Julio Cesar Violante Gonzalez Pasos de una rutina cambiante Sosiego Caminar ha sido un recurso muy utilizado por los escritores para obtener inspiración y/o material para sus textos. Así lo afirma Valeria Luiselli en Papeles Falsos, “los apologistas han enaltecido el acto de caminar al punto de convertirlo en una actividad con tintes literarios”. Si bien se piensa que caminar ayuda a despejar la mente para así atraer y descubrir ideas nuevas y materializar las que ya se tienen, el espacio donde se camine puede influir en el propósito de esta actividad Ferris Jabr agrupa en The New Yorker que: Una serie de estudios que indican que caminar promueve nuevas conexiones cerebrales -que son luego nuevas conexiones literarias--, incrementa el volumen del hipocampo (una región asociada con la memoria) y fortalece el tejido cerebral que suele desgastarse con la edad. Los escritores recorren las calles en busca de inspiración literaria o, en su defecto, para disipar ese cansancio literario que se puede generar al momento de escribir un nuevo texto. Despejar la mente es uno de los principales motivos por los cuales la gente, no solo los escritores, caminan frecuentemente pero, ¿realmente se puede despejar la mente cuando se vive en una ciudad tan acelerada o insegura? Las calles de las miles de ciudades son únicas, poseen atributos y esencias distintas, le brindan al caminante experiencias distintas. Cuando se vive en una capital el provinciano desentona en el ritmo de la ciudad y eso se percibe en su caminar. Rondar por las calles de la 1 Julio Cesar Violante Gonzalez ciudad para despejar la mente en este tipo de escenarios es intrascendente y contradictorio (REVOLUCIONARIO) Así como liberar la mente, otra de las razones por las cuales la gente suele caminar es para liberar las tensiones acumuladas… o aplazarlas. Caminar es una dislocación mental, pues hace desviar tu atención en otros motivos mientras la verdadera tensión permanece. Observar constantemente la vida cotidiana de las personas hace que percibamos lo bueno y lo malo de la realidad, para así encontrar consuelo al notar que las tensiones es un común denominador de los caminantes. Es una ruta personal y de introspección. Generalmente caminar solo para reflexionar y pensar mejor; una distracción de lo cotidiano. Comienzo en Jesús Silva esquina con Gral. Felipe Ángeles. Los motivos por los cuales decido salir a caminar son tan variados que ni yo mismo los conozco, o pretendo no conocerlos. Al llegar a la avenida principal elijo mi ruta: el noreste. Al término de la misma calle, mientras espero mi turno para cruzar la misma, aprovecho y saludo a Don Fernando quien, sin saber mi nombre, conoce a la perfección lo que voy a ordenar sin siquiera decírselo. Siempre acierta. En la siguiente calle se encuentra uno de los tantos lugares que dice ser tradicional desde 1940, donde se puede deleitar de la comida tradicional de este lugar. Hasta la fecha siguen sin ser de mi agrado. A un lado suyo se encuentra una de las tiendas que, a pesar de los años, se mantiene como una de las más visitadas y tradicionales de la principal avenida. Son diez años, al menos de los que tengo memoria, que la tienda de accesorios para la muñeca ha 2 Julio Cesar Violante Gonzalez permanecido vigente. Y no estamos hablando de la tienda más excéntrica de la ciudad pero, si una de las más emblemáticas de la calle Revolución, o al menos para aquellos que la frecuentan. 15 de septiembre es cuidada por su fiel guardián, un perro callejero adoptado por la tienda de mascotas de dicha esquina. Al cruzar la calle, habita uno de los lugares que no ha corrido con la misma suerte de la tienda hippie de pulseras, pues ha sufrido tantos cambios de los que pocos puedo recordar. A su lado, la heladería por excelencia de la ciudad. Donde sin importar el clima –donde generalmente suele hacer frio– la gente espera ansiosa su turno. Llegando a la antigua tortillería, y cruzando la calle, saludo a los niños –ese en el mejor de los casos pues suelen espantar a quien camina frente a ellos– hijos de militares que observan con alegría el pasar de las personas. Placeres contrastantes Caminar es un placer necesario para aquel que lo disfruta. Los motivos por los cuales las personas deciden caminar son tan variados y subjetivos que su análisis es irrelevante. En lo siguiente hablaré a título personal. Caminar para mí es un placer necesario, una rutinaria distracción y un engaño creativo. Antes de leer a Valeria Luiselli y su caminata como poética del pensamiento, preámbulo a la escritura, espacio de consulta con las musas, caminar para mí era y es el pretexto ideal para el deleite sonoro. Disfrutar de la soledad es un requisito primordial en esta actividad pues pocos la suelen disfrutar. 3 Julio Cesar Violante Gonzalez Ya sea en búsqueda de creatividad, auto engaño o un pretexto ideal para salir de una rutina para entrar a otra –en caso de que se tenga una ruta especifica– caminar es un deleite visual, auditivo y creativo. Se altera mi ruta, cruzo al lado opuesto de la calle en dirección al emblemático parque Juárez, el cual está escoltado por Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y los hidalguenses Felipe Ángeles, Francisco de Paula Mariel y Nicolás Flores colocados en cunclillas. Al atravesar al tan emblemático e inseguro –por las noches– parque, desemboco en Plaza Juárez; una explanada amplia que alberga premios mundiales, teatros, árboles navideños, eventos políticos y demás. Su desgastada y cansada superficie reclama descanso a su mal trato. Nunca llegará. Al rodear el teatro neoclásico, observado por el monumento al Benemérito de las Américas, observo los carros encarcelados que rodean el hermoso parque. Al finalizar las rejas, y para aquellos que conocen las calles, yacen los proyectos fallidos de transporte y, lamentablemente otros permanecen. Un mural de Frida Kahlo solía observar el millonario fracaso. Hoy, uno no de los dos ha dejado de existir. 4 Julio Cesar Violante Gonzalez Solitario Caminar solo o acompañado son experiencias totalmente distintas, ni mejores ni peores. Nunca se camina solo, pues te acompañan los miles de contactos guardados en los comunes dispositivos móviles. Buscar introspección y soledad al caminar es irrelevante cuando no se cede y se abandona el teléfono en casa. De otra manera es imposible lograrlo. Relajar y liberar la mente es un objetivo a lograr cuando se sale a caminar. Unos lo logran otros no. Caminar no es un requisito de las mentes creativas y literarias sino un placer público. Sin embargo, existe una inexplicable relación sincronizada en la forma en que nos movemos con nuestros pensamientos. Ferris Jabr considera que: Caminar a nuestro propio ritmo crea un circuito de retroalimentación sin adulterar entre el ritmo de nuestros cuerpos y nuestro estado mental que no podemos experimentar tan fácilmente cuando corremos en un gimnasio, manejamos un auto o andamos en bicicleta o en algún otro tipo de locomoción. Cuando caminamos, el paso de nuestros pies naturalmente vacila y se sincroniza con nuestro estado de ánimo y la cadencia de nuestro diálogo interno; al mismo tiempo, podemos cambiar el ritmo de nuestros pensamientos de manera deliberada al caminar más rápido o ir más despacio. Las caminatas son reflejo de un proceso interno… 5 Julio Cesar Violante Gonzalez De regreso a mi ruta y, despidiéndome de los héroes mexicanos y los niños militares, camino de regreso de donde venía pero del lado contrario de la acera. Frente al lugar tradicional de comida está el hogar de los artistas burgueses y, al cruzar la calle, la venta de autos que, como la avenida donde se encuentran, suelen cambiar rápidamente los autos que están a la venta. Llego a la mitad o al final de mi recorrido, ahí donde comencé pero del otro lado de la calle. Momento de tomar una decisión. Sigo con mi camino. Un par de calles más adelante, y producto de los constantes cambios de dicha avenida, desconozco al vigilante de la farmacia en cada ocasión que camino frente a ella. Han sido tantos los hombres adultos que han ocupado esa silla que reflexiones sobre la velocidad con la que envejecen o la lentitud con la que pasa el tiempo para mí. Cambios observados La principal avenida donde suelo transitar posee dos comunes denominadores ampliamente ligados: los fracasos laborales y los permanentes cambios. Cuando uno transita constantemente por una ruta termina, evidentemente, por conocerla y notar el más mínimo cambio o alteración. A partir de cierta edad toda modificación que uno descubre en el entorno adquiere un carácter de agravio, una dolorosa mutilación personal. Así lo dice Luiselli. Desconozco si el tiempo pasa rápido para esas personas o el tiempo es muy lento para mí. A pesar de lo que afirme anteriormente, nunca termino por conocer en su totalidad las calles, mis calles, los cambios de establecimientos, lugares abandonados y fracasos empresariales 6 Julio Cesar Violante Gonzalez no me lo permiten. Duele pensar en un lugar que fue y no lo que será Quizá deba buscar otra ruta. Un par de cuadras más adelante cruzo hacia a 16 de enero de 1869 en dirección al 1307 de la calle revolución. Al entrar, observo las ofertas deportivos, los adultos tomar café y conversar, la cartelera cinematográfica del cine por excelencia de este país para atravesar la plaza que no es como su nombre lo dice. Al rodear dicha plaza, frente a mí se encuentra una de las tiendas departamentales donde habita la literatura comercial y libros de autoayuda, esos que tanto odiaban Alberto Moravia, Elsa Morante y Pitol. Momento de tomar otra decisión. En esta ocasión, decidiré no entrar. Siguiendo mi camino y despidiéndome del 1307, tomo rumbo al final de mi paseo. Cruzar Jaime Nunó es sinónimo de valentía y suerte; la dificultad de atravesar esa calle es de lo poco que permanece en esta avenida. Frente al cumulo de restaurantes esta la librería por excelencia de la ciudad. No es Roma, ni son Alberto Moravia y Elsa Morante quien la atiende, ni la misma literatura, ni Pitol quien recorre sus calles. Sin embargo, yo entro. Cuadras más adelante giro, camino, saludo a Irma, mi vecina, y llego a Jesús Silva, donde todo comenzó. 7 Julio Cesar Violante Gonzalez Referencias Luiselli, V. (2015). Papeles falsos (3rd ed., p. 39). Madrid: Sexto Piso. Pitol, S. (2007). El arte de la fuga. Barcelona: Editorial Anagrama. Por qué caminar nos ayuda a pensar mejor. (2018). Recuperado de: https://pijamasurf.com/2014/09/por-que-caminar-nos-ayuda-a-pensar-mejor/ 8