EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98 Contexto histórico, social y cultural A finales del siglo XIX, Europa vive los avances en la ciencia, la industria, los transportes y las comunicaciones. En política se mantiene el liberalismo como sistema económico. La burguesía conservadora, que domina la sociedad europea de la segunda mitad del siglo XIX, generó una imagen de la realidad apoyada en la fe en el progreso. Como consecuencia, el artista se vio marginado en la sociedad industrializada. En los últimos años del XIX se extiende una ola de desilusión ante los resultados de la industrialización y de rebeldía contra la estructura social. A las causas generales de la crisis de fin de siglo se une en el caso español la peculiaridad de su organización política y la liquidación de las últimas colonias. La restauración borbónica creó un sistema político con graves irregularidades internas. Hasta 1890 el sistema electoral se rigió por sufragio censitario. En 1890 bajo el gobierno de Sagasta se implantó el sufragio universal. Pero el voto fue simple respaldo de decisiones políticas ya tomadas. Para ello se recurría al fraude electoral. Este sistema político de la Restauración permanece durante las dos primeras décadas del siglo XX, turnándose en el poder liberales y conservadores, sin que haya ninguna diferencia significativa en sus políticas. Por otra parte, la situación conflictiva en las colonias desembocó en el desastre del 98. España es derrotada por Estados Unidos. El tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, puso fin al conflicto y entregó Puerto Rico y Filipinas a EEUU, y le obligó a conceder la independencia a Cuba. Además, en Cataluña como en el País Vasco prende el regionalismo frente a la visión unitaria y centralista dominante. Ya en el siglo XX, el reinado de Alfonso XIII se caracteriza por la inestabilidad política y las convulsiones sociales. España, junto con Francia y Alemania, se reparten el norte de África, lo que ocasiona graves conflictos en Marruecos y que se produzcan las revueltas barcelonesas, conocidas como la Semana Trágica (1909). Aumentan las críticas de los obreros y la burguesía por la corrupción y el descrédito de la Monarquía. El nuevo arte y la nueva cultura sienten la necesidad de volver la mirada hacia la naturaleza y el paisaje. Incorporan motivos florales a la decoración y revalorizan la artesanía. El Art Noveau, por ejemplo, es un estilo básicamente ornamental y que persigue la belleza. Como punto de partida toma la naturaleza, siendo sus símbolos, animales y flores. Modernismo: concepto. El Modernismo y la Generación del 98 son dos corrientes que se traducen en la literatura en un deseo de renovación y oposición al Realismo. Tienen en común una serie de rasgos: actitud rebelde frente a los valores burgueses, desconfianza de la razón, subjetivismo, individualismo, pesimismo… A los escritores que se refugiaron en el esteticismo como rechazo del mundo circundante se les llamó modernistas. Y los que mostraron una actitud crítica ante la realidad, defendiendo la necesidad de cambios y adoptando un compromiso social y político, se les llamó Generación del 98. Los escritores de ambos grupos mantuvieron una relación personal y literaria constante; y algunos autores, como Valle-Inclán o Antonio Machado fueron modernistas en sus comienzos para terminar siendo noventayochistas. El Modernismo es un movimiento estético de renovación de la poesía española. Llegó a España a finales del XIX de la mano del libro Azul (1888), del nicaragüense Rubén Darío. Su título parece estar tomado de la frase de Víctor Hugo “El arte es azul”. Aunque el propio poeta explica que lo eligió porque “el azul era para mí el color del ensueño, el color del arte…”. El término “modernismo” fue entendido como culto a la Belleza, como búsqueda del ideal, como rechazo de la mediocridad… Tuvo como antecedentes dos corrientes poéticas francesa de la segunda mitad del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo. Del Parnasianismo tomaron el principio del “arte por el arte” y el culto a la perfección formal. Del Simbolismo, la musicalidad y los símbolos. También bebieron del gusto de Bécquer por la lírica popular, el carácter intimista o confesional de Rosalía de Castro o el gusto por el pasado, la luz y el color de Espronceda o Zorrilla. Modernismo: características. -La evasión en el espacio y en el tiempo. El ejemplo más significativo es Juan Ramón Jiménez. Poeta encerrado en su “torre de marfil”, entregado exclusivamente a una persecución obsesiva por la belleza. Esta evasión está directamente relacionada con los temas cultivados: -El otoño, el crepúsculo, la noche… que expresan la melancolía y la angustia, como resultado de la insatisfacción ante el mundo en que viven. -La historia, con la evocación de ambientes y épocas lejanas. Por ejemplo, Grecia, Roma, el Renacimiento o la Edad Media. -El gusto por lo exótico, que se busca en las civilizaciones asiáticas y en las culturas antiguas. El gusto por lo cosmopolita, su ciudad favorita es el París bohemio. Pero lo mismos que exaltan lo extranjero es frecuente que los modernistas gusten de tipos castizos como gitanos o toreros. - Se pretende provocar, ser raro, extravagante, original. Les atrae la sensualidad y el erotismo: la mujer fatal, lo perverso…; lo ambiguo y equívoco … -Lo americano e indígena, por el deseo de buscar las raíces de una personalidad colectiva. -Los sentimientos hispánicos frente a la pujanza de los Estados Unidos. En cuanto al lenguaje: -El léxico es enriquecido mediante extranjerismos, arcaísmos y cultismos. -Abundancia de adjetivos, especialmente los de color. Por ejemplo, el color azul aparece reiteradamente en el libro Azul, de Rubén Darío. Los poemas aluden a colores llamativos directamente o mediante objetos preciosos (azul, violeta, lila, granate, púrpura, oro, plata, rubí, zafiro, marfil, nieve…). -Los recursos estilísticos se emplean por su valor ornamental y sugeridor. Por ejemplo, aliteraciones, sinestesias, metáforas, símbolos de la belleza, elegancia y aristocracia (cisnes, castillos, princesas, ninfas, nenúfares…). -Métricamente cuidan el ritmo (empleo de esdrújulas). Los metros más empleados son los alejandrinos, también eneasílabos y endecasílabos. Para las estrofas emplean el soneto con toda clase de metros; la silva, además de con endecasílabos y heptasílabos, con octosílabos; el romance con endecasílabos. Modernismo: autores y obras. En España los poetas modernistas optan por un Modernismo intimista y personal. Manuel Machado toma del Modernismo el sentimiento de melancolía, las sugerencias y los símbolos. Sus mejores poemas están incluidos en libros como Alma; Ars moriendi, de expresión más honda y profunda; El mal poema, retrato de la vida bohemia y nocturna. Antonio Machado escribe poesía de gusto modernista en sus comienzos. La nota principal de su libro Soledades, galerías y otros poemas, son los paisajes y jardines como reflejo de su alma. Otros símbolos son el agua que fluye, la tarde… como expresión del paso del tiempo, las galerías como el alma, la noria como los pensamientos… En cierto momento de su producción poética Juan Ramón Jiménez practica el Modernismo. Muestra de ello es su libro Poemas májicos y dolientes. Aquí abundan los recuerdos juveniles, el paisaje campesino, los jardines y atardeceres. El otoño y el crepúsculo simbolizan la nostalgia por el paso del tiempo. Los valles, lagos y aldeas son el refugio en el paraíso de la infancia. Valle-Inclán parte de un modernismo elegante y nostálgico. Es el representante de la prosa modernista en su primera etapa compositiva. Las Sonatas, cuatro novelas publicadas en este orden: Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera, Sonata de invierno, son un libro de memorias donde el anciano Bradomín evoca cuatro momentos distintos de su vida. Uno de sus mejores logros es la sintonía de los sentimientos de Bradomín con la atmósfera de las distintas estaciones. La intención de Valle no es exclusivamente estética, sino poner en solfa los valores de la respetable burguesía. Las aventuras del marqués tienen un toque de perversión. Los personajes femeninos que despiertan su deseo son una joven virgen a punto de tomar los hábitos, una criolla incestuosa y cruel, una tuberculosa agonizante y, por último, su propia hija. Generación del 98: concepto. Son un grupo de escritores de formación intelectual bastante semejante, con relaciones personales, con la participación en actos colectivos propios, con un acontecimiento que los aglutinó. La Generación del 98 toma su nombre del conflicto en las colonias que desembocó en el tratado de París por el que España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El grupo estaba inicialmente formado por Azorín, Baroja y Maeztu, con una evolución ideológica común: de jóvenes radicales y después alejados del compromiso político. Una evolución inversa experimentan Valle-Inclán y Antonio Machado. Generación del 98: características. -La evocación del paisaje. Un paisaje centrado en Castilla y que es contemplado no de modo fiel a la realidad, sino subjetivamente. Castilla es el símbolo de España, que refleja su pobreza, su austeridad, su anquilosamiento vital y social. -La proyección de los propios sentimientos y sensibilidad sobre el paisaje. Son inseparables paisaje y alma, realidad y sensibilidad. Leemos en Campos de Soria, de Antonio Machado: “…campos de Soria…/ Me habéis llegado al alma,/ ¿o acaso estabais en el fondo de ella?” -Las preocupaciones existenciales y religiosas. Se interrogan sobre el sentido de la vida, el destino del hombre… En su vejez, Azorín y Maeztu tomaron posiciones católicas; Baroja es escéptico; Machado busca a Dios en los sueños, entre la niebla; Unamuno se debate entre la necesidad de su corazón y lo que le dicta la razón. -El interés por la historia. Especialmente por lo que Unamuno llama “intrahistoria”, es decir, la vida callada de los hombres sin historia oficial que, con su trabajo diario, construyen la realidad histórica profunda. -Sienten admiración por la literatura medieval y los clásicos (el Poema de Mio Cid, Jorge Manrique, el Lazarillo, fray Luis, Quevedo y Cervantes). Unamuno en la Vida de don Quijote y Sancho, ve en D. Quijote la verdadera esencia de España. -Curiosidad ante lo extranjero. Junto al amor hacia España hay un deseo de europeización. Es famosa la frase de Unamuno: “Tenemos que europeizarnos y chapuzarnos de pueblo.” -El estilo es sobrio. Usan palabras tradicionales y terruñeras. Ponen en circulación viejas palabras que designan oficios, aperos y labores. Esta valoración de las palabras populares está en conexión con su amor hacia el pueblo, que es el protagonista de la intrahistoria. Generación del 98: autores y obras. Los géneros literarios tradicionales se renuevan. En la novela se sustituyen los elementos narrativos tradicionales por una condensación en pocos personajes, la trama interna y el predominio del diálogo. Destaca Miguel de Unamuno, que escribe novelas de carácter existencialista. Se centra en los conflictos íntimos del hombre. Denomina a sus novelas “nivolas”, donde tiene gran peso la palabra. Los diálogos y monólogos se hacen eco de las elucubraciones de los individuos. Niebla es considerada la mejor de sus novelas. Se produce en ella el cruce entre realidad y ficción. Es famoso el momento cuando el narrador se confunde con el personaje histórico de Unamuno y aparece en el relato dialogando con su propia criatura en su despacho de la universidad de Salamanca. Otra novela interesante suya es San Manuel Bueno, mártir, historia del párroco de una aldea perdida, que se entrega ejemplarmente a su pueblo, que se muestra ante ellos como un santo, pero en su interior oculta su tremenda y desgarradora duda en la otra vida. Pío Baroja incluye en sus novelas notas naturalistas (La busca). Sus novelas no tienen una estructura argumental sólida. Prefiere el relato episódico, como reflejo del dinamismo de la vida. Su visión de la vida nacional (inmovilismo, incapacidad para investigar, pobreza económica y cultural…) se hace patente en novelas como El árbol de la ciencia. Sobre su protagonista, Víctor Hurtado, proyecta su propia abulia y la incapacidad para actuar que él mismo sufría. Otras veces proyecta sobre sus personajes sus anhelos vitalistas de heroicidad. Es el caso de Shanti Andía o Zalacaín, ejemplos típicos de hombre de acción. En poesía, la primera figura es Antonio Machado, para quien la poesía es la expresión de la auténtica emoción humana, es “la palabra esencial en el tiempo”, la expresión de vivencias reales y sentidas. En Campos de Castilla, se describen paisajes reales con hombres que pueblan y trabajan estas tierras, mostrando el presente andrajoso de estas frente a su pasado glorioso. Y como después de la muerte de Leonor, estas mismas tierras se llenan de lirismo, de emotividad, de subjetividad, al proyectar sobre ellas su estado de ánimo. También hace su aparición en Campos de Castilla una poesía de tipo filosófico y existencial, sus Proverbios y cantares, poemitas en los que aúna sus preocupaciones existenciales con las formas estróficas populares, irónicos, humorísticos, donde expresa sus más hondos pensamientos sobre el problema del conocimiento, la verdad, Dios, el sueño, las dos Españas, etc. En cuanto al ensayo, el grupo del 98 lo dotó de tal flexibilidad que en él se manifiestan por igual la preocupación por el presente y el porvenir de España, su historia, su literatura, el paisaje, el sentido de la vida, la expresión de la intimidad. En este género, destaca Unamuno con En torno al casticismo, Vida de don Quijote y Sancho o Del sentimiento trágico de la vida…. Y Azorín con Los pueblos, La ruta de Don Quijote, Castilla, etc. Frente al teatro comercial de Benavente o los hermanos Álvarez Quintero, que entretenía al público de la época, hay un magnífico teatro renovador de Valle-Inclán con su obra Luces de bohemia. En ella empleó el calificativo de “esperpento”, que también utilizó en otras piezas teatrales posteriores agrupadas bajo el título genérico Martes de carnaval. El esperpento es una forma estética que muestra la vida humana y la sociedad desde una óptica deformadora, y esta distorsión es reflejo real de la grotesca, corrupta, mísera y degradada vida nacional. Luces de bohemia cuenta el recorrido nocturno del poeta ciego Max Estrella, guiado por don Latino de Hispalis, por diversos lugares y ambientes madrileños. Finalmente, Max Estrella, que encarna la bohemia auténtica, no tiene otro fin que la muerte. En ese recorrido nocturno somos testigos de la convulsión social y política de principios del siglo XX; y, a la vez, asistimos a la elegía al Modernismo, movimiento en el que el propio Valle participó. Así tenemos la escena donde Bradomín y Rubén Darío hacen una simbólica visita al cementerio. Próxima al esperpento teatral está su novela Tirano Banderas, antecedente del género narrativo hispanoamericano de la novela de dictadores.