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MATRIMONIO

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EL
MATRIMONIO
Teología
Sacramental
TEMA 1: EL
MATRIMONIO EN
LA SAGRADA
ESCRITURA
1. EL MATRIMONIO EN EL AT
A) EL MATRIMONIO UNITARIO E INDISOLUBLE
A) RELACIÓN HOMBRE-MUJER:
LA HUMANIDAD PROVIENE DE UNA PAREJA SEGÚN EL GÉNESIS Y ENFATIZA LA IMPORTANCIA
DEL MATRIMONIO COMO CONDICIÓN NATURAL. JUAN PABLO II SOSTIENE QUE EL HOMBRE ES
ESENCIALMENTE UN SER DESTINADO AL MATRIMONIO.
B) PROPIEDADES ESENCIALES DEL MATRIMONIO:
EL MATRIMONIO IMPLICA LA UNIÓN ESTABLE DE UN HOMBRE Y UNA MUJER, CON EL PROPÓSITO
DE PROCREAR. ESTA CONCEPCIÓN, PRESENTE EN LA NARRACIÓN DEL GÉNESIS, DESTACA LA
UNIDAD, INDISOLUBILIDAD Y FINALIDAD PROCREADORA COMO CARACTERÍSTICAS ESENCIALES,
RESPALDADAS POR JESUCRISTO.
B) LA POLIGAMIA QUE ROMPE LA UNIDAD
A PESAR DE LA ALEGRÍA INICIAL DE ADÁN AL ENCONTRAR A EVA COMO SU IGUAL, LA
PRÁCTICA DE LA POLIGAMIA ARRAIGÓ EN GENERACIONES POSTERIORES, DISMINUYENDO CON EL
TIEMPO, POSIBLEMENTE INFLUENCIADA POR LA CONCEPCIÓN DE FIDELIDAD ÚNICA ENTRE DIOS Y
SU PUEBLO.
C) RUPTURA DE LA INDISOLUBILIDAD
SE PERMITIÓ EL DIVORCIO CON RECONOCIMIENTO LEGAL EN LA LEGISLACIÓN DE
DEUTERONOMIO PARA EVITAR EXCESOS Y TOLERAR UNA PRÁCTICA EXTENDIDA, A PESAR DE
NO SER LEGISLADA POR MOISÉS..
2. DIOS, AUTOR DEL MATRIMONIO EN LOS
OTROS LIBROS DEL AT
EL LIBRO DE TOBÍAS Y MALAQUÍAS SUBRAYAN QUE DIOS ES EL AUTOR DEL MATRIMONIO, BASADO
EN LA CREACIÓN DE ADÁN Y EVA, Y QUE ÉL ES TESTIGO Y GARANTE DE LA ALIANZA CONYUGAL,
BRINDANDO APOYO Y PROTECCIÓN A LAS PAREJAS A LO LARGO DEL TIEMPO.
3. EL MATRIMONIO EN EL NT
A) JC INTERPRETA EL TEXTO DE DT 24,2-4
JESÚS ENSEÑA QUE EL MATRIMONIO FUE ORIGINALMENTE CONCEBIDO POR DIOS COMO
MONOGÁMICO E INDISOLUBLE, ANULANDO LA LEY DEL DIVORCIO DE DEUTERONOMIO 24:1-4. ESTA
ENSEÑANZA ES RESPALDADA POR LOS APÓSTOLES Y POSTERIORMENTE REITERADA POR SAN
PABLO, ESTABLECIÉNDOLA COMO UNA INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA DEL EVANGELIO.
B) LA APARENTE EXCEPCIÓN DE SAN MATEO
AUNQUE HAY UNA APARENTE EXCEPCIÓN AL DIVORCIO EN CASO DE ADULTERIO EN EL RELATO
DE SAN MATEO, TANTO ÉL COMO MARCOS ENFATIZAN LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO
SEGÚN LA ENSEÑANZA DE JESÚS, QUE LA IGLESIA HA MANTENIDO COMO DOCTRINA.
C) EL LLAMADO “PRIVILEGIO PAULINO”
EL "PRIVILEGIO PAULINO" DE SAN PABLO PERMITE LA DISOLUCIÓN DE UN MATRIMONIO MIXTO
SI EL CÓNYUGE NO BAUTIZADO NO ESTÁ DISPUESTO A VIVIR EN PAZ. HA SIDO APLICADO POR
LA IGLESIA DESDE EL SIGLO VIII Y LEGISLADO EN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO.
4. OTROS TEXTOS DEL NT EN TORNO A LA NATURALEZA
DEL MATRIMONIO Y A LA VIDA CONYUGAL
A) EL “SACRAMENTO GRANDE” (EF 5, 22-32)
EL PASAJE DE EFESIOS 5:22-33 PRESENTA EL MATRIMONIO COMO UN REFLEJO DEL AMOR ENTRE
CRISTO Y LA IGLESIA, DESTACANDO LA IMPORTANCIA DEL AMOR DEL ESPOSO HACIA SU ESPOSA
COMO CRISTO AMÓ A LA IGLESIA.
B) LAS RELACIONES CONYUGALES (1COR 7, 1-9)
SAN PABLO ABORDA PREGUNTAS SOBRE MATRIMONIO Y CELIBATO, MOSTRANDO PREFERENCIA POR
EL CELIBATO PERO RECONOCIENDO EL VALOR DEL MATRIMONIO Y ESTABLECIENDO SU CARÁCTER
MONOGÁMICO E INDISOLUBLE COMO MANDATO DEL SEÑOR.
TEMA 2: ORIGEN
E INSTITUCIÓN
DEL
MATRIMONIO
A) EL MISMO DIOS, AUTOR DEL MATRIMONIO:
EL MATRIMONIO, COMO INSTITUCIÓN QUERIDA POR DIOS DESDE LOS ORÍGENES DE LA HUMANIDAD, ESTÁ
INTRÍNSECAMENTE LIGADO A LA NATURALEZA Y AL SENTIDO PROFUNDO DEL AMOR Y LA TRANSMISIÓN DE LA VIDA.
ESTA ENSEÑANZA SOBRE EL ORIGEN DIVINO DEL MATRIMONIO ES UNA AFIRMACIÓN CONSTANTE DE LA FE DE LA
IGLESIA, RESPALDADA POR LA ESCRITURA, LA TRADICIÓN Y EL MAGISTERIO.
LA ESCRITURA:
EL MATRIMONIO, SEGÚN LA ENSEÑANZA BÍBLICA, ES UNA INSTITUCIÓN DIVINAMENTE ESTABLECIDA QUE
REFLEJA LA COMPLEMENTARIEDAD ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER, DISEÑADA POR DIOS PARA SER
INDISOLUBLE DESDE EL PRINCIPIO Y DESTINADA A LA PROCREACIÓN.
LA TRADICIÓN:
LOS SANTOS PADRES UNÁNIMEMENTE RECONOCEN EL ORIGEN DIVINO DEL MATRIMONIO Y LO
DEFIENDEN CONTRA ERRORES DOCTRINALES, COMO LO HIZO ESPECIALMENTE SAN AGUSTÍN EN EL
SIGLO IV.
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA:
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA PROCLAMA QUE EL MATRIMONIO TIENE UN ORIGEN DIVINO,
SIENDO UNA INSTITUCIÓN ESTABLECIDA POR EL CREADOR Y SUJETA A SUS LEYES,
INDEPENDIENTE DE LA VOLUNTAD HUMANA.
B) EL MATRIMONIO: “INSTITUCIÓN” Y REALIZACIÓN
PERSONAL:
EL MATRIMONIO, ESTABLECIDO POR DIOS CON SUS PROPIEDADES Y LEYES, GARANTIZA LA LIBERTAD DE LOS ESPOSOS
Y SIRVE DE BASE PARA LAS DECISIONES SOCIALES Y LEGALES SOBRE ESTA INSTITUCIÓN
A) LA INSTITUCIÓN MATRIMONIAL, “EXIGENCIA” ANTROPOLÓGICA
LA INSTITUCIÓN MATRIMONIAL, ESTABLECIDA POR DESIGNIO DIVINO, ES NECESARIA PARA PROTEGER Y GARANTIZAR
LOS BIENES IMPLICADOS EN EL MATRIMONIO, COMO EL BIEN DE LOS ESPOSOS, EL DE LOS HIJOS Y EL DE LA SOCIEDAD
EN GENERAL.
EL BIEN DE LOS ESPOSOS Y LA SEXUALIDAD
LA INSTITUCIÓN MATRIMONIAL, ESTABLECIDA POR DESIGNIO DIVINO, PROTEGE LA DIGNIDAD Y EL
VALOR PERSONAL DE LA SEXUALIDAD, ASEGURANDO QUE LAS DECISIONES TOMADAS POR LOS
ESPOSOS SE REALICEN EN UN MARCO ÉTICO Y JURÍDICO QUE RESPETE SU CONDICIÓN SEXUAL.
EL BIEN DE LOS HIJOS
EL MATRIMONIO, COMO INSTITUCIÓN, ESTABLECE NORMAS PARA EL EJERCICIO DE LA
SEXUALIDAD QUE PROTEJAN LA DIGNIDAD DE LOS HIJOS DESDE SU INICIO, SIENDO UNA
DIMENSIÓN SOCIAL Y UNA FINALIDAD DE LA SEXUALIDAD.
EL BIEN DE LA SOCIEDAD:
EL MATRIMONIO, AL INVOLUCRAR LA HUMANIDAD DE LOS HIJOS Y LA INFLUENCIA EN LA
SOCIEDAD, DEMANDA NORMAS ÉTICAS Y JURÍDICAS QUE ASEGUREN LA AUTENTICIDAD
DEL COMPROMISO.
B) EL MATRIMONIO, INSTITUCIÓN DEL CREADOR PARA REALIZAR SU DESIGNIO
DE AMOR
EL MATRIMONIO, INSTITUIDO POR DIOS DESDE "EL PRINCIPIO", RESPONDE A LA VOCACIÓN DEL SER HUMANO AL AMOR
Y ES CAUCE Y GARANTÍA DEL BIEN DE LOS ESPOSOS. LA IGLESIA EMITE NORMAS PASTORALES PARA PROTEGER LA
VERDAD Y EL BIEN DEL MATRIMONIO, TANTO EN SU ASPECTO PERSONAL COMO INSTITUCIONAL, COMO UNA
INSTITUCIÓN CONFIRMADA POR LA LEY DIVINA.
TEMA 3: LA
SACRAMENTALIDAD
DEL MATRIMONIO
A DIFERENCIA DE OTROS RITUALES SAGRADOS, EL MATRIMONIO, COMO
UNA ENTIDAD DIVINA, EXISTE DESDE ANTES DE LA LLEGADA DE
CRISTO. A PESAR DE QUE LA ESCRITURA NO CONTIENE UN TEXTO
EXPLÍCITO QUE HAGA REFERENCIA A LA INSTITUCIÓN DEL
SACRAMENTO POR CRISTO, LA IGLESIA ENCUENTRA RESPALDO EN LA
ESCRITURA Y EN LA TRADICIÓN PARA AFIRMAR LA NATURALEZA
SACRAMENTAL DEL MATRIMONIO. EL PRIMER OBJETIVO DE ESTA
SECCIÓN ES EXPLORAR CÓMO SE REVELA EL "MISTERIO" DEL
MATRIMONIO Y CÓMO EVOLUCIONA LA COMPRENSIÓN DE LA DOCTRINA
SOBRE SU SACRAMENTALIDAD HASTA SU FORMULACIÓN FINAL.
I. LA REVELACIÓN DEL
“MISTERIO” DEL MATRIMONIO
La historia de la
manifiesta como una
amor de Dios con los
comunión se expresa
que es un compromiso
dos partes.
La sacramentalidad del matrimonio es un aspecto fundamental
para comprender su significado. El matrimonio cristiano no es
simplemente una unión entre dos personas, sino que es una
participación en la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia.
salvación se
comunión de
hombres. Esta
en la alianza,
de amor entre
La alianza de amor de Dios con los
hombres se expresa en la Sagrada
Escritura
con
un
lenguaje
y
una
terminología tomados frecuentemente del
matrimonio y de la vida matrimonial. Por
ejemplo, Dios es llamado "esposo" de
Israel y la Iglesia es llamada "esposa" de
Cristo.
En el Antiguo Testamento, la alianza
se estableció entre Dios e Israel. En el
Nuevo Testamento, la alianza se
estableció entre Cristo y la Iglesia.
La doctrina de la alianza forma parte de la
revelación de la naturaleza del matrimonio. El
matrimonio cristiano es una participación en la
alianza de amor de Dios con los hombres. Por
eso, el matrimonio cristiano es una expresión del
amor de Dios por la humanidad
1. EL SIMBOLISMO DE LA ALIANZA MATRIMONIAL EN EL AT
En el Antiguo Testamento, los Libros Proféticos y el Cantar de los Cantares utilizan
metáforas matrimoniales para representar la relación de amor entre Yahvé e Israel. Se
destacan el uso del amor matrimonial en la obra profética de Oseas, la representación del
adulterio en Jeremías, las alegorías en Ezequiel y los cantos de Isaías.
El término berith con el que se designa el matrimonio señala que éste es tan consistente
como la alianza de Dios con su pueblo. La misma significación se quiere expresar con la
palabra “conocer” (jadá): “conocer” el hombre a su mujer evoca la realidad de una
entrega de tal naturaleza que sólo puede darse entre los que forman “una sola carne”, de
los que han venido a ser como una “unidad de dos”.
LOS LIBROS PROFÉTICOS
Oseas:
La
unión
matrimonial de Oseas
es un símbolo de la
relación de Dios con
su pueblo
Jeremías:
recurre
de
manera
constante
al
símbolo del matrimonio.
Se refiere con nostalgia al
amor primero y sobre todo
pone de relieve el perdón
y la reconciliación en el
matrimonio y en la alianza
Ezequiel: insisten en calificar
como adulterio y prostitución las
infidelidades a la alianza
Malaquías: en relación con el
simbolismo de la unión matrimonial
presenta como particularidad que
procede a la inversa en el uso de
la imagen esponsal
EL CANTAR DE LOS CANTARES
Para el misterio y significación del matrimonio el Cantar de los Cantares es el libro que
más interesa dentro de la literatura sapiencial. Su significado más alto y completo
consiste en que se trata del cántico de las nuevas bodas de Yahvé e Israel
2. EL “MISTERIO” DEL MATRIMONIO EN EL NT
Con la llegada de Cristo, la alianza de amor entre Dios y la humanidad se intensifica, llegando a una
unión física con el hombre. La Encarnación del Verbo indica que el matrimonio debe dirigirse desde su
esencia más profunda hacia la verdad del "principio" y vivirse en la perspectiva de la realidad definitiva
del Reino de los Cielos, ya instaurada con la venida de Cristo. La Nueva y Eterna Alianza ofrece la guía
necesaria para comprender el misterio del matrimonio.
LOS EVANGELIOS
a) En primer lugar, está el hecho de
que para referirse a la alianza entre
Dios y su pueblo descrita en el AT
bajo la imagen del amor exclusivo y
fiel realizada ahora de forma
definitiva.
b) En esta línea es especialmente
significativa la presencia de Cristo en las
bodas de Caná (cf Jn 2,1-11). Proclama
claramente la dignidad del matrimonio;
pero, sobre todo, con la realización del
primer “signo” manifiesta públicamente
que ha llegado la Nueva Alianza.
c) Para penetrar en el “misterio”
del
matrimonio
(sobre
su
significación) tienen también
especial relevancia los textos de
los Sinópticos sobre la discusión
del Señor con los fariseos a
cerca del libelo de repudi
LAS CARTAS DE SAN PABLO
Los pasajes principales, de las cartas de San Pablo, en relación con el matrimonio son 1 Cor 7,1-39 y Ef 5,21-33.
Estos son también los más relevantes para el “misterio” del matrimonio.
En 1Cor 7 San Pablo explica que el matrimonio de los cristianos (este es el contexto v.g. 1Cor 7,6.15.19-20)
es una cosa sagrada y, por eso, los cristianos sólo pueden “casarse en el Señor”
Ef 5,21-33 es el texto más importante del NT sobre el “misterio” del matrimonio. Explica cómo el matrimonio
cristiano ha de entenderse y vivirse a partir del misterio de amor que se da en la unión entre Cristo y la
Iglesia.
3. LA COMPRENSIÓN DEL “MISTERIO” DEL MATRIMONIO EN LA TRADICIÓN DE LA
IGLESIA
En el Nuevo Testamento, el matrimonio se representa
como
una
realidad
completamente
renovada,
transformada por la redención de Cristo. La unión
matrimonial refleja el misterio de la Iglesia como el
"Cuerpo de Cristo", en el cual los cristianos se integran
a través del bautismo.
La sacramentalidad del matrimonio se relaciona
constantemente con la liturgia y, en un sentido
derivado, con la disciplina. A veces se instaba a los
cristianos a eliminar prácticas paganas en sus
ceremonias
matrimoniales,
consideradas
incompatibles con la sacralidad del matrimonio. En
otros casos, se promulgarán disposiciones que
reafirmarán la dignidad del matrimonio.
LA LITURGIA
Inicialmente, los cristianos solían celebrar sus matrimonios de manera similar a la práctica común
en las comunidades y ubicaciones en las que vivían. Durante los primeros siglos, no hay referencias
claras sobre ritos de bendición específicos para la celebración del matrimonio. Se cree
generalmente que no fue hasta el siglo V que se volvió común el uso de fórmulas litúrgicas de
bendición en las ceremonias matrimoniales.
No hay pruebas concluyentes de que los primeros cristianos celebran sus matrimonios in facie Ecclesiae, es decir,
en presencia del obispo y con su autorización, como sugieren algunos textos de San Ignacio de Antioquía y
Tertuliano. La frase "casarse en el Señor" se utiliza con diferentes significados en distintos contextos, denotando
casarse de acuerdo con las enseñanzas del Señor o con otro cristiano. Esta expresión no se considera evidencia
suficiente para demostrar la necesidad de un rito de bendición o que el matrimonio sea un sacramento. San
Pablo también usa esta expresión al dar recomendaciones sobre cómo los esclavos deben obedecer a sus amos
en la Biblia.
LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA
Las regulaciones litúrgicas y disciplinarias
en torno al matrimonio se basan en la
convicción de que hay una relación
fundamental entre el matrimonio y la unión
de Cristo con la Iglesia, como se expone en
Efesios 5. Esta conexión revela el "misterio"
esencial del matrimonio.
La reflexión teológica sobre la sacramentalidad del
matrimonio y su "misterio" surge históricamente como
respuesta doctrinal de la Iglesia a los movimientos
heréticos de los cátaros y albigenses en los siglos X y XI.
Estos movimientos llevaron al Magisterio de la Iglesia ya la
teología a una comprensión más profunda del valor y la
importancia de estas realidades. Posteriormente, los
valdenses en el siglo XIII y la Reforma Protestante en el
siglo
XVI
también
contribuyeron
a
una
mayor
profundización doctrinal en este tema.
II. EL MATRIMONIO, SACRAMENTO
DE LA NUEVA LEY
En la Iglesia, ha prevalecido la convicción de que el matrimonio no es un
asunto secular, sino una institución santificada por Cristo, relacionada con
el misterio del amor entre Cristo y la Iglesia. Aunque esta doctrina ha sido
constante, su comprensión tuvo un largo proceso de desarrollo hasta la
declaración dogmática del Concilio de Trento.
El enfoque actual se centra en precisar el significado de la sacramentalidad del matrimonio,
abordando el alcance de considerarlo uno de los siete sacramentos de la Nueva Ley y cómo la
incorporación a Cristo mediante el bautismo es crucial en esta sacramentalidad.
1. EL MATRIMONIO ENTRE BAUTIZADOS, VERDADERO SACRAMENTO DE LA
NUEVA ALIANZA.
La doctrina de la sacramentalidad del matrimonio es parte de la fe de la Iglesia, como
se establece en el Catecismo de la Iglesia Católica (1617). Basado en la Escritura y la
Tradición, el Concilio de Trento define solemnemente que el matrimonio es uno de los
siete sacramentos de la ley del Evangelio, instituido por Cristo mismo y que confiere
gracia. El concilio subraya que esta doctrina, implícita en la Escritura (Efesios 5:2532), se fundamenta principalmente en la Tradición de la Iglesia Universal. El
descubierto de consideraciones escriturales sobre la sacramentalidad en ciertos
períodos posteriores a Trento no debería sorprender en este contexto.
a) Sentido de la sacramentalidad del matrimonio
En esta cuestión son dos los puntos que es necesario precisar: el alcance que hay que dar tanto al término
“matrimonio” como al de “sacramento” o “sacramentalidad”.
En términos del significado del término "matrimonio", se refiere al acto de celebrar el matrimonio, que
implica la unión transitoria de un hombre y una mujer en matrimonio, también conocido como
matrimonio "en sentido activo" o in fieri. Este concepto implica el consentimiento y la alianza
matrimonial. El enfoque considera la celebración del matrimonio entre un hombre y una mujer que han
sido válidamente bautizados, ya que solo ellos son considerados capaces de recibir los sacramentos
de la Iglesia.
El término sacramento el punto
segundo que hay que precisar se
toma aquí en su sentido más
estricto: el matrimonio es uno de
los siete sacramentos de la
Iglesia. Es una actualización real
y verdadera y propiamente un
signo de salvación que confiere
la gracia.
El matrimonio se considera un sacramento ya que tanto significa como
producir gracia, siendo un signo eficaz de salvación. Su carácter
sacramental lo integra de manera específica en el misterio de la
salvación. El sacramento del matrimonio permite a los cónyuges
participar misteriosa pero genuinamente en el amor de Cristo por la
Iglesia, al punto de afirmar que Cristo se sirve de los esposos "como
esposos" para llevar a cabo su plan de amor en la Iglesia.
b) Institución del matrimonio por Cristo
El matrimonio, como sacramento de la Nueva Alianza, fue instituido por Cristo, representando su
acción hacia los esposos cristianos. Sin embargo, ni la Escritura ni la Tradición proporcionan
evidencia o expresión alguna en la que Cristo instituya el matrimonio como sacramento.
Hoy en día, se considera común que la cuestión de la institución del sacramento por Cristo debe
explicarse a partir de la naturaleza del matrimonio y de la novedad de la obra de Cristo.
Cuando se comprende la profunda importancia humana del matrimonio y el poder transformador
de la obra redentora de Cristo en lo esencialmente humano, la cuestión de si el matrimonio fue
instituido por Cristo no se basa en las palabras o mandatos específicos de institución, sino que
surge como una consecuencia necesaria de las verdades mencionadas anteriormente.
2. EL MATRIMONIO ENTRE BAUTIZADOS ES SIEMPRE SACRAMENTO
Históricamente, la inseparabilidad entre el matrimonio y el sacramento cuando se casan dos bautizados se ha
discutido en relación con el consentimiento matrimonial y el sacramento. Esta discusión se ha enfocado en la
formación del matrimonio y en la explicación de cómo se articulan los elementos constitutivos, como la materia, la
forma y la intención, en el signo sacramental. Sin embargo, en la actualidad, se aborda esta cuestión
considerando el misterio y el designio salvador de Dios, revelado en la historia de la salvación.
(a) La unidad del designio de Dios sobre el matrimonio
El matrimonio entre bautizados se considera siempre un sacramento, ya que el designio de Dios es que
el matrimonio esté ordenado desde el principio y sea una figura del matrimonio de la redención o
sacramento. Con la venida de Cristo, lo que era figura se convierte en realidad: la institución del
matrimonio desde el principio como sacramento de la Nueva Alianza hace que la prefiguración de lo
que estaba por venir deje de tener efecto. Tanto el matrimonio de los orígenes como el matrimoniosacramento son signos del misterio del amor de Dios por la humanidad, pero de maneras distintas:
antes de la venida de Cristo, era un signo del sacramento porque lo anunciaba (era una figura), y
después de la venida de Cristo, es un signo porque lo realiza (es una realidad).
(b) El bautismo que han recibido los que se casan
Cuando dos personas bautizadas se casan, su matrimonio siempre se considera un
sacramento. El bautismo implica que los cristianos se unen a Cristo y se convierten
en miembros de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. En consecuencia, como miembros
de Cristo y de la Iglesia, su unión matrimonial debe realizarse en nombre de Cristo
y la Iglesia. Si su matrimonio es genuino, debe ser un signo y una realización de la
unión de Cristo con la Iglesia, lo que solo ocurre si se trata de un sacramento.
III. EL MATRIMONIO Y LA
VIRGINIDAD
El matrimonio sirve como un signo efectivo del misterio del amor de
Cristo por la Iglesia, pero este misterio es tan rico que no puede ser
completamente representado únicamente por el matrimonio. Requiere
otra institución, la virginidad, para ser plenamente realizada. Por lo
tanto, el matrimonio y la virginidad tienen una relación mutua e
inseparable.
Los casados ​n o pueden vivir plenamente su matrimonio si no reconocen la vocación de la virginidad, y
aquellos que han elegido la virginidad deben considerar la vocación matrimonial para no perder la conexión
con la realidad del mundo.
1. EL MATRIMONIO, VOCACIÓN CRISTIANA
a) Indole sacramental de la vocación matrimonial
El matrimonio, instituido por Dios y elevado por Cristo a sacramento de la Nueva
Ley, es una forma de seguir e imitar a Cristo. Considerada una vocación
sobrenatural, responde admirablemente a la estructura y condición humana. Para
comprender el sentido vocacional del matrimonio y su singularidad, es fundamental
considerar su naturaleza sacramental. Esto se debe a que el sacramento en última
instancia determina la vocación de los casados ​t anto en la historia humana como
en la historia de la salvación.
Es importante destacar que el sacramento del
matrimonio no introduce una segunda vocación para
los casados, ya sea cristiana o matrimonial, que se
añada a la que les corresponden a través de su
matrimonio como institución de la Creación. Más
bien, representa la misma vocación, con una doble
fundación revelada en etapas sucesivas: la de la
Creación y la de la Redención.
En términos prácticos y existenciales, esto implica
que para vivir la vocación sobrenatural del
matrimonio, es crucial valorar plenamente la
realidad matrimonial en su totalidad como una
institución natural. Además, la sacramentalidad no
separa a los esposos cristianos de las realidades y
responsabilidades en las que están inmersos junto
con el resto de la humanidad, sino que los moldea
según el destino y plan de Dios.
b) La peculiaridad de la vocación matrimonial
El bautismo hace que los esposos cristianos
participen y estén integrados en el misterio del amor
de Cristo por la Iglesia, con una particularidad
específica en el sacramento del matrimonio. Esta
integración en el amor mutuo entre Cristo y la Iglesia
se logra a través de la conyugalidad, mediante la
condición de ser marido y mujer. La corporalidad, en
su manifestación de masculinidad y feminidad, se
convierte en la forma necesaria y propia en la que
los esposos, como tal, se relacionan entre sí y con
Cristo.
El amor conyugal implica una totalidad que
abarca todos los componentes de la
persona, y busca una unidad profundamente
personal que va más allá de la unión física,
llevando a tener un solo corazón y una sola
alma. Este amor exige indisolubilidad,
fidelidad y apertura a la fecundidad.
2. SENTIDO Y VALOR DE LA VIRGINIDAD
a) La fundamentación bíblica
En el Antiguo Testamento, la virginidad como modo de vida cristiana no es conocida y se considera casi como un
contravalor. Los datos sobre la virginidad en el Antiguo Testamento son escasos y no tienen un significado
positivo. La referencia más clara a la virginidad se encuentra en la vocación del profeta Jeremías y tiene una
connotación negativa, expresando la difícil situación de Israel y la calamidad de los tiempos que impiden el
matrimonio (Jeremías 16:1-4). Esta misma valoración negativa de la virginidad se revela en el relato de la hija de
Jefté, quien se entristece no por tener que morir, sino por morir sin haber casado y tenido hijos (Jueces 34:40).
En el Nuevo Testamento, la perspectiva sobre la virginidad cambia, presentándola como un ideal de
vida. En primer lugar, Cristo mismo es virgen, y al ser el centro de la vida cristiana, lleva a la
plenitud todos los aspectos de la vida cristiana. Además, los escritos del Nuevo Testamento exponen
claramente la virginidad como un ideal de vida cristiana.
b) La virginidad en la vida de la Iglesia
La afirmación de la virginidad, respaldada por datos bíblicos, ha estado presente en la vida
de la Iglesia desde sus inicios, junto con un esfuerzo continuo de elaboración doctrinal. El
interés por la virginidad ha sido constante a lo largo de la era patrística. En términos
generales, estas son las características que distinguen la literatura patrística sobre la
virginidad.
Colocar a la virginidad inmediatamente después del martirio. Después, al decrecer la
actualidad del martirio, cobrará un lugar más destacado como testimonio de la santidad de la
Iglesia.
Poner de relieve la dimensión esponsal de la virginidad respecto de Cristo. A partir de 2Cor
11,2 es común el uso de la expresión “Esposa de Cristo” para referirse a las vírgenes.
Insistir en la relación entre la Iglesia y la virginidad. En el texto de Mt 22,30 los Padres
descubren que la virginidad tiene un valor de “signo” respecto a la unión de Cristo con la
Iglesia.
Subrayar también la relación entre la virginidad y María. La referencia a María forma parte de
la comprensión del misterio de la virginidad.
Proponer la virginidad como condición mejor que el matrimonio que, a la vez, se afirma como
cosa buena.
3. MATRIMONIO Y VIRGINIDAD, VOCACIONES COMPLEMENTARIAS
El misterio del amor de Cristo por la Iglesia se manifiesta como un misterio de amor fecundo y virginal
inseparablemente unidos. Existe, por lo tanto, una estrecha y profunda relación entre el matrimonio y la
virginidad, consideradas como signos de este misterio. El matrimonio requiere la iluminación de la virginidad,
y viceversa, para ser comprendidos adecuadamente. Esta perspectiva ha estado presente en la reflexión
sobre esta realidad con diversas interpretaciones.
a) La superioridad de la virginidad
Históricamente, el debate sobre la relación y complementariedad entre el matrimonio y la
virginidad se ha centrado en la valoración de estos dos estados, y se ha discutido acerca de
cuál de ellos tiene preeminencia o superioridad. La mayoría de los Padres teólogos desde el
siglo IV han tendido a valorar más la virginidad sin desacreditar el matrimonio.
Frente a los reformadores, cuya agenda reformista estaba vinculada a la eliminación del estado
religioso y de los votos, el Concilio de Trento declaró que el estado de virginidad o celibato no debe
ser considerado inferior al estado conyugal y que permanecer en la virginidad o celibato es igual o
incluso más perfecto que casarse, condenando cualquier afirmación contraria a esta postura.
En el debate sobre la superioridad de la virginidad en relación con el matrimonio, es esencial
distinguir entre la consideración de la virginidad en la vida concreta de los cristianos y su
estado escatológico en este mundo. Desde esta perspectiva, la virginidad se considera
superior, ya que responde de manera más adecuada a las demandas escatológicas. Mientras
que el matrimonio está ligado a las condiciones terrenales, la virginidad no lo está. Por otro
lado, en términos de las vidas concretas, la superioridad dependerá de cómo se vive la propia
vocación, en última instancia, del amor o caridad con el que se vive.
b) La complementariedad matrimonio-virginidad
Tanto el matrimonio como la virginidad responden a las necesidades más profundas del ser
humano y son expresiones diferentes de un mismo don divino. Estas dos dimensiones de la
vocación humana no se oponen entre sí, sino que se complementan. Ambas ofrecen una
respuesta plena a la pregunta fundamental sobre el significado del ser del cuerpo, la
masculinidad y feminidad, y lo que implica ser un hombre o una mujer.
Para comprender plenamente la verdad del matrimonio, es esencial ser
consciente del significado teológico del cuerpo y la sexualidad.
Además, la virginidad no debe ser considerada como una negación del
matrimonio, sino como el resultado de una entrega total al amor. Por lo
tanto, tiene sentido decir "no" al matrimonio en ciertas circunstancias.
TEMA 4: LA
CELEBRACIÓN
DEL MATRIMONIO
I. LA ALIANZA MATRIMONIAL, CONSTITUTIVO
DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO.
1. EL CONSENTIMIENTO EN LA CONSTITUCIÓN DEL
MATRIMONIO
La "celebración del matrimonio" denota el momento
en el que comienza la existencia del matrimonio
entre un hombre y una mujer, marcado por el
intercambio del consentimiento matrimonial. Esta
celebración
marca
la
distinción
entre
lo
matrimonial, que abarca la unión, la vida y las
relaciones matrimoniales, y lo meramente sexual,
que se refiere únicamente a la unión, la vida y las
relaciones sexuales.
El consentimiento matrimonial se refiere al acto mediante el
cual los contrayentes se entregan y se aceptan mutuamente
como esposos. En la liturgia de la celebración del
matrimonio, esto se expresa con las frases "Yo te recibo
como esposa" y "Yo te recibo como esposo". Este
consentimiento se centra en la persona del otro en su
aspecto conyugal, es decir, considerando su diferencia sexual
y complementaria, y está orientado hacia el bien mutuo del
hombre y la mujer, así como hacia la posibilidad de tener
descendencia.
La validez del consentimiento matrimonial depende de la identificación de la conyugalidad y de las
personas. Debe ser vinculante, lo que implica un compromiso voluntario en el que los contrayentes
asumen la comunidad de vida conyugal como una unión recíprocamente debida. Asimismo, debe ser
radical, dirigido a la persona del otro como esposo, y no solo a una actividad o convivencia. Además,
debe ser incondicional, sin excluir ningún factor que integre la conyugalidad, como la procreación, la
unidad y otros bienes y propiedades esenciales del matrimonio.
a) El consentimiento matrimonial, causa del matrimonio
El consentimiento es la razón fundamental del matrimonio, ya que solo la voluntad libre de los
contrayentes puede llevarse al establecimiento del matrimonio. Dado que cada persona tiene el
control exclusivo sobre sí misma, es su libertad la que se entrega en el matrimonio. Por lo tanto,
el consentimiento libre es absolutamente crucial, ya que es la causa que conduce al efecto
deseado. En ausencia de consentimiento, no hay matrimonio.
El consentimiento se considera la causa del matrimonio para distinguir entre el acto de consentir y
el estado matrimonial en sí. Es esencial reconocer que el intercambio de consentimientos entre los
contrayentes es un elemento indispensable para la existencia del matrimonio, pero el
consentimiento en sí no se identifica completamente con el matrimonio. Si se hiciera esta
identificación, el matrimonio cesaría una vez que el consentimiento dejara de existir. El
consentimiento establece el matrimonio como un acto transitorio, mientras que el matrimonio en sí
es el efecto duradero de este acto. Aunque están relacionados como causa y efecto, son dos
realidades distintas pero interconectadas.
b) Necesidad del consentimiento matrimonial
La teoría consensual, inspirada en el derecho romano y la tradición de San Agustín (+430), sostiene que el
consentimiento es suficiente para establecer un matrimonio, sin necesidad de consumación. Esta teoría
parece haber prevalecido en la Iglesia de Roma, como se evidencia en la respuesta del Papa Nicolás I (año
866) en la que afirma que el consentimiento de los que contraen matrimonio es suficiente según las leyes.
Además, indica que, en el caso de que falte el consentimiento, todo lo demás, incluso la consumación,
carece de valor.
La teoría copular, basada en el derecho germánico y respaldada por figuras como San Jerónimo
(aprox. 419-420), sostiene que no puede haber un verdadero matrimonio sin la consumación. Esta
teoría distingue dos momentos en la formación del matrimonio: el matrimonio iniciado se establece
únicamente por el consentimiento, pero el matrimonio perfecto requiere la consumación, ya que el
consentimiento matrimonial está dirigido a la unión sexual. Según esta perspectiva, el matrimonio
no es completo hasta que se produce dicha unión, momento en el que se vuelve indisoluble. Por
otro lado, la teoría consensual, siguiendo a Pedro Lombardo, argumenta que el consentimiento es
el único elemento esencial y suficiente para la formación del matrimonio.
2. EL CONSENTIMIENTO COMO SIGNO SACRAMENTAL
a) El consentimiento mutuo, signo del sacramento
El consentimiento mutuo de los cónyuges es fundamental en el sacramento del matrimonio entre los
bautizados. En este contexto, el sacramento del matrimonio se compone principalmente del consentimiento o
contrato matrimonial. Por lo tanto, entre los bautizados, no puede existir un contrato matrimonial válido que
no sea también un sacramento. En consecuencia, no es posible hablar de un matrimonio meramente natural
entre los bautizados.
Algunos autores han argumentado que el sacramento se compone exclusivamente del consentimiento
matrimonial y han sostenido que los contrayentes tienen la capacidad de excluir voluntariamente el
sacramento de su matrimonio. Según esta visión, podrían contraer un matrimonio auténtico sin que este sea
considerado como sacramento. Se ha planteado esta teoría nuevamente en tiempos recientes, aunque ya
había sido discutida anteriormente, incluso en el Concilio de Trento.
b) La materia y la forma del matrimonio
Benedicto XV afirma: “El legítimo contrato es a la vez la materia y la forma del sacramento
del matrimonio; a saber: la mutua y legítima entrega de los cuerpos con las palabras y
signos que expresan el sentido interior del ánimo constituye la materia, y la mutua y legítima
aceptación de los cuerpos constituye la forma”. Esta es la tesis de Santo Tomás.
Los teólogos no han llegado a un consenso en relación con esta cuestión. Sin embargo,
concuerdan en afirmar que la materia y la forma en el contexto del matrimonio deben ser
entendidas en un sentido análogo al de otros sacramentos.
OPINIONES MÁS RELEVANTES EN ESTA CUESTIÓN:
a) Algunos argumentan que la materia y la forma del sacramento deben ubicarse en el consentimiento de los
contrayentes, ya que hay una identidad entre el consentimiento y el sacramento en el matrimonio de los
bautizados. Esta tesis es ampliamente sostenida por los teólogos.
b) Para Melchor Cano (+1561), que trata de acomodarse a la doctrina del Florentino, la materia es el
consentimiento de los contrayentes; y la forma, la bendición del sacerdote.
c) La cuestión del “ministro”
En relación con el ministro del matrimonio, el Magisterio de la Iglesia no aborda directamente la
cuestión en concilios como el de Florencia o el de Trento, ni tampoco lo hace el Vaticano II ni la
encíclica Familiaris Consortio, aunque esta última dedica especial atención al " ministerio" de
los esposos. Se destaca que en algunas alocuciones dirigidas a los recién casados, el Papa Pío
XII afirmó que "los esposos son los ministros del sacramento".
Según la opinión común de los teólogos, los ministros del sacramento del
matrimonio son los propios esposos. Esta postura se fundamenta en la necesidad
y suficiencia del consentimiento de los contrayentes para la validez del
sacramento. La praxis de la Iglesia respalda esta idea al reconocer como
sacramentos los matrimonios celebrados en ciertas circunstancias sin la
presencia de un sacerdote. Aunque los autores no usan consistentemente la
terminología que designa a los esposos como ministros del sacramento, emplean
expresiones como "confeccionadores del sacramento" o "ministros en sentido
analógico" para referirse a su papel en la celebración del matrimonio.
El estudio de la evolución histórica de la forma canónica en el matrimonio ha sido continuo entre los
autores, impulsado por dos motivos principales: en primer lugar, proporciona una base sólida para
comprender la disciplina actualmente en vigor, y en segundo lugar, aclara de manera clara y detallada la
función que la forma desempeña en la celebración del matrimonio.
TEMA 5: LOS EFECTOS
DEL SACRAMENTO DEL
MATRIMONIO
La celebración del matrimonio origina entre el
hombre y la mujer una relación tan peculiar que
hace de los dos una “única unidad” en lo
conyugal, “una sola carne”.
1. EL VÍNCULO MATRIMONIAL
El matrimonio se considera un sacramento que refleja la unión entre Cristo y la Iglesia. El amor
conyugal genuino se inspira en el amor divino y se fortalece gracias a la redención de Cristo y la
labor salvífica de la Iglesia. La unión íntima entre esposos, creada por Dios, se eleva y enriquece a
través del amor esponsal de Cristo.
A) EFECTO PRIMERO E INMEDIATO DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
El matrimonio, al ser celebrado según los requisitos y formalidades adecuados, crea un vínculo
estable entre un hombre y una mujer que va más allá de una simple decisión humana. Este vínculo es
considerado la esencia del matrimonio y, a través del sacramento, se convierte en un símbolo real
del amor entre Cristo y la Iglesia.
Desde una perspectiva eclesial, el matrimonio se ve como un don o carisma dentro
de la comunidad cristiana. Los esposos, mediante su unión, tienen un papel
particular en la Iglesia, siendo considerados la "Iglesia doméstica" y reflejando el
modelo de amor entre Cristo y la Iglesia.
B) SACRAMENTO DEL MATRIMONIO Y AMOR CONYUGAL
El sacramento del matrimonio no solo legitima la unión conyugal, sino que influye en la esencia
misma del amor entre los cónyuges al elevarlo a un plano espiritual y divino, moldeando así su
naturaleza, características y su posición dentro de la institución matrimonial.
a) Naturaleza y características del amor conyugal
El amor conyugal, desde una perspectiva teológica, es una unión especial entre hombre y mujer
que se origina en el matrimonio y refleja el amor de Dios. Se basa en la voluntad, considerando
la totalidad de la persona amada, incluyendo la diferencia sexual y la entrega completa.
Requiere fidelidad y exclusividad, y se orienta naturalmente hacia la procreación y la apertura a
la vida como expresión genuina de este amor.
b) “Lugar” del amor conyugal en el matrimonio
El Concilio Vaticano II reconoce la importancia del amor en el matrimonio, pero no lo define
como su esencia. El vínculo matrimonial se forma a través del consentimiento de los esposos, y
aunque el amor es crucial para el matrimonio, no es lo mismo que el consentimiento matrimonial
ni que el propio vínculo. El amor conyugal es esencial entre los cónyuges, manifestándose en
acciones específicas como el acto conyugal, enriqueciendo su unión.
c) El amor conyugal “asumido en el amor divino” por el sacramento del matrimonio
El sacramento del matrimonio vincula el genuino amor conyugal al amor divino, convirtiéndolo en
un símbolo de la Nueva Alianza, reflejando así el amor de Cristo por la Iglesia. Este amor
conyugal, asumido por el amor divino, conserva sus características humanas, pero experimenta
una transformación ontológica, siendo sanado, perfeccionado y elevado por la gracia y caridad,
según el Concilio Vaticano II.
Sanarlo
El efecto de este
sacramento en el amor
conyugal se resume en
tres aspectos
Perfeccionarlo
Elevarlo
Se busca sanar la tendencia al desorden del
amor conyugal debido al pecado.
Se busca perfeccionarlo brindándole
una nueva dirección basada en el amor
de Cristo por la Iglesia.
Se busca elevarlo convirtiéndolo en expresión
del amor divino.
Este enlace entre el amor conyugal y el amor divino tiene una gran importancia para la vida
matrimonial y su espiritualidad, ya que los gestos de amor entre los cónyuges pueden convertirse en
expresiones de un amor sobrenatural. La elevación del amor conyugal a un plano sobrenatural,
manteniendo intactas sus cualidades humanas, es un referente crucial para los matrimonios cristianos
al consolidar, fortalecer y, en su caso, restaurar el verdadero amor conyugal.
2. LA GRACIA DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
Además de producir el vínculo matrimonial el sacramento del matrimonio es signo eficaz de la
gracia, fuente de santificación para los esposos. Son los puntos que ahora se desarrollan: cuál es la
realidad y características de la gracia del sacramento del matrimonio ((A)) y de qué manera este
sacramento es fuente de la santificación en el matrimonio ((B)).
A) REALIDAD Y CARACTERÍSTICAS DE LA GRACIA DEL MATRIMONIO
El matrimonio, considerado sacramento por la Iglesia Católica, otorga gracia a aquellos que lo
reciben adecuadamente. El Concilio de Trento lo definió como uno de los siete sacramentos
instaurados por Cristo, que perfecciona el amor entre los cónyuges, confirma la unión indisoluble y
santifica a la pareja. La comprensión del sacramento del matrimonio evolucionó a lo largo del
tiempo, superando tales obstáculos hasta su definición en el Concilio de Trento.
a) Naturaleza de la gracia del matrimonio
La gracia del sacramento del matrimonio incluye fortalecer la unión de los cónyuges, ayudarles a
santificarse en su vida conyugal y proveerles con la gracia necesaria para cumplir con su misión
matrimonial, aunque hay diversidad de opiniones sobre la naturaleza exacta de esta gracia en
relación con la gracia santificante.
b) Cómo se confiere la gracia
Se plantea que el vínculo conyugal, nacido del consentimiento mutuo, actúa como un canal para
recibir la gracia sacramental. Se destaca que en el matrimonio cristiano se refleja la unión de
Cristo con la Iglesia, siendo este vínculo el medio a través del cual se otorgan las gracias
sacramentales.
B) EL MATRIMONIO, SACRAMENTO DE LA MUTUA SANTIFICACIÓN DE LOS ESPOSOS
El sacramento es fuente de la gracia para los esposos y, además, da razón de su “modo de ser” en
la Iglesia: hace que tengan su propio carisma en el Pueblo de Dios. Analizada la cuestión del
matrimonio como vocación cristiana se estudia ahora otro aspecto de esa vocación, relacionado a
la vez con la gracia del sacramento del matrimonio: el del matrimonio como camino de santidad y
santificación de los esposos.
a) La gracia sacramental en la santificación de los esposos
Se enfatiza que el amor conyugal refleja el amor divino y que el cuidado por la santificación
mutua es esencial. Los esposos, al vivir su unión con fidelidad, se convierten en ejemplos vivos del
poder santificador del matrimonio, inspirando a otros con su testimonio de amor y fidelidad.
b) El sacramento del matrimonio como “don” y como “ethos”
El matrimonio, un sacramento en la fe cristiana, es un regalo que capacita a los esposos para
cumplir sus deberes con ayuda divina. Les libera del pecado original, les guía hacia la verdad de
su unión y les ayuda a vivir según los designios de Dios. Este sacramento promueve la castidad,
la unidad y la dignidad mutua, actuando como un remedio para equilibrar las pasiones y generar
armonía en la relación conyugal. A pesar de los desafíos, el matrimonio como sacramento ofrece
esperanza al reflejar el amor de Cristo por la Iglesia.
c) Los sacramento de la Eucaristía y de la Reconciliación en la santificación de los esposos
Se destaca que la participación en la Eucaristía transforma el amor conyugal hacia una mayor
donación y comunión, reflejando así las características del sacramento del Altar. Se subraya la
importancia de la Eucaristía como fundamento de la vida interior y su papel en la santificación y
dinamismo misionero de la familia.
Además, se resalta la relevancia del sacramento de la Penitencia para la vida familiar, ya que el
perdón y la reconciliación que ofrece este sacramento contribuyen al crecimiento y
restablecimiento de la alianza y comunión familiar.
TEMA 6: LAS
PROPIEDADES DEL
MATRIMONIO CRISTIANO
El sacramento del matrimonio y el amor
matrimonial son considerados por la
Iglesia como parte del ministerio del
amor de Cristo.
1. LA UNIDAD INDIVISIBLE DEL MATRIMONIO
Considerado ya el sentido y significación de la unidad como propiedad común y permanente de
todo matrimonio, se estudia ahora esa misma cuestión en el matrimonio cristiano ((A)). Se analizan
después las diversas formas de ruptura de la unidad conyugal ((B)).
A) SENTIDO Y SIGNIFICACIÓN DE LA UNIDAD COMO PROPIEDAD DEL MATRIMONIO CRISTIANO
La unidad del matrimonio es esencial y exclusiva entre un hombre y una mujer. Esta unidad se basa
en el complemento natural entre ambos y es un signo del amor de Cristo por la Iglesia. La
exclusividad es un rasgo esencial del matrimonio cristiano, como lo muestra la Revelación.
a) Enseñanza de la S.E. sobre la unidad
El matrimonio es una unidad claramente afirmada en la Sagrada Escritura. En el Nuevo
Testamento, la enseñanza de los evangelios y de las cartas paulinas son especialmente
relevantes para la unidad del matrimonio cristiano. En el evangelio de Marcos, Jesús condena el
divorcio y afirma la unidad del matrimonio como el plan original de Dios. En las cartas de San
Pablo, se trata expresamente de la unidad del matrimonio. En resumen, el plan de Dios para el
matrimonio es que sea uno, entre un solo hombre y una sola mujer, y el acto de repudio no hace
desaparecer el vínculo matrimonial. La nueva unión sería inválida y nula.
b) La poligamia en la S.E.
La poligamia era vista como algo normal en la época de los Patriarcas y se extendió sin límites
en el tiempo de los Jueces y los Reyes. Se dan varias razones para la existencia de la poligamia
en Israel, incluyendo razones políticas y religiosas, pero el verdadero motivo se debe al pecado.
La Escritura alude al pecado como causa de la poligamia y se reconoce que este desorden no
se origina en la naturaleza del hombre y la mujer, sino en el pecado.
c) La unidad del matrimonio en la Tradición de la Iglesia
La unidad es fundamental en el matrimonio según los Santos Padres y confirmada por Cristo. El
Magisterio de la Iglesia también proclama constantemente esta doctrina. El Concilio de Trento
la definió como parte de la fe de la Iglesia y condenó la poligamia.
B) LAS DIVERSAS FORMAS DE “RUPTURA” DE LA UNIDAD CONYUGAL
Se habla sobre la unidad y exclusividad del matrimonio y cómo la poligamia y el adulterio van en
contra de estos principios. También se mencionan otras formas de infidelidad conyugal, como la
masturbación y los actos homosexuales. Se aclara que cuando se habla de "ruptura" no se refiere a
la disolución del matrimonio, sino a las acciones que contradicen la unidad del matrimonio desde un
punto de vista ético.
La poligamia
El adulterio
La poligamia se considera una forma de
infidelidad ya que va en contra del
designio de Dios, niega la igual dignidad
del hombre y la mujer en el matrimonio, y
dificulta la educación de los hijos.
El adulterio, por su parte, es definido como la
relación sexual entre una persona casada y
otra que no es su cónyuge, y se considera
una grave amenaza para el matrimonio. El
texto también menciona que el adulterio
está condenado en la Escritura.
2. LA COMUNIÓN INDISOLUBLE DEL MATRIMONIO
Se pueden considerar dos aspectos: desde los propios cónyuges, hablando de la indisolubilidad
intrínseca, y desde fuera de ellos, hablando de la indisolubilidad extrínseca del matrimonio.
A) LA INDISOLUBILIDAD “INTRÍNSECA” DEL MATRIMONIO
El matrimonio cristiano es indisoluble y exclusivo entre un hombre y una mujer. A través del
sacramento del matrimonio, la unidad de los esposos se perfecciona por la comunión en Jesucristo.
La sacramentalidad del matrimonio ratifica la realidad humana-creatural. La indisolubilidad es
posible gracias a la presencia de Cristo en sus vidas.
a) Las enseñanzas de la S.E. sobre la indisolubilidad
El matrimonio es considerado indisoluble según el designio original de Dios. Aunque el
divorcio se permitió en la ley debido a la dureza de corazón, en el Nuevo Testamento se
afirma la abolición del divorcio. Los textos principales se encuentran en los evangelios y en
los escritos paulinos.
Los textos evangélicos
sobre la indisolubilidad
Los escritos
paulinos
Jesús enseña que el matrimonio es
indisoluble. Aquellos que se divorcian y se
casan con otra persona cometen
adulterio. Aunque esto puede parecer
difícil, Jesús no impone una carga
imposible de llevar.
Según la enseñanza del Señor, la mujer no
debe separarse del marido y el marido no
debe despedir a la mujer. Esta prohibición
refleja la unión indisoluble entre Cristo y la
Iglesia.
b) La poligamia en la S.E.
Se aborda la interpretación de pasajes en el evangelio de San Mateo que parecen contradecir
la indisolubilidad del matrimonio. La Iglesia Católica y otras denominaciones tienen diferentes
opiniones sobre si estos pasajes permiten excepciones en casos de adulterio. Existen debates
sobre el verdadero sentido de estos pasajes y su interpretación.
c) La Tradición y el Magisterio de la Iglesia
La Iglesia sostiene que el matrimonio es indisoluble, sin importar las soluciones planteadas para
abordar la "dificultad" de los incisos de Mt (Mateo). La doctrina de la indisolubilidad es parte del
plan divino y está en la Revelación. Se analiza la recepción de esta doctrina en la tradición de la
Iglesia en diferentes períodos:
Unanimidad en los cinco primeros siglos:
Tanto en Oriente como en Occidente, los Padres defienden la indisolubilidad y condenan el
divorcio. Aunque existen textos dudosos, la mayoría sostiene la indisolubilidad, apoyándose en la
Escritura.
Desde el siglo VI
Se encuentran testimonios constantes sobre la indisolubilidad del matrimonio. Hasta finales del
siglo VIII, hay textos disciplinares que parecen permitir excepciones, pero después del siglo IX
hay total unanimidad en doctrina y disciplina.
En el Concilio de Trento
Se trata la indisolubilidad como propiedad del matrimonio para contrarrestar las teorías
protestantes que propugnaban el divorcio. Se condena la posibilidad del divorcio por varias
razones, incluyendo el adulterio. El Concilio no quería condenar las prácticas divorcistas de la
Iglesia Oriental, por lo que empleó una fórmula que condenaba las tesis protestantes sin herir la
sensibilidad oriental.
B) LA INDISOLUBILIDAD “EXTRÍNSECA” DEL MATRIMONIO
La indisolubilidad del matrimonio es una realidad sagrada, especialmente para los cristianos, y
como consecuencia, la autoridad civil no tiene el poder de disolver el matrimonio. Se plantea la
pregunta de si la Iglesia también carece de la potestad para disolver los matrimonios.
a)La disolución del matrimonio de los bautizados
Se destaca la visión firme de la Iglesia en considerar los matrimonios consumados entre
bautizados como absolutamente indisolubles. Se plantea la posibilidad de revisar esta doctrina
debido a nuevos enfoques sobre la sacramentalidad, interpretaciones éticas y el papel de la
autoridad papal. Además, se reconoce que los matrimonios no consumados entre bautizados
pueden disolverse en casos específicos y bajo causas justas, con la autoridad del Papa en
nombre de Cristo.
b) La “disolución” del matrimonio de los no bautizados
El Papa, como vicario de Cristo, tiene la autoridad para disolver los matrimonios de personas no
bautizadas, incluso si han sido consumados. La Iglesia cree que tiene el poder especial para
hacerlo. Sin embargo, es importante distinguir entre dos situaciones relacionadas pero
diferentes: el "privilegio paulino" y el "privilegio en favor de la fe".
El privilegio paulino
El "privilegio paulino" en la Iglesia Católica permite la disolución de un matrimonio entre dos
personas no bautizadas si una se convierte al cristianismo y la otra se niega a vivir
pacíficamente, o si la parte no bautizada se separa injustificadamente después de haber
convivido en paz.
El privilegio “en favor de la fe”
Se habla de la capacidad de la Iglesia para disolver ciertos matrimonios no sacramentales en
situaciones especiales, a menudo basadas en la conversión religiosa de una de las partes. La
doctrina y las normativas canónicas permiten la disolución de matrimonios en situaciones
particulares que involucran a cónyuges no bautizados, garantizando la libertad y el bienestar de
la parte bautizada o católica, y proporcionando la posibilidad de volver a casarse dentro de la
fe católica.
TEMA 7: LOS
BIENES Y
FINES DEL
MATRIMONIO
1. EL MATRIMONIO, DOTADO DE BIENES Y FINES VARIOS
El matrimonio es una institución social y religiosa que tiene dos fines
esenciales: la procreación y la ayuda mutua de los esposos.
LA PROGREACIÓN
AYUDA MUTUA
Es el fin natural del matrimonio, ya que es la
manera en que la especie humana se
reproduce y se perpetua.
Es el fin sobrenatural del matrimonio, ya que es la
manera en que los esposos se complementan y se
ayudan a alcanzar la plenitud humana.
Estos dos fines están estrechamente relacionados, ya que
la procreación es una consecuencia natural de la ayuda
mutua de los esposos.
A lo largo de la historia, se han dado diferentes teorías para explicar
la relación entre estos dos fines. Una teoría sostiene que el fin de la
procreación es superior al fin de la ayuda mutua, mientras que otra
teoría sostiene que los dos fines son iguales en importancia.
La Iglesia Católica sostiene que los dos fines son igualmente
importantes y que no se pueden separar. El amor conyugal es la
expresión de la unidad y la complementariedad de los esposos, y es la
base para la procreación y la educación de los hijos.
En la vida matrimonial, los esposos deben integrar estos dos fines de
manera que se complementen y se fortalezcan mutuamente. La
procreación debe ser una expresión del amor conyugal, y el amor
conyugal debe ser la base para la educación de los hijos.
A) LAS “TEORÍAS” SOBRE LOS FINES DEL MATRIMONIO
Los bienes del matrimonio: Esta teoría, defendida por San Agustín,
sostiene que el matrimonio es algo bueno porque constitutivamente
comporta tres bienes o valores esenciales: la procreación y educación de
los hijos, la fidelidad o mutua ayuda y el sacramento.
Los fines del matrimonio: Esta teoría, defendida por Santo Tomás, sostiene
que el matrimonio tiene tres fines esenciales: la procreación y educación
de los hijos, la mutua fidelidad y el sacramento. El fin principal es la
procreación, y los demás fines son secundarios.
Perspectiva fenomenológica y existencial: Esta teoría, que reacciona
contra la terminología fin primario-fin secundario, sostiene que el valor
unitivo del matrimonio es el elemento esencial, y que a través de esta
unión deben realizarse el fin personal o perfeccionamiento de los esposos
y el llamado fin biológico, es decir, la procreación y educación de los hijos.
B) LA INTEGRACIÓN DE LOS BIENES Y LOS FINES EN LA EXISTENCIA
MATRIMONIAL DE LOS ESPOSOS
El matrimonio está orientado a unos determinados fines y
entre ellos se da una relación recíproca. Es una verdad
permanente afirmada con claridad por la Revelación.
Diferente cosa es la reflexión teológica sobre la existencia
de esos fines y el modo de relacionarse: algo cambiante y
susceptible de tratamientos diversos, como acaba de verse.
En cualquier caso —eso interesa subrayar ahora— el tema de
la recíproca relación entre los fines no es una cuestión
meramente académica, es decisiva para la ética y
espiritualidad matrimonial toda vez que determina, en buena
parte, el deber ser de las relaciones entre los esposos a fin
de que respondan al designio de Dios sobre su matrimonio
como comunidad de vida y amor.
2. EL BIEN Y AYUDA MUTUA DE LOS ESPOSOS
A) Ámbito del bien y ayuda mutua de los esposos como fin del
matrimonio
Una de las razones o motivos de la institución del matrimonio es servir de
cauce al bien de los esposos. A esa finalidad se ordena por su misma
naturaleza según la disposición de Dios desde “el principio”. Por eso el
matrimonio tiene como propiedades esenciales la unidad y la indisolubilidad.
Con el sacramento, además, la unión matrimonial ha sido elevada e
introducida en el orden de la gracia que, manteniendo íntegras todas las
exigencias y características se ha convertido en imagen real de la unión de
Cristo con la Iglesia.
B) EL ACTO CONYUGAL EN LA REALIZACIÓN DEL BIEN Y AYUDA MUTUA DE LOS
ESPOSOS
El acto conyugal es un acto natural y humano que expresa el amor conyugal y la mutua entrega de
los esposos. Es un acto que tiene un significado profundo para la vida de los esposos, ya que
contribuye a su realización personal y a la construcción de su hogar.
El acto conyugal es un cauce para la realización del bien y ayuda mutua de los esposos en los
siguientes aspectos:
Es una expresión del amor conyugal: el acto conyugal es una manifestación concreta del amor
que los esposos se tienen.
Es una fuente de placer: el acto conyugal es una fuente de placer y satisfacción para los
esposos.
Es un medio para la procreación: el acto conyugal es el medio natural para la procreación de los
hijos.
Es un acto de donación: el acto conyugal es un acto de donación de los esposos el uno al otro.
En conclusión, el bien y ayuda mutua de los esposos es un fin fundamental del matrimonio. Este fin
se alcanza a través del amor conyugal y la mutua ayuda, que se expresan de forma especial en el
acto conyugal.
3. LA PROCREACIÓN Y EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
A) ÁMBITO DEL BIEN Y AYUDA MUTUA DE LOS ESPOSOS COMO FIN DEL
MATRIMONIO
El fin de la procreación es uno de los dos fines del matrimonio, junto con el bien y
ayuda mutua de los esposos. La procreación es la transmisión de la vida, y es un don
de Dios. El amor conyugal está ordenado a la procreación, por lo que el acto
conyugal debe ser abierto a la posibilidad de la fecundidad.
La apertura a la fecundidad es un aspecto esencial del ethos de la vida matrimonial
como vocación a la santidad. Los esposos deben estar dispuestos a cooperar con el
amor del Creador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y enriquece su propia
familia.
El amor conyugal es la expresión de la entrega mutua de los esposos. El acto
conyugal es la manifestación más plena de ese amor, y es un acto que, por su
naturaleza, está abierto a la fecundidad.
En conclusión, la procreación es un fin esencial del matrimonio. Los
esposos deben estar abiertos a la posibilidad de la fecundidad, y
deben asumir las responsabilidades que conlleva la transmisión de
la vida.
Algunos puntos clave:
La procreación es un fin del matrimonio, junto con el bien y
ayuda mutua de los esposos.
El amor conyugal está ordenado a la procreación.
El acto conyugal debe ser abierto a la posibilidad de la
fecundidad.
La transmisión de la vida es un bien que debe ser acogido con
responsabilidad.
TEMA 8: EL
MATRIMONIO DE
LOS ORÍGENES
I. El "Principio" Bíblico del Matrimonio
La enseñanza de la Escritura sobre el matrimonio en "los orígenes" se basa en los textos desde Génesis al
Apocalipsis.
Los relatos de la creación en Génesis 1 y 2 son fundamentales para comprender el matrimonio según la
Biblia.
A) Los Relatos de la Creación
Génesis 1:26-28 (P): Dios crea al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza, bendiciéndolos y dándoles
el mandato de ser fecundos y multiplicarse.
Génesis 2:18-25 (J): Dios forma a la mujer a partir de una costilla del hombre, y el hombre y la mujer se
convierten en una sola carne.
B) La Enseñanza de Génesis 1 y 2
Igualdad y diferencia entre el hombre y la mujer: Ambos son seres humanos con igual naturaleza y dignidad,
y la sexualidad es un aspecto de la corporeidad revestido de valor y dignidad personal.
La bendición de la fecundidad: La unión entre el hombre y la mujer está destinada a convertirse en imagen
del amor absoluto de Dios y está relacionada con la procreación.
El mandato de dominar la tierra: La procreación es una forma de dominar y someter la tierra.
C) El Desorden del Pecado en la Relación Hombre-Mujer (Génesis 2:25; 3:7,16)
La "inocencia originaria": Los primeros seres humanos vivían en armonía y comunión, sin vergüenza de su
desnudez.
El desorden en la sexualidad: El pecado original cambió la percepción de la sexualidad y la relación entre el
hombre y la mujer, introduciendo la vergüenza y el desorden.
II. Las Enseñanzas del Nuevo Testamento (NT)
El NT considera al ser humano "histórico", marcado por el pecado original, pero aún se basa en el diseño
original de Dios para el matrimonio.
A) El Texto de Mateo 19:3-9
Jesús reafirma la unidad e indisolubilidad del matrimonio desde "el principio".
El pecado no cambia el diseño original de Dios.
B) El Texto de Efesios 5:21, 28-33
Los esposos son signos del amor de Cristo por la Iglesia.
El matrimonio de "los orígenes" ya era una prefiguración de este amor y, por lo tanto, refleja la unidad e
indisolubilidad.
SENTIDO Y FINALIDAD DEL MATRIMONIO
1. Comunidad de vida y amor: El matrimonio se considera una "unidad de dos" en la que un hombre y una mujer
se unen en amor y vida. Esta unión es moral, social y jurídica, basada en la complementariedad de género.
2. Unidad y exclusividad: La unidad del matrimonio significa que solo involucra a un hombre y una mujer. Esto
es esencial para el amor y la dignidad personal de los esposos, así como para proteger la dignidad de los
hijos.
3. Propósito y deber: Los esposos tienen el deber de amarse y compartir todo como esposos. La comunidad
conyugal también debe ser un espacio para la transmisión de la vida humana.
III. Indisolubilidad como Propiedad del Matrimonio
A. Unidad y indisolubilidad son dos aspectos de la misma realidad.
B. La "unidad de los dos" implica la indisolubilidad.
C. La indisolubilidad es esencial para el matrimonio; no es un añadido externo.
D. La indisolubilidad es una exigencia de la verdad de la donación matrimonial y la fidelidad.
E. La indisolubilidad es parte de la unidad y complementa la donación conyugal.
II. Argumentos en Favor de la Indisolubilidad:
A. Argumentos basados en la Sagrada Escritura
1. Los relatos de la creación en Génesis indican que el matrimonio es indisoluble.
2. El plan original de Dios para el matrimonio era la indisolubilidad.
3. El valor normativo, universal y vigente de la indisolubilidad según la interpretación del Señor.
B. Argumentos desde la Antropología y la Naturaleza Humana
1. La indisolubilidad es una propiedad del matrimonio que surge de la diferenciación y
complementariedad sexual.
2. La indisolubilidad es un fin natural del matrimonio y garantiza la autenticidad de la donación
conyugal.
3. La fidelidad y la indisolubilidad son aspectos complementarios del amor conyugal.
4. La indisolubilidad es exigida por el bien de los esposos y la procreación-educación de los hijos.
5. La indisolubilidad preserva la verdad de la donación matrimonial y el amor conyugal auténtico.
III. FINALIDAD DEL MATRIMONIO:
A. El bien de los esposos como un fin del matrimonio.
El bien de los esposos se refiere a la mutua ayuda y complementariedad.
La mutua ayuda es un fin intrínseco del matrimonio y no un simple medio para otros
fines.
La sexualidad y el amor conyugal están destinados a fortalecer la unión y la
complementariedad.
El matrimonio se orienta hacia el bien recíproco y la donación mutua.
B. Procreación y educación de los hijos como un fin del matrimonio.
La procreación es una finalidad intrínseca del matrimonio.
La sexualidad humana está inherentemente orientada a la procreación.
El amor conyugal auténtico debe estar abierto a la fecundidad.
El valor único de la procreación radica en su capacidad para dar origen a una nueva
vida.
La procreación y la educación de los hijos son dimensiones inseparables en el
matrimonio.
IV. Bondad del Matrimonio y Sexualidad
En esta sección se analiza la bondad del matrimonio desde una perspectiva moral. Se
abordan dos aspectos clave:
A) La bondad del matrimonio como obra de Dios:
El matrimonio y la sexualidad son considerados buenos en su naturaleza, creados por
Dios.
Aunque el pecado original ha afectado la sexualidad humana, la bondad original de
estas realidades permanece.
Se enfatiza la continencia y el dominio de uno mismo como esenciales para vivir la
sexualidad de manera responsable.
B) Los bienes del matrimonio:
Se considera la procreación, la fidelidad y la indisolubilidad como bienes del
matrimonio.
Los bienes del matrimonio son vistos como parte de su bondad intrínseca.
Se argumenta que el placer en la relación conyugal es moralmente aceptable cuando
acompaña a un acto moralmente bueno, como los actos conyugales destinados a la
transmisión de la vida.
TEMA 9: CONTENIDO
DEL DESIGNIO
ORIGINARIO DIVINO
SOBRE EL
MATRIMONIO
1. Naturaleza de la Unidad Conyugal
A) Complementariedad entre el Hombre y la Mujer como Base Natural de la Unidad
Conyugal:
Hombres y mujeres son complementarios debido a la diferencia sexual.
La complementariedad está orientada a la transmisión de la vida y a la unidad
conyugal.
Esta unión se relaciona con la generación de nuevas vidas y se basa en la imagen de
Dios que llevan en sí.
B) La Obra de la Libertad en la Constitución de la Unidad Conyugal:
La libre elección de los cónyuges es fundamental en la constitución de la unidad
conyugal.
Esta elección permite que el marido y la mujer se entreguen mutuamente y se unan
en una relación de amor y justicia.
C) Definición de Matrimonio:
Activa: contrato entre un hombre y una mujer que se entregan mutuamente el
derecho sobre sus cuerpos para la generación y educación de la prole.
Pasiva: vínculo indisoluble resultante de este contrato, una unión permanente.
2. El Amor Conyugal
A) Amor Enraizado en la Voluntad:
El amor conyugal se origina en la voluntad y busca el bien de la persona amada.
La atracción sexual y el amor de benevolencia coexisten, pero no deben relegar la
dignidad de la persona.
B) Amor de Amistad:
El amor conyugal implica mutua benevolencia y amistad.
Ambos cónyuges quieren el bien del otro y lo valoran como propio bien.
La profundidad de la amistad depende del bien común que comparten.
C) Amor Íntimo y Total:
El amor conyugal es íntimo y total, comprende la totalidad de la persona en su
integridad espiritual y corporal.
La unión sexual es relevante en esta entrega total y hace que los cónyuges sean
una sola carne.
La entrega total lleva a la plenitud de la persona y se basa en el amor y la
unidad conyugal.
GRACIAS POR
SU ATENCIÓN
Teología
Sacramentaria
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