42 EL CAZADOR DE PÁJAROS Y EL ÁSPID Un cazador salió a cazar pájaros. En el camino vio a un tordo encaramado en un árbol elevado y se propuso cazarlo, para lo cual preparó las armas como suelen hacerlo y, mirando fijamente, concentró en el aire toda su atención. Mientras alzaba la cabeza, no advirtió que pisaba un áspid dormido, el cual, revolviéndose, lo mordió. Y el cazador, sintiéndose morir, exclamó para sí: —¡Desdichado! Quise atrapar una presa, y no advertí que yo mismo me convertía en presa de la muerte. Moraleja: Cuando pensamos en dañar a nuestro prójimo, no nos damos cuenta de nuestra propia desgracia. 43