Uploaded by Jorge Orlando Tocarruncho

grupos religiosos o sectas de los judios

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El Judaísmo estaba dividido en diferentes grupos religiosos o sectas: los
fariseos, los saduceos, los esenios, lo samaritanos, los zelotes y los herodianos.
Los Fariseos
El término “Fariseo” viene de la palabra hebrea perushim que significa
“separados”, se consideraban separados de los gentiles y de los judíos
asimilados por la cultura griega y/o romana. Pertenecían a la clase media.
Posiblemente formaban el grupo más numeroso y tenían una gran influencia
sobre el Pueblo. Sus creencias son las siguientes:
- Creían en la venida del Mesías.
- Creían en el establecimiento futuro del Reino Mesiánico.
- Creían en la Torá Escrita y en la Torá Oral.
- Creían que la salvación era solamente para los judíos.
- Creían en el libre albedrio, aunque también creían en la Providencia.
- Creían en los ángeles y en los demonios.
- Creían en la inmortalidad del alma.
- Creían en la resurrección del cuerpo.
- Creían en la recompensa de los justos y en el castigo de los injustos en el
infierno.
El énfasis de los fariseos en la Torá Oral (tradiciones de los ancianos) era lo que
los diferenciaba de otros grupos religiosos de esta época. Los fariseos
comenzaron a fomentar el uso de las sinagogas como lugares de adoración,
oración y estudio.
Debemos tener en cuenta que NO todos los fariseos creían de la misma forma
ya que dentro del Fariseísmo encontramos dos escuelas: la Escuela de Shammai
(Bet Shammai) y la Escuela de Hillel (Bet Hillel). Shammai era un maestro
impaciente y estricto en su interpretación de la Torá, mientras que Hillel era
indulgente y compasivo en sus interpretaciones. Pablo perteneció a la Escuela
de Hillel.
En algunas ocasiones las mismas palabras de Jesús nos hacen recordar
declaraciones hechas por Hillel:
“Lo que NO te gusta a ti, NO se lo hagas a tu prójimo. Esto es toda la Ley.”.
Jesús puso en positivo la declaración de Hillel:
“. . . todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced
vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.”
Mateo 7:12
No solamente encontramos acusaciones a los fariseos por parte de Jesús, el
Talmud confirma la situación en la que se encontraban los Fariseos cuando
afirma que hay siete tipos de fariseos y que solamente uno de ellos (o quizá dos,
si contamos el sexto como bueno) es un buen fariseo. Por tanto, el propio
Talmud (Sotah 22b) confirma todo lo que Jesús dijo de ellos. Veamos la
clasificación que nos proporciona el Talmud:
1 - El fariseo de hombro. Exhibía sus buenas obras delante de los hombres.
2 - El fariseo calculador. Contaba sus buenas obras para saber si
contrarrestaban sus obras malas.
3 - El fariseo ciego. Cerraba sus ojos para no caer en la tentación y solía
tropezar y chocarse con las paredes, por eso también se le llamaba “Fariseo con
cardenales y sangrante”.
4 - El fariseo mortero. Usaba una gorra con forma de mortero para cubrir sus
ojos para que no pudiera ver ninguna impureza. También caminaba con la
cabeza agachada.
5 - El fariseo “espera-un-poco”. Siempre encontraba una razón “válida” para
no llevar a cabo una buena obra.
6 - El fariseo temeroso. Guardaba la Ley por temor a Dios.
7 - El fariseo por amor. Estos fariseos seguían el ejemplo de Abraham, vivían
la fe de una forma genuina. Guardaban la Ley porque amaban al Señor con todo
su corazón.
Los fariseos tienen muy mala fama, pero Jesús amaba a los fariseos, cuando
Jesús les acusa, no estaba acusándoles a todos como grupo porque esto no habría
sido justo, especialmente tratándose de Jesús, él quería mostrar a los fariseos
los errores que muchos estaban cometiendo, recordemos que Jesús se llevaba
bien con algunos fariseos, fue invitado a comer por fariseos en tres ocasiones
(Lc. 7:37;11:37;14:1) y también fue avisado por los fariseos cuando Herodes
Antipas planeaba matarle (Lc. 13:31). Nicodemo era un buen fariseo (Jn. 3:1;
7:50; 19:39 / Mc. 15:43), Gamaliel era fariseo y defendió a los apóstoles cuando
los querían matar (Hch. 5:34), más tarde un grupo de fariseos defendió a Pablo
(Hch. 23:9). Muchos de los primeros creyentes en Jesús eran fariseos (Hch.
15:5), Pablo afirmó que era “fariseo, hijo de fariseo” (Hch. 23:6; 26:5 / Fil. 3:5).
Cuando el Templo de Jerusalén fue destruido, los fariseos se encargaron de
hacer la transición entre el Judaísmo del Segundo templo y el Judaísmo sin
Templo, se pasó del Templo a la Sinagoga, del sacrifico a las buenas obras, de
las ofrendas a las oraciones y de los sacerdotes a los rabinos. Fue en este tiempo
cuando surge un nuevo Judaísmo, el Judaísmo oficial, también llamado
Judaísmo Rabínico.
Los Saduceos
Su nombre en hebreo es Tseduqim que significa “justos”. Pertenecían a la clase
alta y privilegiada de la sociedad judía, miembros de familias sacerdotales,
adineradas y aristócratas. Se sometían al poder extranjero y acataban las
decisiones tomadas por el gobierno establecido, por eso ostentaban cargos
públicos importantes, el sumo sacerdote pertenecía a este grupo. Los Saduceos
ocupaban la mayoría de los puestos en el Sanedrín. Este grupo fue el más
influyente en la vida política y económica de la Tierra de Israel. Ponían mucho
énfasis en el Templo, el sacerdocio y los sacrificios ya que eran ellos los
responsables del servicio en el Templo y de los sacrificios. Los Saduceos
también ponían un gran énfasis en la letra de la Torá Escrita y no aceptaban la
Tora Oral ni las tradiciones de los ancianos. Sus creencias son las siguientes:
- Creían solamente en la Torá Escrita.
- No creían en la venida del Mesías.
- No creían en la inmortalidad del alma.
- No creían en la resurrección del cuerpo.
- No creían en los ángeles ni en los espíritus.
- Creían en el libre albedrío.
- Creían que su riqueza era una prueba del favor y la bendición de Dios en sus
vidas.
- No creían en el castigo de los injustos en el infierno ni en la recompensa de
los justos.
Este grupo desapareció después de la destrucción del Templo en el 70 d.C.
Los Esenios
Era el grupo más importante después de los fariseos y saduceos. No se
mencionan en el N.T., pero tenemos información de ellos gracias a los
Manuscritos del Mar Muerto y a 3 historiadores muy importantes del primer
siglo: Filón de Alejandría, Flavio Josefo y Plinio el Viejo.
La mayoría de los esenios se separaban del mundo y vivían en comunidad,
tenían todas las cosas en común, se autodenominaban “hijos de la Luz”, todos
vestían de blanco, no iban a las sinagogas, ayunaban con frecuencia, practicaban
el celibato (aunque había un grupo dentro de los Esenios que pensaban que el
matrimonio era parte del plan divino), observaban muy estrictamente la Torá y
el Shabat (sábado), no comían carne, ponían mucho énfasis en las buenas obras,
la pobreza, la humildad y la disciplina, también curaban por medio de la
imposición de manos y las plantas. Sus creencias son las siguientes:
- No creían en los sacrificios de animales, solamente traían al Templo ofrendas
de harina y aceite.
- Creían en la inmersión para purificación.
- Creían que era pecado tener esclavos y/o siervos.
- Creían en la inmortalidad del alma.
- No creían en la resurrección del cuerpo.
- Creían en la predestinación.
- Creían en los ángeles y en los demonios.
- Creían en la recompensa de los justos y en el castigo de los injustos en el
infierno.
- Creían en la venida de dos Mesías.
- Creían en el establecimiento inminente futuro del Reino Mesiánico.
- Creían en la reunificación final de las tribus de Israel.
Los Samaritanos
El rey de Asiria, Sargón II, conquistó Samaria y deportó a 27.290 israelitas, sin
embargo, hubo israelitas que no se marcharon y terminaron mezclándose con
los colonos que trajo el rey de Asiria procedentes “de Babilonia, de Cuta, de
Ava, de Hamat y de Sefarvaim” (II R. 17:24). Debido a todo esto, la mayoría
de los israelitas del Norte perdieron su propia identidad absorbiendo las
creencias, las prácticas y las costumbres de otras naciones.
Cuando los samaritanos se ofrecieron para la reconstrucción del Templo de
Jerusalén, los judíos (israelitas del sur), que acababan de regresar del exilio
Babilonio, no aceptaron su oferta, posiblemente por desconfianza o temor, por
tanto, los samaritanos se unieron a los que se oponían a su reconstrucción (Esd.
4:1-10). Los samaritanos también estuvieron en contra de la reconstrucción de
la muralla de Jerusalén (Neh. 4).
Lo samaritanos tampoco aceptaron el judaísmo que los judíos trajeron de
Babilonia, un judaísmo con más mandamientos y prohibiciones. Por tanto, ni
los judíos aceptaron a los samaritanos ni los samaritanos aceptaron a los judíos.
Cuando los judíos reconstruyeron el Templo, los samaritanos se sintieron más
rechazados, ya que no eran considerados verdaderos israelitas ni adoradores del
Dios verdadero. Por tanto, los samaritanos decidieron construir su propio
Templo en el monte Gerizim, al edificar el Templo tuvieron que cambiar la Torá
de Moisés y empezaron a enseñar que Abraham ofreció a su hijo en el Monte
Gerizim y que Dios eligió dicho Monte para poner allí Su Nombre y Su Morada.
Lógicamente, los judíos no se tomaron bien todo esto y los samaritanos fueron
todavía más rechazados.
Otra cosa que los samaritanos tuvieron que hacer fue rechazar los escritos de
los profetas, ya que en dichos escritos, encontramos muchas referencias a
Jerusalén.
Cuando se produjeron las persecuciones de Antíoco Epífanes, la mayoría de los
samaritanos renegaron de su sangre judía y decidieron dedicar y consagrar su
Templo a Zeus.
A partir de aquí, la posibilidad de reconciliación entre los samaritanos y los
judíos se disipó.
En el 128 a.C., Juan Hircano, sumo sacerdote y gobernante civil, destruyó el
Templo en nombre de los judíos creyendo que al destruir este templo estaba
sirviendo al Dios de Israel.
Por tanto, en la época de Jesús encontramos que . . .
- Los judíos veían a los samaritanos como los que habían abandonado al Dios
de Israel para abrazar dioses griegos, los que habían cambiado la Torá, los que
habían rechazado a los profetas y los que no querían someterse al judaísmo que
se desarrolló en Babilonia (un judaísmo con más mandamientos y
prohibiciones).
- Los samaritanos veían a los judíos como los que no quisieron reconocer su
identidad israelita, no les permitieron que ayudasen en la reconstrucción del
Templo en Jerusalén, no les permitieron adorar en el Templo de Jerusalén y los
que destruyeron su templo en el monte Gerizim.
Los Zelotes
La palabra “zelote” viene del griego “zelotai” y quiere decir “celoso”, su celo
no era por lo que creían, eran celosos de su Tierra y de su raza. Era el grupo más
violento de su época, compartían las mismas creencias con los fariseos, pero
anhelaban una liberación completa del dominio de Roma. Se negaban a hablar
en griego, a pagar impuestos al Emperador y se oponían a los matrimonios
mixtos, llegando incluso a asesinar a los judíos que se casaban con no-judías.
Uno de los 12 apóstoles llamado Simón había pertenecido a este grupo (Lc. 6:15
/ Hch. 1:13). En Mateo 10:4 leemos “Simón el Cananita”, la palabra
“Cananita” viene de la palabra hebrea para “celosos” qanaim. Un grupo dentro
de los zelotes eran llamados “sicarios”, porque llevaban un “sica” (un puñal)
escondido y no dudaban en usarlo cuando tenían oportunidad. Los zelotes
querían establecer el Reino de Dios por la fuerza, usando la violencia, su
fanatismo desencadenó la guerra en contra de los Romanos (“la Gran Revuelta
Judía” 66-73 d.C.) y también su derrota y desaparición.
Los Herodianos
No se sabe mucho de los Herodianos, pero por el nombre podemos afirmar que
era una secta política. Eran partidarios de la dinastía de Herodes, se sometían al
poder de Roma, veían bien pagar tributo al Cesar. Aparecen 2 veces en el N.T.
(Mc. 3:6; 12:13), cuando Jesús dijo “Guardaos de la levadura de los fariseos
y de la levadura de Herodes.” (Mc. 8:15) posiblemente se estaba refiriendo al
espíritu detrás de los Herodianos.
¿QUIÉNES ERAN LOS ESCRIBAS?
Eran llamados “interpretes de la Ley”, “maestros de la Ley” y “doctores de
la Ley”, la gente también solía llamarles “Rabí”, “mi maestro” (lit. mi grande).
Se dedicaban a copiar, preservar y transmitir las Escrituras. No formaron una
secta separada (por eso no están en la clasificación anterior), un escriba podía
pertenecer al grupo de los fariseos o al grupo de los saduceos (Hch. 23:9).
Algunos formaban parte del Sanedrín.
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