El Soñador Por: Ronald Román Una de las necesidades biológicas y psicológicas más importantes de nuestra salud, es el sueño. Sí, dicen por ahí que; “soñar no cuesta nada”. Pero para mí, soñar solo expresa un deseo, que puede materializarse en un conjunto de acciones que, al realizarlas determinará en un resultado positivo. Este concepto es muy curioso, dado que, se necesita de ciertas capacidades para materializar el sueño en un proyecto. Por proyecto, ha de entenderse, según el Project Management Institute (PMI); un emprendimiento temporal que se lleva a cabo para crear un producto o servicio, a través de un proceso, con una duración determinada y un fin concreto, compuesto por actividades y tareas diferentes, que pueden ser elaboradas de manera gradual (2015). Ahora bien, dentro de la fase inicial de un proyecto existe una característica fundamental que determina si dicho proyecto podrá tener futuro o, en otras palabras, será sostenible. Así, entra en escena el concepto de la prospectiva, que tiene como objetivo, que las acciones (del proyecto) sean eficaces para lograr los resultados propuestos. Según Godet (2011); como el futuro cae en el campo de la voluntad, la prospectiva debe tener como objetivo la eficacia de la acción (pág. 20). En cristiano, es necesario hacer 2 menciones; Por un lado, a través de la prospectiva podemos crear escenarios posibles bajo una reducida incertidumbre con altas expectativas. Por otro lado, la prospectiva trata de separarse de visiones de corto o largo plazo, pues mirar en prospectiva significa tener la capacidad de mirar los eventos en una proporción de 30 a 40 años en adelante. En palabras de Godet; “el objetivo no es observar el futuro a partir del presente, sino observar el presente a partir del futuro” (pág. 20). Alguno puede preguntarse; ¿Cuál es la relación con la Biblia? Muy bien, en la Biblia encontramos la historia de José “el soñador”, primogénito de Raquel y Jacob. Estando en Canaán, José tiene 2 sueños: el primero lo encontramos en Génesis 37: 7; “He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío”. El segundo; “He aquí he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí” (v. 9). Lo llamativo de esta narración, es la interpretación de sus hermanos; ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? (v. 8). Interpretación que todos sabemos cómo se materializo por designio de Dios (Génesis 42:9). En otras palabras, si consideramos que la historia de José empieza cuando él tiene 17 años (Génesis 37:2) en su fase inicial. Sumado a que según Génesis 50:26, José muere a los 110 años. Estas cifras solo reflejarían que, en la prospectiva de Dios, Dios proyectó la cantidad de 93 años para su designio con José. Por último, en menester mencionar que debemos seguir emprendiendo, soñando y, sobre todo, materializarlo. Creo firmemente que Dios nos ha dotado de esas capacidades, capacidades que son intrínsecas, originarias a los que comulgamos en un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre, el cual es, sobre todo, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo (Efesios 4:5-7).