Estimado detective Sabueso: Enojado, te escribo esta carta. Un vulgar ladronzuelo disfruta de la fama que yo gané con tanto esfuerzo gracias a usted, que no me descubre de una buena vez. ¡Observe las pistas que le dejo por todas partes! Yo y solo yo saqué el medallón de Osiris de la inviolable caja fuerte del Museo de El Cairo. Yo y solo yo, mientras escribo con la derecha, con la mano izquierda oculto en mi bolsillo el diamante favorito de Sisí, la emperatriz de Austria. Sabueso, en honor a la verdad, difunda mi nombre en diarios y revistas, también las redes y la televisión. El día que yo sea famoso devolveré a sus dueños cada una de las joyas robadas. Su ferviente admirador, el Dedos Ligeros Estimado detective Sabueso: Enojado, te escribo esta carta. Un vulgar ladronzuelo disfruta de la fama que yo gané con tanto esfuerzo gracias a usted, que no me descubre de una buena vez. ¡Observe las pistas que le dejo por todas partes! Yo y solo yo saqué el medallón de Osiris de la inviolable caja fuerte del Museo de El Cairo. Yo y solo yo, mientras escribo con la derecha, con la mano izquierda oculto en mi bolsillo el diamante favorito de Sisí, la emperatriz de Austria. Sabueso, en honor a la verdad, difunda mi nombre en diarios y revistas, también las redes y la televisión. El día que yo sea famoso devolveré a sus dueños cada una de las joyas robadas. Su ferviente admirador, el Dedos Ligeros Estimado detective Sabueso: Enojado, te escribo esta carta. Un vulgar ladronzuelo disfruta de la fama que yo gané con tanto esfuerzo gracias a usted, que no me descubre de una buena vez. ¡Observe las pistas que le dejo por todas partes! Yo y solo yo saqué el medallón de Osiris de la inviolable caja fuerte del Museo de El Cairo. Yo y solo yo, mientras escribo con la derecha, con la mano izquierda oculto en mi bolsillo el diamante favorito de Sisí, la emperatriz de Austria. Sabueso, en honor a la verdad, difunda mi nombre en diarios y revistas, también las redes y la televisión. El día que yo sea famoso devolveré a sus dueños cada una de las joyas robadas. Su ferviente admirador, el Dedos Ligeros Estimado detective Sabueso: Enojado, te escribo esta carta. Un vulgar ladronzuelo disfruta de la fama que yo gané con tanto esfuerzo gracias a usted, que no me descubre de una buena vez. ¡Observe las pistas que le dejo por todas partes! Yo y solo yo saqué el medallón de Osiris de la inviolable caja fuerte del Museo de El Cairo. Yo y solo yo, mientras escribo con la derecha, con la mano izquierda oculto en mi bolsillo el diamante favorito de Sisí, la emperatriz de Austria. Sabueso, en honor a la verdad, difunda mi nombre en diarios y revistas, también las redes y la televisión. El día que yo sea famoso devolveré a sus dueños cada una de las joyas robadas. Su ferviente admirador, el Dedos Ligeros