosela.
Trate de comprobar también cuándo no se requiere más información. Informar
durante mucho tiempo puede reforzar la tendencia del cliente a evitar la acción
(Gelatt et al., 1973).
Fases de la información. Existen seis fases en la formulación del qué. cuándo
y cómo presentar la información a los clientes. En primer lugar, evalúe de qué
información carece el cliente con respecto al aspecto o problema. En
segundo lugar, compruebe las partes más importantes que va ha incluir en su
presentación. En tercer lugar, decida cómo secuenciar la información para facilitar
la comprensión y retención del cliente. En cuarto lugar, considere la forma de
presentar la información para que el cliente pueda entenderla. En quinto lugar
evalúe el impacto emocional que probablemente producirá la información sobre el
cliente. Por último, determine si su acción informativa ha sido efectiva. Controle
las reacciones del cliente y haga el seguimiento del uso que hace el cliente de esta
información en las siguientes sesiones. Recuerde también que algunos clientes
pueden «almacenar» la información y actuar en base a ella algún tiempo después,
incluso cuando la terapia ha finalizado.
Para facilitar el uso de esta estrategia hemos resumido las fases en seis preguntas
que usted puede utilizar a modo de estrategia de aprendizaje cognitivo:
l. ¿De qué información, relativa al problema o aspecto, carece el cliente?
2. ¿Cuáles son las partes más importantes de esta información que debo incluir
en mi presentación?
3. ¿Cómo puedo secuenciar mejor la información?
4. ¿Cómo puedo presentar esta información para que el cliente la entienda?
5. ¿Qué impacto emocional puede producir esta información sobre el cliente?
6. ¿Cómo sabré si informar al cliente ha sido efectivo?
A continuación se incluye un ejemplo del uso que hace un terapeuta de esta
estrategia de aprendizaje cognitivo. El terapeuta atiende a una mujer a quien tres
médicos han recomendado que se practique una mastectomía porque tiene un
carcinoma (cáncer) de pecho. Aunque la cliente reconoce que su decisión de no
ESTRATEGIAS DE ENTREVJSTAS PARA TERAPEUTAS
189
someterse a una intervención quirúrgica puede tener consecuencias negativas sobre
su salud, expresa su rechazo a someterse a la operación por las posibles reacciones
de la gente a su «deformidad» tras la operación.
1. ¿De qué información relativa al problema o aspecto carece el cliente?
La cliente parece desconocer la existencia de prótesis y atuendos especiales diseñados
para que su aspecto físico siga siendo el mismo después de la intervención. (En este
caso particular, debido al tipo de problema, se debe comprobar si la cliente dispone
también de la información médica necesaria).
2. ¿Cuáles son las partes más importantes de esta información que debo incluir en mi
presentación?
a. Si este es su único problema con respecto a la intervención, se puede remediar con
sólo una prótesis o atuendo apropiado.
b. Que existen otras mujeres pertenecientes al grupo de Mujeres Mastectomizadas que
han superado este problema después de una intervención similar y están dispuestas
a compartir sus impresiones con ella.
3. ¿Cómo puedo secuenciar mejor la información?
Mencionar primero la prótesis, porque puede ser lo más importante para ella. y cómo
se ajusta especialmente para sus necesidades, seguido de información sobre posibles
atuendos y ropas y después comentarle la posibilidad de contactar con el grupo de Mujeres
Mastectomizadas.
4. ¿Cómo puedo presentar esta información para que la cliente me entienda?
Tengo que asegurarme que entiende bien el significado de prótesis; mostrarle fotografías
para vea el aspecto que tienen.
5. ¿Qué impacto emocional puede producir esta información sobre el cliente?
Puede sentirse aliviada de saber que existen estas posibilidades o ansiosa porque las
opciones eliminan su razón de evitar la intervención.
6. ¿Cómo sabré si infonnar al cliente ha sido efectivo?
Observando y prestando atención a sus reacciones; haciendo un seguimiento en las
próximas sesiones para comprobar qué ha hecho con la información, si ha actuado en
base a ella, y en ese caso, de qué modo.
Suponga que en este punto el terapeuta responde al cliente con la siguiente
información:
Shei!a, soy consciente de tu rechazo hacia la intervención quirúrgica. Una de las principales
razones de tu negativa parece ser tu preocupación sobre el aspecto físico que tendrás después
de la operación. Me gustaría presentarte cierta infonnación que quizá desconozcas. No lo hago
con el propósito de convencerte para que te operes. Esta es una decisión que sólo tú debes
adoptar. La información que te presento es algo que puedes emplear para decidir el mejor curso
de acción posible en estas circunstancias. Tú mencionaste la palabra deformación. ¿Sabías que
existen prótesis confeccionadas especialmente para tu cuerpo? Aquí tengo una [o puedo traerte
una] para que la veas. Cuando se adapta adecuadamente, tu cuerpo tendrá el mismo aspecto
que ahora. De hecho, puedes !levar puesto cualquier traje de baño que te guste y sentirte cómoda
con él. También puede venirte bien cOJnentarlo con algunas personas del grupo de Mujeres
Mastectomizadas. Todas estas mujeres han superado algún tipo de mastectomía y estarían
encantadas de contarte sus experiencias y sentimientos referentes a la imagen corporal. Cuando
pienses sobre todo esto podrías comentarme tu opinión.
RESUMEN
Las respuestas de escucha reflejan las percepciones que tienen los clientes sobre
su mundo. Las respuestas de acción proporcionan otras formas alternativas para
que los clientes se observen a sí mismos y a su entorno. Un cambio en la forma
190
RESPUESTAS DE ACCIÓN
de ver y explicar las cosas que tiene el cliente puede ser el inicio de un posible
avance en la terapia. Según Egan (1975, p. 132), los mensajes del terapeuta que
se mueven más allá del marco de referencia del cliente son un «puente» entre las
respuestas de escucha y los programas concretos de cambio. Para usarse con
efectividad, las respuestas de acción requieren gran atención y dominio técnico
por parte del terapeuta. El uso efectivo de las respuestas de acción presupone
niveles altos en las condiciones relacionales y en los reforzadores como se ha
descrito en los Capítulos 2 y 3. En una entrevista real, estas respuestas deben
emplearse con flexibilidad, sensibilidad y en el contexto de los mensajes verbales
y las claves no verbales del cliente.
SÍNTESIS DE DESTREZAS
En los Capítulos 2 y 3 se presentan las condiciones y variables relacionales
como la empatía, la genuinidad, la aceptación positiva, la competencia, la confianza
y el atractivo interpersonal. En el Capítulo 4 las razones para prestar atención y
trabajar con la conducta no verbal del cliente así como los asPectos importantes
de su propia conducta no verbal, incluyendo las variables kinestésicas, paralingüísticas, proxémicas, del entorno y del tiempo. La sincronía, o la conexión, entre
la conducta no verbal del cliente y del terapeuta y la congruencia entre sus mensajes
verbales y no verbales también han sido mencionadas. En los Capítulos 5 y 6 se
presenta una base de varias respuestas verbales que pueden emplearse en las interacciones terapéuticas para facilitar la exploración, comprensión y acción del
cliente. Estas respuestas incluyen la clarificación, la paráfrasis, el reflejo, la síntesis,
las pruebas, la confrontación, la interpretación y la información. En terapia todas
estas destrezas se combinan y se emplean de forma combinada. En el apartado
quinto de la Postevaluación le presentamos una actividad práctica diseñada para
simular una entrevista terapéutica real con un cliente. El objetivo de esta actividad
es ayudarle a integrar todas las destrezas de forma coherente y significativa. Es
equivalente a aprender algo que requiere diversas destrezas para su ejecución
satisfactoria. Para nadar, por ejemplo, usted primero debe ser capaz de introducir
su cara dentro del agua, después debe ser capaz de flotar, después de mover sus
piernas, después de mover los brazos y por último de hacerlo todo a la vez. Los
primeros intentos son algo incómodos pero de ellos se derivan los grandes nadadores.
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
Esta parte está diseñada para que usted evalúe su ejecución del primer objetivo.
Utilizando el listado escrito de las afirmaciones del cliente y las respuestas del
terapeuta que se presentan a continuación, coja una hoía de papel e identifique el
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
191
tipo de respuesta de acción -prueba, confrontación, interpretación o informaciónreflejado en cada mensaje del terapeuta. Si usted puede identificar correctamente
seis de las ocho respuestas presentadas, usted habrá logrado el objetivo. Puede
comprobar sus respuestas en el feedback que sigue a la postevaluacióri.
1. Cliente: «La presión de mi trabajo está empezando a superarme. Estoy siempre ajetreado, intentando darme prisa y hacer muchas cosas al mismo tiempo.
Nunca tengo Suficiente tiempo)).
a. «¿En relación a tu trabajo, qué es lo que te hace sentir estresado?)).
b. e< Es importante que seas consciente de esto. La ansiedad y estrés continuados pueden producir problemasde salud cuando no se remedian)).
2. Cliente: e< Estoy cansado de permanecer sentado a solas en casa, pero me
siento muy incómodo cada vez que pido una cita a una chica)).
a. «Parece que estás diciendo que te sientes solo y también que no deseas
arriesgarte a pedir a una chica que salga contigo)).
b. «¿Oué te hace sentir nervioso cuando hablas con las chicas?i>.
3. Cliente: «No sé por qué soporto sus abusos. En realidad no le quiero)).
a. <1Por una parte dices que tú no le quieres, y por otra sigues viviendo en
casa y permitiéndole que te pegue. ¿Cómo puedes combinar estas dos
cosas?n.
b. 1<Tú puedes estar atrapada en un círculo vicioso donde tus sentimientos
hacia él, aunque no sean de amor, superan la precaución sobre tu integridad
física)).
4. Cliente: «En primer lugar no sé ni por qué nos casamos>i.
a. «¿Oué cualidades de uno y otro os hicieron sentir atraídos originalmente?>,.
b. <<Estáis pasando un momento difícil ahora y os ha conducido a plantearos
todo el matrimonio. Me pregunto si reaccionaríais de este modo si el
problema actual no os estuviera ocasionando tanto dolor>i.
SEGUNDA PARTE
Haga coincidir las cuatro respuestas de acción que se presentan a continuación
con el propósito que persiguen estas respuestas (Segundo Objetivo del capítulo). El
feedback se encuentra al final de la postevaluación.
Respuesta de acción:
(a)
(b)
(c)
(di
Prueba
Confrontación
1nterpretación
Información
Propósito de la respuesta:
___ 1. Identificar mensajes y conductas mixtas (incongruentes).
___ 2. Iniciar la entrevista.
___ 3. Examinar la conducta o situaciones que plantea el cliente desde una perspectiva alternativa.
192
___
___
___
___
___
RESPUESTAS DE ACCIÓN
4.
5.
6.
7.
8.
Identificar las alternativas/opciones al alcance del cliente.
Obtener información.
Ampliar o estrechar el tema tratado.
Identificar Jos mensajes implícitos.
Deshacer mitos.
TERCERA PARTE
El tercer objetivo de este capítulo le pide que para cada una de las siguientes
tres declaraciones de clientes, usted verbalice o escriba un ejemplo de cada una de
las cuatro respuestas de acción. Al elaborar estas respuestas puede ayudarle el uso
de la estrategia de aprendizaje cognitivo que ha visto anteriormente en el capítulo.
En el feedback se proporcionan algunos ejemplos de respuestas.
Cliente 1, un padre frustrado: Mi casa es un auténtico desastre. Parece que no
consigo hacer nada con estos hijos alrededor. Temo perder los estribos y empezar
a pegarles un día de estos.
Prueba:
Confrontación:
nterpretación:
1nformación:
1
Cliente 2, un estudiante: Me siento abrumado. Tengo que leer libros, redactar
trabajos. Me estoy quedando sin dinero y ni siquiera tengo un trabajo. Además mi
compañero de habitación está pensando en mudarse.
Prueba:
Confrontación:
Interpretación:
Información:
Cliente 3, una enfermera: Estos médicos me están volviendo loca. Me recriminan
siempre que me equivoco pero nunca me dicen nada cuando lo hago bien. Estoy
cansada de oír sus órdenes en la forma en que lo hacen. Y mi sueldo ... , ¿Quieres
que te diga más?
Prueba:
Confrontación:
nterpretación:
nformación:
1
1
CUARTA PARTE
Esta parte de la evaluación le ofrece la oportunidad de desarrollar sus habilidades
de observación sobre los aspectos claves de la conducta del cliente que deben ser
tenidos en consideración para elaborar respuestas de acción efectivas y apropiadas:
1. Aspectos y mensajes que requieren mayor elaboración, información o ejemplos.
2. Discrepancias e incongruencias.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
193
3. Mensajes y temas implícitos.
4. Percepciones e ideas distorsionadas.
5. Mitos e información incorrecta.
En el cuarto objetivo del presente capítulo se le pide que observe estos cinco
aspectos de la conducta del cliente durante una entrevista de 30 minutos. Registre
sus observaciones en el Listado de Observación del Cliente que se incluye a continuación. Si tiene la posibilidad de introducir dos o más personas para observar y
valorar la misma sesión puede comparar después sus respuestas y obtener el feedback.
LISTADO DE OBSERVACIÓN DEL CLIENTE
Nombre del t e r a p e u t a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Nombre del observador (es) _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Instrucciones: Dadas las cinco categorías de la conducta del cliente (columna
izquierda), utilice Ja columna de la derecha para registrar la presencia separada de
conductas que pertenezcan a estas categorías según vayan sucediendo a lo largo
de una entrevista terapéutica de 30 minutos de duración.
Categoría observada
1. Aspectos y mensajes que necesiten
mayor elaboración, información o
ejemplos
Palabras y conductas claves del
cliente
1.
2.
3.
4.
2. Discrepancias e incongruencias
1.
2
3.
4.
3. Mensajes y temas implícitos
1.
2.
4. Percepciones e ideas distorsionadas
3.
4.
1.
2.
3.
4.
5. Mitos o información incorrecta
1.
2.
3.
4.
Impresiones y comentarios del observador ________________
QUINTA PARTE
Con el fin de que usted disponga de una oportunidad para integrar todas sus
destrezas (Quinto Objetivo del capítulo), dirija una entrevista terapéutica de unos 20
minutos de duración. Su objetivo es introducir tantas respuestas verbales (de escucha
194
RESPUESTAS DE ACCIÓN
y de acción) y conductas no verbales como le parezcan apropiadas durante ese
intervalo. Preste también atención a la calidad de la relación que existe entre el
cliente y usted. Considere esta entrevista como una oportunidad para implicarse con
la persona que tiene frente a usted y no como si se tratara sólo de otra práctica. Si
se siente incómodo al utilizar las destrezas verbales y no verbales puede repetir esta
actividad con clientes diferentes pero el mismo objetivo en mente. Para evaluar su
entrevista. utilice el lnventar!o de Entrevista que se incluye a continuación. Cuando
haya completado todas las valoraciones, analice las suyas en base a las siguientes
preguntas:
1. ¿Cuáles fueron las variables de relación que le costó menos mostrar? ¿Cuáles
más?
2. Exam¡ne el número total de respuestas verbales que utilizó en cada categoría.
¿Las respuestas de todas las categorías se emplearon con la misma frecuencia? ¿La mayoría de sus respuestas procedían de una sola categoría?
¿Trataba de evitar el empleo de respuestas de alguna de las categorías? Si
es así, ¿Por qué razón?
3. ¿Le resultó más fácil integrar las respuestas o las destrezas no verbales?
4. ¿Qué destrezas no verbales le parecieron más fáciles de mostrar?, ¿cuáles
le parecieron más difíciles de introducir en la entrevista?
5. ¿Qué ha comprobado de lo que ha aprendido sobre la entrevista terapéutica
hasta el momento? ¿En qué cree que necesita mejorar?
INVENTARIO DE ENTREVISTA
Entrevista n.º_________ Terapeuta _______________
Cliente_________ O b s e r v a d o r - - - - - - - - - - - - - - - Fecha ___________________________
~
Instrucciones para la valoración: Esta forma de valoración consiste en tres apartados. La primera parte (Variables de Relación) mide los aspectos relacionados con
el establecimiento y fortalecimiento de la relación terapéutica. La segunda parte
(Conducta Verbal) evalúa las respuestas de escucha y de acción. La tercera parte
(Conducta no Verbal) evalúa el uso que usted hace de varias conductas no verbales.
Para valorar el Inventario de la Entrevista, siga las instrucciones que encuentra en
cada apartado del inventario.
PRIMERA PARTE: VARIABLES DE RELACIÓN
Instrucciones: Utilizando la escala de 5 puntos, indique qué número de la escala
representa mejor la conducta del terapeuta a !o largo de la interacción observada.
Rodee con un círculo el número apropiado.
195
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
SEGUNDA PARTE: CONDUCTA NO VERBAL
Instrucciones: Compruebe (X) el tipo de respuesta verbal que representa cada
respuesta del terapeuta en su correspondiente categoría. Al final del período de
observación, cuente el número total de respuestas asociadas a cada respuesta verbal
en el cuadro que de adjunta.
TERCERA PARTE: CONDUCTA NO VERBAL
Instrucciones: Esta parte del inventario incluye un listado de varias dimensiones
significativas de conducta no verbal. Marque con una (X) cualquier conducta que
observe y añada una breve descripción de los aspectos claves y de la idoneidad de
la conducta. En el cuadro adjunto se incluye una ejemplo.
PRIMERA PARTE: VARIABLES DE RELACIÓN
1. Transmite una comprensión exacta del cliente.
1
2
3
En absoluto
Levemente
Algo
4
5
Bastante
Casi siempre
2. Transmite apoyo y cercanía sin aprobar o desaprobar al cliente.
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
3. Se centra en la persona más que en el procedimiento o en el «rol profesional))
de terapeuta.
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
4. Transmite espontaneidad, no es ((mecánico>i al responder al cliente.
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
5. Responde a los sentimientos o cuestiones según van surgiendo en la sesión
(esto es «aquí y ahora))).
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
6. Muestra seguridad y comodidad trabajando con el cliente.
1
2
3
4
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
5
Casi siempre
7. Responde con dinamismo y fluidez; no es pasivo.
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
8. Muestra sinceridad en sus intenciones y respuestas.
1
2
3
4
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
5
9. Transmite amistad y «buenas intencionesi> al interactuar con el cliente.
1
2
3
4
5
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
Casi siempre
196
RESPUESTAS DE ACCIÓN
1O. Informa al cliente sobre las expectativas y sobre Jo que puede y no puede pasar
en la sesión (es decir, estructura la sesión).
1
2
3
4
5
Casi siempre
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
11. Comparte con el cliente actitudes, opiniones y experiencias propias en momento
adecuados (es decir, cuando esto favorece y no elimina el centro de interés del
cliente).
1
2
3
4
5
Casi siempre
En absoluto
Levemente
Algo
Bastante
12. Otros aspectos relacionales significativos _______________
SEGUNDA PARTE: CONDUCTA VERBAL
Total
Respuestas de escucha: - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Clarificación---------------------------Paráfrasis----------------------------Reflejo de sentimientos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Síntesis-----------------------------Respuestas de acción: - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Pregunta abierta - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Pregunta c e r r a d a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Pregunta c e n t r a d a - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Confrontación--------------------------Interpretación---------------------------
TERCERA PARTE: CONDUCTA NO VERBAL
Conducta
Ejemplo
Postura corporal
1. Contacto ocular
2. Expresión facial
3. Asiente con la cabeza
(X)
si surge
X
Aspectos claves
de la conducta
Tenso, rígido hasta
la última parte de
la sesión, después
relajado
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
4.
5.
6.
7.
8.
9.
70.
71.
12.
13.
14.
75.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
Postura corporal
Movimientos corporales
Orientación del cuerpo
Gestos
Adaptadores no verbales
Tano y nivel de voz
Ritmo del discurso
Énfasis verbal
Errores de discurso
Pausas, silencios
Distancia
Contacto
Posición en el espacio
Activación ambiental
Tiempo al iniciar la sesión
Tiempo para responder a los mensajes
Tiempo al finalizar la sesión
Respuesta automática (respiración,
sudoración rubor)
Congruencia/incongruencia entre la
conducta verbal y no verbal del
terapeuta
Sincronía/asincronía entre la conducta
no verbal del terapeuta y del cliente
Otros
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
1.
a. Prueba
b. Información
2. a. Confrontación
b. Prueba
3. a. Confrontación
b. Información
4. a. Prueba
b . Interpretación
. SEGUNDA PARTE
1. b. Confrontación
2. a. Prueba
3. c. lnterpretación
4. d. Información
197
198
RESPUESTAS DE ACCIÓN
5. a. Prueba
6. a. Prueba
7. c. 1nterpretación
8. d. Información
TERCERA PARTE
En este apartado. incluimos algunos ejemplos de respuestas de acción. Compruebe si las que usted ha dado son similares.
Cliente 1
Prueba: ¿Qué te gustaría lograr al cabo del día exactamente?
o
¿Cómo mantendrías ocupados a los niños mientras tu haces algunas tareas del
hogar'
o
¿Cómo podrías controlar tu mal humor?
Confrontación: Por una parte pareces estar diciendo que los niños son responsables de tus problemas y al mismo tiempo parece que te sientes la persona que
está fuera de control.
Interpretación: Me pregunto si serías capaz de conseguir lo que parece Importante para tí aunque los niños no estuvieran siempre bajo tu responsabilidad, quizá
es fácil hacerles responsables de tu falta de logro.
Informar: Si crees que tu problema se puede resolver disponiendo de más tiempo
a solas, podemos comentar algunas posibilidades que parecen ayudar a otras personas en esta situación, oportunidades para que estés más tiempo a solas y modos
de sobrellevar tu mal humor.
Cliente 2
Prueba: ¿Cómo podrías organizarte mejor para que no sentirte desbordado por
tus estudios?
o
¿Qué tipo de trabajo podría ajustarse a tu horario de clases?
o
¿Cómo podrías superar estos sentimientos de agobio?
Confrontación: Has mencionado múltíples razones que provocan tus sentimientos de agobio y al mismo tiempo no creo que hayas dicho nada de lo que haces
para mejorar estos sentimientos.
Interpretación: Pareces sentirte tan desanimado con todo que imagino te resultaría fácil justificarte en este momento si abandonaras los estudios.
Informar: Podría venirte bien conocer algunas estrategias de manejo de tiempo
para organizar mejor tu limitado tiempo. Por ejemplo ..
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
199
Cliente 3
Prueba: ¿Qué te preocupa, concretamente, de tu trabajo?
o
¿Encuentras algo en tu trabajo que te divierte?
o
¿Cómo podrías arreglarte si no tuvieras un trabajo?
Confrontación: Parece que estás un poco insatisfecho con tu actual trabajo y al
mismo tiempo no creo haberte oído mencionar otras posibilidades de trabajo.
Interpretación: Me suena como si sintieras que los otros son responsables de tu
insatisfacción laboral. ¿Es posible que los doctores te hablen como lo hacen por los
comentarios que haces en tu trabajo?
Informar: Trabajar de enfermera puede ser una ocupación muy estresante. Parece
como si te hallaras en el límite en este momento. Hablemos de algunas formas para
superar esta situación. Por ejemplo ..
7
Conceptualizar los problemas
del cliente
Paciente internado: ¿Por qué la gente siempre trata de evitarme?
Estudiante: Ni siquiera puedo hablar con mi madre. ¡Vaya situación!
Persona incapacitada: Desde que sufri este accidente de tráfico y tuve que cambiar de trabajo
parece que no consigo establecerme.
Anciano: Me parece que ya no puedo hacer nada bien, y me siento muy deprimido todo el
tiempo.
Estas declaraciones de clientes son representativas de los tipos de problemas
que presentan diariamente los clientes al terapeuta. Uno de los aspectos en común
de estos y otros clientes es que la presentación inicial de su problema es frecuentemente vaga o ambigua. El terapeuta puede traducir la afirmación vaga del cliente
en una descripción más específica del problema mediante ciertas destrezas asociadas
a la evaluación de los problemas. En el Capítulo 8 se muestra una forma de aplicar
este marco de trabajo en la situación de entrevista.
OBJETIVOS
Al finalizar este capítulo, dadas dos descripciones de casos de clientes, usted
será capaz de identificar por escrito:
l.
2.
3.
4.
5.
Los problemas de conducta del cliente.
Si los problemas de conducta son visibles o encubiertos.
Las condiciones antecedentes que contribuyen.
Las consecuencias y efectos secundarios.
La forma en que cada consecuencia influye sobre las conductas problemáticas.
202
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
¿EN QUÉ CONSISTE LA EVALUACIÓN?
La evaluación de problemas consiste en procedimientos e instrumentos que se
emplean para recoger y procesar la información de la cual se derivará todo el
programa terapéutico.
La evaluación persigue seis objetivos:
1. Obtener información sobre el problema que plantea el cliente y sobre el resto de los problemas
relacionados con él.
2. Identificar las variables determinantes asociadas al problema.
3. Detenninar las expectativas/metas del cliente para los resultados de la terapia.
4. Obtener los datos de línea base con la que se compararán los resultados siguientes para
evaluar el progreso del cliente y los efectos de las estrategias de tratamiento. Esta evaluación
facilita al terapeuta la decisión de continuar o modificar el plan de tratamiento o la estrategia
de intervención.
5. Educar y motivar al cliente compartiendo con él sus puntos de vista sobre el problema,
aumentando la receptividad del cliente al tratamiento y contribuyendo al cambio terapéutico
mediante la reactividad (es decir, cuando cambia el comportamiento como consecuencia de
la entrevista o procedimiento de evaluación más que como resultado de una acción particular
o estrategia de cambio).
6. Para emplear la infonnación que se ha obtenido del cliente en planificar estrategias e intervenciones terapéuticas efectivas. La información que se obtiene durante el proceso de evaluación debería ayudamos a responder la siguiente pregunta: «¿Qué tratamiento, desarrollado
por quién, es más conveniente para este individuo con ese problema específico y bajo qué
circunstancias?» (Paul, 1967, p. 111).
Este capítulo se centra fundamentalmente en los dos objetivos primeros de la
evaluación que se han citado anteriormente: definir el problema e identificar las
variables determinantes asociadas al problema. El próximo apartado presenta diversas formas de conceptualizar los problemas del cliente.
MÉTODOS PARA CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS
DEL CLIENTE
Entrevistar al cliente o implicarle en otros procedimientos de evaluación es sólo
una parte del proceso general de evaluación en la terapia. Igualmente importante
es la actividad mental manifiesta o encubierta del terapeuta durante el proceso.
Normalmente el terapeuta obtiene gran cantidad de información sobre el cliente
durante esta fase de la terapia. La información es de poco valor o uso salvo que
el terapeuta pueda integrarla y sintetizarla. Las tareas del terapeuta durante el
proceso de evaluación consisten en saber qué información obtener y cómo conseguirla, integrarla de alguna forma significativa y utilizarla para generar presentimientos clínicos o hipótesis sobre los problemas del cliente (supuestos que conducen a ideas sugerentes para planificar tratamientos). Esta actividad mental del
terapeuta se denomina «conceptualización», que hace referencia simplemente a la
forma de pensar del terapeuta sobre la configuración del problema del cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
203
Los métodos de evaluación que describimos más adelante en este capítulo y
en el próximo, y en particular nuestro modelo de entrevista de evaluación, se basan
en un modelo de conceptualización que venimos empleando durante años en la
práctica docente y clínica. Kanfer y Saslow (1969) describieron inicialmente los
orígenes de este modelo. Antes de describir en detalle nuestro modelo, nos gustaría
describir otros tres modelos de conceptualización de casos o clientes propuestos
por Swensen (1968), Seay (1978) y Lazarus (1976, 1981) que han influido sobre
el desarrollo de nuestro modelo clínico de conceptualización de problemas.
Los cuatro modelos de conceptualización que presentamos en este capítulo
tienen algunas características distintivas pero son también similares en algunos
aspectos. En primer lugar, representan un marco de trabajo que puede utilizar el
terapeuta para generar presentimientos (suposiciones elaboradas) sobre el problema
que presenta el cliente. En segundo lugar, todos ellos reconocen que un problema
de conducta normalmente es multifactorial y afecta tanto al comportamiento como
a la forma de pensar y sentir de las personas. Por último, proporcionan información
sobre el problema que el terapeuta puede utilizar para seleccionar y planificar
tratamientos relevantes. Aunque la mayor parte del capítulo se centre en nuestro
modelo de conceptualización de casos, presentamos otros tres diferentes porque
históricamente son importantes en la evolución de los modelos de conceptualización
de casos y porque ésto permite al lector observar los problemas del cliente desde
diferentes perspectivas.
Modelo de Conceptualización del Problema de Sweuseu:
En base a los trabajos de Lewin (1951) y Pascal (1959), Swensen elaboró un
modelo de conceptualización de casos que sigue la siguiente fórmula:
Conducta desviada (sintomatología;
resultados no deseados)
=
Función del grado de estrés,
conductas, hábitos y defensas
desajustadas
versus
capacidades, apoyos y hábitos y
defensas adaptadas
Conducta desviada. La conducta desviada hace referencia a cualquier conducta
que sea diferente de lo típico u ordinario y sería lo esperado en una persona con
un rol similar y puede incluir una sintomatología como sentimientos de ansiedad
o depresión o más raramente (en el sentido negativo) conductas como una ingesta
excesiva y vómitos o alucinaciones.
Estrés. El estrés incluye situaciones que son opresivas o tensas o incómodas
para el cliente, que normalmente provocan sensaciones psicológicas perceptibles
como taquicardias, mareos, sofocos o molestias gástricas.
204
CONCEPTIJALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
Conductas, hábitos y defensas desajustadas. Las conductas, hábitos y defensas desajustadas son defensas y comportamientos habituales. negativos o destructivos porque impiden a los clientes lograr la meta de tener una vida satisfactoria.
En otras palabras, los hábitos y defensas desajustados son los factores que contribuyen a las conductas desviadas. Por ejemplo, un adolescente es trasladado a la
clase de trastornos de comportamiento por los problemas de comportamiento continuos y repetitivos como iniciar peleas con otros alumnos, robar propiedad ajena
e insultar a los profesores. Al comentarlo con los padres, usted descubre que este
chico de 15 años casi nunca ha recibido ningún castigo de sus padres como consecuencia de sus comportamientos irresponsables. Los padres señalan también que
el comportamiento del hijo ha provocado dificultades continuas en su propia relación
marital. También dicen que la conducta de este hijo les resulta especialmente difícil
de soportar porque el hijo mayor, que es un «chico modelo», se ha portado siempre
de forma excelente. No entienden por qué el hijo pequeño no puede ser tan responsable como el mayor. Las entrevistas con el joven sugieren que se siente muy
inferior a su hermano mayor y a muchos de sus compañeros. El cliente afirma
también que sus padres se separarían si no tuvieran que pelear con él, porque
discuten continuamente sobre él. En este caso, el resultado no deseado, o conducta
desviada, se representa en las conductas inapropiadas aprendidas que le involucran
en los problemas escolares como las peleas, robos e insultos. Las defensas/hábitos
comportamentales desajustados son su falta de responsabilidad en casa y su posible
creencia de que su «problema» proporciona a sus padres una buena razón para
mantenerse unidos.
Apoyos y capacidades. Los apoyos incluyen los medios de que dispone el
cliente, a saber, las personas o situaciones en el entorno del cliente que le apoyan
o son útiles. Las capacidades incluyen las hazañas o ejecuciones positivas del
cliente en algún área. Las capacidades son indicadores de las «habilidades o talentos
básicos» y «sugieren áreas donde puede trabajar el psicoterapeuta con ciertas expectativas de éxito ... [Sin embargo], las capacidades no se pueden evaluar sin
alguna ejecución satisfactoria de algún tipo. La capacidad se evidencia mediante
los éxitos previos de alguna tentativa» (Swensen, 1968, p. 57).
Conductas, hábitos y defensas adaptadas. Las conductas, hábitos y defensas
adaptadas o ajustadas incluyen las defensas o conductas habituales constructivas
que ayudan al cliente a lograr las metas y a llevar una vida satisfactoria. Las
conductas ajustadas se aprenden, son adecuadas en el contexto y finalmente producen éxitos o refuerzos para el cliente. Por ejemplo, en el caso del adolescente
previamente mencionado, el cliente es miembro del equipo de natación de la
escuela. Los éxitos en la natación son reforzadores para el cliente. Las conductas
que contribuyen a este logro como acudir a los entrenamientos diarios, ser puntual
y seguir las instrucciones del entrenador son hábitos o patrones de conducta que
contribuyen al éxito o refuerzo de este cliente en este área.
El modelo de conceptualización de casos de Swensen puede ser aplicado de
diversas formas. En primer lugar es un instrumento para ayudar al terapeuta a ver,
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
205
oír o captar lo que sucede al cliente para elaborar algunas hipótesis o suposiciones
sobre el problema del cliente. Por ejemplo, considere el apálisis del caso representado en la Figura 7 .1 del joven adolescente descrito anteriormente. Al analizar
el esquema obtenemos la imagen de un chico que muestra «problemas de comportamiento» relacionados con la escuela y que recibe una gran presión de su
hermano mayor y de sus padres, así como de ayudar a sus padres a mantenerse
juntos a pesar de la relación marital deteriorada de éstos. El mismo chico ha
aprendido a responder a estos estresores o presiones con defensas y patrones conductuales desajustados como son las constantes comparaciones desfavorables con
su hennano mayor, la falta de responsabilidad en casa y la ansiedad en las situaciones desestructuradas, especialmente en la escuela. Sin embargo, en la escuela
dispone de dos personas que están deseando trabajar con él --el terapeuta y el
entrenador de natación-. También cuenta con muchos otros factores positivos a
su favor como la buena salud, inteligencia y participación en el equipo de natación
de la escuela. Y ha mostrado patrones de conducta y defensas ajustadas en ciertas
situaciones como son las competiciones de natación y en las situaciones de pruebas.
Podemos utilizar esta información para generar algunas hipótesis sobre la sintomatología conductual que presenta el cliente, incluida (pero no limitada a) la
siguiente:
Defensas y Hábitos de
Conducta Desajustados
Conductas Desviadas
Estresores
• Inicia peleas con otros
niños
• Roba pertenencias de otras
personas
• Insulta a profesores
• Ha sacado malas notas
(Suficientes e Insuficientes)
en cuatro de sus cinco
asignaturas
• Su hermano mayor que es
educado, se comporta bien,
muy querido en la escuela y
en cualquier otro sitio
• La relación de sus padres,
en continua tensión
• Clases desestructuradas en
la escuela
• Se compara negativamente
con su hermano
• Falta de responsabilidad en
las tareas de casa
• Siente ansiedad en las
situaciones no estructuradas
especialmente en la escuela
Apoyos
Capacidades
Hábitos y Defensas Adaptados
• El terapeuta escolar está
deseando trabajar con él y
su familia
• El entrenador de natación
quiere ayudar para que
permanezca en el equipo de
natación
• Miembro del club de
natación, sus resultados son
buenos especialmente en las
competiciones
• Buena salud, buen apetito y
patrones de sueño
• Obtiene puntuaciones altas
en los tests de inteligencia
• Acude diariamente puntual
a los entrenamientos en el
club de natación
• Respeta las instrucciones
del entrenador de natación
• Muestra interés en las
situaciones de pruebas
(inteligencia); sigue las
instrucciones del test
• Normalmente se siente
cómodo y se maneja bien
en las situaciones
competitivas y estructuradas
FIGURA 7.1. Análisis de caso según el modelo de conceptualización de casos de Swensen.
206
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
l. Hay mucha competitividad entre él y su hermano por la atención de sus padres. La mayoría
de las veces, el cliente siente que su hermano mayor gana ésta.
2. El cliente nunca ha tenido la necesidad de ser responsable de sí mismo o de su conducta.
3. El cliente siente que sus problemas proporcionan a sus padres un motivo para mantenerse
unidos.
4. El cliente se siente incómodo.en situaciones desestructuradas y muestra respuestas ajustadas
en situaciones estructuradas y competitivas. De hecho, el cliente parece prosperar en las
competiciones donde puede demostrar que es capaz de ganar.
En segundo lugar, este modelo proporciona al terapeuta formas de decidir el
enfoque para el tratamiento (o combinación de estrategias) que utilizará para asistir
a un cliente particular. A menudo, esta decisión se hará en base a los modelos
teóricos, sesgos y capacidades. Por ejemplo, un terapeuta centrado en el cliente
puede centrarse en la carencia de consciencia, congruencia y auto-actualización de
este cliente que no parece haber generado sus propias ideas sobre cómo vivir su
propia vida. El terapeuta realista puede centrarse en la conducta irresponsable que
prevalece en el cliente y en cómo puede aprender a adoptar la responsabilidad de
sus acciones. El terapeuta adleriano querría ahondar más en la competitividad
existente entre el cliente y su hermano así como en ayudar al cliente a adquirir
interés social o mejorar su sensación de pertenencia a la casa y a la escuela. El
terapeuta de TA observaría la relación del cliente con los otros en base a su estado
de ego correspondiente a «adaptado al niño» y podría centrarse en cómo puede
éste aprender a utilizar otros estados del ego para producir resultados diferentes.
El terapeuta de la Gestalt se centraría en las rupturas o incongruencias de algunos
sentimientos, acciones y también ideas que el cliente ha introyectado y/o proyectado. El terapeuta cognitivo o TRE analizaría las cogniciones, pensamientos internos o autoenunciados que subyacen a algunos hábitos de conducta desajustados
del cliente y le ayudarían a eliminarlos. El terapeuta familiar se centraría en los
roles y límites de la familia del cliente y en la relación marital entre ellos. El
terapeuta conductual se interesaría en cambiar las causas determinantes (hábitos
desajustados de conducta) y en fortalecer los hábitos ajustados de conducta del
cliente para producir un cambio en los síntomas que presenta. Teóricamente, la
decisión de adoptar un enfoque debería estar basada en diversos factores, no sólo
en la inclinación o preferencia particular del terapeuta por un modelo terapéutico
determinado (ver también el Capítulo 11). Seleccionar los enfoques de intervención
vinculados a los problemas y objetivos identificados y que tienen más posibilidades
de ser útiles al cliente para resolver esos problemas, es también muy importante.
Una tercera forma, más general, de utilizar el modelo de conceptualización de
casos de Swensen consiste en examinar el ratio de factores entre el numerador y
el denominador de la fórmula. Según Swensen (1968, p. 31), «Cualquier reducción
en el número de factores del numerador de la fórmula (estrés, hábitos y defensas
desajustadas) debería reducir el déficit psicológico del mismo modo que aumentaría
el número de factores del denominador (apoyos, defensas y hábitos ajustados,
capacidades)».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
207
Modelo de Conceptualización del Problema de Seay
El modelo de conceptualización de Seay ( 1978) integra contenidos temáticos y
técnicas terapéuticas. Se basa en temas vitales (y estilos de vida) importantes
derivados de tres modalidades primarias de funcionamiento humano: cognición,
afecto y conducta (CAC).
Seay (1978) propone las siguientes categorías para describir los problemas de
los clientes:
1. Principales contingencias ambientales-incluidos los sucesos del entorno, las consecuencias,
la historia.
2. Temas cognitivos: consisten en conceptos falsos e irracionales de que dispone el cliente.
3. Temas afectivos: consisten en barreras o conflictos emocionales que interfieren o son contraproducentes.
4. Patrones de conducta: consisten en conductas abiertas, observables. Pueden incluir conductas
verbales y no verbales que muestra el cliente durante la terapia como el ritmo al hablar o
la frecuencia de gestos así como patrones de conducta que muestra fuera del entorno terapéutico y a menudo en situaciones relacionadas con el problema, como ingesta excesiva,
alcoholismo o adicción a drogas o las dificultades de aprendizaje.
Como ejemplo del modelo de conceptualización de Seay, considere el caso de
una cliente que tiene pocas ofertas porque teme conducir; también manifiesia
depresión causada por las constantes críticas de su marido durante los últimos 20
años. Tienes dificultades de sueño (se despierta y no puede volver a dormirse) y
recientemente ha perdido bastante peso. La historia revela que creció en una casa
con un padre déspota. La cliente se acerca a los 40 años de edad y no sabe si
quiere pasar Jos próximos 20 años como ha vivido Jos 20 últimos. La cliente declara
que hasta el momento siempre ha tenido la suerte de que alguien le lleve de un
lado a otro pero no puede salir sola de la ciudad o hacer cosas a su conveniencia.
También afirma que, de niña, toleraba los castigos de su padre. Con su marido,
ella escucha las críticas y después se retira, bien dejando la habitación donde se
encuentra éste o no diciendo nada. Aunque manifiesta sentirse «harta» y «molesta»
con el continuo proceder indebido de su marido, también declara que se considera
un fracaso e incapaz de adoptar por sí misma buenas decisiones, aunque de hecho
los datos de los tests revelan que su inteligencia es superior y que ha tenido un
puesto de mucha responsabilidad en una empresa durante los últimos 15 años.
Durante la entrevista inicial, llora con frecuencia y habla lenta y suavemente, muy
titubeante. En la Figura 7 .2 se muestra el análisis de este caso según el modelo
de conceptualización de Seay.
La información que revela el modelo de conceptualización de Seay puede
utilizarse para elaborar hipótesis sobre el cliente y establecer un programa de
tratamiento comprensivo. Por ejemplo, en el caso anterior, uno de los temas fundamentales es cognitivo e implica las percepciones negativas de la cliente sobre
ella misma, especialmente en relación a los hombres. Este tema se originó probablemente en los abusos de su padre y se mantiene a través de las constantes
críticas de su marido.
208
CONCEPTIJALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
Se puede especular Ja posibilidad de que Ja cliente buscaba como marido un
tipo detenninado de hombre que reforzara su autoimagen negativa. Aunque el
constante castigo verbal puede parecer doloroso para ella, le sirve también para
confirmar sus autopercepciones de dependencia y de fracaso y le ayuda a evitar
las situaciones que provocan ansiedad como conducir sola. Las barreras afectivas
de ansiedad y depresión representan el enfado/insatisfacción que ha dirigido hacia
sí. Estas emociones, como el tema afectivo, subrayan su falta de confianza o la
forma en que se desaprueba. Estas emociones se producen por las contingencias
ambientales y por falsas percepciones cognitivas. Las conductas observables como
el llanto, los patrones de discurso, las dificultades para conciliar el sueño y la
pérdida de peso corroboran su autoinforme de depresión. Tanto las percepciones
cognitivas falsas como las barreras afectivas son condiciones que le conducen a
retirarse de las críticas de su marido y a no conducir sola.
Para el plan de tratamiento, las áreas de interés inicial pueden referirse a las
contingencias ambientales y a las malinterpretaciones cognitivas que producen los
patrones conductuales y emocionales desajustados. Por ejemplo, la cliente puede
beneficiarse de las estrategias Gestalt y TA y/o entrenamiento en asertividad para
analizar sus sentimientos relacionados con el abuso y para ayudarle a cambiar sus
reacciones a las críticas de su marido. Las técnicas racional-emotiva y cognitivoconductual pueden ser útiles como tratamientos de intervención para las falsas
percepciones cognitivas. También sería importante manejar algunos de los patrones
conductuales problemáticos que muestra, como es no conducir sola. Apuntarse en
una auto-escuela y conducir varias veces con el terapeuta (ver también modelado
participativo, Capítulo 13) son dos formas de tratar este patrón determinado de
conducta.
Contingencias
ambientales
E1 Abusos de su padre
E2 Crítica constante de
su marido
E3 Próxima a los 40:
período de
evaluación de la
mitad de la vida
E4 Exito y
responsabilidad en
el trabajo con un
patrón de trabajo
estable
Malinterpretaciones
Cognitivas
C1 Pensamientos de
fracaso
C2 Percepciones y
manifestaciones
negativas o
desaprobadoras
C3 Falta de confianza
en sus decisiones
C4 Inteligencia
superior
Barreras
Afectivas
Patrones
de Conducta
A1 Ansiedad/
dependencia
emocional
A2 Depresión
A3 Enfado - dirigido
hacia sí y hacia su
marido
B1 No conduce sola
B2 Se retira ante las
críticas de su
marido
B, Llanto periódico
durante la sesión
8 4 Patrón de discurso
lento y titubeante
8 5 Patrón de sueño
con interrupciones
8 6 Pérdida de apetito
y peso
FIGURA 7.2. Análisis de caso con modelo de conceptualización de casos de Seay.
El modelo de Seay es similar a otras conceptualizaciones propuestas recientemente por Hutchins (1979 - el PSA o modelo de «pensamiento, sentimiento y
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
209
acción») y por L'Abate (1981 - el ERA o modelo «emocional, racional, activo»).
Estos dos modelos también subrayan la interrelación de los pensamientos, los
sentimientos y las acciones (conductas manifiestas) y la importancia de seleccionar
intervenciones diseñadas para centrarse en uno o más de estos elementos lo que
maximizará la probabilidad de obtener los resultados deseados y «aumentará la
probabilidad de una conexión óptima entre la conducta y el método empleado para
mejorar dicha conducta» (L' Abate, 1981, p. 263).
Modelo de Conceptualización de Problemas de Lazarus: BASIC ID
Según Amold Lazarus, que está asociado a la terapia de conducta de amplio
espectro y con el «eclecticismo técnico» (1971), las personas son «Seres que se
mueven, sienten, imaginan, piensan y se relacionan» (1976, p. 4)*. Cada vez que
surge el estrés o un desequilibrio psicológico, estas funciones quedan afectadas.
Según Lazarus (1976, 1981), en la evaluación e intervención deben explorarse
siete modalidades. Para referirse a estas siete áreas de evaluación y tratamiento de
forma abreviada, Lazarus emplea el Acrónico «BASID ID»**.
A continuación se presenta un breve resumen de cada uno de los componentes
del BASIC ID. Al utilizar este modelo de conceptualización es importante recordar
que cada modalidad descrita por Lazarus interactúa con las modalidades restantes
y no debería tratarse aisladamente.
B: Conducta. La conducta incluye actividades y destrezas psicomotoras simples
y complejas como sonreír, hablar, escribir, comer, fumar o mantener relaciones
sexuales. En la mayoría de las entrevistas clínicas el terapeuta necesita inferir lo
que hace o no hace el cliente en base al autoinforme del cliente, aunque ocasionalmente otras medidas pueden corroborar el informe verbal del cliente. Lazarus
(1976) señala que es imprescindible estar al tanto de los excesos y déficits de la
conducta -aquello que el cliente hace con exceso o con defecto-.
A: Afecto. El afecto incluye los sentimientos o emociones manifestados. Según
Lazarus, esta es clásicamente el área mas trabajada en la psicoterapia y también
una de las más desconocidas (p. 33). En esta categoría se incluiría la presencia o
ausencia de determinados sentimientos así como de sentimientos encubiertos o
distorsionados.
S: Sensación. La sensación incluye los cinco sentidos principales mencionados
en el Capítulo 2 en referencia al procesamiento sensorial de la información: visual
* Nota del Traductor: del inglés Behaviour = conducta, Affcct = afecto, Sensation =
sensación, Imagery = capacidad imaginativa, Cognition = cognición, Interpersonal relationships = relaciones interpersonales y Drugs = fármacos.
** Nota del Traductor: del inglés Antecedcnts = antecedentes, Behavior = conducta y
Consequences = consecuencias.
210
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
(vista), kinestésica (tacto), auditiva (oído), olfativa (olfato) y gustativa (gusto). El
interés por los elementos de la experiencia sensitiva es importante para lograr la
satisfacción personal. Algunas veces, también presentan problemas como las sensaciones de molestias gástricas o mareos (Lazarus, 1976). El terapeuta necesita
estar al tanto de todas las sensaciones, agradables y desagradables, manifestadas
así como de las sensaciones que parecen inconscientes para el cliente.
I: Capacidad imaginativa. Según Lazarus, la capacidad imaginativa comprende varias «imágenes mentales» que ejercen influencias sobre la vida del cliente
(1976, p. 37). Por ejemplo, un marido que fue criticado por sus repetidas ideas
de infidelidad de su mujer (aparentemente sin ninguna base real) estaba preocupado
porque tenía constantes imágenesmentales de su mujer acostada con otro hombre.
Lazarus (1976) cree que esta modalidad es especialmente útil con los clientes que
tienden a abusar de la modalidad cognitiva y a racionalizar los sentimientos.
C: Cognición. Las cogniciones son pensamientos y creencias y Lazarus se
muestra muy interesado en explorar las ideas erróneas del cliente, las ilógicas e
irracionales. Normalmente trata de identificar tres suposiciones falsas que en su
opinión son frecuentes y más perjudiciales que otras:
l. La tiranía del DEBERA (Horney, I 950). A menudo esta idea puede inferirse de las acciones
y conductas del cliente así como del autoinforme.
2. Perfeccionismo: formas de entender, los clientes esperan perfeccionismo o infalibilidad, a
menudo no sólo de sí mismos sino también de los otros.
3. Atribuciones externas: los mitos que los clientes verbalizan cuando se sienten víctimas de
personas o circunstancias ajenas y no tienen control o responsabilidad sobre ellas respecto
a lo que les está sucediendo.
I: Relaciones interpersonales.Muchos terapeutas (incluidos Sullivan, Horney
y Fromm) han subrayado la importancia de las relaciones interpersonales o «interés
social» (Adler, 1964). Lazarus (1976) señala que los problemas de los clientes al
relacionarse con otros pueden detectarse no sólo mediante el autoinforme y el roleplay sino también mediante la observación de la relación terapeuta/cliente. La
evaluación de esta modalidad incluye la observación de la forma en que el cliente
expresa y acepta los sentimientos que le transmiten otras personas así como la
forma en que reacciona ante ellos.
Fármacos. Lazarus asegura que esta es una modalidad no psicológica importante que debe ser evaluada (y posiblemente tratada), porque los factores neurológicos y biológicos pueden afectar sobre la conducta, las respuestas afectivas, las
cogniciones, las sensaciones, etc. Además de las peticiones específicas de medicación psicotrópica, la evaluación de esta modalidad incluye:
1. Aspecto general: porte, piel, tics, trastornos motores y errores de dicción.
2. Molestias psicológicas o enfermedad diagnosticada.
3. Estado general de salud o bienestar: bienestar físico, ejercicio, dieta y nutrición, intereses
no vocacionales y hobbies y actividades de tiempo libre.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
211
Para la evaluación de esta modalidad puede necesitarse la ayuda de un examen
médico u otro tipo de consulta
profesional.
Lazarus (1976) asegura que la mayoría de los terapeutas, incluidos los eclécticos, no evalúan y tratan las siete modalidades. Por el contrario, manejan sólo
una o dos modalidades dependiendo de sus preferencias personales y orientación
teórica aunque «los resultados duraderos están en proporción directa al número de
modalidades específicas deliberadamente provocadas en el sistema terapéutico»
(p. 13).
El modelo de conceptualización de casos BASIC ID se aplica al siguiente caso
y se resume en esquema (Lazarus 1976, 1981) de la Figura 7.3.
Modalidad
B: Conducta
A: Afecto
S: Sensación
1: Capacidad
imaginativa
C: Cognición
Observaciones
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
1: Relaciones
•
interpersonales
D: Fármacos
•
•
•
•
•
•
•
•
Respuesta pasiva; algo alejada de la conversación
Ritmo lento de conversación
Encoge los hombros con frecuencia
Sobreingesta
Soledad
No querida
Niega preocupación por su sobrepeso
Tensión muscular - en el torso superior particularmente
Frecuentes fantasías sobre el cambio a un estilo de vida
diferente
Sueños persistentes de ser rescatada
Autoverbalizaciones y percepciones negativas
Modelos perfeccionistas
Atribuye los problemas a fuerzas ajenas a ella
Le explotan su ex marido, hijas, jefe
Sumisa en las interacciones con otros
Buen aspecto
Bien vestida
25 a 35 kilos de sobrepeso
Acicalada
Molestias gástricas - semanales
Buena salud - actividad sedentaria en su mayoría
Poco tiempo libre
FIGURA 7 .3. Modelo esquemático de caso de cliente según el BASIC ID (Lazarus,
1976, 1981).
La cliente es una mujer de 35 años de edad con unos 25 a 35 kilos de sobrepeso,
aunque con buen aspecto, bien vestida y complementada. La cliente declara que
normalmente disfruta de buena salud, realiza poco ejercicio físico y trabaja en su
empleo o en casa y dispone de poco tiempo libre. Destina su tiempo libre a
212
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
actividades básicamente sedentarias como leer o ver la televisión. La cliente está
divorciada y tiene dos hijas en edad escolar. Manifiesta sufrir de vez en cuando
molestias gástricas --con una frecuencia de una o dos veces por semana-. El
problema que presenta es «insatisfacción general con mi propia persona y mi vida».
La cliente señala que vive en un pueblo pequeño y no ha sido capaz de hallar
pareja adecuada. Le gustaría mantener una buena relación con un hombre. Se
divorció hace cuatro años y manifiesta que su marido se interesó por otra mujer y
que «voló». Añade también que la relación con sus dos hijas, a quienes describe
como «irresponsables y vagas», no es buena. Al preguntarle parece que la cliente
se deja explotar con facilidad y es bastante sumisa en la mayoría de sus relaciones
con las personas significativas. En su trabajo acepta trabajo extra que debe hacer
en casa aunque no recibe por ello ningún dinero extra. Se describe a sí misma con
sentimientos de soledad y a veces no querida ni deseable. Añade también que con
frecuencia piensa que su vida ha sido un fracaso y que no es el tipo de persona
que podría ser aunque se describe como víctima de circunstancias (divorcio, trabajo,
pequeña ciudad) más allá de su control.
Sin embargo también manifiesta fantasías frecuentes de cambiar y vivir en un
pueblo diferente con un empleo diferente. Describe sueños repetitivos en los que
recuerda perfectamente la imagen de estar siendo rescatada. Durante la sesión se
comporta con mucha pasividad: habla con lentitud, se encoge de hombros y a veces
abandona la conversación. Se advierte tensión muscular, especialmente en el tronco
superior. Afirma que su exceso de ingesta es el problema principal que ella atribuye
a la falta de satisfacción en la vida y a no ser capaz de mejorar esta situación. Al
mismo tiempo, parece negar cualquier preocupación con respecto al sobrepeso,
añadiendo que si a ella que es la interesada no le preocupa, tampoco debería
preocupar a nadie más.
Al planificar el tratamiento, las áreas iniciales de interés son las modalidades
que más preocupan a la cliente: la afectiva y la interpersonal. Si se selecciona la
interpersonal como primer área de cambio, es probable que los cambios en esta
modalidad provoquen cambios también en la modalidad afectiva porque los sentimientos de soledad de la cliente son el resultado directo de la falta de relaciones
interpersonales apropiadas. Los programas de entrenamiento de destrezas (ver Capítulo 12) como el entrenamiento en asertividad y en habilidades sociales pueden
ser los más adecuados para facilitar a la cliente el establecimiento de nuevas
relaciones y evitar la explotación a que la someten las relaciones actuales. Tal
entrenamiento de destrezas podría dirigirse también hacia las conductas abiertas
que muestra la cliente y que pueden interferir en sus propósitos de establecer nuevas
relaciones, a saber, su ritmo al hablar y su estilo al responder durante las conversaciones. Aunque la cliente niega preocupación
alguna por su sobrepeso, este factor puede influir en sus interacciones y relaciones
sociales. Las estrategias como el diálogo Gestalt, el trabajo de redecisión TA y el
cambio de marco de referencia NLP pueden ayudarle a examinar sus sentimientos
conflictivos relativos al peso.
Cuando la reducción de peso sea una de sus metas, serán útiles las estrategias
cognitivas (como la reestructuración cognitiva, Capítulo 16) destinadas a modificar
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
213
los problemas derivados de las percepciones cognitivas falsas, del mismo modo
que las estrategias conductuales (como el automanejo, Capítulo 16) pueden ser
útiles para modificar la conducta de sobreingesta y las contingencias· ambientales
que favorecen dicha conducta.
NUESTRAS TEORIAS SOBRE LA EV ALUACION Y LA TERAPIA
COGNITIVA DE LA CONDUCTA
Al igual que los modelos de conceptualización de casos previamente descritos,
nuestro modelo de evaluación en el consejo y la terapia se basan en multitud de
suposiciones que tenemos con respecto a los clientes, los problemas y la conducta.
Estas teorías se han extraído del enfoque cognitivo conductual. La terapia cognitiva
de la conducta incluye variedad de técnicas y estrategias que se basan en los
principios de aprendizaje y que están diseñadas para producir modificaciones constructivas en las conductas humanas. Este enfoque que tiene sus orígenes en los
años 50 y se denominaba «terapia de la conducta» fue originalmente elaborado por
Skinner, Wolpe, Lazarus y Krumboltz. Los primeros terapeutas conductistas se
centraron en la importancia del cambio de la conducta observable de los cliente.
Desde 1950, la terapia de la conducta ha evolucionado significativamente. Entre
otros aspectos ha surgido la terapia cognitiva de la conducta, cuyo origen se remonta
a los años 70 como fruto del trabajo de personas como Meichenbaum y Beck. La
terapia cognitiva de la conducta subraya los efectos de acontecimientos privados
como las cogniciones, las creencias y el diálogo interno sobre los sentimientos o
las conductas. Esta orientación en el consejo reconoce ahora que tanto las respuestas
abiertas (conducta observable) como las respuestas encubiertas (sentimientos y
pensamientos) son objetos importantes de modificación siempre que puedan ser
claramente especificados (Rimm & Masters, 1979, p. l).
La mayor parte de las conductas conflictivas son aprendidas
Las conductas conflictivas (desajustadas) se generan, se desarrollan y están
sujetas a alteraciones o modificaciones del mismo modo que las conducta normales
(ajustadas). Tanto las conductas sociales como las desajustadas se supone que se
originan y desarrollan a consecuencia de los acontecimientos o claves situacionales
externas o por refuerzos externos o por procesos internos como la cognición, la
mediación y la resolución de problemas. En general muy pocas veces se cree que
las conductas desajustadas estén en función de una enfermedad física o de conflictos
intrapsíquicos que subyacen. Esta suposición básica implica que no dedicamos
mucho tiempo a los conflictos tempranos no resueltos o a estados patológicos
subyacentes. Sin embargo, esto no significa que eliminemos o pasemos por alto
posibles causas orgánicas o psicológicas del problema de conducta. Por ejemplo,
los clientes que se quejan de «ansiedad» y manifiestan principalmente síntomas
214
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
somáticos como palpitaciones, molestias gástricas, dolores de pecho y ahogos
pueden ser hiperventilantes (Lum, 1976), aunque esto debe ser considerado una
vez que el cliente haya sido examinado por un médico y éste haya diagnosticado
la cardiopatía. Los diagnósticos médicos también pueden revelar la presencia de
una disfunción de la válvula mitral en algunos sujetos que sufren «ataques pánicos».
Otros síntomas somáticos que sugieran ansiedad, como la sudoración, las taquicardias, los mareos, también pueden derivarse de trastornos orgánicos como la
hipoglucemia, hipertiroidismo u otros trastornos endocrinos o una infección leve.
Las variables psicológicas deberían de ser examinadas siempre, especialmente
cuando los resultados de la evaluación no sugieren la presencia de otros estímulos
específicos que provoquen el problema de conducta. Es también importante reconocer la necesidad de tratamiento médico ocasional para algunos problemas
psicológicos: por ejemplo en el tipo de trastornos previamente mencionados. En
tales casos puede ser necesaria una medicación adicional al tratamiento psicológico.
Normalmente se recomienda el uso de antidepresivos para algunas formas de depresión, especialmente las de tipo endógeno frente a las más reactivas (situacionales). Se han demostrado útiles como suplemento de un tratamiento para algunos
momentos de la agorafobia, o trastorno caracterizado por el temor a permanecer
solo o en espacios públicos. Los ataques de pánico o de ansiedad se tratan a menudo
con antidepresivos pero además también con bloqueadores beta y/o agentes ansiolíticos. Por otra parte, un elemento biológico como algún desequilibrio químico
parece estar presente en muchas psicosis como la esquizofrenia, y esta condición
requiere normalmente fármacos antipsicóticos para mejorar el nivel general de
funcionamiento del cliente.
La Causas de los Problemas y consecuentemente los Tratamientos e
Intervenciones, son Multidimensionales
Un problema rara vez está ocasionado por un solo factor y rara vez un programa
de tratamiento unidimensional, simple funciona en la práctica real. Por ejemplo,
en un cliente que manifiesta depresión podemos encontrar muestras de factores
orgánicos contribuyentes como la enfermedad de Addison (disfunción de la glándula
adrenal), de condiciones ambientales contribuyentes como haber sido abandonado
por su mujer después de trasladarse a otra ciudad y de factores internos contribuyentes como los pensamientos e imágenes de desprecio hacia sí mismo. La
mayoría de los problemas que presentan los clientes tienen causas y condiciones
contribuyentes múltiples e incluyen conductas abiertas, acontecimientos ambientales, relaciones con otros, conductas encubiertas como creencias, imágenes, cogniciones, sentimientos y sensaciones orgánicas y posiblemente condiciones psicológicas/orgánicas. Las intervenciones suelen ser más eficaces cuando se dirigen
hacia todos estos factores múltiples. Respecto al cliente anteriormente aludido, su
equilibrio endocrino debe ser restablecido, también debe ser asistido en el manejo
de los sentimientos de rechazo y agresividad derivados del abandono de su mujer,
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
215
necesita desarrollar medios y apoyos alternativos y requiere ayuda para aprender
a modificar sus pensamientos e imágenes de desprecio hacia sí mismo. Además le
convendrían algunas destrezas de resolución de problemas para decidir la dirección
que quiere dar a su vida. Mientras más comprensivo y completo sea el tratamiento,
más éxito tendrá la terapia y menor será la posibilidad de recaer. Según Lazarus
(1976, pp. 13-14),
El tratamiento comprensivo requiere como mínimo la corrección de los pensamientos irracionales, de las conductas desajustadas, de los sentimientos dolorosos, de las imágenes intrusivas,
de las relaciones estresantes, de las sensaciones negativas y de los posibles desequilibrios
bioquímicos. Siempre que la identificación del problema (diagnóstico) examine sistemáticamente
cada una de estas modalidades, y en base a ésto, que las intervenciones terapéuticas remedien
los déficits y patrones desajustados, los resultados del tratamiento serán positivos y duraderos.
Ignorar alguna de estas modalidades implica practicar una terapia incompleta.
Los Problemas deben ser analizados con Amplitud
Nosotros sugerimos una forma de analizar los problemas del cliente que defina
los problemas actuales de conducta del cliente y algunas condiciones que contribuyen al problema. Este enfoque propone la ~efinición «operativa» o «Objetiva»
del problema. Una definición operativa del problema funciona como una medida,
un barómetro o una escala conductual. Las definiciones operacionales muestran
algunos problemas de conducta muy específicos; no infieren rasgos o etiquetas
ambiguas del informe del cliente. Mischel (1968, p. 10) ha contrastado estos dos
enfoques de conceptualización de problemas: «El énfasis está en lo que hace la
persona en determinadas situaciones más que en las inferencias sobre los atributos
globales que tiene».
A continuación se presenta un ejemplo de análisis operacional del problema
que presenta un cliente. Al trabajar con el cliente «depresivo», trataremos de definir
con precisión el significado que atribuye el cliente al término «deprimido» para
evitar cualquier malinterpretación de su autoinforme. En vez de considerar el
problema del cliente como «depresión», trataremos de especificar algunos pensamientos, sentimientos, acciones, situaciones y personas que son motivo de problemas y que se asocian con la depresión del cliente. Trataremos de descubrir si
el cliente experimenta algunos cambios psicológicos durante la depresión, qué
piensa el cliente mientras está deprimido, qué actividades y conductas suceden
durante los períodos de depresión.
En otras palabras, el terapeuta, junto con el cliente, identifica una serie de
referentes que son indicativos del estado de depresión, ansiedad, alejamiento,
soledad, etc. La ventaja de observar el problema de este modo es que se traducen
los fenómenos vagos en experiencias específicas y observables. Cuando sucede
ésto, no sólo tenemos una mejor idea de lo que está sucediendo al cliente, sino
que además hemos convertido el problema en potencialmente medible, permitiéndonos de este modo evaluar los progresos y resultados terapéuticos (ver también
Capítulo 10).
216
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
La Mayoría de los Problemas se Originan en Contextos Sociales y se
Relacionan Funcionalmente con Antecedentes y Consecuencias Internas y
Externas
Los problemas no surgen del vacío, normalmente se relacionan con sucesos
observables (respuestas verbales, no verbales y motoras) y con hechos menos
visibles, encubiertos o indirectos (pensamientos, imágenes, estados de ánimo,
sentimientos y sensaciones orgánicas) que precipitan y mantienen el problema.
Estos sucesos internos y externos se denominan «antecedentes» y «Consecuencias».
Están relacionados funcionalmente con el problema en la medida que ejercen control
sobre él, por lo tanto un cambio en una de estas variables a menudo conlleva otra
modificación en el resto de las variables. Por ejemplo, la incapacidad de un niño
para comportarse asertivamente con su profesor puede estar en función de un llanto
aprendido, de una carencia de habilidades sociales y el hecho de que se ha trasladado
a una escuela nueva y tiene por primera vez un profesor de sexo masculino. Cambiar
una parte de su problema general -por ejemplo, ayudándole a reducir y manejar
sus temores- ejercerá efecto sobre todo el resto de las variables en la situación.
Como se señala en el Capítulo 9, con respecto a los objetivos, el terapeuta
debe prestar atención no sólo a la relación que existe entre todas las partes del
problema sino también al impacto que produce el cambio de una variable sobre el
resto. A veces, un síntoma puede desempeñar una función muy útil para el cliente
y eliminarlo puede empeorar las cosas. Por ejemplo, en el ejemplo anterior, añada
al caso el hecho de que el niño hubiera sufrido un abuso sexual de un intruso
masculino. El síntoma de miedo puede desempeñar la función de protegerle en sus
relaciones con hombres desconocidos. Eliminar el síntoma sin considerar las partes
del problema empeoraría el problema presente y podría ocasionar el origen de otros
conflictos. Describimos la relación funcional entre la conducta y los antecedentes
y consecuencias con más detalle en la próxima sección.
EL MODELO ABC DE CONDUCTA
Una forma de identificar la relación entre la conducta problema y los acontecimientos ambientales es el modelo ABC* (Goldiamond, 1965; Goodwin, 1969;
Kanfer & Saslow, 1969; Mahoney & Thoresen, 1974; Thoresen & Mahoney,
1974). El modelo de conducta ABC sugiere que la conducta (B) está influida por
los sucesos que la preceden, denominados «antecedentes» (A) y por algunos sucesos
que la siguen «consecuencias» (C). Un suceso antecedente (A) es una clave o señal
que advierte a la persona cómo debe comportarse en una situación. Una conse-
* Nota del Traductor: del inglés Behaviour = conducta, Affcct = afecto, Sensation =
sensación, Imagery = capacidad imaginativa, Cognition = cognición, Interpersonal relationships = relaciones interpersonales y Drugs = fármacos.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
217
cuencia (C) se define como un acontecimiento que fortalece o debilita la conducta.
Como puede verse, estas definiciones de antecedentes y consecuencias sugieren
que la conducta de un individuo está directamente relacionada o influida por ciertos
acontecimientos. Por ejemplo, una conducta que parece estar causada por sucesos
antecedentes como el enfado puede mantenerse o fortalecerse mediante consecuencias como las reacciones de las otras personas. Las entrevistas de evaluación
se dedican a identificar los antecedentes y consecuencias particulares que influyen
o están funcionalmente relacionados con el problema de conducta definido por el
cliente.
Un ejemplo muy simple del modelo ABC es una conducta (B) muy frecuente
en todos nosotros: hablar. Nuestra conducta de hablar está ocasionada generalmente
por ciertas claves como iniciar una conversación con otra persona cuando nos han
formulado una pregunta o ante la presencia de un amigo. Los antecedentes que
pueden reducir la probabilidad de que hablemos son la preocupación de que estén
o no de acuerdo con nosotros, cómo contestamos a la pregunta o tener prisa para
marcharse. Nuestra conducta de hablar puede mantenerse con la atención verbal y
no verbal que recibimos de la otra persona, la cual es una consecuencia fuerte o
reforzadora. Otras consecuencias positivas que pueden mantener nuestra conducta
pueden ser los sentimientos de bienestar o felicidad o iniciar autoenunciados o
evaluaciones positivas sobre la utilidad o la relevancia de lo que decimos. Nosotros
podemos hablar menos cuando el contacto ocular de la otra persona nos elude o
cuando esta persona nos dice más explícitamente que hemos hablado suficiente.
Hay también otras consecuencias negativas (C) que disminuyen la conducta como
las sensaciones de fatiga o los pensamientos e imágenes de que lo que decimos es
de poco valor para atraer el interés de los otros. Como podrá ver en las próximos
tres apartados los componentes de la conducta problema varían según los clientes
y sobre todo los elementos que funcionan como antecedentes o consecuencias de
la conducta.
Conducta
La conducta incluye las cosas que hace y sobre las que piensa el cliente. La
conducta manifiesta incluye las conductas visibles o observables como la conducta
verbal (hablar), la conducta no verbal (asentir, sonreír) o la conducta motora (iniciar
alguna acción como apostar, andar o beber). La conducta encubierta incluye sucesos
que normalmente son internos --ocurren dentro del cliente- y no son visibles
para un observador, el cual debe confiar en el auto informe del cliente y en su
conducta no verbal para detectarlos. Los pensamientos, las opiniones, las imágenes,
los sentimientos, los estados de ánimo y las sensaciones orgánicas son ejemplos
de conductas encubiertas.
Como se ha señalado anteriormente, la conducta conflictiva que ha presentado
el cliente rara vez ocurre en un contexto aislado. La mayoría de los problemas que
se presentan son parte de una larga cadena o serie de conductas. Además, cada
218
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
conducta problema que se presenta normalmente consta de más de un componente.
Por ejemplo un cliente que se queja de «ansiedad» o «depresión» utiliza la etiqueta
para referirse a una experiencia que consiste en, una experiencia que consta de un
componente afectivo (sentimientos, estados de ánimo), de un componente somático
(sensaciones fisiológicas y relativas al organismo), un componente conductual (lo
que hace o no hace el cliente) y de un componente cognitivo (pensamientos,
opiniones, imágenes o diálogo interno). Además, la experiencia de ansiedad o
depresión puede variar para el cliente dependiendo de los factores contextuales
(tiempo, lugar, sucesos concurrentes) y de factores relacionales como la presencia
o ausencia de otras personas. Todos estos componentes pueden estar relacionados
con el problema particular presentado. Por ejemplo, suponga que el cliente que
manifiesta sentir «ansiedad» teme salir a cualquier local público, salvo al trabajo
o su domicilio porque su ansiedad y/o «ataques de pánico» aumentan. La ansiedad
que manifiesta puede ser parte de una cadena que se inicia con un componente
cognitivo, el tiene pensamientos de preocupación e imágenes donde se ve solo e
incapaz de superar la situación o de obtener ayuda de otros si fuera necesario. El
componente cognitivo conduce a la incomodidad y tensión somáticas y a sentimientos de aprensión y horror. Estos tres componentes trabajan conjuntamente para
influir sobre su conducta manifiesta -durante los últimos años ha evitado con
éxito la mayoría de los locales públicos como carnicerías, tiendas, teatros o iglesias
y funciona bien sólo en casa o en el trabajo--. Consecuentemente depende de la
ayuda de la' familia y los amigos para funcionar debidamente en casa y en el trabajo
y especialmente en las escasas ocasiones que debe atender al público o utiliza un
transporte público.
Es conveniente determinar la importancia que corresponde a cada componente
de la conducta problema presentada para seleccionar las estrategias de intervención
adecuadas (ver también Capítulo 11). En el Capítulo 8 se detallan las formas de
obtener las descripciones de los diferentes componentes de la conducta problema
mediante el método de entrevista de evaluación. La mayoría de las veces puede
ser muy valioso hacer un listado escrito de los diversos componentes identificados
en cada una de las conductas problemáticas.
Antecedentes
Según Mischel (1968), la conducta está determinada por la situación. Esto
implica que ciertas conductas tienden a ocurrir sólo en ciertas situaciones. Por
ejemplo, la mayoría de nosotros nos cepillamos los dientes en un baño particular
o público pero rara vez en un concierto o durante un oficio religioso.
Los antecedentes pueden provocar reacciones emocionales y psicológicas como
agresividad, miedo, alegría, dolores de cabeza o aumento de la presión sanguínea.
Los antecedentes influyen sobre la conducta aumentando o disminuyendo la probabilidad de su ocurrencia. Por ejemplo, un niño puede comportarse de distinto
modo en clase y en casa, o con el profesor regular y el sustituto.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
219
Los sucesos antecedentes que ocurren inmediatamente antes que la conducta
problema ejercen influencia sobre ella. Los sucesos que no tienen proximidad
temporal con la conducta problema pueden aumentar o disminuir indistintamente
la probabilidad de ocurrencia de dicha conducta. Los antecedentes que ocurren
inmediatamente antes que la conducta problema se denominan sucesos estímulo
(Bijou & Baer, 1961) e incluyen cualquier acontecimiento o condición que favorece
la conducta o reduce la probabilidad de su. aparición bajo esas condiciones. Los
antecedentes alejados temporalmente del problema reciben el nombre de sucesos
mediadores (Kantor, 1970) e incluyen las condiciones conductuales que ha vivido
anteriormente la persona. Los sucesos mediadores pueden haber finalizado mucho
antes de que aparezca la conducta y sin embargo facilitarla o inhibirla al igual que
los sucesos estímulo. Los sucesos mediadores que deben tenerse en cuenta al evaluar
los problemas de los clientes son la edad, la etapa de desarrollo, el estado psicológico del cliente, las características de su trabajo, de su casa o del medio escolar
y las conductas que emergen y afectan a las conductas siguientes (Wahler & Fox,
1981). Las condiciones antecedentes mediadoras y estimulares deben ser identificadas y definidas para cada cliente.
Los antecedentes incluyen más de una fuente o tipo de sucesos. Las fuentes
de antecedentes pueden ser afectivas (sentimientos, estados de ánimo), somáticas
(sensaciones fisiológicas y orgánicas), conductuales (respuestas verbales, no verbales y motoras), cognitivas (pensamientos, opiniones, imágenes, diálogo interno),
contextuales (lugar, tiempo, acontecimientos concurrentes) y relacionales (presencia o ausencia de otras personas). Por ejemplo, en la cliente que manifiesta «ansiedad» pueden existir fuentes antecedentes de variables que generan cada uno de
los aspectos de la conducta conflictiva, como el temor a perder el control (cognitiva/
afectiva), autovaloraciones e interpretaciones negativas sobre sí misma y sobre los
demás (cognitiva), conciencia de aprehensión relacionada con sensaciones orgánicas, fatigas y tendencias hipoglucémicas (somáticas), mantenerse despierta hasta
horas avanzadas de la noche o eliminar algunas comidas (conductual), presencia
de locales públicos o necesidad de cumplir funciones públicas (contextual) y la
ausencia de otros significativos como la familia o los amigos (relacional).
También existen diversas fuentes de antecedentes que disminuyen la probabilidad de aparición de algunos componentes en la ansiedad, como sentirse relajada
(afectiva), estar descansada (somática), comer con regularidad (conductual), disminuir la dependencia de la cliente sobre su marido (conductual), disminuir el
temor a la separación del cónyuge (afectiva). expectativas de ser capaz de manejar
situaciones (cognitiva), ausencia de necesidad de acudir a locales o funciones
públicas (contextual) y acudir a un local público en compañía de una persona
significativa (relacional).
La influencia que tienen los antecedentes sobre nuestra conducta puede variar
de una persona a otra dependiendo de nuestra historia de aprendizajes. Es también
importante recordar que los antecedentes son sucesos manifiestos y encubiertos
que influyen en algún grado sobre Ja conducta conflictiva, bien favoreciéndola o
bien disminuyendo la probabilidad de su aparición bajo ciertas condiciones. En
220
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
otras palabras, no todo lo que precede a una conducta puede considerarse automáticamente como un antecedente -sólo aquello que influye sobre la respuesta
conductual de alguna forma-. La conducta conflictiva sin embargo, puede estar
afectada por otros factores situacionales (reforzadores) que normalmente se presentan en la situación conflictiva pero no influyen directamente sobre la conducta.
Esto se aprecia de forma especial cuando uno de estos factores situacionales cambia
radicalmente (Goldiamond & Dyrud, 1967). Por ejemplo, la conducta de un nifio
en la escuela puede verse afectada al menos temporalmente si su único hermano
sufre un accidente de automóvil y debe ser hospitalizado o si su madre, que durante
los últimos 10 años se ha dedicado a las labores del hogar, empieza a trabajar en
jornada completa.
A lo largo de la fase de evaluación en la terapia, es importante identificar estas
fuentes antecedentes que facilitan las conductas deseables y las que se relacionan
con las respuestas inapropiadas. El propósito durante la fase de intervención (tratamiento) es seleccion"E.r las estrategias que sólo faciliten la ocurrencia de conductas
deseables y reducir la presencia de claves que mantienen la conducta no deseada.
En el siguiente capítulo describimos e ilustramos formas para elicitar información
de las fuentes antecedentes y sus efectos sobre la conducta problema mediante un
enfoque de entrevista de evaluación.
Consecuencias
Las consecuencias de una conducta son acontecimientos que siguen a dicha
conducta y ejercen alguna influencia sobre ella o están funcionalmente relacionadas
con ella. En otras palabras, no todo lo que sigue a una conducta se considera
automáticamente una consecuencia. Por ejemplo, suponga que está atendiendo a
una mujer obesa que de vez en cuando sale a picar canapés. Ella manifiesta que
después de haberlos comido se siente culpable, se considera incluso aún menos
atractiva y tiende a sufrir insomnio. Aunque estos sucesos sean los resultados de
su conducta, no son consecuencias salvo que la determinen de forma indirecta,
manteniendo o disminuyendo la probabilidad de que vuelva a comerlos. En este
caso otros sucesos que siguen a la ingesta pueden ser las consecuencias reales. Por
ejemplo, la conducta de la cliente se mantienen por la satisfacción que le produce
comer los canapés, quizá se reduzca por un tiempo cuando alguien como su marido
lo nota y le recrimina por ello o se niega a salir con ella en la salida regular de
los fines de semana.
Las consecuencias se describen como positivas o negativas. Las consecuencias
positivas técnicamente se denominan refuerzos y las negativas castigos. Del mismo
modo que los antecedentes, la naturaleza de las consecuencias variará según los
clientes. Por definición, las consecuencias positivas (los acontecimientos reforzantes) mantienen o aumentan la conducta. Las consecuencias positivas con frecuencia mantienen o fortalecen la conducta mediante refuerzos positivos, lo que
implica la presentación de un hecho manifiesto o encubierto que sigue a la conducta
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
221
y que aumenta la probabilidad de que dicha conducta ocurra de nuevo en el futuro.
Las personas tienden a repetir las conductas que producen efectos satisfactorios.
La gente también se dedica a reproducir conductas que conllevan alguna bonificación o valor incluso aunque ésta no sea muy funcional (tales bonificaciones
reciben el nombre de (refuerzos secundarios). Por ejemplo, un cliente puede abusar
del consumo de alcohol y continua haciéndolo incluso después de perder su empleo
o su familia porque le gustan las sensaciones que tiene después de beber y porque
la bebida le ayuda a evitar responsabilidades. Otro cliente puede seguir insultando
a su mujer a pesar del daño que esto origina a su relación porque la conducta de
abuso verbal le proporciona un sentimiento de poder y control. En estos dos
ejemplos, la conducta problema es a menudo difícil de cambiar porque las consecuencias inmediatas producen en la persona una sensación de bienestar. Consecuentemente la conducta indeseable se refuerza a pesar de que sus efectos a largo
plazo sean desagradables. En otras palabras, en estos ejemplos, el cliente «valora»
la conducta que trata de eliminar. Con frecuencia el refuerzo secundario, la bonificación derivada del problema existente, es la tapadera de problemas más serios
que no siempre presenta el cliente directamente. Según Fishman y Lubetkin (1983),
es importante que el terapeuta considere este hecho para prestar atención al problema
central, el cual una vez resuelto generalizará también los efectos de mejoría a otras
áreas conflictivas. Por ejemplo, supongamos que una cliente obesa quiere «perder
peso» como objetivo de su terapia. La evaluación de este problema manifiesto
revela que la obesidad de la cliente le permite evitar las interacciones sociales,
especialmente con los hombres. En este caso la terapia irá dirigida no sólo al
problema manifiesto (sobrepeso e ingesta abusiva) sino también al problema nuclear
o subyacente que enmascara el peso, a saber eludir las interacciones sociales,
especialmente con las personas del otro sexo. De lo contrario, los intentos por
mantener los programas de reducción de peso probablemente tendrán poco éxito.
Del mismo modo, el cliente que abusa del consumo de alcohol con el propósito
de eludir responsabilidades necesitará un programa de tratamiento dirigido a eliminar el abuso de alcohol y a cambiar el patrón de eludir responsabilidades. Como
señalan Fishman y Lubetkin, muchos terapeutas cognitivo-conductuales «se aferran
al aspecto inicial de los problemas que plantean los clientes en la terapia. Hemos
observado en nuestra experiencia clínica qué «material escondido» puede ser responsable del mantenimiento" de la conducta manifiesta» (1983, p. 27). Los clientes
no siempre conocen las razones que les conducen a involucrarse en las conductas
problemáticas. Una parte de la terapia implica explicitar más las razones o refuerzos
secundarios.
Las consecuencias positivas también pueden mantener una conducta por refuerzo negativo, eliminar un suceso desagradable que sigue a la conducta, aumentando la probabilidad de que dicha conducta vuelva a ocurrir. Las personas
tienden a repetir las conductas que eliminan sucesos o efectos dolorosos o molestos.
También emplean refuerzos negativos para establecer las conductas de evitación y
escape. La conducta de evitación se mantiene cuando se elimina un suceso desagradable esperado. Por ejemplo, permanecer en casa elimina los temores de la
222
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
agorafobia. Al eliminar estos temores esperados se mantiene la conducta de evitar
los lugares públicos. La conducta de escape se mantiene cuando un suceso negativo
(desagradable) que ya está ocurriendo se elimina o termina. Por ejemplo, el maltrato
a un niño bloquea temporalmente las conductas aversivas o molestas del niño. La
finalización de las conductas molestas del niño mantienen la conducta de escape
de los padres.
Las consecuencias negativas debilitan o eliminan la conducta. Una conducta
se debilita o disminuye normalmente (al menos temporalmente) si va seguida por
un estímulo o suceso desagradable (castigo), si se elimina o finaliza un suceso
positivo o reforzante (coste de respuesta) o si la conducta ya no va seguida de los
sucesos reforzantes (extinción operante). Por ejemplo, la mujer con sobrepeso puede
mantener su tendencia a comer canapés por la sensación de satisfacción que recibe
de ello (una consecuencia positiva reforzante), o puede mantenerse porque le
permite escaparse de su aburrido trabajo (consecuencia negativa reforzante). Por
el contrario, el rechazo, sarcasmo o negativa de su marido a salir con ella puede
reducir temporalmente su conducta (consecuencia punitiva). Aunque el empleo de
contingencias negativas para modificar la conducta plantea muchas desventajas,
en los entornos de la vida real como la casa, el trabajo y la escuela, el castigo se
emplea frecuentemente para influir sobre la conducta ajena. Los terapeutas deben
ser conscientes de la presencia de consecuencias negativas en la vida del cliente y
sus efectos sobre éste. Los terapeutas también deben evitar el uso de cualquier
conducta verbal o no verbal que pueda parecer punitiva para el cliente porque tal
conducta puede conllevar problemas innecesarios en la relación terapéutica y a que
el cliente dé por finalizada (escape de) la terapia
Las consecuencias también proceden de diversas fuentes o tipos de sucesos.
Al igual que los antecedentes, las fuentes de consecuencias pueden ser afectivas,
somáticas, conductuales, cognitivas, contextuales y/o relacionales. Por ejemplo,
la cliente que manifestaba «ansiedad» evita lugares y funciones públicas y esta
conducta reduce sus sensaciones de ansiedad (afectiva), la tensión corporal (somática) y la preocupación (cognitiva). Otras consecuencias que pueden ayudar a
mantener el problema son las conductas repetitivas de evitación (conductual) y el
aumento de atención de la familia y de Jos amigos (relacional).
No sería correcto preguntar simplemeñte sobre los hechos que siguen a la
conducta y clasificarlos automáticamente como consecuencias sin determinar sus
efectos particulares sobre la conducta. Como señala Cullen (1983, p. 137), «Si se
supone que las variables se relacionan funcionalmente con la conducta, cuando de
hecho no lo hacen, entonces la manipulación que haga el terapeuta de esas variables,
en el mejor de los casos no tendrá ningún efecto sobre las dificultades presentes
pero en el peor de los casos, creará incluso más dificultades».
A veces los estudiantes tienden a confundir el concepto de consecuencias cómo
aquí las presentamos con el tipo de consecuencias que normalmente son producto
de la conducta conflictiva, por ejemplo, Julie frecuentemente posterga la decisión
de estudiar y consecuentemente, obtiene malas notas. Aunque las malas notas sean
el resultado de su falta de estudio, no son la consecuencia tal como la hemos
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEITTAS
223
definido, salvo que las malas notas aumenten, disminuyan o mantengan la conducta
de no estudiar. Las malas notas son solamente el resultado de estudiar poco. Una
forma de diferenciar las consecuencias de los meros efectos de la conducta conflictiva consiste en recordar una regla básica que recibe el nombre de «gradiente
de refuerzo». Según el gradiente de refuerzo las consecuencias que ocurren poco
después de la conducta tienden a desempeñar un impacto más fuerte que las consecuencias que ocurren mucho tiempo después (Hull, 1952). Las malas notas se
hallan tan alejadas del estudio día a día (o falta de estudio diario) que probablemente
no ejercen mucha influencia sobre la conducta diaria del estudiante.
Durante la fase de evaluación terapéutica, es importante identificar estas consecuencias que mantienen, aumentan o disminuyen las conductas deseables y las
indeseables. En la fase de intervención (tratamiento), esta información te ayudará
a seleccionar las estrategias y enfoques que se mantendrán y aumentarán las conductas deseables y debilitarán o reducirán las indeseables como los déficits o excesos
conductuales. La información sobre las consecuencias es también útil para planificar
los enfoques de tratamiento que se basan en el empleo de consecuencias para
facilitar la modificación de la conducta. En el Capítulo 8 se describen e ilustran
modelos para elicitar información sobre las consecuencias y sus efectos sobre la
conducta conflictiva mediante un enfoque de entrevista de evaluación.
Es importante reiterar que los antecedentes, consecuencias y componentes del
problema deben ser diagnosticados e identificados de forma particular para cada
cliente. Dos clientes pueden quejarse de ansiedad o «nervios» y sin embargo las
evaluaciones pueden revelar componentes diferentes en sus conductas conflictivas
y diferentes antecedentes y consecuencias. También conviene recordar que existe
cierta relación entre los antecedentes, los componentes de la conducta conflictiva
y las consecuencias. Por ejemplo, los autoenunciados negativos o los pensamientos
irracionales pueden funcionar en algunos momentos como antecedentes y como
consecuencias indistintamente para un componente dado del problema identificado.
Pensemos en un estudiante que asegura deprimirse después de las situaciones en
que recibe peores resultados que los deseados, como pedir a una chica que salga
con él y recibir una respuesta negativa, recoger un examen con un Notable o un
Bien o presentarse a una entrevista de trabajo y no ser seleccionado. Los pensamientos irracionales en forma de estandars perfeccionistas pueden funcionar como
antecedentes facilitando, estableciendo o provocando sentimientos de depresión,
por ejemplo, «Aquí tengo una solución que no coincide con lo que yo quería; es
horrible; me siento mal». Los pensamientos irracionales en la forma de pensamientos de autotortura pueden funcionar como consecuencias manteniendo los
sentimientos de depresión durante algún tiempo después de que ocurra la situación,
por ejemplo, «cuando las cosas no salen como deberían, yo soy un fracaso».
CLASIFICACIÓN DIAGNÓSTICA DE PROBLEMAS DE CLIENTES
A lo largo de este capítulo estamos poniendo mucho énfasis en la necesidad
de practicar una entrevista precisa y global para poder definir los problemas del
cliente de modo muy concreto. Además, los terapeutas deben ser conscientes de
224
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
que los problemas del cliente pueden organizarse en forma de taxonomía (clasificación) diagnóstica.
El sistema de clasificación oficial que se emplea con mayor frecuencia se halla
en el DSM-III-R (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, tercera
edición revisada) de la Asociación Americana de Psiquiatría (1987). Se aconseja
al lector consultar este manual así como el Libro de Casos DSM-III-R (Spitzer,
Gibbon, Skodc\l, Williams & First, 1989). Nuestro propósito es resumir los códigos
y categorías diagnósticas básicas que se describen en el DSM-III-R para que el
lector no se sienta «fuera de juego» si un colega menciona el «Eje I, 11», etc.
El DSM-111-R incluye extensas descripciones de varios trastornos mentales y
psicológicos divididos en 16 clases diagnósticas cada una de las cuales incluye a
su vez otras subcategoría~. Cada categoría dispone de criterios diagnósticos específicos. Estos criterios proporcionan al terapeuta una forma de evaluar y clasificar
los problemas del cliente.
El sistema de evaluación que utiliza el DSM-III-R se denomina «multiaxial»
porque consiste en una evaluación realizada en base a cinco códigos o «ejes»:
Eje I, Síndromes clínicos. Estados no atribuibles a trastorno mental, que merecen atención o
tratamiento y códigos adicionales.
Eje 11, Trastornos de personalidad y trastornos específicos del desarrollo.
Eje III, Estados y trastornos somáticos.
Eje IV, Intensidad del estrés psicosocial.
Eje V, Máximo nivel de adaptación en el transcurso del último año.
Los Ejes 1 y II incluyen la clasificación completa de los trastornos mentales y
además los estados no atribuibles a trastorno mental pero que merecen la atención
o tratamiento. En el Eje 111 el terapeuta indica cualquier estado o trastorno somático
del cliente. El Eje IV proporciona un código para evaluar la intensidad total del
estrés que se considera responsable del desarrollo o exacerbación del trastorno
actual. El pronóstico de un sujeto puede ser mejor cuando el trastorno aparece
como consecuencia de un estrés intenso que cuando se presenta tras un mínimo,
o en ausencia de estrés previo. Esta información puede ser útil para elaborar un
plan de tratamiento que reduzca la intensidad y frecuencia de «estresores» en la
vida del cliente.
El Eje V permite al clínico hacer constar su juicio sobre el máximo nivel de
adaptación (de al menos algunos meses) en el transcurso del último año. Esta
información tiene valor pronóstico con frecuencia porque, generalmente, el sujeto
acostumbra a volver al nivel previo de funcionamiento adaptativo tras un episodio
de su enfermedad.
Tal y como se usa aquí, el funcionamiento adaptativo está compuesto de tres
áreas principales: relaciones sociales, vida laboral y empleo del tiempo libre.
En este capítulo se incluyen algunos ejemplos del sistema de evaluación multiaxial al final del análisis de los casos de clientes. En la Tabla 7. l se describen
las 16 categorías diagnósticas fundamentales del DSM-III-R que se clasifican en
los Ejes 1 y 11.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
225
Taylor (1983) señala que a pesar de las aparentes limitaciones prácticas y
conceptuales del diagnóstico, este proceso puede ayudar a los terapeutas a evaluar
las conductas problema y a seleccionar las intervenciones adecuadas_ para el tratamiento. Por ejemplo, puede ser útil disponer de conocimientos generales sobre
las características específicas de distintos tipos de patología clínica como la edad
típica de aparición o si el trastorno es más común en hombres que en mujeres. En
el estudio de un caso que describe Evans (1970), el terapeuta se hallaba trabajando
con un «exhibicionista». La conducta exhibicionista se había iniciado a los 30
años, precisamente una edad en la que normalmente esta conducta desaparece más
que se inicia. El terapeuta que procedió con la suficiente cautela y sentido común,
se percató de esta discrepancia e inició la evaluación con sumo cuidado. La evaluación reveló un estado orgánico de hipoglucemia (descenso anormal del nivel de
azúcar en sangre), que provocaba episodios de confusión, momentos en los que el
cliente se exhibía. En este caso, el tratamiento se dirigió a corregir la hipoglucemia
aunque ésta no fuera originalmente visible para el clínico.
Nelson y Barlow ( l 981) señalan que las características seleccionadas por el
DSM-lll-R son útiles para añadir información sobre las conductas que son objeto
de evaluación y las variables que las controlan. Por ejemplo, el criterio operacional
que se encuentra en el DSM-111-R a menudo indica otras conductas asociadas a un
trastorno particular que deberían ser también evaluadas y las características asociadas a un trastorno sugieren frecuentemente la evaluación de variables que contribuyen o colaboran en el trastorno. Pongamos por caso, un cliente describe
conductas relacionadas con la depresión, el terapeuta puede utilizar los criterios
operacionales que se emplean en los casos de episodios severos de depresión para
preguntar sobre las conductas relacionadas con la depresión que el cliente no ha
mencionado. Los terapeutas también pueden guiarse por las características asociadas a este trastorno para preguntar al cliente sobre las posibles variables mediadoras
típicamente asociadas con el trastorno (en el caso de la depresión, sucesos como
cambios vitales, pérdida de refuerzos y historia familiar de la depresión).
Nelson y Barlow (1981) también señalan que los diagnósticos pueden ser útiles
para planificar los tratamientos que han resultado válidos con problemas similares.
Por ejemplo, los clientes con fobias normalmente se benefician con el modelado
(ver también Capítulos 13 y 14) o enfoques para reducción del temor como la
desensibilización sistemática (ver Capítulo 18) y también pueden necesitar alguna
medicación ansiolítica(ver también Capítulo l l ).
TABLA 7.1. Las principales clases diagnósticas del DSMMIII-R
1. Trastornos de inicio en la infancia, fa niiiez o la adolescencia. Trastornos conductuales,
intelectuales, emocionales, físicos y evolutivos que normalmente se observan por primera vez en la infancia, niñez o adolescencia.
2. Trastornos mentales orgánicos. Trastornos conductuales o psicológicos relacionados
con una disfunción cerebral temporal o permanente.
226
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
3. Trastornos por uso de sustancias. Trastornos por abuso y/o dependencia ocasionada
por el consumo de sustancias como el alcohol, las drogas y el tabaco que afectan al
sistema nervioso central.
4. Trastornos esquizofrénicos. Cinco subtipos de esquizofrenia; en todas ellas se presenta
alguno da de las siguientes características: ideas delirantes, alucinaciones y desajustes
de pensamiento.
5. Trastornos paranoides. Cinco tipos de trastornos que se caracterizan por las ideas
delirantes de persecución, ideas delirantes de celos no atribuibles a ningún otro trastorno
psicótico.
6. Trastornos psicóticos no clasificados en otros apartados. Incluye otras tres categorías
que no se corresponden con ninguna de las anteriores.
7. Trastornos afectivos- Incluye dos clases de trastornos caracterizados por los desajustes
afectivos y la sintomatología asociada a cada uno de ellos.
8. Trastornos por ansiedad. Cuatro categorías cuyo síntoma común predominante es la
ansiedad.
9. Trastornos somatoformes. Trastornos donde están involucrados los síntomas físicos
pero sin ninguna muestra de enfermedad orgánica.
10. Trastornos disociativos. Incluye una variedad de trastornos que se caracterizan por la
alter~ció~ aguda y normalmente temporal de la identidad de la persona y/o de la
conc1enc1a.
11. Trastornos psicosexuales. Trastornos que implican alguna disfunción o desajuste de la
identidad y/o función psicosexual.
12. Trastornos del sueño y de la vigilia. Trastornos crónicos (de más de un mes de duración)
del sueño; incluye dos grandes subgrupos: insomnios, con siete tipos y parasomnias
con cuatro tipos.
13. Trastornos ficticios. Trastornos con síntomas físicos y psicológicos producidos por el
cliente y bajo el control voluntario de éste.
14. Trastornos del control de impulsos no clasificados en otros apartados. Trastornos no
clasificables en ningún otro lugar y que se caracterizan por el fracaso a resistir un
impulso, a ejecutar un acto perjudicial para uno mismo o para los otros.
15. Trastornos adaptativos. Ocho trastornos caracterizados por una reacción desajustada a
un estresor social identificado, que suceden durante los tres meses siguientes a la
instauración del estresor y que provocan deterioros en el funcionamiento social o laboral
o síntomas excesivos para una reacción normal a dicho estresor.
16. Factores psicológicos que afectan al estado físico. Aunque las condiciones físicas se
evalúan en el Eje III, esta categoría se emplea para describir los factores psicológicos
que tienen cierta proximidad a la condición física y parecen precipitarla o exacerbarla.
17. Trastornos de personalidad. Incluye tres clases de trastornos de personalidad; todas
ellas se caracterizan por las pautas desajustadas de percepción y de relaciones que son
suficientemente graves como para producir un malestar subjetivo o el deterioro del nivel
de funcionamiento general.
18. Codificación V. Condiciones incluidas en el tratamiento/intervención pero no atribuibles
a ninguno de los trastornos previamente descritos; este apartado incluye problemas que
no conllevan un trastorno mental u otros problemas (además del trastorno específico)
y que merecen atención.
La clasificación diagnóstica presenta ciertas limitaciones y ésto se aprecia con
claridad cuando se realiza una clasificación diagnóstica del cliente sin el beneficio
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
227
de una evaluación global y completa. Las críticas más comunes a estos diagnósticos
se refieren a que clasifica a los clientes, a menudo sin ningún valor y que estas
etiquetas ni siquiera están bien definidas y no describen lo que el cl_iente hace o
no hace. A pesar de las aparentes desventajas del diagnóstico, muchos terapeutas
y terapeutas se encuentran inmersos en entornos laborales donde se precisa una
clasificación diagnóstica de los problemas del cliente. A menudo los mismos clientes solicitan este diagnóstico para recibir la ayuda que su seguro social les concede
para los servicios terapéuticos. Nosotros consideramos útil el sistema de clasificación del DSM-III-R siempre que se aplique en un contexto de enfoque global
de evaluación y no se utilice como un sustituto de la evaluación ideográfica del
problema, de los sucesos y de las conductas específicas. Este último tipo de
evaluación se ilustra en el siguiente ejemplo.
Un Caso del Modelo ABC
Para favorecer su conceptualización de los problemas del cliente siguiendo el
modelo ABC, a continuación se presenta un caso ilustrativo. La comprensión
conceptual que usted debería adquirir en este capítulo le permitirá definir los
problemas de los clientes y las variables que contribuyen en ellos mediante una
entrevista de evaluación que se describe en el Capítulo 8. El siguiente caso hipotético le facilitará la identificación de los ABCs manifiestos y encubiertos del
problema del cliente. En los capítulos restantes también se hará mención, de modo
ilustrativo, a otras posibilidades de este caso.
El Caso de J oan
Joan es una estudiante de 15 años de edad. Su primera frase en la primera
sesión de terapia hace referencia a su «tristeza» y a su «insatisfacción» con la
experiencia escolar pero se siente incapaz de hacer algo para mejorarla. En una
clarificación posterior, Joan revela que se siente triste porque no puede alcanzar
el nivel de sus compañeros de clase y porque le disgusta pertenecer al grupo de
«los mejores» en algunas de sus clases, las cuales son muy competitivas. Manifiesta
especial preocupación por la clase de matemáticas, donde según dice tiene más
compañeros que compañeras, a quienes ella considera mucho más inteligentes que
ella misma. Afirma que a menudo en el transcurso de la clase piensa en el hecho
de que «las chicas son tan estúpidas para las matemáticas». Manifiesta que según
se inicia la clase de matemáticas siente ansiedad y se «excluye», incluso que algunas
veces siente ansiedad sólo de pensar en la clase y cuando sucede ésto siente
«cosquillas» en su estómago, le sudan y enfrían las manos y su corazón palpita
con rapidez. Cuando se le pregunta qué quiere decir con «excluirse», dice que se
sienta en su sitio, no habla a sus compañeros y nunca se ofrece voluntaria para
dar una respuesta o salir al encerado. A veces cuando el profesor menciona su
228
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
nombre ella no contesta. Consecuentemente, añade, sus notas bajan. También
reconoce que su profesor de matemáticas ha comentado con ella este aspecto y ha
intentado ayudarla. Sin embargo, el nerviosismo de Joan durante esta clase le ha
conducido a ausentarse cada vez que ha encontrado cualquier razón y casi ha agotado
todas las posibilidades de falta justificada de asistencia. Añade que su temor a las
situaciones académicas competitivas ha sido un problema desde la escuela primaria,
cuando sus padres empezaron a compararla con otros estudiantes y a «presionarla»
para que sus resultados escolares fueran buenos y pudiera acceder al instituto.
Cuando se le pregunta cómo le han «presionado» sus padres, responde que mediante
sus continuas alusiones a las buenas notas, si ella no lo conseguía le criticaban y
eliminaban privilegios como la paga. Manifiesta que durante el presente curso,
como las clases son más áridas y más competitivas, la escuela se ha convertido en
un problema para ella y que cada vez se siente más ansiosa en algunas clases,
especialmente en matemáticas. Joan también afirma que algunas veces piensa que
su fracaso es voluntario en respuesta a la presión de sus padres. Todo ésto le hace
sentirse insatisfecha con los estudios y se ha planteado si realmente quiere seguir.
Asegura que ha considerado la posibilidad de cambiar a algún centro profesional
donde puede aprender algunas habilidades manuales para poder encontrar trabajo
en breve. Sin embargo dice que es una persona muy indecisa y no sabe lo que
debe hacer. Además, tiene miedo de adoptar esa decisión porque la respuesta de
sus padres puede ser muy negativa. Joan asegura que no recuerda haber tomado
una decisión sin la colaboración de sus padres, siente que aquellos han tomado
muchas decisiones que le hubieran correspondido a ella; que nunca le han animado
a tomar decisiones propias porque le dicen que ella puede equivocarse sin su
asesoramiento. Joan es hija única. Señala que siempre teme equivocarse en sus
elecciones o decisiones.
Análisis del Caso
Situaciones conflictivas. En primer lugar, existen dos situaciones conflictivas
vinculadas pero diferentes para Joan. El problema que presenta es «ansiedad» en
algunas de las clases competitivas de la escuela. Identifica la clase de matemáticas
como la clase más problemática. En segundo lugar, tiene dificultades para tomar
decisiones sobre las asignaturas optativas que debe escoger. Más en general, otro
problema es que se considera indecisa en la mayoría de las situaciones. El análisis
de este caso examinará las conductas conflictivas de Joan y los antecedentes y
consecuencias de estas dos áreas conflictivas.
Análisis del Problema Escolar
1. Problemas Conductuales.
Los problemas conductuales de Joan en la escuela incluyen:
a. Autodefensa clasificando la clase de matemáticas como «competitiva» y a
sí misma como «no tan inteligente como los chicos».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
229
b. Sentarse a solas, no ofrecerse voluntaria en las clases de matemáticas, no
responder a las preguntas del profesor, no salir a la pizarra o ausentarse de
la clase.
Sus etiquetas autodefensivas constituyen una conducta encubierta; sentarse a
solas, no responder voluntariamente y ausentarse de clase son conductas observables.
2. Condiciones Antecedentes.
Las conductas conflictivas de Joan en la escuela se muestran a modo de ansiedad
respecto a ciertas clases «competitivas», las matemáticas en particular. Condiciones
antecedentes previas pudieran ser las comparaciones verbales con respecto a sus
compañeros y la presión verbal para obtener buenas notas cuyo incumplimiento
implicaba la suspensión de la paga y pérdida de otros privilegios que procedían de
sus padres. Estas condiciones antecedentes no ocurren al mismo tiempo. El antecedente relativo a la ansiedad en las clases «competitivas» sucede poco antes de
la aparición de la conducta problema y es un «suceso estímulo». Sin embargo, las
comparaciones verbales y la presión por las buenas notas empezó hace muchos
años y probablemente funciona como un «suceso mediador».
3. Consecuencias.
Las conductas problemáticas de Joan en la escuela se mantienen mediante:
a. Un aumento del nivel de atención del profesor de matemáticas hacia su
problema.
b. Sentimiento de alivio de la ansiedad evitando la situación que produce dicha
ansiedad. No participando y no asistiendo a las clases, evita las situaciones
que provocan ansiedad.
c. Sus bajas notas posiblemente relacionadas con dos consecuencias secundarias. ( l) Si sus notas son excesivamente bajas, no obtiene las calificaciones
necesarias para continuar. Esta podría ser la «última» forma de evitar las
situaciones académicas competitivas que provocan ansiedad. (2) Las notas
bajas también pueden mantener su conducta problema porque ella las clasifica como la forma de vengarse de la presión de sus padres.
Análisis del Problema de Toma de Decisiones
1. Conductas Problemáticas.
La conducta problema que muestra Joan consiste en no adoptar decisiones
propias, en este caso con respecto a su cambio de currículum. Dependiendo del
cliente, el problema de toma de decisiones puede ser observable o encubierto. Las
personas que disponiendo de las destrezas para adoptar las decisiones no lo hacen
230
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
porque se autobloquean por las «clasificaciones» o «diálogo interno» referente a
la decisión, muestran una conducta encubierta. En el caso de Joan, su conducta
indecisa parece basarse en la historia pasada de aprendizaje sobre la toma de
decisiones de la que siempre se han encargado sus padres o ha sido hecha con la
ayuda de ellos. La falta de oportunidades que ha tenido para escoger sugiere que
no ha adquirido aún las destrezas implicadas en la toma de decisiones, y esto se
consideraría como un problema manifiesto.
2. Condiciones Antecedentes.
La historia previa de toma de decisiones de Joan constituye su principal condición antecedente. Esto consiste en (1) siempre ha existido alguien que le han
ahorrado la necesidad de tomar decisiones y (2) falta de oportunidades para adquirir
y practicar las destrezas implicadas en la toma de decisiones.
3. Consecuencias.
Las consecuencias que parecen mantener el problema de no decidir incluyen:
a. Tener ayuda a la hora de tomar decisiones y consecuentemente evitar la
responsabilidad al hacerlo.
b. Anticipación de las reacciones parentales negativas (castigos) a sus decisiones.
c. Ausencia de consecuencias positivas o falta de refuerzo para cualquier esfuerzo pasado por adoptar una decisión.
d. En la decisión específica de cambio de currículum, sus notas bajas, las
cuales si son suficientemente bajas le evitarán tomar esta decisión porque
automáticamente le descalifican para continuar con el actual.
Diagnóstico DSM-III-R
Eje!: V62.89, problemas por desarrollo biográfico o por circunstancias de la
vida.
Eje 11: ninguna.
Eje III: ninguna.
Eje IV: nivel intermedio de funcionamiento durante el pasado año (peores notas,
ausencias de clases, deterioro de la relación parental).
RESUMEN
La evaluación constituye la base del desarrollo de todo el programa terapéutico.
La evaluación cumple importantes funciones informativas, educativas y motivacionales en la terapia. Aunque la mayor parte de la evaluación se realiza durante
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
231
los procesos iniciales del consejo, en cierta medida la evaluación o identificación
de los problemas del cliente continúa durante la terapia.
Una parte importante de la evaluación reside en la capacidad del terapeuta para
conceptualizar los problemas del cliente. En este capítulo describimos los modelos
de caso o conceptualización de problemas propuestos por Swensen (1968), Seay
(1978) y Lazarus (1976, 1981). Los modelos de conceptualización ayudan al terapeuta a aclarar la complejidad de los problemas expuestos por el cliente.
El modelo de evaluación ABC descrito en este capítulo se basa en multitud de
conceptos como:
1. La mayor parte de las conductas problemáticas son aprendidas, aunque esto
no excluye las causas orgánicas (biológicas) de los problemas psicológicos.
2. Las causas de los problemas son multidimensionales.
3. Los problemas deben ser analizados concreta y operativamente.
4. Los problemas suceden en un contexto social y están afectados por antecedentes internos y externos relacionados funcionalmente o que ejercen
influencia de diferentes formas sobre el problema.
5. Los componentes del problema así como las fuentes de antecedentes y
consecuencias pueden ser afectivas, conductuales, cognitivas, contextuales
y relacionales.
Además de la necesidad de identificar los componentes de la conducta problema
y las fuentes de antecedentes y consecuencias, otro apartado de la evaluación
implica el diagnóstico multiaxial del cliente. Los diagnósticos normales se basan
en Manual Diagnóstico y Estadístico, tercera edición, revisada, lo cual conlleva
clasificar los problemas y evaluar la gravedad de los estresores psicosociales y el
nivel más elevado de funcionamiento adaptado del sujeto durante el año anterior.
El diagnóstico puede ser una parte valiosa de la evaluación. Por ejemplo, conocer
algunas características fundamentales de los distintos tipos de síndromes clínicos
puede favorecer la comprensión del problema que presenta el cliente. El diagnóstico, sin embargo, no es un sustituto adecuado de otros enfoques de evaluación y
no es una base efectiva para especificar los objetivos y seleccionar las estrategias
de intervención salvo que sea parte de un enfoque comprensivo del tratamiento
donde los componentes del problema se identifiquen de un modo concreto y operativo.
POSTEVALUACIÓN
Lea la descripción del caso de Mr. Brown que se adjunta y después responda a
las siguientes preguntas:
1.
2.
3.
4.
¿Cuáles son los
¿Los problemas
¿Cuáles son las
¿Cuáles son las
darios?
problemas conductuales del cliente?
conductuales son manifiestos o encubiertos?
condiciones antecedentes del problema del cliente?
consecuencias de dichos problemas?, ¿y los logros secun-
232
CONCEPTUALIZAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
5. ¿De qué modo influyen las consecuencias sobre el problema?
Las respuestas a estas preguntas se incluyen en el apartado de Feedback que
sigue a la Postevaluación.
El Caso de Mr. Brown
El Sr. Brown, un anciano de 69 años, acudió a consulta porque sentía que su
función en su puesto de trabajo estaba «fallando». El Sr. Brown trabajaba en una
gran compañía de automóviles. Era responsable del diseño de nuevos modelos. El
Sr. Brown manifestó que seis meses atrás había empezado a advertir el problema,
cuando el director de personal vino a pedirle que rellenara los documentos de jubilación. En el momento de acudir a terapia faltaban nueve meses para su jubilación.
(Los estatutos de la compañía obligan a jubilarse a los 70 años). Hasta este incidente
con el director de personal y la cumplimentación de los documentos, según el Sr.
Brown, todo parecía ir bien. Manifestó también que nada parecía haber cambiado
en sus relaciones familiares. Sin embargo, algunas veces en el trabajo, manifestaba
tener dificultades para finalizar los diseños de coches. Cuando se le preguntó qué
otra cosa hacía además de trabajar como diseñador de coches, respondió que<< Preocuparse)). Por «preocupación» hacía alusión a los pensamientos constantes repetitivos sobre la aproximación de su jubilación, «No estaré aquí cuando se construya
este cochei> y «¿Oué haré cuando no tenga este trabajo?)). El Sr. Brown reconoció
que pasaba mañanas y tardes enteras <(dando vueltas)) a estas cosas y esto parecía
suceder cuando estaba a solas en su oficina trabajando sobre algún diseño. Consecuentemente no respetaba los plazos de entrega de sus diseños. No respetar
estas fechas específicas le hacía sentirse aún más preocupado. Concretamente le
preocupaba perder la reputación ante sus colegas y superiores, quienes, él pensaba,
siempre habían confiado en él <1para tener el trabajo hechon. Temía que su conducta
presente influyera sobre la opinión de los otros, aunque esto no implicara ningún
otro «coste» para él. De hecho el Sr. Brown dijo que había sido su jefe inmediato
quien le hab(a recomendado, después de varias conversaciones, que visitara a un
terapeuta. El jefe también había señalado que la compañía pagaría los costes de la
terapia. El Sr. Brown añadió que su jefe no había mostrado ninguna reacción visible
al incumplimiento de los plazos de entrega de los diseños salvo recordárselo y
comportarse atentamente con él, como se demostraba en sus conversaciones y
salidas laborales. EJ Sr. Brown añadió que disfrutaba en las interacciones con su jefe
y que con frecuencia hubiera deseado invitarle a comer. Sin embargo manifestaba
que todos estos encuentros habían sido a propuesta del jefe. El Sr. Brown se sentía
indeciso para proponer él. En los últimos seis meses, el Sr. Brown no había recibido
ninguna queja por no respetar las fechas de entrega de sus diseños, aún así le
preocupaba conservar su propia sensación de orgullo en el trabajo, que a su entender
se había alterado a consecuencia de los problemas presentes.
Diagnóstico DSM-111-R
Eje
Eje
Eje
Eje
1: 309.23 Trastornos adaptativos con inhibición laboral.
11: ninguno.
111: ninguno.
IV: 5, intenso estrés psicosocial (proximidad de la jubilación).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
233
Eje V: 3, buen nivel de funcionamiento adaptativo durante el pasado año (buena
ejecución laboral previa a la aparición de los problemas presentes, seis meses atrás;
ha influido en cierto grado sobre las interacciones sociales con su jefe pero las
familiares se mantienen igual).
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
El Caso del Sr. Brown
El autoinforme del Sr. Brown hace referencia a conductas problemáticas como
preocuparse por la jubilación y a no trabajar en e\ diseño de automóviles.
Preocuparse sobre la jubilación es una conducta encubierta. No trabajar en el
diseño de automóviles es una conducta manifiesta. Una condición antecedente que
sucedió seis meses atrás, cuando el director de persona! comentó el tema de la
jubilación con el Sr. Brown y se cumplimentaron los documentos necesarios. Este
es un antecedente visible en forma de suceso mediador. La visita del director de
personal parecía provocar la preocupación del Sr. Brown sobre su jubilaclón y fina~
lización de diseños de automóviles. Un antecedente encubierto son los pensamientos repetitivos del Sr. Brown sobre la jubilación, envejecer, etc. Este es un suceso
estímulo.
Las consecuencias Incluyen las excusas para el incumplimiento de las fechas de
entrega y la atención extra de su jete.
Las conductas problemáticas del Sr. Brown parecen mantenerse por las excusas
del incumplimiento de las fechas de entrega, con sólo una notificación para recordárselo. Recibe atención e interés extraordinario de su jefe a quíen él valora mucho.
También puede retrasar las fechas de entrega y consecuentemente no completar
\os diseños solicitados para evitar o retrasar la jubilación; es decir, puede suponer
que si los diseños no están finalizados, se le pedirá que permanezca más tiempo
hasta que sean completados.
8
Definición de los problemas del cliente
mediante una entrevista de evaluación
En el Capítulo 7 hemos descrito las diferentes funciones del proceso de evaluación en la terapia y hemos señalado que la evaluación es una forma de identificar
y definir los problemas de los clientes para adoptar decisiones sobre el tratamiento
terapéutico. A disposición del terapeuta existen diversos instrumentos y métodos
útiles para identificar y definir la modalidad y parámetros de los problemas de los
clientes. Estos métodos incluyen pruebas estandarizadas como los inventarios de
personalidad y de intereses; la evaluación psicofisiológica como el control de la
tensión muscular en las cefaleas crónicas mediante el electromiograma (EMG); los
listados de autoinforme como las escalas de aserción o los inventarios de ansiedad;
la observación realizada por otras personas, incluida la observación del terapeuta
y de las personas significativas del entorno del cliente; la auto-observación mediante
la cual el cliente observa y registra algunos aspectos del problema; la capacidad
imaginativa del cliente para emplear su fantasía y dirigir imaginariamente la experiencia de algún aspecto del problema; el role-play, donde el cliente puede
demostrar en vivo parte del problema aunque en un entorno simulado y la entrevista
indirecta, donde el cliente y el terapeuta identifican el problema mediante el intercambio verbal y no verbal de mensajes. Todos estos métodos también se emplean
para evaluar la evolución del cliente a lo largo de la terapia, además de su propósito
inicial de recopilar información sobre los problemas del cliente. Las posibilidades,
ventajas y desventajas de cada uno de estos métodos como instrumentos de evaluación se describen con más detalle en el Capítulo 10. En este capítulo nos
centramos en la entrevista directa no sólo porque constituye el centro del libro sino
también porque es uno de los métodos que siempre está a disposición de cualquier
terapeuta y para ello no requiere ningún coste o tiempo adicional. Sin embargo
también se mencionan el empleo auxiliar de algunos de los métodos de evaluación
previamente nombrados. En la práctica real es imprescindible no limitarse únicamente a los datos de la entrevista de evaluación y emplear diferentes métodos para
obtener toda la información posible sobre el problema del cliente.
236
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDlANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
OBJETIVOS
l. Dada una descripción escrita de un problema determinado presentado por
un cliente, formule por escrito dos preguntas como mínimo, para cada una
de las 11 categorías de evaluación del problema que usted formularía al
cliente durante una entrevista de evaluación con dicha persona.
2. En una entrevista de role-play de 30 minutos de duración mostrar guías y
respuestas asociadas a 9 de las 11 categorías de evaluación del problema.
Un observador puede valorar su ejecución o también puede hacerlo usted
mismo con ayuda de un cassette, utilizando para ello el Cuestionario para
la Entrevista de Evaluación de Problemas que se adjunta al final del capítulo.
Después de la entrevista, identifique oralmente o por escrito algunas hipótesis sobre las fuentes antecedentes que provocan el problema, las consecuencias que la mantienen, los logros secundarios y los medios, destrezas
y posibilidades del cliente que pueden utilizarse durante la intervención.
3. Dada la descripción escrita del caso de un cliente, redacte por escrito un
plan de evaluación de auto-observación para el cliente y un ejemplo de un
apunte para que registre los datos observados.
4. Dirija una entrevista de role-play donde usted explica al cliente como mínimo
tres partes de un plan de evaluación mediante un método de auto-observación
(teoría, instrucciones y seguimiento).
ENTREVISTA DIRECTA DE EVALUACIÓN
Según la literatura cognitivo-conductual, la entrevista es el instrumento de
evaluación conductual más frecuente (Haynes & Jensen, 1979; Nelson, 1983). «Los
procedimientos de evaluación psicofisiológicos y conductuales más elaborados se
han desarrollado y examinado sin embargo, el instrumento de evaluación empleado
con mayor frecuencia en el medio clínico sigue siendo la entrevista» (Keane, Black,
Collins & Venson, 1982, p. 53). Nelson (1983) señala que la entrevista es una
estrategia usada con mayor frecuencia que ningún otro procedimiento, probablemente porque es práctico para el entorno aplicado y por su eficacia potencial. A
pesar de la gran cantidad de muestras que confirman la popularidad de la entrevista
como instrumento de evaluación, algunas personas opinan que constituye un enfoque de evaluación muy difícil de poner en práctica. Para que una entrevista de
evaluación tenga éxito se necesitan unas instrucciones específicas y la práctica si
precisamos información objetiva y válida de los clientes para establecer un plan
de tratamiento adecuado (Duley, Cancelli, Kratochwill, Bergan & Meredith, 1983).
En este capítulo describimos la estructura y algunas instrucciones de aplicación
a la entrevista de evaluación para identificar y definir los problemas del cliente.
Este y otros capítulos del libro describen diversas guías de entrevista que en los
entornos aplicados, pueden conseguir ciertos tipos de información a partir de los
clientes. Sin embargo, como señala Morganstem (1986), las investigaciones sobre
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
237
los efectos de los procedimientos de entrevista son aún escasas. Las guías propuestas
en este capítulo se basan más en consideraciones que proceden de la experiencia
que en datos empíricos. Consecuentemente, necesitará prestar mucha atención a
los efectos que produce el empleo de estas preguntas sobre los clientes.
ENTREVISTAS E HISTORIAL DE ENTRADA
Una parte de la evaluación conlleva extraer información sobre los antecedentes
de la persona, especialmente cuando están relacionados con las quejas o problemas
presentes. La información histórica o del pasado del cliente no se recoge como un
fin o porque el terapeuta esté necesariamente interesado en examinar o centrarse
en el «pasado» del cliente durante el tratamiento. Normalmente se utiliza como
uno de los apartados del proceso general de evaluación que puede ser válido para
que el terapeuta inserte todas las piezas del puzzle relativas a los problemas actuales
del cliente y las dificultades frecuentes en su vida diaria. A menudo los problemas
cotidianos se precipitan y mantienen con sucesos que pueden localizarse en el
historial del cliente. Por ejemplo, una cliente de mediana edad que tenía dificultades
para compaginar las necesidades su trabajo y las necesidades familiares, se observó
que aún mantenía una imagen de sí misma ejecutando las mismas funciones que
su madre, quien ya no vivía, y que había adquirido durante su propia infancia:
muy protectora, muy sacrificada, esperando que su hija haga lo mismo y reforzándola por hacerlo. Aunque la cliente no había vivido en su familia de origen
durante los últimos 25 años, esta imagen y todos los pensamientos y sentimientos
asociados a ella influían bastante sobre su conflicto actual. El problema empeoró
con la edad de la cliente y con el estadio de su ciclo vital: sentía una profunda
necesidad de ascender en el trabajo, ser productiva y de establecerse por su propia
cuenta. Al mismo tiempo, lo que había aprendido en su familia de origen, particularmente de su madre le pesaba sobre sus hombros e interfería con el logro de
una importante tarea vital evolutiva. En casos como éste, el historial puede servimos
como línea base retrospectiva del cliente y para identificar condiciones antecedentes
históricas o cognitivas que aún ejercen influencia sobre la conducta problema y
que de otro modo serían ignoradas.
El proceso de obtención de este tipo de información se denomina «recogida de
historial». En muchas agencias, la recogida del historial se realiza durante la
entrevista inicial y se denomina «entrevista de entrada». Una entrevista de entrada
se considera más informativa que terapéutica y para que así sea, con frecuencia
suele estar dirigida por una persona diferente al terapeuta que le ha sido asignado
al cliente. En estas situaciones, un trabajador destinado a esta función, acoge al
cliente durante una entrevista de una hora (más breve para los niños y los adolescentes), resume por escrito la información y se la transmite al terapeuta. En otros
lugares, los terapeutas dirigen sus propios ingresos. Los terapeutas que trabajen
en gabinetes privados o en centros escolares u otras agencias donde los ingresos
no sean imprescindibles, la idea de recoger el historial del cliente puede ser útil.
238
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Durante la recogida del historial pueden solicitarse diversos tipos de información
pero las áreas más importantes son:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Identificación del cliente.
Aspecto general y atuendo.
Historial relacionado con el problema(s) presente(s).
Historial psiquiátrico y/o terapéutico.
Historial académico y profesional.
Historial médico o sanitario.
Historial evolutivo/social (incluyendo los antecedentes religiosos y culturales, las afiliaciones, los valores predominantes, la descripción de los
problemas pasados, los acontecimientos cronológicos/evolutivos, los antecedentes militares, las actividades sociales/ de ocio y la situación social
actual).
8. Historial familiar, marital y sexual.
9. Evaluación de los patrones comunicativos del cliente.
JO. Resultados del estado mental; resumen diagnóstico.
En Ja Tabla 8.1 se presentan las preguntas o áreas de contenido específicas que
completan cada una de estos diez aspectos.
TABLA 8.1. Contenido de la entrevista de recogida del historial.
1. Identificación del cliente
Nombre del cliente, dirección y teléfonos de casa y del trabajo
Edad
Sexo
Afiliación étnica/cultural
Estado civil
Profesión
2. Aspecto general
Altura aproximada
Peso aproximado
Breve descripción del atuendo y del aspecto general del cliente
3. Problemas presentes (repftalo para cada uno de los problemas o motivos de
coriflícto)
Anote la queja que presenta (literalmente si es posible)
¿Cuándo empezó?, ¿Qué otros acontecimientos sucedieron al mismo tiempo?
¿Con qué frecuencia aparece?
¿Cuáles son los pensamientos, sentimientos y conductas observables asociados al
conflicto?
¿Dónde y cuándo sucede con mayor y menor frecuencia?
¿Hay algunos hechos o personas que lo provocan? ¿qué factores lo mejoran I
empeoran?
¿En qué grado interfiere sobre el funcionamiento diario del cliente?
¿Qué otras soluciones/planes se han intentado para resolver el problema y con qué
resultados?
¿Qué condujo al cliente a solicitar ayuda esta vez?
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
239
4. Historial psiquiátrico/terapéutico
Tratamientos terapéuticos y/o psicológicos o psiquiátricos previos:
Tipo de tratamiento
Duración del tratamiento
Lugar o persona que le ha tratado
Problema presentado
Resultados del tratamiento o motivos de finalización del tratamiento
Hospitalizaciones previas y/o administración de fármacos para el tratamiento de
problemas emocionales/psicológicos
5. Historial académico/profesional
Gráfico del progreso académico (asignaturas fuertes y débiles) desde la enseñanza
primaria hasta el último nivel educativo concluido
Relaciones con los profesores y los compañeros
Empleos que ha tenido
Duración de los empleos
Razón para finalizarlos o cambiarlos
Relaciones con sus colegas
Educación/práctica recibida para el empleo
Aspectos más estresantes o productores de ansiedad del trabajo
Aspectos menos estresantes o más favorables en el trabajo
Grado general de satisfacción laboral diaria
6. Historial médico/sanitario
Enfennedades de la niñez, enfermedades importantes que haya sufrido,
intetvenciones quirúrgicas
Enfermedades o molestias corrientes relacionadas con la salud (por ejemplo dolores
de cabeza, hipertensión)
Tratamiento recibido para las molestias frecuentes: qué tipo y prescrito por quién
Fecha y resultados del último examen médico
Problemas de salud importantes frecuentes en la familia de origen del cliente
(padres, abuelos, hermanos)
Patrones de sueño del cliente
Nivel apetitivo del cliente
Medicación (incluidas las aspirinas, vitaminas, píldoras para control de natalidad,
drogas)
Alergias a fármacos y a otros productos
Dieta diaria típica del cliente, incluyendo las bebidas/alimentos que contienen
cafeína; bebidas alcohólicas
Patrones de ejercicio físico
7. Historial evolutivo/ social
Situaciones de la vida cotidiana (día/semana típica, arreglos diarios, profesión y
situación económica, contactos con otras personas)
Actividades de tiempo libre/sociales
Religión
Historial o antecedentes militares
Valores, prioridades y creencias predominantes expresadas por el cliente
Sucesos cronológicos/evolutivos significativos que mencione el cliente: información
inicial
Acontecimientos significativos referentes a los siguientes periodos evolutivos:
Infancia (0~6 años)
Niñez ( 6-13 años)
Adolescencia (13-21 años)
240
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Madurez inicial (21-30 años)
Madurez media (30-65) ·
Madurez final (a partir de los 65 años)
8. Historial familiar, marital y sexual
Registrar datos sobre el padre y la madre del cliente
Formas en que la madre del cliente le reforzó y le castigó
Formas en que el padre del cliente le reforzó y le castigó
Actividades que el cliente normalmente desarrollaba con su madre
Actividades que el cliente normalmente desarrollaba con su padre
Relación que mantenía con su padre
Relación que mantenía con su madre
Relación que mantenían los padres entre sí
Obtener información sobre los hermanos del cliente (incluidos los mayores y los
menores que el cliente y el número de orden del cliente en la familia)
¿Cuál era el hermano más querido por el cliente y cuál el menos querido?
¿Cuál era es hermano más favorecido por la madre?, ¿por el padre? ¿Cuál era el
hermano menos favorecido por la madre?, ¿por el padre?
¿Con qué hermano se relacionaba mejor el cliente?, ¿con quién peor?
Historial de enfermedades psíquicas/hospitalizaciones previas entre los miembros de
su familia de origen
Relaciones con personas del otro sexo
Historial compromiso/marital, motivos de separación
Relaciones diarias con el cónyuge (cómo se llevan, problemas, diversiones,
satisfacción, etc.)
Número y edad de los hijos del cliente
Otras personas que vivan o visiten a la familia muy a menudo
Descripción de la experiencia sexual previa, incluida la primera (registrar si son
homosexuales, heterosexuales o bisexuales)
Actividad sexual en la actualidad: masturbación, coito; registrar la frecuencia
¿Los problemas actuales se refieren a las actitudes y conductas sexuales?
Para clientes femeninas: obtener historial de menstruación (período inicial,
regularidad, grado de estrés y comodidad antes y durante el período)
9. Evaluación de los patrones comunicativos del cliente
(Normalmente la realiza el entrevistador después de recoger la entrevista inicial)
Sistema representativo (sensorial) predominante para el cliente
Conducta no verbal durante la sesión:
Kinestésica (contacto ocular, movimientos corporales, gestos)
Paralingüística (tono de voz, timbre, fluidez, errores de dicción)
Proxemias (espacio personal, territorialidad)
10. Resumen diagnóstico (si es posible)
Eje l. Síndromes clínicos
Eje 11. Trastornos de personalidad y específicos del desarrollo
Eje 111. Trastornos físicos
Código DSM-Ill-R
241
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Eje IV. Intensidad de estrés psicosocial (incluye problemas relevantes en las áreas
laboral, académica, legal, recreativa, financiera y social)
A. Clasificación ordenada:
l.
2. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~3.
4.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
B. Evaluación de la intensidad del estrés:
1. Ninguno
5. Intenso
2. Mínimo
6. Extremo
3. Leve
7. Catastrófico
4. Moderado
O. No especificado
Eje V. Funcionamiento Adaptado:
A. Máximo nivel de adaptación en el transcurso del último año:
1. Superior
5. M~iocre
2. Muy bueno
6. Muy mediocre
3. Bueno
7. Alteración muy importante
O. Sin especificar
4. Medio
B. Funcionamiento diario:
• Trabajo/Escuela:
- Satisfactorio
-Marginal
-
No satisfactorio
• Familia:
- Satisfactorio
-
Marginal
-
No satisfactorio
• Otros individuos o grupos:
- Satisfactorio
-
Marginal
-
No satisfactorio
El orden que se sigue para recoger esta información durante la entrevista inicial
es también un factor importante. Normalmente el entrevistador empieza con los
temas menos conflictivos y deja los más sensibles (como el #6, el #7 y el #8)
para el final de la sesión cuando se haya establecido un grado mayor de rapport y
el cliente se sienta más cómodo para revelar información personal.
En la misma línea que la entrevista, el terapeuta puede proporcionar al cliente
un cuestionario o formulario escrito que éste debe cumplimentar a modo de tarea
antes de la próxima sesión. Dos formularios elaborados con este propósito son el
Cuestionario Multimodal de la Vida del Cliente (Lazarus, 1976) y el Cuestionario
del Análisis Conductual (Cautela, 1976). Estos cuestionarios se adjuntan al final
del libro en los Apéndices A y B.
EXAMEN DEL ESTADO MENTAL
Si, después de la entrevista inicial, usted tiene alguna duda sobre el estado
psiquiátrico del cliente o sospecha la existencia de algún trastorno cerebral orgánico,
puede ser conveniente practicarle un examen sobre el estado mental. En opinión
242
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
de Kaplan y Sadock (1981), el examen del estado mental clasifica y describe las
áreas y componentes del funcionamiento mental implicadas en las impresiones y
clasificaciones diagnósticas. Las principales categorías incluidas en un examen del
estado mental son la descripción del aspecto general del cliente, el estado de ánimo
y el afecto, la percepción, los procesos del pensamiento, el nivel de conciencia,
la orientación en el tiempo, la memoria y el control de impulsos. Por otra parte,
el examinador puede señalar el grado de objetividad o fiabilidad del autoinforme
del cliente. De las categorías anteriores, los trastornos de conciencia (que conllevan
la capacidad para ejecutar tareas mentales, grado de esfuerzo, grado de fluidez/
dudas para ejecutar tareas) y la orientación (si el cliente sabe quién es, dónde está
y en qué fecha, así como quienes son las otras personas) son indicativos del trastorno
o deterioro cerebral orgánico y precisan una evaluación y seguimiento neurológicos.
Los terapeutas y terapeutas deben conocer las funciones y el contenido de los
exámenes del estado mental para remitir al cliente que podría beneficiarse de este
procedimiento adicional de evaluación. Para más información sobre los exámenes
del estado mental y la evaluación neuropsicológica, ver Kaplan y Sadock (1981)
y Meyer (1983). Wing, Cooper y Sartorius (1974) han elaborado un modelo más
amplio del examen del estado mental, «Examen de Estado Presente». Esta versión
publicada incluye también información referente a la fiabilidad y algunos modelos
de preguntas.
El registro del historial (y los exámenes del estado mental, si son aplicables)
se realiza durante las primeras sesiones. Después de obtener este tipo de información
preliminar sobre el cliente y la modalidad de los problemas que presenta, puede
iniciar las entrevistas de evaluación directa con el cliente para definir más específicamente los parámetros de los problemas y de los conflictos. En el próximo
apartado se presentan algunos consejos para llevar a cabo las entrevistas de evaluación
ONCE CATEGORÍAS PARA EVALUAR LOS PROBLEMAS
DEL CLIENTE
A continuación se describen once categorías informativas que usted deberá
cumplimentar con cada cliente. La mayor parte de la información está basada en
los modelos de conceptualización de casos que se presentaron en el Capítulo 7.
Estas 11 categorías se ilustran y definen seguidamente y en los subapartados y se
resumen en el Cuestionario de Entrevista que se adjunta al final del capítulo.
l. Explicación del propósito de la evaluación: presentar al cliente los conceptos teóricos de la entrevista de evaluación.
2. Identificación del tipo de problemas: mediante guías que ayudan al cliente
a identificar todos los aspectos primarios y secundarios con el fin de obtener
una «imagen total» del problema.
3. Priorización y selección de los aspectos y problemas: mediante las guías
el cliente establece un orden de preferencia entre los problemas y selecciona
el área inicial de interés.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
243
4. Identificación de las conductas problemáticas presentes: mediante guías
que permitan al cliente identificar los seis componentes de la conducta
problema: afectivo, somático, conductual, cognitivo, contextual y relacional.
5. Identificación de los antecedentes: mediante guías pata ayudar al cliente
a identificar las fuentes de antecedentes y su efecto sobre la conducta
problema.
6. Identificación de consecuencias : mediante guías que ayudan al cliente a
identificar las fuentes de consecuencias y su influencia sobre la conducta
problema.
7. Identificación de logros secundarios: mediante guías que ayudan al cliente
a identificar las variables subyacentes que funcionan como «coyunturas»
para mantener la conducta.
8. Identificación de las soluciones previas: mediante guías que ayudan al
cliente a identificar las soluciones previas o intentos de resolver problemas
y el efecto que éstas han tenido sobre el problema.
9. Identificación de las destrezas de manejo del cliente: mediante guías que
ayudan al cliente a identificar las destrezas que permiten un funcionamiento
adaptado o manejo presente y pasado y cómo puede emplear esas destrezas
para resolver el conflicto presente.
10. Identificación de las percepciones que tiene el cliente sobre el problema:
mediante guías que ayudan al cliente a describir su concepción del problema.
11. Identificación de la intensidad del problema: mediante guías y/o la autoobservación del cliente para comprobar el impacto del problema en su vida
incluyendo (a) grado de intensidad del problema y (b) frecuencia y duración de las conductas problemáticas.
Las tres primeras categorías --explicar el propósito de la evaluación, identificar
el tipo de problemas y priorizar y seleccionar los problemas- son pautas lógicas
de inicio.
En primer lugar es útil ofrecer al cliente alguna explicación teórica, la razón
para efectuar una entrevista de evaluación antes de obtener la información. Seguidamente, es necesario dedicar algún tiempo a ayudar al cliente a examinar todos
los aspectos relevantes y priorizar, en orden de importancia, de molestia, etc., los
problemas sobre los que se trabajará.
Las ocho categorías restantes siguen a la selección de los problemas. Una vez
que el cliente y el terapeuta han identificado y seleccionado los problemas sobre
los que se actuará, estas ocho categorías se emplean para definir y analizar los
parámetros del problema. El terapeuta hallará que el orden de las guías de la
evaluación de problemas varía según los c1ientes. En cada entrevista surgirá una
secuencia natural y el terapeuta deseará aprovechar las guías asociadas a estas
categorías de contenidos según un patrón que respeta el curso de la entrevista y
que se corresponde con el tema que inicia el cliente. La cantidad de tiempo y
número de sesiones necesarias para obtener esta información variará según los
244
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
problemas y según los clientes. Es posible concluir la evaluación en una única
sesión, pero con otros clientes se necesitarán tres o cuatro entrevistas de evaluación.
Aunque el terapeuta dedique muchas entrevistas a la evaluación, la recogida de
información y la confmnación posterior de hipótesis no finaliza automáticamente
después de estas sesiones. A lo largo de todo el proceso terapéutico se mantiene
en cierto grado la evaluación del problema (Linehan, 1977).
Explicación del Propósito de la Evaluación
Al explicar el propósito de la evaluación de los problemas, el terapeuta ofrece
al cliente los conceptos teóricos que sustentan la entrevista de evaluación. La
intención de esta primera categoría de evaluación de problemas es dar al cliente
una «muestra» o una expectativa de lo que sucederá durante la entrevista y una
explicación de la importancia de la evaluación tanto para el cliente como para el
terapeuta. Nosotros normalmente decimos a nuestros clientes que durante esta
sesión formularemos más preguntas que en las sesiones sucesivas para no sorprender
al cliente si cambia nuestro estilo de entrevista. Una forma de comunicar al cliente
el propósito de la entrevista de evaluación es «Hoy me gustaría profundizar en
algunos de los aspectos que más te preocupan. Con el fin de descubrir con exactitud
la naturaleza de estos problemas, te formularé algunas preguntas muy específicas.
Esta información nos ayudará a ambos a identificar aquellas áreas que deseas
trabajar en la terapia ¿Qué opinas tú de esto?». Después de presentar los conceptos
teóricos el terapeuta tratará de buscar alguna indicación o confirmación de que el
cliente entiende el valor de la evaluación de los problemas. Si la confirmación no
se efectúa, entonces el terapeuta deberá proporcionar nuevas explicaciones antes
de seguir adelante con otras áreas. También es importante durante las entrevistas
iniciales con los clientes, generar expectativas que inspiren confianza (Lazarus,
1981). Muchos clientes se ofuscan tanto en su dolor que no son capaces de ver,
oír o captar nada más allá, por lo tanto usted deberá estar en contacto no sólo con
los dolores que manifiestan sino también con las potencialidades, posibilidades y
futuro de los clientes.
Identificación del Alcance del Problema
En esta categoría el terapeuta emplea guías de final abierto para ayudar a los
clientes a identificar todos los aspectos y problemas principales que les afectan en
el momento actual de su vida. Con frecuencia los clientes describirán inicialmente
un sólo problema y en posteriores interrogatorios y comentarios el terapeuta encontrará otros problemas adicionales, algunos de los cuales pueden ser más estresantes y severos o de mayor importancia que el originalmente descrito por el cliente.
Si el terapeuta no intenta obtener desde un principio la «imagen total», el cliente
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
245
puede revelar los problemas anexos demasiado tarde en el proceso terapéutico o
no hacerlo nunca.
Estos son algunos ejemplos de guías para identificar el tipo de problemas:
«¿Cuáles son los problemas que más te preocupan en el momento actual?».
«¿Podrías describir algunas de las cosas que te preocupan en el momento actual?».
«¿Qué motivos de estrés sientes en la actualidad?».
«¿Qué situaciones de tu vida no funcionan tan bien como quisieras?».
«¿Hay alguna otra cosa que te preocupe en este momento?».
Después de emplear estas guías, el terapeuta debeóa examinar las áreas problemáticas generales o los motivos de preocupación indicados por el cliente. En
ocasiones un cliente puede no responder a estas guías. Krumboltz y Thoresen
(1976, p. 29) señalan que algunas veces un cliente puede tener un «interés intencionado» para no identificar un problema o puede disponer de una «agenda oculta»
difícil de transmitir inmediatamente. Otros clientes pueden dudar sobre la información que desean compartir con el terapeuta, en tales casos, el terapeuta deberá
emplear un enfoque de planteamiento oral diferente para obtener dichos aspectos.
Por ejemplo, Lazarus (1981, p. 55) ha recomendado el uso de la estrategia de
«Círculos Concéntricos» para facilitar al cliente la extracción de esta información.
Se proporciona un dibujo como el siguiente al cliente:
El terapeuta informa al cliente que en el círculo A se incluyen aspectos muy
personales, mientras que al círculo E corresponde la información más o menos
pública. El terapeuta puede ofrecer algunos ejemplos o tipos de temas que se
incluirían en el círculo A como los problemas sexuales, los sentimientos de hostilidad, los problemas matrimoniales y la infidelidad. Estos ejemplos pueden animar
al cliente a exponer sus propios conflictos. El terapeuta también deberá enfatizar
que la terapia propiamente dicha tiene lugar en los círculos A y B y puede decir
algo como «Me parece que nos hallamos en el círculo C» o «¿Crees que has
expuesto ya lo círculos A y B 7» (Lazarus, 1981, p. 56). Algunas veces el terapeuta
puede ser capaz de obtener descripciones más específicas de los problemas mediante
246
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
el role-play de una situación problemática típica. Otro cliente puede proporcionar
más información mediante la descripción de la fantasía o visualización del problema. Este último método ha sido empleado por Meichenbaum (1976), quien
acostumbra a solicitar al cliente que «repase una película por su cabeza» para
recordar los diversos aspectos del problema (p. 151).
Examinar los tipos de problemas es también una forma de determinar si el
cliente es adecuado. Un cliente puede atribuir el problema o su conducta indeseada
a un suceso o a otra persona. Por ejemplo, un estudiante puede decir: «Este profesor
siempre me culpa a mí. Nunca hago nada bueno en su clase». Como la mayoría
de los clientes parecen tener problemas con la «autoría» de su rol en su propio
problema o tienden a describirlo minimizando su responsabilidad (Watzwalick,
Beavin & Jackson, 1967), el terapeuta deberá determinar quién es la persona más
interesada en resolver el problema y quién es la persona real que solicita asistencia.
A menudo puede ser útil preguntar a los clientes para quién es más importante
resolver el problema: para ellos mismos o para otras personas. El terapeuta no
deberá asumir que la persona que llega a su consulta es siempre el cliente. Como
advierte Fay ( 1980), el cliente es la persona que desea el cambio y solicita asistencia
para ello. En el ejemplo anterior, si el estudiante deseó un cambio y por ello solicitó
la ayuda, el estudiante es el cliente; si el profesor es quien deseaba un cambio y
pidió ayuda, entonces el profesor es el cliente. (En ocasiones el terapeuta puede
hallarse en una situación donde la familia o un cliente desea un cambio y la persona
cuya conducta debe ser cambiada es «enviada» a consulta como si fuera el cliente.
En el Capítulo 20 se tratará el tema del manejo de clientes «involuntarios»).
La cuestión relativa a quién es el cliente adecuado es también confusa cuando
el problema implica a dos o más personas como es el caso de los problemas
relaciones, maritales o familiares. Muchos terapeutas familiares consideran los
problemas familiares como dispositivos para mantener el status qua de la familia
y recomiendan que la pareja o la familia completa participe en la terapia y no sólo
uno de sus miembros. Aunque éste, teóricamente es un gran concepto, en la práctica
es con frecuencia difícil de aplicar. Además, como señala Lazarus, «La cuestión
no es a quién tratar si a la familia o al individuo sino de cuándo concentrarse en
uno o en ambos» (1981, p. 41).
Priorización y Selección de Problemas
Rara vez los clientes o los resultados de la evaluación sugieren un único área
o problema que requiere ser resuelto o modificado. Normalmente, un problema
inicial se convierte en una multitud de aspectos no resueltos en la vida del cliente.
Por ejemplo, la evaluación de un cliente que manifiesta depresión puede estar
mediatizada por su relación con su hija adolescente y por su obesidad. Una vez
que el cliente ha descrito todos sus conflictos, el terapeuta y el cliente deberán
seleccionar los problemas que mejor representan la intención del cliente al solicitar
la terapia. La primera pregunta que debe contestarse es «¿Qué situación conflictiva
específica ha seleccionado el cliente para trabajar?».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
247
Establecer un orden de preferencia en los problemas es un apartado importante
en la evaluación y en la definición de objetivos. Si los clientes tratan de asumir
simultáneamente muchos aspectos, es probable que pronto se sientan sobrecargados
y ansiosos y que no experimenten suficiente éxito como para mantenerse en la
terapia. Karoly (1975) señala que algunas veces al cliente le resulta difícil identificar
el aspecto seleccionado para el cambio. Generalmente, un área problemática seleccionada representa algo que es «doloroso» para la seguridad de la persona,
«destructivo» para las emociones de la persona o «perjudicial» para la efectividad
del cliente (p. 205). La selección del problema es una responsabilidad del cliente
aunque el terapeuta puede asistirle en tal elección. Si el cliente selecciona un
problema enfrentado a los valores del terapeuta, puede ser necesario derivar al
cliente a otro terapeuta. De lo contrario, el terapeuta puede bloquear intencionada
o desinteresadamente la discusión de ciertas áreas problemáticas del cliente atendiendo selectivamente sólo a los problemas sobre los que él desea trabajar (Kanfer &
Grimm, 1977).
A continuación se añaden algunos consejos que constituyen el marco de referencia para asistir a los clientes en la selección y priorización de los problemas:
l. Empezar por el problema presentado, aquel que mejor indique la razón que
condujo al cliente a solicitar la ayuda. Fensterheim (1983, p. 63) señala que el
alivio del problema presentado mejora casi siempre el nivel de funcionamiento del
cliente y después puede favorecer la accesibilidad al tratamiento de problemas
correlativos. Algunas guías que nos permiten determinar el problema inicial son:
«¿Qué aspecto representa mejor la razón de tu solicitud de asistencia en esta consulta?».
«De todos estos problemas que has mencionado, identifica el que mejor refleja tu necesidad
de ayuda».
2. Empezar por el problema cuya resolución es más importante para el cliente.
A menudo éste es el que provoca más dolor, incomodidad o ira o interfiere de
forma más significativa en la vida diaria del cliente. Modificar los aspectos más
importantes parece conducir a cambios duraderos en este área, que posteriormente
pueden generalizarse a otras áreas (Fensterheim, 1983). Las respuestas para determinar el orden de preferencia de los clientes pueden ser:
«¿Cuánta alegría o alivio experimentarías si se resolviera este aspecto?».
«l Cuál es el problema más estresante o doloroso para tí?».
«Coloca en orden de mayor a menor importancia la resolución de estos problemas».
«¿Cuánta tristeza o pérdida experimentarías si comprobaras que eres incapaz de resolver este
aspecto?>).
3. Empezar con el problema o conducta cuya probabilidad de ser resulta con
éxito y con escaso esfuerzo es mayor. Algunos problemas o conductas son más
resistentes que otros al cambio y si se requiere más tiempo y energía para modificarlos. Inicialmente, es importante que el cliente reciba refuerzos por haber
solicitado la ayuda. Una forma significativa para lograrlo consiste en ayudarle a
resolver algo que conlleve alguna diferencia sin demasiado esfuerzo para el cliente.
248
DEFlNICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Algunas respuestas para determinar los problemas que pueden resolverse con
más éxito son:
«¿Crees que te entristecería o molestaría resolver con éxito este problema?».
«¿Qué probabilidades de resolver con éxito este problema opinas que tenemos?».
«Dime, ¿cuál de estos problemas crees que podrías aprender o manejar con mayor facilidad y
con más probabilidades de éxito?».
4. Empezar con el problema que debe ser resuelto antes de pasar a otros
problemas. Algunas veces la presencia de un problema genera una cadena con los
problemas restantes, cuando se elimina o resuelve uno, el resto mejora o asciende
a una posición anterior para ser examinado y modificado. A menudo este problema
es central o prominente en el conjunto de los problemas registrados.
Si después de este proceso, el terapeuta y el cliente aún encuentran dificultades
para establecer un orden de preferencia en los problemas y seleccionar el área de
interés inicial, pruebe el procedimiento recomendado por Goldfried (1976a). El
cliente plantea la siguiente pregunta para cada problema identificado:
«¿Cuáles son las consecuencias si terapéuticamente no hago nada para manejar este problema
particular?». Como advierte Goldfried, «Dependiendo de la gravedad de las consecuencias
asociadas al abandono, por lo menos temporal, de cada uno de los diferentes problemas identificados, se puede obtener una imagen más clara de qué es lo más importante» (p. 319).
Identificación de las Conductas Problemáticas
Después de seleccionar el área de interés inicial, es importante determinar los
componentes de la conducta problema. Por ejemplo, si el problema identificado
es «no llevarse bien con los compañeros del trabajo», con un resultado esperado
de «mejorar las relaciones con las personas del trabajo», necesitaremos identificar
los sentimientos (afecto) del cliente, las sensaciones corporales (fenómenos somáticos) y los pensamientos y opiniones (cogniciones) que surgen durante las
situaciones problemáticas en el trabajo. También necesitaremos examinar si estos
sentimientos, sensaciones, acciones y pensamientos problemáticos suceden con
todas las personas del trabajo o sólo con algunas (relaciones) y si ocurren solamente
en la esfera laboral o también se producen en otras situaciones, en qué momentos
y bajo qué condiciones o acontecimientos concurrentes (contexto). Sin este tipo
de examen es imposible definir operativa y objetivamente el problema. Además,
es difícil determinar si los problemas del cliente en el trabajo están ocasionados
por las acciones o conductas observables del cliente, por sus respuestas encubiertas
como los sentimientos de ira o celos, por las cogniciones y pensamientos irracionales como «Cuando cometo un error, es horrible», por las transacciones del cliente
con los otros significativos que sugieren una posición «Yo no estoy bien, ellos
están bien» o por- acontecimientos particulares que ocurren en ciertas situaciones
o momentos del trabajo como reuniones del equipo o trabajar bajo las órdenes de
un supervisor.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
249
Sin este tipo de información sobre cuándo y cómo se manifiesta la conducta
problema sería difícil seleccionar las estrategias y los enfoques de intervención.
El resultado final de esta especificación consiste en la definición o manifestación
del problema en términos tales que dos o más personas pueden coincidir en su
identificación (Brown & Brown, 1977, p. 7). En las próximas secciones describimos los aspectos específicos que se examinarán en cada uno de los seis componentes y sugerimos algunas guías y propuestas para facilitar este examen con
los clientes.
Afecto y estados de ánimo. Los componentes afectivos de la conducta problema
hacen referencia a los sentimientos y estados de ánimo como la «depresión», la
«ansiedad» y la «alegría» que describe el propio sujeto. Los sentimientos son
generalmente el resultado de complejas interacciones entre los sistemas cognitivo,
fisiológico y conductual aunque parezcan procesos unitariamente experimentados
(Woolfolk, 1976, p. 49). Los clientes muchas veces solicitan terapia como consecuencia de este componente del problema: es decir, se sienten mal, incómodos,
enfadados, confusos, etc. y desean deshacerse de dichos sentimientos desagradables. Por otra parte, el componente afectivo se «sobrevalora» muy a menudo en
la terapia. Corno señala Lazarus, «nuestra labor pertenece al dominio de los 'trastornos emocionales' y consideramos que nuestras intervenciones terapéuticas tienen
éxito o razón de ser en la medida que seamos capaces de aliviar el sufrimiento y
al mismo tiempo promocionar nuevas medidas adaptativas» (1976, p. 33).
Los sentimientos sobre la conducta problema constituyen un área por donde
podemos iniciar las preguntas dirigidas al cliente. Cuando se hayan registrado
estos, analice su contenido (agradable/desagradable) y el nivel de intensidad. A
continuación se presentan algunos ejemplos de guías.
«¿Cómo te sientes con respecto a esto?».
«¿Qué tipo de sentimientos sueles tener cuando haces o sucede esto?».
Un segundo área se relaciona con los sentimientos distorsionados o encubiertos
- es decir, los sentimientos que el cliente trata de disimular, como la ira o un
sentimiento de ira que se ha distorsionado hasta producir dolor. Son ejemplos de
estas respuestas:
«Al parecer sientes dolores de cabeza cada vez que tu marido te critica. ¿Qué sentimientos
enmascaran estos dolores?».
«Cuando hablas de tu hijo levantas el tono de voz y el gesto de tu cara expresa seriedad. ¿Qué
sentimientos te inspira?».
«Has dicho que sientes dolor y lloras cuando piensas en tu familia. ¿Qué otros sentimientos,
además del dolor, sueles tener hacia ellos?».
«Has comentado hace poco que te sientes algo culpable cada vez tus amigos te piden un favor
y no puedes hacerlo. Piensa en el resentimiento en vez de la culpabilidad. Trata de ponerte
en contacto con estos sentimientos ahora».
El terapeuta siempre puede pasar por alto la ira encubierta, que es un sentimiento
que tiende a «taparse bajo el manto» con más facilidad que cualquier otro. Lazarus
250
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
señala que «a menudo es fácil negar, desplazar, disimular o suprimir la ira. Menos
fácil suele ser disimular la ansiedad o la pena especialmente cuando_ éstas van
dirigidas hacia uno mismo» (1976, p. 34). Los sentimientos distorsionados más
comunes se refieren al dolor o la ansiedad por la ira, la culpabilidad por el resentimiento y a veces la ansiedad por la depresión o vice versa. Es importante también
ser consciente de que el examen del componente afectivo puede ser muy productivo
en un principio para aquellos clientes que procesan la información más fácilmente
de manera kinestésica. Los clientes que no lo hacen de este modo si se les pregunta
«¿Cómo te sientes?», pueden devolver una mirada de incógnita acompañada de
una afrrmación como «Me temo que no te entiendo».
Como cualquier otra propuesta«¿ Cómo te sientes?» no es igualmente productiva
para todos los clientes y tiende a abusarse de ella en las sesiones terapéuticas.
Sensaciones somáticas. Muy cerca de los sentimientos se hallan las sensaciones
orgánicas. Algunos clientes son muy conscientes de estas experiencias internas,
otros en cambio no lo son en absoluto. Algunas personas son tan sensibles a cada
uno y a todas las sensaciones orgánicas que se convierten en hipocondríacos mientras que otros parecen haber «desenchufado» toda la parte del cuerpo que se
encuentra más abajo que la cabeza (Lazarus, 1976, p. 35). Ninguno de los extremos
es deseable. Las reacciones somáticas son bastante evidentes en los problemas de
disfunción sexual, en la depresión y en la ansiedad. Algunas personas pueden
describir sus quejas mejor en términos de sensaciones corporales que a modo de
sentimientos o pensamientos, es decir, como dolores de cabeza, mareos, náuseas,
dolor de espalda, etc. La conducta problema también puede verse afectada por
otros procesos fisiológicos como la nutrición y la dieta, el ejercicio físico y el
estilo de vida, el abuso de sustancias, los niveles hormonales y las enfermedades
físicas. Normalmente cuando este es el caso, se recomienda al cliente algún tipo
de tratamiento médico junto con la intervención psicológica. El terapeuta estará
interesado en obtener información relativa a las molestias físicas, al estilo de vida
y la nutrición, al ejercicio físico, abuso de sustancias y a otras sensaciones orgánicas
relacionadas con el problema. Algunos de estos datos se recogen en el historial
médico de la entrevista inicial. Algunas propuestas para obtener respuestas de este
componente son:
«¿Qué sucede en tu interior cuando haces o sucede esto?».
«Cuando ocurre esto, ¿de qué eres consciente?».
«¿Qué sensaciones experimentas en tu cuerpo cuando ocurre esto?».
«Cuando haces o ocurre esto, ¿eres consciente de alguna molestia en tu interior: pinchazos,
dolores, mareos, etc.?».
Conductas manifiestas o respuestas motoras. Los clientes normalmente describen una «conducta» problemática en términos poco conductuales. Describen una
situación o un proceso sin mencionar las acciones o conductas específicas. Por
ejemplo, un cliente puede decir «No me arreglo con mi mujer» o «Me siento muy
mal» o «He sufrido un altercado con las figuras de la autoridad» sin especificar
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
251
qué hace para llevarse bien o no llevarse bien, o para sentirse bien y no sentirse
bien. En esta parte de la evaluación usted estará interesado en descubrir con
exactitud qué hace o no hace el cliente en relación al problema. Son ejemplos de
conductas manifiestas lavarse compulsivamente las manos, llorar, comer en exceso,
robar y hacer comentarios críticos o despectivos sobre uno mismo o sobre los
demás.
Al preguntar sobre el dominio conductual, el terapeuta desea obtener descripciones de la presencia y la ausencia de conductas manifiestas concretas relacionadas
de algún modo con el problema, es decir, lo que hace y no hace el cliente. El
terapeuta también deberá prestar atención a la presencia de excesos o déficits
conductuales. Se entiende por excesos aquellas conductas que repite el individuo
con mucha frecuencia como la gula, llorar continuamente o insultar insistentemente.
Son déficits las respuestas que ocurren con escasa frecuencia o no existen en el
repertorio del cliente en el contexto o condiciones esperadas como la falta de
iniciativa para pedir algo de interés personal, la incapacidad para comentar con la
pareja los deseos o problemas sexuales o la falta de ejercicio físico y programas
de condicionamiento corporal. El terapeuta también debe estar interesado en conocer los «opuestos conductuales» (Lazarus, 1976) preguntándole por los momentos
en que la persona no se comporta de este modo. Estos son ejemplos de propuestas
para obtener información sobre las conductas manifiestas y las acciones:
«Describe lo que sucede en esta situación».
«¿A qué te refieres cuando mencionas los problemas laborales?».
«¿Qué sueles hacer cuando sucede esto?».
«¿Qué efectos produce esta situación sobre tu comportamiento?».
«Describe lo que hiciste las últimas veces que ocurrió algo así».
«Si se grabara esta escena, ¿qué acciones y diálogos recogería la cámara?».
En algunas ocasiones el terapeuta puede estar interesado en completar la información que ha obtenido a través del autoinforme del sujeto con unos enfoques
de evaluación más objetivos, como un role-play que se aproxime al problema o
simule un entorno familiar para el cliente. Estas posibilidades adicionales de evaluación ampliarán el conocimiento que tiene el terapeuta sobre lo que hace o no
hace el cliente en las situaciones conflictivas.
Además, cuando estas observaciones se adjuntan a los datos de la entrevista,
el terapeuta puede elaborar más hipótesis relativas a la manifestación del problema
y a la posible respuesta al tratamiento.
Cogniciones, creencias y diálogo interno. Durante los últimos años los terapeutas de casi todas las orientaciones han enfatizado la importancia de las cogniciones o los procesos simbólicos (Bandura, 1969; Ellis, 1984) contribuyendo,
exacerbando o mejorando las situaciones problemáticas que presentan los clientes
en la consulta. Las expectativas irracionales sobre uno mismo y sobre los otros
con frecuencia se relacionan con situaciones como las imágenes molestas, las
autoclasificaciones y autoenunciados y las distorsiones cognitivas. Las cogniciones
252
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
y los procesos simbólicos influyen sobre los problemas de diversos modos en
opinión de Gambrill (1977, pp. 112-113):
El miedo a los ascensores puede asociarse con imágenes realistas de un ascensor que se precipita
hacia el suelo. La cólera puede fortalecerse mediante el recuerdo de algunas percepciones. Las
autoclasificaciones pueden estar implicadas en las reacciones problemáticas. Un cliente puede
experimentar un estado de ánimo inusual y atribuirlo a una enfermedad mental. Puede sensibilizarse mucho a la ocurrencia de tales estados y puede etiquetar algunos que sólo son similares
como indicadores de que <<Se está volviendo loco». Un cliente depresivo puede formular pocas
autoevaluaciones positivas y una gran cantidad de autoenunciados punitivos. Las distorsiones
cognitivas pueden incluir inferencias arbitrarias formulando conclusiones en ausencia de cualquier evidencia o en contradicción directa con la misma, las magnificaciones exageran el
significado de un acontecimiento, la sobregeneralización es el proceso mediante el cual un
acontecimiento único se considera como indicativo de la incompetencia total y el razonamiento
dicotómico que enfatiza las diferencias polares (Beck, 1970) ... [AdemásJ, se asume que hay
una estrecha relación entre la naturaleza de los autoenunciados y la conducta abierta; una persona
que tiene éxito en una situación dada tiene un diálogo interno diferente de quien no tiene éxito
en la misma situación. Los clientes que se quejan de ansiedad y depresión a menudo suelen
disponer de diálogos internos que consisten en la anticipación de consecuencias adversas».
Cuando el componente cognitivo es un elemento muy fuerte del problema,
parte del tratamiento resultante suele estar dirigido hacia este componente e implica
la modificación de las ideas y creencias irracionales y las distorsiones o malinterpretaciones cognitivas.
Todos los clientes no procesan las cogniciones del mismo modo, por lo tanto
el terapeuta debe prestar atención a cómo se manifiesta este componente en cada
cliente y responder de acuerdo con ello. Por ejemplo, algunos clientes pueden
referirse sin ninguna dificultad al término ideas irracionales; otros, particularmente
los adolescentes, parecen sentirse ofendidos por dicha terminología y prefieren
otras expresiones (Baker, 1981). Los clientes que procesan la información kinestésicamente pueden tener grandes dificultades para examinar el componente cognitivo porque ellos normalmente no «piensan» de ese modo. Por el contrario, las
personas que procesan visualmente pueden ofrecer cogniciones a modo de imágenes
o fotografías. Por ejemplo, si usted pregunta -<<¿En qué sueles pensar cuando sucede
esto?», el cliente puede contestarle «Veo a mi mujer acostándose con otro individuo». La capacidad imaginativa puede proporcionar una evaluación adicional
muy útil con tales clientes. Los clientes que procesan según la modalidad auditiva
pueden manifestar cogniciones como «hablar conmigo mismo» o «decirme a mí
mismo» y probablemente pueden verbalizar una cadena de diálogo interno relacionado con el problema.
La evaluación del componente cognitivo se dirige hacia el examen de la presencia de creencias e imágenes racionales e irracionales relacionadas con el problema identificado. Las creencias irracionales necesitarán modificarse posteriormente. Las creencias racionales serán útiles durante la intervención. Aunque las
creencias irracionales pueden adquirir muchas formas, las más dañinas parecen las
relacionadas con los «deberías» relativos a uno mismo, a los otros, a las relaciones,
al trabajo, etc. La tendencia a «catastrofizar» las situaciones que no salen como
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
253
se esperaba, los «estandars perfeccionistas» sobre nosotros mismos y sobre otros
y la «extemalización» o tendencia a pensar que los aconteciffiientos externos son
responsables de nuestros sentimientos y problemas. El terapeuta deseará también
estar al corriente de la presencia de distorsiones o malinterpretaciones cognitivas
como la sobregeneralización, la exageración y la extracción de conclusiones sin
datos que las Confirmen. Por último, es importante señalar qué «dicen» o «piensan»
los clientes para sí y cómo se relaciona esto con el problema identificado.
Algunas propuestas para evaluar estos aspectos del componente cognitivo del
problema identificado son:
«¿Qué pensamientos [o imágenes] que contribuyen al problema sueles tener?¿ Qué lo empeoran?,
¿qué lo mejoran?».
«Complete las siguientes frases .. ».
Yo debería ..
La gente deberla ..
Mi marido [o madre o hijo ... ] deberla ...
El trabajo [o la escuela] debería ..
El sexo deberla ..
«Cuando algo no sale como tú querlas o esperabas que lo hiciera, ¿cómo te sueles sentir?».
«¿Qué datos tienes para seguir manteniendo estos pensamientos o creencias?».
«¿En qué piensas cuando sucede esto?».
«¿Podrías describir qué tipo de pensamientos o imágenes pasan por tu mente cuando ocurre
esto?».
«¿Qué te dices a tí mismo cuando ocurre algo así?».
«¿Qué te dices a tí mismo cuando no ocurre [o cuando te sientes mejor .. ]?».
«Pongámonos en la situación. Imagínate que estás algo molesto contigo mismo. Ahora repasa
la escena y cuéntame las imágenes que pasan por tu mente. Dime como se cambian las
escenas [o los pensamientos o el diálogo], ¿qué te dices a tí mismo cuando sobreviene la
escena?».
Contexto: Lugar, tiempo y acontecimientos concurrentes. Las conductas
problemáticas suceden en un contexto social y no en aislamiento. Evidentemente,
con frecuencia es el contexto que rodea a la conducta o la forma en que una
conducta se vincula con diversas situaciones, lugares o sucesos lo que determina
que dicha conducta sea o no un «problema». Por ejemplo, no es problema desvestirse en casa, pero la misma conducta en una calle de una ciudad occidental
sería denominada «exhibicionismo». En algunas otras esta misma conducta podría
ser más común y no sería considerada anormal o desajustada. Lazarus asegura que
«si el terapeuta está realmente interesado en promocionar los cambios constructivos
en un cliente ... es fundamental que primero conozca los detalles del contexto en
el que ocurren dichas conductas» (1976, p. 25). Analizar el contexto que rodea al
problema influye en la evaluación y también en la intervención porque el entorno
cultural, el estilo de vida y los valores de un cliente pueden influirsobre la opinión
que éste tiene del problema y también el enfoque del tratamiento para su resolución.
Como señala Gambrill, «las normas existentes en los subgrupos raciales o culturales
pueden ampliar o limitar las posibilidades del cambio» (1977, p. 118).
Evaluar el contexto que rodea al problema es importante también porque la
mayoría de los problemas son «específicos de la situación» - es decir, están
254
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
ligados a ciertos sucesos y situaciones y surgen en ciertos lugares durante algunos
momentos. Por ejemplo, los clientes que dicen «Estoy acorralado» o «No soy
asertivo», no quieren decir que siempre están acorralados o son no asertivos sino
que en ciertas situaciones o momentos se comportan de tal modo. Es necesario
que el terapeuta no refuerce la noción o creencia del cliente de que el sentimiento,
la cognición o la conducta son omnipresentes. De lo contrario los clientes tenderán
a adoptar la identidad del problema y se considerarán poseedores de rasgos particulares como el «nerviosismo», la «ansiedad social» o la «falta de asertividad»,
e incorporarán el problema a su estilo de vida y a su funcionamiento diario.
Al evaluar los factores conductuales asociados al problema, usted estará interesado en localizar:
1. Cualquier afiliación cultural, étnica o racial o valor asociado a estas afiliaciones y el modo en que afectan sobre la percepción del problema que
tiene el cliente y sobre la modificación del mismo.
2. Situaciones o lugares donde ocurre el problema y las situaciones donde no
ocurre (dónde ocurre y dónde no ocurre).
3. Momentos en los que aparece el problema y momentos en los que no aparecen
(cuándo aparece y cuándo no).
4. Sucesos concurrentes , acontecimientos que normalmente ocurren al mismo
tiempo o muy cerca del problema. Esta información es muy importante
porque algunas veces sugieren un patrón o cadena de acontecimientos significativos relacionados con el problema y de los cuales no es consciente
el cliente o no los manifiesta por iniciativa propia.
Algunas propuestas para obtener información sobre los componentes contextuales del problema son:
«¿Te sientes o estás vinculado a alguna cultura o grupo étnico particular? [Además de las
visibles, no se deben pasar por alto otras como italiano, americano, sudamericano, inglés ... ].
Si la respuesta es afinnativa ¿Cómo afectan los valores de este grupo sobre la opinión que
tienes del problema? ¿Cómo afectan esos valores a lo que deseas modificar en el problema?».
«Describe algunas situaciones en las que no se presenta este problema>>.
«¿En qué situaciones no se presenta?».
«¿Cuándo se presenta nonnalmente?».
«¿Puedes señalar algunos momentos del día [semana, mes, año l en los que la probabilidad de
aparición es mayor [o menor]?».
«¿El mismo acontecimiento se presenta en otros momentos o en otros lugares?».
«Describe un día típico en el que te sientes 'acorralado'».
«¿Eres consciente de otros acontecimientos que suceden al mismo tiempo que el problema?».
Además de la información obtenida mediante el autoinforme oral del cliente
durante las entrevistas de evaluación, algunas veces el terapeuta y también el cliente
pueden obtener una mejor idea del contexto que rodea al problema mediante el
ejercicio de una auto-observación.
Relaciones y Jos otros significativos. Del mismo modo que los problemas se
vinculan a determinados momentos, lugares o acontecimientos, a menudo se hallan
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
255
ligados también a la presencia o ausencia de algunas personas. Las personas que
rodean al cliente pueden provocar o exacerbar un problema. Alguien que se ausenta
temporal o definitivamente de la vida del cliente puede tener el mismo efecto.
Evaluar las relaciones del cliente con otras personas es un apartado importante de_
muchas orientaciones terapéuticas como la teorías dinámicas, la teoría adleriana,
la teoría de sistemas familiares y la teoría conductual.
Los problemas interpersonales pueden presentarse por falta de otros significativos en la vida del cliente o por la forma en que el cliente se relaciona con los
otros o por la forma en que los otros significativos responden al cliente. Gambrill
( 1977, p. 109) señala que «el refuerzo social de los otros significativos puede ser
un factor de mantenimiento importante [en un problema], incluso aunque no estuviera presente las primeras veces que se produjeron las reacciones problemáticas».
Las reacciones negativas de los otros o la falta de refuerzo social puede desanimar
al cliente a solicitar ayuda o a intentar un cambio
Otras personas implicadas en el problema a menudo tienden a perder su rol.
Puede ser útil para al terapeuta conocer al resto de las personas implicadas en el
problema, saber cómo perciben estos el problema y lo que podrían ganar o perder
estos si se produce un cambio. Como señala Gambrill (1977), tales personas pueden
anticipar efectos negativos en la mejoría de un problema y encubiertamente tratar
de sabotear los mejores esfuerzos del cliente. Por ejemplo, un marido puede reconocer verbalmente «igual salario y oportunidades» y secretamente tratar de impedir que su esposa ascienda por temor a que gane más dinero que él o a que
encuentre más satisfactorias e interesantes sus nuevas oportunidades laborales que
la relación de ambos. Otras personas pueden influir también sobre la conducta de
un cliente sirviéndole de modelo (Bandura, 1969). A este respecto, las personas
que los clientes consideran importantes pueden tener un gran efecto motivacional
sobre los clientes.
A continuación se incluyen algunas guías para la evaluación del componente
relacional del problema:
«¿Cuántas relaciones cercanas o amigos importantes tienes en este momento de tu vida?».
«¿Qué efectos producen los otros significativos en tu vida?».
«¿Quién más está implicado junto contigo en este problema? ¿Cómo están implicadas estas
personas? ¿Cuáles podrían ser sus reacciones si resuelves este aspecto?».
«¿De quién crees que aprendiste a actuar o pensar de este modo?».
«¿Qué personas presentes en tu vida actual producen el mayor impacto positivo sobre tí? ¿Y
el mayor impacto negativo?».
·
«¿Qué personas ausentes en tu vida actual producen el mayor impacto positivo sobre tí? ¿Y el
mayor impacto negativo?».
«¿Qué persona conoces y respetas que maneja este aspecto como a tí te gustaría hacerlo?».
Identificar Antecedentes
Usted puede recordar del Capítulo 7 que normalmente existen ciertas cosas que
suceden antes o después del problema y que contribuyen en su aparición. En otras
palabras, las personas no nacen sintiéndose deprimidas o considerándose inapro-
256
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA EN1REVISTA DE EVALUACIÓN
piadas. Otros acontecimientos pueden contribuir al problema manteniendo, fortaleciendo o debilitando las conductas, pensamientos y sentimientos problemáticos.
Gran parte del proceso de evaluación consiste en explorar las variables contribuyentes que preceden al problema (antecedentes) y los acontecimientos que se presentan después del mismo (consecuencias) que de algún modo influyen o mantienen
la conducta.
Como señalábamos en el apartado referente al modelo ABC, en el caso de las
conductas problemáticas, las fuentes antecedentes y también las consecuencias
varían en función de los clientes y pueden ser afectivas, somáticas, conductuales,
cognitivas, contextuales o relacionales. Los antecedentes son sucesos internos y
externos que ocasionan o provocan las conductas problemáticas y determinan la
mayor o menor probabilidad de su presentación. Algunos antecedentes ocurren
inmediatamente antes que el problema; otros pueden haberse presentado mucho
tiempo atrás.
Al asistir a los clientes en el examen de los antecedentes del problema, usted
debería estar especialmente interesado en descubrir ( 1) qué condiciones corrientes
(manifiestas o encubiertas) preceden al problema y aumentan la probabilidad de
su ocurrencia, (2) qué condiciones corrientes (manifiestas o encubiertas) preceden
al problema y disminuyen la probabilidad de su aparición y (3) qué condiciones
previas o sucesos desencadenantes se producen e influyen aún sobre el problema.
Algunos ejemplos de guías que permiten identificar los antecedentes categorizados según las siete fuentes descritas en el Capítulo 7 son:
Afectiva
«¿Qué sientes normalmente antes de que ocurra esto?».
«¿Cuál fue la primera vez que te sentiste así?».
«¿Cuáles son los sentimientos que ocurren antes del problema, lo intensifican y favorecen su
constancia?».
«¿Existen otros sentimientos acumulados o no concluidos pertenecientes al pasado y que afectan
a este problema?».
Somática
«¿Qué sucede en tu interior justo antes de que aparezca esta situación?».
«¿Eres consciente de alguna sensación particular en tu cuerpo anterior al problema?».
Conductual
«Si fotografiáramos la escena, ¿qué acciones y diálogos registraríamos antes de que esto
ocurra?».
«¿Qué sueles hacer nonnalmente antes de que esto ocurra?».
«¿Puedes pensar en algo que haces que pueda favorecer o disminuir la presencia de este
problema?>>.
Cognitiva
«¿Qué tipo de imágenes sueles tener antes de que ocurra esto?».
«¿En qué sueles pensar antes de este acontecimiento?».
«¿Qué te dices a tí mismo cuando esto ocurre?».
Contextual
«¿Te ha sucedido esto mismo alguna otra vez?».
«¿Cuándo sucedió?».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
257
«¿Dónde y cuándo sucedió por primera vez?».
«¿Qué relación encuentras entre estos hechos y el problema actual?».
«¿Bajo qué circunstancias ocurrió este problema por primera vez?>>.
«¿Tus inclinaciones o valores culturales ejercen alguna influencia sobre e! prob!eina?, ¿aumentan
o disminuyen las probabilidades de su aparición?».
Relacional
«¿Puedes identificar alguna persona en particular que parezca provocar este problema?».
«¿Con qué persona sueles estar inmediatamente antes de que se produzca este problema?».
«¿Existe alguna persona o relación vinculada al pasado que siga influyendo en la actualidad
sobre tu problema?».
Identificar Consecuencias
Recordará del Capítulo 7 que las consecuencias son acontecimientos internos
o externos que influyen sobre la conducta problema manteniéndola, fortaleciéndola
y aumentándola o debilitándola y disminuyéndola. Las consecuencias ocurren después de producirse la conducta problema y se diferencian de los resultados o efectos
de la misma porque las consecuencias producen una influencia directa sobre el
problema, bien manteniéndolo o bien debilitándolo de algún modo.
Al asistir a los clientes para que se examinen las consecuencias usted estará
interesado en descubrir los acontecimientos internos y externos que mantienen y
fortalecen la conducta problema así como aquellos acontecimientos que la debilitan
y disminuyen.
A continuación encontrará algunos ejemplos de guías que le permitirán identificar las consecuencias distribuidas en las seis categorías descritas en el Capítulo 7:
Afectiva
«¿Cómo te sientes después de
?».
«¿Cómo afecta sobre el sentimiento este problema (por ejemplo. lo mantiene, lo elimina)?».
«¿Eres consciente de algún sentimiento o emoción en particular que sueles tener después del
problema y que lo fortalece o debilita?>>.
Somática
«¿Se produce alguna sensación orgánica después de presentarse el problema? ¿Colabora en su
fortalecimiento o eliminación?».
«¿Puedes pensar en algo físico --enfennedad, dieta, ejercicio. etc.- que parece seguir al
problema? ¿Cómo influye sobre él?».
Conductual
«¿Qué sueles hacer después del problema y cómo afecta esto sobre el mismo?>).
<<¿Puedes identificar algún patrón de conducta particular que ocurra después de ésto? ¿Cómo
colaboran dichos patrones en el mantenimiento o desaparición del problema?».
Cognitiva
«¿Cuando pasa esto, en qué sueles pensar?».
«¿Qué sueles imaginarte/ decir a tí mismo, cuando ya ha finalizado esto?».
«¿Hay algunos pensamientos o imágenes típicas que se te presenten después y que fortalezcan
o debiliten el problema?».
25 8
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Contextual
«¿Qué sucedió después?».
<1¿Nonnalmente, cuándo desaparece o finaliza el problema?, ¿cuándo empeora?, ¿cuándo mejora?».
«¿Puedes identificar algunos lugares, momentos o acontecimientos particulares que aparecen
favorecer el mantenimiento o la reducción del problema?».
Relacional
«¿Puedes identificar alguna persona en particular que influya sobre el problema?».
«¿Puedes pensar en alguna reacción específica de otras personas y que se presenten inmediatamente después del problema? ¿En qué medida afectan al problema estas reacciones?».
Identificar los Logros Secundarios: Un Caso Especial de las Consecuencias
Como señalábamos en el Capítulo 7, en ocasiones los clientes tienen un «interés
encubierto» por mantener el status quo del problema que les proporciona otras
«recompensas». Por ejemplo, un cliente con sobrepeso puede tener dificultades
para perderlo no porque sus hábitos de ingesta y ejercicio físico sean inalterables
sino porque el peso extra le ha permitido evitar o eludir situaciones como las nuevas
relaciones sociales o las relaciones sexuales y le ha permitido establecer un estilo
de vida tranquilo y seguro que es reacio a abandonar (Fishman & Lubetkin, 1983).
Un niño que molesta en clase continuamente puede ser igualmente reacio a dejar
de proceder de ese modo porque su conducta, aunque implique una pérdida de
privilegios, le proporciona el estatus del «payaso de clase», que le permite obtener
mucha atención y refuerzo de sus compañeros.
Siempre es muy importante examinar con los clientes las «recompensas» o los
beneficios secundarios que pueden estar obteniendo a través del problema porque
a menudo durante la fase de intervención dichos clientes parecen «resistirse». En
estos casos, la resistencia es un signo indicativo de que las «recompensas» se ven
amenazadas (ver también Capítulo 20). Las recompensas más comunes incluyen
dinero, atención de los otros significativos, satisfacción inmediata de necesidades,
eliminación de responsabilidades, seguridad y control.
Algunas preguntas que puede emplear para identificar los posibles logros secundarios son:
«Lo bueno de es que ... ».
«¿Qué sucedió después que te agradara?».
«¿De lo que sucedió, qué te pareció desagradable?>>.
«¿Tu problema te ha producido alguna vez algún tipo de ventajas?».
«¿Cómo reaccionan los otros cuando haces esto?».
«¿Cómo te ayuda este problema?».
«¿Qué obtienes de esta situación que no obtengas de otras?».
Explorar las Soluciones Previas
Otro apartado importante de la entrevista de evaluación consiste en examinar
qué aspectos ha intentado solucionar el cliente hasta el momento y con qué efecto.
Esta información es importante por dos razones. En primer lugar porque le permite
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
259
evitar recomendaciones para resolver el problema que se añadan al «más del mismo
tipo». En segundo lugar, algunas veces las soluciones probadas por el cliente han
generado nuevos problemas o han empeorado los ya existentes (ver también Capítulo 20).
Fish, Weakland y Sega! (1982, pp. 13-14) explican cómo los esfuerzos de los
clientes para resolver sus problemas son a menudo origen de otros problemas:
Los problemas se inician en alguna dificultad vital corriente, los cuales nunca escasean. Esta
dificultad se puede originar a partir de un hecho inusual o fortuito. De todos modos, normalmente, el origen tiende a ser una dificultad corriente asociada a una de las transiciones regularmente experimentadas en el curso de la vida -matrimonio, nacimiento de un hijo, inicio
de la escuela~ .... La mayoría de las personas sobrellevan tales dificultades de forma razonablemente adecuada -la perfección no es usual ni necesaria- y esas no recibimos en nuestra
consulta. Pero para que una dificultad se convierta en problema sólo es necesario completar
dos condiciones: (1) no se soporta bien la dificultad y (2) cuando no se resuelve la dificultad,
más se desea dicha «solución». Entonces la dificultad original ascenderá mediante un proceso
de círculo vicioso al nivel de problema, cuya magnitud y naturaleza pueden tener poca similitud
aparente con la dificultad original.
Algunas propuestas que usted puede emplear para identificar las soluciones
previas son:
«¿Cómo has manejado este y otros problemas anteriormente? ¿Cuál fue el efecto?, ¿Qué determinó su éxito o su fracaso?».
«¿Cómo has intentado resolver este problema?».
«¿Qué has hecho para mejorar este problema?».
Identificar las Destrezas de Manejo, Capacidades y Medios del Cliente
Cuando los clientes acuden a consulta, normalmente se hallan en contacto con
su dolor y con frecuencia sólo con su dolor, consecuentemente su perspectiva es
muy limitada y les cuesta creer que disponen de medios internos o externos que
les permitan manejar su dolor con más efectividad. En la entrevista de evaluación,
es conveniente prestar atención no sólo a las molestias sino también a los recursos
positivos (que frecuentemente se hallan enmascarados por el dolor). Esto persigue
varios propósitos. En primer lugar transmite esperanza a los clientes porque, a
pesar de su malestar psicológico, disponen de recursos internos que pueden emplear
para producir un resultado diferente. En segundo subraya la globalidad, el cliente
es más que su «problema». En tercer lugar, proporciona información al terapeuta
sobre los posibles problemas que pueden aflorar durante la intervención. Por último,
la información sobre el «historial de éxitos» del pasado del cliente puede ser
aplicable a los problemas cotidianos. Dicha información puede ser especialmente
útil para planificar las estrategias de intervención, las cuales pueden tomar como
base el repertorio de destrezas para resolver problemas que ya dispone el cliente.
La información que debe obtenerse en este área incluye:
1. Valores conductuales y destrezas de resolución de problemas, ¿en qué momentos emplea el cliente las conductas adaptativas en vez de la conducta
260
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
problema? A menudo esta información puede obtenerse preguntando por
los «opuestos», por ejemplo, «¿Cuándo no te comportas de esa forma?»
(Lazarus, 1981).
2. Destrezas cognitivas de manejo, tales como el acercamiento racional a las
situaciones, la capacidad para discriminar entre el pensamiento racional e
irracional, la atención selectiva y el feedback de las distracciones y la
presencia del manejo de los «autoenunciados» (Meichenbaum & Cameron,
1983).
3. Destrezas de autocontrol y automanejo conllevan la capacidad general del
cliente para soportar la frustración, para asum,ir responsabilidades, para
autodirigirse, para controlar la conducta problema mediante consecuencias
de autorrefuerzo o de autocastigo y para percibirse a sí mismo en estado de
control más que como víctima de circunstancias externas (Gambrill, l 977;
Lazarus, 1981).
Las siguientes propuestas pueden resultarle útiles para identificar estos recursos
o destrezas de los clientes:
«¿Qué destrezas o capacidades tienes que puedan ayudarte en esta circunstancia?».
«Describe una situación en la que no te afecte este problema».
«¿Qué medios puedes emplear para resolver esta situación?)).
«¿Cuándo no te comportas de este modo?)).
«¿Qué tipo de pensamientos o autodiscurso te permite sobrellevar esta situación?)).
«¿En qué situaciones te resulta relativamente fácil manejar o controlar esta reacción o conducta?>1.
«¿En qué medida puedes hacer algo por tí mismo de forma autodirigida y sin tener que depender
del empuje de otros para hacerlo?».
«¿Con qué frecuencia haces cosas premiándote a tí mismo de algún modo?>1.
«¿Con qué frecuencia haces cosas castigándote a tí mismo de algún modo?».
Examinar la Percepción que tiene el Cliente del Problema
La mayoría de los clientes disponen de su propia percepción o explicación de
su problema. Es importante elicitar esta información durante las sesiones de evaluación por múltiples razones. En primer lugar, añade información para Ja mejor
comprensión del problema. El terapeuta puede controlar los aspectos del problema
que están subrayados y los que se ignoran durante la evaluación que hace el cliente
de este aspecto. En segundo lugar, este proceso proporciona al terapeuta una
información valiosa sobre la «posición del cliente», un concepto que describimos
en detalle en el Capítulo 20. En pocas palabras definimos la posición del cliente
como las creencias o valores muy arraigados en él, en este caso sobre la naturaleza
del problema (Fisch et al., 1982). Normalmente los clientes aluden a dichas "Posiciones» en el curso de la exposición de sus percepciones del problema. Ignorar
la posición del cliente puede implicar que cuando el terapeuta proponga una es-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
261
trategia, ésta se enfrente a la resistencia del cliente (Fisch et al., 1982). Usted
puede conseguir que el cliente describa su opinión del problema con brevedad
pidiéndole sólo que dé un título de una línea al problema como si fuera una película,
una obra de teatro o un libro. Otra forma de conocer la percepción que el cliente
tiene del problema es la que recomienda Lazarus ( 1981) y que consiste en describir
el problema con una sola palabra y después introducir dicha palabra en una frase.
Por ejemplo, un cliente puede decir «culpable» y posteriormente «Me siento culpable de haber sido infiel». El mismo cliente puede titular su problema como
«Atrapado entre dos Amantes». Esta técnica también es muy útil para trabajar con
niños que normalmente tienen mucha facilidad para pensar en términos de títulos
y palabras sin meditar en exceso.
Algunas propuestas que nos pueden conducir a identificar y describir la percepción del problema son:
«¿Cómo entiendes tú este aspecto?».
«¿Cómo te explicas este problema?>>.
«¿Qué significa este problema para tí?».
«¿Cuál es tu análisis o interpretación del problema?».
«Da un título a tu problema».
«Describe este aspecto en una sola palabra».
Confirmar la Frecuencia, Duración y Gravedad del Problema
También es útil determinar la intensidad del problema. Es decir, usted está
interesado en comprobar cuánto afecta el problema al cliente y a su funcionamiento
diario. Por ejemplo, si un cliente dice «Siento ansiedad», ¿el cliente quiere decir
mucha o poca ansiedad? ¿Esta persona está ansiosa todo el tiempo o sólo en algunos
momentos? ¿Afecta la ansiedad sobre alguna otra actividad diaria como la alimentación, el sueño o el trabajo? Se pueden evaluar dos tipos de intensidad: el
grado de intensidad o gravedad del problema y la frecuencia (cuántas veces) o la
duración (cuánto tiempo) del problema.
Grado de intensidad del problema. A menudo puede ser conveniente obtener
la valoración subjetiva del cliente del grado de incomodidad, estrés o intensidad
del problema. El terapeuta puede utilizar esta información para determinar en qué
medida el problema afecta al cliente y si el cliente parece estar incapacitado o
inmovilizado por él. Como podrá recordar del Capítulo 7, evaluar la gravedad de
los estresores en la vida del cliente es parte de un sistema de clasificación diagnóstica
multiaxial. Para evaluar el grado de intensidad del problema, el terapeuta puede
formular preguntas como:
«Dices que sientes ansiedad. En una escala de l a 10, donde 1 es muy tranquilo y 10 es muy
ansioso, ¿dónde estarías tú?».
«¿Cómo interfiere este problema en tus actividades diarias?».
«¿De qué forma se vería afectada tu vida si este problema no se resolviera en un año?».
262
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Al evaluar el grado de intensidad, usted busca una respuesta del cliente que
indique cuán fuerte, omnipresente o molesto parece ser el problema.
Frecuencia o duración de las conductas problemáticas. Al preguntar por la
frecuencia o la duración, su propósito es que el cliente identifique durante cuánto
tiempo (duración) o cuántas veces (frecuencia) ocurren las conductas problemáticas.
Los datos sobre la frecuencia y duración del problema antes de aplicar alguna
estrategia de intervención se denominan «datos de línea base». Los datos de la
línea base proporcionan información sobre la extensión presente del problema.
Posteriormente también pueden ser usados para comparar la evolución del problema
desde que empieza a introducirse alguna estrategia terapéutica (ver también el
apartado correspondiente a la evaluación en el Capítulo 10).
Para obtener esta información puede preguntar al cliente:
«¿Con qué frecuencia ocurre esto?».
«¿Cuántas veces le sucede esto?».
«¿Durante cuánto tiempo permanece contigo este sentimiento?».
«¿Cuánto dura esto a lo largo de un día?».
TABLA 8.2. 11 categorías de evaluación de problemas.
l. Propósitos de la evaluación
Il. Tipo de problemas
III. Priorización de los problemas
IV, V, VI, VII. Identificación de:
Antecedentes
VIII.
IX.
X.
XI.
Conductas
problemáticas
Afectiva
Afectiva
Somática
Somática
Conductual
Conductual
Cognitiva
Cognitiva
Contextual
Contextual
Relacional
Relacional
Soluciones previas
Destrezas de manejo
Percepciones del problema que tiene el cliente
Frecuencia, duración y gravedad del problema
Consecuencias
beneficios
secundarios
(recompensas)
Afectiva
Somática
Conductual
Cognitiva
Contextual
Relacional
Algunos clientes pueden comentar con facilidad la gravedad, frecuencia y
duración de la conducta problema en el transcurso de la entrevista de evaluación.
Sin embargo muchos clientes pueden ser inconscientes del número de veces que
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
263
surge el problema, su duración o su intensidad. La mayoría de los clientes pueden
dar una infonnación más exacta de la frecuencia y la duración después de haber
auto-observado las conductas problemáticas y haberlas registrado por-escrito. Más
adelante en este capítulo se comenta el uso de registros escritos para complementar
los datos de la entrevista.
En la Tabla 8.2 se resumen las 11 categorías de la evaluación del problema.
Esta tabla puede servirle para conceptualizar y resumir los tipos de información
que deben extraerse de las entrevistas de evaluación.
LIMITACIONES DE LAS GUÍAS DE ENTREVISTA
PARA LA EVALUACIÓN DE PROBLEMAS
En opinión de Lazarus (1973, p. 407), «la identificación defectuosa de problemas ... es probablemente el mayor obstáculo de una terapia satisfactoria». Como
se ha mencionado anteriormente en este capítulo, el modelo ABC para el examen
de los problemas del cliente se refleja en las guías de evaluación de problemas que
se presentan en este capítulo. Las guías son simplemente instrumentos que puede
emplear el terapeuta para obtener cierto tipo de información. Están diseñadas para
ser empleadas como un «mapa de carreteras» y proporcionar cierta dirección a las
entrevistas de evaluación. Sin embargo las guías por sí solas constituyen una base
insuficiente para la evaluación del problema porque representan como mucho sólo
la mitad del proceso: las respuestas del terapeuta. La otra parte del proceso se
refleja mediante las respuestas que estas guías generan en el cliente. Una evaluación
completa del problema implica no sólo preguntar las cuestiones correctas sino
también sintetizar e integrar las respuestas del cliente.
Una buena forma de sintetizar las respuestas del cliente durante las entrevistas
de evaluación consiste en utilizar todas las destrezas fundamentales presentadas
anteriormente en este libro. Piense del siguiente modo: En una entrevista de evaluación, usted simplemente complementa sus destrezas básicas con algunas guías
específicas que están diseñadas para obtener ciertos tipos de infonnación. Muchas
de sus guías serán sólo preguntas abiertas, sin embargo las entrevistas de evaluación
tampoco deberían desintegrarse y convertirse en interrogatorios o sesiones de pregunta-y-respuesta. Usted puede obtener información y dar significado a esa información mediante otras respuestas verbales como la síntesis, la clarificación, la
confrontación y la reflexión. Es muy importante clarificar y reflejar la información
que recibimos del cliente antes de pasar a otra pregunta.
FORMACIÓN DE HIPÓTESIS SOBRE EL PROBLEMA
Durante el proceso de la evaluación y también después de ésta, el terapeuta
elabora constantemente opiniones, sospechas o hipótesis sobre lo que sucede al
cliente y sobre el problema de éste. También se elaboran hipótesis sobre las re-
264
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
laciones funcionales entre el problema, los antecedentes y las consecuencias y sobre
la «posición del cliente» y sus destrezas de manejo porque estas «suposiciones
elaboradas» proporcionan claves importantes para adoptar decisiones valiosas sobre
el tratamiento. El terapeuta confía en toda la información que se ha obtenido durante
la evaluación, incluyendo la de las entrevistas, el historial, la auto-observación,
los inventarios, etc. En este momento es también útil la intuición del terapeuta
para integrar todas las piezas. Como ejemplo de este proceso presentamos algunas
ideas sobre «el caso de Joan», basados en la descripción del caso, una entrevista
diálogo y un registro de auto-observación que se presentará más adelante.
El problema que presenta Joan con respecto a las dificultades en las clases
competitivas como las matemáticas se mantiene mediante su nerviosismo, mediante
la presión que ha sentido de sus padres, por el hecho de ser mujer y por los
estereotipos que ha adoptado y por su tendencia general a subvalorarse. El problema
se mantiene mediante la atención que recibe de su profesor de matemáticas quien
incluso le perdona el hecho de no realizar las tareas, y mediante sus escasas
expectativas, los pensamientos irracionales y los falsos conceptos sobre sí misma.
Un segundo beneficio en juego consiste en que si sigue obteniendo tan bajas
calificaciones en su curso actual, el próximo curso no tendrá la necesidad de elegir
las materias a estudiar, .lo cual es también uno de sus actuales problemas. Este
segundo problema (dificultad para adoptar decisiones independientes) se mantiene
a través de las bajas expectativas que tiene de sí misma y la falta de confianza en
su capacidad para tomar decisiones. Se mantiene por el deseo de agradar a sus
padres, por la falta de oportunidades para tomar decisiones y quizá por las reacciones
parentales negativas cuando en el pasado ha adoptado alguna decisión independiente. Otro beneficio secundario puede ser que este problema le impide adoptar
muchos riesgos y tener confianza en sí misma y le permite depender de otros para
obtener seguridad y protección. (Otro punto de vista desde una orientación terapéutica alternativa sería que este problema le permite mantenerse en el estado de
ego de Niño, lo que está muy reforzado por sus padres quienes transaccionan con
ella desde un estado Parental en vez deAdulto. Otra interpretación alternativa es
que nunca ha aprendido o se ha enfrentado a asumir autorrefuerzo sino que se ha
limitado al refuerzo ambiental, lo cual está creando un conflicto de tira y afloja
para ella). La información obtenida de la entrevista sugiere que ella considera su
problema como una prolongación del aspecto referente a la toma de decisiones,
como algo que ella no puede hacer en vez de algo que escoge no hacer. Al mismo
tiempo parece ser algo dependiente y ha demostrado los pasos y procesos requeridos
para manejar con éxito una clase. Esta infonnación puede ser útil para seleccionar
las estrategias convenientes para su dependencia y también para incluir las destrezas
cognitivas y conductuales de manejo que ha empleado con éxito en algunas situaciones. Su tenacidad y destrezas de manejo serán beneficiosas durante la intervención. Algo más difícil será aplicar estrategias que le obliguen a confiar en sí
misma y asumir más responsabilidad y autodirección sin amenazar sus «recompensas» actuales de dependencia y refuerzo externo.
En el apartado de la postevaluación tendrá la oportunidad de elaborar hipótesis
sobre el cliente basándose en la información obtenida en la entrevista de evaluación.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
265
REGISTROS ESCRITOS
Normalmente, desde el momento en que un cliente solicita una cita se inicia
alguna forma de registro escrito. En un principio se apuntan los datos de identificación del cliente, los días de consulta, las cancelaciones, etc. A continuación
se registra la sesión de entrevista inicial. Al escribir un registro o un historial es
importante evitar las etiquetas, la jerga y las inferencias. Trate de ser tan específico
como le sea posible. No haga evaluaciones gratuitas o valoraciones clínicas sin la
documentación necesaria. Por ejemplo, en vez de apuntar «Este es un cliente
homicida», escriba preferentemente «Este cliente manifiesta tener frecuentemente
(al menos dos veces al día) fantasías de matar a una víctima anónima o no identificada» o en vez de «El cliente está desorientado», «El cliente no puede recordar
dónde está, por qué está aquí, qué día es y qué edad tiene».
Es importante también guardar los registros de las siguientes sesiones terapéuticas y de los progresos del cliente. Estos aspectos pueden registrarse en formularios
estandarizados como el Plan de Tratamiento Individualizado del Cliente (Tabla
8.3) o de forma narrativa. Normalmente, las anotaciones del tratamiento son breves
y subrayan sólo las principales actividades de cada sesión y el progreso o mejoría
del cliente (o la falta de él). Estas anotaciones se inician durante el ingreso y
progresivamente se va añadiendo la información correspondiente a cada entrevista
de evaluación. También se incluyen los progresos terapéuticos, los objetivos marcados, las estrategias de intervención y la mejoría del cliente. En este caso también
es recomendable evitar siempre las etiquetas e inferencias en los registros escritos.
También es importante incluir cualquier detalle que pueda tener consecuencias
éticas o legales, especialmente los hechos de manejo de casos. Por ejemplo, con
un cliente que manifiesta depresión y fantasías suicidas será importante anotar que
usted ha evaluado la posibilidad de suicidio y cuales han sido los resultados, si lo
ha consultado con su supervisor y si hace algo más para manejar este caso de forma
diferente como visitar al cliente con más frecuencia o establecer un contrato con
él.
TABLA 8.3. Plan de Tratamiento Individualizado del Cliente.
Nombre del c l i e n t e - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Fecha _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Diagnóstico DSM-IIl-R
Ejel _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Eje!l _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Eje IV
111 -_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
-_
Eje
__
________
___
Eje V - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Problemas identificados
l. -_
-_
--_
-_
--_
-_
--_
-_
--_
-_2.
___
___
___
___
___
3. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
4.
-_
-_
--_
-_
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-_5. __-_
__-_
__-_
__-_
__
266
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Problemas antecedentes
Pl"~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-
P2
P3
P4
P5
Problemas consecuentes
PI
-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P2_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P3~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P4_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
p5_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Objetivos del Tratamiento
PI
-~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~--~~~
P2~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P3~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
p4_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P5~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Estrategias de Intervención y Modalidades de Tratamiento
PI~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P2~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
p3_~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P4~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
P5~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Evaluación
A. Pronóstico de duración del tratamiento - - - - - - - - - - - - - - - B. Método para evaluar el proceso de tratamiento------------C. Método para evaluar los objetivos y los resultados del tratamiento _ _ _ _ __
•p significa problema; PI se refiere a # 1 bajo «problemas identificados>>, P2 a #2, etc.
Adaptado de un formulario elaborado por Albert Scott y Karen Scott. Reproducido con el penniso
de los mismos.
EVALUACIÓN DE LA AUTO-OBSERVACIÓN DEL CLIENTE
Los datos que proporciona el cliente durante la entrevista pueden complementarse con la auto-observación del cliente fuera de la entrevista. La auto-observación
puede definirse como el proceso de observar algunos aspectos específicos de uno
mismo y de la interacción de uno mismo con los otros y con el medio. Cuando se
emplea la auto-observación como instrumento de evaluación de problemas, se pide
al cliente que registre por escrito sus observaciones. Estas notas pueden apuntarse
en un registro (Schwartz & Goldiamond, 1975) o en una hoja de registro.
Uno de los objetivos de la auto-observación es ayudar al terapeuta y al cliente
a obtener información sobre lo que ocurre realmente con respecto al problema y
en los entornos reales. Otro objetivo es validar la precisión de los informes verbales
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
267
del cliente durante las entrevistas. Como señala Linehan (1977, p. 45), algunas
veces la descripción que hace el cliente durante la entrevista no responde al informe
completo de los acontecimientos, o la forma de describir del cliente difiere de la
forma en que los experimenta. La auto-observación que hace el cliente de las
situaciones y conductas problemáticas debería añadir más precisión y especificidad
a la información comentada durante la entrevista. Consecuentemente, la autoobservación puede acelerar el tratamiento y aumentar las expectativas del cliente
en favor del cambio (Shelton & Ackerman, 1974, p. 7). La auto-observación es
también un modo útil de comprobar las hipótesis que se han formulado sobre el
problema e identificar las relaciones entre distintas clases de sucesos como los
pensamientos, los sentimientos y las conductas (Hollon & Kendall, 1981).
Como se ha mencionado anteriormente, un cliente puede registrar las observaciones en base a diversos tipos de registros escritos o registros. Para las diferentes
observaciones que puede realizar un cliente durante la definición del problema se
pueden emplear dos tipos de registros. Un registro descriptivo se utiliza para
registrar los datos relativos a la identificación y selección de las características del
problema. Un registro conductual se utiliza para registrar infonnación sobre las
conductas problemáticas, sus antecedentes y consecuentes o la relación entre estas
clases de sucesos referidos al problema.
Registros Descriptivos
En una sesión inicial con el cliente se puede introducir un simple registro
descriptivo para saber qué, dónde y cuándo sucede al cliente (Schwartz & Goldiamond, 1975). Se puede emplear un registro descriptivo como el que se muestra
en la Figura 8.1. El registro descriptivo es especialmente útil cuando el cliente
encuentra problemas para identificar el problema o para seleccionar las situaciones
problemáticas. Sin embargo, una vez que el problema haya sido identificado y
seleccionado, el terapeuta y el cliente pueden descubrir que el registro conductual
les resulta más útil durante la entrevista para definir los ABCs del problema.
Página
de _ __
HOJA DE REGISTRO DIARIO
Día
Hora
Lugar
FIGURA 8.1. Un registro descriptivo.
Actividad
Personas
Conducta
Observada
268
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
Registros Conductuales
Los ABCs de una situación problemática y la intensidad del problema puede
esclarecerse con la ayuda de la auto-observación del cliente de las conductas
problemáticas, las condiciones contribuyentes y la frecuencia y duración de las
conductas problemáticas. Toda esta información puede registrarse en un registro
conductual, que consiste simplemente en la prolongación de un registro descriptivo.
La Figura 8.2 es un ejemplo de un registro conductual para nuestra cliente Joan.
También se pide a la cliente que registre la duración (durante cuánto tiempo)
y la frecuencia (cuántas veces) aparece la conducta. Al establecer el nivel del
problema en el momento actual constituimos la línea base, es decir, el punto o
grado del problema antes de que se inicien las intervenciones terapéuticas. La línea
base puede servir en un principio para establecer la dirección y el grado de cambio
deseado por el cliente. Esta información, como se verá en el Capítulo 9, es fundamental para establecer los objetivos o metas del cliente. Durante el progreso de
la terapia, los datos de la línea base pueden ayudar al cliente a comparar su mejoría
a lo largo del proceso terapéutico (ver Capítulo 10).
En un registro conductual, las conductas problemáticas definidas se colocan a
la izquierda. El cliente apunta la fecha, hora y lugar donde se producen estas
conductas. Para registrar las condiciones contribuyentes, se pide al cliente que
anote las conductas y los acontecimientos que suceden antes y después de las
conductas problemáticas. Esta información permitirá descubrir un patrón entre las
conductas problemáticas, entre los estímulos que provocan dichas conductas y entre
las actividades que mantienen, fortalecen o debilitan tales conductas.
Usos de los Registros
El éxito de los registros escritos puede depender de la motivación del cliente
para hacerlo así como de las instrucciones y entrenamiento que recibe éste para
cumplimentarlo. Cuatro consejos pueden aumentar la motivación del cliente para
completar la auto-observación:
1. Explicar las razones del uso de los registros. Algo como «Necesitamos los
registros escritos para saber qué sucede. Esto nos ayudará a tomar algunas decisiones sobre la mejor forma de manejar tu problema». Es más probable que mantenga un registro si es consciente del propósito que persigue.
2. Proporcionar instrucciones específicas y detalladas sobre la forma de guardar
el registro. Debe informarse al cliente sobre qué, cómo, cuándo y durante cuánto
tiempo debe registrar. Se le puede presentar un modelo de registro para que sepa
cómo es. Proporcionar las instrucciones adecuadas puede aumentar la probabilidad
de que el cliente registre la información con precisión y consistencia.
3. Adaptar el tipo de registro a la capacidad de auto-observación del cliente.
Inicialmente puede ser necesario empezar con un registro sencillo que no requiera
269
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
anotar demasiados datos. Progresivamente, puede aumentar la cantidad de información que el cliente observa y registra. Si un cliente tiene problemas para guardar
un registro escrito, se puede utilizar un sustituto como la grabación, el contador
de golf o estrellas doradas u otro tipo fichas para los niños. Schwartz y Goldiamond
(1975, p. 106) señalan que incluso los clientes que parecen estar «sin contacto»
consigo mismos son capaces de guardar registros si la información que deben
registrar no es excesiva y si reciben atención o refuerzo por hacerlo.
4. Adaptar el registro y las instrucciones al problema del cliente y al grado y
tipo de patología, si existe. Algunos estudios recientes sugieren que los clientes
que sufren ciertos tipos de problemas parecen experimentar algunas dificultades
predictibles para poner en práctica la auto-observación, especialmente cuando los
sucesos son encubiertos o cognitivos (Bemis, 1980). Hollon y Kendall (1981,
pp. 350-351) resumen algunas de estas reacciones:
Los clientes depresivos frecuentemente manifiestan sentirse sobrecargados por algo que parece
ser una tarea difícil de llevar a cabo o no consiguen iniciar o mantener la observación porque
no esperan que pueda servir de ayuda. Los clientes ansiosos (e.g. Beck & Emery. 1979)
normalmente no prestan atención a las cogniciones porque hacerlo parece aumentar su angustia.
Los clientes anoréxicos rara vez manifiestan algún efecto per se, normalmente producen una
serie de descripciones inferenciales cuando se les pide que registren sus sentimientos. Si se les
pide que evalúen la validez de sus pensamientos, tienden a responder con prescripciones moralistas similares a las «reminiscencias de las decisiones de Año Nuevo» (Bemis, 1980). Los
clientes obsesivos, como puede suponerse, rara vez dejan algún pensamiento sin registrar,
normalmente trabajan mucho para hacerlo «bien».
Semana 6-13 de Noviembre
(Conductas
problemáticas)
Observación de
conductas
l. Pensar en sí
mismo como
menos
inteligente que
el resto
(Frecuencial
duración)
Número o
cantidad
Antecedentes Consecuencias
Qué precede a Qué sigue a la
Día
Hora
Plazo
Lun,
10:00
A.M.
Clase.
Mate
1111
6-11
Ir a clase, hay
examen
Dejar la clase,
estar con
amigos
Mar.
7-11
10:15
A.M.
Clase
Mate
1111 1111
Recibo examen
con notable
Profesor me
consuela
Mruc,
7-11
5:30
P.M.
Casa
1111 11
Padres
preguntan por
el examen. Fin
de semana
castigada
Me voy a Ja
caina
Dom.
8:30
P.M.
Casa
111
Pienso en ir a
clase mañana
Voy a la cama
12-11
la conducta
conducta
270
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
2.a. No responde
voluntariamente
Mar.
7-11
10:05
10:20
Clase
Mate
11
Me siento
estúpida
Nada
b. No responde
a las
preguntas del
profesor
Jue.
9-11
10:10
10:20
10:40
Clase
Mate
111
Me siento
estúpida
Nada
c. No va a la
pizarra
Jue.
9-11
10:30
Clase
Mate
1
El profesor me
llama
Nada
Vie.
10-11
10:10
10:35
Clase
Mate
11
El profesor me
llama
Nada
Vie.
10-11
10:15
Clase
Mate.
1
Profesor pide a
las chicas que
salgan a la
pizarra
Profesor habla
conmigo
Mie.
8-11
9:55
A.M.
Escuela
1 hora
No quiero
aguantar la
clase ni pensar
en el examen
Hago pira.
Voy a
enfenneria
durante una
hora
3. Hace piras
FIGURA 8.2. Ejemplo de registro de conducta.
5. Implicar al cliente en la discusión y análisis del registro durante la entrevista.
Al principio el terapeuta puede empezar a unir las hipótesis sobre los patrones de
la conducta problema y de los factores contribuyentes. Según va progresando la
terapia, el cliente puede adoptar un rol más activo en el análisis de los registros.
Aumentar la participación del cliente en dicho análisis debería servir de incentivo
a éste para seguir dedicando tiempo y esfuerzo a la recogida de información.
El terapeuta debería recordar que el proceso de auto-observación del cliente
puede ser reactivo. Es decir, el mismo hecho de observarse puede influir sobre la
conducta que está siendo observada. Esta reactividad puede afectar sobre los datos
registrados. La reactividad puede ser útil en el programa terapéutico global cuando
modifica la conducta en la dirección deseada. Hay ocasiones en las que se aplica
intencionadamente la auto-observación como estrategia de cambio para aumentar
o disminuir una conducta particular (ver Capítulo 19).
Algunas veces, cuando la auto-observación se utiliza como instrumento de
evaluación, la reactividad puede empeorar algún aspecto de la conducta problema.
Esto parece producirse cuando el cliente observa el afecto negativo como la ansiedad, la ira o la depresión (Hollon & Kendall, 1981). En tales circunstancias,
algunas veces, la auto-observación llega a ser una señal del estado de ánimo que
provoca un aumento de frecuencia o intensidad. Si ocurre esto, se debería paralizar
el uso de la auto-observación como mecanismo de evaluación, sin embargo si se
usa como estrategia de cambio y modifica la forma o contenido de los autoregistros
del cliente puede crear reactividad en la dirección deseada (ver Capítulo 19).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
271
Los datos obtenidos mediante la auto-observación del cliente se utilizan durante
el proceso de evaluación y también en el momento de establecer los objetivos o
metas del cliente. Durante las sesiones de evaluación, los datos de la auto-observación permitirán al terapeuta y al cliente determinar los ABCs del problema. Los
datos de la línea base serán el punto de inicio para el planteamiento de los resultados
terapéuticos deseados (ver Capítulo 9).
¿CUÁNDO ES «SUFICIENTE» UNA EVALUACIÓN?
Es posible que alguien se pregunte si la evaluación continua indefinidamente,
o cuándo finaliza. Como hemos mencionado anteriormente, la evaluación es un
proceso continuo a lo largo de la terapia porque los clientes son personas y de vez
en cuando surgen y se redefinen los problemas.
Se requieren períodos de evaluación más breves cuando los clientes sufren una
crisis o cuando los terapeutas están muy solicitados y una gran número de pacientes
se halla en lista de espera. Independientemente del tipo de clientes o entorno en
que usted trabaje, le recomendamos que considere la evaluación como una fase
terapéutica que merece gran respeto. Los errores o la falta de evaluación pueden
prolongar el tratamiento y al final puede implicar más coste de su tiempo y del
dinero del cliente. Epstein y Bishop (1981) sefialan que las evaluaciones globales
normalmente generan cursos de tratamiento más cortos y activos porque eliminan
una gran parte del trabajo de comprobación de hipótesis. Epstein y Bishop (1981)
también señalan que las evaluaciones globales parecen prevenir el abandono de la
terapia por parte del cliente.
Algunas veces, incluso después de un período de evaluación global, usted puede
sentir que aún carece de fragmentos de información o piezas del puzzle. Es difícil
saber si las estrategias adicionales de evaluación se justifican en términos de tiempo
y coste y además, si contribuyen a la efectividad del tratamiento para el cliente.
En este punto, el terapeuta debe adoptar una decisión terapéutica: seguir con la
evaluación o iniciar las estrategias de intervención y trabajar con lo que ya se sabe
del cliente. Fensterheim (1983) sugiere que se deben considerar tres cuestiones
claves antes de tomar esta decisión:
l. ¿Existe en este momento infonnación suficiente para iniciar un tratamiento?
2. ¿Es urgente la necesidad de alivio inmediato?
3. ¿Cómo de pesimista y abatido es el paciente?
Deseamos finalizar este capítulo con un consejo de precaución: ¡Sobre todo,
recuerde que la evaluación no es un fin en sí misma! El tiempo, la estructura y
los instrumentos que utiliza para la evaluación son de poco valor si ésta no tiene
suficiente «validez terapéutica» (Nelson, 1983) o si no contribuye a aumentar la
efectividad del tratamiento terapéutico y los resultados para los clientes.
272
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CUENTE MEDIANTE UNA ENTREV!STA DE EVALUACIÓN
RESUMEN
Este capítulo se ha centrado en el uso de la entrevista directa para evaluar los
problemas del cliente. En muchos ambientes, las entrevistas de evaluación inicial
comienzan con una entrevista de ingreso para recoger información sobre los problemas que presenta el cliente y los síntomas principales así como información
sobre áreas como tratamientos previos, historial social/evolutivo, historial académico/profesional, historial médico, historial familiar, marital y sexual. Esta entrevista proporciona información que el terapeuta puede emplear para formular hipótesis sobre la naturaleza de los problemas del cliente. Las entrevistas de historial
también sirven como línea base retrospectiva del funcionamiento anterior del cliente
y de los factores que han contribuido a los conflictos y estilos de manejo actuales.
Para algunos clientes, las entrevistas de ingreso o historiales pueden ir seguidas
del examen del estado mental lo que permite al terapeuta disponer de una evaluación
del estado psiquiátrico del cliente.
El modelo presentado en este capítulo para la entrevista de evaluación directa
se basa en el modelo ABC descrito en el Capítulo 7. Siguiendo este modelo, los
terapeutas están interesados en definir seis componentes de la conducta problema:
afectivo, somático, conductual, cognitivo, contextual y relacional. También están
interesados en identificar los sucesos antecedentes que ocurren antes del problema
y lo desencadenan y en los sucesos consecuentes que siguen al problema e influyen
sobre el de alguna manera o lo mantienen. Las consecuencias pueden ser «recompensas» o beneficios secundarios que dan valor a la conducta disfuncional y de
este modo mantienen en vigor el problema. Las fuentes de antecedentes y de
consecuentes pueden ser también afectivas, somáticas, conductuales, cognitivas,
contextuales y relacionales. Otros componentes importantes de las entrevistas de
evaluación directa incluyen la identificación de soluciones previas que ha intentado
el cliente para resolver el problema, examinar los recursos o destrezas de manejo
de que dispone el cliente, examinar las percepciones que tiene el cliente del aspecto
en cuestión e identificar la frecuencia, duración o gravedad del problema.
Además de la entrevista de evaluación directa, existen otros instrumentos de
evaluación como el role-play, la capacidad imaginativa, las medidas de autoinforme
y las técnicas de auto-observación. Todas estas técnicas pueden ser útiles para
lograr más información específica sobre los problemas que ya han sido identificados.
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
Le han derivado un cliente con un problema de ansiedad generalizada (intensa).
Escriba las preguntas que desearía formular durante la entrevista de evaluación con
este cliente y que se correspondan con el componente que presenta. Su objetivo
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
273
(Primer Objetivo) es identificar como mínimo dos preguntas de las 11 categorías de
evaluación descritas en este capítulo y sintetizadas en la Tabla 8.2. Posteriormente
se le presenta el Feedback.
SEGUNDA PARTE
Con la descripción del anterior cliente, dirija un role-play de evaluación durante
30 minutos donde su objetivo consiste en mostrar propuestas y respuestas asociadas
como mínimo con 9 de las 11 categorías descritas para la evaluación de problemas
(Objetivo Dos del capítulo). Usted también puede plantear esta actividad en tríos,
donde una persona asumirá el rol de terapeuta, otra el rol del cliente «ansioso>i y la
tercera persona adoptará el rol de observador; después pueden intercambiar los
roles. Utilice el Cuestionario de Entrevista que se adjunta al final del capítulo como
guía de Ja entrevista y para obtener feedback.
Después de finalizar la entrevista, elabore algunas hipótesis sobre el cliente. Especialmente trate de formular c<sospechasn sobre:
1. Fuentes antecedentes que desencadenan o provocan ansiedad, aumentando
su probabilidad de ocurrencia.
2. Consecuencias que mantienen la ansiedad o fa empeoran.
3. Consecuencias que reducen o debilitan la ansiedad.
4. Logros secundarios o «recompensasi> colaterales a la ansiedad.
5. Modos en que las «Soluciones previas)) del cliente favorecían la ansiedad o
la empeoraban.
6. Recursos, medios o destrezas de manejo del cliente y cómo pueden emplearse éstas durante el tratamiento/ intervención.
También puede continuar este apartado de la actividad en tríos o a solas, apuntando las ideas según vayan surgiendo. En algún momento puede serle útil compartir
sus ideas con sus colegas o con su instructor.
TERCERA PARTE
Idee un procedimiento de auto-observación que podría dar al cliente como tarea
para casa con el propósito de obtener información sobre e! tiempo, lugar. frecuencia,
duración y gravedad de sus sentimientos de ansiedad. Escriba un ejemplo de hoja
de registro que podría dar al cliente (Tercer Objetivo del capítulo).
CUARTA PARTE
Dirija una entrevista de role-play con este cliente donde usted le asigna como
tarea de casa el plan de auto-observación que ha ideado.
1. Explique al cliente la utilidad de esta tarea.
2. Proporcione al cliente instrucciones detalladas sobre qué, cómo, cuándo y
durante cuánto tiempo debe observar.
3. Haga un seguimiento o compruebe que el cliente ha comprendido la tarea.
Si es pos!ble continúe en tríos para desarrollar esta actividad y obtener el feedback
del observador sobre la especificidad y claridad de las instrucciones que usted ha
dado al cliente. Si no dispone de un observador, grabe la entrevista para su posterior
autoevaluación.
274
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA EN1REVISTA DE EVALUACIÓN
CUESTIONAR/O DE ENTREVISTA PARA EVALUAR LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE
Valoración
No
Si
Categoría de la
información
Ejemplos de guías y preguntas
del terapeuta
l. Explicar el
propósito de la
entrevista.
1. <Noy a formularte más preguntas de lo normal
2. Identificar el tipo
de problema (si
no se dispone
de esta
información a
través del
historial).
-
--
-
3. Ordenar y
seleccionar los
problemas más
importantes o
inmediatos para
empezar a
trabajar.
para formarnos una idea de lo que sucede.
Una imagen precisa de tu problema (o
conflicto) nos ayudará a decidir lo que
podemos hacer. Tu participación en esto es
fundamental1).
2. 11¿De qué te gustaría hablar hoy?)).
((¿Cómo podrías describir los motivos de
preocupación que tienes en este momento?1>.
((¿En concreto qué te condujo a solicitar
ayuda?)).
((¿Cuáles son las cosas que no marchan bien
para tí?1i.
((¿Hay algún otro aspecto que te preocupe y
no lo hayas mencionado hasta este
momento?11.
3. «¿Cuál es el aspecto que mejor representa la
razón de tu solicitud de asistencia h.
11¿De todos estos conflictos, cuál es el más
estresante o doloroso para tí?i1.
j( Dime cuál de estos problemas crees que
podrías aprender a manejar con más facilidad y
con más éxito)).
((De todos los problemas que hemos
comentado, describe aquel que cuando se
resuelva va a tener más impacto sobre el resto
de los aspectos>1.
4.0. Presentar
problema
conductual.
-
-
- - 4.1. Aspectos
--
afectivos del
problema:
sentimientos,
emocio11es y
estados de
ánimo.
4.2. Aspectos
somáticos del
problema:
sensaciones
orgánicas.
psicológicas.
disfunciones
orgánicas y
enfermedades,
medicación.
4.1. ¿Qué sientes cuando ocurre esto?11.
«¿Qué otros sentimientos sueles tener cuando
te enfrentas a esta situación?1J.
!<¿Qué sentimientos esco11de o cubre este
problema?>!.
4.2 1(¿Qué suele pasar dentro de tí en estos
momentos?11.
((¿Qué sueles notar en tu cuerpo cuando esto
sucede?11.
((¿De qué sueles ser consciente en esta
situación?>1.
Respuesta
del cliente
_(Compruebe si el
cliente comprende el
mensaje).
_(Compruebe si el
cliente describe otros
problemas)
_¡compruebe s1 el
cliente seleccionar un
problema).
_ (Compruebe si el
cliente identifica los
siguientes
componentes).
_(Compruebe s1 el
cliente identifica
sentimientos).
_(Compruebe si el
cliente identifica
sensaciones orgánicas).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
_
_
4.3. Aspectos
conductuales:
conductas
abiertas/acciones
(excesos y
_
_
déficits)
4.4. Aspectos
cognitivos del
problema:
pensamientos,
útiles, inútiles,
racionales.
irracionales;
diálogo interno;
percepciones y
falsas
percepciones.
_
_
4.5. Aspectos
contextuales del
problema: lugar.
tiempo y
sucesos
desencadenantes.
4.6. Aspectos
relacionales del
problema· otras
personas.
4.3. ((¿Si fotografiáramos la escena, qué acciones
y diálogos recogería la cámarah>.
<1¿0ué haces cuando ocurre esto?n.
«¿Oué quieres decir con ... .?».
275
_(Compruebe si el
cliente identifica
conductas abiertas).
<<Describe lo que hiciste las últimas veces que
te hallaste en esta situación>>.
4.4 .. ((¿Qué te dices atí mismo cuando ocurre
esto?11.
((¿En qué sueles pensar durante el
_(Compruebe si el
cliente identifica
pensamientos).
problema7i1.
<(¿Qué tipo de pensamientos pueden hacerte
sentir. .. ?l!.
11¿Qué opiniones [o imágenes) sueles tener,
que influyan sobre este aspecto?1)
11Completa las siguientes frases:
Yo debería _ _ _ _ _ _ _ _ __
Las personas deberían _ _ _ _ __
Sería horrible que _ _ _ _ _ _ __
------~'"e causa dolor.11
4.5. 1(Describe algunas situaciones recientes en las
que ha surgido el problema. ¿Dónde estabas?
¿Cuándo fuel, etC.>l.
11¿Cuándo suele surgir normalmente In.
1(¿Dónde suele ocurrir?n.
11¿Suele ser prolongado siempre o sólo algunas
veces?1J.
11¿0curre siempre en los mismos lugares y en
iguales instantes?n.
11¿Estás afiliado a algún grupo étnico o cultural.
y si así es, de qué modo afectan los valores
del grupo sobre este aspecto?i1.
4.6. 11¿Qué efectos produce este problema en tu
vida relacional?n.
((¿Qué efectos producen tus amigos y
familiares sobre este problema?)).
H¿Quién más está implicado en este
problema? ¿Cómo?n.
((¿De quién crees que has aprendido a
reaccionar de ese modo?11.
!<¿Con cuántas personas significativas cuentas
en el momento actual?)1.
H¿A quién conoces y respetas que maneje
este aspecto de la misma forma que tu
quisieras In.
!<¿Qué sueles sentir normalmente antes de
que esto ocurra?>'.
((¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que te
sentiste de este modo?J1.
{(¿Cuáles son los sentimientos que Preceden al
problema y aumentan/disminuyen la
probabilidad de que ocurra/¡¡_
_(Compruebe si el
cliente identifica el
lugar. tiempo, etc.).
_(Compruebe si el
cliente identifica
personas).
276
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
--
5.2. Antecedentes
--
5.3. Antecedentes
somáticos.
conductuales.
5.2. u¿Oué sucede en tu interior justo antes de
que surja el problema?».
((¿Eres consciente de alguna molestia o
sensación en particular que surge o empeora
justo antes de iniciarse el problemah.
<!¿Hay alguna sensación orgánica que parece
ocurrir antes del problema o cuando empieza
que aumenta/disminuye la probabilidad de su
aparición?)).
5.3. ((Si fotografiáramos la escena, 1j¿qué acciones
y diálogos recogerla la cámara ?n.
_(Sensaciones
orgánicas y respuestas
fisiológicas).
_¡Conducta
abierta).
<<¿Puedes identificar algún patrón de conducta
que ocurre justo antes del problema?11.
-
-
--
5.4. Antecedentes
5.4. <<¿Oué tipo de imágenes sueles tener antes de
cognitivos.
--
5.5. Antecedentes
que ocurra el prob:ema?)).
((¿Qué pensamientos sueles tener antes de
que surja el problema?11
((¿Puedes identificar algún pensamiento en
particular que parece provocar el problema?11.
5.5. <<¿Hace cuánto tiempo sucedió esto?1).
((¿Ha ocurrido esto alguna otra vez a lo largo
de tu vida? ¿Cuándo fuel))_
¡<¿Cuándo y dónde sucedió esto por primera
vez?i1.
!<¿Cómo relacionas esos acontecimientos con
tu problema actual?11
((¿Qué estaba pasando en tu vida la primera
vez que advertiste el problema?u.
((¿De qué modo ha variado tu vida desde que
tienes este problema ?ii.
--
5.6. Antecedentes
contextuales.
relacionales.
-
-
--
6.0. Identificar
--
6.t. Consecuencias
5.6. <i¿Hay alguna persona o relación del pasado de
_¡Tiempo, lugar.
otros hechos).
_(Otras personas).
tu vida que aún afecta sobre este problema?
¿De qué modo?n.
i<¿Puedes identificar alguna persona que
parece originar este problema?)).
i1¿Sueles estar co11 algu11a o algu11as perso11as
en particular cada vez que surge este
problema?)).
_(Compruebe si el
cliente identifica las
siguientes fuentes).
consecuencias,
condiciones que
mantienen y
fortalecen el
problema o lo
debilitan y
reducen.
afectivas.
_(Pensamientos
diálogo interno).
6.1. <i¿Cómo te sientes después de ésto?11.
i1¿Cómo influye esto sobre el problema?11
{(¿Cuándo dejaste de sentirte de ese modo?i1.
_(Sentimientos.
estados de ánimo).
277
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
-
-
--
6.1. Consecuencias
--
6.3. Consecuencias
--
somáticas.
conductuales.
consciente justo después de haberse finalizado
el problema?)).
<<¿Cómo influye esto sobre el problema?li.
<(¿Se produce alguna sensación orgánica
después del problema que parece fortalecerlo/
debilitarlo?11.
((¿Hay alguna condición física. enfermedad o
molestia que parece ocurrir después del
problema? ¿Cómo influye sobre él?)).
6.3. 11¿Qué sueles hacer normalmente después de
que suceda esto?n.
<<¿Cómo sueles reaccionar cuando ha finalizado
el problema?11.
«¿De qué forma mantiene/debilita/concluye tu
reacción el problema?11.
11¿Puedes identificar algún patrón específico de
conducta que suceda después de ésto?i1.
6.4. Consecuencias
6.4. 11¿En qué sueles pensar cuando ha finalizado el
cognitivas
problema?)).
1(¿Puedes identificar algún pensamiento
[imagen. opinión] en particular que mejora/
empeora el problema?1),
6.5. ((¿Puedes identificar algún lugar o momento en
particular que parece mantener/eliminar/
mejorar el problema?11.
((¿Tus tendencias o valores culturales influyen
de algún modo en el mantenimiento/
empeoramiento/ mejoría del problema?)).
--
6.5. Consecuencias
--
6.6. Consecuencias
--
6.2. ((¿De qué sensaciones orgánicas eres
contextuales.
relacionales.
Identificar los
posibles logros
secundarios
6.6. (<¿Puedes identificar alguna reacción particular
_(Sensaciones
orgánicas e internas).
_[Respuestas
manifiestas).
_(Pensamientos
diálogo interno).
_[Tiempo, lugar,
otros hechos).
_(Otras personas).
de otras personas que sigue al problema?11.
((¿De qué modo afecta su reacción sobre el
problema?>).
<i¿Sueles estar normalmente con ciertas
personas cuando surge/mejora/empeora el
problema?>).
7. <1¿Qué acontecimiento agradable se produjo
después del problema/¡¡.
11¿Qué te resultó desagradable de todo lo
ocurrido?n.
11 ¿Ha ocasionado tu problema alguna vez
alguna ventaja para ti?)).
((¿En qué te favorece el problema?11
((¿Qué obtienes de estas situaciones que no
puedas lograr de ninguna otra?11
((¿Después dei problema se producen algunos
sentimientos o pensamientos que tratas de
prolongar?11
i<Lo bueno de
[problema! es que
...... 11,
_[Compruebe sr el
cliente identifica las
recompensas).
278
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN
8. Identificar las
soluciones
previas.
8. ((¿Cómo has superado este y otros problemas
en otras circunstancias' ¿Cuál fue el efecto?
¿Qué favoreció/perjudicó al problema?)).
((¿Qué has hecho para mejorar esta
situación?n.
((¿Qué han hecho tus amigos o familiares para
mejorar esta situación?11.
_(Compruebe si el
cliente identifica las
soluciones previas).
9. ((¿Qué capacidades tienes para poder
enfrentarte a esta situación l1J.
((¿Qué recursos propios puedes emplear para
resolver este problema?)).
((¿Cuándo actúas de ese modo?)).
((¿Qué tipo de pensamientos o imágenes te
ayudan a sobrellevar esta situación?11.
(ddentifica los pasos que das en una situación
que superas sin dificultades. ¿qué sueles
pensar y qué sueles hacer? ¿Cómo podrían
aplicarse estos pasos al problema que nos
atañe?11
_(Compruebe s1 el
cliente identilica los
recursos, medios).
10. Identificar las
descripciones I
evaluación del
problema que
hace el cliente
~anotar los
aspectos que
subraya y los
que ignora).
10 (1¿ Cómo entiendes tú este aspecto ?n.
((¿Cómo te explicas este problema? 11.
((¿Qué significa este problema para tí?11
((¿Cómo interpretas o analizas el problema ?ii.
((¿Qué otros aspectos del problema que no
hayamos mencionado te parecen
importantes?11.
11¿Resume el problema en una sola palabra?11.
1(¿Cómo titularías tu problema In.
_ (Compruebe si el
cliente explica el
problema).
11. Estimar la
frecuencia,
duración o
gravedad de la
conducta I
síntomas
(recomendar
tareas para casa
si es necesario)
11. 11¿Con qué frecuencia (cuántas veces) a lo
largo del día/semana surge el problema/¡¡.
(1¿Durante cuánto tiempo se mantiene este
sentimiento?11
11¿En qué medida ha influido este problema
sobre tu vida?n.
11¿0ué sucedería si no resuelves el problema
durante un año?11.
11Dices que sientes ansiedad. En una escala de
1a10. donde 1 es muy tranquilo y 10 es muy
ansioso, ¿cómo puntuarías tus sentimientos?11.
_ (Compruebe si el
cliente estima la
cantidad o la gravedad
del problema)
9 Identificar las
destrezas de
mane10. recursos
y medios del
cliente.
12. El consultor escucha con atención y recuerda con precisión la información que obtiene del cliente.
13. El consultor ha empleado las respuestas de escucha básicas para clarificar y sintetizar la información
que ha compartido el cliente.
-
--
14. E! consultor ha seguido los temas propuestos por el cliente para determinar la secuencia o para
ordenar la información obtenida.
Comentarios del Observador
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
279
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
Observe si las preguntas que usted ha formulado son similares a !as siguientes:
¿Es este e! único problema que hay en tu vida o existen otros aspectos que no hemos
mencionado aún? (Alcance del problema).
Cuando dices que sientes ansiedad, ¿a qué te refieres exactamente? (Conducta_
componente afectivo).
¿Qué sensaciones experimentas en tu cuerpo cuando sientes ansiedad? (Conducta_
componente somático).
¿Qué sueles estar haciendo cuando sientes ansiedad? (Conducta _componente conductua!).
¿En qué sueles pensar normalmente cuando sientes ansiedad? (Conducta _componente cognitivo).
Trata de identificar con exactitud en qué momentos sientes ansiedad o cuándo empeora
ésta. (Conducta _componente contextual).
Describe dónde o en qué situaciones sueles estar cuando surgen estas sensaciones
{Conducta _componente contextal).
¿Puedes decirme qué personas suelen encontrarse a tu alrededor cuando te sientes
así? (Conducta _componente relacional).
¿Hay algún sentimiento que te guíe hacia estas situaciones? (Antecedente _afectivo).
¿Qué tipo de sensaciones suelen ocurrir justo antes de estas situaciones? {Antecedente
_somático).
¿Has advertido alguna reacción o patrón de comportamiento particular que parece ocurrir
justo antes de estas situaciones? (Antecedente _conductual}.
¿Hay algún tipo de pensamientos que parecen llevarte a estas situaciones? (Antecedente _cognitivo).
¿Cuándo notaste estas sensaciones por primera vez? ¿Dónde estabas? (Antecedente
_contextual}.
¿Puedes recordar algún otro acontecimiento o momento que parece estar relacionado
con estas sensaciones? (Antecedente _contextual).
¿Influye de algún modo la presencia de algunas personas en particular en la aparición
de estas sensaciones? (Antecedente _relacional).
¿Eres consciente de algún otro sentimiento que mejora o empeora estas sensaciones?
(Consecuencia afectiva).
¿Eres consciente de alguna sensación orgánica o respuesta fisiológica que mejora o
empeora esta situación? (Consecuencia _somática).
¿Puedes hacer algo en particular para fortalecer o debilitar estas sensaciones? (Consecuencia _conductual).
¿Puedes identificar alguna cosa en la que piensas o concentras que parece aliviar/
empeorar estas situaciones? (Consecuencia _cognitiva).
¿En qué momentos disminuyen o desaparecen estas sensaciones? ¿En qué lugares?
¿En qué situaciones? (Consecuencia _contextual).
¿Reacciona alguna persona que conoces de algún modo particular que parece mantener
/eliminar estas sensaciones? (Consecuencia _relacional).
¿Como resultado de esta ansiedad, has conseguido alguna vez evitar algo que no te
gusta? (Consecuencia _logro secundario).
¿Este problema de nervios te ha proporcionado alguna vez alguna ventaja especial?
{Consecuencia _logro secundario).
¿Qué has intentado hacer para resolver el problema? (Soluciones previas).
Describe alguna situación en la que no hayas tenido esta sensación o te has sentido
relajado. ¿En qué se diferencia esa situación con otra en la que sí sientes este
problema? (Destrezas de manejo).
280
DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS DEL CLIENTE MEDIANTE UNA ENTREVJSTA DE EVALUACIÓN
Si pudiéramos dar un título a este problema como si se tratara de una película o un
libro. ¿Cuál sería el título? (Percepción del problema).
¿Cómo te explicas este problema? (Percepción del problema).
¿Cuántas veces a lo largo del día tienes estas sensaciones? {Frecuencia).
¿Durante cuánto tiempo permanecen contigo estas sensaciones? (Duración).
En una escala de 1 a 1O, donde 1 significa poco intenso y 1O muy intenso, ¿qué
puntuación atribuirías a tus sensaciones? {Gravedad).
TERCERA PARTE
Para empezar usted desea obtener información directamente referida al lugar y
tiempo en e! que se producen las situaciones de ansiedad. En la hoja de registro se
pueden incluir:
Fecha
I
Hora
I
Lugar
I
Actividad
Se pide al cliente que registre diariamente todas las sensaciones de ansiedad
que se producen. Posteriormente, puede incluir información sobre la dirección y la
gravedad. Puede añadir estas dos columnas a la hoja de registro:
Tiempo
I
Intensidad (7 a 7O)
Aunque también puede ser útil pedir a! cliente que registre las cogniciones (pensamientos, imágenes .... ). existen pruebas con clientes ansiosos que no completan
esta parte de la auto-observación porque la atención a las cogniciones es reactiva y
puede provocar o aumentar la ansiedad en vez de reducirla (Hallan & Kendal, 1981 ).
9
Seleccionar y definir los resultados
deseados
Durante unos minutos tómese una pausa para responder a las siguientes preguntas:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
IO.
¿Qué aspecto de sí mismo le guStaría cambiar?
Suponga que consigue este cambio. ¿De qué modo cambiarían las cosas para usted?
¿Este resultado implica un cambio en usted mismo o para alguna otra persona?
¿Es factible este cambio?
¿Qué riesgos implica este cambio, para usted o para los otros?
¿Qué ventajas obtendría como consecuencia de este cambio?
¿Qué haría, pensaría o sentiría a consecuencia de este cambio que le gustaría hacer?
¿En qué situación desea ser capaz de hacer esto?
¿Cuántas veces o con qué frecuencia le gustaría ser capaz de hacer esto?
¿Hay pasos intermedios desde el punto en el que se halla ahora hasta donde le gustaría
llegar? Ordénelos en una lista desde el más fácil de lograr hasta el más complejo de llevar
a cabo.
11. Identifique cualquier obstáculo (personas, sentimientos, ideas, situaciones) que pueden
intetferir en la consecución de su deseo.
12. Identifique cualquier recurso (destrezas, habilidades, personas, conocimiento) que necesitará emplear o adquirir para conseguir esa meta.
13. ¡,Cómo podría observar y revisar los progresos que hace en esa dirección?
Estos pasos reflejan el proceso de selección y definición de las metas terapéuticas. l,as metas representan los resultados u objetivos deseados y funcionan como
etapas límites del progreso del cliente. En este capítulo describimos e ilustramos
algunos consejos concretos que usted puede emplear para ayudar a los clientes a
seleccionar y definir los objetivos terapéuticos que esperan.
OBJETIVOS
1. Identificar una situación propia que usted desearía modificar. Seleccionar y definir un resultado deseado para este aspecto utilizando para ello la Hoja para el Establecimiento de
Metas que se adjunta en la postevaluación.
282
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
2. Dada una lista de los diez resultados hipotéticos de un cliente, discriminar de esas manifestaciones de cambio que pertenecen al cliente, aquellas que se basan en ideas realistas y
están definidas en términos operativos de las que no lo están, con una proporción del 80o/o
de exactitud.
3. Dada la descripción escrita del caso de un cliente, describa los pasos que usted emplearía
con el cliente para examinar, seleccionar y definir las metas deseadas por éste, con un
núnimo de 11 de las 15 categorías de selección y definición de metas que están representadas
en su descripción.
PROPÓSITOS DE LAS METAS
Las metas cumplen seis propósitos en la terapia. En primer lugar, proporcionan
cierta dirección a ésta. Las metas definidas con claridad reflejan las áreas de interés
para el cliente que requieren mayor atención inmediata (Hill, 1975). Establecer las
metas puede clarificar también las expectativas iniciales que tiene el cliente sobre
la terapia (Smith, 1976). Las metas sirven al terapeuta y al cliente para anticipar
con mayor precisión lo que puede y no puede lograrse a través de la terapia
(Krumboltz, 1966).
Aunque cada orientación teórica tiene su propia dirección terapéutica (Fey &
Raming, 1979), especificar individualmente las metas de cada cliente garantiza
que la terapia se estructura con el único propósito de cubrir las necesidades de ese
cliente.
Los clientes tienden a dedicarse y esforzarse mucho más cuando ellos han
seleccionado los cambios que cuando estos han sido impuestos. Sin metas, la terapia
puede carecer de dirección o puede basarse más en los sesgos o preferencias
personales del terapeuta (Bandura, 1969, p. 70). Algunos clientes pueden asistir
a las terapias sin percatarse de que las sesiones están desprovistas de dirección o
son más consistentes con las preferencias del terapeuta que con las necesidades y
propósitos del cliente. En otros aspectos de nuestras vidas la mayoría de nosotros
seríamos conscientes de nuestros propósitos y necesidades. Si embarcamos en un
avion con un destino que nosotros escogemos y el avion empieza a girar en círculos
o los pilotos anuncian un cambio de destino sin nuestro consentimiento, probablemente nos enojaríamos bastante.
En segundo lugar, las metas permiten a los terapeutas determinar si disponen
de las destrezas, competencias e interés suficientes para trabajar con un cliente
particular y obtener un resultado determinado o si carecen de él. Dependiendo de
las metas que escoja el cliente y de los valores y grado de experiencia del terapeuta,
éste decide trabajar con el cliente o derivarlo a otro terapeuta que pueda encontrarse
en una posición mejor para ofrecer estos servicios.
Otro de los propósitos de las metas, a menudo pasado por alto, es su rol en la
cognición humana y en la resolución de problemas. Taussing (1987) encontró que
los chicanos y los anglo-americanos responden de forma similar y positiva a la
definición de metas incluso cuando deben discutirse los problemas y la definición
de las metas se debe realizar al principio del proceso terapéutico. Las metas facilitan
la ejecución y la resolución satisfactoria de los problemas porque éstas ensayanel
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
283
trabajo en nuestra mente y porque dirigen nuestra atención hacia los recursos y
componentes de nuestro entorno que más facilitan la solución de un problema
(Dixon & Glover, 1984, pp. 128-129). Este propósito de las metas es evidente en
la ejecución de los atletas quienes se marcan unas metas para ellos mismos y las
utilizan para motivarse y también como estándar para comparar su ejecución una
y otra vez, muchas veces con el pensamiento y la imaginación.
Un cuarto propósito que cumplen las metas es homogeneizar las bases al seleccionar y aplicar ciertas estrategias o intervenciones terapéuticas. Los cambios
que desea el cliente determinarán, en cierto grado, los tipos de planes de acción
y estrategias de tratamiento que pueden introducirse con bastante probabilidad de
éxito. Sin 1,1na identificación explícita de lo que el cliente desea conseguir en la
terapia, es casi imposible explicar y defender por qué se ha escogido una dirección
o una estrategia. Sin metas, el terapeuta puede emplear un enfoque particular sin
ninguna «base racional» (Bandura, 1969, p. 70). Y si este enfoque será o no útil,
es algo que determinará el azar.
El quinto propósito de las metas, y el más importante, es el rol que desempeñan
en la evaluación de los resultados terapéuticos. Las metas pueden indicar la diferencia entre qué y cuánto desea el cliente en este momento y qué y cuánto desea
en el futuro. Teniendo en mente la meta definida, el terapeuta y el cliente pueden
observar el progreso que se produce en dirección a la meta y comparar el progreso
antes y después de una intervención terapéutica. Estos datos proporcionan un
feedback continuo para el terapeuta y para el cliente (Smith, 1976). El feedback
puede usarse para evaluar la posibilidad de lograr una meta y la efectividad de una
intervención. Bandura (1969, p. 74) ha sintetizado adecuadamente el rol de los
resultados bien definidos en la evaluación de la terapia:
Cuando los resultados deseados se definen en términos observables y operativos, inmediatamente
se observa si los métodos han tenido éxito, si no se han logrado o si se requiere un desarrollo
posterior para aumentar su potencia. El rasgo de autocorrección es una medida de seguridad
contra la perpetuidad de los enfoques inefectivos que suelen ser difíciles de eliminar si los
cambios esperados permanecen ambiguos.
Por último, los sistemas de programación de metas son útiles porque al igual
que los procedimientos de evaluación son reactivos, es decir, los clientes progresan
en los cambios como resultado del mismo progreso de programación. Lloyd ( l 983,
p. 60) explica cómo parece influir la reactividad derivada de la definición de metas:
Es probable que los terapeutas que ayudan a sus clientes a establecer los objetivos pueden hallar
un centro de interés más claro para la planificación y tratamiento del caso y aquellos terapeutas
conscientes de sus porcentajes de metas conseguidas pueden encontrarse más motivados para
impulsar a sus clientes a obtener éxitos. También es posible que los clientes que son conscientes
de sus objetivos específicos pueden mejorar más en !a terapia que aquellos que no lo son.
Mientras más implicados se encuentren el terapeuta y el cliente en los detalles procedimentales
de consecución de metas, es más probable que el sistema sea reactivo.
SELECCIÓN Y DEFINICIÓN DE METAS
En la Figura 9. 1. se muestra la secuencia del proceso de selección y definición
de metas que comprende las siguientes fases:
284
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
Selección de Metas
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Explicar el propósito de las metas.
Pedir al cliente que especifique los cambios positivos deseados por efecto de la terapia.
Detenninar si la meta seleccionada implica cambios en el cliente.
Examinar si las metas s9n realistas.
Identificar las posibles ventajas derivadas de la consecución de la meta.
Identificar las posibles desventajas derivadas de la consecución de la meta.
Adoptar una decisión. Con Ja información obtenida sobre las metas deseadas por el cliente,
seleccionar una de las siguientes alternativas: adoptar estas metas como la dirección que va
ha seguir la terapia, reconsiderar las metas del cliente o buscar algo intennedio.
El proceso de selección de metas puede implicar también la clarificación de
los valores entre el terapeuta y el cliente.
Definición de Metas
Como se ilustra en la Figura 9 .1, la definición de las metas se realiza después
de haber seleccionado éstas y así haberlo acordado el terapeuta y el cliente. Definir
las metas conlleva ocho fases:
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Definir las conductas manifiestas y encubiertas asociadas con la meta.
Detcnninar las circunstancias o condiciones del cambio.
Establecer el nivel de la conducta meta o la proporción en que debe aparecer.
Secuenciar las fases temporalmente y según el grado de dificultad.
Identificar los obstáculos que dificultan la consecución de las metas.
Identificar los recursos necesarios.
Revisar el progreso.
El terapeuta puede facilitar la elaboración de las metas terapéuticas empleando
diversas guías en la entrevista que van dirigidas a la selección y definición de las
metas. En este capítulo incluimos algunos ejemplos de estas guías para seleccionar
y definir las metas y en el Cuestionario de Entrevista que se adjunta al final del
capítulo puede hallar más. Estas propuestas son sólo ejemplos, usted puede añadir
ejemplos igualmente válidos o mejores para cada categoría.
Las áreas que se muestran en la Figura 9 .1 reflejan el proceso de selección y
definición de metas en la terapia. En uno de los primeros artículos sobre la descripción de las metas terapéuticas Krumboltz (1966) sugería dos líneas básicas para
el proceso de establecimiento de metas. En primer lugar, la meta debería ser
expresada por cada cliente individualmente. En segundo lugar, la meta debe expresarse en términos de resultados operativos. Estas dos líneas garantizan que el
proceso de elaboración de objetivos sea individualizado y que las metas sean
observables.
Seleccionar y definir las metas es un proceso que implica mucha interacción
entre el terapeuta y el cliente. El cliente normalmente determina las metas terapéuticas, sin embargo la participación del terapeuta es imprescindible para que el
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
285
cliente identifique los resultados terapéuticos que desea en forma de resultados
observables claramente especificados. En el próximo apartado se describen las
guías de entrevista que ayudan a los clientes a identificar y seleccionar los resultados
terapéuticos esperados.
GUÍAS DE ENTREVISTA PARA LA SELECCIÓN DE METAS
Propósito de las Metas
El primer paso al seleccionar las metas consiste en proporcionar al cliente una
explicación sobre la función de éstas. Se deberían describir las metas, la importancia
de su definición y de la participación del cliente en el proceso de elaboración de
las mismas. Un ejemplo de lo que el terapeuta podría decir sobre la función de las
metas es: «Hemos hablado sobre estas dos áreas que te preocupan. Puede ser útil
tratar en este momento de qué modo te gustaría que cambiaran las cosas. Podemos
elaborar algunas metas que trataremos de conseguir a lo largo de las sesiones. Estas
metas nos dirán qué es lo que deseas conseguir como resultado de la terapia. Por
lo tanto, hablemos de algunas cosas sobre las que te gustaría trabajar».
El terapeuta también podría subrayar la función que desempeñan las metas en
la resolución de problemas en relación a la atención y al ensayo.
Explicar el propósito
s
E
L
E
e
e
1
o
N
A
R
!
Identificar las metas del cliente en términos positivos
Determinar si las metas implican cambios en el cliente
Examinar si las metas son realistas
Describir las ventajas que conllevan las metas para el cliente
Describir las desventajas que conllevan las metas para el cliente
!
Reconsiderar el
cambio del cliente
~
D
. .,
ec1s1on
R
~
.
..
em1t1r e1 c11entea otro terapeuta
!
Adoptar las metas como la dirección de la terapia
------!-----D
E
F
1
N
1
R
Definir la conducta
Determinar la condición o circunstancia de cambio
Establecer la proporción o el nivel
!
Para favorecer
el logro de la ~ Submctas: identificar y secuenciar
meta final
!
Identificar obstáculos que pueden impedir la consecución de la meta
Identificar los recursos que se necesitan para lograr la meta
Evaluar el progreso
FIGURA 9.1. Selección y definición de metas.
286
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
A veces puede ser útil para los clientes disponer de ejemplos sobre el uso que
hacen otras personas, los atletas o los bailarines, de las metas con el propósito de
favorecer su ejecución.
Tras esta explicación, el terapeuta tratará de obtener alguna respuesta del cliente
que indique si lo ha comprendido o no. Si el cliente parece confundido, el terapeuta
necesitará una segunda explicación de los propósitos de las metas y su valor para
el cliente o para clarificar y examinar la confusión del cliente.
Identificar las Metas del Cliente
¿Qué representa una meta final? En el nivel más simple, una meta final
implica lo que el cliente desea que suceda como resultado del proceso terapéutico.
Dicho de otro modo, las metas finales son la profundización de los problemas que
experimenta el cliente. Las metas finales implican dos clasificaciones fundamentales de los problemas: elección y cambio (Dixon & Glover, 1984).
En los problemas de elección el cliente dispone de las destrezas y recursos requeridos para la resolución del problema pero se halla atrapado entre dos o más
posibilidades, a menudo conflictivas. En estas circunstancias, la meta final representa una elección o decisión que debe adoptar el cliente tal como «decidir entre
el Colegio A o Colegio B» o «escoger entre dejar el trabajo y tener mucho tiempo
libre o continuar en el trabajo teniendo más dinero y estabilidad».
En los aspectos de cambio, la meta final consiste en un cambio que el cliente
desea realizar. En tales circunstancias el cliente no dispone de las destrezas o
recursos necesarios para resolver el problema. Además los clientes que se enfrentan
con aspectos de cambio se introducen en la terapia con lo que Gottman y Leiblum
(1974) denominan como «discrepancia ejecutiva»; de algún modo o en algunas
circunstancias, el comportamiento (ejecución) del cliente debe modificarse. La
discrepancia ejecutiva se representa por la diferencia entre la percepción que tiene
el cliente del funcionamiento usual y las expectativas del cliente de las formas
alternativas de funcionamiento (p. 25). Los cambios deseados pueden referirse a
las conductas o situaciones abiertas, a conductas encubiertas o a combinaciones
de ambas. Estas metas finales pueden dirigirse a eliminar algo, aumentar algo,
desarrollar algo o reestructurar algo pero en todos los casos se espera que el cambio
produzca una mejoría sobre lo que existe (Srebalus, 1975, p. 415). Las metas del
cliente que se basan en la discrepancia ejecutiva reflejan la definición de cambio
típicamente denominadas por Srebalus como el movimiento de un estado a otro
(p. 416). Este concepto de cambio indica una discrepancia entre lo que hace el
cliente y lo que éste quiere conseguir. Estos cambios pueden producirse mediante
modificaciones evolutivas, intervenciones terapéuticas o ambas.
En algunas ocasiones, además de las metas de elección y de cambio, los clientes
desean mantener ciertos aspectos de su vida o ciertas conductas en el mismo grado
o del mismo modo. Por ejemplo, un cliente puede desear seguir manteniendo la
relación sexual con su esposa (mantener una conducta) como hasta el momento
aunque desee modificar otros aspectos de la relación.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
287
Guías de entrevista para identificar las metas del cliente. A continuación
se incluyen algunos ejemplos de guías de entrevista que puede emplear el terapeuta
para obtener las metas del cliente:
«Suponga que después de la terapia se encuentra con un pariente lejano a quien no ha visto
desde hace mucho tiempo. ¿Qué diferencia puede existir entre este momento y ese hipotético
momento futuro?».
«Suponiendo que tenemos éxito, ¿Qué harías o cómo cambiarían estas situaciones?>>.
«¿Qué esperas conseguir como resultado de la terapia? ¿Esta es una elección o un cambio?».
«¿Para qué te gustaría que te sirviera la terapia?».
«¿Qué quieres hacer, pensar o sentir?».
El propósito del terapeuta al utilizar este tipo de guías es ayudar al cliente a
identificar los resultados terapéuticos que desea. El terapeuta busca alguna indicación verbal de los resultados que el cliente espera. Si el cliente desconoce los
cambios que desea o no puede especificar su intención al acudir a la terapia, debería
dedicarse algo de tiempo a examinar este área antes de avanzar a otra. El terapeuta
puede asistir al cliente en la selección de metas de muchos modos: asignándole
tarea para casa («Haz una lista de lo que puedes hacer ahora y de lo que te gustaría
ser capaz de hacer dentro de un año»), empleando la capacidad imaginativa («Imagínate que eres alguien que tu admiras mucho. ¿Quién serías?, ¿Qué harías? ¿En
qué cambiarías?»), mediante preguntas adicionales («Si tuvieras una vara mágica
que concede tres deseos ¿qué le pedirías?>>) o mediante inventarios o cuestionarios
de autoinfonne como el Cuestionario de Autovaloración Conductual elaborado por
Cautela y Upper (1975). En este cuestionario se pregunta al cliente cuál de las 73
conductas manifiestas y encubiertas desea él aprender para mejorar su funcionamiento (Cautela & Upper, 1976, p. 91).
¿A Quién Corresponde la Meta? Como se comentó en el Capítulo 8, con
frecuencia los clientes describen problemas de tal modo que minimizan su propia
implicación. Consecuentemente, el cliente proyecta la culpa o responsabilidad de
su problema en alguna otra persona -por ejemplo, «Yo no lo hice», «La culpa
es de ella», «Si no fuera por ellos ... >>. Del mismo modo, al expresar metas, algunos
clientes muestran la misma tendencia y en principio desean seleccionar metas que
implican cambios en otras personas y no en ellos mismos- un adolescente que
dice «Quiero que mi madre deje de regañarme», o un marido que dice «Quiero
que mi mujer deje de salir como lo hace». La tendencia a proyectar el cambio
deseado sobre otra persona es muy evidente en los problemas de cambio vinculados
con las relaciones de dos o más personas.
Sin eliminar los sentimientos del cliente, el terapeuta debe ayudarle a girar esta
tendencia. El cliente es la persona identificada que solicita ayuda y servicios y es
la única persona que puede cambiar. Cuando dos o más clientes están implicados
simultáneamente en la terapia, como el caso de una pareja o una familia, todos
los clientes identificados deben contribuir en la elección o cambio deseados, no
solamente una de las partes o uno de los «pacientes identificados». Más concretamente, cualquier persona directamente afectada por la elección o cambio requiere
288
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
alguna implicación en la selección y aplicación de los resultados deseados (Gambrill, 1977). El terapeuta puede tener una responsabilidad para proteger los derechos
del cliente que se halla en «inferioridad de condiciones», como el caso de-los niños
y los ancianos, para asegurar que esto se produce porque sus derechos suelen
pasarse por alto muy a menudo (Gambrill, 1977).
La persona a quién corresponde el cambio normalmente está directamente
relacionada con el grado de control o responsabilidad que tiene el cliente en la
situación y con la elección o el cambio. Por ejemplo, imagínese que atiende el
caso de una niña de 8 años cuyos padres van a divorciarse. La niña le pide que le
ayude a persuadir a sus padres para que permanezcan unidos. Esta meta será difícil
de lograr para la niña porque ella no tiene ninguna responsabilidad sobre la relación
de sus padres.
El terapeuta necesitará emplear diversas guías para ayudar a los clientes a
determinar a quién corresponde el cambio y si alguna otra persona necesita involucrarse en el proceso de selección de metas. Si el cliente se dirige hacia una
meta que requiere un cambio ajeno, el terapeuta deberá mostrarle esto y ayudarle
a identificar su rol en el proceso de cambio.
Guías de entrevista para determinar a quién corresponde el cambio. Para
ayudar al cliente a determinar a quién corresponde el cambio, el terapeuta puede
emplear guías similares a las siguientes:
«¿De cuánto control dispones para obtener este cambio?».
«¿Qué cambios te exige esta meta?».
«¿Qué cambios en otras personas exige esta meta?».
«¿Puedes conseguir esta meta sin la ayuda de nadie?».
«¿Para quién es más importante este cambio?».
«¿Quién es realmente la persona responsable de que se produzca este cambio?».
La intención de estas guías es que el cliente identifique una meta que representa
una elección o cambio del cliente y no de otros salvo que estos se hallen directamente
afectados. Si el cliente continua seleccionando una meta que representa un cambio
en otras personas más que en sí mismo, el terapeuta y el cliente deberán decidir
si están interesados en mantener esa meta, negociar la meta o derivar al cliente a
otro terapeuta, como se comentará en breve.
¿Es Realista la Meta?
Las metas realistas son las factibles, las que pertenecen al ámbito de control y
capacidad del cliente. Las metas realistas implican resultados basados más en
expectativas realistas que en ideas modelos o autodemandas irreales, irracionales
o perfeccionistas.
Cuando los clientes seleccionan las metas, el terapeuta debe cuidar que estas
metas no sean irreales bien porque son excesivamente elevadas para poder alean-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
289
zarlas o bien porque son demasiado bajas o su logro no es consistente con el curso
natural de los acontecimientos. Los clientes que establecen metas excesivamente
elevadas funcionan normalmente en base a modelos perfeccionistas y autodemandas. Dixon y Glover (1984) señalan que con frecuencia estos clientes también
temen al fracaso y la elección de metas excesivamente elevadas elimina la posibilidad de fracaso a sus ojos porque no sienten que nadie les puede responsabilizar
de no haber logrado un objetivo tan exigente. Por ejemplo, un cliente que afirma
«Quiero conseguir sobresaliente en todas mis notas durante mis cuatro cursos del
colegio» sabe que nadie le va a recriminar si no lo consigue porque ésta es excesivamente «ideal» y difícil de lograr. Establecer metas tan elevadas es también
una forma de evitar riesgos y de no intentar, eliminando así la posibilidad de
fracasar ante el primer riesgo o intento.
Los clientes que se imponen metas poco consecuentes o excesivamente bajas
normalmente también temen al fracaso y seleccionan estas metas porque saben que
éstas sí pueden conseguirse. Desafortunadamente, los resultados son tan inconsistentes como la misma meta y a menudo su obtención no conduce a ninguna
gratificación (Dixon & Glover, 1984, p. 133). Un cliente que manifiesta: «Sólo
quiero conseguir un suficiente en el colegio» es probable que lo logre pero puede
sentir escaso o ningún orgullo cuando la meta ha sido alcanzada o incluso sobrepasada. Probablemente las metas retadoras son las que conducen a un nivel de
ejecución más elevado que las metas «fáciles» (Locke, Shaw, Saari & Lathan,
1981).
El terapeuta puede ayudar a los clientes a examinar el grado de realismo de
las metas identificadas, si están basadas en modelos de cambio posibles y racionales
y si en la elección de metas irreales se refleja ansiedad del cliente. Los terapeutas
también pueden ayudar a los clientes a examinar cualquier noción o atribución
inapropiada sobre la responsabilidad del éxito o fracaso para conseguir las metas.
Las atribuciones inadecuadas son aquellas en las que el cliente atribuye el éxito o
fracaso a factores que se hallan fuera del control del cliente (Dixon & Glover,
1984). Al seleccionar las metas realistas, el terapeuta y el cliente deberían tener
la precaución suficiente para no sobreestimar o subestimar las posibilidades del
cliente.
Guías de entrevista que evalúan Ja factíbílídad. Para ayudar al cliente a
determinar el realismo de una meta seleccionada, el terapeuta puede emplear diversas guías como:
«¿En qué medida es factible para ti hacer
?».
?».
«¿Es razonable esperar un cambio de
«¿Cómo crees que vas a sentirte después de conseguir esta meta?».
«¿En qué medida tratas de alcanzar este objetivo sabiendo que es algo que puedes lograr con
poco/ mucho esfuerzo y o poco/ mucho riesgo?».
«¿En qué medida quieres conseguir esta meta?».
«¿Hasta qué punto se basa esta meta en expectativas realistas?».
«Cuando alcances esta meta, ¿cómo vas a explicar tu éxito? [o si no la consigues, ¿cómo vas
a explicar tu fracaso?J».
290
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
La intención de estas guías es hacer que el cliente evalúe de forma realista el
grado de posibilidad de alcanzar una meta en un espacio de tiempo razonable. El
terapeuta busca una respuesta que indique que el cliente dispone de algunas pruebas
sobre el realismo de la meta y que ésta puede lograrse de forma razonable en un
período de tiempo lógico. Si el cliente selecciona una meta y considera que es
factible pero el terapeuta no está de acuerdo existe la posibilidad de negociar o de
remitir al cliente a otro terapeuta.
Ventajas y Desventajas de las Metas
Es importante examinar el efecto del beneficio/coste de todas las metas identificadas, es decir, lo que se da (coste) frente a lo que se obtiene (beneficio) al
alcanzar una meta (Dixon & Glover, 1984). Pensamos en este paso como en el
examen de ventajas o efectos positivos y desventajas o efectos negativos de la
consecución de metas. Es probable que los clientes no se comprometan o dejen de
trabajar por una meta cuando las exigencias son excesivas y las recompensas
demasiado bajas. La evaluación de las ventajas y desventajas permite al cliente
anticipar el precio de una meta y después decidir si el cambio merece el coste que
implica para sí mismo o para las personas significativas. Muchos clientes tienden
a iniciar un cambio sin considerar que el logro de una meta deseada puede implicar
también un coste. Los costes son normalmente menos obvios que los beneficios
del cambio. Si el terapeuta y el cliente no evalúan los posibles costes, el cliente
puede alcanzar la meta y resolver el problema original pero crear nuevos problemas
durante el proceso (Dixon & Glover, 1984). Algunas veceseliminar o modificar
un síntoma genera efectos adversos o nuevos problemas que el cliente no esperaba
y que el terapeuta no había anticipado. Por ejemplo, un cliente puede decidir dejar
su trabajo para disponer de más tiempo libre y después de hacerlo se deprime por
la falta de dinero y seguridad y la pérdida de una red social importante y del
sentimiento de «comunidad». Las ventajas y desventajas de cualquier meta particular deben ser emocionales, cognitivas y conductuales (Gambrill, 1977): la consecución de una meta puede producir sentimientos y estados de ánimo deseables
e indeseables; pensamientos, imágenes y diálogo interno de autorrefuerzo o autodesprecio y reacciones o respuestas motoras apropiadas o inapropiadas.
Generalmente, las metas seleccionadas por los clientes deberían conducir a
beneficios en vez de a pérdidas. Gambrill (1977, p. 169) señala que al hacer esta
selección «se requiere mucha precaución para identificar las situaciones en las que
se desplegarán tales conductas y la anticipación de las posibles consecuencias que
se pueden derivar».
Las ventajas y las desventajas pueden ser a largo o a corto plazo. El terapeuta
asiste al cliente para que éste identifique los diversos tipos de ventajas y desventajas
a corto y largo plazo asociadas con la consecución de una meta y ofrece otras
opciones para aumentar la muestra de posibilidades del cliente (Gambrill, 1977).
Algunas veces puede ser útil escribir éstas en un cuestionario que puede ser ampliado
291
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
o modificado en cualquier momento como el que puede hallar en la Figura 9.2
(ver también Goldfried & Golfried, 1980).
Guias de entrevista para las ventajas. La mayoría de los clientes pueden
identificar inmediatamente algunas consecuencias positivas asociadas a los cambios
que desean. Sin embargo, sigue siendo una buena idea examinar con todos los
clientes las consecuencias positivas del cambio por cuatro razones como mínimo:
determinar si las ventajas que percibe el cliente son indicativas de beneficios reales;
subrayar otras posibles ventajas para el cliente o para otros que se hayan pasado
por alto; para fortalecer el deseo de cambio del cliente y para determinar el grado
de relevancia de la meta identificada, dado el grado de funcionamiento general del
cliente. A continuación se incluyen algunos ejemplos de guías para examinar las
ventajas del cambio del cliente:
«¿Por qué merece la pena conseguir esta meta?».
«¿Qué beneficios ves como producto de este cambio?».
«¿Quién y cómo se beneficiaría de este cambio?)).
«¿Qué consecuencias positivas se pueden derivar de este cambio?>>.
«¿El logro de este objetivo implica la resolución del problema'?».
Meta
Ventajas
Inmediatas
Ventajas a
largo plazo
Desventajas
Inmediatas
Desventajas a
largo plazo
Meta#
Meta# 2
Meta# 3
FIGURA 9.2. Lista de registro de ventajas y desventajas asociadas a las metas identificadas.
Al utilizar estas guías, el terapeuta tratará de obtener alguna señal de que el
cliente selecciona una meta en base a las consecuencias positivas que esa meta
puede producir. Si el cliente olvida algunas de las ventajas, el terapeuta puede
recordárselas para añadir incentivos al cambio del cliente.
Si el cliente no es capaz de identificar por sí mismo ningún beneficio del
cambio, esto puede observarse como una señal de precaución. El fracaso en la
identificación de ventajas del cambio puede indicar que el cliente trata de cambiar
porque alguien se lo ha pedido o que la meta identificada no es muy relevante,
teniendo en cuenta la «imagen total». Por ejemplo, si un cliente quiere encontrar
un trabajo nuevo mientras se halla luchando contra una enfermedad mortal, el
cambio de empleo en este momento probablemente no se corresponde con su
interés principal que consiste en recuperar la salud. Un examen más profundo
puede indicar que otra persona es el cliente más adecuado o que deberían seleccionarse otras metas.
292
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
Guías de entrevista para las desventajas. El terapeuta puede también emplear
guías para hacer pensar al cliente sobre los riesgos o efectos secundarios derivados
del cambio deseado. Algunos ejemplos de estas guías son:
«¿Conseguir esta meta puede afectarte de alguna forma negativa?».
«¿Qué riesgos pueden derivarse de conseguir este cambio?».
«¿Cómo cambiarla tu vida si esto sucede?».
«¿Qué posibles desventajas se pueden derivar si seguimos en esta dirección? ¿Hasta qué punto
estás dispuesto a pagar este precio?».
«¿Qué posibles consecuencias negativas puede producir este cambio para tí y para los otros?».
El terapeuta buscará alguna indicación de que el cliente está considerando todos
los posibles costes asociados a la meta. Si el cliente no identifica ningún riesgo,
el terapeuta puede utilizar la confrontación para señalar algunas desventajas. Sin
embargo, el terapeuta debería tener cuidado para no persuadir o coercitar al cliente
a adoptar otra alternativa sólo porque él crea que es mejor. Como señalan Eisenberg
y Oelaney (1977), «Una cosa es ayudar a la persona a considerar las consecuencias
de una elección que ha hecho y otra muy diferente es persuadir al cliente para que
prefiera otra alternativa» (p. 202).
Momento de la Decisión
El proceso de elaboración de metas hasta este punto ha implicado al cliente
como principal agente para escoger las metas. El rol del terapeuta ha sido secundario, limitado fundamentalmente a ayudar al cliente a examinar la factibilidad,
los riesgos y las desventajas delcambio. En este punto del proceso, la función del
terapeuta es decidir si puede o no puede ayudar al cliente a conseguir las metas
que ha seleccionado. La mayoría de las personas coinciden en que esta es una de
las principales cuestiones éticas y en cierta medida legales, que debe encarar el
terapeuta durante el proceso terapéutico (Bandura, 1969; Gottman & Leiblum,
1974; Krumboltz, 1966; Morganstern. 1986).
Según Gambrill (1977, p. 1035):
«Hay obligación de ayudar al cliente para que consiga las metas deseadas, dentro de los límites
del sistema personal de valores y orientación teórica del terapeuta y de los posibles efectos a
corto y largo plazo sobre el cliente y la sociedad. Sin embargo, el sistema personal de valores
y la orientación teórica del terapeuta pueden producir restricciones no éticas en la ayuda que
éste proporciona al cliente. En estas circunstancias, el terapeuta tiene la obligación ética de
derivar al cliente a otro terapeuta que puede analizar con mayor objetividad los resultados
deseados por el cliente».
El terapeuta y el cliente deberán decidir si continúan con la terapia y tratan de
conseguir las metas, si continúan con la terapia pero vuelven a evaluar las metas
iniciales del cliente o solicitan los servicios de otro terapeuta. Esta decisión se
adopta siempre de forma individual y está basada en dos factores: deseo y competencia para ayudar al cliente a conseguir las metas seleccionadas (Brown &
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
293
Brown, 1977). El deseo implica su interés por trabajar con el cliente en los aspectos
y metas que éste ha identificado, sus valores y que usted acepte el valor y la
importancia de las metas, dado el nivel de funcionamiento global del cliente. La
competencia implica sus destrezas y el «saber-cómo» y si usted tiene experiencia
con estrategias alternativas y formas múltiples de intervención para trabajar con
problemas específicos.
Es necesario cuestionarse algunos aspectos. En primer lugar, el ser tan responsivo como sea posible a las peticiones de cambio del cliente (Gottman &
Leiblum, 1974, p. 64) incluso cuando estas metas no reflejen sus sesgos teóricos
o preferencias personales. Este tipo de responsividad ha sido descrita por Gottman
y Leiblum (1974, p. 64): «Si [el cliente] quiere ayuda para aceptar su homosexualidad, no procede establecer un programa para ayudarle a encontrar satisfacción
en las relaciones heterosexuales. El respeto por el cliente implica el respeto por el
diagnóstico de sus necesidades y deseos».
Con mucha frecuencia, voluntaria e involuntariamente, los terapeutas pueden
guiar al cliente hacia una meta en la que ellos se sienten cómodos o más competentes
para tratarla. Como señala Gambrill, «Los valores personales y los conceptos
teóricos sin base empírica han ocasionado mucha angustia entre los clientes a lo
largo de los años» (1977, p. 1035).
En segundo lugar, si usted tiene algún impedimento especial para trabajar en
favor de las metas seleccionadas, puede ser conveniente que el cliente sea derivado
a otro terapeuta (Gottman & Leiblum, p. 43).
Principales impedimentos de un terapeuta. Un terapeuta puede encontrarse
con muchas reservas o limitaciones que pueden afectar sobre la decisión que adopta.
Una posible reserva puede derivarse de las dificultades habidas al trabajar con
clientes similares. Sus propios conflictos no resueltos en el área que el cliente trata
de conseguir pueden bloquear la terapia. Otras reservas pueden derivarse de la
incompatibilidad entre sus propios valores y los que se reflejan en la selección de
metas que ha realizado el cliente. Cuando una meta produce daño al cliente o a
otra persona usted puede decidir que es éticamente irresponsable ayudar al cliente
a conseguirla. Algunos clientes pueden seleccionar metas autodestructivas. Estas
metas pueden limitar la libertad de acción, pueden ser poco prácticas a la hora de
conseguirse y pueden haber sido seleccionadas por presiones políticas o exigencias
de otras personas (Gambrill, 1977). Brown y Brown (1977, p. 100) señalan que
«cuando se sancionan tales metas se refuerza que el cliente evite el problema o
que seleccione medios inadecuados para manejar la situación problemática». Usted
también puede tener ciertas reservas si el cliente insiste en que usted aplique una
técnica cuya inefectividad o peligro para el cliente ha sido mostrada por diversas
investigaciones o si el cliente insiste en un enfoque terapéutico que se halla más
allá de su nivel de capacidad o de su campo terapéutico. Por último, usted puede
sentir que la terapia no va a ser útil cuando las condiciones que contribuyen en el
problema se escapan del control del cliente o cuando el cliente no desea cambiar
estos factores.
294
SELECCIONAR Y DEFTNIR LOS RESULTADOS DESEADOS
Adoptar Ja decisión. Si el cliente ha seleccionado las metas y ni usted ni él
muestran ninguna reserva, decidirá seguir con la terapia y asistir al cliente en la
consecución de esta meta. Puede resumir esto para el cliente del siguiente modo:
«Has manifestado que quieres hacer
como resultado de la terapia. Parece
que quieres y eres capaz de cambiar los factores que toman parte en este problema.
Los beneficios parecen superar a los costes del cambio». Después de este punto,
suponiendo que el cliente lo confinne, el terapeuta y el cliente pasarán a definir
la meta.
En otros casos, usted puede decidir continuar con el cliente en base a renegociar
las metas seleccionadas por el cliente. Morganstem (1986) señala que muchas veces
cuando puede ser difícil aceptar las metas del cliente sin ofertar una «reeducación».
Por ejemplo, si la cliente desea tener un hijo y no logra identificar las desventajas
o riegos derivados de esta elección, el terapeuta puede señalar algunos, o si un
cliente escoge como meta «Quiero ser exactamente igual que mi mejor amigo», el
terapeuta puede indicar la dificultad de alcanzar esta meta. Al reconsiderar la meta
del cliente, el terapeuta puede decir algo como «No puede ayudarte a ser igual que
tu amigo porque cada persona es siempre un poco diferente del resto. Nuestras
diferencias son las que nos hacen únicos. Si hay algo de tí mismo sobre lo que te
gustaría trabajar, puedo ayudarte con esto»
La reevaluación de la meta del cliente es un aspecto bastante complejo. Bandura
( 1969) señala que una redefinición de la meta del cliente, especialmente la «redefinición unilateral», es un «aspecto ético muy ignorado» pero prevalen te (p. 103).
Bandura recomienda que, al iniciar una reevaluación o redefinición de las metas
del cliente, el terapeuta debería aclarar esta vía al cliente. Además, el terapeuta
debería informarle que tales comentarios se basan en la información y en el sistema
de pensamiento propio del terapeuta (p. 103). La reevaluación de las metas del
cliente debería hacerse sólo «con el conocimiento y consentimiento de éste», quien
es «libre para negarse a cumplir las sugerencias del terapeuta» (Gottman & Leiblum,
1974, p. 68). La influencia del terapeuta al reconsiderar las metas debería ser
explícita, no implícita, abierta ri1ás que disimulada.
La derivación puede ser apropiada en los siguientes casos: si el cliente desea
lograr una meta que es incompatible con su sistema de valores; si usted no es capaz
de ser objetivo con respecto al problema del cliente; si usted carece de experiencia
o desconoce el tratamiento solicitado por el cliente; si usted sobrepasa su nivel de
competencia al trabajar con el cliente o si está implicada más de una persona y
debido a sus emociones o sesgos, usted se posicionaría en favor de una de ellas.
La derivación puede ser una elección mejor que continuar con el trabajo de un
cliente en presencia de limitaciones o reservas importantes. La derivación es una
forma de proporcionar una experiencia terapéutica alternativa y, esperamos, que
proporcionará al cliente una impresión positiva de la terapia.
Al decidir la derivación de un cliente, el terapeuta tiene ciertas responsabilidades. Desde los primeros contactos, el terapeuta y el cliente han iniciado al menos
un contrato no escrito. Cuando el terapeuta decide practicar la terapia con el cliente,
«asume un grado de lealtad y responsabilidad por los resultados de la terapia» (Van
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
295
Hoose & Kottler, 1977, p. 82). Cuando decide finalizar este «Contrato» y derivar
al cliente, el terapeuta remitente es considerado legalmente responsable si la derivación no se ha ejecutado con el cuidado suficiente (Dawidoff, 1973). El cuidado
suficiente implica que:
«cuando se decide derivar a un cliente, el terapeuta remitente tiene la responsabilidad de asegurar
la idoneidad de la derivación, incluida la capacidad del terapeuta receptor. Además, debería
proporcionar suficiente información al terapeuta receptor para capacitarle en la ayuda del cliente.
También es importante que el terapeuta intente hacer un seguimiento del bienestar de su cliente».
[Van Hoose & Kottler, p. 83]
Los terapeutas también son responsables de proporcionar a los clientes diferentes
posibilidades de terapeutas a los que puede ser derivado y que son competentes y
cuya fama no es mala ni hace referencia a experiencias poco éticas (M. Boston,
comunicación· personal, Diciembre 1980).
GUÍAS DE ENTREVISTA PARA DEFINIR METAS
La mayoría de los clientes seleccionarán probablemente más de una meta. Al
final, puede ser más realista que el cliente trabaje para «lograr una variedad de
objetivos específicos en vez de un único resultado» (Bandura, 1969, p. 104). Por
ejemplo, en el caso de Joan, la cliente selecciona tres resultados finales: adquirir
y demostrar como mínimo cuatro destrezas de inicio, aumentar el autodiscurso
positivo sobre su capacidad para funcionar adecuadamente en situaciones competitivas y adquirir y emplear cinco destrezas de toma de decisión (ver esquema
de metas de Joan más adelante en el capítulo). Estos tres resultados reflejan los
tres problemas nucleares identificados en la entrevista de evaluación. La selección
de una meta también puede implicar la existencia de otras. Por ejemplo, si una
cliente manifiesta «Quiero mantener una relación emocional y sexualmente satisfactoria con un hombre», la cliente tendrá que trabajar para conocer a hombres,
para desarrollar conductas de acercamiento y destrezas comunicativas adecuadas
para lograr intimidad y aprender el tipo de respuestas que le resultan sexualmente
satisfactorias.
Al principio, puede ser útil que el cliente especifique una o más metas que
desea por cada problema separado. Sin embargo, adoptar multitud de metas a la
vez puede ser poco realista. El terapeuta debería pedir al cliente que escoja una
de las metas para empezar. Tras seleccionar una meta inicial con la que se va a
trabajar, el terapeuta y el cliente pueden definir los tres apartados de la meta e
identificar las submetas. En la próxima sección de este capítulo se incluyen algunas
guías que puede emplear el terapeuta para ayudar al cliente a definir las metas
terapéuticas y a ofrecer alguna respuesta que indica la responsividad a estas guías.
Definición de Conductas Relacionadas con las Metas
Carkhuff y Anthony (1979, pp. 136-137) aseguran que «para lograr cualquier
meta, el terapeuta debe actuar. Y para asegurar que la meta por la que se trabaja
es funcional y real, el terapeuta debe iniciar su secuencia de actividad definiendo
296
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
la meta .... Este es un paso que generalmente la mayoría de las personas olvidan
por completo». Definir metas implica especificar en términos operativos y conductuales lo que va ha hacer el cliente (individuo, grupo u organización) como
resultado de la terapia. Esta parte de la meta define las conductas específicas que
debe ejecutar el cliente y responde a la pregunta: «¿Qué hará, pensará o sentirá el
cliente de forma diferente?». Ejemplos de metas conductuales son hacer deporte
con más frecuencia, pedir ayuda al profesor, comunicar verbalmente sentimientos
positivos sobre uno mismo o pensar de forma positiva sobre un mismo. Como
puede ver, las conductas manifiestas y las encubiertas, los pensamientos y los
sentimientos, pueden incluirse en esta parte de la meta siempre que se defina la
conducta por el significado que implique para cada cliente. Definir conductualmente
las metas especifica el proceso de establecimiento de metas y las metas específicamente definidas tienden a crear más incentivos y guías de ejecución que las
intenciones vagamente formuladas (Bandura & Simon, l 977, p. l 78). Cuando las
metas se definen operativa y conductualmente, es más fácil evaluar los efectos de
la terapia (ver también el Capítulo 10). Además, «las metas claramente definidas
favorecen que los problemas sean valorados como más manejables y las soluciones
más probables» (Dixon & Glover, 1984, p. 133).
Guías de entrevista para definir las conductas meta. A continuación se
presentan algunas guías que puede emplear un terapeuta para identificar la parte·
conductual de Ja meta:
«Cuando dices que quieres
. ¿Qué te ves haciendo?».
«¿Qué podría ver yo, que haces, piensas o sientes como resultado de este cambio?)>.
«Dices que quisieras ser más seguro de tí mismo. ¿Qué cosas harías o pensarías si fueras una
persona segura de sí misma?».
«Describe un buen (mal) ejemplo de esta meta)>.
Es importante que el terapeuta siga empleando estas guías hasta que el cliente
haya definido las conductas manifiestas y encubiertas asociadas con la meta. Esta
no es tarea fácil porque la mayoría de los clientes hablan de los cambios en términos
abstractos y vagos. Si el cliente muestra dificultades para especificar las conductas,
el terapeuta puede ayudarle con más instrucciones, información o ejemplo de alguna
meta propia.
El terapeuta también puede facilitar la tarea de definir las metas aconsejando
al cliente que utilice verbos de acción para describir qué sucederá cuando consiga
la meta (Dixon & Glover, 1984). Como se ha comentado anteriormente, es im~
portante que los clientes especifiquen lo que quieren hacer en vez de lo que no
quieren o quieren dejar de hacer. Una meta está suficientemente definida cuando
el terapeuta puede repetir y parafrasear la definición del cliente.
Otra forma de obtener descripciones conductuales de las metas es la que sugiere
Hill (1975) y consiste en aplicar el Inventario de Resultados Terapéuticos. En este
inventario se pide al cliente que describa características, cualidades o singularidades
que para el cliente son importantes de adquirir o mostrar. Después, el cliente debe
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
297
relacionar conductas con cada una de estas descripciones. Por ejemplo, una descripción ambigua como «seguridad en sí mismo» puede traducirse en términos
conductuales como «hacer menos autoafirmaciones negativas»; la cualidad «ser
más atractivo», puede convertirse en términos operativos en «perder cinco kilos>>
y «sonreír con mayor frecuencia». El inventario facilita la expresión de las metas
en términos observables y ayuda también a elaborar metas que se expresan significativamente para los distintos clientes.
Definir las Condiciones de nna Meta
El segundo apartado de una meta especifica las condiciones, es decir, el contexto
o circunstancias en las que se producirá dicha conducta. Este es un elemento
importante para el cliente y para el terapeuta. Las condiciones sugieren la persona
en particular con quien el cliente va a ejecutar las conductas deseadas o un entorno
específico donde se van a poner en práctica y responde a la pregunta «¿Dónde,
cuándo y con quién se va a presentar la conducta?». Al especificar las condiciones
de una conducta se establecen los límites y las ayudas para asegurar que la conducta
surgirá sólo en los entornos deseados o con las personas deseadas y que no se
generalizará a todos los ambientes si no es este el propósito. Por ejemplo, una
mujer puede desear incrementar el número de respuestas verbales y no verbales
que dirige a su marido. En este caso, el tiempo que pasa con su marido configura
la condición o circunstancias en las que acontece la conducta. Sin embargo, si esta
conducta se generaliza e incluye a todos los hombres, se pueden generar efectos
negativos sobre la misma relación que trata de mejorar.
Guías de entrevista para determinar las condiciones de una meta. A continuación se incluyen algunas guías que usted puede emplear para determinar las
condiciones de una meta:
«¿Dónde te gustarla hacer ésto?».
<(¿En qué situaciones quieres ser capaz de comportarte así?».
«¿Cuándo quieres mostrar esta conducta?».
«¿Con quién quieres estar al comportarte así?>>.
El terapeuta buscará una respuesta que indique dónde o con quién ejecutará el
cliente la conducta deseada. Si el cliente no responde o las respuestas no determinan
las condiciones, el terapeuta puede sugerirle auto-obsevarse durante un tiempo
hasta lograr esta información o también puede proporcionarle ejemplos propios
para mostrar que una conducta deseada puede no ser adecuada en todas las situaciones o con todas las personas.
Definir un Nivel de Cambio
El tercer elemento de una meta especifica el nivel o la cantidad de cambio
conductual que se precisa. En otras palabras, esta parte responde a «¿Cuánto debe
hacer o completar el cliente para alcanzar el objetivo marcado?». El nivel de una
298
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
meta sirve como medida para determinar la cantidad de veces que el cliente debe
mostrar Ja conducta deseada. Por ejemplo, un hombre puede decir que desea reducir
su consumo de cigarrillos. L_a próxima semana puede decir que ha mejorado porque
ha fumado menos, tanto el terapeuta como el cliente tendrán dificultad para determinar cuánto ha conseguido acercarse a la meta que se ha propuesto. En este
caso, el nivel de ejecución del cliente es ambiguo. Por el contrario, si manifiesta
que ha reducido el consumo de dos cigarrillos diarios durante una semana, su nivel
de ·ejecución puede determinarse fácilmente. Si su meta fue reducir ocho cigarrillos
diarios, esta información puede ayudarnos a evaluar el progreso hacia la meta.
Del mismo modo que los apartados referentes a las conductas y las condiciones
de la meta, el nivel de cambio debería establecerse siempre de forma individual
para cada cliente. La cantidad de satisfacción derivada del logro de una meta
depende frecuentemente del nivel de ejecución establecido (Bandura & Simon,
1977, p. 178). Un nivel conveniente de cambio dependerá de factores como el
nivel actual de la conducta problemática, el nivel actual de la conducta deseada,
los posibles recursos de cambio, la disposición del cliente a cambiar y el grado en
que otras condiciones o personas mantienen el nivel actual de la conducta problemática. Hosford y de Viser ( 1974) señalan que a menudo dichos factores determinan
que el apartado correspondiente al nivel de cambio sea el más difícil de determinar.
Por ejemplo, supongamos que un cliente desea aumentar el número de opiniones
asertivas que expresa oralmente cuando se encuentra con su marido. Si ahora no
manifiesta ninguna de sus opiniones, su nivel de cambio puede encontrarse en un
nivel más bajo que el definido para otro cliente que ya expresa algunas opiniones.
Y si el marido de la cliente está acostumbrado a sancionarle cada opinión, esto
puede afectar el grado en que cambia, por lo menos inicialmente. La labor fundamental del cliente y el terapeuta es establecer un nivel que sea manejable, que
el cliente puede lograr con cierto éxito. Algunas veces el terapeuta puede encontrarse con un cliente que siempre quiere cambiar más de lo que puede ser recomendable o incluso posible. Como advierten Krumboltz y Thoresen (1976), alcanzar progresivamente niveles de cambio tiene un límite (p. 105). Estos autores
sugieren que, en tales casos, el terapeuta debe tratar de evitar el refuerzo de las
intenciones perfeccionistas del cliente (p. 104). Además, si el nivel que se establece
es demasiado alto, la conducta deseada puede no presentarse, eliminando así las
posibilidades de éxito y los consiguientes avances y refuerzos. Brown y Brown
(1977) recomiendan que, por regla general, es mejor equivocarse por proceder con
excesiva cautela y establecer niveles demasiado bajos que por establecer niveles
demasiado altos.
Una forma de evitar el establecimiento de niveles de logro demasiado altos o
demasiado restrictivos consiste en emplear una escala que identifica una serie de
resultados progresivamente deseados para cada área problemática. Este concepto,
introducido por Kiresuk y Sherman ( 1968), se denomina «escala de logro de metas»
y se ha empleado con mucha frecuencia en las agencias que deben mostrar ciertos
niveles de logro de los clientes para seguir recibiendo subvenciones. Al establecer
una escala de logro de metas, el cliente y el terapeuta describen cinco resultados
299
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
para un problema dado y los ordenan según el nivel o cantidad de cambio en una
escala en el siguiente orden (se asigna un valor numérico a cada resultado): el
resultado menos favorable (-2), resultado inferior a lo esperado (-1 ), resultado
esperado o más probable (0), resultado mayor de lo esperado ( + l ), resultado más
favorable (+2). La Tabla 9.1 muestra un ejemplo del uso de esta escala con un
cliente que sufre colitis ulcerosa.
Lloyd ( 1983) presenta una revisión de este modelo y presenta también otros
cuatro modelos similares.
TABLA 9.1. Escala de Logro de Metas para un cliente con colitis ulcerosa.
Fecha:
10/24/73
Frecuencia
de ataques
de colitis
Resultado probablemente
más desfavorable
Un ataque al día
Menor éxito del esperado
con la terapia
Uno cada dos días
Nivel de éxito esperado en
el tratamiento
Uno por semana
Más éxito del esperado con
el tratamiento
Uno cada dos semanas
Máximo éxito esperado con
el tratamiento
Ninguno al mes
Pruebas de
hipótesis
cognitivas
Toda situación estresante
de la semana considerada
como un ataque en sí
misma
Una de cada cuatro veces
por semana se considera
que la situación estresante
puede no ser un ataque en
sí misma.
Completa las Fases 4 y 5
del Tratamiento despué~· de
cada situación estresante
Completa a veces las Fases
4 y 5 del Tratamiento
durante las situaciones
estresantes.
Completa siempre las Fases
4 y 5 del tratamiento
durante las situaciones
estresantes
Adaptado de «Behavioral Treatment of mucous colitis>) de K.J. Youcll & J.P. McCullough. Journal
of Consulting and Clinical Psychology, 43, 740-745. Reproducido con permiso.
Guias para identificar el nivel de cambio. Aquí se presentan algunas guías
que puede emplear para identificar el nivel o cantidad de cambio que desea el
cliente:
«¿Comparando con el número de veces que lo haces ahora, cuántas veces te gustaría hacer
esto?>).
«¿Con qué frecuencia te gustaría comportarte así?».
«¿Cuántas veces puedes aumentar esta conducta sin cansarte?)).
«Dices que quieres perder 20 kilos. Hablemos de la cantidad de tiempo que te parece razonable
para conseguirlo y para empezar la cantidad que puedes perder fácilmente en las próximas
tres semanas)).
«¿Teniendo en cuenta donde te encuentras ahora, qué cantidad de cambio te parece realista?».
300
SELECCIONAR Y DEANIR LOS RESULTADOS DESEADOS
El terapeuta espera alguna indicación de los niveles presentes o futuros de la
conducta deseada. Este nivel puede expresarse mediante el número de veces o la
cantidad que el cliente quiere ser capaz de hacer alguna cosa. En algunos casos el
nivel adecuado puede ser sólo uno, como el caso de un cliente que quiere tomar
la decisión de cambiar de trabajo. El terapeuta puede ayudar al cliente a establecer
el nivel adecuado de cambio haciendo referencia a la información recogida mediante
la auto-observación durante la evaluación del problema. Si hasta el momento el
cliente no se había auto-observadoe, en este instante puede ser necesario que observe
y registre las cantidades presentes de la conducta problema y de la meta deseada.
Esta información proporcionará algunas ideas del nivel actual de la conducta a las
que puede referirse como «puntuación base» o «línea base». Esta información es
importante porque al establecer el nivel deseado, debería contrastarse con el nivel
presente de conducta(s) manifiesta(s) y encubierta(s). Como puede recordar del
Capítulo 8, la información que obtiene el cliente es muy valiosa para definir los
problemas y las metas y para analizar el progreso o la mejoría que se realiza en
dirección a las metas.
Nivel como indicador del tipo de problema y de meta. El nivel reflejado en
la meta deseada refleja tanto el tipo de problema como el tipo de meta. Recuerde
que anteriormente hemos mencionado que los problemas pueden clasificarse como
de elección o de cambio. En un problema de elección, el nivel de la meta refleja
un conflicto que debe ser resuelto o una elección o decisión que debe adoptarse,
por ejemplo, el cliente necesita decidir una de tres opciones o una de las dos
direcciones. En un problema de cambio, el nivel reflejado en la meta especifica
la dirección y el tipo de cambio deseado. En el ejemplo del cliente que desea ser
más asertivo, si el nivel actual de la respuesta específica de asertividad es de cero,
entonces la meta será adquirir alguna destreza asertiva. Cuando la puntuación de
base de una conducta es cero, o cuando el cliente parece no disponer de ciertas
habilidades en su repertorio, la meta se expresa en términos de adquirir una conducta. Por el contrario, si el cliente desea incrementar o mejorar algo que ya puede
hacer (pero en niveles bajos), la meta se expresará en términos de aumento de una
conducta. Incrementar o ádquirir conductas manifiestas y/o encubiertas en una meta
que se emplea cuando el problema del cliente es un déficit de respuestas, lo que
significa que la respuesta que nos concierne aparece con una intensidad o frecuencia
insuficientes o de forma inadecuada (Gambrill, 1977). Algunas veces un cliente
dispone en su repertorio de ciertas conductas manifiestas pero estas se hallan
enmascaradas o inhibidas por ciertos sentimientos, en tales casos la meta irá dirigida
a los sentimientos más que la conducta manifiesta. En este instante, el problema
consiste en una inhibición de respuestas y consecuentemente la meta irá dirigida
a desinhibir la respuesta, normalmente trabajando con las reacciones emocionales
que se interponen en el camino.
Por el contrario, si el cliente muestra alguna conducta en exceso y desea reducir
el nivel presente, la meta se expresará en términos de reducción de una conducta
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
301
y posiblemente, más tarde, de eliminación del repertorio del cliente. Disminuir o
eliminar conductas manifiestas y/o encubiertas es una meta cuando el problema
del cliente es un exceso de respuestas, esto implica que una respuesta aparece con
demasiada frecuencia, durante excesivo tiempo, con demasiada intensidad o en
contextos socialmente inapropiados y que provoca el malestar o disgusto del cliente
o de los otros (Gambrill, 1977). Con los problemas de exceso de respuestas,
normalmente la problemática está originada por la frecuencia o cantidad de la
respuesta más que por su forma. Casi siempre es más fácil desarrollar o aumentar
una conducta (adquisición o incremento de la conducta) que eliminarla o disminuirla
(disminución o supresión de respuestas). Esta es otra razón por la que conviene
animar a los clientes a que expresen sus metas en términos positivos.
Algunas veces, cuando el cliente desea eliminar algo, quiere sustituir lo que
se elimina con otra conducta que considera más apropiada. Por ejemplo, un cliente
que desea perder peso trata de sustituir los alimentos de fabricación normal en
serie por aquellos bajos en calorías. La meta del cliente se expresa en términos de
«reestructurar» algo en su entorno, en este caso, el tipo de alimentos. Aunque este
sea un tipo de reestructuración de una conducta manifiesta, también puede hacerse
con cogniciones. Por ejemplo, un cliente quiere eliminar los pensamientos autopunitivo.s, negativos respecto a presentarse a pruebas o exámenes y los sustituye
con pensamientos positivos de autorrefuerzo sobre su capacidad de ejecutar adecuadamente estas pruebas. La reestructuración también tiene lugar muchas veces
en las terapias familiares donde se plantean los límites y las alianzas entre los
diferentes miembros familiares, de tal forma que, por ejemplo, un miembro de la
periferia se incluye en la familia o se rompen los triángulos o las alianzas excesivamente fuertes entre dos miembros familiares se reordenan. Reestructurar conductas manifiestas y encubiertas es una meta cuando el problema se debe a la
ineficacia de las respuestas o el control de estímulos es defectuoso, lo que significa
que no existen las condiciones ambientales favorecedoras o éstas se hallan dispuestas de tal forma que imposibilitan o dificultan la aparición de la conducta
deseada.
En algunos momentos, el nivel de una meta refleja el mantenimiento de una
respuesta específica observable o encubierta con un nivel de frecuencia medio o
bajo las condiciones existentes. Como puede recordar, no todas las metas reflejan
una discrepancia entre la conducta presente y la futura. Algunas metas pueden ir
dirigidas a mantener una situación o respuesta satisfactoria. Tales metas pueden
expresarse como «mantener mi cantidad actual de estudio (tres horas diarias)»,
«mantener el equilibrio actual entre el trabajo semanal y el ocio durante el fin de
semana», «mantener el nivel de comunicación positiva que tengo con mi pareja
en nuestras conversaciones diarias» o «mantener el número de sesiones diarias de
relajación (dos al día)». Una meta de mantenimiento sugiere que el nivel de conducta
presente del cliente es satisfactorio y suficiente, por lo menos en este momento.
Una meta de mantenimiento refleja las áreas de la vida del cliente que funcionan
bien y son necesarias cuando se ha conseguido una meta de cambio. Por ejemplo,
si un cliente quiere perder peso y lo logra, entonces se debe establecer una meta
302
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
para mantener el peso perdido. A menudo las metas y los programas de mantenimiento son más difíciles de conseguir y requieren más esfuerzo y planificación
que los intentos iniciales de cambio.
En resumen, el nivel de resultado esperado reflejará normalmente una de las
categorías de problemas y metas que se sintetizan en la Tabla 9.2. Como la mayoría
de los clientes adoptan más que una meta, el objetivo de un cliente puede reflejar
más que una de estas direcciones de cambio. Conocer la dirección y el nivel de
cambio definido en las metas del cliente es necesario para seleccionar las estrategias
terapéuticas. Por ejemplo, Ja auto-observación (ver Capítulo 19) se usa de distinta
forma según se desee aumentar o disminuir una respuesta. Una estrategia terapéutica
puede emplearse adecuadamente para que el cliente adquiera respuestas y otra
estrategia puede ser necesaria cuando el propósito es reestructurar las respuestas.
Es importante que el terapeuta y el cliente dediquen suficiente tiempo para especificar el nivel deseable de la meta, incluso cuando este proceso parezca difícil o
costoso.
TABLA 9.2. Categorías de tipos de problemas y metas correspondientes.
Tipo de meta
Tipo de problema
l. Elección
2. Cambio
A. Déficit de respuestas
Decisión entre dos o más alternativas.
Resolución de dos o más aspectos
conflictivos.
Incremento de respuestas.
Adquisición de respuestas.
B. Inhibición de respuestas
Deshinibición de respuestas.
Trabajar las reacciones emocionales.
C. Exceso de respuestas
Disminución de respuestas.
Eliminación de respuestas.
Reestructuración de respuestas.
Mantenimiento de las respuestas con la
frecuencia y cantidad normales o en el
contexto corriente.
D. Control inadecuado de estímulos
3. Mantenimiento
Identificar y Secuenciar las Submetas y las Fases
Todos podemos recordar algún momento de nuestra vida en el que se suponía
que debíamos aprender algo a tal velocidad que la experiencia de aprendizaje fue
aplastante y nos produjo sensaciones de frustración, irritación y desánimo. El
cambio que implican las metas terapéuticas puede lograrse mejor si el proceso es
gradual. Cualquier programa de cambio debería organizarse a modo de «secuencia
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
303
ordenada de aprendizaje» que guíe al cliente a través de pequeños pasos hasta
conductas finales deseadas (Bandura, 1969, p. 74). Al definir las metas, esta
secuencia de aprendizaje gradual se logra fragmentando la meta final en una serie
de metas más reducidas denominadas submetas o fases de acción. Las submetas
ayudan al cliente a dirigirse hacia la solución del problema de un «modo planificado» (Dixon & Glover, 1984, p. 136). Las submetas se ordenan normalmente de
forma jerárquica. Aunque una meta global proporciona una «dirección general»
del cambio, las submetas específicas pueden determinar las actividades inmediatas
y el grado de esfuerzo necesario que realiza cada persona (Bandura & Simon, 1977,
p. 178). Como advierten estos autores, «al centrarse en un futuro distante, es más
fácil postergar los esfuerzos inmediatos ... Controlar las conductas manifiestas presentes aumenta la probabilidad de que se lleven a cabo las intenciones futuras»
(p. 170). En un estudio de Seidner y Kirschenbaum (1980), se comprobó que la
obligación de identificar las metas se lograba mejor cuando los individuos coincidían
en participar el los aspectos claves de un programa de cambio que cuando coincidían
en las metas distantes o a largo plazo.
Bandura ( 1969) sugiere que al fragmentar las metas en submetas es más probable
producir los resultados deseados por dos razones. En primer lugar, el logro de las
submetas puede reducir al mínimo el número de experiencias de fracaso. Completar
con éxito las submetas animará al cliente y le permitirá mantener la motivación
por el cambio (p. 75). Jeffery (1977) encontró que al aumentar progresivamente
las submetas se mantiene un nivel alto de motivación incluso cuando los resultados
finales son difíciles de alcanzar. En segundo lugar, al repartir la meta final en
submetas, se comprueba que las submetas diarias o inmediatas son más potentes
que las semanales o distantes.
Las submetas identificadas incluyen las conductas manifiestas y las encubiertas
porque un programa comprensivo implica cambios en los pensamientos, sentimientos, conductas manifiestas y situaciones ambientales que vive el cliente. Las
submetas se extraen de los enfoques terapéuticos, los procedimientos formales para
resolver un problema específico o del sentido común u otros procedimientos informales si no se dispone de éstos. En cualquier caso, siempre existen actividades
que dirigen al cliente hacia la meta final (Carkhuff & Anthony, 1979).
Cuando se han identificado y seleccionado las submetas, éstas se ordenan
jerárquicamente, en series de actividades de acuerdo con la complejidad y grado
de dificultad y la inmediatez de las mismas. Como muchos clientes se desmotivan
con el término jerarquía, corrientemente en su lugar solemos emplear el término
«pirámide de metas» y se presenta al cliente una pirámide semejante a la incluida
en la Figura 9.3. Una serie de actividades pueden estar constituidas por exigencias
gradualmente mayores de la misma conducta (abierta o encubierta) o por muestras
de diferentes conductas ordenadas desde las respuestas más simples y fáciles hasta
las más complejas y difíciles (Gambrill, 1977). El segundo criterio para la ordenación es la inmediatez. Según este criterio, las submetas se clasifican en base a
los requisitos de cada tarea, es decir, qué tareas se deben ejecutar en primer lugar
para posibilitar la ejecución posterior de otras.
304
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
La secuenciación de las submetas en orden de complejidad se basa en los
principios del aprendizaje denominados modelado y aproximaciones sucesivas.
Fases en la identificación y secuenciación de submetas. En el proceso de
identificación y secuenciación de submetas podemos encontrar las siguientes fases:
En primer lugar el cliente identifica la primera fase que debe completar, es
decir, las primeras tareas que debe ejecutar para dirigirse hacia la meta final. La
primera fase será alguna actividad cómoda y relativamente fácil de conseguir
(Gambrill, 1977). Como señalan Carkhuff y Anthony ( 1979) «La gran mayoría de
las personas que abandonan los programas de modificación de conducta lo hacen
porque se sienten incapaces de completar la primera fase con éxito ... Por el contrario, completar con éxito la primera fase refuerza invariablemente la determinación del cliente para continuar con el programa favoreciendo su autoconfianza»
(pp. 185-186). Si el cliente identifica una acción como la fase inicial pero no puede
responder afirmativamente las dos siguientes preguntas sugeridas por Carkhuff y
Anthony, entonces no es una buena idea seleccionar dicha fase como la primera
y la elección requiere un mayor examen y consideración. Las dos cuestiones son
«¿Será capaz [el cliente] de superar con éxito la primera fase?» y «¿Conduce este
primer paso directamente hacia la meta final?» (Carkhuff & Anthony, 1979,
p. 185).
En segundo lugar, si el cliente progresa adecuadamente en la primera fase, se
identifican y clasifican las fases intermedias que hacen de nexo entre la primera y
la meta terminal. (Si el cliente no consigue la primera fase será necesario tratar
este aspecto y considerar la revisión de la fase inicial). Las fases intermedias
efectivas son aquellas que se establecen sobre los recursos y medios que ya dispone
el cliente, no entran en conflicto con su sistema de valores, se deciden y pertenecen
al cliente y representan acciones inmediatas, diarias o a corto plazo preferentemente
(ver también Bandura & Simon, 1977; Carkhuff & Anthony, 1979; Gambrill,
1977).
No existe ninguna regla infalible respecto al número de fases intermedias identificadas, siempre que se asegure que el intervalo entre las fases adyacentes no sea
demasiado pronunciado. Cada fase sucesiva empieza gradualmente donde finalizó
la última. Los clientes pueden considerar las siguientes dos preguntas para clasificar
las fases sucesivas intermedias: «¿Dónde estaré cuando finalice esta fase?» y «¿Cuál
debería ser mi siguiente fase fundamental?» (Carkhuff & Anthony, 1979, p. 184).
El terapeuta también debería asegurarse de que cada fase intermedia está constituida
por una única acción o actividad básica para el cliente; si se implican dos o más
actividades, normalmente es mejor convertirlas en dos fases separadas (Carkliuff &
Anthony, 1979).
Como hemos mencionado anteriormente, las fases intermedias se ordenan en
base a dos aspectos:
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
305
l. Grado de dificultad y complejidad: «¿Cuál es más fácil; cuál es más difícil?». Las tareas
menos complejas y exigentes se colocan en los primeros lugares.
2. Inmediatez: «¿Qué debo hacer antes de empezar esto?». Los prerrequisitos se colocan antes
que el resto de las tareas.
Una vez ordenadas las fases se incluyen en la pirámide de metas, normalmente
se escribe con lapicero porque en el proceso de ascenso jerárquico puede ser
necesario modificar o reordenar las submetas. Como señalan Dixon y Glover, «las
submetas implican una representación inicial del problema y el cliente y/o el
terapeuta pueden revisarlas según se van probando las estrategias» (1984, p. 136).
En tercer lugar, después de identificar y secuenciar todas las fases, el cliente
empieza a poner en práctica las actividades representadas por cada submeta empezando por la primera y avanzando progresivamente. Normalmente, es conveniente no probar una submeta diferente hasta que el cliente haya completado con
éxito la actividad previa en la pirámide. Los avances realizados en las fases iniciales
y también en los siguientes suelen proporcionar información útil sobre los intervalos
entre las fases y sobre la secuenciación de las mismos. Según se van logrando las
metas, estas pasan a formar parte del repertorio del cliente y pueden ser usadas
para esfuerzos adicionales de cambio dirigidos hacia la meta final (Schwartz &
Goldiamond, 1975, p. 117).
Incluimos un ejemplo para aclarar el proceso de identificación y secuenciación
de las submetas. Suponga que un cliente desea perder 20 kilos de peso. Perder 20
kilos no es una meta que se pueda lograr de un día para otro o sin algunos otros
pequeños cambios durante el proceso. En primer lugar, la persona necesitará determinar un nivel de pérdida semanal razonable, algo como 1/2 o 1 kilo. A continuación usted y el cliente deberán determinar las tareas que necesita completar
el cliente para perder peso. Estas tareas pueden expresarse a modo de submetas
que el cliente puede realizar diariamente, empezando con la submeta inicial, aquella
que parece ser más fácil y cómoda de alcanzarse y según se vayan completando
con éxito los diferentes pasos y éstos se mantienen en el repertorio del cliente se
va ascendiendo en la pirámide.
Aunque la pérdida de peso puede incluir otras fases de acción como la modificación de los hábitos de comida, aumentar la actividad física, reestructurar los
sistemas de pensamientos y valores, las tareas que escoge un cliente pueden ser
muy diferentes de las de otro con la misma meta. El terapeuta debería prestar
atención a tales diferencias y no imponer al cliente su propio método para resolver
del problema. Del mismo modo, cada cliente dispondrá de una idea diferente de
cómo secuenciar mejor sus submetas. En la Figura 9.3 se muestra el ejemplo de
un cliente particular. El cliente opinaba que si aumentaba primero el ejercicio y
la relajación, le resultaría más fácil cambiar sus hábitos de comida. Para él la
reestructuración de los pensamientos sobre sí mismo y su imagen corporal y desarrollar las habilidades sociales para iniciar nuevas relaciones era una submeta
más difícil de conseguir y consecuentemente menos inmediata. Esta última meta
306
SELECCIONAR Y DERNIR LOS RESULTADOS DESEADOS
'.A.umentar Jas sensaciones físicas de relajación en casa y en
el trabajo con un período diario
de 20 minutos de relajación.
Aumentar el tiempo destinado a come
en 1O minutos masticando lentamente la
comida, dejando el tenedor entre dos bocados y conversando.
isminuir los segundos platos de las cenas, recha
zándolos y levantándose de la mesa cuando se haya
acabado el primero.
Incrementar los pensamientos positivos sobre sí mismo
como persona delgada (pensar como lo haría una persona
delgada), con tres visualizaciones positivas cada día.
Adquirir habilidades de conversación verbales y no verbales y
mplearlas para ponerse en contacto con dos personas como mínimo
cada semana.
Mantener las submetas anteriores durante un período de doce meses.
Meta final: Pensar, sentir y tener el aspecto de una persona delgada perdiendo 20 kilos en
un período de 12 meses.
Meta semanal: Pensar, sentir y tener el aspecto de una persona delgada perdiendo 112 kilo
cada semana.
FIGURA 9.3. Pirámide de submetas para un cliente.
se consideraba como la más difícil porque su peso le servía en parte para protegerle
de las situaciones de angustia social. Una vez que se alcanzan las seis submetas,
la última consiste simplemente en mantener estas acciones durante un período de
12 meses. En la base de la pirámide, sería conveniente discutir con él el modo de
mantener estas submetas durante más tiempo. Advierta también que la meta se
expresa en términos positivos: «Quiero sentir, pensar y tener el aspecto de una
persona delgada» en vez de «No quiero ser gordo». Las submetas implican acciones
que debe ejecutar para alcanzar el resultado deseado. Advierta que las submetas
al igual que la meta final se han definido con la conducta que debe modificar, el
nivel de cambio y las condiciones o circunstancias del cambio para que el cliente
sepa qué hacer, dónde, cuándo con quién y cuántas veces o con qué frecuencia.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
307
Guías de entrevista para identificar las submetas. Al identificar las submetas
el terapeuta puede emplear guías similares a las siguientes:
«¿Exactamente qué necesitas hacer para que esto suceda?)».
«Pensemos en algunas acciones que puedes ejecutar para que funcione la meta que te has
marcado».
«Pensemos en las fases que necesitas para avanzar desde donde te encuentras en este momento
hasta el punto en el que te gustaría estar>>.
El terapeuta trata de animar al cliente para que participe y se responsabilice
del establecimiento de las metas, recordando que los clientes respetan más los
cambios que ellos mismos han propuesto. Algunas veces, sin embargo, después
de emplear guías como las anteriores el cliente no es capaz de especificar ninguna
fase de acción o submeta necesaria o recomendable. En esa situación el terapeuta
puede sugerirle que piense en lo que hacen otras personas con problemas similares
y que identifique sus estrategias de acción o puede proporcionarle el ejemplo de
una submeta (Dixon & Glover, 1984). Los terapeutas no proporcionan respuestas
sino «muestran que siempre existen alternativas» (Dixon & Glover, p. 79).
Guías de entrevista para secuenciar las metas. Guías generales que se pueden
emplear para secuenciar y ordenar las submetas son:
«¿Cuál es la primera fase que vas a dar?».
«¿Qué serías capaz de hacer más fácilmente?».
«¿Cuál sería lo más difícil?».
<(¿Qué es lo más importante para tí?».
«¿Cómo podríamos ordenar estas fases para maximizar tu éxito y alcanzar la meta?».
«¿Puedes pensar en algunas cosas que debes hacer antes que otras para progresar en dirección
hacia la meta que te has propuesto?».
Identificar Obstáculos
Para asegurar que el cliente puede completar cada submeta con éxito, es recomendable identificar cualquier obstáculo que pudiera influir sobre él. Los obstáculos pueden ser conductas manifiestas y/o encubiertas. Los posibles obstáculos
que se pueden «comprobar» con el cliente son la presencia o ausencia de ciertos
sentimientos o estados de ánimo, pensamientos, opiniones y percepciones, otras
personas y determinadas situaciones o acontecimientos. Otro obstáculo podría ser
la falta de conocimiento o de la destreza que es importante porque el cliente
probablemente necesita información o entrenamiento antes de iniciar con la acción
de las submetas.
Guías de entrevista para identificar los obstáculos. Con frecuencia los clientes no son conscientes de los factores que podrían interferir en la consecución de
las submetas y el terapeuta puede verse obligado a utilizar algunas guías como:
308
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
«¿Qué obstáculos puedes hallar cuando trates de poner en práctica esta acción?».
«¿Qué personas [sentimientos, ideas, situaciones] pueden interferir en el logro de ésto?».
«¿Qué o quién puede impedirte que hagas ésto?».
«¿Qué información o destrezas puedes necesitar para completar esta actividad satisfactoriamente?>>.
Algunas veces el terapeuta deberá sefialar los obstáculos visibles que el cliente
ha pasado por alto. Si se identifican obstáculos significativos se deberá programar
un plan para manejarlos o para contrarrestar sus efectos. A menudo esto puede ser
similar a un «plan de antisabotaje» (ver Capítulo 20), con el que el terapeuta y el
cliente tratan de predecir las formas en que el cliente puede evitar las actividades
deseadas y después elaborar las posibles barreras. Por ejemplo, suponga que examinan los obstáculos que se han descrito en la sección anterior donde el cliente
quería perder peso. Quizá al examinar la primera submeta, andar un kilómetro
como mínimo al día, identifica dos aspectos que pueden impedirle que lo haga: la
lluvia y estar sólo. Las formas para prevenir estos dos factores son apuntarse en
un gimnasio y pasear con un compañero de ejercicio.
Identificar los Recursos
El siguiente fase consiste en identificar los recursos (factores que pueden ayudar
al cliente a ejecutar satisfactoriamente la tarea). Como los obstáculos, los recursos
incluyen conductas manifiestas y/o encubiertas. Posibles recursos que se deben
examinar son los sentimientos, sistema de valores y pensamientos, las personas,
las situaciones, la información y las destrezas. Durante esta fase el terapeuta trata
de ayudar al cliente para que éste identifique los recursos existentes y que si se
usan pueden aumentar la probabilidad o el éxito en la ejecución de la tarea.
Guías de entrevista para identificar los recursos. Posibles guías que usted
puede emplear son:
«¿De qué recursos dispones para ayudarte a ejecutar esta tarea [o actividad]?».
?>>.
«¿Qué sentimientos o pensamientos particulares pueden ayudarte a hacer
«l Qué personas pueden ayudarte a
?».
«¿Qué habilidades o información que pueda servirte para ésto
, tienes ?».
Por ejemplo, el cliente que desea perder peso puede identificar un amigo con
quien puede practicar el ejercicio diario y la opinión de que el ejercicio favorece
los sentimientos de bienestar.
Evaluación del Progreso
Según se vayan completando las submetas, es recomendable que el terapeuta
y el cliente evalúen el progreso juntos y determinen si la siguiente submeta sigue
siendo relevante en ese lugar de la pirámide. En cualquier caso cuando una submeta
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
309
no se ha completado satisfactoriamente, el terapeuta y el cliente deben considerar
los aspectos que no salieron bien y lo que puede hacerse para tener más éxito en
el futuro. Según Gambrill (l 977), la razón más frecuente del fracaso. de una meta
suele ser que el intervalo entre los distintas fases de acción es demasiado grande.
En este momento, el «fracaso» es una indicación conveniente para que el terapeuta
sepa que se necesitan aproximaciones más pequeñas. Otras áreas que pueden examinarse cuando fracasan las submetas son: si la submeta había sido escogida y
pertenecía al cliente, si fue llevada a cabo como había sido planteada y si el cliente
disponía de los recursos para conseguirla. Si en este examen no se descubre nada,
entonces hay que localizar la conducta desajustada que trata de mantenerse y
protegerse. Es probable que operen logros secundarios adicionales que no han sido
identificados aún.
El terapeuta debe apoyar, animar y reforzar al cliente para que concluya con
éxito las tareas y así se mantenga el entusiasmo y la obligación del cliente. También
es importante tener en cuenta que el establecimiento de metas tiene para los clientes
más implicaciones que el simple logro del objetivo. Es recomendable examinar
con los clientes qué aprenden de este proceso y cómo puede aplicar ésto también
a otras áreas de su vida. Como señalan Carkhuff y Anthony, «los clientes deberían
conseguir más del proceso de ayuda en sí mismo, que la capacidad específica de
alcanzar una meta simple y aislada» (1979, p. 231).
Guías de entrevista para la revisión del progreso. El terapeuta puede emplear
las siguientes guías para examinar los progresos:
«¿Puedes describirme cómo llevaste a cabo el plan que trabajamos la semana pasada?».
«¿Qué problemas tuviste al realizarlo?».
«¿Qué has aprendido mientras hacías esto? ¿Es suficiente para avanzar o te parece que debemos
trabajar más sobre ello?».
RESUMEN
El principal propósito al seleccionar metas consiste en transmitir al cliente la
responsabilidad y participación que tiene para conseguir los resultados terapéuticos.
Sin la activa participación del cliente, la terapia puede estar abocada al fracaso y
tomar la fomia de una pequeña dictadura. La selección de metas debería ser
realizada por el cliente. El rol del terapeuta consiste básicamente en emplear guías
que faciliten la elección del cliente. El terapeuta y el cliente, juntos examinan si
la meta pertenece al cliente, si es realista y que ventajas y desventajas se asocian
a ella. Sin embargo, pueden ser inevitables algunos juicios de valor durante el
proceso. Si el cliente selecciona una meta que esta en grave conflicto con los
valores del terapeuta o supera el nivel de competencia de éste, el terapeuta puede
tomar la decisión de derivar al cliente o de renegociar esta meta. Si el terapeuta y
el cliente acuerdan trabajar sobre las metas seleccionadas, éstas deberán definirse
clara y específicamente.
310
SELECCIONAR Y DERNIR LOS RESULTADOS DESEADOS
Las metas bien definidas facilitan evaluar el progreso y también guían al cliente
en la dirección deseada. Las metas están definidas cuando se pueden especificar
las conductas manifiestas y encubiertas que se asocian con ellas, las condiciones
o el contexto en el que se va a poner en práctica y el nivel de cambio. Después
de definir la meta final, el terapeuta y el cliente trabajan juntamente para identificar
y secuenciar las submetas que representan las fases intermedias y que conducen
directamente hacia la meta final. También se deben examinar los obstáculos que
pueden dificultar este logro y los recursos que pueden facilitarlo.
Según se avanza el proceso de asistencia al cliente para la elaboración de las
metas, recuerde que éste es un proceso dinámico y flexible. «Las decisiones sobre
los objetivos no son irrevocables» (Bandura, 1969, p. 103). Las metas pueden
cambiar o pueden redefinirse de otra forma según progresa la terapia (Thomson &
Wise, 1976). Una vez que la persona empiece a cambiar en alguna dirección, las
consecuencias actuales del cambio pueden provocar la alteración de las metas
iniciales. Algunos cambios que el cliente consideraba factibles pueden verse ahora
como irreales. Además, como señala Bandura, en algunos puntos diferentes del
proceso, algunas «áreas previamente ignoradas del funcionamiento conductual pueden llegar a ser más importantes» (p. 104).
Por estas razones, las metas finales deberían observarse siempre como temporales y sujetas al cambio. La «resistencia» del cliente en los últimos estadios
terapéuticos puede ser una forma de avisar al terapeuta que las metas originales
deben ser modificadas o redefinidas. El terapeuta que se siente obligado de trabajar
con las necesidades del cliente recordará que, en cualquier momento, éste tiene
siempre la prerrogativa de cambiar o modificar la dirección. Si el terapeuta es
«muy sensible al feedback que resulta de los cambios>) alguna o todas las partes
de la meta original pueden reevaluarse o modificarse (Bandura, 1969, p. 104).
La flexibilidad necesaria para modificar las metas finales debería ser siempre
una parte del proceso de entrevista para la definición de metas. No es recomendable
concentrarse demasiado en las categorías de la entrevista y perder el contacto con
el cliente. Según vaya sintiéndose más cómodo en la tarea de definición de metas,
esperamos que el procedimiento no absorba toda su atención. Recuerde que la
terapia es mucho más que plantear un procedimiento de forma lineal.
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
El objetivo uno consiste en identificar un problema y seleccionar y definir una
meta que le corresponda. Utilice para ello el Esquema de Desarrollo de Metas que
se presenta a continuación. Puede obtener feedback comentando su esquema con
un colega, un supervisor o con un instructor.
Esquema de Desarrollo de Metas
1. Identifique un conflicto o problema.
2. Exprese el resultado que se desea para la resolución del problema.
3. Evalúe el resultado deseado (#2):
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
4.
5.
6.
7.
8.
9.
1O.
11.
311
a. ¿Especifica lo que quiere lograrse? Si no lo hace, expréselo de tal forma
que usted manifieste !o que desea hacer y no lo que desea evitar.
b. ¿Es algo que se puede ver (oír, captar) mientras lo hace?
¿Hasta qué punto es importante para usted y para otros conseguir esta meta?
¿Conseguir esta meta qué le va a exigir a usted y a otros?
¿En qué medida esta meta es algo que usted quíere hacer, algo que siente
que debe hacer o algo que otros esperan que haga?
Esta meta está basada en:
- Ideas racionales y l ó g i c a s - - - - - - - - - - - - - - - - - - Ideas y expectativas realistas - - - - - - - - - - - - - - - - -Ideas y opiniones irracionales _________________
- Pensamiento l ó g i c o - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -Modelos perfeccionistas------------------¿De qué forma le beneficiará conseguir esta meta?
¿Lograr esta meta puede generarle otros problemas?
Si la meta implica el cambio de alguna otra persona, entonces no es realista
o factible, no merece la pena o conlleva más desventajas que ventajas,
redefina la meta y pase después al punto #11.
Especifique claramente que estará:
a. h a c i e n d o - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - b. pensando _________________________
c. s i n t i e n d o - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - como resultado de la meta.
12. Especifique la definición que ha hecho en el punto #11, indicando:
a. dónde sucederá - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - b. cuándo sucederá - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - c. con quién s u c e d e r á - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - d. cuántas veces o con qué frecuencia sucederá __________
13. Elabore un plan que especifique cómo conseguirá su meta especificando las
fases que se incluyen en el plan.
a.
b. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C.
d. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
e. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
¡.
g. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - h.
i.
i
k. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
!.
14. Compruebe su lista de fases de acción:
a. Si !os intervalos entre fases son suficientemente pequeños, si no lo son,
añada una o dos fases.
b. Si cada fase implica una única actividad principal. De lo contrario. divida
este fase en dos o más.
312
SELECCIONAR Y DEFINIR LOS RESULTADOS DESEADOS
c. Si cada fase especifica qué, cuándo, dónde, con quién y cuántas veces
o con qué frecuencia se va a realizar. Si no es así vuelva atrás y redefina
las fase más concretamente.
15. Utilice una pirámide de metas para secuenciar su cuestionario de fases de
acción, empezando por las más fáciles e inmediatas en la parte superior y
descendiendo hacia la base de la pirámide según vaya aumentándose el
grado de dificultad y proximidad con la meta final.
16. Por cada fase de acción (empiece por la primera), piense en los obstáculos
que pueden impedir su realización satisfactoria. Tenga en cuenta los sentimientos, pensamientos, lugares, personas y la falta de conocimiento o destrezas. Escriba estos obstáculos en el esquema que se presenta un poco
más adelante.
17. Por cada fase de acción (empiece por el primera). identifique los recursos
como sentimientos, pensamientos, situaciones, personas y sistemas de refuerzo, información y destrezas que facilitarán su consecución. Escríbalos
en el esquema que se presenta a continuación.
Fases de
Acción
Obstáculos
Recursos
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11 .
12.
18. Idee una forma de auto-observarse y reforzarse para completar cada fase
de acción.
19. Elabore un plan que le ayude a mantener las fase una vez que !os ha logrado.
SEGUNDA PARTE
En este apartado de la postevaluación, usted debe identificar de los diez ejemplos
presentados aquellos que representan cambios correspondientes al cliente, que se
basan en ideas realistas y que están operativamente definidos, con un error máximo
del 20o/o (Segundo Objetivo del Capítulo). Examine con cuidado el cuestionario de
metas y escriba si la meta es correcta o incorrecta. Si decide que una meta es
incorrecta escriba cual de los siguientes problemas presenta (puede haber más de
uno):
a. El cambio no corresponde al cliente.
b. Meta basada en pensamiento mágico o irracional.
c. Meta no definida operativamente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
313
Compruebe sus respuestas con las que se presentan en el feedback que sigue
a la postevaluación.
1. Me sentiría satisfecha si pudiera tener una buena experiencia sexual con mi
marido, si yo sintiera un orgasmo, como mínimo una vez por semana.
2. Quiero gustarle.
3. Quiero ser más cariñosa con mi hijo.
4. Deseo que ella lo vea como yo.
5. Quiero que mi padre deje de regañarme como mínimo una vez cada día.
6. Me gustaría ser capaz de levantarme y hablar al menos delante de la gente
que conozco sin sentir este nudo en el estómago.
7. No quiero tener problemas en la escuela.
8. Quiero sacar 1O en todas mis notas de tareas para casa.
9. Me gustaría que mi novia estuviera de acuerdo en mantener relaciones
sexuales cuatro o cinco veces todos lo días.
1O. Quiero ser capaz de decir <<no)> a cualquier petición que me haga mi familia
y no me parezca razonable.
TERCERA PARTE
En esta parte de la postevaluación, presentamos la descripción del caso de un
cliente, Jerry. Suponiendo que Jerry es su cliente, describa las fases que atravesaría
para ayudarle a examinar, seleccionar y definir las acciones deseadas dado el estado
de su problema (Tercer Objetivo del Capítulo). Intente incluir como mínimo 11 de
las 15 categorías que se han descrito en este capítulo para seleccionar y definir las
metas resultantes. Puede hacerlo oralmente por parejas, en pequeños grupos o a
solas. Si decide hacerlo a solas puede escribir sus respuestas para compararlas
posteriormente con el feedback que sigue a la postevaluación.
El caso de Jerry
Jerry Bolwin tiene 52 años y trabaja como jefe en una empresa de publicidad. Lleva 17
años trabajando con esta empresa y necesita seguir otros 12 o 15 años para obtener
una paga abundante en su jubilación. Sin embargo durante los tres últimos años, Jerry
se siente cada vez más insatisfecho con su trabajo en particular y con el mundo de\
trabajo en general. Dice que se siente como si no quisiera nada más que dejar el trabajo
y hacer un viaje a la China en barco de vapor. Jerry está divorciado y ya no tiene
obligaciones económicas que \e vinculan a su ex-mujer y a su único hijo. Sin embargo
manifiesta que le gustaría construir un «nido)) para los hijos de su hijo, porque sus
nietos son muy importantes para él. Reconoce que si abandona la empresa ahora perderá
muchos beneficios de su jubilación. Jerry define su problema como sentirse quemado
de la rutina diaria de ((nueve a cinco)).
FEEDBACK: POSTEVALUAC!ÓN
SEGUNDA PARTE
1. Meta correcta.
2. Meta incorrecta:
a. Cambio no corresponde al cliente.
314
SELECCIONAR Y DERNIR LOS RESULTADOS DESEADOS
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
1O.
b. La meta implica pensamiento mágico.
c. La meta no está operativamente definida.
Meta incorrecta:
c. La meta no está operativamente definida.
Meta incorrecta:
a. Cambio no corresponde al cliente.
b. La meta implica pensamiento mágico e irracional
c. La meta no está operativamente definida.
Meta incorrecta:
a. Cambio no corresponde al cliente.
Meta correcta.
Meta Incorrecta:
b. La meta implica pensamiento negativo e irracion·a1.
c. La meta no está operativamente definida.
Meta incorrecta:
d. La meta se basa en un pensamiento deseable.
Meta incorrecta:
a. Cambio no corresponde al cliente.
b. La meta probablemente no 8s realista por la frecuencia que solicita.
Meta correcta.
TERCERA PARTE
1. En primer lugar, explicar a Jerry el propósito e importancia de la elaboración
de metas.
2. Ayudar a Jerry a expresar la meta o e! cambio deseado en términos positivos.
3. Comprobar con Jeny si la meta que persigue representa cambios que le
corresponden a él y si dichos factores se hallan bajo su control. Probablemente dejar su empleo y/o solicitar una excedencia son cambios que se
hallan bajo su control.
4. Determinar si las ideas de Jerry sobre el cambio son realistas. Parece haber
algo de pensamiento deseable o mágico (navegar a China). Sin embargo, el
grado de realismo que refleja su meta debe ser examinado con él.
5. Ayudar a Jerry a identificar las ventajas o beneficios que obtendrá cuando
logre la meta. Parece que él está pensando en aumentar su tiempo de ocio
como la principal ventaja. ¿Hay alguna otra?
6. Ayudar a Jerry a identificar !as desventajas o !os posibles costes que se
producirán como resultado del cambio. El ha comentado que la pérdida de
!os beneficios económicos es un coste. ¿Existen otros? ¿Los beneficios
percibidos superan los costes?
7. Si las metas de Jerry no son realistas o parece que los costes van a ser
superiores a las ventajas, examinar otras opciones dejando que sea él quien
adopte la decisión final. En este punto, se decide si el terapeuta es capaz o
no de ayudarle.
8. Asumiendo que se es capaz de ayudar a Jerry. Ayudarle a definir sus metas
operativamente, especificando exactamente qué desea hacer, pensar y sentir como resultado.
9. Determinar dónde, cuándo, y con quién va ha ocurrir y
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
315
1O. cuántas veces o con qué frecuencia va ha ocurrir. Una posíbilidad que puede
ser útil para Jerry es elaborar una escala de los cinco posibles resultados,
desde el más desfavorable hasta el más esperado o el mejor posible.
11. Asistir a Jerry en e! examen e identificación de las fases o submetas que
representan las pequeñas aproximaciones hacia la meta global. Ayudarle a
seleccionar actividades prácticas, basadas en sus recursos y que estén de
acuerdo con sus valores.
12. Asistir a Jerry en la secuenciac1ón de las fases en base a la inmediatez y la
dificultad para que sepa qué fase va ha adoptar primero y cuál será la última.
13. Examinar cualquier posible obstáculo que pueda impedir el progreso hacia
la meta final tal como la presencla de ciertos sentimientos, ideas, pensamientos, situaciones, respuestas, personas, información y destrezas.
14. Examinar los recursos que dispone y que le pueden ayudar a completar
satisfactoriatnente las diferentes fases de acción. Al igual que con los obstáculos, el examen de los recursos incluye la presencia o ausencia de ciertos
sentimientos, ideas. pensamientos, situaciones, respuestas, personas y conocimientos o destrezas.
15. Ayudar a Jerry a elaborar un plan para evaluar la ejecución de las fases y del
progreso general hacía la meta, incluida una forma para auto-observarse y
autorreforzarse por la mejoría y un p!an para ayudarle a mantener los cambios
realizados.
10
Evaluación de procesos y resultados
terapéuticos
La parte principal de la terapia implica observar y evaluar los efectos del proceso
terapéutico. Nosotros consideramos la evaluación como un componente fundamental de la terapia. La evaluación de la terapia anima al terapeuta y al cliente e
indica también en qué grado se van adquiriendo las metas terapéuticas. Como
señala Egan,
Los resultados tangibles constituyen la espina dorsal del proceso de refuerzo en la terapia. Para
que el cliente se anime y siga adelante, necesita ver resultados. Por lo tanto, el terapeuta y el
cliente deberían ser capaces de valorar si el programa de acción está siendo aplicado o no y
hasta qué grado, y los resultados de esta aplicación [1975, p. 225]
En los próximos capítulos se hacen múltiples referencias a estudios de investigación análogos y clínicos que demuestran la «efectividad» de los resultados de
una estrategia terapéutica particular aplicada a ciertos problemas clínicos. Estos
estudios son ejemplos de investigación experimental. Los diseños experimentales
que se emplean en los estudios de investigación han sido descritos en diversas
fuentes (Barlow, Hayes & Nelson, 1984; Hersen & Barlow, 1976; Huck, Cormier & Bounds, 1974; Kazdin, 1973b, 1976d, 1980a, 1981). Está fuera del propósito del presente capítulo describir el posible uso y relevancia de los diseños
experimentales. Nuestro objetivo consiste en presentar algunas técnicas prácticas
que puede utilizar el terapeuta para evaluar el proceso y los resultados de la terapia.
Aunque algunas metodologías y esquemas de evaluación presentados son semejantes a los diseños de investigación, el propósito de evaluar la terapia es con
frecuencia diferente de los objetivos de la investigación experimental. La investigación empírica puede considerarse como la búsqueda de la causalidad o «verdad>>.
Por el contrario, la evaluación de la terapia es más un proceso de comprobación
de hipótesis (Shapiro, 1966). Los datos recogidos durante la evaluación se emplean
para tomar decisiones sobre la selección de las estrategias de tratamiento y sobre
318
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
la proporción en que se logran las metas de un cliente. Mahoney ha sintetizado
del siguiente modo el uso del registro de datos para adoptar decisiones sobre el
proceso y los resultados terapéuticos:
El terapeuta más eficiente armoniza con los datos del cliente. No recoge datos por mantener
la apariencia científica o porque lo considera apropiado ... El terapeuta eficiente emplea los
datos para dirigir sus• propios esfuerzos por producir alg6n impacto y ajusta sus estrategias
terapéuticas en base al feedback, independientemente de sus sesgos teóricos o preferencias
procedimentales [l977b, p. 241J.
OBJETIVOS
1. Dada la descripción del caso de un cliente y la descripción de los datos y procedimientos
de evaluación, identificar:
a. Dimensiones de respuesta empleadas con este cliente.
b. Métodos de medición empleados.
c. Tiempos de medición.
2. Dados los ejemplos de datos de auto-observación recogidos durante los períodos de línea
base, tratamiento y postratamiento, realizar los gráficos e identificar las tendencias de los
gráficos.
3. Practicar la evaluación de un resultado real o hipotético, especificando las dimensiones de
la respuesta, los métodos y los tiempos de medida.
DEFINICIÓN Y PROPÓSITOS AL EVALUAR LA TERAPIA
Al evaluar la terapia, el terapeuta y el cliente observan y analizan los cambios
producidos. Existen dos razones para evaluar la terapia. La razón fundamental
consiste en evaluar los resultados terapéuticos. La evaluación permite al terapeuta
y al cliente determinar el tipo, dirección y cantidad de modificación de conducta
(manifiesta o encubierta) que se ha producido en el cliente durante y después de
la terapia. En otras palabras:
Las medidas individuales de cambio se corresponden con tres categorías. En la primera, la
mayoría de las medidas están diseñadas simplemente para comprobar si un cliente ha cambiado
durante el curso de un tratamiento, e.g. valoraciones globales pre-post del nivel de funcionamiento global del cliente o las valoraciones múltiples pre-post de los síntomas del cliente. En
la segunda categoría, y con mucha menor frecuencia, las medidas se diseñan para comprobar
si un cliente cambia por efecto de un tratamiento como en los diseños de sujeto único. En la
tercera categoría, las medidas se diseñan para comprobar si un cliente ha cambiado suficiente
durante el tratamiento para producir una mejoría en su funcionamiento diario [Lloyd, 1983,
p. 56].
Un segundo propósito es evaluar el proceso terapéutico. Los datos recogidos
durante la terapia pueden emplearse para observar si una estrategia sirve al cliente
en la forma diseñada y si un cliente está utilizando exacta y sistemáticamente una
estrategia. Hosford y de Visser (1974) definen la evaluación del proceso terapéutico
como:
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
319
Las observaciones de la conducta de un cliente hacia el final de la terapia pueden compararse
fácilmente con los datos recogidos durante las puntuaciones de Ja línea base si el terapeuta
registra la misma conducta, del mismo modo y durante el mismo período de tiempo que para
las observaciones iniciales. Esto proporciona al terapeuta una medida objetiva del éxito de sus
intervenciones de aprendizaje. Si los datos muestran que se ha producido muy poco cambio,
o incluso ninguno, las estrategias de aprendizaje deberían evaluarse de nuevo y probablemente
modificarse [p. 81].
Aunque la evaluación de la terapia puede ofrecer mucha información sobre el
proceso y los resultados de la misma, naturalmente no suele ser tan rigurosa como
las evaluaciones dirigidas bajo condiciones experimentales controladas. En otras
palabras, una evaluación de la terapia no puede concluir que el cambio del cliente
sea exclusivamente producto de una u otra estrategia. Los resultados de la terapia
pueden estar influidos por otros factores distintos de los específicamente incluidos
en las intervenciones. Estos factores, a veces denominados condiciones «no específicas» o factores «ajenos al tratamiento», pueden contribuir al cambio que se
produce en el cliente. Durante el análisis final, es difícil especificar los posibles
efectos de fuentes de influencia ajenas a la terapia. Algunas de estas fuentes se
describen en el siguiente apartado.
FACTORES AJENOS AL TRATAMIENTO
En la terapia se presentan multitud de factores, algunos independientemente y
otros vinculados con alguna aplicación de una estrategia de intervención y que
pueden influir sobre los resultados terapéuticos. Los factores ajenos al tratamiento
más importantes son: la influencia del terapeuta y de la relación terapéutica, las
características de la demanda, las instrucciones y las expectativas y la posible
reactividad de la medida.
Influencia del Terapeuta y de la Relación
La química de la relación cliente / terapeuta es recíproca: cliente y terapeuta
son fuentes de mutua influencia. Los cambios terapéuticos del cliente pueden ser
el resultado de «aspectos no específicos como la atención, la sugestión y la fe (en
el terapeuta o en sus técnicas) que son comunes en la mayoría de las situaciones
interpersonales» (Paul, 1966, p. 5). Como señala Mahoney (l 977a) los terapeutas
emplean gran cantidad de mensajes persuasivos para animar al cliente a comportarse, pensar o sentir de forma diferente. Hasta tal punto es así que el cliente se
refiere al terapeuta con confianza y respeto por el «poder de sugestión» de éste.
Es decir, se aumenta el valor reforzante del terapeuta. Como se ha comentado en
los Capítulos 2 y 3, algunas condiciones relacionales y variables de influencia
social iniciadas y mostradas por el terapeuta pueden motivar al cliente para que
cambie o se comporte de ciertas formas.
320
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Características de Demanda
Según Orne (1969), las características de la demanda incluyen cualquier señal
que influye sobre la percepción de una persona de su función en un entorno
particular. En el consejo, estas señales no sólo pueden influir sobre la percepción
que un cliente tiene de su rol sino incluso pueden afectar sobre su conducta durante
y entre las sesiones. Por ejemplo, percibir que es muy importante completar sistemáticamente las asignaciones terapéuticas probablemente motivará al cliente a
hacerlo regular y conscientemente. En este ejemplo, la característica de la demanda
conduce al cliente a emplear la terapia de cierta forma, lo que puede influir sobre
el grado y dirección del cambio. Otra característica de la demanda que puede influir
sobre los resultados terapéuticos es el deseo del cliente de agradar al terapeuta.
Esto puede influir de diversos modos sobre la conducta del cliente, desde mejorar
los informes hasta dedicarse seriamente y «trabajar» durante el proceso terapéutico.
Otros factores que pueden influir sobre los resultados terapéuticos mediante la
transmisión de ciertas «exigencias>> son las instrucciones y las expectativas.
Muestra de Instrucciones y Expectativas
La motivación de un cliente para cambiar y trabajar durante el proceso de
cambio está influida también por las instrucciones y las expectativas. Los clientes
que reciben instrucciones detalladas y específicas sobre el consejo y sobre una
estrategia de tratamiento probablemente tenderán a emplearla con más exactitud y
sus autoinformes tendrán menos sesgos (Bootzin, 1972; Nicassio & Bootzin, 1974).
Además, los clientes que reciben instrucciones exigentes que subrayan la importancia de una tarea o conducta pueden responder a la terapia de forma diferente a
como lo haría quien recibe instrucciones poco exigentes (Jacobson, 1981). Martínez
y Edelstein (1977) señalan que la conducta del cliente puede fluctuar, dependiendo
de las instrucciones que reciba y del contexto o situación en el que sea visto o
evaluado.
Los clientes que reciben sugerencias de mejoría terapéutica sin tratamiento
«formal» pueden mostrar mucho mayor progreso clínico (Kazdin, 1973b). Las
expectativas de un cliente sobre la utilidad de una terapia pueden influir significativamente sobre el curso y los resultados de la misma (ver Kazdin & Krouse,
1983; Southworth & Kirch, 1988). Como ha señalado Frank (1961, pp. 70-71),
«parte del éxito de cualquier forma de psicoterapia puede ser atribuida a la capacidad
del terapeuta de movilizar las expectativas del cliente». Si el cliente concede
credibilidad al terapeuta y al tratamiento, pueden aumentar sus esfuerzos por producir el cambio. Algunas investigaciones han hallado que los resultados terapéuticos
mejoran cuando se transmiten expectativas positivas al cliente (Woy & Efran,
1972).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
321
Reactividad de la Medida
Algunos de los procedimientos empleados para medir el cambio terapéutico del
cliente pueden ser reactivos, es decir, el proceso de recogida de datos en sí mismo
contribuye al cambio del cliente. La reactividad puede definirse como los cambios
de conducta que se producen a consecuencia de la observación y registro de la
conducta, a pesar o además de los tratamientos de intervención.
Las técnicas de medición mediante la auto-observación se asocian con grandes
cantidades de reactividad (Barlow et al., 1984; Nelson, Lipinski & Black, 1976b).
Por ejemplo, se pide a un cliente que observe y registre los momentos en que fuma
cigarrillos o tiene sentimientos autopunitivos durante las dos primeras semanas del
consejo antes de emplear ninguna otra estrategia de tratamiento. Al finalizar las
dos semanas, el descenso en la cantidad de cigarrillos fumados y en los pensamientos autopunitivos registrados puede ser sólo aparente incluso aunque el terapeuta no haya aplicado aún ninguna estrategia para ayudar al cliente a reducir estas
conductas. Otros tipos de medidas de cambio, como los tests normalizados, los
cuestionarios y las mediciones de role-play o en laboratorios simulados también
pueden tener cualidades reactivas (Hughes & Haynes, 1978; Lick & Unger, 1977).
Al evaluar el cambio, el terapeuta debería ser consciente de las posibles propiedades
reactivas de las medidas que emplea para hacerlo.
En términos prácticos, la influencia del terapeuta, de las características de la
demanda asociadas a la terapia, de la muestra de expectativas transmitidas al cliente
y de la reactividad de ciertas medidas pueden ser medios para maximizar los cambios
terapéuticos deseados. Sin embargo, desde una perspectiva empírica, estos factores
son en potencia fuentes de influencia confusas cuando se pretende inferir que la
estrategia terapéutica seleccionada fue la única causa del cambio terapéutico. Al
evaluar los efectos del consejo, es recomendable reconocer el posible impacto de
algunas de estas fuentes ajenas al tratamiento que influyen sobre aquellos.
EVALUACIÓN DE LOS RESULTADOS DE LA TERAPIA
El problema del cliente debe definirse claramente y las conductas meta deben
especificarse antes de que el terapeuta ejecute la evaluación. En algunas ocasiones
el problema del cliente o las metas pueden redefinirse y cambiarse. En tales casos,
el método de evaluación, la conducta meta y las dimensiones de respuesta deberán
modificarse para que reflejen la redefinición del problema. Si el método de evaluación de resultados no ha cambiado al redefinirse el problema, la fiabilidad y la
validez de los métodos de evaluación puede ser limitada. La fiabilidad es la consistencia o posibilidad de generalizar la conducta meta. Por ejemplo, el terapeuta
desea saber si un método de evaluación particular generará respuestas consistentes
del cliente si no se aplica ninguna intervención y si el medio natural permanece
estable (R.O. Nelson, 1981, p. 178).
La cuestión principal de la validez de un método de evaluación es si cumple
el propósito que persigue (Cureton, 1951). Existen cuatro tipos de validez: de
322
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
contenido, concurrente, predictiva y de constructo. La validez de contenido responde a la pregunta: ¿El método de evaluación empleado describe la conducta
presente del sujeto? (Livingston, 1977, p. 323) o ¿Evalúa adecuadamente la respuesta de interés para el terapeuta y el cliente? (R.O. Nelson, 1981, p. 178). La
validez predictiva responde a la pregunta: ¿El método de evaluación predice la
conducta futura del cliente? La validez concurrente responde a la pregunta: ¿Las
respuestas del cliente durante las mediciones de la evaluación son iguales que las
respuestas recogidas en el medio natural? La validez de constructo se refiere al
estado del cliente en alguna variable o constructo no observable como la inteligencia, la vergüenza o la introversión. La evaluación de rasgos múltiples (dos o
más categorías de conducta) y los métodos de evaluación múltiple pueden incrementar la fiabilidad y validez de los resultados obtenidos por un cliente. En la
Figura 10.1 se resumen los principales componentes de un procedimiento de evaluación para observar y evaluar los resultados de una terapia. Estos componentes
comprenden cinco dimensiones de respuesta de las conductas de interés, siete
métodos de medición y cuatro períodos para medir dichas dimensiones.
Cuándo Medir:
Tiempo de Medición
Ocurrencia
FIGURA 10.1. Modelo de observación y evaluación de los resultados terapéuticos.
El terapeuta es responsable de preparar los procedimientos de evaluación y
explicárselos al cliente, quien debe actuar como participante activo del proceso de
recogida de datos. El modelo presentado en la Figura 10.1 no trata de mostrar que
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
323
la evaluación de la terapia sea simple o fácil. La evaluación puede ser un proceso
complejo, sin embargo, no creemos que su complejidad debería desanimar los
esfuerzos de los terapeutas por evaluar los cambios terapéuticos.
QUÉ MEDIR: DIMENSIONES DE RESPUESTA
El terapeuta y el cliente están interesados en evaluar el grado en que se ha
logrado la meta definida (R. O. Nelson, 1981). Como el cliente observa normalmente las conductas meta manifiestas y encubiertas, la evaluación de los resultados
terapéuticos depende de la especificación clara de la conducta, nivel y condiciones
de las metas terapéuticas del cliente (ver Capítulo 9). El terapeuta y el cliente
pueden evaluar una o varias metas o conductas de interés dependiendo del número
de cambios que han acordado durante el proceso de definición de metas. Es recomendable que por cada cliente se realicen múltiples mediciones de cada conducta
meta. Las mismas conductas deberían ser evaluadas repetidas veces antes, durante
y después del tratamiento. Además, las mediciones deberían realizarse bajo condiciones estimulares semejantes (R. O. Nelson, 1981). Por ejemplo, si un cliente
registra el grado de intensidad de la tensión muscular tres veces cada día, la
intensidad debería medirse a horas semejantes todos los días de forma que se puedan
hacer comparaciones diarias de los tres períodos de tiempo.
El cliente observa la cantidad o nivel de las conductas definidas. Las cinco
dimensiones más utilizadas para medir la dirección y el nivel de cambio de las
conductas son la frecuencia, la latencia, la magnitud (intensidad) y la ocurrencia.
Un cliente puede emplear una o la combinación de estas dimensiones de respuesta
dependiendo de la naturaleza de la meta, del método de evaluación y de la factibilidad para obtener ciertos datos en particular. R.O. Nelson (1981) recomienda
que las conductas difíciles de registrar sean evaluadas con menor frecuencia. Por
ejemplo, la excitación sexual ante determinados estímulos podría ser evaluada sólo
durante las sesiones de tratamiento (Nelson, p. 169). Las dimensiones de respuesta
deberían ser individualizadas porque varían en el tiempo y el esfuerzo que exigen
a cada cliente.
Frecuencia
La frecuencia refleja el número (cuántas veces, con qué frecuencia) de conductas
amanifiestas o encubiertas y se determina midiendo la conducta cada vez que surge.
La frecuencia se emplea normalmente cuando la conducta es discreta y de poca
duración. Los episodios de pánico o los dolores de cabeza son ejemplos de conductas
que pueden obtenerse a partir de los comentarios escritos en un diario. Por ejemplo,
puede contarse el número de autoenunciados positivos (o negativos) antes y después
de cada trago si se registran en un diario escrito.
324
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Algunas veces la frecuencia debería registrarse en forma de porcentaje. Por
ejemplo, saber el número de veces que surge una conducta puede ser de poco valor
si se desconoce el número de posible ocurrencia. Ciminero, Nelsori y Lipinski
(1977) recomiendan que las medidas de porcentaje se obtengan cuando es importante el número de oportunidades para ejecutar la conducta de interés así como el
número de veces que ocurre realmente la conducta. Por ejemplo, el número de
veces que un cliente con sobrepeso consume pinchos puede ser más significativo
si se expresa en porcentajes. En este ejemplo, el denominador debería reflejar el
número de oportunidades de comer pinchos que tuvo la persona; el numerador, el
número de veces que lo hizo. La ventaja de los porcentajes es que indican sí el
cambio está en función de un aumento o disminución real del número de veces
que surge la conducta o meramente en función del aumento o disminución del
número de oportunidades para ejecutar la conducta. Así pues, un porcentaje ofrece
una información más completa y precisa que un simple número de frecuencia. Sin
embargo, cuando es difícil detectar las oportunidades disponibles, o cuando al
cliente le cuesta mucho recoger los datos, los porcentajes pueden no ser muy
valiosos.
Duración
La duración refleja la extensión de tiempo durante la que se mantiene una
respuesta o una serie de respuestas. Ciminero et al. señala que la medición de la
duración es apropiada siempre que la conducta no sea discreta y se mantenga
durante distintos períodos de tiempo diferentes (p. 198). Pensar en las capacidades
propias durante cierto tiempo, la cantidad de tiempo destinado a una tarea o a una
persona, el período de tiempo dedicado a pensamientos depresivos y la cantidad
de tiempo que duran los sentimientos de ansiedad son ejemplos que pueden medirse
con contadores de duración.
Latencia
Otro tipo de medida de duración es la observación de la latencia de una respuesta
específica. La latencia es la cantidad de tiempo que transcurre antes de aparecer
la respuesta o la conducta. El número de minutos antes de dormirse es un ejemplo
de respuesta de latencia. Otro es la cantidad de tiempo que transcurre antes de
revelar información sobre uno mismo a otra persona o a un grupo. Las medidas
de duración y latencia pueden emplearse juntamente. Por ejemplo, un cliente puede
registrar tanto la latencia de sus autorrevelaciones como la duración de dichas
respuestas en una situación de grupo. Observar la latencia de una respuesta proporciona información útil sobre la conducta de interés incluso aunque los datos no
siempre sean precisos. Por ejemplo, los clientes, a menudo sobrestiman la latencia
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
325
de sueño. Si el cliente puede obtener esta información con ayuda de un reloj, los
datos probablemente serán más·· exactos.
Los contadores de frecuencia, los porcentajes, la duración y las latencias pueden
obtenerse de dos formas: mediante el registro continuo y mediante el muestreo
temporal. Si el cliente puede obtener datos cada vez que ejecuta una conducta,
entonces el cliente recoge datos continuamente. Algunas veces el registro continuo
es imposible, particularmente cuando la conducta ocurre con mucha frecuencia o
cuando su inicio y finalización son difíciles de determinar. En tales casos, un
procedimiento de muestreo temporal puede ser más práctico. En el muestreo temporal, un día se divide en intervalos iguales de tiempo: 90 minutos, 2 horas o 3
horas por ejemplo. El cliente presta atención a la frecuencia o duración de la
conducta sólo durante intervalos seleccionados al azar. Al emplear el muestreo de
intervalos, se deberían recoger datos durante tres intervalos diarios como mínimo
para que se registre información representativa y no sesgada. Una variación del
muestreo temporal consiste en dividir el tiempo en intervalos e indicar la presencia
o ausencia de la conducta durante cada intervalo, «todo o nada» (Mahoney &
Thoresen, 1974, p. 31). Si surge la conducta durante el intervalo se registra un sí;
si no surge se señala que no. El muestreo temporal es menos preciso que los
registros continuos de la frecuencia o duración de una conducta, pero proporciona
una estimación de la misma y puede ser un buen sustituto para observar las respuestas no discretas o de frecuencia alta (Mahoney & Thoresen, 1974).
Intensidad
La intensidad o grado de una conducta puede evaluarse mediante una escala
de valoración. Por ejemplo, la intensidad de los sentimientos de ansiedad puede
medirse con puntuaciones desde l (no ansioso) hasta 5 (pánico). Cronbach (1984)
sugiere tres modos de disminuir las fuentes de error asociadas a menudo con las
escalas de valoración. En primer lugar, el terapeuta debería estar seguro de que lo
que se va a valorar ha sido bien definido y especificado en el lenguaje del cliente.
Por ejemplo, si un cliente va a valorar los pensamientos depresivos, el terapeuta
y el cliente especifican mediante ejemplos qué constituye un pensamiento depresivo
(«Nada me sale bien», «No puedo hacer nada bien»). Estas definiciones deberían
ajustarse a cada cliente en base al análisis de la conducta problemática del cliente
y de las condiciones contribuyentes.
En segundo lugar, las escalas de valoración deberían diseñarse para que incluyan
una descripción de cada punto de la escala. Por ejemplo, los episodios de sensaciones de ansiedad en determinados entornos pueden valorarse mediante una escala
de 5 puntos donde 1 representa escasa o ninguna ansiedad, 2 algo de ansiedad, 3
moderadamente ansioso, 4 fuertes sentimientos de ansiedad y 5 ansiedad grave.
En tercer lugar, las escalas de valoración deberían ser unidireccionales, empezando por O ó 1. No deberían incluir puntos negativos (valores inferiores a O).
Además el terapeuta debería considerar el número de puntos mientras elabora la
326
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
escala (4 puntos como mínimo pero no más que 7). Una escala con menos de 4
puntos puede limitar la capacidad de la persona para discriminar las intensidades
mientras que una escala de más de 7 puntos puede ofrecer valoraciones no fiables
porque exige demasiada discriminación al cliente.
Ocurrencia
La ocurrencia se refiere a la presencia o ausencia de las conductas de interés.
Se pueden utilizar cuestionarios para registrar la ocurrencia de determinadas conductas, estos son semejantes a las escalas de valoración. La diferencia básica
consiste en el tipo de valoración que se haga. En una escala de valoración, la
persona puede señalar el grado en que la conducta está presente; un cuestionario
de registro describe una muestra o serie de conductas que produce un cliente. Los
cuestionarios evalúan la capacidad del cliente para «emitir una conducta particular
bajo detenninadas condiciones» (Walls, Wemer, Bacon & Zane, 1977, pp. 7980). Por ejemplo, suponga que un terapeuta emplea el modelado participativo como
estrategia de tratamiento para enseñar a una persona las destrezas de entrevistas
laborales. Las conductas verbales y no verbales asociadas con la demostración de
las destrezas adecuadas en la entrevista laboral pueden incluirse en un cuestionario
de registro. Si el cliente muestra una conducta particular en una situación simulada,
apuntará una señal en el registro de la conducta. El cuestionario de registro también
puede usarse junto con contadores y escalas de valoración de la frecuencia y la
duración.
Como instrumento de evaluación, los cuestionarios de registro pueden ser útiles,
especialmente cuando los puntos de referencia de la lista están claramente definidos
y son representativos del dominio de ejecución que se evalúa. En el ejemplo
anterior, el cuestionario de destrezas observables en las entrevistas de trabajo podría
ser un instrumento útil. Walls et al. (1977, pp. 90-146) ofrecen una revisión de
166 cuestionarios de conducta.
Cualquiera de estas cinco dimensiones de respuesta pueden usarse para evaluar
la magnitud y la dirección del cambio reflejado en las conductas meta. En el
próximo apartado se comenta cómo pueden recoger el terapeuta y el cliente la
información que va ha ser empleada para la evaluación de los resultados terapéuticos.
CÓMO MEDIR: MÉTODOS DE MEDICIÓN
Existen como mínimo siete métodos para que el terapeuta y el cliente puedan
medir el progreso hacia los resultados deseados: las entrevistas, la auto-observación,
las autovaloraciones, los inventarios de autoinforme, el role-play, la capacidad
imaginativa y las medidas psicológicas. Cualquiera de estos siete métodos o su
combinación puede usarse para comprobar si se van consiguiendo las metas deseadas.
ESTRATEGIAS DE ENlREVISTAS PARA TERAPEUTAS
327
Entrevistas
Como hemos descrito en capítulos anteriores, la entrevista es un instrumento
útil para recoger información sobre los problemas de los clientes y para definir las
metas de éstos. La entrevista también puede usarse para evaluar informalmente el
grado en que se van logrando las conductas meta. El terapeuta puede emplear la
entrevista como método de medición como mínimo, de dos formas diferentes. En
primer lugar puede hacer uso de guías abiertas para que el cliente proporcione
autoinformes sobre su progreso en dirección a la meta deseada. Las mismas guías
que sugerimos para la definición de problemas y metas pueden aplicarse con este
fin. Las guías para determinar la intensidad del problema (Capítulo 8) y para
especificar los cambios deseados (Capítulo 9) son especialmente idóneas para
obtener las descripciones verbales del cliente sobre el progreso terapéutico. Probablemente, si ocurren no se producen imprevistos, el cliente indicará que la
extensión y gravedad del problema va descendiendo según se introducen y aplican
las estrategias terapéuticas.
La segunda forma de aplicar la entrevista para recopilar datos consiste en grabar
al azar determinadas entrevistas al principio, en la fase media y hacia el final del
proceso. El terapeuta u otra persona encargada de la valoración puede analizar
algunos segmentos de estas grabaciones o las sesiones completas en base a las
dimensiones de respuesta verbal del cliente que son representativas de las metas
terapéuticas. Por ejemplo, si la meta del cliente es reducir los pensamientos depresivos, definidos como pensamientos del tipo a «La vida es absurda», «Mi vida
no merece la pena» o «Nada me sale bien en la vida», estas verbalizaciones
operacionalmente definidas pueden ser contabilizadas y valoradas en las grabaciones de las entrevistas. Las afirmaciones positivas tales como «Ahora aprovecho
mejor la vida», «Me voy dando cuenta de que tengo algún valor como persona»
o «Ya han empezado a sucerderme buenas cosas», también pueden contabilizarse.
Según avanza la terapia, si el cliente progresa hacia la meta deberían disminuir las
afirmaciones negativas en las sesiones de entrevista y aumentar las afirmaciones
positivas.
Ventajas. La entrevista es probablemente el método más fácil y accesible para
recoger la información que se precisa (Haynes & Jensen, 1979). Es un método
cuyo coste es «relativamente bajo» y que requiere poco esfuerzo y tiempo extra
del terapeuta o del cliente. También es una buena forma de obtener las percepciones
del cliente sobre el valor del progreso terapéutico. Estas percepciones pueden ser
especialmente importantes cuando el cliente opina que la terapia le ayuda (o le
perjudica) pero dichas opiniones no están sustentadas por ningún dato cuantitativo.
Las entrevistas también pueden aportar más información y una mayor flexibilidad
que los inventarios y los cuestionarios de autoinforme, así como facilitar la recogida
de información completa y precisa de aquellos clientes analfabetos o menos cultos
(Jayaratne & Levy, 1979).
328
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Desventajas. La entrevista es la forma menos sistemática y menos estandarizada
para recoger información. Los datos resultantes de la misma son a menudo imprecisos e inespecíficos. Por ejemplo, el cliente es capaz de registrar la duración
del cambio (aumento o disminución, positivo o negativo) pero no el nivel exacto
de cambio (aumenta o disminuye dos veces al día, tres horas por semana, etc.).
Otra desventaja de la entrevista hace referencia a la fiabilidad de las verbalizaciones
del cliente, porque la información obtenida en la entrevista se basa en la memoria
y además es retrospectiva (Kendall & Hollon, 198!). Si la entrevista es el único
método empleado para las mediciones, el terapeuta deberá confiar totalmente en
los informes de mejoría del cliente. Siempre existe el riesgo de que algunos clientes
manifiesten sentirse mejor o haber logrado la mejoría deseada sólo para satisfacer
al terapeuta (Okun, 1987).
Haynes y Jensen ( l 979) enumeran múltiples fuentes de posibles errores y sesgos
en las entrevistas. Estas fuentes son más comunes en las entrevistas no estructuradas
y se refieren a variables como las diferencias de raza, sexo o clase social entre el
entrevistador y el cliente, el conocimiento del entrevistador de la clasificación del
cliente, el tipo de información que se solicita y las características del entrevistado
(edad, grupo de población, etc.).
Consejos para su aplicación. El método de entrevista puede ser un instrumento
de evaluación si se utiliza de las siguientes formas:
l. El terapeuta debería establecer por adelantado algunas guías estructuradas de final abierto
para obtener las descripciones del progreso del cliente. Estas guías deberían incluir las
indicaciones del cliente de la extensión y gravedad presente del problema y de qué modo
ha variado éste desde el inicio de la terapia.
2. Estas guías de entrevista deberían utilizarse en múltiples instantes del proceso terapéutico;
el terapeuta debería plantear las mismas guías en cada uno de estos «momentos de muestreo».
3. Cuando sea posible, el terapeuta debería complementar las guías de entrevista con las
valoraciones de diversos segmentos de entrevistas grabadas que hacen referencia a las dimensiones de la conducta verbal de la meta deseada.
Auto-observación
La auto-observación es un proceso de observación y registro de aspectos de la
propia conducta manifiesta o encubierta (Kazdin, 1974f). La auto-observación
puede emplearse de tres modos diferentes en los procesos terapéuticos: para definir
los problemas del cliente (ver Capítulo 8), para aumentar o disminuir las conductas
de interés (ver Capítulo 19) y para evaluar los efectos de la terapia. En este capítulo
nos referimos a la auto-observación como método de evaluación. El cliente aplica
la auto-observación con el propósito de recopilar información cuantitativa (frecuencia, latencia, duración o intensidad) para evaluar las conductas meta. La
observación no sólo implica contar el número de veces que se produce la conducta
sino también registrarlo con papel y lápiz, mediante contadores mecánicos o con
ayuda de dispositivos electrónicos (Ciminero et al., 1977).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEITTAS
329
Ventajas. Este método ofrece múltiples ventajas como forma para recoger
información sobre los progresos del cliente en dirección a las conductas meta. La
auto-observación o el recuento de los sucesos que acontecen en el entorno diario
del cliente, puede tener más validez concurrente que muchos otros procedimientos
de recogida de información (Lick &Unger, 1977). En otras palabras, la autoobservación puede proporcionar datos que se aproximan más a las metas terapéuticas
que otras medidas como los inventarios o los instrumentos estandarizados. Además,
la validez predictiva de la auto-observación puede ser muy superior a la de otros
métodos de medición a excepción de la observación directa (Mischel, 1968). Como
explica McFall (1977b), «El mejor modo de predecir la conducta futura de un
individuo en una situación particular consiste en observar su conducta pasada en
la misma situación, pero la siguiente mejor forma consiste simplemente en preguntar
a la persona cómo se comporta normalmente en esa situación» (p. 199). La autoobservación también proporciona una muestra representativa y global de las conductas en el entorno del sujeto. La auto-observación es relativamente objetiva.
McFall señala que es más objetiva que los autoinformes verbales o informales,
principalmente porque «empuja a los sujetos a aplicar una estructura formal para
su auto-observación e informes» (p. 199). Finalmente, la auto-observación es flexible. Puede ser usada para recoger información sobre índices de cambio encubiertos
o fisiológicos así como conductas más observables (Lick & Katkin, 1976, p. 183).
Desventajas. La auto-observación no debería ser empleada con los clientes que
tienen dificultades de observación a consecuencia de la intensidad o naturaleza
diagnóstica de su problema o de la medicación que recibe. Kazdin (1974f) señala
que algunos clientes no observan con la misma precisión que otros. Además, no
todos los clientes estarán dispuestos a auto-observarse (Ciminero et al., 1977).
Algunos clientes pueden resistirse a recoger información continua o cuantificable.
La auto-observación puede ser un método de «elevado coste» para el cliente por
el tiempo y el esfuerzo que requiere hacer registros tan frecuentes de la conducta
meta. Por último, como instrumento de evaluación, la información procedente de
la auto-observación está sujeta a dos posibles problemas: la reactividad y la fiabilidad.
Corno se ha sugerido anteriormente en este capítulo, el principal problema
asociado a la medida de autoinforme es la posible reactividad. El simple hecho de
observarse a sí mismo y la propia conducta puede producir un cambio en la
misma. Sin embargo, también se puede pensar que otros métodos de recogida de
datos como los cuestionarios, las evaluaciones del role-play, etc. están también
sujetas a la reactividad y la falta de validez del mismo modo que los procedimientos
de autoinforme (Lick & Unger, 1977) y como advierte Mahoney (1977b, p. 243),
los efectos reactivos de la auto-observación son frecuentemente «variables» y «de
poca duración».
Otro problema asociado a la auto-observación es la fiabilidad, consistencia y
exactitud con que el cliente registra y expresa esos datos. Algunos autores plantean
que los sujetos no recogen ni manifiestan la información referente a sí mismos de
330
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
forma fiable, especialmente cuando saben que nadie va ha comprobar sus observaciones (Barlow et al., 1984; Lipinski & Nelson, 1974). La fiabilidad de los
autoinformes parece ser un problema fundamentalmente cuando las conductas de
interés no son fácilmente discriminables.
La reactividad y la fiabilidad pueden influir sobre el uso de la auto-observación
como método de medición. Como señala Nelson (1977), la reactividad potencial
de la auto-observación debería ser maximizada para el cambio terapéutico y minimizada para la evaluación. al utilizar la auto-observación como única estrategia
terapéutica (Capítulo 19), la necesidad de fiabilidad no es tan crítica como cuando
la auto-observación es un método de diagnóstico o de evaluación. Sin embargo,
para su empleo como método de medición es fundamental la transmisión exacta
de los datos registrados. En el próximo apartado se describen algunos consejos
para favorecer la precisión de la auto-observación del cliente.
Consejos para su aplicación. Existen ocho factores que pueden emplear el
terapeuta y el cliente para favorecer la exactitud de la auto-observación como
procedimiento de recogida de datos. Muchos de estos han sido revisados por McFall
(1977b).
1. Las conductas a observar deberían estar definidas claramente para que no exista ambigüedad
sobre lo que debe observarse y registrarse. La fiabilidad de la auto-observación puede
incrementarse si las conductas a observar están bien definidas y son fácilmente discrimlnablcs
(Lick & Unger, 1977; Simkins, 1971). Hawkins y Dobes (1977) sugieren tres criterios para
una definición apropiada de la respuesta: objetiva, clara y completa. Por ejemplo, un cliente
debería ser instruido para observar determinadas respuestas asociadas con la agresividad en
vez de registrar solamente «respuestas agresivas». En este caso, el cliente puede observar
y registrar aspectos como elevar el tono de voz por encima del tono normal de conversación,
golpear a otra persona o emplear expresiones verbales hostiles. Normalmente cualquier
definición de la conducta de interés debería ir acompañada de ejemplos para que el cliente
discrimine los aspectos que deben ser registrados de aquellos que no incluyen ninguna
conducta de interés.
2. Conseguir que el cliente se comprometa verbalmente o por escrito a llevar a cabo la autoobservación puede incrementar la conformidad en la tarea de !a auto-observación (Levy,
1977).
3. La precisión del informe de un cliente puede incrementarse si el cliente registra las conductas
de interés inmediatamente después de que sucedan (Frederiksen, Epstein & Kosevsky, 1975).
4. Bootzin (1972) y Nicassio y Bootzin (1974) sugieren que aumentar la especificidad de la
auto-observación puede eliminar cualquier posible sesgo del cliente derivado del autoinforme.
El terapeuta debería especificar los procedimientos de qué, dónde, cuándo, cómo y durante
cuánto tiempo deben realizarse los informes de las conductas. McFall ( 1977b, p. 200) señala
que «mientras más sistemático sea el método [de auto-observación], más fiable y preciso
tenderá a ser».
5. La fiabilidad del registro puede incrementarse cuando los clientes hacen prácticas de registros
objetivos (Nelson, Lipinski & Boykin, 1978). Mahoney (1977b, p. 252) subraya que una
cliente a quien había pedido que registrara el consumo de dulces le preguntó: «¿,Y qué sucede
cuando como tres caramelos a la vez, esta es una o tres respuestas?». Consecuentemente
Mahoney recomienda que los clientes practiquen Ja auto-observación antes de abandonar la
sesión. El propone la siguiente secuencia de entrenamiento:
l. Proporcionar definiciones y ejemplos explícitos de la(s) conducta(s).
2. Proporcionar instrucciones de auto-observación explícitas.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
331
3. Ilustrar la recogida de datos con una muestra (modelo), posiblemente propia.
4. Pedir al cliente que repita las definiciones y las instrucciones.
5. Hacer que el cliente practique u observe a modo de prueba aspectos que usted le describe
[p. 252].
6. La auto-observación no debería ser demasiado exigente para el cliente. Algunas veces, un
cliente reacio a auto-observarse puede ser animado si las demandas son mínimas (Mahoney,
1977b). Un cliente puede desanimarse o sus registros pueden ser poco exactos si se le pide
que observe muchas conductas al mismo tiempo, sin embargo debería auto-observar como
mínimo una dimensión de la respuesta asociada a la conducta meta; progresivamente pueden
añadirse otras dimensiones de la respuesta. Si es posible, los clientes deberían ser instruidos
para hacerlo en directo, esto es, cuando aparecen las conductas en vez de cumplimentar los
registros al finalizar el día dependiendo así de la memoria retrospectiva.
7. La precisión de los datos procedentes de la auto-observación se incrementa cuando el cliente
es consciente de que la veracidad de sus datos va ha comprobarse con su permiso. Por
ejemplo, un padre o un cónyuge puede observar algunos aspectos de la conducta meta de
su hijo o esposa para compararlos posteriormente con aquellos recogidos en la auto-observación (R.O. Nelson, 1981).
8. El terapeuta puede verse en la necesidad de «vender» al cliente la importancia del proceso
de auto-observación y de su precisión con el propósito de motivarle. El terapeuta puede
indicar que los autorregistros proporcionan a ambos, cliente y terapeuta, el conocimiento
de !os parámetros variables del problema, las posibles estrategias de tratamiento y la medida
en que se alcanzan las metas terapéuticas. La precisión de los informes también puede
aumentarse motivando al cliente para que proporcione datos objetivos (McFall, l 977b; R.O.
Nclson, 1981) y cuando el terapeuta presiona al cliente para que los datos manifestados sean
honestos e íntegros (Bomstein, Hamilton, Carmody, Rychtarik & Veraldi, 1977).
Autovaloraciones
Las autovaloraciones se emplean para evaluar la magnitud o intensidad del
estado subjetivo del cliente. Las escalas de valoración pueden establecerse con
diversas gradaciones (por ejemplo, 1-5, 0-IOO). Anteriormente se han presentado
ejemplos para medir con una escala de 5 puntos, el estado de ánimo del cliente
antes y después de cada ingesta (Fremouw & Heyneman, 1983), la gravedad de
los dolores de cabeza con escalas de 6 puntos (Blanchard, Theobald, Williamson,
Silver & Brown, 1978), y los estados de ánimo generales en base a escalas de 0100 (Kendall & Hollon, 1981). Sherman y Cormier (1972) han aplicado la escala
de Unidades Subjetivas de Irritación (USI) con una puntuación de O a 100 para
autovaloraciones de las interacciones interpersonales con profesores, estudiantes y
miembros de Ja familia. Las autovaloraciones pueden ser usadas en las sesiones
terapéuticas o en el medio natural, pueden aplicarse a determinadas personas, en
ciertos momentos o en intervalos al azar durante un período de 24 horas.
La Tabla IO. l ilustra dos ejemplos de autovaloraciones. El modelo empleado
para la gravedad de los dolores de cabeza (Blanchard et al., 1978) puede usarse
cada vez que estas ocurren a lo largo del día. Las valoraciones de las sesiones
terapéuticas de Orlinsky y Howard (1965) incluyen las valoraciones del cliente
sobre el progreso realizado durante la sesión y sobre lo que el cliente siente haber
conseguido en la sesión.
332
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Ventajas. Las autovaloraciones son aplicables por tres razones diferentes: (1)
recogen datos subjetivos sobre el estado de ánimo, sentimientos, tensión y conducta
del cliente, (2) son individualizadas para cada problema particular del cliente y (3)
son fáciles de administrar e interpretar y pueden ayudar al cliente y al terapeuta a
centrarse en el problema específico.
Desventajas. Algunos problemas derivados de las escalas de autovaloración
hacen referencia a su susceptibilidad a la selección, demanda o expectativa y
deseabilidad social. Además, las autovaloraciones no están estandarizadas y disponen de normas, fiabilidad y validez indeterminadas.
Consejos para su aplicación. El terapeuta debería tener en cuenta tres aspectos
antes de aplicar las autovaloraciones a la recopilación de datos sobre las conductas
meta:
l. El terapeuta y el cliente deberían definir y especificar en el lenguaje del cliente lo que va
a valorarse. Las valoraciones de sentimientos, pensamientos o conductas deberían basarse
en la conducta de interés de cada cliente.
2. Se debería describir cada punto de la escala de valoración para que no exista ambigüedad
sobre ninguno de los puntos.
3. Se deberían aplicar las autovaloraciones individualizadas consistentemente en cada punto
del proceso evaluativo.
Inventarios de Autoinforme
Los inventarios de autoinforme pueden centrarse en los informes del cliente de
cualquier conducta manifiesta particular, en la ansiedad o en las percepciones del
medio (Goldfried, l 976a), Los inventarios varían desde un enfoque global por
ejemplo el MMPI, (Butcher, Dahlstrom, Grabam, Tellegen & Kaemmer, 1989),
el SCL-90, Cuestionario de Síntomas (Derogatis, Rickels & Rock, 1976), hasta
aquellos con un enfoque más específico como el RAS, Escala de Asertividad de
Rathus, (Rathus, l 973) o el Al, Inventario de Asertividad, (Gambrill & Richey,
l 975). Otro ejemplo de inventario con enfoque específico es el FSS (Wolpc &
Lang, 1964). Watson y Friend (1969) han elaborado dos inventarios de ansiedad
el SADS, Escala de Ansiedad y Evitación Social, y el FNES, Escala de Temor y
Evaluación Negativa. Locke y Wallace (1957) elaboraron el MAT, Test de Ajuste
Marital para parejas en procesos terapéuticos, LoPiccolo y Steger (1974) crearon
el Sil, Inventario de Interacción Sexual y el BDI, Inventario de Depresión de Bcck
(Beck, Ward, Mendelson, Mock & Erbaugh, 1961) se elaboró para evaluar a los
clientes depresivos. Moods ( 1972) ha creado inventarios para evaluar el entorno
social de la persona. Cautela ( 1977, l 981) ha creado inventarios y cuestionarios
para diversos problemas que·presentan los clientes. Estos inventarios de autoinforme
se emplean para medir los informes de las conductas abiertas y encubiertas así
como los rasgos globales (Cautela, 1977, 1981). Los cuestionarios descriptivos y
333
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
los instrumentos de síntesis de autoinformes para estas y otras áreas han sido
aportados por Bellack y Hersen (1977), Haynes (1978), Haynes y Wilson (1979),
Nelson y Hayes (1979) y Tasto (1977). Los inventarios de autoinforme se emplean
para evaluar el progreso del cliente (resultados) antes, durante y después de la
terapia.
TABLA 10.1. Ejemplos de autovaloraciones: intensidad del dolor de cabeza y sesión
terapéutica.
Intensidad de los dolores de cabeza
O = Dolor no presente.
l = Consciente del dolor sólo cuando se le presta atención.
2 = Dolor medio, podría ignorarse algunas veces.
3 = Dolor molesto, pero se puede trabajar.
4 = Dolor intenso, dificultad para concentrarse, sólo puede realizar tareas sencillas.
5 = Dolor muy intenso, incapacidad para trabajar.
Sesión terapéutica
¿Cuánto cree que ha mejorado con respecto a sus problemas durante esta sesión? (Rodee
una alternativa).
l. Mucho progreso.
2. Progreso considerable.
3. Progreso moderado.
4. Algo de progreso.
5. Nada de progreso.
6. En algunos aspectos mis problemas parecen haber empeorado a lo largo de la sesión.
¿Qué cree que ha conseguido durante esta sesión? (Rodee la respuesta más adecuada
para cada ítem).
Algo
Mucho
o
2
3
o
2
3
o
o
2
2
3
o
2
3
o
2
3
o
2
3
Nada
Siento que he conseguido;
• Ayuda para hablar de lo que realmente me
preocupa
• Consuelo para la tensión y los sentimientos
desagradables
• Mayor comprensión de las razones que
sustentan mi conducta y sentimientos
• Seguridad y confianza en lo que hago
• Confianza para intentar hacer las cosas de
otro modo
• Más capacidad para sentir lo que siento, para
saber lo que quiero
• Ideas para mejorar mi trato con las personas
y el manejo de los problemas
Poco
3
Ventajas. Bellack y Hersen (1977, p. 55) señalan que los inventarios de autoinforme son convenientes para: recoger datos sobre la conducta manifiesta y
encubierta del cliente y para obtener datos sobre la evaluación subjetiva que hace
334
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
la persona en base a estas conductas. Como señalan Lick y Katkin (1976, p. 179),
los inventarios son relativamente sencillos de administrar, requieren poco tiempo
para su cumplimentación y pueden ser útiles para que el terapeuta y el cliente
identifiquen material clínico importante. Los inventarios de autoinforme normalmente disponen de normas, cierta fiabilidad y validez y son sencillos de interpretar.
Desventajas. Uno de los problemas que presentan los inventarios de autoinforme es que no miden las conductas particulares de un cliente. Por ejemplo, los
ítems de un inventario pueden no ser representativos de las conductas de interés
en relación al temor, asertividad, depresión o ansiedad. Otra de las desventajas
hace referencia a la terminología que emplean para la descripción de los ítems y
que puede estar sujeta a diversas interpretaciones (Cronbach,1984). Las respuestas
de los inventarios pueden estar sesgadas a consecuencia de los efectos de la práctica,
la reactividad, las características de demanda o la falsificación del cliente (R.O.
Nelson, 1981). Las propiedades psicométricas de los inventarios de autoinforme,
a saber, la fiabilidad, la validez de contenido y validez concurrente y las normas
no siempre están establecidas para cualquier grupo de clientes o problemas (Jayaratne & Levy, 1979; Nelson, 1981; Nelson & Hayes, 1979). Por último, la
lectura y comprensión de algunos inventarios puede ser difícil para los clientes
cuyo entorno educativo es limitado (Dentch, O'Farrell & Cutter, 1980).
Consejos para su aplicación. Al seleccionar los inventarios de autoinforme,
las siguientes recomendaciones pueden ayudar al terapeuta:
1. Seleccionar instrumentos que han sido usados y validados con más de una población. Como
señalan Bellack y Hersen. «Aunque los datos derivados de los estudios con estudiantes
voluntarios son de interés académico, con mucha frecuencia su valor es limitado si se
comparan con la situación clínica del entorno aplicado» (l 977, p. 75). Sin embargo. los
inventarios de autoinforme que se emplean para evaluar las conductas meta quizá no requieran
más validación que el acuerdo entre lo que dice o hace el cliente con lo que realmente
ocurre. Por ejemplo, determinados ítems extraídos de la Escala de Depresión de Beck (Beck,
1972), administrados diariamente, proporcionan datos continuos sobre las respuestas individuales a los ítems referentes a la depresión. No es preciso «interpretar>> o «puntuar» las
respuestas en base a la escala nonnaL
2. Seleccionar los inventarios donde la terminología de los ítems o las preguntas es objetiva y
está relacionada específicamente con los problemas del cliente. Un inventario puede tener
más significado cuando los términos reflejados en los ítems se definen explícitamente (Bellack & Hersen, 1977, p. 58).
3. Seleccionar los inventarios cuyas posibilidades de respuesta sean, de alguna forma, cuantificables y poco ambiguas. Términos como siempre, rara vez o difícilmente o puntos a lo
largo de una línea continua como «de l a 7» deberían estar claramente definidos (Cronbach,
1984).
Role-Play
El role-play puede ser un instrumento útil para evaluar la conducta del cliente.
El procedimiento consiste en escenas diseñadas por el terapeuta para provocar la
aparición de conductas y evaluar la ejecución del cliente de las conductas meta.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
335
El role-play puede grabarse en video cuando se realiza en el despacho del terapeuta
o en el medio natural del cliente con la presencia de otros estímulos o personas.
Por ejemplo, el role-play con estímulos o «situaciones imaginarias» (Barlow et al.,
1984) puede usarse con clientes fóbicos o temerosos de algunas situaciones u objetos
particulares como el sillón del dentista, los automóviles, el agua, los ascensores,
las arañas o la oscuridad. Las escenas de role-play también pueden crearse para
evaluar conductas interpersonales como las que se producen entre los padres y los
hijos, en las situaciones de conflictos maritales, de conflictos laborales o entre
colegas.
Las autovaloraciones y los cuestionarios pueden usarse para evaluar la conducta
del cliente durante el role-play. Estas autovaloraciones o cuestionarios deberían
especificar las principales dimensiones de respuesta de cada resultado esperado o
conducta meta. Por ejemplo, los clientes pueden valorar el grado de aprehensión
sentido durante el role-play en base a una escala de O a 100. Normalmente, el
terapeuta puede evaluar la presencia o ausencia de determinadas conductas verbales
o no verbales asociadas a la ansiedad (o a su inexistencia). El terapeuta puede
pedir al cliente que participe en el role-play antes, durante y después de una
intervención terapéutica. Las evaluaciones de la conducta meta que se realizan
mediante el role-play pueden ser útiles como complemento de las auto-observaciones, la capacidad imaginativa y los inventarios de autoinforme.
Ventajas. Las evaluaciones realizadas mediante los role-play presentan algunas
ventajas. En primer lugar, la observación directa de la conducta verbal y no verbal
del cliente requiere poca inferencia (Barlow et al., 1984). En segundo lugar, las
evaluaciones de las conductas meta que se realizan mediante el role-play pueden
ser fácilmente dirigidas por el terapeuta tanto en el medio clínico como en el
entorno natural del cliente y en las situaciones repetidamente estresantes. Así, como
señalan Lick y Unger (1977), las evaluaciones realizadas de este modo constituyen
el «contexto ideal» para llevar a cabo «evaluaciones objetivas en multicadena» de
las respuestas del cliente a los estímulos problemáticos y proporcionan un registro
amplio de las respuestas del cliente (p. 301).
Desventajas. El role-play como procedimiento de evaluación presenta múltiples
desventajas. Las escenas de role-play deben estar cuidadosamente diseñadas para
que dispongan de la validez externa necesaria, es decir, para que proporcionen los
datos objetivos sobre la conducta del cliente en el medio natural. Las evaluaciones
que se realizan mediante el role-play pueden imponer al cliente «Contrariedades
artificiales» (McFall, l977a, p. 162). El terapeuta debe ser consciente de que las
ejecuciones del cliente incluso en las pruebas bien elaboradas de role-play con
variedad de escenas o situaciones estimulares pueden no corresponderse con el
comportamiento del cliente en el medio real. Kazdin, Matson y Esveldt-Dawson
(1984) encontraron que el role-play de las habilidades sociales entre los niños no
presentaba la suficiente validez concurrente. Además, la ejecución del cliente podía
verse afectada por la presencia del terapeuta (u otra persona) y por el mismo hecho
336
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
de saberse observado (Lick & Katkin, 1976; Lick & Unger, 1977). Las pequeñas
variaciones en las escenas del role-play. las características de la demanda, las
instrucciones y los conceptos teóricos presentados al cliente influyen sobre la validez
de las respuestas obtenidas (Galassi & Galassi, 1976; Higgings, Frish & Smith,
1983; Hopkins, Krawitz & Bellack, 1981; Kern, 1982; Kern, Miller & Eggers,
1983; Lick & Unger, 1977; Mahoney & Kern, 1983; Martínez & Edelstein, 1977;
Orne, 1969).
Consejos para su aplicación. Cuando el terapeuta desee aplicar un role-play
para recoger datos sobre las conductas meta debe tener en cuenta tres aspectos
fundamentales:
1. Se deberían elaborar diversas escenas de role-play tan semejantes a la realidad como sea
posible para aproximarse al número de situaciones del entorno natural del cliente. Las escenas
deberían aproximarse a las situaciones reales hacia las que va enfocada la conducta meta.
Esto es importante porque, en realidad, los clientes deben manejar una variedad de situaciones
estimulares que requieren respuestas con diferentes dimensiones.
2. Las escenas usadas para el role-play deberían elaborarse en base al análisis individual de
las situaciones problemáticas que encuentra cada cliente. Lick y Unger (1977, p. 302)
recomendaban que el terapeuta debería favorecer que el cliente identifique la serie de situaciones problemáticas de «mayor relevancia» en la vida del cliente. Las evaluaciones con
role-play pueden replicar algunas de estas escenas. Basar el role-play en el análisis individual
pennite que la evaluación no malinterprete o deje de incluir las principales dimensiones a
las que el cliente deberá responder en el «mundo real» (Lick & Unger, 1977).
3. Debería existir alguna estandarización de las instrucciones o de las escenas empleadas en
el role-play a lo largo del tiempo. Por ejemplo, suponga que un terapeuta ha elaborado
diversas escenas para evaluar la conducta asertiva de un cliente al emitir rechazos. La
naturaleza de la escena y las respuestas de la otra persona en la escena deberían estar
estandarizadas, es decir, deberían ser consistentes en las diversas mediciones realizadas
mediante e! role-play. Esto asegura que la evaluación de la conducta de un cliente no se
base en los cambios que se han producido en la naturaleza de la escena o en la conducta
de la otra persona de la escena. La ejecución de un cliente en los escenarios del role-play
puede evaluarse con contadores de frecuencia, contadores de duración, escalas de valoración
o cuestionarios de registro. Por ejemplo, un terapeuta puede registrar el número de veces
que el cliente expresa opiniones durante el role-play o la cantidad de tiempo que dedica a
la expresión oral de opiniones. La conducta del cliente también podría valorarse en una
escala de acuerdo con el grado de efectividad o competencia. Por último, la presencia o
ausencia de ciertas respuestas puede comprobarse mediante un cuestionario.
Capacidad Imaginativa
La capacidad imaginativa para evaluar la percepción del cliente de las situaciones problemáticas antes, durante y después del tratamiento. Se pide a los clientes
que se relajen, cierren sus ojos, que imaginen la situación problemática o el hecho
problemático mediante instrucciones detalladas y que se concentren en tantas sensaciones asociadas a la situación problemática particular como les sea posible (por
ejemplo, sonidos, características visibles y colores, temperatura y olor). El propósito de centrarse en las sensaciones es aumentar la conciencia del cliente o el
realismo de la situación para recordar los detalles específicos asociados al problema.
ES1RATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
337
El terapeuta puede emplear la capacidad imaginativa de tres formas como
medida de resultados o medida del progreso hacia la conducta meta. En primer
lugar, el terapeuta puede elaborar un análisis del contenido de la descripción del
cliente una vez que este haya imaginado la situación problemática. El terapeuta
realiza este análisis grabando la descripción del cliente o anotando qué y cómo
describe el cliente la situación. Por ejemplo, los adjetivos que connotan ansiedad
en la descripción del cliente pueden disminuir en frecuencia.
La segunda técnica consiste en pedir al cliente que valore la intensidad o
gravedad de la situación imaginada. El cliente puede valorar las descripciones de
esceqas imaginadas en base a escalas de O a 4 o de O a 100, donde el número más
alto representa el mayor grado de intensidad. Otra forma de valorar la intensidad
de una situación problemática imaginaria es el procedimiento de muestra de tarjetas
(Barlow et al., 1984; R.O. Nelson, 1981). Este procedimiento puede usarse cuando
existen diversas posibilidades (de cinco a diez) de situaciones problemáticas, como
las situaciones fóbicas o las sociales. Se elabora una escena para cada situación
problemática. Se escribe una breve descripción de la escena en una tarjeta. Cuando
el cliente ha imaginado la situación descrita en la tarjeta, esta se coloca en uno de
los cinco sobres o montones. Los cinco sobres o montones representan el grado
de intensidad o aversión de cada escena particular: O equivale a no aversivo, 1 a
poco aversivo, 2 a cierto grado de aversión, 3 a bastante aversivo y 4 a muy
aversivo.
Otra técnica consiste en elaborar una jerarquía de escenas imaginarias individualizadas para el problema del cliente. Las modalidades de la jerarquía de las
escenas varían desde neutra (0) hasta extremadamente aversiva (100). El terapeuta
ayuda al cliente a elaborar entre cinco y diez escenas. Una o dos escenas asociadas
con la situación problemática son neutras o valoradas como O. El resto de las
escenas reflejan diferentes grados de aversión hasta llegar a extremadamente aversivas o con valor de 100. El cliente imagina cada escena y coloca la escena en la
jerarquía o asigna un valor a la escena de Oa 100. Presumiblemente, la intervención
terapéutica tiene éxito cuando el cliente valora las escenas aversivas con cifras
bajas.
Ventajas. Hay muchas ventajas asociadas a la evaluación realizada mediante
la capacidad imaginativa. Son fáciles de administrar dentro del entorno de la
entrevista, completarla requiere poco tiempo y son individualizadas para cada
cliente. Las evaluaciones realizadas mediante el procedimiento imaginativo también
pueden usarse para reflejar el grado de cambio en la percepción del problema que
se ha producido en el cliente a lo largo del tiempo.
Desventajas. La evaluación a través del procedimiento imaginativo no debería
utilizarse con los clientes que no pueden relajarse a consecuencia de la intensidad
del problema o de la medicación que distorsiona la capacidad imaginativa. Además,
como el proceso imaginativo es retrospectivo, la fiabilidad y validez de la percepción que el cliente tiene sobre el problema son indeterminados. Las características
338
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
o expectativas de demanda emitidas en las instrucciones pueden influir sobre el
contenido de la imaginación del cliente y pueden distorsionar el realismo con que
se recuerda el problema.
Consejos para su aplicación. El terapeuta antes de aplicar el procedimiento
imaginativo debería tomar en consideración multitud de aspectos, entre ellos:
l. Evaluar el potencial del cliente para construir escenas creíbles en su imaginación.
2. Individualizar las escenas para cada cliente para que reflejen el mayor número de dimensiones
de respuesta de la conducta meta
3. Estandarizar las escenas seleccionadas para cada cliente, es decir, asegurar la aplicación de
las mismas escenas en cada punto del proceso evaluativo global.
4. Seleccionar uno de los tres métodos descritos anteriormente para aplicarlo con cada cliente.
Adecuar el método sistemáticamente a cada punto del proceso de medición.
Medidas Fisiológicas
Otra forma de evaluar los resultados consiste en medir directamente las respuestas psicofisiológicas del cliente. Barlow et al. (1984) señalan que las medidas
psicofisiológicas se han empleado preferentemente para evaluar los resultados de
tres tipos de trastornos: (1) ansiedad o conducta fóbica (ritmo cardíaco, pulso y
conductividad de la piel), (2) trastornos psicofisiológicos (presión sanguínea, dolores de cabeza migrañosos) y (3) trastornos sexuales (activación genital de hombres
y mujeres). Se emplean multitud de instrumentos para obtener las medidas psicofisiológicas. Por ejemplo, para medir el ritmo cardíaco se puede emplear un
dispositivo portátil que produce electrocardiogramas. Los instrumentos comúnmente usados para medir la presión sanguínea son el esfingomanómetro y el estetoscopio. La técnica más frecuente para registrar la actividad muscular es el
electromiograma (EMG). El EMG se ha utilizado para evaluar la tensión en el
músculo frontal de los clientes que sufren dolores tensionales de cabeza. El termistor
se usa para medir la temperatura de la piel de los dedos. Y también existen
instrumentos para medir la activación genital masculina (circunferencia y volumen
peneano) y la activación genital femenina (fotopletismografía vaginal) en el tratamiento de trastornos sexuales.
Ventajas. Las medidas psicofisiológicas son fáciles de administrar en el entorno
clínico. Algunos dispositivos como el esfingomanómetro para medir la presión
sanguínea y el registro manual del pulso para medir el ritmo cardíaco, no son caros
y además no requieren demasiada experiencia para su aplicación (R.O. Nelson,
1981). Además, la medición directa de las respuestas fisiológicas del cliente puede
minimizar el sesgo introducido por el terapeuta sobre la conducta problemática
(Jayaratne & Levy, 1979).
Desventajas. Las posibles desventajas de algunas mediciones psicofisiológicas
hacen referencia al coste y a la experiencia necesarias para aplicar la instrumentación
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
339
adecuada (R.O. Nelson, 1981). Estas desventajas pueden limitar la disponibilidad
de dicha instrumentación en el medio clínico. La complejidad de los instrumentos
de medida también puede provocar características de demanda y efectos reactivos
sobre la persona que está siendo evaluada (Sturgis & Gramling, 1988).
Consejos para su aplicación. Se deben cuidar tres aspectos al aplicar medidas
psicofisiológicas:
1. Esforzarse todo lo posible para conseguir el equipo más fiable.
2. Asegurarse de disponer de prá_ctica en el equipo seleccionado. Lograr supervisión para los
primeros intentos.
3. Establecer una línea base relativamente larga para minimizar cualquier efecto reactivo del
procedimiento.
En los apartados anteriores se ha comentado el uso de los métodos de evaluación
que hace el terapeuta (o un miembro del personal) y/o el cliente para recopilar
datos sobre los resultados. Algunos de estos métodos para evaluar resultados pueden
usarse en el medio clínico o en el entorno natural. Los datos recogidos mediante
estos procedimientos pueden verificarse con la observación directa que realizan
otras personas de su entorno natural. Por ejemplo, el cónyuge o el padre pueden
observar la conducta del otro cónyuge o del hijo en el entorno familiar (Margolin,
1981; Prinz, Foster, Kent & O'Leary, 1979). La observación realizada por los
otros puede ser especialmente útil cuando los clientes han modificado las conductas
«negativas» pero siguen estando erróneamente evaluados por el resto de las personas
de su entorno. Como indica Kazdin (1977):
La evaluación de la conducta que realizan los otros es importante independientemente de las
conductas que ejecutan Jos clientes después del tratamiento. El problema con muchas poblaciones
desajustadas no es sólo su conducta sino cómo son percibidos por los otros y cómo se perciben
ellos mismos ... Así pues, es posible que la modificación de la conducta del cliente no cambie
necesariamente la evaluación que realizan los individuos con quienes interactúa el cliente
[pp. 446-447).
La observación externa, sin embargo plantea problemas éticos. Antes de contactar con cualquier otra persona, el terapeuta debería obtener el permiso del cliente
y al contactar con los observadores o los otros significativos pueden generarse
problemas referentes a la confidencialidad. Otra de las desventajas derivadas del
empleo de observadores o de contactar con otras personas consiste en la posible
transmisión de desconfianza del cliente. Esto podría perjudicar la relación y las
intervenciones terapéuticas. Una alternativa podría ser pedir al cliente que recoja
muestras grabadas de su conducta en el medio natural. Estas muestras deberán ser
extraídas de las situaciones en las que el cliente puede introducir una grabadora
sin que ello resulte excesivamente molesto o sin violar los derechos ajenos. El
cliente puede ser incapaz de grabar todas las situaciones clínicamente importantes
que encuentra en el medio. Sin embargo, este método proporciona datos sobre el
funcionamiento del cliente en el entorno y no conlleva ninguna amenaza a la
confidencialidad ni a la confianza necesarias para una relación terapéutica efectiva.
340
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Otra alternativa consiste en que el terapeuta acompañe al cliente en varias situaciones naturales. Aunque esto requiera mucho tiempo, favorece la objetividad y
la fiabilidad de los autoinfonnes del cliente.
Seleccionar los Métodos de Evaluación. Al seleccionar los métodos de evaluación para evaluar el progreso del cliente hacia la conducta meta deberían tomarse
en cuenta cuatro aspectos:
1. Los problemas del cliente deben ser claramente definidos y especificadas las metas terapéuticas. Cuando se redefine un problema, las conductas meta y los métodos de medición
de resultados deberán cambiarse para que reflejen la modificación que se ha hecho del
problema. Una vez que se hayan definido los problemas del cliente, pueden seleccionarse
y elaborarse métodos de evaluación apropiados.
2. Los métodos de evaluación y medición de resultados deberían elaborarse de forma individual
para cada cliente. Los inventarios de autoinforme estandarizados pueden aplicarse como
medidas globales. La entrevista, las autovaloraciones, la auto-observación, el role-play y/o
la capacidad imaginativa deben adaptarse a los problemas de cada cliente en particular. No
todos los métodos tienen que aplicarse a cada cliente. Los terapeutas deberían seleccionar
un método global (por ejemplo, los inventarios de autoinforrne) para emplearlo durante la
línea base, en el tratamiento y como seguimiento algunos meses más tarde. Los métodos
más específicos pueden aplicarse semanalmente (por ejemplo, la entrevista, el role-play, la
capacidad imaginativa o las medidas psicofisiológicas) o se registran diariamente (por ejemplo la auto-observación y las autovaloraciones). El método específico debería estar diseñado
para medir el problema particular del cliente. Sin embargo, como recuerdan Nelson, Hayes,
Felton y Jarrct (1985), las diferentes técnicas de medición pueden producir diferentes resultados, incluso cuando se evalúa al mismo cliente con el mismo problema.
3. El terapeuta debería explicar al cliente las razones por las que se evalúan los resultados,
subrayando la importancia del feedback necesario sobre la proporción de éxito obtenido en
el tratamiento. El terapeuta debería explicar también que si el tratamiento no tiene éxito, él
puede hacer los ajustes necesarios para favorecer la efectividad del mismo. De lo contrario,
el proceso terapéutico no ha sido completado convenientemente (Egan, 1990).
4. Una vez que se ha iniciado la estrategia de tratamiento o la intervención, el terapeuta debeóa
observar su aplicación. La observación implica registrar cuatro aspectos del tratamiento:
(a) ¿Qué tratamiento o variación se ha usado?, (b) ¿Cuándo y con qué frecuencia se ha
aplicado? y (d) ¿Quién lo ha aplicado? Independientemente del método que se emplee para
recoger datos, es importante recordar que ninguno de los métodos es perfecto y cualquiera
puede fallar en lo que denominamos «la validez de la validez externa>>. En otras palabras,
cualquier medición de resultados es eficaz sólo en la medida que se vincula directamente
con los criterios clínicos o las conductas meta. Este punto fue extensamente tratado por Lick
y Katkin (1976, p. 182):
Los clientes, a nuestro parecer, no solicitan terapia para modificar las respuestas a
cuestionarios, las reacciones conductuales y fisiológicas a animales imaginarios o las
respuesta.~ asertivas a solicitudes irracionales que se han grabado en video. Independientemente de la fiabilidad de tales medidas o la validez con que se evalúan las reacciones
conductuales, cognitivas y fisiológicas, tienen poco valor clínico como medida de resultados
salvo que se correlacionen en alto grado con las reacciones del cliente a los estímulos
problemáticos que halla en el medio natural.
Generalmente, estos procedimientos pueden emplearse para recoger datos sobre la conducta meta en cuatro momentos: antes de la terapia (línea base), durante la terapia, después
de la terapia y durante el seguimiento. En el próximo apartado se comentan las diversas
formas para recoger datos durante estos cuatro intervalos.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
341
CUANDO MEDIR: TIEMPO DE MEDICION
A lo largo del proceso terapéutico existen muchos momentos en los que el
cliente y el terapeuta pueden examinarlo. Normalmente, es importante evaluar la
ejecución del cliente antes de la terapia (línea base), durante la terapia o durante
la aplicación de una estrategia terapéutica, inmediatamente después de la terapia
y durante el seguimiento. Las mediciones repetidas de los cambios que se producen
en el cliente pueden reflejar índices más objetivos que sólo las dos mediciones
correspondientes a la línea base y al postratamiento (Barloe et al., 1984; Hersen &
Barlow, 1976; Jayaratne & Levy, 1979; Kazdin, 1980b, 1981). Cuando hay pocas
mediciones, éstas reflejan a menudo «fluctuaciones que son producto del azar»,
mientras que las mediciones «frecuentes y repetidas» muestran la estabilidad en el
cambio del cliente (Chassan, 1962, p. 615).
Evaluación de Línea Base (Pretratamiento)
La evaluación de la línea base mide las conductas meta que existen en el cliente
antes del tratamiento. El período de línea base es un punto de referencia con el
que se comparará el cambio terapéutico de la conducta meta durante y después del
tratamiento. El período de línea base puede prolongarse durante tres días, una
semana, dos semanas o más. Un criterio de su extensión es que debe ser suficientemente largo o contener suficiente información para servir como muestra representativa de la conducta del cliente. Normalmente se requiere un mínimo de tres
bases de datos para elaborar la línea base, por ejemplo, tres entrevistas, tres roleplay o tres momentos de autovaloración. La duración debería ser suficiente para
generar estimaciones de nivel, tendencia y estabilidad (Barlow et al., 1984). El
nivel hace referencia al número de veces que se presenta una conducta particular,
como el número de pensamientos de autocrítica. La tendencia se refiere a si una
conducta particular es ascendente o descendente o permanece constante a lo largo
del tiempo. La estabilidad es la variabilidad o fluctuación de la conducta. La
regularidad o estabilidad de la conducta puede ser bastante variable, es decir, si
la variabilidad de los datos refleja una muestra representativa de la conducta del
cliente, entonces estos datos pueden considerarse estables.
Recopilación de datos mediante la entrevista, la auto-observación y las
autovaloraciones durante la línea base. Normalmente, durante el período de línea
base, se pide al cliente que observe los momentos en que aparece el problema y
las conductas meta. En este momento se deben aplicar todos los consejos descritos
para la auto-observación. Las conductas que deben observarse se especifican con
claridad y el cliente debería ensayar el proceso de auto-observación y registro. Este
observará la frecuencia o duración de una conducta y, en algunos casos, ambas.
Por ejemplo, suponga que un cliente desea disminuir el número de pensamientos
de autocrítica. Durante el período de línea base, el cliente ensayará la observación
342
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
y el registro (con algún dispositivo) cada vez que descubre la panc10n de un
pensamiento de autocrítica. El cliente contaría el número o frecuencia de dichos
pensamientos.
Normalmente, la frecuencia o duración de la conducta observada durante la
línea base se observa mejor cuando ésta se representa a modo de gráfico. Generalmente el terapeuta tendrá la responsabilidad de convertir en gráficos los registros
del cliente; sin embargo, el gráfico debería comentarse con el cliente porque su
valor informativo es importante, el terapeuta colocará el número de pensamientos
(de 1 a 10) a lo largo del eje vertical (ordenada) en función del número de días
que se ha observado la conducta. El número de días (de 1 a 14) se colocará en el
eje horizontal (abcisa). En general, al realizar los gráficos de la línea base, la
conducta observada se dispone en la línea vertical y el tiempo (o los días) en la
horizontal.
La disposición gráfica de los datos de auto-observación es muy importante
durante la evaluación. El cliente puede seguir registrando la presentación de la
conducta meta durante y después de la aplicación de las estrategias terapéuticas.
El gráfico de la línea base puede compararse con los gráficos de datos recogidos
posteriormente para ver si existen pruebas de que se haya producido alguna modificación en la conducta observada. La disposición gráfica de los datos tiene valor
informativo tanto para el terapeuta como para el cliente, especialmente el gráfico
de la línea base. La línea base que se logra mediante los datos de la auto-observación
puede proporcionar claves sobre la naturaleza e intensidad de las conductas meta
y problema y sobre las condiciones que contribuyen al problema.
Un gráfico también puede ser útil para proporcionar información sobre la relativa estabilidad o inestabilidad que se observa en la conducta. La conducta puede
ser estable o inestable a lo largo del tiempo. Si ésta aparece consistentemente
durante un período de tiempo, incluso con tendencias ascendentes o descendentes
o fluctuaciones en la frecuencia o duración, normalmente se considera estable. Los
datos inestables de la línea base dificultan la evaluación porque las fluctuaciones
irregulares de los datos imposibilitan, en ocasiones, las comparaciones. Sin embargo, la línea base inestable puede ser una fuente de información para la evaluación
del problema (Capítulos 7 y 8) y para la definición de conductas meta (Capítulo
9). Por ejemplo, una línea base inestable puede implicar que durante la evaluación
se han olvidado los diferentes contextos en los que ésta se presenta (lugares,
momentos, situaciones) (Gambrill, 1977). La inestabilidad de los datos de la línea
base puede añadir otras dimensiones al problema definido o puede ayudar a perfilar
mejor las conductas meta.
En la Figura 10.2 se presentan cinco gráficos hipotéticos de la línea base
perteneciente a un cliente que observa el número diario de pensamientos de autocrítica. El gráfico A muestra datos casi invariables. El nivel es aproximadamente
de 6 al día, los pensamientos son relativamente estables y no se muestra ninguna
tendencia ascendente o descendente. El gráfico B ilustra un aumento de conducta
durante el período de línea base: el nivel de los pensamientos varía de 3 el primer
día hasta 9 el decimocuarto día. Este aumento puede estar ocasionado por la
343
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
reactividad que produce el registro de los pensamientos de autocrítica. Otra posibilidad es que las demandas o tareas ocasionan más autocríticas. El terapeuta y
el cliente deberían comentar la tendencia ascendente de estos pensamientos para
descubrir los posibles factores desencadenantes. El gráfico C representa una tendencia descendente (9 pensamientos durante el primer día hasta 3 el decimocuarto).
Como en el gráfico B, la reactividad o las demandas situacionales pueden haber
contribuido a esta tendencia descendente. Una vez más, el terapeuta debe preguntar
al cliente la causa relacionada con la disminución de estos pensamientos. También
es posible que la línea base refleje una combinación de una tendencia ascendente
o una tendencia ascendente y descendente. El gráfico D muestra esta última modalidad de datos variables. Una explicación de las fluctuaciones en las autocríticas
puede ser que durante los días con experiencias negativas en su entorno natural,
aumentan los pensamientos de autocrítica en el cliente. El terapeuta también puede
descubrir que durante los días 1, 2, 4, 7 y l l (cifras relativamente bajas de
autocríticas) el cliente permaneció en su domicilio, no tuvo que encarar ninguna
demanda o manifestó dedicarse a actividades más «satisfactorias».
Todos los gráficos de A a D podrían ser considerados estables si los datos
reflejan un patrón consistente en cada caso. En otras palabras, la estabilidad de
los datos y las tendencias en los datos no se excluyen mutuamente.
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EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
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Gráfico B. Tendencia ascendente de línea base.
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Gráfico C. Tendencia descendente de línea base.
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345
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
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Gráfico E. Línea base inestable.
FIGURA 10.2. Gráficos de líneas base invariable, ascendente, descendente, variable
e inestable.
346
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Por el contrario el gráfico E puede describirse como inestable porque no hay
ninguna señal de variabilidad, nivel o tendencia consistente. Del mismo modo que
los patrones gráficos anteriores, el terapeuta podría deducir datos hipotéticos del
gráfico E para determinar los factores contribuyentes que pueden influir sobre la
cantidad variable de pensamientos de autocrítica o podría comentarlo con el cliente.
Dicha conversación puede ayudarle a definir los antecedentes y consecuencias de
la conducta problema. En algunos casos, las fluctuaciones irregulares en los datos
de la línea base pueden significar que el cliente que se observa objetiva y regularmente, o que otra conducta meta importante ha sido pasada por alto, aparte del
contexto, también conviene señalar que la estabilidad de la conducta meta puede
estar afectada por la unidad de tiempo durante la cual se registran los datos y se
elaboran los gráficos. Cuando la unidad de tiempo se amplía, desciende la inestabilidad de los datos.
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FIGURA 10.3. Gráfico de autovaloraciones de un cliente sobre el nivel de ansiedad
durante el período de línea base.
Los gráficos pueden aplicarse también a las autovaloraciones del cliente sobre
la intensidad del problema durante el período de línea base. Recuerde que, además
de auto-observar la frecuencia o duración de una conducta, el cliente puede registrar
las autovaloraciones de intensidad de la conducta. Por ejemplo, un cliente puede
valorar el nivel de ansiedad en base a una escala de cinco puntos, además de
registrar el número de veces que surgen los sentimientos de ansiedad. Al autovalorar
la intensidad, se deberían incluir unos puntos de referencia que no estén directa-
347
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
mente relacionados con el problema. Si el cliente siente ansiedad al hablar en
público, por ejemplo, se puede introducir como referencia la ansiedad experimentada al subir escaleras o al acercarse a un cruce muy transitado. La razón para
establecer puntos de referencia neutros es que las valoraciones del cliente pueden
confundirse por reducciones globales de la ansiedad, alterando así la escala de
valoración. Las autovaloraciones del nivel de ansiedad se expresan con gráficos
del mismo modo que la frecuencia o la duración. El tiempo (días) deberá colocarse
a lo largo de la línea horizontal y las valoraciones del cliente en la vertical
Los gráficos también pueden utilizarse para expresar los datos obtenidos en la
entrevista. Por ejemplo, suponga que desea utilizar la entrevista como método para
obtener los datos de la línea base sobre el número de comentarios autopunitivos
que hace el cliente. Usted necesitaría un mínimo de tres entrevistas para recoger
estos datos; puede grabar las entrevistas y posteriormente, al escucharlas, contar
el número de comentarios auto-punitivos que existen en cada sesión. Estos números
se colocarían en el eje vertical del gráfico y las sesiones de entrevistas en el eje
horizontal.
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FIGURA 10.4. Gráfico de línea base con datos recogidos mediante entrevista.
Recopilación de dato~ mediante el ro/e-play, la capacidad imaginativa y
las medidas fisiológicas durante la línea base. El terapeuta puede desear obtener
otras medidas corroborativas de los progresos terapéuticos del cliente además de
las entrevistas, las auto-observaciones o las autovaloraciones. Por otra parte, la
auto-observación o las autovaloraciones no siempre son factibles. En tales casos,
348
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS lERAPÉUTICOS
se puede recurrir a otros procedimientos. Por ejemplo, imaginemos un cliente
masculino que carece de habilidades sociales, definidas como sentimientos de
ansiedad y falta de habilidades verbales para acercarse a las mujeres y quedar con
ellas. Para este cliente puede ser imposible aportar autoinformes o autovaloraciones
de los sentimientos, pensamientos o conductas que desarrolla en las situaciones
reales porque la ansiedad que expresa es tan elevada que no puede concentrarse
en su propia conducta.
En este caso, el terapeuta puede crear diversas situaciones de role-play donde
el cliente trataría de buscar citas con mujeres. Se pueden usar muchos escenarios
(tres como mínimo) durante el período de línea base. El cuestionario de registro
que se aplique durante los role-play puede indicar si el cliente muestra una serie
de conductas particulares asociadas a la búsqueda de citas. Esta topografía o serie
de conductas se define en la sesión de entrevista donde se establecen las metas
terapéuticas.
10
9
8
7
6
5
4
3
2
Role Play 1
Role Play 2
Role Play 3
Sesiones de Role Play
Línea Base
FIGURA 10.5. Gráfico de línea base con datos obtenidos mediante el role-play.
Como puede recordar del apartado correspondiente al método de evaluación
mediante el role-play, las conductas y los escenarios que configuran el role-play
deberían establecerse en base al análisis situacional del problema de cada cliente.
Debe usarse un cuestionario de registro o uno de valoración para cada sesión durante
el role-play. Por ejemplo, O = no muestra ninguna de las conductas deseadas
asociadas a la petición de citas a mujeres, 10 (o más) = muestra todas las conductas
meta. Si el cliente muestra consistentemente las mismas conductas en todos los
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
349
role-play, estas conductas pueden reflejar algunas destrezas que ya pertenecen al
repertorio del cliente. Entonces, la terapia se enfocará hacia las destrezas que no
han surgido durante los role-play.
Los datos podrían resumirse en un gráfico. Suponiendo que el cuestionario del
registro para el role-play varía entre O y 10, la Figura 10.5 ilustra cómo puede
construirse el gráfico de tres sesiones hipotéticas de role-play. Las conductas observadas se coloran en el eje vertical; las tres sesiones de role-play en el eje
horizontal. Como puede apreciarse en el gráfico, el cliente mostró dos conductas
deseadas en la primera sesión de role-play y tres conductas en la segunda y tercera
sesiones.
Los datos recogidos mediante los métodos de evaluación imaginativos y de
medidas fisiológicas también pueden expresarse gráficamente. Por ejemplo, la
frecuencia de las palabras que connotan ansiedad empleadas al describir una escena
imaginaria, las valoraciones de intensidad de las diferentes escenas o la jerarquización de diferentes escenas imaginarias pueden colocarse en la ordenada (eje
vertical) del gráfico. Las medidas fisiológicas que se toman durante la línea base
como el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, la temperatura de la piel también se
representan mediante gráficos.
Recopilación de datos mediante los inventarios de autoinforme durante el
período de línea base. El terapeuta también puede proporcionar al cliente un
inventario de autoinforme durante el período de línea base. Por ejemplo, con el
cliente masculino anterior podrían usarse la Escala de Temor a la Evaluación
Negativa (FNE) o la Escala de Evitación y Ansiedad Social (SAD) (Watson &
Friend, 1969). Las puntuaciones obtenidas en cada escala cada vez que sean administradas durante el período de línea base pueden registrarse y representarse a
modo de gráficos. La Figura 10.6. muestra gráficos hipotéticos donde las puntuaciones del cliente a los cuestionarios se colocan en los ejes verticales y las dos
administraciones de las escalas se colocan en los ejes horizontales.
No siempre es necesario representar gráficamente todos los datos de la línea
base. El terapeuta puede guardar un registro sencillo de los datos de la autoobservación, los cuestionarios de role-play y las puntuaciones obtenidas en los
diferentes inventarios de autoinforme. Sin embargo, la disposición gráfica de los
datos es más útil para el cliente y puede colaborar en hacer más observable el
progreso hacia las conductas meta.
350
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Test l
Test 2
Test 3
Test 1
Test 2
Test 3
FIGURA 10.6. Gráfico de línea base mediante administración de inventarios de autoinforme.
La medición de la línea base no siempre es posible con todos los clientes. El
problema del cliente puede ser demasiado urgente o intenso para dedicar tiempo
a la recogida de los datos que configuran la línea base. Por ejemplo, si un cliente
manifiesta «pánico a los exámenes» y debe presentarse en breve a una prueba muy
importante, el terapeuta y el cliente deberán iniciar inmediatamente el trabajo sobre
la reducción de la ansiedad a las pruebas. En tales cas9s, el tratamiento o la
estrategia terapéutica debe aplicarse sin más demora. La medición de la línea base
también suele omitirse en las intervenciones en crisis.
Evaluación durante las Estrategias de Tratamiento
Según Cronbach (1975, p. 126), cualquier evaluador debe observar las operaciones que se están produciendo. En la.terapia, el terapeuta y el cliente observan
los efectos del tratamiento asignado para lograr las conductas meta después de
recoger los datos de la línea base y de seleccionar la estrategia de tratamiento
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
351
terapéutico. La observación durante la fase de tratamiento terapéutico se ejecuta
mediante la continuación de la recogida de datos sobre la ejecución del cliente de
la conducta meta. Durante el tratamiento se recogen el mismo tipo de datos que
se han recogido durante el período de línea base. Por ejemplo, si el cliente autoobservó la frecuencia y la duración de los pensamientos autocríticas durante el
período de línea base, esta auto-observación continuará durante la aplicación de la
estrategia terapéutica. O si se emplearon role-play o inventarios para evaluar las
habilidades sociales del cliente durante el período de línea base, se aplicarán estos
mismos métodos para recoger datos durante el tratamiento. La recopilación de datos
durante el tratamiento es una buena forma de obtener feedback sobre la utilidad
de la estrategia de tratamiento que ha sido seleccionada y la demostración del
cliente de la conducta meta. Los datos recopilados durante el tratamiento pueden
indicar la necesidad de ajustes en el plan de tratamiento o en ias metas del cliente.
Por ejemplo, imaginemos un cliente que ha estado auto-observando pensamientos de autocrítica durante el período de línea base. Antes de trabajar con alguna
estrategia de tratamiento, el cliente y el terapeuta habrán dedicado muchas sesiones
a evaluar el problema y a establecer y definir los resultados deseados. En algunos
intervalos de este período, el cliente habrá auto-observado durante algunos momentos los pensamientos autocríticas; también se habrá podido recoger información
mediante entrevistas, role-play e inventarios de autoinforme. Después de delinir
el problema y las conductas meta y tras haber recogido los datos que configuran
la línea base, el terapeuta y el cliente seleccionarán y aplicarán una o más estrategias
terapéuticas (de tratamiento) para que el cliente logre las conductas meta que se
han establecido. Por ejemplo, con el cliente que desea disminuir las autocríticas 1
el terapeuta y el cliente pueden decidir aplicar un procedimiento de detención de
pensamientos (Capítulo 15). Durante la primera sesión del tratamiento, suponga
que el terapeuta enseña a este cliente a detener estos pensamientos en algunos
momentos. Después de esta sesión, el cliente observará la aplicación de esta parte
del detención de pensamientos y registrará los instantes en que surgen las autocríticas. Si durante el período de línea base se han utilizado evaluaciones mediante
el role-play o mediante los inventarios de autoinforme, estas fuentes de datos
también se usarían durante uno o más momentos de la aplicación del procedimiento
de detención de pensamientos.
Efectos de las medidas de tratamiento. Las medidas que se adquieren sobre
los efectos del tratamiento en la conducta meta pueden disponer del mismo grado
de estabilidad o inestabilidad como las medidas de la línea base (ver Figura 10.2).
Por ejemplo, suponga que nuestro cliente sigue observando los instantes en que
surgen las autocríticas durante y después de haber aplicado el procedimiento de
detención de pensamientos. Los gráficos sobre los efectos del tratamiento en esta
conducta pueden ser descendentes, ascendentes o de tendencias variables como se
muestra en la figura 10. 7.
352
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
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Línea base
Gráfico A. Tendencia descendente.
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Días
Tratamiento
Gráfico B. Tendencia ascendente.
22
353
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
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Días
Línea base
Tratamiento
Gráfico C. Tendencia variable.
Figura 10. 7. Gráficos de tendencias descendentes, ascendentes y variables en una
conducta durante la aplicación del tratamiento.
En el gráfico A, los intervalos observados por el cliente de pensamientos
autocríticas disminuyeron después de aplicar el detención de pensamientos. Observe
la tendencia descendente en los pensamientos expresados desde el final de la línea
base o al inicio del tratamiento (día 15), hasta el último día del tratamiento (día
22). En este ejemplo, la conducta global del cliente se modifica en la dirección
deseada (disminuir las autocríticas). Este gráfico nos indica que el tratamiento está
produciendo el efecto deseado. Es probable que el tratamiento contribuya al cambio
deseado, aunque otros factores ajenos al tratamiento como las relaciones, la reactividad y las características de la demanda también pueden influir. El terapeuta y
el cliente pueden comentar la reacción del cliente a la estrategia aplicada (en este
caso el detención de pensamientos) y al resto de los factores que contribuyen en
el cambio deseado.
En un caso alternativo, al aplicar el tratamiento, parece ocurrir el efecto contrario al deseado. En el gráfico B de la Figura 10. 7, por ejemplo, el número de
autocríticas del cliente aumenta desde en inicio del tratamiento (día 15) hasta los
datos del último día registrado (día 22). En este ejemplo, la tendencia ascendente
no refleja la dirección deseada hacia la conducta meta.
Cuando el tratamiento produce un efecto no intencionado, pueden estar influyendo muchos factores y el terapeuta y el cliente deberían comentar este hecho
para determinar qué sucede. En primer lugar, la reactividad de la medición puede
354
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
provocar un cambio en una dirección indeseada. Por ejemplo, observar las autocríticas puede aumentar la atención que el cliente presta a las mismas. Algunas
veces, el aumento de la conciencia o la atención a una conducta no deseada puede
provocar un aumento (aunque normalmente sólo suele ser temporal) de dicha
conducta. Otra posible explicación del cambio producido en la dirección contraria
se refiere al método para registrar los datos. Quizá el cliente registra erróneamente
o observa una conducta diferente. Un efecto indeseado del tratamiento también
puede estar en función del tiempo. En este caso, las autocríticas del cliente aumentarían durante la primera semana del tratamiento. Un período más prolongado
puede producir efectos diferentes (estas autocríticas podrían aumentar inicialmente
pero dos o tres semanas después disminuir). También es posible que la naturaleza
de la conducta problemática del cliente contribuya temporalmente a retirar o eliminar la conducta meta. Por ejemplo, es frecuente que los clientes que traten de
disminuir las conductas adictivas reduzcan inicialmente su nivel de adicción, pero
después, durante la fase de tratamiento vuelvan a aumentarlas. Otra razón que
puede explicar los efectos indeseados del tratamiento o la variabilidad de las conductas meta puede ser la aplicación inadecuada del tratamiento. Pongamos por caso
que el cliente que aplica la estrategia de detención de pensamientos fuera de la
terapia, no usa regularmente una señal abierta o encubierta como «Stop» para dar
fin a las autocríticas o no reemplaza estos pensamientos por alternativas más
adaptativas o practica la estrategia en casa asistemáticamente. Como se ha comentado anteriormente en el apartado correspondiente a la selección de los métodos
de evaluación, el terapeuta debería observar el qué, cuándo, dónde y por quién de
la aplicación del tratamiento para asegurar su adecuada aplicación y para hacer los
ajustes oportunos a la estrategia aplicada cuando así se precise.
Si el tratamiento produce efectos no intencionados, se deberá ajustar el método
de observación del cliente o la conducta que está observando o el terapeuta puede
decidir prolongar el tiempo de aplicación de la terapia. Si se ejecutan tales ajustes
y la tendencia continua en la dirección indeseada, el terapeuta puede pensar que
la estrategia de tratamiento seleccionada es inapropiada para este cliente o para la
conducta meta están justificados los cambios que se aplican en una estrategia
terapéutica particular. De todas formas, el terapeuta debe evitar adoptar conclusiones precipitadas sobre la falta de efectividad de una estrategia y no debe concluir
su aplicación sin antes examinar los posibles factores contribuyentes.
Algunas veces los efectos de un tratamiento no son tan claros como los representados en los gráficos A y B. El gráfico C de la Figura 10. 7 muestra la variabilidad
en la conducta meta durante la aplicación del tratamiento (días 15 al 22). Tal
variabilidad puede indicar que el cliente no aplica regular u objetivamente el
tratamiento o que se requiere más tiempo para producir el efecto deseado. En
algunos casos puede requerirse un segundo procedimiento o estrategia para lograr
el nivel de cambio deseado en la conducta meta. La variabilidad en la conducta
meta durante el tratamiento también puede indicar la necesidad de reexaminar y
posiblemente revisar las metas del cliente.
355
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Tratamiento sin línea base. Algunos problemas que presentan los clientes son
tan intensos que inmediatamente debe aplicarse un tratamiento o estrategia terapéutica sin antes haber trazado la línea base de la conducta meta. En tales casos,
se puede pedir al cliente que se observe durante el tratamiento y pueden aplicarse
algunos inventarios o role-play. Por ejemplo, se pide a un cliente depresivo que
registre el número de pensamientos depresivos que tiene al día mientras que el
terapeuta aplica el tratamiento y el cliente pone en práctica el procedimiento.
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Semanas de Tratamiento
10
FIGURA 10.8. Gráfico de datos de auto-observación durante un tratamiento sin línea
base.
La Figura 10.8 muestra cómo aparecerían los datos de auto-observación de los
pensamientos depresivos del cliente cuando se aplica un tratamiento sin la línea
base. Observe que la cantidad de pensamientos depresivos del cliente permanece
constante durante las primeras cinco semanas del tratamiento y después disminuye
entre la 6.' y 10.' semanas. El terapeuta y el cliente pueden haber aplicado alguna
estrategia terapéutica como la reestructuración cognitiva (Capítulo 16) que requiere
cierto tiempo para disminuir los pensamientos depresivos del cliente.
Postratamiento: Evaluación después de la Terapia
Al finalizar la aplicación de una estrategia de tratamiento o al finalizar la terapia,
el terapeuta y el cliente deberían evaluar de qué modo y en qué proporción la
terapia ha ayudado al cliente a lograr los resultados deseados. Concretamente los
356
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
datos recogidos durante la evaluación postratamiento se emplean para comparar la
aplicación y nivel de la conducta meta después del tratamiento con los datos
recogidos durante el perío'do de línea base (antes de la terapia) y durante el tratamiento.
La evaluación postratamiento suele proponerse al finalizar una estrategia terapéutica o en el momento en que concluye la terapia, o. en ambos casos. Por
ejemplo, si un terapeuta aplica la reestructuración cognitiva (Capítulo 16) para que
el cliente reduzca los pensamientos depresivos, el terapeuta y el cliente pueden
recoger datos sobre el nivel de pensamientos depresivos del cliente después de que
hayan finalizado con la estrategia de detención de pensamientos. Esta evaluación
puede coincidir o no coincidir con la finalización de la terapia. Si el terapeuta ha
programado aplicar una segunda estrategia de tratamiento, entonces los datos se
recogerán al finalizar la estrategia de reestructuración cognitiva y antes de aplicar
una nueva estrategia.
Teóricamente, el mismo tipo de medidas que se emplearon para recoger datos
antes y durante la terapia debería usarse en la evaluación postratamiento. Por
ejemplo, si el cliente auto-observó los pensamientos depresivos antes y durante el
tratamiento, entonces para la evaluación postratamiento también deberían recogerse
datos de auto-observación. Si el terapeuta también había incluido algunos cuestionarios o role-play estructurados durante el período de línea base y tratamiento,
estas medidas se aplicarían durante la recogida de datos· en el postratamiento.
Evaluación de Seguimiento
Una vez que la relación terapéutica ha finalizado, debería realizarse algún tipo de
evaluación de seguimiento. El terapeuta puede programar un seguimiento a largo
plazo y/o a corto plazo. Un seguimiento a corto plazo es aquel que se practica
entre tres y seis meses después de la terapia. Un seguimiento a largo plazo ocurriría
entre seis meses y un año (o más) después de haber finalizado la terapia. Generalmente el terapeuta debería permitir que el intervalo de tiempo desde que ha
finalizado la terapia sea suficiente antes de iniciar el seguimiento para determinar
en qué proporción mantiene el cliente los cambios deseados sin la asistencia del
terapeuta.
Hay muchas razones para llevar a cabo evaluaciones de seguimiento. En primer
lugar, el seguimiento puede mostrar el interés continuo del terapeuta por el bienestar
del cliente. Como señala Okun, el seguimiento «es una forma de reconocimiento
para ambas partes y que puede transmitir un interés y aprecio genuino» ( 1987,
p. 206). En segundo lugar, el seguimiento proporciona una información que puede
ser utilizada para comparar la ejecución de la conducta meta antes y después de
la terapia. Otra razón importante para llevar a cabo el seguimiento es determinar
en qué medida es capaz el cliente de ejecutar la conducta meta en su propio medio
sin confiar en el apoyo y asistencia de la terapia. En otras palabras, el seguimiento
puede indicar la proporción en que la terapia ha sido efectiva o se ha generalizado
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
357
al medio natural del cliente. Esto refleja una de las cuestiones evaluativas más
importantes: ¿La terapia ha ayudado al cliente para que éste mantenga las conductas
deseadas y para que esté prevenido de la aparición de las indeseadas de un modo
autodirigido?
A muchos terapeutas les preocupa legítimamente los efectos a largo plazo de
la terapia. Aunque un seguimiento a corto plazo puede reflejar logros significativos,
muy a menudo, 6, 9 ó 12 meses después del tratamiento el cliente ha vuelto al
punto donde empezó. Como señala Bandura (1976a), el valor del enfoque terapéutico debe juzgarse no sólo en términos de la «eliminación inicial» satisfactoria
de una conducta problemática sino también en términos de la «vulnerabilidad al
re-aprendizaje defensivo» o maladaptativo del cliente una vez que haya concluido
la terapia (p. 261).
Los seguimientos a largo y corto plazo pueden adoptar multitud de formas. La
forma de seguimiento que selecciona un terapeuta normahnente depende de la
capacidad del cliente para participar en el seguimiento y las demandas de tiempo
de cada situación. A continuación se incluyen algunas posibles formas de seguimiento:
1. Invitar al cliente para una entrevista de seguimiento. El propósito de [a entrevista es evaluar
cómo sobrelleva el cliente su problema o preocupación «anterior». La entrevista también
puede incluir algunas demostraciones de la conducta meta en situaciones de role-play.
2. Enviar al cliente un inventario o cuestionario por correo solicitando información sobre su
estado actual en relación al problema original. Asegúrese de enviar también un sobre con
su dirección y con sello.
3. Enviar una carta al cliente preguntándole por su estado presente.
4. Telefonear a! cliente para obtener un informe oral.
Todos estos ejemplos representan procedimientos para un seguimiento puntual
que adoptan la forma de una simple entrevista, una carta o una llamada telefónica.
Un tipo de seguimiento más prolongado (y frecuentemente más difícil de conseguir)
consiste en encargar al cliente que auto-observe o autovalore la conducta meta
durante un determinado período de tiempo, algo como dos o tres semanas. La
Figura 10.9 muestra el nivel de pensamientos depresivos que un cliente observó
durante el seguimiento seis meses después de la terapia.
Observe en el gráfico que el nivel de pensamientos depresivos del cliente seis·
meses después de la terapia sigue siendo tan bajo como el nivel que se encontró
en la evaluación de postratamiento. Estos datos sugieren que el cliente ha sido
capaz de controlar su nivel de pensamientos depresivos mientras ha funcionado en
su entorno natural sin la asistencia del terapeuta. Si el número de pensamientos
depresivos ha ascendido substancialmente desde la evaluación del postratamiento
hasta la evaluación de seguimiento, esto puede indicar la necesidad de algunas
sesiones terapéuticas adicionales o un nuevo tratamiento. También puede ser una
señal de que al finalizar la terapia, el terapeuta no incorporó ningún tratamiento o
estrategia para que el cliente aplicara las destrezas de manejo de los pensamientos
depresivos de forma autodirigida.
358
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
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8
Semanas
de Tratamiento
10
Posterapia
X
Seguimiento
6 meses después
Figura 10.9. Gráfico de datos de seguimiento auto-observados.
El seguimiento realizado mediante la auto-observación del cliente tiene algunas
ventajas con respecto a la entrevista o a la llamada telefónica porque los datos
recogidos son más específicos. Sin embargo, algunos clientes pueden no estar
dispuestos o no ser capaces de recoger datos en este momento. En ausencia de la
auto-observación o las autovaloraciones una entrevista, una carta o una llamada
de teléfono es mejor que prescindir del seguimiento. Además, si es posible, el
terapeuta puede incorporar role-play estructurados o inventarios de autoinforme
para el seguimiento si estas medidas han sido utilizadas en evaluaciones previas.
EVALUACIÓN DEL PROCESO TERAPÉUTICO
Los datos recogidos en la evaluación de los resultados terapéuticos puede tener
valor práctico para el terapeuta y para el cliente. Los datos de evaluación sirven
como medida de feedback para confirmar o redefinir el área de conflicto que ha
sido seleccionada y las metas establecidas. Estos datos también ofrecen información
al terapeuta para que seleccione y aplique estrategias que ayuden al cliente. El
principal valor de la evaluación de resultados es la información que proporciona
sobre la medida en qué se han logrado los objetivos del cliente.
Además de recoger datos sobre los resultados, la evaluación terapéutica implica
la observación continua de procesos. Tal evaluación del proceso proporciona in-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
359
formación sobre los medios empleados para lograr los resultados, es decir, los
tratamientos terapéuticos específicos y los factores ajenos al tratamiento que hayan
podido contribuir en los resultados. La evaluación de los resultados y la del proceso
implican la recogida continua de datos durante el proceso terapéutico. La diferencia
inicial entre estos dos tipos de evaluación reside en el objeto de observación. La
evaluación de los resultados examina las metas o las variables dependientes; la
evaluación del proceso analiza y observa el tratamiento y las estrategias de acción
o las variables independientes.
La evaluación del proceso ayuda al terapeuta a contestar a la pregunta: «¿Qué
ha sucedido o qué he hecho para ayudar al cliente a que consiga los resultados
deseados?». Responder a esta pregunta, aunque sea de modo especulativo, puede
ayudar al terapeuta a programar los casos futuros y determinar qué factores importantes pueden reproducirse en futuras sesiones terapéuticas y cómo lo va a hacer.
Como señalan Rinn y Vemon (1975), «Las medidas de los resultados no son útiles
para los programas futuros salvo que la técnica de intervención sea cuantificable
y se haya asegurado su aplicación sistemática. De este modo, la introducción de
la evaluación del proceso es imprescindible para interpretar los datos correspondientes a los resultados» (p. l l).
La Tabla 10.2 representa un ejemplo de una medida de proceso. El ejemplo
incluye algunas preguntas sobre la sesión terapéutica que deberá responder el
cliente. El cliente valora cualquier cambio que se produzca durante la sesión. Las
preguntas A y B describen los cambios positivos que han ocurrido y la pregunta
C especifica los aspectos particulares que se han producido durante la sesión y que
han contribuido a estos cambios.
TABLA 10.2. Ejemplo de instrumento de proceso.
Informe de la Sesión Terapéutica
Sucesos Notablemente Favorecedores: (a completar por el cliente).
A. Dedica un minuto a recordar la sesión. ¿Crees que ha sucedido algo significativamente
positivo?. En otras palabras, ¿ha cambiado o modificado positivamente para ti, algo
referente a tu problema durante esta sesión? (Rodea con un círculo).
No
o
Quizá
1
Probablemente
2
Definitivamente
3
B. Describe brevemente el/los cambio/s que se han producido.
C. ¿Qué aspectos específicos han sucedido durante la sesión que hayan favorecido los
cambios positivos (por ejemplo, cosa(s) que ha dicho o hecho el terapeuta o tú
mismo, incluyendo las respuestas específicas del terapeuta)?
En algunos momentos las evaluaciones del proceso difieren de las medidas de
los resultados (Dixon & Glover, 1984). Por ejemplo, los clientes pueden valorar
positivamente la terapia aunque al mismo tiempo, las medidas de los resultados
no sugieren que se haya producido alguna mejoría. Existen como mínimo tres
360
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
razones que explican esta diferencia. En primer lugar, las medidas de los resultados
pueden no ser sensibles al progreso real que se está produciendo. En segundo lugar,
la estrategia de intervención puede requerir más tiempo antes de que Sus efectos
se reflejen en las medidas de resultados. Finalmente, el cliente puede estar manifestando evaluaciones favorables del proceso con el propósito de agradar al
terapeuta o para justificar su presencia en la terapia. Independientemente de la
razón que produzca esta diferencia, el terapeuta debería examinar los datos de
observación del tratamiento, evaluar la validez y sensibilidad de las medidas o
comentar con el cliente esta disparidad.
Estas u otras formas de evaluar el proceso pueden ser útiles para recoger datos
de cada sesión o en diferentes momentos durante el período de línea base, durante
el tratamiento y después del tratamiento. Las descripciones de las estrategias de
tratamiento aplicadas también se pueden registrar y observar en base a formatos
estandarizados como el que se muestra en el Capítulo 8 (Tabla 8.3).
RESUMEN
En la terapia la evaluación está diseñada para evaluar el grado en que el
tratamiento ha ayudado al cliente a lograr las metas deseadas. Existen multitud de
métodos para medir los resultados: las respuestas de los clientes en las entrevistas,
la auto-observación, las autovaloraciones, los inventarios de autoinforme, el roleplay, la capacidad imaginativa y las medidas fisiológicas. El método para medir
los resultados debería reflejar las dimensiones de respuesta asociadas con la meta
del cliente: frecuencia, duración, latencia, intensidad o ocurrencia. Los datos de
resultados pueden verificarse mediante la observación directa que realiza el terapeuta u otra persona en el entorno natural del cliente. Es importante que los datos
referentes a los resultados sean recogidos en cuatro períodos diferentes: antes del
tratamiento (línea base), durante el tratamiento, después del tratamiento y en el
seguimiento de 3 a 12 meses después de la terapia.
Además del tratamiento otras fuentes también influyen sobre la terapia: el
terapeuta, las características de la demanda, las instrucciones y expectativas transmitidas y la reactividad a los instrumentos de medida. La evaluación continua de
las sesiones proporciona información sobre los medios utilizados para lograr las
metas deseadas, incluyendo también los factores ajenos al tratamiento y las estrategias específicas de intervención que contribuyen al éxito de los resultados.
Opinamos que la mayoría de los terapeutas se sienten obligados a esforzarse
lo suficiente para ofrecer los mejores servicios a cada uno de sus clientes. Para
ello, nos parece, que cada terapeuta debe sentirse personalmente dependiente de
la recogida y disponibilidad de datos durante sus esfuerzos terapéuticos. Como
parte integral del proceso terapéutico, la evaluación debería realizarse por una razón
primordial: favorecer el bienestar del cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
361
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
El primer objetivo le pide que identifique en la descripción de! caso de un cliente
las dimensiones de respuesta adecuadas, los métodos de medida y los tiempos de
medición.
Recuerde que fas dimensiones de respuesta son: (1) frecuencia, (2) duración,
(3) latencia, 141 intensidad y 15) ocurrencia. Los métodos de medición incluyen 11) la
entrevista, (2) la auto-observación, (3) la autova\oración, (4) los Inventarios de autoinforme, 151 el role-play, 161 la capacidad imaginativa y 17) las medidas fisiológicas.
Los tiempos son (1) antes del tratamiento, (2) durante el tratamiento,
(3) inmediatamente después del tratamiento y (4) el seguimiento, de tres meses a
un año más tarde. Ahora lea la siguiente descripción del caso de un cliente y responda
oralmente o por escrito a las preguntas que se adjuntan al final de la descripción.
El feedback se incluye en la última parte del capítulo.
El Caso de Joe
Joe es un señor de 36 años, casado y con dos hijos. Joe es jefe de producción
en una empresa de producción de acero en una gran ciudad y participa en varias
organizaciones sociales y religiosas. Acude a terapia preocupado por su (<incomodidad)) en presencia de multitudes. Después de varias sesiones iniciales para la
evaluación del problema y la definición de las metas, Joe y el terapeuta definen el
problema y las metas del siguiente modo:
Problema:
Entorno: Pequeños grupos y multitudes de personas como las reuniones de
trabajo, los oficios religiosos. las colas en la entrada del cine o en los restaurantes
o los acontecimientos deportivos como los encuentros de natación o !os partidos
de beisbol.
Pensamientos: Los pensamientos son normalmente negativos cuando se encuentra en estos entornos. Por ejemplo, (<Ojalá no tuviera que hacer cola, hay demasiada gente)), ((Tengo que presentar este producto a este grupo, seré machacado
si no tengo cuidadon, ((Esta gente está alborotando demasiado)).
Sentimientos: Generalmente sentimientos de tensión en estos entornos, sudan
las manos, cosquilleo en el estómago o se acelera e! ritmo cardíaco.
Conductas:
Las ejecuciones ante los grupos son generalmente buenas, aunque en ocasiones
tartamudea, pero normalmente no muestra conductas ansiosas ante los pequeños
grupos o las multitudes salvo los tartamudeos ocasionales.
Metas:
1. Reducir los sentimientos de tensión e Incomodidad y aumentar los sentimientos de relajación en las situaciones de grupo y de masas.
2. Reducir los pensamientos autopunitivos y aumentar los pensamientos positivos o de manejo en las situaciones de grupo y de masas.
3. Hablar sin ningún tartamudeo trente a grupos de más de dos personas.
362
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
Después de las sesiones de definición del problema y de las metas, se pidió a
Joe que auto-observara y registrara su nivel de tensión en base a una escala de 7
puntos (qué), cada vez (cuándo) que se encontraba en un grupo o una multitud,
(dónde) en un cuaderno de notas que debería llevar en su bolsillo durante las siguientes dos semanas (línea base). También se pidió a Joe que apuntara cada vez
que fuera consciente de un pensamiento autopunitivo o negativo y de uno positivo
o de manejo sobre su capacidad para hablar frente a un grupo.
Antes de decidir alguna estrategia de tratamiento. el terapeuta estaba interesado
en lograr un índice general de la ansiedad de Joe ante las evaluaciones negativas.
Con este propósito Joe completó la Escala de Temor a las Evaluaciones Negativas,
elaborada por Watson y Friend (1969). También se plantearon seis role·play donde
Joe debía hablar de forma informal, en presencia de otras seis personas. Se grabaron
estos role-p!ay para poder valorar la presencia de cualquier muestra de tartamudeo.
Durante los role-play se aplicó un termistor para medir la conductividad de la piel.
Las medidas de temperatura digital tenían el propósito de evaluar el nivel de ansiedad
de Joe (por ejemplo, muy ansioso, temperatura baja; ansiedad baja, temperatura
normal).
El terapeuta empleó la capacidad Imaginativa (procedimiento de tarjetas) para
que Joe valorara en una escala de O a 5 seis situaciones que le provocaban el
tartamudeo. Las situaciones se describían por escrito en seis tarjetas y se pidió a
Joe que imaginara cada situación (escena). Después de imaginar una escena, Joe
valoraba la intensidad de la tensión y la incomodidad que ésta le producía. También
se recogieron las valoraciones de las seis escenas.
Después de recoger datos durante dos semanas de consulta con Joe, el terapeuta
le aplicó una inoculación al estrés durante seis semanas. En este tiempo y durante
otras dos semanas más, Joe siguió recogiendo datos sobre las valoraciones del nivel
de tensión y la frecuencia de los pensamientos autopunitivos y de manejo en las
situaciones de grupo o de multitud. Tres semanas después de haber iniciado la
inoculación al estrés y manteniéndola aún, el terapeuta readministró la Escala de
Temor y los role-play con el termistor así como el procedimiento de capacidad
imaginativa. En base a los datos recogidos, el nivel de tensión de Joe y el número
de pensamientos autopunitivos había disminuido substancialmente y sus pensamientos de manejo habían aumentado. Sin embargo, el nivel de tartamudeo mostrado
en los role-play y en la prueba de las tarjetas se mantenía en un nivel semejante.
Por ello el terapeuta introdujo una estrategia de modelo propio (él mismo como
modelo) para ayudar a Joe a hablar en situaciones públicas sin ninguna muestra de
balbuceos o tartamudeos. Esta estrategia se aplicó durante cuatro semanas. Pasadas
dos semanas y al finalizar las cuatro semanas se ejecutaron role-play y procedimientos imaginativos adicionales. Al finalizar las cuatro semanas Joe era capaz de
hablar en estas situaciones de role-play sin muestra alguna de tartamudeos en más
que el 50°/o de !as evaluaciones.
Seis meses después del tratamiento, el terapeuta se puso en contacto telefónico
con Joe para saber cómo seguía, específicamente con el propósito de saber cómo
se sentía Joe al hablar en público. El terapeuta también le pidió que completara una
vez más la Escala de Temor a las Evaluaciones Negativas que le sería enviada por
correo.
363
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
Ahora responda a las siguientes preguntas:
1. ¿Qué dimensiones de respuesta se utilizaron?.
2. ¿Qué métodos de recogida de datos se emplearon?.
3. ¿En qué situaciones específicas se recogieron \os datos?.
SEGUNDA PARTE
En el segundo objetivo se le pide que realice los gráficos de los datos recogidos
por Joe y que explique las tendencias que se reflejan en ello. A continuación se
presentan las tablas de datos que usted deberá representar mediante gráficos y
explicar las tendencia que se muestran durante el período de la línea base, durante
el período de tratamiento y durante el período de postratamiento. Las valoraciones
de tensión varían de 1 (no tensión) a 7 (tensión máxima).
TABLAS de datos recogidos por Joe.
Datos de línea base.
Datos recogidos durante 4 semanas
con inoculación al estrés
Día
Valoración
de Tensión
Día
Valoración
de Tensión
Día
Valoración
de Tensión
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
7
2
4
5
6
6
7
4
7
7
3
5
3
6
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
4
5
6
7
5
4
3
4
3
3
4
5
4
3
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
3
2
3
2
2
1
1
2
1
1
2
2
2
1
Datos recogidos
durante las dos
semanas
siguientes a la
inoculación al
estrés
Día
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
Valoración
de Tensión
2
1
2
1
1
2
1
2
1
1
1
1
2
1
TERCERA PARTE
El tercer objetivo le propone que dirija una evaluación de resultados con usted
mismo, otra persona o con un cliente, especificando las dimensiones de respuesta,
métodos y tiempos de medición. Para ello puede guiarse con las siguientes guías:
364
EVALUACIÓN DE PROCESOS Y RESULTADOS TERAPÉUTICOS
1. Defina la conducta meta e incluya algunos ejemplos.
2. Especifique el tipo de datos que recogerá usted o la otra persona (por ejemplo,
informes verbales, frecuencia, duración, valoraciones o ocurrencia_ de la conducta).
3.a. Identifique los métodos que va a emplear para recoger la informacíón
(tales como entrevistas, auto-observación, inventarios, autovaloraciones,
role-play o capacidad imaginativa).
b. Describa en cada uno de los métodos aplicados, las instrucciones que
usted o el cliente necesitará para ejecutarlo.
4. Recoja los datos correspondientes a la línea base de la conducta meta durante
cuatro semanas y represéntelos mediante gráficos.
5. Aplique una estrategia de tratamiento durante un período de tiempo concreto.
Durante el tratamiento siga recogiendo datos y represéntelos gráficamente.
6. De una a cuatro semanas después del tratamiento vuelva a recoger datos y
represéntelos mediante gráficos.
7. Compare estos gráficos y señale los cambios producidos en la conducta meta.
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
1. En el caso de Joe se recogieron las siguientes dimensiones de respuesta:
a. Valoraciones de Ja intensidad del nivel de tensión de Joe.
b. Frecuencia de pensamientos autopunitivos y de manejo con respecto a la
capacidad de Joe para hablar en público.
c. Ocurrencia del temor de Joe a la evaluación negativa.
d. Control de presencia o ausencia del tartamudeo en las situaciones que
conllevan hablar en público (ocurrencia).
e. Intensidad de la conductividad y temperatura de la piel.
f. Jntensidad de las valoraciones de ansiedad en escenas imaginarias.
2. Los métodos utilizados para recoger los datos fueron:
a. Auto-observación de las valoraciones de tensión {1.a) y de los pensamientos (1.b).
b. Inventario de autoinforme (Esca!a de Temor a las Evaluaciones Negativas)
(1 c).
c. Role-play estructurados que simulan situaciones públicas en las en las que
el cliente debe hablar (1.d).
d. Temperatura digital mediante termistor (medida fisiológica; 1.e).
e. Valoraciones imaginativas de seis escenas (1.f).
3. Estos datos se recogieron en los siguientes momentos:
a. Dos serranas de línea base (antes del tratamiento).
b. Durante el tratamiento de inoculación al estrés.
c. Después del tratamiento de inoculación al estrés.
d. Durante el tratamiento del modelo-propio (él mismo como modelo).
e. Después del tratamiento del modelo propio
f. Durante el seguimiento seis meses después.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
365
SEGUNDA PARTE
En la Figura 10.10 se muestran los datos del nivel de tensión correspondiente a
la !ínea base, al tratamiento y al postratamíento recogidos por Joe. ·según estos
datos, ef nivel de tensión de Joe es variable antes del tratamiento. Durante las dos
primeras semanas de! tratamiento (días 15-28) sigue existiendo cierta variabilidad,
sin embargo, durante los dos últimas semanas del tratamiento {días 29-42), se aprecia
una tendencia decreciente del nivel de tensión. Esta tendencia se mantiene en los
datos postratamiento, que también reflejan menor variabilidad que los datos de la
lín~a base
7
6
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2
3
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8
9
10 11 12 13 14
Días durante Línea base
7
e
'º
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e
~
6
~
"'~
~
o
~
15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 3334 35 36 37 38 39 40 41 42
Días de Tratamiento
7
,
"o
º'º
.e·cr.
6
~-o
3
~~
5
4
.Días Postratamiento
Figura 10.10. Gráficos correspondientes a las valoraciones de tensión recogidas por
Joe.
11
Selección de estrategias terapéuticas
Las estrategias terapéuticas son el «modi operandi» o los planes de acción,
diseñados para descubrir las metas específicas de cada cliente (Hackney & Cormier,
1988, p. 119). Las estrategias, junto con una relación terapéutica efectiva, «pueden
acelerar los cambios emocionales, cognitivos y conductuales del cliente» (Okun,
1987, p. 199). En resumen, las estrategias terapéuticas representan el plan procedimental que ayuda al cliente a avanzar desde el punto A hasta el punto B, y
como sucede en los viajes, no existe un único medio de transporte que convenga
a todos los pasajeros. Hosford y de Visser (1974, p. 97) explican del siguiente
modo el énfasis en la diversidad de estrategias terapéuticas: «Del mismo modo que
no existe una forma perfecta de comprender el problema del cliente, no existe
tampoco una única estrategia terapéutica perfecta, adecuada para todas las situaciones. Las diferentes técnicas funcionan de modo diferente en distintos sujetos
con problemas diversos y metas desiguales».
Diseñar un plan de tratamiento a la medida del cliente conlleva prescindir de
las «terapias de propósitos generales con métodos únicos» (Bandura, 1969, p. 89)
o del «mito de uniformidad» (Kiesler, 1966). Goldstein y Stein (1976) consideran
que, con demasiada frecuencia, los terapeutas planifican las terapias en base a la
presunción de una «única luz verdadera»; es decir, suponen que su enfoque favorito
es «amplio e igualmente aplicable» a la mayoría o a todos los clientes (p. 3).
Consecuentemente, estos terapeutas no elaboran sus planes de tratamiento en base
a la evaluación y no dirigen el plan hacia los resultados deseados (Bandura, 1969;
Goldstein & Stein, 1976). Tales terapeutas logran amoldar los problemas de sus
clientes a su «estilo» de terapia y animan a éstos a comportarse de tal forma que
se confirmen los presupuestos de su estilo (Lazarus, 1981).
Frente al enfoque terapéµtico apropiado con propósitos generales, nosotros
proponemos la selección racional de las estrategias terapéuticas individualizadas
para cada cliente. Creemos que los terapeutas necesitan preguntarse constantemente
«¿Qué estrategia de tratamiento, o combinación de estrategias, será más efectiva
368
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
para este cliente que desea lograr estos resultados?» (Paul, 1967, p. 111). Somos
conscientes de que este concepto es fácil de comentar pero difícil de llevar a la
práctica. Nuestro propósito es doble en el presente capítulo: proponer criterios para
que el consultor seleccione las estrategias de tratamiento y describir un proceso de
entrevista donde el consultor y el cliente se implican en la selección de estrategias.
OBJETIVOS
1. Identificar las pautas de temporalización correspondientes a las estrategias
terapéuticas en cuatro de las seis situaciones presentadas.
2. Identificar los siete criterios de selección de estrategias que se han aplicado
en dos de las tres descripciones que se adjuntan.
TEMPORALIZACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS:
CINCO PAUTAS
Muchos terapeutas se preguntan cuándo debe introducirse un estrategia terapéutica. No existe ninguna regla fija y fácil y la respuesta varía según los clientes.
Como señala Goldfried (1983),
Muchas veces, las reglas para seleccionar la técnica «adecuada» están pobremente justificadas.
Al adoptar tales decisiones clínicas, se depende de la sensibilidad del terapeuta para captar las
señales encubiertas que surgen durante la interacción clínica, de la comprensión de la interrelación de los patrones conductuales y estilos de vida y del análisis de las fuerzas ambientales
y las contingencias que dirigen las vidas de las personas. Gran parte de este conocimiento no
se halla en la literatura sino que procede de las experiencias iniciales de aprendizaje social de
los psicólogos clínicos, de su experiencia personal como ser humano y de la acumulación de
experiencia clínica [p. 45].
Algunas veces los terapeutas noveles tienden a aplicar con excesiva premura
las estrategias de intervención y proporcionan recomendaciones o pautas de acción
prematuras guiados por su propia necesidad de ser «Útiles». Es imposible (y en
nuestra opinión inadecuado) afirmar que «el momento» de aplicar una estrategia
es la tercera, quinta u octava sesión. Tampoco deseamos transmitir la falsa idea
de que se aplicará un tratamiento con todos los clientes y en todos los casos.
Creemos que el consultor debería intentar disponer siempre de un plan o programa
para cualquier dirección que adopte la terapia. El intervalo de tiempo que transcurre
entre el establecimiento de una relación fuerte, la definición del problema y las
metas y la selección y aplicación de un procedimiento terapéutico es crucial.
Eisenberg y Delaney (1977) señalan que la temporalización de este intervalo es
vital para la aplicación de una estrategia. Estos autores advierten que la aplicación
prematura de un procedimiento puede producir un «impacto desastroso» (p. 145).
Aunque es difícil establecer en cada caso cuándo es conveniente o «prematura»
una aplicación, existen algunas pautas que pueden guiarnos en este sentido. Estas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
369
pautas son la calidad de la relación, la evaluación del problema, la elaboración de
las metas terapéuticas, las señales de disposición y compromiso del cliente y
disponer de las medidas de la línea base.
Calidad de la Relación
Hackney y Cormier ( 1988) y Okun ( 1987) señalan que una estrategia terapéutica
puede ser inefectiva si no se aplica junto a una fuerte relación terapéutica. Cuando
el cliente empieza a trabajar en un plan o procedimiento, es fundamental el apoyo
que recibe del terapeuta. Una relación terapéutica fuerte ayuda al cliente a convertir
en autoapoyo lo que obtiene del entorno o le es externo.
¿Cómo sabemos si la relación terapéutica es suficientemente fuerte para ofrecer
al cliente el apoyo que necesita? De nuevo, esto puede variar con los clientes, pero
a continuación se incluyen algunos indicadores de la «calidad» de la relación:
l. El cliente le ofrece feedback verbal confinnando que usted comprende adecuadamente sus
sentimientos o preocupaciones.
2. El cliente ha demostrado una implicación voluntaria (opuesta a forzada) en la terapia a través
de conductas como ser puntual, asistir a las sesiones, completar las tareas, comunicar las
preocupaciones propias y compartir con usted sus sentimientos.
3. El cliente y usted han comentado cualquier cosa que pudiera impedir o dificultar la comunicación abierta.
4. Usted, el consultor, se siente cómodo al confrontar, transmitir experiencias propias y proceder
con inmediatez en presencia de esta persona.
Si usted considera que existen estas condiciones en la relación, probablemente
está suficientemente bien establecida como para introducir una estrategia terapéutica.
Evaluación del Problema
Siempre es prematuro sugerir un plan de acción salvo que el problema del
cliente haya sido adecuadamente evaluado. Si no es así, las estrategias que se
seleccionen pueden ser inapropiadas o irrelevantes. Cuando usted tenga el propósito
de sugerir al cliente algunas pautas de acción, analice algunas de las siguientes
preguntas:
l. ¿Conozco yo el motivo por el cual está aquí el cliente?
2.
3.
4.
5.
¿El problema que presenta el cliente configura todo o sólo una parte del problema?
¿Conozco las conductas y situaciones problemáticas de esta persona?
¿Puedo describir las condiciones que contribuyen al problema del cliente?
¿Soy consciente de la gravedad e intensidad presente del problema?
Si puede responder afirmativamente a estas preguntas, entonces siga adelante
con su plan. Si no es así, quizá debería controlar su impulso por avanzar hacia un
370
SELEC<:;IÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
plan de acción hasta que se haya ejecutado una evaluación más global. Algunas
veces, el cliente debería tener la opción de responder a estas preguntas y así ayudar
al consultor a decidir el momento apropiado para introducir las estrategias.
Elaboración de las Metas Terapéuticas
Si usted introduce una estrategia antes de establecer las metas terapéuticas
puede desmantelar todo el proceso, porque una estrategia es la forma de conseguir
las metas, los resultados claramente especificados son el prerrequisito de la selección de estrategias. Asegure que usted y el cliente pueden describir los resultados
terapéuticos en términos conductuales antes de que usted sugiera alguna forma de
alcanzarlos. Esta información le permitirá determinar si la intervención seleccionada
se dirige hacia los resultados esperados.
Disposición y Compromiso del Cliente
La disponibilidad y compromiso del cliente ante la acción es la cuarta pauta
que puede guiarle para juzgar la temporalización de la selección de estrategias.
Siempre es más fácil empezar despacio y acelerar progresivamente el proceso que
apresurarse a iniciar los planes de acción y posiblemente asustar o desanimar a los
clientes para las futuras aplicaciones. Egan (1975) sugiere a los consultores que
«acepten al cliente tal y como se encuentra» (p. 194). Por ejemplo, los clientes
que piden un consejo, una panacea o un modo rápido de resolver sus problemas,
probablemente no se están dispuestos a mantener el lento y, a veces, doloroso
camino que requiere el logro de sus metas. Los clientes que cuentan con un historial
de conductas de evitación pueden necesitar tiempo extra para superar sus patrones
de escape y evitación típicos. La motivación y los incentivos de un cliente para el
cambio influyen sobre el uso que éste hace de un procedimiento. Un cliente puede
mostrar disposición para «trabajar» mediante la manifestación verbal de dicho
deseo, el conocimiento de las consecuencias positivas del cambio y meditando o
ejecutando algunas actividades por voluntad propia entre las sesiones. Algunas
veces la disposición de un cliente para alcanzar los resultados se muestra mediante
la alteración de una de sus conductas. Por ejemplo, el cliente se muestra comunicativo o participativo en las entrevistas. Otro cliente muestra su disposición
defendiendo su derecho a iniciar las sesiones con puntualidad.
Medidas de la Línea Base
Como se ha comentado en el capítulo anterior, la definición del problema y de
las metas va acompañada por la recogida de los datos que configuran la línea base,
salvo en los casos urgentes que requieren una intervención inmediata. La línea
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
371
base puede proporcionar mucha información sobre la naturaleza de los problemas
y de los resultados deseados por el cliente. Es fundamental recoger los datos de
la línea base antes de aplicar alguna estrategia para posteriormente determinar en
qué medida dicha estrategia ha sido' útil para el cliente.
En resumen, no existe una única y definitiva norma para iniciar la fase de
aplicación de estrategias. Introducir o no una estrategia dependerá de la calidad de
la relación terapéutica, de la evaluación objetiva y precisa del problema que presenta
el cliente, del establecimiento de metas terapéuticas observables, de las conductas
del cliente que muestran disposición para la acción y de las medidas de la línea
base.
CRITERIOS PARA SELECCIONAR ESTRATEGIAS
Cuando usted crea que se han cumplido los prerrequisitos necesarios para la
aplicación de una estrategia, puede hallarse en disposición de avanzar hacia la fase
terapéutica que consiste en la introducción de estrategias. La descripción de criterios
que añadimos refleja nuestras propias preferencias, sin embargo, nos hemos guiado
por los trabajos de Garnbrill (1977), Goldfried y Davison (1976), Okun (1987) y
Shaffer (1976). Los siete criterios importantes que influyen sobre la selección de
las estrategias terapéuticas son: las características y preferencias del consultor, la
documentación referente a las estrategias, los factores ambientales, la naturaleza
de la conducta problemática del cliente, el tipo de resultados que desea, las características y preferencias del cliente y los signos o patrones diagnósticos.
Al seleccionar las estrategias el consultor debería tener en cuenta estos siete
criterios aunque los más importantes sean la naturaleza del problema del cliente y
los signos y patrones diagnósticos. Las estrategias terapéuticas deberían aplicarse
de forma tal que optimicen las posibilidades de ayuda a los clientes para resolver
sus problemas particulares. En menor grado, los cinco parámetros restantes también
influyen sobre la selección de las estrategias.
En general, las estrategias de intervención deben:
• Ser de fácil ejecución.
• Coincidir con las características y preferencias del cliente.
• Corresponder a las características del problema y a los factores concomitantes.
• Ser positivo en vez de negativo.
• Favorecer el desarrollo de las destrezas de automanejo.
• Fortalecer en el cliente las expectativas de eficiencia y logro personal.
• Disponer de alusiones en la literatura.
• Ser de aplicación factible y práctica.
• No generar problemas adicionales al cliente ni a los otros significativos.
• No sobrecargar de responsabilidades al cliente ni a los otros significativos.
372
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉlITICAS
• No exigir al consultor más de lo que éste puede dar o tiene compromiso de
hacer.
• No repetir o plantear soluciones previas que puedan favorecer posteriormente
la insatisfacción.
Características y Preferencias del Consultor
«El mejor consultor es aquel que cuenta con el más amplio repertorio de
destrezas terapéuticas y puede emplear cualquiera de éstas para satisfacer las necesidades de cualquier cliente» (Egan, 1975, p. 187). Nosotros valoramos al consultor que está al tanto de los nuevos procedimientos y tiende a variarlos en razón
de las diferentes necesidades de cada proceso terapéutico. Nos preguntamos si un
consultor es capaz de funcionar adecuadamente con muchos clientes si cuenta sólo
con un número limitado de destrezas. Decía Maslow (1966, pp. 15-16) «Si tu única
herramienta es el martillo, probablemente tratarás todas las cosas como si fueran
clavos», sin embargo nuestro énfasis en la diversidad de estrategias terapéuticas
no implica que un terapeuta debe abandonar los principios de la conducta humana
sólo para ofrecer (do último». Tampoco nos parece que se deba proponer una
estrategia desconocida o poco experimentada. Como señala Okun ( 1987, p. 199)
«simular ser experto cuando no se puede responder a esta expectativa, es éticamente
cuestionable». Falsear sus capacidades o títulos académicos también puede tener
serias consecuencias legales (Van Hoose & Kottler, 1977).
Nosotros sugerimos que usted use sus destrezas, nivel de comodidad y valores
como criterio para juzgar qué estrategia es la más adecuada. La experiencia y su
actitud con respecto a ella son los principales factores que influyen sobre sus
preferencias. Al mismo tiempo, no se limite siempre a los mismos procedimientos
y trate de ser flexible ante las nuevas técnicas pero recuerde la necesidad de
supervisión o consulta cuando aplique enfoques nuevos. No dude en comunicar al
cliente sus preferencias, además estas preferencias pueden reflejar una orientación
terapéutica particular y esto también debería ser comunicado al cliente durante las
primeras sesiones de la terapia.
Documentación sobre las Estrategias
Existen diferentes cantidades de datos sobre los diferentes procedimientos terapéuticos. Estos datos pueden ayudarle a conocer los experimentos realizados y
los problemas tratados con cada estrategia. Todas las estrategias que se presentan
en este libro cuentan con un apoyo empírico. La documentación de una estrategia
debería ser un criterio a considerar, pero no el único, en el momento de la selección.
Como observa Gambrill (1977), la mejor estrategia no es siempre la que sugiere
la literatura, sobre todo cuando se presentan problemas operativos o cuando el
cliente prefiere otra. Sin embargo, le recomendamos que no se limite al conoci-
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
373
miento de técnicas que proviene de su experiencia pasada. El modelado participante
(Capítulo 13), por ejemplo, ha sido ampliamente documentado para la reducción
de las fobias, también se ha aplicado a la adquisición de nuevas destrezas. Cuando
aplique estrategias basadas en la documentación literaria, puede advertir al cliente
que existe documentación sobre los procedimientos X e Y y que su utilidad ha
sido comprobada con clientes que presentan problemas similares al suyo o coinciden
en algunos aspectos de sus problemas.
Factores Ambientales
Los factores del entorno terapéutico o del medio natural del cliente pueden
determinar la ejecución de una estrategia. Estos factores son el tiempo, el coste,
el equipo, el papel de los otros significativos y la disponibilidad de los refuerzos
en el medio natural (Gambrill, 1977). La cantidad de tiempo que usted puede
dedicar al cliente durante cada sesión y durante el total de la terapia influye también
sobre la selección de las estrategias. Los procedimientos específicos y concretos
que son fáciles de ejecutar son los más prácticos en las terapias de tiempo limitado.
Las características físicas de su despacho pueden limitar también la elección de
procedimientos. Por ejemplo, es difícil hacer prácticas de relajación profunda
(Capítulo 17) si no se dispone de una silla cómoda.
El entorno natural del cliente también es un factor importante. Egan (197 5,
pp. 221-222) señala que un plan de acción que encuentra mucha resistencia ambiental no es práctico. La disponibilidad de patrones y refuerzos en el medio del
cliente puede influir también sobre la selección de posibles estrategias (Goldfried &
Davison, 1976). No es conveniente depender de un procedimiento que requiera
mucha implicación por parte de los otros significativos si el cliente cuenta con
pocos amigos cercanos.
Naturaleza del Problema del Cliente y Sistemas de Respuesta Implicados
El consultor, guiado por las evaluaciones previas del problema, debe asumir
la responsabilidad de proponer estrategias al cliente. Las estrategias deberían reflejar
la naturaleza de las conductas problemáticas y para ello se precisa una evaluación
global y una definición operativa del problema, así como los objetivos o propósitos
de cada procedimiento específico. Por ejemplo, si un cliente desea mejorar las
notas en sus exámenes y la evaluación muestra que no ha estudiado, el consultor
dispone de una base para sugerir algún entrenamiento en destrezas de estudio, pero
si la evaluación muestra que el cliente estudia frecuentemente pero siente fobia a
las pruebas, el consultor está en disposición de proponerle un enfoque para el
manejo de la ansiedad a las pruebas como la desensibilización sistemática (Capítulo
18), la reestructuración cognitiva (Capítulo 16), o ambas a la vez.
374
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉlfITCAS
Por otra parte, el terapeuta necesitará conocer la naturaleza del sistema de
respuestas o componentes asociados con el problema (pensamientos, sentimientos,
expresiones somáticas, conductas abiertas, etc.) para proponer las estrategias de
tratamiento en conjunción con este sistema. Por ejemplo, el mismo cliente que
sufre ansiedad a las pruebas o algún otro cliente, con un tipo de ansiedad focalizada,
puede experimentar ansiedad en tres sistemas de respuesta como mínimo: cognitivo,
somático (fisiológico) y conductual (conducta de evitación)(Lehrer & Woolfolk,
1982). Un cliente puede reconocer que la ansiedad se manifiesta en estos tres
sistemas de respuesta durante la situación problemática; otro puede reaccionar
conductualmente pero sin activación fisiológica o vice versa y otro puede encontrar
sólo el componente cognitivo de la ansiedad. Dependiendo de los sistemas de
respuesta implicados, el consultor presentará diferentes opciones de tratamiento
(Lehrer & Woolfolk, 1984). Los reactores cognitivos se beneficiarán más de las
estrategias terapeutico-cognitivas como la reelaboración, la reestructuración cognitiva y las destrezas de manejo de desensibilización.
Los reactores somáticos se beneficiarán más de las técnicas de reducción de la
ansiedad como la relajación muscular, la desensíbilización sistemática, el biofeedback y algunos enfoques orgánicos que tratan la tensión muscular crónica. Los
reactores conductuales parecen beneficiarse más del entrenamiento de destrezas,
del modelado participante (exposición gradual) y de la desensibilización por contacto. Las personas que reaccionan cognitiva y somáticamente pueden mejorar
mediante la meditación mientras que las personas con problemas en los tres sistemas
de respuesta pueden mejorar con un tratamiento multiforme como el entrenamiento
en inoculación al estrés.
En contraste con los enfoques cognitivo-conductual para el tratamiento de las
fobias y ansiedad focalizada (formas de ansiedad muy específicas o asociadas a
determinadas situaciones), la terapia centrada en el cliente es el tratamiento inicial
más frecuente para las personas que sufren ansiedad generalizada o inespecífica
(Mitchell, Bozarth & Krauft, 1977; Shaffer, 1976). Como señala Meyer (1983),
«la atención dirigida hacia la empatía y la relación cálida, junto a la reducida
demanda de material para la terapia, parece ser útil» (p. 120). Se considera que
los niveles consistentemente altos de las tres condiciones facilitativas asociadas a
este enfoque (empatía, aceptación positiva, atención) eliminan gradualmente parte
de la ansiedad generalizada.
En la actualidad se están publicando datos sobre las respuestas que se corresponden con determinados tratamientos. Las investigaciones preliminares sugieren
que los mejores resultados se logran cuando se trata a los clientes con métodos
que coinciden con su patrón particular de respuesta (Lehrer & Woolfolk, 1984;
Óst, Jerremalm & Johannson, 1981). En ausencia de más información, el terapeuta
deberá evaluar con mucha cautela los componentes o sistemas de respuesta asociados con los problemas del cliente (como se muestra en los Capítulos 7 y 8) y
localizar los parámetros relevantes de posibles enfoques terapéuticos para lograr
una conexión idónea. Como señala Lazarus, «En este punto son muy importantes
la experiencia clínica y cierta dosis de capacidad artística» (1981, p. 55).
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
375
Naturaleza de los Resultados
La selección de estrategias también depende de Ja naturaleza de la meta identificada y de lo que ésta represente. Como se ha comentado en el Capítulo 9, las
metas pueden reflejar aspectos de elección o de cambio (Dixon & Glover, 1984).
Esta diferencia es importante porque cada tipo de aspecto requiere diferentes estrategias de intervención. Los aspectos de elección se resuelven mejor con estrategias o enfoques como la terapia educativa o vocacional, toma de decisiones y
resolución de conflictos, role-play, diálogos Gestalt trabajo de redecisión AT.
Recuerde que, para Jos aspectos de cambio, las metas resultantes son Ja adquisición de respuestas, el incremento de respuestas, la reducción de respuestas o la
reestructuración de respuestas (respuesta incluye tanto las conductas manifiestas
como las encubiertas). Para las metas que reflejan adquisición de respuesta, los
componentes del entrenamiento en destrezas que se describen en el Capítulo 12 y
los enfoques de modelado que se describen en Jos Capítulos 13, 14 y 15 normalmente son los más adecuados. Normalmente cuanto mayor es el déficit, más
modelado, entrenamiento y feedback se precisa. Para las metas que reflejan incremento de respuestas, capacidad imaginativa, inoculación al estrés, meditación,
relajación muscular, auto-observación, autorrefuerzo e intervenciones paradójicas,
todas ellas pueden aplicarse idiosincrásicamente para conseguir las conductas deseadas. Para las metas que reflejan una reducción de respuestas son útiles las
anteriores así como la desensibilización sistemática. Para las metas que reflejan la
reestructuración de respuestas, el bloqueo de pensamientos, la reestructuración
cognitiva, la inoculación al estrés, las destrezas de manejo o la desensibilización
de autocontrol, el control de estímulos y la reelaboración o el reetiquetado pueden
ser técnicas útiles.
Características y Preferencias del Cliente
En nuestra opinión, la selección de estrategias terapéuticas es una decisión muy
importante que debe implicar tanto al cliente como al consultor. En nuestra opinión
no es conveniente que el consultor seleccione las estrategias o que aplique un plan
de tratamiento sin contar con la participación del cliente en este proceso. Pensamos,
junto con Frey (1975) que el cliente debería ser el coproductor del proceso terapéutico.
La preferencia del cliente por un determinado plan de acción es importante y
la mayoría de los clientes tienen preferencias respecto al estilo y orientación terapéuticos (Manthei, 1983). Cuando se incluyen las expectativas y preferencias del
cliente, normalmente se logran resultados terapéuticos más positivos (Devine &
Femald, 1973). Los clientes manipuladores o los «saboteadores emocionales» pueden ser las excepciones a esta regla general porque con ellos es difícil aceptar sus
intereses egoístas sin examinarlos o clarificarlos en profundidad (Lazarus, 1981,
pp. 159-160).
376
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
Durante la última década hemos atestiguado una tendencia creciente en el
consejo y la terapia por defender los derechos del consumidor. Esta tendencia tiene
como mínimo cuatro implicaciones (Sue, 1977):
l. El cliente debe ser un miembro activo y no pasivo de la terapia.
2. Los derechos del cliente deben explicitarse.
3. El proceso terapéutico debe desmitificarse. Esta desmitificación puede realizarse si el consultor explica en qué va a consistir la terapia y/o las características particulares de cada
tratamiento específico que aplica.
4. El cliente debe dar su conformidad al tratamiento.
Estas implicaciones son importantes para todos los clientes, independientemente
del entorno en que se desarrollen las terapias. Los consultores también deberían
tomar precauciones especiales con las personas de «poco poder» como es el caso
de los menores o las personas institucionalizadas para asegurar que no se violan
los derechos de estas personas y que se toma en cuenta su participación y consentimiento en los programas de tratamiento. A veces, algunos terapeutas defienden
que silencian parte de la información sobre el tratamiento para basar la estrategia
terapéutica en la «confusión». Sin embargo, los principios éticos y legales sugieren
que cada cliente tiene el derecho de seleccionar los servicios y estrategias adecuadas
para sus necesidades. Desafortunadamente, esta selección puede ser poco significativa «Salvo que previamente se disponga de información objetiva sobre las
posibles alternativas viables» (Manthei, 1983, p. 339).
En nuestra opinión un consultor procede de buena fe para proteger los derechos
y el bienestar del cliente cuando ofrece la siguiente inforn)ación sobre las estrategias:
l. Una descripción de todos los enfoques terapéuticos relevantes y posibles para el cliente en
particular con su problema específico.
2. La explicación o las razones de aplicación de cada procedimiento.
3. La descripción del papel del consultor en cada procedimiento.
4. La descripción del papel del cliente en cada procedimiento.
5. Los riesgos o dificultades derivadas del procedimiento.
6. Las ventajas que se esperan lograr de cada procedimiento.
7. La estimación de tiempo y coste de cada procedimiento.
El terapeuta también se ofrecerá a responder a cualquier pregunta que el cliente
desee formular y le recordará que el cliente dispone del derecho a abandonar en
cualquier momento una estrategia o procedimiento. Si el cliente es menor de edad
o su incompetencia mental ha sido comprobada, el consentimiento debe obtenerse
de sus padres o representante legal.
Para la protección del terapeuta es conveniente guardar algún registro escrito
o grabado de la sesión donde se obtuvo el consentimiento. Por ejemplo, el contrato
de tratamiento que se describe en el Capítulo 12 contiene un párrafo que resume
los principales elementos del informe de consentimiento. Este contrato incluye la
fecha y Ílfl}la del terapeuta y del cliente. Como hemos comentado anteriormente,
los informes de consentimiento son especialmente importantes con los clientes
menores de .edad y los institucionalizados y también cuando el terapeuta desea
aplicar procedimientos experimentales «no estandarizados».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
377
Además de explicar y considerar los preferencias del cliente por determinadas
estrategias de tratamiento, es útil tener en cuenta las características del cliente que
pueden influir sobre el uso de la estrategia. Golfried y Davison (1976, p. 27)
señalan que con algunas técnicas, la capacidad del cliente para describir ejemplos
específicos es importante. Con otros procedimientos como el modelado encubierto
(Capítulo 14) y la desensibilización sistemática (Capítulo 18), es imprescindible
la capacidad del cliente para generar y mantener imágenes mentales. El consultor
deberá examinar si el cliente puede generar imágenes claras y realistas antes de
aplicar estas estrategias.
Otras características correspondientes al cliente que influyen sobre la aplicación
de determinadas estrategias son las habilidades sociales y de autocontrol así como
la condición física y la defensa férrea de ciertas actitudes (Garnbrill, 1977). En el
Capítulo 20, por ejemplo, se describe el concepto de «posición del paciente», los
valores y creencias de un cliente pueden determinar el apoyo o rechazo de éste a
la aplicación de un enfoque específico. Si el terapeuta es insensible a los valores
u opiniones de un cliente y trata de implantar una estrategia que se opone a ellos,
el cliente mostrará resistencia al procedimiento o se negará a implicarse en él. A
veces, el cliente se niega abiertamente a colaborar en una estrategia: «¡Eso me
parece una tontería!», «¿Cómo demonios quieres que eso me ayude?» o «¡Ni
siquiera lo intenté!». Otros clientes manifiestan su desacuerdo con más disimulo
y por ello el consultor debe estar al tanto desde un inicio a las señales verbales y
no verbales que emite el cliente para advertir alguna respuesta afirmativa o negativa.
Por ejemplo, el rechazo de un cliente ante determinado procedimiento puede expresarse mediante un movimiento de ojos, una mueca de la boca o un cambio en
el patrón de la respiración.
Las estrategias que se propongan también tienen que estar de acuerdo con los
éxitos y fracasos anteriores del cliente (Dixon & Glover, 1984). Como señalábamos
en el Capítulo 8, la entrevista de evaluación incluye la identificación de las soluciones previas que ha aplicado el cliente para resolver el problema y el efecto
que éstas han producido. Esta información es especialmente útil en el momento
de seleccionar la estrategias. Según Watzlawick (1978), cuando el consultor identifica los esfuerzos insatisfactorios previos del cliente para resolver problemas,
puede evitar reproducirlos, eliminando así la posibilidad de plantear «seudo-soluciones que engendran problemas» (Lazarus, 1981, p. 147). Este concepto se
amplia en el Capítulo 20.
Señales y Patrones Diagnósticos
Según Shaffer (1976), al seleccionar y programar las intervenciones terapéuticas
una categoría importante a tener en cuenta se refiere a las señales y patrones
diagnósticos observables que ha mostrado el cliente durante las entrevistas. Estas
señales y patrones diagnósticos constituyen la base de lo que Shaffer (1976) denomina «normas de decisión», los modos de seleccionar y secuenciar el tipo de
378
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉlJTICAS
intervenciones más útiles para un cliente determinado con un problema y su solución
particular. Una norma de decisión es una serie de preguntas mentales o heurísticas
que el consultor se plantea constantemente durante las entrevistas para conectar
las técnicas con las necesidades del cliente. En el modelo de Shaffer, la primera
pauta es el enfoque centrado en el cliente o de relación. Según Shaffer es preciso
empezar con la modalidad rogeriana porque atendiendo y reflejando se logra una
gran cantidad de información del cliente sin necesidad de interrogarle y porque es
más fácil salir de este modelo que introducirse en él después de haber aplicado
otros. En las siguientes sesiones, la tarea del consultor consiste en observar y
procesar ciertas señales o patrones diagnósticos y en base a ellos, tomar la decisión
de mantener esta modalidad centrada en el cliente o salir de ella y aplicar un
enfoque diferente que sea más efectivo. El enfoque que se seleccione, una vez más
dependerá de las señales y patrones diagnósticos que muestre el cliente.
La Tabla 11. l describe los ocho criterios diagnósticos y sus correspondientes
enfoques terapéuticos establecidos por Shaffer (1976). Estas ocho categorías diagnósticas así como sus correspondientes tratamientos se han extraído de la literatura
empírica. Shaffer (1984) también ha elaborado las listas de las medidas correspondientes para evaluar los efectos de estos enfoques terapéuticos.
Es importante señalar que las estrategias que se presentan en este libro reflejan
fundamentalmente un enfoque cognitivo-conductual y pueden ser útiles cuando
existen las siguientes condiciones:
l. El problema y la meta del cliente que se han definido implican cambio en vez de elección.
2.
3.
4.
5.
Como se ha comentado anteriormente, los aspectos de elección pueden tratarse mejor con
otros enfoques como las terapias educativas o vocacionales, la toma de decisiones, el diálogo
Gestalt, etc.
El cliente se halla intacto (no se encuentra tan desorientado que no puede responder al
tratamiento), no sufre ningún trastorno o disfunción orgánica y quiere desarrollar algunas
conductas abiertas y/o encubiertas.
El cliente o la conducta del cliente y no el sistema, es responsable del problema. De lo
contrario se recomiendan las intervenciones de sistemas (pareja, familia, organización).
El cliente no muestra una actitud rígida porque haya fracasado en sucesivos intentos de
cambiar la conducta, sólo o con ayuda del terapeuta. Si no es así, quizá pueda beneficiarse
más de otras modalidades de tratamiento como las grupales.
El consultor dispone de suficiente experiencia, recursos e interés para trabajar con el cliente.
Si no es así, es preferible derivar al cliente a otro consultor.
Además, el la Tabla l 1.2 se presentan los ejemplos de algunos casos específicos
de clientes con las estrategias de tratamiento correspondientes. Esta lista no es
exhaustiva pero representa los principales tipos de problemas hacia los que se
encaminan las estrategias que tratan en este libro. La tabla incluye también referencias a otros tratamientos que, aunque no se tratan en este libro pueden ser de
interés para usted.
ESTRATEGIAS DE ENlREVISTAS PARA TERAPEUTAS
379
TABLA 11.1. Ocho categorías diagnósticas y sus correspondientes modalidades de
tratamiento.
Señales
diagnósticas
1. Baja autoestima. Ansiedad
generalizada.
2. Ansiedad focalizada. Cliente intacto.
Gradiente de ansiedad.
3. El cliente necesita aumentar o disminuir
un máximo de tres conductas
específicas.
4. Discrepancia de roles, falta de
información sobre sí mismo en relación
a los entornos educativos o
vocacionales.
5. El cliente no puede introducir los
cambios. El sistema y no el cliente
ocasiona los problemas. El terapeuta
puede acceder al sistema.
6. «Rigidez». Más de tres conductas a
cambiar. Los esfuerzos de cambio
anteriores han fracasado. Cliente no
psicótico.
7. Falta de sofisticación cognitiva. Errores
en las conceptualizaciones cognitivas.
Alto grado de implicación cognitiva.
8. El terapeuta opina que otra persona
puede manejar mejor el caso por
motivos diversos como la experiencia,
las destrezas, el tiempo, el coste o la
conveniencia y disposición.
Tratamiento
correspondiente
Enfoque rogeriano / Ansiedad generalizada
de relación.
Enfoques de reducción de ansiedad,
desensibilización o
contracondicionamiento.
Tratamiento operante y técnicas
conductuales tradicionales no cognitivas.
Terapias educativo / vocacionales, toma de
decisiones y resolución problemas, otras
estrategias de «elección» como el diálogo
Gestalt, el trabajo de redecisión TA, etc.
Intervención de de sistemas.
«Trabajo de grupo».
Terapias interpretativa y cognitiva y
terapias de resolución de conflictos.
Derivación.
TABLA 11.2. Ejemplos de problemas con los enfoques terapéuticos y estrategias correspondientes.
Depresión
(Neurótica o reactiva en vez de endógena; también desajuste de adaptación con estado de
ánimo depresivo).
Terapia cognitiva (reestructuración cognitiva, terapia racional emotiva, terapia de
constructo personal).
Auto-observación.
Capacidad imaginativa.
Reelaboración.
Control de estímulos.
Medidas de apoyo.
Terapia de resolución de conflictos.
(Los antidepresivos pueden ser necesarios).
380
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
Control y Manejo del Miedo
Reestructuración cognitiva.
Reelaboración.
Entrenamiento en relajación.
Meditación.
Inoculación al estrés.
Desarrollo de habilidades.
Terapia de resolución de conflictos.
Déficit de Habilidades
(Por ejemplo, habilidades sociales, habilidades asertivas, destrezas para entrevistas
laborales, etc.).
Desarrollo de habilidades.
Modelado.
Terapia de resolución de conflictos.
Excesos Conductuales
(Por ejemplo, peso, consumo de cigarrillos, falta de decisión, etc.).
Técnicas de automanejo.
Intervenciones paradójicas.
Capacidad imaginativa.
Trastornos de Ansiedad
Fobias y trastornos foca/izados de ansiedad.
Desensibilización sistemática.
Modelado participante (exposición gradual).
Inoculación al estrés.
Terapia de resolución de conflictos.
Grupos de autoayuda.
(La medicación ansiolítica, o antidepresiva en los casos de agorafobia, puede ser
necesaria).
Desajustes de ansiedad con ataques de pánico.
Relajación muscular.
Meditación.
Modelado participante y exposición gradual.
(Probablemente en un principio será necesaria alguna medicación ansiolítica).
Ansiedad generalizada (no específica).
Terapia centrada en el cliente.
Biofeedback.
Meditación.
Relajación muscular.
(Pueden necesitarse algunos tranquilizantes).
Trastornos obsesivo-compulsivos.
Reelaboración.
Terapia de resolución de conflictos.
Intervención paradójica.
Modelado participante.
Modelado cognitivo con entrenamiento autoinstruido.
Desensibilización sistemática, si existe un componente de ansiedad.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
381
Enfoques gestá1ticos.
Terapias de grupo.
Trastornos de Personalidad
Trastornos de evitación.
Desarrollo de habilidades.
Reestructuración cognitiva y enfoque racional emotivo.
Intervención paradójica.
Terapia adleriana.
Enfoques existenciales.
Enfoques gestá1ticos.
Trastornos derivados de personalidades dependientes.
Desarrollo de habilidades asertivas.
Modelado vicario.
Terapia de grupo.
Terapia familiar o de pareja.
Los problemas para los que estas estrategias pueden usarse como componentes
secundarios, tal es el caso de las disfunciones sexuales o el abuso de alcohol, no
se incluyen aquí.
Como se ha mencionado en los apartados anteriores sobre los criterios de
selección de estrategias, recuerde que es imprescindible que las estrategias se
correspondan con los componentes de respuesta del problema definido. Para más
información sobre los tratamientos ver Meyer (1983), Reid (1983) y Lehrer y
Woolfolk (1984).
SELECCIÓN DE UNA COMBINACIÓN DE ESTRATEGIAS
Las estrategias terapéuticas rara vez se aplican aisladamente. Aunque en este
libro, siguiendo un propósito pedagógico, se presentan por separado las estrategias
terapéuticas, en la «realidad» se aplican en programas combinados.
Es necesario seleccionar y secuenciar diversas estrategias para tratar la complejidad y variedad de los problemas que presenta cada cliente. Es poco frecuente
encontrar un cliente con un único problema (como miedo a volar en los aviones)
que pueda tratarse con una única estrategia (como la desensibilización sistemática).
Como asegura M.J. Mahoney (1974, p. 273), «La presentación unidimensional de
los problemas parece ser un mito propagado por los convencionalismos científicos.
El cliente medio no sólo presenta fobia a las serpientes, a menudo expresa deseos
de mejorar su ajuste personal junto con otra gran variedad de centros de interés»
Como la mayoría de los problemas de los clientes son multidimensionales y
están controlados por diversas variables, los aspectos a modificar y sus correspondientes estrategias terapéuticas normalmente deben ser múltiples. Además, cada
vez existen más pruebas que confirman la fuerte correlación entre los cambios
382
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
ejecución y las modificaciones cognitivas. Los cambios del sistema conductual
experimentados como logros personales pueden fortalecer las expectativas de eficacia personal del cliente (Bandura & Adams, 1977; Bandura, Adams & Beyer,
1977). Un programa terapéutico bien integrado introducirá todas las estrategias
necesarias para trabajar las habilidades conductuales, las destrezas cognitivas, las
respuestas emocionales, los procesos orgánicos y los factores ambientales relacionados con el cliente.
RESUMEN
La mayoría de los clientes presentan problemas complejos con una muestra
diversa de metas terapéuticas. Esto requiere una muestra de intervenciones y combinación de estrategias diseñadas para trabajar con las principales áreas del funcionamiento humano. Ambos, el consultor y el cliente, deberían ser participantes
activos en la selección de las estrategias terapéuticas apropiadas para el problema
del cliente y para los resultados deseados. Las estrategias reflejadas por el plan
global de tratamiento deberían ser suficientes para manejar todas las áreas importantes que deben modificarse y deberían corresponderse, en la medida de lo posible,
con los componentes de respuesta del problema definido. Una vez que se hayan
seleccionado las estrategias, el consultor y el cliente siguen trabajando juntos para
aplicar estos procedimientos. En el próximo capítulo se comentarán algunos elementos comunes de la aplicación de estrategias.
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
Instrucciones: A continuación se presentan en la columna de la izquierda seis
situaciones referentes a clientes. En la columna de la derecha se adjuntan !as cinco
pautas para la adecuada selección y temporalización de la introducción de estrategias.
Decida cual de estas cinco pautas se representa en cada una de las seis situaciones
(primer objetivo del capítulo}. En algunas situaciones pueden ser válidas una o más
pautas. En el feedback encontrará las respuestas.
Situaciones:
Pautas:
__ 1. El cliente ha llegado tarde durante las últimas
semanas y en una ocasión olvidó la cita.
__ 2. Pidió al cliente que completara un inventario de
autoinforme durante la semana. El cliente
empezó a hacerlo, pero manifiesta que necesita
otra semana para terminarlo.
__ 3. El cliente alteró el centro de Interés durante la
tercera sesión, antes manibestava no ser capaz
de decidir y ahora asegura estar loca.
__ 4. El cl!ente sigue cambiando de parecer sobre
cómo quiere que se mantenga su relación
después de la terapia.
__ 5. El cliente le pide repetidamente que sea usted
quien le resuelva algunos aspectos.
__ 6. El cliente ha abandonado la sesión antes de
tiempo las dos últimas veces.
a. Calidad de la
relación.
b. Evaluación del
problema.
c. Definición de
metas.
d. Disposición y
compromiso del
cliente.
e. Recopilación de
las medidas de la
línea base.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
383
SEGUNDA PARTE
En esta parte de la postevaluación presentamos las descripciones de los casos
de tres clientes. Lea atentamente cada caso y decida cual de los siete ·criterios de
selección de estrategias que se presentan a continuación serían los criterios predominantes o principales para seleccionar estrategias para cadacliente en particular
(segundo objetivo del capitulo). Justifique su selección.
Criterios para la Selección de Estrategias
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Características y preferenc!as del consultor.
Documentación sobre estrategias.
Factores ambientales.
Naturaleza del problema del cliente y sistema de respuestas.
Naturaleza de las metas deseadas.
Características y preferencias del cliente.
Señales y patrones diagnósticos.
Caso 1.
El cliente, un estudiante, manifiesta suspender exámenes por lo que el mismo
denomina (<falta de decisión». Afirma que pospone cualquier actividad relacionada
con las clases hasta el último momento. Consecuentemente, su trabajo es normalmente escaso y/o lo entrega fuera de plazo y siempre le falta tiempo para preparar
los exámenes. Reconoce haber intentado solucionarlo de dos formas: (1) privándose
de las cosas que le gusta hacer hasta que el trabajo haya sido concluido y
(2) forzándose a permanecer sentado en su mesa de trabajo durante cierta cantidad
de tiempo. Manifiesta que ninguna de estas soluciones le ha ayudado. Añade también
que acudió a terapia por este mismo problema pero tampoco tuvo éxito. Manifiesta
que en su habitación es difícil estudiar por el exceso de ruido pero que es demasiado
vago para levantarse e ir siempre a la biblioteca. Se describe a sí mismo como
alguien lento para iniciar acciones, alguien que necesita el empuje de otras personas
para hacer cosas.
Caso 2.
La cliente, una joven de unos veinticinco años, acaba de volver tras haber viajado
durante dos años por Europa, lo que hizo después de licenciarse en arte. Sus fondos
se han acabado y su compañero de viaje vuelve a estudiar. A ella le gustaría volver
a viajar por Europa pero primero debe encontrar un trabajo y reunir fondos de nuevo.
A pesar de ser consciente de ésto, dice que es reacia a trabajar y prefiere un estilo
de vida más creativo como el de los artistas ambulantes. Afirma que en un diario
de divulgación nacional ha leído un anuncio sobre un nuevo programa denominado
«CP)), procesado creativo, que ella desearía recibir de usted para intentar trabajar
sin perder el contacto con la parte creativa de sí misma que ha descubierto en sus
recientes viajes.
Caso 3.
La cliente, una mujer casada de mediana edad, ha empezado a sentir ansiedad
por cosas muy diversas durante el último año. Su ansiedad comenzó estando ella
de compras. Ahora no puede conducir sin sentir ataques de pánico. Durante los dos
384
SELECCIÓN DE ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS
últimos meses permanece confinada en su hogar como resultado de su creciente
ansiedad. La cliente señala que la ansiedad se manifiesta en forma de una terrible
sensación en el estómago, aceleración del ritmo cardíaco, respiración entrecortada,
mareo y pensamientos de enloquecer o morirse. Pide ayuda para controlar estos
sentimientos y dejar de ser un manojo de nervios.
FEEDBACK: POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
1. a, d.
2. a, d, e.
3. b.
4.
C.
5. d.
6. a, d.
SEGUNDA PARTE
Caso 1.
Naturaleza del problema del c/íente: dilación y conducta de evitación.
Características del cliente: es lento al iniciar tareas; aplica medios punitivos para
manejar su propia conducta y esto puede haber empeorado el problema.
Factores ambienta/es: dificultad para hallar un lugar tranquilo para estudiar.
Señales diagnósticas: los esfuerzos previos de él mismo y de otro terapeuta no
han tenido éxito.
Posibles estrategias de tratamiento: intervención paradójica; terapia de grupo.
Caso 2.
Características del consultor: el consultor puede sentirse incómodo aplicando el
enfoque CP solicitado por la cliente.
Documentación: se sospecha que el CP es un enfoque nuevo y experimental
cuya efectividad clínica no se ha comprobado aún.
Señales diagnósticas: parece que la cliente carece de información realista sobre
sí misma y sobre el entorno.
Posibles estrategias de tratamiento: alguna estrategia vinculada a aspectos de
elección como la terapia vocacional, el diálogo Gestalt, etc.
Caso 3.
Naturaleza del problema del cliente y sistemas de respuesta: fobia (agorafobia)
con ataques de pánico; la ansiedad muestra componentes somáticos y cognitivos.
Naturaleza de la meta: la cliente desea aprender a manejar la ansiedad y los
ataques de pánico.
Señales diagnósticas: la ansiedad es más focal que generalizada.
Posibles estrategias de tratamiento: procedimientos específicos de manejo de
la ansiedad como la desensibillzación; la presencia de ataques puede indicar necesidad de medicación.
12
Elementos comunes a la aplicación
de estrategias
Muchas estrategias terapéuticas tienen cuatro elementos en común cuando se
aplican con fines clínicos: las razones de su aplicación, el modelado de las conductas
meta, el ensayo de las conductas meta y las tareas en vivo o la trasferencia del
aprendizaje. Cada estrategia debe ser descrita al cliente con una explicación donde
el consultor expone al cliente el propósito del procedimiento y una breve revisión
del mismo. Algunas estrategias implican formas de modelado para mostrar las
conductas meta de forma real o simbólica. Normalmente el modelado va seguido
por alguna forma de ensayo que se realiza durante la entrevista y por el feedback
que proporciona el terapeuta. Finalmente la mayoría de las estrategias incluyen un
elemento de trasferencia del aprendizaje mediante tareas o práctica autodirigida
para que el cliente ejecute en su medio las conductas aprendidas. Por ejemplo, los
cuatro elementos se emplearon en el desarrollo dehabilidades sociales de grupos
alcohólicos (Eriksen, Bjomstad & Gotestan, 1986). Estos cuatro elementos de la
aplicación de estrategias, cuando se aplican conjuntamente, componen diversos
programas de desarrollo de habilidades como las conductas asertivas (Galassi &
Galassi, 1977), las habilidades sociales (Eisler & Frederiksen, 1980) y también en
algunos programas terapéuticos de autoayuda (Glasgow & Rosen, 1979). Este
capítulo describe las formas más importantes de introducir estos elementos en la
aplicación de las estrategias terapéuticas. También se describen más adelante en
el capítulo, los componentes de un contrato escrito de tratamiento.
OBJETIVOS
1. Dado el caso de un cliente describir cómo se podrían aplicar los cuatro elementos de la
aplicación de estrategias con este cliente.
2. Con un compañero, mostrar los cuatro elementos de la aplicación de estrategias en un
programa de desarrollo de destrezas.
386
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ES1RA TEGIAS
3. Dado el caso escrito de un cliente, elaborar un contrato escrito de tratamiento que incluya
los cinco elementos del mismo.
RAZONAMIENTO PARA LA APLICACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS
TERAPÉUTICAS
Antes de aplicar cualquier estrategia, el terapeuta debería proporcionar al cliente
una explicación o razonamiento de la selección realizada. Wilson y Evans (1977,
p. 555) sugieren que el propósito de esta explicación es crear expectativas realistas
en el cliente:
En resumen la estrategia persigue el fin de proporcionar a los clientes la infonnación necesaria
para producir en ellos una estructura cognitiva a lo largo de la que organizarán su experiencia
terapéutica. La estructuración incluirá una explicación del desarrollo, mantenimiento y modificación de los problemas del cliente, una explicación persuasiva de los métodos de tratamiento
específicos que se van a emplear, una descripción de las fases procedimentales y las responsabilidades del cliente para participar activamente en el tratamiento.
Una explicación adecuada sobre el tratamiento consiste en explicar el propósito
de la aplicación del procedimiento y hacer una breve revisión de sus componentes
(Kazdin & Krouse, 1983). Después de la explicación, usted debería comprobar si
el cliente muestra deseos de probar la estrategia. Del mismo modo que en otros
apartados del proceso terapéutico, el cliente no debería sentirse obligado o forzado
a aceptar algo sin su compromiso expreso.
En los capítulos restantes se incluyen ejemplos de las explicaciones que pueden
aplicarse con cada estrategia particular. A continuación se incluye el ejemplo de
la explicación que proporciona un consultor antes de aplicar el modelado y el roleplay como parte de un programa de desarrollo de destrezas a una cliente joven que
desearía hablar más honestamente con su mejor amiga.
Consultor: Kathy, has dicho que te gustaría aprender a transmitir tus sentimientos a tu amiga
Tammy cuando ésta te hiere pero no estás segura de cómo hacerlo. Creo que puedo enseñarte
una fonna para hablar con Tammy y después puedes hablarme a mí como si yo fuera Tammy
y hubiera herido tus sentimientos [revisión]. Me parece que si puedes imaginarte que soy tu
amiga y consigues hablarme, después serás capaz de hacerlo con ella como a tí te gustaría
[razón J. ¿Qué te parece esto? [deseo del clienteJ.
Cliente: Bien. En clase también hacemos algunas representaciones.
Consultor: ¿Entonces te gustaría que siguiéramos adelante y lo intentáramos?
Cliente: Claro, me parece muy bien.
En resumen hay dos aspectos que un consultor puede explicar al cliente sobre
la estrategia terapéutica que va a introducir: la razón o el propósito de la estrategia
y una revisión de la misma.
MODELADO
El modelado es un procedimiento mediante el cual una persona puede aprender
observando la conducta de otra persona. En algunos momentos el modelado se
aplica como única estrategia terapéutica para ayudar al cliente a adquirir respuestas
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
387
o extinguir temores (ver Capítulo 13). En otros casos, el modelado es un componente de una estrategia mediante la cual el consultor proporciona muestras de
las conductas meta. Los modelos pueden ser reales o simbólicos. Los modelos
reales son personas: el terapeuta, un profesor, un amigo, un compañero. Como
señala Nye (1973), el consultor puede ser un modelo real «que muestra la conducta
deseada y dispone de condiciones óptimas para que el cliente haga lo mismo»
(p. 381). Los modelos simbólicos se presentan mediante materiales escritos como
los manuales o los libros, las películas, las grabaciones, las fotografías, etc. El
modelado también puede realizarse haciendo que el cliente imagine la conducta
meta cuando la ejecuta otra persona, del mismo modo que en el modelado vicario
(ver Capítulo 14).
Procesos Implicados en el Modelado
Bandura y Jeffery ( 1973) distinguen cuatro procesos implicados en el modelado:
atención, retención, reproducción y motivación. La atención se refiere a la actividad
del observador que consiste en concentrarse en lo que se modela. Por ejemplo,
puede ser difícil para un cliente que siente mucha ansiedad prestar atención a un
modelo. En tal caso, el consultor podría introducir algunas técnicas de relajación
(Capítulo 17) antes de aplicar el modelado. Una forma de facilitar la atención del
cliente consiste en mostrar o instruir al cliente sobre el motivo que debe observar
antes de presentar el modelo.
La retención hace referencia a la codificación simbólica o lingüística, organización cognitiva y ensayo encubierto del modelo presentado. El consultor puede
favorecer los procesos de retención secuenciando la presentación del modelo en
una serie de escenas breves. Después de presentar el modelo, la síntesis, tanto si
la hace el consultor como el cliente, puede facilitar también la retención.
El tercer proceso implicado en el modelado es la reproducción o capacidad del
observador para reproducir, ensayar o practicar la conducta cuyo modelo se ha
observado.
El último proceso común a todos los procedimientos de modelado es la motivación. El consultor puede aumentar la motivación explicando al cliente las razones
por las que se aplica el modelado. Por ejemplo, un consultor puede explicar cómo
se aplica el procedimiento y las ventajas que se pueden derivar de su uso. La
motivación también puede aumentar si el cliente ejecuta satisfactoriamente la conducta presentada por el modelo. Esto puede programarse mediante la práctica de
tareas graduadas que garanticen el éxito. Los cuatro procesos (atención, retención,
reproducción y motivación) coinciden en parte. Por ejemplo, la motivación del
cliente puede aumentarse si se reproduce satisfactoriamente la conducta deseada.
Las características del modelo y la presentación del procedimiento puede facilitar
estos procesos.
388
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
Características del Modelo
Las características del modelo son factores importantes que contribuyen al éxito
del modelado. Las características del modelo que aquí se describen son las ideales,
sin embargo en algunos casos puede ser poco práctico o factible aplicarlas todas,
especialmente cuando el consultor debe ser el modelo o cuando se emplean modelos
reales. Probablemente es más fácil incorporar estas características a los modelos
simbólicos (ver Capítulo 13).
La investigación científica muestra que los efectos del modelado pueden favorecerse mediante la semejanza entre el cliente y el modelo (Bandura, 197la;
Rosenthal & Bandura, 1978). El modelo seleccionado debería asemejarse al cliente
en edad y sexo. El prestigio del modelo y la semejanza cultural, étnica y racial
también influyen sobre algunos clientes (Cormier & Cormier, 1975).
Un modelo de manejo puede ser más efectivo que uno magistral (Kazdin, l 973a;
1974a; 1974b; Meichenbaum, 1971). Es decir, un modelo que muestra temor o
ansiedad, comete errores en su ejecución y muestra cierto grado de esfuerzo o
manejo durante la ejecución de su conducta o actividad puede resultar menos
amenazante y más real que aquel que no comete ningún error. Un cliente puede
identificarse más fácilmente con un modelo que se esfuerza, o con lo que Marlatt
y Perry (1975) denominan un modelo «resbaladizo» que mejora gradualmente
durante una serie compleja de conductas modeladas. Por ejemplo, un cliente fóbico
puede mejorar con más rapidez si un modelo tímido consigue calmarse gradualmente
que si el modelo actúa decidida y arriesgadamente. Los modelos deberían adecuarse
a la perspectiva de los clientes y no superar el nivel de competencia de éstos.
Además, los modelos que presentan problemas similares a los del cliente pueden
contribuir al éxito de un procedimiento de modelado. Los modelos que transmiten
una superación de dificultades son terapéuticamente beneficiosos si se presentan a
clientes con problemas o historias similares (Rosenthal, 1976).
A menudo se necesitan muestras sucesivas de la misma respuesta. Como señala
Bandura (l 976a, p. 250) las muestras sucesivas del modelado permiten al cliente
observar mejor la conducta y reducen el temor a las consecuencias negativas. Las
muestras sucesivas pueden programarse con un único modelo que repite la respuesta
o con varios modelos que muestran la misma respuesta. Por ejemplo, un modelo
puede mostrar varias veces cómo nuestra cliente Kathy puede hablar con su amiga
o lo hacen varios modelos. Los modelos diferentes disponen de características y
preocupaciones similares a la cliente (Perry & Furukawa, 1980). El empleo de
modelos diferentes puede aumentar la generalización y eficacia del modelado.
Modelos diferentes pueden ofrecer al cliente más señales y pueden causar un efecto
mayor que un único modelo porque los clientes pueden extraer los puntos fuertes
de cada modelo.
Recuerde que, en algunos casos, el terapeuta puede ser incapaz de aplicar
modelos diferentes durante la misma entrevista. La selección de las características
específicas del modelo estará determinada por los parámetros del problema y las
metas del cliente así como por las características individuales del cliente. Algunas
veces el cliente puede ser su mejor modelo (ver Capítulo 13).
ESTRATEGIAS DE EN1REVISTAS PARA TERAPEUTAS
389
Presentación de Modelos Reales
Cuando se introducen modelos reales en la entrevista, el modelo participa
inicialmente en una inversión de roles, es decir, adopta el rol del cliente y éste
interpreta el papel de una persona significativa de su entorno. Conviene recomendar
al cliente que caracterice a esta otra persona con el máximo realismo posible. Esto
proporciona una oportunidad para modelar las conductas bajo condiciones muy
similares al entorno extraterapéutico del cliente. Al mismo tiempo, permite al
modelo conocer el tipo de persona que deberá caracterizar en próximas sesiones.
Al introducir un modelo real, intente recordar que el modelado es una sugerencia
y no una decisión. Conviene animar al cliente para que adapte el modelado a su
propio estilo.
A continuación se presenta una secuencia de modelado real donde el consultor
interpreta a Kathy ejecutando la conducta meta:
Consultor: Vamos a interpretar durante un poco. Quiero que tu interpretes el papel de Tammy.
Pórtate como ella y dime lo que ella suele decirte al referirse a tu atuendo. Yo actuaré como
lo haces tú, pero en vez de morderme el labio y no decir nada, voy a decirle que hiere mis
sentimientos. ¿De acuerdo?, ahora empiezas como lo hace Tammy.
Cliente (como Tammy, con tono de voz sarcástico): Sabes Kathy, ese vestido que llevas te
sienta bastante mal. ¿Son tuyas las ropas o las has heredado de tu hermana mayor?
Consultor (como Kathy, se mantiene en silencio durante un rato, empieza a morderse el labio,
después para): No, son mías. Oye Tammy, ¿qué importancia tienen las ropas? Ya sabes,
nosotros no tenemos mucho dinero ... y me siento herida cuando te metes con mis ropas
como lo has hecho ahora.
Cliente (como Tammy): Bueno, olvidémoslo. Lo siento. ¿Vienes a mi casa cuando finaliza la
clase?
Después de esto, el cliente puede sintetizar los aspectos principales de la representación. En este punto se pueden revisar los principios generales que debe
recordar el cliente en las prácticas sucesivas. Estas pautas permiten al cliente
codificar la información modelada y recordarla posteriormente. Si el cliente tiene
problemas para sintetizar o repasar, puede necesitar modelos adicionales o más
representaciones antes de iniciar la práctica. Debe animarse al cliente para que
seleccione las partes de la representación que puede reproducir con más comodidad.
En resumen, el consultor debería recordar los siguientes consejos mientras aplica
el modelado:
I. Instruir al cliente en lo que debe observar antes de la presentación del modelo.
2. Seleccionar un modelo similar al cliente y que pueda mostrar las conductas metas con una
actitud de esfuerzo o manejo.
3. Presentar el modelado en escenas sucesivas para minimizar el estrés del cliente.
4. Después de la representación, pedir al cliente que sintetice o resuma lo que ha visto.
Generalmente el modelado de las conductas meta irá seguido por la práctica o
ensayo de estas respuestas. El modelado se aplica como condición previa de cualquier ensayo cuando el repertorio conductual del cliente es deficiente o erróneo y
cuando el objetivo del ensayo es la adquisición de respuestas. La razón de ésto es
390
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
simple: si una persona desea hacer algo pero no sabe cómo, sin un modelo que lo
presente es muy difícil de practicar la conducta deseada. El modelado proporciona
al cliente diversas posibilidades que puede emplear en la práctica de las conductas
meta.
ENSAYO O PRÁCTICA
La mayoría de las estrategias implican alguna forma de practicar la respuesta
para que el cliente ensaye la conducta meta. Normalmente estos ensayos respetan
una secuencia programada. La práctica real de cada respuesta debería ser muy
similar a las situaciones que surgen en el entorno del cliente. Como manifiesta
Mischel (1971), «la generalización se favorece cuando las condiciones estimulares
de la muestra del tratamiento son similares a las existentes en la situación vital a
la que se aplicarán las nuevas conductas» (p. 468). Para simular estas situaciones
con realismo, los intentos de repetición deberían incluir todos los estímulos necesarios y caracterizar a todas las personas implicadas con tanta precisión como
sea posible. Esta caracterización debería incluir la representación de las posibles
respuestas de las otras personas a la conducta meta del cliente.
Ensayo Abierto y Encubierto
Las prácticas de ensayo pueden ser abiertas o encubiertas. Un cliente puede
ejecutar un ensayo encubierto imaginando y reflejando la respuesta deseada. En el
ensayo abierto, el cliente puede verbalizar y representar las conductas deseadas en
una escena de role-play. Existe documentación empírica que defiende ambos ensayos (McFall & Twentyman, 1973). Los efectos combinados de ambos pueden
producir un efecto mayor que la aplicación exclusiva de uno (Kazdin, 1982;
Kazdin & Mascitelli, 1982b). Cuando la respuesta de interés se refiere a conductas
sexuales o a la adquisición o discriminación de respuestas encubiertas, el ensayo
encubierto puede ser más adecuado. Con clientes que tienen dificultades para
generar y mantener imágenes de la vida real, el ensayo abierto puede ser más útil.
Con muchos clientes pueden aplicarse ambos ensayos. En un principio puede ser
más útil empezar con ensayos encubiertos porque son menos visibles y pueden
disminuir la preocupación del cliente por ser observado por el consultor. Gradualmente, el cliente puede aproximarse al ensayo abierto, primero verbalizando
mientras practica abiertamente y después representando la situación en el role-play.
Recursos de Inducción y Preparación
Inmediatamente antes de ensayar una conducta meta, puede ser útil para el
cliente repasar mentalmente o en voz alta lo que va ha hacer y decir durante la
práctica. Además, el temor del cliente a «hacer tonterías» puede mitigarse si el
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
391
consultor deja de presentar estímulos o prepararle cuando el cliente se bloquea. La
preparación consiste en proporcionar al cliente las instrucciones necesarias sobre
los principios generales para ejecutar la conducta deseada con efectividad. La
preparación puede aportar las claves para que la persona discrimine el uso apropiado
de las respuestas meta. El consultor puede preparar al cliente mediante sugerencias
verbales o mostrando tarjetas alusivas durante el desarrollo de la práctica. Si un
cliente muestra repetidamente problemas para reproducir una respuesta particular
puede ser conveniente volver a la respuesta inmediatamente anterior o añadir más
ejemplos del modelo y de la preparación o planificar el ensayo de otro modo.
Algunas veces los clientes muestran dificultades para reproducir las respuestas
deseadas si, durante los ensayos, no se introducen recursos de inducción, medios
de ejecución o apoyo programados por el consultor para asistir al cliente durante
la ejecución de una respuesta difícil o arriesgada. Los medios de inducción son
garantías o «Seguros» que se introducen temporalmente durante los ensayos iniciales
para ayudar al cliente a ejecutar eso que le cuesta pensar o iniciar sin ayuda de
nadie (Bandura, 1976a, p. 250). Bandura describe el empleo de los medios de
inducción del siguiente modo: «Durante las primeras fases del tratamiento, los
terapeutas usan cualquier medio supletorio que sea preciso para iniciar los cambios
conductuales, sin embargo, según va progresando el tratamiento se van retirando
progresivamente estos medios o controles de práctica hasta que los clientes funcionan con efectividad y sin ninguna asistencia» (p. 251).
A continuación se presentan algunos ejemplos de medios de inducción, adaptados de Bandura (pp. 250-251), que se pueden aplicar durante los ensayos:
l. Practicar con la ayuda del consultor (o del modelo).
2.
3.
4.
5.
Apoyo, consejo y preparación verbal o física del consultor.
Practicar repetidamente una única actividad o respuesta.
Emplear intervalos de tiempo graduales para la práctica, de breves a más prolongados.
Introducir niveles graduales de riesgo o temor en la situación de la práctica (de bajo riesgo
a alto riesgo).
6. Cualquier arreglo para establecer condiciones protectoras que reduzcan la probabilidad de
ocurrencia de las consecuencias temidas o indeseadas.
Los medios de inducción son útiles para asistir a los clientes durante las ejecuciones difíciles o cuando no pueden hacerlo solos. Un cliente nunca debería ser
obligado a ejecutar una conducta o iniciar una actividad, sin embargo el rechazo
o negativa de un cliente puede indicar la necesidad de ayuda en forma de medios
de inducción y no necesariamente el deseo de no intentarlo (R.W. Jeffery, 1976,
p. 304). Si al consultor le cuesta idear los medios apropiados de inducción, debería
pedir sugerencias al cliente. El consultor y el cliente pueden introducir cualquier
medio de inducción que sea necesario para iniciar el cambio conductual y para
asegurar una ejecución satisfactoria. La probabilidad de éxito de un tratamiento es
mayor cuantos más medios se empleen. El valor de la variedad de los medios de
inducción se demostró con clientes fóbicos incapacitados (Bandura, Jeffery &
Wright, 1974). Bandura (1976) sugiere que la cantidad de los medios debería estar
en función de la gravedad de los déficits o incapacidades del cliente.
392
ELEMENl'oS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
Práctica Autodirigida del Cliente
En la medida que el cliente es capaz dominar la actividad o conducta con los
medios de inducción, asistencia o consejos del terapeuta y la preparación previa,
estos deberían ser gradualmente eliminados para que el cliente ejecute sin asistencia
alguna las actividades o conductas; prescindir de los medios de inducción cuando
los clientes puedan ejecutar solos las conductas o actividades. De todos modos no
olvide animar al cliente a practicar solamente aquello que está incluido en las
capacidades inmediatas del cliente y lo que éste tenga voluntad de hacer. El
consultor puede decidir cuándo y cómo disminuir la cantidad de medios de inducción y protección mediante indicadores como la ejecución del cliente y el feedback
verbal. Gradualmente los clientes deberían ser capaces de ensayar una respuesta
autodirigiéndose en base a claves propias.
Criterios para una Práctica Efectiva
Cada respuesta de la secuencia debería completarse adecuadamente antes de
pasar a la siguiente tarea. El terapeuta puede emplear tres criterios propuestos por
Lazarus (1966, p. 2IO) para determinar si la reproducción de la conducta ha sido
satisfactoria:
1. El cliente es capaz de reproducir la respuesta sin sentir ansiedad.
2. El talante general del cliente confirma sus palabras.
3. Las palabras y acciones del cliente parecerían justas y razonables a un observador ajeno.
Además, como sugieren Goldfried y Davison (1976, p. 147), el cliente debería
tomar un rol activo al evaluar el éxito de una escena.
Feedback
El feedback es un modo de observar y evaluar la propia conducta y, bajo
circunstancias convenientes, iniciar la acción correctiva (Melnick, 1973). El feedback que sigue al ensayo proporciona las bases para reconocer la ejecución satisfactoria y para reconocer y corregir cualquier problema que se halle durante la
práctica (Geis & Chapman, 1971, p. 40). El feedback debería diseñarse para ayudar
al cliente a mejorar su ejecución y reconocer los aspectos deseables e indeseables
de su ejecución. Para que el feedback aplicado tenga un efecto positivo debe ser
usado con mucha cautela y con algunas pautas de acción. Demasiado feedback,
especialmente si procede de una fuente externa, puede resultar amenazadora o
punitiva. Thomas (1977, p. 95) resume del siguiente modo la función del feedback
en los programas de modificación de conducta: «El problema del feedback ... es
que aunque normalmente informa al receptor y modifica favorablemente su conducta, su función conductual es incierta».
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
393
Según McKeachie (1976, p. 824), el feedback tiene más probabilidades de ser
facilitativo si se cumplen tres condiciones:
l. La persona que recibe el feedback se halla motivada para mejorar.
2. El feedback proporciona una dosis de información adecuada pero no excesiva.
3. El feedback ayuda a la persona a identificar o poner en práctica otras respuestas alternativas.
La proporción en que el feedback cumple estas condiciones depende del tipo,
temporalización y cantidad de feedback así como de las sesiones de práctica del
cliente.
i;,as siguientes tres pautas pueden usarse para aplicar el feedback conjuntamente
con los ensayos:
l. Dar al cliente la primera opción para evaluar su propia ejecución. Como señala Rose (1973),
si el cliente es responsable de gran parte del feedback, esto le sensibiliza con respecto a su
propia conducta y le ayuda a dirigir la ejecución entre dos sesiones.
2. La evaluación verbal (realizada por el consultor o el cliente) debería ser complementada con
una evaluación objetiva periódica como la revisión de una grabacióri. en video o cassette.
Al principio, la revisión de una grabación puede parecer amenazante para el cliente, pero
cuando éste se acostumbra a verse en la pantalla, dejará de valorarlo con aprehensión.
Inicialmente el consultor y el cliente pueden analizar juntos la grabación, después, el cliente
debería ser capaz de llevar a casa la grabación y evaluar su propio progreso. La ventaja del
feedback grabado es que proporciona al cliente la evidencia visual o auditiva de los ensayos
repetidos con la mejoría progresiva de las destrezas deseadas. Además, saber que se está
grabando la escena puede provocar cambios activando el sistema de auto-observación del
cliente (Melnick & Stocker, 1977). Si no es posible grabar las sesiones de ensayo, un posible
sustituto es la representación con inversión de roles. En este método, el consultor adopta el
papel del cliente tratando de reproducir exactamente las conductas que ha mostrado el cliente
en el ensayo anterior. Esta puede ser una fonna más objetiva que el análisis verbal, el cual
está más sujeto a las distorsiones y los sesgos.
3. La evaluación verbal del consultor debería contener refuerzos para algunos aspectos de la
conducta y algunas sugerencias para las partes que el cliente debe mejorar o ejecutar de
modo diferente. Krumboltz y Thoresen ( 1976) sugieren la técnica del «Sandwich» de Homme
para el feedback. La primera parte de esta técnica (una rebanada de pan) es un golpe positivo,
seguido por una sugerencia o crítica (el relleno), seguido a su vez por otro golpe positivo
(la otra rebanada de pan). Es importante proporcionar feedback positivo en cada ensayo.
No espere hasta lograr una ejecución perfecta para transmitir refuerzos. Gradualmente el
consultor puede reducir la cantidad de alabanzas y ayudar al cliente a reforzar su propio
éxito. Esto le servird para aprender a alabarse a sí mismo después de cada ensayo. Los
clientes nonnalmente son capaces de aprender ésto después de una cantidad suficiente de
modelado o preparación para discriminar los progresos en la ejecución.
En resumen, el ensayo de las conductas meta implica los siguientes pasos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
El repaso de las respuestas metas que deben practicarse.
Los ensayos encubiertos y/o observables de respuestas secuenciadas.
Los medios de inducción y preparación del terapeuta durante las prácticas iniciales.
La reducción de la preparación y de los medios de inducción.
La práctica autodirigida de la respuesta.
La suficiente práctica de una respuesta antes de avanzar a la siguiente.
El feedback, oral y grabado, del terapeuta y del cliente.
394
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ES1RA TEGIAS
Cuando el cliente es capaz de mostrar las conductas meta durante los ensayos
realizados en la entrevista, deberían programarse situaciones prácticas in vivo.
Normalmente esto adopta la forma de tarea para casa y constituye un programa de
transferencia del entrenamiento.
TAREAS PARA CASA Y TRANSFERENCIA DEL APRENDIZAJE
Facilitar la transferencia de la conducta desde la sesión terapéutica al entorno
«natural» (in vivo) del cliente debería ser una parte integral del proceso terapéutico.
La generalización de los cambios deseados puede lograrse mediante la asignación
de tareas para casa que constituyen una parte del programa de transferencia del
aprendizaje. Martin y Worthington (1982) señalan que las tareas pueden aumentar
la conciencia del cliente sobre el problema y pueden mejorar la adquisición de
conductas nuevas o la eliminación de viejas respuestas porque estas tareas se deben
completar entre las sesiones terapéuticas. Shelton y Levy (1981, pp. 12-14) sugieren que las tareas pueden producir beneficios como:
l. Proporcionar acceso a las conductas privadas.
2.
3.
4.
5.
Permitir que continúe el tratamiento después de las sesiones terapéuticas.
Aumentar la eficacia del tratamiento.
Aumentar las percepciones de autocontrol del cliente.
Facilitar la transferencia del aprendizaje.
Las tareas se organizan mediante un programa individualizado de transferencia
del aprendizaje. En un programa adecuado, las nuevas destrezas del cliente se
aplican primeramente en situaciones de bajo riesgo en el entorno natural del cliente
(in vivo) o en cualquier situación donde el cliente puede obtener éxito o resultados
favorables con bastante probabilidad. Gradualmente el cliente amplia la aplicación
de estas destrezas a las situaciones naturales que son más difíciles de predecir y
que implican mayor riesgo. La tarea específica que se elabora y asigna varía según
el cliente y la meta que éste desee. Si el cliente está aprendiendo a expresar
sentimientos, entonces la tarea se estructurará para asistir al cliente en esta meta.
Para un descripción más detallada de posibles actividades, ver Behavioral Assignments and Treatment Compliance de Shelton y Levy (!981).
Componentes de una Tarea Efectiva
Independientemente de la asignación que conlleve la tarea, debería ser algo
que el cliente puede completar por sí mismo con mucha probabilidad de obtener
éxito. Al principio las tareas deberían consistir en actividades sencillas y gradualmente pueden añadirse situaciones más complejas. Kazdin y Mascitelli (l 982a)
comprobaron que las tareas son necesarias para mantener la modificación de conducta deseada una vez que haya finalizado la intervención terapéutica.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
395
La asignación de tareas debería iniciarse con la explicación de las mismas.
Jacobson y Margolin (1979, p. 127) justifican del siguiente modo las tareas asignadas a parejas que participan en terapia marital:
«Ahora voy a asignaros una tarea que puede ser la tarea más importante que haréis desde ahora
hasta el final de la terapia. Como parte de nuestro procedimiento de evaluación, empezareis a
registrar algunos sucesos comunes que suceden diariamente. Esto nos proporcionará una información que no puede obtenerse de otra forma, es decir, los modelos de interacción e
intercambio que suceden en el hogar. Si estáis de acuerdo, vais a hacer ésto desde ahora hasta
que finalice la terapia, de forma que contemos con esta información antes de empezar a trabajar
con alguno de los problemas. Lo revisaremos semanalmente y examinaremos como marcha.
Esta información nos será muy útil, y me sirve igual que un perro guía, sin ello yo funcionaría
a ciegas. Por lo tanto es necesario que hagáis las tareas diariamente y con mucho interés>>.
Además de la explicación, la asignación de tareas debería contener otros seis
componentes: qué debe hacer el cliente, cuándo debería surgir la conducta, dónde
debe ejecutarse la conducta, cuántas veces o con qué.frecuencia debería ejecutarse,
cómo debe registrarse y traer los registros a la siguiente sesión terapéutica
(Shelton & Levy, 1981).
Para aumentar la probabilidad de que el cliente ejecute con objetividad la
asignación, Rose (1973) sugiere que se disponga de tarjetas para que el cliente se
autodirija. El cliente puede echar un vistazo a las tarjetas antes de llevar a cabo la
tarea. Tanto el tipo de tarea asignada como los estímulos de las tarjetas deberían
elaborarse junto con el cliente. Un cliente que ha participado activamente en la
selección y elaboración de las tareas normalmente las completa.
Auto~observación
de las Tareas
Se debería animar al cliente para que observe algunos aspectos de las tareas
que completa. Concretamente, el cliente debería registrar el uso o aplicación de la
estrategia y alguna medida de las conductas meta. Goldfried y Davison (1976,
p. 150) sugieren que dar un esquema de registro diario al cliente para observar la
ejecución de las tareas conlleva ciertas características de demanda que pueden
favorecer las observaciones escritas del cliente. Estas hojas o esquemas de registro
pueden elaborarse para facilitar al cliente la recogida de datos asociados a cada
estrategia terapéutica. Por ejemplo, en el Capítulo 17 se presenta una muestra de
una hoja de registro asociada a la relajación muscular y en el Capítulo 16 se muestra
otra relacionada con la reestructuración cognitiva. Los datos recogidos durante la
ejecución de las tareas pueden emplearse para evaluar los efectos globales de la
estrategia terapéutica como se describe en el Capítulo 10. El consultor también
podría preparar alguna entrevista o comunicación telefónica para el seguimiento
después que el cliente haya completado alguna parte de las tareas.
Las tareas realizadas in vivo, en forma de práctica autodirigida facilitan la
generalización de las conductas modificadas, la muestra de las destrezas de manejo
y la intensificación de los niveles de competencia (Bandura, Jeffery & Gajdos,
396
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ES1RATEGIAS
1975). La competencia o seguridad en sí mismo se refuerza mediante la práctica
independiente porque es más probable que un cliente atribuya el estrés a sus propias
capacidades que a los medios externos (Bandura et al., p. 142).
CONTRATOS ESCRITOS DE TRATAMIENTO
Los cuatro elementos de aplicación de estrategias que se han descrito en los
apartados anteriores de este capítulo implican un contrato entre el terapeuta y el
cliente. El terapeuta puede estar interesado en emplear un contrato explícito o
escrito del tratamiento con algunos clientes. El contrato escrito puede facilitar el
proceso terapéutico y disminuir la ambigüedad de la relación terapéutica. Un contrato escrito de tratamiento es un acuerdo entre el terapeuta y el cliente. Los contratos
pueden hacerse con un único cliente o con la familia entera. Los contratos de
tratamiento pueden ser de dos formas: (1) contrato contingencia] o (2) contrato
informativo. Un contrato contingencia! es normalmente un qui pro qua, donde se
proporcionan bonos por haber ejecutado las conductas que se acordaron en el
contrato o se imponen sanciones cuando no se han ejecutado las conductas como
fueron especificadas en el contrato (Framer & Sanders, 1980; Stuart, 1971; Taylor,
Pfenninger & Candelaria, 1980; Wysocki, Hall, Iwata & Riordan, 1979). La forma
de contrato que presentamos es este apartado es el contrato informativo de tratamiento.
El contrato informativo contiene cinco elementos: (1) información sobre las
estrategias terapéuticas, (2) referencias a las expectativas puestas en las metas
(resultados), (3) informe sobre las intenciones del cliente especificando el acuerdo
para participar plenamente en los aspectos fundamentales del tratamiento,
(4) duración del contrato (semanas o sesiones) y (5) una sentencia de conformidad
o consentimiento (Seidner & Kirschenbaum, 1980). Un contrato de tratamiento
presenta muchas ventajas (Goodyear & Bradley, 1980, pp. 513-514). El contrato
reduce la ambigüedad porque especifica claramente las metas que intentarán conseguir el cliente y el terapeuta. El contrato proporciona un estándar para la evaluación del proceso en su dirección a la meta. Protege al cliente y al terapeuta
especificando los parámetros de la relación terapéutica y por último, el proceso de
contratación proporciona un medio facilitativo para la autoexploración del cliente.
A continuación se presenta un modelo de contrato informativo aplicado al caso
de Joan:
CONTRATO DE TRATAMIENTO
Estrategias de tratamiento: Relajación muscular e inoculación al estrés.
Meta: Mis autovaloraciones de la intensidad de ansiedad en una escala de O a 100, descenderán
desde 70 hasta 50 en las clases de matemáticas y en las situaciones con mis padres.
Definición.de intenciones: Relajación muscular: voy a entrenar en casa por la mañana después
de levantanne y por la tarde antes de cenar, la tensión y relajación de los 16 grupos musculares.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
397
Inoculación al estrés: pondré en práctica las destrezas de manejo que hemos elaborado el
terapeuta y yo para mis clases de matemáticas y cuando me enfrento a mis padres. También
aplicaré las técnicas de relajación y las destrezas de manejo cada vez que me encuentre ante
una situación estresante.
Duración del tratamiento: Los procedimientos terapéuticos se usarán durante seis semanas como
mínimo pero no más de diez semanas.
Conformidad: Reconozco que el terapeuta me ha explicado la naturaleza y el propósito de la
relajación muscular y de la inoculación al estrés así como otras posibilidades de tratamiento
alternativo que hubieran sido útiles para mi. Entiendo los beneficios lógicos y las posibles
desventajas derivadas de estos procedimientos así como la duración de los mismos. Reconozco
también que soy libre de concluir mi participación en este tratamiento en cualquier momento.
Finna del cliente
Firma del consultor
Fecha
Fecha
FIGURA 12.1. Muestra de contrato de tratamiento.
RESUMEN
La mayoría de las estrategias y planes de acción terapéuticos disponen de unos
componentes similares. La aplicación de cualquier estrategia debería ir precedida
por la explicación del procedimiento. El modelado, el ensayo, el feedback y las
tareas para casa son ingredientes importantes de cualquier programa de modificación
de conducta. Además, los cuatro elementos descritos en este capítulo son los
componentes que se emplean en todos los programas de desarrollo de destrezas,
por ejemplo, el desarrollo de asertividad consiste en el modelado de habilidades
asertivas, la práctica de dichas habilidades en condiciones simuladas con feedback
y la práctica de estas respuestas en el medio real. Los contratos de tratamiento
escritos también pueden facilitar el cambio del cliente y reducir la ambigüedad
sobre la fase de acción terapéutica. En los próximos capítulos, que presen.tan
diferentes estrategias terapéuticas, usted descubrirá la importancia de estos componentes para la aplicación de cada estrategia.
Sin embargo, como previene Lazarus (1981) la efectividad de una estrategia
de intervención particular no sólo depende de los componentes de la estrategia sino
también de las destrezas del terapeuta. Lazarus afirma:
Me ha impresionado el hecho de que los terapeutas experimentados, especialmente los grandes
artistas psicoterapeutas, compartan ciertas características independientemente de su experiencia,
afiliación teórica o identificación profesional. Son individuos responsables y flexibles con gran
respeto hacia las personas. En esencia son personas que no emiten juicios de valor y están
firmemente comprometidos a defender los derechos y satisfacciones de los otros. No arriesgan
los intereses, valores y dignidad humanas ... Transmiten aceptación, talento y sabiduría en el
entorno terapéutico y cuando procede introducen humor y diversión. Parecen disponer de un
gran acopio de anécdotas y relatos relevantes. Son buenos modelos (practican lo que predican)
y son auténticos. congruentes y desean comunicar sus propias vivencias ... El último toque
depende de las técnicas que se seleccionen, cómo se apliquen y quién las proporciona. Los
cirujanos pueden afirmar que la persona que se halla detrás del escalpelo están en disposición
de usarlo como instrumento de destrucción o de curación. En la psicoterapia es más difícil
separar la técnica de la persona que la administra [pp. 155-156].
398
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
POSTEVALUACIÓN
PRIMERA PARTE
El primer objetivo propone que describa la forma de aplicar !os cuatro elementos
comunes a la aplicación de estrategias {explicación, modelado, ensayo, tareas para
casa} para e! caso de un cliente hipotético.
Una de las metas del Sr. Brown (Capítulo 7) consistía en ser capaz de inicíar
contactos sociales con su jefe. Aunque el Sr. Brown había adquirido ciertas habilidades sociales dudaba al invita( a su jefe. En otras palabras, sus habilidades sociales
se inhibían en presencia de su jefe. El Sr. Brown afirmaba que se sentía incómodo
al iniciar contactos sociales con su jefe aunque fuera capaz de iniciar tales contactos
con otras personas con bastante éxito y comodidad. En base a la meta del Sr. Brown,
describa cómo emplearía los cuatro componentes de la aplicación de estrategias
para ayudar al Sr. Brown a mostrar habilidades sociales con su jefe.
SEGUNDA PARTE
El segundo objetivo sugiere que demuestre los cuatro componentes de la aplicación de estrategias en un programa de desarrollo de destrezas. Así puede hacerlo:
1. Pida a un compañero que seleccione una o más destrezas que éste desearía
aprender. Esta persona puede desear por ejemplo, ser capaz de alabar a otros,
de iniciar conversaciones con desconocidos o de proporcionar feedback constructivo.
2. Emplee el modelado, el ensayo y las tareas para casa para que la persona
aprenda la destreza. Explique el proceso a la persona.
3. Grabe sus sesiones y valórelas en base a un Cuestionario de Aplicación de
Estrategias o solicite la ayuda de un observador. Al final del capítulo encontrará
el cuestionario.
TERCERA PARTE
El tercer objetivo de este capítulo le pide que diseñe un contrato escrito para un
cliente hipotético. Aplíquelo al caso del Sr. Brown (Capítulo 7). Con la descripción
de la primera parte de la postevaluación y la descripción del programa de desarrollo
de habilidades del feedback de la primera parte, elabore un contrato de tratamiento
que podría usar para este programa de desarrollo de habilidades. (Considere que
trabajará con él durante un período de seis a diez semanas). Su contrato deberá
incluir una descripción de los siguientes componentes:
1.
2.
3.
4.
5.
Estrategias de tratamiento.
Meta.
Definición de intenciones.
Duración del programa.
Conformidad del cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
399
CUESTIONARIO DE APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
Compruebe cuál de los siguientes pasos ha empleado el terapeuta.
l. Explicación del Tratamiento
1. ¿El terapeuta ha dado razones de la aplicación de la estrategia?
2. ¿El terapeuta ha hecho una síntesis de la estrategia?
3. ¿Ha logrado el terapeuta que el cliente desee probar la estrategia?
11. Modelado de las conductas meta
4. ¿Disponía el cliente de las instrucciones sobre qué es lo que debía
observar en la demostración del modelo?
5. ¿Mostró el modelo la conducta meta con actitud de esfuerzo y manejo?
6. ¿Se presentó el modelado en una serie de escenas secuenciadas?
7. ¿Resumió el cliente las conductas meta después de la demostración?
111. Ensayo de las conductas meta
__
__
__
__
__
__
8. ¿Pidió el terapeuta al cliente que repasara las respuestas meta antes
de practicarlas?
9. El cliente practicó:
_ _ Ensayo encubierto.
_ _ Ensayo observable.
_ _ Ambos.
1O. Durante los ensayos iniciales el terapeuta proporcionó:
_ _ Preparación.
_ _ Medios de inducción.
_ _ Ambos.
11. ¿Se redujo la cantidad de preparación y el número de los medios de
inducción progresivamente?
12. ¿Ejecutó el cliente alguna práctica autodirigida de cada conducta
meta?
13. ¿Se completaba satisfactoriamente cada práctica antes de pasar a
otra conducta meta? {Compruebe qué criterios se emplearon para
adoptar esta decisión):
_ _ La decisión era conjunta {consultor y cliente).
_ _ El cliente era capaz de reproducir la escena sin sentir ansiedad.
_ _ El cliente era capaz de mostrar las respuestas meta como lo
demostraban su talante y palabras.
_ _ Las palabras y acciones del cliente durante la escena parecerían realistas a cualquier observador ajeno.
14. ¿E! terapeuta y el cliente examinaron o adoptaron la decisión de grabar
los ensayos?
15. ¿El terapeuta proporcionó feedback al cliente sobre los ensayos?
{Compruebe si el feedback del terapeuta incluía estos elementos).
_ _ El feedback del consultor contenía un refuerzo positivo, una
sügerencia de mejora y otro refuerzo positivo.
_ _ El consultor animaba cada ensayo sucesivo del cliente.
400
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
IV. Tareas para casa y transferencia del aprendizaje
___ 16. ¿Después de los ensayos satisfactorios durante la entrevista, asignó
el terapeuta tareas al cliente para que practicara las conductas en el
medio natural?
___ 17. Compruebe si las tareas asignadas incluían:
___ Situaciones que el cliente puede iniciar sin ninguna dificultad.
___ Tareas graduadas mediante las cuales el cliente puede mostrar
progresivamente la respuesta meta.
___ La explicación de la tarea.
___ Especificación de lo que el cliente debería hacer.
___ Especificación de cuándo se debería ejecutar la tarea.
___ Especificación de dónde se debería ejecutar la tarea
___ Especificación de cuántas veces o con qué frecuencia se debería repetir la tarea.
___ 18. ¿Se le ofreció asistencia de terceras personas o autodirigida para
llevar adelante la tarea?
___ Tarjetas escritas.
_ _ Ayuda del consultor.
___ 19. ¿Explicó el terapeuta al cliente cómo tomar registros escritos de la
estrategia (tarea} y de las conductas meta?
___ 20. ¿Acordó el terapeuta alguna forma de seguimiento cara a cara o por
teléfono después que el cliente completara la actividad?
POSTEVALUAC/ÓN
PRIMERA PARTE
1. Explicación del tratamiento
Usted puede explicar al Sr. Brown que esta estrategia le ayudará a poner en
práctica !as habilidades que necesita para acercarse a su jefe en situaciones de bajo
riesgo. También puede decirle que para ello va a observar a otra persona (que puede
ser usted mismo) ejecutando estas destrezas y posteriormente él las practicará,
primero en la entrevista y después con su jefe. Usted puede subrayar que este
método puede servirle para ganar confianza en las habilidades que necesita para
acercarse a su jefe.
2. Modelado
Para empezar con la conducta meta más sencilla (habilidades sociales), usted u
otra persona puede caracterizar al Sr. Brown, quien asumirá el rol de su jefe. Usted
le indicará lo que debe observar antes de la demostración, la cual será ejecutada
con naturalidad y mostrando esfuerzo y manejo. Después del modelado, pedirá al
Sr. Brown que resuma lo que ha observado.
3. Ensayo
Empezando con la conducta más sencilla, aplicará un role-play para ayudar al Sr.
Brown a practicarla. La representación de esta escena debería ser tan similar como
sea posible al entorno natural del cliente para que el Sr. Brown vea cómo afecta a
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
401
otros su conducta y para darle la oportunidad de practicar en condiciones similares
a las que encontrará fuera del entorno terapéutico. Puede pedir al Sr. Brown que
practique la respuesta encubiertamente (en silencio) al principio, espe~ialmente si
se siente nervioso de hacerlo con usted. El propósito es reducir su preocupación
sobre el hecho de que usted le observa durante su primera ejecución. Después le
pedirá que ejecute abiertamente la respuesta. Si el Sr. Brown tiende a bloquearse
en algún momento de la escena, puede asistirle o sugerirle el empleo de tarjetas,
o puede hacerle volver a la escena anterior. Si el Sr. Brown repetidamente muestra
dificultades en los ensayos puede necesitar una preparación más exhaustiva o que
se apliquen algunos medios de inducción. Usted deberá asegurarse de que cada
respuesta se ha ejecutado satisfactoriamente antes de pasar a otra. La decisión de
avanzar será tomada conjuntamente. El Sr. Brown debería ser capaz de practicar la
respuesta sin sentir ansiedad y también de mostrar la respuesta meta adecuadamente antes de avanzar a la siguiente. Después de cada ensayo usted debería
proporcionarle feedback para que el Sr. Brown evalúe su ejecución previa. Primero
querrá dar al Sr. Brown la oportunidad de evaluar su propia práctica. Posteriormente
la grabación de la escena puede serles útil para obtener un feedback más objetivo.
Como consultor, usted estará interesado en animar al Sr. Brown para que mejore
su próxima ejecución y para evaluar y reforzar sus ensayos satisfactorios.
4. Ta reas para casa
Finalmente, asignará tareas al Sr. Brown para que practique las respuestas fuera
del entorno terapéutico. Las tareas, en un principio, pueden consistir simplemente
en ensayos mentales. Gradualmente pasará a otras tareas como iniciar un contacto
social sencillo con su jefe (tomar juntos un café durante el descanso). El tipo de
tarea puede variar en la medida que el Sr. Brown complete satisfactoriamente las
tareas asignadas. Se pueden elaborar algunas tarjetas para que el Sr. Brown recuerde
algunas pautas durante la ejecución de las tareas. También le pedirá que observe
su propia ejecución mientras pone en práctica las tareas y que anote los resultados
en una hoja de registro. Usted puede hacer el seguimiento de las tareas mediante
una entrevista o llamada telefónica.
SEGUNDA PARTE
Utilice e! Listado de Aplicación de Estrategias que se presenta en las páginas
anteriores como guía para evaluar su ejecución.
TERCERA PARTE
Aquí se incluye un ejemplo de contrato para el Sr. Brown:
Estrategia de tratamiento: Desarrollo de habilidades (habilidades sociales).
Meta: Iniciar contactos sociales con el jefe (como mínimo uno por semana).
Definición de intenciones: Entiendo que voy a practicar situaciones que implican
contactos sociales con mi jefe, primero lo haré con ayuda del consultor y después
yo solo.
Duración del tratamiento: El programa de desarrollo de habilidades durará entre
seis y diez semanas.
402
ELEMENTOS COMUNES A LA APLICACIÓN DE ESTRATEGIAS
Consentimiento: Reconozco que el consultor me ha explicado la naturaleza y
propósitos del programa de desarrollo de habilidades que vamos a aplicar así como
otras posibles opciones de tratamiento. Entiendo los beneficios lógicos y las posibles
desventajas asociadas a este programa así como la duración aproximada del mismo.
Sé también que soy libre de abandonar el tratamiento en cualquier momento.
Firma del cliente
Firma del consultor
Fecha
Fecha
13
Modelado simbólico, automodelado
y modelado participante
Imagine los siguientes acontecimientos. Alguien pregunta a una chica joven
qué quiere ser de mayor y ésta responde: «Médico, como mi madre». Un niño
hace «Bang, bang, estás muerto» simulando tener un arma entre las manos justo
después de haber visto una película policíaca en televisión. Alguien acude a unos
grandes almacenes con el propósito de comprar las prendas que le permitan tener
el mismo «aspecto» o «imagen» que ha sido descrito por algunas revistas. Todos
estos hechos son ejemplos de un proceso denominado imitación, mimetismo, aprendizaje vicario, identificación, aprendizaje observacional o modelado. Perry y Furukawa (1986, p. 66) definen el modelado como «el proceso de aprendizaje observacional donde la conducta de un individuo o grupo --el modelo- actúa como
estímulo para los pensamientos, actitudes o conductas de otro individuo que observa
la ejecución del modelo».
Hay multitud de formas para aprender mediante el modelado. Una persona
puede adquirir conductas nuevas a través del modelado simbólico o del modelado
directo. El modelado puede servir para que una persona ejecute una conducta ya
disponible de forma más adecuada o en circunstancias más apropiadas. El modelado
puede eliminar el miedo. Se han aplicado procedimientos de modelado para ayudar
a los clientes a adquirir habilidades sociales, modificar conductas de estudio,
modificar respuestas fóbicas y en tratamientos de adicción a drogas (Perry & Furukawa, 1980). Según Rachman (1972, p. 393), la importancia clínica del modelado radica en la capacidad del procedimiento para eliminar conductas indeseadas
y para promover la adquisición de respuestas deseadas.
En este capítulo presentamos tres procedimientos de modelado: el modelado
simbólico, el automodelado y el modelado participante. Las fases que incluimos
en cada procedimiento deben considerarse de aplicación opcional. Cualquier mo-
404
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
dificación creativa o la eliminación parcial o total de una de ellas depende de la
decisión que adopten el terapeuta y el cliente, de la naturaleza del problema evaluado, de las metas terapéuticas y del entorno donde se produce el problema.
OBJETIVOS
1. Elaborar y probar un guión para un modelado simbólico con un cliente o grupo de clientes
que usted seleccione. Después de completar el guión, evaluarlo con el Cuestionario para la
Elaboración de Modelos Simbólicos que se adjunta al final del capítulo.
2. Dada la descripción del caso de un cliente y una meta terapéutica, describir la aplicación
de los cinco componentes de la estrategia donde el sujeto actúa como su propio modelo.
3. Mostrar un núnimo de 13 fases de la estrategia del automodelado, en una entrevista con un
cliente.
4. Describir la aplicación de los cuatro componentes del modelado participante en un caso
hipotético.
5. Mostrar un mínimo de 14 fases asociadas al modelado participante en un role play con el
cliente.
MODELADO SIMBÓLICO
Modelado simbólico es aquel que presenta al modelo mediante materiales escritos, imágenes o películas. Los modelos simbólicos pueden elaborarse para un
cliente específico o pueden ser estandarizados para un grupo de clientes. M. L.
Russell (1974), por ejemplo, empleaba personajes de cómics como modelos para
enseñar a niños las destrezas implicadas en la toma de decisiones. Estos personajes
se presentaban en un paquete que contenía materiales escritos y una cinta. Los
terapeutas pueden encontrar más efectivo, desde el punto de vista económico,
elaborar un modelo estandarizado, porque su uso es aplicable a un mayor número
de clientes. Por ejemplo, un terapeuta que trabaja en un centro escolar y atiende
a muchos estudiantes con problemas para localizar información, debería elaborar
una grabación que pueda ser útil para varios estudiantes.
En este apartado presentamos algunas sugerencias para elaborar procedimientos
de modelado simbólico autodirigido. Un modelado autodirigido contiene muestras
de la conducta meta, oportunidades para que el cliente practique la conducta y el
feedback. Al elaborar un procedimiento de modelado simbólico autodirigido, el
terapeuta deberá considerar los siguientes elementos: las características de los
consumidores que utilizarán el modelo, el medio que va a usarse, el contenido del
guión y el examen del modelo. Estos cinco elementos se resumen en el Cuestionario
de Elaboración de Modelos Simbólicos que se adjunta al final del capítulo.
Características de los Consumidores
La primera consideración para la elaboración de un modelo simbólico consiste
en determinar las características de las personas a quienes va dirigido el modelo.
Por ejemplo, deben evaluarse la edad, el sexo, las costumbres culturales, las
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
405
características raciales y los problemas de las personas a quienes va dirigido el
modelo. Sarason y Sarason (!981), para determinar las situaciones problemáticas,
realizaron entrevistas múltiples con el propósito de evaluar las habilidades sociales
que necesitan los estudiantes con bajas calificaciones. Los autores entrevistaron a
profesores, terapeutas, estudiantes matriculados en el momento, a antiguos estudiantes y a los empresarios que contrataban a los estudiantes (Sarason & Sarason,
1981, p. 910).
Las características del modelo simbólico deberian de ser similares a las de las
personas para quienes está diseñadoel procedimiento como se describe en el Capítulo 12. El terapeuta también debería establecer el grado de variación de estas
características que puede existir entre los usuarios del modelo simbólico. Incluir
muchas personas como modelos (modelos múltiples) puede ampliar la aplicabilidad
del modelo simbólico. Por ejemplo, los modelos de Sarason y Sarason fueron
estudiantes de secundaria que «representaban diversos grupos étnicos/raciales: europeos, chicanos, filipinos y negros» (1981, p. 911); Gilbert, Johnson, Spillar,
McCallum, Silverstein & Rosenbloom (l 982) seleccionaron dos nifios de 6 y 8
años (un niño negro y un niña blanca) para que representaran la autoadministración
de insulina. Un modelo puede ser satisfactorio en algunas situaciones. Peterson y
Shigetomi (!981) presentaron una película, Ethan es operado (producida por Melamed & Siegel, 1975), que mostraba a un nifio blanco de 7 afios de edad como
modelo.
En algunos casos, los antiguos clientes pueden servir como modelos simbólicos
apropiados. Reeder y Kunce (1976) emplearon como modelos a miembros colaboradores ex-adictos y algunos residentes «avanzados» en un programa de tratamiento contra el abuso de drogas para filmar seis escenas. Los modelos de cada
escena mostraban una actitud de manejo mientras ejecutaban las diversas habilidades requeridas para lograr las conductas meta asociadas con una de los seis áreas
conflictivas. Por ejemplo:
Inicialmente se presentaba al modelo como pesimista y poco efectivo en un área conflictiva
determinada. El modelo reflexionaba entonces sobre su problema y lo comentaba con un colega
o miembro del personal. Después de la reflexión y la charla, el modelo probaba diferentes
fonnas para resolver los conflictos. Según cambiaban las escenas, el modelo progresivamente
mostraba más independencia para la resolución de los conflictos, dependiendo en menor grado
del consejo de los otros [p. 561].
Conductas Meta que Deben Ser Modeladas
La conducta meta, o lo que haya que modelar, debería especificarse con claridad. Un terapeuta puede elaborar una serie de modelos simbólicos para centrarse
en diferentes conductas o un patrón complejo de conducta puede fragmentarse en
destrezas más simples. Por ejemplo, Reeder y Kunce ( 1976) elaboraron seis escenas
para los modelos que presentaban seis áreas conflictivas: aceptar ayuda ajena,
manejar destrezas sociales, entrevistas laborales, manejar el tiempo libre y el ajuste
406
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
a un nuevo estilo de vida. Craigie y Ross ( 1980) emplearon actores que interpretaban
conductas meta adecuadas e inadecuadas para los programas de entrenamiento
preterapéutico con el propósito de animar a pacientes alcohólicos a solicitar tratamiento. Webster-Stratton (198la, 198lb), emplearon viñetas de modelos parentales que mostraban conductas apropiadas (compartir juegos, proteger) y conductas
inapropiadas (rigidez, control) para entrenar a las madres. Webster-Stratton, Kolpacoff y Hollinsworth ( 1988) aplicaron terapia autoadministrada mediante videos
para familias con hijos que presentaban problemas de comportamiento. Sarason y
Sarason (1981) emplearon modelos que mostraban habilidades sociales y cognitivas
en las siguientes situaciones: «entrevista laboral, resistencia a la presión de los
compañeros, solicitar ayuda académica, formular preguntas en clase, arreglarse
con el jefe, manejar la frustración laboral, no asistir a clase, solicitar ayuda en el
trabajo, y arreglarse con los padres» (p. 911).
Independientemente de que se elabore un único modelo o una serie de éstos,
el terapeuta debería estructurarlo en base a tres preguntas: ¿Qué conductas deben
ser adquiridas?, ¿Deberían dividirse en secuencias de destrezas menos complejas
estas conductas o actividades?, ¿Cómo debería ordenarse la secuencia?
Medio
A lo largo de toda esta obra se presentan modeJos simbólicos escritos a modo
de ejemplos, ejercicios prácticos y feedback, con el propósito de ayudarle a adquirir
las destrezas necesarias de un terapeuta. Cualquiera de estos ejemplos podrían ser
filmados, grabados o presentados mediante imágenes. La elección del medio depende de dónde, a quién y cómo se aplique el modelo simbólico. Los modelos
simbólicos escritos, filmados y grabados pueden aplicarse a un cliente único y
también a un centro escolar, una agencia o en el hogar. Hemos comprobado que
los modelos grabados (cassettes) son económicos y muy versátiles. Sin embargo,
en algunos momentos, las grabaciones son menos impactantes porque carecen de
los estímulos visuales. Los modelos escritos pueden aplicarse como procedimiento
biblioterápico (lectura) describiendo personas o situaciones similares al cliente y a
la meta (Nye, 1973). Sin embargo un modelo escrito autoinstructivo difiere de los
procedimientos tradicionales de biblioterapia porque incluye componentes adicionales para la práctica autodirigida y el feedback. En otras palabras, los modelos
simbólicos autoinstructivos pueden ser aplicados por el cliente sin contacto con el
terapeuta (Glasgow & Rosen, 1978, 1979; Webster-Stratton, Kolpacoff & Hollinsworth, 1988).
Contenido y Presentación
Independientemente del medio empleado para la presentación del modelo, el
terapeuta debería elaborar un guión para reflejar el contenido de las muestras. El
guión debería incluir cinco apartados:
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
407
Instrucciones. Deberían incluirse instrucciones para cada conducta o secuencia
de conductas que se muestren. Las instrucciones breves pero explícitas y detalladas
que se presentan antes del modelo sirven para ayudar al cliente a identificar los
componentes necesarios del modelo presentado (McGuire, Thelen & Amolsch,
1975). Las instrucciones proporcionan la explicación y las claves para favorecer
la atención en el modelo. Estas instrucciones también pueden describir el tipo de
modelo que se presenta con alguna referencia como «la persona que vas ha ver y
oír es semejante a tí».
Modelado. La siguiente parte del guión debería incluir una descripción de la
conducta meta o actividad que se modela así como los posibles diálogos del protagonista que ejecuta la conducta. Esta parte del guión debería estar secuenciada
en escenas que reflejen una destreza sencilla cada vez que el patrón de conducta
que se modela sea complejo.
Práctica. Los efectos del modelado tienden a ser mayores cuando la presentación de una conducta modelada va seguida de diversas oportunidades para ponerla
en práctica. En el modelado simbólico deberían existir oportunidades para que el
cliente ensaye lo que acaba de leer, escuchar o ver hacer al modelo.
Feedback. Cuando se ha instruido al cliente para que practique y disponga de
tiempo suficiente, debería añadirse feedback en forma de descripción de la conducta
o actividad. Debería instruirse al cliente para que repita el modelado y la práctica
cuando los resultados del feedback no son satisfactorios.
Examen del Modelo
Es buena idea comprobar el guión antes de construir un modelo simbólico con
él. Se puede examinar el guión junto a algunos colegas o algunas personas pertenecientes al grupo de interés o del cliente. El lenguaje, la secuenciación, el
modelo, el tiempo de práctica y el feedback deberían ser examinados por el consumidor potencial antes de diseñar el modelo simbólico definitivo que vaya a
aplicarse. Si fuera posible, debería diseñarse un programa piloto para probar el
modelo simbólico durante un período de tiempo. Por ejemplo, M.L. Russell y C.E.
Thoresen (1976) validaron un modelo simbólico escrito de toma de decisiones para
niños comparando la ejecución de los niños que habían completado el libro de·
ejercicios (el modelo) con los niños que no lo habían hecho (controles). Los datos
resultantes permitieron validar la efectividad del modelo escrito para la enseñanza
de destrezas de toma de decisión a los niños.
AUTOMODELADO
El procedimiento de automodelado emplea al cliente como modelo propio. El
procedimiento, según se presenta en este capítulo, fue originalmente elaborado por
Hosford. Hosford y de Visser (1974) han descrito el automodelado como un pro-
408
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
cedimiento donde el cliente se ve a sí mismo como modelo, ejecutando la conducta
meta de la forma deseada. El cliente también practica con una grabación. Las
prácticas satisfactorias son recompensadas y los errores corregidos. Advierta que
este procedimiento implica no sólo el modelado sino también la práctica y el
feedback.
¿Por qué se emplea al cliente como modelo? Como se menciona en el Capítulo
12, la literatura señala que las características del modelo como el prestigio, el
estatus, la edad, el sexo y la identificación étnica tienen diferentes influencias sobre
los clientes (Bandura, 1969, 197 la). Para algunas personas, observar a otra persona,
incluso con características similares, puede producir reacciones negativas (McDonal, 1973). Algunas personas pueden prestar más atención y escucha cuando se
ven o escuchan a sí mismos en la grabación o en la película (Hosford, Moss &
Morrel, 1976). Por ejemplo, cuando actuamos frente a una cámara de video o
grabadora, tenemos que admitir que se produce cierto exhibicionismo en cada uno
de nosotros.
Multitud de estudios han examinado los efectos del automodelado con diversas
poblaciones. Miklich, Chida y Danker-Brown (1977) emplearon el procedimiento
para que los niños hospitalizados hicieran sus camas. Hosford (1980) demostró
que el procedimiento de automodelado era bueno para el entrenamiento de terapeutas. Davis (1979) empleó la estrategia para disminuir las conductas problemáticas de tres niños en el entorno escolar. Por último, Dowrick y Dove ( 1980)
aplicaron el automodelado para mejorar la natación de niños con problemas de
espina dorsal bífida.
Hemos adoptado las cinco fases del procedimiento de automodelado que presentaron Hosford y de Visser (1974). Estos cinco componentes, que se ilustran en
la entrevista que se adjunta al final del capítulo, son los siguientes:
l. Explicación de la estrategia.
2.
3.
4.
5.
Grabación en cinta de la conducta deseada.
Edición de la cinta.
Presentación de la cinta preparada.
Tareas para casa: observación y práctica individual del cliente.
Explicación del Tratamiento
Después de que el cliente y el terapeuta hayan revisado las conductas problemáticas y las conductas meta, el terapeuta presenta al cliente la explicación del
tratamiento para el procedimiento de automodelado. El terapeuta puede decir algo
como:
«El procedimiento que vamos a usar se basa en la idea de que las personas aprenden nuevos
hábitos y destrezas observando a otras personas en diversas situaciones[razón]. Para ello las
personas observan a otras personas hacer cosas o ven una película donde algún personaje ejecuta
la conducta que nos interesa. Nosotros vamos a variar algo este procedimiento y tu observarás
tu propia conducta en vez de una ajena. El modo de conseguirlo es filmarte o grabarte mientras
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
409
ejecutas la conducta que deseas y después puedes observarte o escucharte en la cinta mientras
ejecutas la acción. Después de esto, practicarás la conducta que observaste [o escuchaste} en
la grabación y yo examinaré tus ejecuciones. Me parece que observarte mientras ejecutas y
practicas estas conductas te ayudará a adquirir las habilidades que deseas [explicación]. ¿Qué
opinas tu de esto? [deseo del cliente].»
Evidentemente esta es sólo una de las posibles versiones que puede emplear el
terapeuta para la explicación del procedimiento de automodelado. El terapeuta
podría añadir «Observarte ejecutando estas conductas te aportará la confianza necesaria para adquirir estas destrezas». Esta frase enfatiza el componente cognitivo
de la estrategia de automodelado: mediante esta estrategia uno se observa a sí
mismo manejando una situación difícil o que produce ansiedad.
Grabación de las Conductas Deseadas
Las conductas deseadas se graban primero en cintas de video o cassette. Por
ejemplo, un cliente específico puede necesitar varias habilidades asertivas como
la expresión de opiniones personales mediante el empleo de un tono de voz firme
y decidido, transmisión de opiniones sin errores en el discurso y la transmisión de
un mensaje asertivo sin latencia de respuesta (en los cinco segundos siguientes
después de haber recibido el mensaje de la otra persona). Para este ejemplo, el
terapeuta y el cliente pueden empezar con el tono de voz y grabar al cliente mientras
expresa opiniones a otra persona con tono de voz decidido y firme. El terapeuta
quizá deba preparar al cliente para que en alguna parte del mensaje grabado se
refleje la conducta deseada. La cinta debería ser suficientemente larga para que el
cliente pueda escucharse después expresando opiniones con tono de voz firme a
lo largo de un diálogo donde intercambia diversos mensajes con la otra persona.
En ocasiones puede ser necesario dedicar mucho tiempo a la programación de las
sesiones de grabación para obtener las grabaciones de la conducta meta del cliente.
Algunas veces el terapeuta puede instruir a los clientes para que graben su
conducta in vivo. Por ejemplo, se puede pedir a los clientes tartamudos que graben
sus conversaciones con otras personas durante determinados momentos de la semana. Nosotros también hemos sugerido estas grabaciones a quienes presentan
dificultades para hablar con personas del otro sexo. La ventaja de las grabaciones
in vivo es que se obtienen ejemplos de la conducta real del cliente en situaciones
de la vida real. Sin embargo, hacer ésto no siempre es posible o deseable, especialmente cuando la línea base de la ejecución de la conducta meta es muy baja.
Tanto si la grabación se hace in vivo o durante la sesión, estas se repiten hasta
obtener una muestra de la conducta deseada.
Preparar una Cinta
A continuación preparará la cinta de video o de cassette para que el cliente
sólo vea o escuche la conducta apropiada (meta). Hosford et al. (1976) recomiendan
que se elimine la parte «inapropiada» de las grabaciones dejando exclusivamente
410
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
una muestra de las respuestas deseadas. El propósito de excluir las conductas
inapropiadas es proporcionar al cliente un modelo positivo de autorrefuerzo. En
nuestro ejemplo, incluíamos las partes de la grabación donde el cliente emplea un
tono firme y eliminábamos aquellos fragmentos donde el cliente no expresaba
opiniones con tono decidido. Para el tartamudo, los fragmentos donde el cliente
tartamudea se borran con el propósito de que la grabación esté constituida sólo por
las partes de la conversación donde no se produce el tartamudeo.
Muestras de la Cinta Preparada
Una vez que se haya preparado la cinta, el terapeuta y el cliente la escuchan
o ven juntos. Al principio el terapeuta informa al cliente de lo que éste debe
observar. En el ejemplo del tartamudeo y el entrenamiento en asertividad, el
terapeuta podría decir «Escucha la grabación y fíjate que en estas conversaciones
has sido capaz de hablar sin tartamudear» o «Fíjate que mantienes el contacto
ocular mientras transmites un mensaje a la otra persona».
Después de estas instrucciones, el terapeuta y el cliente vuelven a escuchar o
ver la grabación. Si esta es larga, puede pararse en determinados momentos para
observar la reacción del cliente. En estos instantes o al final, es conveniente que
el terapeuta anime o refuerce positivamente al cliente por mostrar la conducta
deseada.
A partir de aquí el cliente debería practicar las conductas que se muestran en
la grabación. El terapeuta puede facilitar la práctica preparando, recompensando
el éxito y corrigiendo los errores. Este componente del automodelado está muy
ligado a la práctica y al feedback.
Tareas para casa: Auto-observación y Práctica del Cliente
El cliente puede beneficiarse más de la estrategia de automodelado si la cinta
se aplica conjuntamente en las sesiones y en la práctica fuera de éstas. El terapeuta
puede instruir al cliente para que éste emplee el automodelado con grabación como
medio para estructurar las tareas de casa. (Las cintas de video pueden ser más
difíciles de aplicar). El cliente puede escuchar la grabación diariamente y después
practicar la conducta meta manifiesta o encubiertamente. También puede instruirse
al cliente para que practique la conducta sin la grabación. Progresivamente el cliente
debería conseguir aplicar las respuestas deseadas en situaciones reales fuera del
entorno terapéutico. Además, el cliente debería registrar el número de sesiones
prácticas y la medida de las conductas meta en una hoja de registro, y del mismo
modo que con otras tareas para casa, se debería establecer alguna forma de seguimiento después de que el cliente haya completado alguna fracción de la tarea.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
411
MODELADO PARTICIPANTE
El modelado participante consiste en la demostración modelada, práctica dirigida y la experimentación satisfactoria (Bandura, 1976a). El modelado participante asume que la ejecución satisfactoria de una persona es un medio efectivo de
producir un cambio. Bandura, Jeffery y Gajdos (1975) señalan que el modelado
participante es una forma efectiva de proporcionar «la prueba inmediata que proporciona las experiencias correctivas para el cambio» (p. 141). La ejecución satisfactoria de una conducta que previamente se consideraba difícil o se temía puede
fortalecer los cambios de conducta. Por ejemplo, Etringer, Cash y Rimm (1982)
comprobaron que el modelado participante favorecía el logro inmediato de niveles
altos de cambio conductual, actitudinal y de la propia eficacia percibida al manejar
estímulos que producían temor; Ladouceur (1983) encontró que el modelado participante y las autoverbalizaciones (pensamientos en voz alta) reducían las fobias
de los adultos a los gatos y los perros. El modelado participante se ha aplicado
para reducir conductas de evitación y los sentimientos asociados a situaciones o
actividades que provocan miedo (Bandura, Blanchard & Ritter, 1969; Bandura,
Jeffery & Gajdos, 1975; Bandura, Jeffery & Wright, 1974; Smith & Coleman,
1977). En el modelado participante con clientes fóbicos la ejecución satisfactoria
de actividades o situaciones que producen temor ayuda a la persona a aprender el
manejo de dichas situaciones. Por ejemplo, Osbom (1986) empleó el modelado
participante con un niño que tenía fobia al agua templada y también mediante esta
estrategia se obtuvieron resultados satisfactorios en programas de abusos sexuales
(Wurtele, Marro & Miller-Perrin, 1987). Probablemente no existe nada más persuasivo que una ejecución satisfactoria en una situación difícil (Bandura 1969).
Otra aplicación del modelado participante incluye las personas con déficits
conductuales o con falta de destrezas como la comunicación social, la asertividad,
el trato a los niños o el bienestar físico. Algunas de estas destrezas pueden enseñarse
como medida preventiva en centros escolares o agencias comunitarias. Por ejemplo,
se puede enseñar a los padres habilidades para tratar a sus hijos mediante el
modelado y la práctica de diversas formas para manejar y comunicarse con los
niños.
Los componentes que integran el modelado, participante son: la explicación,
el modelado la participación dirigida y las experiencias satisfactorias (tareas para
casa). Estos componentes son básicamente los mismos si el modelado participante
se aplica con el propósito de reducir las conductas de evitación o para aumentar
algunas conductas o destrezas. Como podrá observar en el ejemplo que se adjunta
al final del capítulo, cada componente incluye diversos apartados. Presentamos la
descripción de cada componente seguida de algún ejemplo ilustrativo. Para ello
nos guiamos por la descripción que ha hecho Bandura (l 969a, l 976a) de esta
estrategia.
Explicación del Tratamiento
A continuación se presenta un ejemplo de explicación que puede ser útil para
el modelado participante:
«Este procedimiento ha sido usado para ayudar a otras personas a superar temores o adquirir
nuevas conductas [explicación]. Al principio vamos a hacer tres cosas. Primero observarás
412
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
cómo
otras personas. Después lo practicarás durante la sesión con mi
ayuda y por último buscaremos situaciones fuera de la entrevista que garanticen cierta probabilidad de éxito. Este tipo de práctica te ayudará a ejecutar lo que aún te cuesta [descripción].
¿Qué opinas tú de esto? [voluntad del cliente]».
Modelado
Este componente del modelado participante integra cinco apartados:
1.
2.
3.
4.
5.
División de las conductas meta, si son complejas en series de tareas o habilidades.
Jerarquía de tareas y habilidades.
Selección de los modelos.
Instrucciones que recibe el cliente antes de la demostración del modelo.
Demostración que ejecuta el modelo de cada tarea sucesiva con todas las repeticiones que
sean necesarias.
División de /as conductas meta. Antes de que el terapeuta (u otra persona)
modele la conducta que debe adquirir el cliente, debería determinarse si la conducta
es o no compleja y consecuentemente si debe dividirse. Los patrones de conducta
complejos deberían fraccionarse en tareas o habilidades y estructurarse en fases
simples o en series de tareas ordenadas. Dividir los patrones de conducta y ordenarlos en base al grado de dificultad que plantean puede asegurar la ejecución
del cliente de las conductas o tareas iniciales. Esta es una fase muy importante de
la estrategia de modelado participante porque usted desea que el cliente experimente
éxitos durante la ejecución de la conducta modelada, para ello puede ser conveniente
que empiecen siempre con una respuesta o conducta que el cliente puede ejecutar.
El cliente y el terapeuta pueden optar por dividir la conducta asertiva, por
ejemplo, en tres categorías: ( 1) contacto ocular con la persona que recibe el mensaje
asertivo, (2) emisión del mensaje asertivo sin errores de dicción y (3) emisión sin
latencia (tiempo que transcurre entre el mensaje de una persona y el inicio de la
respuesta asertiva del cliente) del mensaje asertivo.
Organizar jerárquicamente las tareas o habilidades. El terapeuta y el cliente
pueden ordenar jerárquicamente las tareas o habilidades. La primera posición en
la jerarquía corresponde a la tarea o habilidad menos compleja o temida, a continuación se van añadiendo progresivamente aquellas que implican algún grado de
dificultad o temor. Normalmente, la primera conducta o respuesta de la jerarquía
es la primera en trabajar. Después de practicar satisfactoriamente cada tarea se
trabajan todas ellas conjuntamente. Con un cliente no asertivo, el terapeuta y el
cliente pueden optar por trabajar primero el contacto ocular, después los errores
de dicción, la latencia de respuesta y por último todas estas conductas al mismo
tiempo.
En los casos fóbicos, el contenido y la organización de cada sesión puede
guiarse por el Cuestionario de los objetos o actividades que producen la fobia.
Según Bandura (1976a), primero debería trabajarse la situación que menor temor
produce en el cliente.
ESTRATEGIAS DE ENTREVISTAS PARA TERAPEUTAS
413
Selección del modelo. Antes de aplicar el modelado, debe seleccionarse un
modelo apropiado. Algunas veces puede ser más efectivo que el terapeuta actúe
como modelo. Sin embargo, como recordará, los logros terapéuticos son mayores
cuando se aplican diversos modelos, similares al cliente en algún aspecto. Por
ejemplo, las clínicas para el tratamiento de sujetos fóbicos han empleado con mucho
éxito el modelado participante para eliminar fobias usando para ello modelos que
anteriormente habían sido clientes fóbicos.
Instrucciones previas para el cliente. Inmediatamente antes de mostrar al
modelo y para guiar la atención del cliente, el terapeuta debería instruir al cliente
sobre lo que será modelado. Debe comentarse al cliente que el modelo ejecutará
varias respuestas sin experimentar consecuencias negativas. Con un cliente no
asertivo, el terapeuta debería decir algo como: «Fíjate de que forma más directa
te mira esta persona cuando te niegas a escribir a máquina».
Demostraciones del modelo. En el modelado participante, un modelo real
muestra cada vez una destreza. Con frecuencia se requieren muestras repetidas de
la misma respuesta. Como señala Bandura (l 976a) las demostraciones múltiples
son más convenientes para que el cliente observe cómo puede ejecutarse la conducta
y también que no se producen consecuencias negativas (p. 250). Se pueden plantear
demostraciones múltiples haciendo que un mismo modelo repita la conducta o que
varios modelos muestren la misma actividad o conducta.
Participación dirigida
Una vez que se haya mostrado la conducta o actividad, el cliente necesita
múltiples oportunidades y ayuda para ejecutar las conductas modeladas. La participación o ejecución dirigida es uno de los componentes más importantes para
aprender a manejar o reducir la evitación de situaciones que producen temor o
angustia y para adquirir nuevas conductas. Las personas deben experimentar éxito
al aplicar la conducta que se ha modelado. La participación del cliente durante la
sesión terapéutica debería estructurarse de forma no amenazante para que el cliente
«adopte nuevas competencias y confianza, en vez de exponerse a las deficiencias»
(Bandura, 1976a, p. 262).
La participación dirigida conlleva los siguientes pasos:
l.
2.
3.
4.
5.
El cliente practica la respuesta o actividad con ayuda del terapeuta.
El terapeuta proporciona feedback.
Se emplean medios de inducción para los ensayos iniciales.
Se eliminan los medios de inducción.
Práctica autodirigida del cliente.
Práctica del cliente. Cuando el modelo ha mostrado la actividad o conducta
se pide al cliente que haga lo mismo. El terapeuta es responsable de que el cliente
414
MODELADO SIMBÓLICO, AUTOMODELADO Y MODELADO PARTICIPANTE
ejecute cada actividad o conducta empezando por la primera de la jerarquía hasta
que la domine y ejecute con confianza para después pasar a la ejecución de la
siguiente. Es posible que algún cliente no requiera la fragmentación de las ·conductas
o actividades. Para estos clientes puede ser suficiente la práctica dirigida de la
conducta meta en su totalidad sin que haya sido estructurada en series de tareas
graduadas. El cliente no asertivo practicaría en primer lugar la transmisión de
mensajes asertivos utilizando para ello el contacto ocular directo. Cuando el cliente
sea capaz de hacerlo cómodamente, practica el contacto ocular directo y se concentra en la emisión del mínimo número posible de errores de dicción. Cuando el
cliente sea capaz de hacer esto satisfactoriamente, las siguientes prácticas se centran
en la reducción de la latencia. Por último, el cliente practica la transmisi
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