BRUNO M. MOLINA BIOGRAFÍA SIN FIN JACOBO SCHLUNDT Y MARÍA JULIA KERN 50° aniversario del fallecimiento de Jacobo Schlundt Imprenta Columbia 2021 Autor: Bruno M. Molina Editor: Stumpf Diego Fabián Impreso en Imprenta Columbia, Buenos Aires, Argentina. Las citas bíblicas están tomadas primordialmente de la versión Reina Valera Contemporánea. A la memoria de Jacobo Schlundt y María Julia Kern, y a sus hijos. Con mucho cariño. ÍNDICE AGRADECIMIENTOS ............................................................................ 7 PRÓLOGO ............................................................................................... 9 INTRODUCCIÓN .................................................................................. 11 DESDE ALEMANIA ............................................................................. 15 Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX .................... 15 Llegada de los alemanes del Volga a la Argentina ............................. 17 Llegada de los Kern a Brasil en el siglo XIX ..................................... 21 Fusión de las tres Historias: Historia de la IELA ............................... 26 ALDEA SAN JUAN, CRESPO Y PORTO ALEGRE (1910-1933) ...... 29 CHACO: CASTELLI Y LAS BREÑAS (1934-1938) ........................... 41 MISIONES: ALBA POSSE (1939-1943) .............................................. 63 ENTRE RIOS: VIALE (1943-1988) ...................................................... 73 HOMENAJE A LOS HERMANOS SCHLUND-KERN ....................... 95 LOS DESCENDIENTES: HIJOS, NIETOS, BISNIETOS Y TATARANIETOS ................................................................................ 109 Los hijos ........................................................................................... 109 Los nietos.......................................................................................... 111 Los bisnietos ..................................................................................... 114 Los tataranietos ................................................................................. 117 CONCLUSIÓN .................................................................................... 119 APÉNDICE .......................................................................................... 123 BIBLIOGRAFÍA .................................................................................. 125 6 AGRADECIMIENTOS Fueron realmente muchos quienes colaboraron en la recolección de información. Con temor a pasar por desagradecido y olvidarme de alguno de ellos voy a mencionar a quienes me ayudaron en la redacción de este libro. Gracias a… Dios por la vida de Jacobo y María Julia. Mi esposa Natalí Ayelén Montero e hijo Simón Molina por la paciencia que me tuvieron para cumplir con este “capricho” de escribir el libro. Los hijos de Jacobo y María Julia: Eunice Irene, Úrsula Elisa, Walter Gerardo y Pablo Reginaldo. A quienes colme de preguntas por algunos meses. Además, colaboraron financieramente para la publicación del libro en formato papel. La sobrina de Jacobo que fue de gran ayuda es Alicia Schlund, hija de Enrique Schlund, bisnieta de Juan venido de Rusia, abuelo de Jacobo. Alicia goza de un gran recuerdo, conocimiento y amor por su familia Schlund. Los nietos de Jacobo y María Julia: Magdalena Diderle Schlund, Vilma Elisa Schlund Reule, Haroldo Schlund, Gustavo Edgardo Ladner Schlund y su esposa María José Valor, Adriana Irene Ladner Schlund y Duilio Martín Monrroy, Ernesto Aníbal Peverelli (yerno de Eunice), Gilberto Gabriel Ladner Schlund y su esposa María José Michelena, Alicia Edith Pérez Schlund, María Daniela Pérez Schlund, Noemi Elisabet Campos Schlund y Mirian Isabel Campos Schlund. Sin ellos no podría haber escrito los últimos dos capítulos. Los profesores del Seminario Concordia que me proporcionaron de material histórico para el primer capítulo. Al editor, revisor y escritor del prólogo, mi querido amigo, Diego Fabián Stumpf. 7 8 PRÓLOGO Un viaje en el tiempo, por diferentes lugares, pasando por sentimientos encontrados, afirmando principios y valores únicos, y una profunda confianza en las promesas de Dios en Cristo es con lo que me encontré al leer la historia de la familia Schlundt-Kern, y debo confesar que en varios momentos las lágrimas simplemente brotaban. Se hacen tan ciertas las palabras del Señor por medio del apóstol Pedro: “Sepan que en todo el mundo sus hermanos están enfrentando los mismos sufrimientos” (1 Pe 5:9b). Tengo el privilegio de estudiar teología con Bruno M. Molina en el Seminario Concordia y de conocer una parte de la familia Schlund, a quienes estimo como mi propia familia, y quienes han demostrado ser lo que usted mismo descubrirá al leer estas páginas. Este libro no es solo una biografía, una historia familiar, sino que es un testigo de la misericordia de Dios manifestada a la familia, su más preciada creación. Es un testigo fiel del cumplimiento de las promesas de Dios para el matrimonio. Es un testigo fiel de que el esfuerzo y la dedicación dan sus frutos. Esta no es la historia de una familia perfecta que solo tiene logros para relucir. Esta es la historia de una familia que sobre todas cosas ha puesto su confianza en Dios Trino y se ha esforzado por transmitir, en la palabras y obras, la fe a la siguiente generación. De manera sencilla y con gran entusiasmo, Bruno invita a poner la mirada en lo cotidiano de la vida familiar para mostrar cómo Dios se deleita en el servicio que se brinda al prójimo, y a Él mismo, dentro de la familia. Podemos catalogar esta obra como una alabanza al matrimonio. En cada capítulo era imposible no pensar en mi propia vida familiar, en mi fe en Cristo, en mis sufrimientos y alegrías, en mi esposa e hijo, en mis padres, abuelos, y toda la 9 familia. Cuán importante es pensar en ello y alabar a Dios por su gran misericordia. Este libro es lo que Bruno mismo quiere que sea: “Una confesión de alabanza a Dios ya que de él dependemos y mamamos la vida”. En tiempos posmodernos, donde los fundamentos como la fe en Jesús, la familia, el matrimonio, son constantemente atacados, Una biografía sin fin Jacobo Schlundt y María Julia Kern es una confesión firme de que estos fundamentos permanecen aún en las horas más difíciles y son los únicos que pueden darnos estabilidad cuando todo pareciera no tener sentido alguno, no porque lo hagamos nosotros, sino porque el Señor es misericordioso. Las mujeres de esta familia son realmente sorprendentes, quizás no para los estándares del mundo posmoderno, pero sí para quienes temen al Señor. Ellas son un ejemplo de cómo vivir piadosamente, cómo amar al Señor y al prójimo como a sí mismo. Sin dudas, los hombres tenemos mucho para reflexionar en cómo valoramos el rol que cumple la mujer, ya sea esposa, madre, hermana, hija, en nuestra vida. Quiero destacar el amor, la pasión y la dedicación que ha puesto Bruno en este homenaje a sus bisabuelos Jacobo y María Julia. Usted mismo podrá darse cuenta de la admiración que tiene por su bisabuelo y la gran estima por el servicio incansable de su bisabuela, a pesar de no haberlos conocido personalmente. Que nuestro buen Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, sostenga entre nosotros por medio del Espíritu Santo la fe que nos une en una única familia. A Él sea toda honra y gloria, por los siglos de los siglos. Amén. Stumpf Diego, 3 de agosto de 2021. 10 INTRODUCCIÓN El cuarto mandamiento en Éxodo 20:12 nos manda: “Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy”. La explicación del Catecismo Menor dice: “Debemos temer y amar a Dios y por lo tanto no menospreciar ni enojar a nuestros padres y superiores; sino que debemos respetarlos, servirles, obedecerles y amarlos.” Al cumplirse 50 años de la partida, hacia los brazos del Señor, de Jacobo Schlundt, me propongo, en el presente libro, lo que el cuarto mandamiento demanda: Honrar a mis padres, en este caso, bisabuelos Jacobo Schlundt y María Julia Kern ¡Dios me ayude! La Apología de la Confesión de Augsburgo, que encontramos en nuestras Confesiones Luteranas (Libro de Concordia), en el artículo XXI trata sobre “La Invocación de los Santos”. El artículo tiene el propósito de demostrar que las Sagradas Escrituras no enseñan que debemos depositar nuestra fe en quienes partieron y mucho menos orarles e invocarlos. Pero al mismo tiempo nos enseña cuál es la manera correcta y cristiana de recordarlos. Para ello, define tres maneras correctas para “honrar” a quienes ya han partido. Echémosle un vistazo antes de comenzar: Nuestra Confesión aprueba que se honre a los santos. Y en efecto: Esta honra merece nuestra aprobación y tiene tres aspectos. El primero es la acción de gracias. Debemos dar gracias a Dios porque nos da ejemplos de su misericordia, porque nos ha manifestado que quiere salvar a los hombres, y porque ha dado a la iglesia fieles maestros y otros dones. Y todos estos dones, como son los más grandes, debemos ensalzarlos, y debemos alabar a los santos mismos que usaron de estos dones con fidelidad, así como Cristo alaba a los siervos que hicieron un buen uso de los talentos recibidos (Mt 11 25:21, 23); El segundo aspecto es la confirmación de nuestra fe. Cuando vemos que a Pedro se le perdona el haber negado a Cristo, nos sentimos estimulados nosotros también a creer con más ahínco que la gracia de veras sobrepasa con mucho al pecado (Ro 5:20). El tercer aspecto de esta honra es la imitación, primero de la fe, y después de las demás virtudes de los santos, las cuales cada uno deben emular de acuerdo a su vocación.1 Jacobo y María Julia son creaturas de Dios, su Creador, y esto es lo que da valor a la historia por contar. Ellos no fueron autónomos en sus vidas. Su vida perteneció al Señor de principio a fin. Creados, redimidos y destinados para la resurrección. Cristo es el dador de la vida, es así que, al hablar de la vida de Jacobo y María Julia, no podemos no hablar de Su obra y hallar en ella consuelo y fortaleza en cada capítulo, como veremos a continuación. La historia de la familia Schlundt-Kern, de la que hablaremos, será vista como una pequeña historia dentro de una historia más grande: “la historia de pueblo de Dios”, “el remanente”. Como dice el profeta Isaías: “¿Quién hizo todo esto posible? ¿Quién llamó desde el principio a las generaciones? ¡Yo, quien soy el primero y el último!” (41:4). La historia del pueblo de Dios es una historia de pecado y de perdón. De la misma manera, la historia de Jacobo y María Julia es una historia de pecadores perdonados y rescatados por la obra salvífica del Hijo de Dios. En las Sagradas Escrituras la “confesión” de los hombres hacia Dios es, de fe, arrepentimiento o alabanza. Este libro será, primordialmente, una confesión de alabanza a Dios ya que de él dependemos y mamamos la vida (1 Pe 2:2). 1 (Meléndez, 2000, pág. 224) Énfasis agregado. 12 Luego de sentar las bases en la que nos afirmaremos, es necesario también, mencionar que en esta biografía abordaremos otros temas significativos como la provisión divina, el Señor como dador y sustentador de la vida, la teología de la cruz, el valor del matrimonio y la familia, la educación cristiana de los hijos, una postura sobre el aborto y un minúsculo recorrido histórico sobre la historia de la iglesia luterana en los últimos siglos. Nos concentraremos primordialmente en la vida de Jacobo Schlundt y María Julia Kern, pero también dedicaremos un tiempo para hablar sobre sus hijos. En el libro podrá disfrutarse de momentos graciosos y muy emotivos, alegres y muy tristes. El primer capítulo abarcara los siglos XVIII, XIX y tan solo los primeros 5 años del siglo XX. Conoceremos, aquí, la historia de los antepasados de Jacobo y María Julia. Veremos cómo es que tres historias distintas con distinto recorrido a lo largo de los años y del mapa, pero que parten desde un mismo lugar, Alemania, finalmente se fusionan. La historia de la Iglesia Luterana, la historia de Johann Leonhard Kern y la historia de los Alemanes del Volga se unen al final para dar paso al matrimonio Schlundt-Kern. Desde el capítulo segundo hasta el quinto conoceremos sobre los años de vida de Jacobo y María Julia. El segundo capítulo relatará desde el nacimiento de Jacobo en Argentina y María Julia en Brasil hasta la unión matrimonial de ambos. Las mudanzas y los llamados divinos al pastor Jacobo Schlundt marcarán el destino de la familia como así también de la división del tercer capítulo al quinto. La historia de nuestros antepasados es también nuestra historia, y la historia de nuestros hijos, es de igual manera, nuestra historia. Así como dedicamos el primer capítulo para hablar de la historia previa que hubo por detrás y que desencadenó en la familia Schlundt-Kern, en los últimos dos capítulos (el sexto y séptimo) 13 contaremos la historia posterior a la vida de Jacobo y María Julia: sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Es interesante finalizar esta introducción, con una reflexión que encontramos en el libro “IELA 90 años de Historia” en la sección llamada “algunas anécdotas”. Esta sección recopila diversas historias y anécdotas de distintos pastores a lo largo de los primeros 90 años de la IELA. Entre ellas se halla una entrevista realizada a Jacobo Schlundt en el año 1947 por Federico Lange. Vaya sorpresa me he llevado al leer la introducción, que agrega quien recopilo dicha entrevista, luego de leer lo que Jacobo había contado en la misma más de medio siglo atrás. A medida que avanzamos en la lectura, no podremos menos que elevar nuestra mente al cielo diciendo: Te damos gracias, Señor, porque en todo tiempo has elevado en tu iglesia pastores y maestros fieles que predicaron y enseñaron el evangelio aun en las condiciones más adversas, y porque los has protegido y prosperado en todos sus trabajos. Haz que las experiencias de nuestros mayores nos sirvan de lección y ejemplo a los que trabajamos en tu viña en estas décadas postreras del siglo, y nos estimulen a redoblar nuestros esfuerzos, ya que por tu gracia disponemos también de dobles y más que dobles medios y oportunidades”.2 Una última recomendación, que creo conveniente antes de comenzar con el desarrollo de la historia y sus capítulos, es calentar bien el agua y preparar el mate. Es mi deseo que usted, querido lector, disfrute de la lectura. 2 (Flor, 1995, pág. 119) 14 I DESDE ALEMANIA Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX En el aniversario 300 de la Reforma Luterana, en el año 1817, cuando los luteranos recordamos al joven monje agustino clavando las 95 tesis en la iglesia de Wittemberg, se desató en Sajonia, la cuna de la Reforma, la cual pertenecía para este entonces a Brandemburgo, estado de Prusia, Alemania, un acontecimiento tristísimo para la historia de la confesión ortodoxa luterana: “La Unión Prusiana”. Desde tiempos de la reforma, siempre hubo tensión entre las doctrinas “reformadas” (doctrina de Calvino, Zwinglio) y la doctrina luterana. Incluso la Fórmula de Concordia (1577), última confesión que hallamos en el “Libro de Concordia”, surge a raíz de controversias entre los mismos luteranos (tal como Lutero predijo que sucedería después de su muerte) influenciados por las doctrinas calvinistas (los cripto-calvinistas) y los que no. Es allí donde los luteranos se vieron obligados a creer, enseñar y confesar, por un lado, y a rechazar y condenar, por el otro. ¿Qué fue, entonces, “la Unión Prusiana”? Como la palabra misma lo afirma, el intento por parte del Rey de Prusia Federico Guillermo III de unir estas confesiones en una sola y así formar una unidad confesional en el pueblo alemán. ¿Fue tan grave este intento de unión? Definitivamente, ya que las teologías reformadas, seguidores del reformador Juan Calvino de Ginebra y Ulrico Zwinglio, niegan, entre otras cosas, la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena, a su vez no comprenden ni distinguen la comunicación de atributos 15 de las dos naturalezas en la persona de Cristo, herejías muy claramente condenadas ya en nuestro Credo Atanasiano y en la Fórmula de Concordia. Como era de esperar, un buen número de luteranos reaccionaron a esta “unión”, que como dijo alguna vez un profesor del Seminario: “Si mezclas agua pura con veneno no obtendrás más que veneno”. Esta reacción y oposición desató una gran persecución hacia los pastores y congregaciones luteranas que se oponían a obedecer las órdenes del Estado. Harrison afirma: “Para 1840 numerosos pastores luteranos fieles habían sido depuestos, aún encarcelados.”3 El Estado tomó el control del dogma, de la enseñanza, práctica y confesión de la iglesia. Las vestimentas litúrgicas como así también el orden en la liturgia del Servicio Divino eran siervas del Estado alemán. La Iglesia Luterana pasó a ser dependiente del mismo: La administración de la Iglesia correspondía al Consistorio, compuesto por clérigos y laicos, que tenían injerencias no solo en asuntos externos, sino en la doctrina y práctica de la iglesia. El estado subvencionaba a la Iglesia por medio de impuestos que cobraba. Como es sabido, cuando desde lo temporal se quieren gobernar los asuntos espirituales, estos siempre terminan perdiendo, pero lo peor es que se pierde la predicación de la Palabra pura de Dios: Ley y Evangelio.”4 Es así que los luteranos conservadores de Sajonia se vieron obligados a emigrar de Alemania a Estados Unidos. Pastores y congregaciones enteras escaparon del “veneno” en busca de poder seguir bebiendo el “agua pura” del evangelio. Oesch afirma que: 3 4 (Harrison, 2013, pág. 171) (Weber, 2005, pág. 21) 16 “En el año 1839, unos 900 inmigrantes alemanes se establecieron en el Estado de Missouri, EEUU”, y que ya “en 1847 se constituyó el Sínodo de Missouri”.5 Entre estos se encontraba el primer y tan bien recordado presidente del Sínodo de Missouri, C. F. W. Walther. ¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de cómo la iglesia luterana llega desde Alemania a Estados Unidos! A tan solo 51 años después de la formación del Sínodo de Missouri, en el año 1899, la Iglesia Luterana envía misionero desde los Estados Unidos hacia el Brasil. Llegada de los alemanes del Volga a la Argentina “Dedicado a: Los mártires y héroes anónimos que yacen a lo largo del río Volga y a los 1500 colonizadores llevados por las tribus nómadas para ser vendidos en la China como esclavos, cuyo destino nadie conoce”, así comienza el libro: “Los Alemanes del Volga” de Popp y Dening. Esta dedicatoria hace una excelente introducción a esta sección. La historia de los alemanes de Volga no fue fácil por donde se la mire. Esta historia está plagada de desventuras y tragedias. Ningún exilio, como hemos visto hasta el momento, es fácil y “casi todas” estas historias tienen a su vez un trasfondo poco feliz. Para hablar de la llegada de los alemanes del Volga a la Argentina, o más bien a América, es necesario que nos situemos en los siglos XVII y XVIII. ¡Así es! los siglos posteriores a la Reforma Luterana (siglo XVI) no fueron para nada fáciles para el pueblo alemán. Estos se vieron sacudidos por feroces internas y externas guerras políticas e ideológicas que generaban en sus habitantes gran incertidumbre e 5 (Oesch, 1976, pág. 3) 17 inestabilidad económica para sus familias. Las más sobresalientes fueron “La Guerra de los Treinta Años” (1618-1648) y “La Guerra de los Siete Años” (1756-1763). Mientras que en Alemania se llevaba a cabo La Guerra de los Siete Años, en Rusia, Catalina II “la grande” ascendía al trono imperial como emperatriz de gran parte del pueblo ruso en el año 1762. Ella, por cierto, era alemana y tenía en mente civilizar una región rusa en la cual, todavía yacían tribus salvajes que no permitían la explotación y desarrollo económico del lugar. Hasta hoy día, la particularidad del agrícola pueblo alemán, además de su variado y destacado manejo del arte culinario, es su gran conocimiento, voluntad y capacidad para trabajar la tierra. Es así que Catalina II vio en sus compatriotas6 una gran oportunidad para ofrecerles trabajo, tierras y bienestar en Rusia. Y de esta manera expandir el Imperio. Estos aceptaron, y para 1763 comenzaron el “Éxodo”, no hacia el río Jordán, sino al río Volga, Rusia. Sin embargo, lejos de ser la tierra prometida, lo que Catalina II les tenía preparado era más bien similar a la esclavitud de Israel en Egipto. Casi un siglo y medio soportaron en Rusia la frustración y el desencanto de haber sido engañados. Fueron utilizados y explotados por el estado ruso para conquistar estas peligrosas tierras sin protección alguna. Es por eso que en el libro “Los Alemanes del Volga” se los llama de colonizadores. Ubicados estratégicamente en medio de peligrosas tribus salvajes y viendo cada vez más de lejos la expectativa con la que habían arribado a dicha región: …nuestros pioneros ignoraban esta circunstancia amenazante e insegura y los promotores franceses y rusos se cuidaron bien 6 Cabe destacar que no solo el pueblo alemán llegó a Rusia, sino que Catalina II había reclutado, también, trabajadores del resto de Europa. 18 de mencionarla. Esta triste realidad, compendiada en la fría táctica de Catalina contra la amenazadora horda, a costa de los inmigrantes, sería luego motivo durante medio siglo de sangrientas luchas -con muertes y raptos-, de nuestros antepasados contra ellos”.7 Buena parte del pueblo alemán murió a orillas del río Volga por las necesidades que pasaron, el clima y la pobreza. En ocasiones se asocia a Alemania con la masacre llevada adelante por Adolf Hitler y su régimen NAZI, pero poco se habla de la barbarie que el pueblo alemán debió soportar en Rusia. Estos abusos, sumados a la falta de libertad que recibían por parte del estado ruso, la inestabilidad económica, la profunda desilusión y el gran peligro que corrían, como lo reza la introducción arriba mencionada, desencadenó un nuevo “Éxodo”: América. Sin embargo, la partida no fue nada fácil, la generación que había llegado hacía casi un siglo y medio atrás había pasado, y los que partían dejaban atrás su historia en aquel país, sus muertos, cementerios, etc. Por otro lado, en Argentina las políticas del presidente Avellaneda favorecían la llegada al país para los inmigrantes alemanes. En esta época Brasil y Argentina competían para ver quien recibiría más inmigrantes europeos, viendo en éstos una gran oportunidad para el desarrollo y la economía del país. Es en el año 1878 que las primeras embarcaciones con inmigrantes alemanes llegaban a la Argentina y posteriormente a Entre Ríos: “Los primeros inmigrantes alemanes que se establecieron en la provincia de Entre Ríos, llegaron al puerto de Buenos Aires en las fechas siguientes: el Seiler, con 800 inmigrantes 7 (Popp & Dening, 1977, pág. 36) 19 entre el 5 y el 6 de enero de 1878, y el Montevideo, con 175 inmigrantes entre el 8 y el 9 de enero del mismo año”.8 ¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de cómo los Alemanes del Volga llegaron a América, Argentina! A finales de enero del 1878 el primer barco con inmigrantes alemanes arribaba al muelle de Diamante, proveniente de Buenos Aries, con 1.006 personas a bordo, las cuales se esparcieron por la provincia formando las tan pintorescas Aldeas. A tan solo 11 años después de la llegada del Seiler y el Montevideo se funda en el año 1889 la querida Aldea San Juan: En viejas actas se registran los nombres de los fundadores de la Aldea San Juan: Gottlieb Arnst, Jakob Brunz, Karl Hornus, Friedrich Heizenreder, Adam Hilt, Johannes Mohr, Georg Heinrich Mohr, otro Johannes Mohr, Valentín Müller, Johannes Müller, Kaspar Müller, Jakob Preisz, Heinrich Scheibel, Johannes Schlundt, Johann Georg Stürtz, Daniel Wagner, Johann Wagner, Philipps Wagner, Gottfried Weber, David Weber, y un señor Weberling.9 Entre sus fundadores se encuentra Johannes Schlundt.10 8 (Popp & Dening, 1977, pág. 143) (Flor, 1995, pág. 101) 10 Un dato curioso con el que me he topado en la investigación es la mutación que sufrió el apellido “Schlundt”, algo muy común por aquellos años. El apellido proveniente de Rusia se escribía con “t” al finalizar como lo vemos aquí con Johannes Schlundt. El mismo Jacobo Schlundt fue anotado de esta manera en su certificado de bautismo al igual que su padre. Sin embargo, cuando renovó su cédula de identidad, el 23 de febrero de 1931, su apellido fue anotado ya sin la “t” al final. Es a partir de este momento que también Jacobo es citado como Schlund, y ya no como Schlundt. Por ejemplo, el diploma del Seminario de Porto Alegre deja constancia de que el graduado es Jacobo Schlund, sin “t”. El acta de bautismo de Eunice Irene Schlund Kern manifiesta que su padre es Jacobo Schlund, sin “t”. Diversas revistas y libros publicados por la IELA al 9 20 Llegada de los Kern a Brasil en el siglo XIX Son realmente pocas las veces en las que se tiene acceso de manera tan precisa a datos históricos y genealógicos tan específicos como es el caso de los descendientes de Johann Leonhard Kern. Sin embargo, hay que agradecer a la recopilación histórica preparada en el registro: “Descendentes de Johann Leonhard Kern” del año 2013. Este registro nos permite tener acceso hasta cinco generaciones anteriores al natalicio de la abuela María Julia Kern, el 10 de junio de 1913. La historia comienza en Niederrimbach, Würtenberg, Alemania. He aquí la historia “del abuelo del abuelo” de María Julia Kern: Johann Leonhard Kern nació el 11 de febrero de 1779 en Niederrimbach, Würtenberg, Alemania. Murió el 29 de marzo de 1863 en Estância Velha, Rio Grande do Sul, Brasil. Un determinado día de primavera, en mayo de 1826, en una aldea llamada Niederrimbach, Reino de Württemberg, en el sur de la nación alemana, el agricultor y músico Leonhard Kern, acompañado de 5 hijos solteros inicia su jornada rumbo a la zona portuaria del norte para seguir viaje a Brasil. Es el punto de partida para el establecimiento de los Kern en Rio Grande do Sul. hablar de Jacobo se refieren a él como Schlund, sin “t”. Los hijos de Jacobo Schlundt o Schlund, fueron anotados sin “t” al final, Schlund. En su epitafio lleva grabado el nombre Jacobo Schlund, sin “t”. La pregunta es ¿Jacobo es Schlundt o Schlund? La conclusión a la que he llegado es que ambas formas son posibles. Podríamos decir que nació Schlundt y murió Schlund. Personalmente me inclino por el apellido con “t” al final, ya que de esta forma vino de Rusia, de esta forma fue anotado su padre y el mismo Jacobo en su acta de bautismo. Esto no quiere decir que su apellido sin “t” sea incorrecto ya que como vimos, hay sobrados testimonios que al mencionar a Jacobo lo escriben como Jacobo Schlund. 21 El día 23 de mayo de 1826, subió a bordo del “Galera de Bremen – Friederich”. Zarparon de Bremen juntamente con otros 231 pasajeros, el día 1 de junio del mismo año, bajo el mando del capitán H. C. Stille, el teniente Julius Mansfeld era jefe de la expedición de inmigrantes. Después de 65 días de viaje en el océano tranquilo, los uniformados y sufridos inmigrantes desembarcaron el 4 de agosto de 1826, en Río de Janeiro de D. Pedro I, para el 17 del mismo mes, ahora a bordo del “Sumaca Generosa”, iniciar viaje con destino a la Provincia de São Pedro, entonces gobernada por el brigadier José Egídio Gordilho de Barbuda, donde desembarcaron en Porto Alegre, en la segunda mitad de septiembre. Hicieron parte, Leonhard Kern y su familia, de las últimas tres tandas de inmigrantes alemanes del año 1826 que sumaban apenas 26 personas. Inmigrantes que una vez llegados fueron desviados de São Leopoldo e invitados a acompañar al teniente coronel Francisco de Paula Soares, a una caravana de 422 personas, siguieron y fundaron la colonia alemana de Torres (Três Forquilhas destinada a los inmigrantes de fe luterana y São Pedro de Alcântara, a los de la fe católica). En la lista número 2, del 27 de septiembre del 1826, la familia de Leonhard Kern ocupa el número general 34 y el número familiar 8, y en la lista de pioneros y fundadores de la colonia de Torres, ocupa el número 66. Llegaron al lugar a mediados de octubre de 1826 y pocos días después Leonhard Kern con todos los suyos se fueron de Três Forquilhas retornando al Vale do Rio dos Sinos. El doctor Hildebrando los inscribió como llegado el 09 de noviembre del 1826, habiéndoles marcado un pedazo de tierra donde se asentaron en la Picada de 48 Colonias, más allá de São Pedro de Bom Jardim (hoy Ivoti) en la colonia alemana de São Leopoldo. 22 En la Picada de 48 fue, por tanto, el asentamiento de los Kern al sur de Brasil. En el Cementerio Evangélico de allí puede ser visitada la tumba de Friederich Karl Heinrich Kern (del sastre y músico Fritz Kern)”.11 Siguiendo el orden establecido por “Descendentes de Johann Leonhard Kern” del año 2013, veamos generación tras generación hasta llegar a María Julia: La primera generación comienza con Johann Leonhard Kern de quien hemos leído recientemente. Johann se casó con Anna Margaretha Knorr,12 el 25 de marzo de 1800 en Archshofen, C.W., Alemania. Ambos tuvieron siete hijos: Johann Albrech Kern,13 Friedrich Karl Heinrich Kern,14 Magdalena Barbara Kern I,15 Katharina Helene Kern,16 Anna María Margaretha Kern,17 Heinrich Karl Kern18 y Anna Barbara Kern.19 Johann falleció el 29 de marzo de 1863 en Estância Velha, RS, Brasil. La segunda generación comienza con Johann Albrech Kern, quien llevaba el nombre de su padre. Johann Albrech nació un 11 de febrero de 1803, en Archshofen, Alemania. Su oficio era agricultor. Llegó a Brasil a la edad de 27 años y se casó a los 31 con 11 (Descendentes de Johann Leonhard Kern, 2013, pág. 1), traducción al español por Diego Fabián Stumpf. 12 Anna nació el 16 enero de 1778, en Archshofen, Alemania. Y falleció el 4 de julio de 1855, en Estância Velha, RS, Brasil. Fue hija de Johann Philipp Leonhard Knorr y Anna Margaretha Jacob. 13 Nació el 11 de febrero de 1803, y falleció 28 de diciembre de 1858. 14 Nació el 3 de mayo de 1804, y falleció el 9 de septiembre de 1888. 15 Nació el 17 de abril de 1807, en Archshofen, Alemania. Falleció el 28 de abril de 1807, en Alemania. 16 Nació el 5 de mayo de 1811. 17 Nació el 22 de marzo de 1814, y falleció en marzo de 1901. 18 Nació el 4 abril de 1816. 19 Nació el 13 de febrero de 1819, y falleció el 4 de julio de 1874. 23 Elisabeth Engel Walter20 en el año 1831, en São Leopoldo, RS, Brasil. Ellos tuvieron los siguientes hijos: Peter Christian Kern,21 Johann Wilhelm Kern,22 Friedrich Carl Kern,23 Heinrich Kern,24 Sofia Kern,25 Katalina Kern,26 Philipp Kern,27 Luis Michael Kern,28 Elizabeth Kern I,29 Albert Kern30 y Elisabeth Kern II.31 Johann Albrech Kern falleció el 28 de diciembre de 1858 en Estância Velha, RS, Brasil. La tercera generación continúa con Philipp Kern. Philipp nació el 13 de diciembre de 1842 en São Leopoldo, RS, Brasil. Al igual que su padre, era agricultor. Philipp se casó con Margaretha Haubert,32 en el año 1865, en Picada Verão, São Leopoldo, RS, Brasil. Ambos tuvieron solo dos hijos: Leopoldo Kern33 y Jacob Kern.34 20 Nació el de 14 febrero de 1808, en Cornwall, Inglaterra. Y falleció el 3 de junio de 1882, en Teutônia, RS, Brasil. 21 Nació el 25 de diciembre de 1831, y falleció en 1946. 22 Nació el 1 de enero del 1833, y falleció el 10 de marzo de 1886. 23 Nació en 1835, y falleció en 1871. 24 Nació el 2 de noviembre de 1837, y falleció en 1867. 25 Nació el 29 de junio de 1839, en São Leopoldo, RS, Brasil. Y falleció el de 9 julio de 1849, en Estância Velha, RS, Brasil. 26 Nació el 23 de mayo de 1840, y falleció el 8 de abril de 1928. 27 Nació el de 13 diciembre de 1842, y falleció el de 5 abril de 1924. 28 Nació el 6 de abril de 1845. 29 Nació el 19 de julio de 1846, en São Leopoldo, RS, Brasil. Y Falleció el 28 de septiembre de 1847, en la Estância Velha, RS, Brasil. 30 Nació el 13 de diciembre de 1847, y falleció el 13 diciembre de 1901. 31 Nació el 7 de enero de 1851. 32 Nació el 6 de julio de 1847, en Dois Irmãos, RS, Brasil. Y falleció en 1867, en su ciudad natal, en junio aproximadamente. Fue hija de Johann Adam Haubert y Dorothea Sophia Helfenstein. 33 Nació el 2 de mayo de 1866, y falleció el 14 de junio de 1934. 34 Nació el 25 de junio de 1867, y falleció el 20 de agosto de 1932. 24 Philipp Kern falleció el 5 de abril de 1924, en Taquara, RS, Brasil. Llegamos entonces a la cuarta generación. Leopoldo Kern nació el 2 de mayo de 1866, en Picada Verão, RS, Brasil. Se casó con Luisa María Müller35 el 18 de noviembre de 1890, en São Leopoldo, RS, Brasil. Ambos tuvieron tres hijos: Carlos Luis Kern,36 Petronila Kern y Olga Kern. Sin embargo, Leopoldo se casaría nuevamente, 20 años después, con Bernardina Vargas, hija de Custodio Juan de Vargas y Volfrida María de Jesús, en el año 1910 en RS, Brasil. Bernardina nació el 14 de enero de 1876, en RS, Brasil. Leopoldo y Bernardina tuvieron tres hijos: María Julia Kern,37 Constância Kern38 y Leopoldina Kern.39 Leopoldo falleció el 14 de junio de 1933, en Canoas, RS, Brasil; y Bernardina Vargas, 15 años más tarde, el 27 de octubre de 1949, también en Canoas, RS, Brasil. Es así que llegamos a la quinta generación desde la llegada de Johann a América: la queridísima María Julia Kern, hija de Leopoldo Kern, nieta de Philipp Kern, bisnieta de Johann Albrech Kern y tátara nieta del gran Johann Leonhard Kern. Algunas curiosidades que nos encontramos en el recorrido: a. Es muy probable que los Kern llegados de Alemania eran luteranos, ya que, en primera instancia, se les asignó la colonia alemana de Três Forquilhas, destinada a los inmigrantes de fe luterana. 35 Nació aproximadamente en 1870, en São Leopoldo, RS, Brasil. Nació el 23 de febrero de 1893, y falleció el 21 de junio de 1960. 37 Nació el 10 de junio de 1913. 38 Nació el 21 de mayo de 1916. 39 Nació el 24 de febrero de 1925. 36 25 b. María Julia, es la hija mayor del matrimonio de su padre con su madre. Su padre era, a su vez, el hijo mayor de su abuelo Philipp. Y el padre de Philipp, Johann Albrech, al mismo tiempo era el hijo mayor del gran Johann Leonhard Kern. Solo Philipp, a quien apodaremos “el lobizón”, era el séptimo hijo de su padre Johann Albrech y no el primero. Es decir, que María Julia desciende del hijo primogénito de Johann Leonhard Kern, y a su vez, ella es la primogénita de su padre y de su madre. Mas adelante veremos cómo es que el primogénito de María Julia se llamaría Juan como su abuelo y su tátara abuelo. c. Por último, María Julia es hija del segundo matrimonio de su padre Leopoldo. ¡Esta es, a muy resumidas cuentas, la historia de la llegada de la familia Kern a América: Brasil! Fusión de las tres Historias: Historia de la IELA Es aquí cuando llegamos al “embudo”. A comienzos del siglo XX, estas tres historias se unen y entrelazan, se fusionan, se hacen “una historia”. Tres hilos distintos se unen a través de un nudo. La historia de la llegada de la Iglesia Luterana a América, de la familia Kern y de los alemanes del Volga a Argentina dieron paso a la formación de muchas familias, entre ellas la familia SchlundtKern. Sin embargo, no nos adelantemos aún. Ya hemos hablado, en la primera parte de esta sección, sobre el contexto teológico que se vivió en Alemania después de la Reforma. Nuestros alemanes del Volga no eran ajenos a esta tradición. Sino más bien todo lo contrario. En Rusia la fe cumplió un rol fundamental, fue un pilar que los sostuvo durante ese siglo y medio, tal como los había sostenido antes y como los sostendría después. 26 ¡El Señor por medio de su Palabra sostenía a estos castigados alemanes! Así como tenemos hasta hoy en Entre Ríos aldeas protestantes, por un lado, y católicas, por el otro, en Rusia de igual manera la comunidad se agrupaba acorde a la confesión de cada familia. La tradición religiosa del pueblo alemán en Alemania fue fuerte, en Rusia y en Argentina, naturalmente también lo fue. Sin embargo, la iglesia de confesión luterana, puntualmente hablando, venida desde el Volga a la Argentina era más bien de tradición calvinista con una gran influencia del pietismo. Con la llegada de los alemanes del Volga nace la Iglesia del Río de la Plata. Su teología calvinista (por ejemplo), niega la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena. En Aldea San Juan existía una Iglesia del Río de la Plata. La historia de la IELA en sus comienzos es realmente interesante. Corría el año 1904, y la Iglesia del Río de la Plata en Aldea San Juan, afiliada a la IERP (Iglesia Evangélica del Río de la Plata), era pastoreada por el pastor Von Matthesius. Tras una ruptura con el Sínodo de la Plata, Matthesius envía una carta al Sínodo de Misuri informando sobre la presencia de una iglesia luterana en Aldea San Juan, la que él mismo pastoreaba. La carta expresaba, entre otras cosas: “No tengo deseos de pertenecer por más tiempo a un Sínodo (o Iglesia) cuya posición confesional y doctrinal es tan poco luterana”.40 Como recordarán, el Sínodo de Missouri se encontraba para ese entonces en Brasil. La carta la recibió el presidente del Distrito de la Iglesia Luterana en Brasil, William Mahler. Para el año siguiente, Mahler viajó a Argentina, y reunida en asamblea, la pequeña Iglesia Luterana de Aldea San Juan decidió afiliarse a la 40 (Weber, 2005, p. 27) 27 Iglesia Luterana, Sínodo de Missouri, Distrito Brasil. Ese mismo año esta congregación recibió un misionero que los atendería. Qué emoción imaginar por un momento la presencia de la familia Schlundt, Müller y Stieben en esa inolvidable y eternamente recordada asamblea. ¡Esta es, a muy resumidas cuentas, el comienzo de la emocionante historia de la IELA!41 Iglesia en la cual, Jacobo Schlundt serviría como pastor años después. 41 IELA no es el nombre que recibieron los luteranos en Argentina desde un comienzo. Misión Argentina del Sínodo de Missouri, Ohio y otros estados de la Iglesia Luterana se llamó, en 1918, a lo que hoy conocemos como IELA. Varios años más adelante se modificó el estatuto y pasó a llamarse Iglesia Evangélica Luterana Argentina: IELA. 28 II ALDEA SAN JUAN, CRESPO Y PORTO ALEGRE 1910 - 1933 Juan Schlundt, hijo de Juan Schlundt, nació en Rusia en el año 1878. Elizabeth Stieben, quien sería más tarde su esposa, nació el 25 de septiembre de 1882 en Rusia y vino a la Argentina a los 4 años. Los padres de Juan Schlundt y la madre de Elizabet Stieben muy probablemente venían desde el mismo lugar en Rusia y llegaron juntos en el mismo barco en el año 1886. Posiblemente en diciembre, tiempo de Navidad, ya que Elizabeth recordó que el capitán la acompañó de niña a ver el árbol de navidad que en el barco se encontraba. Elizabeth Stieben, mejor conocida como “Liz”, creció en el hogar de la familia Müller debido a que su madre enviudó de su padre en Rusia y vino casada a la Argentina con su segundo esposo de apellido Müller. Los restos de su padre quedarían en Rusia mientras que ahora sería criada por su padrastro, el cual ya tenía hijos. La madre de Elizabet Stieben tuvo tres varones y dos mujeres con su primer esposo Stieben, cinco hijos en total. Con su segundo matrimonio tuvo dos hijos más. Elizabeth Stieben tuvo entonces siete hermanos: cinco Stieben y dos Müller. La casa de los Müller se encontraba donde actualmente está la Iglesia del Río de la Plata en Aldea San Juan. En cambio, de la familia Schlundt no se conoce mucho. Al igual que los Stieben y los Müller vinieron de Rusia y llegaron al puerto de Diamante, Entre Ríos. Sin embargo, el apellido Schlundt 29 no figura entre los apellidos registrados en el puerto. Solo por datos históricos y por testimonios sabemos que esto fue así. Los Stieben, los Müller y los Schlundt trabajaron un tiempo en Diamante y poco a poco se fueron trasladando a la Aldea San Juan. Aldea que contaba con la ventaja de estar ubicada al lado de un arroyo. Allí los inmigrantes hacían agujeros en las barrancas e improvisaban hornos para coser el pan. Actualmente en Aldea San Antonio, aldea vecina a la Aldea San Juan, se encuentra un monumento que retrata esta práctica. Probablemente la leña se encendía con espinillos. Juan Schlundt le llevaba 4 años a su esposa Elizabeth. Se casaron en Aldea San Juan y allí vivieron. El oficio de Juan era de carnicero. Ambos tuvieron siete hijos: Elizabeth Schlundt Stieben, Juan Schlundt Stieben, Natalia Schlundt Stieben, Jacobo Schlundt Stieben, Jacobo Schlundt Stieben, Eva Schlundt Stieben y Enrique Jacobo Schlundt Stieben. La tradición familiar era que el primer hijo varón se llamaría Juan. Por eso Juan Schlundt y Elizabeth Stieben llamaron “Juan” a su primogénito. El niño llevaría el nombre de su padre y de su abuelo. El cuarto hijo varón de este matrimonio llamado Jacobo Schlundt Stieben tristemente falleció con tan solo un año y tres meses. Esto provocó que el siguiente hijo varón (el quinto) llevara el mismo nombre que su hermano muerto y que el séptimo lo lleve como segundo nombre. Nos concentraremos en el quinto hijo de este matrimonio. A tan solo seis años de la carta enviada por Von Mattesius a los misioneros del Sínodo de Missouri en Brasil y a cinco años de la celebración del primer culto en la Aldea San Juan, nace en aquella localidad el hijo del carnicero: Jacobo Schlundt. 30 Dos semanas más tarde fue bautizado en la fe luterana por el pastor O. W. C. Bottcher,42 el 20 de mayo del mismo año. Sus padrinos fueron Brunz, Peter Horn y Johann Georg Stuertz. Este último figura como uno de los fundadores de la Aldea San Juan (1889) junto al padre de Jacobo: Juan Schlundt. Jacobo por lo tanto era ahijado e hijo de los fundadores de la aldea. Para aquel entonces su joven padre, Juan Schlundt, tenía 32 años y Elizabet 28. Sin embargo, tres años después, Juan Schlundt, moriría a causa de una fuerte tuberculosis. Elizabteh Stieben no solo sufriría la pérdida de su cuarto hijo, sino que, además, la repentina muerte de su esposo Juan Schlundt de tan solo 36 años, en 1913, cuando se encontraba embarazada de Enrique Jacobo Schlundt Stieben el séptimo hijo del matrimonio. Gracias a Dios habían adquirido dos hectáreas de campo en donde se habían armado un galponcito en el cual vivir. Podemos afirmar, entonces, que Jacobo prácticamente no conoció a su padre. Ya que murió cuando tenía solo tres años. Elizabet Stieben, por otra parte, tenía 28 años cuando dio a luz a su hijo Jacobo (el quinto), y a los 31 años enviudó estando embarazada y con seis hijos para cuidar. Es así que debió hacerse cargo del emprendimiento familiar: la carnicería. Además, vendía productos de su huerta y recibía el apoyo de sus hermanos. Como consecuencia de estos tristes eventos que padeció de tan joven, Elizabeth, sufrió una gran depresión. Nunca más se casó ni tuvo hijos. Sin embargo: ¡Siguió adelante! 42 Pastor y misionero estadounidense. Ordenado e instalado el 26 de julio de 1908 en Aldea San Juan. Se dedicó, además, a la enseñanza en la escuela parroquial. Llegó a tener más de 100 alumnos en la aldea, cifra considerable para la cantidad de habitantes que vivían en la misma. (Flor, 1995, pág. 45) 31 Elizabeth vivió 85 largos años. Falleció el 27 de agosto del año 1967 y su historia de esposa y madre es digna de ser recordada y contada a la posteridad. Volviendo a su quinto hijo, Jacobo Schlundt, entre 1922 y 1925 aproximadamente confirmó su fe luterana en la Aldea San Juan, en idioma alemán. Su pastor para ese entonces fue Carlos Truenow43 abuelo del actual presidente de la IELA (2021): Arturo Truenow. Es destacable cómo la joven viuda Elizabeth, a pesar de la difícil situación que debió afrontar a tan corta edad y con tantos hijos para cuidar, no solo veló por el alimento físico de sus hijos, sino que además los educó en la verdadera fe cristiana. Al pensar en Elizabeth Stieben, es fácil recordar el reconocimiento que el apóstol Pablo hace a la madre y abuela de Timoteo: “Pues me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que habita en ti también” (2 Ti 1:5). Para ese entonces la Iglesia Luterana en Argentina se expandía rápidamente. Dios proveyó de misioneros estadounidenses provenientes de Brasil y Estados Unidos que predicaron la Palabra y administraron los Sacramentos por aquellos años. Rápidamente se 43 Rev. Carl F. Truenow: de St. Louis. Llegó en 1914, trabajó en la Iglesia Madre de Aldea San Juan, Entre Ríos, donde los tres primeros pastores también daban clases. Truenow era el único pastor luterano de nuestro Sínodo en la provincia y por un breve tiempo atendió grupos de varias áreas, hasta fuera de la provincia. Con el correr del tiempo su congregación creció hasta ser la más grande en la zona del norte. En la organización del Distrito Argentino en 1928, en Aldea San Juan, él fue elegido Primer Vicepresidente, también formó parte del Comité de Control del Colegio Concordia en Crespo. Más tarde aceptó el llamado de La Llave, Entre Ríos, donde algunos años antes había servido el Pastor Walter Peusser. […] Desde La Llave, Truenow también atendió Galarza y 7 de Septiembre. Y cuando había congregaciones vacantes viajaba hasta Chaco. Tres de sus hijos ahora están trabajando como pastores en Argentina. (Huebner, 1984, págs. 13-14) 32 vio la necesidad de crear un Seminario en Argentina, ya que el lugar más cercano para la formación teológica se encontraba en Porto Alegre, Brasil. Por tal razón, se crea el Colegio Concordia en Crespo el 3 de marzo de 1926.44 El Rev. B.H. Ergang45 era el director y al mismo tiempo único profesor. La construcción edilicia permanece hasta hoy. El Colegio Concordia de Crespo tenía como fin prioritario brindar la necesaria preparación previa a los estudiantes que pensaban ingresar en el Seminario de Porto Alegre, Brasil. Es decir, que se crea con el propósito concreto de formar pastores. Para ser pastor en IELA por aquellos años, se debía finalizar los estudios en el seminario del vecino país. El joven Jacobo Schlundt abandonaría la casa materna de Aldea San Juan para ir a la ciudad de Crespo, rumbo al Ministerio Pastoral. Unos 200 kilómetros, aproximadamente, separaba ambas localidades, que para aquella época era una distancia considerable. Con tan solo 16 años Jacobo Schlundt ingresa al Colegio Concordia de Crespo en 1926, junto a otros 14 compañeros. Y como era de esperar, fue su madre quien influyó e incentivó a que el joven estudie y se capacite para ejercer el oficio del Sagrado Ministerio. En cinco años el joven Jacobo de “estado civil soltero, profesión estudiante, estatura 1,69 m, color de cutis blanco, de cabello rubio y barba afeitada”46 se graduaba de bachiller en el Colegio Concordia de Crespo con la edad de 21 años en 1931. Este La revista “El Luterano” Número 11 y el libro “IELA 90 años de Historia” afirman que el Colegio Concordia de Crespo abrió sus puertas el 3 de marzo de 1926. El libro “Historia del Trabajo Misional en Argentina”, de Gerhard P. Huebner, afirma que fue el 3 de marzo, pero de 1927, un año después. 45 Llegó de Porto Alegre, Brasil en 1916. Fue llamado para asistir a Truenow en la zona norte. (Huebner, 1984, pág. 14) 46 Datos registrados en su “Cédula de Identidad” realizada el 23 de febrero de 1931. 44 33 título de bachiller lo habilitaba para continuar sus estudios en el Seminario Luterano de Porto Alegre, Brasil. Si hoy día viajar a Brasil no es nada sencillo imaginemos por un momento hace casi 100 años atrás. ¿Qué habrá pasado por la cabeza del joven de 21 años? O bien, ¿qué habrá pasado por la cabeza de su madre? Es así que Jacobo pertenece a la primera camada de estudiantes del Colegio Concordia de Crespo que ingresó (1926) y se graduó del mismo (1931). Como así también de los primeros estudiantes egresados del Colegio Concordia de Crespo que partieron rumbo a Porto Alegre, Brasil (1932). Al año siguiente de graduarse, con 22 años, parte rumbo a Brasil a concretar sus estudios teológicos. Viaje que cambiaría para siempre su vida y de quien sería su esposa. Gerhard P. Huebner afirma: “en 193247 nuestros primeros graduados ingresaron al Seminario de Brasil: Juan Baus, Jacobo Schlundt, Enrique Heidel, Carlos Baus, Jorge Horn, Alejandro Kerbs, Carlos Battenberg, Federick Wahler, Hoap, Elseser, David Dieterle y los maestros Peter Schneider, Jacobo Hornus y Daniel Wagner”.48 Junto al último año de estudio, Jacobo debía aprobar, al igual que el resto de sus compañeros, el vicariato. Los vicarios se alojaban por aquel entonces en casas de familias. Sin embargo, por una confusión que hubo Jacobo no pudo ir a la familia que le correspondía, por lo que tuvo que ir a lo de la familia Kern de imprevisto. La familia Kern era de confesión luterana y bien predispuestos para hospedar a los candidatos al Sagrado Ministerio. La revista, “El Luterano” Número 11, pág. 132, afirma que esto ocurrió en el 1931 y no en el 1932 como afirma Huebner. 48 (Huebner, 1984, pág. 13) 47 34 Imagínense recibir en su hogar a un desconocido de otro país. Y que venga a habitar en tu casa, con tu familia, la cual está conformada por tres hijas mujeres. Es fácil percibir el temor a la Palabra de Dios y la fe que esta familia tenía al hospedar en su hogar a un candidato al Oficio Pastoral sin conocerlo. No cualquier familia ofrecería ese servicio al Señor y su Iglesia. ¡Damos gracias a Dios por ello! Esta familia estaba conformada por cinco integrantes: los padres y sus tres hijas. Es aquí donde Jacobo, “el vicario”, conoce a quien sería su futura esposa María Julia Kern y a sus cuñadas Constância Kern y Leopoldina Kern, como así también, a sus futuros suegros Leopoldo Kern y Bernardina Vargas. ¡Así es!, por un error es que Jacobo Schlundt se alojó en la casa de la familia Kern. Ya que a él no le correspondía esta familia sino a su compañero. A él le correspondía otra familia. No cabe dudas que la confusión o error fue humano mas no divino. El Señor de la historia es quien disponía que Jacobo se alojara en lo de los Kern. Me viene a la mente el texto de Romanos 8:28: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito”. Leopoldo Kern se dedicaba al cultivo de plantas y árboles frutales, y su esposa Bernardina Vargas servía a su familia por medio de las tareas domésticas del hogar. En el año 1932, Leopoldo tenía 65 años y su esposa 55. Recordemos que Leopoldo se casó con Bernardina en segundas nupcias, por esto eran ambos de edad avanzada. Sus hijas Constância y Leopoldina tenían 15 y 6 años. Y María Julia, la mayor, tenía 18 años cuando conoce al vicario, que sería al año siguiente, su esposo. El año 1933 sin dudas quedó en la memoria de ambos, fue un año muy particular. Este año estuvo cargado de tristezas, alegrías 35 y al mismo tiempo de grandes desafíos. Tanto para el joven vicario como para la familia que lo hospedaba. Este año marcó un quiebre en sus vidas ya que el vicario Jaboco y la hija mayor de la familia Kern se casarían. Cuando se comprometieron el vicario tenía 22 años y María Julia 18. Sin embargo, este año se vio empañado por la repentina muerte de Leopoldo Kern el 14 de junio de 1933 en Canoas, RS, Brasil. Este acontecimiento postergó el casamiento. Es así que se casaron algunos meses después. Recibieron la bendición matrimonial de manos del pastor, profesor y doctor Luis Rehfeld en la ciudad de Canoas, RS, Porto Alegre49 el 24 de noviembre50 de 1933.51 El 13 de diciembre de este mismo año Jacobo Schlundt culmina sus estudios teológicos en el Seminario de Porto Alegre y recibe el título que lo habilita para ser llamado y ordenado como pastor en la iglesia de confesión luterana. Con solo 19 años María Julia Kern abandonaría la casa de sus padres y hermanas, su país y sus costumbres. ¡Damos gracias a Dios porque la sostuvo y animó a emprender este camino junto a su esposo! El articulo “Descendentes de Johann Leonhard Kern” en la página 76 afirma que el casamiento ocurrió en Argentina. Pero el “Nuevo Luterano”, Número 11, página 132, y el testimonio recogido de algunos de los hijos de Jacobo y Maria Julia, afirman que fue en Brasil. 50 No se encontró un testimonio o dato preciso sobre la fecha del matrimonio. Luego de revolver en el recuerdo se llegó a la conclusión de que esta podría haber sido la fecha exacta. 51 El “Nuevo Luterano”, Número 11, página 132, afirma que el casamiento ocurrió en 1934, sin embargo, esto no puede ser posible, ya que el mismo Jacobo Schlundt contaría, en una entrevista que se le hizo para el Christlicher Kalender, que en marzo del año 1934 él ya estaba sirviendo en Castelli, Chaco. 49 36 Imagino a la joven brasilera sintiendo temor, por la nueva vida que enfrentaba, y nostalgia, por la que dejaba. Pero con toda seguridad podemos afirmar ahora, que el tiempo ha pasado, que sus vidas estaban bajo el control del Señor, y qué Él la guiaba a seguir a su esposo y padre de sus futuros hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Así estos jóvenes que habían abandonado su tierra y parentela comenzaban juntos a caminar. Al fin y al cabo, los hijos de Dios somos peregrinos en este valle de lágrimas: “Pues si hubieran estado pensando en la patria de donde salieron, tiempo tenían para volver. Pero ellos anhelaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse su Dios; al contrario, les ha preparado una ciudad” (Heb 11:15-16). ¡Alabado sea el Señor por el matrimonio de Jacobo Schlundt y María Julia Kern y por cumplir con su promesa y mandato de sostener y multiplicar la tierra! Pero esto no sería todo lo que ocurriría ese año, sino que al mismo tiempo Jacobo recibía el llamado de la Iglesia Luterana en Argentina para servir como pastor en la región formoseña. El destino para este matrimonio de recién casados sería Castelli, Chaco. Gerhard P. Huebner afirma: Y agradecimos a Dios una y otra vez cuando se graduaron los primeros pastores argentinos en el Seminario de Porto Alegre, y los pudimos ubicar, algunos en nuevos lugares: Horn en Oberá, Misiones; Elseser en Galarza; Schlund en Formosa; Heidel en Santa Fé; Wahler en Federal; Rautenberg en Maciá; Dieterle en Montecarlo; Dirr en Montevideo, Uruguay; Kerps en Providencia – sólo para mencionar algunos”.52 52 (Huebner, 1984, pág. 23) 37 También le llegó el turno a María Julia de conocer la tierra natal de su flamante esposo. Luego de contraer matrimonio, Jacobo llevó a María Julia hasta la Aldea San Juan para hacer la presentación formal ante la familia Schlundt-Stieben. ¿Qué habrán pensado Elizabeth, Natalia y Eva Schlundt al ver por primera vez y conocer a su nueva cuñada? ¿Cómo habrá sido Elizabeth Stieben como suegra? ¡Cuántos nervios habrá sentido la pobre María Julia! Y ¿Jacobo? No se debe haber quedado atrás. ¡Qué momento para ellos! Pero al mismo tiempo ¡qué orgullo para la humilde familia! Un hijo graduado en Teología en un Seminario de otro país y recién casado. Para ese entonces la actual y legendaria capilla luterana que se encuentra en Aldea San Juan (hasta hoy) ya estaba terminada como la conocemos. ¡Cuántas emociones sentimos los luteranos de la IELA al entrar en esa capilla! Es inevitable no reflexionar sobre nuestra historia, nuestros antepasados y en cómo nuestro Dios nos sostuvo por medio de su Palabra, generación tras generación, año tras años, como su pueblo escogido (1 Pe 2:9-10). Los luteranos de la IELA, al ver la capilla de la Aldea San Juan, la sentimos como “nuestra”, “mía”, aun siendo de otra parroquia, circuito o distrito. ¿Quién al pasar por la actual Ruta Provincial Nº 20 no siente el anhelo de entrar a la Aldea y darse una vuelta por la calle Martín Lutero? ¿quién no quiere o tiene una foto en la misma? Le tenemos un cariño especial. Sin dudas, desde esta capilla, a principios del año 1934, se habrá visto llegar a este joven matrimonio con sus valijas al hogar de Elizabeth Stieben y sus hijos. Según cuentan, Jacobo presentaba muy contento, a sus parientes y conocidos de la familia, a su esposa brasilera que había venido del exterior. Los aldeanos, queriendo brindarle los honores a la invitada, agasajaban al joven matrimonio invitándolos a comer 38 en distintas casas. Muy contentos preparaban en cada hogar al que iban una comida muy especial para los alemanes del Volga: “Carne al horno con papas y batatas”. Entre sonrisas, María Julia, contaba que estaba cansada de este plato. ¡Pobre María Julia! Habrá extrañado seguramente la feijoada.53 Lo que Jacobo y María Julia no sabían es que se venían años muy duros para ambos. Sin lugar a dudas, iban a añorar “la carne al horno con papas y batatas”. Jacobo Schlundt estaba presto a partir hacia su primer destino como pastor: ¡La región formoseña54 los esperaba! 53 La feijoada es considerada el plato nacional de Brasil. La receta incluye muchos de los ingredientes propios de la región como: poroto negro, carne de cerdo, harina de mandioca y farofa. 54 Cabe destacar que recién el 8 de agosto de 1951 la provincia que hoy conocemos como “Chaco” fue reconocida como tal. 39 40 III CHACO: CASTELLI Y LAS BREÑAS 1934 - 1938 Al hablar sobre este período de la vida de Jacobo y María Julia en Chaco, el libro “IELA 90 años de Historia” reflexiona: “¡Capítulo largo, por cierto, pero digno como el que más de ser preservado del peligro de caer en el olvido!”.55 Este fragmento de la historia, sin dudas, es muy especial dentro de este libro, ya que el mismo Jacobo Schlundt será quien nos narre las aventuras que en esta región el matrimonio de recién casados debió atravesar. Jacobo Schlundt fue enviado a trabajar a Castelli, Chaco, en marzo de 1934 a la edad de 23 años. Permaneció los primeros meses como vicario, aunque a finales de ese mismo año fue ordenado como pastor de aquella parroquia por el pastor Fred Riedel56, quien servía antes que él. 55 56 (Flor, 1995, p. 124) De Springfield. Fue el primer pastor residente en la provincia norteña de Chaco, donde él organizó y atendió varias congregaciones, con residencia en Las Breñas. Desde allí gradualmente fue atendiendo cinco provincias: ¡Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Córdoba y San Luis –18 congregaciones! En uno de sus viajes a Buenos Aires tuvo que ser operado de apendicitis. Cuando regresó a Chaco comenzó una escuela en la iglesia, un coro para adultos y un grupo de jóvenes. Primero viajaba en tren, después a caballo y luego auto y tren. ¡Tenía como regla recorrer seis veces por año sus congregaciones! Los cultos de Navidad –en el medio del verano- se celebraban en varias congregaciones anualmente. En uno de estos cultos asistieron 150 niños. Cuando más tarde el Pastor Batz tomó siete de sus lugares misionales en Córdoba y San Luis, Riedel entregó todos sus esfuerzos a las otras tres provincias. El graduado de nuestro Colegio Jorge Wigandt, dio clases en San Antonio, Santiago del Estero en 1933. En el año 1934 Riedel ordenó e instaló a Jacob Schlund, otro graduado argentino, en Castelli, Chaco y más tarde también instaló a Schlund como 41 Se vendrían años difíciles para el joven matrimonio. Una zona geográfica desconocida tanto para Jacobo como para María Julia. No solo deberían acostumbrarse a la vida matrimonial, no solo sería el año en el que se conocerían el uno al otro, sino que ambos experimentarían, además, lo que es vivir en la región chaqueña. Los pastores que atendían esta región permanecían poco tiempo en aquellas parroquias. Dos, tres hasta cuatro años.57 Sin embargo, damos gracias a Dios porque a pesar de las dificultades que esta región presenta nunca la ha privado de pastores y hermanos piadosos sedientos de los medios de gracia: Palabra y Sacramentos. Dios ha sido el “Emmanuel” en todo tiempo para nuestros hermanos chaqueños. En los primeros años de esta pequeña familia la vida estuvo marcada por la pobreza y la inseguridad. El mismo Jacobo Schlundt le contó en un reportaje al director Federico Lange algunos recuerdos de su paso por Castelli. ¡Qué mejor que a la historia la primer Pastor residente en Formosa. El Chaco es muy caluroso, seco, y los insectos se desarrollan en abundancia. Pero Riedel trató de que eso no le molestara y escribió graciosos poemas sobre esto. Una vez viajé con él por Córdoba y San Luis en tren, por el río Paraguay en lancha y a la noche nos “tiraron” cerca de la orilla del río Formosa. Alguien nos debía esperar, pero no apareció. Encontramos una choza, nos trepamos al techo y tratamos de dormir. Nos despertamos por la charla de un montón de monos. Riedel contrajo matrimonio con Olga en una de las Convenciones del Distrito. En 1937 comenzó a atender las congregaciones de la zona de Maciá, Entre Ríos. Llegó hasta Galpones, Guardamonte y Raíces. Enseñaba en la escuela de la iglesia de Maciá los cinco días de la semana. Regresó a los Estados Unidos en 1941. En 1931 cuatro candidatos de la Iglesia Alemana Libre se unieron a nosotros: Walter Eikmeier, Herwart Knote, Friedrich Lange y Gottfried Reuter, todos graduados del Seminario de Berlín-Zehlendorf, Alemania. (Huebner, 1984, pág. 21) 57 Un dato interesante es que la parroquia de Viale, Entre Ríos (que tuvo sus inicios diez años antes que la parroquia de Castelli) en lo que va de la fecha tuvo tan solo once pastores, mientras que la parroquia de Castelli, Chaco, ha superado en cantidad de pastores a la parroquia de Viale en más de la mitad. 42 cuente el protagonista! En la revista publicada en alemán LutherKalender de 1947 el mismo Jacobo Schlundt contó lo siguiente: Durante años, Castelli estuvo sin pastor, razón por la cual la casa pastoral, deshabitada, fue invadida por la maleza. A mí me tocó cubrir la vacante, lo que implicaba, entre otras cosas, dar instrucción de catecúmenos por espacio de seis semanas, con residencia en la casa parroquial de Castelli, por supuesto. Por varios días compartí la vivienda con una víbora, sin darme cuenta de ello. Otro reptil me saludó desde el techo de la iglesia. Un día estuve sentado a la mesa bajo la sombra de los árboles que yo había plantado años atrás. ¡Todo un orgullo! De repente oigo el ruido de algo que cae. Veo una víbora enorme justo en el lugar donde en las noches calurosas solía colocar mi cama.58 Aún en estas condiciones María Julia no tardaría en quedar embarazada. Al año siguiente nacería el primer hijo de este matrimonio, “el primogénito”. El 19 de septiembre de 1935 en Castelli, Chaco, Argentina nació Juan Jacobo Schlund Kern. “Zacarias pidió una tablilla y escribió: Su nombre es Juan; y todos quedaron asombrados” (Lc 1:63). Al parecer, el primer hijo varón de este matrimonio, al igual que el hijo varón de Zacarias y Elizabeth estaría destinado a llevar ese nombre. Con la diferencia que a Jacobo y María Julia no se les apareció ningún ángel del Señor. La familia Schlundt tenía la costumbre de nombrar Juan al primer hijo varón. El hermano mayor de Jacobo se llamaba Juan, al igual que su padre y su abuelo. En cuanto a la familia Kern, recordemos que María Julia es la cuarta generación del primogénito 58 (Flor, 1995, págs. 119-124) 43 varón de Johann Leonhard Kern, quien llevaba el primer nombre de su padre: Johann Albrech Kern. Al mismo tiempo Juan y Jacobo eran los discípulos a los que Jesús llamo desde la barca, los cuales se encontraban pescando junto a su padre Zebedeo (Mt 4:21). Sin embargo, Juan Jacobo Schlund Kern, sería mejor conocido como “Yani”, y prácticamente nadie lo llamaría por su nombre. Un poco más de un año después llegaría, en el caluroso diciembre chaqueño, el segundo regalo de Dios para esta familia. Un 2 de diciembre de 1936, nacería la primera mujer: María Dorotea Schlund Kern. María Dorotea recibió como primer nombre el nombre de nada más ni nada menos que la madre de nuestro Señor Jesús. Como así también el de su propia madre: María Julia. Y como segundo nombre el de Dorotea, que en griego significa: “regalo de Dios”. No caben dudas, de que la llegada de la primera hija fue para este joven matrimonio, joven pastor y esposa de pastor: un gran regalo de Dios. María Dorotea sería conocida por su segundo nombre y su diminutivo: “Tea”. Como recordaremos, los abuelos Juan Schlundt y Leopoldo Kern ya habían partido hacia la presencia del Señor. Pero sus abuelas aún vivían. Bernardina Vargas tenía 58 años para ese entonces. La abuela Elizabeth Stieben tenía 54 años. En el reportaje del director Federico Lange, Jacobo recordó: Yo fui uno de los que en diciembre de 1933 se recibieron de pastores en el Seminario Concordia de Porto Alegre. En marzo de 1934 iniciamos las actividades en nuestros respectivos campos. A mí me destinaron al Chaco, más precisamente a la 44 zona de Castelli - Florida, en buena parte poblada por los colonos alemanes del Volga, protestantes y católicos, los protestantes en Castelli y los católicos en Florida. Hasta hace no muchos años antes de la colonización, allí había solamente indios, matacos y tobas, tan diferentes entre sí que los unos no entendían el dialecto de los otros. Esa nueva colonia Castelli distaba unos 130 kilómetros de Presidencia Roque Sáenz Peña, la estación de ferrocarril más cercana. Viajar de Castelli a Sáenz Peña era cosa seria. Un día, uno de los miembros de mi congregación fue a Sáenz Peña con un cargamento de algodón, en compañía de dos hombres más. En el camino se les acercó un individuo y les preguntó si no podrían llevarlo. "¡Cómo no, hombre, suba nomás!" le dijeron, y siguieron su camino entre cuatro. Cuando se hizo de noche, todos se echaron a dormir en medio de la selva. Entonces el individuo aquel desmayó a mi feligrés de un golpe en la cabeza, y mató a tiros a los otros dos, sólo para apoderarse del cargamento de algodón y hacerse así de algún dinero. Al otro colono, un eslovaco, lo encontraron muerto en el camino, con los caballos y el carro atado a su lado, sólo faltaba el cargamento de algodón. Una vez fui a Castelli en camión. En un almacén solitario a la vera de la ruta, bueno, tanto como “ruta” no, más bien un camino polvoriento a través de la selva chaqueña, digo: hice un alto en un almacén y me encuentro con un hombre parado al lado de un carro. Nerviosísimo el hombre. Había estado armado con dos revólveres y un cuchillo. Pero los bandidos habían organizado mejor su asalto que su defensa. En un santiamén se quedó sin revólver y sin cuchillo. Si le quitaron también el dinero y otros efectos personales, no lo sé.59 59 (Flor, 1995, pág. 120) 45 La inseguridad era “moneda corriente” también hace cien años. El pecado es “moneda corriente” desde que nuestros padres, Adán y Eva, cayeron en pecado, y Jacobo da testimonio de ello. En aquella época existía un reconocido y temido delincuente: Segundo David Peralta apodado “Mate Cocido”.60 Era algo así como una especie de Robin Hood. En una oportunidad cuentan que Jacobo había salido con los hombres de la comunidad a un pueblo 60 Famoso pistolero, secuestrador y asalta trenes. Fue una especie de bandolero “del lejano Oeste” pero argentino, a caballo y con fachada gauchesca. Es recordado a nivel nacional por sus fechorías. Existen diversos registros en diarios de la época, se han hecho documentales, películas independientes inspiradas en su historia, incluso canciones. Por ejemplo: el cantautor Juan Carlos Baglietto compuso una letra llamada: “Historia de Mate Cosido”. León Gieco nos ofrece un pequeño resumen biográfico de este delincuente en su canción: “Bandidos Rurales”. He aquí un fragmento de la misma: “Por el mismo tiempo hubo otro bandolero por hurtos y vagancia, 19 veces preso al penal de Resistencia lo extradita el Paraguay allí conoce a Zamacola y Rossi por el 26 1897 en Monteros, Tucumán, el día 3 de marzo lo dan por bien nacido Segundo David Peralta, alias “mate cocido”, también fuera de la ley, también fuera de la ley Entre campo largo y pampa del infierno el pagador de Bunge y Born le da 6000 por no ser muerto gran asalto al tren del Chaco, Monte de Sáenz Peña, Anderson y Clayton firma algodonera 45.000 a Dreyfus le sacaron sin violencia el gerente Ward de quebrachales 13.000 le entrega secuestró a Negroni, Garbarini y Berzon resistió fuera de la ley, resistió fuera de la ley” “No sabrán de mí, no entregaré mi cuerpo herido, Quitilipi, Machagai, ¿dónde está mate cocido? corría el 36 y lo quieren vivo o muerto 2.000 de recompensa, se callan los hacheros logró romper el cerco de Solveyra, un torturador de gendarmería que tenía información Herminia y Ramona dudan que lo hayan matado a este fuera de la ley, a este fuera de la ley”. 46 cercano a surtirse de alimentos básicos para algunos días. Es por ello que María Julia y sus dos hijos se quedaban acompañados de familias amigas de la iglesia para seguridad de ella, sus hijos y tranquilidad de su esposo. Sin embargo, cuentan que dos mujeres bien vestidas llegaron hasta la casa en donde se encontraba María Julia para pedir limosnas. Cuando las señoritas se estaban retirando a María Julia y sus amigas les llamó la atención que a una de ellas se le levantó accidentalmente la pollera y dejó ver debajo de la misma un pantalón. A la semana se escuchaba el rumor que “Mate Cocido” había estado merodeando por la comunidad, disfrazado de mujer y pidiendo dinero a los colonos. Jacobo también recordó a este famoso criminal en la entrevista que se le realizó: En aquel tiempo andaba por ahí también el famoso “Mate Cocido” (apodo que se le dio porque en una refriega le abrieron un tajo en la cabeza, tan profundo que hubo que coserlo). A unos 4 kilómetros de nuestra iglesia se vino a vivir un hombre que ya tenía en su haber 12 asesinatos. Yo residí allí por 4 años, y en ese lapso añadió el asesinato N° 13. Lo metieron preso, pero poco tiempo después ya lo largaron otra vez. No era raro que a los pobres colonos de Castelli les robaran la única vaca. Y si uno no tenía más de dos caballos, y le robaban uno, entre los de la familia tenían que tirar el arado ellos mismos. Me acuerdo de un hombre que ya poseía lo que para aquel entonces era una considerable fortuna: ¡13 vacunos! Una noche, cuando tenía visitas, le robaron todos esos animales excepto el ternerito recién nacido. Al otro día volvió la madre del ternerito, pero sola. Del resto, nunca más se supo. 47 Y ¿a dónde podía dirigirse esa pobre gente para hacer una denuncia? ¡Si el juez mismo era cómplice de los ladrones!61 ¡Qué situación! Imaginemos a la joven María Julia, de tan solo 22 años de edad y Jacobo de 25 años, solos, con dos hijos y lejos de la familia, los padres, los abuelos de sus hijos. Sin embargo, Dios les proveía de familia donde sea que iban. Los hermanos en la fe cumplieron un rol fundamental a lo largo de sus vidas. Por si todo esto fuera poco Jacobo cuenta de un altercado que tuvo con un vecino “no luterano” de Castelli, el cual le quemó la biblioteca. El pastor de la Iglesia Luterana, amenazado de muerte, terminaría en la comisaria: Lógicamente, los cargos en la policía, en la escuela y otras reparticiones públicas se cubrían con argentinos nativos. Como se trataba de puestos en medio de la selva, en zonas alejadas y poco atrayentes, es de imaginarse que los destinatarios a estos lugares eran personas que en otras partes no habrían andado muy bien. Los “gringos” eran mal vistos por ellos. Cierta vez tuvimos aquí un maestro de la escuela nacional que antes había sido presidente de una asociación católica, decían. Sería por eso que le tenía un pique especial a la iglesia nuestra; no sé. Tanto alboroto armó hasta que al fin nos clausuraron la escuela. Sin embargo, las clases de religión las seguíamos dando; según la ley, éstas no se podían prohibir. Pero justamente esto era lo que el hombre quería. En su escuela se despachaba con gruesas palabras contra nuestra iglesia, incluso contra nuestras clases de religión. Una vez vino a verme profiriendo amenazas, y a los chicos en la escuela les decía que él tenía más poder que la policía local. A los confirmandos les revisaba los libros en la puerta misma de la 61 (Flor, 1995, pág. 120) 48 iglesia. Al final me prohibió, revólver en mano, impartir cualquier tipo de instrucción, y con la cara colorada por la rabia que tenía, me gritó: "¡Vamos a ver quién manda acá, nosotros o los gringos!" Al día siguiente observó que, al término de sus clases en la escuela oficial, los chicos de mi congregación se aprestaban para asistir a nuestras clases de religión. ¡Para qué! A los pocos minutos oigo violentos golpes en mi puerta; abro, y me veo cara a cara con el señor maestro, armado con un rebenque y un revólver. Sin más me asegura que si hoy doy clases, me mete una bala en la cabeza. ¡Linda perspectiva! Para colmo, mi esposa yacía en cama, enferma. ¿Qué hago ahora? Fui de inmediato a casa de un vecino que vivía a unos 2 kilómetros de distancia, me hice llevar al destacamento de policía, a 10 kilómetros de mi residencia, para hacer una exposición acerca de lo acontecido. Debo decir que no me fue muy bien, pues el jefe me dio a entender que esas escuelas alemanas ya lo tenían cansado. Pero al menos tomó nota de mi exposición. Entre tanto, mis alumnos se habían congregado cerca de la iglesia para las clases de la tarde. El adversario vivía frente a la misma. Aprovechando mi ausencia, trató de amedrentar a los chicos, porque creía que yo me había escapado de miedo. Con su rebenque y su revólver irrumpió en la iglesia como si tuviera la intención de matarme. Los chicos corrieron a los gritos alrededor de la iglesia y la casa parroquial. ¡Imagínese cómo se sentiría mi esposa! Al irse, el maestro se llevó consigo todos mis libros de texto. "¡Voy a tirar al fuego toda esa basura!" gritó. Un vecino que había presenciado esta escena bochornosa se dirigió al otro día a la policía en compañía de otras dos personas y radicó una denuncia formal, copia de la cual envió a la capital del territorio. Esto causó no poco disgusto entre los señores funcionarios de la colonia, pues tuvieron que darse cuenta de que había tomado estado público 49 lo que se había cometido en lo oculto de la selva. Colegas míos me aconsejaron poner la situación en conocimiento de una instancia policial superior. Podría haberlo hecho, pero ¿de dónde sacar el dinero para trasladar en el Ínterin a mi esposa a otro lugar, y para hacer el viaje bastante largo hasta esa "instancia policial superior"? Varios días después recibí una citación para comparecer ante la policía. Como yo no poseía medio de locomoción propio, dos de mis feligreses tuvieron la amabilidad de llevarme. Mi antagonista, el maestro, ya estaba sentado allí, con el ánimo bastante deprimido, según parecía. A mi gente no se le permitió entrar. Era a eso de las 2 de la tarde. No puedo contarle todo lo que pasó allí adentro. Ya de entrada, el señor comisario me puso un revólver en el pecho y me preguntó si el maestro había hecho lo mismo allá, delante de mí puerta. Ya era casi de noche cuando al fin me dieron la orden de retirarme. Más tarde supe por otro hombre que también había estado presente, que el comisario había sermoneado de lo lindo al señor maestro, y que lo había despedido con la advertencia: “¡Cuidadito! El día que vuelvas a molestar al pastor, te meto preso".62 Otra de las particularidades de esta región era la presencia de los Tobas y los Matacos. María Julia producía su propio jabón para el uso doméstico del hogar. Y estas comunidades nativas tenían una fascinación particular por el jabón que producía la joven brasilera. La familia Schlundt, entonces, hacia trueques con ellos. Jabón a cambio de algún producto que ellos pudiesen cambiar para beneficio de la familia. Según cuentan, era tanto el jabón que estas comunidades demandaban que María Julia comenzaba a sospechar 62 (Flor, 1995, págs. 120-121) 50 sobre el uso que estos le daban: “¿Será para comer?” pensaba entre risas. Jacobo expresó: En mis primeros tiempos me honraron una vez con su visita dos caciques que querían hacerse sacar una foto. Parece que lo de las fotos y cuadros en general les interesaba sobremanera, y como no daban señales de querer marcharse, se me ocurrió mostrarles el libro de Historias Bíblicas. Una de las ilustraciones les llamó la atención de un modo especial: era Jesús entrando a Jerusalén sentado sobre una asna. Preguntados por el motivo de su admiración, me contestaron: “¡Está sentado sobre una muía!” Se ve que algún conocimiento tenía de Jesús; y el hecho de verlo sentado sobre lo que ellos creían una muía (muía o mulo: cruza de asno y yegua, o de caballo y asna), medio de transporte habitual también de los indios chaqueños, seguramente creó algo así como un lazo de simpatía entre ellos y el Señor.63 Que lindo es imaginar al pastor Jacobo predicando y enseñando la Palabra de Dios a las comunidades nativas. Me viene a la mente las palabras de Mateo 28:19-20: “Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Como así también Hechos 1:8: “Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder. Y serán mis testigos en Jerusalén, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Jacobo Schlundt cuenta, además, en el reportaje, el problema de la comida que su familia debió atravesar por aquel tiempo. Como 63 (Flor, 1995, pág. 122) 51 así también la divertida anécdota con el pedazo de carne y el regalo que recibió desde Entre Ríos: Un problema delicado era el de la comida. Ir a algún lado a comer quedaba fuera de mis posibilidades, por la distancia y también por el costo. ¿Construir una cocina de ladrillos o adobes, a leña, dentro de la capilla? ¡Tampoco! Entonces: ¡el calentador a querosén, o Primus, como le decían! Aparato excelente, pero de no tan fácil manejo: si le das demasiada presión, la llama sube casi hasta el techo, y si le falta presión, se te apaga. Además, la comida casi siempre tenía gusto a quemada. Mi alimento principal lo constituía el mate. Hoy reconozco que era una tontería. En cuanto a mis artes culinarias habría mucha tela que cortar, pero quiero contarle un solo caso: Había pasado la cosecha, y mi vecino, que a veces me surtía de carne, se había convertido al vegetarianismo, porque su billetera ya no daba para más. ¿Qué hacer? La carne era lo más fácil de preparar; además yo soy un carnívoro empedernido. Pero la carnicería quedaba a 10 kilómetros de la iglesia. Ya hacía unos 14 días que no había visto un trocito de carne. En esto viene uno de mis alumnos y me trae un corte como de medio kilo. ¡Si los padres se hubieran imaginado qué alegría me causaron con este obsequio! Pasado el trajín del día, me puse a hacer los preparativos para hacer lo que habría de ser un festín de esos que hacen historia. ¡Nada de Primus en que siempre se quemaban las cosas! Detrás de la iglesia había una cocina de adobes, de fabricación propia, lugar ideal para hacer un “asado a la sartén”. Lo que complicó en algo mi trabajo fue el hecho de que mis implementos de cocina los tenía guardados en los rincones en la parte delantera de la iglesia, junto al púlpito y el altar habrían creado una impresión poco agradable. El manjar ya estaba prácticamente a punto, sólo faltaban unos 52 pocos ingredientes. Corro a la iglesia para buscarlos, y cuando vuelvo, me encuentro con la sartén vacía. En su interior no quedaba más que la chirriante grasa. Mirando a uno y otro lado, al fin veo mi perro devorando con fruición lo que estaba destinado a ser la opípara cena de su amo. Como dice el refrán: “Nunca dura la alegría en la casa del pobre”. Durante seis meses, mi esposa y yo nos tuvimos que conformar con una casa parroquial por demás precaria: sin puerta por algún tiempo, y sin ventanas todo el tiempo. Si no faltaba el pan, faltaban otras cosas. Leche, manteca y queso eran artículos desconocidos para nosotros en los últimos dos años que pasamos en el Chaco. Lo que sí teníamos en los meses finales era miel, miel que nos llegó por correo, con la nota: "Aquí les envío un tarro con miel. F. Heidel" ¡Inexplicable, pero lo bien que nos vino! También carecíamos a veces de sal o de azúcar, o nos quedábamos sin iluminación, como, por ejemplo, cuando estuvo con nosotros el colega vecino en ocasión de mi instalación. En tales circunstancias, uno aprende a arreglárselas con cualquier cosa.64 Sin dudas habrán extrañado la “carne al horno con papas y batatas” de la Aldea San Juan, las verduras de la huerta, los árboles de mora, el arroz con poroto, el mango. ¿Habrá soñado Jacobo que entraba a la carnicería de sus padres y sacaba chorizo, vacío y costilla de cerdo? Probablemente. No solo el alimento escaseaba en esta seca región del país, como era de esperar, además, escaseaba el agua. Jacobo contó: “Y bien”, dirá usted, “aunque a menudo les haya faltado esto y aquello y lo otro también, por lo menos habrán tenido agua”. Precisamente esto era lo que menos había. Un viejo amigo, 64 (Flor, 1995, págs. 122-123) 53 pastor él también, nos escribió desde Entre Ríos: “Si no tienen un médico a mano, ¿por qué no hacen la prueba con hidroterapia?” Mi colega vecino me aconsejó: “Contéstale que te mande agua”. ¡Ah, el problema del aprovechamiento de agua en los años que estuve en el Chaco! ¡Qué trabajo me costó! ¡Y si al menos siempre hubiese sido agua limpia! Con frecuencia tenía olor a sapo muerto; pero había que usarla nomás. Y agréguese a esto el calor brutal reinante en aquella región durante el verano. ¡Y ahí está el joven pastorcito, completamente solo, sin sombra, sin agua, agua fresca y pura, ni para beber ni para bañarse! Esto fue en el principio; pero más tarde tampoco mejoró gran cosa. No era raro que toda la familia cayera gravemente enferma; lo más probable es que hayan sido casos de envenenamiento ocasionado por el consumo de agua contaminada. ¿Médico? ¿Farmacia? ¡Olvídelo! ¡Y esta suciedad! A veces no teníamos agua ni para lavarnos la cara. A mi parecer, carecer de agua es la pobreza más terrible que uno puede imaginarse. Durante los dos primeros años de mi estadía en el Chaco llovía en forma casi ininterrumpida. En los últimos dos años llovió sólo dos veces. La primera, justo cuando mi esposa estaba en cama, enferma. La furia del viento arrancó una buena parte del techo de nuestra casa. De noche, claro; estas cosas casi siempre pasan de noche.65 Imagino a María Julia preocupada por la alimentación de sus hijos. Jacobo deja ver en una de las anécdotas como es que hasta la leche escaseaba: Hubo días en que me tenía a mal traer el dolor de muelas. Me hacía correr como loco alrededor de la casa, de puro desesperado. Cierta vez lo mencioné en una carta a casa. Me 65 (Flor, 1995, pág. 123) 54 respondieron que un buen remedio contra el dolor de muelas es llenarme la boca con leche y mantenerla allí por un rato. ¡Ojalá me habrían enviado junto con la receta también la leche!66 Al parecer esta familia no tenía tiempo para aburrirse. La vida en el Chaco era realmente un desafío: Una plaga adicional eran los insectos. En la escuela, durante las clases, y también en el culto, me tragué más de uno. A veces nos rodeaban en cantidades tales que de día casi no se podía hacer otra cosa que espantar moscas y otros bichos voladores. Se te metían en los ojos, en la nariz, en la boca, en las orejas. Comer de día era prácticamente imposible. Al anochecer hacíamos una fogata en el patio. En la nube de humo que despedía la fogata colocábamos la mesa, y envueltos en ese humo protector, comíamos. Si yo quería afeitarme, mi esposa tenía que asistirme agitando pacientemente un pañuelo o algo por el estilo alrededor de mi cabeza.67 Otro detalle fue la soledad que se vivía desde la capilla. Junto a la soledad el silencio ensordecedor de la noche: Yo tenía un reloj de bolsillo, de los buenos, de marcha tan silenciosa que de día había que arrimarlo bien cerca de la oreja si se quería oír su tic-tac. Pero en la serenidad de la noche se lo oía desde la sacristía donde lo solía guardar, a casi 10 metros de distancia de la cama. Al último preferí meterlo en la valija, entre la ropa, al acostarme. Entonces por fin reinaba el silencio. ¡Y qué silencio! A veces pasaban 3 días sin que pronunciara una sola palabra.68 66 (Flor, 1995, pág. 123) Ídem. 68 (Flor, 1995, págs. 122-123) 67 55 Ya me imagino la escena en la noche chaqueña: la familia reunida a la luz de la luna, sin luces artificiales de alguna ciudad y ningún árbol que tapara la visión. Un cielo inmenso, la fuerte sombra de la potente luz de la luna llena reflejada en el piso, miles y miles de estrellas y alguna que otra fugaz. Debe haber sido un planetario natural, una verdadera postal. El Salmo 19:1-4 dice: “Los cielos proclaman la gloria de Dios; el firmamento recuerda la obra de sus manos. Un día se lo cuenta al otro día; una noche se lo enseña a la otra noche. Sin palabras, sin sonidos, sin que se escuche una sola voz, su mensaje recorre toda la tierra y llega al último rincón del mundo, en donde el sol pasa la noche”. Si el Padre Todopoderoso Creador del cielo y de la tierra era el artífice de esta maravillosa escena y con el poder de su voz creó todo lo que existe de la nada: los cielos, las estrellas, la tierra, etc. ¿Acaso no tendría poder para sustentar y sostener a esta familia en las precarias condiciones en las que se encontraban proveyéndoles todo lo necesario para la vida? Al año siguiente, Jacobo debería abandonar la ciudad de Castelli, junto a su esposa y a su primer hijo varón y primera hija mujer, para ir a una ciudad que quedaba a unos 210 km de distancia, llamada Las Breñas. En Castelli estuvo como pastor desde el año 1934 hasta el año 1937. Jacobo reflexionó: En abril de 1937 nos mudamos a Las Breñas, pero siempre con el encargo de atender toda la región del Chaco. Al principio, este traslado no me entusiasmó mayormente, pero hoy día doy gracias a Dios por haberme conducido por este camino. De haber permanecido en Castelli, en aquel año quizás nos habríamos muerto de hambre, yo y toda mi familia.69 69 (Flor, 1995, págs. 123-124) 56 Me imagino a María Julia pensando con su preocupación propia del sexo femenino ¿Cómo será el nuevo hogar? ¿Habrá patio, sombra, un árbol? ¿Será grande la casa? ¿Cómo serán los vecinos? Dejemos que el mismo Jacobo nos cuente como era este nuevo hogar: Antes de ir al Chaco como candidato, consulté con mi pastor cómo era el asunto con la vivienda: el lugar, las condiciones, etc. Me dijo que no sabía si en mi futuro campo de actividades existía una casa pastoral, pero según los informes que poseía, la gente “ya estaba haciendo algo”. Cuando llegué, no había nada: ni casa ni cosa que se le pareciera. Como me contaron más tarde, yo había llegado antes de lo esperado; por eso no se había podido dar término a la construcción planeada. No me quedaba otro remedio, pues, que instalarme en la iglesia, inaugurada hacía unos meses antes. Era una capilla más bien modesta, de 6 mts. por 4, piso de tierra apisonada, techo de chapas, ubicada en un extenso claro en la selva virgen, sin siquiera un arbustito que le diera algo de sombra. A causa del techo de chapas, hacía allí adentro un calor insoportable en verano, y un frío igualmente insoportable en invierno. Durante el mediodía, por la ausencia absoluta de sombra en los alrededores, había que refugiarse en el interior de este horno ¡y eso que, en aquellas latitudes, la temperatura en verano llega no pocas veces a los 50 grados! Ocho meses me tocó vivir en estas condiciones. Por supuesto, en invierno el horno aquel se convertía en una heladera. De la vivienda del vecino más inmediato no alcanzaba a ver más que el techo. Viendo que yo me había acomodado mal que mal en la capilla, la gente se decía: Si pudo aguantar allí hasta ahora, puede aguantar también un tiempo más, y la edificación de la casa pastoral fue postergada de un día para otro. […] Los postigos de esta iglesia se podían cerrar sólo desde afuera, desde 57 adentro no. Ventanas no había. Así que, cualquiera que quería hacer una “visita” a la capilla, podía hacerlo sin ningún problema. Más de una vez, antes de acostarme a dormir, desparramé por el piso de la iglesia todo lo que había en su interior, que no era mucho: de esta manera, pensé, el ladrón que entra, tropieza y se cae, y con el alboroto me despierta. Una noche, al regresar de una visita, entro en la penumbra de la capilla y ¿qué es esto? ¡Un bulto acurrucado al lado de mi cama! El miedo, dicen, infunde coraje. Pues bien, me armé de coraje, agarré mi bastón y le lancé al bulto aquel una estocada tal que, si hubiera sido un ser humano, lo habría atravesado lado a lado. Pero al no escuchar ningún alarido de dolor, me acerqué un poco más, y descubrí que el bulto era mi frazada que, como de costumbre, había dejado arrollada a la cabecera de la cama.70 El pastor, sin embargo, comprendía la situación que les tocaba atravesar y no exigía más de lo que sus pocos feligreses le podían ofrecer ¡Esto es tener vocación para el Oficio de Cristo y amor por su Iglesia! Él mismo expresó: “Quisiera agregar, en descargo de mis feligreses de aquel entonces, que la capilla la habían construido con dineros prestados, que en un plazo determinado debían devolver, cosa muy difícil para tan pocas familias, y encima tan pobres”.71 Jacobo va a contar también su experiencia en un sulky. ¿Habrá andado en sulky en la Aldea San Juan de niño? Probablemente. Lo que sí es seguro es que su caballo no se iba a topar con la cantidad de yuyos y arroyos entrerrianos: En Las Breñas, las condiciones eran en general muy distintas de las de Castelli. Pero lo que era igual, o tal vez peor, era la 70 71 (Flor, 1995, págs. 121-122) (Flor, 1995, pág. 122) 58 sequía y el consiguiente calor. En aquel año me tocó a veces hacer a pie los 17 kilómetros de Las Breñas a casa, con todo el calor, y porque las oportunidades de que alguien me llevara en su vehículo eran más bien raras. Como la gente casi no tenía con qué comprar cosas, y como los caballos difícilmente habrían tenido fuerza suficiente como para ir al pueblo y volver. Uno de los lugares que yo atendía quedaba a unos 30 kilómetros de la casa parroquial en Las Breñas. Para llegar allí, tuve que pedir prestados un sulky y un caballo. Y para llegar a la casa del dueño de ambos, tuve que hacer primeramente una caminata de unos 5 kilómetros. Al acercarme a la casa de este señor, enseguida me vi rodeado de una jauría de perros furibundos. De espaldas contra un poste del alambrado, con un palo en la mano, permanecí allí, inmóvil como una estatua, hasta que alguien de la familia vino en mi socorro. Estoy seguro de que, al menor movimiento mío, me habrían hecho pedazos los canes aquellos. Cuando pregunté por el sulky, el hombre se puso muy nervioso: “¿Y si usted me mata el caballo en un viaje tan largo? ¿Quién me lo paga?”. La señora lo tranquilizó, y el domingo a la mañana partí rumbo al lugar donde iba a dar culto. Llegué tarde, porque me había perdido un poco, supongo que por los nervios que tenía; pero llegué. En el viaje de regreso se levantó un viento, y empezó a llover, primero algunas gotas, después más y más, de modo que ya no pude ver nada, ni el camino, ni siquiera el caballo. Me encomendé, pues, al instinto del buen animal. Este infeliz no tenía ningún apuro, al contrario, a veces me parecía que tenía ganas de tirarse al suelo. ¡Qué viaje interminable! ¡Y yo, pensando cómo les iría a mi esposa y los chicos en casa! De pronto, el caballo efectivamente se tiró al suelo. Quise prender fósforos para ver lo que le pasaba, pero claro, el viento y la lluvia me los iban apagando uno tras otro. 59 Al fin logré que el caballo se pusiera de pie. Lo desaté, y me hice cargo personalmente de arrastrar el sulky. El caballo venía caminando atrás, pero no sin volver a acostarse repetidas veces. ¡Qué se yo lo que pensaría! La cosa es que cada vez me costó un triunfo volver a ponerlo en movimiento, y volver a encontrar en la negrura de la noche la huella por donde debía seguir. Así y todo, llegué a casa con vida, después de una odisea que me había parecido una eternidad, y que en el mapa no representaba más que unos pocos kilómetros. A la mañana siguiente entregué el noble bruto, más bruto que noble, pero ahora vivito y coleando, a su dueño, quien me explicó: “¿Sabe lo que puede haber sido la causa? Seguramente le dimos demasiado de comer, y como no está acostumbrado a eso, le habrá agarrado una descompostura”.72 Es así que llegamos al final de la estadía de esta familia por la provincia de Chaco. Jacobo concluiría la entrevista como sabiendo que algún día se escribiría una biografía sobre su familia: “Poco después, el Departamento de Misión me extendió un llamado a Alba Posse, Misiones, con lo que finalizó para mí el capítulo CHACO”.73 Jacobo y María Julia estuvieron entonces cinco años en Chaco: tres en Castelli74 y dos en Las Breñas. Sin dudas fue una experiencia inolvidable para ambos. Marcada por momentos lindos como el nacimiento de sus primeros hijos como también por momentos duros. 72 (Flor, 1995, pág. 124) (Flor, 1995, pág. 124) 74 El libro “100 años IELA”, en la página 138, afirma que el período de trabajo del pastor Jacobo Schlundt abarco desde el año 1935 al 1937. Sin embargo, no se estaría considerando el año 1934. 73 60 ¡Damos gracias a Dios el Todopoderoso que fue fiel a su promesa! Como dice el primer artículo del Credo Apostólico, Creo en Dios Padre todopoderoso, y su explicación en el Catecismo Menor de Lutero, el Padre no solo da la vida, sino que además la sostiene. La familia es un regalo de Dios. Es él quien provee esposa al esposo y bendice el matrimonio, da hijos y los medios para mantenerlos, diaria y abundantemente todo lo necesario para la vida. Pero ¿para qué seguir parafraseando? Vayamos directamente al Catecismo Menor: Creo que Dios me ha creado, y a todas las criaturas; que me ha dado cuerpo y alma, ojos, oídos y todos los miembros, la razón y todos los sentidos, y los sostiene aún; además, me da vestido y calzado, comida y bebida, casa y hogar, esposa e hijos, hacienda y ganado, y todos los bienes; me provee abundante y diariamente de todo lo necesario para la vida, me ampara contra todo peligro, y me guarda y protege de todo mal; y todo esto lo hace únicamente por su bondad y misericordia divina y paternal, sin ningún mérito o dignidad alguna de mi parte; por todo esto debo darle gracias, alabarle, servirle y obedecerle. Esto es ciertamente la verdad”.75 Amén. 75 (Meléndez, 2000, pág. 359) 61 62 IV MISIONES: ALBA POSSE 1939 - 1943 La selva misionera no era, en aquel entonces, como la conocemos hoy. De la misma manera la presencia de la Iglesia Luterana en esta provincia. Las congregaciones luteranas poco a poco se estaban formando. Estas se conformaban primordialmente por las familias que emigraban por cuestiones de trabajo desde Brasil a Misiones. Incluso hoy día, si uno tiene la oportunidad de hablar con las familias misioneras que viven sobre la costa del río Uruguay, muy probablemente te cuenten como es que sus abuelos alemanes vinieron desde Brasil. Las familias traían junto a ellas su fe y tradición luterana. Es así que la iglesia de Brasil o de Argentina debían proveer de pastores a estas comunidades. Es en este contexto que llega el pastor de 29 años proveniente de la seca región chaqueña a la húmeda región misionera. Jacobo Fehlauer hace una excelente exposición sobre la organización de la iglesia y la distribución de los pastores por aquellos años: La tercera "invasión" de la Iglesia Luterana brasileña a territorio argentino se produjo en Alba Posse, Alto Uruguay. También allí, los invasores fueron colonos brasileños que se metieron en el monte, y los pastores de nuestra iglesia en el país vecino hicieron otro tanto: también se metieron en el monte para brindar atención espiritual a sus feligreses emigrados. Esto fue en el principio; más tarde se aconsejó a aquellos colonos dirigirse a la Iglesia Evangélica Luterana Argentina para solicitar un pastor propio. Así lo hicieron. Y 63 después de que un grupo de pastores había hecho una gira de exploración por aquel campo, se le extendió un llamado al pastor Jacobo Schlund, quien fijó su residencia en el centro urbano de Alba Posse, de reciente creación, y fue instalado en Tres Bocas y Santa Rita por el que suscribe. Debido a la afluencia incesante de familias del Brasil y de nuestras congregaciones situadas en la zona de Oberá, pronto se pudieron abrir nuevas misiones: San Francisco, 25 de Mayo, Londero, Durañona y otras, lo que a su vez condujo a una nueva subdivisión, de manera que hoy existen allí dos parroquias: Alba Posse, con sede pastoral en 25 de Mayo (pastor Fernando Hóhn), y Puerto Aurora (pastor Leopoldo Gros). También en esta región, el pequeño grano de mostaza se convirtió en un árbol frondoso, y las congregaciones experimentaron un crecimiento interior y exterior, de modo que la parroquia de Alba Posse no sólo sostiene a su pastor con sus propios medios, sino que además levantó los edificios necesarios, entre ellos, además de la casa parroquial y varias capillas, dos verdaderos templos con torre, a tono con las condiciones ambientales.76 Atrás quedaba la tierra chaqueña. La tierra colorada los recibía como reza el rasguido doble de Jorge Méndez: ¡A puro monte! Mas bien ¡A pura selva! El libro “100 años IELA” de igual manera nos ubica en el contexto de la Iglesia en este tiempo: Fue así que se inició una misión para la cual se extendió el llamado al Pastor Jacobo Schlund quien fijó su residencia en la localidad de Alba Posse (45 km al sur de Colonia Alicia). Desde allí empezó a atender, entre otros lugares, Colonia 76 Trabajo fructífero de nuestra iglesia en Misiones, por Jacobo Fehlauer. (Flor, 1995, pág. 65) 64 Aurora y Puerto Londero, donde daba cultos en casa de familias, y se practicaba el canto en la casa de Miguel Richter, los cuales a su vez hospedaban al pastor.77 Ya lo imagino al pastor Jacobo de saco, sombrero y corbata, en una mano la eterna valija cuadrada de cuero y en la otra el tradicional machete misionero en mano, abriendo paso entre el malezal con su esposa e hijos por detrás: “¡Miren por donde pisan! ¡cuidado con las víboras! ¡Juan y Tea no se suelten de la mano de mamá!”. Mas allá de lo particular de la escena, sin dudas representaba para la familia un verdadero cambio de vida. El cambio de vida venía, al mismo tiempo, con una sorpresa. El tercer regalo de Dios estaba en camino ¡María Julia estaba embarazada! Este niño que estaba en su vientre fue concebido en Chaco, pero nacería en Misiones. Sería el primer hijo misionero. El 8 de febrero del año 1939 nació en Alba Posse, Misiones, Argentina: Aroldo Godofredo Schlund Kern. ¡Que buenas fotos habría tomado Aroldo en la hermosa provincia de Misiones, con sus cerros, saltos y bosques si no se hubiesen mudado de allí! El nombre Aroldo lo eligió su madre. Sin embargo, cuando su padre fue a anotarlo en el Registro de las Personas, Aroldo fue anotado como Araldo. Posteriormente fue conocido como “Aroldo” como su madre quería. Y Godofredo que traducido del alemán significa: “Paz de Dios”. Aroldo o Araldo sería el primer hijo de Jacobo en seguir sus pasos en el Oficio de la Predicación de la Palabra y la Administración de los Sacramentos. Pongámonos por un momento en el lugar de María Julia. Que bien se habrá sentido en este nuevo lugar. Mas cerca de su tierra natal, de su querido y añorado Brasil. Las costumbres y forma de vida de los habitantes de esta zona de Misiones es muy influenciada 77 (Weber, 2005, pág. 75) 65 por la cultura del vecino país. Solo por dar un ejemplo: es muy probable que, si uno visita alguna ciudad costera que limite con Brasil, en la misma, la gente hable en portugués y no en español. O, mejor dicho, el dialecto conocido como el “portuñol”. Una gran curiosidad para quienes no tuvimos la dicha de conocer a María Julia es que ella hablaba el “portuñol”, es decir, al conversar con ella descubrirías que en su vocabulario había palabras en español y otras en portugués. ¡Imagino a María Julia hablando! A más de uno seguramente le debe haber sacado una sonrisa al escucharla. Al fin podría hacer huertas como las que tenía en la casa de sus padres. La plantación de mandioca, melones, choclos, repollos, los árboles de mango, palta, banana. Es que las comidas varían muy poco entre la costa misionera sobre el río Uruguay y el sur de Brasil. Al fin volvería a comer feijoada, poroto, chorizo frito, arroz, mucho arroz. ¿Habrán tenido animales? Probablemente habrán tenido algunas gallinas y el infaltable perro de la familia. En una foto se puede ver a María Julia con Juan Jacobo y María Dorotea acariciando un chivito. Efectivamente, esta zona le asentó bien a María Julia. Durante los años que vivieron en Misiones habitaron en una característica casa de madera, típica de la zona con el techo en forma de triángulo. Techo de madera, paredes de madera, el suave y relajante ruido que hace el piso de madera al caminar. No un ruido seco sino más bien hueco, ya que las mismas eran levantadas sobre el nivel del piso. La casa estaba suspendida en el aire. No se depriman queridos lectores, esta sección también trae “perlitas”. Algunas anécdotas muy curiosas y graciosas se registraron en la aventura del pastor Jacobo en Misiones. Como, por ejemplo, la autodefinición que Jacobo le dio de sí mismo a un acompañante de viaje. El Luther-Kalender del año 1967 registró: 66 Al pastor Krieser le sucedió el pastor Jacobo Schlund, hombre de pocas palabras, "yo no sirvo para contar cosas; ya lo probé más de una vez, también con chistes, pero no se tuvo que reír nadie, ni siquiera yo”, le confesó una vez a su acompañante que en un largo y tedioso viaje le pidió que le contara algo, hombre de pocas palabras, digo, pero muy fiel y eficiente en su labor pastoral.78 Nunca mejor dicha la frase: “Como contador de chistes muy buen pastor”. Atrás quedaría el sulky de Las Breñas. En Misiones cambiaria el sulky y los caballos por los remos y la canoa. Nada parecía detener al pastor Schlundt. Su anhelo de predicar la Palabra de Dios a los hermanos misioneros no lo frenaba. Cabe destacar los peligrosos y empinados saltos que caracterizan a los ríos y arroyos de esta hermosa provincia. Pero esto no sería problema para él. El Evangelio se habría paso entre la selva y el río, entre las piedras y los saltos. El pastor H. Berndt escribió una de las tantas travesías de Jacobo en el río Uruguay: Repetidas veces, el pastor J. Schlund se atrevió a remontar el río Uruguay, 40 kilómetros o más, a despecho de los peligrosos saltos, en un bote impulsado por vigorosos remeros, para explorar nuevas colonias que iban naciendo a orillas del río, como Durañona (más tarde Colonia Aurora) y Londero. En una ocasión pasaron de largo a Durañona. No pudieron encontrar el "puerto”. Pero en una segunda tentativa tuvieron más éxito, y ¡cuánta no sería la alegría de aquellos colonos espiritualmente huérfanos y abandonados al recibir la visita de un pastor! El culto se celebró en casa de la familia Máhler, y congregó a casi todos los pobladores de la colonia. Lo que les 78 (Flor, 1995, pág. 116) 67 gustaba en especial era el canto. Se ensayaron diversos himnos. “Apréndanlos”, dijo el pastor al despedirse, “y cuando yo vuelva acá de regreso de Londero, ustedes mismos podrán entonar estos himnos, sin que yo los ayude”. Y así se hizo. Cuando el pastor volvió a Durañona y preguntó cómo les había ido con los himnos, le aseguraron que muy bien, y que habían ensayado todas las noches. "Y bueno, entonces canten", los estimuló el pastor. Y cantaron, a pleno pulmón, aunque cada cual con su propia melodía. “No importa, lo principal es la buena voluntad”, los consoló el pastor.79 Queda claro, en esta historia, el amor del pastor Jacobo por la música y el canto. No es la primera vez que se lo registra relacionado con el coro. Un gran amante de los himnos luteranos que seguramente gozaba de una fuerte y hermosa voz. La música y el canto litúrgico de la iglesia de seguro acompañó sus años de Ministerio. Melodías y letras por medio de la cual enseñaba a sus feligreses la doctrina luterana y esta, a su vez, era consuelo y ánimo para las almas afligidas en medio de las tribulaciones de esta vida pasajera. La familia Richter, mencionada arriba, parece haber cumplido un rol fundamental para los primeros años de la Iglesia Luterana en Misiones. Esta familia puso a disposición su hogar para celebrar los primeros cultos, además, daba hospedaje al pastor cuando este andaba de viaje. Una situación muy llamativa ocurrió en la casa de esta familia, nuevamente relacionada al pastor Jacobo y la música: También se recuerda que entre los participantes había un hombre de tez oscura, barbudo y algo andrajoso, pero sin embargo “el negro” era uno de los que más atención prestaba 79 (Flor, 1995, págs. 116-117) 68 y tras haberse repetido dos o tres veces uno de los himnos, el pastor invitó a todos los presentes a acompañarlo sin miedo, y sorprendiendo al pastor, el “negro” cantaba mejor que todos, pues resultó ser de Confesión Luterana emigrado del vecino país de Brasil, mientras que los Richter en realidad eran de Confesión Católica, pero sin problema decidieron afiliarse a la Iglesia Luterana.80 Misiones a su vez sería testigo de la llegada al mundo de otro hijo más para esta familia que, poco a poco, se hacía más grande y numerosa. El 15 de septiembre del año 1940 nacería en Alba Posse, Misiones, Argentina, el segundo hijo misionero, tercer hijo varón y cuarto de sus hermanos, el tan querido: Martín Leopoldo Schlund Kern. Martín Leopoldo había recibido dos nombres muy especiales y, a su vez, de mucho peso histórico. Su padre Jacobo había bautizado a su cuarto hijo con el nombre de “Martín” en honor al gran Martín Lutero. Y María Julia con el nombre de “Leopoldo” en honor a la emperatriz María Leopoldina de Austria, esposa de Don Pedro I, quien fuera paladín de la independencia de Brasil. Por esto su abuelo materno se llamaba Leopoldo Kern, y su madrina y tía, Leopoldina Kern Vargas. Leopoldo era un nombre muy popular y querido dentro de la familia Kern y en todo Brasil. Recordemos, además, que el abuelo de María Julia, Philipp Kern, habían nacido en San Leopoldo, Brasil. Martín Leopoldo sería conocido por sus hermanos y sobrinos como “el tincho”. Nació en tierra de aserraderos y madereras, pinos y eucaliptus quien fuera “según él” el mejor carpintero de la ciudad de Viale. Que profunda alegría me produce el hecho de imaginarme a estos cuatro hermanos jugando en el barro de la tierra colorada, con 80 (Weber, 2005, pág. 75) 69 la fachada típica de un niño: los pelos rubios despeinados, sin remera, los más chicos solo con el pañal. Juan y María Dorotea a cargo de Aroldo. Mientras que Martín los mira desde la falda de su madre o tomando la teta. En la casa de madera, había lugar para un hijo más, aunque sea por algunos días. Es así que dos años después y antes de partir de Alba Posse, María Julia volvería a quedar embarazada, pero esta vez de una niña. El 19 de diciembre de 1942 nació en Alba Posse, Misiones, Argentina, la segunda hija misionera, segunda hija mujer y quinto de los hijos: Eunice Irene Schlund Kern. Según testimonios, fue su padre quien puso el nombre a la niña ya que era un nombre muy querido para él. “Eunice” se llamaba la piadosa madre del evangelista Timoteo que fue destacada por el apóstol Pablo por su profunda fe en Dios (2 Ti 1:5). Irene, por otro lado, es un nombre que tiene sus raíces en la palabra griega eìréne y que significa “paz”. Cuando Jesús resucitado se les aparece a sus discípulos, en Juan 20:21, los saluda diciendo: “eìréne”. Eìréne o Irene, es decir “paz”, es el saludo de los apóstoles (1 Co 1:3; 2 Co 1:2; Gál 1:3; Ef 1:2; Fil 1:2; 1 Ts 1:1; 2 Ts 1:2 Flm 1:3; 1 Pe 1:2), los 72 enviados (Lc 10:5) y primordialmente de Cristo mismo. “Paz” que brota del perdón de los pecados, por gracia, por causa de Cristo, mediante la fe como dice el artículo IV de la Confesión de Augsburgo. Eunice Irene fue bautizada 7 días después, el 26 de diciembre, día de San Esteban mártir. Según cuentan, la familia viajó regularmente a Brasil a visitar a la familia Kern. Probablemente en los 5 años que pasaron en Chaco no tuvieron la oportunidad de ver a la familia de María Julia. Incluso de esta dicha gozaba la familia en su estadía en Misiones. Pongámonos por un momento en el lugar de Bernardina. El mismo año en el que enviudó se fue su primera hija con tan solo 70 19 años. Y luego de no verla por cinco años, la misma, llegaría de visita con su esposo e hijos. Ya veo la felicidad de las tías Constância y Leopoldina al ver llegar a sus sobrinos. Cabe recordar que para estos años la Segunda Guerra Mundial ya estaba en pleno desarrollo. Y esto causaba algunos contratiempos a aquel que era de origen alemán en algunos países sudamericanos. Es así que en un viaje que hicieron para visitar a la familia Kern, a la vuelta, la policía brasileña demoraría por algunas horas a Jacobo en la aduana para ingresar al país argentino por tener apellido y descendencia alemana. Al mismo tiempo revisaron las valijas y pertenencias de la familia. En aquel tiempo los pañales se hacían con lienzos, no eran descartables como los que conocemos ahora. Los mismos se reutilizaban. Una vez usados por el bebé se lavaba, colgaba y se dejaba secar, y así cada vez. ¡Si habrá lavado estos trapos de lienzos María Julia a lo largo de su vida! Volviendo a la historia de la aduana, cuentan que un policía le exigió a María Julia que le muestre lo que llevaba en la valija, a lo que ella intentaba convencerlo de que eran los trapos de lienzos ya utilizados, envueltos y aún sin lavar. Probablemente de Martín y Eunice. Incrédulo el policía insistía en que debía abrirlo de igual manera. Cuando María Julia lo abrió el policía exclamo: “Fecha rápido, guarde isso por favor”. Y así llegamos al final de la travesía de esta familia por la provincia de Misiones y su residencia en Alba Posse. El pastor Jacobo Schlundt recibiría y aceptaría el llamado divino de una pequeña parroquia en la provincia de Entre Ríos. La familia Schlundt-Kern permaneció en Alba Posse por el período de cinco 71 años, desde principios de 193981 hasta principios de 1943. Al momento de partir a su tercer destino como pastor Jacobo tenía 32 años, María Julia 29 años, Juan Jacobo 7 años, María Dorotea 6 años, Aroldo Godofredo 3 años, Martin Leopoldo 2 años y Eunice Irene algunos días. Sin dudas una linda experiencia y estadía terminaba. Una familia de cuatro miembros había arribado cinco años antes, pero ahora esta misma familia partía con tres integrantes más. El próximo destino sería el último y probablemente el más especial y recordado por todos. El tren con destino a Viale, Entre Ríos, Argentina estaba a punto de partir. 81 El libro “100 años IELA”, en la página 75, afirma que el período de trabajo del pastor Jacobo Schlundt en la provincia de Misiones comenzó en el año 1936. Esto no puede ser posible ya que por aquel año el pastor Jacobo aún se encontraba en Castelli y al año siguiente se trasladaría a Las Breñas, Chaco, por dos años más. 72 V ENTRE RIOS: VIALE 1943 - 1988 Para mi sorpresa y la del lector, los datos registrados en libros sobre el trabajo de Jacobo Schlundt en la parroquia de Viale son prácticamente inexistente. Sin embargo, esto no ha de desanimarnos. En esta sección nos concentraremos primordialmente en la vida de los hijos y el hogar, como así también en el final de la vida de Jacobo y María Julia. Corría el año 1942 cuando la congregación “La Santa Cruz” de Viale, Entre Ríos, Argentina, se quedaba sin pastor. El pastor Esteban Stern había aceptado el llamado a otra parroquia. En asamblea se decide llamar al pastor de Alba Posse, Jacobo Schlundt, el cual aceptó el llamado divino. El año 1943 fue testigo de la llegada de la familia Schlundt-Kern en la parada del coche motor: “Estación Viale”. Desde las casas del ferrocarril, el actual museo frente a las vías y el molino harinero de Don Tropini, se escuchó la bocina que anunciaba la llegada del tren de pasajeros proveniente de Misiones que traía a la familia del nuevo pastor luterano de Viale. Una pequeña parroquia, de apenas 23 años desde su nacimiento, recibía a su séptimo pastor. Jacobo Schlundt sería instalado en febrero de ese mismo año en la congregación “La Santa Cruz”. La familia del pastor viviría en la casa parroquial que se encontraba en la parte trasera, detrás de la capilla de la Iglesia Luterana.82 82 Luego fue derribada y se construyó la actual casa pastoral. 73 ¡Llegaría de esta manera el último destino de Jacobo y María Julia! ¡Probablemente ellos no sabían que llegaban para no irse jamás! La tierra colorada y el río Uruguay quedaban atrás, la familia Schlundt-Kern estaría, más bien, sobre el rio Paraná: el canto de las aves, cardenales y zorzales, el nido de barro de algún hornero, los espinillos y sauces, el “Saralú”, los arroyos y lagunas, engalanarían ahora este nuevo paisaje para la vida familiar. Ahora era el turno de Jacobo de estar cerca de la tierra que lo vio crecer. Viviría muy cerca de Crespo, ciudad que hacía 11 años atrás lo había visto partir lleno de ilusiones y juventud a Brasil ¡Cuánto ha pasado en tan solo 11 años! Pero también estaría cerca de su casa paterna, su queridísima Aldea San Juan. Sus hijos tendrían la oportunidad de conocer a la abuela Elizabeth, a los tíos y primos de la Aldea ¡Al fin Elizabeth Stieben, de 56 años de edad, estaría cerca de su hijo, de su nuera y sus nietos! Al año siguiente de la llegada del pastor Jacobo Schlundt a la parroquia de Viale nacería, un 24 de septiembre de 1944 en Viale, Entre Ríos, Argentina, la primera hija entrerriana, tercera mujer y sexto de sus hijos: Úrsula Elisa Schlund Kern. Su nombre, “Úrsula”, era muy popular entre los alemanes. El segundo nombre que recibiría sería más especial aún. La niña recibía el nombre de su abuela paterna: Elizabeth. Como vimos en el segundo capítulo, esta mujer fue un ejemplo de fe en medio de las aflicciones. Al parecer los padres de Úrsula sabiamente estaban destinando a la niña al mismo destino. Al destino de los hijos de Dios, el cual los luteranos llamamos: Teología de la Cruz. Al fin y al cabo, de eso se trata la vida cristiana, como nos prometió nuestro Señor en su discurso de despedida: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicciones; pero confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). Sin embargo, por 74 causa de la Segunda Guerra Mundial, el nombre “Elizabeth” se encontraba en la lista de nombres prohibidos, por lo que se le permitió solo poner el nombre en diminutivo: “Elisa”. Elisa en hebreo significa: “Ayuda de Dios”. Fue el pastor Carlos F. Truenow quien comenzó a llamarla “Ula”. Es así que Úrsula Elisa Schlund Kern seria conocida por el diminutivo de su primer nombre. Imaginen la alegría y el orgullo de la abuela Elizabeth Stieben. No solo porque la familia de su hijo Jacobo venía a vivir más cerca de la tierra paterna, sino que, además, era honrada con el segundo nombre de su nueva nieta. La hora de desempatar había llegado. Esta familia conformada por 3 hijos varones y 3 hijas mujeres recibiría a un miembro más, ya que 4 años más tarde, María Julia quedaría embarazada por octava vez. El 5 de junio de 1948 nacería en Viale, Entre Ríos, Argentina, el cuarto hijo varón, tercer hijo entrerriano y octavo de los hermanos: Walter Gerardo Schlund Kern. El nombre de este niño es muy especial dentro de la historia de la Reforma y la Iglesia Luterana. Jacobo Schlundt expresó su anhelo de que este niño llegara a ser como C.F.W. Walther,83 uno de los sajones que emigraron de Alemania a Estados Unidos por razones de doctrina. Un gran pastor y defensor de la doctrina luterana de Ley y Evangelio. Y “Gerardo” en honor a Johann Gerhard y su hijo Paul Gerhard. Johann Gerhard cumplió un rol muy importante en la historia de la Reforma Luterana luego de la muerte de Lutero. Los luteranos comenzaron a discutir entre sí sobre la doctrina, tal y como el reformador lo había temido. Primeramente, Martín Chemnitz, pero luego también Johann Gerhard, fueron grandes defensores de la ortodoxia luterana hacia fines del siglo XVI y principios del XVII. Paul Gerhard, hijo de Johann Gerhard 83 Ver primer capítulo: “Llegada de la Iglesia Luterana a EEUU en el siglo XIX”. 75 fue un famoso músico y compositor de populares himnos luteranos como: “Cabeza ensangrentada”, “Mirad al rey del mundo”, “Confía tu camino”, etc. A lo largo de su vida, Walter Gerardo sería conocido por su familia con el apodo de “Dito”. La que estaría más celosa sería, la que hasta el momento llevaba el récord siendo la hija menor de la familia, la niña que para ese entonces tenía tan solo 4 años: Úrsula Elisa. La misma Úrsula recuerda hasta el día de hoy como es que en un día de lluvia vio la oportunidad de restituir nuevamente su “reinado” como la hija menor del hogar. Alzó al pequeño Walter y corrió hacia la lluvia para que éste se pegase un baño con agua fría, al tiempo que su madre corría atrás intentando impedir este acto revolucionario de la pequeña. Lo llamativo de esta anécdota es que, hasta hoy, Walter Gerardo, Dito, da testimonio de lo mucho que le gusta caminar bajo la lluvia, como así también, de la excelente relación que estos hermanos mantienen. Es necesario detenernos por un momento en un detalle muy importante. Llama la atención como es que entre Úrsula Elisa y Walter Gerardo transcurren 4 años de diferencia cuando Jacobo y María Julia nos tenían acostumbrados a tener un hijo a cada 1 o 2 años. Los hijos de María Julia no dudaron en consultarle a su madre el porqué de esta curiosidad. Ella les contó, entonces, que entre el nacimiento de Úrsula Elisa y Walter Gerardo perdió un bebe de 3 meses de gestación. María Julia estaba embarazada y no lo sabía. Sirviendo a su familia, como al Señor, en los quehaceres del hogar, levantó del piso una palangana cargada con agua y perdió de esta manera el embarazo. No sabemos el nombre que sus padres le hubiesen puesto, ni si se trataba de un niño o una niña. ¡Solo Dios lo sabe! Pero de igual manera nos unimos a la alabanza de Job: “Mientras decía: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré al sepulcro. El Señor 76 me dio, y el Señor quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!” (Job 1:21). Damos gracias a Dios por la vida y la muerte de este niño. Damos gracias a Dios por haberlo formado en el seno de una familia cristiana que oía la Palabra de Dios (Ro 10:17). Como dice el apóstol Pablo: “Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor” (Ro 14:7-8). Este libro, en consonancia con las Sagradas Escrituras, defiende la vida desde la concepción (Job 10:8-12; Sal 22:10; 139:13-17; Jer 1:4-5; Mc 10:14b; Lc 1:41; Juan 10:10; 1 Co 6:1920; por mencionar algunos). Es así que no vamos a mirar para otro lado, haciendo como que esto nunca ha ocurrido, sino que más bien, vamos a considerar a este embarazo perdido como el séptimo hijo y a Walter Gerardo Schlund Kern como el octavo. En el año 1949 María Julia recibiría una triste noticia, ya que el 27 de octubre de ese mismo año fallecía en Canoas, RS, Brasil, su madre y abuela de sus hijos: Bernardina Vargas. A los hijos de Jacobo y María Julia solo le quedaba con vida su abuela paterna: Elizabeth Stieben. María Julia recibiría la herencia paterna, la cual les permitiría comprar un auto y un amplio terreno ubicado detrás de la capilla de la iglesia luterana de 50 metros de largo. Dos años más tarde del nacimiento de Walter Gerardo, María Julia, quedaría embarazada por novena vez. En la casa pastoral quedaba cada vez menos espacio. El 28 de febrero de 1950, en el año del Libertador General San Martin,84 nació en Viale, Entre Ríos, Argentina, un bebe muy hermoso (su hermano Martín Leopoldo afirmó que “daban ganas de comerlo a besos”). Pablo Reginaldo 84 Este año fue el centenario de la muerte del Libertador General San Martin en Boulogne sur Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850. 77 Schlund Kern sería el quinto y último hijo varón, el cuarto hijo entrerriano y noveno de los hermanos. Recibe su nombre en honor al apóstol Pablo. Al igual que Pablo de Tarso, Pablo “de Viale” sería temeroso de Dios y gran conocedor de las Sagradas Escrituras. Además, no se casaría ni tendría hijos. Sin embargo, llegaría a tener tantos amigos y sobrinos como arena hay en el mar y estrellas en el cielo. Sobrinos de sangre y del corazón. Es conocido como “Tambi”. Aunque los más jóvenes le dicen “Tío Tambi”. El sobrenombre de “Tambi” lo recibió por parte de su hermana menor: “Tita”. El nombre “Reginaldo” lo eligieron sus padres en honor al amigo de su padre, el pastor y misionero estadounidense, Reginaldo Lehenbauer, del cual hablaremos más adelante. ¡Donde entran 8 entran 9! Un año más tarde quedarían más apretados, pero no por ello menos emocionados. El Señor les proveería una hija más. El 30 de marzo de 1951 nació en Viale, Entre Ríos, Argentina, la última hija de la familia, la número 10, quinta entrerriana y cuarta mujer: Erica Noemí Schlund Kern. Ella sería la más pequeña, la “princesa”, como su nombre “Erica” de origen nórdico bien lo indica. Y “Noemí” en honor a la suegra de Rut quien fue una piadosa mujer, que viuda y con la pérdida de sus hijos cuidó a sus nueras y en especial a Rut, quien le dio descendencia a su hijo por medio de su pariente Booz, su goel85 (redentor, en hebreo). Noemí llegó a ser la bisabuela del Rey David. Al igual que Noemí de la tribu de Judá, Erica “Noemí” de la tribu de los Schlundt-Kern sería un testimonio vivo, hasta el día de su muerte, del amor de Dios para con sus hijos, aún en medio de nuestras debilidades y padecimientos a lo largo de nuestra vida. Erica Noemí sería conocida como “Tita”. 85 Redimir o adquirir la propiedad de un familiar fallecido (Rut 4:4). 78 Jacobo había manifestado el deseo de tener 12 hijos, como su “casi” tocayo Jacob. Sin embargo, tenía 41 años y María Julia 38 cuando tuvieron a su décimo y último hijo, y ambos llevaban tan solo 18 años de casados. Cuando Erica Noemí “Tita” nació, Juan Jacobo “Yani”, su hermano mayor, tenía 16 años, María Dorotea “Tea” 15 años, Aroldo Godofredo “Lolo” 13 años, Martin Leopoldo “el Tincho” 11 años, Eunice Irene “Nici” 9 años, Úrsula Elisa “Ula” 7 años, Walter Gerardo “Dito” 3 años y Pablo Reginaldo “Tambi” 1 año. Jacobo Schlundt es recordado, por sus hijos, como un padre legalista y poco demostrativo del amor que les tenía. El justificativo que hallan sus hijos es la crianza que recibió de sus padres alemanes del Volga. Como todo padre humano, sin dudas, habrá tenido más errores que aciertos. No por ello, los hijos, estamos habilitados a deshonrar a nuestros padres. El Señor en el cuarto mandamiento nos manda a honrar a los padres, aún y a pesar de sus pecados. Esto no siempre es fácil para nosotros. Sin embargo, con toda seguridad podemos afirmar que no todo el proceder de Jacobo para con sus hijos fue incorrecto. Así como hay recuerdos para olvidar y perdonar, al mismo tiempo, hay acciones para imitar y agradecer. En este libro damos gracias a Dios porque cada uno de los hijos de Jacobo y María Julia fueron llevados, por sus padres, a la pila bautismal. Esto es lo mejor que los padres pueden hacer por los hijos. Según cuentan, se dormía ¡Hasta en el comedor! Hasta tres hermanos debían compartir el mismo colchón. Incluso Jacobo mandó a construir una pieza en el fondo del hogar para una abuela que sin familia había llegado desde Rusia. La abuela vivió en esa pieza hasta su muerte. La pieza se encontraba donde actualmente está el salón de la Iglesia Luterana. 79 Como toda familia cristiana con sus defectos y virtudes, debilidades y fortalezas gozaban de la presencia del Señor en el hogar por medio de su Palabra y la vida devocional que ellos llevaban. Cada día se leía luego de comer un capítulo de las Escrituras seguido de algunos himnos. Aquí se explica de alguna manera el amor por la Palabra de Dios que caracterizó a estos nueve hijos a lo largo de sus vidas. Como así también el amor por el coro y la memoria de los himnos. Para Navidad y Pascua Jacobo les enseñaba himnos en alemán. En Navidad cantaban junto al arbolito de Navidad. Como dicen las Sagradas Escrituras: “Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él” (Pr 22:6). La fe es la mejor herencia que los padres pueden trasmitir a sus hijos. Jacobo y María Julia, a pesar de sus pecados, enseñaron a sus hijos la fe cristiana. ¡Gracias a Dios por los padres de estos diez hermanos! Volviendo a la meditación diaria en la Palabra que esta familia mantenía, cuentan que era Eunice Irene la encargada, algunas veces, de leer cada día un capítulo a la vez. La joven misionera introducía sus lecturas con la frase: “Y aconteció que...” y de esta manera comenzaba con el capítulo. Sus hermanos no tardaron en imitar a modo de diversión la frase por Nici “patentada”. Algunos fines de semana Jacobo Schlundt esperaba el colectivo “El Montaras” en la calle Martín Panutto para ir a dar culto al campo. Algunos sábados por la tarde tomaba el tren hacia “Estación Sosa”. Allí lo esperaban los feligreses y se trasladaban a caballo en carreta hacia el hogar, donde enseñaba el Catecismo. Pasaba la noche allí y el domingo por la mañana celebraban el culto. Por la tarde las familias lo acercaban hasta la estación y tomaba el tren de regresó a Viale. Úrsula recuerda haberlo acompañado en alguna oportunidad. Llegó a pasar un mes entero en el campo preparando a los jóvenes para la confirmación. 80 Los pastores se visitaban entre sí. El pastor Luis Martin, quien era el padrino de su hija Úrsula, y el pastor Carlos F. Truenow eran los amigos que lo visitaban. El pastor misionero estadounidense Reginaldo Lehenbauer una vez al mes pasaba por el hogar Schlundt-Kern ya que se venía por camino de tierra en bicicleta desde Villaguay hasta Paraná. Anunciaba su llegada con la bocina que tenía la bicicleta y mientras tomaban unos mates María Julia le preparaba bife a la plancha y huevo frito con lechuga. Por su parte María Julia recibía a las familias del campo que venían en carreta a realizar los mandados al pueblo. Y los domingos a la tarde visitaba a las damas de la congregación. Los años de Jacobo Schlundt como pastor de la iglesia luterana fueron verdaderamente cortos, pero no por eso poco productivos. Tan solo 11 años después de llegar a la parroquia de Viale y con 43 años debió abandonar el ministerio por problemas de salud, al sufrir un infarto. Fue en el año 195386 que se vio obligado a dejar el Oficio Público. Jacobo pasó de trabajar como pastor a estar como pensionado. Sirvió a la iglesia en el Oficio durante 19 años. Una nueva vida comenzaría para la familia. Con cruces y dolores, momentos difíciles y malos recuerdos, pero al mismo tiempo con grandes enseñanzas para las próximas generaciones. Es así que debieron construir de manera apresurada un hogar ya que la casa pastoral debía ser desocupada para recibir al pastor Juan Hoppe y su familia. El Señor ya les había provisto de un terreno. Ahora también les proveería un hermano en la fe que les prestaría dinero, al cual la familia Schlundt debería devolver poco a poco. Sumado también a un préstamo que se pidió en el banco. La casa permanece hasta hoy. 86 (Hoppe, 1971, pág. 132) 81 Como pensionado recibía un sueldo mínimo que no alcanzaba para cubrir las necesidades de la familia. Es así que los Schlundt-Kern comenzaron un nuevo emprendimiento: “El Amigo del Árbol” abría sus puertas, para la pequeña ciudad de Viale. Los almácigos y semillas, las plantas y plantines, los árboles y verduras tendrían lugar en el extenso terreno al fondo de la casita del vivero familiar. Oficio que ambos aprendieron de la casa de sus padres, tanto en Brasil como en Aldea San Juan.87 ¡Damos gracias a Dios porque, hasta hoy, casi 70 años después, el pedazo de tierra al fondo del hogar siguió dando sus frutos! El Señor ha oído la Oración General de la Iglesia cuando el pastor ora: “Bendice asimismo los frutos de la tierra para que a su tiempo podamos gozar de ellos. Da prosperidad a todos cuanto se ocupan en algo útil en tierra, aire o mar…”88 A lo que la iglesia responde con fe: “Suplicámoste nos oigas, buen Señor”.89 En el hogar no había cocina a gas, se cocinaba a leña. El ritual de cada día era salir al atardecer a juntar palos y ramas para encender el fuego. ¡Me imagino a estos pícaros hermanos jugando competencias para ver quién cargaba la mayor cantidad de ramas en un solo viaje! Los niños por la mañana iban a la escuela y por la tarde debían ayudar con las tareas del hogar. Había que alimentar a las gallinas y juntar los huevos. Llegaron a tener hasta 70 gallinas. Si la producción era buena se juntaban en un balde y se vendían en el almacén. Debían buscar una vez por semana una bolsa de carbón y alimento balanceado para las gallinas. Al mismo tiempo, debían trasladarse con una vieja carretilla de madera desde la casa hasta el ferrocarril a buscar cajas con plantas y raíces de árboles, que María Julia compraba, provenientes de Misiones. María Julia era toda una emprendedora. Llegaron a tener 200 árboles en el patio del hogar Ver segundo capítulo: “Aldea San Juan, Crespo y Porto Alegre (1910-1933)”. (Culto Cristiano, 1978, pág. 32) 89 Ídem. 87 88 82 para la venta. A su vez confeccionaba la ropa para la familia. Solía quedarse hasta muy tarde a la luz de la vela (literalmente), adaptando y remendando telas y ropa usada. Toda la ropa que se usaba en el hogar, pasaba por sus manos. Jacobo, por otra parte, era el encargado de llevar a sus hijos al hospital y velar por su salud. Los hijos de Jacobo y María Julia debían trabajar y ayudar en el hogar con efectivo. Juan Jacobo, el mayor, trabajaba en lo de una escribana, pasaba a máquina lo que se escribía a mano. María Dorotea trabajó un tiempo en una tienda. Eunice era niñera. Aroldo y Martín Leopoldo cambiaban huevo por mercadería. Úrsula, Walter y Tambi salían con el canasto por el pueblo a vender verduras. Walter llegó a ir hasta Seguí (pueblo que queda a 20 kilómetros aproximadamente de Viale) a vender semillas y verduras. La disciplina en el hogar era estricta y rígida. Para cada cosa había que pedir permiso. La familia numerosa se organizaba en equipos, en grupos. Esto a su vez fue forjando la relación entre hermanos. Los más grandes por un lado y los más chicos por el otro. Los mayores tenían mayores responsabilidades, los menores eran los traviesos. Juan y María Dorotea enseñaban a caminar a los hermanos menores. María Dorotea, la mayor de las mujeres, se encargaba de preparar a sus hermanas menores para ir a la escuela. A Úrsula le ponía el guardapolvo y le hacia las trencitas. Además, lavaba la ropa. María Julia con Dorotea se turnaban cada día para lavar los platos. Úrsula y Eunice eran las encargadas de secar y de guardar. Los sábados Úrsula debía lavar las sillas de madera. En el otoño le tocaba barrer las hojas. Al agua había que bombearla con una bomba a mano. Había que llenar un tanque y trasladarlo en baldes. El baño familiar era muy particular, como se suele decir ¡Eran otros tiempos! La bañera que se encontraba en el fondo del hogar se llenaba con agua y en esa misma agua se bañaba toda la 83 familia. Cada uno tenía su toalla de mano y antes de dormir debían lavarse los pies. En el hogar se hablaba en tres idiomas. María Julia hablaba en portuñol. Entre Jacobo y María Julia hablaban en alemán. Jacobo con el acento de los Alemanes del Volga, no así María Julia. Los hijos aprendieron español en la escuela y con los amigos del barrio. Jacobo premiaba con una moneda de 10 centavos a aquel que se atrevía a mantener un diálogo en alemán con él. Jacobo y María Julia poco a poco fueron enseñando, a sus hijos, oficios que hasta el día de hoy ellos desarrollan con mucho orgullo y sabiduría. María Julia producía el pan para el hogar, en la batea que se encontraba en la mesa. Cuentan que siempre dejaba restos de masa para que los hijos se entretengan y armen figuras. Pero al mismo tiempo de esa manera no desperdiciaba nada de la masa y sus hijos aprendían lo que se podía elaborar con la misma. Ellos mismos comían las galletitas que habían, cuidadosamente, diseñado con forma de viboritas, y otras figuras. Muy sabiamente María Julia enseñó a sus hijos a amar la siembra y el cultivo de la tierra. Improvisaban invernaderos chicos. Cada año la familia sembraba sus propias verduras, entre ellas: papas, lechugas, tomates, frutilla, cebollas, etc. Incluso un hermano en la fe, del campo, les prestaba parte de su terreno para sembrar papa, batata, etc. Hasta el día de hoy al visitar a los hijos de Jacobo y María Julia, se puede apreciar en sus hogares: huertas, almácigos, flores, plantas y árboles. Como así también ricas y variadas ensaladas de verduras, pickles y dulces caseros. María Julia había distribuido para cada hijo una pequeña porción del terreno para que tengan, de esta manera, sus primeras experiencias con el cultivo de la tierra. Entre los hermanos jugaban competencia para ver quien tenía en su parte del terreno la flor más linda. Ula recuerda hasta el día de hoy un rosal que con mucho amor 84 cuidó en su pedacito de tierra. Cuenta que era la primera en llegar de la escuela, apurada, para ver cómo se iba desarrollando. Cada día desenterraba la planta para ver como los raises avanzaban. La primera semilla que su madre le dio a Walther Gerardo fue de girasol. “Dito” como le dicen hasta hoy iba cada día a mirar como crecía su planta hasta que un buen día ella lo supero en estatura ¡Qué gran alegría! Para ver la flor el pequeño debía mirar hacia arriba. Rápidamente y a temprana edad la vida de estos nueve hermanos tomaría distintos rumbos. Cada uno forjaría poco a poco la senda que el Señor les marcaría. Juan Jacobo al terminar la primaria vio la propaganda en la que se ofrecía el curso de “Radio Técnico”. Se capacitó en instalación eléctrica de antenas y aparatos para radios, alta voces, etc. Así comenzó con “La Casa del Radio”. Poco a poco fue creciendo y fortaleciendo su oficio de comerciante. En el hogar no hubo cocina a gas y heladera sino hasta que Juan Jacobo, el mayor, comenzó con su venta de artículos para el hogar. De esta manera quien vivió los primero cinco años de su vida en la región chaqueña, privado de lujos y comodidades logró proveer para sus padres y hermanos algunos elementos básicos del hogar: lavarropa, heladera, cocina. Llegó a tener un gran punto de venta de electrodomésticos varios. El local llevó el nombre de “LUXOGAR” hasta su muerte. María Dorotea, la mayor de las mujeres emigraría a Buenos Aires con tan solo 18 años de edad. El presidente de la IELA, en aquel momento el pastor Samuel H. Beckmann, le consiguió trabajo en una casa de familia luterana en aquella provincia. Aroldo Godofredo, por otra parte, con 12 años y al terminar sus estudios primarios se mudaría a Colonia Merou, un pequeño poblado muy cerca de la ciudad de Viale. Allí trabajaría en la casa de Conrado Schneider y haría confesión de fe con el pastor Milton 85 Kramer para luego partir rumbo a José León Suarez, Buenos Aires90 a comenzar sus estudios teológicos. Una vez terminada la primaria Martín Leopoldo al cual le gustaba la carpintería comenzó a hacer sus primeros trabajos en madera en la carpintería de don Roberto Pusch. Allí creaba autos y camiones de madera que luego traía de regalo para sus hermanos menores. Es por ello que con tan solo 15 años fue a la escuela de artes y oficios de Rosario del Tala, Entre Ríos. A los 18 años se recibió de Oficial de Ebanista, es decir, carpintería fina. Eunice al finalizar sus estudios primarios y secundarios se dio el gusto de emprender un oficio para el cual se capacitó y preparó junto a su amiga “Gena”. Ambas pusieron una peluquería la cual funcionaba de maravillas. Tuvo su paso, además, por la provincia de Buenos Aires, donde vivió un tiempo junto a su hermana mayor María Dorotea. Sin embargo, volvió a Viale y al contraer matrimonio se mudó hacia orillas del río Uruguay, en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú. Al parecer estaba destinada a vivir junto al rio que la vio nacer. Nació a orillas del río Uruguay y vivió toda su vida junto a él. Úrsula Elisa desde muy chica fue responsable con sus estudios y hábil para los deportes. De joven, junto a su hermano Pablo Reginaldo, practicó con gran desempeño el tenis. Al mismo tiempo, al finalizar sus estudios secundarios, estudió Magisterio. Oficio que desempeñó con gran capacidad, jubilándose en el cargo de directora de la Escuela Nº 102 “Victoria de Chacabuco”. Se casó, formó su familia y permaneció toda su vida en la ciudad de Viale. En abril de 1963 Walter Gerardo viajó en tren hasta Posadas, Misiones, con 14 años de edad para estudiar el Oficio de Docente. 90 En la década del 40´ se crea el “Seminario Concordia” en Bs. As. Ya no era necesario ir a Porto Alegre para terminar los estudios teológicos. 86 De Posadas tomó el colectivo que lo llevó hasta Oberá. Como era muy joven aún, viajó a cargo de su hermano mayor Martín Leopoldo de 23 años. ¿Cómo se habrá sentido Walter Gerardo cuando su hermano se fue y quedó solo en la tierra misionera? ¡Qué momento! En aquella localidad se hospedó en el internado del Instituto. Allí estudió y se recibió. Ejerció la docencia en la Patagonia Argentina, más precisamente en la provincia de Río Negro, hasta el año 1969 cuando ingresó al Seminario Concordia de Buenos Aires, junto a otros cinco jóvenes, para estudiar Teología y seguir los pasos de su padre como ya lo había hecho su hermano Aroldo Godofredo. En aquellos tiempos la comunicación a distancia se realizaba por medio de cartas. Las mismas demoraban varios días en llegar. Sin embargo, al tercer día de su llegada a Misiones, Walter Gerardo recibió una carta de parte de su madre ¿Cómo había podido llegar una carta en tan poco tiempo? ¿Cómo era esto posible? María Julia había redactado y enviado la carta cuando éste aún se encontraba junto a ella en Viale. Su madre se aseguró de que su hijo recibiera la carta apenas éste llegase a Misiones. María Julia sabía muy bien lo que era el desarraigo. Su propia experiencia de abandonar su tierra natal de tan joven hizo que entienda a la perfección lo que buena parte de sus hijos también sufrirían al partir de Viale. Pablo Reginaldo, por otro lado, al terminar la primaria se quedó en el hogar a cuidar de sus padres. Es así que su hermano mayor, Juan Jacobo, le dio trabajo en LUXOGAR: hacía mandados, limpieza y ayudaba en lo que podía. El trabajo le duró tan solo 2 meses ya que un sábado a la tarde mientras limpiaba el local lo llamaron para informarle que su padre había sufrido una embolia cerebral (de la cual hablaremos luego). Dada esta situación, debió permanecer en el hogar tiempo completo para ayudar en el cuidado de su padre. Es así que se afianzó en el emprendimiento familiar: las plantas, la huerta, semillas y plantines. Tambi permanece hasta hoy 87 en la casa paterna y con el emprendimiento familiar. Su conocido vivero lleva el nombre de “Casa Schlund” hasta hoy. Tita, la menor, recibió de Dios la capacidad intelectual para aprender y enseñar. Desde muy chica se destacó en su desempeño escolar. Fue muy responsable con las tareas y los estudios. Es así que al terminar la escuela primaria comenzó la escuela secundaria con miras hacia el Oficio de Maestra. Ejerció, a lo largo de su vida, con mucha pasión la docencia. Se casó joven y partió hacia la provincia vecina de Santa Fe. Allí vivió algunos años, pero luego volvió a vivir a Viale. En Santa Fe el Señor le concedió dos hermosas hijas, bien parecidas a ella. Pasaron 11 años del infarto de Jacobo Schlund en 1953 cuando sufrió en 1964 una embolia cerebral produciéndole una parálisis parcial que lo condenó a vivir sus últimos siete años de vida en cama y al cuidado extremo de su familia. Nuevamente la familia experimentaría un cambio aún más drástico. Los años que vendrían no serían fáciles para Jacobo, su esposa e hijos. Qué triste noticia debe haber sido, también, para Elizabeth Stieben, su madre, quien aún vivía. Sin embargo, tres años después, el 27 de agosto de 1967, la abuela “Liz”, única abuela que quedaba con vida, falleció. Pongámonos por un momento en el lugar de Jacobo Schlundt. Una vida corta, pero a la vez llena de aventuras. De chico abandonó el hogar de sus padres, tan solo unos pocos años más adelante abandonó por casi dos años el país. Volvió casado y vivió un tiempo en Chaco y algunos años más en Misiones para luego volver a Entre Ríos. Ahora bien, su vida agitada y cambiante, ahora quedaría atrás y la cama sería su destino por siete años hasta el día de su muerte ¿Cómo no le habría de costar adaptarse a esta nueva realidad? Y al mismo tiempo ¿Cómo no habrían de sufrir su esposa e hijos, no solo el hecho de tener un esposo y padre postrado, sino, además, un esposo y padre que probablemente nunca pudo 88 acostumbrarse a su nueva vida? Por último ¿Por qué Dios permitía que esta familia cargue con semejante cruz? Incluso usted, querido lector, podría pensar en esta última pregunta en algunas circunstancias de su vida: “¿Por qué Dios que tanto me ama permite que pase o atraviese por esta pesada cruz y profunda tentación y ataque a mi fe?” Sufrimos justo castigo, como confesó el ladrón junto a Cristo en la cruz, a causa de nuestros pecados (Lc 23:41). Sin embargo, nuestro Padre envió a su Hijo al mundo a cargar con nuestros males, dolores, pecados, enfermedades, tristezas y muerte (Is 53; Jn 3:16). Nuestro Dios no es ajeno a nuestro dolor, a nuestros sufrimientos. Él es el “Emmanuel” para nosotros: Dios con nosotros. Y nos envía su Espíritu Santo para convencernos de nuestro pecado y a su vez consolarnos por medio del Evangelio y el perdón. Esta es la obra propia de Dios entregada a nosotros a través de la Palabra y los Sacramentos. Rolf Preus, un pastor luterano del Sínodo de Missouri, en un sermón sobre 2 Corintios 12:9, titulado: “Cuando el dolor es bueno para ti”, predicó: Consideremos a San Pablo. ¡Qué santo hizo Dios de él! Tuvo visiones del cielo. Es el hombre que describe cómo fue llevado al tercer cielo. El primer cielo es el aire sobre nosotros. El segundo cielo es el universo y toda su vastedad. El tercer cielo es, como Pablo nos dice aquí, el paraíso, lo que ordinariamente llamamos el cielo. Fue llevado a la presencia de Dios de una manera que ningún hombre puede describir. Pero no hace alarde de ello. No escribe un libro ni habla de ello. Más bien, hace alarde de su sufrimiento. ¿Por qué? Jesús explica el por qué: “Mi poder se hace perfecto en la debilidad”. No busques el cielo en la tierra, mi querido cristiano. Para ti, no está aquí. Mejor, mira a la gracia de Dios aquí en la tierra, es suficiente para ti. Este es Jesús hablando. 89 Jesús puede no sanar el cáncer, aunque podría. Puede no quitar el dolor persistente de la cirugía, aunque podría. Puede no dejar quedarte con la propiedad que el banco está ansioso por ejecutar, aunque podría. Él es el Dios todopoderoso que dijo: “Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra”. Toda autoridad es toda autoridad. Él podría sanar la enfermedad, podría proveer el dinero, podría hacer lo que tú quisieras que hiciera. Pero puede decidir no hacerlo y una cosa que tú debes creer es esta: Él te ama. Cuando te niega lo que tu tanto quieres, Él te ama. Cuando oras y oras y tu ser amado igual muere, Él te ama. Cuando le pides una y otra vez para que te quite el dolor, el problema, la pena, cualquiera que sea el aguijón, y no lo hace, Él aún te ama. ¿Crees esto? ¿O quieres creerlo y no puedes? Sabes que es verdad, pero no puedes entenderlo, así que piensas que tal vez lo crees, pero no con todo tu corazón, porque realmente no entiendes qué es lo que Dios está haciendo o ¿por qué lo está haciendo? ¿Qué es lo que está sucediendo aquí? Dios está arando el suelo de tu corazón para poder derramar en ti la lluvia de Su gracia y plantar profundamente en tu dolor la semilla de Su sagrado Evangelio. Cuando es plantada profundamente, donde los pájaros no la pueden encontrar, donde los espinos no la pueden ahogar, donde puede enraizarse profundamente y crecer, hay dentro de ti una fuente de gozo, esperanza y confianza que ningún dolor de esta vida podrá jamás arrebatar.91 Jacobo Schlundt falleció el 16 de agosto de 1971 a la edad de 61 años. Su cuerpo fue velado en la casa familiar y luego en el templo de la Iglesia Luterana, frente al altar. La predicación estuvo a cargo de su compadre y colega pastor Luis Martin y del pastor 91 (Preus, págs. 3-4) 90 Juan Baus. Los textos que allí se leyeron fueron 1 Reyes 19:4 y Apocalipsis 7:9-17, el himno que entonaron fue: “Paz dulce Paz”. Al cementerio se entró en procesión cantando: “Roca de la Eternidad”. Allí el pastor Juan Hoppe predicó sobre el Salmo 34:19. La necrológica, en “El Luterano” de ese año, la redactó el pastor Hoppe y en la misma concluyó: A él le sobreviven: su esposa y 9 hijos; 5 varones y 5 mujeres, 1 hermano y 2 hermanas. Uno de sus hijos, Aroldo, es actualmente pastor en Cipolletti, Río Negro, y otro hijo, Walter se prepara también para el mismo oficio […] Una gran multitud se había dado cita para despedir sus restos que descansan en el cementerio de Viale. ¡Descansa en paz!92 ¡Bendecimos el nombre de Dios por la vida de Jacobo Schlundt! ¡Bendecimos el nombre de Dios por la muerte de Jacobo Schlundt! Damos gracias a Dios porque hoy,93 a 50 años de su partida, el consuelo por su muerte no ha cambiado y sigue siendo el mismo: ¡El plan de salvación preparado por Dios desde antes de la fundación del mundo! Esto es lo que encontramos en 1 Pedro 1:18-20: “Ustedes saben que fueron rescatados de una vida sin sentido, la cual heredaron de sus padres; y que ese rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, sin mancha y sin contaminación, como la de un cordero, que ya había sido destinado desde antes de que Dios creara el mundo, pero que se manifestó en estos últimos tiempos por amor a ustedes”. El Catecismo Mayor, en su conclusión sobre la explicación de los tres artículos del Credo, dice: “Dios nos ha creado precisamente para redimirnos y santificarnos”.94 Gran misterio es para nosotros el 92 (Hoppe, 1971, pág. 132) 16 de agosto de 2021. 94 (Meléndez, 2000, pág. 447) 93 91 obrar de Dios en favor nuestro (Ef 5:32). Locura para la razón (1 Co 2:14). ¡Cristo es nuestro consuelo en la hora de la muerte! Luego de 38 años de matrimonio, una nueva vida comenzaría para la viuda, María Julia Kern, de 58 años. Fiel esposa que vivió los últimos años de vida de su esposo a su lado. Ahora comenzaría una nueva etapa: la viudez. Los últimos años junto a Jacobo no habían sido nada fáciles para ella y sus hijos. María Julia no se despegaba de su lado y de la casa. Es así que una vez que su esposo falleció se pudo percibir en ella un cambio rotundo en su semblante. El Señor la sostuvo en este tiempo de duelo y así logró superar poco a poco la muerte de su esposo. Se la volvió a ver haciendo mandados en Viale, encargándose de su huerta y sus plantas de jardín, volvió a visitar a las damas de la parroquia, participaba de los cultos que daba el pastor Hoppe, incluso viajó a Porto Alegre, Brasil, a visitar a sus hermanas. A una de ellas hacia 30 años que no la veía. Viajó a Buenos Aires a visitar a su hija Dorotea. Viajó a Chaco a visitar a su hijo pastor Walter Gerardo Schlund. En Chaco, vivió un momento muy emotivo cuando se reencontró con la partera que la ayudó con el nacimiento de su primer hijo Juan Jacobo Schlund. Desde la muerte de Jacobo Schlundt, María Julia, vivió 17 años más. Pudo disfrutar de sus nietos, los cuales la recuerdan con mucho amor. Según cuentan era una abuela dulce y cariñosa. Al visitarla disfrutaban de su mate dulce, con poca yerba y bastante variedad de yuyos. ¿Qué más podríamos decir, que no hayamos dicho, de esta piadosa mujer? Sus hijos y nietos al recordarla agradecen a Dios por su fe y por el ejemplo de esposa y madre que les dio. El final de su vida se desencadenó por sus problemas intestinales. Sus controles en Villa Libertador San Martín por sus dolores en el vientre e inflamación comenzaron cuatro años antes de 92 su muerte. Allí se realizó los estudios que le diagnosticaron cáncer de colon. Fue en febrero de 1988 que su salud empeoró repentinamente. Tras sufrir profundos dolores y una gran descompostura fue trasladada en ambulancia de urgencia hacia la clínica de Villa Libertador San Martín. Luego de una cirugía que se le realizó permaneció 10 días en terapia intensiva hasta que el 22 de febrero de 1988, con 75 años, tras sufrir un paro cardíaco, falleció. Los 10 días que permaneció en terapia intensiva permitieron que sus hijos puedan llegar hasta la clínica a despedirse de su madre. María Julia dos días antes de su muerte participó del Sacramento del Altar junto a sus hijos en la cama del hospital. Este alimento fue el viaticum, el alimento para el camino o éxodo que emprendería de la muerte a la vida eterna (Jordán–Tierra Prometida). Esta promesa nos recuerda las palabras de la liturgia de Santa Cena del Culto Cristiano,95 que al pasar al sacramento del altar oímos: “Toma y come, esto es el cuerpo de Cristo, dado por ti […] Toma y bebe, esta es la sangre del Nuevo Pacto, derramada por ti. […] Que el Señor Jesucristo por medio de su cuerpo y de su sangre te fortalezca y te guarde en la verdadera fe, hasta que llegues a la vida eterna. Amén. Ve en paz”. John T. Pless, un pastor luterano, en su libro “Catecismo Menor sobre la Vida Humana”, escribió al respecto estas consoladoras y verdaderas palabras: El cuerpo y la sangre de Jesús que se nos dan a nosotros son la garantía de nuestra propia resurrección también. Este alimento celestial fortalece y sustenta nuestra fe para que podamos cargar con paciencia todas las pruebas y aflicciones, cruces y enfermedades, hasta que Dios nos dé el alivio ya sea en el tiempo presente o en la resurrección de la carne. En este santo 95 (Culto Cristiano, 1978, pág. 40) 93 sacramento, nuestro Señor nos da un anticipo de la fiesta de bodas del Cordero. Por esto, un teólogo luterano ha sugerido que debemos ir a la Santa Cena del Señor como cuando vamos a nuestra propia muerte, de modo que cuando vayamos a nuestra muerte lo hagamos como si estuviéramos yendo a la Cena del Señor.96 En la paz que Cristo nos da por medio de su muerte y resurrección fue sepultada junto a Jacobo en el cementerio de Viale, con la seguridad y la tranquilidad de que, así como en la Pascua la pesada piedra que tapaba la tumba de Jesús fue removida, así también la tumba de Jacobo y María Julia no permanecerá cerrada eternamente. En el último día será removida, porque “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Porque el pecado es el aguijón de la muerte, y la ley es la que da poder al pecado. ¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Co 15:55-57; ver, además, Os 13:14). En el epitafio de ambos se encuentra inscripto la oración vespertina de confianza en Dios del Salmo 4:8: “Por eso me acuesto y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.” 96 (Pless, 2015, pág. 82) 94 VI HOMENAJE A LOS HERMANOS SCHLUND-KERN Si bien el propósito del libro es escribir sobre la biografía de Jacobo y María Julia, nos hemos guardado un lugar en el mismo para conocer a sus hijos. Es aquí cuando el autor del libro se hace a un lado. Que mejor que sean los hijos de los hijos de Jacobo y María Julia quienes nos cuenten quiénes y cómo fueron los hermanos Schlund-Kern. Serán ellos mismos, ahora, quienes honrarán a sus padres y tíos. Con cierto tiempo de anticipación se les pidió, a algunos de sus hijos y sobrinos, que redactaran un pequeño documento bajo la consigna “¿Cómo le contarías a alguien que no conoció a… quien fue? ¿y cómo era?”. En el testimonio que los hijos y sobrinos harán de sus padres y tíos encontraremos un poco de Jacobo y María Julia en cada uno de ellos. El lector sacará sus propias conclusiones. JUAN JACOBO SCHLUND KERN – Por Alicia Edith Pérez Schlund (su sobrina) Yani es diminutivo de Juan. Su madre lo pronunciaba “Chany” porque ella jamás perdió su acento portugués. Tío Yani era correcto, estructurado, metódico, reservado, honesto y muy poco expresivo, le costaba demostrar o expresar sus emociones, hablaba lo justo y necesario. Inteligente, informado, le gustaba el confort y la sencillez, pero al mismo tiempo vestirse bien. De aspecto siempre prolijo y agradable. Ordenado y pulcro, serio, generoso y justo. Generalmente tenía buen humor, aunque al verlo con su personalidad seria y silenciosa, parecía enojado, que no iba a 95 sonreír, pero esto no era así, solo era su personalidad discreta y auténtica ¡si no le daba risa, no sonreía! Emprendedor y arriesgado. Bueno para los negocios. Perseverante, austero y sacrificado. Le gustaba escuchar buena música y era buen lector. Juan Jacobo “Yani” fue el primer hijo del matrimonio de Jacobo y Julia. Asumió su rol de hijo y hermano mayor que le correspondía. Desde muy joven aprendió a valerse por sí mismo. Estudió electricidad por correo, y puso en un cuartito de su casa un taller de reparación de radios. Tío Yani me contó que en Misiones llegó un día una máquina desconocida, haciendo un gran ruido: era el primer automóvil que veía en su vida; ni siquiera en una revista lo había visto ¡no sabía lo que era! Anécdotas así ilustran su niñez, quién creció y se forjó como un hombre decente y trabajador. Tuvo además un bar llamado “Achalay”, en un lugar céntrico de Viale. Se compró un Jeep. Haber quebrado económicamente no fue un impedimento para empezar de nuevo. Ayudó a sus hermanos y sobrinos, y a distintas instituciones de Viale. Cuando Erica (Tita) se mudó a Viale con sus pequeñas hijas, se hizo cargo de refaccionar y equipar su casa. Cuando alguien de la familia tenía una necesidad acudía a tío Yani y él al estar en una buena y merecida situación económica, gracias a su trabajo y esfuerzo, respondía con su ayuda. A su hermana Úrsula ayudó a costear sus estudios de maestra. Le dio empleo a ella y más tarde a su esposo, cuando abrió las puertas de “Luxogar”, una empresa que en Viale tuvo su sello único y muy respetado. Empresa que permaneció a lo largo de los años donde tío Yani trabajó sin descanso, hasta el último día que su salud se lo permitió. 96 Así transcurrió la vida de Juan Jacobo, quien nunca se casó, y que hasta el final de sus días compartió el almuerzo familiar de los domingos, cumpleaños, y navidades, cumpliendo con el rico y esperado puesto que él se auto-adjudicó: el encargado del postre ¡helado! MARÍA DOROTEA SCHLUND KERN – Por Magdalena María Diderle Schlund (su hija) Con mucho cariño y dejando de lado los recuerdos negativos (discusiones, peleas, los defectos), escribo la historia de mi madre, con el amor, los recuerdos positivos que viví junto a ella y lo que me contó. Su acta de nacimiento da testimonio de lo siguiente: “En la colonia Libertad (o colonia Castelli) sección 44, departamento Río Teuco, territorio nacional del Chaco (todavía no era provincia), el 2 de diciembre de 1936, a las 4 horas en su domicilio, nació la mujer María Dorotea, hija legítima de Jacobo Schlundt y María Julia Kern…” Mamá no recordaba mucho de sus primeros años en Chaco, sí hablaba más de los años pasados en Misiones, donde dice que vivió muy feliz. Le gustaba la casa y la selva que la rodeaba. A los 6 años ya en Viale, Entre Ríos, comenzó sus estudios primarios. Ayudaba en las tareas de la casa, de la iglesia y en la crianza de sus hermanos menores. Cuando terminó la escuela, continuó con sus quehaceres domésticos y tuvo varios empleos, pero no duró mucho en ninguno de ellos. Por supuesto se confirmó en la fe cristiana de la Iglesia Luterana Argentina a los 12 años. Entre los 18 y 19 años, su vida tuvo un giro rotundo. Con la ayuda de la esposa del pastor Juan Hoppe consiguió un puesto de empleada doméstica en una distinguida familia suizo-alemana. 97 Y así, María Dorotea dejó Viale y llegó a Buenos Aires. A pesar de no conocer los transportes, cuando se proponía una meta era difícil que cambie de opinión. Llegó al barrio de Belgrano, Capital Federal a la casa de la familia suizo-alemana. Su patrón era uno de los dueños de la marca de medias “SILVANA”. La trataron muy bien, tanto que al principio le costaba creer. Todo lo que aprendió y vivió en esos años lo tomó como modelo de vida y siempre hablaba de las experiencias de esa época. Participaba en la congregación de Belgrano, Villa Ballester y La Concordia, donde hizo muchas amistades. Era una persona que le gustaba salir, tener amigos, hacer compras y tener vida social. Otro episodio importante de su vida, entre los años 1964 o 1965, cuando estaba de vacaciones en Viale fue a conocer a un “apuesto joven rubio y de ojos celestes, llamado Alfredo”. Esta fue la descripción que le reveló a su hermana Úrsula. Sin embargo, se había equivocado en el color de pelo, pues Alfredo no era rubio. Alfredo Diderle y María Dorotea Schlund se casaron el 27 de noviembre de 1965, con 34 y 28 años respectivamente, y se radicaron en Hurlingham, provincia de Buenos Aires. Alfredo vivía aquí desde el año 1942. El 5 de agosto de 1966 nació quien escribe: Magdalena María. Fui su primera alegría. El 6 de diciembre de 1969 llegaron mis hermanos gemelos: Edgardo Roberto y Gustavo Alfredo. María Dorotea siempre afirmó que presentía dos bebés en su vientre, y nadie le creía (en ese momento no se hacían ecografías). Aquí quiero mencionar un recuerdo, quizás el más importante para mí. Cuando tenía 4 años, enfermé de paperas complicada con pancreatitis, y en las semanas que estuve en cama por las noches mi madre me cantaba himnos y me contaba historias bíblicas. Desde allí nació mi fe en Dios Trino, fe que nunca abandoné, gracias a mi madre. 98 En las últimas décadas de su vida, mi mamá fue una sierva muy activa de la congregación de Hurlingham. Su mayor don consistía en hacer visitas y consolar a las personas ancianas de la congregación. Sobre todo, hablar, consolar y aconsejar fue su mayor don. Llegaba al corazón de las personas sencillas. Otro don que poseía, el cual era su pasión, eran las plantas y el cultivo de las flores. Preparaba hermosos ramos que llevaba todos los domingos al altar. María Dorotea vivió su vida intensamente. De la mano del Señor, hizo su familia, su casa, la acondicionó como quiso, tuvo sus amistades en la congregación, en el centro de jubilados, viajó con ellos. En fin, vivió su vida junto a mi padre y nosotros. ¡Gracias mamá por ser el instrumento de Dios para encender la fe en el Señor Jesucristo en nosotros! Siempre estaré muy agradecida a Dios por ello. ARALDO GODOFREDO SCHLUND KERN – Por Haroldo Cristian Schlund (su hijo) Era una persona que tenía ganas de vivir, pese a todas las injusticias que le tocó vivir desde bebé. Un persona positiva, obstinada, perfeccionista, agradable y amistosa con la cual se podía charlar por horas. Un verdadero pastor, como pocos, que se ocupaba de la gente de manera integral. Fue una persona generosa y un fiel seguidor de Cristo. MARTIN LEOPOLDO SCHLUND KERN – Por María Daniela Pérez Schlund (su sobrina) Martín, nuestro “tío Martín”, otro de los tíos solteros de la familia para mí y para sus tantos sobrinos, sobrinos nietos y sobrinos bis nietos. Nació en la provincia de Misiones. 99 De niño y de joven, muy apuesto, siempre recuerda con un brillo especial en sus ojos que le decían de chiquito que era tan lindo que daban ganas de comérselo, esa es la graciosa anécdota familiar. Su gran fe y amor hacia su Padre Dios es lo que lo ha sostenido hasta la actualidad, su gran confianza en las promesas del Señor lo ayudó a sobrellevar grandes y graves enfermedades y cirugías de las cuales salió adelante con la ayuda de Dios y el apoyo de sus hermanos, sobre todo. Se siente orgulloso de mostrar las innumerables cicatrices en su cuerpo, pero también tiene heridas en su alma, las que de vez en cuando recuerda como un niño que necesita el abrazo de sus padres, ahí es donde la Misericordia de Dios lo abraza y sostiene y tío Tincho da fe de esto. Participante número uno del coro de la iglesia y oveja fiel del rebaño de Nuestro Buen Pastor. De carácter alegre y explosivo a la vez. Disfruta y nos hace disfrutar a todos con sus cantos en alemán, también gusta de los cantos de mariachis y del folklore argentino. Se disfraza, baila y se divierte mucho. Amante de la pesca, gran cocinero y de buen comer también. Orgulloso de su oficio de carpintero, el cual ejercía con gran calidad. Orgulloso en su arte de horticultor, heredado de su familia. Bondadoso, tanto que lamenta que se hayan aprovechado de esto en diversas oportunidades, pero esto no le hace desistir de su espíritu caritativo. Sueña despierto en hacer viajes, en comprar helicópteros y disfrutar con sus seres queridos. Sueña también en tener grandes plantaciones y cosechas abundantes. Su carpintería ha sido un lugar de encuentros, amistades y oportunidad de ayudar a muchas personas que han pasado por allí. Ama a su familia, la cual es su apoyo, y demuestra constantemente la necesidad de ser contenido y mimado por ella. 100 Siempre estuvo y está en todos los acontecimientos importantes. Añora los tiempos pasados recordándolos con melancolía y vive el presente encomendándose al Señor. EUNICE IRENE SCHLUND KERN – Por sus hijos y yernos Eunice Irena Schlund o como la conocemos, Nici, es la quinta de nueve hermanos. Hija de pastor, esto le permitió conocer desde muy chica la misericordia de Dios y vivir de acuerdo a su voluntad. Este don influyó para que su vida sea reflejo de una fe pura y verdadera que transmitió con paciencia y amor a sus cuatro hijos. De contextura pequeña y delicada, que no ha sido impedimento para realizar cualquier tarea. Desde muy chica conoce el trabajo y sabe cómo dice Proverbios 20:13: “No seas dormilón, y jamás serás pobre…”. Experta cocinera de platillos criollos y aquellos heredados por sus ancestros alemanes (Strudel, Wickel Nudel, Kraut Pirok, etc). Le gusta estar actualizada, leer y aprender de los libros, siempre tiene un proyecto pendiente y si alguien le pone una traba, esto se convierte en un reto. Cuando se le pone una idea en la cabeza nadie se la puede sacar; defiende su razón con vehemencia y si no le convence termina la discusión con un ¡Aja! para empatar. Ha tenido momentos muy duros en su vida y nunca renegó de su fe, buscando refugio seguro en la promesa de Dios, ha seguido adelante. Abuela de las que consienten, aman, enseñan, pero también corrigen y disciplinan; un problema o dolor de un nieto lo hace suyo y no se queda tranquila hasta resolverlo. 101 Ahora pinta canas y carga con algunas cicatrices que no le importan; su pasatiempo favorito: disfrutar de la vida con los suyos, cuidar de sus plantas y ver Netflix. URSULA ELISA SCHLUND KERN – Por Alicia Edith Pérez Schlund (su hija) Úrsula significa “pequeña osita” y los osos “hibernan” por lo tanto le gusta, mucho, dormir. Quizás esa cualidad es una de las tantas que heredé de mi mamá, y es también una de las tantas habilidades de ella que me gustan. Mami (Ula) es una mujer de carácter firme, bastante estructurada, organizada, equilibrada y de buen gusto. En su apariencia física es hermosa y prolija, sobria, sencilla y femenina. Aunque también es de mente abierta, reflexiva y adaptable a personas y situaciones. Suele parecer bastante fría o rígida, ya que no es muy demostrativa gestualmente, consecuencia directísima de su educación y transmisión por sus padres. Es instruida y detallista. Totalmente autónoma e independiente. Toma decisiones por sí misma y generalmente se desenvuelve sola. Emprendedora y persistente en lo que se propone. No es “careta”, si algo no le gusta, no lo disimula, lo demuestra y lo dice. Pero también es muy compasiva y empática. Sabe ponerse en el lugar del otro, aún sin haber pasado por la misma situación. Honesta y eficiente. Estricta, exigente y sincera. Todas estas características aportaron a la docente y directora que fue: buena, querida y respetada. Pero lo que más se distingue en Ula es su fe. Su inquebrantable fe, no fingida y en continuo crecimiento. Su vida gira en torno a ella. Esta condición la llevó a desarrollarse amplia y 102 generosamente tanto en la iglesia, como en la sociedad, y también la armó lo suficiente para superar y atravesar dificultades, dolores y pérdidas grandes en su vida. De su infancia no guarda dolores o al menos no afloran en su consciente. Tolerante y frontal, pero se rebela sin titubeos ante la mentira y la injusticia, y pelea por ello, aunque le cueste antipatías, y hasta desprecios y enemistades. Defiende la verdad. Tiene buen sentido del humor, es agradable, sensible, romántica, no es de andar malhumorada. Doy inmensas gracias a Dios, por la vida de Ula, por su fe, su amor entrañable a la familia, su influencia en mi vida y la de mis hermanos, hijos y nietos. Verdaderamente ha cumplido su función de madre y abuela. Trato de apreciar y recibir sus virtudes, y luchar y despojarme de sus errores, aunque me reconozco bastante parecida a ella y con alegría y orgullo trato de ser consciente y “hacer pasar” a mi descendencia aquellas cosas que mi mamá logró superar, prolongando la vida y heredades de la abuela María Julia Kern. Me doy por satisfecha si veo que puedo “tomar la posta” y en mi generación continuar mejorando los “mandatos” de las mujeres “Kern-Schlund-Pérez” y “hacer el pase” a las manos y el corazón de mis bellas hijas. Y a mi hijo varón poder transmitirle también esa fe y actitud en la vida, de honestidad y piedad. Es mi anhelo que mis hijos, con la ayuda de Dios, me superen, nos superen y continúen esto maravilloso, que es la vida, nacida de la vida, de la vida de otra vida, etc… 103 “Tú has sido nuestro refugio de una generación a otra generación”. (Sal 90:1). ¡Dios nos siga acompañando ahora y siempre, por los siglos de los siglos! Amén. WALTER GERARDO SCHLUND KERN – Por Alicia Edith Pérez Schlund (su sobrina) Tío Walter, tío Dito: Es mi tío, pero, antes que nada, es pastor. No se puede despegar a tío Dito de su vocación de pastor en su vida. Tío Walter es correcto y cortante. Cortante en su forma frontal y sin ningún tipo de tapujos o adornos suavizantes, de decir las cosas según la justa verdad. Es muy honesto y conoce una sola forma de hacer las cosas, y así se conduce. Gentil, amable, enérgico, y con un humor muy particular. Le gusta hacer humor con su cara muy seria, dejar pensando a las personas y después recién reír. Pero no todos comprenden este humor, y muchas veces la gente puede ofenderse o no entender sus intenciones. No se queda callado cuando algo le parece mal. A veces usa la ironía para expresarse. Como diría alguien de mi familia, tío Walter, tiene un carácter “rústico”, o sea cuando tiene que decir algo lo dice, aunque suene áspero y no es el “tacto” una de sus virtudes, pero se agradece su sinceridad y valentía. En la familia es conocido como el que “nos llama la atención” cuando algo que hacemos está mal o él opina eso. Lo que sucede es que tío Dito realmente lleva a flor de piel su vocación y – entre Ley y Evangelio- tío Dito es primeramente LEY, y luegogracias a Dios- EVANGELIO. Dios el Padre, no le envió hijos a tío Walter, pero, sí que ha cumplido ampliamente con esta función sobre muchas personas, a 104 lo largo de su vida; comprometiéndose con la vida de quienes necesitaron orientación, apoyo y Palabras de Salvación. Le dio Dios el Padre una hermosa y amorosa mujer, la tía Susana. Imposible hablar de tío Dito sin hablar de ella. Porque, son un matrimonio como todos, bendecidos por Dios, seguramente con virtudes elogiables y dificultades no envidiables; pero se puede ver en ellos, esto de “los dos serán una sola carne” ya que, sin saber detalles, puedo ver que han funcionado como un “poderoso equipo”, “inquebrantable alianza” en todas las empresas de sus vidas, acompañándose y amándose siempre. Ella le dio una familia-su familia, en el Chaco y extensiones, y le dio toda su dulzura, fidelidad y amor. Bella, delicada, sencilla y amorosa mujer. Su sentido de justicia muchas veces no le da lugar a la posibilidad de otra persona; pero esto –a mi ver– se compensa con su hiper y delicadísima sensibilidad. Virtud excepcional que lo ha movido en su vida a comprometerse y predicar a los marginados y rechazados de la sociedad, tal como personas de la comunidad toba, en su Chaco, niños con capacidades diferentes, cuando estuvo en Romang (provincia de Santa Fe), siendo –lo digo con ajeno orgullo– impulsor y fundador de una Escuela de Educación Especial, en esa localidad. Viviendo su tarea misional en forma espontánea y natural, no deja pasar por alto ninguna oportunidad que se le presente. En la calle, en el tren o en el dentista. Y hasta la actualidad, ya retirado, sigue dando de su tiempo, corazón y vocación, al viajar a la provincia de Salta, a visitar personas y familias, llevando el precioso evangelio de Cristo, con el fin de fundar allí una nueva congregación cristiana luterana. Con las lágrimas y el llanto a flor de piel siempre, con su gusto, saber y servicio también con la música, su pasa tiempos con las plantas de huerta, su “poco agradable”, pero obediente tarea de 105 redargüir, su infaltable compañera y esposa Susana, su “jopo” elegante (en su juventud, hasta donde lo pudo mantener) que lo distingue como otro más de los guapos y elegantes hombres Schlund, así es tío Walter, “Dito”. PABLO REGINALDO SCHLUND KERN – Por María Daniela Pérez Schlund (su sobrina) Si alguien preguntara por Pablo Reginaldo, lo más probable es que muchos dirían: “No lo conozco”, pero si preguntaran por “Tambi” dirán: “¿Quién no conoce a Tambi?” Y creo que todos coincidiríamos en decir que es una gran persona, siempre alegre, dispuesto a ayudar, altruista, sensible, sabio, dueño de una gran templanza, con una fe ferviente por nuestro Amoroso Padre Celestial. Dispuesto para lo que sea desinteresadamente. Siempre sirviendo a Dios y al prójimo, en diversas instituciones, comprometiéndose como integrante de las comisiones directivas como de la Cooperadora del Hospital, del Viale Foot Ball Club, donde además gustaba de los deportes en especial del tenis, del cementerio privado evangélico, colaborando en todo evento solidario al que se lo solicitara. En la Iglesia de Viale, miembro fiel y activo, también formando parte de la comisión directiva, miembro consejero del Pastor, además, donó gran parte de su terreno para la construcción del Salón Parroquial, siempre conservando de la manera más anónima posible todo lo anteriormente citado. Su negocio de plantas –donde su sabiduría heredada de sus padres, es destacada en la comunidad, asesorando y donando toda especie de plantas a las instituciones, brindando charlas en escuelas, etc.– fue también una gran oportunidad para sembrar grandes amistades como así también ayudar a personas de todas las edades, a quienes, dándoles un espacio, aprovechaba el terreno fértil de sus corazones para sembrar la Palabra de Nuestro Buen Dios, para 106 aconsejar, contener, escuchar y darles herramientas para su vida laboral también. En la familia es el “tío Tambi” ese que siempre estuvo y está para todo, en todos los acontecimientos alegres y tristes que hemos vivido a lo largo de nuestra historia. El que nos hacía trucos de magia a sus queridos sobrinos, esos tererés únicos, los girasoles, garrapiñadas. Siempre dándole una mano a sus hermanas y hermanos con la crianza de sus sobrinos. Son innumerables los recuerdos y anécdotas de tío Tambi. Doy gracias a Dios por su vida y por haberme hecho su sobrina. ERICA NOEMI SCHLUND KERN – Por Mirian Isabel Campos Schlund (su hija) Fue una mujer admirable, se dedicaba a la docencia y por sobre todo era una gran madre. Admiro toda su valentía y fuerza. Se preocupaba por sus hijas más que por ella misma. Por las mañanas solía cantar. La recuerdo siempre con su mate en mano y sus planificaciones docentes. Fue una mujer completa con todas las letras: una gran hija de Dios. Supo criar a sus hijas con mucho amor y educarlas para que puedan vivir lo más felices posible, con muchos errores, pero con muchos aciertos. Sus hijas somos su continuación y fiel reflejo. Si tuviera que hablar con alguien recordando la gran mujer que fue, sería con unos mates de por medio como le gustaba a ella y sus riquísimas tortas. Rompía su ropa y nos fabricaba la nuestra, le gustaba tejer y hacer comida casera. Su especialidad era el fideo casero. Podía hacer una comida con lo poco que había. Fue hermosa por dentro y por fuera, creyente en Dios y miembro de la IELA. 107 108 VII LOS DESCENDIENTES: HIJOS, NIETOS, BISNIETOS Y TATARANIETOS En el primer capítulo hablamos del “embudo”. Las tres historias previas que se unían entre sí, se entrelazaban, fusionaban, para dar paso al matrimonio Schlundt-Kern. En esta sección, la historia se abre nuevamente. Estamos ahora del otro lado del “nudo”. En el primer capítulo, hemos mirado hacia atrás: los antepasados. Sin embargo, así como la historia de nuestros antepasados es también nuestra historia, la historia de nuestros hijos es también nuestra historia. Es por esto que en este capítulo (como en el anterior) miramos hacia adelante: hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Este matrimonio, el cual comenzó el 24 de noviembre de 1933 en la ciudad de Canoas, RS, Porto Alegre, Brasil, persistió hasta la muerte de Jacobo el 16 de agosto de 1971. En total 38 años. El Señor los bendijo con 10 hijos. Llegaron a tener 18 nietos, 29 bisnietos, y hasta la fecha,97 8 tataranietos. He aquí una descripción más detallada de los mismos: Los hijos 1. Juan Jacob Schlund Kern nació el 19 de septiembre de 1935 en Castelli, Chaco, Argentina, y falleció el 12 de abril de 2017. 2. María Dorotea Schlund Kern nació el 2 de diciembre de 1936 en Chaco, Argentina; y se casó con Alfredo Diderle.98 Ambos tuvieron 3 hijos: Magdalena María Diderle Schlund, Edgardo 97 98 16 de agosto de 2021. Nació el 11 de enero de 1931 en Crespo, Entre Ríos, Argentina. 109 3. 4. 5. 6. 7. Roberto Diderle Schlund y Gustavo Alfredo Diderle Schlund. María Dorotea falleció el 12 de marzo de 2012 y Alfredo el 14 de marzo de 2017. Araldo Godofredo Schlund Kern nació el 8 de febrero de 1939 en Alba Posse, Misiones, Argentina. Falleció el 5 de marzo de 2015 en Paraná Entre Ríos, Argentina. Araldo se casó con Carmen Aurelia Reule Lechner99 el 19 de febrero de 1965 en Mar del Plata Buenos Aires, Argentina. Ambos tuvieron los siguientes hijos:100 Walter Gerardo Schlund Reule, Haroldo Cristian Schlund Reule, Vilma Elisa Schlund Reule y Pablo Gabriel Schlund Reule. Martin Leopoldo Schlund Kern nació el 15 de septiembre de 1940 en Alba Posse, Misiones, Argentina. Eunice Irene Schlund Kern nació el 19 de diciembre de 1942 en Alba Posse, Misiones, Argentina. Se casó con Gilberto José Ladner101 el 9 de noviembre de 1967. Ambos tuvieron los siguientes hijos: Gustavo Edgardo Ladner Schlund, Adriana Irene Ladner Schlund, Marlene Beatriz Ladner Schlund y Gilberto Gabriel Ladner Schlund. Úrsula Elisa Schlund Kern nació el 24 de septiembre de 1944 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Se casó con Elbio Raúl Pérez.102 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Claudia Cristina Pérez Schlund, Alicia Edith Pérez Schlund, María Daniela Pérez Schlund, Marcelo Elbio Daniel Pérez Schlund y Jorge Luis Pérez Schlund. Sexto Hijo Schlund Kern no llegó a nacer. 99 Nació el 7 de septiembre de 1945 en General San Martin, La Pampa, Argentina. 100 “En peligro de extinción”: los hijos varones (y sus hijos) de Araldo son los únicos descendientes de Jacobo que portan hasta el día de la fecha el apellido: “Schlund.” 101 Nació el 06 de julio de 1945. 102 Nació el 02 de agosto de 1943 en Federal, Entre Ríos, Argentina. 110 8. Walter Gerardo Schlund Kern nació el 5 de junio de 1948 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Se casó con Susana Darvas103 el 23 de agosto de 1975. 9. Pablo Reginaldo Schlund Kern nació el 28 de febrero de 1950 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 10. Erica Noemí Schlund Kern nació el 30 de marzo 1951 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Erica se casó con Carlos Alberto Campos104 el 29 de enero de 1988. Ambos tuvieron dos hijas: Noemí Elisabet Campos Schlund y Mirian Isabel Campos Schlund. Falleció el 12 de mayo de 2010. Los nietos 1. Magdalena Diderle Schlund (Jacobo y María Julia, María Dorotea) nació el 5 agosto de 1966 en Hurlingham, Buenos Aires, Argentina. 2. Edgardo Diderle Schlund (Jacobo y María Julia, María Dorotea) nació el 6 de diciembre de 1969 en Hurlingham, Buenos Aires, Argentina. 3. Gustavo Alfredo Diderle Schlund (Jacobo y María Julia, María Dorotea) nació el 6 de diciembre de 1969 en Hurlingham, Buenos Aires, Argentina. Gustavo junto a Patricia María Navarro tuvieron una hija: María Luz Diderle Navarro. 4. Walter Gerardo Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo) nació el 24 de diciembre de 1967 en Cipolletti, Río Negro, Argentina. Tuvo 4 hijos con Elina Beatriz Cari Sajama:105 Gerardo Agustín Schlund Cari, Laura Victoria Schlund Cari, Cristian Santiago Schlund Cari y Micaela Sofía Schlund Cari. 103 Nació el 12 de febrero de 1943. Nació el 16 de noviembre de 1955 en Carcaraña, Santa Fe, Argentina. 105 Nació el 18 de abril de 1975 en Medieta, Jujuy, Argentina. 104 111 5. Haroldo Cristian Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo) nació el 16 de junio de 1969 en Cipolletti, Río Negro, Argentina. Haroldo se casó con Estela Judith Rizo Avellaneda106 el 5 de febrero de 1998 en Paraná Entre Ríos, Argentina. Haroldo tuvo dos hijos: Katherine Emma Schlund y Carla Elizabeth Schlund. 6. Vilma Elisa Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo) nació el 3 de julio de 1972 en Romang Santa Fe, Argentina. Vilma se casó el 3 de junio de 1991, con Guillermo Andrés Milessi,107 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina 7. Pablo Gabriel Schlund Reule (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo) nació el 2 de marzo de 1974 en Romang Santa Fe, Argentina. Tuvo 2 hijas con María José Caravallo:108 Juana Quimey Schlund y Angélica Amaru Schlund. 8. Gustavo Edgardo Ladner Schlund (Jacobo y María Julia, Eunice Irene) nació el 25 de mayo de 1971 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Se casó con María José Valor.109 Ambos tienen los siguientes hijos: Agustín Nicolás Ladner Valor, Lucas Gustavo Ladner Valor y María Victoria Ladner Valor. 9. Adriana Irene Ladner Schlund (Jacobo y María Julia, Eunice Irene) nació el 8 de abril de 1974 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. Está en pareja con Duilio Martín Monrroy.110 Ambos tienen los siguientes hijos: Sofía Guadalupe Monrroy Ladner, Martina Abril Monrroy Ladner, Juan Pablo Monrroy Ladner y Anabella Leila Monrroy Ladner. 10. Marlene Beatriz Ladner Schlund (Jacobo y María Julia, Eunice Irene) nació el 19 de octubre de 1975. Se casó con 106 Nació el 25 de noviembre de 1973 en Córdoba, Argentina. Nació el 22 de junio de 1971 en Hernandarias Entre Ríos, Argentina. 108 Nació el 19 de febrero. 109 Nació el 13 de marzo de 1968. 110 Nació el 4 de mayo de 1966. 107 112 Ernesto Aníbal Peverelli.111 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Enzo Andrés Peverelli Ladner y Estefanía Anabella Peverelli Ladner. Falleció el 13 de abril de 2017. 11. Gilberto Gabriel Ladner Schlund (Jacobo y María Julia, Eunice Irene) nació el 14 de junio de 1980 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. Se casó con María José Michelena.112 12. Claudia Cristina Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa) nació el 19 de diciembre de 1967 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Falleció el 26 de agosto de 1990. 13. Alicia Edith Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa) nació el 16 de diciembre de 1969 en Entre Ríos, Argentina; y se casó el 6 de julio de 1990 con Héctor Alberto Martínez.113 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Julia Mariángeles Martínez, Paola Virginia Martínez, Mariano Patricio Martínez y Priscila Emiliana Martínez. 14. María Daniela Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa) nació el 19 de marzo de 1971 en Viale, Entre Ríos, Argentina; y se casó el 30 de septiembre de 1994 con Ramón Miguel Molina.114 Ambos tuvieron los siguientes hijos: Bruno Manuel Molina y Santiago Miguel Molina. 15. Marcelo Elbio Daniel Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa) nació el 6 de enero de 1976 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Marcelo tiene una hija llamada Pilar Agostina Pérez. 16. Jorge Luis Pérez Schlund (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa) nació el 23 de febrero de 1979 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Falleció ese mismo día al nacer. 17. Noemí Elisabet Campos Schlund (Jacobo y María Julia, Erica Noemí) nació el 29 de enero de 1989 en Cañada de Gómez, 111 Nació el 23 septiembre de 1963. Nació el 11 de diciembre de 1982. 113 Nació el 19 de mayo de 1968 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 114 Nació el 22 de febrero de 1973 en Bovril, Entre Ríos, Argentina. 112 113 Santa Fe, Argentina. Elisabet tuvo un hijo con Víctor Emanuel Olivo:115 Emanuel Olivo. 18. Mirian Isabel Campos Schlund (Jacobo y María Julia, Erica Noemí) nació el 7 de noviembre de 1990 en Cañada de Gómez, Santa Fe, Argentina. Mirian se casó con Santiago Emanuel Augusto Iseli Hepp116 el 5 de julio de 2018. Ambos tienen una hija: Justina Isabel Iseli. Los bisnietos 1. María Luz Diderle Navarro (Jacobo y María Julia, María Dorotea, Gustavo Alfredo) nació el 19 de noviembre de 2003 en el partido de Morón, Buenos Aires, Argentina. 2. Gerardo Agustín Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Walter Gerardo) nació el 10 de Julio de 1999 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 3. Laura Victoria Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Walter Gerardo) nació el 13 de julio de 2001 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 4. Cristian Santiago Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Walter Gerardo) nació el 30 de marzo de 2004 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 5. Micaela Sofía Schlund Cari (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Walter Gerardo) nació el 3 de agosto de 2006 en Caseros, Buenos Aires, Argentina. 6. Katherine Emma Schlund (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Haroldo Cristian) nació el 25 de julio de 2007 en Remania, Palatinado, Alemania. 115 Nació el 30 de noviembre de 1988 en Viale, Entre Ríos, Argentina, y falleció el 15 de enero de 2016. 116 Nació el 8 de marzo de 1991 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 114 7. Carla Elizabeth Schlund (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Haroldo Cristian): nació el 7 de julio de 2017 en Hopkinsville, Kentucky, Estados Unidos de América. 8. Yamila Antonella Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa): nació el 4 de septiembre de 1991 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. 9. Guillermo Daniel Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa) nació el 28 de febrero de 1994 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. Daniel tuvo dos hijos: Ian Guillermo Gabriel Milessi Albarracín y Aria María Melani Milessi Suarez Aebi. 10. Nicolás Gabriel Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa) nació el 11 de junio de 1998 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. Nicolás tuvo dos hijos: Lautaro Benjamín Milessi Arista y Sascha Milessi Díaz. 11. Maria Belén Milessi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa) nació el 18 de febrero de 2000 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. 12. Juana Quimey Schlund Caravallo (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Pablo Gabriel) nació el 20 de marzo de 2009 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 13. Angélica Amaru Schlund Caraballo (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Pablo Gabriel) nació el 15 de diciembre de 2015 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 14. Agustín Nicolás Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Gustavo Edgardo) nació el 15 de septiembre de 1996 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 15. Lucas Gustavo Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Gustavo Edgardo) nació el 1 de diciembre de 1997 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 16. María Victoria Ladner Valor (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Gustavo Edgardo) nació el 19 de mayo de 2006 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 115 17. Sofía Guadalupe Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 31 de diciembre de 2002 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 18. Martina Abril Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 27 de octubre de 2005 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 19. Juan Pablo Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 15 de enero de 2007 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 20. Anabella Leila Monrroy Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Adriana Irene) nació el 2 de marzo de 2010 en Mar de Ajó, Buenos Aires, Argentina. 21. Enzo Andrés Peverelli Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Marlene Beatriz) nació el 17 de junio de 2006 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 22. Estefanía Anabella Peverelli Ladner (Jacobo y María Julia, Eunice Irene, Marlene Beatriz) nació el 16 de septiembre de 2008 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. 23. Julia Mariángeles Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Alicia Edith) nació el 6 de noviembre de 1990 en Viale, Entre Ríos, Argentina. Tiene una hija: Milena Agustina Leiss. 24. Paola Virginia Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Alicia Edith) nació el 22 de mayo de 1995 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 25. Mariano Patricio Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Alicia Edith) nació el 05 de enero de 1997 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 26. Priscila Emiliana Martínez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Alicia Edith) nació el 26 de diciembre de 2002 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 27. Bruno Manuel Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, María Daniela) nació el 17 de febrero de 1995 en Viale, Entre 116 ríos, Argentina. Se casó el 21 de enero de 2017 con Natalí Ayelén, Montero.117 Ambos tienen un hijo: Simón Molina. 28. Santiago Miguel Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, María Daniela) nació el 02 de agosto de 1999 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 29. Pilar Agostina Pérez (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Marcelo Elbio Daniel) nació el 3 de diciembre de 2002 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. Los tataranietos 1. Ian Guillermo Gabriel Milessi Albarracín (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Guillermo Daniel) nació el 9 de enero de 2012 en Hernandarias, Entre Ríos, Argentina. 2. Aria María Melani Milessi Suarez Aebi (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Guillermo Daniel) nació el 16 de diciembre de 2019 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 3. Lautaro Benjamín Milessi Arista (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Nicolás Gabriel) nació el 17 de octubre de 2016 en Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina. 4. Sascha Milessi Díaz (Jacobo y María Julia, Aroldo Godofredo, Vilma Elisa, Nicolás Gabriel) nació el 6 de mayo de 2020 en Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina. 5. Milena Agustina Leiss (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, Alicia Edith, Julia Mariángeles) nació el 11 de febrero de 2014 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 6. Simón Molina (Jacobo y María Julia, Úrsula Elisa, María Daniela, Bruno Manuel) nació el 5 de abril de 2020 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 117 Nació el 05 de marzo de 1997 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 117 7. Emanuel Olivo (Jacobo y María Julia, Erica Noemi, Noemi Elisabet) nació el 16 de octubre de 2015 en Viale, Entre Ríos, Argentina. 8. Justina Isabel Iseli (Jacobo y María Julia, Erica Noemi, Mirian Isabel) nació el 8 de agosto de 2019 en Paraná, Entre Ríos, Argentina. 118 CONCLUSIÓN La familia y el matrimonio, es una institución sagrada para Dios: él la ha creado. La familia no es un invento humano. En el jardín del Edén, el Señor formó al hombre primero y luego a la mujer. En ese acto divino estaba siendo creada la familia. Por ser creación de Dios es que reciben inmediatamente después de ser formados, Adán y Eva, la bendición de Dios: “Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios” (Gn 1:27-28a). ¡Este fue el primer casamiento! La bendición estuvo acompañada por un mandato: “¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra!” (Gn 1:28b). ¿Qué mandato era este? El mandato de ser padres, de tener hijos. La familia fue planeada y creada por Dios, nada más ni nada menos que, en esa primera semana en la que el mundo fue creado. La familia fue creada en el sexto día de la creación. Cuando el pecado entró al mundo en el Edén, la creación se había corrompido, esto incluyó también a “la familia”, es así que ya en la primera familia un hermano mató al otro (Gn 4:8). Por esto era necesario rescatar a la familia. Pero para que nuestras familias sean rescatadas del desorden del pecado, otra familia que desde la eternidad había estado ordenada debió “desordenarse”: “la familia trinitaria”. ¡El Padre que jamás había exasperado a su Hijo lo envió a la muerte! ¡El Hijo, lejos de enojarse por el pedido de su Padre, lo obedeció!” (Col 3:20-21). Nosotros, hijos desobedientes por naturaleza, somos rescatados y salvados por medio del Hijo obediente de Dios: “Obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil 2:8b). Sin embargo, al tercer día resucitó y después de cuarenta 119 días regresó a los cielos, junto a su Padre, y la familia fue nuevamente ordenada. Es así que a partir de lo que ocurrió en la Navidad, la encarnación del verdadero Hijo de Dios en verdadero Hombre, nos es imposible hablar de “la humanidad”, “las generaciones” y “la vida del hombre” sin hablar de la encarnación de Cristo. Generación tras generación el Señor sigue creando, dando vida y sosteniendo a la familia. Al mismo tiempo el Evangelio se abre paso generación tras generación, como dice María en el Magníficat: “Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen” (Lc 1:50 RV60). En las Escrituras “las generaciones” son sinónimo de la fidelidad de Dios a sus promesas: “Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que hago entre yo y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por todas las generaciones” (Gn 9:12 LBLA). No importa cuantas generaciones pasen, Dios sigue siendo el mismo: “El Dios de nuestros padres” (Éx 3:6; 4:5; Hch 7:32; 22:14; otros). Somos peregrinos en esta vida (Heb 11) ¿Qué seguridad tenemos de que algún día nosotros o nuestras generaciones no tendrán que exiliarse a otra patria como lo hicieron los antepasados de Jacobo y María Julia? Y la respuesta es: ¡Ninguna! Nuestra única seguridad es que nuestro Creador y Señor estará con nosotros de generación tras generación: creando, dando vida y sosteniendo a las familias. La mejor herencia que una generación puede trasmitir a sus hijos es la fe: “La herencia incorruptible” (1 Pe 1:4). No solo somos hijos de nuestros padres, sino que, primordialmente somos hijos de Dios. ¿Cuándo? Cuando hemos sido concebidos por la Palabra oída y nacidos en las aguas del Bautismo (Jn 3; Stg 1:18). En ellas somos hechos hijos de Dios (Jn 1:12), herederos de la vida eterna (Tit 3:7) 120 y posesión suya (Sal 100:3). Pertenecemos, ahora, a la familia de la fe. Es aquí donde la pequeña historia de la familia Schlundt-Kern es insertada dentro de otra familia más grande: el Pueblo de Dios. Tal vez no todo el que lea esta biografía sea descendiente de sangre de Jacobo y María Julia. Pero si usted, es hijo de Dios, la sangre de Cristo que nos une, al mismo tiempo, nos hermana (Jn 20:17), e inserta en esta gran familia que permanece por los siglos de los siglos por gracia, por causa de Cristo, mediante la fe: La Iglesia. ¡Damos gracias a Dios por la vida de Jacobo y María Julia! ¡Damos gracias a Dios por la fe transmitida a los hijos de Jacobo y María Julia! ¡Damos gracias a Dios porque, al mirar hacia atrás en la historia, vemos el cumplimiento de sus promesas para con las familias! Tenemos muchas cosas para aprender y agradecer. Gracias a Dios por haber sido el dador y sustentador de la vida de Jacobo y María Julia y sus hijos como lo hemos comprobado en cada capítulo. Sin Él ninguno de los capítulos expuestos en este libro podría haberse escrito. Sin nuestro Señor, ni los antepasados ni los hijos de Jacobo y María Julia podrían disfrutar de la fe que el Espíritu Santo les ha dado. Es así que esperamos juntos “la resurrección de la carne y la vida eterna” como confesamos en el tercer artículo del Credo Apostólico. Por lo tanto, con toda seguridad podemos afirmar que la biografía de Jacobo y María Julia no ha terminado aún. Este es el famoso: “to be continued” y no un terminante “the end”. Ellos a su vez, nos han dado muestras de cómo viven los hijos de Dios. Voy a mencionar solo algunos ejemplos: La estima de ambos por el Estado del Matrimonio instituido por Dios. El cumplimiento del deber conyugal mandado por Dios de procrear hijos. Bautizar a los hijos y vivir una vida familiar en torno a los medios de gracia (Palabra y Sacramento). La enseñanza cristiana de 121 Jacobo y María Julia para con cada uno de sus hijos. El temor y estima al Oficio de la Predicación de la Palabra y la Administración de los Sacramentos del pastor Schlundt. El respeto y amor por parte de la esposa, María Julia, para con su esposo Jacobo como el Señor manda, y el amor incondicional para con sus hijos. ¡Esta historia continuará… en los cielos! 122 APÉNDICE Antes de despedirme, quisiera proponer a la familia de Jacobo y María Julia que consideren algunas sugerencias: a) Fijar el día 24 de noviembre de cada año como el día de la familia “Schlundt-Kern”. Ya que es la fecha en la que Jacobo y María Julia se casaron en 1933. b) Pensar de qué manera y en qué lugar podríamos reunirnos a celebrar los 100 años de este matrimonio. El centenario de la familia sería en el año 2033. Tenemos 12 años para prepararnos. c) Teniendo en cuenta que en el año 2023 el “Amigo del Árbol” cumpliría 70 años sirviendo a la comunidad con el fruto de la tierra, pensar qué celebración especial podríamos preparar. Ejemplo: el 21 de septiembre colocar una placa recordatoria, nota en el diario, pancarta, etc. d) Incentivar a los nietos, bisnietos y tataranietos de Jacobo y María Julia a continuar con este desafío de escribir sobre la biografía de los hijos del matrimonio Schlundt-Kern. 123 124 BIBLIOGRAFÍA Culto Cristiano. (1978). New York: Publicaciones El Escudo. Descendentes de Johann Leonhard Kern. (2013). Brasil. Sin publicar. Flor, Claudio (1995). IELA 90 años de Historia. Buenos Aires: Seminario Concordia. Harrison, Matthew (2013). Cristo, Ten Piedad, cómo poner nuestra fe en acción. (J. Pfaffenzeller, Trad.) Saint Louis: Editorial Concordia. Hoppe, Juan (Noviembre de 1971). Necrológicas. (E. O. Schneider, Ed.) El Luterano. Huebner, Gerhard (1984). Historia del trabajo misional en Argentina 1921-1941. (S. Silvia, Trad.) Buenos Aires: No publicado. Meléndez, Andrés A. (2000). Libro de Concordia. Las Confesiones de la Iglesia Evangélica Luterana (2° ed.). Saint Louis: Editorial Concordia. Oesch, W. (1976). La lucha por la confesión en la Iglesia Luteana Sinodo de Misuri. (F. Lange, Ed.) Revista Teológica (90), 3-10. Pless, John. (2015). Catecismo Menor sobre la Vida Humana. (L. Guerrero, S. Maita, M. Teigen, & M. Teigen, Trads.) Saint Louis: Editorial Concordia. Popp & Dening. (1977). Los Alemanes del Volga. Buenos Aires: Grafica Santo Domingo. Preus, Rolf (s.f.). Cuando el dolor es bueno para ti (2 Co 12:9). VDMA. Weber, Omar R. (2005). 100 años IELA. Buenos Aires: Editorial Concordia Argentina. 125